#Modo de visitar los conventos
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Ambientación
Si preguntas por Whisper Hill pocos serán los que puedan hablarte del pueblo de no haber sido conectados con él de algún modo. Se trata de un entorno idílico donde el tiempo parece haberse quedado detenido o fluir de un modo distinto. Un hermoso valle rodeado de cerros, un lugar conectado con la naturaleza donde poder darte el lujo de respirar aire fresco.
Grandes y antiguas casas, recónditos parajes donde perderte encontrándote con la historia del pueblo. Y gentes dispuestas a acogerte en busca del resurgir de los tiempos de antaño. Prósperos y colmados de sangre nueva, habitantes deseosos de desarrollarse haciendo de Whisper Hill un lugar al que llamar hogar.
Las granjas de las afueras se rodean de enormes campos de trigo donde la ganadería también tiene su cabida. El bosque parece sacado de un paraje bucólico, alimentado por el caudaloso río que nutre todo a su alrededor incluido el subsuelo desde su raíz. Aquí todo crece. Cualquier semilla es bien recibida haciéndola prosperar con la ayuda de un clima agradable, a veces salpicado por una densa niebla que parece cubrirlo todo dándole un toque irreal, casi legendario.
El viejo convento y el sanatorio son construcciones a visitar, los vestigios de los primeros tiempos de los que apenas quedan las ruinas. El nobiliario caserón de los Hill en lo alto del cerro o el famoso aserradero del que proceden las maderas de las casas del camping a orillas del lago, incluso el negocio de antigüedades de la plaza donde podrás escuchas acerca de las supersticiones e historias de las que no todos hablan. Historias como la de Hearth Hill, también conocido como el castillo del pueblo, construido por el magnate del tabaco Thomas Ginter como regalo a su prometida fallecida en extrañas circunstancias y de la que, se dice, quedó siempre atada a la famosa construcción que sirve hoy de hotel e incluso posada de ser visitada por la entrada posterior antaño la casa de invitados.
La silenciosa y tranquila escuela ha recuperado su alegría tras tantos años con la llegada de nuevas familias. Una hermosa pared pintada de azul y cubierta de diferentes manos salpicadas de color reciben a sus alevines, el viejo teatro ha sido reformado para acoger a los estudiantes de niveles superiores acogiendo también las actividades culturales del pueblo.
El viejo embalse donde muchos mantienen sus barcas para recreo, pesca o cruzar al otro lado, permanece perenne y silencioso. Menos en noches de luna llena cuando según las viejas leyendas, aún se escuchan las campanas de la vieja iglesia hundida en el fondo.
Las renovadas casas dispuestas a acoger a los nuevos habitantes se encuentran cerca de las afueras, una zona residencial que antiguamente perteneció a los dueños de la hidroeléctrica. Un conjunto de edificaciones que recuerdan a un pequeño pueblo dentro del pueblo, dispuestos alrededor de un enorme parque recreativo. Construcciones de techos altos y enormes ventanales, con jardines en los que disfrutar de la familia fuera del horario de trabajo.
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Pregunta Reverendo P. Angelo Bellon, Me llamo F., tengo 45 años, estoy casado y soy padre de un hermoso niño de 7 años. Le escribo porque hace tiempo estoy acosado por ciertas obsesiones, que me desgastan íntimamente. No poseo el don de la síntesis, mi historia es más bien compleja. Nací en Toscana, en una familia de sencillos artesanos, no demasiado cultos ni religiosos. Mi padre tenía la costumbre de blasfemar y de correr tras las mujeres, mi madre era una mujer muy ansiosa y oprimente. A causa de algunos problemas de salud que no se solucionaban, determinados también por las ansias de mis padres a las que estaba continuamente sometido, fui conducido donde un famoso exorcista, pasando después por una medium y en fin a una cartomante, que me sometieron a quien sabe cuales disparates. Era más bien pequeño, y los recuerdos son confusos. Las mujeres de mi familia, ancianas del sur, víctimas de la guerra y de la pobreza, practicaban el ocultismo, como quitar la ojeadura con agua y aceite pronunciando oscuros conjuros para eliminar enfermedades y maleficios. Fue también, tal vez, que gracias a este “ambiente” que desde chico me acerqué al ocultismo, practicando muy joven la nigromancia y otras prácticas esotéricas. A los 17 años entré en una escuela católica y, renegando mi pasado como ocultista, me convertí en un ferviente practicante, madurando incluso la decisión de entrar en el seminario; mientras había comenzado el periodo de discernimiento vocacional guiado por el Rector del Instituto, conocí a un religioso muy sabio, culto y afable, que se convirtió en mi padre espiritual y me guió en mi camino vocacional. Comencé a visitar el convento, elegí a un anciano sacerdote como confesor y asistía a las misas asiduamente, a los rosarios, y a diferentes devociones. Comenzó de este modo, de puntillas, mi ingreso en la Orden. En los primeros tiempos me entretenía con los religiosos por algunos días, compartiendo con ellos la cotidianidad, el refectorio, la oración. Hice ejercicios espirituales, parándome por una o dos semanas en el convento; sucesivamente fui admitido al postulantado. Transcurrí un año en un convento a ello dedicado, bajo la guía de un Padre Maestro. Mis padres lo tomaron muy mal, entre lágrimas, blasfemias, amenazas y maldiciones. Tuve que oír que hubieran preferido tener un hijo delincuente antes que sacerdote. Igualmente comencé mi camino, si bien entre dudas y momentos de angustia. La comunidad que me recibió estaba formada por religiosos ancianos y jóvenes, todos muy inteligentes y afables; con cada uno de ellos mantuve relaciones afectuosas y cordiales. Comencé a profundizar las Reglas de la Orden junto a mis compañeros de postulantado, que al cabo de pocos meses se alejaron, dejándome solo en la prueba. Junto a mi Maestro anduve por los conventos de la Provincia y así conocí otros postulantes y el lugar donde habría tenido lugar la vestición y el noviciado. Fue en ese momento que comenzaron las dudas y los problemas más grandes. Me enteré pues de la homosexualidad de algunos novicios, postulantes, conocí escándalos y hechos embarazosos, pero sobre todo choqué con la mentalidad muy progresista de la comunidad que me habría acogido para el noviciado. Convencido del hecho de que en realidad no tenía ninguna vocación y que todo había sido un gran error, volví a casa, retomé los estudios y el trabajo. Me alejé rápidamente de la Iglesia y de sus ritos, dejé de confesarme y comulgar, conocí a las chicas, tuve mis experiencias y volví a practicar el ocultismo. Sin embargo sentía algo que interiormente me carcomía, una suerte de nostalgia por algunos sitios y personas de esa orden religiosa. La vida siguió su curso, entre altibajos. Conocí a una muchacha que se convirtió en mi esposa, volví a acercarme a la vida religiosa, volví a confesarme, a comulgar y a rezar; convencí a mi novia a que se convirtiera (de hecho no estaba bautizada) y nos casamos por Iglesia. El nacimiento del niño trajo más alegría en nuestra
vida y de muy buen grado lo bautizamos, llevándolo nosotros mismos a Misa en muy tierna edad. Por motivos familiares me vi obligado a mudarme al Sur, en donde conocí una religiosidad teatral y desgraciadamente ligada a ambientes mafiosos, en donde las procesiones del Patrono se convertían en ocasiones para reverenciar al boss del pueblo. Me desconcertaron mucho la cerrazón mental y lo mojigatos de algunas personas y también de ciertos miembros del clero, comencé a tener ciertas reservas mentales, dudas teológicas, morales, que de todos modos ya poseía interiormente, varias desilusiones que no especifico, y en el arco de algunos meses abandoné definitivamente mi pertenencia a la Iglesia, declarándome ateo. Esto aportó diferentes beneficios de tipo psicológico, no advertía más el peso del pecado, la opresión del dogma y el terror por el infierno y la condenación. No sentí más la necesidad de rezar, o de pertenecer a una fe y a un Dios en el que tal vez nunca había creído. Desprecié como locuras el ocultismo practicado en el pasado. Mi esposa, que no obstante la “conversión”, seguía declarándose cada vez más agnóstica y desconfiada respecto a la moral católica, estuvo de acuerdo conmigo en que a nuestro hijo no le habríamos inculcado ninguna enseñanza religiosa, educándolo a los valores del positivismo y teniéndolo alejado de los sacerdotes y del catecismo. Perseverando en esta decisión y sintiéndome sereno por este camino, tiempo atrás sentí la necesidad de volver a ver ciertos lugares de mi juventud ligados a mi pasado con esos religiosos. Lo que al comienzo fue un nudo en la garganta se volvió una profunda angustia y turbación; volver a ver después de más de 20 años la institución y los religiosos me ha producido un extraño malestar que desembocó en una profunda crisis, durante la que hasta llegué a experimentar un enorme arrepentimiento por haberme casado y no haber proseguido mi camino en el convento. Comencé a buscar por internet y llegué por fin a la página de “Amigos Dominicos”, he vuelto a ver rostros viejos y nuevos, he vuelto a saborear algunos bellos recuerdos y hermosas sensaciones ligadas a la vida comunitaria, he experimentado envidias y añoranzas mal disimuladas. Ya no es posible volver atrás, no logro entender si detrás de todo esto hay un designio, una trampa o solamente ilusiones y confusión mental. No entiendo si es únicamente nostalgia, cariño hacia algunas exteriorizaciones ligadas a la vida conventual y a la juventud perdida, o bien hay algo más. No puedo rezar y ni siquiera creer en Dios, no acepto la moral cristiana, en especial argumentos relativos al final de la vida, el aborto y la anticoncepción; no obstante ello siento la antigua fascinación hacia la vida religiosa a la que estaba por adherir… pido un resquicio, un consejo, hasta un puntapié en el trasero, en medio de esta confusión, en este barullo de ideas y tormentos que ofuscan cada vez más mis días. Desde ahora le agradezco por la paciencia, disculpándome nuevamente por este largo escrito y confiando en una respuesta, con cariño le saludo. F. Respuesta del sacerdote Querido F., 1. Saber que el instituto religioso al que habías llegado se hubiera manchado con tan graves experiencias negativas me ha entristecido sobremanera. La homosexualidad fue un flagelo que en decenio de los noventa y también en los primeros años del 2000 se insinuó en algunos institutos religiosos. Si además de esto se mezcla con una enseñanza doctrinal espuria -que no es raro que sea provocada por la falta de pureza en el cuerpo y en los sentimientos- no pueden que ocurrir sino desastres. Y es justamente lo que emerge de los escándalos de los que hablan los periódicos. 2. También me apena por todo lo que tuviste que vivir en el noviciado. Pero ahora es inútil llorar por el pasado. Te has casado, tienes un niño. Tu deber es el que tienes en la familia y en la sociedad. En esta situación de crisis personal te digo esencialmente esto: permanece junto a Cristo. Mejor aún, permanece unido
a Cristo. Es Él tu Salvador. Ninguna institución religiosa, ni tampoco ninguna familia, esposa, o hijo o marido ,puede tomar su lugar. 3. Como primer paso te aconsejo que recomiences a confesarte y a comulgar con regularidad y frecuencia. Hay mucha suciedad de la que tienes que ser purificado. Hay muchas ataduras, como las generadas con el ocultismo y similares, de las que debes ser purificado. Por más que tú las hayas definido tonterías, justamente por ellas puede haberse aprovechado el enemigo del hombre. Confesándote nuevamente, sentirás un río de agua viva (la gracia) que vendrá para renovar tu vida y la conducirá hacia el objetivo por el que el Señor nos creó y redimió: la santidad. 4. Todo es insuficiente en nuestra vida sin tener a Cristo en el corazón por medio de la gracia santificante. Pienso que esta sea la causa de la angustia que hoy en día te atormenta. 5. Vuelve a la Misa con el corazón puro. Escucha lo que te dice el Señor a través de las lecturas y haz como Samuel que no hacía caer en el vacío tan solo una palabra del Señor. Son todas palabras que comunican vida eterna. Solamente de este modo tu vida se renueva. Y se renueva porque permites que el Espíritu Santo sople sobre ti. El soplo del Espíritu Santo trae consigo la frescura de la vida renovada por la resurrección de Cristo. 6. Durante la confesión ten presente también los pecados relacionados a la anticoncepción, siempre que los haya en tu matrimonio. Los pecados contra la pureza, comenzando por la pornografía, que privan al alma de la presencia de Dios. Y la dejan devastada. Si te quedas privado de la presencia personal de Dios en el corazón, podrás participar en muchos ritos, pero no percibirás nada. Para gustar la palabra de Dios y las maravillas de la vida futura (Heb 6, 4) hace falta estar en gracia. 7. La vida de gracia,y la pureza con la que está íntimamente relacionada, son la condición necesaria para sentir la propia alma inundada por la presencia de Dios. Solamente de este modo se puede experimentar lo que dice el Salmo 36 (que tanto llamaba la atención de Santo Tomás de Aquino) "¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios! Por eso los hombres se refugian a la sombra de tus alas. Se sacian con la abundancia de tu casa, les das de beber del torrente de tus delicias" (Sal 36,8-9). Si también tú pudieras nuevamente experimentar lo que seguramente probaste al menos por algún tiempo, en tu juventud: la de sentirte colmado por la abundancia de la presencia de Dios que invadía tu alma y tu cuerpo. ¡Si pudieras sentir nuevamente la presencia y la vida de Dios que irrumpe en tu corazón, así como el agua irrumpe en un torrente y no se la puede parar… Un torrente de delicias que según dice Santo Tomas, puesto que pudo experimentarlo con abundancia, supera todas las alegrías de este mundo. Santa Teresa de Ávila dice que es como un huracán de suavidad. 8. Estoy seguro de que si durante el noviciado o el prenoviciado te hubieran hecho saborear estas cosas habrías recibido dentro de ti la fuerza para resistir a estos vaivenes. Las personas que buscaron el convento más para satisfacer las propias miserias morales que por Jesucristo,habrían podido despojarte de muchas cosas, pero no habrían podido llevarse la única verdaderamente tuya, la que nadie puede quitarte si tú no lo permites: la gracia de Dios, la gracia santificante. 9. Ahora sientes nostalgia de muchas cosas. Pero yo te invito a mirar más allá de las cosas que perdiste. Esas realidades a las que miras con nostalgia son hermosas, pero están siempre en el orden de los medios. Mira el objetivo: la santificación. Permítele a Cristo que actúe mediante el ministerio de la Iglesia tu santificación. Nunca serás plenamente feliz sin Cristo vivo, real y operante en tu corazón. Sin Cristo en tu corazón te faltará siempre la parte más preciosa que ninguna realidad y ninguna persona de este mundo puede reemplazar. 10. Juan Pablo II comenzó su primera encíclica “Redemptor hominis” con estas palabras:”Cristo, redentor del hombre, es el centro del cosmos y d
e la historia”. Vive de tal manera que Cristo sea el centro de tu vida. Ahora tengo la impresión de que esté en la periferia de tu vida. Vive de tal manera que se convierta en el centro de tu jornada. Haz que todo gire en torno a Él: con la oración matutina, con la Misa diaria, con Jesús en el corazón, siempre, con Jesús salvador de todos, llevándolo contigo dondequiera que estés y junto a cada persona. No hace falta hablar de Él o ponerse a predicar. Alcanza con que Jesús -mediante la gracia- esté dentro de ti. Si vives en gracia e intentas no ofuscar su presencia ni siquiera con el más pequeño pecado venial (por ejemplo con las palabras), Cristo a través tuyo entra en todas partes. Entra con su luz que es más penetrante que la del sol. 11. Por medio tuyo tiene que entrar antes que nada en tu esposa y luego en tu queridísimo hijo, que seguramente amas demasiado poco si no adviertes la urgencia de llevar en su corazón el bien más grande que es Cristo mismo. Los niños tienen un feeling con Jesús, justamente porque son puros. ¿Por qué negar la presencia de Cristo a tu hijo? ¿Crees que los valores del positivismo (¿y cuáles son?) puedan colmar el corazón de un niño ahora, de un muchacho después y en fin de un adulto? ¿Crees que estos valores puedan revelarle el sentido de la vida, darle fuerza en las horas dolorosas, responder a los a los deseos de su corazón? No son los valores los que sacian el corazón de un hombre. Solamente una Persona, no humana, sino divina como la de Jesucristo, puede llenar el corazón del hombre porque solo Él con su Persona puede entrar directamente. Es una prerrogativa suya. En su momento tú también viviste esta experiencia en tu corazón. Ahora la has perdido y te encuentras en “un barullo de ideas y tormentos que ofuscan cada vez más mis días”. Pero Cristo, también a través de este tu interior tormento, se está buscando a ti y te está nuevamente abriendo la puerta de tu corazón. Lo hace por ti. Pero lo hace también por tu esposa y por tu queridísimo hijo. No quiere que el corazón de tu hijo se quede sin Él. Sin Cristo dejas a tu hijo demasiado solo. Lo abandonas a una cruel soledad interior, aun si estuviera continuamente rodeado de personas. 12. Tendría muchas otras cosas que decirte y sugerirte. Pero es mejor que me detenga aquí para darle lugar a la cosa más importante: la oración para ti y tu familia. Cosa que ya he comenzado a hacer, especialmente durante la Misa. Me alegra de que el Señor te haya hecho encontrar nuestro sitio de amigos dominicos. Para muchos es un instrumento providencial. Te deseo todo bien y te bendigo. Padre Angelo
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Modo de visitar conventos: Prácticas de desierto
En Las Batuecas
MODO DE VISITAR CONVENTOS es un itinerario por espacios carmelitas para vivir una experiencia artística, contemplativa y creativa guiada por El primo de Saint Tropez y Patricia Ruz. Ahora nos llega la invitación para la propuesta tercera del ciclo, que consiste en una práctica de desierto y contemplación en el desierto de San José de las Batuecas (Salamanca) y estará dedicado a la práctica…
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Solo vine a hablar por teléfono
Una tarde de lluvias primaverales, cuando viajaba sola hacia Barcelona conduciendo un coche alquilado, María de la Luz Cervantes sufrió una avería en el desierto de los Monegros. Era una mexicana de veintisiete años, bonita y seria, que años antes había tenido un cierto nombre como artista de variedades. Estaba casada con un prestidigitador de salón, con quien iba a reunirse aquel día después de visitar a unos parientes en Zaragoza. Al cabo de una hora de señas desesperadas a los automóviles y camiones de carga que pasaban raudos en la tormenta, el conductor de un autobús destartalado se compadeció de ella. Le advirtió, eso sí, que no iba muy lejos.
-No importa -dijo María-. Lo único que necesito es un teléfono.
Era cierto, y solo lo necesitaba para prevenir a su marido de que no llegaría antes de las siete de la noche. Parecía un pajarito ensopado, con un abrigo de estudiante y los zapatos de playa en abril, y estaba tan aturdida por el percance que olvidó llevarse las llaves del automóvil. Una mujer que viajaba junto al conductor, de aspecto militar pero de maneras dulces, le dio una toalla y una manta, y le hizo un sitio a su lado. Después de secarse a medias, María se sentó, se envolvió en la manta, y trató de encender un cigarrillo, pero los fósforos estaban mojados. La vecina del asiento le dio fuego y le pidió un cigarrillo de los pocos que le quedaban secos. Mientras fumaban, María cedió a las ansias de desahogarse, y su voz resonó más que la lluvia o el traqueteo del autobús. La mujer la interrumpió con el índice en los labios.
-Están dormidas -murmuró.
María miró por encima del hombro, y vio que el autobús estaba ocupado por mujeres de edades inciertas y condiciones distintas, que dormían arropadas con mantas iguales a la suya. Contagiada por su placidez, María se enroscó en el asiento y se abandonó al rumor de la lluvia. Cuando se despertó era de noche y el aguacero se había disuelto en un sereno helado. No tenía la menor idea de cuánto tiempo había dormido ni en qué lugar del mundo se encontraban. Su vecina de asiento tenía una actitud de alerta.
-¿Dónde estamos? -le preguntó María.
-Hemos llegado -contestó la mujer.
El autobús estaba entrando en el patio empedrado de un edificio enorme y sombrío que parecía un viejo convento en un bosque de árboles colosales. Las pasajeras, alumbradas a penas por un farol del patio, permanecieron inmóviles hasta que la mujer de aspecto militar las hizo descender con un sistema de órdenes primarias, como en un parvulario. Todas eran mayores, y se movían con tal parsimonia que parecían imágenes de un sueño. María, la última en descender, pensó que eran monjas. Lo pensó menos cuando vio a varias mujeres de uniforme que las recibieron a la puerta del autobús, y que les cubrían la cabeza con las mantas para que no se mojaran, y las ponían en fila india, dirigiéndolas sin hablarles, con palmadas rítmicas y perentorias. Después de despedirse de su vecina de asiento María quiso devolverle la manta, pero ella le dijo que se cubriera la cabeza para atravesar el patio, y la devolviera en portería.
-¿Habrá un teléfono? -le preguntó María.
-Por supuesto -dijo la mujer-. Ahí mismo le indican.
Le pidió a María otro cigarrillo, y ella le dio el resto del paquete mojado. “En el camino se secan”, le dijo. La mujer le hizo un adiós con la mano desde el estribo, y casi le gritó “Buena suerte”. El autobús arrancó sin darle tiempo de más.
María empezó a correr hacia la entrada del edificio. Una guardiana trató de detenerla con una palmada enérgica, pero tuvo que apelar a un grito imperioso: “¡Alto he dicho!”. María miró por debajo de la manta, y vio unos ojos de hielo y un índice inapelable que le indicó la fila. Obedeció. Ya en el zaguán del edificio se separó del grupo y preguntó al portero dónde había un teléfono. Una de las guardianas la hizo volver a la fila con palmaditas en la espalda, mientras le decía con modos dulces:
-Por aquí, guapa, por aquí hay un teléfono.
María siguió con las otras mujeres por un corredor tenebroso, y al final entró en un dormitorio colectivo donde las guardianas recogieron las cobijas y empezaron a repartir las camas. Una mujer distinta, que a María le pareció más humana y de jerarquía más alta, recorrió la fila comparando una lista con los nombres que las recién llegadas tenían escritos en un cartón cosido en el corpiño. Cuando llegó frente a María se sorprendió de que no llevara su identificación.
-Es que yo solo vine a hablar por teléfono -le dijo María.
Le explicó a toda prisa que su automóvil se había descompuesto en la carretera. El marido, que era mago de fiestas, estaba esperándola en Barcelona para cumplir tres compromisos hasta la media noche, y quería avisarle de que no estaría a tiempo para acompañarlo. Iban a ser las siete. Él debía salir de la casa dentro de diez minutos, y ella temía que cancelara todo por su demora. La guardiana pareció escucharla con atención.
-¿Cómo te llamas? -le preguntó.
María le dijo su nombre con un suspiro de alivio, pero la mujer no lo encontró después de repasar la lista varias veces. Se lo preguntó alarmada a una guardiana, y ésta, sin nada que decir, se encogió de hombros.
-Es que yo solo vine a hablar por teléfono -dijo María.
-De acuerdo, maja -le dijo la superiora, llevándola hacia su cama con una dulzura demasiado ostensible para ser real-, si te portas bien podrás hablar por teléfono con quien quieras. Pero ahora no, mañana.
Algo sucedió entonces en la mente de María que le hizo entender por qué las mujeres del autobús se movían como en el fondo de un acuario. En realidad estaban apaciguadas con sedantes, y aquel palacio en sombras, con gruesos muros de cantería y escaleras heladas, era en realidad un hospital de enfermas mentales. Asustada, escapó corriendo del dormitorio, y antes de llegar al portón una guardiana gigantesca con un mameluco de mecánico la atrapó de un zarpazo y la inmovilizó en el suelo con una llave maestra. María la miró de través paralizada por el terror.
-Por el amor de Dios -dijo-. Le juro por mi madre muerta que solo vine a hablar por teléfono.
Le bastó con verle la cara para saber que no había súplica posible ante aquella energúmena de mameluco a quien llamaban Herculina por su fuerza descomunal. Era la encargada de los casos difíciles, y dos reclusas habían muerto estranguladas con su brazo de oso polar adiestrado en el arte de matar por descuido. El primer caso se resolvió como un accidente comprobado. El segundo fue menos claro, y Herculina fue amonestada y advertida de que la próxima vez sería investigada a fondo. La versión corriente era que aquella oveja descarriada de una familia de apellidos grandes tenía una turbia carrera de accidentes dudosos en varios manicomios de España.
Para que María durmiera la primera noche, tuvieron que inyectarle un somnífero. Antes de amanecer, cuando la despertaron las ansias de fumar, estaba amarrada por las muñecas y los tobillos en las barras de la cama. Nadie acudió a sus gritos. Por la mañana, mientras el marido no encontraba en Barcelona ninguna pista de su paradero, tuvieron que llevarla a la enfermería, pues la encontraron sin sentido en un pantano de sus propias miserias.
No supo cuánto tiempo había pasado cuando volvió en sí. Pero entonces el mundo era un remanso de amor, y estaba frente a su cama un anciano monumental, con una andadura de plantígrado y una sonrisa sedante, que con dos pases maestros le devolvió la dicha de vivir. Era el director del sanatorio.
Antes de decirle nada, sin saludarlo siquiera, María le pidió un cigarrillo. Él se lo dio encendido, y le regaló el paquete casi lleno. María no pudo reprimir el llanto.
-Aprovecha ahora para llorar cuanto quieras -le dijo el médico, con voz adormecedora-. No hay mejor remedio que las lágrimas.
María se desahogó sin pudor, como nunca logró hacerlo con sus amantes casuales en los tedios de después del amor. Mientras la oía, el médico la peinaba con los dedos, le arreglaba la almohada para que respirara mejor, la guiaba por el laberinto de su incertidumbre con una sabiduría y una dulzura que ella no había soñado jamás. Era, por primera vez en su vida, el prodigio de ser comprendida por un hombre que la escuchaba con toda el alma sin esperar la recompensa de acostarse con ella. Al cabo de una hora larga, desahogada a fondo, le pidió autorización para hablarle por teléfono a su marido.
El médico se incorporo con toda la majestad de su rango. “Todavía no, reina”, le dijo, dándole en la mejilla la palmadita más tierna que había sentido nunca. “Todo se hará a su tiempo”. Le hizo desde la puerta una bendición episcopal, y desapareció para siempre.
-Confía en mi -le dijo.
Esa misma tarde María fue inscrita en el asilo con un número de serie, y con un comentario superficial sobre el enigma de su procedencia y las dudas sobre su identidad. Al margen quedó una calificación escrita de puño y letra del director: agitada.
Tal como María lo había previsto, el marido salió de su modesto apartamento del barrio de Horta con media hora de retraso para cumplir los tres compromisos. Era la primera vez que ella no llegaba a tiempo en casi dos años de una unión libre bien concertada, y él entendió el retraso por la ferocidad de las lluvias que asolaron la provincia aquel fin de semana. Antes de salir dejó un mensaje clavado en la puerta con el itinerario de la noche.
En la primera fiesta, con todos los niños disfrazados de canguro, prescindió del truco estelar de los peces invisibles porque no podía hacerlo sin la ayuda de ella. El segundo compromiso era en casa de una anciana de noventa y tres años, en silla de ruedas, que se preciaba de haber celebrado cada uno de sus últimos treinta cumpleaños con un mago distinto. Él estaba tan contrariado con la demora de María, que no pudo concentrarse en las suertes más simples. El tercer compromiso era el de todas las noches en un café concierto de las Ramblas, donde actuó sin inspiración para un grupo de turistas franceses que no pudieron creer lo que veían porque se negaban a creer en la magia. Después de cada representación llamó por teléfono a su casa, y esperó sin ilusiones a que María le contestara. En la última ya no pudo reprimir la inquietud de que algo malo había ocurrido.
De regreso a casa en la camioneta adaptada para las funciones públicas vio el esplendor de la primavera en las palmeras del Paseo de Gracia, y lo estremeció el pensamiento aciago de cómo podía ser la ciudad sin María. La última esperanza se desvaneció cuando encontró su recado todavía prendido en la puerta. Estaba tan contrariado, que se le olvidó darle la comida al gato.
Solo ahora que lo escribo caigo en la cuenta de que nunca supe cómo se llamaba en realidad, porque en Barcelona solo lo conocíamos con su nombre profesional: Saturno el Mago. Era un hombre de carácter raro y con una torpeza social irremediable, pero el tacto y la gracia que le hacían falta le sobraban a María. Era ella quien lo llevaba de la mano en esta comunidad de grandes misterios, donde a nadie se le hubiera ocurrido llamar a nadie por teléfono después de la media noche para preguntar por su mujer. Saturno lo había hecho de recién venido y no quería recordarlo. Así que esa noche se conformó con llamar a Zaragoza, donde una abuela medio dormida le contestó sin alarma que María había partido después del almuerzo. No durmió más de una hora al amanecer. Tuvo un sueño cenagoso en el cual vio a María con un vestido de novia en piltrafas y salpicado de sangre, y despertó con la certidumbre pavorosa de que había vuelto a dejarlo solo, y ahora para siempre, en el vasto mundo sin ella.
Lo había hecho tres veces con tres hombres distintos, incluso él, en los últimos cinco años. Lo había abandonado en Ciudad de México a los seis meses de conocerse, cuando agonizaban de felicidad con un amor demente en un cuarto de servicio de la colonia Anzures. Una mañana María no amaneció en la casa después de una noche de abusos inconfesables. Dejó todo lo que era suyo, hasta el anillo de su matrimonio anterior, y una carta en la cual decía que no era capaz de sobrevivir al tormento de aquel amor desatinado. Saturno pensó que había vuelto con su primer esposo, un condiscípulo de la escuela secundaria con quien se casó a escondidas siendo menor de edad, y al cual abandonó por otro al cabo de dos años sin amor. Pero no: había vuelto a casa de sus padres, y allí fue Saturno a buscarla a cualquier precio. Le rogó sin condiciones, le prometio mucho más de lo que estaba resuelto a cumplir, pero tropezó con una determinación invencible. “Hay amores cortos y hay amores largos”, le dijo ella. Y concluyó sin misericordia: “Este fue corto”. Él se rindió ante su rigor. Sin embargo, una madrugada de Todos los Santos, al volver a su cuarto de huérfano después de casi un año de olvido, la encontró dormida en el sofá de la sala con la corona de azahares y la larga cola de espuma de las novias vírgenes.
María le contó la verdad. El nuevo novio, viudo, sin hijos, con la vida resuelta y la disposición de casarse para siempre por la iglesia católica, la había dejado vestida y esperando en el altar. Sus padres decidieron hacer la fiesta de todos modos. Ella siguió el juego. Bailó, cantó con los mariachis, se pasó de tragos, y en un terrible estado de remordimientos tardíos se fue a la media noche a buscar a Saturno.
No estaba en casa, pero encontró las llaves en la maceta de flores del corredor, donde las escondieron siempre. Esta vez fue ella quien se le rindió sin condiciones. “¿Y ahora hasta cuando?”, le preguntó él. Ella le contestó con un verso de Vinicius de Moraes: “El amor es eterno mientras dura”. Dos años después, seguía siendo eterno.
María pareció madurar. Renunció a sus sueños de actriz y se consagró a él, tanto en el oficio como en la cama. A finales del año anterior habían asistido a un congreso de magos en Perpignan, y de regreso conocieron a Barcelona. Les gustó tanto que llevaban ocho meses aquí, y les iba tan bien, que habían comprado un apartamento en el muy catalán barrio de Horta, ruidoso y sin portero, pero con espacio de sobra para cinco hijos. Había sido la felicidad posible, hasta el fin de semana en que ella alquiló un automóvil y se fue a visitar a sus parientes de Zaragoza con la promesa de volver a las siete de la noche del lunes. Al amanecer del jueves, todavía no había dado señales de vida.
El lunes de la semana siguiente la compañía de seguros del automóvil alquilado llamó por teléfono a casa para preguntar por María. “No sé nada”, dijo Saturno. “Búsquenla en Zaragoza”. Colgó. Una semana después un policía civil fue a su casa con la noticia de que habían hallado el automóvil en los puros huesos, en un atajo cerca de Cádiz, a novecientos kilómetros del lugar donde María lo abandonó. El agente quería saber si ella tenía más detalles del robo. Saturno estaba dándole de comer al gato, y apenas si lo miro para decirle sin más vueltas que no perdieran el tiempo, pues su mujer se había fugado de la casa y él no sabía con quién ni para dónde. Era tal su convicción, que el agente se sintió incómodo y le pidió perdón por sus preguntas. El caso se declaró cerrado.
El recelo de que María pudiera irse otra vez había asaltado a Saturno por Pascua Florida en Cadaqués, adonde Rosa Regás los habían invitado a navegar a vela. Estábamos en el Marítim, el populoso y sórdido bar de la gauche divine en el crepúsculo del franquismo, alrededor de una de aquellas mesas de hierro con sillas de hierro donde solo cabíamos seis a duras penas y nos sentábamos veinte. Después de agotar la segunda cajetilla de cigarrillos de la jornada, María se encontró sin fósforos. Un brazo escuálido de vellos viriles con una esclava de bronce romano se abrió paso entre el tumulto de la mesa, y le dio fuego. Ella lo agradeció sin mirar a quién, pero Saturno el Mago lo vio. Era un adolescente óseo y lampiño, de una palidez de muerto y una cola de caballo muy negra que le daba a la cintura. Los cristales del bar soportaban apenas la furia de la tramontana de primavera, pero él iba vestido con una especie de piyama callejero de algodón crudo, y unas albarcas de labrador.
No volvieron a verlo hasta fines del otoño, en un hostal de mariscos de La Barceloneta, con el mismo conjunto de zaraza ordinaria y una larga trenza en vez de la cola de caballo. Los saludó a ambos como a viejos amigos, y por el modo como besó a María, y por el modo como ella le correspondió, a Saturno lo fulminó la sospecha de que habían estado viéndose a escondidas. Días después encontró por casualidad un nombre nuevo y un numero de teléfono escritos por María en el directorio doméstico, y la inclemente lucidez de los celos le reveló de quién eran. El prontuario social del intruso acabó de rematarlo: veintidós años, hijo único de ricos, decorador de vitrinas de moda, con una fama fácil de bisexual y un prestigio bien fundado como consolador de alquiler de señoras casadas. Pero logró sobreponerse hasta la noche en que María no volvió a casa. Entonces empezó a llamarlo por teléfono todos los días, primero cada dos o tres horas, desde las seis de la mañana hasta la madrugada siguiente, y después cada vez que encontraba un teléfono a la mano. El hecho de que nadie contestara aumentaba su martirio.
Al cuarto día le contestó una andaluza que solo iba a hacer la limpieza. “El señorito se ha ido”, le dijo, con suficiente vaguedad para enloquecerlo. Saturno no resistió la tentación de preguntarle si por casualidad no estaba ahí la señorita María.
-Aquí no vive ninguna María -le dijo la mujer-. El señorito es soltero.
-Ya lo sé -le dijo él -. No vive, pero a veces va. ¿O no?
La mujer se encabritó.
-¿Pero quién coño habla ahí?
Saturno colgó. La negativa de la mujer le pareció una confirmación más de lo que ya no era para él una sospecha sino una certidumbre ardiente. Perdió el control. En los días siguientes llamó por orden alfabético a todos los conocidos de Barcelona. Nadie le dio razón, pero cada llamada le agravó la desdicha, porque sus delirios de celos eran ya célebres entre los trasnochadores impenitentes de la gauche divine, y le contestaban con cualquier broma que lo hiciera sufrir. Solo entonces comprendió hasta qué punto estaba solo en aquella ciudad hermosa, lunática e impenetrable, en la que nunca sería feliz. Por la madrugada, después de darle de comer al gato, se apretó el corazón para no morir, y tomó la determinación de olvidar a María.
A los dos meses, María no se había adaptado aún a la vida del sanatorio. Sobrevivía picoteando apenas la pitanza de cárcel con los cubiertos encadenados al mesón de madera bruta, y la vista fija en la litografía del general Francisco Franco que presidía el lúgubre comedor medieval. Al principio se resistía a las horas canónicas con su rutina bobalicona de maitines, laudes, vísperas, y otros oficios de iglesia que ocupaban la mayor parte del tiempo. Se negaba a jugar a la pelota en el patio de recreo, y a trabajar en el taller de flores artificiales que un grupo de reclusas atendía con una diligencia frenética. Pero a partir de la tercera semana fue incorporándose poco a poco a la vida del claustro. A fin de cuentas, decían los médicos, así empezaban todas, y tarde o temprano terminaban por integrarse a la comunidad.
La falta de cigarrillos, resuelta en los primeros días por una guardiana que se los vendía a precio de oro, volvió a atormentarla cuando se le agotó el poco dinero que llevaba. Se consoló después con los cigarrillos de papel periódico que algunas reclusas fabricaban con las colillas recogidas de la basura, pues la obsesión de fumar había llegado a ser tan intensa como la del teléfono. Las pesetas exiguas que se ganó más tarde fabricando flores artificiales le permitieron un alivio efímero.
Lo más duro era la soledad de las noches. Muchas reclusas permanecían despiertas en la penumbra, como ella, pero sin atreverse a nada, pues la guardiana nocturna velaba también el portón cerrado con cadena y candado. Una noche, sin embargo, abrumada por la pesadumbre, María preguntó con voz suficiente para que le oyera su vecina de cama:
-¿Dónde estamos?
La voz grave y lúcida de la vecina le contestó:
-En los profundos infiernos.
-Dicen que esta es tierra de moros -dijo otra voz distante que resonó en el ámbito del dormitorio-. Y debe ser cierto, porque en verano, cuando hay luna, se oye a los perros ladrándole a la mar.
Se oyó la cadena en las argollas como un ancla de galeón, y la puerta se abrió. La cancerbera, el único ser que parecía vivo en el silencio instantáneo, empezó a pasearse de un extremo al otro del dormitorio. María se sobrecogió, y solo ella sabía por qué.
Desde su primera semana en el sanatorio, la vigilante nocturna le había propuesto sin rodeos que durmiera con ella en el cuarto de guardia. Empezó con un tono de negocio concreto: trueque de amor por cigarrillos, por chocolates, por lo que fuera. “Tendrás todo”, le decía, trémula. “Serás la reina”. Ante el rechazo de María, la guardiana cambió de método. Le dejaba papelitos de amor debajo de la almohada, en los bolsillos de la bata, en los sitios menos pensados. Eran mensajes de un apremio desgarrador capaz de estremecer a las piedras. Hacía más de un mes que parecía resignada a la derrota, la noche en que se promovió el incidente en el dormitorio.
Cuando estuvo convencida de que todas las reclusas dormían, la guardiana se acercó a la cama de María, y murmuró en su oído toda clase de obscenidades tiernas, mientras le besaba la cara, el cuello tenso de terror, los brazos yermos, las piernas exhaustas. Por último, creyendo tal vez que la parálisis de María no era de miedo sino de complacencia, se atrevió a ir mas lejos. María le soltó entonces un golpe con el revés de la mano que la mandó contra la cama vecina. La guardiana se incorporó furibunda en medio del escándalo de las reclusas alborotadas.
-Hija de puta -gritó-. Nos pudriremos juntas en este chiquero hasta que te vuelvas loca por mí.
El verano llegó sin anunciarse el primer domingo de junio, y hubo que tomar medidas de emergencia, porque las reclusas sofocadas empezaban a quitarse durante la misa los balandranes de estameña. María asistió divertida al espectáculo de las enfermas en pelota que las guardianas correteaban por las naves como gallinas ciegas. En medio de la confusión, trató de protegerse de los golpes perdidos, y sin saber cómo se encontró sola en una oficina abandonada y con un teléfono que repicaba sin cesar con un timbre de súplica. María contestó sin pensarlo, y oyó una voz lejana y sonriente que se entretenía imitando el servicio telefónico de la hora:
-Son las cuarenta y cinco horas, noventa y dos minutos y ciento siete segundos
-¡Maricón! -dijo María.
Colgó divertida. Ya se iba, cuando cayó en la cuenta de que estaba dejando escapar una ocasión irrepetible. Entonces marcó seis cifras, con tanta tensión y tanta prisa, que no estuvo segura de que fuese el número de su casa. Esperó con el corazón desbocado, oyó el timbre, una vez, dos veces, tres veces, y oyó por fin la voz del hombre de su vida en la casa sin ella.
-¿Bueno?
Tuvo que esperar a que se le pasara la pelota de lágrimas que se le formó en la garganta.
-Conejo, vida mía -suspiró.
Las lágrimas la vencieron. Al otro lado de la línea hubo un breve silencio de espanto, y una voz enardecida por los celos escupió la palabra:
-¡Puta! Y colgó en seco.
Esa noche, en un ataque frenético, María descolgó en el refectorio la litografía del generalísimo, la arrojó con todas sus fuerzas contra el vitral del jardín, y se derrumbó bañada en sangre. Aún le sobró rabia para enfrentarse a golpes con los guardianes que trataban de someterla, sin lograrlo, hasta que vio a Herculina plantada en el vano de la puerta, con los brazos cruzados mirándola. Se rindió. No obstante, la arrastraron hasta el pabellón de las locas furiosas, la aniquilaron con una manguera de agua helada, y le inyectaron trementina en las piernas. Impedida para caminar por la inflamación provocada, María se dio cuenta de que no había nada en el mundo que no fuera capaz de hacer por escapar de aquel infierno. La semana siguiente, ya de regreso al dormitorio común, se levantó de puntillas y tocó en la celda de la guardiana nocturna.
El precio de María, exigido por ella de antemano, fue llevarle un mensaje a su marido. La guardiana aceptó, siempre que el trato se mantuviera en secreto absoluto. Y la apuntó con un índice inexorable.
-Si alguna vez se sabe, te mueres.
Así que Saturno el Mago fue al sanatorio de locas el sábado siguiente, con la camioneta de circo preparada para celebrar el regreso de María. El director en persona lo recibió en su oficina, tan limpia y ordenada como un barco de guerra, y le hizo un informe afectuoso sobre el estado de su esposa. Nadie sabía de dónde llegó, ni cómo ni cuándo, pues el primer dato de su ingreso era en el registro oficial dictado por él cuando la entrevistó. Una investigación iniciada ese mismo día no había concluido nada. En todo caso, lo que más intrigaba al director era cómo supo Saturno el paradero de su esposa. Saturno protegió a la guardiana.
-Me lo informó la compañía de seguros del coche -dijo.
El director asintió complacido. “No sé cómo hacen los seguros para saberlo todo”, dijo. Le dio una ojeada al expediente que tenía sobre su escritorio de asceta, y concluyó:
-Lo único cierto es la gravedad de su estado.
Estaba dispuesto a autorizarle una visita con las precauciones debidas si Saturno el Mago le prometía, por el bien de su esposa, ceñirse a la conducta que él le indicaba. Sobre todo en la manera de tratarla, para evitar que recayera en uno de sus arrebatos de furia cada vez más frecuentes y peligrosos.
-Es raro -dijo Saturno-. Siempre fue de genio fuerte, pero de mucho dominio.
El medico hizo un ademán de sabio. “Hay conductas que permanecen latentes durante muchos años, y un día estallan”, dijo. “Con todo, es una suerte que haya caído por aquí, porque somos especialistas en casos que requieren mano dura”. Al final hizo una advertencia sobre la rara obsesión de María por el teléfono.
-Sígale la corriente -dijo.
-Tranquilo, doctor -dijo Saturno con un aire alegre-. Es mi especialidad.
La sala de visitas, mezcla de cárcel y confesionario, era un antiguo locutorio del convento. La entrada de Saturno no fue la explosión de júbilo que ambos hubieran podido esperar. María estaba de pie en el centro del salón, junto a una mesita con dos sillas y un florero sin flores. Era evidente que estaba lista para irse, con su lamentable abrigo color fresa y unos zapatos sórdidos que le habían dado de caridad. En un rincón, casi invisible, estaba Herculina con los brazos cruzados. María no se movió al ver entrar al esposo ni asomó emoción alguna en la cara todavía salpicada por los estragos del vitral. Se dieron un beso de rutina.
-¿Cómo te sientes? -le preguntó él.
-Feliz de que al fin hayas venido, conejo -dijo ella-. Esto ha sido la muerte.
No tuvieron tiempo de sentarse. Ahogándose en lágrimas, María le contó las miserias del claustro, la barbarie de las guardianas, la comida de perros, las noches interminables sin cerrar los ojos por el terror.
-Ya no sé cuántos días llevo aquí, o meses o años, pero sé que cada uno ha sido peor que el otro -dijo, y suspiró con el alma-: Creo que nunca volveré a ser la misma.
-Ahora todo eso pasó -dijo él, acariciándole con la yema de los dedos las cicatrices recientes de la cara-. Yo seguiré viniendo todos los sábados. Y más si el director me lo permite. Ya verás que todo va a salir muy bien.
Ella fijó en los ojos de él sus ojos aterrados. Saturno intentó sus artes de salón. Le contó, en el tono pueril de las grandes mentiras, una versión dulcificada de los propósitos del médico. “En síntesis”, concluyó, “aún te faltan algunos días para estar recuperada por completo”. María entendió la verdad.
-¡Por Dios, conejo! -dijo atónita-. No me digas que tú también crees que estoy loca!
-¡Cómo se te ocurre! -dijo él, tratando de reír-. Lo que pasa es que será mucho más conveniente para todos que sigas un tiempo aquí. En mejores condiciones, por supuesto.
-¡Pero si ya te dije que solo vine a hablar por teléfono! -dijo María.
Él no supo cómo reaccionar ante la obsesión temible. Miró a Herculina. Ésta aprovechó la mirada para indicarle en su reloj de pulso que era tiempo de terminar la visita. María interceptó la señal, miró hacia atrás, y vio a Herculina en la tensión del asalto inminente. Entonces se aferró al cuello de su marido gritando como una verdadera loca. Él se la quitó de encima con tanto amor como pudo, y la dejó a merced de Herculina, que le saltó por la espalda. Sin darle tiempo para reaccionar le aplicó una llave con la mano izquierda, le pasó el otro brazo de hierro alrededor del cuello, y le gritó a Saturno el Mago:
-¡Váyase!
Saturno huyo despavorido.
Sin embargo, el sábado siguiente, ya repuesto del espanto de la visita, volvió al sanatorio con el gato vestido igual que él: la malla roja y amarilla del gran leotardo, el sombrero de copa y una capa de vuelta y media que parecía para volar. Entró en la camioneta de feria hasta el patio del claustro, y allí hizo una función prodigiosa de casi tres horas que las reclusas gozaron desde los balcones, con gritos discordantes y ovaciones inoportunas. Estaban todas, menos María, que no solo se negó a recibir a su marido, sino inclusive a verlo desde los balcones. Saturno se sintió herido de muerte.
-Es una reacción típica -lo consoló el director-. Ya pasará.
Pero no pasó nunca. Después de intentar muchas veces ver de nuevo a María, Saturno hizo lo imposible para que recibiera una carta, pero fue inútil. Cuatro veces la devolvió cerrada y sin comentarios. Saturno desistió, pero siguió dejando en la portería del hospital las raciones de cigarrillos, sin saber siquiera si llegaban a María, hasta que lo venció la realidad.
Nunca más se supo de él, salvo que volvió a casarse y regresó a su país. Antes de irse de Barcelona le dejó el gato medio muerto de hambre a una noviecita casual, que además se comprometió a seguir llevándole los cigarrillos a María. Pero también ella desapareció. Rosa Regás recordaba haberla visto en el Corte Inglés, hace unos doce años, con la cabeza rapada y el balandrán anaranjado de alguna secta oriental, y en cinta a más no poder. Ella le contó que había seguido llevándole los cigarrillos a María, siempre que pudo, hasta un día en que solo encontró los escombros del hospital, demolido como un mal recuerdo de aquellos tiempos ingratos. María le pareció muy lúcida la última vez que la vio, un poco pasada de peso y contenta con la paz del claustro. Ese día le llevó el gato, porque ya se le había acabado el dinero que Saturno le dejó para darle de comer.
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Ruta en Moto: Évora-Soure-Ruinas romanas de Conímbriga (Verano 2021)
Ruta: Cheles-Évora-Soure-Conímbriga
Distancia Aprox: 265 Kms
Tiempo Estim: 3h 45min
Estancia: Quinta do Cano ⭐⭐⭐⭐⭐
Estancia: Quintinha do Outeirinho ⭐⭐⭐⭐
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ÉVORA
Évora es una de esas ciudades que te hipnotiza desde el minuto uno en el que las ruedas de tu moto tocan sus pedregosas calzadas. Como Porto y Lisboa, Évora rezuma de ese buenrollismo portugués de ciudad medianamente grande, de esa mezcolanza y binomio de la nostalgia del pasado y la vida en la modernidad. Calles cuidadas más por esmero y cariño que por presupuesto.
Catedral de Évora (Nuestra Señora de la Asunción)
Era imposible caminar por las calles del centro y, a la vez, evitar este punto gravitacional de la Historia de la ciudad que es su Catedral. Una iglesia cuyos muros transitan entre el románico y el gótico. Iniciada a principios de s.XIII como tantas iglesias erigidas a modo de monumento apologético post conquista cristiana sobre infieles musulmanes. Una de esas pocas catedrales en las que puedes visitar cada recoveco, llena de lugares luminosos y sombríos. Incluso es posible caminar sobre sus techumbres para disfrutar del privilegiado panorama de tener los ojos por encima de los hombros de la ciudad.
Iglesia de San Francisco (Capilla de los Huesos y Núcleo Museológico)
Los franciscanos vieron oportuno usar el arma más rentable que ha esgrimido nunca la Iglesia Católica contra la, cada vez más exitosa, Reforma de Lutero, ésta es: el Miedo. Crear un espacio en el que se destacaba lo efímero de la vida y la importancia del recogimiento y el terror al castigo divino en caso de verse tentado a explorar un poco más allá de los dogmas católicos era sin duda el objetivo de esta capilla para la que se profanaron aproximadamente 5000 cadáveres de todos los cementerios del entorno. Es quizá ésta una de las campañas publicitarias más tétricas e irrespetuosas de la Historia.
Además de la famosa y mórbida capilla, la Iglesia de San Francisco cuenta con una menos visitada, pero igualmente impresionante, sección museística que cuenta con los tesoros religiosos de las colecciones del propio convento y de otros extintos conventos franciscanos evorenses. Piezas de oro, cuadros y retablos y, por supuesto, al menos un par de estos llamativos y lujosísimos crucificados esculpidos en marfil.
SOURE
Mi errático viaje me llevó hasta Soure, debo reconocer que la falta de planificación a veces te sorprende con lugares que, de buscarlos a conciencia, seguramente no habrían permitido ser encontrados.
Tras la noche de descanso en Évora enfilé la Osa hasta esta pequeña villa de apenas 20.000 habitantes pero con una apariencia de señorial y poblado su centro de casas cuasi nobiliarias y una Iglesia más lujosa de lo que cabría esperarse.
Uno de los edificios más hermosos de Soure es la Cámara Municipal. En un país que ha vivido su existencia de cara al mar y de espaldas a su orgulloso vecino es normal encontrar infinitas referencias náuticas en la decoración y formas de los edificios portugueses. Maromas, aletas, quillas, anclas, etc., visten con sus referencias a los hermosos edificios públicos y hasta religiosos portugueses.
No me acostumbro tampoco en este magnífico país a lo frecuente de encontrar estas casas cuasi-señoriales en un estado de semi-abandono, recordando que en un tiempo pasado (no tan lejano) las cosas fueron algo mejor.
Museo y Ruinas Romanas de Conímbriga
La sorpresa dentro de la sorpresa en este viaje fue encontrar unas ruinas romanas tan extensas y bien conservadas así como el museo adjunto, repleto éste con una gran cantidad de piezas procedentes de dichas ruinas. Entre dichas piezas por supuesto había también no sólo elementos decorativos de las casas, con 2000 años aproximadamente de antigüedad, sino piezas del entorno doméstico en donde los juegos no podían faltar: dados, fichas y astrágalos. Las piezas más frecuentes encontradas de este tipo eran fichas planas de cristal y fichas improvisadas de fragmentos de cerámica para jugar al Ludus Latrunculorum (bonito apellido para un juego), un juego parecido a las damas.
Se notaba que ya estaba más allá de la mitad norte del país, se hacían más abundantes los bosque de coníferas y los paseos por jardines se tornaban gélidos en cuanto el sol estival comenzaba a irse a dormir.
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Qué estuve viendo #4
Este Qué estuve viendo es para los primeros 8 episodios de la temporada final de BoJack Horseman.
Queda advertido: Todo lo que viene, desde ahora en adelante, es completamente CON SPOILERS de estos episodios, y de las primeras cinco temporadas. Si no ha visto esta temporada, deje de leer ahora mismo, vaya a Netflix, vea los 8 episodios, y después vuelva.
BoJack Horseman (temporada 6, parte 1)
Lo dije y lo vuelvo a reiterar con orgullo: BoJack Horseman es uno de los mejores dramedys de la década que pasó. Una serie con la que he pasado risas, tristezas, momentos duros, escenas impactantes, pero lo más importante de todo, momentos que realmente se sienten humanos, más allá de que su protagonista sea un caballo que vive de las viejas glorias de su éxito. Y todo en código de relaciones personales, y en código de Hollywood.
El final de la quinta temporada nos pone a BoJack (voz en idioma original de Will Arnett) finalmente pidiendo ayuda profesional para rehabilitarse de sus adicciones, y es Diane (voz en idioma original de Alison Brie) la que lo deja en un centro para ello. Ese es el contexto en el que se inicia la sexta y última temporada, con un BoJack aún en rehabilitación, sin tomar ni una sola gota de alcohol desde ese entonces.
La temporada no parte con BoJack en el presente de la serie, sino que en la noche que murió Sarah Lynn, y de los eventos inmediatos posteriores a su muerte. La imagen del planetario, que fue la que presenciaron ella y BoJack, este último la tiene muy presente cuando ve alcohol, y es el gatillador para que él diga: “yo de esto no tomo”. Pero los vicios no tardan en aparecer, y el primer episodio es muestra de ello, cuando ya cuando tenemos a BoJack internado, se nos muestra que acompaña a una compañera del centro de rehabilitación a encontrarse con su novio, y que ella guarda una botella con vodka adentro como recordatorio de no caer en su vicio. A lo largo del camino, además de lo que hablé de Sarah Lynn, se nos muestra cual fue la relación que tuvo BoJack con el alcohol desde su niñez, dando a entender que su lucha no es una batalla fácil.
BoJack ve estrellas en esa botella con vodka. Un recordatorio de lo que ya no puede ser.
En los siguientes episodios también vemos en qué andan los otros cuatro personajes principales, que brevemente aparecen en el primer episodio en un hermoso split-screen mientras están al teléfono. Diane se muda a Chicago, al departamento de su compañero de ruta, un camarógrafo llamado Guy, para seguir su trabajo de periodista. Princess Carolyn (voz en idioma original de Amy Sedaris) lidia duro con los quehaceres de su trabajo en VIM, y haciéndose cargo de su erizo adoptado, mientras que en su departamento tenemos a un despreocupado Todd (voz en idioma original de Aaron Paul). Mr. Peanutbutter (voz en idioma original de Paul F. Tompkins), por su parte, le ocultó a su novia Pickles que la engañó con Diane, poniendo en peligro su próximo matrimonio.
Ni siquiera en el final la serie desentona. La secuencia inicial para esta última temporada nos muestra las sombras de BoJack, ilustrada en los personajes a los cuales ha hecho daño, y también a su madre Beatrice, cuya imagen pasa por transición de una cinta quemándose a su funeral, en el cual ya vimos el devastador monólogo de 25 minutos de su hijo en la temporada anterior. Todas estas sombras amenazan la nueva vida de BoJack, a lo que podría haberse sumado uno de los terapeutas que, por accidente, BoJack hizo que quedara borracho. Por fortuna, BoJack nos está demostrando a lo largo de esta temporada, que puede cambiar si se lo propone, sin la presencia de la vida autodestructiva que dejó muchos heridos en el camino.
Diane es, por su parte, la que tiene que lidiar fuertemente con la depresión. Luego de mudarse a Chicago, y de una fea experiencia con una investigación que él y su compañero pretendían hacer, ella se propone escribir sus memorias, solo para encontrarnos en un momento en el que, en su editor de texto, solo están las palabras “I am terrible” (Soy terrible) escritas una y otra vez. Y busca excusas cada vez que puede para evitar decir que no está haciendo lo que se propuso. Cuando BoJack la va a visitar, podemos dar cuenta de su desorden, y de cómo el caballo que desde prácticamente toda la serie lo hemos visto con depresión, le está devolviendo la mano.
Es duro ser madre.
Princess Carolyn, al igual que en las temporadas anteriores, tiene su episodio en el cual se nos muestra su dura vida, pero ahora en este doble rol como productora y madre. Quizás esta serie no va a ser reconocida por la animación en el sentido de cómo están diseñados los personajes o como se mueven, pero por lo que sí va a ser reconocida, es en el sentido de usar la animación para representar enfermedades o condiciones mentales. Si ya tuvimos anteriormente la alucinación producto de las drogas, la vocecita en la cabeza que te dice que eres una porquería, o la brutal representación de la demencia, en esta temporada la condición que se muestra es el estrés crónico y la ansiedad que sufre ella, representado por los “clones” de ella que aparecen a medida que se las arregla para sobrevivir el día a día, acompañado del sonido de todas esas cosas sonando una y otra vez. Además, se examina la imagen de una “mujer empoderada” que a fin de cuentas más parece una autoimposición de una imagen, que un modo de vida saludable.
En un hilarante pero incómodo episodio donde todos los invitados a la fiesta se las arreglan como pueden para no ser pillados, los espectadores somos testigos de la casi cancelación de la boda entre Mr. Peanutbutter y Pickles. Además del problema entre ellos que se venía arrastrando desde la temporada anterior, tenemos como protagonista a la poca autoestima que tiene Pickles, cuando en medio de su sufrimiento por enterarse de que su marido le fue infiel, les habla a sus seguidores en una red social bastante similar a Twitter, y les pregunta qué se debe poner para poder arrancar de la casa.
Todd, por su parte, también tiene su episodio, en el que tiene una disputa con su papá, por el modo de vida que el primero tiene, y de cómo, a pesar de lo inepto que es, si se puede decir que él es privilegiado. Al menos en esta temporada, demuestra que se le puede confiar la responsabilidad de ser niñero del hijo adoptivo de Princess Caroyln.
Diane, antes de volver (temporalmente) a Los Ángeles.
Todo anda en marcha. BoJack sale del centro de rehabilitación, entra a Alcohólicos Anónimos, se reencuentra con la peluquera que trabajaba también en Horsin’ Around, y pretende iniciar una nueva vida, bastante cerca de su hermana Hollyhock. Pero cuando pensamos que todo va a seguir bien, el último episodio de la primera parte de la temporada, nos presenta a dos periodistas del The Hollywoo Reporter -entre nos, la periodista tiene un aire a la personaje de Jennifer Jason Leigh de The Hudsucker Proxy, lamento no tener referentes de los cuarenta, pero esto es lo más cercano que sé que tengo- que se proponen investigar el misterio en torno a la muerte de Sarah Lynn, y llegan también a seguirle el rastro a Penny, la hija de Charlotte que le costó a BoJack una ruptura de relación hace cuatro temporadas atrás. Para tirarle sal a la herida, aparecen Gina Cazador, la co-protagonista de Philbert, que BoJack estuvo “asi” de cerca de estrangular por el efecto de las drogas que consumía; y Kelsey, la directora de Secretariat, con un proyecto que podría ser el próximo éxito en Hollywoo. Y por si fuera poco, Margo Martindale haciendo su extraordinario rol de la Margo Martindale de BoJack, se escapa en un Alfa Romeo del convento de monjas en el que estaba.
O sea, tiraron una bomba, con la cual se puede encender la mecha en cualquier momento. Y no necesitaron a ninguno de los cinco personajes principales para hacerlo, porque no aparecen en el episodio. Si eso no es construirme expectativas para saber lo que viene después, no sé lo que es. Raphael Bob-Waksberg, si sabes español y si me llegas a leer aunque sea por accidente: Tú y tu equipo me tenían en lo más alto de la montaña rusa, y por la cresta que se sintió el descenso.
Independientemente del final de la serie, esta es una serie que era necesaria para los tiempos que corren ahora. Y dudo que otras series de su mismo tipo vayan a ocupar ese vacío que va a quedar. Netflix hizo un llamado “disservice” al terminar esta serie, y que como dije antes, este ya no es el Netflix que la puso en su servicio.
Lo único que queda es disfrutar el final del camino. Me quedan ocho episodios para cerrar toda esta inyección de humanidad en formato serie, y no pienso maratonearlos. Son el tipo de episodios que hay que saborear de a poquito. Si voy a terminar esto, que sea a lo grande. No sé si a lo Todd, pero a lo grande al fin y al cabo.
BoJack Horseman está disponible en Netflix.
Imagenes: TV Tropes, La Tercera, Fuera de Series, Chicago Tribune
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Biografía de San Bernardino de Siena, conmemorando un año más de su fallecimiento
San Bernardino fue el más famoso predicador del 1400 y sus sermones sirvieron de modelos de predicación para muchos oradores en los siglos siguientes.
Nació cerca de Siena en Italia en el año 1380. Su padre era gobernador. El niño quedó huérfano de padre y madre a los siete años. Dos tías se encargaron de su educación y lograron formarlo lo mejor posible en ciencias religiosas y darle una educación muy completa. Sus estudios de bachillerato los hizo con tal dedicación que obtuvo las mejores notas.
Era muy simpático en el trato y las gentes gozaban en su compañía. Pero cuando oía a alguien que empleaba un vocabulario grosero y atrevido le corregía con toda valentía, para que abandonara esa mala costumbre.
Era muy bien parecido y un día un compañero lo incitó a cometer una acción impura. Bernardino le respondió dándole una sonora bofetada. Otro día un estudiante invitó a los compañeros del curso a cometer impurezas y Bernardino los animó a todos contra el impuro y le lanzaron barro y basura por la cara hasta hacerlo salir huyendo. Pero en el resto de su vida Bernardino fue siempre un modelo de amabilidad y bondad.
De joven se afilió a una asociación piadosa llamada "Devotos de Nuestra Señora" que se dedicaba a hacer obras de caridad con los más necesitados. Y sucedió que en el año 1400 estalló en Siena la epidemia de tifo negro. Cada día morían centenares de personas y ya nadie se atrevía a atender los enfermos ni a sepultar a los muertos, por temor a contagiarse. Entonces Bernardino y sus compañeros de la asociación se dedicaron a atender a los apestados. Trabajaban de día y de noche. Bernardino preparaba muy bien a los que ya se iban a morir, para que murieran en paz con Dios y bien arrepentidos de sus pecados. Y como por milagro, este grupo de jóvenes se libró del contagio de la peste del tifo. Pero cuando pasó la enfermedad, Bernardino estaba tan débil y sin alientos, que estuvo por varios meses postrado en cama, con alta fiebre. Esto le disminuyó mucho las fuerzas de su cuerpo, pero le sirvió enormemente para aumentar la santidad de su alma.
Cuando ya recobró otra vez su salud, de vez en cuando se alejaba de casa y a quienes le preguntaba a dónde se dirigía les respondía: "Voy a visitar a una personita de la cual estoy enamorado". La gente creía que era que se iba a casar, pero un día sus tías le siguieron los pasos y se dieron cuenta de que se iba a una ermita donde había una estatua de la Virgen Santísima y allí le rezaba con gran fervor.
En el año 1402 entró de religioso franciscano. Lo recibieron en un convento cercano a su familia, pero como allí iban muchos amigos a visitarlo pidió que lo enviaran a otro más alejado y donde la disciplina era muy rígida, y así en el silencio, la oración y la mortificación se fue santificado.
Nuestro santo nació el día de la fiesta del nacimiento de la Santísima Virgen, el 8 de septiembre. Y en esa misma fecha recibió el bautismo. Y también un 8 de septiembre recibió el hábito de franciscano y en ese gran día de la Natividad de Nuestra Señora recibió la ordenación sacerdotal (en 1404). Fue pues siempre para él muy grata y muy significativa esta santa fecha.
Los primeros 12 años de sacerdocio los pasó Bernardino casi sin ser conocido de nadie. Vivía retirado, dedicado al estudio y la oración. Dios lo estaba preparando para su futura misión.
Ni la voz ni las cualidades oratorias le ayudaban a Bernardino para tener éxito en la predicación. Entonces se dedicó a pedir a Nuestro Señor y a la Stma. Virgen que lo capacitaran para dedicarse a evangelizar con éxito y de pronto Dios le envió a predicar. Y esto sucedió de un modo bien singular. Durante tres días seguidos, estando rezando todos los religiosos por la mañana, de pronto un joven novicio, sin poder contenerse, interrumpió la oración y le dijo: "Hermano Bernardino: no ocultes más las cualidades que Dios te ha dado. Vete a Milán a predicar". Iguales palabras le fueron dichas cada uno de los tres días. Todos consideraron que esto era una manifestación de la voluntad de Dios y le aconsejaron que se fuera a la gran ciudad a predicar la Cuaresma. Y los éxitos fueron impresionantes. Las multitudes empezaron a asistir en inmensas cantidades a sus sermones. Al principio le costaba mucho hacerse oír a lo lejos pero le pidió con toda fe a la Virgen Santísima y Ella le concedió una voz potente y muy sonora (en vez de la voz débil y desagradable que antes tenía).
Y desde 1418 hasta su muerte, por 26 años Bernardino recorre pueblos, ciudades y campos predicando de una manera que antes la gente no había escuchado. Se levantaba a las 4 de la mañana y durante horas y horas preparaba sus sermones. Y el efecto de cada predicación era un entusiasmarse todos por Jesucristo y una gran conversión de pecadores. Muchísimos terminaban llorando de arrepentimiento al escuchar sus palabras. Cuando su voz potentísima gritaba en medio de la silenciosa multitud: "Temblad tierra entera, al ver que la criatura se ha atrevido a ofender a su Creador", a las gentes les parecía que el piso se movía debajo de sus pies y empezaban a llorar con gran arrepentimiento. Casi siempre tenía que predicar en las plazas y campos porque en los templos no cabía la gente que deseaba escucharle.
Recorrió todo su país (Italia) a pie, predicando. Cada día predicaba bastantes horas y varios sermones. A todos y siempre les recomendaba que se arrepintieran de sus pecados y que hicieran penitencia por su vida mala pasada. Atacaba sin compasión los vicios y las malas costumbres e invitaba con gran vehemencia a tener un intenso amor a Jesucristo y la Virgen María.
Por todas partes llevaba y repartía un estandarte con estas tres letras: JHS (Jesús, Hombre, Salvador) e invitaba a sus oyentes a sentir un gran cariño por el nombre de Jesús. Donde quiera que San Bernardino predicaba, quedaban muchos estandartes en palacios y casas con sus tres letras: JHS.
En Polonia predicó contra los juegos de azar y las gentes quemaron todos los juegos de azar que tenían. Un fabricante de naipes se quejó con el santo diciéndole que lo había dejado en la ruina, y él aconsejó: "Ahora dedíquese a imprimir estampas de Jesús". Así lo hizo y consiguió más dinero que el que había logrado conseguir imprimiendo cartas de naipe.
Los envidiosos lo acusaron ante el Papa diciendo que Bernardino recomendaba supersticiones. El Papa le prohibió predicar, pero luego lo invitó a Roma y lo examinó delante de los cardenales y quedó tan conmovido el Sumo Pontífice al oírle sus predicaciones, que le dio orden para que pudiera predicar por todas partes.
Durante 80 días predicó en Roma e hizo allí 114 sermones con enorme éxito.
El Papa quiso nombrarlo arzobispo, pero el santo no se atrevió a aceptar. Entonces lo nombraron superior de los franciscanos, porque era el que más vocaciones había conseguido para esa comunidad.
Cuando Bernardino entró en la comunidad de franciscanos observantes, solamente había en Italia 300 de estos religiosos. Cuando él murió ya había más de 4,000.
Los grandes sacrificios que tenía que hacer para predicar tantas veces y en tan distintos sitios, y los muchos ayunos y penitencias que hacía, lo fueron debilitando notoriamente. En su rostro se notaba que era un verdadero penitente, pero esta misma apariencia de austero y mortificado, le atraía más la admiración de las gentes. El único lujo que aceptó en sus últimos años, fue el de un borriquillo, para no tener que hacer a pie todos sus largos viajes.
Era tal su deseo de progresar en el arte de la elocuencia y del buen predicar, que donde quiera que sabía que había un buen predicador, se iba a escucharlo y aún ya lleno de años, se sentaba como simple discípulo para escuchar las clases de los maestros afamados que enseñaban cómo hablar bien en público.
Y acompañaba sus predicaciones con admirables milagros y prodigios.
En su ciudad natal, Siena, había muchas divisiones y peleas. Se fue allá y predicó 45 sermones que devolvieron la paz a toda esa región. Uno de los oyentes logró copiar esos sermones y se conservan como una verdadera joya de la elocuencia sagrada, donde se combinan la teología con los consejos prácticos y la agradabilidad con la profundidad. Verdaderamente Bernardino era un gran maestro de oratoria.
En 1444, mientras viajaba por los pueblos predicando, con muy poca salud pero con un inmenso entusiasmo, se sintió muy débil y al llegar al convento de los franciscanos en Aquila, murió santamente el 20 de mayo.
En su sepulcro se obraron numerosos milagros y el Papa Nicolás V ante la petición de todo el pueblo, lo declaró santo en 1450 a los 6 años de haber muerto.
Oración a San Bernardino de Siena
Señor Dios,
que infundiste en el corazón
de San Bernardino de Siena
un amor admirable
al nombre de Jesús,
concédenos,
por su intercesión y sus méritos,
vivir siempre impulsados
por el espíritu de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Nardò, l'affascinante borgo in provincia di Lecce
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Nardò, l'affascinante borgo in provincia di Lecce
La città di Lecce è costituita da numerosi borghi affascinanti, ricchi di storia, cultura, tradizioni e soprattutto di un vasto patrimonio paesaggistico.
Tra i paesi più rinomati del Salento, troviamo certamente Nardò.
Qui si ha la possibilità di scovare una serie di luoghi religiosi secolari (pensate, anche appartenenti all’epoca medievale), torri, masserie e palazzi storici.
Ovviamente, oltre ai luoghi d’interesse, non manca il buon cibo tipico pugliese… ma di questo ve ne parleremo successivamente.
Adesso, scopriamo tutto ciò che dovreste assolutamente visitare in un tour a Nardò!
Luoghi di culto
Come vi abbiamo già accennato in precedenza, a Nardò non mancano certamente i luoghi di culto.
Pertanto, avrete l’opportunità di ammirare tantissime cattedrali e chiese, come ad esempio: la Cattedrale di Santa Maria Assunta, la Chiesa dell’Immacolata, la Chiesa di San Domenico e la Chiesa di Santa Chiara. Scopriamole nel dettaglio!
Cattedrale di Santa Maria Assunta
La Cattedrale di Santa Maria Assunta è certamente una delle strutture religiose più importanti di Nardò.
Essa è situata dove un tempo era presente la chiesa basiliana di Sancta Maria de Nerito. Quest’ultima, risalente al VII secolo, fu realizzata da alcuni monaci orientali che erano fuggiti dalle persecuzioni.
Tuttavia, qualche secolo dopo con l’arrivo del Medioevo, essi vennero rimpiazzati dai monaci benedettini, i quali decisero di dar vita all’attuale cattedrale. Ovviamente, nel corso della storia ci sono stati tantissimi restauri, anche a livello stilistico.
Dal punto di vista architettonico, la Cattedrale di Santa Maria Assunta, ha un impianto a tre navate e sulle pareti sono presenti vari affreschi, come ad esempio quelli del Cristo in trono che benedice alla greca (risalente al 1300), di San Nicola, della Vergine col Bambino (del XVI secolo), di sant’Agostino (appartenente al 1400 circa) e della Madonna delle Grazie (a opera di Baiulardo, nel XIII secolo).
Ma non è tutto. Qui avrete modo di ammirare il famoso Cristo Nero, ossia un crocifisso dai toni scuri, realizzato con legno di cedro ed appartenente al 1200.
Chiesa dell’Immacolata
Rispetto alla precedente, la chiesa dell’Immacolata è molto più recente e risale alla fine del ‘500.
Però, a dir la verità questo luogo di culto sorge su alcuni resti di una struttura medievale. Inoltre, all’inizio non portava l’attuale denominazione ma era in onore a San Francesco d’Assisi.
La situazione cambiò quando avvenne la consacrazione all’Immacolata dal 1830 per poi essere affidata alla confraternita (che porta lo stesso nome).
A livello stilistico, l’interno della chiesa è davvero molto interessante, poiché presenta numerosi resti in stile barocco e alcuni tratti che fanno pensare ad una serie di restauri, avvenuti nei secoli successivi.
Chiesa di San Domenico
Un altro luogo di culto è la chiesa di San Domenico, la quale fu costruita dai domenicani verso la fine del ‘500.
Tuttavia, alcune sue componenti, andarono incontro a distruzione verso la metà del XVIII secolo, per via di un brutto terremoto.
Oggi però, è possibile comunque scovare diversi resti del passato, ma anche alcuni risalenti al periodo successivo al tragico evento e che si rifanno ai canoni architettonici controriformisti.
Mentre la facciata presenta tratti sia antichi che più moderni, all’interno possiamo trovare alcuni altari, come ad esempio quello contenente i misteri (noto come Madonna del Rosario) di Antonio Donato D’Orlando.
Inoltre, non molto distante da qui, è situato il convento dei Domenicani, rivisitato dopo il terremoto del 1743 da Ferdinando Sanfelice.
Chiesa di Santa Chiara
Infine, tra le testimonianze religiose più influenti di Nardò, troviamo la chiesa di Santa Chiara.
Essa è collegata al convento delle clarisse, costruito intorno al 1400. Pertanto, si parla di vero e proprio complesso monastico, dove la chiesa ha avuto numerosi rifacimenti (ad esempio tra il 1700 e il 1800, sempre in seguito al famoso terremoto).
In termini architettonici, la chiesa di Santa Chiara ha una facciata a due ordini e al suo interno sono presenti numerosi altari barocchi ad esempio, quello in onore a San Michele Arcangelo, al Crocifisso, a San Francesco Saverio, a Santa Chiara a sant’Antonio di Padova, e a San Francesco d’Assisi.
Altri luoghi religiosi
A Nardò, avrete la possibilità di visitare tantissimi altri luoghi religiosi, come ad esempio:
La chiesa della Beata Vergine Maria del Carmelo
La chiesa di Santa Maria della Purità
Chiesa di Sant’Antonio da Padova
Chiesa di San Trifone
La chiesa di San Giuseppe Patriarca
Chiesa di Santa Teresa
Cripta di Sant’Antonio Abate
Madonna della Grottella
Chiesa dei Santi Medici Cosimo e Damiano
Ma anche:
Chiesa di Santa Maria Incoronata con annesso convento (del XVI secolo)
Chiesa di Santa Sofia (del XVI secolo)
La Chiesa di San Bartolomeo (risalente al XVII secolo)
Chiesa di San Francesco da Paola (del XVII secolo)
Chiesa di Santa Maria della Rosa (risalente al XVII secolo)
Chiesetta di San Lorenzo (del XVII secolo)
Chiesetta di Santa Croce (del XVII secolo)
Chiesa di San Giovanni Battista (costruita tra il XVII e il XVIII secolo)
Nardò luoghi d’interesse
Passeggiando per Nardò, avrete modo di visitare un affascinante centro storico, ricco di vie che rimandano al passato.
Qui, non mancano di certo bar, locali, e piazze, che spesso si rivelano dei punti di ritrovo anche per i più giovani. Infatti, non troverete soltanto ristoranti di “vecchio stampo” ma anche luoghi più moderni, in cui poter fare un gustoso aperitivo nel tardo pomeriggio.
Inoltre, a Nardò sono presenti diversi palazzi storici (come ad esempio quello vescovile) e altri rimodernati e sedi burocratiche (comune, poste e via dicendo).
Nardò torri
Come alcuni di voi già sanno, a Nardò sono presenti varie torri, tra cui:
La torre del Fiume di Galatena
Torre Santa Caterina
Torre dell’Alto
La torre Uluzzo (detta anche Crustano)
Torre Inserraglio o Critò
La torre Sant’Isidoro
Torre Squillace
Nardò curiosità
In passato, questo borgo salentino è stato il “background” di una serie di riprese cinematografiche, tra cui:
L’immagine del desiderio
La posta in gioco
Il padre delle spose
La terra
Cugini carnali
L’Anima Gemella
Una donna contro tutti – Renata Fonte
Il peccato e la vergogna 2
Il Prefetto di Ferro
Walking on Sunshine
Sei mai stata sulla luna?
Nardò cosa mangiare
Per quanto riguarda il cibo, a Nardò potrete assaggiare una serie di pietanze tipiche della Puglia e del Salento, come ad esempio:
Le orecchiette
La puccia salentina
I calzoni
I pasticciotti
La pitta di patate
E tanto altro ancora…
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Città affascinante e ricca di storia, Oviedo, in Spagna, è stata capitale del Regno delle Asturie. Ancora poco frequentata dai turisti italiani, è invece una città tutta da scoprire: arte, cultura, bellezze paesaggistiche e un’offerta enogastronomica di tutto rispetto. Scopriamo cosa vedere, cosa fare e come arrivare a Oviedo. Fondata nell’VIII secolo a.C. da due monaci, Maximo e Fromestano, che qui costruirono una chiesa dedicata a San Vincenzo, la città conobbe il suo massimo splendore nel IX secolo, grazie ad Alfonso II. Fu in questo periodo che divenne anche capitale del Regno delle Asturie. Nel tempo, Oviedo conobbe anche molta fortuna come luogo di culto per i pellegrini diretti a Santiago di Compostela. Durante le guerre napoleoniche, la città fu saccheggiata dai francesi e fu assediata nel corso della guerra civile spagnola. Nel 1521 un incendio la distrusse e la città venne ricostruita nel 1521 da Carlo I. Nel 1934 Oviedo fu centro dell’insurrezione delle Asturie e subì altri gravi danni. Oviedo, cosa vedere Con una storia così, è comprensibile che camminare per la città di Oviedo sia un’esperienza estremamente affascinante. Girare a piedi per il centro storico significa perdersi tra viuzze e angoli nascosti e imbattersi in edifici preromanici, chiese gotiche e palazzi barocchi. E proprio da qui si può partire per la visita della città. Passeggiando per il centro salta subito all’occhio la grande quantità di statue in bronzo disseminate per le strade. Tra queste, la più famosa è Culis Monumentalibus, che rappresenta un paio di gambe sovrastate da un enorme sedere. Molto apprezzata dai turisti è anche la Natività di Botero e una statua dedicata a Woody Allen, che ha girato a Oviedo alcune scene del suo film “Vicky Cristina Barcelona”. Nella suggestiva Plaza Alfonso II el Casto, troviamo la Catedral de San Salvador, il monumento simbolo di Oviedo. Un edificio in stile gotico con uno splendido campanile, costruito tra il XIV e il XVI secolo intorno alla Cámara Santa, una cappella preromanica costruita nel IX secolo da Alfonso II e che costituisce il nucleo originario della chiesa. Entrando nella Cattedrale e procedendo lungo la navata principale, è possibile ammirare uno straordinario altare ligneo del Cinquecento. Non è l’unico tesoro contenuto nell’edificio: tra gli altri, si possono apprezzare le tombe dei re asturiani, il chiostro, alcuni capolavori di oreficeria, la Croce degli Angeli – uno dei simboli della città, e la Croce della Vittoria. Tra i tesori custoditi nella Cattedrale, anche il Santo Sudario, il lenzuolo che avrebbe coperto il capo di Gesù Cristo dopo la sua morte e anche e un pezzo di lignum crucis, ovvero il legno della croce di Gesù. Al piano superiore, invece, il Museo della Cattedrale espone sculture e altri oggetti di arte sacra. Nei dintorni della Cattedrale, si possono ammirare altri edifici di grande interesse storico e religioso. La Chiesa di San Tirso, fatta erigere da Alfonso II delle Asturie nel IX secolo e poi ricostruita nel 1524 in seguito a un incendio. O ancora la Chiesa di San Julián de los Prados, Patrimonio dell’Umanità UNESCO, decorata con affreschi perfettamente conservati che costituiscono la più importante mostra di pittura preromanica in Europa. La Chiesa di Santa Maria del Naranco è un altro splendido esempio di arte preromanica. Fatta costruire nel IX secolo dal re Ramiro I delle Asturie come palazzo reale, è anch’essa Patrimonio dell’Umanità dell’UNESCO. Poco distante dalla Cattedrale ci si può dissetare alla Foncalada, una fonte di acqua potabile fatta erigere nel IX secolo da re Alfonso III il Grande. Una fontana medievale ancora perfettamente funzionante e unica opera civile preromanica esistente in Europa. Merita una visita anche il Museo archeologico, ospitato all’interno del Convento di San Vicente, un monastero cinquecentesco. Qui si ripercorre tutta la storia dell’arte asturiana, a partire dall’Età del Bronzo, con collezioni preistoriche, romane, visigote e romaniche. Da non perdere il Museo di Belle Arti delle Asturie, ospitato all’interno del Palazzo Velarde, conserva opere di grandi artisti, non solo spagnoli, tra cui Goya, Tiziano, El Greco, Rubens, Brueghel Il Vecchio, Picasso, Miró e Dalí. Cosa fare a Oviedo Dopo aver visitato le chiese e i musei, ci si può rigenerare al Campo de San Francisco, un’oasi verde nel cuore della città. Un giardino dove potersi ritemprare tra querce e castagni. E poi le aree gioco per i più piccoli, tavoli da ping pong e percorsi salute. Qua e là per il parco sono sparpagliate sculture e resti storici. Di fronte al laghetto con le papere c’è anche una simpatica statua di Mafalda, posizionata nel parco nel 2014. Nella parte più antica del centro storico, Cimadevilla, c’è la piazza di Trascorrales, che ospita l’antico mercato. Il mercato centrale è invece El Fontán, ospitato in un edificio dell’Ottocento, dove poter acquistare frutta, verdura, carni e formaggi di ogni genere. Sempre in centro si trova anche l’Università di Oviedo, fondata alla fine del XVI secolo dall’arcivescovo Fernando de Valdés y Salas, Inquisitore generale di Spagna. Distrutta nel 1934, fu ricostruita dopo la guerra civile. Oggi è costituita da tre campus e vari centri di ricerca ed è l’unica Università presente nelle Asturie. Gli appassionati di opera non devono rinunciare a visitare il Teatro Campoamor, risalente all’Ottocento, e magari assistere a uno spettacolo di zarzuela. Qui ogni anno si celebra anche la consegna dei premi del Principe delle Asturie. Non si può tornare a casa da Oviedo senza aver fatto shopping in uno dei negozi del centro. Tra le strade Uria e Gil de Jaz sono presenti alcune delle boutique spagnole più famose, dove poter fare acquisti. Oviedo è molto famosa soprattutto per le scarpe e le borse e ci sono anche numerose botteghe di artigiani che vendono prodotti esclusivi realizzati a mano. Anche di sera Oviedo è una città che offre molto, soprattutto ai più giovani. La città è disseminata di locali e discoteche e in centro c’è una fervente vita notturna. Calle Mon è una via frequentata per la maggior parte da studenti, che nel fine settimana animano i tanti locali che propongono musica dal vivo e disco-pub. Cosa mangiare a Oviedo La cucina di Oviedo fa molto uso di pesce e selvaggina come tutta la cucina spagnola, e chi non vuole rinunciare a provare i piatti tipici del posto, deve assaggiare assolutamente la fabada, un piatto composto da fagioli bianchi, trinche di maiale, chorizo e morcilla. Altre specialità tipiche sono i formaggi di Cabrales, Vidiago o Gabonedo, le fabes asturiane (fagioli bianchi), il pixin (la pescatrice), il cachopo (filetti di vitello impanati con prosciutto e formaggio), la carne stufata o i frutti di mare. Tra i dessert, ovunque si trovano i frixuelos (una sorta di crepes), il riso al latte o la torta di mandorle. Oviedo è la capitale del sidro e non si può andar via senza aver visitato Calle Gascona, detta anche Boulevard de la Sidra. Qui ci sono tantissime sidrerie dove poter gustare un buon bicchiere del “vino delle Asturie”. Si tratta di succo di mela fermentato, con una gradazione alcolica molto bassa, per cui viene bevuto sia come bevanda dissetante che per accompagnare i pasti. Sempre in zona si può assistere anche al rito della mescita del sidro, detto “escanciar”, che permette di gustare la bevanda assaporandone tutti gli aromi. Chi vuole approfondire può visitare anche le fabbriche e i frantoi dove viene estratto il succo delle mele. Inoltre, il secondo fine settimana di luglio, a Nava, una località non molto distante, si tiene il Festival del sidro, uno dei più antichi festival popolari di tutta la Spagna. Oviedo e il Cammino di Santiago Oviedo è una tappa importante per tutti coloro che decidono di percorrere il Cammino di Santiago. Da qui parte il Cammino Primitivo, un itinerario a piedi di oltre 300 km che ricalca il percorso seguito dal re Alfonso II nel IX secolo per giungere alla tomba dell’apostolo Santiago. Questo itinerario tocca i luoghi più emblematici del patrimonio di arte sacra di Oviedo e dintorni. Da Oviedo si snoda anche il Cammino del Nord, la parte di itinerario che segue la costa e arriva fino al confine con la Galizia. Come arrivare a Oviedo Dall’Italia non ci sono voli diretti per Oviedo, per cui bisogna atterrare a Madrid o a Santander e da lì poi raggiungere la città. Oviedo è collegata a Madrid, Barcellona e Alicante dalla linea ferroviaria, quindi non è difficile raggiungerla con il treno. Altrimenti si può prendere l’autobus, che da Santander a Oviedo impiega circa un’ora. Un’alternativa può anche essere quella di noleggiare un’auto a Madrid e arrivare a Oviedo percorrendo l’autostrada A-6 (sono necessarie circa 4 ore e mezza). In questo modo si ha anche la possibilità di godere degli splendidi paesaggi asturiani. https://ift.tt/36NQffe Oviedo: come arrivare nella località spagnola e cosa vedere Città affascinante e ricca di storia, Oviedo, in Spagna, è stata capitale del Regno delle Asturie. Ancora poco frequentata dai turisti italiani, è invece una città tutta da scoprire: arte, cultura, bellezze paesaggistiche e un’offerta enogastronomica di tutto rispetto. Scopriamo cosa vedere, cosa fare e come arrivare a Oviedo. Fondata nell’VIII secolo a.C. da due monaci, Maximo e Fromestano, che qui costruirono una chiesa dedicata a San Vincenzo, la città conobbe il suo massimo splendore nel IX secolo, grazie ad Alfonso II. Fu in questo periodo che divenne anche capitale del Regno delle Asturie. Nel tempo, Oviedo conobbe anche molta fortuna come luogo di culto per i pellegrini diretti a Santiago di Compostela. Durante le guerre napoleoniche, la città fu saccheggiata dai francesi e fu assediata nel corso della guerra civile spagnola. Nel 1521 un incendio la distrusse e la città venne ricostruita nel 1521 da Carlo I. Nel 1934 Oviedo fu centro dell’insurrezione delle Asturie e subì altri gravi danni. Oviedo, cosa vedere Con una storia così, è comprensibile che camminare per la città di Oviedo sia un’esperienza estremamente affascinante. Girare a piedi per il centro storico significa perdersi tra viuzze e angoli nascosti e imbattersi in edifici preromanici, chiese gotiche e palazzi barocchi. E proprio da qui si può partire per la visita della città. Passeggiando per il centro salta subito all’occhio la grande quantità di statue in bronzo disseminate per le strade. Tra queste, la più famosa è Culis Monumentalibus, che rappresenta un paio di gambe sovrastate da un enorme sedere. Molto apprezzata dai turisti è anche la Natività di Botero e una statua dedicata a Woody Allen, che ha girato a Oviedo alcune scene del suo film “Vicky Cristina Barcelona”. Nella suggestiva Plaza Alfonso II el Casto, troviamo la Catedral de San Salvador, il monumento simbolo di Oviedo. Un edificio in stile gotico con uno splendido campanile, costruito tra il XIV e il XVI secolo intorno alla Cámara Santa, una cappella preromanica costruita nel IX secolo da Alfonso II e che costituisce il nucleo originario della chiesa. Entrando nella Cattedrale e procedendo lungo la navata principale, è possibile ammirare uno straordinario altare ligneo del Cinquecento. Non è l’unico tesoro contenuto nell’edificio: tra gli altri, si possono apprezzare le tombe dei re asturiani, il chiostro, alcuni capolavori di oreficeria, la Croce degli Angeli – uno dei simboli della città, e la Croce della Vittoria. Tra i tesori custoditi nella Cattedrale, anche il Santo Sudario, il lenzuolo che avrebbe coperto il capo di Gesù Cristo dopo la sua morte e anche e un pezzo di lignum crucis, ovvero il legno della croce di Gesù. Al piano superiore, invece, il Museo della Cattedrale espone sculture e altri oggetti di arte sacra. Nei dintorni della Cattedrale, si possono ammirare altri edifici di grande interesse storico e religioso. La Chiesa di San Tirso, fatta erigere da Alfonso II delle Asturie nel IX secolo e poi ricostruita nel 1524 in seguito a un incendio. O ancora la Chiesa di San Julián de los Prados, Patrimonio dell’Umanità UNESCO, decorata con affreschi perfettamente conservati che costituiscono la più importante mostra di pittura preromanica in Europa. La Chiesa di Santa Maria del Naranco è un altro splendido esempio di arte preromanica. Fatta costruire nel IX secolo dal re Ramiro I delle Asturie come palazzo reale, è anch’essa Patrimonio dell’Umanità dell’UNESCO. Poco distante dalla Cattedrale ci si può dissetare alla Foncalada, una fonte di acqua potabile fatta erigere nel IX secolo da re Alfonso III il Grande. Una fontana medievale ancora perfettamente funzionante e unica opera civile preromanica esistente in Europa. Merita una visita anche il Museo archeologico, ospitato all’interno del Convento di San Vicente, un monastero cinquecentesco. Qui si ripercorre tutta la storia dell’arte asturiana, a partire dall’Età del Bronzo, con collezioni preistoriche, romane, visigote e romaniche. Da non perdere il Museo di Belle Arti delle Asturie, ospitato all’interno del Palazzo Velarde, conserva opere di grandi artisti, non solo spagnoli, tra cui Goya, Tiziano, El Greco, Rubens, Brueghel Il Vecchio, Picasso, Miró e Dalí. Cosa fare a Oviedo Dopo aver visitato le chiese e i musei, ci si può rigenerare al Campo de San Francisco, un’oasi verde nel cuore della città. Un giardino dove potersi ritemprare tra querce e castagni. E poi le aree gioco per i più piccoli, tavoli da ping pong e percorsi salute. Qua e là per il parco sono sparpagliate sculture e resti storici. Di fronte al laghetto con le papere c’è anche una simpatica statua di Mafalda, posizionata nel parco nel 2014. Nella parte più antica del centro storico, Cimadevilla, c’è la piazza di Trascorrales, che ospita l’antico mercato. Il mercato centrale è invece El Fontán, ospitato in un edificio dell’Ottocento, dove poter acquistare frutta, verdura, carni e formaggi di ogni genere. Sempre in centro si trova anche l’Università di Oviedo, fondata alla fine del XVI secolo dall’arcivescovo Fernando de Valdés y Salas, Inquisitore generale di Spagna. Distrutta nel 1934, fu ricostruita dopo la guerra civile. Oggi è costituita da tre campus e vari centri di ricerca ed è l’unica Università presente nelle Asturie. Gli appassionati di opera non devono rinunciare a visitare il Teatro Campoamor, risalente all’Ottocento, e magari assistere a uno spettacolo di zarzuela. Qui ogni anno si celebra anche la consegna dei premi del Principe delle Asturie. Non si può tornare a casa da Oviedo senza aver fatto shopping in uno dei negozi del centro. Tra le strade Uria e Gil de Jaz sono presenti alcune delle boutique spagnole più famose, dove poter fare acquisti. Oviedo è molto famosa soprattutto per le scarpe e le borse e ci sono anche numerose botteghe di artigiani che vendono prodotti esclusivi realizzati a mano. Anche di sera Oviedo è una città che offre molto, soprattutto ai più giovani. La città è disseminata di locali e discoteche e in centro c’è una fervente vita notturna. Calle Mon è una via frequentata per la maggior parte da studenti, che nel fine settimana animano i tanti locali che propongono musica dal vivo e disco-pub. Cosa mangiare a Oviedo La cucina di Oviedo fa molto uso di pesce e selvaggina come tutta la cucina spagnola, e chi non vuole rinunciare a provare i piatti tipici del posto, deve assaggiare assolutamente la fabada, un piatto composto da fagioli bianchi, trinche di maiale, chorizo e morcilla. Altre specialità tipiche sono i formaggi di Cabrales, Vidiago o Gabonedo, le fabes asturiane (fagioli bianchi), il pixin (la pescatrice), il cachopo (filetti di vitello impanati con prosciutto e formaggio), la carne stufata o i frutti di mare. Tra i dessert, ovunque si trovano i frixuelos (una sorta di crepes), il riso al latte o la torta di mandorle. Oviedo è la capitale del sidro e non si può andar via senza aver visitato Calle Gascona, detta anche Boulevard de la Sidra. Qui ci sono tantissime sidrerie dove poter gustare un buon bicchiere del “vino delle Asturie”. Si tratta di succo di mela fermentato, con una gradazione alcolica molto bassa, per cui viene bevuto sia come bevanda dissetante che per accompagnare i pasti. Sempre in zona si può assistere anche al rito della mescita del sidro, detto “escanciar”, che permette di gustare la bevanda assaporandone tutti gli aromi. Chi vuole approfondire può visitare anche le fabbriche e i frantoi dove viene estratto il succo delle mele. Inoltre, il secondo fine settimana di luglio, a Nava, una località non molto distante, si tiene il Festival del sidro, uno dei più antichi festival popolari di tutta la Spagna. Oviedo e il Cammino di Santiago Oviedo è una tappa importante per tutti coloro che decidono di percorrere il Cammino di Santiago. Da qui parte il Cammino Primitivo, un itinerario a piedi di oltre 300 km che ricalca il percorso seguito dal re Alfonso II nel IX secolo per giungere alla tomba dell’apostolo Santiago. Questo itinerario tocca i luoghi più emblematici del patrimonio di arte sacra di Oviedo e dintorni. Da Oviedo si snoda anche il Cammino del Nord, la parte di itinerario che segue la costa e arriva fino al confine con la Galizia. Come arrivare a Oviedo Dall’Italia non ci sono voli diretti per Oviedo, per cui bisogna atterrare a Madrid o a Santander e da lì poi raggiungere la città. Oviedo è collegata a Madrid, Barcellona e Alicante dalla linea ferroviaria, quindi non è difficile raggiungerla con il treno. Altrimenti si può prendere l’autobus, che da Santander a Oviedo impiega circa un’ora. Un’alternativa può anche essere quella di noleggiare un’auto a Madrid e arrivare a Oviedo percorrendo l’autostrada A-6 (sono necessarie circa 4 ore e mezza). In questo modo si ha anche la possibilità di godere degli splendidi paesaggi asturiani. Oviedo è una splendida località spagnola situata nella regione delle Asturie dove ammirare monumenti storici e religiosi e assaggiare le bontà locali.
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Modo de visitar conventos
Modo de visitar conventos
MODO DE VISITAR CONVENTOS es un itinerario por espacios carmelitas para vivir una experiencia artística, contemplativa y creativa guiada por El primo de Saint Tropez y Patricia Ruz. La propuesta está dirigida a un grupo de 14 personas y tiene la oportunidad extraordinaria de ser vivida de tres maneras distintas. Cada una de estas maneras se desarrollará en tres fines de semana y tendrán su propia…
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Lima. La Plaza de Armas (3).
El cambio de Guardia.
..../..
Me aproximé al Arzobispado (1916), sede administrativa de la Archidiócesis de Lima y residencia del Arzobispo. Probablemente el edificio más bello de la Plaza, incluso sus dos enormes y neobarrocos balcones de doble piso de cedro se acoplan con elegancia a la fachada neorenacentista, mientras que un sobrio neoplateresco reviste las puertas de madera finamente cincelada. Todo era neo, pero transmitía armonía a pesar de las variaciones estilísticas.
Adosada entre la catedral y el Arzobispado está la Iglesia del Sagrario fundada en 1665. Durante mucho tiempo fue Sala Capitular, celebrándose varios Concilios limeños antes de convertirse en iglesia parroquial. La espléndida fachada actual fue reconstruida después del terremoto de 1940, en teoría bajo la misma apariencia y estilo renacentista que tenía en el siglo XVIII. En este edificio se guardan las partidas de bautizo, de matrimonio y de defunción de la mayor parte de los limeños ricos y/o famosos por su buen o mal hacer.
Aproveché para visitar su rico interior. El templo consta de una nave cubierta por una bóveda de cañón que termina en una pequeña cúpula blanca, centro de un diminuto crucero. Vistoso y de gran valor artístico es el retablo mayor del siglo XVIII. En el centro está el fastuoso sagrario dorado con llave, en el que se expone el “sagrado Sacramento”. Presenta bellas tallas y retablos.
El baptisterio, independiente de nave de la Iglesia está compartido con la Catedral, por lo que podría haberme incorporado a ella, pero cinco minutos eran insuficientes.
Nos volvimos a encontrar el grupo de hispanos al que se había añadido una familia colombiana. Nos presentaron el nuevo guía que durante más de hora y media nos conduciría por los aledaños históricos de la plaza Mayor. Nos colocamos lo más cerca posible del borde de la calzada vial que nos separaba del Palacio, por lo que la visión del cambio de Guardia sería distante e interrumpida por el tráfico, por ello el espectáculo se me hizo largo, aunque no niego que musicalmente me sorprendieran las notas del Carmina Burana o el hermoso “cóndor pasa”.
Nos explicó el guía que muchas veces se puede ver detrás de las verjas. La prevención de que una posible acción de protesta social utilizara este momento para manifestarse, determinaba que a veces no se permitiese. Entonces entendí la cantidad de policía armada que sin ostentar su presencia se reunía bajo las arcadas del edificio de la Guardia Real o con descaro en los laterales del Palacio de Gobernación. Por suerte o desgracia, según quién lo valore, no pasó nada.
Nos explicó que el regimiento de Dragones “Mariscal Nieto” es la Caballería de Honor del Palacio de Gobierno y la Escolta Presidencial del Perú. Su parecido con los Dragones del Ejército Francés de finales del siglo XIX fue propuesto por la Misión Militar Francesa que vino a asesorar al ejército peruano a principios del siglo pasado. La ceremonia del cambio de guardia se estableció en 1940 por el presidente Manuel Prado. Los clarines son la Banda de Guerra del Regimiento.
Sin llegar a ver (o al menos intentar hacerlo) la conclusión del espectáculo, nos concentramos en la pequeña plaza Perú, llena de historias según dijo, pero no explicó ninguna. Lo que sí que tenía era una pequeña fuente, portalones a modo de arcadas con distinguidas tiendas y el Banco de la Nación. Nos dirigimos por la calle “Junín conde de Superunda” hacia la manzana de los Dominicos. Antes de llegar nos paramos en una esquina frente la casa de la gastronomía peruana (antes la casa de correos y telégrafos), ofreciéndonos el guía una disertación publicitaria sobre la alta calidad de la cocina peruana y reconociéndose internacionalmente el ser una de las mejores del mundo.
En la esquina siguiente, llegamos a una plaza rectangular rodeada por bellas casas republicanas y un gran mercado de artesanía cuzqueña. En el centro una sensible escultura en metal de un niños limpiabotas. Al borde de la plaza una caseta cubierta, en ese momento sin nadie, nos explicó el guía que era el lugar en el que se siguen limpiando zapatos, una oficio que aquí aún perdura pero con la prohibición actual de que lo hagan niños.
Delante se erguía orgullosa de su dilatada historia limeña la Basílica Menor y el Convento de Nuestra Señora del Rosario, un conjunto conocido popularmente como Santo Domingo. En su sala capitular se inició en en el siglo XVI la Universidad de San Marcos, la más antigua de América y que en la actualidad aún está activa. Una placa de metal lo explicaba en su pequeño patio. También fundarían la Universidad de San Martín de Porres y el colegio de Santo Tomàs de Aquino, situado éste al otro lado (en diagonal) de la gran manzana Dominica.
Pintado de un claro rosa pastel (común en otros edificios del cercado) el conjunto mostraba una sobria fachada, en la que sobresalía el hermoso campanario. El aspecto actual de la iglesia se forjó después del terremoto de 1940, se cimentaron los muros y se restauró la portada rococó modificada en la segunda mitad del siglo XIX. El primer campanario barroco se destruyó ochenta años después de su construcción por el terremoto de 1746. La actual torre del campanario con sus 46 metros es la más alta de la ciudad. Se diseñó su cuerpo octogonal sobre una alta base que mantiene el almohadillado que en su día revistió toda la fachada. Culmina el campanario la escultura en metal de un ángel anunciando el juicio final.
Nos incorporamos en el templo por un porche techado o nártex (espacio donde se daba instrucción religiosa a los indígenas, a los que no estaban bautizados o a los penitentes), único en Lima y sobre él que se encuentra el coro alto de la iglesia, presumiendo éste de disponer de la sillería renacentista más antigua del país, de madera de cedro y detalles manieristas.
La primera impresión del templo es extraña, me produjo sensaciones contradictorias, austeridad y ostentación conjugaban una belleza ambigua, en unos espacios se mostraba sutil, en otros colorista y en varios recargada.
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El ex convento de Santa Mónica
Leyenda del Ex Convento de Santa Mónica El Ex Convento de Santa Mónica ubicado en 18 Pte. 103, Centro Histórico de Puebla. A parte de ser un edificio lleno de belleza arquitectónica, es también muy lúgubre. El monasterio de Santa Mónica originalmente fue creado para dar refugio a esposas de los españoles que, por sus ocupaciones productivas se veían en la necesidad de dejarlas solas. Las rentas donadas fueron insuficientes, lo que provocó que el edificio se despoblara. Así, en 1609 Úrsula de la Vega instala una casa para mujeres perdidas, obligadas a permanecer en reclusión, se convierte en un reformatorio de conductas femeninas. En 1679 el Sr. Dr. Manuel Fernández de Santa Cruz Zaagún, preocupado por la conducta de estas mujeres, decide reestructurar el recogimiento, funda una casa para éstas, y en el edificio derruido funda un colegio para viudas españolas, construyendo celdas, oratorios, refectorio, servicios sanitarios, lavaderos y una nueva iglesia. Pero ése no sería su destino final, ya que seis años después se fundó en ese mismo sitio el convento de monjas agustinas recoletas de Santa Mónica. No fue sino hasta 1933 cuando, por algunas denuncias, el gobierno lo descubrió y las religiosas fueron desalojadas de manera definitiva. Actualmente es un museo de arte religioso. El uso histórico del inmueble es el que le otorga la carga emocional y fantástica; el sufrimiento en la vida cotidiana de las personas que lo habitaron en distintas épocas, hace que las almas estén penando, causando espantos y aparecidos. En Todos sus usos, implicaban encierro ya fuera voluntario u obligado. Las monjas se infligían sufrimiento como modo de sacrificio y amor hacia Dios. Se cuenta sobre emparedados y enterrados en otros distintos sitios al osario, que era el lugar destinado para éste uso. En ciertas áreas fueron descubiertos esqueletos de fetos, incluso existe el esqueleto emparedado de una mujer con un feto en su vientre. Leyendas mexicanas convento de santa monica Las personas que han llegado a visitar el lugar y los trabajadores de ahí han reportado apariciones a diferentes horas del día, en especial hablan una mujer que deambula vestida de blanco. La Malinche El volcán Malintzin, también conocido como «La Malinche» se encuentra en el estado de Puebla en México, el cual es venerado por todos los lugareños que habitan a las cercanías. Actualmente el volcán esta inactivo y en temporadas de invierno se vista con una esplendida cresta cubierta de nieve que se alcanza a apreciar a lo lejos. Hay quienes todavía no conocen la leyenda mexicana que envuelve a esta maravilla natural única en su tipo, la cual alberga en sus faldas grandes extensiones de terreno con una gran biodiversidad de flora y fauna, que hoy en día están catalogadas como área natural protegida. Cuenta la historia que desde tiempos muy remotos y con la consumación de la conquista de Hernan Cortez al pueblo azteca, la india llamada «Malinche», quien fue bautizada por los españoles con el nombre de Marina y quien alguna vez fue esclava, había muerto. Los aztecas al enterarse de este trágico desenlace trataron de recuperar el cuerpo de la Malinche y en una oportunidad en que los conquistadores españoles salieron a un viaje de exploración, los indios irrumpieron en el campamento y lo tomaron. Rápidamente llevaron el cuerpo a muchos escondites para evitar que los españoles lo retomaran nuevamente. En un momento de suerte los indios aztecas divisaron en aquel horizonte una enorme cueva y emprendieron la ida transportando a la difunta malinche en uno de los caballos que Hernan Cortez les había dado a su llegada al pueblo. Después de un largo camino llegaron a la cueva de una cerro, en donde metieron el cuerpo de la malinche y al salir cerraron la entrada con grandes rocas. Desde ese día, al cerro se le llamo «Malintzin» y desde su cresta prolifero la silueta de la malinche, quien recostada sobre lo más alto le pide lluvia al cielo para el pueblo. Leyendas de Puebla La China Poblana Mi abuelo paterno nació en esta entidad federativa y es por eso que he tenido la suerte de escuchar varias leyendas de Puebla de los Ángeles (como también se le conoce a la capital). De acuerdo a la tradición se dice que don Diego Carrillo de Mendoza y Pimentel, quien para ese entonces ostentaba el cargo de virrey en la Nueva España, mandó traer a una joven procedente del continente asiático, para convertirla en su dama de compañía. No obstante, durante el viaje que la jovencita hizo desde China hasta el continente americano, fue raptada por unos bucaneros, quienes trataron de venderla. Por suerte, la chica escapó y logró llegar al territorio que hoy se conoce como República Mexicana (concretamente al puerto de Acapulco). Ahí, uno de los comerciantes se la vendió a Don Miguel de Sosa, quien prontamente la hizo su esclava. La muchacha quien ahora se le conocía como Catalina de San Juan, vivió poco tiempo al lado de su nuevo amo, ya que este falleció repentinamente. A pesar de ello, dejó estipulado en su testamento que a su muerte se le diera la libertad. Así se hizo y Catalina fue a vivir a un convento hasta el día en que murió Actualmente, se le conoce al Templo de la Compañía como el sitio exacto en donde descansan los restos de la China Poblana. Se dice que luego de su muerte, varias mujeres comenzaron a imitar su estilo de vestir, pues era algo totalmente sui generis. La razón de esto era principalmente porque ella provenía de un continente lejano en donde se utilizaba otro tipo de materiales para confeccionar los vestidos. El traje de china poblana por lo regular lleva algunos patrones geométricos y lentejuelas en el tradicional «zagalojo» elaborado en paño. Este tipo de vestimenta también es uno de los más usados por las compañías mexicanas de baile tradicional. Leyendas de Terror de Puebla Existen leyendas de terror de Puebla demasiado terroríficas que solamente algunos conocen. Este tipo de relatos únicamente pueden ser escuchados o leídos si visitas alguno de los «Pueblos Mágicos», del estado, pues son parte de la cultura local. Desde luego, hay otras leyendas de Puebla como la de la Nahuala, que ha tenido hasta su adaptación cinematográfica de dibujos animados. Lógicamente en ese largometraje, se han omitido del todo los detalles que pudieran perturbar a los más pequeños y sólo se ha dejado lo esencial de esa historia de Puebla. Leyenda del instituto cultural poblano Son muchas las leyendas que se ciernen a este instituto cultural poblano, la mas conocida es la de la monja que se aparece por las noches y es que antes de ser el instituto cultural de Puebla, fue el resguardo del archivo estatal, y antes al parecer un convento jesuita. Por lo que las leyendas en este sitio, están a la orden del día, nosotros les contaremos una de ellas, y es el de la monja del instituto cultural poblano. Reina Gallegos, directora del Instituto cultural hace ya algunos años, fue presentada en el cargo, el cual se había ganado mas por compadrazgos que por méritos propios, Reina era una persona muy déspota con sus subalternos, dejando tareas que sobresalían de las obligaciones que los empleados tenían. Pero parece que tenia mas ahincó en hacerlo a una señorita, que al llegar al trabajo, nunca le cayo, se trataba de Martha Segovia, una muchacha humilde que había subido, de nivel, por méritos propios, y empezado desde la intendencia del lugar. Siempre que veía que Martha estaba por terminar sus labores, le mandaba llamar para dejar tareas, que sabia que llevaban horas, y este calvario duro meses, hasta que un día que Martha se enfermo y quiso hacer lo mismo a otra persona, esta no se dejo y lo tuvo que hacer, la directora del plantel. No sabia que a Martha constantemente se le aparecía, la monja, pero nunca le hizo daño alguno, quizás porque en el fondo sabia que la muchacha no tenia en su alma, ningún mal, en cambio con la directora, todo cambiaría. Maldita criada.- expreso Reina Gallegos, pero mañana la suspenderé, que me haga esto a mi, que no me quiera hacer caso, si yo soy la ley en este instituto (Grito a todo pulmón), a lo que solo una carcajada se escucho. ¿Quien anda ahí? grito de nuevo la directora, en eso cuando volteo, la monja estaba a su lado, ahora sabia porque nadie se quería quedar en el instituto, fuera de horario, y la directora se desmayo, al despertar, vio que estaba amaneciendo y las personas llegando a sus labores, como pudo se levanto y se fue al baño, aun temblando, tan solo de recordar por lo que había pasado unas horas atrás, al verse en el espejo, se dio cuenta que del susto, su pelo se había encanecido totalmente, fue cuando se fue a ver como estaba Martha, y al verla casi igual empezó a llorar. ¿Porque nunca me dijiste lo que pasaba? le dijo la directora a la subalterna, a lo que contesto la trabajadora, «Nunca me lo iba a creer», desde ese día, a la directora se le quito lo déspota con el personal, y nunca mas pidió que se quedaran tarde a trabajar. Leyendas de Puebla la Fuente de los Muñecos Esta leyenda de la ciudad de Puebla, nos sitúa en el barrio de Xonaca, ubicado entre las calles 18 norte y 22 oriente. En esta localización se encuentra la «Fuente de los Muñecos». En esa zona, la gente que pertenecía a la clase alta poblana, edificaba sus casas de verano, para posteriormente recibir a sus invitados que provenían en mayor medida del continente europeo, pues cabe recordar que México fue por más de 300 años una colonia española. Uno de esos domicilios es el que se encuentra frente de la iglesia de la Candelaria y de acuerdo con los entendidos, esta fue morada de la emperatriz Carlota, durante el periodo en el que Maximiliano de Habsburgo fungió como gobernante supremo del país. Ya en el México moderno, el expresidente Manuel Ávila Camacho, también decidió construir una casa de descanso en la región. Pero creo que nos estamos desviando un poco del tema. Vayamos pues a lo importante de esta leyenda de Puebla corta. Los dos hijos de un caballerango que laboraba cerca del sitio mencionado eran inseparables. Solamente se llevaban un año de diferencia. Por lo que me contaron, una tarde ambos niños salieron a pasear, pero jamás volvieron a su hogar. La noticia conmocionó a todo el pueblo y después de cerrar el caso, el gobernador mandó construir una fuente para honrar la memoria de los pequeños. Desde ese momento, la gente afirma que los «muñecos», cobran vida durante la noche. También se dice que las estatuillas, comienzan a reír sin parar, cuando se dan cuenta de que un extraño merodea por el lugar Leyendas de Puebla el Puente de los Duendes Esta también es una leyenda de terror poblana. En un sitio cercano a la sierra, existe un puente dominado por hombrecillos. Se cree que estos duendes una vez que atraen a sus víctimas, jamás las dejarán salir con vida. En una noche invernal, un sujeto que había salido de una fiesta, comenzó a sentir mucho frío. Pensó en cubrirse con su abrigo, más en ese momento recordó que lo había dejado en la casa de su amigo. Poco después halló unos leños y creyó conveniente hacer una fogata. Lo malo es que la madera se encontraba muy cerca del Puente de los duendes. El hombre se acercó al sitio con mucha prudencia y sólo agarró un par de ellos. No obstante, mientras iba caminando de regreso alcanzó a oír el cacareo de una gallina de gran tamaño. Instantes más tarde, el individuo empezó a perseguirla, pues además de estarse congelando, tenía muchísima hambre. A pesar de que la gallina caminaba a poca velocidad, el hombre fue incapaz de tomarla con sus manos hasta que se paró frente a uno de los extremos del puente. Muerto de terror, el hombre no pensó en dar marcha atrás, sino en cruzar el puente a toda velocidad. Cuando se hallaba justo a la mitad este, sintió que la estructura se venía abajo. De pronto, el animal emplumado se transformó en un duende que no le quitaba la vista de encima. En eso, el sujeto pudo salir de su aterrador trance y lanzó una plegaria al cielo. El hombrecillo al escuchar la oración, comenzó a emitir un chillido muy fuerte y se fue alejando poco a poco. Posteriormente el hombre corrió lo más rápido que pudo hasta que perdió el conocimiento al chocar con un árbol de gran tamaño. Al recobrar el conocimiento, creyó que todo había sido una alucinación causada por los tragos que había bebido en la noche. No obstante, quedó horrorizado al notar que su traje estaba cubierto de plumas blancas bañadas en sangre. 5 de Mayo La batalla de Puebla La Batalla de Puebla fue un enfrentamiento con cede en la ciudad de Puebla el 5 de mayo de 1862, en donde el ejercito mexicano a cargo del general Ignacio Zaragoza, luchó contra el segundo imperio Francés, en lo que se le llamó «Segunda intervención francesa en México«. Sin embargo, los combatientes mexicanos salieron victoriosos de ese conflicto armado que costo la vida de miles de soldados, entre ellos, grandes héroes de la patria. La Batalla del 5 de Mayo es origen de una conocida leyenda mexicana, la cual se rumoreaba tuvo que ver para que las fuerzas mexicanas consiguieran la victoria en ese duro combate. Cuenta la historia que mientras los soldados esperaban la orden para emboscar a los franceses, ellos, acamparon cerca de una gran colina, la cual les proveía de una vista panorámica para estar alerta en caso de que el enemigo se acercará a su posición. En ese momento y mientras algunos soldados descansaban de una larga jornada, se acerca un niño zacapoaxtla, el cual se sienta a esperar cerca del campamento sin decir una sola palabra. Pasaron varias horas y el general que estaba a cargo de los soldados le ordena a uno de ellos a que suba a la punta de un gran árbol para ver si había peligro cerca. Pero esta tarea era muy agotadora, ya que el peso del hombre le impedía trepar hasta la cima. Después de ver como los soldados trataban de subir al árbol, el niño se ofrece a hacerlo, a lo que ellos acceden. En un dos por tres, el pequeño infante ya estaba en la rama más alta del árbol, en ese instante, se da cuenta que un numeroso ejercito de franceses se acerca rápidamente a su posición. Los soldados preparan sus armas y le dicen al niño que baje, pero el seguía dándoles más información sobre el enemigo, en eso, una bala le da justo en el corazón y cae estrepitosamente al suelo. Comienza el enfrentamiento armado entre mexicanos y franceses, el cual duró gran parte del día, pero al final todo valió la pena por que el ejercito del país ganó la batalla. Ya que todo se había calmado, tomaron el cuerpo del niño y lo llevaron consigo hacia la ciudad. Le dieron sepultura y el general mayor lo nombró héroe de la Batalla de Puebla, ya que sin su valiosa información los soldados no hubieran consigo la victoria.
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Marzo 12, 2017
Entre las monjas que salieron á la portería, estaba una linda moza, cuya edad no llegaría á treinta años, cuya frescura y lozanía igualaban á la regularidad de sus facciones y á las gracias de toda su persona. El capitán Tejerina la había conocido el día antes y sabía por ella misma, que era natural de Córdoba, es decir, de mi misma provincia.
Después de los cumplidos de estilo le dijo que yo era su paisano, y ella me preguntó con vehemencia si yo era cordobés, y oyendo mi contestación afirmativa, repuso con amargura: ¡Jesús! No me deshonre usted. Esta salida tan intempestiva como chocante, me incomodó vivamente, pero disimulando le pregunté á mi vez, si era también cordobesa, su nombre y el barrio ó partido á que pertenecía; me contestó que era cordobesa, que se llamaba Pilar Moyano y que su familia residía en el partido de San Vicente, que está á pocas leguas de la ciudad; yo hallé entonces mi desquite y le dije: Se conoce que es usted de la campaña. Por más que mi expresión y mi modo fuesen moderados, ella conoció que yo estaba ofendido y quiso desagraviarme tomando un aire jocoso: Vaya, dijo, me parece que se ha ofendido usted de lo que acabo de expresar, pero voy á desenojarlo trayéndole un buén mate, dulces, etc. Entonces le di también las satisfacciones que era posible y quedamos los mejores amigos del mundo. La mañana siguiente, estando aún en cama, se me presentó una criada del convento con un amistoso recado de mi paisana, que me mandaba servir el mate, para lo que, según es costumbre, traía todo lo preciso y un hermoso ramo de flores, indicándome además, que la visitase, pues tendría mucho gusto en recibirme, lo que ofrecí hacer tan luego como pudiese. Efectivamente, á los dos ó tres días, fui una mañana al convento, y llamando al torno, me anuncié á la portera, á quién no veía, rogándole avisase á la madre Pilar Moyano que su paisano estaba á visitarla y que le suplicaba bajase al locutorio. La portera que tampoco me veía, me preguntó con ese tono y temple de voz que es peculiar de las monjas, “si yo era oficial de la patria” y oyendo mi contestación afirmativa, repuso: ¡Qué extraño es que los oficiales de la patria vengan á visitar á las realistas, sin hacer caso de las patriotas! Confieso que me chocó fuertemente la coquetería de la buena monja, que no sé si era vieja ó moza, linda ó fea, y la ingerencia que quería tomar en las cosas políticas. Yo que estaba acostumbrado á considerar á aquellas cándidas mujeres enteramente abstraídas de las cosas terrenas y ocupadas exclusivamente de los intereses del cielo, no pude ocultar mi disgusto y le dije por última contestación. -Madre, me retiro y por lo tanto puede usted excusar de avisar mi venida á la madre Pilar, cuyas opiniones políticas no venía á explorar; como de ninguna otra de sus Reverencias. Así lo hice, sin que otra vez quisiese tentar nueva visita.
Lo que he dicho servirá para hacer comprender que los partidos políticos y las pasiones que les son consiguientes habían penetrado en aquel recinto sagrado, en donde no debieran haberse oído más que los cánticos de la alabanza y las plegarias al Ser Supremo. Aquella comunidad mujeril se había dividido en dos bandos que se hacían una guerra tenaz. La madre Montoya, abadesa nombrada antes de nuestro arribo, profesaba opiniones realistas, lo que motivó una queja de las monjas patriotas, que fué acojida por el Gobierno, quién determinó se hiciese nueva elección, de que resultó el nombramiento de otra, cuyo nombre no recuerdo, que tenía conocida adhesión á la causa de la Independencia. La madre Pilar, mi paisana, era de aquellas, y esto motivó el picante apóstrofe que me dirigió la noche que la vi: sentía que un paisano suyo se mezclase en aquellos actos, que ella juzgaba injustos y quizá sacrílegos. Sin embargo, su obstinación no era tenaz, como se ha visto, pero así ella como la tornera, dieron con un hombre que aunque joven, era bien poco galante y que no quiso mezclarse en sus intrigas de claustro. Espero que se me perdone la minuciosidad con que he referido este lance, en atención á que servirá para hacer formar una idea de esos conventos, que solo debieran ser, y que son efectivamente en otras partes, la morada de la virtud y la inocencia. Hubo con otros de mis compañeros, otras anécdotas graciosas, que excitarían la risa si no provocasen otras reflexiones más serias.
General José María Paz, Memorias Póstumas
Imprenta « L.\ Discusión » calle 9 y 47, Ciudad de La Plata, 1892
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L’Alsazia è una regione storica della Francia che si trova nella parte sud orientale, confina con Svizzera e Germania della Foresta Nera. La particolarità dell’Alsazia è che ha moltissimi villaggi che sembrano usciti da un libro di fiabe; villaggi alsaziani circondati da boschi e vigneti. Quei vigneti che producono profumatissimi vini come il Cremant, Pinot Gris, Gewurztraminer e Muscat.
Dal 2016 Alsazia e la sorella Lorena sono si sono fuse dando vita a una grande regione denominata Grand Est, che comprende anche l’ex territorio della Champagne-Ardenne.
Visitare l’Alsazia significa andare alla scoperta di luoghi particolarmente interessanti sia dal punto di vista architettonico, ambientale e storico in quanto luogo delle battaglie della prima guerra mondiale o quelle della guerra franco-prussiana.
La regione, culturalmente influenzata dalle vicende politiche che l’hanno toccata, è stata a lungo contesa dalla vicina Germania, ed è proprio la sua collocazione geografica, che segue il confine con la Germania, che rende l’Alsazia una terra variegata, con tradizioni e culture che appartengono a entrambe le nazioni.
Come dicevo l’Alsazia è regione di vini e borghi pittoreschi e andiamo quindi alla scoperta di questi bellissimi villaggi e cittadine da non perdere durante un viaggio in Alsazia, la maggior parte dei quali sono situati lungo la celebre Route des vins d’Alsace, la via dei vini che si snoda in questa incantevole regione tra rigogliosi vigneti, chiese gotiche e antiche fortezze, nel bucolico contesto paesaggistico collinare dell’Alto Reno.
Leggi anche: Alsazia: itinerario della Route des Vins d’Alsace
Ma vediamoli i villaggi alsaziani da vedere. I paesi indicati in seguito sono elencati in ordine da Sud verso Nord a creare un ipotetico tragitto.
MULHOUSE Alsazia
Considerata la capitale dell’Alsazia del Sud, è una vivace cittadina frequentata da turisti di tutto il modo. Una passeggiata nel centro di Mulhouse vi permetterà di ammirare tutta una serie di edifici storici e palazzi caratteristici davvero interessanti.
Fulcro della cittadina è il suo centro storico, con la sua Piazza centrale Place de la Réunion. Al centro della piazza la statua di un alabardiere veglia sulla città, l’alabarda è infatti è simbolo di buona guardia.
Sulla piazza si trovano diversi edifici storici da vedere:
il Tempio Saint-Etienne, la chiesa protestante più alta di Francia; l’ex associazione dei sarti;
la Pharmacie au Lys, completamente ristrutturata nel 1634, la data è scritta su una parete accanto alle iniziali dell’antico proprietario e di sua moglie, Henri Risler e Catherine Hartmann, nel 1649 vide un nuovo cambio di proprietà e da allora l’edificio ospitò una farmacia;
la Maison Mieg, uno degli edifici che caratterizzano la piazza, riconoscibile per la sua torretta e per lo stile architettonico e decorativo della facciata decorata da bellissimi trompe-l’œil;
il municipio di Mulhouse, l’H��tel de Ville risale al XVI secolo, monumento storico, è stato ristrutturato più volte nel corso dei secoli, ma mantiene intatto il suo fascino originale. Oggi ospita il Museo storico di Mulhouse.
Mulhouse ha anche una Sinagoga, che si trova tra Rue de la Synagogue e Rue des Rabbins. Poco distante si trova la Chapelle Saint Jean, risalente al XIII secolo, è opera dei Cavalieri dell’Ordine dell’Ospedale di San Giovanni di Gerusalemme e conserva al suo interno affreschi del XVI secolo raffiguranti la vita di San Giovanni Battista. Oggi è di proprietà del comune ed ospita eventi culturali e concerti.
La carinissima Mulhouse è definita capitale europea dei musei tecnici come la Cité de l’Automobile o la Cité du Train che attirano ogni anno turisti e appassionati da ogni parte del mondo. Mulhouse ospita anche il Musée de l’Impression sur Etoffes, il Musée des beaux-arts e molte altre sorprese.
MULHOUSE Alsazia
MULHOUSE Alsazia
EGUISHEIM Alsazia
Uno dei borghi più caratteristici della zona, immerso tra i vigneti nell’Alto Reno. Come molti altri villaggi della zona Eguisheim ha mura fortificate, in questo caso una cinta muraria a doppia parete costruita a scopo difensivo.
Passeggiando tra gli stretti viottoli, alcuni in pendenza, stradine concentriche dove adagiano le tipiche case a graticcio con i balconi fioriti che regalano meravigliose suggestioni scoprirete e vi innamorerete del borgo. Diverse case apportano iscrizioni alle pareti che indicano botteghe di antichi mestieri come il bottaio, il fornaio e altre rivolgono invocazioni a Dio, per richiedere protezione in particolare dagli incendi che più volte hanno devastato diverse zone.
Da vedere:
la chiesa parrocchiale dedicata a Saint-Pierre e Saint-Paul costruita in stile romanico poi restaurata seguendo lo stile gotico. Della costruzione originale rimane il campanile, che vanta quattro campane di cui una proveniente dall’Abbazia di Marbach;
le fontane, in tutto il villaggio sono disseminate diverse fontane, la più bella in Piazza del Mercato, notevoli anche la Fontaine St. Lèon, nella Piazza Centrale e la Fontaine de la Porte Basse;
la Chapelle St-Lèon, che conserva le reliquie di Papa San Leone IX, in quanto Eguisheim è la sua città natale;
il Castello di San Leone risalente al VIII secolo, che si affaccia sull’omonima piazza ed è attorniato da una cinta muraria di forma ottagonale del XIII secolo;
altri tre eleganti manieri si ergono sulla vicina collina di Schlossberg: i manieri di Weckmund e di Wahlenbourg, costruiti nel XI secolo, e quello di Dagsbourg, del XII secolo.
In quanto rinomata per la sua produzione vinicola è d’obbligo fermarsi in qualche cantina ad assaggiare e acquistare vino. L’ultima settimana di agosto la città organizza la Festa del Vino, la celebrazione più antica di tutta l’Alsazia, e nel mese di settembre si alternano tutta una serie di iniziative a tema vino e musica.
Nel periodo natalizio il borgo regalerà scenografie sorprendenti e atmosfere uniche, tra lo scintillio delle luci e dei profumi speziati sarà invaso da una miriade di bancarelle che offrono oggetti artigianali e bellissimi addobbi per l’albero di Natale, statuine per il presepe e, non mancano, leccornie tradizionali come pan di zenzero e vin brulè.
Nel 2017 è stata definito uno dei borghi più belli del mondo.
EGUISHEIM Alsazia
EGUISHEIM Alsazia
EGUISHEIM Alsazia
COLMAR Alsazia
Colmar è il capoluogo del dipartimento dell’Haut-Rhin, situata sulla strada dei Vini, la strada più antica della Francia dove si producono alcuni dei più rinomati vini al mondo, sarà una delle prime tappe se non il vostro punto di approdo per la notte.
Un’interessante e incantevole cittadina, situata ai piedi del massiccio montuoso dei Vosgi, il suo centro storico che prende il nome di Petite Venice, Piccola Venezia è attraversato dal fiume Lauch e da una serie di canali in grado di creare scorci davvero suggestivi.
Anche qui vi sembrerà di essere i protagonisti di una fiaba, resterete incantati dalla bellezza di Colmar con la caratteristiche colorate case a graticcio, splendidi vicoli in tutto il centro storico, ricco di interessanti negozietti di souvenir, botteghe artigianali, locali, ristoranti e patisserie.
Da vedere:
la Maison des Têtes e la Maison Pfister, tra le più antiche case della città, edificate durante il rinascimento;
la Collégiale Saint-Martin, il luogo di culto più importante della città;
il Museo d’Unterlinden (Musée d’Unterlinden), situato in un ex convento di monache dominicane la cui costruzione risale al XIII secolo, da ammirare, in particolare: lo splendido chiostro gotico in pietra arenaria rosa dei Vosgi e la Cappella St. Johann unter der Linde (San Giovanni sotti i Tigli), che dà il nome al museo;
il Koïfhus, l’edificio della Vecchia Dogana di Colmar è il più antico della città, risalente al 1480;
la casa natale di Frédéric-Auguste Bartholdi in Rue des Merchants, l’illustre cittadino di Colmar fu lo scultore che progettò la Statua della Libertà di New York, oggi è un museo che ospita le opere dell’artista che qui ha realizzato la fontana Schwendi.
Nei dintorni di Colmar si trovano meravigliosi vigneti circondati da verdi montagne dove non mancano castelli medievali e villaggi pittoreschi.
Colmar, come molto dei villaggi che scopriremo in appresso, è una meravigliosa tappa anche nel periodo natalizio per i suoi favolosi mercatini.
COLMAR Alsazia
COLMAR Alsazia
COLMAR Alsazia
COLMAR Alsazia
TURCKHEIM Alsazia
Si trova a pochi chilometri da Colmar e la sua peculiarità è data dal fatto che è l’unico paese dell’Alsazia dove le viti crescono in collina, pianura e montagna.
Simbolo del villaggio è la torre sulla Porte de France in una delle tre porte d’ingresso delle mura medievali. Anche qui vicoletti cui affacciano colorate case a graticcio con balconi pieni di fiori, è infatti Ville Fleurie, denominazione che definisce i borghi francesi più fioriti.
Da maggio a ottobre, alle 22.00 circa, un guardiano con abiti tradizionali esce per le strade della città illuminandole con una torcia e cantando i canti tradizionali di Turckheim, attrazione più turistica che tradizione ma che vale la pena di essere vista.
TURCKHEIM Alsazia
TURCKHEIM Alsazia
NIEDERMORSCHWIHR Alsazia
Luogo dal nome impronunciabile, Niedermorschwihr è un minuscolo borgo con poche case colorate che conta meno di 600 abitanti, immerso nei vigneti, si trova sulla strada del vino d’Alsazia. Non troppo battuto dai turisti. Andateci!
NIEDERMORSCHWIHR Alsazia
NIEDERMORSCHWIHR Alsazia
KAYSERSBERG Alsazia
Kaysersberg in italiano significa “Collina dell’Imperatore” e gli fu dato dopo il suo acquisto da parte di Federico II di Svevia, nel XIII secolo.
Stradine lastricate, incantevoli casette a graticcio e un paesaggio da cartolina gli regalano un’aria fiabesca, che lo ha reso nel 2017 “Village préféré des francais”, il villaggio preferito dai francesi.
Da vedere:
il ponte fortificato;
la Chiesa di Sainte Croix;
la residenza di Albert Schweitzer, il medico e filantropo (premio Nobel per la pace nel 1952) che dedicò la sua vita ai lebbrosi;
il Museo di Storia Locale in un edificio del Cinquecento che ospita statue policrome: tra cui una rarissima Vergine del XIV secolo e un Cristo del XV secolo, oltre a numerosi oggetti d’epoca neolitica e romana.
Da non perdere una passeggiata nei boschi che lo circondano seguendo i sentieri segnati.
Kaysersberg si trova sul cammino francese per Santiago di Compostela e lungo l’antica strada romana che collegava l’Alsazia alla Lorena. Anche qui il periodo più suggestivo per visitare Kaysersberg, è il Natale, con i mercatini e le bancarelle a invadere le pittoresche strade della cittadina.
KAYSERSBERG Alsazia
KAYSERSBERG Alsazia
RIQUEWIHR Alsazia
Riquewihr (Reichenweier in tedesco) è un altro dei borghi che vanno visti almeno una volta nella vita, circondato per buona parte da una collina con i vitigni, anche qui l’atmosfera da fiaba è garantita. Lasciata l’auto nel parcheggio esterno ci si incammina a piedi nel borgo.
Da ammirare:
l’Hôtel de Ville, costruito nel 1809, sorge sul sito dell’antica porta inferiore della Città Vecchia. Se si arriva da Avenue Jacques Preiss si attraverserà l’arco posto al centro del palazzo del Municipio. L’edificio ricorda la sua funzione originaria di accesso principale alla città.
La strada che attraversa il centro storico è Rue du Genéral de Gaulle che, come le sue laterali, vanta numerose dimore inserite nell’elenco dei Monumenti Storici, perdersi tra i vicoli è il miglior modo per scoprirle. Tra le tante case da ammirare fate caso alla casa del viticoltore risalente al XVI secolo, nota come Au Bouton d’Or e la Maison du Maire Eberlin.
Il Musée Hansi, che ospita la collezione del grafico Jean-Jacques Waltz.
La chiesa di Notre Dame, l’antico luogo di culto risalente al XIV secolo e ristrutturato e più volte nel corso dei secoli, si trova in Rue des Trois-Églises.
Si narra che, vedendo questo minuscolo villaggio, i disegnatori della Disney abbiano deciso di utilizzarlo come ambientazione per il cartone animato de La Bella e a Bestia.
RIQUEWIHR Alsazia
RIQUEWIHR Alsazia
RIQUEWIHR Alsazia
HUNAWIHR Alsazia
Anche questo villaggio è situato lungo la strada dei vini, è un altro borgo tipico alsaziano simile ai precedenti ma meno affollato di turisti. Immerso in un paesaggio bucolico puntellato di vigneti a perdita d’occhio, è anch’esso circondato da un cinta di mura esagonale, colpisce per la pittoresca chiesa fortificata che si erge su una collina appena fuori da centro.
Hunawihr è conosciuto soprattutto per il Centre de Réintroduction Cicognes & Loutres, un centro specializzato che fa sì che una nutrita colonia di cicogne nidifichi spesso da queste parti, è, pertanto, abbastanza frequente vederle volare sopra le campagne. Questa la ragione per cui è chiamato il villaggio delle cicogne. La visita al parco vi rimarrà impressa.
HUNAWIHR Alsazia
HUNAWIHR Alsazia
HUNAWIHR Alsazia
HUNAWIHR Alsazia
RIBEUVILLÉ Alsazia
Ribeauvillé, anch’essa inserita nel bucolico paesaggio dell’alto Reno, è un altro importante centro turistico della celebre Route des vins d’Alsace.
La via principale del centro storico è la Grand Rue disseminata di bellissimi edifici di origine rinascimentale, il borgo cittadino è caratterizzato da chiesette medievali e da un’atmosfera magica grazie anche ai numerosi artisti di strada.
Tra le altre principali attrazioni del territorio di Ribeauvillé da vedere:
il Castello di San Ulrich, uno dei tre castelli della cittadina, l’imponente edificio arroccato su una collina è quello meglio conservato dei tre;
la Fortezza di Girsberg del XIII secolo, altro castello che affaccia sulla Roccaforte di San Ulrich e non venne mai utilizzato come dimora bensì per finalità difensive;
l’Altencastel o Haute Ribeaupierré, si trova sulla sommità di una montagna e risale al XII secolo al fine di proteggere la Fortezza di San Ulrich. Il suo bellissimo torrione medievale rivestì un ruolo importante nel corso della guerra dei cent’anni.
RIBEUVILLÉ Alsazia
RIBEUVILLÉ Alsazia
BERGHEIM Alsazia
Bergheim vi attende con le sue mura medievali ancora intatte che racchiudono uno splendido borgo con case a graticcio straripanti di gerani.
Passeggiando lungo i bastioni, un sentiero di 2 km vi porta a fare il giro delle mura e ammirare le porte medievali, come la Porte Haute, in stile gotico. Percorrerle vi porterà a scoprire i giardini Annette, giardini medievali coltivati con piante medicinali.
BERGHEIM Alsazia
BERGHEIM Alsazia
ORSCHWILLER Alsazia
Continuiamo il percorso in direzione nord, nel territorio di Orschwiller, in cima alla collina trovate lo Château du Haut-Kœnigsbourg, ricostruito nel XX secolo è visibile sin da lontano grazie ai suoi possenti bastioni rossastri che dominano l’intera vallata. La visita al castello regala una straordinaria e privilegiata vista che si estende dalla Foresta Nera sino ai Vosgi, per arrivare, con il cielo limpido e sereno, fino alle Alpi.
ORSCHWILLER Alsazia
ORSCHWILLER Alsazia
ORSCHWILLER Alsazia
ORSCHWILLER Alsazia
ALBÉ Alsazia
Erlebàch in alsaziano, è un minuscolo borgo con poco più di 400 abitanti, anche qui case a graticcio a volontà e vigneti a perdizione. Pochissimi sono gli edifici del medioevo sopravvissuti a incendi, rivolte e battaglie subite dal borgo. Albé è l’unico paese in Alsazia a produrre il suo proprio vino direttamente da uve coltivate e lavorate localmente.
OBERNAI Alsazia
Obernai è un delizioso paesino circondato da una campagna di vigneti, con le caratteristiche case a graticcio, una chiesa neo gotica, un campanile medioevale e un affascinante pozzo rinascimentale. Obernai oltre ad essere località di produzione di vini alsaziani è anche la patria della birra 1664, un marchio delle birrerie Kronenbourg di Strasburgo.
Da vedere:
la pittoresca Place du Marché, dove fare due passi.
A circa 25 km a ovest di Obernai, per gli appassionati di storia, il campo di concentramento di Natzweiler-Struthof. Chi desidera approfondire la conoscenza del sito e dell’abominio dell’invasione nazista, può visitare ciò che ne resta delle torrette di guardia, delle recinzioni di filo spinato, dei crematori e camere a gas.
Nella vicina Schirmeck, sorge il Mémorial Alsace-Moselle: tra il 1871 e il 1945 l’Alsazia e la Mosella cambiarono nazionalità quattro volte, passando di volta in volta sotto il controllo francese o tedesco. Il memoriale racconta appunto le vicende storiche, con un particolare attenzione sul periodo della seconda guerra mondiale, quando le regioni furono di fatto annesse al III Reich e conobbero la violenza del regime totalitario di Hitler.
OBERNAI Alsazia
OBERNAI Alsazia
OBERNAI Alsazia
OBERNAI Alsazia
STRASBURGO Alsazia
E arriviamo a Strasburgo, capoluogo del Grand Est francese nonché sede del Parlamento europeo dal 1952. La sua posizione sul fiume Reno, che segna il confine con la Germania, ne fa il luogo di sintesi tra i due Paesi: un po’ Francia e un po’ Germania, quella doppia identità franco-tedesca che per secoli l’ha dilaniata, la rende oggi una città affascinante e cosmopolita.
La città che conta quasi 300.000 abitanti, Patrimonio dell’Umanità UNESCO sin dal 1988, rappresenta il tipico fascino alsaziano. Attraversata da una serie di canali e corsi d’acqua che formano la cosiddetta Grande Île, l’isola sulla quale sorge il centro storico, dove trovare suggestive Piazze, palazzi storici, case a graticcio e l’imponente e splendida Cathédrale Notre-Dame che con la piazza circostante è una delle attrazioni di Strasburgo.
Per cogliere appieno l’essenza di Strasburgo è d’obbligo passeggiare tra i vicoli della Grande Île e la Petite France, i due quartieri più caratteristici della città.
Leggi qui per scoprire Strasburgo e tutta la sua magia
STRASBURGO Alsazia
STRASBURGO Alsazia
STRASBURGO Alsazia
WISSEMBOURG Alsazia
Letteralmente Borgo Bianco, non a caso dato che il bianco è il colore che predomina insieme al verde della vegetazione.
Fondata dai monaci benedettini nel VII secolo, che vi costruirono un’abbazia, ampliata più volte nei secoli sino a diventare la più importante di tutta la regione, ottenendo addirittura il titolo di Principato nel 974. La cittadina cominciò a svilupparsi intorno alla chiesa tra il XII e XIII secolo. Visitate l’Abbazia di Saint Pierre et Paul con i suoi affreschi e vetrate dai mille colori.
Il villaggio è attraversato da un corso d’acqua, nel antico mulino, oggi ristorante e hotel è possibile dormire.
WISSEMBOURG Alsazia
Questi sono almeno 15 motivi per visitare questa bellissima regione della Francia del sud.
Siti utili per il tuo viaggio in Alsazia: https://www.visit.alsace/it/
Francia: i 15 villaggi più belli d’Alsazia L'Alsazia è una regione storica della Francia che si trova nella parte sud orientale, confina con Svizzera e Germania della Foresta Nera.
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Donne che hanno scotennato la Storia, uno scandalo vivente: la feroce Luisa del Nulla e la fatale Monaca portoghese
Negli stessi anni, in Francia, tra trafitture barocche, nel florido Seicento che da Richelieu sfoga in Luigi XIV, due donne – o meglio: due libri – scompaginano la storia della letteratura, l’identità dell’amare, il ceffo di Dio. Entrambe potrebbero essere scolpite dal Bernini, che in quel grumo d’anni eleva dal marmo Santa Teresa d’Avila, fustigate di fiamme. Queste, piuttosto, sono sante a contrario, sante sconce, sconclusionate, uno scandalo vivente.
*
La prima è una donna ipotetica. Le Lettere di una monaca portoghese, apparse a Parigi per l’editore Claude Barbin nel 1669, si ritenevano, scavando tra i sotterfugi dell’anonimato, vergate da una fittizia francescana vissuta a Beja, Mariana Alcoforado. Di lei, eventualmente, andrebbe redatta una onirica biografia. “Il libro andò rapidamente esaurito e, altrettanto rapidamente, ristampato… Il contenuto di quel libbriccino in sedicesimo avrebbe scatenato uno dei più controversi casi editoriali di tutti i tempi. Quelle lettere diffondevano scandalo e indiscrezione rivelando come una giovane suora portoghese esponesse la sua passione disperata per un ufficiale francese”, scrive Brunella Schisa nell’edizione più nota delle fatali lettere, per Marsilio (1991). Il libro, che racconta l’amore impossibile, ustionato dall’assurdo, conquistò Rainer Maria Rilke, che lo tradusse in tedesco, concupì Racine, Rousseau, La Rochefoucauld. In Italia, segnalo una edizione Formiggini del 1925 (traduce Ada Salvatore); quella firmata da Piero Chiara (per Scalabrini, nel 1968); quella illustrata da Milo Manara (Nuages, 1997).
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La donna devota a Dio che si converte alla carne e si dissipa per un uomo che non le risponde, che silenzia i suoi desideri nell’indifferenza, affascina. Più che il convento, la vera cella è amare – è l’amore non corrisposto.
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Le lettere – cinque – dilagano nella patologia amorosa, nell’ossessione, nel torbido di un corpo traditore che surclassa la fede. Si ha più fede nell’arsura d’amore che in Dio. “Vorrei avere anche un ritratto di vostro fratello e di vostra cognata; amo tutto ciò che ha a che fare con voi e sono attaccatissima a quanto vi riguarda; mentre non sono disponibile verso me stessa. In certi momenti mi sembra che la mia sottomissione potrebbe spingermi a servire la donna che amate”. La parola esatta qui – da tenere a mente per dopo – è sottomissione. L’amore – creazione mentale, creatura demonica – fa deserto, prova fino allo sterminio. “Perché mi avete fatto conoscere le imperfezioni e i dispiaceri di un affetto effimero e le amarezze che comporta un violento amore quando non è ricambiato? E perché una cieca inclinazione e un destino crudele si accaniscono in genere per determinarci in favore di chi non può essere sensibile che per altri?”.
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Louise de Bellètre du Tronchay è donna speculare e contraria all’enigmatica Monaca portoghese. Louise non è una creatura letteraria, non si sottomette all’amore per un uomo, ma alla chiamata di Dio. Non è eletta al monastero, ma sprofonda nel sottosuolo della Salpêtrière, otto anni dopo la pubblicazione delle Lettere di una monaca portoghese. Così di lei ha scritto Benedetta Craveri nel 1994, sulla Repubblica: “Nata nel 1639, in un avito castello nei pressi di Angers, Louise de Bellère du Tronchay era bella, intelligente, gentile. Fin da bambina avrebbe desiderato prendere il velo, ma i suoi genitori, che l’amavano teneramente e nutrivano per lei ambizioni diverse, erano riusciti a distrarla dai suoi austeri propositi. Poi, a trent’anni passati, un giorno all’improvviso, Dio le aveva rivelato il suo volere in modo inappellabile. Una predica sulla conversione di Maria Maddalena… era stata la sua Via di Damasco. Mademoiselle du Tronchay si era identificata con la peccatrice dei Vangeli e, schiacciata da uno smisurato sentimento di colpa, aveva deciso di consacrarsi a una vita di severa espiazione. Spogliata di tutto e internata in un oscuro convento di provincia, la penitente non riusciva tuttavia a dimenticare di avere troppo a lungo anteposto le vanità del mondo all’amore di Dio. Il timore di essere dannata non le dava pace e la paura delle fiamme eterne la mettevano fuori di sé. Le sue urla e le sue convulsioni finirono col diventare intollerabili per la comunità che l’aveva accolta e, fallito ogni tentativo di calmarla, si rese necessario di rinchiuderla a Parigi, in quell’inferno in terra chiamato Hopital Général. L’Hopital era una istituzione recente, sorta agli inizi del regno di Luigi XIV come opera di misericordia e, al tempo stesso, come strumento di controllo poliziesco. Esso accoglieva vagabondi, malati, pazzi, criminali, vecchi e bambini e fungeva da ospizio, da prigione, da manicomio, da ospedale. Louise fu rinchiusa nell’edificio riservato alle donne, La Salpetrière, dove duemila internate vivevano in condizioni disumane, immerse nella sporcizia e nel lezzo, mangiate dai topi e dai vermi, costrette a una tragica promiscuità, abbandonate senza protezione alla violenza e alla follia delle loro compagne”.
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La mistica che propone Louise non è graffiante di luce, proviene dagli inferi, è un’estasi nell’umiliazione. “Che io possa sopportare tutti i mali immaginabili, sarò contenta pur di possederlo… La natura ne ha grande ripugnanza, ma bisogna preferire alla propria soddisfazione il piacere di Dio; è necessario che essa soffra, contro se stessa, il freddo, la fame, le ingiurie, i rifiuti, e che mangi un poco di zuppa fredda quando c’è; poiché non le si permette di farla riscaldare. Il giorno di venerdì santo, le mie padrone povere mi tolsero la scodella e la mia porzione, e mi lasciarono soltanto qualche rifiuto; ne riempirono i miei abiti; mi rimproverarono la mia follia; mi caricarono di maledizioni spaventose: Dio mi ha fatto la grazia di ringraziarle, di chiedere loro perdono”, scrive Louise al suo confessore. Le lettere, redatte tra il 1679 e il 1694, sono pubbliche, a Parigi, per cura di Padre Maillard, nel 1732. In Italia le edita, come Il trionfo delle umiliazioni, per la cura di Mino Bergamo, Marsilio (1994).
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Louise vaga tra i rifiuti perché si sente il rifiuto – vuole essere il rifiuto più di tutti rifiutato, vuole fare il vuoto, anela che tutta l’umanità gli sputi in faccia perché non resti altro che Dio e la sua faccia a sollevarla. Si costruisce il deserto: nell’agone dell’agonia e del sopruso non puoi vedere che Dio.
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Il nome che acquista Louise è Louise du Néant, Luisa del Nulla. In quel Néant c’è l’annientamento ma anche l’attributo divino. Sprofondare al fondo del fondo, discepola al disumano, fino al viso di Dio – oltre il niente c’è il Niente, equivalente a Tutto. “Me la sono presa pure con la natura corrotta; lei volle subito scusarsi; mi adirai contro di lei, e le dissi: ‘Taci miserabile, io ti perderò’. E allora mi misi sulla testa una corona di chiodi e me la conficcai quanto più potei. Dichiarai a questa vigliacca una guerra senza tregua, perché mi mette sempre nei guai nei confronti del mio caro Amore. Per mortificarla maggiormente mescolai dell’immondizia col pane che mangiava. Volle resistere ma io la costrinsi a ingoiarla, malgrado la sua ripugnanza”. Il ripugnante è argomento di splendore, secondo l’etica dello ‘stolto in Cristo’ (“Noi siamo stolti per la causa di Cristo… noi siamo deboli… noi siamo reietti… soffriamo la fame, la sete, nudi veniamo schiaffeggiati, vagabondi”, secondo le parole micidiali di Paolo ai Corinzi, bagliore di un cristianesimo estremista, l’unico).
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L’amore inabissa alla sottomissione, al ripugnante. Laclos pubblica nel 1782 Le relazioni pericolose: un romanzo per lettere, in francese, che dice l’indecente dell’amare. C’è una viziata affinità con Luisa del Nulla e con la Monaca portoghese.
*
La figura (reale) di Luisa del Nulla e quella (fittizia) della Monaca portoghese, in realtà, sono il nodo del cristianesimo, fin dalle origini. Sono “la follia sui confini del cristianesimo”, come scrive Michel de Certeau in Fabula mistica. Il grande studioso trae l’esempio della donna umiliata, vigile nell’annientamento, dalla Storia lausiaca. Ne munge una riflessione possente: “Una donna, dunque. Non esce dalla cucina. Non esce dall’essere qualcosa che riguarda lo sbriciolamento e gli avanzi di cibo. Ne fa il suo corpo. Si sostenta nell’essere solo questo punto di abiezione, il ‘nulla’ che ripugna. Ecco ciò che ‘preferisce’: essere la spugna… Nessuna discontinuità fra lei e i rifiuti: non ‘mastica’; niente separa i resti dal suo corpo. Essa è questo resto, senza fine – infinito… Prende su di sé le funzioni corporee più umili e si perde in un insostenibile, al di sotto di ogni linguaggio. Ma il rifiuto ‘ripugnante’ permette alle altre donne di condividere i pasti, di avere in comune i segni vestimentari e corporali di elezione, di comunicare parole; l’esclusa rende possibile un’intera circolazione”. Per rendere possibile la vita – pur in adorazione – degli uomini, è chiesto l’uomo di cui fare pasto, il sacrificio, la candida preda. Le parole che sostengo, qui, sono rifiuti, ripugna, al di sotto di ogni linguaggio. Essere esclusa permette il rapporto esclusivo con il sacro – ma non se ne ha alcun riferimento che lo scempio, la scelleratezza di un buco, di un vuoto.
*
Da una parte c’è la foga di visitare l’al di là dell’umano, certi che lì accada Dio; dall’altra la fuga nell’ossessione carnale, l’ingorgo nell’uomo sfidando la fede, minacciando i celesti. L’agnello è lupo – e viceversa. (d.b.)
*In copertina: Francesco Hayez, “La Maddalena”, ante 1833
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VOLO: il volo l’ho pagato 50 euro andare a tornare con Ryanair. L’ho acquistato durante gli sconti del black friday e per dei giorni infrasettimanali , questo sicuramente è stato un bel modo per risparmiare. Aldilà di questo però i voli per il Portogallo sono comunque molto economici
MONETA: euro FUSO ORARIO: +1 ora LINGUA: La lingua principale è il portoghese. Alcuni però parlano anche inglese, spagnolo e italiano raramente
DIARIO DI VIAGGIO: Il primo giorno è partito in viaggio. Atterrate abbiamo preso la metro per andare in hotel. Girare con la metro è molto comodo e facile, hanno 4 linee Azul, Amarela, Verde, Vermelha. Il costo del biglietto è sempre di 1,5 euro. È necessario però acquistare una card (o meglio un biglietto ) che costa 0,50 centesimi. Una volta acquistata questa, si inserisce nella macchinetta e si ricarica con i soldi. Al posto di stampare biglietti ogni volta basta ricaricarla. Noi abbiamo fatto un abbonamento per 24 ore al costo di 6.40 euro. La metro che parte e arriva dall’ aeroporto è la rosa. L’hotel che abbiamo scelto è il Exe Liberdade hotel , molto carino in una buona posizione. La metro dista solo 3 minuti a piedi. In 15 minuti di metro arrivi a piazza del commercio. Le camere non sono grandi, ma sono pulite. Il costo è di 90 euro in due per due notti senza colazione, se si vuole aggiungere la colazione bisogna pagare 10 euro in più. Sistemate le cose in hotel siamo andate a piazza del commercio , la piazza principale che affaccia da una parte sul mare e dall’altra sulle vie di negozi. Abbiamo mangiato qui, ma non fatelo, costa troppo e per di più si mangia male.
SECONDO GIORNO: Il secondo giorno ci siamo alzate di buona lena , abbiamo fatto colazione in un bar davanti all’hotel ( due paste, un caffè ed una spremuta 6 euro ) i prezzi sono leggermente inferiori all’Italia, e siamo partite per andare a prendere il bus direzione Fatima. I bus partono dalla stazione Sete Rios, troverete un edificio davanti rosso, è la sede di Rede expressos , il costo del biglietto è di 23 euro andare e tornarì , la tratta dura un’ora e mezza. Il bus ferma alla stazione , però per arrivare al santuario la strada è breve, e tutta dritta . È sicuramente una città piccolina, una mattina è più che sufficiente a meno che non decidiate di voler visitare le grotte, a quel punto necessiterete di più tempo. Fatima è un luogo molto suggestivo a parer mio, si respira un’aria diversa. Non penso di riuscire a spiegarlo a parole, motivo per cui mi limito solo a dire che se avete la possibilità passate qualche ora in questo posto, non ve ne pentirete.
Fatima
Fatima
Fatima
Fatima
Tornate a Lisbona ci siamo dirette verso Praca do Rossio, la riconoscerete dalla pavimentazione bianca e nera. Passate davanti alla stazione che merita uno sguardo. Da li abbiamo girato a piedi tutte le viuzze, fino a scendere verso l’oceano. Nel tragitto vi imbatterete nell’ascensore de Santa Justa, se volete potete salire e perdervi nel panorama. Abbiamo proseguito fino ad arrivare al quartiere dell’Alafama, il più antico quartiere della città formato da stradine in pendenza e negozietti. Proseguendo in questo quartiere arrivate al castello di San George, è aperto dalle 9 alle 18, e l’ingresso costa 10 euro a persona. Scendendo ci si ritrova al mirador di Santa Luzia, anche qui potete godervi un’ottima vista. Per finire la giornata abbiamo deciso di fare un bel giro nella piazza del Comércio, e nei negozi della via principale. Questa volta abbiamo deciso di cenare nei dintorni dell’hotel in un ristorantino trovato su internet che si chiama Andaluz. Molto casereccio e alla mano, però il pesce è fresco e buono. Due piatti di baccalà con patate e insalata, due dolci e due bottiglie d’acqua 30 euro. Il piatto tipico di Lisbona è il baccalà, non si può andare in un paese e non dentiere il piatto tipico, quindi se ne avete l’occasione provatelo.
Piazza del Commercio
Baccalà
TERZO GIORNO : Il terzo giorno lo abbiamo usato per girare nel quartiere di Belém. Sicuramente la parte che ho preferito di Lisbona. Per arrivare si può o prendere il bus, oppure dalla stazione Cais do Sore (dove ci si arriva con la metro verde) si può prendere il treno , che ci impiega 8 minuti e costa sui 3 euro andare e tornare . La fermata in cui scendere è Belem. Quello che mi ha colpito di più e la tranquillità che riesce a trasmetterti questa zona. L’attrazione più bella ovviamente è la torre di Belem, fate un giro però anche al convento do Carmo , e al parco .. per chi ama la storia ci sono anche i musei. Se avete tempo mettetevi in fila alla pasticceria di Belém, e mangiate il dolce tipico di Lisbona i pasteis de Nata.
Lisbona è sicuramente una città carina, dal clima ideale, a febbraio abbiamo trovato 18/20 gradi. Non c’è molto da vedere a parer mio, quindi sono sufficienti pochi giorni. LISBONA, la città dei mille colori VOLO: il volo l’ho pagato 50 euro andare a tornare con Ryanair. L’ho acquistato durante gli sconti del black friday e per dei giorni infrasettimanali , questo sicuramente è stato un bel modo per risparmiare.
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