#abrazos y suspiros
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Hoy me di cuenta de cosas que me gustan de mí, así que las escribo para que no se me olviden o me dejen de gustar por alguna razón que ahora desconozca:
Me encanta ver mi piel mojada, ver el agua de la ducha resbalar por mis hombros, por mis brazos. Sentir el calor del vapor y como dejo de escuchar, solo me dejo inundar por el agua que cae y por los pensamientos que en ese momento vienen a mí. Me encanta ver mi pelo ondulado caer en mi espalda desnuda, definitivamente soy fan de ello, tan suave y delicado al mismo tiempo... Ojalá siempre verlo así de libre. Me encanta pasar mis manos frías por mis brazos y ver cómo se me eriza la piel por el frío, y después intentar que el calor venga a mí,
aunque sea abrazándome.
#querida yo:)#pequeña#indefensa#sentir#libre#ducha#agua#espalda#cuerpo#humano#persona#yo:)#complejos#inseguridades#abraçades#abrazos y suspiros#compañía
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🌈 G O K 🌈
#martin urrutia#juanjo bona#barcelona 1#operacion triunfo#ot 2023#girOT#juantin#GOK#no se pero este GOK se sintió tan personal 🤧#la cantidad de suspiros que soltaron 😭#la forma en que se miraban#los toquecitos#como J le acaricia el cuello en la vuelta#y bueno lo de Martin ✋🏼🤣#no se pero vi a J embobadisimo como en una nube#las sonrisas finales y ese abrazo infinito 🤧🤧#estuvo tan cargado de emociones#no se que hicieron pero lloré muchísimo y sigo llorando#gifs
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11 de Setiembre del 2024, 01:57 a.m.
Ningún abrazo se siente como el tuyo y no estoy listo para no recibirlos cuando ya no estés aquí. Te necesito, te quiero aquí conmigo.
#frases#pensamientos#tu y yo#amor#suspiros#te quiero a ti#hablar de ti#soñé#CNCR#my only exception#you and me#abrazos
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Movie Night - Enzo Vogrincic
+18! Friends to lovers, un poco de Dom!Enzo, sexo oral (fem!reader recibe), fingering, sexo sin protección (don´t do that), posible alusión a size kink/size difference, breve orgasm denial, begging, creampie, dirty talk, edades no especificadas, uso de español rioplatense.
Es viernes por la noche y llueve, diluvia, pero Enzo insistió en ver una película.
Es una tradición que mantienen hace tiempo, pero la costumbre se vio interrumpida por el casi interminable rodaje de una película y un sinfín de eventos y premieres. Naturalmente estás feliz por él, por su éxito profesional y personal, pero extrañás a tu mejor amigo y tenerlo cerca.
-¿En qué pensás…?
Su voz te saca de tu ensimismamiento y cuando volteás a verlo notás el atisbo de una sonrisa en sus labios, pero te forzás a mirarlo a los ojos y negás con la cabeza, sin saber qué explicación dar. El silencio se apodera de la habitación pero lejos de ser incómodo, es reconfortante.
-¿Qué querés ver?- pregunta, luego de un rato de ojear las opciones disponibles en Netflix.
-Lo que quieras.
Ambos se acomodan en el sofá, sus cuerpos en sintonía adoptan la posición usual: cada uno en un extremo, tus piernas sobre su regazo y uno de sus brazos aprisionando tus pies cerca de su abdomen. Por un segundo te preguntás cómo es que después de tanto tiempo todo sigue igual, pero te distraen los créditos iniciales de la película y la trama te absorbe en poco tiempo.
Enzo arroja algún que otro comentario, se ríen de escenas que conocen de memoria, y es casi suficiente para olvidar la tormenta y el sonido del viento tras las ventanas. Casi… Cuando te sobresaltás una, dos, tres veces, él decide que intentar calmarte con palabras no basta.
-¿Tomamos algo?
Se ponen de pie al mismo tiempo y se dirigen hacia la pequeña cocina de su departamento. En algún momento entre tu llegada a su hogar y el inicio de la tormenta, la temperatura bajó y Enzo te prestó un suéter, pero ahora tus pies descalzos sufren un poco el frío de la cerámica; esperás a su lado mientras él prepara todo y se distraen repitiendo los diálogos de la película, él imitando las escenas al pie de la letra y vos adorando su interpretación, las muecas que transforman su rostro y cómo se ven las líneas de su cuerpo bajo la tenue iluminación.
El destello de luz proveniente de la ventana pasa desapercibido y segundos más tarde el fuerte estruendo de un trueno provoca que te asustes e intentes cubrir tus oídos. Tu mano golpea una taza (tu taza, esa que él compró exclusivamente para vos) y cae directo al suelo, haciéndose añicos y arrojando sus restos en todas las direcciones. Apretás las labios y comenzás a disculparte, pero Enzo te interrumpe.
-No es nada, nena. Cuidado ahí- te agarra de la muñeca para evitar que te muevas, su mano cálida te provoca escalofríos y un temblor te recorre de pies a cabeza. En un rápido movimiento te sujeta por debajo de los brazos y te sube a la encimera para evitar que te cortes.
-Perdón- susurrás, angustiada, por lo que se acerca para consolarte y te abraza.
-No pasa nada- asegura, masajeando tu espalda con delicadeza. Deshace el abrazo lentamente, acomoda un mechón de cabello tras tu oreja, pero su mano permanece sobre tu mejilla y su mirada se posa sobre tu boca. Su pulgar comienza a delinear tu labio inferior, tira de él casi sin fuerza mientras te sostiene la mirada de manera intensa. Tu respiración se entrecorta y tus pupilas se dilatan, pero aún así él necesita tu confirmación-. ¿Qué querés? Pedímelo.
-Enzo…
-Decime qué querés- repite.
-Besame.
Al principio sólo roza sus labios contra los tuyos de manera delicada y cariñosa, casi inocentemente, pero el beso comienza a tornarse más y más desesperado conforme pasan los segundos. Sujeta tu rostro mientras su lengua se abre paso entre tus labios, asaltando el interior de tu boca y transmitiendo la necesidad y urgencia que lo consumen. Rompe el beso para tomar un poco de aire, no sin antes morderte el labio y robarte un suspiro que te avergüenza un poco.
Aprisiona tus mejillas entre sus dedos para obligarte a mirarlo a los ojos mientras acaricia tu cintura, tu cadera y por último tu pierna, erizándote la piel y provocándote. Tus manos en su cintura lo atraen aún más hacia tu cuerpo y es entonces cuando lo sentís entre tus piernas, duro. Estás a punto de bajar la mirada, curiosa y excitada, pero la fuerza de sus dedos te mantiene estática, volviéndote espectadora de cómo cambia su rostro cuando comienza a rozarse contra tu centro: cierra los ojos, sus cejas se contraen y sus labios entreabiertos dejan escapar una respiración temblorosa.
Sentís el calor emanando de su cuerpo a pesar de las prendas que separan su piel de la tuya y su agarre en tu muslo tornándose cada vez más fuerte, bordando esa línea que te causa más placer que dolor. En el instante en que cerrás los ojos, presa de las sensaciones, sus movimientos se detienen y él se aclara la garganta. Lo mirás, tus ojos suplicando, pero él sólo sonríe.
-¿Qué?
-Sos hermosa- besa la comisura de tus labios-. Pedime lo que quieras.
-Ya sabés lo que quiero- contestás, casi sin aire y un poco molesta-. Por favor.
-Por favor…, ¿qué?- sus besos comienzan a descender por tu mentón hasta llegar a tu cuello y tus clavículas, alternando entre tus puntos más sensibles-. Decilo.
-Cógeme, Enzo, por favor.
Captura la piel de tu cuello entre sus dientes haciéndote gemir con fuerza, su cadera chocando una vez más con la tuya, antes de pasar sus manos por debajo de tus muslos para levantarte y poder llevarte hacia su habitación. Te recuesta en su cama, las sábanas limpias están impregnadas con su perfume y tus sentidos repletos de él, pero nada es suficiente para opacar el rastro ardiente que dejan sus labios en cada centímetro de piel que tocan.
Te despoja de tu short y tu ropa interior en un segundo y se recuesta entre tus piernas, comienza a regar besos en el interior de tus muslos y muerde tu piel hasta dejar una que otra marca, tus gemidos y suspiros incitándolo a continuar con su tortura por un tiempo prolongado. Su rostro es de concentración absoluta o devoción, no lo sabés con exactitud, pero eso deja de importarte cuando sentís su boca cada vez más y más cerca de tu entrepierna.
Uno de sus brazos te inmoviliza al rodear tu cadera, su pulgar traza una línea desde tu entrada mojada hasta tu clítoris para así lubricar la zona antes de comenzar a dibujar círculos sobre este. Observa atentamente tu reacción, casi perdiéndose en la imagen frente a él, y sólo aumenta la velocidad de sus movimientos cuando suplicás por más. Ahogás un grito cuando por fin sentís su lengua en vos, aunque es sólo sobre tus pliegues, y tus dedos se enredan en su cabello sedoso.
-Todavía no…- susurra, cesando sus movimientos.
Estás a punto de reclamarle, pero introduce un dedo en tu entrada y en lugar de una queja, de tu boca escapa un gemido. Sus labios encuentran tu clítoris y comienza a succionar con fuerza, alternando con su lengua, mientras continúa moviendo el dígito hasta sentir la forma en que te contraés. Introduce otro dedo, extasiado por el sonido que producen en contacto con tu humedad, y continúa asaltando tu interior hasta que tus piernas comienzan a temblar.
Tu orgasmo te golpea como una avalancha: cerrás los ojos con fuerza al sentir el placer extendiéndose hasta las puntas de tus dedos, tu espalda se arquea y repetís su nombre una y otra vez. Enzo no separa sus labios de vos y continúa moviendo sus dedos, cada vez con más lentitud, hasta que tu respiración vuelve a la normalidad. Retira sus dedos y observás casi avergonzada la forma obscena en que los introduce en su boca para probar tu esencia.
Comienza a desnudarse y notás, además de su bulto, que su ropa interior está humedecida con líquido preseminal. Se deshace de sus prendas rápidamente, pero incluso así percibís una sombra de inseguridad atravesando sus facciones y tu corazón se encoge por un instante. Cuando vuelve a la cama se posiciona entre tus piernas y entrelazás tus manos en su nuca, acercándolo para poder devorar sus labios frenéticamente: sentís tu rastro en su boca, en su lengua, y la idea te fascina.
Tus dedos se deslizan por su cuerpo ardiente, delineás con lentitud su pecho y su abdomen para luego tomar su miembro caliente con un firme agarre. Su respiración se torna agitada y jadea producto del placer que tus movimientos le otorgan, muerde tu cuello y tu hombro mientras la palma de tu mano y tus dedos se humedecen con su excitación. Tu pulgar juega con su punta, de un rojo furioso y tan tentadora, hasta que echa la cabeza hacia atrás. Una de sus manos se cierra sobre tu muñeca al tiempo que descansa su frente sobre la tuya, su cabello te hace cosquillas.
-¿Qué…?
-Necesito cogerte- deposita un beso en tu sien antes de estirarse para tomar algo de la mesita de noche-. Eso es lo que querías, ¿no?
Asentís enérgicamente y ahogás un gemido cuando ves la forma en que el lubricante cae sobre su miembro, su mano masajéandolo para distribuir el producto, antes de dirigirse hacia tus pliegues y tu entrada para darles el mismo tratamiento. Coloca una de sus manos al lado de tu cabeza y descansa todo su peso en ella, bloquea tu visión del techo con su cuerpo haciéndote sentir pequeña y completamente a su merced, una sensación que adorás.
-Por favor- suplicás-. Metémela.
Desliza la punta de arriba hacia abajo, juega con tu clítoris por unos instantes antes de centrarse en tu entrada y comenzar a introducirse. Su tamaño es mucho mayor al que alguna vez experimentaste y provoca cierto ardor, así como un par de lágrimas que mojan tus pestañas antes de sentir sus besos sobre tus párpados repetidamente.
-Sh, yo sé que vos podés- susurra para calmarte. Sus caderas se mueven casi milimétricamente para permitir que te acostumbres a la intrusión, la sensación es suficiente para hacerte perder la cabeza y hundir las uñas en su piel-. ¿Así te gusta? ¿Sí…?
-Más, Enzo, por favor.
Se adentra por completo y gritás de placer cuando sus embestidas se tornan brutales, abusa de tu interior mientras una de sus manos se cola sutilmente por debajo de su suéter y comienza a jugar con tus pechos: sus dedos se cierran sobre tus pezones, los pellizca, tira de ellos hasta hacerte llorar y pedirle que pare, que siga, suplicando hasta que tus palabras pierden todo sentido.
Se detiene por un segundo para adoptar otra posición y toma tus caderas con fuerza, acercando tu cuerpo al suyo tanto como le es posible y moviéndote completamente a su antojo. El roce de tu centro con su pelvis causa estragos en tu ser y te sentís al borde de otro orgasmo, pero lo que finalmente te lleva al clímax es su mano presionando sobre tu abdomen bajo, justo donde su miembro provoca un bulto. Tus manos encuentran sus muñecas y el placer es tan intenso que por un segundo intentás detenerlo, incapaz de tolerarlo, pero él continúa con sus movimientos.
-Dios, cómo me encanta tu conchita apretada- dice entre dientes, capturando tus muñecas con una mano y tirando de ellas hasta que quedás sentada sobre él-. Me encantás.
Su mano acaricia tu cabello, tu rostro y se desliza fugazmente sobre uno de tus pechos cubierto por su suéter. Se recuesta y colocás tus manos sobre su pecho desnudo para ayudarte, creás un suave vaivén con tus caderas mientras sentís las yemas de sus dedos recorriendo tus muslos y cómo la fricción con su piel amenaza con llevarte al borde de la sobre estimulación. Tus piernas se fatigan rápidamente y tus músculos protestan, pero aún así continuás con tus movimientos hasta perder el equilibrio.
-No puedo…- lamentás, avergonzada, pero su sonrisa es tranquilizadora al igual que sus caricias en tu costado. Incluso en un momento así, sus pupilas dilatadas no impiden que su usual calidez siga reflejándose en sus ojos oscuros y en los gestos que te dirige.
Apoya las plantas de sus pies en el colchón para darse impulso y comienza a embestirte con tanta fuerza que caés sobre su pecho. Besás su cuello, sus clavículas y cada centímetro de piel que encontrás hasta llegar a su boca y confesar entrecortadamente cuánto te encanta, cuán profundo se siente dentro tuyo, le otorgás permiso para hacer con vos lo que él quiera.
Tira de tu cabello para obligarte a mirarlo a los ojos, su mano desciende hasta tu cuello y te besa desesperadamente. Entre besos te ordena que te toques y cuando lo hacés sabés que no vas a durar mucho más: no con la precisión de sus movimientos, dando en tu punto dulce repetidamente, o con la forma en que su mirada busca la tuya constantemente.
-Voy a…- un gemido le impide terminar la oración.
-Adentro, por favor- suplicás.
El ritmo de sus caderas se vuelve errático, ansioso, pero cuando te escucha gemir su nombre y siente tus paredes contrayéndose no puede evitar salpicar tu interior con su semen. El calor de su orgasmo prolonga el tuyo aún más y te movés levemente sobre él, disfrutando la forma en que se queja a causa de la sensibilidad. Tu oído descansa sobre su pecho y oís sus latidos.
-Enzo…- cerrás los ojos por un momento al sentir sus dedos dibujando formas sobre tu espalda, alzás la vista para encontrar sus ojos-. Te quiero.
Una sonrisa se apodera de sus labios, su belleza te hace suspirar.
-Yo también te quiero- besa tu frente-. Muchísimo.
Sentís tus fluidos y los suyos sobre su abdomen, goteando por tus muslos, pero permanecen así durante largo rato mientras repiten te quiero un sinfín de veces.
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You are in love | Esteban Kukuriczka.
sumario: noches de pizza con tu amigo… claro, amigo.
advertencias: sexo explícito (+18) , penetración, sexo sin protección, consumo de alcohol.
créditos: las fotos del collage fueron extraídas de pinterest, más las edite yo. la canción cuya letra utilice es You Are In love (Taylor’s Version) de Taylor Swift.
notas: honestamente, no estoy muy contenta con el resultado final pero espero que puedan disfrutarlo de todas maneras xx.
No hay pruebas, no fue demasiado, pero yo vi suficiente.
Paciente, fuera de su recibidor, me encuentro parada, esperándolo con una botella de vino bajo la axila. Aliso los pliegues de mi falda varias veces con las manos, un hábito al que recurro para evitar sucumbir a la ansiedad que me atormenta. Con la cámara de mi celular, observo mi reflejo, comprobando que mi maquillaje permanezca en su lugar, que mi cabello siga viéndose inmaculado.
No recuerdo un tiempo en el que Kuku haya sido simplemente un amigo, siempre fue más; mi confidente, el protagonista de mis fantasías, quien roba mis suspiros y miradas, de quien terminé enamorándome.
Las pisadas sobre las baldosas delatan su presencia apropincuándose, luego el traqueteo de las llaves en la cerradura, las bisagras girando en su eje para revelarlo frente a mí.
La alegría tiñe su rostro al verme, redondeando sus angulosos pómulos y centrando mi atención en la mueca en sus labios. Condenadamente cerca de mí y a la vez tan inalcanzables.
Su voz dándome la bienvenida me sacude de mi subrepticia quimera, trayéndome de un zarpazo de vuelta a la realidad. Me estrecha contra su torso, con las muñecas serpenteándose por mi cintura para atraerme más cerca.
“Traje vino, Kuku”- pronuncio, a modo de saludo, mientras lo abrazo estrechamente.
“¡Gracias, ángel! Entrá que está por llegar la comida”- informa, de manera tan casual y ligera que siento mi corazón escurrirse hasta tocar el suelo.
“Ángel” me dijo, jodiéndome para siempre. ¿Cómo seré alguna vez capaz de recuperarme de tal agravio a mi integridad? Decido asentir y adentrarme a su hogar.
Me recibe una sala de estar cálidamente iluminada, las paredes blancas cubiertas de cuadros y fotos, un aterciopelado sofá rojo situado en medio de la habitación.
Me acerco a una repisa de madera, donde reposa un retrato recientemente seleccionado… todo el elenco de La Sociedad De La Nieve posando bajo el lente de su cámara, sonrisas reflejadas en nuestros rostros enmarcados.
“Esa la tomé el último día de rodaje”- me recuerda, apareciendo por detrás mío, con una mano en mi espalda baja.
No hay pruebas, un toque singular, pero yo sentí suficiente.
Mis vellos corporales se erizan ante el contacto, un escalofrío recorriéndome cargado de anticipación por lo que jamás sucederá. Asiento torpemente, deseosa de fundirme en el calor de su silueta.
Pienso en esos mismos dedos, acorralando mi piel a su paso, incendiando su sendero. Acariciando mis mejillas con ternura, colándose por mis labios, desvistiéndome con precisión.
El timbre retumbando en la sala me despierta, desarraigándome de mis maquinaciones pecaminosas. El hombre a mi lado da largas zancadas, con un caminar tímido y garbado, hasta alcanzar la puerta de madera y ojear la mirilla. Luego de cerciorarse de la identidad del intruso, le permite ingresar para que deposite el delivery entre sus brazos, marchándose luego de recibir su pago.
Sobre la mesa del comedor se halla mi bolso, el cual rebusco hasta toparme con la billetera y separar varios billetes para pagar una porción del importe de la cena.
“Dividamos los costos de la comida entre los dos, ¿te parece?”- debato, tendiéndole el dinero para así compensar la mitad de su perdida.
“Pero no, nena, ¡guarda eso! Te invito yo”- rechaza tajante al ignorar mi ofrenda, con juguetona indignación en sus facciones.
Más allá de mi recurrente insistencia, rechaza contundentemente todos mis intentos de devolverle la plata, escudándose en excusas absurdas. Una cálida sensación se apodera de mí ante su caballeroso gesto, traduciéndose en atontados vistazos en su dirección, mientras sigo cada uno de sus movimientos al sacar el par de copas de una alacena.
“Pedí pizza de ese bar que te gusta”- comienza a explicar, aun movilizándose para descorchar el vino- “la de pepperoni sigue siendo tu favorita, ¿verdad?”
Un solo paso, no fue demasiado, pero dijo suficiente.
Silencio. Silencio desgarrador y sepulcral a mi alrededor, petrificando el aire a su paso.
“¿Te acordaste?”- asevero con un hilo de voz, aunque suena más a una pregunta, reflejando mi propia inseguridad.
Mis extremidades tramitan un cosquilleo colectivo, despertándome de la anestesia que se había apoderado de mí.
“Si, obvio”- le resta importancia, sirviendo la bebida y entregándome mi copa.
Y yo entiendo lo tonto que debe sonar, pero, por un momento, me permito sentirme importante e incluso un tanto sustancial en su existencia. “Me escuchó” medito, atónita por la revelación, revolucionando todas mis ternuras dirigidas hacia él.
Mis ojos se obsesionan con su él, simplemente él y su aura dorada coronándolo como si de un halo se tratara. ¿Cómo logré tener tanta suerte?
“No me mires así, nena”- pide al devolver mi mirada, su entrecejo fruncido en concentración- “Vas a hacerme creer que los chicos tenían razón…”
Mi mueca se tiñe de confusión, no sabiendo con exactitud si se refiere a lo que yo supongo. Intento decodificar sus palabras, pero, tal vez por el prospecto de ver mi entusiasmo destrozado, me limito a repreguntar.
“¿De qué hablas, Kuku?”- atrapo mi labio inferior entre mis dientes para así detener los temblores que lo acosan.
“Ya sabes…”- se encoge de hombros, pero, al ver mi perplejidad se resigna a continuar- “Fran y Juani siempre nos cargaban con que… em, con que debíamos salir.”
Siento un hondazo envestirme de lleno y un deseo irremediable de que el mismo continúe hasta hacerme perder la conciencia.
“Ah, eso”- murmuro en voz baja, de repente completamente drenada de seguridad. Trato de difuminar mis conflictuadas preocupaciones con una risotada punzante, delatando la rigidez de mis hombros estáticos y la incomodidad en mi gesto.
¡Qué estúpida! ¿Cómo me permití alguna vez pensar que el podría sentir lo mismo que yo? Deseo tirarme al suelo y revolcarme en el bochorno que me arrima, lo suficiente para olvidarlo a él con sus grandes ojos fijos y perder la cordura a manos de la vergüenza.
“Era un chiste nada más, no deseaba hacerte sentir mal”- aclara cálidamente, rodeando la mesa hasta rozar nuestros hombros.
Es absurda la cantidad irremediables de terminaciones nerviosas que logra incendiar con solo oprimir su marco con el mío. ¡Debo frenar esta locura antes de que se me vaya de las manos!
“Claro…”- suspiro, forzando una sonrisa al tomar asiento en la silla que abuso bajo mis pálidos nudillos.
Tomando la copa entre mis palmas, la balanceo hasta verter el liquido más allá de mis labios, rezando para que el espirituoso proveniente de uva disipe su comentario furtivo.
El mayor, aún parado a mi lado, hinca sus rodillas para arrodillarse y así quedar a la altura de mis ojos.
“Ángel, lo siento si te ofendí. No era mi intención”- se disculpa, escurriendo sus dígitos entre mi cabello para plegarme un mechón tras mi oreja.
“Ya sé, Kuku… y lo prometo, ¡estoy bien!”- miento descaradamente en su cara, con las comisuras adheridas a mis tensas mejillas.
Por unos prolongados segundos- que se sienten como una eternidad- nos miramos firmemente, tratando de descifrar los pensamientos cabalgando en la cabeza opuesta. Con un afectado suspiro, se levanta del suelo para luego posicionarse en la silla contigua a la mía.
Una vez asentado en su sitio, levanta el rostro para enfrentarme y toma mis temblorosas manos entre las suyas. Inmediatamente noto su calor corporal, las asperezas desperdigadas por sus palmas, sus anillos colisionando con los míos.
“Ahora entiendo cómo mi comentario pudo haber sonado y te pido perdón por ello”- alega mientras me observa, pausando en cada pequeño lunar e imperfección.
Inhibida y un tanto cohibida ante su escrutinio, desvío mis ojos hacia un costado y muerdo mi labio inferior, aprisionándolo entre mis paletas.
“No quería hacerte mal…”- confiesa, con sus orbes ahora clavados en mis labios mordisqueándose- “Sos mi mejor amiga.”
una mueca extraña en su rostro. Pausa, luego dice “sos mi mejor amiga.” Y yo supe a que se refería, está enamorado.
Una fuerza gravitacional me empuja aún más cerca suyo; envalentonada gracias a su fijación por mi boca, empiezo a disparar la ajena sin dudarlo. Deslizo una mano por su cachete, acariciando la incipiente barba creciendo allí mientras le robo un breve pico.
Al separarme, escaneo al hombre que acabo de besar, desesperada por hallar una reacción. La confusión tiñe su cara, tiene la mandíbula presionada con fuerza y un furioso sonrojo trepando hasta su nariz. Sin perder un solo minuto más. Vuelve a unir nuestras figuras en un beso, uno real esta vez.
Sus labios en contacto con los míos consienten un hambre que venía cultivando hace meses, acelerando mi deseo de conseguir más. Mi corazón late con una velocidad alarmante, saltando implacablemente contra mi caja torácica, y agravando los temblores en todo mi cuerpo.
Una danza desenfrenada se desenlaza, dando rápido paso a una intrépida batalla por apropiarse de la ventaja que implica dominarnos mutuamente. Una de sus manos se enreda en mi melena, tirándola hacia atrás mientras su lengua se apresura en inmiscuirse en mi cavidad bucal, cepillando la propia y paseándose por toda su extensión.
El aire comienza a escasear y el ardor en nuestros pulmones nos fuerzan a dividirnos, aprovecho el breve impase para deslizar mis extremidades por sus piernas y así, sentarme a horcajadas sobre su regazo.
“¿Sabes hace cuánto deseo hacer esto?”- cuestiona, entrelazando sus dígitos por mis curvas y asentándome sobre la junción de su torso y piernas.
Bajo mío, noto un bulto que comienza a alzarse, punzando mi centro deliciosamente. Sin siquiera razonarlo, muelo mis caderas contra él, percibiendo un curso de placer recorrerme entera ante la fricción contra sus pantalones.
En un arrojo de valentía, me deshago de la blusa que flamea en mis costados, arrojándola lejos nuestro. Como si de un arreglo tácito se tratara, el argentino adjunta sus labios con mi pecho y comienza a succionar mi piel con fiereza, yo me limito a atraerlo contra mí mediante su cabellera.
“Tantas veces fantasee con esto…”- admito, sin poder evitarlo, mientras él libera mi busto del corpiño.
Levito hacia su remera, forcejeando con ella hasta deshacerla hacia las baldosas y revelar su tórax al descubierto. Recubierto de pecas difuminándose en su blancura, dudo alguna vez haber visto una imagen más hermosa.
Sosteniéndose de mis muslos, se irgue y tropieza hasta toparse con el sillón, descargándome sobre el terciopelo con una impredecible agilidad. Allí, acostada en medio de su sala de estar, centro mi atención a sus dedos desenlazando mi falda con ternura, para luego despojarme por completo de mis confinamientos.
Imitando sus movimientos, aviento mis brazos hacia su entrepierna para desabrocharlo y librarlo de sus prendas. Aceleradamente, lo desvisto hasta que nuestras desnudeces son lo único que prevalece.
“Sos hermosa”- me halaga, recorriendo cada centímetro de mi piel con delicadeza, intentando memorizarlo para siempre.
Respondo con mi agarre volando hasta su palpitante erección y acariciándola juguetonamente, con constancia hasta donde me lo permite.
“Necesito sentirte adentro mío, Kuku…”- pido, sin sentir un ápice de vergüenza ante mi explicitación.
Un gruñido escapa su garganta ante mi directiva, deshaciéndose de mi toque para posicionar su polla entre los pliegues de mi coño y comenzar a adentrarse. Sollozos son lanzados en su dirección, animándolo a ir más allá, a continuar.
“Dios, estás tan apretada”- pronuncia cuando la cabeza de su pene logra tocar mi fondo, disfrutando los espasmos que mi canal le proporcionan.
En un frenesí ocasionado por la sensibilidad que su miembro me genera, embisto mis caderas para acercar nuestros centros aún más y luego retirarme, provocando un extasiante vaivén. Los gemidos retumban en el silencio del salón, con la danza que nuestros sexos lideran al fusionarse.
“Estoy enamorado de vos, ángel, desde la primera vez que te vi”- dice al observarme con atención, aun penetrándome hacia la culminación.
Sorprendida por lo inaudito de la situación, una lagrima se cuela por mis ojos y rueda en su sendero por mi mejilla ante su confesión, una que aguardo hace meses.
Esteban la recoge, interrumpiendo su trayecto hacia mi cuello para besarme nuevamente, con renovada emoción.
Y ahora comprendes por qué perdieron la cabeza y pelearon sus batallas, y por qué yo he pasado toda mi vida tratando de ponerlo en palabras.
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No hay nada más exquisito
que robarle un orgasmo a un hombre...
Puedes robarle un beso, puedes robarle un abrazo, puedes robarle una sonrisa,
puedes robarle un suspiro, pero un orgasmo
no cualquiera.
Es como robarle el panal a la abeja, pero al final, sabes que probarás lo dulce de su miel...
Es tan delicioso, hacerlo llegar al punto máximo de su placer, verlo tan expuesto,
ver cómo su cuerpo se estremece cómo vibra.
Ver esas contracciones acompañados de gemidos, de gritos, de jadeos, sus manos sujetando fuerte las sábanas, como queriendo arrancarlas de la cama.
Sus piernas se debilitan, tiemblan y llega ese momento, ese justo momento en que su sexo, desprende sus fluidos como cascada.
Como agua de manantial, que te invita a beberla, a probarla, a mojarse de ella...
Y enseguida cae su cuerpo desmayado,
extaciado, empapado ante ti...
Siéntete orgullosa y disfruta del espectáculo, que es ver a un hombre así.🫰🏻❣️
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Suspiros: en búsqueda de un encuentro soñado
~
Cada suspiro que brota de mi alma busca incansablemente el abrazo de tus labios. Sin reparo alguno, trata de encontrar tu mirada en la tenue oscuridad de mi habitación, y con fe, espera que un día no muy lejano, tu piel y mi piel juntas vean salir el sol.
— Confesión Poética 55 || @jorgema
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"Te amo". Son dos palabras que he pronunciado en todos los tonos posibles, desde el quebranto hasta el éxtasis. Te lo he dicho con lágrimas rodando, en esos días donde todo parecía derrumbarse, buscando en tu abrazo la fuerza que a mí me faltaba. Y te lo he dicho riendo, en instantes perfectos donde el universo parecía conspirar para hacernos eternos. Te lo he susurrado al recorrer tu piel, dejando con cada beso una promesa invisible de amor que ni el tiempo podrá borrar.
No hay verbo que abarque lo que siento, pero en cada caricia, en cada mirada, dejo un rastro de mi alma, esperando que, de alguna manera, entiendas lo infinito de este amor. Te amo más allá de los días, más allá de lo dicho, más allá de mí mismo.
Te amo en los recuerdos que construimos y en los futuros que imaginamos juntos, aunque algunos se hayan quedado solo en sueños. Te amo en los silencios cómodos, en las risas a carcajadas y en los suspiros que nos encuentran al final de cada jornada. Mi amor no necesita espacio ni tiempo, porque habita en el todo y en la nada, en cada estrella que brilla y en cada sombra que se esconde.
Si el destino nos lleva por caminos distintos, que lo haga; mi amor seguirá aquí, esperando, latiendo, vivo. Porque en esta vida o en cualquier otra, si algo tengo claro, es que siempre sabré reconocerte.
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CAPITULO 54 - AMOR EN EL AIRE 🔥Ⓜ️
<<Punto de vista de Liam>>
En este punto, sentía que los nervios me estaban consumiendo. Normalmente, tengo un buen autocontrol, pero por primera vez estaba luchando con ello. Con mi mano temblorosa, saqué una caja de terciopelo roja del bolsillo. Me arrodillé frente a Riley, y ella comenzó a llorar de manera descontrolada, colocando sus manos sobre su boca.
|| He esperado toda mi vida por ti. Siempre he querido casarme por amor, no por una alianza o algún tipo de ganancia política. Cuando me convertí en el Príncipe Heredero... || Hice una pausa, tratando de controlar mis emociones. || Sabía que sería difícil casarme por amor. Pensé que tendría que casarme por deber, por la corona y el país. Pero llegaste tú... || Sonreí y abrí la caja, mostrando el hermoso anillo que había traído. Tomé su mano izquierda entre las mías mientras ambos temblábamos. || Y no tuve duda alguna de que podría tenerlo todo contigo. Riley Marie Brown, reina de mi corazón, he anhelado decir estas palabras durante mucho, mucho tiempo... ¿Quieres casarte conmigo? || Riley se quedó sin palabras, sus ojos llenos de lágrimas y emoción. Asintió vigorosamente con la cabeza, incapaz de hablar al principio || ¿Eso es un sí? || Pregunté con un toque de nerviosismo, pero ella se rio y lanzó un gran suspiro.
|| ¡Sí! ¡Un millón de veces sí! || Gritó con júbilo, lanzándose hacia mí y abrazándome con fuerza, su risa y sollozos entrelazados en un torbellino de emociones. || Me casaré contigo... Seré tu esposa. || Yo sonreí y rápidamente deslicé el anillo de diamantes talla princesa de seis quilates en su dedo || Oh, Dios mío, ¡es tan hermoso, Liam! || Exclamó, admirando el anillo con ojos llenos de asombro y amor. Y nuevamente comenzó a llorar al mirar su dedo. Me reí entre dientes mientras la levantaba del suelo, atrayéndola hacia mi pecho y besando la parte superior de su cabeza.
|| Este era el diamante del anillo de compromiso de mi madre. Lo puse en una nueva configuración para ti. ||
|| Me encanta, Liam || susurró. || No puedo esperar para ser tu esposa. ||
|| Será la primera boda real desde que mi padre se casó con mi madre hace tantos años. || La miré fijamente a los ojos, su expresión era completamente ilegible salvo por su sonrisa, más brillante que nunca. Mi corazón se hinchó de emoción y la volví a levantar en mis brazos, haciéndola girar en el aire. || ¡SOY EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO! || Grité con fuerza, mientras ella reía de emoción.
|| ¿En serio? ¡No lo creo! || bromeó Riley. La acerqué rápidamente para besarla profundamente, pero también de manera tierna y apasionada. Sostenía su cuerpo apretado contra el mío mientras ella envolvía sus brazos alrededor de mi cuello, hundiéndose en mi abrazo. Después de lo que parecía una eternidad feliz, nos detuvimos para respirar. La deslicé hasta el suelo, pero aún envuelta en mis brazos, su frente apoyada contra la mía || Liam, te amo tanto. ||
|| Y yo a ti, Riley, te amo demasiado. ||
|| Pensé que el anillo de tu mamá lo tenía Madeleine. ||
|| Jamás podría habérselo dado, ella recibió otro… El anillo de mi madre estaba destinado solamente para la mujer que amo, y esa eres tú. || Tomé su rostro entre mis manos, mirándola fijamente. || Cuando pienso en todo lo que nos llevó a este momento, no puedo evitar estar asombrado por ti. No hay nadie a quien prefiera tener a mi lado ||
|| Eso es bueno, porque ciertamente no pienso dejarte nunca... Y no puedo esperar a ver qué tipo de vida podemos construir juntos, Liam. Me llena de emoción poder compartir mi vida contigo. ||
|| No tengo ninguna duda de que no solo eres la elección correcta para mí, sino también para ser la Reina de Cordonia. Serás la mejor Reina y duquesa que Cordonia haya tenido. || Al decir esto, ella me miró confundida.
|| ¿Duquesa? ||
|| Así es, mi amor. Uno de los beneficios de ser Reina es que, al llegar a Cordonia, serás nombrada duquesa. Hay algunos ducados no reclamados, y se te legará uno como parte de convertirte en mi reina. Eso es solo uno de los muchos beneficios que vendrán. Creo que los disfrutarás. || Le dije con una inmensa felicidad.
|| ¿Y uno de esos beneficios es casarme contigo? || Me dijo con una amplia risa, haciendo que yo riera igual.
|| Bueno, ese es uno de los principales. || Respondí mientras ella se acercaba más a mí, tomando mi rostro entre sus manos y acariciándolo suavemente. Me dio un tierno beso en los labios.
|| Liam, casarme contigo es el único beneficio que me importa. || Me dijo, y aún no puedo creer la maravillosa mujer que he encontrado. Muchas, como Madeleine, buscan la posición y el renombre. Pero a Riley no le importa nada de eso. La miré asombrado y sorprendido.
|| Pensé que estarías complacida también con la perspectiva de tener tu propia casa y tierras... Pero ciertamente no me quejaré si me prefieres a mí. Los arreglos aún están en progreso, pero no te imaginas lo ansioso que estoy por mostrarte tu nuevo ducado. Tengo el ducado perfecto para ti. || Le dije, pero de repente, la idea de sus sentimientos hacia Drake volvió a mi mente. ¿Qué pasa si Riley no solo lo ama como amigo sino como algo más? ¿Estoy dispuesto a compartir?
|| Liam, ¿qué pasa? || me preguntó, su voz llena de confusión y preocupación.
|| Riley... || Suspiré, sintiendo cómo la inseguridad y el miedo me consumían. || No puedo evitar sentirme aterrado por lo que sientes por Drake. Quiero que seas feliz, eso es lo más importante para mí, pero cuando Drake se entere de que nos vamos a casar, se va a sentir miserable. Existe... bueno, tú sabes que tenemos el acuerdo Cordoniano, en el que yo podría ayudarlos a los dos. Aunque me duele profundamente, estoy dispuesto a dejar que Drake y tú tengan los momentos que necesiten. || Mis palabras salieron con un nudo en la garganta. Riley me miró, sus ojos llenos de admiración y sorpresa, dio un paso atrás, observándome con atención.
|| Liam, ¿por qué me estás sugiriendo esto? || Dijo, frunciendo el ceño mientras yo me pasaba la mano por el cabello, tratando de encontrar el valor para continuar.
|| Riley, tu felicidad es lo más importante para mí. Como he dicho muchas veces, Drake es como mi hermano. Siempre me ha apoyado y respaldado. Sé que dije que no me gustaría compartirte, pero quizás hacerlo sea una manera de apoyar a Drake de la misma forma en que él lo ha sido conmigo. Pero... || Mi voz se quebró un poco. || No puedo soportar la idea de que te alejes de mí, incluso por un momento. Aun así, estoy dispuesto a hacerlo porque quiero darte todo lo que necesitas, incluso si eso significa compartirte. || Bajé la mirada rápidamente, sin poder creer lo que acababa de proponer.
|| Liam, mírame... || dijo Riley con lágrimas en los ojos, tomando mis manos con fuerza. Lentamente levanté el rostro para encontrarme con sus ojos.
|| Cuando te dije que sí a tu propuesta, no fue solo de labios para afuera. Quiero ser tu esposa, tu Reina, tu pareja, tu amante. Quiero ser tuya por completo. || Su mirada se suavizó y acarició mi mejilla. || Lamento tanto haberte herido así… No era mi intención. Me ilusioné, me enamoré y me confundí con Drake y… || Cerró los ojos con fuerza, como tomando ánimo. || Y sí, estuve con él. Pero fue un error. Me dejé llevar por mis sentimientos y emociones. Pero como te dije, el amor que siento por él no es el mismo que siento por ti. Ahora te pertenezco solo a ti, Liam. No quiero a otro, soy tuya completa y totalmente a partir de este momento. ||
|| ¿Lo dices en serio? || La miré con nostalgia mientras mi voz temblaba de emoción.
|| Lo digo en serio, mi amor… Soy solo tuya. || Me sonrió y se inclinó, trazando sus labios sobre mi cuello, mandíbula y hasta llegar a mi boca. Nuestro beso fue suave al principio, pero luego se volvió más firme. Riley de repente empujó su cuerpo contra el mío mientras yo pasaba mis brazos alrededor de su cintura. Mis labios y lengua se mezclaron con los suyos.
|| Eres mía, || susurré, || ¡toda y solamente mía por siempre! ||
|| Así es, hasta que la muerte nos separe, mi Liam… mi Rey, || me dijo suavemente. Apoyé mi frente contra la suya mientras la miraba con ternura.
|| Mi Riley… mi Reina, || suspiré, recordando que tenía una última parada en mente. Aclaré mi garganta. || Cierto, tengo un último plan para la aventura de esta noche... claro, si eso es lo que mi futura Reina desea. ||
|| Usted manda… mi Rey. || Me dijo y tomé su mano y comenzamos a caminar de regreso al helicóptero.
|| Tendremos un hermoso paseo para ver Nueva York en su esplendor desde los cielos y luego una cena privada en la suite presidencial del hotel. ¿Qué dices? Deseo seguir disfrutando de esta hermosa velada juntos antes de anunciar al mundo nuestras noticias. ||
|| No hay nada más que me encantaría hacer. ||
Al subir al helicóptero, las luces de la ciudad empezaron a brillar como estrellas en un cielo despejado. El piloto despegó suavemente, y pronto estábamos volando sobre el imponente horizonte de Manhattan. La vista era impresionante: rascacielos iluminados, puentes resplandecientes y el río Hudson reflejando el brillo de la ciudad.
|| ¿Cuál es tu parte favorita en Nueva York? || De repente pregunté.
|| Mmmm tendría que decir que conocerte... || Dijo y me reí mientras que ella me miraba levantando una ceja || Es en serio, no te rías… cuando vivía aquí, pensé que no podía haber nada más emocionante que la vida en la gran ciudad, pero luego conocí a un guapo extraño en un bar y la palabra aventura adquirió un significado completamente nuevo… Liam, eres el regalo más grande que esta ciudad me dio ||
|| Mi amor, tú eres el mayor regalo que me ha dado la vida... || Le dije y Riley me apretó la mano, sus ojos brillando con emoción y amor || Quería que esta noche fuera inolvidable, una celebración de nuestro amor en el corazón de una de las ciudades más emblemáticas del mundo ||
|| Es perfecto, Liam. Todo esto es perfecto. Esta ciudad siempre tendrá un lugar especial en nuestros corazones ¿Verdad? ||
|| Así es… Siempre tendrá un lugar || Le dije con certeza.
Al aterrizar en el helipuerto, una limusina nos esperaba para llevarnos de regreso al hotel. Llegamos al The Langham, donde la suite presidencial estaba preparada para una cena privada. La habitación estaba decorada con velas y flores, creando un ambiente íntimo y romántico.
|| Después de ti mi Reina, todo esto es para ti, || le dije, tomando su mano mientras nos sentábamos. || Porque quiero que cada momento contigo sea tan especial como tú lo eres para mí. ||
Riley me miró, sus ojos llenos de amor y gratitud.
|| No puedo esperar a pasar el resto de mi vida contigo, Liam. Eres mi todo. ||
**
<<Punto de vista de Riley>>
Disfrutamos de una cena exquisita en la que el tiempo pareció detenerse para nosotros. Fue una noche en la que nos sentimos completamente libres, como si no hubiera nada que nos atara. Estábamos solo él y yo, sin preocupaciones, sin miedos. Después de la comida, nos entregamos a una balada romántica que parecía haber sido escrita para nosotros. Nuestros cuerpos se movían al ritmo de la música, pero lo que realmente se podía sentir era el latido sincronizado de nuestros corazones, palpitando de alegría y amor.
Liam me miró con una profundidad que me conmovió. Su sonrisa era una promesa de amor eterno, y lentamente me incliné hacia él, nuestros labios encontrándose en un beso que se volvía cada vez más ardiente. Sus brazos me envolvieron con fuerza, como si quisiera fundirse conmigo en un solo ser. Cada toque, cada caricia, estaba cargado de una pasión que habíamos estado esperando tanto tiempo.
Nos separamos un poco, nuestras frentes aún unidas, y su voz vibraba con una felicidad incontrolable.
|| Estoy tan feliz de poder besarte con libertad, sin miedos. Si quiero hacerlo en público, ahora lo haré sin restricciones, || me dijo con una mirada que era a la vez ardiente y tierna.
|| Yo también soy feliz, pero… ¿Qué te parece si hacemos esto? || Le susurré mientras lo empujaba suavemente hacia la cama. Lo presioné contra ella, mi cuerpo sobre el suyo, y me incliné para capturar sus labios en un beso ferviente. Era un momento cargado de electricidad, nuestros labios se encontraban en una danza apasionada. Liam se apartó un poco, su mirada llena de deseo y devoción.
|| Riley, nunca te he deseado más que en este momento. || me dijo con voz profunda y cargada de emoción, mientras tomaba mi rostro entre sus manos. Nuestros ojos se encontraron, intensos y llenos de un deseo palpable. Me acerqué lentamente, mis labios buscando los suyos, y al contacto, sentí una oleada de emoción recorrer mi cuerpo. Sus labios eran cálidos y suaves, y su lengua trazó un camino en mi labio inferior que envió escalofríos por toda mi columna. Coloqué una mano sobre su pecho para encontrar estabilidad mientras el deseo se apoderaba de mí.
En un movimiento rápido y decidido, me encontré debajo de él.
|| Te deseo Liam, con todo mi ser || susurré, mi voz temblando de emoción y anhelo.
|| Tus deseos son órdenes para mi || respondió, su voz cargada de una promesa ardiente. Usó una mano para apoyarse contra la cama, mientras la otra trazaba líneas de fuego desde mi mandíbula hasta mi cuello y pecho. Su beso era voraz y urgente, como si intentara apoderarse de cada parte de mí. Comencé a desabotonar su camisa, mis dedos temblando ligeramente mientras me incliné para besar su oído y cuello. Un gemido se escapó de sus labios, resonando en mi oído y avivando aún más el deseo entre nosotros.
Poco a poco, nos fuimos despojando de nuestras ropas, cada prenda caída era un paso más hacia la intimidad completa. Nos quedamos desnudos, el calor de nuestros cuerpos fusionándose en un abrazo que nos envolvía por completo.
Coloqué mis manos en sus caderas, guiándolo mientras se hundía en mí. Cada movimiento suyo estaba lleno de una intensidad eléctrica que me recorría, desde la punta de mis pies hasta la cabeza. Sentí un hormigueo incontrolable que me envolvía, y los gemidos de placer se escapaban de mis labios, intensificados por los suyos. Mi cuerpo se arqueaba, moviéndose en perfecta sincronía con el de Liam, y en ese momento, nos fusionamos en una unidad completa.
Tras un tiempo, nos hallamos envueltos en una intimidad serena. Yacía entrelazada en los brazos de Liam, sintiendo una paz profunda que llenaba cada rincón de mi ser. La tranquilidad de la noche envolvía la habitación, y el calor de nuestros cuerpos juntos era el único consuelo que necesitábamos. Cada respiración se volvía un susurro compartido, cada latido un eco de nuestra conexión.
|| Me alegro de que estés conmigo esta noche, || respondí con una sonrisa sincera, acariciando su pecho.
Nos miramos a los ojos, compartiendo un tierno beso que reflejaba nuestra profunda satisfacción. Lentamente, el sueño comenzó a arrullarnos. Liam me atrajo aún más hacia él, envolviéndome en su abrazo con un afecto protectora. Sus brazos se ajustaron alrededor de mí como un refugio, y yo me acurruqué contra su pecho, sintiendo el ritmo calmado de su respiración.
Con el suave y constante latido de su corazón como mi guía, nos dejamos llevar por la serenidad de la noche. La calidez de su cuerpo era mi alivio, y el silencio compartido era un manto de calma que nos envolvía. En esta noche de unión y tranquilidad, nos sumimos en un sueño profundo y reparador, sabiendo que, finalmente, éramos solo nosotros.
**
A la mañana siguiente, me desperté con la suave sensación de la mano de Liam envolviendo la mía. Al abrir los ojos, vi su mirada llena de amor mientras contemplaba el anillo en mi dedo. Sus ojos se encontraron con los míos, rebosantes de ternura.
|| Buenos días, mi amor. || Su voz era un susurro lleno de ternura.
|| Buenos días, guapo, || respondí con una sonrisa radiante, mi corazón rebosante de felicidad mientras admiraba el anillo. No podía creer que, tras todo lo que habíamos pasado, estábamos finalmente comprometidos.
|| ¿Estás feliz? || Liam me preguntó, su sonrisa mostrando un destello de esperanza y amor.
|| Más de lo que podrías imaginar, || le contesté, inclinándome para besarlo con suavidad. Sentí la profundidad de mis sentimientos en cada toque de nuestros labios.
|| ¿Lista para regresar a casa? Tenemos que hacer un gran comunicado de prensa. ||
|| Muy lista… ¿Podemos avisarles a nuestros amigos después? || pregunté, sintiendo que este momento era solo nuestro.
|| En realidad, no quiero apresurarme. Quiero disfrutar de este instante contigo ahora mismo. Quiero desayunar contigo, ducharme contigo… Luego, cuando estemos en el jet y estemos por llegar, podemos reunirnos con ellos y compartir nuestra noticia. ¿Te parece? || Liam me besó tiernamente en la frente, su mirada llena de amor y promesas.
|| Claro que sí, es perfecto. || Asentí con una sonrisa emocionada, abrazándolo con fuerza. Sentí que cada segundo a su lado era un regalo, un sueño hecho realidad.
Algunas horas después, estábamos de regreso a Cordonia en el jet real. Maxwell y Hana me bombardearon con preguntas sobre la noche anterior, pero les dije que tendría que esperar hasta que llegáramos a casa para compartir detalles.
En medio del vuelo, el mensaje de Drake volvió a mi mente con fuerza. ¡Oh, no! Con toda la emoción de la noche, había olvidado por completo que había escrito para vernos. Decidí acercarme a él.
|| Hey, Drake, || le dije mientras me sentaba a su lado.
|| ¡Oh! Hola, Brown… ¿Todo bien? || me preguntó, con curiosidad en su voz.
|| Sí, todo bien. Quería disculparme por no contestar tu mensaje de ayer. La verdad es que tuve un montón de cosas que hacer y, sinceramente, me olvidé de hacerlo || Le dije, sintiendo el peso de mi descuido.
|| No te preocupes, lo entiendo… || respondió, tratando de ocultar su decepción. || Al ver que no tuve respuesta, supuse que no irías. ||
|| Lo siento tanto. ¿Era algo urgente? ¿Te gustaría hablarlo ahora? || le pregunté, ansiosa por resolverlo.
|| Mmmm… || me miró con una mezcla de curiosidad y duda, como si estuviera tratando de encontrar las palabras correctas. || Se podría decir que no es tan urgente… Pero podríamos hablarlo cuando lleguemos a Cordonia, si te parece. ||
|| Perfecto, suena bien. Hablamos allá entonces. || Le sonreí y le apreté la mano antes de regresar a mi asiento. Hana estaba acurrucada cerca de Maxwell y Liam estaba en la sala de conferencias. Aproveché para descansar en una de las camas, dejando que el cansancio de la noche anterior se desvaneciera mientras me preparaba para lo que nos esperaba en Cordonia.
**
Un tierno beso en la frente me despertó suavemente, sacándome de un sueño profundo. Al abrir los ojos, me envolvió una sensación de tranquilidad, aunque aún sentía el ligero cansancio de tantas horas de sueño. Confundida, me pregunté por qué Liam me despertaba con un gesto tan dulce.
|| Amor… Tuvimos un pequeño desvío, pero estaremos en casa muy pronto || me dijo Liam con suavidad. A medida que sus palabras penetraban en mi mente, me di cuenta de que había estado dormida sin darme cuenta, inmersa en un sueño reparador.
|| ¿Desvío? || pregunté, algo confundida. || ¿Por qué un desvío? ||
|| No te preocupes, no es nada grave. Solo quería avisarte que te espero en la sala de conferencias. He solicitado a todos que se reúnan allí antes de llegar para tener un pequeño desayuno juntos. ||
Asentí con la cabeza, agradecida por su preocupación. Liam me dio un dulce beso en la frente antes de dejarme. Me levanté para ir al baño, deseando refrescarme para el desayuno que nos esperaba. Miré mi reloj: eran alrededor de las seis y media de la mañana en Cordonia. Con emoción y anticipación, me dirigí a la sala de conferencias, donde todos ya estaban reunidos, charlando animadamente y con miradas expectantes. Les sonreí con entusiasmo al entrar.
|| Chicos, ¡realmente me alegra tanto verlos a todos aquí! Nueva York fue una montaña rusa de emociones, pero anhelo dejar atrás los hoteles y regresar a mi hogar en Cordonia. Y, por supuesto, estoy deseando ver a mi Chance. Lo he extrañado mucho… || Miré a Maxwell con cierta preocupación. || Por cierto, Max, ¿cómo está Chance? ¿A quién se lo encargaste? || Maxwell me miró con una expresión de tristeza y algo de inquietud, lo que hizo que mi corazón diera un vuelco. || ¿Maxwell? || pregunté, sintiendo una creciente preocupación.
|| Este, mi Flor… ¿Recuerdas que te comenté que tenía malas noticias que decirte? Bueno, resulta que cuando viajé a buscar a Tariq, encargué a Chance con el personal y se lo llevaron a Cordonia. Pero a él no le agradó en absoluto y… el pequeño se escapó. Aún lo siguen buscando || Maxwell me miró con tristeza, y mi angustia se reflejó en el silencio que siguió a sus palabras.
|| ¿¡QUÉ!? || exclamé, horrorizada y llena de angustia. || ¿Maxwell, por qué no me lo dijiste antes? ||
Maxwell se acercó y me abrazó por el costado, arrodillándose cerca de mi asiento.
|| No quería alarmarte más de lo necesario… Solo iba a preocuparte aún más, como lo estoy haciendo ahora. Están haciendo todo lo posible por encontrarlo, te lo prometo, mi Flor || Sus palabras me conmovieron, pero el dolor por la pérdida de Chance seguía pesando en mi pecho || Por favor no te enojes conmigo ||
Me sentí triste, pero comprendí que no tenía sentido enojarme. A pesar de todo, había superado peores situaciones.
|| Está bien, Max, tranquilo. Solo espero que aparezca pronto. Debe estar muy asustado. || dije, tratando de mantener la calma.
|| Lo sé, pero es bueno estar en casa de nuevo. Él volverá a nosotros, ya verás || añadió Max, con un atisbo de esperanza en su voz. Mi mirada bajó, reflexionando sobre cómo había dejado pasar tanto tiempo. Quizás fue mi culpa que se perdiera. De repente, sentí una mano cálida tomando la mía.
|| Tranquila, amor. También me aseguré de que lo buscaran por todos lados || me dijo Liam con ternura. En ese momento, el grupo guardó silencio. Miré a Liam con una sonrisa agradecida. De reojo, noté el leve cambio en la expresión de Drake, que reveló incomodidad y celos, aunque trató de ocultarlo. Se aclaró la garganta para romper el momento tenso.
|| Este... Liam, ¿dijiste que había algún problema de seguridad con el último tramo de nuestro vuelo? || Pregunto y Liam, con una mirada protectora hacia mí, asintió levemente, pero su mano aún mantenía un agarre cálido sobre la mía.
|| Hubo un pequeño desvío, pero no es nada de qué preocuparse. Cuando la guardia real tiene inquietudes, es mejor escucharlas. Prometo que pronto estaremos en Cordonia || dijo Liam con una sonrisa entusiasta mientras comenzábamos a disfrutar del desayuno. La atmósfera estaba cargada de alegría, y mientras conversábamos y comíamos, Liam se levantó lentamente. Sus ojos brillaban con emoción y nerviosismo mientras me miraba y lanzaba miradas furtivas a nuestros amigos, buscando el momento adecuado para revelar nuestra noticia. || ¿Lista? || me susurró con una sonrisa radiante.
|| ¡Sí, lista! || Le respondí, con el corazón latiendo con fuerza de anticipación. Liam sonrió y aclaró su garganta, un gesto que indicaba que estaba a punto de hacer anunciar las noticias.
|| Amigos, por favor, presten atención un momento || dijo Liam, capturando la atención de todos en la sala. || Antes de que lleguemos a Cordonia, Riley y yo tenemos una noticia que queremos compartir con ustedes ||
|| ¿Qué será? || preguntó Drake, con una mezcla de curiosidad y ligera incomodidad.
|| Como todos saben, mi compromiso anterior fue cancelado || anunció Liam, dirigiendo una mirada seria a Drake, quien se sorprendió. Luego, su expresión se transformó en una sonrisa radiante. || Anoche le pedí a Riley que se casara conmigo, y para mi alegría, aceptó. ¡Estamos comprometidos! || Liam mostró el anillo en mi dedo, y nuestros ojos se encontraron llenos de amor. La sala estalló en aplausos, pero noté la incomodidad en la expresión de Drake, quien dejó su comida y mostró una mezcla de incertidumbre y celos. Liam, captando la tensión, me rodeó con su brazo en un gesto protector, marcando claramente que este compromiso era solo nuestro. || Riley y yo estamos emocionados por este nuevo capítulo || dijo Liam con determinación. || Queríamos compartirlo con ustedes porque son muy importantes para nosotros. ||
|| ¡Riley, esto es maravilloso! || exclamó Hana, levantándose de su asiento para abrazarme con entusiasmo. Su alegría era contagiosa, y me envolvió en un cálido abrazo que me hizo sonreír de oreja a oreja.
|| No puedo creerlo, aunque sospechaba algo… ¡Pero necesito saberlo todo! ¿Dónde estaban? ¿Qué dijo Liam? ¿Qué dijiste tú? || preguntó Maxwell, lleno de emoción, mientras tomaba mi mano para admirar el anillo con una sonrisa radiante.
|| Las felicitaciones vienen primero; las preguntas pueden esperar hasta más tarde || intervino Drake, con un tono que trataba de sonar natural mientras evaluaba sus palabras. || Estoy… feliz por ustedes. Felicitaciones. ||
|| Gracias, amigo || respondió Liam, dándole una palmada en la espalda. Aunque Drake le devolvió una sonrisa levemente forzada, sus ojos mostraban un destello de dolor que intentaba esconder. Luego, se volvió hacia mí con una mirada que no podía disimular completamente su desilusión.
|| Gracias || dije con sinceridad, dirigiéndome a todo el grupo. Noté que Drake evitaba mirarme directamente; sabía que la noticia le había afectado más de lo que había anticipado.
|| Muy bien, estoy seguro de que todos tienen preguntas... || comenzó Liam, pero fue interrumpido de inmediato por Maxwell, que no podía contener su entusiasmo.
|| ¡No tienes idea! || exclamó Maxwell, casi saltando de su asiento. || Dime, ¿dónde fue la propuesta? ¿Qué fue lo que... ||
Justo en ese momento, el piloto anunció que íbamos a comenzar el descenso, y todos debían regresar a sus asientos. La emoción de Maxwell se desvaneci�� momentáneamente, pero su ansiedad por conocer los detalles de la propuesta era palpable.
|| Qué pena, pero parece que tendremos que posponer las preguntas para después... || dijo Liam, envolviéndome en un cálido abrazo. || Hemos llegado a nuestro hogar. ||
La calidez y amor en su voz eran evidentes. Finalmente, estábamos de vuelta en nuestra amada Cordonia. La sensación de estar en casa, con Liam a mi lado, llenaba el aire mientras el jet descendía suavemente.
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Little rainbow (Wukong x Kiyo)
Los cálidos rayos del sol se filtraban en la habitación del hospital, donde dos dioses contemplaban a su pequeña criatura. Kiyo se encontraba recostada sobre blancas almohadas, con el monito acurrucado en sus brazos maternales.
El recién nacido dormía plácidamente, ajeno al mundo, apenas unas horas después de ver la luz por primera vez. Kiyo lo miraba enamorada, olvidando el cansancio de tantas horas de parto.
Con delicadeza, deslizó sus dedos por la espalda del bebé, conteniendo a duras penas las lágrimas que amenazaban por escapar. A su lado, su amado esposo la miraba en silencio, compartiendo aquel momento de gracia.
—Es tan pequeño...— musitó Kiyo, derritiéndose de ternura. Su criatura era aún más diminuta que los niños humanos, siendo tan pequeño y delgado.
—Los monos son más pequeños que los bebés humanos— observó Wukong con sabiduría, recordando a los pequeños monitos de su montaña.
Con suma delicadeza, envolvió a Kiyo en un cálido abrazo, cuidando de no causarle el menor malestar tras las horas de parto. Recargó su mentón en el hombro de su amada, uniéndose a ella en la contemplación del pequeño milagro entre sus brazos.
Sus toscas manos, endurecidas por las batallas, rozaron con infinita ternura la mejilla del bebé. Sus deditos eran más frágiles que el pétalo de una flor, y su boquita y sonrosadas mejillas despertaban una oleada de amor en lo más hondo de su alma.
—¿Has pensado ya en un nombre para él? —preguntó Kiyo después de unos minutos de silencio, buscando la mirada dorada de su amado.
—Eso es fácil —rio Wukong entre dientes, estrechando con más fuerza a su familia—. Claramente se llamará Wukong Jr, es mi viva imagen— expresó con orgullo.
La pelinegra frunció el entrecejo al escuchar tal ocurrencia. Con delicadeza acunó al bebé entre sus brazos, como protegiéndolo de aquel nombre.
—Nuestro hijo no llevará tu nombre —se negó con suavidad—. Él es su propia persona y merece un nombre propio
—Pero, mi lluvia... —se quejó Wukong con un puchero, antes de dejar escapar un suspiro resignado—. Bien, dime qué nombres tienes en mente. Espero al menos que sean más bonitos o será Wukong jr —soltó con una sonrisa burlona.
Kiyo sonrió, preparándose para crear unos segundos de suspenso antes de hablar.
—Se llamará Mixtli —anunció con orgullo. Un bufido escapó de los labios de Wukong.
—¿Mixtli? ¿Qué clase de nombre es ese?
—Significa "nube" en náhuatl —explicó Kiyo mirándolo con dulzura. — Nuestro hijo no será solo chino, también llevará en sí las raíces de mi cultura.
—Lo sé, lo sé —concedió Wukong haciendo muecas. — pero no estoy seguro...
—Pero solecito, a mí me encanta Mixtli —insistió Kiyo con un puchero. Tras reflexionar un momento, propuso. — ¿Qué tal si tiene dos nombres? elige tú su otro nombre, pero no Wukong Jr
Wukong frunció el ceño, sumido en reflexiones. Jamás había pensado en tener que nombrar a un hijo, acostumbrado a la idea de llamarlo como él. Pero deseaba honrar los orígenes de Kiyo también.
Se apartó un poco y contempló al bebé en silencio, analizando sus delicados rasgos en busca de la esencia oculta tras ellos. Poco a poco, una sonrisa se dibujó en su rostro.
─Creo que tiene cara de Kai ─declaró con orgullo.
─ ¿Kai? Podrías haber elegido algo más corto ─bromeó Kiyo con tono sarcástico.
─Oye, Kai es un nombre noble... ─se quejó con dulzura─ Además, dijiste que serían dos. Kai Mixtli suena armonioso, ¿no crees?
—Pero solecito, el punto no es...
Kiyo no alcanzó a terminar cuando un llanto interrumpió sus palabras. Con delicadeza acunó a Kai, susurrándole cálidas palabras mientras lo mecía.
—Tranquilo, mami y papi están aquí... —musitaba arrullándolo. Pero los sollozos del bebé no cesaban.
Wukong los contempló en silencio y un semblante serio. Con suavidad acarició los finos cabellos del pequeño, calmando su llanto para sorpresa de todos. El silencio reino en la habitación unos momentos.
—¿Pensaste alguna vez en ser madre? —preguntó Wukong en tono reflexivo, sin apartar la vista del niño.
—No realmente, al menos no tan pronto —confesó Kiyo confundida—. Cuando nos casamos comencé a imaginarlo, pero nuestro hijo fue... Una sorpresa.
—Y... ¿No te molesta? — murmuró Wukong con una vulnerabilidad poco común en él.
Kiyo lo miró con ternura, intuyendo sus inquietudes. Sostuvo al bebé con una mano mientras la otra tomaba la mejilla de su amado.
—¿Qué es lo que realmente te preocupa, cariño? — inquirió acariciando su rostro.
Wukong suspiró hondo.
—Tengo miedo de ser mal padre —confesó al fin. — Yo no tengo padres, nací de una roca, sólo estuvieron mis maestros, pero jamás los vi como figuras paternas. Sé que podría cometer errores y lastimar a Kai sin querer. No quiero defraudarlo...— decía, alzando su mirada al pequeño fruto de su amor. Sus ojos se entrecerraron un poco. — tengo miedo de lastimarlo o ponerlo en peligro como he hecho con MK, Macaque... Con todos. No quiero que él pase por todo eso y mucho menos por mi culpa...
—Wukong, no puedo asegurarte de que serás el mejor padre, el futuro es incierto —susurró Kiyo acariciando su rostro con dulzura. — Tampoco yo sé si estaré a la altura, pero una cosa sí puedo prometerte: estaremos juntos en esto...— sonrió, buscando confortar a su esposo. — Tus dudas y temores demuestran que realmente lo amas y quieres lo mejor para él. Eso es lo verdaderamente importante. No necesitas ser el padre perfecto, sólo ser el padre que Kai merece: aquel que lo ame incondicionalmente, lo escuche, lo guíe y proteja. Y de eso estoy segura de que eres capaz...
Wukong sintió que sus miedos comenzaban a disolverse ante la mirada llena de fe y confianza de Kiyo. Ella creía en él aun cuando él mismo no lo hacía. Y si ella confiaba en que juntos podrían ser buenos padres, él también empezaba a creerlo. Sus labios se curvaron en una sincera sonrisa, entregándose de lleno a su nueva misión como protector de aquella preciosa vida que había creado junto a su esposa.
—Gracias, mi amor— murmuró, estrechándola entre sus brazos con cuidado de no aplastar al bebé. — Estar juntos es todo lo que necesito. Haré lo mejor por nuestro hijo, te lo prometo.
—Confía en mí, también tengo mucho miedo... —susurró Kiyo separándose lentamente de su abrazo para mirar el rostro de su esposo. — Pero ¿sabes qué es lo que me da fuerzas? Ver tus ojos dorados. Al mirar en ellos cada día recuerdo todo mi pasado y veo todo lo que hemos recorrido juntos. Ya no soy aquella chica triste y sola que una vez fui, ahora soy tu esposa, la madre de nuestro pequeño hijo y la diosa de la lluvia. No podría desear un futuro mejor. Tú salvaste mi vida tan solo con tu mirada...y seguir viendo esos lindos ojos todos los días solo me recuerdan lo feliz que soy actualmente y lo feliz que seguiré siendo a tu lado.
Wukong acarició su mejilla con ternura y la estrechó de nuevo entre sus brazos, ocultando el rostro en su cuello y respirando su aroma.
—Creo que en realidad nos hemos salvado mutuamente sin darnos cuenta —susurró, con la voz quebrada por la emoción, soltando un pequeño suspiro como si de esa forma, sus miedos se borran para siempre.
Kiyo sonrió dulcemente, entregándose al abrazo de Wukong con calma. Unas lágrimas de profunda felicidad se deslizaron por sus mejillas al recordar el largo camino recorrido para llegar a este momento de felicidad junto al amor de su vida. Había valido cada tropiezo, cada lágrima derramada.
Pocos segundos después, como si supiera que era el centro de atención, Kai volvió a despertar sollozando bajito y removiéndose entre sus mantas. Sus padres se separaron despacio, mirando al pequeño niño envuelto en mantas azules demandando atención.
—Creo que un buen comienzo para cualquier padre es cargar a su hijo entre sus brazos— susurró Kiyo con ternura, trasmitiéndole toda la confianza que él aún no se atrevía a darse. Extendió al pequeño bultito que sollozaba, acunándolo un instante más entre sus manos antes de depositarlo con cuidado en el pecho de Wukong.
—K-Kiyo, no creo poder...— murmuro Wukong nervioso, cortando sus palabras de inmediato cuando sintió el menudo cuerpecito de Kai acurrucarse con confianza sobre su pecho.
En silencio, el mono naranja miró con asombro al fruto de su amor. Cada respiración y movimiento del bebé lo absorbían por completo, logrando que su corazón latiera como loco. Las pequeñas manitas de Kai se agitaron buscando aferrarse a la ropa paterna, hallando en ese simple gesto el consuelo que demandaba.
Wukong contuvo el aliento, admirado por la fragilidad y perfección de tan pequeño ser. Sus miedos se desvanecieron al comprender que aquel niño ahora formaba parte de su alma. Lo envolvió con infinito cuidado entre sus brazos, maravillado al contemplarlo moverse plácidamente sobre su pecho.
—Será un honor y un privilegio ser tu padre, Kai Mixtli— susurró conmovido, sin apartar la mirada de su rostro. En ese instante supo que haría cualquier cosa con tal de verlo feliz y protegerlo por siempre. Finalmente conocía aquella palabra tan desconocida para él, paternidad.
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Aquí me tienes,
con todos mis deseos encendidos,
y con todos mis abrazos apasionados,
Aquí me tienes,
con todos mis sueños prohibidos,
donde tú eres la protagonista,
y con todos mis suspiros desordenados.
Y aquí estoy en cuerpo y alma,
para hacer tinta con todos mis besos,
y para plasmar versos con todos mis latidos….
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Esto m da un pco de vergüenza. Pero te puedo pedir algo en el que uno de los dos masturbe al otro mientras este dormido, hasta llegar al orgasmo y eso. (Con Enzo xfa)
Thxx
+18!
El calor de tu novio es lo primero que sentís cada mañana, sin falta. Emanando de su pecho -contra tu espalda o funcionando como tu almohada-, de su brazo en tu cintura o de una mano adherida a tu cadera, es una constante que te encanta y brinda confort.
Él siempre se queja de tus pies fríos cuando no llevás calcetines y tiembla cuando siente tus manos heladas colándose bajo su ropa -siempre aprovechás para explorar un poco- con la excusa de que necesitás ayuda para calentarte. Y es que Enzo irradia calor.
Su miembro erecto también.
Cuando movés tu cadera en busca de más contacto él suspira y su respiración cálida golpea tu cuello. Sus dedos se contraen por un instante, un indicador de que continúa profundamente dormido, así que con cuidado te desprendés de su abrazo y volteás para poder observarlo.
El cabello oscuro cayendo sobre su rostro y sus largas pestañas te hacen preguntarte cómo puede ser tan hermoso sin esforzarse, sin ser consciente de ello. Tus dedos recorren con delicadeza la piel suave de sus mejillas y sus labios, siempre tan tentadores, antes de que decidas llevártelos a la boca para cubrirlos con tu saliva.
Deslizás tu mano bajo su ropa interior, sin perder tiempo con sutilezas, y recorrés su extensión lentamente. Cuando te permitís tocar su punta te encontrás con una generosa cantidad de líquido preseminal y con tu pulgar te encargás de mezclar su excitación con tu saliva. Hacés brillar su piel ardiente.
Comenzás a masturbarlo con ese ritmo que él tanto disfruta, reservando siempre lo mejor para el final, provocando que de sus labios broten incontables suspiros y gemidos. El ángulo de sus cejas y sus párpados apretados sólo te motivan a continuar, desesperándote por ver más de sus reacciones.
Las mañanas siempre lo encuentran más sumiso, tal vez un poco más sensible, así que no te sorprende cuando lloriquea, todavía perdido en un sueño, y mueve sus caderas involuntariamente. Querés contenerte, prolongar más este momento, pero sentís cómo comienza a afectarte el sonido de su humedad y la sensación de su miembro pesado en tu mano.
Bajás la mirada y la escasa luz de la habitación te permite contemplar la obra maestra entre su cuerpo y el tuyo. El tamaño de tu mano es insignificante en comparación con su erección, que te parece imponente y divina, goteando ahora de una manera exagerada y patética, desesperada.
Enzo abre los ojos.
-Buenos días- lo saludás en voz baja-. ¿Cómo dormiste?
Intenta contestar y de su boca sólo sale un sonido tembloroso, una mezcla de tu nombre y una orden o una súplica. El ángulo con el que lo tocás y la firmeza de tu agarre, en combinación con la repentina rapidez de tus movimientos, pronto lo llevan hacia el borde del orgasmo.
Te sujeta por la nuca y tu rostro cerca del tuyo te permite ver la promesa que contiene su mirada... Pero cuando captura tus labios, en un beso que se torna más y más salvaje con el correr de los segundos, sabés que ya está completamente perdido.
Palpita entre tus dedos y se deja ir con un gemido grave. Su semen caliente salpica la piel de su abdomen que quedó expuesta, así como su ropa interior, las sábanas y tu cuerpo.
-No...- se queja cuando ve cómo te chupás los dedos para limpiar cualquier rastro de su liberación. Cubre su rostro con su brazo, avergonzado y excitado, pero aún así podés ver su sonrisa.
#letters to enzo#deep in thought#deep answers#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#lsdln cast#lsdln smut#lsdln x reader
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Sueño con ese abrazo, el amor anhelado, la mujer maravilla, la voz que me guía; la razón que me grita y los suspiros que dejo por ver morir el sol en la orilla de tu mano con un beso, el amor anhelado.
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Abrazos! AU
Emerald y Neo se encontraban actualmente revisando el cuarto del equipo jnpr, hoy era sábado así que si bien Iván a tardar más en despertarse lo menos que iban a hacer era quedarse encerrados, había esperado minuciosamente a que todos los integrantes salieran hasta casi las 10 am pero finalmente estába vació, meterse antes de que cierren la puerta había sido fácil (lo menos que querían era forzar la puerta y que se notará), pero hasta el momento no había ninguna información relacionada con las doncellas, y la supuesta maestra ladrona se aburrió y se quedó leyendo lo que aparentaba ser el diario de uno de los integrantes
Emerald: Acaso planeas seguir perdiendo el tiempo, o sólo eres tan incompetente como román
Neo: (Se mostró molesta y cerró el diario y agarró lo qué parecía una cuchilla secreta de su talón)
Emerald: ( No se vio intimidada pero si algo sorprendida, juraría que le quitaron su arma pero claro era una asesina a suelta era lógico qué esté más armada, habría que vigilarla más) Claro cual es tu plan tratar de lastimarme y creer que cinder no tomara represalia contigo o tu amigo
Neo: (Paró en seco y pareció recapisatar y suspiro resignada)
Emerald: Bien, ahora en verdad busca y deja revisar éso, sólo parece tener recetas extrañas de drogas o lo que sea que sea ésa cantidad de hierba
De pronto paró escuchando lo que parecía el sonido de la puerta abriéndose, pensando rápido activó su semblante aparentando ser la propia pyrrha nikos. La puerta se abrió revelando a un rubio que reconoció. Jaune arc el líder doofus de la propia pyrrha nikos, lo había investigado creyendo que al ser el líder de la propia pyrrha nikos sería de tomar en cuenta pero todo apuntaba a que era un fraude y una decepción, aún no entendía por qué el termino como líder
Jaune: ¿Pyrrha? Te estuve buscándote por todos lados y tu también nora
Emerald se dio la vuelta mirando como neo adoptó la forma de la segunda integrante femenino del equipo jnpr
Emerald (P): O estába prestandoles unos apuntes de clases a... nora si
Neo (No): (Asiente)
Jaune: ¿Me están ocultando algo? ¿Nora estás muy callada?
Neo (No): (Neo algo nerviosa apunta a su cuello y se lo frota)
Emerald (P): Oh! Eh le duele un poco la garganta hace un rato
Jaune: No lo se, la vi hablando hace rato y saliste muy rápido a resguardarla. Espera creo que ya se lo que pasa
Emerald (Pensando): Mierda, es más perspicaz de lo que aparenta (miro a neo y asintió aparentemente teniendo las mismas intenciónes)
Jaune: Si... Están enojadas conmigo
Emerald (P): Tu.... Espera ¿que?
Jaune: Ya se, primero empeze haciendo masejes sólo para ustedes y luego vino el equipo rwby y luego tubo que haber una pausa por la cantidad y todo eso, pero quiero que sepan que ustedes son únicas somos más que un equipo y sin importar con cuántas personas atienda ustedes tienen un lugar especial en mi corazón
Emerald volvió a ver a neo y está volvió a asentir como diciéndole que le sigua la corriente o también probablemente sólo le estába tomando el pelo
Emerald (P): Nos-nos atrapaste no queríamos decir nada para no hacer problemas
Jaune: No no, yo lo siente, aún que me alegra hacer a todos felices, soy su lider y su felicidad esta ante todo, así que, que les parece si hago una exención y les hago un doble mimo
Emerald (P): Seguro....
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Absolutamente todos sabemos cómo terminará esto
Pd: Hola howlingday agradezco que te tomes la libertad de traducir mis post pero noté que el último de abrazos está algo incompleto le falta la parte dónde ruby y pyrrha hablan antes de yang y compañía
Hugs! AU Emerald and Neo were currently checking the jnpr team's room. Today was Saturday, so although Ivan was going to take longer to wake up, the least they were going to do was stay locked in. He had waited carefully for all the members to come out until almost 10 am. but finally it was empty, getting in before they closed the door had been easy (the least they wanted was to force the door and it would be noticed), but so far there was no information related to the maids, and the supposed master thief got bored and he stayed reading what appeared to be the diary of one of the members
Emerald: Are you planning to continue wasting your time, or are you just as incompetent as Roman? Neo: (She looked upset and closed the diary and grabbed what looked like a secret blade from her heel) Emerald: (She didn't look intimidated but she was somewhat surprised, I could swear that they took her weapon but of course she was a murderer on the loose, it was logical that she would be more armed, we would have to watch her more) Of course what is your plan to try to hurt me and believe that Cinder won't retaliate against you or your friend? Neo: (She stopped short and seemed to reconsider and sigh resignedly) Emerald: Okay, now actually look it up and check that out, it just seems to have strange prescriptions for drugs or whatever that amount of weed is. Suddenly he stopped listening to what seemed like the sound of the door opening, thinking quickly he activated his face, appearing to be Pyrrha Nikos herself. The door opened revealing a blonde he recognized. Jaune arc, the Doofus leader of Pyrrha Nikos herself, had investigated him, believing that being the leader of Pyrrha Nikos herself would be taken into account, but everything pointed to him being a fraud and a disappointment. He still did not understand why he termed him leader.Jaune: Pyrrha? I was looking for you everywhere and you too Nora Emerald turned around watching as Neo took the form of the second female member of the JNPR team. Emerald (P): Or I was lending some class notes to... Nora yeah. Neo (N): (Nods) Jaune: Are you hiding something from me? Nora, why are you very quiet? Neo (N): (Neo, somewhat nervous, points to her neck and rubs it) Emerald (P): Oh! Hey, your throat hurt a little a little while ago. Jaune: I don't know, I saw her talking a while ago and you went out very quickly to protect her. Wait, I think I know what's happening. Emerald (Thinking): Shit, he's more insightful than he looks (She looked at neo and nodded, apparently having the same intentions) Jaune: Yes... They're mad at me. Emerald (P): You.... Wait what? Jaune: I know, first I started doing massages just for you and then team RWBY came and then there had to be a pause because of the quantity and all that, but I want you to know that you are unique, we are more than a team and no matter how many people pay attention you have a special place in my heart. Emerald volvió a ver a neo y está volvió a asentir como diciéndole que le sigua la corriente o también probablemente sólo le estába tomando el pelo. Emerald (P): We-you caught us! we didn't want to say anything so as not to cause problems. Jaune: No, no, I'm sorry, even though I'm happy to make everyone happy, I'm your leader and your happiness comes first and foremost, so what do you think if I make an exemption and give you a double pampering? Emerald (P): Sure... ----------
We absolutely all know how this will end. PS: Hello howlingday, I appreciate that you take the liberty of translating my posts but I noticed that the last one about hugs is somewhat incomplete, it is missing the part where ruby and pyrrha talk before yang and company.
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Hello, hello! And I apologize for incomplete translation. For some reason, [tumblr] wouldn't let me post the full thing. I'm loving the story, though.
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La vida se nos está yendo en un suspiro, el mañana se está volviendo algo tan lejano e incierto. Disfrutemos nuestra familia, amigos, conocidos. No esperemos el mañana para dar un abrazo, para decir un “te quiero” porque en el hoy y mañana hay una gran diferencia. Muchas veces no hay un mañana, no hay un después simplemente un hoy, un ya.
DDB
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Quisiera creer que alguna vez fuiste real, que todas esas experiencias profundas que compartimos y abrazos sucedieron, que no fue solamente el delirante efecto de mis suspiros, ni un espejismo proyectado por un alma anhelante de tu magnífico ser.
#escritos#notas#escribir#destino#frases#literatura#diario#español#vida#nostalgia#textos#poesia#amor#sueños#realidades#lo que siento#lo que escribo
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