#el dolor se desvanecería
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𝑃𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑎𝑢𝑠𝑒𝑛𝑡𝑒
Permití que otros brazos me abrazaran, buscando en ellos un calor que nunca creí encontrar. Que otra boca besara mis labios, intentando borrar tu sabor. Permití que sus manos recorrieran mi piel, anhelando sentir de nuevo esa conexión que solo tú me dabas. Sus ojos me miraban, pero no veían el vacío que habitaba en mi interior. La soledad era un abismo frío que me devoraba por dentro. Creí que al llenar ese vacío con otros, el dolor se desvanecería. Y así fue, de alguna manera. Encontré nuevas sonrisas, nuevos abrazos. Pero ninguna caricia pudo reemplazar la tuya, ni ninguna mirada la intensidad de la nuestra. Descubrí que es posible amar y ser amada de nuevo, pero también que los recuerdos tienen una forma de aferrarse al corazón. Y aunque parezca contradictorio, te sigo amando, incluso mientras intento olvidarte.
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Duelo no resuelto
En un pequeño pueblo, María vivía una vida sencilla con su hija pequeña, Ana. Un día, recibió la noticia devastadora de que su esposo, Miguel, había perdido la vida en un accidente trágico. La tristeza se apoderó de la familia, y María luchó por encontrar consuelo. Con el tiempo, Ana creció anhelando la figura paterna que nunca conocería. María, sumida en la tristeza, luchaba por encontrar la fuerza para seguir adelante. Un día, mientras caminaban juntas, Ana fue atropellada por un automóvil. María, ahora enfrentando la pérdida de su esposo y su única hija, se sumió en la oscuridad de la desesperación. El pueblo entero compartió la carga de su dolor, pero la tragedia había tejido una red de soledad alrededor de María. Se aferró a los recuerdos, incapaz de dejar ir a aquellos que amaba. La tristeza se convirtió en su única compañía, y el pueblo lloró la doble tragedia que había caído sobre la familia. En la quietud de la noche, María caminaba sola por el cementerio, donde yacían las tumbas de su esposo e hija. Sus lágrimas se confundían con la lluvia que caía implacablemente. La tragedia dejó una huella imborrable en el corazón de María, una historia marcada por pérdidas irreparables y un dolor que nunca se desvanecería. En los días que siguieron, el pueblo intentó brindar apoyo a María, pero su dolor se había convertido en un muro impenetrable. Las noches se volvieron un torbellino de lágrimas y sollozos mientras se aferraba a fotografías desgastadas y cartas llenas de amor de su difunto esposo. La casa que alguna vez resonó con risas y alegría se sumió en el silencio más desgarrador. Cada rincón estaba impregnado con los recuerdos de una familia que ya no estaba completa. Los vecinos susurraban palabras de consuelo, pero sus intentos caían en oídos ensordecidos por la aflicción. María, envuelta en su propia tragedia, encontró consuelo momentáneo en la visita frecuente al cementerio. Hablaba con las tumbas, como si las almas de Miguel y Ana pudieran escucharla desde el más allá. En la penumbra de la noche, susurros de amor y anhelos perdidos se mezclaban con el viento. El tiempo pasó, pero el duelo de María persistió como una sombra que no la abandonaba. El pueblo, aunque compasivo, observaba impotente mientras su vecina se sumía cada vez más en la melancolía. La tristeza se convirtió en su única compañera, transformando la vida que alguna vez fue vibrante en un sombrío cuadro de desesperanza. Un día, en el aniversario de la tragedia que marcó su vida, María se sentó en la tumba de su esposo con una carta en la mano. “Querido Miguel”, murmuró entre sollozos, “el peso de la soledad es demasiado para llevarlo. Ana y tú sois mi único consuelo, pero el dolor me está consumiendo. Quizás sea hora de reunirme con vosotros”. Con una resignación pesada en el corazón, María dejó la carta sobre la tumba y caminó hacia el horizonte, desapareciendo en la oscuridad. El pueblo lamentó la pérdida de un alma atormentada por la tragedia, una historia que dejó cicatrices imborrables en sus corazones.
Don Ggatto
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Siete años desde que he estado lejos de tu presencia. ¿”Lejos” podría ser siquiera una forma de describirlo? ¿Existe al menos alguna posibilidad de alcanzarte en materia y forma? ¿Hay realmente siquiera alguna posibilidad de alcanzarte? Es tan duro recordar que no hay manera posible de que podamos volver a reunirnos. De que no seríamos las mismas personas que solíamos ser. Incluso si volvieras a la vida en este momento, yo sería alguien completamente diferente para ti. Estoy roto, cansado, triste y extremadamente abrumado y solo. Desde que partiste todo empeoró. Llevo en mí todo el peso del pasado. He estado llevando la carga de mi propio dolor. Nada realmente sería lo mismo. Sin embargo, si tuviera la oportunidad, te alcanzaría incluso si eso significara que todo sería diferente, que todo se desvanecería. ¿Es tan siquiera posible dejarte ir por completo?
A veces me pregunto, si existiera un más allá, ¿te encontraría ahí? Siempre quise creer que existía algo más allá. He luchado por aferrarme a la idea de que existe algo después de vivir, pero mi propia naturaleza no me permite siquiera creerlo. Qué injusto es no ser capaz de confiar que hay algo que nos espera más allá de la vida. Para mí, tristemente, estás muerta. No hay nada más que tus restos y el nombre en tu tumba. Bueno, ellos tampoco se encuentran ya (lo confirmé al ir al cementerio hace unos meses atrás). No queda nada más de ti aquí. Realmente me quema. ¿Cómo es posible que entre toda esta entropía y absurdismo exista algo tan certero como el hecho de que nunca más volverás?
Nunca pensé que las cosas nos llevarían a este punto. Este mundo se siente tan vacío sin ti. Siento envidia de mi yo del pasado. Ese que aún tenía recuerdos frescos tuyos. ¿Puedes creer que he olvidado tu voz? Hay noches en las que incluso intento recrear el sonido en mi mente, pero no puedo. ¿Mis recuerdos habrán asimilado también el peso de la muerte? Extraño escribirte y escucharte. Extraño que me cuestiones, que te rías conmigo, de mí, que me juzgues, que me quieras. Extraño que sepas quién soy. Que puedas percibirme. Extraño percibirte. Nunca podré hacerlo de nuevo. Nunca podrás ser tú de nuevo.
Claudia, ¿hay alguna manera en que pueda mencionar tu nombre y escuchar una respuesta?
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TIPO DE NARRACION: HISTORIA DE CONCLUSION.
AUTOR: MILYE GUERRA.
En "Dolor de un hombre", nos sumergimos en la profunda y desgarradora historia de un hombre cuya vida se desmorona tras la partida de la mujer que ama. Atrapado en un mar de recuerdos y anhelos, su corazón se quiebra al enfrentar el dolor de un amor no correspondido, una conexión marcada por años de diferencia y sueños no cumplidos. A medida que la tormenta se desata en el exterior, sus lágrimas se confunden con la lluvia, simbolizando la lucha interna entre el deseo y la realidad.
Este relato explora el sufrimiento y la desesperación de un alma herida, que busca consuelo en el alcohol y en los recuerdos de un amor que nunca será. A través de su agonía, se cuestiona el sentido de dejar ir a alguien que significa el mundo, mientras el eco de su voz resuena en su mente. Es un viaje emocional que revela la fragilidad del corazón humano y la inescapable tristeza de las despedidas. Acompañamos a este hombre en su búsqueda por encontrar la paz en medio del caos, en un mundo que parece haberle dado la espalda.
PARTE I.
La lluvia caía con furia, cada gota un recordatorio del dolor que lo atravesaba. Él estaba de pie, empapado, bajo un cielo gris que reflejaba su desolación. Su mirada se fijó en la figura de ella, alejándose, desvaneciéndose en la tormenta. Cada paso que daba parecía hundirlo más en la oscuridad, y con cada instante, su mundo se desmoronaba un poco más.
"Elijo mi paz," había dicho ella, su voz temblorosa y firme, casi ahogada por el rugido de la lluvia. "Eso significa muchas despedidas." Aquellas palabras resonaban en su mente como un mantra cruel. Sabía que ella se marchaba, y con su partida, llevaba consigo todo lo que él había soñado.
Se había enamorado de su voz silenciosa, de la manera en que su risa iluminaba sus días grises. Pero ella nunca lo vio realmente; en sus ojos había espacio para otro, alguien que ocupaba el lugar que él había anhelado. Era como un fantasma, una sombra que lo seguía a todas partes, recordándole lo que nunca podría ser.
"¿Cuánto costaría dejar de sentir?" se preguntó, con el corazón desgarrado. Ella, con su mirada distante y su sonrisa para otros, jamás comprendió cuánto dolor le causaba. Se había enamorado de quien no debía; un amor imposible, marcado por la brecha de los años, una barrera que parecía infranqueable. La vida los había cruzado en el momento equivocado, en un lugar que ardía en promesas no cumplidas.
Mientras la veía alejarse, una punzada de desesperación lo atravesó. Pensó en todos los momentos que nunca compartirían: las risas, las confidencias, los sueños tejidos en la complicidad de una noche estrellada. "¿Qué se hace cuando ya no se puede soportar el dolor?" El amor duele, sí, pero dejar ir a alguien que significó todo era una herida que no sanaría.
Se dejó llevar por el alcohol, buscando en el último sorbo de vino el consuelo que la vida no le ofrecía. Cerró los ojos y brindó, no por el futuro, sino por el pasado: por los días en que ella sonreía, por la primera vez que sus miradas se encontraron. Pero aquel brindis solo lo sumió en la tristeza, recordándole la felicidad que había sido efímera, un susurro que se apagaba.
"No siempre la vida sigue un plan perfecto," murmuró entre lágrimas y lluvia, sintiendo cómo la tormenta lo envolvía. La incertidumbre lo abrazaba, como un manto de oscuridad que no se desvanecería. "En alguna vida te encontraré," prometió con un hilo de voz, aunque sabía que esa esperanza era solo un eco en la tormenta, una ilusión en un mar de desdicha. "Te buscaré a través de mil mundos y durante diez mil vidas."
La lluvia seguía cayendo, implacable, y con cada gota, su sufrimiento se intensificaba. Dolía dejarla ir, más que cualquier otra cosa que había sentido. Cada segundo que pasaba, el recuerdo de su sonrisa y su risa se desvanecía, llevándose consigo la luz que había iluminado su existencia. "Hoy fue el último adiós," pensó, mientras el frío del agua le calaba hasta los huesos. Supo que, aunque el tiempo avanzara, ella siempre permanecería en su alma, como un dolor sordo e inevitable, ignorando el vacío que había dejado a su paso.
Él se quedó allí, en medio de la tormenta, llorando no solo por la mujer que se alejaba, sino por la parte de sí mismo que se perdía con ella. En el silencio ensordecedor de la lluvia, se dio cuenta de que había amado con una intensidad que nunca se apagaría, y que, sin ella, su corazón quedaría eternamente anclado en un mar de recuerdos y despedidas.
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Gracias queridos lectores.
Milye Guerra Nacida el 26 de junio en Villa Mercedes, San Luis, Argentina. Milye Guerra es una escritora apasionada que explora las profundidades del amor y el dolor en sus relatos. Su estilo íntimo y evocador invita a los lectores a sumergirse en emociones universales y experiencias humanas. Con una mirada crítica hacia las relaciones y la fragilidad del corazón, Milye ha encontrado en la escritura un refugio y una forma de conexión con el mundo.
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#5: Los niños del Velorio
La campana de la escuela resonó por las calles somnolientas de Bridgeport, convocando a los niños a sus aulas. Entre la procesión de pequeñas figuras que se dirigían al edificio escolar, Sam Connor, de seis años, se desprendió del abrazo de su madre con una inocencia que pronto se desvanecería.
La mañana avanzaba con normalidad. En el aula de la Srta. Hawkins, una veintena de niños y niñas escuchaban sobre las estaciones del año cuando una neblina negra, sutil como el aliento de un espectro, comenzó a filtrarse por las rendijas de la puerta. En cuestión de segundos, la niebla se espesó, envolviendo a los pequeños en su abrazo corrupto.
Cuando la bruma se disipó, un silencio sepulcral reinaba en el aula. Veinte pares de ojos, antes brillantes de curiosidad infantil, ahora eran cuencos de oscuridad insondable. La mirada de los niños, fija y vacía, reflejaba una pérdida total de inocencia y humanidad.
Sus rostros se habían transformado en máscaras inexpresivas. Finas venas negras se extendían desde sus ojos completamente negros, ramificándose por sus mejillas pálidas como raíces de un árbol maldito. Sus pequeñas manos, antes inquietas y juguetonas, ahora pendían a sus costados con una quietud antinatural con los dedos ligeramente alargados y retorcidos.
El pequeño Sam se levantó con movimientos fluidos pero carentes de la energía caótica propia de un niño. Sus compañeros lo imitaron en perfecta sincronía, como si fueran extensiones de una entidad mayor. La Srta. Hawkins, paralizada por el terror, apenas tuvo tiempo de comprender lo que sucedía antes de que la mirada de Sam se clavara en ella, estableciendo una conexión abominable.
En un instante, el interior de la maestra comenzó a hervir, como si cada órgano y tejido se consumiera simultáneamente. Un dolor indescriptible se reflejó en sus ojos mientras sentía cómo su esencia misma se evaporaba. En cuestión de segundos, todo lo que quedó fue una cáscara hueca, una crisálida humana vacía y frágil. Su piel, ahora rígida y quebradiza, mantenía la forma de su cuerpo, pero sin vida en su interior.
Los niños abandonaron la escuela en una procesión silenciosa y ordenada, dejando tras de sí un rastro de cuerpos huecos, cada uno un monumento al terror que habían desatado.
En los hogares de Bridgeport, la escena se repitió con una precisión brutal. Padres, hermanos, abuelos, todos sucumbieron ante la mirada vacía de los que una vez fueron sus amados niños. La madre de Sam también fue testigo del regreso de su hijo irreconocible. Sus ojos se encontraron por un breve momento antes de que ella también se convirtiera en otro cascarón vacío, con su rostro eternamente congelado en una mueca de horror y dolor indescriptible.
Al caer la noche, las calles y hogares de Bridgeport estaban sembradas de esculturas huecas, testigos silenciosos de la tragedia. Como una procesión infernal, los Niños del Velorio se reunieron en las calles y comenzaron su marcha hacia el siguiente asentamiento. Sus pasos, perfectamente sincronizados, resonaban en el silencio sepulcral. Dejaban tras de sí un pueblo entero convertido en una necrópolis de cuerpos vacíos, un testimonio mudo del horror que el Velorio había engendrado.
Los Niños del Velorio, antes inocentes y llenos de vida, eran una promesa de aniquilación, una sentencia de muerte para todo aquello que cruzara la mirada con alguno de ellos.
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120DMC - Capitulo 6.10
Parte 10 “Me entristece escucharte decir eso. Cuán leal te soy como contratista”. "Sí, sí." 'Como contratista'. Recordando esas palabras, apretó el cuello de Marcus sin ninguna razón. Incluso pensó en ser mala y abrazarlo como si lo estuviera estrangulando, pero no era su gusto ser gruñona. Marcus sonrió amablemente, la abrazó y abordó el barco de la Duquesa. Para ajustar el número de personas, otra pareja que originalmente abordó el barco de la Duquesa abordó el barco en el que había estado Hélouise. El viaje de regreso fue igual, pero sin los mareos. Cabalgó en la proa, la parte más delantera del barco, porque ese lado era menos propenso a marearse. Marcus había estado sentado junto a Hélouise todo el tiempo y alguien los llamó. "¡Por favor, ven aquí también, Sr. Hanger!" El grupo había puesto deliberadamente el bote a tiempo para ver la puesta de sol en el lago justo antes de que se pusiera el sol. La puesta del sol comenzaba a ponerse hacia la popa del barco, y el paisaje era muy hermoso. Hélouise también miró allí, con los ojos muy abiertos y admirada. "Oh Dios mío…” ¡Qué vivaz y enérgico es el juego de la tarde a principios del verano! El sol brillaba rojo a través de las hojas tiernas. La luz se reflejó, dando al agua un color marrón rojizo. Era una imagen fantástica, mezclándose con la luz azul de la noche que se acercaba desde muy lejos. Lagos de verano, árboles y campos mecidos por el viento y las olas mostraban su vitalidad. Marcus también dijo: “Este lago era tan hermoso. También estoy viendo la puesta de sol aquí por primera vez”. Hélouise miró hacia el cielo y de repente captó su atención en el perfil del hombre que miraba la puesta de sol a su lado. Mirar esto también me hizo asfixiarme. Porque es tan guapo y genial... No fue por la misma razón trivial. Hélouise estaba enamorada de este hombre. El amor que nunca había existido en su vida estaba aterradoramente de pie junto a ella. Pronto supo que quería llorar. El primer amor que le llegó estaba enamorado de otra persona. Hélouise miró con tristeza la puesta de sol golpeando la mejilla del hombre. Ama a la Duquesa Bellona. Hélouise era inteligente y no ignoraba la situación. Así que sopesó las probabilidades de que Marcus Hanger pudiera amarla. Marcus Hanger ama a alguien hasta por dos meses. Aunque Hélouise lo ayude activamente y haga que se enamore de la Duquesa de Bellona, se separará de ella dentro de dos meses. Si es así, ¿todavía tienes una oportunidad después de eso? No, nunca la tuvo. Y eso fue lo que hizo que Hélouise se sumergiera en el dolor. El hombre era un coqueto. Por lo que ella sabe, lo suficientemente enorme como para compararlo con un loco. Me pregunto si fue el acuerdo entre estos dos que no se enamorarían el uno del otro. Se enamora de las mujeres fácilmente, pero escapa con la misma facilidad. De hecho, lo que este hombre estaba haciendo ni siquiera podía llamarse amor. Como la espuma de afeitar que hace todas las mañanas. Si te cepillas fuerte con un buen jabón, la espuma subirá rápidamente en un abrir y cerrar de ojos. Marcus hizo una gran cantidad de la espuma que se levantó en el vaso de espuma, y obtuvo más que suficiente. Luego aplico solo lo necesario y dejó el resto abandonado. Hélouise se acostó en la cama y observó cómo la espuma de afeitar se disipaba varias veces en un aturdimiento. Esas burbujas que parecían poder llenar toda la habitación desaparecen incluso antes de que recupere el sentido. Incluso si tuviera la oportunidad, su amor se desvanecería tan rápido. Hélouise nunca supo que se enamoraría de un hombre tan engañoso. El amor era un lujo para ella y el matrimonio una tarea abandonada que nunca completaría en su vida. Entonces, el amor y el matrimonio sonaban hermosos para Hélouise, como la frase 'las joyas de la Reina', pero era algo que realmente no podía sentir. Sin embargo, Hélouise creía que el amor florecería brillantemente para ella algún día, aunque no supiera sobre el matrimonio. Pero, ¡mírala ahora! Hélouise sostenía un diamante que ni siquiera la Reina podía usar, y estaba tan enamorada que deseaba no haber venido a este resort vacacional. ¿Podría ser este el precio a pagar por hacer trampa en el contrato sagrado de matrimonio? Ella pensó eso sin siquiera darse cuenta. ¿Dios me castigó por haberme cegado con un diamante, como corresponde a lunáticos que ninguna persona en su sano juicio haría jamás? ¡La abeja que ama a ese lunático! "Ay dios mío…” Hélouise finalmente derramó una lágrima sin siquiera darse cuenta. Ante sus palabras, Marcus se volvió hacia ella y se sobresaltó. “¿Qué pasa, Hélouise? ¿Tienes dolor en alguna parte?” "No, está bien, todo está bien…” “¿Por qué la gente decente derrama lágrimas? ¿Volvió el mareo por movimiento? Hojas de menta de la Duquesa...” Marcus la cuidó excepcionalmente. ¡Pero la Duquesa! No quería ver a la Duquesa Bellona en este momento. Así que negué con la cabeza y señalé la puesta de sol. "No. Está realmente bien. Me conmovió la hermosa puesta de sol”. "Oh querida Elle." El hombre luego relajó su expresión, se barrió el pecho y sonrió con picardía. “¡Mi esposa también es sentimental! Me conmovió ese maravilloso paisaje, pero no esperaba derramar lágrimas. Casi corro al médico contigo en mi espalda.” "¿Todavía no es suficiente después de mojar tus pantalones?" Ante sus palabras, Marcus miró mis pantalones y dijo: "Oh". Hélouise se quejó. “Son pantalones blancos, pero los arruinaste de todos modos. Es demasiado...” "Está bien. Puedo comprarlos de nuevo.” “Sigues usando pantalones mojados. A mí también me molesta.” “Ay, Elle, es tan conmovedor que te preocupes por mí. Incluso si tengo lágrimas... Yo no valgo tu dolor." Hélouise hizo una mueca y le sonrió a Marcus, que estaba sonriendo. Fue cuando. alguien se les acercó. Era la Duquesa con una hoja de menta en la mano. El rostro de Hélouise se endureció, pero la Duquesa sonrió despreocupada. "Señora Hanger, estoy aquí para ver si se encuentra bien". “… Oh Dios mío." Quiero decir, en un momento como este. Hélouise resistió el impulso de morderse los dientes. La mujer que menos quería ver apareció en el momento en que se dio cuenta del amor y la estaba acosando. Quería decirle que se fuera, pero la Duquesa fue más rápida. “Señor Hanger. Tengo algo que quiero hablar con su esposa, ¿puedes alejarte por un momento?” "Esto. Estás interfiriendo con el tiempo de paz de la pareja”. Marcus se encogió de hombros. La Duquesa le sonrió. "Por favor." “¡Caramba, quería escuchar esas palabras antes de casarnos!” Marcus aceptó. Hélouise se volvió más miserable. ‘Debo jugar bien.’ Traté de burlarme de él, pero eso solo me hizo sentir peor. O no fue solo eso, continuó la Duquesa Bellona. “Te escuché decir que no tenías el más mínimo interés. Vamos, Sr. Hanger. ¿Podría darme un minuto para hablar con su esposa?” "Con alegría." Y Marcus se levantó de inmediato e inclinó la cabeza. ¡No te vayas! Quería gritar eso, pero Hélouise se quedó quieta y la miró. El hombre pronto se dirigió a la popa y comenzó a apreciar la puesta de sol con los demás. La Duquesa se sentó a su lado casualmente. Era donde Marcus acababa de estar sentado. Inmediatamente le entregó a Hélouise un caramelo con una hoja de menta. “Mastica esto. Te hará sentir mejor.” “… Gracias." Podría haberse negado, pero Hélouise no quiso alargar su discurso. La Duquesa la miró fijamente mientras aceptaba las hojas de menta y los dulces antes de abrir la boca. “Normalmente, si piensas en cuando ustedes dos se conocieron, no será cuando tengan náuseas matutinas todavía, pero por si acaso… Si te avergüenzas de mostrarte al médico aquí, ven a mí”. Fue una extensión de lo que dije antes durante el almuerzo. Hélouise pareció entender lo que acababa de decir la señora Williams. '��Podría haber una doctora en la mansión de la Duquesa?' Había oído que a veces las doctoras de Dworkin eran contratadas por damas nobles. Sin embargo, ella no quería estar en deuda con la Duquesa en absoluto. Cualquier otro lo hará. Mi esposo, por supuesto, ni siquiera es mi verdadero esposo... Después de todo, ¿qué tipo de mujer quiere estar en deuda con la mujer a la que ama? “… Gracias por el favor, Duquesa. Su médico probablemente está contratado para atender a la dama. está bien. Si estuviera realmente embarazada, puedo volver a la casa de mis padres. Manet también tiene un buen médico.” "Es eso así." "Sí. En cualquier caso, gracias por tus palabras. Oh y...” Hélouise decidió aprovechar esta oportunidad para devolverle incluso el pañuelo de inmediato. En el momento en que Hélouise se dio la vuelta, la Duquesa abrió la boca. “Debe haber buenos médicos para Manet, pero ¿hubo un buen médico para Juliet?” “… ¿Eh?" Hélouise rápidamente se dio la vuelta y la miró. El desagradable acercamiento de la Duquesa a Juliet había estado grabado en su cabeza todo el tiempo, aunque fuera así. El nombre que la Duquesa mencionó de repente, Juliet, hizo que Hélouise fuera más aguda que nunca. Sin embargo, la Duquesa de Bellona no cambió el color de su rostro como si supiera que lo haría Hélouise. “No creo que el médico de Manet fuera un buen médico. Que yo sepa, no hay nadie en este país que pueda cuidar adecuadamente a una niña como Juliet”. “… ¿De qué estás hablando? No tiene dolor en ninguna parte”. Hélouise respondió con calma. La Duquesa Bellona asintió. "Excelente. La niña no está enferma. Sin embargo, no es alguien que deba dejarse desatendida de esa manera.” "¿De qué diablos está hablando la Duquesa en este momento...?” Se frotó la frente. Fue para aclarar el ceño fruncido en su rostro. Pero sus esfuerzos fracasaron, y Hélouise negó con la cabeza y le dijo a la Duquesa: “No estoy descuidando a Juliet. Esa niña... No, no, ¿por qué tengo que contarle usted sobre mi hija? Duquesa. Disculpe, pero ¿sabe que ha sido bastante grosera conmigo desde que me conoció?” "Sí." La Duquesa Bellona inclinó la cabeza y respondió de inmediato. En medio del asombro de Hélouise, ella la miró con delicadeza y luego volvió a abrir la boca. “Lo siento, señora Hanger. Descubrí un poco tarde que debes estar de mal humor por mi culpa. Creo que me equivoqué porque tenía prisa. Con retraso, me disculpo por la mala educación de Cliff el primer día de la primavera”. Era una disculpa que no podía entender ni quería entender. Hélouise la miró con ojos distantes. Fue cuando. Con un golpe, el bote golpeó la orilla al otro lado del lago. Todos empezaron a prepararse para bajarse del barco. Las dos mujeres instintivamente se dieron cuenta de que no podían continuar la conversación. La primero que habló fue la Duquesa. "Dama. Yo era médico antes de casarme”. “… ¿Cómo dice?" “Tal vez la dama y yo tenemos mucho que charlar. Te invitaré pronto, ¿te gustaría venir a visitar mi villa?” Antes de que pudiera negarse, la Duquesa la dejó. Hélouise miró fijamente su espalda consternada, luego recobró el sentido cuando vio a Marcus venir por la popa. Tomó alrededor de una hora desde que bajé del barco llegar hasta la mansión de Noskina. Hélouise no había hablado con Marcus en todo ese tiempo. Al final, Marcus, inquieto, trató de hacer reír a Hélouise diciendo: “¿La Duquesa ya se ha enamorado de mis encantos? Si tiene miedo de no poder cobrar sus cuentas por cobrar antes de lo esperado, ¡existe una bonificación por cierre anticipado! ¡Qué maravilloso sistema introdujo mi padre!” Se equivocó y finalmente ella lo pellizcó. Anterior Novelas Menú Siguiente
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observó su zurda y volteó su mano para que la misma quedara sobre su palma, jugueteando con sus dígitos como habituaba cuando contacto entre ambos se efectuaba '¿sabías que ese es mi talento? solían decirme que siempre sabía aparecer en el momento indicado' y sin embargo así como figuraba también se desvanecía, como un fantasma cuya misión había finalizado. al principio no era intencional, el destino le había hecho aquella jugada un par de veces. luego se volvió una costumbre donde huir parecía ser siempre la mejor salida en cada uno de sus encuentros. '¿caíste... solo?' y dudo si preguntar, pero al final dejó que las palabras fluyeran por si solas. no tenía que contarle más de lo que ya estaba haciendo, ni siquiera había esperado que le revelara aquel relato que se había resguardado desde el día del entrenamiento. '¿desde entonces tienes que lidiar con ese dolor y los calmantes? dicen que esos remedios no son las cosas más suaves para tomar' por no decir que su terapeuta le había contado de lo terrible que resultaban para el estómago. arrugó la punta de su nariz, era realmente jodido para izzak el tener que convivir con aquello a diario y aún así seguir como si la vida fuese un arcoíris en todo momento. 'mhm, no soy tan cavernícola' se rio, en referencia a que no siempre se encontraba en su propia cueva. mas todo dependía de estado anímico del día, el cual podría variar lo suficiente como para hacerlo sentir aturdido en cualquier entorno. detalles como tal, no los compartía y lo barajaba de la mejor forma que podía 'pero me gusta la idea de que solo seamos tu y yo' aclaró, porque en esa burbuja la comodidad estaba garantizada.
viró sus orbes al escucharle, con gracia por aquella vaga imitación de su persona '¿te burlas de mí? qué descarado izzak' y chasqueó su lengua, acercándose un poquito más para dejar que en un susurro escaparan las siguientes palabras '¿quieres que invite al mesero con nosotros? parece que te pusiste nervioso ante la idea de tenerme solo para ti' acusó y ahora era el quien dejó salir aquellas palabras descaradamente y aquello era fácil de leer en sus pupilas y sonrisa que se alzaba en una de sus comisuras 'quién dijo que estaba preocupado, eres tú el que se esta enredando' por no decir que casi retractándose a que en sus pensamientos surja alguna otra día que fácil latían con un sin fin de interrogantes y dudas. '¿siempre eras así de rebelde?' curioso por supuesto, no había visualizado aquel atractivo brillo en mirada impropia hasta que hilo de travesuras salió a colación. ¿estaba conociendo una nueva faceta de izzak? podría ser, y era tan fascinante como las anteriores que habían aparecido en sus conversaciones. '¿doble? diría triple, ivan me tuvo haciéndome casos imaginario toda la madrugada' reconoció sin pudor alguno, pero bastó un parpadear para encontrarse con facciones masculinas próxima a la propia y sabía que se encontraba jugueteando con aquellos hilos que ambos estaban tejiendo en esa extraña interacción que compartían. por un momento perduró inmóvil, atrapado por completo en aura que no le correspondía, en aquella energía que fácilmente alteraba su propia esencia. '¿qué es lo que estás buscando leer?' y susurró, porque era notablemente hermético, pero no con izzak. solía atravesar con facilidad sus propias barreras, incluso aunque hubiesen detalles que nunca querría compartir.
y una vez más el agradecimiento llegó, encogiéndose de hombros incapaz de saber qué hacer ante aquella realidad. se involucraba demasiado con los demás y había establecido un vinculo con izzak, mas en ocasiones la duda golpeteaba su psique. ¿hasta cuando aquel agradecimiento llegaría? el final tarde o temprano los buscaría a ambos y la distancia sería inevitable. ¿le seguiría agradeciendo cuando ya no quede nada de ambos? pensaba incoherencias, y quizás las pensó por demasiado tiempo en el que perduró su propio silencio. tarde o temprano se desvanecería y sabía que daría todo de sí hasta que ya no quedase nada más. se aturdió y lo disimuló con dígitos despeinado cabellera propia. le escuchó, distante, aunque lo suficientemente claro para poder responder aquella interrogante que parecía despertar un ciclo de nerviosismo en izzak que recién podía apreciar '¿estás bien tu con la cita?' revertió interrogante '¿qué es lo que te está preocupando?' y dejó caer sobre hombro ajeno su mentón, observándolo desde aquella posición en busca de respuestas 'no lo pienses demasiado' irónico era que ese consejo escapara de sus propios labios.
simpleza de contacto suspendió el viejo y tóxico círculo de cavilaciones. su calidez taló las podridas raíces de incertidumbre mental, como influencia positiva en el fructífero campo de su alma. no tardó en posar zurda sobre adversa, suscitando ruidito detrás de perlada dentadura. ‘ ¿por qué agradeces, tonto?— ni sabes que apareciste cuando más necesito de compañía. ’ impulsivo sinhueso no pudo callarse. soltó su verdad en un dos por tres, subestimando otra vez cuán brutalmente honesto era para con los demás ( sí mismo ). no esperó que su pregunta le ofreciera la salida más rápida, retrocediendo extremidad que tocó impropia por unos segundos. ‘ caí de un árbol en mi adolescencia. el mayor impacto lo recibí en columna vertebral y tuvieron que operarme. ’ hubiese sido una anécdota de superación y milagro dado que caminaba con normalidad— lastimosamente los problemas lo bombardearon con los años, cuando le diagnosticaron aquel padecimiento que aún costaba compartir. simpática curvatura engrosó, usando cojín mediano para colocarlo en la zona baja de espalda, apoyando codo de borde del sofá. ‘ unas semanas de tratarnos y deduje que quizás te sentirás a gusto con menos personas, ¿o me equivocó? ’ reanudó vitales vocablos, sacudiendo sus manos. comió tres panecillos y calmó estómago, disminuyendo penosos sonidos de tempranas horas. con las condiciones ambientales del hostal, su apetito prácticamente cerró.
‘ uh, no dejaré que me comparta con nadie. ’ imitó su tonalidad y aura juguetona, descansando costado del rostro contra palma abierta, completamente centrado en contraparte. sus palabras darían pie a cientos de interpretaciones, pero castaño sabía mejor que cualquiera que con el tiempo, se reducirán a mentiras entre pilas de otras. no de su parte, por supuesto. ‘ te llevo porque amarás la música y ambiente. sus cócteles sin alcohol son divinos. no necesitas preocuparte de más. ’ aclaró, subiendo unos centímetros los extremos de beanie, no lo suficiente para exponer su frente. ‘ asistí a un internado en italia, en ese entonces me ofrecí como ayudante en un refugio para animales, ¿cómo crees que iba los fines de semana? escapándome. ’ movió sus cejas, un resplandor travieso apoderándose de iris. no siempre se comportó a la altura. aunque fue juicioso desde pequeño, tuvo sus momentos de rebeldía. los cuales padres aplaudieron en vez de regañarlo, riendo medio agudo. ‘ entonces, ¿te esforzaste el doble para obtener un premio de mi parte? ’ y por puras ganas de provocar, se inclinó hacía adelante; unos milímetros de rostro contrario, perdido en sus oscuras esferas. por nada del mundo se acobardó o retrocedió, repasando cada lunar y línea de expresión, humedeciendo sus carnosidades antes de volver a la postura original. incomodarlo no era propio de izzak. ‘ es bueno que en ocasiones no pueda leerte. ’ sano para su bienestar psicológico, asegurando que bolsa no cayera a suelo.
sus expectativa inexistentes en distintos ámbitos, tomándose valiosos minutos para apreciarlo. al principio la personalidad del más joven ocasionó que impresión corriera por caminos empinados, mas con los días y pláticas, entendió que quizás sólo trató de protegerse. no eran cercanos, tampoco había mucha información para intercambiar, riendo ante lo último. ‘ si alguien dará las gracias seré yo— dominika, no tienes la menor idea de cuánto me ha ayudado hablar contigo estos días. ’ cómo su ánimo se desplomó, dudó de su valor personal; momentos oscuros que no contó y ocultó, un poco rígido para ello. acostumbrado sería la palabra correcta. su existencia se basaba en costumbres. ‘ por cierto, disculpa la indiscreción, pero… ¿no hay problema con la cita, cierto? ’ no tenía fuerzas para repetir la historia, aunque pensándolo con claridad, tal vez era su destino. negó, descartando interrogante con fugaz ademán. prometió no luchar contra la corriente. estaba demasiado exhausto para ello. ‘ no me hagas caso, es el subidón de azúcar hablando por mí. ’ ni quería oír la respuesta, continuar en las sombras era su papel a desarrollar, sonriendo como al principio. ‘ tras finalizar una misión nos dan dos días libres, ¿te gustaría aprovecharlo para tu premio? ’
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🖤 De lobos, panteras, fieras y otras bestias
No pretendo olvidarte
¿De que me serviría olvidarte?
¿El dolor se desvanecería ?
¡Claro que no!
Seguiría ahí, adentro, oculto, esperando por cualquier otra oportunidad para salir como si de un león cazando a su presa se tratase.
Porque ha estado siempre ahí, quizá nació conmigo, quizá fue creciendo conforme transcurría mi vida y los sucesos que dije “olvidar” como tú,
los sucesos que dije “superar” como tú.
Ese fue el error dije solo dije,
dije porque pensé,
pensé porque creí,
pero nunca confirmé.
¿Cuanto de lo que has dicho olvidar realmente está olvidado?
¿Cuanto de lo que has dicho sanar realmente está sanado?
Quizá no tanto como tú crees, ¿qué tal si si, qué tal si no?
¡Que infierno!
¡Que incertidumbre!
¿Que te parece si mejor nos cercioramos?
¿Que te parece si mejor nos conocemos a nosotros mismos?
¿Que te parece si mejor vamos hacia adentro ?
¿Que te parece dejamos de afirmar sin saber, de decir sin confirmar, y de hablar sin sentir?
¿Y si vamos hacia adentro a esa esquina en penumbra y lo vemos por nosotros mismos?
¿Que es lo peor que puede pasar ?
¿Que te encuentres con esa figura oscura siniestra, rabiosa y peligrosa?
Descuida esa también eres tú.
¡La criatura se puede domesticar!
¡Esa fiera bestia lo único que quiere es amor!
¡Lo único que quieres es amor!
Por eso aúlla y chilla por las noches, por eso te muerde el pecho y te rasga en vientre, por eso te tumba por las escaleras, destruye tus castillos de arena y echa tus planes abajo, haciéndote sangrar y enfermar.
No es ni Dios ni satanas, tampoco el karma, Kali o Surt y Hrym, es solo ese pequeño travieso pelinegro que está dispuesto a todo con tal de conocerte.
Pero no importa cuanto se esfuerce, tú achacas el malestar a cualquier otro, incluso al muchacho que acabas de conocer, ese que no llamo después de la primera cita, siempre alguien o algo más se lleva toda la atención, hombres y mujeres, sucesos, fracasos, accidentes y catástrofes.
El chiquitín no se rinde y aún no ha nacido quien le gane en el terreno de la creatividad.
Capaz de convocar terremotos, erupciones volcánicas, pandemias, plagas, ciclones y tornados incluso es capaz de convocar a todos los cobradores de seguros del mundo solo para que lo veas, solo para lo conozcas, solo para que lo abraces.
¡Pobre panterita negra! tiene que crear todo un caos de proporciones bíblicas para llamar la atención, y ni aun así lo consigue, sucesos especialmente diseñados para su encuentro.
Pero... ¡pobrecilla! olvido que un encuentro solo se da cuando ambas partes así lo desean.
Hasta que sola, ya entrada la noche se llora y se pregunta si tan fea es para que evites mirarla a la cara
¿Bigotes largos o cortos?
¿Garras largas o cortas?
Y se relame el pelaje dando lo mejor de sí para causarte buena impresión.
Ansiosa se prepara a cada momento para conocerte, para cubrirte la cara a lengüetazos.
Ansiosa se prepara para la cita más importante de su vida, con la persona más importante de su vida.
Ansiosa espera y espera y ... espera por algo que no tendrá lugar.
Y nunca entenderá por qué, ella no sabe que prefieres morir a sentir.
¿Quien podría culparla? tiene mala fama y ya te has hecho una idea negativa de ella.
¡Le temes!
¡Juzgando otra vez sin conocerle!
¿Que no ves que es solo un pobre cachorro herido?
¿Que más tiene que hacer para que la mires ?
Se dice que el negro es el color de la mala suerte... pero eso no es verdad.
¡No te dejes engañar por su color!
¡El negro es prohibido porque es poderoso!
¡El negro es elegante!
¡El negro es audaz!
¡El negro también quiere brillar a la luz del sol!
¡El negro también quiere sonreírle al sol!
El negro es solo el color de lo que desea que la luz le ilumine.
Autor: Carol is love 🖤
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No saben los estúpido qué es alguien cuando se enamora; todas las noches antes de dormir abrazaba mi almohada, cerraba los ojos y me proyectaba meses después, quizá años, en cada uno de esos pensamientos estaba ella, compartiendo una torta de cumpleaños, en un viaje, o con un par de hijos jugando en el jardín. Tantos planes, un café, un abrazo o mis besos en su hombro mientras dormía. Tanto pensar para que un día venga y te diga que dejo de sentir, que dejo de imaginar su vida contigo.
Decir cuanto me dolió es incalculable, ese sentimiento de vacío como si no hubiera comido en semanas, esas ganas de llorar como cascada y esa incertidumbre de no saber que pensar esta noche cuando abrace mi almohada., el dolor es algo efímero, pero adolescentes, adolecemos de tantas cosas, de saber que es bueno o que es malo, me pregunto si ella solo no entendía cuanto la quería y no solo decir ese termino es necesario, también la quería en mi vida; sinceramente no sé por que me mostro tantas cosas bonitas, su mascota, su cama hasta el contorno de su sonrisa, si a la final todo se desvanecería.
Lo cierto es que en el fondo sabia que ella no me quería, o no como yo quería. Que todo era una mueca de la vida, que me quede otra vez con las ganas de sentirme querido como de pequeño me sentía, que me quede vacío igual al principio y que mi corazón tiene una fuga, que hay un par de trozos mal remendados esperando a ser arreglados, no por alguien, quizá por mi, pero perdí el aliento, las ganas- Ahora tomo la decisión de quedarme hueco, hay algo lindo en eso, ya no quiero vivir de ilusiones y prometerle disney a una princesa que no sabe si quiere un príncipe, hay personas de cervezas y otras de café. yo quería ser el café por la mañana, y no la cerveza de la noche. En fin.
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None lives for ever, brother, and nothing lasts for long. Keep that in mind and rejoice. Our life is not the one old burden, our path is not the one long journey. One sole poet has not to sing one aged song. The flower fades and dies; but he who wears the flower has not to mourn for it for ever. Brother, keep that in mind and rejoice. There must come a full pause to weave perfection into music. Life droops toward its sunset to be drowned in the golden shadows. Love must be called from its play to drink sorrow and be borne to the heaven of tears. Brother, keep that in mind and rejoice. We hasten to gather our flowers lest they are plundered by the passing winds. It quickens our blood and brightens our eyes to snatch kisses that would vanish if we delayed. Our life is eager, our desires are keen, for time tolls the bell of parting. Brother, keep that in mind and rejoice. There is not time for us to clasp a thing and crush it and fling it away to the dust. The hours trip rapidly away, hiding their dreams in their skirts. Our life is short; it yields but a few days for love. Were it for work and drudgery it would be endlessly long. Brother, keep that in mind and rejoice. Beauty is sweet to us, because she dances to the same fleeting tune with our lives. Knowledge is precious to us, because we shall never have time to complete it. All is done and finished in the eternal Heaven. But earth's flowers of illusion are kept eternally fresh by death. Brother, keep that in mind and rejoice. Hermano, nadie es eterno y nada perdura. Tenlo presente en tu corazón y alégrate, hermano. También otros soportaron el antiguo peso de la vida, y otros hicieron también este largo viaje. Un poeta no puede cantar siempre la misma canción antigua. La flor se mustia y muere, pero quien la llevaba no ha de llorar siempre su suerte. Hermano, tenlo presente en tu corazón y alégrate. Es preciso un gran silencio para ensayar una perfecta armonía. Cuando se pone el sol la vida declina y se pierde en las doradas sombras. El amor debe abandonar sus juegos para apurar la copa del dolor y renacer en el cielo de las lágrimas. Hermano, tenlo presente en tu corazón y alégrate. Nos apresuramos a recoger nuestras flores, temiendo que se las lleve el viento. Apoderarnos de un beso que se desvanecería en la espera enciende nuestra sangre y aviva la mirada. Nuestra vida es intensa y nuestros deseos fervientes, pues suena en el tiempo la campana de la separación. Hermano, tenlo presente en tu corazón y alégrate. La belleza nos es dulce, porque su ligero ritmo es el mismo que el de nuestra vida. La sabiduría nos es preciosa, porque nunca conseguiremos poseer la ciencia suprema. Todo se hace y acaba en la Eternidad. Pero las flores terrenales de la ilusión conservan con la muerte su eterna lozanía. Hermano, tenlo presente en tu corazón y alégrate.
El Jardinero
Tagore
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“Cuando te fuiste, supe que el dolor que sentiría a continuación jamas se desvanecería de mi corazón ”
Lovely Write
#alma destrozada#te hecho de menos#te extraño#siempre te amare#corazon destrozado#i love you#im sad#insuficiente#pensamientos#cosas que pienso#cosas que escribo#me duele#tu te fuiste
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Entonces... ¿Y qué si...?
Bueno, ¿y qué si Crowley no hubiera sido vendido por Rowena a tan corta edad? O en lo absoluto.
¿Qué si Fergus no se hubiera convertido en un demonio sino en un hechicero, igual o casi tan poderoso como Rowena?
Lo más probable fuera que nunca hubiera tenido un hijo, aunque tal vez sí uno que otro interés amoroso, pero en más de una ocasión este sería asesinado por cazadores o simplemente se desvanecería en el aire.
Conforme Fergus fuera siendo más y más poderoso, sería complicado para su madre tenerlo a un lado, e, inevitablemente, ambos partirían caminos; después de todo, hay cosas que no pueden cambiar.
Sin pensarlo mucho, Fergus dejaría de existir, y cambiaría su nombre a Crowley para que su madre no pudiera ubicarle; además, viajaría constantemente para continuar con vida, pues los cazadores serían unos malditos obstinados que le perseguirían solo por haber tomado a unas cuantas vírgenes para sacrificios en un par de hechizos.
Finalmente, Crowley terminaría en Estados Unidos, justo a tiempo para que el último Hombre de Letras muriera y no quedaran más que cazadores ebrios de los cuales "preocuparse".
Pero una cazadora no estaría tan ebria a la hora de querer matarle, eso molestaría a Crowley, pero ciertamente tampoco podría matarla, y ambos quedarían en términos de ayuda mutua hasta que ella decidiera jubilarse... Y morir pocos años después.
"Fuiste un buen dolor en el trasero, Mary Campbell." Diría Crowley viendo a un completo desconocido cargar en sus brazos a los hijos de dicha ex cazadora.
John Winchester sería, sin lugar a dudas, el segundo mayor dolor en el trasero luego de su fallecida esposa -pudiera ser que incluso más-, y el brujo solo no le mataría porque, mal padre y todo, era lo único que les quedaba a los hijos de Mary.
John no haría más que respetar a Crowley como adversario, claramente eso no impediría que intentara asesinarlo cada que pareciera haber una oportunidad. Entre ambos no habría siquiera el acuerdo de ayuda mutua como con Mary Campbell, a decir verdad, Crowley solo ayudaba porque el primogénito Winchester tenía los ojos de su madre.
Crowley se desaparecería de la vida de los Winchester en cuanto Dean le pusiera una trampa a sus 15 años al intentar mostrarse como un cazador a los ojos de su padre. El brujo nunca creyó llegar a sentirse decepcionado.
Finalmente, John Winchester estaría muerto, y Crowley no terminó ebrio por estar de luto, como con Mary, sino por celebrar que el maldito ahora sufría en el Infierno.
No es difícil pensar en un escenario donde Sam y Dean se encontraran con Crowley nuevamente, para el brujo aún fresco el recuerdo del mayor con una pistola apuntándole a la cabeza. Sam hubiera creído al mayor muerto por la forma tan repentina de su desaparición tantos años atrás, y, ni Dean ni Crowley le explicarían lo que realmente ocurrió.
Ciertamente, el brujo continuaría haciendo de las suyas, hechizando personas que no cumplieran con sus pedidos, asesinando a unos idiotas un día e inocentes al otro. Sería el blanco de cientos de cazadores por todo el país, lo único manteniéndole con vida siendo el nombre Winchester a sus espaldas.
Con el regreso de Mary Campbell al mundo de los vivos, Crowley simplemente pararía, y, como lo hizo hace años, desaparecería de la vida de los Winchester una vez más.
Después de todo, hay cosas que no cambian.
#crowley#supernatural español#supernatural#dean winchester#sam winchester#john winchester#mary winchester#mary campbell#rowena#magia#universo alterno#universo alternativo#alternate universe#witch!au
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Glee “The Truth about James” Part III
Junio de 2060
-«Papáblen»… escúchame… —dijo Lizzie soltando a su padre de a poco— yo estoy bien…—señalo apuntándose a si misma— si soy fuerte, es porque ustedes también lo son y fue lo que me enseñaron, lo que me pasó fue horrible, pero ya estoy bien, triste sí, porque siempre soñé con una historia de amor como la ustedes… -Aun la puedes tener “Princesa”… —aseguro Blaine besándole las manos. -Lo se… -¿Estas bien?... -Lo estoy… de verdad… además, ¿no ven el buen partido que soy?, ¡soltera no me quedaré!... ¡hola!—dijo la chica adoptando una pose de modelo de concurso alivianando con ello la angustia de todos. Henry y Kurt rieron entre lágrimas. -Te amo “Princesa”… —añadió Blaine abrazándola de nuevo. -Y yo a ti “Papáblen” -¿Qué hay de nosotros?... ¿acaso no nos amas?... —dijo Henry gesticulando con sus manos. -¡Ay obvio!... ¡Vengan aquí!... —exclamo al chica invitándolos al abrazo. Kurt se ubicó al lado de su esposo y le murmuro un “¿estás bien?”, este le respondió con un no camuflajeado en una sonrisa. Kurt entendió que no era un dolor físico el que le afectaba en ese momento y alivio en parte su angustia de que algo le sucediera, le limpió unas lágrimas con sus dedos y ambos abrazaron a su hija, Henry en tanto terminaba por envolverlos a todos con sus brazos extra largos. Lizzie sonrió sintiéndose entre los brazos de su familia más segura que en ningún otro sitio del mundo.
-Lo siento tanto Princesa… de verdad… —reiteró Blaine abrazando más a su hija, Kurt a su vez lo abrazó más a él y Henry siguió cubriéndolos a todos con su cabeza apoyada en la de su Papá. -No es tu culpa «Papáblen», ya te lo dije… James… no estaba en sus cabales es todo… -¿Vas a seguir con eso «Rizzie»?, porque creo que no deberías… —dijo Henry apartándose del grupo, tomó una servilleta de papel y sonó su nariz como si tuviera un resfriado extra potente. -¿Seguir con que Cariño?... —pregunto Kurt soltando a su esposo y haciendo lo mismo que su hijo pero con un pañuelo descartable que llevaba en su bolsillo. -Nada Papá… —se adelantó en decir Lizzie soltando de las últimas a Blaine, también se limpió la emoción de su cara, pero a diferencia de su Papá y hermano, utilizó la manga de su sweater para ello. -¿Acaso me están escondiendo algo?, porque no deberían… —sentencio Kurt con sus manos en la cadera. -Kurt… —dijo Blaine queriendo reír al ver que su esposo retaba a sus hijos como si aún estuviese en su potestad hacerlo, se sentó un instante y miró la mesa por si alcanzaba uno de los vasos para servirse un poco de agua. -¿Que?... es la verdad, muy grandes estarán pero si están aquí, tienen el deber de decirme lo que esta pasando —sentencio sacando un nuevo pañuelo y desechando el usado. -No es nada Papá, te aseguro que no es nada.. —insistió Lizzie mirando a su hermano con los ojos bien abiertos antes de comenzar a ordenar lo que había utilizado para el café, Henry blanqueo los ojos como si quisiera decir algo que él sabía y los demás no. -¿Que…?... que vas a hacer ahora Princesa.. —pregunto Blaine entrecortado como si de pronto le faltara el aire. -«Papáblen», ¿estas bien?... —quiso saber la chica con dos tazas en una mano y un azucarero en la otra. -Lo estoy solo… -¿Qué te pasa?... ¿te siente mal?... —interrumpió Kurt tocándole la frente para luego verificar el pulso con dos de sus dedos. -Estoy bien… solo… -«Papáblen», estas como pálido… —dijo Henry observándolo de cerca. -No lo estoy… -¿Como?... —añadió Kurt mirándole la cara— es verdad… llamare al doctor Cunningham… -Kurt… -No… Kurt nada… llamare al doctor y punto… ¿traerías mi teléfono hijo por favor? —pidió volviendo a lo de chequear los signos vitales de su esposo, Henry hizo un gesto como un pequeño salto e hizo ademán de ir donde le pidieran. -No es necesario Henry, quédate aquí… -Pero «Papáblen» es mejor prevenir que curar…¡hola!... —añadió Lizzie sin dejar lo que tenía entre las manos. -No hay nada que prevenir, ni menos que curar… solo… solo necesito un vaso con agua… por favor… —dijo Blaine señalando el vaso vacío que había sobre la mesa. -¡Yo te sirvo! —exclamó Lizzie queriendo dejar las tazas y el azucarero y tomar el vaso de manera alternada unas cuatro veces, Blaine sonrió y volvió a sentir la punzada de culpa que le había producido la noticia de la verdad sobre James y la separación con su hija, Kurt se tomó el cuello y miró a Henry como diciéndole en silencio que fuera igual a por el teléfono, luego fijó la vista en su esposo como si lo escaneara de la cabeza a los pies, Henry se fue alejando de a poco para terminar por retirarse sin que nadie se diera cuenta— toma «Papáblen»… —añadió Lizzie poniendo un vaso frente a Blaine lleno hasta el borde. -Gracias Princesa… —dijo acercándose a la mesa, bebió un sorbo sin tomar el vaso como su nieto Devon lo haría, para luego levantarlo y beber un sorbo bien largo, Lizzie y Kurt se quedaron expectantes— listo… ahora me siento mejor. -¿Estás seguro «Papáblen»’ -Lo estoy… ven… siéntate aquí… —dijo moviendo la silla de junto, Lizzie sonrió y se sentó donde su Papá le pidiera, Kurt seguia tomándose el cuello como si pensara que su esposo se desvanecería en cualquier momento— ¿nos acompañas Kurt?... —añadió mirándolo a él y a la otra silla desocupada, el aludido tomó aire como para cruzar el atlántico ida y vuelta y acabó por sentarse al otro lado, Blaine le sonrió y le tomo la mano— cuéntanos Princesa, ¿que piensas hacer ahora? Lizzie miró de soslayo a Kurt antes de contestar. -No lo sé «Papáblen», James dice que hará todo lo posible por recuperar mi amor, pero desde el día en que me dio la bofetada, se convirtió en una persona totalmente diferente para mi, y si lo defiendo frente a Henry, no es porque lo ame o algo… bueno aun lo amo un poco… pero poco… ¡hola!... —dijo Lizzie arreglándose el cabello— pero ese no es el tema, el asunto es que si no quiero que Henry arregle esto golpeándolo, es porque es el papá de Devon y se que por eso estaremos unidos para siempre… ¿hago mal? -¿Que cosa cariño?... —pregunto Kurt tratando de no mirar tan fijamente a su esposo y poner más atención a su hija. -Eso de no perdonarlo, de no querer volver con él… ¡uy!, ¡odio esto que me paso!… -Fue una decisión acertada Princesa… y fuiste muy valiente en tomarla… estoy… estamos… orgullosos de ti… ¿verdad Kurt? -Muy verdad… cariño, si hubieras seguido sin reaccionar, tal vez las consecuencias habrían sido nefastas, para ti y para Devon… -Es lo que pienso… —dijo Lizzie rascándose la frente— ¿como lo hicieron ustedes?... ya saben, perdonarse después de una infidelidad, después de romper un compromiso...—preguntó Lizzie mirando a Blaine cuando hablaba de la infidelidad y a Kurt cuando mencionaba lo del compromiso roto, sus padres se miraron entre si antes de contestar. -No es comparable Princesa, entre nosotros nunca hubo violencia… -Así es… todo cambia cuando se traspasa ese límite cariño… —dijo Kurt mirando de reojo a Henry que volvía mas que sigiloso. -Tienen razón… ¡obvio que tienen razón!... es mas… ¿estas bien hermanito?.... —dijo la chica al ver que Henry bajaba las escaleras de la cocina como conteniendo la respiración y luego se paraba detrás de la silla de su Papá y se quedaba aun más circunspecto. -¿Que?... ¿quien?... ¿yo?.... no… yo estoy bien… es decir… estoy super bien… —respondió Henry enseñando el teléfono a su Papá de la manera más disimulada que pudo, Lizzie lo miro ceñuda y Blaine trato de voltearse para hacer lo mismo. -Ahora que todos saben… ¿piensas contarle a Noah cariño?... —dijo Kurt para distraer la atención de Henry. -¡Es verdad!, ¡el «Goblin»! -Yo creo que deberías contarle «Rizzie», después de todo también es tu hermano… -¡Ay si se!... -Pero… —dijeron sus padres al unísono, Lizzie los miro divertida antes de responder. -Pero no se como va a reaccionar el «Goblin», si Henry aquí, que se supone y siempre fue el más centrado, empezó a ofrecer golpes a diestra y siniestra, el «Goblin», que es más pequeño y protector, no se que es lo que puede llegar a hacer. -¿Que puede llegar a hacer quien?... —preguntó Noah llegando con su sobrino en los brazos. -¡Cariño!... —exclamo Kurt levantándose de la silla en menos de un segundo— ¿que haces aquí?... —añadió acercándose. -¡El Tio Noah estuvo en una balsa!... —dijo Devon tocándole el cabello revuelto. -Eso explica muchas, ¿verdad pequeño bebé?… —agregó Kurt sonriéndole a su nieto para luego mirar con mala cara el cabello despeinado y la ropa un tanto sucia de su hijo. -Llegue hace como dos horas y quise venir de inmediato para saber cómo esta el «Papáblen» antes de ir a mi casa a cambiarme… —explicó dejando a su sobrino en el piso, el pequeño se apartó en dirección de su Mamá dando pequeños saltos, Lizzie le hizo un par de arrumacos antes de escucharlo decir que volvía a la sala a ver su película. -Da lo mismo cariño… ven… salúdame a mi primero… —pidió Kurt extendiendo los brazos, Noah sonrió y lo saludó de inmediato mirando por sobre el hombro de su Papá a Blaine que se incorporaba sin problemas. -«Papáblen»… ¿como estas? -Estoy excelente hijo… ¿y tú?... ¿que tal la aventura?... —pregunto revolviendole el cabello antes de darle un abrazo -¡Excelente!… aunque creo que Barbra no me acompañará la próxima vez… -Eso te pasa por incluir en un plan salvaje a una Berry… ¿verdad Kurt? -Obvio, si no hay lujos no cuentes con ellas… -Lo tendré en cuenta para la próxima… -¿Y donde la dejaste «Goblin»?, ¿no la tiraste por la balsa río abajo o si?... -Claro que no Lizzie Anderson Hummel… —respondió riendo y saludando a su hermana— es solo que pensó que no estaba presentable y se fue al departamento… —agregó encogiendo sus hombros, Lizzie hizo un gesto como si describiera a alguien engreído y con ínfulas, todos rieron a la par— y… ¿de hablaban?... algo alcance a escuchar… —dijo Noah abriendo la heladera para sacar lo que encontrara, todos aprovecharon de mirarse mutuamente— ¿y bien?...—insistió apareciendo tras la puerta con dos envases de yogurt, una botella de gaseosa y un envase plástico que parecía y contenía dentro algo con una salsa muy condimentada. -¡Ay «Goblin»!, tú y tus suposiciones… solo estábamos hablando… de… de .este café que el Papá insiste en comprar a pesar de lo costoso que es… ¡hola! —respondió la chica señalando la cafetera. -De hecho estábamos hablando del «Papáblen» y como se ha ido restableciendo cada día mas...—agrego Henry mirando a su hermana— eso es mas creible «Rizzie»… -¿Que esta pasando?... —quiso saber Noah sentándose a la mesa con todo lo que tenía para comer, destapo la gaseosa y bebió directo del envase, Kurt busco un vaso y otras tantas cosas que, según él, se necesitaban para comer y beber algo en su casa. -Veras Noah… -¡Henry!... —exclamó Lizzie abriendo sus ojos al máximo, Noah los miro a ambos con el entrecejo bien fruncido. -Papá… ¿tú sabes qué le ocurre a mis hermanos?... —preguntó el más pequeño de la familia apartándose hacia un lado para que Kurt alistara todo a su alrededor. -Lo se cariño…—respondió disponiendo cubiertos y platos— pero creo que le corresponde a tu hermana contarlo. -¿Estas embarazada acaso?... -¡No «Goblin»!, ¿qué ideas son esas?... yo no estoy embarazada...—respondió Lizzie ensanchando a la altura del vientre el sweater que llevaba puesto. -¿Entonces?... —insistió Noah destapando el envase plástico, olio lo que había dentro y comenzó a comer de lo más encantado, Lizzie hizo una pequeña mueca de asco para luego mirar a todos los hombres de su familia, tomó aire como para darse el valor que necesitaba para contarle todo a su hermano pequeño y se sentó a su lado para comenzar a decirle todo. -¿¡Que!?... —dijo Noah sin dar crédito a todo lo que acababa de oír. -Eso «Goblin», por eso nos separamos, por eso… él ya no vive conmigo… y tú eras el único que no sabía, por eso también… te lo estoy contando…. -No puedo creer esto… —dijo Noah tomándose la cabeza con las dos manos, Blaine pensó que solo faltaba «Desmond» en la mesa para sentir que su hijo tenía 5 años nuevamente -Ninguno de nosotros entiende hermano...—dijo Henry dándole unos palmetazos en la espalda. -¿Que vamos a hacer Henry?... —preguntó levantándose de pronto, . -¿Hacer?... —respondió este retrocediendo algunos pasos hasta que su trasero chocó con uno de los muebles. -Si, hacer… —repitió de lo más serio— con este… tipo… —añadió pronunciando con dificultad la palabra «tipo», como si el ex esposo de su hermana ni siquiera aquel calificativo mereciese. -No se a que te refieres hermanito… -Claro que sí, claro que si sabes… este tipo no puede quedar impune después de lo que le hizo a nuestra hermana… vamos… —agregó arremangándose. -Un momento «amiguito»… —dijo Kurt parándose delante— ¿que se supone y estas pensando hacer? -No te metas Papá… —todos soltaron un respingo de sorpresa al escuchar que Noah por primera vez en su vida estaba en desacuerdo con su Padre y no se callaba al respecto— ¿disculpa?...—añadió Kurt levantando una ceja. -Papá… disculpa… pero… no es necesario que te metas en esto...—insistió Noah queriendo pasar. -¿En que precisamente?... —dijo Kurt moviéndose hacia el mismo lado que su hijo lo hacia, Blaine quiso reír a pesar de lo tenso de la situación. -¡En esto!… Papá… yo no se como pueden estar tan tranquilos, como si eso que le pasó a Lizzie Anderson Hummel fuera algo normal… pues no lo es… ¿no lo ven acaso?... —dijo Noah llevándose nuevamente las manos a la cara, esta vez no por la sorpresa sino por ocultar un llanto inminente, Lizzie se llevó las manos al pecho lo mismo que Kurt, Henry quiso abrazarlo pero Blaine se adelantó y fue él quien lo envolvió entre sus brazos antes que nadie. -Tranquilo hijo… —susurro acariciándole el cabello. -No esta bien «Papáblen»… no esta bien… —repitió Noah en medio de una pena creciente. -Lo se hijo… -Nosotros confiamos en él… —agregó el chico llorando con más ganas, Blaine lo abrazó con más fuerza como si quisiera protégelo de todo, tal como lo había hecho con todos durante su vida, tal como no había podido hacerlo con Lizzie.
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Me rescato yo sola
Había una vez una hermosa princesa que había leído demasiados cuentos de hadas y visto demasiadas comedias románticas para su propio bien. Desde pequeña sintió fascinación por aquel personaje masculino que aparecía eventualmente en la vida de una y todo parecía arreglarse; todo aquello que estuviese mal, que doliera, que fuese incómodo e imperfecto se desvanecería ante la presencia de un hombre que trajera consigo EL AMOR VERDADERO.
Pero cuando la princesa —que tenía una combinación de “La Usurpadora”, “Candy” y “Rebelde Way” en su cabeza— entró a la adolescencia, vio con decepción que aquel maravilloso amor no se presentaba con facilidad y que por el contrario había sido reemplazado por interacciones torpes, botellas borrachas y besos con las almohadas. Y todo era divertido —o por lo menos debía serlo— pero en el fondo no lo era tanto. No lo era porque habían inseguridades adentro, porque la princesa no era la más guapa del grupo, ni la más cool, porque sentía que no era lo suficientemente interesante. Chicos habían, sí, pero varios de ellos le hacían la vida imposible y ella no se atrevía a enfrentarlos; a los hombres había que atraerlos, no rechazarlos, después de todo. Alguien le dijo “lo hacen porque están interesados en ti” y en su cabeza quedó tatuada la idea de que el amor puede llevar todo tipo de disfraces desagradables.
De repente llega alguien que le nubla la cabeza, la pone nerviosa, la hace reír, la tiene en vilo. ¿Es un príncipe? No, pero ella quiere que lo sea, así que ignora las señales, se involucra y ve una fortaleza donde sólo hay un castillo de naipes. Ella lo quiere a él, él no la quiere a ella, y la historia termina antes de empezar.
La princesa conoce el dolor del corazón roto y cómo éste parece abarcarlo todo.
Se suman años, se suman idas y venidas, se suman responsabilidades y trago y fines de semana que parecen no tener fin. ¿Príncipes? Pues no: pasan los que quieren algo pero no demasiado, los que quieren todo pero sin dar nada a cambio, los que ella pasa a llevar, los que aman pero hacen daño, y los que se vuelven una piedra con la cual tropezar y sacarse la mierda una y otra vez hasta que alguien ceda, hasta que el orgullo ponga el pare porque el corazón no sabe hacerlo. ¿Está mendigando cariño? No, por supuesto que no, es lo normal, es parte del proceso, así es el amor: caótico, doloroso, agotador. Tiene que costarte para que lo valores, ¿verdad?
Mientras tanto la vida pasa, pero no pasa nada.
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Fumo porque nunca tuve el valor de terminar con mi dolor de una vez por todas. Decidí que mi vida se desvanecería como el humo de un cigarrillo, lentamente, poco a poco.
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[...] La oscuridad se cernía sobre él, era una sensación que lo ahogaba a cada segundo. No podía respirar y cada vez su corazón latía más y más rápido. Intentaba escapar pero aquellas sombras lo atrapaban y jugaban con él a su antojo. No podía más, en cualquier momento se desvanecería, no podía aferrarse a nada, todo allí era un vacío que le congelaba la sangre. Lo notaba, un calambre recorrió su cuerpo, el dolor empezó a ser insoportable, se sentía morir ahí mismo. Pero de repente todo cesó, una luz resplandeciente le cegó la vista. Podía volver a sentir su cuerpo, una sensación de paz lo recorrió y ahí mismo lo vio. Un pequeño chico, con mejillas abultadas y una sonrisa que podía iluminar el mismo infierno. Se sentía en casa, cómo si hubiera vuelto a renacer. Pero esa sensación duró poco. [...]
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