#el legado cultura y patrimonio
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CANARIAS TIENE UN LIMITE
(Canarias se agota)
Hoy se cumple el 541 años de la rendición de Ansite, el niño rey Bentejui que nunca gobernó y legítimo Guanarteme de su isla Tamaran (Canaria), con su asesor y mano derecha espiritual el Faycan de Telde, deciden el suicido colectivo antes que entregarse a los españoles, Atis Tirma.
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Los mexicanos podremos quejarnos de muchas (muchísimas) cosas: la inseguridad, la economía, el machismo, los panistas, el medio ambiente, la mala suerte, que siempre nos humillan en el mundial, que siempre perdemos en todo, que hay temblores en el mes patrio y encima coinciden justo en el día que más nos duele (como si las placas tectónicas nos estuvieran trolleando), el imperialismo gringo, etc, etc, etc.
Pero una cosa tuvimos a cambio. Una cosa por la que somos la envidia de todos. Una cosa por la que a pesar de todo sigue valiendo la pena ser de aquí: nuestro exquisito y ancestral buen gusto a la hora de tragar. Tanto talento tuvieron nuestras mestizas culturas para idear platillos y técnicas de cocina que fue imposible que no nos concedieran al menos ese reconocimiento. Somos una de las cuatro cocinas consideradas patrimonio inmaterial de humanidad por la UNESCO. Es un legado que le pertenece a nuestra gente, a nosotros.
Sin problemas me iría a vivir a China, a Canadá o a la Antártida si puedo seguir comiendo unos tacos al pastor, una barbacoa, un mole o un chile relleno; pero si me quitan eso, la vida perdería parte de su brillo; no tendría caso vivir sin la comida de aquí.
Y bueno, eso es todo lo que quería decir. Me comí unos tacos de adobada (tenía mucha hambre) y sentí que debía escribirle una apopeya a su sabor.
Sigan en lo suyo.
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🇪🇸 El Instituto Cervantes ha incorporado recientemente a su Caja de las Letras un valioso legado cultural sefardí, donado por la Comunidad Judía de Salónica. Entre los objetos más simbólicos de esta donación se encuentra un juego de llaves de casas de sefardíes expulsados de Toledo en 1492 por los Reyes Católicos. Estas llaves han sido preservadas por generaciones de descendientes como un emblema de la esperanza de regresar a su hogar ancestral. El legado, depositado en el cajetín número 1.447 de la institución, también incluye discos de música judeo-española, actas de congresos internacionales sobre la lengua judeo-española, y una maqueta del futuro Museo del Holocausto de Salónica. El acto de recepción tuvo lugar el martes pasado, destacando los lazos profundos que unen la cultura sefardí con la hispánica. Carmen Noguero, secretaria general del Instituto Cervantes, subrayó la importancia de este legado para la cultura española, mientras David Saltiel, presidente de la Comunidad Judía de Salónica, destacó el valor histórico y simbólico de este patrimonio.
🇺🇸 The Cervantes Institute recently added a valuable Sephardic cultural legacy to its Caja de las Letras, donated by the Jewish Community of Thessaloniki. Among the most symbolic items in the donation is a set of keys from the houses of Sephardic Jews expelled from Toledo in 1492 by the Catholic Monarchs. These keys have been preserved by generations of descendants as a symbol of hope to return to their ancestral homeland. The legacy, placed in locker number 1,447, also includes records of Judeo-Spanish music, proceedings from international conferences on the Judeo-Spanish language, and a model of the future Holocaust Museum of Thessaloniki. The reception took place last Tuesday, highlighting the deep ties between Sephardic and Hispanic culture. Carmen Noguero, the Secretary General of the Cervantes Institute, emphasized the importance of this legacy for Spanish culture, while David Saltiel, President of the Jewish Community of Thessaloniki, highlighted the historical and symbolic value of this heritage.
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Extractos de LITERATURA LATINOAMERICANA: DESCOLONIZAR LA IMAGINACIÓN por Liliana Weinberg
la nueva tradición de crítica literaria y cultural, algunos de cuyos rasgos pueden rastrearse en esta reseña programática, se plantea ya el problema de la relación de la obra no sólo con la historia y las condiciones materiales de producción sino con “un sentido de la historia y del universo” y esto implica buscar nuevas modalidades interpretativas que permitan ver las obras en el mundo pero también el mundo en las obras. De allí que encuentren, en la localización de los “valores signo” de una cultura (Mariátegui), o en la búsqueda de “nuestra expresión” y de “nuestra palabra” (Henríquez Ureña) caminos para ahondar en el conocimiento de una cierta “configuración” cultural a través del arte y la literatura.
Sus indagaciones les servían para impugnar los proyectos elitistas y excluyentes, y los conducían a tocar un sustrato de lo nacional que lo negaba y superaba, en cuanto conducía al descubrimiento de una realidad social mucho más compleja que rebasaba los términos de dichos proyectos y, por lo profundo, llevaba a nuestros intérpretes a asomarse a una entidad más abarcadora: América Latina.
El presente texto quiere volver a asomarse, desde la propia experiencia de lectura, a ese espacio donde confluyen texto y contexto, imaginario colectivo e imaginario individual.p.11
Esos monumentales esfuerzos interpretativos nos han legado intuiciones fundamentales que el presente ensayo quiere retomar, bajo la divisa de muchos de nuestros grandes artistas: descolonizar la imaginación. A partir de la matriz básica de un imaginario compartido y de un patrimonio simbólico que nos remite a cierta forma característica de representación del mundo, los autores nacidos en las diversas entidades que integran América Latina han construido a su vez nuevas soluciones imaginarias que retoman y superan creativamente los muchos modos de colonización de nuestra experiencia histórica y nos afirman por la libertad múltiple de la experiencia estéticap.12
Si para este crítico es posible pensar en un horizonte artístico propio de la literatura occidental, caracterizable por determinados rasgos, como una peculiar forma de representación de la realidad y un tratamiento característico de tiempo, espacio e individuo, ¿nos será cuando menos dado intentar una aproximación semejante a la literatura latinoamericana en su conjunto a través de la exploración de ciertas soluciones simbólicas?
Otro tanto podemos decir de muchos de nuestros mejores críticos que, como Henríquez Ureña, Rama o Cornejo Polar, pensaron integralmente nuestra América desde el exilio.
Debemos tener en cuenta, sin simplificaciones, idealizaciones ni determinismos de ninguna especie, que esta literatura, tal como se presenta hoy, no es absolutamente original ni absolutamente reductible a ninguna otra serie. Surgidas del encuentro forzado de las culturas precolombinas con los grupos humanos que llevaron a cabo el descubrimiento, la conquista y la colonización de América, y nutridas por el patrimonio que a su vez aportaron los contingentes de mano de obra trabajadora que llegaron en sucesivas oleadas de desarraigo, las formas simbólicas con que se alimenta nuestra literatura surgen ya de una tensión esencial y atenazante que encierra afinidades, diferencias, superposiciones, asimetrías y rechazos.
las ideas se imponen al autor y generan la necesidad de verterlas por escrito. La publicación de los ensayos en la forma de libro no es pues automática, e implica una tensión entre la dinámica propia de los mismos y la necesidad de un orden y una inscripción institucional que les brinde un marco. El libro, símbolo de un orden de cultura que se va a estudiar como un objeto más de la crítica, es también vehículo de difusión de las ideas y de la presencia viva de quien las piensa.
Si regresamos a la “Advertencia” de los 7 ensayos de Mariátegui descubriremos que se cierra con una nueva protesta: “no soy un crítico imparcial y objetivo”. Lejos de adoptar una pretendida posición de neutralidad que a su vez fuera capaz de generar un efecto de objetividad en sus afirmaciones, el ensayista se niega a erigirse en juez y prefiere declararse parte
"Mi testimonio es convicta y confesamente un testimonio de parte": esta afirmación de José Carlos Mariátegui en el último de sus 7 ensayos de interpretación sigue siendo uno de los más atractivos puntos de partida para un análisis de la realidad latinoamericana. La idea de que todo juicio está marcado por una posición interesada y no neutral en el concierto social, la necesidad de desenmascarar toda falsa objetividad, distan en mucho de una simple posición individualista y falsamente universalista, que parecía ya superada pero a la que retornan algunas corrientes del pensamiento de la posmodernidad.
La crítica literaria y cultural ha procurado a su vez construir categorías de análisis — ‘heterogeneidad’ (Cornejo Polar), ‘transculturación’ (Ortiz, Picón-Salas y Rama), ‘ciudad letrada’ (Rama), ́formación’ y ‘sistema’ (Candido), ‘hibridez’ (García Canclini)—, que permiten comprender procesos específicos de nuestra América y abordar algunos de ellos.
Al interpretar la literatura latinoamericana como literatura caracterizada por la dialéctica colonización-descolonización se procura, precisamente, interpretar, esto es, encontrar un sentido, una clave que a la vez agrupe procesos que se dan en ámbitos estructurales y superestructurales, en órbitas exógenas y endógenas de nuestras obras literarias. Esto no implica reducir la pluralidad de producciones, textos y públicos, estilos y temáticas, a un solo y único punto de vista. Lo colonial marca el comienzo de la literatura latinoamericana, la conciencia de pertenencia a un "pequeño género humano" irreductible al europeo como es irreductible al específicamente americano, asiático o africano, aunque constituido por componentes de todos ellos. Temas que hoy nos atenazan, como la necesidad de recuperar nuestra historia y nuestra identidad, ser locales a la vez que universales, nuestra posición paradójica respecto de los centros hegemónicos, nuestra nostalgiosa necesidad de ser suburbio y superar el suburbio, nuestra negación del nosotros, tienen todos ellos componentes que proceden de esta matriz básica. Por su parte, y a partir del reconocimiento de que hay otros tempos y procesos de la creación y de la literatura que no pueden reducirse a la historia de hechos, autores como Octavio Paz desarrollarán más tarde la idea de tradición y ruptura.
“Una teoría moderna —literaria, no sociológica— sobre el proceso normal de la literatura de un pueblo distingue en él tres períodos: un periodo colonial, un período cosmopolita, un período nacional. Durante el primer período un pueblo, literariamente, no es sino una colonia, una dependencia de otro. Durante el segundo período, asimila simultáneamente elementos de diversas literaturas extranjeras. En el tercero, alcanzan una expresión bien modulada su propia personalidad y su propio sentimiento. No prevé más esta teoría de la literatura. Pero no nos hace falta, por el momento, un sistema más amplio” -Mariategui
La interpretación mariateguiana se basa entonces en la determinación de tres momentos axiales ligados a la instauración, negación y superación del modelo dependiente.
“Y hoy, ante los desastres del Antiguo Mundo, América cobra el valor de una esperanza. Su mismo origen colonial, que la obligaba a buscar fuera de sí misma las razones de su acción y de su cultura, la ha dotado precozmente de un sentido internacional, de una elasticidad envidiable para convertir el vasto panorama humano en especie de unidad y conjunto. La cultura americana es la única que podrá ignorar, en principio, las murallas nacionales y étnicas [...]. Las naciones americanas no son, entre sí, tan extranjeras como las naciones de otros continentes. Tres siglos de elaboración; un siglo de azarosos tanteos, desatados por las independencias y las nuevas organizaciones; medio siglo más de coherencia y cooperación. Tal es, en su perspectiva general, la senda de América.” -Alfonso Reyes
El problema de la periodización de nuestra literatura sigue teniendo un enorme interés. Así lo demuestra el lugar central que ocupa en la crítica latinoamericana la discusión en torno a ese tópico. Para Jacques Leenhardt, por ejemplo, periodizar implica producir una unidad significativa más allá de la diversidad en los niveles de la realidad y, dado que en América Latina existe una desarticulación entre las instancias sociopolítica, cultural y económica y una discordancia de las instancias discursivas, es imposible hablar de periodización…
El ensayo mariateguiano afirma la historicidad del hecho literario y se propone a la vez buscar sus momentos clave o momentos de sentido. De este modo, si uno de los datos históricos documentables es la instauración de la relación colonial, éste sólo se convierte en "momento de sentido" cuando se lo interpreta a la luz del proceso histórico por el cual se instaura esa relación. Esta tensión historicidad-sentido puede parecer un laberinto sin salida. Más aún, en la polémica entre lo histórico y lo estructural se han debatido varias corrientes de interpretación de nuestra literatura. Si tomamos una posición sustancialista y no dialéctica, diacronía y sincronía —tanto en el análisis de la obra literaria como en el estudio de cualquier fenómeno— resultan excluyentes. Como bien lo demostró Bajtin, si los sistemas son tratados de manera sincrónica,
no hay posibilidad de entender ningún principio de cambio; inversamente, si el hecho se estudia diacrónicamente y en su exterioridad, el cambio sólo puede ser comprendido como elección de alternativas que esencialmente ya están dadas y no como un proceso en el cual quede comprendida la organicidad del fenómeno, puesto que las leyes del cambio quedan puestas más allá de la creatividad. P.36-37
Antonio Candido propone el concepto de "momentos decisivos", que son aquellos en los que se discierne la formación de un sistema a través de las obras artísticas individuales, y que de algún modo reflejan la tensión viva entre sincronía y diacronía.31 Para el gran crítico brasileño, una obra es una realidad autónoma, cuyo valor radica en la fórmula que obtiene para plasmar elementos no literarios y transfigurar la realidad. Las obras no "valen" por expresar la realidad sino por la manera en que lo hacen. "Valen" porque inventan una vida nueva y ofrecen una organización formal hecha posible por la imaginación. Para que se dé un momento decisivo se requiere por tanto de la existencia de obras con valor estético autónomo insertas en el tiempo, algunas de las cuales serán a su vez generadoras de una tradición.p.37
Martín Fierro es, como ya lo afirmó Martínez Estrada, la contraparte del Facundo.46 Ángel Rama ha hecho también una certera observación sobre el origen del Poema, en cuanto representaría la reacción de un escritor de la ciudad letrada ante un mundo rural que considera en extinción.47 Quiero por mi parte simplemente evocar aquí el Martín Fierro como testimonio no sólo de la vida del gaucho sino también de la existencia de un fuerte circuito de tradición oral cuya valoración se reconoce hoy ya como inexcusable para los estudiosos de la literatura latinoamericana…. No es sólo la maestría en la imitación del habla, el estilo y costumbres del gaucho la que decide esta superación: hay algo más. Algo que la crítica seguirá indagando, y que está vinculado a la recuperación de la voz y la visión de mundo del gaucho con una maestría insuperable; Hernández deja hablar a la voz del gaucho, y nos deja oír su canto.
“[...]. Vallejo es un creador absoluto [...]. El valor sustantivo de Vallejo es el de creador. Su técnica está en continua elaboración [...]. Hay en Vallejo un americanismo genuino y esencial; no un americanismo descriptivo o localista. Vallejo no recurre al folklore. La palabra quechua, el giro vernáculo, no se injertan artificiosamente en su lenguaje; son en él el producto espontáneo, célula propia, elemento orgánico”-Mariategui…Intemporal y arraigado en el tiempo sin tiempo del mito a la vez que profundamente temporal y arraigado en el trabajo, el poeta de vanguardia encuentra en él un símbolo fundamental para su quehacer, una de cuyas caras mira a la trascendencia de la experiencia humana y la otra mira al trabajo: dos formas de la comunidad; dos formas de negación de la soledad y el ayuno…El poeta se siente ladrón, y en tal carácter se asimila tanto a quien roba justicieramente un huerto para saciar el hambre como a quien ocupa un lugar en la vida de todos: el ladrón no tiene un lugar fijo en la sociedad, es un marginado, un ser que no se queda nunca en un lugar sino que está obligado a vagar.
El solo de la vanguardia, que es a la vez el desarraigado de origen, el trabajador atado a un salario precario, el habitante de un cuarto solo en una pensión barata de cualquier calle y de cualquier ciudad, logra encontrar, a través del símbolo mínimo y universal del pan que mantiene la vida y se opone al hambre mortal, en la intersección de dos complejos metafóricos divergentes (pan-calor-comunión y hambre-frío-impersonalidad) y no puede sino invocar ese símbolo mínimo, universal, absolutamente traducible como es traducible el hambre. Hay una “emoción de ayuno”, se bebe café... La afirmación de una nueva forma de esencialidad y universalidad dada, no por elementos abstractos y metafísicos, sino mínimos y colectivos, absolutamente traducibles y recurrentes en la experiencia humana: hambre y pan.
Nos legó Martí una de las mayores, más densas y herméticas formas de simbolización de la relación compleja entre “dos patrias”. En una primera lectura, estas dos patrias, a las que llama “Cuba” y “la noche”, se nos presentan como una tensión entre dos vocaciones, entre dos llamados, entre dos mundos: el patriótico y el creativo, el orbe diurno de la vida política y el nocturno de la vida poética que se presentan al “yo” y le pertenecen de manera tan exigente y demandante como ese “yo” les pertenece.
Sin embargo, a partir de la pregunta que ocupa la primera parte del segundo
endecasílabo, “¿O son una las dos?”, la primera oposición comienza a minarse y a dar lugar
a un complejo entramado, a un momento ambiguo, a un espeso bosque de correspondencias: luz-día-vida, versus oscuridad, noche, muerte; hombre-palabra humana; universo-habla del universo.
El modernismo retoma uno de los grandes temas románticos: lo nocturno, que a su vez apunta (sólo apunta, sin colmarse nunca del todo) lo inabarcable, lo sublime, lo otro, lo desconocido, reverso de la luz y de la medida, pero lo carga de nuevos sentidos y lo convierte en un nuevo mundo de correspondencias. El símbolo de la noche designa lo indesignable, lo uno que es lo otro, la configuración que se reabre, que se reconfigura sin descanso. Y la sangre remite a la sinceridad radical del poeta: al tajo, al dolor, con que saca sus versos de las propias entrañas. La naturaleza habla mejor que el hombre. El quehacer del artista se ve confrontado con el del artesano: el uno especializado y dedicado de manera autoconsciente al trabajo espiritual que se absorbe en la perfección de la forma, el otro dedicado también a la transformación del mundo natural, pero aún no acabadamente consciente de su quehacer
Dos de los temas clave para la definición del mismo radican en la nueva posición que ocuparán artista e intelectual frente al problema del artepurismo y la relación del hombre con la técnica. No es casual que las nociones de “idea” y “trabajo” ocupen un lugar fundamental en sus reflexiones sobre arte y literatura. Sencillez, naturalidad, autenticidad para escuchar la propia voz y la voz de la naturaleza, son algunos de los rasgos que pide Martí a los nuevos poetas. Critica al espíritu burgués, con su cuota de superficialidad y artificio.
En El caracol y la sirena, Octavio Paz se refiere certeramente al modernismo como “un movimiento cuyo fundamento y meta primordial era el movimiento mismo” y a la poesía como “una experiencia total”.68 Con el modernismo se cierra una etapa en la literatura hispanoamericana y se abre una nueva concepción del campo literario como un campo autónomo, con leyes simbólicas específicas, regido por el concepto de arte puro y autorreferencialidad. Temas, imágenes, símbolos no obedecen a una lógica externa al sistema literario, sino a una lógica interna que un observador externo sólo podrá considerar pura arbitrariedad.
La defensa del “acratismo” del arte, esto es, su ruptura con todo afán didáctico y moralizante, y, más aún, la afirmación implícita de que —como en Las flores del mal— la relación belleza y bien no es imperativa, están presentes en su relectura de Azul, a la que considera “producción de arte puro, sin que tenga nada de docente ni de propósito moralizador”. Y su elección de aquellos autores que denomina Los raros es precisamente otro de los rasgos que definirán a la familia modernista: el poeta sigue la propia ley de la creación y establece de manera en apariencia arbitraria –pero rigurosamente obediente a los criterios fijados a partir de aquélla-- el sistema de correspondencias y la nueva tradición en que se habrá de inscribir su obra.
Concebido bajo el modelo de un “discurso cívico”, el Ariel es un testimonio de la preocupación de un intelectual de principios del siglo XX por el acelerado cambio de una sociedad que asiste a la corrupción y mercantilización de los valores espirituales y a la emergencia de nuevos sectores —particularmente los que llegan con las oleadas
inmigratorias— y la generación de “multitudes cosmopolitas” que ponen en crisis los cauces tradicionales de la vida democrática y el orden de una sociedad gobernada por un sector de base criolla. Preocupado por la expansión del pragmatismo y el utilitarismo, el culto a la mercancía y la necesidad de formación de una élite, a una “aristocracia del espíritu” que a su vez multiplique a través de la educación los valores de la sensibilidad y la inteligencia, el Ariel fue a su vez recibido en distintos puntos de Hispanoamérica como una proclama o una exhortación a la unidad de América por el espíritu.
Ariel está a la vez sujeto de Calibán como de la materialidad del mármol. Liberarse de estas dos determinaciones no es sólo abandonar lo bajo por lo alto, sino buscar su propia superación a través de la forma, como lo hacen la pintura, la escultura o la poesía. Rodó encuentra así una propuesta para fundamentar el quehacer propio del intelectual, en el momento mismo de génesis de esa nueva figura en el panorama cultural y político, que debe distinguirse tanto del artista propiamente dicho como del político profesional: aristócrata del espíritu, representante de un largo proceso de “selección espiritual”, el intelectual ingresará en el espacio público y lo reinterpretará bajo el modelo de un espacio preservado, un laboratorio donde lo social se piensa a través de la estilización, la literaturización, la elusión de los conflictos sociales: un lugar que, como el libro, convierte el marco contextual en realidad textual: he allí el espacio donde transcurre la prédica laica de Próspero, un espacio de la palabra puesto en nueva clave literaria.
El Ariel plantea la defensa de una aristocracia de los mejores en una democracia en la que predomina el número y hace una exhortación en favor de “la ley moral como una estética de la conducta”84 que conduzca al perfeccionamiento de la vida del espíritu y su defensa del ideal arielista para América, basado en el modelo griego y cristiano. Ello se traduce en una serie de polos antitéticos que se presentan en el Ariel: el orbe del espíritu versus el de la materia, desinterés versus utilitarismo, contemplación versus pragmatismo, orbe latino versus orbe anglosajón. La obra es también respuesta a un mundo que Rodó veía triplemente amenazado: por la democracia del número en lo político, por el culto vacío a la mercancía en lo económico y por el predominio del positivismo y el materialismo en lo filosófico. Defiende Rodó la necesidad de fortalecer una nueva élite que supere estas tres limitaciones a los fueros del espíritu, y dé a la América Latina un perfil propio que a su vez revalide y justifique su propia posición y la de otros artistas y pensadores. Posiblemente nunca alcanzó a imaginar Rodó el amplio eco y la rápida difusión que habrían de tener sus ideas, en cuanto permitieron a la nueva intelectualidad de nuestra región sentar las bases que otro intelectual, Manuel Ugarte, denominará “el parlamento de la raza”.
Recordemos que Rodó dedica su texto a “La juventud de América”, y que esta noción,convertida en palabra de pase del arielismo, tuvo incluso fuertes repercusiones en la formación de nuevas generaciones latinoamericanas: pensemos, sin ir más lejos, en Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña o Germán Arciniegas. Con el paso del tiempo, este programa arielista temprano habrá de cargarse de nuevos ingredientes: en primer término, el reformismo universitario, y luego entrará en fuerte contradicción al verse obligado a una confrontación con la inclusión de otros elementos, tales como el discurso proletario y las posiciones antiimperialistas…. Próspero educa por el espíritu, y refuerza así la escisión entre los diversos modelos de educación que están también rivalizando en ese mundo exterior al que llegan las oleadas inmigratorias: un sistema escolar obligado a confrontarse con las prácticas y saberes ligados al ámbito artesanal y al de la producción en serie. El ala, la frente, la idea, el espíritu, la palabra, refuerzan un modelo de enseñanza radicalmente opuesto al manual y técnico (y, a la larga, apuntan a una de las mayores contradicciones de un modelo educativo que pretende ser a la vez incluyente y excluyente, abierto y diferenciador): “el honor de cada generación humana exige que ella se conquiste, por la perseverante actividad de su pensamiento, por el esfuerzo propio, su fe en determinada manifestación del ideal y su puesto en la evolución de las ideas” (Rodó)
En efecto, se descubre a través de estos textos la tensión entre la figura del artista y la del intelectual, clave del modernismo, y la clara noción de que es a través del cuidado de la forma y de la palabra, esto es, en cuanto artista, como podrá hacer su aporte como intelectual. Y a la vez, la cuestión del campo se complejiza dado que se interseca también con otra órbita simbólica, el de la reflexión hispanoamericanista, que evoca la posibilidad de conformación de una magna patria integrada por diversas provincias, que no son otras que cada una de nuestras naciones.
Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, José Vasconcelos y Ezequiel Martínez Estrada ocupan un momento singular de nuestra historia literaria, que tiene en el libro y el ensayo no sólo su mejor vehículo sino incluso su mejor símbolo. Si bien cada uno de ellos seguirá una trayectoria y adoptará una posición particular, protagonizan todos un momento clave en el campo de las letras, cuyo propósito último es arrebatar al orden conservador y eurocéntrico los saberes que serán de utilidad en un nuevo orden democrático y plural; explorar las grandes bibliotecas para extraer y socializar el conocimiento y así reconfigurar su papel como miembros de una élite cultural. Su recuperación del propio concepto renovado de raza y de cultura dará cuenta del sentido de Hispanoamérica y se preocuparán, con diversos resultados y respuestas, del problema de la legitimidad de nuestros pueblos, esto es, de su derecho a la historia y al futuro.
La obra de Reyes y Henríquez Ureña es decisiva en cuanto a través de ella se consolida, encuentra su síntesis y a la vez irradia un sistema literario inscrito en la cultura, y es también representativa en cuanto muestra en todo su dramatismo las tensiones de hombres nacidos en el seno de una élite intelectual y política que, en lugar de hacer de su competencia una marca de diferenciación social, adoptan una postura democrática, liberal, racionalista, y aspiran a expandir esos saberes y competencias entre amplias capas de la población.
uno de los grandes desafíos de la generación de Reyes fue cómo ampliar, cómo abrir una competencia que por muchos años sirvió en América Latina precisamente para granjear privilegios a los conocedores y proteger al hombre de letras en la que Rama denominó genialmente “ciudad letrada”.
El proyecto cultural y político de Reyes y Henríquez Ureña radica en un enriquecimiento, en una mejora y profundización del legado del saber europeo y la tradición racionalista y democrática que arranca en Grecia y llega a nuestros días. Implica también una reconciliación con el legado español y un apasionado rescate de nuestra historia cultural y nuestras tradiciones orales. De allí su creciente interés por la historia de la cultura interpretada desde la plataforma de un humanismo racionalista e incluyente.
Es allí desde donde debe repensarse el aporte de Henríquez Ureña y Reyes: advertir sobre la ausencia de una tradición y una densidad de pensamiento en nuestra región sustentada por una masa crítica de lectores necesaria para dar sentido al diálogo, los debates, las discrepancias, así como contribuir a la fundación de esa tradición de análisis riguroso y pensamiento crítico y construir un espacio social de intelección.
Otra cosa que angustiaba a Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Vasconcelos y muchos
otros de una larga lista de grandes intelectuales, es la falta de lectores, esa “literatura sin lectores” a la que se refiere Candido, que conlleva no sólo dificultades de comunicación entre la minoría de alta cultura y las amplias capas de la población sino la imposibilidad de generar una masa crítica y una ciudadanía del conocimiento en la cual apoyar de manera firme una sociedad democrática. De allí su impenitente afán de editar libros, abrir escuelas, formar bibliotecas, impartir conferencias, escribir ensayos, un afán, una vez más, cercano al otorgamiento de una densidad cultural y a la consolidación de una comunidad de lectores que diera peso específico y arraigo a nuestras ideas, en esto que hoy renovadamente llamamos “tradición”. El libro en sí mismo se vuelve metonimia y metáfora de nuestro arraigo cultural a la vez que escenario real y simbólico de cambio.
El ámbito de la música se transforma con la inclusión del ruido y el silencio y se modifica la relación tradicional entre melodía, armonía, ritmo, escala. La reproducción infinita y omnívora de las cosas cambia la relación del hombre y su mundo, como la del propio artista con las obras que salen de sus manos. El nuevo orden se manifiesta muchas veces incluso como desorden, aceleración, abundancia de ruidos y saturación de objetos, y ello vuelve ingenuas las viejas formas de búsqueda y representación del mundo. En un orbe cada vez más amplio y más próximo, Picasso declara "yo no busco, encuentro": el artista debe establecer un nuevo pacto con las cosas.
El primer Wittgenstein, autor del Tractatus (1921), influido a su vez por Schopenhauer, plantea que lo que tiene valor en el arte es aquello que elude la red, la malla del lenguaje, y es precisamente aquello sobre lo que nunca puede estrictamente hablarse. Si por una parte, en su cota más alta, el arte es lo culturalmente indecible, o el asomo, desde el mirador del lenguaje, a la plenitud de sentido o al silencio, o también la forma pura desarraigada del mundo, por la otra, de manera inversa, la lengua del arte es el único modo de superar la lengua cotidiana del hombre hasta alcanzar el lenguaje de las cosas y hacerlas vivir dentro de las obras.
Como escribe Walter Benjamin, la naturaleza es muda y sólo puede ser nombrada por el hombre: "La incapacidad de hablar es el gran dolor de la naturaleza".105 El humano debe perfeccionarse por la palabra, hasta llegar a una alianza entre visión y nominación que le permita expresar íntimamente la muda comunicación de las cosas con el lenguaje verbal de los hombres, que las acoge con el nombre. Sólo la lengua del paraíso lograba la coincidencia total entre el nombre y la cosa, pero a partir de la caída del sentido total el hombre está condenado a un perpetuo ejercicio de traducción. La lengua de los hombres puede referirse al mundo, traducirlo, pero no es todavía capaz de pronunciar la pura lengua del mundo. El poeta, como otro tipo de artistas, se ocupará de traducir la lengua de las cosas a una lengua infinitamente superior, aun cuando, a diferencia de otro tipo de artistas, para hacerlo no pueda prescindir de la lengua nominal de los hombres. Es oficio de poeta emplear la lengua cotidiana de los hombres para romperla, superarla, y lograr nombrar la naturaleza, la inteligencia pura o el silencio. La lengua resulta así no sólo comunicación de lo comunicable, sino también indicio y forma de simbolización de lo no comunicable.
La paradoja del arte, el oficio de decir plenamente lo indecible, de rescatar por el lenguaje lo que sólo vive en el instante, se traduce en el perfume del "hueledenoche":
Como el hueledenoche embelesado, sólo das un perfume
que se pierde distante a la sordina.
La aspiración a la poesía pura que los Contemporáneos afincaron en el campo de la literatura mexicana en mucho se relaciona con la aspiración al silencio. Un largo viaje hacia ningún lugar, la aspiración a una poesía total que sea capaz de nombrar la nada, la ausencia de todo referente, la palabra que escapa a la trama del idioma, respuesta indecible a la pregunta que desde el habla podemos formular, ya una poesía en silencio apta para nombrar el todo, ya una poesía erguida apenas en el umbral del gran silencio, ya una poesía destinada a inventar su propio lenguaje, son todos ellos algunos de los posibles recorridos guardados en los diversos mapas que traza y sugiere la poesía de Gorostiza.
Se trata entonces de desasir los fenómenos estéticos de cualquier seña de causalidad extraestética, mostrar que comprender el hecho estético consiste precisamente en llegar al límite de esa comprensión y al vaciamiento total de cualquier determinación histórica, biográfica o racional. En Gorostiza, la nostalgia por una pura química de las formas, por una geometría evocada en plena eclosión de las ingenierías, aparece en esa poesía que el contemporáneo emplea para llamar al silencio. No sólo se trata de la forma desprendida de toda referencia, sino también del ritmo desprendido del sonido y de la visión desnuda de toda expresión, como diversas soluciones al desafío de señalar —para nunca alcanzar— la poesía pura. Se trata entonces de desarrollar una maestría absoluta en el oficio poético para aspirar a esta meta última: nombrar (decir) la nada.
Iluminar el mundo: repetir el destino de la luz.
Muchos reconocerán en éstos los versos de "El cántaro roto" (1955), poema de Octavio Paz contenido en La estación violenta (1948-1958), libro fundamental que se abre con "Himno entre ruinas", se cierra con "Piedra de sol" e incluye otros poemas a los que une su condición de viaje a las estaciones del tiempo.133 "El cántaro roto", que provocó en el momento de su publicación fuertes polémicas, ha tenido con el transcurso del tiempo menor eco en la crítica que "Piedra de sol", poema que concentra muchos de los estudios sobre la poesía de Paz. Sin embargo, ha seducido a quien esto escribe de una manera particular, por tratarse de un viaje de reconocimiento del pasado, un viaje en busca del sentido perdido. Este viaje al pasado, esta pregunta que atraviesa piedra y ceniza, nos recuerda lo que en otros géneros y espacios hicieron otros escritores de pueblos testimonio, muchos de ellos, además, grandes vanguardistas…Pero además aparece particularmente en este texto la tarea poética de reconquista del pasado. Si el héroe cultural instauraba la cultura y humanizaba la vida en la tierra, el poeta, especie de "Prometeo inverso", deberá volver a dar vida y tiempo a una cultura muerta…Pasado y presente confluyen en el tiempo del poema y se reúnen gracias a la palabra poética. Dos movimientos caracterizan a este poema: el momento "negativo" en el que el hombre se encuentra desde su presente con el pasado roto, y el momento "positivo" en que el sueño, el canto y la palabra restauran el sentido. Alternan en este poema recursos de la poesía contemporánea, y en particular la evocación implícita de Contemporáneos y el surrealismo, a través de imágenes y procedimientos que forman parte del bagaje del artista de su época, y recursos tomados de la poesía azteca, evocaciones del mundo prehispánico…El cántaro roto es la presencia del sentido cultural (el cántaro), pero presencia rota, sentido roto, interrumpido. Un cántaro roto es lo que es y es lo que fue, es testimonio de una cultura y una vida que fueron. El cántaro roto, como la calavera vacía, son algo más grave aún que la ceniza o el no ser: son lo que fueron, son sentido interrumpido, vida cegada. Está presente en él el viaje al pasado que en otra modulación nos había dado Pedro Páramo…como el del Aleph: es el viaje de la contemplación, pero es también el viaje de la excavación de los sentidos del pasado. Una preocupación cercana a la de Borges atenacea también a Paz: ¿cómo contener el universo todo en una forma mínima y precisa? Máscara y cántaro tienden al hombre, en su repetición desde tiempos inmemoriales, una posible solución artística a este enigma…El poeta no construye a partir de la nada: el poeta construye a partir de los restos de una cultura escatimada a sus ojos. Vivir es revivir el pasado. La calavera de Hamlet era a la vez símbolo de su propia existencia y de la existencia humana toda. Era también símbolo de las mudanzas de la vida: "Esa calavera tenía lengua y podía en otro tiempo cantar", dice Hamlet en el quinto acto del drama.
En El signo y el garabato había escrito Paz:
“Cada época escoge su propia definición de hombre. Creo que la de nuestro tiempo es ésta: el hombre es un emisor de símbolos. Entre esos símbolos hay dos que son el principio y el fin del lenguaje humano: su plenitud y su disolución: el abrazo de los cuerpos y la metáfora poética. En el primero: unión de la sensación y de la imagen, el fragmento aprehendido como cifra de la totalidad [...]. En la segunda: fusión del sonido y del sentido, nupcias de lo inteligible y lo sensible [...]. Somos bien poca cosa y, no obstante, la totalidad nos mece, somos un signo que alguien hace a alguien, somos el canal de transmisión: por nosotros fluyen los lenguajes y nuestro cuerpo los traduce a otros lenguajes. Las puertas se abren de par en par: el hombre regresa. El universo de símbolos es también un universo sensible. El bosque de las significaciones es el lugar de la reconciliación.”(Paz) Pero en esta obra temprana es evidente la preocupación de Paz por otra cara del sentido: el de la tradición cultural perdida y que se debe recobrar. Cántaro roto: el poeta pregunta a los signos de una cultura pasada; el sentido va en busca del sentido. El poema recobra la fuerza del ritual nombrador.
“El Aleph” es a su vez la visión del infinito contenida en ese mismo relato al que da nombre. Este texto ha inspirado innúmeras interpretaciones, desde las filosóficas y simbólicas hasta las psicoanalíticas y sociológicas. Todas ellas apuntan a un elemento recurrente: “la idea de ver lo infinito en un punto”, como lo dice Santiago Kovadloff
¿Cómo conciliar la literatura universal con las particulares modulaciones que le otorga la escritura argentina? La resolución de este conflicto toma la forma de una paradoja: seguro azar, representatividad de lo no representativo, universalidad en la particularidad.
Mariátegui reflexiona sobre la posibilidad de existencia de una historia indo-americana y una literatura compartida, ya que, como él dice, "Los pueblos de la América española se mueven en una misma dirección”. “La identidad del hombre hispano-americano encuentra una expresión en la vida intelectual. Las mismas ideas, los mismos sentimientos circulan por toda la América indo-española. Toda fuerte personalidad intelectual influye en la cultura continental [...].”P.146
Estas reflexiones constituyen un parteaguas en el modo de entender la literatura latinoamericana: tanto en opinión de Mariátegui como de Henríquez Ureña la definición de la literatura latinoamericana sólo puede darse a partir del estudio de un sentido que surja ligado a rasgos históricos y culturales. Es también importante señalar que para ellos la literatura latinoamericana, todavía en formación para su época, está orientada al futuro, es una tarea a realizar —a la cual, por otra parte, los propios intelectuales contribuyeron a alentar con sus textos críticos. P.148
la posibilidad de pensar la América Latina en su conjunto surgen ya planteadas de manera admirable en época de la independencia por Simón Bolívar, quien encontraba que los americanos compartían lengua, religión, costumbres y herencia histórica
“no hay posibilidad alguna de una historia imparcial, salvo que se la convierta en una mera arqueología del pasado, sin función activa en el presente”José Miguel Oviedo, “Introducción”, en Historia de la literatura hispanoamericana [1a ed. 1995], Madrid, Alianza editorial, 2001, p. 17. “La palabra hispanoamericana desencadena de inmediato una serie de preguntas: ¿se refiere a la literatura escrita en Hispanoamérica? ¿O la escrita por hispanoamericanos donde quiera que ellos se encuentren? ¿O acaso es aquella cuyo tema o asunto es hispanoamericano? Si respondemos afirmativamente a cada una de estas interrogantes, estaremos aplicando respectivamente un criterio geográfico, genético o temático —ninguno de los cuales parece muy satisfactorio. Por otro lado (y esta cuestión es más grave), el concepto literatura hispanoamericana es difuso porque también lo es el concepto mismo del que deriva: Hispanoamérica. Esta palabra designa un mundo cultural formado básicamente por el aporte hispánico, las culturas precolombinas y luego la sociedad mestiza o criolla [...]. Hispanoamérica no es una realidad cultural homogénea, ni menos se agota en los límites etimológicos de esa expresión. Es una realidad múltiple de extraordinaria diversidad y riqueza, en la que las más variadas creencias espirituales, formas estéticas, construcciones culturales y tiempos históricos conviven y se nutren mutuamente.Pero la misma persistencia de la pregunta señala algo: creemos en esa identidad o comunidad al menos como una proyección o destino; tal vez no somos, pero sin duda queremos ser. Hispanoamérica es un conjunto de países, pueblos, regiones culturales, ideales y pasiones dispersos (y a veces incomunicados...). Es precisamente esa diferencia del conjunto, esa unidad en las raíces (ya que no en todas sus ramificaciones y floraciones) lo que nos hace distintos de los otros y semejantes a nosotros mismos. En términos prácticos, pues, la literatura hispanoamericana será aquélla que exprese ese denso y confuso fondo común, ya sea que los criterios geográfico, genético o temático estén todos presentes o falte alguno y aun todos.” (Ibid 19-20) p.176
Primero se observó una etapa de uniformización y alienación de las culturas originarias:
“Sus sociedades fueron remoldeadas desde la base, se vio alterada su composición étnica y degradadas sus culturas por la pérdida de la autonomía en la dirección de las transformaciones que experimentaban. Se operó de este modo la transmutación de una multiplicidad de pueblos autónomos poseedores de tradiciones auténticas, en unas pocas sociedades espurias, de cultura alienada, cuyo estilo de vida más reciente presenta una tremenda uniformidad como efecto de la acción dominadora de una voluntad externa.” Darcy Ribeiro, Las Américas y la civilización, p. 60.
Ribeiro medita en torno a la compleja instauración del ethos colonialista, particularmente dominante en las sociedades con fuerte componente indígena y negro, por el cual el sector hegemónico no sólo impone su dominio sino que además autovalida su posición. Este ethos, que va de la mano con la alienación de los pueblos coloniales y de su propia intelectualidad, sólo se romperá siglos después, tras un largo proceso de toma de conciencia y de reconquista de la autenticidad cultural, “que comienza a hacer del ethos nacional el reflejo de la imagen verdadera y de las experiencias concretas de cada pueblo”.184
Ahora bien: la interpretación del sentido de la literatura latinoamericana a partir de la instauración de una matriz colonial o de una situación marginal, ¿no implica acaso reducir lo específicamente literario a otra cosa? ¿O debería en todo caso restringirse a aquellos autores y obras de crítica y creación latinoamericanas y caribeñas que hubieran tematizado o tratado explícitamente estas cuestiones? ¿No existe incluso quien niega la importancia de la situación colonial, dependiente, subdesarrollada, marginal o que la considera poco significativa para interpretar fenómenos literarios y artísticos? ¿O bien puede afirmarse que esta situación genera precisamente rasgos y procesos característicos, como lo señala Antonio Candido al hablar de “literatura y subdesarrollo”, y que conllevan incluso la necesidad de acuñar nuevas categorías de análisis y conceptos como la tan valiosa noción de “heterogeneidad”, sobre la que el propio Cornejo Polar volvió varias veces a lo largo de su vida?
“Unidad diversificada, el discurso de la literatura latinoamericana no constituye sino la plasmación a nivel estético de la organización que estructura históricamente al continente y que se expresa en la cultura a través de toda una serie de mediaciones. …La literatura es, sabemos, patrimonio universal y la experiencia estética no conoce fronteras, pero las obras surgen de una determinada cultura y se insertan en el tejido de la sociedad que las ve emerger.” -Ana Pizarro, coordinadora, La literatura latinoamericana como proceso, ed. cit., p. 16.
Rama enuncia los requisitos planteados por el crítico brasileño para que pueda hablarse de dicho sistema y los glosa así: (1) Características internas (lengua, imágenes, temas): una lengua cuidadosa pero no hermética ni para iniciados, resultante de un esfuerzo por abrirse al gran público universitario y al hombre culto de ciudad, particular preocupación por el tema de lo popular, el realismo. (2) Existencia de un conjunto de productores literarios, más o menos conscientes de su papel (en este caso, su paulatina toma de conciencia del papel del intelectual en A.L.) y su esfuerzo por poner las aptitudes al servicio de causas amplias.(3) Un conjunto de receptores, formando los diferentes tipos de público, sin los cuales la obra no vive: aceptación de la jerarquía de la lectura y los públicos.(4) Un mecanismo transmisor (de modo general, una lengua traducida en estilos) que liga unos a otros.(5) La “consciente autonomía”, que es también la de esta generación crítica.193
Al referirse a la obra de Cornejo Polar, el crítico Héctor Mario Cavallari escribe lo siguiente:
“[...] para Cornejo la literatura entendida como producción simbólica contextualiza su referente bajo la forma de un sitio múltiple y complejamente articulado de discurso: como una red o entramado de relaciones, de vínculos recíprocos, entre innumerables prácticasdiscursivas heterogéneas. En esa malla, lo estético, lo ético y lo político se cruzan vasta y minuciosamente.”
Así, en una de las últimas entrevistas realizadas antes de su muerte, en 1983, Ángel Rama planteaba este problema y se preguntaba:
¿Qué quiere decir hacer una teoría para la literatura latinoamericana?: ¿significa que nuestra literatura no tiene nada que ver con las literaturas europeas?, ¿que no hay principios interpretativos en las literaturas europeas que son los mismos en las americanas?, ¿que la teoría de la metáfora va a ser distinta en la literatura latinoamericana que en la europea? Entonces se me dirá: que una teoría literaria latinoamericana quiere decir que hay procesos productivos peculiares dentro de nuestro continente. Pero, ¿estos procesos productivos no aparecerán en África también? ¿Las literaturas africanas no tendrán procesos productivos y de elaboración muy similares a los de América Latina, en la medida que son países del Tercer Mundo con determinadas condiciones [...]? Yo creo que la literatura latinoamericana forma parte de un vasto territorio que se llama “las literaturas”, y no se va a encontrar que los tropos son diferentes en las literaturas americanas, que en las literaturas europeas. Yo querría que alguien me probara semejante dislate. Es decir, no se puede estar procurando de tal modo la segmentación de nuestra literatura del conjunto de las literaturas mundiales. Lo que yo creo que se puede hacer y es importante es esto: en la medida que toda teoría se organiza sobre un conjunto de materiales literarios determinados, tú puedes decir que en una teoría realmente general de la Literatura [...] también deben estar las latinoamericanas. Eso sí es correcto. Es decir, que la praxis latinoamericana también debe contar como la praxis europea, china o africana en el momento de diseñar una teoría general de las literaturas. Entonces es correcto y lógico decir que cada una de estas praxis son contribuciones que pueden enriquecer una teoría general, pero esto significa incorporarse al conjunto de la literatura, no separarse, no segmentarse “
Las reflexiones de Walter Mignolo a este respecto son fundamentales:
“La complejidad de interacciones semióticas y transacciones discursivas durante el período colonial nos enfrenta a una fascinante superposición de construcciones territoriales cuya sofisticación simbólica se achata y se pierde cuando, en el gesto etnocéntrico de apropiación, lo cubrimos con la pátina del sentimiento que me identifica como hispano o latino/americano. Por otra parte, nos permite distinguir el canon (que se nos impone como obligación leer y transmitir) del campo de conocimiento y de investigación (que se nos impone como un deseo o un interés perseguir). Lo primero es una herencia cultural construida como territorialidad a la que pertenecemos (o, como extranjeros reconocemos) y transmitimos; comenzamos a construir lo segundo (según la tesis de este artículo), como conocimiento y como diferencia crítica con lo primero. La preocupación por afirmar la identidad cultural latinoamericana frente a la europea fue una etapa necesaria en la “búsqueda de nuestra expresión” e inevitable frente a la callada e imponente identidad del colonizador. Mientras que su prolongación es justificable desde el punto de vista del programa ideológico de un grupo intelectual representativo de un amplio sector de la población, sería contraproducente pensar que la tradición en la que me sitúo incorpora sin diferencia todo el pasado del que me apropio y todo el presente que ignoro o desconozco. La literatura (y las tradiciones literarias) forman parte de lo que soy. Para que ella se constituya en campo de conocimiento es necesario puntualizar la diferencia entre el canon que leo y transmito (la literatura hispano/latinoamericana) como miembro de una cultura o interesado en ella, del campo de conocimiento que construyo y transmito como practicante de una disciplina. Se trata de la simple distinción entre autocomprensión (hermenéutica) y conocimiento (epistemología). El estado de crisis es el de la tensión entre ambos niveles” -Walter Mignolo, “La lengua, la letra, el territorio (o la crisis de los estudios literarios coloniales)”, en Lectura crítica de la literatura americana; inventarios, invenciones y revisiones, ed. cit., p. 25.
Este magnífico fresco de la sociedad rural latinoamericana, con patrones y peones, con escépticos y fanáticos, con poderosos y desharrapados, en el que pululan sin comprender la dimensión histórica cientos de seres empobrecidos y hambrientos, y sobre el que teorizan hombres de la ciudad y del poder que no los comprenden, se dedica a explorar esas fronteras de incomprensión, tierras de nadie que impiden la integración armónica y la posibilidad de erigir un proyecto colectivo.
Descolonizar la imaginación: tal es la tarea que se lleva a cabo en el Omeros,212 obra magna de Derek Walcott, la gran épica a la vez caribeña, latinoamericana y universal que describe vertiginosamente la tala del primer árbol y la caída de los dioses, la cultura, la cosmovisión toda del hombre colonizado. Nuevo Césaire, Walcott transforma con alquimia de artista extraordinario el drama de los pueblos coloniales
La iguana, reptil que ha sobrevivido a todas las catástrofes, sigue habitando esta tierra…La iguana pertenece a una especie zoológica que habita la isla desde la prehistoria (y es más antigua, por tanto, que el hombre mismo), a la vez que se perpetúa como tal en cada ejemplar único e irrepetible. Es a la vez una iguana, la que inspiró el nombre de la isla, y la especie de las iguanas, que sobreviven desde la prehistoria y que se manifiestan en cada individuo, en el día de hoy, en este momento irrepetible…La iguana habita un mundo fuera del tiempo humano, en el presente permanente de las especies, mientras que la historia de la isla comienza con los arahuacos, su exterminio y la llegada de otra raza que derriba los viejos dioses para poner en su lugar al Dios único.
“Hay en la literatura una memoria de la imaginación que nada tiene que ver con la experiencia real, que es, de hecho, una vida distinta, y esa experiencia de la imaginación seguirá dotando de realidad la búsqueda del caballero medieval o la masa de una ballena blanca, gracias a la fuerza de una imaginación compartida [...].
Acepto este archipiélago de las Américas. Al antepasado que me vendió y al antepasado que me compró les digo: no tengo padre, no quiero a ese padre, aunque os entiendo, espíritu negro, espíritu blanco, cuando los dos susurráis “historia”, pues si intento perdonaros a ambos caigo en esa idea vuestra de la historia que justifica y explica y expía, aunque no soy yo quien ha de perdonar [...]. Cuando interpretábais vuestros papeles, esos papeles otorgados por la historia del vendedor de esclavos y el comprador de esclavos, erais hombres que actuaban como hombres [...]. Yo, como el hombre más honrado de mi raza, os profeso una extraña gratitud. Os ofrezco mi agradecimiento extraño y amargo, pero también ennoblecedor, por el monumental gemido y la fusión de dos grandes mundos, como las dos mitades de un fruto cosidas por su propio jugo amargo, porque exiliados de vuestros propios Edenes me habéis situado en otro Edén prodigioso, y ésa fue mi herencia y vuestro don.” Derek Walcott, “La musa de la historia” [1a ed. en inglés 1998], en La voz del crepúsculo, traducción de Catalina Martínez Muñoz, Madrid, Alianza Editorial, 2000, pp. 84-86.
Escribir es pues denunciar y estilizar, representar y crear, recordar e imaginar, hacer de la cicatriz del hombre colonizado un principio de reflexión y de emancipación, descolonizar en el más alto sentido de la palabra: descolonizar la imaginación.
Con las vanguardias el sistema literario evidencia nuevos cambios: el campo literario consolida su autonomía, se enriquecen y radicalizan los lenguajes artísticos y se genera un público especializado receptivo surgido de los sectores cultos urbanos; se instaura el ideal universalista de la creación artística y se descubren nuevas categorías para pensar y producir la literatura: tal el caso del concepto vanguardista de "imaginación" y "ruptura". Muchos escritores y artistas de vanguardia ——Vallejo, Asturias, Carpentier, Wifredo Lam— descubren paradójicamente en París los nuevos modos de acercarse a América Latina.
Se genera en la década de los años sesenta y setenta el fenómeno por todos conocido como boom, categoría confusa que designa varias cosas al mismo tiempo: la emergencia de nuevas formas literarias, que alcanzan —como dice Rama— altos estándares de calidad y fijan nuevas metas elevadas a vencer; una nueva etapa en la profesionalización del escritor; un nuevo fenómeno de recepción por parte del público y un éxito editorial y de ventas. Obras como Cien años de soledad marcan un momento culminante de la novela que Rama denomina "culta- popular"
La redefinición del sistema literario latinoamericano se evidencia pues en el meollo mismo de las obras, y en la alteración de las formas de representación de la realidad, el deslinde de géneros y de estilos, etcétera.
Con el boom nuestro "cosmopolitismo" llega a su etapa más alta y a su vez entra en crisis. El boom representó un momento crítico en la modernización de nuestro sistema literario, con la estandarización de la lengua literaria en América Latina, y el hallazgo de formas que conciliaban admirablemente lo culto y lo popular e incorporaban el paisaje urbano.
Dado que buena parte del mundo ya no puede ser captada de manera comprehensiva por la experiencia del hombre común, y ha pasado a constituir tema de especialistas, existe como nunca antes en la historia un desajuste entre las nuevas realidades, las zonas recortadas para conocedores, y la posibilidad de nombrarlas. Nuestra megalópolis se vuelve ancha, ajena y massmediática.
A este abigarrado panorama deben sumarse importantes fenómenos relacionados con las nuevas formas de reproducción artística y literaria. Por ejemplo, se abaratan, agilizan y estandarizan las formas de edición del libro, papers y fuentes documentales, con el desarrollo de la informática y las nuevas "supercarreteras" virtuales (correo electrónico, internet, discos compactos, etc.). Sin embargo, esto no ha derivado en una baja de precios y mayor circulación del libro, puesto que éste ingresa a su vez como mercancía diferenciada en un circuito manejado por empresas editoriales en creciente proceso de concentración, muchos de cuyos representantes más poderosos monopolizan desde las decisiones de qué publicar hasta las de cómo distribuir.
Nuevos fenómenos repercuten en los más variados sectores del sistema literario. No sólo afectan, como se ve, los canales de circulación y las formas de recepción, sino que también inciden en la redefinición del lenguaje artístico, en la eclosión de nuevos temas y formas de tratamiento de esos temas, e incluso en la reconfiguración de los sistemas genéricos. P.191
No anunciar pues la muerte del intelectual, sino someter las ideas a la autocrítica y dedicarse a una interpretación leal de la realidad social, debería ser tal vez con mayor fortuna la tendencia de nuestro mundo intelectual.
Juan Villoro, en la entrevista titulada “Escribir es inventar la lengua”, dice:
“Cuando un mexicano o un peruano o un argentino traducen desde esta orilla, lo hacen tomando en cuenta que hay muchos modos del español, de tal forma que, por encima de cualquier regionalismo, buscan acceder a un lenguaje de uso común literario. En eso consistió toda la operación de la revista Sur, en Argentina, que no es la única posible, pero me parece muy interesante. Me refiero a una idea de la lengua como algo que hay que conquistar, insisto, a través de una invención. Algo que por lo común tiene mucho que ver con la impresión, por parte de quien escribe, de hallarse en una relativa periferia cultural. Otra cosa es que al mismo tiempo estén actuando, en una dirección sólo aparentemente afín, procesos de normalización y estandarización de la lengua inevitablemente relacionados con los flujos de la moda y del mercado, con la mayor o menor facilidad de acceso a los lectores o a las editoriales.”
Al mismo tiempo que establecen un nuevo pacto de identidad a través de la lengua — pacto en el que mucho tiene que ver la invención de un lenguaje literario cuyas reglas no tienen por qué obedecer a la “legalidad” y a las “condiciones de inteligibilidad” dadas por los académicos y guardianes de la pureza del lenguaje—, los nuevos escritores se rehúsan a aceptar que sean ciertas características temáticas o estilísticas, y principalmente el “exotismo” a que ha dado lugar la deformación del fenómeno de lo real maravilloso, las que se consideren nuestras marcas creativas
“La globalización significa que la modernidad ya no se confina a las fronteras nacionales, sino que se vuelve modernidad-mundo. El vínculo entre nación y modernidad, por lo tanto, se escindirá. En este caso, las múltiples modernidades ya no serían sólo una versión historizada de una misma matriz, a ellas se agrega una tendencia integradora que desterritorializa ciertos items, para agruparlos en tanto unidades mundializadas. Las diferencias producidas nacionalmente están ahora en parte atravesadas por un mismo proceso. Por ejemplo, el surgimiento de identidades desterritorializadas (el universo del consumo) que escapan a las fronteras impuestas por las diferentes modernidades de cada lugar.” Renato Ortiz, “América Latina. De la modernidad incompleta a la modernidad-mundo”, ensayo seleccionado y publicado por la revista Nueva Sociedad (Caracas), núm. 166 (2000), y dado a conocer también por la internet (http://www.nuevasoc.org.ve/n166/ensayo.htm). Las citas corresponden a esta última modalidad.
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LAS CIUDADES COMO LEGADO ESPAÑOL El legado español en Hispanoamérica no tiene parangón. Se trató de un legado cultural, religioso, político, económico y urbanístico, que todavía perdura en la actualidad, teniendo la condición de Patrimonio de la Humanidad algunas de las ciudades fundadas por los españoles en el periodo que transcurre de los siglos XV al XVIII. El proyecto de la Corona española nunca fue asolar las nuevas tierras descubiertas, sino implementar la cultura y el desarrollo y que los nativos fueran partícipes de ello. No en vano, la prosperidad de la mayor parte de las ciudades era la envidia de los depredadores británicos y holandeses, cuyo objetivo consistía en intentar arrebatar lo que ellos nunca consiguieron erigir. Como ejemplo de principales ciudades fundadas por españoles, podemos destacar: Santo Domingo (1494-1502), en la actual República Dominicana, por Colón, San Cristóbal de la Habana (actual La Habana, en 1514), capital de Cuba, por Diego Velázquez, Caracas (1567), en Venezuela, por Diego de Losada, Ciudad de los Reyes (actual Lima, en 1535)en Perú, por Francisco Pizarro…Y podríamos continuar. La ubicación dependía de la capacidad defensiva del lugar, de las condiciones sanitarias, de la cercanía de los materiales para la construcción y de un adecuado emplazamiento que permitiera el trazado diseñado. Tras la posesión del territorio y elegido el enclave, se formalizaban su fundación por medio de una ceremonia con sustento jurídico y religioso, que es la base sobre la que se instauraron todos los asentamientos. Las invocaciones se realizaban “en el nombre de Dios, de Nuestra Señora Santa María y de Santiago, patrón y defensor de los reinos y señoríos de España”. Aparece en el acto fundacional la Cruz y el rollo, como símbolos del poder espiritual y jurídico. La fuerza legal del acta se fundamentarán al ser realizada ante escribano y testigos que dieran fe del acto. Toda fundación llevaba aparejada la advocación en su honor de un santo; para ello se elegía entre el Santoral y se designaba el día para las fiestas patronales.
La planificación urbana se contemplaba en los ordenamientos emitidos por la Corona, dando espacial relevancia a la Plaza Mayor en toda ciudad y a su orientación, en función si era ciudad costera o de interior, determinándose de manera general “la plaça salgan quatro calles principales, una por medio de cada costado de la plaça y dos calles por cada esquina de la plaça, las quatro esquinas de la plaça miren a los quatro vientos principales, porque desta manera saliendo las calles de la plaça no están expuestas a los quatro vientos principales que sería de mucho inconveniente”, y en cuanto a la forma “Que sea en quadro prolongado que por lo menos tenga de largo una vez y media de su ancho porque este tamaño es el mejor para las fiestas de a cavallo y qualesquier otras que se ayan de hazer”, pues en ella se celebraban todo tipo de festejos populares. También se erigían los edificios más simbólicos como era la Catedral, el cabildo o casa de las autoridades municipales, la casa del gobernante y los comercios. Todo un diseño urbanístico que procuró la prosperidad de los habitantes de esas tierras españolas. El Imperio español lo fue por la voluntad, no solo de los españoles de la Península, sino por la de los nativos de las tierras descubiertas, que colaboraron y se integraron en el mismo proyecto, pues se les proveyó de bienestar y bonanza, amén de una desarrollada cultura.
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No es Gaza, no es Palestina, no es Afganistán, ni el horror que sucede en África, es el pueblo Mapuche, en Chile, desde el Biobío, hasta pasada la región del Maule, se imaginan si intervinieran de esa forma carabineros en las poblaciónes contra los narcos?.
Me inscribí para ser facilitador de diálogos sobre el conflicto mapuche, Por la comison de "Paz y Seguridad", pero ABSOLUTAMENTE NADA ES VINCULANTE, se trabaja para hacer 1 informe que se supone leerá algún(a) presidenta(e) y que en teoría hará algo para solucionarlo, estas imágenes demuestran lo que quieren para mi gente, pero tengo fe y esperanza, no en los gobiernos ni el estado, sino que en la gente.
Si no pudieron contra los Mapuches los Europeos que dominaron al mundo en su momento, menos lo harán los corruptos de hoy, es necesario levantarse, sentir el llamado y actuar de buena forma, hoy en día por participar en asociaciones indígenas puedes acceder a proyectos de emprendimientos o ideas de negocios, proyectos para terminar la educación media, para diplomados o magister, para fortalecer la cultura y potenciar el patrimonio, subsidios habitaciones y becas estudiantiles, las generaciones de antes no pudieron hacer nada, pero dejaron un legado, por lo que es nuestro el futuro y por algo estamos donde estamos, el miedo es inmenso pero las ganas de revertir la situación son mayores, nunca fue fácil, pero nunca se ha pedido que así sea.
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El Corazón Detrás del Legado: El Impacto de la Esposa de Daniel Chávez Morán
A lo largo de la historia, detrás de muchos hombres destacados, se encuentra una mujer igualmente notable, moldeando legados e impactando vidas. En el caso de Daniel Chávez Morán, el visionario fundador de Grupo Vidanta, esta mujer es su esposa, cuyas contribuciones han sido fundamentales en su viaje compartido de filantropía y emprendimiento. Sumérgete en el corazón detrás del legado y explora su profundo impacto.
Destreza Filantrópica
La esposa de Daniel Chávez Morán ha sido una fuerza impulsora detrás de numerosas iniciativas filantrópicas, demostrando un profundo compromiso con la mejora de la vida de los demás. Su pasión por la filantropía no solo ha complementado, sino también ha amplificado los esfuerzos de Daniel, creando un dúo poderoso dedicado a marcar la diferencia. Juntos, han iniciado proyectos que han impactado positivamente a comunidades, especialmente en los ámbitos de la educación, la salud y la conservación ambiental.
Empoderamiento Educativo
La educación ha sido una piedra angular de sus esfuerzos filantrópicos, con una fuerte creencia en su poder transformador. A través de su fundación, han apoyado programas educativos y becas, abriendo puertas de oportunidad para innumerables individuos. Su compromiso con la educación refleja una visión de empoderar a las futuras generaciones para crear un mañana más brillante.
Conciencia Ambiental
Reconociendo la importancia de la conservación ambiental, la esposa de Daniel Chávez Morán ha sido una firme defensora de prácticas sostenibles. Sus iniciativas se han centrado en preservar hábitats naturales, promover prácticas ecológicas y concientizar sobre problemas ambientales. Sus esfuerzos subrayan un compromiso profundo con la protección del planeta para las generaciones futuras.
Contribuciones Culturales
Más allá de la filantropía, la esposa de Daniel Chávez Morán ha realizado contribuciones culturales significativas, enriqueciendo el tejido de la sociedad. Su apoyo a las artes, eventos culturales y preservación del patrimonio ha ayudado a preservar y promover la identidad cultural de las comunidades. Sus contribuciones culturales son un testimonio de su dedicación a enriquecer la experiencia humana a través del arte y la cultura.
Legado de Amor e Impacto
Juntos, Daniel Chávez Morán y su esposa han construido un legado de amor e impacto, tocando las vidas de muchos en todo el mundo. Su asociación ejemplifica el poder de la unidad y los valores compartidos en la creación de un cambio duradero. A medida que continúan inspirando a otros a través de sus acciones, su legado sirve como un faro de esperanza y compasión, recordándonos el profundo impacto que una pareja puede tener en el mundo.
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Fiordos espectaculares: Los fiordos noruegos son famosos en todo el mundo por su belleza escénica. Estas formaciones naturales, que son valles glaciares inundados, ofrecen paisajes impresionantes y son un destino popular para turistas y amantes de la naturaleza.
Cultura vikinga: Noruega tiene una rica herencia cultural vikinga. Los vikingos, antiguos navegantes y guerreros, dejaron un legado histórico que se refleja en museos, monumentos y festivales que celebran su historia y tradiciones. La cultura vikinga sigue siendo una parte importante del patrimonio cultural de Noruega.
Te recomiendo viajar ahora, porque la vida es una y necesitas aventurar y decir luego a la siguiente generación. Hazlo Hoy!
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¡Hola, buenos días, humanidad! 🌍 ¡Feliz martes! 💪🌟🚀🏆🌈📈🌱🌞🎯🌺Hoy os regalo la imagen de Mequínez, también conocida como Meknes, una ciudad histórica y fascinante en Marruecos que rezuma encanto y tradición. Situada en la fértil llanura del Medio Atlas, Mequínez alberga monumentos impresionantes que narran su rica historia. La inmensa Medina, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, deslumbra con sus intrincados callejones, zocos bulliciosos y la majestuosidad de la Puerta de Bab el-Mansour, una obra maestra arquitectónica. La ciudad fue la capital del sultán Moulay Ismail en el siglo XVII, y su legado se refleja en el opulento Palacio Real y los graneros subterráneos de Heri es-Souani. Mequínez, con su ambiente auténtico y su arraigada cultura, ofrece a los visitantes un viaje en el tiempo a través de sus monumentos históricos y su encanto marroquí.
Para tener en cuenta...
Cuando estás experimentando sensaciones incómodas, lo último que necesitas hacer es castigarte por la forma en que te sientes. Si reprimes algo, aparecerá más tarde; sin embargo, esta vez será más poderoso que nunca. En lugar de eso, date cuenta de que tienes todo el derecho de sentir todas tus emociones. Permítete tiempo para sentirlas, procesarlas y, lo más importante, permíteles mostrarte lo que no has podido ver antes de que te dieran una señal de que tus pensamientos, palabras y acciones no están alineados. Practica recuperar tu espacio mental y físico, así como tu tiempo. Recuérdate a diario que tu propio bienestar es tu prioridad y que te dieron una vida para cuidar primero y ante todo: la tuya.
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El pueblo de Normandía: pioneros ancestrales de la Nueva Francia
La historia de la Nueva Francia está estrechamente entrelazada con los valientes colonos que se aventuraron a través del Atlántico para establecer una presencia francesa en América del Norte. Entre estos intrépidos individuos estaba el pueblo de Normandía, cuya rica ascendencia y espíritu tenaz jugaron un papel significativo en la formación de los primeros días de la nueva Francia. Este artículo profundiza en la historia de estos pioneros, destacando sus orígenes, motivaciones y contribuciones a la formación de una identidad francesa canadiense distinta.
Orígenes de los normandos:
Los normandos remontan sus raíces a la región de Normandía, situada en la Francia moderna. Normandía tenía una historia compleja, con su gente descendiendo de una mezcla de diferentes grupos étnicos, incluyendo indígenas galos, vikingos y francos. Las invasiones vikingas de los siglos IX y X dejaron un impacto duradero, resultando en una fusión de las culturas nórdica y franca y formando la base de la identidad normanda. Con su destreza marinera y espíritu pionero, los normandos pronto se embarcarían en nuevas aventuras a través del Atlántico.
Motivaciones para la emigración:
Durante los siglos XVII y XVIII, varios factores impulsaron la emigración de normandos a la Nueva Francia. Las dificultades económicas, las oportunidades limitadas y el hacinamiento en su tierra natal empujaron a muchos normandos a buscar un nuevo comienzo en el Nuevo Mundo. Además, los conflictos religiosos, como la Reforma Protestante, jugaron un papel en llevar a algunos normandos, en particular los hugonotes, a instalarse en América del Norte, donde podían practicar su fe libremente.
Asentamiento en Nueva Francia:
Al llegar a Nueva Francia, los normandos enfrentaron numerosos desafíos. Encontraron un vasto desierto indomado, climas duros y culturas indígenas desconocidas. A pesar de estos obstáculos, los normandos mostraron una notable resistencia y adaptabilidad. Establecieron comunidades prósperas a lo largo del río San Lorenzo, incluyendo asentamientos como Quebec, Trois-Rivières y Montreal. Estas primeras ciudades francesas canadienses se convirtieron en centros vibrantes de comercio, agricultura e intercambio cultural.
Ascendencia normanda e impacto cultural:
Los normandos trajeron consigo su distintivo patrimonio cultural, que dejó una marca imborrable en el tejido de la nueva Francia. Su idioma, costumbres y tradiciones franceses se combinan con las culturas indígenas locales, creando una fusión única que daría forma a la futura identidad francesa canadiense. La experiencia agrícola de Normandía ayudó a transformar el paisaje canadiense, al introducir nuevas técnicas y cultivos de agricultura, como huertos de trigo y manzanas, que siguen siendo parte integral de la industria agrícola de la región.
Además, los colonos normandos desempeñaron un papel vital en el comercio de pieles, formando alianzas con los pueblos indígenas y estableciendo redes económicas que se extendieron hasta el interior de América del Norte. Este intercambio intercultural contribuyó al desarrollo de una sociedad colonial vibrante y diversa.
Legado y patrimonio:
Las contribuciones de los normandos al desarrollo de la Nueva Francia se extienden más allá de su período inmediato de asentamiento. Sus descendientes, conocidos como franco-normandos, forman una parte significativa de la población de habla francesa de Canadá, particularmente en Quebec y Acadia. Hoy en día, su influencia cultural puede verse en la arquitectura, cocina y matices lingüísticos únicos de estas regiones. El legado de Normandía en América del Norte sirve como testimonio del espíritu duradero y la determinación de los primeros pioneros.
Conclusión:
El pueblo de Normandía desempeñó un papel crucial en la colonización y el desarrollo cultural de la Nueva Francia. A través de su coraje, resistencia y contribuciones culturales, ayudaron a dar forma a los cimientos de una identidad francesa canadiense distinta. Su viaje a través del Atlántico y su subsecuente asentamiento en América del Norte ejemplifican el espíritu de exploración y el deseo humano de nuevos comienzos. El legado de los normandos continúa celebrando, sirviendo como recordatorio de los diversos orígenes que conforman el tapiz de la rica herencia de Canadá. ·
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¿Por qué son importantes las ballenas? ¿Por qué debemos protegerlas?
Los investigadores que dedican su tiempo y energía a estudiar las ballenas del San Lorenzo, desarrollan la respuesta a este interrogante ¡Sigue leyendo el artículo para enterarte de todos los detalles!
Como todos los seres vivos, las ballenas ocupan un lugar en la cadena alimentaria y contribuyen así al equilibrio del ecosistema marino.
Como depredadores, se alimentan de peces e invertebrados; como presas, pueden ser cazadas por otros depredadores (tiburones, ballenas, etc.) y por el Hombre.
Cuando mueren, sus cadáveres se hunden y sirven de alimento a una multitud de organismos carroñeros que los descomponen en nutrientes disponibles para otros organismos, explica Véronique Lesage, de Pesca y Océanos Canadá.
Las ballenas actúan como una bomba que recircula hacia la superficie los peces y el zooplancton que han ingerido en forma de materia fecal rica en nitrógeno.
Estos nutrientes son esenciales para la producción primaria del ecosistema marino.
Las ballenas funcionan algo así como las guardianas de la salud del medio marino.
Se encuentran en todos los océanos del mundo, desde las zonas costeras hasta las profundidades marinas.
Como las ballenas se sitúan en la cúspide de la pirámide trófica, cualquier disminución o aumento de su población es un indicio de un cambio en su hábitat.
Los investigadores al unísono subrayan la importancia de proteger a las ballenas, pues así no sólo se garantiza la recuperación de sus propias poblaciones, sino también la supervivencia de otras especies del ecosistema marino.
El estudio de las ballenas ha dado lugar a numerosos descubrimientos. A día de hoy sirven de inspiración en el desarrollo de nuevas tecnologías, como el sonar de las embarcaciones y las palas de los aerogeneradores.
Expertos del Acuario de Nueva Inglaterra señalan también la importancia comercial de las ballenas. Ya sea a través de programas de censo de poblaciones para planes de recuperación o de actividades de observación dirigidas a turistas, las ballenas contribuyen a las economías locales gracias al creciente interés de la gente por ellas en todo el mundo.
Actividades humanas como la contaminación química y acústica, los enredos en artes de pesca y las colisiones con embarcaciones han afectado enormemente a las poblaciones de ballenas.
Canadá tiene la costa más larga del mundo. Bordeado por tres océanos, el ecosistema marino forma parte del patrimonio del país.
Si el hombre amenaza a estas poblaciones rompiendo el equilibrio del ciclo, debe protegerlas para que las generaciones futuras puedan observarlas e inspirarse en ellas.
En conclusión, las ballenas son seres maravillosos y desempeñan un papel vital en los ecosistemas marinos.
Desde su función como reguladores de las poblaciones de peces hasta su papel como indicadores de la salud del medio ambiente, su protección es crucial para el equilibrio y la supervivencia de los océanos.
Como sociedad, debemos tomar conciencia de la importancia de las ballenas y trabajar juntos para conservarlas y garantizar un futuro sostenible para nuestras generaciones venideras.
Descubriendo el legado cultural de las ballenas
Además de su importancia ecológica y su papel en la sustentabilidad de los océanos, las ballenas también tienen un impacto significativo en el ámbito cultural y emocional de las comunidades humanas.
A lo largo de la historia, las ballenas han sido fuente de mitos, historias y leyendas, y han dejado una huella indeleble en la cultura de muchas sociedades costeras.
El legado cultural de las ballenas se manifiesta en diversas formas, desde la tradición oral transmitida de generación en generación, hasta las representaciones artísticas en forma de pinturas, esculturas y canciones.
En muchas comunidades indígenas, las ballenas ocupan un lugar sagrado y son consideradas guardianas de la vida marina y protectoras de la armonía entre los seres humanos y la naturaleza.
Además, las ballenas han despertado la curiosidad y la admiración de millones de personas alrededor del mundo, convirtiéndose en un símbolo de la belleza y la majestuosidad de los océanos.
El avistamiento de ballenas se ha convertido en una actividad turística popular, brindando a las personas la oportunidad de conectarse directamente con estos increíbles animales y desarrollar un mayor aprecio por su existencia.
Es fundamental reconocer y valorar el legado cultural de las ballenas, ya que esto nos ayuda a comprender la estrecha relación entre los seres humanos y la naturaleza, y nos inspira a proteger y preservar estos magníficos cetáceos.
Al cuidar de las ballenas, estamos no sólo protegiendo su papel en los ecosistemas marinos, sino también salvaguardando una parte importante de nuestro patrimonio cultural y espiritual.
Originally published at https://oceanosenpeligro.com/ Juny 13, 2023.
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CANARIAS TIENE UN LIMITE
(El Legado, cultura y patrimonio)
Manifestación Playa de Las Canteras
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ROMA
🌎www.yosoynomade.com
Roma es una ciudad mágica por muchas razones. Desde sus icónicos monumentos y ruinas hasta su exquisita gastronomía y vibrante energía, Roma atrae a turistas y viajeros de todo el mundo. Esta ciudad ofrece una sensación de historia y cultura que no se encuentra en muchos otros lugares, con su arquitectura impresionante y arte mundialmente famoso. Los visitantes de Roma pueden disfrutar de la belleza de la Capilla Sixtina, caminar por las calles empedradas del Trastevere y probar la deliciosa cocina italiana en los muchos restaurantes y cafeterías de la ciudad. En definitiva, vayas dónde vayas, sean los días que te quedes, en Roma siempre encontrarás algo sorprendente.
1. Coliseo Romano, la insignia de la ciudad
Es una obra maestra de la arquitectura romana y es famoso por su capacidad para albergar a más de 50,000 espectadores en su apogeo. Hoy en día, sigue siendo un importante destino turístico y un recordatorio del gran legado de la antigua Roma.
2. El Foro Romano y Palatino
Es un barrio histórico ubicado en la ciudad de Roma. Es conocido por ser uno de los siete montes de la ciudad y por albergar el Palacio del mismo nombre, residencia oficial de los emperadores romanos durante siglos.
3. Museos Capitolinos
Los Museos Capitolinos son una joya del patrimonio cultural de Roma. Ubicados en el corazón de la ciudad, en la colina del Campidoglio, estos museos albergan una amplia variedad de obras de arte, desde esculturas y pinturas hasta objetos arqueológicos y colecciones numismáticas. La colección incluye piezas famosas de Marco Aurelio, Caravaggio, Bernini, entre otros.
4. El Arco de Marco Aurelio
Es un monumento histórico ubicado en la ciudad de Roma, Italia. Fue construido en el año 176 d.C. en honor al emperador Marco Aurelio, quien lideró las operaciones militares romanas en el este de Europa y Asia Menor.
5. Basílica de San Pedro
Una de las iglesias más famosas del mundo y se encuentra en la Ciudad del Vaticano. Con una historia que se remonta al siglo IV, la basílica es un lugar sagrado para los católicos y atrae a millones de visitantes cada año. Además de su valor religioso, la basílica es famosa por su impresionante arquitectura, obras de arte y reliquias históricas.
6. Museos Vaticanos
Uno de los lugares más impresionantes de Roma. Situados en la Ciudad del Vaticano, los visitantes pueden admirar una gran variedad de arte y objetos históricos, desde la antigüedad hasta la época contemporánea. Entre las obras maestras que se pueden encontrar, destacan la Capilla Sixtina y los frescos de Miguel Ángel.
7. Castillo Sant'Angelo
Es un monumento impresionante en Roma que ofrece una vista panorámica de la ciudad. Originalmente construido como un mausoleo para el emperador Adriano en el siglo II, el castillo ha tenido muchos usos a lo largo de su historia, como fortaleza, prisión y museo.
8. Campo dei Fiori
Es una plaza histórica en el centro de Roma. Su nombre significa "campo de flores". Durante la Edad Media era un campo de hierba, y más tarde se convirtió en un mercado de flores y frutas. Hoy en día, es un lugar popular para los turistas y los lugareños por sus mercados, restaurantes y vida nocturna.
9. Piazza Navona
Es uno de los lugares más emblemáticos de Roma y tiene una rica historia. Antiguamente, se utilizaba como una pista de carreras de carros romanos. Actualmente, se encuentra rodeada de impresionantes edificios barrocos y una magnífica fuente central que se ha convertido en una de las más fotografiadas de Roma.
10. La Basilica di San Pietro in Vicoli
Es una joya escondida en el corazón de la ciudad de Parma. Este lugar de culto, que data del siglo XIII, es rico en historia y arte. Su fachada de mármol blanco es imponente y majestuosa, y en su interior hay valiosas obras de arte, incluido el famoso fresco de Correggio que representa a la Virgen y el Niño.
11. El Guetto Judío
Es un emblemático barrio de la ciudad de Roma, que guarda la triste historia de la segregación y persecución que sufrió la comunidad judía durante siglos. Con más de 500 años de antigüedad, este barrio es un lugar lleno de encanto, donde se puede respirar la cultura judía, visitando la sinagoga, el Museo Judío (si quieres conocer más a fondo la historia, no dudes en darte una pasada), la Fuente de las Tortugas, entre otros lugares.
12. El Gianicolo
También conocido como el Janículo, es considerado la octava colina de Roma. Este lugar histórico posee una gran cantidad de información sobre su pasado que vale la pena descubrir.
13. La Fontana di Trevi
Es una de las fuentes más famosas y magníficas de Roma. Es conocida por su impresionante escultura de Neptuno, que domina el centro de la fuente. Una razón por la que es tan popular es porque se dice que si lanzas una moneda sobre el hombro derecho en la fuente, volverás a Roma. Otro dato curioso es que la fuente es alimentada por uno de los acueductos más antiguos de la ciudad.
14. Trastévere
Es uno de los barrios más antiguos y pintorescos de Roma. Su fama se debe a su encantadora atmósfera medieval, con sus estrechas calles empedradas y sus edificios de color pastel. El barrio es conocido por sus restaurantes, bares y tiendas de artesanía, así como por sus iglesias y plazas históricas.
15. Plaza de España
Es uno de los lugares más visitados y fotografiados de Roma. Fue nombrada así por la construcción de la embajada española en el siglo XVII. La plaza se encuentra en el centro de la ciudad, al pie de la colina Pincio, y termina en la lujosa Vía Condotti. A saber, cerca de esta plaza encontrarás la tienda de Pompi, famosa por sus exquisitos tirmaisú.
16. Piazza del Papolo
Su historia se remonta al siglo XVI cuando se construyó la iglesia de Santa Maria del Popolo en su centro. La plaza ha sido testigo de importantes acontecimientos a través de los años, incluyendo festivales, conciertos y desfiles militares.
17. Priorato dei Cavalieri di Malta
O, Priorato de los Caballeros de Malta en Roma es un edificio histórico que se encuentra en la colina del Aventino. Fue construido en el siglo XVIII y ha sido utilizado como sede de la Orden de Malta. Es famoso por su arquitectura barroca y su impresionante fachada, que incluye una gran estatua de San Juan Bautista.
18. Termas de Caracalla
Las Termas de Caracalla es un monumento histórico en Roma que data del siglo III. Fue un lugar de baño público que incluía saunas, piscinas y salas de masajes, y podía albergar hasta 1.600 personas al mismo tiempo.
19. Tours gratuitos en Roma
Si estás planeando visitar Roma pronto y cuentas con bajo presupuesto, está es una excelente manera de conocer la ciudad. Estos tours te permiten explorar los sitios más emblemáticos de la ciudad sin costo alguno. Aquí te dejo uno de mis favoritos: Leyendas y misterios de Roma. Realmente lo disfruté.
20. Pasear en moto por la Ciudad Eterna
Último, pero no menos importante. Te puede resultar interesante pasear en moto, al estilo de Audrey Hepburn como en "Vacaciones en Roma". Es una excelente manera de explorar los lugares turísticos y los barrios menos conocidos de la ciudad, además de evitar el tráfico y el caos del transporte público.
Esta y más información la encontrarás en:
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FRAGMENTO DIARIO DE CAMPO, NO.19 GUAITARILLA, NARIÑO. NOVIEMBRE 13 DE 2024
Hora: 3:00 am-5:00pm/ Encuentro: Socialización Y Exposición del Bestiario del Guaico/ Lugar: Biblioteca Casa de la cultura Municipal/ Investigadora: Karen Juliana Martínez Andrade
Socialización del Bestiario del Guaico. Fuente: esta investigación. Guaitarilla, Nariño. 2024
En el amplio recorrido que hacen las aguas caudalosas del serpenteante río Guáitara, entre las imponentes montañas rocosas del Guaico, donde las aguas aún son frías y turbulentas, se encuentra Guaitarilla; uno de los municipios que resguarda el río. Ahí además del tesoro que simboliza el río Guáitara también nos hallamos inmersos en la calurosidad y amabilidad que es posible sentir en la comunidad y en especial con el grupo de adultos mayores de la zona urbana del municipio, quienes nos acompañaron en el desarrollo de los talleres de creación e ilustración de historias/relatos que forman parte del legado y tradición oral que se ha conservado en el pasar fugaz del tiempo. Las historias que se obtuvieron a partir del diálogo y el compartir nutrido de vivencias son fieles manifestaciones y expresiones de los diversos imaginarios que reflejan la gran riqueza cultural y natural del territorio.
Luz María Melo con su ilustración. Fuente: esta investigación. Guaitarilla, Nariño. 2024
“Cerca de las cinco de la tarde, se fueron a la chorrera que queda cerca al pueblo, se metieron en el monte, en lo más profundo porque había algo que los llamaba. Ellos vieron que en un pozo había unos paticos nadando en el agua. Quisieron meterse ahí a cogerse unito, pero no alcanzaban, en eso llegó el dueño del lote y los jaló porque era el duende el que quería llevárselos, entonces cuando echaron a ver ya no estaban los patos” (comunicación personal, Guaitarilla).
En el compartir de estas historias pudimos comprender la vasta importancia que acarrean consigo las arrolladoras aguas del río Guáitara porque no solamente representa una gran fuente de vida humana, sino que en ellas hay también otras múltiples formas de vida no humanas que representan gran parte del tesoro que guardan estas tierras del Guaico. En el momento de la ilustración de todos los relatos que se compartieron, la creatividad estuvo presente para poder representar todas esas experiencias cargadas de encanto.
Entrega de calendarios a adultas mayores. Fuente: esta investigación. Guaitarilla, Nariño. 2024
Como parte final del proceso, se realizó la socialización de resultados obtenidos en los talleres dando a conocer las ilustraciones que realizó cada uno de los participantes, quienes con agrado observaron sus dibujos plasmados en la cartilla titulada “Bestiario del Guaico”. Además, se les compartió un calendario como un recuerdo en el cual están ilustrados también sus dibujos. En este encuentro final en medio del diálogo, se posibilitaron reflexiones significativas alrededor de todas las dinámicas que implica la coexistencia con el río Guáitara para todos los Guaitarillences; concibiendo al río como un ser vivo que forma parte de su identidad y como tal conlleva una responsabilidad de preservar el caudal del río, y todas las formas de vida que en él emergen y hacen parte de un patrimonio tan diverso que sería un crímen no contemplar y conservar.
Clausura de la socialización del Bestiario del Guaico, reimaginando el río Guáitara. Fuente: esta investigación. Guaitarilla, Nariño. 2024
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Día Nacional de La Marimba en Ecuador
Manifiesto de la Mesa Cantonal de Etnoeducación de San Lorenzo
Uwamkelekile Sawabona,
El presente manifiesto, desde la Mesa Cantonal de Etnoeducación de San Lorenzo, nos dirigimos a nuestras hermanas y hermanos afroecuatorianos y a toda la comunidad ancestral, para reafirmar nuestra identidad, nuestra herencia cultural, y el compromiso con la etnoeducación, como un camino hacia la justicia y el respeto a nuestras raíces africanas.
En un día tan especial, celebramos La Marimba, como lo es el 30 de septiembre, reconocemos y celebramos la marimba, declarada por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Este instrumento, cuyas notas resuenan profundamente en el alma de nuestro pueblo, es símbolo vivo de nuestra conexión con la madre África. La marimba no solo es música, es resistencia, memoria y voz de los primeros negros y negras que llegaron a las costas esmeraldeñas, trayendo consigo la fortaleza de nuestros ancestros y el legado de su cultura, su lucha y su dignidad.
La marimba es una expresión innegable de nuestra africanidad, un vínculo que nos une con aquellos ancestros que enfrentaron la travesía forzada a estas tierras. Desde su llegada a Esmeraldas, los primeros africanos y sus descendientes nos han legado un sentido profundo de comunidad, de lucha y de identidad. Hoy, honramos ese legado con la remembranza de los saberes ancestrales que a través de la etnoeducación continuamos transmitiendo a las nuevas generaciones.
La etnoeducación no es solo una propuesta pedagógica; es el reconocimiento de nuestra historia, nuestras tradiciones y nuestra herencia africana. En este contexto, asumimos la misión de revitalizar y preservar los conocimientos ancestrales de nuestras comunidades afrodescendientes en San Lorenzo, promoviendo una educación que respete, valore y promueva nuestras raíces.
Nuestros ancestros, que llegaron a estas tierras con palabras, ritmos y costumbres africanas, sembraron en nosotros la fuerza para seguir adelante. Palabras como Ubuntu, que nos recuerda que "yo soy porque nosotros somos", son parte esencial de nuestra cosmovisión y deben ser la base de una educación inclusiva y diversa. Desde la etnoeducación afroecuatoriana, buscamos reconstruir esa unidad colectiva, donde cada miembro de la comunidad aporte al bienestar común, siguiendo el ejemplo de nuestros mayores.
Recordamos que nuestra diáspora africana no nos define solo por el dolor del desarraigo, sino por la resiliencia y la capacidad de preservar nuestras tradiciones. Cada palabra, cada ritmo y cada costumbre nos conecta con la ancestralidad africana que permanece viva en nuestras comunidades. Voces que a través de los siglos han resistido el olvido, y que ahora nos motivan a continuar construyendo una identidad propia, basada en la diáspora africana y en la defensa de nuestros derechos.
El legado de la resistencia africana sigue vivo en nuestra lucha diaria, en la música de la marimba, en el susurro de los tambores, el currulao de los cununos, en el sonido del guasa, o simplemente el vaivén de las maracas, y en cada lección que transmitimos a nuestras hijas e hijos. La etnoeducación afroecuatoriana es una herramienta poderosa para restaurar la dignidad de nuestra historia, para educar a las nuevas generaciones en el valor de sus raíces, y para hacer frente a los desafíos que persisten en la sociedad actual.
Este manifiesto es un llamado a fortalecer el trabajo etnoeducativo en San Lorenzo, a reivindicar nuestras raíces africanas y a garantizar que la herencia cultural del pueblo afroecuatoriano siga siendo el pilar de nuestra identidad. En este mes, y especialmente el 30 de septiembre, reconocemos el valor de la marimba y de nuestra cultura como expresiones vivas de nuestra historia.
Es nuestra responsabilidad continuar promoviendo una educación que celebre nuestra herencia y honre a aquellos que caminaron antes que nosotros. Nuestro compromiso es seguir enseñando a nuestros niños y niñas que su africanidad es motivo de orgullo, y que la diáspora no es una fractura, sino un puente que nos conecta con el pasado y nos guía hacia el futuro.
Shikoba,
Carlos Bazurto Caicedo
Coordinador
Mesa Cantonal de Etnoeducación de San Lorenzo
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Colón, un nombre que marcó un antes y un después en la historia. Su travesía abrió las puertas a un nuevo mundo, un encuentro de culturas que enriqueció a ambas orillas del Atlántico.
Hoy celebramos el mestizaje, esa fusión de tradiciones que dio origen a la rica diversidad de México. ¡Somos el resultado de un encuentro de mundos, una hermandad que nos une a España y a tantas otras naciones!
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