#buenos aires por vos
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sublecturas · 1 year ago
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"Nuestra parte de noche", de Mariana Enríquez
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ripio · 1 year ago
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americangroupie · 10 months ago
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plz plz plz!!!!! UN TRÍO (matías, reader, enzo)!!!! estoy muriendo muerta de tanto pensar en eso, sí pudieses hacerlo sería LIVE SAVING fr
✪ pyramids ✪
enzo vogrincic x reader x matias recalt
tw: +18 la fantasía sexual de todas
a/n: mi escrito mas largo, más producido y del que estoy más orgullosa ;) si veo que les gusta puedo hacer la parte dos, vivan los hombres
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"¿qué tanto mirás?" susurró matías cerca de tu oreja, tratando de seguir el camino de tu mirada al percibir que llevabas varios minutos con tus ojos estancados en algo.
bueno, en alguien.
desviaste la mirada hacia tu derecha, mirándolo a él por un par de segundos mientras apoyabas la cabeza en la palma de tu mano. "nada." matías levantó una ceja. "qué pasa, mati. ¿celoso?"
rió, negando la cabeza. "depende. ¿a quién mirás así?"
"adivina." dijiste mirándole a los ojos, devolviendo tu mirada al uruguayo. este se encontraba charlando con sus demás compañeros de reparto en el otro extremo de la mesa del restaurante del hotel, expresándose corporalmente al discutir sobre un tema inaudible gracias a la cantidad de personas que se encontraban a tu alrededor, y a los pensamientos obscenos que se encontraban invadiendo cada espacio de tu cabeza.
"no tenés nada que envidiarles a las nenas fanáticas de internet; sos igual." dijo acompañado de un suspiro, envidiando que el brillo de tus ojos sea gracias a alguien más. "es cómo diez años mayor que vos, hija de puta."
reíste, mordiéndote levemente el dedo. "yo las entiendo tanto." te respondió alzando ambas cejas. "por algo estoy acá con vos."
"estás acá conmigo y lo mirás a él. ¿cómo es la cosa, gorda?"
"no sos mi novio."
"él tampoco."
"puede llegar a serlo."
devolvió su mirada a ti. "¿eso querés?"
imitaste su acción, bajando la mirada a sus labios haciéndole sonreír pícaramente. "mmm. si te pierdo a vos, no."
matías giró su cabeza hacia enzo, analizándolo por un par de segundos mientras apoyabas tu cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro. eran altas horas de la madrugada, pero aún después de un largo día el perfume del argentino seguía siendo predominante en el aire cerca de su cuello. "no necesariamente."
"¿qué me estás queriendo decir, amor?" susurraste alzando tu mirada sin moverte, tus ojos aparentando una inocencia que matías sabía era inexistente.
"vos sabes exactamente a que me refiero."
sentiste tu corazón acelerarse levemente al sentir un poco más real una de tus fantasías más intimas y utópicas, no considerabas a matías una persona que estuviera abierta a algo así. y sincerándote contigo misma, antes de conocerlos a ambos tampoco te veías capaz de encontrarte soñando despierta con dos hombres, uno adelante y otro por detrás. pero faltaba la parte más importante, que era que enzo estuviera dispuesto.
sentiste la noche pesada y larga, los minutos parecían horas al no poder concentrarte en nada más que en tus fantasiosos pensamientos, siendo poco charlatana comparada a los días donde matías no tenía una mano sobre tu muslo, y donde enzo no tenía el pelo tan desordenado y la remera tan apretada.
al finalizar la cena, te despediste de todos con un beso en el cachete, quedándote charlando con esteban por un par de minutos mientras matías saludaba al resto.
y entre tanto que lo escuchabas contarte sobre su próximo proyecto, divisaste a matías por sobre el hombro de esteban hablando con enzo, haciendo contacto visual con el uruguayo mientras matías hablaba.
"estoy en el proceso de casting, pero pienso que ya lo tengo en el- ¿qué pasa, flaca?" esteban pregunto con un leve tono de preocupación en su voz, girando su cabeza hacia un lado para encontrar a lo que mirabas que coloreó tus mejillas de un vibrante rosado.
"nada kuku." respondiste rápidamente y con seguridad, queriendo que volviera a hablarte para no llamar la atención de nadie más. "¿que decías?"
te alzó una ceja. "nada, que pienso que ya tengo el rol en el bolsillo." le sonreíste y asentiste a ver a matías caminando hacia ustedes.
"¿vamos?" dijo matías al acercarse lo suficiente; asentiste como respuesta. "chau, kuku, nos vemos mañana."
"chau, nos vemos al desayuno." dijo dirigiéndose a ambos, pero regalándote una sonrisa picara al comenzar a alejarse.
suspiraste y apretaste los labios con vergüenza mientras caminabas al lado de matías hacia el ascensor.
"mati."
"¿hm?"
"¿qué le dijiste?”
"¿a quién?"
resoplaste. "matías."
"¿pero a quién, nena?" respondió riendo.
"no me molestes hijo de puta, ¿qué le dijiste?"
negó con la cabeza mientras se adentraba en el ascensor. "nada, no le dije nada de vos. no te comas la cabeza."
lo miraste con los ojos entrecerrados . "no te creo nada."
"no me creas." respondió, cruzándose de brazos mientras miraba hacia adelante. "pero yo no le dije nada sobre que te lo querés coger."
lo miraste con los ojos muy abiertos, pegándole un codazo. "sos una mierda."
"y bueno." dijo cuando el ascensor abrió sus puertas. "no era necesario con cómo estuviste mirándolo toda la noche.”
resoplaste. "cortála, querés. que te pones celoso, como si vos no fantasearas con otras minas."
"en realidad, no. me basta con lo que tengo en frente mía." dijo mientras cerraba la puerta de la habitación detrás suya, tomando tu mano y acercándote hacia él abruptamente para besarte con brusquedad.
llevaban varios días en el hotel de venecia, hoy siendo el ultimo antes de viajar al siguiente festival de cine. matías decidió llevarte a vos como acompañante, ayudándolo con sus tareas diarias como la buena amiga que eras; cogiéndotelo cada momento en el que estuvieran los dos solos.
la dinámica entre vos y matías llevaba un par de años funcionando a la perfección, acompañándose mutuamente en todo sin la necesidad de formalizar nada, para no sufrir gracias a la distancia y las diferencias de horario.
sonreíste en el beso al sentir la brusquedad de sus acciones- agarrando tu culo con fuerza, mordiendo tus labios con poca timidez mientras jadeaba en tu boca. empezaste a caminar hacia atrás sin abrir los ojos, chocando contra la pared y un par de muebles hasta sentir la suavidad del colchón debajo tuyo.
matías gruñó en tu boca, explorando cada esquina de esta mientras se acomodaba encima tuya y bajaba con poco cuidado los tirantes de tu vestido por tus hombros; dejando descubiertos tus senos haciéndote estremecer con rapidez por el frío aire que rápidamente se transformó en la cálida sensación de la lengua de matías.
mientras su lengua rotaba en círculos por encima de tu pezón, matías bajó su mano con lentitud hasta tu entrepierna, rozando con sus dedos por encima de la ropa interior y esbozando una risa burlesca al sentirla tan mojada tan rápido.
"cómo te vas a mojar así, mi vida. aún ni empiezo." dijo separándose de tus senos por un segundo para besarte, pasando su lengua por tus labios antes de volver a dar toda su atención a lamer, morder, pellizcar y besar tus pezones.
consumida por el placer de su boca, cerraste tus ojos mientras acariciabas y tirabas de su pelo, gimiendo su nombre de vez en cuando acompañando todos los quejidos que salían de tus labios.
pero a pesar de estar nublada por la sensación, el sonido de la puerta de la habitación abriéndose no pasó desapercibido para tus oídos, haciéndote abrir los ojos de golpe mientras te apoyabas en tus hombros, tratando de taparte lo más que pudieras al no saber a quién estabas por traumar.
pero para tu sorpresa, matías no cesó sus movimientos.
"mati-" dijiste tirando de su pelo hacia atrás para alejarlo, tratando de advertirle que había alguien más en la habitación. pero no se detuvo, mordiéndote con fuerza obligándote a ahogar un gemido.
y en cuestión de segundos, miraste la alta figura de enzo pararse frente a la escena. pudiste mirar con detalle su cara transicionar de neutro a horror.
"la puta madre-" habló fuertemente luego de voltearse con rapidez, subiendo su mano hacia su cara para taparse los ojos. "perdón, discúlpenme, no pensé que- dios, mati como me pasaste la llave pensé-"
"mirá, enzo, volteáte." miraste a matías con los ojos ultra abiertos, sintiendo cómo tus mejillas se pintaban de rojo puro. "no te tapes vos." dijo mirándote con el semblante serio, pero con la comisura de los labios torcida. sentiste tu estomago burbujear de la vergüenza, pero en el fondo sabías que era de la emoción.
"no mati disculpáme, en serio no quería interrumpir-"
"en serio enzo, volteáte. mirála." enzo giró su cabeza por encima de su hombro, mirándote por breves segundos antes de desviar la mirada hacia matías. "vení, acercáte." dijo mientras levantaba tu vestido, dejando tu ropa interior descubierta y sentiste una fría brisa de aire recorrer tus piernas; pero tu cuerpo estaba caliente. "abrí más, mi amor." te ordenó, a lo cuál obedeciste inmediatamente. sentías la mirada de enzo constantemente sobre ti, pero te sentías incapaz de mirarlo. "¿ves lo mojada que está?" dijo pasando su dedo indice por encima de tu ropa interior, haciendo presión para mojar la rosada tela aún más. "en la cena, me confesó que era por vos." matías te dedico una breve mirada, sonriendo pícaramente mientras sentías tus mejillas arder a no más poder. seguidamente miraste como los ojos del uruguayo se oscurecían frente a la vista. "y yo sé que vos también te la querés coger, por como la mirabas en la pileta ayer. ¿quién soy yo para detenerlos?"
enzo tragó saliva mientras te miraba, su respiración estaba levemente agitada y sentía la habitación tornarse caliente. "es tu novia, matias, yo-"
"amiga." interrumpiste. enzo desvió sus ojos rápidamente hacia los tuyos, compartiendo contacto visual por unos segundos.
"dale enzo, acercáte." dijo matías separando más tus piernas, mirándote con lujuria. "a este paso me la voy a terminar cogiendo yo y vos vas a tener que mirar nada más. mirá como está." enzo se inclinó con lentitud, arrodillándose al frente tuyo sin quitarte los ojos de encima ni un segundo. divisó de cerca la oscura mancha en tu clara ropa interior por pocos segundos antes de que matías hiciera a un lado esta, dejándole ver sin nada de por medio lo mojada que estabas. "mirála." dijo pasando su dedo indice por tus labios, ganándose un gemido ahogado de tu parte por el inesperado contacto, necesitando más. "¿no la querés probar?"
enzo mantenía el semblante serio, pero asintió inmediatamente. jadeaste al darte cuenta de lo que estaba pasando, alzando las caderas y ganándote una risa por parte de matías. te incorporaste, acomodándote para así sentarte en la cama. enzo te miraba constantemente, prestando atención a cada movimiento tuyo- buscando tu aprobación para actuar.
a raíz de esto inclinaste tu cuerpo hacia el, enzo imitando tu acción al levantarse y reclinarse hacia ti. te arrodillaste en el borde de la cama, al lado de matías y bajo enzo. lo mirabas con inocencia, esperando su actuar mientras él esperaba el tuyo.
"que tímida que estás, mi amor." dijo matías burlescamente, tomando la mano de enzo y acercando dos de sus dedos a tus labios. "chupá."
enzo rozó con suavidad tus labios, mirándolos mientras los entreabrías con lentitud, la inocencia en tus ojos haciéndolos brillar frente a lo oscuros que se habían tornado los suyos.
acariciaste con suavidad la yema de sus dedos con la punta de tu lengua por unos segundos para luego meterlos por completo a tu boca, gimiendo en estos por la vista que yacía ante tus ojos; vista similar a lo que verías al chuparle la pija.
los pensamientos que recorrían la cabeza de enzo eran más impuros de lo común; no se habría imaginado en mil años tenerte en la posición que te tenía ahora. el bulto en su entrepierna crecía acorde pasaban los segundos, y sentía como si fuese a explotar al sentir tu cálida lengua dar vueltas en círculos por al rededor de sus dígitos.
luego de haber recorrido cada parte de sus dedos con tu lengua, te acercaste más hacia él levantando tu cuerpo hasta quedar a una altura en la cual sus labios eran accesibles para ti. matías te miraba expectante, relamiéndose los labios al mirar la inocencia que reflejaban tus grandes ojos al mirar al uruguayo; sabiendo que estabas muy lejos de la inocencia hace años.
acercaste tu boca a la suya con lentitud, enzo imitando tu acción al inclinarse hacia ti; mirando a matías por unos segundos casi que pidiéndole permiso para actuar. el argentino le sonrió, asintiendo levemente con la cabeza creciendo impaciente al no poder hacer nada al respecto de la molestia en sus pantalones.
enzo subió su mano hasta alcanzar tu pómulo, rozando suave por unos segundos hasta deslizarla a la altura de tu mandíbula; tomando ésta para hacer coincidir su boca junto a la tuya, rozando ambos labios por un par de segundos antes de amoldarlos entre sí. el beso comenzó lento, empapándote en el hecho de estar besando a enzo vogrincic luego de estar meses fantaseando sobre algo que considerabas imposible. podías sentir su respiración agravarse a medida que el beso se agravaba con el pasar de los segundos, el uruguayo devorando tus labios mientras gruñía al saborear la dulzura de tu boca. movías tus labios al compás, dejando que tu lengua se entrelazara con la suya al ladear tu cabeza para obtener mejor acceso.
impacientemente, matías se acomodó sobre el colchón colocándose detrás tuya; acomodando tu pelo hacia un lado de tu cuello y comenzando a besar y mordisquear el otro, provocando un quejido tuyo dentro de la boca de enzo el cual fue directamente al bulto del pelinegro.
matías quitó tu vestido con agilidad, dejándote completamente desnuda a excepción de tu ropa interior con la cual jugueteaba mientras frotaba su bulto contra tu culo.
te separaste de los labios de enzo por unos segundos- un hilo de saliva los conectaba mientras ambos tomaban bocanadas de aire- para poder quitar su apretada remera negra y así poder sentir su cuerpo sin nada de por medio, y matías aprovechó de robarte un beso y mordisquear tus labios mientras enzo admiraba la escena.
"dale enzo-" rió matías al separarse de tus labios, notando como el uruguayo solo se había quedado parado mirando en vez de actuar. "tocála."
negaste con la cabeza, riéndote mientras mordías tus labios para seguidamente acercarte a él, juntando sus labios por un par de segundos para luego comenzar a dejar un camino de húmedos besos desde su mejillas hacia abajo, besando, lamiendo y mordiendo cada trocito de piel que tus labios rozaban. enzo pasó las manos por su cabello, ahogando jadeos entre suspiros gracias a la sensación de tu lengua recorriendo todo su torso hasta llegar a su cinturón. mientras, matías comenzó a desvestirse a si mismo, admirando la vista de tu cuerpo encorvándose levemente hasta posicionarte en cuatro, dejándote perfectamente como él necesitaba.
"¿me ayudas?" preguntaste con dulzura mirando hacia arriba con una de tus manos en su cinturon, hablando por primera vez desde que enzo se había adentrado en la habitación; el uruguayo comenzó a desabrocharlo como respuesta.
"así que la nena sabe hablar después de todo." habló matías en un tono burlesco mientras enzo acariciaba tu mentón con suavidad mirándote a los ojos.
bajaste sus pantalones junto con su ropa interior por completo mientras sentías a matías separar tus piernas con poca suavidad mientras acomodaba su cara en estas, tragando saliva y mirando con los ojos brillantes el miembro de enzo completamente descubierto, relamiéndote los labios para luego devolver tu mirada hacia el y divisarlo con una sonrisa pícara en sus labios.
comenzaste tomándolo por la base y depositando delicados besos por la longitud de este, para luego trazar una línea con tu lengua desde abajo hacia arriba y comenzar a chupar con poca suavidad la cabeza de este. enzo no demoró en quitar el pelo desordenado de tu cara para poder mirarte con la boquita llena sin nada de por medio; tomando todo el pelo posible en su puño mientras que con su otra mano acariciaba tus mejillas. el uruguayo no tardó en convertir sus jadeos ahogados en gemidos, apretando sus labios con fuerza al sentir que los ruidos que le provocabas se estaban haciendo demasiado notorios.
mientras tanto, matías deslizaba sus dedos con lentitud de arriba abajo por tu feminidad, frotando círculos en tu clitoris cuando se percataba de que tenías gran cantidad del miembro de enzo en tu boca para hacerte ahogar a propósito. cerrabas tus ojos con fuerza frecuentemente, gimiendo y quejándote sin vergüenza alguna provocando que las piernas de enzo se sintieran débiles, y la erección de matías dolorosa.
“así, justo así- dios.” gimió enzo entre dientes, gruñiendo al sentir las vibraciones de tu boca en su miembro y tratando de concentrarse en algo más para no acabar tan rapido en tu boca.
te sentías desesperada por más. “mati-” lloriqueaste separándote de enzo por un segundo, frotando círculos con tu pulgar en la cabeza con mucha presión provocando un jadeo de parte de enzo. “cogeme, por favor. no aguanto más.”
enzo gimió al solo escuchar tus palabras. “¿ah, sí? yo creo que podés aguantar un poquito más, hermosa.” dijo matías mientras introducía dos de sus dedos dentro tuyo. “hacélo acabar a enzo primero, ¿no era eso lo que querías? ¿que se corriera en tu boca?”
miraste hacia arriba con la respiración agitada, encontrándote con el semblante burlesco de enzo. “¿eso querés?” dijo con la voz ronca, pasando su pulgar por tus labios empapados de saliva y su líquido preseminal. “nunca te habría imaginado teniendo esos pensamientos a vos. tenés una carita de ángel.” te sonrió, notando como tus mejillas se tornaban mas y mas rojas. “y esos ojitos inocentes. quién podría pensarte así, ¿eh?” lo interrumpiste tomaste su miembro dentro de tu boca una vez más, pasándole la lengua en círculos haciéndolo quejarse. “c-con la boquita llena y rogando que se la cojan- dios seguí así, así.” enzo tiró la cabeza hacía atrás al sentir como acelerabas el movimiento de tu lengua y como tu mano se movía con más rapidez por la longitud, sintiendo a la vez como matias encorvaba sus dedos dentro tuyo.
percibiste una sensación conocida burbujear en tu estómago al sentir el pulgar de matias moverse en círculos encima de tu clitoris; a la vez sintiendo como su cálido cuerpo se pegaba al tuyo al notar que el orgasmo de enzo se acercaba.
sentiste un golpe abrupto en tu culo, provocando un lloriqueo agudo sobre el miembro de enzo el cual lo hizo tirar de tu cabello y sobrestimularte aún más, abrumada por el placer y el dolor que sentías a la vez al tener a matias por detrás y a enzo adelante.
pasaron pocos segundos hasta que enzo comenzó a mover sus caderas hacia adelante, suplicando entre gemidos hasta que sentiste el líquido caliente llenar tu boca mientras matías movía con brusquedad sus dedos dentro tuyo, haciéndote acabar en cuestión de segundos mientras enzo sostenía tu cabeza para no dejarte caer sobre la cama. apoyaste una de tus manos en su abdomen mientras recuperabas el aliento, escuchando la conocida risa de matías detrás tuya.
“¿mucho para vos?” se burló al mirarte sin aire apoyada sobre el uruguayo que se encontraba en una situación parecida. negaste con la cabeza sin mirar hacia atrás, tragando lo que tenías en la boca mientras enzo te miraba con una sonrisa.
“te toca, recalt.” habló enzo mientras soltaba el agarre de tu pelo, sonriéndole con lujuria al argentino y haciéndote dar cuenta que la noche iba a ser más larga de lo que pensabas.
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olee · 10 months ago
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Contigo | Enzo Vogrincic
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(Spanglish)
The city of Madrid was enveloped in a quiet stillness as the sun began to rise on a Sunday morning. You had been in a relationship with Enzo for nearly a year now, but lately, his busy schedule of conferences and interviews had left you feeling disconnected and unmotivated. Sensing the need to break out of this monotony, you decided to embark on a solo adventure and take the metro to El Rastro, a bustling open-air market that had always piqued your curiosity. With a sense of anticipation, you stepped onto the train and began your journey to the vibrant market, hoping to find some inspiration in the lively atmosphere.
Upon checking your WhatsApp, you saw a message from Enzo that greeted you with "Buenos días". You replied with a smiley face, and he responded by asking, "estás bn?". In response, you expressed your longing by typing "nada, te extraño".
After exploring the famous open-air market, El Rastro, you made your way back to your apartment for a well-deserved rest. You decided to take a long nap to recharge your energy and prepare for the rest of your day.
At 11 pm, when you were just about to call it a day, you heard a sudden knock on your apartment door. Curiosity piqued, you made your way to the door and peered through the peephole to see who it was. Your heart skipped a beat when you saw Enzo, your boyfriend, standing outside with a bucket overflowing with beautiful roses. You couldn't resist the urge to open the door immediately and bask in the sight of his charming smile and the sweet fragrance of the roses.
He embraces your entire being, lifting you up against the wall. His lips caress your nose, then move to your soft lips, then to your delicate neck, and finally back to your lips once more. You feel his touch all over your body, sending shivers down your spine.
~
You find yourself sitting on the couch of your apartment with Enzo. After exchanging some kisses, he gently runs his fingers through your hair and places soft kisses on your cheeks. As you gaze into his beautiful honey-colored eyes, you suggest taking a stroll through the lively streets of Madrid to breathe in some fresh air. Enzo readily agrees, and you both set out to explore the vibrant city together.
As you walk hand-in-hand through the enchanting streets of Madrid, the city's vibrant energy surrounds you. Enzo breaks the serene atmosphere with a gentle inquiry: "¿Está todo bien?" You respond with a sigh, your emotions spilling out. "Es que... llevo meses sin verte y lo único que hago es trabajar, comer, y dormir. No es que tenga amistades; es que... a veces siento que te necesito, y odio sentir eso."
Unexpectedly, Enzo opens up, revealing his own struggles. "Sabes… me he estado sintiendo igual. Vos entendés que todo ha sido complicado. Mill(ch)ones de entrevistas y ahora con un nuevo papel—” Your curiosity peaks, and you interrupt, “Espera… ¿cómo que un nuevo papel? Joder Enzo, pero, ¿por qué no me lo has dicho? Joderrr… Felicidades!”
In a burst of pride for his upcoming film, you embrace Enzo tightly and shower him with kisses under the warm glow of a streetlamp in a romantic corner of Madrid. As he reciprocates the affection, he gazes intensely into your eyes. You playfully kiss the tip of his nose and delicately trace your fingers over his eyebrows, savoring the moment. Softly, you express your pride, whispering words of admiration, and seal the sentiment with another tender kiss.
Enzo, caught in the embrace of your pride and affection, responds with a tender smile. The soft glow of the streetlamp accentuates the warmth in his eyes as he holds you close. In a voice filled with love and gratitude, he whispers, "Gracias, mi amor. Having you by my side makes every achievement sweeter." As he gazes into your eyes, a silent understanding and a shared passion for each other's successes deepen the romantic connection between you two.
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jaquemuses · 10 months ago
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lindaa podes hacer uno de esteban kuku smut, me dio tierno, corte primera vez o algo asi, si no haces de él no pasa nada, yo entiendo
hola reina!! OBVIO que escribo para kuku, estaba esperando que alguien pida aaa te adoro !! hice esto recien, super rapidito, espero que te guste ♡
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𝜗𝜚⊹ ‧₊˚ petit-déjeuner
pairing: bf!esteban x gf!r
sinopsis: Esteban acaba de volver de su viaje a Venecia y estas dispuesta a recuperar todo el tiempo perdido.
content: age gap sin desarrollar (ambos +18), stablished relationship, smut sin plot (jiji), fingering, p en v, mentions of breeding, fluff, no se que más.
word count: 1.7k cortito y conciso.
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Hacía ya un día que Esteban había vuelto de su viaje a Venecia, donde asistió al prestigioso festival de cine. Lo habías extrañado, aunque te costara admitirlo incluso solo para vos misma. Tu cuerpo lo ansiaba.
Por eso, cuando escuchaste el familiar sonido del motor del auto apagándose en el garage, prácticamente corriste a lanzarte encima de él en cuanto entró por la puerta. Hizo a un lado su bolso para sostener tu cuerpo entre sus brazos mientras le llenabas de besos la cara.
Pasaron la noche entre copas de vino y pasta, compartiendo experiencias de Venecia, la gente que conoció, el éxito de la película y la felicidad de estar de vuelta en su queridisima Buenos Aires junto a vos. Esteban y vos llevaban once meses juntos, aunque los últimos meses habían sido caóticos debido a los rodajes, viajes y todo el trabajo de producción, dejando la vida sexual en segundo plano, sin embargo ambos tenían necesidades y estabas dispuesta a saciarlas.
Sabías que Esteban estaba cansado por el viaje, así que esperaste hasta la mañana siguiente para deslizarte desnuda en la cama que compartían. La luz matutina resaltaba los marcados rasgos de tu novio, y por un segundo pensaste, "¿Cómo puede tener una cara tan angelada?". Aunque Esteban ya estaba despierto desde que entraste a la habitación, mantuvo los ojos cerrados hasta que te subiste completamente a la cama y encima de él.
"Ah, bueno...", dijo, recorriendo con la mirada tu cuerpo y regalándote una sonrisa ladeada. Te mordiste el labio mientras comenzabas a restregarte contra él. Solo llevaba puestos unos boxers, así que frotaste tu cuerpo contra el suyo, disfrutando del calor de su piel.
"¿Estamos cariñosas hoy?", señaló con un tono burlesco pero dulce. Gemiste suavemente, besando ligeramente su muñeca cuando sentiste sus dedos entrelazándose en tu cabello.
"Estuviste lejos mucho tiempo", dijiste en un suspiro.
"Fue solo un mes, gorda."
"Mucho tiempo".
Esteban soltó una pequeña carcajada mientras te acomodabas sobre él, tus manos reposando en su pecho definido.
"Me debes algo", dijiste finalmente, mirándolo con ojos suplicantes.
Esteban arqueó sus cejas mientras sus manos se paseaban suavemente por tus muslos y costillas, a veces subiendo a tus pechos, acariciándolos con un poco de fuerza y bajando otra vez.
"¿Ah sí? ¿Y cómo puedo saldar la deuda?"
"Vos sabes perfectamente cómo, kuku."
"No, ángel, decime qué querés."
"A vos."
El mayor deslizó su pulgar por tu cadera, acariciándola con una sonrisa en su cara. "¿Sí? Pero si ya estoy acá, a mí ya me tenés hace mucho tiempo", refutó, haciéndose el desentendido.
Tu pecho estaba rojo de la vergüenza, sabías que te iba a hacer decirlo. "Quiero que me cojas", dijiste ahogando un gemido, tus caderas todavía moviéndose encima de su ya erecto bulto generando una fricción extasiante.
Esteban parpadeó ensimismado ante la vista que tenía delante suyo.
"¿Sí?"
"Sí, kuku, porfa", rogaste sobre su regazo.
"¿Cuánto?" volvió a preguntar, sus dedos estimulando tus pezones mientras se incorporaba lentamente. "Dios, te necesito adentro mío, Esteban, te necesito ya", exclamaste desesperada ante tantas preguntas.
El mayor soltó una risa, sus palmas sujetándote suavemente pero con firmeza.
"Está bien, preciosa, pero primero te quiero preparar."
"No, no, no, por favor, no hace falta."
"No es negociable, nena. Si quieres que te coja, primero te vas a tener que correr dos veces con mis dedos. Sino no hay trato", dijo, terminando de incorporarse y volteándote, quedando así en la posición en la que él estaba hace unos segundos atrás, su cuerpo por encima tuyo. Ambos sabían que tenía la fuerza suficiente para manejarte como quisiera.
Mordiste su brazo en respuesta, pero a él pareció no importarle mientras marcaba su camino hacia tus muslos con besos, así que simplemente te dejaste llevar. Después de todo, no te molestaba tener un par de orgasmos adicionales. Esteban siempre había sido hábil con sus manos y boca, pero después de tantos meses sin ningún tipo de contacto, cuando por fin sentiste sus largos dedos acariciando y estirando tus paredes empapadas, mientras su lengua jugaba con tu clítoris, llegaste a los dos orgasmos sin problema después de un par de minutos, casi rozando un tercero antes de gemir y arañarle los bíceps; tus uñas dejando marcas rojas en su piel.
"Ahora sí, tebi", dijiste sin aliento, tus piernas temblando por tus orgasmos recientes. "Por favor, no puedo más."
"Ahi va, bebé, esperaste todos estos meses ¿Qué te va a hacer unos segundos más?", murmuró coqueto, levantándose para que te sujetaras de sus hombros y te acomodaras encima suyo, tus rodillas seguían débiles, por lo que intentaste alinearte y sentarte encima de su polla con rapidez.
Sin embargo, él no te dejó apurarte y te fue ubicando lentamente encima de su duro miembro, entreteniéndote con un beso hambriento, su lengua introduciéndose en tu cavidad bucal mientras dibujaba círculos sobre tu sobreestimulado clítoris. Te estremeciste alrededor de él cuando sentiste cómo su punta se abría paso entre tu apretado interior, tan mojada que goteabas sobre su polla y sus muslos.
Cuando finalmente se hundió por completo, intentaste moverte de inmediato, deseando sentir cómo te destrozaba. Pero nuevamente te retuvo, retorciéndote y gimiendo, apretada contra él.
"Shh, disfruta un poquito", te dijo mientras presionaba besos y mordidas en tu hombro, tus uñas clavadas con fuerza en sus hombros ante la repentina intrusión y anticipación.
Cuando finalmente aflojó su agarre en tus caderas, inclinaste tu peso hacia adelante, apretándolo contra el borde de la cama, y bajaste las manos hacia su ancho pecho. Cambiaste el ángulo de manera que veías estrellas al sentir su polla tan dentro tuyo.
"Dios, kuku", dijiste en un gemido, con la voz temblando un poco mientras tus caderas empezaban a mecerse contra su pelvis. Él gimió, casi como alentándote, viendo cómo la luz del sol se filtraba por la ventana y daba contra tu cuerpo desnudo, sus palmas se encontraban ligeramente presionadas sobre tus muslos mientras su pene bombeaba en tu interior. Todo se sentía increiblemente bien.
"Dios amor, es como si hubieras sido creada solo para mí", balbuceó envuelto en el delirio del momento, y por un momento pensaste que sí;
estabas hecha solo para él.
El mayor guió tus caderas hasta encontrar un ritmo adecuado que te hacía rozar tu clítoris contra el suave vello rubio sobre su pelvis. Toda esta situación era mucho para vos, realmente mucho después de haber alcanzado el clímax dos veces, pero no paraste incluso cuando algunas lágrimas comenzaron a salir de tus ojos, escurriéndose por tus mejillas, siendo resaltadas por la suave luz del sol golpeando tu cara.
Su polla se sentía tan bien dentro tuyo, te llenaba de una manera exquisita. La punta de su miembro se curvaba contra tus paredes y rozaba perfectamente ese punto dentro tuyo. Gemiste y jadeaste ante tal estímulo mientras mordisqueabas distraídamente su cuello y clavículas y gemías su nombre en su oído.
Una de sus manos subió hasta uno de tus pechos, tomándolo en su boca, chupándolo y besándolo vorazmente mientras que la otra estimulaba tu clítoris con velocidad.
Lo montaste vigorosamente mientras sentías cómo tu tercer orgasmo amenazaba cada vez más con llegar. Tus caderas comenzaron a moverse de forma desincronizada cuando un gemido agudo se escapó de tus labios. Esteban entendió la situación al instante, por lo que tomando tus caderas, salió de tu interior y te volteó nuevamente, un quejido abandonó tus labios ante la falta de estímulo. Sin embargo, Esteban volvió a adentrarse en tu coño apenas terminaste de acomodarte en cuatro, con tus antebrazos apoyados sobre la cama y el culo alto en el aire, dándole una vista asombrosa a su parecer, lo cual lo incentivó a mover sus caderas de una forma lenta y seductora, sin embargo golpeando justo el punto adecuado.
"Amor! Por dios!", gritaste contra la almohada, saliva escapándose de tu boca hacia la sábana, tu clímax cada vez más cerca, "Por favor, que rico, seguí, seguí, justo ahí." lloriqueaste de placer, tu respiración agitada "M-mas fue-fuerte." dijiste fuera de si.
Te desmoronaste debajo suyo apenas treinta segundos después, temblando, colapsando sobre el colchón y apretando las sábanas en tus puños como buscando que eso te salve de la sensación tan abrumadoramente satisfactoria, tu espalda todavía arqueada para mantenerlo adentro tuyo. Él acarició tu espalda, suavizando sus estocadas mientras sentía cómo lo apretabas tan, tan fuerte.
"Amor", murmuraste después de un minuto, incorporándote un poco, luciendo completamente agotada.
"¿Listo?" preguntó, sacando su miembro de adentro tuyo a punto de ayudarte a levantar.
Negaste, girando tu cuerpo, quedando ahora boca arriba y volviste a abrir tus piernas, sabías que todavía faltaba él.
"Acabá", le dijiste mientras guiabas su polla hacia tu entrada una vez más, apretándote alrededor suyo y sonriendo maliciosamente cuando sus ojos se cerraron con fuerza ante la sensación. "Porfi, quiero que acabes antes de que vayamos a desayunar."
Él no esperó ni una palabra más y te sacudió fácilmente de arriba hacia abajo, penetrándote con intensidad, buscando su propia liberación y vos seguiste el ritmo felizmente, apretando tus paredes cada vez que se empujaba dentro tuyo, exprimiéndolo. Miraste ensimismada sus músculos tensándose y emitiste pequeños sonidos ante la sobreestimulación, llorando de placer y aferrándote a sus brazos, rasguñando los mismos.
Cuando él llegó al clímax, gemiste como si hubieras acabado de nuevo, inclinando la cabeza hacia atrás mientras sentías su cuerpo desplomarse encima del tuyo durante unos segundos.
"¿Eso era lo que querías?" preguntó con su respiración agitada, tus dedos acariciando sus claros cabellos mientras él presionaba suaves besos en tu mejilla.
"Mhmm."
"Dios, te extrañé tanto, preciosa", dijo incorporándose, saliendo de tu interior con delicadeza y presionando un beso en tus labios.
"Mhmm", repetiste, tus ojos estaban cerrados y tenías una sonrisa pintada en la cara. Esteban se rió por lo bajo, acomodando los cabellos que estaban en tu rostro detrás de tu oreja.
"¿Quieres ir a bañarte mientras hago el desayuno?" dijo acariciando tu mejilla con tanto amor que pensaste que podías derretirte ahí mismo. Consideraste la oferta, pero terminaste negando con la cabeza. "Bañemonos y después hacemos juntos el desayuno", dijiste mirándolo a los ojos. Esteban entendió enseguida a lo que te referías y depositó un beso en tu nariz.
"Bueno, vamos a bañarnos, el desayuno puede esperar."
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deepinsideyourbeing · 3 months ago
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Lejos del Sol (Quema de Amor) - Esteban Kukuriczka
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+18! Dom!Esteban. Biting, (alusión a) belly bulge, choking, (posible) dacrifilia, (breve) degradation, dirty talk, (mención de) marking, sexo sin protección, somnofilia, spitting, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Buenos Aires, 17:53
Los últimos rayos de sol iluminando la cocina te permiten ver las infinitas e inevitables partículas de polvo danzando en el aire. El pensamiento te hace arrugar la nariz y, cuando tu expresión llama su atención, tu novio sigue la dirección de tu mirada para encontrar el motivo de tu disgusto.
Él no se fija en el polvo, sólo en la luz, extendiendo su brazo para que lo ilumine como un reflector y moviendo sus dedos.
La acción te saca de tus pensamientos y lo imitás con una pequeña risa que interrumpe el silencio reinante en la cocina. Te sonríe, su mano todavía suspendida en el aire busca la tuya con un gesto que sólo podés catalogar como dramático, y su índice señalándote -probablemente con intenciones de evocar una famosa pintura- te hace reír nuevamente.
-El café- dice antes de que el sonido de la cafetera los sorprenda a ambos-. ¿Servís vos...? Ya vengo.
Es un sábado extremadamente aburrido, tranquilo, pacífico, y la mayor parte del día estuvieron acurrucados entre las sábanas, con tu cabeza descansando sobre su pecho y su respiración acompañándote hasta que el sueño te ganó en más de una ocasión. Cuando por fin abandonaron la cama, cerca de la hora del almuerzo, lo hicieron con movimientos lentos y perezosos.
Moviéndose en silencio, siempre cerca del otro, prepararon el almuerzo y ocuparon sus respectivas sillas en la mesa. El ruido de la televisión en la sala de estar los acompañaba, lejano e incomprensible entre las palabras que intercambiaban, logrando distraerte en algún momento y permitiendo que tu novio arrojara todavía más queso sobre su comida.
Ocultó su sonrisa pícara sin mucho éxito y cuando lo regañaste, argumentando que consumir queso en cantidades industriales no podía ser sano, intentó comprarte con una mueca que debió considerar que sería extremadamente tierna; en realidad -tenías que admitir- lo era, pero su cabello despeinado cayendo en todas direcciones resultaba gracioso y no le fue de ayuda.
-Peinate- suplicaste cuando dijo que tomaría una rápida ducha. Dejó salir un sonido de molestia, una mezcla entre un quejido y un gruñido, pero el esbozo de una sonrisa tiró de sus facciones y antes de marcharse acarició tu brazo por un breve instante.
Cuando abandonó el baño te encontró en la habitación y se arrojó sobre la cama, ataviado únicamente con un bóxer y una camiseta holgada que caía dejando ver uno de sus hombros. Observó en silencio tu indecisión a la hora de escoger ropa, sin comprender por qué dudabas tanto entre dos prendas igual de cómodas.
-Podrías haberme hecho compañía, ¿no?- dijo contra el colchón-. Ahorrábamos agua.
-Sí, seguro- negaste, más que consciente de la manera poco ecológica en que terminaban todas las duchas que tomaron juntos.
Regresaste media hora más tarde y él se encontraba profundamente dormido sobre tu lado de la cama, abrazando tu almohada con fuerza. Su cabello todavía estaba húmedo, algún que otro mechón iluminándose bajo esa franja de luz que atravesaba la habitación desde la ventana. Abrazaste su cintura y descansaste tu mejilla sobre su espalda.
Fue un alivio (y en parte una pena) no caer nuevamente en su trampa, pensás ahora y te ponés de pie lentamente. Todavía pueden compartir despiertos los últimos vestigios de la tarde.
Mientras esperás su retorno te encargás del café y te preguntás que estará haciendo. No recordás en qué dirección se desvaneció una vez que cruzó el umbral y no escuchás ruidos que te permitan saber en qué lugar de la casa se encuentra, pero por la expresión en su rostro estás segura de que recordó algo impostergable.
Esteban es así. Siempre.
Tiene la costumbre de interrumpirse a media oración para explicar algún pequeño detalle, relacionado directa o indirectamente con lo que sea que esté diciendo; si recuerda algo o un pensamiento lo invade tiene que expresarlo en voz alta, esperando el momento oportuno para compartirlo, por no mencionar los momentos en que huyó de una habitación corriendo para buscar algún objeto o pertenencia random.
Cuando estás relatando una anécdota suele perderse en el movimiento de tus labios, sostenerte la mirada como si intentara leer tu mente e invadir tu espacio personal como si tuviera la única intención de fusionar sus átomos con los tuyos. El destello en sus ojos todavía provoca que tropieces con las palabras y él jamás parece saber que es el responsable, pero completa tus frases para ayudarte a retomar el hilo.
Observás en trance las tazas y los hilos de vapor dibujando espirales, esfumándose en el aire, recordando todos esos pequeños detalles mientras la luz del sol continúa derramándose por toda la habitación, iluminando la cerámica blanca y las plantas.. Y entonces llega a tus oídos el sonido de sus pasos acompañados por una melodía que reconocés con facilidad.
Volteás en el momento exacto en que entra en la pequeña cocina y su sonrisa es inmensa, brillante y cautivadora. Comienza a caminar hacia vos con pasos rítmicos y tu expresión de resignación, como si estuviera por torturarte, lo hace soltar una carcajada.
Esteban gira sobre sus talones con una energía impropia del día y de la hora antes de extender una mano en tu dirección. Tu resistencia comienza a desmoronarse y te sentís presa de la fluidez con que su cuerpo en constante movimiento, elegante pero aún así desenfadado y perfectamente sincronizado con la canción, provoca que su ropa se arrugue y su cabello dorado baile.
-Dale- insiste y cruzás tus brazos sobre tu pecho-, no seas mala.
-Estoy cansada- decís para escapar de su invitación-. Y se va a enfriar el café…
Resistirte es cada vez más difícil porque tu cuerpo comienza a seguir la música en contra de tu voluntad y ocultarlo es imposible. Tus manos están ahora entrelazadas, todavía fingiendo estar en una profunda negación, pero el sutil vaivén de tu figura es delator y una sonrisa comienza a crepitar en tus labios.
Esteban extiende su otra mano y, cuando por fin aceptás con una risa, tira hasta que te rendís contra su pecho. Colocás tus manos en sus hombros y toma tu cintura para guiarte, tus torpes movimientos volviéndose más naturales luego de unos segundos y sincronizándose con los suyos, que parecen insistir con guiarte hacia la sala de estar.
Tus movimientos se tornan más seguros y la armonía de sus risas se entremezcla con la canción. Esteban te hace girar, siempre sosteniendo tu mano, y cuando su mirada vuelve a encontrar la tuya estás segura de que no existe en el mundo un mejor lugar que este, repleto de amor y complicidad, intimidad y alegría.
El mundo exterior parece desvanecerse y el tiempo detenerse mientras ambos continúan bailando. Sus sombras se proyectan sobre la alfombra y los muebles, cada vez más largas y también más cercanas la una de la otra por el espacio ahora inexistente entre sus cuerpos.
Sus respiraciones se entrelazan.
-¿Sabías que Bill Withers era tartamudo?- pregunta en un susurro.
Intentás contenerte pero se te escapa una carcajada.
-¿Qué tiene que ver eso?
-Nada- contesta con una risa.
Deshace el abrazo y te deslizás por toda la sala, más segura, más relajada, más perdida en el amor que deja entrever su expresión. Esteban te sigue, prácticamente pisándote los talones, aplaudiendo mientras cuenta tus giros y observa los saltos que te hacen perder el ritmo.
Adaptándose a tus movimientos pero todavía dándote el espacio suficiente vuelve a tomarte de la mano. El impulso de sus pasos te hace girar con él y en más de una ocasión tropiezan, arrastrándose mutuamente pero recuperándose en un parpadeo y retomando el baile.
Cuando te atrapa entre sus brazos sentís su respiración, el subir y bajar de su pecho contra tu espalda, pero te distraen sus labios en tu mejilla y el roce fugaz de estos contra tu oreja. Te dejás llevar por sus pasos lentos, mientras tararea la canción en voz baja, con un susurro que es sólo perceptible para tu oído.
Girás para poder ver su rostro y él descansa su frente sobre la tuya. Repite la letra de la canción sobre tus labios una y otra vez y sin importarle que sus pasos pierdan velocidad, porque sólo puede pensar en los lugares donde su cuerpo hace contacto con el suyo.
-El café- le recordás, lamentando interrumpir el momento-. Ya debe estar frío.
-No creo.
Vos creés en su palabra.
05:47
Lo primero que sentís cuando despertás son los dedos de Esteban deslizándose  por tu abdomen y finalmente encontrando hogar en la delicada piel de tu cadera. No importa cuánto tiempo lleven juntos y tampoco cuánto te toque, sus dedos todavía te hacen cosquillas.
Lo segundo que notás son sus labios sobre tu cuello y, por último pero no menos importante, su erección caliente entre tus piernas y acariciando tu centro. Un grito débil deja tus labios cuando sus dientes capturan tu oreja, sincronizados con su punta golpeando tu pequeña entrada.
-Perdón, mi amor, no quería despertarte- se disculpa con voz ronca.
Suspirás y reprimís una sonrisa.
-¿No podías esperar un ratito?
-No- besa tu mejilla-. ¿Querés volver a dormir?
Es una pregunta de doble filo.
-No.
-Ya sabía- ríe contra tu piel y temblás-. Me vas a dejar hacer lo que quiera, ¿no?
Su mano recorre tu costado, su palma dejando un rastro de fuego en cada parte de tu ser que toca, para luego deslizarse sobre tu abdomen hasta detenerse cerca de tu clítoris.
No deja de moverse para utilizar tus pliegues y muslos para satisfacer su necesidad; estás segura de que de bajar la mirada, con ayuda de la escasa luz filtrándose por la ventana, verías su punta –y más, considerando su tamaño- asomándose.
Reprimís un gemido cuando sentís la excitación brotando de tu cuerpo, su miembro ahora brillante esparciéndola por tu piel junto con sus propios fluidos, cada vez más abundantes.
Te dejás caer aún más sobre su pecho, buscando más contacto, y él parece complacido por el gesto porque te recompensa jugando con tu clítoris. Jadeás y empujás tu cadera contra su pelvis.
-Más.
-¿Ya?- pregunta con tono burlón y asentís-. No sé, no contestaste lo que te pregunté.
-¿Qué…?
-¿Me vas a dejar hacer lo que quiera?- repite. Ejerce todavía más presión con sus dedos y dejás salir un sonido similar a un quejido de dolor.
-Sí, sí.
Ignora tus protestas cuando deja de tocarte y acaricia la parte posterior de tu muslo antes de sujetarlo con fuerza, obligándote a levantar la pierna para tener mejor acceso.
Sus largos dedos terminan de empaparse cuando los dirige hacia tu entrada, rodeándola con cuidado, tanteando antes de introducirse con suavidad y delicadeza en tu interior.
Tu cuerpo lo recibe sin más.
-Mirá cómo estás.
No tenés oportunidad de chequear por tu cuenta porque lleva ambos dígitos a tus labios: permitís que los deslice sobre tu lengua y succionás con fuerza para provocarlo, bañándolos con tu saliva ante su silenciosa pero evidente orden.
Luego de unos minutos y un tercer dedo sumándose, estirando tus labios todavía más, los retira y regresan a su habitual lugar.
-Ya está, ya está- intenta calmarte cuando te quejás.
Roza en tu interior los puntos que te hacen estremecerte y pronto tus gemidos son lo único que escucha junto con su respiración cada vez más descontrolada. Arrastra sus dientes entre tu cuello y tu hombro, sobre ese lugar con el que tiene una obvia fijación, mientras continúa tocándote con intención de volverte un desastre.
No estás segura de poder resistir mucho más.
-Dale, amor- suplicás-. Estás…
Estás tardando, querías decir, mucho. Esteban no te permite completar la frase porque comienza a mover sus dedos con, curvándolos hacia arriba y torturándote con la precisión de sus caricias, prácticamente obligándote a olvidar tus pensamientos sobre su tardanza.
En tu desesperación te empujás más contra su cuerpo, caliente y también desesperado por vos, sólo para poder sentir su erección palpitante contra tu piel.
Ataca tu cuello con besos húmedos, suspirando y murmurando palabras que tu cerebro cada vez menos coherente ya no comprende, y cuando buscás su miembro él aparta tu mano para centrarse en tu cuerpo sin distracciones.
Te aferrás a las sábanas, presa de sus dientes marcando tu hombro y de sus dedos abusando de tu interior, hasta que unos minutos más tarde cubre tu boca con su otra mano para silenciarte mientras un violento orgasmo sacude tu cuerpo.
La intensidad de la sensación te hace llorar, cortándote la respiración y deshaciendo los últimos pensamientos que habitaban tu mente.
-Quieta- ordena cuando intentás alejarte.
No tenés la fuerza necesaria para tolerar el placer una vez que se vuelve insoportable, amenazando con regalarte otro orgasmo, y tampoco tenés la fuerza para batallar con él mientras termina de prepararte para recibirlo en tu cuerpo.
Simplemente te dejás hacer y sollozás contra su palma.
En un rápido movimiento reemplaza sus dedos por la punta de su miembro. Tu cuerpo todavía sensible y su tamaño son una combinación que no falla en hacerte delirar, seguro, pero también te hacen morder tu lengua para soportar el ardor de la penetración mientras él intenta consolarte.
Tu mano tira de su cabello en cuanto continúa deslizándose en tu interior, haciéndolo gemir y provocando que sus movimientos hasta ahora delicados pierdan el ritmo. Introduce los últimos centímetros de manera brusca y protestás, tu voz todavía ahogada por su mano, mientras él entierra su nariz en tu cabello para embriagarse con tu perfume.
Estás más que segura de que también intentaba disimular un gemido y, cuando por fin descubre tu boca –arrastrando sus dedos entre tus labios, humedeciéndolos y luego manchando tu mejilla con tu saliva-, intentás burlarte como suele hacer con vos.
-¿Qué pasa?- intentás disimular el temblor de tu voz-. ¿Estás desesperado?
Sus uñas enterrándose en tu cadera son la única advertencia que recibís antes de que te sorprenda con la fuerza de sus embestidas. El impacto entre ambos cuerpos resuena entre las cuatro paredes, opacando el resto de sonidos cotidianos que llegaban a tus oídos.
La mezcla entre tu humedad y su excitación es evidente cada vez que vuelve a enterrarse en vos y tus gemidos descontrolados te resultan en extremo humillantes considerando la pregunta que hiciste. Intentás recobrar la compostura, fingir que sus acciones no te afectan tanto para no darle la satisfacción, pero podés sentir su sonrisa cuando pregunta:
-¿Qué decías?
El tono de su voz te hace temblar e inconscientemente empujás tu cadera contra su pelvis en busca de más.
Su respuesta es rodear tu cuello con su brazo, inmovilizándote y dejándote sentir la tensión en sus músculos, mientras reafirma su agarre en tu cadera para seguir con su brutal ataque. Sabe cuánta fuerza necesita emplear para privarte de oxígeno y lo demuestra presionando de manera experta sobre los lugares justos.
Con cada golpe su punta toca tu cérvix, la sensación en combinación con la presión sobre tu cuello permitiéndote saborear un orgasmo cada vez más cercano, y su respiración bañando tu piel cada vez que jadea sólo empeora la situación.
En caso de mover su mano unos centímetros, Esteban podría sentir en tu abdomen bajo la profundidad de sus embestidas y torturarte utilizando sus largos dedos o su mano.
Eso es justo lo que hace luego de rozar tu piel con sus uñas.
-Mirá- toma tu mano, posicionándola y cubriéndola con la suya-. Acá estoy…
Tus músculos se contraen sobre él y tu visión se nubla. El orgasmo te hace gemir con fuerza, olvidándote por completo de la hora y de los vecinos, los dedos de tus pies se contraen por el placer y el calor que recorre tu cuerpo desde tu centro quema.
Esteban no deja de moverse, prolongando tu clímax sin importarle tu sensibilidad o tus uñas enterrándose en su brazo –todavía sobre tu cuello-, ignorando los espasmos que sacuden tu cuerpo.
Cuando por fin se detiene, unos minutos más tarde y sólo luego de ver que comenzás a desesperarte por la sobre estimulación, te concede unos pocas respiraciones para recuperarte antes de arrojarte sobre tu espalda y terminar de arrancar las prendas de tu cuerpo.
Se posiciona entre tus piernas, separándolas sin importarle tu flexibilidad, y desliza su miembro ardiente entre tus pliegues brillantes.
-¿Querés más?- su expresión es seria y cautivadora. Asentís, todavía sin palabras y perdida en él, en su rostro y en su cuerpo, pero eso no es suficiente-. Decime, ¿querés más?
-Sí, por favor.
-¿Qué querés?- empuja contra tu entrada y cuando no obtiene respuesta golpea con su mano sobre tu clítoris. Entre dientes, repite:- ¿Qué querés? Contestá, dale.
-A vos, Kuku, por favor- otro golpe. El calor de tus mejillas es nulo en comparación con el calor entre tus piernas y, sin importar la vergüenza que sentís, contestás con las palabras que tanto quiere oír:- Quiero tu pija, por favor.
El tormento no cesa allí.
-Sos una putita, ¿no?- jadeás-. Mi putita.
-Sí…
-Decilo- se desliza en tu interior hasta ver desaparecer la punta de su miembro y con su pulgar comienza a dibujar círculos sobre tu clítoris. Tu gemido, más agudo de lo usual y patético, te sorprende. Su miembro palpita-. Decí que sos una putita.
Cerrás los ojos en busca de valor para hablar. Humedecés tus labios.
-Soy una putita.
-¿Y de quién sos?
-Tuya.  
Un sonido grave y gutural deja su garganta cuando tus paredes, imposiblemente cálidas y más húmedas que antes, vuelven a cerrarse sobre él. Se arroja sobre tu cuerpo y el nuevo ángulo te hace ver las estrellas, cada centímetro y cada vena que recorre su miembro estimulándote y provocando que las lágrimas caigan en cascada por tus mejillas.
-Mirame.
Tus párpados son pesados y tus pestañas brillan cuando te encontrás con la profundidad de su mirada. Los centímetros que los separan son prácticamente inexistentes y antes de comenzar a contar sus pecas o nombrar los colores que decoran la paleta de sus irises -en un absurdo intento de mantenerte cuerda-, tus dedos rozan su pómulo y su mejilla.
Tu pulgar traza su labio inferior suavemente, como si su miembro no estuviera haciéndote temblar o sacudiendo tu cuerpo sobre el colchón con la fuerza de sus embestidas, pero esta es una acción que dura milisegundos. Mueve su rostro sin precio aviso, obligándote a retirar tu mano, y escupe sobre tus labios entreabiertos antes de besarte.
Mientras te dejás llevar por sus besos hambrientos podés sentir la desesperación emanando de su figura y el constante palpitar de su miembro, siempre tan adictivo y la causa de tu perdición en más de una ocasión.
Tus piernas abrazan su cadera y él suspira contra tus labios para luego recostar su frente sobre la tuya.
-Estás muy apretada- susurra como si fuera una confesión. Tomás su mejilla y se deja caer contra tu mano-. Me encantás.
-Vos también me encantás- contestás entre suspiros.
Un gemido llega a tus oídos en el momento exacto en que su ritmo se vuelve frenético. Deslizás una mano entre su cuerpo y el tuyo, consciente de tus nervios reclamando tu atención, sin reparar en que ese pequeño primer roce es suficiente para tropezarte con un orgasmo desgarrador.
Tus uñas dibujando sobre su hombro lo hacen gruñir, su voz grave y cargada de deseo presa en su garganta, pero es cuando lo tomás por el cuello para obligarlo a besarte que su orgasmo lo golpea y llena tu interior. El calor de su liberación te hace sollozar contra sus labios y él aprovecha el momento para morder tus labios, tu mejilla, tu cuello, sin contenerse.
Besa las marcas que sus dientes dejaron, su huella, fingiendo no notar algún que otro vaso sanguíneo roto decorando tu piel con tonos de rojo y violeta. Recorre la línea de tu mandíbula mientras las últimas gotas de su semen pintan tus paredes, reclamándote como suya una vez más, marcándote permanentemente.
Unos pocos centímetros de distancia le permiten contemplar tu expresión.
-¿Estás bien?- besa tus mejillas juguetonamente.
Respirás profundamente.
-Muy bien. ¿Vos?
-Perfecto- sonríe-. ¿Puedo…?
-No- lo interrumpís-. Quiero estar así un ratito.
Besa tus labios.
-El tiempo que quieras- promete.
Iría a la guerra por este hombre. Moriría por él. Espero que hayan disfrutado la lectura así como yo disfruté escribir (hace muchas lunas) esta historia para ustedes 🤭
taglist: @madame-fear @chiquititamia @creative-heart @llorented @recaltiente @delusionalgirlplace @lastflowrr ♡
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themasterreader69 · 8 months ago
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RURAL
Enzo Vogrincic x Reader
Enzo Vogrincic te invita a tomarte unas vacaciones en la chacra de sus padres, a las afueras de la tumultuosa ciudad de Montevideo, Uruguay.
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Íbamos por la ruta 5 hacia la chacra, yo nunca había visitado el departamento de Durazno así que esto era como una pequeña aventura para mí. Viajamos en un Chevrolet Cruze gris que ya tenía varios kilómetros de uso. A Enzoconducir se le daba realmente bien, seguro debido a lo atento que es –una de sus mejores cualidades–. 
     Los temas melancólicos de Jeff Buckley tomaban el auto, él tarareaba Lover, You Should've Come Over y yo no pude evitar cantar a todo pulmón ‹but maybe I'm just too young, to keep good love from going wrong› esa línea dolía, las canciones de Jeff me recordaban a un amante que prefería olvidar, pero en ese momento, ese verso, era solamente para él. 
     Me sentía jóven e iluso a su lado, mis padres siempre bromeaban «¡10 años de diferencia no son nada!» a mí me llenaba de preocupación sentir que no era suficiente para él. ‹big spoon, you have so much to do and I have nothing ahead of me› pasó por mi cabeza. Mi rostro cambió, mi postura también, caí en sobrepensar. Él se dió cuenta –es atento ¿recuerdan?– pareció que iba a decir algo pero se abstuvo y simplemente cambió de canción, entonces Grace sonó. El inglés de Enzo no era particularmente bueno –por no decir que su conocimiento era nulo– pero me daba mucha ternura escucharlo cantar como podía gueit indefaie gueit indefaaaai (wait in the fire). 
     Me encantaba ser copiloto, ser copiloto para mí significaba sentarme a admirar la belleza del piloto, así que el trabajo se me daba naturalmente bien, como prueba de esto voy a describir lo que mis enamorados ojos veían; llevaba una coleta –él decía que le ayudaba a enfocarse– de la que salían algunos mechones de pelos sueltos que quedaban revoloteando por el viento.  Sus ojos radiantes por la luz solar, los rayos que buscaban contornear la forma de su nariz. Simplemente me encantaba su perfil y ver sus brazos firmes, extendidos, tomando el volante con seguridad. 
     Vestía unos jeans tradicionales, remera de algodón color crema que probablemente habría comprado en Hering y unos championes New Balance clásicos –cabe aclarar que yo jamás habría elegido unos championes claros para andar en la tierra, es más, yo llevaba mis Converse que suplicaban piedad, pero él tiene tanta elegancia que simplemente no lo puede evitar– muchos creerían que ahora que colabora en la industria de la moda, él caería en las garras del consumismo, pero lejos de eso, él es un tipo simple y a mí me gusta eso de él.
Durante el camino, Enzo compartió historias alegres de su infancia, nos reímos mucho. En sus historias se notaba un amor filial palpable –aunque incomprensible para mí– yo también compartí algunas anécdotas, alteradas tal vez, para volverlas más alegres de lo que eran.
A minutos de las tres treinta, le bajó poco a poco el volumen a la música.
—Vos sabés que... –él movía su pulgar derecho sobre el volante con cierta inquietud–. Siempre quise poder dejarle a mis viejos un lugar donde puedan disfrutar del buen vivir, respirando aire fresco, todo eso... –vi como mordía el interior de su cachete–. Como para devolverles un poco todo lo que me dieron.
     Extendí mi mano sobre su pierna haciendo una mueca.
—Bueno el punto es que... –siguió–. Esto es un logro para mí y me hace muy feliz poder compartir esto contigo— Dijo mientras soltaba una sonrisa sincera.
     Las palabras de Enzo resonaban con un afecto genuino. No había en sus palabras, nada más que honestidad y para mí eso era un alivio, venía de años de dudas, toda mi vida dudando del cariño de otros pero su querer era algo certero.
Al llegar a la chacra la inmensidad del lugar dejaba boquiabierto, la chacra se reveló como un edén –que bello mi paísito– quería aprovechar estas vacaciones para conectar con la tranquilidad de la naturaleza. De todas formas las vacaciones iban a ser breves, era más como una escapada, ya que Enzo andaba firmando más contratos otra vez.
��    Yo quedé impresionado por la fusión perfecta entre lo contemporáneo y lo rústico de la arquitectura al entrar al lugar, tenía detalles modernos, pero la esencia del campo se mantenía intacta. ¡Qué hijo de puta cómo ama a sus padres! –nosotros compartimos un diminuto apartamento en Montevideo–
Estábamos explorando la moderna cocina, yo mantenía la vista sobre el techo de dos aguas que añadía un toque distintivo a la estructura, cuando Enzo irrumpió mis pensamientos con su voz.
—Tanta ruta me dio hambre, me voy a preparar unos wraps vegetarianos ¿te hago unos?
—Tranqui, no tengo hambre. Comé vos —Le dije sin apartar la vista del techo, que placer los buenos ángulos en una casa, siempre escasean—.
—¿Posta no querés comer nada? Le pongo abundante aguacate como te gusta a vos — Insistió mientras se acercaba para jugar con mi cabello.
—No es que no quiera comer nada ¿o acaso estás vos en el menú? — Respondí mientras lo tomaba por sus caderas. Riéndome.
     Enzo soltó una carcajada y sostuvo mis manos.
—Mejor sigo mostrándote la chacra, así te sentís como en casa.
Me presentó las mascotas que nos recibieron con entusiasmo.
—Este es Garfio. — Decía mientras se agachaba para sacudir sus manos detrás de las orejas de un galgo de pelaje oscuro que no dejaba de dar vueltas a nuestro alrededor, celebrándonos con cada movimiento.
     Aunque no suelen gustarme los perros, la alegría con la que Enzo miraba a Garfio me contagió de emoción. Con una sonrisa –como amo verle sonreír– me contó la conmovedora historia de cómo rescató a este compañero leal en la misma ruta por la que habíamos llegado más temprano. 
     Mientras nos acercábamos a dos gatas persas que se encontraban plácidamente descansando en los sillones del living dijo: Estas son mis reinas más preciadas, Thelma y Louise. 
     Me quedé fascinado con ellas.
—¿Sabías que las dos miran películas conmigo?—Me dijo.
    Sentí en ese momento que Enzo actuaba como un niño, todo le causaba ilusión, me quería hablar de todo, contarme todo, compartir todo. Me subieron unas inmensas ganas de sostenerle.
—¿En serio? Me muero del amor— Le respondí pero sin prestarle mucha atención –ya que toda mi atención estaba en Thelma y Louise– mientras me turnaba para darle besitos en la frente a cada una de ellas.
     Con la tentación de quedarme jugando con Thelma y Louise, Enzo me recordó que aún había más por descubrir. La salida trasera reveló un ventanal inmenso que permitía que la luz natural inundara el amplio living.
Me llevó a un pequeño establo donde conocí a Trueno, un majestuoso caballo negro. 
     Curioso, le pregunté a Enzo si sabía montar a caballo, y con una sonrisa, confesó que recién ahora estaba aprendiendo y que su padre era el verdadero experto en la materia. Luego de interactuar un poco con Trueno, Enzo me llevó a conocer los conejos que su madre criaba cerca de un pequeño invernadero que había en el lugar. 
     Los conejos eran unos seres adorables que él agarraba con tal gentileza que mi corazón no pudo evitar derretirse allí mismo.
—Todavía no terminamos, yo sé que desde la ruta las viste, vamos a saludarlas. 
     Nos dirigimos hacia la zona donde pastaban una diversidad de vacas. 
—¡Y no te enojes conmigo! —Dijo alzando las manos—. Pero te tengo que decir que ninguna tiene nombre. Son sólo "Las Vacas".
     Me reí, miré alrededor, el territorio era tan vasto que era difícil no sentirse ínfimo. Encontré un tronco caído a la lejanía y me senté sobre él. Por suerte, Enzo no me siguió y en cambio se quedó hablándole a las vacas. Mientras tanto, yo estaba cargado de muchísimas emociones, la melancolía me recorría el cuerpo.
—Que locura, no merezco esto— Dije mientras me mordía los labios aguantando el llanto.
     No sé si era la brisa veraniega, el canto de los pájaros, el hermoso atardecer que a lo lejos ocurría, la inmensa cantidad de árboles, los animales o el inexplicable y particular olor a eucalipto que tenía el lugar –ni idea de dónde venía porque la plantación de eucalipto la habíamos pasado hacía muchísimos kilómetros– o quizá era todo eso junto, o nada de eso. 
Al regresar nos sumergimos en la habitación –aún inexplorada por mí– buscando un merecido descanso después de la aventura del día.
      Me dejé caer en la cama, inhalando profundamente. Enzo, de pie, me observaba y pude anticipar un comentario del estilo "¿Ya te vas a dormir?". A pesar de que ya era tarde para una siesta, la idea de cerrar los ojos me tentó lo suficiente como para finalmente hacerlo sin culpa. Sutilmente, Enzo se unió a mí en la cama y con delicadeza, posicionó sus piernas entre las mías y se recostó sobre mi pecho. Sentí una paz inconmensurable. Deseaba quedarme eternamente en ese momento. Creo que la paz fue tal, que hasta tuve un momento de meditación y todo. 
—Entonces... —Volteó a verme con sus preciosos ojos marrones—. ¿Te gustó la chacra?
—Me encantó, cada rincón tiene su encanto.
—Me alegra mucho —Me abrazó con una inmensa fuerza mientras que, susurrando con gran timidez, de una forma casi imperceptible le escuché decir "Cuando te veo relajado, siento que todo vale la pena".
No estoy seguro de si transcurrió mucho tiempo mientras reflexionaba sobre cuál sería mi respuesta a eso, sin embargo, cuando me disponía a dar una respuesta, me percaté de que Enzo ya se encontraba en el dulce abrazo del sueño. La serenidad del entorno parecía haberlo envuelto en un manto de descanso antes de que pudiera compartir mis palabras. Con el pasar de los minutos, la atmósfera apacible y la sensación reconfortante me llevaron también a mí.
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elbiotipo · 1 year ago
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Viajaste de 2023 al Buenos Aires Biopunk de 2143? Uy, que garrón. Dejá que yo te guío, no te preocupes.
Esa cosa que ves en todos los souvenirs? Es la Torre del Tricentenario. Es como una torre de biocristal en forma de hebra de ADN montada en el Río de La Plata, un kilómetro de alto tiene. La más alta de Sudamérica. Bueno, aparte del ascensor espacial de los brasileros.
Toda esa gente rara? No seas malo. Ah, vos decís las escamas, las plumas, las colas? Sí, ponele que es medio como los tatuajes en tu época. Es la moda. Bueno, vas a ver más que nada a la gente vieja que quedó del biopunk original, y algunos pibes de ahora con eso, a mucha gente no le gusta joder con esas cosas ahora. Que es biopunk? A ver, como te explico...
Sí, casi todo el centro es peatonal. No hay tantos autos. Ah, esos coatíes? Las cotorras y los carayá? Son personas, moreaus, animales con inteligencia por modificación genética. No les vayas a decir animales. Son ciudadanos de la Confederación, chamigo. Sí, el delfín también.
Confederación? La Confederación Argentina, obvio? Ah, a ver, como te explico. Bueno, por allá por los 80, cuando reprimieron la comuna porteña, el Buenos Aires carmesí, la gobernadora Alegre... che, estás escuchando?
Obvio que se vende Guaraná Antártica por todos lados. La Coca Cola? No la hacen más desde el Ecocidio. Creo que hay una fábrica que quedó en Córdoba, pero no sé si es el mismo gusto...
DESPUÉS TE EXPLICO LO QUE ES EL ECOCIDIO CHE UN PASO AL VEZ
No, no es gendarme, es GENEdarme, porque están con todo el tema de la genética viste. No les digas Robocop. Son los del SENA. Servicio Ecológico Nacional Argentino. No, a los perros no les gusta que les acaricien, te lo van a decir. Sí, también son ciudadanos. Sí, son bien yuta.
Esas lianas y los árboles están para decoración y para las cotorras, sí, pero también limpian el aire de patógenos. Tranqui, vos estás en área segura. Buenos Aires es una de las ciudades más seguras del planeta.
Igual, por las dudas, comprate un barbijo. Tomá, 20 australes te deben alcanzar, no?
La UBA? Que, un vino? Ah, la UNBA. Sí, mirá, en los 80,
Esos bichos son las langostas del SENA. Y son como mitad helicóptero, mitad bicho. Claro, claro, algo así como los del Half Life! Juegazo. Salió la parte 5 hace poco, sabías?
Era todo avenida esto, podés creer? Mirá lo que es el Parque 9 de Julio ahora. Acá están todos los biopunks, bueno, para los turistas. Uy, mirá, mirá, los coatíes están haciendo una coreo! Dejales un par de australes.
Había un McDonalds en el Obelisco? Ah, como en las pelis viejas? No, no existe más eso.
El grafiti? Sí, son Evita y CFK. Las otras dos? La Dra. Alegre, obvio, y la del casco es Valeria Martínez, primer argentina en el espacio. El Dibu? Ah, me parece que es la nieta che.
La bandera esa es del Tawantinsuyu. Unión Andina, si no te sale el nombre. No, no son los incas, bueno, tienen esa onda... a ver, antes eran Perú y Bolivia. Son de izquierda, me parece. Sí, los equipos de fútbol siguen existiendo.
Independiente no gana nada desde el siglo pasado, pero creen que esta vez sí. Cuantas copas tenemos? A ver, si contamos el mundial de Cataluña, s-MIRÁ EL YACARÉ, siempre quise tener uno de mascota!
No, no podemos ir a Boulogne. No existe más.
No me importa si tu casa estaba ahí. Mirá, ya sé que lo de las "áreas restrictas" parece de película, pero en serio, no vayas.
Ah, no, está bien si le decís Capital, muchos se confunden. La nueva está en el sur. Sí, antes era Viedma, como sabías? Manejas toda la data vos, eh?
De que laburo? Ah, yo hago hormonas para mantener el sistema de lianas municipal. Sí, está bueno. Mi novia estudia astrobiología. A ver, si te digo que encontramos aliens te vas a desmayar también? Jajaja. No, es joda, joda. Pero sí. Los encontramos. No, están, como a 1000 años luz, no te preocupes. Bueno, dicen que en Titán...
Bueno che, te dejo que descanses acá. Este es uno de los mejores árboles de la ciudad, ombú bien pampeano y seguro, vos tranquilo. Lo atiende un par de cotorras super buena onda. Deciles que te canten algo de tu época, tipo los Wachiturros, por ahí te agarra la nostalgia.
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crarinhaw · 6 months ago
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Calmar Mi Sed
Olá estrelinhas queridas!! Bem vindes a mais um imagine! ✨
Esse imagine aqui é o outro que foi postado originalmente lá no wattpad e de longe é um dos que mais amo, tem um espacinho em meu coração dedicado só pra ele 🥹
Nunca vi ninguém escrevendo sobre o Rocco então fiz esse imagine ainda mais por estar completamente viciada na discografia desse divo, por favor escutem, não vão se arrepender!!
Avisos: Um fluff meio tristinho pra esquentar o coração de vocês nessa segunda feira! 🫶🏻
Nina sabia que ele estava ali, mas ela queria fazer questão de que ele soubesse que ela também estava lá. Encorajada pelas amigas e pelos dois shots de vodka seguidos, ela se levanta de sua cadeira e pega o microfone de karaokê do bar, escolhe minuciosamente a musica no aparelho e dá o play.
O riff de guitarra de Calmar Mi Sed do cantor Rocco Posca começa a tocar, e o corpo de Nina logo é levado a se mover em uma leve dança, seguindo o ritmo da canção que ela tanto amava.
Rocco a princípio se assusta, de repente sua musica ecoava pelas caixas de som do bar, e logo depois se emociona ao ver a mulher que ele mais amava no mundo cantar com aquela voz angelical a letra que ele havia escrito para a própria.
"Estabas conectada
Sintiendo en vos mi cama
Y yo esperaba que vinieras hoy
Para explicarme todo aquí mejor"
Nina e Rocco namoraram por três anos, e já estavam separados a dois.
A brasileira percebe o olhar do argentino queimar seu corpo, e o encara de volta, uma conexão inexplicável de duas almas que nasceram para ficar juntas, mas que o universo as obrigou a se separarem.
O casal era digno de comercial de margarina. A dois anos atrás os pombinhos dividiam um apartamento bem no centro da movimentada Buenos Aires e viviam o melhor momento de suas vidas. Até que de repente a vida deles vira de cabeça para baixo quando, no mesmo dia, Rocco e Nina recebem propostas irrecusáveis, mas, com um alto preço a se pagar.
Rocco foi o escolhido para interpretar Ramon Sabella, um dos sobreviventes do acidente aéreo de um avião uruguaio que colidiu com a Cordilheira dos Andes no filme que contará a história do acidente, e Nina por sua vez recebe a proposta de voltar para Fortaleza, sua terra natal e praticamente do outro lado da America do Sul, para concluir sua faculdade de medicina fazendo sua residência em um dos melhores hospitais do Brasil.
Após dias de discussões que não levavam a nada, o casal percebeu que o melhor para cada um deles era seguir seus caminhos separados. Foi doloroso, é claro, mas foi a única maneira que foi encontrada para que ambos seguissem seus sonhos, mas tanto Nina quanto Rocco sabiam que a história deles não iria acabar assim.
Era a primeira vez de Nina de volta na Argentina em dois anos, a residência havia acabado e com isso ela viu a oportunidade de voltar a morar no país que havia ganhado seu coração. A primeira semana foi marcada por comemoração, vinda de suas amigas da faculdade que a acolheram de volta como se a mesma nunca tivesse partido.
E foi nessas comemorações que o grupo de amigas parou no bar karaoke que elas tanto amam frequentar, e tamanho foi o frio na barriga da médica ao ver ele ali. Nina precisava fazer com que aquele reencontro fosse inesquecível.
"Mi mente susurraba
Tu nombre sin escalas
Y yo esperaba que vinieras hoy
La noche es fría sin vos"
Cada palavra da canção atingia como uma espada no cacheado, que sentia a necessidade ardente de encarar cada centímetro da mulher sem desviar o olhar nem por um segundo, com o medo de que aquela miragem divina desaparecesse e o deixasse com ainda mais sede de a ter de volta. Como ela poderia estar ainda mais linda?
Quando a canção acaba, o argentino não tarda em aplaudir de pé a brasileira, permitindo que algumas lágrimas desçam por seus olhos. Nina por sua vez finalmente desvia seu olhar de Rocco para ver a mesa onde suas amigas estavam, e todas esboçaram a mesma reação.
Vá lá e fale com ele, foi o máximo que Nina conseguiu entender pela leitura labial, me desejem sorte, foi o que ele respondeu para as argentinas.
Com o coração a mil e borboletas no estômago, Nina chega até a mesa do bar onde Rocco estava, ambos os olhares se cruzaram como na noite em que se conheceram, a chama do amor que habitava neles voltou a queimar seus corações que a anos se encontravam tão frios.
- Te extraño tanto - O cantor argentino fala alto o suficiente para que Nina pudesse ouvir entre a música razoavelmente alta do bar.
- Yo estoy aquí - As palavras da médica são o gatilho final para que Rocco se atire em seus braços, tocando o corpo da mulher e sentindo cada centímetro de sua pele que ele pudesse alcançar.
Não tiveram pressa para finalizar o abraço, precisavam matar a saudade que os corroía por dentro. Foi questão de segundos até os lábios deles estarem unidos no beijo que exalava todos os sentimentos que a tempos foram reprimidos por ambos: carinho, ternura, desejo, paixão, tesão, amor.
- Você voltou mesmo? Pra valer? - Rocco ainda sente a respiração de Nina em seu rosto quando pronuncia com certo desespero as perguntas que martelavam sua mente desde quando a viu no palco - Não aguento mais viver um dia sequer sem você.
- Eu voltei, meu amor, e não pretendo mais te deixar - Nina fala enquanto distribui beijinhos em seu rosto, da mesma forma que costumava fazer, finalizando com um na pontinha do nariz, o que deixa o argentino boiolinha.
- Gracias a Dios, finalmente irei calmar mi sed.
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nellagrimm · 2 months ago
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Hoy pensé en vos, en mi, en nosotros y honestamente me duele. Se que fui yo la que dejo todo, pero también siento que en parte vos también lo querías. No te equivoques, te ame muchísimo, capas que más de lo que alguna vez me ame a mi misma y de mi recibiste todo lo mejor que pude darte, así que espero que de eso estés tranquilo. Hoy me duele lo que dejamos atrás, los planes, la vida y lo que queríamos juntos; hoy me duele pensar en vos como alguien a quien a lo mejor no le importe tanto como vos llegaste a ser importante para mi, pero te perdono y me perdono por todo lo que nunca dije, por todo lo que nunca me dijiste y todo eso que tratábamos de ocultar cada vez que estábamos juntos.
Hoy te veo con nostalgia y, al mismo tiempo, cariño, porque a pesar de todo lo que paso y no paso entre nosotros, siempre te voy a tener cariño. Quiero que seas feliz, que realmente logres tus metas, porque aunque no sean las mismas que las mías, me encantaría verte triunfar y hacer todo eso de lo que siempre hablaste.
A veces pienso que nos debemos una charla y a veces pienso que no hay nada de que hablar. A veces me culpo por dejarte en un momento difícil para vos, pero también yo la estaba pasando mal y necesitaba tiempo para mi.
No se si llegaste a leer todo esto, si estás acá, gracias, sino no pasa nada. Solo necesitaba darle un cierre a nosotros y todo eso que quedo en el aire.
Me quiero quedar con los buenos momentos, las primeras citas, las noches de risas y charlas, esas primeras veces que estando a tu lado me sentía tan especial y querida. Me quedo con tu sonrisa y la mía, porque sé que en algún punto fuimos muy felices y no nos dimos cuenta, o no lo supimos vivir.
Te quiero y espero que estés bien, espero que te quedes con todo lo bueno de mi y no lo malo. Nada más...
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mateothefirst · 3 months ago
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Jermu
Parte 3
Brian: No entiendo por qué le tienen miedo si no da miedo.
Albañil: No le tenemos miedo a Freddie, le tenemos un poco más de miedo a Roger porque se pone más estricto, él le tiene miedo a Freddie, es un circulo vicioso.
Brian: Cómo les va a dar miedo Roger si mide 1,50 y su arma es un termo despintado.
El albañil volvió a trabajar rápidamente y Brian no despegó la mirada de la pantalla para no perder en el tetris. Roger por atrás estaba bastante molesto pero Freddie no le dio importancia a pesar de lo que habían escuchado.
Roger: Brian si no te pones a trabajar de una buena vez te voy pegar tal patada en el culo que vas a salir volando por la puerta.
Brian: Estoy por ganar.
Roger iba a explotar, el tipo no servía para nada, le hacía bien el trabajo y llegaba decentemente pero siempre le faltaba el respeto y no contemplaba en absoluto la autoridad. Freddie conoce mejor al rubio, su mal temperamento ante la falta de atención, tal vez por su estatura.
Freddie: Brian si querés podes venir a jugar gta5 a mi casa, pero tenés que terminar tu trabajo.
Al abogado le interesa la oferta, los mira de reojo y acepta, le pone pausa al tetris y empieza a programar. Roger odia que la estrategia de Freddie sea de premiación en vez de amenazas, lo que le molesta aún más es que funcione y logre motivar al empleado.
Al terminar la jornada, Roger guarda el termo con el mate y se va lo antes posible dejándole las llaves a Freddie. El super supervisor va hasta el cubículo de Brian a saludar, la mayoría de trabajadores ya se fueron. Ve que en la pantalla está jugando Scrabble online.
Freddie: Brian dijimos que íbamos a trabajar para jugar después...
Brian: Eso hice, son las 2:06 pm ahora que terminó mi turno puedo jugar, los otros le llaman hacer horas extra. Aparte soy muy bueno en este juego.
Freddie: Parece que te gusta jugar varios juegos, cuando termines te puedo llevar en mi auto a conocer mi casa y jugar juntos.
Brian: Esa invitación tiene connotaciones sexuales?
Freddie: No.
Brian: Bueno acepto igual.
Luego de la partida donde Freddie le ayudó un poco, apagaron todo y se fueron a su auto. Brian le dijo que no tiene auto, camina todos los días. Tiene muchas cosas adentro, aire acondicionado, volante y hasta canta música. La casa queda lejos pero cuando llegan pasan por un campo, Freddie dice que se llamaba Disneyland antes de que lo comprara para hacerlo su casa así que tiene muchas cosas raras como cine, gimnasio, heladería.
Entran y una mujer los saluda, Brian mira raro a Freddie.
Freddie: Es mi esposa, Mary
Brian: Hola
Freddie: También tenés que conocerla a ella.
Freddie fue al sillón y agarró una almohada con forma rara y se la puso en la cara a Brian.
Freddie: Se llama Delilah
Brian: Que es eso.
Freddie: No es un "eso"! Es una gata, como mi hija o la dueña de la casa.
Brian es maleducado la mayoría del tiempo, eso le molesta a varios pero Freddie elije ver más allá de sus actos. Cree que su forma de ser se debe a otras razones, aún no lo conoce bien del todo pero su curiosidad lo hace querer averiguarlo por completo, el hombre rizado parece estar desconectado de la realidad, no interactúa con la sociedad como los demás, es extraño y Freddie lo nota, le intriga. Va a descifrarlo.
Lo lleva a tomar y jugar en otra sala. Hablaron de trabajo, el super supervisor reveló que hace años trabajaba de la misma manera que Brian, pero fue ascendiendo poco a poco.
Freddie: Mira vos me caes bien, voy a hablar con Roger y los otros para que te ayuden un poco. ¿Querés?
Brian: Puede ser.
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sublecturas · 7 months ago
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"La llamada", de Leila Guerriero
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cherryblogss · 24 days ago
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🚨URGENTE: após eliminação do River Plate na Libertadores, ator Felipe Otaño também conhecido como Pipe é visto em prantos dando entrada na UPA de Buenos Aires. O ator ainda parou para dar entrevistas: "HUMILHANTE! EU PAGO SÓCIO TORCEDOR PRA ISSO? VOU TORCER PRO FLUMINENSE!" disse o torcedor do time argentino
KKKKKKKKKKKKKKK vey o mais engraçado é que ele tava sumido da face da terra, apareceu pra postar coisa do river e NAO FIZERAM UM GOL donde esta lo más grande, pipe?
ai vo morrer que ele vai surtar muito ainda ou vai ficar calado por 10 meses seguidos (aff lembrando do meu pai que quando o flamengo perdeu há uns anos atrás ficou uma semana em silêncio
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dansfull · 5 months ago
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cierro los ojos y nos pienso. nos manifiesto. se me vienen un montón de imágenes a la mente. caminando con vos, esa noche estrellada, la primer noche fría que compartimos. porque nosotros eramos típicos del verano. amores efimeros y calorusos, con poca ropa, en la ciudad de buenos aires. esa noche helada, la primera fría de mayo, fuimos a comer pizza. la comimos parados, en la barra, mientras vos me decías que habías soñado conmigo toda la semana. yo te confesaba que no era casualidad, había estado haciendo hechizos para que pasara. me dijiste que me creías y que era lo más probable porque sino no tenía sentido, vos nunca soñabas... terminamos de comer y fuimos a dar otra vuelta. me acuerdo que me contaste de tu facultad, de tus miedos. de un monton de cosas. despues cuando llegamos a tu casa cogimos pero algo habia cambiado. me paraste en el acto y me dijiste "che y si nos abrazamos y nos quedamos un rato asi?". me acuerdo que no podía creer que me estabas proponiendo eso. me parecia ajeno a nosotros. ajeno a vos. pero acepte. y nos fuimos acomodando a una forma de vincularnos mas profunda. ese día senti profundidad tengo que confesartelo.
sentí profundidad tambien cuando te presente a mi familia, a todos mis primos de una. y cuando volvimos y al otro día estabas con los ojos brillosos.
sentí profundidad la ultima vez que nos vimos, que me despertaste a las seis de la tarde, yo me sentia mal. pero me amaste igual. y no querias que me vaya se te notaba en la cara la tristeza cuando te dije que tenia que irme.
y, a pesar de todo, sentí profundidad la primera vez que te vi en la vida. y vos tambien lo sentiste porque la otra vez mientras nos reíamos y me jodías con unas cosas me dijiste "esa vez que nos vimos no fue solo sexo. eso fue algo más y vos lo sabés".
no sé por qué a veces todo es como un tira y afloje. los recuerdos se mezclan con la realidad que quiero crear. mi mundo gira en torno a mis deseos y soy esclava de los ideales mas perfectos esta noche. nos imagino en mi casa. abrazados, viendo una peli. comiendo rico, yo te cocino. nos imagino pasando todo el fin de semana juntos. y el domingo, cuando vengan mis primos y tio a cenar, vos estas ahi. nos imagino bañandonos juntos. nos imagino...
siento que estuve esperando por mucho tiempo una persona como vos y ahora no puedo decir chau como si nada. a veces pienso en que tipo de pareja quería mi yo de siete años, cuando jugaba a tener novio y esas cosas, o a los doce años cuando empece a tener cierta consciencia romantica... me acuerdo que la primera vez que me enamore fue a los 9 años. ahi empece a sentir qué era el amor de verdad, empece a ver a través de otros lentes.
y creo que mi yo de chiquita hubiese pedido a alguien como vos. no creo que fisicamente igual a vos, pero de personalidad claramente con muchos rasgos tuyos. la decisión, la seguridad, la inteligencia, la carisma, la energía, el erotismo... y el desapego incluso. es algo que yo tambien pediría, aunque me duela en general y me cueste...
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olee · 10 months ago
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Amor y Odio | Enzo Vogrincic
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Para: los que extrañan a su ex!
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Ya llevabas más de tres años saliendo con Enzo cuando todo cambió. Durante ese tiempo, le habías prometido tu apoyo incondicional, incluso frente a la perspectiva de una relación a distancia, que a ti no te importaba en absoluto. Sin embargo, para Enzo las cosas eran distintas.
Una noche, en su departamento en Montevideo, tú y Enzo estaban inmersos en una discusión. Él estaba lidiando psicológicamente con las complejidades de su papel como Numa Turcatti, a pesar de estar recibiendo terapia y compartir sus preocupaciones con colegas y hasta con Bayona. Pero en esa noche en particular, Enzo se quebró emocionalmente, llorando sin control. Tú, instintivamente, le abrazaste, asegurándole que todo estaría bien, que una vez que terminara con el trabajo, las cosas volverían a la normalidad y mejoraría gracias a las lecciones de vida que había aprendido.
Sin embargo, Enzo, con seriedad, te interrumpió diciendo: "(tu nombre), sabes cuánto te quiero, pero no puedo seguir contigo sintiéndome así. No quiero que sufras a mi lado. Por favor, dejemos esto". Mientras le acomodabas el cabello para ver su rostro, respondiste con calma: "No me importa, quiero apoyarte, te necesito tanto como tú a mí". Pero Enzo te miró fijamente y con voz firme dijo: "¡No! ¡No, (tu nombre)! Por favor, escúchame. Necesitamos separarnos por un tiempo. Necesito que lo entiendas".
Te encontrabas en una encrucijada emocional, sin saber exactamente qué pensar. El amor que sentías por Enzo era tan profundo que alejarte de él por completo parecía un acto prohibido. No obstante, también querías comprender su perspectiva y darle el espacio que parecía necesitar.
Con un gesto de cariño, acariciaste su rostro y le diste un beso en la frente. "Si eso es lo que quieres, te respeto. Y sabes que siempre estaré aquí para vos, cualquier cosa que necesites", expresaste con sinceridad. Enzo tomó tu mano, acariciándola, y te susurró un agradecimiento. "Gracias por entender", dijo con voz suave.
Con un nudo en la garganta, te levantaste y te retiraste. La puerta se cerró detrás de ti, dejando en el aire la incertidumbre de lo que vendría a continuación.
Un año y medio transcurrió desde aquel momento, y tú y Enzo eran oficialmente exnovios. Parecía que él estaba prosperando, inmerso en una nueva fama que lo llevaba a escenarios de todo el mundo: Venecia, Madrid, Sevilla, Buenos Aires, Ciudad de México, Nueva York y más. Era como si hubiera olvidado por completo sus raíces.
Te encontrabas observando su vida a través de las redes sociales, pero cada publicación te causaba una mezcla de emociones. Por un lado, sentías resentimiento al verlo disfrutar de su éxito sin aparentes remordimientos. Por otro, reconocías que, a pesar del odio que intentabas albergar, en el fondo seguías amándolo.
Finalmente, decidiste bloquearlo en todas las plataformas y cortar cualquier vínculo digital con él. Era la única manera de protegerte emocionalmente, aunque en lo más profundo de ti, sabías que el amor que sentías aún persistía, enredado con sentimientos contradictorios de amor y odio.
Con la carga de las obligaciones laborales, tu jefe te envía a Madrid para una conferencia de trabajo que durará dos semanas. Aunque aceptas por deber profesional, también reconoces la oportunidad de escapar de las calles de Montevideo, las cuales están impregnadas de recuerdos compartidos con Enzo.
La necesidad de un espacio fresco para reflexionar y alejarte de los lugares que te vinculan con el pasado se convierte en una motivación adicional. Madrid, con su energía diferente y nuevas experiencias, te ofrece un respiro necesario para despejar la mente y encontrar un nuevo equilibrio. Mientras te sumerges en las responsabilidades laborales, también te das cuenta de que esta oportunidad puede ser un catalizador para tu propia renovación personal.
Al llegar a tu nuevo apartamento en Madrid para las dos semanas, decides explorar las luminosas calles y te diriges a una cafetería. Mientras te sientas al aire libre, ordenas un café y un croissant, disfrutando de la tranquilidad del paisaje y la hermosa arquitectura madrileña.
Al terminar tu café, te levantas para entrar a la cafetería y devolver la taza vacía. Sin embargo, te chocas fuertemente con un hombre, y sientes la sangre brotar inesperadamente de tu nariz. Sin verlo claramente, reaccionas impulsivamente gritándole: "¡GORDO BANANA DE MIERDA, CANTO DE QUESO!".
Cuando finalmente lo miras fijamente, te quedas en shock al darte cuenta de que la persona con la que te acabas de chocar es nada menos que tu exnovio, Enzo Vogrincic. El encuentro inesperado lleva consigo una mezcla de sorpresa, incomodidad y, quizás, la oportunidad de abordar asuntos pendientes.
EL FINAL DE UN NUEVO COMIENZO.
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p-r-o-f-a-n-a · 3 months ago
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Cuando es con vos, siento todo irreal 🎵
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Cuántos de argentina- buenos aires por acá? 🤔
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