#MUERTE DE GRANADOS
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"El gran problema de Turina es la politización"
[Pedro Piquero (Sevilla, 1976) en Di Gallery el 28 de septiembre pasado. / Micaela Galván]
El pianista sevillano afincado en Badajoz Pedro Piquero ha dedicado su último disco a tres obras de Joaquín Turina
Nos encontramos al mediodía del sábado 28 de septiembre en Di Gallery, una galería sevillana de la Puerta Osario donde expone actualmente Silvia Cosío, que ha sido la autora del diseño y la portada de su último disco, un acercamiento a la obra de Joaquín Turina, aunque Pedro Piquero, pianista sevillano de 48 años residente en Badajoz, monje budista que dejó los conciertos en 2007, reconoce que no sabía lo de los 75 años de su muerte, efeméride recordada en la ciudad por la Ruta Turina, presentada dos días después de esta entrevista.
“Estudié con Esteban Sánchez, que era un fanático de Turina y nos lo metió desde chicos. Pero en realidad yo nunca había profundizado en Turina. Estudié Mompou, estudié Albéniz, estudié Granados. Falla ya lo hice mucho después, la Fantasia Bætica y otras cosas. Sin embargo, Turina siempre fue conmigo. Mi madre es sevillanísima y siente devoción por muchas de estas piezas, más concretamente por las Danzas gitanas”.
El CD lo ha publicado Brilliant en su línea dedicada al piano e incluye tres obras del compositor sevillano: Sevilla. Suite pintoresca Op.2, Cinco danzas gitanas Op.55 y Danzas fantásticas Op.22. “Pieter van Winkel [director de Brilliant] me dio libertad para grabar lo que yo considerase mejor, porque sorprendentemente no tenían ni un solo disco con música de piano de Turina en el sello. Y aparte de esas Danzas gitanas, que tenía que grabar, y son bien conocidas, escogí también la Suite pintoresca, que como Op.2 me parece sencillamente espectacular. Está dedicada a Sevilla y no sólo emplea formas cíclicas, sino que el tratamiento contrapuntístico, especialmente en ‘La Feria’, es maravilloso. Y añadí también una obra que yo conocía en su versión orquestal, las Danzas fantásticas, sólo después supe que el original era para piano, y es sin duda una de las obras más difundidas de Turina”.
Aunque pianista, Piquero destaca especialmente la obra orquestal de Turina. “La Sinfonía sevillana y La procesión del Rocío me parecen obras extraordinarias. Me sorprende que se toquen tan poco en España. De los cuatro grandes del nacionalismo español, Turina es el menos valorado, el más injustamente tratado. En su propia época, ya poco después de morir, se le ninguneó. Se le trata como un compositor menor dentro de estos cuatro. Que entiendo, evidentemente, que tenemos Iberia, que tenemos Goyescas, que tenemos todo eso, y es posible que Turina no tenga nada parecido para competir con Albéniz y Granados, pero la personalidad armónica de Turina es apabullante: cualquier obra que te pongas, lo reconoces. Esteban Sánchez nos decía que lo que pasaba es que la gente no conocía al Turina profundo, lo defendía a ultranza. El problema de Turina es que se ha identificado con un folclore banal, una identificación que no comparto en absoluto. Turina expresa el sentir interior de una España soñada, como decía Falla. Esa fusión entre la alta cultura y lo popular, sin vulgaridades, es una de las últimas veces que se da en la música española. Él sabía perfectamente lo que hacía en todo momento”. Para el pianista sevillano hay otro problema en la recepción de la obra de Turina: “Su gran problema, por encima incluso de esa consideración de costumbrista frívolo, es el de la politización. Metió la Marcha real en La procesión del Rocío, y ya se lo asoció a un bando. Es algo que pasó a otros muchos intelectuales y artistas, a Max Aub, a Lorca, a Muñoz Seca...”.
Para Pedro Piquero este álbum supone además completar una trilogía sevillana. “Brilliant va a reeditar en una cajita los tres discos que en su día grabé con la música de Manuel Blasco de Nebra, que de repente se ha hecho popular y se toca por todo el mundo. El que Javier Perianes lo grabase para Harmonia Mundi y lo incluya en sus conciertos ha ayudado, claro, como que lo grabasen también Pedro Casals o el gran Josep Colom. Mi segundo sevillano es un auténtico desconocido, también del siglo XVIII, Joaquín Montero.” Pedro Piquero registró en 2015 la integral de la obra que ha sobrevivido de Montero para Nibius, el sello heredero de Verso, donde en su día publicó también un disco con música del hispano-cubano Joaquín Nin Culmell, el hermano de Anaïs Nin. “Cuando conocí a Montero me pareció espectacular. Me puso en la pista Andrés Ruiz Tarazona, que conocía mi Blasco de Nebra. Algunas de sus sonatas, que tienen el aire a Blasco, me parecen muy novedosas y sus Diez minuetes, que él llama así, son las primeras piezas editadas específicamente para el piano en España. Busqué otros músicos españoles de su tiempo y eran claramente inferiores. Me entusiamé tanto con Montero que acabé produciendo un documental sobre su figura: se titula Silente y lo dirigió Rubén García”.
Piquero dejó los conciertos en 2007 para centrarse en sus estudios sobre el budismo, que ha difundido también a través de traducciones y ediciones (la última, los Consejos para la búsqueda de la verdad del Maestro Dogen en Athenaica, 2023). Pero no abandonó la música e incluso profundizó en su carrera discográfica, que conoció un reciente éxito inesperado. Fue en su anterior disco, dedicado también en Brilliant a Arvo Pärt, un álbum grabado junto a la Orquesta de Extremadura y el director valenciano Álvaro Albiach. “Grabamos poco después del confinamiento, en condiciones personales muy duras para mí. Y el disco iba justo sobre el sufrimiento humano. Hicimos Lamentate, que es una obra que no llega a los 40 minutos, y por eso completamos con el Cantus in memoriam Benjamin Britten y Psalom. El éxito nos ha sorprendido. Brilliant acaba de sacar una edición en vinilo.” El éxito ha animado a sello y pianista a unir sus caminos: “He firmado para otros dos discos, pero su contenido se sabrá en su momento”.
[Diario de Sevilla. 6-10-2024]
La ficha JOAQUÍN TURINA. PIANO WORKS Joaquín Turina (1882-1949) Sevilla. Suite pintoresca Op.2 [1909] Cinco danzas gitanas Op.55 [1929] Danzas fantásticas Op.22 [1919] Pedro Piquero, piano Piano Classics (Brilliant)
EL CD EN SPOTIFY
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LETRAS PROHIBIDAS
Sin amenazas de muerte a candidatos: Ietam e INE Clemente Zapata M. Mientras tanto en Matamoros… Tras una serie de lamentables escenarios, donde las acusaciones, señalamientos, gritos y groserías estuvieron a flor de piel, por fin en Matamoros se fumó la pipa de la paz entre MARIO ALBERTO “La Borrega LÓPEZ HERNÁNDEZ y JOSÉ ALBERTO GRANADOS FÁVILA. Fueron meses y meses de constantes fricciones,…
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Relato de un Exterminio
Categoría: Relato
El sonido de los golpes en la puerta sacó a Julia de sus tribulaciones, su corazón se aceleró al ver desde la ventana al coronel Granados, quien esperaba impaciente que ella le abriera. Julia recordó a sus niños, estaban durmiendo la siesta de la tarde, pensó en huir, pero desechó la idea casi en el instante en que se le ocurrió. Solo quedaba una alternativa: respiró hondo (mmmmm) y se dirigió a recibir a los hombres.
Era el tercer allanamiento en dos semanas, apenas acababa de reparar el jarrón que los soldados de Granados habían roto la última vez. Registraron todo sin saber muy bien qué buscaban y luego se marcharon. Mientras tanto, el partido Unión Patriótica arrasó en las urnas y misteriosamente sus militantes empezaron a sucumbir ante las balas.
Día a día Julia escuchaba atenta la radio, esperando otro temido anuncio, uno, que traería la cruda dosis de realidad y muerte que no la dejaba olvidar el país en el que vivía ¡Y así, de repente! Se encontraba en un caudal de nombres rogando por no hallar alguno conocido.
Esa noche sonó el teléfono, al contestar, escuchó una voz grave que anestesió sus temores al instante ¡Era Heriberto, su esposo! A quien no veía desde hacía casi un mes por la apretada agenda de trabajo con la UP en los territorios. Ella esperaba contarle muchas cosas, entre ellas; las travesuras de sus hijos, la fuerte gripe que padecieron, los innumerables allanamientos y sobre todo el intenso anhelo que tenía de abrazarlo otra vez.
Pero él fue breve; con voz resignada y dura finalizó la llamada diciendo: « cuide mucho a los niños; adiós negra ».
Aquella frase trajo de vuelta todos los temores que por un instante se habían disipado ¡Él jamás la había llamado así! se sintió extraña, como si aquel no fuera el hombre que amaba; su voz, sus palabras, la frialdad… todo estaba mal. Después de esa incómoda llamada, ella cerró los ojos, se apretó el pecho intentando convencerse de que aquel horrible sentimiento, no era más que un producto de la paranoia y el estrés que le provocan los constantes asesinatos de los últimos meses.
Días después, mientras nuevamente escuchaba la radio, la voz del locutor irrumpió violentamente capturando toda su atención; y como un emisario de la muerte anunció: “¡Atención, Urgente! fue asesinado el militante de la Unión Patriótica, Heriberto Orjuela, de 23 años”.
El miedo la apretó tan fuerte que sintió que algo dentro de ella se rompía y solo pudo manifestar el dolor con un grito ahogado, antes de que el gélido abrazo de la muerte se llevara toda su cordura. Miró a sus pequeños y sólo entonces comprendió el significado de las palabras de su esposo en esa escueta despedida. Luego de aquella fatídica tarde, el miedo se hizo visitante frecuente de sus pensamientos, la rabia se mudó a su corazón y lo endureció para siempre; finalmente Julia empacó su vida y la de sus hijos en tres maletas, abandonó todo cuanto había construído en aquel pueblo sin nombre y se marchó, huyendo de los fantasmas que la arrastraban a ese abril en que lo perdió todo.
Por: Vanessa Gil
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Lecturas del Jueves de la 18ª semana del Tiempo Ordinario
Lecturas del día Jueves 10 de Agosto de 2023
Primera lectura
Lectura del libro de los Números 20,1-13
El mes primero, la comunidad entera de los hijos de Israel llegó al desierto de Sin, y el pueblo se instaló en Cades. Allí murió María y allí la enterraron.
Entonces le faltó agua al pueblo, y amotinándose contra Moisés y Aarón, les dijeron: “¡Ojalá hubiéramos muerto en la paz del Señor, como nuestros hermanos! ¿Por qué han traído a la comunidad del Señor a este desierto, para que muramos en él nosotros y nuestro ganado? ¿Por qué nos han sacado de Egipto, para traernos a este horrible sitio, que no se puede cultivar, que no tiene higueras ni viñas ni granados, ni siquiera agua para beber?”
Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad, se dirigieron a la tienda de la reunión y ahí se postraron rostro en tierra. La gloria del Señor se les apareció y el Señor le dijo a Moisés: “Toma la vara; reúne, con tu hermano Aarón, a la asamblea, y en presencia de ellos ordena a la roca que dé agua, y sacarás agua de la roca, para darles de beber a ellos y a sus ganados”.
Moisés tomó la vara, que estaba colocada en la presencia del Señor, como él se lo había ordenado, y con la ayuda de Aarón, convocó a la comunidad delante de la roca y les dijo: “Escúchenme, rebeldes. ¿Creen que podemos hacer brotar agua de esta roca para ustedes?” Moisés alzó el brazo y golpeó dos veces la roca con la vara y brotó agua tan abundante, que bebió toda la multitud y su ganado.
El Señor les dijo luego a Moisés y Aarón: “Por no haber confiado en mí, por no haber reconocido mi santidad en presencia de los hijos de Israel, no harán entrar a esta comunidad en la tierra que les he prometido”.
Ésta es la fuente de Meribá (es decir, de la Discusión), donde los hijos de Israel protestaron contra el Señor y donde él les dio una prueba de su santidad.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 95 (94), 1-2.6-7.8-9
R./ Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias. R./ Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R./ Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras”. R./ Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Mateo 16,13-23
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”
Palabra del Señor
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HASTA LA VICTORIA SIEMPRE CAMARADA COMANDANTE ERNESTO CHE GUEVARA ✊️
Che Guevara
(1928/06/14 - 1967/10/09)
Ernesto Guevara - Che Guevara
Revolucionario argentino
Reconocido por su participación en la Revolución Cubana, que tuvo lugar en la década de 1950.
Ministro de Industria de Cuba: 1961-1965
Partido político: Partido Comunista de Cuba
Padres: Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna
Cónyuges: Hilda Gadea (1955-1959), Aleida March (1959-1967)
Pareja: María del Carmen "Chichina" Ferreyra (1950-1951)
Hijos: Aleida, Hilda, Camilo, Celia, Ernesto
Nombre: Ernesto Guevara de la Serna
Altura: 1,75 m
Ernesto Guevara nació el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina.
Familia
Hijo de Ernesto Guevara y Celia de la Serna. Fue el mayor de cinco hermanos.
Su padre fue un firme partidario de los republicanos en la Guerra Civil española y alojó a algunos en su hogar. Tenía ascendencia irlandesa y vasca.
Sus progenitores pertenecían a familias de la clase alta y de la aristocracia argentina. Su tatarabuelo paterno, Patricio Julián Lynch y Roo, fue considerado el hombre más rico de Sudamérica.
A los dos años se le descubrió una afección asmática y su familia decidió trasladarse a Alta Gracia (Córdoba), pasaría allí diecisiete años de su vida, hasta 1947. Trató de combatir la enfermedad con la práctica de deportes como el rugby. Sus padres se separan y él permaneció junto a su madre y tres hermanos.
Durante 1944, trabajó como empleado municipal en Santa María y un año después se trasladó a Buenos Aires. Fue declarado no apto para el servicio militar.
Estudios
En 1948, empezó la carrera de Medicina y en 1953 se doctoró por la Universidad de Buenos Aires, donde siguió practicando rugby en el club San Isidro.
Firmó artículos con el seudónimo de Chang-cho en la revista Tackle, la primera revista de rugby de Argentina que él fundó y dirigió. Le gustaba jugar ajedrez y leer poesía, se convirtió en un lector voraz al que le gustaba mucho la Filosofía.
Revolucionario
En 1950 recorrió un total 4.500 kilómetros por el norte de Argentina visitando las regiones más pobres en motocicleta, después se alistó como médico en barcos de la flota mercante en viajes por la costa. De enero a julio de 1952, realizó su primer un viaje en motocicleta acompañado de su amigo Alberto Granado, con el que visitó Chile, Perú, Colombia y Venezuela. Durante el viaje conoció al doctor Hugo Pesce, dirigente del Partido Comunista de Perú; el encuentro, junto a la miseria y la explotación de Latinoamérica por multinacionales estadounidenses, determinarían su visión revolucionaria.
En Costa Rica conoció a políticos como Rómulo Betancourt, Juan Bosch y a los líderes exiliados del Movimiento 26 de Julio, sobrevivientes del asalto al Moncada.
Che Guevara
En Guatemala, comparte la pensión con otros exiliados y cuando Castillo Armas invadió Guatemala, quiso participar en la resistencia, pero se le negó el permiso. Allí hizo amistad con el cubano Antonio “Ñico” López, quien le daría el apodo de “Che” en referencia a la interjección típicamente argentina usada por Guevara.
Se dedicó al transporte de armas y cuando cae Arbenz, su nombre figura entre los condenados a muerte. Lo salvó el embajador argentino en Guatemala, Sánchez Toniuzo, que lo asiló en la sede diplomática. Dos meses después obtiene un salvoconducto para viajar a México.
México
Trabajó como fotógrafo y médico logrando sobrevivir a duras penas. Poco después de su llegada, se encontró con su amigo cubano Ñico, que lo invita a sumarse con los sobrevivientes del Moncada. El 26 de julio de 1954 se unió al Movimiento, formado por revolucionarios cubanos exiliados.
Conoció a Raúl Castro, recién salido de la cárcel, con el que trabó amistad, después, le presentó a su hermano Fidel Castro en julio de 1955.
«...nosotros decimos que en América, el camino para la liberación de los pueblos, que será el camino del socialismo, marchará a través de las balas en casi todos los países».
Ernesto Che Guevara
Revolución Cubana
En los últimos años de la década de los 50, tuvo un destacado papel en la lucha de guerrillas iniciada por Castro contra el dictador cubano Fulgencio Batista. El 2 de diciembre de 1956, desembarcó en Cuba con los revolucionarios, el ejército los esperaba y logra dispersarlos.
Comandante
Fidel le nombró comandante en julio de 1957 y lidera la llamada “Columna n°4” siendo el primero en conseguir el grado, antes que Raúl Castro. En 1958, Castro decidió nombrarle director de la recién creada Escuela Militar para formar a futuros guerrilleros.
En junio de 1958, formó la Columna n°8 con reclutas para enfrentar a la ofensiva que lanzó Batista un mes antes enviando 10.000 soldados a la Sierra Maestra. El 31 de agosto, tras el fracaso militar de la dictadura, Castro lanzó la contraofensiva con el fin de extender la guerrilla a todo el país y ordenó al Che y a Camilo Cienfuegos dirigirse hacia la capital.
La Batalla de Santa Clara
El 28 de diciembre, lanzó el ataque contra la ciudad de Santa Clara, último bastión del régimen antes de La Habana, reforzado por tropas superiores al número de guerrilleros que no superaban los 300 hombres. La batalla terminó tras la captura del tren blindado que llegó de la capital con los refuerzos. Al enterarse de la caída de Santa Clara, Batista huyó en la noche del 1 de enero de 1959 hacia la República Dominicana.
En 1959 Castro se hizo con el poder tras el triunfo de la Revolución Cubana. En febrero, el presidente Manuel Urrutia declaró a Ernesto Guevara ciudadano cubano por los servicios rendidos a la nación.
Alberto Korda le fotografió con su boina mirando el cortejo fúnebre de los muertos en el atentado terrorista al barco La Coubre, el 5 de marzo de 1960. La foto titulada Guerrillero Heroico, fue reconocida por el Maryland Institute College of Art como "la fotografía más famosa en el mundo".
Ministro
Fue nombrado Ministro de Industria (1961-1965). Procedió a la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía del país oponiéndose a la influencia estadounidense en el Tercer Mundo, su presencia fue decisiva en la configuración del régimen de Castro y en el acercamiento del régimen cubano al bloque comunista, abandonando los tradicionales lazos que habían unido a Cuba con Estados Unidos.
«En este momento no tenemos elecciones, pero una gran mayoría del pueblo respalda a este Gobierno».
Che Guevara
Viajó a la República Árabe Unida y se entrevista con Nasser, después se reúne en la India con Nehru y con Tito en Belgrado.
Bahía de Cochinos
Al volver a Cuba fue designado presidente del Banco Central. El 3 de enero de 1961, los Estados Unidos anunciaban la ruptura de relaciones con el gobierno cubano. El 17 de abril se produce la invasión de Bahía Cochinos (Playa Girón), donde Fidel proclama el carácter socialista de la Revolución Cubana.
Obras
Escribió Relatos de la guerra revolucionaria en Cuba (1961) y Diario de campaña en Bolivia (1968), dos libros que muestran la lucha guerrillera en los que defendió los movimientos revolucionarios de base campesina en los países en vías de desarrollo.
Presidió la delegación cubana ante la Asamblea General de las Naciones Unidas durante 1964. Viajó nuevamente a Argel, donde se entrevistó con Ben Bella.
Renuncia
En 1965, escribió la famosa carta de despedida a Fidel Castro en la cual renuncia a sus cargos y a la nacionalidad cubana y declara su voluntad de hacer la revolución en otras tierras. Dejó Cuba, y apareció un año después en Bolivia, como líder de los campesinos y mineros bolivianos contrarios al gobierno militar.
Matrimonios e hijos
En agosto de 1955, contrajo matrimonio con Hilda Gadea, la economista y dirigente peruana del APRA (Partido Aprista Peruano). El 15 de febrero de 1956 nació su primera hija.
Se divorció de Hilda Gadea en 1959, y el 9 de junio del mismo año, se casó con Aleida March, militante cubana del Movimiento 26 de Julio. Tuvieron cuatro hijos: Aleida (1960), Camilo (1962), Celia (1963) y Ernesto (1965).
Muerte
El 8 de octubre de 1967 fue capturado por una patrulla de rangers y asesinado. Se exhibe su cuerpo y antes de enterrarlo, se le cortan las manos para que no pueda ser posteriormente identificado.
Sus restos, junto a los de compañeros combatientes, fueron trasladados a Cuba en 1997. Desde entonces reposan en el memorial Ernesto Guevara de la ciudad Santa Clara.
«No soy un libertador. Los libertadores no existen».
Che Guevara
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Participará Chihuahua con Softbol, Tenis de Mesa y Levantamiento de Pesas en Juegos Nacionales Conade 2023
Importante representación tendrá la Delegación Chihuahua en las disciplinas de Softbol, Tenis de Mesa y Levantamiento de Pesas, en la próxima edición de los Juegos Nacionales Conade 2023 a realizarse en Tabasco, Morelos y Nayarit.
En Tijuana, Baja California, se realizó el Macro Regional de Levantamiento de Pesas, donde se logró la clasificación en la categoría Sub 23 de José Pallares (División 45kg), Brisa Martínez (Div. 49kg) y Daniela Hernández (Div. 55kg).
Mientras que, en la categoría Sub 20, los que lograron su pase para representar al estado en la etapa nacional, son: Ana Pérez (Div. 49kg), Catherine Garibay (Div. 45kg), Fernando Sánchez (División +109kg) y Karina Ceballos (Div. 71kg).
Chihuahua fue sede del Macro Regional de Tenis de Mesa, en donde se consiguió el triunfo en equipos e individual, con resultados favorables de Leonardo Pérez, Carlos Quiroz, Ian Escalera, Jorge Armendáriz, así como Sofia Carreño, Maryhan García, Alondra Serrano y Danna Ramírez, en la categoría Sub 19.
En otros resultados, los chihuahuenses ganadores en la categoría Sub 15 fueron: Eduardo Pérez, José Pablo Granados, Diego Gómez, Jaime Castro, junto a Ximena Cerino Martínez y Verónica Robles Ramírez. Y en la sub 21: Erick López Saldivar, Abisaí Chávez Rosas y Carlos Rojas Arias.
En Softbol de la categoría juvenil menor, las chihuahuenses lograron el pase al nacional Conade 2023 de manera invictas, protagonizando su último juego contra Baja California Sur 20-0, lanzó por Chihuahua Daniela " la estelarísima" Hernández aceptando un solo hit y recetó 5 chocolates en 3 innings, las mejores bateadoras por Chihuahua fueron: Camille Escobar de 3-3, Andrea Cano de 2-2, Viridiana Porras y Natalia Martínez de 2-1, Camila Holguín, Tamara Gallegos y Daniela Gamboa de 1-1.
La categoría femenil mayor de Chihuahua tomó su boleto para el Nacional, luego de un juego de vida o muerte contra Durango, lograron superar las de Chihuahua por 6-2; siendo la pitcher ganadora Janine "Cholita" Loya con salvamento de la “güerita lanza llamas” Fernanda Enríquez, las mejores con el bat por Chihuahua fueron: Dayana Frías de 3-2, Valeria Rodríguez de 4-2, Cristal Ceniceros de 2-1 y Dulce Ontiveros de 3-1.
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Muere, a los 94 años de edad, Carlos Payán, director fundador de La Jornada
CIUDAD DE MÉXICO * 17 de marzo de 2023. ) Radio Fórmula Carlos Payán Velver, director fundador de el periódico La Jornada falleció la noche de este viernes a los 94 años de edad, informó el medio de comunicación. A través de su cuenta de Twitter, el diario mexicano confirmó la muerte de su primer director y fundador, quien también se desempeño también como político y escritor.
Por su "férrea defensa de la libertad de expresión y los derechos humanos", Carlos Payán fue galardonado por el Senado de la República con la medalla "Belisario Dominguez" en diciembre de https://twitter.com/lajornadaonline2018. Fue el 19 de septiembre de 1984 cuando Carlos Payán junto a Héctor Aguilar Camín, Luis González de Alba, Miguel Ángel Granados Chapa, Carmen Lira Saade y Humberto Musacchio fundaron el diario de circulación nacional. https://fb.watch/jkVGLw1O4B/ ) Síguenos en nuestra página Facebook @acapulcopress.news Read the full article
#CarlosPayánVelver#CarmenLiraSaade#HéctorAguilarCamín#HumbertoMusacchio#LaJornada#LuisGonzálezdeAlba#MedallaBelisarioDomínguez2018#MiguelÁngelGranadosChapa
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A Johan José Granados Velásquez, de 28 años de edad, lo atacaron varias personas. Sus restos fueron localizados en el mismo lugar. Los sabuesos del Cicpc intuyen que la muerte de Granados Velásquez fue un encargo e investigan su entorno. José Andrade Un hombre de 28 años de edad fue decapitado y le sacaron las vísceras en la población de Yaguaraparo, en la Península de Paria, del estado Sucre. El hecho se registró este fin de semana. La víctima quedó identificada como Johan José Granados Velásquez. Una fuente extraoficial señaló que los restos humanos se localizaron todos en el mismo lugar, por lo que presumen que a Granados varias personas lo atacaron. Los agresores, presuntamente, lo sometieron en el sector El Hueco de Yaguaraparo. Autoridades trasladaron el cuerpo hasta la morgue de la localidad para realizar las respectivas pruebas forenses, reseñó Impacto Venezuela. Mientras tanto, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), realiza todas las diligencias pertinentes para tratar de esclarecer este hecho. Los detectives de la policía científica manejan la tesis de que la muerte de Granados Velásquez fue un encargo. Debido a esto, el cuerpo detectivesco orienta sus pesquisas hacia los posibles enemigos del hombre, sus relaciones y entorno familiar, para tratar de saber por qué lo atacaron de tal manera. Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo El Pepazo/2001 .
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Enrique Granados en Manila Hotel
Enrique Granados en Manila Hotel
La novela Manila Hotel arranca con un hecho del que el día 23 de marzo se cumplen 102 años. Se trata del hundimiento del Sussex un buque francés que fue torpedeado por un submarino alemán. En el barco viajaba el matrimonio Granados que regresaban de su viaje a Nueva York para el estreno de la ópera Goyescas.
El matrimonio se instaló en uno de los camarotes situado en la popa del barco. Poco…
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#23 DE MARZO 1916#BARCELONA AÑOS 70#CAMAROTE GRANADOS#ENRIQUE GRANADOS#Hotel Manila#JB#Jordi Siracusa#Jorge Brotons#MANILA HOTEL#MUERTE DE GRANADOS#Ramblas de BARCELONA
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Enrique Granados: Goyescas, Op. 11 “Los majos enamorados”
Artur Pizarro, piano
Primer Cuaderno: Los requiebros (Allegretto. Con garbo y donnaire) • 9:45 Coloquio en la reja (Andantino allegretto. Con sentimento amoroso) • 23:18 El fandango de candil (Gallardo: Allegretto. Un peu lentement avec beucoup de rythme) • 28:59 Quejas, ó la maja y el ruiseñor (Andante melancolico) Segundo Cuaderno: 37:04 El amor y la muerte: Balada (Andante e dramatico) • 52:00 Epilogo: Serenata del espectro (Allegretto misterioso)
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Gabriela Mistral: El amor vuela libre en el viento
Sobre la poeta chilena se ha contado una historia en esencia falsa, aunque no exenta de cierto encanto: una joven profesora que fue incapaz de entregarse a un hombre. Presentamos un nuevo retrato que derrumba el viejo mito de Gabriela Mistral, quien entre 1922 y 1924 vivió un periodo de sosiego en México, a invitación de José Vasconcelos.
Por Pável Granados
Gabriela Mistral es un personaje que se está desmontando para volver a construirse por completo. Ganó el premio Nobel de Literatura en 1945, el primero después de la Segunda Guerra, aunque su nombre era célebre desde bastante tiempo antes. No sé si la misoginia o la ignorancia nos han entregado una imagen endulzada y agradable de esta escritora frecuentemente despreciada. Cuánta prisa existe en dar un juicio apresurado ante la mayor cantidad de cosas para poder desembarazarse de ellas. Aquel que la inmovilizó dice más o menos: la gran escritora de poemas que no fue dichosa en el amor, que expresó poéticamente su desamor, la mujer que no pudo ser madre y decidió entregar su cariño a la infancia a través de la poesía y la misión educativa… Una imagen que ella odiaba tanto como los críticos que la despreciaban.
La Asociación de Academias de la Lengua publicó, no hace mucho (2010), antologías de los dos grandes poetas chilenos, Pablo Neruda y la Mistral. Los cuestionamientos sobre la obra de Neruda se han centrado en la incomodidad que suscita que sus Veinte poemas de amor… sean tan populares y en los desacuerdos ideológicos que despiertan sus ideas políticas (al grado de llegar a cuestionar largos periodos creativos). Aunque nunca se ha cuestionado el valor general de su obra. Con la Mistral es completamente distinto, pues se trata de una incomprensión total de su obra y de su personalidad. Una incomprensión que ha cuestionado violentamente la totalidad de su trabajo literario. Con esta edición de la Academia, Gabriela Mistral en verso y prosa, comienza a revelarse la complejidad de su poética y a disipar las inercias críticas. No por completo: todavía hay quienes la consideran una religiosa convencida, mística, plácida.
Durante su estancia en México, la poeta chilena ofreció su experiencia pedagógica para resolver los problemas educativos del país y se acercó a la poesía de Sor Juana./Archivo EL UNIVERSAL
El mayor prejuicio que la ha seguido es el que dice que su obra es el reflejo fiel de su vida. En 1907, la Mistral había conocido en Elqui a un ferrocarrilero, Romelio Ureta, con el que había tenido un romance. Por entonces, él le dijo que iba a trabajar en las minas del norte para poder reunir dinero para la boda. Poco después de su regreso, la relación terminó y Romelio se fue a un pueblo donde contrajo matrimonio con otra mujer. Dos años más tarde, un amigo le pidió dinero prestado a Ureta; como no tenía esa cantidad, decidió tomarlo de la caja. Se supone que el amigo no pudo pagar la deuda y huyó, así que Romelio se suicidó al ver que no podría reponer el dinero que tomó de su trabajo. Gabriela, quien ya no tenía ninguna relación con el suicida, se enteró por los diarios que Ureta tenía en su cartera una foto de ella. Tres años después, ella comenzó a escribir unos “Sonetos de la muerte” que sólo se decidiría a presentar en un concurso en 1914. Con ellos obtuvo el primer lugar y cierta notoriedad en su país: la profesora rural que escribía unos sonetos inspirados en la muerte de su prometido…
Sólo que esos poemas no tratan ese tema: es la historia de una mujer que termina de enterrar a su amado y arroja polvo y pétalos sobre su tumba con el deseo de tenerlo exclusivamente para ella. Pero al quedarse sola, canta sus “hermosas venganzas”, pues finalmente él será su posesión. Se trataba de un amado que fue infiel, que decidió dejarla, de pronto, en medio de su felicidad. Cuando ella muera, dice en el segundo soneto, será enterrada con él, y cuando eso ocurra le podrá explicar por qué tuvo que morir tan joven: le revelará que fue ella quien le pidió a Dios que lo matara: “Se detuvo la barca rosa de su vivir”.
Como se deduce, el amado de los sonetos no se suicidó. Fue, más bien, víctima de la justicia divina. La mujer que le habla a ese muerto tiene poderes sobre la vida y la muerte, tiene injerencia en los designios de Dios, vive aferrada a un rencor que se mantiene vivo hasta en la tumba. La voz poética sólo puede pertenecer a una loca o a una hechicera. Tiene poder o cree tener poder. Pero por alguna razón, en su tiempo sólo se vio a una profesora rural que tuvo un novio suicida, que inspirada en su tragedia tomó a la poesía como un desahogo.
El jurado le dio el primer lugar a Lucila Godoy Alcayaga, profesora del valle de Elqui. Pero quien habla en esos sonetos es su seudónimo: Gabriela Mistral, eco de Gabriele D’Annunzio, el conocedor de la locura, y de Frédéric Mistral, el poeta provenzal, autor de la Mireya, la joven que exprimió “la fruta ensangrentada del amor”. Un seudónimo: la máscara que, según Oscar Wilde, se necesita para decir la verdad. Pero en este caso, era el personaje creado para mentir, para fingir, para negar. Bajo el nombre de Gabriela Mistral hablan muchas voces: voces de hijas, voces de madres, voces de hechiceras, voces de poetas, las almas sueltas por el viento, la voz antigua de la Biblia… Gabriela Mistral es la voz tensa que contiene las contradicciones, impidiendo que se destruyan entre sí. Una voz que sujeta fuertemente un hato de voces. Una tensión que bien puede desembocar en la locura, ciertamente. Pues existe cierto tono de locura entre su obra; en ocasiones, con la voz de Gabriela Mistral hablan mujeres que no alcanzan a distinguir su realidad, que se les escapa el mundo y cuya mirada se va cubriendo de niebla.
Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, originaria de Vicuña, mejor conocida como Gabriela Mistral./Archivo EL UNIVERSAL
A ella misma, la vida se le fue ocultando detrás de una niebla el día en que Yin-Yin se suicidó, a los 18 años, ingiriendo arsénico: Yin-Yin (Juan Miguel Godoy) era su hijo, pero ella se lo ocultó y por alguna razón siempre le dijo que era adoptivo (o quizás fue un secreto guardado entre los dos). Lo ocultó a todo el mundo. Sólo en 1999, Doris Dana, la acompañante de sus últimos años reveló que el pretendido sobrino se trataba en realidad de su hijo. Existe una carta, breve, con la que él se despidió, con la que anunció su misteriosa decisión: “Querida mamá, creo que mejor hago en abandonar las cosas como están. No he sabido vencer. Espero que en el otro mundo exista más felicidad; cariñosamente Yin-Yin”. Gabriela sufrió un colapso al enterarse de su muerte: al día siguiente, se levantó en el hospital. “¿Quién era la mujer que gritaba anoche?”, le preguntó a la enfermera. “Era usted”.
Acerca de si se debe de atender el llamado del amor
Como se sabe, el amor no puede ser evadido; si se le evade, se va, pero regresa para hacer sufrir terribles dolores, pues suele ser vengativo. Hipólito, hace muchos siglos, ya se sabe… su indiferencia al amor, el suicidio de Fedra, su madrastra, y Afrodita, la terrible diosa aleccionando con la muerte a los que se niegan a dar su respectivo sacrificio por ella. Todo eso son las enseñanzas de la literatura en torno a su poderío. Es demandante, caprichoso, inconstante, puede irse y volar –revolotear más bien: en realidad, el amor no tiene grandes vuelos, se cansa rápido, tiene que volver a alimentarse de la persona que lo ha recibido. Mientras bebe sangre es valiente y todopoderoso. Y se arriesga. Pero no puede alejarse demasiado. Es una sombra peligrosa. No habrá terreno que se pise sin pisar el amor, en realidad. Ninguna teoría está completa sin esta variable. Puede tomar las formas más monstruosas. Aunque, hasta aquí, venía figurándomelo como un pequeño mosco incómodo… un zumbido constante y una molestia ciertamente cambiante. Como adopta muchos modos, difícilmente se le puede huir. O cazar. De todas formas, ya regresará a hacerle comer todas sus palabras al que lo niegue. O al que lo acepte. También es inútil apresarlo, pues se deshace entre las manos, por más que se le quiera retener. Si ha decidido irse, se irá. Tiene la última palabra. Y por esa precisa causa, puede volver sin anunciarse. En realidad, somos sus objetos. Si hablamos de él, es porque queremos conocerlo y saber cómo es aquel que mueve nuestras manos, que nos obliga a ir cuando debemos de ir, a callar cuando debemos de callar. Ah, siempre el método indirecto con él. Esperando que aparezca para que lo podamos contemplar. No aparecerá. No de la forma que queremos. Siempre sorprenderá. Por más previsible que sea.
Diré ahora, pero no con mis palabras, lo que es. Son las palabras de Gabriela Mistral. Pues es que ella lo tomó de una manera un tanto ambigua. Fíjense ustedes: esta mujer sale de su casa un día, baja a la cañada, se atraviesa con el amor y, al volver, no reconoce nada, ni nada la reconoce a ella. Apenas en la mañana había visto ese camino y no lo reconoce. Y mañana, al despertar, va a ser llamada por su nombre, y no lo va creer. Cuando se percate de que es ella a quien sorprendió la dicha, va llorar. Todo es nuevo, porque el amor le ha hecho olvidar toda la vida. Es que la persona que le ha dicho que la ama y que pasará toda la vida con ella, le dio la felicidad de forma tan repentina, como una puñalada. Si no se está preparado para la dicha, puede no soportarse. Ahora escuchen este otro ejemplo: dice la escritora que el amor vuela libre en el viento, que puede usar una voz tímida lo mismo que una voz imperativa, que tiene fuerza para hendir el hielo del glaciar, tú no le puedes oponer una excusa. Se le tiene que escuchar y se le tiene que hospedar. Y aunque mienta, se le tiene que creer. Y se le sigue aunque se tenga la seguridad de que es una ruta que lleva a la muerte.
Todo esto palpita con fuerza dentro del poema… Desafortunadamente, no llega hasta el rostro de la poeta, inconmovible. Este sentimiento intenta salir de ella, pero choca contra sus propias paredes y se desploma. ¿Es que es más fuerte ella que el amor? Porque han llegado hasta nosotros dos versiones distintas de lo mismo: una escritora ajena a ese llamado y una obra literaria que se ha quemado en el amor hasta el grado de reducirse al silencio antes que volver a tocar ese tema… No es más que una simple pregunta concreta: si se puede explicar lo que en realidad pasaba con esta escritora llena de fuerza y de debilidad. Hasta ahora no; la crítica acerca de la Mistral ha seguido con mucha seguridad y por mucho tiempo en un camino que ha debido de desandar. Volver atrás y comenzar de nuevo. Los presupuestos para hablar de ella eran falsos, lo que significa que no ha sido comprendida, pero no que haya sido incomprendida. Es sólo que hay muy poco en ella de lo que los críticos han supuesto que hay. Han contado una historia en esencia falsa, aunque no exenta de cierto encanto: una joven profesora que fue incapaz de entregarse a un hombre, que fue siempre insatisfecha en el amor. Así es que luego de algunas relaciones fracasadas, decidió mantenerse lejos del amor. Exactamente lo contrario de lo que sugería en sus poemas, cuando afirmaba que no se le puede huir al amor.
La historia de las mujeres de Mistral apenas se comienza a contar. Aquí, con una amiga no identificada. Las marcas de pintura corresponden a una antigua técnica de edición./Archivo EL UNIVERSAL
El día en que se premió sus “Sonetos a la muerte”, en Santiago de Chile, la Mistral acudió sin que nadie supiera que se trataba de la ganadora. Se sentó anónimamente, entre el público. Si estaba allí no era porque quisiera recibir nada, ni porque deseara ver lo que se opinaba de su trabajo. Ella confesó otra cosa: que iba sólo a ver en persona a uno de los jurados, el poeta Manuel Magallanes Moure, con quien había comenzado desde poco tiempo antes una intensa correspondencia. Magallanes: poeta, casado, refinado, hombre imposible, distante. Ah, y un aspecto importante que señala Volodia Teitelboim, en su biografía de la escritora: un alma “no viril” (lo que quizá encubre la homosexualidad de algunos enamorados). Los aspectos de la personalidad de los hombres con los que se relacionó. El interlocutor perfecto con el que se podría mantener un intercambio epistolar abundante en papel y escaso en resultados. De 1914 a 1922, cientos de cartas entre ellos y ni un solo encuentro; una relación que duró ocho años, de la que se conservan 38 cartas, pero de la cual no es posible decir mucho: todo serían palabras obsesivas para caracterizar a la Mistral, para delinear su violencia psicológica y para ver cómo juega con la entrega sin realizarla jamás. Nueve años de hablar de amor y de entretenerse con la posposición. Bueno, con cierta interrupción, pues durante un tiempo la Mistral fue enviada al sur del país a intentar la “chilenización” de la ciudad de Punta Arenas. A su regreso, volvió a buscar a Manuel, sólo para decirle: regresé pura, tú no fuiste capaz de esperarme con la misma nobleza, mírame para que envejezcas… Con sus reproches, Gabriela intentaba que Magallanes le dijera que la quería, pero parece que en el alma del interlocutor crecía la idea de no dejar todo por ella. Así que esta relación se convirtió en una guerra de destrucción psicológica. La Mistral, en una de sus últimas cartas, le reprocha la manera en que trató su amor durante ocho años: ¿Crees que tu alma es de las mejores, cuando has tirado mi amor, mi vida, como un trapo miserable? Pudo haber un encuentro, una cita en un hotel, pero quien decidió no acudir fue ella. En 1922, ella fue invitada a México por José Vasconcelos. Manuel Magallanes murió dos años más tarde. Hubo otro caso parecido, otro amado refinado y de “maneras femeniles”, Alfredo Videla, con quien se escribió entre 1905 y 1906. Con él ocurrió lo mismo: que no quiso acudir a la única cita y le sugirió encontrarse mejor en el teatro o en el parque pero no en el hotel. Éste es el estilo de los críticos que se han enfrentado a estas situaciones incómodas, en las que la Mistral prefirió mantener su pureza: “No cabe duda que Alfredo intentó seducirla, y si no logró su objetivo, fue porque se estrelló con la fortaleza moral de la joven maestra rural” (Sergio Fernández Larraín).
Acerca de la pureza, quisiera decir unas palabras, pues me imagino que la Mistral se refiere a lo que antes se le llamaba de esta manera y que no era más que la impureza de la castidad impuesta por la moralidad. Pero ni en ese terreno la imagino constante, pues fue acompañada al Sur por una joven escultora, Laura Rodig, poseedora de los secretos de la escritora, quizá su amante, a la que llevó después a México y a Europa. Y luego, la relación escondida con Doris Dana, a la que conoció en 1948, ya con la celebridad del Nobel y con el peso del suicidio de Yin-Yin. El amor que la acompañó hasta el final. Doris Dana, que a la muerte de Gabriela se refugió en su casa, cuidó la biblioteca de la escritora, sus inéditos, sus cartas, su legado, y que al morir ella, fue a dar a la Biblioteca Nacional de Chile. La historia de sus mujeres, soterrada, apenas se comienza a contar. Una historia que por otra parte, negó la propia Mistral. Y ciertamente, también Doris Dana, hasta el final, furiosa por cualquier sugerencia de un “amor” entre ellas. Dos mujeres que negaron el nombre de su amor, constantemente. Sólo para que en Chile se editaran en 2009 las cartas entre ellas, las cuales destruyeron de inmediato el duro caparazón que tan cuidadosamente habían construido para preservar su amor, y para –de pronto– enfrentarlas a un mundo nuevo que no las mira con extrañeza. No deja de tener su encanto que nuestras miradas se encuentren con las de ellas. El azoro de ellas confrontado con nuestra admiración.
La extranjera
Aún me falta algo que decir para terminar de delinear a Gabriela Mistral. No quedaría esbozado un retrato más o menos entero sin su personalidad pública, la cual parece más fácil de dibujar que sus precipicios interiores. Pero desafortunadamente tampoco es sencillo, pues básicamente su vida social dependió de negar su sexualidad, de que los demás tuvieran de ella una percepción enigmática. La mujer alta e imponente, de ojos verdes, que, con sus grandes faldas, parecía una montaña impasible. Caminando por las calles de los pueblos con una verticalidad inapelable. Por más que ella se sintiera vulnerable. Aunque no sabría decir si esa forma exterior era una forma de su vulnerabilidad. Pero de nuevo: esa existencia pública comenzó con el premio ganado en 1914. De ahí en adelante los chilenos la tomaron en cuenta; no importa que la hayan tomado en cuenta para despreciarla y ocultarla, de todas maneras ésa ya es una forma de existir. Ya desde antes, en la Escuela Normal de La Serena, en donde había trabajado desde 1905, se le humilló, reprobándola en el momento de presentar sus exámenes. Un profesor de Religión encabezó una conspiración ya que consideraba nocivas las ideas de la Mistral en torno a la educación de la mujer, su pensamiento anticlerical y el extraño uso de la palabra “socialismo” en los artículos periodísticos que ya por entonces publicaba. También desde entonces, las autoridades educativas con las que debía de tratar le recriminaban que le quitara tiempo a sus actividades docentes para dedicarlo a escribir poemas.
Ya con el oro de la Flor de Oro que ganó los Juegos Florales 1914, fue enviada a Magallanes a dirigir una escuela. Pero pronto se dio cuenta que ese oro no era “suficientemente aurífero” y que los habitantes del extremo sur la miraban con desconfianza, que no soportaban su manera de fumar ni los “vocablos tremendos en boca de dama” que la caracterizaban. Ahí comenzó a escribir artículos denunciando la desigualdad social de la región y el drama del trabajo estacionario que hacía que los trabajadores tuvieran nueve meses de desempleo. Sus preocupaciones no estaban desencaminadas pues por la época en que se encontraba ella en el sur ocurrió la matanza de obreros en Puerto Natales (enero de 1919). Una represión que se desató luego de que los obreros de un frigorífico pidieran mejores condiciones de trabajo, y por la que resultaron cuatro trabajadores muertos y treinta heridos. Tuvo gestos con la población de Magallanes que le fueron tomados como una “burla” a su situación, ocultó a un anarcosindicalista perseguido por la policía en el liceo que dirigía. Años después le confesaría al periodista hondureño Rafael Heliodoro Valle: “La clase dentro de la cual me siento, aquella de la que espero más y a la que amo de corazón, es la clase obrera”. No debe olvidarse el compromiso político de la autora: por entonces también escribió un texto titulado “Los derechos de los niños”, que el comunista peruano José Carlos Mariátegui publicó en su revista Amauta (febrero de 1928), un texto de compromiso inmediato, pues Gabriela opinaba que con los niños no se puede usar la palabra “mañana”: el niño se llama Ahora.
Gabriela Mistral se sumó al proyecto educativo de José Vasconcelos. En la imagen, la autora de Desolación, Tala y Ternura durante una visita a Texcoco, Estado de México. Circa 1922-1924./Archivo EL UNIVERSAL
En marzo de 1920 fue trasladada a Temuco, en el Centro del país, la ciudad en donde un joven poeta, Pablo Neruda, se acercó a ella para pedirle opinión acerca de sus poemas. Él se sentó frente a ella, en su oficina, mientras leía los textos; luego, ella lo vería con entusiasmo y le recomendaría que siguiera escribiendo y que leyera a los novelistas rusos. Tiempo después, Neruda la recordaría: “En su rostro tostado en que la sangre india predominaba como en un bello cántaro araucano, sus dientes blanquísimos se mostraban en una sonrisa plena y generosa que iluminaba la habitación”.
Gabriela Mistral vino a México en 1922. Ante el extrañamiento de los mexicanos y los chilenos. El extrañamiento de los chilenos se debía a la larga historia de desprecio que se le tuvo en su propio país. Ya una adversaria en el proceso para dirigir el Liceo Número Seis de Niñas, en Santiago, le había escrito: “No abuse de su gloria”. Y la Mistral había respondido: “No la tengo, mi distinguida compañera. Si la tuviera no se me negaría el derecho a vivir, porque una gloria literaria es tan digna de la consideración de mi país como una gloria pedagógica, y los pueblos cultos saben estimarla como un valor real y saben defender a quien la tiene del hambre y del destierro”. Pero estaba a punto de darse cuenta de que su propio gobierno iba a desconocer esa gloria, pues cuando le llegó la invitación de José Vasconcelos para viajar a México, el Congreso le negó dinero para ayudarla en los gastos del viaje, por más que Luis Emilio Recabarren, el sindicalista chileno, pidiera que la escritora recibiera ayuda económica. Pero Vasconcelos cargó con los gastos de viaje y le asignó sueldo a la escritora, así como a Laura Rodig, su acompañante.
Fue recibida con grandes honores; Vasconcelos, convencido de su inteligencia, pidió que se le dejara ver todo, que diera su opinión de todos los asuntos educativos de México. Por entonces, Vasconcelos viajó a Chile y, ahí, un ex Presidente le preguntó: “¿Para qué invitaron ustedes a la Mistral habiendo aquí tantas mujeres más interesantes que ella?” Desde su llegada a México se interesó en la educación de las mujeres y fundó escuelas rurales inspirada en las ideas educativas de Tagore y Tolstoi. Gabriela siguió el proyecto de Vasconcelos, a quien describía como un “mal orador, hombre de estudio honesto y opaco, lo menos tropical de este mundo en la conversación…” Tenía por él una admiración inteligente, que le permitió hacerle críticas puntuales a su desempeño político, con la sinceridad que por otra parte él le había pedido. La fuerza del pensamiento de la Mistral se puede sentir en estas pocas líneas que extraigo de una carta que le mandó a Vasconcelos: “Tengo la honra de no haberlo adulado jamás. Debiéndole, como le debo, los años de sosiego en México, mi gratitud no me venda los ojos para contemplarle en toda su reciedumbre de intelectual y en toda su fragilidad de seudo líder. En lo primero es un bronce insigne, en lo segundo, un embeleco. Y Ud. se menoscaba al consentirse el embeleco”.
No dejó en México ninguna semilla poética, quizá porque en los dos años que permaneció en el país prefirió viajar por el campo que permanecer en la ciudad y conocer de primera mano los problemas de la educación. Viajó en tren y en camiones de la Secretaría por Hidalgo, Morelos, Puebla, Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Jalisco, Querétaro y Veracruz… En cada uno de estos sitios dio conferencias, habló con los profesores sobre el sentido de las clases, sobre el material de enseñanza, sobre el uso de las bibliotecas y el aprendizaje de la Historia y la Geografía. Como en Chile, al margen de su trabajo, destinaba tiempo para la poesía. Escribió sobre la artesanía indígena, las montañas mexicanas y el paisaje. Uno de sus descubrimientos literarios en México fue sor Juana Inés de la Cruz, a quien se refirió en varias ocasiones –una de las primeras lectoras modernas de la monja.
Vasconcelos decidió inaugurar la Escuela Gabriela Mistral para mujeres, en Sadi Carnot 63, en la colonia San Rafael. Para apoyar las clases, se le pidió a la escritora que compilara un libro que apareció con el título Lecturas para mujeres (Secretaría de Educación Pública, 1924) en un tiraje de 20 mil ejemplares. Era una serie de textos fundamentalmente literarios de autores americanos y europeos. Pero tantos honores y homenajes despertaron comentarios xenofóbicos contra su trabajo pedagógico. Las personas que la rodeaban intentaron evitar que ella se enterara, pero finalmente, lo supo. Apenas escuchó esos comentarios, decidió dejar México, pero no sin escribir el prólogo a sus Lecturas para mujeres. Como una especie de venganza, o una muestra de su rencor, no firmó el prólogo, sólo lo tituló: “Palabras de la extranjera”. Para que se supiera que se trataba de una extranjera, sin tierra, como a partir de entonces lo sería, una extranjera en el país de la ausencia: “Nombre suyo, nombre, nunca se lo oí, y en ese país sin nombre me voy a morir”. La niebla distante, la que se ve en la altura de las montañas, la niebla que de pronto pasa como trapos rotos, comenzaba a cercarla. Al final, la envolvió completamente, se convirtió en su país, la niebla formada de incertidumbre: “Desde que soy criatura vagabunda, desterrada voluntaria, parece que no escribo sino en medio de un vaho de fantasmas”.
Cuando se hizo la primera edición de su poesía en francés, Paul Valéry escribió un prólogo que la autora rechazó por no sentirse comprendida. El mismo valor debió de tenerlo la Asociación de Academias de la Lengua, que debería de haber rechazado el terrible prólogo de Gonzalo Rojas en la edición que ahora circula de la obra de la Mistral, que comienza: “¡Si sabremos Gabriela y yo de la maleza venenosa del chismerío y del rencor!” Yo quisiera seguir diciendo más sobre la Mistral, pues apenas estoy abriendo la cáscara del asunto. Pero lo mejor sería para cualquier lector, atender el trabajo de crítica y descubrimiento de documentos que encabeza Pedro Pablo Zegers en el Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional de Chile, en donde se resguardan los textos que pronto dejarán de ser inéditos.
FOTO: La poeta chilena Gabriela Mistral (izquierda) de paseo en el Bosque de Chapultepec con la escultora Laura Rodig. Circa. 1922-1924. Archivo EL UNIVERSAL
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Elegía a Federico García Lorca, de Miguel Hernández
"Elegía primera"
Miguel Hernández, Viento del Pueblo
Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,
y en traje de cañón, las parameras
donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
y llueve sal, y esparce calaveras.
Verdura de las eras,
¿qué tiempo prevalece la alegría?
El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
y hace brotar la sombra más sombría.
El dolor y su manto
vienen una vez más a nuestro encuentro.
Y una vez más al callejón del llanto
lluviosamente entro.
Siempre me veo dentro
de esta sombra de acíbar revocada,
amasado con ojos y bordones,
que un candil de agonía tiene puesto a la entrada
y un rabioso collar de corazones.
Llorar dentro de un pozo,
en la misma raíz desconsolada
del agua, del sollozo,
del corazón quisiera:
donde nadie me viera la voz ni la mirada,
ni restos de mis lágrimas me viera.
Entro despacio, se me cae la frente
despacio, el corazón se me desgarra
despacio, y despaciosa y negramente
vuelvo a llorar al pie de una guitarra.
Entre todos los muertos de elegía,
sin olvidar el eco de ninguno,
por haber resonado más en el alma mía,
la mano de mi llanto escoge uno.
Federico García
hasta ayer se llamó: polvo se llama.
Ayer tuvo un espacio bajo el día
que hoy el hoyo le da bajo la grama.
¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!
Tu agitada alegría,
que agitaba columnas y alfileres,
de tus dientes arrancas y sacudes,
y ya te pones triste, y sólo quieres
ya el paraíso de los ataúdes.
Vestido de esqueleto,
durmiéndote de plomo,
de indiferencia armado y de respeto,
te veo entre tus cejas si me asomo.
Se ha llevado tu vida de palomo,
que ceñía de espuma
y de arrullos el cielo y las ventanas,
como un raudal de pluma
el viento que se lleva las semanas.
Primo de las manzanas,
no podrá con tu savia la carcoma,
no podrá con tu muerte la lengua del gusano,
y para dar salud fiera a su poma
elegirá tus huesos el manzano.
Cegado el manantial de tu saliva,
hijo de la paloma,
nieto del ruiseñor y de la oliva:
serás, mientras la tierra vaya y vuelva,
esposo siempre de la siempreviva,
estiércol padre de la madreselva.
¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla,
pero qué injustamente arrebatada!
No sabe andar despacio, y acuchilla
cuando menos se espera su turbia cuchillada.
Tú, el más firme edificio, destruido,
tú, el gavilán más alto, desplomado,
tú, el más grande rugido,
callado, y más callado, y más callado.
Caiga tu alegre sangre de granado,
como un derrumbamiento de martillos feroces,
sobre quien te detuvo mortalmente.
Salivazos y hoces
caigan sobre la mancha de su frente.
Muere un poeta y la creación se siente
herida y moribunda en las entrañas.
Un cósmico temblor de escalofríos
mueve temiblemente las montañas,
un resplandor de muerte la matriz de los ríos.
Oigo pueblos de ayes y valles de lamentos,
veo un bosque de ojos nunca enjutos,
avenidas de lágrimas y mantos:
y en torbellino de hojas y de vientos,
lutos tras otros lutos y otros lutos,
llantos tras otros llantos y otros llantos.
No aventarán, no arrastrarán tus huesos,
volcán de arrope, trueno de panales,
poeta entretejido, dulce, amargo,
que al calor de los besos
sentiste, entre dos largas hileras de puñales,
largo amor, muerte larga, fuego largo.
Por hacer a tu muerte compañía,
vienen poblando todos los rincones
del cielo y de la tierra bandadas de armonía,
relámpagos de azules vibraciones.
Crótalos granizados a montones,
batallones de flautas, panderos y gitanos,
ráfagas de abejorros y violines,
tormentas de guitarras y pianos,
irrupciones de trompas y clarines.
Pero el silencio puede más que tanto instrumento.
Silencioso, desierto, polvoriento
en la muerte desierta,
parece que tu lengua, que tu aliento,
los ha cerrado el golpe de una puerta.
Como si paseara con tu sombra,
paseo con la mía
por una tierra que el silencio alfombra,
que el ciprés apetece más sombría.
Rodea mi garganta tu agonía
como un hierro de horca
y pruebo una bebida funeraria.
Tú sabes, Federico García Lorca,
que soy de los que gozan una muerte diaria.
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Mele Bruniard: el artista siente la necesidad de contar al mundo su mundo.
“Yo nací en 1930. Mi vida ha sido trabajar, trabajar y trabajar como cualquier ser humano para sobrevivir. Me pasaron cosas buenas y malas como a todo el mundo le pasa en la vida. Lo primero fue perder a mi padre, Pedro Antonio Bruniard, a los 10 años. Desde que nací hasta la muerte de mi padre todo fue vivir en un país hermoso, sobre todo porque nací en el norte, en Reconquista, cuando la ciudad era un pueblito y vivíamos en una esquina, frente a un hotel. Mi padre era escribano y estuvo dos años en la intendencia de Reconquista, en la época de Manucho Iriondo como gobernador, con quienes eran amigos de infancia. Me acuerdo de la experiencia que tuve de chiquita en el jardín de la casa. Era un jardín de cuarto de manzana, con muchos árboles. Teníamos pomelos, mandarinas, naranjas, un granado enorme, gallinas, pavos, un mundo de animales. Y yo me la pasaba con el viejo jardinero, un inmigrante de Italia. Yo recorría el jardín, tomaba las hojas, las pelaba. Contra la calle había una alambrada y teníamos ligustro cerrando el jardín. Me quedaba la hoja de ligustro pelada, con todos los nervios, parecía un arbolito. Muchos años después, en un cuadro de Magritte, con tres árboles, los troncos desnudos, vi mis arbolitos de chica. Entonces era mirar todo: la forma de la rosa, de las flores, las estrellas federales. Era un país encantado. Todo eso se incorporó a mí. Después de la muerte de mi padre, la vida cambió. Mi mamá, Nélida Barraco y del Mármol, se enfermó de los nervios y yo le ayudé a desarmar la casa y a malvender todo. Teníamos una muñeca de porcelana que era más alta que yo, me acuerdo de haberla llevado a una casa donde componían muñecas porque mi mamá me dijo: “Esto no lo vamos a llevar, deciles que se las doy para que la vendan”. Tardamos un año en levantar la casa, y nos vinimos a vivir a Rosario. Me sentía sola, el trasplante fue muy duro.
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Yo no pensaba en el arte. Me gustaban los colores, los lápices. Con mis hermanos jugábamos con lápices de colores, teníamos unas pinturas que habían salido en el Billiken y pintábamos, a ver quién hacía el pájaro más lindo. Mi hermana fue al profesorado del Normal número 2, la escuela de plástica y música. Y yo terminé en el Colegio del Huerto, donde me recibí de maestra. Quise seguir Bellas Artes. En ese momento se rendía un examen, era hacer un dibujo. Ponían cosas en la pieza y había que dibujarlas. Lo hice, y entré. No me gustaban todas las materias, pero me encantaba dibujar. Lelia Pilar Echezarreta, una señora muy agradable, que tenía una casona en Saladillo, nos llevaba hojas, ramas, flores, para que dibujáramos, y las acuarelábamos o las pintábamos con lápices de colores. Tenía pintura con Juan de los Ángeles Naranjo, que nos traía tarjetas y copiábamos con lápices y acuarelas. Y Nicolás Antonio de San Luis me enseñó escultura y además me prestaba libros, me prestó la Vida de Miguel Ángel, y después me regaló la Vida de Rafael, cuando terminé la carrera. Lo tuve también a Uriarte, que ponía modelos y se iba a fumar al patio. Nos traía, por ejemplo, a un anciano de la calle, con olor a peste, a mugre, lo sentaba frente nuestro y había que dibujarlo; o nos llevaba a la esquina a dibujar tal casa. Yo, dibujaba. Pero no estaba estructurada la parte formal de una carrera. Tuve varios profesores, pero no puedo decir que entonces contactara con el arte. Estaba sumergida en una escuela donde se pretendía hacer arte, pero la esencia no se enseñaba. No había elementos, no había libros de artistas, no había historias y los profesores eran pintores que enseñaban dibujo o pintura. Yo no tenía idea si estaba bien o mal lo que hacía, tomaba el lápiz y dibujaba, nada más. Me recibí, aprendí grabado. ¿Aprendí? Lo único que hice fue una chapa que el profesor nos trajo pulida de la casa.
Terminé el profesorado y el verano siguiente me compré unos cartones y los pinté de blanco. Me compré unas flores chinas, las dibujé, las pinté. Y las rompí en edazos, las tiré a la basura y dije: “yo no sé dibujar, no sé pintar, no sé nada, porque hago lo que veo y no se trata de eso”.
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A mí me enseñó a grabar Grela, Juan Grela. Primero fui a ver a Uriarte, a buscar pintura. Eramos cinco: Rosa Aragone, Nilda Bustos, Ana María Pusso, Zulema Piazza y yo. Uriarte nos dijo: “Grela les va a enseñar dibujo, porque ustedes no saben”. Los dos vivían en Alberdi, a cinco cuadras. Nosotros fuimos y nos encontramos ante un hombre fino, respetuoso, que sabía lo que decía. Un hombre que pensaba. Pensar, y buscar a través de los ojos fue su tarea. Grela nos enseñó primero la línea. Después los grosores de la línea. Después observar todo. Nos decía: “El domingo que viene tráiganme treinta dibujos”. Porque íbamos los domingos a la mañana. Yo tomaba el tranvía, el 15 me llevaba a la casa de Grela. Grela quería que estuviéramos a las 7 de la mañana, entonces yo tenía que salir a las cinco y media; volvía a las tres de la tarde. Nos pedía cincuenta y si podía ser cien dibujos. Ante esa exigencia hacíamos tres, cuatro. Él decía: “Piensen, si están en la casa, está el papá o la mamá, dibújenlos. Pero no los pongan ahí, dibújenlos en acción. Si tienen un gato, dibujen el gato, el gato se mueve, se rasca. O toman las tazas del desayuno y las apilan, les miran el contorno, la curva, la recta, la línea, la manija. Y dibujan las tazas.Una latita con un malvón: la dibujan. Dibujan todo lo que hay en la casa: el hermano, la hermana, el novio, el perro, si la vecina tiene una vaca también la dibujan. Dibujen todo lo que hay en el mundo. Pero mírenlo”. La cuestión era mirar a través de la línea.
Después, cuando era profesora de dibujo, me paraba en el salón y decía: “Yo soy el punto. Debajo mío hay un punto. Miro hacia el norte y camino; cada paso que doy es un punto. Llego al final, he hecho una línea de puntos. Hago otra línea hacia el oeste, otra línea, otra línea. En fin, queda formado el plano, la superficie donde se va a hacer el dibujo”. La actitud es distinta. No es copiar ni dibujar la copa sino mirar para adentro y manejar lo que nos da el dibujo: la recta y la curva. La recta se corta y se quiebra, la curva se ondula o se cierra, se mueve, va, viene, es pequeña, se inclina para un lado o para el otro. Y la línea. No hacemos la manzana, no hacemos el caracol. La manzana y el caracol están hechos. Nosotros dibujamos con una curva, otra curva más pequeña, el borde del caracol, seleccionamos lo que mejor nos parece. Me maté en la escuela enseñándoles a los chicos que venían de sexto grado que la realidad en el arte es muy distinta a la realidad que vemos y tocamos.
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En 1954 hice mi primer grabado fuera del taller de Grela. ¿Cómo lo hice? Como me enseñó el maestro. Me planteé un problema formal: blanco, gris claro, levemente oscuro, más oscuro, más oscuro, más oscuro y negro. Un valor. Lo llamé “La vela apagada”. Participé en la Asociación de Grabadores Rosarinos y cuando se hizo la muestra en el Círculo Italiano, que estaba en Mitre y Córdoba, mi grabadito brillaba. “Bruniard, vení, te quiere conocer Hilarión Hernández Larguía, pregunta por vos”, me dijeron. “¿Usted ha hecho este grabado? —me dijo Hernández Larguía— .Yo creía que era un hombre”.
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Yo no lo conocí a Eduardo hasta los 28 años. Y nos casamos a los 30. Tuvimos una amistad muy linda, llevamos una vida plena. Fui a ver una muestra a la Galería O, de Lidia Borgonovo “que fue la que metódicamente introdujo las vanguardias plásticas en Rosario”, dice Emilio Ellena, y que había inaugurado en 1956 con una muestra de Clorindo Testa. Llego una tarde con una amiga a ver una muestra donde exponían Eduardo con Susana Zinny. "Mele, te ha estado llamando Eduardo Serón”, me dice Lidia Borgonovo. “No lo conozco", le contesté. "Quiere hablar con vos, llamalo", me dice, y me da el número. Cuando le hablo él me dice: "Me acaban de nombrar secretario del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez de Santa Fe y vamos a instituir una sala para jóvenes artistas. Querríamos que usted haga una exposición". Viajé a Santa Fe y lo conocí. Nos hicimos amigos. Íbamos a tomar café al Savoy. Hablábamos de libros. La afinidad fue muy grande. El trato era de usted a usted, él me traía libros. Yo leía, leía, leía. Aprendí mucho de Eduardo. Me siguió enseñando lo que me enseñaba Grela y lo que se debe enseñar. Es decir, todo sale de adentro. Hay un libro de Lewis Mumford, de los tantos que trajo Eduardo, que comienza así: “Por necesidad se cantó, por necesidad se habló, por necesidad se escribió, por necesidad se pintó”. Por necesidad se hizo todo.
••••• En Álbum de familia, una de mis series, me hice yo de 3 años, de recuerdo. No miré la tarjeta, la tengo adentro, me fui dibujando. y agregué un cochecito que había hecho en mimbre. Lo hice a mi padre. Hice un tío. Me acordaba del tío. Las tías, también las recordaba. Todo está adentro, la búsqueda de la forma está adentro de uno. Gatos, he hecho tantos gatos que estoy asombrada. Pero nunca tuve uno. Sigo dibujando al gato y el gato siempre es distinto. Y tengo el animal que creé yo, el tortimulitatú; torti, de tortuga, muli de mulita y tatú. Le puedo hacer liso, negro, rayado; más finito, más grueso, con pintitas. Me gustan los críticos de arte que dicen en televisión “sí, pinta muy bien las caras, las hace igualitas”. Pero nadie hace nada igual. Entre vos y yo hay espacio, aire, vos me ves y yo te estoy mirando, estoy hablando, y este momento es único. Nos encontraremos en otro lado y las cosas serán distintas. Todo cambia y el mundo sigue andado, como decía Gardel. En escultura, ¿cómo enseñás a hacer una manzana? Tomás la arcilla, la tenés que amasar, darle la forma, mirar la manzana. Pero no te la podés comer cuando terminás, porque no es una manzana, es una forma que parece una manzana. No hacés una cara. Tenés que mirar y continuar dibujando la línea, sacar el espíritu de la línea que se desarrolla a través de lo que podés mirar. Pero todo tiene que salir de adentro, y de la necesidad de hacerlo y de hacerte. Yo soy figurativa, pero no copio la realidad, yo tengo mi realidad. Como dice Mumford, el artista siente la necesidad de contar al mundo su mundo.”
“Mele Bruniard, el arte vivido como necesidad en un mundo propio” en diario La Capital, domingo 16 de Junio de 2013, https://www.lacapital.com.ar/senales/mele- bruniard-el-arte-vivido-como-necesidad-un-mundo-propio-n422933.html consultado 2 de abril de 2020, fragmentos. Foto: Silvina Salinas.
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Fusiles y muñecas.
Juan y Margot, dos ángeles hermanos
Que embellecen mi hogar con sus cariños
Se entretienen con juegos tan humanos
Que parecen personas desde niños.
Mientras Juan, de tres años, es soldado
Y monta en una caña endeble y hueca,
Besa Margot con labios de granado
Los labios de cartón de su muñeca.
Lucen los dos sus inocentes galas,
Y alegres sueñan en tan dulces lazos;
El, que cruza sereno entre las balas;
Ella, que arrulla un niño entre sus brazos.
Puesto al hombro el fusil de hoja de lata,
El kepis de papel sobre la frente,
Alienta el niño en su inocencia grata
El orgullo viril de ser valiente.
Quizá piensa, en sus juegos infantiles,
Que en este mundo que su afán recrea,
Son como el suyo todos los fusiles
Con que la torpe humanidad pelea.
Que pesan poco, que sin odios lucen,
Que es igual el más débil el más fuerte,
Y que, si se disparan, no producen
Humo, fragor, consternación y muerte.
¡Oh, misteriosa condición humana!
Siempre lo opuesto buscas en la tierra;
Ya delira Margot por ser anciana,
Y Juan, que vive en paz, ama la guerra.
Mirándoles jugar me aflijo y callo:
¿Cuál será sobre el mundo su fortuna?
Sueña el niño con armas y caballo,
La niña con velar junto a la cuna.
El uno corre de entusiasmo ciego,
La niña arrulla a su muñeca inerme,
Y mientas grita el uno: Fuego! fuego,
La otra murmura triste: Duerme, duerme.
A mi lado ante juegos tan extraños
Concha, la primogénita, me mira:
¡Es toda una persona de ses años
Que charla, que comenta y que suspira!
¿Por qué inclina su lánguida cabeza
Mientras deshoja inquieta algunas flores?
¿Será la que ha heredado mi tristeza?
¿Será la que comprende mis dolores?
Cuando me rindo del dolor al peso,
Cuando la negra duda me avasalla,
Se me cuelga del cuello, me da un beso,
Se le saltan las lágrimas y calla.
Sueltas sus trenzas claras y sedosas,
Y oprimiendo mi mano entre sus manos,
Parece que medita en muchas cosas
Al mirar cómo juegan sus hermanos.
Margot, que canta en madre transformada,
Y arrulla a un hijo que jamás se queja,
Ni tiene que llorar desengañada,
Ni el hijo crece, ni se vuelve vieja.
Y este guerrero audaz de tres abriles
Que ya se finge apuesto caballero,
No logra en sus campañas infantiles
Manchar con sangre y lágrimas su acero.
¡Inocencia! ¡Niñez! ¡Dichosos nombres!
Amo tus goces, busco tus cariños;
Cómo han de ser los sueños de los hombres,
Más dulces que los sueños de los niños!
¡Oh, mis hijos! No quiera la fortuna
Turbar jamás vuestra inocente calma,
No dejéis esa espada ni esa cuna:
¡Cuando son de verdad, matan el alma!
Juan de Dios Peza.
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♥️Con Carlos Mayoral en @ferialibromadrid 📕 ‘YO NO MATÉ A FEDERICO’ #CarlosMayoral @espasaeditorial ¡Un libro del que tuvimos ocasión de hablar con el autor en el @clubdelecturall y que nos encantó a todos😍♥️ Un espléndido mecanismo literario sobre la historia que pudo ser… y la que fue. Un adolescente Germán Monteverde acompaña a su padre jornalero, Enrique, a visitar a distintos hacendados para los que recoge el tabaco por las plantaciones de La Vega de Granada. Una tarde veraniega de 1935 irán a la Huerta de San Vicente, la casa de Federico García, uno de los señores para los que trabaja. Un frondoso jardín, cuajado de jazmines, rosales y granados, les abre paso a una distinguida casona blanca. Es la primera vez que el joven Germán pisa una finca de estas características. Los hacen aguardar en el salón, rodeados de muebles oscuros, tapices, retratos. Al tiempo, una melodía de piano, que parece parte de un ensueño, envuelve los objetos y llega morosa a los oídos de Germán, que disfruta de la música. Al teclado estará Federico García Lorca y ese encuentro cambiará el destino del joven, cuando el poeta llegue a ofrecerle generosamente darle lecciones de piano. No puede saberlo aún. Los vientos de la guerra no se habían desatado en la Península, con su ola de crímenes, de desgracia. Pasados los años, en la terrible década del cuarenta, Germán malvive en la trastienda del estanco de la señora Barcina, viuda de guerra, que le ofrece camastro, manta y garbanzos. La miseria la sortea gracias a la solidaridad de los viejos vecinos y al estraperlo, como tantos otros. Pero en su camino se cruza el capitán Nestares, agresivo y prepotente, del que se rumorea que tuvo en sus manos la vida y la muerte de Federico. Otra vuelta de tuerca del destino se pondrá en marcha cuando el capitán cruce el umbral del estanco Barcina para detener a Germán acusado de contrabando. ♥️📚 FERIA DEL LIBRO DE MADRID 2022. #FLM2022 #FeriaDelLibro #FeriaDelLibroMadrid #FeriadelLibroMadrid2022 📸Todas las fotografías de la feria en Facebook: 👇 https://www.facebook.com/media/set/?vanity=quelocura.delibros&set=a.5071340229613724 #ClubDeLecturaLL #ClubDeLectura #LocuraDeLibros (at Feria del Libro de Madrid) https://www.instagram.com/p/CefkxJpDcxD/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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