#Mefistofeles
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soapkaars · 4 months ago
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I’ve been tinkering on this idea of mine of the afterlife/supernatural being a kind of ‘backstage’ where people end up in when they die or when they’re dreaming. When a person dies they can opt to help out with the stage of reality (becoming ‘stage hands’) or they can rejoin the theatre in a different part, or… they can do something else.
A part of that includes self aware actors who constantly break the constraints of the stage and interact with us in the ‘real’ world - directors, stage hands, but also writers, set designers, and the like. The writers are the worst/best of them all - they offer you parts to play, rewrite your lives according to your and their whims. In our world we see them as demons, fairies, devils, saints, etc…
Here are two designs for two demons that I’m finally satisfied with - Mefistofeles and Beelzebub. Two broken (literally!) individuals who can often be seen around Lucifer, joining him in his eternal rebellion against stagnation, spicing up the narrative. Both actor and writer, they’re infuriating in their smugness. Do they really know the whole narrative or are they just stirring shit to piss off the directors?
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poeta-olvidado · 1 year ago
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Entrelazo mi mano Con las raíces del árbol Que abonaron los cadáveres silvestres Y siento la conexión Con el espíritu y las nubes, Y las estrellas y los gusanos. Cae el trueno y danza entre la madera Y mi carne putrefacta, Y acepto esta energía Que reactiva mis nervios, Y me recuerda la inmortal oscilación De las olas constantes El perpetuo poder del mar y los sueños.
El Soliloquio de Mefistófeles [fragmento], Enrique Urueta
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srta-mefistofeles · 2 years ago
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Alicia en el país de las maravillas
*eat me*
*no se crean*
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willowmaidsworld · 1 year ago
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This one! Yess!!
I've read Master and Margarita a few years before I discovered Good omens and I even pictured Woland (devil/Mefisofeles) wearing sunglasses. I don't know if that is mentioned in the book but it just felt right.
I don't wanna say that the stories and themes in both books are similar 'cause they are not. (Well maybe some things are similar...)
But Crowley and Woland have A LOT in common. The trickery? The fact that they both essentially end up doing good things (Woland saves Master and really helps Margarita) while being the forces of hell on earth? They both enjoy watching humans and spectating?
But most importantly, as Paul Goldberg points out in this excelent article about M&M (https://lithub.com/the-master-margarita-and-i-paul-goldberg-on-the-third-rail-of-the-russian-classic/) - "Being a fallen angel, [Satan] lacks creativity, which man possesses. He finds us entertaining."
And what do we hear when Crowley in s1 drives through fire? That he has something that the other demons don't have - an imagination.
So, I just think that Crowley has lived on earth so long that he picked up the mannerism of humans, imagination included. (That applies for Aziraphale as well.)
And that, my friends, is my fan theory (for both M&M and GO)
Hello, Mr. Gaiman. I have been wondering for a while now, have you ever read ,,Master and Margarita" by Michail Bulhakov? I've recently reread it and noticed many similarities between this brilliant book and ,,Good Omens". In some ways, Cowley behaves a lot like Woland (who is the devil) and his crew of demons. That's the main thing, but there's more you can find if you look closer.
Is there some connection or just a great coincidence?
Thank you for your work and have a great day!
It's a book I read when I was young and I'm sure it was a huge formative influence, and it's a book I have come back to many times over the years and which I still love.
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andreacrayola · 9 months ago
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Mephistopheles t Shirt and more
Versión de Mephisto de la película Un Alma por un Amor, donde tiene aspecto de rockero que se enamora del angel de la guarda
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painterontheshore · 11 months ago
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El hartazgo de Fausto
MEFISTÓFELES.- Soy yo.
FAUSTO.- Entra.
MEFISTÓFELES.- Debes decirlo tres veces.
FAUSTO.- ¡Entra, pues!
MEFISTÓFELES.- Así me gusta; espero que nos entendamos. Sólo por alejar tu mal humor me presento cual joven noble en traje de púrpura bordado de oro, con la esclavina de raso al hombro, la pluma en el sombrero y una larga y afilada espada al lado, y te aconsejo que desde ahora te vistas del mismo modo, para que vengas del todo libre a gustar lo que es la vida.
FAUSTO.- Cualquiera que sea el atuendo que use, no por ello sentiré menos las miserias de la existencia. Soy demasiado viejo para no pensar más que en divertirme y demasiado joven para no tener deseos. Por tanto, ¿qué es lo que puede ofrecerme el mundo? ¡Debes privarte, te es la privación indispensable! He ahí la canción eterna que zumba en todos los oídos y que durante la existencia nos repite cada hora con voz brusca. Cada mañana me despierto azorado y de buena gana derramaría amargas lágrimas al ver que el nuevo día no ha de llenar ni un solo de mis ardientes deseos, sino que por el contrario, ha de desvanecer en su curso los presentimientos de cualquier alegría y hacer abortar las creaciones de mi trastornado espíritu. Y luego, cuando viene la noche me tiendo en el lecho poseído de la mayor inquietud por saber que me esperan en él, no el reposo, sino sueños espantosos. El espíritu que reside en mí puede agitar hondamente mi alma y disponer de toda mi fuerza; pero es al parecer impotente en el exterior; por esto me es la existencia insoportable, por lo que deseo la muerte y detesto la vida.
MEFISTÓFELES.- Y, sin embargo, nunca es la muerte un huésped bien recibido.
FAUSTO.- ¡Dichoso aquel a quien la muerte corona de sangrientos laureles en el calor del combate o aquel a quien, después de la embriaguez del baile, sorprende en los brazos de su amada! ¡Ah! ¡Que no pueda yo contemplar al gran Espíritu y morir en mi éxtasis sublime!
MEFISTÓFELES.- Y no obstante, hay quien no se ha atrevido a tomar esta noche cierto licor oscuro.
FAUSTO.- Parece que gustas del espionaje.
MEFISTÓFELES.- No poseo la ciencia universal, pero sé lo suficiente.
FAUSTO.- Pues bien, ya que un sonido grato y dulce me ha librado de mi terrible angustia y ha despertado en mí los sentimientos de la infancia con el recuerdo de mejores tiempos, maldigo todo lo que con sus ilusiones impulsa al alma hacia tan lamentables abismos. ¡Maldito sea el orgullo del hombre; maldito el falso brillo que deslumbra nuestros sentidos; maldito todo lo que crea sueños de gloria y de grandeza; maldito sea todo cuando nos hace querer la posesión de una mujer, de un niño, de un criado o de un coche; malditos sean Marimón y sus tesoros, que nos hacen emprender empresas temerarias y que nos embriagan más tarde con la copa de ilícitos placeres; malditos sean el amor y sus ardientes transportes; malditas sean, en fin, la esperanza y, sobre todo, la paciencia!
CORO DE ESPÍRITUS, invisible.- Ya has destruido todas las bellezas del mundo con tu poderosa mano; sólo quedan algunas ruinas que rodarán hasta el fondo del caos. A un semidios se debe esta destrucción general. ¡Que por lo menos nos sea licito llorar sobre la vasta tumba que encierra tanta belleza! ¡Oh, tú, el más bello y poderoso de los hijos de la tierra, reconstrúyele, infúndale a tu corazón nueva vida, para que podamos cantar nosotros tu obra inmortal!
MEFISTÓFELES.- Escucha, escucha, son los más pequeños de todos mis espíritus. Mira cómo te muestran la senda razonable que debes seguir. ¡Con cuánta razón y profundo conocimiento te impulsan hacia el mundo, arrancándote de este tenebroso recinto donde se hielan los jugos de los que debe alimentarse el alma! Deja de complacerte en esa melancolía que, cual buitre carnívoro, acaba con tu vida. Por mala que sea la compañía en que estés, podrás al menos sentir que eres hombre entre los hombres; sin embargo, no creas que se piense en hacerte vivir entre la chusma. Aunque no soy de los primeros, si quieres unirte a mí y emprender juntos la ruta de la vida, consiento gustoso en pertenecerte ahora mismo, en ser tu amigo, criado y hasta esclavo.
FAUSTO.- ¿Y cuál será mi obligación a cambio?
MEFISTÓFELES.- Tiempo tiene de pensarlo.
FAUSTO.- No, no; porque el diablo es un egoísta y no suele sernos útil por amor de Dios; así que dime tus condiciones y habla claro, porque no deja de ser peligroso tener en casa semejante servidor.
MEFISTÓFELES.- Quiero desde ahora obligarme a servirte y a acudir sin tregua ni descanso aquí arriba a la menor señal de tu voluntad y deseo, con tal de que al volver a vemos allá abajo hagas tú otro tanto por mí.
FAUSTO.- Poco cuidado, en verdad, me da lo de allá abajo; empiezo por destruir este viejo mundo, ya que proceden de la tierra mis goces y la que es ése el sol que alumbra mis penas; una vez libre de él, que suceda lo que sea. Poco me importa que en la vida futura se ame o se odie, ni que tengan esas esferas encima ni abajo.
MEFISTÓFELES.- Si tal es tu disposición, puedes aceptar muy bien lo que te ofrezco; decídete y conocerás por supuesto las delicias que puede aportar mi arte, y te daré lo que ningún hombre ha llegado a vislumbrar siquiera.
FAUSTO.- Pobre demonio, ¿qué es lo que puedes darme? ¿Ha habido acaso un semejante tuyo que pudiera comprender al hombre en sus aspiraciones sublimes? ¿Qué es lo que puedes ofrecer? Alimentos que no sacian; oro miserable que, como el azogue, se desliza de las manos; un juego en el que nunca se gana; una joven que en medio de sus protestas de amor hará guiñas al que esté a mi lado; o el honor, falsa divinidad que desaparecerá como un relámpago. Muéstrame un fruto que no se pudra antes de madurar y árboles que se cubran a diario con nuevo color.
MEFISTÓFELES.- No me amedrenta semejante petición, porque puedo ofrecerte todos esos bienes. Mi buen amigo, desde este momento podemos sin cuidado lanzarnos al despilfarro y a la orgía.
FAUSTO.- El día que tendido en un lecho de pluma pueda disfrutar de la plenitud del descanso, no responderé de mí. Si puedes seducirme hasta el extremo de que quede contento de mí mismo, si puedes adormecerme en el seno de los placeres, sea aquél para mí el último día y para ti el mayor éxito.
MEFISTÓFELES.- Aceptado.
FAUSTO.- ¡Aceptado! Si una sola vez llego a decirte: ¡qué hermoso eres, no temas, permanece siempre junto a mí! En ese momento podrás maniatarme; entonces consentiré en que se abra la tierra bajo mis pies; entonces podrá repicar la campana de agonías; entonces estarás libre y recogerás el precio de tu servicio porque habrá sonado para mí la última hora.
MEFISTÓFELES.- Piénsalo bien, que no lo olvidaremos.
FAUSTO.- En cuanto a esto, estarás en tu derecho. No creas que al aceptar haya obrado de forma superflua. ¿Qué ahora no soy también esclavo? ¿Qué me importa que tú u otro sea mi amo?
MEFISTÓFELES.- Desde hoy, pues, me constituiré en criado del doctor; sólo me falta advertirte algo, que debes saber: que en nombre de la vida o de la muerte exijo de ti algunas líneas.
FAUSTO.- ¿Cómo? ¡Nunca hubiera creído que llegara tu pedantería al grado de pedirme un escrito! ¿Es posible que conozcas tan poco al hombre y que no sepas lo que vale su palabra? ¿No basta con que yo haya pronunciado aquella que para siempre dispone de mi vida? ¿Crees que en medio de la tempestad que agita y hace retemblar los cimientos del mundo, pueda obligarme una palabra escrita? ¡Qué quimera tan arraigada en nuestros corazones! ¿Quién intentaría siquiera evadir su cumplimiento? Dichoso aquel que conserva pura la fe en su seno por no serle costoso ningún sacrificio. Pero un pergamino escrito y sellado es un fantasma para todos y, no obstante, la palabra expira al transmitirla a la pluma y no queda más autoridad que la del documento. ¿Qué quieres de mí, maligno espíritu?, ¿bronce, mármol, pergamino o papel? También dejo a tu decisión si debo escribirlo en un estilo, con un buril o una pluma.
MEFISTÓFELES.- ¡Cuántas palabras! ¿Por qué te has de exaltar de este modo? Es suficiente cualquier trozo de papel, con tal de que escribas en él con una gota de sangre.
FAUSTO.- No temas que deshonre este pacto; es la colaboración de mi actividad lo que precisamente te ofrezco; me he engreído tanto que sólo puedo pertenecer a tu clase. El espíritu creador me ha desechado: la naturaleza se cierra ante mí, el hilo de mi pensamiento está quebrado y estoy hastiado de toda ciencia. Haz, pues, que queden satisfechas mis ardientes pasiones, que cada día se preparen para mí nuevos encantos bajo el impenetrable velo de la magia; que se me permita sumergirme en el torbellino del tiempo y en los pliegues más secretos del futuro, para que el dolor y el goce, la gloria y la pena se den en mí confundidos. Preciso le es al hombre vivir en una actividad eterna.
MEFISTÓFELES.- No, éste no ha señalado ningún límite ni objetivo; así que si deseas gozar de todo un poco y aprovechar su rápida carrera, podrás tener tantos tesoros como apetezcas, con tal que te unas a mí y no seas indeciso.
FAUSTO.- Bien ves que no se trata aquí de dicha pasajera; al contrario, quiero consagrarme todo entero al vértigo, a los placeres más terribles, al amor que está junto al odio, al desaliento que eleva. Mi corazón, curado de la fiebre del saber, no estará en adelante cerrado a ningún dolor; en cambio, también deseo sentir en lo más profundo de mí todos los goces permitidos a la humanidad, saber lo que hay de más sublime y profundo en ellos, acumular en mi todo el bien y todo el mal, que es su patrimonio exclusivo, hacer extensivo mi propio mal hasta el suyo y acabar por morir como la raza humana.
MEFISTÓFELES.- Puedes creerme: yo, que desde hace miles de años estoy mordiendo este duro alimento, te aseguro que desde la cuna al sepulcro ningún hombre puede digerir la antigua levadura. Cree a uno de los nuestros que dice: esa gran totalidad está creada por un solo Dios; a él se deben las eternas estrellas; a nosotros nos ha creado para la oscuridad y sólo ustedes tienen el día y la noche.
FAUSTO.- Pero yo deseo ...
MEFISTÓFELES.- Te comprendo, pero sólo una cosa me inquieta: el tiempo es corto y el arte, largo. Creo que deberías instruirte; únete con un poeta; déjale dar rienda suelta a su imaginación y haz que te infunda las más nobles cualidades, esto es: el valor del león, la agilidad del ciervo, el ardor del italiano, la constancia del habitante del norte. Haz que encuentre el medio de unir la magnanimidad a la astucia y que en virtud de cierta combinación te dé las ardientes pasiones de la juventud. De mí puedo decirte que me gustaría mucho ver a un hombre de esta clase, para poder darle el título de maestro del Microcosmos.
FAUSTO.- ¿Quién soy, pues, si no se me permite llegar a esa corona de la humanidad a la que aspiran todos mis sentidos?
MEFISTÓFELES.- Tú eres, en el último resultado, lo que debes ser: coloca sobre tu cabeza una peluca de miles de bucles, calza tus pies con coturnos de una vara de alto, que no por eso dejarás de ser lo que eres.
FAUSTO.- ¡Bien lo veo! Sin resultado he reunido todos los tesoros del espíritu humano, puesto que en el recogimiento no siento brotar en mí ninguna fuerza nueva, ni se ha aumentado mi grandeza el espesor de un cabello, ni en lo más mínimo me ha acercado a lo infinito.
MEFISTÓFELES.- Mi buen señor, eso consiste en que todo lo ves como se ve con vulgaridad; es preciso aprovecharnos antes de que se nos escapen enteramente los placeres de la vida. Veamos: tus manos, tus pies, tu cabeza y tu espalda te pertenecen sin duda alguna, y no porque utilice audazmente una cosa puede decirse que lo posea menos. Si poseo seis caballos, ¿no será su fuerza también mía? Pues he aquí que si los monto, podré contar con sus 24 piernas. Déjate de reflexiones y lánzate al mundo conmigo. Te lo aseguro: el hombre pusilánime es como el animal a quien hace un duende girar en torno a un páramo, mientras que Se extienden a su alrededor pastos verdes y hermosos.
FAUSTO.- ¿Cuándo comenzamos?
MEFISTÓFELES.- Vamos a partir enseguida, ya que no es este gabinete más que un lugar de tortura, ya que no merece el nombre de vida el eterno fastidio que uno siente y causa. Deja ese triste estado para tu vecino el gordo. ¿Para qué atormentarse por más tiempo sin fin alguno? Lo mejor de lo que sabes ni siquiera te atreves a decirlo a tu discípulo. ¡Ah! Oigo pasos en el corredor.
FAUSTO.- Sea quien sea, no me es posible recibirlo.
MEFISTÓFELES.- Después de haber esperado tanto tiempo, no puedes al pobre muchacho desalentar. Vamos, dame tu vestido y tu gorro; mucho me engaño o ha de irme el disfraz a las mil maravillas.
(Se viste)
MEFISTÓFELES.- Ahora, confía en mí; sólo necesito 15 minutos; mientras prepárate para nuestro hermoso viaje.
(Fausto sale. Mefistófeles con el largo atuendo de Fausto)
MEFISTÓFELES.- Sí, sí, desprecia la razón y la ciencia, suprema fuerza del hombre; deja que el espíritu infernal te ciegue con sus ilusiones y sus encantos, y te me entregarás sin mediar condición alguna. El destino le dotó de un espíritu incapaz de contenerse en su desenfrenado camino; en alas de su aspiración ardiente ha pasado ya por todos los placeres de la tierra; permítaseme ahora arrastrarle por los desiertos de la vida a través de una medianía insignificante, donde forcejeará agitado en su lucha infatigable, sin ver nunca satisfecho su deseo insaciable por retroceder siempre la copa ante sus abrasados labios. En vano demandará gracia; aun cuando no se hubiera entregado al diablo, no sería menoS inevitable su pérdida.
(Entra un estudiante)
EL ESTUDIANTE.- Acabo de llegar y me presento para conocer y hablar con un hombre que incita el respeto y la admiración general.
MEFISTÓFELES.- Me complace mucho tu cortesía; sólo veras en mí a un hombre como cualquier otra. ¿Son muchos tus estudios?
EL ESTUDIANTE.- Vengo a pedirte que te encargues de mí; estoy animado con la mejor voluntad y tengo algún dinero y mucha salud, y a duras penas ha consentido mi madre a que me alejara de ella; pero mi deseo de aprender aquí algo útil ha vencido todos los obstáculos.
MEFISTÓFELES.- No podías haber elegido mejor lugar.
EL ESTUDIANTE.- Pues de verdad quisiera ya retirarme, porque no tienen para mí estos muros y salas atractivo alguno; hay, además, un espacio muy reducido y no se descubre desde él ni un solo árbol; puedo afirmar que en esta sala y en estos bancos perdería el oído, la vista y el pensamiento.
MEFISTÓFELES.- Todo depende de la costumbre. Tampoco el niño toma al principio el pecho de la madre de buena gana y luego se le ve beber su alimento de él con placer. Lo mismo te sucederá en el seno de la sabiduría.
EL ESTUDIANTE.- Mucho deseo colgarme de su cuello, pero enséñame la forma de lograrlo.
MEFISTÓFELES.- Explícate antes de seguir: ¿cuál es la facultad que eliges?
EL ESTUDIANTE.- Mi deseo de saber es tal, que quisiera poder abarcar todo cuanto existe en el cielo y en la tierra, en la ciencia y en la naturaleza.
MEFISTÓFELES.- Estás en buen camino, pero necesitas dejar de distraerte.
EL ESTUDIANTE.- En él estoy en cuerpo y alma; con todo, me procuraré la libertad posible y algunas horas de ocio en esos hermosos días de fiesta del verano.
MEFISTÓFELES.- Aprovecha el tiempo. ¡Pasa tan pronto! Pero el método te mostrará cómo ganarlo. Así que, mi buen amigo, ante todo te aconsejo un curso de lógica, que es la que ha de guiar tu espíritu; la lógica le calzará precisos borceguíes, para que ande derecho y con circunspección por el camino del pensamiento y no se pierda como un fuego fatuo en el espacio. Luego se te enseñará durante muchos días, que aún para las cosas más simples y que harás en un santiamén, cómo beber y comer, es por completo indispensable obrar con método y por tiempos. Y en efecto, sucede con el pensamiento lo que con un telar, en el que basta un solo esfuerzo para poner en juego millares de hilos, donde la lanzadera corre sin parar y al deslizarse se escurren los hijos invisibles y a la vez se hacen mil nudos. Viene también el filósofo y te demuestra que debe ser de ese modo: lo primero es esto y lo segundo es lo otro; luego lo tercero y lo cuarto deben seguir, y sin lo primero y lo segundo, nunca hubiera existido lo tercero y lo cuarto. Los estudiantes de todos los países, a pesar de comprenderlo de esa forma, nunca llegan a tejer. Si se quiere conocer y entender algo importante, se inicia desde luego por hacer abstracción de la inteligencia: se dispone de todos los elementos, ¿pero cómo lograr el anhelado fin si falta el lazo intelectual? La química llama a eso Encheiresin natura, y sin pensarlo se burla de sí misma.
MEFISTÓFELES.- Lo comprenderás mucho mejor cuando hayas aprendido a reducir y clasificar todo como es conveniente.
EL ESTUDIANTE.- De tal modo me aturde todo esto, que creo tener una rueda de molino en la cabeza.
MEFISTÓFELES.- Y luego debes, ante todo, dedicarte a la metafísica; en ella podrás profundizar todo lo que no comprende la inteligencia humana y por todo lo que pertenezca o deje de pertenecer a ella recurrirás siempre a una palabra científica. Para este primer curso dedica tu tiempo con la mayor regularidad que puedas; tendrás cinco clases diarias. Asiste a ellas a la primera campanada, con la debida preparación, sin dejar de saber todos los párrafos de tu lección, para que nada dejes que no se encuentre en el libro; con todo, podrás escribir como si el Espíritu Santo en persona te dictara.
EL ESTUDIANTE.- No tendrás que repetirlo, por estar muy convencido de lo útil que debe serme; además, nada iguala el placer de haber pintado lo blanco de negro.
MEFISTÓFELES.- Entonces elige una carrera.
EL ESTUDIANTE.- No puedo acostumbrarme al estudio del derecho.
MEFISTÓFELES.- Lejos de mí está la idea de reprenderte por ello, pues mucho sé lo que es esa ciencia. Las leyes y los derechos se suceden como una eterna enfermedad y se les ve pasar de generación en generación y arrastrarse sordamente de un punto a otro; la razón se convierte en la locura y el beneficio, en tormento. ¡Desdichado de ti, hijo de tus padres, por no tratarse nunca del derecho que nació con nosotros!
EL ESTUDIANTE.- Aumentas la repugnancia que ya sentía por aquella ciencia. ¡Ah! ¡Dichoso el que reciba de ti la instrucción! Estoy cerca de estudiar teología.
MEFISTÓFELES.- No quisiera que te atrevieras, porque es muy fácil perder la senda que se debe tomar, en cuyo caso no habría para tu mal ningún remedio. Lo mejor que debe hacerse en materia tan delicada es no hacer caso más que a uno mismo y afirmar por la palabra del maestro. En suma … atente a las palabras si deseas llegar con paso firme y seguro al templo de la verdad.
EL ESTUDIANTE.- Sin embargo, toda palabra debe contener una idea.
MEFISTÓFELES.- Según, pero no debe uno inquietarse mucho por esto, porque cuando faltan ideas, hay palabras que pueden sustituirlas; con ellas puede discutirse con energía y hasta con ellas erigir un sistema. Como son las palabras tan fáciles de creer, no se borraría de ellas ni una coma.
EL ESTUDIANTE.- Perdón que te interrumpa con mis preguntas, pues aún tengo que molestarte. ¿No podrías decirme algo acerca de la medicina? ¡Tres años transcurren con rapidez y es, por otra parte, tan vasto el campo que ofrece! Aunque no sea más que un dedo el que nos señala el camino, se anima uno para continuar.
MEFISTÓFELES, aparte.- Este tono magistral ya empieza a fastidiarme: adoptemos de nuevo el papel de diablo.
(En voz alta)
MEFISTÓFELES.- El espíritu de la medicina puede entenderse con simplicidad; estudia bien el grande y el pequeño mundo, para dejarlos ir al fin donde Dios mejor quiera. Sin resultado intentarás profundizar la ciencia, pues sólo aprende cada uno lo que logra aprender; sólo las circunstancias o, mejor dicho, el saber aprovechar la oportunidad, puede hacerte gran hombre. Tienes buena raza y me pareces además aventurero; así que basta que tengas confianza en ti mismo, para que no te falte la de los otros. Sobre todo, dedícate a la curación de mujeres; esos eternos dolores mil veces repetidos se curan por un mismo tratamiento, y con tal de que seas con ellas un poco respetuoso, las dominarás por completo. Basta un título para atraer su confianza y convencerlas de que tu ciencia excede con mucho al resto; podrás entonces permitirte ciertas cosas que apenas lograrán otros tras años enteros de adulación y lisonjas: tómales luego el pulso, dirigiéndoles al mismo tiempo una ardiente mirada, y pasa luego el brazo por su talle, para ver si el corsé les aprieta.
EL ESTUDIANTE.- Eso me parece ya mucho más claro, pues al menos se ve el fin y el medio.
MEFISTÓFELES.- Mi querido amigo, toda teoría es tan seca como verde y lozano es el árbol de la vida.
EL ESTUDIANTE.- Te juro que todo esto me parece un sueño. ¿Me atreveré a importunarte de nuevo sólo para oírte y aprovecharme de tu ciencia?
MEFISTÓFELES.- Puedes contar siempre con todo lo que dependa de mí.
EL ESTUDIANTE.- No puedo ausentarme sin mostrarte antes mi álbum: concédeme una línea.
MEFISTÓFELES.- Con mucho gusto.
(Escribe y le entrega el álbum)
EL ESTUDIANTE, lee.- Eristis sicut Dells, scientes bonumm et malum.
(Cierra el álbum con respeto, saluda y se retira)
MEFISTÓFELES.- Sólo falta que practiques la vieja sentencia de mi prima la serpiente, para que tu semejanza con Dios te atormente.
FAUSTO.- ¿Adónde debemos encaminarnos?
MEFISTÓFELES.- A donde desees. Podemos ver el grande y el pequeño mundo. ¡Con cuánto gusto y provecho Vas a seguir su animado curso!
FAUSTO.- Sí; pero a pesar de mi larga barba, puedo asegurar que no sé vivir, así es que dudo mucho del éxito de mi empresa; nunca he sabido comportarme en el mundo: me siento tan pequeño en presencia de los demás, que a cada paso luciré turbado.
MEFISTÓFELES.- Mi buen amigo, todo se obtiene con facilidad, sólo te falta confiar en ti para saber vivir.
FAUSTO.- ¿Cómo vamos a salir de aquí? ¿Dónde tienes caballos, criados y coche?
MEFISTÓFELES.- Sólo necesitamos extender esta capa para emprender un viaje aéreo, pero te pido que no lleves grandes líos, porque no deja de ser nuestra ascensión muy atrevida. Vaya preparar un poco de aire inflamable que no tardará en levantarnos y ya verás, si no pesamos mucho, cuán rápido será el camino. Te felicito por tu nueva carrera por la vida.
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technicallyclassyperfection · 5 months ago
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Carl Gustav Carus - "Faust in His Study" (1852)
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lightfrighter · 11 days ago
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This is what marriage looks like
Based on this screenshot from the 1989 production of Mefistofele:
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(I love them)
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malachia-il-bibliotecario · 7 months ago
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houppellande · 2 years ago
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Samuel Ramey as Mefistofele Mefistofele, Arrigo Boito -  War Memorial Opera House (San Francisco, 1989)
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annika-blin-blinsky · 10 months ago
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My AU version of Mefisto from original Angels friends comic! He’s kinda depressed but actually well dressed.
Also he obsessed about nu metal and stuff like y2k)
Fan fact: EVERY single time then I’m researching for like something about him in this fandom I’m only finding some new interesting facts about Mayhem band… what? why? I have no clue.
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cactusdraw · 2 years ago
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I started drawing a lot of socks for fun and I wanted to fill in the blank
oh and one of these drawings inspired me from the publication of @teeth-kickin-commie , thank you! :)
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ksukatru · 5 months ago
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Милые глазки прям как у сатаны
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cartridgeconverter · 5 months ago
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I got bored
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opera-ghosts · 9 months ago
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March 5. 1868 the first performance of Arrigo Boito’s Opera “Mefistofele” was presented at the Scala di Milano. Here we see the very rare original castlist from the first performance of this Opera at The Metropolitan Opera 1883 six weeks after the opening from the MET.
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kukuruzochka · 8 months ago
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