#se pensó q era un as*sino
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gyusimp · 2 years ago
Note
Son las dos y media de la mañana y lo vi como el mejor momento para mandar esto, holi.
Así que sobre JGMAR, estoy segura de haberte dicho esto antes, pero sí, me causaste un trauma con Nezuko xd, ahora solo puedo verla como una cosita bonita pasivo-agresiva a la que definitivamente no me gustaría encontrar.
Yo solo necesito saber sobre su reacción a la infidelidad de su cuñada, para ella estuvo clarísimo desde el primer momento y pienso que estuvo muy arrepentida de no haberle dicho a Tanjiro cuando lo tuvo en su casa, si se enteró sobre los detalles aún peor, porque sentiría que podría haberle evitado presenciar una escena tan ¿asquerosa? ¿Impactante? Incluso si al final solo hubieran terminado peleando por su insistencia con un poco de suerte, la duda se hubiera quedado en su hermano.
La imagino realmente feliz al enterarse del divorcio, siempre tuvo la razón ¿pero a que costo? Xd
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Representación de como veo a Nezuko.
Aún no lo vuelvo a leer, pero justo ahora recordé una de las cosas que olvidé cuando estaba comentando en AO3. Por un momento yo de verdad creí que cuando Gyutaro llegó a nuestra casa a devolvernos la ropa interior,  en mi mente estaba la posibilidad de Tanjiro que por curiosidad (o lo que sea) ha mirado por la mirilla en el momento menos conveniente y lo tendríamos preguntando sobre lo que Gyutaro nos dio en el momento en que abriéramos de nuevo la puerta. No sé porque, pero lo recordé de pronto xd
En fin, lo que tiene esto de sobre pensar lo que quiero escribir me ha llevado a estar poco más de una hora escribiendo y borrando, lo dejaré antes de decidir que es demasiado y que debo volver a resumir y replantear xd
(I'll reply to this answer in spanish, so use ur translator lol and it's a bit long so, sorry 😅)
Ok, primero que nada gracias por hacer una pregunta acerca de JGMAR, eres un rayo de sol puro ✨.
Entonces, Tanjiro llegó a su casa alteradísimo luego de haber visto lo que vió, él estaba con demasiados sentimientos encontrados y luego de llorar y gritar un rato solo tuvo fuerzas para hablar con su mamá a solas. Nezuko estaba muy asustada y preocupada sobre lo fuerte que tendría que ser lo que le ocurrió a su hermano para que él se encontrara en ese estado asi que los nervios no la dejaron pensar en la situación más obvia.
Kie no le dijo nada al respecto a sus demás hijos por respeto a Tanjiro y ellos tampoco iban a ir directo a preguntarle. Esa noche en su casa, Nezuko no podía dormir pensando en qué habría pasado y dando vuelta y vuelta a sus pensamientos se le prendió el foco y pensó que sus sospechas podrían haber sido ciertas. Dejó que pasaran unos 2 días y ella fue a hablar con Tanjiro a la casa de su familia (porque estaba preocupada y también quería chismecito xD) entonces Tanjiro tratando de no llorar otra vez le contó a Nezuko lo que pasó esa tarde cuando él llegó a su casa.
Nezuko también estaba asqueada, no solo por imaginar lo que Tanjiro vió sino por saber con el tipo tan feo con el que estabas haciendo un sin fin de cosas en la casa en donde vivías con su hermano. Ella también tuvo sentimientos encontrados pero principalmente estaba super encabronada y con toda razón pensaba y ahora afirmaba que tú eras una puta. Quería darte la putiza del siglo y si se podía al feo también pero Tanjiro no la dejó acercarse a tu apartamento o a su casa cuando estuvieras ahí porque él no quería agrandar el problema.
Ella se sentía super mal de no haberle dicho a Tanjiro de sus sospechas ese día en su casa pero como no estaba al 100% segura sabía que Tanjiro se iba a poner terco porque ella no tenía pruebas y se iban a terminar peleando, Tanjiro te lo iba a decir y entonces ahora que tú sabías que ella sospechaba de tí ibas a mantener la guardia alta y a cuidar todo lo que hacías y eso era lo que ella no quería. Ella quería dejar pasar un poquito más de tiempo haciéndose la estúpida contigo para conseguir pruebas y completar ese 10% que le hacía falta pero lamentablemente no le dió tiempo y pasó el desvergue que pasó.
Cuando Nezuko se enteró de que ustedes se iban a divorciar estaba brincando de la felicidad, lo único que le molestaba y no podía creer era que tú le habías pedido el divorcio a Tanjiro y no él a tí (porque a la vista de la familia de Tanjiro, obviamente él iba a ser la víctima siempre y tu la puta que le arruinó la vida).
Ahora, cuando Gyutaro llegó ese día a la casa lo hizo puramente por chingar xD bien te pudo haber dado los chones otro día que se vieran pero no, el señor quería tener el mayor contacto posible con Tanjiro porque por alguna razón él si quería que alguien los descubriera y cuanto antes mejor.
Entonces, Tanjiro fue a abrir la puerta como el buen esposo que es y no sospechó nada de Gyutaro porque jamás en su vida lo había visto y como tú trabajas de freelance con varias empresas pues a veces tus clientes te iban a buscar a tu casa, por eso el solecito te dejó salir sin pena.
Tampoco iría a ver por la mirilla o la ventana porque Tanjiro tiene (tenía xD) una confianza grandísima en tí asi que jamás sospechó nada malo contigo, ni siquiera cuando él estaba de viaje pensaba que tú lo pudieras engañar. En su mente, te relajabas estando sola en la casa tipo yendo al spa o a arreglarte las uñas, de compras o cosas asi (cuando en realidad jugabas a la basurita con el Gyutaro, tu te tirabas y él te recogía xD okno) pero en si, Tanjiro confiaba plenamente en tí y aparte él es MUY inocente asi que esa idea jamás, créeme, jamás pasó por su dura cabecita.
Eso era todo verdad? XD muchas gracias por tu pregunta, me ENCANTA aclarar cosas y explicar detalles de mis vainas como si fuera una mangaka o escritora famosa alv 🤧 espero haber aclarado tus dudas y si tienes otra (se que las solicitudes están cerradas, pero me vale brga xD) haz cuantas quieras que yo te las respondo uwu.
Te me cuidas corazón y que tengas bonito día/tarde/noche 💖
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susurrosaldespertar · 1 year ago
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Romper el círculo 🍃
Hace unas semanas terminé este libro que me hizo llorar, me vi en el lily el personaje principal 😔 sabía lo fuerte que sería para mí leerlo porque removería en mi momentos de el pasado.
No pensé que aquellas actitudes y acciones de otra persona afectarían tanto en mi como me perdí lo mucho que me costó entender y recuperarme de tanta maldad.
Caras vemos corazones no sabemos, aprendí la lección debemos aprender a conocer y no entregar nuestro corazón aunque escuchemos palabras que endulcen nuestros oídos.
Yo me enamore de una persona la cual siempre pensé que me dañaría pero no de la forma en que la hizo aún recuerdo que por el mismo motivo me costaba soltarme con el porque no quería poner en juego mis sentimientos con alguien que no sabía valorar eso.
Pero intenté creer en el darle una oportunidad porq el pasado es el pasado, pero lamentablemente hoy puedo decir que es difícil que alguien cambie hábitos mucho más un zorro viejo, no quería ser alguien que encasilla a alguien por su pasado nunca e sido de discriminar pero claramente era un chico malo cada vez que me contaba un extracto de su vida pasada mi cabeza me decía el no es quien tú debes dejar entrar en tu vida pero como le explicaba a mi corazón que lo dejara de querer mi cabeza no iba en sintonía con mis sentimientos.
Porque nunca pensó en mi un poquito? Siempre me pregunté porque me dice esas palabras tan feas por que su trato era tan fuerte porque buscaba hacerme sentir de la mierda ? Porque yo debía empeñarme en demostrar que no le hacía daño porque ?? Si nunca lo hice y me enfoque tanto en que se diera cuenta, le rogaba al cielo que viera que no era esa persona q el me hacía sentir que había creado sobre mi, entonces es ahí cuando me perdí quería salvar un barco q estaba hundido por que sola no podía debíamos ser 2.
Nunca le pedí q no me dejara si él me hubiera dicho q nunca me quiso habría tanto apreciado su verdad antes de todo el daño que me provocó, no hay personas malas ni buenas pero que lo motivo a quererme ahí con el? , yo vi cosas en el que nisiquiera el veía, quería ver si era seguro caminar con él antes de arriesgarme y bueno todo paso antes gracias a dios.
La noche qué pasó lo q tanto me a marcado, me fui con todos esos sueños que quería junto a él, nunca estuve con él por algún interés o algo parecido, sino porque nos hicimos amigos sabía q podía contar con él o eso creía y el conmigo, conversábamos cualquier cosa lo hacíamos interesante, divertido e incluso aunq no habláramos se sentía bien no teníamos momentos incómodos muchas veces me dije a mi misma si todo fue mentira nunca lo sabré, solo se que por amor a esa persona porq solo nos dañaríamos me aleje traté de irme lo más en silencio posible, lo quería ver bien tranquilo y ahí entendí que por amor uno es capaz de dejar ir a quien ama.
Y cuando supe que me había reemplazado en menos de una semana me auto dije siempre supiste que eso sería lo primero q él haría, pero no me dolió verlo con alguien más lo que dolió hasta el alma fue ver como me involucró con esa persona como le hablo de mi, como dio rienda suelta a ese veneno q desparramaba al hablar pero lo más cruel fue q metiera a mis hijos y ahí me preguntaba alguna vez empatizo conmigo le importé aunq fuera como un ser humano más no podía creer lo mounstruo que fue conmigo, nunca me permití involucrarlo con mis hijos lo q más amo los sacrificios q hacía que dormía 1 o 2 horas por estar con él y levantarte a las 7 de la mañana por mis pequeños alguna vez valoraste lo q hice x ti como mi familia me apoyó porq me vieron feliz x un momento que jamás había dado tanto x alguien quizás para él era insignificante para mi no xq era mi mundo, como trate de darle mi tiempo como intentaba multiplicarlo y nada sirvió eso fue lo q más lamenté.
Pase tanto tiempo queriendo entender que provoca ese comportamiento en las personas hasta q un día solté conocí a alguien tan increíble pero yo no estaba lista, yo no soy alguien que querrá dañar a alguien más no podría dejar que alguien pase por lo que yo viví porq duele un montón.
Comprendí que siempre me falto darme mi lugar, pase por mucho estrés, ansiedad, me sentía muy triste y eso me pasó estando con el.
Las oportunidades nunca son malas pero cuando a la 2, 3 o 4ta , vez q no cambiará nada debes saber que todos tenemos un límite.
Me costo reconocer y entender que este proceso sería largo, pero voy bien el recuerdo aveces duele pero es parte de hoy me siento muy tranquila feliz porque tantas cositas me han pasado y han sido buenas y es xq algo e hecho bien de a poquito e ido cerrando este ciclo sin apurarme dejándome sentir y sanar.
Y cómo le dijo la madre a lily si él te hubiera querido bien el mismo habría sido quien se fuera y no permitiría que te quedarás, como resonó en mi cabeza aquella parte cuando a los días de lo q había pasado esa persona me pidió volver que siguió apareciéndose cómo siguió siendo un egoísta y hasta ese último hola que dije ya como aún no se cansa ?
En su momento esperé una disculpa sincera y de corazón y nunca pasó nisiquiera la vez q lo vi solo vi a alguien tan perdido tan desconocido pero me ayudó tanto a ver el envase con distinta alma y vacío.
Aún me da risa cuando la otra me dijo q él me tendría cuando quisiera, nunca se dio cuenta que él me perdió estando con él, yo era una lucecita con tantas cosas buenas, inteligente, bonita, creativa, tranquila,joven, detallista yo era todo lo bueno q le pudo pasar y no lo vio porque al final yo no era para el siempre fui mucho para él.
Nunca dejen que alguien los apague, los haga dudar de quien son, xq yo pase por ahí alguien me señaló y tacho de algo q nunca fui jamás me conoció nunca supo lo q me gustaba, jamás supo que yo dibujaba, que me gustaba la lectura, que cantaba bien jamás me atreví a hacerlo bien cuando el me escuchaba, nunca supo lo mucho q yo amaba a mi familia lo que yo hacía en mi día a día por ellos, como era yo como mamá, con mis mejores amigos que me iba bien en el trabajo que hoy en la actualidad quizás suba a una jefatura y hubieron tantos momentos que quise expresarme y contarle algo de mi pero me reprimía porq hasta solo decir quisiera que me acompañes a algo q me gusta como un recital yo era mala, yo no buscaba si un hagámoslo ahora sino que mi compañero que quería para pasar la vida me acompañara aunq fuera en sueños pero ver que esa persona también estuviera dispuesto por mi porq las cosas más pequeñas son las q más importan y aprendamos a no justificar las malas acciones por mucho tiempo lo hice por lo q él estaba pasando pero no nada le da derecho a alguien de maltratarte fisica y psicológicamente.
Ahí entendí qué hay personas egoísta con un ego abismal indolentes y carentes de amor, incapaces de querer bien que son ellos en 1er lugar siempre que jamás me permitió expresarme contarle sobre mi, solo deje q conociera una parte y nada más porque mientras transcurre el tiempo vas entendiendo como no puedes confiar en ellas así que empece a evitar contarle de mi, de lo q me pasaba lo q sentía, pues yo también tenía derecho a estar triste a no estar bien xq la vida no gira entorno a una pareja, y ahí comprendí q nunca tuve su apoyo ni nada como ser humano, pero uno no es como ellos uno no es una narcisista con complejos de superioridad, siempre todo el mundo estaba mal y el nisiquiera una autocrítica ? Humildad la dejaba a mil pasos de él , fue tan fuerte ver como lo q conocí se transformó en otra persona que no me gustaba con vicios, con un trato cruel, con poco sentido de la responsabilidad yo nunca fui el error , el siempre fue el equivocado y aún así decidí no guardar rencor y olvidar porq nada ganamos con llenarnos con rabia y odio. Hoy me quedo tranquila porque lo q di lo que sentí fue con el corazón siempre fui real y honesta pero lo más importante nunca me engañe a mi misma no esta mal darlo todo pero si sepamos poner un freno cuando ya no se puede más.
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nyxlvslicha · 1 year ago
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Opuestos Iguales - [ CutiLicha ]
One Shot
Palabras: 4.3k
Género: Hurt/Confort
ღ Una persona que puede curar y otra que quiere morirse. Tal vez no es la mejor combinación pero inevitablemente los opuestos se atraen. ღ
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Las luces azules y rojas adornaban la oscura calle que recorría con rapidez, intentando ocultarse de cualquier persona y, principalmente, de esos policías que estaban patrullando la zona buscándolo.
Lisandro se acomodó la capucha del buzo negro que llevaba puesto y se metió en un pequeño callejón entre dos casas. Debido a la cercanía con las paredes en el reducido espacio, podía observar el leve destello verde que producían sus ojos cuando usaba sus poderes, recordándole la herida que tenía en su cuerpo casi como algo automático.
La policía había encontrado su paradero de alguna forma y tuvo que huir de ahí lo más rápido que pudo, pero no se salvó de recibir un disparo en su estómago. Y ahora, su cuerpo simplemente estaba usando su energía para curar la herida.
En esas épocas, era común ver a policías merodeando la ciudad, buscando a personas como él para exterminarlas. La mayoría no estaba de acuerdo con su presencia en la sociedad, porque eran una “amenaza”, aunque la mayoría solamente hiciera su vida sin lastimar a nadie. No sabía cuántas personas como él quedaban en la ciudad, porque día a día salía noticia tras noticia de que habían matado a otro brujo o a otra bruja.
Era tan común ver ese tipo de noticias, con tanto desprecio y odio hacia ellos como si solo fueran un animal que encontraron muerto en la esquina. Lisandro nunca entendió por qué los trataban así, como si no fueran seres humanos también.
Por ello, los brujos que existían en la zona eran contados con los dedos de la mano, había refugiado a muchos en donde se hospedaba, personas que incluso nunca más volvió a ver a excepción de la portada de un reportaje. Le dolía mucho toda esa situación y temía por su vida, no quería ser el próximo en morir y que a nadie le importara siquiera. 
Se hizo una bolita en medio de la oscuridad, apoyándose contra la pared y cerrando sus ojos para no delatar su posición hasta que la policía estuviera lo suficientemente lejos como para salir de su escondite. Se sorprendió un poco por la ausencia de dolor en su abdomen al doblarse, sin poder creer que su cuerpo tuviera esa capacidad de curarse tan rápido, aunque sabía que después le iba pasar factura. Su ropa—principalmente la remera que tenía debajo del buzo— estaba empapada de sangre y podía sentir la humedad, pero solo eso.
Existían distintos brujos con diferentes aptitudes, pero él había desarrollado la de curación, no solo la propia sino la de otros también. Sin embargo, aún era novato en eso y solo era capaz de transferir su energía a otros objetos para que estos curaran a esas personas. Había aprendido a hacer diferentes infusiones e incluso cremas que podía aplicar en una herida para curarla. Tal vez su magia no era tan poderosa, pero al menos podía salvar a una persona.
Escuchó la sirena de la policía pasar por la calle y se quedó quieto hasta que se oyó lejos. Abrió los ojos y se volvió a incorporar, usando la pared como soporte para no tambalear.
Allí se dio cuenta que había una puerta que ni siquiera había visualizado por lo oscuro que estaba todo.
Queriendo probar suerte agarró el picaporte y lo bajó. Para su sorpresa, la puerta se abrió y desconfió en si entrar o no. ¿Quién en su sano juicio dejaba la puerta de "atrás" abierta cuando cualquiera podía entrar?
Bueno, en esos momentos no se lo pensó demasiado porque necesitaba un lugar donde quedarse, al menos por esa noche hasta que pensara qué haría con su vida a partir de esa situación. 
La casa estaba fría y había cierta pesadez en el aire, como si no la ventilaran hace tiempo. Supuso que estaba vacía, pero a medida que entró vio que parecía una casa normal. Había varios cubiertos y un plato en el lavamanos de la cocina y un par de prendas sobre una silla.
El lugar se veía bastante descuidado a pesar de que era un lugar chico y fácilmente se podría limpiar. Quien sea que viviera o hubiera vivido ahí era muy desordenado y descuidado. 
Vio un pequeño papelito sobre la mesa del comedor no a mucha distancia de la cocina y se acercó hasta este, curioso de ver qué era.
La sangre se le heló y la piel se le erizó cuando desdobló el papel y empezó a leer lo que estaba escrito ahí con una letra un poco ilegible. 
Hola, ma, probablemente cuando te enteres de esto va a ser por las noticias así que perdón por no poder decírtelo de frente.
No me mataron, yo lo hice.
No quiero que se sientan mal por mí, solo quiero que sepan que los quiero mucho y que nunca voy a olvidar todo lo que hicieron por mí. Lamento no poder ser el hijo que siempre quisieron, pero lo intenté y quiero que lo sepan.
No me maté porque no aprecie la vida, me maté porque no quiero vivir en esta sociedad.
¿El dueño de esa casa se había suicidado? Eso explicaba muchas cosas. No era alguien desordenado, era alguien deprimido.
O es.
El pensamiento de que normalmente la gente se suicida de noche pasó por su mente y eso lo alertó, tal vez aún estaba su cuerpo allí. Tal vez todavía no estaba muerto y podía ayudarlo.
Dejó la nota de donde la sacó y se aproximó a paso rápido hasta el pasillo donde habían dos puertas enfrentadas. Abrió la de la izquierda y observó hacia dentro, notando lo que parecía ser la habitación de quien rentara ese piso.
Estaba vacía y relativamente limpia, podía ver varios trofeos sobre un escritorio que, a juzgar por su forma con una pelota con caras hexagonales u otros con forma de copa, era un trofeo de fútbol. 
Al no ver a nadie allí, se dirigió a la puerta restante que asumió que se trataba del baño.
Apenas bajó el picaporte y empujó la puerta, el fuerte olor a sangre invadió sus fosas nasales. Era sangre fresca, como la que él tenía en su ropa. La escena que vio frente suyo lo dejó paralizado, sin ser capaz de procesar lo que estaba pasando porque nunca había visto algo similar.
Un chico que aparentaba ser de su edad se encontraba en el piso, con la espalda apoyada contra el borde exterior de la bañera. Su cabeza estaba ladeada hacia un costado con los ojos cerrados y una expresión de pesadumbre, las ojeras adornando su rostro y sus labios secos. Por el suelo se esparcía el espeso líquido de color rojo oscuro, proveniente del corte profundo que tenía en una de sus muñecas.
Solo atinó a sacarse el buzo y acercarse a él, enrollando la manga de la prenda alrededor de la herida con la esperanza de poder cortar la hemorragia. No tenía ni la menor idea de cómo sobrellevar esa situación, ¿estaba bien siquiera que intentara salvarlo? ¿No estaba faltándole el respeto a su decisión?
No sabía las respuestas a esas preguntas, pero su corazón era frágil y no podía simplemente dejarlo morir.
Dos de sus dedos terminaron en el cuello del chico, entre su mandíbula y el músculo esternocleidomastoideo, tomándole el pulso. Sintió esperanzas cuando sintió la palpitación, lento pero ahí presente.
Como pudo lo cargó, pasando un brazo ajeno por detrás de su cuello y su propia mano por su espalda hasta poder agarrarlo de la cintura. A paso lento lo llevó hasta la pieza y lo dejó sobre la cama, después tendría que limpiar el desastre que era por la sangre del chico.
Lo dejó allí acostado y corrió hasta la cocina, empezando a abrir cada puerta y cajón que encontrara, en busca de cualquier cosa que le permitiera crear algo para curarlo.
Encontró ajo, miel y limón, eso y sus poderes eran suficientes para preparar una crema, así que buscó un recipiente donde pudiera hacer la mezcla. Molió el ajo y le agregó miel, colocando además un chorrito de limón y lo que haría la magia—literalmente—, unas gotas de su sangre, después de cortarse ligeramente la punta de su dedo. Mezcló todo con un tenedor hasta que quedó una pasta espesa.
Cuando volvió con el chico nada había cambiado y se decepcionó por eso, una parte suya deseaba que al menos abriera los ojos.
Se animó a quitar su buzo de la muñeca ajena, notando que ya no brotaba sangre de la herida pero seguía abierta y tuvo que hacer un esfuerzo para no vomitar de la impresión que le daba eso. Untó la pasta allí y rogó que hiciera efecto pronto porque de verdad que no quería que se muriera, a pesar de que era un completo desconocido.
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Después de asegurarse de que estuviera vivo, decidió ir al baño para atender su propia herida, probablemente su cuerpo ya había dejado de intentar curarlo porque ahora se sentía cansado y el dolor punzante se había hecho presente en la herida. 
A pesar de eso, no pudo mantenerse en esa habitación con un charco de sangre al lado suyo. Se había metido en la casa de un desconocido, lo mínimo que podía hacer es ayudarlo a limpiar, ¿no?
Después de un rato intentando deshacerse de la mancha roja del piso, se paró enfrente del espejo del baño, mirando su ropa llena de sangre. Cuando levantó la remera pudo ver la herida que tenía en el abdomen y, al darse vuelta para ver cómo estaba su espalda, agradeció que el pequeño agujero se viese del otro lado, en señal de que la bala había salido de su cuerpo.
Escuchó ruidos y antes de que pudiera darse cuenta siquiera, escuchó una voz grave y ronca.
—¿Quién carajo sos y qué hacés en mi casa? —Cuando volteó hacia la puerta, se encontró con el chico apuntándole con un cuchillo.
Su voz sonaba débil y podía ver cómo intentaba mantenerse de pie a duras penas. Licha se preocupó porque estuviera así porque significaba que solo su herida había cicatrizado pero seguía débil por la cantidad de sangre que había pedido. 
—Ehhh… —se calló cuando lo vio adentrarse al baño, teniendo que retroceder porque le daba miedo que le hiciera daño—. Perdón, necesitaba un lugar donde quedarme y la puerta del costado estaba abierta —explicó, sintiendo que sus pies chocaban contra la bañera después de haber retrocedido.
Ahora estaba encerrado.
Sabía que tal vez ese chico no era una amenaza particularmente por el estado en el que estaba, pero de todas formas seguía teniendo un cuchillo y no sabía de lo que era capaz. Se encogió en el lugar.
La mirada de Crisitian lo analizó completamente, viendo la sangre en su ropa y cómo tenía algunos rasguños en sus brazos, no se veía como alguien de muchos recursos.
—¿Qué te pasó ahí? —cuestionó mientras señalaba la mancha en su remera con el cuchillo.
Lisandro no entendió a qué se debía su repentino interés, pero no dijo nada al respecto. 
—Me disparó la yuta —respondió no tan seguro de si debía decirle eso porque perfectamente podría avisar que estaba ahí y entregarlo.
—¿Qué sos, un chorro? 
—No, peor… —murmuró aunque no estaba del todo seguro de sí ser un brujo era realmente peor que ser un ladrón porque al menos él, nunca le había hecho daño a nadie.
—¿Un asesino? —preguntó con confusión y disgusto en su expresión facial.
—Un brujo —aclaró, observando la reacción del chico, pero este solo se quedó con el ceño fruncido.
Vio la mirada perdida del chico y el sonido metálico del cuchillo chocando contra el piso fue lo único que escuchó, viendo al contrario perder el equilibrio.
Sin dudarlo un segundo, se acercó a él para sostenerlo antes de que se desmayara y cayera al suelo. Pasó sus manos por su cintura y el chico apoyó la cabeza en su hombro casi desvanecido, sintiendo que sus piernas no le respondían y todo a su alrededor se movía. 
El aroma de la sangre no tardó en llegar a sus fosas nasales de nuevo y sintió que era algo que iba a mantenerse allí por un rato hasta que el chico se bañara al menos.
Con gentileza agarró la muñeca lastimada, sintiendo al otro removerse con incomodidad, queriendo alejarse de él pero sin poder hacerlo por la falta de fuerza. No quería que un desconocido lo cuidara y mucho menos después de que había impedido que hiciera lo que más ansiaba en esos momentos. Se sentía vulnerable y las ganas de llorar lo invadieron.
No quería recordar lo que había pasado y por qué había decidido lo que decidió. No quería volver a estar cerca de una persona así cuando la principal razón para querer matarse era alguien como él.
Lisandro miró las cicatrices de la herida y se sintió más aliviado al ver que habían cicatrizado, ahora necesitaba preparar algo para que ese chico tomara y recuperara la energía. 
—Necesitas descansar… —murmuró, con temor a aturdirlo debido a la cercanía. 
Estuvo a punto de ayudarlo de nuevo a ir hasta la habitación del chico, pero este se lo impidió, aferrándose a su ropa con las pocas fuerzas que tenía.
La humedad comenzó a filtrarse por su remera y supo que estaba llorando, aunque no emitía ningún sonido. Sintió pena y de cierta forma se vio reflejado en él. Lisandro sabía lo feo que podía llegar a ser estar solo y tener que afrontar la vida sin nadie que te ayudara o escuchara cuando estabas mal.
Por eso simplemente dejó que se desahogara, llevando una mano hasta su cabellera para acariciarla con suavidad, permitiéndole soltar todo eso que se había estado guardando por quién sabe cuánto tiempo.
—Yo tampoco quiero vivir en esta sociedad… —susurró cerca suyo, de cierta forma queriendo mostrarle que no era el único que se sentía así, pero a la vez, que no era tan malo vivir.
Muchas veces había estado en la misma posición que él, muchas veces había querido rendirse y dejar que la policía simplemente lo matase. Pero no podía, había algo dentro suyo que le decía que tenía que seguir luchando porque era su vida y nadie podía decidir cuándo moriría.
Con cuidado, volvió a tomarlo del cuerpo para llevarlo hasta su habitación y dejarlo en la cama. El chico no estaba dormido ni se había desmayado, solo estaba débil y no podía entender del todo lo que pasaba a su alrededor. Era mejor si se quedaba quieto y no gastaba más energía de la que tenía. 
Lisandro lo dejó ahí y se fue a la cocina de nuevo, con la esperanza de que no volviera a levantarse en lo que él preparaba alguna infusión y de paso aprovechaba para limpiar los restos de cubiertos y platos que habían en el lavamanos.
No tardó demasiado e intentó hacer lo que pudo con lo que tenía en la casa ese chico del cual todavía ni siquiera sabía su nombre.
—Tomá —le ofreció, extendiendo la taza hacia el de piel morena, quien lo miró por unos segundos y después hizo una mueca.
—¿Qué te hace pensar que voy a tomar algo que preparó un desconocido? —Sus palabras sonaban arrastradas, como si estuviera borracho, pero por suerte Licha logró entenderle.
—No es nada malo, es para que recuperes energía —le aseguró, llevando la taza hasta sus labios para tomar un sorbo—. ¿Ves? No es tóxico.
Cristian miró al brujo con desconfianza cuando se acercó a él con la taza.
Genuinamente creía que ese chico no entendía que se quería morir, porque seguía haciendo todo lo posible para que ocurriera lo contrario. La cabeza le daba vueltas y sentía la herida que se había hecho en la muñeca pulsando, doliéndole a pesar de que la cicatriz ya estaba cerrada. Cristian se preguntó qué le había puesto para que se curara tan rápido. 
No sabía demasiado sobre el tema de los brujos, solo había estado cerca de uno y había terminado de la peor manera que existía. Aún con eso, tampoco sabía qué podían hacer y qué no, más allá de las cosas que decía la prensa que tampoco es como si les creyera algo.
Todos los días se encontraba con él y entrenaban juntos en el gimnasio. Era una persona normal, nunca se habría imaginado que fuera un brujo porque no lo aparentaba—aunque tampoco sabía cómo aparentaban los brujos—. Se había vuelto alguien cercano a él, su mejor amigo si lo podía definir así, por eso cuando dejó de ir a entrenar con él, dejó de ir al club y vio esa noticia en el diario, su mundo se cayó por completo.
Nunca lloró tanto en toda su vida, le había rogado al entrenador que hablara con alguien para que hicieran justicia por la muerte de Nahuel, pero a nadie parecía importarle siquiera. No entendió por qué todos parecieron cambiar su forma de ser después de enterarse que era un brujo. Nahuel era muy querido, todos lo adoraban y tenían razones para hacerlo porque era una persona con una personalidad muy linda. ¿Por qué todos le dieron la espalda de un día a otro? ¿Por qué a todos de repente les dejó de importar su vida?
Ya habían pasado tres semanas de eso y en poco tiempo se cumpliría un mes. No había podido volver a jugar, no había podido volver al club. Tampoco quería. No se sentía bien haciéndolo si no estaba con Nahuel.
Tres semanas en las que se sumió en esa oscuridad que le impidió ver cualquier otra cosa más que el recuerdo del rostro desfigurado del brujo después de que la policía lo matara a golpes. Nunca entendió por qué tanta crueldad, ¿por qué no pegarle un tiro y ya? ¿Por qué hacerlo sufrir de esa manera?
No entendía todos esos sentimientos horribles y tampoco quería hacerlo. Se negaba a aceptar convivir con ello.
Y ahora encontrarse nuevamente con alguien así lo había desequilibrado. No quería volver a sufrir, solo quería que lo dejara morir de una vez.
Antes de que pudiera hacer algo, sintió el líquido tibio bajando por su garganta. Era dulce pero también tenía un ligero sabor agrio, como si estuviera tomando una limonada. No pasaron muchos minutos hasta que sintió que ahora al menos tenía fuerzas para mantener los ojos abiertos. 
Se acomodó un poco en la cama para que su espalda esté derecha contra las almohadas que había acomodado el brujo para que pudiera tomar ese té—o lo que sea que fuera— sin derramar nada.
—Entonces… ¿preparás pociones? —soltó, sin tener ánimos como para levantarse. Además de que parecía que ese chico a toda costa quería que se quedara quieto.
Lisandro rió y algo dentro de Cristian se removió al escucharlo. Tenía una risa muy linda.
—Algo así… Yo las llamo pócimas —respondió, llevando su mano hasta la mesita de noche donde había dejado el envase con la pasta—. Y esto es como una crema. Por el momento solo sé estas dos formas de curar a otras personas, pero me gustaría aprender más. 
Cristian se quedó en silencio escuchándolo hablar y pronto lo vio salir de la pieza, volviendo después con una mochila en sus manos que probablemente había dejado en algún momento en algún lado porque recién en ese momento se enteraba que la tenía. 
Sacó un librito rojo y volvió a su lado después de dejar la mochila a un costado de la cama. Cristian le hizo un pequeño espacio para que se sentara a su lado en la cama. Lisandro se sentó como indio con la espalda apoyada en el cabezal de la cama.
No sabía por qué pero la voz de ese chico lo relajaba. Algo dentro suyo le exigía seguir escuchándolo.
—Este es mi libro de recetas. Acá voy anotando todas las cosas que voy probando y veo que funcionan, porque dependiendo de qué tipo de herida sea, es la pócima que puedo usar —contó con emoción. 
El chico acostado en la cama no pudo evitar sonreír suavemente por lo tierno que se veía con los ojos brillantes hablando sobre ese tema que parecía apasionarle tanto.
Se vio reflejado en él y recordó las veces que Nahuel se quedaba mirándolo con una sonrisa mientras le hablaba de cómo había sido el partido y lo mucho que le gustaba ser defensor central.
Su sonrisa fue desapareciendo de a poco y sintió una punzada en el pecho. Sabía que no era un dolor que pudiera curar con un remedio o una pócima, pero quiso pensar que había una solución para su problema. 
—¿Tenés algo para el corazón? —soltó con un tono que tal vez le hubiera gustado que fuera más sutil. Al final ese chico no tenía la culpa de nada de lo que había pasado, solo de haberlo salvado, pero tampoco se merecía que lo tratara mal.
—Mhm… —Hizo una pausa, revisando su libro aunque un poco confundido por el repentino pedido del chico—. ¿Qué tipo de problema? Tengo uno para ayudar a la circulación de la sang-
—No, ese tipo de problemas no —lo cortó, con cierta ternura por cómo actuaba el chico.
¿Todos los brujos eran iguales de tierno o qué? Dios, tenía que dejar de compararlo con Nahuel, porque eso solo lo dañaba más. 
—Oh…
Lisandro se quedó callado, mirando al chico desde su posición, quien tenía la cabeza en su dirección.
Aún no había sido capaz de encontrar una forma de hacer ese tipo de pócimas, porque tampoco sabía si había una forma de curar un problema así. Con lo físico era fácil porque funcionaba como un remedio, pero cuando se trataba de los sentimientos de una persona, todo se complicaba mucho más. No podía simplemente alterarlos con magia porque iba en contra de sus principios.
El chico dejó de mirarlo al solo obtener silencio, volviendo su mirada hacia el frente. Tal vez no entendía cómo funcionaba la magia y se había decepcionado por eso. Solo quería dejar de sentir esa opresión en su pecho cada vez que respiraba o hacía cualquier cosa. Era doloroso recordar todo el tiempo a su mejor amigo.
Licha se relamió los labios al notarlos secos y se sintió nervioso por el repentino pensamiento que se cruzó por su mente. Era muy absurdo que hiciera eso con un completo desconocido, pero algo dentro suyo lo llamaba a hacerlo porque, conscientemente o no de eso, era un problema que él también tenía. 
Ese mismo algo que lo había motivado a decirle que era un brujo y contarle sobre lo que hacía simplemente porque le inspiraba confianza.
Decidiendo dejar la cobardía de lado, levantó su mano hacia el mentón ajeno, girando con suavidad su rostro nuevamente hacia él. Sus miradas se conectaron por unos segundos hasta que Lisandro se inclinó un poco, conectando sus labios en un leve roce.
Sintió su estómago revolverse en una linda sensación y solo se quedó ahí, disfrutando de ese contacto que no recordaba cuándo fue la última vez que sintió algo similar.
—Solo conozco esa manera… —murmuró, segundos después de haberse separado y vuelto a su posición inicial. No se sentía capaz de mirarlo nuevamente por la vergüenza que lo invadió—. La magia es compleja como para usarla con los sentimientos —aclaró.
Cristian se quedó quieto, procesando lo que acababa de pasar y por qué un desconocido lo había besado. 
Sintió sus labios hormiguear e inconscientemente quiso volver a sentir esa sensación, ver a qué sabían los labios del chico porque no le dio tiempo a procesar nada. Sentía su pulso acelerado y no podía pensar con claridad si eso estaba bien o no porque era una persona que no conocía, era un brujo. 
Y el temor de volver a pasar por lo mismo invadía su cuerpo, aunque su cuerpo le exigiera volver a sentir ese contacto por lo lindo que se había sentido.
—Ni siquiera sé tu nombre y ya me besaste —intentó bromear, sin tampoco poder mirarlo directamente. 
—Lisandro —respondió con rapidez, tal vez por la adrenalina que sentía después de su acción—. Me llamo Lisandro.
Cristian se animó a acomodarse en la cama para que su espalda y sus piernas formaran un ángulo de noventa grados, o al menos lo más similar a eso. Giró su cuerpo ligeramente hacia el chico y su mano llegó hasta la mejilla ajena, empujando su rostro hacia él para luego deslizarla hasta la nuca ajena, atrayéndolo hacia él.
Sus labios se conectaron por segunda vez y esta vez duró más tiempo.
Lisandro cerró los ojos ante el contacto y se dejó hacer, derritiéndose por lo bien que se sentía la mano del contrario contra su nuca junto a la gentil caricia que le daba en la zona. 
Sintió que todas sus preocupaciones desaparecían y por un momento se olvidó de que la policía lo estaba buscando. Se olvidó que querían matarlo y se olvidó que era un brujo.
Simplemente se sintió como alguien más en esa sociedad, disfrutando de lo que haría cualquier persona normal.
Los labios de ambos se movieron con sutileza, pudiendo explorar lo que se sentía ser amado aunque sea por una milésima de segundos.
Los ojos del chico fueron quienes lo recibieron cuando se separaron y Lisandro no supo qué decir o hacer, todavía procesando lo que estaba ocurriendo.
—Yo me llamo Cristian —mencionó con una sonrisa que terminó contagiándole al brujo.
Tal vez los dos eran lo opuesto, tal vez ni siquiera deberían estar juntos y mucho menos de esa forma. Pero en esos momentos no importaba.
No importaba que Cristian se quisiera morir o que Lisandro lo quisiera salvar, no importaba nada de eso porque habían encontrado un pequeño refugio para no dañarse con todos esos malos sentimientos que los atormentaban.
Y solo tal vez, Cristian ya no tenía tantas ganas de morirse.
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karenarella22 · 1 year ago
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Capítulo 12
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Habrá pasado una hora luego de que Aeryne se acomodó en la cama para dormir, al principio no había podido conciliar el sueño y daba vueltas de a poco sobre el colchón, primero mirando la pared, luego la ventana junto escritorio y al final mirando techo donde se decidió a cerrar los ojos y dejar que el sonido de las gotas de lluvia que se había desatado a los minutos de acomodarse en la cama.
Dentro de su sueño recordaba ese día hasta el último detalle, el clima primaveral que le corría el cabello del rostro, luego de encontrar aquella espantosa escena volvió a casa con su madre, llorando, sintiendo que el corazón le explotaba de dolor. Mientras la policía llegaba al lugar, el par de mujeres se sentó a esperar por ellos en el sofá que daba de frente a la chimenea apagada mientras que desconsolada la pequeña niña lloraba, la madre y ahora viuda mirada con los ojos perdidos el reflejo de las luces de los móviles policiales mientras pasaba la mano por el cabello de su hija y tarareaba una canción para calmarle.
En sueños recordó aquella nana que le cantaba su madre para dormir, sentada en la cama junto a ella, reconfortando a su hija  velando por que  todos sus problemas desaparecían cuando cerrara los ojos. Se acomodó en la cama cuando el peso de un cuerpo se posó junto a ella, si era Dylan para molestarla le patearía las bolas con la pierna buena, restregó las manos en sus ojos enfocando la vista en su acompañante.
Cuando abrió los ojos la figura que se encontraba sentada peinando su cabello mientras tarareaba no era otra que su madre, aquella que creía muerta, o muy lejos de allí, aquella que la decepcionó tantas veces, esa era su madre. La mujer que se encontraba frente a sus ojos. Por un segundo pensó que era un sueño, una alucinación por los fármacos ingeridos para calmar los dolores, pero era muy nítido para ser real.
La mujer de rasgos angulosos como la fallecida Hope Johnson sonrió hacia ella, sus ojos denotaba profundidad oscura, no de esas profundidades magnéticas que te llevaban hacia otro lugar, sino aquellas que te hacían pensar en la nada misma fría y solitaria.
 Su voz resonó por primera vez luego de 9 años sin percibirla. Su corazón dio un vuelco cuando se dio cuenta de una cosa, por más que anhelara con todo su ser aquel momento realizó en su cabeza que no lo necesitaba, estaba bien sin ella.
-¿Qué haces aquí? nadie supo dónde estabas creí que habías…-
-¿Muerto? Bueno el sentimiento es mutuo yo también que habías muerto hace días, hubiera preferido así lo hicieras- no lograba comprender las palabras que salían de la boca de su madre, no se había percatado del ligero rastro de amenaza que aparecía en la voz de aquella mujer cada vez que se refería a ella, tampoco del cuchillo que aquella mujer sostenía en la mano izquierda, lista para atacar.
-¿Dónde estuviste todo este tiempo? Han pasado tantas cosas desde que te fuiste, y Hope, por dios hay una chica que es muy parecida a ti, ven tenemos que avisar al Detective Williams, él puede tener una imagen para que la veas  puedas comparar…- instintivamente la mujer llevó la mano a la herida de Aeryne, la morena ahogó un grito de dolor entre las almohadas.
-No irás a ningún lado querida hija mía- el sarcasmo era notorio en su voz, volvió a apretar forzando las lágrimas fuera de los ojos de su hija, le dolió más que su madre fuera la que estaba profiriendo aquel dolor insoportable-no dirás nada, no harás ningún ruido y ¿sabes por qué?- la morocha negó con la cabeza mientras que la mano izquierda de su madre, con el cuchillo muy cerca de su rostro le cubría la boca sin dejarla hablar.- Sé que quieres saber que le sucedió al idiota de tu padre aquel día, como terminó en lo alto de aquel árbol junto a la cascada con una soga en el cuello y la única manera de que eso suceda es si te quedas callada, de otra forma nunca sabrás por que murió- mueve la mano con desprecio como minimizando el hecho.
El desprecio creció en el pecho de la chica, no reconocía a la persona que alguna vez llamó madre, solo podía ver un recipiente vació sin empatía por el dolor ajeno.
-Ahora voy a mover la mano muy lentamente lejos de tu boca, haz un solo ruido y es lo último que dirás- le colocó el cuchillo en el cuello en forma de advertencia. Poco a poco retiró la mano, la chica con la respiración agitada solo pudo alejarse lo que más pudo de ella sin dejar el espacio de la cama, sabía que no tenía la ventaja en aquella situación. Con la pierna en pésimas condiciones y su maniática madre entre la puerta de la habitación y ella solo le quedó mirar el ser horroroso en el que se había convertido.
Cuando la mujer se vio en control total de la situación y se sintió como en casa para comenzar a explayarse tomó asiento a los pies de la cama de a aterrorizada chica y habló.
-Dime que quieres saber, o mejor dicho que es lo que has averiguado- quitaba la mugre de bajo sus uñas con el filo del cuchillo.
-Solo aquello que tu compañero se llevó de la comisaria, que Hope no se suicidó que si fue asesinada por la chica que nos disparó en la casa el primer día…-se le escapó una risita a la mujer a los pies de la cama. La chica solo continuó intentando frenar las náuseas que se hicieron presentes en su estómago.- luego encontré las fotos en tu álbum de fotos del casamiento, pasé al menos  6 horas al día por más de una semana mirándola a los ojos, tratando de entenderla y… ¿Qué le hiciste?-
-Hice lo que tenía que hacer, esa niñata desagradecida la di a luz, pudo vivir con su padre todo este tiempo, mantuvimos sus estúpidos hábitos de lectura y pagamos una enorme cantidad de dinero para que estudiara y la moral le costó la vida- suspiró.
-Entonces es cierto lo que decían los registros de adopción, si tuve dos hermanos- su vista volvía desde la puerta  su madre y viceversa. Debía encontrar una forma de avisar a su compañero lo que estaba sucediendo.
-Dos criaturas, un niño y una niña que tu padre me hizo dar en adopción-
-¿Mi padre sabía?- es cierto que jugando una vez con su abuela en el jardín había oído a su madre y su padre discutir por una niña que habían encontrado, su  madre había llegado con una niña a la casa situación que había enfadado a su padre sobre manera, jugó con ella una tarde nunca supo su nombre y cuando se fueron a dormir no tenía la menor idea que iba a desaparecer de su vida así como había llegado.
-Nos casamos muy jóvenes, yo tenía 20 años y tu padre 34, él ya estaba trabajando en la reserva naval cuando comencé a trabajar en la pastelería, allí fue donde lo conocí, con esos ojos verdes cautivantes y cuerpo fornido, era policía nuevo en la cuidad, sentía mariposas en la panza cuando lo veía ¿sabes?, me sentí adolecente otra vez -con una sonrisa risueña contaba todo mientras recorría la habitación- robaron mi cartera una noche que habíamos salido a cenar llamamos a la policía y cuando él llegó con ese traje supe que me había enamorado verdaderamente, nos encontramos a escondidas de tu padre por un tiempo, pero el pueblo comenzaba a hablar. Fue muy difícil dejarlo solo pero el prometió que seguiríamos juntos y así lo hizo, un mes después me lo encontré a la salida de la iglesia, tu padre estaba en el exterior por lo que le dimos rienda suelta al amor por meses, ahí fue donde concebimos a tus hermanos- la mujer recordaba como su hubiese sido ayer aquel idílico mes en el que su vida había sido perfecta sin su esposo junto al amor de su vida-…pero el idiota de tu padre tía que volver y arruinarlo todo, descubrió que el embarazo estaba más avanzado de lo que debía para que fuera suyo y supo que lo engañaba, me dejó llevar el embarazo a término y falsificó mi firma, siempre estuvo obsesionado con la imagen que daría frente a sus compañeros. 15 años después te tuve a ti, ya me había cansado de tu padre pero eras una buena distracción para él, pasaron los años y tu padre descubrió que nunca había dejado a Jason de lado, que nunca lo había olvidado. Con ayuda de mi amado logramos convencerlo de hablar los tres, lo drogamos, lo llevamos al bosque y bueno ya sabes el resto…- tomó un juguetito sobre la mesita del escritorio y con el cuchillo le cortó el cabello por completo.
Aeryne no podía entender cómo es que aquella red de hechos tan macabros se había sucedido incluso antes de que ella naciera. Le dolían las uñas de haber sacado la funda del auto, ahora le dolían los dedos de sostenerse tan fuerte de la sabana de que la cubría.
Tenía miedo.
-¿Qué hizo Hope para molestarte tanto como para matarla?- veía que seguía jugando con las muñecas sobre el escritorio, le sacó la pierna a la morena con informe de doctora, a la que anteriormente le había cortado el cabello ahora tenía una nueva pierna de la muñeca anterior y el brazo de una rubia veterinaria ahora era la pierna de aquella muñeca. Se tomó su tiempo para rehacer aquel juguete, cuando terminó se mostró contenta con su trabajo.
-¿Te gusta? Es muy bella para mi gusto, solo con un cambio pequeño en su apariencia puede volverse algo bello, como el renacer de una mariposa, algo burdo y tosco que pudiera verse tan grácil y elegante, que sea un símbolo de belleza… Perfecto- admiraba su creación.
La puerta se abrió de golpe, Dylan entró con una bandeja en la mano, fruta picada, una taza con algo humeante dentro y unas tostadas con manteca. Nadie movió un musculo por lo que pareció una eternidad para Aeryne, cuando logró reaccionar a lo que estaba sucediendo a su alrededor Christina ya había levantado su anatomía de los pies de la cama, lanzado la muñeca al suelo y abalanzado en contra del chico que todavía no entendía la situación.
 Con el cuchillo en alto en la mano izquierda corrió como un demonio hasta el chico que supo sostener la mano de la mujer a tiempo antes de que lo clavara en su hombro. Forcejearon lanzando todo a su paso, Aeryne convaleciente por todo lo sucedido intentó ayudar a su compañero lanzando la lámpara de su mesita de luz en la espalda de su progenitora.
Solo logró que se enfurezca más.
La rabia en la sangre de Christina Wolf la había vuelto un mastodonte de 75 kilos con una fuerza asesina arrolladora. Aprovechando un momento de distracción de la mujer Aeryne logró posicionarse  a sus espaldas y cogiéndola por el cuello le hizo una llave cortando el flujo de oxígeno a su cerebro. La progenitora de removió la atención del compañero hacia su hija, el cuchillo que no se había caído de su mano fue a parar directo al brazo alrededor del cuello que su hija tenía bien sostenido. Cortó superficialmente. Una mueca de dolor surco la cara de la chica aunque anestesiada por la adrenalina no soltó el agarre, Dylan logró sostener la mano de la atacante y quitarle el cuchillo de entre los dedos.
Sin dejar de soltar maldiciones el cuerpo entre los brazos de Aeryne se aflojó hasta que cayó al suelo haciendo un estruendo hueco al golpear las tablas. Cojeando la chica llegó hasta su compañero, los dos mirando el cuerpo desvanecido frente a ellos.
-Dylan Carter, mi madre Christine Wolf, mamá él es Dylan- su compañero rio, el par tratando de buscar el aliento perdido.
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recalculandoblog · 1 year ago
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Fuimos felices y comimos perdices 💙
Una historia de amor se escribe tras 30 años de conocerse, y aguantarse. De suavizar o enfatizar las miserias del otro, y de intentar compensar la parte defectuosa q todos tenemos.
Así fue como mi media naranja, a pesar del agobio que mi repetida actitud caprichosa le ha generado durante estos años, se repuso a si mismo, y me compensó, haciendo q mi amor por él se renovara y recrudeciera cmo si tuviéramos 20.
Paso a relatar el suceso:
Ubicados en la locación preferencial de una sombrilla de paja y dos reposeras frente al mar Mediterráneo, sentí que había valido la pena cualquier pesar antes vivido.
Mi cuerpo en estado casi letárgico, se derretía bajo la sombra de aquel material natural impecablemente tejido para dar sombra y fresco a la vez. El sonido de ese mar de color inacabable, era un arrumaco para mi crónico estado de devaluación emocional, y entre la V que formaban mis piernas alzadas en un apacible descanso, observaba el oleaje arrullador que encantaba mi ánimo.
No podia estar mejor.
De repente, y sin musica de terror que lo anticipara, una pareja antiestética lanzó sus bolsos sobre la arena hirviente justo en linea recta a mi mirada infinita.
El terror se apoderó de mi.
Sería acaso que tendrían la desfachatez de ubicarse justo delante mio, en medio del subidón orgásmico que mi cuerpo experimentaba, interceptando ese escenario glorioso con sus excesivos tatuajes de mal gusto y sus tetas artificiales al descubierto producto de algún practicante a cirujano plástico berreta?
Era inconcebible.
La playa desierta.
Km despejados hacia la derecha, y hacia la izquierda.
Los miré fija e intensamente, como queriendo moverlos por telekinesis. No sucedió.
No solamente no se mudaron, sino que el Joaquin Galán del pintoresco dúo, apareció ataviado de una sombrilla psicodélica y dos sillas plegables de casi tan mal gusto como su musculosa decolorida.
Me incorporé en mi oasis interruptus, y volví a fijar la vista intentando penetrar sus cráneos, pero no lo conseguí.
Mis tácticas solo sirvieron para que ella, que a pesar de su gesto embobecido por los daiquiris consumidos (o tal vez por herencia familiar), y que parecía estar mas pendiente de las miradas ajenas que él sumido en la tarea de insertar la sombrilla en la arena, interpretara mi odio dirigido furibundo.
-“Nos está mirando, le molesta que estemos justo en frente”- alcancé a leer de sus labios susurrantes, como el televin de futbol de primera, con mi visión de túnel led de 75W
Mas rabia sentí al saber que sabiendo, no pensó en compensar su imprudencia inintencionada, y se reía cómplice, como la turra de pelo largo del relato salvaje que asiste al casamiento de su amante en la gloriosa película de Szifron.
-“Mamadeeeera!!”, pensé
La musica zen que sonaba en mi cuerpo hsta entonces se transformó en la cortina musical de Psicosis.
No podia dejar de mirar esa sombrilla cutre, y a los gronchos apretando de cara al mar.
Ese mar que era mío antes que ellos se interpusieran.
Mi marido me aconsejo que mirara para otro lado, que había mucho mar para todos.
Pero lejos de calmarme, incendió mas mi fuego de indignación.
No solo me arrebataban ese momento estos dos mamarrachos, perroflautas, que disfrutaban de mi pedazo de mar rapiñado y de su mutua compañía, sino que quedé sola en la isla de mi convicción de que esa actitud avara exigía una reprimenda.
Sola con mis ganas de prenderles fuego la sombrilla, las dos sillas y las tetas de plástico.
Mas sola q nunca.
Cmo si no le importara, mi marido se fue en busca de mis hijos para que aprovecharan esa tarde de playa gloriosa, que yo ya no tendría.
Como en un loop, no podia dejar de pensar obsesivamente cuanto me gustaría que pasara una retroexcavadora justo en linea recta a mi horizonte intervenido, despejandolo de sobrantes.
Pero al fin, luego de varios minutos envenenándome con mis propias producciones mentales, llegó mi principe azul reivindicado para hacer justicia por mano propia, junto a la troup bochinchera de 4 adolescentes excitados, y un paddle surf enorme para inflar entre todos.
Entró a la playa cmo un corso de verano, a paso firme y convencido de la compensación que yo necesitaba.
Me lanzó una mirada tranquilizadora y de secuaz, y se instaló a tan poca distancia de la parejita saqueadora, que casi le toca la punta del pie estirado en distraído reposo, con la pelota de fútbol que pensaba usar justo entre ellos y el mar.
Comunicándose a los gritos, no pudieron menos q sobresaltarlos e interrumpir sus arrumacos.
Los okupas soportaron que les llegue la arena levantada por el movimiento de sillas, por la bulla gral y por la avasallante presencia de quienes intencionalmente buscaban perturbarlos.
Hasta que decidieron levantar campamento, e irse a orillas mas amigables, dnd pudieran adueñarse de paisajes ajenos sin revoluciones populares.
Eramos Bonnie & Clyde.
El agrio que me corroía las venas se transformo de inmediato en un amor alocado y desenfrenado, una pasión irracional por aquel que aún entendiendo q mi respuesta es excesiva, intenta componer mi ánimo con gestos creativos y curativos.
Como cuando a los 20, tiró un cassette de su grupo favorito por la ventanilla del auto en movimiento, solo p mostrarme q mi alegría importa mas que cualquier sentido común
Y colorin colorado.. este cuento no ha terminado 🖤
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al666nis · 2 years ago
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𝐛𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐚, 𝗔𝗟𝗔𝗡𝗜𝗦 𝗥𝗔𝗩𝗘𝗡𝗖𝗥𝗢𝗙𝗧... tablero de pinterest. playlist. conexiones. # veintidós — # piercer — # esqueleto o1 ( 𝐭𝐫𝐚𝐢𝐥𝐞𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐤 )
can i tell you a story 'bot a boy who broke his own heart? ...
ok bueno, prepárense para una historia muy triste. *empieza a sonar el violín más pequeño del mundo* ya saben que me pueden contactar por im, por telegram ( @weekvndz ) o por discord ( @ goldrvsh#7439 ) para armar cositas !
alanis tiene veintidós años, es cáncer ( por si sirve de algo ), y trabaja en un estudio de tatuajes donde es piercer desde hace un año. sorprendentemente, le va bastante bien y le encanta su trabajo— es difícil que algo entusiasme a alanis.
según su formulario y tablero: mide 1.70, tiene el pelo oscuro con detalles en blanco / gris como en las fotos! y tiene varios piercings en la cara y orejas ( ceja, nostril, septum, labret vertical, lengua ). de personalidad la andamos explorando sjajsja pero es una persona muy triste, y parece ser muy solitaria y reservada. sin embargo, sí busca socializar porque sabe que eso le viene bien, especialmente en su trabajo. no va a conseguir clientes si está con cara larga, y está trabajando en eso ( mucho no le sale ). para ser breves: puede charlar, pero quizás rescates poca información personal de su parte. como si nunca terminaras de conocerla.
ahora vamos a lo triste. tw: muerte, autolesiones, cosas tristes.
nació siendo melliza, y creció siendo hija única. alanis era la mayor, y por demoras y complicaciones en el embarazo, su hermano tardó un poco más de lo debido en salir. esto provocó una discapacidad intelectual que no comprobaron sino hasta que cumplió los 5 años, que decidieron llevarlo con un especialista. papá estaba exasperado y mamá hacía lo mejor que podía por dividir su atención en ambos, cuando uno la necesitaba más.
alanis prácticamente tuvo que hacerse cargo de que su hermano pudiera existir medianamente correcto a lado de ella y calmarlo cuando comenzaba a incomodar a la gente. los niños eran muy malos, y para no relacionarse con mellizo, la niña quedaba excluida de todos los planes. nadie le hablaba. hasta que un día lo hicieron ( por compromiso ), y ocurrió algo terrible.
alanis no quería pasar más vergüenzas o estrés con su hermano. él de todas formas no entendía. por eso cuando los invitaron al cumpleaños número 7 de uno de sus compañeritos, pensó que sería sencillo dejar a su hermano esperándola en el parque. grave error. nunca dejará de sentirse culpable; de rememorar la sensación de vacío cuando volvió y su mellizo no estaba más. se ahogó. ese día alanis volvió con una herida en la palma de la mano, pero sin una lágrima en los ojos.
desde entonces, la pequeña se volvió un ente en su hogar. mamá lloraba la mayor parte del tiempo y papá no la miraba. estaba sola, y era su culpa. fueron dos o tres años... ¿quizás cinco? no lo recuerda bien, solo sabe que fue terrible. como era de esperarse, matrimonio se desmoronó y no volvió a ver a su papá, hasta varios años después.
así fue como llegó a los tráilers, obligándose desde temprana edad a ser independiente y cuidarse sola, porque no tenía una madre que lo hiciera. usualmente esta desmayada de borracha, o de píldoras, o de tristeza. no habla mucho con ella, solo viven juntas porque no hay de otra por ahora.
pasando a temas menos tristes............... no hay ah pero bueno. alanis tiende a reprimir mucho sus emociones porque, a eso se acostumbró desde pequeña. le afecta mucho lo de su mellizo, y siente que es algo que la va a perseguir para siempre. se siente culpable, a pesar de que era solo una niña y quizás no pensó en las consecuencias u.u nunca habla de esto con nadie tho, es su secreto más profundo. la gente solo cree q es una emo drogadicta más y ya :/ sdfhf igual sí le gusta ir a cotorrear y eso pero es más de tomar en un bar o en algún rincón de un parque y luego romperse la madre andando en bici o skate porque no tiene dinero para ponerle gasolina a su camioneta jodida, she's a mess
su otro único rasgo de personalidad: ser fan de lorde y gritar cuando salió solar power porque odió que fuera amarillo :S ajsfajfhaj tmb odió el album pero lo escucha porque la ama
si sus personajes tienen perros, alanis se los puede pasear pq literalmente los animales son lo único que la hace sonreír. ¿qué otras cosas le gusta hacer? hmmm andar en skate, escuchar música muy alto, hacer graffiti y pegar pósters con engrudo, leer, fumar en donde está prohibido, pelearse con las figuras de autoridad por accidente y shopliftear en walmart.
anyways, conexiones: en teoría, nadie sabe de la breve existencia de su hermano. o en todo caso, no saben porqué murió. así que une amigue de la infancia que quizás no fuera groserille estaría bien, alguien que recuerde con cariño por eso, aunque se separaran. una amistad actual que la saque un poco de su zona de confort, clientes en el estudio, quizás alguien que haya sido la primera persona a la que perforó?? o quizás alguien que siempre pierde sus piezas y alanis le mira con ceño fruncido porque siempre es lo mismo, pero igual les regala la pieza o le hace descuento. clientes frecuentes. de exes no sé, quizás alguna relación que no haya tenido nombre como tal, o alguien a quien haya ghosteado porque se puso muy emocional todo. one night stands sí los que quieran porque she a hoe, necesita entretenerse con algo lolgenuinamente. en fin denle amor she's so sad and broken !!
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caeless · 3 years ago
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#   NUEVO ESCENARIO DESBLOQUEADO  :  CHOQUE, con chichincol / valkiria / sythe.
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sus pies se movieron a toda velocidad, escabulléndose entre el follaje mientras el sonido a sus espaldas se volvió más cercano. buscó la forma de esquivar troncos caídos, apoyándose de sus manos hasta que, inevitablemente, la colisión (  contra lo que pudo llamar como humano  ) la detuvo. ‘  ¡ay!  ’ advertencia se dio tardía, ridícula, rodando hacia un costado al perder por completo el equilibrio. ‘  no, no, no.  ’ con ojos cerrados soltó, arrastrándose en el suelo para alejarse de figura.    
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estrellasolitaria · 5 years ago
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Eventualidad (ArgChi)
Personajes: Manuel González (Chile), Martín Hernández (Argentina).
Sinopsis: No sabe exactamente cómo, porque a diferencia de algunos libros y su seductora maraña de engaños, no puedes definir el momento exacto de tu vida en que sabes que estás enamorado. No es de un instante a otro, no es en un dramático adiós mientras uno se aleja en el horizonte, no es un premeditado beso bajo la lluvia y de repente todo es muy claro; sino una serie de sucesiones que te llevan al inminente desastre.
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Atravesó su habitación con pies descalzos y pisadas lentas, hasta llegar a la ventana corrediza de su balcón, sintiendo la fresca brisa que le brindaba la noche una vez que daba un paso afuera. Le gustaba bastante esta época del año, donde aún se jugaba a ser verano, pero estaba comenzando el otoño y un frío que llegaba a ser cómodo envolvía su piel como una caricia.
Unas pocas hojas descoloridas adornaban el suelo de madera, y moviendo distraído uno de sus pies se permitió disfrutar la inusual sensación agradable que producía el pisarlas.
Levantó la vista unos momentos, apoyando su taza de café sobre la madera vieja mientras mantenía un cigarrillo todavía apagado entre sus dedos, mirando así el panorama de Concepción entre la oscuridad opacada sólo por unas cuantas luces de la ciudad. ¿Qué podía hacer? Era inevitable empaparse de los recuerdos y sensaciones que le traía aquel lugar.
Ah… Hoy sería una de esas noches, al parecer.
Habían pasado ya casi 5 años desde que terminó con su ex.
Quizá para la mayoría de las personas, quienes no gozaban de la fortuna y desgracia de ser una nación, aquello sería muchísimo tiempo. Después de todo en 5 años todo podía pasar. Se termina una carrera profesional, se asciende en el trabajo, se cambia de ciudad, se viaja a un lugar lejano, se erra, se aprende, se quiere y se odia; pero para los países es diferente, pues el tiempo es mucho más efímero y relativo.
Cinco años podían parecer dos meses como un siglo, todo dependiendo de la vivencia.
Para él, es como si hubiesen pasado unos meses como mucho, pero ya cinco años habían transcurrido desde que creyó con todo su ser que jamás volvería a querer, a amar como lo hacía, porque no estaría dispuesto a volver a pasar por ese dolor. Incluso en aquel tiempo ni siquiera se molestó en tratar de amenguar su sentir con alcohol como en otras ocasiones, ¿qué chucha iba a arreglar en una situación así? Sin embargo, sí se vio deambulando sin querer por su propia casa hasta altas horas de la noche, no soportando el silencio que envolvía esa soledad. Se vio muchas veces tomando café en el local frente a su trabajo, para observar el asiento frente al suyo largo rato, como si hubiese algo erróneo en esa silla vacía.
Se vio odiando cada maldita canción que oía en la radio y la constante sensación de ahogo en su pecho desde que despertaba hasta que se dormía, que ninguna otra emoción era capaz de aplacar.
Le había quitado todo. Absolutamente todo.
Y por ello es que había decidido en aquel entonces que los sentimientos quedarían relegados sólo a los poemas, a los libros, a la fantasía que se vive a través de las letras, pero no para él. Después de todo, su vida no tenía por qué estar destinada a poseer la misma pasión de las cartas de la Gabriela ni la entrega de amor vehemente en los cuentos de Cortázar.
Él era un país, estaba bien así. No necesitaba más.
Aislado siempre por la cordillera, el mar y el desierto, en sus más de dos siglos de existencia siempre había salido adelante por su cuenta y aquello no cambiaría por sentimentalismos weones. Un país debía velar por sólo una cosa: su gente, y el resto, sinceramente, podía irse a la mierda.
Bufó con cierta ironía ante el recuerdo, mientras daba una larga bocanada de humo a su cigarrillo y lo sentía entumecer sus pulmones. Cerrando sus ojos, escuchaba débiles ladridos en el barrio como ecos, y a lo lejos resonaba una vieja canción de alguna fiesta cercana; Manuel exhaló, apoyando los antebrazos en la superficie. La polera le quedaba holgada y entre las mangas podía sentir un escalofrío en su piel por la repentina corriente, haciéndole encoger los dedos en la madera.
Más de un año estuvo así, dejándose llevar como una corriente de aire.
Despertar, trabajar, salir, comer y dormir. Despertar, trabajar, salir, comer y dormir. Despertar, trabajar, salir, comer y dormir. (A veces leía, a veces tomaba, a veces fumaba, a veces no dormía.)
El mantra de un año, de una vida. Catástrofes naturales, elecciones, leyes nuevas, protestas, retrocesos, avances. No era tan mal vivir así, como esa corriente. Su país progresaba, hacía nuevos tratados con otros países, se avanzaba en derechos sociales. A veces tomaba decisiones de mierda, pero las otras lo compensaban.
Estaba bien, no necesitaba nada más.
Hasta que inevitablemente pasó.
No sabe exactamente cómo, porque a diferencia de algunos libros y su seductora maraña de engaños, no puedes definir el momento exacto de tu vida en que sabes que estás enamorado. No es de un instante a otro, no es en un dramático adiós mientras uno se aleja en el horizonte, no es un premeditado beso bajo la lluvia y de repente todo es muy claro; sino una serie de sucesiones que te llevan al inminente desastre.
Martín había aparecido como una eventualidad en su vida un día de verano sin ser llamado. Martín había aparecido con una sonrisa en los labios y sarcasmo puro. Martín había aparecido sin su consciencia de espacio personal y comentarios en doble sentido. Martín había aparecido con su exagerada gesticulación y ojos innecesariamente verdes.
Martín había aparecido siendo un conchesu'madre, pero uno que era capaz de llegar a su casa a las 5 am si era necesario.
No está seguro en qué parte de ese trayecto se enamoró. No sabe si fue la primera vez que se acostaron en navidad, la primera vez que le regaló un libro o la primera vez que fumaron hierba juntos y se rieron de la nada hasta la madrugada. No sabe si fue aquella vez donde le dijo: "Te quiero, Manuel. Te quiero" sin dejar de mirarle a los ojos y libre de toda la coraza de autoconfianza que siempre ostentaba.
No sabe si fue en algunas de esas noches donde lo observaba dormir: párpados relajados, respiración pausada y su olor en toda la habitación. Ni tampoco si fue en alguna de sus peleas absurdas por WhatsApp que le arrancaban más de una sonrisa, o durante las nerviosas llamadas en la madrugada, donde el rubio le advertía que si se seguía comiendo la cabeza, le iba a arrancar cada una de esas inseguridades de un beso.
Apagó el cigarrillo contra la baranda de madera mientras sentía algo cálido presionarle el tórax, dejando su vista inmersa en algún punto de las luces penquistas.
Ilusamente al principio creyó tener todo aquel asunto bajo control. Los primeros días que comenzaron a conversar, las primeras semanas que comenzaron a salir y a webear todo estaba bien, porque era sólo eso: una mera distracción. No había motivo para haber sentimientos más profundos que aquella constante tensión sexual con cariño y odio de por medio, Manuel eso ya lo sabía. Martín era su vecino, su ene-amigo y su hermano, pero nada más que eso.
Porque el argentino eventualmente se aburriría, ¿no? Cualquiera lo haría en algún punto, y tarde o temprano iba a pasar. Los mensajes se transformarían en escuetos saludos, las llamadas en algo molesto e innecesario y el verse finalmente en una pérdida de tiempo; a menos que hubiese un asunto de países de por medio. Hasta ahí llegaría todo, y estaba bien.
(Sin embargo, los días se transformaron en semanas, estas en meses y los meses en casi tres años.)
Y Martín había destruido cada pensamiento lógico y estructurado de Manuel desde el momento en que en una noche le soltó sin recato: “Llevo 200 años teniéndote al lado, ¿de verdad creés que me voy a aburrir de vos ahora?”
Y a diferencia de antes, todo aquel tiempo no le parecían sólo semanas. Le parecían siglos; una eternidad.
Porque era Martín exactamente lo que nunca pensó que iba a querer, pero que ahora no podía dejar de buscar. No podía dejar de esperar en cada persona que veía esas burlas constantes acompañadas de una risa, que incluso en su frustración, no conseguían enojarlo de verdad. O ese ego que cuando estaba herido se volvía mordaz y elocuente, a lo que siempre estaba dispuesto a rebatir con gusto por horas hasta que alguno de los dos se rindiera.
Martín era esos insolentes besos robados durante discusiones, los que estaba seguro que perpetuaba sólo para sentir que le ganaba.
(Irónicamente,) (Él sí había ganado q-…) (Filo.)
Manuel no sabe en qué momento se enamoró, pero cuando se dio cuenta que lo estaba, ya era demasiado tarde.
Cuando se dio cuenta ya estaba mirando cómo Martín sonreía. Cuando se dio cuenta ya estaba bajo su cuerpo, sobre su cuerpo, respirando de su boca con todas las fronteras desapareciendo. Cuando se dio cuenta, ya estaban compartiendo un mate un día de lluvia, envueltos en una frazada en el sofá mientras veían alguna basura en la TV. Cuando se dio cuenta, se negó a admitírselo a sí mismo, pero-
Levantó la mirada, la ventana se había abierto de abrupto.
—Eu, ¿qué hacés acá, boludo? —una voz con pelo revuelto y ojos pesados interrumpió sus pensamientos. La polera del pijama arrugada por el buen sueño.— Vení a la cama.
—..Voy al tiro. —contestó, notando cómo le observaba unos segundos para luego alejarse en dirección a la habitación otra vez. Sintió algo latiéndole más fuerte en el pecho, en los oídos.
Ugh. Argentino de mierda.
A los pocos minutos el café y las hojas de otoño habían quedado olvidadas en el balcón.
(Manuel no sabe en qué momento sucedió, sin embargo Martín había aparecido aquel día de verano siendo Martín, y solamente eso, esa pequeña eventualidad, fue suficiente para que Manuel se enamorara.)
|| One shot del 2018 que le escribí a mi amiga Poke. Por siempre mantener vivo mi amor por esta preciosa pareja. <3 || 
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lasideasdeluna · 5 years ago
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Desperfecto Q&A
¡Hola, les dice una de las lunas de Luna! Mira que encontró un par hace unos días y aún no para de hablar sobre ellas.
El momento de responder a las preguntas de sus seguidores ha llegado. Hace unos días atrás, Luna dejó una publicación en la historia de su Instagram con una cajita de preguntas para todos aquellos que estuviesen interesados en saber más allá de esta portada:
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¡Para los que no lo saben, Luna escribió un libro! Un libro, como tal. De rabo a cabo. Un libro, you guys. Con páginas y eso. Bueno, debajo del título puede que no se lea Luna, pero eso es solo porque sacó a pasear una de sus lunas... Ah, ¿ahora ven por dónde iba todo el rollo? No, bueno, en realidad... ahí abajo tienen su verdadero nombre. Quizás exótico para algunos, normal para aquellos que ya la conocen desde hace mucho tiempo o ya lo habían escuchado antes o simplemente un nombre y ya. De hecho, es la mezcla del nombre de ambos de sus padres. Su madre pensó que estaba creando el universo al unir el nombre de su esposo con el suyo hasta que lo escuchó dentro de una tienda (Kress, para ser exactos, lol) y se indignó cuando se dio cuenta de que no se estaban refiriendo a su hija. 
En fin, Luna no vino para hablar sobre sus lunas. ��Vino para contestar sus preguntas! Después de recibir una considerada cantidad, decidió que iría a dividirlo en dos partes. ¿Cómo sé que Luna contestó mi pregunta? Estarán redactadas exactamente de la misma manera en que las recibió. Confía en que tengan buena memoria ya que ella no tiene intenciones de revelar ningún nombre de usuario o algo similar sin antes no haber sido notificado. 
Espera que con estas respuestas despierte muchísimo más su curiosidad y estén dispuestos a participar en el próximo Q&A sobre Desperfecto o algo más. ¡Finalmente sin nada más qué decir, aquí va! 
SUS PREGUNTAS 
“Que si la escritora está free para un café”
Bueno, el café y yo nos llevamos muy bien, pero esta no es una pregunta sobre Desperfecto. Tendrás que intentar sonsacarme de otra manera. Siguiente.
“¿Cómo encuentras la inspiración?”
Usualmente escuchando música, ¿sabes? No sé si te pasa, pero cuando uno escucha de esa música que nos llena demasiado y nos lleva a trances más allá de la Tierra es cuando mejor nos sentimos con todo lo que nos rodea, y en mi caso, es cuando la inspiración llueve como si fuera una tormenta. Trato de vincular lo que me dice la canción (desde la pista, la melodía, las notas y las voces) con algo que podría representarla a la perfección. Y síp, todo lo que he dicho hasta ahora ha rimado como si te estuviera bromeando, pero no lo estoy haciendo. Que no. ¡Que eso no te distraiga! Tampoco es que encuentro la inspiración cada vez que me pongo los audífonos y sin ellos no puedo funcionar, pero sí es lo que más suele ayudarme cuando quiero crear. 
“¿De qué o con qué te inspiraste para escribir la historia?”
A verrrrrr, puede que esta sea mi pregunta favorita porque hasta yo me rio de mí misma. Si te cuento... bueno, estoy a punto de hacerlo, pero me refiero a que fue de una manera bastante... ¡Bueno, ya verás! Desperfecto no siempre fue Desperfecto hasta que descubrí... bueno, que un día me levanté temprano, desayuné y me senté en el sofá. Me puse a ver... unos muñequitos que pasaban por la televisión y... resultó ser... que los busqué por YouTube para continuar viéndolos y así no tener que seguir madrugando. ¡Me obsesioné con unos muñequitos para niños pequeños sobre ángeles y demonios porque me estaban inspirando, y los tuve que ver desde el principio hasta el final! Se llaman Angel’s Friends. No los busques, por favor. No quiero que descubras las cosas con las que yo me distraigo. Puede que siente un poco denso e impactante eso de demonios para niños pequeños, pero la realidad es que la animación no es nada más que eso, dibujos animados, y no puede ser más constructiva para enseñarle a los niños la importancia de las diferencias entre el bien y el mal... En realidad, cambié de opinión. Búscalos para que veas lo indefensos que son y que fui yo la macabra y la que tuvo que venir a distorsionar lo que vio para crear su propia historia. 
“Tuviste algún bloqueo escribiéndola ?”
Pero, ¿qué dices? Pues claro que no. Solamente la pausé desde inicios de mi senior year con un total de quince capítulos hasta inicios de la cuarentena, que fue cuando finalmente pude terminarlo... Síp, así es. Tremendo bloqueo, ¿no? Me metí en una laguna tan profunda que no había alma que pudiera sacarme. 
“Una sinopsis de la historia!”
Esto es emocionante... No se asusten, por Dios. Todo aquí adentro es: ficción, fantasía, romance, misterio y drama. Y si tengo que decirlo, pues para lectores con mente... pues abierta, ¿vale? Que soy una hija de Dios, no me jod-
La Santísima Trimurti era el lugar al que todos los ángeles de Las Alturas deseaban ir. Era el único sitio en donde serían capaces de aprender, ejercitar y adiestrarse para convertirse en los mejores soldados de El Reino de Dios. Pero también, el único lugar en donde podía descubrirse la verdadera naturaleza de un ángel. Briel pensaba que todos los ángeles se comportaban igual y que no cabía en la cabeza de ninguno traicionar la voluntad del Creador. Ciertamente habrá un ángel en particular que hará que Briel cambie totalmente de parecer y que, de algún modo, termine volviéndola igual que él. Sin embargo, ¿hasta dónde los van a llevar sus distintivos cuestionamientos?
¿Hasta el punto de enamorarlos?
Simplemente había algo mal con él y Briel estaba dispuesta a averiguarlo.
¿O a resguardarlo?
“Que me lo envíes pa leerlo ya”
Verás, eso sería andarse con preferencias. Me comprometo a notificarte  cuando esté perfectamente editado y listo para salir a la calle. Estoy segura de que la primera copia de Desperfecto será la que agarren tus manos. Y, por cierto, solo fui considerada contigo. Esto no fue una pregunta, pero, si quieres también te regalo besos. Muchos besos. 
“De que se trata?”
Si en la sinopsis no quedó muy claro, se trata sobre el encuentro de dos ángeles completamente diferentes dentro de La Santísima Trimurti, que vendría siendo un lugar muy, muy importante dentro de los cielos. No lo busques, me lo he inventado, lol. Estos dos ángeles deberán enfrentarse a un sinnúmero de cosas que pondrá a prueba su verdadera naturaleza: permanecer como un ángel o caerse del cielo y convertirse en lo que le sigue. 
“Ay romance?”
Como te tengo confianza, niñita, si tienes hambre seguramente la nevera debe estar cerca. Lo que pasa es que te comiste la «h» en el «ay», así que vendría siendo «¿hay?» y no «¡ay!» de que me estoy muriendo. ¡Y claro que hay romance! Si no escribo romance en mis historias, no sé lo que estoy haciendo. Evidentemente en la sinopsis se presenta uno de los protagonistas que vendría siendo el ángel femenino, Briel, pero el nombre del ángel masculino permanecerá como un misterio por el momento.
“En qué estabas pensando cuando decidiste escribir Desperfecto? Cuál ha sido tu mayor inspiración?”
Con certeza, estaba pensando en lo bueno, bueno no, buenísimo que iba a hacer del ángel masculino. ¡Es que es un bombón y está como quiere! Me gustaría describírtelo, pero dejaría de ser una sorpresa. El relacionar su carácter, físico y su intelecto con el de un ángel era demasiado para mí. A mí siempre me ha intrigado la fisionomía que se dice de los ángeles, e imaginar a mi personaje como uno, bueno... que te lo digo yo. Y mi mayor inspiración durante el proceso de escritura de Desperfecto, definitivamente no fue la música, sino la saga de Hush Hush. Si no la han leído, se las recomiendo. Patch es literalmente un ángel caído del cielo y Nora puede irse al infier- Que conste que no cometí ningún tipo de plagio, adaptación o algo por el estilo. Cuando tengas la oportunidad de leer Desperfecto, sabrás a lo que me refiero. 
“Por qué Desperfecto?”
¡Buenísima pregunta! Verás, en El Reino de Dios todo se supone que sea perfecto, ¿no? Estamos hablando del cielo, de los ángeles, del paraíso, etc. Puede que resulte absurdo que en un lugar tan deseado exista la inmoralidad, pero no imposible. Fácilmente pude haberlo titulado “Imperfecto”, pero el problema con eso es que nada es imperfecto en El Reino de Dios a excepción de lo que no tienen control: los ángeles que habitan en él, en este caso, los únicos desperfectos.
“Cuántos capítulos tiene? Piensas hacer un segundo libro?”
¡Tiene treinta y cinco capítulos incluyendo el epílogo! Puede que suene mucho, pero son cortísimos. Me odio por haberlos escrito de esa manera. Sin embargo, vine con recompensa porque, en efecto, actualmente estoy escribiendo la secuela y los capítulos son... bastante... eternos, lol. ¿A quién no le gusta eso? 
“Te inspiraste por hechos reales?”
Jajaaaaa, evidentemente no. Pero si me lo preguntas de otra manera, pues sí me gustaría conocer a un ángel como A... hasta ahí te lo dejo ;)
“User de Wattpad?”
Uyuyuyyyyy, eso sería muy comprometedor. No puedo dejar que la gente que me conoce descubra esa parte de mí. Que quede entre los lectores de Wattpad que jamás sabrán quién soy y yo. 
¡Bueno, hasta aquí el primer round de preguntas! Que intennnnso, joder. No he sudado ni nada por el estilo, pero siento que les entrego una grandísima parte de lo que es Desperfecto con tan solo contestando esto. Solo esperen a la próxima parte... Mejor dicho, solo espera tú, Luna, que no vas a sobrevivir ni a la primera pregunta. De todos modos, dará lo mejor de ella. Fíjense en el cambio drástico de narrador. En la editorial con la que Luna está trabajando la regañaron por eso, pero lo que ellos no entendieron es que todo en sus escritos es hecho con un propósito. Vital. Exquisito. Monumental. Así, tipo: saliéndose por la pantalla. Que se sienta como un viaje extraordinario e impredecible. Hasta el punto en el que ya ni el mismo autor aguanta más. Y ese es...
confundir al lector <3 Buena no, buenísima en eso. Como Az... ¡Nope! ¿Y si jugamos al colgaito para descifrar el nombre del ángel masculino? Jiji.
Luna los leerá en la próxima. 
Instagram: @ fmrtinz
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itsasumbrella · 6 years ago
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Wicked Game – Capítulo 1: La bruja
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This is the first chapter of my HTTYD fic Wicked Game. I upload it here as a experiment. This fic and this chapter are in Spanish, but I'm translating this because people started demanded it after the fantastic fanart @poppysfanworld. If you know Spanish you can read the first chapter here, I'll update the rest little by little, but you can find the rest of chapters (in Spanish) on Fanfiction and AO3.
English chapter coming soon.
No había sido buena idea salir a volar aquella noche. Es más, había sido una idea terrible. Pero Hipo llevaba mal el insomnio. Las largas horas en vela, despierto como un búho, mirando el techo mientras escuchaba los estridentes ronquidos de su padre y la respiración acompasada de Desdentao estaban pasándole factura. A veces se entretenía dibujando o diseñando alguna optimización para su traje de vuelo, pero la mayoría de veces se dedicaba a mirar el techo esperanzado de que se dormiría ya sólo por el aburrimiento. Sin embargo, nunca conseguía conciliar el sueño hasta después de entrar el amanecer.
Al principio pensó que sería por el estrés. Las nuevas responsabilidades adquiridas como heredero de su padre, el entrenamiento de los nuevos cadetes de la academia y su trabajo en la herrería no le daban respiro. Había tenido que abandonar el mapa y restado horas de vuelo con Desdentao, cosa que al dragón no le había hecho ni la más mínima gracia. Pero el agotamiento nunca le llevaba a conciliar el sueño, sino más bien lo contrario. Estaba tan cansado que era incapaz de dormir. Aquello hacía que no sólo fuera menos eficiente en sus labores, sino que ya habían sido dos las ocasiones en las que había estado apunto de caerse en mitad de un vuelo porque se quedaba dormido y había olvidado engancharse el arnés. Su padre se enfureció tanto con él que le había prohibido volar hasta que se recuperase. Pero Hipo lo había probado todo: contar Terrores Terribles, infusiones para el sueño de Gothi, ejercicios de meditación… Todo. Y seguía sin conciliar el sueño.
Aquella noche en particular sintió que había llegado al límite. Apenas podía respirar del agobio que le invadía entre las cuatro paredes de su habitación. Despertó a Desdentao y éste, de mala gana, aceptó salir a volar. Salieron por la ventana sigilosos, aunque sabían que era difícil despertar a Estoico. Irónicamente, ahora que no debía estar alerta ante la probabilidad de un ataque de dragones, dormía con tal profundidad que ni un huracán podía despertarle.
Se aseguró el arnés y salieron disparados a la oscuridad bañada por la luz de la luna llena. Se arrepintió de no haber cogido el casco, ya que el aire frío chocó contra su cara cómo si fuese pequeñas agujas. Sin embargo, la ansiedad había desaparecido. Echaba de menos volar y el silencio de la noche era un alivio para su oídos acostumbrados a quejas y peticiones de sus compatriotas.
—Demos un par de vueltas por la isla, campeón —comentó él sonriente—. No necesitamos ir muy lejos.
Desdentao ronroneó, contento de poder estirar sus alas, aunque fueran a horas intempestivas. No hicieron nada extraordinario -para alivio del dragón, Hipo sabía bien que Desdentao odiaba con todo su ser sus experimentos con el traje de vuelo-, se dedicaron sólo a disfrutar del frescor de la noche.
Sin embargo, había sido una idea terrible salir aquella noche. Hipo lo supo un rato después, pero cuando la hoguera captó su atención en una cala al otro extremo de la isla no se lo habría imaginado. Al principio imaginó que sería alguien que se habría perdido en la noche y había acampado a la espera del amanecer. Pero tampoco descartó invasores o cazadores de dragones. No obstante, a medida que se acercaban Hipo pensó que la hoguera era demasiado grande como para que fueran simples enemigos. Cuando aterrizaron en el bosque y se acercaron a la cala ocultos por el bosque, podía escuchar unos tétricos cantos en una lengua que desconocía.
Hipo jamás se esperó encontrarse con un escenario como aquel.
La cala estaba llena de mujeres bailando y cantando alrededor de la hoguera. Todas vestían de negro. Hipo le costó entender la escena. ¿Quiénes eran ellas? ¿Y de dónde habían salido? No reconoció a ninguna de esas mujeres de la aldea. Es más, algunas eran claramente extranjeras por sus pieles oscuras. Otras, en cambio, si pasaban por mujeres vikingas corrientes, aunque había poca normalidad en ellas.  Desdentao se movió nervioso y empujó a Hipo en dirección al bosque para que se fueran de allí. Hipo frunció el ceño extrañado por el comportamiento del dragón, quién rara vez mostraba signos de cobardía.
—Sólo es un grupo de mujeres bailando ¿Qué tiene eso de peligroso? —le murmuró Hipo.
El dragón le lanzó una mirada de circunstancias que el humano decidió ignorar. Por algún motivo se sentía demasiado atraído ante la peculiar escena. Entonces divisó una figura arrodillada junto a la hoguera, tan cerca que era probable que se estuviera quemando, pero no mostró signos de movimiento.
De repente, las mujeres dejaron de bailar y cantar. Una de ellas, quien lucía una corona de flores y portaba un báculo más grande que ella, se acercó a la figura y la agarró del pelo. La arrastró con violencia por el suelo hasta ponerla a una distancia prudente de la hoguera. Era otra mujer vestida de negro, pero la poca visibilidad sólo le permitió ver que era una mujer rubia y aparentemente joven. El poco diálogo que pudo escuchar era en un idioma que no había escuchado en su vida, pero Hipo sabía que la joven rubia estaba en problemas, aunque ésta no mostró resistencia alguna cuando la mujer de la corona de flores empezó a golpearla con violencia con su báculo. El resto de mujeres observaban la trifulca en silencio.
Hipo supo que tenía que hacer algo o acabarían matando a la joven. Hizo una señal a Desdentao para que le siguiera, el dragón se negó.
—Oye, este no es el momento para que te pongas gallito —se quejó Hipo—. Esa chica está en problemas y cómo entenderás no voy a poder yo sólo con ese grupo de mujeres.
Un quejido hizo que Hipo volviera a mirar la escena. La mujer rubia se revolvía en el suelo del dolor. Pero esta vez no estaba recibiendo golpes. La mujer de la corona de flores sólo tenía alzada la mano a su dirección. Esta vez sí se asustó de verdad ¿Qué demonios estaba ocurriendo? ¿Por qué esa chica se retorcía de esa forma cuando no la estaban tocando? ¿Y por qué ninguna de las otras mujeres la socorría?
Se dirigió a Desdentao desesperado y el dragón le dijo con la mirada:
—Luego no digas que no te he avisado.
Montó sobre el dragón y volaron en dirección a las mujeres. El silbido del vuelo del Furia Nocturno las asustó. La mujer de la corona de flores liberó a la rubia tan pronto los oyó. Hipo esperó un ataque por su parte, pero muchas huyeron, no al bosque sino al cielo. Aquello le asustó muchísimo. ¿Mujeres volando? ¿Sin dragón? Era imposible. La mujer de la corona de flores no se movió, ni siquiera cuando Desdentao lanzó su plasma a una distancia prudente como advertencia.
Su presencia era imponente. Su cabello, del color del fuego, y sus ojos negros intimidaron a Hipo, aunque se esforzó en simularlo. Una vez más, se arrepintió en no llevar su casco, debía lucir ridículo montado sobre un Furia Nocturna con su ropa de dormir. La mujer le señaló con el báculo y habló en su idioma:
—Maestro de dragones, has interrumpido nuestra ceremonia de sacrificio y, por ello, mereces el peor de los castigos. Es por eso que cargarás con esta paria traidora de su raza hasta el fin de tus días. ¡Que la Diosa sea testigo de ello!
Hipo sintió un doloroso en el fondo de su cabeza, como si un Nader Mortífero hubiera lanzado una de sus púas contra su cráneo. El dolor era inmenso y un zumbido inundó sus oídos. Pensó que se desmayaría, pero tan pronto apareció el dolor también desapareció.
—¿Q-qué he pasado? —se tocó la cabeza y se dio cuenta que estaba sudando.
—Ahora tu vida está vinculada a la de ella —señaló a la joven inconsciente en el suelo—. Ese será tu castigo.
Y con esas palabras se fue volando. Desdentao lanzó otro plasma, pero ya era tarde. Había desaparecido. Hipo, todavía confundido, corrió a socorrer a la joven. Tenía la cara amorotonada, pero Hipo vio enseguida que aquella joven sería más o menos de su edad. Llevaba las mismas vestiduras que aquellas mujeres y su cabello rubio, del color del sol, caía sobre su cara.
—¡Oye! ¿Estás bien? ¡Despierta, por favor! —le llamó Hipo mientras la incorporaba entre sus brazos.
La mujer hizo un gesto de dolor y siseó. Parpadeó un par de veces y se miraron a los ojos. Hipo se quedó fascinado. Su ojos eran del color del cielo en pleno verano. Ella le observó desorientada al principio, pero la cólera se dibujó pronto en su rostro. Le dijo algo en un idioma que no entendió. Su incompresión le molestó aún más. Clavó el codo en sus costillas y le dio un rodillazo en el estómago.
—¡Espera! —exclamó Hipo hecho un ovillo por el dolor.
La mujer no le hizo ni el más mínimo caso, corrió hacia al agua y saltó. Al parecer, ambos esperaban que ella saliera volando, pero no se dio el caso.
Volvió a saltar.
Nada.
La mujer se giró, esta vez asustada, y fue en dirección a la hoguera. Hipo se incorporó con ayuda de Desdendao y corrió en su dirección aterrado por la posibilidad de que la mujer se pudiera arrojar al fuego. Pero ésta se paró en seco, demasiado próxima para no sentir el calor abrasante en su cara. Para cuando Hipo la alcanzó, tenía el brazo derecho entero metido en el fuego. Iba a apartarla cuando la mujer se giró en su dirección y sintió una fuerza inmensa empujándolo al sentido contrario. No supo cómo ni por qué, pero aquella fuerza le pilló tan de sorpresa que le cortó la respiración. Por suerte, Desdentao lo atrapó al vuelo.
La mujer se acercó, amenazante y peligrosa, e Hipo se preguntó en qué buena hora se le había ocurrido la terrible idea de pasar su noche de insomnio fuera de casa. Se fijó en el brazo derecho de la joven. Estaba intacto. Hipo se convenció a sí mismo que era imposible, que todo aquello debía ser una pesadilla. La mujer alzó de nuevo el brazo, dispuesta a lanzarle por los aires una vez más, pero Desdentao se puso delante de él, con los dientes fuera y dispuesto a atacar. Lanzó un rugido y la mujer se paró en seco.
—¿Por qué le defiendes? Su especie ha masacrado a miles de los tuyos.
Así que sabía hablar su idioma. Aunque no parecía un gran consuelo.
—Los dragones son criaturas pacíficas, Desdentao jamás me haría daño —comentó Hipo con las manos levantadas en son de paz.
—No hablaba contigo —respondió la mujer con voz cortante.
Desdentao parecía tan confundido como él. Volvió a rugir, aunque esta vez con más timidez.
—¿Tu amigo? ¿Un humano? —preguntó sorprendida.
—¿Acaso no lo eres tú también? —inquirió Hipo.
—¡No estoy hablando contigo! —chilló ella— ¿Y cómo te atreves a ponerme a tu altura? ¡Soy una bruja del Aquelarre del Sabbat! ¡Jamás podría comparárseme con un simple humano como tú!
¿Bruja? Hipo había oído hablar de ellas. Meras leyendas. No eran criaturas comunes en estos lares y mucho menos concordaban a las mujeres que él había visto esa noche. ¿Mujeres que volaban sin necesidad de un dragón? ¿Que no se quemaban? ¿Que lanzaban a la gente por los aires con un leve gesto de la muñeca? Estaba claro, el insomnio le estaba jugando una mala pasada y ahora tenía visiones. No pudo evitar reírse.
—¿Qué te hace tanta gracia? —replicó la bruja molesta.
—Dímelo tú que eres la bruja —respondió Hipo con sorna—. Debería estar contento porque creo que estoy durmiendo, aunque esto sea una pesadilla.
—¿De qué diablos estás hablando? —la bruja volvió a levantar la mano a su dirección e Hipo y Desdentao se pusieron en guardia— ¿Quién eres? ¿Y cómo demonios nos has encontrado?
—Soy Hipo, estaba sobrevolando la zona cuando me encontré con vuestra hoguera.
—¿Sobrevolando? —miró a Desdentao y se fijó en la silla de montar que tenía sobre su lomo— ¿Un simple humano ha conseguido domar a un Furia Nocturna? No me lo creo.
Hipo puso los ojos en blanco y se giró en dirección a Desdentao. La mujer frunció el ceño.
—¿A dónde te crees que vas?
—A mi casa, a ver si así consigo despertarme de este mal sueño —replicó molesto mientras se acomodaba sobre Desdentao—.
—No puedes dejarme aquí sola, no sé dónde estoy —corrió a su dirección pero Desdentao le respondió con un gruñido poco amigable que hizo que se parara en seco—. Deberías vigilar tu lengua, reptil.
—¿Es cierto que le entiendes? —preguntó Hipo, simulando desinterés.
—Todas las brujas entendemos a los dragones, pero no nos llevamos muy bien entre nuestras especies.
—Me pregunto por qué —comentó Hipo con cierto tono de amargura.
—Lo mismo deberíais preguntaros los humanos, podremos llevarnos mal, pero nosotras al menos no nos dedicamos a asesinarlos.
Hipo le lanzó una mirada envenenada y acomodó su prótesis sobre la palanca. La chica le observó curiosa, aunque seguía habiendo furia en sus ojos.
—¿Qué vas hacer ahora? —preguntó Hipo.
—¿A qué te refieres?
—La mujer de la corona de flores dijo algo así como que eras una paria traidora de tu especie, por lo que entiendo que estás sola.
La mujer se vio dolida por sus palabras, miró en dirección al cielo.
—Supongo que se acabó. Estoy fuera, ya no podré volar ni volver nunca más —murmuró.
—¿Fuera de qué? —quiso saber Hipo.
—No es asunto tuyo —respondió ella cortante.
Hipo se estaba cansando de su hostilidad y notaba que el cansancio le estaba invadiendo de nuevo. Le dolía el omoplato izquierdo de cuando Desdentao le había atrapado en el vuelo. Para ser una pesadilla, el dolor se sentía demasiado real.
—Bien, pues señora bruja, me voy. Te deseo la mejor de las suertes.
—Me llamo Astrid y necesito que me cuentes que más te dijo esa mujer —hizo un amago de acercarse, pero Desdentao mostró los dientes con poca simpatía.
Hipo acarició a Desdentao para calmarle. Por primera vez, sintió cierta fragilidad en aquella mujer.
—Me dijo que era ser terrible por interrumpir una ceremonia de sacrificio o algo así y que tendría que cargar contigo por el resto de mis días —suspiró—. Luego hizo una cosa rara que hizo que me doliera la cabeza y dijo que estábamos vinculados como castigo. Evidentemente, eso es una tontería.
La cara de Astrid era un poema. Se había quedado blanca como la cera. Llevó las manos a la cabeza y empezó a hablar para sí misma:
—Por eso no me ha matado. Quiere vincularme con un humano amante de dragones para que malviva con los de su especie. Por la Diosa, la muerte habría sido mejor que esto.
Hipo no quiso escuchar nada más. Quería despertarse ya. Movió la palanca en señal de despegue para Desdentao y se fueron. Escuchó la voz de Astrid a su espalda, pero la ignoró. Después oyó un trueno, seguido de la lluvia de relámpagos. Mientras huían a duras penas de aquellas corrientes de energía, Hipo creyó escuchar unos sollozos en lo más hondo de su cabeza. El dolor había vuelto y no era capaz de escuchar los atronadores relámpagos porque le zumbaban los oídos. Cruzaron la isla, ya libres de la tormenta eléctrica de Astrid, aunque el cielo estaba inundado de nubes negras como el azabache. La tormenta había despertado a varias personas de la aldea, pero por suerte ninguno le avistó colándose por su ventana. Hipo fue a la cama dando eses, el dolor de cabeza era insoportable. Al final cayó inconsciente mientras escuchab la voz de Bocón despertando a su padre.
Se despertó a mediodía. El dolor de cabeza había desaparecido, aunque le zumbaban levemente los oídos. Desdentao no estaba en su sitio y su padre tampoco se hallaba en casa. Intentó comer algo, pero tenía el estómago cerrado. La pesadilla de la noche anterior había sido demasiado vívido. El frío nocturno, las brujas bailando y cantando alrededor de la hoguera, la bruja pelirroja con la corona de flores y Astrid. Le fascinaba que pudiera acordarse tan bien de su rostro amorotonado marcado por la ira y la apatía hacia su presencia. No obstante, estaba seguro que en otras circunstancias le habría parecido hermosa.
Estaba todavía ensimismado en sus pensamientos cuando su padre apareció.
—¡Veo que te has despertado! Estabas tan profundamente dormido que no he querido despertarte esta mañana
—Gracias, papá —dijo Hipo un tanto avergonzado. Sabía que su padre estaba muy preocupado por su insomnio y sabía que había estado mirando remedios con Gothi para solucionarlo—. ¿Alguna novedad en mi ausencia?
—La verdad es que sí ¡Tengo una buena noticia! Hemos encontrado ayudante para Gothi.
—¿Ya? —aquello era extraño. Gothi había expresado su deseo de retirarse, pero era consciente que para ello necesitaba una aprendiz. Ser la curandera de la aldea conllevaba años de estudio, pero no estaba en nuestra lista de prioridades— ¿Y quién es?
—No la conoces, es una muchacha de una isla vecina que pasaba por aquí —explicó su padre mientras le cogía un trozo de manzana de su desayuno—. Gothi se ha mostrado encantada con ella, parece que la chica ya tiene experiencia previa en medicina, sobre todo en campos de batalla. Es de tu edad.
Aquello sonaba cada vez más extraño. Era raro que personas de otras aldeas se pasearan por allí. La simpatía de los habitantes de Mema por los dragones no levantaban pasiones en el archipiélago, aunque tampoco suponía un conflicto. ¿Quién querría enfrentarse contra una isla cuyos habitantes montan dragones? No era la idea más inteligente.
—¡Oh! ¡Está justo ahí! —exclamó Estoico mirando por la ventana— ¡Ven hijo! ¡Has de conocerla!
El entusiasmo de su padre le tenía preocupado, pero no se atrevió a discutir. Un pequeño grupo rodeaba a Gothi y a la muchacha. Vestía como cualquier mujer vikinga en invierno: pieles, falda, leggins y botas. Tenía el pelo rubio, del color del sol, recogido en una trenza muy complicada y llevaba una cinta sobre su cabeza, como símbolo de su soltería. Ella le daba la espalda y estaba riéndose con algo que le estaba contando Patapez.
—¡Astrid! —le llamó el Jefe y a Hipo se le paró el corazón. No podía ser verdad— ¡Ven a conoce a mi hijo, Hipo! ¡El orgullo de Isla Mema!
Ella se giró. Sus ojos azules, como el cielo en verano, se clavaron en los suyos. Esperó que no hubiera reconocimiento entre ellos, pero lo hubo. Ella sonrió y se acercó a darle la mano. Sintió un calambre que le paralizó.
—Tenía muchas ganas de conocerte, Hipo —dijo Astrid sin apartar la mirada y apretando tan fuerte su mano hasta el punto de hacerle daño—. Estoy convencida de que tú y yo nos llevaremos muy pero que muy bien.
Y en ese momento Hipo supo que estaba ante la persona que sería su ruina por el resto de sus días.
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maeda-ai · 3 years ago
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Into the shadows _C5_
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Anime: Bleach
Rating: M
Pareja: Ichigo & Rukia
Sinopsis: Rukia, con sus hermosos ojos fijos en aquella silueta semi-humana oculta entre las sombras, solo quería comprender, pero más que nada, conocer a aquel que le hacía el amor noche tras noche. . . en sus sueños.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 5 ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Kuchiki caminaba por las calles de Karakura.
Su clase en el club de pintura se había alargado más de la cuenta. Por ello, Rukia refunfuñaba sabrá dios cuantas maldiciones.
Adoraba la pintura y por supuesto ese era el mejor club al que pudo ingresar.
* Pero el profesor es un loco pervertido !. *
Susurró para sí la ojivioleta, sintiendo escalofríos tan solo de recordar como Kyoraku-sensei tenía constantemente sus ojos con corazoncitos y declaraba su amor no solo a las alumnas en el club, sino en toda la escuela. Ni siquiera la presencia de Nanao-sensei, quien era su ayudante en el club y además su esposa, lo detenía.
* ¿Qué le vería?. *
Se preguntó la chica, ajena a que ahora recorría una calle vacía; tampoco se percató que unos tipos la venían siguiendo. Venía tan concentrada en las actividades de la escuela y en sus tareas pendientes, que solo fue consciente de que era acosada cuando sintió como la jalaban a un callejón oscuro y solitario, mientras una tosca mano le cubrió la boca, impidiéndole gritar ante la sorpresa y el susto.
Rukia fue arrojada con brusquedad al piso.
* ¡ Pero mira nada más lo que tenemos aquí !, una chica sola y pérdida a estas horas de la noche. *
La pelinegra retrocedió asustada al escuchar las voces y las risas de los sujetos que la miraban con descaro y lasciva. ¿Qué podía hacer?. Ellos eran tres hombres fornidos, en cuyas caras se reflejaban perfectamente las intensiones que tenían con ella.
Uno de ellos la sujetó del brazo y la haló con fuerza hasta que sus rostros estuvieron a escasos centímetros, pasando su lengua por la suave mejilla de la pelinegra.
Rukia cerró los ojos con fuerza, aguantando las nauseas. Forcejeó tratando de alejarse, más entonces aquel bastardo la aferró por la cintura e intentó besarla, con lo que, aterrada, Kuchiki reunió toda su fuerza en su pequeño puño y lo estrelló en la cara de su agresor. No pensó que este, iracundo, le regresaría el golpe con mayor fuerza, tirándola al suelo y haciendo a su labio sangrar.
* ¡ Perra !, ahora verás !. . . *
Kuchiki estaba aturdida y no podía si quiera intentar huir.
Pensó que estaba pérdida en verdad; miró por un instante a sus atacantes. Iban a abusar de ella y con una violencia desmedida seguramente, lo veía en sus ojos, por ello los cerró. Esperaba lo peor. . . pero nada pasó. . .
Rukia finalmente abrió los ojos, ante ella, los sujetos que intentaron lastimarla yacían en el piso gravemente lastimados.
La chica no podía explicarse que había pasado, tan solo habían transcurrido unos cuantos segundos. . . ¿cómo?, ¿por qué?.
Un gruñido gutural le dio las respuestas.
La pelinegra se giró donde aquel sonido, encontrando al demonio que aparecía en sus sueños. . . ¿o debería decir, protagonista y compañero de dichos sueños?. Tan real y solido, tan imponente y temible.
Kuchiki se irguió enseguida, dando un paso hacia atrás, como tratando de poner distancia entre ella y esa criatura letal. Pero el inusual sonido que emitía ese ser la detuvo, llenándola de sorpresa.
* Pro. . . teger. . . ¡ proteger !. *
Los hermosos ojos violetas se tornaron descoloridos.
""¿Acaso él?. . .""
El pensamiento de la pelinegra quedó inconcluso, pues aquel demonio repentinamente se movió hacia ella.
La chiquilla retrocedió asustada y sin saber que hacer hasta que su espalda chocó contra una de las paredes de aquel callejón. Se quedó sin habla, siendo incapaz de apartar sus ojos de la máscara de aquel demonio, como si estuviese hipnotizada, simplemente no podía apartar la mirada.
* ¿Q-quién eres?. *
No hubo respuesta. En cambio, ese sujeto alzó la mano, acariciando el lindo rostro de la mujer, quien se estremeció ante el sutil contacto mientras su mirada seguía magnetizada a los ojos del demonio, descubriendo un brillo más allá de la máscara, manifestando emociones que Rukia no supo descifrar.
Cuando por fin pudo apartar la mirada, la pelinegra miró a un costado, justo sobre el hombro izquierdo de aquella criatura. Tardó unos cuantos segundos en percatarse. . . su cabello era naranja. . . ¡naranja!.
""¿Será que él?.""
* Ichigo?!. *
Pronunció ella, sin estar segura. Simplemente la imagen de su compañero de clase se le vino a la mente al ver el llamativo cabello de su salvador.
El demonio retrocedió, emitiendo un sonido estremecedor, como el de un animal a punto de arrojarse a su presa. Rukia dudó por un instante, pero sacudió la cabeza, tratando de vencer el miedo. Él no la lastimaría, jamás lo haría, no después de haberla salvado.
""No lo hará si él es aquel. . . hombre que me toma en mis sueños.""
Este pensamiento le dio valor a Kuchiki para acercarse al pelinaranja, siendo ahora él quien retrocedía, tratando de alejarse de ella.
* Por favor, Ichigo. . . ¡ no huyas de mí !. *
El demonio soltó un rugido aterrador, pero la chica no se movió, al contrario, se acercaba a él y pudo incluso acariciar la fría mascara del muchacho, justo en la parte que le protegía la mejilla. Aquello apreció tranquilizarlo.
* ¿Quién eres en realidad. . . Ichigo?. *
Tras esta pregunta, una luz rodeó al joven y su apariencia comenzó a cambiar. El blanco de su cuerpo, así como la aterradora mascara, se desmoronó, y el largo cabello naranja se convirtió en una luz que terminó sellando el hueco en su pecho, dejando ante la mujer al muchacho pelinaranja de ceño fruncido que ella ya conocía.
* Ichigo !!. . . *
Los embragó el silencio. Había tanto de que hablar, pero no podían moverse y sus miradas no podían apartarse la una de la otra. El violeta y el miel parecían no querer romper el contacto.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Su primer encuentro, bueno, ahora que Rukia por fin conoce a quien, en sueños, la hace más que suspirar.
El pelinaranja no podía permitir que lastimen a la mujer que eligió, después de todo, demonio o no, él sigue siendo Ichigo ^0^.
—I LOVE ICHIRUKI—
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA AI y es material de Fallen Angel.
Totalizado el 04 de Enero de 2012.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 6 ||
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m-s-s-entertaiment · 6 years ago
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Recuerdos.....
Nayra era una Reina muy hermosa, a parecer de lo demás, pero había solo un defecto en especial que odiaba su esposo de ella, sus ojos, el no la amaba y siempre era distante y cortante con ella, nunca estuvo en el nacimiento ni de su hijo, y cuando nayra le reclamaba algo, este se hacía el desentendido usando su típica frase, "este reino no se controla solo", día tras día, Nayra amaba a su pequeño hijo, muchos más cada vez, ya que el se parecía a ella en casi todo, ella se sorprendió de ver que el niño llevaba sus mismos ojos, cosa que la lleno de orgullo y felicidad completamente, ya no era la única ahí con esos únicos ojos, su bebé poseía una mirada angelical, una que desbordaba mucha dulzura y tranquilidad, así que Nayra se dijo a si misma, que protegería a su pequeño, sea como sea, de las crueles garras del mundo, y eso hizo, hasta que creció el pequeño, Nayra ya no se quedaba mucho tiempo en el castillo y se Hiba a otro lugar, como una casa cercana a este, ella se iba con su hijo, ya que ella sabía que su marido no la amaba, vaya que siempre lo supo, pero su enamoramiento fue más fuerte y decidió meterse a si misma a la boca del lobo, pensando inocentemente, poder cambiar a ese gran lobo feroz, y hacer que la ame y la quiera con el tiempo, que ingenua, al tener muchos problemas ya con su esposo, se buscó aquella casa, y se llevó a su hijo con ella, ella estaba muy enojada con su esposo, no mucho por lo que hizo de su vida, sino por lo que le hizo a su amado tesoro, aquel malvado Rey, lo había rechazado, solo por tener esos ojitos, con rabia y tristeza, Nayra se fue de aquel lugar, pero de vez en cuando, regresaba al castillo, porque pues, era la esposa del Rey, y se maldecía todo el tiempo por haber aceptado cuando le hizo la dichosa pregunta de, "te quieres casar conmigo?", Ella segada por el amor que le tenía y que aquel Rey uso a su favor para despedazarla, dijo que sí, y ahí se encontraba ella, sentada en el pasto, con su pequeño de tan solo 3 años...
Shyon: mami!!!mira!!!*dijo mostrando como hacer que las flores crezcan*
Nayra: que bello, mi tesoro, es tan bello como tus ojos, shyon.
Shyon: mis ojos son bonitos mami? *Ella asintió* los tuyos también, me recuerdan a un helado derritiéndose jajaja
Nayra: jaja, tienes gran imaginación, tesoro, te quiero.
Shyon: yo no te quiero!!!*la chica lo miro confundida* yo te amo!!!*y sin más, se lanzó a los brazos de su madre*
Nayra: y yo a ti, mi pequeño Tesoro.
Nayra siempre quiso a su hijo cómo a nada en el mundo, pero llegó un día........un maldito día........ en el que el Reino se vistió de tristeza ........y de negro........tras la muerte de uno de sus líderes....aquel día, fue el día más desgarrador que tuvo la vida del pequeño shyon, la última vez que vio a su madre con vida, ella le dijo que no se preocupara, y así, con seguridad, fue a una charla con su esposo en el castillo......el niño esperó....... paciente a la llegada de su madre.........espero su llegada de la charla con su padre............charla de la que nunca regreso........con dolor y tristeza, shyon se prometió cantar en nombre de su bella madre, cada vez que veía flores que tocaron las bellas manos de su madre, pero como la historia sigue, el pequeño quedo a cargo de su malvado padre, su padre.....el sabía que él no lo quería, solo lo trajo con el por obligación, ya que si se rechaza a un miembro de la realeza, se considera traición, y su padre no quería que su abuelo se enterará de aquello, no, el podría quitarle el trono con solo pestañear, así que el día que shyon llegó, supo que ya nada sería lo mismo sin su protectora personal.....
Guardia: mi Rey, el príncipe Shyon a llegado.
Mash: dejenlo pasar, quiero volver a ver a ese repugnante ser, para ver si mejoró un poco en aspecto *suspira*
Guardia: si, su majestad, TRAIGANLO!!!
Shyon: *se acerca lentamente*....h-hola
Mash: larguense, rápido.
*los guardias c van*
Shyon: *traga duro* h-hola.......p-pap-pi....
Mash: no me digas padre, bastardo, levanta tu rostro y mírame cuando te estoy hablando...
Shyon: *levanta la cabeza y ve a su padre directamente con sus ojitos* o-ok
Mash: puaj!!!que asco!!!está basura es MI hijo!?esto es una vergüenza.......mira tus ojos.....
Shyon: mami d-dice q-que soy l-lind-do.......
Mash: pues te mintió, eres horrendo........tus ojos.....
Shyon: q-que t-tienen?....
Mash: SON UNA FEALDAD!!!!
Shyon: *se tapa las orejas* p-pero.....a m-mami le gust-tan......
Mash: es lógico, Nayra siempre tuvo esos horrendos ojos, no quería sentirse sola, ahora recuerdo porque te odio, te pareces demasiado a ella, que desperdicio de mis genes....
Shyon: .....y-y-y-yo......
Mash: tápate esos horrendos ojos, que seguro y hasta piensan que deben quitarme el trono, jaja, aunque eso es imposible....
Shyon : oki......*mueve su pelo y queda un poco cubriendo sus ojos*......
Mash: mucho mejor!!!demasiado!!!ahora pareces más normal......aunque dudo que lo seas......
Shyon: y-yo.....
Mash: lárgate a tu cuarto, las empleadas te guiarán, si haces tan solo una cosa mal, conocerás mi molestia, ok, Wyn Shyon!?
Shyon: si....p-pap-pi...
Mash: no me digas padre, le diré a alguien que te diga todo lo que debes y no hacer, aunque sería mejor que solo te encierres en tu cuarto y no salgas más!!
Shyon: *va caminando*.....
Mash: ah! Y nunca, me oíste, NUNCA vallas al sótano, ok?
Shyon: mhm....
Mash: OK!?
Shyon: o-ok.....
.......Shyon nunca fue feliz, tratado como basura, como escoria, aveces algunas personas querían aprovecharse de su debilidad y tocarlo, pero el Rey lo impedía, no porque le preocupase o quisiese a su hijo, sino porque no quiere manchar a la realeza con una violación de por medio, Shyon siempre se fue escapando por la ventana de su cuarto, a llorar a solas......en paz......si alguien lo encontraba, solo lo miraban, pero si le avisaban al Rey, el pequeño tenía que sufrir y ver a su padre con terror........su padre, el Rey mash.....con mirada fría y calculadora, no le importaba si moría su hijo, pero tenía que cuidarlo, ya que el elegiría un sucesor luego, y su hijo no servía para ser Rey, así que decretó, que una vez el estuviera por dejar el trono, lo daría al más digno y fuerte, que ganaría la mano de su hijo, y así paso, año tras año, hombre tras hombre, esforzándose por ser el elegido, que tuviera la mano de el pobre Shyon, el pequeño era utilizado por su padre, por el Reino, por todos........siempre todos le dieron la espalda, y ni uno se atrevió, ni a preguntar, ni a ayudar, nadie, el extrañaba a su madre, valla que es cierto, pero sigue queriendo morir para ir a su lado, pero no puede, como le gustaría darle sus dones a su madre y que ella no hubiera podido morir, pero no pasó, el pequeño lloró solo, río solo, jugó solo, creció solo.............. vivió solo.......un ángel no debía votar lágrimas.......sin embargo este precioso ángel maltratado........nunca tuvo un lugar en el que reír con tranquilidad........destrozando así sus pobres alas........siempre trataba con amabilidad.........para luego ser votado brutalmente.......las personas son crueles...... pensó muchas veces........pero su pequeña alma siempre quería ayudar hasta a la más malvada.......siempre se imaginaba lo que su madre le decía......fuimos creados por una razón, y servimos para servir, ayudamos por ayudar, y queremos por amar........siempre ayudó, aunque nadie estuviera dispuesto a hacer algo por el......
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discostozier · 6 years ago
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Then, You Happened
Parejas: Bill Denbrough/Stanley Uris, Richie Tozier/EddieKaspbrak
Resumen: —Digo, si quieres ir en pareja, o si te invitan y dices que sí. Los demás podemos ir juntos como siempre. Richie escuchó el plan, entendía el plan, y sabía de dónde venía el plan. Tenía lógica y aun así pensaba que nada iba a ir conforme el plan. Sabía qué si decían que sí, y alguien conseguía una pareja, los demás entrarían en un pánico colectivo y empezarían a buscar parejas como si la vida se le fuera en eso por el miedo de ser el único perdedor sin pareja.
También en Ao3.
Stan observó el panfleto del baile de bienvenida pegado, justo, en su casillero. Trató de ignorarlo abriendo su casillero para sacar las cosas necesarias para la siguiente clase, pero en verdad le estaba dando dolor de cabeza.
Ridículo.
Desgarró el panfleto con desdén y lo hizo una bolita de papel de lo más pequeña que más tarde la tiraría en el bote de basura, y aunque quería hacerla pedacitos o lanzarla por ahí e incluso comérsela, la guardó en el bolsillo de su chamarra y fingió que nunca había visto tal ofensa para él.
Exagerado.
Tal vez sí estaba exagerando, pero quería creer que estaba en todo su derecho. Después de lo que había pasado con Eddie el semestre pasado, Stan había decidido que no valía la pena fijarse por alguien que seguro nunca lo iba a notar de esa manera. Especialmente por que observaba la manera en que Eddie veía a Richie a lo lejos, con cara de bobalicón, de vez en cuando soltando suspiros, y se preguntaba si Stan también tenía una cara de idiota enamorado. Y si lo hacía, Stan definitivamente no quería parecer así, sobre todo si Ben tenía la misma mirada con Bev, y Beverly miraba así a Bill, y Bill no miraba a nadie.
Pero seguro que lo haría pronto, en especial con alguien como Beverly con su cabello rojo y brillante, facciones exquisitas y demasiada buena actitud frente a él. Stan se sentía como en una habitación llena de gasolina, solo era cuestión de tiempo que Beverly volteara a ver a Bill, y Bill volteara a ver a Beverly, y la chispa se encendiera para quemar todo en la habitación, incluido Stan.
Había sido un largo, largo verano.
Tragó en seco y cerró su casillero con parsimonia, derrotado. Era la primera vez que pensaba en Bill tan directamente como la persona que le gustaba, y eso no lo hacía sentir mejor.
—No puedo esperar el baile de bienvenida, ¡seguro será divertido! —Beverly soltó una risilla al sentarse en la mesa en la cafetería. Tenía una colita y un lindo vestido de flores que combinaba con el moño de su coleta. Se acomodó, en una jugada coqueta y juguetona, el cabello bailando sobre su hombro y recargó ambos codos en la mesa, acuñando su barbilla. — ¿Ya saben a quién van a invitar? En el baño de niñas se escuchan… y leen, tantas cosas.
Eddie, sentado frente a Stan, palideció un poco y por poco dejó caer su sándwich de pavo en la bandeja. Richie sintió curiosidad.
— ¿Qué cosa se escuchan y se leen en los baños de las niñas? —Preguntó Richie, acomodándose las gafas. Codeó a Stan sonriendo con malicia. —Seguro que tienen una lista de quién la tiene más grande y quién lo hace mejor.
—Ugh, Richie. Si la hubiera seguro no estarías en ninguna. —Todos rieron. Beverly volteó a ver a todos los chicos en la mesa, sonriendo. Su escrutinio ponía nervioso a cualquiera. —A lo que me refería es que he escuchado algunas niñas hablar del baile, y bueno, está de más decir que algunos nombres que conozco han saltado más de una vez.
—Pensé que iríamos juntos, como el año pasado. —Eddie dijo, observando con lo que Richie creyó era pánico a Beverly.
—Creo que no estaría mal ir en parejas. —Murmuró Ben, aunque fue lo suficientemente alto para que todos escucharan en la mesa. Voltearon a verlo, unos con una sonrisa y otros con cara de odiar completamente el plan. Las mejillas del chico se colorearon de manera dolorosa ante la atención. —Digo, si quieres ir en pareja, o si te invitan y dices que sí. Los demás podemos ir juntos como siempre.
Richie escuchó el plan, entendía el plan, y sabía de dónde venía el plan. Tenía lógica y aun así pensaba que nada iba a ir conforme el plan. Sabía qué si decían que sí, y alguien conseguía una pareja, los demás entrarían en un pánico colectivo y empezarían a buscar parejas como si la vida se le fuera en eso por el miedo de ser el único perdedor sin pareja.
— ¿A ti ya te invitaron, Beverly?
Beverly le sonrió a Mike y batió un poco sus pestañas.
—Si, David Miller del otro curso lo hizo esta mañana. —Richie sintió como Ben se desinflaba a su lado. —Pero le dije que no.
— ¿P-por qué? —Preguntó Bill, mientras Richie sentía como Ben volvía a la vida, aunque quizá solo era un presentimiento.
—Porque no quería ir con él, duh. —Rio. —Quiero ver si la persona que quiero que me invite lo hace, y si no, entonces lo haré yo misma.
Sonaba tan confiada de que todo saldría bien que Richie se contagió de la misma enfermedad. No es que no tuviera confianza, pero era un tipo distinto. No le molestaba hacer el payaso en clase y sus calificaciones iban de maravilla si no contaba la disciplina, pero cuando se trataba de hablar en serio, de cosas que realmente importaban, era dónde envidiaba a Beverly.
—Hola, Bill.
— ¿Hm?
Bill alzó la vista de su cuaderno. Se suponía que debía estar haciendo un ensayo acerca de la segunda guerra mundial, pero ahora su página se encontraba llena de dibujos y pequeños escritos a lo largo del margen. Frente a él se encontraba una chica bajita, de cabello castaño claro y ojos pequeños y azules. Jugaba con el final de su coleta con una mano y con la otra apretaba ligeramente la costura de su vestido. Bill sentía conocerla de algún otro lado, pero no recordaba de dónde.
— ¿Estás ocupado?
—Ah. —Bill volteó a ver a su cuaderno y encogió sus hombros. —Se supone que sí, pero no realmente.
La chica se rio, aunque Bill estaba seguro de qué lo que había dicho no era tan gracioso. Después se sentó a un lado de él.
—Es que te veías bastante concentrado. —Volvió a reírse, esta vez de manera más suave. Colocó una de sus manos en el brazo de Bill de manera delicada. — ¿Alguna vez te han dicho que te ves lindo cuando estas concentrado?
Bill arrugó la nariz.
—No, nunca.
—Bueno, pues es verdad.
—Oh, eh. Gracias.
Bill pensó que había sido todo y agarró su lápiz para continuar con su dibujo, un pájaro sentado cómodamente en un párrafo, cuando la chica deslizó su brazo hasta el hombro de Bill y un poco más allá, alcanzando a jugar con los pequeños cabellos que nacían de su cuello haciéndole estremecer.
— ¿Tú crees que soy bonita?
Recargó más su peso en él, dejando que su aliento rozase contra la mejilla de Bill.
—Uh… —Bill tragó en seco, su mente había hecho corto circuito. Esto era tan repentino y extraño, como si solo estuviera soñando, o a lo mejor le hacían una broma. Relamiéndose los labios, asintió un poco. —S-sí.
La chica sonrió ampliamente. Bill no mentía, era bonita, pero bonita en el sentido en que lo era una muñeca. Era bonita, pero no despertaba nada en Bill que le hiciera pensar: “¡Wow! ¡Qué bonita”, sino un: “Pues sí, es bonita.”
—Bueno, si en verdad lo crees… —La chica por fin se despegó de él con un aire de superioridad y deslizó un pedazo de papel hacia Bill. —… Siempre puedes llamarme, ¿sí?
Bill asintió con la cabeza y, aparentemente satisfecha consigo misma, se alejó moviendo sus caderas de manera un poco más exagerada. Tomó el papel, en él estaba un número de teléfono y un nombre escrito con pluma de gel azul, pero Bill no lo leyó. Simplemente no estaba… interesado.
—Hola, Bill. —Bill saltó en su lugar y volteó, sorprendido, solo para encontrar a Richie imitando claramente a la muchacha de antes. Volteó los ojos mientras Richie enredaba un dedo en su cabello, e hizo bolita el pedazo de papel que tenía en sus manos.
—R-r-richie.
— ¡Dios, Bill! ¿En serio la vas a ignorar así como así? —Richie le robó la bolita de papel. —Uno que tiene que vivir de caridad y tú desperdiciando las oportunidades como si crecieran en el árbol de tu jardín.
—B-bueno…
—Oh, por favor.
Richie se desplomó en la silla de al lado, dejando que sus libros rebotaran en la mesa. Bill se encogió de hombros.
—Creo que q-quería q-que la invitara a salir.
— ¿Crees?
Bill volvió a encogerse de hombros.
—Wow, Bill, realmente me impresionas. —Richie negó varias veces con la cabeza. —Es que no lo entiendo, si era realmente linda, y por lo que vi parecía realmente interesada en ti.
—Pues… —Bill torció la boca, preguntándose por qué no pensaba en llamarla o por qué no la había invitado ahí mismo. Pero solo llegaba a la misma conclusión: —N-no estoy interesado.
—Pero ¿por qué? ¿Qué acaso eres como Stan y esperas hasta el matrimonio?
Bill rio de buena gana, negando con la cabeza.
—Simplemente no me g-guh-gusta. Cuando algu-guien lo haga, te diré.
—No estoy seguro, Bill.
— ¿Por qué lo dices, Richie?
—Pues… —Richie suspiró. Recargó su mentón en una de sus manos y con la otra empezó a hojear uno de sus libros, aunque claramente no le estaba prestando atención. —Pues que cuando a la gente le gustas, nunca les correspondes. Por ejemplo… Beverly. Simplemente a veces me pregunto si alguna vez te gustó alguien, ¿sabes?
Bill abrió la boca para contestar, por qué estaba segurísimo de que sí, le había gustado alguien alguna vez, pero no habló. No era que no supiera de alguien, simplemente era algo difícil recordar… Después de unos segundos de silencio, se relamió los labios.
—Bev. Bev me gustaba, ¿sabes?
Richie arqueó la ceja.
— ¿En serio? —Preguntó con incredulidad, por qué no le creía ni un poquitín. —Por qué estaba seguro de qué Beverly se moría por ti apenas el verano pasado y tú nunca le hiciste caso alguno.
—Sí, me gu-gustaba. —Pero Bill nunca hizo nada al respecto, a pesar de saber que Beverly gustaba de él. Antes solía pensar de qué simplemente nunca había encontrado el momento adecuado para hacer algo al respecto, pero ahora dudaba un poco. Le gustaba, sí, con su cabello rojo y rostro dulce. Ella era inteligente, carismática, amable y prácticamente todo lo que un chico podía desear en una chica, pero nada de eso despertó en Bill la iniciativa de tomarle la mano, mirarla a los ojos y declararse. Por qué, quizá, Bill nunca había tenido nada que declarar. Pero no quería admitir eso ahora, no cuando Richie tenía tantas ganas de ganar el argumento. —Solo no se d-dio la op-p-portunidad.
—Oh, por favor.
—Mira-
— ¿De qué hablan, raritos? —Preguntó Stan sentándose en la mesita. Bill no lo había notado llegar.
—Oh, de nada en especial. —Richie agitó la mano en el aire, mostrando la bolita de papel de Bill. —Solo de la incapacidad de Bill de amar.
—R-r-richie…
—Oh, wow, déjame adivinar. —Stan abrió su mochila con una cara fingida de concentración hasta sacar un cuaderno forrado de rojo. —A Bill lo acaban de invitar.
—Ajá
—Y dijo que no. —Colocó su lapicera encima del cuaderno.
—Algo así.
— ¿Algo así?
—Si, no dijo nada. Solo se quedó ahí, con cara de estúpido.
—Oh vaya. —Stan sacó una regla de plástico antes de cerrar su mochila. —Creo que Bill necesita una actualización.
Bill apretó su agarre en el lápiz al mismo tiempo que Stan abría su cuaderno. Tragó en seco, tratando de pensar en una broma, pero se dio cuenta demasiado tarde que había perdido la oportunidad de decir algo cuando Stan sacaba punta a su lápiz y Richie abría, de nuevo, su libro. Ni siquiera había empezado a pensar a tiempo.
Recargó el mentón en su mano, dispuesto a empezar a hacer su tarea de historia, pero solo remarcó las plumas del pájaro.
—No estaba interesado en ella. —Dijo, sin dejar de mirar su cuaderno. —Es todo.
Alzó la mirada y se encontró con la de Stan. Solo que había algo en la mirada de Stan que no podía reconocer, que lo hipnotizaba y era imposible de romper. Y justo cuando Stan abrió los labios, Richie estornudó.
—Augh.
—Salud. —Stan murmuró, apretando los labios, y volvió a su cuaderno. De repente todo se sentía más tenso, entre que Richie se sonaba la nariz con la manga de su chamarra y Stan se concentraba en que la línea que dibujaba era lo suficientemente recta. Y aunque apreciaba el silencio como la persona de al lado, no le apetecía trabajar en uno tan abrumador.
— ¿Y-y ust-te-tedes? —Preguntó, repentinamente nervioso. Remarcó el pico del ave antes de alzar la mirada hacia sus amigos, quienes parecían animales atrapados por las luces. — ¿Ya ti-tienen pareja?
Pero Bill suponía que no, por sus caras. Eso le hizo sonreír.
—Vaya Bill, sí que sabes dónde apretar eh. —Richie dijo con lo que parecía ser un acento español. —Quién hubiera pensado que el Gran Bill es tan vengativo.
—Entonces s-supongo que no.
—Rayos, Bill. —El chico se llevó una mano a su cabello. —No tienes por qué seguir cuando ya tienes la respuesta.
—Creí que habíamos acordado en que los que no tenían pareja irían juntos.
—Vamos, Stanny, tú y yo sabemos que eso es una mierda.
Stan rodó los ojos. No se veía tan contento con el arreglo desde el principio, pero sabía que Richie tenía razón. Con que uno cayera, todos caían con él.
—Bueno, ¿entonces a quién vas a invitar?
Richie se mordió la mejilla por dentro, debatiendo en sí decir algo o no.
—Invité a Beverly en la clase de inglés, pero me dio un rotundo no. Creo que no soy su príncipe azul.
Stan se rio de buena gana. Riendo dejaba de fruncir el ceño y dejaba de verse como un pequeño adulto. Le sentaba reírse, pensó Bill, debería reírse más seguido.
Bill también rio.
—Es que ella sí tiene sentido común.
—Oh wow. —Richie se llevó una mano al pecho en un gesto exagerado de ofensa. Después, señaló a Stan y le picó la nariz. — ¿y tú? Seguro ni has invitado a nadie por qué no tienes las agallas.
Stan lo miró con detenimiento por unos segundos, seguramente pensando en las palabras adecuadas para hablar.
—Estaba pensando en invitar a Patty Blum. —Confesó. De repente se veía más pequeño, entrelazando sus dedos y relamiendo sus labios. Volteó a ver a Bill solo un momento antes de regresar su mirada a Richie, aunque ya no tenía la misma fiereza. —Va conmigo en ciencias sociales, y es muy agradable.
Bill respingó, pero nadie le prestó atención. No conocía a la tal Patty, pero seguro era bonita y aseada. Tal vez también llevaba sus útiles de manera ordenada y tenía una bonita caligrafía, como Stan. Patty Blum sonaba a alguien con aroma a flores y dulces palabras, alguien que seguro trataba bien a Stan y en vez de copiarle la tarea, la hacían juntos; alguien más pequeña que él, frágil, y que cabía perfectamente en sus brazos. Alguien que-
—¿Solo eso? ¿Agradable? —Preguntó Richie, sacando a Bill de sus pensamientos.
—Es lo único que necesita ser para preferirla antes que a ti.
Bill volteó a ver el pájaro en su cuaderno, y después a Stan frente a él. La campana que anunciaba la siguiente hora sonó de fondo, muy lejano a Bill, aunque tenía que entrar a su siguiente clase. Pero antes de guardar sus cosas, tenía que completar el párrafo debajo del ave porque tenía miedo de jamás acabarlo.
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whileiamdying · 2 years ago
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Equipaje para leer y pensar a Jean-Luc Godard
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“El cine no existe en sí. Es un movimiento […]. La película no está en el aparato de proyección, ni sobre la pantalla, es una especie de movimiento en el que se entra.” Eso lo pensó Godard en los años sesenta, pero seguramente lo sigue pensando hoy, quizá con más intensidad que entonces: no hay más que ver Film socialisme, su última película, para corroborarlo. La frase se encuentra recogida en un libro maravilloso que ha editado el sello Intermedio y que recoge todo el pensamiento de Godard a lo largo de más de cincuenta años. El libro se titula, precisamente, Pensar entre imágenes, y es una suerte de monólogo godardiano que han elaborado Núria Aidelman y Gonzalo de Lucas hurgando en entrevistas, conversaciones y toda clase de textos generados por el director suizo. Se trata de un libro único y original, un libro que Godard lleva escribiendo desde hace muchos años sin haberse nunca sentado a escribirlo. Lo ha ido esparciendo por el camino, en pequeñas píldoras o semillas, esperando a que alguien llegase a recoger los frutos. Pero es también la clase de libro que a Godard le gustaría leer, un objeto que se puede disfrutar de principio a fin o de manera fragmentada y azarosa, como él ha hecho tantas veces con los libros de los otros, abriendo por cualquier página y encontrando frases que le ponían en el disparadero y activaban el mecanismo de sus películas.
Para Godard, el movimiento no se demuestra andando sino con el pensamiento. Por eso su cine está lleno de ideas que se disparan en múltiples direcciones. Por eso no deberíamos hablar tan solo de un cineasta, sino también de un pensador y un ensayista, de un filósofo del cine, quizá el único que ha habido. Godard considera que “el cine está hecho para relacionar”. El cineasta ligará una imagen a otra imagen, pero hay una tercera imagen que tiene que formar necesariamente el espectador, pues se trata de que este trabaje y participe en la experiencia cinematográfica. Ahí se encuentra una de las ecuaciones más hermosas de todo el pensamiento godardiano, la que le convierte en un cineasta eminentemente moderno y en un teórico fundamental para este tiempo nuestro repleto de imágenes que no sabemos mirar.
Sin embargo, son muchos los que asocian a Godard a una modernidad lejana o ya pasada de moda. Y es que siempre han existido muchos malentendidos en torno a Godard; él mismo se ha encargado de fomentarlos en un juego de desdoblamiento constante que afecta no solo a su cine sino también a su propia imagen pública. El Godard autor y el militante, el payaso y el hombre hermético, el egoísta y el hombre comprometido. Hay muchas biografías y puntos de vista posibles, pero es difícil que nadie logre abarcar a Godard como lo han hecho Gonzalo de Lucas y Núria Aidelman. Como ellos mismos explican, Pensar entre imágenes “surge de una intuición”; de la posibilidad de mostrar “las edades de un cineasta” a través de sus palabras, sus dudas, sus deseos y sus frustraciones. Es también una “novela de ideas, pensamientos y vivencias” y una invitación a ver y revisar su cine, pero sobre todo es un libro para los amantes del cine y para los que aspiramos a hacer cine, porque todo lo que se dice en él es inspirador, sorprendentemente liberador y contagioso. Godard se siente más vivo cuando hace películas que cuando no las hace. Es su particular manera de entender el cine como un laboratorio en el que caben todas las relaciones humanas y desde donde se puede “estudiar la vida y vivirla al mismo tiempo”. De ahí su credo de “hacer películas como remedios, como elixires”, en busca del amor a través del trabajo. Como otros compañeros de la Nouvelle Vague, Godard aprendió de Rossellini “que era posible hacer una película con casi nada: (…) se coge a un hombre, a una mujer, un coche, un país y con eso se puede hacer cine”. Hoy más que nunca. Godard hizo À bout de souffle sin saber exactamente la película que quería hacer, empujado tan solo por el deseo de hacer cine. Se trataba de filmar para descubrir lo que era necesario filmar. Por eso diferencia a los cineastas que saben de antemano lo que quieren decir y someten la cámara a su discurso, frente a los que usan la cámara como una herramienta de descubrimiento, a la manera de los mejores pintores con el pincel.
A Godard le gusta verse como un pintor que carga con su caballete y se detiene ante una determinada calle, una luz, el paisaje de un rostro, y siente la necesidad de capturarlos. La imagen de los hermanos Lumière cargando con el trípode de la cámara como si fuera un caballete es una imagen que le gusta recordar a menudo. Esa idea del cine artesanal le llevó a tener su propio taller, un lugar donde poder manipular las imágenes y los sonidos. Desde allí esculpió algunas de sus mejores películas, envuelto en la duda, a golpe de incertidumbre, abriendo nuevos caminos y clausurando otros. A este periodo pertenecen Numéro deux, JLG/JLG, Histoire(s) du cinéma, Scénario du film Passion o Carta a Freddy Buache. Había dejado atrás su época maoísta y el cine militante, aquellas películas compartidas y menos suyas, los años que me resultan menos interesantes de su filmografía, apenas quince páginas del libro. Pero hay que bucear en ellas para encontrar el germen de una idea que hoy ha devuelto a Godard al centro de las grandes polémicas: el cuestionamiento de los derechos de autor desde la reflexión de que las imágenes no pertenecen a quienes las hacen, sino a quienes las miran. Una idea que él mismo ha llevado a la práctica llenando sus películas de planos de otras películas, de citas y de frases prestadas. Godard nos hace reflexionar acerca de la validez de los derechos de autor tal y como los hemos reconocido hasta ahora, pero además hace una defensa de la apropiación de lo ajeno para fabricar algo propio, o diferente del material de partida, que es absolutamente necesaria para estos tiempos histéricos, cuando vamos camino de convertirlo todo en un peaje para ricos y abogados que nos impedirá sacar la cámara de casa, o que nos disuadirá de convocar la frase de nuestro autor favorito al comienzo de los libros. Godard nunca consideró que su cine fuese original. Solo en los últimos años ha empezado a considerar la originalidad de sus películas más recientes, precisamente cuando más material ajeno ha usado en ellas.
Pero Godard ya se veía a sí mismo como cineasta mucho antes de dirigir À bout de souffle. Al igual que sus futuros compañeros de la Nouvelle Vague, consideraba que escribir sobre cine, también pensarlo y hablarlo, era ya una forma de hacer cine. Y cuando ha hecho películas, no ha dejado de ejercer la reflexión y la crítica cinematográficas a través de ellas, en una especie de conversación inagotable. Lo más triste del libro es precisamente el distanciamiento de muchos de sus compañeros y colegas de profesión, la pérdida de interlocutores que el propio Godard lamenta una y otra vez a lo largo de los años, el aislamiento progresivo, la sensación de soledad final. A Truffaut le reprocha especialmente que dejase de hacer las películas que habían soñado juntos, pero cabe preguntarse por la validez real de todas esas películas soñadas. Aunque “sus mejores películas sean precisamente las que no ha hecho”, lo cierto es que los demás solo podremos disfrutar de las que sí ha hecho. Ahora también podemos disfrutar de este libro que ya debería figurar entre sus mejores obras y entre los mejores libros que se han escrito sobre el cine. Aunque lo haya escrito un hombre sin saber que lo estaba escribiendo.~
— Jonás Trueba
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slhades · 6 years ago
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Be there for you
Un one-shot GoldxSilver de Pokémon.
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Su mano temblaba ligeramente con el pokegear en ella. Observaba la pequeña pantalla con aquel nombre seleccionado, ansioso por presionar el botón, pero un cierto miedo se lo evitaba. Temía que si lo hacía, él no volviera a contestarle nunca más. Y eso era algo que no podría soportar, ya que llevaba meses sin verlo y escuchar su voz era su único consuelo y si lo arruinaba…
Click.
-… mierda – dijo instintivamente. Su piel se volvió más pálida en segundos y sus pupilas se habían contraído. Debía presionar el botón de cortar la llamada antes de que contestaran, pero sus manos, de la pura impresión por lo que había hecho inconscientemente, no se movían, es más, no lograba reaccionar para nada.
- ¿Hola? – escuchó de pronto. Estaba seguro de que había mandado todo al mismísimo caño.
- ah, hola! – se apresuró a responder – ahm, lindo día ¿no?
- son las cinco de la mañana, Gold – precisamente el motivo de su mano temblante y de su consecuente palidez - ¿estás bien? No sueles llamar a esta hora.
- Sí, sí, estoy bien… ¿Y tú? Contestaste más rápido de lo que pensé ¿Qué haces despierto a esta hora?
- huh… nada, solo revisaba unas cosas - ¿Acaso… escuchó algo de nerviosismo en su voz? - entonces ¿qué necesitas?
- verte, para empezar.
- te recuerdo la hora, no puedo viajar ahora mismo a New Bark Town, además estoy ocupado.
Sí, claro, pensó. Siempre que le preguntaba, Silver estaba ocupado ¿en qué? Quizás solo Arceus lo sabe. Aun así, sin importar la hora, él siempre respondía y esto llamaba poderosamente la atención de Gold.
- lo sé, solo bromeo. Lo cierto es que no puedo dormir… y me acordé de ti.
- ni creas que voy a cantarte una canción de cuna por el pokegear – Gold rió con ganas cuando escuchó aquello.
- no se me había ocurrido, tendré que pedírtelo algún día. ¿Y qué revisas?
-... cosas.
- ¿Te molesto?
- …no – Gold sonrió.
La conversación entre ambos entrenadores duró una media hora más, hasta que el de ojos dorados se quedó dormido sin darse cuenta. Él nunca lo supo, pero Silver al darse cuenta le deseó buenas noches en vez de simplemente cortar de buenas a primeras.
Aquella noche, Gold la había pasado solo en su casa, puesto que su madre había ido a Cherrygrove city a visitar a una amiga. En la tarde, cuando abrió la puerta, agradeció internamente haberse despedido de ella con un “te quiero, má, que te vaya bien”.
-… lamento informarle de que su madre falleció en un accidente…
El oficial siguió hablando, pero tras esas palabras, Gold no escuchaba nada más. Gracias al apoyo y ayuda del profesor Elm, Red y Green, consiguió arreglar todos los asuntos para el velorio y el entierro. En todo momento tuvo en sus manos su pokegear, con aquel nombre seleccionado, sin atreverse a tocar el botón. Quiero verlo, se repetía, pero no conseguía el valor suficiente para llamarlo.
El día del funeral, mientras él seguía ahí parado frente a la lápida, el sol caía por el horizonte, dando paso al atardecer. El viento soplaba y sin esperárselo para nada, su pokegear sonó. Sorprendido, pero sin poder quitarse la parsimonia, contestó.
- luces terrible ¿sabes? – Reconoció al instante aquella voz, sorprendiéndose aun más – tanto negro no te viene.
Y no solo reconoció la voz, sino que además la escuchaba como si él estuviera ahí mismo. Con el latente pensamiento de que se estaba volviendo loco debido a la desesperación, se dio la vuelta. Y ahí estaba. Su rojo cabello, más largo desde la última vez, se confundía con los colores del cielo de aquella hora. Vestía de negro, un Montgomery con un cuello aterciopelado, para ser más específicos.
-… ¿Qué haces aquí?
- dijiste que necesitabas verme.
Gold quería responderle como siempre hacía, con intenciones de hacerlo enfadar, porque cuando lo conseguía, Silver no podía verse más adorable. Pero en aquellos momentos podía ver la preocupación en los ojos plateados del otro. Silver lo observó. Sabía que el pelinegro estaba casi en su límite, por lo que se acercó caminando y al estar solo a unos centímetros, extendió sus brazos hacía él. Fue Gold quien acortó distancias, abrazándolo con fuerza y llorando todo lo que no consiguió desahogar en tres días. Fue correspondido por brazos que no estaban acostumbrados a dar cariño, pero en esos momentos hacían un gran y no vano esfuerzo.
-… - Silver no sabía qué decir. No estaba acostumbrado a tratar con personas. No sabía bien cómo brindar apoyo o palabras de ánimos, por lo que simplemente acarició la espalda y el cabello de aquel que tenía entre sus brazos.
Al día siguiente, Gold despertó apoyado en el hombro de Silver, quien dormía plácidamente a su lado, sosteniéndole, además, una mano. Esa noche, cuando llegaron a casa del de ojos dorados, Silver le colocó una toalla húmeda y fresca sobre la frente y los ojos, para aliviar un poco su pesadez por su pérdida y deshinchar sus ojos debido al reciente llanto. A petición de Gold acabó por quedarse a su lado. “Me está costando conciliar el sueño” le dijo el moreno, luego de varios minutos de estar tranquilo y quieto en el regazo del pelirrojo, por lo que Silver, con las mejillas totalmente sonrojadas, accedió a cantarle una nana. No fue sino hasta las seis de la mañana, cuando el sol hacia amago de querer asomarse por el horizonte, que el de ojos plateados decidió dormir también, tras haberse asegurado que Gold no se despertara durante la noche.
Era la primera vez que veía una expresión tan pacífica y despreocupada en el blanco rostro del pelirrojo. Parecía una persona completamente diferente, en especial considerando que estaban juntos en la misma cama, es decir, meses atrás, Silver habría pulverizado a Gold con la mirada, sino es que con otros métodos, si le hubiera siquiera insinuado semejante petición de pasar juntos la noche. Y ni hablar de la canción de cuna que le tarareó para ayudarlo a relajarse.
Decidió levantarse con intenciones de preparar el desayuno, pero en medio de eso, un montón de recipientes de plástico se le cayeron encima mientras intentaba sacar algo del mueble.
- ¡rayos, rayos! – murmuraba mientras recogía el desastre a velocidad rayo.
- ¿Estás bien, qué sucedió? – preguntó Silver, quien se despertó debido al escándalo, entrando por la puerta.
- se me cayeron estas cosas cuando quise agarrar la harina – le respondió – pero descuida, estoy… - levantó la mirada y notó que el pelirrojo se le acercaba. También notó la oscura camiseta con el cuello y parte de los hombros cortada a tijera por el mismo Silver, podía decirlo gracias a las pocas hilachas que sobresalían, haciendo contraste con la blanca piel de su pecho, junto con los bóxers azul marino que traía. De no ser porque aun estaba deprimido, le enseñaba ahí mismo donde estaba parado quien mandaba – mu~y bien.
- ¿Seguro? Déjame ayudarte – tomó los recipientes y poco tuvo que estirarse para colocarlos en su lugar - ¿Por qué no me despertaste? – Fue en ese momento que Gold lo tomó de un brazo, le dio una vuelta y lo acorraló contra una pared cercana, mirándole directamente a los ojos - ¿Q-Qué haces? Gold…
El mencionado no dejaba de mirar a su presa. Por cada segundo que pasaba, sin que el pelinegro no dijera una palabra y se mantuviera viéndole de esa forma tan penetrante, el sonrojo en las mejillas de Silver aumentaba, al igual que su nerviosismo. Se veía incapaz de sostenerle la mirada por mucho tiempo y eso, Gold podía notarlo. Tomó el blanco mentón del pelirrojo y lo obligó a encararlo.
- siempre contestas mis llamadas – le dijo sin dejar de verle – pero jamás me dejas verte ¿Por qué?
- G-Gold, yo…
- dímelo… por favor, dímelo…
- porque… yo quiero estar ahí para ti, cuando necesites algo, pero - su voz se quebró ligeramente. Por un lado, temía decírselo y no poder controlar lo que sucedería en base a lo que dijera, pero por otro lado, sabía que no podría ocultarlo mucho más – cuando estoy contigo, soy incapaz de ocultar mis sentimientos. Soy incapaz de negarte algo y hasta las palabras se me escapan y no sé bien que ¡Ah! – el pelinegro no necesitaba escuchar mucho más. Rápidamente apresó la cintura del otro con un brazo, de modo que ambos sintieran el calor del cuerpo del otro, mientras que con su mano libre continuaba cerrándole el paso. Por instinto, el de ojos plateados apoyó las manos en el pecho de su captor; no intentaba apartarlo, pero era lo único que el poco, sino es que nulo, espacio que le quedaba, le permitía.
- y sin embargo ahora estas aquí. Viniste, a pesar de no saber qué hacer contigo mismo cuando estas conmigo– Silver bajó su mirada. Se sentía avergonzado de sí mismo, pues él jamás había sido así. Él jamás había lidiado con ningún sentimiento semejante.
- yo no sé lo que es tener una madre, mucho menos perder una – respondió -. Y tal vez no te conozco tan bien como otras personas más cercanas a ti, pero si sé que no ibas a llorar junto a cualquier persona y tu no lloras cuando estas a solas. Sabía que necesitarías desahogarte… y sabía que te desahogarías conmigo, porque tú me dejaste llorar en tu hombro cuando todo mi mundo se derrumbó.
- jaja… - apoyó la mirada en el cuello del pelirrojo haciendo que éste se estremeciera – Silver, me traes loco por ti. No te vayas, no me dejes sin ti.
-… no, no me iré – consiguió mover sus brazos y volver a abrazarlo. Desde el momento en que decidió ir con él, sabía que ya no podría volver alejarse.
- dímelo – dijo nuevamente, esta vez encarándolo nuevamente, rosando sus labios con los del otro – dime que te quedarás conmigo.
- me quedaré – repitió, sus palabras viniendo no desde su razón, sino desde su corazón –, a tu lado, a donde sea que… - y ya no pudo seguir hablando, pues el beso tan profundo y desesperado en el que se vio envuelto, le impidió seguir pensando. En esos segundos, tan largos y placenteros, solo pudo sentir.
-… te amo – le dijo entre jadeos el de ojos dorados, juntando su frente con el de aquel que aun sostenía entre sus brazos.
- y yo a ti – respondió Silver, recuperando el aliento y acariciando suavemente la mejilla de su pareja -. Gold, siempre estaré ahí para ti.
  Fin
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piernascortas · 4 years ago
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Mind space:
Bella, mi mejor amiga de primaria, no dejaba de sentirse celosa por mi mudanza, a mi, que me había costado toda la vida estabilizarme en un colegio, en una habitación, en una ciudad... fue un secuestro auto implantado por el orgullo de no vivir más con mi mamá.
Viaje a Medellín con el corazón roto de dejar en 9no grado todos mis recuerdos, empaque mi melancolía en una maleta de ruedas y el resto lo enviaría mi madre con quien ya no hablaba a casa de mi papá.
El recibimiento, como siempre, una sonrisa y un abrazo, “la pitufa” quizá acertaba tanto como el día q decidió q estaba bien llamarme Diana. Una mujer rodeada de un mundo de hombres, diminuta y azul.
No fue sino hasta que entre al colegio que en 10mo me di cuenta lo difícil que era conectar con ese lugar tan regionalista, yo, la “rola” en otra mesa apartada de lo que empezaría llamar “su cochina sociedad” encontré sin querer una esquina inexplorada, otra “pitufa” pero ella si, muy alta y delgada. No hablaba casi con nadie, apenas se comunicaba, la veía de lejos y pensaba “ella no hace parte de la cochina sociedad, la quiero” así como el primer pensamiento inconscientemente estaba en lo correcto, yo no vi en ese momento que era lo más cercano a lo que los humanos llaman “amor”
Un amor raro, pues en nuestros años de amistad nunca le confesé que Luisa, era la clave, era el nombre que susurraba mi cabeza cuando ella no estaba cerca y yo la molestaba. Mind space, eso era lo q éramos, si hubiese un plural, para Luisa sería toda la vida ella y aparte yo, para mi éramos, algo en conjunto que era completamente imposible.
Imposible porque sus comentarios me hacían entender que detestaba que en su casa le dijeran que era lesbiana, que odiaba que sus hermanos la molestaran conmigo y que si fuese lesbiana no quisiera que ellos supiesen nada.
Nos graduamos y nunca caímos en cuenta de decir adiós, la abrace y me abrazo, completamente confiadas que el día siguiente nos veríamos de nuevo en aquel salón y no. Al día siguiente tomó un avión a Nueva Jersey y yo a Bogotá... y a veces me pregunto si en estos kilómetros que hay entre mente y mente, alguna vez ella pensó en mi, como yo en ella y en nuestra casa en Pensilvania leyendo libros, viendo películas y compartimendo videojuegos que ella nunca jugó ...
Escribo esto porque si la ven y yo ya no hago parte de este universo, necesito que le digan que ella fue y siempre será mi único no-Amor. Que yo si hubiese huido con ella, que le habría criado sus hijos, que sin importar lo que dijese su familia, yo siempre iba a estar con ella y por eso todas mis claves, son ella.
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