#personal de internación
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Supongo que a fines de orden y de no olvidarme cómo empezó debería arrancar por el principio. O al menos cómo fue que terminé en la clínica.
Creo que en los últimos años ha habido algunos momentos en los que fueron cruciales para trazar el camino hasta ahí. Algunos más o menos sutiles que otros. No se como explicarlo tampoco, no es que yo no supiera que tenía un mambo con la comida, es que un poco pensaba que era así la cosa. O no sé si tanto a ese nivel, pero algo de lo normalizado en todo esto había. O de resignación a que iba a vivir toda mi vida conviviendo con esta tensión. Me venía muchas veces a la mente un vago recuerdo de una parte del "Las ventajas de ser invisible", que Charlie, el protagonista hablana de su tía y cómo la recuerda siempre "luchando" con dietas y demás. No me acuerdo ni el nombre del personaje en particular, pero si me acuerdo de ella muchísimo y pienso lo triste que debía ser vivir así y que un poco es mi batalla personal.
Creo que hizo falta tocar fondo. Que la internación por la bacteria en el intestino fue sumamente necesaria. El estar en la clínica, verme las ojeras negras, la piel apagada, la falta de vitalidad, el dolor del suero, todo eso valía la pena, si al final el número el la balanza bajaba. Hizo falta la derivación a un gastronterólogo que no encuentre nada malo. Hizo falta lo arbitrario del azar, o la compresión del algoritmo de spotify más allá de mi conciencia sugiriendome un podctas en el que hablaran del tema.
Ese día en particular, lloré un montón. En el podcast, una psicologa especializada en el tema, contaba que existen muchos tipos, entre ellos los no específicos. Escucharla a ella contar mucha de las cosas que hacía, pensaba, sentía me rompió el corazón. Entre un llanto desconsolado, cuando Gasti se levantó le conté que creía que tenía un problema.
Le escribí a un amigo para que me ayude a buscar terapeuta. Llame a la obra social buscando alguien especializado en el tema. Las siguientes semanas fueron de entrevistas. Finalmente me llamaron para decirme que iban a derivarme a una clínica especializada en TCA. Que iba a tener una entrevista de admisión.
A la semana y media, ahí estabamos con mi pareja, Gastón y mi mejor amiga, Juli.
Nos explicaron como funcionaba, todas las cosas que tenía en la clínica, que iba a ir todos los días, qué como funcionaba, que me iba a enojar, que me iba a poner difícil, pero era parte del todo.
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La importancia del diseño hospitalario: cómo la arquitectura impacta la atención al paciente
En el ámbito de la atención sanitaria, donde el bienestar del paciente es primordial, el diseño hospitalario desempeña un papel crucial que se extiende mucho más allá de la estética. La arquitectura de los hospitales influye no sólo en el entorno físico sino que también influye significativamente en la calidad de la atención y los resultados de los pacientes. Este artículo explora las diversas formas en que el diseño hospitalario da forma a las experiencias de los pacientes y contribuye a una mejor prestación de atención médica.
1. Mejorar los entornos curativos
La arquitectura hospitalaria puede crear espacios que promuevan la curación y la recuperación. La luz natural, las vistas de la naturaleza y los interiores bien diseñados pueden reducir los niveles de estrés entre los pacientes, las familias y el personal. Los estudios han demostrado que el acceso a la luz natural y a las vistas puede mejorar el estado de ánimo, reducir la percepción del dolor e incluso acortar las estancias hospitalarias. Consideraciones de diseño bien pensadas, como paletas de colores relajantes, muebles cómodos y zonas tranquilas, contribuyen a crear una atmósfera relajante que favorece la curación.
2. Mejorar la seguridad del paciente
El diseño hospitalario eficaz prioriza la seguridad del paciente mediante una planificación cuidadosa de los diseños y los flujos de trabajo. La señalización clara, la orientación lógica y la zonificación adecuada de los diferentes departamentos minimizan el riesgo de errores médicos y garantizan operaciones eficientes. Diseñar teniendo en cuenta el control de infecciones, como utilizar materiales que sean fáciles de limpiar y reducir las superficies donde se pueden acumular patógenos, es crucial para prevenir infecciones asociadas a la atención sanitaria.
3. Facilitar la colaboración y la comunicación
El diseño hospitalario moderno fomenta la colaboración interdisciplinaria entre los equipos sanitarios. Elementos de diseño como estaciones de enfermería descentralizadas, espacios de trabajo colaborativos y áreas comunes compartidas fomentan la comunicación y el trabajo en equipo. Este entorno de colaboración mejora la coordinación de la atención y promueve mejores resultados para los pacientes.
4. Mejora de la eficiencia y el flujo de pacientes
Los diseños hospitalarios eficientes pueden optimizar el flujo de pacientes y reducir los tiempos de espera. Los departamentos de emergencia, las clínicas ambulatorias y las unidades de internación bien diseñados respaldan flujos de trabajo eficientes para los proveedores de atención médica y garantizan el acceso oportuno a la atención de los pacientes. El diseño de espacios adaptables que puedan adaptarse de manera flexible a los cambios en el volumen de pacientes o las tecnologías médicas mejora la eficiencia operativa.
5. Apoyar la atención centrada en el paciente
La atención centrada en el paciente es el núcleo de la prestación de atención sanitaria moderna, y el diseño hospitalario desempeña un papel crucial para respaldar este enfoque. Diseñar habitaciones que acomoden a los miembros de la familia, brindar espacios para la educación y consulta del paciente e incorporar tecnología para la participación del paciente contribuyen a un entorno centrado en el paciente. La privacidad, la dignidad y el respeto son fundamentales para estos principios de diseño, asegurando que los pacientes se sientan valorados e involucrados en sus decisiones de atención.
6. Adoptar los avances tecnológicos
El diseño hospitalario innovador integra tecnologías de vanguardia que mejoran la atención al paciente. Desde sistemas de edificios inteligentes que monitorean las condiciones ambientales hasta capacidades de telesalud que conectan a los pacientes con especialistas, el diseño impulsado por la tecnología mejora la prestación de servicios de atención médica. La integración cuidadosa de estas tecnologías garantiza que apoyen, en lugar de restar valor, a la experiencia del paciente.
7. Adaptarse a las necesidades futuras
La arquitectura hospitalaria debe ser flexible y adaptable para adaptarse a futuros avances en tratamientos médicos, cambios en los modelos de prestación de atención médica y cambios en la demografía de los pacientes. Diseñar teniendo en cuenta la escalabilidad permite a los hospitales responder a las demandas cambiantes y mantener altos estándares de atención a lo largo del tiempo.
Conclusión
En conclusión, no se puede subestimar la importancia del diseño hospitalario en cuanto a su impacto en la atención al paciente. Más allá de la estética, la arquitectura de los hospitales influye directamente en los entornos de curación, la seguridad del paciente, la colaboración entre los equipos sanitarios, la eficiencia de las operaciones y la experiencia general del paciente. Al priorizar un diseño reflexivo que integre elementos naturales, promueva la seguridad, facilite la comunicación, respalde la atención centrada en el paciente, adopte la tecnología y permita la adaptabilidad futura, los hospitales pueden mejorar la calidad de la atención que brindan.
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Internación Domiciliaria
¿Qué es el la internación domiciliaria? El término Internación Domiciliaria abarca una multitud de servicios médicos y personales proporcionados en el hogar a una persona mayor parcial o totalmente dependiente. Aunque el cuidado en el hogar está disponible para personas de cualquier edad que requieran atención a largo plazo, nos centramos en las necesidades de las personas mayores. Estos servicios a menudo permiten que una persona mayor permanezca en su hogar o con un familiar, en lugar de ingresar a una instalación residencial para una recuperación prolongada o cuidado a largo plazo. En este contexto, el término "cuidado en el hogar" se refiere tanto al cuidado proporcionado en la casa o apartamento privado donde vive la persona mayor (sola, con su cónyuge, o con otros familiares o amigos), como al cuidado proporcionado en una residencia asistida, hogar de cuidado o cualquier otra instalación residencial, donde el cuidado en el hogar complementaría el cuidado proporcionado por la instalación. Dependiendo de lo que esté disponible en su comunidad, el cuidado en el hogar y servicios complementarios relacionados pueden incluir: - Cuidado de la salud: enfermería, terapia física y rehabilitadora, medicación, monitoreo y equipo médico, que generalmente solo es a corto plazo y puede ser proporcionado solo por una agencia de atención médica domiciliaria con licencia estatal, bajo órdenes de un médico. - Cuidado personal: asistencia con la higiene personal, vestirse, levantarse de la cama o la silla, bañarse y hacer ejercicio. - Nutrición: planificación de comidas, cocina, entrega de comidas o comidas en sitios externos. - Tareas del hogar: limpieza, compras, servicios de reparación en el hogar y trámites domésticos. - Necesidades sociales y de seguridad: servicios de escolta y transporte, compañía, verificación telefónica, planificación general y coordinación de programas. Podemos ayudarte con amparos de salud para lograr la cobertura de una internación domiciliaria. Contactanos en Amparos.ar. . Más info en https://bit.ly/3RdEHvN
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Una vez cuando era niña y tenía unos cinco o seis años, fui a una feria con mis padres junto a mi hermana pequeña, ese día estaba soleado y la temperatura era de 18°, no demasiado cálido ni muy frío, realmente óptimo para un paseo.
Recuerdo vívidamente que pasamos por unas cuantas carpas hasta que encontré una en la que vendían libros, algunos viejos y usados mientras que otros estaban nuevos, me detuve a verlos y pasar sus páginas, la mayoría estaban amarillentas e hinchadas tras la humedad del aire, para cuando levante mi vista de los libros a mi alrededor no podía divisar a mis padres, usualmente lo que un niño hace por enseñanza de sus padres es quedarse en el lugar donde están, para que así te encuentren rápido, pero mi yo de cinco años no pensó en eso y se desesperó silenciosamente, no llore, pero mi respiración se entrecortó y mi corazón se aceleró y sumando que media 1,20 cm, no ayudaba a la desesperada búsqueda de mis guardianes. Tampoco pensé en ir con algún oficial de policía o alguien del personal administrativo, una experiencia horrible. Sin pensarlo mucho, termine en el área de comidas de la feria a probar suerte, pero no los encontré.
Recordé que mamá decía que en lo alto siempre se ve todo y decidí subir por el camino de un cerro que estaba a unos metros, al llegar el sol se estaba poniendo, las luces se encendían y el ambiente se oscurecía cada vez más y más, escuché un ruido de ramas rompiéndose y la voz de un hombre borracho llamándome
-¿Niña~ donde estás~?- su tono me incomodó mucho, dándome miedo, así que me subí a un árbol grande de por ahí
-Yo~ sé que-que había una niña por aquí-
Contuve mi respiración y me achiqué lo más que pude en el árbol escuchando sus pasos pesados, quedándome congelada ahí.
No sé cuanto tiempo pase ahí, pero el cielo era violeta y naranja, me senté en el borde del árbol y miré hacia la feria, divise el auto de mi papá y me emocioné, si voy al auto me van a encontrar, baje el árbol descuidadamente, mi pie se resbaló y mi cabeza se estampó contra una raíz que sobresalía, lo último que recuerdo es una voz que decía "oh ahí estás", luego de eso todo es negro.
Desperté tiempo después en el Hospital con el cabello corto, aturdida, cansada y con un dolor de cabeza severo.
-¿mami?- pregunté al aire antes de escuchar su voz angustiada.
- Astra, Astra, mi niña, estás despierta, cielo santo, gracias, gracias a dios - su voz se hizo pequeña, quebrándose y comenzando a llorar.
- ¿por qué lloras mami?- le pregunte casi susurrando y con los ojos adoloridos ante la luz, ella no respondió y solo se dedicó a agarrar mi mano y llorar, mi cuerpo no dolía, mi se sentía mal, pero me sentí muy mal al hacer llorar a mamá.
Tiempo después supe que ella lloraba porque pensó que no me despertaría, caer y recibir un traumatismo craneoencefálico es duro y más cuando te dicen que tu hijo al que perdiste de vista por dos segundos está hospitalizado y en riesgo por un golpe en el cráneo, sumándole que no despertó en una semana, teniendo varios golpes y raspones.
Mi madre pensó lo peor en ese momento y lloro, lloro tanto, se culpó a sí misma por haberme descuidado, diciendo que era la peor madre del mundo, los médicos le dijeron que podían hacerme las pruebas para confirmar que ese no era el caso, que no había sido violada, ella lo aceptó y se pudo quedar algo más tranquila luego de que le explicaron que no me encontraron rastros de ningún abuso, que solo eran rasguños y golpes leves.
Cuando desperté, expliqué todo como lo recordaba en ese momento, la cara de alivio de mi madre me pareció extraña en ese momento, parecía que algo le pesaba profundamente y hasta que no expresé ll que pasó no se disipó.
Durante mi internación conocí a la persona que me salvó, Cassian, el señor quien me encontró y me llevó al hospital rápidamente, también se encargó de contactar a mis padres, aparentemente llevaba un tiempo intentando localizarme porque vio mi mirada que revoloteaba por todas las personas y lados en la feria, pero en el gentío me perdió de vista hasta que subí el cerro, espanto al borracho diciendo que los lobos habitamos y frecuentan esa parte del cerro porque está cerca del bosque.
Termino por encontrarme, cuando ya me había caído y mi cabeza estaba sangrando, al bajar pidiendo ayuda algunos voluntarios de la Cruz Roja me atendieron provisoriamente mientras me llevaban al hospital para una mejor atención.
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🏥 Hospital Interzonal General de Agudos "Presidente Perón" (ex Dr. Finocheto), Anatole France 773, Sarandí, Avellaneda. 💡Domingo 18/06, salas de internación sin energía electrica. 💰 El ajuste a la salud publica pone en serio riesgo la condiciones de vida y trabajo, tanto de pacientes como personal sanitario. 📢 A ganar las calles por la triplicación presupuestaria en salud. Fuera los políticos capitalistas. Por una salida de la izquierda que se planta y los trabajadores. https://fb.watch/liL6vux0-0/
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🌎 #Nacionales | #Salud | #Trabajo 📬 Exteción del #bono para #trabajadores de #atenciónprimaria de la #salud 💻 La extensión del pago de la Asignación Estímulo al personal de Salud será en tres cuotas y de esta manera recibirá un bono de 5000 pesos mensuales.
#análisis clínicos#Asignación Estímulo#atención primaria#COVID-19#decreto presidencial Nº 315/2020#emergencias#geriátricos#personal de internación#salud#traslados
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Una remera que diga “sobreviví al Covid 19”
Por Lucas Ten Hoeve* (Avellaneda, Buenos Aires, Argentina)
Hace exactamente una semana recibí una llamada en un hotel del centro, en esa llamada una doctora me confirmaba la sospecha: “Los resultados de la prueba dieron positivos, tenés Covid-19”.
A partir de ese momento cerraron todos los microsíntomas que venía(mos) sintiendo. También aparecieron una a una las confirmaciones en el grupo de trabajo. Soy uno más entre varios compañeros de oficina que dieron positivo.
Luego de unos días en la habitación 403 del quinto piso de ese hotel, me trasladaron con mi novia (también positivo) hasta nuestra casa en Avellaneda. En un monoambiente de 3 x 6 convivimos con el nuevo huésped, que sin pedir permiso se coló con su coronita a nuestra rutina.
Los días, como seguramente los de la mayoría de personas que se encuentran aisladas y en cuarentena, transcurren lentos, monótonos, insulsos. La novedad está en tomarse cada tanto la temperatura y recibir el llamado de la doctora que nos pregunta si hubo alguna novedad respecto de los síntomas. Las respuestas, por suerte, devuelven un acotado listado de malestares. Aunque eso merece su apartado.
Entre mensajes de WhatsApp de familiares y amigos, tratamos de buscar nuevas palabras para responder la ya clásica misma pregunta: “¿Cómo se sienten?, ¿Están bien?” Las respuestas, casi siempre en forma de audio, buscan tranquilizar esa ansiedad por tener una respuesta, un dato certero sobre qué se siente tener Covid. Entre bromas pensamos con Ari en grabar un único audio y distribuirlo como copia para dar respuesta a esos mensajes.
En una de esas charlas, una amiga me escribe como respuesta a una foto que le enviamos “Ahora tienen que tener una remera que diga ´sobreviví al covid´”.
En eso estamos, pienso, y me propongo escribir estas líneas para volcar en texto mi experiencia personal sobre algo que seguramente va a quedar en la historia como el año más indescifrable del Siglo XXI.
***
Avellaneda está fría y lluviosa.
Los medios reflejan tres o cuatro noticias y las exprimen como pueden. Una ola de frío polar sacude el sur del país, en Buenos Aires se siente con lluvia incluida. la expropiación de Vicentín, escuchas ilegales, periodistas disfrazados de espías (o viceversa), comienza la cuarentena estricta en el AMBA y el Ministro de Seguridad provincial, Sergio Berni, divide las aguas por su llamativo accionar en Puente La Noria.
En ese contexto y luego de unos días presentando síntomas que cada vez se hacían más evidentes, nos decidimos con mi pareja ir hacia la clínica Sagrado Corazón para hacernos el correspondiente hisopado.
Cumplimos los protocolos necesarios: avisamos al 148, la línea provincial para indicar síntomas, hicimos el test en la aplicación Cuidar y al cargar lo que sentíamos además de la temperatura corporal nos marcó como casos sospechosos de tener la enfermedad.
Cansancio constante, dolor de espalda, de cabeza, de todo. Fotofobia (esa extraña intolerancia a la luz del día o las pantallas) y una leve taquicardia después de hacer tareas simples de la casa. Por momentos pretendo creer que con acostarme y descansar un poco se puede pasar, de hecho, esto funciona en parte, pero al rato, en la medida que la confianza crece, vuelve proporcionalmente ese desgano general. Este listado enumera como nos sentíamos en ese momento que decidimos ir a la clínica. La reciente falta de gusto y olfato nos hace sospechar mucho más.
Si, son síntomas leves en comparación a otros casos donde la falta de aire, la tos seca y la fiebre muestran escenarios más preocupantes. Y acá se encuentra el problema con esta enfermedad. De ser una gripe fuerte a necesitar una internación y entubamiento hay varios factores en juego.
¿Qué pasa si subestimamos esas señales y contagiamos a alguien que se ve afectado de gravedad por esta enfermedad? ¿Y si contagiamos a nuestra familia?
En la clínica el procedimiento es rápido y se nota un cumplimiento estricto del protocolo. Antes de ingresar nos toman la temperatura, nos “desinfectan” y nos dan alcohol para las manos. Nos separan para que ingresemos uno por vez. A partir de este momento es un tratamiento individual. Me explican qué debo hacer una vez adentro y luego, allí un enfermero con cofia barbijo y camisolín toma nota de mis datos.
Me entregan unos papeles para llenar en los que se aclara que a través del Decreto Presidencial 367/2020 se declara al Covid-19 como una enfermedad de carácter profesional, por ende, me veo en la obligación de informar a mis empleadores y realizar la denuncia a la ART. Cualquier invalidez o perjuicio asociado a esta enfermedad debe estar cubierto por la aseguradora.
Entre nervios e impaciencia lo completo. Es difícil la burocracia en momentos de malestar y previo a que te metan un hisopo por la nariz y la garganta, pero también es cierto que no todas las personas afectadas por esta enfermedad cuentan con obra social, trabajo en blanco y ART. Siento un incómodo privilegio por eso.
El proceso del hisopado es todo lo que uno imagina y peor. Invasivo pero veloz. El de la nariz me hace lagrimear y el de la garganta da unas arcadas que se detienen justo en el momento previo a vomitar. Por suerte. Pido perdón a la enfermera por el casi vómito y ella se ríe. Evidentemente no soy el único que tuvo esa reacción.
Luego de esto y mientras nos derivan a una sala de espera, nos informan a todos los que estamos allí, unas doce personas, que seremos trasladados a un hotel para aguardar los resultados del hisopado que estarán disponibles recién a la mañana siguiente.
Luego de una media hora en donde no hay mucho para hacer más que mirarse las caras entre quienes estábamos allí, llega la ambulancia que me trasladará hasta el nombrado hotel.
Me subo a la parte de la camilla y solo pienso llegar y en descansar hasta que tenga los resultados.
Imágenes: Lucas Ten Hoeve
*Soy Licenciado en Periodismo graduado de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ). Me interesan los proyectos que combinan tecnología y comunicación para lograr mejores y nuevas experiencias. Actualmente me encuentro en el ámbito del ecommerce, desempeñando tareas de marketing digital y social media. Aficionado a la fotografía. De Lomas de Zamora y actualmente viviendo en Avellaneda, Provincia de Bs. As.
Mis redes sociales:
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Historias Cortas de Terror: El Doctor
El doctor Maurice Butler volvía a realizar su viaje de cada a su trabajo. Durante más de treinta años, esa media hora de viaje había sido el pie antes de llegar a su trabajo en el asilo mental Rockfield. Maurice era uno de los veteranos de la institución y un hombre que había visto, a su criterio, todo lo que ese retorcido mundo podía ofrecerle.
Su viaje era tan rutinario como lo era su vida, un bosque de pinos vetustos eran sus únicos compañeros durante su camino hasta la institución. El lugar cobijado por esos densos guardianes estaba retirado de la ciudad, como si cumpliera a la perfección aquella vieja premisa de abandonar de la mirada pública a los enfermos y desvalidos mentales. Un lugar grotesco por momentos, pero que había sido una pieza fundamental de su vida hasta el momento. Su vida fuera de ahí era como la de cualquier otro hombre promedio: una casa, una familia, algún viaje de pesca y otros tantos en familia. Su esposa Cinthia y sus dos hijos, Patrick y Annette, eran el otro pilar fundamental de su vida, el par ya había crecido y lentamente estaban haciendo sus vidas, dejando a Maurice y Cinthia hacer una vida de adultos que se enfrascaban lentamente en la monotonía.
El hospital Rockfield le abría sus puertas una vez más, el olor a sanitizante que a veces le hacía perder el olfato y el silencio del edificio que sólo era cortado por los gritos lejanos de los pacientes más desquiciados era lo que siempre le daba la bienvenida. El Doctor Maurice, a sus casi sesenta años, había llegado a la cúspide de su empleo, nadie podía objetar ante él alguna carencia de conocimiento, menos si él merecía o no ese puesto general como director de la institución. Para los trabajadores, era un hombre que lucía impávido ante las situaciones extremas que a veces los pacientes podían generar. El Doctor Maurice era el tipo de persona que sabía enfrentar a un paciente que había tomado algún objeto filoso y parecía estar dispuesto a llevarse a quien sea además de él mismo con una frialdad absoluta que hacía que esas personas cesaran sus ataques; Era un hombre que había visto las escenas más grotescas que ese trabajo podía brindarle, pacientes descuidados que, de un momento a otro, aparecían sin los ojos en sus cuencas como lo fue el paciente Stokes hace quince años, u otros como el caso el caso Harmon donde un paciente se había arrancado las vísceras después de pasar la noche entera rasguñando su vientre hasta llegar a ellas y luego pavonearse por los pasillos con sus trofeos en mano. Muchos de sus viejos colegas habían renunciado después de casos así, otros no afrontaron la situación y acabaron alojados en recintos similares al asilo mental Rockfield. El suicidio era algo que nunca se mencionaba pero que siempre estaba ahí, entre quienes cayeron en ese mundo o simplemente saltaron a este.
Nada parecía sacarlo de su estoicismo. Nada, excepto el señor Stangley.
Pocos en la institución deseaban hablar de Stangley. El señor Stangley era un paciente que llevaba ahí más tiempo del que todos deseaban reconocer, un hombre que prácticamente pasó la mayor parte de su vida tras esas paredes y que nadie deseaba cruzarsele. El hombre era muy alto, con una delgadez casi absurda y un aspecto desgarbado; Era una figura que nadie deseaba toparse pues, según se decía, hablar con él era como perder parte de tu cordura. En todos sus años de trabajo, el Doctor Maurice rara vez estuvo frente a él. Stangley ya estaba internado cuando él había comenzado a trabajar, sus primeros contactos con él fueron a través de la asistencia a entrevistas de este sujeto, cuando algunos de sus mentores como el doctor Barron o la doctora Wells procedían a interrogarlo sobre su estadía. Hasta donde él sabía, Stangley estaba ahí de forma voluntaria, aunque su historia y motivo eran realmente vagos. “Debido a una causa de una situación traumática, el Señor Bernard Stangley optó por la internación”. Su ficha contaba esas palabras junto con el viejo sello de la institución que lo remarcaba al final de la hoja. El Doctor Maurice nunca había tenido la oportunidad, en sus años de trabajo, de realizar una entrevista a esta persona, sus tareas habían pasado a ser mucho más administrativas con el pasar de las últimas década, pero siempre estaba al tanto de la información que los doctores y pasantes iban anotando sobre él.
Más pronto que tarde, había empezado a dibujar un patrón alrededor de Stangley. Muchos de los jóvenes doctores que habían hablado con él, habían renunciado a este agobiante trabajo. Otros, como era de sospecharse, sufrieron algún quiebre de su psique al punto de llegar a quedar internados en algún asilo mental. Podía ser coincidencia, Stangley no era un paciente agresivo o peligroso y muchas veces estos doctores veían a pacientes mucho más enfermizos y peligrosos. Sin embargo, el patrón comenzaba cuando ellos se acercaban a Stangley durante el lapso de un mes de entrevista a su persona. Durante el mes, los doctores lo entrevistaban y, de un momento a otro, los más cuerdos cedían las entrevistas a otros doctores que necesitaban más experiencia. Al hacerlo los que continuaban con los interrogatorios al parecer alcanzaban un punto de desasosiego que llegaba a finalizar en una inmediata renuncia o, en otros casos, en un periodo de depresión muy agudo que terminaba, en el mejor de los casos, en su encierro en algún otro asilo mental del estado.
El Doctor Maurice, con años de experiencia sobre sus hombros, optó por tomar finalmente el asunto en sus manos. Era hora de ponerse a sí mismo en Jaque y, desde ese momento, él llevaría el caso Stangley.
Su primera visita a Stangley fue en el área de entrevistas, separados por dos metros o más de distancia. Un vidrio no reflejante los separaba y donde varios doctores como él en su juventud se encontraban tras este. El doctor a la izquierda, el paciente a la derecha. Maurice comenzó con preguntas de rutina que Stangley respondió con una calma sonriente, el delgado anciano frente al doctor mantenía una considerable lucidez a pesar de tantos años encerrados en ese lugar. Cuando Maurice le preguntaba sobre su vida antes de ahí, Stangley le gustaba divagar un poco sobre las cosas que solía hacer, algo que parecía ser extraño pues hablaba como una persona que había realizado infinidad de cosas en su escaso tiempo afuera de ese lugar; le gustaba la pintura, la arquitectura, podía recitar curiosidades de infinidad de familias de insectos para luego hacer un salto y hablarte de las causas de la guerra civil española y los beligerantes. Stangley parecía llevar el hilo de la conversación, pero era sólo porque el Doctor Maurice se lo permitía.
“¿Cómo está Cinthia?”
La pregunta de Stangley descolocó por un breve momento al Doctor, una pregunta personal que se escapaba de Stangley después de ir saltando por diversos tópicos. Maurice respondió con simpleza, un “bien” desinteresado que camuflaba una misera inquietud momentánea. Quizás el paciente lo había escuchado hablar en algún pasillo con otro doctor sobre su vida fuera de ese lugar, algo que a su vez era difícil pues no solía hablar de asuntos privados en aquel lugar. Esa debía ser la razón, de lo contrario, ¿Como era posible que supiera el nombre de su esposa?
La charla con Stangley finalizó con mucha naturalidad, pues no había sido algo más que el primer encuentro. Maurice había encontrado quizás un motivo tras todo ese movimiento de locura que se gestaba alrededor de ese paciente, Stangley quizás tenía un buen oído que escuchaba en el momento indicado alguna información personal que era lo que asustaba a los doctores.
Otro día más de otra semana rutinaria, el doctor Maurice volvía a viajar por la carretera en la que los pinos eran sus únicos acompañantes hasta el asilo Rockfield. Una semana más había pasado y en su vida pocos cambios ocurrieron. La única gran noticia, fue la sorpresa de saber que su hija le había estado ocultando junto con su esposo los primeros tres meses de embarazo, la noticia de su primer nieto formaba una pequeña sonrisa en el rostro de aquel veterano médico. Un buen día para él.
Esa tarde, otra entrevista se iba a llevar a cabo, Stangley fue llevado una vez más a la sala a la que tantas veces había sido dirigido. El doctor se sentaba a la izquierda donde a pocos pasos detrás de él se encontraba la puerta de salida, y el paciente a la derecha, cerca de la pared y en una silla metálica.
Maurice hablaba con su naturalidad clásica y estoicismo característico con Stangley, el paciente divagaba una vez más sobre eventos ocurridos a lo largo del siglo diecinueve, las guerras napoleónicas por un lado, los hallazgos de darwin por otro, retrocedía en el tiempo con sus saltos a los que el doctor Maurice trataba de seguir con poco interés.
“Por cierto, Doctor, felicidades por la noticia. ¿Es su primer nieto, no es así?”
La incredulidad se dibujó en el rostro de Maurice. Otra vez, ¿Cómo era posible que supiera eso? en esta ocasión, no tenía sentido alguno. No se lo había mencionado a nadie, él era el único que conocía esa noticia en el asilo de Rockfield. Maurice balbuceó un par de palabras antes de cuestionarse sobre lo que estaba hablando, pero el señor Stangley simplemente se limitó a pedir que le dejaran volver a su habitación.
“Doctor, no esté triste, es así como la vida funciona”.
Maurice estaba impactado pero también confuso, trataba de ocultarlo a la vista de los médicos que lo estaban viendo tras el vidrio espejado. El doctor accedió a aquel pedido del paciente, y Stangley marchó nuevamente a su habitación.
¿Tenía a alguien fuera de ahí que lo ayudara con ese espectáculo tan extraño? Nadie, hasta donde se sabía, el señor Stangley no tenía familia ni nadie fuera de Rockfield. Maurice buscaba usar la lógica ante todo eso. Quizás algún doctor o pasante debía conocer a su hija y fue así cómo se enteró. Si, eso debía ser, ¿verdad?. Falso, su hija era bibliotecaria, no tenía ningún nexo con su trabajo. Lo que iba a ser un día feliz con una noticia agradable se volvió lleno de dudas. ¿A qué se refería con tristeza? No comprendía lo que ocurría. A su criterio, él estaba muy feliz en ese momento y nada iba quitarle su sonrisa.
La semana siguiente se había tornado un caos que intentaba aflojar el estoicismo de Maurice a cada hora que pasó en ésta. Los pinos que lo acompañaban parecían más distantes de lo habitual, dentro de Maurice se albergaba un dolor muy profundo. Su hija, su amada hija, había sido atacada por su esposo en un ataque de furia, había caído por las escaleras de la biblioteca y, su futuro nieto, había fallecido. Él y Cinthia estaban devastados, pero ¿qué era lo que podía hacer?. A veces maldecía su frialdad, en ese momento debían estar más unidos que nunca y, sin embargo, ahí estaba como cada principio de semana, listo y dirigiéndose a su trabajo en el asilo mental Rockfield.
Casi había olvidado por completo la entrevista con el señor Stangley. Aquel anciano delgado y alto ya lo estaba esperando cuando llegó a la reunión. Una vez más, el doctor se sentó a la izquierda, cerca de la puerta, y el paciente a la derecha, frente a los vidrios no reflejantes donde varios médicos los observaban.
Maurice estaba tratando de reforzar su cabeza bajo una capa de frialdad estoica y tenaz, no permitiría que aquel paciente usará su dolor contra él mientras iba escuchando los ires y venires de los pensamientos de aquel hombre. Stangley había comenzado hablando del renacimiento francés y saltó hacia los italianos, Lorenzo de Medici y las Guerras Italianas, sólo para mencionar algún desvarío adicional sobre alguna especie roedor gigante que habita en sudamérica.
“Lamento mucho su pérdida doctor. Debe cuidar muy bien a Cinthia y Patrick a partir de ahora”
Maldecía en sus interiores a ese desgraciado frente a él, ¿otra vez había suscitado una vez más algo en su futuro?. No, debía conservar la compostura, el sujeto era un paciente y el era un doctor, ¿qué daño podía hacer un sujeto metido dentro de un asilo? No le importaba saber cómo había conseguido esa información, pero no le dejaría ganar. Al salir de la entrevista, el doctor Maurice llamó a su hijo al trabajo, una empresa de contratistas que había florecido muy bien y gracias a ello, tenía un muy buen trabajo. Platicó en su despecho por poco más de media hora antes de despedirse de su él. Luego de eso, llamó a su esposa.
No sabía lo que estaba ocurriendo esa semana, los pinos parecían más muertos que de costumbre, su mente apenas permanecía en el camino hasta el punto de, quizás, desear cruzarse con un camión. La tragedia golpeaba a él y su familia otra vez en menos de un mes, su hijo Patrick, su preciado hijo, tuvo un accidente con una grúa que desplomó lo que estaba trasladando por un error del cableado de la máquina, haciendo que una tubería lo aplastara. En menos de un mes perdió a quien sería su futuro nieto y ahora, perdió a su hijo. Debía estar en su casa, consolando a su mujer, pero su vida estaba en el asilo mental Rockfield.
La hora de la entrevista estaba llegando, los fragmentos de su vida estaban sobre el escritorio de su despacho. Quizás debía acabar con todo, tomar el revólver que tenía en el cajón derecho y bañar los libreros tras de él con su tinta roja. Uno de sus asistentes lo sacó del trance cuando la hora se acercó, pero esta vez había sido por otro motivo. El señor Stangley había tenido un ataque de furia y tuvo que ser maniatado, un hombre tan delgado y viejo tuvo que ser sostenido entre cuatro personas para detenerlo y, exigía hablar con el doctor Maurice. Maurice estaba devastado, pero quería respuestas.
El doctor ingresó a la sala de interrogatorio una vez más, tomando asiento frente al paciente, la imagen de Stangley con la camisa de fuerza era tan extraña. Stangley mantuvo su forma divagante de ser, hablando de temas que, en ese momento, el doctor Maurice no estaba prestando la más remota atención. Stangley se había percatado de eso, la mirada casi vacía del doctor era evidente.
“¿Por qué vino en esta ocasión?” preguntó Stangley.
“Quiero respuestas” expresó Maurice, como si con eso Stangley solucionara lo que sucedía en su vida.
“Tu eres el que tiene las respuestas. Descuidaste a Cinthia, descuidaste a tu hija al dejar que se casara de forma forzosa con ese sujeto, descuidaste a tu hijo al decirle que escogiera una carrera de “hombres”, en lugar de lo que él había ansiado ser. Maurice, tú tienes la respuesta a tu pregunta.”
“¿Soy el responsable de todo lo que ha ocurrido?” preguntó en voz alta Maurice.
“¿Quién más sería el responsable de los errores que tú has cometido en tu vida?” Replicó Stangley.
Maurice vió hacia el suelo con pesar, las palabras de Stangley estaban calando en su mente y le hacían ver más allá de todo. Quizás tenía razón.
“Veo que hemos hecho un avance hoy, Maurice”. Dijo Stangley con una leve sonrisa de satisfacción “Veamonos la semana que viene, ¿te parece bien?”
Maurice asintió y Stangley se levantó de su asiento, caminó los pocos pasos hacia la puerta detrás de sí y se perdió en el pasillo. Maurice se hubiera querido levantar, pero la camisa de fuerza le hacía necesitar, de una manera u otra, la ayuda de alguien más para hacerlo.
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Encabeza Gobernador entrega de ambulancias a la Cruz Roja Mexicana Delegación Querétaro
El gobernador del estado, Francisco Domínguez Servién, entregó a la Cruz Roja Mexicana Delegación Querétaro dos ambulancias equipadas con ventiladores y material médico especial para la atención y traslado de pacientes con síntomas del COVID-19, y aseguró que dicha institución no lucrativa es un importante pilar de apoyo para la sociedad queretana. “Estas herramientas y estos recursos (…), en sus manos se traducirán en mejores niveles de respuesta para salvaguardar la integridad y la vida de las familias queretanas”, expresó el mandatario estatal.
Asimismo, reconoció el profesionalismo y la vocación de servicio de los integrantes de la Cruz Roja ante la actual contingencia en el estado, quienes –dijo- “contarán con todo el apoyo del gobierno estatal para llevar a cabo las acciones necesarias que preserven la salud de la población en general. No hemos escatimado ni un solo centavo (…), tenemos todo listo conforme lo vaya requiriendo toda nuestra población médica para atender esta contingencia, nosotros no estamos improvisando, lo tenemos ya en físico”, mencionó.
En su intervención, el Delegado Estatal de la Cruz Roja Mexicana, Rodrigo de Villasante Herbert, informó que se cuenta con el personal capacitado de acuerdo al manual nacional de bioseguridad desplegado por la federación internación de la Cruz Roja para hacer frente a la propagación de la pandemia. “Dos unidades que van a estar a disposición las 24 horas, durante toda la contingencia, de las indicaciones de nuestro secretario de Salud, van a estar equipadas con ventiladores con todo el equipo de aislamiento que requiere un paciente sospechoso o positivo de COVID-19”, explicó.
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“Sueña en grande. Comienza en pequeño. Pero sobretodo, comienza”
Me encuentro frente al monitor hace una o dos horas tratando de comenzar este blog, mi hoja sigue en blanco. Tipeo en google “freses inspiradoras” y hallo esta frase de Simon Sinek. No se quién es, ni que ha hecho en este mundo, pero doy gracias por sus palabras porque me han servido para arrancar este párrafo.
Es algo muy contemporáneo escribir frases que inspiren para iniciar un texto. Lo que yo asumo es que el lector tiende a engancharse de forma instantánea, intentando aplicar la frase inspiradora a su propia vida. Y yo simplemente utilicé ese recurso contemporáneo para poder enganchar a usted, lector, en mis próximas palabras que oscilarán entre algo informativo-académico formal y de forma más informal, un derrame personal de pasión por lo que decidí hacer hace ya varios años como ocupación vital.
Agradezco virtualmente Simon, es frase muy bella y que sin duda, tanto yo como ustedes, lectores, aficionados o no a la temática de éste blog, podrán relacionar a su pasión. La mía es el diseño gráfico y en éste blog analizaré temas propuestos en la clase "Tendencias del diseño contemporáneo", dictada por los profesores Rodolfo Sosa y Fabián Barros.
En primera instancia, sería conveniente definir los términos “tendencias” y “diseño contemporáneo” con el fin de comprender de qué se trata esta asignatura.
Una tendencia refiere a una idea orientada a cualquier dirección, sea de la índole que sea. El diseño contemporáneo comprende ideas originales pertenecientes al tiempo en el que vivimos. Dicho esto entonces, a lo largo del semestre se tratarán temas de la actualidad, aplicados a las diferentes áreas del diseño.
La temática de este año se centra en los conceptos de la “sustentabilidad” y la “sostenibilidad”. Se intentará comprender los mismos mediante charlas con diferentes disertantes, una larga investigación y tal vez alguna que otra recurrencia a Wikipedia.
Sustentabilidad y sostenibilidad, ¿tendencia o una necesidad?
Cada vez estamos más acostumbrados a escuchar a hablar de estos adjetivos. Lo más habitual es que las personas los empleen como sinónimos, sin embargo existe una diferencia entre sustentable y sostenible.
El término sustentable refiere a un sistema endógeno, o sea que no precisa de la intervención humana o externa para poder mantenerse. Un modelo sustentable no sólo se valdría por sí mismo sino que también realizaría la función de alimentar y mantener a las personas que lo conforman.
Por otro lado, el término sostenible se diferencia por ser un sistema exógeno, necesitando de una fuente externa que le permita mantenerse y desarrollarse. La sostenibilidad consiste en satisfacer las necesidades de la actual generación sin sacrificar la capacidad de futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades.
“De acuerdo con las Naciones Unidas, la diferencia que existe entre desarrollo sostenible y desarrollo sustentable es que el desarrollo sustentable es el proceso por el cual se preserva, conserva y protege solo los Recursos Naturales para el beneficio de las generaciones presentes y futuras sin tomar en cuenta las necesidades sociales, políticas ni culturales del ser humano, mientras que el desarrollo sostenible es el proceso mediante el cual se trata de satisfacer las necesidades económicas, sociales, de diversidad cultural y de un medio ambiente sano de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de las mismas a las generaciones futuras"
Para que esto ocurra:
Los recursos renovables nunca deben gastarse a un ritmo mayor que el de su generación.
Los contaminantes no se pueden producir a un ritmo mayor al proceso que se requiere para reciclarlos, neutralizarlos o para que se biodegraden.
Se debe de basar en las energías renovables, que nos ayudan a producir el recurso energético sin comprometer el medio ambiente.
Indagando sobre el tema me encontré con iniciativas que fusionan los conceptos diseño y sustentablidad/sostenibilidad.
Hace poco tuve la oportunidad de visitar Holanda, un país que abraza la sostenibilidad y sustentabilidad global. Su compromiso por el medio ambiente y cultura ciclista ha inspirado a sus habitantes a llevar a cabo diferentes proyectos que prometen el cuidado del medio ambiente con el fin de devolver un planeta mejor a futuras generaciones.
Uno de sus proyectos se encuentra en Zwolle, en donde se inauguró una bicisenda hecha 100% con botellas, vasos y embalajes de plástico reciclado, convirtiéndose en la primera en el mundo. Tiene 30 metros de longitud y es tres veces más fuerte que el asfalto, incluso está equipada con sensores para controlar el comportamiento de la carretera, incluyendo su temperatura y el número de bicicletas que circulan por ella. La vía, realizada mediante el montaje de perfiles prefabricados de fácil transporte e instalación, también ha sido diseñada para permitir la evacuación del agua de lluvia.
Para los inventores, Anne Koudstaal y Simon Jorritsma, este primer proyecto piloto “representa un gran paso hacia una carretera sostenible y preparada para el futuro hecho de residuos plásticos reciclados“.
De hecho, este carril tiene muchas ventajas. Sin duda, un menor uso del asfalto, responsable de 1,5 millones de toneladas de emisiones de CO2 al año, lo que representa el 2% de las emisiones mundiales del transporte por carretera. Además, se hace una mejor gestión de los residuos plásticos.
Otro proyecto que captó más mi atención, tal vez porque la participación del diseño es más evidente, es otra ciclovía, esta vez solar, inspirada en “La noche estrellada”, pintura del famoso holandés Vincent Van Gogh.
Pintura “La noche estrellada” de Vincent Van Gogh.
Se encuentra en la provincia de Brabant, lugar donde nació y se crió el célebre pintor.
El sendero cuenta con aproximadamente 1 km de luces LED que brillan en la noche gracias a la energía solar, incluyendo también elementos reflectivos. Daan Roosegaarde trabajó en conjunto con un grupo de destacados ingenieros y diseñadores para llevar a cabo su idea. En su página web publicó:
“Se creó un diseño para observar la dinámica relación entre las personas, la tecnología y su entorno. La idea es que el paseo en bici se convierta en una experiencia mágica y poética; este es el tipo de lugares donde se arregla para una primera cita. Nuestro principal objetivo fue traer a Vincent Van Gogh de nuevo a la vida.”
Sin duda es un increíble proyecto y que prueba una vez más que lo multidisciplinario puede llegar a resultados donde se observa una perfecta conjunción entre lo tecnológico, lo sustentable y lo estético. Me alegra haberlo encontrado y poder estar compartiéndolo con ustedes. Admiro muchísimo esta obra de arte de Van Gogh y es un placer verla reflejada en la realidad, espero algún día poder visitarla y vivir la experiencia de realizar ese recorrido nocturno.
Dejo aquí un link para que puedan leer más sobre esta espectacular ciclovía y para que puedan apreciar más fotos sobre ella.
https://www.studioroosegaarde.net/project/van-gogh-path
Volviendo a nuestro país, encontramos también diversas propuestas que apuntan a la sostenibilidad.
“Ruta 10 upcycling” es una marca que apuesta al uso del caucho de cámaras de vehículos y otros materiales reciclados para la creación de bolsos, carteras y accesorios.
En mayo del 2018 inauguró un taller productivo en la Unidad de Internación de Personas Privadas de Libertad N13 (“Las Rosas”) en el departamento de Maldonado, en donde los reclusos trabajaron junto a la emprendedora de la marca, Ana de León, confeccionando una colección de marroquinería sustentable.
“Es un material al que se le da una segunda vida y una segunda oportunidad. Y quisimos completar el ciclo para que también sea sustentable desde el punto de vista humano, permitiendo que sea trabajado por personas que también merecen una segunda oportunidad”
Ana aseguró que trabajar con estos materiales conlleva un proceso muy largo y delicado, ya que “tiene una morfología complicada”, siendo esta la parte de adentro de la rueda, circular y no plana, deformado por el uso y con distintos espesores variando la zona.
Foto del taller para reclusos en “Las Rosas” y uno de los productos de la colección terminado.
Aquí tenemos un ejemplo entonces, que se compromete con la sostenibilidad en todas sus dimensiones, demostrando que es posible conjugar buenos resultados económicos, con conciencia social y ambiental.
Zhú Innovación en bambú es una empresa que se encarga de articular oportunidades para desarrollar proyectos de negocios sostenibles que incorporan bambú.
El equipo detrás de esto comprende a Analaura Antúnez (Lic. en Diseño Industrial), Gabriel Arenares (Ingeniero Agrónomo) y José Burlando.
Consideran al bambú como un elemento con el potencial de generar emprendimientos basados en “la producción sustentable, la regeneración ambiental y el bienestar social”
¿Por qué bambú?
“Es un recurso renovable de rápido crecimiento, de fácil establecimiento de plantación, mantenimiento y cosecha. A nivel global se procesa como materia prima para infinidad de usos, incluyendo construcción, muebles, objetos, textiles, carbón, papel, y alcohol”
Además es considerado como un elemento clave contra el cambio climático ya que fija más CO2 que cualquier otro árbol en el mundo, generando 35% más de O2 que un bosque de árboles.
No hay duda de que estos aspectos hacen de él una opción interesante para crear soluciones en el plano ambiental, social y económico, y para poder desarrollar nuevos modelos productivos que sean conscientes y amigables con planeta.
Un ejemplo de emprendimiento que incorporó al bambú como materia prima es Laboratorio X, una empresa uruguaya que se dedica a la investigación y desarrollo de materiales alternativos a partir de materias primas naturales. A partir del bambú generó telas para luego confeccionar paños, bufandas y abrigos.
En las últimas décadas, la Tierra ha experimentado fuertes cambios medioambientales. El fenómeno de la deforestación avanza a un ritmo de 13 millones de hectáreas cada año, en la última década los desastres naturales causados por el clima dejaron aproximadamente 600 mil muertes, a nivel mundial se producen más de 2.100 millones de toneladas de desechos cada año y tan solo 16% (323 millones de toneladas) de esa basura es reciclada.
Un problema de esta magnitud nos lleva a pensar que está todo perdido...No puedo evitar preguntarme, ¿Cómo ayudo? ¿Por dónde empiezo?
Como diseñadora considero que tengo una responsabilidad, un poder de generar cambio y de proyectarlo al mundo. Comunicar con conciencia, elegir materiales que no comprometan el futuro de nuestro planeta y lo empeoren. Hay que ser capaces de contemplar que el desarrollo sustentable y sostenible es ya una prioridad y no una elección.
Ain’t no sunshine if she’s gone…
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INFLUENCIA DEL AMBIENTE HOSPITALARIO EN EL ESTADO EMOCIONAL DE NIÑOS DE 5-12 AÑOS
I. INTRODUCCIÓN
La pediatria es una de las areas mas importantes que requiere ademas de conocimientos especificas, como todas las areas del quehacer de la profesión, una disposicion diferente para mejorar y tratar a estos pequeños pacientes. Es en etapas tempranas del desarrollo cuando las enfermedades y la hospitalizacion generan mayor desconocimiento e incertidumbre, provocando miedo y temor, principalmente al dolor, a lo desconocido, a la separacion de padres, a quedar solos, abandonados y sin la entrega de cariño, afecto, cuidados y amor, factores que afectan directamente al proceso de mantencion y recuperacion de la salud
II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Permanecer unas horas, días o semanas internado es una experiencia que a nadie le apetece. El que no la haya vivido, tampoco la envidia. Para los niños hospitalizados, esta puede llegar a ser una experiencia muy traumática si no cuentan con el respaldo familiar que necesitan.
De hecho, el pasar un mal trato al afrontar el interminable y muchas veces doloroso proceso de recuperación durante una internación puede generarle un rechazo hacia los doctores, la medicina o los centros de salud.
Esto se podría extender por muchos años, por lo que es aconsejable hacer todo lo posible para que se convierta, con el tiempo, en solo una anécdota más.
Además de lidiar con su enfermedad, que a menudo suele ser suficiente, muchos niños tienen que atravesar situaciones dolorosas en estas circunstancias.
Esto no hace más que profundizar su tristeza. Hasta podría causar que su estado de ánimo le genere aún más complicaciones en la salud. Como padres, entonces, debemos tener en cuenta ciertas recomendaciones para que los niños hospitalizados no vivan esta etapa como un sufrimiento total.
III. MARCO TEÓRICO
Cómo consolar a niños hospitalizados
El apoyo moral y el afecto son fundamentales, como en muchas otras etapas de la vida. No obstante, también debemos mantenerlos entretenidos, activos (en la medida de lo posible) escuchados. Aquí van algunos consejos para lograrlo.
· Interactuar con él constantemente. Escúchalo, cuéntale lo que tiene, cómo se curará, cuánto tiempo le tomará etc. Ocultarle cosas innecesariamente solo hará que se preocupe.
· Muéstrale apoyo incondicional. Es de vital importancia que no se sienta una carga. Demuéstrale que estás ahí porque te importa y quieres verlo bien. Lo último que necesita es percibir que alteró los planes de toda su familia, sobre todo si se pierden alguna ocasión especial o una celebración.
· Consiéntelo con regalos. A nadie le viene mal un mimo extra de vez en cuando. Especialmente, claro, a los niños. Puedes llevarle un videojuego portátil, un juguete, un libro o lo que más se adecue a sus preferencias.
· Aliéntalo a permanecer activo. Si los médicos lo aprueban, puedes llevarle tarea del colegio, un libro para colorear o elementos de dibujo. Estimular su mente durante esta inactividad física le hará bien y lo mantendrá lúcido.
· Invita a sus amigos. Nuevamente, requerirás la aprobación del médico para esto. Sería un gran impulso ver que sus amigos lo esperan y que todo seguirá como era cuando salga.
Aunque la mayoría de estos consejos aplican mejor para una estadía larga en el hospital, también los puedes poner en práctica cuando se trate solo de unas horas.
Recuerda que todos los niños son diferentes. Las experiencias vividas impactan de manera desigual de acuerdo a la personalidad de cada uno.
Los padres deben mostrar fortaleza
Lo que debes tener en cuenta en estos casos es que tu hijo está pasando por una situación desagradable, que además puede ser nueva para él. Por eso debes ser comprensivo si se muestra poco colaborativo o se queja continuamente.
«Pasar un mal trago al afrontar el proceso de recuperación durante una internación puede generarle un rechazo hacia los doctores, la medicina o los centros de salud»
Igual de importante es que le envíes señales de fortaleza. Si bien es una situación que puede causar angustia, preocupación o hasta miedo por lo que pueda estar sufriendo el niño, debes controlarte.
Imagina que si él te ve debilitada, tendrá una doble preocupación: su salud, primero, y el sufrimiento que causa a su madre, después.
IV. CONCLUSIONES
El reconocimiento de las causas de estrés psicológico, es extremadamente importante en el manejo general y el cuidado del niño. No obstante, la enfermedad puede ser de índole temporal, una reacción emocional adversa puede ser sumamente prolongada. Es la responsabilidad de los médicos y personal de enfermería, hacer el mayor esfuerzo para brindar una atención pediátrica más humanizada y compasiva . Los hospitales que estén provistos de un departamento de pediatría, deben establecer un ambiente físico seguro y apropiado para favorecer el bienestar anímico de los pacientes, ofrecer comodidades a las familias y proveer áreas destinadas para el crecimiento y desarrollo físico y emocional, así como brindar oportunidades de juego para los niños internados.
V. RECOMENDACIONES
Algunas actividades para divertirse
Volviendo al plano lúdico, levantar el ánimo de los niños hospitalizados es tarea de todos. En primer lugar, de médico y enfermeras.
Ellos deben tener un trato amable, cariñoso y cordial con el niño. En muchos casos, la cercanía que se produce es tal que se forma un vínculo que continúa en sus vidas.
Por otro lado, padres,hermanos y otros familiares. Su tarea, además de lo explicado anteriormente, será evitar que el niño se aburra o deprima. Para eso, pueden utilizar alguna de las siguientes actividades realizables sin siquiera salir de la cama:
· Naipes: tradicional, pero efectivo. Este método de diversión sigue siendo popular, sobre todo para esta clase de circunstancias, en las que las limitaciones físicas impiden otro tipo de juegos.
· Ordenadores portátiles: así como antes hablamos de las consolas portátiles, también puedes llevarle un ordenador para que juegue o vea sus series favoritas. Cuando las horas pasan lento, la tecnología puede ser una gran aliada.
· Aplicaciones para móviles: los niños de hoy pueden pasarse horas jugando con el movil. Si bien no es lo ideal, puedes darle alguna concesión extra. Debes procurar, no obstante, que esto no altere su descanso.
· Juegos de mesa: puedes evaluar las instalaciones disponibles para montar el juego que dispongas. Son una forma ideal de pasar el rato. Además, también hará las cosas más sencillas para los acompañantes, quienes también sufren el estrés de este proceso.
Aunque ninguna de estas recomendaciones sea la solución a la enfermedad o dolencia que afecte al niño, que al fin y al cabo es lo primordial, sin dudas servirán.
En los momentos malos es cuando más necesitamos consulo y compañía. Los niños hospitalizados, por supuesto, lo necesitan mucho más.
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Apertura y eje: ¿De qué hablamos cuando hablamos de género?
Desde las ocho de la mañana las integrantes del grupo GAGES vamos llegando al salón de actos de Potosí. Recorremos el espacio moviendo mesas, probando los micrófonos, acomodando las medialunas para el break. Somos un grupo grande de compañeras entrando y saliendo. Se ven muchas sonrisas y caras de ansiedad. Saludamos con un gran abrazo a cada una que va llegando y se va sumando a la manada organizativa. Nos sacamos algunas fotos grupales, tomamos algunos mates… expectantes de este gran día.
De a poco van llegando lxs primerxs asistentes que pasan por la mesa de acreditación y van buscando su lugar en el salón. Muchxs son caras conocidas, trabajadores, compañerxs del hospital o del instituto. Miradas cómplices y sentir que si estamos acá es porque tenemos “algo en común”. Priman los pañuelos verdes…
Llegan algunas oradoras… y se sientan en primera fila...Viviana Mazur, Diana Maffía...
A las 9:30hs puntual damos inicio a las jornadas, dos compañeras, que ya hace varios minutos que están en el escenario, toman el micrófono para dar la bienvenida a todo el auditorio.
Las compañeras cuentan cómo se originó GAGES y algunos de los ejes del grupo que fuimos construyendo durante estos meses de trabajo. Aparecen palabras como: autogestión, horizontalidad, transversalidad, diversidad, en crecimiento, en revisión. Relatan cómo el grupo pasó de llamarse “Mujeres del Italiano” a “Género y salud”, para darle un marco más amplio… también como nos interesa construir/pensar/reflexionar en la institución: “queremos trabajar desde acá”, dice la compañera. Hacen hincapié en la importancia de trabajar para generar mayor equidad en las prácticas de salud y pedagógicas. Cuentan las actividades que el grupo y las integrantes venimos realizando en relación a la temática de género y salud y mencionan nuestras redes sociales, para que nos sigan y puedan comunicarse con el grupo.
Lxs asistentes siguen llegando y se acreditan en voz baja… pero los encuentros, los abrazos y las sonrisas siguen colmando el salón. Son las 9:40 de la mañana y el teatro está casi lleno.
Las compañeras que dieron la bienvenida, presentan a Edurne Ormaechea, la moderadora del primer eje: “¿De qué hablamos cuando hablamos de género?” y el teatro estalla en aplausos cuando sube al escenario.
Edurne presenta a Diana Maffía, primera oradora del panel. Diana comienza contándonos de su historia personal con el hospital, ya que trabajó aquí varios años. También menciona a Lohana Berkins, dirigente trans, que fue atendida en el hospital hasta su muerte y le rinde un homenaje por su activismo por los derechos humanos y de las personas trans. Se escuchan cálidos aplausos del auditorio cuando reconoce la humanidad con la que Lohana fue tratada durante su internación.
Luego de esta introducción, Diana nos habla de la modificación de los principios de Yogyakarta en 2007 en la que se amplía el nivel de protección de los derechos a las prácticas sexuales y las corporalidades. Durante su charla va a mencionar y conceptualizar cinco categorías en relación a la propuesta de la mesa: sexo, género, orientación sexual, prácticas sexuales y corporalidades. Y sobretodo hará hincapié en cómo el binarismo atraviesa estas categorías en todas sus dimensiones, por ejemplo, en relación al “sexo” en la asignación de género al nacer a partir de la genitalidad . Acá Diana nos interpela a pensar el lugar que tiene la Medicina en esto, y nos pregunta: ¿Qué sucede cuando hay genitales no binarios?
En relación a esto nos cuenta que hace 10 años figuraba en los protocolos clínicos la intervención quirúrgica del micropene o del clítoris externo, mutilando esa anatomía y transformándola así para que encaje en algunos de los dos casilleros posibles: hombre o mujer.
Entre algunas asistentes se observan suspiros y caras de horror, en otrxs una leve sonrisa. Estos gestos muestran cierta tensión en el auditorio… tensiones que descubren ciertas contradicciones. ¿Será que nos sentimos identificadxs o molestxs con estas contradicciones?
Entonces Diana nos vuelve a interpelar con un chiste para seguir reflexionando sobre el binarismo en las categorías: - “Una compañera travesti me contó que estaba saliendo con una chica, y me preguntó: ¿entonces soy lesbiana?” El chiste causa risas entre el público.
Diana también nos habla de la patologización de las identidades trans antes del 2012 como “disforia de género”, pero a la vez refiere que gracias a muchos de los psiquiatras que “diagnosticaban” esta “patología”, las personas trans podían iniciar el proceso judicial. Acá Diana nos recuerda la importancia de la Ley de Identidad de Género, que ya tiene 6 años de vigencia en nuestros país.
También nos llama la atención sobre ciertos procesos naturalizados en los servicios de salud, como por ejemplo, cuando en la entrevista para donar sangre se pregunta por la orientación sexual de la persona y no por si tuvo o no sexo sin protección, que sería la conducta “de riesgo”.
Mientras Diana nos habla con fuerza y claridad, en el auditorio la mayoría de lxs asistentes mira atento hacia el escenario. Pocxs miran su celular.
Cierra su enriquecedora presentación con un fragmento de uno de los primeros sexologos del Hospital Argerich, que definía a la “sexualidad normal” como aquella heterosexual, monógama y con penetración entre otras características, y todas las prácticas sexuales distintas eran entendidas como “sexualidad patológica”. Con esta cita Diana apela al poder de la medicina en crear categorías y definiciones de lo “normal” y lo “patológico”.
Diana termina su presentación y se escucha un gran aplauso de parte del auditorio.
Edurne presenta a Juan Carlos Escobar, el segundo orador de este eje. Juan Carlos, para distender la expectativa del auditorio, comienza diciendo: “Qué difícil hablar después de Diana”, haciendo referencia a la impecable exposición de la anterior oradora. También, observando el salón, reflexiona: “son pocos los varones en el auditorio, claramente estos temas no nos interpelan”. Juan Carlos celebra la existencia de grupo GAGES y agradece la invitación a las Jornadas.
Juan Carlos es pediatra y entonces nos trae, para comenzar su exposición, cuatro situaciones cotidianas de la consulta en la que se ponen en evidencia ciertas limitaciones en relación al género. Por ejemplo, cuando en la consulta médica el/la pediatra le da las pautas de cuidado del/a niño/a a la madre, y al padre le comenta del partido del domingo. Juan Carlos refiere a cómo en estas pequeñas y sutiles prácticas se refuerzan ciertos estereotipos de género.
También menciona que no sólo la medicina, sino otras instituciones como la escuela son grandes socializadoras del género. Además advierte que la brecha salarial entre varones y mujeres sigue existiendo y que la división del trabajo doméstico y de los cuidados no es equitativa.
Juan Carlos se pregunta y nos pregunta para interpelarnos: “¿Cómo los varones nos construímos en este contexto?” Juan Carlos nos dice que los varones “nos criamos con la pedagogía del privilegio, que nos da ciertas concesiones (por ejemplo la de circular de una manera particular en el espacio público), que nos hace importantes y con la pedagogía de la violencia”. En este sentido, nos cuenta de una encuesta que desarrollaron desde el ministerio, en la que indagaron en la construcción de la masculinidad de adolescentes del país. La encuesta arrojó como resultados que los varones recurren más a la violencia para resolver conflictos, por ejemplo en el patio del recreo y que esto tiene que ver con los mandatos de masculinidad hegemónica. Además que gran parte de la “ortopedia de ser varón” como refirió Juan Carlos, se construye por oposición a la mujer, a lxs niñxs y a la homosexualidad. A partir de estas oposiciones se refuerza el binarismo y los estereotipos de género.
Mientras tanto en el auditorio todxs escuchan atentxs y nadie se mueve de su asiento. Siguen llegando asistentes.
Juan Carlos nos vuelve a interpelar con otra pregunta: “¿Cómo operan los mandatos frente al cuidado de la salud en varones?” Acá menciona que en la década del 80 comenzaron los estudios de la masculinidad a partir de los cuales se empezaron a pensar los costos de la masculinidad hegemónica en nuestra sociedad, por ejemplo: el riesgo de la autosuficiencia y el poco cuidado de la salud y del cuerpo. El sistema de salud refuerza estos estereotipos, por ejemplo, al ofrecer en mayor proporción las ligaduras tubarias que las vasectomías, como si las mujeres o varones trans fueran las únicas responsables de la salud reproductiva.
Juan Carlos también nos advierte sobre la feminización de las profesiones de la salud, pero que sin embargo, las especialidades quirúrgicas y los puestos jerárquicos siguen ocupados por varones.
Juan Carlos, ya finalizando su exposición nos dice que el movimiento de mujeres y de las disidencias sexuales están marcando la agenda en materia de género y salud. También nos dice que es necesario no caer en la victimización del lugar de los varones en nuestra sociedad, pero sí cuestionar los privilegios que tienen.
El auditorio aplaude a Juan Carlos y Edurne presenta a Claudia Piñeiro y cuenta el contexto en el que la conoció: “en un Restaurante, ansiosas por que salga la ley del aborto libre, seguro y gratuito” y cuando dice esto, en el salón se escuchan muchísimos aplausos.
Claudia, que tiene el pañuelo verde atado en su muñeca derecha, comienza su exposición y menciona su “inquietud” y “nervios” respecto del auditorio, relacionado con las profesiones de la salud, ya que ella es escritora de ficción. Pero afirma que su presencia como expositora tiene sentido desde “el habla y la palabra como encuentro con otrxs”. Aquí nos invita a pensar que “si bien el aborto no salió, dejó de ser una palabra prohibida y eso crea una realidad”.
Claudia también elige comenzar a hablar relatando una situación traumática de atención en su adolescencia, en la mientras se hacía un estudio médico “fríamente” le avisaron que probablemente “no tenía útero”. Cuenta esta anécdota para remarcar la deshumanización que muchas veces se siente en los contextos de atención, pero en su caso, sin embargo lo que más recuerda de ese momento es cómo un residente le dió la mano y ese “detalle humano” quedó para siempre en su memoria.
Claudia también nos cuenta algunas conversaciones que tuvo con colegas sobre el uso del lenguaje inclusivo, y deja ver su posición: “la discusión por el lenguaje inclusivo sí o no es una discusión vana”, dice Claudia, “dado que eso depende del uso del lenguaje, es ahí donde se decide esto. El lenguaje es movimiento, el lenguaje lo crea la gente” y por eso, según la escritora, quien irá marcando el uso o no del lenguaje inclusivo, más que una academia, es la propia gente.
La oradora nos relata de un viaje a centroamérica en el que en una feria de escritura, escuchó nombrar a una una escritora trans argentina que ella desconocía: Camila Sosa Villada, quién iba a presentar su libro “El viaje inútil”. Claudia cuenta que a la presentación del libro concurrieron más de 800 personas y allí la escritora trans contó cómo el proceso de escribir le había permitido en su trayectoria “comprender quién era”, ya que no podía escribir de otra manera más que en femenino. Claudia nos trae esta anécdota, para hacernos reflexionar sobre cómo la escritura permite que nos nombremos y en ese gesto, podemos repensar(nos) y crear realidad.
El primer eje, de tan enormes expositores y reflexiones, finaliza con la participación de Claudia. Se escuchan muchos aplausos y caras con sonrisas entre el auditorio.
Edurne agradece a les participantes y da lugar a las preguntas del auditorio…
La primera en tomar la palabra es una médica del servicio de medicina familia, que menciona que está “feliz por el evento” y emocionada reflexiona sobre las presiones y controles del sistema médico sobre las mujeres, que a veces “se parece a la violencia, como en la violencia obstétrica”. Cierra su intervención diciendo “estuve en muchísimos eventos y ninguno me dio tanta felicidad como este”.
Otra de las participantes realiza una pregunta para Diana sobre el lugar de la filosofía y la perspectiva de género, y ahí Diana vuelve a tomar el micrófono y nos habla de las epistemologías feministas, trans y queer y cómo estás apuntan a impugnar el conocimiento tradicional. También de ciertas dicotomías que son parte de la ciencia, como racional/emocional y de cómo siempre se intenta dominar/objetivar a las emociones en la práctica científica.
Luego de estas intervenciones, Edurne invita a cerrar la primer mesa con un gran aplauso. Algunxs participantes hasta se paran para aplaudir!! Edurne entrega a les expositores un presente en nombre de GAGES.
Se percibe mucha emoción. Diana Maffía sonríe y agradece, al igual que Juan Carlos y Claudia. Fuertes aplausos de las participantes.
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Migración despide a personal del aeropuerto involucrado con redes criminales
Ayer a las 16:33 Migración despide a personal del aeropuerto involucrado con redes criminales El Instituto Nacional de Migración (INM) expresó su rechazo a todo acto indebido o de colusión de su personal con redes criminales en puntos de internación al país como el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), por lo que informó que servidores públicos involucrados en ese tipo de…
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El silencio es un cuerpo que cae
Alquimia familiar
Por Boris G. Pérez Buera
Al abrir las puertas de su vida Agustina Comedi, la niña de la película, no sólo nos regala una parte de su historia sino también una parte de la historia argentina. Nos entrega una obra maestra que nos deleita y nos induce a preguntarnos cuánto de nosotros mismos está atrapado en el silencio, encerrado en la piedra, enjaulado. El film El silencio es un cuerpo que cae está realizado a partir de un juego de fragmentos de cintas caseras, filmado con una cámara Panasonic personal, donde Jaime es el protagonista detrás y delante, aunque su presencia sea como director de cada plano de la película de su vida. Fragmentos que Agustina supo elegir inmejorablemente para reescribir la historia de su padre. Escenas familiares, fotografías y entrevistas actuales incrementan el atractivo del argumento, un documental historiográfico que nos lleva a reflexionar del pasado no tan lejano de la dictadura militar nacional. Poco a poco, y por medio de esas entrevistas, nos enteraremos qué motivo el film. Agustina se abraza a las raíces para dar luz y poner a disposición del público una auténtica reconstrucción de la homosexualidad en la dictadura. Agustina no está dispuesta a renunciar a sus responsabilidades, más allá de que con ello quede expuesta toda su historia familiar. Nos acerca al silencio en el que se vivía dentro de la dictadura, dentro de las diferentes instituciones, dentro del hogar. Con la convicción de que algo tan fuerte y que marca las vidas de muchos de los protagonistas dentro y fuera del film no puede quedar atrapado en la piedra de la historia, decide trascender la esfera de lo privado y se entrega por completo al ámbito público.
El silencio es un cuerpo que cae atraviesa al espectador con un trabajo metafórico intangible que demuestra la gran calidad de nuestros autores. La riqueza del lenguaje poético impregna el film; no es sino el deseo siendo domado, como un caballo salvaje, que traspasa la pantalla del cine activando en el público el recuerdo de sus propios deseos. Aquellos que parecen un león enjaulado en una tierra repleta de leyes y normas, en donde las reflexiones de un niño inocente suelen ser más coherentes que las de un adulto tratando de controlar el mundo a su modo.
Padre e hija construyen un film inolvidable, transformando los recuerdos familiares en un auténtico material historiográfico, pero fundamentalmente, consiguen plasmar a la perfección todo aquello que callamos, aquello que pesa. Y como un acto de magia, la caída rompe el silencio, plano a plano, milímetro a milímetro… Caer puede ser el final o el principio de todo.
La pujanza de lo que no se dice
Por Gabriel Yurdurukian
Aquello que se sofoca finalmente termina rebalsando por algún otro lado. Filmar detenidamente la escultura del David de Miguel Ángel en Florencia, reparando en su gentilidad, parece ser una muestra de esa pulsión que, aunque ahogada, persiste en aparecer en la mente de Jaime. Él está casado, viajó a Europa con su mujer y su pequeña hija Agustina y la presencia de la escultura da la impresión de volvérsele irresistible, magnética. Más de 20 años después, la misma Agustina que compartió el museo mientras su padre filmaba en VHS, presenta un tratado inconmensurable sobre la imposibilidad de domar el deseo, sobre el estigma de ser homosexual en Argentina en los años 70 y 80 y sobre cómo cada individuo y en consecuencia cada familia se encuentran atravesados por las coyunturas históricas, políticas y culturales de las diferentes épocas.
El silencio es un cuerpo que cae (Agustina Comedi, 2017) es un film tan personal como político. Tan íntimo como arrollador. Tan actual como histórico. Una narración en primera persona que a la vez tiene el potencial de interpelar a la sociedad. Una plétora de imágenes en VHS registrando lugares, atuendos y vivencias pretéritas que entremezclan nostalgia y presente, infancia y adultez. Una película que dirigió Agustina pero que también realizó su padre Jaime con los cientos de horas filmadas con su Panasonic. Registros que van desde las fiestas íntimas con sus amigos y parejas homosexuales o los shows de transformistas en diferentes antros hasta los actos escolares de su hija pequeña y las reuniones familiares que compartía con su flamante esposa que ignoraba su pasado gay.
Vale aclarar que esta obra no es un documental sobre la doble vida de un padre de familia que creció durante la dictadura militar. Lo que presenta Comedi tiene otro signo y otra profundidad. En efecto, Jaime nunca tuvo una doble vida. Como se cita en el metraje: "una parte de él se fue para siempre cuando nació su hija". Una hija a la que deseó siempre y a la que imaginó incluso en sus viajes gays por Miami o por Europa. Lo que palpita en el film es esta imposibilidad de Jaime de poder mostrarse tal cual es, la decisión de tener que esconder su identidad, de bloquear su vida previa -y su deseo- en una sociedad donde las familias eran únicamente de una forma, donde a las parejas de lesbianas se las disfrazaba de hermanas, donde los varones homosexuales eran encerrados por "provocadores" y donde la internación psiquiátrica era el destino para varios de los que se aparataban de las elecciones sexuales mayoritarias. Eso denuncia esta película colosal: la homosexualidad como enfermedad, como secreto, como algo a ocultar, como algo a desechar si se quería ser padre de familia. Pero como sugieren varias escenas de la obra, incluso la más trágica e impactante de ellas, el deseo, como un caballo revoltoso, resulta indomable.
"Ser libre es no estar en una jaula", le dice el hijo de la directora al cerrar el film. Jaulas del Zoo de los 90's con animales encerrados, shows de transformistas cantando "disimulá, el espectáculo debe continuar", los mencionados caballos que no pueden domesticarse o un show en vivo de La Sirenita de Disney que pierde su voz para poder casarse, son metáforas del mundo interior de Jaime que se van superponiendo magistralmente edificando un mosaico de vivencias y sentires que nos permiten recomponer sus recuerdos y comprender el conflicto interno que atravesaba este hombre. Escenas filmadas por Jaime y reconstruidas por Agustina que, desde lo individual, terminan siendo testimonio de lo colectivo, de los condicionamientos culturales, sociales y políticos que modelaban y disciplinaban los cuerpos, las ideas y las decisiones de los sujetos un par de décadas atrás y que todavía persisten en varios sectores de la sociedad. Con la fuerza de un cuerpo que se desploma, el deseo silenciado, reprimido, se desplazará hacia otros lugares. La silueta de David reclamó la mirada deseosa y encubierta de Jaime. La película de su hija Agustina viene a devolverle la libertad.
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#YoMeQuedoEnCasa #AlVirusLoEnfrentamosEntreTodos #SomosResponsables #Cuarentena: Se #Suspenden las #Visitas a las #Salas de #Internación del #HospitalMunicipal de #Rivadavia 🚫🏥 Informamos que, debido al alto número de pacientes internados con #Covid_19 en la zona de aislamiento y a fin de evitar circulación y aglomeración de personas en las habitaciones, que interfiera con el trabajo del personal de salud, se suspenden hasta nuevo aviso todas las visitas a los siguientes sectores del #Hospital: - #ClinicaMédica - #Cirugía - #UCO - #Pediatría - #Ginecología - #Obstetricia Solo podrán permanecer en las habitaciones #ACOMPAÑANTES de pacientes que lo requieran y/o necesiten, siempre respetando #Todas las #Medidas de #Bioseguridad (#Lavado de #Manos y #BarbijoQuirúrgico). (en Fotografía Mirtha Muhs) https://www.instagram.com/p/CPTZh-LtmXq/?utm_medium=tumblr
#yomequedoencasa#alvirusloenfrentamosentretodos#somosresponsables#cuarentena#suspenden#visitas#salas#internación#hospitalmunicipal#rivadavia#covid_19#hospital#clinicamédica#cirugía#uco#pediatría#ginecología#obstetricia#acompañantes#todas#medidas#bioseguridad#lavado#manos#barbijoquirúrgico
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Para, retrocede y toca de nuevo 4 -OPM fanfic-Fandom: One Punch Man
Pareja: Genos/Saitama Rating: M Sumario: Saitama pierde a Genos antes de decirle cuanto lo ama, y cuando su último enemigo se da cuenta que no puede matarlo, lo envía a otra dimensión, donde todo es muy diferente. Genos!humano. Saitama con pelo. (…)
Al final de esa mañana, Saitama se percató muy a su pesar, que llegó a la misma tienda de libros y mangas, cerca de su nuevo departamento. La única razón por la que iba, era porque estaba de paso y le urgía conseguir nuevas publicaciones. Pero en el fondo, no quería lidiar con la amargada encargada que se burló de sus gustos en manga.
Listo para lidiar con la nefasta encargada, entró a la tienda con una expresión decidida. Sin embargo, se percató de que ella no estaba.
En la caja había una hermosa jovencita de apariencia delicada, que recibió su encargo con una sonrisa afable. Su cara parecía de porcelana, y su cabello era de un rubio cenizo, muy brillante. Vestía una chaqueta de color azul marino, una vestimenta muy común y poco llamativa.
Los ojos almendrados de la joven se clavaron en él, pero no se sonrojó, sino que le sonrió con cierta tranquilidad. Era como si hubiera tratado con ella antes, pero en su vida había visto a esa chica.
—¿Eso es todo lo que llevara, señor?— La voz dulce de la chica le hizo salir de aquel trance. Saitama estaba molesto de que esa extraña dimensión todo sea tan mundano, pero a la vez demasiado sospechoso.
Algo estaba fuera de lugar, podía presentirlo.
—Si, es todo…— El hombre levantó una ceja, un poco confundido, más con la presencia de la jovencita en ese lugar tan lúgubre —Es raro, sitios como este no suelen ser atendidos por mujeres—
Lo que dijo era cierto, ya que las publicaciones que exhibían en algunos estantes eran dignas de cualquier comiquería para pervertidos, pero considerando la variedad de material de lectura que había, el sitio podía volverse mucho más concurrido de lo que era.
Era probable que la encargada tratara mal a todo aquel que se atreva a poner un pie en su tienda. Si seguía así, su negocio jamás prosperaría.
—Oh, cierto— La chica dijo esto en tono casual, mientras registraba los mangas que Saitama había comprado, sin hacer un solo comentario sarcástico ni una observación —Verá, mi jefa se ha retirado hace mucho de su anterior trabajo, y solo se siente cómoda alrededor de libros y mangas—
—Debería estar trabajando de bibliotecaria— Protestó Saitama mientras le pagaba a la amable joven. Su jefa era un desastre tratando a los clientes, no era sorpresa de que el lugar este tan vacío. En una biblioteca podía hacer lo mismo, pero no tendría que preocuparse por las cuentas a fin de mes.
—Las personas que estuvieron presas no se les permiten ser funcionarios públicos, así que esto era lo más cercano— La chica no dejó de sonreír mientras le entregaba los mangas y el cambio a Saitama —Muchas gracias por su compra, vuelva pronto—
—¿Presa? ¿Qué pudo haber hecho…?— Al decirlo en voz alta, llamó la atención de la joven encargada. Por alguna razón, parecía sorprendida de que no supiera lo que estaba sucediendo, pero de inmediato le sonrío con mucha tranquilidad.
—La jefa solo se aburrió y ya, no hay ningún misterio en…—
—¡Nicole!— El grito de la encargada se escuchó desde la puerta, interrumpiendo a su pobre empleada. Parecía despedir fuego por sus ojos negros, y su tono de voz no bajo en ningún momento. A Saitama le recordó una profesora de instituto chillona —¡Deja de contarle a los clientes que estuve presa! Van a pensar que este lugar es una exhibición de fenómenos—
—Lo siento jefa, el señor preguntó…—
—¿Cómo alguien puede terminar preso por aburrirse?— Se burló Saitama, mirando con cierta duda a la encargada de la tienda.
—Eso no te concierne, si ya compraste, vete de aquí— La mujer rechinó sus dientes, y Saitama pudo notar como su cabello negro invadido por las canas, se erizaba por la ira.
Salió de la tienda protestando, sin entender muy bien lo que acababa de pasar. Tenían buenos precios, pero la atención era muy mala. La encargada de la tienda seguro estaba reprendiendo a esa jovencita, que había sido muy amable con él. Aun así, le preocupaba aquella extraña actitud ¿Por qué dijo la cajera que no era un misterio lo que le había pasado a su jefa?
El hombre notó que no tenía mucho por hacer en su vida, ya que le estaba preocupando demasiado la vida de su proveedora de mangas. Lo mejor era dejarlo pasar y regresar a su hogar.
(…)
—Así que, señorita Fubuki— Genos habló con sumo cuidado, escogiendo sus palabras con delicadeza. Su jefe estaba perforándole la nuca con la mirada, pero eso no le preocupó —¿Tengo entendido que está al tanto del incidente que padeció el señor Saitama?—
La oficina de la comisaria parecía haberse helado en un solo instante, más por el tono que había adoptado para hablar a la recién llegada. Genos estaba siendo formal con aquella mujer, pero por dentro, no le gustaba para nada.
Es más, algo dentro de él le decía que debía proteger al señor Saitama de ella… O tal vez solo eran celos.
Fubuki le dedicó una mirada airosa, mientras fruncía el ceño de su cara bonita, provocando que unas feas arrugas aparecieran en su frente. Daba un poco de miedo la verdad, porque ella no se había puesto a gritar histérica, ni intentar apelar a un abogado, para conseguir las cosas a su favor. Era un poco más fría, y de seguro lo suficientemente hábil como para manipular la situación, si se lo proponía.
—Si, estamos consciente de su incidente— Ella dijo esto con cierto recelo, al parecer, escogiendo sus palabras —Pero tengo entendido que sobrevivió a su intento de suicidio, y regresó a salvo a su departamento—
¿Cómo averiguó todo eso? Era bastante extraño, Genos estaba seguro que nadie había constatado el estado del señor Saitama, mucho menos durante su internación en el hospital. A pesar de lo sospechoso de la situación, guardó sus dudas en el fondo de su mente y se concentró en la joven mujer.
—No entiendo cuál es su problema, realmente— Genos trató de lucir lo más inocente posible, le habían dicho que era considerado atractivo para las mujeres. Sin embargo, Fubuki no parecía fácil de embaucar.
—No se haga el tonto conmigo, Saitama ha abandonado su departamento en el centro y no he podido localizarlo desde entonces— La conversación se volvía más tensa y Fubuki consiguió encerrarlo.
—De seguro se contactará con usted…—
—Es obvio que sabes donde vive ¿Qué te impulsa a no revelarme esa información?— La mujer entrecierra los ojos, luciendo no solo más aterradora, sino curiosa ante la situación.
—Al menos que usted desee hacer una denuncia contra este hombre, no podemos revelarle esa información— Interrumpe Mumen, tratando de salvar a su compañero.
—Muy bien, entonces haré una denuncia por persona desaparecida— Fubuki consultó su reloj con sumo cuidado —Tengo entendido que ya pasaron las 48 horas…—
—Espere, no es necesario hacerlo— Genos le agradeció a Mumen su intento de ganar tiempo, pero no podía gastar recursos de la estación de esa forma —Le diré donde está, pero si no ha hablado con usted, es porque no está interesado en hacerlo—
—Ese no es tu asunto, el señor Saitama sabe muy bien cuál es su posición, y cuando vea que he ido a buscarlo, regresará a su trabajo—
Genos miró un poco incrédulo a la joven, pero no dijo nada acerca de la situación personal del señor Saitama. Tal vez ella ya sabía de su perdida, y actuaba de esa forma porque le conocía. Aun así, algo dentro de él le decía que Fubuki no era de confianza.
Le dio de mala gana la dirección de Saitama, y esperaba con todas sus fuerzas que no lo encontrara, ni mucho menos que le hiciera daño. Ese pobre hombre había sufrido demasiado.
Cuando Fubuki se marchó airosa de la oficina, Mumen miró con cierta calma a su compañero.
—No es una mala persona, se la notaba preocupada— El joven oficial engrapó unos papeles mientras sacaba una carpeta para guardarlos. Parecía que quería apaciguar los temores de Genos —De seguro quiere ayudar a Saitama a su manera—
—¿Tu crees?— Genos estaba tan preocupado por proteger a su vecino, que no se dio cuenta la expresión en el rostro de aquella mujer.
—Si, pero eso no significa que el señor Saitama deba alegrarse de verla— Mumen rascó su barbilla, reflexionando al respecto —¿En verdad intentó suicidarse? El pobre debe estar muy deprimido—
—Es muy probable que sufra una terrible depresión— Comentó Genos con calma —Pensé que era por problemas de trabajo, pero parece más bien por una perdida…— A decir verdad, estaba terriblemente preocupado, porque estaba seguro que el señor Saitama no era de los que pedían ayuda —Me gustaría ayudarlo, pero es un hombre muy reservado—
Mumen le miró con cierta expectativa, pero como no sabía que decirle, volvió a su trabajo sin agregar nada más. Genos estaba consciente que su compañero deseaba ayudarle, era demasiado amable para su propio bien. Sin embargo, temía asfixiar a Saitama de tal forma que, no quiera que se le acerque nadie y vuelva a intentar hacerse daño.
La situación era por demás complicada, y se complicaría más si no conseguía que el señor Saitama acceda a un tratamiento terapéutico. Era muy probable que necesite meses o años de terapia para superar aquella depresión.
También le preocupaba como reaccionaba, aquellos cambios drásticos de emociones…
Debía pensar en otras cosas, casi era su turno de salir a dirigir el tránsito y colocar multas. Volvió a su trabajo, pensando que iba a necesitar llevarse la mitad a casa, para conseguir terminarlo. Genos sintió un poco de molestia al darse cuenta lo mucho que deseaba ver al señor Saitama, y asegurarse de que este bien.
Debía sentirse tan solo.
Pasaría por su casa después del trabajo para saludarlo, y preguntarle si quiere salir beber o comer con él. Ya lo había decidido.
(…)
Saitama no sabía qué hacer consigo mismo en ese entonces. Se había dado cuenta que, al terminar de almorzar, tenía toda la tarde libre para él solo. Estar sin hacer nada por mucho tiempo le molestaba demasiado, más en aquellos momentos que tenía que lidiar con sus recuerdos de Genos. Estos regresaban de forma constante e invadía cada pensamiento que tenía, como si su fantasma le hubiese acompañado hasta ese universo.
No era una novedad que la única habilidad que poseía hasta la fecha, era pelear con monstruos gigantes y seres poderosos, y era tan bueno en eso, que nunca supo apreciar lo fascinante de su mundo.
En verdad, en un mundo en que no hay monstruos ¿A que iba a dedicarse? ¿Seguiría deambulando por la casa pensando en cómo podría haber salvado a Genos, torturándose por no decirle lo mucho que le quería?
Que patético.
Encendió la televisión para matar el tiempo, pero sabía que sería inútil. No había nada que le interesara, y las noticias, a pesar de ser un poco más serias, eran tan normales que le daban nauseas.
No debería desear que la ciudad sufra el ataque de alguna criatura, era demasiado egoísta y cruel de su parte, y aún así, tan tentador…
—Vaya, al parecer ni siquiera hay chistes estúpidos en las noticias, este mundo me cae cada vez peor—
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido del timbre y, a decir verdad, le tomó desprevenido ¿Quién vendría a visitarlo? El Genos de este mundo salía mucho más tarde de su trabajo, y dudaba que su contraparte conociera más personas.
—Buenas tardes…— Saitama abrió la puerta y se quedó callado por un momento al ver a una bonita muchacha que llevaba un largo vestido negro. Esta mujer se le hacía demasiado familiar…
—Ah, eres tú—
A decir verdad, no quería sonar decepcionado, pero ver a la Fubuki de ese mundo, le hizo sentirse vacío por dentro. Cada aspecto de su vida había sido tomado aquí, y forzado a ser parte de una vida común y corriente.
Era una especie de broma cruel, y muy bizarra.
—Deja de lucir tan decepcionado, tuve que mover mar y tierra para encontrarte— Fubuki lucía bastante molesta con él, y le estaba reprendiendo como si fueran conocidos —¿Por qué te mudaste a esta pocilga? Tu departamento en el centro era mucho más grande y de seguro, mejor amueblado—
Saitama se imaginó que la mujer jamás supo cómo vivía exactamente, pero en algo tenía razón, su anterior departamento era innecesariamente grande.
—Tanto espacio me abrumaba, eso es todo— Respondió lacónicamente Saitama.
—Bien, como sea— Fubuki colocó sus manos en su cintura, adoptando una posición desafiante —Tienes menos de 24 horas para reincorporarte a tu trabajo—
—¿Trabajo?— Saitama no sabía si esto era buena idea, su anterior yo intentó suicidarse, y era muy probable que su ocupación tenía algo que ver —¿No puedo pedir una licencia?—
—Claro que no, hay mucho papeleo por hacer y varios de mis asistentes están de vacaciones— Fubuki señaló con un dedo acusador a Saitama —No dejaré que te salgas con la tuya y me abandones de nuevo, aun me debes navidad y año nuevo de 2015—
—¿Sabes que traté de suicidarme?— No era que Saitama quería hacer el papel de víctima, pero no estaba seguro que usurpar el lugar de su contraparte fuera una buena idea.
—¿Y eso qué? Ahora mismo estás bien— Fubuki lo miró con cierta astucia, como si pudiera deshacerse de cualquier excusa que le plantee —¿Acaso piensas quedarte aquí, holgazaneando y pensando en nuevas formas de quitarte la vida?—
Eso fue demasiado brusco. Uno pensaría que Fubuki no se atrevería a decirle nada, pero esta versión suya, lo trataba con demasiada confianza. Saitama sabía que no debía sentirse ofendido por lo que le había dicho, pero trató de defender a su contraparte de ese mundo.
—Que poco tacto— El hombre le miró con cierta impertinencia, luciendo una sonrisa nerviosa —No tratas con mucha gente ¿verdad?—
—Ya, no necesito tus sermones sobre ser más sociable— Fubuki mueve su mano derecha delante de ella, como si quisiera espantar una mosca molesta —Deja de hacerte el difícil y ayúdame, tengo que entregar esto antes del viernes y quiero ver a mi hijo en su festival escolar—
Saitama se quedó con la boca abierta, y miró a Fubuki como si le hubiera crecido una segunda cabeza —¿Tienes un hijo?—
—No te hagas el tonto, que ya conoces a Lucas— Fubuki dijo esto resignada, y suspiró como si lo que iba a ser, le doliera en el alma —Por favor, ayúdame—
La mujer se inclinó levemente hacia delante, en señal de respeto y esto hizo sentir peor a Saitama. No podía rechazarla, no tenía buenos motivos para ayudarla, pero le incomodaba no hacer nada al respecto. Además, era una excelente oportunidad para averiguar más sobre la vida de su contraparte, y sacar en claro porque intentó matarse.
—De acuerdo, te ayudaré, y me reincorporare mañana…— De todos modos, su deber seguía siendo ayudar, y ya que no podía pelear con monstruos, esto era lo más cercano —Pero me temo que no seré muy útil, el golpe por la caída provoco que olvidara algunas cosas—
—Está bien, no es tan difícil y solo necesito más manos para manejar el papeleo, te enseñare si hace falta— Fubuki le señaló indignada —Más te vale prestar atención y obedecerme, Saitama—
Ella en todos los universos era demasiado mandona para su propio bien.
—Si perdiste tanto tiempo buscándome, eso significa no tenías a nadie más a quien acudir ¿Verdad?—
—Este…—
—Supongo que tampoco tienes novio, y a este paso, no lo tendrás nunca…— A pesar de tener un hijo, no llevaba anillo de bodas. Era probable que sea una divorciada.
—Ya lo sé, no seas tan pragmático— Fubuki se azoró un poco, e infla sus mejillas, molesta —Nos vemos mañana a primera hora, no me retrases—
—Okey— Saitama dijo esto con suavidad, y vio salir a la mujer de su apartamento, dando un portazo. Había tocado un tema sensible para ella, pero era demasiado obvio.
El hombre se preguntaba de que trabajaba su antiguo yo en aquel mundo, pero a juzgar por las cosas que había traído de aquella casa, y todas las cuentas que había desparramadas allí, este era un hombre de negocios. Un salaryman…
—Vaya, es curioso que ahora me deba dedicar al trabajo que deseaba, justo antes de convertirme en superhéroe— Saitama frunció el ceño molesto, al darse cuenta que estaba hablando solo. No le gustaba tener que conformarse con una vida ordinaria, pero tal vez no era una mala idea intentarlo. Intentar ser superhéroe en aquel universo no tenía sentido, no había un solo desafío que valiera la pena enfrentar.
Hasta en su mundo, cuando se había dado cuenta que era demasiado fuerte, se había planteado entregarse a la depresión, y encerrarse por el resto de su vida, pero Genos cambio todo eso...
Ahora que no se encontraba más con él, tal vez intentar llevar una vida ordinaria, debía ser lo suficientemente interesante para mantenerlo ocupado. Al menos era lo que esperaba.
(…)
Genos llegó agotado del trabajo a su casa, pero antes de apoyar la mano en el picaporte de la puerta, decidió visitar al señor Saitama y comprobar si la señorita Fubuki lo había visitado. Si se daba la oportunidad, iba aprovechar a invitarlo unas copas esa noche.
Era lo menos que podía hacer.
Al tocar la puerta de su vecino, sintió una rara sensación en la base de su estómago. No era desagradable, pero se sentía un poco nervioso y sus manos estaban sudorosas.
Mariposas en el estómago. Eso decían que era aquella sensación, pero solo las sienten aquellos que sufren de un mal de amores. Dudaba mucho que estuviera enamorándose de Saitama, apenas conocía al sujeto…
La puerta se abrió de golpe, haciendo desaparecer todas sus dudas, mostrando aquel hombre misterioso con un delantal sobre su chándal amarillo. Estaba mirándolo con cierta molestia, hasta que suspiró resignado y le pidió que pase.
—No te sientas tan a gusto— Dijo Saitama de repente —Será solo por esta vez, no me acostumbro a estar solo y sin proponérmelo, hice comida para dos personas—
—Siento mucho…— Antes de que Genos le diera explicaciones, Saitama lo detuvo con un ademan de su mano.
—Lo sé, y sé que me entiendes, hasta cierto punto— Saitama parecía querer sonreírle, pero se contuvo, como si no mereciera siquiera eso —Solo siéntate y cenemos, el omurice se enfría y sería una pena desperdiciarlo—
Genos pasó a la pequeña cocina, y se sentó en la mesa, viendo como Saitama le presentaba un omurice un poco deforme, bañado con kétchup, que chorreaba de forma poco apetitosa por todo el plato.
El joven oficial trató de ponerle buena cara a su comida, pero tenía la sensación que sabía horrible. Saitama en cambio se sentó con su tortilla de arroz frito, que se veía casi tan mal como la suya, y comenzó a comer de inmediato.
Genos sonrió con algo de falsedad, pero reunió todo su valor, tomó su cuchara y probó la comida. Para su suerte, su tortilla de arroz estaba muy buena, un poco picante para su gusto, pero la consistencia era agradable. Sin darse cuenta, su cuchara se movió más rápido de la cuenta, porque no había dicho una sola palabra, mientras devoraba el omurice.
—Mañana a primera hora de la mañana, comenzaré a trabajar— Saitama informó esto con aire casual, mientras ve como Genos tragó su último bocado. Por alguna razón se veía desconcertado —Una compañera de trabajo me pidió ayuda, y no pude negarme—
—Pero… ¿Se siente mejor?— Genos se quedó mirándolo preocupado. Fubuki si había venido, y al parecer necesitaba su ayuda. Se sintió un poco mal con ella por haberle negado desde el principio la información sobre Saitama. Sin embargo, no estaba seguro si este debería reincorporarse tan pronto.
—A decir verdad, debo agradecerle, ya me estaba aburriendo de no hacer nada en todo el día— Saitama se cruzó de brazos de repente, poniéndose muy serio por su situación —El problema es que he olvidado lo que es ser un salaryman—
—Debe ser secuelas de la caída— Dijo Genos, mirándolo con demasiada intensidad.
De repente el hombre de cabello negro se le quedo mirando con una expresión vacía, y reaccionó de inmediato al darse cuenta que le estaba mirando fijamente, tratando de volver a la conversación.
—Si, si… puede ser, nada de qué preocuparse Genos— Saitama parecía estar nervioso por algo, y eso provocó que el joven oficial se alarmara.
—¿Algo malo sucedió en su trabajo?— Se sentía preocupado al respecto ¿Acaso el pobre hombre tenía un acosador?
Saitama cambió su actitud, y suspiró de repente, murmurando algo como “no tiene remedio”. Se levantó de la mesa para recoger los platos.
—Voy a estar bien, se cuidarme solo— El hombre frunció el ceño molesto, levantando la voz de repente —Deja de querer protegerme, no me conoces de nada—
Genos no sabía que decir al respecto. Ese cambio repentino de actitud hacia él, intentando alejarlo, le preocupaba mucho. Hasta podría decirse que su presencia le traía recuerdos que no deseaba presente, pero no estaba seguro de porqué.
—Disculpe por entrometerme, señor Saitama— No había nada que pudiera hacer, si le presionaba más, de seguro le echaría a patadas de su departamento y de su vida.
El hombre le miró con algo de remordimiento, dejó los platos en el fregadero y sacó dos tazas de té.
—Perdona por gritarte— Dijo desde la cocina, mientras calentaba el agua en la tetera —No tienes la culpa, yo debería dejar de buscar culpables… pero es tan…—
La voz de Saitama se quebró, y Genos supuso que estaba llorando.
Hubo una taza humeante de té para cada uno, pero un silencio incomodo entre los dos, que se extendió hasta que el joven oficial abandonó aquel departamento.
(...)
TBC
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