#cuidado de cejas
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despiertabelleza · 21 days ago
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emperatrizcejas · 3 months ago
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Cafecito rico para tener un excelente día ♥️
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deepinsideyourbeing · 6 months ago
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No te alejes tanto de mí - Enzo Vogrincic
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+18! Dom!Enzo. (Alusión a) Breeding kink, creampie, dirty talk, dry humping, face slapping, fingering, sexo oral, sexo sin protección, edades no especificadas. Uso de español rioplatense (y mucho diálogo otra vez).
El departamento que compartís con Enzo es, sin lugar a dudas, el lugar más tranquilo que conociste en tu vida. La armonía y serenidad son pilares fundamentales en su relación, así como la buena comunicación, y esto se ve reflejado en el espacio que ambos llaman hogar.
Enzo es silencio y calma y durante la madrugada se desliza fuera de la cama sin despertarte, siempre cierra las puertas con delicadeza y sus movimientos a tu alrededor son protectores. Siempre sabe qué decir y qué no, qué hacer y qué no, también sabe cuándo acompañarte y cuándo darte espacio, y vos podés presumir de saber hacer lo mismo por él.
La vida con Enzo es estar en constante sintonía, dos cuerpos y mentes diferentes siempre en la misma órbita.
O eso creías...
Las peleas comenzaron hace semanas, volviéndose cada vez más frecuentes y alejándolos de lo que solían ser. Enzo no parece comprender cuánto te hiere sentir que se distanció y jura que tal cosa no sucedió, pero luego prueba que tus palabras son ciertas cuando un pequeño desacuerdo provoca que se aísle y no deja lugar para una conversación sobre lo ocurrido.
Normalmente es fácil de ignorar cuando se trata de nimiedades como los platos sucios, ropa sin lavar o la cama deshecha, pero con todas esas pequeñas faltas acumuladas fue difícil contenerte cuando remarcó de la peor manera tu falta de cuidado con la maqueta de su actual proyecto.
-Si ordenás un poco entonces no me voy a chocar tus cosas cada vez que entre...- contestaste, arrojando sobre su escritorio un trozo de la maqueta.
-¿Qué tengo que ordenar? Si nunca estoy, el desorden es tuyo.
Fingió no notar tu expresión, una nueva costumbre suya para evitar disculparse o hacerse cargo de algo. El que te culpara del caos no fue la principal causa de tu disgusto, no... Te molestó que reconociera no estar lo suficiente en su propio hogar, recordar que en lugar de pasar unos días a tu lado escogiera marcharse a Bariloche con un amigo y que al regresar pasara horas encerrado.
Abandonaste la pequeña habitación donde organizó su oficina y pronto sus pasos sonaron a tus espaldas junto con su voz que no dejaba de pedir tu ayuda. Cerraste la puerta con fuerza y te sentaste sobre la cama, furiosa, percibiendo cómo la ira crecía y consumía tus entrañas.
Cuando Enzo abrió la puerta te dedicó una mueca de disgusto que pretendía comunicar algo, pero si alguna vez logró hablarte sólo con la mirada eso ahora parecía ser un recuerdo lejano que decidiste ignorar. Permaneciste en la misma posición, tus brazos y piernas cruzados, inconscientemente mostrando rechazo mientras él te observaba.
-Ayudame- arqueaste una ceja-. Vos lo rompiste.
-¿Qué somos? ¿Unos nenes chiquitos…?
-Parece que sí, porque si fueras un adulto responsable te disculparías y me ayudarías.
Soltaste una risa de frustración y apretaste los labios esperando así poder contener la ira y todas las palabras que deseaban escapar de tu boca, pero cuando te señaló con un dedo acusador tus deseos de mantener la calma se evaporaron. Haciendo alarde de su excelente comportamiento comenzó a enumerar las recientes faltas que tuviste con él.
La diplomacia pareció extinguirse cuando lo interrumpiste.
-Andá a cagar.
-¿Cómo…?
-¿Ahora además de ser tremendo fantasma también sos sordo, pelotudo?
-Fijate cómo me hablás porque yo jamás te traté así- señaló-. No sé qué mierda te pasa.
-¿A mí? ¿Vos no sabés lo que me pasa a mí?- gritaste, poniéndote de pie para acercarte a él-. ¿Y no se te ocurrió preguntarme? Porque por ahí tiene que ver con que no me hablás, no me mirás, no me cogés, no me preguntas ni cómo estoy.
-No podés estar así porque no cogimos en unos días.
Tu expresión podría haberse catalogado como un poema o como el relato más aterrador. Retrocediste un par de pasos, confundida y levemente aturdida por su capacidad de desentenderse de tal manera de la situación, esperando ver en su rostro un algo.
Pero sus labios no temblaban como solían hacerlo cuando contenía la risa y sus cejas no se curvaron en ese particular ángulo que adoptaban cuando esperaba ver tu reacción luego de contarte uno de sus pésimos chistes o anécdotas.
-Tomátelas.
-¿Eh?
-¡Tomátelas! No te quiero ver.
-No me podés echar de mi casa.
-Ah��- mordiste tu lengua-. Tenés razón, como es tu casa me voy yo.
Intentaste huir de la habitación pero él fue más rápido y lo impidió tomándote del brazo.
-Yo no dije eso- intentaste zafarte de su agarre pero no lo permitió-. Esta es tu casa, vos vivís acá también.
-Pero parece que vos no- reclamaste-. Soltame, Enzo.
-No, tenemos que hablar.
-¿Ahora querés hablar?
Su expresión pareció volverse más dura y juraste ver una arruga que antes no estaba allí.
-No podemos estar así.
-Yo no puedo estar así. Vos estás perfecto.
-¿Por qué todo es mi culpa?- gritó con voz entrecortada, soltándote de manera brusca-. Vos nunca hacés nada, ¿no? Siempre soy yo el responsable.
-Y sí papito, si…
El diminutivo y tu tono colmaron su paciencia.
-Cerrá el orto- se alejó de tu figura como si estar en tu presencia quemara-. Querías que me vaya, ¿eso querías?
-Sí.
-Perfecto entonces- abrió la puerta-. Porque me voy a ir bien a la mierda para no tener que verte.
Arrancaste tu anillo de compromiso de tu dedo y lo arrojaste a sus espaldas con la esperanza de golpearlo, pero –y luego agradeciste por ello- fue la puerta ya cerrada la que recibió el impacto y Enzo se marchó, completamente ajeno a tus acciones. Ignoraste las lágrimas que rodaron por tus mejillas cuando corriste para recoger la alianza.
Una hora más tarde notaste que olvidó su teléfono y su billetera, también sus llaves y el abrigo que lo habría protegido de las bajas temperaturas o el viento nocturno. Te preguntaste si estaría refugiándose en algún sitio con calefacción y por un breve instante consideraste buscarlo en el estacionamiento del edificio, pero descartaste la idea por puro orgullo.
-La concha de mi madre…- decís entre dientes.
Tus dedos están adheridos por el pegamento y tirar para despegarlos duele. Llevás un largo rato intentando reparar algunas partes de la maqueta y parece ser una tarea imposible: suspirás, te quejás, golpeás tu frente frustrada y ansiosa, pero continuás tu misión de unir los restos para evitar que tus manos vuelvan a jugar con el anillo en tu dedo. La mesa es un completo desastre.
Y Enzo aún no regresa.
Dejás caer tus hombros luego de ver el reloj, sin saber si es peor sentirte derrotada o sentir que te rendís. Reprimís todos esos pensamientos horribles y sin sentido que corren por tu mente y chocan con los muros de tu parte lógica y racional: se fue, está con alguien más, ya no va a volver, tuvo un accidente, lo acorralaron en La Rambla, se perdió caminando por ahí…
Desbloqueás tu teléfono esperando encontrar algún mensaje o llamadas perdidas y mantenés el suyo cerca sólo por si acaso, decepcionada cuando ambos permanecen en completo silencio. Tu oído escoge centrarse en el tictac del reloj y el sonido del adorno que golpea la puerta del balcón cada vez que el viento sopla. Siempre temés que esos pequeños golpes destrocen el cristal.
Y es que siempre son pequeñas las cosas que desatan el caos: la grieta que apareció mágicamente en tu taza, el pequeño agujero que terminó por deshacer el suéter favorito de Enzo, la alarma que postergaste estando aún dormida y lo hizo perder un vuelo, la comida quemada que intentó solucionar ordenando pizza, el abrazo que no correspondiste cuando regresó de los premios Goya, su falta de entusiasmo ante la usual noche de películas…
Evitás preguntarte qué sucederá porque la respuesta que ronda tu cabeza hace que tu respiración se entrecorte y te asfixia. No querés ser extremista, no sos una persona que se dé por vencida así como así y una pelea –incluso esta pelea, probablemente la peor que recordás haber tenido con Enzo- no te parece motivo para arrojar todo por la borda, pero… Las relaciones son de a dos, ¿no? Y no tenés idea de qué pensará o cuáles son los planes del otro lado.
Maldecís por lo bajo y esta vez es sin saber el motivo.
-No hace falta que lo arregles- dice una voz a tus espaldas-. Los materiales son una cagada.
Una sensación similar al pánico te recorre y volteás a verlo.
-Volviste.
Su rostro se tiñe de dolor y vergüenza por una fracción de segundo.
-¿Cómo no voy a volver?
-Dijiste…
-Ya sé lo que dije- se arrodilla a tu lado y toma tu mano-. No era verdad.
-Estás helado.
-Hace frío. Mucho.
-¿Querés un té?- intentás ponerte de pie y te detiene-. No cociné, pero si querés…
-Quiero que hablemos.
Suspirás.
-Sí, tenemos que hablar.
-¿Qué está pasando? Nosotros no somos así.
Limpiás las lágrimas que nublan tu vista y él se deja caer sobre las cerámicas frías, aún sosteniendo tu mano entre sus dedos y acariciando tus nudillos con su pulgar en un intento de ofrecerte un poco de consuelo. Espera pacientemente mientras te recuperás para poder contestar.
-Los últimos meses fueron muy raros.
-Es mi culpa- lamenta-. No sé cómo manejar… nada, todo, esto que está pasando.
-Y yo no sirvo como apoyo.
-No, no digas eso- toma tu mentón-. Siempre estás para mí, me cuidás y me ayudás en todo... Pero creo que desde hace un tiempo no estoy tan presente como debería y no es recíproco.
-No entiendo por qué- descansás tu rostro sobre tu mano-. Creo que, no sé…, por ahí ahora que anduviste por todos lados ya estás cansado de mí.
-Nunca.
-Pero…
-Jamás me cansaría de vos.
-¿Y por qué hacés de todo menos estar conmigo?
-Tengo miedo de arruinar las cosas- contesta con simpleza-. Tengo miedo de todo lo que está pasando y tengo miedo de arrastrarte conmigo cuando… ¿Y si me olvido de mí?
-Eso es imposible.
-Ya no estoy tan seguro.
-Yo sí- lo obligás a mirarte-. Creo que te conozco lo suficiente para saberlo.
Permanecen en silencio unos momentos y sus ojos jamás dejan los tuyos.
-Perdón- susurra-. Sé que hay mucho de qué hablar, pero…
-Yo también estoy cansada… Vamos a la cama y mañana temprano vemos.
-Lo vamos a solucionar.
-Sé que sí- y dejás salir una risa nerviosa-. Pero hoy no estaba muy segura.
-Me hubiera gustado tener esa discusión antes.
-¿Por qué?
Su mirada oscura es terriblemente sincera, muy Enzo.
-Porque cuando me fui me di cuenta de cuánto te extrañaba.
Cuando tomás su rostro entre tus manos para poder besar su frente él busca tus labios. Te besa lenta y suavemente, pero es incapaz de ocultar la desesperación que guía sus acciones y pronto deja de lado los delicados roces para invadir tu boca con su lengua, robándote la respiración y  aferrándose a tus muslos con sus manos.
-Extrañaba tus besos- decís cuando te regala unos segundos para respirar-. Te extrañaba.
 -Me tenés acá, ahora y para siempre.
Acariciás su cabello y él te observa desde su posición sobre sus rodillas, sus manos aún en tus piernas y sus pulgares dibujando figuras sobre tu pantalón. Te sonríe y la imagen te toma por sorpresa, pero también te sorprende el significado oculto en su expresión y la facilidad con la que puede hacerte saber lo que quiere.
-¿No te duelen las rodillas?- suelta una carcajada y lo ayudás a ponerse de pie-. Dale, vamos.
La distancia desde la cocina hasta la habitación es interminable ahora que ambos desean llegar cuanto antes. Atraviesan el oscuro corredor tomados de la mano y cuando llegan a la habitación Enzo toma asiento en la cama, te posiciona entre sus piernas y abraza tu cintura con fuerza para poder admirarte; deposita besos sobre tu abdomen y entre tus pechos, frustrado por tu ropa interponiéndose entre sus labios y tu piel.
Cuando sus dedos se deslizan debajo de tu camiseta suspirás y arrojás la cabeza hacia atrás, abrumada por la intensidad del contacto y por el rastro de fuego que sus manos dibujan en tu cuerpo. Te ayuda a desvestirte y en cuestión de milisegundos sus labios capturan tu pezón izquierdo, succionando y permitiendo también que sus dientes y lengua jueguen con vos.
Tu creciente desesperación te lleva a abrazarlo en busca de más contacto y cuando sentís sus gemidos contra tu piel tus dedos se dirigen por cuenta propia hacia su cabello. Sus párpados se cierran en contra de su voluntad cuando tus manos hacen arder su cuero cabelludo, sensación que no hace más que empeorar la erección que oculta su pantalón.
Se separa de tu pecho luego de morderte con la fuerza suficiente para hacerte gritar y te despoja del resto de ropa que te cubre, asegurándose de no romper ninguna prenda con sus movimientos rápidos y ansiosos. Se arroja sobre las almohadas y te deja sobre su muslo, complacido por ver tus mejillas enrojecidas ante la implicación de la posición.
-Te hace falta una buena cogida, ¿no?
-¿Y de quién es la culpa?
Te toma por el cuello para acercarte a su rostro.
-Fijate bien lo que me decís- pellizca tu pezón y el dolor te hace gemir-. Y lo que hacés.
Comenzás a rozarte sobre su pierna, muy consciente del significado de sus palabras y la amenaza que las adorna, tus manos en su pecho en busca de estabilidad y tus ojos sobre los suyos. Toma tu cadera para guiar tus movimientos, dolorosamente lentos, y no deja espacio alguno entre tu centro y sus jeans que comienzan a mancharse con tus fluidos.
El cosquilleo entre tus piernas y el dolor de sus uñas marcando tu cadera es suficiente para orillarte hacia tu orgasmo en cuestión de minutos. Cerrás los ojos, masajeando tus pechos tal como él suele hacerlo, pero no es suficiente y cuando comprendés que necesitás de sus manos un patético sollozo deja tus labios.
-¿Qué pasa bebé? No podés solita, ¿no?
-Quiero…
-¿Qué querés? Decime y yo te lo doy.
-A vos.
Enzo no puede hacer más que contemplar la imagen frente a sí, tu delicado cuerpo rindiéndose nuevamente bajo sus manos y tus dientes torturando tus labios mientras su mirada te recorre. Hace unos días sólo podía soñar con tenerte de esta manera y complacerte, así que ahora se pregunta cuánto tendrá que contenerse para que el momento no acabe demasiado rápido y cuánto tardarás en suplicarle que se detenga o en caer agotada entre sus brazos.
-Entonces ya sabés lo que tenés que hacer.
En pocos segundos abandonás su regazo y te recostás entre sus piernas, esperando su confirmación para poder tocarlo y prácticamente arrancando la ropa de su cuerpo cuando la obtenés. Ya está duro, muy duro, su punta brilla con las gotas de líquido preseminal que de allí brotan y las venas que recorren su extensión parecen pedir tu atención a gritos.
Comenzás a masturbarlo lentamente e intentás seguir el ritmo con el que movía tu cuerpo sobre el suyo, tu pulgar acaricia su punta y cuando lo separás de esta podés apreciar el hilo traslúcido que brilla con la luz. Te llevás el dedo a la boca y gemís cuando sentís su sabor en tu lengua, calmándote y a la vez haciendo que lo desees todavía más.
Dejás besos húmedos sobre su miembro y sus gemidos sólo empeoran la situación entre tus piernas. Cuando tus labios se cierran sobre la punta sentís su cuerpo tensarse, sus párpados se cierran por un breve instante y sus dedos acarician la comisura de tus labios, que se estiran a más no poder para recibirlo en tu boca.
-Qué linda que sos cuando me la chupás.
Sus palabras te resultan tan humillantes como excitantes y por un segundo considerás deslizar una mano bajo tu cuerpo para calmar tu necesidad. Tu saliva mancha tu piel, tus dedos y corre bañando todo su miembro antes de deslizarse entre sus piernas y caer sobre las sábanas, pero aún así te es difícil tomar más que la mitad.
Tu frustración crece minuto a minuto pero para Enzo, que sabe cuánto te cuesta, la imagen es una bendición… Y también una tortura, por lo que no encuentra más solución que tirar de tu cabello para alejarte de su cuerpo y evitar un muy necesitado orgasmo.
-Ya está, ya está- responde a tus quejas-. Lo hiciste muy bien, pero…
-¿Pero?
-Me toca a mí.
Te arroja sobre el colchón para luego posicionarse sobre tu cuerpo y acorralarte, su intensa mirada de pupilas dilatadas haciéndote sentir como una presa. En su camino hacia tu centro su aliento golpea tu mejilla, tu mandíbula, tu cuello sensible y tus clavículas, pero él sólo piensa en una cosa y cuando separa tus piernas se dedica a apreciar tus pliegues y entrada brillantes.
Te acaricia de manera superficial y cuando te retorcés rodea tu cadera con un brazo para inmovilizarte. Su pulgar presiona sobre tu entrada, que gotea lo suficiente para manchar las sábanas, juega con la piel que la rodea y sólo se dirige hacia tu clítoris después de ver que te contraés desesperadamente en torno a la nada misma. Se muerde los labios, impaciente.
Suspirás cuando sentís su ataque y los círculos que su dígito traza con una lentitud insoportable, deteniéndose de cuando en cuando para acariciar también tus pliegues húmedos y tantear tu entrada con la intención de provocarte todavía más. Gemís su nombre una y otra vez para tentarlo y suplicás por más, pero te ignora y prolonga sus tortuosas acciones otro rato.
Dirige un dedo a tu entrada y lo introduce con delicadeza, siempre atento a la reacción de tu cuerpo: tus paredes no oponen resistencia y el placer cuando curva su dedo para acariciar tu punto dulce se intensifica gracias a su lengua deslizándose sobre tu clítoris. Un gemido casi animal deja tu garganta y ante esto él decide acelerar sus movimientos.
-¿Así te gusta?- pregunta cuando gemís aún más fuerte, como si la respuesta no fuera obvia. Aprovecha tu estado y tu abundante excitación para deslizar otro dedo, haciéndote sisear por el repentino ardor que trae consigo la dilatación-. ¿Qué pasa, no aguantás ni dos dedos?
Cubrís tu rostro ardiente con una mano y evitás hacer comentarios sobre quién es el responsable de tu estado actual; no recordás cuándo fue la última vez que jugó con tu cuerpo y tu forma de tolerar su ausencia fueron tus propios dedos, más delgados y cortos que los suyos e inútiles cuando se trataba de obtener placer.
-Más.
-¿Más...?- y succiona tu clítoris con fuerza para oírte gritar.
Enzo conoce tu cuerpo mejor que nadie y sabe exactamente qué hacer para volverte loca. Los movimientos de su lengua no se detienen y las formas que esta dibuja hacen que tus manos tiren de su cabello, arruguen las sábanas y masajeen tus pechos, aferrándose con desesperación a cualquier objeto que se interponga en su camino.
Sus dedos no dejan de abusar de tu sensibilidad y la combinación de sensaciones, que parece ser muchísimo más intensa gracias a las semanas sin contacto, comienza a ser casi demasiado para tu cuerpo. Te llevás una mano a la boca y cuando tu orgasmo te golpea mordés tus nudillos desmedidamente, ahogando tus gemidos y los gritos que amenazan con irritar tu garganta.
Te lleva unos minutos regular tu respiración y dejar de temblar, minutos que transcurren con sus dedos aún enterrados en las profundidades de tu cuerpo mientras sus labios bañan tu centro y el interior de tus muslos con besos y alguna que otra pequeña marca producto de sus dientes. Bajo tu atenta mirada desliza sus dedos entre sus labios para no desperdiciar los restos de tu esencia.
Abandona la cama para deshacerse del resto de su ropa y cuando regresa vuelve a posicionarse sobre tu cuerpo para atacar tu boca con un beso hambriento. Tus piernas abrazan su cadera y cuando sentís su miembro caliente golpeándote no podés evitar gemir contra su lengua, tu mano buscándolo para poder masajearlo antes de guiarlo hacia tu entrada. Su punta te quema.
Toma tu rostro y te obliga a mirarlo.
-¿Querés que te la meta?
-Por favor.
Te quejás cuando comienza a penetrarte y aunque tus ojos arden jamás rompés el contacto visual. Enzo te distrae tirando de tu labio inferior con su pulgar y antes de notarlo estás succionando el dígito, con el cual parece imitar los movimientos de su cadera.
-Estás muy apretada.
-Es…- te interrumpís con un grito cuando introduce otro par de centímetros de manera súbita. Su pulgar manchado con tu saliva acaricia tu mejilla para calmarte-. No puedo.
-Sí, sí podés.
Sus labios abrazan los tuyos mientras realiza movimientos suaves y calculados que convierten tus quejas en gemidos y provocan que tus paredes se contraigan sobre su miembro. Suspira cuando por fin logra introducirse por completo en tu interior y besa tu cuello, tu perfume embriagador nublando sus sentidos y tus pequeños gemidos tentándolo a moverse.
Tus manos aferrándose a sus hombros son la única confirmación que necesita: te golpea con fuerza y tu grito es una mezcla de sorpresa y placer por el repentino ataque, el cual repite hasta convertirlo en un ritmo constante que resuena en toda la habitación y llena tus oídos. Sacude tu cuerpo con cada embestida y lo único que podés hacer es aceptar el placer, completamente a su merced.
Luego de una estocada particularmente profunda tus uñas se clavan en su piel y Enzo sólo lo sabe. Descansa su peso sobre sus piernas y sus manos en la parte posterior de tus muslos ejercen presión hasta que tus rodillas rozan tus pechos, el ángulo permitiéndole llegar hasta ese punto para abusar del mismo y convertirte en un completo e incoherente desastre.
Gritás su nombre y las palabras que le dedicás entre tus agudos gemidos son incomprensibles. Tu expresión es indecente y la vista entre tus piernas, donde su cuerpo se une con el tuyo y brilla con tus fluidos, lo es aún más… pero le encanta y no puede evitar jugar con vos, agregando otro estímulo que te hace cerrar los ojos con fuerza y sacudir la cabeza.
-Enzo- advertís-. Por favor.
El gesto es mínimo pero suficiente y en cuestión de segundos tus dedos se cierran sobre sus muñecas. Tu figura se sacude con la fuerza de sus embestidas y por los espasmos de tu orgasmo, el cual arquea tu espalda como si estuvieras presentándote ante él y hace que tus músculos se contraigan, dificultando sus movimientos y haciéndote llorar.
Jamás se detiene.
Lo mirás horrorizada, tu orgasmo prolongándose indefinidamente y haciendo del placer una sensación casi intolerable. Enzo continúa golpeando tu cérvix mientras su pulgar juega con tu clítoris y sus dedos presionan sobre tu abdomen bajo, forzándote a sentir cuán profundo llega su miembro y cómo estimula cada fibra de tu cálido y estrecho interior.
Te lleva al límite, pero antes de permitirte gozar de un segundo clímax se detiene.     
-No, no- protestás-. ¿Por qué? Quería…
Te interrumpe golpeando tu mejilla y cuando abandona tu interior mantenés la boca cerrada. Toma tus caderas y te obliga a voltear, dejándote sobre tu estómago y posicionándose sobre tu cuerpo para aprisionarte contra el colchón.
Rodea tu cuello con su brazo y te penetra con desesperación. En cuestión de segundos su pelvis golpea tus muslos y tus glúteos con la fuerza suficiente para arruinar tu piel, causando también un sinfín de sonidos húmedos y obscenos que acompañan sus gruñidos y tus gemidos.
Buscar refugio contra en el colchón tiene como consecuencia que la fuerza de su asalto vaya en aumento y la única opción que encontrás para ahogar tus gritos es morder las sábanas, húmedas con las lágrimas que corren por tus mejillas. La solución sólo dura unos minutos gracias a que Enzo, que en este momento prefiere no ser el único que oye cuánto gritás por él, endereza su postura y tira de tu cabello para hacerte arquear la espalda.
El nuevo ángulo te permite verlo y por un instante parece buscar tus labios con la intención de besarte, pero en su lugar escupe sobre tus labios entreabiertos y observa cómo tu expresión se transforma con la humillación y excitación. Le encanta tratarte como un juguete y sabe que lo disfrutás tanto como él, sobre todo cuando te toma por sorpresa.
-Sos una putita, ¿no? Mirá como estás- y remarca sus palabras con una estocada que te hace temblar violentamente-. ¿Querés que te llene toda?
Tragás saliva –sin saber cuánta es suya- para contestar pero todo lo que sale de tu boca son patéticos sonidos sin sentido. Sonríe satisfecho y vuelve a escupirte, esta vez asegurándose de manchar aún más tu rostro para ver su saliva deslizándose por tu piel junto con tus lágrimas.
Te libera de manera brusca y tu rostro impacta con el colchón, las sábanas oscureciéndose cuando entran en contacto con los fluidos en tu rostro y arrugándose aún más cuando te aferrás a ellas con una mano acalambrada. Tu otra mano se entrelaza con la suya y lo guiás hacia tu abdomen bajo, ignorando cómo los músculos de su abdomen se tensan con tu acción.
-Ahí- suplicás entre gemidos-. Adentro.
Enzo sólo quiere obedecerte y unos minutos más tarde cumple tus deseos: su semen caliente salpica tu interior y mancha tus paredes de blanco mientras el palpitar de tu miembro te lleva a otro orgasmo, menos intenso pero más duradero. Tus músculos se aferran a él y lo mantienen dentro tuyo hasta que la última gota de su liberación te llena.
Su boca roza tu frente y tu mejilla antes de besar la comisura de tus labios.
-Te amo.
-Te amo.
Intenta peinarte y cuando fracasa se limita a masajear tu cuerpo cabelludo con la yema de sus dedos. Evita alejarse de tu cuerpo, consciente de lo mucho que ambos necesitan la cercanía en un momento como este, y sonríe cuando tus dedos vuelven a entrelazarse con los suyos.
-¿Querés ir al baño?
-No- negás rápidamente y besa tu mejilla para calmarte-. ¿Podemos estar así un rato?
-Obvio.
Admira tu perfil y tus párpados cayendo sobre tus ojos vidriosos.
-¿Sabes qué vamos a hacer mañana?
-¿Qué?
-Nos vamos a levantar bien temprano y vamos a ir a desayunar al lugar de siempre, ¿querés?- propone-. Después podemos ir a pasear un rato al mercado de artesanos… y elegís una taza nueva.
Soltás una risa encantadora y asentís.
El título y la historia están inspirados en esta canción de Spinetta. Tiene muchas interpretaciones pero en mi opinión es una muy buena metáfora sobre el cambio constante que atraviesan las personas y por ende también las relaciones :)
taglist: @madame-fear @creative-heart @llorented @recaltiente @delusionalgirlplace @chiquititamia @lastflowrr ♡
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min-tips · 2 months ago
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⋆。˚୨ *¿Como lucir linda y elegante?* ୧ ˚。⋆
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Cuidado personal
˚⊱🪷⊰˚ Hidrata tu piel con cremas y mascarillas.
˚⊱🪷⊰˚ Protege tu piel del sol con protector solar.
˚⊱🪷⊰˚ Cuida tus cejas y depila regularmente.
˚⊱🪷⊰˚ Mantén tus uñas limpias y arregladas.
˚⊱🪷⊰˚ Utiliza un perfume sutil y elegante.
Estilo y moda
˚⊱🫖⊰˚ Conoce tu tipo de cuerpo y elige ropa que te favorezca.
˚⊱🫖⊰˚ Elige colores que complementen tu tono de piel. ˚⊱🫖⊰˚ Añade accesorios elegantes como joyas y bolsos.
˚⊱🫖⊰˚ Utiliza telas de calidad y cómodas.
˚⊱🫖⊰˚ Aprende a combinar patrones y texturas.
Maquillaje
˚⊱🪷⊰˚ Utiliza bases y correctores para una piel uniforme.
˚⊱🪷⊰˚ Añade color a tus mejillas con rubor.`
˚⊱🪷⊰˚ Define tus ojos con lápiz y rímel.
˚⊱🪷⊰˚ Utiliza lápiz de labios o gloss para un toque de color.`
˚⊱🪷⊰˚ Practica técnicas de maquillaje natural.
Actitud y confianza
˚⊱🫖⊰˚ Camina con confianza y postura.
˚⊱🫖⊰˚ Sonríe y muestra tu personalidad.`
˚⊱🫖⊰˚ Haz contacto visual y establece conexiones.
˚⊱🫖⊰˚ Aprende a recibir cumplidos con gracia.`
˚⊱🫖⊰˚ Rodéate de personas que te hagan sentir bien.`
Detalles
˚⊱🪷⊰˚ Asegúrate de que tu ropa esté limpia y planchada.
˚⊱🪷⊰˚ Utiliza un reloj elegante y funcional.`
˚⊱🪷⊰˚ Añade un toque de elegancia con un sombrero o pañuelo.
˚⊱🪷⊰˚ Practica buenos modales y etiqueta.
˚⊱🪷⊰˚ Aprende a manejar situaciones sociales con gracia.`
Consejos adicionales
˚⊱🫖⊰˚ Sé auténtica y no intentes ser alguien que no eres.
˚⊱🫖⊰˚ Aprende a aceptar y amar tus defectos.
˚⊱🫖⊰˚ No te compares con otros, enfócate en ti misma.
˚⊱🫖⊰˚ Practica la gratitud y la positividad.
˚⊱🫖⊰˚ Rodéate de personas que te apoyen y te hagan sentir bien.
Recuerda que la elegancia y la belleza vienen desde dentro. Asegúrate de cuidar tu mente, cuerpo y espíritu para lucir linda y elegante.
Créditos: ⋆°࿔𝑀𝒾𝓃 𝓉𝒾𝓅𝓈 𝜗𝜚°⋆
Tik Tok: min._.tips
Ig: min._.tips
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wosohavemyheart · 11 months ago
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Miedo en Navidad
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Bajo muy despacio las sábanas de fútbol que me regalo la tía Mapi, mi cara se siente fría cuando la destapó del todo al ver que ya no hay nadie en mi cuarto, Papá Noel ya se ha ido.
La habitación está oscura y eso solo hace que mis ganas de llorar sean más grandes.
-Mami, mami- Llamo con la esperanza de que aparezca mi superhéroe pero no es así y acabo llorando.
Siempre suelo tener una lamparita que hace una galaxia en la pared ya que me encanta el cielo pero se ve que se han olvidado hoy.
Decido levantarme aún llorando y acercarme a la puerta entre abierta de mi habitación, mami siempre me deja un poquito abierto.
Me asomo con cuidado para ver el pasillo y no veo nada que me haga tener más miedo pero aún así voy corriendo sin hacer ruido los pocos metros que me separan hacia la habitación de mami.
Abro y cierro la puerta con toda la rapidez y cuidado que puedo con mis cuatro años.
Una vez dentro y ver a Olga y a mami en la cama hace que me sienta un poco más segura pero sigo sollozando.
Mami y Olga están durmiendo así que rodeo la cama dispuesta a despertar a mi mami.
-Mami- Sollozo tocándole la cara con un dedo.
Parece ser que hoy mami tiene mucho sueño así que vuelvo a intentarlo.
-Mami- Está vez le sacudo el hombro con una mano con toda la fuerza que tengo.
Ahora si que abre los ojos, sobresaltada, pero cuando se me escapa un sollozo su mirada vuela a mi y su cara se suaviza.
-¿Qué le ha pasado a mi princesa?- No tiene ni que ofrecerme los brazos cuando ya estoy encima suya.
-Miedo- Susurro en el cuello de mami.
Escuchar su corazón y su voz, respirar su olor y sentir sus fuertes brazos apretandome con fuerza contra ella hace que me calme.
Ella es mi refugio y mi superhéroe.
-¿Podemos saber que ha hecho que tengas miedo, bebé?- Pregunta Olga suavemente apoyando su mano en mi espalda trazando círculos.
Parece que el ruido y el movimiento en la cama la han despertado.
-Papá Noel estaba mucho tiempo mirándome y yo me escondía debajo de las sábanas pero no se iba- Sollozo- Y no estaban mis estrellas encendidas.
Mami me da besos en la frente con el fin de calmarme.
-Lo siento, bebé, no volveré a olvidarme de encender tus estrellas- Dice Olga con culpa.
-Papá Noel ya se a ido, princesa- Dice ahora mami- Ha sido tu imaginación porque yo misma he visto como dejaba los regalos y se iba a casa de otro niño.
-¿Seguro, mami? - Levanto la cabeza para mirarla y con una fuerte mano suya me quita las lágrimas secas que me quedaban.
-Te lo prometo, princesa- Me besa la mejilla.
Miro a Olga tratando de que ella también me lo confirme y es lo que hace con una suave sonrisa.
-Vale- Vuelvo a mirar a mami.
-¿Porqué no nos volvemos a dormir, princesa? Y así se pasa el tiempo más rápido para abrir los regalos
-Aqui- frunzo el ceño.
-No quieres volver a tu cama de niña grande?- Pregunta y niego con la cabeza.
-Contigo y Olga- Demando.
Las tias siempre le dicen a mami que tengo el carácter de ella y que pongo la misma cara que ella cuando está decidida a que algo salga como ella quiere
Mami mira un segundo a Olga y yo también mirándola con la ceja arquedada y esta asiente dándome una sonrisa amorosa.
Era la niña de mami y no era la primera vez que dormía con ella y también con Olga desde que esta ella en nuestras vidas y tampoco iba a ser la última.
Mami es muy cómoda y Olga me da unas caricias en la espalda muy tranquilizantes
Me acomodo encima de mami como siempre hago y me da suaves besos en la sien, Olga empieza a acariciar mi pequeña espalda
Y así, en algún momento me quedé dormida encima de mi superhéroe.
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rubywolffxxx · 1 month ago
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Odiar amarte (Bjorn x lectora)
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Masterlist de mi autoría
Parte 1
Sinopsis: la negativa de la mujer ante el pedido de Bjorn para rehacer lo que tenían no iba a detener al joven para seguir intentándolo. Y asi como Yvaga sería un nuevo comienzo en su calidad de vida, también lo sería en su relación.
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La primera en despertar del criosueño fue ____, quien se encargó de alistar todo lo mejor posible. Luego despertó Navarro, y entre ambas encaminaron el Corbelan hacia Yvaga ese último trayecto que quedaba.
Los demás fueron despertando uno por uno, todos menos Bjorn. Fue por eso que ____ se acercó s su criocámara.
—... ¿Por qué no saliste?—lo miró preocupada al ver que estaba consiente, pero sin levantarse.
—Queria ver si te preocupabas y venías a buscarme.—sonrió apenas, solo logrando que ____ le diera un golpe en el hombro y se largara del lugar.
Al llegar a Yvaga, el gobierno regente los mantuvo en cuarentena unos días. Investigaron el tema del xenomorfo, pues Yutani venía hace años experimentando con ellos. Incluso los años que los jóvenes estuvieron en el hipersueño, hubo otros accidentes con la criatura.
Pero todo eso quedó atrás cuando el gobierno les cedió una gran ayuda social. Una bonita casa, empleos livianos y la promesa de una vida tranquila fueron más que suficiente para olvidar todo lo vivido.
Pero mientras Rain se mudaba con Tyler y Kay, y Navarro y Bjorn vivían a unas manzanas, ____ se desvaneció.
En un inicio les comentó la oportunidad de unirse a un centro de investigaciones sobre plantas medicinales que Yvaga quería inaugurar, y lo emocionada que estaba con ello. Pero de un día para el otro desapareció. Y pasaron semanas sin tener novedades. Al menos hasta que Navarro la vio en las costas de la ciudad.
—¡Estaba ahí! Hurgando en las piedras de la costa.—miró a su hermano, quien enarcó una ceja incrédulo.
—¿Y por qué no te acercaste a hablarle?—Kay la miró preocupada—. No sabemos nada de ella hace mil años.—
—Un chico se acercó a ella, y se fueron juntos en un vehículo. Yo estaba lejos, no me escuchó cuando la llamé...—
—Osea que ya tiene novio y se olvidó de Bjorn.—Tyler miró divertido a su primo, quien no tardó en levantarse molesto y salir de la sala.
—Tenían el mismo uniforme, eso dice que son compañeros...—
—Si entró a ese proyecto de hierbas medicinales... ¿Tal vez buscaba algas?—Rain lo meditó un segundo—. Significa que puede volver a ir. Podemos quedarnos en la playa...—
—¿Y qué? ¿Quieres plantarte ahí todo el día y esperar a que aparezca?—Bjorn la miró desde el umbral de la cocina—. Es evidente que no le importamos, se esfumó. No quiere vernos.—
—A ti no quiere verte, y por ello todos estamos en el mismo problema.—Kay sonó molesta—. Todo es tu culpa... yo sí quiero ir a la playa.—
—Voy con ustedes.—Navarro sonrió emocionada—. Aún no veo el atardecer sobre el mar.—
Bjorn no podía creer la emoción del trío de chicas, parecían ignorar el hecho de que ____ no quería verlas...
¿No quería?
De todas formas...
Él sí quería verla.
Era un hermoso sábado por la mañana cuando ____ llegó a las costas del norte de Yvaga. Dejó su bicicleta sin mucho cuidado en la acera lindera a la arena, y tras quitarse los zapatos caminó hacia el agua. Le gustaba la sensación cosquilleante de la arena bajo sus pies, asi que disfrutó el corto trayecto.
Se acercó a unas grandes rocas de la orilla, comenzando su búsqueda de algas. Fue solo unos minutos después que un llamado desesperado la hizo voltear.
—¡____! ¡Quédate ahí quieta, señorita!—una Kay apresurada corría con dificultad por la arena, hundiéndose torpemente por usar zapatos pesados. ____ sonrió.
—No me iré.—volvió la atención a las piedras—. Tengo una buena porción de porquería verde aquí...—
—Asi que adiviné.—Rain y Navarro se acercaron a paso más seguro que Kay, apoyándose en la piedra que respaldaba a su amiga—. Eran algas.—
—¿Me espiaban?—Kay finalmente llegó, viendo a ____ guardar algas en un contenedor de plástico—. Que triste.—
—Te vi de casualidad antes... Perdón si me preocupo por una amiga que desapareció de la nada.—Navarro rodeó la roca, agachándose a su lado—. ¿Cuál es tu maldita excusa por habernos ignorado asi.—
—No las ignoré.—la miró finalmente—. Solo... No las estaba buscando.—cerró el contenedor ya lleno, dejándolo sobre las rocas—. Lo siento si las preocupé.—
—... Que disculpa más asquerosa.—
—Bueno, es la única que tengo.—____ se acercó al agua—. Yvaga es genial, y yo solo quiero... Aportar mi ayuda. Debo pagar la oportunidad que nos dieron ¿No crees?—
—¿"Nos dieron"?—Kay enarcó una ceja confundida.
—Si ayudaba en el laboratorio, les darían buenos lugares a ustedes. Y a mi, claro.—sonrió apenas—. Perdón si no te visitaba, Kay. Pero con saber que estabas a salvo y lejos de una mina de carbón estaba tranquila.—
—Nadie te pidió un esfuerzo asi.—Navarro llamó su atención.
—Son mis amigos, haría lo que sea por ustedes. No necesito tu permiso...—sonrió divertida antes de tenderle una especie de microscopio chiquito—. ¿Quieren ver algo genial? Hay gambas chiquitas que viven entre las rocas.—
Tal vez ____ no era una persona muy amorosa como Kay, o abierta como Navarro. Pero amaba a sus amigos, y el trío de chicas en aquella playa lo entendió al enterarse de todo lo que ella hizo por su seguridad.
—Le dijeron que si trabajaba en el laboratorio, nos mantendrían en el sector B, a todos.—Rain miró a Tyler, notando lo sorprendido que estaba—. ____ esta en el área de biomateria.—
—¿Por qué diablos no nos lo dijo?—Bjorn apoyó los brazos en la mesa—. Solo... desapareció.—
—Estamos hablando de ____, Bjorn. Desaparecerse por días era algo muy suyo en Jackson ¿Recuerdas?—Navarro se sentó a su lado—. Esta muy emocionada por este proyecto... Creo que ni siquiera duerme bien.—
—Pasó la tarde con nosotras pero nunca dejó sus apuntes.—Kay apoyó el mentón en la mesa, mirando con cierta tristeza aquella pecera con gambas blanquecinas que había juntado en la playa. (Mi sueño frustrado es tener de esas... Ahre cortaba el relato)
—Bueno, siempre estaba trabajando.—Tyler recordó las tardes de ausencia en las reuniones de fines de semana—. Supongo que aquí será igual.—
—No. No puede ser.—Bjorn lo meditó un segundo—. No puede ser una loca del trabajo aquí también, debe relajarse... Y la idea de que se sobreexija para que nosotros vivamos bien... No me gusta nada.—
Un silencio algo raro los rodeó. Todos creían que Bjorn tenía razón. Y debían hacer algo al respecto.
—Solo será la cena y luego me voy.—
—No, señora. Usted se quedará aquí con nosotros.—Kay la abrazó por la espalda—. Haremos una pijamada~
____ entró a aquella casa y de inmediato fue recibida por sus amigos. Y por Bjorn.
Mientras la lasagna se cocinaba en el horno y Kay llenaba su acuario de más y más plantas, ____ les relataba qué había estado haciendo esos días. Y Bjorn lo supo, la chica estaba comenzando a perderse de nuevo en ese círculo vicioso de trabajo.
—Debes controlarte con eso.—Rain la miró preocupada, diciendo en voz alta lo que todos pensaban—. Vinimos a Yvaga para mejorar nuestra forma de vida... Y tú haces exactamente lo mismo que antes.—
—Si, pero... Ahora lo hago feliz y bajo el sol.—____ intentó bromear, pero a su amiga no le hizo gracia—. Bueno bueno... Intentaré calmarme con eso.—
Después de la cena, y tras tontear un poco entre todos, media docena de colchones se desparramaron por toda la sala. Y todos cayeron rendidos enseguida. Todos menos ____.
Bjorn dormitaba apenas, cuando unos ruidos del comedor llamaron su atención. Se levantó con cierta pesadez, y esquivando a todos sus amigos tendidos en el suelo, se abrió paso hasta el comedor. Y entonces vio a ____ sentada en el marco de la gran ventana que daba a la playa.
—¿No puedes dormir?—la chica se dio un pequeño susto, pero no tardó en asentir—... ¿Puedo acompañarte?—
Algo insegura, ____ le hizo un lugar, y Bjorn no tardó en acercarse. Se sentó a su lado, cuidando no invadir mucho su espacio. Era la primera vez en su vida que se sentía tan nervioso por estar cerca de ella. Algo que sonaría imposible de creer en sus años de noviazgo, donde no se separaban para nada. Al menos hasta que todo se fue al diablo.
—¿Que es eso que se ve a lo lejos?—el chico señalo las costas a lo lejos, donde algo resplandecía apenas.
—Las gambas que viven en las rocas tienen un pigmento en su exoesqueleto que las hace bioluminiscentes.—explicó ____.
—... ¿Como me habías dicho en la nace? ¿Poco agraciado de cerebro?—la chica lo miró—. Hablas en chino para mi, cariño.—no pudo evitar sonreírle, y Bjorn se la devolvió.
—Bichos chiquitos. brillar en luna. Bonito.—habló cual salvaje, señalando la pecera de Kay detrás de ellos. Bjorn resopló con gracia.
—Ya ya, entiendo.—notó el leve resplandor de las criaturas sobre la cajonera de la sala. Eran bonitas—... Sobre lo que hablamos hoy... Era en serio, debes relajarte.—se tornó más serio, y ____ notó eso.
—Me gusta mi trabajo, de verdad es algo que disfruto hacer...—Bjorn estaba por hablar, pero vio que ella continuaría—. Pero vi la preocupación de las chicas en la mañana... asi que lo tomaré con calma.—
—No puedes desaparecer así... Hacías lo mismo en Yvaga.—
—Y por eso hiciste lo que hiciste ¿No?.—Bjorn se aferró al marco de la ventana, afectado por el tono neutral y cortante de aquello—. Me engañaste. Y antes de que te defiendas, esta bien... No fui una novia presente... lo entendí apenas hoy.—
—No, no pienses que es culpa tuya... Yo fui un idiota.—
—Ah, sí lo fuiste. No dije lo contrario.—____ se apoyó en el marco lateral de la ventana—. Me enamoré de mi trabajo, más de lo que lo estaba de ti... Descuidé lo nuestro, y tú tampoco te esforzaste mucho en intentar mejorar las cosas...—un aire helado la hizo tiritar apenas—. Los dos fuimos unos idiotas.—La chica bajó de la ventana, ya algo afectada por el frío y el cansancio—. Será mejor que vayamos a dormir, mañana trabajo por la tarde, y creo que podría descansar bien por primera vez en semanas.—
—... aún quiero intentarlo.—Bjorn no tardó en alcanzarla—. Empezar de cero.—
—... seamos amigos ¿Si? Asi nos evitamos el ciclo repitente de yo estresada por el trabajo y tú engañándome con una mesera.—
—Lo dices tan a la ligera que parece que no te importa.—
—Oh, no no no. No confundas mi actitud ahora. Porque en ese entonces me destrozaste el corazón.—la voz de la mujer se quebró un poquito en esa última palabra, y Bjorn sintió la urgencia de abrazarla en cuanto ella le dio la espalda.
—Lo lamento... Lo lamento de verdad.—la abrazó incluso más fuerte—. Fui un imbécil... Déjame arreglarlo... Si tú quieres.—apoyó el mentón en su hombro, agachándose un poco por la diferencia de altura—. Pero si dices que no, seguiré insistiendo.—
—Ah, que molesto.—
—Juntaré algas contigo... Te acompañaré al trabajo, y te esperaré a la salida... Veré que comas bien, que duermas bien... Me esforzaré para mejorar las cosas... Solo déjame hacerlo.—
____ se aferró a los brazos que rodeaban su pecho, asintiendo apenas. Bjorn sonrió, sintiendo cómo la chica se relajaba bajo su tacto.
Sabía que las cosas serían extrañas en un inicio, que no todo sería color de rosa. Pero se esforzaría, haría lo que sea para recuperar el corazón de la amante del trabajo.
La verdad yo no sé si podría perdonar algo asi.
No sé, nunca tuve pareja, quéseyo cómo reaccionaría. Re solari la piba xd.
Pero calculo que no volvería, no me olvido fácil de las cosas, no podría ignorar el hecho de que en algún momento me cagaste we.
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suzukis-posts · 8 months ago
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𝗟𝘂𝘀𝘁𝗳𝘂𝗹 𝗰𝗮𝗿 - 𝗞𝗘𝗜𝗦𝗨𝗞𝗘 𝗕𝗔𝗝𝗜/ 𝗛𝗔𝗡𝗘𝗠𝗜𝗬𝗔 𝗞𝗔𝗭𝗨𝗧𝗢𝗥𝗔
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Hanemiya Kazutora/ Keisuke Baji x Fem!Reader
𝗔𝗗𝗩𝗘𝗥𝗧𝗘𝗡𝗖𝗜𝗔: Carsex, NSFW en general.
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Después de volver a cambiarte a tu ropa normal, saliste del exuberante restaurante, con una sensación de fuego todavía encendida en tu vientre aunque aún no posees el rubor de vergüenza en tus mejillas.
Tu situación era la misma de siempre, un grupo de pandilleros te mantenían aislada de toda persona a excepción de ellos y otras amistades.
Estabas en una especie de relación abierta con los pandilleros, todos podían tenerte, obviamente con tu previo consentimiento.
Te quedaste con las ganas ya que Hina te había interrumpido a ti y a Baji. Observas a Baji y Kazutora esperándote afuera del auto, Baji con una expresión impaciente grabada en su rostro. Una vez que te ven, Baji abre la puerta del asiento trasero.
── Entra.
Levantas una ceja ante su actitud antes de entrar y deslizarte hasta el final, pero Kazutora abre la puerta desde ese lado.
Baji también entra rápidamente y cierra la puerta mientras miras entre ellos con confusión. ── ¿Q-Qué están haciendo-?
Baji captura tus labios rápidamente mientras desabrocha tu camisa. ── Voy a terminar lo que empezamos. ── Murmura contra tus labios mientras Kazutora pasa sus manos arriba y abajo de tu cuerpo desde atrás.
Te sonrojas antes de alejarte un poco.── ¿E-espera ahora mismo? ¿¿En el coche??
── Joder, sí. Las ventanas están polarizadas, ¿recuerdas? ── Baji confirma antes de colocar besos húmedos en tu cuello.
── Pero alguien... podría... ── Gimoteas mientras Kazutora mordisquea el lóbulo de tu oreja.
── Me importa una mierda. ── Baji gruñe y te diste cuenta de que no había forma de salir de esto, así que lo dejaste empujarte contra Kazutora y tirarte de las bragas antes de provocar tu entrada con los dedos.
── ¿Tan mojada estás? Apenas empezamos~ ── Él sonríe, mirándote mientras miras hacia otro lado avergonzada.
Kazutora baja la parte superior de tu camisa y tus senos se derraman. ── Eres tan linda. ── Murmura, con el rostro de un tono rojo oscuro mientras los acaricia suavemente con cuidado.
Baji pone los ojos en blanco. ── ¿Así es como la nombras? ── Gimes un poco pero tratas de contenerte.
── ¿Ya probaste el anal? ── Kazutora susurra roncamente en tu oído.
── ¡S-Sí... con Izana y-! ── Tu espalda se arquea cuando Baji roza tu sensible manojo de nervios.
── ¿Mikey? ── Kazutora termina por ti. Asientes con un gemido entrecortado mientras Baji se desabrocha los pantalones.
── Adelante. Ella puede soportarlo. ── Baji sonríe a Kazutora. Miras fijamente, con los ojos entrecerrados mientras Baji se empuja contra tu agujero.
── Date prisa, lento. ── Baji gime cuando Kazutora libera su miembro de sus pantalones. Una exhalación temblorosa se escapa de ti mientras Kazutora te desliza lentamente sobre su eje.
── Finalmente. Empecemos con la diversión. ── Baji sonríe con un brillo loco en los ojos antes de empujar bruscamente.
Tus ojos se ensanchan por el dolor y placer que generan sus estocadas, cierras un ojo y un grito silencioso sale de tu garganta cuando él te golpea sin descanso. Estaba sexualmente frustrado en este momento y necesitaba desquitarse contigo por la atención que les bridabas a los demás.
Lágrimas brotaban de tus ojos fuertemente cerrados mientras gemías, gritando su nombre una y otra vez por lo bien que se sentía. Kazutora no se molesta en moverse, excepto por algunos empujones ocasionales aquí y allá.
Tu agujero estaba apretándose alrededor de él fue suficiente para poder inducirlo a un orgasmo. Así que simplemente se recostó y escuchó tus hermosos sonidos mientras besaba tu cuello, dejando moretones por todas partes.
── Mierda. ── Murmura Baji antes de levantar tus piernas sobre sus hombros y empujar más profundo.
Tus ojos se abren y sacudes la cabeza bruscamente. ── ¡N-no! ¡No!
Él arrulla. ── ¿Acaso es ese tu punto dulce? ── Se ríe sombríamente cuando empezaste a sollozar de placer.
Golpea tu punto g una y otra vez mientras sollozas, el placer es demasiado para manejar. El coche se balancea ligeramente de un lado a otro debido a los fuertes movimientos.
── Joder, sí. ── Él gime, tu vagina revoloteando a su alrededor deliciosamente. El sudor rueda por su cuerpo y su cabello negro se pega a su frente mientras jadea pesadamente.
Él estaba cerca. Solo necesitaba que te corrieras con él. Las ventanas del auto estaban completamente empañadas ahora por todas las actividades que ustedes tres estaban haciendo y el aire estaba cargado con el olor a transpiración y sexo.
Kazutora finalmente decide hacer algo y baja su mano hacia tu clítoris. Con unos pocos roces suaves, estabas cremoso alrededor de la polla de Baji y apretando alrededor de la de Kazutora.
Los sollozos ahogados se escapan de tus labios mientras Kazutora te besa rápidamente. Los movimientos de Baji tartamudean antes de liberarse dentro de tu matriz con un profundo gemido.
Kazutora también se corre adentro, alejándose de tus labios con respiraciones pesadas y una expresión sonrojada.
Los tres jadean pesadamente, reuniendo sus pensamientos de la sesión de sexo confusa. ── Eso fue genial. ── Baji sonríe tontamente mientras pones los ojos en blanco. Se retira y se esconde mientras intentas levantarte.
Haciendo una mueca de dolor, caes hacia atrás, pero Baji te ayuda a levantarte, deslizándote fuera de Kazutora.
Él suspira, cerrando los ojos mientras su pene se ablandaba a la vista. Una vez que todos regresaron a la sede, Mikey e Izana estaban esperando afuera con impaciencia.
Ambos los ven a ustedes tres caminando hacia ellos. ── Bueno, ustedes se tomaron un tiempo terriblemente largo. ── Mikey frunce el ceño.
── Pero aun así volvimos, ¿no? ── Baji se encoge de hombros antes de pasar al edificio.
Izana observa antes de hablar algo que lo hizo tropezar. ── Dúchate, apestas a sexo.
Baji se da la vuelta con el ceño fruncido y una expresión nerviosa mientras miras hacia abajo con timidez. Mikey suspira antes de agarrar tu mano y tirar de ti, sin perderse la forma en que cojeabas. ── Vamos a ducharnos juntos _______.
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ivelovely · 6 months ago
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ᘒㅤar͟t͟í͟c͟u͟l͟o͟ 32 . 04 ft. enhypen ni-ki
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ㅤㅤEPISODIO O1.ㅤNO SE PUEDE FUMAR.
género: romance, escolar, intento de comedia. advertencias: mención al tabaco / uso de tabaco, la protagonista es una mujer. duración: 1206 palabras, alrededor de 5 minutos de lectura. taglist: no hay nadie:( avísame si quieres estar.
abres la puerta con cierta desgana. dentro se encuentra la enfermera, quién suspira mientras te mira y deja el bolígrafo con el qué escribía momentos antes. — ya sé que no va en contra de las normas ni ningún artículo escolar, pero no deberías pasar todos tus descansos aquí. —empieza a hablarte con una mirada comprensiva. no le haces mucho caso y te tumbas cómodamente en una de las camas de la enfermería con tu libro en mano lista para seguir leyéndolo. — sé que no es fácil hacer amigos y no quiero presionarte pero... — la enfermera seguía hablando de fondo mientras asentías con la cabeza, completamente ignorando lo que decía.
— no se preocupe, siga con su trabajo. —te pones los auriculares que llevabas en el bolsillo e ignoras todo lo que acontezca a tu alrededor a partir de ahora. la enfermera solo puede suspirar de nuevo, volviendo a escribir por dónde lo había dejado.
no estabas ahí porque no tenías amigos (que tampoco es que tuvieras muchos), sino por el silencio y la cómoda cama que casi nadie utilizaba. era plena primavera y la brisa llegaba por la ventana de la enfermería, que se encontraba en el primer piso. disfrutando del momento, te envuelves completamente en la historia que estás leyendo: vampiros enmascarados.
el protagonista se encuentra entre la espada y la pared, teniendo que decidir entre dejar a la mujer que ama o exponer su identidad vampírica. la historia está en pleno clímax. lo lees con velocidad. la música es perfecta. el olor... un momento. frunces la nariz ante el olor que llega a tus fosas nasales. humo. humo de tabaco.
cierras los ojos de la frustración y posas el libro, no sin antes dejar un marcapáginas de recordatorio. con él en mano, te acercas a la ventana para descubrir el porqué del olor. la escena que encuentras delante de tus ojos te horroriza. adolescentes fumando. adolescentes fumando en un recinto escolar. adolescentes fumando en un recinto escolar que tiene en el artículo 32.04 que el uso de drogas, tales como el tabaco y el alcohol, está totalmente prohibido y llevará a la posible expulsión tanto temporal como permanente dependiendo de la gravedad.
giras horrorizada hacia la enfermera, quién parece impasible por la situación. te acercas a ella por detrás y le tocas el hombro lentamente. se gira hacia ti, esperando con curiosidad. — están fumando. —dices con un tono entre el terror y la incredulidad.
la enfermera alza una ceja, elevándose en su asiento para mirar por la ventana. — oh. —es lo único que dice antes de darse la vuelta para seguir con lo suyo.
— ¿no vas a hacer nada al respecto? —niega con la cabeza.
— son los de natación. da igual cuánto les regañes, siempre vuelven a hacerlo. no tienen remedio, así que no vale la pena. —te quedas estupefacta. están rompiendo las reglas. no puedes permitir que esto siga ocurriendo. — es la primera vez que vienen aquí, seguro que los han vuelto a echar del gimnasio.
rompen las normas y nadie hace nada al respecto. inaceptable.
dejas el libro en una mesa de auxiliar cercana y te acercas con rapidez a la ventana. analizas la situación. unos cinco chicos están hablando con tonos a altos decibelios y se empujan entre ellos a modo de juego. ignoras de lo que hablan, no es importante. no conoces sus caras, pero no puedes asumir nada con ello porque... no conoces muchas caras realmente. te fijas a uno de los chicos que está más apartado, pero no excluido. ríe mientras ve como el resto juega y de vez en cuándo se une a ellos. él es el que está fumando principalmente.
lo ves tomar una calada profunda y te hierve la sangre en el proceso. de repente se aleja del grupo hasta unas mochilas tiradas sin cuidado en el suelo. saca de una negra una caja de cigarros y le tira uno a otro chico, para después guardarla. bingo. con una idea en la cabeza, sales de la enfermería dejando atrás tus pertenencias, pidiéndole a la enfermera que las cuide.
corres hacia donde crees que deben estar y finalmente llegas. siguen haciendo lo mismo.
— ¡ey! —gritas lo más fuerte que puedes, sacando pecho en el momento para demostrar confianza. los chicos se giran durante unos segundos para después ignorarte completamente. oh.
te acercas enfadada y ahora tocas el hombro de uno de ellos, el del cigarro. se gira y te mira con una sonrisa, aún riéndose de algo que le ha dicho alguno de sus amigos. miras su nombre para recordarlo: nishimura riki.
— no se permite fumar en el recinto. —hablas con el tono más intimidante que tienes. lo ves pestañear lentamente, como si le acabaran de decir algo increíble. pone su mano en su cara, aguantándose una sonrisa.
— qué pena. —dice mientras toma otra calada y pega un paso hacia ti. abres la boca ofendida. das un paso a la izquierda para alejarte de él y acercarte a las mochilas, aún mirando hacia riki.
— repito. no se permite fumar en el recinto. apaga el cigarro y... —te interrumpe una risa de alguno de los otros chicos. intentas leer sus nombres, pero tu miopía no te lo permite. vuelves a pegar un paso hacia las mochilas, estando ya a muy pocos centímetros de ellas.
— oye. —riki habla hacia ti, acercándose con una mirada ligeramente cansada. — no te afecta en nada que fumemos, así que vete y listo.
ignoras lo que dice. miras hacia una dirección aleatoria — ¡profesor, aquí! —gritas rápidamente, haciendo que los chicos miren hacia la dirección de tu mirada. te giras rápidamente aprovechando la distracción y robas los cigarros que se encontraban en la mochila negra.
al girarte, haces contacto visual con la mirada fija en ti de riki, quién no puede creer lo que acaba de ver. sales corriendo con la caja en mano. — ¡espera! —escuchas al chico gritar tras de ti mientras corres como puedes.
sabes que a alguien de natación no le ganas corriendo, así que buscas ganar con estrategia esta persecución. corres hacia la zona de aulas y al girar una esquina, entras rápidamente a una. te agachas contra la pared y utilizas tu sentido del oído para intentar comprobar dónde se encuentra riki.
escuchas pasos corriendo. ha pasado corriendo sin siquiera revisar su alrededor. aprovechas esto y vuelves por donde viniste, corriendo hacia la sala de profesores del segundo piso.
llegas en poco tiempo, sin rastro de riki detrás de ti. has ganado.
entras en la sala, yendo directamente al profesor encargado de tu aula. pones la caja de cigarrillos encima de su mesa. — nishimura riki, año desconocido, fumando delante de la ventana de la enfermería. cuatro criminales más de nombres no identificados lo acompañaban. —hablas rápido pero de manera clara.
el profesor te mira cansado — espero que te conviertas en policía, te iría muy bien. —coge la caja de cigarros y la guarda en uno de sus cajones.
— y yo espero que estos canallas reciban su castigo correspondiente. —el profesor asiente de manera poco convincente.
— claro, claro. es tarde ya, ve a clase. —asientes y sales de allí. vas hacia la enfermería, recoges tus cosas victoriosa y vas hacia tu salón de clases.
feliz empiezas a atender a la clase.
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pedripepinillo · 2 years ago
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25 . “Tu mamá me dio fotos tuyas cuando eras un bebé” con Gavi 😁
“fotos de cuando eras bebé” con gavi:
advertencia: cortito y lectora fem.
rara vez le cambiabas el fondo de pantalla a tu celular porque no lo creías necesario. ponías fotos tuyas y de tu novio juntos, o fotos de tus mascotas mayormente, pero aquel día fue diferente.
la foto de cuando pablo iba al preescolar adornaba plenamente la pantalla de tu celu, y sonreíste grande cuando notaste su hermosa sonrisa de bebé.
ese día pablo y tu saldrían a cenar a lo de pedri, pues había una reunión por el cumpleaños de uno de los chicos. tu novio estaría pasando por vos a tu casa porque recién había sacado el carnet de conducir, y estaba emocionado de llevarte a todos lados sin tener que pedirle a sus amigos mayores que lo llevaran.
la pantalla de tu celular se iluminó nuevamente cuando te llegó un mensaje de tu novio. había llegado y estaba afuera esperándote.
saliste con cuidado porque apenas y sabías andar con tacones altos. te había gustado tu outfit para ese día en particular, era un lindo vestido casual con un maquillaje sencillo, nada del otro mundo.
sabías que las novias de los compañeros de gavi irían también, así que no querías quedarte atrás.
“te ves hermosa, amor” dijo pablo cuando te vió. se había bajado del auto para abrirte la puerta, y no pudo evitar mirarte más de lo debido.
“gracias, tú también te ves lindo” le regresaste el cumplido con una sonrisa y subiste al auto con cuidado de no golpear tu cabeza con el techo.
“¿lista para irnos? ya vamos algo tarde…”
“si, vámonos” y así, pablo aceleró para irse rápido a casa de pedri.
en el trayecto más que hablar, iban escuchando música diversa, desde música de los 80s hasta las cumbias más actuales. a pablo le gustaba mirarte feliz, y también le gustaba cuando cantabas en voz alta las canciones que ponía.
“¿puedo usar tu teléfono para llamarle a pedri? es que el mío se está quedando sin batería…” te preguntó y vos accediste. le tendiste tu celular con toda la confianza del mundo, y él lo tomó.
ni siquiera paso un segundo cuando exclamó en voz alta.
“¡ah! ¿y esta foto como la tienes?” su rostro gritaba confusión, y se te hizo divertida la forma en la que sus cejas se juntaban en una mueca.
reíste tanto que tu estómago dolía.
“tu mamá me dió fotos tuyas de cuando eras un bebé.” dijiste entre risas.
“pero si aquí me veo fatal, ¡me faltan dientes!”
“te ves adorable, no sé qué te pasó.” dijiste como broma, y tu novio solamente pudo unirse en tus carcajadas.
“me veo patético, pudiste escoger al menos otra que no sea esa…” rascó su nuca con vergüenza pero aún así suspiró rendido.
le gustaba que trajeras fotos suyas, pero le hubiera gustado más una donde salieran juntos.
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loveiiaz · 1 month ago
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#     tavena, su abuela y theia se encuentran en el áre de bebidas .ᐟ
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' ¿gustan algo de beber? ' los labios se curvan en una sonrisita, con el repentino nerviosismo repiqueteando en su pecho. da un fugaz vistazo a todas las opciones, desde infusiones hasta licores, sus cejas suben con sorpresa. ' creo que escuché que el alcalde tenía la mejor ración de licores de todo safe haven ' y no es mentira, la mujer a la que asignaron a su cuidado lo mencionó antes de servirse una ( de las varias ) bebidas de la noche. ' el vino me está tentanto pero no sé ... ¿qué dicen? ¿me acompañan aunque sea con una copa? ' @tavimeh
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despiertabelleza · 1 month ago
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jaryoo · 2 months ago
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# hyun , carter ( @hyvvn @cartairat ) enviaron : "¡cuidado con esas plumas!"
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escuchó la advertencia y alcanzó a detener sus pasos, salvándose de tropezar. dirigió la vista hasta el tumulto de plumas y luego hacia el dueño de la frase. “¿qué tiene? no es como si fuera a pisar a uno de los cuervos...” curvó una ceja y terminó echándose un par de pasos hacia atrás. “¿crees que es de mal augurio pisarlas? ¿se me van a pegar en los zapatos?” esta vez, llevó la mirada hasta los pies ajenos y, al notar algo sobresaliendo de la suela, agregó: “¡ugh! creo que el que ya las pisó es otro... o llevas basura contigo.”
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deepinsideyourbeing · 4 months ago
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hermanaa, cómo sería Enzo x inexperienced!reader donde Enzo le enseña como hacer una blowjob
+18!
Cuando te posicionás entre las piernas de Enzo, con los labios hinchados por la intensidad de los besos que compartieron hasta hace un minuto, sus ojos cálidos encuentran los tuyos y sus nudillos acarician tu mejilla. Con su pulgar roza tu labio inferior, tirando con suavidad mientras intenta recuperar el habla.
-¿Estás segura?- pregunta luego de unos segundos de silencio.
-Sí.
Te permite despojarlo de sus prendas y no hace comentarios cuando permanecés inmóvil, con tu mirada fija en su miembro duro que clama por un poco de atención y tu lengua asomándose para humedecer tus labios secos. Toma un cojín del sofá y con un exagerado gesto de caballerosidad lo coloca sobre la alfombra para evitar que la posición provoque dolor en tus rodillas.
Tu mano recorre la distancia que los separa con timidez y cuando preguntás silenciosamente por su permiso para tocarlo, coloca su mano sobre la tuya para guiarla hacia su erección. Tus dedos se cierran sobre su extensión con cuidado, sin poder tocarse por su generoso tamaño, y la sensación hasta ahora desconocida te resulta fascinante. Es pesado y está caliente. Muy caliente.
Sonreís. Tus ojos brillan y lo tomás con ambas manos. Él se pregunta cómo podés verte tan tierna en una situación como esta, sosteniéndole la mirada cuando tus labios entreabiertos dejan pequeños besos húmedos sobre su punta brillante, robándole incontables suspiros con tan simple gesto.
-¿Así?- preguntás con un ligero temblor en la voz.
-Sí, así- acaricia tu pómulo-. También podés...
Tu lengua recorriéndolo lo obliga a interrumpirse y un gemido escapa de su boca cuando cerrás tus labios sobre él, tomando poco más que su punta. Arqueás ambas cejas, tu mirada invadida por la inseguridad que te provoca tu falta de experiencia, y cuando Enzo sonríe para tranquilizarte podés apreciar que lucha por no cerrar los ojos.
El sabor de su esencia invade tu lengua y suspirás. El calor entre tus piernas es todavía más intenso de lo que era durante la larga sesión de besos y estás segura de que tu humedad mancha mucho más que tu ropa interior. ¿Es normal que esto te parezca tan placentero? Necesitás preguntarle a Enzo una vez que terminen.
Tus primeros movimientos son lentos y medidos, en parte intentando replicar lo que tantas veces viste en videos porno y con la intención de provocarlo, pero comenzás a desesperarte y tomás más y más de su miembro en tu boca. Cada vez que retrocedés Enzo puede apreciar tu saliva corriendo en su piel y tiene que contenerse para no tomarte por el cabello y utilizarte sin piedad.
Con el correr de los minutos tu mandíbula comienza a doler. Te esforzás para ignorar el dolor, motivada por todos los sonidos de placer que tu novio te permite escuchar, pero la fuerza con que cerrás tus ojos junto con tu respiración agitada llaman su atención y te detiene rápidamente.
Estás por disculparte pero te silencia y toma tu mano, todavía cerrada firmemente sobre su erección. Rápidamente comprendés cómo le gusta ser tocado y te esforzás por seguir el ritmo establecido, regando besos en su punta, trazando una vena con tu lengua (es tan tentadora como las venas que adornan sus manos y brazos) y eventualmente volviendo a tomarlo en la calidez de tu boca.
Con voz ronca, Enzo susurra:
-Sos muy linda, ¿sabías?- tus mejillas arden tanto por la vergüenza como por la excitación y cuando negás el movimiento lo hace jadear-. Ahora...
Succionás y luego de un fuerte gemido arroja la cabeza hacia atrás.
-¿Así está bien?- preguntás luego de repetir la acción.
-Así está perfecto, princesa- acomoda tu cabello.
Todavía no se atreve a confesar cuánto desea terminar en tu boca y verte batallar para tragarlo todo, no, pero teme que llegado el momento cualquier remanente de control lo abandone. Está seguro de que disfrutaría tomar tus mejillas entre sus dedos, ejercer presión hasta que abras la boca y ver cómo su semen escapa, marcándote manchando tus labios y tu mentón.
Ojalá lo disfrutes tanto como él.
Buenas noches :)
taglist: @chiquititamia @creative-heart @llorented @recaltiente @lastflowrr @madame-fear @delusionalgirlplace ♡
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belvedia02 · 2 months ago
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Día 4: Yes, No, Maybe
Fandom: Wednesday 2022
Relationships: Wednesday Addams & Enid Sinclair
Words: 998
Resumen: Enid sale de su habitación por unos momentos, encontrándose con Yoko quien le entrega un juego que le ayude a seguir compartiendo con su roomie
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Enid subió los escalones con sumo cuidado, no quería derramar la cena que con tanto cuidado había logrado acomodar los platos en la bandeja de metal, sumando el hecho que logró equilibrar la vela en el costado derecho de ese objeto rectangular. 
—¿Tendrás una cena romántica? — Preguntó una voz que salió de la oscuridad, casi desconcentra a Enid y hace que casi de un paso en falso.
—¡Yoko! — Enid se acercó a su mejor amiga que estaba apoyada en el umbral de la puerta de su dormitorio. 
—Me pregunto si al fin tuviste el valor de confesarte—. Yoko le encantaba molestar a Enid con su nueva compañera de habitación en el aspecto amoroso.
—¿De qué estás hablando? — Enid se puso nerviosa y tensó aún más sus brazos.
—¿Fingirás demencia? — Yoko pudo ver esos cambios sutiles en Enid desde hace una semana. Sabía que le gustaba hablar y comentar algunos chismes de los estudiantes de la academia de Nevermore, pero esa entrada en su blog acerca de su nueva roomie, dejaba entrever que el texto nunca fue objetivo.
—Tengo prisa, estoy llevando la cena para Wednesday—. Ignoró la pregunta y siguió caminando. 
—Sabía que tenía razón. Este es tu primer paso para conquistar su corazón, si es que tiene uno— A Yoko le encanta molestar a su amiga y quizás así darle el valor que necesita para aceptar que Addams no es una simple roomie.
—Solo… — Enid suspiró, en estos casos prefiere ignorar a Yoko además que le estaba tomando demasiado tiempo en volver, no quería que su compañera se haya aburrido de esperarla y haya cambiado de opinión y esté durmiendo. 
—Deberías aprovechar el apagón para conocerla mejor—. Yoko lo dijo con un tono sugerente.
—Estuvimos jugando—. Enid se arrepintió de darle esa información a Yoko, fácilmente se podría malentender. 
—Vaya, no perdiste el tiempo— Yoko hizo una breve pausa — Espérame aquí. — Entró a su dormitorio y después de unos minutos volvió a hablar con Enid. 
—Yoko…— Enid solo pensaba que debería haberla ignorado desde el primer momento.  
—Ten, creo que este sería un juego para pasar el rato— Yoko dejó la caja rectangular en el espacio vacío de la bandeja. 
—No es necesario—. Enid reconoció el nombre del juego y no era muy experta. 
—Podrías agregar dificultad—. Yoko enarcó una ceja.
—No, ya perdí dos veces — Enid solo quería volver a su habitación y tener una cena tranquila.  
—¡Así se hace Enid!, supongo que jugaste strip poker y…— Yoko dudaba que Enid sugiriera tal tipo de variante del juego de cartas.
—¡NO! — Enid no quiso negar esa afirmación con un grito y sin esperar otra palabra de Yoko se alejó rápidamente.
—Saludos a Addams— Fue lo último que escuchó Enid antes que Yoko cerrara la puerta. 
Después de esa pequeña e inesperada conversación, Enid logró llegar a su cuarto, ahora solo debía abrir la puerta, sin embargo solo tuvo que empujarla con el pie. ¿La cerré? Se preguntó mientras caminaba hacia el centro de la habitación, dando un breve vistazo a Wednesday que estaba sentada en el suelo junto a Thing manteniendo una conversación que fue terminada cuando ella se acercó. 
—Espero que mi elección de la comida sea de tu agrado— Enid esperó a que Wednesday se levantara del suelo y agarrara su plato. 
—Está dentro de las preparaciones favoritas de carne, solo tendré que agregar algo de cianuro— Enid no sabía si estaba hablando de manera sarcástica o era una forma de nombrar algún ingrediente exótico que ella desconocía. Enid agregó esa información a su lista mental de las preferencias personales de su roomie.
—Todavía no logro descifrar que es esa caja de madera— Wednesday seguía cerca de Enid.
—Eso, puedes ignorarlo, es algo sin importancia— Enid fue en dirección a su escritorio dejó la bandeja en el pequeño espacio que quedaba en el mueble donde estaban algunos de sus lápices. Luego agarró su plato y sin preguntar, se acercó una vez más al centro de la habitación.
Los minutos en que compartieron la cena fueron una breve conversación, mayormente guiada por Enid, quien no deseaba que esos momentos se convirtieran en un silencio incómodo. Sin embargo, Wednesday le prestaba atención y respondía brevemente.
—¿Me dirás lo que hay dentro de esa caja? —Wednesday todavía seguía intrigada por ese objeto.  
—Jenga, es solo un juego de destreza— Enid cambió de opinión y encontró el valor de preguntar. —¿Te gustaría…? — Enid no tuvo la oportunidad de finalizar su pregunta, porque la luz volvió en ese momento.
La vista de ambas compañeras se ajustó con rapidez. Wednesday volvió a apagar las velas, esta vez con solo un soplido. Sin volver a conversar con Enid se alejó de ella para guardar en su baúl aquella fuente de luz. Enid suspiró, aun no quería que volviera la electricidad porque ella quería seguir compartiendo esa noche de penumbra junto a Wednesday, esa atmósfera le daba cierta intimidad.
Espera yo… estúpidos comentarios de Yoko. Pensó Enid. Rápidamente ordenó la bandeja y los platos. Con nerviosismo salió de su habitación sin avisarle a Wednesday. Bajó velozmente las escaleras.
Enid volvió en la mitad del tiempo, sin encontrarse con Yoko. Vio que Wednesday ya estaba acostada y con un libro en sus manos. Ella no la interrumpió y se preparó para dormir. Enid se debatía mentalmente si deseaba saber si su roomie se divirtió esa noche durante el apagón. Finalmente encontró su valentía y le preguntó. 
—Quizás…— Respondió con simpleza después de recordar que inicialmente solo pretendía seguir avanzando con sus escritos. Esa respuesta desanimó a Enid.
Se despidieron y Enid se durmió apenas se acomodó en su cama.
Sí. Wednesday admitió cuando apagó la lámpara de su mesa de noche, dejando una vez más el dormitorio a oscuras. Recordó que inicialmente creyó que sería un fastidio compartir con Enid por tanto tiempo, ella se equivocó completamente, aunque por ahora no reconocería la verdad. 
Olvidé cobrar la apuesta. Fue su último pensamiento antes de encontrar su posición favorita para dormir, sus brazos entrecruzados.
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Última parte de su "primer acercamiento" como compañeras de cuarto. Gracias por leer
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reverieact · 3 months ago
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* As night falls, does the past remain unclear?
Celeste atravesó el umbral del despacho de la Mentora Superior con una gracia majestuosa, como si el espacio mismo se adaptara a su presencia. El despacho estaba meticulosamente decorado con una combinación de elegancia histórica y modernidad. El suelo de mármol pulido reflejaba el sol que se filtraba a través de los altos ventanales, creando un juego de luces y sombras que añadía un toque dramático al entorno. Las paredes, revestidas con paneles de madera oscura, estaban adornadas con antiguos libreros y retratos enmarcados que hablaban de una rica historia académica y de ¿justicia?
Detrás de un imponente escritorio de caoba, situado en el centro del despacho, Genevieve se encontraba de espaldas a la profesora. Hasta que la sintió y se volteó para verla. Su cabello pelirrojo, perfectamente peinado en ondas, enmarcaba un rostro que mostraba una expresión de satisfacción. El escritorio estaba adornado con una serie de documentos, todos organizados, y un reloj de oro que marcaba el paso del tiempo en un ritmo casi ceremonioso.
Celeste se acercó al escritorio con pasos deliberados. Cada movimiento suyo parecía estar coreografiado para transmitir una mezcla de confianza y respeto. Se detuvo frente al escritorio, donde Genevieve levantó la vista de los papeles que estaba revisando.
El silencio que se instauró en la sala era el preludio de una revelación importante. Celeste rompió el silencio con una voz que resonaba con una clara nota de seguridad y triunfo.
—Salió tal cual como lo planeamos.
La Mentora Superior, al escuchar la confirmación, mostró un leve asentimiento, su mirada aguda y calculadora encontrándose con la de Celeste. La satisfacción en su rostro era evidente, aunque contenida, como si las palabras que escuchaba fueran la culminación de un esfuerzo meticuloso y bien ejecutado. 
Ella cruzó las manos sobre el escritorio, ajustando sus papeles con un gesto deliberado, y su expresión reflejaba una mezcla de orgullo y alivio.
—Acabo de hablar con Olivier —dijo finalmente la Mentora Superior —. Maximilian Steele pasará un buen tiempo bajo investigación y no podrá volver a ejercer.
El nombre de Maximilian Steele resonó en el aire como una sentencia, un eco de la complejidad de la situación que se había manejado con tanto cuidado. Era el último eslabón que quedaba del incidente de París. Celeste escuchó la noticia con una mezcla de satisfacción y profesionalismo. La certeza de que Maximilian Steele no podría retomar su influencia era una victoria significativa, un testimonio del éxito de la operación y de la meticulosidad del plan.
—Es una medida necesaria para asegurar que la integridad la justicia vuelva a su cauce y nuestro entorno académico deje de estar perturbado por viejas prácticas. — sentenció Genevieve. 
Celeste asintió, no era suficiente con que las cosas estuvieran bajo control; debía asegurarse de que todos los aspectos estuvieran completamente gestionados.
—¿Ya le has informado a Phoebe Clark? —preguntó, su tono marcando una mezcla de interés y necesidad de asegurarse de que todo estuviera coordinado.
La Mentora Superior levantó una ceja, un gesto que reflejaba tanto sorpresa como reconocimiento por la pertinencia de la pregunta.
—Sí, Phoebe Clark ya está al tanto de la situación. Ha sido informada de cada detalle y está tomando medidas para garantizar que todo se maneje con la mayor precisión posible. Ella se encargará de coordinar los siguientes pasos y asegurar que no haya sorpresas imprevistas.
Celeste sonrió, satisfecha con la respuesta. Sabía que la coordinación meticulosa y la atención a cada detalle eran esenciales para mantener el equilibrio alcanzado y evitar cualquier contratiempo. Con una última mirada de gratitud hacia ella, Celeste se dio la vuelta, su postura erguida y sus pasos resonando con una determinación tranquila.
¿Quién es Phoebe Clark?  ¿Por qué Max fue inculpado?  ¿Dónde está Piers Campbell? 
Fin del capítulo de La Legión de Reverie. 
Próximamente: Los Seguidores de Clark.
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rubywolffxxx · 1 month ago
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Mini shots HOTD
(Jace, aegon, Aemond)
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Masterlist de mi autoría
Resumen: shots cortos inspirados en el final de la segunda temporada.
Parte 1 Parte 3
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Jace: *ver a tu prometido deprimido por la situación de los bastardos era preocupante, no solo porque generaba tensiones con la reina, sino también porque sacaba a la luz un lado inseguro que no te gustaba ver*
—Un príncipe no debería hacer pucheritos ni lloriquear.—
—No lloriqueo ni hago... ¿Qué diablos es un pucherito.—La chica frunció sus labios apenas, imitando el tonto gesto. A pesar de que intentó sacarle una sonrisa, no lo consiguió—. Esto es un grave error. Le dio armas y responsabilidades enormes a desconocidos. Y ese Ulf es un imbécil.—
—Es gente que fue criada en un ambiente diferente al tuyo, Jace. No esperes reverencias o palabras educadas.—____ se sentó frente a él, tomando sus manos con cariño.
—... No me gusta nada tener que ver a plebeyos por aquí, hablando a gritos y bebiendo sin cuidado... No merecen esta posición, esta oportunidad.—____ frunció el ceño apenas, soltando su mano.
—¿Crees que porque uno nace en cuna humilde no tiene derecho a tener un poco de dicha o grandeza?—se levantó—. Por si no lo recuerdas, mi padre era un pobre herrero, nombrado caballero por tu abuelo.—
—Lo sé, ____. No te-
—Arriesgó su vida para salvar la de Viserys hace años, fue valiente, leal... ¿Crees que un plebeyo sucio por el ollin de la forja no merecía un reconocimiento? ¿O incluso enamorarse de una princesa y ser amado?—el chico relajó su postura, preocupado. ____ nunca se enojaba, y menos con él.
—No es lo mismo, tú no eres una-
—Fui concebida antes de que mis padres se casaran, incluso antes de que mi padre fuera nombrado caballero... según tu lógica, soy una bastarda ¿No?—alzó las cejas—. Temo decirte que tu prometida y jinete del dragón más rápido es una pobre bastarda.—
—... No quiero pelear contigo.—
—No podrías, porque yo tengo razón.—rodeó la mesa, acunando su rostro—. Oh, que sorpresa, un bastardo hereda los genes de su padre y madre.—exclamó con ironia—. La sangre Targaryen controla dragones, si... ¿Y? ¿Crees que todos estén dispuestos a pasar lo que pasó con Vermithor?—
—Si un bastardo reclama un dragón... Podría poner en duda mi derecho al trono... Tu prometido no sería nada más que uno de los tantos bastardos con un dragón.—
—Mi prometido es hijo de la reina y de un buen hombre... un dragón creció a su lado, signo de sus raíces Targaryen.—acarició sus mejillas—. Es amable, cariñoso... Un poco clasista y pésimo en el alto valyrio pero aún así no lo cambiaría por nadie.—Jace la miró con ojitos brillosos, y no tardó en abrazarla.
—Lloriqueé más que un bebé ¿Verdad?—
—Ni Joffrey hacía tanta rabieta.—lo escuchó reír en su hombro—. Pero no te preocupes, ya pasó... Y si te preocupa que alguien desafíe tu reclamo al trono, tranquilo... Le cortaré la cabeza a cualquiera que critique esta hermosa cabellera oscura.—dejó un besito en su coronilla—. Ahora, si ya superamos esto, vamos a cenar.—____ rompió el abrazo, tomando la espada que descansaba junto a la puerta y saliendo sin más. Jace suspiró más tranquilo, sonriendo antes de seguirla.
Dioses... Que afortunado se sentía por tenerla
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Aegon: *siempre creíste que Aemond era algo inestable, pero en cuanto quemó aquel pueblo y lo viste hervir de rabia por los pasillos de la fortaleza, supiste que a Aegon debías sacarlo de ahi*
—Hola, cariño. Que raro verte a-
—Levántate, nos vamos.—____ revisó sus armarios, sacando algo de ropa y lanzándola sobre la cama. Aegon no entendía nada de lo que estaba sucediendo, y tenía la sensación de que si hablaba, la mujer le gritaría—. Aemond redujo a cenizas Sharp Point. Está muy enojado, y temo que esa ira recaiga en ti.—la mujer metió todo en un bolso, y se sentó en la cama junto a Aegon—. Dejó la fortaleza ahora, nos vamos.—
—Soy el rey ¿Por qué debería correr?—____ tomó su rostro con firmeza, mirando ese par de ojos cansados.
—Porque yo soy tu reina, y como tú estas aquí quemado por tu estupidez y tu hermano esta perdiendo la cabeza por ahí, yo soy el alto mando, y te ordeno que levantes tu culo de esta cama y te vistas. Nos vamos.—
—... Ah, me gusta cuando te pones mandona.—
Aegon se levantó, cambiando su túnica por la ropa simple que la mujer había dejado para él.
—Lord Larys quería que escapemos en un carruaje, pero no pienso dejar a Snowflake.—
—Yo no puedo montar contigo...—se paró, quejándose por el dolor aún latente en su rodilla—. Deberías... Solo irte sin mi, solo soy una carga.—____ lo miró sin terminar de creer aquello.
—No pienso dejarte aquí, Aegon. Ni siquiera pienses en eso.—terminó de amarrar la capa, cubriendo su cabeza con la capucha. Apachurró su cara con tela y todo, dejando un beso en sus labios—. Así que ponle voluntad.—
—¿Orden de la reina?—
—De tu esposa.—lo vio sonreír.
—No merezco tener a una mujer tan maravillosa como compañera.—
—Una que te ama, incluso teniendo cara de puré.—
—Oye~
La vio sonreír antes de tomar el bolso y mover el librero que tapaba los pasadizos secretos.
—Asi ninguna mujer te mirará con lujuria.—le alcanzó un bastón para que pudiera pisar mejor—. La única lujuria que necesitas es la mía.—
—Nada más...—
—Nos vamos, majestad.—____ le dio paso en el pasadizo—. Snow está en las afueras de la ciudad, Larys ya está camino a Essos. Nos encontraremos en un punto medio.—
—Planearon todo esto... ¿Para sacarme?—
—Yo te amo, corazón. Haría lo que fuera por ti... Y Larys tiene debilidad por tu situación de lisiado... y un fetiche por los pies, creo que le gusta el tuyo todo roto.—
—Que horror...—____ rió bajito antes de besar su mejilla y comenzar a caminar.
—No te preocupes, cuidaré la pureza de tu pie. Nadie lo lamerá ni chupará.—
—Que considerada...—
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Aemond: *cuando te enteraste que Aemond maltrató a Helaena, no tardaste en ir a buscarlo*
—¿Qué es esa mierda de que le pegaste a Helaena?—
—Una princesa no debería decir esas-
—Púdrete, tú y tu puta elegancia.—____ apoyó ambas manos en la mesa, mirando al hombre cabizbajo—. ¿Qué mierda te pasa? ¿Incendias un pueblo por capricho y ahora te haces el ofendido?—Aemond hundió el rostro en sus manos, estaba frustrado. Frustrado, estresado, enojado y asustado. Y la mujer yendo a reclamarle lo de Helaena no lo hacía sentir mejor.
—Tiene a Vermithor, Bruma y Ala de plata, ____... súmale los de ella, sus hijos y Daemon... ¿Cómo esperas que le hagamos frente?—El hombre la miró, y entonces ____ notó sus ojos cansados—. Me disculpo si fui brusco... Pero Helaena debe ir a batalla quiera o no.—
—... Sabes que ella no lastimará ni a una mosca.—
—Lo sé, pero necesitamos a Dreamfire en el campo. Con Tessarion, al menos seremos cuatro... Solo si tú vienes también.—
—A donde tú vayas, yo iré contigo, Aemond...—lo vio sonreír—. Pero vuelve a asustar a Helaena y te apuñalo el otro ojo.—
—Siempre amenazas con lo mismo... Consíguete otra.—
—¿Otra amenaza?—Lo vio sonreír aún más—. Romperé nuestro compromiso entonces.—
—Ah, eso no lo harías.—
—¿Seguro? Aún no nos casamos oficialmente, puedo conseguirme otro esposo.—
—Eso no lo dudo.—Aemond se puso de pie, parándose frente a ella—. Una princesa Targaryen, hermosa, buena guerrera...—tomó su rostro con cierta firmeza—. Simpática y valiente...—se inclinó hasta su oido—. Y, ante los ojos de todos, aún virgen.—
—¡Aemond!—le dio un golpe en el pecho, haciéndolo reír.
—Aōhon iksan se ñuhon iksā*, ____... Hasta el final de nuestros dias, amor mio.—La mujer acunó su rostro, y Aemond sintió entonces ese amor y calidez que solo con ella supo que podía sentir.
Yo soy tuyo y tú eres mía*
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