#gato rayado

[ochako2020]

[un-gato-comic]

24

Transcripción:

—Ya amaneció y no llegaron los gatos blancos. Hay que irnos

—¿Y qué hay de los gatitos?

—Ya escuchaste, los adoptarán

—Parece que este no se quiere quedar. Ni este otro

English traslation:

—It's already dawn and the white cats haven't arrived. We have to go

—And what about the kittens?

—You heard, they will adopt them

—It seems that this one does not want to stay. Nor this other

[aranambar]

Lucas el gato

[olee]

Uma & Ada | Enzo Vogrincic

Para: los amantes de gatitos!

~

Pasaste toda la noche estudiando para tu examen de medicina y olvidaste por completo que dejaste la puerta del balcón abierta. Te quedaste dormido en el escritorio de tu apartamento y, honestamente, nada te importaba, ya que estabas sumamente cansado.

Al día siguiente, te despiertas y encuentras tu apartamento hecho un desastre. Los sillones están rayados y rasgados, tus cojines están rotos, las plantas están destruidas y el piso está lleno de tierra. Además, parece que hay excrementos.

Estás al borde de un ataque de nervios, gritando por la ansiedad y el horror de tu apartamento. Despeinada, con pijama y tus pantuflas de tortuga, te das cuenta de algo increíble: ¡descubres huellas de gatos que parecen haber organizado una fiesta de destrucción en tu hogar! Parece que tus cojines han sido sus juguetes y tus plantas, sus campos de batalla.

Decides seguir las huellas caóticas que te llevan directo al baño. A medida que te acercas, escuchas un estruendoso "miau", o más bien, varios "miaus" en un coro afinado de caos felino. Al abrir la puerta del baño, te encuentras con la escena surrealista de dos gatos relajándose en la bañera como si fuera su propio spa exclusivo. Parece que la fiesta de destrucción ha alcanzado su clímax acuático. ¡Estos felinos saben cómo disfrutar de la vida en tu ausencia!

Después de recoger a los dos gatos de la bañera, escuchas un insistente golpeteo en la puerta de tu apartamento. Ahí estás, en pijama, con pantuflas de tortugas, sosteniendo a los gatos como si fueran tu nueva adquisición. Te acercas a la puerta y, sin abrirla, gritas: "¡¿Qué quieres?! ¡Estoy sumamente ocupada, lo siento, nada de sermones hoy!"

Pero la situación se complica cuando escuchas la voz de un hombre diciendo: "No encuentro a mis bebés, Uma y Ada." Sin entender del todo, le respondes de manera un tanto brusca: "Pues, amor, ve a la policía, no a mí." Sin embargo, él insiste: "Ellas son peluditas y chiquitas." Con un suspiro, abres la puerta para escuchar mejor y, en un instante, el hombre exclama emocionado: "¡Uma! ¡Ada!"

Pero cuando lo ves, te quedas en blanco. Ese hombre es sorprendentemente atractivo, con su tez de canela, ojos que podrían derretir chocolate, cabello despeinado con encanto, y una nariz extravagante.

Después del impactante encuentro, te quedas paralizada por un momento, sin saber cómo reaccionar frente a la repentina aparición de este hombre increíblemente atractivo. Él te mira con sorpresa y una sonrisa amigable, sin dejar de buscar a sus gatos peluditos.

Tú, aún en pijama y con tus pantuflas de tortugas, intentas recuperar la compostura y le dices con un tono desconcertado: "Ehm, ¿estás buscando a estos dos traviesos?" Levantas a Uma y Ada para mostrárselos, tratando de no perder de vista al hombre tan guapo que de alguna manera ha entrado en tu vida.

Él, con una mezcla de alivio y agradecimiento, te mira directamente a los ojos y dice: "¡Oh, gracias a Dios los encontré! No sabes cuánto significan para mí." Mientras tanto, su expresión cambia de preocupación a una especie de aprecio, como si estuviera notando algo más allá de la situación de los gatos.

Entre risas nerviosas, le devuelves la sonrisa y comentas: "Bueno, me alegra que los hayas encontrado. Aunque debo decir que tu búsqueda ha sido más emocionante de lo que esperaba para un martes por la mañana". Ambos se ríen, y él te mira con una chispa de interés, como si la situación hubiera llevado a un encuentro que ninguno de los dos esperaba.

[apocarus]

Estoy durmiendo, mis manos se deslizan por las montañas, estoy durmiendo, se hunden en los oasis, estoy durmiendo, se ahogan en tanta moldura, estoy durmiendo, mis dedos buscan dejar moretones, pero están en arenas movedizas. Estoy durmiendo, sin embargo, mis dedos no encuentran tierra firme para descansar los pensamientos, y, sigo, escribiendo, estoy durmiendo. Mientras mis dedos marcan, más y más, territorio para el mapa de los crímenes capitales. Quisiera, estar durmiendo, no estar sintiendo, no estar capitalizando, pero es de los momentos que mi cuerpo es el océano y se debe cartografiar el cambio de las olas. No hay gracia en las curvas, no hay honra en los secretos, no hay belleza en la grandeza, mis dedos siguen arrastrándose. Van de dulzura, a delicia, con una culpa de cura, se hunden, suavemente, buscando agujeros, donde El Gato dormiría tranquilo, pero ahí está la gula, ahí está la vergüenza. Los ojos, los únicos que no se hunden, los únicos atrapados, en carceles filosas y muertas. Los únicos que se alegran en imprimir la verdad de reflejos, a la memoria, y, quiero estar durmiendo, pero los dedos aún no encuentran vena, no ven pulso, no sienten sangre. Está la tierra blanda que encuentran, ven la manera que se hunden, hunden, hasta que no hay suelo que pisar. Mi mente está cansada, los ojos entrecerrados en guerra, de ser testigo del camino pautado, de luchar el vencer en otra demencia, y, tengo que dormir. Pero, ahora, cuando los dedos se detienen, y el verbo quedo en disco rayado, la columna se dobla, se entre abraza, se vuelve nudo, y está ahí. Por donde los dedos pasaron, aun se sienten las líneas, aún se ven las torturas, cuando estoy cerrando los ojos y abriendo los demonios, se siente. La montaña chocando a arrecife, el dulce, hundir, que mis manos conocen, se siente entre todo lo que no es plano. Y, estoy durmiendo, pero, siento el malvavisco llegar a mi respiración, estoy durmiendo, pero, siento las lágrimas, quemar la almohada, estoy durmiendo. Pero, mis manos están ahogando toda montaña que rozan, estoy durmiendo, pero, las pesadillas tienen sabor a realidad, estoy durmiendo, pero, estoy contando en todo lo que fallo como humanidad.

[alahiseva]

María Cristina

“Quiero salir de la rutina,

quiero probar la cocaína.”

-Simpson Ahuevo

Eran verdes, verdes con amarillo, o tal vez verde con naranja, o tal vez morado con gris, cuatro paredes, como cualquier habitación, albergando en sus superficies colores, dibujos, trazos e gatos sonrientes con espirales por ojos, jirafas con joints y gafas, pentagramas, dibujos del diablo con camisa hawaiana y un bote de Resistol en la mano y una lista con un título que les proporcionaba identidad, en letras con pintura chorreada, si uno ponía atención y superaba los cambios de colores de las luces leería lo siguiente:

REGLAS:

Desquiciarse

Dejar vacío el plato

Ser corriente

Bajarle al baño, marranxs

Entonces eran blancas, rojas, guindas y ella estaba en medio, con su paliacate en la cabeza, con sus pestañas largas, con su camisa de cuadros, con su caguama en bolsa, para que no se caliente, para que no se le resbale, para que no le digan que se la toma muy rápido. Y ahí en medio llega, como pensamiento intrusivo, como pesadilla infantil, como accidente y como presagio de algo que saldrá mal, llega la propuesta: “¿Jalas un cri?” primero el shock, luego la reflexión, el cri es pisar el acelerador, “Simón.” Respondió neutra, balanceándose, seria, “Simón, simón, ¿pa´ donde oqué?”

Siguió al demonio llevándola a su espacio en el infierno, su nuevo hogar, un baño con azulejos con firmas, chicles, stickers, poemas, apenas y logró leer alguno, “hapinnes is a warm gun” divisó, y mientras masticaba con lentitud, la lentitud que da la marihuana con alcohol, la interrumpió una voz femenina que le solicitaba un billete, ella metió su mano a la pequeña bolsa de mezclilla que había hecho con un pantalón viejo dónde se alojaba su cartera, de la que sacó un billete de 50 pesos. “¿No tendrás uno de 100?” se le cuestionó, “¿Jala más o qué?” respondió, la voz femenina cuyo cuerpo solo se materializaba después de hablar hizo una mueca y tomó el billete, lo enrolló y, ya con forma de cilindro la invitó a arrodillarse con ella junto a la tapa de la taza del baño, dónde se alojaba como una raya blanca pintada en la calle para separar carriles las líneas molidas de metanfetamina, arrodillada prestó atención, todos y cada uno de los azulejos estaban rayados, todos y cada uno eran azules, por el color del foco, y todos y cada uno le gritaban que se quedaría ahí por siempre, pero más arriba, ahí encima de la taza, una cruz de hierro con la punta inferior torcida colgaba sobre las frentes sudadas de las mujeres, arrodilladas ante ella, pero no para ella, una cruz torcida, y arriba de la cruz la inscripción: “La cruz de los vencidos.” Un elemento raro, pero real, ¿quién puso eso ahí? “Le vas a dar…” Reaccionó, sí, y ahí se arrodillo y no pensó en nada, y si pensó en algo lo olvidó, y se lleno la fosa nasal izquierda de ese hielo ardiente.

“Dale un clona y se aliviana.” Le dijo el demonio que la llevó al baño a la proveedora de líneas, “O un xanax, algo para que se le corte.”

Corazón de caballo, ojos de águila, brazos de gorila, piernas de elefante, clítoris de hiena, convertida en quimera se le iban los ojos para atrás y se retorcía entre espasmos y cerveza del suelo del baño, “no la aguantó la pendeja, a ver agárrala en lo que le suelto la clona.”  Y el demonio la abrazó con fuerza, pero el pequeño cuerpo humano ahora era un cuerpo habitado por las bestias, y estas bestias le daban pelea al diablo que la sujetaba con sus rojos brazos que se veían rojos sangre a pesar de que todo el baño reflejaba un azul opaquisímo, pero al final la larga mano de la voz femenina se coló entre sus dientes, dientes trabados, mandíbula de pitbull, colmillo de cocodrilo, pico de pelicano, y en la punta de las uñas mordidas y despintadas habitaba el ungüento que le daría santo analgésico a su palpitante herida abierta y después de hacerla tragar la divina pomada en forma de pastilla solo fue cuestión de que el diablo la sujetara para que un espasmo no la hiciera hacerse daño y entre quejidos, se le fueron destrabando las mandíbulas, se le fue desprendiendo el pelo de oso negro que le había recubierto la piel, se le encogieron las garras de jaguar y volvieron a ser uñas, y el miedo se convirtió en una paz artificial, pero funcional y así, se desmayó.

El diablo y la voz femenina, expertos, veteranos, ya de planta en el lugar de las reglas no sabían que hacer, el escandalo atrajo a mirones, que se agolpaban en la puerta del baño y la vieron, aun con la música a todo volumen dejaron de escuchar para ver el milagro, ver a su santa desmayada llorar en medio de su desmayo, su mártir bajo la cruz torcida lloraba, estaba viva, menos mal, ya que lloraba y las muertas no lloran ¿verdad? pero las santas, todas, lloran.

Llegó por ella, la sacó cargando, como sacándola de una tumba, y todos la vieron llevársela a canonizarla frente al vaticano, y mientras él se la llevaba alguien con un sharpie dibujaba a la santa llorando bajo la cruz torcida y le ponía una letanía: “Santa María Cristina, ruega por nosotros.”

[lowvinx]

EL GATO Y EL MIEDO

El miércoles pasé junto a un bote de basura y un gato muy pequeño saltó de él. Inmediatamente tomó distancia y se quedó a la expectativa mía.

Me llenó de pena que me viera con esos ojos rayados colmados de miedo. Como si esperara que le hiciera algo, como si creyera que estaba haciendo algo malo, como si se supiera robando.

¿Pero por qué creería que alimentarse de lo sobrado sería hurtar? ¿Quién le habrá hecho daño?

Quizás solo estaba alerta por puro instinto, pero ese gato tan pequeño me miró con tanto miedo que me conmovió. Me puso triste. Desearía haberme podido, tan siquiera, acercar —romper las barreras del lenguaje entre nuestras especies— y que me conociera; pero solo le hubiera ahuyentado y reafirmado sus temores.

Me puso triste saber que ese gato no podía conocerme, que nunca iba a entender que no le haría daño.

¿Acaso no somos también gatos, buscando comida en la basura, sin hacerle mal a nadie pero sintiéndonos incorrectos bajo la mirada ajena? Asustándonos del otro sin siquiera conocerlo y esperando lo mismo, solo por recordarnos rechazados.

¿A cuántos no hemos llegado a conocer por culpa del miedo? ¿Por qué hasta comer nos da vergüenza ?

¿Algún día podrán saber los gatos que no somos malos? ¿Y si sí somos malos por naturaleza, a lo Thomas Hobbes?

¿Y si ese gato tuvo razón? ¿Y si doy miedo?

[moonvxx-blog]

El yaguarundí (Herpailurus yagouaroundi) es un pequeño felino nativo de América Central y del Sur. A menudo se lo conoce como el “gato nutria” debido a su cuerpo alargado y delgado, así como a su pelaje liso y su comportamiento semiacuático. Aunque es menos conocido que otros felinos americanos como el jaguar o el ocelote, el yaguarundí tiene características fascinantes que lo convierten en un animal único dentro de su familia. Este artículo detallará su biología, comportamiento, hábitat, amenazas y la importancia de su conservación.

Características físicas

El yaguarundí es un felino de tamaño pequeño a mediano que mide entre 55 y 77 cm de longitud, sin contar la cola, que puede alcanzar otros 30 a 60 cm. Su peso varía entre 3.5 y 9 kg, lo que lo convierte en uno de los felinos más pequeños de su rango geográfico. Su cuerpo es alargado y bajo, con patas cortas y una cabeza pequeña y redondeada. El aspecto general del yaguarundí es más parecido al de una comadreja que al de un gato típico, lo que le otorga un aire distintivo entre los felinos.

El pelaje del yaguarundí es corto, denso y sin manchas. Puede variar entre dos formas de coloración principales: una de tono gris oscuro o negro (morfotipo melánico) y otra de un tono más rojizo o marrón. Esta variación no está vinculada a la edad, el género o la distribución geográfica, por lo que ambos tipos de coloración pueden aparecer dentro de una misma población. Los yaguarundís no presentan las rayas, puntos o manchas características de otros felinos americanos, lo que les permite pasar desapercibidos en una gran variedad de hábitats.

Datos curiosos

1. Apariencia de “gato-comadreja”

El yaguarundí tiene una apariencia única dentro de los felinos, con un cuerpo alargado, patas cortas y una cabeza pequeña y redondeada. Esta fisonomía recuerda más a una comadreja que a un felino típico, lo que le ha valido el apodo de “gato nutria”.

2. Felino con variedad de colores

A diferencia de muchos otros felinos, el yaguarundí no tiene un pelaje manchado ni rayado. Sus colores pueden variar entre dos formas distintas: el gris oscuro o negro (conocido como el morfotipo melánico) y el rojizo o marrón. Curiosamente, en una misma camada pueden nacer yaguarundís de ambos colores.

3. Amplia gama de vocalizaciones

El yaguarundí es uno de los felinos con el repertorio de vocalizaciones más diverso. Puede emitir más de 13 tipos de sonidos diferentes, que van desde gruñidos y silbidos hasta maullidos y trinos, lo que les permite comunicarse de manera muy efectiva con sus congéneres. Esta variedad de sonidos es inusual para un felino de su tamaño.

4. Felino diurno

A diferencia de la mayoría de los felinos, que son nocturnos o crepusculares, el yaguarundí es principalmente activo durante el día, lo que se conoce como comportamiento diurno. Esta peculiaridad podría deberse a la necesidad de evitar a otros depredadores más grandes que cazan durante la noche, como el jaguar o el puma.

5. Gran nadador y trepador

El yaguarundí tiene una gran habilidad para nadar, moverse por terrenos difíciles y trepar árboles con facilidad. Aunque no es tan arborícola como otras especies de felinos, se le ha visto perseguir aves y otras presas en las copas de los árboles. Esta agilidad le permite aprovechar una amplia gama de recursos en diferentes niveles del bosque.

6. Pariente cercano del puma

A pesar de su pequeño tamaño, el yaguarundí está más estrechamente relacionado con el puma (Puma concolor) que con los gatos domésticos o el ocelote. Ambos comparten un ancestro común y pertenecen a la misma subfamilia de los Felinae, lo que explica ciertas similitudes en su cráneo y estructura dental.

7. No es un gato solitario

A diferencia de muchos felinos que prefieren la vida solitaria, el yaguarundí a menudo se observa en parejas o incluso en pequeños grupos familiares, especialmente cuando se trata de una madre con sus crías. Este comportamiento más social es inusual en los felinos y sugiere que podrían tener interacciones más complejas de lo que se creía.

8. Distribución geográfica impresionante

El yaguarundí tiene una de las distribuciones más amplias de los felinos americanos. Se encuentra desde el sur de Texas en los Estados Unidos hasta el norte de Argentina, cubriendo más de 20 países y una variedad de ecosistemas que van desde selvas tropicales hasta sabanas y matorrales.

9. Gato de “bajo perfil”

Debido a su apariencia discreta y a la ausencia de marcas llamativas en su pelaje, el yaguarundí no ha sido históricamente objeto de caza intensiva como otros felinos americanos. Esto le ha permitido sobrevivir en algunas áreas donde otros felinos se han extinguido o están en peligro crítico.

10. Una vez clasificado como “gato precolombino”

En tiempos antiguos, los yaguarundís fueron domesticados en menor medida por algunas culturas indígenas de América Central. Aunque esta práctica no fue tan común como con otras especies, se cree que su carácter más tranquilo en cautiverio facilitó su coexistencia con los humanos, lo que llevó a su apodo de “gato precolombino”.

11. Adaptabilidad sorprendente

El yaguarundí es extremadamente adaptable y puede vivir en hábitats variados, desde selvas húmedas hasta matorrales secos. También se ha registrado en áreas abiertas y cercanas a asentamientos humanos, lo que le permite sobrevivir en regiones donde otras especies están desapareciendo debido a la pérdida de hábitat.

12. Su nombre deriva de lenguas indígenas

El nombre “yaguarundí” proviene del guaraní y del tupi, dos lenguas indígenas sudamericanas. Estas culturas lo llamaban así debido a su coloración y comportamiento, ya que en algunas regiones se le consideraba un cazador furtivo y escurridizo, casi como un espíritu del bosque.

13. El “gato fantasma” de América

Debido a su naturaleza esquiva y a lo difícil que es avistarlo, el yaguarundí es conocido en algunas zonas como el “gato fantasma”. Incluso en áreas donde su presencia es común, rara vez se le ve, ya que se mueve con rapidez y en silencio a través de la vegetación.

14. Percepción de mal presagio

En algunas culturas locales de América del Sur, el yaguarundí es considerado un animal de mal augurio. Su avistamiento, especialmente en áreas rurales, se ha relacionado con la llegada de mala suerte o incluso con fenómenos sobrenaturales, debido a su capacidad para aparecer y desaparecer en los matorrales sin ser notado.

15. Depredador de aves especializado

Aunque el yaguarundí es un cazador oportunista y come una variedad de presas, se le ha visto en múltiples ocasiones cazando aves en las copas de los árboles y capturando aves que vuelan a baja altura. Esta preferencia lo convierte en un especialista dentro de los felinos de su tamaño, adaptado para atrapar presas rápidas y volátiles.

En Tucumán

El yaguarundí (Herpailurus yagouaroundi) es un felino que históricamente ha tenido presencia en varias provincias del norte de Argentina, incluida Tucumán. Este pequeño felino ha pasado desapercibido en muchas ocasiones debido a su comportamiento sigiloso y a su capacidad para adaptarse a diversos tipos de hábitats, incluyendo zonas boscosas, selvas y áreas de matorrales. Tucumán, conocida como el “Jardín de la República” por la diversidad de su flora y fauna, proporciona un entorno favorable para la vida de este esquivo depredador.

Distribución y hábitat en Tucumán

En Tucumán, el yaguarundí solía encontrarse principalmente en las Yungas, una región que abarca las selvas de montaña al oeste de la provincia y que se caracteriza por su densa vegetación y abundantes recursos hídricos. Las Yungas ofrecen un hábitat óptimo para el yaguarundí debido a la disponibilidad de pequeñas presas como roedores, aves e insectos, así como a la cobertura vegetal que le permite desplazarse con relativa facilidad sin ser detectado.

No obstante, el yaguarundí también ha demostrado cierta adaptabilidad al usar hábitats secundarios y áreas intervenidas por el hombre, como campos agrícolas o zonas de pastoreo, donde su capacidad para aprovechar recursos variados le ayuda a sobrevivir. En estos ambientes, su dieta puede incluir incluso animales domésticos pequeños, lo que a veces lo convierte en un problema para los pobladores rurales.

Estado de conservación y amenazas locales

En Tucumán, como en muchas otras partes de su rango geográfico, el yaguarundí enfrenta numerosas amenazas, principalmente derivadas de la actividad humana. La expansión de la frontera agrícola y la tala indiscriminada de bosques han reducido considerablemente su hábitat. Esta pérdida de espacio vital no solo afecta al yaguarundí, sino también a muchas otras especies nativas de las Yungas, lo que está generando un proceso de fragmentación que amenaza la biodiversidad de la región.

La caza ilegal y la persecución directa por parte de los pobladores rurales representan otra amenaza para el yaguarundí en Tucumán. A pesar de ser un felino de tamaño pequeño que rara vez representa un peligro para los humanos, el yaguarundí puede ser visto como un competidor por aves de corral u otras pequeñas presas domésticas. Esta percepción negativa ha llevado a que en algunas áreas sea cazado como una “plaga”, lo que contribuye a la disminución de su población.

Importancia ecológica en la región

El yaguarundí desempeña un papel crucial en el ecosistema de Tucumán. Al ser un depredador de pequeños mamíferos y aves, ayuda a regular sus poblaciones y a mantener el equilibrio ecológico. Su presencia indica la existencia de un entorno relativamente saludable, con una estructura trófica que incluye diferentes niveles de predadores y presas. Por ello, la desaparición del yaguarundí podría desencadenar cambios en cascada que alteren el ecosistema local, afectando la dinámica de otras especies tanto vegetales como animales.

Esfuerzos de conservación y protección

En Tucumán y otras regiones del noroeste argentino, se han llevado a cabo algunos esfuerzos para proteger a los felinos nativos, incluyendo el yaguarundí. La implementación de áreas naturales protegidas como el Parque Nacional Campo de los Alisos y la Reserva de Horco Molle ha proporcionado cierto refugio a esta especie. No obstante, la extensión de estas áreas es limitada en comparación con la vasta región que alguna vez ocupó el yaguarundí.

Un enfoque importante en la conservación del yaguarundí en Tucumán es la creación de corredores biológicos que conecten fragmentos de hábitat y permitan el libre desplazamiento de las poblaciones. Además, la educación y concienciación de las comunidades locales sobre la importancia del yaguarundí como regulador ecológico pueden reducir los conflictos con los pobladores y fomentar prácticas de coexistencia pacífica.

Avistamientos y monitoreo

El monitoreo del yaguarundí en Tucumán es complicado debido a su naturaleza esquiva y a la dificultad para detectar su presencia. Los avistamientos son poco comunes, y gran parte de la información disponible proviene de observaciones indirectas, como huellas o análisis de cámaras trampa. Estos métodos han revelado que el yaguarundí aún persiste en algunas áreas, pero su número es incierto y se considera que sus poblaciones están en declive.

En algunos proyectos de investigación locales, se están utilizando cámaras trampa y análisis de ADN para evaluar la presencia y el estado de las poblaciones de yaguarundí en las Yungas tucumanas. Estos esfuerzos son fundamentales para establecer estrategias de conservación efectivas basadas en datos científicos y podrían proporcionar información clave para la gestión de esta especie en la región.

Conclusión

El yaguarundí es un felino discreto pero de gran importancia ecológica en las Yungas de Tucumán. A pesar de ser menos conocido que otros felinos más emblemáticos como el jaguar o el puma, su papel como depredador de pequeños mamíferos y aves lo convierte en un indicador de la salud del ecosistema. Proteger a este felino y sus hábitats requiere un esfuerzo conjunto entre las autoridades, investigadores y comunidades locales para garantizar que continúe desempeñando su papel ecológico en las selvas de montaña de Tucumán durante muchos años más. 🐆

[ivangzama]

Cnel. José Manuel Suarez Maldonado querido pueblo guaireño seguimos trabajando por y para ustedes, es por eso que nos encontramos realizando el rayado de toda esta vialidad, así como la pintura de los brocales y la colocación de más de 3 mil ojos de gato. Gracias mi Presidente Nicolás Maduro Moros por tanto amor para nuestra gente guaireña

VenVamosJuntos

FascistasNoPasarán

ChavezAhoraYSiempre

[deertyhandz]

Hace un par de años, nombré a esos gatos, eran pequeños, no tenían ni tres meses, tenían personalidades muy definidas, a pesar de lo nuevos que estaban, así me inventé que el naranjo era el mayor de tres hermanos, aún tiene los ojos celestes, pareciera que quien nace primero nace con un caparazón, siempre tranquilo, siempre serio, siempre malo, desde cachorro. El del medio, sin duda era el gato más hermoso, rayado gris con negro, siempre andaba solo, hasta que enfermó y como nunca lo pude ver con la gata que era su madre, siempre solo, metido en lugares que no le interesan a nadie más, el gato más hermoso tenía que ser el que más muerte atraía, lo encontré muerto, y aún pienso en que debí haberlo agarrado y llevado a mi casa, pero lo enterré, bajo los claveles, el hermano del medio. El más pequeño, el más raro, el negro, siempre fue un gato flaco, pero muy flaco, no se nutria bien, por alguna razón, de todas maneras siempre andaba con el gato naranjo, muerto el hermano no se volvieron a separar, este gato negro era tan raro, tan flaco, tenía unos ojos saltones, verdes y brillantes, el único gato que parecía un lemur, y todavía le dicen así, siempre huidizo, siempre escapando. Y hace dos años que andan por ahí, los nombre con jugadas del go que ya no recuerdo, cual era el nombre del gris? El naranjo es el naranjo y el negro es el lemur, más lindo que está ese gato, con lo feo y raro que era, grita siempre y todo el día, tiene un carisma tremendo, el naranjo está grande, y el lemur también, y cuáles eran sus nombres? Porque mierda les puse nombres de jugadas del go, cómo se llamaba el gris? Todavía recuerdo, ayer cansado, hoy gano y juego como si me estuvieran pagando.

[originalsdesigns]

Retrato de un precioso gato rayado en un jardin con flores.

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Portrait of a beautiful striped cat in a garden with flowers

[un-gato-comic]

26

Transcripción:

—Solo estaban esos dos

—¿Segura que eran más?

—Sí, hasta les tomé fotos

—Seguramente los asustaste

—¡Cómo te atreves! Me pregunto dónde estarán

—...

English traslation:

—There were only those two

—Are you sure there were more?

—Yes, I even took pictures of them

—Surely you scared them

—How dare you! I wonder where they are

—...

[eda11y]

Otra foto de Limón by caroclo04

[pierluigiremigi]

Les Presento la Niña. Momentos con la Niña! Hora del Patiquiur | Pier Luigi Remigi

Gatos #Gatas #Momentos #Mascotas #Animales #Felinos #PierLuigiRemigi

La niña! Así le llamo!! La niña!! Jejejeje!! Así la llamo… La Niña!! Porque cuando quise darle un nombre recibí tantas opciones que al final, solo le deje por lo que es. Por su naturaleza. La niña hermosa de la casa. Amante de su comida con sabor a carne de empaque naranja y de las latas de atún! Juguetona como ella sola, con una historia increíble y siempre invitándome a jugar cuando llego a casa, cuando subo las escaleras o cuando en mi cama descanso. La niña afilando sus uñas en la palmera y árbol de la acera de la casa y escondiéndose para que la encuentre en cada nueva caja que llega a la bodega en la que laboro. Así es. Así es ella!! Y aquí te comparto un poco de su vida, en estados. en historias, en videos o en reels. Acompáñanos! Hora del Patiquiur!!

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[estudiopop22]

GUION SALUDABLE PESADILLA

SALUDABLE PESADILLA RADIONOVELA

-   Niños en la calle.

Narrador: Era halloween a mediodía y Fritz no se atrevía a probar la sopa que sobre la mesa había, prefería disfrutar del botín de su travesía. Barriletes, chocolates y masmelos, y una gran variedad de chucherías.

Fritz: ¿Otra vez verduras? ¿Qué sin sentido es esto? ¡No quiero probarlas! -grito molesto-

Narrador: Fritz hizo una rabieta en el comedor, digna de un relato épico, haciendo desorden encima del mesón y gastando su aliento.

Fritz: ¡Qué cosa más desagradable! no quiero comerlo, prefiero mis chucherías para el almuerzo.

-   Sonido de cuchara contra el plato, golpes en la mesa.

Lanzando puños y patadas al viento, pues no estaba contento, diciendo:

Fritz: primero ser un cadáver antes que comer espárrago y pimiento.

El niño empieza a comer los dulces de su canasta sin descanso, Chocorramos, quipitos y masmelos, todos entraban de un bocado.

-   Sonido de Papeles contra el micrófono, hurgando papel

¿no hay quien pare a este glotón acaso? lleva los dulces rápido a su boca, como el pan que recogen los gansos.

Fritz: ¿habichuelas y arvejas? Ugh, qué asqueroso. Prefiero esta piruleta, no hay manjar más sabroso.

Fritz estaba tan concentrado en su hazaña, que no se enteraba de lo que ocurría en su plato, unas manos huesudas con uñas de gato.

Lo agarran por su camisa y lo arrastran a un mundo de espanto.

-   Sonido mágico tétrico (Piano de drácula referencia)

Narrador: ¿Dónde estoy? -murmuró perplejo-  Todo a su alrededor se volvió de caramelo, sofá de malvaviscos y paredes de dulce de ciruelo, podría quedarme aquí para siempre - dijo hacia sus adentros.

-   Sonido mágico bonito (campanas de viento referencia)

Narrador: Mientras Fritz recorría el sitio con alegría, no se esperaba que algo malo en ese momento ocurriría.

detrás de él se escuchaban unos pasos sigilosos, un monstruo lleno de mugre con un hedor asqueroso. Podría derribar con su peste a una manada de osos.

-   Pasos

Monstruo: ¡DETENTE AHÍ MOCOSO! No debes comer nada de este sitio peligroso si no quieres convertirte en algo mugroso.

Fritz: ¿Qué es lo que quieres? ¡Yo llegué aquí primero! todos los dulces son míos!

Por más rico que se vea un dulce, es solo un sabor tramposo, detrás de sus granos de azúcar, sólo hay una maldición para nosotros.

Fritz: ¡Patrañas! No te creo, me tomas por crédulo. Solo dices eso para quedarte con mi caramelo.

Monstruo: Si serás cabeza dura, más terco que una mula, es mejor comer verduras que sufrir de dolores en tu dentadura. Si no quieres terminar con la boca de tu abuelo, ¡deja los dulces! desde ya te lo ruego.

Narrador: Fritz agarró los cojines de malvavisco y les dio un buen mordisco, el niño siguió comiendo hasta reventar su ombligo. El monstruo se fue enojado, más rayado que un disco.

-   Sonido de mordiscos

De pronto, Fritz se dio cuenta que su mano estaba extraña, lentamente se alargaba y su pelaje a pedazos se desgarraba, ya no era el niño de mamá, era una bestia desalmada, o al menos esa era la impresión que a primera vista daba.

Fritz: ¡Ahhhhhhh! mis manos, mis dedos, mi hermoso cabello y mi cara, que me está pasando, no entiendo nada, esto no era lo que esperaba.

-   Sonido mágico tenebroso (piano de drácula de referencia)

Dientes sucios y amarillos, pelo marrón que apestaba, era un monstruo como el otro, ya no podía hacer nada.

- Sonido de huesos rompiéndose (¿apio de pronto?), papeles rasgando.

¡Que alguien me ayude por favor, me estoy convirtiendo en una bestia desahuciada!

Narrador: unos niños aparecieron en el camino, vestidos de sus héroes favoritos, recogiendo dulces para merendar y celebrar sus disfraces finos.

-   Niños riendo.

Fritz: ¡Ayuda, por favor, me estoy convirtiendo en un monstruo, llamen a un doctor para que arregle mi bello rostro!

Narrador:Los niños se asustan y salen corriendo en un pispás, asqueados de ver tremendo disfraz, Fritz seguía a los niños con lágrimas en sus ojos, pero estos huyeron despavoridos de aquel monstruo asqueroso.

Niños  asustados.

Al final Fritz se quedó solo, acurrucado en un rincón, con pensamientos melancólicos, pensaba tirarse de un balcón,

-   sollozos y lamentos de un niño

 hasta que sin darse cuenta, de repente, despertó.

Había regresado al comedor con el mismo cucharón, con el desastre que hizo y con la sopa en el mesón.

-   Sonidos de la loza.

ya no estaba más en ese lugar oscuro, y entonces a Fritz se le ocurrió que dar un bocado a la sopa sería mucho mejor.

-   Sorbido de cuchara

[gittamldtt]

[APERITIVO]

El ciclo de la vida, es un ajetrin curioso.

Las crisálidas transparentes, miméticos recipientes, crujen entre las fauces del felino rayado. Crujen, crack crack, y el sonido se replica como el eco del trueno que se escucha a una distancia desconocida. Crujen con la energía nerviosa que crispa eléctrico el cuerpo de la criatura más grande. Es gracioso, las silenciosas crisálidas se desparraman por el viento y mi gata las desgarra en pedazos. Ya no son el fiel reflejo de quienes las dejaron  atrás, pero eso no importa.  La sabia naturaleza las convirtió  en un saludable aperitivo y, por un momento,  en una pequeña fuente de entretenimiento humano.

La tentación  antropocéntrica se presenta después, en algún punto de los dos minutos exactos que  lleva confeccionar unas pocas  palabras grumosas.  Brota de una excusa milenaria como los hombres, sólo la palabra da fe de la existencia. Aún  en frases breves, la acción  persistente escapa del tiempo en un bucle infinito. En esa pequeña y adorada porción de autoconciencia que se hace  llamar razón, se conserva fácilmente.  Allí se almacena la escena y, mientras se guarda para la posteridad, existen el gato, los dientes, las crisálidas  y el sonido constante del crack crack. Y así, de algún modo retorcido, allí también  existo yo. La naturaleza que lo sabe, se ríe. Su risa es una risa suave, como la brisa de viento que rueda los cascarones vacíos sobre la madera reseca. Y cuando ríe, sus carcajadas suenan a los crack crack de las crisálidas que se parten a la mitad en medio de dos filas de dientes en boca de un mini tigre feroz.

~ g.mldtt ~

El ciclo de la vida es un ajetrin curioso.

.... Una vez leí  de Borges que un poeta hindú  escribió  “El Himalaya es la risa de Shiva.” ....

En mí, la certeza crece como una sensación: las angustias existenciales también  se consideran juegos humanos si se ven  desde la trascendencia de un universo expansible.