#Los recuerdos florecen
Explore tagged Tumblr posts
sentidoysensibilidad · 13 days ago
Text
𝐷𝑢𝑒𝑙𝑜 𝑒𝑛 𝑁𝑎𝑣𝑖𝑑𝑎𝑑: ¿𝐶𝑜𝑚𝑜 𝑎𝑓𝑟𝑜𝑛𝑡𝑎𝑟𝑙𝑜?
La primera Navidad sin un ser querido puede ser un desafío emocional. Los recuerdos florecen, y las ganas de celebrar como antes disminuyen. Sin embargo, es posible construir una Navidad diferente, encontrando consuelo en el cariño de quienes nos rodean.
Aunque suprimir las festividades puede parecer una salida, esto solo posterga el duelo. Permítete sentir y aceptar la ayuda de familiares y amigos para organizar y compartir estos momentos. No te aísles; estar acompañado será fundamental.
Cada persona vive el duelo de manera única. Algunos sienten tristeza o enojo, mientras otros muestran indiferencia. Aun así, todos recordamos a quienes ya no están.
Incluir símbolos o rituales en memoria de la persona ausente puede ser sanador: contar anécdotas, ver fotos, escuchar canciones o preparar sus comidas favoritas. A la vez, puedes adaptar las festividades eliminando actividades que aún te causen dolor y buscando consuelo en nuevas tradiciones.
Habla con tu familia sobre cómo queréis celebrar, considera sus deseos y permítete expresar tus emociones. Estas fiestas no deben vivirse como si nada hubiera pasado; llorar o sentir tristeza es parte del proceso.
Frente al duelo, hay dos caminos: crecer o quedarse en la desesperanza. En esta Navidad, rodéate de amor y vive este período a tu ritmo, sin exigencias.
Tumblr media
0 notes
dariann-garcia · 2 years ago
Text
A veces, las relaciones son como flores que florecen en primavera y se marchitan en otoño. Quedan los recuerdos, pero poco más.
168 notes · View notes
bluenight23 · 9 days ago
Text
Las amapolas habían sido nuestra flor. Cada vez que las veía, algo dentro de ella se encendía, como si fueran un recordatorio de la belleza que existía en lo más sencillo, en lo que a veces uno no ve. Pero aquella tarde, cuando caminaba por el campo donde crecían, su mente no podía dejar de pensar en ti.
Te veía a ti, con tus ojos llenos de esperanza, esos ojos que siempre miraban hacia el futuro con la certeza de que el amor llegaría, que tú lograrías lo que te habías propuesto: que ambas se amarían de la manera en que lo soñabas. Tú veías las amapolas como un símbolo de su amor, de lo que un día podría ser. Te gustaba pensar que, como ellas, lo que había entre las dos podría crecer y florecer con el tiempo, que su color rojo sería testigo de su pasión, de sus momentos compartidos. Pero no era así.
Te adoraba, sí, pero el amor que tú esperabas no nacía en mi corazón. Yo te quería, te apreciaba profundamente, pero no podía ofrecerte el amor que deseabas. Cada vez que intentaba hacer que mi alma se alineara con la tuya, me encontraba vacía, como si algo me impidiera cruzar esa frontera invisible entre lo que sentía y lo que tú querías sentir. Las amapolas, en su delicadeza, me recordaban lo que no podía ser.
A menudo caminaba entre ellas, tratando de entenderme a mí misma, intentando encontrar la respuesta en sus pétalos rojos. “Tal vez si le pido a Dios,” pensaba, “tal vez si me esfuerzo más, podría amarte de la forma que tú necesitas.” Pero cada vez que miraba las amapolas, sentía que esa belleza vibrante, esa intensidad que tú deseabas, nunca podría reflejarse en lo que yo te podía dar.
Tú te quedabas esperando, con esa paciencia que solo el amor no correspondido sabe ofrecer, mientras yo me sentía cada vez más incapaz de ser la persona que merecías. Me dolía verte, me dolía verte con tus ilusiones, con tus sueños de un amor que nunca llegó a formar raíces en mí. Te deseaba, sí, pero no de la manera en que tú lo soñabas.
Esa tarde, mientras las amapolas danzaban al viento, entendí que el amor no puede forzarse. Algunas flores simplemente no florecen en los mismos jardines. Las amapolas no necesitan que alguien las apriete para crecer, solo necesitan su propio tiempo, su propio espacio. Y aunque te quise mucho, supe que, como ellas, había cosas que no podían ser forzadas.
Recuerdo ese último día, cuando me dijiste que lo habías entendido, que aunque te hubiera querido de tantas maneras, el amor que esperabas no estaba en mí. Las amapolas, que habíamos admirado tanto, fueron el último recuerdo de lo que nunca fue.
Al final, me quedé en silencio, mirando el campo de amapolas, aceptando que algunas historias no tienen el final que deseamos, que no siempre el amor se da en la forma en que lo imaginamos. Pero, incluso en ese silencio, las amapolas seguían ahí, recordándome que lo que no florece, no es menos valioso.
6 notes · View notes
magneticovitalblog · 2 years ago
Text
"Cuando se nos muere un ser querido"
Tumblr media
Cuando se nos muere un ser querido, nos deja un vacio profundo
En los oscuros abismos del alma, donde las sombras danzan sin cesar, una ausencia dejó su huella indeleble, cuando se nos fue aquel ser amado.
Un vacío profundo, un eco silente, se adueñó de nuestros corazones, y en las noches de penumbra y recuerdos, lloramos su partida, su adiós eterno.
En el jardín de la memoria florecen sus risas, sus palabras cálidas como suaves caricias, y en cada pétalo marchito se esconde, la nostalgia que desborda nuestro ser.
El tiempo, implacable, avanza sin tregua, y en el andar de los días se desvanece, pero el amor que abrazamos en el pasado, se mantiene vivo, inmortal, eterno.
Como las notas de un viejo piano olvidado, que resuenan en la estancia silenciosa, los recuerdos nos envuelven con dulzura, y dan vida a los versos que hoy te susurro.
En cada lágrima derramada en la almohada, se desliza el amor que nunca se desvanece, pues cuando se nos muere un ser querido, su esencia pervive en nuestro ser.
Oh, cuánto daría por un abrazo perdido, por sentir su presencia una vez más, pero en la vasta inmensidad del universo, su espíritu se alza, libre y radiante.
Y así, en el crepúsculo de la añoranza, entrelazo mis palabras con devoción, homenajeando a aquellos que partieron, dejando en nuestra alma su eterna canción.
En el telar del tiempo se entretejen los lazos, que unen a los seres amados en la eternidad, y aunque su partida nos sumerja en la tristeza, el amor compartido nunca conocerá el olvido.
Entonces, en el umbral de la melancolía, aguardamos con anhelo el reencuentro, sabedores de que en algún rincón celeste, seguiremos amándonos, siempre, por siempre.
Tumblr media
34 notes · View notes
groennuuk · 7 months ago
Text
Tumblr media
 Margarita García Alonso,#GraphicDesigner #Cuba #France 
Serguei Esenin (Konstantínovo, Riazán, 21 de septiembre de 1895- -Leningrado, 28 de diciembre de 1925)
CONFESION DE UN GOLFO
No todos saben cantar,
No todos saben ser manzana
Y caer a los pies de otro.
Esta es la suprema
Confesión de un granuja.
Ando intencionalmente despeinado,
Con la cabeza como una lámpara a petróleo.
Me gusta alumbrar en las tinieblas
El otoño sin hojas de vuestros espíritus.
Me gusta que las piedras de los insultos
Caigan sobre mí como granizo vomitado por la tormenta.
Entonces es cuando aprieto con más fuerza
El globo oscilante de mi cabezota.
Con qué nitidez recuerdo entonces
La laguna cubierta de hierba y la voz ronca del aliso
Y que en algún lugar viven mi padre y mi madre.
Mis versos les importan un comino,
Pero me quieren como a un campo, como a la carne de su carne,
Como a la buena lluvia que en primavera ayuda a salir a los brotes.
Ellos les clavarían a ustedes sus horquetas
Cada vez que me lanzan una injuria.
¡Pobres, pobres campesinos!
Seguramente están viejos y feos
Y siguen temiendo a Dios y a los espíritus del pantano.
¡Si sólo pudieran comprender
Que su hijo
Es el mejor poeta de Rusia!
¿Acaso sus corazones no temían por él
Cuando se mojaba los pies en los charcos del otoño?
Ahora anda de sombrero de copa
Y con zapatos de charol.
Pero con el mismo espíritu juguetón de antes.
De aldeano travieso.
Desde lejos saluda con una gran reverencia
A las vacas pintadas en los letreros de las carnicerías.
Y cuando se cruza con los coches de la plaza,
El olor del estiércol lo remonta a los campos de su tierra
Y está dispuesto a sostener en el aire la cola de cada caballo
Como si fuese la cola de un traje de novia.
Amo mi tierra.
¿La amo con locura!
Aunque sobre ella caiga toda la tristeza y el moho de los sauces.
Gozo con los hocicos inmundos de los cerdos
Y con las notas estridentes de los sapos en el silencio nocturno.
Estoy enfermo de los recuerdos de infancia,
Sueño con la niebla y con la humedad de las tardes de abril,
Cuando nuestro arce se puso en cuclillas
Para calentarse los huesos en la hoguera del crepúsculo.
¡Trepando de rama en rama,
Cuántos huevos no robé de los nidos de las cornejas!
¿Seguirá siendo el mismo de antes, con su copa verde?
¿Tendrá todavía la corteza tan dura?
¿Y tú, mi querido perro fiel
Overo?
La vejez te ha puesto gruñón y ciego
Y vas de un lado a otro del patio arrastrando tu cola caída.
Tu nariz no distingue ya el establo de la casa.
Cuánto no significan para mí nuestras pillerías de antaño
Cuando le robaba pan a mi madre
Y lo comíamos entre los dos, mordiéndolo por turno
Sin sentir repugnancia.
Soy siempre el mismo,
Mi corazón es siempre el mismo.
Los ojos florecen en el rostro como los azulíes en el trigo.
Y yo, extiendo las esteras doradas de mis versos
Quiero decirles a ustedes
Mis palabras más tiernas.
¡Buenas noches a todos!
¡Buenas noches!
Rozando por última vez la hierba del crepúsculo
Ha enmudecido la guadaña de la aurora.
Y siento unas ganas locas
De mear a la luna desde la ventana.
¡Luz azul, en este azul profundo
Ni siquiera la muerte me importa!
¡Que importa que yo parezca un cínico
Con un farol colgando del trasero!
Viejo, buen y supercabalgado Pegaso,
¿Qué falta me hace a mí tu trote blandengue?
Yo he venido como un severo maestro
A cantar y a ensalzar a las ratas.
Como agosto, vierte
Mi cabeza el vino espumoso de mis cabellos.
Yo quiero ser ese amarillo
Que nos lleva al país que navegamos.
4 notes · View notes
memorias-depresivas · 2 years ago
Text
Te amo, te amo con la distancia que el destino estableció entre ambos, te amo como si olvidara las direcciones opuestas en las que se encuentran nuestros derroteros, te amo con las grietas que dejaste y que florecen con briznas de esperanza, te amo con el miedo de encontrar tu rostro y una fuerza mayor me obligue a colapsar, te amo porque entre las personas que llegué a conocer pudiste comprender mis diversos pensamientos, te amo porque deseaste mis sueños como si fueran concebidos por ti; y porque siempre supiste que dentro ellos estabas tú. Te amo en la oscuridad cuando agonizo y un sublime recuerdo tuyo transita parsimonioso entre los estruendos de nuestra ruptura, te amo cuando tu voz se percibe en la desolación dominical y susurras versos que invalidan el hastío de esta rutina, te amo en el silencio mientras mi abstracción me apresa y en una retahíla de enigmas emerge tu imagen contra mi voluntad, te amo, te amo desde esta habitación sombría y desolada en donde se esparce la añoranza que va royendo los recuerdos que imperiosamente incorporo a mi consciencia. Te amo y te amaré también muerto, porque habrán palabras escritas que hablarán de ti, de este amor y, si mi cuerpo desvanece, mi alma permanecerá en alguna dimensión dispuesta a seguirte adorando…
—Adrihán Cárdenas (Cartas para Shey)
39 notes · View notes
pedacitoderojo · 7 months ago
Text
Me gusta darme cuenta de que es posible que pasen un millón de cosas en el mundo, para poder encontrarme con cosas jamás creí posibles. A veces, cuando estoy pensando en otra cosa, se me pasa algún recuerdo de los pétalos y rosas que he comido y que cuando llegan a mi estomago, florecen, haciéndome creer, engañándome como si mi cuerpo fuera fértil de amor.
De vez en cuando, estoy mirando las nubes y los rayos del sol penetran mis pupilas; siento el calor de los recuerdos y considero que la realidad que me sumerge no es tan agresiva y que puede emerger la posibilidad de un mundo mejor, aquel donde todas las personas no naveguemos entre las dudas y el miedo incesante de subsistir, flotar entre murallas de cemento que limitan nuestros pobres seres de tener afectos verdaderos y profundos, como para que valga la pena habitar el mundo.
Incluso, cuando mis cabellos están flotando entre el mar y solo puedo contemplar el infinito del agua indomable, suelo imaginar que todo se sana y se olvida. Que todo se atraviesa y se deja ir cómo la arena que entre mis dedos se confunde del basto granel en que soporta mis huesos bajo lo que soy…
Sin embargo, regreso a mi cuerpo, lejos de los sublimes recuerdos y aterrizo en la cruda idea de que parirme una y otra vez, no será una sensación hermosa ni deseable, sino que, todo lo contrario, es una abyecta necesidad de transformación, demolición y abolición de mi misma, a través de violencia simbólica, la entropía y la digestión. Procesos oscuros en los que conocerme a mi misma implica un millón de momentos incómodos, momentos de silencio y llanto que nadie puede atravesar por mí.
Cada vez que un momento, en el que me siento vulnerable, me ubica en la tempestad de verme hacia el interior, me regaño, me indago y de manera súbita me pongo las márgenes de volver a habitar en mi. Porque, soy mi casa, viva con quien viva y soy mi mayor emoción, este con quien esté y no me permito sentir mas de lo que puedo manejar, lo necesite o no.
Quizás, estás no corresponden a las mejores decisiones, porque, hasta no decidir implica mantener actos de preferencia hacia una vida que nunca elegí atravesar.
Pero, entendiendo que los pequeños momentos que me han hecho sentir viva han marcado mi camino y mi sentir, no quisiera negarme a vivir nada. No quisiera nunca negarme la aventura y el sueño.
Entonces, si puedo estar en el cielo, en el mar u, ojalá un día echando raíces en una tierra que no sea ajena, quiero acaparar toda mi vida y lo que tiene energía mi cuerpo para hacer. Quiero todos los días al abrir los ojos sentir que tengo la sangre caliente y que si pierdo algo que no haya nacido de mi, no estoy perdiendo nada.
Que, si no he cerrado los ciclos, o si mis elecciones no me conducen a donde pareciese que debiese estar… No hay nada que no haya sido enteramente la posibilidad de crear mi propia realidad. Puesto que, lo bueno y lo malo, lo rico y lo que me ha dado para calentarme el cuerpo y el corazón, ha sido cosecha de mi impulsividad y mis deseos más profundos, mis caprichos y la tenacidad de ser lo que soy:
Una mujer impaciente, carente de sentido de prudencia, caliente más de la cabeza que del cuerpo, manteniendo una profunda necesidad de ser venerada desde lo sublime, o sea, las pequeñas cosas que me han hecho ser quien soy, como mi color favorito o las canciones que me gusta bailar. Impuntual por decisión, pasional por vocación y visceral por intuición.
Con memoria selectiva, heridas escondidas y secretos innombrables. Manteniendo altas pretensiones del ego y pequeños delirios del espíritu, busco llenar mi propia envase de la magia que implica existir dentro de las lógicas abstractas del ser material en lugares donde tiene sentido lo intangible e inexplicable.
Solo busco, en medio de todos los errores que me identifican, vivir todo al mismo tiempo, sabiendo que los días no me alcanzan, entendiendo que no lograre la mitad, ni un cuarto de lo que deseo tragar. Vivir todo ya, sentir todo ya, atravesar los altos vicios y las costumbres profanas que hacen a los cuerpos otorgarle sentido a los horribles órdenes imaginarios de una dimensión absurda, como lo es esta.
Es entonces, que los mínimos placeres terrenales y los mundanos instantes en los que las nimiedades del cuerpo que hacen vivir un poco más, me permiten aferrarme a continuar escalando hacia ningún lado y colocarle sentido a la ridícula sensación de existir.
Sentir me hace querer existir, porque hasta el dolor, la tristeza, el prejuicio y el ego, me permite transitar entre vivir como si valiese la pena o vivir un poco menos cada día. Sentir el viento en mi cabello, sentir como crecen mis uñas y cada vez que un mal chiste me hace reír. Sentir cerca a cada ser que me ha amado bajo el marco inmaterial del no poseer ninguna necesidad de capturarme en ninguna circunstancia, sentirme libre cada vez que voy caminando en la calle hacia ningún lugar o poniendo esas canciones que me hacen sentir deseosa de cuerpos ajenos.
Quiero sentir, que no siento ninguna culpa de vivir lo que me hace hervir cada fluido que me contiene; sentir que cada evento espeso que debo cruzar, solo por el hecho de estar acá, vale los segundos de rigor que debo pagar para que sucedan.
Voy a encargarme de que lo que me hace vivir, me haga vivir un poco más que la sensación de querer morirme.
3 notes · View notes
vocalcheeto · 8 months ago
Text
Hortensia
En el trópico nunca se le enseñó a nadie a temerle al calor. Al contrario, era visto como una bendición, un privilegio. Gente de todas partes visitaba al trópico para poder vivir en carne propia las maravillas de tener al Sol lo más cerca posible sin consecuencias ásperas. La gente iba y venía y las décadas pasaron una por una, sin prisa y minuciosamente. El calor siguió aumentando y las décadas se tornaron en un siglo. Ya nadie aguantaba el calor, ni los que nacían aquí, ni los que tanto querían visitar. Los turistas dejaron de venir, optando por ocultarse cerquita de los polos, donde el hielo ya no existe y las flores florecen para la élite. Y nosotros nos quedamos en el trópico, con temperaturas de hasta 135º F y la tasa de delincuencia está en su punto más alto desde que tengo memoria. El gobierno tampoco existe, pero recuerdo que en la escuela nos enseñaron lo que era—o lo que se suponía que fuera. Hoy en día quienes están a cargo son los adinerados, las celebridades y los descendientes de los viejos políticos, que nunca pararon de sonsacar cada beneficio que pudieran de la clase trabajadora y sus tantas falsas esperanzas.
Yo soy Hortensia, hija de la más pequeña de las Antillas mayores. He vivido toda mi vida en esta Isla, optando por permanecer en el agua más tiempo que en la arena, que se calienta tanto que se puede cocinar sobre ella a través del día. Aprendí a nadar desde los cinco años gracias a mi madre, que falleció hace unos años en una de las viejas protestas. Mi padre vive lejos de casa, por allá por uno de los cincuenta. De él sólo tuve cuentos y anécdotas que mi madre me contaba de sus vivencias juntos. Nunca habló de él con malicia, pero muy fácilmente pude deducir que mi padre nunca fue un hombre bueno. Ni en general, ni con mi madre, ni conmigo.
Actualmente vivo en una choza junto a la playa, lejos de la gente que aún queda en la Isla, que, la mayoría, se esconde en el fresco de la montaña. Cada mañana puedo sentir cómo la arena me quema la planta de los pies y no me provoca reacción alguna. Mis pies ya se han acostumbrado al constante ataque. Vivo de la pesca, aunque ya casi ni quedan peces en estas aguas. Cada semana logro ganar menos y cada día considero irme de este país sin más. Pero jamás me lo perdonaría, no después de ver cómo mi madre pasó toda su vida defendiendo este terruño, la mayoría de las ocasiones en vano.
Siempre sospeché que la vida me llevaría por los mismos caminos que a mi progenitora. No me sorprendió hallarme indagando sobre las próximas codicias de los adinerados en mi Isla a través de las noticias en el televisor del pequeño restaurante, Catarsis, que aún sigue abierto cerca de mi playa. Don Timoteo, el dueño, me recibió con el mismo café frío con jarabe de avellanas y leche de almendras que llevo ordenando desde que conozco de la existencia de este lugar. Le agradecí y le pedí un sándwich de pastrami en lo que veía las noticias con los pocos otros visitantes en el restaurante.
“En la mañana de hoy se reportaron unos quince asesinatos en el área Metropolitana Noreste, todos aconteciendo en las horas de la madrugada en la mansión de los Vivaldi, familia borincana billonaria reconocida por aportar a la lucha contra el cambio climático. Se desconoce aún quién haya realizado tales atrocidades, pero el principal detective en el caso, Javier Bonilla, especula que podría tratarse de las consecuencias de los supuestos negocios turbios llevados a cabo en dicha propiedad de los Vivaldi, quienes fueron concedidos el amparo por el Sistema Jurídico Nacional. No obstante, Tatiana Vivaldi, cabecera de la familia, propició a la revista “El Avispero” con una entrevista única en su calibre, respondiendo cada pregunta sobre los rumores de los negocios de su esposo, Otto, quien se rehúsa a dar la cara al público en todo este enredo publicitario. Otto Vivaldi, también, es rumorado de ser el jefe criminal de la organización ilícita Dolce Vita, conocida en cada esquina del planeta como la número uno en el tráfico de drogas internacional, pero dicho rumor jamás ha sido confirmado de manera concreta. Y ahora, el clima. Como de costumbre, las temperaturas siguen en aumento…”
Mi café se calentó en lo que Don Timoteo preparó mi sándwich. Me lo bebí de todas maneras, necesitaba la energía. Me aguardaba un largo día de nadar por los arrecifes muertos en busca del actual oro: comida fresca.
− ¿La pesca es ilegal aquí?
La pregunta la hizo un hombre extraño parado en la entrada del restaurante, como si acabara de entrar, a lo que Don Timoteo le respondió:
−Casi. Pero no, vaya y pesque a su propio riesgo. Aquí Hortensia es una experta, si tiene duda le puede hablar a ella.
Yo me encogí de hombros. El hombre asintió y tomó la silla a mi lado. Parecía tener unos cincuenta y tantos, pero yo nunca supe identificar bien la edad de las personas, podría haber tenido cuarenta o sesenta. Sabrá Dios. La cuestión es que el tipo se sentó a mi lado y no masculló palabra alguna hasta que terminé de comer y solo fue para preguntar para dónde quedaba la playa.
Caminamos en silencio, mis botas desgastadas hundiéndose en la cálida arena. Al ir llegando a mi lugar preferido para pescar, fui removiendo cada prenda de ropa que traía excepto por mi traje de baño. El Sol me quemaba la piel casi de inmediato y yo lo ignoraba. El hombre siguió mi ejemplo y dejó caer sus cosas a la arena también. Al remover su capucha y gorra solo quedó una camisa sin mangas color blanca muy fina y un pantalón de esos de playa. El hombre agarró solo lo que necesitaba de sus cosas: la red de pesca, una jaula para langostas y sus anzuelos e hilo. Yo hice lo mismo y luego me dispuse a entrar mar adentro cuando el hombre me detuvo.
− ¿Y el bote? −Preguntó, estupefacto o confundido.
− ¿Tengo cara de celebridad o ricachón? −Sacudí la cabeza y señalé mis gafas de natación y tubo respiratorio, –Esto es todo lo que necesito.
El hombre, a pesar de su confusión, asintió. Se acercó a sus cosas nuevamente para agarrar sus propias gafas y tubo respiratorio. Luego, partimos.
El mar nunca había sido amable conmigo. Generoso, sí, ¿pero amable? Jamás. Las olas amenazaban con azotarnos contra el coral muerto, pero ambos parecíamos saber nadar bastante bien. Me dirigí a la pequeña cueva sumergida que había encontrado hace par de semanas, donde se ocultaban, todavía, una que otra langosta y ostras. El hombre tomó acción de inmediato; puso su jaula en el suelo marítimo justo cuando llegamos y mientras íbamos pescando se fue llenando de escasos camarones, poco a poco. Sabía pescar con lanza, también, y logró capturar varios peces.
Estuve distraída todo el rato que pescamos. Algo había mal en el agua, no sabía qué hasta que vi al hombre dirigirse al vacío más allá del arrecife. Había orcas cerca, podía ver sus formas grisáceas a lo lejos. Traté de advertirle, pero él me hizo caso omiso. Por poco infarto cuando se desvaneció de un momento a otro, dejándome sola con mis ganancias y las suyas.
Cuando regresó se me hizo casi imposible registrar lo que ese hijo de puta traía en manos. Un delfín. Aún vivo, gastando sus últimas fuerzas en intentos fútiles para alejarse del hombre. No supe cómo expresarle que me repugnaba lo que estaba haciendo, considerando que estaban casi extintos. Dudo mucho que le importara mi opinión.
Al salir del mar, no tuve mucho que decirle al hombre. Únicamente quería saber su nombre, así que le pregunté.
−Oye, ¿cómo te llamas?
−Octavio.
− ¿Octavio qué?
− ¿A caso vas a reportarme por el delfín? −Sutilmente alineó su lanza para que me apuntara al cuello.
Negué con la cabeza, diciendo que era simple curiosidad. El hombre se veía escéptico, pero me confió su verdad. Quién sabe por qué. Yo solo sé que sí me arrepentí de haber preguntado.
−Octavio Córdova, pa’ servirle.
Octavio Córdova era el nombre de mi padre. No tenía palabras para él después de eso. Solamente vi, en silencio, cómo guardaba toda su ganancia en una bolsa plástica negra, de esas de basura que matan cientos de criaturas marítimas al año. Cuando fue a ponerse en pie nuevamente, la bolsa parecía pesar demás. Cayó plantado en la arena, la bolsa junto con él, dejando derramar agua y mariscos por toda la arena. Pude oír cómo se cocían los animalitos en el intenso calor.
Entre los mariscos pude divisar un bloque blanco envuelto en plástico. Sí, de esos. Octavio me miró de reojo y yo simplemente me fui. Lo dejé con sus mariscos y su cocaína de dudosa procedencia.
No fue hasta la próxima tarde que lo volví a ver. Llegó sin avisar a mi casa, como si conociera el camino mejor que yo. Estaba hecho un desastre, su cabello gris y blanco revuelto como si un huracán lo hubiera peinado y cubierto de pies a cabeza en manchas rojizas.
− ¿Qué carajo haces aquí? Ni siquiera te conozco. −Intenté prohibirle el paso, pero empujó la puerta con brusquedad y no tuve más remedio que dejarlo pasar.
−Estoy en aprietos, Hortensia. ¿Tu madre dejó algo mío por aquí? Un arma, específicamente.
Se otorgó el permiso él mismo para rebuscar mis pertenencias, obviando mi presencia. Lo empujé para que cayera al piso, lo cual hizo, y lo señalé con mi propia lanza.
−Las únicas armas en esta choza se utilizan para la pesca, así que no. Mami nunca habló de ninguna arma tuya. Recoge tus puñeteras cosas mugrientas y lárgate de mi casa.
Octavio alzó una ceja y se puso en pie de nuevo. Me arrebató la lanza de las manos con un solo movimiento, usándola para amenazarme ahora. Esto era insólito. No podía creer lo que estaba pasando.
−Era un revólver, específicamente. ¿Todavía no te suena a nada? −Presionó la punta de la lanza contra la piel sensible de mi cuello, rasgándola levemente. Negué con la cabeza, sofocando los deseos de apuñalarlo con la daga que tenía en el bolsillo de mi nuevo delantal de trabajo. Don Timoteo se había apiadado de mí y me había contratado a tiempo parcial como mesera. No estaba a punto de dañar el bonito delantal verde con la sangre de este cabrón.
La verdad, sí sabía del arma que me hablaba. Salvo que, por razones obvias, mi madre la había ocultado y yo no sabía dónde.
−Bien. Excelente, −Octavio me rodeó con la lanza todavía en mano, −Otto Vivaldi muerto a manos mías y yo sin protección alguna de la bruja que tiene por esposa. Bueno, tenía. En fin, el muerto al pozo y el vivo al gozo. Fue bonito conocerte, Hortensia. Ahora te convertirás en huérfana de madre y padre.
−De padre lo he sido desde siempre. Es la parte maternal la que me afecta genuinamente hoy en día.
Octavio no vio la gracia en mis palabras. Al contrario, fue casi como haberle hundido el puñal. Se sintió mejor que eso, de hecho.
−No me darás la oportunidad de explicarte por qué estuve ausente, ¿cierto? −esperó a que me negara para continuar, −Cierto. Entonces, solo te pediré un favor. ¿Pudiera quedarme aquí esta noche? Me largaré antes de que salga el Sol.
Acepté sus términos, pero solo porque tenía la lanza en sus manos. De haber sabido dónde se encontraba su arma le habría disparado ahí mismo. Pero no, opté por abandonar la casa hasta que él se fuera en la mañana. Me fui a pescar.
Estaba terminando con mi objetivo de ganancias cuando me percaté de algo en el arrecife muerto. En la cueva que había encontrado, en lo más profundo de su interior, habían de esos bloques blancos. No sabía qué hacer. Tuve que contenerme, de lo contrario habría entrado en pánico.
−Dime una cosa, hija mía, ¿por qué tienes que volverlo todo tan complicado? −La voz provenía de la dirección general de la entrada de la cueva. Octavio estaba ahí parado, mirándome con ojos de lástima o arrepentimiento. Quizá ambos.
−Llévate tu porquería a otra parte. Toda. No estoy preguntando. −Lo señalé con mi lanza.
Mi padre, obstinado como mi madre lo había descrito, se negó. Me rodeó tranquilamente, analizando nuestra situación en silencio mientras yo sudaba frío, esperando a que él me atacara primero para defenderme.
−Esa “porquería” es la razón de la muerte de Otto Vivaldi. El muy egoísta la estaba ocultando aquí para que mis asociados y yo no lográramos robársela de sus embarcaciones. Y será la razón de tu muerte, también, si no sales de aquí ahora mismo.
Dudosa de su confesión, asentí. Me propuse salir de esa cueva, pero no pude. Lo último que recuerdo es un dolor agudo en el cráneo y luego desperté, ahí mismo en ese suelo húmedo y sucio, a la tarde del otro día. Octavio no estaba en ninguna parte, la cocaína tampoco. Con mucho dolor de cabeza y sangre propia en las manos logré nadar hasta la playa de nuevo, donde las cosas de pesca de Octavio estaban tiradas, burlándose de mí.
Comprendí lo que había sucedido cuando fui a Catarsis esa misma tarde. El último reporte de las noticias me lo explicó todo. Don Timoteo y los otros dos clientes en el lugar escuchaban en un silencio casi fúnebre. Se negaban a mirarme, como si supieran que ese hijo de puta era mi padre. Y probablemente así era.
“En las horas de la madrugada, un barco estadounidense se adentró en la costa en búsqueda del criminal internacional Octavio Córdova, quien logró escapar en una lancha en posesión de varios kilos de cocaína hacia mar abierto a eso de las 6 de la mañana de hoy. Se rumora que Córdova fue el autor del violento asesinato de Otto Vivaldi, quien fue empalado por una lanza de pesca en su propia cama mientras dormía junto a su esposa. Las autoridades marítimas dan certeza de que Córdova morirá en su escapada debido a la peligrosa tormenta que se avecina. No obstante, los Vivaldi han ofrecido una gran recompensa monetaria al primero que les traiga a Octavio Córdova con vida a la mansión…”
De todo lo que mi madre me contó, jamás pensé ser la hija de un criminal. Mucho menos de un asesino. Y me usó, al igual que a mi madre hace tantos años. Es casi poético cuando la vida te pone en situaciones como esta. Y yo me propuse lograr lo que cualquier persona racional en mi lugar hubiera hecho: iba a capturar a mi padre. E iba a reclamar la recompensa por su cabeza.
2 notes · View notes
fareyzx · 8 months ago
Text
Tumblr media
¿Fue amor...?
En el abismo de mi alma, donde las emociones se entrelazan como hilos de seda en un tapiz infinito, reside un amor nacido de la tinta y la imaginación. Un amor que se ha gestado en la distancia, alimentado por las palabras que danzan en el papel, por las ideas que se entretejen en la mente y por las emociones que florecen en el corazón.
Es un amor que ha desafiado las barreras de la realidad, un amor que se ha construido sobre la base de la confianza y la intimidad emocional, sin la necesidad del contacto físico. Un amor que, en su esencia, es tan real como cualquier otro, pero que también está teñido de un toque de misterio y de incertidumbre.
He amado a este hombre sin haber visto su rostro, sin haber sentido el calor de su abrazo, sin haber escuchado el sonido de su voz. Lo he amado con la intensidad de mil soles, con la pasión de mil fuegos, con la devoción de mil oraciones.
Pero el destino, en su cruel ironía, ha interpuesto obstáculos en nuestro camino. Las sombras del pasado, las voces de antiguas amistades que resuenan con fuerza en el presente, nos han obligado a tomar caminos separados.
Meses han transcurrido desde la última vez que nuestras palabras se entrelazaron. Un silencio ensordecedor ha llenado el vacío que antes era un campo de sueños compartidos. Y en este silencio, mi corazón ha albergado un tormento silencioso, un anhelo insaciable de volver a escuchar su voz, de sentir su presencia, de confesarle la verdad que late con fuerza en mi interior: lo he amado desde el primer momento en que nuestras letras se encontraron.
Pero el miedo me ata, el miedo a la incertidumbre, a la posibilidad de que mis sentimientos no sean correspondidos. Y así, me refugio en las sombras, observando desde lejos, anhelando lo que no puedo tener.
Hoy, finalmente, me atrevo a romper el silencio. Con un corazón tembloroso y una voz que apenas murmura, le envío un mensaje: "Perdón". Una palabra simple, pero cargada de un significado profundo. Un perdón por mi silencio, por mi distancia, por no haber sido lo suficientemente valiente para confesarle mi amor.
Pero no puedo ir más allá. Las palabras que arden en mi lengua se ahogan en mi garganta. No puedo decirle que lo amo, porque el miedo me paraliza.
Así que me quedo aquí, en el umbral de la confesión, con el corazón roto y el alma en pedazos. Un amor no correspondido, una historia de tinta y lágrimas, un adiós susurrado al viento.
En algún lugar del futuro, quizás nuestros caminos se vuelvan a cruzar. Y quizás, en ese momento, tenga el valor de decir las palabras que hoy me niego a pronunciar. Pero por ahora, solo me queda el recuerdo de un amor imposible, un amor que nació en la distancia y que se desvaneció en las sombras del silencio.
Tumblr media
2 notes · View notes
letra-vagabunda · 2 years ago
Text
Y te extraño
Y desde que no estás
No florecen las rosas de tu recuerdo
Y los pájaros cantan melodías tristes
Y los poemas son planos, ya no sienten
Y las letras se quiebran.
¡Y cómo te pienso!
Y tu fantasma atormenta a mis desvelos
Y en la penumbra rompo en llanto
Y en mi soledad te espero
Y en mis sueños te encuentro
¡Y cómo te anhelo!
Y el corazón se queja
Caprichoso al no saber de ti
Abatido y confundido sus lágrimas caen
Y dan vida a lo que dicen ser versos
Epitafios de este amor
Y memorias de dos amantes en duelo
11 notes · View notes
apesoformythoughts · 10 months ago
Text
“Gracias, Señor, por esta maravilla de la vida consciente que me lleva por un gran mar sin centro y sin orilla a través de una ruta siempre nueva.
Gracias, Señor, por lo que sé que existe, por lo que ignoro, por lo que adivino por las cinco ventanas que me diste para ver los paisajes del camino.
¡La Luz!, esto ante todo porque en ella florecen pensamiento y alborada. ¡La Luz!, porque es sonrisa de la estrella y destello de amor en la mirada.
Gracias por lo que doy y lo que pierdo, gracias por lo que tomo y lo que pido, por el libro de estampas del recuerdo y la negra pizarra del olvido.
Gracias, Señor, por este itinerario que marcan flor y trino y arroyuelo, las fechas rojas de mi calendario y el gran amor que me anticipa el cielo.
El viento de la noche... en la distancia, una canción... La venta, la alquería, y mañana otra aurora, otra fragancia ¡y la eterna ilusión del nuevo día!”
— Rafael Trujillo Herrera
2 notes · View notes
distopiaavlog · 11 months ago
Text
⃝. ⊹ 𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜 𝓶𝑒 𝓮𝜋𝖼𝗈𝗇𝗍𝗋𝖾́. ❸ ི᭨ᩧྀㅤ
Tumblr media
Imaginé que la felicidad se hallaba
en otros rincones...
quizá en aquellos
cajones vacíos donde el susurro
acompañaba mis versos.
Tumblr media Tumblr media
Mi alma se obstruye
por recuerdos del pasado, ahora florecen
bajo aquellos luceros enigmáticos.
Tu angelical voz es la melodía
perfecta, tan delicada y apasionada
como el cantar de los pájaros
sobre los cerezos.
Descubrí que amarte
no es solo un sentimiento, es un anhelo.
En ti me encontré, hallé una parte
de mi alma y la aseguré
junto a la tuya por una eternidad.
Es por ello que decido amarte.
Tumblr media
𝓥ivo 𝑝𝑜𝑟 𝓽𝓲 ཉ ̮͡ू˚⁺ ✿꫶
Por tus besos.
Por tu encanto.
Por el caos de tu alma en blanco.
Te amaré sin importar la hora,
el día o el momento.
Te amaré hasta que el sol oscurezca
y la luna deje de resplandecer.
Te amaré aunque una vida
no sea suficiente para hacerlo.
—Julen. 11, febrero.
Tumblr media
2 notes · View notes
burningsoulag · 11 months ago
Text
Ingratitud Que Alardea.
En el valle del desagradecimiento, donde florecen espinas en el alma, se oculta aquel ingrato, sin cimiento, ignorando la esencia de la calma.
Detalles cuidados como joyas finas, ofrendas de amor, con manos tiernas tejidas, son despreciados con sombras mezquinas, en su corazón, la gratitud olvidada.
Cambió lo tangible por lo efímero, persiguiendo quimeras, sueños vanos, sus ojos solo ven lo pasajero, ignorando los lazos, rotos, profanos.
Sacrificios que como llamas ardieron, consumidos en el altar de su ego, en su desdén, los vínculos se perdieron, y el amor, cual ceniza, cayó al suelo.
No valora el esfuerzo, la entrega sincera, como si el tiempo y sudor fueran nada, en su mundo egoísta, la luz se desespera, y la oscuridad se cierne, callada.
El recuerdo es un eco en su memoria, borrando las huellas de días pasados, olvidando el don de la historia, donde se tejieron lazos, ahora desgajados.
Solo ve desde su perspectiva estrecha, el espejo refleja su propia imagen, ignorando que la vida es una madeja, donde el hilo del amor no es un ultraje.
En el desagradecimiento se pierde, como hoja al viento que el destino lleva, sin notar que el alma se hiere, y la gratitud es la luz que revela.
Que despierte el ingrato de su letargo, que entienda que el amor es un tesoro, antes de que el corazón sea un amargo, poema triste, en un mundo sin decoro. Andrés Felipe García B.
2 notes · View notes
dreamingaomi · 11 months ago
Text
Tumblr media
ㅤEl paso furtivo del viento trajo consigo el efluvio de la primavera— la tenue fragancia de los ciruelos que florecen con la estación. Hallé refugio bajo la sombra de un árbol. Se escuchó el frufrú de mi kimono al sentarme.
ㅤEmpecé a recitar mis versos solo para él. Supe que gusta de las palabras que escribo en mis noches insomnes, momentos de ocio, y cuando me desvanezco por el peso de mi sensibilidad desmesurada.
ㅤ—¿Tsukki?
ㅤEl ser llamada así me llenó de vigor. Incluso sentí que podía volar con alas rotas.
ㅤMis labios se movieron  inquietos. Las palabras pugnaban por salir, pero de mí no se escuchó nada.
ㅤMe escondí de vuelta en mi crisálida. Temerosa de hablar, de sentir—  de vivir.
ㅤ—Me iré a Kioto.
ㅤAunque me hubiese gustado decir te amo, era en vano. No se puede vivir cuando se tiene una dolencia semejante.
ㅤLa expresión impasible de su semblante cambió, o puede que solo fuese mi percepción. Se removió incómodo en su asiento.
ㅤ—Kioto, ¿eh? Tiene los mejores templos, sin duda.
ㅤAmbos coincidimos que gran parte de la belleza de nuestra nación residía allí.
ㅤ—Espero que traigas un presente cuando vuelvas.
ㅤSe hizo el silencio. La tristeza se posó en mi corazón.
ㅤ—No volveré. Este lugar me hace añorar un imposible. 
ㅤEncuentro recuerdos por doquier. Nunca podré desenvolverme con naturalidad. Mi egoísmo es la causa de mi infelicidad.
ㅤMi cabeza descansó sobre su regazo. Por última vez, aprecié el rocío del césped lozano que refulgía bajo la luz moteada.
2 notes · View notes
magneticovitalblog · 1 year ago
Text
"Recoge rosas mientras puedas"
Tumblr media
Frases de la película 'El club de los poetas muertos' con la interpretación magistral del actor Robin Williams:
"Recoge rosas mientras puedas. En latín, lo expresamos así: 'carpe diem'. ¿Saben qué significa? Aprovecha el día, mientras aún pueden venir flores. ¿Por qué lo dijo así el escritor? Porque somos comida para los gusanos. Por favor, piénsenlo, todos los presentes. Aquí vamos a dejar de respirar algún día, nos enfriaremos y moriremos. Ahora, vengan para acá y observen los rostros del pasado. No son diferentes a ustedes mismos, peinados. Piensan que les esperan grandes cosas, como muchos aquí con esperanza en los ojos, como ustedes.
Esperaron demasiado para exprimir al máximo todos sus talentos porque, caballeros, esos muchachos están tres metros bajo tierra. Aprovechen su día, muchachos. Aprovechen el día, muchachos. Que sus vidas sean extraordinarias."
Tumblr media
POESIA: "Recoge rosas mientras puedas"
"Recoge rosas mientras puedas", el título encierra, La esencia de la vida, la belleza que yerra, En el efímero presente, en el jardín del ayer, Donde el amor florece, y el tiempo es efervescente.
Bajo un cielo de estrellas, de encanto y misterio, Recorremos el sendero, como dos aventureros, Cada rosa que tocas, es un instante en tu mano, Un beso robado al tiempo, un recuerdo temprano.
En el rincón de los sueños, donde los suspiros guardamos, Las rosas se deshojan, en instantes que atesoramos, La fragancia de momentos, la dulce melancolía, De risas compartidas y lágrimas de alegría.
Así, en el crepúsculo de la vida que avanzamos, Recogemos rosas, mientras los años pasamos, Cada pétalo es un recuerdo, un latido en el pecho, Que atesoramos juntos, como un valioso despecho.
Bajo la luna plateada, como un eco en el viento, Recogemos rosas, con amor y sentimiento, Aprovechando el día, el instante, la pasión, Cosechando rosas, en nuestra eterna canción.
Recoge rosas mientras puedas, en este instante efímero, En el jardín de la vida, en el rincón sincero, Porque como las rosas, nuestras vidas también pasan, Pero el amor que compartimos, en el tiempo trasciende y abraza.
Bajo la luna plateada, en la noche serena, Los años pasan, pero nuestra pasión permanece plena, Caminando juntos, por el sendero de la vida, Recogiendo rosas, en cada etapa compartida.
Las espinas de la vida, los obstáculos del camino, Solo hacen que nuestro amor sea más genuino, Como rosas que florecen en medio de la adversidad, Nuestro amor es fuerte, resistente a la realidad.
En el jardín de los recuerdos, nuestras risas y pesares, Las rosas que recogemos son tesoros que debemos cuidar, Cada pétalo es un instante, un suspiro, un abrazo, Y en cada rosa hallamos el amor que nos empareja.
Recoge rosas mientras puedas, en cada alborada, Porque la vida es efímera, como una flor que se marchita, Pero nuestro amor perdurará, como un canto eterno, En el rincón secreto de nuestras almas, sin invierno.
Bajo la luna plateada, en el rincón de nuestros sueños, Seguiremos recogiendo rosas, en cada uno de nuestros empeños, Y mientras nuestras manos se llenen de pétalos de pasión, Nuestra historia de amor será un eterno verso en canción.
Autor: @magneticovitalblog
Tumblr media
8 notes · View notes
mind-of-letters · 2 years ago
Text
Sempiterno
¿Alguna vez han amado tanto a alguien que desearían que la eternidad realmente cobre sentido a su lado? Qué el "Juntos por siempre" no sea solo una idealización, una cursilería tonta que se dice de momento.
Hay personas que se aman aún cuando las cosas están mal, sus corazones siguen conectados, aún cuando la piel se arruga y el cuerpo deja atrás su tonicidad. Hacen que el "Por siempre" cobre sentido al fin. Cuando al bailar sonríen, cuando al llorar se entrelazan las manos y cuando la soledad se vuelve latente, se recuerdan... Y ahora sí... "Todo tiene sentido."
El día se asoma, las conversaciones florecen.
Ellos se querían mucho, aún a la distancia.
Vidas distintas, metas distantes pero muy perseverantes. Enfocados en la rutina de sus días. Un vuelta de luna creciente se conocieron, y como la fase lunar, su interés también se fue expandiendo. Días celebres, días de dolor, pues todo lo acompañaron con amor.
Una noche de terror, esperaba y sin dar previo aviso, así como despues de un día de sol cae la noche, ella cayó en un sueño eterno. En un efímero instante de pura disociación, adrenalina precipitada, rápidos instantes y un poco de alcohol al volante. Todo pasó en un segundo.
Cómo en las películas, aquellos recuerdos pasaban en su mente de manera latente y como si fuera un recuerdo de cassette en pleno milenio, un artefacto antiguo que es difícil de vislumbrar bien hoy. Se corta la película, el helado que fueron a buscar ensucia el cristal del auto y el rosa de sus labios se tiñen de un rojo carmesí. Sí, era su fin.
Las horas pasan y ella no despierta, sus ojos cerrados están, como cuando dormía en su pecho que hasta el otro día no quería despertar. Ojalá fuera un vil capricho para hacerle cosquillas y que sonría como solía hacerlo y logre despertar.
"No parece real" "¿Cómo se pasa de Ser a Desaparecer en un simple acto? En un simple segundo... Le preguntaría a Dios ¿Por qué? Pero tengo mis razones para no creer en él."
Prometieron su amor junto a la brisa del frío invierno, pero se sentían tan acogidos en su cálido abrazo, que no era un impedimento para hacer aparecer a su amor. Su pacto, lo sellaron con un beso, susurrando con las miradas "Te amaré por siempre"
"¿Qué es la eternidad sin ella aquí? Sin sus besos en mi nuca, sin sus dedos helados en mí piel. Sin sus caricias cálidas en mí cabello...
"Los días suelen pasar y de costumbre otra luna creciente recordandome nuevamente, que no está aquí."
De repente surca el viento arrasandolo fuertemente, sin duda el otoño estaba llegando y con él, otro frío invierno más, como aquel invierno donde ella le juró su amor en esta y las vidas que sean necesarias cruzar.
"Si tan solo pudiera fallecer ahora, para volvermela a encontrar..."
¡Alto, vos! ¡Hay mucho viento acá! ¿Puedes ayudarme a buscar un lugar en el cual pueda quedarme hasta el temporal acabar?
"Una joven de aspecto sagaz se me acerca, aún cuando mis pensamientos más intrusivos se atacaban. Quizá fue un motivo, quizás casualidad. Quizá fue ella, diciéndome que no deje que me gane la soledad. La joven tenía tus ojos, y su voz escandalosa, me hacían reír. La acompañé a un café y se pidió el tostado que tanto que gustaba a ti. ¿Será casualidad? O tal vez a mí razocinio ya lo perdí..."
"Hablando de vos, más te recuerdo y duele. Pero al verla a aquella joven que me presentó el viento no pude dejar de sonreír, siempre busque un motivo para seguir adelante después de tu partir y no vi a algo tan así. Ella me recordó que hay tanta felicidad como tristeza en los recuerdos que tengo, que no hay que desesperar para encontrarte nuevamente, porque siempre estarás aquí, conmigo de alguna manera, en mí mente y en mí corazón. Y probablemente en el viento, alentándome a seguir. Hasta que nos volvamos a encontrar más allá de esta vida demencial y quizá en otra realidad, donde vos y yo seamos uno y le demos un sentido a la eternidad."
Así finaliza o quizás comienza una nueva historia, donde la eternidad ya no es el motivo para seguir, sino que la meta ahora es brindarle un motivo a tanta eternidad. A mí me lo dio ella aquel día que la perdí, perdí el sentido, y me lo volviste a recordar mujer sagaz, como era y como será, ya deseo volverte a encontrar para vivir: Nuestra sempiterna vida.
14 notes · View notes