#cuidar tu peso
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8 maneras para cuidar tu peso en esta temporada navideña
Es común que en época navideña las personas aumenten de peso debido al incremento en el consumo de alimentos y la baja actividad física.
CIUDAD DE MÉXICO.- Con la llegada de las festividades y convivios de la temporada navideña y fin del año es común incrementar el consumo de energía en la dieta, lo que se refleja en el aumento de peso y grasa corporal. La cantidad de eventos sociales y la calidad de los alimentos que se ofrecen en las posadas son un determinante para dicho incremento de peso. Algunos consejos que se sugieren para…
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Recuerdo cuando te conocí, observé el azul del cielo aclararse, las nubes despejarse, los planetas alinearse.
Al instante, supe que tu nombre formaría constelaciones en mi universo.
Explotamos en una química que, con el tiempo, fue causando estragos debido a lo irresponsable que fuimos por no cuidar lo que era nuestro.
Nos herimos y dejamos cicatrices.
Lo intentamos una vez más, tratamos de recordar cómo enloquecimos de amor por el otro al principio, pero las cosas ya no eran iguales.
Nada puede permanecer dorado.
La magia dejó de impresionarnos. La fuerza magnética con la que te atraía dejó de tener efecto en ti, así como tu electricidad dejó de encender mis luces.
Y el aire veraniego se tornó invernal.
Tenías esta esencia que llamaba la atención de los demás cuando entrabas a algún lugar. Todos querían mirarte, todos querían acercarse para entrar en contacto contigo.
Siempre tuve la sensación de que te rompías por dentro cuando deleitabas al mundo con una de tus bonitas sonrisas.
Y de que las cosas comenzaron a torcerse porque querías seguir mostrándome una versión que poco a poco te estaba consumiendo.
Intenté quitarte ese peso, darte a entender que te amaba en todas las formas posibles, pero supongo que tu miedo a poner en evidencia tu vulnerabilidad fue mucho más fuerte que tu valentía.
Y, por ese lado, te entendí, pero sigo lamentándome haberte dejado ir.
Incluso cuando me dijiste que era lo mejor para ambos. Incluso cuando te sentías mejor sanando a solas. Incluso cuando sólo querías evitar hacerme más daño.
-Dark prince
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𝕹𝖚𝖇𝖊𝖘 𝖉𝖊 𝖌𝖗𝖆𝖋𝖎𝖙𝖔
Domando cometas, entre asteroides y planetas
noches violentas, derramo tinta como un poeta
entre rimas y líneas, bajo la tormenta
Tus ojos un laberinto sin descifrar, lunares de tu cara que no
puedo olvidar, eres la musa bipolar que uso para dibujar,
mil papiros de como tus labios solía besar, tu alma acariciar,
tu cuerpo desnudar y escuchar en tus abrazos con gemidos
que siempre me ibas amar, pero el tiempo sabe,
cuanto dura el amor en una eternidad, lo que tienes debes de
cuidar o todo se pierde, somos dementes, alucinando diferentes
realidades, en mi mente fuimos un par de amantes coleccionando
sensaciones, caminando por constelaciones, sin importar las
direcciones y en tu mente era el títere que usabas para divertirte,
en tus mentiras no vuelvo a sumergirme, me buscas pa´ volver,
así es como vives, no te gusta perder, lo que das recibes,
los besos del anochecer son cosa del ayer,no me volverás a ver,
en mi nube de grifito cual ave me iré al amanecer,
no me culpes mujer, tu fuiste quien echo todo a perder
Domando cometas, entre asteroides y planetas
noches violentas, derramo tinta como un poeta
entre rimas y líneas, bajo la tormenta
Síntomas de toxicómano, algo cotidiano, salgo de mi cuerpo a
diario pa´ despejar pensamientos de grafómano, sentado en mi
nube de grito escribo en mi diario, como por el espacio sideral voy
volando, estrellas coleccionando a diario, diablas que mienten
haberme amado, ángeles que mis labios han quemado,
del tiempo escapando, mientras que con la muerte converso,
lo inverso del universo y el peso de cada uno de mis versos,
soy su reo que redacta cruda poesía de cada oscuro suceso,
esclavo de los sentimientos inmersos en cada uno de los
demonios de mis excesos, pienso, será el mejor proceso
para sacar de mi esta catarsis con propósito perverso,
soy de color gris entre estas nubes de grafito,
en su corriente me elevo hasta que con ellas me desvanezco
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Me gustaría decirte muchas cosas pero no quieres escuchar, bien, no creas que insistiré. Me gustaría estar a tu lado pero no quieres, bien, no pienses que te intentaré convencerte. Me encantaría entregarte muchas cosas de mi, pero no las quieres, bien, no creas que persistiré. Para ti, como para muchos no soy suficiente, bien, encuentra algo mejor. Tienes tantos peros que no pienses que yo intentaré que cambies de opinión. Tú tienes los tuyos, yo tengo los míos y estos son:
Me gustas pero no más que mi tranquilidad. Te quiero pero no más de lo que lo hago a mi misma. Me gustaría estar más contigo pero no aceptaré migajas. Me dolerá alejarme pero es lo mejor para mi. Estos “peros” al igual que los tuyos tienen peso y me lo tome muy en serio en el momento en que elegí cuidar de mi misma.
Moongirl
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Mi cuerpo estaba con ella pero mi mente y corazón estaban contigo.
Tu sentir en mis letras:
Sabía perfectamente que no podía escapar de lo que sentía,
lo intenté, pero terminaba extrañándote y buscándote,
Aún estando con alguien más, seguías habitándome en la lejanía.
Te quedaste como tinta en mi piel, imborrable,
Y aquel [tal vez] de lo que pudo ser no me soltaba,
Mi cuerpo estaba con ella, pero mi mente y corazón estaban contigo.
Trataba de comprenderlo, el porque no podía olvidarte y dejar de sentirte,
La respuesta estaba en mi y la busqué en ti.
Tenía que confirmar si al tenerte enfrente el sentir era real o…
y si ¿realmente era una excusa para tenerte cerca?
Odiaba estar en esta situación, en la que yo me meti, y aunque la respuesta era lógica, yo solita me ataba y elegía estar a la mitad.
Era tan sencillo como releerme y encontrar lo que me niego a ver y aceptar.
Mi sentir en mis letras:
Me doy cuenta que antes no entendía del todo la conexión que compartíamos, pero ahora es obvio lo que ocurre. Tu lenguaje corporal me ha dejado claro lo que nuestras almas y nuestros cuerpos están tratando de decir. Esas señales, que antes me confundían, ahora revelan la intensidad de lo que siento.
No voy a negar que me resistí al magnetismo que existe entre nosotras. Sin embargo, hay algo en mí que ha recordado que no me gusta ser parte de triángulos. La decisión de elegirme a mí misma ha tomado un peso significativo, y por ello, he decidido olvidarte. Reconozco que volver a confiar en ti me parece complicado. Siento que aún te falta claridad, ganas y, sobre todo, amor. Y, honestamente, he llegado a la conclusión de que yo te amé de más, entregando una parte de mí que ahora entiendo que debo cuidar.
Lo más crucial que he podido confirmar en este proceso es que estar cerca de ti resulta riesgoso para mi camino personal. Quiero lo mejor para mí y estoy decidida a avanzar en esta travesía sin las cargas del pasado. Espero que puedas encontrar la claridad que necesitas en tu vida, no solo por el bien de ti misma, si no, por el bien de tus futuras chicas. Mereces, como yo, un amor que sea verdaderamente compatible y que te haga sentir plena.
En el pasado, tuve la oportunidad de expresarte muchas cosas lindas desde el fondo de mi corazón, y esas creencias se mantienen firmes en mí. Veo el potencial que tienes, esa luz que a veces se oscurece, pero que todavía brilla intensamente. Solo espero, de corazón, que también puedas verlo y que tomes las decisiones necesarias para hacerlo tuyo.
Te deseo lo mejor en este viaje de autodescubrimiento y crecimiento. Que encuentres ese amor que te haga sentir completa y feliz.
By Yls.
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METAS PARA ESTAS VACACIONES
Hola, hoy les quería contar que hace poco entré de vacaciones y me pone muy feliz porque así podré esconderme de la gente y además tendré más tiempo para poder adelgazar. Estas vacaciones las quiero aprovechar para bajar de peso lo más que pueda y cuidar mi rostro, porque además de ser gorda, también tengo mucho acné.🤸🏻♀️🧖🏻♀️
Estaba pensando en hacer la dieta de la Bella Durmiente.🛌🏿 💤Anteriormente ya había hecho algo parecido en las vacaciones pasadas y sí me funcionó. 💁🏻♀️No sé cuánto peso perdí porque en ese entonces no tenía una báscula, pero me daba cuenta de que estaba perdiendo peso por la ropa que antes me quedaba apretada y ahora me queda grande.🦺🥻 Además, las personas me decían que había perdido peso.🙃
Estos dos meses que tengo de vacaciones estaré subiendo mi progreso aquí, que se basará en horas de ayuno,⏲️⏲️ porque la verdad eso de contar calorías casi no se me da. Hay veces en que las cuento, pero no muy seguido. Además, cuando quiero bajar de peso, no hago dietas de ningún tipo y solo hago ayunos. Cuando termino un ayuno, casi siempre es por un atracón. Cómo odio los atracones, por culpa de ellos es que siempre pierdo mi progreso, porque cada que tengo uno, mi mente solo dice: "Ay, ya comiste, entonces ya perdiste todo tu progreso. No sigas más, de todas formas no vas a llegar a nada". Los atracones siempre están ahí para arruinarlo todo. Pero intentaré evitarlos a toda costa.🙅🏻♀️🍳🥞🍔🥪🌭
Y sobre el cuidado de la piel, no sé cómo voy a hacer porque no soy mucho de hacer rutinas de skincare o cosas así. Entonces, solo me estaré lavando la cara cada que me despierte y cuando me vaya a dormir.🧖🏻♀️
Hacer esta dieta significaría que voy a dormir todo el día y voy a estar despierta por la noche. 🌒Sinceramente, así se me hace más fácil porque no es como que vaya a la cocina todas las noches a buscar algo que comer. Normalmente, cuando hacía esto, siempre me la pasaba en el celular,📱 dibujando🎨 o haciendo cualquier cosa,🧶🪡 así que haré eso mismo.🙃
Espero que adaptarme a este nuevo horario sea fácil y no me tarde tanto, porque entre más me tarde en adaptarme al horario, más voy a tardar en adelgazar.🫤
Pero haré lo que sea para lograrlo, lo haré cueste lo que cueste.💪🏻🔥💯
Si tienen algún consejo para mí, se los agradecería.😉🩷
#ana y mia#anorexla#quiero ser flaca#anor3c1a#tc4#confesiones de una gorda#dieta de la bella durmiente#dieta de las princesas
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La pierna rota
Primera parte
Era la tercera semana del curso universitario y el campus bullía de vida y actividad. Alex y David, compañeros de dormitorio, habían congeniado desde el principio. Ambos asistían a las mismas clases, compartían comidas en la cantina y pasaban horas juntos en el gimnasio. Alex era rubio y tenía un cuerpo atlético. Lo que más llamaba la atención de su complexión era su culo respingón. A pesar de su timidez, disfrutaba de la compañía de David. Este, moreno y más cachas, emanaba una confianza y una presencia dominante que Alex encontraba embriagadora. Los dos eran muy guapos pero vírgenes.
Una tarde, David volvió de la biblioteca cargado de libros y apuntes, solo para encontrar a Alex en la cama con una pierna enyesada.
—¿Qué te ha pasado? —preguntó dejando sus cosas a un lado y acercándose a él.
Alex suspiró, claramente molesto.
—Tuve una caída tonta en las escaleras. Me he roto la pierna y el médico ha dicho que evite apoyarla durante un mes entero.
David frunció el ceño.
—Vaya. ¿Te duele mucho?
—Sí, pero me han dado algo para el dolor. Lo peor es que no puedo moverme bien y no sé cómo voy a asistir a clase.
David se sentó en el borde de la cama de Alex, poniendo una mano reconfortante en su hombro.
—No te preocupes por eso. Me encargaré de pasarte mis apuntes para que no te quedes atrás.
—Gracias.
—Y olvídate de ir hasta la cantina. Yo te traeré comida para llevar.
Alex lo miró con gratitud
—Qué haría sin ti.
David se levantó, su expresión firme.
—Estoy aquí para ayudar. Vamos a superar esto juntos.
Con esa promesa, David se dispuso a cuidar de Alex durante las siguientes semanas.
En su primer día como enfermero, David se levantó temprano para asistir a clase, dejando a Alex durmiendo en la habitación. Regresó al cabo de unas horas con comida rápida en una bolsa de un restaurante del campus.
—Te traigo algo de comer —dijo poniendo la bolsa en una bandeja sobre la cama de Alex—. Yo me voy a la cantina ahora y luego al gimnasio. Por la noche iré a buscarte la cena.
—Gracias.
Alex, hambriento, echó un vistazo a su comida. La devoró rápidamente. Hamburguesa, patatas fritas y un batido. Se sintió un poco culpable por consumir tantas calorías, pero el hambre y el aburrimiento hicieron que ignorara esos pensamientos.
Cada día seguían un patrón similar. Y las noches se convirtieron en su tiempo para estar juntos. David salía a por la cena y los dos se acomodaban en la cama de Alex para ver películas y series en el portátil. Compartían risas y conversaciones. David solía observar a Alex comer, notando pequeños cambios en su cuerpo. Sus músculos tonificados empezaban a suavizarse y una pequeña capa de grasa se acumulaba alrededor de su cintura y muslos. Alex también notaba los cambios. Al principio se sentía incómodo y avergonzado, aunque había algo intrigante en todo aquello.
Una noche, disfrutando de una película juntos, Alex miró a David.
—Creo que he ganado algunos kilos —murmuró.
David asintió.
—Sí, lo he notado. Pero estás bien, Alex.
Las palabras de David hicieron que Alex se sonrojara y también despertaron algo en él.
A medida que los días pasaban, ambos se encontraban pensando más y más en el aumento de peso de Alex. La noche antes de quitarse el yeso, estaban en la cama, mirando una película. David dejó que su mano descansara en el abdomen de Alex, sintiendo la suave curva que se había formado. Alex se tensó al principio, pero luego se relajó, permitiendo que la mano de David se quedara ahí.
—No sabía que me gustaría tanto... esto —admitió Alex en voz baja y mirando a David con ojos brillantes.
David sonrió, su pulgar acariciando suavemente la piel de Alex.
—Yo tampoco.
Compartieron una mirada cargada de significado. La tensión sexual era palpable. David, con su mano aún sobre el abdomen blando, decidió dar el primer paso. Se inclinó y rozó sus labios con los de Alex. Este respondió al beso, primero tímidamente y luego con creciente fervor. Cuando se separaron, respiraban con dificultad.
—Tu cambio físico me excita, Alex —confesó David.
Alex tragó saliva.
—A mí también me excita —admitió en voz baja—. Y el hecho de que hayas sido tú el que me haya traído toda esa comida, que seas en cierto modo el culpable de que haya cambiado... me pone mucho.
Las palabras de Alex animaron David. Con una sonrisa traviesa, le quitó la camiseta, exponiendo su pecho y su vientre. Alex hizo lo mismo con él, desnudándolo con manos temblorosas pero decididas. Las tetas de Alex, antes firmes, mostraban una ligera capa de grasa y sus pezones eran más prominentes. La barriga había perdido definición y se veía suavemente redondeada. David bajó las manos hasta los pantalones de Alex, desabrochándolos y tirándolos hacia abajo. Alex copió a David. Se quedaron en calzoncillos slip ajustados. La tela marcaba claramente sus dolorosas erecciones. David, con una mezcla de deseo y curiosidad, deslizó los calzoncillos de Alex hacia abajo, liberando su polla. Después dejó al descubierto su propio miembro erecto. Se estudiaron durante un momento, absorbiendo la visión del otro, antes de que David tomara la iniciativa.
—Te has puesto increíble —murmuró, su mano deslizándose por el abdomen de Alex.
Su voz estaba cargada de deseo. Empezó a trabajar la polla de Alex con movimientos lentos y firmes. Alex cerró los ojos y dejó escapar un gemido. Cada sacudida incrementaba el placer.
—David —jadeó Alex—, voy a... oh... Dios...
David aumentó el ritmo de la mano mientras su propia erección era atendida por sí mismo con igual intensidad.
—Déjate llevar, Alex —susurró David, sus ojos clavados en los de su compañero de dormitorio.
Con un último gemido, Alex llegó al clímax. Se corrió en la mano de David, quien alcanzó el orgasmo poco después y se tumbó. Sabían que acababan de cruzar una línea, una que no estaban dispuestos a retroceder. Sus vidas habían cambiado para siempre y estaban ansiosos por explorar todo lo que el futuro les tenía preparado.
A la mañana siguiente, sábado, Alex salió del consultorio del médico con una sensación de alivio y entusiasmo. Después de semanas con la pierna enyesada, finalmente podía moverse con mayor libertad. Se había puesto un chándal, ya que todos los vaqueros le iban demasiado apretados. Al abrir la puerta del dormitorio, encontró a David esperándolo con una gran sonrisa y comida dispuesta tentadoramente sobre uno de los escritorios.
—¡Bienvenido de vuelta a la libertad, Alex! —exclamó acercándose para abrazarlo—. Pensé que deberíamos celebrarlo a lo grande.
Alex sonrió, sintiendo un calor especial en su interior.
—Gracias, David. Joder, cuánta comida.
Se sentaron en la cama y David empezó a servirle porciones generosas en una bandeja. Alex, emocionado, devoró cada bocado mientras David lo observaba con satisfacción. A medida que comía, David no pudo evitar comentar los cambios en el cuerpo de Alex.
—Has engordado mucho, especialmente en el culo —dijo con gesto travieso—. Se ha vuelto más grande y redondo. Me encanta.
Alex sintió un rubor subir por sus mejillas, pero no podía negar que le gustaba la atención de David.
—Sí. Este chándal es de lo poco que me vale —Admitió entre bocados.
—Y no solo en el culo —continuó David pasando su mano por el abdomen de Alex—, tu barriga también ha crecido.
Tras un buen rato masticando, tragando y bebiendo, Alex estaba lleno y satisfecho. David, sin embargo, tenía más planes para él.
—Quiero darte algo más, como premio por habértelo comido todo —dijo con voz seductora.
David se arrodilló frente a Alex y empezó a bajarle los pantalones, dejando al descubierto sus calzoncillos ajustados.
—Uf, qué apretados te quedan, Alex — murmuró antes de liberar su semierección y empezar a darle placer con la boca.
Los gemidos de Alex llenaron la habitación mientras David trabajaba con maestría. Cuando Alex llegó al orgasmo, la grasa reciente de su cuerpo tembló. David se incorporó, lamiéndose los labios, y se inclinó para besar a Alex.
—Quiero verte crecer más. ¿Te gustaría eso?
Alex, todavía sintiendo las olas de placer, asintió. David sonrió con satisfacción.
Segunda parte
Otro mes pasó, uno en el que David se dedicó a alimentar a Alex con dedicación. Cada noche, después de la cena en la cantina, se aseguraba de que la barriga de su compañero de dormitorio acabase bien llena. Alex, por su parte, tragaba con entusiasmo, disfrutando tanto de la comida basura que compraban en los restaurante de la zona como de los múltiples dulces.
Una tarde de domingo, después de un almuerzo particularmente copioso, Alex se encontraba en soledad frente al espejo del baño. Llevaba solo unos slips que ahora le quedaban extremadamente ajustados. Se giró para ver su reflejo desde diferentes ángulos. Su barriga había crecido notablemente, redondeándose y proyectándose sobre la goma elástica de la ropa interior. Sus muslos se habían ensanchado y sus flancos sobresalían por los lados. Pero lo que más llamaba la atención era su culo: se había vuelto aún más grande y redondo, llenando por completo la parte trasera de los calzoncillos y estirando la tela casi hasta el límite. David entró en el cuarto en ese momento con una caja de donuts en la mano. Al ver a Alex admirándose en el espejo, una sonrisa de orgullo y deseo se dibujó en su rostro.
—Mírate —dijo David acercándose y pasando sus manos por las caderas de Alex para apretar la grasa con adoración—. Estás tan gordo...
Alex se estremeció con el tacto de David y al escuchar sus palabras.
—Es por tu culpa —murmuró Alex con excitación.
David se acercó más, presionando su cuerpo contra el de Alex.
—Lo sé —le susurró al oído antes de ofrecerle un donut—. Come.
Alex tomó el donut y lo mordió, disfrutando del sabor dulce y de la sensación de estar siendo cebado. Mientras Alex comía, David dejó la caja sobre el lavabo, se desabrochó los pantalones y se bajó los calzoncillos, liberando su erección inmediata. Sin dejar de mirar el reflejo de Alex en el espejo, deslizó sus apretados slips hacia abajo con dificultad, exponiendo sus cachetes gordos.
—Este culazo hay que follarlo —dijo David rozando la punta pegajosa de su polla entre las nalgas voluptuosas.
Mientras Alex continuaba comiendo los donuts que David le daba, David lo penetró muy lentamente, sus gemidos mezclándose con los sonidos de Alex masticando. Cada embestida era un recordatorio de cuánto había cambiado, de cómo su cuerpo se había transformado. David no dejaba de susurrar en su oído lo gordo que estaba. Alex, completamente entregado, sentía oleadas de placer recorrer su cuerpo. Su barriga rebotaba ligeramente con cada movimiento y sus pezones duros rozaban contra el espejo. Terminó el último donut justo cuando llegó al clímax, sus gritos resonando en el baño. David continuó moviéndose, prolongando el placer para ambos, antes de correrse. Se quedó unos momentos dentro de Alex, respirando pesadamente.
—Quiero verte más gordo —dijo.
Alex, todavía sintiendo la polla de David en el culo y los donuts en su estómago, asintió.
—Sí. Engórdame más.
Al día siguiente, Alex y David decidieron que no irían a clase. El deseo de pasar el día juntos disfrutando de la intimidad y del proceso de transformación del cuerpo de Alex era demasiado fuerte. David se despertó temprano y salió a comprar una gran cantidad de comida. Regresó al dormitorio con varias bolsas llenas de comida rápida, dulces y refrescos. Alex, todavía en la cama, observó con ojos curiosos y llenos de anticipación cómo David colocaba la comida sobre el escritorio. El aroma de las hamburguesas, las patatas fritas, las pizzas y los postres hacían que su estómago rugiera de hambre. David se acercó a la cama con una porción de pizza en la mano y la sostuvo frente a los labios de Alex.
—Hoy vamos a asegurarnos de que esa grasa siga aumentando —dijo con una sonrisa seductora.
Alex abrió la boca y mordió la pizza, sintiendo el queso aceitoso en su boca. Mientras Alex comía, David se sentó a su lado acariciando la barriga redondeada. Se balanceaba si la sacudía. Por otra parte, los flancos resultaban tan irresistibles también que David no podía dejar de tocarlos tampoco.
—Estás tan gordo, Alex. Me encanta cómo se mueve toda esta grasa gelatinosa —dijo David con voz baja y cargada de deseo.
Sus manos recorriendo cada lorza, cada pliegue, admirando cómo el cuerpo de Alex se había transformado. Alex, con la boca llena, sólo pudo gemir de placer. Las caricias de David y sus palabras de admiración le hacían sentirse increíblemente sexy. Siguió devorando una porción tras otra, todas ofrecidas por su compañero de dormitorio. David se inclinó y comenzó a besar la barriga de Alex.
—¿Engordarás más para mí? —preguntó levantando la mirada para encontrarse con los ojos de Alex.
—Sí —respondió Alex con voz entrecortada debido a la excitación.
David sonrió y bajó los calzoncillos humedecidos de líquido preseminal de Alex, revelando su miembro. Mientras se terminaba la pizza, David se dispuso a masturbarlo lentamente, sus manos moviéndose con habilidad. Alex se estremeció de placer, sintiendo cómo su cuerpo se volvía cada vez más sensible al tacto de David. Su barriga rebotaba ligeramente con cada sacudida y sus pezones también. David observó a Alex con fascinación. No pudo resistir más. Lo giró y se colocó detrás de él, bajando sus propios pantalones y calzoncillos.
—Te voy a follar, Alex. Y mientras lo hago, quiero que te comas esta hamburguesa —dijo acercándosela.
Alex emitió un gruñido afirmativo. David deslizó con una mano su polla en el interior de Alex y con la otra empujó la hamburguesa hacia su boca para que se la comiera a la vez que lo embestía. Llegaron rápidamente al clímax.
Los primeros exámenes finalmente llegaron a su fin y el estrés acumulado de semanas de estudio se disipó. Un día, a David se le ocurrió comprar una báscula. Regresó al dormitorio con una sonrisa. Alex, quien había pasado los últimos meses disfrutando de la comida con la que David lo cebaba, estaba tumbado en la cama, absorto en una serie.
—Alex, ven aquí —llamó David con una mueca traviesa en los labios.
Alex se levantó con algo de esfuerzo, su cuerpo claramente más voluminoso y pesado. Se acercó a David, quien colocó la báscula en el centro del cuarto.
—Es hora de ver cuánto has crecido —dijo David, su tono de voz lleno de anticipación.
Alex se subió a la báscula y ambos observaron cómo los números se estabilizaban.
—95 kilos —leyó David en voz alta—. Joder, has subido 25 kilos.
Alex miró a David y se fijó en su entrepierna. Sin decir una palabra, se arrodilló frente a él, bajó sus pantalones y empezó a chuparle la polla. David gimió, sus manos enterrándose en el cabello de Alex mientras este lo tomaba profundamente en su boca. La vista de Alex, más gordo y dedicado a darle placer, era una visión que lo volvía loco.
—Sí, Alex, sigue así —dijo temblando de placer.
Alex lo chupaba con fervor, disfrutando del poder que tenía para excitar a David. La polla de David estaba durísima y cada gemido que emitía lo animaba a seguir. David no pudo contenerse más. Levantó a Alex y lo empujó hacia la cama.
—Vaya culazo —susurró David bajándole los calzoncillos extremadamente ajustados y dándole una palmadita.
Entró en él despacio, saboreando cada segundo.
—Te has puesto tan gordo para mí... —dijo al comenzar a moverse.
Alex gimió, sintiendo la presión y el placer mezclándose en su cuerpo.
—Sí, David, y me encanta estar así para ti —respondió moviéndose al ritmo de las embestidas de David.
David aumentó el ritmo, sus manos agarrando los flancos de Alex con firmeza.
—Eres tan sexy, tan... obeso —murmuró.
Ambos llegaron al orgasmo a la vez, sus cuerpos sacudiéndose en sincronía. Al acabar de correrse, David se desplomó sobre Alex, jadeando y sudoroso. Después de unos momentos, se apartó y se tumbó junto a él.
—David —comenzó Alex, girándose para mirarlo a los ojos—, tengo algo que confesarte. Verás... quiero que los dos engordemos. Me gustaría verte a ti con unos kilos extra.
—¿Ah, sí?
—Te pone la grasa, es obvio. ¿No te preguntas cómo sería sentirla en tu propio cuerpo?
—Bueno, la verdad es que tengo algo de curiosidad, sí.
—Creo que deberíamos empezar estas vacaciones de Navidad. Las pasaremos aquí, en el campus, y podemos dedicarnos a comer y a disfrutar juntos.
David sonrió, su rostro iluminado con la misma excitación que sentía Alex.
—Podemos probar.
Se miraron con una mezcla de amor y lujuria, sabiendo que el camino que habían decidido tomar juntos estaría lleno de placer y descubrimientos. Y así, con una nueva determinación, se prepararon para el próximo capítulo de su historia compartida, listos para ver hasta dónde podían llegar.
Tercera parte
Las vacaciones de Navidad estaban llegando a su fin y, para Alex y David, esos días habían sido una transformación completa, no solo en sus cuerpos, sino en su relación. Desde el día en que Alex había confesado su deseo de que ambos engordaran juntos, los dos habían dedicado cada momento a cumplirlo. Cada mañana pedían desayunos copiosos a domicilio: montones de tortitas cubiertas de mantequilla y jarabe de arce, salchichas, huevos y vasos de batidos ricos en calorías. A mediodía, se turnaban para salir a buscar comida rápida; que consistía en hamburguesas, pizzas y enormes raciones de patatas fritas. Y la cena siempre era un festín, con postres que parecían no tener fin. Comían, reían, y compartían caricias mientras sus cuerpos se expandían día a día.
El resultado de esas semanas de indulgencia era innegable. Alex, quien había empezado con un cuerpo rechoncho, había ganado aún más peso. Su barriga ahora se derramaba sobre el borde de sus pantalones, suave y redondeada. Sus muslos rozaban entre sí. Y su culo, por naturaleza respingón, se proyectaba con un volumen adicional que lo hacía muy prominente. David, por otro lado, había comenzado su transformación con un cuerpo más musculoso. Pero la constante ingesta de comida y el abandono temporal del gimnasio le habían añadido kilos de una manera distribuida. Su ombligo, profundo de por sí, se perdía en una barriga que empezaba a redondearse. Sus pezones grandes parecían más prominentes bajo el tejido suave de sus camisetas ajustadas, y sus caderas y muslos habían adquirido una capa de grasa que le daban un contorno más voluptuoso. Su trasero, siempre firme, ahora tenía una blandura que lo hacía rebotar ligeramente cuando se movía.
Era una tarde de domingo cuando ambos decidieron enfrentarse a los resultados de su dedicación. Se miraron el uno al otro, sus ojos llenos de complicidad y deseo, y se dirigieron a la báscula. Primero fue Alex.
—105 kilos —anunció David con rostro triunfante—. Has ganado otros 10 estas vacaciones.
Alex sonrió, sintiendo orgullo y excitación. Se bajó de la báscula y le hizo un gesto a David para que tomara su lugar. David subió y esperó que los números se estabilizaran.
—91 kilos —leyó Alex—. Tú has ganado casi 20 kilos. ¿Cómo es posible?
Sin decir una palabra, se bajaron los calzoncillos, que les apretaban incómodamente alrededor de sus cinturas y traseros.
—Me encanta cómo estás —murmuró David, acercándose a Alex y deslizando una mano por su barriga.
—Y a mí me encanta cómo te has puesto tú —respondió Alex, sus manos recorriendo los flancos de David.
Celebraron con un beso lo que habían creado juntos y David llevó a Alex hacia la cama.
—Voy a darte todo el placer que te mereces —susurró David—. Cada kilo que has ganado es por mí, y eso me vuelve loco.
Sus labios besaron el cuello de Alex mientras sus dedos jugaban con sus pezones. Alex gimió, sus manos buscando los pezones de David, pellizcándolos suavemente y disfrutando de la reacción que eso provocaba.
—Y cada kilo que has ganado tú es por mí —respondió Alex.
David sonrió abrazando a Alex, cuya polla estaba dura y goteando.
—Comamos un poco más —sugirió David, alcanzando una tarta de chocolate cortada en porciones generosas que había dejado en su escritorio el día anterior—. Quiero verte devorar esto mientras te follo.
Alex se giró, su respiración acelerada por la expectativa. Mientras David lo penetraba despacio, comenzó a comer las porciones, una tras otra, cada bocado llenándolo tanto de comida como de placer. Sus gemidos llenaban la habitación a la par que David se movía dentro de él y le susurraba "estás tan obeso" y "me encanta tu culo gordo". Álex le pidió que comiera tarta también y David obedeció. Se la acabaron rápidamente. Cuando llegaron al orgasmo, David se desplomó sobre Alex, ambos cubiertos de migas.
—Sigamos así —murmuró Alex, su voz apenas audible—. Engordemos más.
David asintió, besando la frente de Alex.
El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas, despertando a Alex y David. Se estiraron en sus camas, sintiendo el peso adicional de sus cuerpos después de unas vacaciones de indulgencia. Se miraron y rieron, sabiendo que hoy tendrían que enfrentarse a la realidad de sus nuevos tamaños.
—Deberíamos probar la ropa de ir a clase antes de que se reanude el curso —dijo David levantándose de la cama—. Dudo que algo más que un par de camisetas grandes y pantalones de chándal nos queden bien.
Alex sintió una mezcla de nervios y excitación al pensar en cómo su ropa se ajustaría a sus nuevas curvas. Empezaron a buscar en sus armarios. David fue el primero en probarse una camiseta. Era una de sus favoritas, de color negro, que antes le quedaba perfectamente ajustada. Ahora, al deslizarla por su torso, la tela se estiraba notablemente sobre su barriga y sus pezones abultados se notaban más que nunca.
—Me va ridícula —dijo David mirando su reflejo en el espejo del baño y luego a Alex.
Alex no pudo evitar morderse el labio inferior ante semejante prueba del engorde de David.
—¡Estás hecho una vaca! A ver yo —dijo sacando unos vaqueros elásticos.
Se los subió por sus anchos muslos con dificultad.
—¡Uf! No puedo abrocharlos —comentó girándose para ver que la tela se estiraba peligrosamente en sus caderas.
David observó cómo los pantalones desabrochados de Alex no cubrían su trasero, acentuando su nueva redondez.
—Tú sí que eres una vaca. Las costuras de ese pantalón van a reventar en cualquier momento —se burló David.
Siguieron probándose diferentes prendas, con risas y comentarios eróticos. Estaba claro que necesitaban ropa nueva.
Salieron de la residencia malvestidos y caminaron hacia la tienda más cercana. Cada paso hacía que sus cuerpos se movieran de manera llamativa: las barrigas rebotaban ligeramente y los traseros se bamboleaban sensualmente.
Regresaron a su dormitorio habiendo adquirido varias piezas grandes, incluyendo ropa interior, y excitados por las visiones en los cambiadores.
—Hoy me he dado cuenta de lo gordos que estamos realmente —dijo David acariciando la barriga de Alex y sintiendo la suavidad bajo sus dedos.
—Lo sé —dijo Alex agarrando las tetas de David.
La habitación se llenó de susurros, caricias y gemidos, cada movimiento una promesa de placer.
El primer día de clases después de las vacaciones transcurrió con cierta normalidad para Alex y David. Se levantaron temprano, se vistieron con sus nuevas prendas y asistieron a clases. Todo el mundo comentó lo mucho que habían engordado durante la Navidad, pero ellos se limitaron a encogerse de hombros. Al acabar la mañana, se dirigieron a la cantina para almorzar. Y aunque la comida era saludable, comieron más de la cuenta.
Se tumbaron en las camas de vuelta en su dormitorio.
—¿Deberíamos volver al gimnasio? —preguntó Alex, aunque sin mucha convicción.
David lo miró y sonrió.
—Prefiero pedir una pizza y seguir disfrutando de esto —dijo dando una palmada en su propia barriga.
Alex rió y asintió.
—Suena mejor. Pero ¿pizza? Si acabamos de comer.
Decidieron hacer una pequeña travesura. Se pusieron los calzoncillos más pequeños que tenían, unos que no había tirado apropósito. La goma se les clavaba en las carnes y mostraban descaradamente la raja de sus culos.
—A ver qué cara pone el pizzero —dijo David ajustándose los calzoncillos y admirando su reflejo en el espejo.
Pronto sonó el timbre. David abrió la puerta, dejando al descubierto su cuerpo apenas tapado por los slips. Alex se acercó también, ambos exhibiéndose con descaro. El pizzero se quedó mirando con la boca abierta, sin poder evitar observar las redondeces expuestas.
—Aquí... aquí tienen su pizza —dijo con voz temblorosa entregándoles las cajas.
—Gracias —dijo Alex, tomando la pizza y dándose la vuela.
Estallaron en risas al cerrar la puerta.
—¡Nos miraba como si fuéramos monstruos! —dijo David.
—¡Ha sido increíble! —añadió Alex.
Se despegaron los calzoncillos, se sentaron en la cama de Alex, abrieron la caja y comenzaron a devorar la pizza. Cada mordisco era una mezcla de placer y lujuria.
—Mira lo gordo que estás —balbuceó David.
—¿Y tú qué? Cerdo obeso —respondió Alex.
El deseo creció entre ellos y mientras seguían masticando, se sobaban y se masturbaban mutuamente. Los insultos sobre su obesidad los llevaba a nuevos niveles de excitación. Estaban atrapados en un ciclo de placer y gordura, y ambos sabían que no había vuelta atrás.
Parte final
Después de meses de clases, las vacaciones de primavera, los exámenes finales, mucha indulgencia y sesiones interminables de placer, el curso casi había terminado. Alex y David se despertaron una mañana sintiendo el peso de sus cuerpos, resultado de su voraz apetito y su constante deseo de engordar.
David abrió los ojos primero, su mano rozando la extensión de su barriga antes de levantarse de la cama. Su cuerpo se movió con un esfuerzo notable. La grasa de su abdomen se desbordaba en varios pliegues. Sus pezones, grandes y oscuros, se proyectaban en su pecho blando, rodeados de una masa de carne que temblaba con cada movimiento. Sus brazos, una vez firmes y tonificados, ahora eran gruesos y llenos. Bajó la mirada hacia sus piernas. Sus muslos se habían ensanchado considerablemente y sus pantorrillas estaban rellenas de grasa. Lo más inesperado de su transformación era su trasero. Sus glúteos se habían expandido enormemente, cada nalga gorda y redondeada rebotaba ligeramente al andar. Sus caderas también se habían ensanchado, dándole una forma más voluptuosa.
—Alex, ¿estás despierto? Vamos a pesarnos, gordo. Ya toca —balbuceó David con voz adormilada.
Alex se levantó de la cama. Su cuerpo no se quedaba atrás en cambios. Sus abdominales, antaño firmes y definidos, habían desaparecido bajo una gruesísima capa de grasa. La barriga le colgaba sobre el borde de sus calzoncillos XL, creando una redondez que oscilaba con cada movimiento. Sus pezones también eran más grandes. En cuanto sus brazos, estaban rodeados de una capa de grasa que les daba una apariencia suave. Los muslos le habían crecido considerablemente, al igual que sus pantorrillas, y sus glúteos, una vez firmes y respingones, ahora eran más grandes y redondeados incluso que los de David, una visión tentadora con cada paso que daba.
Se dirigieron juntos hacia la báscula. David subió primero, observando cómo los números subían rápidamente hasta detenerse en 148 kilos.
—¡Hostia! 148 kilos —dijo con una mezcla de asombro y excitación.
Luego fue el turno de Alex. Subió a la báscula. Los números subieron hasta detenerse en 142 kilos.
—142 kilos —dijo Alex orgulloso y preocupado.
David se acercó a Alex para acariciar su enorme trasero, sus manos hundiéndose en la carne suave y rebosante. Apretó ligeramente aquellas nalgas, haciendo que se movieran como gelatina. Las manos de Alex recorrieron la barriga blanda de David para sentir cada centímetro de grasa. Luego sus dedos jugaron con los pezones tamaño salami de David, que se endurecieron al instante. Se miraron el uno al otro con intensidad. Se les había ido totalmente de las manos. ¿Qué dirían sus familias al volver a verlos en verano?
—David, te amo.
—Yo también te amo, Alex.
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Por cierto, consejito del día (doy un consejo cada 3 meses xd), entiendo q tengan atracones y vomiten por ello, he sufrido de bulimia, pero vomitar solo hace q el ácido gástrico (si ya han pasado 10min o más de ingerir comida) fastidie la garganta y las tiroides, por lo cual podrían generar en el mejor de los casos hipotiroidismo, lo cual realentiza el metabolismo, y en el peor de los casos cáncer de garganta. Además, si tardas más de 10min en echarlo todo (o ni eso), los carbohidratos ya han sido absorbidos por tu cuerpo.
Entiendo q la sensación d tener el estómago lleno sea frustrante, pero es mejor comer d vez en cuando en poca cantidad y sano, q no comer nada (encima se adelgaza mejor y más rápido), tener un atracón involuntario y echarlo. El metabolismo rápido es lo primordial para bajar d peso rápido y hay q cuidarlo dándole ALGO q digerir.
Si quieren verse bonitas y princesas lo primero es cuidar mínimamente la salud física (la mental es otro tema), sino lucirán cansadas y ustedes no son Gabbriette B para q les queden bien ese look.
#no quiero ser gorda#quiero ser flaca#diario de una gorda#adelgazar#estoy gorda#gorda asquerosa#tips ana#anaymia#ana y mia#bulim14
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MUJER:
● pierde su apellido.
● cambia de casa.
● deja a su familia.
● se muda contigo.
● construye un hogar contigo.
● queda embarazada, el embarazo cambia su cuerpo.
● ella aumenta de peso
● casi se da por vencida en la sala de parto debido al dolor insoportable del parto..
● hasta los niños que da a luz, llevan tu apellido..
———————————————————
Hasta el día que ella muer4... todo lo que hace... cocinar, limpiar tu casa, cuidar a tus padres, criar a tus hijos, ganar dinero, aconsejarte, asegurar que puedas estar tranquilo, mantener todas las relaciones familiares, todo lo que te beneficia . a veces a costa de su propia salud, pasatiempos y belleza.
Entonces, ¿quién le está haciendo un favor a quién?
Queridos hombres, valoren siempre a las mujeres en sus vidas, porque no es fácil ser mujer.
Ser mujer no tiene precio.❤🦋
—-☮️
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Comprobando la hipótesis de ti
Me dijeron "pide un deseo" y lo que mi corazón más anhelaba era dejar de sentir ese peso de callar, el apretujon de no decir nada, la asfixiante realidad de que tal vez tu y yo nunca seríamos mas que amigos.
Ya no quiero sentir, ya no quiero llorar por ti. ¿Por qué demonios te metiste tan profundo en mi alma? ¿Sabes que es lo peor? Que ni siquiera se decir que es esa característica que me ata a ti... Lo he pensado desde hace rato, años para ser exacta. Y ayer en mis delirios supuse que no es una cosa de ti, es todo tu en realidad.
Tu cómo conjunto, tus bromas, tus comentarios ingeniosos, tu humor, tus ojos, la forma en que me miras como si yo fuera alguien capaz, la forma en que a veces me describes como alguien inteligente y a quien respetas por eso. Eres tu y tu horrible gusto en música, tu amor por ese tonto deporte, la incomprensible forma en que te entusiasmas por las matemáticas. Eres tu y tu amable y rasposa forma de cuidar a tus amistades, de tomar ese rol responsable cuando no te corresponde. Eres tu y la forma en que me haces sentir cuando estoy contigo.
¿Esto de alguna manera sigue contando como un "simple enamoramiento" o me resigno ya a llorar los próximos meses por el corazón roto de la primera vez que me enamore de verdad?
Oh dios... Te voy a llorar tanto porque efectivamente, serás mi primer corazón roto de verdad.
Gi.
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Ella Baila Sola ~ Rafa x Fem Reader
Notas: +18 - Rafa (Narcos México) x Fem Reader. En Español. - Inspirado en la canción: 'Ella Baila Sola' (Eslabón Armado x Peso Pluma)
Resumen: En la noche de tu cumpleaños, una salida de amigos, una simple celebración, termina con un encuentro muy candente.
La noche es perfecta para salir y distraerme un poco. Además, hoy hay un motivo para celebrar: mi cumpleaños.
Mis amigos y yo acordamos que ellos pasarían por mí, asegurándole a mis padres que voy a estar bien y, así como salí de casa, ellos se asegurarán de que regrese.
Retoco mi maquillaje y ya está. Me siento en la sala a esperar que vengan por mí. Cinco minutos después, suena el timbre.
Mis amigos y yo salimos luego de conversar un poco con mis padres. Aunque ya tenga 21 años, ellos aún me ven como una niña de seis y ahora que la inseguridad en el país se ha expandido, su preocupación es aún más latente.
Sin embargo, he ido demostrándoles que soy responsable y que también puedo cuidar de mí. Con mis amigos acordamos que entre todos nos cuidamos y más cuando salimos de noche.
Una media hora después llegamos a la discoteca, es un ambiente agradable. La música es buena, las personas se divierten.
Escogemos una mesa y ordenamos las bebidas. Nos sentamos un rato a conversar, recibo un regalo de parte de ellos. Es un pequeño joyero aterciopelado, de color negro. Al abrirlo, veo una manilla de plata con el dije de la letra inicial de mi nombre.
Sonrió y le agradezco a cada uno por el gesto. Significa mucho para mí. Ellos me dicen que me la ponga de una vez, insisten. Me la coloco en mi muñeca izquierda. Es muy bonita.
En ese instante llegan los tragos. Tomo un sorbo de mi cerveza mientras veo a las demás personas bailar, reír, conversar. Vuelvo a tomar otros sorbos, una de mis amigas toma mi mano y me invita a bailar. Los demás aún están muy concentrados en sus tragos. Así que las dos empezamos a movernos al ritmo de la música.
Es liberador, si bien no bailo mucho, esto era lo que necesitaba para bajar la tensión de las últimas semanas de clase. Bailamos un par de canciones más, cuando me doy cuenta, mi amiga está coqueteando con un chico de la mesa de al lado, bueno, yo sigo bailando sola.
Mis otros amigos bailan en pareja, al parecer, soy la única que aún no tiene novio o novia o algún pretendiente que se aviente a coquetearme.
Un par de minutos después me doy cuenta que a la distancia hay un hombre observándome. Al hacer contacto visual él sonríe, se levanta y camina hacia mí.
Yo lo ignoro y sigo en mi mundo. Cuando vuelvo abrir mis ojos lo veo en frente de mí, sonríe y proyecta una seguridad en sí mismo que inquieta. Su rostro se me hace familiar, sé que lo he visto en alguna parte pero no logro recordarlo.
- ¿Quieres bailar? - Me pregunta mientras me ofrece su mano.
- No, gracias. Yo bailo sola. - Le contesto.
- Insisto. Baila conmigo.
- ¿Y si no acepto?
- Me voy y ya. Te dejo.
Me quedo mirándolo por unos segundos. Sigue sonriendo y debo admitir que es cautivador. Sus ojos miran los míos. Me sonrojo.
- Tengo sed. Lo siento, primero quiero tomarle un descanso. Me aparto y pido un vaso de agua.
Él no quiere darse por vencido. Nos apoyamos cerca de una barra mientras esperamos a que traigan mi agua.
- ¿Nos hemos visto antes? - Pregunto.
- Sí, en tu escuela.
Mierda, claro que sí. Un día interrumpió una clase y sin más, se llevó a mi profesor.
- Fuiste el que se llevó a mi profesor.
- Me lo llevé pero lo devolví vivito y coleando y con un buen varo.
Al oír la revelación completa, no sabía si huir o quedarme hablando con él. Solo me disculpé y me fui al baño a limpiarme la cara.
Cuando salgo, él está esperándome.
- ¿Estás bien?
- Sí... Sí... ¿Rafael, verdad? - Pregunto.
- Dime Rafa.
- Sí... Claro, Rafa. - Nunca me dijo su nombre, pero fui recordando aquella vez en que irrumpió en la clase. Uno de los tipos que venían con él le gritó por su nombre y sin más, llevaron al profesor.
- Suena más chingón. - Responde.
Ambos volvemos hacia la barra. Trato de tener contacto visual con mis amigos, ellos solo sonríen al ver que encontré alguien.
El bartender me pasa el vaso de agua y yo bebo como si mi vida dependiera de ello. Al terminar, pido otro vaso.
Rafa observa mi mano izquierda, atraído por la manilla que me obsequiaron mis amigos.
- Está bien pinche hermosa.
- ¿Mi manilla?
- Simón, aunque la dueña está más bonita. - Guiñe.
- Ah, muchas gracias. - Sonrío.
- ¿Bailamos?
¿Qué malo hay en bailar con un tipo que secuestró a mi profesor? Ese día nos salvó del examen. No es un héroe, tampoco un villano. Y lo que pasó en la escuela se queda en la escuela. No estoy para dramas estudiantiles ni nada por el estilo.
Tomo su mano y él me acerca más a su cuerpo, me toma de la cintura y empezamos a movernos al ritmo de una cumbia.
No deja de mirarme ni por un segundo, sus ojos son tan oscuros, transmiten intensidad, me hace sentir vulnerable pero poderosa. Ver que un hombre me observa con tanta atención es increíblemente misterioso pero actractivo.
Seguimos así por un par de minutos más hasta que la rola acaba.
- Eres muy bueno bailando. - Le digo.
- Tú también. Lo haces bien.
- Claro... Crecí en una familia de bailarines y artistas. Tenía que aprender.
Él vuelve a tomarme de la cintura y bruscamente, me acerca hacia su cuerpo. Siento que la adrenalina se me sube a la cabeza y sin tanto pensarlo lo beso.
Mis manos toman su mentón y profundizo aún más el beso. El olor a tequila y cigarrillo que desprende de él no me incómoda, al contrario, resulta excitante.
Cuando nos apartamos para recuperar el aliento, él sonríe, sus manos no dejan de agarrar mi cintura.
- ¿No lo viste venir, verdad? - Le digo con picardía.
- Caray, me saliste bien brava. - Responde mientras ríe.
- Nunca subestimes a una mujer y mucho menos, a una mujer joven. - Lamo una de sus mejillas y luego su cuello. Siento como algo de su pantalón se levanta.
- Mira lo que me haces. - Se ríe, otra vez.
- No me disculpo por eso. Arréglatelas tú solo. - Tomo el vaso de agua y me voy a la mesa de mis amigos.
Cuando llego me felicitan, no solo por mi cumpleaños, sino por lo que vieron.
- ¿Pensaban que iba a llegar a los 21 sin ligarme a alguien? - Les pregunto.
- ¡Lo hiciste! ¡Nos llenas de orgullo! - Responde mi amiga la coqueta que me dejó hace unas horas bailando sola.
- Míralo, el pobre quedó con ganas de más. - Añade uno de mis amigos.
Yo solo suelto una risa.
- ¿Qué le hiciste? Deberías ir a ver cómo está. - Me insiste mi amiga.
- Ya es tarde. Quiero irme a casa.
- Díselo a tu amigo que viene para acá. - Me responde ella.
- Déjame ver como lo arreglo. - Contesto.
- Creo que tienes que ayudarme con... Con esto... - Su cuerpo se pega al mío y siento que su miembro aún sigue duro. Mi entrepierna empieza a jugarme una mala pasada, voy sintiendo como el cuerpo me tiembla.
- Lo siento, creo que tendrás que ayudarte tu solo. Tienes dos manos.
- Qué fierecilla... Pero mis manos no me servirán si hago esto... - Sus manos empiezan a subirme la falda.
Ayyy, no, aquí no.
Luego va recorriendo mi entrepierna...
- ¿Qué estás haciendo? - Le digo.
- Te la estoy devolviendo.
Siento que la razón me empieza a fallar. El calor va encendiéndose más y más.
Su boca se entrelaza con la mía, su lengua empieza a jugar con la mía y la intensidad de sus caricias aumenta.
Empiezo a jadear.
- ¿Ahora qué? ¿Crees que tus manos te pueden ayudar? - Me susurra. - Su voz cosquillea en mi oído, su respiración eriza mi piel.
- ¡Ayy, Rafa!
- Música para mis oídos.
- Aquí no es un buen lugar.
- Lo sé.
En ese momento deja de acariciarme, me agarra de la mano y salimos hacia un estacionamiento.
Me apoya sobre una camioneta lujosa y empieza a besarme, dejando mordidas por mi cuello, sus manos van desabotonando mi blusa y su lengua lame mis clavículas.
Mi respiración se va acelerando y la tensión del momento es aún más fuerte. Él se detiene y,
torpemente, saca un juego de llaves de un bolsillo de su pantalón.
Abre la puerta, se sienta en la silla del copiloto y luego me ayuda a subir. Me siento sobre sus piernas y con un golpe seco cierro la puerta.
Me toma de la cara y su boca se acerca a la mía, es un beso lleno de furia, de deseo, de hambre. Sus manos terminan de desabotonar mi blusa y luego me quita el sostén.
Mi pecho está a su voluntad. Succiona, lame, muerde. Todo a mi alrededor me da vueltas, el placer va aumentando.
- Rafa...
- Cómo suena de bonito mi nombre saliendo de tu boca, mi fierecilla.
Él va subiendo mi falda y como puede, mueve mi panty a un lado. Yo desabrocho el cinturón de su pantalón y lo desabotono. Bajo la bragueta.
Él me detiene en ese momento y vuelve a besarme. Siento que todo el calor del momento recorre mis venas, lo deseo tanto. Quiero sentirlo entrando y saliendo de mí. Quiero que me tome tan rápido y tan violentamente.
- Ayy Rafa...
- Eres una diablilla.
- Rafa... - Chillo.
Vuelve a besarme.
En ese momento voy sintiendo como él empieza a entrar y a salir, sus movimientos son salvajes. Me gusta. Yo empiezo a moverme, buscándolo más y más.
Empiezo a gemir, mientras que él me cubre la boca con una de sus manos.
- Aquí, no, mi fierecilla. Aquí no.
Eso solo hace que quiera gritar. Que quiera mostrarle al mundo que este hombre es casi que un dios. Que me tiene a sus pies y que me está haciendo llegar al mismo cielo.
Seguimos con este tipo de danza. Su respiración roza la piel de mis senos y la sensación no puede ser más ferviente.
Poco a poco voy llegando al éxtasis. Cierro los ojos y me dejo abrasar por esa llama que él aviva con cada movimiento. Hasta que ambos explotamos y lo que era un incendio ahora es solo una brasa.
Nuestra respiración está agitada. Nuestras frentes se tocan y él vuelve a besarme. Esta vez, el beso es más delicado.
Poco a poco intentamos recuperar el aliento. Mi cuerpo descansa sobre el suyo. Siento como el corazón me late a mil por hora. Mi cuerpo es un saco de huesos que reposa sobre él. Sus manos toman mi espalda, mientras que sus pulgares dibujan pequeños círculos.
Nunca había sentido tanta pasión, peligro y ansiedad al hacerlo en un lugar público. No pensé llegar tan lejos esta noche.
- Feliz Cumpleaños, mi fierecilla. - Susurra.
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15 de Noviembre
Daniel.
Hace siglos que no dormía en un abrazo. Las soledades de los altares en los que gobernaba me hicieron olvidar el suave peso de un brazo tibio reclamando lo que también suplica.
Hace siglos que no recordaba despertar con los ojazos claros de la aurora , con la piel del sol sobre mi cuerpo gélido derramando una caricia larga. Hace siglos que no me sonreían al despertar destruyendo así la seriedad inmutable de mi faz marmoleada.
Hace siglos que no soy una máscara, Daniel. Que no debo pensar en asesinarte para no entretejer ninguna historia, o bloquear mi pensamiento congelando también el latido de mi pecho para que no me duela la ausencia de la muerte humana.
Hace siglos que no quería tanto la vida humana como la necesito ahora para besarte sin el miedo de romperte el cuello mientras te recorro en ascenso desde los hombros, o para ejercer toda la presión de mi abrazo cuando a medio dia el sueño profundo te reclama incluso desde mi inconsciencia. Hace mucho que no añoraba enloquecido regresar al hotel de turno para devorarme las horas de la noche en tu cuerpo sin más estrategia que memorizar las llanuras de tu abdomen firme, y todas las formas con las que me gimes el nombre.
Hace siglos que no me daba pausas entre beso y beso para dejarte respirar, para cuidar tu vida humana como tu jamás quisieras cuidar, para detenerte cuando me pides más fuerza en los arqueos de tu espalda por el amor que hacemos de forma urgente al despertar.
Daniel, eres los siglos de mi humanidad perdida. La reconstrucción del mundo en el climax de tu abdomen húmedo, mi perplejidad cruda al dejarme querer en el encierro de esta jaula que es el amor que hace siglos no tenía.
Daniel, mi eternidad retrocede lentamente hasta volverme humano sobre tu espalda cruda.
¿Qué haré contigo?
¿Qué haré para retener el tiempo?
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Entre otras cosas, este año me propuse cuidar mejor al Codelo. Estoy aprendiendo de mi mamá que el cuidado no resta, sólo suma, es una doble tenaza, un regalo navideño que no puedes esperar para dar, win win, es como recomendar amigos en las apps y que te abonen 20 pesos: tú ganas y yo gano también. La que cuida, se cuida, y así.
(¡Cómo me puso triste que mi mamá dijera que ya no puede cuidar!).
Sucede que es difícil conciliar las múltiples capas de adoctrinamiento patriarcal, antipatriarcal, postpatriarcal con el impulso genuino de dar calor, de entibiarnos juntos. Porque, por un lado, yo no voy una esposita que se queda en casa lavando platos. Pero sí soy una esposita. Y sí lavo platos. Tons, ¿qué? ¿Los lavo mal? ¿Los lavo bien pero no me caso?
Dice bell hooks que el patriarcado ha privado a los hombres del privilegio de cuidar. La ternura, la dulzura, el afecto físico, el apapacho, todas esas acciones, que son gozosas, se las ha arrebatado. (Me pregunto si en sus investigaciones, bell hooks se habrá topado con el concepto de apapacho).
Mientras cenamos el guiso que él preparó, le cuento a Codelo de bell hooks y me dice: Siento que yo no crecí bajo un modelo patriarcal.
(Y yo me quedo así de: ah chis, ¿se puede crecer bajo un modelo distinto?).
(Pienso: pero es tu hermana quien cuida a tu papá. Pienso: y tú apenas antier aprendiste a cocinar).
(Pienso, pero no lo digo, o no lo digo así, lo suavizo porque, como dije, estoy cuidando, y cuidar es también, a veces, abandonar la belicosidad).
Aprendo de mi mamá y de cómo cuida no sólo el contenido, sino también las formas. En eso es novelista, como yo, y en muchas otras cosas. Envuelve los suéteres en papel china, con un listoncito. No permite que haya envases de plástico en la mesa de comer. Me prepara mi cenita, así le dice: cenita...
(Me detengo aquí porque todavía no estoy escribiendo sobre eso).
Pero, entonces, si yo no quiero que el patriarcado me arrebate aquello que él mismo me había asignado en un inicio: el monopolio del cuidado, pero tampoco quiero que una maniobra de aikido me devuelva al punto de partida al cerrar los 360 grados... ¿qué? ¡Los platos se me están acumulando!
Tengo que leer más a bell hooks.
Por lo mientras hoy le preparé a Codelo un sándwich con los ingredientes que a él le gustan y que recién compró anoche, no con los que comenzaban a apestar el refri.
Este año voy a ser más generosa, ya no voy a ser pichicatera. No temeré más a las fauces del patriarcado. Estableceré mi propio pacto. Patriarcala, así se llama.
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El comienzo de un tc4, Haeun
Hola me llamo Haeun tengo casi 15 años y suelo no comer, vomitar lo que como, contar kcal y cortarme como castigo por comer o subir de peso ¿te recuerda a algo?, bueno así es un tca, más o menos como algo que tienes tú también y estoy muy segura de que te preguntas cómo se siente tener un tca, como lo desarrolle y estoy muy pero muy segura que estas aqui por que lo tienes también, les platicare de como empezó mi lucha contra la comida y como me convertí en lo que soy ahora, hace algunos años en primero de secundaria era normal, era una chica que comía lo que sea sin saber de las calorías y comia bastantes papas de las que venden en el oxxo como, takis o chips fuego, esas eran mis favoritas sin embargo despues de bastante tiempo las cosas cambiaron me empeze a meter mas en el mundo del kpop y normalmente mi madre me decia que me veia mas gordita, que tenia que cuidar lo que como y siempre hacia comentarios como “mira que delgadita esta tu amiga Yuri” (una de mis amigas), de verdad era desesperante, en segundo de secundaria hubo un momento donde decidi hace una dieta, esta dieta era exrtricta pero hecha por el nutriologo, cuando rompi la dieta y comi normal senti algo que jamas habia sentido, culpa…demasiada culpa, desde ahi dije que iba a comer menos y empeze a ver los cuerpos de lisa, wonyoung y jennie (idols de kpop) mi mamá me empezo a decir que me veia mas llenita, que no me cerraban los pantalones y incluso me llego a decir que si queria adelgazar, cerrara la boca y dejara de comer. Y eso fue lo que hice.
Constantemente me sentía como una gorda por lo que deje de comer poco a poco cada vez menos, me empeze a obsesionar con las calorías demasiado, al punto que más de 300 ya era demasiado, contaba la mínima cosa que comía y empeze a bajar, lamentablemente mi madre me obligaba a comer los días martes, jueves y viernes porque esos eran los días que iba a mi casa ya que los lunes y miércoles me quedaba a clases de baile, al principio realmente me daba miedo vomitar la comida, muchas veces pensaba en hacerlo me pero me daba mucho miedo, el primer dia que lo hice sorprendentemente lo pude hacer bien ya que ese dia habia comido pollo con champiñones a la crema (algo facil de vomitar), despues de ese dia no pude parar, se me complicaba a veces pero hubo un momento donde ya no me costaba porque en si la comida ya me daba asco, mi madre jamas se entero y pase de pesar 46 a pesar 43 en pocas semanas, yo pense que hasta ahi iba a llegar pense que no iba a ser muy grave pero me di cuenta que una vez que empiezas no paras, empeze a vomitar todos los dias, tomar muchos laxantes, fumar vape, contar todas las kcal y comer mucho menos, incluso llegue a cortarme los muslos como castigo por comr algo muy calorico basicamente me hice mierda las piernas, pero baje, logre bajar y mi madre nunca se entero, ahora cada que como me siento culpable, me veo al espejo y me veo como una gorda, con grasa, solo siento asco al verme y ya es normal compararme con todas mis amigas, porque asi empezo mi tca y probablemente el tuyo empezo casi igual, solo recuerda.
UNA VEZ QUE EMPIEZAS NO PUEDES PARAR.
#quiero ser flaca#ed disorder#tw ed diet#anorexcya#th1nsp1ration#tw ed descussion#tw restrictive ed#low cal restriction#tc4#an0r3c1a#hasta los huesos
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Todo es cuestión de perspectiva,
de la imagen que nos creamos según el punto de vista que poseamos...
Yo me encuentro en esta posición elevada y altiva, ya no recuerdo si la busqué, la elegí o simplemente ella me llevó a donde me encuentro ahora mismo...
Te veo desde las alturas,
tan bella, tan provocadora,
tan desnuda de prejuicios y estereotipos. Vestida de intenciones y ganas de dar y recibir...
Tu único deseo,
tu único anhelo es entregarte a mi.
No pides nada más, y nada menos...
Yo sin embargo exijo devoción,
pleitesia, obediencia y máximo placer.
Parezco el ser más egoísta del universo, pero a cambio me siento con el deber imperioso de cuidar de ti, de guiarte en un camino de crecimiento personal y de proporcionarte experiencias y placeres que rayen y atraviesen los límites que tu crees poseer...
¿Quién tiene el poder sobre quién?
Todos a nuestro alrededor creen que soy yo el que domina esta relación pero no es así, ni siquiera es una relación tal como define el propio término.
Es una vivencia,
una forma de expresarnos,
es compartirnos tal cual,
sin máscaras, grilletes o ataduras a pesar de estar presentes en nuestros tórridos encuentros.
Libertad en su estado máximo,
libertad de ser, estar y complacer...
Reflexiono aquí sentado sobre la inerte madera sobre la que descansa el peso de mis oscuros pensamientos.
Te observo atento y deseoso, escudriñando cada ápice de piel de tu hipnótico cuerpo.
Mientras, mis pupilas se dilatan paulatinamente mostrando mi grado de excitación sin ningún tipo de reparo...
Inefable sensación la que siento ahora mismo, no tengo palabras para explicarlo.
Sólo pasión, deseo y lujuria por tu mente, tu cuerpo y tus húmedos orgasmos...
©Navegandoportumente
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Me enamoraste y llenaste de ilusiones.
Creí en un futuro compartido donde el amor sería nuestra base. Sin embargo, lo derrumbaste, de pronto actuaste fría y distante, como si mis sentimientos no importaran, como si el dolor que causabas no dejara herida en mi corazón.
Accionaste sin tenerme consideración, ignorando el peso de tus decisiones en mi ser. Aplicaste la excusa de "Fue sin buscarlo, solo sucedió”. Tan inconsciente,
Renunciaste a nosotras, desechando nuestra historia, en la que creía éramos dos pero solo era yo contigo, y tú con alguien más. Sorpresa.
Y ahora, vuelves a tocar mi puerta, como si mis cicatrices no fueran reales. Pero para mí, cada gesto tuyo fue significativo, cada palabra/acción resonó en mi alma, dej��ndome sin palabras y con un dolor profundo en el corazón. Volviste después de que no te funcionó ¿sabe ella que eligió estar con una traidora?
Dices que me extrañas y amas, ya no te creo nada.
Expresas culpa y dolor, que te dejo con todo el amor, me suena a karma merecido. Hoy cosechas lo que sembraste.
Ya hace días de esto y lo de arriba es lo que realmente pienso y siento, me llegó el arrepentimiento de mis acciones/palabras, ¿como te tuve compasión? ¿Por qué te respondí? En fin, soy compasiva conmigo pues tenía un bloqueo emocional, descubierto por mi terapeuta, y yo creyendo que todo ok y estaba siendo sincera, joder. Vaya desliz. Ya me dejé varias notas mentales para no volver a cometer tremendo error y mantener el contacto 0.
Después de ese día, no sabía que se podía llegar a más pero con certeza digo, ya llegue a mi límite de decepción, ahora si, no habita en mi ningún sentir por ti, solo puedo ofrecerte indiferencia.
En fin, la vida con sus giros inesperados, nos muestra la importancia de actuar conscientemente, nos muestra nuestra vulnerabilidad y la fragilidad de nuestras emociones mal gestionadas. Que todo acto tiene consecuencia.
No me queda más que seguir en mi proceso, atendiendo las heridas que dejaste en tu camino y abrí un poco por mis tropiezos. Van cicatrizando bien y debo cuidar su recuperación. Recordándome que el amor verdadero no debe causar sufrimiento, que su mayor base es la confianza y manteniendome firme en no abrir la puerta que tanto me costó cerrar, sabiendo que mi proceso de sanación se mantiene respetando mis límites y en mi amor propio.
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