#dramático el muchacho (?
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Serindipia (Enzo Vogrincic)
Serindipia: es descubrir algo bueno sin buscarlo.
Estoy escribiendo esto sin ningún tipo de corrección final ni nada, solo surgió. So, espero que les guste girls ‹3
Ojo, esto no tiene nada que ver con la encuesta que hice. Lo que tengo planeado aún sigue en borradores
No tenías la costumbre de viajar y muy pocas veces podías darte aquel lujo.
Aunque se podría decir que gracias a tu trabajo -y personas que pedían de tus servicios- podías salir del país alguna que otra vez debido a la buena paga que te daban por tan solo fotografiar zonas turísticas para que así sean publicadas en folletos o en páginas web.
De todas formas.
Habías planeado viajar a Uruguay para darte unas pequeñas vacaciones después del arduo trabajo que habías hecho alrededor de los últimos meses, te sentías agotada mental y físicamente.
¡Y las calles de Uruguay eran realmente hermosas! Una de las cosas que te habían cautivado de ese hermoso país. Claro que hubieras podido fotografiar con total calma los lugares.
Si no fuera porque una bicicleta casi te mata.
Quizás no sean las mejores palabras para haber descrito el momento; pero en el momento casi pensaste que se te había formando un moretón por el choque que habías recibido (un poco dramático).
El repentino choque que habías recibido por parte de la bicicleta -y su dueño- te había dejado perpleja durante un par de segundos, sobándote la espalda por el repentino choque.
Los primeros segundos hiciste oídos sordos a la persona que había chocado contra ti, sus disculpas siendo ignoradas por tratar de volver a la realidad.
Cuando ya estuviste en sí, lo primero que escuchaste fue la voz grave del muchacho disculpándose una y otra vez sin parar, con el ceño fruncido y su mirada en busca de que no hubieras sufrido de alguna herida grave aunque lo único que surgió fue el dolor en la espalda y ya.
—Ay, ¿te encontrás bien? De verdad una disculpa, no fue a propósito, te lo puedo compensar si querés-
—Tranqui, son cosas que pasan ¿no? Aunque me harías un gran favor si me dices dónde hay una farmacia cerca. —Le interrumpiste, dándole una sonrisa para que no pensase que le tenías algún tipo de rencor u algo parecido.
Pudiste notar como la figura del muchacho ya no era tan tensa y la manera en la que soltó una risa nerviosa provocó una extraña calidez en tu estómago. Que raro.
La única cosa que rondaba por tu cabeza ahora era el cómo sería fotografiarlo. ¿No será modelo de casualidad? Su figura y rostro podrían estar con facilidad en alguna revista de una marca de ropa lujosa.
—¿Querés que te lleve en mi bici? No te dejaré caer. —Habló el uruguayo, sonriéndote una vez más.
Tu pequeña nube de pensamientos explotó al oír la voz del muchacho, dejándote procesar sus palabras durante unos segundos.
Pudiste sentir como la sangre calentaba tus mejillas, provocando un pequeño rubor de vergüenza al captar que habías tardado en responderle. Que pena.
—Ah, ¡claro! —Respondiste, dirigiéndote a la bicicleta, pudiéndote apoyar en dicho objeto.
Te fijaste en como el uruguayo se subía a la bici una vez más y se giraba para verte.
—Que maleducado de mi parte, ¿cómo te llamas?
Una vez más su pregunta se quedó siendo procesada en tu cabeza durante segundos, intentando entender su pregunta o cómo su acento te logró enganchar tan rápido.
Le dijiste a la final tu nombre, preguntándole el suyo luego.
—Enzo Vogrincic, un gusto chiquita.
No sabías con certeza si era que la temperatura estaba empezando a subir o solamente eran tus mejillas que estaban ardiendo a mil por cada minuto que pasaba. Que vergüenza.
Esto fue demasiado corto, pero ya no sabía con que más rellenarlo jnkdsabhk
La próxima semana termino clases y escribir sobre los chicos del cast me está enganchando poco a poco, quizás y el próximo finde publique el shot de juani que lleva guardado en borradores desde hace tres semanas
Espero que les haya gustado, ¡bye!
#lsdln cast#lsdln x reader#lsdln fanfic#enzo vogrincic#enzo vogrincic x reader#lsdln cast x reader#enzo x reader#lsdln imagine#lsdln cast x Reader#x fem reader#matias recalt#lsdln cast drabble
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Standoffish (ESP. VER.)
El Emperador del Imperio Ártico nunca llegaba tarde a sus reuniones, pero hoy necesitaba esos minutos extra. No para prepararse mentalmente como había argumentado ante su consejo, sino para calmar el inexplicable nerviosismo que lo carcomía desde que supo que el hijo de la muerte había llegado a sus tierras.
Mientras caminaba por los pasillos helados de su palacio, sus alas negras se agitaban con una mezcla de anticipación e irritación. Un matrimonio arreglado. Con un dios menor. La idea debería haberle provocado rechazo, pero la curiosidad lo consumía.
Cuando finalmente abrió las puertas dobles de caoba, el tiempo pareció detenerse. Lo primero que notó fueron esos ojos morados, brillantes como piedras preciosas, enmarcados por marcas que le recordaban a un jaguar. El hijo de la muerte era fascinante: su piel bronceada contrastaba con el blanco inmaculado de la sala, y había algo en su porte que le recordaba a los antiguos guerreros aztecas que alguna vez visitaron sus tierras. Poder contenido, orgullo ancestral, belleza salvaje.
“Lamento la demora,” anunció, manteniendo su voz firme a pesar de que su corazón había decidido comportarse de manera errática. Sus ojos recorrieron la habitación por cortesía: Techno, su viejo amigo, con su copa de sangre; Catrina, elegante como siempre; pero inevitablemente volvían a Missa, como atraídos por un imán.
Phil extendió su mano, genuinamente deseando establecer contacto. “Tú debes ser Missa.” El nombre se sentía como miel en su lengua.
La respuesta cortante del dios menor fue como un latigazo que lo devolvió a la realidad. “No sabía que los mortales estaban tan cómodos con los dioses como para llamarlos por su primer nombre.”
Su sonrisa se transformó en una mueca, más por costumbre que por verdadero enojo. El fuego en los ojos de Missa solo lo hacía más intrigante, pero años de diplomacia le impedían mostrarlo. “Y yo no sabía que los dioses menores eran tan groseros como para no estrechar la mano del emperador del Imperio Ártico.”
Observó con una mezcla de diversión y fascinación cómo Catrina intervenía, disculpándose por su hijo. La excusa del toque fatal casi le hizo sonreír. Muerte por contacto... qué apropiadamente dramático para alguien con ese rostro.
“Está bien,” dijo, dejando que el desagrado en su voz enmascarara su creciente interés. “Supongo que hemos de perdonar la inexperiencia del joven dios.”
La provocación funcionó mejor de lo que esperaba. El muchacho se erizó como un jaguar ofendido, y Phil tuvo que contener una verdadera sonrisa cuando le ofreció su mano desnuda, desafiándolo. Las marcas en su rostro parecían oscurecerse con su enojo, haciéndolo lucir aún más exótico y peligroso.
“Buen intento, darling,” respondió con dulzura, saboreando la forma en que el apodo hacía brillar esos ojos morados con indignación. “Pero no podrá deshacerse de mí tan fácil.”
Cuando finalmente se sentaron a firmar el contrato, Phil mantuvo sus ojos fijos en Missa, estudiando cada pequeño gesto. La forma en que sus dedos sostenían la pluma, el ligero fruncir de su ceño, el modo en que la luz de las velas jugaba con las marcas de su rostro. Este dios menor claramente pensaba que podría intimidarlo, y Phil encontraba adorable su ingenuidad.
La noticia de que tendrían que vivir juntos los tomó a ambos por sorpresa. Phil miró a Techno, reconociendo la malicia tras su aparente inocencia. Su viejo amigo probablemente había notado algo en su mirada que él mismo no quería admitir.
Mientras observaba su firma junto a la de Missa en el pergamino, Phil se permitió una pequeña sonrisa. Si el hijo de la muerte pensaba que sería una presa fácil, estaba por llevarse una sorpresa. No se convertía uno en el Emperador del Imperio Ártico siendo débil o sumiso. Este matrimonio sería una batalla de voluntades, y aunque la idea debería preocuparlo, solo conseguía emocionarlo más.
Después de todo, ¿qué mejor compañero que alguien que brillaba con la fiereza de un guerrero antiguo y la belleza mortal de un jaguar?
#qsmp#qsmp pissa#pissa#pissa nation#missasinfonia#speakerwriting#qsmp missa#deathduo#qsmp philza#qsmp fanfiction
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¿Te hartaste de mi comida?
Tema: Cuba
Créditos del dibujo @brokendeathangel
La arquitectura ecléctica cubana estaba salpicada de amarillos, metal oxidado y pintura desgajándose.
A Will le resultó imposible ignorar el comercio de un cian medianamente oscuro que resaltaba entre las otras construcciones llenas de grafitis.
El sol abrasaba y la oportunidad de comer algo no preparado por Hannibal, lo invitaba a entrar.
—Quiero un helado —ordenó, separando sus manos entrelazadas para bloquear el andar del psiquiatra ayudándose de su cuerpo.
—Compremos lo necesario.
—¡No! Probaremos esos —aclaró, señalando el negocio.
—¿Te hartaste de mi comida? —Lecter lo miró detenidamente, esperando encontrar verdad o mentira en el lenguaje corporal contrario. Sus fosas nasales se movían, iguales a las de un conejo; sintió indignación.
—No seas dramático —Lo tomó de la nuca y, gracias a su extremidad libre, jaló la camisa ajena, con el propósito de atraerlo hacia él—. Adoro lo que cocinas, tanto o más que a ti, pero es momento de degustar la gastronomía local.
»Esto es un tipo de luna de miel, actuemos como tal.
El joven sabía que el acortar la distancia entre ellos era una de sus mejores armas de persuasión y sellar su táctica a través de un beso, dejaba al castaño indefenso.
Asintió, apenas se separaron, y Graham lo arrastró en dirección a la heladería.
El azul del exterior se extendía en todas partes, solo algunos detalles que imitaban el color de las edificaciones aledañas interrumpían dicha armonía.
Los habitantes de la isla eran bastante afectuosos, si comparaban con los estadounidenses; el saludo del encargado no fue la excepción.
Varios sabores se presentaban en español, inglés y francés mediante un cartelito de acrílico.
El cubano los ilustró acerca de los escasos ingredientes que hasta el doctor desconocía, incluso les ofreció catarlos.
El de “zapote” fue insólito. Según explicó, se trataba de una fruta. Su pulpa podía ser áurea, blanca, negra o rojiza; dulce, cremoso y aterciopelado.
Al final, el ojigarzo eligió choco-nuez y el mayor pidió uno de vino tinto. Llevaron un bote de Stracciatella, sumamente famoso en Italia, que compartirían en casa.
Ocuparon la mesa cercana a la puerta, ya que a al cirujano le encantaba que lo vieran acompañado del rizado y agradecía que a este se le disipara la timidez de saberse pareja de otro hombre.
El dependiente desapareció en una habitación detrás del mostrador.
Antes de que el postre se perdiera en el cono de galleta que lo contenía, el muchacho intentó embarrar un poco en la nariz de Lecter, no obstante, logró retroceder.
—De acuerdo, no tocaré tu hermoso rostro, aunque sí puedo ensuciarte los labios y luego limpiarlos —propuso, relamiéndose y mordiendo su reborde inferior.
Esa mirada tierna, coqueta y seductora, volvió a convencer al psiquiatra.
Ambas bocas se unieron, en medio de sonrisas y “te amo” susurrados.
Si la vida sería así, la inmortalidad no sonaba mal.
Disponible en Facebook:
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Cine: Zerophilia (2005)
Es una extraña mezcla entre comedia romántica, ciencia ficción y algún componente dramático. Un soplo de aire fresco en universo del cine LGBTQ en el que el director y guionista Martin Curland establece una idea interesante: ¿y si, frente a un estímulo sexual, vieras cómo tu cuerpo empieza a manifestar características del sexo opuesto?
Esto es lo que le ocurre, precisamente, al pobre de Luke (Taylor Handley) cada vez que se topa con Michelle (Rebecca Mozo), la chica que le gusta, a quien abandona luego de uno de esos molestos episodios durante una cena cuando advierte que le han crecido pechos turgentes. Al día siguiente, el muchacho la visita a su casa con la idea de disculparse, pero se topa con su hermano Max (Kyle Schmid), que le manifiesta agriamente su disgusto.
Luke, confundido por su situación (al igual que su mejor amigo Keenan, interpretado por Dustin Seavey, y su novia, Janine, en la piel de Alison Folland), recibe algo de luz cuando conoce a la Dra. Sydney Catchadourian (Gina Bellman), quien le comunica que su peculiar condición (desde luego, ficticia para nosotros) se llama "zerofilia" y que debe convertirse en una mujer hecha y derecha para facilitar su tratamiento. Así, una sesión de masturbación lo convierte en Luca (Marieh Delfin), personalidad que adopta frente a Max cuando descubre que se siente atraído/a hacia el joven.
Y aún le esperan más sorpresas y desventuras.
El filme juega con la confusión sexual, y no sólo la de género: los protagonistas deambulan entre lo que son, lo que quieren ser (y lo que no) y la aceptación propia y ajena, además de la búsqueda del propio deseo.
youtube
#cine#Zerophilia#2005#gay#adolescencia#estadosunidos#MartinCurland#TaylorHandley#RebeccaMozo#KyleSchmid#DustinSeavey#AlisonFolland#GinaBellman#MariehDelfin#Youtube
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John Price, conocido artísticamente como Jonathan Pryce, es un actor británico.
Los dos papas (título original en inglés The Two Popes) es una película biográfica e histórica de género dramático del 2019, dirigida por Fernando Meirelles y escrita por Anthony McCarten, basada en su propio libro The Pope. La cinta está protagonizada por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce.
La historia comienza con el padre Andrew Kiernan (Gabriel Byrne), excientífico y sacerdote jesuita, el cual investiga supuestos milagros. Durante una de sus investigaciones en la que la estatua de la Virgen María llora sangre, se producirá el funeral del padre Paulo Almeida (Jack Donner). Mientras Andrew está recogiendo pruebas, un niño roba el rosario de cuentas de la mano del difunto. El muchacho después lo vende a una mujer en un mercadillo, quien a su vez lo envía a su hija atea Frankie Paige (Patricia Arquette), que vive en Pittsburgh.
Esta joven es extrovertida y vitalista, de veintitrés años que trabaja de peluquera. Una joven normal que mantiene buenas relaciones con sus compañeras de trabajo y que parece tener una vida sencilla e idílica. Todo cambiará una noche cuando Frankie tome un baño, cuando después de ser atacada por una fuerza invisible sobrenatural, le aparezcan unas heridas o agujeros que traspasan por completo en sus muñecas. Será tratada en el hospital pero tanto los médicos como los psicólogos no sabrán darle una posible explicación a tan misterioso acontecimiento, llegando a sospechar, que se trató de un intento de suicidio.
Para investigar sobre este caso que desde un primer momento se relaciona con la religión católica y los estigmas o heridas de Cristo antes de ser crucificado, será enviado entonces Andrew Kierman que intentará llevar a cabo una entrevista con la joven. Este hombre, cuya verdadera misión, encomendada por la Iglesia católica corresponde a la de desmontar falsos milagros y verificar fenómenos a los que no se encuentran explicación, desde un primer momento no creerá en que la peluquera estigmatizada sufra las heridas en vida de Cristo en su crucifixión.
Pero el extraño fenómeno no se detiene. Mientras la joven vuelve a su casa después del trabajo junto a su mejor amiga, el metro en el que viajan sufre una violenta sacudida y, como había ocurrido en la bañera de su casa, a Frankie le aparecerán otras heridas. Esta vez se producen en su espalda, como si bien fueran latigazos (flagelación). De esta situación es testigo otro sacerdote presente en el mismo vagón que la protagonista. Mientras tanto, todo ha sido grabado por la cámara de videovigilancia. Mientras ella es hospitalizada de nuevo, estas cintas son enviadas a la Santa Sede, que sospecha que en el caso de la joven peluquera ocurre algo en relación con los estigmas.
Cuando se vuelve a producir el encuentro entre Andrew y Frankie, éste le explica a la muchacha lo que son los estigmas, las heridas que recibe una persona que tiene una profunda devoción a Cristo y que es golpeada con las cinco heridas que él recibió en su día antes de morir. Hasta el momento y si eso es lo que realmente le ocurre a ella, la joven tan solo ha recibido dos señales que son acompañadas a su vez de terribles visiones.
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1.6 Piensa, pero no mucho.
Pero, no supo si fue porque se sentía angustiado, o porque finalmente estaba madurando, que se encontró asintiendo con la cabeza de acuerdo. John interiormente salto de alegría, ¿finalmente estaba domando a este chico? —Tienes razón —agregó Grey con voz suave. Los pensamientos de antes cambiaron de rumbo. Su mentor tenía razón, estaba siendo infantil. Encaprichado con una persona y haciéndose ilusiones de algo que no podría ser aunque fuese correspondido… “No es un capricho,” le dijo una parte de su mente, “realmente lo quiero”. ¿Y qué? Darle un nombre a lo que sentía, admitir que existía, ¿de qué le había servido? De nada, eso es. Bueno, no exactamente, para lloriquear y sufrir, claro. Pero al menos ya no luchaba contra sí mismo, negando que ‘eso’ estaba ahí y que solo estaba confundido. Ahora seguía en la misma batalla solitaria, y con el reconocimiento hecho, ya no estaba en tierras desconocidas, podía avanzar y neutralizar al enemigo... bueno, la metáfora bélica estuvo de más. Pero estaba listo para terminar con estas emociones contraproducentes de una vez por todas. Todo este drama era una distracción de lo que realmente fue importante; su futuro. Y si se concentraba en ello, Grey supo que lo demás no importaría, o al menos eso quería creer con vehemencia para no pensar. Si evitaba a Ciel, no pensaría en él, fuera de la vista, fuera de la mente. Y aún cuando lo pensaba de esta forma, sentía una opresión en el pecho. —Sí, tienes razón —volvió a repetir distante. Su rostro mostrando algo de su amargura. De su bolsillo, John sacó un peine, y comenzó a peinar su cabello desordenado, intrigado ante las diferentes emociones que parecían filtrarse en el rostro de su pupilo. Se veía tan miserable que a John le dio realmente pena decir lo que dijo a continuación. —Entonces compórtate como debes, tú no serás un simple guardia real, ni un simple escolta, pero los protocolos también existen para ti. Hoy los estudiarás de nuevo conmigo en la biblioteca. Tuvo que mantener su tono de regaño, si se ablandara ahora, este muchacho no tomaría en serio lo que había dicho. —No quiero volver a verte llegar tarde, de ahora en adelante, debes llegar temprano. Debes comportarte, porque la próxima vez lo que recibirás no será un simple regaño. John se levantó del asiento, antes de retirarse, lo apuntó con el peine. —Te espero en la biblioteca en quince minutos. Luego lo guardó, y se fue. Grey asintió, aún cuando John ya se había ido. La tristeza seguía dominando su mente y su cuerpo, se esforzó en silenciarla en lo más profundo de su ser, como si fuera un desorden que no había podido limpiar de una habitación, la escondió en un rincón olvidado y oscuro. Ah. Ahora eran metáforas de habitaciones. Decidió concentrarse en algo mejor: comida. Comió uno, y otro bocado de un scon con crema. —Esto esta delicioso —alabó en voz alta con una sonrisa forzada. Pensando en recriminarle a Phipps por no haberle guardado la cena, aun cuando ni siquiera habría tenido el apetito para comérselo. Grey se llenó de ideas, pensamientos simples, banales, para evitar pensar. No obstante, entre la falsa sensación de normalidad que se creaba, su corazón aun dolía.
|En algún momento, quise que sea dramático y se desvío a comedia ¿?|
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*_Ficha de ingreso al Psiquiátrico..._*
╭╮╭╌╍╌╍╌╍╌╍╌╍╌╍╌
┊┊│𝙲𝚎𝚗𝚝𝚛𝚘 𝚍𝚎 ❚❙❙❚❙❙❙❚❙❙❙❚ ┊╯╰┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄╯
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ꉂ 🧪˓ ָ࣪ ˓˓ *_Nombre_* ˒˒
𓄹 ࣪˖ - 𝑲𝒂𝒆𝒚𝒂 𝑨𝒍𝒃𝒆𝒓𝒊𝒄𝒉.
ꉂ 🧪˓ ָ࣪ ˓˓ *_Edad_* ˒˒
𓄹 ࣪˖ - 𝟐𝟓 𝒂𝒏̃𝒐𝒔.
ꉂ 🧪˓ ָ࣪ ˓˓ *_OS + EC_* ˒˒
𓄹 ࣪˖ - 𝑺𝒐𝒍𝒕𝒆𝒓𝒐 — 𝑯𝒐𝒎𝒐𝒔𝒆𝒙𝒖𝒂𝒍.
ꉂ 🧪˓ ָ࣪ ˓˓ *_Paciente o área de trabajo:_* ˒˒
𓄹 ࣪˖ -𝑷𝒂𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆
ꉂ 🧪˓ ָ࣪ ˓˓ *_¿Cómo llegaste al Psiquiátrico?_* ˒˒
𓄹 ࣪˖ -Kaeya siempre había sido un muchacho carismático y encantador. Sin embargo, había cambiado drásticamente. Comenzó a aislarse socialmente, pasaba gran parte del tiempo solo en su habitación. Sus pensamientos se volvieron cada vez más desorganizados y desconectados de la realidad.
Empezó a tener alucinaciones auditivas y visuales que lo asustaban. Escuchaba voces susurrando consejos u órdenes que no entendía del todo. Veía extrañas sombras por el rabillo del ojo y formas en las paredes que lo hacían sentir ansioso.
Poco a poco sus pensamientos paranoides se hicieron evidentes. Creía que lo vigilaban, que sus vecinos conspiraban en su contra, que personas que ni siquiera conocía estaban planeando hacerle daño.
Un día, al recuperar momentáneamente la lucidez, presenció horrorizado una escena aterradora. El suelo y sus manos estaban manchados de sangre, mientras su padre adoptivo yacía inmóvil en el suelo. En medio de su estado delirante y confundido por las voces, Kaeya había atacado a su padre sin ser consciente realmente de sus actos. Derrumbándose ante lo que parecía haber hecho, comenzó a rogar perdón aunque su padre ya no podía escucharlo. Completamente abrumado y confundido, cayó en un estado catatónico repitiendo "Lo siento" una y otra vez, con la mirada perdida.
Fue Diluc quien luego descubrió toda la escena y lo internó.
ꉂ 🧪˓ ָ࣪ ˓˓ *_Datos extra_* ˒˒
𓄹 ࣪˖ - Fué después de una larga evaluación que se le diagnosticó esquizofrenia paranoide.
𓄹 ࣪˖ - Personalidad: su estado emocional se vuelve inestable; se alterna entre períodos de euforia, irritabilidad, depresión y ansiedad. Aunque la mayoría del tiempo es distraído y dramático.
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@nyukis — se ve envuelta en una felicidad distinta a esa que la caracteriza, pues no hay sonrisa que sea capaz de retener. entredientes, suelta una risita, dejando caer su cabeza sobre el mismo brazo ajeno que él se apoya. naturalmente, deja que sus frentes se encuentren. ahora que tiene la oportunidad de conocer ese tipo de cercanía con él, no quiere perder la oportunidad de probar cómo se siente. y, de inmediato, puede decir: se siente bien, en todo el sentido y esplendor de la simple palabra. se deja llevar por sus impulsos, usando la mano libre para dibujar con sus yemas caricias en su mejilla. ' he llegado a la conclusión... ' medita, haciendo momentáneamente de sus labios una línea, ' de que no sé si pueda cumplir con la parte de ignorarte. ' fuerza un suspiro dramático, y una negación de lamento. ' tal vez termines por tacharme de intensa y te arrepientas de dejarme entrar a este mundo. ' teatral, suelta, arreglándole el pelito. aunque se siente momentáneamente como cualquier día junto a él, sabe que irremediablemente ahora se enfrentarían a cambios en su dinámica. si no estuviera lista a enfrentarlos, sin embargo, sabe que la oportunidad de que el tema muera se le presentó, y fue ella misma la que decidió ignorarlo. pero era fácil enfrentarse a la mejor de las situaciones, a las probabilidades en su favor. ' ¿por qué crees que yo quería hacerte creer que era sobre otra persona? ' una risa divertida se apodera de ella, silenciosa. ' sé que fui vaga, pero... no sé, en mi mente tú olerías que había algo raro e intuirías que era sobre ti. algo así como leerme la mente, ' explica, y es imposible retener las carcajadas. tiene que admitir, cargan un poco de vergüenza. lo último que pensó ese día al levantarse es que se declararía al chico que viene ocupando su mente hace algunas semanas. tampoco pensó que iría en un tren, junto a ese mismo muchacho, en dirección a... quién sabe dónde. ' o sea que... ¿te hubieras declarado después de que yo declarara sentimientos por alguien más? ' inquiere, solo por saber. ' no, no te echaría de mi vida por algo así, ' dice, sincera. independiente de los sentimientos de por medio que nacieron en el camino, no podía negar la amistad que han estado armando. irónicamente, pensaría que lo contrario sería cierto en el escenario opuesto: él alejándose por los sentimientos no recíprocos por parte de él. son escenarios que kirby rápidamente deja en el olvido. ' me tomaré eso como que quieres ser el delphinus favorito de todos, ' y al menos lo que era ella, ya cumplía con su parte de ese trato. ' me encantaría saber cómo era tu vida pre-clave y compartirte la mía. ' pierde la mirada en un punto muerto del techo del tren. ' ¿tenemos tiempo? ' inquiere, obligándose a volverse consciente del contexto en el que se encuentran. se alza solo un poco, para observar al resto de los pasajeros, que hasta ese entonces, obra de clichés, ni existían. ' aún ni siquiera sabemos para dónde vamos, ' susurra en su tono más bajo, para aprovecharse de la cercanía que el secretismo demanda. el aire parece insuficiente incluso antes de que su mirada se fije en sus labios, buscándolos una vez más. los latidos de su corazón presionando en su pecho, acelerado.
respuesta le roba una sonrisa, otra más que se suma a las incontables que le ha robado únicamente en esas pocas horas que llevan compartiendo. ‘ deberías intercalar la atención con ignorarme — tocaría besarme de nuevo, ahora ’ tal vez podría simplemente tomar la iniciativa de hacerlo él, esta vez, y se lo plantea por un momento: enviar el juego al diablo y buscar por sus propios medios retomar ese contacto que perdió tan pronto como lo obtuvo. sin embargo, evita hacerlo, de momento. ‘ puede que me muera si me ignoras demasiado ’ añade, y si bien es claro que todavía juega, lo cierto es que lamentaría mucho si algo de todo lo que acababa de pasar provocara que terminaran alejándose. es consciente de todos los riesgos que se asumen al permitir que una amistad avance hacia algo más, porque significaría conocerse nuevamente y desde una perspectiva distinta; pero también, se siente seguro de explorar aquello con kirby, quizá con la certeza de que nada de todo aquello significaría que deban considerar muerta su amistad, aún si deban abandonar el título. y si el finalmente obtener contacto visual no es suficiente para, ahora sí, impulsarle a besarla, lo que dice después lo convence de acercarse a buscar por ese nuevo contacto que él también se encontraba deseando. beso tiene la intención de ser breve, también, pero no hasta el punto de dejarle nuevamente con la sensación de que ha sido demasiado fugaz. tampoco se aparta demasiado, la observa con una sonrisita desde aquella corta distancia, y después vuelve a apoyarse en su propio brazo. ‘ ¿por qué me hiciste pensar que hablabas de alguien más? ’ quiere saber, aunque ni siquiera está seguro de que esa haya sido la intención contraria. a decir verdad, no recuerda una vez anterior en la que alguien le hubiera hecho una confesión, al menos de manera verbal, como en esa oportunidad. tal vez por ello, se había inclinado a pensar que aquella tampoco sería una. la observa en silencio por un momento, como si considerara la posibilidad que ella plantea; pero termina descartándola, negando con suavidad con su cabeza. ‘ no habría intentado robarte, habría respetado que te guste alguien más — no es como si pudiera forzarte a que te fijes en mí y te olvides de la otra persona ’ aclara. podría haber pasado que no resultara de su gusto para algo más que una amistad, y habría sido completamente respetable. ‘ pero tampoco te habría ocultado que me gustas, no sé guardarme ese tipo de cosas — y siempre y cuando dejase en claro que no necesito que te hagas cargo de lo que me pasa, no habría razón para que me eches de tu vida, ¿no? ’ alza la mano, todavía unida a la de ella, para dejar un suave toque con el índice sobre la punta de la nariz contraria. ‘ ¿o lo harías igual? ’ quiere saber, porque tampoco le parece una posibilidad descabellada. ‘ hm... todavía me interesa saber sobre tu vida pre-clave, si quieres conversarme sobre ello ’ los otros temas, podía dejarlos escapar, por lo menos de momento. ‘ sobre lo demás... tal vez sólo pedirte que si estás en un grupo con otro delphinus, le digas que no me olvide ni reemplace ’ juega un poco, curvando los labios en una sonrisa. ‘ y tú tampoco dejes que me reemplacen como tu delphinus favorito ’
#𝙏𝘼𝙆𝙀 𝙈𝙀 𝙃𝙊𝙈𝙀 ⤷ “ interactions . ”#nyukis#EN FIN#q wen equipo <3 ah#por un momento casi me olvido que están en el tren u_u lkasjhdfklashdf
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¡¡SOY LA FANGIRL!! ¡¡HABLEMOS DE ESTE FANFIC!!
No estoy muerto, solo me fue de farra.
Nah mentiras, este año he asistido a más funerales de los que mi salud mental aguanta.
ANYWAYS.
Les presento mi biblia, mi canon, el verdadero canon de Harry Potter, el fanfic.
Fandom: Harry Potter.
Pareja: Drarry.
Idioma: Inglés (Usa traductor de Chrome).
Categoría: Rewritte/What if.
Sinópsis por mi: Tras la muerte de los Potter, Minerva Mcgonagall a cuidado de Harry desde las sombras. Una mañana de julio, en la que un pequeño Harry de 5 años sufrió abuso y negligencia por parte de su familia muggle, Minerva dice basta, y se lleva al niño con ella. Harry Potter creció bajo el cuidado de la maestra de transformaciones y un hombre lobo.
Calificación: 💙💙💙💙💙👑
Link: https://archiveofourown.org/works/14464764/chapters/33417780
Esta historia tiene de todo; amigos de la infancia, animagos, lobos, almas gemelas, manadas, familias encontradas y por supuesto, al innombrable Carl.
Tengo muchos decir acerca de esta historia, por ejemplo Draco es un personaje completamente diferente, excepto que sigue siendo un dramático, sarcástico y algo cínico. Pero es una masita el muchacho, no lo adoré como en otros fanfics, pero si se ganó mi corazón nuestro Alfa Centauria.
Blaise fue mi personaje favorito, me la pasé medio libro grirando "¡¡NOOOO BLAAAAISE!!", amé cada una de sus apariciones, sus dialogos son los mejores de la historia y cuando de unía con Hermione, ufff, adoraba.
Hermione, siento que la desperdiciaron mucho apesar de que participa activamente como principal la mayor parte del fanfic, amo a Hermione, pero si o si, necesitó de más protagonismo. Yo sentí, que reemplazaron a Hermione por Blaise. Además, me hubiera gustado que desarrollaran bien su ship con ****.
Ron, no tengo mucho que decir, solo fue el alivio cómico. Literalmente el Weasly más aburrido y eso que Charlie y Bill solo aparecieron unos segundos para decir algo.
Harry Potter.
Tengo tanto por decir del Harry de esta historia, desde su personalidad que claramente agarra lo mejor de las cuatro casas, hasta sus power up's casi sacados del culo. Toda la historia nos presentan a un Harry leal, valiente, inteligente y ambicioso. No eperaba menos de nuestro Alfa Orión. Amé este Harrry y por mi historial saben que Harry puede agradarme, pero siempre tengo una obvia preferencia por Draco, de alguna forma los papeles se invirtieron porque Draco me agradó, pero amé a Harry. Quizá esta ligado al hecho de que cada vez que leía a Draco lo sentía un poco extraño.
ANYWAY.
Hablemos de la historia.
El fanfic debería llamarse, mandamos a la verga el canon en el primer capitulo y lo hacemos mierda desde el quinto libro. Y lo amo a por eso.
Sino hubiera tenido que atender mis responsabilidades de humano, me habría terminado el libro en 4 cuatro días, pero pasaron cosas y tardé una semana.
Es demasiado genial la historia, sobre todo si disfrutas de la dinamica de hombres lobo o manada, porque desde el quinto libro habrá mucho de eso.
Los encuentros con Jeff, casi no existen porque aquí son inteligentes y existen los deus-exmachine.
Mueren muuuchos extras, pero a nadie les interesa.
Las cuatro casas dejan de piliar por el adorable Harry Potter, que cada dos personas se pone a evangelizar en nombre de la amistad y el amor. Mi parte favorita de la historia es cuando conocen a Saphira y mi segunda parte favorita es cuando se enfrentan a Bob el innombrable.
Hiper mega súper delta gamma beta alfa, recomendado.
#recomendaciones#fanfic#fanfic au#fanfics#hp fanfic#hp#harry potter fanfiction#harry potter series#draco x harry#harry x draco#harry potter#draco malfoy#wolfstar#remus lupin#sirius black#remus loves sirius
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Este es el post inducido por un rush de energía por cafeína donde vengo a poner en venta ciertos personajes que tbh, solo tengo ganas de mover uwu. Irán en readmore porque todos sabemos que siempre me extiendo as fuck en las explicaciones y porque son un puñado de ellos, so let’s get this bread 🔥
Hwa Ryuhan – Min Yoongi
Ceo de una agencia de idols, actores y grupos de k-pop. Es de personalidad fuerte y a veces hasta cerrada, pero en el fondo solo es solitario y algo introvertido que no deja a nadie entrar del todo en su vida. Está actualmente casado, pero ha sido un matrimonio arreglado y Ryuhan es un nefasto con ello y la idea de pasar toda su vida en compañía de alguien banal y sin personalidad, según sus propias palabras. Creo que tira a bisexual, así que cualquiera it’s okay. [ bio entera ]
Qué busco: Idols, actores o cualquier persona involucrada en el medio. Amigos que le conocen como para saber que, en el fondo, solo es algo incomprendido. Of course tiene amantes y sale muchísimo con ellos, también si es de interés el esposx entra entre las cosas que me gustarían.
Suk Bonmin – Jung Hoseok
Bonmin es dueño de una florería llamada “Daydream”, pero no es un muchacho del todo normal, puesto que tiene la habilidad de comunicarse con las plantas y la naturaleza en general (Posion Ivy? We don’t know her(?)) Es un sol, a pesar de su vida difícil no ha dejado que eso le endurezca, sigue siendo alguien que ayuda sin mirar a quien. Creo que tira a homosexual, pero no me gusta cerrar la puerta si nace la química. [ bio entera ]
Qué busco: Cualquier cosa tbh, no tengo nada planificado para él ni concreto. Así que, si pueden ofrecerme amigos, romance, enemigos(?) son bienvenidos. Puede pasar desapercibido como un humano normal tho.
Jeon Yunseo – Kim Taehyung
Un niño de teatro, bailarín y coreógrafo. A pesar de que su profesión es ser actor de teatro, actualmente ejerce como coreógrafo de puestas en escena y ayuda con la producción de diferentes obras. Excéntrico y extrovertido, seguramente le sacaría platica a una piedra e igual funcionaria. Es un niño de teatro, así que se imagina que es dramático y hace de todo algo demasiado big. Lo veo con tendencia homosexual too, pero no le cierro la puerta si nace la química. [ bio entera ]
Qué busco: Actores y actrices, cualquier persona en el medio del teatro o el baile está bien para mí. Tiene un hyung de quien está “enamorado” pero es algo más como one-side y Yunseo haciéndose ideas (lo he visto como taejin, pero im fine con cualquiera de la hyung line(?)) y es una relación que se puede explotar.
Yeom Keungho – Jeon Jungkook
[ warning: mención de intento de suicidio ]
Un niño traumatizado por sus propios padres, orillándolo inclusive a desarrollar mutismo selectivo para cerrarse detrás de ese caparazón (suele comunicarse con lenguaje de señas, escribiendo en su teléfono o en libretas). A intentado quitarse la vida múltiples veces y solía meterse en problemas, premeditando palizas de otros y problemas. Por ende, sus padres le han resguardado en un psiquiátrico para quitarse el problema de encima. No obstante, puedo moverlo en un ambiente abierto too si a alguien le interesa el niño. Es pintor y tiene un don natural por el arte, cosa que sus padres siempre vieron como algo “que no remunera y es estúpido”, pero es la única cosa que de verdad le apasiona. Bisexual too, no tengo miedo al éxito. [ bio entera ]
Qué busco: Otros internos, quizás hasta personal que pueda tratar con él. Cualquier tipo de relación me vendría bien, es un personaje que me gusta mucho y me gustaría moverlo y que quizás desarrolle ciertas relaciones que le ayuden a mejorar en su mutismo.
#❛ 🟂 data ╱ wishlist#son puros bts musos tho#e icon de jk para llamar la atención#also si flopea pues flopeaaa#but pls don't let me flop djkslksdsd
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suelta un bufidito, virando sus iris. ' te habría colmado la paciencia. aún más. ' suelta con seriedad, como si se tratara de una advertencia. abrazaba y disfrutaba de esos últimos momentos de incordiar al belga, disfrutando lo más posible de llevarle la contraria. quién diría que aquel muchacho que, logró robarle algunos suspiros tras su primer encuentro, se llevaría una partecita de su corazón. ' lo sé, pero arriesgarse asusta un poco ... ' que no es la primera vez que se ha lanzado a la aventura, pero siempre lo ha hecho con un objetivo en mente. ahora el camino se veía borroso. ' shanghai ... ' repite bajito, acomodando las hebras que maven había despeinado. ' niza es lindo, aunque no soy fan de su playa... ' recordó la única vez que visitó el lugar. ' y montecarlo queda cerca, ¿sabías que los aviones aterrizan ahí, en niza? es impresionante la cantidad de aviones privados que llegan ahí ...' ella no pudo llevar una cuenta exacta, pero habla desde lo que aprendió. ' si vas a todos esos lugares, consígueme una postal, ¿quieres? ' una risita brota de sus labios. ' eres un exagerado y dramático. ' sentencia, suspirando. le parecía demasiado cómica la forma en que maven reaccionaba cada vez que mencionaba sus sentimientos. para dawn era algo normal, incapaz de condenar que estos no fuesen correspondidos. al final del día, uno no podía elegir por quién desarrollaba afecto. sus brazos rodean el cuerpo ajeno, escondiendo el rostro en el otro pecho antes de asentir con lentitud. ' quizás esto te resulte imposible de creer, pero hay personas que me encuentran adorable y encantadora ' alza su rostro. ' pero me cuidaré, tú también hazlo, eh. duerme lo mejor que puedas, no te saltes comidas y, sobre todo, disfruta maven. te lo mereces ... ' la risita brota de sus labios, asintiendo. ' tienes prohibido bloquearme de instagram. ahí te estaré dando updates de mi vida, espero mis sesiones de terapia por mensaje. '
‘ me hubieras dicho antes y habría usado una sudadera naranja, así te calmas un poco ’ chasqueó su lengua contra su paladar, una, dos y hasta tres veces, mientras negaba con su cabeza. una especie de risa continúo escapándose por su garganta, quién iba a decir que disfrutaría tanto el tocarle la moral a la pelinegra. ‘ ¿tú? ¿indecisa? qué raro ’ sarcástico, deja que sus palabras se envuelvan en una ironía jocosa, porque en el fondo la entiende. de no ser por cómo continuaron las cosas con el chino, quizás estaría en la misma disyuntiva, no sabría dónde ir. no tenía un lugar de pertenencia. aún sentía que debía buscarlo de alguna forma, ¿pero se lo diría? no quería volver más triste la despedida. ‘ no tienes que volver donde no quieres, dawn ’ dijo con la poca seriedad que cargaba, sus manos salieron del bolsillo de su pantalón y con su diestra desordenó sus hebras azabaches. ‘ ¿sólo a uno? ’ levantó una de sus cejas y rió. era fácil desconectarse con ella a un lado. ‘ la primera opción es shanghai ’ las demás sólo las buscó en caso de no recibir una respuesta positiva, aunque esperaba que sí. ‘ luego estaba pensando en manchester, niza, amsterdam y — no tengo más ’ eran lugares donde hablaban los idiomas que él ya manejaba, y al mismo tiempo le permitirían empezar de cero. ‘ no, no quiero una última confesión de amor ’ dibujó una mueca en su rostro, seguía siendo incómodo para él la situación. no por el hecho de que dawn le pareciera fea o no le agradara, sino que le daba un mal sabor no poder corresponderle de alguna forma. quería que fuese feliz. ‘ va — pero tendrán que ser dos ’ hizo una pausa en medio para sonreírle de vuelta, estiró sus brazos, la tomó del borde superior de su hombro, y la atrajó a él. ‘ ¿te vas a cuidar? no sé si todos tengan la paciencia que tengo yo ’ ¡y con ella apenas tenía! pero le agradaba, era gracioso como, de alguna forma, había comenzado a crear una especie de familia sin lazo sanguíneo y dawn era un recuerdo que siempre llevaría con él. ‘ te diría que me verás en instagram, pero no subo nada, tendrás que ser tú la que de señales de vida ’ y esperaba poder seguir viéndola, aunque fuese a la distancia.
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Sueños entre cafés (XI)
Las prisas me impidieron fijarme en quien me estaba llamando pero en cuanto abrí la comunicación y escuché su voz supe de inmediato de quien se trataba; mantuve el aparato cerca de mi oído y fui directo al baño en busca de un albornoz:
-Pierre...-Pronunció ella con suavidad y con algo más de decisión que la última vez.
-¿María?- Le pregunté aún teníendo clara la respuesta.
-¿Pierre?- Me llenó de satisfacción comprobar que había captado al vuelo la broma.
-¿Ese soy yo?- Contesté mientras oía su risa, que estallaba al otro lado del teléfono.
Me volví adicto a esa forma de reír, a esa cadencia desenfrenada de su voz cuando acariciaba su alma con cualquier argucia. Hacerla reír comenzó a ser mi deporte, el único que practiqué en años y algún rincón de mí se llenaba de gozo cada vez que oía aquellas carcajadas:
-¡Claro que eres tú, bribón! ¿No irás a creer que una chica se equivocaría sobre a quien llama al caer la noche? -Dijo ella en cuanto recuperó la compostura.
-Eso suena desalentador.- Dije en tono dramático y apagado- ¿Escucharte sirve para que puedas dormir? Tal vez preferirías que te cantara una canción de cuna. - Me mofé esperando su reacción.
-¡Claro que no, idiota! -Contestó la jóven haciéndose la ofendida- Ahora para redimirte de tus pecados tendrás que traerme un bollo y un café.
-¿Qué es esto de hacerme trabajar a estas horas de la noche? Espero que al menos estos servicios extras estén bien pagados. - Dije en tono sugerente.
La conversación siguíó y siguió desde aquel instante: estaba tan enfrascado en el diálogo que se me olvidó cenar; allí permanecí con el teléfono en manos libres conversando sin parar hasta que, de nuevo, nos venció el sueño.
Desperté al día siguiente con la sensación de deberle palabras a aquella joven de ojos negros y me alegré al ser consciente de que hoy podría verla a solas: ella y yo paseando por Alameda sin un trabajo de por medio, sin ser ella mi cliente y yo su camarero, dos personas de tú a tú.
"C'est simple comme bonjour ! "- Pensé mientras deparaba en que no era tan fácil como decir hola. Aunque habíamos alcanzado cierta complicidad por teléfono sabía que ella era más tímida de lo que quiso aparentar por este medio: lo veía en sus ojos cada vez que trataba de aferrarme a ellos con una mirada, lo sabía cada vez que me acercaba a su mesa y ella intentaba asentir sin apartar su vista del blog de dibujo. ¿Cómo decirlo? Sería nuestra prueba de fuego: el momento que determinaría si aquello podría funcionar o no después de habernos encontrado en aquella marea de gente que era la metrópolis valenciana, la cafetería "El Rincón", el mundo. ¿Tenía algún significado haberme fijado en ella de entre toda aquella marea de gente que inundaba el café todos los días? ¿ Le habré causado la misma impresión a ella o veía solo lo que quería ver? Interrogantes y más interrogantes mientras repartía cafés, anotaba pedidos y recogía las mesas de gentes tan diferentes y tan iguales a la vez. Eché un ojo al mostrador y me dí cuenta que tenía al jefe, a Ricardo, con la vista puesta en mí: estaba serio y expectante como si estuviera tratando de deducir sin éxito lo que pasaba por mi mente, parecía un enigma para el empresario mientras, como había hecho otras tantas veces, me indicaba con aspavientos que me acercara: obedecí ¿Qué iba a hacer si no?
-Pierre ¡Ni que estuvieras enamorado! Sigues en esa luna de la que te dije que tenías que bajar. Atiendes los pedidos de milagro pensando en Dios sabe que y vas todo el día de arriba a abajo en tu mundo...
-Disculpa Ricardo - Dije interrumpiéndolo- Eso es justo lo que me pasa.
-¿El qué Pierre? -Preguntó Ricardo expectante-
-Pues que estoy enamorado. -Contesté sin titubear.
Entonces Ricardo se quedó por un instante con la boca abierta pero reaccionó a tiempo para que no se le cayera el cigarro que iba a encenderse a la salida del bar:
-¡Muchacho!- Puso los brazos en jarras y rio por lo bajo, cuando recobró el temple añadió: -Quiero que te centres. Soluciona lo que sea en cuanto puedas, que te quiero fuerte para cuando llegue la temporada alta ¿Estamos?
-Estamos, Ricardo. -Añadió Pierre mientras sentía el escrutinio de Ricardo sobre su persona.
-Vamos, Pierre. Meriéndate esta jornada y pon en orden tus asuntos.
La cita con María estaba cada vez más próxima de modo que nunca antes unas palabras de Ricardo me motivaron tanto: me "merendé" lo que quedaba de jornada y salí escopetado del trabajo para asegurar mi puntualidad.
beiloritis
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Quién no querría besarte.
La luz se colaba preciosamente entre las hojas de los árboles, en esa pacífica tarde. Junto con el vaivén del follaje de estos por la suave brisa que había, se decoraban las calles y casas de ese tranquilo barrio con una hermosa danza de brillos y sombras.
En el segundo piso de una de las casas del lugar se encontraba Seb, terminando de ordenar su habitación. El joven estaba cerca de la ventana cuando distinguió dos figuras a lo lejos, apareciendo por la esquina de la larga calle que conducía hacia ese sector residencial. No le tomó mucho tiempo identificarlas: la persona más baja vestida con un overol de jeans era Cal. Aún con la distancia, Seb podía percibir el aura radiante que desbordaba. El muchacho venía caminando al lado de otra persona, a quien Seb logró reconocer como Leo, el amigo de Cal, que era un poco más alto que él.
Sabía que Cal se dirigía a casa, donde él estaba, pues era la hora en que regresaba de una de sus clases. Por lo que pudo captar, debían estar hablando de algo interesante, porque Leo agitaba su brazo como si estuviera dando una gran explicación, y Cal le observaba atentamente. El paso de ambos era muy lento, así que seguramente la conversación era bastante atractiva para los dos.
Seb se acercó más a la ventana abierta, apoyándose con un brazo para mirar a los jóvenes con más detenimiento. Sabía que desde el exterior él no se vería, por el visillo que lograba esconder su presencia. Vio cómo los muchachos se detenían tras haber avanzado otro par de metros, y seguían platicando. Se fijó rápidamente en Cal: el de cabellos castaños se veía tan animado... Se notaba que estaba escuchando algo divertido, pues estaba riendo mientras Leo seguía hablando y añadiendo un tinte dramático con su cuerpo. Luego, este volvía a estar como si nada, pasando a contemplar a su risueño acompañante con una expresión bastante boba.
Seb gozaba de una excelente vista, que era base de sus reflejos rápidos. Ya le habían sido de utilidad en otras ocasiones, pero aquello que podía ser un gran don, en ese instante le estaba haciendo sentir cosas muy extrañas en su interior. No podía quitar la vista de ellos aunque todavía tuviese pendientes en su dormitorio. Lograba distinguir con claridad las expresiones de ambos pese a la distancia.
Por una parte, se sentía muy contento por Cal. Después de pasar por tiempos bastante difíciles y aguantar tantos temores y angustias solo, relacionadas a sus propios sentimientos - a los cuales Seb con sinceridad aclaró que no podía corresponder en ese entonces, aunque agradeció con toda su honestidad - volver a verlo sonreír, reír a carcajadas y cuidar con esmero sus plantas como antes era maravilloso. Por otra parte, sin embargo, algo le sucedía con la presencia de Leo aunque aún no lograba distinguir con claridad qué era. Esa sensación la había tenido durante semanas, desde que ambos muchachos habían comenzado a compartir más tiempo juntos.
¿Podría ser cierto sentimiento de protección? ¿Celos fraternos? Cal era muy importante para él. Aunque no compartieran sangre, su vínculo era, por donde se le viera, familiar. El que Cal haya confesado que tenía sentimientos por Seb no había cambiado el cariño que éste le tenía, sino que, por el contrario, logró fortalecer la confianza de ambos, junto con aliviar la pena del más joven al sacarse un peso tan grande de encima. Con el mismo cuidado que Seb había tenido con él durante todo el tiempo que se conocían, le brindó la seguridad necesaria para poder dejar el tema atrás y mantener un hermoso vínculo fraterno.
Tal vez... ¿solo le molestaba un poco la presencia de Leo? Porque en cierta manera modificaba la dinámica de ambos de ser la principal compañía del otro... Quizás también influía el gran deseo de protección que Seb tenía por Cal. Seb tenía la noción de que Leo era relativamente extrovertido, como él, así que quizás en un descuido podría poner en riesgo a su querido compañero de ojos verdes y perjudicar su salud.
Negó para sí mismo con su cabeza. El muchacho podía ser entusiasta, pero no era imprudente. Todavía recordaba la primera vez que lo conoció en persona.
Ya había escuchado a Cal compartiendo sobre ese amigo antes, y le había visto de lejos, previo a que se despidieran y Cal entrara a la casa - El otro llegaba hasta unos metros antes de la residencia y luego se devolvía por el mismo camino - pero parecía que cada día había más anécdotas entre ambos. Cal hablaba cada vez más de Leo, con una sonrisa más notoria. Hasta que una tarde, había sonado el timbre con insistencia, lo cual era poco usual.
Cuando fue a abrir la puerta, había un joven un poco más bajo que él, de cabello alborotado, vestido con jeans y una polera con un estampado que decía “¿cómo se llama?” con la palabra “llama” dentro de la silueta de ese animal. Como había dicho Cal, tenía un humor particular. Seb lo reconoció de inmediato como Leo.
“¡Hola! traigo un paquete” Decía sonriente mientras se volteaba y mostraba mejor a Cal, quien estaba sobre su espalda con los párpados cerrados. Leo le estaba cargando, quién sabía desde dónde. Antes de que Seb pudiera decir algo, o tender a preocuparse, él prosiguió.
“No, no es cierto. Perdón, Cal no es un paquete. Se sintió cansado en el camino y me ofrecí a cargarlo, ¿pero creo que se durmió?” Y tras eso, rió despacio y lo acomodó mejor con un movimiento suave, un ligero brinco.
El gesto era muy noble, sin duda. Seb intercambió unas cuantas palabras con él, y le dirigió escaleras arriba hacia el dormitorio del agotado joven en su espalda. Desde luego, iba atento por si es que Leo necesitaba ayuda al subir. Le había ofrecido tomarlo para liberarle del peso, pero él se había negado cortésmente.
“Pesa como una pluma, pero aun así pesa” Dijo él en medio del trayecto, riendo todavía a bajo volumen, temeroso a despertar a su amigo. Y una vez adentro del dormitorio, y tras dejar a Cal descansando en su cama con ayuda de Seb, el residente notó cómo el visitante contemplaba detenidamente los detalles en el espacio. A excepción de un par de papeles con apuntes repartidos en su escritorio, todo en la habitación estaba en orden, nada de extrañarse con Cal. Las plantas de interior rebosaban de vida, la luz entraba por la ventana y daba a la habitación un toque armonioso, destacando mejor algunos de los detalles delicados de la pared.
“Su habitación es muy él” Dijo Leo, y Seb pudo leer cierta ternura en su voz.
“Gracias por dejarme pasar” Dijo mientras bajaba por las escaleras. Su estadía fue muy breve.
“¿Le puedes decir a Cal que me debe un par de monedas por el viaje? Es broma. Por favor dile que no fue ninguna molestia, ¿sí? ¡Hasta pronto! fue un gusto conocerte en persona”
Y tras agitar su mano, siguió su camino.
Era un recuerdo tierno, sin dudas. En verdad estaba feliz de ver a Cal en una relación de amistad tan bonita, pero entonces... ¿por qué esa sensación en el pecho?
Podía ver que Leo seguía apreciando a Cal. Su amigo de ojos verdes había llevado su mano al rostro, intentando ocultar en parte su risa, que debía ser tanta que le hacía sentir algo de vergüenza. Seb conocía bien ese gesto, a Cal le daba algo de pena ser visto riendo sin control porque sentía más atención sobre él de la que le gustaba tener. Notó entonces la propia sonrisa en su rostro, nacida solo por verle a él. Cal merecía todas las alegrías y atenciones del mundo, aunque no lo considerara así, pues era un ser muy dulce, con un alma muy noble.
Pero así como nació su propia sonrisa, se desvaneció rápidamente por lo siguiente. Vio cómo venía a lo lejos un ciclista, pedaleando velozmente. No era raro ver ciclistas circulando por ahí, al contrario, la calle era perfecta para eso y Cal mismo se desplazaba con su bicicleta cómodamente por ese y sectores cercanos a distintas velocidades. En ese caso, el ciclista iba a gran velocidad. Delante de este iba un auto, que cada vez desaceleraba más su ritmo. Eran los vecinos que se preparaban para doblar hacia el estacionamiento de su hogar. Entonces el ciclista, para evadir el auto, subió a la vereda rápidamente. Seb sintió la alerta dispararse en su pecho cuando vio a Cal retroceder un paso, todavía riendo, quedando en camino directo del que venía.
Antes de que pudiera reaccionar de cualquier manera, lo siguiente que vio fue a Leo actuando rápidamente, tomando a Cal a prisa y atrayéndolo hacia su cuerpo, evitando así el accidente. Por la sorpresa, Cal dejó de reír al instante, su mano quedó atrapada en medio de ambos cuerpos y miró entonces a Leo, sorprendido. No le tomó mucho tiempo y miró en dirección hacia donde el ciclista había seguido su camino.
El corazón de Seb lentamente volvió a latir con más calma. Cal estaba a salvo, gracias a Leo. Captó que intercambiaron algunas palabras, y entonces... ambos siguieron otros segundos tal como estaban, mirándose. Luego de eso se alejaron, y vio que Leo tomaba algo de su cabello y lo acomodaba de nuevo. Tras eso, le dijo algo mientras acortaba la distancia. Decidió que lo más correcto era no seguir mirando, Cal merecía su espacio, su privacidad, así que se volteó y tomó lo primero que vio más cerca. Lo dejó en un lugar sin relación y repitió la acción con otro objeto, mientras algo en él pedía volver a la ventana.
“Sabes, a Leo le gusto, me lo confesó hace un tiempo y... siempre me dice cosas lindas, aunque con mucho respeto. Nuestra amistad sigue siendo bonita también. Yo no quiero hacerle daño, no quisiera lastimarlo porque, bueno... no tiene sentido, eso ya pasó. Entonces he estado pensando... ¿quizás podría darle una oportunidad? y... y a mí también. Creo que Leo es...es... tierno. Le tengo mucho cariño como amigo, ¿quizás pueden venir más cosas buenas?”
Apretó el objeto en sus manos recordando esas palabras, pero siguió con su plan de orden. Lo hizo hasta que escuchó un “¡Leo!” más cerca. Sin notar en qué momento sucedió, ya había regresado a la ventana a observar a la dupla, que había seguido caminando y ya estaba más cerca de la casa, al alcance de la audición del joven colorín al interior de esta. Cal había retomado una sonrisa en su rostro, y su atención estaba sobre su amigo, quien estaba arrojando golpes al aire.
“¡Y si se vuelve a asomar, eso es lo que le espera!” Dijo el autoproclamado justiciero.
“¡Ya te dije que no fue su intención! No lo muelas a golpes con tus super puños” Respondió Cal, divertido.
“Bueno, si tú lo dices. Pero eso es lo que le espera si en otro momento sí tiene la intención”
“No tienes remedio, Leo. No te metas en problemas por algo que no vale la pena”
“¡¿Cómo que no vale la pena?!” Exclamó escandalizado el de cabello alborotado, y se volteó por completo al otro. “¡Pero si eres tú Cal! Si te dejan plano en el piso como don Ramón, tengo que cobrar venganza por ti. ¡Justicia!” Y alzó su puño más alto.
“¿Don Ramón? oh cielos, qué referencias tienes” Cal completó su respuesta con otra encantadora risa. Leo en tanto pareció aprovechar la distracción de Cal para darse la vuelta y hacer algo fugaz. Seb vio cómo el rosal a espaldas de ambos, propiedad de otro vecino, se agitaba un instante. Entonces, Leo regresó a ver a Cal como si nada, escondiendo su mano derecha tras él. Cal no se habría dado cuenta de eso, pues tras recuperar el aliento, volvió a insistir en su idea anterior.
“Volviendo al punto, no puedes iniciar un conflicto con alguien cuando las cosas son accidentales. Tienes que comprender eso. Así es como muchos malos momentos pueden evitarse”
“Sí, tienes razón... ¡pero si te pasa algo ya sabes que no me contengo!”
“¡Que eso no es necesario! ¡Leo!”
La discusión avanzó sobre ese punto, pero distaba mucho de ser tensa para ambas partes. Más bien, solo era uno de ellos queriendo ofuscar al otro a modo de juego. Seb esbozó una sonrisa, ese par era definitivamente encantador.
Pero poco le duró su momentánea diversión por lo que veía – otra vez- puesto que en medio del intercambio de frases y reclamos, Leo exclamó un “¡Ah! ¡No puedo con lo bonachón que eres!” y en un movimiento rápido, antes de que Cal pudiese hablar, puso una mano en sus labios y depositó un beso sobre sus dedos. Los labios de ambos solo eran separados por estos. Y si bien fue algo impulsivo y tan pronto como se dio se acabó, Cal quedó como una estatua en su lugar, parpadeando y viendo a Leo. Lo único que cambió fue la expresión en el de ojos verdes. Sus hermosos rasgos articularon asombro, y el sonrojo en sus mejillas se intensificó.
Seb tuvo una sensación de caída libre, luego un frío absoluto. Al segundo después, un calor violento emanando desde su centro a todo su cuerpo. Sus manos temblaban. Intentó respirar profundamente para contener el torbellino de reacciones que se avecinaban, así como también de pensamientos. Lo único que seguía sin poder hacer, era apartar la mirada de los jóvenes a metros de la casa. ¿Por qué no podía simplemente mirar a otro lado? ¿volverse a lo suyo? ¿y por qué sentía tanto caos en su interior?
Escuchó a Leo disculparse como si no hubiera un mañana, y luego vio a Cal hablarle en un tono calmado, y con otra sonrisa en ese rostro tan limpio de cualquier resentimiento o gravedad. ¿Cómo podía ser así? Tan pacífico, tan afable, tan... Seb apretó sus labios, deteniendo su lectura sobre Cal y haciendo otra sobre la situación. Si no había otro tipo de reacción en contra de Leo por lo que acababa de hacer, entonces... ¿era definitivo que ya había algo más entre ambos?. Sacudió la cabeza otra vez. ¿Qué duda podía quedar? Intentó retomar la sonrisa de antes, pero no era fácil, sus músculos estaban bastante rígidos.
Se perdió parte de la respuesta de Cal por haberse puesto a pensar, pero cuando volvió su atención por completo a ellos, apreció la forma en la que Cal dejaba de tener sus manos extendidas -en un gesto de contención y calma para el otro- y pasaba a acomodarse un mechón de su cabello castaño tras la oreja. El espectador nuevamente pudo reconocer el significado de eso, y parte de él se preguntó si el otro muchacho lo sabía también, antes de esforzarse por enésima vez en empujar su deseo de comparación e intromisión lejos de escena.
Leo y Cal avanzaron otro poco hasta estar ya en la entrada del antejardín de la vivienda. El más alto de ambos se quedó unos pasos atrás, marcando así que ya era la hora de separarse. Cal se volteó y le sonrió con dulzura.
“La pasé muy bien hoy. Gracias por todo, Leo. Y por no dejar que me aplanaran en el suelo”
“De nada” Respondió su compañero, correspondiendo con su propia sonrisa. “Yo también la pasé muy bien contigo hoy. Y bueno, como siempre”
“Ay, no exageres... pero me alegra mucho escuchar eso”. Tras eso, Cal agitó su mano en señal de despedida e hizo el ademán de avanzar. Sin embargo, fue detenido por la voz del otro.
“Cal, espera...”
Cal, dubitativo, se volteó lentamente.
“¿Sí?”
“Esto... esto es para ti”
Y dicho eso, extendió la rosa que había cortado y escondido tras él. Cal se aproximó y la tomó con cuidado.
“Leo...Es muy bonita. Gracias” Acto seguido, le miró perspicaz.
“Yo sabía que algo habías escondido detrás tuyo”
“Ah, sí” Dijo Leo, pillado. “la corté cuando no me veías”
“Los vecinos me van a reclamar porque les quitaste una flor”
“Solo fue una, no la extrañarán. Y además viene a dar a buenas manos. No sé cómo lo haces, pero te he visto cuidar flores cortadas, y nunca se mueren”
“Mmm...” Murmuró el receptor de tan bonito ejemplar de rosa, mientras sus mejillas se encendían otra vez por la valoración de sus habilidades. “Solo me esmero en cuidarlas, con cariño”
“Tienes un don, ¿sabes? eres especial. No muchos logran tener un jardín tan bonito. Peeero, si quieres la devuelvo. Sé que tu corazón tan bueno no aguanta este crimen. La pondré donde estaba”
Leo pasó a tomar la rosa de las manos de Cal, lo que hizo que el otro reaccionara rápidamente, intentando alcanzarla.
“¡Así no funciona y tú lo sabes!” Exclamó el más bajo mientras reía.
“Es cierto, ya es tuya” Aclaró su amigo haciéndose el derrotado, pero aún sin entregar el regalo.
“No me refería a eso, pero gracias. La cuidaré bien” Cal dejó de insistir en recuperarla y esperó.
“Me alegra escuchar eso. Bueno, ya me tengo que ir...”
A pesar de esa afirmación, ninguno de los dos tomó distancia. Se quedaron otro instante juntos, viéndose. Solo se rompió el silencio cuando Leo mencionó suavemente el nombre de Cal, liberando un suspiro.
“...Bueno, entonces, esta se queda contigo”
Y entonces, aproximó la rosa a sus propios labios, para depositar un beso afectuoso sobre sus pétalos. Luego de eso, la acercó al níveo rostro de Cal, y topó sus finos labios con estos. Cal permaneció en su lugar un instante, hasta que tomó la rosa con su mano y la bajó hacia su pecho.
“Me haces cosquillas” Y se quedó mirando la rosa.
“Nos vemos”
Leo retrocedió y finalmente, agitando su mano, se fue en silencio.
En el segundo piso, Seb estaba petrificado. Solo salió de su estado con un respingo, después de escuchar la puerta de la casa cerrarse relativamente fuerte y un “¡Ya volví!” de parte de Cal.
Quiso hacer todo lo posible para no lucir fuera de sí, así que se tomó su tiempo, respirando profundo e intentando poner su mejor cara. Cuando sintió que lo lograba, descendió por las escaleras y fue al encuentro de él. Lo encontró en la cocina, poniendo la rosa que instantes atrás causó tormento en su interior, en un vaso con agua. Recién ahí se dio cuenta de que Cal tenía otra florecita en su cabello. Era muy pequeña.
“Wow, Cal, eso estuvo muy cerca... ¿estás bien?”
“Sí, sí. Estoy bien, muchas gracias”
“Que poco cuidado. ¡Ya va a ver! no deberían dejar a locos al volante”
“Leo... es una bicicleta, y fue accidental estoy seguro” la sangre volvía a circular en su cuerpo, tan solo gracias a los comentarios de su amigo. Solo entonces se percató de cómo estaban. Sintió vergüenza y se disculpó.
“Lo siento”
“¿Por qué te disculpas?”
“Por...eh... ¿por mi pose de damisela en apuros?”
“¡Ah! Tranquilo, no pasa nada”
Leo liberó su cintura y entonces formó una perfecta “o” con sus labios.
“No me había dado cuenta”
“¿De qué cosa?” Preguntó Cal.
“De lo fina que es tu cintura”
“Ah, eso...” Su expresión comenzó a ensombrecerse. Era una etapa de muchas dudas y le costaba aceptar su cuerpo todavía.
“No lo digo para mal, te lo juro. Es fina, como las abejas, y... tú sabes lo que pienso sobre ellas”
Si tan solo pudiera controlar su sorprendente capacidad de sonrojarse con facilidad...
“Ahora entiendo todo. Eres una abeja, o en tu vida pasada fuiste una”
“Siempre con tus comentarios peculiares” Respondió Cal, aún muy sonrojado y viendo la manera de alejarse con suavidad.
“Cal espera, mira, tienes algo en el cabello”
Leo tomó algo pequeño de su cabeza y se la mostró. Tras eso la reacomodó en su oreja.
“Hasta las flores caen a tus pies”
Entonces, Leo se acercó y dejó un beso en su frente.
“Que bueno que estás bien”.
Sería un bonito recuerdo, sin dudas. Cal dejó el vaso en el mesón cuando sintió pasos aproximándose a él. Se volteó para saludar.
“¡Seb! Hola, ¿cómo ha estado tu día?” Preguntó Cal, con una hermosa sonrisa en su rostro. Seb respiró profundamente una vez más, y trató de hacer todo lo posible por mantener un tono neutral en su respuesta.
“Bien… ¿y tú qué tal? Veo que te hicieron un regalo”
El joven de ojos verdes parpadeó y observó el vaso en el mesón, dejando de sonreír un instante. Al siguiente segundo, podía percibirse la ternura en su mirada. Tomó el vaso y lo aproximó a su pecho, mientras volvía a mirar a Seb con la misma expresión dulce de antes, pero sumando cierta perspicacia.
"Oh, esto. Sí… ¿Estabas mirando?" Preguntó con naturalidad, sin apartar la vista del joven de ojos ámbar.
El mas alto entre ambos estaba en un plano relativamente distante hasta ese momento y no había pensado mucho más allá antes de hablar. Todavía tenía demasiado frescas las interacciones que había contemplado entre Cal y Leo, y por lo mismo seguía con la turbulencia en su interior a pesar de que los ejercicios de respiración previos habían apaciguado relativamente lo que experimentaba. Pero definitivamente la última pregunta de Cal le hizo reconectarse con la realidad, con fuerza. Claro, no tenía cómo saber que era un regalo si no había estado mirando. Cal no cortaría tan fácilmente una flor, aunque le encantara.
Para no dejar a su amigo con la consulta al aire, respondió optando por la sinceridad. Le sostuvo la mirada, pero pronto la apartó unos segundos. Se veía tan feliz todavía… debía ser por el obsequio, ¿cierto? Intentó no pensar más, sin embargo, había algo que lo carcomía, y necesitaba preguntarlo en algún momento.
"Sí, escuché que volvías y miré por la ventana..."
"Oh, ya veo. Siempre tan atento Seb" Contestó el de cabellos castaños cariñosamente. Su respuesta también se percibía sincera. En el fondo, siempre le conmovía lo atento que su compañero podía ser, con él y con todos. Tras eso, prosiguió contando el detalle, aunque Seb ya lo supiera.
"Leo me la dio. Me sorprendió un poco" Su mirada esmeralda se posó otra vez en la rosa y su sonrisa creció, gestos que fueron seguidos atentamente por Seb. Éste no pudo evitar sonreír de lado, pues siempre había querido verlo así, feliz, radiante y risueño. Sí, eso era lo que quería, ¿no? También que Cal pudiera experimentar ese enamoramiento adolescente, esa ilusión, que pudiera compartir sus sentimientos con alguien igual de amable que él… Entonces, ¿por qué esa punzada permanente en el pecho desde que los divisó?
De alguna manera, sus siguientes palabras fluyeron.
"Dime, tú y él, ¿ya hablaron sobre... ser novios?"
Cal apartó rápidamente la vista del regalo, para ver directamente a Seb, nuevamente. Definitivamente fue tomado por sorpresa con esa pregunta.
"¿Eh? ¿Novios? No, no...” Los nervios se hicieron presentes de inmediato. Como pudo, el joven se esforzó en articular algo más elaborado.
“Es decir, sé que él tiene sentimientos por mí y es muy halagador, en verdad, él mismo me lo dijo, y también sabe algo sobre los míos… pero aún no... No hemos hablado de eso"
Finalizado eso, dejó que el silencio reinara entre ellos por lo que pareció una eternidad, aunque había sido menos de diez segundos. Luego entrecerró los ojos y frunció el ceño, más preocupado por la actitud del otro. Sin embargo, el rubor en sus mejillas no lo había abandonado en ningún momento.
"¿Sucede algo?"
“¿Cómo puede ser tan bello sin darse cuenta?” Fue el pensamiento fugaz que cruzó por la mente de Seb. Ni siquiera se sermoneó a si mismo por eso, sino que continuó con la conversación, pues le costaba creer que el tema no se hubiese tocado aún, con todas las muestras de afecto que presenció.
"No es nada, solo me preguntaba ¿por qué no? Cuando lo comentaste me pareció que te agradaba la idea. Y es evidente que a él también, entonces, ¿qué los detiene?"
“Seb..." Cal dejó el vaso sobre el mesón a una distancia segura del borde para evitar pasarlo a llevar, y se giró, quedando completamente de frente a Seb. La mirada que le dio estaba cargada de preocupación, y se le sumaba la curiosidad, e inclusive un toque de timidez. Definitivamente estaba sucediendo algo que le costaba descifrar y necesitaba saber qué era. Para ello quizás lo mejor era seguir atendiendo las consultas de él.
"La verdad es que no era algo que tenía claro, solo fue un deseo vago de... Querer seguir adelante, por mi parte. Pero él es un buen amigo, y muy buena persona, lo quiero mucho por eso, y no quiero lastimarlo, mucho menos usarlo… y él sabe mis temores y aun así me anima y es muy dulce… pero yo..." A pesar de sus esfuerzos, lo confuso de la situación solo hacían aumentar sus nervios y la divagación. Cuando se dio cuenta de que no tenía una mejor respuesta para darle, decidió que era su turno de indagar.
"No te había escuchado así antes. ¿Qué sucede? ¿En verdad estás bien?" Alcanzó a decir, y la voz de Seb emergió más pronto de lo que pensaba, con tono bastante firme. Y su mirada… seguía siendo difícil de leer.
"Cal, no desvíes el tema, esto es sobre ti. Sí, también me parece una buena persona, y no tienes que hacerlo ahora si no te sientes seguro. Está bien. Es solo que, no quisiera que te frenaras por otras razones, ¿sí? No te detengas... no te contengas…"
Cal parpadeó y dio un leve respingo por la firmeza de su voz. Le miró más preocupado, llevando una mano a su pecho como intento de protección inconsciente.
"Seb, sí sucede algo. Por favor dime, no me mientas, nunca me habías dicho cosas así, tan... Determinado en ... Empujarme a..."
Pero las palabras se fueron perdiendo, pues de pronto, Seb comenzó a acortar la distancia entre ambos. Eso se hizo más notorio cuando le acarició el cabello, que, a diferencia de ocasiones anteriores, en donde se lo había alborotado de manera más cariñosa, en ese momento lo hizo con una suavidad y cuidado únicos.
"No quiero que nada te frene, quiero que seas feliz" Fue lo siguiente que dijo, aunque Cal podía sentir que sus palabras poco tenían que ver con lo que preguntaba previamente, acerca de su relación con Leo. El carmín se intensificó en las mejillas del joven, que estaba básicamente atrapado entre el mesón y Seb. Sus labios se separaron más del asombro frente a las nuevas palabras del colorín.
"Intentó besarte... ¿por qué no lo dejaste? ¿No confías en él?" Y mientras decía eso, Seb continuó acercándose más hacia su rostro, inclinándose y así disminuyendo la diferencia de altura de ambos. Su mirada parecía hechizada, y Cal seguía sin entender qué estaba sucediendo, o más bien, sin creerlo. Su propio corazón latía rápidamente, y a pesar de saber que quizás no era lo más prudente, se quedó en su lugar, quieto, expectante. En contraste, poco podía evitar el paseo de sus ojos por los de Seb y sus labios, más que solo para poder descifrar lo que le sucedía. Cuando la tensión era suficiente para él, miró al lado.
"Y- yo... No sé qué dices"
Sorprendentemente, su intento de evitar el contacto visual directo con Seb fue interrumpido por él mismo. Seb, en un impulso, tomó su barbilla y lo hizo voltear de nuevo hacia él. El gesto no fue brusco, a pesar de lo veloz que reaccionó el más alto. Sus dedos estaban bien posados, tocando su piel con la presión suficiente como para haber recuperado la mirada directa del joven de ojos verdes. La mirada ámbar estaba impregnada de anhelo. Ni siquiera el sonido de sorpresa de Cal por lo que acababa de hacer apagó la intensidad de eso en sus ojos.
Cal podía sentir sus propios latidos. Cualquier sonido del ambiente quedó ahogado por ellos, e incluso el entorno físico se volvió difuso. Solo era consciente de la manera en la que Seb retomó el acercamiento hacia él, con sus ojos en dirección hacia sus propios labios. Ante lo inminente, se dejó llevar y cerró sus párpados, esperando la presión en sus labios. Pero en un intento de despertar de ese increíble sueño en vivo, llamó al otro.
“¿Seb?” Fue rápido, su voz estaba cargada de nervios.
Seb al escuchar a Cal llamándole, logró reaccionar de su estado hipnotizado, comprendiendo lo que estaba a punto de hacer. Retrocedió lentamente, con el asombro grabado en su expresión.
"Perdón, no quería ponerte incómodo” Respiró profundamente e hizo un esfuerzo por recuperar una actitud neutral, evitando lo que acababa de ocurrir.
“No tienes que hablar de eso ahora, lo siento..."
"¿Qué... fue eso?" Por supuesto, Cal no iba a dejarlo pasar tan fácilmente. Y estaba en su derecho de pedir explicaciones, sobre todo después de lo que había pasado entre ellos antes. Si Seb había rechazado la posibilidad de tener algo, ¿por qué ahora estaba actuando así?
Seb le dio la espalda, incapaz de mirarlo más sin sentirse atraído por sus labios. En su mente cruzaban las sonrisas y el sonido de la risa de aquel precioso muchacho.
"Leo no quiso besarme…" Y tú tampoco. Habló la voz interna de Cal, cosa que le hizo apretar los labios en respuesta.
Seb al escuchar esto volteó de nuevo hacia él, más exasperado, cerca del límite de su autocontrol. Tomó a Cal de los hombros, y recordó en un destello de imágenes todo lo que vio. Cómo Leo aproximaba a Cal a su cuerpo, las sonrisas, los sonrojos, el beso separado solo por sus dedos, la dedicatoria de beso con la rosa… ¿Cómo podía decir eso entonces?
"¿Por qué piensas eso? ¿Por qué no querría?"
Cal, como pudo, pese a la perplejidad por el estado de Seb, siguió atendiendo sus dudas. La diferencia de alturas entre ambos destacándose otra vez.
"Porque solo es mi amigo ¡Y simplemente no quiso!" Su voz también transmitía cierta desesperación. Desesperación por la situación. Leo era su amigo, y él quería cuidar eso, y no usarlo para poder olvidar o superar sus sentimientos por Seb, a pesar de que Leo sabía eso y le había dicho que no debía sentirse mal por nada. Y, por otro lado, Seb que se negó antes, y ahora parecía igual de desesperado por dar un paso más con él.
El silencio se hizo otra vez entre ambos por algunos segundos. La expresión y postura corporal de Seb fue cambiando. Se veía… rendido. Cal también sintió su desesperación disminuir, dando paso a la confusión. Los sentimientos de Seb habían cambiado, eso era obvio. Pero no era Obvio por qué. El rubor que se había perdido regresó a adornar sus mejillas, cuando Seb le dedicó una mirada cargada de ternura al tiempo que acariciaba su mejilla, repasando el rubor y perdiendo unos dedos en sus cabellos castaños.
“Cal de verdad... ¿no te das cuenta? ¿De lo hermoso que te ves cuando te sonrojas así? ¿Quién no querría besarte…”
Derrotado por su propio caos, Seb se acercó más hacia él, lentamente, con los ojos entrecerrados, avanzando directo hacia sus labios.
“... O tal vez, soy yo quien perdió el juicio"
Una parte de Cal gritaba que retrocediera, esa era su parte protectora. Poco pudo hacer para atenderla pues seguía contra el mesón de la cocina, retroceder no era una opción. Se volvió hiper consciente de lo rígido que estaba su cuerpo, sin ninguna voluntad de huir, solo de permanecer quieto. Miró de reojo la mano en la mejilla, sintiendo el calor que aumentaba en toda la zona de contacto. Realmente quería besar a Seb. Era algo que había deseado por muchos años, y a pesar de que sentía una espina clavada en su corazón por como se estaban dando las cosas, terminó por ceder también al instante.
"¿Seb, que haces?" Susurró, pero ya no tenía la intención de antes, de hacerlo reaccionar. Solo quería confirmar lo que estaba a punto de ocurrir, y prácticamente estaba seguro de que ahí sí sucedería. Cerró sus párpados y volvió a esperar.
Seb muy en el fondo sabía que esa última pregunta debía haberle detenido, que no debería continuar… Pero con lo perceptibles que estaban sus sentidos, no notaba a Cal esquivo. Quizás no le causaba las cosquillas que Leo tal vez sí le había provocado afuera, pero… Cal tampoco temblaba, y su voz no sonaba como antes.
A último momento, y haciendo prevalecer el hecho de que Cal realmente no le había confirmado o permitido su deseo explícitamente, desvió el beso, el cual se posó en su mejilla, muy cerca de la comisura de sus labios.
Cal estaba viviendo un sueño, y una explosión de emociones brotó desde el fondo de su ser cuando Seb le besó tan cerca de su boca. Todo era real, la cercanía de sus cuerpos, la respiración de Seb contra su piel, aquella leve humedad de sus labios tan cerca de los propios... Su corazón latía a mil. Estaba tan cerca, tan cerca… olvidando lo correcto y lo incorrecto, Cal se atrevió a borrar la distancia entre los labios de ambos con suma lentitud, de manera que ambos fueron entrando en contacto directo. Aquello fue acompañado con un suspiro embelesado por su parte.
Al sentir aún más cerca el roce, Seb no pudo resistirlo más, y procedió a acunar el rostro de Cal con ambas manos. Tras eso, se apartó unos milímetros, y entonces sí, le depositó un primer beso superficial pero electrizante. Luego atrapó sus labios entre los suyos una, dos, tres veces. Probó desde diferentes ángulos, con el corazón desbordante de sus propias emociones también. En su pecho se posaron las manos de Cal, que buscaba una manera de mantenerse estable. Sus piernas flaqueaban por la intensidad de lo que estaban haciendo. Cal era inexperto, nunca había besado a alguien, pero a pesar de ello, intentó corresponder, rozando, acariciando y atrapando suave y tímidamente los labios del muchacho más alto.
Una sensación nueva recorría todo su cuerpo, y su respiración se agitó cada vez más al sentir cómo Seb atrapaba sus labios con los de él varias veces, cambiando el ángulo y exhalando también más agitado. Producto de eso, y de todo lo que experimentaba, no pudo evitar hacer un sonido más agudo. Por tanto tiempo había mantenido la fantasía de besar a ese apuesto joven, que le robaba el aliento cada día más. Vivir tan cerca era una tortura que apenas había podido llevar. A duras penas había logrado ocultar sus sentimientos durante varios años, pero finalmente pudo saber cómo eran. Efectivamente, eran perfectos, blandos, cálidos, y por supuesto más experimentados, eso le produjo un escalofrío que recorrió nuevamente todo su cuerpo y provocó otro sonido, un dulce y fugaz gemido.
Seb, sintiendo cómo le correspondía tímidamente, e incitado también por ese sonido suave, se permitió depositar un beso más largo, separándose sólo hasta cuando notó que le falta el aliento. Liberó un sonido de desahogo, de sed mitigada, y abrió sus párpados para mirar atentamente a Cal, expectante.
El suspiro aliviado de Seb le volvió a anclar a la realidad. Cal fue abriendo sus párpados lentamente, regalando esos orbes esmeraldas al único que para él existía en el mundo en ese segundo. Estuvo con la mente en blanco inicialmente, dedicando una mirada embobada a Seb. Sus mejillas, labios y nariz estaban pintados con un color rojizo, producto del intercambio de primeros besos que acababan de tener.
"Cal..." Seb no quería romper la atmósfera, ese silencio de perfecta paz, sin remordimientos, sin pensamientos que lo empañaran, en el que sólo dejaron que sus corazones hablaran por ellos y sintieran sin ataduras. Pero debía decírselo, decirle lo que había callado ya tantos días, desde aquella confesión, desde que había empezado a observarlo con otros ojos.
"Cal yo... debo decirte algo"
Fue sorprendido por una risita adorable de parte de Cal. Vio cómo se llevaba dos dedos a sus labios y los acariciaba suavemente.
"Sí... Creo que sí" Dijo entonces, tímido, pero con un toque de esperanza e ilusión, que se reflejaba en sus ojos y toda su cara.
El colorín no podía negar que le causaba demasiado alivio no ver ni una pizca de rechazo por lo que acaba de hacer, ¿sería que sus sentimientos por él seguían intactos a pesar de su primera negativa? Por alguna razón, eso le emocionaba demasiado, suficiente para seguir callando las voces internas que le gritaban que se detuviera, que aún podía retractarse, que aún podía regresar al buen camino, respetar su amistad, y el vínculo fraterno que tenían.
"Verás, he intentado no pensar en ello, pero la verdad es que, después de lo que pasó en el bosque, no he podido dejar de mirarte..."
Como pudo se armó de valor -que había decidido casi abandonarlo después de besarle- para continuar.
"He ido notando cómo has ido recuperando la alegría, tu sonrisa. Antes no sabía por qué te notaba tan triste, pero después de aclarado todo, me dio mucho gusto ver que volvías a reír, a atender tus plantitas, a cantar mientras lo hacías, de verdad que sí"
Empezó a ponerse nervioso, pero se obligó a continuar. Ya le había besado, ya había dado el paso, y Cal esperaba la explicación. Si no continuaba ahí, nunca lo haría. Bajó la vista un instante, sonrojándose, pero recobró las palabras.
"Y así, cuando menos me di cuenta, empecé a sentirme más que feliz por ti... no sé cómo decirlo, solo que cada vez te veía más radiante, más cautivador, más encantador..."
Cal le miraba con una mezcla de sorpresa, alegría, y seguía atento a cada palabra de él. Realmente seguía con dificultades de procesar que lo que acababa de pasar y estaba pasando todavía era real y no un sueño. Se obligó al máximo a no sacar conclusiones antes de tiempo. Cuando vio el sonrojo de Seb tras confesar esos pensamientos, sintió un pequeño empujoncito para poder hablar, pues no había querido interrumpirle antes.
“¿Más que feliz? ¿Te...te gusta no solo verme así, riendo, haciendo cosas? ¿Qué... qué es lo que te gusta?"
Tan pronto como hizo sus preguntas se sintió muy bobo, inconexo con lo anterior. La culpa la tenía su cabeza en las nubes con todo eso. pero Seb no reaccionó mal a ellas, sino al contrario.
"Oh Cal, eres tan dulce..." Un malestar empezó a crecer en el pecho de Seb, el pensamiento de que él, por ser mayor entre ambos, aunque fuese por poco, debería cuidar a Cal, proteger esa dulzura e incluso cierta inocencia y no corromperlo era cada vez más ruidoso dentro de sí. Pero no podía ahogar sus sentimientos, no lograría nada con ello tampoco a esas alturas. Optó por seguir siendo sincero hasta el fin.
"Me gusta la manera en que brillan tus ojos cuando te entusiasmas con algo, por eso quería que intentaras algo con tu amigo, con Leo... Porque, bueno, no quiero decir que tener una pareja sea lo más intenso que te puede pasar, o que sea la única manera de experimentar sentimientos tan fuertes, pero te conozco, y sé que podría ser una muy buena experiencia para ti, compartir aventuras al lado de alguien en quien confíes, alguien que fuera tan cariñoso y entregado como tú... "
Cal se mostró conmovido por sus palabras, pero también se volvía a despertar la confusión en él. Con los segundos ganó más valor para hablar, y con más coherencia.
"Esa persona, la persona a quien yo quería...esa persona me dijo que no se podía. Pero ahora no sé qué creer. ¿En verdad eso es lo que pensabas para Leo y para mí? Porque hoy... Pasó esto y... Estabas tan raro antes de todo. Te sentí... ¿molesto?"
Seb exhaló, atrapado. Cal era demasiado perceptivo, claro que lo iba a notar a pesar de cualquier intento de ocultarse.
"Eso es porque... ah, conoces mi postura Cal. Vivimos en la misma casa, llamo madre a tu madre, le dices padre a mi padre, mientras ellos nos vean como hermanos, aunque no lo seamos, no debo quererte..."
“¿Entonces por qué?” Interrumpió Cal, más tenso. La alegría en su expresión se difuminó. Solo había más confusión que antes, e incluso un rastro de dolor.
“No entiendo, ¿por qué reaccionaste así? ¿por lo de Leo? ¿por qué me besaste si no me debes querer? ¿Cómo me quieres? No entiendo Seb"
Seb no quería causarle más angustia, pero él mismo no pudo evitar sentir que algo se le clavaba en el corazón con su dilema. Continuó con una mirada que reflejaba su batalla interior, y con una voz que empezaba a quebrarse por la tensión.
"Precisamente porque te conozco y sé cómo eres de amable, atento, dulce... que no he podido dejar de verte así de feliz, radiante, cautivador... la verdad es que yo, quisiera..."
Hizo una pausa e inspiró profundo, apretando los puños a sus costados, con el corazón en la mano, bajando la mirada. Tras eso siguió, recuperando más valor.
"Quisiera ser esa persona que te acompañara, ser con quien compartas todas esas experiencias especiales que soñé para ti, quisiera ser... tu novio, Cal"
Los ojos de Cal se abrieron más, y éste se quedó varios segundos en silencio, solo observándole, atónito. Lentamente su expresión fue disminuyendo, pasando del asombro a una expresión difícil de describir. Mientras seguía mirando a Seb a los ojos, parpadeó, no pareciendo consciente de que varias lágrimas habían iniciado su descenso por sus mejillas.
"No juegues conmigo... Por favor Seb..."
Seb alzó la vista de nuevo al escuchar la angustia de su voz. Se encontró con esas lágrimas cayendo, lo que hizo que olvidara su propia tensión y pasara a concentrarse más en Cal que en sí mismo.
"No... no quiero jugar contigo, por eso quiero ser muy sincero. Te quiero, Cal, y sé que..." Tal vez sonaría muy osado, ególatra incluso, pero le había escuchado y sabía que era real. "Sé que tú también. Pero quiero que entiendas todo lo que eso realmente significa"
Fue el turno de Cal de bajar su vista, con sus manos tomadas a la altura de su pecho. Su respiración se aceleró un poco, con sus mejillas húmedas por las lágrimas, intentaba procesar todas sus palabras, todo lo que Seb le estaba confesando y pidiendo. Su interior era una tormenta de emociones y sentimientos, ideas caóticas y deseos gritando porque se concedieran. Rogaban porque hiciera algo, y ni siquiera sabía qué exactamente. Seb le estaba correspondiendo. ¡Seb le está correspondiendo! ¿Por qué no podía reaccionar de manera más sencilla? Todo se sentía muy complicado. Sentía temor, ansiedad, anhelo, ganas de huir, ganas de quedarse. Su rostro reflejaba su angustia por todo lo que experimentaba, y las lágrimas no dejaban de brotar. Aunque lo curioso era que, incluso dentro de todo el caos, esas lágrimas también son eran por felicidad.
Seb se tomó un momento para hacer una pausa al ver a Cal así de conmocionado. Era una situación difícil, pero lo último que quería era complicársela aún más, hacerlo sentir mal después de todo el trabajo que había hecho por superar su tristeza anterior. Entonces se acercó. Primero le secó las lágrimas con cuidado, mirándolo con ternura, y luego le abrazó, queriendo transmitirle tranquilidad. Era difícil, pero nada valía esas lágrimas.
"Tranquilo, podemos hablarlo con más calma si quieres... "
Cal llevó las manos de su pecho a la espalda de Seb, mostrando la clara intención de querer abrazarle, y de pronto, comenzó a reír. Inicialmente fue a volumen bajo, muy tímido, pero luego fue escalando. No era una risa escandalosa, pero era alegre, muy alegre.
"No puedo creerlo, estoy demasiado feliz, Seb. ¡Demasiado feliz!" Por la intensidad de sus emociones, no podía evitar temblar un poco, pero se sentía realmente acogido en los brazos del más alto. Su corazón latía con fuerza, le parecía que podía sentir el de Seb también.
"Así está mejor..." Seb le acarició el cabello, protector, sin deshacer el abrazo, contento de sentirlo menos angustiado. Eso era lo que más deseaba, ahora estaba más que seguro. Quería proteger esa sonrisa. Cal sonrió y hundió su rostro en el pecho de Seb. Luego alzó la mirada para ver al muchacho.
"Entonces... ¿El beso... fue por celos? O más bien, te armaste de valor por ver los casi besos de leo" Se le escapó una risa solo por cómo sonaba eso, con lágrimas todavía amenazando con caer.
Su compañero rio en respuesta de su alegría contagiosa, de cómo podía llorar y reír de un momento a otro. Hacía que de pronto, plantear todo pareciese menos imposible que como lo había pensado.
"Tal vez, un poco de ambos. Creí que estaba listo para dejarte volar, para verte feliz con alguien que pudiera ofrecerte lo que yo no... " En medio de su confesión, se permitió acariciarle una mejilla con el pulgar. "Pero fui débil y ahora, creo que lo único que temo es que te arrepientas"
"¿Arrepentirme yo?" Parpadeó Cal, y luego puso una expresión más seria.
"Seb, he estado enamorado de ti por tanto tiempo. Creo que no podría arrepentirme nunca, no después de que me dijiste todas esas cosas hermosas. Leo es un muy buen amigo, pero mi corazón... Mi corazón siempre ha sido tuyo… y tú lo sabes" Sonrió nuevamente, aunque también había un dejo de preocupación.
Seb le miró entre conmovido y apesadumbrado por la manera tan bella en que reafirmaba sus sentimientos por él, viendo luego cómo cambiaba su expresión y entendiendo que probablemente tenía las mismas preocupaciones que él. Pero aún no quería centrarse en los obstáculos mayores frente a ellos, así que abordó otra cuestión primero.
"Bueno, ¿sabes? cuando uno está enamorado tiende a idealizar a la persona amada. Y es normal, pero Cal, quiero que lo sepas, temo no poder ser siempre la persona que crees que soy... "
Cal no estaba seguro de entender bien a qué se refería, así que quiso descartar lo primero que se le vino a la mente.
"¿Me quieres decir que lo que siento por ti no es real? Yo sé que es real, no es idealizado..." No pudo evitar tensarse. Era difícil creer que Seb creyera tales cosas de él, pero necesitaba quitarse ese temor, escuchar la respuesta del propio Seb para acabar ese fantasma. Y también, de paso, liquidar el temor de que Seb estuviese accediendo por alguna presión.
"No tienes que fingir Seb, por favor, no quiero eso. Quiero... Quiero que seas real, como ahora. Ahora... Eres real, ¿Cierto?" La angustia se hizo presente en su expresión, temiendo porque tal vez Seb podía estar pidiendo ser su novio solo para… no lastimarle. Pero eso negaría todas las palabras bellas que le dijo antes, y Cal no podía dudar de la sinceridad con la que Seb le habló en ese momento. Lo sentía.
"Sí, quiero ser lo más sincero contigo, perdona si sonó a otra cosa. Y si es lo que sientes, claro que es real, tampoco lo estoy poniendo en duda... " Seb respondió, deteniéndose luego para acomodar mejor sus pensamientos e ideas. Se separó un poco más, siguiendo atento a las reacciones de Cal. Éste se mostró más aliviado, descartando al menos esos temores que sabía eran infundados.
“Lo que intento decir es que, ya te he hablado sobre las cosas lindas de tener una relación con alguien, la compañía, el cariño, la confianza. Pero también hay cosas malas e igual de intensas que pueden suceder. Las personas por lo general no piensan en eso, solo lo hacen, en especial cuando ya te ha pasado antes y no te importa lo malo, solo quieres volver a intentarlo con otra persona... "
Una sombra de dolor tiñó el rostro de Seb. le habían exigido mucho antes, recriminando errores. No habían sabido comprenderle y tener paciencia cuando era niño. Destellos de recuerdos de su vida en el orfanato ensombrecían más su interior, pero fueron interrumpidos por la voz de Cal.
"Creo que lo entiendo... Pero... Yo te quiero mucho, Seb. Creo que... No, estoy seguro de que nada cambiará eso. Y te conozco, y sé que eres bueno. Sé que nunca me harías daño. Y si me hicieras daño, sé que no sería a propósito"
El castaño tomó las manos de Seb y le miró a los ojos con mucha dulzura, con todo el cariño que le tenía al mayor, que trascendía lo romántico en ese instante. Sus siguientes palabras las dijo con la mayor sinceridad posible.
"Yo creo que las personas buenas como tú pueden equivocarse y no ser condenadas por eso”
Una pausa tomó lugar por poco, pero estaba cargada de emociones de ambos. Luego de ella, Cal rompió el silencio con su nuevo temor.
” Incluso, creo que más daño te podría hacer yo"
"Oh no, jamás podrías..." Respondió ágilmente Seb, queriendo eliminar esa posibilidad de manera automática. Por un segundo apenas visible, una expresión de dolor cruzó con nitidez su mirada. Era el reflejo más claro de algo roto muy en su interior, que le pedía a gritos que aceptara el bálsamo que Cal le ofrecía. Tal vez era egoísta, tal vez se estaba aprovechando de esa alma tan noble e inocente a sus ojos, pero quería creer tanto en sus palabras…
Cal se encargó entonces de reforzar su punto, notando que Seb era quien necesitaba un sostén en ese instante.
"Seb" Dejó como inicio, tomando aire y queriendo tomar también todo el dolor que en parte sabía que Seb guardaba por su historia. Si Seb quería ser su compañero y cuidar sus momentos felices, él quería estar para Seb en esos y sus momentos oscuros también, así como él ya lo había estado para Cal.
"Por favor, equivócate conmigo. Por favor, sé persona conmigo. No tienes por qué esforzarte por ser perfecto. Te lo juro." Apretó más sus manos y mantuvo su mirada enlazada con la de él, continuando.
"Para mí ya eres perfecto. Solo por ser tú mismo"
"Cal..." El joven apretó con más cariño las manos que sostenían las suyas, anclándose mentalmente a ellas, inundado de una ternura y una paz que no creía que sería capaz de encontrar en una situación así. Era reconfortante, esperanzador. Quería aferrarse a esa luz que vislumbraba, a través de la luz de los ojos de Cal. Depositó un beso en sus manos.
"Está bien, es lo que quieres, y es lo que quiero, eso lo entiendo bien. Solo hay una cosa más..."
"¿Qué cosa?" Preguntó con curiosidad el otro.
"La familia" Dijo sin rodeos, bien consciente de que era algo que ninguno de los dos podía ignorar. "No sé qué pienses tú, pero yo siento que no es algo que deberíamos ocultarles..."
La ola de realidad golpeó con fuerza a Cal. Claro que eso era un gran obstáculo. Tuvo la mente lejos de eso por varios minutos de su conversación, preocupado por Seb, por su inseguridad, pero ahora que había regresado ese importante detalle, su corazón comenzó a latir más rápido, y no por alegría. Bajó la vista y tomó las manos de Seb con más fuerza, intentando mantener la estabilidad en medio de esa sensación brusca. Sus mejillas rosadas se desvanecieron, dando paso a su color más pálido.
"Sin embargo… Entiendo que puede ser un poco difícil de entender, de aceptar, así que tal vez sea mejor esperar y… mantenerlo en secreto un tiempo"
Cal se acurrucó contra él, resguardándose en ese pecho amplio que siempre le acogía cuando lo necesitaba. Asintió a la idea de Seb, confiando en él. Todavía no soltaba sus manos. Ambas estaban muy cálidas y eso también le daba cierta tranquilidad, más aún con los latidos de Seb, ya más parsimoniosos.
"Tienes razón, creo que necesito prepararme para eso. Todo esto es... Es como un sueño aún"
Seb estaba de acuerdo con eso. Si de verdad era un sueño, no quería despertar aún.
"Esperemos entonces... y después pensaremos qué hacer, ¿sí?" Y dicho eso, le besó la frente, intentando borrar lo que quedaba de los pensamientos angustiantes. Después, se quedó ahí recostado ligeramente sobre su cabeza, sin desenlazar sus manos, queriendo transmitir su deseo más profundo, de no soltarse nunca.
"Te quiero, Cal, te quiero muchísimo..."
"Yo también te quiero mucho...” Sonrió con timidez Cal. Esperó un momento y volvió a hablar.
“¿Me podrías besar otra vez?"
Su ahora novio le sonrió, embelesado.
"¿Cómo podría negarme cuando me lo pides así?"
Entonces, guió sus manos de manera que le rodearan el cuello, mientras él buscó acercarlo más desde su cintura. Cal se dejó aproximar mientras se ponía de puntitas, en un esfuerzo para apoyar a Seb y no hacerle inclinarse mucho. Listo eso, Seb depositó otro beso sobre sus labios, largo, desbordante de emoción, sellando con eso un acuerdo de amor puro y sincero, bellamente correspondido por Cal, a pesar de sentirse más inexperto y torpe que él. Seb logró hacer a un lado todo lo que nublaba en ese momento, incluida la vocecita que le susurraba 'si no fuera algo malo no tendrían que ocultarlo'. Simplemente la calló, y se entregó en ese beso. El rubor volvió una vez más al rostro de Cal, que se derretía internamente por las manos de Seb en su cintura. Definitivamente no había nadie más en el mundo en ese momento para él, que Seb, su novio. Se entregó por completo a él, a su ritmo, su presión, e hizo un sonido de satisfacción, dulce, que fue seguido por otro de Seb, y las sonrisas de ambos.
Quién no querría besarte, pensaban los dos.
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regresó su atención al libro que le estaba sacando dolores de cabeza, mientras sus auriculares fueron colocados. la música logró que el mundo se dividiera y que ella pueda regresar a las oraciones incomprensibles. por lo tanto, cuando sintió la mesa moverse padeció de un pequeño sobresalto, este la hizo quitarse sus cascos y descubrir a ignacio, que por alguna razón, había decidido volver a su lugar. frunció su ceño ante ello, cada músculo de su rostro permaneció tensionado hasta que volvió a oírlo.
entonces soltó aire por su nariz y recostó su espalda sobre respaldo del asiento, evidenciando así su rendimiento ante a él y todo lo que giró a su alrededor (su propio resentimiento). ' cada vez que dices cosas como esas sé que piensas que estás siendo gracioso, pero solo eres... grosero ' reveló, entonces dejando el aparato sobre su cuaderno, además del lapicero. ' hago esto porqué me gusta aprender, ' señaló inclinándose sobre la mesa un tanto, buscando que su siguientes palabras fuesen bien escuchadas. ' lo súper disfruto. no es un castigo ' por consiguiente se hizo con su vaso térmico, incorporándose una vez que lo tomó, al mismo tiempo que oración finalmente concluyó.
' ¿qué quieres, ignacio? ' su cuestión fue dicha mientras se dirigió a la máquina de café, en eso que su mano libre se elevó hasta su nuca y comenzó a masajear la zona. su matiz, sin embargo, fue uno pintado de cansancio. ' y no digas que nada porque esto, tú siendo caballeroso conmigo, es raro... y da miedo ' al menos lo era desde el punto de vista de priscila, quien entendió al muchacho como alguien que solo buscaba la risa a costas de ella. ' algo quieres, ' insistió una vez que su vaso se llenó, pero adquirió otro descartable y lo colocó en su sitio para también cargarlo. ' ¿qué es? ¿estás aburrido? ¿perdiste un lápiz..? ' ya con ambos vasos llenos regresó hacía la mesa, dejó el de plástico cerca del argentino y el propio a un lado de sus pertenencias. ' ¿elevar tu ego con mi miseria? ' « no, eso es demasiado dramático incluso para él » ahí soltó una risita nimia, mas esta acabó siendo interrumpida por esa mueca afligida que surgió como reacción ante el tacto de sus propios dedos sobre el nudo insufrible en su cuello posterior.
movió su cabeza por consiguiente, de manera aletargada, de un lado a otro, ayudándose con los dígitos colocados en su quijada.
' o... ' « reírte de mi otra vez, seguro es eso » buscó verlo y luego hizo una pausita. ' enserio, te agradezco el gesto, pero no lo necesito — solo me pondrías nerviosa ' ya lo estaba haciendo, de hecho.
pensó en cuestionar la posibilidad de comprender en quince minutos un concepto que no había sido asimilado en horas, también en transmitir su impresión de que perder el último transporte de regreso podía representarse con la caída de fichas de dominó, porque desencadenaba una seguidilla de problemas que surgirían de forma consecutiva. sin embargo, el cansancio que le había dejado el estudio ( o el día de evaluaciones en general ) le impedía decidirse a soltar un comentario o intentar comunicarse con priscila, que parecía dueña de una perspectiva muy distinta a la suya, por lo que a primeras instancias se limitó a terminar de guardar sus pertenencias sin ofrecer réplicas. la duda lo invadió, sin embargo, al momento de abandonar la bibilioteca: observó la sala vacía, y luego la puerta. la idea de que el regreso de priscila se tornara difícil se bosquejó, cual secuela de vivencias pasadas, en su imaginación, siendo responsabilidad de ofrecer compañía lo que no tardó en asentarse en un rincón de su consciencia. y si en el pasado no supo reconocer cuando su comportamiento era usado con fines de manipulación, tampoco vería ahora que su presencia no era necesaria en lo absoluto para el regreso de priscila ( ¡que, por supuesto, ella no necesitaba volver acompañada! ). simplemente, sentía que debía quedarse, en casi un acto reflejo, y tras un suspiro que guardó toda la intención de hacerse notar, porque lo que menos quería era posponer su regreso a la residencia, fue lo que hizo: " te espero. " a la par de las palabras, volvió a tomar asiento. " cuando veas que podemos seguir leyendo en el transporte o que no debes castigarte por no haber entendido un tema, vamos. "
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“Sunshine”, XXII.
—Espero que tus padres no se molesten, hemos estado saliendo todos los días —la luz artificial hacía destellar el cabello rubio del muchacho, que apoyado en la muralla de piedra que rodeaba la extensa propiedad, con los brazos cruzados, observaba atentamente a Akane.
Él olía a menta y yerbabuena, tenía un gusto exquisito para vestir, tenía modales intachables y un apellido respetado; para Akane Matsumoto, Hyungsik era la representación perfecta de lo que debía ser un caballero.
—Ellos no se molestarán —aseguró, bajando la cabeza y sonriéndole al suelo. Él le levantó el rostro, empujando suavemente su cabeza con dos dedos debajo de su fino mentón; le acomodó un mechón detrás de la oreja y le sonrió.
—Casi es navidad —comentó él, acariciando la piel tersa de la chica. Él sabía perfectamente que Akane se estaba enganchando, se le notaba en la mirada, en la forma tímida de comportarse cuando estaban juntos, en su nerviosismo, el sonrojo de sus mejillas. Ella era una chica dulce, bastante ingenua, pero una buena persona a fin de cuentas. El tiempo que llevaban saliendo, había servido para saber que sólo había una cosa que ella deseaba más que nada en el mundo—. A veces te veo pensativa, así que estuve contemplando la posibilidad de... Bueno, espero que no te tomes esto como un atrevimiento de mi parte, no quisiera entrometerme —alejó la mano, su gesto se volvió un poco más serio, para darle al asunto la importancia adecuada—. ¿Te gustaría ir a visitar a tu hermano? Dijiste que tus papás no te lo permitirían, pero sé que lo extrañas. Yo puedo llevarte.
— ¿Huh? —ella abrió grandes los ojos por la sorpresa—, pero...
—No tienes que responder ahora, todavía tenemos unos días. Será mejor que ahora entres, se está haciendo tarde.
Se despidieron sin mucha demora y la chica ingresó al domicilio. Él volvió a su auto y estando dentro, tomó el teléfono y realizó una llamada, que no tardó en ser contestada.
—Dime que son buenas noticias, estoy cansándome.
—Hiroki, cálmate y no seas dramático —resopló Hyungsik—, te dije que sé lo que hago. Para mañana, estoy seguro de que obtendré un "sí". ¿No fue eso lo que prometí, eh? Estás hablando con el mejor.
—Eso espero.ㅤ ㅤ ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ ㅤ ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ ㅤ ㅤㅤ ㅤ _________ ㅤ ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ ㅤ ㅤㅤ — ¡Mi hijo no pasará la navidad con gente extraña! ¡Volverá a su casa, de donde no tuvo que haber salido nunca, y compartirá con su familia!
—Baja la voz, Koemi.
— ¡No, papá! He tolerado suficiente. ¿No bastan los cuatro meses que ha pasado refundido en ese chiquero? Si quería escaparse para... para demostrar orgullo, creo que ha tenido ya bastante tiempo para eso. Kazuki tiene que volver a la ciudad, a la universidad, y hacerse cargo de la vida que le tocó.
— ¿Y cuál es esa vida?
— ¡Esta! —exclamó exasperada la mujer, señalando a su alrededor con ademanes enérgicos—. Ningún hijo mío va a malgastar su tiempo jugando en el campo, ¿está claro? Hemos consentido suficiente y tú, papá, vas a decirme ahora mismo dónde está metido, porque mañana mismo salimos a buscarlo.
—Kazuki no quiere volver.
—No se trata de lo que él quiera. Quería casarse, ¿no? Bien o mal, tiene que hacerse cargo de lo que haya sucedido. ¡La gente sigue murmurando a nuestras espaldas, aun ahora! ¡Preguntan por él, especulan!
—Tu madre y yo no te enseñamos a vivir bajo la sombra de lo que piensa la gente, Koemi. Es decepcionante oírte hablar de esa forma de tu propio hijo.
— ¡Oh, por favor! No. No me des sermones sobre cómo debo tratar a mis hijos y la manera en que nos desenvolvemos en sociedad. ¡He trabajado muy duro por mi familia! Por darle el estatus que merece y por cuidar nuestro apellido y Kazuki no va a ensuciarlo por un estúpido capricho, ¡¿está claro?!
—Entonces haz lo que puedas con tu decepción y tu ira —resolvió simplemente el hombre, encogiendo los hombros, tan tranquilo como era costumbre—, porque yo no pienso decir dónde está. Volverá cuando quiera volver, si quiere hacerlo, no porque tú vives preocupada por lo que piensa esa gente que no tiene ni la menor idea de lo que sucede en esta casa.
— ¡Bien! Pero escúchame bien, papá. Cuando yo encuentre a ese niño, te prometo que no volverá a ver la luz del sol. En cuanto Kazuki ponga un pie en esta casa, lo primero que haré será mandarlo al ejército, para que aprenda a ser un hombre.
El hombre, tranquilamente, encendió una pipa y no prestó más atención a las rabietas de su hija. Ella salió de ahí murmurando algún reproche y dando un portazo. Más tarde, ese mismo día, Akane estaría asomándose para hablar con su abuelo; se le notaba afligida, inquieta.
—Abuelo —dijo ella—, creo... creo que hice algo que no debía. Creo que me equivoqué, ¿podemos hablar?
La conversación fue extensa.
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Y yo lo dejé, Solo frente al Mar (2)
Martín se va a navegar en un barco mercante, con la idea de juntar dinero durante un año para tener una mejor vida con Manuel al volver. El problema es que no era un barco mercante al que se subió, y también que se demoró más de un año en volver.
…
Al final quedó con mas partes de las que quería, pero aquí está la continuación.
Primer Parte: Tumblr Ao3
Esta ausencia que duele en el fondo del alma
La gente que sabía la historia de su amor perdido, decía que Manuel llevó la desilusión amorosa con gracia y dignidad. Por eso Manuel supo que su técnica de llorar contra la almohada en su habitación dio buenos resultados.
Supo que el golpe sería duro en cuanto vio aquel grueso paquete esperando por él en la oficina de correos. Sus conocidos quisieron ser positivos por él, y pensar que la magnitud debía significar algo bueno, pero Manuel, que en realidad llevaba preparándose para algo así desde que despidió a Martín en el muelle, supo en cuanto sostuvo el envío que eran sus cartas las que venían envueltas allí.
Les agradeció a los chicos con la voz un tanto quebrada y agua en los ojos, pero caminó fuera del lugar sin crear ningún escándalo. Pensó en hacer algo dramático, como ir a la zona alta de la playa, donde el muelle se alzaba y formaba una considerable colina que luego caía al mar, dejaría que el fuerte viento que se formaba allí se llevara las cartas y sus lágrimas, y tal vez al terminar de leer la despedida de Martín se arrojaría al roquerío o algo similar.
Tuvo que reír al imaginarse toda esa situación.
No, no hizo nada como eso. Solo tomó su paquete y caminó a paso rápido hasta su casa para encerrarse y esconder su desgracia de los demás.
Pero como le comentó su vecina un día, en uno de esos momentos que se hicieron comunes por un par de semanas luego del suceso, en que estaban tan embrutecidos con manzanilla, laurel y otras plantas raras que sacó de la alacena.
- … y mi hermana siempre decía que, “cuando dios cierra una puerta, abre una ventana”, por lo que creo que tienes que buscar esa ventana y distraerte en otras cosas, no sé, ¿Escribir un libro o algo así?
No escribió ningún libro, ya había ayudado a imprimir uno de gran éxito y estaba feliz con eso, pero su “ventana” llegó en la forma de una nueva administración.
Sus amigas con dinero le contaron antes de que sucediera todo. Ya que el pueblo había crecido tanto en el último año, alguien decidió que debía tener su propio cuerpo administrativo, así que desde la capital de la región les asignaron un alcalde entre los hombres cultos del lugar.
- En verdad es familiar de uno de los gobernadores, y no es más astuto que ninguno de nosotros, pero podría ser peor.
El desinterés general por esos asuntos le permitió al nuevo alcalde asumir su puesto sin muchos problemas. Manuel pensó que su conocimiento del tema llegaría hasta ahí hasta que alguien de la alcaldía viniera a pedirles imprimir algún boletín, pero sus amigas adineradas tenían otra idea.
Llegó un día la señora Dolores, con un aire frenético, pero un rostro cubierto de entusiasmo.
- ¡Te he conseguido un trabajo, querido niño!
Manuel solo reaccionó a contestar que ya tenía un trabajo, agitando sus manos llenas de tinta sobre los tipos móviles que se hallaba ordenando.
- ¡Ay, Manuel! ¡Otro trabajo! ¡En la alcaldía!
Así como lo expresó de primeras, a Manuel le dio un pequeño ataque de nervios al imaginarse tomando la responsabilidad de un departamento entero. La señora Dolores pronto lo calmó diciéndole que, lamentablemente, no era algo tan prestigioso. Aún.
- Ayudaras a uno de los nuevos concejales, el pobre hombre ya está enfermo y decrépito, pero es un gran amigo del alcalde y este poco más lo obligó a aceptar el puesto. Mi amada Felicia, que estaba allí, dice que su expresión exacta fue, “Rafael, si me quieren torturar con este puesto, tú también lo sufrirás”, creo que te deja mucho en qué pensar…
Sí, y no parecía nada bueno para él meterse en ese lío, pero agradeció la consideración de su amiga y anotó los datos que iba a necesitar para ir a visitar a su, tal vez, próximo jefe.
Estando ya en su cama y mirando el techo, le habría gustado tener a Martín al lado para conversar sobre esta oferta de trabajo. Pero solo le quedó tratar de imaginarse qué le diría.
- Seguro lo harás bien, eres un chico listo -Concluyó que estaría cerca a lo que el joven le habría dicho un año atrás.
Dejó escapar un pesado suspiro, y decidió que, aunque fuera para darle orgullo al recuerdo de su novio, iría a hablar con el caballero.
…
Martín extrañaba el libro de Manuel.
No era como si lo hubiera abierto mucho antes de devolvérselo con todas las cartas, pero extrañaba su peso y cómo se lucía junto al resto de sus cosas.
Si era sincero también extrañaba las cartas de Manuel. Había días en que le habría gustado conservar, aunque sea una, para repasar las palabras y sentir el aprecio y cariño que le transmitían, pero eso no habría sido muy honorable de su parte. No es que abandonar a Manuel haya sido muy honorable de partida, pero, aun así.
Se pasó el primer mes arrepintiéndose de todo, y pensando en miles de escenarios en los que actuó de manera distinta y regresó como había dicho que lo haría. Pero no eran más que ensoñaciones.
El segundo mes fue un poco más fácil dejar ir todas sus ideas de lo que habría sido, y comenzar a aceptar la decisión que había tomado como algo definitivo y permanente. Una vez hecho eso, sus días se tornaron más fáciles, no así sus noches. Sus noches seguían restregándole en la cara lo que pudo ser.
Miguel sostenía que era el arrepentimiento puro que de alguna forma estaba reprimiendo.
- ¿Seguro que no quieres regresar? Tal vez aún estás a tiempo de que Manuel te perdone… -Le sugirió un día en que estaban limpiando la cubierta y no habían oídos puestos sobre ellos.
Martín quedó helado al pensarlo, pero pronto sacudió la cabeza y siguió puliendo.
- No, seguro me lanza de vuelta al mar él mismo -Acabó diciendo, casi seguro de que sus palabras eran la verdad- Manuel seguirá con su vida, y yo ya lo hice sufrir bastante.
Miguel observó al rubio con lástima, y algo de enfado, pero más que nada lástima, así que no siguió hablando del tema y continuó trapeando.
Durante la noche, los escenarios en que Manuel lo recibía de vuelta al volver continuaron repitiéndose, pero se convertían en mentiras al despertar.
…
Manuel diría que aún no llegaba a apreciar su nuevo trabajo, pues todo era muy estresante todavía por la inexperiencia de la mayoría de los participantes, las labores de cada parte no estaban tan claras como se quisiera, y había una increíble cantidad de documentos y registros llegando desde todas partes para analizar. Además, faltaba una más sorprendente cantidad de información que se debía registrar y documentar del pueblo, como la cantidad exacta de residentes, los recursos, los comercios, entradas, salidas y otras varias cosas que al joven le generaban dolor de cabeza el solo pensar en ellas.
Lo que Manuel sí apreciaba enormemente era a su nuevo jefe. El caballero Rafael Burgos era un hombre mayor de menudo aspecto y una frágil salud, pero con una refrescante personalidad. Se quejaba casi tanto como él y gustaba de bromear a costa de sus conocidos, tras sus espaldas y frente a sus caras en igual medida. Al que más disfrutaba fastidiar era a su amigo el alcalde.
- Yo podría estar pasando mis últimos días recluido en mi agradable mansión, con la barriga al sol, haciendo lo que me viniera en gana, ¡Pero en cambio estoy aquí! ¡Sepultado en papeles y burocracia! Todo porque el astuto de mi amigo quiso pecar de ambicioso. Manuel, mi muchacho, marca mis palabras, si este pueblo no se va a pique, será de pura suerte y buena improvisación de nuestra parte.
- ¿Nuestra, señor?
- ¡Claro que sí! ¿Qué sabe el hombre de administración territorial? ¡Nada! Eso sabe, es cosa de que vayas a dar un vistazo por sus terrenos, un total desastre. No, estos primeros meses, seremos tú y yo contra la estupidez. Alguien tiene que asegurarse de que no quemen el lugar. Ahora busca mis lentes, ¡No leo una mierda de esto!
Manuel apretó los labios para no reírse de cómo el caballero alejaba y acercaba los reportes en su escritorio. Rápidamente le llevó sus lentes de lectura, oyendo cada instante de sus coloridas quejas hacia su amigo, los burócratas y la vejez. Sobre todo, la vejez.
Contaban con tan parecida percepción de las cosas, que Manuel no tardó mucho en darle su lealtad. Esta se manifestaba en seguirle el juego cuando fingía una descompensación en mitad de una reunión para escapar de ella, y en cuidar de él cuando estas eran verdaderas. Se encontraban en medio de una de las segundas ocasiones, cuando el caballero comenzó a hablarle de su hijo. Al parecer, el joven Burgos había sido un excelente y muy prometedor muchacho antes de perderse trágicamente en el mar.
- Mi salud ya estaba decayendo antes de que mi muchacho se fuera, fue por lo mismo que lo envié a visitar las tierras exóticas y llenas de bichos con los que estaba tan obsesionado, debía disfrutar un poco antes de amarrarse al lecho de un viejo enfermo…
Frente a su repentino silencio, Manuel levantó su mirada de las hierbas para el ungüento contra la congestión que su vecina le enseñó a preparar, y se encontró con Don Rafael con los ojos un tanto brillosos, mirando a través de la ventana a un lado de su cama, directo al mar que podían apreciar a la distancia.
- No se suponía que aquel viaje se lo llevara antes que a mí… -La culpa desbordaba sus palabras y le comprimía el pecho, tanto que lo envió a una nueva crisis de tos. Manuel estuvo a su lado al segundo después, frotando su espalda y entregándole un vaso de té de menta en cuanto se calmó. Terminó rápidamente su preparación para esparcirla sobre el pecho del caballero, esperando que hiciera las maravillas que su vecina le había prometido.
- Incluso me recuerdas un poco a él, los dos tendrían la misma edad, y comparten el mismo buen corazón -Don Rafael respiró hondo, relajándose gracias a las hierbas en su pecho- Aunque solo eso, y en parte es un alivio, mi niño era demasiado ingenuo a ratos, es interesante encontrar un zorro astuto tan joven.
Manuel fue hacia el estante con libros en una esquina del cuarto para que el caballero no viera su sonrojo y sonrisa de orgullo.
- Es una pena que no hayas llegado a nosotros un año atrás, se habría enamorado de ti y te habrías quedado con su dinero sin problemas.
Manuel estalló en un ataque de risa que acabó contagiando a su jefe. Por suerte su propia diversión y dolor de estómago evitó que Don Rafael notara que sus carcajadas no eran del todo por diversión, y que las lágrimas que derramó tampoco eran tan alegres.
Otro amor perdido en el mar. Aunque se preguntaba cual de los dos escenarios sería el más doloroso. Tal vez no sufriría tanto si su relación se hubiera terminado porque su pareja no podía seguir amándolo estando muerto, en vez de haber decidido seguir viviendo lejos de él.
Cuando Don Rafael pudo quedarse dormido finalmente, Manuel se encontró con unas inmensas ganas de escribir sus cuestionamientos, así que, en vez de dirigirse al cuarto de huéspedes del que poco a poco iba adueñándose, se dirigió al cuarto donde instalaron su pequeña oficina. Apartó algo de papel y preparó un poco de tinta, y comenzó a llenar la hoja con sus palabras llenas de dolor, ira y cuestionamientos incisivos para cierto rubio que había tenido guardadas muy dentro hasta entonces. Escribió por una hora completa, y cuando se vio rodeado de papeles y una vela a mitad de acabarse se percató que su pecho se sentía más ligero y su mente mucho más calmada.
Mucho de lo que escribió apenas sonaba coherente cuando reviso su trabajo después de acabar, había varios párrafos completamente tachados y llenos de manchas, pero no dejaban de entregarle una grata satisfacción. Al acabar de repasar todo, consiguió un poco más de papel y, con sus ideas mejor ordenadas, escribió una carta hablándole al rubio.
Cuando los chicos del correo lo vieron llegar con una nueva carta no sabían si sentirse felices o angustiados, pero aceptaron el correo y con suavidad le preguntaron a qué puerto quería que la enviaran.
Manuel se encogió de hombros, pero dijo con una ligera sonrisa.
- Me da igual.
…
Miguel estaba actuando más extraño de lo normal. Parecía un animal enjaulado, mirando hacia el horizonte azul con una desesperación que nunca antes le había visto. Martín comenzó a ansiar su llegada a puerto tanto como su amigo parecía quererlo, solo para que dejara de mirar las paredes del barco como si estuviera dispuesto a atravesarlas y lanzarse al mar. Pero quedó aún más confundido cuando al arribar a su próximo destino, la energía errática del moreno solo aumentó.
- ¿Qué tenés? Decime ya, no puedo seguir soportándote más así, ¿Qué te pasa?
Miguel se sobresaltó al darse cuenta que le hablaba, y terminó un tanto tenso al oír de nuevo las preguntas del rubio.
- ¿Tú de qué hablas? A mi no me pasa nada, eres tú quien ha estado raro desde que saboteaste tu relación con Manuel, ¿No quieres que hablemos de tus sentimientos?
A Martín no le dio mucho gusto que sacara a flote el tema nuevamente, y le compartió un par de palabras no muy amistosas. Tiempo después, cuando su amigo hábilmente se escapó de su lado en cuanto comenzaron a desembarcar la mercancía en el puerto, se dio cuenta de que Miguel había conseguido cambiar el tema tan eficazmente que nunca tuvo que responderle. Fue a buscarlo de inmediato, por las tiendas de chucherías o donde los olores de la comida eran más fuertes, pero no consiguió dar con él hasta bien entrada la tarde, y ni siquiera lo hizo a propósito.
Sus compañeros lo llevaron a una de las tantas posadas de aquel puerto, donde ya habían pasado un par de veces en sus otros viajes. La comida no era nada del otro mundo, pero al menos el licor era decente, decían, y el precio era el adecuado para guardarse un par de monedas extras. A Martín eso ya no le importaba tanto, siendo que sus planes en tierra habían sido borrados por su propia mano. Pero agradecía el licor, para aguar un poco esos deprimentes pensamientos, que Miguel no estaba errado en señalar que existieran.
Fue al acercarse a los barriles de ron que notó a Miguel, dispuesto sugerentemente sobre el mesón donde preparaban la comida, hablando muy entusiasmado con otro hombre. No lo estaba convenciendo para que le diera la parte buena del asado, porque allí toda la comida estaba por debajo de la preferencia de Miguel. Por eso le sorprendía mucho encontrárselo allí, de todos los lugares.
Curioso, pensó en acercarse, pero observándolos un poco más noto que su amigo parecía muy, muy interesado, todo su cuerpo lo decía, y el otro tipo parecía corresponderle el interés. Era una imagen peculiar, porque Miguel coqueteaba y miraba bastante, pero nunca parecía tan enfocado como ahora, toda su atención estaba sobre ese hombre.
Tenía que averiguar más y como suponía, por su comportamiento reciente, que su amigo no iba a cooperar con la información que deseaba, se dispuso a chismear.
- Ni idea quien es, pero se nota que quiere meterse en sus pantalones -Le comentaron sus compañeros, siendo tan inútiles como siempre, pero sirvió para que otras personas de la posada lo escucharan, y con gusto le hablaron un rato.
- Hace un año lo encontraron…
- Más bien creo que fueron dos años…
- … hace casi dos años lo encontraron, medio muerto en la playa.
- Un naufragio, trágica noticia, no sobrevivió nadie…
- Estaban arreglando dónde enterrarlo cuando despertó…
- Ya estaba despierto, oh bueno, agonizante, pero todos decían que moriría.
- Pera ya está bien.
- Si no contamos lo de su cabeza…
- Oh sí, quedó mal de la cabeza el pobre chico… -Martín iba a correr donde Miguel a alejarlo del loquito, pero antes de que pudiera moverse, su nueva compañía siguió hablando- Pero solo su memoria quedó mal eso sí.
- El pobre no podía recordar ni su nombre.
- Pero ahora está mejor.
- Claro que no se acuerda de muchas cosas, pero a Roberta le dio pena y ya tiene trabajo en la posada.
- Yo digo que fue un noble, pero su familia debió ahogarse en el mal.
- De cierta forma, es bueno que no lo recuerde.
- Pobrecito.
Martín estaba intrigado; un naufragio, un único sobreviviente sin memoria, qué tragedia, qué drama. A Manuel le encantaría.
Antes de que pudiera deprimirse nuevamente por pensar en el chico, sintió una mano posarse en su hombro, y la voz de Miguel a su espalda que lo hizo saltar. Se volteo con un rostro algo culpable, y sintió a las personas sentadas a su lado cerrar la boca y alejarse de inmediato.
Miguel tenía una media sonrisa en la boca, y sus ojos le decían que sabía exactamente lo que estuvo haciendo todo ese tiempo.
- Ya que terminaste de cotillear con tus nuevos amigos, quería presentarte a alguien.
Solo entonces el rubio notó que Miguel no había ido solo a su encuentro, y el hombre del que se pasó media tarde hablando estaba a un lado de su amigo con una sonrisa nerviosa.
- ¡Hola! -Martín sintió su cara arder por la vergüenza, pero se acomodó en el asiento y le extendió la mano al muchacho- Soy Martín, el mejor amigo de Miguel.
El joven aceptó su apretón de manos, y su sonrisa se tornó más relajada.
- Un gusto, soy Francisco.
…
Alguien más supersticioso, como su vecina, podría echarle la culpa a Manuel de arruinar la buena racha del pueblo con su inofensivo comentario ante los festejos de todos sobre el aumento del comercio en el puerto y la continua llegada de más pobladores.
Don Rafael vio al instante su mueca pensativa en medio de la reunión en la alcaldía.
- Esa cara la conozco, pero por una vez no la entiendo, si solo son buenas y más buenas noticias las que estamos discutiendo.
Manuel sacudió la cabeza, e intentó quitar la “cara” que había preocupado a su jefe, aunque no supiera a ciencia cierta cuál de todas era.
- Solo me preocupa tanta gente junta, se nos podría salir de las manos pronto.
Y mientras él se refería más que nada a la cantidad de nuevas carretas que iban a estar acaparando el centro del pueblo, debieron esperar que la mayor cantidad de gente afectaría de otras maneras. Por su descuido, no se dieron cuenta cuando entró al pueblo la enfermedad que se extendía en ciudades más grandes. Tal vez la trajeron los barcos mercantes que se aparecían en mayor cantidad y desde más lejos, o tal vez entró por tierra junto a alguno de los nuevos vecinos. Como fuera, estaba causando estragos, ya que no había doctores suficientes en el pueblo, y aunque sus amigas adineradas se las arreglaron para adecuar la nueva escuelita para atender a los enfermos con menos dinero, también servía como foco de contagio para los descuidados que se acercaban a mirar.
Manuel tuvo una larga discusión con Don Rafael quien, al enterarse de sus intenciones de ir a ayudarlas, trató de prohibírselo.
- ¡Ya perdí un hijo! ¡No voy a perder a otro!
Aunque sus palabras lo emocionaron bastante, tuvo que negarse a seguir sus órdenes, siendo que ya había dado su palabra de ir a apoyar a las colapsadas mujeres. Además, había logrado convencer a su vecina de que fuera a la improvisada enfermería a ayudar en la preparación de los ungüentos, pero esta había sido muy clara que sin él acompañándola no entraba a ninguna parte. Luego de oír sus argumentos, Don Rafael le dio la razón, pero quiso ir con él, otra cosa que no podía permitir, teniendo en cuenta su frágil salud.
- Me he alimentado bien, y tanto ir y venir llevando papeles y las medicinas le ha hecho bien a mi resistencia, estaré bien.
Dejó a los sirvientes con claras órdenes de no dejarlo salir por ningún motivo, y con las indicaciones que sus amigas le habían compartido de cubrirse la nariz y boca y cerrar todas las ventanas que tenían dirección al centro del pueblo.
En la escuelita las cosas no se veían bien cuando llegó con su vecina, a sus amigas se habían sumado algunas mujeres del pueblo que aún se mantenían saludables y con ganas de ayudar. Los hombres que decidieron sumarse se encargaban de las tareas pesadas, como acarrear los baldes de agua desde el pozo principal a la escuela, cargar a los enfermos que lo necesitaran y otras cosas por el estilo. Manuel no fue con ellos solo porque prefirió quedarse cerca de sus amigas.
- Eres un tonto por quedarte aquí adentro, pero vaya que me alegra que estés aquí -Le comentó la Señora Felicia, dándole un fuerte abrazo, pero pronto tuvo que ir a ayudar a su esposa Dolores con uno de los pacientes que comenzaba a ahogarse.
- ¡Trae esos paños! ¡Y toma un poco del agua caliente en el fogón!
Manuel apretó un poco más el pañuelo que tenía cubriendo la parte inferior de su cara, y fue corriendo a hacer lo que le ordenaban.
A pesar de sus esfuerzos, la situación solo parecía empeorar, con los hombres llegando con noticias de más enfermos en el pueblo a cada hora.
- Este lugar ya está colmado -Le comentó su vecina, cuando se encontraron atendiendo a la misma mujer, ayudándola a botar la sustancia viscosa que salía de sus pulmones en un barril- Sería el momento de llevar a los otros a un nuevo lugar.
- El único lugar cercano disponible es la biblioteca, pero las señoras quieren evitar tener que quemar los libros cuando esto se acabe.
- ¡No hablo de aquí cerca! -Exclamó su vecina, tornándose algo tensa cuando la mujer comenzó a carraspear de una manera horrible. Pronto comenzó a colapsar, y necesitaron voltear toda su atención en ella cuando empezó a temblar con todo su cuerpo y perdió la capacidad de sostenerse a sí misma.
Fue un tiempo después cuando pudieron volver a hablar, luego de entregar el cuerpo de la mujer a uno de los hombres que estaba ayudando para que la llevara junto a los otros muertos.
- Hay otras cinco familias que quieren traer a su gente aquí, no saben cómo atenderlos en sus casas -Les comunicó uno de los jóvenes que estaba ayudando a través de la puerta.
- Ya no hay espacio, y apenas sabemos cómo atenderlos aquí -Le respondió Manuel, cuando notó que ninguna de sus amigas sabía cómo contestar a eso.
- Seguir trayendo a los enfermos al centro del pueblo solo va a seguir extendiendo la enfermedad -Declaró su vecina con un rostro bastante enfadado, o al menos eso le pareció por lo que alcanzaba a ver de su cara debajo del pañuelo.
- Sería lo mejor, pero no hay lugar dónde hacerlo por las afueras.
Ninguna tenía espacio disponible en sus terrenos, y no querían arriesgar a sus familias y personal entregando sus propias casas.
Y al igual que un ángel, apareció otro de sus amigos como un milagro. Su amigo y socio en el trabajo del libro de poemas llegó un tiempo después a golpear las puertas de la escuela.
En verdad, se encontró con los otros hombres que servían de guardias alrededor del edificio, tanto para impedir que la gente curiosa se siguiera acercando como para contener a los familiares desesperados apostados en las afueras. Luego de hablar apresuradamente con uno de ellos, se le permitió entrar cuando se hubo cubierto la boca y nariz con el mismo pañuelo que traía alrededor del cuello. También se le señaló que no tocara a nadie, pero esa precaución se esfumó de su cabeza en cuanto divisó a Manuel.
- ¡Manu! ¡Hombre, sabía que estarías metido aquí! -Gritó antes de darle un fuerte abrazo y una palmada en la espalda. Manuel decidió ignorar la aparente realidad de que se había vuelto predecible, y guio la conversación a temas más importantes.
- ¿Y tú qué haces aquí? -Le parecía fascinante cómo todos sus buenos amigos comenzaban a concentrarse en aquel lugar, después de todo, la señora de las verduras había estado trayendo comida para la gente en la escuela con otro grupo de personas durante todos esos días. Aunque concluyó que se debía al hecho de que se había rodeado de buenas personas.
- Mi ama de llaves me ha estado llevando noticias de su buen trabajo, pero que el lugar se estaba tornando estrecho -El hombre paseó su mirada por toda la habitación, formando una mueca con su boca, que Manuel no pudo ver por el pañuelo cubriendo su cara- Y estando aquí, lo veo claramente.
Obviamente, no había ido solo a saludar, así que pronto le contó a Manuel y a sus amigas que tenía un espacio donde llevar a los nuevos y antiguos enfermos.
- Iba a regalarle una casa de verano a mi madre y hermanos separada de la mía, metida en los cerros porque no le gusta estar a orillas del mar. Aún no está terminada, pero el edificio principal ya es firme, y lo suficientemente alejado para no contagiar a los vecinos.
- ¡Perfecto! -Gritó su vecina.
Las cosas no fueron tan fáciles después de eso aún con su generosa oferta, necesitaron convencer a muchos vecinos de aportar sus carretas y carruajes para trasladar a los enfermos, y los hombres tuvieron que organizar varios turnos para llevar los implementos, y seguir llevando el agua suficiente desde los pozos cercanos y el río. Pero luego de tres días, el nuevo lugar estaba habilitado con literas y todas las mesas de madera que pudieron conseguir, más voluntarias y nuevos voluntarios encargándose de los pacientes, y el apoyo de los pocos doctores presentes en el pueblo, a los que el alcalde terminó ordenándoles ayudar, luego de que una de sus amigas, junto a Don Rafael, fueran a jalarlo de las orejas.
Fueron aún más duras luego de que una de sus amigas adineras también resultara contagiada.
- ¡Le dije que se estaba viendo muy pálida! ¡La tonta no quiso escucharme! -Lloraba doña Dolores mientras Manuel la ayudaba a limpiar con paños a un chico de unos catorce años.
- Entonces hay que tomarnos tiempo para descansar, o nosotros terminaremos igual -Manuel sabía que no estaba comiendo tan bien como debería, pero no lo había considerado importante hasta que se enteraron de la condición de doña Marta.
- Será mejor que lo hablemos con todas, necesitamos turnos como los hombres -Añadió doña Cecilia cuando platicaron de eso de pasada al toparse caminando de un pasillo a otro. Gracias al mayor espacio fueron capaces de separar a los enfermos por nivel de cuidados y gravedad, pero ahora debían moverse de un lado a otro buscándose entre sí si no estaban en el mismo sector.
- Tal vez eso ayude a recuperar voluntarias, muchas se asustaron luego de saber lo de doña Marta -Su vecina molía hierbas rápidamente en un mortero cuando le hizo notar aquello. En ese momento Manuel comprendió porqué le estuvo faltando tanta gente todo el día.
- Iré a hablar con las personas en la plaza, hay muchas familias que tienen a sus enfermos aquí, y podrían estar ayudando allí dentro -La señora de las verduras puso una mano en su hombro para animarlo, y le separó un plátano antes de entregar el resto de la comida que traía en su carreta.
- Pero solo los que estén saludables, no servirá de nada que solo vengan a enfermarse -Le indicó doña Felicia, recibiendo el resto de las verduras.
La gente siguió enfermándose, pero en una menor cantidad, por lo que sirvió salir del centro del pueblo, y lograron descubrir cómo combatir en cierto grado la enfermedad, sacando a mucha gente de peligro, pero no fue suficiente para doña Marta y los enfermos más graves. Manuel y sus amigas no tuvieron tiempo para llorar su partida apropiadamente, pero una vez la enfermedad comenzó a menguar y los pacientes que quedaban iban directo a una total recuperación, pudieron hacer algo digno de su compañera.
El alcalde dio un discurso en la plaza central cuando la crisis se dio por acabada, dando su pésame correspondiente, y alabando el compromiso y compasión de toda la gente que ayudó en el improvisado hospital, y también habló cuando se instaló la placa conmemorativa frente a la biblioteca en honor a doña Marta.
Manuel quemó la ropa que había estado usando al atender a los enfermos en cuanto las cosas se calmaron, y esperó unos días antes de volver a la casa de Don Rafael por miedo a contagiarle algo al hombre cuando lo peor recién había acabado.
Aprovechó esos días solo en su casa para derrumbarse un poco, y llorar todo lo que no pudo llorar mientras veía a la gente sufrir y morir bajo su cuidado. Lloró bastante por doña Marta y sus amigas, lloró en agradecimiento por su amigo de los poemas, la señora de las verduras y su vecina. Y lloró su buen tanto solo porque Martín seguía sin estar allí.
- ¡Maldito imbécil! -Gritó desde el suelo, en medio de su habitación y con las manos en su cabeza- ¡Estúpido mentiroso! ¡Cobarde mal nacido!
Le escribió una carta cuando estuvo más calmado, pero no tanto. Esperaba que esa fuera una carta que nunca recibiera, porque anotó algunas cosas que jamás le desearía de verdad a pesar de estar tan dolido con él.
- Una parte de mí agradece que no estuvieras aquí -Confesó la noche siguiente al haber enviado la carta, moviendo entre sus dedos el anillo de hueso que tanta alegría le trajo en su momento- Si te hubiera pasado algo me habría muerto contigo -Susurró encima del objeto, el cual escondió inmediatamente como un niño culpable cuando Don Rafael fue a verlo a su habitación para hablar.
Al menos aún quedaba un hombre en su vida preocupado por su bienestar emocional.
…
Tercera parte coming soon…
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