#puntos rojos
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Secretario de Salud de Tarija identifica puntos críticos de dengue en la ciudad
Paul Mendoza, Secretario de Salud de la Alcaldía de Tarija, ha identificado los puntos críticos de dengue en la ciudad, señalando áreas prioritarias para intensificar las medidas de prevención y control de esta enfermedad vectorial. Mendoza informó que los puntos rojos de dengue en Tarija son el barrio San Luis, San Jorge, la zona del Cementerio y Juan XXIII, donde se registra una mayor presencia…

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#Promobook MERECES LO QUE SUEÑAS | Lydia Sánchez Puertas
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Alcaldía Cuauhtémoc amplía red de 'Puntos Violeta'; instala en PAN CDMX y Universidad Londres
CDMX.-El Gobierno que encabeza Alessandra Rojo de la Vega en Cuauhtémoc sigue ampliando la red de espacios seguros para mujeres, con la instalación de Puntos Violeta en la sede del Comité Directivo Regional del Partido Acción Nacional (PAN) en la Ciudad de México, en la colonia Roma Norte, así como en la Universidad de Londres Campus Vértiz (Doctores) y Luis Cabrera (Roma Norte); se trata de los…
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PRIMA PAGINA As di Oggi sabato, 31 agosto 2024
#PrimaPagina#as quotidiano#giornale#primepagine#frontpage#nazionali#internazionali#news#inedicola#oggi espera#sumar#atleti#cinco#puntos#nueve#cuarto#triunfo#consecutivo#considera#club#cerca#cado#esplendor#esloveno#maillot#rojo#vuelven#ocho#gasto#asciende
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A Fiasco of EVIL When Jobs Collide! "Punto Rojo" reviewed! (MVD Visual / Blu-ray)
“Punto Rojo” on MVD Visual Blu-ray! Diego, an imperial member of a hooligan gang dedicated to a fútbol club, sits and waits in a car in the middle of nowhere and listening in on a radio quiz show about his club’s sport where contestants can win $200,000 if they answer the questions correctly. Having more knowledge than any run-of-the-mill caller, Diego rings up the radio station and passes…

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Paranoia

2022
Plumas de gel en papel
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2023
Sapporo
red dots
puntos rejo
赤いてんてん
#contenporaryart#mi pintura#arte#my painting#art makes me calm#nothing but painting#nothing but art#nothing but drawing#acrilicpainting#acrylic#red dot#punto rojo#rojo#puntos
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Hola amantes del terror y del dibujo!!!
Y como lo hice con blades de los rescue bots también vengo con otro integrante mas de estos mismos como habrán visto por el pequeño spoiler le presento a ni mas ni menos que...
✨¡BOULDER VFRSION DECEPTICON!✨
Ahhhhhhh!!!!! Mi bebé! Mi Bebe boulder se ve tan hermoso! Como dije antes y como hice con blades no le cambie los colores aunque a diferencia de blades a mi versión decepticon de boulder no le cambie tanto la personalidad mas bien lo puse mas... Joven/Inocente es simplemente un oso amoroso que le gusta el arte y la música mas su figura a diferencia de blades qué es puntiaguda quise que boulder fuera mas redondeado sin llegar hacer círculos.
Un error del que me di cuenta muy tarde fue no poner el rescue bot versión decepticon a blades ya que el aun sigue siendo un rescue y por lo qué la serie de estos mismos nos explica los rescue bots fueron un escuadrón que se creó en medio de la guerra y por lo visto en el primer episodio ni optimus sabia que las fuerzas rescue siguieran vivas hasta mas bien parecía sorprendido, asi que yo intuyo que durante la guerra posiblemente los decepticons los mataban y no me sorprendería que algunos para evitar la muerte o por X o Y razón se hallan unido a los decepticons.
Los ojos de boulder a diferencia de otros decepticons no son rojos mas bien son amarillos y de esclerotica naranja y como muestra en la imagen sus ojos con cúbicos, aunque también en muy pocas ocasiones es capaz de volver sus ojos rojizos como el de un decepticon mas su forma para hacer al de un rombo como los de blades
También quise hacerle unos lindos colmillos como un toque y recordatorio de que aunque fuera un ser pacífico eh inocente aun asi puede ser peligroso hasta cierto punto.
Y quise ponerle unas especies de audífonos de cable en otro dibujo que voy a publicar en unos días explicaré mas sobre este tema de los audífonos.
Y por último ya terminando aquí les dejo el diseño de la versión decepticon del logo rescue bot qué no cambia casi nada solo los colores y el rostro autobot por uno decepticon.
Y bueno esto a sido todo por hoy y nada recuerden tomen cafecito.🎃☕🧡🇻🇪
#calabazafantasma🎃#dibujo#original au#mi au#au#rescue bots boulder#rescue bots#rescuebots#tfrb boulder#boulder rescue bots#tfrb blades#tfrb chase#tfrb heatwave#Boulder#transformers au#transformers fanart#transformers rescue bots#transformers#tf rescue bots#fanart transformers#rescue bots fanart#Fanart boulder#boulder rb#rb boulder#Mi versión decepticon de los rescue bots#my art#art#rescue bots au
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Donde el Azul se Tiñe de Rojo
Shisui Uchiha x fem!Reader
Sinopsis: Dos almas marcadas por la guerra han sido todo el uno para el otro. Cuando ella arriesga su vida para salvarlo, Shisui ya no puede contener la verdad: no son solo amigos. Entre la luna, el agua y un deseo reprimido por años, la entrega es inevitable.
Advertencia: fluff, lemon, sexo, penetración sin protección.
Conteo de palabras: 2.7k

En este momento te encuentras corriendo en el bosque con un Uchiha de 1.80 inconsciente en tu espalda, no importaba que la zona de peligro ya estuviera lejos, habías perdido el foco y estabas en piloto automático, nunca antes habías tenido que matar a tantas personas.
Tu mente repetía una sola frase ''sálvalo, aléjalo de todo''.
Ni siquiera a tus padres habías llegado a conocer tanto como al gran genio del Shunshin no Jutsu, ellos murieron en la tercera guerra a tus cinco años, cualquier alegría por haber ingresado a la academia tan joven fue arrebatado al tener que regresar a un hogar vacío cada día. Ambos fueron grandes ninjas y al dejarte sin una razón para vivir solo entrenaste cada día para jamás manchar sus nombres con tu fracaso, tu mente jamás se separó de tu objetivo y te habías vuelto apática con cualquiera que tratase de socializar contigo, al menos así fue hasta que Shisui te descubrió y se pegó como un chicle a tu alma, al principio lo detestabas, siempre era alegre y veía en todos algo bueno, en ese momento no lo entendías pero sentías envidia de la forma en que todo para él tenía color y para ti eran tonos grises.
Hasta que un día Shisui se tornó azul, estaban en la flor de la adolescencia y no sabias como él se metió debajo de tu piel, comenzó a contagiarte de sus travesuras y sonrisas, todo lo que Shisui tocaba comenzaba a tomar color delante de tus ojos, incluso tu.
Sin quererlo él se había vuelto tu mundo, el creador de la paleta de colores de todo aquello que acariciaban tus emociones más profundas, llevándote hasta este punto, donde ambos han llegado torpemente a sus veinticuatro años y ya no reconoces la palabra 'amistad' cuando salen de tus labios.
Pero había algo que, si reconocías, darías tu vida por ese chico de rizos oscuros.
-Mhm, ¿____?-Shisui murmuro en tu oído y te erizo toda la piel-Me siento débil.
-Te envenenaron, tranquilo, ya extraje el veneno y te apliqué el antídoto-respondiste saliendo de tus pensamientos. Toda la tormenta mental se calmó con solo su voz.
Lo llevaste a una cascada que ya conocías, un escondite. No faltaba mucho para llegar a la aldea, pero tus piernas comenzaban a doler.
-¿Como extrajiste el veneno? Esa serpiente me pico en el muslo, cerca de mi tesoro-murmuro en un tono burlón y ya te imaginabas su sonrisa. El maldito solo quería que admitieras que tuviste que extraer el veneno con la boca.
-Te salve para matarte yo-refunfuñaste ganándote su suave risa en respuesta.
Llegaste a la cascada y te adentraste entre las piedras, detrás de la caída del agua había una pequeña cueva, una vez allí bajaste a Shisui en el suelo liso de piedra y te arrodillaste frente a él.
Sus ojos cansados se posaron en ti y fue cuando noto todos tus rasguños y que tu uniforme tenía manchas de sangre en distintas posiciones.
-¿Estas herida?-pregunto levantando sus manos hacia ti, tú las tomaste bajándoselas y abriste su chaleco-Tranquilo, estoy perfecta, solo hice lo que tenía que hacer para sacarte con vida-apoyaste ambas manos en su pecho ya que aún quedaban algunos huesos rotos y comenzaste a sanarlo con tu chakra.
-¿Los mataste?¿a todos?-el haría una expresión de sorpresa si su rostro no le doliera.
-Tú te encargaste de la mayoría, no lo recuerdas por el veneno-subiste tus manos a su cuello, tenía muchos golpes y querías dejarlo como nuevo.
Tus verdades estaban manchadas con mentiras, no necesitaba usar el Sharingan, tu chackra fluctuó.
Shisui apretó los dientes enfurecidos consigo mismo, el quería protegerte hasta que su último hueso se rompiese, se odiaba a si mismo por permitir que algo así sucediese, no importaban las circunstancias, nadie debía tocarte un solo mechón.
-No malgastes tu chakra en mi-su tono reflejaba su odio hacia sí mismo.
-Shisui no, eran casi treinta hombres, te envenenaron con una dosis que mataría a un elefante y me mantuviste detrás de ti hasta desfallecer, no eres un inútil y mucho menos me has fallado.
Apoyaste las manos en sus mejillas aun sanando sus heridas, borrando las cicatrices de ese bello rostro, te dolería si dejaras pasar alguna y su bella cara de bebé cambiará, seguro se vería rudo con una cicatriz, pero no en tu guardia. No era necesario tocarlo, pero querías hacerlo, necesitabas transmitirle tu tranquilidad.
Shisui dejo que sus ojos descansaran en ti, estabas tan concentrada borrando cada rasguño de su cuerpo y no pensabas en ti, tu semblante tranquilo, tus manos cálidas, tu largo cabello suave. Siempre que te veía recordaba porque era una buena razón estar vivo, sería un pecado conocerte y no dedicarte cada día de su vida.
-Debes descansar ¿Sí? Se que me dirás que eres fuerte y ya te sientes perfecto, pero yo necesito que te quedes quieto y asegurarme de que el antídoto no tiene efectos secundarios.
El parecía estar atento a lo que decías, pero Shisui, es Shisui.
-¿Entonces si viste mis joyas?
Tu rostro se puso rojo completamente y apartaste la mirada, el pelinegro quedo fascinado, usualmente lo golpeabas, ¿que era esta reacción nueva?
-Solo te baje el pantalón idiota, no me interesa lo que hay debajo de tu ropa interior-intentabas sonar molesta pero tu vergüenza era notable.
Su mente hizo click. No estaba usando ropa interior.
-No hay forma, si me viste, ____, si lo hiciste-Shisui parecía emocionado-Grande ¿no? Es uno de mis orgullos.
-Yo... Yo debía asegurarme de que no tuvieras otra mordida, deja de decir ese tipo de cosas-te estabas poniendo nerviosa.
-Vaya, quien lo diría, ____, tantos años detrás de ti y para enamorarte solo debía dejar que me pusieras las manos encima-se jacto burlón.
Tu límite de resistencias a sus burlas fue rebasado, sentías un calor extremo y tus oídos se te taparon, te pusiste de pie y con un uso rápido del parpadeo corporal lo dejaste solo en la cueva.
Shisui suspiro, estaba feliz, le gustaba provocarte y si se trataban de ese tipo de emociones dejaría de medirse contigo.
-Campeón, la impresionamos, gran trabajo, siempre confié en ti-si pudiera chocar los cinco con su pene, lo haría.
El ninja vago un largo rato por su imaginación, estaba colocando todas sus fuerzas en obedecer tus órdenes y estar quieto, pero tú no volvías, así que lo obligaste, Shisui se puso de pie y salió a buscarte.
Tu estabas tomando un baño relajante en el lago en el cual desembocaba la cascada, por un momento le molesto que conservaras la ropa interior. La noche perpetuo ante ambos, quedo hipnotizado con tu figura siendo acariciada por los rayos de la luna mientras dejabas caer el agua con delicadeza en tu cuerpo, como tus manos seguían los senderos de esa piel que deseaba conquistar.
Una sed lastimera lo domino.
Lo siguiente que sentiste fueron sus manos tomando con firmeza tus caderas, con un movimiento rudo te volteo y tus ojos se encontraron con los suyos encendidos por el sharingan, te arrebato el aire lo intimidante de aquello junto con su desnudes, lo sabias, estabas atrapada, te quito la verdad con sus ojos.
-Me mentiste-su tono de molestia poseía una acuarela distinta, una sexual.
-Shisui si yo tengo que morir por ti lo hare-la seguridad en tus palabras eran una gran ola de todo lo que quería evitar, no podía permitir que eso sucediera.
-¿Porque?-te pego más a su pecho cuando intentaste apartarlo.
-Porque somos amigos-inseguridad. Lo único que nunca lograbas declarar de forma correcta.
-Nunca serás buena mintiéndome. ¿Acaso olvidas quién soy? hemos compartida cada etapa de nuestra vida juntos y esta no será la excepción, ya no somos amigos, no lo soporto más.
El aire entre ambos se espeso con la intensidad de su confesión, ese azul con el que tu corazón lo pintaba se tornó en un rojo anhelante. Sus siluetas reflejadas en el lago con la gracia de la luna, esparciendo los destellos de sus deseos sobre las suaves ondulaciones del agua que los envolvía. Lo miraste con los ojos muy abiertos, tu respiración entrecortada y tu corazón desbocado, eras una pincelada desprolija de todos tus sentimientos escondidos. Sabias que él tenía razón. No podías mentirle. No podías esconder lo que ardía en tu pecho.
Las yemas de sus dedos se aferraban a tu cadera con desespero, sus cuerpos rozándose bajo el agua templada. Sus labios se encontraban a un suspiro de distancia, podías sentir tu aliento mezclándose con el suyo, cálido, ansioso.
-Dímelo-susurró él, su voz ronca de emoción-Dime que no sientes lo mismo y me iré.
Pero no lo hiciste. Tus dedos temblorosos se aferraron a sus hombros, y en lugar de palabras, le diste la única respuesta posible.
Te alzaste apenas sobre la punta de tus pies y dejaste que la gravedad te guiara hacia él. Sus labios se encontraron en un roce suave al inicio, apenas una caricia, como si probaran el instante, como si memorizaran el sabor del otro. Pero pronto, la contención se quebró como una ola estrellándose contra la orilla.
Él profundizó el beso con una urgencia contenida durante años, como si en ese instante quisiera recuperar todo el tiempo perdido. Sus labios se entrelazaron con hambre y ternura a la vez, como si estuvieran destinados a encajar de esa manera. Las manos de él subieron por tu espalda desnuda, estremeciéndote, mientras te sostenía con devoción, como si temiera que te desvanecieras entre sus brazos.
El mundo se desdibujó a su alrededor. No existía el lago, ni la brisa nocturna, ni la luna testigo de su amor. Solo existían ustedes dos, fundiéndose en un beso que no era solo un beso, sino una promesa silenciosa de un lienzo en blanco desbordado por todos sus colores. Un pacto irrompible.
Cuando finalmente se separaron, apenas unos milímetros, sus frentes quedaron unidas, sus respiraciones entrelazadas.
-Nunca fuimos solo amigos-murmuraste, tu voz temblorosa pero llena de certeza.
Él sonrió contra tus labios, y sin decir nada más, volvió a besarte. Esta vez, sin dudas, sin miedo. Solo amor.
Shisui no se apartó de tus labios. Su beso, antes cargado de desesperación, se volvió lento, pausado, como si ahora tuviera la certeza de que no ibas a desaparecer. Su lengua rozó la tuya con una exquisita paciencia, saboreando cada pequeño jadeo que escapaba de tu boca.
Sus manos, antes firmes en tu cadera, comenzaron a explorar con más intencionalidad. Acarició la curva de tu cintura, subió lentamente por tu espalda hasta entrelazar sus dedos en tu cabello mojado, obligándote a inclinar la cabeza hacia atrás mientras descendía con besos por tu mandíbula.
Su respiración cálida acariciaba tu piel mientras sus labios descendían por la línea de tu cuello, dejando pequeños mordiscos y besos que enviaban descargas eléctricas a cada rincón de tu cuerpo. El agua a su alrededor se sentía más caliente de lo que realmente estaba.
-Dime que pare y lo haré -murmuró, su aliento rozando tu oído, su voz ronca y llena de deseo contenido.
Pero no lo hiciste.
Tus manos finalmente tomaron el control, deslizándose por la musculatura de su espalda, disfrutando de la textura de su piel caliente bajo el agua. Lo habías sanado con tanto esmero, pero ahora solo querías tocarlo sin propósito más allá de sentirlo.
Shisui sonrió contra tu clavícula, notando la forma en que tus dedos se aferraban a él, y supo que ya no había vuelta atrás.
El deseo en sus ojos era abrasador. Sin darte cuenta, te levantó del agua con facilidad, haciéndote rodear su cintura con tus piernas. Su cuerpo mojado se pegó al tuyo, sus manos explorando más allá de lo permitido, deslizándose por la piel sensible de tus muslos.
-Voy a enseñarte que nunca más podrás llamarme tu amigo.
Tus labios se entreabrieron, tu respiración agitada. Su declaración te sacudió hasta los huesos, como un relámpago iluminando la verdad que habías intentado ignorar por tanto tiempo. Lo miraste con los ojos encendidos, con esa mezcla de desafío y rendición que solo él lograba provocar en ti.
-Entonces hazlo-susurraste, tu voz apenas un aliento contra sus labios-Demuéstramelo, Shisui.
Lo viste oscurecerse con ese tono carmesí en sus ojos, la suave vibración de su risa contra tu piel antes de que su boca reclamara la tuya de nuevo, hambriento, decidido.
El agua templada acariciaba tu piel desnuda, pero nada comparado con el calor de su cuerpo contra el tuyo. El sonido de la cascada rugía detrás de ustedes, un eco lejano en comparación con el retumbar de sus respiraciones entrecortadas.
Shisui no dejó espacio entre ustedes. Su piel caliente se fundió con la tuya, su pecho firme aplastando tus senos, sus manos deslizándose con desesperación por tu espalda, reclamando cada curva, cada rincón de tu cuerpo mientras se deshacía de tus pequeñas prendas. No había más barreras. No más dudas. Solo el deseo latente que había crecido entre ustedes durante años, hecho carne y ardor en ese instante.
Su boca se deslizó por tu cuello, mordiendo suavemente, marcándote como suya. Un jadeo escapó de tus labios cuando sus dientes atraparon la piel sensible de tu clavícula antes de succionar con fuerza, dejando una marca ardiente que te hizo arquear la espalda.
-Sabes cuánto he esperado esto-susurró contra tu piel, su aliento caliente erizándote- Cuánto he soñado con tocarte así.
Sus manos descendieron, firmes pero reverentes, recorriendo cada centímetro de tu cuerpo como si intentara memorizárselo con las yemas de los dedos. Cada caricia encendía un fuego que te hacía temblar bajo su tacto.
Cuando sus labios encontraron los tuyos otra vez, el beso fue distinto: hambriento, feroz. Su lengua invadió tu boca con la misma intensidad con la que su cuerpo comenzaba a moverse contra el tuyo. Tus piernas se enredaron instintivamente a su alrededor cuando sus manos tomaron posesión de tus caderas, acomodándote con precisión para recibirlo, sentías la punta de su gran miembro tonteando con tu entrada febril.
El primer contacto fue una tortura deliciosa, se empujó dentro de ti con un roce lento y provocador que hizo que todo tu cuerpo se tensara en anticipación. Tus uñas se clavaron en sus hombros cuando él, con una lentitud casi cruel, separaba tus paredes.
Un gemido ahogado escapó de tu garganta cuando lo sentiste llenarte por completo, su dureza encajando en ti como si hubieran sido creados el uno para el otro. Él cerró los ojos, su mandíbula apretada, conteniendo el placer arrollador de finalmente poseerte.
-Mierda, ____… -gruñó contra tu boca-Eres tan jodidamente perfecta…
Se quedó quieto por un momento, permitiéndote acostumbrarte a la sensación, a la ardiente conexión que los mantenía unidos en la profundidad más íntima posible. Pero la paciencia se desvaneció rápido.
Cuando comenzó a moverse, lo hizo con la intensidad de un hombre que había reprimido su deseo por demasiado tiempo. Sus embestidas eran profundas, precisas, enviando descargas de placer a través de cada terminación nerviosa de tu cuerpo. Te agarraste a él con desesperación, sintiendo cómo cada estocada te llevaba más alto, más cerca del abismo del éxtasis.
El agua se agitaba a su alrededor con cada movimiento, reflejando la pasión desenfrenada que compartían. Su respiración era errática contra tu oído, sus gruñidos de placer se mezclaban con tus jadeos y suspiros suplicantes.
-Mírame-exigió, su voz rasposa y cargada de necesidad.
Y cuando tus ojos se encontraron con los suyos, lo viste todo. No solo el deseo abrasador, sino la devoción, la entrega total. No era solo sexo. Nunca lo había sido.
Él inclinó su frente contra la tuya, acelerando el ritmo, golpeando una y otra vez ese punto dentro de ti que te arrancabas gritos ahogados de placer.
-Dame todo-susurró contra tu boca-Déjame sentirte, dame todo lo que eres.
Tu obedeciste.
Tu cuerpo se arqueó con fuerza cuando el placer te consumió por completo, estallando en mil estrellas que nublaron tu visión. Tu nombre escapó de sus labios en un jadeo ronco cuando él te siguió al borde del éxtasis, enterrándose profundamente en ti mientras su cuerpo temblaba de puro placer y te llenaba con toda su esencia.
El mundo se quedó en silencio por un momento, solo existía el sonido de sus respiraciones aceleradas, el agua envolviendo sus cuerpos, sus corazones latiendo al unísono.
Shisui te sostuvo contra él, sin dejarte ir, sin permitir que un solo centímetro de tu piel se separara de la suya.
-Mía-murmuró contra tu cabello, besándote suavemente, con la misma devoción con la que te había tomado-Siempre has sido mía.
Tu sonrisa fue temblorosa, pero segura.
-Y tú siempre has sido mío.
Y en ese instante, bajo la luna testigo y el agua que los envolvía, supiste que no había vuelta atrás. Pero tampoco la querías.
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ADELANTO DE MI ONE SHOT “BETTER CALL SHADOW MILK”
La pieza final tiene más de 10k de palabras, solo dios puede detenerme en este punto si no le gustara lo que hago.

“¿Dónde está tu anillo de bodas, tonta tonta reina Vainilla?” Inspecciona tus manos y la ausencia de un anillo en tu dedo anular. Usualmente el anillo de reinado va acompañado del de matrimonio. Pero solo tenías puesto el que anuncia tu soberanía sobre el caído Reino Vainilla. “Se supone que sigues casada”.
“No quiero hablar de eso”. Escondes tu mano de su mirada.
“Oh, vamos. No nos pongamos aburridos. Solo preguntaba”. Flotó a tu alrededor y con un giro de su cetro una proyección de una sombra pequeña recorrió tu mano y se posó en tu dedo anular donde debería estar el anillo de matrimonio. “Pero me preocupo… ya sabes. No es propio de la reina de un ancestral verse a escondidas con otro hombre. Sobre todo si ese hombre desea quitarle algo. Tonta tonta, reina. ¿No te da vergüenza?”
Tu rostro se pone rojo y agitas tu mano para hacer que la sombra desapareciera de tu dedo anular. Lo miras incrédula mientras él hace de todo para no echarse a reír, pinchando su labio con aquellos afilados dientes que tiene.
“No estoy haciendo nada malo”. Te encoges de hombros y te recuestas aún más en la cama de rosas suaves y dulces que Shadow Milk hizo aparecer para ti.
“Bueno, al lado de todo lo que ha hecho tu tonto esposo… supongo que verte con otro hombre no es malo a comparación”. Se ríe y tú lo miras molesta.
Habla como si “verse con otro hombre” involucre serle infiel a PV. Cuando lo único que buscas es un desahogo de tu lamentable vida y tu terrible sentir.
Aunque el comentario de la bestia se queda unos segundos extra al aire y la idea te atraviesa la mente intrusivamente. Sin querer, subes tu mirada hacia Shadow Milk quien te observa divertido con una mano dejando de su barbilla. “¿Qué tanto miras, tonta reina?”
Frunces el ceño y volteas la vista rápidamente en dirección opuesta, deshaciéndote del pensamiento.
“Eres desagradable de cerca”. Él se carcajea, sabe cuando las galletitas mienten. Él es el maestro es éstas mentiras después de todo.
Cada noche le pierdes más el miedo a aquella bestia, volviendo a ser atrevida y rebelde como solías serlo en tu juventud. Retándolo y poniéndolo en su lugar aprovechando que su compañía no era más que una proyección.
Y a él le gusta, como no retrocedes ante su obvia monstruosidad. No te asustas rápido con aquellos dientes filosos hechos para desgarrar, sus cuerdas que colgaron cientos de cabezas hace eones, su cetro que invocaba la magia más perversa y su actitud violenta y depredadora que te acorrala pero te libera si te siente lo suficientemente intimidada.
Porque Shadow Milk te siente, muy adentro de él. Y tú a él, en menor medida todavía. Después de todo, su souljam resuena en unísono contigo.
Los pedazos más pequeños siempre son los más fáciles de corromper.
Cada vez llegas más cerca del amanecer a la misma cama con quien no sabes si sigue siendo tu esposo, más distraída y menos interesada en las historias que cuenta el viejo guardián.
Sabes perfectamente que Shadow Milk te miente cuando te cuenta su propia versión de su corrupción, pero no le dices nada; después de todo, nada cambiará si lo corriges o no.
Tienes que aprender el idioma de la bestia, el significado de sus juegos de palabras, sus interpretaciones y las verdades escondidas entre todas las mentiras que despotrica.
Sin embargo, tú no tienes necesidad de mentirle. Por lo que eventualmente abres tu corazón para él y le hablas acerca de la época donde eras una brillante luz en el reino que antes no era tuyo.
#shadow milk cookie#shadow milk crk#shadow milk smut#shadow milk x reader#shadow milk x you#pure vanilla x reader#pure vanilla cookie
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𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓 - 𝑇𝑂𝐷𝐷 𝐼𝑁𝐺𝑅𝐴𝑀
Todd ingram x Male!GayInCloset!Reader

Advertencias: NSFW, sobrestimulacion, lector masculino, pronombres masculinos. Todo lo que escribo es meramente ficción.
★ Las imágenes utilizadas no son de mi propiedad, créditos a su respectivo artista.
Todd esperaba con ansias tu llegada al pequeño espacio de ensayo. Había planeado la velada a la perfección: solo él y tú solos, durante horas. Sin Envy, sin distracciones, sin interrupciones. Solo ustedes dos, improvisando, bebiendo y, por supuesto, follando. En cuanto entraste, Todd sintió que se le aceleraba el corazón. Tu estilo metalero lucía tan sexy como siempre. Ese pelo rojo ligeramente desordenado, esos ojos oscuros intensos... Todd era como una masa en tu presencia. ── Oye, por aquí! ── Dijo Todd con naturalidad, intentando parecer tranquilo a pesar de su pulso acelerado.
── ¿Listo para el rock? ── Asientes, echando al hombro el estuche de la guitarra. ── Sí, hagámoslo.
Los dos se acomodaron en el estrecho escenario, preparando sus instrumentos. Mientras afinabas tu guitarra, Todd le lanzó miradas furtivas. Había algo en el serio y melancólico en ti cada vez que tocabas que realmente hizo que su motor se acelerara. Una vez que estuvieron listos comenzaron a tocar.
Todd no pudo evitar mirarte con lujuria. La forma en que tu cabello oscuro se balanceaba mientras movías la cabeza suavemente al ritmo de tu guitarra, la forma en que tus pantalones abrazaban tu cuerpo ligeramente tonificado.
Todd se estaba poniendo duro de solo mirarte.
── Estuviste increíble, _______. ── Jadeó Todd, dejando la guitarra a un lado. Se acercó a ti, mirándote como un depredador a un trozo de carne.
── ¿Quieres tomar un descanso rápido? Estoy sediento. ── Dijo, mostrándo una sonrisa coqueta. Todd sabía que eras gay en closet debido a problemas familiares con tu hermana Envy. Le encantaba la emoción de estar contigo en secreto, o más bien tener relaciones. Envy nunca necesitaba saberlo.
Todd se ocupó de sacar dos latas de alcohol de su mochila, sin apartar la mirada de tu rostro. Cuando te entregó la lata, sus manos se tocaron, enviando electricidad a través de ambos. ── Gracias. ── Susurras, con voz ronca debido al cansancio. Bebes un largo trago, con tu garganta moviéndose.
A Todd le encantaba verte beber, le encantaba imaginar otro tipo de cosas. ── Eres tan sexy cuando bebes. ── Susurró Todd sin pensar con claridad con los ojos pegados a tus labios.
Sin pensarlo, extendió la mano y pasó los dedos por la curva de tu cintura, sintiendo cálida esta. ── Te necesito. ── Dijo Todd de repente, con voz baja y desesperada.
Sostuvo tu cintura y te acercó a él. Sus labios se estrellaron en un beso abrasador, hambriento y salvaje. Todd te inmovilizó contra la pared, frotando tus caderas contra las de él. Dejas escapar un gemido ahogado mientras tus manos suben para enredarse en el cabello de Todd.
El chico rasgó la camisa de tu camisa exponiendo tu tonificado pecho. Inclinándose, Todd chupó con suavidad uno de tus montículos rosados. Dejando una linea de besos húmedos hasta tu cuello. ── Déjame tenerte, otra vez. ── Suplicó Todd, con la voz entrecortada por la necesidad. ── Nadie tiene por qué saberlo. Será nuestro secreto. ── Mordió y mordisqueó tu garganta, mientras que sus manos recorrían tu cuerpo con avidez.
Todd te ansiaba como una droga, y estaba a punto de obtener su dosis.
La lengua de Todd se arremolinaba alrededor de tu cuello, dejando besos húmedos haciendote gemir entre suspiros. Estaba siendo muy oral, muy codicioso con su boca.
Sus manos vagaron por tu espalda, acariciando y apretando tus músculos a través de tu espalda expuesta sin camisa. Todd rompió la succión de tu cuello. Sus manos se movieron alrededor del frente de tu cuerpo, apretando el bulto en tus pantalones. ── ¿Tienes alguna idea de cuánto te deseo? ── Todd susurró, mordisqueando tu clavícula. ── He estado contando los días hasta que podamos estar solos nuevamente. Sueño contigo por la noche.
Sus dedos desabrocharon hábilmente el cinturón de tu pantalón abriendo el botón de tu bragueta. Todd bajó la cremallera tu pantalón, bajándolo junto a tu ropa interior, dejando al descubierto tu longitud dura.
Todd se lamió los labios y engulló tu erección en su boca, comenzando a chupar y a mover la cabeza.
Sueltas un gruñido al sentir la caliente garganta de alrededor de tu longitud. La boca de Todd era tan hábil y hambrienta. Inclinó la cabeza rápidamente, sorbiendo ruidosamente mientras tomaba todo profundamente en su garganta. Una de las manos de Todd bombeaba la base del eje de tu longitud mientras la otra acariciaba tus bolas.
A Todd le encantaba el sabor del tu líquido preseminal, buscaba ese sabor salado y dulce con su lengua. Quería probar cada gota que tenías para ofrecer. Mientras se atragantaba y quitaba tu miembro de su boca, Todd pasó las yemas de los dedos por la piel sensible de la parte interna de tu muslo acariciando tu zona vulnerable, haciéndote estremecer.
── Todd... ── Gimes, con la cabeza echada hacia atrás contra la pared. ── Todd, no puedo... h-ha pasado demasiado tiempo mmm... m-me voy a...
── ¿Vas a hacer qué, _______? ── Todd arrulló, bombeando tu miembro, aún más rápido. Sabía exactamente lo que estabas tratando de decir. Él había estado en esta situación antes contigo, y sabía exactamente cómo manejarlo. Con una sonrisa pícara, Todd tomó tu longitud de nuevo en su boca y continuó chupando y moviendo su cabeza, atragantándose levemente cuando su cabeza golpeó la parte posterior de su boca.
Le encantaba la sensación de tu eje palpitando contra su lengua, y el sabor de tu líquido preseminal era embriagador. Todd chupó más fuerte, ahuecando sus mejillas para crear más succión, sus dedos bombeando al ritmo de su cabeza que se movía. Agarras el cabello de Todd, tus caderas se sacudieron erráticamente mientras luchabas por contenerte.
Pero el implacable asalto oral de Todd pronto resultó demasiado. Con un gruñido sueltas toda tu carga en la garganta de Todd. Tu miembro estaba palpitando en la boca de Todd mientras arrojaba carga tras carga de semen espeso sobre la lengua y la garganta del rubio.
── Ah, ah, sí... ── Gimió Todd alrededor de tu miembro, lamiendo hasta la última gota. Cuando tu orgasmo finalmente comenzó a disminuir, Todd se apartó, con un hilo de tu semen que conectaba sus labios antes de romperse.
Se chasqueó los labios y había un brillo de satisfacción en sus ojos. ── Mmm, delicioso. ── Ronroneó Todd, lamiéndose los labios. Se inclinó para capturar los tuyos en un beso profundo y apasionado, su lengua bailando con la tuya mientras transmitía su propia excitación. Las caderas de Todd se balanceaban contra tu muslo, su propia erección se tensaba contra sus pantalones. Se apretó contra ti, desesperado por fricción y alivio. Con un gruñido, Todd manoseó su cinturón, desabrochó la bragueta y liberó su dura longitud que ya estaba goteando líquido preseminal con anticipación.
Todd agarró nuevamente tu cadera con una mano, la otra acariciaba su eje con urgencia mientras besaba tus labios con deseo y hambre ── Te necesito ahora, _______. No puedo esperar. ── Jadeó en el beso. Separándose, te miró con ojos suplicantes y llenos de lujuria.
── Por favor, déjame hacerte el amor. ── Rogó Todd, guiando tu manos hacia su dura longitud. ── Tócame. Hazme sentir bien. ── Envuelves tus dedos alrededor del eje de Todd, acariciándolo con movimientos lentos y provocativos. Todd gimió con sus ojos cerrados en éxtasis. Estaba cerca, muy cerca ya, y tú ni siquiera lo estabas tocando, directamente todavía.
Las caderas de Todd se sacudieron hacia adelante, buscando más de tu toque. ── Sí, así. ── Jadeó, su aliento caliente contra tu oído. ── Eres tan bueno con tus manos.
El miembro de Todd palpitaba en tu agarre goteando constantemente ahora. El líquido preseminal goteaba sobre tu puño, haciendo que tu mano se volviera resbaladiza mientras acariciabas el eje de Todd más rápido, con más firmeza. Los gemidos de Todd se hicieron más fuertes, más desesperados, y comenzó a empujar en tu palma persiguiendo su clímax que se acercaba rápidamente.
── A-Ah me v-voy a correr.. ── Advirtió Todd, con la voz tensa. ── No pares, por favor no pares. ── Se agachó para ayudarte a trabajar su miembro, deseando alcanzar ese pináculo del placer. Sus manos se movían al unísono, resbaladizas por el líquido preseminal de Todd, hasta que finalmente Todd se vino con un grito ronco, su miembro se sacudió en tu mano mientras inundaba el puño del otro chico con semen caliente y pegajoso.
── Mmm... S-Sí... ── Gritó Todd, su cuerpo temblando por la intensidad de su orgasmo. Se aferró a ti con su rostro enterrado en tu cuello, mientras sentía las olas de placer. Cuando el orgasmo de Todd se calmó, guías su miembro gastado hacia sus pantalones. Todd jadeaba pesadamente, su pecho subía y bajaba mientras recuperaba el aliento, te mira con una expresión aturdida y saciada, sus ojos entrecerrados y vidriosos por la dicha posorgásmica.
── Eso fue... increíble. ── Susurró Todd, acurrucándose en tu cuello con cariño. ── Siempre sabes cómo hacerme sentir tan bien. Sonríes, frotando la espalda de Todd con dulzura. ── Es todo para ti, Todd. Tú también me haces sentir increíble.
Las manos de Todd se deslizaron alrededor tu trasero, dándole un apretón posesivo. ── Necesito estar dentro de ti. ── Gruñó, sus caderas ya comenzando a frotarse contra las tuyas. Tus mejillas arden ante el deseo de Todd.
── Ahora, antes de que pierda la cabeza. ── Sin esperar una respuesta, Todd hizo girar tu cuerpo y lo inclinó sobre el borde del escenario. Rápidamente le arrancó la ropa que te quedaba y la arrojó a un lado, dejándote desnudo, vulnerable y expuesto. Todd se colocó detrás de ti, con su miembro duro golpeando contra tu trasero.
Intentas hablar pero reemplazas tus palabras por un gemido ahogado al sentir el agarre de Todd en tu cabello, tirando de tu cabeza hacia atrás mientras él hacía una mueca con la punta de su longitud en tu entrada. ── ¿Listo para mí, lindo? ── Susurra Todd, su mano libre se extendió para acariciar tu cintura.
── Estoy listo para ti, Todd. ── Sueltas un jadeo empujando tu trasero contra su miembro erecto. Todd gimió, sus dedos apretaron tu cabello mientras se alineaba y comenzaba a empujar dentro.
Podías sentir la gruesa longitud de Todd extendiendo tu agujero, como cabeza de su miembro empujaba contra tu próstata con cada embestida. ── Mmm, te sientes tan bien... ── Gimió Todd, sus caderas se movieron hacia adelante con creciente urgencia. Tiró de tu cabello con más fuerza, tirando de tu cabeza hacia atrás mientras embestía dentro de ti.
El escenario crujió bajo su peso, el sonido resonó a través del pequeño espacio de ensayo. Te apoyas con una mano en el piso del escenario, no pudiendo evitar arquear tu espalda, encontrando las embestidas de Todd y llevándolo aún más profundo. Sus bolas chocaron entre sí con cada embestida frenética, el sonido resbaladizo llenó el aire junto con su respiración pesada y jadeos de placer. Todd soltó tu cabello y deslizó la mano para acariciarle tu longitud, mientras la otra mano seguía agarrando tu cadera.
── Te voy a llenar... ── Gruñó Todd, sus embestidas se volvieron más rápidas y desesperadas a medida que se acercaba al borde una vez más. ── Córrete para mí, _______ Déjame verte... ── La mano de Todd sobre tu longitud se aceleró, bombeando al ritmo de sus embestidas agresivas.
── Hazlo, córrete para mi. Ahora. ── Ordenó Todd, con la voz ronca por el deseo. Su propio orgasmo se estaba acumulando, el placer se enroscaba cada vez más fuerte en su centro.
── Estoy cerca. Voy a correrme dentro de ti, voy a pintar tus entrañas de blanco. ── Con un gemido, Todd empujó profundamente y se mantuvo allí, su miembro palpitaba mientras liberaba semen caliente en tu apretado agujero. Su orgasmo pareció durar una eternidad, chorro tras chorro de espeso semen llenandote hasta que Todd estuvo exhausto y se desplomó contra ti. Cuando las réplicas de su clímax se desvanecieron, Todd se retiró lentamente, su miembro ablandado se deslizó libre con un plop húmedo. Líquido preseminal gotearon de tu agujero estirado, la vista hizo que la longitud de Todd se contrajera de nuevo. Todd dio un paso atrás, admirando el desastre que había hecho en tu trasero.
── Te ves muy desastroso. ── Dijo con una sonrisa orgullosa y perversa, pasando un dedo por la mezcla pegajosa en tu entrada y llevándola a sus labios para probarla. ── Delicioso.
Todd levantó tu cuerpo cansado y lo giró, capturando tus labios en un beso profundo y dominante. Mientras se besaban, las manos de Todd recorrieron tu cuerpo suavemente, tanteando y apretando cada centímetro de piel desnuda. Todd se inclinó atrayendo tu cuerpo a su regazo, sus ojos emanaban lujuria mientras él se lamia sus labios. Desnudo, se mantuvo erguido, su erección sobresaliendo orgullosamente. Ambos estaban en una parte oculta del escenario, mientras que Todd nuevamente estaba posicionándose entre tus piernas abiertas. Agachó y alineó su longitud contra tu entrada una vez más, ahogando un gemido antes de empujar con un gruñido.
Estabas montando a Todd.
Cuando Todd tocó fondo, se detuvo para dejar que te ajustaras a su circunferencia. Tus paredes internas se apretaron con fuerza, ordeñando el eje de Todd, haciéndolo gruñir de placer. ── Tu trasero es mejor que un juguete sexual. ── Dijo Todd, sueltas una pequeña risita para luego jadear al sentir la longitud de Todd rozar entrada.
Sus caderas comenzaron a mecerse lentamente. Se retiró hasta que solo la punta permaneció dentro de ti, luego volvió a empujar con fuerza, marcando un ritmo castigador. El escenario crujió siniestramente mientras montabas a Todd con desenfreno salvaje, la fuerza de sus embestidas hizo que rebotaras y deslizaras por la madera. Todd agarró tus caderas, usándolas para profundizar más sus estocadas. Todd se inclinó hacia delante, apoyando sus manos a ambos lados de la tus hombros mientras empujaba con fuerza su caderas.
Su longitud estaba golpeando tu próstata de con cada golpe. Gemias y jadeabas, tus dedos arañando el escenario mientras las poderosas embestidas de Todd sacudían todo tu cuerpo. El placer era intenso, abrumador, pero intentaste igualar el ritmo de Todd. El sudor goteaba del cabello de Todd, su rostro se contorsionaba en éxtasis mientras tomaba tu trasero con hambre salvaje. Sus bolas golpeaban ruidosamente contra tu agujero, el sonido lascivo se mezclaba con sus gruñidos y gemidos. ── Tómalo todo... ── Todd jadeó, sus caderas chasqueando salvajemente ahora mientras perseguía su próximo orgasmo. Inconscientemente comienzas a saltar en el regazo de Todd.
Con un grito de placer, Todd embistió tu agujero una última vez, su miembro palpitaba mientras soltaba una nueva carga en tu interior. La intensidad de su clímax pareció sacudir el escenario debajo, y Todd se desplomó hacia adelante, enterrando su rostro en tu cuello mientras disfrutaba. Cuando el orgasmo de Todd se calmó, levantó la cabeza de tu cuello, jadeando en busca de aire.
Su longitud ablandada se deslizó fuera de tu agujero con un chapoteo húmedo, el semen y el líquido preseminal gotearon para mezclarse con el sudor en su piel. Te estiras, limpiando tiernamente el sudor de la frente de Todd antes de inclinarse para depositar un beso suave y relajante allí. ── Gracias por el viaje.
Todd con los ojos entrecerrados por la satisfacción sonrió. Se sentó sobre sus talones, haciéndote señas para que te acerques a él. Bajas obedeciendo con tu cuerpo todavía zumbando de placer.
Todd te atrajo hacia sí para un beso lento y sensual, sus lenguas se entrelazaron lánguidamente mientras sus corazones se desaceleraban por el esfuerzo. Separándose, Todd te miró con un brillo travieso en los ojos. ── Abre tu linda boca. ── Lo persuadió, guiando tu cabeza hacia su miembro ahora flácido pero todavía resbaladizo. ── Veamos esa talentosa boca tuya, de nuevo. Sonríes separando tus labios, invitando a la longitud de Todd a tu boca.
La longitud de Todd se deslizó suavemente sobre tu lengua, el calor y la humedad eran un agradable contraste con el aire fresco. Dejó escapar un suspiro de satisfacción cuando comienzas a succionar suavemente, tus labios formando un sello hermético alrededor de la sensible cabeza. Los ojos de Todd se cerraron de placer, su mano libre subió para acariciar tu cabello suavemente mientras saboreaba la tierna atención oral.
Trabajas con la longitud de Todd con cuidado, tu boca era un paraíso extasiado para el rubio. Las caderas de Todd se balancearon sutilmente, alentando el ritmo lento y sensual. Podía sentir que ya comenzaba a moverse, respondiendo a las suaves atenciones de su boca favorita.
Cuando te apartas para recuperar el aliento, Todd lo miró con adoración. ── Eres increíble... ── Murmuró, trazando tu labio inferior con su pulgar. ── Un chico tan bueno... ── Todd se inclinó para darte otro beso profundo y apasionado, enredando su lengua con la tuya mientras él transmitía su gratitud y afecto.
Cuando se separaron de nuevo, Todd te miró con un brillo decidido en los ojos. ── Mmm... ya sabes como continúa. ── Ronroneó, colocando tu polla frente a su cara. ── Quiero saborear tu orgasmo, de nuevo. ── Con un gemido hambriento, Todd descendió sobre ti.
Todd envolvió tu longitud en un movimiento rápido, su boca cálida y húmeda envolvió el eje por completo. Comenzó a chupar con intensidad urgente, su lengua girando alrededor de tu parte inferior sensible mientras sus manos agarraban la base de la tu miembro con firmeza. Jadeas, tu espalda se arqueó cuando la boca experta de Todd te llevó rápidamente al borde. Las vibraciones de los gemidos de Todd alrededor de tu miembro se sumaron a la estimulación, enviando escalofríos por tu columna.
── Todd, mmm... y-yo... ── No pudiste terminar tu oración, tu orgasmo lo golpeó como un tren de carga mientras Todd lo chupaba hasta secarlo. Tu longitud palpitaba y se retorcía en la boca de Todd, disparando chorro tras chorro de semen espeso y caliente directamente sobre la ansiosa lengua de Todd.
Todd se lo bebió todo, saboreando el sabor dulce mientras extraía hasta la última gota. Finalmente, se apartó con un chasquido de satisfacción, sus labios y su barbilla brillaban con tu semen. Todd te mira con una sonrisa satisfecha y petulante, sus ojos brillaban con diversión y afecto. ── Mmm, delicioso. ── Ronroneó, lamiéndose los labios hasta dejarlos limpios. ── Siempre tienes un sabor tan rico.
── Me dejaste seco. ── Jadeas sonriendo con cansancio, tu cuerpo todavía hormigueaba por la intensidad del clímax y el fuerte sexo que acababas de tener con Todd.
Todd se puso de pie y te abrazó, sosteniéndote cerca mientras recuperas el aliento.
Luego de unos minutos toman la decisión de ponerse nuevamente sus ropas, ya que no era un lugar para estar necesariamente desnudo. Sus cuerpos ya vestidos se apretaron, el calor se filtraba de piel a piel mientras Todd acariciaba tu cuello con ligero cariño y cansancio.
── Te amo. ── Susurró Todd, su voz suave y sincera.
Un pinchazo de culpa se apodera de tu cuerpo ante las palabras de Todd. Sabías que lo que hacías estaba mal. Meterte con el novio de tu hermana no era ciertamente correcto. Pero tu sabías cosas de Envy que si Todd supiera su relación con ella acabaría
── Yo también te amo. ── Respondes apretando tus brazos alrededor de la cintura de Todd.
No podías negar que te habías enamorado de este chico.
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He calls me the Devil (I make him wanna sin) - Enzo Vogrincic


+18! Needy!Enzo (unos segundos de Sub!Enzo, parpadeen y se lo pierden). Biting, choking, creampie, fingering, masturbación, (breves descripciones de) plus size!reader, sexo oral, sexo sin protección, (kind of) semi-public sex, spit kink, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
El vestido fue idea de Enzo.
Luego de un par de días viéndote batallar frente al espejo e intentando consolarte cuando la frustración te vencía, recordó que la caja que contenía la prenda estaba sepultada en alguna parte del armario. Enzo odiaría que lo malinterpretes y no tiene absolutamente nada en contra de la chaqueta y el pantalón de cuero que pretendías combinar con un top burdeos, pero…
-No, no sé- recuerda cómo empujaste el vestido contra su pecho-. ¿No te parece que es mucho?
-¿Para mí…? Es poco- bromeó, refiriéndose sutilmente a los atuendos mucho más atrevidos y extravagantes que utilizaste en ámbitos mucho menos formales.
-No son los Oscar, Enzo, es un concierto de música clásica.
-¿Y?- se mordió el labio-. ¿No te gustó el vestido? ¿Es eso?
-Me encantó, amor, pero…
La inseguridad ensombreció tu rostro por un breve momento, evocando el recuerdo del día en que le enseñaste el vestido en una página web: las únicas fotos exhibiendo el producto eran de modelos utilizando la talla small, un detalle recurrente que te aquejaba a la hora de buscar ropa. Aún puede oír la forma en que suspiraste, entre harta y triste, antes de cerrar la página y bloquear la pantalla de tu celular para arrojarlo sobre la cama.
Normalmente Enzo no se habría atrevido a husmear en tus dispositivos electrónicos, pero esa noche luego de ver tu decepción decidió revisar tu historial. A falta de una referencia fotográfica, optó por confiar en que uno de los talles se correspondía con tus medidas.
-Te queda hermoso- insistió, sosteniéndolo con delicadeza entre sus manos-. Dale, probátelo otra vez.
La forma en que te sonrojaste le pareció tierna, un tanto divertida considerando el tiempo que llevaban juntos y la inocencia del cumplido en comparación con los comentarios que guardaba para otros momentos, los cuales hacían que la sangre de tu cuerpo ardiera no sólo en tus mejillas. Observó cómo deslizabas las tiras de tu camisón por tus hombros y su respiración se entrecortó cuando vio tus pechos desnudos.
El vestido se adhería a tu cuerpo como una segunda piel, los tonos rojos de la seda resaltando tu figura y volviéndote la viva imagen de lo que Enzo llamaría la perdición.
Ahora ese recuerdo lo atormenta y se obliga a mantener las apariencias, ocultando su erección con el programa del concierto y agradeciendo por la tenue iluminación de la sala. Intenta distraerse observando los detalles del lugar, tal como lo hizo desde que llegaron al Auditorio Nacional, y por unos instantes la sincronización en los arcos de la sección de cuerdas de la orquesta es más que suficiente para cautivarlo.
Es entonces cuando siente que te movés en tu asiento y sus ojos se centran en tu figura. Tus manos se encuentran entrelazadas sobre tu regazo, cubiertas por unos delicados guantes de largo asimétrico, y al ver tus dedos jugando distraídamente con el papel no puede evitar pensar en lo bien que se verían envueltos sobre su miembro, su semilla arruinando la seda que oculta tu piel.
El súbito aplauso del público lo saca de sus cavilaciones y está a punto de sumarse al mismo, pero tu mano se cierra sobre la suya a modo de advertencia. Si la calidez de tu palma empeora su estado, la forma en que el vestido abraza la curva de tu abdomen y resalta tus pechos es prácticamente una sentencia de muerte.
-Todavía no- aclarás, señalando con la cabeza hacia el escenario-. Falta uno más.
El primer movimiento de la Serenata para cuerdas de Tchaikovsky le pareció sublime, ¿pero el cuarto…? Le resulta eterno y le cuesta horrores mantener la concentración, por lo que se muerde los labios hasta sentir el gusto metálico de la sangre en su lengua. Comienza a mover la pierna y tu mano acaricia su muslo -probablemente interpretando su agitación como nerviosismo o ansiedad- en un gesto que debería ser tranquilizador, pero que es en realidad todo lo contrario.
La preocupación en tus ojos es evidente cuando encuentran la mancha escarlata en sus labios y te inclinás para examinar el daño, ignorando que el ángulo le permite ver tu escote y el sostén de encaje rojo que contrasta con tu tono de piel. Es el mismo rojo que tiñe tus labios y que difuminaste en tus pómulos, el mismo rojo que en alguna ocasión utilizaste para dejar la marca de tus besos en su pecho, su abdomen y…
Se siente culpable cuando acerca sus labios a tu oído y susurra:
-¿Me acompañás?
La obra concluye y Enzo aprovecha el momento en que otro músico, un pianista, entra en escena. Toma tu mano y te arrastra hacia las puertas de la sala, más de una mirada curiosa posándose sobre ambos y algunos susurros, que te hacen sentir más insegura de lo que lo hicieron a tu llegada: Enzo juró que te miraban porque “¿Cómo no te van a mirar? Si estás hermosa”, pero vos no estás convencida de que ese fuera el motivo.
Ambos llegan a un corredor desierto y cuando Enzo tira de tu mano para guiarte hacia una puerta lateral, lo seguís al interior de la habitación sin hacer preguntas. Te sorprenden los estuches de instrumentos vacíos, desperdigados por doquier, y estás a punto de comentar que la puerta no debería estar sin seguro, pero el ataque de algún instrumento de viento -que no distinguís- en la habitación contigua hace que te sobresaltes.
-¿Qué pasó?- preguntás, recordando el motivo por el cual abandonaron el concierto. Cuando tomás la mejilla de Enzo para examinar su herida, sus dedos aprisionan tu muñeca-. ¿Qué…?
Dirige tu mano hacia su erección, cubierta por un costoso pantalón, sus ojos fijos en tu rostro para examinar tu reacción: tus labios se separan lo suficiente para permitirle ver tus dientes y tu respiración se torna agitada en un abrir y cerrar de ojos, obligándolo a admirar cómo el movimiento hace que tus pechos suban y bajen. Su mirada desciende hasta llegar a tu cadera y sus manos siguen el mismo camino, masajeando con fuerza tu cuerpo antes de atraerte hacia el suyo.
Soltás un gemido y, en algún recóndito lugar de tu mente, te preguntás si las personas presenciando el concierto pueden oírte con la misma claridad con la que oís el piano en este momento.
-¿Ves lo que me hacés…?- pregunta. Besa tu mejilla y sus labios trazan una línea hasta tu cuello, sus besos húmedos y su aliento cálido repercutiendo en tus sentidos-. Desde que llegamos estoy así.
El sonido del seguro llega a tus oídos.
-¿Qué hice?- fingís inocencia.
Su mano se cierra sobre tu cuello y vuelve a besarte, la intensidad de sus acciones provocando que sus dientes rasguen tu labio inferior y su lengua haciéndote gemir cuando invade el interior de tu boca. Se aferra a la parte más ancha de tu cadera con fuerza, como si la cercanía entre ambos no fuera ya suficiente, y su otra mano baja la cremallera de su pantalón.
El sonido provoca un cosquilleo entre tus piernas y mirás a Enzo de manera provocadora mientras tirás del botón de la prenda, la cual cede levemente dejando ver una franja de su ropa interior. Recorrés la tela visible con tu dedo antes de llevártelo a la boca, capturando la seda entre tus dientes para retirar el guante.
-No- te interrumpe-. Dejátelos puestos.
Le dirigís una sonrisa, intrigada y más que excitada por la situación y su petición. Tu mano colándose bajo su ropa interior hace que se muerda el labio y una expresión de dolor atraviesa su rostro, pero cuando cerrás tus dedos sobre su miembro esa expresión se transforma en placer y arroja la cabeza hacia atrás. Comenzás a masturbarlo con lentitud, tu oído atento a la orquesta percibiendo también el sonido de su piel y la aceleración de su respiración.
En cuestión de minutos y bajo las caricias que le suministran tus manos, Enzo se convierte en un desastre: sus dedos se clavan en tu carne y tenés que esforzarte para lograr mantener el ritmo de tus movimientos, el líquido preseminal brotando de su punta humedeciendo cada vez más tu guante y tus dígitos, y su miembro palpita desesperadamente en busca de alivio.
Te detiene antes de que sea demasiado tarde y te guía hacia el pequeño sofá en la esquina de la habitación, apartando unas partituras olvidadas sobre este para tomar asiento y señalar el lugar entre sus piernas. Obedecés inmediatamente, como siempre, y luego de ayudarlo a deshacerse de su pantalón y su ropa interior Enzo decide tirar de la cremallera de tu vestido y despojarte de tu sostén, liberando tus pechos.
Tomás su miembro entre tus manos para centrarte en su extensión mientras tus labios se acercan a la punta para besarla con delicadeza una y otra vez. Su excitación brilla bajo las luces de la habitación y es adictiva cuando el sabor invade tu lengua, haciéndote gemir cuando lo introducís en tu boca y provocando que las vibraciones amenacen con llevar a Enzo al borde del orgasmo nuevamente.
Sus caderas se mueven en contra de su voluntad y su punta golpea tu garganta, llenando tus ojos de lágrimas que rápidamente comienzan a deslizarse y humedecer tus mejillas. Te separás de Enzo, ya que no estás dispuesta a arruinar todo tu maquillaje, pero la solución que encontrás logra arrancar un gemido de su boca antes de que pueda procesar la imagen frente a él.
-Dios…- dice entre dientes, cubriendo su rostro con una mano luego de ver cómo rodeás su miembro con tus pechos y escupís sobre su punta. Recuerda todas las ocasiones en que lubricó el interior de tus muslos y se deslizó entre ellos hasta el agotamiento, oyéndote suplicar por un poco de placer a cambio y prometiendo hacer lo imposible para merecerlo-. Lo hacés a propósito, ¿no?
Permanecés en silencio, pero Enzo recibe una respuesta cuando tus manos presionan aún más tus pechos. Su excitación comienza a ser cada vez más abundante, gotas de líquido incoloro cayendo desde su punta hasta el largo de su miembro y entre tus pechos, llenando la habitación de los indecentes sonidos húmedos que tanto disfrutan ambos. Sus dedos contrayéndose sobre el sofá y sus nudillos blancos hacen que te detengas con una sonrisa de satisfacción.
Toma tu cabello entre sus dedos y se acerca peligrosamente a tu rostro, su pulgar delineando tu labio inferior y haciéndote sisear cuando toca la herida que sus dientes dejaron allí. Tira de tu cabello hasta posicionarte en un ángulo doloroso y te observa, el cabello cayendo a los lados de su rostro haciendo que se vea aún más imponente, y luego escupe en tu boca. Le enseñás tu lengua, su saliva mezclándose con la tuya, y tragás.
Te conduce hacia el otro extremo de la habitación sin delicadeza alguna y presiona tu cuerpo contra el espejo en la pared, el efecto de la superficie fría evidenciándose en tus pezones. Con movimientos lentos, Enzo toma el dobladillo de tu vestido y comienza a arrugarlo entre sus manos, descubriendo centímetro a centímetro de tu cuerpo y maravillándose como si fuera la primera vez que te ve.
Intenta no perder la razón al ver el encaje rojo cubriendo tu intimidad… Pero él es un hombre débil y vos, la tentación.
Se arroja sobre sus rodillas sin pensarlo y comienza a morder tus piernas con fuerza, haciéndote gemir y lloriquear debido a la sensibilidad, utilizando su lengua posteriormente como si fuera suficiente para aliviar las zonas abusadas. Aparta la prenda que lo separa de tu centro y observa cómo la humedad que cubre tu piel se adhiere en forma de hilos brillantes a la tela.
Introduce un dedo en tu interior mientras reparte besos y mordidas en tus muslos. Te oye gemir contra el espejo y sabe, aunque no puede verte, que tal imagen podría pertenecer al paraíso. Debería, asegura al introducir otro dedo y sentir tus paredes contrayéndose cuando los curva para dar con tu punto dulce, la resistencia de tus labios nula ante tus gemidos, jadeos y suspiros.
Los sonidos obscenos que producen los dedos de Enzo en tu cavidad no se comparan con la imagen entre tus piernas, tus fluidos cayendo sobre sus dedos hasta llegar a sus nudillos e incluso su muñeca. Tus piernas tiemblan y tus manos masajean tus pechos, imitando los movimientos que tu novio suele repetir para brindarte el máximo placer.
Tus rodillas están a punto de fallarte y le suplicás, pero cuando Enzo se detiene y te deja respirar la sensación de vacío junto con la desesperación te inundan. Encontrás sus ojos oscuros a través del espejo, un leve asentimiento de su parte que pretende ser un consuelo, y arqueás tu espalda para darle mejor acceso a tu entrada.
Sostiene el vestido, la tela arrugada a la altura de tu cintura, mientras acaricia tu entrada y tu clítoris con la punta goteante de su miembro. Suspirás al sentir su calor y el suspiro se vuelve un gemido cuando comienza a empujarse dentro tuyo, recibiendo el ardor que provoca su tamaño en tu entrada estrecha.
-Enzo...
-Sí, amor, ya sé- dice entre gruñidos-. Querés más, ¿no...? Vos siempre querés más.
Y él está dispuesto a dártelo todo.
Sus movimientos son delicados y mínimos para permitir que te acostumbres a la sensación, pero eso se acaba cuando ve tu expresión prácticamente pornográfica en el espejo. El placer dibuja en tus cejas una curva que acompaña la caída de tus párpados y tus labios entreabiertos permiten que un hilo de saliva caiga por tu mentón.
Desesperado por sentir más, comienza a penetrarte con fuerza y en profundidad. Adora los sonidos que dejan tu boca y aún más los que produce tu cuerpo al colisionar con el suyo, así como también adora ver los movimientos de tu carne como consecuencia de cada impacto originado entre las caderas de ambos.
El ritmo de sus estocadas es cada vez más rápido en contraste con la música (ahora muy lejana, como si la sala se encontrara a kilómetros de distancia) y te fuerza a sostenerte para no perder el equilibrio, pero la tarea resulta casi imposible cuando sentís la forma en que su punta abusa de tu cérvix de manera placentera.
Su mano repta por tu espalda y acaricia tu cuello antes de cerrarse sobre el mismo, la presión que ejerce mínima pero aún presente como un sutil recordatorio. Volvés a encontrar su mirada.
-Voy a...
-Sí- se limita a contestar. Arroja la cabeza hacia atrás.
Continúa embistiéndote hasta sentir las contracciones de tu interior caliente y te permite tocarte sólo después de atraer tu cuerpo hacia el suyo, con tu espalda sobre su pecho y su brazo rodeando tu cuello. Su otra mano sostiene tu cadera y se hunde dolorosamente en tu piel, amenazando con dejar alguna que otra marca.
El ángulo actual te deja sentir cada detalle de su miembro en tu interior y no pasa mucho tiempo antes de que llegues a tu orgasmo, con sus dedos aprisionando tus mejillas para mantener tu vista al frente, la imagen de tus pechos saltando de arriba abajo casi tan hipnótica como el rostro de tu novio al ver la escena.
Cuando Enzo alcanza su propio clímax sentís sus dientes mordiendo tu cuello antes de percibir cómo su semen caliente te llena por completo. La sensación es suficiente para causarte otro orgasmo, más breve pero de mayor intensidad.
-Te amo- dice Enzo contra tu piel-. Te amo, te amo, te amo.
-Yo también te amo- tomás su mano y la llevás a tus labios-. Mucho.
-¿No tenía razón?- oculta su sonrisa tras tu hombro-. El vestido era una buena idea.
Estás a punto de darle la razón, pero te interrumpe el sonido de alguien tocando la puerta.
-Te voy a matar- jurás, apresurándote para acomodar tu ropa.
Enzo sólo suelta una carcajada.
Notas de Lu:
La inspiración para el vestido, estoy completamente obsesionada. Espero hayan disfrutado la lectura y si ven algún error..., un hechicero lo hizo ♡
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Burning red.
A finales del 2015 recibí un mensaje misterioso cargado de humor, de un sujeto que decía haber visto a una chica linda viajando en Orlando. Cuando lo leí creí que era uno de mis amigos y sus bromas, así que seguí la corriente. Pregunté ''¿Quién eres tú''? y recibí de respuesta un ''Soy Elmo''. Claramente no era alguno de mis amigos, así que nuevamente pregunté y supe que se trataba de un chico con el que sólo había intercambiado unas pocas palabras tiempo atrás.
Los días pasaron, seguimos hablando y los sentimientos empezaron a surgir, pero en el 2016 el amor se hizo presente cuando tuvimos esa primera llamada. Como si de una novela adolescente se tratase, yo había caído en los brazos del típico chico fuckboy de ojos verdes, terriblemente guapo, a quien le gustaba las carreras, el alcohol y la vida en descontrol. Y luego estaba yo: la chica tímida de ojos cafés que no salía casi de su casa, y que cargaba consigo miles de inseguridades.
Me sentía orgullosa porque eras mío, y te veía como un trofeo al cual presumir ante todos. Y tú sólo querías acabar con tu soledad, y claro, darle celos a tu ex. Sin embargo, el tiempo fue pasando y sin pensarlo, ambos caímos profundamente el uno por el otro en el precipicio, y sin paracaídas, lo que me llevó por primera vez a experimentar el amor en forma de adrenalina.
Y así como nos convertimos en dos adolescentes locos y dependientes el uno por el otro. Yo rompía mis reglas por ti, y tú cedías tu vida sin reglas por mí. Peleábamos y chocábamos constantemente, pero después arreglábamos nuestras peleas con pasión desbordante. Imaginábamos una vida juntos, donde tú decías que querías tener una hija que tuviera mis ojos y mis mejillas, y luego yo te decía que soñaba envejecer a tu lado. Bailábamos como dos tontos ''Perfect'' de Ed Sheeran, en medio del caos y la destrucción.
Ese era nuestro amor: pasional, desenfrenado, como un brillante rojo ardiente, hasta que un día, a inicios del 2019, yo decidí llevarlo a su devastador fin.
Querido A, recuerdo que cuando estaba contigo no me podía imaginar una vida sin ti, pues sentía que podía morir si tú no estabas conmigo. Sin embargo, han pasado cinco años desde que terminamos y como ves, sobreviví a ello. Creía que la felicidad estaba a tu lado, pero la verdad era que sólo me estaba destruyendo a tal punto en donde ya no me reconocía. Eras como una droga, que me llevaba a lo más alto y me hacía ver las estrellas, mientras que por dentro me estaba consumiendo lentamente.
Siempre me pregunté: ¿Me amaste de verdad, o sólo fui otra de las chicas a las cuales sometiste en tu juego de manipulación? Y cuando dijiste que era el amor de tu vida, y que nunca habías (ni podrías) amar a alguien como a mí, dime, ¿era cierto, o sólo fue el mismo discurso que diste a todos tus amores?
Podría culparte de todo las heridas y los traumas que por mucho tiempo me han costado sanar, incluso podría odiarte infinitamente, pero querido, sé que yo también te hice ver el infierno. Después de todo ambos lo sabemos bien: fue culpa mía, fue culpa tuya y fue culpa nuestra.
— Lo que nunca pude decir VIII; Rose Noire.
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Holaaaa, primero que nada escribes INCREÍBLE, me encanta tu redacción, cuando encontré tu blog mori por qué quería leer más trabajos tuyos y no encontré, ánimo.
Y segundo quería pedirte algo con pipeeee, es un golden tiernon, no sé, se me ocurre algo como una fiesta post partido de fut y que Pipe sea medio reservado, pero por estar tan feliz, no pueda esconder el PDA y se la pase buscando contacto físico inocente y al final no le importe nada estar sobre, mostrando afecto frente a sus amigos.
Espero con ansias leer todos los trabajos a futuro que escribas. 🙏🏽🙏🏽🙏🏽🙏🏽
afición de enamorados ; felipe otaño
pairing: felipe otaño x fem!r
summary: ¿qué hay mejor que pasar un día muy futbolístico y amoroso con tu novio pipe? exacto, nada. 1.6k.
warnings: none!! puro fluff como debe ser
n/a: muchas gracias por el request! siento la tardanza, los exámenes me consumen viva. espero que te guste muchísimo y de verdad muchas gracias por el apoyo y tu mensaje😢 me ha hecho super feliz y motivado un montón!! love u!!! also esto creo que es obvio, pero soy española así que siento que no tengan el habla argentina🙏 i'm trying
nunca hubiera pensado que se emocionaría viendo un partido de fútbol, pero ahí estaba ella: gritando a puro pulmón cada vez que la pelota recaía en los pies de su novio. ahora entendía la euforia que sentía felipe cada vez que veía un partido de river, equipo del que era hincha hasta la raíz, y este ganaba.
alegrarse por su novio no cambiaría el hecho de su poca afición futbolística, pero de vez en cuando era divertido pasar la tarde gritando como una loca apoyándolo. es un tipo de orgullo explosivo, eso era indiscutible.
no era más que un partido entre amigos, una forma más de pasar el tiempo. pero felipe estaba corriendo decidido hacia la portería contraria, esquivando con agilidad a los contrincantes y con el sudor de un ganador corriéndole por la frente; y maría, desde su posición de espectadora, tenía los puños apretados y se iba levantando poco a poco de la grada hasta que felipe marcó gol. la chica pegó un salto emocionada, aclamando el último punto que le daba la victoria al equipo de su novio.
bajó corriendo las escaleras hasta llegar a las vallas que la separaban del césped, esperando a que todos los amigos de felipe acabaran de felicitarlo. en cuanto terminaron, el joven se escabulló y dirigió directo hacia su novia, como un perrito que regresa a traerle la pelota a su amo. maría lo recibió con una amplia sonrisa. acunó su cara entre sus manos y comenzó a llenarlo de besos sonoros por toda la cara, casi pareciendo una madre orgullosa.
—¡has estado increíble, cariño! eres bueno en todo lo que haces, que lo sepas —pipe rio acalorado, bien por el cansancio y el calor del verano o por las palabras cariñosas de la joven—. además me hace tan feliz verte disfrutar así, como un niño pequeño…
maría se encontró con sus ojos azules, melosos. jugaba con los piquitos ondulados que se formaban en la nuca de su chico con una sonrisa tonta y felipe no pudo aguantar más sin sentir sus labios contra los suyos. se inclinó por encima de la valla y cogió firmemente una de las mejillas de la chica, entremezclándose en un beso de simple amor.
los silbidos de los amigos de pipe no tardaron en llegar, como era lo normal. pipe cortó el beso y se giró hacia ellos, sacándoles el dedo. —no se cansan de joder ustedes.
volvió a dirigirse a su novia. —esta noche los chicos y yo pensamos en celebrar la victoria y ya de paso ver el partido de river. ¿qué decís?
ella entrelazó sus manos. —si dijera que no a pasar tiempo contigo estaría loca.
llegó la noche y la pareja estaba lista para la larga celebración que les esperaba en casa de uno de los amigos de felipe. lo primero que hizo su novio al entrar en la casa fue tirarse en el sofá, ansioso y con los colores rojo y blanco de su camiseta vibrando más que de costumbre. no era lo mismo que verlo en el estadio donde el ambiente estaba cargado de los gritos de los aficionados, pero si estaba con su chica cualquier cosa era extraordinaria. se giró por encima del sofá a mirarla, estaba charlando con otra chica y, cómo no, estaba radiante. cada vez que la veía, le era imposible no pensar que era todo lo que necesitaba con él, la chica de sus sueños. se acomodó bien, de nuevo enfrentando la televisión, mientras se mordía el labio intentando reprimir las ganas que tenía de besarla allí mismo.
nunca habían sido del tipo de parejas que están pegadas todo el rato, uno encima del otro, sino que guardaban los momentos más íntimos y cargados de emoción para la mera presencia del otro. no es que no se mostraran cariñosos en público, siempre paseaban con las manos entrelazadas y se robaban besos cada vez que podían, pero el verdadero sentimiento que se tenían se daba en la soledad de su hogar.
el partido comenzó a las nueve en punto. fue acompañado por pizzas y fernet, las risas de los amigos (entre las que maría siempre destacaba la de felipe) y la pura afición que solo el fútbol conlleva. cuando su equipo marcó el primer gol, los bramidos se escucharon por todo el vecindario. felipe no cabía en su felicidad. buscó con la mirada a su novia, quien ya se encontraba mirándolo y le hizo una seña con el brazo mientras gesticulaba “vamos”. con ese simple acto, se le llenó el pecho de una alegría abrumadora. incluso llegaron a subírsele los colores y a cosquillearle la barriga, como si fuera la primera vez que hablaba con la chica que tanto le gustaba.
le recorrió la necesidad de cogerla, apretujarla y dejar el partido de lado para susurrarle al oído y oír sus risitas en respuesta. pero lo único que hizo fue darle una sonrisa en respuesta y volver a sentarse en el sofá cuando el ambiente ya se había calmado.
hasta que marcaron el segundo gol a favor de su equipo, el chico echó en falta algo, o mejor dicho alguien. de vez en cuando se le colaba por el rabillo de ojo la imagen de su novia charlando con uno de sus amigos —desde el primer momento se llevó bien con todos ellos y es que, ¿quién podría no hacerlo?— y en su mente solo podía pensar en tenerla cerca. así que, aprovechando la nueva emoción, felipe pegó un salto del sofá y se acercó a la chica. le tendió la mano y esta la aceptó gustosa aunque extrañada. la condujo hasta el sofá y miró a los dos chicos que lo ocupaban.
—échate para allá, dale.
su amigo lo hizo, no sin antes lanzarle algún que otro insulto cariñoso y burlarse de él. ahora, con maría a su lado la noche de felipe solo había mejorado. no quería hacer tan obvio que estaba anhelando el tacto de la piel suave de su novia pero falló irremediablemente. mantuvo sus manos entrelazadas y acercó su rostro al cuello de ella, descansando en su aroma a lavanda.
la joven rio por lo bajo por las cosquillas que su pelo le hacía y llevó su mano libre a su cabeza, acariciando cada mechón de pelo castaño.
—¿y este repentino cambio tan amoroso? —el chico suspiró.
—siempre puedes volver a irte si quieres, amor —siseó juguetón felipe, para luego dejar un casto beso en su cuello.
por nada del mundo la chica se iría de ahí. se acurrucó contra él, intentando tener el mayor contacto que podía. estaba disfrutando esta muestra pública de cariño como la que más, era un hecho.
sin embargo, las cosas comenzaron a complicarse para los rojiblancos. el equipo contrario había remontado acabando en empate, teniendo solo quince minutos de prórroga para ganar. el ambiente en el pequeño salón se notaba preocupado. felipe apretaba la mano de su novia con fuerza cada vez que veía un gol cerca aunque terminara en nada. cuando ya quedaban cinco minutos y todo los chicos habían aceptado la derrota, un jugador de river marcó, dándoles la victoria.
todos los amigos que se habían reunido aquella noche saltaron exaltados, incluso maría se alegró por los vencedores. los chicos comenzaron a corear mientras saltaban, con unas enormes sonrisas plasmadas en sus caras y la joven esperó que felipe se les uniera. en cambio, fue sorprendida por un agarre brusco que la hizo girar para encontrarse con sus labios estampados contra los de su chico. correspondió a su beso, brusco y desaliñado por la emoción del momento, con su agarre fuerte en sus caderas derritiéndola por completo.
al separarse, maría cogió una bocanada de aire jadeando. tampoco le dio tiempo a mucho más, porque pipe la tomó levántandola del suelo y girándola por el aire. la sala se inundó de sus risas.
—¡pipe, bájame! voy a vomitar la pizza.
el joven obedeció sin mucha resistencia y le plantó otro beso y otro y otro y así hasta que un carraspeo los interrumpió. —no bueno, si queréis nos vamos y os dejamos solos.
felipe reaccionó como hacía apenas unas horas: le mostró el dedo del medio. nadie le dio mucha importancia y la celebración continuó. maría alcanzó la mano de su novio y le sonrió.
—quiero pasar toda mi vida contigo, cariño. acompañarte a todos los partidos de fútbol solo para verte así de feliz, a todos los castings que quieras… no sé, no puedo imaginar no estar a tu lado. es algo raro para decirte justo ahora, pero es que me lleva rondando la mente por un tiempo, quiero que sepas lo mucho que significas para mí.
—nena, algún día de estos vas a matarme —le regaló un beso en la mejilla—, no puedes ser más perfecta. no puedo esperar para que pasemos juntos toda la vida.
la joven se colgó de su cuello y esta vez fue ella quien inició el beso: lento, saboreado, rosado.
y así continuaron el resto de la madrugada, más melosos que unos recién enamorados, siempre a menos de cinco centímetros el uno del otro. al final, ni siquiera ellos podían escapar de la necesidad de sentirse cerca, no importaba el público o la situación. y qué decir que después de esa noche, maría comenzó a ver los partidos de fútbol con más cariño.
#pipe otaño#fife de mi corazón#lsdln cast#lsdln#la sociedad de la nieve#felipe otaño#ff#the society of the snow#felipe otaño x reader#fluff
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[Un mes había pasado desde el inicio del intercambio y muchos humanos se sentían aburridos, tú incluida. Los yautja deciden hacer algo para solucionar eso y no sale como lo esperaban.]
EXPERIMENTO SOCIAL.
—¿Qué demonios pasa?—gruñes molesta al ver las luces rojas encenderse, miras a Jeanette de reojo qué se ve igual de perdida que tú.
—¿Quizás son de prueba?—murmura con los ojos fijos en la luz que tiñe el comedor.
Había sido así durante las primeras semanas, alarmas, cierres de emergencia, cambios de oxígeno en las alas controladas.
Arrugas la nariz y niegas con la cabeza—No lo creo, quizás lo mejor sea ir a ver.
Ambas se levantan y caminan por el pasillo, los yautja se ven completamente tranquilos con lo que esta pasando, demasiado tranquilos.
Les das miradas de reojo a medida que avanzas, no te das ni cuenta cuando varios humanos van en la misma dirección que ustedes dos, directo hacia una gran sala de reuniones que parece una jodida mansión al otro lado de la nave.
Ahora si que es sospechoso.
¿Qué planean?
Jeanette llama a tu nombre, haciendo que la mires—¿Ese de allá no es Khai'ro?
Tus ojos lo buscan, el yautja de elite recién llegado a la nave y rodeado de sangres jóvenes como siempre, lo cual te hace rodar los ojos.
—Sí, es él—respondes mirándonos tu alrededor una vez estás adentro de la sala—, a quien no veo es a Imp'ro.
Ella deja salir un pequeño ruido de aprobación y comienza a buscarlo, hay demasiados humanos y bastantes yautjas adentro.
Algo es tu estómago te dicen que debes salir de ahí, pero no puedes ya que la entrada está bloqueada y tu ansiedad sólo crece más. Tomas la mano de tu amiga en caso de que ocurra una emergencia.
Khai'ro notó el cambio en el ambiente, por ende está más atento que nunca a los ruidos a su alrededor y, entre toda la multitud, reconoce tu rostro.
La humana sin miedo.
Te ves bastante asustada ahora.
Eso lo molesta.
Está a punto de hablar cuando es cortado por el grito de una mujer.
—¿¡Qué mierda es eso!?
Apunta a una estructura metálica en el techo, todos buscan con ojos y oídos atentos pero nadie capta nada.
—¡No hay nada!
—¡Les juro que vi algo!
Tus ojos notan como, efectivamente, algo se mueve en el techo y apretas con fuerza a Jeanette, quien te mira con ojos de preocupación.
—No te sueltes de mi.—murmuras.
Los yautja no se ven muy seguros de lo que está pasando, por lo que toman sus máscaras para analizar la situación mejor.
Un joven maldice en su idioma por lo bajo y busca por una de sus trampas.
Pero es demasiado tarde para todos, lo que se supone que sería una inocente broma escaló con una rapidez agobiante.
—¡ES UNA ARAÑAA!—Grita un hombre con su rostro blanco y bañado en pánico.
Cómo si de una señal se tratara, la supuesta araña se deja ver en todo su esplendor, patas peludas, 8 ojos saltones y rojos carmin.
Es del mismo tamaño que un perro.
Un perro mediano.
Caos puro se desata, 30 humanos en una estampida hacia el exterior y la criatura se deja caer al piso persiguiendo a quien se le cruza a una velocidad impresionante que sólo genera más pánico entre todos.
Estás bien aferrada a la mano de Jeanette a medida que la arrastras a la salida, destino de todos los demás.
Ya saben, su instinto de caza y todo eso, quizás correr no era la mejor idea.
Los yautja en la entrada ríen y se ponen firmes para evitar que salgan, disfrutando del miedo humano, lo que no contaban es que son varias personas corriendo a toda velocidad motivadas por algo muy fuerte en los humanos.
Adrenalina mezclada con miedo.
En una ola todos son empujados fuera del camino y afuera nada cambia, los jóvenes tratan de atrapar al animal que los burla como quiere mientras que Khai'ro revisa a sus hermanos en el piso, impactados por la fuerza de los humanos.
—¡La tengo encima, la tengo encima!—grita una mujer llorando, literalmente, sobre un Yautja.
—¡No tienes nada!—grita el pobre guerrero agobiado.
—¡QUITENMELA!—Ruge un hombre que se azota contra una pared.
—¡ESTÁ EN EL PISO!
Con eso, todos los humanos miran al yautja qué tienen al lado y se le lanzan encima, de a uno, de dos o de a tres.
Khai'ro te busca y te encuentra aferrada a una pared con tus ojos bien cerrados, salvaste a Jeanette dejándola con un guerrero pero tú te quedaste abajo.
Estás aterrada y aún así te sacrificaste por salvar a tu compañera.
Justamente cuando se iba a acercar a ti para tomarte en brazos un Yautja aparece a toda velocidad, arrebatando a Jeanette de los brazos del otro guerrero y tomándote a ti en los suyos.
—¡Imp'ro!—exclamas, finamente abriendo los ojos.
—¡Lo siento tanto, se supone que yo traería al Cekla pero se me escapó!
Todos fruncen el ceño o sueltan molestos rugidos en dirección al pobre yautja que se ve totalmente derrotado.
—¡IMP'RO!
Por primera vez en un mes completo, tanto yautja como humanos estuvieron de acuerdo en algo.
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Baile en Bougival (detalle) 1883 Pierre Auguste Renoir Museo de Bellas Artes, Boston @mfaboston (óleo sobre lienzo, 181,9 x 98,1 cm) La danza en Bougival es un espléndido cuadro de Renoir conservado en Boston. El pintor, conocido por representar “la alegría de vivir”, se desenvuelve perfectamente en situaciones mundanas. Los momentos de danza están en el centro de varias de sus pinturas. Éste en particular, por su formato y su protagonismo de los dos bailarines, nos remite a “Ballo in campagna” y “Ballo in città”, dos obras del mismo año hoy conservadas en París. La mujer retratada es una de las modelos más famosas de los impresionistas, Suzanne Valadon, también pintora y madre del gran Utrillo. Renoir se encuentra en una fase de replanteamiento de su pintura. La primera exposición impresionista de 1874 ya era un recuerdo y el artista se preguntaba cómo evolucionar su estilo. El encuentro con el Renacimiento y en particular con Rafael marcó un punto de inflexión en Renoir que aborda sus obras con un diseño más claro y menos frívolo. La composición llama nuestra atención hacia la pareja que baila. El hombre con el sombrero de paja rodea a la mujer con sus brazos y la mira fijamente, tal vez susurrándole algo. Suzanne, que lleva un bonito sombrero rojo, mira hacia abajo y parece estar escuchando las palabras o al menos las sensaciones que está experimentando. El traje oscuro del hombre contrasta con el de la mujer, que recuerda su propia complexión.
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