#explorar lugares nuevos
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"A veces hay que parar de sobre pensar tanto y escuchar más al corazón, ya sabes, enfocarte en tus metas, trabajar en ti, hacer lo que te toca y luego un tiempecito para lo que amas, levantarte las mañanas con una sonrisa, buscar nueva música, ir a lugares diferentes, mandar ese primer mensaje, bailar cuando haya ganas, reír con todo y de todo, dejar de ver el lado negativo y confiar también en lo que no nos sale, hacerse el tiempo de mirar las estrellas, de leer un poema o de ser sinceros cuando no estás siendo feliz y huir de ese lugar... A veces necesitamos escuchar más al corazón y hacerle caso, sobre todo hacerle caso."
#emociones#sentimientos#pensamientos#escritos#palabras#sobre pensar#sobrepensar#escuchar el corazón#metas#auto mejora#tiempo para uno mismo#sonreír#descubrir nueva música#explorar lugares nuevos#iniciar conversaciones#bailar#reír#positividad#aceptación#sinceridad
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Amor y Odio | Enzo Vogrincic
Para: los que extrañan a su ex!
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Ya llevabas más de tres años saliendo con Enzo cuando todo cambió. Durante ese tiempo, le habías prometido tu apoyo incondicional, incluso frente a la perspectiva de una relación a distancia, que a ti no te importaba en absoluto. Sin embargo, para Enzo las cosas eran distintas.
Una noche, en su departamento en Montevideo, tú y Enzo estaban inmersos en una discusión. Él estaba lidiando psicológicamente con las complejidades de su papel como Numa Turcatti, a pesar de estar recibiendo terapia y compartir sus preocupaciones con colegas y hasta con Bayona. Pero en esa noche en particular, Enzo se quebró emocionalmente, llorando sin control. Tú, instintivamente, le abrazaste, asegurándole que todo estaría bien, que una vez que terminara con el trabajo, las cosas volverían a la normalidad y mejoraría gracias a las lecciones de vida que había aprendido.
Sin embargo, Enzo, con seriedad, te interrumpió diciendo: "(tu nombre), sabes cuánto te quiero, pero no puedo seguir contigo sintiéndome así. No quiero que sufras a mi lado. Por favor, dejemos esto". Mientras le acomodabas el cabello para ver su rostro, respondiste con calma: "No me importa, quiero apoyarte, te necesito tanto como tú a mí". Pero Enzo te miró fijamente y con voz firme dijo: "¡No! ¡No, (tu nombre)! Por favor, escúchame. Necesitamos separarnos por un tiempo. Necesito que lo entiendas".
Te encontrabas en una encrucijada emocional, sin saber exactamente qué pensar. El amor que sentías por Enzo era tan profundo que alejarte de él por completo parecía un acto prohibido. No obstante, también querías comprender su perspectiva y darle el espacio que parecía necesitar.
Con un gesto de cariño, acariciaste su rostro y le diste un beso en la frente. "Si eso es lo que quieres, te respeto. Y sabes que siempre estaré aquí para vos, cualquier cosa que necesites", expresaste con sinceridad. Enzo tomó tu mano, acariciándola, y te susurró un agradecimiento. "Gracias por entender", dijo con voz suave.
Con un nudo en la garganta, te levantaste y te retiraste. La puerta se cerró detrás de ti, dejando en el aire la incertidumbre de lo que vendría a continuación.
—
Un año y medio transcurrió desde aquel momento, y tú y Enzo eran oficialmente exnovios. Parecía que él estaba prosperando, inmerso en una nueva fama que lo llevaba a escenarios de todo el mundo: Venecia, Madrid, Sevilla, Buenos Aires, Ciudad de México, Nueva York y más. Era como si hubiera olvidado por completo sus raíces.
Te encontrabas observando su vida a través de las redes sociales, pero cada publicación te causaba una mezcla de emociones. Por un lado, sentías resentimiento al verlo disfrutar de su éxito sin aparentes remordimientos. Por otro, reconocías que, a pesar del odio que intentabas albergar, en el fondo seguías amándolo.
Finalmente, decidiste bloquearlo en todas las plataformas y cortar cualquier vínculo digital con él. Era la única manera de protegerte emocionalmente, aunque en lo más profundo de ti, sabías que el amor que sentías aún persistía, enredado con sentimientos contradictorios de amor y odio.
Con la carga de las obligaciones laborales, tu jefe te envía a Madrid para una conferencia de trabajo que durará dos semanas. Aunque aceptas por deber profesional, también reconoces la oportunidad de escapar de las calles de Montevideo, las cuales están impregnadas de recuerdos compartidos con Enzo.
La necesidad de un espacio fresco para reflexionar y alejarte de los lugares que te vinculan con el pasado se convierte en una motivación adicional. Madrid, con su energía diferente y nuevas experiencias, te ofrece un respiro necesario para despejar la mente y encontrar un nuevo equilibrio. Mientras te sumerges en las responsabilidades laborales, también te das cuenta de que esta oportunidad puede ser un catalizador para tu propia renovación personal.
Al llegar a tu nuevo apartamento en Madrid para las dos semanas, decides explorar las luminosas calles y te diriges a una cafetería. Mientras te sientas al aire libre, ordenas un café y un croissant, disfrutando de la tranquilidad del paisaje y la hermosa arquitectura madrileña.
Al terminar tu café, te levantas para entrar a la cafetería y devolver la taza vacía. Sin embargo, te chocas fuertemente con un hombre, y sientes la sangre brotar inesperadamente de tu nariz. Sin verlo claramente, reaccionas impulsivamente gritándole: "¡GORDO BANANA DE MIERDA, CANTO DE QUESO!".
Cuando finalmente lo miras fijamente, te quedas en shock al darte cuenta de que la persona con la que te acabas de chocar es nada menos que tu exnovio, Enzo Vogrincic. El encuentro inesperado lleva consigo una mezcla de sorpresa, incomodidad y, quizás, la oportunidad de abordar asuntos pendientes.
EL FINAL DE UN NUEVO COMIENZO.
#enzo vogrincic#society of the snow#la sociedad de la nieve#enzo vogrincic fic#enzo vogrincic x reader#uruguay#latina#spanish#my writing#fanfic#enzo x reader#argentina#me enamoré de un uruguayo#enzo vogrincic x you
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Winter Falls.
Hugh Jackman x Fem!reader.
Summary: Hugh y ella son amigos desde hace un año, con una tensión subyacente entre ellos. Una salida juntos transforma su relación, llevándolos a explorar nuevos sentimientos.
Category: Slow Burn Romance, Friends to Lovers, First Date, 2000s Nostalgia, Fluff and Tension {TW: Light Humor, Emotional Moments, Friendship Dynamics}.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⏱︎
El reloj en la pared marcaba las 7:20 am. Con el cabello medio seco y la camisa mal abotonada, el café en la encimera quedó olvidado. La promesa de salir temprano se desvanecía rápidamente. Tenía un plan: un atuendo decente, un desayuno tranquilo, pero el cansancio acumulado se burlaba de cualquier intento de organización.
Un suspiro salió mientras el número de Hugh aparecía en la pantalla del teléfono. Seguramente él ya estaba listo, probablemente en camino al trabajo, con esa actitud despreocupada que siempre resultaba irritante, aunque, de algún modo, también reconfortante. Pedirle un favor no era lo ideal, pero llegar tarde y enfrentar las miradas de reprobación de los compañeros tampoco era una opción. Con un leve tamborileo de dedos en la encimera, se marcó su número.
La llamada sonó un par de veces antes de que su voz resonara al otro lado de la línea, relajada y casi burlona.
—Vaya, ¿madrugando, princesa? —dijo, y se podía imaginar esa sonrisa que siempre usaba para molestar.
Se rodaron los ojos, pero una pequeña sonrisa se asomó. Su actitud siempre tenía el poder de aliviar un poco la tensión de las mañanas.
—¿Podrías pasarme a buscar? Estoy… un poco retrasada.
Hubo una pausa. En esos breves segundos, la duda surgió. Pero Hugh nunca dejaba colgado a nadie.
—Cinco minutos y estoy allí. —Su tono cambió, y luego añadió—: Ah, y trata de no causarme problemas tan temprano.
Un suspiro escapó, una mezcla de alivio y exasperación. El último sorbo de café se apresuró mientras se recogía el bolso. Era evidente que él haría algún comentario sobre el aspecto apresurado, pero eso ya formaba parte de su dinámica. Hugh tenía la habilidad de convertir cualquier situación en algo menos grave de lo que parecía.
Apenas terminé de poner los zapatos cuando el sonido del auto estacionándose afuera resonó. Al mirar por la ventana, allí estaba él, con gafas de sol y una expresión divertida, esperándola. Con un último respiro hondo, salió, lista para lidiar con los inevitables comentarios que vendrían en el camino.
Apurada, subí al auto y cerré la puerta con un golpe. El motor no rugió como esperaba. Miré a Hugh, que se había quedado mirando al frente con una sonrisa divertida en su rostro.
—¿Qué pasa? ¿Vamos a llegar tarde? —pregunté, tratando de contener la frustración mientras lanzaba un vistazo al reloj.
Sin embargo, en lugar de arrancar, se volvió hacia mí. La distancia entre nosotros se redujo cuando se acercó, y el corazón comenzó a latir un poco más rápido. Sin decir una palabra, tomó el cinturón de seguridad y lo pasó por mi cuerpo, asegurándolo en su lugar. Su cercanía era electrizante; podía sentir el calor que emanaba de él, y un pequeño nudo se formó en el estómago.
—Ah, ya veo. ¿Te puse nerviosa, linda? —dijo con esa voz burlona, un destello de diversión en sus ojos.
El comentario lo acompañó una sonrisa que me hizo desear poder esconderme. No sabía si quería reírme o simplemente querer que el momento se detuviera. La cercanía de Hugh siempre había tenido un efecto extraño, una mezcla de nerviosismo y emoción que nunca había experimentado con nadie más. Intenté ignorar el sonrojo que comenzaba a extenderse por mis mejillas.
—Claro que no —respondí, tratando de sonar segura, aunque la voz casi me falló. —Solo… solo apúrate y arranca.
Él se echó a reír mientras finalmente giraba la llave en el encendido, y el motor vibró a la vida. Con una última mirada hacia mí, puso el auto en marcha. El trayecto hacia el trabajo había comenzado, pero la tensión en el aire se sentía más palpable que nunca.
Mientras el auto avanzaba por la carretera, robé una mirada de reojo a Hugh. Su expresión estaba concentrada en la carretera, pero había algo en su forma de manejar que me hizo pensar, aunque rápidamente traté de alejar esa idea. Era un buen amigo, y pensar en él de esa manera no era lo que debía hacer. Sin embargo, había algo en la forma en que se movía, en su confianza al volante, que lo hacía parecer... bien, por así decirlo.
—¿Tienes en mente lo que vamos a hacer hoy? —preguntó Hugh, rompiendo el silencio y sacándome de mis pensamientos.
—Sí, solo lo básico —respondí, tratando de mantener la voz casual. —No creo que sea un día tan complicado.
Él sonrió, esa sonrisa que siempre tenía para hacerme sentir a gusto.
—Eso espero. Aunque tengo un par de ideas que podrían hacer el día un poco más divertido —dijo, levantando las cejas de forma juguetona.
No pude evitar sonreír. Esa era la parte de Hugh que siempre me hacía sentir cómoda, incluso cuando había una ligera tensión en el aire. Era como si supiera exactamente cómo hacer que el día se sintiera menos pesado.
—Bueno, solo asegúrate de que no sean ideas descabelladas. El jefe no se tomaría eso muy bien —le advertí, un tono de broma en mi voz.
Él se echó a reír, y el sonido resonó en el auto, llenando el espacio con una energía amistosa.
—Prometo que no te meteré en problemas... por ahora —dijo, guiñando un ojo mientras el semáforo cambiaba a verde.
La normalidad de la conversación me tranquilizó, aunque sabía que había algo más debajo de la superficie. Era como si la tensión que solíamos ignorar comenzara a hacerse más presente en cada pequeño intercambio. Pero por ahora, me contentaba con disfrutar de su compañía.
Al llegar a la oficina, Hugh aparcó el auto frente al edificio, y la rutina del día a día nos recibió con los brazos abiertos. Salí del vehículo y estiré los brazos, tratando de despejar la mente antes de entrar.
—¿Listos para otro emocionante día en la sala de guionistas? —bromeó Hugh, con una sonrisa amplia.
—Oh, sí, totalmente —respondí con un tono sarcástico. —No hay nada más emocionante que discutir si un personaje debe llevar sombrero o no.
Ambos reímos mientras caminábamos hacia la entrada. La oficina, decorada con afiches de películas y papeles esparcidos por todos lados, siempre había tenido un aire caótico, pero también creativo. Al abrir la puerta, el bullicio habitual de colegas hablando y riendo nos dio la bienvenida.
Tomé un respiro profundo antes de entrar y sentí cómo la energía del lugar me animaba.
—Primero café, luego guiones —declaró Hugh, llevándome hacia la máquina de café. —No podemos empezar el día sin nuestro combustible.
—No me obligues a recordar cómo sobrevivir sin mi dosis matutina de cafeína —dije, mientras me servía una taza. El aroma a café recién hecho me envolvió, y por un momento, todo parecía más fácil.
Mientras esperábamos, intercambiamos comentarios sobre las tramas que estábamos desarrollando y algunas anécdotas divertidas del fin de semana. Todo parecía fluir con naturalidad, sin que ninguna de las conversaciones tocara la ligera tensión que existía entre nosotros.
Finalmente, después de un rato, nos dirigimos a la sala de guionistas. Mientras nos acomodábamos en nuestras sillas, Hugh se giró hacia mí con una mirada intrigante.
—Oye, a las 8 pm te voy a pasar a buscar. Ponte linda. —dijo, su tono ligero, pero las palabras parecían cargadas de un significado que no podía ignorar.
Me quedé un momento en silencio, sorprendida. La normalidad del día se desvaneció por un instante, y todo lo que quedaba era esa invitación inesperada que llenaba el espacio entre nosotros. La idea de salir con él, de verlo vomo mi compañero de trabajo en un contexto diferente, hizo que mi corazón se acelerara, esta vez parecía algo totalmente diferente.
—¿A las 8? —repetí, tratando de sonar despreocupada, pero sabía que mi voz había traicionado mi sorpresa.
—Sí, no tienes excusas. —Hugh sonrió de una manera que me hizo cuestionar si realmente lo decía en serio o solo estaba bromeando.
Mientras continuábamos con nuestra jornada laboral, no pude evitar pensar en lo que eso significaba. La tensión que habíamos estado ignorando de repente estaba a la vista, y yo solo podía esperar que la noche revelara lo que realmente había entre nosotros.
Al llegar a casa, la familiaridad del lugar me envolvió, pero mi mente seguía atrapada en la conversación de esa mañana. Me dejé caer en el sofá y saqué el teléfono, buscando el contacto de mi mejor amiga. Después de un par de tonos, su voz familiar resonó al otro lado.
—¡Hola! ¿Cómo va todo? —preguntó ella, con ese tono entusiasta que siempre me hacía sentir mejor.
—Hola, tengo que contarte algo —dije, sintiendo que la emoción comenzaba a brotar. — Hugh... me invitó a salir esta noche.
—¿Qué? ¡Eso es genial! Ya era hora igual. —exclamó, y su entusiasmo fue contagioso.
—Sí, pero... no sé, estoy tratando de convencerme de que solo es una salida entre amigos —respondí, tratando de mantener la calma mientras me pasaba una mano por el cabello. —Llevamos trabajando juntos durante un año, y siempre ha sido amistad, pero esta salida, es diferente, ¿sabes?
—Claro, hay tensión entre ustedes. He notado cómo se miran en la oficina —dijo, y no pude evitar sonreír. —Así que, ¿qué piensas hacer?
—No lo sé. Por un lado, quiero ir porque ma hace sentir algo, pero también tengo miedo de que sea solo una cena entre amigos y que me haya confudido, agh—confesé, sintiendo un ligero nudo en el estómago.
—¿Y si no es solo eso? —me preguntó. —Tal vez él también siente lo mismo, pero no sabe cómo decírtelo, nadie invita a su compañera de trabajo un viernes a las 8 pm, amor.
Su comentario resonó en mi mente, y un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo. La idea de que Hugh pudiera tener sentimientos más profundos era tentadora, pero también aterradora. ¿Y si las cosas se volvían incómodas? ¿Y si la salida no iba como esperaba?
—No sé, tal vez debería jugarlo de manera segura —dije finalmente, tratando de convencerme. —Solo disfrutar de la cena y ver a dónde lleva la conversación.
—Eso suena a un buen plan —respondió mi amiga. —Pero recuerda, si hay algo más, no tengas miedo de explorar eso. La vida es demasiado corta para dejar pasar oportunidades.
Terminé la llamada con una mezcla de emoción y nerviosismo. La cena con Hugh podría ser solo una salida entre amigos, pero había un trasfondo de posibilidades que no podía ignorar.
Mientras el sol se ponía, me apresuré a prepararme. No quería verme como si hubiera salido de una revista, pero tampoco quería parecer descuidada. Opté por un vestido azul que resaltaba mis curvas de manera sutil, algo que me hacía sentir cómoda y segura. Me eché un vistazo rápido al espejo, dándome cuenta de que me veía bien, y eso me ayudó a calmar un poco los nervios.
Justo cuando estaba terminando, el teléfono fijo sonó. Sabía que era Hugh. Contesté rápidamente, sintiendo un ligero cosquilleo de emoción.
—¿Hola? —dije, intentando sonar tranquila.
—Hey, ¿lista para la noche? —su voz sonaba juguetona.
—Casi, estoy bajando ahora —le respondí, mirando el reloj.
—Perfecto. Nos vemos en un minuto —dijo, su tono despreocupado y familiar me hizo sonreír.
Colgué y respiré hondo. La idea de salir con Hugh ya no era solo una salida entre amigos; había una tensión palpable entre nosotros que no podía ignorar. Con una última revisión al espejo, me dirigí hacia la puerta, para bajar.
Cuando lo hice, la brisa fresca de la noche me recibió como un abrazo suave. Al abrir la puerta, me sorprendí al ver que Hugh no estaba en su auto habitual, sino que se encontraba de pie en la entrada, con una sonrisa en el rostro que iluminaba la penumbra. Llevaba una camisa de botones que acentuaba su figura y unos jeans que parecían un poco más cuidados de lo habitual.
—Hola —saludé, sintiendo una mezcla de nervios y emoción.
—Hola. Te ves hermosa—dijo, su mirada recorriéndome de manera sutil, pero sincera, lo que me hizo sonrojar un poco. Su tono era tan despreocupado, como si fuera lo más natural del mundo decirlo.
—Gracias, tú también... estás un poco más arreglado de lo normal —respondí, intentando mantener la conversación ligera y no dejar que mi nerviosismo se notara.
Él sonrió con complicidad y me hizo un gesto con la mano para que lo acompañara. Empezamos a caminar, el sonido de nuestros pasos resonando suavemente en la acera. Hugh caminaba con las manos en los bolsillos de sus jeans, su postura relajada, como si no hubiera nada más importante que el momento que compartíamos. La calle estaba tranquila, iluminada por las luces cálidas de las farolas, y el aire fresco hacía que el momento se sintiera especial.
—¿A dónde vamos? —pregunté, curiosa por lo que había planeado.
—Eso déjamelo a mí. No te preocupes, no te voy a defraudar —dijo con confianza, una sonrisa juguetona asomándose en sus labios.
Caminamos un rato en silencio, pero la tensión entre nosotros era palpable. A veces, nuestras miradas se encontraban y rápidamente desvíaba la vista, sintiendo un ligero cosquilleo en el estómago. Era como si el mundo se hubiera desvanecido, y solo existiéramos él y yo, en este momento.
De repente, Hugh rompió el silencio. —¿Sabías que desde que empezamos a trabajar juntos, he estado esperando una ocasión así? —dijo, girando ligeramente la cabeza para mirarme, sus ojos brillando con una chispa traviesa.
—¿Ah, sí? ¿Y por qué es eso? —pregunté, intentando no sonar demasiado interesada, aunque mi corazón latía más rápido.
—Porque, sinceramente, me gusta pasar tiempo contigo —respondió, su tono sincero y relajado. Su declaración me tomó por sorpresa, y no pude evitar sonreír mientras un calor agradable me envolvía.
Seguimos caminando, y mientras él hablaba, la tensión que había estado acumulándose entre nosotros se sentía como una burbuja lista para estallar. Era un juego sutil de palabras y miradas, pero ambos sabíamos que algo más profundo se estaba formando entre risas y complicidad.
Después de unos minutos de caminar y charlar, llegamos a una pista de patinaje sobre hielo iluminada con luces brillantes y música suave que llenaba el aire. La vista era mágica; el hielo relucía bajo las luces, y la risa de la gente patinando creaba un ambiente animado y festivo.
—¿Patinaje sobre hielo? —pregunté, con los ojos iluminados de emoción y sorpresa.
—¿Te gusta? —me miró, sus ojos brillando con diversión.
—Siempre he querido hacerlo, pero nunca tuve la oportunidad —admití, sintiendo un cosquilleo de anticipación.
—Perfecto, entonces hoy es el día —dijo, con una sonrisa amplia, y se acercó a la entrada para comprar las entradas. Mientras esperaba, no podía evitar notar cómo la emoción brillaba en su rostro.
Entramos a la pista, y él se aseguró de que me pusiera los patines correctamente. Mientras me ayudaba, sus manos rozaban suavemente mis brazos, y cada contacto provocaba un escalofrío agradable.
—Listo, ahora solo tienes que seguirme —dijo, tomando mi mano de forma despreocupada mientras caminábamos hacia el hielo.
Al dar mis primeros pasos sobre el hielo, perdí el equilibrio y me tambaleé un poco. Hugh se rió suavemente y me sostuvo antes de que pudiera caer.
—Vas a tener que hacer más ejercicio para eso —bromeó, guiándome con firmeza mientras me enseñaba a deslizarme.
La música de fondo mezclada con las risas y gritos de los demás patinadores creaba un ambiente de alegría que era contagioso. Mientras patinábamos, la cercanía de su mano en la mía me hizo sentir más segura, y poco a poco, empecé a disfrutar del momento.
—Mira, no está tan mal, ¿ves? —dijo, deslizándose con facilidad y gracia por el hielo, mientras yo trataba de imitarlo.
—Sí, claro, porque tú eres un experto —respondí, riendo mientras me esforzaba por mantener el equilibrio.
Él se detuvo frente a mí, mirándome con una sonrisa traviesa. —Dame la mano, vamos a intentarlo juntos —dijo, y, sin pensarlo, extendí la mano hacia él.
Juntos, comenzamos a deslizarnos, y la risa llenó el aire mientras tratábamos de mantenernos en pie. La tensión entre nosotros se sentía cada vez más cómoda, cada momento se cargaba de una complicidad que parecía florecer a medida que avanzábamos.
—Este es un buen comienzo para una cita, ¿no crees? —dijo Hugh, mirándome de reojo mientras patinábamos.
—¿Una cita? —repetí, sorprendida pero divertida.
—Solo estoy diciendo que podríamos hacer esto más a menudo —respondió, y en ese instante su mirada se detuvo en mí, el ambiente se volvió más íntimo.
Mientras patinábamos, me sentía cada vez más segura, pero justo cuando comenzaba a disfrutar plenamente, perdí el equilibrio y empecé a tambalearme hacia un lado. El hielo se volvió traicionero bajo mis pies, y antes de que pudiera reaccionar, me vi girando sin control, preparándome para caer.
De repente, sentí una mano firme en mi cintura. —Te tengo —dijo Hugh, con una sonrisa que mezclaba diversión y tranquilidad mientras me estabilizaba.
—Gracias, me salvaste de hacer el ridículo —reí suavemente, sintiendo la cercanía entre nosotros.
Él sonrió, esa calidez que siempre me hacía bajar la guardia iluminaba su rostro. —No te preocupes, es mi trabajo asegurarme que no caigas... y si caes, que sea por mí —añadió, guiñándome un ojo con un toque de nerviosismo que me hizo sonreír aún más.
Antes de que pudiera responder, un niño pasó a nuestro lado rozando sin querer a Hugh, lo que hizo que ambos perdiéramos la poca estabilidad que habíamos recuperado. Nos desplomamos torpemente en el frío y húmedo hielo.
—Parece que el primero en caer no fui yo —comenté, soltando una risa leve por la situación.
Hugh rió también, y luego su mirada se fijó en mí, notando algo en mi mejilla. Con un gesto suave, se acercó y quitó una pizca de nieve que se había quedado pegada. —Tienes un poco de nieve aquí —dijo, pero en su mirada había algo más que diversión.
El momento se volvió extraño, como si el tiempo se detuviera entre nosotros. Mis mejillas ardían con su cercanía y el toque de sus dedos. Ambos nos incorporamos después, algo nerviosos, ignorando la tensión que parecía envolvernos.
—Bueno, ¿quieres seguir patinando? —preguntó él, su sonrisa todavía en su rostro.
—En realidad, prefiero que no. Tengo un plan perfecto para continuar la noche —le respondí, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza. —¿Qué te parece si dejamos el hielo por ahora y hacemos algo diferente?
Hugh levantó una ceja, claramente intrigado. —¿Y cuál es ese plan? Me tienes con curiosidad —dijo, con esa sonrisa juguetona que conocía tan bien.
—Déjame sorprenderte —dije, tirando suavemente de su mano hacia la salida de la pista. —Confía en mí.
Nos reímos mientras salíamos del hielo y nos dirigimos a la entrada para quitarnos los patines y devolver lo que habíamos rentado. Lo que fuera que ocurriera después, sabía que la noche estaba lejos de terminar.
Mientras caminábamos de regreso, el aire frío de la noche contrastaba con el calor que aún sentía después de patinar. Hugh y yo avanzábamos en silencio, pero no era incómodo, al contrario, había algo en esa calma que me hacía disfrutar cada paso. Nuestras manos iban balanceándose a los lados, rozándose de vez en cuando, como si algo nos empujara a tomarnos de las manos, pero ninguno se atrevía a dar ese paso.
Cada pequeño roce me hacía consciente de su presencia de una forma que normalmente no permitía. Era como si el simple contacto de nuestras manos fuera suficiente para hacer que mi pulso se acelerara un poco más. No podía evitar preguntarme si él sentía lo mismo, si cada vez que nuestras manos se tocaban, ese pequeño cosquilleo también lo recorría a él.
Miré de reojo, observando su perfil mientras caminábamos. Hugh tenía las manos ligeramente abiertas, como si estuviera a punto de tomar la iniciativa, pero algo lo detenía, o tal vez estaba esperando a que yo lo hiciera. El pensamiento de entrelazar mis dedos con los suyos era tentador, pero, al mismo tiempo, intimidante.
—¿Te cansaste de patinar? —preguntó de repente, rompiendo el silencio con una sonrisa cómplice.
—No tanto como pensé, la verdad, fue divertido, me gustó mucho—respondí con una ligera risa, tratando de ignorar el hecho de que nuestras manos volvían a rozarse por un segundo más largo. Sentía que el simple hecho de no apartarla lo decía todo.
Seguimos caminando sin prisa, y el silencio volvió a instalarse entre nosotros, aunque esa energía entre ambos seguía ahí, suspendida en el aire frío de la noche. ¿Acaso él también estaba pensando en dar ese paso? O tal vez simplemente esperaba a ver si yo lo hacía primero.
Finalmente, me armé de valor, o al menos lo intenté. Mi mano dejó de balancearse tanto, acercándose más a la suya, pero en el último segundo, justo cuando estuve a punto de hacerlo, sentí cómo su mano se retiraba un poco, ajustándose el abrigo.
Me reí internamente, aliviada y frustrada a partes iguales. Claramente, no era tan fácil como parecía.
Después de un rato caminando en silencio, la ciudad nocturna empezaba a adquirir un ambiente más acogedor bajo las luces tenues de las calles. Las manos de ambos aún rozaban de vez en cuando, pero ahora, en lugar de centrarse en eso, se me vino a la mente un pequeño lugar no muy lejos de allí, uno que solía visitar cuando era niña, que era perfecto para la ocasion.
—¿Conoces el mejor chocolate de aqui, que está a unas cuadras? —pregunté, rompiendo la calma mientras nos acercábamos a la esquina.
Hugh me miró con curiosidad y negó con la cabeza.
—No, no creo haber estado por aquí muchas veces y nunca tome chocolate —admitió, levantando una ceja. —¿Por qué?
—Es uno de esos lugares que guardan historias —dije, sintiendo una pequeña sonrisa asomarse en mis labios. —Solía ir allí de pequeña con mi familia, especialmente en noches frías como esta. Sirven el mejor chocolate caliente de la ciudad, o al menos eso pensaba cuando era niña.
Él sonrió ante mi entusiasmo, asintiendo lentamente. —Entonces, ¿me estás invitando a tu lugar secreto? —preguntó, en tono juguetón.
—Bueno, no tan secreto, pero sí muy especial para mí, no puedo creer que no hayas probado el chocolate —respondí, sin poder evitar notar lo cálido que se sentía hablar de algo tan personal.
— y yo no puedo creer que no hayas patinado antes.— me contratacó sonando dulce pero sarcástico a la vez lo cual me hizo soltar una risa suave. —pero suena perfecto, confío en ti —dijo, mientras ajustaba el ritmo de sus pasos para seguirme.
Caminamos juntos hasta la cafetería, una pequeña joya escondida entre edificios más modernos, con luces amarillentas que hacían que se viera como un refugio acogedor en medio de la noche fría. Al entrar, el cálido aroma a cacao y pasteles recién horneados nos envolvió de inmediato. Todo en ese lugar se sentía exactamente igual que cuando era pequeña, desde las mesas de madera gastadas hasta la campanilla que sonaba al abrir la puerta.
Nos sentamos en una de las mesas junto a la ventana, y sin pensarlo dos veces, pedí el clásico chocolate caliente. Hugh me siguió el juego, observando con una mezcla de curiosidad y diversión mientras me perdía en mis recuerdos.
—Así que este es tu refugio —comentó Hugh, mientras la mesera dejaba frente a nosotros dos tazas humeantes y llenas de crema batida en la parte superior. —Tiene ese aire nostálgico.
—Sí, no ha cambiado mucho desde la última vez que vine —admití, sintiendo cómo una parte de mí volvía a ese tiempo de ni��ez en el que todo parecía más simple.
Tomé un sorbo, el sabor cálido y dulce inundó mis sentidos, haciéndome cerrar los ojos por un segundo. Cuando los abrí, Hugh estaba mirándome con una sonrisa suave.
—¿Qué? —le pregunté, sintiendo que el rubor subía ligeramente por mis mejillas.
—Nada, solo... te ves bien cuando estás feliz —respondió con una sinceridad inesperada, y aunque su tono tenía esa actitud despreocupada, había algo más profundo detrás de sus palabras.
El momento se quedó suspendido, y aunque el chocolate caliente estaba ahí para distraerme, no pude evitar sentir cómo esa tensión entre nosotros, la que había estado presente durante meses, se hacía un poco más evidente.
Mientras tomaba otro sorbo de mi chocolate, observé de reojo cómo Hugh se llevaba la taza a los labios. Fue un segundo después, cuando la taza ya estaba en la mesa, que noté algo que me hizo sonreír.
—¿Qué pasa? —preguntó él, levantando una ceja al ver mi expresión.
—Nada, es solo que... —No pude evitar soltar una pequeña risa, inclinándome hacia él mientras le señalaba la parte superior de su labio. —Tienes un poco de crema... justo aquí —dije, haciendo un gesto alrededor de mi propio labio para que lo entendiera.
Hugh frunció el ceño, confuso al principio, y luego, al darse cuenta de lo que había pasado, se pasó la mano rápidamente por la boca.
—¿Ya? —preguntó, pero todavía quedaba un rastro blanco en su labio superior.
Negué con la cabeza, riéndome un poco más. —No, todavía no —dije, alargando la mano para señalarle el punto exacto.
Él me miró, mitad avergonzado y mitad divertido, antes de intentarlo de nuevo. —¿Y ahora?
Suspiré, divertida. —A ver... no, no, déjame —dije finalmente, acercándome y, con una leve sonrisa, pasé mi pulgar suavemente por la zona afectada, limpiando los restos de crema batida. La cercanía entre nosotros me hizo sentir un ligero cosquilleo en el estómago, pero me obligué a mantener la calma.
—Gracias, supongo que ahora sí me salvaste a mí del ridículo —bromeó él, con una sonrisa encantadora que me desarmó un poco.
—Es lo justo, ¿no? —respondí, recuperando mi mano con una risa suave.
El ambiente volvió a relajarse después de ese momento, pero la tensión no desaparecía del todo. Seguía ahí, flotando en el aire, en esos pequeños momentos en que nuestras miradas se cruzaban, en la forma en que nuestras conversaciones parecían deslizarse entre lo cómodo y lo cargado de significado.
Después de terminar nuestros chocolates y dejar algunas monedas sobre la mesa, nos levantamos y salimos de la cafetería. El aire nocturno estaba fresco, pero no incómodamente frío. Mientras caminábamos, nuestras manos continuaban balanceándose levemente a los lados, rozándose de vez en cuando, pero ninguno hacía el primer movimiento para entrelazarlas.
Conversamos sobre cosas triviales, historias del trabajo, alguna que otra broma, y de repente me di cuenta de que habíamos tomado un rumbo conocido. Levanté la vista y me sorprendí al ver que estábamos justo frente a mi edificio.
—Bueno... —dije, deteniéndome en la entrada de mi casa. —Parece que llegamos.
Hugh se detuvo también, levantando una ceja al ver dónde estábamos. —Vaya, el tiempo pasó rápido —dijo, metiendo las manos en los bolsillos y acercándose un paso más, pero sin invadir mi espacio personal. —No me di cuenta de que estábamos caminando hacia acá.
Solté una risa suave. —Sí, yo tampoco...
Nos quedamos en silencio por un momento, mirándonos bajo las luces de la calle. Sentía que había algo más que ninguno de los dos estaba diciendo, algo que flotaba en el aire entre nosotros, pero también algo que no queríamos apresurar.
—Bueno, entonces... —Hugh rompió el silencio, pero sus palabras parecían colgar en el aire sin una dirección clara.
—Sí, bueno... —me mordí el labio, sintiendo ese nerviosismo que solía ocultar tan bien a su alrededor, pero que ahora me parecía imposible de ignorar.
Nos quedamos así, de pie, casi riendo por lo incómodo y emocionante que se sentía el momento, como si ambos supiéramos que esa noche había sido diferente, pero ninguno supiera cómo terminarla.
Hugh rompió el silencio, mirándome directamente a los ojos con una leve sonrisa en los labios. —La verdad, la pasé muy bien esta noche... —Su tono era más bajo, casi susurrante. Entonces, agregó—: Y, por cierto... te ves muy linda esta noche.
Sentí cómo mi corazón dio un pequeño salto, y no pude evitar sonreír ante el comentario. Era esa manera suya, siempre lanzando algo sutil pero directo, dejándome en ese limbo de no saber si bromeaba o si hablaba en serio.
—¿Ah, sí? —respondí, levantando una ceja, intentando mantener la calma mientras me mordía ligeramente el labio. —Entonces, ¿al final sí era una cita?
Hugh soltó una risa suave y se acercó un poco más, aunque manteniendo las manos en sus bolsillos. —¿Qué crees tú? —preguntó, su mirada fija en la mía, dejando la pregunta flotando entre nosotros. La forma en que lo dijo, con esa mezcla de desafío y diversión, me hizo sentir un leve escalofrío.
—No sé Hugh... —respondí, juguetona, ladeando un poco la cabeza y encogiéndome de hombros. — Pues pensaba que no, como no lo habias dicho...
Hugh mantuvo su mirada en la mía, y su sonrisa se tornó más suave, casi cómplice. Dio un pequeño paso hacia mí, quedando lo suficientemente cerca como para que nuestras manos se rozaran. —Pues si... —dijo en voz baja, con esa seguridad suya—. Era una cita.
Su respuesta me tomó por sorpresa, y sentí mi respiración volverse un poco más pesada al notar lo cerca que estaba. Nuestras manos seguían rozándose sutilmente, como si la energía entre nosotros nos empujara a cruzar esa línea.
Sentí cómo el calor se extendía por mis mejillas. La sinceridad en su voz, el toque sutil de nuestras manos, todo contribuía a un momento cargado de algo más que palabras.
Hugh no dejó que el momento se desvaneciera. Lentamente, deslizó su mano hasta tomar la mía con firmeza, entrelazando nuestros dedos. Ese simple gesto hizo que mi corazón diera un vuelco. Sin decir nada más, me acercó un poco más hacia él, hasta que el espacio entre nosotros se desvaneció casi por completo.
—Te ves hermosa —repitió, su voz apenas un murmullo, pero lo suficientemente clara para que cada palabra calara profundo.
Mis ojos no se apartaron de los suyos, y aunque mi mente me gritaba que debía decir algo, hacer algo, simplemente me quedé ahí, sintiendo su mano cálida sobre la mía y cómo el mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse. Las luces de la calle, el sonido distante del tráfico, todo desapareció en ese instante.
Nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración, y mis propios pensamientos empezaron a volverse un caos. Pero en ese caos había algo cierto: no quería que ese momento terminara.
Hugh sostuvo mi mirada por unos segundos más antes de inclinarse lentamente hacia mí. Apenas me dio tiempo de procesar lo que estaba sucediendo cuando sus labios rozaron los míos en un suave y sutil beso. No fue intenso ni apremiante, fue delicado, como si estuviera explorando la idea de lo que podría ser. Mi corazón se aceleró, y aunque el beso duró apenas un suspiro, dejó una sensación cálida que se expandió en mi pecho.
Cuando se apartó solo lo suficiente para mirarme de nuevo, una sonrisa juguetona apareció en sus labios. —No quería que esta cita terminara sin algo memorable, ¿no crees?
Mi respiración se entrecortó un poco, todavía sintiendo el cosquilleo de sus labios sobre los míos, y antes de poder decir nada, él añadió con una mirada traviesa: —Aunque, si lo prefieres, podríamos hacer esto más seguido. Solo dime cuándo.
Me quedé un segundo en silencio, tratando de procesar sus palabras y lo que acababa de pasar. Todavía sentía el calor en mis labios, y aunque mi corazón estaba latiendo a mil por hora, intenté mantener la compostura.
—¿Y si te digo que no necesito pensarlo? —le respondí, con una pequeña sonrisa, tratando de igualar su tono juguetón. Sentí que el rubor en mis mejillas se hacia mas intenso, pero no me importaba. Estaba cómoda en la cercanía entre nosotros.
Hugh soltó una risa baja, complacido con mi respuesta. Se tomó un momento para mirarme de nuevo antes de finalmente dar un paso atrás. —Entonces, lo tomaremos como un sí.
Con una última sonrisa, se giró hacia la calle. —Nos vemos mañana —dijo, mientras retrocedía unos pasos más, sus manos en los bolsillos de su abrigo. —Descansa bien, linda.
Y con eso, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la dirección opuesta, dejándome ahí, aún procesando la suavidad del beso, el calor de su cercanía, y la promesa tácita de que esto no era solo un encuentro casual.
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hola linda! podes hacer algo de orgasm denial con enzo? 😵💫💗
౨ৎ AGUANTA un poco MÁS
warnings: smut. +18. orgasm denial. unprotected p in v. dacryphilia.
n/a: lo siento por la inactividad, es que el último post tuvo poco apoyo y me desanimé haksbjs😓
Enzo no paraba de juguetear con tú clitoris mientras te embestía lentamente. Llevabais así varias horas, con una de tus piernas en su hombro y sin dejar que te corrieras.
“Enzo… por favor” lloriqueaste mientras intentabas apartar su mano de tu clitoris.
“Shh, ya está chiquita. Solo un poco más, respira hondo y aguanta” dijo con una gran sonrisa, viendo como te corrompías debajo suya.
Gimoteabas mientras arañabas sus fuertes brazos en busca de alivio, sus embestidas te brindaban placer pero el se las apañaba para hacer que no te vinieras.
Lágrimas caían por tus mejillas y eso solo le prendía más. Sus caderas empezaron a moverse más rápido haciendo que ambos gimieran alto.
Enzo bajó tu pierna de su hombro y se recostó encima tuya para besarte apasionadamente. Sus caderas chocaban frenéticamente con las tuyas, volvías a estar al borde del orgasmo y ya te estabas exasperando, arañabas la espalda de tu novio mientras enrollabas tus piernas en su cintura.
“Enzo, te lo suplico, déjame correrme” suplicaste en su oído mientras tus ojos rodaban detrás de tu cabeza por el placer.
“Lo sé bebé, estás siendo una buena chica, aguanta, ¿si?” contestó con una pequeña sonrisa de lado mientras apartaba algunos mechones de tu pelo fuera de tu cara.
Ahora fuiste tú la que juntó sus labios con los tuyos, os besabais sin cesar mientras la mano que masajeaba tu clitoris fue a apretar uno de tus pechos, haciendo que jadearas. Enzo aprovechó que tu boca estaba abierta para meter su lengua en tu boca y así explorar el interior de esta.
Sus besos hacían que te distrajeras del hecho de que aún después de tantas horas que Enzo se había pasado dándote placer, todavía no te habías podido venir.
“Ya casi estoy pequeña, solo un poco más y te podrás correr” susurra sobre tus labios mientras cierra los ojos echa la cabeza hacia atrás, acto seguido suelta un sonido gutural gracias al placer y empieza a moverse lento de nuevo, pero de manera en la que su pene toque todos los lugares correctos.
Poco tiempo después el hombre pellizca uno de tus pezones, dándote vía libre a que te corras ya que él iba a hacer lo mismo.
Con un grito tuyo y un gruñido de parte de Enzo ambos se corren. Tus paredes vaginales se tintaban de blanco mientras la masculinidad del pelinegro se manchaba con tus jugos.
Enzo disminuyó progresivamente sus estocadas y apoyó su cabeza en tu hombro, intentando recuperar su respiración. Tus manos fueron instintivamente a su cabello y lo acariciaste mientras cerrabas los ojos, dispuesta a dormir después de tanto esfuerzo.
#🎧. inbox#:3#lsdln#la sociedad de la nieve#enzo vogrincic#enzo vogrincic fanfic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic fluff#enzo vogrincic x reader#lsdln cast#anon ask
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Eh querido hacerle esta pregunta desde hace unos días bueno mas que una pregunta es una idea para usted si le gustaría tomarla y se trata de ¿y si adam hubiera mordido la manzana y no Eva? No se si usted escucho esa teoría de roo o root es en realidad Eva después de haber mordido la manzana pues aquí sería lo mismo pero con adam que después de haber mordido el fruto se hubiera convertido en roo y fuera el padre de los pecados capitales (contexto leí que en una de las muchas interpretaciones de adam este después de que Eva mordiera el fruto de ellos nacieron los pecados capitales osea los demonios mayormente ponen a asmodeo hijo de estos dos pero igual) no se si me estoy dando a entender espero que se entienda la idea pero sería curioso no sé ver algo así y adam como padre de todos los pecados capitales (excepto lucifer claro) como asmodeo, belcebú y Santan
No se piénsalo y si no se puede pues bueno lo intente gracias por leer
Este es un boceto de mas o menos me imagino a adam versión roo lo siento por si esta feo el dibujo
Ignore el dibujo de la esquina de abajo plis
Ya había pensado en hacer un AU como ese la verdad. En dónde Adam después de ser creado por Dios, de alguna manera el cielo lo pierde y Adam termina en el infierno (de alguna manera, su curiosidad lo llevó a perderse XD) con una manzana a su lado, bien roja, jugosa e intacta.
La come por curiosidad y debido a ese abquiere el conocimiento del bien y el mal.
Así que decide explorar este nuevo lugar, y en sus viajes se encuentra con los pecados capitales siendo niños. Así que decide cuidarlos (mi canon tanto bíblico como en la serie es que Adam es mamá gallina, déjenme) y de un momento para el otro se transforma en el rey del infierno. Gobernando ese lugar con mano firme.
Y en el momento en el que Lucifer y Lilith caen en ese lugar se encuentran con uno de los seis príncipes de los pecados, y son llevados ante Adam a pesar de las resistencias.
Y es ahí cuando lo ven. Un hombre corpulento pero elegante, con nada más unos pantalones de seda rojos holgados con adornos dorados, con los pectorales orgullosamente al aire, descalzo y con joyas adornando las garras de sus manos. Su cabello castaño enmarañado pero hermoso, un par de cuernos curvos negros con la punta dorada se elevaban con orgullo, y una mirada dorada que los miraba con desdén y curiosidad.
Lucifer y Lilith cayeron enamorados.
———
Pero la verdad es que ya tengo muchos Au's en estos momentos en mis manos. Así que no me molestaría si alguien agarra esta idea y la desarrolla de una mejor manera :D
Ya que yo no lo haré XD
PD: ¡HERMOSO DIBUJO! (人*´∀`)。*゚+ (Recién ví la firma, perdooooon)
#hazbin hotel#hazbin hotel fandom#hazbin adam#hazbin hotel adam#adam hazbin hotel#hazbin hotel au#hazbin lucifer#hazbin hotel lucifer#adamsapple#lucifer hazbin hotel#hazbin hotel lilith#lilith morningstar#lucifer x adam#adam x lucifer#lilith x adam#lucifer x adam x lilith
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Hola, soy Alex y esta historia es sobre cómo conocí a mi novio fantasmal Sam. Verás, soy un mago, así que tengo una especie de sexto sentido cuando se trata de seres sobrenaturales. La primera vez que conocí a Sam fue en mi penúltimo año de universidad. Había ido a estudiar fotografía y tenía una pasantía los fines de semana con un gran fotógrafo llamado Julio.
Conocí a Sam cuando regresé de clases, él había poseído a mi vecino llamado Ben que vivía en la habitación de enfrente de la mía en el dormitorio.
Acababa de entrar y dejé la puerta abierta de par en par porque estaba a punto de irme y estaba recogiendo algo. Escuché un gemido que venía del otro lado del pasillo, detrás de la puerta de Ben. Debía haber estado “estudiando” muy duro.
De repente me sentí muy frustrada porque no podía encontrar mi portafolios. Busqué por todos lados y lo vi cuando estaba en el suelo. No tenía idea de cómo, pero se había caído detrás de mi armario. Traté de alcanzarlo con todas mis fuerzas, pero no pude, así que me levanté e intenté mover todo el armario.
No se movió, en ese momento Ben salió y preguntó: "Oye, ¿qué es todo este alboroto?"
Me volví hacia él y le respondí: “Oh, hola, solo estaba tratando de acceder a mi portafolio que, sin ningún motivo, está detrás de mi armario”.
Sus ojos se iluminaron y sonrió: "¿Quieres que te ayude a moverlo?", preguntó con esa voz profunda y tranquilizadora suya.
“¡Eso sería genial, gracias!”
Él se puso de un lado y yo del otro, y los dos movimos el armario hacia delante, alejándolo de la pared. Intenté alcanzarlo, pero mis brazos no eran lo suficientemente largos. Ben puso su brazo detrás y agarró la carpeta con su mano fuerte. Volvió a subir y movimos el armario de nuevo a su lugar.
“Muchas gracias Ben, ¿cómo puedo pagarte?”
Se mordió el labio y dijo: “ummm…”
“Tengo cinco dólares conmigo, ¿será suficiente?”
Suspiró y dijo: “No sé. ¿Qué tal si llegamos a un acuerdo?” con una sonrisa.
“¿Qué tipo de arreglo?”, pregunté.
Se acercó a mí de modo que su pecho quedó a escasos centímetros de mi cara, se inclinó cerca de mi oído y susurró: "¿Qué tal una sexual?"
Estaba confundida, ¿un chico realmente atractivo, heterosexual y con novia, me acaba de pedir que le pague sexualmente?
En ese momento pasé junto a él y cerré la puerta. Me volví hacia él y le pregunté sin rodeos: "¿Quién eres?"
Él sonrió y dijo: "soy yo, Ben".
Puse los ojos en blanco y pregunté: “Sé que no eres Ben, entonces, ¿quién y qué eres?”
Su rostro se puso serio y dijo: “¡Maldita sea! ¿Cómo me has pillado?”
“Me insinuaste algo. Era obvio porque Ben es heterosexual”.
Él sonrió y suspiró, y luego dijo: "Mi nombre es Sam y soy un fantasma, me hice cargo de tu amigo aquí porque quería ser humano por un tiempo".
“En primer lugar, Ben nunca ha sido mi amigo, siempre me llamaba maricón. Y en segundo lugar, ¿por qué no saliste con su novia?”
Él se rió entre dientes y dijo: "Porque no me gustan las chicas y pensé que eras linda".
Me quedé allí un segundo y pensé: por un lado, podía tener sexo con Ben y dejarlo en ridículo o podía ir rápidamente a entregar mi portafolio.
“Está bien”, le dije, “esto es lo que va a pasar: te quedarás aquí en este cuerpo y regresaré en veinte minutos”.
Él me sonrió y dijo: “Bueno, ¿por qué veinte minutos?”
Suspiré “porque necesito entregar mi portafolio”
“Está bien, pero ¿qué quieres que haga durante veinte minutos?”
Lo miré interrogativamente y le dije: “Quédate aquí y luce bonito, y cuando regrese, tú y yo podremos explorar tu cuerpo”.
Su sonrisa se amplió y dijo: “Será mejor que te apures porque puedo llevarte aquí mismo”.
Sonreí y salí corriendo a entregar mi portafolios. Cuando regresé, él ya estaba desnudo y esperándome en mi cama.
Exploramos nuestros cuerpos durante toda la noche. Me encantaba besar y lamer sus grandes pectorales peludos y tener su enorme pene de 20 centímetros en mi culo.
#malepossession#posesión masculina#possession#hairy#hairyman#male body possession#ghost#hairy pits#ghost boyfriend
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¿Qué nos enseña el Mito de Sísifo sobre el Absurdo de la Existencia ?
Descubre la reflexión de Albert Camus que desafía nuestra percepción de la vida.
En el corazón de la filosofía existencialista se encuentra una imagen poderosa y desalentadora: la del rey Sísifo, condenado a empujar una roca inmensa cuesta arriba, solo para verla rodar de nuevo hacia abajo, repitiendo esta tarea inútil por toda la eternidad.
Este mito, extraído de la mitología griega y revitalizado por el filósofo francés Albert Camus en su ensayo "El Mito de Sísifo", se ha convertido en un símbolo duradero de la lucha humana contra la futilidad y el absurdo de la existencia.
En la mitología griega, Sísifo era un rey astuto y desafiante que engañó a los dioses en varias ocasiones. Su astucia y arrogancia finalmente le valieron un castigo eterno impuesto por Zeus: debía empujar una roca gigante hasta la cima de una colina, solo para que la roca rodara de nuevo hacia abajo, forzándolo a comenzar de nuevo, en un ciclo interminable de esfuerzo y fracaso.
Albert Camus retoma este mito en su ensayo para explorar la condición humana en un mundo desprovisto de sentido inherente. Para Camus, la lucha de Sísifo representa la vida humana: una serie interminable de tareas repetitivas y aparentemente sin propósito, en un universo indiferente. Sin embargo, en lugar de sucumbir al nihilismo, Camus encuentra en esta imagen una oportunidad para la rebelión y la afirmación de la vida.
Según Camus, la vida misma es absurda, marcada por una desconexión fundamental entre nuestras expectativas de significado y la indiferencia del cosmos. Pero en lugar de desesperarse ante este absurdo, Camus sugiere que debemos abrazarlo y encontrar nuestra propia forma de darle sentido a nuestras vidas. Aquí radica la verdadera fuerza de Sísifo: aunque su tarea es inútil, Sísifo sigue empujando la roca. En este acto de resistencia, Camus ve un modelo para la existencia humana.
"Hay que imaginar a Sísifo feliz", concluye Camus. Esta afirmación, aunque paradójica, encapsula la esencia del pensamiento del filósofo.
La felicidad de Sísifo no proviene de la esperanza de éxito en su tarea, sino de la aceptación plena de su destino y la dedicación a su esfuerzo a pesar de la futilidad. Es en esta rebelión consciente contra el absurdo donde Sísifo encuentra su libertad y su significado.
El Mito de Sísifo nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias vidas. ¿Cómo enfrentamos la repetición y la aparente falta de propósito en nuestras existencias? Camus nos invita a no buscar respuestas definitivas, sino a encontrar valor y alegría en el acto de vivir, en el esfuerzo continuo y en la aceptación de nuestra condición humana.
Así, el mito se convierte en una alegoría moderna para la lucha cotidiana de cada individuo. Nos recuerda que, aunque la vida puede parecer una serie interminable de subidas y bajadas, nuestra actitud hacia esa lucha puede transformar nuestra percepción de la realidad. Al igual que Sísifo, podemos encontrar en el esfuerzo mismo una fuente de significado y satisfacción.
En última instancia, la historia de Sísifo y la interpretación de Camus nos ofrecen una perspectiva profundamente humana sobre la existencia: aceptar el absurdo, resistir la desesperación y encontrar en nuestra propia lucha la esencia de lo que significa vivir.
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Cambia, todo cambia
🌟 Novedades
Hemos añadido una nueva opción que te permite elegir quién puede mencionar tu blog en las publicaciones y respuestas: todo el mundo, solo los blogs que sigues, solo los blogs con los que te sigues mutuamente o nadie.
Desde el viernes pasado, ya no es posible activar Post+ en los blogs. Como probablemente sepas, esto se debe a que la función dejará de estar disponible en enero. Por si te lo perdiste, aquí te lo explicamos en detalle.
En la versión web, ahora tienes la posibilidad de pausar y reanudar el envío de publicaciones a la cola aunque tengas activado el experimento del sistema de publicaciones en cola mejorado en el Laboratorio de ideas.
Además, ya puedes poner en pausa el envío de publicaciones a la cola, reanudarlo cuando quieras o mezclar la cola en la aplicación para iOS (versión 32.3 o posteriores).
También en estas versiones de la aplicación para iOS, hemos mejorado el proceso para promocionar publicaciones, de modo que sea más sencillo e intuitivo.
Al abrir una notificación push en la que te recomendamos un blog, ahora se te dirigirá directamente a la página de dicho blog en lugar de llevarte a una vista previa en la pestaña «Contenido que sigues».
Ya llegó, ya está aquí: ¡hemos publicado el resumen del año 2023 de Tumblr! Pásate por el blog @fandom para rememorar las maravillas que han presenciado nuestros Escritorios durante estos últimos meses. ¡Está en inglés, eso sí!
🛠️ Mejoras y solución de problemas
Hemos resuelto una incidencia que impedía que las publicaciones con etiquetas se indexaran correctamente en las búsquedas después de haberlas editado para que pasaran de ser privadas a públicas.
Debido a un error de la interfaz que ya hemos arreglado, la semana pasada podía parecer que seguías automáticamente cualquier blog que te siguiera, aunque en realidad esta acción no se producía. Así que ya sabes: si quieres devolverle a esos blogs su muestra de apoyo, tendrás que hacer clic en el botón «Seguir» como de costumbre.
En la nueva versión de la aplicación para iOS hemos solucionado varios fallos que provocaban que a menudo se cerrara inesperadamente.
El pequeño aviso que se muestra al usar un navegador no compatible con Tumblr ya no queda oculto por el mensaje que aparece a pie de página al acceder a la página «Explorar» sin haber iniciado sesión y que te anima a hacerlo o a registrarte en la plataforma.
Hemos solventado un problema en la versión web que hacía que, en ocasiones, los resultados de las búsquedas en los blogs se mostraran como texto sin formato.
También en esta versión, hemos corregido un error que afectaba a la pestaña «Tus etiquetas» y que causaba que la ventana emergente que se abre al acceder al menú para filtrar por etiqueta no se mostrara en el lugar adecuado en función del desplazamiento que hubieras hecho por la página. Ahora aparece correctamente posicionada en el centro de la pantalla.
🚧 En curso
Hemos detectado una incidencia en la última versión de la aplicación para iOS que impide que los lectores de pantalla puedan leer el contenido de los mensajes directos. Lo resolveremos en la versión 32.6.
Estamos al corriente de un problema que está causando que la pestaña «Contenido que sigues» deje de mostrar publicaciones si sigues el blog Radar. Estamos trabajando para solucionarlo lo antes posible.
🌱 Próximamente
En la versión web, vamos a trasladar el botón «Borrar cuenta» de la página de configuración del blog principal a la página de configuración de la cuenta para evitar que la gente elimine accidentalmente su cuenta de Tumblr.
¿Tienes algún problema? Envía una solicitud al equipo de asistencia y se pondrán en contacto contigo lo antes posible.
¿Quieres hacernos llegar tus comentarios o impresiones sobre alguna función? Echa un vistazo a nuestro flamante blog Work in Progress y empieza a compartir tus ideas y sugerencias con la comunidad.
¿Quieres apoyar Tumblr con una pequeña contribución? No te pierdas el nuevo distintivo de fan incondicional en TumblrMart.
¡Y no olvides que puedes consultar todos estos cambios en cualquiera de los idiomas disponibles en Tumblr en los blogs oficiales de los equipos internacionales!
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¡OKEY MI ULTIMO POST DE INVENCIBLE ANTES DE DEDICARME A LAS PETICIONES POR EL RESTO DEL MES NO ME MATEN!¡ESTA VES ES FLUFF!
Mark Grayson/Invincible x Starfire Lectora
Imaginate ser un alien similar a Starfire de DC, justamente puedes seguir la linea original del personaje (yo sigo mas que nada la de los comics o la de la serie de 2003) donde tu planeta fue conquistado por otra raza(gracias a tu hermana) o puedes ir por la linea mas "family friendly" que es que decidiste explorar el mundo fuera de tu planeta hogar pero terminaste en manos de una especie de red de trafico intergaláctica.
imagino que si es el primer caso, lo mas probable es que tu raza haya sido conquistada por los propios Viltrumita, lo que hizo que ocurriera una MASACRE de la cual milagrosamente tu y tu hermana pudieron huir.
indiferentemente de lo que elijas, terminaste en la tierra, aunque habiendo pasado grandes eventos traumaticos, por lo que cuando vez a este mundo nuevo, con una especie extraña, empiezas a atacar por mero instinto (como lo que hizo Starfire en el primer capítulo de Teen Titans)
es entonces cuando Mark o mejor dicho INVENCIBLE aparece.
el trata de pelear contigo al principio, alejarte de los civiles, eso hasta que se da cuenta de lo asustada que estas(especialmente si hablamos del caso de la invasión Viltrumita y te das cuenta que Mark ES un viltrumita). por lo que trata el cambia de estrategia e intenta calmarte lo mas que puede.
cuando lo logra el te termina llevando con los guardianes del Globo para ver que hacer. me imagino que eres un poco diferente que la Starfire original, estás mas asustada y a la defensiva en esta situación, al principio solo confiabas en Mark.
por lo mismo Cecil decide que te quedaras en el pentagono hasta que sepan que hacer contigo. Mark te hecha una mano para aprender las cosas "normales" de la tierra y mostrarle a Cecil que no eres una amenaza.
(si tuviste que aprender el idioma humano por "contacto labial" definitivamente todo el equipo se burla un poco de Mark por estar enamorado ahora).
¡imagínate a Mark e Eve trayendote ropa para probarte!🥺 Eve probablemente solo la crea apartir de la nada, pero tambien trae ropa que le dan sus padres que no quiere y por alguna razon a ti te gusta.
Mark se ofrece a ayudarte a entrenar! al principio trata de ir facil contigo, pero cuando casi lo dejas sin cabeza con tus rayos laser, aprende la leccion.
Definitivamente el te saca para comer comida chatarra! mas cuando se da cuenta de que la comida del pentágono no te ayuda mucho por tu gran apetito. Mark se sorprendió de la cantidad de comida que podias comer pero afortunadamente Cecil lo paga(solo no le digas todavia🤫)
definitivamente una de las cosas favoritas de Mark sobre ti, cuando ya tienes superado el trauma, es ru actitud inocente, aun después de todo, eres muy buebujeante y amigable. lo cual es cuanto menos difícil de encontrar en su linea de trabajo, por lo que quiere mantener esa parte de ti lo mas posible.
Mark definitivamente te llevo a conocer a su madre, al principio estaba algo nervioso de que no te aceptara después de lo que paso con su padre, pero sorprendentemente Debbie lo tomo muy bien.
gracias a esto pudiste conocer mas sobre la cultura de la tierra, le preguntabas a Debbie constantemente sobre los lugares que ella habia visto, como eran y su cultura (incluso algunas anécdotas de Mark cuando era niño), y con tu actitud burbujeante y juvenil no fue difícil para Debbie encariñarse contigo fácilmente.
aparte de que te ayudo a enamorarte bastante rapido de la tierra, ver su belleza por ti misma, lo cual te animo a ser tu propia version de un heroe.
cuando quieres volverte una heroina, Mark entra en un conflicto interno, por una parte SABE muy bien qje no quieres que alguien tome decisiones por ti, lo respeta, pero por otra parte le ATERRA la posibilidad de que te lastimes, te capturen, pierdas por completo tu ser o peor, MUERAS.
probablemente gracias a esta conversación es que ustedes dos se vuelven pareja.
en general al principio Mark trata de hacer tus primeras patrullas contigo para enseñarte lo basico, después de te deja hacer lo que quieras, y esta TAN ORGULLOSO cuando le ganas a alguien.
"¡ESA ES MI CHICA!" tipo de orgulloso.
definitivamente le gusta mucho volar contigo y simplemente divagar, por lo menos siente que ahi ustedes dos tienen mas Privacidad. aparte de que le gusta como te vez en tu elemento. segun el.
si hablamls del primer caso de origen que dije al principio y tu hermana vuelve, Mark ve atravez de TODAS las banderas rojas y sera el primero en advertirte sobre ella, ya el paso por algo similar con su familia, no quieres pasar por eso.
si ambos pelean juntos, PAREJA DE PODER. LITERAL. tienes ciertas habilidades que Mark no, por lo que se complementan muy bien.
si Mark se lastima, entras en MODO RAMPAGE y ¿sinceramente? Mark no sabe si deberia estar asustado o mas enamorado. o exitado.
si TU te lastimas DIOS AYÚDANOS, MARK ESTA ENOJADO--- alguien la va a pasar mal.
en general, ambos son como dos Golden Retrirvers siendo felices juntos.
#fem reader#invincible imagine#invincible show#invincible x reader#invincible series#invincible spoilers#invincible#mark grayson x reader#mark grayson#spanish#español
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UNA CARTA PARA MI MISMA, CUANDO SIENTO QUE TODO VA MAL EN MI VIDA
Si alguna vez dudas acerca de lo que puedes lograr, por favor recuerda tu momento más difícil y bastará para que sientas que puedes con el mundo entero.
Ya hemos pasado por esto, recuerda tres cosas: tranquila, te amo y todo pasa, este momento también pasará. Has recorrido un largo camino, viviste cosas que jamás, ni en el sueño más remoto imaginaste, pasaste por los momentos más bonitos y complicados de tu vida, así que no hay razón para entrar en pánico, eres fuerte y cada día lo serás un poco más.
Te admiro mucho, tanto que eres mi orgullo más grande, sé lo que has pasado y que cada día, uno a uno intentas ser la mejor persona posible, todo lo demás es secundario; si alguna vez dudas acerca de lo que puedes lograr, por favor recuérdate en ese que fue tu momento más difícil y bastará para que de nuevo sientas que puedes con el mundo entero, porque hasta hoy no conozco persona más fuerte y decida que tú, cuando te lo propones.
Vive este momento, no como un castigo ni algo desafortunado sino como una oportunidad, tú más que nadie sabe que nada es eterno así que toma lo que necesites, aprende lo que pueda servirte para después y fluye con la vida, recuerda que el miedo, la tristeza, el dolor, la rabia y la desesperanza también son parte de ella y de ti, entre más resistas más duele así que dales oportunidad y las gracias por lo que vinieron a enseñarte, luego déjalos ir.
Eres humana, permítete equivocarte y caer, llora si lo necesitas y muéstrate frágil, que hoy estoy convencida que eso es fortaleza, y no es malo; recuerda ser humilde, que exigirte perfección es arrogancia.
No te reproches jamás el confiar en la gente, dales una oportunidad cuando lo creas prudente y confía en tu instinto cuando te diga que no; si alguien hace algo que te lastima recuerda dos cosas, son humanos igual que tú y si se equivocaron comprende, pero si lo hicieron con intención solo déjalo ir, entiende que no hay algo malo contigo y sus decisiones no te pertenecen ni tienen que ver con tu valor, no siempre eres la indicada para toda la gente y eso está bien, entonces suelta y continúa.
Agradece siempre, nada ni nadie pasa por tu vida sin tener una misión en ella, sé receptiva y mantente dispuesta a aceptar lo hay para ti, suelta aquello que ya no encaja más y mantén las manos abiertas para lo que viene, pero no te aferres a lo que duele o no funciona, que ocupa el espacio de cosas mejores.
Quiérete tanto que solo permitas para ti lo mejor, rodéate de todo lo bueno, personas, momentos, lugares.
Recuerda lo infinitamente feliz que has aprendido a ser en tu propia compañía, y si en algún momento alguien quiere entrar a tu vida, asegúrate que supere eso, porque para menos, ya no estás.
Recuerda de dónde vienes y ten claro a dónde vas, pero si en algún momento no lo sabes, disfruta entonces de explorar las posibilidades, a veces encuentras lo que no sabías que buscabas.
Ama tu pasado, abrázalo y agradécele, que tiene mucho que ver con quien eres hoy, pero céntrate especialmente en tu presente, que es mucho de lo que serás mañana.
Siente mucho, has mucho, da mucho, ama mucho, arriesga mucho y siempre, siempre, ganarás en mayor proporción.
Sé fiel a ti, no temas decir ‘no’ cuando así lo sientas, de cualquier forma nunca se acaba de complacer a los demás; pero sobre todo, apasiónate por lo que haces y llena tu vida de ‘sí’, sí voy, sí quiero, sí puedo, sí lo hago, sí aprendo, sí… ¡Vivo!
Ama a los demás, sean familia, amigos, conocidos o pareja, pero sobre todo ámate a ti, recuerda lo que aprendimos y es ‘no romperse en pedazos para mantener a los demás completos’, tal vez la lección más liberadora del mundo fue cuando nos quedó claro que cada persona es tan grande y completa que para ser feliz le basta con ella misma, entra a la vida de los otros para hacerla un poco mejor, vive con ellos, pero siempre para ti; estar rodeada de amor y personas mejora mucho la vida, pero tengo la certeza de que hasta el día de hoy tu más grande y bonito descubrimiento fue saber que eres una mujer completa, que aquello que necesitas está ahí, dentro de ti y que definitivamente, cada día tienes la posibilidad de ser la mujer más feliz de tu vida.
Te amo incondicional, sincera e infinitamente, estoy aquí contigo y solo quise recordarte que esta es nuestra aventura, hagamos que valga la pena el viaje.
Sonríe, que me encanta cuando lo haces, y recuerda qué bonita estás y debes ser feliz...💖🌹🌻🌷🙌
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¿Qué nos enseña el Mito de Sísifo sobre el Absurdo de la Existencia? Descubre la reflexión de Albert Camus que desafía nuestra percepción de la vida. En el corazón de la filosofía existencialista se encuentra una imagen poderosa y desalentadora: la del rey Sísifo, condenado a empujar una roca inmensa cuesta arriba, solo para verla rodar de nuevo hacia abajo, repitiendo esta tarea inútil por toda la eternidad. Este mito, extraído de la mitología griega y revitalizado por el filósofo francés Albert Camus en su ensayo "El Mito de Sísifo", se ha convertido en un símbolo duradero de la lucha humana contra la futilidad y el absurdo de la existencia. En la mitología griega, Sísifo era un rey astuto y desafiante que engañó a los dioses en varias ocasiones. Su astucia y arrogancia finalmente le valieron un castigo eterno impuesto por Zeus: debía empujar una roca gigante hasta la cima de una colina, solo para que la roca rodara de nuevo hacia abajo, forzándolo a comenzar de nuevo, en un ciclo interminable de esfuerzo y fracaso. Albert Camus retoma este mito en su ensayo para explorar la condición humana en un mundo desprovisto de sentido inherente. Para Camus, la lucha de Sísifo representa la vida humana: una serie interminable de tareas repetitivas y aparentemente sin propósito, en un universo indiferente. Sin embargo, en lugar de sucumbir al nihilismo, Camus encuentra en esta imagen una oportunidad para la rebelión y la afirmación de la vida. Según Camus, la vida misma es absurda, marcada por una desconexión fundamental entre nuestras expectativas de significado y la indiferencia del cosmos. Pero en lugar de desesperarse ante este absurdo, Camus sugiere que debemos abrazarlo y encontrar nuestra propia forma de darle sentido a nuestras vidas. Aquí radica la verdadera fuerza de Sísifo: aunque su tarea es inútil, Sísifo sigue empujando la roca. En este acto de resistencia, Camus ve un modelo para la existencia humana. "Hay que imaginar a Sísifo feliz", concluye Camus. Esta afirmación, aunque paradójica, encapsula la esencia del pensamiento del filósofo. La felicidad de Sísifo no proviene de la esperanza de éxito en su tarea, sino de la aceptación plena de su destino y la dedicación a su esfuerzo a pesar de la futilidad. Es en esta rebelión consciente contra el absurdo donde Sísifo encuentra su libertad y su significado. El Mito de Sísifo nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias vidas. ¿Cómo enfrentamos la repetición y la aparente falta de propósito en nuestras existencias? Camus nos invita a no buscar respuestas definitivas, sino a encontrar valor y alegría en el acto de vivir, en el esfuerzo continuo y en la aceptación de nuestra condición humana. Así, el mito se convierte en una alegoría moderna para la lucha cotidiana de cada individuo. Nos recuerda que, aunque la vida puede parecer una serie interminable de subidas y bajadas, nuestra actitud hacia esa lucha puede transformar nuestra percepción de la realidad. Al igual que Sísifo, podemos encontrar en el esfuerzo mismo una fuente de significado y satisfacción. En última instancia, la historia de Sísifo y la interpretación de Camus nos ofrecen una perspectiva profundamente humana sobre la existencia: aceptar el absurdo, resistir la desesperación y encontrar en nuestra propia lucha la esencia de lo que significa vivir.
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Hey Sr. Hyde
Escribo cuando el mundo duerme, ya sea en la realidad o en mi mente.
Donde solo existe la quietud para que finalmente pueda escuchar el sonido del golpe de aquellos que entregan las palabras de los mundos que solo conozco cuando estoy quieto.
Escribo para liberar las voces que gritan por dentro para que sean liberadas.
Para existir, para ser escuchadas, para ser vistas, para fluir como ríos desde mi alma.
Escribo para crear el cielo, para sentir la lluvia, para saborear el suelo mientras bebe, para crecer en la tierra, y ser ramificado más allá de todo lo que una vez conocí.
Escribo para sanar, para ver, para escuchar, para sentir, para ser más de ti y menos de mí.
Para saber, para aprender a vivir.
Para mostrar, para ganar mi lugar entre las estrellas.
Escribo para ver qué pasa cuando pongo una palabra tras otra, cómo empiezan a tener significado, a desarrollar forma, cómo crece el poder en medio de sus letras, cómo crean una voz y se vuelven mías, sonidos y significado.
Un propósito que nunca supe que tenían.
Así que escribo para explorar galaxias y planetas y dimensiones que solo puedo imaginar.
Para encender la maravilla de mi mente como si fuera nueva, como lo era cuando era niño.
Ver y conocer y entender el mundo con ojos inocentes y un corazón aún más benevolente.
Hablar en tonos que sanen y ofrezcan compasión.
Sostener, tocar, sentir, ser todo lo que solo mis palabras pueden enseñarme a ser.
Y entonces escribo.
A veces es bastante fácil escribir rimas, puedo hacerlo sin esfuerzo en cada línea.
A veces funciona tan formalmente y tan bien, pero yo pongo las reglas y también puedo romperlas.
Tal es mi libertad que libero mi alma con cada palabra nueva.
Entonces escribo para escapar, para volar, para ignorar las demandas y los rigores y las solicitudes de los días.
Para esconderme, para buscar, para encontrar la verdad en momentos entre líneas que solo parecen un juego.
A si escribo para codificar mi significado o hablar con claridad.
Todo depende de cómo se muestren las palabras, virtuosas o vanamente, pero no juzgo si alguna vez son realmente mías.
Porque sostengo la idea y las escucho en el eco de las cámaras de mi mente.
Y sentirlas en el latido profundo de mi corazón que me delata.
Entonces se que escribo porque solo mis palabras pueden sangrar de la forma en que mis emociones oscurecen en las páginas de la nada que se convierte en mi todo eterno.
Entonces de nuevo escribo porque mi verdadera voz a menudo no se escucha fuerte pero resuena en la inmensidad del espacio.
Escribo para existir.
Para ser escuchado, para ser visto.
Amar y ser amado, para vivir en armonía con sonidos y vibraciones que elevan y brindan vida.
Sin necesidad de significado, solo paz en el ser.
Yo escribo las palabras que me hacen libre.
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𝙇𝙖 𝙈𝙖𝙡𝙙𝙞𝙘𝙞𝙤𝙣 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙑𝙞𝙡𝙡𝙚𝙜𝙖𝙨
Hace más de un siglo, la casa de campo de las afueras, perteneció a los Villegas, una familia involucrada en prácticas ocultas. Ignacio Villegas, el patriarca, realizó un ritual en busca de la inmortalidad, sacrificando a sus propios hijos como ofrenda a un demonio. Sin embargo, fue traicionado: en lugar de la vida eterna, él y su familia quedaron malditos, atrapados en la casa entre este mundo y el otro.
Ignacio se convirtió en el anfitrión de la entidad demoníaca, y su espíritu, junto con el de sus hijos, vagaba por la casa, esperando nuevas víctimas. Cualquiera que entrara corría el riesgo de ser poseído, atrapado en un ciclo eterno de horror y muerte.
Una pareja joven, Laura y Daniel, se mudaron a una antigua casa de campo, atraídos por su precio increíblemente bajo. Apenas se instalaron, cosas extrañas comenzaron a suceder. Pequeños objetos se movían de lugar, puertas que siempre cerraban terminaban abiertas. Al principio, lo tomaron como coincidencias. Pero la atmósfera de la casa parecía volverse más pesada, especialmente al caer la noche.
Una noche, Laura se despertó por el sonido de susurros. Daniel, a su lado, hablaba dormido en un idioma extraño y gutural. Lo sacudió para despertarlo, pero sus ojos se abrieron vacíos, fijos en ella. "No es Daniel", susurró una voz que no era suya. Las luces parpadearon.
Durante los días siguientes, Daniel comenzó a cambiar. Su comportamiento se volvió errático; se encerraba horas en una habitación del sótano que jamás había mostrado interés en explorar. Laura lo encontraba mirando al vacío, murmurando palabras que no entendía. Una mañana, al intentar entrar al sótano, la puerta se resistió, como si estuviera sellada desde el otro lado, aunque la cerradura no tenía llave.
Una noche, cuando Laura despertó de nuevo, encontró a Daniel parado frente a la cama, con la mirada fija en la pared. "Ya no queda nada de él", susurró con una voz distorsionada. De repente, una sonrisa grotesca se extendió por su rostro, y sus manos se movieron hacia ella con rapidez inhumana. Laura corrió al baño y se encerró, temblando. Escuchó golpes en la puerta y una risa siniestra que poco a poco se fue alejando.
Al amanecer, la casa estaba en silencio. Reuniendo valor, Laura bajo al sótano. Lo que encontró la hizo retroceder de terror: símbolos tallados en las paredes, figuras extrañas y el cuerpo de Daniel, colgado del techo. Pero lo más perturbador no era su cuerpo, sino su rostro… sonriendo.
Mientras intentaba salir de la casa, escuchó el susurro detrás de ella: "Ahora te toca a ti".
𝓯𝓲𝓷
Moraleja: La búsqueda de poder a cualquier costo lleva a la destrucción, y los actos atroces que se cometen en nombre del egoísmo no solo condenan al perpetrador, sino también a quienes lo rodean. Jugar con fuerzas oscuras tiene consecuencias que trascienden el tiempo y el espacio
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Querido tío,
Espero que esta carta te encuentre en buen estado y con una sonrisa de oreja a oreja, ¡porque ya casi estoy listo para aterrizar en ese paraíso playero que llamas hogar! Sé que puede sonar un poco loco, ¿verdad? Yo, uno completo desconocido, apareciendo de la nada y pidiendo alojamiento en tu refugio costero. Pero, ¿sabes qué? ¡La vida está llena de sorpresas!
Déjame contarte un poco sobre mí para que puedas reconocerme cuando llegue al aeropuerto. No voy a hablar sobre el color de mi cabello o mis ojos, porque eso sería imposible que lo vieras. Quiero que me veas más allá de lo superficial, tal cual lo haces con tus gafas especiales.
Para empezar, soy un alma inquieta, siempre buscando nuevas aventuras y emociones. Soy como un perrito callejero curioso, oliendo cada esquina y persiguiendo cada destello de luz. ¿Recuerdas ese cachorro juguetón que solía rondar por el vecindario? Bueno, ese sería yo.
Tengo una pasión desenfrenada por la naturaleza y por la escritura. A veces me desconecto del mundo en lugares como playas o bosques para inspirarme y tomar las palabras que vuela en lo etéreo y escribirlas en mi intento por ser eterno. Me siento más vivo cuando estoy bajo el sol, con los pies en la arena o perdido en un bosque espeso. No necesito lujos ni comodidades extravagantes; solo dame un paisaje impresionante y estaré en mi elemento.
Además, soy un gran amante de las historias. No importa si son libros, películas o simplemente anécdotas que, como dice mi amiga Irene, son las patoaventuras de la vida cotiiana, siempre estoy ávido de más. Soy como un cuervo que colecciona palabras en lugar de objetos brillantes. Las historias son mi tesoro más preciado.
Ah, y no puedo olvidar mencionar mi amor por la comida. Soy un explorador culinario, siempre dispuesto a probar platos exóticos y sabores desconocidos. Para mí, cada comida es una aventura en sí misma, y cada bocado es un nuevo descubrimiento.
En cuanto a mis habilidades, bueno, digamos que soy un poco como una mezcla de Bob el constructor y Dr. House. Puedo arreglar casi cualquier cosa con cinta adhesiva y un poco de ingenio. No soy el tipo de persona que se rinde fácilmente ante un desafío; más bien, lo veo como una oportunidad para demostrar mi creatividad.
Así que, tío, cuando nos veas llegar al aeropuerto, solo busca a alguien con la chispa de la aventura en los ojos, el olor a sal en la piel y una sonrisa ansiosa por explorar lo desconocido. Esa seré yo, listo para sumergirme en la maravilla de tu mundo costero.
¡Nos vemos pronto!
Con cariño,
Mario
P.D. ¡Te quiero!
Don Ggatto
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Percepciones y Realidad
Percepción y Subjetividad
La frase "Nunca vemos las cosas como son, las vemos como somos" resalta cómo nuestra percepción está influenciada por nuestras experiencias y emociones. En lugar de observar la realidad de manera objetiva, la interpretamos a través de un filtro personal. Esta subjetividad afecta nuestra visión del mundo, moldeada por nuestras creencias y vivencias pasadas. Entender esto nos ayuda a reconocer que nuestras percepciones no siempre reflejan la realidad. Nos invita a cuestionar nuestras interpretaciones y buscar una comprensión más amplia y objetiva.
Influencia de las Emociones
Nuestras emociones juegan un papel crucial en cómo percibimos la realidad. Un estado emocional positivo puede hacernos ver situaciones de manera optimista, mientras que uno negativo puede distorsionar nuestra percepción hacia el pesimismo. Este fenómeno explica por qué dos personas pueden experimentar la misma situación de manera completamente diferente. La conciencia de cómo nuestras emociones colorean nuestra percepción nos permite gestionar mejor nuestras respuestas y reacciones.
Rol de las Experiencias Personales
Las experiencias pasadas forman la base sobre la cual interpretamos nuevos eventos. Cada experiencia deja una huella, creando un marco de referencia único para cada individuo. Este marco influye en cómo percibimos y reaccionamos ante situaciones nuevas. Reconocer el impacto de nuestras experiencias pasadas puede ayudarnos a entender mejor nuestras reacciones actuales y a trabajar hacia una percepción más equilibrada.
La Importancia de la Empatía
La empatía nos permite ver el mundo desde la perspectiva de otros, ampliando nuestra comprensión de la realidad. Al empatizar, reconocemos que nuestras percepciones son solo una parte del panorama completo. Esta habilidad es crucial en la construcción de relaciones y en la resolución de conflictos. Practicar la empatía nos ayuda a superar nuestros propios sesgos y a apreciar la diversidad de experiencias humanas.
Desarrollo de una Visión Objetiva
Cultivar una visión objetiva requiere esfuerzo y autoconciencia. Implica cuestionar nuestras propias suposiciones y estar abiertos a nuevas perspectivas. Practicar la reflexión crítica y buscar información diversa nos ayuda a acercarnos a una comprensión más precisa de la realidad. Este proceso nos empodera para tomar decisiones más informadas y justas.
Reflexión y Autoconocimiento
La autoconciencia es el primer paso hacia una percepción más clara. Reflexionar sobre nuestras propias creencias y prejuicios nos permite identificar las distorsiones en nuestra percepción. Este ejercicio de introspección nos ayuda a reconocer nuestras limitaciones y a trabajar hacia una visión más equilibrada del mundo. El autoconocimiento es una herramienta poderosa para el crecimiento personal y la mejora continua.
Ejercicio de la Curiosidad
La curiosidad nos impulsa a explorar más allá de nuestras percepciones iniciales. Al hacer preguntas y buscar diferentes puntos de vista, ampliamos nuestra comprensión del mundo. La curiosidad fomenta una mentalidad abierta y receptiva, esencial para el aprendizaje continuo. Cultivar la curiosidad nos ayuda a desafiar nuestras propias percepciones y a abrazar la complejidad de la realidad.
Práctica de la Mindfulness
La mindfulness, o atención plena, nos ayuda a observar nuestras percepciones sin juzgarlas. Esta práctica nos permite tomar conciencia de nuestros pensamientos y emociones en el momento presente. La mindfulness promueve la claridad mental y la calma, facilitando una percepción más equilibrada. Incorporar la mindfulness en nuestra vida diaria puede transformar nuestra relación con la realidad.
Aceptación de la Diversidad
Aceptar la diversidad de percepciones enriquece nuestra propia comprensión. Cada individuo aporta una perspectiva única, basada en su historia y experiencias. Valorar esta diversidad nos ayuda a construir una sociedad más inclusiva y compasiva. La aceptación de diferentes puntos de vista nos permite crecer y aprender de las experiencias de los demás.
Impacto en la Toma de Decisiones
Nuestra percepción influye en nuestras decisiones y acciones. Comprender este impacto nos permite tomar decisiones más conscientes y consideradas. Al ser conscientes de nuestras propias distorsiones perceptuales, podemos evaluar situaciones de manera más objetiva. Este enfoque mejora nuestra capacidad para resolver problemas y tomar decisiones informadas.
Poesía Inspirada
"En los reflejos del alma, El mundo se dibuja, No como es, sino como somos, En sombras y luces, se fuga.
La verdad, esquiva, danza, Entre sueños y recuerdos, Cada mirada, una esperanza, Tejiendo destinos en acuerdos.
A través del velo de la mente, Se filtra la realidad, Matices de ayer y presente, Conforman nuestra verdad.
Y así, en la percepción, Hallamos el reflejo fiel, No del mundo, sino del corazón, Que pinta su propio pincel".
Autor : @magneticovitalblog
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La heredera del Infierno
Aviso: En este capítulo, los personajes estarán en el Mundo Exterior durante tres días. Para que ocurra más interacción con los personajes y para la coherencia de la historia.
El hechiero
El amanecer había llegado y un sirviente tocó la puerta de Adelina informándole de la continuación del torneo. Se levantó de la cómoda cama y caminó hacia el baño, arrastrando los pies por el frío y liso suelo. Preparó el agua caliente y se desvistió para meterse en la ducha.
Salió y comenzó a vestirse para la siguiente pelea de Raiden. Eligió jeans cortos, una remera gris con enredaderas en los hombros y sandalias. Acompañó a sus amigos a un nuevo lugar para el combate, elegido por la emperatriz.
Era un sitio cerca del palacio. Árboles con hojas violetas, celestes y verdes se imponían haciendo sombra en algunas partes, caminos de piedra llevaban a diferentes partes del jardín y a otras entradas del palacio y torres decoraban a lo lejos. Otros, iban a monópteros con arbustos repletos de flores y enredaderas en sus columnas. En los alrededores, había bancos de color blanco con almohadones violeta y cascadas que estaban cerca del pequeño jardín.
Todos se ubicaron detrás de los tres tronos mientras esperaban a la emperatriz, pero Raiden fue el único que permaneció frente a los asientos. Apareció el general Shao y su segundo al mando, Reiko, con sus miradas hostiles y Adelina esquivó sus intentos de empujones accidentales entre los presentes. El sol comenzaba a salir cuando la familia real se presentó para la continuación del torneo.
–Sean bienvenidos todos a la continuación del torneo entre la Tierra y el Mundo Exterior –la emperatriz extendió sus manos hacia los invitados y al darse la vuelta, su mirada se encontró con el campeón de la Tierra–. Raiden te tocará enfrentarte a Kotal.
Apareció una figura de aspecto humanoide, un osh-tekk, según recordaba Adelina gracias a las clases en la academia. Se posicionó frente a Raiden, mientras Sindel se sentaba junto a las princesas. El combate inició, Adelina se sorprendió bastante por como su compañero esquivaba los ataques de su contrincante. En variaas ocasiones, Raiden usó su medallón para defenderse o arremeter a Kotal haciendo que retrocediera.
Raiden obtuvo la victoria haciendo que Sindel se mostrara sorprendida con el resultado y presentó al siguiente combatiente, Motaro. Adelina reconoció a la especie del combatiente, un centauro, recordó por sus conocimientos de mitología griega y sus clases en la Academia Wu Shi. Por sus armaduras, era uno de los oficiales del general Shao.
Raiden logró salir victorioso en el combate y acrecentó más la mirada de odio en el general. La gobernante quedó nuevamente sorprendida y por su tono, Adelina percibió indignación. Sindel presentó al nuevo oponente, una shokan llamada Sheeva. Preparó sus cuatro brazos y caminó con pasos pesados hacia el campeón de la Tierra.
Raiden, nuevamente. ganó y todos aplaudieron, excepto el general Shao y Reiko. Ya era media mañana y la emperatriz se puso de pie anunciando que el torneo continuaría el siguiente día. Ella y sus hijas se retiraron y, al mismo tiempo, los miembros de la casa real.
Adelina intentó apresurar el paso antes de que Sindel desapareciera de su vista, pero fue demasiado tarde. Los habitantes de la Tierra fueron a sus aposentos, algunos aprovecharon para explorar el lugar y, otros, decidieron permanecer en sus habitaciones. Adelina decidió buscar a la emperatriz para su investigación, mientras que Daniela iba a entrevistar a un miembro de la realeza y Mariano optó por querer explorar los alrededores junto a Kenshi y Kung Lao.
Daniela Ramoter se separó de Adelina en una bifurcación de pasillos y caminó hasta llegar a uno de los tantos jardines del palacio. No quería hacerle preguntas a los sirvientes o guardias porque estaban corriendo de un lado al otro y siguió paseando por el laberíntico jardín. Se enfocó tanto en su anotador que chocó contra un hombre y su anotador y birome cayeron al suelo.
–Uh, discúlpame. No vi por donde caminaba –la chica se frotó la frente por el golpe y alzó la cabeza hacia el extraño–. Mil perdones, no lo vi señor.
El hombre le tendió la mano y Daniela la tomó poniéndose de pie. Se limpió el jean corto y se alisó la remera celeste pastel. Miró el suelo, recogió sus cosas desperdigadas en el pasto y le sonrió al extraño.
–No importa. Tenga más cuidado, señorita –el hombre sonrió y analizó a la chica–. ¿Se encuentra bien?
–Sí, estoy bien –contestó Daniela sacándose el corto cabello pelirrojo de sus ojos–. Fui despistada, perdón.
–Descuida.
Daniela observó al chico, poseía el cabello negro hasta los hombros atado en una media colita con un broche. Tenía hombreras de metal, debajo de un traje amarillo apagado y con un chaleco marrón claro unido a un cinturón de tela negro y rojo con medallas plateadas a los costados. Tenía pantalones de color marrón con decoraciones amarillas y botas.
–Si me disculpa, me retiro, señorita –dijo el extraño apartándose de Daniela y caminó en la dirección contraria a la de ella.
–Espere, señor –la chica se aproximó al desconocido y volteó la cabeza para mirarla–. ¿Le molesta si puedo hacerle unas preguntas?
–¿Para qué? –cuestionó con una mirada hostil.
–Es solo para mí –explicó Daniela–. Soy periodista y quiero saber un poco más del Mundo Exterior. Es mejor con una persona que vivió aquí y no por escuchar a otros o leer libros.
–Ah, eres una habitante de la Tierra –dijo el chico y su mirada se tornó juzgona–. Me pareció escuchar de ese oficio raro.
–Sí… eh… Soy Daniela Ramoter –la chica extendió su mano hacia el muchacho–. ¿Le molesta si le hago una entrevista, señor…?
–Shang Tsung –completó el hombre con una media sonrisa–. Mi nombre es Shang Tsung. Con gusto responderé sus preguntas.
–Es un lindo nombre, parece de un emperador –dijo Daniela y soltó una risa–. Tenes un broche bonito.
–Muchas gracias por el halago, habitante de la Tierra.
–Por favor, decime Daniela.
Buscó una mesa en el jardín y se sentaron. La chica se cruzó de piernas, Shang Tsung se puso rígido y cruzó los brazos. Daniela pudo ver mejor sus ojos de color chocolate, eran intrigantes y le hacían recordar las tortas negras.
–¿Cuál es tu oficio, Shang Tsung? –preguntó Daniela mientras escribía en su anotador–. Me refiero a qué haces aquí como miembro de una casa real.
–No pertenezco a una –espetó Shang Tsung con tranquilidad–. ¿Qué es ese extraño oficio que haces?
El tono ante la palabra hizo que Daniela sonriera, pero notaba un poco de su hostilidad, quizás el hombre era de los que pertenecían a las facciones extremistas del Mundo Exterior. Pero prefirió mantener su buen ánimo.
–El periodismo es un trabajo en el que se investiga un hecho –dijo la chica mientras gesticulaba con las manos–. Puede ser internacional, deportivo, político. Tiene que contestar las cinco preguntas básicas ¿Qué?, ¿Quién?, ¿Dónde?, ¿Cuándo? y ¿Por qué?
–Suena interesante.
–Lo es.
–Soy hechicero de la corte –dijo Shang Tsung orgullosamente para volver a la conversación–. Procuro a la familia real.
–¿Cómo es ese trabajo? –preguntó Daniela mientras escribía en la hoja–. ¿Te dedicas a hacer predicciones o es entretenimiento para la familia real?
–Ninguna de las dos –espetó el hechicero mientras negaba con la cabeza–. Cuido la salud y bienestar de la emperatriz y sus hijas.
–Ah, eres médico.
–Podría decirse así.
–¿Cómo conociste a la emperatriz? –anotó Daniela apresuradamente–. ¿Trabajabas en algún lugar cercano a su círculo?
–Estaba en mercados de los alrededores con intención de ayudar a los que más necesitan –explicó Shang Tsung acercándose a la mesa–. La emperatriz me ofreció un lugar en la corte para poder seguir avanzando en los estudios y ayudar a la familia real y al Mundo Exterior.
–Eso es bastante bueno. Me alegra que puedas dar tu granito de arena para ayudar a tu mundo –dijo Daniela mientras anotaba–. Hay personas que se dedican a los avances de la medicina.
–Uso varias pociones y conjuros para ver si un antídoto es posible.
–Eso es bueno –dijo Daniela y siguió escribiendo–. Tienes un buen corazón, Shang Tsung.
–No sé si tengo uno.
–¿Cómo qué no?
–Varias veces tomé decisiones equivocadas –dijo Shang Tsung y juntó sus manos en la mesa–. Me cuesta creer que posea uno.
–Claro que lo tienes –dijo Daniela sonriente, relajándose en su asiento–. Ayudar a personas que no tienen nada, es una buena decisión. Entiendo que a veces, puedas perder vidas en tu oficio como hechicero, pero es parte del trabajo. Es su contra, por así decirlo, esas fallas quizás puedan ayudarte a mejorar en tu camino.
Shang Tsung sonrió ante las palabras de la muchacha y su rostro pudo relajarse poco a poco. Daniela siguió escribiendo y se sacó un mechón enrulado de su vista, otra vez. Volvió a mirar al muchacho.
–¿Este trabajo desde hace cuánto lo haces? –preguntó el hechicero con una media sonrisa–. Pareces tener experiencia.
–Lo hago desde que estuve estudiando la carrera –sonrió Daniela–. Y en varias ocasiones, me trajo problemas tanto a mis estudios como trabajo.
Shang Tsung elevó una ceja, curioso a esa afirmación y se relajó en su asiento. Daniela aclaró sus dichos:
–Expuse varios crímenes en mi país y negocios turbios –sintió las mejillas calientes ante esas palabras y rio–. Por eso, algunas veces, quisieron callarme para que sigan haciendo sus pequeñas fiestas.
–Eres valiente. Es muy admirable –dijo Shang Tsung.
–Es simplemente ayudar con lo que se puede. Contar la verdad.
–Sigue siendo valiente –aclaró el hechicero–. ¿Hay muchos como tú?
–Sí, hay muchas personas que se dedican a informar–explicó la muchacha–. Hay diversas áreas en las que se puede hacer periodismo.
–Eso es interesante.
–Son áreas efectivas a su manera –dijo Daniela y su sonrisa se acrecentó–. Me hace sentir pequeña, como ahora.
–¿De verdad?
–Todo el Mundo Exterior es maravilloso, tiene tantas bellezas y civilizaciones fantásticas –dijo Daniela y admiró su alrededor–. No sé si esto es lo que siente Adelina cuando explora ruinas antiguas.
–La Tierra y su cultura es… sorprendente.
–Hay diferentes culturas. Cada país tiene sus costumbres y tradiciones, como el Mundo Exterior –dijo Daniela soñadoramente–. Además, me encantó leerlas en la academia, pero quiero seguir explorando por mi cuenta.
–Pareces verdaderamente interesada.
Daniela y Shang Tsung siguieron hablando, perdidos en la conversación sin percatarse que el sol comenzaba a posicionarse para el atardecer. La chica recogió sus cosas y el brujo la acompañó devuelta a la zona de los habitantes de la Tierra. En su caminata, siguieron charlando de tantos temas que, varias veces, Daniela se adelantaba en sus divagaciones y el hechicero volvía a guiarla por los pasillos.
–Muchas gracias por dejarme hacerte una entrevista, Shang Tsung –dijo Daniela y le sonrió–. Espero verte en otro momento.
–Fue un placer y lo espero con muchas ansias.
El hechicero se dio la vuelta y siguió su camino, perdiéndose en la oscuridad de los pasillos. Daniela se quedó mirando unos minutos a la nada y luego entró a sus aposentos. Sus mejillas ardieron por los recuerdos con el hechicero, mientras avanzaban hacia la cama alegre por la entrevista que tuvo.
Adelina buscó por todos los lugares a la emperatriz, pero se resignó y prefirió disfrutar un rato de la tranquilidad de los tantos jardines que había en el palacio. Tomó su cuaderno de anotaciones y su mano comenzó a dibujar. Contempló su boceto, era una de las tantas flores violetas y rosas del jardín, acompañadas de sus enredaderas unidas a las columnas decorativas.
Adelina escuchó pasos y vio al general Shao y sus soldados pasando. Intentó ser lo más desapercibida posible y salirse de los insultos del general. Se ocultó entre los tantos arbustos y caminó rápidamente hacia los pasillos que conducían a sus aposentos, pero escuchó la voz gruesa del general:
–¡Detente!
La chica maldijo por lo bajo y se volteó enfrentándose a él y a sus ojos rojos como la sangre.
–¿Qué necesita, general Shao?
–No debes estar en esta área, es solamente para la emperatriz y las princesas –gruñó y la chica se inclinó en modo de disculpa.
–Lo lamento, general. Ya me retiro.
Estaba a punto de marcharse cuando la volvió a atacar:
–Te recuerdo a ti, eres una de los habitantes de la Tierra que entregó esos estúpidos obsequios a la emperatriz.
–La misma –afirmó con una sonrisa falsa–. Ahora me marcho, general. Lamento importunar este jardín.
–Fuiste descortés con esos regalos, al igual que tus amigos –la mirada del general se volvió más odiosa–. Representan mal a la Tierra y muestran más nuestras diferencias.
–Lamento haberle ocasionado molestias por eso, general Shao –Adelina mantuvo su sonrisa falsa ante los ojos rojos fuego del general–. Era simplemente un gesto de buena voluntad y no descortesía.
–Sigues mostrándome que eres diferentes a nosotros –se acercó amenazadoramente hacia Adelina.
Intentó mantenerse lo más distanciada del general lo más que pudo y buscar la salida ante su figura aterrorizante.
–Me tengo que marchar general, disculpe las molestias.
La chica corrió lo más rápido que pudo de los ojos rojos del general Shao y se encaminó a sus aposentos hasta que llegara la hora del segundo banquete.
Era de noche en la Tierra. En Argentina, las nubes tapaban la luna llena y la humedad agobiada el aire, haciéndolo pesado. El edificio del Bajo Flores rondaba el silencio, luces encendidas en algunos departamentos, pero en otros solo había oscuridad. En uno de los departamentos, poseía un silencio desde hace varios meses y el polvo comenzaba a presentarse, por más que el casero la revisara cuando podía.
Un desconocido apareció en la puerta del departamento vacío y cuidadosamente maniobró la cerradura abriéndose con un pequeño chirrido apenas audible. Al entrar, el desconocido permitió que entraran otros extraños y comenzaron a allanar el hogar meticulosamente. Buscaron en cada estante de biblioteca, muebles, cajones, sillones e incluso detrás de la televisión.
–Señor, no encontramos nada –dijo uno de los subordinados acercándose a su jefe–. Ella debió ocultarlo en otra parte.
–Busquen entre las paredes y pisos si es necesario –el desconocido se revolvió el cabello negro tratando de sacar su frustración–. Debió dejar los artefactos en algún lado.
Los subordinados siguieron buscando, hasta que uno dio la noticia de encontrar un hueco en la pared. Sacaron una pintura y lo que el desconocido pudo ver fue un hoyo sin nada. Casi lo invade la ira cuando otro subordinado halló en los estantes de la biblioteca una pequeña caja y el extraño se acercó.
La abrió con desesperación y vio la hoja amarillenta, el mapa. Faltaba la daga, el desconocido lo analizó. Estaba feliz. Pronto les informaría a sus superiores, estarían más que complacidos y la diosa no saldrá de su prisión pérdida en el tiempo. Al observar el mapa, notó algo. Tan pequeño y pasado a simple vista que hizo que su cólera volviera.
–¡Señor! Aquí está la daga –dijo el subordinado extendiéndole el arma a su jefe.
–Es falsa –el desconocido casi soltó un gruñido y contuvo el impulso de destrozar lo que tenía–. La maldita ocultó los verdaderos artefactos en otro lado.
Destrozó el papel amarillento y tuvo el impulso de quebrar la daga falsa. Pero la vibración de su celular captó su atención y contestó la llamada con el tono más relajado posible.
–Los artefactos no están aquí –el hombre estuvo dando vueltas como un perro ansioso–. La chica los escondió en otra parte.
–O quizás, Acosta las lleva consigo –dijo la voz del celular con disgusto–. Tienen que encontrarla.
–Está en el Mundo Exterior, al parecer –habló el desconocido, mientras los subordinados lo miraban, esperando sus órdenes–. Uno de los brujos lo confirmó.
–Liu Kang se encuentra ahí. Protege a sus luchadores como un halcón y no podemos sorprenderlos –dijo la voz del celular–. Cuando vuelva a la Tierra, busquen una forma de traerla con nosotros. Los brujos dicen que dentro de poco su maquinaria podrá construirse y debemos encargarnos de los artefactos de esa maldita diosa desaparecida. Háganlo rápido, sino buscaré a otro para que lo haga.
–Sí, señor.
La llamada terminó y el extraño ordenó a sus subordinados que dejaran todo como estaba. Marcharon al cabo de unos minutos y el desconocido tuvo que pensar una mejor forma de conseguir los artefactos de Hela. Mientras tanto, solo podía esperar a que Adelina retornara a la Tierra.
La noche se hizo presente en el Mundo Exterior, Adelina pudo escuchar los tambores y gritos alegres de su capital, Sun Do. Había fuegos artificiales decorando el cielo nocturno, junto a las titilantes estrellas. La habitación estaba iluminada con velas y las fragancias de las flores invadían todo el espacio. El calor del sitio la agobiaba haciendo que llevara pantalones cortos y una remera holgada, mientras admiraba a lo lejos la capital y el pequeño dibujo que hizo del paisaje.
Adelina entró a su habitación y buscó su ropa para el segundo banquete. Eligió un jean negro, una remera gris con perlas de plástico en las mangas y unos zapatos.
Cuando todos salieron, los sirvientes guiaron a los habitantes de la Tierra hacia el jardín y esperaron a que los nobles y la familia real llegaran. Adelina se juntó a Daniela y Mariano y se actualizaron en sus exploraciones en el palacio. Mariano parecía contento por haber explorado y Daniela no paraba de hablar de la entrevista que pudo hacerle a un miembro de la nobleza. Adelina les comentó de su pequeño percance con el general Shao, pero no dio más detalles.
De a poco, los nobles aparecieron y apareció el general con su segundo al mando. Luego de una corta espera, la emperatriz Sindel y las princesas se presentaron, dando inicio a la velada donde la charla se hizo presente. La música apareció a los pocos minutos, mientras que los guardias patrullaban a los lejos. Adelina se sentó y siguió hablando con sus amigos.
Unos minutos después, los sirvientes trajeron la comida. Nuevos platillos de carne, vinos y diferentes ensaladas llenaron la mesa. La chica tomó un poco de todo y dejó que los nuevos sabores la invadieran. Disfrutó de la música, la charla entre sus amigos y las diversas risas que soltaban los nobles. Varias veces, vio a Johnny intentando coquetear con Kitana y Sindel seguía inmersa en su platillo.
Cuando todos dejaron de comer, la música se volvió más festiva y los nobles empezaron a bailar. Mariano y Daniela les siguieron. El sonido de los tacones de la muchacha resonó entre la piedra, la falda de su vestido de escote de corazón rojo y dorado se movía con los movimientos de la joven y Adelina adornó una sonrisa en su rostro.
Los demás invitados se quedaron charlando en la mesa y Adelina aprovechó para hacia la emperatriz. Seguía inmersa en su cena y observaba a los miembros de la casa real bailar junto a Mariano y Daniela.
–Majestad, ¿le molesta si puedo robarle un poco de su tiempo?
Sindel volteó su cabeza y observó a Adelina con detenimiento.
–No hay ningún inconveniente, habitante de la Tierra –respondió Síndel y dejó su copa de vino de lado–. ¿De qué quieres hablar?
–Tengo una duda sobre algo… –la chica intentó formar mejor sus oraciones mientras giraba sus dedos rápidamente–. Es algo que estuve investigando para mi trabajo. Soy arqueóloga.
La chica le explicó su oficio y comentó sobre las ruinas que había encontrado en Arctika. La mirada de la emperatriz se convertía poco a poco más analítica con cada gesto que hacía Adelina y esta, a su vez, podía notar en sus ojos la curiosidad.
–Las ruinas me hacen pensar que eran en tributo a Hela, la diosa de los muertos según los nórdicos –explicó Adelina y la mirada de la emperatriz se volvió preocupante–. ¿Usted sabe algo sobre ella? Liu Kang no me pudo dar muchas respuestas.
–¿Qué te dijo sobre Hela? –cuestionó la gobernante inclinándose en su asiento.
–Me dijo que era bastante temida y no salía a menudo del Infierno.
–Eso es verdad. Hela logró que muchos enemigos temblaran y rezaran para evitar sus castigos en el Infierno –siguió Sindel con su mirada fija en Adelina–. No salía de su fortaleza a menos que fuera necesario. Muy pocas veces la vi.
–¿No tiene más información de ella? –preguntó Adelina.
–La última vez que la vi, fue hace cientos de años –contó Sindel con un rostro pensativo–. Ella estaba lidiando con un conflicto en el Infierno. Una revuelta, por lo que recuerdo, decía que iba alterar su manera de juzgar a los muertos. Su balance.
Un escalofrío recorrió la columna de Adelina, eran las mismas palabras que había dicho Hela. Su preciado balance.
–¿A qué se refería con eso?
–Hela juzgaba a los muertos de todos los reinos. Con ella, hicimos un trato –el rostro de la gobernante se tornó pensativo–. Cuando terminara de juzgar a los muertos del Mundo Exterior, las almas buenas descansaran aquí. Colaboramos hace tiempo para que crear el Bosque Viviente, para que estuvieran cerca de sus familias. Ha sido su mejor obra, aunque algunos que estuvieron en el Infierno dicen que su Bosque de Hierro es su pesadilla en vida.
–En su estadía aquí, ¿ella habló o mencionó algo como los lobos de Armenia o algo parecido?
–Los lobos de Armenia eran casi su guardia personal –dijo Sindel sin tapujos–. Ella los trataba como sus mascotas más que nada. No aparecieron mucho cuando estuvo en el Mundo Exterior.
–¿No tiene nada más de ella? –preguntó Adelina–. ¿Hela vive?
–No puedo responderte eso con seguridad. La creación del Bosque Viviente fue algo de pocos días y no pude hablar con ella lo suficiente –negó con la cabeza lentamente y volvió a mirar a Adelina–. Solamente supe de ese conflicto en el Infierno. Pienso que, Hela lo pudo solucionar, sino el Bosque Viviente estaría en ruinas y las almas vagarían sin rumbo.
–Muchas gracias, majestad –Adelina se puso de pie y se inclinó–. Por favor, disfrute su cena. Buen provecho.
Adelina volvió a su mesa y siguió mirando a sus amigos bailar con los miembros de la realeza. Estaban tan alegres que hizo que Adelina se sintiera feliz, vio como Mariano y Daniela comenzaban una especie de trencito y los nobles se les unían mientras los músicos sonreían.
Los demás reían ante lo que hacían el dúo e insistieron para que Adelina los acompañara, pero se negó hasta que al fin pudieron convencerla. Todos se alegraron y continuaron con el baile hasta que los pies les dolieron. Paulatinamente, los nobles abandonaron la velada y la emperatriz le puso fin deseando las buenas noches.
Adelina y Daniela se tuvieron que sacar los zapatos debido al dolor en los pies. Las risas entre los luchadores no pararon, incluso cuando llegaron a sus habitaciones. Se despidieron y Adelina entró a su habitación tratando de recobrar el aire. Se sacó lentamente la ropa y se puso su pijama más cómodo. Se recostó en las sábanas de seda permitiéndose dormir, esperando no despertar jamás del cansancio que tenía.
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