a-traves-de-mi-espejo
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Hola! Soy Jupi, en este espacio voy a dejar registro de mi experiencia en rehabilitación de TCA-no específico.
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a-traves-de-mi-espejo · 2 days ago
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Ponerle nombre
Es claro que al punto de rehabilitación no he llegado por una sola cosa. Ni un solo tema, ni un solo hecho. Han sido una secuencia de eventos desafortunados que me hicieron llegar a ese punto.
De algunos he hablado, de otros no. En su mayoría, el problema parece ser de lo que no he hablado.
Todo se ha ido pudriendo adentro, y por consecuencia infectando todo lo demás.
De lo que pensé que era un jardín de flores de colores, al final están todas muertas.
Podridas y muertas.
Hay que podar.
El lunes pasado mientras que estaba ahí en la clínica en el taller de expresión, una de las chicas tuvo un ataque de ansiedad.
Empezo desmayándose, y arrancó la coreografía. La profesora diciendonos lo más calmada que pudo, a L que es de las más antiguas en el grupo que llame urgente a alguien y a P (la siguiente en su tiempo en la clínica) que busque agua. Salió una de las psicologas, empezaron a intentar reanimarla. Nosotras, todas petrificadas. Asustadas. Empezó el tironeo. Se despertó. Gritó.
El tiempo se puso en reversa. Quiero gritar. Necesito gritar. No entiendo nada.
Gritan. Alguien grita. Alguien grita que se va a morir. Camino hacia atrás. Me apreto con las uñas las palmas de las manos.
No, no, no-pienso- Estoy acá, estoy acá, estoy acá- repito. Es de día, estoy en el sum de la clinica. Es de noche. El cielo está tan oscuro y tan lejos. Es de día. La profesora nos dice, un poco alterada, que vayamos adelante.
-Estás bien? - Me pregunta alguien, no sé quién. No se quién me habló pero yo las sigo. Casi que parece que fue aproposito, las que hace más tiempo que están en la clínica nos llevan a las más nuevas en el medio de la fila hacia la sala de espera. Alguien grita que traigan la medicación de emergencia. Los gritos de R llegan hasta dónde estamos. Estoy desorbitada.
Es de noche. Casi que veo con claridad el hospital. Es de noche. Tengo miedo. Es de noche, tiemblo. Es de noche. Lloro. No puedo respirar. _Vení, mojate, ¿Estás bien? Entro al baño. Me mojo la cara. Estoy acá. Estoy acá. Estoy acá.
Es de noche. El cielo se parte. _Jupi, ¿Estás bien? _Nnno, necesito que me abracen- escucho mi voz, no me doy cuenta que habia hablado-Necesito salir. Siento que todas se cierran a mi alrededor, me abrazan. Me agarran de la mano. Me llevan hacia la puerta. El personal de la clínica está todo sincronizado, escucho gritos, no sé de quién son.
Me olvidé el nombre de la recepcionista. Me olvidé su cara. No veo su cara. _Ya te abro- me dice- Ahroa les abro-
La gente de la sala de espera también tiene cara de espanto.
Es de noche. Muy de noche. No veo el sol. Necesito el sol. Suena la chicharra. Salgo afuera como si el sol me fuera a salvar. Veo la luz proyectada en las baldosas. Respiro. Estoy acá. Sí. Estoy acá. Tengo 29 años. No sé quién pero alguien me tiene de la mano. O no. No sé. Las escucho a las chicas decir que parece que nos van a mandar a casa porque la situación se complicó mucho. Sale una de las psicologas. Me pregunta si estoy bien. No. No estoy bien. No sé si le contesto honestamente. Creo que no. Creo que lloro. No estoy segura. Me agarra de la mano. Me llevan a un consultorio. Me preguntan que paso. Lloro desgarrada. Tengo miedo. Le cuento. Es de noche. De vuelta, es de noche. Tengo 16 años. Estoy en el hospital Lucio Melendez un 25 de diciemrbe a la madrugaa, y lo acaban de matar a Dani. Le cuento la secuencia de esa noche.
Me pregunta por qué me quería ir recién. No me quería ir, le explico. Necesitaba ver el sol.
Yo se que no es racional este miedo, pero esa regreción va de la mano del terror que me dio esa noche que el sol no vuelva a salir. Del terror, del horror de que alguien másle arranque la vida a un otro. Un alguien que queres un montón.
Hace mucho que no lloro así por algo. Hace mucho que no me siento así de desorbitada.
Le cuento que hubo un tiempo que me pasaba más seguido. Que en general ya no me pasa esto, pero me asusté, y cuando R gritaba, empecé a sentir el temblor y la realidad y mi recuerdo se empiezan a solapar.
Me dice que me quede tranquila, me explica que le pasa a R. Al rato la vuelvo a ver. Nos abrazamos, me pide disculpas por haberme hecho sentir mal. Le digo que no se preocupe, acá estmaos todas porque tenemos temas que solucionar. A ella la hacen quedarse ahí, a mi me llevan al fondo de vuelta con las chicas. Nos explican que paso. Me explican qué me pasó.
_Es estrés post traumático- dice- Por eso los ruidos fuertes o ciertas cosas hacen que te pase eso.
Me quedo en silencio. Me quedo pensando.
Esto también tiene nombre.
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a-traves-de-mi-espejo · 8 days ago
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Presión
No puedo respirar.
Me pesa, me aplasta el pecho.
No puedo respirar.
La última semana sentí como mi estabildiad mental fue siendo cada vez más tironeada por diversas secuencias.
Quiero gritar y llorar.
Qué difícil es decir qué es lo que me pasa, que me importa, qué quiero. Qué difícil es ponerme como prioridad.
Me quiero arrancar la piel. Siento el tironeo desde adenrto y el impulso de clavarme las uñas en la carne y arrancarla.
No soporto más. Siento que cada vez tengo que sostener más.
No quiero hacerlo más.
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a-traves-de-mi-espejo · 23 days ago
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De lo que se hereda
Tal vez durante mucho tiempo no super qué era lo que me pasaba, qué me angustiaba. Durante casi toda mi vida, no sabía que convivía con un TCA y para cuando empecé a pensarlo, tampoco pensé que tuviera esta magnitud, ni este tamaño. Era obvio, digo, lo de no saber qué tamaño tenía. No paro de sorprenderme de estar yendo a una clínica de rehabilitación, y me sigo sientiendo ajena contándolo.
También un poco me viene este pensamiento del mal, que se que es el TCA sacando los colmillos, y queriendo que no hable de esto, lo mantenga oculto. No para de venirme esta idea de "deja de cartelear, de hacerte la víctima". Se que no es así, no me habrían ingresado en la clínica si no necesitara tanta ayuda. Así todo, el pensamiento continua recurrente.
Creo que es importante que siga hablando de esto, que siga escribiendo sobre esto. Para mi es importante. Se que el alta está muy lejos, nisiquiera dimensiono que tanto tengo que trabajar, pero al menos voy todos los días que tengo que ir. Cumplo con lo que me piden, respiro hondo.
Después del sábado pasado, en el que finalmente le conté a mis padres de esto y en el cuál mi mamá finalmente adimitió que me había maltratado toda la vida, no quise hablar más con ellos. No quise saber más nada. Me dolió en mi infancia, resonó en mi adolescencia, replicó en la joven adulta. Sentí como mis uñas se iban clavando en mi piel queriendo arrancarla tantas veces, a lo largo de la vida. Lloré, mucho, toda la semana, sentí como el dolor se iba purgando. No tuve una semana funcional.
Me doy cuenta que estoy más despistada.
Me doy cuenta, que esto recién empieza y duele un montón. La evité a mi mamá toda la semana. Inistió en varias ocasiones con que vaya a verla, que charlemos. No quería. No quería jugar con ella a ese eterno juego de ella en plan de víctima y cómo era que yo le hacía esto a ella. En esta historia lo último que es, es víctima.
De mi historia no es la vícitma, pero de la suya si lo es. Creo que el problema ha sido eso, ella nunca dejó de ser la víctima de su propia historia y de ahí no se ha sabido correr nunca. Yo nunca quise ser víctima. Tanto no quise que hoy en día me cuesta incluso nombarme como persona que va a rehabilitación. Tanto que no quiero ni escribir la palabra completa. Pero tampoco puedo andar negando eso que está sucediendo.
No le voy a recriminar a mi madre su propia historia, creo que no tiene sentido alguno. En la clínica hablan mucho de lo importante que es que transite el enojo. Yo no estoy enojada. Entiendo que hizo lo que pudo, con lo que tenía, y ya.
Sobretodo entiendo que esto lo ha heredado. No se tanto como ha sido la historia de vida de mi abuela pero si se que mi mamá esto lo heredó de su madre y yo de la mía.
No tengo forma de chequear que ella haya tenido un TCA siendo que hace tanto que falleció, pero si creo que había algo con el tema. Mi mamá desarrolló su TCA y ha convivido con el casi sesenta años. El doble de los que llevo yo.
Hay mucho que heredademos de nuestros antepasados. Hay mucho que no podré evitar que suceda, pero si puedo elegir no pasar esto. Yo no quiero que quienes vengan después que yo hereden esto.
Heredé el cuerpo de mi abuela, heredé lo obstinada de mis padres, heredé el placer por la lectura de mi madré, heredé el amor por la música de mi padre. Espero que algún día alguien herede de mi todo eso, y más.
Pero no esto.
No quiero que nadie más sufra esto. No quiero que se pierdan de su propia vida, por el miedo inmenso, terrible, arrollador, a vivir porqeu eso implicaba la posibilidad de engordar.
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a-traves-de-mi-espejo · 24 days ago
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Venía bastante bien con el tema de la ansiedad, angustia etc.
Venía bastante bien hasta hoy, hasta hace un rato. Me acosté cansada, tenía algo de sueño. Anoche dormí bien. Súper bien. Ahora siendo la tensión en el cuerpo. No sé que paso
Tal vez fue la siesta. Tal vez fue que cenamos tarde, no lo sé.
Estoy desvelada y no entiendo porque.
No es que no tenga cosas en las que pensar, no es que el revoltijo haya dejado e suceder. Creo que a veces está más calmo, al menos, en la superficie.
Ahora que paso el terremoto de las primeras charlas, y sus réplicas, está está extraña incertidumbre.
No sé a cuento de quién viene. Es por eso que está entrada parece no tener ni pies ni cabeza (es probable que de verdad no los tenga), Pero acá vengo a escribir cuando me siento mal. Sobretodo en la madrugada cuando no puedo dormir.
Este fin de semana tuve una conversación con mi mamá muy interesante. Tengo ganas de escribir sobre eso hace rato (y creo que de ahi viene está inquietud) Pero todavía no estoy lista para eso.
De hecho no es algo que haya comentado con nadie porque aún estoy analizando, procesando, masticando la información.
Quiero dormí y es tarde ojalá pronto me baje el sueño. Ya no quiero seguir despierta.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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Un día bueno
No sé hace cuantos días no tengo uno bueno. Uno funcional, geniunamente funcional que mi cerebro trabaja a la velocidad que le corresponde, y puedo pensar, resolver, hacer.
Toda la secuencia de rehabiltiación está siendo mucho más difícil de lo que esperaba, y a medida que avanza y se que al menos, por lo pronto, se pondrá peor.
Si esta es la superficie, no puedo ni imaginar que es lo que hay por debajo.
Por lo pronto hoy disfruto de la calma que me da al fin un día tranquilo.
Hoy me espera toda una tarde en la clínica que si bien me parece que está bueno, porque estando allá en general estoy más tranquila, también me consume todo el día y eso me genera mucho agotamiento.
Tengo hace días la esperanza de poder ponerme con cosas de la facu pero no estoy pudiendo. Un poco me amigué con la idea de que este es momento de ir haciendo lo que pueda, cuando pueda, cómo pueda.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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En general después de escribir me siento mejor.
Ahora por suerte tambi´én llegó el alivio.
Me sirve el registro para descomprimir lo que tengo en la cabeza. Aliviar la presión.
Intentaré dormir.
Mañana será otro día.
Espero que mejor que este
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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Distorción
Primero creí que les contaba por el alivio de no tener que esconderlo más.
Ahora creo que fue para no tener que justificar más algunas cosas.
Creo que necesito tomar distancia de mis viejos. Ahora más que nunca es bastante difícil porque está en el medio todo el tema del casamiento.
Me gustaría no tener que verlos.
Me gustaría poder tomarme unos meses para descansar de ese vínculo.
Pero vienen las fiestas, me caso en menos de 3 meses. Cumplo 30 en tres meses. Un montón de cosas que son un montón y a la vez implican interacción.
Me puse a pensar que tal vez me cueste mucho mi relación con mi suegra porque me cuesta mucho mi relación con mi madre, y tal vez ahí esté proyectando.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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De lo que aprendí
"¿Por qué elegís vínculos que te hacen mal?" , "¿Por qué elegís siempre amigos que te maltratan?", "No sé porque siempre elegís gente que te trata tan mal" "No sé porqué elegís tan mal tus amigos", "¿Por qué elegías un tipo así", y la lista sigue y sigue.
De lo que mis padres me decían mientras crecía, sobre todo mi mamá.
Siempre me cuestionaba porqué elgía gente que me trataba tan mal.
Yo tampoco lo sabía. Años eternos en terapia, preguntas sin respuesta. Un dolor inmenso adentro mío que traté de tragarme.
Casi que pareció un milagro haber podido concer a Gastón, haberlo podido elegir. Un empleo de toda mi fuerza de voluntad, de toda la rebeldía que habitaba en mi cuerpo. Exprimir cada gota de ello. Un resultado que contra todo pronósitco, sucedió. La torción del destino, la elección de una vida mejor.
Del orden de lo imposible, lo impensado.
Todo, del orden de lo impensado.
Nadie habría sospechado jamás el maltrato con el que aprendí a convivir. Creo que puedo contar con los dedos de la mano las personas que registraron lo mal que me trataban.
Llegó un punto que la sutilieza con la que sucedía, lo normalizado que estaba, que incluso pensé que tal vez todo eso había sucedido en mi mente. Que tal vez, me lo había imaginado, que por ahí yo no tenía las herramientas para entender lo que sucedía.
Peor que haber convivido con el maltrato es descubrir que de verdad era así. Lo extraño es que primero llegó el alivio.
En cuanto le conté a mis padres que estaba yendo a rehabilitación y mi mamá me reconoció todo el maltrato de todos estos años, sentí alivio. Todo eso, de verdad sucedía. No era lo que yo inventaba, no era lo que yo decía, había genuinamente sucedido.
Un poco ahora pienso que me gustaría que se lo reconozca a mis hermanos también, en ese maltrato continuo, sutil, se instaló una hábito de maltato para conmigo, una normalización de eso.
Que reconozca su error es también darme a mi el crédito por lo que decía y cambiar el relato. No estuvo nada bien de todo eso que hicieron mientras yo crecía.
Hizo falta que me fuera para que descubra que podía vivir sin que me maltraten todos los días.
Creo que están muy acostumbrados a tratarme mal.
Tanto que nunca se les ocurrió que estuviera mal.
Pero, lo peor de que lo admitan, es que sea verdad.
En ese reconocimiento hay algo de conciencia. ¿Hace cuanto lo sabes?, ¿hace cuanto que te diste cuenta? Yo puedo enteder que hay mucho contra lo que no podemos. Entiendo que cada uno hace lo que puede con lo que tiene, pero igual, estoy enojada.
Sabes por qué siempre elegía vínculos que me maltrataban de alguna forma? Porque es lo que me enseñaste. Me enseñaste que el amor tenía que dolerme un montón. A esperar el coletazo, el comentario de mierda, el desplante, el ninguneo, la pérdida de valor.
Porque todo eso, lo aprendí. Aprendí que ese era el precio que tenía que pagar. Porque del pecado original, de la gordura, se desprendía todo lo demas. Porque el no haber heredado un cuerpo hegemónico amerita un castigo. El peor de todos, la constancia.
Recuerdo el reclamo, también de que gritaba mucho, de que siempre estaba enojada con ella. Menos mal que me enojaba, menos mal qeu gritaba.
Que bueno que mi natulareza implacable, como pudo, resistió. En portazos, en gritos, en enojos desmedidos. La potencia de mi adolescencia reclamando, rugiendo ante lo injusto.
Aunque a la Jupi adolescente le faltaban herramientas le sobraba fuerza de resistencia, de reclamo. No estaba dispuesta a soportar más.
Pero, en algún punto del camino, un poco la domesticaron. Esa fiera salvaje que me habitaba, que se defendía con uñas y dientes, perdió la batalla. Dejó de dar portazos, dejó de gritar, dejó de enojarse.
Aprendió que tal vez fuera lo que merecía. Tal vez, la vida, siemplemente era así.
A otros les tocan otras cosas.
A mi me correspodía el castigo pertinente al crimen comentido. Una cadera que no bajaba de los 110 cm.
Tanto lo había aprendido que cuando llegaron vínculos sanos que me cuidaron, me quisieron, me ayudaron a sanar saqué los colmillos.
De apoco, con cariño, con paciencia y con amor, fui aprendiendo que yo también merecía ser querida, valorada, y que eso no significaba que de la mano vendría un aguijonaso. Que no tenía porqué estar tensa, asustada, esperando que llegara lo otro.
Con esos amigos que tanto me cuidaron y me dieron amor sin nada a cambio, aprendí que no era algo que le competía nomás a la amistad.
Con eso llegó la posibilidad de habilitarme a estar con Gastón. Ahora, con él, viviendo con él, en el medio de la conciencia de todo esto, me doy cuenta que yo vivo tranquila con él porque ya no espero el maltrato.
Con él estoy segura que todos los días me siento cuidada, amada, respetada. Así como con mis amigos.
Con mis papás no. Con mi mamá sobretodo no.
La sensación de alivio, refugio, etcétera cuando me sucede algo y mi primer impulso es ir ahí, me dura poco.
Hoy tengo respuestas a todas esas preguntas que mi mamá me ha hecho a lo largo de los años, de porqué yo la rechazaba tanto, de por qué me enojana tanto, por qué gritaba tanto.
Porque es lo que me enseñaste.
De lo que aprendí.
Pero, yo no elijo más eso. Elijo todos los días ir a rehabilitación.
Cuando empecé de lo primero que dijeron fue que el TCA en realidad es el gran sintoma, que lo que pasa es otra cosa, mucho más grande, mucho más profundo.
Piedra libre para el mambo.
Crecer pensando que mi mamá no me quereía. Descubrir en la adultez qeu si lo hacía pero que no sabía hacerlo, y bajo el estandarte del cuidado el daño ha sido inmenso. La ambivalencia en su máxima expresión.
Un amor que destroza.
Un poco me angustia que parte de sanar esto para mi probablemente implique una distancia prudencial para con ellos.
Yo no puedo cambiar quienes son, pero si cuanto daño permito que me hagan.
Probablemente, la distancia sea lo mejor.
De lo que aprendí, también, es a irme de quienes me hacen mucho mal.
Te pediría perdón, pero no debería disculparme nunca por elegir cuidarme a mi.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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Madrugada
Los domingos a la madrugada vuelvo a confirmar por qué me hacen ir todos los días. Es por esto, por esta tensión.
Siento un tironeo en el cuerpo que me da ganas de llorar. Estoy tensa, nerviosa. Todo me sirve para ponerme nerviosa.
La incertidumbre.
Estoy tan tensa que quiero llorar.
Gasti me abraza mientras escribo. Es se está quedando dormido.
Me siento desorbitada en esta angustia. No encuentro de dónde tirar para desarmarla.
Es mentira. Se se de dónde hacerlo. Pero, no quiero.
No quiero tirar de ahí y volvera destapar esa olla.
No quiero escribir sobre esto y volverlo más real.
No quiero que el agujero en el pecho se agrande.
Siento que me rompe.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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Me quedé en blanco. Mirando la pantalla.
Llegó el vacío.
Los vecinos se gritan.
Ya bastante tengo con lo propio.
Recuerdo que lo que mi mamá me recriminaba de chica era por qué me enojaba tanto, por qué gritaba tanto.
Tal vez, mamá, gritaba porque no me dejabas comer.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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Lo ajeno
"Es una enfermedad", dicen.
No autorizo. No me parece. No concuerdo.
Pero eso es lo que dicen en cada encuentro de la terapia grupal. Así se habla del TCA en la clínica, y yo todavía estoy en proceso de poder decir que voy a rehabiltiación por un TCA. Un poco que no me lo vi venir.
Yo sabía que tenía un tema con esto, hacía mucho el chiste de quien no tenga un tca que tire la primera piedra.
No pensé nunca que tenía este nivel de gravedad. No pensé jamás que fuera una enfermedad. O tal vez no quise hacerlo. Honestamente, no lo sé.
Así todo, lo siento demasiado ajeno. Ajena la idea de una enfermedad. No me siento enferma. No me veo enferma, no me pienso enferma. La verdad es que no.
Hoy se lo dije a Silvia. También en la sesión le dije que probablemente fuera porque yo honestamente no recuerdo momento de mi vida en el que no pensara de este modo. Nunca se me ocurrió pensar que tal ves en este razonamiento no hubiera nada de sano.
Pero yo me comí la peli. Literal. Me convencí de que era una persona con hábitos super sanos. Me convencí de que muchos alimentos me caían mal, porque así me sentía yo, cuando el subtexto era que me hacían mal mentalmente porque no podía concevir la idea de consumir cualquier cosa tuviera calorías de más.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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Semana #2
Hoy termina mi segunda semana en rehabilitación. No sé como me siento al respecto. Me gusta que las termino teniendo terapia, siento que es ordenado. El miércoles tenemos con Gasti por primera vez terapia de familia.
Fue extraña esta semana. Entre lo extraño fue que el otro día en la terapia de grupo nos dijeron que no podíamos ser amigas entre nosotras. A mi primero me pareció extraño, pero, cuando le conté a Lu entendí porqué. Los que tenemos TCAs tendemos a hacer comunidades y ayudarnos. Honestamente nunca lo tuve en cuenta pero porque no era algo que yo hiciera la verdad. Mi mambo siempre fue individual. Me encargué muy bien de esconderlo. Bah, ahora que escribía esto me acordé de una novela que escribí como a los 17, que se llama A eme a que sería Ana, Mía y Alisa. Anorexia, bulimia, ortorexia. Mis viejos sabían que yo había escrito esto. De hecho, les he leído fragmentos.
En su momento dije que lo hacía porque alguien a quién quería mucho estaba en esa. Ahora que recuerdo también incluso me ponía muy nerviosa cada vez que les leía algo de eso. Creo que esa un poco fue mi forma de pedir ayuda, pero a nadie se le ocurrió que tal vez fuera lo que me pasaba a mi.
Recordando esto registro un poco mejor de qué va mi bondi. Como me dijo Silvia, por ahora que trate de observar nomás. Yo creo que estoy más cerca de la ortorexia por más de que sea un no específico, mi TCA.
Mi gran obseción con lo que comía y lo que cocinaba, y lo que pensaba, lo que restringía siempre iba de la mano de qué era saludable y que no. De hecho, de lo que más me he jactado en esta vida, fue hacerme con el estandarte de comer sano, muy sano. De lo que mis amigos dicen de mi, es que como muy sano. De lo que no saben, y creo que yo tampoco es que en ese hábito no hay nada de saludable.
Hay cuentas y mediciones imposibles, hay hambre, hay verguenza, hay bronca.
Creo que hasta este momento no lo había pensado. En estas semanas en la clínica han intentado descular cuál es mi mal hábito. Es verdad que salteo comidas, paso hamrbe, hago atracones, y tal. Creo que venía escondiendose muy bien. Tanto que no lo nombré ni una vez. Ni una vez me acordé que lo hacía.
¿Por qué no me pareció difícil lo que me dio la nutricionista? porque eso es lo que hago siempre. Porque es el típico plan alimentario que le dan a alguien para que aprenda a alimentarse bien. El problema no es que yo no sepa hacerlo, el problema es la idea de crimen-castigo que tengo.
Si quiero cocinar algo rico con mi novio, está mal. Si quiero cocinar algo con él, y merendar mirando la tele, está mal.
Entro un poco en la compulsión del castigo. Cómo el jueves comí las galletitas que compré yendo a lo de Lau para merendar con ella, cómo cenamos comida chatarra con Gasti porque tenía ese antojo, le sigue el castigo de comida, con comida. Así, me va a doler la panza lo suficiente para que quiera vomitar y me de asco comer. Tanto como el que me doy yo por desear el disfrute.
Como no merezco disfrutar de la comida, me atiborraré hasta que me de tanto asco que no quiera volver a comer. Hasta que me salgan llagas en la lengua, en el labio, quiera vomitar, se me detone el intestino. Es el castigo que merezco. El crimen ha sido no comer sano. Porque en la lógica de lo sano no existe el deseo, ni mucho menos el gusto.
El asco a lo que "no debería ser" como si alguien lo hubiera marcado. "Deja de comer" "para de comer", "todos te están mirando", "el asco que da ver a una gorda como vos, comer".
Entonces, no ceno. Entonces, hago una pantomima pro demás exagerada para no sentarme a la mesa, para hacer como si hubiera comido.
Hoy Silvia hablaba del atracón por hambre. Yo creo que los míos no son por hambre. Son castigos. No quiere decir que no haya habido ninguno, logicamente también me suceden. Digo, marco el check list casi completo de los TCAs, si alguno de los sintomas no me compete medio que le pega en el palo.
Que tengas un TCA no específico no necesariamente es que te falten sintomas para que te diganostiquen, también es tener sintomas de más de uno.
Un poco el otro día me quedé pensando que tanto me serviría hacer terapia con Silvia. Hoy después de la segunda sesión puedo decir que definitivamente lo hará. Creo que me desconcertó que no fuera el modus operandi del psicoanálisis al que estoy tan acostumbrada. Así todo sentí el cimbronazo igual.
Que se yo, todavía estoy procesando todo lo que fue hoy, esta semana. Tengo ganas de seguir contándoles de eso, pero creo que lo voy a hacer en otra entrada, acá ya no tiene nada que ver.
Además en el departamento de arriba hay una invación de adolescentes y sus gritos no paran de desconcentrarme.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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I gotta say it's hard to be brave when you're alone in the dark ♪
Segunda noche consecutiva que no puedo dormir. Hoy me cuestiono un poco si será que en el día hice muy poco porque no tenía energía para nada. El insmonio de anoche, me volvió bastante inútil todo el día.
Me sorprende que sea por segunda noche consecutiva, también esta impaciencia que siento adentro. Un poco lo justifico con que no estoy acostumbrada a tomara coca, por ejemplo y anoche y hoy ha sucedido eso. Después me recuerdo que no es tan así. Es verdad que me despierta bastante, pero no creo que vaya de esto estos nervios.
La primer semana de rehabilitación mi sistema digestivo exploto, y estuve sintiendome mal todos los días. Ahora, me parece que va de esto. Del desorden en otras cosas y se me traduce al sueño.
Inlcuso me acabo de dar cuenta que me olvidé de tomar la medicación. Eso también debe estar ayudando a que me cueste tanto conciliar el sueño.
Parte de lo que hace mi medicación es ayudarme a bajar.
Creo que así se siente en el cuerpo cuando no voy desde el viernes a la clínica y ese día salí bastante alterada. Han pasado ya varios días y empiezo a sentirme perturbada.
Es extraño, si no voy me estreso, pero si voy también siento esa distorción adentro.
No sé como explicarlo, es cómo si adentro mío hubiera un pequeño pero constante temblor. Sobretodo se agudiza cuando "hice las cosas mal". Desde el viernes a hoy no hice todo como debería, y eso me perturba. Creo que me pone muy mal no hacer todo perfecto.
Haber cedido el viernes, porque quería hacer brownies. Haber cedido el sábado porque quería salir con mi novio. Haber cedido el domingo porque almorcé en lo de mis padres. Haber cedido el lunes tomar mates con una amiga, la cena de recibida de mi prima. Haber cedido hoy, la picada por el partido con Gasti. Haber cedido, y habilitarme disfrutar. Siento que es un exceso todo. Siento que no debería haber hecho todos esos planes, porque en todos esos no comí lo que tenía que comer. Hoy por eso no quería desayunar. Por eso, anoche no cené. Por eso, esta madrugada me desperté con hambre, sin poder dormir y el insomnio me encontró.
Frenética. Sin dormir. Alterada, nerviosa. Sola, en silencio. En la oscuridad de la noche, mientras todos duermen. En la oscuridad de la noche, me encuentro sola con mi notebook escribiendo estas líneas a ver si me siento un poco mejor, a ver si el alivio llega. A ver si, por ahí, esta vorágine avasallante cesa, o al menos, se calma un poco.
Es difícil de explicar. Siento que es un monstruo enorme, inmenso, con garras, dientes. Siento como me clava los colmillos cada vez que no peudo dormir.
Es como si la tranquilidad que alguna vez había alcanzado me abandonara. Recuerdo como con nostalgia el estar tranquila. Me pregunto a veces si volverá. Elijo creer que lo hará.
Este proceso que me pide que tenga fe, que tenga paciencia. Que pueda recordarme ser amable conmigo misma. Es difícil.
Es agotador.
Me siento ridícula, a veces, escribiendole a mis amigos al borde del colapso porque tengo que hacerme el almuerzo, porque tengo que bajar del colectivo, porque tengo que salir de mi casa para ir a la clínica. Me siento ridícula, a plena luz del día. Me siento imposible a mitad de la noche.
Me siento imposible cuando no tolero estar dentro mío y la sensación de arrancarme el cuerpo, vuelve.
En la noche, en la oscuridad. Es dificil recordarme que esto también va a pasar, que estoy haciendo todo lo que está a mi alcance para que ese momento llegue algún día.
Sobre todo de noche, la cuestión de fe se vuelve aún más difícil.
Es muy difícil ser valiente cuando estoy sola con mis pensamientos. Es muy difícil elegir este camino. Porque encima, lo elijo todo el tiempo, todos los días, a cada rato.
No esperaba que la rehabiltiación implicara este nivel de dificultad. No digo que esperaba que fuera sencillo, sino que no pensé que fuera tan difícil. Creo que tiene que ver con que no pensé, en ningún momento que esto hubiera calado tan profundo en mi vida y en como la transito.
Ha hechado raices profundas, negras, putrefactas, hediondas. Me perforan hasta los huesos, el alma, lo que pienso y todo lo que existo.
Mi cuerpo moldeado a mi trastorno, mi mente adoptando su forma. Viviendo bajo ese techo venido a menos, como mi mente que tantas veces se ha rendido y finalmente sucumbió.
Creo que esto es un poco como aquella vez cuando finalmente pude dejar a Germán. Un día, mi cuerpo tiro de mi. Tiró de mi y me sacó de esa casa. Tiró de mi, y corrí tan rápido como pude. Agitada me subí al colectivo. No volví a mirar atrás. No volví.
Después de eso me esperarón años largos de terapia, noches sin dormir, la presión en el pecho, la dificultad para respirar, ataques de ansiedad, pensamientos suicidas. Pero también después de eso llegó un día en el que ya no me quise morir. En el que ya no le tuve miedo, en el que pude volver a respirar sin temor de que me arranque mi libertad, mis elecciones, mi vida.
Tal vez un día, llegue ese en el que mi TCA se repliegue lo suficiente, abandone el barco y yo pueda volver a dormir tranquila. Pueda volver a disfrutar de estar en mi cama y dormirme rendida.
Mientra tanto, qué dificil es ser valiente en la oscuridad de la noche, la madrugada. Con los grillos que gritan que no estoy sola pero el abismo se ha abierto entre los demas y yo y siento que ya nadie queda acá. Estoy sola, con él. Con sus garras y sus fauces. Con sus colmillos afilados y venenosos. Con mis uñas enterradas en mi piel tironeándola a ver si en una de esas tengo suerte y finalmente, me la puedo arrancar.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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Ahora que nadie me ve
Ahora que nadie me ve, la pantomima. Ahora que nadie me ve, no se van a dar cuenta. Ahora que nadie me ve, aprovecho. Y si ahora, que Gastón no está, no desayuno? No se va a dar cuenta. Nadie se va a dar cuenta.
Ahora que nadie me está mirando, me escabullo. No duermo. No puedo dormir. Me duelen las piernas, la panza, el cuerpo. No puedo conciliar el sueño.
Me despierto frenética, acelerda. Escribo a toda velocidad mensajes, resuelvo temas ¿Qué tan malo puede ser, si al final estoy más ágil? Me enojo. Me tenso. Me frustro. Más rápido. A toda velocidad.
No duermo. Estoy cansada, pero resolví tantos temas a velocidad record que pienso ¿qué tan malo puede ser?
Con una pantomima hábil, esquivé la cena. Odiada, ansiosa, enojada me desperté a la madrugada. No sé por qué no duermo. No puedo. Doy vueltas en la cama. Me enrosco. Me enojo. No puedo dormir.
Me doy cuenta que estoy tan acostumbrada al hambre que jamás sospeché que no podía dormirme por eso. Sobre todo porque no es algo que decido activamente. No es que elijo no comer, es que simplemente lo hago.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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La enfermedad del miedo
Así. Así le dijo Silvia ayer. Me quedé pensando en eso. En como opera desde el miedo. Pero tal vez, es de terror.
El terror a que te descubran y a que no te descubran. El terror a la comida, el terror a lo que los demás piensen. El terror constante a todo lo que viene asociado a eso. El terror a que tus afectos te abandonen, porque comes o porque no comes.
El terror a que en el proceso te gobierne a otro nivel, que se vaya de mambo y entre gritos y garras destroce a todos a mi alrededor.
Ayer también Silvia preguntó que forma tenía. Le dije que no sabía, pero que tenía uñas, garras. Siento ahora que abre sus enormes fauces y está que brama ¿Cómo se me ocurre contar cómo es? y un poco, ahora, tengo miedo.
Tengo miedo que activa mecanismos que no puedo controlar. Tengo miedo y me empuja a cocinar algo que me gusta, como unos brownies para merendar. Para que después de comerlos me de asco yo misma, me tense que estén en mi casa, me enoje que estén en mi casa. No los quiero acá. Pienso que la forma de eliminarlos es comiéndolos. Siento la tensión en el cuerpo. Me tenso. Mi mente se tensa. No quiero comerlos. Quiero comerlos. Quiero eliminarlos, desarparecerlos. El castigo es tragar lo que gusta. Arrancarle el placer a lo que me gusta. Que me de asco yo misma por haber hecho eso.
La vergüenza de contarlo. La vergüenza de ¿cómo vas a hablar de comida? ¿cómo vas a desear comer?, ¿como se te ocurre que eso te de algún tipo de placer? Me despoja de la poca satisfacción que pueda darme.
Me lo arranca. Me deja vacía. Tirada en la cama. Agotada. Siento que perdí otra batalla, otra vez. Siento que gano una cada vez que me arrastro hasta la clínica, pierdo otra cuando vuelvo y siento el impulso desde adentro del atracón.
Respiro hondo. Puedo con esto. Puedo con esto. Soy más fuerte que esto.
Ahí está, el control. El monstruo de mil caras. El control también le pertenece. Gobierna en el control, gobierna en el asco, gobierna en el impulso. Tranto de frenar. No puedo frenar.
Silvia decía que observe, que trate de solo observar por ahora, no hace falta que intente solucionar todo.
No puedo. No puedo solo observar. De lo obsesiva me pienso, me pienso un montón. Lo pienso, pienso a mi TCA como un monstro inmenso, negro, amorfo, como de cenizas. Un poco de intangible. Porque se arma y se desarma. Polimorfo, mejor dicho. Se arma, se desarma. Se transforma. Me clava los colmillos y cedo. Me clava los colmillos y lloro. No puedo con esto. Quiero vomitar. No puedo vomitar. No me sale vomitar. Pero quiero hacerlo.
Se me revuelve el estómago ¿Cómo se me ocurre cocinar algo rico para compartir con mi novio? No podes desear eso. En la gordura no cabe el deseo. Porque el deseo no puede competerte. Solo le corresponde a aquellos que la delgadez les ha sido otorgada. No ganada. No. Porque aunque la consiga no soy "digna". No me es propia. He luchado toda la vida por eso. Por llegar ahí, por ser lo suficientemente flaca para poder elegir lo que me gusta. Pero no lo soy. Nunca lo seré. Porque por más de que yo sepa que las caderas anchas responden a mis huesos, debería haber tenido una cadera más chica. Es por eso que como no me ha tocado, debo responder a este castigo divino. Me corresponde. Lo merezco.
Me miro en el espejo. No me veo ¿Me veo? ¿Quién es ella? Me clavo las uñas en la panza. Me la quiero arrancar. Todo quiero arrancar. La carne que sobra. De los brazos sobra. De las piernas sobra. Lo que cuelga, lo flojo, lo grotesco, me da asco.
Tanto asco, que no quiero comer.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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Semana 1
El jueves se cumplió una semana exacta que empecé a ir a la clínica. El viernes, cumplí una semana entera de ir todos los días. Yo se que en realidad no hay mucha diferencia entre una cosa y la otra, pero parte de mi mambo es este tipo de exactitud. Aparentemente el mambo con el tiempo, no es más ni menos que una parte del TCA. Y yo que hasta me tatue el tiempo en el brazo.
La verdad este proceso me sorprende mucho en general. Los viernes me toca tereapia individual. Esa mañana me desperté contenta, a mi me gusta hacer terapia, en general me sirve muchísimo para pensar cosas. Me gusta el desafío mental y me gusta que me hagan pensar.
Creo que la primera sorpresa me la llevé cuando la persona que me asignaron para terapia no es quién pensé que me iba a tocar. Es una señora mayor, tal vez de la edad de mis viejos. Menudita, tranquila.
Yo esperaba a otra persona. A una de las mujeres que me tomó la entrevista para la admisión. De caracter fuerte e imponente.
Silvia parece tranquila. Digo parece porque la verdad no la conozco lo suficiente. De hecho, escribiendo estas líneas me doy cuenta que ni siquiera le pregunté si era psicologa, psicoanálista, qué corriente, etc. Ahora me dió curiosidad y hasta el viernes no la veo. Tendré que convivir con la curiosidad.
Por el feriado recién vuelvo el miércoles a la clínica. No me había dado cuenta hasta hace un rato y no sé como me siento con el tema.
Por más tensión y nervios que me haya dado ir, registro que me hace bien y que estoy más tranquila. Me siento segura. Contenida.
Ir me pone de los nervios, pero creo que no ir me pone peor.
No sé como explicarlo. Es como que siento que cada vez que voy ahí mi TCA se pone como loco, araña las paredes y está que brama porque lo acorralan, lo exponen. Pero yo, me siento aliviada, siento que ahí no puede hacerme daño o si lo hace me van a ayudar.
De lo terrible es la incomodidad. Creo que esto, sobre todo al principio se tratará de estar incómoda.
Tengo demasiado naturalizado las conductas, los mecanismos, los castigos, los premios.
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a-traves-de-mi-espejo · 1 month ago
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Supongo que a fines de orden y de no olvidarme cómo empezó debería arrancar por el principio. O al menos cómo fue que terminé en la clínica.
Creo que en los últimos años ha habido algunos momentos en los que fueron cruciales para trazar el camino hasta ahí. Algunos más o menos sutiles que otros. No se como explicarlo tampoco, no es que yo no supiera que tenía un mambo con la comida, es que un poco pensaba que era así la cosa. O no sé si tanto a ese nivel, pero algo de lo normalizado en todo esto había. O de resignación a que iba a vivir toda mi vida conviviendo con esta tensión. Me venía muchas veces a la mente un vago recuerdo de una parte del "Las ventajas de ser invisible", que Charlie, el protagonista hablana de su tía y cómo la recuerda siempre "luchando" con dietas y demás. No me acuerdo ni el nombre del personaje en particular, pero si me acuerdo de ella muchísimo y pienso lo triste que debía ser vivir así y que un poco es mi batalla personal.
Creo que hizo falta tocar fondo. Que la internación por la bacteria en el intestino fue sumamente necesaria. El estar en la clínica, verme las ojeras negras, la piel apagada, la falta de vitalidad, el dolor del suero, todo eso valía la pena, si al final el número el la balanza bajaba. Hizo falta la derivación a un gastronterólogo que no encuentre nada malo. Hizo falta lo arbitrario del azar, o la compresión del algoritmo de spotify más allá de mi conciencia sugiriendome un podctas en el que hablaran del tema.
Ese día en particular, lloré un montón. En el podcast, una psicologa especializada en el tema, contaba que existen muchos tipos, entre ellos los no específicos. Escucharla a ella contar mucha de las cosas que hacía, pensaba, sentía me rompió el corazón. Entre un llanto desconsolado, cuando Gasti se levantó le conté que creía que tenía un problema.
Le escribí a un amigo para que me ayude a buscar terapeuta. Llame a la obra social buscando alguien especializado en el tema. Las siguientes semanas fueron de entrevistas. Finalmente me llamaron para decirme que iban a derivarme a una clínica especializada en TCA. Que iba a tener una entrevista de admisión.
A la semana y media, ahí estabamos con mi pareja, Gastón y mi mejor amiga, Juli.
Nos explicaron como funcionaba, todas las cosas que tenía en la clínica, que iba a ir todos los días, qué como funcionaba, que me iba a enojar, que me iba a poner difícil, pero era parte del todo.
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