#príncipe de copas
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sameloveasyou · 1 year ago
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saciada · 1 year ago
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“Certa vez, Evangeline ouviu uma lenda sobre um casal de estrelas fadado ao fracasso. As duas estrelas atravessavam os céus, atraídas pela luz uma da outra, mesmo sabendo que, caso se aproximassem demais, seu desejo terminaria em uma explosão incendiária. Era desse jeito que Jacks olhava para ela agora. Como se nenhum dos dois fosse sobreviver, caso se aproximassem mais.”
— A Balada do Felizes Para Nunca.
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yourfavoritebride · 14 hours ago
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𝐏.𝐎.𝐕. ⸺ FLASHBACK, 17 anos atrás.
desenvolvimento de personagem.
menção: @sebastiaoz
t𝐡𝐞 𝐰𝐚𝐢𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐠𝐚𝐦𝐞.
Lucile gosta de pensar que é uma pessoa paciente, mesmo que alguns discordassem dessa opinião depois de conhecê-la mais à fundo. A paciência era como um de seus vestidos desbotados ou os ursinhos de pelúcia alinhados na prateleira do seu quarto rosa: sempre ali, sempre igual, sem surpresas. Assim também era o silêncio da floresta. Um manto fresco, úmido e com barulho de grilos cricando. Aos oito anos, a garotinha preferia se divertir entre as árvores do que conversar com as amas designadas ao cuidado das crianças da mansão Byaerne.
Foi ali, na solidão do verde, que Lucile descobriu o jogo de "esperar". Um passatempo estranho para uma menina que, como todas de sua idade, deveria gostar de contos de princesas em torres e vilões malvados que perecem nas mãos dos heróis justiceiros. Mas acontece que Lucile já possuía no coração um príncipe encantando, e ele não empunhava espadas nem cavalgava sob o sol. O rapaz se chamava Sebastian, tinha cabelos escuros, orelhas pontudas e aparecia no horizonte quando ela esperava tempo o suficiente na penumbra fria do desconhecido.
Desde que aprendeu o jogo, Lucile se viu praticando o ato com mais frequência que o natural. Com os anos, a khajol aprimorou a arte. Construiu um esconderijo modesto sob a copa de um arbusto gigantesto e ali se acomodava, repetindo baixinho para si mesma: "Hoje ele vem. Hoje ele vem." Às vezes Sebastian aparecia; na maioria, não. Em muitas ocasiões Lucile só tinha um nariz ranhoso para lembrá-la que ficar fora durante uma tarde congelante não era algo inteligente de se fazer. Mas ela ainda o fazia — porque era boa nesse joguinho estranho. Era boa esperando, esperando e esperando...
É claro que o seu pai, o Duque, reprovaria encontrar um desconhecido qualquer na privacidade da floresta. No entanto, Sebastian já não era desconhecido. Ele arrancou Lucile das garras afiadas da morte em uma noite onde a escuridão parecia eterna em Zelaria. Ainda com apenas oito anos, ela encontrou nele algo que nunca vira no semblante austero de seu pai biológico: calor, proteção, um olhar que dizia "você é tão pequena, tão, tão pequena..."
Então, mais uma vez era uma manhã cinzenta de outono. A bruma densa parecia abraçar cada tronco na floresta do campo. Lucile estava no seu esconderijo verde, enrolada no cobertor que havia furtado da sua própria cama logo ao primeiro raiar do sol. Os galhos se mexiam com o vento, mas a menina permanecia imóvel, os olhos fixos no horizonte.
"Hoje ele vem. Hoje ele vem". Ela repetia o mantra, os joelhos puxados ao peito, como se as palavras tivessem o poder de convocá-lo igual à magia das suas ancestrais feiticeiras. Lucile tentou se convencer de que Sebastian tinha um bom motivo para aparecer dessa vez. Só dessa vez. Mas talvez estivesse ocupado... talvez hoje não fosse o dia certo...
A pequena mordeu o lábio, reprimindo as lágrimas que queriam despontar nos seus olhos e os tremores que percorriam pelo seu corpo. Choramingar era coisa de fracotes, e Sebastian sempre dizia que ela deveria ser dura como os carvalhos mais antigos da selva do Império.
De repente, o barulho de folhas esmagadas ecoou à direita. Um grito esganado sufocou na garganta de Lucile. E então o viu. Cabelos castanhos revoltos, botas de couro manchadas de lama e, na mão, o brilho de um machado escuro e ameaçador.
"EU SABIA!" a exclamação escapou antes que pudesse se conter. Num instante, ela estava correndo, pequena e leve como a ventania, até agarrar a cintura dele no abraço.
Sim, a brincadeira de esperar era a melhor de todas — Lucile tinha o talento e a paciência para isso.
FIM.
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pypers · 11 months ago
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📍 terraza de los bambúes
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por encima del hombro comprueba la presencia de tercere cerca de espacio en el que hace apenas un par de minutos ha sido dejada por su cuenta. as�� como barre, con la punta del zapato, los fragmentos de una copa rota que permanece como prueba de reciente altercado, se deshace de expresión malhumorada en su rostro para en cambio, enfrentar a compañía con una sonrisa casi arrogante. ‘ si das un paso más, me veré en la obligación de arrestarte ’ dice, haciendo su mejor interpretación de alguno de aquellos guardias que vigilan los espacios prohibidos. quizá copa en mano, o elegancia en largo vestido negro, le delaten como mentirosa. ‘ el príncipe no se toma a la ligera que traspasen sus límites, los transgresores regresarán a sus casas desnudes, quince minutos antes de que salga el sol ’
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rubywolffxxx · 1 month ago
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Pido tu mano (Jace x lectora)
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Masterlist de mi autoría
Nota: otro final alternativo del libro de Benjicot en Wattpad. Ya saben, si quieren más contexto, pueden visitarlo por aquellos lares.
Sinopsis: a pesar de que Daemon bromeaba un poco al decir que Jace debería comprometerse con la señora de las montañas, al joven bastardo la idea no le desagradó para nada.
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*Después de la incómoda y repentina propuesta de casamiento, ____ fue solicitada por la reina para acompañarlos a Dragonstone.
Asi que ahí estaba, frente a la mesa del consejo negro escuchando todas las indicaciones de los lores*
—Pero no entiendo porqué quieren ese castillo.—
—Es estratégico, niña.—
—Mi Lord, lo vi mientras veníamos hacia Dragonstone... Vhagar le daría con la papada y no quedaría nada.—Jace reprimió una sonrisa con aquello, gesto que ____ notó. Y ella no lo disimuló. Sonrió enseguida—. La lucha por el castillo lo destruiría, perderíamos hombres... dejemos a los verdes con esa porquería. No es grande, no es resistente... Es mediocre.—
—¿Y qué propones?—lord Staunton la miró con curiosidad.
—No desperdiciar hombres en sandeces.—____ revisó las pequeñas figuras sobre el mapa—. El triple ejército esta camino a Harrenhal, en unos días tendremos casi 10mil hombres listos para hacer lo que la reina ordene... Podemos ir por el castillo que quiera.—
—¿De dónde diablos sacaste tantos hombres, jovencita?—
—"Los cuervos y un cóndor solitario descansan en la seca copa de un arciano muerto, y un lobo huargo vigila el norte a sus pies"...—____ alzó las cejas con cierta emoción—. Estoy trabajando en un poema que describa al ejército que surgió de una promesa y fuerte lazo de amistad... ¿Le parece lindo?—
—... No me explica de dónde sacaste tantos hombres.—
—Ah... Una alianza con los Stark y los Blackwood... Somos amigos.—____ miró a Jace—. Aunque el príncipe fue quien consiguió el apoyo de Cregan Stark.—
—Dudo que mi intervención haya influido en la formación del ¿Triple ejército? Y por cierto, es un buen inicio para un poema.—Jace la vio sonreír.
—Volviendo a la estrategia... ¿Qué propones?—Lord Celtogar llamó su atención.
—Bueno, ir por los Bracken.—señaló el castillo—. Esto no es por territorio, es un mensaje... La traición a la corona no trae nada bueno. Lord Bracken entenderá eso por las malas.—los lores intercambiaron miradas curiosas.
—Ese fue un plan arriesgado.—____ miró a Jace, quien se sentó junto a ella frente al mar.
—Es un plan... El primero que creo que han planteado en esa mesa.—
—¿Enviarás a tus amigos?—
—¿Enviar? No no, yo iré con ellos. No hay gloria en dirigir desde la retaguardia.—
—Ya veo... El cóndor debe estar presente, asi el poema tendría sentido.—____ rió bajito, y Jace no pudo evitar sonreír también.
—¿Usted vendría, príncipe?—
—¿A la batalla? Dudo que mi madre quiera enviar a Vermax.—la chica asintió vagamente, pensativa.
—Puede tomar una espada, mi príncipe. Un buen guerrero no se vale solo de un arma... o bueno, dragón.—
—Hace mucho no practico.—
—Cuando desee puedo entrenar con usted. No es por alardear pero soy bastante buena.—
—Pues cuando gustes.—____ se levantó, desenvainando aquella espada—. ¿Ahora?—
—¿Miedo?... Perdón, fue irrespetuoso.—Jace sonrió, poniéndose de pie, desenvainando su espada—. Usted ataque, yo bloquearé.—____ se puso en guardia.
—¿Y si te lastimo?—
—Ataque con esa intención, a ver si lo logra.—
El joven empezó con lentitud, midiendo la capacidad de la mujer. Pero no tardó en entender que con tibiedades no lograría nada. Empezó a atacar con más rapidez, más fuerza. Pero ella no cedía. Y solo bloqueaba. Fue cuando ____ devolvió el ataque que Jace no estuvo atento, y eso resultó en un leve corte en su mano.
—¡Lo lamento, mi príncipe!—____ guardó su espada enseguida, acercándose preocupada al joven.
—Esta bien, no es muy profunda. Debí estar atento.—Jace miró como la joven tomaba su mano, evaluando la herida.
—Creo que no necesita sutura... Limpiemos y vendemos ¿Le parece bien?—él asintió, poco y nada interesado en el corte.
—Bueno, si la reina pregunta, no estábamos practicando con espadas reales ¿Si?—____ terminó de vendar aquella herida, presionando sus dedos con cariño.
—... Podemos practicar juntos en otro momento.—Jace llamó su atención.
—No sé, la idea de rebanarle un dedo no me hace mucha gracia.—
—Pero si no entreno, no podré luchar a tu lado ¿No crees?—____ lo miró, sintiendo cierto calorcito en el pecho al notar la sonrisa del joven.
—Yo lo protegeré si es necesario.—
—¿Y yo no puedo protegerte a ti?—
—Mi casa esta a su servicio, sería vergonzoso que mi príncipe deba defenderme.—
—Bueno, pero podría ser tu esposo, no tu príncipe.—
Aquello que sonó a chiste, para ____ no lo fue. Y para Jace tampoco. Fue un tanteo, tanteo de campo.
—En ese caso... Lucharíamos codo a codo, supongo.—____ se levantó de aquella silla—. Bueno, creo que es momento de retirarme. Lord Celtogar me daría algunas lecciones. Si me disculpa...—
La joven desapareció del cuarto enseguida, dejando a Jace solo con sus ideas.
Los dias pasaban, y ____ poco a poco se fue instruyendo en el ámbito de la planificación. Al final, su plan descabellado de atacar a los Bracken no terminó siendo tan errado. Los emboscarían en dos días. Pero ____ estaba ansiosa.
Esa tarde le pidió a los lores no recibir clases, se dedicó a vagar por la isla, aclarando ideas y pensando posibilidades de la cercana batalla.
Su mente volaba, y fue asi hasta que Jace apareció en su campo de visión.
—¿Disfrutando del sol?—le sonrió.
—Bastante, sí. Apenas hoy noto que en esta parte de la isla tienen flores... Pensé que no había nada verde aqui.—
—Tenemos hierbajos secos.—Jace sonrió divertido.
—Ah, cierto. Son excepcionales.—La sonrisa de la mujer alegraba los ojos del joven, quien terminó de acercarse a ella—. Vi algunos insectos por aquí, mosquitos y hormigas... ¿Crees que haya catarinas?—Jace la miró confundido.
—¿Por qué...?—
—Oh, me gustan los insectos. Te lo dije aquella vez ¿Lo recuerdas?—el chico abrió los ojos al recordar cuando ella lo distrajo por lo de Rhaenys.
—Cierto... Bueno, detrás del castillo hay más flores... Podrías revisar ahi.—la chica sonrió emocionada.
—¿Algo por ahí?—
—Sin rastros de los bichos.—Jace levantó la mirada de aquella enredadera, sonriendo al ver que la joven tomaba lo que parecían ser orugas—. Cuanto más pienso en lo extraño que es esto, más gracia me causa.—
—¿Qué tan extraño es para un príncipe husmear en los hierbajos para buscar bichos?—____ frunció su ceño, pero no tardó en reír.
—... ¿Esto es lo que buscabas?—
La joven miró la mano que Jace le extendía, y sus ojos se iluminaron al ver el bichito rojo. Se acercó enseguida, acunando la mano y mirando mejor como la catarina caminaba por su palma.
—Es tan bonita... Y pequeña.—____ miraba al insecto con una fascinación casi tan grande como la que Jace tenía al mirarla a ella.
—... ¿Puedo besarte?—
La catarina salió volando y la mirada de ____ pasó del insecto a Jace.
—... ¿Disculpe?—
El chico no dijo nada, solo se dedicó a mirarla.
—... Nunca me agradó la idea de un compromiso, pero desde que te conozco, ya no me desagrada mucho... nada, en realidad.—
—¿Lo haría? Me temo que no soy muy buen material para esposa... no soy muy delicada o femenina.—
—No, me haces escarbar en las plantas y me das palizas con la espada... Y lo prefiero.—
La chica estaba por responder, cuando lord Celtogar apareció. Tenían una reunión de emergencia.
—Atacaremos mañana, por la noche.—
____ miró sorprendida a la reina, pues la repentina noticia no la esperaba. Al parecer había mucho movimiento verde, y querían doblegar a los Bracken antes de que algo más llegara.
—Pero yo debo estar con mis amigos... ¿Cómo voy a-
—Yo te llevaré mañana a primera hora.—Jace la miró—. Codo a codo ¿Verdad?—
Rhaenyra iba a oponerse. Perdió a Luke, perdió a Rhaenys. No iba a perder a Jace. Pero vio la forma en que su hijo miró a la joven de las montañas, vio lo decidido que estaba. Y no era tonta, podía notar el interés que Jace tenía por ella. Y si le impedía participar, solo conseguiría que se revelara.
—... En ese caso, veremos algunos cambios.—
—¿Ha participado en alguna guerra, lord Celtogar?—
La reunión había terminado, y en el lugar solo quedaban el par de jóvenes y el lord.
—En algunas, si. Pero por suerte no muchas.—
—¿Alguna grande?—
—Grande o pequeña, en cualquiera puedes perder la vida. No hagas divisiones.—Celtogar se acercó al par de jóvenes, que aún parecía algo pensativo.
—¿Alguna recomendación para dos novatos?—Jace miró fugazmente a la chica, para luego mirar al hombre.
—Antes de cada batalla, y si es anticipada... Me gusta cenar con mis hijos, charlar asuntos que tal vez no quiera dejar inconclusos...—
—No tengo hijos, y mi familia esta del otro lado del mapa.—____ enarcó una ceja—. ¿Alguna otra recomendación?—
—Si hay algo que quieras hacer, lo haces... Quedarse con las ansias antes de una batalla es algo que lamentarás en caso de morir... Esperemos que eso no pase.—
Algo que quiera hacer...
Jace miró a la chica, que tomaba el pequeño cóndor de madera del mapa y lo miraba pensativa.
—... ¿Qué?—
—Aprender a silbar.—Jace miraba a la mujer junto a la orilla con cierta frustración. Cuando ella lo convocó a la playa, esperaba otra cosa—. No sé hacerlo, me sentiría una idiota muriendo sin saber silbar... ¿No sabes?—
—No es que no sepa, pero...—se removió impaciente.
—Entonces vamos, dame el gusto.—____ sonrió—. ¿Prefieres verme pasar vergüenza con esto o prefieres aguantar las frases motivadoras de lord Staunton el resto de la tarde?—
El chico rodó los ojos acercándose a la mujer.
—Bien... Pero no te rías.—la vio agrandar su sonrisa—. Ya empezaste mal.—La chica rió con aquello, y Jace no pudo evitar hacerlo también—. Si sonríes, no podrás. Debes fruncir los labios y no... deja de sonreir.—____ se llevó las manos a las mejillas, dándose pequeños golpecitos.
—Dios~ es complicado.—
La joven aún intentaba relajar su sonrisa, cuando las manos de Jace atraparon las propias sobre su mejilla.
Y la besó.
—... ¿Jace?—
—Algo que quiera hacer... Era esto...—sonrió al ver el rostro de la mujer sonrojarse—. ¿Puedo hacer otra cosa de esas?—la vio asentir—... Pido tu mano, de forma oficial y sin rodeos...—
—Pues es tuya... Con una condición.—
—¿Cual?—la vio sonreír enseguida—. ¿Te enseño a silbar?—
—... además de otra cosa que quiero ahora.—
—¿Y qué es?—A esas alturas, la distancia entre ambos desapareció por completo, al igual que la pena.
—... ¿Darte otro beso?—el chico sonrió.
El resto de la tarde se la pasaron excusándose con "algo que quiero hacer" para conseguir cualquier tontería.
Quiero comer carne asada.
Quiero peinar a la reina.
Quiero mejorar mi valyrio.
Quiero ganarle a Celtogar en una pelea de espadas.
Quiero... Quiero... Quiero...
La noche finalmente llegó, y luego de cenar la carne asada. ____ quiso tomar un baño caliente e irse a descansar. Pero Jace no tenía muchas ganas de finalizar el día.
—¿Algo te preocupa?—Corlys se acercó a su nieto, quien miraba algo distraído la gran mesa.
—... Pedí la mano de ____, y ella dijo que sí.—el hombre se sorprendió con aquello.
—Pues felicidades, Jace. Estoy seguro de que serán una pareja formidable.—presionó su hombro con cariño.
—Pero ahora... Ahora algo me preocupa.—lo miró, y su rostro reflejaba esa sensación de duda—. ¿Y si mañana algo nos pasa a alguno de los dos?—
—Jace...—
—Quiero pedirle que se quede aquí, que esté a salvo... Pero me mandaría al diablo si siquiera lo insinuara.—Corlys rió con aquello.
—Oh, si. Se ve brava la niña, dudo que sea de las que retroceden.—Jace no se sintió mejor con eso—. Pero eso la hace incluso más valiosa, Jace... Asi que mañana ve y lucha a su lado con valía ¿Bien?—lo vio asentir.
—¿Cómo... Se supone que duerma con tantas cosas en la cabeza?—
—Bueno... las noches antes de embarcarme en un largo viaje al mar, encontraba refugio en los brazos de Rhaenys.—sonrió con nostalgia—. Sus cálidos brazos... Me hacen falta ahora ¿Sabes?—
—Lo siento mucho...—el hombre negó vagamente, suspirando y recuperando la compostura.
—Como sea, no creo que sea una mala idea para ti... Tampoco has estado con ninguna mujer antes ¿Me equivoco?—
—... No quiero hablar de eso contigo.—Corlys rió por lo bajo.
—Con tu padre tampoco hubieses querido, mucho no sabía al respecto.—El hombre le dio unas palmaditas risueño antes de comenzar a alejarse. Jace quedó a solas nuevamente, y ahora había sumado a su larga lista de preocupaciones una más.
____ desenredaba su cabello, pensando en que peinado podía hacerse en la mañana.
—Rápido y cómodo... Seguro una trenza... Si...—
Unos suaves toques en su puerta la extrañaron. No eran precisamente horas en las que alguien siguiera despierto. Asi que dejó el cepillo a un lado y se acercó con cautela a la puerta, no sin antes tomar la espada que descansaba en la mesa del cuarto. La abrió apenas, asomando su rostro.
—... ¿Jace?—bajó de inmediato la espada al ver al muchacho—. ¿Qué haces aquí? ¿Sucedió algo?—
El chico se acercó incluso más por el escaso espacio de la puerta, inclinando su rostro hacia el de la joven.
—Algo que quiera hacer... hay... Hay otra cosa.—la miró a los ojos, más seguro que nunca—. ¿Puedo pasar?—
____ entendió enseguida a qué se refería, y los nervios invadieron su cuerpo.
Pero aún así abrió la puerta para dejarlo entrar. Jace pasó enseguida, y la joven cerró la puerta tras de sí.
No sabía muy bien qué decir o hacer, pero entonces ____ se paró frente a él.
Lo miró por un segundo, para luego tomar su rostro y besarlo con cariño.
Esa noche, entre las paredes de aquella habitación, el par de jóvenes aprendió a amarse de una manera que solo ellos podían hacerlo.
Y la mañana siguiente, cuando ambos sobrevolaron Riverlands, los brazos de ____ se aferraron a la cintura del príncipe con firmeza. Nunca más volvería a soltarlo. De ninguna manera.
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actnod · 11 months ago
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night's in my veins, it's calling me, racing along these arteries and law, is just a myth to herd us over the cliff
𝐒𝐎𝐔𝐑 𝐓𝐈𝐌𝐄𝐒 ; segunda parte del décimo capítulo.
El Príncipe observa desde el palco a su rebaño, mezcla de desdén y control brillan en oscurecidos orbes. Noche ve pasar las horas con misma normalidad que mundo de sombras suele abrazar, atmósfera de esplendor y solemnidad recibe gratamente a vástagos entre vitae y ostentosidad. Algunos disfrutan la oportunidad de mezclarse entre la alta sociedad, para otros la velada no resalta de manera extraordinaria. Música clásica se reproduce como fondo de conversaciones discretas, copas en mano rebosantes de vitae danzan al elevar en brindis bañados en desconfianza. Vampiros desfilan entre las valiosas obras de arte sumidos en la contemplación de las piezas más exquisitas. Otros, se quedan en el pobre intento de pasar seguridad hacia exclusividad. Chiquillos perspicaces intentan no desperdiciar tiempo valioso, más intrigados por la política que por la belleza artística, se aventuran en las profundidades de las conversaciones discretas, explorando las alianzas que siempre se tejen en la oscuridad.
La partida de algunos miembros del Sabbat es de esperarse al pasar el brindis de la medianoche: hace tiempo han dejado en claro que fingir camaradería con sus rivales no es su objetivo, incluso si lo hacen para no perder el poco territorio que tienen en Tokyo. Lo que nadie se espera, de todas formas, es aquello que liberan justo en las puertas del palacio.
La calma ha prevalecido por demasiado. Delicado equilibrio de placeres y tensiones, es abruptamente interrumpido, lo que ha comenzado como una elegante velada ha pasado a ser un campo de batalla y vástagos se ven arrastrados por la violenta corriente que amenaza con cambiar el destino de aquella noche.
Ni el más atento de los guardias podría prever quienes se acercan con una fuerza sobrehumana, los ojos rojos de hambre y todas las ropas, desgarradas y cubiertas de tierra que lejos están del código de vestimenta. Quizá es por la rapidez o la brutalidad de estos vástagos, pero a pesar de los esfuerzos, no hay manera de reprimirlos a tiempo debido a su extensa cantidad. Los Shovelheads ingresan a la sala de recepciones con una apabullante violencia, peleando con quien intente meterse en su camino y destrozando cada elemento frágil que puedan encontrar. Otros tantos, al notar sus manos manchadas de sangre que desconocen a quién pertenece, entran en un estado de conmoción que les congela, dejándoles expuestos, frágiles como cualquier otra pieza de arte. Otros, se pierden en la ausencia de sus reflejos, e incluso si no pueden notar la bestialidad sobre su mirada, algo en su interior les deja entender que algo extraño está sucediendo dentro suyo.
Bajo instinto, cada quien comienza a preocuparse por propio bienestar, y pudiera ser que nadie presta la suficiente atención a su alrededor hasta que se vuelve difícil de ignorar la manera en que el primero en ser asegurado es máxima autoridad: el Príncipe. Actuar que al paso de segundos adquiere sentido, a pesar de que no lo logras comprender del todo, autoridades y miembros de la Camarilla parecen tener un blanco en la espalda por los recién abrazados. Pero víctimas de todos lados no tardan en caer.
¿Qué pasará con los chiquillos? ¿Son lo suficientemente fuertes como para defenderse de estas bestias sin conciencia? ¿O hay algún resto de empatía dentro suyo que les obligue a ayudar a quienes se ven más perdidos, ocultos en las esquinas cubiertos de tierra y con la guerra aún en la mirada? ¿Qué pasa cuando atacan a alguno de sus seres queridos? ¿Acaso ese vástago que ven en la multitud es Siddarth?
𝐀𝐂𝐋𝐀𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐎𝐎𝐂
¡Bienvenides a la segunda parte de la décimo quinta actividad! En esta ocasión, el brindis de medianoche procuraba buena esperanza para el siguiente año y una pronta vuelta a los hogares. Pero claro, ¿nadie esperaba que el Sabbat deje a su anfitrión sin un regalo a la altura, verdad? Los vástagos deberán enfrentarse a los Shovelheads, vástagos creados en masa por los aliados de la Espada de Caín con el único fin de ser un arma de guerra. Muchos estarán atacando a diestra y siniestra, pero otros comenzarán a caer en consciencia de lo que están haciendo y quedarán en estado de shock conforme su hambre se calla. Pueden utilizar las locaciones propuestas en la actividad anterior a gusto, pero recuerden que el centro de esta actividad será la lucha, el intentar descifrar a estos vástagos desconocidos y el dilema de si se quedaran a brindar una mano, a los nuevos o figuras ya conicidad de su inmortalidad, hasta la posibilidad de arreglárselas para huir. ¡Que manera de empezar el año! Esperamos que su destino augure buenos resultados.
⦾ Este evento se dará la noche del 31 de Diciembre para los vástagos, pasada la medianoche y entradas las horas del 1 de Enero. 
⦾ Se desarrollará a través de starters abiertos. Apreciamos la reciprocidad por lo que antes de abrir un starter recuerden responder al menos tres publicaciones que ya estén en el blog, una vez alcanzadas las notas deseadas, son libres de eliminar la publicación de dicho apartado. No olviden rebloguearlos en el blog de starters. De tener algún problema con el acceso, no duden en acercarse a la administración.  
⦾ Debido a la naturaleza de esta actividad, el código de vestimenta será el mismo que la anterior, de gala. Si no lo hicieron y desean, están invitados a publicar lo que están vistiendo sus personajes y luego rebloguearlo en el blog de ediciones. 
⦾ Queremos recordarles que, a pesar de ser un grupal de temáticas sensibles, nuestra prioridad es la comodidad de todes nuestres usuaries por igual, así que les pedimos tengan cuidado con la manera con la que se abordan estos tópicos en el dash ya que se trata de un espacio compartido y pedirles, por favor, que no hagan caso omiso a la lista de triggers que se encuentra actualizada para que puedan hacer uso correcto de cada etiqueta. 
⦾ La selectividad, rol burbuja o parecidos permanecen estrictamente prohibidos. De sentirse afectade por alguna de estas situaciones, por favor siéntanse libres de acercarse a la administración.
⦾ Para las personas que aun no lo han deshabilitado, les recordamos  que sus buzones deben de permanecer cerrados para los  mensajes anónimos en todo momento y hasta nuevo aviso.
⦾ Durante esta actividad, no se permitirán los privados ni los flashbacks.
⦾ Por último y no menos importante, la actividad tendrá una duración de 10 días. El fin de la actividad en su totalidad será el día 23 de ENERO a las 16 hs GMT-6, mismo horario en el que se publicará la siguiente.
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belencha77 · 6 months ago
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CAPITULO 27 - PROBLEMAS Y ALGO MAS
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|| ¡Lady Riley, qué sorpresa! || exclama abriendo ampliamente los ojos y evaluándome de arriba abajo.
|| Tariq, mil disculpas. No fue mi intención chocarme contigo ||
|| No te preocupes, Lady Riley. Siempre es un placer verte || responde sonriente, nuevamente con un tono coqueto. Ante sus insinuaciones, transformo automáticamente mi rostro en una expresión completamente seria.
|| ¿Y cómo has estado? || inquiero de forma seria, buscando cortar cualquier tipo de conversación.
|| Bien... Pero no tan bien como tú te ves, mi querida || Sus insinuaciones han llegado a un punto en el que me resultan agotadoras.
|| Tariq, sinceramente creo que tu forma de dirigirte a mí no es apropiada. ¿No te parece impropio coquetear de esa manera con una pretendiente del Príncipe? ||
|| Lady Riley, difícilmente podría considerar inapropiado reconocer la belleza en cualquier forma. Este evento no puede resistir la presencia de una estrella tan brillante como la tuya. || Me dijo mientras intentaba tocar mi mano, la cual aparté rápidamente con un gesto firme. ¿Acaso no estaba claro lo que estaba sucediendo?
|| Tariq, con todo el respeto que te mereces, quiero dejarte algo bien claro, porque parece que no lo estás entendiendo: no estoy interesada en ti, vine solo por Liam || expresé, visiblemente molesta.
|| Sé que no estás interesada, pero eso no disminuye mi mérito al admirar tu belleza. Además, si no resultas elegida por el príncipe, ¿quién sabe? Podríamos iniciar algo. || Exclamó con seguridad, y antes de que pudiera detenerlo, continuó su charla. || Después de conversar con las demás damas, me doy cuenta de que tengo un aprecio especial por ti. Las otras pretendientes pueden tener buena educación, riqueza y modales, pero son absolutamente aburridas. Una de ellas solo habla de sus perros, la otra presume constantemente de su dominio en idiomas... Y no hablemos de Olivia. Por eso, no encuentro ningún encanto en ellas. En cambio, Lady Riley, te vuelves más interesante cuando hablas, cuando te relacionas con los demás nobles... Tienes una gracia especial que no logro entender. || En ese momento, estaba a punto de ponerlo en su lugar, pero antes de hacerlo, la llegada de Maxwell calmó mis impulsos.
|| ¡Ahí estás, mi Flor! ¡Hola, Tariq! || Saludó Maxwell mientras se acercaba a nosotros.
|| ¡Hola, viejo amigo! Bien, los dejo solos; tengo otros asuntos que atender, pero... || Me mira con ojos oscuros. || Lady Riley, si en algún momento deseas conversar, no dudes en buscarme. || Ronronea su voz al pronunciar estas palabras. Yo lo contemplo con desprecio y desazón. Realiza una reverencia con la cabeza y se retira. Detesto la actitud que Tariq ha adoptado últimamente.
|| Llegaste en el momento perfecto, Max || Le comento a Maxwell. || Salvaste a ese cretino de que lo pusiera en su lugar. Aborrezco la forma en que ha estado actuando últimamente conmigo ||
|| Mi Flor, Tariq te desea, eso es innegable... || Rio Maxwell. || Al igual que otros en la corte, solo que él fue el único valiente que se atrevió a confesártelo. ||
|| ¿En serio, Max? Qué desagradable enterarme de eso... ¿Acaso no entiende que estoy aquí por Liam? || Rodé los ojos.
|| No creo que le importe, "viejo amigo" || mencionó Maxwell, guiñándome un ojo mientras imitaba el gesto. Le propiné un golpe en el brazo || ¡Ouch! Está bien, entendí el mensaje. Venía para decirte que Bertrand y yo acabamos de encontrar una mesa. Así que vamos por aquí ||.
**
Una vez que me encontré en la mesa con Maxwell y Bertrand, el tintineo de las copas atrajo mi atención de inmediato. Dirigí la mirada hacia adelante y descubrí a Liam acompañado de sus padres.
|| Si puedo tener la atención de todos, por favor || anunció Liam || Me gustaría expresar algunas palabras antes de que la noche llegue a su fin. En primer lugar, quiero agradecerles a todos por acompañarnos aquí. Ha sido un honor y un privilegio tenerlos en mi corte, y no podría haber pedido una mejor compañía. Asumiré el papel de mi padre en unos días, y solo puedo esperar ser la mitad del hombre que él ha sido para Cordonia ||
"¡Larga vida al príncipe Liam!" resonó en la multitud, seguido de gritos y vítores. Un mar de aplausos retumbó entre los presentes.
|| Gracias a todos por compartir estas semanas en Applewood. La próxima vez que nos reunamos, será el último evento de la temporada social. Según la tradición, este acontecimiento se llevará a cabo en la ilustre casa de la familia Beaumont || exclamó Liam con una sonrisa, dirigiendo su mirada hacia mí.
|| ¡Siiiiiiii! || exclama Maxwell, pero Bertrand le coloca una mano en el hombro, intentando calmarlo.
|| Un honor, sin duda, Su Alteza || expresa Bertrand con orgullo. Mientras el Rey Constantino comparte algunas palabras, me acerco a Maxwell y le susurro:
|| Max, ¿se refiere a nosotros? ||
|| Awwww, dijiste ‘nosotros’... ¿Ya te sientes parte de nuestra casa? || me responde Maxwell, sonriendo con un destello de afecto en sus ojos.
|| Para ser sincera, me siento parte de ustedes || le digo con una sonrisa, pero luego surge una pregunta || Pero dime, no estamos un poco... ¿cómo lo digo... escasos de fondos? ¿Podemos permitirnos organizar una fiesta ahora mismo? || pregunto con curiosidad.
|| No estoy seguro de que tengamos otra opción. Como dijo Liam, es una tradición y no podemos echarnos atrás || responde Maxwell con pesar en su voz.
|| Así es, muchachos || De repente, Bertrand intercede y nos mira con preocupación a ambos || Si nos echamos atrás, estaríamos anunciando en el periódico que estamos oficialmente arruinados ||
El Rey Constantino concluye sus palabras, envuelto en aplausos, y el Príncipe continúa con las últimas.
|| Los Beaumont seguramente nos brindarán otra noche legendaria para recordar. Hasta entonces, les agradezco nuevamente y les deseo una buena noche... Disfrutemos de nuestra cena || Liam alza su copa y muchos en la multitud hacen lo mismo.
"¡Salud!" gritan todos y de repente, la mirada de Liam se posa en la mía, haciendo que mi corazón simplemente sonría por dentro. Espero con ansias volver a estar con él. La celebración continúa con la alegría generalizada de la multitud, pero en ese instante, es su mirada la que destaca entre todas las demás, prometiendo un encuentro que anhelo con impaciencia.
**
Después de una cena maravillosa, nos retiramos a nuestras habitaciones. Estando en la mía, mi celular comenzó a vibrar en la mesita de noche mientras me quitaba la ropa del picnic. Lancé rápidamente mi vestido sobre la cama, quedándome solo en ropa interior. Al acercarme y ver que era Hana quien me escribía para contarme que iba a salir con Max, decidí ponerme mi pijama antes de responderle. Coloqué nuevamente mi celular en la mesa y me dirigí hacia el closet.
Al abrir la puerta para tomar mi ropa, la puerta de mi habitación se abrió de golpe, haciéndome saltar y gritar del susto. Intenté cubrirme con algo, pero no tenía nada. Cerré el cajón rápidamente, quedándome inmóvil y cruzando los brazos sobre mi pecho apenas cubierto. Los ojos de Tariq se abrieron grandemente al ver la escena.
|| ¡¿Tariq?! ¿Qué haces aquí? || Fue lo único que salió de mi boca.
|| ¡Riley! Desvestirte en mi habitación... ¡Pero qué gesto tan inesperado y astuto! || exclamó Tariq, incapaz de evitar que sus ojos divagaran por lugares en donde no deberían. Lo miré conmocionada por la confusión.
|| Tariq, sal... Esta es mi habitación. Estás equivocado, así que... || y sin dejarme terminar, me interrumpió.
|| No, Lady Riley, esta es mi habitación. Me la cambiaron antes debido a un problema de mantenimiento en la actual. No es que me esté quejando de que estés aquí... de ninguna manera, solo que estoy sorprendido. Lo sospechaba, pero nunca pensé que pasaría tan pronto. Escuché que sentías algo, pero no lo creía real || sonrió mientras daba un paso lento hacia adelante. Observé cómo colocaba la mano en la puerta y la cerraba. Internamente, comencé a entrar en pánico, pero traté de disimularlo lo más que pude; no quería mostrarle miedo.
|| ¿Sentir algo? ¿De qué hablas, Tariq? Mira, esta es mi habitación. He estado aquí desde que llegamos. Claramente hay algún tipo de malentendido, así que creo que deberías encargarte de eso y salir de inmediato de aquí || exclamé, pero los ojos de Tariq viajaron por mi cuerpo de nuevo, a pesar de mi mejor intento por cubrirme. Levanté mis manos para tratar de mantener distancia entre nosotros, pero él se acercó mucho más.
|| Bueno... tal vez este malentendido pueda funcionar en nuestro beneficio, Lady Riley || sonrió con ojos oscuros. Dentro de mí, la esperanza de que alguien llamara a mi puerta en cualquier momento creció, porque la mirada en los ojos de Tariq era desconcertante.
|| Tariq, vete de mi habitación antes de que llame a los guardias || le dije retrocediendo hasta tocar la pared.
|| Oh, vamos, Riley, no hay nadie alrededor... || Sonrió como un lobo acechando a su presa, y mientras lo hacía, dio lentamente un par de pasos hacia mí || Además, tus sentimientos son completamente correspondidos. Me has encantado por completo, al igual que has encantado a todos... y ahora sé que sientes lo mismo por mí ||
|| Tariq, yo no siento nada por ti... Entiéndelo... así que nuevamente voy a pedirte que te vayas, ¡vete AHORA! ||
|| Riley, podríamos divertirnos un poco, tú y yo ¿no crees? || Mis palabras no lo detuvieron; ahora estaba cerca de mí, podía oler claramente el licor que emanaba de él. Obviamente, estaba borracho || ¿Qué? ¿Te preocupa lo que la gente pensaría si se enterara? No tienes la presión que los demás tienen sobre ellos. No tienes título, ni apellido, ni reputación que cumplir. Eres solo una plebeya aquí, de vacaciones. Pero si estás preocupada por eso, te prometo que nos divertiremos y no lo diré a nadie || Y de repente, Tariq me tomó entre sus brazos.
|| ¡NO ME TOQUES! || grité e intenté alejarme, pero Tariq me sostuvo con fuerza y se inclinó para besarme a la fuerza. Rápidamente comencé a forcejear con él para alejarlo, pero él era más fuerte que yo. Continuaba besándome el cuello y tocando mi cuerpo. No lograba quitármelo de encima || ¡SUELTAME! || Volví a gritar y en ese momento, la puerta de mi habitación se abrió de par en par y vi a Drake entrar. No puedo negarlo, al ver a Drake, dejé escapar un suspiro de alivio.
|| ¡MALDITO INFELIZ, ALÉJATE DE ELLA! || Drake gritó y agarró a Tariq por el hombro, alejándolo de mí. Los ojos de Tariq se agrandaron al sentir que era jalado hacia atrás por el cuello de su camisa y arrojado al suelo || ¿QUÉ DIABLOS CREES QUE ESTÁS HACIENDO? || Tariq se puso de pie y entrecerró los ojos.
|| ¡Cómo te atreves a ponerme las manos encima, plebeyo asqueroso! || Tariq iba a darle un golpe, pero Drake bloqueó el puñetazo y empezaron a forcejear. Se estrellaron contra el tocador antes de golpear la pared. Podía ver cómo Drake empujaba a Tariq lejos de él, y su puño iba directo hacia su mandíbula, tirándolo al suelo una vez más.
|| ¡Sal de la habitación de Riley! || le espetó Drake a Tariq. Este se puso de pie y le propinó un golpe directo en las costillas. Drake titubeó por un instante, retrocediendo antes de devolverle el golpe en el rostro. Ambos cayeron al suelo, enfrascados en una intensa lucha antes de separarse.
|| ¡Esta es mi habitación! || exclamó Tariq.
|| No es tu habitación, es la habitación de RILEY. Mira || dijo Drake incorporándose mientras lo levantaba y comenzaba a mostrarle la habitación || ¿Ves su ropa? ¿Ves sus cosas? || Tariq observó con ojos grandes y llenos de vergüenza || Además, ella estaba gritando para interrumpir lo que estabas tratando de hacer || Drake lo soltó y se colocó frente a mí, protegiéndome mientras yo me escondía detrás de él.
|| Lárgate, Tariq. Te mereces esos golpes y muchos más || exclamé con la voz entrecortada, tratando de contener mis emociones frente a Tariq.
|| ¿Fue un error, entonces? ¿No marca este momento el comienzo de nuestra historia de amor? || me pregunta con decepción en su voz. Sin embargo, no puedo soportarlo y derramo lágrimas de impotencia.
|| ¿De qué historia de amor estás hablando? || cuestiono.
|| Es que yo escuché... quiero decir, me dijeron que nosotros... || Pero Drake lo interrumpe inmediatamente, sin dejarlo terminar.
|| Parece que escuchaste o entendiste mal, Tariq. Y para que lo tengas claro, antes de desear besar o tocar a alguien, deberías preguntar y obtener su consentimiento || le reprocha mirándolo con enojo. Tariq transforma su expresión en vergüenza.
|| Lo siento. Te pido disculpas, Lady Riley. Actué con descaro y me equivoqué por completo. Pensé que era una invitación abierta, pero fue solo un malentendido || Intenta acercarse a mí, pero Drake se interpone y me muestra un puño amenazador.
|| Ni te atrevas a acercarte || le advierte Drake haciendo que Tariq retroceda de inmediato y baje la mirada.
|| Tienes razón, me iré antes de seguir humillándome más. Buenas noches || Tariq da media vuelta y sale de mi habitación. Drake va tras él, cerrando y tirando la puerta tras su salida. Luego, se vuelve hacia mí con su mirada llena de preocupación.
|| Brown, ¿estás bien? || Me dijo y se acercó lentamente, pero de inmediato lo rodeé con mis brazos y lo abracé, tratando de sentirme segura || ¿Te lastimó? || Me preguntó, pero inmediatamente negué con la cabeza; me encontraba en shock por lo que acababa de pasar.
|| No... no me lastimó || dije titubeando || No lo hizo y gracias a ti estoy bien ||
|| Tranquila, ya todo pasó || me dijo acariciando mi cabello. Luego, me separó lentamente y me miró con atención || No entiendo por qué ningún guardia apareció esta noche || Exclamó y me di cuenta de que tiene razón, ninguno apareció. Después, Drake me miró más fijamente, se separó de mí, tomó una bata que estaba a la vista y me la entregó || Toma, para que estés decente ||
|| ¡Cielos! Lo siento... || exclamé y rápidamente me puse la bata, sintiendo mis mejillas tornarse rosadas. A raíz de todo lo sucedido, no me había percatado de que aún llevaba puesta mi ropa interior. Al estar más decente, decidí cambiar de tema para evitar la vergüenza || ¿Estás bien? ||
|| Yo estoy bien, no te preocupes por mí ||
|| ¿Cómo... cómo lograste llegar a tiempo? || Pregunté curiosa.
|| Vine a buscar a Maxwell, pero no lo encontré. Entonces, al pasar por tu puerta, escuché tus gritos. No lo pensé y entré de inmediato. Al verte medio desnuda con Tariq encima de ti, entonces no dudé en actuar... || me dijo con sinceridad. De repente, las emociones comenzaron a florecer, pero respiré tratando de controlarlas. Drake me miró fijamente || ¿Está todo bien? || Asentí con la cabeza, pero él no me creyó, e inmediatamente sentí cómo mis ojos se llenaban de grandes lágrimas. || ¿Estás segura? || Preguntó con preocupación, pero no pude aguantar más y comencé a llorar, muerta del susto. Drake se acercó y me abrazó. No pude evitar llorar más; me sentía demasiado vulnerable, rota. Lloré fuertemente en su pecho.
|| Drake, gracias || Con voz entrecortada le agradecí, pero en ese instante, me invadió la incertidumbre de qué hubiera ocurrido si no hubieses intervenido. La sensación de seguridad se apoderó de mí cuando él, con ternura, comenzó a acariciar mi cabello y mi espalda. Sin embargo, rompiendo la emotividad, Drake comentó con rudeza:
|| Ashhh mierda, Brown. No te pongas sentimental conmigo || Me dijo, pero persistí con sinceridad.
|| Hablo en serio, Drake. No comprendo cómo lo logras, pero siempre estás ahí cuando te necesito || En ese momento, él se apartó lentamente, sujetó con suavidad mi barbilla y me pidió que lo mirara.
|| Siempre estaré aquí para ti... || Me dijo mirándome con atención luego hizo una pausa y soltó mi barbilla || Osea quiero decir, por el bien de Liam, por supuesto. Liam nunca me perdonaría si algo malo te sucediera ¿Y sabes qué?... Yo tampoco me lo perdonaría. Dime ¿Qué diablos paso? ||
|| Simplemente entró, convencido de que era su habitación a pesar de mi advertencia. Luego adoptó una actitud extraña, hablando de aprovechar este malentendido a nuestro favor. Sin escucharme, cerró la puerta y me miraba como un lobo a su presa. Yo... || Me estremecí al recordar, y de repente pude ver cómo las manos de Drake se cerraban en puños a los costados mientras su mandíbula se tensaba. Tomé su barbilla y le aseguré || Hey, estoy bien. No pasó nada, gracias a ti ||
|| Pero algo podría haber sucedido, Brown. Debemos decírselo a Liam || insistió Drake.
|| No, Drake, por favor... || Su ceño se frunció con preocupación.
|| Brown, Liam necesita saberlo. Tariq se te acercó a pesar de que le dijiste que no. Imagínate si no te hubiera escuchado gritar, él muy bien podría haber... ¡podría haber sucedido algo! ||
|| Pero no sucedió, por eso no necesita saberlo, Drake. Está resuelto... tú lo solucionaste. No quiero molestarlo ni preocuparlo || De repente, recordé lo de su padre || Él tiene tantas cosas encima, tantas preocupaciones por su coronación y todo lo que eso implica. No quiero agregar más cosas a su plato; reaccionaría igual que tú, quizás termina con Tariq y no quiero ningún escándalo ||
|| Pero sería demasiado justo ponerlo en su sitio. Además, ningún guardia apareció ||
|| Por favor, Drake, no quiero convertirlo en un problema mayor, ¿qué pensarían de mí? || Le expresé preocupación || Honestamente, no quiero volver a pensar en esto nunca más. Así que déjalo ir, por favor. No pasó nada. Está hecho y se acabó || Le dije, y Drake solo exhaló un profundo suspiro, pasando sus dedos por su cabello. Sabía que no le gustaba la idea, ni un poco.
|| Está bien, aunque no estoy de acuerdo... Pero creo que debería salir de aquí antes de que realmente provoquemos un escándalo || me dijo Drake. Sin embargo, cuando se dirigió a la puerta, lo vi contraerse de dolor.
|| Espera, ¿estás herido? || pregunté || Déjame echar un vistazo, es lo menos que puedo hacer ||
|| Tranquila, no es nada... Unos buenos tragos de whisky lo solucionarán ||
|| Es que te quiero ayudar ||
|| Estoy bien... Guárdate tu preocupación para alguien más || me dijo mientras avanzaba hacia la puerta. Sin embargo, me desplacé rápidamente delante de ella y expresé enérgicamente:
|| Drake, estás herido, así que no permitiré que salgas de esta habitación sin que me dejes revisar tu herida || Drake me miró con sorpresa, así que suavicé mi tono || Así que, por favor, quítate la camisa. Creo que el golpe en las costillas fue fuerte; podrían estar rotas ||
|| No es necesario que me revises, así que no me la voy a quitar... Has tenido un lado demasiado mandón, ¿sabías eso? ||
|| ¿Tú crees que estoy siendo mandona? || Frunzo el ceño y cambio de nuevo mi tono de voz. || Drake, si no te sacas la camisa en este momento, yo misma te la sacaré a la fuerza ||
|| Está bien, está bien || me dice Drake y comienza a quitarse la camisa. Queda solamente con su pecho completamente descubierto, haciendo resaltar sus fuertes y definidos músculos || Dígame, doctora Brown, ¿ve algo alarmante? ||
Reviso lentamente sus costillas y comienzo a palparlas con mis manos. Luego, toco su espalda y solo encuentro algunos golpes.
|| Bueno, vas a tener algunos espectaculares moretones ||
|| Sí, lo creo... Tariq me pegó más fuerte de lo que imaginé. Me impresionó, para ser sincero || Lo miro por un momento, reflexionando sobre lo que acaba de ocurrir. Él me mira extrañado || ¿Qué? ¿Qué te pasa? ||
|| No puedo creer que te haya golpeado por mi culpa || Las emociones me golpean de nuevo, haciendo que lágrimas caigan nuevamente por mis mejillas. Comienzo a recordar todo otra vez. Inmediatamente aparto mi mirada de Drake, pero siento que él toca mi barbilla con su mano.
|| No vuelvas a decir eso, Riley. Yo me lastimé por culpa de Tariq. Nada de lo que pasó esta noche fue tu culpa. No vuelvas a pensar de esa forma, ¿ok? || Drake exclama molesto y rápidamente suelta mi barbilla para pasar sus dedos entre su cabello. Luego, ya más calmado, me mira fijamente, y su mirada se vuelve mucho más suave. Después de analizar un poco, comienza a hablar de nuevo || Tú eres tan... || Pero guarda silencio.
|| ¿Tan qué, Drake? || le pregunto curiosa, sintiendo que está a punto de confesarme algo. Sin embargo, de repente se queda callado y se sienta en el borde final de la cama.
|| Sabes qué, olvídalo... No se suponía que tenías que atender mis heridas ||
|| Oh, cierto... Mmmm, creo que tengo algunos cubos de hielo en esa mini refrigeradora || Tomo los hielos y los envuelvo en un pañuelo. Además, lleno un vaso con whisky para servirle a Drake y se lo entrego.
|| Wow, gracias, servicio completo || me dice y sonríe. Luego, me coloco tras él y comienzo a presionar el pañuelo contra las heridas en su espalda || ¡Hey! Duele || exclama Drake, así que ajusto la presión de una manera más delicada.
|| ¿Así está mejor? ||
|| Sí, está mejor, gracias…  || Guarda silencio por un momento y luego comenta || No sabía que pudieras ser tan amable, Brown ||
|| No sueles ver ese lado muy a menudo, ya que me provocas constantemente con tu carácter. Pero, aunque no lo creas, también tengo un lado suave ||
|| Me encantaría ver más de ese lado tuyo || Drake se voltea y toma mi mano, nuestros ojos se encuentran. Después de unos segundos, aparta la mirada y suelta mi mano rápidamente || Gracias… || aclara su garganta || Sé que no suelo expresar gratitud con frecuencia, pero en realidad lo hago, me importas de verdad ||
|| A veces dudo de eso, ya que la mayor parte del tiempo actúas como si me odiaras, Drake ||
|| No es algo personal. Es solo que... es más fácil de esa manera ||
|| ¿Más fácil por qué? ¿A qué te refieres? ||
|| Estás aquí por Liam, al igual que todas las pretendientes. Pero no solo ellas; toda la corte gira en torno a él. En este lugar, todo y todos existen para orbitar alrededor de Liam. Podrías casi llegar a odiarlo por esa razón, si no fuera tan malditamente agradable. Y es peligroso para alguien como yo olvidar esa realidad || Exclama levantándose de la cama y pasando sus dedos entre su cabello.
|| ¿A qué quieres llegar, Drake? || le pregunto curiosa y lo sigo.
|| Diablos, Brown. No me hagas decirlo || exclamó mientras lo observaba con curiosidad. De un sorbo, vació su vaso de whiskey, aclaró su garganta, me tomó por los brazos y me miró fijamente || Respóndeme algo || continuó || Si nos hubiéramos encontrado en otro lugar, en algún club de Nueva York, en un aeropuerto o en una fiesta. Si no hubieras sido nuestra camarera esa noche y yo no me hubiera sentado al lado de Liam. ¿Crees que todo esto... crees que podría haber sido diferente entre nosotros? ||
Con esas palabras, mi corazón empezó a latir a mil por hora. Sus palabras resonaron en el aire, generando una pausa llena de tensión. Mi mente reflexionaba sobre la posibilidad de un encuentro en circunstancias distintas, mientras que mis sentimientos se veían envueltos en la incertidumbre. La confesión que Drake estaba haciendo en ese momento era algo que nunca me hubiera imaginado. Su pregunta provocó una confusión en mi mente y corazón.
|| Drake, tal vez hubiera sido diferente || admití || Tal vez tú seguirías siendo brusco y tosco, pero yo no te habría dejado salirte con la tuya. Pero ¿por el resto? Creo que sí, hubiera sido diferente. Creo que todo habría sido diferente || Siento cómo la expresión de sus ojos se torna más suave.
|| Riley... || exclama con dulzura, extendiendo su mano para alcanzar la mía. Una corriente eléctrica recorre mi ser. Contemplo sus ojos y su rostro mientras sus dedos se deslizan delicadamente por los míos. Experimento mariposas revoloteando en mi interior. De repente, Drake me atrae hacia él, envolviéndome entre sus brazos. Sus dedos acarician mi cabello con una suavidad desconocida hasta ahora. Mi corazón se funde ante su contacto. Su rostro está a escasos centímetros del mío; casi puedo percibir su aliento y su respiración agitada. Sus labios están tan próximos que parece que va a besarme. Sin embargo, la realidad de que Liam está por tomar una decisión me golpea, obligándome a apagar cualquier sentimiento. Rápidamente, me aparto, y él me mira con sorpresa || Maldita sea, lo siento... No sé en qué estaba pensando... Debo irme || murmura Drake mientras se aleja de mí, toma su camisa y se encamina hacia la puerta.
|| Drake... || lo llamo. Se da la vuelta y me mira fijamente.
|| Riley, necesito abandonar este lugar ahora mismo, antes de que haga algo de lo que ambos podamos arrepentirnos. Buenas noches || declara Drake de manera urgente.
|| Está bien, Drake. Buenas noches || respondo, aún desconcertada por mis sentimientos. Drake se coloca la camisa y abre la puerta.
|| Por el bien de todos, asegúrate de cerrar la puerta esta vez || Drake observa detenidamente la puerta y exclama || ¿Huh? ||
|| ¿Qué sucede? || pregunto. Drake hace una pausa, observando nuevamente mi puerta con curiosidad y confusión.
|| La puerta de tu habitación no tiene cerradura en la manija ||
|| ¿Y no son todas así? || le pregunto, sorprendida.
|| No, no lo son. Todas las otras habitaciones en este piso están cerradas || guarda silencio por un momento y luego prosigue || Está bien, probablemente no sea nada. Pero... ten cuidado, ¿de acuerdo? ||
Asiento con la cabeza mientras Drake se retira con una última mirada hacia mí. Luego camino lentamente y me siento en el borde de mi cama, reflexionando sobre lo ocurrido hace apenas unos momentos. Agradezco la oportuna intervención de Drake; demostró ser más valiente de lo que Tariq podría ser. Irrumpió en mi habitación, salvándome de algo que ni siquiera quiero imaginar. Ahora, enfrento esta confesión de sus sentimientos, confirmando que siente algo por mí. Aunque inicialmente creía que solo lo veía como un amigo, ¿por qué mi corazón se siente tan confundido? ¿Qué habría pasado si Drake me hubiera besado? ¿Habría respondido de la misma manera?
Estoy segura de que amo a Liam, ¿o no?
|| ¡Maldición! || Exclamo frustrada, pasando mis dedos por mi cabello y dejándome caer hacia atrás en la cama. ¿Cómo esta "aventura divertida" se volvió tan complicada tan rápido? Siento la urgencia de hablar con Drake tan pronto como sea posible, de aclarar lo que está sucediendo entre nosotros.
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If anyone else wants to be tagged, just let me know. I hope you enjoy this wonderful love adventure.
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booklovershouse · 2 months ago
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Oiiii, booklovers!
Primeiramente, peço desculpas aos meus companheiros fãs de AWAE por estar tocando na nossa ferida, porém não consegui pensar em nenhum cancelamento que doeu mais do q esse 🥲
Maaaas, mudando de assunto, quem nunca desistiu de uma saga de livros? Fiquei até meio chocada com a quantidade de desistências que tive kkkkkk
🍁| O Beijo Traiçoeiro - Erin Beaty
Esse livro é o primeiro de uma trilogia, seguido por A Missão Traiçoeira e O Reino Traiçoeiro. Pessoalmente, não curti muito o rumo que o romance tomou e também os eventos do final do livro.
Sage Fowler tem uma língua afiada e um temperamento rebelde, o que faz com que seja julgada como inapta para o casamento. Então, ela se torna aprendiz de casamenteira e agora deve acompanhar a comitiva de jovens damas da nobreza a caminho de um evento onde várias alianças matrimoniais são firmadas.
Sage fica com a tarefa de descobrir tudo o que puder sobre as garotas, para que sejam combinadas da melhor forma possível. Entretanto, a escolta militar percebe uma conspiração e Sage é recrutada por um belo soldado para conseguir informações.
🍁| Era uma Vez um Coração Partido - Stephanie Garber
Sei que esse é o queridinho de muita gente, mas (1) eu realmente não gosto muito de fantasia e (2) eu tentei mesmo me envolver na história, tanto que até li o segundo volume, porém não rolou. Sei lá, esse negócio de "mocinho vilão" não colou muito comigo. E olhe que às vezes eu gosto dos vilões.
Evangeline Fox cresceu acreditando em finais felizes e amores verdadeiros, mas todas as suas crenças são abaladas ao descobrir que o amor de sua vida se casará com outra pessoa. Desesperada, ela aceita fazer um acordo com Jacks, famoso por seu poder mítico. Em troca, ele pede três beijos de Evangeline, que devem ser dados em momentos e locais escolhidos previamente.
Entretanto, negociar com imortais é perigoso e logo Evangeline descobre que o Príncipe de Copas quer algo muito além de seus beijos.
🍁| Enola Holmes - Nancy Springer
Tá aqui um daqueles casos raros onde a adaptação é melhor que o livro. Sou totalmente apaixonada pelos dois filmes de Enola Holmes, mas não consegui passar do primeiro volume. A avaliação no Skoob tbm não tá muito acima de 3,5★ então acho que muita gente concorda comigo nessa questão.
A história é quase a mesma do filme. Enola é a "ovelha negra" da família, a mãe dela some, ela vai atrás da mãe, descobre que estão procurando um marquês que desapareceu e resolve se envolver no caso. Mas não espere romance pq aqui o Tewk s�� tem uns 12/13 anos, então não acontece nada - e duvido que ele apareça nos próximos volumes também.
🍁| Os Rokesbys - Julia Quinn
A escrita da Julia Quinn é maravilhosa e viciante, porém ela sempre puxa pro lado "+18" do romance, o que eu detesto. Nada contra quem gosta, mas acho desnecessário. Sendo assim, só cheguei a ler Uma Dama Fora dos Padrões.
Todos esperam que Billie Bridgerton se case com um dos irmãos Rokesbys, já que as duas famílias são vizinhas há séculos e Billie costumava brincar com Edward e Andrew. Qualquer um deles seria um marido perfeito.
Mas há um irmão Rokesby que Billie não suporta: George, o mais velho e herdeiro do condado, também arrogante e irritante. Billie tem certeza de que ele não gosta nem um pouco dela, o que sem dúvidas é conveniente.
Até que o destino os junta de uma maneira inusitada e algo novo surge entre eles.
🍁| Cidade da Música - Babi Dewet
Devemos apoiar os escritores nacionais, mas não dá pra passar pano...achei o livro mega sem graça. A narração mudava do nada (foi meu primeiro livro com dois povs, oq também não contribuiu) e o enredo foi super clichê. Deixando claro, é uma duologia e li Sonata em Punk Rock.
Valentina Gontcharov foi aceita no conservatório de música mais famoso do país, a Academia Margareth Vilela. No conservatório, ela terá que superar seus medos e inseguranças pra mostrar do que é capaz, mesmo que isso signifique abraçar seu talento para a música clássica. Só que, o talentoso e arrogante Kim cruza seu caminho, dificultando sua vida.
Se querem minha sincera opinião, aconselho assistir Kally's Mashup. A história é parecida, só que melhor - a segunda temporada e o filme não são lá essas coisas, mas pra quem gosta de um romance leve e bem slow burn, com certeza vai amar essa série. Ela foi o auge dos meus surtos quando eu tinha 11 anos e sou meio obcecada até hoje kkkkkkk
🍁| Um de Nós Está Mentindo - Karen M. McManus
Acho que o hype desse livro caiu um pouco nos últimos tempos - principalmente com a chegada de Manual de Assassinato para Garotas Boas -, mas ele ainda é bem conhecido. Na minha opinião, toda essa história é uma palhaçada. Cheguei no final me perguntando "sério que li tudo isso pra a solução ser essa daqui?"
Cinco alunos vão parar na detenção da escola e apenas quatro saem com vida. Todos são suspeitos e cada um tem algo a esconder. Qual deles matou Simon, o criador do mais famoso app de fofocas da escola? Será que o assassino está realmente entre eles?
🍁| A Seleção - Kiera Cass
Se for pra começar uma treta literária, vai ser hoje, pq já falei "mal" de uns quatro famosinhos só nesse post kkkkkkk
Não é que eu odeie A Seleção. Tive uma fase "fã" da saga entre 2019 e 2021, mas depois comecei a achar a história meio "meh". Tbm temos que considerar o fato de que comecei a ler pelo quarto volume (foi um dos primeiros livros ""grandes"" que eu comprei, não sabia que era uma saga).
Enfim, em resumo, nesse país chamado Illéa, há uma seleção para escolher a próxima rainha, ou seja, várias garotas da província participam de um "sorteio" para irem até o palácio, onde passarão a conviver com o príncipe - e uma delas conquistará seu coração. America Singer não nem se inscrever. Porém, depois de toda a insistência da mãe, ela acabou participando. E sendo selecionada.
O post da semana demorou, mas saiu! Na semana que vem tbm vai ser meio complicado - e no começo de novembro -, mas prometo dar um jeitinho!
P.S: tô lendo Os Davenport.
Bjs e boas leiturassss <3333
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corporativoarcanos · 4 months ago
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Kinnikuman: Perfect Origin-hen HD Anime Japonés Eps. 02 de 11
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-Descripción: Nuevo arco de Kinnikuman. El anime de 1983 (este arco se sitúa entre Kinnikuman: Kinnikusei Oui Soudatsu-hen y Kinnikuman II Sei). El príncipe Kinnikuman, que llegó a la Tierra desde Kinnikusei, un planeta al final del universo, siempre fue ridiculizado por los humanos como un Chojin inútil. Sin embargo, por casualidad, se le dio el derecho de participar en la Copa Mundial de Chojin, un torneo para determinar el mejor Chojin del mundo, y por milagro, ganó el campeonato. ¡Al año siguiente incluso volvió a ganarlo! Desde entonces, se ha convertido en una figura central entre Seigi Chojin, quien protege la paz del universo. Ha logrado derrotar a las furiosas fuerzas del enemigo, incluido Akuma Chojin, que planea gobernar el mundo, y Perfect Chojin, que pretende acabar con los débiles Chojin de la Tierra, con el poder de la amistad con sus amigos, incluidos Terryman y Robin Mask. En reconocimiento a sus logros, Kinnikuman gana el "Combate de Supervivencia por el Trono Kinnikusei", la prueba final de su carrera, ¡y es coronado como el 58º Gran Rey de Kinnikusei! Regresó a su planeta natal desde la Tierra, se casó y se despidió de ocho años de lucha. Aproximadamente un año y medio después, se suponía que todo el universo estaba en paz, pero regresa al ring en una batalla épica de tres bandos entre las facciones de la Justicia, del Diablo y del Perfect Chojin. Mientras que se revela el origen de los Chojin.Disfruta de nuestro contenido y entra a nuestra web como redes sociales para ver mucho mas.. El siguiente contenido a ver no es de nuestra autoría los derechos están reservados al autor de la obra y al estudio de la adaptación Episodio Origen 00 Episodio 01 Episodio 02 Episodio 03 Se estrena la próxima semana Catalogo 2024 Series de Anime Esperamos que les guste el contenido recuerda compartir lo y dejar tu DONACION eso nos apoyara Read the full article
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a-pair-of-iris · 3 months ago
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Entre muros y silencios (Parte 2)
by Aris
3.512 palabras
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—Andando. —murmuró seco el hombre y se puso en marcha enseguida con pasos firmes golpeando sobre las hojas y tierra húmeda.
Francisco, aturdido como estaba por la sorpresiva caída y su repentino cambio de ambiente -que se sumaban a los acontecimientos previos-, tardó bastante en reaccionar. Sin saber qué hacer con todos sus baúles desperdigados alrededor, decidió que lo mejor era apresurarse para alcanzar al hombre que ya se encontraba a varios metros de distancia, volviéndose apenas visible entre la espesa neblina que inundaba el claro de bosque en el que se encontraban. Se levantó como pudo, sacudiéndose algo del barro que le empapaba la ropa y corrió a su encuentro, siguiéndolo en silencio un par de pasos por detrás.
Estaba nervioso, por no decir bastante asustado, y el lúgubre ambiente repleto de crujidos y sonidos extraños no ayudaba a tranquilizarlo. Pronto también comenzó a resentir el frío provocado por la sombra de los altos árboles, la brisa y la niebla que le empapaba las mangas de la camisa y las medias donde no cubría el fino justillo que llevaba encima. Acabó abrazándose a sí mismo, intentando conservar algo de calor y compostura. Lo que menos quería era que el hombre frente a él lo viera temblando como un niño miedoso, por mucho que así fuera como se sentía. Para su desgracia, no pudo ocultar un notorio sobresalto en cuanto el sujeto se detuvo de improviso y volteó a mirarlo.
—No tienes que caminar detrás de mí ¿Sabes? No sé cómo sea allá, pero aquí no se acostumbra y la verdad es que no me gusta tenerte a mi espalda.
—Perdón, mi señor. —Contestó Francisco con voz apenada. Pudo notar que la mirada al inicio irritada del hombre se suavizó un poco al verlo trastabillar, y algo de la tensión que sentía en todo el cuerpo se disipó al notar ese pequeño gesto de misericordia.
El sujeto suspiró pesadamente ante su respuesta y reemprendió la marcha. Francisco se apresuró a ponerse a su lado para no volver a molestarlo.
Un poco -solo un poco- más relajado, esta vez se permitió prestarles más atención a sus alrededores, y pudo notar algunas cosas. Más que un bosque como tal, ese parecía un camino abandonado y consumido por la naturaleza. Entre las ramas y raíces asomaban vestigios de cercas y muros de ladrillo, techos caídos y pilares rotos. Sus botas a veces topaban con series de adoquines y brechas que bien pudieron ser en otros tiempos parte de una acera. Incluso le pareció ver a lo lejos un gran arco de piedras sobre el que varios árboles habían echado raíces.
También se le hizo evidente su destino: sobre las copas de los árboles y la neblina se hacía cada vez más visible la silueta oscura de un castillo. Estaba a mal traer y repleto de enredaderas que subían por sus muros. No parecía elegante ni ostentoso como los que conocía, pero, si no hubiera estado tan nervioso como estaba, a Francisco le habría encantado esa aura misteriosa y trágica que emanaba de él.
Estuvo a punto de abrir la boca para hacer un comentario, pero entonces su acompañante se adelantó al encuentro de dos guardias en armaduras completas que custodiaban un portón de entrada.
—Abrir las puertas. —Mandató el hombre y los guardias empujaron ambas alas igual de oxidada que sus gastadas armaduras. Francisco hizo uso de toda su fuerza de voluntad para no llevarse las manos a cubrir sus oídos ante el horrible chirrido del metal siendo arrastrado para abrirles paso—. Ir al ágora por los baúles del príncipe y llevarlos a la habitación.
Dicho eso los guardias se pusieron en marcha sin decir palabra, y ellos también.
Conforme avanzaban, el lugar comenzaba a cobrar algo de vida. Podía escuchar murmullos y pasos que correteaban por los pasillos interiores, luces que eran encendidas o apagadas y calderas funcionando. Le pareció sumamente extraño al darse cuenta que habían ingresado por un lateral de servicio en lugar de la entrada principal.
Finalmente se cruzaron con una mujer delgada y pálida que se detuvo de lleno en su camino para acercarse a ellos, o más bien a su esposo, cargando un gran cesto de ropa.
—Mi señor ¿Cómo le fue? —preguntó, intercalando sus sorprendidos ojos oscuros entre el hombre y Francisco—. ¿Es que acaso…? ¿Podría ser…?
—Carmen, este es… ehm. —comenzó, para luego girarse a mirarlo—. Muchacho ¿Cuál era tu nombre?
—Oh. Francisco, mi señor. —respondió, intentando no sentirse muy ofendido.
—El príncipe Francisco, de la Casa de Burgos. A partir de ahora será también señor del castillo. Encárgate de hacer que todos los demás lo sepan.
Carmen pegó un grito exaltado y, con grandes aspavientos, salió corriendo a cumplir su misión, dejando olvidado tras ella el canasto y la ropa que voló por los aires y directo al barro.
—Tsk. —Su esposo sacudió la cabeza ante el escándalo de la mujer, quien llamaba con desesperación a una tal Marta. Luego de una pausa, en la que Francisco podría jurar que lo vio comenzar a inclinarse para levantar las prendas esparcidas, solo siguió caminando.
—Ehm, mi señor… —tanteó Francisco una vez hubieron abandonado las galerías donde un puñado de personas asomaban las cabezas buscando el origen de los gritos. Se ganó un nuevo suspiro frustrado de parte del hombre.
—Tampoco tienes que decirme así todo el tiempo. —murmuró, pasándose una mano por el rostro.
—Lo siento. —Se disculpó Francisco instintivamente, agregando luego—… Es que no sé cómo más llamarlo. No conozco su nombre.
Entonces el hombre se detuvo intempestivamente, otra vez, haciendo que Francisco por poco se chocara con él.
—Manuel. —dijo luego de meditarlo un instante—. Mi nombre es Manuel. Puedes llamarme así, o como prefieras, solo… intenta limitar eso de “mi señor��. Me fastidia un poco.
—Está bien, mi se- Manuel. —Se corrigió inmediatamente.
Manuel lo guio por un sinnúmero de pasillos, vueltas y escaleras, más de las que Francisco había anticipado considerando la modesta apariencia de la construcción por la que entraron. Esa primera ala conectaba a otra más grande y robusta que lo hizo pensar que ese había sido un gran y majestuoso edificio en otros tiempos. Los pisos estaban cubiertos con grandes e intrincadas baldosas surcadas por largas grietas y trozos faltantes. Los muros grises se adornaban únicamente con restos de pintura descascarada y vestigios de molduras que se desprendían de ellos convirtiéndose en polvo. De los altos cielos abovedados colgaban enormes lámparas con cristales faltantes y en las que se enredaban una extensa red de telarañas que podrían pasar perfectamente por delicadas cortinas de seda. Una tenue y débil luz de mañana se colaba por las anchas ventanas y vidrieras sin vidrio, al igual que la húmeda niebla que parecía esparcirse por todo ese mundo y no permitía ver mucho más allá de un par de metros.
En todo el recorrido le sorprendió casi no encontrar gente, aunque las pocas personas que se cruzaron se lo quedaban mirando como si una segunda cabeza le hubiese crecido de pronto.
“No han de tener muchos visitantes”, pensó.
Al subir al tercer piso fue que apareció algo más de la rica decoración. Tras subir por unas enormes escaleras de mármol oscuro y barandas talladas con zarzas y aves rapaces accedieron a un amplio corredor flanqueado por múltiples retratos que Francisco asumió eran los antiguos amos del castillo y los ancestros de Manuel. Los rostros descoloridos se levantaban sobre él con la actitud de grandes señores que desafiaban al tiempo y el olvido representado en el moho que comenzaba a tragarse la tela desde sus bordes, sus miradas muertas parecían seguirlos mientras avanzaban en silencio por la galería.
“Su nuevo hogar”. Ese lugar desolado y gris sería su nuevo hogar a partir de ahora, y el hombre gris y silencioso que caminaba serio y callado a su lado era de allí y en adelante su esposo y señor. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando su mente ahondó en las implicaciones de esas palabras. Hasta ahora Manuel parecía poco interesado en establecer alguna clase de contacto con él, pero eso podía cambiar en cualquier momento y Francisco no se sentía ni mínimamente preparado para eso ¿Qué haría si Manuel esperaba que se comportara como “su esposo” una vez llegaran a sus habitaciones?
—Es aquí. —Señaló Manuel, parándose de pronto como solía hacer. Más ansioso que nunca, Francisco atravesó con cautela la puerta que el otro mantenía abierta para él—. Pronto traerán tus cosas para que te instales. Puedes pedirme lo que te haga falta y me encargaré de ver qué se puede hacer, pero no esperes muchos lujos, aquí llevarás una vida mucho más modesta de la que estabas acostumbrado.
Resultaban ser habitaciones de buen tamaño, aunque más reducidas de lo que podría pensarse dado el corredor de acceso. Constaban de un salón principal con un pequeño comedor y un par de sillones; un baño con una tinaja circular y orinal; y la alcoba principal que se abría a una pequeña terraza cubierta por enredaderas y hojas secas, contaba con una cama matrimonial enmarcaba por un alto respaldo de madera oscura, un armario y tocador.
��No esperaba regresar con alguien ¿Verdad? —comentó Francisco sin pensarlo demasiado, mirando su polvoso reflejo en el espejo de pie apoyado en un rincón, el único de todos los muebles que no estaba cubierto por telas amarillentas y comidas de polillas. Resultaba evidente que el lugar no había sido acondicionado para su llegada, o que alguien más las hubiese ocupado por un largo, largo tiempo.
—¿Es tan obvio? —Manuel suspiró pesadamente, otra vez. Parecía que la única reacción que Francisco conseguía de él era esa.
—Lo siento. —Comenzó inmediatamente a disculparse por su torpeza, grosería, o lo que fuera que estaba haciendo mal—. No quise sonar mezquino. Las habitaciones están bien, seguro serán perfectas una vez se quite el polvo y retiren las cubiertas.
—Si eso crees, será mejor que bajes un poco tus expectativas, niño. —dijo Manuel con seriedad.
Francisco no supo cómo responder ante eso y ambos quedaron en silencio por un largo e incómodo instante. Se esforzó buscando en las profundidades de su mente algo con lo que continuar la conversación con Manuel, decidido a no permitirle regresar al mutismo que mantuvo durante casi todo el trayecto hasta la habitación. Tenía muchas preguntas. No sabía nada del hombre o de ese lugar, sus costumbres o qué planes tenían para él. Lo único que sabía es que tendría que dormir allí, y no estaba seguro de si Manuel planeaba acompañarlo.
—¿Y… usted también se trasladará aquí conmigo? —Se atrevió a preguntar finalmente.
Esta vez Manuel no suspiró ni resopló, si no algo nuevo. Sus ojos se abrieron de par en par y su rostro se volvió completamente rojo, hasta las orejas. Igual que un tomate. Francisco sintió un enorme alivio al verlo atragantarse de vergüenza.
—Cof ¡No! No… —Se aclaró la garganta antes de proseguir, buscando retomar algo de compostura—. Yo permaneceré en mis habitaciones. No quiero volver esto aún más incómodo. Para ninguno de los dos.
—Gracias por su consideración. —Francisco quería expresarle con mayor énfasis lo agradecido que estaba por eso, pero pensándolo mejor decidió guardar su dicha para él mismo—. Entonces… ¿Dónde se encuentran sus habitaciones? —Ante la mirada espantada de Manuel agregó—. Para saber dónde encontrarlo si llego a necesitar algo.
—Ah. Claro, claro. Sígueme.
En cuanto salieron de regreso al pasillo se cruzaron con Carmen guiando a un grupo conformado por los dos guardias del portón que traían cargando sus baúles, y un par de personas más llevando plumeros, escobas y cubetas de agua.
-o-
Luego de un rápido vistazo a la puerta que dirigía a las habitaciones de Manuel, Francisco se encontraba sentado junto a él a la cabecera de una larga mesa de madera a la que le vendría bien una pulida de cepillo y aceite. Ambos bebían en silencio sus tés, “El café no se da en este ambiente”, le informó Manuel con cierta satisfacción sádica en la voz cuando le preguntó por la bebida. Así que se había conformado con la taza de té y un trozo de pan y queso junto al puñado de fruta rebanada que constituían su desayuno. Era una comida mucho más reducida de lo habitual, pero le gruñía el estómago y viendo los aún más humildes pucheros de avena que comían los demás supo que debía abstenerse de cualquier comentario al respecto.
El resto de asientos los ocupaban una veintena de personas que Francisco juraría eran parte del servicio del castillo, tanto por sus descuidadas ropas como por los temas que trataban en sus distendidas discusiones, tales como el estado de los huertos y corrales, la escasez de cera para vela y la reiterada desaparición del licor de maíz. Estaba muy concentrado en enterarse de las andanzas de una de las cocineras con uno de los mozos y una lavandera, aguzando el oído para captar los detalles de la conversación por sobre el crepitar del fuego en el hogar y el ruido del aguacero que caía con insistencia y escándalo en el exterior.
La tormenta apareció de un momento a otro, como si alguien hubiera abierto las compuertas del cielo para derramarlo sin piedad sobre el mundo. Francisco nunca había visto algo parecido. En Cundinamarca las nubes se acercaban lentamente alertando de su paso, y se liberaban con suavidad para sembrar de vida la tierra; aquí en cambio parecía que un millar de flechas buscaban echar abajo los tejados. Definitivamente no le gustaría que lo sorprendieran en medio de un paseo por los campos.
En un momento, Manuel se levantó de su asiento llamando la atención de los demás comensales y, aclarándose la garganta, alzó la voz para que pudieran escucharlo claramente.
—Supongo que para estas alturas ya todos estarán enterados. —Empezó Manuel—. Pero si alguno no alcanzó a oír la noticia, les informo que la visita al reino de Cundinamarca ha resultado provechosa esta vez. Finalmente, los reyes han cumplido su palabra y la mano de un príncipe fue entregada en matrimonio. El trato se ha cerrado y la vida puede seguir su curso. —Entonces lo señaló a él con una mano—. He aquí al príncipe Francisco, mi nuevo esposo y señor del castillo. Está aquí cumpliendo su deber, así que no lo carguemos a él con los errores de sus antepasados. Es mi deseo que lo hagan sentir bienvenido y logre adaptarse lo antes posible a su nuevo hogar. —dijo eso último mirándolo a él y Francisco se encogió levemente de hombros bajo su mirada, asintiendo. Manuel entonces volvió su vista al resto de la habitación para finalizar su breve discurso—. Eso es todo, vuelvan a lo suyo.
Y así lo hicieron. Lo primero fue el sonido de los cubiertos moviéndose y pronto las voces también retomaron su curso. Francisco por su parte estaba sorprendido por lo informal de sus palabras, y por sus palabras en sí. No acababa de entender lo que había querido decir con todo eso, pero lo cierto era que poco y nada lograba entender desde esa mañana. Miró a Manuel a su lado, quien se encontraba concentrado devorando el pan tostado entre sus manos. El hombre tardó varios segundos en notar su atención puesta sobre él y entonces se detuvo un momento para mirarlo.
—¿Qué sucede, niño? —preguntó, limpiando las migajas de la comisura de sus labios con el dorso de su mano.
La verdad es que tenía demasiadas preguntas en la cabeza, pero la que saltó indignada de su boca fue ciertamente la menos importante de todas.
—¿Por qué insiste en llamarme “niño”? ¿O “muchacho”? No creo que esa sea forma de tratarse entre esposos. Además… —Hizo una pausa para escrutarlo con la mirada, y ciertamente para darse valor de continuar—. No es que usted sea mucho mayor que yo.
Manuel pestañeó un par de veces. Se veía confundido, aturdido. Pero entonces una mueca desconocida comenzó a tirar lentamente de sus labios. Una sonrisa. Una sonrisa seguida de un sonoro jadeo que acabó en estridentes carcajadas.
Francisco se encogió otra vez, avergonzado. No acababa de entender cómo sus palabras pudieron desencadenar este ataque de risa con el que Manuel parecía estar a punto de ahogarse. Además de eso podía sentir todas las miradas de nuevo sobre ellos y más apenado se sentía.
—Perdón, perdón, no me estoy burlando. —Quiso asegurarle Manuel, todavía riéndose y secando el par de lágrimas que se acumulaban en sus pestañas—. Es que- es solo que… jajaja.
Mientras el otro seguía intentando controlarse lo suficiente para elaborar una disculpa, Francisco estaba concentrado en acabar lo que le quedaba de fruta y correr a esconderse en su habitación lo más pronto posible.
-o-
Cinco minutos. Eso fue lo que tardó la escueta ceremonia que le entregó la mano de su hermanito a ese horrible hombre.
"Que esta unión de por concluida la deuda del reino. El príncipe ahora ha de partir con su esposo."
Apenas si tuvo tiempo de asimilar las palabras del erudito que hacía de maestro de ceremonias antes de que la misma nube negra de la que había brotado el hechicero los consumiera a ambos sin dejar huella alguna.
Cinco minutos luego de eso el puente se había dejado caer y los clarines anunciaron la llegada del príncipe Miguel, quien enseguida entró corriendo en el salón principal, abriendo de par en par las grandes puertas.
—¡Ya-ya estoy aquí! —jadeó el joven, las mejillas sonrosadas y la respiración entrecortada por la veloz cabalgata a campo traviesa y las grandes zancadas con las que había atravesado el castillo desde la entrada principal hasta el gran salón.
 Toda la frustración, ira y desconsuelo de la reina se volcaron contra el cansado hombre, doblado de fatiga en medio de la habitación. La cachetada que le propinó resonó en las paredes blancas, así como lo había hecho la voz espectral del hombre que le había arrebatado a su querido hermano.
—¡Llegaste tarde! ¡Ya está casado! —Siseó Catalina por sobre el confundido príncipe. Entre María y Fernanda lograron detenerla y alejarla antes de que pudiera asestarle un segundo golpe con sus puños o pies.
Miguel permaneció quieto en el suelo donde había caído, intentando comprender las palabras de Catalina mientras la marca de la bofetada seguía ardiendo en su mejilla. Sus ojos, llenos de incredulidad, se encontraron con los de la reina que destilaban una mezcla de furia y desesperación.
—¿Casado…? —repitió Miguel, su voz temblando ante la revelación—. ¿Francisco? ¿Casado con quién?
Catalina, todavía temblando de rabia, soltó una risa amarga. Tras ella, María y Fernanda aumentaron su agarre por temor a que pudiese abalanzarse de nuevo sobre el hombre o caer desplomada por los nervios.
—¡Vaya a saber con quién! Un brujo, un espectro, un demonio ¡Da igual! —espetó Catalina—. ¡Está casado con el hombre oscuro que vino a reclamarlo porque tú no llegaste a tiempo!
Miguel se tambaleó en su intento por levantarse, como si en lugar de escupirle las últimas palabras Catalina lo hubiese abofeteado otra vez.
Unos minutos tarde. Solo unos minutos, y toda su vida se había puesto de cabeza.
—¡No! —gritó Miguel, desesperado—. Eso no puede ser. Francisco... ¡No! Debemos ir por él. Tengo que ir por él ¡Voy a encontrarlo y lo traeré de vuelta!
Catalina lo miró con una mezcla de desprecio y lástima, sus manos apretadas en puños a sus costados. Dio un paso en su dirección antes de que las otras dos mujeres la detuvieran, y con voz baja pero cargada de furia le dijo:
—No vengas a hacerte el héroe ahora, cuando ni siquiera tuviste la habilidad o la decencia de llegar a tiempo como mi hermano tantas veces te lo pidió. Si fueras realmente un hombre de honor habrías estado aquí hace días, ustedes estarían casados y Francisco seguiría con nosotros. O si tan solo mi hermano no hubiera sostenido hasta el final esa fe ciega en ti, nada de esto estaría pasando.
Miguel abrió la boca para responder, pero en ese mismo instante un relámpago iluminó el cielo, seguido por un trueno ensordecedor. Apenas entonces notaron que la antes clara mañana se había ensombrecido por oscuras nubes de tormenta, como si la naturaleza misma respondiera a la desesperación y el miedo que llenaban la habitación. Las puertas que daban al balcón se abrieron violentamente con la fuerza del viento que azotaba al castillo y el pueblo a sus pies.
Olvidando momentáneamente su discusión, los cuatro se asomaron al exterior para descubrir a la gente del castillo y sus alrededores corriendo de un lado a otro, atemorizada por la fuerte lluvia que empantanaba los jardines y el viento que hacía volar las cofias y la ropa de los tendederos.
—¿Por qué tanto escándalo? Parece que nunca hubieran visto una tormenta. —comentó Miguel al ver a las mucamas tropezarse unas con otras en su desenfrenada carrera.
—En Cundinamarca no hay tormentas. —respondió Catalina mirando el oscuro cielo que se extendía sobre sus cabezas, preocupada—. Nunca.
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klimtjardin · 2 years ago
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U M  C O N T O  D E  E S C A M A S  E  O U T R A S  L E N D A S
Parte I | Parte II
Leitora x Taeyong
{inspirado em Spirited Away; aventura; romance; fantasia; realeza; TY híbrido de dragão}
Observa o que o olhar consegue em meio à perturbação: vultos. Não há claridade, somente o brilho difuso da lua. Não ouve o que acontece do lado de dentro; as paredes de pedra não permitem. Há somente os grilos e o vento balançando as copas das árvores, e a grama pinicando embaixo de si. As mãos de Tae-Yong estão próximas. Toca as escamas que a adornam. Na luz sinistra da noite, assumem um brilho arco-íris.
— Consegue sentir? — questiona.
— Consigo sentir o seu calor — responde Tae-Yong. Os olhos como duas negras obsidianas buscam pelos seus. — Minha pele é bastante sensível ao calor humano.
Ele pega em sua mão, que o toca, e a põe gentilmente no próprio rosto. É angular e fino, bem como as conhecidas gravuras mitológicas de dragões, cujas quais flagrou em uma das salas especiais do castelo quando menor. Assim como tinha conhecimento delas, tinha das lendas. Imaginava Tae-Yong como uma criatura horrível de quem deveria ter medo; e parte de você lembra de que deveria. Deveria ser cautelosa. Especialmente com a forma com a qual ele se abre, tão facilmente. Tae-Yong sorri, você volta a descansar a mão sobre o colo.
— Desculpe fazer esse tipo de perguntas — você diz após o silêncio que se segue.
— Podemos ser amigos?
— Tae-Yong... não podemos. Não deveríamos conversar, eu sou apenas uma serviçal.
— E mesmo assim, me chama pelo nome e me olha nos olhos.
Com a sentença percebe que não tem para onde correr. Você está envolvida desde o instante em que decidiu ultrapassar o que, sabia, não deveria.
— Se quiser venha amanhã à noite também. — Ele se levanta e oferece a mão para te ajudar a se erguer do chão. — Vamos, vou te ajudar a voltar.
— O que quis dizer com ‘venha amanhã também’? — O agarra pelo braço quando ele, decidido, dá as costas.
— Se quiser ser minha amiga e saber mais sobre essas escamas — O esboço de um sorriso aparece em seus lábios. — Tenho certeza que você também têm coisas a me contar sobre ser humana.
Finge não ouvir. Aceita o apoio que Tae-Yong faz com as mãos para os seus pés e pula de volta para dentro. Depois ele vem, escalando. Caminham até a porta e Tae-Yong encosta o ouvido na madeira novamente.
— Não ouço nada, vá em frente. Corra e eu irei acordar todos quando estiver longe.
Você destranca a porta.
— Espere... — ele chama baixinho. Põe as mãos nas suas, sobre a lamparina, e traz para perto da boca. Com um sopro, Tae-Yong a acende novamente. Vê o fogo sair de sua boca. — Tenha cuidado!
Você dispara. Num passo rápido, quase uma corrida. Não sabe para onde ir, se desorienta, segue em frente. À noite tudo se parece o mesmo. Não demora em começar a suar, o peito solavanca ao ouvir conversas - que supõe ser - dos guardas. Esconde-se atrás de um dos enormes pilares que erguem o castelo, repassando o mapa tão conhecido mentalmente. Tem certeza de que está próxima ao seu dormitório, só precisa controlar sua respiração falha e não permitir que te ouçam.
Tae-Yong ruge. O som vem de longe, o que te conforta.
Um número de passos indistintos avança por sabe-se lá que lado, mas passa e se distancia de você. Sente-se mais segura e revigorada, decide continuar. É quando vira, porém, que é recebida por um par de braços. Agarra a lamparina para que não caia e faça alarde. O guarda se afasta, em silêncio, seu semblante expressa confusão. Diferente dos demais, ele é jovem como você.
— Não deveria estar aqui — murmura.
— Tive sede — mente.
— Não sabe que o príncipe está tendo uma noite difícil? Oh, espere-
Fica lívida, mas ele não prossegue.
— Vou voltar para o quarto! — insiste no ímpeto de se desvencilhar.
— Você fez algo a ele? — Ele, abruptamente, te segura pelos dois braços.
— Eu não fiz nada, porque faria? Se não acredita, pergunte a ele você.
— Jungwoo! — grita um dos guardas; o aperto do rapaz afrouxa.
Tae-Yong parece incontrolável.
— Torça para não nos vermos novamente — Ele sai correndo.
Você volta para o dormitório, aturdida. Seus passos travam uma corrida contra o próprio coração. O guarda que fica em frente a porta partiu com os demais para a ronda noturna - e agora para controlar Tae-Yong. Não ouve mais os rugidos do príncipe, no entanto. Encontra tempo para lavar os pés antes de se deitar em sua esteira e cair em sono profundo.
[...]
É o meio da manhã quando carrega uma cesta cheia de roupas de cama usadas. Tem intenção de descer até o lago, no jardim, para lavá-las, quando cruza pelos soldados andando em fila. É pega de surpresa quando as palavras daquele guarda, da noite anterior, ressurgem em sua mente: “torça para não nos vermos novamente”. Abre espaço para marcharem e se torna uma com a parede. Para sua sorte, ao esquadrinhar os rostos, não o encontra. Após recuperar o fôlego, segue ao seu afazer.
Faz um dia agradável de sol. Se pergunta como teria Tae-Yong passado a noite. O que os guardas fizeram a ele? Se arriscaram demais, é fato. Está prestes a terminar o seu serviço, torcendo uma das últimas fronhas, quando um dos guardas te intercepta.
— Sua visita será mais curta hoje — é tudo o que ele diz.
As demais aias que observam ao seu lado se impressionam com a notícia. É lógico que todos ouviram o escândalo do príncipe na noite anterior. Temem por você.
Quando chega a hora, vai ao encontro de Tae-Yong escoltada. Os guardas te jogam para dentro da sala sem se importar que carrega alimento nas mãos e fecham a porta. Quase perde o equilíbrio. 
Tae-Yong parece bem em sua forma de dragão. Ele ergue a cabeça, feliz, balança a cauda. Mas está preso pelas garras novamente. Você não pode perder tempo, apenas sussurra que voltará à noite e mal larga a comida quando ouve o guarda te gritar para voltar.
 A porta é aberta.
[...]
Presume que as rondas sejam reforçadas, mas tudo parece igual a ontem. O guarda na porta do seu dormitório dorme um sono tranquilo e a noite está, incrivelmente, silenciosa. Toma um caminho diferente desta vez. Tem agilidade e uma habilidade de encontrar esconderijos pelos cantos do castelo. Sabe deles por que se criou por ali, brincando. Não há vigia alguma sobre Tae-Yong e essa é uma das perguntas que sente a necessidade de fazê-lo. Também quer dizer que o rapaz que te barrou na noite passada não abriu a boca sobre estar fora da cama.
Quando entra na sala é recebida pela forma meio-humana do príncipe.
— Anos e anos e eles ainda não sabem que consigo me transformar em humano — diz ele, então ergue os pulsos para mostrar que está livre das algemas.
— Como?! Eu tenho tantas perguntas...
— Que bom! — Os olhos de Tae-Yong crescem como duas bolotas no escuro e todo seu corpo se agita. — Quero dizer... fique a vontade para perguntar!
— Então é verdade que você tem uma fúria sobre homens?
— Sim, é verdade — ele assente. — Quando me transformo, fico cego de fúria pelos homens. Por isso é tão fácil enganá-los. É fácil enganar pessoas com medo.
Tae-Yong se afasta, no entanto, como se sentisse um peso acometê-lo. Para sob uma das janelas.
— Já feri... Feri gravemente guardas e servos do castelo.
— Mas isto é por conta dessa maldição, não é? — Lembra-o.
— Mesmo assim — responde ele, assertivo. — Preciso encontrar uma forma de me redimir.
— Como? Você tem algo em mente?
— Tenho. É um trabalho difícil. E no final, pretendo fugir.
Você sente vontade de se aproximar, mas seus pés ficam onde estão. Olha para a luz da lua, que entra pela abertura, e banha a cabeça de Tae-Yong.
— Mas e o rei e a rainha, e a princesa?! — se exaspera.
— Não posso viver assim para sempre. Irão tentar me prender, afinal, estou morto, foi o que disseram a todos. Mas tenho uma chance de viver e quero viver.
Julga Taeyong um homem bobo. 
Ao mesmo tempo que entende a grandeza de seus sentimentos. 
Como alguém amaldiçoado pelo resto da vida sente tanta vontade de viver?
— Vai abandonar os seus pais? Como pode fazer isso? — você diz, tomada de feridas que são tão imensas que não cabem mais dentro de si. Quer que Tae-Yong veja o que você vê. — Talvez eles estejam apenas tentando te proteger.
— E eles estão. Mas às vezes, as pessoas que mais amamos são as que mais nos machucam. Você nunca se sentiu assim em relação aos seus pais?
— Eu não sei onde meus pais estão. — Você treme. Consegue se aproximar, dá alguns passos em sua direção, mas para. Os pés ficam cobertos pela luz. — Pois se soubesse, eu estaria atrás deles.
Percebe os olhos do rapaz em seu semblante. Mas ele nada diz.
— Acho que vou- vou embora.
Tae-Yong vem ao seu encontro num rompante.
— Não! — Ele segura em suas mãos, mas você não sente vontade de retribuir. — Eu quero te convidar para algo. Você quer dar uma volta?
Uma ruga surge em sua testa.
— Uma volta?
— É! — ele responde entusiasmado. — Suba nas minhas costas e podemos sobrevoar a região.
— Isso é loucura! Você acha que ninguém vai ver um dragão?
— Nunca aconteceu, sei exatamente por onde ir. — Garante ele.
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mikrokosmcs · 4 months ago
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Aun  podía  sentir  la  adrenalina  y  el  calor  de  la  batalla,  aunque  seguramente  se  tratase  del  sudor  y  la  sangre  de  sus  enemigas.  Kimah  no  atacaba  para  matar  cuando  se  trataba  de  peleas  entre  Amazonas,  pero  si  atacaba  para  hacer  ver  que  podría  matar.  Entre  sus  dedos  lleva  una  copa  de  vino,  mientras  subía  los  escalones  hasta  el  podio  principal  y  el  trono  de  la  reina  de  oro.  -  —Si  no  quitas  tu  trasero  de  mi  pedestal,  el  siguiente  serás  tu  —  -comenta,  con  una  sonrisa  adornando  rápidamente  sus  labios  y  sin  darle  mucho  tiempo  al  príncipe  de  la  aventurina  de  quitarse  del  lugar,  Kimah  se  sienta  sobre  sus  piernas  y  besa  su  boca.  -  —Me  preguntaba  cuando  tu  monarca  te  iba  a  dejar  venir  a  verme,  mi  príncipe  oscuro. 
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leregirenga · 5 months ago
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Y si me preguntan que amor prefiero, dire que a un hombre que no sea crea príncipe, pero que tampoco se vuelva sapo.
Que también sepa estar en silencio y que ese sea el diálogo más prometedor y tierno que me pueda dar.
Que sea de los que les guste caminar entre hojas secas o a la orilla de una playa, que le dé por ver la luna y quiera leer unos cuantos versos con sentida inspiración.
Y que cuando menos lo piense me invite a tomar una copa y me hable de sus más sentidos sentimientos, sus más ondas emociones o aquel gatito que le robo el corazón.
Hoy me puse a escribirle a ese hombre del cual me enamoré.
Leregi Renga
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adamthebcast · 5 months ago
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onde: floresta, acampamento de aventuras. para: @s2shapedbox
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(tw: nada muito específico, só tá muito bad vibes kkjfkk) Adam estava emocional e fisicamente exausto. O combo biblioteca dos espelhos e jardim dos arrependimentos – além da maluquice com os fantasmas possuindo as pessoas e causando pânico generalizado – havia lhe drenado completamente, então nem hesitou em passar pela porta quando ela apareceu, independente de onde fosse levá-lo. O meio de uma floresta escura não pareceria um lugar ideal, mas era exatamente o que ele precisava no momento: ficar realmente sozinho. Procurou brevemente por algum lugar onde pudesse se esconder, já que não confiava muito em si mesmo para se proteger do jeito que estava, e resolveu se abrigar perto do que parecia um aglomerado de rochas.
Não queria ver ninguém. Não queria passar pela situação de ter que disfarçar que estava chorando de novo ou explicar qualquer coisa, porque ele não se sentia capaz de explicar nada. Os fatores externos podiam ter agravado, mas ele sabia muito bem que o problema era ele. Sempre era. Estava tentando seguir alguns exercícios de respiração que o Coelho Branco tinha passado sem muito sucesso quando ouviu o som de um galho quebrando, evidenciando que não estava sozinho. Praticamente prendeu a respiração, tentando emitir o mínimo de barulho possível para que não fosse notado. Porém, quando a figura passou por baixo de um feixe de luz solitário que havia conseguido passar pela copa das árvores, identificou imediatamente quem era. “Derek?” exalou todo o ar preso nos pulmões de uma vez, o que causou um breve acesso de tosse. Ainda não estava nos melhores termos com ele, após a última discussão, mas o imediato alívio que sentiu com a sua presença era inegável. Só duas pessoas no mundo inteiro eram capazes desse feito.
Infelizmente o alívio não durou muito, porque logo lembrou do que estava se esforçando tanto para esquecer – o que tinha visto no jardim dos arrependimentos. Adam era praticamente feito de arrependimentos, mas um dos que mais parecia ter mudado o rumo da sua vida foi a decisão de esconder a maldição de quem, na época, era seu melhor amigo. Não ter vivido tantos anos em isolamento, pensando no seu próprio fracasso, poderia tê-lo tornado o rei que Final State merecia, e não a piada de governante que havia se tornado. Ainda não era a melhor pessoa para solicitar ajuda dos outros, mas agora vinha de um lugar de culpa, e não de pura insolência.
Sabia que tentar esconder dele como estava se sentindo no momento seria um esforço fadado ao fracasso, já que Derek o conhecia tão bem quanto durante a adolescência, um feito memorável se considerasse o quanto ele havia mudado nesse tempo. Ainda assim, tinha que tentar. Não queria que o primeiro encontro dos dois naquela festa fosse marcado por uma melancolia daquele tamanho. “Está perdido? Príncipes precisam saber se localizar em florestas, hein? É meio que parte do pacote.” tentou manter o tom de voz o mais estável e descontraído que pudesse, mas ainda assim soava embargado pelo choro.
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rubywolffxxx · 1 month ago
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Ser suficiente (Aegon x lectora)
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Masterlist de mi autoría
Nota: +18
Sinopsis: Después de la caída de Meleys y el "accidente" de Aegon, el rey quedó postrado en una cama. Se sentía desolado, abandonado. Pero entonces descubrio a la cuidadora de la fosa, una mujer fascinada con su dragón. Y pronto sería el mismo el fascinado con ella.
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Aegon se sentía solo.
En su juventud, incluso en parte de su adultez, siempre había estado rodeado de gente que consideraba amigos, compañeros de copa. Pero ahora, cuando las responsabilidades y miedos no lo dejaban dormir por las noches, y nadie se detenía a escuchar su pedido de apoyo, entendía que no tenía a nadie. Nunca lo tuvo.
—No debería ir, majestad.—
—... ¿Disculpa?—
Aegon bajó aquella copa, mirando a la chica que lo recibió en la fosa.
—Ha estado bebiendo... Más de lo normal.—
—No necesito que te preocupes por mi.—
—... Me preocupa Sunny.—
Aegon bebió el último sorbo de su copa y la lanzó al suelo. La chica apenas se inmutó.
—¿Quién carajos eres para ponerle apodo a mi dragón?—
—Soy ____, la encargada de cuidar de Sunfyre en la fosa... Es por eso que temo por su seguridad, pues su jinete no está en... Sus mejores condiciones.—Aegon se acercó a la mujer, mirándola con cierta molestia.
—Es mi dragón... Yo sé qué carajos hacer con él.—
____ tuvo que tragarse su angustia.
Desde pequeña, la joven había sido instruida para cuidar dragones, y Sunfyre era su dragón favorito. Era adorable, dócil... Todo lo opuesto a Vhagar o Dreamfire. Y ahora que su padre había muerto, ella era la cabecilla de los cuidadores, y el dorado era el que se llevaba todo su cariño.
Lástima el jinete tan descuidado que le había tocado...
—Sólo... Por favor, cuídelo, majestad...—
Aegon se extrañó.
Era la primera vez que veía a la chica allí, y la primera vez que alguien demostraba tanta preocupación por Sunfyre.
—... Prepárale algo de comer para cuando volvamos.—El rey pasó de ella, adentrándose en la fosa.
Desde la entrada, ____ vio la alegría que el dragón tenía por su jinete. Era un vínculo hermoso.
Sunfyre ha caído.
La noticia del rey derrotando a Meleys y matando a Rhaenys llegó a todo el reino. Pero lejos de festejar, ____ se desesperó.
—¿Qué pasó con Sunny?—se acercó a Aemond, quien caminaba por las calles junto a Criston.
—Sigue en la arboleda, dudan que sobreviva.—el príncipe notó lo mal que la chica se puso con aquello—... Es imposible moverlo, pero guardias lo cuidan día y noche... Tal vez puedas ir a verlo.—
—Gracias, mi príncipe...—
Esa tarde, tras alistar la cena de Vhagar y Dreamfire, ____ salió rumbo al bosque.
Siempre fue de espíritu positivo, por lo que no asimiló lo lejos que estaba de su casa. Tardó horas en llegar, y al hacerlo, notó la cantidad de cosas que le faltaron por llevar.
—Hola, Sunny.—En cuanto la mujer se asomó entre algunos guardias, el dragón se removió eufórico. Pero el dolor lo hizo quedarse inmóvil de inmediato—. Ya ya... Sé que duele, pequeño... ¿Te parece si revisamos esas heridas?—
____ le indicó a algunos guardias que le dieran cada tanto unos filetes de oveja que había traído consigo. Y durante esos minutos de cena, la joven intentaba detener el sangrado de las heridas que aún estaban abiertas. Eran muchas.
No había que ser un genio de los dragones para entender la horrible paliza que le habían dado a Sunfyre.
¿Derrotar a Meleys? Ridículo.
Tal vez tenía ya más de 20 años, pero para un dragón eso no era nada. Sunny era un bebé, uno que ____ sufría al ver de esa manera.
—¿Diagnóstico?—Cole se acercó a la mujer, alcanzándole una toalla húmeda.
—Una de las alas esta destrozada. Siendo muy optimista, podrá volar... con dificultad.—____ limpió sus manos, mirando pensativa las heridas del pecho—. No traje tanto ungüento para las heridas... Pero al menos la hemorragia ha frenado. Mañana volveré con más ungüento para el resto... ¿Cree posible taparla?—
—¿Con qué, señorita? ¿Árboles?—
—... Traeré algo mañana. No la pierdan de vista.—____ se acercó a la cabeza del dragón, notando que su respiración era tranquila. Ya no dolía tanto, supuso—. Hola, corazón ¿Ya comiste todo?—apoyó la mano en su hocico—. Vendré mañana, asi revisamos el resto de las heridas ¿Bien?—
A los ojos de los guardias, la actitud de ____ parecía ridícula. No era Targaryen, mucho menos hablaba fluido en valyrio.
¿Por qué tomarse la molestia de hablarle a algo que no le entendía?
Pero el dragón entendía, apreciaba. Y ____ era, además de su jinete, un humano que protegería a toda costa.
Sunfyre levantó la cabeza, y entonces ____ notó la corona que resguardaba.
—¿Se le cayó al rey? Debería devolvérsela.—La chica tomó la corona, y en cuanto Cole quiso quitársela, el dragón rugió—... Se la daré yo misma al rey, si no le molesta.—Cole no se opuso.
Convencer a los guardias para entrar al castillo fue difícil, pero lograr que le permitieran entrar a los aposentos del rey fue incluso peor. Aún así, ____ no se dió por vencida. Y ahora ahí estaba, tocando la puerta.
—Disculpe, majestad.—____ entró al cuarto, sintiéndose incómoda desde el momento en que pisó el lugar. Tragó en seco—. Fui a ver a Sunfyre hoy... Vivirá.—
Aegon en ningún momento se había movido, pero al escuchar el nombre de su dragón volteó a mirarla. Su rostro estaba vendado casi en su totalidad, asi que fue dificil para la mujer detectar emociones.
—¿Esta vivo? ¿De verdad?—
____ se acercó a la cama, notando que el rey no podía moverse. Entonces recordó lo que Aemond le dijo a Cole horas antes.
"Cadera rota, al igual que las piernas. Quemaduras en todo el cuerpo.
Sigue vivo de milagro..."
Lo último, Aemond lo había suspirado.
—Tenga... Él quiso que se lo trajera.—____ dejó la corona en su pecho, pues era incómodo dejarlo en su cabeza.
—¿Por qué... Por qué te tomaste la molestia? Mamá dijo que Sunfyre moriría.—
—Soy su cuidadora, y no es solo un trabajo para mi... De verdad me preocupo por él.—____ jugaba con sus manos nerviosa—. Mañana iré otra vez a verla, después de cumplir mis tareas con los otros dragones, iré a verlo en la tarde si-
—No.—____ lo miró confundida—. Irás a primera hora, que otro se encargue de la basura de Vhagar y Dreamfire.—
____ no estaba muy segura de aquello, pero se inclinó junto a la cama, mirando más de cerca al rey.
—No quiero que se ofenda con esta pregunta, majestad. Pero necesito saberlo... Quien mató a Meleys... No fue Sunny ¿Verdad?—
El hombre la miró, y sus ojos no tardaron en aguarse.
—Lo siento, me pediste que no lo montara, que lo cuidara... No cumplí ninguna de ellas.—
____ quiso consolarlo, pero no supo cómo.
—Le prometo que para cuando usted deje esta cama, podrá volver a ver a Sunny... Y un amanecer cálido dará inicio a un mejor mañana ¿Si?—la chica se levantó—. Mañana iré con Sunny, y apenas vuelva vendré a informarle todo, majestad... que su descanso sea reconfortante.—
En cuanto ____ dejó el cuarto, Aegon se sintió extrañamente solo.
Desde que despertó, no recibió ni una sola muestra de preocupación real, no hasta que aquella corona fue dejada en su pecho.
Puede que en realidad a la cuidadora solo le importaba su dragón, pero era suficiente para él.
Si Sunfyre vivía, Aegon estaría satisfecho. Y el saber que tenía una amiga lo dejaba más tranquilo.
Al otro día, Aegon esperó ansioso que ____ volviera a sus aposentos. Y eso solo sucedió con la bajada del sol.
—¿Cómo está?—
—Bien, majestad.—____ le alcanzó una escama, aún brillaba—. Logré que guardias lleven materiales, construyen un refugio temporal... Oh, y sus heridas ya fueron tratadas.—Aegon escuchó más que aliviado como la joven relataba cada cosa, y encontró en su tono de voz positivo un gran consuelo—. Estoy intentando encontrar alguna manera de acomodar su ala, para que al menos suelde y no quede suelta.—
—¿Es posible?—
—Pienso en ello como un brazo fracturado... no quedará como antes pero al menos estará unida a su cuerpo.—
Aegon miró por la ventana, algo pensativo.
—Me gustaría mucho poder verlo...—
—No se preocupe, en cuanto pueda caminar, yo misma lo escoltaré. Iremos juntos a verlo.—le sonrió.
—Gracias, ____... en toda la semana, eres la única que me ha traído buenas noticias... que me ha traído noticias...—Frunció el ceño, gesto que la mujer no pudo ver por las vendas que aún cubrían su rostro—. Que ha venido a verme, en realidad.—la chica lo miró preocupada.
—¿la reina no ha venido?—
—A quejarse porque soy un bueno para nada, y no mucho más.—
____ quiso preguntar por su esposa, por su hermano, pero entendió que era en vano. No quería urgar en la herida.
Diablos, ahora se sentía mal por él...
¿qué podía hacer para lograr que un pobre tipo que estaba todo el día en cama despejara su mente?
Entonces se le ocurrió algo.
Tenía el objeto perfecto...
—¿Qué es esta cosa?—
La cuidadora dejó en la falda del rey un gran libro, su tapa imitaba la textura de escamas de dragón.
—Este libro es mi súper enciclopedia de dragones. Mi orgullo.—la chica alzó las cejas sonriente—. Todo lo que he aprendido y he recopilado está aquí... pensé que tal vez le gustaría una lectura relajada.—
En cuanto el rey abrió la primera página, no pudo evitar sonreír al ver un dibujo de Sunfyre.
—Diablos, realmente te gusta mi dragón.—
—Majestad... yo amo a su dragón.—____ notó la mirada de Aegon sobre ella, y apartó la mirada apenada—. Como sea, solo venía a dejar el libro. Iré a ver cómo amaneció Sunny... vendré más tarde con información.—
El rey la miró desaparecer del cuarto, y entonces le dedicó su atención al libro.
—A ver qué diablos tiene esto...—
El resto de la tarde Aegon se dedicó a leer el libro de la mujer. Podía confirmar que era la primera vez que leía algo interesante en su vida.
Recopilaba datos de cada dragón que habitaba actualmente la fosa. Qué comían y cuánto, hábitos y pequeños trucos para lidiar con cada uno. Cada sección con sus dibujos correspondientes. Todos maravillosos.
También detallaba cómo tratar heridas, dolencias o como manejar las estructuras de la fosa. Incluso contenía palabras claves en valyrio.
Para cuando la chica volvió al atardecer, el rey ya había aprendido unas cuantas cosas. Antes de que ella pudiese decirle las novedades del día, él le contó orgulloso lo que había entendido del libro. Y ____ escuchó atentamente todo, como si realmente ella no lo había escrito a mano.
Le hacía ilusión, no rompería eso.
—Es asombroso, majestad.—la chica le sonrió—. Me alegra que mi libro haya hecho su tarde más amena.—
—Tus dibujos son magníficos, quiero uno enorme de Sunfyre para encabezar la sala de reuniones.—
—Lo que guste.—
—Te pagaré muy bien... Por el dibujo y por haber cuidado de Sunny. Serás bien recompensada. No volverás a pasar necesidades.—la miró con determinación.
—Me honra, majestad... pero no hace falta. Con saber que usted lo pidió exclusivamente es más que suficiente... y Sunny... él no es un trabajo.—El hombre se sintió extrañamente bien con aquello. Era la primera vez en su vida que alguien le ofrecía algo sin querer sacar beneficio económico de ello—. Por cierto, Sunny ya está muy bien.—____ lo bajó de su nube—. Hoy pudo levantarse y caminar un poco... ¿Le parece prudente comenzar a moverlo hacia aqui?—
—¿Traerlo caminando? ¿De tan lejos?—
—Acercarlo a nuestras tierras, majestad.—la chica se removió nerviosa—. Se qué el castillo esta bajo su dominio ahora pero... algo me genera desconfianza. Quiero que Sunny pise las tierras aledañas al reino, al menos.—
—... Estoy totalmente de acuerdo.—Aegon le dio la razón—. Mañana a primera hora le indicaré a los guardias que te ayuden en lo posible para acercarlo poco a poco.—
La chica sonrió emocionada, y Aegon sintió la necesidad de ver más de eso.
Alguien estaba feliz con sus decisiones...
—Gracias, majestad... De verdad.—
—Por cierto... No terminé el libro aún ¿Crees que pueda quedármelo un poco más?—
—Por supuesto, majestad. Lo que necesite.—____ notó que el sol comenzaba a bajar por la ventana—. Creo que debería irme, la cena no se prepara sola.—
—¿Alguien te espera en casa?—
—Bueno... tengo una cabra.—sonrió apenas—. Mi padre falleció hace un tiempo, así que me temo que no comparto comida con nadie.—
—¿La cabra no cuenta?—____ rió con aquello, y Aegon entendió que le gustaba demasiado—... cena conmigo entonces.—
—¿Disculpe?—
—No puedo levantarme y recibirte en el comedor... pero prometo que será una rica cena aqui.—se emocionó por su propia idea—. Podemos discutir mejor lo de Sunny también.—
____ no sabía si eso sería adecuado.
¿Una simple cuidadora cenando a solas con el rey en sus aposentos?
Pero podía ver la ilusión que aquello le generaba al hombre, y solo pudo pensar en todas las noches que pasaba solo...
—Sería un honor, majestad... ¿Podría ir a casa a tomar un baño y volver más tarde? Huelo a tierra y dragón.—sonrió apenada.
—No, no te vayas... Le pediré a las sirvientas que te ayuden con eso.—
La mujer fue presentada ante los sirvientes como la cuidadora de Sunfyre, y que por sus esfuerzos sería tratada como una invitada especial esa noche.
La bañaron, le dieron una vestidura adecuada y en solo media hora ya estaba en el cuarto del rey, quien no pudo evitar sentirse atraído por la joven.
Era bellisima, y eso sumado a su hermosa personalidad, terminaron por cautivarlo. Cenaron más que a gusto aquello noche.
El sol esa mañana no pudo salir por unas nubes aterradoras que cubrían el cielo, por lo que ____ partió con un clima deprimente hacia la arboleda.
Y fue aún más deprimente cuando notó que el dragón no estaba en su lugar.
—¿Cómo que desapareció?—
—Se fue por la noche.—
Cole no entendía la angustia de la mujer al ver que el dragón no estaba ahí.
—¿Volando? ¿Caminando?—____ lo miró angustiada—. Es una criatura enorme, sir... ¿Cómo no-
—¿Qué? ¿Querías que lo amarrara con una correa?—
____ quiso golpearlo.
Pudo haber avisado antes.
Pudo haber asignado a alguien para que le siguiera el rastro un poco...
Pero no, no hicieron nada.
La joven no supo cómo enfrentaría al rey ahora.
¿Cómo le diría que su preciado dragón había desaparecido?
____ volvió al reino pasada la medianoche, pero ni con la oscuridad de la noche abrazándola pudo cerrar los ojos. Y no lo haría por días.
—¿Y ____?—
—Sigue paseando por todo King's Landing. No hay forma de hacerle entender que es en vano.—Cole miró a su rey, a quien algunos maestres comenzaban a quitarle los vendajes del rostro.
—Al menos intenta algo ¿Ustedes qué diablos han hecho para ayudar en estas semanas?—En cuanto la última venda fue retirada, Aegon lo notó. La mirada de preocupación de los maestres le confirmó algo que hace tiempo venía pensando—. ¿Esta horrible o asqueroso?—soltó desganado mientras se sentaba con algo de dificultad.
—... Esta vivo, majestad. Es más que suficiente.—
—Entonces es ambas.—
El día anterior los maestres lo habían alentado a levantarse, y Aegon pudo dar algunos pasos. Pero no mucho más.
Aegon tenía la esperanza de poder presentarse ante el pueblo a la brevedad, pero ahora que veía su reflejo, las cicatrices en su rostro le generaban duda.
—Cicatrices de guerrera, majestad.—
—Cicatrices de un Dracarys de mi hermano en la cara, Sir Criston...—Aegon lo miró desganado—. Ya, lárguense de aqui.—
El rey se quedó a solas nuevamente, y su mirada volvió al reflejo. Era desagradable de ver.
Al igual que su padre en sus ultimos días...
—Que mierda...—
Aegon se sentó en la mesa del cuarto, tomando una copa y sirviéndose vino. Pero antes de darle un sorbo, algo lo hizo detenerse.
No era momento de perderse en eso...
Apartó la copa, relajándose en la silla. Entonces recordó el libro del otro lado de la mesa. Decidió volver a leerlo.
Estuvo rato largo repasando las páginas, moviendo sus piernas cada tanto. Comenzaba a valerse de velas para leer cuando alguien tocó su puerta.
—Largo, no quiero que me molesten.—
La puerta se abrió a pesar de la negativa, y Aegon volteó dispuesto a mandar al diablo a quien sea que había entrado.
—¿Majestad?—
Al escuchar la voz de ____, Aegon hundió su rostro en aquel libro de nuevo, pues de todas las personas que vivían en King's Landing, la última que quería que lo viera asi era ella.
—Ya es muy tarde, ____. Vuelve mañana.—
—Majestad, puede levantarse ¡Que gusto me da verlo!—La joven se acercó a la mesa, y no le costó mucho notar que Aegon ya no traía las vendas... Ni que esquivaba su mirada a toda costa. Se hizo una idea del porqué—. Escuché... Rumores de algunos campesinos. En campos norteños del reino... Creen haber visto algo enorme moverse en una arboleda cercana.—Aegon no respondió—. Mañana a primera hora iré a ver, majestad... Tal vez pueda acompañarme, si ya puede caminar.—
—Con la apariencia que tengo ahora, no creo que deba salir de la fortaleza.—
—¿Por qué?—lo escuchó resoplar.
—Las pasas de uva que comí en la mañana tenían mejor piel que yo.—
____ se acercó al rey, quien seguía evitando su mirada. Fue así hasta que ella se paró junto a él.
—Déjeme verlo, majestad.—
—No, no quiero.—
Lejos de darse por vencida, ____ llevó sus manos al rostro del hombre, sintiendo de inmediato las durezas de sus mejillas. Levantó su rostro, y entonces lo notó.
Aquella herida ya cicatrizada surcaba cual camino el suelo la mitad de su cara. Sus ojos no estaban afectados, al igual que su boca. Solo un poco de su labio superior se fruncía un poco. Pero los pómulos y su nariz...
—No es para tanto... Al menos no se le cae la cara.—
—¿Como a mi padre?—
—... No es gracioso.—Aegon sintió que sus latidos se apresuraban cuando la joven se agachó, quedando a su altura. Las manos ajenas tallaban con cuidado sus cicatrices, y un par de ojos curiosos lo examinaban sin una pizca de miedo o maldad—. Sus ojos siguen siendo tan bonitos como siempre, su voz no ha cambiado y su cabello albino sigue estando ahí... Asi que no, majestad. No es para tanto.—le sonrió—. A mi no me importa, dudo que a Sunny tampoco... Asi que mañana vamos por él.—La chica quiso levantarse, pero entonces las manos de Aegon se lo impidieron.
—Mañana iremos por él. Pero hoy... Quédate conmigo.—Aquel par de ojos cristalinos la miró con necesidad, desesperación. Y ____ no tardó en entregarse a su pedido.
Acunó el rostro ajeno entre sus manos, mirando ese par de orbes azules (celestes, azules, lilas según libros... Yo qué sé we).
Transmitían impaciencia... Inseguridad.
—¿Algo le preocupa?—
—¿Preocuparme?—Aegon se levantó, reprimiendo una mueca de dolor al apoyar mal su pie—. Cariño, eres la única persona en este reino de mierda que se preocupó por mi y por la única cosa que amo. Todos hablan mierda de mi pero tú vienes aquí...Y me haces sentir... Existente.—Tomó las mejillas ajenas, tallando con sus pulgares las comisuras de sus labios—. Eres algo tan... Puro y bello que siento que no eres real.—se acercó poco a poco—. Una basura como yo... No sé si merece algo asi.—
____ lo besó, cansada de escuchar tan mala referencia a si mismo. Le dolía que una persona se tuviera tanto odio propio, y más cuando ese odio propio fue plantado por terceros.
Los reyes, los hermanos... todos tenían una pizca de culpa en ese enmarañado círculo de oscuridad que rodeaba a la familia real.
Nadie era bueno, nadie era malo. Pero todos sufrían y causaban sufrimiento...
¿Qué tipo de familia haría eso?
Apartó todos esos pensamientos conflictivos al sentir las manos de Aegon clavarse en su cintura y atrayéndola más hacia él.
El rey fue retrocediendo poco a poco, hasta llegar a la cama. Solo entonces se detuvo a ver a la mujer.
—... No sé qué tan decente sea esto... Aún estoy medio roto.—
—Podemos detenernos y-
—No no, de eso nada...—la miró inseguro—. Pero tampoco quiero que tengas una mala impresión mia... Creo que un viejo crujiría menos de las rodillas.—La chica rió bajito, para luego llevar sus manos a la camisa del rey y comenzar a desabrocharla.
—Déjeme ayudarlo... Yo haré la parte difícil ¿Si?—deslizó la prenda por sus brazos, notando que las quemaduras también ocupaban gran parte de su torso. Desató la parte baja de aquel pantalón pijama, y solo entonces le indicó que se acostara. Aegon en ningún momento dejó de mirarla. No podía. Aquella mujer que apenas y conocía hace unas semanas se había robado su corazón por completo. La adoraba, la quería cerca, solo para él.
Ese momento hipnótico se rompió al sentir como la mujer se sentaba sobre su abdomen.
—Si algo le duele, me lo dice.—____ desató su corsé, deslizando el simple vestido por sus brazos y lanzándolo a un lado.
—Si eso hará que te detengas, entonces no te diré nada.—Aegon posó sus manos en la cintura de la mujer, sintiendo la suavidad de su piel.
Deslizó las manos por el cuerpo ajeno con fascinación, y entonces fue consiente de que hasta ese momento, nunca había tenido pensamientos impuros con ella. La apreciaba por quién era, por cómo lo hacía sentir...
Pero por los dioses... Era hermosa.
Presionó sus pechos con cuidado, arrancándole suaves suspiros. Por su parte, ____ le brindó caricias también. Tallaba sus cicatrices con cariño, intentando que con ese gesto, Aegon viera que a ella no le desagradaban.
No pasó mucho más cuando cierta presión chocó en su parte baja.
—Bueno... Esa parte no se ha quemado.—la chica rió apenas.
—¿Suele hacer chistes tontos en este tipo de situaciones?—
—Solo cuando una mujer hermosa me hace compañía y me pone nervioso... Así que es la primera vez.—se tensó al sentir que ella se movía, generando fricciones que le daban escalofríos.
—De verdad... si duele, majestad...—
—Corazón, me duele que todavía no lo hayas metido.—____ se levantó apenas, tomando el miembro del rey y acomodándolo en su entrada. Fue bajando poco a poco, hasta que llegó al fondo. Solo entonces respiró—. ¡Por los... dioses!—Aegon se aferró con fuerzas a las caderas de ____—. Se siente maravilloso...—
La mujer comenzó a moverse con cuidado, intentando no generar más peso del que el rey pudiera soportar. Iba a un ritmo lento, constante, buscando el placer que la situación no mesquinaba en brindarle.
—¿Se siente bien, majestad?—
—Aegon... Dime Aegon.—el hombre la miró, aún aferrándose a su piel.
—Aegon...—____ se inclinó, tomando su rostro y besándolo con ganas.
—No te haces idea de lo frustrante que es no poder hacer mucho más...—quiso moverse, pero sus heridas se lo impidieron—. La próxima vez... haré todo yo, haré que grites mi nombre.—
—¿"Próxima"?—El rey la miró indignado.
—Eres mi mujer ahora, no pienso dejarte ir...—Aegon se aferró a su cuello, acercándose a su oido—. Sunfyre tuvo suerte de conocerte y yo de tenerte ahora... Eres nuestra...—
Aquello le causó escalofríos.
—¿Segura de que es por aquí?—
—Asi dijeron los aldeanos... ¿Por qué?—Aegon bajó de aquel carruaje, e ignorando el llamado de los guardias, se adentró en la arboleda. La joven lo siguió enseguida—. ¿No me dirás qué sucede?—____ se puso a su par.
—Bueno, solo quería alejarme de esos idiotas.—se aferró a la mano de la mujer—. Hola ¿Qué tal, milady? ¿Cómo amaneció?—____ rió bajito, presionando su mano de vuelta—. Pero volviendo a lo de este lugar, aquí veníamos con Jace y Luke a aprender a volar. Esquivábamos los árboles volando bajo, asi que no es desconocido para mi.—Aquello hizo que ____ se emocionara.
—¿Crees que Sunny lo recordó?—
—Es muy probable, si.—
Caminaron un poco más, y la mujer notó que Aegon sabía exactamente a dónde ir.
Lo ayudaba cada tanto, cuando sus piernas lo traicionaban y flaqueaban un poco.
Minutos después ya estaban en una cueva, Una que se expandía hacia abajo. Y Sunny estaba ahí.
—Hola, corazón.—____ se acercó emocionada, justo cuando el dragón levantaba la cabeza—. Nos diste un buen susto.—
Aegon se puso a su par, acariciando el hocico del animal. Verlo sano y salvo lo llenaba de felicidad.
Y ver a ____ sentir esa misma alegría solo le confirmaba lo sincera que había sido todo ese tiempo.
—Esa vez... Prometiste que dejaría la cama, que podría volver a ver a Sunny... Y un amanecer cálido daría inicio a un mejor mañana.—____ lo miró, notando que Aegon la miraba fijamente—. Creo que hoy es ese mañana, ____. Hoy contigo.—La mujer sintió algo bonito en el pecho. Le dio un besito en la mejilla, haciéndolo sonreír.
—¿Y si nos vamos lejos? ¿Escapamos?—
—¿Con un dragón herido y su jinete igual o peor? No creo que lleguemos muy lejos.—
—Que mala... Dejémoslo para más adelante.—recibió otro besito.
Esa mañana, en aquella cueva algo oscura y húmeda, lejos de lujos y cuidados...
Aegon entendió que era feliz.
Y no necesitó un trono o ser rey para ello.
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joseandrestabarnia · 7 months ago
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Bautismo de Cristo de Paolo Caliari, conocido como Veronés
Características Fecha: ca. 1580 Museo: Palacio Pitti Recopilación: Galería Palatina Colocación: Salón de la Ilíada Técnica: Pintura al óleo sobre lienzo Dimensiones: 196x133 cm Inventario: palatina n. 186
San Juan Bautista constituye una presencia recurrente en el catálogo de Veronese tanto como protagonista (como en 'El Sermón' de la Galería Borghese de Roma), como coprotagonista (como en los múltiples ejemplos del Bautismo de Cristo) o como lujo. compañero en composiciones de compromiso más amplio.
Mirando específicamente los lienzos de temas similares que salpican su producción, casi parece que el artista quisiera resumir experiencias anteriores llevándolas a una definición. De hecho, la atención se centra en la escena del primer piso, sin las cargas estructurales de las aperturas paisajísticas o las incursiones de los clientes. La centralidad del elemento trinitario es confirmada por el trío de ángeles, así como por el eje a lo largo del cual se suceden la paloma del Espíritu Santo, la copa del Bautista y la cabeza de Cristo, en parte unidos por el tronco del árbol. Veronese se centra, pues, en la interpretación que asume el episodio del bautismo de Cristo en los evangelios sinópticos, no sólo eliminando detalles irrelevantes, sino también recuperando la postura de Cristo con los brazos cruzados de la evidencia juvenil. Un detalle muy significativo que alude a la Crucifixión, recordando cómo el Bautismo es una prefiguración de esta. Al elegir ser bautizado en el Jordán con el propósito de purificarse, como lo hizo Juan con sus seguidores, Jesús efectivamente acepta compartir los pecados de los hombres dentro de un camino de sufrimiento y redención que culminará en la Cruz. Una elección sellada por la voz del Padre y proclamada por la venida del Espíritu Santo en forma de paloma, para recomponer las tres personas de las SS con Jesús. Trinidad, y cumpliendo así la profecía adelantada por el precursor, sobre el advenimiento del Mesías "el que bautiza en Espíritu Santo y fuego".
El cuadro se encontraba originalmente en el Oratorio de la cofradía florentina de Ancona y por una inscripción en el reverso sabemos que fue reparado en la sacristía por el peligro "de ser dañado por ratones, humedad y otros desastres". De hecho, sufrió numerosos daños cuando llegó a Florencia en 1667 tras su compra por Fernando II de Médicis. El Gran Duque, apasionado de la pintura veneciana, le asignó un lugar privilegiado en la Tribuna, pero primero lo confió al cuidado de Baldassarre Franceschini, conocido como el Volterrano que lo "ordenó", llevando a cabo intervenciones conservadoras y de reintegración, además de diseñar un nuevo marco, creado entonces por Jacopo Maria Foggini. Poco después, en 1699, la obra llegó a la mira del Gran Príncipe Fernando, que la quería para su colección y encargó a Niccolò Cassana que la tensara y ampliara.
Información de la web de la Gallerie degli Uffizi, fotografía de mi autoría.
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