#anne de salvo
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duranduratulsa · 5 months ago
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Up next on my 80's Fest Movie 🎬 🎞 🎥 marathon...Bad Manners (1984) on glorious vintage VHS 📼!#Movie #movies #comedy #BadManners #badmanners1984 #badmanners40 #roberthouston #pamelasegall #michaelhentz #MartinMull #ripmartinmull #joeycoleman #KarenBlack #georgolden #annedesalvo #stephenstucker #murphydunne #KimmyRobertson #christophebrown #vintage #VHS #80s #80sfest #durandurantulsas6thannual80sfest
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juliakristeva · 4 months ago
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I saw longlegs because of your posting and loved it!! You mention trauma theory and it, do you have reading recommendations? If you don’t mind, of course.
im so glad you enjoyed it and very honoured my posts convinced you to go!
some of these are not explicitly trauma theory books- a lot of them focus on mental illness- but i learned trauma theory from psychoanalysts, in classes intended to train psychoanalysts and therapists, so i've pulled these books from there as well as my own research.
the body keeps score by bessel van der kolk is a classic for a reason
trauma: explorations in memory edited by cathy caruth is one of my go-to collections: i especially like the essay by laura brown
the divided self by r.d. laing is one of the most profoundly beautiful books i have ever read
medusa's hair by gananath obeyesekere is another very beautiful book
trauma and the destructive-transformative estruggle: clinical perspectives edited by terrence mcbride and maureen murphy: susan berger's article in this is very good
beyond the pleasure principle by freud is invaluable; the strachey edition is best if you can find it
"studies on hysteria" by joseph breuer and sigmund freud (in volume 2 of the strachey editions)- i did a close study on the anna o case over the winter term and as uncomfortable as a lot of their work is from a modern perspective it is still incredibly valuable
psychological healing: a historical and clinical studdy by pierre janet (a good accompaniment to freud in general)
betrayal trauma: the logic of forgetting childhood abuse by jennifer freyd
two vaguely off the cuff recommendations:
virginia woolf: the impact of childhood sexual abuse on her life and work by louise de salvo
spirit and trauma: a theology of remaining by shelley rambo; also resurrecting wounds: living in the afterlife of trauma by the same author. rambo is a theologian, so these might not take if you're not religious, but in terms of longlegs (which i regard as highly theological in a lot of ways anyway) and its relationship with God and theology, i think there's a lot of fruitful stuff here. as well her essay on the haemorrhaging woman is very good.
books i have not personally read but feel comfortable vouching for:
against the unspeakable: complicity, the holocaust, and slavery in america by naomi mandel
an archive of feelings: trauma, sexuality, and lesbian public cultures by ann cvetkovich
trauma and recovery: the aftermath of violence from domestic abuse to political terror by judith herman
shattered subjects: trauma and testimony in women's life-writing by suzette henken
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seriesdepelicula · 2 years ago
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Mas series para la COLECCIÓN SERIES NUEVAS Y/O ACTUALES. La serie en cuestión es THE WALKING DEAD: WORLD BEYOND (2020), limitada a 2 temporadas y 20 episodios.En este caso es un spin-off de la serie madre The Walking Dead, ambientada 10 años después del inicio del apocalipsis zombi y que coincide con los 10 años del estreno de su serie original.
La serie, ambientada en Nebraska (USA) tiene a dos jóvenes protagonistas femeninas Hope Bennett e Iris Bennett (ALEXA MANSOUR y ALIYAH ROYALE) y se centra en la primera generación de jóvenes en alcanzar la mayoría de edad en medio del apocalipsis sin que tengan conocimiento de cómo era el mundo antes de la aparición de los caminantes o muertos vivos.
Ellas, junto a muchas otras personas viven en un campus ajenas a todo lo que pasa fuera de allí.Hope e Iris lideran a un pequeño grupo (con dos chicos mas Silas y Elton) de jovenes que decide dar el paso de explorar el mundo que hay más allá de lo que conocen para buscar a su padre Leopold Bennett (JOE HOLT), un científico que ha sido reclutado (secuestrado) por la REPUBLICA CIVICA MILITAR (a 1700km).Este grupo de jovenes son perseguidos por Huck (ANNET MAHENDRU), al fin y al cabo leal a la Republica y por Félix (NICO TORTORELLA), leal al padre de las chicas; al que prometió cuidarlas a cualquier costo.Hasta aqui la narrativa principal.
Hay otras subtramas (no muchas) y tienen que ver con los traumas personales y familiares de cada uno de ellos, que se nos van desvelando en forma de flashbacks.En cualquier caso, nos mostrara como los personajes son puestos a prueba y eso desencadenara una evolución de los mismos en un terreno dificil y fuera de su confort.
Este show debo decirlo es un producto de segunda categoría, es una serie liviana donde faltan figuras (salvo JULIA ORMOND presidenta o dictadora de la República), y en donde los personajes tienen una falta casi total de carisma (salvo Iris).
Sin embargo aporta algunas respuestas con respecto a la serie madre (The Walking Dead), que pudo haber sido del futuro de Rick Grames , dada la aparición de Jadis (Aquí es Anne, POLLYANNA MCINTOSH) quien salvo su vida yéndose en un helicóptero junto al muy mal herido Rick.Y por si esto fuera poco también aporta algún tipo de respuesta de donde pudo haber surgido el virus, se da a entender que de un laboratorio y por supuesto por medio de la mano del ser humano.
La serie es lenta y tediosa, se nota una producción floja.Los Zombis mas que meter miedo son algo como anecdótico.
Hay personajes irrelevantes (como Percy) y le falto crear un interés real.Mi puntaje para esta serie en un 5/10.
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javisuzumiya02 · 2 years ago
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En donde Lina que fue de Ronnie Anne supongo que quedó soltera a perseguir sus objetivos, recuerda que aunque sea una personaje que dejaste de lado allí pero que aún está, que fue, no estaría mal que quede soltera ya que tampoco es malo y también creo que nunca hiciste eso con una chica, dejarla soltera, bueno es una buena obsion ahí, aunque la emparejaran con laird en tc ni siquiera se gustan ni se atraen fue solo de nickelodeon intentar llamar la atención pero que ni da gracia
Y también que fue de sid allí, ella si nunca apareció o se mudo o conoció a alguien más
Y iendo con Lina acabo de ver toda tu primera parte y debo decir que debiste darle mas tiempo para desarrollarlo ya que salio rara exagerada y muy fuera de lugar, y sobre todo ponerle unos nombres de cosas de la vida real como WhatsApp y así, no queda, el que Sam se enamore así de Lincoln así no tiene sentido se ve muy forzado, además le faltó más humor y emoción salvo en la parte de que enamoran ya que como dije eso se forzó mucho y más cosas, etc, muchos me dijeron que a la 2da parte algo se mejora pero no se esas personas parecían ya haberlas vistas y yo aun no encontré nada de la 2da, mi recomendación es dale mas tiempo para dibujar y pensar, no lo hagas rápido ya sea una comisión o cualquier trabajo, buen dia.
1- Error. Ronnie Anne se casó con Lair y tuvieron una hija.
2- Sid trabaja en el santuario de su madre.
3- Gracias por los consejos pero tampoco se claven mucho. Solo es un comic derivado de una serie infantil. No intento ser super profundo y con un mega desarrollo. Si eso estan buscando mi comic no es el lugar para ustedes. Solo es un comic para explicar como nacio mi OC.
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viniciussoaresmoraes · 2 days ago
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Maldição de Chucky
filme de 2013 dirigido por Don Mancini
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Curse of Chucky (prt/bra: A Maldição de Chucky)[1][2] é um filme norte-americano de 2013, dos gêneros terror e suspense, escrito e dirigido por Don Mancini[2] e lançado diretamente em vídeo nos Estados Unidos.[3]
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A Maldição de Chucky
Curse of Chucky
Cartaz do filme
Estados Unidos
2013 • cor • 97 min
Gênero
terror · suspense
Direção
Don Mancini
Produção
David Kirschner
Julia Ann
Roteiro
Don Mancini
Elenco
Fiona Dourif
Danielle Bisutti
Chantal Quesnelle
Brennan Elliott
Brad Dourif
Música
Joseph LoDuca
Cinematografia
Michael Marshall
Edição
James Coblentz
Companhia(s) produtora(s)
Universal 1440 Entertainment
Distribuição
Universal Studios Home Entertainment
Lançamento
Estados Unidos 8 de outubro de 2013
Brasil 7 de novembro de 2013
Idioma
inglês
Orçamento
US$ 5 milhões
Cronologia
Seed of Chucky
(2004)
Cult of Chucky
(2017)
Sinopse
Elenco
Confirmação
Recepção
Referências
Última modificação há 9 meses por CalebStein1
Páginas relacionadas
Child's Play
filme de 1988 dirigido por Tom Holland
Cult of Chucky
filme de 2017 dirigido por Don Mancini
Child's Play (franquia)
franquia de filmes de terror
Wikipédia
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zooterchet · 3 months ago
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Spider-Man:
Online Arrests Filed, through "Glamour Girl":
1996: Andrew Wachowski, "nil".
1997: Carrie-Anne Moss, "Damn-Yankee".
1998: Brian Monaghan, "qwerty".
1999: Keanu Reeves, "Howie".
2000: Rich Kyanka, "Toggan".
2001: Anthony Weiner, "Betty".
2002: Larry Wachowski, "Apathy".
2003: Hugh Jackman, "Ghul".
2004: Sayed Adnan, "Petula".
Hannibal Rising:
Michael Charlebois: "Cain", a spy's accountant, out of "Chutzpah", a political artist.
Alice O'Neill: "Kilpatrick", a female spy, out of "U'Niall", a spy's slaver.
Kenny Winston: "Weinstein", a Gentile's banker, out of "Cromwell", a German fire fighter.
Ryan Taylor: "Gaylord", a Buddhist assassin, out of "Polk", an optometrist.
Katie Stevens: "Stevenson", a Jamaican drug runner, out of "Alexander", a Macedonian inventor.
Matthew Lennox: "Satan", a Jewish king, out of "Nigger", a Parisian actor's mother to Scipio Africanus.
John Remby: "Roosevelt", a poverty demanded leader, out of "Alexander", a Macedonian inventor.
Pasquale Acosta: "Ibn Rashid", a Medina Arab, out of "Princeps", a Central Powers mercenary.
William Morgan: "Davis", a Southern cotton obsessive, out of "Hamilton", a treasurer's informant's officer.
Mark Salib: "Harding", a munitions developer, out of "Gilgamesh", a sugar salesman.
Cassie-Leigh Stock: "Donalban", a Puerto Rican Aryan, out of "Gould", a fascist writer for Francisco Franco.
Alexandra Gaetano: "Crowley", an Irish priest, out of "Brian", the victim of Christ.
Jenna Williamson: "Bundy", a Canadian spy, out of "Booth", a Mossad hired assassin.
Zach Savell: "Morales", a firefighter's inventor, out of "Aragorn", the first cowboy.
Maureen Harrison: "Harrison", a poisoner artist Gadze, out of "Cornwallace", a disgraced general.
Jen McDade: "Aensley", a British banker, out of "Lemerise", a British cop family.
Jeremy Stevens: "Mosley", a Group Force Leader, out of "Oswald", a British undercover agent.
Raven Bush: "Desperado", a Comanche Sheriff, out of "Joseph", a defeated Greek.
David Cohen: "Adolph", a German Turkish spy, out of "Ataturk", a cigarettes salesman.
Nicholas Maynard: "Hayes", a patent swindler, out of "Bourbon", a female transgender.
Allison Haimes: "Chi Minh", a CIA undercover, out of "The Duke of York", a professional British knife fighter.
Greg Connolly: "Visser", an Afrikaans Irish, out of "Lan Ray", a Boer Holocaust victim.
Brian Monaghan: "Myers", a KGB Ireland, out of "Carnegie", a Scottish Knight.
Ivan Tomasic: "Dahmer", a professional first strike mutually assured destruction pilot, out of "Ljudovich", an Austrian Black Shirt.
Christopher Sweeney: "Sween", a Black Baron Schultzstaffel, out of "Washington", a Romalian Boelyn.
Joshua Moen: "Van Zant", a professional raconteur assassin, out of "Chaucer", a Knight's Guard.
Bernice Lamb: "De Salvo", a Nietzschean Ubermensch, out of "Panzram", a sculptor author.
Joshua Golden: "Eshkol", an intelligence programs founder, out of "Mosaic", a Hittite Prince.
Uma Thurman: "Magnusdotter", a bodybuilder assassin, out of "Catherine", a surmised monarch.
Joseph Biden: "Capone", a police officer criminal, out of "James of Scotland", a legal reformer.
Lloyd Ahlquist: "Agnew", a Rabbinical entomologist, out of "Bin Laden", a prison convicts manager.
Will Ferrell: "Adams", a carnival's lover, out of "Pedro II", a harbormaster.
Joseph Kennedy III: "Kenway", a pork meats distributor, out of "Kennedy", a Tepes, a cannibal.
Star Wars Episode 1-3:
Leadership:
"Duo": Shaun Wilcox, Hawaiian Coastal Engineer, US Navy Japan.
"Libra": James Holmes, DC Comics Development, Mossad Counter-Bay Station.
"Leo": Jeffrey Lange, Cleveland Rotary Association, Finance and Debitures Apartment.
Duo:
"Blueberry": Police code on APB scanner, to catch "ranger patrols", off cented Mounted and Royal Mounted sections (Canadian-German, Protestant Universalist).
"WTC Location Grab": Profiling of Osama Bin Laden, three days after 9/11, to DC Comics Location and Transition Wards, Mossad Afghanistan; Tora Bora Prison Complex.
"San Andreas": Capture of Toris Nelby, British Co Anchor Author, "Crack Underground"; while in live transit of threat of CIA agent Peter Tsapatsaris, "Nails", posing as "Peebo" on internet as fraud of Russian-Jewry infiltrating CIA Annex Three; Winchester Frauds, IDF Biotech Experiments. Toris Nelby, "Peebo", detained and "destroyed", by fired rounds, from Eric Frein.
Libra:
"British Exemplar": Takeover of Japan by Warerra Party, masquerading Clone Wars film, recently released, by "Lucas Arts", as actual factual plan of attack; Pearl Harbor, as represented by "Kleinmen", Rohypnol dealers for Mossad.
"Gutwill Five": Seizure of criminal resources and allies of Framingham Narcotics, rogue Israeli Defense Forces section of Massachusetts cops, out of Jewish gangsters in Ohio; biker gangs, Canadian Freemasons.
Leo:
"Assassin's Creed": Creation of Assassin's Creed concept, as alternative to parents pamphlets to place children in Mossad underground as "Moslems" or "Mussulman".
"Guantanamo Live Range Agent": Use of third degree interrogator's training from mother's Marine NCO doctor, "Glen", to hunt his killers inside INTERPOL's top ranks; Gwenn Pratt, John Washburne, Steven Charlebois, Brian Monaghan, Alexandra Gaetano, and John Kerry.
"Philips Freemasons of Boston": Stage point of removal of Ted Bundy catchem code, to take over Boston Triads for FBI and State Police, through Cyber Command aegis helix on Los Angeles Police Department server scans; return of Chinese to American policing, as FBI informants and cover agents, against rising tide of Taiwanese nationalism; unions and Russian-Jewish consortiums of film and media logic.
"Pinkville": The strike on the Hell's Angels as a capture turn of the Canadian Freemasons for operating criminal ventures in factories, sports leagues, and boarding schools, to turn children into slaves and writers and prison convicts; the French and British Freemasonic attempt to undo Bill Clinton's peace for labor, athletics, and prison inmates.
"Hideous Karl": Use of Jack Unterweger's serial killer profile, tying a necktie for a business meeting, taught by Scoutmasters in male and female scout troops, for any career or American act, to pen research work for Christopher Nolan, MGM, and FOX.
"The Steroids Scandal": Outing American-Japanese pharmaceuticals, and MI-6 doctors, for selling performance enhancing steroids, Suboxone, for decades, under different brands and claim of brands; the public lawsuit against Dr. Joshua Golden, of United Health Associates, by the Attorney General of Massachusetts, Maura Healey.
"The Kennedy Campaign": Legalized marijuana, certified safe and non-sprayed by tree surgeons elected by towns, free from media myth presented on Holland and British telecasts, or by journalist work by High Times magazines authors. Held under tax stamps, through the State Police.
"Spiral": The culmination of three decades of work, as an NSA, from kindergarten to the mid-thirties, in the takedowns of INTERPOL, On Leong Tong, the Unitarian Church, and MI-6. The culmination of years of experience, placed in two blog reformatories, "Lex Luthor and the Sudbury Boys", and "Spiral - The Batman Killer", the prior academic references, the latter actual career references. The shutdown of the "United Nations Security Council", by planting a forged work on American Marxism from 2003, from an economics business professor at UMass-Amherst, Gerald Friedman, through the actual United Nations; published independently overseas, by those dependent on the United Nations as an American CIA entity; falsely framed as MI-6. The same NSA trick, used on Stephen Glass, a Vatican affiliated lawyer out of the Italian government's Nortel structure.
Spiral:
Joshua Moen: Keep the President's secret about Raven Bush getting stoned, or Cam Hollopeter marries your wife. But you don't have a wife, you're in love with Superman. Not Batman.
Method: Men's writing and literature styles, conflict terms of endearment in imago transformation.
Keanu Reeves: Clear Ben Brown of raping Raven Bush, or place yourself in perpetuity of your film, "The Matrix 1", being owned by the Crown Government.
Method: RTS counselor first sight response, however on public Majesty's review in Court.
Jenna Williamson: Place wired testimony through VFW, and accept your draft into the United States photographic corps unit for an upcoming military conflict.
Method: Coverage of the USS Cole bombing, being varied into a "K", the "Kierney" Amish mark on Marlboro cigarettes.
Ben Brown: Admit into economics program despite not earning a valedictorian's GPA through gymnastic and academic marks in highschool, or a military tour on apprenticeship to warrant officer status.
Method: US Presidential merits and statuses of badge, passed, during freshman year orientation.
Matthew Lennox: Separation from Raven Bush, under her alias, "Silver Laventi", at UMass-Amherst; attempting to engage for Elks Club, the Drake family, to remove from David's vicinity and allow him to take a law career for the Winchester CIA undercover in Israeli biotech medical testing on "Goyim", humans that have done DXM.
Method: Interjection through a Coen, the "Chutzpah" family, and placement of Raven inside the German underground as a medical advisor.
Peter Tsapatsaris: Outing that the name and alias used, is false, linking instead to a black drug dealer murdered on the MUSH.
Method: Interpreting with the actual alias, as the individual being extorted by the claimed name, out of Brian Monaghan's connection to NEWS Harvard, the studio print for the Boston Herald.
Brett Norman: Moving between ExSec operations controller, Andre Berube, after being recruited for role, and a permanent incarceration in Pembroke, watched by Steven "The Rifle" Flemmi.
Method: Placement in Pembroke military ward facility, to remove Rhode Island judge in league with Israeli Medical Authority.
The Matrix:
British Commonwealth (UK) Positions:
Boris Yeltsin: Claim, working through America for economic reestablishment.
Elie Wiesel: Claim, working to prevent anti-Semitism in United States.
Stan Lee: Claim, working in an MI-6 brand to teach police morals.
Queen Elizabeth II: Claim, defending British Isles against Adolf Hitler's traditions.
George W. Bush Jr.: Claim, Shriner's Freemasonic Lodge of England.
Federal Republic of Germany (FRG) Roles:
Boris Yeltsin: National Rifle Association.
Elie Wiesel: Romalian Federation.
Stan Lee: Hitler Youth.
Queen Elizabeth II: Catholic-Sepulchre Jewish Orthodoxy.
George W. Bush Jr.: Kaiser's Lodge.
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librodecitas · 4 months ago
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Sería una historia de amor casi perfecta, ¿no? Ésa entre el peregrino y el camino. Sin duda es una cosa hermosa, el camino. Se extiende lejos de ti. Te conduce hasta el oro real: mira cómo brilla. Y sólo pide una cosa. Que resulta ser precisamente aquello que anhelas dar. Das un paso al frente. Te estremeces en la luz. No queda nada en ti salvo el deseo de esa economía de acción perfecta, usando todo el corazón, sin residuos, sin ningún error: camino. Sería tan simple como el agua, ¿no? Si existiera tal cosa como una simple acción para animales como nosotros. —Anne Carson, Tipos de agua.
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ulkaralakbarova · 4 months ago
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In Victorian England, a master criminal makes elaborate plans to steal a shipment of gold from a moving train. Credits: TheMovieDb. Film Cast: Edward Pierce: Sean Connery Robert Agar: Donald Sutherland Miriam: Lesley-Anne Down Edgar Trent: Alan Webb Fowler: Malcolm Terris Sharp: Robert Lang Clean Willy: Wayne Sleep Burgess: Michael Elphick Elizabeth Trent: Gabrielle Lloyd Emily Trent: Pamela Salem Barlow: George Downing Harranby: James Cossins McPherson: John Bett Station Despatcher: Peter Benson Maggie: Janine Duvitski Trent’s Butler: Brian de Salvo Judge: André Morell Prosecutor: Donald Churchill Captain Jimmy: Brian Glover Connaught: Noel Johnson Putnam: Peter Butterworth Burke: Patrick Barr Lewis: Hubert Rees Woman on Platform: Agnes Bernelle Rail Guard: Joe Cahill Chaplain: Cecil Nash Emma Barnes: Susan Hallinan Ratting Assistant: Oliver Smith First Pickpocket: John Altman Second Pickpocket: Paul Kember Third Pickpocket: Geoff Ferris Woman on Strand: Jenny Till Urchin on Strand: Craig Stokes Policjant na stacji przy moście londyńskim: Frank McDonald Film Crew: Novel: Michael Crichton Original Music Composer: Jerry Goldsmith Editor: David Bretherton Producer: John Foreman In Memory Of: Geoffrey Unsworth Camera Operator: Gordon Hayman Production Design: Maurice Carter Art Direction: Bert Davey Costume Design: Anthony Mendleson Makeup Artist: Basil Newall Music Editor: Michael Clifford Assistant Director: Anthony Waye Casting: Mary Selway Hairstylist: Elaine Bowerbank Set Dresser: Hugh Scaife Wardrobe Master: Rebecca Breed Executive Producer: Dino De Laurentiis Still Photographer: Laurie Ridley Action Director: Dick Ziker Draughtsman: Jim Morahan Movie Reviews: Wuchak: _**Robbing a train of a shipment of gold in Victorian England**_ Written/directed by Michael Crichton and released in 1978/79, “The Great Train Robbery” was loosely based on the real-life Great Gold Robbery of 1855 that took place in England. Sean Connery plays the mastermind, Lesley-Anne Down his girlfriend and Donald Sutherland a safecracker with whom they team-up. I generally don’t like caper films because the protagonists are criminals, but Crichton wisely makes the characters played by Connery and Sutherland likable rapscallions; meanwhile Down is babelicious, in particular in her jaw-dropping first scene. Crichton intentionally made the movie more farcical compared to his novel and I appreciated the wit and low-key humor. I didn’t expect to like this movie, but it won me over. The film runs 1 hour, 51 minutes, and was shot primarily in Ireland (Dublin, Bray, Cork & Moate), but also Pinewood Studios, England. GRADE: B-/B JPV852: Seen this once before many years ago but decided to check out the new Blu-ray from Kino Lorber. A solid heist-thriller though what struck me was these thieves were stealing gold meant for British soldiers, so not exactly stealing from some corporation, and our lead played by Sean Connery had no issue murdering a guy. Even so, still found it entertaining and some suspense-filled scenes, among them a great sequence with Connery on top of a moving train. **3.75/5**
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wingzemonx · 5 months ago
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Resplandor entre Tinieblas - Capítulo 157. Acción de Gracias (III)
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Resplandor entre Tinieblas
Por WingzemonX
Capítulo 157. Acción de Gracias (III)
Adrián llegó a New York un poco después del mediodía. El aeropuerto era un caos debido a toda la gente que arribaba al mismo tiempo por las fiestas, pero se las arregló para pasar desapercibido y subirse a un taxi que lo llevara directo a su departamento.
En cuanto Neff y Lyons les confirmaron que Damien estaba a salvo y de camino a Chicago, Adrián y Ann acordaron moverse; él de regreso a su casa con su madre y su hijo, y ella se encaminaría a Los Ángeles para ver a Verónica. Todo tenía que volver a la aparente normalidad lo antes posible, en especial cuando aún los acontecimientos de lo ocurrido en aquella base militar no se hubieran hecho públicos.
Pero independientemente de ello, Adrián ansiaba poder dejar todo ese asunto atrás, aunque fuera un par de días. Ya había cumplido con su deber con la Hermandad y con Damien; ahora le tocaba enfocarse en su madre. Luego de esperar tantos años para reunirse de nuevo con ella, se lo había ganado.
Al ingresar por la puerta principal del departamento, lo primero que lo recibió fue el delicioso aroma de la comida. Lo más seguro es que Gilda les hubiera preparado para cenar, pese a que usualmente se tomaba ese día libre. Dejó entonces su maleta un momento en vestíbulo y, sin anunciarse, se encaminó hacia la cocina. Esperaba poder dar la sorpresa de su llegada, pero el sorprendido terminó siendo él en cuanto echó un vistazo a la cocina y, además de Gilda frente a la estufa, vislumbró a alguien más.
Rosemary Riley, envuelta en una gruesa bata blanca de lana, y con su cabello canoso atado en una cola, estaba de pie a un lado, canturreando en voz baja, mientras cortaba con un cuchillo pedazos del pavo rostizado que tenían sobre la encimera de la cocina. Adrián se quedó atónito, tanto que fue incapaz de decir nada para hacer notar su presencia. Igual no fue necesario, pues en algún momento su silueta fue visible para Rosemary por el rabillo del ojo. La mujer se giró hacia él, y le sonrió ampliamente con alegría.
—Hey, miren quién está aquí —pronunció Rosemary con júbilo, dejando el cuchillo de lado por un momento, y acercando una servilleta para limpiarse las manos.
—Mamá —masculló Adrián, despacio—. ¿Estás…?
—¿De pie? —le complementó Rosemary, riendo divertida. Se acercó entonces una andadera de aluminio que tenía a un lado, y la usó como apoyo para así aproximarse hacia su hijo con paso lento, arrastrando un poco los pies—. Parece que la terapia física está dando resultado. ¿No es genial?
Adrián no supo qué decir. Ann le había mencionado algo sobre que en efecto su madre estaba respondiendo bien a la terapia, pero no se había imaginado poder verla levantada de la cama tan pronto. Si no conociera las circunstancias reales tras el malestar de su madre, incluso se atrevería a decir que se trataba de un milagro.
Rosemary se acercó lo suficiente a él para colocar una mano sobe su mejilla y luego inclinarse para darle un beso en la otra. Adrián se agachó un poco para facilitárselo. La sensación de sus labios contra su piel resultó más cálida de lo que se había imaginado.
—Pero no te acostumbres —indicó Rosemary justo después, con voz cansada—. Creo que ya he gastado mi cuota de hoy. Te dejó el resto, Gilda —indicó con tono vivaracho, al tiempo que se encaminaba hacia la mesa del comedor para sentarse.
—Tranquila, señora —respondió el ama de llaves desde la cocina—. Esto ya casi está terminado.
Adrián se apresuró para ayudar a su madre a sentarse, jalando una silla hacia atrás y tomándola del brazo para que se apoyara en él mientras bajaba lentamente hacia el asiento.
—Deberías estar descansando —señaló Adrián, rozando peligrosamente el regaño.
—¿Cuarenta años te parecen poco descanso? —bromeó Rosemary, y Adrián no pudo evitar reír un poco también. Al menos parecía que estaba de bastante mejor humor, y eso era bueno.
—Rosemary me estaba ayudando con los últimos toques para la cena —indicó Gilda, saliendo de la cocina con un tazón de puré de papa en una mano y una salsera en la otra, para colocarlas en el centro de la mesa—. Así que se puede decir que esto tendrá un poco de amor de mamá.
—Gracias por quedarte a preparar esto, Gilda —mencionó Adrián, genuinamente agradecido.
—No digas nada —respondió el ama de llaves con una sonrisa relajada—. Es un placer cooperar para que su primer Día de Acción de Gracias luego de tanto tiempo sea memorable.
Salió de la cocina poco después con más platos que contenían los diferentes acompañantes, siendo lo único que faltaba el pavo, que ya estaba listo en la cocina para que se sirvieran lo que quisieran. Una vez todo lo demás estuvo en la mesa, se retiró rápidamente el delantal y lo dejó sobre el respaldo de una de las sillas.
—Pero ahora sí debo retirarme, porque mi familia me está esperando —indicó Gilda con apuro en su voz.
—Muchas gracias por todo —masculló Rosemary—. Espero que la pases bien con tu familia.
—Igualmente. Nos vemos el lunes, y coman rico.
Gilda se dirigió presurosa hacia la puerta, ante la mirada atenta de Adrián y Rosemary. Cuando escucharon la puerta cerrarse detrás de ella, Adrián volvió su atención una vez más hacia su madre.
—¿Y Sebastián?
—En su cuarto, estudiando. Es un niño muy aplicado; en eso también me recuerda a ti. Apropósito, ¿cómo te fue con lo que tenías que atender?
—Todo salió bien —declaró Adrián, asintiendo.
—Gracias a Dios —exclamó Rosemary en alto, y la mención ciertamente destanteó un poco a Adrián; difícilmente algo de lo ocurrido involucraba a Dios—. Ann se fue esta mañana —mencionó Rosemary justo después.
—Sí, lo sé. Ella también tenía asuntos que atender.
—Es una mujer adorable —profirió Rosemary, esbozando una sonrisita socarrona—. Pudimos hablar un poco mientras estuvo aquí. Me habló de su negocio, de la muerte de su esposo y de su hijastro... Pero con lo que se portó un poco evasiva, fue cuando le pregunté cómo es que ustedes dos se conocieron.
Adrián carraspeó un poco antes de responder.
—Por negocios, principalmente.
—Sólo negocios, ¿eh? —susurró Rosemary, asintiendo lentamente.
Adrián dejó escapar un largo suspiro.
—Mamá, escucha —pronunció con seriedad—. Ann y yo…
Antes de que terminara su frase, Rosemary alzó una mano hacia él, indicándole que parara.
—No tienes que decirme nada si no te sientes listo. Pero no me mientas.
Había severidad en sus palabras, pero también un notorio cariño imposible de ocultar; dos ingredientes siempre presentes en cualquier madre, concluyó Adrián. Y no puedo evitar reír un poco ante tal idea.
—Te extrañé mucho —musitó el hombre de barba anaranjada, observándola atentamente con una c��ndida sonrisa, que Rosemary no tardó en corresponderle.
—Ven acá —indicó la mujer extendiéndole los brazos. Adrián se aproximó a ella sin dudarlo, y la estrechó en un fuerte abrazo. De nuevo, el calor que le provocaba su cercanía lo tomó por sorpresa.
¿Por qué no sentía lo mismo con quién, supuestamente, era su hija biológica?
En el momento en el que se separaron, ambos notaron por el rabillo del ojo como la pequeña figura de Sebastián ingresaba en el área del comedor. Estaba vestido bastante formal para un niño de su edad, saco negro y pantalones grises, e incluso corbata. Debajo su brazo traía un folder color beige. Al posar su mirada en Adrián, no pareció particularmente sorprendido con verlo ahí.
—Hey, amigo —le saludó Adrián con cordialidad—. ¿Listo para cenar?
—Sí —respondió el niño sin más. Se aproximó a la silla más próxima y se sentó en ella, dejando la carpeta que traía en la mesa a su lado.
—¿Por qué no le muestras a tu papá en lo que estuviste trabajando mientras no estaba? —comentó Rosemary, con tono de complicidad.
Aquello atrajo la curiosidad de Adrián.
—¿Qué es?
—Una composición para el violín —señaló Sebastián, y sacó entonces del interior de la carpeta unas cuantas hojas de partituras—. Pero no está terminada.
—¿Una composición? —exclamó Adrián, sorprendido—. ¿Hecha por ti?
—Te lo dije, es un niño muy aplicado —expresó Rosemary con orgullo—. Pero mejor dejemos eso para después de comer. Déjenme les sirvo…
Rosemary hizo en ese momento el inicio de un intento para levantarse, pero Adrián se apresuró a detenerla antes de que lo concretara.
—No, no te levantes. Yo me encargo.
Adrián se dirigió  a la cocina, y él mismo se dispuso a sacar tres platos, y a servirle en cada uno una buena porción de carne de pavo y relleno. Igualmente tomó tres vasos, y sirvió en cada uno un poco de sidra de manzana sin alcohol. Mientras se encargaba de todo eso, a sus oídos llegaban rastros de las palabras y risas provenientes del comedor; tanto de Rosemary como, para su sorpresa, del propio Sebastián, que solía la mayor parte del tiempo ser bastante serio y callado.
Cuando Adrián volvió al comedor, tras haber traído los platos y los vasos con sidra en tres viajes, su sonrisa alegre debió ser bastante evidente en su rostro, pues en cuanto se sentó en la cabecera de la mesa, notó como su madre lo observaba con atención.
—¿Qué pasa? —preguntó Rosemary, curiosa.
—Nada —respondió Adrián, negando con la cabeza—. Sólo pensaba en que fue un año complicado, pero justo ahora tengo mucho por lo cual estar agradecido.
—Yo igual —indicó Rosemary con alegría, atreviéndose en ese momento a estrechar con delicadeza la mano de su hijo entre sus dedos—. ¿Y tú, Sebastián? —preguntó a continuación, girándose hacia el joven muchacho sentado delante de ella.
—Supongo que sí —respondió Sebastián con emoción moderada, encogiéndose de hombros.
—Comamos entonces —exclamó Rosemary con entusiasmo—. ¿Quieres dar la bendición, Andy? —propuso con emoción, mirando a su hijo.
La repentina pregunta tomó por sorpresa tanto a Adrián como a Sebastián, que se miraron el uno al otro, sin decir nada. Rosemary los miró a ambos, y sin lugar a duda detectó ese titubeo entre ambos. Pero en lugar de cuestionarles al respecto, dio un paso en otra dirección.
—Yo lo haré, descuiden —indicó rápidamente con convicción. Juntó sus manos delante de ella en posición de rezo, y cerró los ojos. Adrián y Sebastián la imitaron, aunque el niño claramente vaciló al hacerlo, pero por suerte para ese momento Rosemary tenía ya los ojos cerrados para notarlo—. Bendice Señor estos alimentos que vamos a consumir gracias a tu bondad. Oh Dios Todopoderoso, da pan a los que tienen hambre, y hambre de Dios a los que tienen pan…
— — — —
Una vez que la mesa estuvo servida con todo lo que habían preparado para él, Damien le indicó a toda la servidumbre que seguía en la casa que podían retirarse. O, más bien, les exigió que se fueran en ese mismo instante y lo dejaran solo. Y aunque un par de las sirvientas insistieron en quedarse por si se le ofrecía cualquier otra cosa, Damien fue aún más contundente con su orden, y a ninguno le quedó más que acatarla sin chistar más.
Aquello, por supuesto, no se debía a un acto de bondad por parte de Damien para que fueran a cenar con sus familias, y disfrutar lo que quedara de la noche, ni mucho menos. En realidad, lo único que deseaba era tener la casa sólo para él; en especial sin ojos indiscretos mirando sobre su hombro, esperando ver qué podían hacer para complacerlo. Ya tendría oportunidad de lidiar con eso, e incluso de volver a disfrutarlo. Pero de momento no era lo que apetecía.
Una vez que todos se fueron, se dirigió al comedor, y caminó con paso cauteloso a lado de la larga mesa, como si recorriera la galería de algún museo. Sólo que aquello por lo que recorría su mirada no eran obras de arte o reliquias antiguas, sino los diferentes platillos dispuestos en la mesa sólo para él.
Las cocineras se habían esmerado, a pesar de que todo era para sólo una persona. Había pavo, por supuesto, aunque uno tan pequeño como un pollo rostizado; no se le ocurría dónde podrían haber encontrado algo así, y se cuestionó si acaso no sería algún otro tipo distinto de ave. Había relleno, puré de papa, salsa de arándano, pan, algo de ensalada, sidra de manzana, y hasta un pastel de calabaza como postre. Habían colocado también a lo larga de la mesa unos candeleros con velas rojas encendidas como decoración, y un adorno en el centro de la mesa con flores otoñales y calabazas.
Todo muy bonito y muy detallado. Se cuestionó si acaso había surgido por iniciativa propia de los sirvientes, o quizás Paul los había incitado a hacerlo. Como fuera, era claro que alguien quería congraciarse con él, algo que no tenía muy claro cómo debía digerir.
Se dirigió al puesto justo a la cabecera de la mesa, y comenzó a servirse sin mucho apuro un poco de cada cosa en su plato, así como sidra en una copa de cristal. Tomó asiento en la silla, miró un instante el plato delante de él, y luego alzó su mirada pensativa hacia la larga mesa, totalmente vacía salvo por él. Y la mesa no era lo único; toda la casa entera estaba tan sola y silenciosa, que a Damien incluso le parecía escuchar las paredes viejas crujir, el tic tac del viejo reloj del salón principal, y quizás incluso los pasos de algún escurridizo ratón moviéndose entre las paredes. Pero fuera de eso, nada más.
Damien cerró un momento sus ojos cansados, y al abrirlos de nuevo un recuerdo de un tiempo atrás se materializó frente a él. Recuerdo de un momento en el que esa misma mesa estuvo mucho más concurrida. Y en lugar de ese profundo y melancólico silencio, las voces de la charla y las risas eran las que reinaban.
Del lado derecho de la mesa, pudo ver sentados a unos jovencitos Mark y Damien; del lado izquierdo, se encontraban Ann, su tío Richard, e incluso la tía Marion también había venido de visita ese año. El banquete servido en la mesa era aún más espectacular y variado.
—Esperen, esperen —decía Ann con tono de regaño, extendiendo sus manos en señal de alto hacia Damien y Mark. Como los dos jovencitos en crecimiento que eran, estaban más que dispuestos a clavar el diente en cuanto la comida estuvo servida en su plato—. Bajen esos tenedores, ahora. ¿Acaso se les olvida que tenemos que decir primero por qué estamos agradecidos?
—Oh, vamos —exclamó Mark con tono quejumbroso—. Muero de hambre, con un demonio.
—Oye, cuida tu boca —le reprendió su padre con severidad.
—Lo siento —masculló el pequeño Mark, agachando la mirada, apenado.
—No pasa nada —se apresuró Ann a indicar con una radiante sonrisa—. Sólo será un segundo, y luego podrán comer lo que quieran. ¿A alguien le gustaría empezar?
—¿Por qué no lo haces tú?, si tanto insistes —soltó la tía Marion con ligero desdén, volteando hacia otro lado como si en realidad el comentario no fuera dirigido a nadie en especial.
Ann no se lo tomó a mal, y en lugar de eso le tomó la palabra.
—Bueno, yo definitivamente estoy muy agradecida por este año lleno de bendiciones que hemos tenido, y por el hecho de que todos estemos aquí, juntos y sanos. Y por lo guapos y grandes que están creciendo mis dos muchachotes. Y… creo que eso es todo, en resumen.
—Original —ironizó tía Marion con una sonrisa burlona, que se ganó una mirada de reprobación por parte de Richard. Éste carraspeó un poco, y tomó de inmediato el relevo.
—Yo estoy muy agradecido por el buen año que tuvo la empresa; tercer año consecutivo con el mejor crecimiento y metas superadas, y vamos por más. Pero también estoy orgulloso de lo bien que se han aplicado mis dos chicos —añadió mirando fijamente a Mark y Damien delante de él—, y que el año que viene ambos asistirán a Davidson. ¿Emocionados por ello? —preguntó con marcada emoción. Damian y Mark se miraron entre sí, y se limitaron luego a sólo sonreír y asentir—. Les encantará. Nuestra familia tiene un largo legado en esa institución. Recuerdo claramente mi primer día…
—Cielo —masculló Ann, colocando una mano sobre la suya. En su mirada le decía claramente que ese no era el momento.
—Claro, lo siento —masculló Richard, un poco sonrojado—. Bueno, será una buena experiencia, ya verán. ¿Tía Marion? —susurró girándose a ver a la mujer sentada a su lado—. ¿Tú por qué estás agradecida?
La mujer alzó su mirada fría y dura hacia él, y luego la recorrió por toda la mesa. Intentó suavizarla, sin embargo, en cuanto miró a Mark, y entonces esbozó una sonrisa más cándida.
—Yo también estoy orgullosa de todos tus logros, Mark —indicó con júbilo en la voz—. Y aunque no comparto del todo el gusto de los hombres Thorn por las academias militares, sé qué harás un excelente papel. Y que te convertirás en un extraordinario muchacho, como tu padre o tu abuelo. O, como yo espero, mucho mejor. Así que estoy agradecido por ti, muchacho.
—Gracias, tía Marion —masculló Mark, sonriendo apenado.
—¿Y Damien? —cuestionó Ann con ligera severidad—. También estás orgullosa de él, ¿verdad?
Marion giró su atención hacia el muchacho sentado a un lado de Mark, y su expresión entera se agrió al instante; ni siquiera pareció intentar disimular su descontento.
—Claro —susurró despacio, aunque las palabras parecieron casi atragantarse en su garganta—. Tú también lo has hecho muy bien.
Y eso fue todo lo que dijo, y Damien en realidad no esperó nada más. Tampoco es que él le hubiera contestado nada. Sólo le sonrió, de la forma más falsa que pudo; tanto como sus elogios.
—Yo sigo —se apresuró Mark a pronunciar para sorpresa de todos. Damien lo miró, un poco confundido por su entusiasmo tan repentino—. Yo estoy agradecido por tener a toda mi familia junta aquí conmigo. A mi papá, a Ann que es como mi mamá, a mi tía Marion, y en especial a mi primo Damien. —Se giró hacia él, sonriéndose de forma amable—. Que es como mi hermano.
Aquello tomó por sorpresa al joven Damien, tanto así que le tomó un rato poder reaccionar. Pero cuando lo hizo, su impulso fue reír de forma indiferente al comentario, como si no le importara, y luego darle un pequeño empujoncito en el brazo.
—No te pongas sensible conmigo —masculló jugando al tiempo que lo empujaba. Mark y rio y lo empujó de regreso.
—Niños, no jueguen así —les regañó Ann—. Fue unas palabras muy bonitas, Mark —le indicó Ann, felicitándolo—. Ahora tú, Damien —señaló a continuación, mirando al último miembro de la familia en la mesa.
Damien se apoyó contra el respaldo de su silla, y miró reflexivo hacia el techo sobre él. ¿Por qué estaba agradecido? Esa era una pregunta complicada para un niño como él. Podría decir lo mismo que todos los demás dijeron, y de seguro eso era lo que esperaban que dijera; familia, salud, prosperidad, logros académicos y laborales… Pero debía haber algo más; algo por lo que él realmente se sintiera agradecido.
Tras un rato de meditarlo, bajó de nuevo su mirada hacia la mesa, y se apoyó en ésta, inclinando su cuerpo hacia adelante.
—Estoy agradecido de ser un Thorn —dijo de pronto con asombrosa convicción al hacerlo—. De estar en esta cómoda casa, y ante esta deliciosa comida que ruega porque la comamos de una maldita vez. Agradecido por todas las cosas que tengo; mi cama de sábanas cómodas, mi computadora, mi teléfono, mi televisión… Y, más que nada, que todos ustedes me hayan abierto las puertas de sus vidas para hacerme parte de ellas… No, eso sonó demasiado cursi —exclamó con expresión de asco, agitando una mano en el aire—. Olviden que dije eso. Lo cambio a que estoy agradecido porque mañana no hay clases.
—Damien —pronunció Ann con mirada de regaño, pero en su voz era incapaz de ocultar la diversión que acompañaba a sus palabras—. Te aseguro que nosotros estamos muy agradecidos de que te hayas vuelto parte de nuestra familia.
Richard sonrió y asintió, y Mark le colocó una mano reconfortante en su hombro. Los hombres Thorn claramente eran más reservados con sus sentimientos, pero no inmunes a estos. Damien sonrió complacido.
Al parpadeo siguiente, aquella ilusión de su recuerdo se esfumó sin más, dejando ante él de nuevo la mesa vacía.
Ni siquiera estaba seguro si aquello había ocurrido realmente, o si había ocurrido de esa forma. Pero se dio cuenta rápido que, en realidad, no importaba. Mark, su tío Richard, la tía Marion; todos ellos estaban muertos. Y él, en realidad, nunca había sido un Thorn. Todo eso no había sido más que una sarta de mentiras para complacer a los otros. Y, quizás en el fondo, para todas las familias era lo mismo.
Tomó su copa de sidra, la alzó en alto hacia la habitación vacía, y pronunció en alto:
—Feliz Acción Gracias…
Bebió entonces un sorbo de sidra, y pasó de inmediato a comer, dejando de lado el mar de los recuerdo de momento.
— — — —
Abra se sentó a mitad de las escaleras que llevaban a la planta alta de la residencia Honey, con el teléfono de Sarah en sus manos, y el rostro de Terry ocupando toda la pantalla del dispositivo por la videollamada. Ambas chicas no ocultaron ni un poco su alegría de ver a la otra, y en especial verla sana y salva. Tras unos saludos iniciales, buenos deseos por la fechas, y un intercambio de teléfonos y contactos que dadas las circunstancias no pudieron hacer cuando estuvieron juntas en Indiana, pasaron a hablar rápidamente de los diferente temas que las atañía a ambas.
Terry quiso saber a detalle todo lo que había ocurrido allá en Los Ángeles. Abra le pasó a contar de manera resumida lo ocurrido, al menos de lo que ella tenía pleno conocimiento; esperaba que no hubiera ningún agente del FBI espiando su llamada, porque algunas de esas cosas eran bastante incriminatorias. Le contó de Charlie y Kali, del tiempo que viajaron juntas, como vigilaron a Thorn varios días, hasta incluso seguirlo a una fiesta. Los detalles sobre el día final, decidió guardárselos lo más posible; en especial no quería hablar de la muerte de Kali, o volver a explicar sobre el Nudo Verdadero y la presencia de esos dos individuos que los habían atacado.
Lo que sí le contó fue sobre su herida, la cual Terry, por algún motivo, le insistió que le enseñara. Abra lo consideró un poco raro, pero igual lo hizo; se levantó un poco su suéter y blusa, dejó que la cámara del teléfono enfocara en vendaje que cubría su costado. No podía enseñarle lo que se ocultaba debajo, pero esa simple vista fue suficiente para que Terry sintiera ella misma el dolor que de seguro debía sentir.
La hija de Eleven pasó a contarle un poco cómo fueron las cosas de su lado cuando su madre y el tío de Abra despertaron, incluyendo por encima además el descontento de su padre. Y, sobre toda las cosas, lo que Terry más buscaba con esa llamada era justamente agradecerle a Abra todo lo que había hecho. Cosa que tomó bastante por sorpresa a la joven de New Hampshire.
—¿Agradecerme? —masculló Abra, confundida—. Yo no creo haber hecho nada que sea digno de agradecimiento. De hecho, siento que sólo arruiné todo.
—Claro que no —declaró con Terry con ferviente convicción—. Mi madre me lo dijo, que tú lograste herir a ese idiota con tus poderes. Y gracias a eso tu tío y ella lograron despertar.
—Sí, ella mencionó algo parecido —musitó Abra, insegura—. Pero, no sé… No estoy muy segura de haber logrado algo en realidad.
—Yo sé que sí. Tus poderes son extraordinarios, lo pude ver yo misma. Ni en un millón de años llegaré a estar a un nivel como el tuyo.
—Tampoco es que yo haya elegido ser así, o haya hecho algo para tener estos poderes —pronunció Abra, encogiéndose de hombros—. Sólo pasó. Así que tampoco lo consideró un logro del cual sentirse orgullosa.
—Esa negatividad no me agrada —exclamó Terry con falso tono de regaño—. Las cosas no “sólo pasan” y ya; lo creo firmemente.
Abra resistió el impulso de indicarle que a veces las cosas sí pasaban sólo porque sí, sin ningún motivo mágico. Aunque debía admitir que la forma en la que se habían dado todas esas cosas esas semanas, era sospechosa. La manera en la que todos ellos se habían interconectado y encontrado; similar a la forma en la que su tío Dan y ella lo habían hecho años atrás. Quizás en efecto el Resplandor tenía formas curiosas de hacer las cosas.
—Como sea —pronunció Terry tras un rato—, lo bueno es que ese mequetrefe ya no es una amenaza.
—Terry… la verdad es que yo no estoy tan segura de eso —susurró Abra despacio con voz enigmática.
—¿De qué hablas? —masculló Terry, confundida—. Mi madre dijo…
—Sé lo que dijo —le cortó Abra, un poco tajante—. No sé cómo explicarlo, pero lo siento. Damien aún está ahí, y está bastante vivo y consciente. Y no se ha olvidado de mí, ni de ningún de nosotros. No sé cómo lo sé, pero es así. Creo que cuando chocamos nuestras mentes la última vez, pude haber abierto una puerta entre ambos. He tenido algunos sueños donde lo veo a él, o más bien escenas de su pasado. Como recuerdos de hace años.
El rostro de Terry reflejó absoluta perplejidad ante lo que escuchaba, y fue evidente también que de entrada no supo qué debía responderle. Abra se sintió un poco culpable. No era que esperase que ella le resolviera sus dudas de alguna forma; sólo quería poder desahogarse y expresar en voz alta lo que sentía. Estaba justo por decirle eso, cuando ella se le adelantó y dijo:
—¿Has hablado de esto con mi mamá?
—Sí, pero no le dio importancia —indicó Abra con cierta amargura—. Está convencida de que Damien está encerrado en algún sitio seguro, y por lo pronto no es una amenaza.
—Si ella lo dice, puedes creerle. Mi madre sabe bien cómo hace las cosas.
—Supongo —masculló Abra, no sonando muy convencida. Pero igual intentó de alguna forma darle algún tipo de cierre a la discusión—. Quizás todos tengan razón, y esto en verdad ha acabado.
—Yo estoy segura que sí —declaró Terry, optimista—. Ya verás, todo saldrá bien. Y espero poder volver a verte pronto. Quizás puedas volver algún día para acá, y yo ir a visitarte a New Hampshire.
—Eso me encantaría —respondió Abra, esbozando una sonrisa sincera—. Aunque no hay mucho que ver en dónde vivo. Pero quizás podamos hacer una escapada a Boston, o incluso New York.
—Eso suena divertido —indicó Terry, pero casi de inmediato puso cara de arrepentimiento—. Mi hermana vive en New York. Quizás ella pudiera hospedarnos unos días, en lo que…
Su frase quedó sin terminar en el momento en el que una voz de fondo la llamó, aunque Abra no fue capaz de escuchar bien lo que decía.
—Sí, ya voy —pronunció Terry en alto, girándose a mirar sobre su hombro. Se volvió justo después de nuevo hacia la cámara—. Debo colgar. Seguimos en contacto, ¿de acuerdo?
—Es una promesa —pronunció Abra, siendo ahora ella la optimista—. Hasta luego.
Abra dejó escapar un pequeño suspiro una vez la videollamada terminó. Le gustó volver a hablar con Terry, aunque de cierta forma fuera otra persona más que le decía que debía dejar todo ese asunto de lado y volver a casa. Ojala fuera tan sencillo como todos decían…
Tras unos segundos logró recuperarse. Se puso de pie y bajó rápidamente las escaleras. Ya en el vestíbulo, se cruzó convenientemente con Sarah, justo la persona la que iba a buscar.
—Aquí tienes, muchas gracias —indicó cordial, extendiéndole de regreso su teléfono, el cual ella recibió sin chistar.
—No hay de qué. ¿Pudieron hablar de lo que querían?
—Sí, se podría decir que sí. Terry propuso irnos de viaje a New York, y que tú nos hospedarías sin costo, y con comidas incluidas —bromeó Abra.
—Ajá —masculló Sarah, entornando los ojos—. Si acaso “sin costo” significa que me limpiarán mi departamento y lavarán mi ropa todos los días, y “comidas incluidas” que ustedes se cocinarán solas, entonces podemos discutirlo.
Abra rio divertida, pero Sarah no parecía compartir del todo su humor.
Danny entró en ese momento al vestíbulo y se le aproximó, por lo que Sarah optó por disculparse y seguir su camino hacia la sala, que era a dónde se dirigía originalmente.
—¿Estás bien, enana? —le preguntó su tío.
—Ya no soy tan enana, ¿sabes? —le respondió Abra tajante, cruzándose de brazos—. Y sí, estoy bien. Me gustó volver a hablar con Terry. Espero que la siguiente vez que nos veamos no haya ningún familiar en coma.
—Hablando de familia, tu madre me habló —informó Danny—. Tu padre ya aterrizó, y quiere que nos veamos con ellos en el hotel. Así que es hora de irnos.
—¿Tan pronto? —exclamó Abra, inconforme—. Si apenas acabamos de llegar.
—¿Qué dices? —dijo Danny, divertido—. Llevamos ya un par de horas aquí, y es lo que le prometiste a tu madre que tardaríamos.
—Ah, ¿sí? —susurró Abra, sorprendida. Sacó en ese momento su teléfono para ver la hora, y en efecto la afirmación de su tío no estaba muy apartada de la realidad. Al parecer el tiempo se había ido volando sin que se diera cuenta.
—¿Ya se van? —escucharon preguntar a Cole, que venía desde la sala en su dirección—. ¿Por qué no se quedan un poco más? Al menos hasta que Matilda y Samara lleguen para que las saluden.
—Sí, tío —musitó Abra, suplicante—. Sólo un poco más.
Dan suspiró y pasó una mano por sus cabellos. Se sentía sin lugar a duda acorralado entre complacer a su sobrina, o complacer a su hermana. Y ninguna de las dos resultaba sencilla en ese ámbito.
Pero el destino parecía estar su lado, pues en ese mismo instante la puerta principal cerca de ellos se abrió, jalando la atención de los tres. Del otro lado aparecieron justo Matilda y Samara, que se detuvieron un instante al ver a los tres al pie de las escaleras, y mirando en su dirección.
—Buenas tardes —saludó Matilda con discreta cordialidad, al tiempo que cerraba la puerta detrás de ella.
—Justo de quienes estábamos hablando —indicó Cole con entusiasmo, confundiendo un poco a las recién llegadas.
—Ah, ¿sí? —masculló Matilda dubitativa, pero decidió no darle mayor importancia—. Sr. Torrance, Abra. Un gusto verlos —indicó al tiempo que se aproximaba hacia ellos. Estrechó la mano de Dan, y luego pasó a darle un discreto abrazo a Abra.
—Igualmente, Dra. Honey —masculló la joven con alegría.
—¿Cómo sigues de tu herida?
—Bastante mejor. ¿Y la suya?
—Ya está bien —indicó la psiquiatra, tocándose el hombro con una mano.
Samara se aproximó en ese momento, parándose a un lado de Matilda. Su presencia repentina tomó un poco desprevenida a Abra, que se sobresaltó por mero reflejo en cuanto la vio, sin ningún motivo consciente. Intentó, sin embargo, mantener la calma lo mejor posible y no dejar tan en evidencia su reacción.
—Hola, Samara —musitó despacio, agitando una mano.
—Hola —le respondió ésta con su habitual estoicidad.
—Te… cortaste el cabello, ¿eh? Se ve bien.
—Gracias.
—¿Un cambio de look? ¿Por algún motivo en especial?
—Tal vez…
Abra asintió lentamente, y se quedó al instante sin idea de qué más decir. La incomodidad que esa niña le provocaba le era aún muy confusa.
—Te queda bien —comentó Cole con mayor entusiasmo—. Te da personalidad.
Samara volteó a verlo, y le sonrió levemente como respuesta.
—Lamentamos no poder quedarnos más —intervino Danny—. Pero tenemos que reunirnos con los padres de Abra para cenar.
—Sí, lo entiendo —masculló Matilda, apenada—. Lamento haberme tardado tanto; tenía un asunto que atender, y no podía esperar. Pero me alegra que estén bien. Y Abra, fue un placer verte. Y espero podamos reunirnos en mejores circunstancias muy pronto.
—Lo mismo digo —respondió la joven, sonriendo—. Y lo más probable es que tarde o temprano tenga que ir a terapia por todo esto, y por otras cosas; así que guardaré su tarjeta.
—Abra —musitó Danny con ligera desaprobación por su comentario, pero igual rio junto con ella—. Que pasen buena noche. Despídanos de la Sra. Wheeler, por favor.
—Vayan con cuidado.
Ambos se encaminaron hacia la puerta principal. Matilda, Cole y Samara los despidieron desde el marco de la puerta, viendo como avanzaban hacia la acera.
—¿Tú cómo estás? —le preguntó Cole a la recién llegada, una vez que la puerta se cerró una vez más—. ¿Cómo te fue con… ese asunto?
—Sí, Matilda —intervino alguien más antes de que pudiera responder. Los tres se giraron, y miraron a Eleven entrando ahora al vestíbulo desde la sala, caminando hacia ellos apoyada en Sarah—. ¿Cuál fue el asunto que te tuvo entretenida casi todo el día?
—Hola, Eleven —le saludó Matilda, ligeramente nerviosa—. ¿Cómo estás?
—De una pieza —respondió El rápidamente—. ¿Entonces?
—¿Es que acaso por una vez no lo sabes todo? —indicó Matilda con tono burlón, cruzándose de bazos.
—No seas condescendiente conmigo —le respondió Eleven con voz sólo un poco afilada.
Matilda dejó escapar un suspiro, y respondió sin más.
—Fui a ver a mi padre a prisión.
El comentario causó una reacción de marcado pasmo tanto en Eleven como en Sarah. Era evidente que entre las posibilidades que habían barajeado, esa no era una de ellas. Privilegio de no haber estado presentes la otra noche durante la visita sorpresa de Michael.
—Oh, entiendo —susurró Eleven, asintiendo.
—Estuvo bien —se apresuró Matilda a aclarar—. O no tan mal como podría haber sido, más bien.
—Yo sé un poco sobre relaciones familiares complicadas —indicó Eleven esbozando una sonrisa un tanto apagada—. Estoy segura de que lo que haya sido, habrá sido para mejor.
—Lo sé —suspiró Matilda—. Pero no se preocupen por eso ahora. Comparado con todo lo demás que nos ha ocurrido estos días, esto es algo insignificante.
—Nada de eso —se apresuró Cole a espetar, sonando casi molesto.
—El detective tiene razón —secundó Eleven—. No haga menos los asuntos y problemas que le angustien en estos momentos, doctora; ni siquiera los pequeños. Como psiquiatra, creo que eso lo sabes bien.
—Bueno —masculló la psiquiatra, encogiéndose de hombros—, a veces ocupamos que alguien nos recuerde lo que en teoría ya sabemos. Por algo los terapeutas también van a terapia.
—¿Y tú lo haces? —preguntó Sarah con curiosidad, arqueando una ceja.
Matilda rio, y sus mejillas se ruborizaron un poco.
—No en este momento —admitió—. Pero quizás también lo vaya a necesitar, pronto.
Todos rieron al instante siguiente, y el aire se aligeró un poco; todos menos Samara, aunque hizo el intento de sonreír, pese a que en el fondo no entendía bien si aquello había sido un chiste o no.
—Bueno, dicho eso —pronunció Eleven, y centró entonces para sus sorpresa la mirada justo en la niña, que respingó un poco al notar esto—. Samara, ¿te molestaría venir conmigo a la mesa del comedor para sentarnos de una vez? —le preguntó, extendiéndole la mano que no sujetaba su bastón—. Necesito hablar contigo de lo que ocurrirá a continuación con tu regreso a casa. Sé que Matilda ya te habrá hablado al respecto, pero hay algunos puntos que deseo tocar contigo directamente.
Samara contempló su mano con ligera desconfianza asomándose por sus ojos. Se giró por reflejo hacia Matilda, en busca de su guía.
—No te preocupes —pronunció Eleven rápidamente al notar su vacilación—. Matilda se reunirá con nosotros en la mesa en un rato más. Pero ahora el Det. Sear y ella tienen que hablar primero de unas cosas.
Aquello tomó a la propia Matilda por sorpresa, y por reflejo se giró a mirar a Cole, cuestionándole con la sola mirada a qué se refería. Éste se limitó a sólo sonreírle y encogerse de hombros. Lo que fuera, de seguro quería en efecto que lo hablaran a solas, e inevitablemente eso le causó una pequeña punzada de preocupación.
—Está bien, pequeña —le indicó con suavidad a Samara, agachándose un poco hacia ella—. Voy en un momento, ¿sí?
Samara asintió, sintiéndose más segura con que Matilda se lo indicara. Tomó entonces la mano que Eleven le ofrecía, y tanto ella como Sarah comenzaron a guiarla en dirección al comedor.
—Qué bonito peinado, por cierto —comentó Eleven mientras se alejaban—. ¿Sabías que en gran parte de mi niñez y adolescencia me tocó llevar la cabeza completamente rapada? Por favor no te lo imagines.
Matilda y Cole permanecieron en silencio, hasta que las voces se alejaron lo suficiente del vestíbulo.
—¿Tenemos que hablar de unas cosas? —preguntó Matilda curiosa, girándose hacia el detective.
—Sí, algo así —masculló Cole, sonando un poco abatido al hacerlo. Recorrió con una mano su nuca de forma nerviosa, y se giró sobre sus pies para comenzar a caminar en dirección a la sala. Matilda lo siguió de cerca—. No es nada grave, en realidad —se apresuró a aclarar—. Solamente que hablé con mi capitán esta mañana, y me pidió… No, más bien me ordenó que haga acto de presencia en la estación el lunes a primera hora, para que hablemos con mayor detalle de… bueno, de todo esto.
Cole se dejó caer de sentón en uno de los sillones, y se giró a mirarla con una de esas sonrisas despreocupadas en los labios, que Matilda había aprendido rápidamente a identificar como no del todo sinceras.
—En pocas palabras, deberé volver a Filadelfia pronto; el domingo, a lo mucho —concluyó Cole con diversión, aunque su mirada no reflejaba el mismo sentimiento.
—Oh —murmuró Matilda, pensativa—. Entiendo. Bueno, sabíamos que pasaría tarde o temprano, ¿no? Ya hiciste más que suficiente por Samara y… por mí. Arriesgaste incluso tu propia seguridad. Es momento de que tú también vuelvas a tu vida normal.
—Con gusto arriesgaría el doble o el triple otra vez por ustedes dos —declaró Cole con asombrosa convicción—. No me importaría perder mis dos piernas, si a cambio pudiera asegurar que ustedes estén bien.
—En verdad procuremos que eso no vuelva a ser necesario —bromeó Matilda. Se aproximó entonces al sillón, y se sentó justo a su lado; quizás bastante más cerca de lo que Cole se esperaba, y eso lo puso un tanto tenso, pero procuró disimularlo—. Igual dentro de poco yo tendré que llevar a Samara de regreso a su casa, y ver qué pasa —indicó Matilda justo después, cruzándose de piernas.
—Sí, Eleven me lo mencionó —asintió Cole—. ¿Y luego de eso? ¿Qué harás?
Matilda se encogió de hombros.
—Si el padre adoptivo de Samara la acepta de regreso, que lo dudo… tendré que aplicar esfuerzo monumentales para asegurar el bienestar de Samara a su lado. Y si no puedo estar segura de ello, moveré cielo y mar para retirarle la custodia. Y todo eso puede tomar bastante tiempo. Pero, si por el contrario la rechaza y desea ya no hacerse cargo de ella, que me temo será lo más probable… entonces intentaré llevar a cabo el proceso de adopción, con el apoyo de la Fundación; otro proceso que también puede tomar su tiempo. Pero lo más grave es que no sé cuál de esos escenarios lastimará más a Samara.
—No podrás protegerla por siempre —indicó Cole con seriedad—. Tendrá que afrontar la verdad sobre sus padres tarde o temprano. Pero al menos, pase lo que pase, te tendrá a ti a su lado para ayudarla a hacerlo. Y tras ese momento rasposo, si todo sale bien, le esperará un brillante futuro contigo.
—Espero que ella lo vea así —suspiró Matilda, claramente ansiosa—. Pero bueno, respondiendo a tu pregunta, lo más probable que tenga que estar en Washington una temporada hasta que todo esto se resuelva, de una u otra forma; quizás hasta fin de año, o más. Luego de eso, volveré a Boston; sola o, como espero que suceda al final, acompañada de Samara.
Cole asintió, indicando que comprendía con claridad el plan, incluso las ramificaciones más complicadas de éste. Carraspeó entonces un poco, se sentó derecho en el sillón, e incluso se atrevió, aunque un poco dubitativo, a apoyar su brazo en el respaldo del sillón, detrás de la espalda de Matilda. Ésta miró de reojo aquel acto, pero no dio indicio alguno de querer detenerlo.
—¿Y… qué significa eso? —preguntó Cole en voz baja, mirándola fijamente—. Para nosotros, quiero decir.
—Nosotros —repitió Matilda despacio, casi como si la palabra le resultara ajena. Carraspeó también, miró un tanto distraída al frente, y con una mano alisó la tela de sus pantalones—. ¿Qué te gustaría a ti que ocurriera con nosotros?
—Lo que tú quieras que ocurra —respondió Cole rápidamente sin pensarlo mucho—. No aspiró a nada más que eso.
—Muy considerado —masculló Matilda, pero no dejaba muy claro si acaso lo decía en serio, o estaba siendo sarcástica—. Bueno… Filadelfia no está muy lejos de Boston, en realidad.
—Cinco horas en carro, un poco menos de una hora en avión —indicó Cole rápidamente—. No es que lo haya revisado.
Matilda rio un poco por la ocurrencia, pero se serenó rápidamente para seguir hablando.
—Supongo que una vez que Samara y yo estemos instaladas, y todo se calme… Quizás podríamos planear algo. Unas pequeñas vacaciones de verdad, esta vez. Y ver qué pasa a partir de eso.
—Suena agradable —susurró Cole, esbozando ahora sí una radiante y sincera sonrisa, de la cuál de inmediato Matilda se sintió contagiada.
Ambos guardaron silencio en ese momento, y se limitaron a sólo mirarse, perdiéndose un rato en los ojos del otro. Qué rápido se habían acostumbrado a esos momentos de silencio en los que ninguno tenía que decir nada, y aun así entender lo suficiente.
En esa ocasión no estuvo claro quien dio el primer paso; quizás fue Cole, quizás fue Matilda. Pero para cuando ambos fueron conscientes, sus rostros ya estaban a medio camino aproximándose al otro. Y en lugar de retroceder, se limitaron a simplemente cerrar los ojos y cortar la distancia que les faltaba. Sus labios llegaron a rozarse sólo un poco, y eso fue suficiente para causar una pequeña chispa de electricidad en ambos. Sin embargo, no pudieron llegar más lejos de eso, antes de que los pasos de alguien entrando a la sala los distrajera.
Ambos se separaron rápidamente por mero reflejo, sentándose derechos y girándose al mismo tiempo hacia la puerta de la sala. Jennifer los miraba desde ahí, paralizada en su lugar en cuanto vislumbró lo que estaba ocurriendo un instante antes de que entrara.  
—Yo… lo siento —susurró Jennifer apenada—. No quería interrumpirles. Sólo venía a decirles que ya está todo servido para comer… pero yo me voy, hagan de cuenta que no estuve aquí.
—No, mamá, alto —exclamó Matilda rápidamente, poniéndose de pie al instante, antes de que ella “huyera” de esa forma—. Ya vamos para allá, ¿cierto? —indicó, girándose hacia Cole para confirmación.
—Sí, por supuesto —se apresuró Cole a responder, parándose también—. Estoy más que dispuesto a comer enseguida.
Jennifer asintió, aunque claramente se sentía culpable por haber roto el momento de esa forma. Pero igual los tres se dirigieron juntos hacia el comedor, como estaba planeado.
—¿Cómo te fue? —le preguntó la Srta. Honey a su hija mientras avanzaban.
—Te lo platicaré todo en la mesa —le respondió Matilda, y ambas entrelazaron sus brazos mientras se encaminaron juntas a la mesa.
— — — —
La cena en casa de los Wheeler se llevó a cabo sin muchas complicaciones. Mike, Will, Jim y Terry se sentaron a la mesa grande del comedor, comieron el pavo preparado y los demás complementos, incluyendo el dulce de calabaza de Will. Platicaron, rieron y agradecieron las cosas buenas que habían ocurrido ese año, por encima de las malas. Y de alguna forma fueron dejando atrás, aunque fuera por un par de horas, los sucesos desagradables de las últimas semanas.
Sin embargo, los puestos vacíos que deberían haber sido ocupados por Jane y Sarah, eran como dos parpadeantes luces rojas, presentes a toda hora, y jalando irremediablemente la atención de los cuatro en algún momento. En especial la de Mike, que en gran parte de la cena fue incapaz de ocultar su enojo aún latente, provocado indiscutiblemente por la ausencia de su esposa.
Pese a todo, la cena terminó bien. Y una vez terminada, sólo quedaba la parte no tan agradable de limpiar y lavar los platos. Sorprendentemente, Mike terminó ofreciéndose a hacerlo todo él, quizás simplemente buscando algo que hacer para distraerse. Sus hijos le tomaron la palabra con facilidad, pero Will se negó a dejarle todo el trabajo. Así que tras recoger los platos de la mesa, ambos se dirigieron juntos al fregadero de la cocina.
Una vez estuvieron lejos de los oídos de Jim y Terry, mientras Mike lavaba y Will a su lado secaba, éste último soltó sin más espera lo que había querido decir toda la noche:
—No puedes seguir enojado con El por más tiempo —exclamó con seriedad.
Mike soltó un pesado suspiro exasperado.
—¿Qué no puedo? —espetó, casi ofendido—. Estuvo en coma por semanas, y al despertar lo primero que hace largarse. Aún ni siquiera puede caminar ella sola, y prefiere cruzar medio país en lugar de quedarse quieta medio minuto y estar con su familia.
—Tenía que hacerlo. Alguien debía resolver todo esto.
—¿Y por qué tenía que ser ella? —pronunció en alto, girándose a mirar a su amigo—. ¿Por qué siempre tiene que ser ella?
Mike se volvió abatido hacia los platos, comenzando a tallar uno de ellos con, quizás, bastante más fuerza de la que requería.
—No vayas a romperlo —musitó Will con ligera sorna. Luego añadió—: Te recuerdo que eso fue lo que te gustó de ella en un inicio; ¿ya lo olvidaste? Su valor, su poder, su deseo de ayudar y proteger a otros. El que fuera una verdadera heroína.
—Ya no somos más unos niños, Will —soltó Mike con amargura—. Y he estado ya demasiadas veces tan cerca de perderla, y en verdad pensé que en esta ocasión la perdería por completo…
Se detuvo un momento, agachó la cabeza y apoyó ambas manos contra la orilla de la encimera, como si temiera caerse si no se sostenía de esa forma.
—No sé si resistiré pasar por algo como esto una vez más —susurró despacio; no con enojo o como una recriminación, sino como un sincero y doloroso lamento.
Will se quedó sin palabras unos momentos. No podría reprocharle sus palabras, pues vivir constantemente con la sensación de que, en cualquier momento, la persona que más amas en el mundo podía simplemente ser arrancada de tus brazos con tanta facilidad, debía ser agotador para cualquiera.
Pero Mike sabía desde hace mucho quién era Jane, y las cosas de las que era capaz. Sabía bien que no se quedaría sentada todo el tiempo en casa, siendo una esposa y madre común, y fingiendo que allá afuera no ocurría nada. No iba con su personalidad. Y, de cierta forma, Will sabía que Mike era muy parecido a ella. El Mike que él conoció hace años, saltaría al fuego sin dudarlo por cualquiera de sus amigos. Solamente quizás los años habían sepultado a ese Mike en una pequeña capa de amargura y preocupación; pero Will sabía que él seguía ahí, en algún lado.
—Hey, papá —escucharon la voz de Jim pronunciar desde la entrada de la cocina. Mike se forzó a recuperar la compostura para mirarlo—. Voy a casa de Joan a saludarla a ella y a su familia. Me voy a llevar a Terry para que se despeje un poco.
—Está bien —respondió Mike, asintiendo—. Sólo no regresen tarde, por favor.
—Descuida, será sólo un par de horas. Nos vemos después, tío Will.
—Cuídense —indicó Will con solemnidad.
Jim se retiró entonces, y Mike volvió de nuevo a la distracción de los platos.
—Sé que es duro, Mike —dijo Will con algo de severidad—, pero tienes que sobreponerte. Tus hijos te necesitan, en especial Terry. No les hace ningún bien verte estar molesto de esa forma con su madre.
—Ya lo sé —espetó Mike, defensivo.
—Si sirve de algo, le dijo a los chicos que muy probablemente volvería el domingo.
—Pues ojalá sea cierto.
Unos segundos después, alguien más hizo acto de presencia en la cocina, tomando a ambos un poco por sorpresa.
—Toc, toc —pronunció la voz animada de la Dra. Mayfield, de pie en la puerta en la cocina. Llevaba puesta aún su bata blanca, y su cabello rojizo atado con una cola. En sus manos, cargaba un recipiente redondo de pay.
—Hey, Maxine —pronunció Will, alzando una mano a modo de saludo. Mike se limitó a mirarla sobre su hombro y asentir con la cabeza.
—¿Cómo están, chicos? —preguntó Max, dándose permiso para ingresar con pauso cauteloso a la cocina—. Perdón por a intromisión. Jim y Terry me dejaron entrar mientras iban de salida.
—¿Vas saliendo de su tu guardia? —preguntó Will.
—Sí, apenas —suspiró Max con voz agotada—. Pero traje un poco de pay de manzana —indicó con entusiasmo, alzando el pastel en sus manos para que ambos lo vieran.
—¿Hecho por ti? —preguntó Will con tono divertido.
—Comprado, por supuesto —masculló un poco apenada—. Pero con mis propias manos.
Will y Max rieron divertidos, pero Mike no pareció muy interesado en acompañarlos en la broma.
—En fin, ¿llego tarde para comer algo?
—Siéntate, te caliento un poco de pavo —indicó Mike un poco ausente. Cerró las llaves del fregadero, se secó las manos, y comenzó a servir de todo un poco en un plato, de forma casi mecánica.
Will y Max se miraron entre ellos, suspiraron al unísono, y pasaron a sentarse juntos en la mesita de la cocina.
—¿Cómo está? —preguntó Max en voz baja, mirando de reojo a Mike.
—Aún le aplica la ley de hielo a El —le informó Will con pesar en su voz.
—Qué maduro de su parte —pronunció Max, aunque lo suficientemente alto apropósito para que Mike pudiera escucharla. Éste la miró de reojo, pero no dijo nada, y se limitó a colocar el plato de comida en el microondas.
—Está preocupado por ella —le defendió Will con voz mediadora.
—¿Y crees que yo no? —masculló Max con severidad—. ¿Hablaron con ella hoy?
—Sí. Está bien, y dice que volverá pronto.
—Eso espero, porque además de arreglar ese otro asunto, necesita arreglar su relación familiar; y no se diga su salud.
Will asintió, estando completamente de acuerdo con ella, así que en verdad no tenía nada más que añadir.
—¿Y tú cuánto te quedarás? —le preguntó Max, curiosa.
—Quizás vuelva a New York el lunes, si ya no me necesitan por aquí.
—Este tonto siempre te va a necesitar por aquí —indicó Max con tono bromista, apuntando con su mentón hacia Mike que se acercaba a ellos con el plato humeante de comida.
—Bueno, gracias —farfulló Mike con seriedad. A pesar de todo, colocó el plato delante de Max, con todo y cubiertos, y ésta lo aceptó gustosa—. Puedes quedarte todo el tiempo que desees, Will —indicó Mike, mirando a su amigo—. Me hace bien tu compañía.
Will no pudo evitar sonreír contento de escucharlo decir eso.
—Te lo agradezco, amigo.
—¿Qué dices? Yo te lo agradezco a ti —declaró Mike con convicción—. Quizás estaríamos perdidos si no hubieras estado aquí para apoyarnos.
—No, nada de eso —masculló Will, riendo nervioso—. Sólo vine a ayudar en lo que podía, eso es todo.
—Oh, ya basta, ustedes dos —masculló Max con tono de falsa molestia, teniendo medio bocado de pavo en la boca—. No se pongan más cariñosos o tendré que llamar a El.
—Oye, oye —exclamó Will, alarmado—. Eso fue bastante inapropiado, Max.
—Lo siento —rio Max, divertida. Terminó de tragar lo que tenía en la boca, y pareció querer en ese momento decir algo más. Sin embargo, un fuerte ruido los sacudió a los tres, haciéndolos ponerse en alerta.
—¿Qué fue eso? —susurró Will, parándose despacio de su silla.
Mike giró su atención hacia la puerta de la cocina, que daba hacia el patio posterior.
—Fue atrás —indicó el dueño de la casa con severidad.
—Quizás sean los chicos —comentó Max con calma, pero Mike no parecía estar muy de acuerdo con esa teoría. Sin decir nada, se dirigió con paso resuelto hacia la puerta.
—Mike, ¿a dónde vas? —le cuestionó Will alarmado, y sin titubear mucho fue detrás de él. Max lo pensó un poco más, pero al final también se paró y los siguió.
Mike abrió la puerta de par en par rápidamente, y se asomó hacia el exterior. El patio estaba envuelto en sombras, hasta que presionó el interruptor que encendió las luces traseras. La luz adicional no hizo mucho cambio, pero ayudó a poder identificar lo que posiblemente había provocado aquel sonido: uno de los botes de basura estaba volteado, y su contenido desperdigado por la tierra.
Suspiró con molestia, pero se dirigió de inmediato al bote para levantarlo, y regresar la basura a su interior. Will y Max salieron también por la puerta, y el primero se apresuró de inmediato a ayudarlo a recoger.
—Quizás sólo fue un perro —señaló Max, cruzada de brazos para protegerse un poco del frío que estaba comenzando a sentirse.
—Quizás —carraspeó Mike.
Una vez el bote estuvo de pie y todo en su sitio, decidió llevarlo a la parte frontal de la casa, en caso de que la basura decidiera pasar el día de mañana. Caminó entonces hacia un lado con la intención de rodear la casa por un costado. Sin embargo, justo cuando iba a pasar la esquina de la casa, escuchó un click resonando en la noche, y un segundo después ante su rostro apareció el largo y oscuro cañón de un arma, apuntando directo al centro de su frente.
Mike se sobresaltó, soltó el bote dejándolo caer, y dio por un instinto un apenas apreciable paso hacia atrás. El sonido de la basura cayendo alarmó a Will y Max, y de inmediato se aproximaron hacia él. Cuando estuvieron a su lado, pudieron ver lo mismo que Mike veía, y se quedaron paralizados en su sitio al instante.
El arma que apuntaba a Mike era sostenida por la mano grande y firme de un hombre, de piel oscura, con su rostro perlado por el sudor y mirada cansada, que parecía apenas poder enfocarse en uno de ellos. A pesar del clima, usaba solamente una camiseta blanca delgada y unos pantalones negros. Se le veía agotado; respiraba con agitación, y estaba claramente malherido. A la altura de su abdomen tenían enredados un improvisado vendaje que le rodeaba por completo, y que estaba además en esos momentos impregnado de sangre. Otras parte como su pierna, brazo o frente tenían igualmente vendajes rudimentarios.
Su estado era tan impactante, que por unos segundos ninguno lo reconoció. Pero conforme las luces del patio lo enfocaron mejor y pudieron tener una vista más clara de su rostro, los tres se quedaron atónitos al darse cuenta de quién era.
—¿Lucas? —pronunció Maxine, azorada.
Él los miró de regreso, pero no parecía mirarlos del todo. Bajó lentamente el brazo que sostenía el arma, y entonces se apoyó con su hombro contra la casa para evitar caer.
—Lucas, ¿qué te pas��…? —murmuró Will con preocupación, y se atrevió a dar un paso hacia él, a lo que Lucas respondió rápidamente, alzando de nuevo su arma, ahora apunando con ella hacia el rostro de Will.
—Aléjense… No se me acerquen —les advirtió con voz débil, pero aun así beligerante.
Los tres retrocedieron, alarmados.
—Lucas, espera —susurró Mike, alzando ambas manos delante de él para mostrarle que no había amenaza en ellos—. Somos nosotros, Mike, Will, y Max. Nos reconoces, ¿cierto? Somos tus amigos…
Él miró a cada uno con aprehensión, apretando su mano más firmemente contra el mango de su arma. Era evidente que estaba alterado; quizás lo suficiente para cometer una locura con esa cosa. Pero al final pareció tener la suficiente lucidez para reconocerlos, y entender dónde estaba. Volvió a bajar su arma, y en esta ocasión apoyó su espalda entera contra el muro exterior de la casa.
—No sabía a dónde más ir —soltó con dolor e impotencia—. Ya no sé en quién puedo confiar…
Y esas fueron las últimas palabras que pudo pronunciar, antes de que sus ojos se cerraran, y sus dedos fueran incapaces de sostener la pistola y ésta se resbalara hacia el piso. Lucas no tardó en seguirla, deslizándose por la pared hasta quedar sentado en el suelo.
—¡Lucas! —pronunció Max alarmada, y se aproximó rápidamente hacia él, colocándose de cuclillas a su lado. Mike y Will igualmente se aproximaron para verlo de cerca.
La cabeza de Lucas colgó hacia adelante, pegando su mentón contra su pecho; al parecer había quedado totalmente inconsciente, como si sólo le hubieran alcanzado las energías para llegar hasta ese sitio, y nada más.
Max rápidamente llevó sus dedos a su cuello.
—Su pulso es débil —declaró con inquietud. Agachó su atención hacia el vendaje de su abdomen, tocándolo con sus dedos; estos se mancharon de rojo al hacerlo—. Creo que ha perdido mucha sangre. Ayúdenme a meterlo, rápido.
Will y Mike obedecieron, y al instante lo tomaron entre los dos, uno de las piernas y lo otro de las axilas. Lo alzaron lo mejor que pudieron, y comenzaron a avanzar presurosos de regreso a la puerta de la cocina. Lucas no reaccionó en ningún momento del trayecto, y no lo haría por completo hasta mucho tiempo después.
FIN DEL CAPÍTULO 157
Notas del Autor:
Como prometí, estos capítulos fueron un poco más tranquilos, en donde vimos a nuestros personajes celebrar Acción de Gracias, y poder ver además un poco de interacción entre ellos. Y claro, de paso repasar en qué situación se encuentran varios de ellos, incluso el propio Damien, así como dar un pequeño vistazo a lo que vendrá más adelante.
Dentro de poco a muchos les tocará viajar y volver a sus vidas “normales”, pero todos sabemos que eso no durará mucho. ¿Qué pasará ahora? Muchas cosas, por supuesto. Pero primero hay otros personajes que tocará ver también, aunque ya no en situaciones tan tranquilas. Estén atentos a los siguientes capítulos.
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lucascecil · 5 months ago
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Projeto: Caixa Azul - Quinnis
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Essa crítica contém SPOILERS.
Essa é, na verdade, uma baita história de terror. Ainda viajando sozinhos pela universo depois de fugirem de seu planeta natal, o Doutor e sua neta, Susan, vieram parar em um universo paralelo ao deles – mais especificamente em uma vila do planeta Quinnis. Universos paralelos tendem a ser uma armadilha em histórias sci-fi como Doctor Who porque a priori não tem nada que você não possa contar neles que não poderia ser feito no seu universo matriz; muitas vezes isso tira um pouco de peso do mundo que você vinha construindo e a aparente novidade acaba por decepcionar. Do mesmo jeito, não tem nada em Quinnis que não poderia acontecer no universo principal da série, mas a direção, a atuação e o roteiro fazem um trabalho impecável de caracterização e construção de mundo que te fazem sentir que você de fato está em um lugar em que as regras são outras.
Isso é válido em diversos sentidos, mas o mais interessante talvez seja o cultural. O povo de Quinnis é marcado por uma superstição em níveis absurdos e é devastado por uma seca que não parece ir embora. O bem mais precioso que alguém pode ter em um lugar como esse aparenta ser, desde o começo da história, água. Em um primeiro momento, a chegada do Doutor e da Susan ali é vista com muito maus olhos, como um mau agouro. Em certo momento isso muda, quando o Doutor brinca que conseguiria fazer chover sem dificuldades e é levado a sério. Logo ele é cooptado pelos líderes dessa cidade, mas essa virada nunca soa otimista. A Susan fica mais isolada do que nunca em um ambiente hostil; o favor desse povo é frágil como o vento e sempre um perigo a espreita. Como os dois bem percebem já nos primeiros minutos, o homem que antes era responsável por fazer chover foi jogado à morte quando aparentou ter se tornado fonte de azar. É nessas circunstâncias que ela faz amizade com uma garota local, Meedla, interpretada pela Tara-Louise Kaye – é a única personagem nessa história pra quem a Ann Ford não dá voz, salvo engano.
It's been dry too long. The rains are late, but they will come soon. And that's when it all changes. The land will burst with hungry life. The misery will tear the world apart, and no one will tell the tears from the rain.
Meedla é uma personagem desconcertante, é notável desde o primeiro momento que ela aparece que tem alguma coisa de errado com a menina. Talvez seja, na verdade, a minha versão favorita daquele velho tropo da criança esquisita de histórias de terror. É fácil prever que ela é um Shrazer, uma espécie de monstro local que o povo acredita trazer consigo má sorte, mas isso não incomoda – a graça da história não é quem é a vilã e sim como ela passa a atormentar a Susan. Um dos elementos que são exploradas na série de TV acerca da personagem é justamente como ela se sentia sozinha e queria conexões reais, queria amigos. E é exatamente disso que a Meedla vai se aproveitar pelo desenrolar de Quinnis. Da solidão da Susan e de como ela confia com facilidade nas pessoas. Um dos meus momentos favoritos da história é no final da primeira parte, quando a chuva finalmente chegou a Quinnis – e mesmo isso se tornou um mau sinal, com a cidade quase sendo inundada – e a Susan percebe que está sendo seguida pelo Shrazer. Em certo momento o monstro é capturado por uma das armadilhas que foram montadas por ali, mas quando a Susan se vira é a Meedla quem está presa. Ela ajuda a amiga, desnorteada, mas não adianta – ela é levada pela chuva e, embora não demore a perceber quem ela na verdade era, a Susan carrega um certo pesar pela “morte” dela até o fim.
O trabalho de som impressiona. Eu adoro as chuvas, realmente parece que a cidade tá prestes a ser arrasada, que você também vai ser arrastado pela água. Não tem como caracterizar o monstro visualmente, é óbvio, mas isso é compensado nos barulhos que ele faz. É de fato um terror muito efetivo a voz da Meedla se misturando com sons de pássaro, estranhos. Todas as vezes que tem algum coro de multidão dá pra sentir a profundidade do som; seja numa cena mais ritualística ou seja depois da morte de um personagem, quando as mulheres da cidade se juntam num luto coletivo, lamentando em voz alta. E embora eu não saiba explicar porque, tem algo de muito efetivo em uma cena de pesadelo da Susan, em que ela acredita que o Shrazer invadiu a casa em que ela está. Todos esses elementos, pouco a pouco, vão construindo uma imagem muito vívida de Quinnis quase como que uma cidade amaldiçoada em que você está preso junto aos personagens.
A Meedla acaba sendo uma personagem marcante não só por essa ótica de terror mas também pelo efeito que ela tem na Susan, que mesmo adulta, pela narração, parece guardar certo pesar pelas circunstâncias dessa amizade – é discutível se tinha algum carinho genuíno da parte da Meedla por ela, mas isso não impede que a Susan tenha piedade ou queira, apesar de tudo, ajudá-la. Quase que contra os próprios instintos em diversos momentos a Susan a socorre ou impede que ela se machuque mesmo quando ela já sabe que era o Shrazer, que ela é uma assassina e que ela estava se alimentando de toda a miséria que estava atormentando a cidade e a própria Susan. E nesses toques de caracterização essa é uma história que diz muito quem a Susan é. Outro ponto positivo de Quinnis – e que é comum com outra história do Platt com os dois pras Companion Chronicles, The Beginning – é que o roteiro equilibra bem o tempo de tela do Doutor e da Susan e no resultado final embora você tenha uma história muito psicológica focada no companion, você também sente que descobriu um pouco mais sobre a relação dela com o Doutor.
Além disso, tem pequenos detalhes que cercam esse áudio que são legais; o primeiro deles é que a Susan menciona em um dos primeiros arcos da primeira temporada alguns lugares que ela e o avô já visitaram, sendo um Quinnis. Eu acho divertido quando essas pequenas falas são expandidas nos materiais complementares, aconteceu a mesma coisa com uma banda que ela escuta em An Unearthly Child – John Smith and the Common Men. A segunda é a armação desse lançamento, que é estruturada como a Susan conversando com o marido, David, já falecido. Curiosamente tanto a a trama real quanto a de armação são bem posicionadas na linha do tempo; essa primeira se passa logo antes dela e o Doutor irem para Londres, 1963, quando ela entra pra escola Coal Hill; enquanto a outra acontece entre An Earthly Child e Relative Dimensions, histórias em que ela – e o filho, Alex – se encontram com o Oitavo Doutor. Não só isso como um peixinho que ela ganha do avô em Quinnis acaba sendo muito sendo relevante nesse segunda história.
Talvez meu único problema com esse áudio seja justamente a caracterização do Doutor e da Susan no que diz respeito à ida deles pra Londres. O Doutor diz, duas vezes, uma no começo e outra no final, que a Susan precisa de estabilidade e amigos da idade dela e coisas desse tipo – eu nunca senti, na TV, que esse fosse um sentimento do Doutor e sim uma vontade da Susan, mas nessa história o comportamento dos dois se inverteu. Evidência disso é a falta de boa vontade dele quando ela ameaça ficar sozinha em Londres durante An Unearthly Child e que o arco dele ao longo das viagens com ela é justamente perceber que ela cresceu e precisa sair do ninho.
Eu gosto muito da escrita do Marc Platt. De vez em quando ele decepciona, mas por via de regra é quase garantida uma boa história. Quinnis é, sim, uma delas.
Nota: ★★★½☆, notável.
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innomineumbra-rp · 5 months ago
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FIN DE LA GLORIA.
Jacques de Molay, el último Gran Maestre de la Orden Templaria, es quemado en la hoguera, junto con sus principales seguidores, acusado de prácticas satánicas, herejes, y que sobrepasaron los límites admisibles por la Iglesia.
Siendo víctimas de una traición orquestada por quiénes consideró sus aliados, y en última instancia, manipulada por el Ann-usan, el Papa Clemente V, tras la masacre ocurrida en la sede de Ratisbona, producida por miembros de la Orden Templaria que bebieron el elixir preparado y adulterado del brujo Yamir, ordenó la persecución y ajusticiamiento de todos los miembros de la Orden del Temple afines a los ideales del malogrado Jacques.
Siendo oficialmente erradicada tras la muerte de Jacques de Molay, recompuesta posteriormente y de forma secreta tras descubrirse las manipulaciones del Ann-usan para terminar con todo bastión de cazadores, el mundo se olvidó de los infames templarios acusados de prácticas inimaginables; todas ellas, infundadas por la propia Iglesia.
Sin embargo, Jacques era un hombre excepcionalmente astuto. Un hombre de recursos, que amaba las encriptaciones, los misterios. Una persona con más secretos y sombras, que luces.
El antiguo Gran Maestre de la desaparecida Orden del Temple, tenía un hijo, Guillermo Ezio de Molay. Un bastardo a quién oficialmente adoptó como un ahijado, puesto que ninguno, salvo sus más allegadas amistades, conocían su affair con la esposa del mismísimo Felipe IV de Francia, Juana de Navarra, madre de Guillermo.
El barón, de sangre real fue criado, adoptado por la Orden del Temple, enseñado tanto por su propio padre, como por Thibaud, mano derecha de Jacques, por tanto, sus ideales se podrían considerar un tanto avanzados, ambiciosos, y revolucionarios. Más, incluso que los del propio Jacques.
A duras penas, tanto Guillermo como Thibaud consiguieron escapar de las garras de sus antiguos compañeros. Ambos, junto con Beltrán, fueron los tres últimos seguidores de Jacques que consiguieron sobrevivir, condenados a vagar en un mundo de sombras y de anonimato, ya que, no sólo podrían ser cazados por sus antiguos compañeros, también por miembros del Ann-usan.
Además, Beltrán fue uno de los infectados por el elixir de Yamir. Si bien, sus habilidades superiores a las humanas ayudaban a la hora de defenderse de posibles ataques, durante la Luna Llena controlarle resultaba una tarea titánica. Prácticamente imposible.
A pesar de que Guillermo heredó una pequeña fortuna que su padre consiguió esconder de garras de la Iglesia, los primeros años en las sombras fueron especialmente duros, de constantes huidas, algo de lo que Guillermo, un hombre ambicioso y lleno de rencor, se terminó cansando.
Estaba harto de la dominancia vampírica, de la dominancia del Cristianismo, de las injusticias. Sentía que debía continuar el legado de su padre.
Y una noche de Luna Llena, dónde un cuervo se le apareció en el balcón de su casa, obtuvo finalmente las respuestas.
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duranduratulsa · 1 year ago
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Now showing on my 80's Fest Movie 🎥 marathon...Bad Manners (1984) on glorious vintage VHS 📼! #movie #movies #comedy #badmanners #MartinMull #KarenBlack #annedesalvo #murphydunne #pamelasegall #michaelhentz #joeycoleman #georgolden #KimmyRobertson #vintage #vhs #80s #80sfest #durandurantulsas5thannual80sfest
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kpwx · 10 months ago
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«Alpiste para codornices», de Saki
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Cuentos de humor negro me parece que reúne mejores relatos, pero esta antología también la recomiendo mucho. No todos los cuentos de Saki (el copero de las cuartetas de Omar Jayam) son sobresalientes, pero incluso los que no son tan buenos logran casi siempre sacar una sonrisa. A veces por el humor sutilmente irónico, a veces por el elemento macabro, a veces por lo curiosamente fantásticos, a veces por lo puramente desconcertantes: sea por la razón que sea, la escritura de Saki es divertidísima y poco previsible, por lo que nunca se sabe que esperar al leerlo salvo que se va a pasar bien. Mis tres cuentos favoritos de la colección fueron “La reticencia de Lady Anne”, “Los intrusos” y “Las siete jarras de crema”, pero, como digo, la gran mayoría me sacaron una sonrisa.
«¡Apaga ese maldito cigarrillo!», le dijo Saki a otro soldado mientras se encontraba en una trinchera durante la Primera Guerra Mundial. Y eso iba a ser lo último, porque momentos después lo mató un francotirador alemán. El final de su vida podría pasar perfectamente por el final de uno de sus cuentos.
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elijah-dawlish · 1 year ago
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— Lo que voy a decirte, puede sonar bastante raro... — comenzó a explicar, levantando sus manos como para calmarla, pero sin acercarse demasiado—. Pero la verdad es que toda nuestra familia, todos desde nuestros padres y hasta probablemente Phanie, están convencidos de que yo soy el responsable de ésto... Bueno, de ella.
Tomó un poco de aire antes de continuar, bajando las manos e intentando enfocar sus ideas pues cualquier cosa que dijera y le disgustara a ella, arruinaría todo.
— Se que me dejaste claro que no debo entrometerme en tu vida y mucho menos me atrevería a obligarte a nada. Pero si continuamos con ésto, quizá podría ayudar a mantenerla a salvo. Tengo éstos documentos del Ministerio dónde me solicitan renunciar a cualquier derecho sobre Elizabeth Anne... Es un nombre precioso por cierto. Incluso me exigen que renuncie a darle mi apellido— sabía que estaba hablando demasiado rápido cuando sintió su lengua súbitamente seca—. Será un secreto entre los dos. De cualquier manera pensaba irme pronto. No tendrás que verme de nuevo en mucho tiempo. Podría ser jamás si es lo que quieres.
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Aunque el tratamiento no era lo más cómodo, agradecía que no debía ir al hospital y su madre podía encargarse en casa. Después de unas semanas se sentía con más energía, las náuseas habían disminuido y estaba lo suficientemente animada para comenzar a remodelar su habitación.
Aunque había espacio suficiente para que la bebé tuviera su propia habitación, prefería mantenerla cerca, por lo que cambió de lugar algunos de sus muebles para hacer espacio para su cuna y su cambiador. Incluso había hecho cambios en su armario, donde se encontraba, ordenando la pequeña ropa que ya había comprado para la bebé hasta que alguien la llamó.
Le sorprendió verlo, pues no había sabido nada de él en semanas, desde el día en el que había llevado comida para ella.—¿Qué es esto….?— No entendía por qué le llevaba una revista con la cara de William en la portada, hasta que leyó ese pequeño párrafo. Tuvo que tomar asiento en el sillón, mientras buscaba la página con toda la información. Como supuso, no era la única a la que él estaba viendo, pero ese no era el problema más grande.— No puede…— Comenzó a agitarse, teniendo dificultades para respirar. Si bien estaba a salvo por el momento, las cosas podían cambiar en cualquier momento, especialmente cuando la bebé llegara y no pudiera ocultarlo del resto del mundo. Algo así definitivamente llegaría a oídos de Wood.—Es mía… Él no tiene nada que ver con ella.
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runnin-wild23 · 1 year ago
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Los Onas de Tierra del Fuego Argentina
El país de los selk'nam en la Isla de Tierra del Fuego se extendía desde la cordillera fueguina hacia el Norte. Allí el relieve es llano o suavemente ondulado y está cruzado por abundantes cursos de agua. A medida que se avanza hacia el Norte se cruza primero una pradera con árboles espaciados, luego un ámbito estepario de pastizales. Ambos paisajes son fácilmente transitables y constituían el hábitat natural de gran cantidad de guanacos.
No solamente la alimentación, sino toda la forma de vida de los selk'nam estaba organizada en torno a las cacerías de estos animales. De ellos obtenían lo principal del sustento, la vestimenta y el reparo habitacional, como así también huesos, tendones y otros elementos de valor para su tecnología. En contraposición a sus vecinos del Sur y del Oeste, que eran canoeros nómades del mar cuya vida dependía en lo fundamental de los recursos marinos, es importante señalar que los selk'nam no se habían adaptado a la vida marítima. No navegaban y, según la imagen etnográfica, el aprovechamiento de los recursos marinos era complementario del de los terrestres.
Estos habitantes de la porción Norte de Tierra del Fuego, entre el Estrecho de Magallanes y las estribaciones septentrionales de la cordillera fueguina, se llamaban a sí mismos selk'nam. En el extremo Sud-Oriental de la Isla, los pobladores de la actual Península Mitre se autodenominaban haush. Unos y otros fueron conocidos por onas, denominación con que los designaron los yámanas, sus vecinos del Sur. Es correcto usar los términos primeramente indicados.
Dentro de los selk'nam es posible marcar una subdivisión: los parika entre el Estrecho de Magallanes y el Río Grande, y los hershka entre este río y las montañas meridionales. Había entre ellos algunas diferencias dialectales y de forma de vida, pero estos límites estaban desdibujados por otra cantidad de características comunes e interrelación.
Los selk'nam se caracterizaban por el riguroso autocontrol de su comportamiento y su reserva; no había efusividad en los saludos y era de mala educación exteriorizar emociones. No solían demostrar dolor, asombro, sorpresa ni agradecimiento para atenciones o por obsequios. Tampoco podían manifestar hambre: aún cuando lo tuvieran, no debían consumir el alimento hasta transcurrido un rato de obtenido y al recibir la comida se esperaba que la tomaran con indiferencia. Resistían calladamente el frío, la fatiga, el hambre y la sed. Demostrar dolor o aflicción era signo de debilidad. No obstante esta estoica contención, eran irritables y sus reacciones solían ser violentas. Salvo la no demostración de agradecimiento (que causó malentendidos varios) y la irritabilidad, el comportamiento general fue evaluado positivamente por europeos y criollos que tuvieron trato amistoso con ellos. En cuanto a la laboriosidad, no estaban habituados a trabajos constantes y prolongados.
El lenguaje de los selk'nam era áspero, con muchos sonidos oclusivos y guturales; en este sentido era similar al de los tehuelches de Patagonia continental. Para oídos no acostumbrados, una conversación amistosa sonaba como un violento altercado. Desafortunadamente, los vocabularios que se registraron de esta lengua cubren sólo una parte mínima de su idioma. Aún así parece haber habido pocas palabras abstractas. Hoy no existen quienes hablen y practiquen el selk'nam como lengua madre; es una fortuna que la Dra. Anne Chapman alcanzara a efectuar grabaciones de voces y cantos que pueden permitir una mejor apreciación de esa lengua.
Nadie, salvo niños, ancianos y enfermos, estaba exento de las labores de subsistencia; por el contrario, la participación en tareas colectivas o interfamiliares era voluntaria. Los varones se encargaban de la caza, la pesca en ríos con redes pequeñas, la confección de armas y la atención de los perros; las mujeres, de recolectar huevos, mariscos y vegetales, de conseguir peces (con arpones pequeños) cuando quedaban entrampados en las restingas liberadas por las amplias mareas atlánticas, y de cocinar. Lo obtenido era compartido con familiares y vecinos. No se conservaban alimentos, salvo pequeñas cantidades de grasa de pinnípedo o ballena y de hongos desecados. Las provisiones eran asadas junto al fuego o colocadas sobre brasas, pero no se acostumbraba a cocerlos mucho.
Siendo grupos nómades, sus viviendas eran de uso temporario y poco elaboradas. Las tenían de dos clases: la más común, en especial en el Norte, era el paravientos, formado por postes de madera de aproximadamente 1,5 m. de altura rematados en horquetas y por cantidad de cueros de guanaco cosidos entre sí que se colgaban de esos extremos y se sujetaban contra el piso con piedras o arena. El resultado era una pared que cubría dos tercios o tres cuartas partes de un óvalo. Podía ocurrir que otros cueros fueran colocados a manera de techo precario. Estas construcciones servían más para proteger el fuego de las ráfagas de viento que a los seres humanos de la intemperie. Cuando se debía reanudar camino, el paravientos era desarmado y reducido a paquetes en forma de cigarro, que eran transportados por las mujeres en su espalda.
La otra clase de viviendas era común hacia el Sur del territorio selk'nam, donde la proximidad a los bosques permitía una mayor disponibilidad de madera. Allí se levantaban chozas cónicas de troncos, con planta circular de 3 m. a 4,5 m. de diámetro. Como entrada se dejaba una abertura que era cubierta con un cuero a modo de cortina. Aunque de construcción rápida, estas viviendas no eran transportables, ni eran destruidas una vez terminado su uso. Quedaban erguidas a la espera de una posterior reocupación.
Para levantar estas moradas se prefería buscar el reparo al viento y la leña que pudieran proporcionar arbustos o árboles, pero además se quería tener capacidad de oteo de la caza. Esa combinación hacía que frecuentemente las viviendas fuesen instaladas en los lindes de bosques.
Salvo en el caso de estar desarrollándose un "hain", nunca se levantaban chozas cerca una de otra, con el fin de conservar la independencia de sus ocupantes.
En el interior de los paravientos y de las chozas cónicas se encendía fuego. Este era prendido por percusión de pirita contra una roca silícea; como yesca se utilizaban musgos u hongos secos de una clase que crece en el suelo. El consumo de leña era alto y todos (varones, mujeres y niños) ayudaban en juntarla y transportarla hasta el campamento.
La base de la alimentación de los selk'nam era la carne del guanaco, la que es de buena calidad pero tiene poca grasa. En cambio, los huesos de sus extremidades contienen abundante médula de buen valor alimenticio. Se ha calculado que un animal grande permitía alimentar una familia de seis personas durante cuatro o cinco días. A estos grandes mamíferos los cazaban con arcos y flechas y, por lo menos en períodos recientes, con la asistencia de perros. En casi todo el territorio ocupado se podía encontrar guanacos en tropillas o como individuos aislados. Su búsqueda y captura determinaba la dirección de los frecuentes desplazamientos humanos, pero se debe recordar que los guanacos tienen comportamiento territorial y sus desplazamientos en general no superan los 20 Km. La costumbre que tienen de transitar siempre por los mismos senderos facilitaba rastrearlos, acecharlos y capturarlos, especialmente en invierno. Los cazadores los perseguían durante todo el año, actuando tanto aisladamente como en forma colectiva.
Según diversas fuentes escritas, en la porción Norte de la Isla Grande los indígenas comían muchos cururos que capturaban a hondazos o hundiéndoles las cuevas. Sin embargo, este dato no tiene correlato arqueológico; siendo esos roedores de tamaño pequeño, el valor alimenticio individual era necesariamente poco. Los zorros no eran comidos, sino cazados para obtener sus pieles. Aprovechaban como alimento las aves de tierra adentro y las muchas aves costeras: primordialmente cormoranes, pingüinos y cauquenes. A todas las capturaban a hondazos, o con trampas de lazo; en el caso de los cormoranes, para cazarlos, se descolgaban por los acantilados con ayuda de correas. Aparentemente comían poco pescado, al que obtenían en los charcos costeros donde los peces quedaban retenidos al bajar la marea, o con redes en la desembocadura de los ríos que drenan al Atlántico.
Los selk'nam además recolectaban mejillones, lapas y otros mariscos. Sin embargo, aunque su aporte haya podido ser puntualmente importante, todo indica que en el total de la vida era sólo complementario o secundario. Aprovechaban las oportunidades brindadas por los varamientos de ballenas en las playas; si bien éstos eran sucesos azarosos, les permitían obtener grandes cantidades de carne, grasa y huesos. Según el registro etnográfico, los productos alimenticios de origen vegetal no habrían incidido fuertemente en la dieta.
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miércoles 23º agosto 2023, Ann Arbor, 4.53am.
#68.879 — Un hombre rico obsesionado con su propia seguridad oye un extraño ruido y se encierra en una habitación aislada a prueba de secuestros. El ruido era insoportable, pero la mujer era feliz allí; cualquier ruido puede llegar a tolerarse, salvo los que se producen dentro de nosotros mismos.
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