Tumgik
#concentrarte
frasesenespa-ol · 18 days
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–Siempre me ha gustado esa idea –confesó–. Pensar que puedes alejar el invierno de ti solo con tu ingenio. Y poder concentrarte en el calor de la primavera.
Corazón de mariposa -Andrea Tomé
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blondieeu · 5 months
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resentment. connie s.
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connie who’s been fluent in spanish his whole life, his first language actually decides to teach you the language because regardless if you’re just two collage kids in love, when you get married he wants your kids first language to be spanish too.
so he takes the time out his day to really sit with you in the lonely campus library and explain it with love because it’s something he really really wants with you.
“tú eres means you are, yo soy is i am. you get it? so let me give you an example, tú eres muy artística y bonita. you understand?”
“mmhm”
“why can’t you pay attention mama what’s wrong?”
you nod in a daze, barely even all the way there with the back of your pen almost stuck between your lips, eyes on his pretty brown ones. honestly, constance springer was the hottest man alive when he spoke spanish.
connie snapped an impatient finger in your face as he tried to read your expression, pulling you closer to him on the library booth chair so he could understand you better.
“nun, jus can’t focus well connie”
he smacked his teeth and looked at you with an eyebrow up, the one that he had slit. constance kinda had a stink expression.
“you know what i’m sayin’ when im doggin’ yo shit inna nother language, so what’s the difference?”
you felt yourself get quiet and your body get a little hotter while you sat next to him, starting to fan yourself with your acrylics.
“¿eso es lo que te ayudará a concentrarte, bebé?” (is that what’s gonna help you focus baby?)
he whispered, pulling your body effortlessly onto him with tattooed arms and hands to put you into a straddle form. he let your hips rock back and forth over his pants, a slow but noticeable motion that definitely displayed how you felt in the moment.
“you wan’ do this here, really?”
you rubbed on his shoulders, feeling that damn compression shirt get in the way of gazing at your man’s tatted chest, so you slid your hands down to the hem of said shirt and worked it up his stomach.
“mmm, that’s not true connie..i can focus.”
connie smiled a wicked smile, tooth gems sparkling in the dim light. and he pushed all your hair to the side so he could whisper into your ear better.
“si eso no es cierto?” (yea that’s not true?)
connie left wet kisses on your neck. his hands rubbed at your ass before sliding under your shirt and up your back, touching at your bra strap like he was bout to take it off.
“ s’ not connie. don’t be mean..”
he chuckled wrapping his arms around your waist to feel you grind down on him a little harder, groaning a bit and silently grateful the nobody really used the library on campus.. and it was pretty late so nobody was gonna come.
“you realize that was in spanish right mama?”
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blondieeu xx
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americangroupie · 8 months
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plz plz plz!!!!! UN TRÍO (matías, reader, enzo)!!!! estoy muriendo muerta de tanto pensar en eso, sí pudieses hacerlo sería LIVE SAVING fr
✪ pyramids ✪
enzo vogrincic x reader x matias recalt
tw: +18 la fantasía sexual de todas
a/n: mi escrito mas largo, más producido y del que estoy más orgullosa ;) si veo que les gusta puedo hacer la parte dos, vivan los hombres
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"¿qué tanto mirás?" susurró matías cerca de tu oreja, tratando de seguir el camino de tu mirada al percibir que llevabas varios minutos con tus ojos estancados en algo.
bueno, en alguien.
desviaste la mirada hacia tu derecha, mirándolo a él por un par de segundos mientras apoyabas la cabeza en la palma de tu mano. "nada." matías levantó una ceja. "qué pasa, mati. ¿celoso?"
rió, negando la cabeza. "depende. ¿a quién mirás así?"
"adivina." dijiste mirándole a los ojos, devolviendo tu mirada al uruguayo. este se encontraba charlando con sus demás compañeros de reparto en el otro extremo de la mesa del restaurante del hotel, expresándose corporalmente al discutir sobre un tema inaudible gracias a la cantidad de personas que se encontraban a tu alrededor, y a los pensamientos obscenos que se encontraban invadiendo cada espacio de tu cabeza.
"no tenés nada que envidiarles a las nenas fanáticas de internet; sos igual." dijo acompañado de un suspiro, envidiando que el brillo de tus ojos sea gracias a alguien más. "es cómo diez años mayor que vos, hija de puta."
reíste, mordiéndote levemente el dedo. "yo las entiendo tanto." te respondió alzando ambas cejas. "por algo estoy acá con vos."
"estás acá conmigo y lo mirás a él. ¿cómo es la cosa, gorda?"
"no sos mi novio."
"él tampoco."
"puede llegar a serlo."
devolvió su mirada a ti. "¿eso querés?"
imitaste su acción, bajando la mirada a sus labios haciéndole sonreír pícaramente. "mmm. si te pierdo a vos, no."
matías giró su cabeza hacia enzo, analizándolo por un par de segundos mientras apoyabas tu cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro. eran altas horas de la madrugada, pero aún después de un largo día el perfume del argentino seguía siendo predominante en el aire cerca de su cuello. "no necesariamente."
"¿qué me estás queriendo decir, amor?" susurraste alzando tu mirada sin moverte, tus ojos aparentando una inocencia que matías sabía era inexistente.
"vos sabes exactamente a que me refiero."
sentiste tu corazón acelerarse levemente al sentir un poco más real una de tus fantasías más intimas y utópicas, no considerabas a matías una persona que estuviera abierta a algo así. y sincerándote contigo misma, antes de conocerlos a ambos tampoco te veías capaz de encontrarte soñando despierta con dos hombres, uno adelante y otro por detrás. pero faltaba la parte más importante, que era que enzo estuviera dispuesto.
sentiste la noche pesada y larga, los minutos parecían horas al no poder concentrarte en nada más que en tus fantasiosos pensamientos, siendo poco charlatana comparada a los días donde matías no tenía una mano sobre tu muslo, y donde enzo no tenía el pelo tan desordenado y la remera tan apretada.
al finalizar la cena, te despediste de todos con un beso en el cachete, quedándote charlando con esteban por un par de minutos mientras matías saludaba al resto.
y entre tanto que lo escuchabas contarte sobre su próximo proyecto, divisaste a matías por sobre el hombro de esteban hablando con enzo, haciendo contacto visual con el uruguayo mientras matías hablaba.
"estoy en el proceso de casting, pero pienso que ya lo tengo en el- ¿qué pasa, flaca?" esteban pregunto con un leve tono de preocupación en su voz, girando su cabeza hacia un lado para encontrar a lo que mirabas que coloreó tus mejillas de un vibrante rosado.
"nada kuku." respondiste rápidamente y con seguridad, queriendo que volviera a hablarte para no llamar la atención de nadie más. "¿que decías?"
te alzó una ceja. "nada, que pienso que ya tengo el rol en el bolsillo." le sonreíste y asentiste a ver a matías caminando hacia ustedes.
"¿vamos?" dijo matías al acercarse lo suficiente; asentiste como respuesta. "chau, kuku, nos vemos mañana."
"chau, nos vemos al desayuno." dijo dirigiéndose a ambos, pero regalándote una sonrisa picara al comenzar a alejarse.
suspiraste y apretaste los labios con vergüenza mientras caminabas al lado de matías hacia el ascensor.
"mati."
"¿hm?"
"¿qué le dijiste?”
"¿a quién?"
resoplaste. "matías."
"¿pero a quién, nena?" respondió riendo.
"no me molestes hijo de puta, ¿qué le dijiste?"
negó con la cabeza mientras se adentraba en el ascensor. "nada, no le dije nada de vos. no te comas la cabeza."
lo miraste con los ojos entrecerrados . "no te creo nada."
"no me creas." respondió, cruzándose de brazos mientras miraba hacia adelante. "pero yo no le dije nada sobre que te lo querés coger."
lo miraste con los ojos muy abiertos, pegándole un codazo. "sos una mierda."
"y bueno." dijo cuando el ascensor abrió sus puertas. "no era necesario con cómo estuviste mirándolo toda la noche.”
resoplaste. "cortála, querés. que te pones celoso, como si vos no fantasearas con otras minas."
"en realidad, no. me basta con lo que tengo en frente mía." dijo mientras cerraba la puerta de la habitación detrás suya, tomando tu mano y acercándote hacia él abruptamente para besarte con brusquedad.
llevaban varios días en el hotel de venecia, hoy siendo el ultimo antes de viajar al siguiente festival de cine. matías decidió llevarte a vos como acompañante, ayudándolo con sus tareas diarias como la buena amiga que eras; cogiéndotelo cada momento en el que estuvieran los dos solos.
la dinámica entre vos y matías llevaba un par de años funcionando a la perfección, acompañándose mutuamente en todo sin la necesidad de formalizar nada, para no sufrir gracias a la distancia y las diferencias de horario.
sonreíste en el beso al sentir la brusquedad de sus acciones- agarrando tu culo con fuerza, mordiendo tus labios con poca timidez mientras jadeaba en tu boca. empezaste a caminar hacia atrás sin abrir los ojos, chocando contra la pared y un par de muebles hasta sentir la suavidad del colchón debajo tuyo.
matías gruñó en tu boca, explorando cada esquina de esta mientras se acomodaba encima tuya y bajaba con poco cuidado los tirantes de tu vestido por tus hombros; dejando descubiertos tus senos haciéndote estremecer con rapidez por el frío aire que rápidamente se transformó en la cálida sensación de la lengua de matías.
mientras su lengua rotaba en círculos por encima de tu pezón, matías bajó su mano con lentitud hasta tu entrepierna, rozando con sus dedos por encima de la ropa interior y esbozando una risa burlesca al sentirla tan mojada tan rápido.
"cómo te vas a mojar así, mi vida. aún ni empiezo." dijo separándose de tus senos por un segundo para besarte, pasando su lengua por tus labios antes de volver a dar toda su atención a lamer, morder, pellizcar y besar tus pezones.
consumida por el placer de su boca, cerraste tus ojos mientras acariciabas y tirabas de su pelo, gimiendo su nombre de vez en cuando acompañando todos los quejidos que salían de tus labios.
pero a pesar de estar nublada por la sensación, el sonido de la puerta de la habitación abriéndose no pasó desapercibido para tus oídos, haciéndote abrir los ojos de golpe mientras te apoyabas en tus hombros, tratando de taparte lo más que pudieras al no saber a quién estabas por traumar.
pero para tu sorpresa, matías no cesó sus movimientos.
"mati-" dijiste tirando de su pelo hacia atrás para alejarlo, tratando de advertirle que había alguien más en la habitación. pero no se detuvo, mordiéndote con fuerza obligándote a ahogar un gemido.
y en cuestión de segundos, miraste la alta figura de enzo pararse frente a la escena. pudiste mirar con detalle su cara transicionar de neutro a horror.
"la puta madre-" habló fuertemente luego de voltearse con rapidez, subiendo su mano hacia su cara para taparse los ojos. "perdón, discúlpenme, no pensé que- dios, mati como me pasaste la llave pensé-"
"mirá, enzo, volteáte." miraste a matías con los ojos ultra abiertos, sintiendo cómo tus mejillas se pintaban de rojo puro. "no te tapes vos." dijo mirándote con el semblante serio, pero con la comisura de los labios torcida. sentiste tu estomago burbujear de la vergüenza, pero en el fondo sabías que era de la emoción.
"no mati disculpáme, en serio no quería interrumpir-"
"en serio enzo, volteáte. mirála." enzo giró su cabeza por encima de su hombro, mirándote por breves segundos antes de desviar la mirada hacia matías. "vení, acercáte." dijo mientras levantaba tu vestido, dejando tu ropa interior descubierta y sentiste una fría brisa de aire recorrer tus piernas; pero tu cuerpo estaba caliente. "abrí más, mi amor." te ordenó, a lo cuál obedeciste inmediatamente. sentías la mirada de enzo constantemente sobre ti, pero te sentías incapaz de mirarlo. "¿ves lo mojada que está?" dijo pasando su dedo indice por encima de tu ropa interior, haciendo presión para mojar la rosada tela aún más. "en la cena, me confesó que era por vos." matías te dedico una breve mirada, sonriendo pícaramente mientras sentías tus mejillas arder a no más poder. seguidamente miraste como los ojos del uruguayo se oscurecían frente a la vista. "y yo sé que vos también te la querés coger, por como la mirabas en la pileta ayer. ¿quién soy yo para detenerlos?"
enzo tragó saliva mientras te miraba, su respiración estaba levemente agitada y sentía la habitación tornarse caliente. "es tu novia, matias, yo-"
"amiga." interrumpiste. enzo desvió sus ojos rápidamente hacia los tuyos, compartiendo contacto visual por unos segundos.
"dale enzo, acercáte." dijo matías separando más tus piernas, mirándote con lujuria. "a este paso me la voy a terminar cogiendo yo y vos vas a tener que mirar nada más. mirá como está." enzo se inclinó con lentitud, arrodillándose al frente tuyo sin quitarte los ojos de encima ni un segundo. divisó de cerca la oscura mancha en tu clara ropa interior por pocos segundos antes de que matías hiciera a un lado esta, dejándole ver sin nada de por medio lo mojada que estabas. "mirála." dijo pasando su dedo indice por tus labios, ganándose un gemido ahogado de tu parte por el inesperado contacto, necesitando más. "¿no la querés probar?"
enzo mantenía el semblante serio, pero asintió inmediatamente. jadeaste al darte cuenta de lo que estaba pasando, alzando las caderas y ganándote una risa por parte de matías. te incorporaste, acomodándote para así sentarte en la cama. enzo te miraba constantemente, prestando atención a cada movimiento tuyo- buscando tu aprobación para actuar.
a raíz de esto inclinaste tu cuerpo hacia el, enzo imitando tu acción al levantarse y reclinarse hacia ti. te arrodillaste en el borde de la cama, al lado de matías y bajo enzo. lo mirabas con inocencia, esperando su actuar mientras él esperaba el tuyo.
"que tímida que estás, mi amor." dijo matías burlescamente, tomando la mano de enzo y acercando dos de sus dedos a tus labios. "chupá."
enzo rozó con suavidad tus labios, mirándolos mientras los entreabrías con lentitud, la inocencia en tus ojos haciéndolos brillar frente a lo oscuros que se habían tornado los suyos.
acariciaste con suavidad la yema de sus dedos con la punta de tu lengua por unos segundos para luego meterlos por completo a tu boca, gimiendo en estos por la vista que yacía ante tus ojos; vista similar a lo que verías al chuparle la pija.
los pensamientos que recorrían la cabeza de enzo eran más impuros de lo común; no se habría imaginado en mil años tenerte en la posición que te tenía ahora. el bulto en su entrepierna crecía acorde pasaban los segundos, y sentía como si fuese a explotar al sentir tu cálida lengua dar vueltas en círculos por al rededor de sus dígitos.
luego de haber recorrido cada parte de sus dedos con tu lengua, te acercaste más hacia él levantando tu cuerpo hasta quedar a una altura en la cual sus labios eran accesibles para ti. matías te miraba expectante, relamiéndose los labios al mirar la inocencia que reflejaban tus grandes ojos al mirar al uruguayo; sabiendo que estabas muy lejos de la inocencia hace años.
acercaste tu boca a la suya con lentitud, enzo imitando tu acción al inclinarse hacia ti; mirando a matías por unos segundos casi que pidiéndole permiso para actuar. el argentino le sonrió, asintiendo levemente con la cabeza creciendo impaciente al no poder hacer nada al respecto de la molestia en sus pantalones.
enzo subió su mano hasta alcanzar tu pómulo, rozando suave por unos segundos hasta deslizarla a la altura de tu mandíbula; tomando ésta para hacer coincidir su boca junto a la tuya, rozando ambos labios por un par de segundos antes de amoldarlos entre sí. el beso comenzó lento, empapándote en el hecho de estar besando a enzo vogrincic luego de estar meses fantaseando sobre algo que considerabas imposible. podías sentir su respiración agravarse a medida que el beso se agravaba con el pasar de los segundos, el uruguayo devorando tus labios mientras gruñía al saborear la dulzura de tu boca. movías tus labios al compás, dejando que tu lengua se entrelazara con la suya al ladear tu cabeza para obtener mejor acceso.
impacientemente, matías se acomodó sobre el colchón colocándose detrás tuya; acomodando tu pelo hacia un lado de tu cuello y comenzando a besar y mordisquear el otro, provocando un quejido tuyo dentro de la boca de enzo el cual fue directamente al bulto del pelinegro.
matías quitó tu vestido con agilidad, dejándote completamente desnuda a excepción de tu ropa interior con la cual jugueteaba mientras frotaba su bulto contra tu culo.
te separaste de los labios de enzo por unos segundos- un hilo de saliva los conectaba mientras ambos tomaban bocanadas de aire- para poder quitar su apretada remera negra y así poder sentir su cuerpo sin nada de por medio, y matías aprovechó de robarte un beso y mordisquear tus labios mientras enzo admiraba la escena.
"dale enzo-" rió matías al separarse de tus labios, notando como el uruguayo solo se había quedado parado mirando en vez de actuar. "tocála."
negaste con la cabeza, riéndote mientras mordías tus labios para seguidamente acercarte a él, juntando sus labios por un par de segundos para luego comenzar a dejar un camino de húmedos besos desde su mejillas hacia abajo, besando, lamiendo y mordiendo cada trocito de piel que tus labios rozaban. enzo pasó las manos por su cabello, ahogando jadeos entre suspiros gracias a la sensación de tu lengua recorriendo todo su torso hasta llegar a su cinturón. mientras, matías comenzó a desvestirse a si mismo, admirando la vista de tu cuerpo encorvándose levemente hasta posicionarte en cuatro, dejándote perfectamente como él necesitaba.
"¿me ayudas?" preguntaste con dulzura mirando hacia arriba con una de tus manos en su cinturon, hablando por primera vez desde que enzo se había adentrado en la habitación; el uruguayo comenzó a desabrocharlo como respuesta.
"así que la nena sabe hablar después de todo." habló matías en un tono burlesco mientras enzo acariciaba tu mentón con suavidad mirándote a los ojos.
bajaste sus pantalones junto con su ropa interior por completo mientras sentías a matías separar tus piernas con poca suavidad mientras acomodaba su cara en estas, tragando saliva y mirando con los ojos brillantes el miembro de enzo completamente descubierto, relamiéndote los labios para luego devolver tu mirada hacia el y divisarlo con una sonrisa pícara en sus labios.
comenzaste tomándolo por la base y depositando delicados besos por la longitud de este, para luego trazar una línea con tu lengua desde abajo hacia arriba y comenzar a chupar con poca suavidad la cabeza de este. enzo no demoró en quitar el pelo desordenado de tu cara para poder mirarte con la boquita llena sin nada de por medio; tomando todo el pelo posible en su puño mientras que con su otra mano acariciaba tus mejillas. el uruguayo no tardó en convertir sus jadeos ahogados en gemidos, apretando sus labios con fuerza al sentir que los ruidos que le provocabas se estaban haciendo demasiado notorios.
mientras tanto, matías deslizaba sus dedos con lentitud de arriba abajo por tu feminidad, frotando círculos en tu clitoris cuando se percataba de que tenías gran cantidad del miembro de enzo en tu boca para hacerte ahogar a propósito. cerrabas tus ojos con fuerza frecuentemente, gimiendo y quejándote sin vergüenza alguna provocando que las piernas de enzo se sintieran débiles, y la erección de matías dolorosa.
“así, justo así- dios.” gimió enzo entre dientes, gruñiendo al sentir las vibraciones de tu boca en su miembro y tratando de concentrarse en algo más para no acabar tan rapido en tu boca.
te sentías desesperada por más. “mati-” lloriqueaste separándote de enzo por un segundo, frotando círculos con tu pulgar en la cabeza con mucha presión provocando un jadeo de parte de enzo. “cogeme, por favor. no aguanto más.”
enzo gimió al solo escuchar tus palabras. “¿ah, sí? yo creo que podés aguantar un poquito más, hermosa.” dijo matías mientras introducía dos de sus dedos dentro tuyo. “hacélo acabar a enzo primero, ¿no era eso lo que querías? ¿que se corriera en tu boca?”
miraste hacia arriba con la respiración agitada, encontrándote con el semblante burlesco de enzo. “¿eso querés?” dijo con la voz ronca, pasando su pulgar por tus labios empapados de saliva y su líquido preseminal. “nunca te habría imaginado teniendo esos pensamientos a vos. tenés una carita de ángel.” te sonrió, notando como tus mejillas se tornaban mas y mas rojas. “y esos ojitos inocentes. quién podría pensarte así, ¿eh?” lo interrumpiste tomaste su miembro dentro de tu boca una vez más, pasándole la lengua en círculos haciéndolo quejarse. “c-con la boquita llena y rogando que se la cojan- dios seguí así, así.” enzo tiró la cabeza hacía atrás al sentir como acelerabas el movimiento de tu lengua y como tu mano se movía con más rapidez por la longitud, sintiendo a la vez como matias encorvaba sus dedos dentro tuyo.
percibiste una sensación conocida burbujear en tu estómago al sentir el pulgar de matias moverse en círculos encima de tu clitoris; a la vez sintiendo como su cálido cuerpo se pegaba al tuyo al notar que el orgasmo de enzo se acercaba.
sentiste un golpe abrupto en tu culo, provocando un lloriqueo agudo sobre el miembro de enzo el cual lo hizo tirar de tu cabello y sobrestimularte aún más, abrumada por el placer y el dolor que sentías a la vez al tener a matias por detrás y a enzo adelante.
pasaron pocos segundos hasta que enzo comenzó a mover sus caderas hacia adelante, suplicando entre gemidos hasta que sentiste el líquido caliente llenar tu boca mientras matías movía con brusquedad sus dedos dentro tuyo, haciéndote acabar en cuestión de segundos mientras enzo sostenía tu cabeza para no dejarte caer sobre la cama. apoyaste una de tus manos en su abdomen mientras recuperabas el aliento, escuchando la conocida risa de matías detrás tuya.
“¿mucho para vos?” se burló al mirarte sin aire apoyada sobre el uruguayo que se encontraba en una situación parecida. negaste con la cabeza sin mirar hacia atrás, tragando lo que tenías en la boca mientras enzo te miraba con una sonrisa.
“te toca, recalt.” habló enzo mientras soltaba el agarre de tu pelo, sonriéndole con lujuria al argentino y haciéndote dar cuenta que la noche iba a ser más larga de lo que pensabas.
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latin5mamii · 3 months
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Could you write something about Carlos being super cute and affectionate with you after a match, because after he saw you in the stands he started playing better and ended up winning the game (maybe even saying how much he loves you in the post match interview)?
Family - Carlos Alcaraz
Warnings:only cuteness like always
Summary: You're your boyfriend's lucky charm.
Genre: fluff, Carlos Alcaraz x reader
Author's note: girl i loved writing this!🎀
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You should be on court watching your boyfriend play,but somehow you’re still doing your photoshoot for Vogue and you can’t turn them down of course. While you wait for them,you pick up your phone and watch the results of the live match on google. “Fuck,he’s losing” you whisper,wishing you were there to comfort him.
“Alcaraz lost the first set and it looks like he’s losing even the second.It looks bad for him and since it’s only a 3 sets ATP he can’t catch up on the game so easily.Wondering how he’ll do in wimbledon if he plays like this” Says the commenter, in fact he’s not playing well,he knows it and he can’t stand it. How could he let this man win over him?
“Carlos, tienes que concentrarte, intentar jugar mejor y pensar antes de actuar, ¿de acuerdo?” (Carlos you have to focus, try to play better and think before doing something, ok?)
Carlos nods at the words of his coach and comes back on court,hoping to not disappoint the people that he loves,especially his girlfriend.He’ used to win and accepting the fact that he could lose against someone who isn't even in the 10 top rank makes him so furious with himself.
Finally you get to the court and you start going towards the seat reserved for you in the front seats, next to Juanki and his team.Finally Juanki sees you and welcomes you next to him.
"No está jugando bien, ¿verdad?" (He's not playing good, isn't he?)You ask him, hoping for a good response. He shakes his head negatively, and you can't help but think about how bad he must be feeling, especially since you know how he can be so hard on himself. You can't help but support him through thick and thin.
He has now to serve,but all of a sudden he sees you in the crowd. You mime with your lips an "Te Amo" encouraging him with a smile, a comforting smile,hoping that this will help him.
“El esta loco por ti créeme.” (He's crazy for you, believe me)
Juanki says,you can’t help but smile at his words. You start to think how life would seem incomplete without him and on how you’ve been so lucky by founding him, someone who supports you and would always by your side.Sometimes you think you don’t even deserve his love, that he’s too much for you.Of course you support him in everything you can, but he just does it better; on how he holds you in his arms and tells you that everything’s okay.He is a cure for every ailment for you.
You don’t even realize that he has won the second set and he feels more energetic than ever.It feels like he’s playing for his life,and this is one of the things what made you fall in love:He never gives up,no matter what.
He finally wins the match and you’re waiting for him in the room next to the press room conference,with a big screen showing his interview.
“Carlos, we noticed that in the first set of the match you were distracted and really made some unforced mistakes. What do you think changed from the first set to the second and the third where you played so much better?” “Uhm, I would say that that’s because my girlfriend arrived during the second set and let’s say that she’s kinda my lucky charm.”
Everyone laughs at his words and you can’t help but smile and chuckle a bit.
“No seriously,I really do think that’s true;she’s the love of my life,and i could imagine starting a family with her.I just want to say that you’ll always need someone that stays with you no matter what,even if you’re a bit idiot like me”
The press conference ends and you’re on the verge of crying hearing the words that he spent on you.You knew that he loves you,but he’s just so sweet and pure,and you’re a bit emotional. You’re waiting for him in the same room as before,and as soon as he opens the door you can't help but to literally jump on him,with joy tears falling from your eyes.
“¿Por qué lloras amor?” (Why are you crying, love?)he asks, almost worried about you.
"Estoy tan feliz.Gracias por tus palabras sobre mí. Te amo mucho."
(I'm just so happy.Thank you for the words you spent about me.I love you so much)
“Esas palabras son simplemente verdad. Te amo más.”
(That words are just the truth.I love you more)
He says, whispering in your hear.
“De todos modos, hablando de formar una familia, ¿qué tal si empiezas una esta noche?”
(Anyways, talking about creating a family together, how about we start tonight?) "¿Por qué siempre tienes que arruinarlo todo?"
(Why do you always have to ruin everything?)
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deepinsideyourbeing · 6 months
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Standing in the light of your halo - Esteban Kukuriczka
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+18! Dom!Esteban, spanking, breve nipple play, sexo oral, alusión a bondage y/o shibari, fingering, sexo sin protección, face slapping, spitting, begging, creampie, aftercare, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Esteban te sostiene firmemente sobre su regazo, el bulto entre sus piernas roza tus costillas y la palma de su mano impacta con fuerza sobre tu piel ardiente una y otra vez, sin darte respiro. Tu voz es apenas un murmullo al contar y agradecerle por cada nalgada.
-¿Color?- pregunta, dirigiendo sus dedos a tus pliegues mojados y moviéndolos de arriba abajo. Te resulta difícil concentrarte y la siguiente vez que habla, acentúa sus palabras tirando más fuerte de los mechones entre sus dedos-. Contestá cuando te pregunto algo.
Tomás aire.
-Verde.
Siembra un par de besos en tu espalda luego de un último roce a tu centro y masajea tu cuero cabelludo por unos instantes antes de obligarte a reincorporarte para sentarte entre sus piernas, sus manos se deslizan desde tus caderas hasta tus pechos desnudos salpicados con las marcas de sus dientes. Besa tu mejilla, tu cuello, desciende hasta tus hombros y deshace el camino que trazaron sus labios hasta llegar a tu boca, pero no te besa.
-¿Querés que te coja?- asentís-. ¿Sí…?
-Sí, por favor.
Sus dientes capturan tu labio inferior mientras una de sus manos te aprisiona contra su pecho y la otra juega con tus pezones. Sus dedos no muestran piedad alguna y emite un sonido de falsa simpatía cuando te quejás a causa del dolor, sonido que sería convincente de no ser porque sentís la forma en que su miembro caliente palpita contra tu espalda baja y humedece tu piel.
En un rápido movimiento te deja de rodillas entre sus piernas y tus manos se ubican de manera instintiva sobre tus muslos para que pueda verlas con claridad. Acaricia tu rostro con suavidad y perseguís el calor y confort de su mano mientras mantenés contacto visual con él, los destellos verdes en sus ojos fundiéndose con el color ámbar ahora que sus pupilas están dilatadas.
Te perdés contando las pecas que salpican la piel de sus mejillas y el puente de su nariz, observando cómo los mechones rubios caen sobre su frente y sus cejas, la particular forma en que sus labios se fruncen y delatan así el deseo y la necesidad que siente por vos. Recostás tu cabeza contra su pierna y la sombra de una sonrisa amenaza con romper su semblante serio.
-¿Puedo…?- tu mirada alterna entre sus ojos y su miembro, erecto y goteando.
Cuando asiente dejás escapar una respiración temblorosa, deseosa de tenerlo en tu boca, y sin perder tiempo cerrás tu mano alrededor de él. Lo masturbás con lentitud y un agarre firme, hipnotizada por la aparición de gota tras gota de líquido preseminal, por los suspiros y por sus palabras de aliento que te incitan a continuar. Tu pulgar juega con su punta brillante y roja, provocando que su excitación impregne su miembro y también tus dedos.
Comenzás besando sus muslos, dando alguna que otra mordida inofensiva para luego plantar besos sobre su miembro y delinear con tu lengua la vena que lo recorre. No pasa mucho tiempo antes de sentir su mano sobre la parte posterior de tu cabeza, una silenciosa indicación o una orden que obedecés inmediatamente: cuando tu lengua se desliza sobre su punta y su sabor invade tus sentidos tus labios se cierran sobre esta para comenzar a succionar con fuerza.
Esteban no te la hace fácil, por supuesto que no. Su mano ejerce presión para que tomes más de su miembro en tu boca y no se detiene al sentir la forma en que tu garganta se contrae –una sensación que lo vuelve loco-, sabe que de necesitar parar vas a tocar su muslo dos veces. Acaricia tu mejilla y limpia las lágrimas que desbordan tus ojos antes de liberarte, observa fascinado la forma en que su miembro y tus labios permanecen conectados por un hilo de saliva.
Toma tus manos entre las suyas y masajea tus muñecas antes de llevárselas a los labios para besar con delicadeza las marcas en ellas, el recuerdo que las cuerdas de yute dejaron en tu piel. Cubre de besos el dorso de ambas manos y las yemas de tus dedos, cerrando sus ojos y suspirando cuando su lengua prueba el rastro que dejó en vos.
Te ayuda a ponerte de pie y te recuesta en la cama deshecha, el movimiento realzando el aroma de sus respectivos perfumes en las sábanas. Sus ojos recorren tu cuerpo de manera intensa antes de recostarse a tu lado y separar tus piernas con un simple toque de su mano, sus largos dedos instalándose entre tus muslos para acariciar superficialmente la piel alrededor de tu entrada.
-Mirá cómo te mojaste- acerca su mano a tu rostro para que puedas apreciar la forma en que sus dedos brillan bajo la tenue luz de la lámpara-. Abrí.
Tus labios se separan e introduce dos dedos en tu boca, el sabor de tu esencia esparciéndose sobre tu lengua rápidamente. Esteban clava sus ojos en los tuyos y observa la forma en que batallás para sostenerle la mirada cuando comienza a golpear tu garganta con sus dígitos: una de tus manos cerrándose sobre su muñeca a modo de advertencia, o tal vez súplica, basta para que los retire. Te recompensa besando tu mejilla y presionando sus dedos contra tu entrada.
-Por favor- humedecés tus labios-. Necesito…
-¿Qué necesitás?
-A vos.
Una sonrisa de satisfacción tira de sus labios y sus dedos se hunden en la calidez de tu interior con movimientos lentos, medidos y expertos. Centra su atención en tus puntos más sensibles, una acción reflejo del conocimiento que posee sobre tu cuerpo, y minutos más tarde su pulgar masajea tu clítoris siguiendo el mismo ritmo.
Tus gemidos cada vez más altos acompañan los sonidos obscenos que reverberan en las paredes desnudas de la habitación y las muecas que atraviesan tu rostro, junto con la contracción de tus paredes alrededor de sus dedos, le permiten saber que tu orgasmo se acerca. Normalmente te haría esperar, pero decide darte el capricho sólo por esta vez y cuando intentás advertirle asiente de manera comprensiva para hacerte saber que tenés su permiso.
Silencia tus gemidos besándote en el momento justo y disfruta el hecho de que te cueste corresponder el beso, tus piernas se cierran con fuerza ante el placer abrumador y no sos consciente de que tus uñas se entierran sobre la piel sensible de uno de sus hombros… Pero no le importa, Esteban adora que todo el mundo sepa que te pertenece tanto como vos a él.
Retira sus dedos y utiliza tus fluidos para lubricar su miembro, pero se detiene al posicionarse entre tus piernas para apartar los mechones de cabello que caen sobre tu rostro y asegurarse de que te encontrás en las condiciones adecuadas para continuar. Desliza su punta entre tus pliegues y el calor de esta te roba un suspiro que se transforma en un gemido cuando por fin te penetra.
Para distraerte del ardor inicial provocado por la intrusión, Esteban acaricia tu cadera y dibuja círculos sobre tu clítoris sensible. Observa la forma en que su miembro se desliza entre tus pliegues, tu entrada apretada cediendo lo suficiente para que él logre hundirse profundamente en vos, y aparta la mirada de vez en cuando para observar en tu rostro las expresiones que ya conoce. Están grabadas a fuego en su memoria pero no puede evitarlo, adora verte.
Te perdés en el placer y la sensación de sus caricias, de tu boca sólo surgen palabras sin sentido pero Esteban comprende que es la forma en que rogás por más. Descansa su peso sobre una de sus manos y la otra toma tu mejilla antes de comenzar a mover sus caderas con fuerza, abusando de tu punto dulce como sólo él es capaz de hacerlo.
El pulgar rozando tu mejilla se desliza entre tus labios y su mirada vuelve a perderse entre tus piernas, la imagen desplegándose frente a sus ojos es casi suficiente para hipnotizarlo y tus gemidos son su melodía favorita, siempre acompañada por el ostinato que producen sus pieles en contacto.
-¿De quién es esta conchita?- remarca sus palabras con una fuerte embestida-. Decime, dale.
El dedo en tu boca te impide hablar casi tanto o más que el placer que nubla tu mente y Esteban es consciente de ambas cosas, pero no significa que deje de esperar una respuesta de tu parte. Retira el dígito de manera brusca y la palma de su mano impacta con fuerza sobre tu mejilla, el escozor devolviéndote a la realidad demasiado tarde.
En un segundo te posiciona dejándote sobre tu estómago y se sienta sobre tus muslos, desliza sus uñas sobre las aun notorias marcas que sus manos dejaron en tu piel hasta hacerte llorar y luego masajea la zona afectada. La punta de su miembro roza tu entrada por una fracción de segundo antes de que te penetre con fuerza y deje caer su pecho sobre tu espalda, su peso corporal haciéndote sentir protegida al igual que sus labios besando tu cabello.
Con las fuerzas restantes en tu cuerpo te reincorporás lo suficiente para voltear a verlo, intentás pedir que te bese pero lo único que escapa de tus labios entreabiertos son gemidos y sonidos de desesperación. Acerca su rostro al tuyo y escupe sobre tu lengua, observando con atención la forma en que las emociones tiñen levemente tus mejillas antes de tragar su saliva.
La sensación de su miembro golpeando el punto más profundo en tu interior te lleva al borde de otro orgasmo, ocultás tu rostro contra la almohada y tu mano se cierra sobre su muñeca.
-Por favor, por favor- rogás, tus palabras apenas audibles-. ¿Puedo?
-Sí, bebé- besa tu sien con delicadeza, una acción que contrasta con la agresividad de sus estocadas y los sonidos húmedos que estas provocan.
Intentás ahogar un grito mordiéndote el labio, pero es completamente inútil una vez que alcanzás el orgasmo y el placer se extiende por todo tu cuerpo. Una de tus manos se cierra con fuerza, haciendo un puño con las sábanas, mientras las uñas de la otra marcan nuevamente la piel de Esteban y aprisionás la almohada entre tus dientes.
Unos segundos más tarde, cuando la sensibilidad  post orgasmo amenaza con convertirse en tortura, sentís la forma en que Esteban llena tu interior y sus movimientos se detienen. Susurra palabras dulces en tu oído, entre ellas apodos como princesa y bebé, y riega besos en cada sitio que sus labios encuentran en su camino hasta tu boca.
-¿Estás bien?
Te aclarás la garganta.
-Perfecta- le dedicás una sonrisa.
Su miembro abandona lentamente tu interior y observa la forma en que su semen escapa de tu entrada -que se contrae ante la pérdida de él-, cayendo sobre tus pliegues y manchando las sábanas. Utiliza un dedo para recoger los restos de ambos y los empuja nuevamente hacia tu interior haciendo caso omiso de tus protestas.
-¿Qué te parece si nos damos una ducha y comemos algo?- propone mientras te ayuda a sentarte. Es una pregunta retórica, no tenés otra opción; Esteban es sumamente cuidadoso y jamás permitiría que experimentes los efectos de un descuido o la falta de atención luego de una sesión. Además, ¿por qué te negarías a ser consentida por él?
Te acompaña al baño y ambos esperan a que la temperatura del agua sea la ideal para entrar en la ducha, ignorando el vapor que empaña por completo los azulejos y el espejo. Lava tu cabello con cuidado y hacés lo mismo con el suyo, masajea gentilmente tus hombros y los músculos de tu espalda, y cuando salen observa con atención cómo realizás tu rutina de skincare.
Se acerca y rodea tu cintura con sus brazos, la punta de su nariz rozando tu cuello mientras mira tus ojos en el reflejo del espejo. Te sonríe, agotado y somnoliento, y sabés que tu lugar en el mundo siempre será entre sus brazos.
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sinfonia-relativa · 7 months
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Tómate este tiempo para concentrarte en ti mismo. Estar solo contigo mismo. Encuentra la paz dentro de ti mismo.
Noah Sebastián 🍓.
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nightwngz · 10 months
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𝓢𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐬. 𝗃𝗎𝗌𝗍𝗂𝖼𝖾 𝗅𝖾𝖺𝗀𝗎𝖾 𝗍𝗋𝗂𝗇𝗂𝗍𝗒 ୨ ໋ ˳ ⊹ esp. . . !
superman, wonder woman and batman x f!reader
ADVERTENCIAS: smut drabble, gang bang, muy poca degradación sexual, masturbación, sexo oral, p in v. Diana!bisexual.
NOTA: este es primer relato de un au smut de la liga de la justicia. Pueden contribuir a este si gustan dando sugerencias o ideas.
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Siempre hubo algo extraño e inverosímil en esos tres desde el momento en el que los conociste.
Todos escondían secretos. Esconder secretos, según tú, era una de las partes más comunes de la esencia humana. No te interesaba saber lo que todos ocultaban, pero a tu mente curiosa le obsesionaba saber que guardaba la santa trinidad de la liga de la justicia bajo su elegante y sofisticada fachada de héroes; la cual nadie atrevería a poner en duda o cuestionar.
El precio que tuvo que pagar tu curiosidad fue más costoso de lo que jamás hubieses imaginado que conllevaría una deuda a saldar. Ahora, eras parte de esa locura y por más que quisieras no podrías escapar.
La buena noticia era que tampoco querías.
Supiste que estabas conforme con pertenecer en el momento en el que los sentiste por completo a los tres.
Es que era difícil pensar en otra cosa cuando te encontrabas atada en una silla completamente desnuda y sin poder moverte mientras tres pares de ojos azules te analizaban.
La hermosa princesa de Themyscira no tenía ninguna vergüenza en clavarse en tu dulce entrepierna. Sus dedos se resbalaron por tus labios vaginales empapados en un sonido tan vulgarmente obsceno que provocó que accidentalmente te removieras en tu silla.
Miraste atentamente a las dos figuras masculinas mientras intentabas acercarte a Diana lo máximo que tu cuerpo lo permitiese para poder besarla y sentir aún más profundo sus dedos en tu interior.
Pero antes de que pudieses llegar a sus labios fuiste brutalmente apartada por el hombre de acero que tuvo una clara intención de probar tu boca primero. No es que te quejaras; la lengua de Clark era un paraíso. Tenía una extraña pero caliente conexión con tus labios, por lo que te convertía en un desastre de inmediato. ¿Quien diría que el último poder de superman sería hacer empapar tan fácilmente a sus víctimas?
Aunque, no te merecías que fueran buenos contigo. Al contrario, tendrías que ser castigada por insubordinación. Lo que hiciste no tenía perdón.
En tú defensa, no sabías que eras exclusiva del trío y que no podías acostarte con otras personas. Las reglas no habían estado demasiado claras cuando los conociste así como cuando comenzaron con sus aventuras de sexo sin compromiso.
Por supuesto no eras exclusiva de absolutamente nadie y eso ibas a dejarlo en claro a futuro. Ahora mismo estabas demasiado ocupada en correrte sobre los dedos de Diana perforando tu coño que no tuviste tiempo suficiente para pensar en otra cosa.
Bruce se sintió en cierto punto cansando de observar. Llegaste a pensar que quizás estaba imaginando cuál de todas las torturas posibles sería la correcta para hacerte sufrir justo como a él le gustaba.
La adoración que el murciélago tenía por como tú coño lo envolvía tan cálidamente sacaba la parte más dominante y morbosa de su interior. La vista de cómo en ese momento su polla entraba y salía de tu pequeño agujero al mismo tiempo que tu boca se comía muy alegremente la erección de Clark y tus dedos el clítoris de Diana fue completamente suficiente como para ponerse en el borde del orgasmo.
Te atragantabas con la punta rozando tu campanilla. Ni siquiera podías concentrarte lo suficiente por lo fuerte que estaba penetrándote. El placer era abrazador.
— Mira a nuestra pequeña zorra. Ni siquiera puede concentrarse en chupar una buena polla mientras la están follando. — Comentó Wayne. Seguía moviéndose justo en tu punto dulce; cada vez más rápido, cada vez más preciso.
— Ella se ha portado demasiado mal. Aunque, ¿deberíamos darle un premio? Siempre nos toma tan bien. — Kent continúa, preguntando. Empiezas a controlar el ritmo de tu boca aunque de cierta manera sigue siendo un poco difícil.
— ¡Oh, Hera! — Gime la princesa de Themyscira. — Esto se siente tan bien. — Sus dedos no resisten a intentar a ayudarse para poder correrse sobre tu mano.
Esta es definitivamente la mejor parte del día, la que más disfrutabas. Y por supuesto, ese era el placer culposo que conllevaba el guardar un secreto. El secreto que compartían los cuatro.
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valhenmings · 1 year
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Que el estar triste te impida concentrarte en las tareas diarias se siente muy feo.
~Val
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l3v14th4n-03 · 13 days
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O bienHey Levi. I've had something I wanted to ask you, no more advice. Since you're so good at rhythm games. Would you give me advice? I want Start playing them!!! . But they look complicated
Le estás preguntando al jugador correcto, lol.
Así que, unos pocos Los jugadores dicen que cuando empiezas a jugar a juegos de ritmo, deberías probarlos sin ningún sonido, para que puedas concentrarte más en las notas que en la música.
También puedes empezar a jugar a esos juegos de ritmo más fáciles antes de probar los famosos, que son más difíciles que los demás incluso en los niveles más fáciles. Yo lo recomendaría "Piano Tiles" Para empezar, porque son más fáciles.
Pero, si eres lo suficientemente bueno para jugarlos, Podrías jugar "Ensemble Stars Music". Este juego también es muy bueno para principiantes. También tiene una historia, por lo que cuando quieras tomarte un pequeño descanso del entrenamiento, puedes ver la historia del juego.
¡Espero haber ayudado a otro compañero jugador a mejorar en los juegos de ritmo! (Si tienes alguna otra pregunta –más específica– sobre cómo mejorar, ¡puedes preguntarme!)
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belencha77 · 1 month
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CAPITULO 29 - ENFRENTANDO SOMBRAS
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Estoy sentada en mi suite en el tren, sosteniendo la perla que Liam me dio, mientras miro hacia la pared. Han pasado tantas cosas en los últimos días que apenas he podido procesar mis pensamientos. Ni siquiera pude disfrutar de mi almuerzo; sinceramente, no logro encontrar la paz. Hay tantas cosas rondando en mi mente, y siento que cada vez el tiempo se acorta y me aleja de Liam. Sin darme cuenta, me aferro a la perla y la sostengo cerca de mi corazón, tratando de sentir la presencia de Liam conmigo.
Lo extraño. Ayer no pude verlo ni un solo momento, y hoy tampoco he tenido suerte. Sonrío tontamente al recordar los pequeños momentos que hemos creado juntos. Ojalá no tuviéramos que mantener nuestra relación en secreto, y que no tuviéramos que escondernos para vernos. Desde el principio, supe que esto iba a ser difícil, pero he llegado tan lejos que sé que debo seguir, aunque sea duro.
Sin embargo, hay algo más que me perturba: ¿qué pasa con los sentimientos que están naciendo por Drake? Me estoy enamorando de él, y siento la necesidad de buscarlo y estar a su lado. Su compañía me hace bien, y esta confusión no es justa para ninguno de los dos.
Pero basta, Riley. Necesitas concentrarte en lo que sucederá hoy. Por fin me enfrentaré a Sebastián en la fiesta, y cualquiera que sea su respuesta, me ayudará a llegar al fondo de todo esto. Paso a paso, podré descubrir quién inició todo este drama.
De repente, hay un ligero toque en mi puerta. Miro mi reloj y noto que son casi las cuatro de la tarde. Debe ser Maxwell, que para variar se ha tardado más de lo debido. Me acerco para abrir la puerta y encuentro a una chica, más o menos de mi misma edad, sencilla pero muy bonita. Tiene el cabello castaño, ojos cafés y una mirada muy dulce. Su rostro luce una gran sonrisa que me resulta familiar.
|| Buenas tardes, Lady Riley. Mi nombre es Sara Potter, soy hija de Anita. Ella me ha enviado para ayudarla ||
|| Hola, Sara || le respondo, frunciendo un poco el ceño. Claro, ahora recuerdo de dónde he visto esa sonrisa || Mucho gusto en conocerte, pero... ¿pasó algo con Anita? ¿Está bien? ||
|| Sí, ella está bien en estos momentos || me dice, sonriendo || pero, desafortunadamente, tuvo un pequeño accidente doméstico y se rompió la mano. Es por eso que no la verá por algún tiempo ||
|| ¡Oh, cielos! Qué pena. Espero que se recupere pronto. Por favor, dale un fuerte abrazo de mi parte || le digo con sinceridad.
|| Muchas gracias, Lady Riley. Seguro que lo haré, es usted muy amable. Dígame, ¿tiene algo en mente en lo que pueda ayudarla? || me pregunta.
|| Sara, por favor, dime Riley y trátame de tú. No hay necesidad de ser tan cortés... Tal parece que tenemos la misma edad || me río || Y honestamente, siento que tú y yo nos vamos a llevar muy bien ||
Mis palabras realmente la sorprendieron al inicio, así que tímidamente me sonrió.
|| De acuerdo, Riley || responde con una sonrisa más relajada || Estoy aquí para ayudarte en lo que necesites || Asentí, sintiéndome más a gusto con su presencia. Aunque la situación con Anita era desafortunada, me alegraba tener a Sara aquí. Había algo en su actitud y energía que me hacía sentir que podríamos formar un buen equipo en estos días complicados. De repente, me mira con curiosidad y bastante atención || Por cierto, eres muy amable y, para ser sincera, eres muy diferente al resto de nobles ||
|| Es que no soy como el resto de nobles… Afortunadamente, no nací en ese tipo de cuna || le respondo, sonriéndole ampliamente || Ahora bien, estoy en tus manos. Hoy es un día muy importante para mí. Haz magia en mí, como tu mamá. Estoy segura de que deben tener el mismo don ||
Ella me sonríe con timidez y comienza a trabajar en mi cabello y maquillaje. Comenzamos a conversar de muchas cosas normales. Ella habla tanto como yo; es una chica sencilla, humilde y muy inteligente. En ciertos aspectos, hasta es parecida a mí. Momentos después, Sara había terminado.
|| Listo, Riley. Estás lista || me dice Sara, y cuando me giro hacia el espejo, me veo exactamente como deseaba.
|| Sara, me encanta… Eres mi nueva Hada Madrina || ella solo sonríe || pero no se lo digas a Anita || digo, y ambas nos reímos.
|| No se lo diré, pero cabe indicar que no hay necesidad de esforzarse tanto, Riley. Eres muy hermosa || me dice Sara, sonriendo tímidamente.
|| Muchas gracias, Sara. Eres demasiado amable conmigo || dije, levantándome de mi asiento. Decidí que era hora de vestirme || ¿Quieres ayudarme a vestir? ||
Sara asintió con entusiasmo, pero antes de que pudiéramos comenzar a buscar entre los vestidos, alguien llamó a la puerta con urgencia. Al abrirla, vi a Maxwell empujando a Drake hacia adentro.
|| ¡MI FLOR! ¡Ahí estás! || exclamó Maxwell, casi sin aliento. Traté de decidir si debía alarmarme, pero con Maxwell, siempre es bueno estar preparada para cualquier cosa.
|| Buenas tardes a ustedes también, caballeros || dije, abriendo más la puerta para permitirles entrar en mi habitación. Drake estaba detrás de Maxwell, quien lo empujaba suavemente hacia adelante.
|| Mi Flor, créeme, lo que voy a enseñarte será muy bueno || exclamó Maxwell, jalando a Drake más adentro de la habitación y poniéndolo frente a mí. Hizo un gesto hacia su ropa || ¡Ta-da! ¡Mira mi obra maestra! ||
Maxwell se acomodó al costado de Drake, quien se paraba torpemente en el centro de la habitación, con una evidente incomodidad. Lo miré de arriba a abajo y noté su atuendo: pantalones de vestir azul oscuro y una chaqueta a juego, combinada con una camisa verde esmeralda que resaltaba sus ojos cafés. Drake, claramente incómodo, evitaba mi mirada, pero alzó la cabeza tímidamente cuando nuestros ojos se encontraron. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, y yo no pude evitar devolverle una.
|| Wow, Drake, te ves… te ves muy bien || dije, tratando de no parecer demasiado atrevida. Sus ojos me miraron fijamente, y pude sentir mis mejillas arder. Delante de mí, tenía a un hombre increíblemente apuesto y bien vestido.
|| Bastante genial, ¿no, mi Flor? || dijo Maxwell, levantándose y acercándose a Drake para alisarle las arrugas de los hombros || Amigo, te dije que los cumplidos llegarían ||
Drake sonrió tímidamente y desvió la mirada hacia el suelo antes de volver a mirarme. Luego levantó rápidamente las manos, como diciendo basta, pero yo seguía sin dejar de admirarlo. Realmente estaba muy apuesto vestido así, incluso su colonia era diferente.
|| Sí, sí. Gracias por el traje, Maxwell || respondió de mala gana || Solo espero que esta noche vaya tan bien como espero ||
Maxwell, lleno de emoción, lo envolvió en un abrazo, casi derribándolo.
|| ¡Será la mejor noche, amigo! Además, tengo solo lo mejor para ti || Drake no le respondió, y el rostro de Maxwell cayó por un momento, sin duda recordando lo que pasó anoche || Seguimos siendo amigos, ¿verdad? || preguntó Maxwell con preocupación.
|| Por favor, Maxwell, no presiones || gruñó Drake, alejándose de él. De repente, ambos se dieron cuenta de la presencia de Sara. Drake posó sus ojos en ella, y su mirada cambió. Sara se quedó impactada por lo apuesto que era Drake, y no pude evitar notar que Drake también se sintió atraído por ella. Sentí un pequeño pinchazo de celos, pero rápidamente lo deseché, sin querer confirmarlo ni para mí misma.
|| Eeeeh… Chicos, les presento a Sara Potter. Ella es la hija de Anita. Va a ayudarme de ahora en adelante, hasta que Anita se recupere ||
|| Cierto que Anita tuvo un accidente y olvidé avisarte, mi Flor… Me dijo que mandaría a su hija en vez de ella… ¡Bienvenida, Sara! Espero que seas igual o mejor estilista que Anita. Mi cabello necesita un nuevo corte || Sara sonrió a Maxwell y luego miró a Drake, quien se mantuvo en silencio, observándola con interés. Luego volvió a mirar a Maxwell.
|| Será un placer, Lord Maxwell... || respondió con amabilidad. Al notar que Drake apenas la miraba, le hice un gesto para que reaccionara. Él me miró y pareció notar mi señal.
|| Oh... sí, bienvenida. Un gusto || dijo Drake, asintiendo con la cabeza, pero evitando su mirada. Sara sonrió tímidamente, sus mejillas encendiéndose como tomates. Aunque Drake intentaba fingir desinterés, lo conocía lo suficiente como para detectar que algo había sentido por ella quedando impresionado. Volviéndome hacia Sara, le agradecí sinceramente:
|| Aprecio mucho tu ayuda, Sara. Estoy segura de que harás un trabajo increíble... Pero creo que me quedaré con los chicos. ¿Nos vemos luego? || dije con una sonrisa.
|| Fue un placer, Riley... Con permiso || respondió Sara, sonriendo, haciendo una pequeña reverencia y saliendo rápidamente de mi habitación. Observé cómo Drake la miraba mientras se alejaba y luego bajó la mirada, mostrando un ligero nerviosismo. ¡Mierda! ¿Por qué no puedo evitar estos ridículos celos? ¿Es normal? Sacudí la cabeza y decidí no prestarles atención.
|| Entonces chicos, ¿cuál es el plan para esta noche? ¿Deslumbrar y distraer a todos con el nuevo traje de Drake? || pregunté en tono burlón para distraerme del momento, riendo entre dientes mientras buscaba en mi armario algo que ponerme. Con todos los vestidos que he adquirido durante este viaje, no encontraba el apropiado.
|| Ja, ja, muy graciosa, Brown... || contestó Drake con fastidio. || Pues no, Maxwell creará una distracción para nosotros mientras nos enfrentamos a Sebastián. ||
|| Así es, mi Flor, sabes que 'Distracción' es mi segundo nombre || añadió Maxwell, colándose detrás de mí y haciéndome cosquillas en los costados. Ambos soltamos una carcajada y él retrocedió, claramente amenazado por mis manos. Drake se movió entre nosotros y nos apartó.
|| Ya basta de tantos juegos... || exclamó molesto, mirándome fijamente. || Qué opinas, Brown, suena bien el plan, ¿no crees? ||
|| Seguro que sí… ¡Suena bastante bien! || le respondí. Maxwell saltó y se dirigió hacia la puerta.
|| Entonces, ¿estamos listos para irnos? ||
|| Espera, espera un segundo || Drake lo detuvo en la puerta. || Si yo tengo que vestirme bien, ¿no debería Brown ponerse algo elegante o brillante también? ||
|| Drake tiene razón… || Miré a Maxwell alzando una ceja. || ¿Acaso no viste que lo que tengo puesto no es adecuado para la ocasión? Justamente estaba a punto de cambiarme cuando ustedes dos aparecieron. || Maxwell me miró de pies a cabeza, dándose cuenta de que en verdad no estaba vestida para la ocasión.
Maxwell, demasiado emocionado, volvió a entrar en la habitación.
|| Sí, es verdad, mi Flor... No es por nada, pero tú con todo te ves bien || dijo mientras me abrazaba.
|| No trates de arreglarlo, Maxwell || le reclamé mientras él levantaba las manos en señal de rendición.
|| OK, ok… ¡Entonces llegué justo a tiempo para encontrarte algo ideal! || dijo Maxwell contento, mientras yo me dejaba caer derrotada en la cama.
|| Max, ya busqué en mi armario casi todo el día, pero no hay nada que parezca funcionar para esta noche || suspiré con desánimo || Nada que sienta apropiado. ||
|| Déjamelo a mí. Yo encontraré el correcto || exclamó Maxwell, comenzando a mirar a través de los estantes de ropa. De pronto miro a Drake, quien está sentado en uno de los sillones de la habitación, un poco nervioso. No sé si será por lo que ha pasado entre nosotros, pero me encanta cuando Drake abre su corazón y me muestra ese lado que nadie más ha visto. Las charlas que tenemos a veces son lo mejor de mi día. La manera en que me mira cuando hablo con los demás, o cuando estamos solos, es diferente. Los besos que me ha robado revelan los grandes sentimientos que tiene por mí, y no soy ciega a eso. Me preocupo profundamente por él y creo que siempre lo he hecho. Como le dije hace tiempo, él está dentro de mi corazón. He aprendido mucho sobre su pasado y lo he visto crecer como persona durante el tiempo que lo conozco. Estoy realmente agradecida de tenerlo en mi vida y espero que él sienta lo mismo. Sin embargo, mi corazón está en discordia. No quiero hacerle daño ni a él ni a Liam. A pesar de que Liam y Drake son dos mundos diferentes, ambos me vuelven loca. Esta confusión me agobia, y sé que tengo que resolver mis sentimientos antes de que se vuelvan insostenibles. Respiro profundamente, tratando de ordenar mis pensamientos, cuando de repente Maxwell, con un grito, me saca de mis pensamientos.
|| Oh, este es uno bueno, muy bueno creo yo || sacó un hermoso vestido negro corto. Elegante, pero muy pequeño para ser sincera, y rápidamente me lo entregó.
|| ¡Maxwell! || exclamó Drake abriendo los ojos grandemente y casi cayéndose al verlo || ¿No te parece que es un poco... revelador? ||
|| La despedida de soltero será en un bar clandestino pero elegante, así que… ¡Por favor, Drake! ¡Nuestra Riley puede lograrlo! || Maxwell me empuja hacia el baño || Anda, pruébatelo, mi Flor. Sé que es el indicado… Además, ¿la idea no es hacer que Liam pierda la cabeza? || exclama Maxwell, mientras Drake solo alza los hombros y me mira.
Rápidamente entro al baño para probarme el vestido. Una vez puesto, veo el punto de Drake: el escote en "V" profundo termina justo donde comienza mi ombligo, con un material negro transparente que insinúa mi escote y el contorno de mis pechos. El vestido es lo suficientemente corto que queda más de cinco dedos por encima de mi rodilla, y se ajusta perfectamente a mi figura, acentuando cada curva. Las finas tiras en los hombros y la espalda descubierta le dan un toque adicional de sensualidad.
Me lo ajusto frente al espejo, admirando cómo el vestido envuelve mi cuerpo de manera elegante pero atrevida. Llena de confianza, salgo del baño sintiéndome sexy y perfecta. Realmente me veo muy bien.
|| Entonces… ¿Qué piensan los chicos de mí? || pregunto sonriendo y dando una pequeña vuelta delante de ellos. Maxwell aplaude y se acerca, haciéndome girar de nuevo.
|| ¡Wooooow! || exclaman los dos al unísono.
|| Riley, ¡te ves perfecta, guapísima, hermosísima! No hay palabras para describirte… Liam se volverá loco || dice Maxwell emocionado, mientras Drake parece no poder levantar la mandíbula del suelo, dejando escapar pequeños sonidos.
|| Ehhh... este, sí, realmente... Wow || dice Drake, por primera vez sin palabras. Así que lo tomaré como un cumplido.
|| Tomaré tus tartamudeos y halagos como un sello de aprobación. ¡Vamos, caballeros, estamos listos! || Agarro ambos brazos con fuerza y los llevo energéticamente fuera de mi habitación. Estoy segura de que esta será una noche que no olvidaré. Drake aclara su garganta y me sigue el paso.
|| Sí, será mejor que salgamos de aquí || responde Drake sin mirarme.
**
Después de un corto paseo, la limusina llega a la entrada de un club exclusivo en París. La entrada está flanqueada por altos muros y un portón de hierro forjado, decorado con intrincados detalles dorados. A medida que nos acercamos, notamos un guardia de seguridad que se aproxima a la ventanilla. Drake se inclina hacia adelante y se prepara para la inspección.
|| Muy bien, aquí es donde viene la inspección del guardia. Actúen tranquilos y calmados || dice Drake, asintiendo hacia mí. Respiro profundamente y aliso las arrugas de mi vestido, tratando de mantenerme serena. Maxwell, por otro lado, se muestra completamente relajado, con los pies en el mini bar y los brazos extendidos sobre el respaldo de los asientos.
|| Yo nunca dejo de estar calmado || responde Maxwell, mientras Drake niega con la cabeza y baja la ventanilla para entregar la invitación. El guardia, con un uniforme impecable y una expresión seria, se inclina y comienza a inspeccionar la limusina, mirándome con sospecha. Me siento un poco nerviosa y no puedo evitar moverme en mi asiento.
|| ¿Y la señorita? || pregunta el guardia, con un tono inquisitivo. Pienso rápidamente en una excusa para que me dejen entrar. Me acerco a Drake y tomo su mano, entrelazando nuestros dedos. Mirando fijamente al guardia, digo:
|| Vine con él porque no puedo dejarlo solo en un bar sin saber cuáles son sus intenciones || digo, depositando un beso en la mejilla de Drake. Él abre los ojos y me mira sorprendido, sin decir una palabra mientras se sonroja. Lo codeo para que reaccione || ¿No es así, cariño? || Drake asiente rápidamente, sorprendido por mi repentino gesto de afecto.
|| Sí, así es... cariño || responde Drake, balbuceando nervioso. El guardia nos observa un momento más antes de devolvernos la invitación y permitirnos el paso. La gran puerta se abre lentamente, revelando un camino iluminado por luces tenues que conducen al interior del club. Drake se acerca a mi oído y me susurra: || La próxima vez avísame si vas a hacer algo así… Casi me matas ||
|| ¿Sabes? Te ves lindo cuando te sonrojas ||
|| ¿Yo...? Yo no me sonrojo… Estas... || Él se vuelve a sonrojar y luego niega con la cabeza || ¿Te he dicho que no juegas limpio? || dice, mientras yo le guiño un ojo y me alejo de él, regresando a mi asiento.
|| Buen trabajo, equipo… Excelente excusa, mi flor || exclama Maxwell, abrazándome con entusiasmo.
Me relajo en su abrazo, sintiendo cómo mi corazón late con fuerza. No puedo evitar alegrarme por el hecho de que logramos entrar.
|| Me alegro de que haya funcionado || digo aliviada, apoyando la cabeza en su hombro y suspirando.
Cierro los ojos por un minuto, tratando de calmarme, porque sé que estamos a minutos de enfrentar a Sebastián.
**
De repente, siento que la limusina se detiene y veo a Maxwell acercarse a la puerta del auto.
|| Muy bien, chicos, entraré yo primero. Haré una demostración de puntualidad a la moda. Nadie sospechará si Drake llega tarde ||
|| Sí, sí. No te pierdas en la mesa de bocadillos || dice Drake, despidiéndolo rápidamente.
|| Jamás. Soy un profesional || responde Maxwell con una sonrisa.
|| Debo confesarte que estoy bastante preocupado || dice Drake, dejando escapar una media risa mientras se acomoda el cabello hacia atrás. Maxwell, sin poder evitar lanzar un chiste, imita el ruido de un walkie-talkie.
|| Agente Breakdance, rompiendo el perímetro || guiña un ojo y, cuando el chofer le abre la puerta, sale sigilosamente de la limusina.Las peculiaridades de Maxwell siempre logran mantener el ánimo. No puedo imaginar cómo sería sin él.
|| Este tipo... || Drake sacude la cabeza mientras deja escapar sus palabras, aunque no puede evitar sonreír.
|| Hey, Drake... ¿Tú y Maxwell arreglaron las cosas? || pregunto, intentando obtener alguna información. Ayer fue un día complicado y preferí no ahondar en el tema.
|| Más o menos || responde, mirando inmediatamente por la ventana para evitar el contacto visual.
|| ¿Más o menos? ¿Y eso qué significa? || insisto. Drake suele abrirse conmigo; es fácil hablar con él. Necesito saber más. Sé que es una persona reservada, reacia a mostrar sus sentimientos, pero quiero asegurarme de que está bien.
|| Es que, Brown, él sabía dónde estaba Savannah. Sabía lo preocupado que estaba por ella, pero, aun así, no dijo nada || exclama, frustrado y sin mirarme || Me duele pensar en cómo todos los días, él sabía... y aun así me lo ocultó... y todavía actuaba como si fuéramos amigos ||
Entiendo su punto, aunque también sé que no era el secreto de Maxwell para contar. Es admirable que haya tenido que guardarlo durante tanto tiempo.
|| Drake, toma en cuenta que él la estaba ayudando y pensó que tenía que mantener su secreto. No porque él quiso sino porque Savannah se lo pidió. No sé cómo era tu relación con Savannah, pero puedo ver que ella sintió miedo de decírtelo. Tal vez quiso evitar algún problema futuro contigo o con la corte. Estoy segura de que hubieras golpeado a Bertrand o hecho algo peor. No puedes negar que eres “un poco” impulsivo y explosivo || le digo sinceramente, logrando que me mirara de nuevo.
|| Ok, tienes razón... || responde, su rostro cayendo || Y como dices, Savannah fue quien se lo pidió. Él solo hizo lo que ella pidió. De todos modos, lo superaré || se mueve un poco en su asiento, aclarándose la garganta || Olvidemos lo que pasó, ya que tenemos cosas más importantes que hacer || Drake se acerca a la puerta de la limusina y toca la ventanilla || Entremos, Brown || el chofer nos abre la puerta. Drake sale y me tiende la mano. Al alzar la vista, nuestras miradas se cruzan y él me sonríe || ¿Estás lista? ||
Al salir de la limusina, nos encontramos frente a la entrada del exclusivo Club Raspoutine. La fachada del club está decorada con elegantes detalles Art Deco, y un guardia vestido impecablemente de negro vigila la entrada. Unas gruesas cortinas rojas se pueden ver detrás de la puerta principal, sugiriendo el lujo que hay dentro. Las luces tenues de la entrada crean un ambiente misterioso y sofisticado. El primer aroma que nos envuelve es una mezcla embriagadora de perfume caro y la ligera fragancia del champán que seguramente fluye en abundancia dentro. El murmullo de las conversaciones elegantes y la suave música de jazz se filtra a través de las paredes, prometiendo una noche de glamour y exclusividad.
Drake me mira con una mezcla de nerviosismo y emoción. Me ajusto el vestido y aspiro profundamente, preparándome para lo que está por venir. El guardia nos abre la puerta y, al cruzar el umbral, somos recibidos por un ambiente cálido y acogedor. Las luces doradas se reflejan en los espejos antiguos, y la decoración opulenta hace que cada rincón del club parezca sacado de una película de la era dorada de Hollywood.
De repente, algunos hombres cerca de nosotros clavan su mirada en mí, observándome como un león mira a su presa.
|| Con ese vestido, es un poco difícil no llamar la atención de todos || exclama, mirándolos con rabia.
|| Puede que sí, con tal que no piensen que soy yo el espectáculo || respondo en tono de burla.
|| Más les vale que no... || exclama, pero luego se da cuenta de lo que acaba de decir || Quiero decir, espero que no digan nada ya que no debemos llamar mucho la atención... A eso me refiero || Él se pone nervioso y pasa la mano por la parte posterior de su cuello y gira para mirar a otro lado.
|| Claro, tienes razón... Por cierto || decido cambiar rápidamente el tema para distraerlo || Esto debe ser el paraíso para ti, ¿no, Drake? Todo lo que siempre quisiste ||
|| Bueno, no todo, pero estamos marcando muchas casillas || responde, esbozando una media sonrisa mientras mira a su alrededor.
|| Lamento apartarte de todo esto || le digo || Pero cabe recalcar que tú te ofreciste a ayudarme ||
|| Claro que sí, y me mantengo en mi decisión. No quiero que te enfrentes a él sola, Brown || responde con sinceridad, dibujando una sonrisa en su rostro.
|| Gracias, Drake || le digo, sintiéndome realmente agradecida.
|| Mira, ¿por qué no tomamos un par de vasos de whisky? Así calmaremos un poco los nervios, ¿qué opinas? || me dice Drake, señalando hacia el bar.
|| Excelente, creo que sería justo || respondo con una sonrisa. Aunque no puedo negarlo, la ansiedad va en aumento al pensar en lo que debo hacer. Al llegar, Drake pide al camarero dos vasos de whisky. Cuando se lo entregan, al pasármelo, me sonríe. Chocamos nuestros vasos y ambos lo tomamos de un solo sorbo. ¡Cielos! El whisky desciende por mi garganta con una calidez reconfortante, dejando un rastro de fuego suave. El sabor ahumado y robusto inunda mis sentidos, calmando algunos de los nervios acumulados dentro de mí. Es como un abrazo líquido que me relaja de inmediato. Drake inhala, echando la cabeza hacia atrás en agradecimiento.
|| Creo que este whisky es más viejo que yo, ¡y probablemente cuesta más que todo lo que tengo! ¿Qué piensas? Por lo visto te gustó, ya que te lo bebiste de un sorbo || me dice con una risa entre dientes.
|| ¡Está delicioso, Drake! Es exactamente lo que necesitaba para calmar mis nervios ||
|| Me alegra que eso calme tus nervios, Brown. No hay nada mejor que un buen whisky para eso. Así que, disfrútalo. Un whisky como este viene una vez en la vida || exclama sonriendo. Mientras sigue bebiendo, echo un vistazo a la habitación y veo a Maxwell comiendo bocadillos con otros nobles, perdido en una conversación. Cuando Drake nota dónde estoy mirando, su expresión se endurece al ver a Maxwell || Ahí está ese payaso perdiendo el tiempo. Iré a recordarle al agente Breakdance que tiene un trabajo que hacer || dice, dándome un ligero apretón en el brazo. Pero cuando me suelta, veo sus puños cerrados y la ira irradiando de él. Lo tomo del brazo antes de que se vaya, obligándolo a mirarme.
|| Drake, solo está siendo Maxwell. No te enojes con él, por favor || le digo. Él asiente, comprendiendo mis palabras, y da media vuelta, cruzando la habitación para hablar con Maxwell. Rápidamente me muevo hacia un rincón oscuro para evitar llamar la atención. Si lo hubiera dejado ir tan enojado como estaba, hubiera habido una gran pelea, y eso es lo último que necesitamos.
De repente, una voz familiar me saca de las sombras. Su tono cálido y ronco hace que mi piel se erice y mi corazón se acelere.
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@tessa-liam, @kingliam2019, @choicesficwriterscreations
If anyone else wants to be tagged, just let me know. I hope you enjoy this wonderful love adventure.
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yourneondemon · 3 months
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🍕 Mista Guido 🍕 [01] Entrenador personal
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Sinopsis: Ser jefe de la mafia, una de las más grandes de toda Italia, entregar los trabajos para la universidad, ocuparse de sus compañeros y cuidar su estado físico, fue la gota que rebalsó el vaso para Gio Gio. Ya no soporta tanta presión, pero ¿para qué está su fiel amigo si no es para subirle el ánimo?
Ship: Giorno Giovanna, Mista Guido
Fandom: Jojo's Bizarre Adventure
Recuento de palabras: 2659
Inspirado en esta obra de arte de @crimsonkingg22
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Giorno: *Después de un día ocupado con el papeleo de la organización más grande de toda Italia, terminando trabajos de la universidad e incluso atendiendo a sus compañeros, hablando y dándoles consejos de entrenamiento como por ejemplo, ayudando a Narancia a terminar la secundaria, a Mista a practicar tiro y estrategias de combate más complejas, hablando con Bruno de algunas cosas e incluso recomendar a Fugo libros que leyó que le servirían, realmente terminó agotado. Sin embargo, faltaba ir a su rutina diaria de gimnasia, es ahí donde podía centrarse en todos sus objetivos a la vez —a pesar de no ser sano del todo— y exiguirse una última vez para finalizar el día y dormir tranquilo. Pero no hoy. Hoy fue diferente. No pudo concentrarse, tenía demasiado en la cabeza y eso terminó por quemándolo por dentro. Cuando entró al gimnasio y dejó la toalla con la que iba a limpiar su sudor, simplemente pateó una banca de madera que estaba ahí para que los demás puedan descansar. Se miró al espejo y no pudo evitar que un par de lágrimas resbalen por sus mejillas. Estaba muy estresado*.
Mista: *Había recibido la noticia de su stand, más en específico de N° 2 que había ido originalmente a avisarle a Giorno que la cena estaría en trece minutos, pero al verlo con esa rabieta se quedó en silencio y fue a avisar a los demás. Cuando recibe la noticia, se pone de pie de la mesa donde los demás del grupo Passione esperaba la comida, pide un momento y se dirige al gimnasio rápidamente. Se asoma por la puerta de vidrio y toca para pasar* ¿Giorno? *Se acerca a su compañero*.
Giorno: *Rápidamente se frota los ojos para ver a otro lado, pero el que sus ojos ahora estén colorados iban a delatarlo* Hola, Mista. ¿Necesitas algo? estaba por entrenar, pero dime qué sucede *No puede evitar fingir y actuar que estira para engañarlo de alguna manera*.
Mista: Veo que estás bastante ocupado, todos los días de hecho. Mafia, universidad, nosotros ¿no piensas que es mucho para una sola persona? *Dirige su mirada al banco de madera derribado* No puedes con todo y pedir tomar un descanso o concentrarte en pocas cosas no es pecado tampoco *Agarra el banco de madera para acomodarlo en su lugar* Con un poco de comunicación y ayuda de tus compañeros- *Es interrumpido*.
Giorno: Estoy bien, Mista. Gracias por la preocupación, lo aprecio mucho *Hablaba con un nudo terrible en la garganta y no era cauteloso*.
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Mista: *Lo mira a los ojos por algunos segundos* Lo siento, pero con todo respeto... no te creo *Se endereza para dirigirse a la puerta de salida y cerrarla con seguro, no quería que lo interrumpieran, además de correr unas cortinas para más privacidad. Si se trataba de una conversación profunda y desahogo de alguien debía asegurarse de que no haya terceros en este tema que puedan interferir*.
Giorno: ¿Qué haces, Mista? Te dije que estoy bien, no vale la pena insistir en este tema. Tengo que entrenar y-
Mista: Y estudiar para mañana, sí, lo sé. Examen importante *Se acerca a la banca y toma asiento* No puedes esconderlo, venga... *Para mayor demostración de lealtad y respeto, se quita su famosísimo gorro dejando ver su cabello marrón chocolate desordenado* Cuéntame o vas a patear más que una banca. Mejor golpéame a mí si es necesario, soy bueno esquivando.
Giorno: *Se había quedado bastante sorprendido por el acto de Mista. Jamás de los jamases se quitaba su gorro, ni siquiera de sus compañeros pero... de él sí* Estoy cansado *Murmura bajando la cabeza y apretando sus puños. No podía evitarlo y otras lágrimas se asomaban por sus ojos*.
Mista: *Hace silencio, sabía perfectamente que el silencio podía hacer confesar a la gente sola. Si ellas hablaban por sí solas hasta podían resolver sus propios problemas, reflexionando sobre sí*.
Giorno: Sé que... elegí esto, pero... *Hace una pausa* No estoy... tan concentrado... es todo... *Decide sentarse en la banca a un lado de su amigo. Veía sus propias manos algo coloradas de tanto cerrarlas en sí*.
Mista: *Después de escucharlo, suspira* Giorno, elegiste esto, sí, pero no tiene por qué ser tan exigente, o no tienes por qué exigirte como lo haces. Tus deberes son dos cosas: *Levanta dos dedos* manejar la mafia y estudiar,  *Se le forma una suave sonrisa para tranquilizarlo, pero aparte era sincera* y ser feliz,  *Levanta un tercer dedo de su mano* estar tranquilo y recordar que no estás solo. Sabes bien que al papeleo podemos repartirlo entre todos y hacer un poco cada uno, así tú harás poco, tendrás más tiempo para ti y la facultad, y listo. Solo debes pedirlo, somos tus amigos y haremos lo que sea por ti. No es una tortura, ¿sabes? Venga *Le da palmadas en la espalda* No te presiones. ¡Hasta Narancia quería hacer algo hoy! Se liberó de algunos deberes y está libre, pídele que ordene papeles, eso le ayudará a practicar la organización y la lectura, incluso la compresión de los textos, ¿qué mejor que ayudar a tu amigo?
Giorno: *Se limpia la nariz con la manga de su ropa, era algo estúpido pero no se había dado cuenta* Lo siento *Saca un pañuelo y se suena la nariz*.
Mista: No te disculpes, o sí, disculpate pero contigo mismo por cómo taladras esa bendita cabeza que tienes *Le da palmadas de nuevo en su espalda* Venga, Gio, nos encanta que nos des misiones y órdenes, aunque no lo digamos abiertamente. Piensa en los demás, pero también en ti, no seas tonto *Y dicho eso, le pica la mejilla con su dedo en forma de cariño y hasta regaño* ¿Te sientes mejor?
Giorno: Mh, sí, la verdad que sí *Suspira de alivio* Creí que los estaba aplastando con los deberes *Mira a Mista finalmente a los ojos*.
Mista: ¡Claro que no! ¡Somos resistentes! Aprendimos del mejor. No agaches la cabeza que se te cae la corona, rey *Sonríe*.
Giorno: *No puede evitar esbozar una sonrisa ante su frase tan típica de google o algún meme de por ahí en las redes que desconocía*.
Mista: ¡¿Ves?! ¡Ahí está nuestro Giorno! Pero... mh... no me convences tanto... *Lo mira acercándose un poco a su rostro con una expresión pensativa* Quizás deba tomar otras medidas *Entre cierra sus ojos*.
Giorno: *Sin comprender del todo, pregunta* No entiendo ¿ qué medidas? si ya me siento mejor *Lo mira confundido y hasta algo curioso de lo que mencionaba*.
Mista: Verás, Giorno, casi casi me convences con esa sonrisa, pero... necesito más, ¿entiendes a lo que me refiero? *Se pone de pie y se inclina con los brazos cruzados para verlo mejor*.
Giorno: Mh, la verdad es que no entiendo a lo que quieres llegar *Encorva una ceja y hasta alejándose apenitas de él por la repentina proximidad entre ambos*.
Mista: Bueno, verás... *Coloca sus manos en su cintura aún con esa cara expectante* Usaré una técnica infalible que uso cuando Narancia está de mal humor o no va a dormir a sus horarios como corresponde *Levanta su dedo índice como si de una idea fantástica se tratase —y lo era de hecho—* Bien, ¡empecemos! *Y sin previo aviso ni comentarle de qué trataba su brillante idea, acerca ese mismo dedo a las costillas derechas de Giorno donde presiona un par de veces para tener la reacción que esperaba*.
Giorno: ¡G-gh! *Se hace un poco hacia atrás e incluso sus brazos de forma automática cubrían esa zona* Mista *dice en un tono un poco más severo, o al menos lo intentaba para alejarlo*.
Mista: No me vengas con ese tono *Hace una pausa para inclinarse sobre la banca y apoyar ambos de sus brazos en el respaldo y el apoyabrazos que se situaba detrás de Gio, así, acorralándolo* ¿Giorno, tienes cosquillas? Tu respuesta depende mucho de lo que vaya a suceder *Dice en un susurro juguetón, lo miraba a los ojos directo para tratar de intimidarlo y asustarlo*.
Giorno: *Sus mejillas se tornan apenitas de un rojizo y se calientan por la situación* N-no *Tartamudea, nunca antes se había puesto así de nervioso*.
Mista: Cavaste tu propia tumba, Giovanna *Y sin dar más suspenso, usa su dedo índice para ir picoteando las costillas del pobre rubio* Veamos donde eres más sensible, jefe *Dice lo último en un tono de burla*.
Giorno: *No podía contenerlo más, era una tarea muy difícil así que simplemente una sonrisa arrugada y temblorosa se forma en su bonita cara y se hecha para un costado tratando de evitar el dedo* ¡P-Pff! M-mista ¡Mista! *Lo empuja débilmente de sus hombros*.
Mista: No escucho la risa que quiero, veamos por aquí *Dice aún sonriendo y apoyando sus rodillas sobre la banca a los costados de Giorno, cada vez lo acorralaba más. Su otra mano en cambio, empezaba a explorar sobre el traje deportivo de Giorno sus costillas bajo tanto músculo, a pesar de eso, seguía siendo una zona sensible. Se atreve a subir un poco hasta clavar ambos dedos índices en sus axilas y ahí escuchó el grito al cielo que tanto buscaba*.
Giorno: ¡Jajajajajajajaja! *Grita y comienza a reír y a moverse como un pez fuera del agua, de un lado a otro. Bajó ambos brazos pensando que así evitaría esta sensación tan electrizante, pero no, fue todo lo contrario* ¡Jajajajajajajaja! ¡M-mistaaajajajaja! *Patalea tumbando al suelo la toalla que dejó hace rato*.
Mista: Oh, Giorno, dejaste que mis dedos queden atrapados, jeje. Parece que es tu lugar más sensible, de la muerte diría yo *Los movía haciendo movimientos circulares y otras formas sobre la sensible piel* Bueno, es otra manera de ejercitarse... ¡esta vez la voz! *Dice burlándose más* No creí que nuestro jefe, el más duro y fuerte de todos fuese tan delicado.
Giorno: ¡Jajajajajajajaja! *Esa frase sí le había tocado algo el orgullo, iba a contraatacar de la misma forma, pero no estaba solo, cinco pequeños stands lo acompañaban en esta travesía*.
Mista: No tan rápido, parece que te olvidaste de ellos *Sonríe pero de pura maldad* ¿Por qué no nos ayudan? *Le pregunta a Six Bullet* El pobre Giorno debe desestrezarse y yo solo no puedo, quizás podamos averiguar donde más tiene cosquillas, ya saben... para cuando quiera cobrar venganza.
Giorno: *Y mientras tanto, no dejaba de reírse y moverse como un gusanito fuera de la tierra* ¡Jajajajajajajaja! ¡M-mista! ¡Mista! ¡detenjajajajajaja! *Patalea como un niño, no podía levantar sus brazos y simplemente separar los de su compañero, sus dedos estaban inmantados a sus pobres axilas ahora. Ni siquiera podía concentrarse para llamar a Golden Experience Requiem y cobrar revancha, o peor, venganza*.
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N°1: ¡Oh! ¡sí! ¡será divertido! Venga amigos, ¡andando! *Dice el pequeño stand amarillento, y sin esperar más, los seis son disparados hacia el cuerpo del rubio para ir cosquilleando por ahí, incluso un par se metieron por la abertura de corazón de su pecho y vagar debajo de su ropa, hacia sus costillas o barriga, otro punto terrible*.
Giorno: ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! *Levanta y aumenta el volumen al sentir esas cosquillas por todos lados, axilas, cuello, pecho y barriga. Había muchas cosas de las que no quería admitir, esta era una de ellas*.
N°2: ¡Mira cómo ríe, Mista! ¡está muy feliz! *Decía mientras rascaba el pobre cuello del chico y de vez en cuando pasar hasta su clavícula*.
N°3: ¡Debe ser el más cosquilloso del grupo! *Sonriente, picoteaba la barriga del joven*.
Mista: Jeje, no lo sé, no he visto a los demás reírse así (Pero no estaría mal averiguarlo uno de estos días, quizás Narancia me podría dar una mano con mucho gusto en esta misión) *Piensa en secreto* ¿Qué pasa, Gio Gio? ¿Es mucho para ti? Ahora, aparte de la mafia y la facultad, y de ser feliz, debes preocuparte por mis garras... que si te veo bajar la cabeza irán por ti en cualquier momento, y cuanto menos lo esperes *Ríe, no podía evitar sonreír con él al verlo así, todo un bichito bolita descontrolado*.
Giorno: ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ! ¡N-No! ¡Mista! ¡D-Detente! ¡JAJAJAJA! ¡P-Por favor! *Pataleaba más fuerte, al abrir sus ojos se encuentra el rostro de Mista tan empoderado y malvado sobre él* ¡N-Noooo! ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!
Mista: Bueno chicos, démosle un respiro, no quiero que se desmaye en un momento tan crucial, jeje *Saca sus manos de debajo de sus brazos, y eso que no usó todos sus dedos, con uno ya era suficiente para enloquecerlo* Bueno, Gio Gio, repasemos *Le sonríe animado mientras Six Bullet se separaban de su posición, pero estaban ahí y atentos a cualquier otra orden* ¿Cuál es el consejo que te dije hace rato?
Giorno: *Estaba sudando apenitas, esto lo tomó muy de sorpresa* Y-Yo... Uff... Uff... *Cerraba sus ojos, mirarlo le daba algo de vergüenza y más estando en ese estado* Q -Que... debo... ocuparme de... de mí y...
Mista: ¿Y? *Dice picando su barriga un par de veces para apresurarlo*.
Giorno: ¡Pff! *Se le escapan algunas risitas* Y-y... y ser feliz...
Mista: Perfecto  *Sonríe ampliamente* Bien, suficiente por hoy *Se baja de la banca* Es hora de comer *Le estrecha su mano para ayudarlo a ponerse de pie* ¿Estas bien?
Giorno: S-Si *Se endereza y toma su mano, pero siente un tirón* ¡Gh!
Mista: ¡Perfecto! *Nuevamente Six Bullet ataca a Giorno por todas partes, eran como pequeñas pero poderosas hormigas traviesas. Cede a la tentación y presiona las costillas del pobre chico con ambas manos y sus grandes garras de ahora, un monstruo* ¡Toma eso! *Ríe con él tumbándolo al suelo poniéndole el pie por detrás. Ambos estaban sobre una colchoneta de gimnasia, así que simplemente fue caer sobre una cama plástica*.
Giorno: ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! ¡M-MISTA! ¡MISTA! DIJISTE Q-QUE ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! *No podía ni formular una oración completa, se movía más frenéticamente y sudaba más* ¡E-ENTENDÍ! ¡ENTENDÍ! *Patalea como un niño más que nunca* ¡JAJAJAJAJA! ¡P-POR FAVOR! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! *Su risa era encantadora*.
Mista: Jejeje, vale vale, esta vez sí *Su stand se retira de sus puestos*.
N°6: ¡Juju! ¡Que bonita sonrisa tiene ahora, Mista!
N°3: ¡Mh! Eso pasa por hacerse la cabeza *Dice en protesta, pero se estaba divirtiendo de igual forma*.
Mista: Jeje, de hecho sí. Bueno, tanto reír me dio hambre, ¿a ti no? O quizás debamos completar tu horario de entrenamiento con más entrenamiento *Levanta sus manos y mueve sus dedos simulando garras*.
Giorno: *Al ver esto se sorprende y sonríe nervioso* ¡No no no! Está bien, tengo hambre *Se le escapan risas de entre sus dientes*.
Mista: Jeje, bien. Andando, van a preguntar por nosotros *Le ayuda a ponerse de pie* Y de ahora en adelante estate más atento, eh, ¡que en cualquier momento aparezco!, ¡Yo, Mista! *Se señala a sí mismo como si se tratase de una estrella famosa* Vamos *Destraba la puerta del gimnasio y sale de ahí con su stand aún riendo y saludando a Giorno*.
Giorno: *Suspira con pesadez, había sido una sesión agotadora. Pero ahora tenía una sonrisa y un peso enorme menos en su espalda. Se sentía mejor*.
*Después de aquel encuentro, todos cenaron como siempre, no sin antes Mista hacerle movimientos con sus manos en forma de garra o moviendo sus dedos en el aire como advertencia a Gio por si no lo veía con una sonrisa. A Gio le ponía nervioso a pesar de no expresarlo y los demás no entendían mucho del tema, así que simplemente lo ignoraron*.
*Para Gio esto no terminó. La venganza estaba más cerca de lo que Mista creía y sería terrible. La cena finalizó con el debate de contratar nuevas personas para Passione, en especial empleados de limpieza, vigilancia, entre otros. De los miles de curriculum que fueron entregados, a Gio le llamó poderosamente la atención uno en particular, de un joven con muy poca experiencia laboral registrada y que se apellida Halloween, tal cual como la festividad norteamericana. Decidió poner su papel con sus datos en la carpeta a la gente que iba a entrevistar en un mes o dos, este iba a ser un trabajo de purificación lento. Ahora, con su equipo, ya no tenía tanto trabajo qué hacer y pudo terminar de estudiar esa noche lo que le faltaba e incluso irse a dormir más temprano. Su cuerpo y cabeza se lo agradeció al otro día*.
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Las ilustraciones que aparezcan son hechas por mí, son de mi propiedad. Instagram Agash_Rotddom Las ilustraciones de fondos o paisajes son propiedad de sus propios autores, los links de sus trabajos están enlazados.
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magneticovitalblog · 8 months
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"Descubre los 14 Hábitos Clave para Desarrollar tu Genio Interior"
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En la búsqueda del éxito y la realización personal, muchos aspiran a alcanzar la grandeza, a desatar su genio interior y brillar en su campo de acción. Sin embargo, ser un genio no es simplemente una cuestión de talento innato, sino de cultivar hábitos y prácticas que fomenten el crecimiento intelectual, emocional y espiritual. En este artículo, exploraremos 14 hábitos secretos que te ayudarán a desatar tu genio interior y alcanzar tu máximo potencial.
Cultiva la Curiosidad Infinita: Los genios tienen una sed insaciable de conocimiento y una curiosidad sin límites. Alimenta tu mente explorando nuevos temas, preguntando, investigando y manteniendo una mente abierta a nuevas ideas y perspectivas.
Practica el Pensamiento Crítico: Cuestiona todo, incluidas tus propias creencias y suposiciones. Desarrolla la capacidad de analizar, evaluar y sintetizar información de manera objetiva y lógica, sin dar por sentado lo que se te presenta.
Fomenta la Creatividad: Busca nuevas formas de expresión, ya sea a través del arte, la escritura, la música o cualquier otra forma de creatividad que te inspire. La creatividad es el combustible del genio y te permite ver el mundo desde perspectivas únicas.
Ama el Aprendizaje Constante: Nunca dejes de aprender. Lee libros, asiste a conferencias, toma cursos en línea, conversa con expertos en tu campo. El aprendizaje continuo amplía tu mente y te mantiene actualizado en un mundo en constante evolución.
Cultiva la Disciplina: El genio requiere dedicación y disciplina. Establece metas claras, crea un plan de acción y trabaja de manera constante y disciplinada hacia ellas. La consistencia en tus esfuerzos te llevará lejos.
Abraza el Fracaso como Oportunidad de Aprendizaje: Los genios no temen al fracaso, lo abrazan como una oportunidad de aprender y crecer. Cada error es una lección invaluable que te acerca un paso más hacia el éxito.
Mantén una Mente Abierta: No te cierres a nuevas ideas o formas de pensar. La mente abierta es el terreno fértil donde florecen las grandes ideas y descubrimientos. Escucha a los demás, sé receptivo a la crítica y dispuesto a cambiar de opinión cuando sea necesario.
Desarrolla la Resiliencia: Los contratiempos y las dificultades son inevitables en el camino hacia el éxito. Desarrolla la capacidad de recuperarte rápidamente de los golpes, aprende de ellos y sigue adelante con determinación y coraje.
Cuida tu Salud Física y Mental: El genio no puede florecer en un cuerpo o mente enfermos. Prioriza tu bienestar físico y mental, incluyendo una alimentación saludable, ejercicio regular, descanso adecuado y prácticas de autocuidado.
Busca la Soledad Creativa: Dedica tiempo a estar solo contigo mismo, lejos de distracciones externas. La soledad creativa te permite reflexionar, concentrarte y explorar tus pensamientos más profundos, lo que puede conducir a descubrimientos innovadores.
Mantén un Diario de Ideas: Registra tus pensamientos, ideas y observaciones en un diario. Esto te permite capturar inspiraciones fugaces, clarificar tus pensamientos y mantener un registro de tu progreso intelectual y creativo.
Establece Rutinas Productivas: Construye hábitos y rutinas que te ayuden a optimizar tu tiempo y energía. Organiza tu día de manera eficiente, establece horarios de trabajo y descanso, y elimina las distracciones que puedan interponerse en tu camino.
Practica la Empatía: Comprende las emociones y perspectivas de los demás. La empatía te permite conectar con las personas a un nivel más profundo, fomentar relaciones significativas y obtener nuevas ideas y perspectivas.
Nunca Dejes de Soñar en Grande: Los genios son visionarios que sueñan en grande y se atreven a perseguir sus sueños con pasión y determinación. Mantén viva la llama de tus aspiraciones más audaces y trabaja incansablemente para convertirlas en realidad.
En resumen, convertirse en un genio no es una tarea fácil, pero con la práctica de estos 14 hábitos secretos, puedes desbloquear tu potencial más profundo y brillar con luz propia en el mundo. Recuerda que el genio reside dentro de ti, solo necesitas cultivarlo y dejarlo florecer. ¡Adelante, el mundo espera tus brillantes contribuciones!
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jugodecalabazaa · 5 months
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Nell regresa a Tottenham
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♡Su reencuentro sería muy casual, como estas en el bosque recolectando hongos y hierbas para tu sopita cuando la escuchas hablarte
♡Ella está recargada en la corteza de un árbol y solo dice "hey olvidaste este" mientras toma un hongo entre las manos como si la hubieras visto ayer
♡Ustedes se abrazan y se dicen lo mucho que se extrañaron y comienzan a hablar de sus vidas (haces un gran esfuerzo en concentrarte en sus palabras por que ella se ve tan bien en esa camisa blanca, con los primeros botones desabrochados y las mangas dobladas dejando ver sus fuertes brazos)
♡Ninguna de ustedes mencionaria su partida y como literalmente te dejo por un hombre pero aún así el ambiente se sentiría un poco raro. Aunque eso cambia cuando entre conversaciones le cuentas que sales con una chica del pueblo
♡Ella estaría como "oh... en serio? quien es?" con un tonito burlesco (usando la burla como mecanismo de defensa)
♡Obviamente la chica estaría en el closet por lo que no revelarías su identidad, pero Nell sigue haciendo preguntas
♡"¿Desde hace cuanto la ves?" "¿Qué tanto han hecho?" "Que tan serio es?" siento que sus celos aumentarían entre cada pregunta hasta que dice "¿Es mejor que yo?" y siento que las preguntas anteriores serían como ella toda celosa y luciendo hot pero la última sería como podrías ver que tiene la esperanza de que digas que no. Pero eso no sucede
♡Tu relación con la chica nisiquiera es una relación, solo son amigas que se ayudan cuando la otra está caliente. Nada exclusivo. Pero aún así eres algo tímida por lo que no quieres contestar las preguntas hasta que su insistencia te hace decir: "Ella no se fue" Tus palabras son fuertes, con tintes de resentimiento y reclamo
♡Se queda en silencio y tu también pues ninguna sabe muy bien como abordar ese tema. Puedes ver como sus celos y malhumor se convierten en tristeza y reúnes todas tus fuerzas para no abrazarla por que solo imagina los ojos de perrito que te daría:(
♡Pero a pesar de la tristeza (por que se que seria el tipo de persona a la que le cuesta mucho externar su sentir) ella diría: "Responde mi pregunta, es mejor que yo?" mientras se acerca a ti y acaricia tu mejilla
♡Te seonrojas por la cercanía pues ella se ve incluso más atractiva que cuando se fue pero también por que no puedes evitar recordar los momentos apasionados con tu amante y como en cada uno de ellos pensabas en Nell
♡Acomoda un mechón de tu cabello de tras de tu oreja. Su mano pasa a tu cuello y su pulgar acaricia tu mejilla levemente. Pareciera que escuchó tus pensamientos cuando dice: "Lo es? o pensabas en mi cuando estabas con ella?"
♡La pregunta te toma desprevenida por lo que no contestas pero en su siguiente "Porfavor rspondeme" que parece más una demanda que una petición susurras un pequeño "Pensaba en ti"
♡Puedes ver como su rostro se pinta con una mezcla de falicidad y arrogancia y una gran sonrisa quiere pararecer pero solo te da una media sonrisa cuando dice: "Si? lo hacías?... puedo hacerte otra pregunta, amor?"
♡A este punto te sientes un poco mareada y tonta por sus palabras y su cercanía (y su aroma) que nisiquiera te diste cuenta del momento en que se acercó tanto a ti que terminaste acorralada entre ella y un árbol. Solo asientes con la cabeza
♡"¿Aún me amas?" Ella pregunta y puedes ver en sus ojos un poco de desesperación como realmente queriendo que digas sí. Sabes la respuesta y por eso dices "Nunca deje de hacerlo"
♡Su sonrisa crece y pareciera que quiere llorar de la felicidad pues cree tener una oportunidad para estar contigo de nuevo
♡Se acerca a ti. Su rostro a centímetros del tuyo cuando uno de sus brazos se aferra a tu cintura y con su otra mano acaricia tu mejilla. Sus labios se acercan y se unen en un beso. Ella se inclina a ti juntando más sus cuerpos y toma con fuerza tu cintura, el beso es apresurado y hambriento como si ella creyera que te escaparas en cualquier momento
♡Pero luego recuerdas cuanto sufriste y te alejas de ella solo podiendo alejar tu rostro pues parece no querer soltar tu cuerpo "Te fuiste, Nell..." dices y esta vez no hay rencor en tus palabras solo tristeza
♡Ella siente que llorara solo por escuchar tu voz quebrada y ver tu rostro triste "Lo se... y lo siento fue la cosa más estúpida que pude haber hecho. Quería ver el mundo y me asustaba un poco lo que sentía por ti pero fue una tontería. Tengo todo lo que necesito y quiero aquí" Ella toma tu barbilla y levanta tu rostro para que la veas a los ojos y te des cuenta de que dice la verdad
♡Y lo haces, le crees. Una pequeña sonrisa aparece en tu rostro al escuchar sus palabras "Bueno... puedes besarme de nuevo" Ella lo hace pero no puede evitar sonreír en medio del beso sin creer que eres suyo de nuevo y sinceramente nunca dejaste de serlo
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theceosupport · 2 years
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COMO PONERTE A TI MISMA EN UN PEDESTAL
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cr to naomiphoenix
Tabla de contexto
que significa "ponerse en un pedestal"
todo te está impulsando
Cómo ponerse en un pedestal
Cosas que puedes agregar a tu rutina
afirmaciones
¿Qué significa ponerse en un pedestal?
Ponerse en un pedestal significa ponerse a ti mismos antes que nadie. Es como poner tus deseos en un pedestal antes que tu salud mental, por lo que sueles obsesionarte con eso. Por cierto, no es lo mejor hacerlo de cierta manera , por eso te voy a enseñar cómo ponerte en un pedestal.
Si te pones en un pedestal durante tu viaje de manifestación, podría hacer que sea más fácil para que no te obsesiones tanto y creas en ti de ciertas maneras más satisfactorias para tu persona.
🌷 todo te está impulsando.
Cuando se manifiesta en una persona específica.
“si actúas como la ganadora 🏆 , el mundo te creerá”
es probable que cuando no crees en ti ves como el mundo te rechaza, así que si te pones a ti mismo en un primer lugar, no estarás tan obsesionada por como se ven o lucen las demás y no tendrás que ponerlos a ellos en un pedestal.
una vez que te concentres en ponerte en un pedestal, otros te perseguirán, incluida personas específicas.
la razón principal por la que las personas no pueden manifestar su persona específica es por que se obsesiona tanto en que no está funcionando y no lo dejan fluir hasta que se dan por vencido, solo necesitas poder y persistir. Debes concéntrate en ti misma y todo te perseguirá en su debido momento.
🌷 Cómo ponerse realmente en un pedestal
SELF CONCEPT
El concepto de uno mismo ayuda MUCHO cuando se trata de ponerse en un pedestal.
Affirmaciones de amor propio, por ejemplo:
“me pongo a mi misma primero que a los demás”
“no persigo a otros, los atraigo”
“soy hermosa por dentro y por fuera”
“soy digna de todo”
“soy amada”
“es fácil atraer todo lo que quiero”
“es natural para mi tener confianza”
ESPEJO
el trabajo de el espejo 🪞 realmente ayuda a aprovechar tu energía femenina y tu viaje a el amor propio.
como hacer el trabajo de el espejo ?
es simplemente ir a el espejo y recitar afirmaciones de amor propio mientras de observas a ti misma. también puedes escuchar canciones que te motiven o te inspiren mientras baila frente a el espejo.
CONVERSACIONES INTERNAS
Recuerda que no tienes límites y que NADA puede interponerse entre tú y tus deseo. Incluso puedes recordarte a ti mismo que todo va a estar bien.
SPOIL YOURSELF “CONSIÉNTETE”
al contigo lo que esperarías de alguien más , cómprate flores , ten citas contigo mismo, ponte bonita para ti.
SELFCARE
A pesar de que puedes manifestar una piel hermosa, empieza a cuidarte la piel comprándote productos que te ayuden a manejar lo que esté día cuerdo contigo.
CONSÍGUETE HOBBIES
podrías unirte a clases que te ayuden a crecer en eso que quieres mejorar en incluso aprendes a hacer nuevas cosas, tener pasatiempos y concentrarte en otras cosas.
🌷 Cosas que puedes agregar en tu rutinas
MEDITACIÓN
La meditación tiene muchos beneficios y despeja la mente. Recomiendo hacer meditaciones guiadas y comenzar con 5-10 minutos.
YOGA
así que cuando hagas yoga, recomiendo preguntarle a tu cuerpo qué necesita, por ejemplo, simplemente decir "qué necesita mi cuerpo" y hacer esa posición porque algunos videos de yoga pueden no ser para ti. Sin mencionar que no tienes que hacer yoga por mucho tiempo, puedes hacerlo durante el tiempo que necesites para tu cuerpo.
EJERCICIO
no tienes que hacer mucho ejercicio extremo, simplemente puedes hacer ejercicios de baile y hacer ejercicios con los que serías consistente. Recomiendo hacerlo con alguien o incluso FaceTime con tus amigos mientras lo haces.
ESCRIBIR EN EL JOURNAL
Puede comenzar con indicaciones simples en un diario o incluso simplemente escribir un diario cuando lo desee, el diario ayuda mucho.
afirmaciones de amor propio/autoconcepto:
…Yo soy el premio
…Atraigo buenas personas a mi vida
… atraer la paz a mi vida
…mi belleza es irresistible
…Soy tan magnética
…siempre atraigo a quien quiero
…Me lo merezco todo
…Soy divino
…Es natural para mí recibir amor
…Es normal que consiga lo que quiero
…Soy muy afortunada
…es natural para mí tener un aura encantadora
With love, naomiphoenix
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Delirio de Condenados
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Cap I. Cap II. Cap III. +18! MeanDom!Mati, SoftDom!Enzo, Sub!Santi & Sub! Reader. Age gap, begging, biting, choking, degradation, face slapping, fingering, penetración doble, (hints of) Possessive!Mati, sexo anal, sexo oral, sexo con/sin protección, (alusión a) subspace. Uso de español rioplatense.
Matías coloca el plato de medialunas frente al rostro de Santiago y juega con sus rulos dorados para molestarlo. No podés precisar si el movimiento que percibís es producto de los dedos de tu novio tirando del cabello del rubio o si este último persigue el contacto físico.
-Dale, agarrá que no estás comiendo nada.
-Matías- decís entre dientes-. Santi, ¿querés otra cosa? Te puedo preparar…
-No- dice rápidamente-. No, está bien, gracias.
Matías hace una mueca a sus espaldas y deja el plato sobre la mesa. Toma asiento junto a Santiago –en su rostro una sonrisa para nada inocente que no se molesta en ocultar- y cuando enciende la televisión comienza a cambiar de canal con rapidez, bebiendo de su taza y fingiendo no notar el nerviosismo de su amigo.
Intentás concentrarte en tu propio desayuno e ignorás las miradas furtivas que te dirige Santiago o la forma en que Matías se aclara la garganta cada cinco minutos, consciente de que el sonido sólo empeora la tensión en el aire. Ignorás también los pasos de Enzo y el ritmo dubitativo de estos cuando llega a la habitación y contempla el panorama que le espera.
-Buen día- dice con voz ronca, sentándose en la silla ubicada junto a la tuya.
Los secretos son un peligro, ¿no? Enzo escondiéndose detrás del árbol, el semen de tu novio escapando de tu interior cuando ambos regresaron al jardín, el intento de ambos hombres por calmarte cuando llorabas desconsolada en las cerámicas frías del baño, con la mente alterada por las endorfinas y la adrenalina y angustiada luego de saber que Santiago los había visto.
Una sucesión de imágenes de la noche previa cruza tu mente y un escalofrío sacude tu cuerpo con fuerza; tus dedos se vuelven débiles y la pequeña taza de porcelana que sostenías cae sobre la mesa, rompiéndose y permitiendo que el líquido caliente en su interior se escape. Tu cerebro tarda en procesar la situación y tu reacción parece desarrollarse casi en cámara lenta.
-La concha de la lora.
-La boca- advierte tu novio cuando se pone de pie, molesto por tu lenguaje-. No lo agarres con la mano, boluda, ¿te querés volver a cortar…?
-Matías- interrumpe Enzo-. Traeme algo para limpiar la mesa, por favor… ¿Vos estás bien?
Intentás ignorar la mirada en los ojos de Matías cuando abandona la habitación y observás los labios del mayor cuando repite esa pregunta que no estás segura de comprender. ¿Habla de la taza, de la noche que compartieron, de Santiago, de Matías corrigiéndote frente a ellos? ¿No preguntó lo mismo hace menos de ocho horas, cuando se quedaron solos unos minutos?
-Estoy bien.
Tus palabras no son convincentes y aunque Enzo sabe que hay algo molestándote, también sabe que no sería correcto cuestionarte o dirigirse a Matías –porque él debería saber cómo y cuándo actuar si sus sospechas son ciertas, ¿no?- para tratar el asunto. Decide centrarse en Santiago, quien jamás le devolvió el saludo y no se atreve a mirarlo, sólo para encontrarlo inmóvil.
-Maleducado- bromea para sacarlo de su trance-. No me dijiste ni hola y ahora no ayudás.
Santiago ríe  y ese simple gesto basta para cortar la tensión. Coloca el resto de tazas y la comida en el extremo opuesto de la mesa, ayudándose de unas servilletas de papel para tomar los trozos de porcelana rota y ofreciéndote –todavía sin hacer contacto visual- un par de las mismas para que puedas contener el líquido que amenaza con caer de la mesa.
Matías regresa y te aleja del desastre.
-Buscate otra taza- señala la puerta como si desconocieras el camino y, para mayor humillación, agrega:- Y no la rompas.
Tu rostro se transforma en cuanto volteás -sólo porque sabés que no puede verte- y te dirigís hacia la cocina en silencio para encontrar allí la cafetera de nuevo encendida y esperándote. Tu taza, esa que Matías te regaló cuando te mudaste con él, está aún sepultada bajo tantas otras en el fregadero: permanecen allí desde la tarde del día anterior y creés recordar cuál utilizó Rafael y cuál peligró en manos de Felipe, así como tantos otros detalles de la velada.
Tomás otra taza que jamás habías visto, completamente negra por fuera y blanca por dentro, y esperás que el café esté listo para servirte más. Mientras oís la conversación que llega desde el comedor y la carcajada estrepitosa de Enzo, provocada por algún chiste que no captaste, el líquido caliente ayuda a revelar la imagen oculta en la taza. ¿Es una foto? ¿Es lo que creés?
Te mordés el labio, molesta por pensar que Matías todavía conserva un objeto relacionado con su ex y también molesta por sentirte celosa por algo tan insignificante. Es sólo una taza, ¿no? Beber de ella no debería generarte tanto conflicto, repetís una y otra vez para convencerte, aunque de todas formas tomás otra del fregadero para llenarla con tu bebida.
Unas gotas queman tu mano y en un movimiento más que calculado dejás caer la taza con la foto al suelo, deshaciéndote de la imagen en ella. No debería tener importancia, ¿no? Quién sabe cuántos años tenía y nadie la habría encontrado de no ser porque no había más opciones secas.
Los pasos de tu novio y de los invitados no tardan en llegar a tus oídos y por un momento planeás fingir que fue otro accidente, pero en cuanto los ojos de Matías encuentran los tuyos tomás un sorbo de café y alzás ambas cejas. Sus ojos van de tu rostro hacia el desastre en las cerámicas y su mandíbula se tensa tanto o más que sus labios apretados.
-Arriba. Ya.
-Todavía no desayuné.
-No te lo voy a decir dos veces.
Cuando pasás a su lado no esquivás su cuerpo y lo golpeás, molesta y sin importarte las miradas que los otros presentes en la habitación te dirigen. Te gustaría fingir que tu enojo es más grande que el temor que sentís y que tu cuerpo no se sacude cuando cerrás la puerta de la habitación.
Ignorás qué explicaciones estarán oyendo los invitados y no estás segura de querer saber, solamente pensás en cómo vas a disfrazar tus gritos cuando tu castigo tenga lugar.
Esperás a Matías de pie junto a la cama con tus manos entrelazas en tu espalda y cuando abre la puerta te sobresaltás más que cuando la cierra de un golpe. Tu mirada permanece fija en el suelo mientras se acerca a tu figura inquieta y tus ojos arden cuando comienza a estudiarte; una única lágrima cae por tu mejilla cuando se agacha para quedar a la altura de tu rostro.
-¿Me vas a decir qué pasó?
-Fue un accidente.
-Ayer, seguro- toma tu mandíbula entre sus dedos-. Y en la mesa fue un descuido, ¿pero esto último…?
-No sé por qué lo hice.
-No sabés…- repite y te suelta de manera brusca, haciéndote retroceder un par de pasos-. ¿Estás segura?
-Sí.
-Cuidadito con mentirme.
-No te…
Te interrumpen sus dedos cerrándose sobre tu garganta y presionando para privarte del oxígeno. Tomás su muñeca y tirás de su brazo para que te libere pero no cede, como era de esperarse, porque espera sacarte la verdad y es así como lo logra cuando es necesario. Mirás la puerta, todavía cerrada y sin rastros de oyentes del otro lado, y sabés que no tenés salida.
-Tenías una foto con…- tosés-. ¿Por qué la tenías?
-No sabía que estaba ahí.
-¿Te pensás que soy boluda?
-¿Y vos te pensás que porque hay gente no voy a hacer nada?- su rostro está a milímetros del tuyo y sus ojos son más oscuros de lo usual-. ¿Te pensás que podés romper todo y que no te voy a hacer nada?
-Ah, entonces te importaba…
-No, pelotuda- con su otra mano golpea tu mejilla-. ¿Qué te pasa?
Sólo cuando lo empujás te deja ir y permite que te recuperes un poco. Espera oír cualquier explicación que tengas para ofrecerle y ruega porque la palabra que le permita comprender tu comportamiento no sea celos, porque eso significaría que es él quien merece un castigo por hacerte sentir insegura.
-Te fuiste a la mierda- reclamás- Me trataste como una pelotuda en frente de…
-Si necesitás usar una palabra de seguridad lo vas a hacer ahora- cruza sus brazos-. Porque ya sabés lo que va a pasar si esto es un berrinche, ¿no?
Tus labios permanecen sellados y cuando Matías deshace la distancia entre ambos el pánico se apodera de tu cuerpo e intentás retroceder, aterrada, pero él es mucho más rápido que vos y te atrapa sujetando tu cabello.
Tira de tu ropa y te esforzás por permanecer quieta, respirando lenta y profundamente mientras sus dedos se adentran en tu ropa interior para acariciarte. Sentís las yemas de sus dedos deslizándose entre tus pliegues húmedos y evitás sus ojos cuando escanean tu rostro.
-Matías, no…
-Yo sabía- te empuja contra la cama-. ¿Cómo era eso que dijiste anoche? ¿Qué no querías que Santiago piense que hiciste algo malo?
Rebusca en los cajones de la cómoda y te preguntás cuál será el objeto que escogerá para tu castigo: pueden ser las cuerdas, con suerte alguna mordaza, tal vez utilice el vibrador que detestás por la intensidad y los patrones que siguen las vibraciones o el pesado cepillo de madera.
Cuando por fin voltea, revelando nada más que el lubricante en su mano, arrugás las sábanas entre tus palmas.
Ocupa el espacio libre en la cama y con un gesto señala su regazo para indicarte que te recuestes. Obedecés inmediatamente, ya que lo último que querés es empeorar las consecuencias de tu mal comportamiento, pero cuando acomodarte sobre sus piernas se te dificulta sus dedos se enredan en tu cabello para facilitarte el trabajo.
-Ya sé que hablamos muy poco de esto- se deshace de tu ropa y acaricia la parte posterior de tus muslos-, así que si tenés miedo podemos hacer otra cosa.
-¿Va a doler?
-Es un castigo.
-No me digas.
Te sacude por el cabello.
-No va a doler más de lo necesario- promete-. ¿Confiás en mí?
-Sí, pero…- volteás a verlo-. Van a escuchar.
Presiona tu rostro contra el colchón y escuchás el sonido del lubricante cuando lo abre.
-Sí- deja caer el producto frío sobre tu piel y temblás cuando cae hasta tus pliegues-. Ese va a ser tu castigo.
Te llevás una mano a la boca cuando sentís sus caricias sobre tu intimidad, mezclando tu excitación con el lubricante y manchando también tus muslos. Convencida de que Matías va a ser compasivo suspirás, entre aliviada y agradecida, cuando traza círculos sobre tu clítoris y posiciona su pulgar sobre tu entrada, pero el alivio y placer duran sólo unos segundos.
Deja atrás tu centro y se dirige hacia tu otra entrada sin vacilación, rodeándola delicadamente y ejerciendo una presión casi inexistente con su pulgar. Suspirás, recordando aquella conversación que tuvieron hace tiempo y en la cual recalcó la importancia de estar relajada en este preciso momento, pero resulta más sencillo decirlo que hacerlo.
Confiás en tu novio, por supuesto que sí, porque sabés que ya conoce tu cuerpo mejor que vos. Sabe cuando detenerse en caso de que seas incapaz de comunicarlo, sabe cuánto dolor podés soportar y jamás toma el riesgo de cruzar esa línea, es consciente de hasta qué punto puede humillarte, con qué hacerlo, y también sabe cómo cuidarte para evitar que esas hirientes palabras no permanezcan en tu cerebro más de lo necesario.
Su pulgar juega sobre tu pequeño agujero mientras sus dedos medio y anular se deslizan entre tus pliegues, sin otorgarte alivio y mucho menos placer. Intentás mover tu cadera en busca de más contacto y sólo comprendés que es un error cuando su otra mano golpea tu piel con fuerza, haciéndote ahogar un grito en la palma de tu mano.
Continúa con su juego durante largo rato y aumenta la presión sobre tu entrada de manera progresiva, entreteniéndose con tus suspiros y tu cuerpo tembloroso, deleitándose también cuando baja un poco más la mirada y ve tus pliegues brillando más y más. Tus músculos comienzan a relajarse luego de muchos minutos y es entonces que susurra:
-Respirá.
Tomás aire hasta que continuar haciéndolo te es imposible y cuando exhalás la punta de su pulgar logra penetrar en tu interior sin mucha dificultad. La ausencia de dolor te sorprende y volteás a verlo con una pequeña sonrisa de satisfacción, contenta por estar recibiendo tu castigo con tanta facilidad. Cuando Matías imita tu expresión no parece compartir del todo tu entusiasmo y creés que le molesta tu falta de lágrimas.
-No duele- decís sólo para restregar tu victoria en su rostro.
No habla pero aún así su voz resuena en tu cabeza (“Vos no aprendés nunca, ¿no?”) cuando en un arrebato introduce el resto del dígito entre tus músculos, tensos por la incertidumbre que provocó su súbita acción. La sensación es extraña, ligeramente incómoda, pero aún no hay indicio de dolor y de tus labios escapa un gran suspiro de alivio.
Mueve su pulgar con lentitud mientras ambos fingen que su erección no golpea tu costado y cuando un particular sonido resuena en tu garganta en su rostro se dibuja una sonrisa. No es exactamente un gemido y vos no estás segura de sentir placer, pero… ¿Por qué de repente necesitás descansar tu frente en tus brazos y cerrar los ojos? ¿Y qué es eso que está deslizándose más allá de tus pliegues y mojando tu piel? Seguro es sólo el lubricante.
-Así, ¿no?
Tu respuesta es un sí debilitado por las reacciones involuntarias de tu cuerpo, las cuales empeoran cuando Matías decide ocupar tu otra entrada –que resplandece con tu excitación- con sus largos dedos. Tu gemido es escandaloso y sentís tu rostro en llamas por la vergüenza que te genera pensar que Enzo o Santiago, sobre todo Santiago, pudieron haberlo oído.
Mordés tu brazo para evitar que los sonidos de tu boca sean todavía más evidentes que los sonidos de tu cuerpo y a tu novio parece no agradarle del todo: tira de tu cabello hasta que tu espalda se arquea en un ángulo doloroso y se inclina sobre vos lo suficiente para poder ver todas las expresiones que transforman tu rostro. El placer y la vergüenza que encuentra en tus facciones, combinados con el pánico, no hacen más que empeorar su erección.
Sus dedos comienzan a atacarte con mucha menos suavidad que antes, en movimientos rápidos y cortos que te roban la respiración y amenazan con hacerte gritar. Matías te suelta y caés sobre el colchón de manera brusca, quejándote y luego jadeando con fuerza. Te aferrás a las sábanas en un intento de contenerte pero, Dios, ¿cómo podrías cuando todo tu interior quema?
-Es mucho.
-¿Color?- pregunta sin dejar de abusar de tu cuerpo.
-Verde, pero…
-Callate entonces.
Tu lamento se mezcla con un gemido y cuando este último se prolonga como resultado de las acciones de Matías, morder tu brazo vuelve a ser tu única opción para apagar tus gritos… pero es inútil, porque no hay nada que pueda amortiguar todos esos sonidos indecentes que surgen en tu boca y tampoco detener la saliva que corre por tu piel.
Tu respiración agitada es ruidosa y tu cuerpo se mueve en busca de más, ignorando que tu cerebro parece rehusarse a tolerar tanto placer y que tu mente quiere obligarte a batallar con el autor del mismo: en algún lugar de tu ser todavía hay algún pequeño remanente de coherencia y te permite saber que estás hecha un desastre, completamente a merced de Matías, pero tu orgullo aún no te permite admitirlo.
Cuando su pulgar se libera de tu interior la sensación de vacío te hace suspirar y te esforzás por recuperarte mientras podés. Sólo un par de pulsaciones más tarde tu novio decide conducir sus otros dedos, que hasta entonces habían permanecido enterrados en tus paredes imposiblemente húmedas, hacia tu entrada.
Esta vez sí duele y aunque intentás disimular para no darle la satisfacción, tu cuerpo tensándose te delata.
El sonido de la puerta los distrae a ambos.
-¿Quién es?- pregunta Matías.
Es innecesario oír la voz del otro lado para saber de quién se trata y pronto te encontrás sacudiendo la cabeza en negación, volteando para ver a Matías y hacerle saber que estás en contra de que alguien te observe en este catastrófico estado. Su sonrisa de satisfacción, ya sea por tu vulnerabilidad o por la imagen que le regalás, te hace temblar más que la confirmación de tus miedos cuando oís:
-Enzo.
Matías está dándole la espalda a la ventana y es por eso que no encontrás explicación a la luz que ilumina sus ojos, resaltando el color miel en ellos y también la malicia que oculta su mirada cuando mueve los labios –junto con sus dedos- para contestar.
-Pasá.
Evita que abandones tu posición y cuando Enzo abre la puerta ocultás tu rostro entre tus brazos, avergonzada por los sollozos y los espasmos que recorren tu cuerpo cuando tu novio logra que tu entrada ceda para dar más lugar a sus dedos. Pateás el colchón cuando continúa presionando, deteniéndose sólo cuando sus segundas falanges están por desaparecer dentro tuyo.
-¿Qué querés?
-Santiago…- es lo único que contesta el otro.
Ante la mención del rubio dejás tu escondite y centrás tu visión nublada en Enzo. No parece sorprendido en lo absoluto por la escena que lo recibió cuando abrió la puerta, aunque sí se ve afectado, pero es un detalle que ignorás para concentrarte en su palma, la cual mantiene extendida hacia Matías para permitirle apreciar lo-que-sea que brilla en ella.
-Qué pibe- reniega tu novio- Andá, decile.
Está a punto de marcharse para comunicar quién-sabe-qué al cordobés, pero se detiene antes de cerrar la puerta.
-¿Y acá cómo estamos?- pregunta, deslizándose dentro de la habitación y acercándose a la cama. Se arrodilla para quedar cerca de tu rostro y toma tu brazo cuando nota las marcas de tus dientes, acariciándolas con su pulgar para calmar la irritación-. Mirá cómo te marcaste.
-No fue mi culpa, no…- te interrumpen tus propios gemidos-. Enzo, no fue…
-¿Por qué rompiste la taza? ¿Y si te lastimabas otra vez?
-Tenía una foto…- otro gemido y la brutalidad de los dedos de Matías entorpecen tus palabras-. Por favor, Enzo.
-¿Qué querés? ¿Qué necesitás?
-¿Me besás?
Antes de que tenga oportunidad de tocarte Matías te aleja de él, arrojándote sobre tu espalda contra las almohadas y posicionándose entre tus piernas: sus labios se adhieren a tu piel y sus dedos regresan a su lugar para continuar preparando tu entrada. Se deslizan en tu interior, ignorando la resistencia de tus músculos y haciéndote gritar.
Tus lágrimas caen libremente mientras Matías curva sus dígitos y muerde tus muslos sin piedad. Ante tu desesperación Enzo decide recostarse a tu lado y te entretiene rozando tu labio inferior con su pulgar, tirando suavemente hasta que permitís que lo introduzca en tu boca y lo deslice sobre tu lengua. Notás un sabor particular y lo mirás, entre confundida y curiosa.
-De Santi- explica.
Tu gemido oscila entre la excitación y la sorpresa. Succionás con entusiasmo y tu lengua acaricia descaradamente su yema poder probar mejor la esencia del otro, pero esto molesta a Matías y vuelve a morderte con más fuerza que antes, sin limitarse a un solo lugar para hundir sus dientes: tus muslos tiemblan por el dolor y cuando se contraen son tus pliegues los que se transforman en el blanco de sus mordidas.
-Duele.
-No pasa nada- intenta convencerte Enzo. Te ofrece su palma aún manchada por la excitación de Santiago y no hace comentarios cuando tus manos aprisionan su muñeca o cuando tu lengua humedece aún más su piel-. ¿Qué decís? ¿Querés que él también suba?
-Sí, sí, sí.
Otra mordida, otra falange y otro grito.
Los contornos de tu mente se desdibujan más y más y tu sensibilidad en aumento, combinación de todas tus terminaciones nerviosas encendiéndose gracias a tu novio, te lleva a buscar consuelo en el mayor: sostiene tu mano con firmeza y besa tu frente para contrarrestar el agresivo ataque de Matías.
Tu piel sufre con otra mordida y cuando te quejás notás en el rostro de Enzo una mueca de hartazgo, breve pero lo suficiente obvia para que aún en tu alterado estado te preguntes: “¿Es por vos?” y “¿Le molesta que grites?”. Tus ojos se llenan de lágrimas y no estás muy segura de cuál es el motivo que hace que acompañes tu renaciente llanto con un puchero en tus labios.
Cerrás los ojos con fuerza cuando Enzo toma tu rostro y te sorprenden sus labios rozando los tuyos con algo muy similar al cariño antes de besarte, las palabras que susurra para calmarte y el calor de su piel cuando descansa su frente sobre la tuya. Acomoda tu cabello despeinado y acaricia tus mejillas ardientes con sus nudillos una y otra vez para distraerte del dolor.
-Tranquila- dice sin dejar de mirarte a los ojos-. Ya va a terminar, ¿sí?
La risa del otro presente en la habitación llama la atención de ambos y voltean a verlo. Como si no fueran suficientes la burla y la mirada en sus ojos para dejar en claro lo que Matías quiere comunicarles, se asegura de acentuar sus intenciones mordiendo peligrosamente cerca de tu clítoris.
Negás y el miedo en tus ojos es la única motivación que le hace falta para arrojarse sobre tu punto más sensible, sin dejar de mover sus dedos con rapidez. El sonido que deja tu garganta es indescriptible.
Entrás en pánico cuando las manos que te ofrecían contención abandonan tu cuerpo y llorás con fuerza cuando Enzo se aleja de vos, pero tu inquietud no tarda en disiparse una vez que entendés el motivo por el cual se dirige hacia Matias. Lo aleja de tu centro tirando de su cabello, acerca su rostro al suyo y tu novio, sin palabras, lo mira a los ojos con una actitud desafiante.
-¿No te cansás de ser tan forro, pendejo?- pregunta Enzo.
-¿No te dije que traigas a Santiago?
La insolencia de Matías es retribuida con un golpe en la mejilla que resuena por toda la habitación y hace arder tu piel por pura simpatía. Te llevás una mano a la boca y mordés tus uñas, confundida y también ansiosa por la escena desarrollándose frente a vos.
-¿Y yo no te dije que seas más delicado, pelotudito? Mirá como la tenés.
-Para que aprenda.
Otro golpe, esta vez más fuerte. Matías masajea su mejilla adolorida.
-Vos tenés que aprender- asegura Enzo-. Voy a ir a buscar a Santiago y cuando vuelva no te quiero ver haciéndola llorar, ¿está?
-Seh, andá.
-Contestame bien- ordena tomándolo del cuello-. ¿Estamos?
-Sí, Enzo.
La puerta se cierra a espaldas del mayor y soltás una risa nerviosa que se desvanece en el aire cuando Matías fija sus ojos en tu rostro, sus cejas arqueadas mientras espera otra reacción de tu parte y sus dientes capturando el interior de sus mejillas como señal de ira reprimida. Temblás y estás a punto de disculparte, ofrecer alguna explicación, pero sus movimientos no lo permiten.
Intentás escapar pero es más rápido que vos y sus dedos capturan tus tobillos: te arrastra sobre el colchón y aprisiona tu cuerpo con el propio, dirigiendo sus dedos nuevamente hacia tu entrada para continuar con su trabajo. Tus gritos no son producto del dolor pero sí del sorpresivo y abrumador placer que logra cegar el resto de tus sentidos por unos instantes.
Matías muerde con fuerza tu hombro y esta vez tu grito es agudo, propio de una presa.
-Duele.
-Callate- ordena-. Esto no es nada comparado con lo que te voy a hacer cuando estemos solos otra vez.
-No es mi culpa que...
-¿No? ¿Y de quién es?- pregunta mientras deja caer más y más lubricante. Contenés la respiración cuando sentís tres dedos entrar en tu cuerpo y tus párpados se cierran con fuerza por el ardor-. Ya vas a ver cuando se vayan.
Lo mirás por un segundo y sabés muy en lo profundo de tu ser que tu siguiente acción sólo va a empeorar la situación. Los invitados se marcharán y tendrás que enfrentarte a uno, dos o tres mil castigos para compensar la humillación que vivió tu novio a manos del uruguayo, pero hasta entonces tenés un protector y no hay motivo para desaprovecharlo.
-¡Enzo!
Es una tormenta de emociones la que cruza los ojos de Matías.
-Qué puta que sos- se posiciona sobre tu cuerpo y escupe entre tus glúteos sólo para humillarte. La lubricación extra le permite alcanzar más profundidad en tu interior y ahogás un grito contra las sábanas arrugadas-. Dale, llamalo ahora.
Todo lo que lográs es balbucear un hilo de palabras rotas e inconexas que sólo interrumpís cuando la puerta vuelve a abrirse. Enzo arrastra a Santiago dentro de la habitación y el rubio, con las mejillas rojas y una mancha de humedad en los pantalones, no suelta su mano en ningún momento. Gemís por todo y por nada a la vez y ocultás tu rostro, pero Matías tira de tu cabello para evitar que te escondas.
-Andá- ordena Enzo antes de conducir a Santiago hacia la cama y hacer un gesto en tu dirección. Luego toma a Matías por la ropa y sin dar importancia a sus protestas agrega:- Vení vos, serví para algo.
Contemplás, en extremo aturdida, la nula dificultad con que maneja su cuerpo y lo deja sobre sus rodillas mientras se deshace de su cinturón para arrojarlo no muy lejos. Matías permanece en el suelo, para sorpresa de todos, y cuando Enzo toma su mentón entre sus dedos lo mira fijamente y sin hacer ningún comentario.
Buscás apoyo en Santiago y sujetás con fuerza su mano mientras tu novio acepta que el otro guíe su erección a sus labios, golpeándolos y delinéandolos con su punta goteante y desesperada por atención hasta hacerlos brillar bajo las luces de la habitación. Matías no parece sorprenderse por las acciones de Enzo y tampoco muestra duda alguna cuando lo recibe en su boca, ambos aún sosteniéndose la mirada.
Santiago tira de tu brazo para llamar tu atención y, cuando por fin apartás la mirada del espectáculo protagonizado por los otros dos hombres, te encontrás con su sonrisa casi pícara y sus ojos resplandecientes. Acariciás su mejilla y él imita tu acción, explorándote de manera tímida y temerosa.
Te ayuda a recostarte sobre las almohadas y aún sin mediar palabra se arroja sobre el colchón para situarse entre tus piernas, separándolas de manera delicada y tomando una muy profunda respiración cuando divisa  tu intimidad brillante. Te mira provocativamente y cuando su lengua entra en contacto con tu clítoris gemís, permitiéndole ver una de las muchas expresiones que también presenció desde su escondite durante la madrugada.
Tus dedos se pierden entre sus rulos dorados y sin ser consciente de ello comenzás a tirar de su cabello para obtener más contacto con su boca, que pronto cubre por completo tu centro: sus gemidos desesperados, que son una mezcla entre placer y el dolor provocado por tus manos, estimulan aún más tus nervios y en pocos minutos ya estás jadeando.
Santiago se ve y también es un ángel, estás segura desde que lo conociste, pero lo confirmás luego de sentir que uno de sus dedos recorriéndote suavemente para luego deslizarse por tu entrada húmeda. Estudia tus reacciones y cuando tus labios se separan para dar paso a un suspiro sonríe contra tus pliegues, feliz de poder complacerte con tanta facilidad.
En algún lugar de la habitación la boca de tu novio está aún ocupada y sólo lo recordás cuando  una voz grave resuena entre las cuatro paredes. Matías parece perdido en su tarea, con su saliva corriendo por su mentón y sus pestañas brillando con lágrimas que sólo pueden ser resultado de la humillación que siente o del ardor que los dedos del mayor generan en su cuero cabelludo.
-¿Por qué vos no te portás así con tu novia?- pregunta Enzo-. ¿Por qué siempre la hacés llorar?
Mueve sus caderas sin consideración, golpeando repetidamente con la punta de su miembro la garganta de Matías, ignorando cuando este araña sus muslos para rogarle que se detenga y su piel enrojeciéndose por la falta de oxigeno. Jamás habías visto a tu novio tan indefenso y vulnerable, pero mentirías si dijeras que no te excita verlo doblegarse ante Enzo.
Regresás tu atención al cordobés entre tus piernas y él te premia con otro de sus dedos. Su lengua dibuja figuras rápidas en tu clítoris y sus yemas acarician tu interior con movimientos circulares, rozando una y otra vez el punto que te hace arquear la espalda y sacudir la cabeza por lo intolerable del placer, magnificado por la espera y la tortura previa.
-¿Mati…?
-Sí- contesta Enzo en su lugar-, podés.
Esperar otro segundo o buscar en el rostro de tu novio más confirmación te resulta imposible. No estás segura de cuál es la última imagen que te empuja hacia tu orgasmo: los ojos azules de Santiago y su devoción hacia tu cuerpo evidente en sus embestidas contra el colchón o Enzo apartando los cabellos del rostro de Matías y las lágrimas de sus ojos mientras aún está utilizando su boca despiadadamente.
Tu visión se nubla por el placer y Santiago, en un intento de prolongar tu orgasmo, te inmoviliza rodeando tu pierna con un brazo: sus movimientos no fallan ni por un segundo y sólo se da el lujo de bajar el ritmo una vez que tus uñas arañan sus hombros en señal de advertencia. Está tentado a continuar y Dios, adoraría hacerlo sólo para verte luchar contra el placer, pero conoce a la perfección lo desesperante que es la sobre estimulación y no quiere someterte a algo así.
Cuando las últimas lágrimas que inundaban tus ojos caen, humedeciendo tus mejillas y todo lo que encuentran en su camino, te permitís respirar lentamente para calmar tus pulsaciones. Te llevás una mano al pecho y por unos instantes jurás que en lugar de sentir tus latidos los oís, pero se trata del sonido rítmico producido por otro cuerpo.
Otros, mejor dicho.
Matías golpea las piernas de su amigo hasta que este se detiene para permitirle respirar y cuando lo libera ambos permanecen conectado por varios hilos de saliva. En un gesto casi dramático, ante el cual el otro pone los ojos en blanco, tu novio se deja caer y se lleva ambas manos al cuello mientras tose y respira de manera agitada.
Preocupada y también menos coherente de lo que te gustaría admitir saltás de la cama para auxiliar a Matías. Tus piernas carecen de la fuerza necesaria y cuando caes a su lado él te atrapa entre sus brazos, permitiendo (y disfrutando, aunque no va a decirlo en voz alta) que tus manos recorran su rostro para asegurarte de que se encuentra bien.
-No pasa nada- intenta calmarte e ignorar el sonido de las prendas ajenas cayendo sobre el suelo-. Andá a la cama, dale.
-Pero…
-Estoy bien, de verdad.
Creerle es difícil porque su respiración todavía suena rápida y superficial, pero cuando Enzo te toma por los brazos y te lleva de nuevo hacia la cama no tenés más opción que permanecer allí. Regresa por Matías y su trato más es delicado cuando lo ayuda a ponerse de pie, sosteniéndolo por la cintura e ignorando todos los fluidos en su ropa cuando la retira para descubrir su cuerpo.
Una extraña sensación de celos te ataca cuando observás que se toma el atrevimiento de tocar a tu novio, llenando su cuello de besos húmedos y masajeando su miembro con una lentitud que hace temblar sus rodillas. Matías se muerde los labios para contener algún que otro suspiro, aferrándose a los hombros del más alto para no desmoronarse y permitiéndole continuar su recorrido hasta que este último decide que es suficiente.
El hormigueo entre tus piernas se reaviva con la escena y también tu excitación manchando tus muslos. Las manos de Santiago se aventuran nuevamente sobre tu figura, acariciando tus pechos sobre tu camiseta mientras frota su bulto contra tu espalda baja y sus dientes rozan tu oreja, sacándote un gemido que llama la atención de tu novio.
Cuando se separan Matías sonríe, estúpido por la situación, y se dirige hacia la mesita de luz para buscar algo. Es un momento que Enzo decide aprovechar mimándote, besando tus labios hasta que ambos se quedan sin oxígeno, acariciando tus mejillas y peinando tu cabello como si intentara así recomponer tu apariencia desaliñada. Luego juega con los rulos de Santiago y le regala, sumados  a unos besos en la mejilla, varios cumplidos sobre su buen comportamiento.
Te acomoda sobre su regazo y su erección más que húmeda roza tu centro, sensible por tu interminable necesidad y por la estimulación que recibió hasta hace algunos minutos: gemís y él sonríe, luciendo calmado e inamovible como siempre, mientras una de sus manos acaricia tu cadera y la otra el bulto de Santiago, que comienza a gemir con la primera caricia.
El colchón se hunde con el peso de Matías, que se posiciona a tus espaldas y besa tu hombro mientras le arroja –entre divertido y un poco molesto por tener que compartirte otra vez- los preservativos a los otros dos.
-Acordate- dice contra tu piel:- si tenés que parar, paramos.
-Y vos acordate también- tocás el envoltorio sobre su palma-. Soy tuya y de nadie más.
Su erección palpitante te golpea y es la única orden que necesitás para dejarte caer sobre Enzo. Buscás apoyo en su pecho mientras él sostiene tu cintura y guía su miembro hacia tu centro, su punta jugando con tu clitorís y deslizándose repetidamente entre tus pliegues antes de hallar su lugar definitivo en tu entrada. Su tamaño te hace gemir y arañar su piel.
Santiago se acerca a tu rostro, tocando la comisura de tus labios y dejando un rastro tráslucido de líquido preseminal en tu mejilla, y estás a punto de recibirlo en tu boca cuando la mano del mayor los detiene a ambos.
-No querés que te muerda, ¿no? Aguantá un poco.
Santiago suelta una risa tan encantadora como su expresión y pronto Enzo también comienza a reírse. Por su parte Matías, que está aislado de los otros dos pero siempre en contacto con vos, intenta contenerse al ver la forma en que tu entrada trasera se contrae sobre la nada misma con cada nuevo centímetro de Enzo que tu interior acepta. No comprende cómo puede encantarle tanto verte de esta manera con su amigo, pero…
-Respirá.
Masajea tu cadera con una mano mientras con la otra conduce su erección desnuda hacia tu entrada. Sentís su glande ardiendo contra tu piel y te esforzás por dejar de lado el terror y los nervios que desestabilizan tu cuerpo y tu respiración, pero el arduo trabajo deja de ser necesario cuando los primeros centímetros son muy bien recibidos y te relajás.
Luego de unos segundos la figura temblando bajo la tuya llama tu atención y abrís los ojos: Enzo se muerde el labio con fuerza, tiene los párpados cerrados y su expresión cuando arroja la cabeza hacia atrás parece ser ocasionada por un dolor inexplicable. Estás a punto de gritarle a Matías para que se detenga pero te interrumpe un gemido gutural y grave, claramente de placer.
Un par de centímetros más y en tu cuerpo también se desata un tremor incontrolable. Matías es cuidadoso y los movimientos de su cadera son lentos, prácticamente imperceptibles, pero eso no evita que te estremezcas violentamente cuando la mezcla de placer y dolor comienza a superarte. Tus dedos comienzan a jugar con tu clítoris para aliviar tu desesperación.
Matías jadea a tus espaldas y arranca el mismo sonido de tu boca cuando arroja más lubricante sobre su miembro, permitiendo con sus embestidas que el producto se deslice por tu entrada y hacia las profundidades de tu cuerpo. Tus labios se separan para dar paso a una infinidad de sonidos y también al hilo de saliva que cae por tu mentón hasta llegar al pecho de Enzo.
Santiago, que hasta entonces esperaba pacientemente y recibía las ocasionales caricias del Enzo como una bendición, emite un sonido de protesta para llamar la atención de quien sea que esté dispuesto a escucharlo. Lo mirás sin dejar de gemir y resulta ser un error, ya que toma tu mentón y penetra tu última entrada disponible.
Un río de lágrimas corre por tu piel y la esencia de Santiago por tu boca, sus ojos se mantienen firmes sobre los tuyos y no comprendes el origen de la sonrisa que adorna sus labios. ¿Disfruta verte en esta posición, con tu cuerpo a merced de todos ellos y tu consciencia resquebrajándose? ¿Es un tierno intento de calmarte, pretende transmitirte un poco de su usual serenidad? No podés saberlo.
Es una locura. Todo esto es una completa locura, todos están locos, pero eso no detiene a ninguno de tus acompañantes. Tampoco a vos.
Santiago utiliza tu boca, deleitándose cuando tus gemidos vibran en torno a su extensión y sosteniéndote por la mejilla para mantenerte firme en tu lugar; Matías continúa empujándose hacia tus profundidades, llenándote hasta que jurás no poder tomar más, y volviendo loco a Enzo en el proceso, cuyas uñas dibujan formas en tu cadera.
Para cuando tu novio se detiene, regalándote un momento para permitirte acostumbrarte a la sensación, ya es tarde: no podés controlar los gemidos que mueren en tu boca y estos provocan que te ahogues con el miembro de Santiago, tu garganta contrayéndose sobre él hasta que lo llevás imposiblemente cerca de su orgasmo.
Tus músculos se contraen con tu clímax, arrancando maldiciones de todo tipo de los labios ajenos y especialmente de los de Matías, para quien tu entrada hasta ahora desconocida e imposiblemente apretada resultaba ya demasiado. Intenta darte el tiempo y la quietud que necesitás para disfrutar de tu inesperado orgasmo, de verdad lo intenta, pero su cuerpo lo traiciona.
El primero en ordenarle detenerse es Enzo, abrumado por el placer que siente cada vez que Matías se desliza en tu interior, y cuando te separás de Santiago también se suman tus gritos, mezclados con gemidos rotos y sollozos desesperados. Matías los ignora se y ríe, disfrutando utilizar tu cuerpo y también de poder vengarse de ambos.
Tus brazos pierden la fuerza y te derrumbás: el nuevo ángulo, muy lejos de traer alivio para tu cuerpo o para tu mente cada vez más nublada, provoca que ambos te penetren con mayor profundidad y rocen todos los puntos necesarios para hacerte delirar.
Gritás con los movimientos de Enzo, que siguen un ritmo opuesto a los de Matías, y llorás sobre su pecho mientras él besa tu frente. Sus palabras pueden ser tranquilizadoras o alentadoras, no lo sabés ya que jamás llegan a tus oídos y todo lo que percibís es tu llanto descontrolado junto con los quejidos de Santiago.
Cuando estirás tu brazo para consolarlo cierra la boca, satisfecho, pero es un silencio efímero. Lo masturbás con movimientos rítmicos y girás tu muñeca de vez en cuando, no tenés dudas de que le brindás el placer que merece, pero lo que en realidad logra hacerlo suspirar y gemir es la mano de Enzo ubicada entre sus piernas, más específicamente su dedo medio deslizándose dentro y fuera de su entrada.
Te girás para poder observar a Matías y la visión que encontrás te deslumbra: está luchando para no dejar caer sus párpados, pesados por el placer que lo ahoga, porque no quiere perderse ni un segundo del show que estás protagonizando. No sos consciente de cómo se ven tus pequeños agujeros, brillantes y en extremo dilatados, tampoco de cómo se ven en esta posición los ángulos y las curvas de tu cuerpo, así que sólo te dedicás a tomar lo que te ofrecen.
No cree que haya una palabra para describir cuánto ama poder verte de esta manera, completamente ida y presa del placer, la coherencia abandonando tu mirada y tu cuerpo entregándose más y más a la condena que te fue impuesta.
Sin dejar de mirarte lleva su pulgar a sus labios y lo humedece con su lengua para luego acercarlo a tu entrada en un gesto amenazante.
-Sos una putita, ¿no?
Tu respuesta es un gemido, patético y desesperado, propio del porno.
-Decilo.
-No…
Ejerce presión con su pulgar y gritás, aterrada; sabés que da igual si tu cuerpo no resiste más, Matías va a encontrar la forma de hacer que eso que él desea suceda de todas formas.
-Decilo- te sorprende la voz de Enzo y su respiración golpeando tu piel-. Decí que sos una putita.
Escondés tu rostro en su pecho, empapado con tu saliva y tus lágrimas, y cumplís con lo que te piden. Tu voz es apenas audible y estás segura de que Matías -tan sádico como siempre- te ordenará que lo repitas, pero en su lugar hace otra pregunta que acentúa con una fuerte embestida:
-¿De quién sos?
-Tuya.
-¿Sí?- y golpea tus entrañas.
-Sí, tuya y de nadie más- asentís-. Por favor, amor, por favor.
-¿Qué querés?
-Llename toda.
No se molesta en ocultar el efecto que tienen en él tus palabras y tampoco oculta el sonido animal que brota de su pecho cuando se derrama en tu interior. Su miembro palpita con fuerza y su semen caliente que te marca, reclamando el último lugar intacto de tu cuerpo, te arroja hacia otro desgarrador orgasmo que llena tus ojos de cristales. Cubrís tu boca con tus manos, creyendo que servirá de algo, pero todos te oyen caer de ese precipicio.
Los espasmos de tu cuerpo son incontrolables, crueles e intensos, tan agresivos que provocan también el orgasmo de Enzo. Busca tus labios desesperado, los movimientos de sus caderas empujándote dificultándole el besarte, y cuando logra llegar a tu boca te muerde hasta que ambos saborean en sus lenguas tu sangre.
No se detiene hasta que tus paredes reclaman la última gota de su liberación ardiente… y luego se da el lujo de continuar abusando de tu entrada con movimientos lentos que sólo se extinguen cuando sus respiraciones se estabilizan.
-Nos olvidamos de un detallito, ¿no?- dice Matías, ya recuperado de su orgasmo, con un tono despiadado. Se posiciona detrás de Santiago, que no deja de tocarse con movimientos frenéticos y desacertados, y aparta su mano de un golpe para encargarse del rubio-. Te gustó ver a mi novia, ¿no? Te gustó que te la chupe y que te toque.
Santiago arroja la cabeza contra el hombro de Matías. Sus mejillas están rojas y muerde sus labios con fuerza, pero lo que más te impresiona es ver cómo entierra sus dedos en la carne de sus muslos para no desfallecer por el súbito placer que los movimientos expertos de tu novio le hacen sentir.
Estás rodeada por el cálido y reconfortante abrazo del uruguayo, tus músculos protestan y tu mente todavía le pertenece a alguien más, pero eso no impide que estires un brazo y dirijas tus dedos cuidadosamente hacia la entrada del rubio. Su gemido de sorpresa y sus ojos azules mirándote con una intensidad sofocante son tu recompensa.
Su entrada cálida no opone resistencia alguna y sospechás que la lubricación que encontrás allí son tus propios fluidos. Deslizás un único dígito en su interior para no abrumarlo o herirlo, sin saber hasta dónde llegó Enzo, y su reacción es inmediata. Tiembla entre los brazos de Matías antes de llevar sus dedos hacia su cabello.
Una mano bronceada toma tu muñeca y gira tu brazo.
-Así- explica Enzo-. Ahora con la punta del dedo hacé…
Santiago grita, incapaz de tolerar el placer que vos y tu novio provocan con sus manos, y en un parpadeo los hilos de semen que brotan de su punta caen sobre tu rostro y tu cabello. Continuás moviendo tu dedo contra su próstata hasta que se queja por la sobre estimulación y tus dedos lo abandonan junto con las manos de Matías.
-La próxima lo tenemos que tratar mejor, ¿no?- sugiere tu novio, plantando besos húmedos en el hombro del rubio y deslizando sus dedos por sus rulos despeinados. La carcajada de Enzo resuena entre las cuatro paredes y se lleva una mano al rostro-. No te rías, boludo, es verdad…
Abandonás tu lugar sobre el mayor y te sentás en el colchón, desorientada, con una expresión que hace sonar las alarmas en el cerebro de Matías. Toma asiento a tu lado y acaricia tus muslos con fuerza, estudiando tus reacciones.
-¿Qué pasa?- sigue tus movimientos cuando bajás la mirada, observando los fluidos que caen desde tus entradas y oscurecen las sábanas-. No pasa nada, ¿sí? Ahora nos bañamos y después limpiamos todo.
-Sí.
Matías le dirige una mirada a sus amigos, haciéndoles saber que necesita unos minutos sólo con vos, por lo que ambos abandonan la cama rápidamente y toman la ropa que arrojaron por ahí muchos minutos atrás. Santiago besa tu mejilla cariñosamente antes de dirigirse hacia la puerta.
Enzo intenta no entrometerse, sabe que no le corresponde, pero aún así no puede evitar tomar tu mentón y buscar tu mirada. Te sonríe y cuando le devolvés el gesto besa tu frente, susurrando:
-Lo hiciste bien.
Ambos abandonan la habitación y una vez en el pasillo el mayor arrastra a Santiago en dirección al baño, ignorando sus protestas y explicándole que tiene que asegurarse de que también se encuentra bien.
-Estás bien, ¿no?- pregunta Matías.
-Sí, tonto.
-Y Enzo tiene razón, ¿sabés?- besa tus labios-. Lo hiciste bien, muy bien.
-¿De verdad?
-De verdad.
Jugás con sus dedos y sonreís.
-No fue un castigo.
-No- te sonríe con dulzura-. Para castigarte voy a esperar a que no haya nadie que pueda ayudarte.
Me hace inmensamente feliz haber concluido la historia de esta forma y... nada, no sé qué decirles, vayan todas a la iglesia el domingo porque seguramente después de leer esta película porno lo necesitan más que nunca. Muchísimas gracias por leer este capítulo y también los otros si es que vienen siguiendo toda la historia, soy extremadamente feliz sabiendo que pude entretenerlas un ratito 🫶🏻❤️
Mención honorífica a @recaltiente porque sin ella no habría encontrado la hermosa foto de los chicos para la portada y además soportó leerme con mis millones de ideas para la historia y todos mis desvaríos. Te adoro infinitamente nena.
taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @llorented @lastflowrr. Si alguien quiere que la agregue a la lista me avisa ♡
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positive-ism · 1 year
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La mente tiende a enfocarse en lo negativo: haz tu mejor esfuerzo para concentrarte en lo positivo.
@positive-ism
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