#Hijo del este
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arieeag · 1 year ago
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Hijo del este
El libro perdido
Capítulo 23
Al levantarse, Izuku sintió que su cuerpo no había logrado superar ninguna de las emociones del día anterior. Siente la piel pesada, como si lo hubieran arrollado o hubiera dormido con el peso del mundo sobre la espalda. Con desgraciada frecuencia un nudo sordo, tira pequeñas agujas de dolor forzándolo a estirarse para calmar un poco el malestar.
Gin se mofa del sonido inquietante de las articulaciones de Izuku cuando vuelve a estirase, más su jefe debió pensar que estaban holgazaneando, porque sólo unos momentos después profirió un grito hastiado y recriminatorio. De pronto está frente a ellos, resoplando con las manos en la cadera.
– Ya que tienen tiempo, lleven a los caballos de Bakugo, Tordo, Crimson y Gichin, al sector que está detrás de la empalizada oeste. Tendrán que esperar a que terminen el ejercicio para traer a los animales de vuelta.
–Sí señor Sato. – responde atropelladamente Izuku, pero Gin se cruza de brazos sin responder, entornando los ojos.
Sato tensa la mandíbula ante la evidente falta de respeto, pero a diferencia de los demás, se niega dejar pasar la actitud irrespetuosa del beta mayor, sosteniéndole la mirada mientras aguarda por una respuesta que evidentemente nunca llegará. Izuku hace una mueca con incomodidad, resintiendo la rivalidad entre ambos y naturalmente su olor acusa su preocupación.
Sato baja la mirada, incómodo por el picor que provoca el olor del omega, así que, con una última mirada recriminatoria, los deja ir. Izuku se precipita al corral donde deberían estar los tres ejemplares mientras mira de reojo al hombre mayor. “Gin no tiene pelos en la lengua” piensa mientras ensillan a los caballos en silencio.
Si tiene que ser sincero, está preocupado de tener que seguir trabajando con Gin. Desde lo que pasó con Ulgen, nunca más dejó de hablar el idioma común y gracias a eso ahora tiene mucha claridad de la cantidad de las malas palabras que usa y lo mucho que detesta las figuras de autoridad, por ende no puede evitar preguntarse si acaso la actitud de él traerá problemas a futuro o mucho más pronto. Más no está seguro de si pueda pedirle que no lo haga…
En medio de sus dudas, terminan frente a las puertas oeste del fuerte. Del otro lado, un gran número de nómades se congrega practicando ejercicios militares, más en medio de esa multitud, Izuku reconoce a Mashirao en una especie de batalla a mano desnuda contra un beta muy extravagante de cabello rosado, distribuido en mechones gruesos y desiguales, vestido con ropas que mezclan pantalones nómades con la camisa gruesa y cuadrada de los dagobenses.
A unos pocos pasos de distancia, el alfa pelirrojo que conoció en el bosque se balancea con impaciencia, observando cada movimiento como su evaluara cada golpe conectado y movimiento atrevido y ágil. Otros repiten la misma dinámica en grupos apartes e Izuku aprovecha de confirmar la diferencia entre los estilos de pelea de los omegas nómades. Son ágiles, rápidos y agresivos, no hay duda en sus movimientos incluso si su contrincante parece tener más masa muscular. Lo ha tomado un tiempo pero ahora puede reconocer a los omegas con cierta facilidad, al punto que ya está seguro de que el omega de cabello azul que se abre camino para ocupar un lugar para mirar la pelea de Mashiaro con el beta, es un omega dagobense, de los pocos que se mueven con libertad en estos tiempos.
Lo ha visto varias veces cerca del castillo, la mayoría de las veces acompañado por aquel mismo beta peculiar. A veces, se quedan a la sombra del castillo charlando con aires desenfadados, mientras se miran de una forma…más diferente que extraña, íntima y natural, si tiene que ser justo.
La mitad de las veces no puede elegir una sola palabra para describir la emoción que lo embarga  ada vez que ha sido testigo de sus paseos y el roce tímido de sus manos, la risa fácil y despreocupada. Los rodea un aura idealista, generosa y secreta de un tipo amor que no ha podido ver en ninguna de las parejas que ha conocido en el fuerte. Pero últimamente ha pensado que aquel sentir dulce, tierno y lastimero es de hecho melancolía.
La última vez que vio una mirada así fue con su padre, cuando Inko estaba embarazada de Kota. Hisashi se anunció a través de la puerta de la cocina. El alfa de la familia ni siquiera miraba hacia ellos, simplemente se quitó el chaleco de encima, sacudió las botas y luego bastó un instante de realidad, el azar o quizás solo fue el instinto alfa tomando conciencia de su esposa embarazada, pero cuando él alzó la mirada, su rostro se iluminó. De pronto, en sus ojos fue claro como ella era todo, mucho más que un momento, un deseo, un sueño y se pertenecieron el uno al otro en cuanto ella le devolvió la sonrisa con el color dando salud a sus mejillas. Todos esos sentimientos misteriosos se reflejaron de una forma extraordinaria y prometedora…
Esos instantes de felicidad y sosiego nunca pudieron ser olvidados. Sus miedos por el futuro, siempre parecían más prometedores si se permitía imaginar vivir en carne propia aquel momento de perfección natural, y ellos le recuerdan esos momentos de felicidad y sobre todo la esperanza que tenía cuando pensaba en su madre y su historia de amor que no parecía hallar final ni siquiera en su lecho de muerte...
De pronto, Mashirao se rinde al final cuando nota que su velocidad no es suficiente para derrotar a mano desnuda, al beta que es mucho más astuto y diestro de lo que cualquiera hubiera dado crédito. Está a punto de dejarse caer en el piso cuando Eijiro lo atrapa entre sus brazos y se lo hecha al hombro para llevarlo a la carreta con las curanderas.
Izuku disimuló una sonrisa sin dejar de espiarlos. Cuando el pelirrojo bajó al omega este parecía indignado y furioso, hasta que el alfa moduló tres palabras haciéndolo sonrojar hasta el cuello. Sea lo que sea que haya dicho, el propio beta abrió los ojos con sorpresa para luego sonreír mientras se apoyaba al costado de su omega, evidenciando su cansancio.
– No hayo la maldita hora de que nos vean. – refunfuña Gin cruzado de brazos. – Míralos bien Izuku, cuando están separados son más peligrosos que juntos. Te lo digo yo que he limpiado su mierda más de una vez.
Izuku mira de reojo a Gin sin moverse para no delatar demasiado su interés, más no parece que el beta quiera agregar nada más. – ¿La manada de Katsuki?
– Ese idiota, es un zorro igual que Masaru. – berrea demasiado fuerte e Izuku contiene el aire de preocupación, pero nadie parece escuchar su conversación. – No te fíes de él, tiene pájaros por todos lados mirando todo y a todos a su alrededor. No me gusta nada cuando viene, sabe moverse y esconde cosas. Aunque, seguramente no puede evitarlo, después de todo su tribu prepara a los espías…
Una alarma suena dentro de la cabeza de Izuku y con preocupación se da cuenta por primera vez que han cruzado la línea de ser sólo compañeros de trabajo, para tener algún tipo de camaradería. O no entiende porque le estaría hablando con tanta confianza sobre esto. Pero aún si Gin es un hombre de palabras duras, arisco y hasta cierto punto melancólico, nunca lo ha oído decir una sola mentira, si dice que alguien no es de fiar es porque ha dado razones.
–¿Por qué no debería? – más Gin lo observa como si una pregunta estúpida.
–Porque es un alfa, Izuku. – entonces él observa brevemente a su alrededor, con la espalda recta y las manos tras la espalda. – Piensa mal y no demasiado, – murmura e Izuku tiene que forzar el oído para escuchar esta parte. – Es un alfa que ni sus padres estiman demasiado o no habrían dejado que se volara la mano en batalla.
Y como si aquellas palabras fueran alguna clase de detonador, Izuku recuerda las cicatrices en la mano de Katsuki, la masa de arcilla que a veces sostiene con fuerza en la mano izquierda y la batalla con los alfas que querían cortejar a Mashirao. Alguien en esa tribuna improvisada había dicho que estaba tullido y Katsuki se había indignado por eso. Pero él es un guerrero, era obvio que se pondría al frente de batalla donde con toda seguridad saldría herido. Entonces ¿Qué iba evitar Masaru? Para alguien tan orgulloso como Katsuki, seguro que habría sido humillante quedarse atrás.
Gin jadea con cansancio, intuyendo que no le cree. – Todos los Khanes tienen hijos, pero sólo él estaba en la primera línea, se dice que su padre aún con las advertencias de una vidente lo dejó quedarse ahí y lo sacaron casi muerto de los campos de batalla, usaron magia y un sacrificio de sangre para salvarlo. Lo sé porque yo recibí los caballos y estuve en la ceremonia.
El labio de Izuku se tuerce con desagrado. Esa era mucha información para procesar y demasiados detalles sobre la guerra que no está seguro de que deba conocer. Peor, Gin está diciendo que se prepare porque Katsuki lo está vigilando, pero él ya lo atrapó en una red de la que no puede escapar, por el momento. Por otro lado, no puede imaginar a Masaru como alguien desalmado y frío que dejaría la suerte correr en contra de su propio cachorro.
–No me parece que eso lo haga alguien necesariamente malo.
–¿Dije yo que fuera malo? Los malos no son la única clase de personas de las que debes desconfiar. – agrega en tono cansado, pero, aunque ahora no lo entendió del todo, esas palabras perseguirán a Izuku por mucho tiempo.
Los ejercicios terminan y la mayoría se retira de vuelta al castillo o a sus carpas, mientras que los pocos que se quedan recuperan sus caballos y se preparan para la siguiente ronda. Ojiro salta de la carreta, completamente repuesto mirando a los que se han quedado hasta el final hasta que reconoce a Izuku. Inmediatamente corre hacia él con una sonrisa amplia y juguetona. Lo observa con toda la felicidad del mundo mientras Gin pone los ojos en blanco, con la nariz arrugada de disgusto.
–No te envidio para nada que tengas que trabajar con este. – se burla Mashirao.
–Es agradable cuando quiere serlo. – murmura Izuku y Gin hace un ruido indignado.
–Apuesto que nunca quiere. – responde con una sonrisa Ojiro mientras acaricia a Ginshin. Era un caballo cobrizo y crin negra, mediano en comparación a los demás caballos del hijo Bakugo, pero no por eso menos salvaje que los otros.
Crimson, el otro caballo que trajeron consigo, se anima ante la cercanía de Ojiro descubre los dientes para oler mejor cada detalle en la amplia gama de olores que desprende el sudor del otro. Y en medio de eso, un olor de almizcle se impone por encima de todos los demás, el caballo desvía la cabeza y luego galopa raudo directo hacia Kirishima que corre en el mismo sentido.
Izuku jadea preocupado de que vaya a arrollarlo, pero el alfa alza las manos y monta el caballo en pleno movimiento, con una técnica limpia y medida. Continúan directo hacia el norte hasta rodear un barril que está abandonado en medio del campo para finalmente regresar y continuar directo hacia una mesa para recuperar un arco y el carcaj lleno de flechas.
–Presumido. – espeta Gin y luego le da un codazo a Izuku. – Cierra la boca, aquí todos saben hacer eso.
–¡Pero yo no había visto!
–Claro que no, los potreros son muy chicos, una porquería, como todo por aquí.
–¿Y el codazo porque fue?
– Para que cierres la boca. – se burla Gin con crueldad, e Izuku se soba las costillas haciendo un mohín con la boca.
Mashirao entrecierra sus ojos, mirando al par. Es sospechoso que este hombre, entre todos los que trabajan en las caballerizas, este haciendo buenas migas con Izuku. Gin, o más bien Sorahiko es un perro viejo bien conocido en la tribu del este y Oeste, no sólo porque es el guerrero que más regiones ha conocido por el mundo, sino porque él perfectamente podría y debería ser el capataz de las manadas de caballos, pero desde hace más de 20 años rechaza el puesto para quedarse exactamente en este mismo lugar, haciendo el trabajo pesado porque en sus palabras así no envejece. No tiene necesidad de hablar con el omega, menos uno tan joven, pero lo hace…con demasiada confianza.
Así que Izuku debió hacer algo muy bueno para que el hombre se abriera de esa manera o derechamente le han pedido que vigile a Izuku y Ojiro apostaría su propio caballo a que es la segunda.
–No es tan difícil como parece Izuku. –incita Ojiro, recuperando la atención del chico. –Pero hace falta que tengas fuerza en los brazos y que pierdas el miedo al caballo. Si hay duda en tu corazón no funcionará…
–Podría arrollarte si fallas. –murmura el beta, pero desiste de esa lucha al ver la emoción demasiado grande del niño dagobense. Durante el poco tiempo que lleva conociéndolo comprendió varias cosas, la peor de ellas es que Izuku sigue demasiado verde para todo lo que las matriarcas tienen preparado.
–Tienes que saltar en el mismo momento en que agarras la silla. – insiste Mashirao y luego hace una demostración que repite hasta que lo llaman para entrenar el tiro con arco.
Mientras se va, Izuku suspira contrariado. Realmente agradece las enseñanzas de Mashirao pero al mismo tiempo que no se siente capaz… “¿Es lo que Masaru quiere? ¿Otro omega nómade?”. Debería ser así, nada más fácil ni más complicado y sin embargo, siente que se está engañando porque los omegas de aquí son algo único.
Mashirao dirige al caballo con los estribos y según sospecha con sus feromonas, para asestar a varios blancos pequeños situados a lo largo de la empalizada mientras otros omegas vitorean cada acierto. Alguien suspende su entrenamiento para increpar a un alfa que estaba demasiado cerca y se le unen otros para amedrentar al alfa. Otro grupo omega forma un círculo cerrado donde parecen charlar aireadamente sobre algo…
 “¿Qué está pasando?” se pregunta mientras ve como forman pequeñas comunidades, comunicándose con gestos, en un lenguaje místico y fraterno. Están entrenando, pero no puede ver que los omegas que sientan incómodos con otros omegas “Forman alianzas” comprende.
Lentamente, los murmullos espantan a Gin, quien se repliega tan lejos como le es posible, sin que parezca que está abandonando a los estúpidos caballos.
Izuku termina prácticamente solo, y tras un rato demasiado largo se muerde los labios al darse cuenta de que se ha metido demasiado en su mente llamando la atención de un par Alfas nómadas. Uno de ellos murmura algo por lo bajo, el otro recorre con la mirada todo el cuerpo de Izuku. 
Preocupado Izuku toma la rienda de Tordo y lo usa como escudo, luego busca con la mirada a Gin, pero no puede encontrarlo desde esa posición y en su lugar un par de ojos rojos invaden toda su atención.
Katsuki Bakugo está parado de brazos, unos metros más atrás, vigilando los ejercicios de su manada, pero aún si no mira en su dirección, su Omega le advierte que este alfa en realidad está muy consciente de él. Más no es el único. Cuando le da espalda, el par de antes está de vuelta, demasiado cerca, más invasivos y sólo basta una pequeña respiración para que las feromonas para que su estómago se revuelva. La piel en sus piernas pica con impaciencia al tiempo que el calor sube por sus mejillas y su omega se eriza agraviado.
Entonces, retrocede o más bien lo intenta porque el caballo golpea con un casco el piso cruzándose entre esos Alfas e Izuku, siguiendo una orden mucho más poderosa como escolofriante.
El olor de Katsuki los envuelve tan rápido que ni siquiera tiene tiempo de pensar en que está pasando cuando media cuadrilla se inclina en sumisión, excepto por varios omegas que retroceden preocupados y un par de alfas que avanza de grandes zancadas hacia ellos con sus armas en mano. Sin embargo, lejos de amedrentarse por la presencia brillante de Mirio Togata, Katsuki sonríe de esa forma belicosa.
–¡Nos vamos! – espeta una voz grave tras la espalda de Izuku y de pronto su brazo es jalado hacia un lado.
– ¿Gin?... ¿Que acaba de pasar?
El hombre mayor hace una mueca y en lugar de responder hace que Izuku monte al caballo. – ¿Los oliste no? Te marcaron...
Izuku entonces toma las riendas, frena a Tordo para observar hacia atrás.
– Te lo dije, los Alfas son problemáticos, e idiotas.
– ¿Fue un insulto? ¿Me insultaron?
El hombre entonces mira a Izuku con pesar. Lo que intentaron hacer fue mucho más que un insulto, no por las palabras que usaron sino por lo que esperaban conseguir.
–Fue una amenaza…Querían probar un punto, pero no funcionó- responde mientras tira de la rienda del caballo vigilando la espalda de ambos. Izuku es muy joven, tan joven como los demás niños dagobenses que obligaron a aparearse, pero también es más listo, más temerario y tiene mucho más que perder que los otros. “Esta verde, pero hay que hacerlo madurar” piensa Sorahiko. –Ellos, querían ponerte de rodillas.
El calor regresa al rostro del omega, boquea de asombro al tiempo que su mirada se torna vidriosa. -¿Por qué? Huelo a caballos- susurra.
-Niño, no necesitan una razón. Pero será peor para ellos, porque resististe su porquería, mostrando lo patético que es su instinto alfa, sino que te insultaron en público, frente a un Khan y el hijo Bakugo. Tú estás prohibido de muchas formas Izuku, más allá de si nos gusta o no, tienes un lugar, ¿Temporal? Nadie lo sabe, pero tampoco ellos pueden pasar por encima de eso…
-¿Lugar?
- Izuku, eres inteligente sé que lo sabes…No eres sólo un eslabón entre la cadena de omegas tomados en la guerra. Tu sangre es fuerte y mientras más obvio sea, y más espacios ocupes, pones en duda todo lo que sabíamos de ustedes. Los vientos están cambiando. Nadie sabe qué pasará ni a donde nos llevará la próxima primavera, pero sí estamos seguros de una cosa. Katsuki Bakugo se impondrá como el nuevo Khan del este y para ese momento será mejor que tengas donde afirmarte porque ese hombre impulsará a su gente a donde sea necesario con tal de restaurar la tercera capital…
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Desesperado Izuku corre a las caballerizas sin detenerse. Sato lo detiene mientras lo interroga sobre lo que pasó, pero Izuku niega con la cabeza intentando contener las lágrimas que amenazan con salir. Tras él, Gin suspira con cansancio y responde por él, con lo que ambos son despedidos por el resto de la tarde.
Izuku se inclina en agradecimiento y antes de que puedan agregar algo más, corre de vuelta a su refugio sin atreverse a entrar. Kota debería estar adentro, esperándolo, lo verá llorar y se preocupará de nuevo. No puede hacer eso, pero las lágrimas se rebalsan por sus mejillas, solloza y finalmente se desvía hacia el pozo.
Con sus manos, recupera un balde. “No puedo verme” piensa mientras observa la superficie del agua turbia, se ve mayor que principios de año, con los ángulos de su rostro más definidos, los ojos brillantes, las mejillas saludables enmarcadas por los rizos desordenados. Mientras hunde las manos en el agua y se limpia la vergüenza, se empapa de la sensación fría con la esperanza de dejar atrás sus miedos, pero la siguiente vez que mira su reflejo un sollozo fuerte se escapa de sus labios. Su cabello se alisa con el peso del agua y entonces no es sólo un omega maduro lo que se refleja en el agua sino su mamá. Inko aparece como un fantasma, vive en sus ojos y en su sangre, cada vez más fuerte y presente en su vida. “Tú me hiciste de esta manera, es tu culpa” murmura, tirando el balde vuelta al fondo del pozo.
Cuando regresa por sus propios pasos, Inasa está vigilando la puerta junto con Kota. El niño salta cuando lo ve llegar e Izuku se apresura a saludarlos. Toma en brazos a Kota mientras aspira su olor natural. Su voz recita todo lo que puede cocinar con los huevos y el queso.
-Me gustan los huevos cocidos…-responde Kota pero su rostro se tensa mirando algo tras la espalda de Izuku.
Alertado, se da vuelta y ni una sola palabra sale de su boca. Hisashi Midoriya lo observa fijamente como un halcón mientras las sombras acentúan sus rasgos. “Es Inasa”, advierte una voz tras su cabeza, la presencia del otro es tan inquietante que un escalofrió sacude su cuerpo al tiempo que su corazón galopa dentro de su pecho.
El alfa retrocede, sus ojos rasgados se llenan de culpa y preocupación, pasando su vista entre ambos hermanos. - ¡Lo siento!¿Los asusté?
Izuku se muerde los labios, negando con la cabeza. Sus ojos se cierran para eliminar todo rastro de esa visión. Nemuri le dijo eso podría pasar, que lo verían en todos lados que trajeran recuerdos de Hisashi. Sólo que nunca imaginó que podría pasarle a los dos al mismo tiempo.
– Es que siempre entro aquí y no parecía que molestara yo…
-No te preocupes Inasa, creo que me asusté porque asústaste a Kota
- Seré cuidadoso, sigue siendo un nido – agrega con la espalda recta, hasta que recuerda porque los siguió en primer lugar- Izuku, yo vine aquí por algo – confiesa mientras rebusca en sus bolsillos, sacando una daga fina con su funda. – ¿Irás a los túmulos? Sé que no debo inmiscuirme, pero definitivamente no te dejaré salir sin esto. – insiste sacando una voz grabe y firme.
Izuku intenta negar el ofrecimiento, pero una sonrisa acuosa, llena de emociones tiernas y tristes se escapa en cuanto el alfa tomar sus manos y lo obliga a recibir el arma. No tienen que explicarle porque se la dan, y a juzgar por lo que pasó hoy, no está demás que la conserve.
Kota alza su rostro mirando la funda de madera roja y hace un puchero, porque recién hasta este momento comprende que se quedará solo otra vez.
– Kota…Lo hiciste muy bien la última vez. – murmura.
– Porque estaba Kora aquí. – gime el niño.
– Y ahora también va a estar…No tengas miedo, eres un niño grande – intenta convencerlo, pero Kota arruga sus labios, se cruza de brazos y se sienta sobre las mantas del nido que armó para ambos.
– Hice arreglos para que haya un vigilante fijo. – informa Inasa de pronto- Masaru también lo pidió. Todos dormiremos mejor si alguien más vigila tu nido Izuku.
Y no puede negarlo. Toma el regalo de Inasa y promete usarlo para protegerse si un día alguien lleva a los túmulos para hacer mucho más que un robo. El hombre suspira aliviado, pero se despide. La puerta rechina, luego escuchan el repicar familiar de las cadenas junto con el sonido que hace el candado al cerrarse. Están encerrados, pero Izuku siente que puede respirar, quitarse la máscara del rostro, limpiarse los olores del trabajo y aprovechar el tiempo para abrazar a su hermano enojado.
Con toda la paciencia del mundo arrulla a Kota con su olor, despeja su frente húmeda por el sudor del esfuerzo que hace para no llorar o sucumbir a la frustración e ira. Kota lo mira con sus ojos negros de aceituna, aspirando su olor y tras un breve momento de mimos y pequeñas cosquillas, se levantan para preparar juntos la cena.
El estomago lleno siempre hace que Kota duerma mucho más fácil, y mientras lo observa su sueño, prepara un bolso hecho de retazos, llenándolo hasta casi reventar. Es por él que hace todo esto.
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En los túmulos, Izuku busca un escondite adecuado que le permita ver lo que pasa en el claro grande donde está el túmulo de carbón. Su omega se agazapa junto con él y ambos aguardan por la llegada del alfa. La capa cubre por completo su rostro, el hilo verde oscuro no se distingue en la noche y ahora desprende un ligero aroma a su esencia natural, un páramo vigoroso de mentas y hierba buena, enmarcada en una experiencia que él mismo está aprendiendo a aceptar. Aunque, no puede liberarla esta noche ni nunca. Izuku no es estúpido y sabe bien que el alfa está interesado en él, así que debe evitar a toda cosa cualquier cosa que Katsuki tome como una insinuación.
La noche se traga todo a su alrededor, pero incluso si no puede escuchar otra cosa que los grillos o el sonido de su corazón galopante, la vibración premonitoria que sacude la piel de su vientre y el segundo de agitación de su omega advierte que Katsuki está aquí, en algún lugar de este bosque.
El silencio se apropia de la noche con tortuosa lentitud. Esta cerca y él lo sabe, pero ni una sola palabra de aliento o previsión lo prepara cuando la figura de Katsuki se asoma entre las sombras. Se quita la capucha y lentamente deja caer la mochila de cuero al tanto que inspecciona todo el alrededor. Por un momento demasiado largo, el alfa simplemente que queda ahí, comprando tiempo para decidir que hacer o quizás sólo quiere ver cuanto más lo hará esperar Izuku, pero el dagobense no se muestra y Katsuki sonríe de medio lado con cierta emoción.
Aún a esa distancia, Izuku ve como toma una larga bocanada de aire, al tiempo que sus pies se mueven por el alrededor del claro, buscándolo casi de forma despreocupada o indiferente. Parece que va a sentarse en el suelo, pero es un treta, súbitamente regresa a la oscuridad del bosque y aunque no está ni siquiera cerca de su posición, el silencio de sus pisadas sigilosas pone al instinto omega ansioso e impaciente. Su pecho duele cuando contiene la respiración por demasiado tiempo y sólo basta un paso en falso para delatarse.
Inmediatamente, el alfa se voltea siguiendo el sonido de la rama rota. Los ojos rojos se tornan negros, su olor se arisca y de pronto ambos echan a correr. Izuku jadea con fuerza cuando se detiene abruptamente frente a un árbol, Katsuki no se detiene listo para enseñarle porque es tan estúpido incitar el instinto de caza de un alfa, pero termina de rodillas en el suelo, cuando una cuerda bien escondida lo hace tropezar. Un solo pestañeo y el filo de una daga le acaricia la punta de la nariz, junto con un olor terriblemente penetrante y severo.
– ¡Porque me dejaste creer que venir aquí estaba bien! – espeta, pero lejos de ver un solo gramo de preocupación en Katsuki, sólo encuentra la maldita sonrisa orgullosa de los Bakugo antes de ser desarmado y derribado al suelo.
Con un jadeo, Izuku espera el impacto en su cabeza más nunca llega a tocar la superficie. Katsuki lo sostiene con un brazo y luego lo levanta, pasando el otro por debajo de sus piernas.
– ¡Bájame ahora!
– Bien– acepta Katsuki soltándolo de golpe. Izuku por puro instinto se aferra a su cuello cerrando sus ojos, pero en realidad nunca toca el suelo o al menos no lo hace hasta que están de vuelta en el claro del bosque.
Katsuki se ríe entre dientes cuando el omega lo empuja completamente furioso y avergonzado. Hasta que nota las pequeñas lagrimas en su rostro. Izuku se lleva las manos a sus ojos, con fuerza, sus dedos se aferran a los mechos de cabello, mientras se queja de pura frustración. – Oi. No hagas eso…
-¡No lo entiendes! Ninguno de ustedes – jadea retrocediendo lejos de él. – no tienes idea
El olor ácido que desprende el omega, agita su instinto, pero esta reacción no puede ser sólo por un acoso, tomando en cuenta que en realidad Izuku no debería haber sido capaz de entender sus palabras. Sólo que había alguien más ahí. -¿Te lo dijeron?
-Los olí – murmura abrazándose a si mismo. – no hizo falta…y es por eso que sé que no lo entiendes ni te importa.
-Puse a esos hijos de puta de rodillas – brama acercándose mientras busca su rostro- ¡No sólo te insultaron a ti! Tú estas prohibido para todos y quemaré toda la mierda si hace falta, no es su lugar ponerte a prueba menos, así.
-¿Sí? ¿Es así? ¡Todos están mirando en mi dirección todo el tiempo! Nadie habla conmigo a menos que les haya probado que lo valgo, no pude tener mi nido hasta que demostré que podía…lo que sea, no tengo idea de que estoy probando y no sé que quiere tu padre, pero lo que dijo ese día, no lo es kat ¡Ah!
Izuku se queja y jadea con los ojos cerrados, mientras intenta pronunciar el nombre del alfa. Casi no puede hablar de la ira ni tampoco puede dejar de llorar, y lo peor es que no sabe por qué sigue llorando. El tiempo pasa, pero nadie se mueve en cabio se observan en silencio hasta que el viento mueve mas cerca las feromonas del alfa. La caña de azúcar es una esencia alegre y calmante, tan poco propia de alguien como él, pero de alguna forma Izuku no siente ni puede recordar alguna vez en que su olor lo haya invadido como los otros.
Sus brazos caen y Bakugo se acerca, sondea la profundidad de sus ojos y luego expone las glándulas de olor de sus muñecas, donde el aroma dulce toma formas de brisas veraniegas, suaves y reconfortantes. A la memoria regresa el bosque de los cerros gemelos, el primer encuentro entre sus mundos y se niega a caer en la trampa, pero choca contra el tronco de un árbol y el olor termina por invadir cada espacio de su cabeza, ahuyentado la tormenta hasta cierra sus ojos y la mas absoluta oscuridad lo envuelve.
En un suspiro, desaparece su miedo, la ansiedad el olor a humo de los túmulos, el sonido crepitante del fuego que se consume y la voz de Katsuki se difumina hasta desaparecer. Mas cuando sus ojos verdes se abren, esta cerca del fuego, envuelto por el aroma de Kat-suki, su capa y la de el alfa haciendo ungiendo como mantas mientras el olor a carne impregna el aire. En el fuego, el cuerpo de dos aves pequeñas se asa lentamente liberando gotas de grasa, Katsuki las voltea de ves en cuando mientras les arroja un poco del vino que trae en la cantimplora.
Las prendas se resbalan por su pecho cuando se incorpora, pero el frío es mas fuerte, acusando que de hecho se durmió por mucho mas tiempo del que imaginó. Preocupado se cubre con su capa, toma su bolso abrazándolo contra su pecho una vez que nota que Katsuki tiene puesta su punta.
-Me dio frío-confiesa con cierto deje de culpabilidad, más no le devuelve la prenda, en cambio la acerca a su nariz con una sonrisa tramposa. Izuku mira la capa que cubre ahora sus piernas y se la ofrece de vuelta, pero incluso entonces se queda con la punta.
-No puedes quedártela- murmura Izuku aún después de que el alfa comparte una de las presas con él.
Su cabeza se siente liviana, libre en realidad, pero no es algo que valla a decir, en cambio, se arrebuja en la capa del alfa y deja que el otro lo mire comer. Todavía recuerda todo lo que pasó, pero esas feromonas le han quitado todo el peso excesivo y ahora siente que puede pensar mejor las cosas. Lo primero es que es inquietante que esas feromonas puedan dormir a una persona con tanta facilidad, peor, ahora entiende porque Kota intenta escapar cuando Izuku usa sus feromonas maternales para dormirlo. Todo eso implica demasiado poder sobre una persona y Katsuki no es su amigo, y es un alfa.
-Tienes miedo e ira ¿Verdad? - murmura Katsuki dejando de comer- Yo sé de ira, Deku. Y aunque no lo creas, también se lo que es el miedo.
-¿En serio? ¿Sabes lo que se siente saber que todo a tu alrededor sea mas grande que tú? ¿Sabes lo que es perder todo a tu alrededor?
-No, no como tú, pero sé lo que es vivir bajo grandes expectativas. Sé lo que es que la gente mire en tu dirección y juzgue que maldita cosa. Sé lo que es que todos esperen cosas grandiosas de ti mientras yo no sabía un carajo sobre cual podría ser ese futuro y destino …Y sí sé lo que es perder gente, sabes, pero tienes razón en que no es como tú. Yo suelo perder personas de otra forma. Y cuando se van, nunca regresan.
Izuku vuelve a llorar, pero esta vez no hay desesperación ni deseos por hacerse daño. En cambio su nariz de botón se enciende y se muestra exactamente como el  joven de diecies años indefenso que es.
-Extraño mi casa, mi familia kachan y tengo miedo de perder a Kota. ¡Y no es justo! No pude elegir tenerlo y ahora tampoco puedo elegir quedármelo.
-No, no. Eso no es verdad. Es un viaje diferente. Sólo concéntrate en tu prueba, tu cachorro siempre será tuyo, todos los cachorros siempre regresan a su origen, pero es un viaje que no puedes evitar…
-Es mi hijo
-Es tu hijo, pero no es tu vida Deku. Es así con todos los niños. Cuando crecen, deben tomar la rienda de su vida, hacerse un nombre y su identidad para no ser consumidos por el mundo. ¿Quieres se pierda como tú lo haces?
-No
-Sé que tienes miedo, pero lo diferente sólo es eso…Y puedo mostrarte cómo -le dice devolviéndole la daga. – Si sigues viniendo aquí te diré todo lo que quieras saber, te enseñaré todo lo que quieras a cambio de dos cosas. Que me cuentes todo de ti y tu familia, y que le des una oportunidad a mi gente…No a los pocos idiotas que sin duda están en cualquier lugar del mundo, sino a todos los demás que no ven como amenaza a un omega extranjero que intenta aprender de nuestra cultura…¿Puedes prometerlo?
-Puedo.- murmura limpiándose las mejillas. - ¿Me enseñarás a usarla?- pregunta mientras muestra su Daga y Katsuki se rie empujándolo por el hombro.
-Todo es todo…Pero primero termina comer tonto.
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No tienen idea de como me costó sacar este capítulo. Lo acabo de terminar y lo tiro al tiro por acá, para hacerme presión y publicarlo en Ao3. xD
Estoy en un periodo de capacitación en una clínica de servicios cosméticos profesionales. Ha sido una experiencia un poco intensiva y con algunas sorpresas igual importantes, así que ha sido difícil escribir, mas que nada porque me sentía cansada. Siempre me agota conocer mucha gente nueva.
Nos vemos la próxima semana.
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michelle-jacksons-art-blog · 4 months ago
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arcy-lethra · 1 month ago
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AU Touken
"¿Qué pasaría si en cada luna llena, en vez de que el hombre se convierta en lobo, el lobo se convierte en hombre?" Kaneki es un lobo (o un hombre maldito que vaga por la vida siendo un lobo) Solo las lunas llenas se convierte en humano. Y en una noche en la que termina dentro de las tierras de un fundo, decide adentrarse en la fiesta que han preparado en la casa. Se adentra como músico dentro de la banda, luego de robar la ropa de alguien. Esa noche se enamora de Touka. La hija mayor de la familia. Y ella es tan amable, pero mordaz a la vez. "Es raro que haya hombres como tú aquí, eres un trovador?" él sabe que no tiene la oportunidad de verla más, cuando finalmente se tiene que ir antes de que su propio cuerpo se desgarre en una maraña de pelo, garras y colmillos. Desde ese momento la adora como lobo y la ve cazar o montar a caballo. Es dolor puro porque NO PUEDE comunicarse con ella hasta la luna llena. Y ella se ríe cada vez que la visita a partir de ese momento, porque parece un hombre bastante osado por visitarla en el claro del bosque a medianoche con ropas bastante escasas. Se termina convirtiendo en costumbre. Hasta ella empieza a esperarlo cada luna llena con prendas más adecuadas. "No podemos vernos mañana?" Kaneki no sabe cómo explicar que no puede, que nunca podrá, que está condenado a verla brillar desde lejos. Es un ciclo de dolor para ambos.
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elbiotipo · 2 years ago
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I'm too sleepy to talk properly but in the west I feel we're seeing a "let's just give up" attitude growing every day. "Oh people are dying of preventable diseases, well, these people don't want to be vaccinated, it's too hard to go against them, so whatever. Oh, poverty and inequality is rising... well, it's too hard to challenge rich people so I guess we'll just have to suck it up. Oh, there's global warming and ecological degradation, well, it's too hard to change our lifestyle or implement new technology, so wahtever. Anyways, let me talk about the politics of a videogame for 3 hours"
This is bad enough in the First World as it is, but here, couple with the self hating authorithanism of the oligarchy in Latin America ("I hate this shitty country but I still want to rule it") proves to be a very, very toxic mixture in our countries. They hate us, they hate themselves, and they don't see a future beyond hate, but they still want to govern. We have to insist that there's a better future and we can create it, otherwise things will get very dark here.
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mmyashas · 6 months ago
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liveblogging this stream to say goodbye to pepito🫡
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multishipper-baby · 2 years ago
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Tengo que ir a dormir but antes un pensamiento bien angsty y tortuoso sin razón.
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mkultra2030 · 1 year ago
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@inforzk @BBC tumblr.com/redreziztencia/733986457992167424/carlosvives-st%C3%A1-en-la-lista-billclinton-d%C3%B3nde?source=share .
@CNN @JUENES @carlosvives @BillClinton @AlvaroUribeVel #cocaína #EEUU @ISRAEL @netanyahu #fentanilo #ucrania , pic.twitter.com/aGys4hiYnI
https://twitter.com/InfoWARSRZK1/status/1724493998830571691/video/1 Las vidas de #palestinos desplazados de #gaza https://twitter.com/WizardSX0/status/1724469357227479511/video/1☠️@FDI pic.twitter.com/MRwZwfqdM7🇮🇱🦎 🇬🇧 🚨🇵🇸
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saetaydiamanteszarcos · 1 year ago
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Hijos del Este
El libro perdido
Nota: Advertencias de contenido sensible. En AO3 tengo todas las etiquetas para eso. Habrá mucha angustia.
Capítulo 15: Gorrión azul
Ese día Chiyo los despierta para advertirles que tienen mucho trabajo y que no pueden cuidar del niño. Pero no le molesta en cambio le pide disculpas por molestarla tanto, luego se va hacia el pueblo para comenzar a buscar trabajo.
El arco situado encima de la entrada de la plaza principal, marca el comienzo de esta carrera. Toda la plaza está ocupada por los mismos vendedores que vio ayer, pero esta vez se va directo a la posada.
- Hola buenos días- saluda cordialmente a la posadera y la chica se anima cuando lo reconoce.
- Buen día, ¿En qué puedo ayudarte?
- Yo estoy buscando trabajo.
- Oh vaya…La verdad es que no tenemos mucho movimiento así que por el momento no estamos contratando a nadie, pero es temprano, ve con la costurera los nómades le han pedido varios trabajos últimamente, ahora que aprendió a cocer el tipo de ropa que les gusta. – le dice tras un momento de silencio reflexivo.
Sin embargo, aunque se ofrece para limpiar o ayudar con las costuras más difíciles como los ojales, lo rechazan y despiden con la misma excusa que la chica del hostal. Luego pasa por cada puesto de los artesanos, pero lo despiden tan pronto reparan en el niño que lo acompaña.
Al salir a la calle del último local, Izuku divisa a un hombre robusto y cabello rizado frente a una de las casas que creyó abandonadas. Está descargando una mula con telas y enseres. Izuku se presenta y el hombre lo mira de reojo. Pero, aunque Izuku no lo conoce, el hombre le confiesa que ya sabe quién es.
- Están siendo corteses- dice mientras se pasa un paño por el cuello sudado- todos saben aquí quién eres…Pero yo tengo una tarea para ti arriba…deja que el niño se quede en el patio jugando con mi perro - dice el hombre, los ojos apagados mientras guarda el pañuelo. El peliverde lo sigue, empujando el miedo de entrar a una casa con un desconocido, porque no puede darse el lujo de rechazar ningún tipo de trabajo.
Dentro la estancia tiene muebles especiales para exhibir telas, algunas ya están acomodadas en base a los colores de betas, omegas y alfas. Hay canastas con cuerdas, carretes de hilo en los tonos del otoño y mostrarios con botones de madera, hueso y metal. Son demasiadas cosas para alguien que recién se está recuperando.
- Rendición honrosa – dice el hombre, como si adivinara sus pensamientos – yo estaba recogiendo cosas al norte cuando todo esto paso. Pero ellos pasaron por el pueblo y dieron a elegir, un tributo o la vida. Entregamos a tres de ustedes y un poco de comida. No les interesaba nada más…
- Y ahora el comercio regresa
- La vida continúa omega, sólo les interesa una cosa y uno agradece estar vivo, comer, beber o disfrutar las pequeñas cosas de la vida– susurra mientras le muestra el camino a Izuku.
La escalera del segundo piso es pequeña y empinada, el hombre advierte que tenga cuidado con los escalones sueltos. Izuku asiente mientras huele el olor a polvo y humedad. Hay otra cosa en el aire, pero no tiene idea de que es. El segundo piso es solo un pasillo con dos puertas, uno de ellos es un cuarto con un escritorio de madera sencillo y una cama sin arreglar. Tras de él, el hombre se desabrocha los pantalones
– Me gusta el acto de puta tímida – dice relamiéndose los labios cuando Izuku retrocede.
Kota empuja al perro que salta y lo huele por todas partes. Se ríe y se esconde detrás de la carreta, jadeando por aire luego de correr tan rápido. El animal trota hacia él y ladra juguetonamente. El niño se ríe y le acaricia el lomo, haciendo que el perro agite al acola y tenga un espasmo en una pata.
De pronto la puerta de la casa chasquea con fuerza y cuando se asoma Izuku va corriendo, la camisa fuera del pantalón, chocando con varias personas y se va sin escucharlo.
Contra una esquina Izuku vomita la única comida del día y luego se esconde entre el espacio de dos casas para arreglarse la ropa al tiempo que se estremece de asco.
- ¿Mamá?
Los ojos de Izuku se abren y cierran con fuerza. Se muerde los labios, incapaz de contener el vuelco en su estómago. Cuando el niño se le acerca, retrocede. Los ojos del niño se llenan de preocupación porque nunca vio esa expresión herida en el rostro de Izuku. Nunca lo había rechazado así.
Izuku pasa por su lado, confundido y luego desesperado por llegar al lavadero que está vacío, salvo por un tendedero con ropa de colores. Entonces recoge un balde con agua, pero esta algo turbia… se resigna a mojarse la cara, el cuello y parte del pecho.
- Pensaba que los dagobenses no se bañaban en público…-dijo una chica de cabello castaño y corto. Esta era una alfa nómada, su sonrisa cayendo cuando nota la expresión alterada en Izuku.
Midoriya la esquiva antes de que se le acerque y se va con Kota siguiéndole los talones. Su respiración es difícil y deambula perdido en el pequeño pueblo, limpiándose las lágrimas y haciendo oídos sordos a las preguntas y luego los lloriqueos de Kota.
El arco de la entrada este del fuerte se alza junto a los betas nómades que custodian las puertas. Ahí se apoya contra un árbol un rato largo, mientras mira a la gente pasar.
Kota se limpia las lágrimas, mientras seguía los pasos de Izuku entre el mar de gente y cuando se detiene pisa fuerte a su costado con los brazos cruzados, listo para gritarle por abandonarlo, pero cuando levanta el rostro Izuku mira fijamente al suelo mientras las lágrimas silenciosas caen por su rostro.
Ninguno sabe cuántas horas pasan antes de que Izuku le tome la mano para salir y caminar hacia el pequeño campo de verduras. Encuentra al mismo anciano del día anterior, pero está sentado sobre un tronco medio podrido mientras el mismo niño sigue cosechando.
– Buen día mi buen señor- saluda, mientras ruega que el hombre no note su vergüenza.
-Buen día - responde el anciano - ¿En qué le puedo ayudar?
- Estoy buscando trabajo, era campesino antes de todo esto, podría ayudarlo con su cosecha…no tiene que ser mucho…Y puedo limpiar su casa, y
-Si, supongo que puedes, pero a duras penas sobrevivía antes de ellos y apenas sobreviviré al invierno ahora que mi nieto tiene que vivir conmigo…Mataron a su padre y tú eres un omega joven…
- Necesito un trabajo…
- Lo siento mucho -dice el anciano dándole la espalda.
.
.
.
“Solo fue el primer día” le dijo Nemuri por la noche cuando le pregunta como estuvo su día e Izuku comenzó a llorar.
- Es que allá un hombre
- No Izuku, se qué es duro cariño, pero es mejor si no dices nada. Digan lo que digan, la gente no se pondrá de tu lado – le advierte en un susurro cuando Chiyo mira en su dirección.
Izuku se muerde los labios, mientras la observa a los ojos y se da cuenta que tiene razón. Se supone que ya debería saber esas cosas, que ya tuvo un hijo por descuido y si lo acusa lo investigarán y todo se habrá acabado.
Entonces se convence de que es más fácil fingir que no paso, aunque el hombre se detenga a mirarlo fijamente cada vez que se encuentran en las calles.
Había creído que la gente lo ayudaría, porque eran sobrevivientes como él…Mas a nadie le importa, aunque saben exactamente de qué va su prueba. O eso dijo él. Los demás no habían mostrado el menor reconocimiento y niegan a emplearlo nada más cuando se enteran de que Kota es su hijo.
Ahora se esconde a la sombra de un árbol en el pueblo. Intuye que las matriarcas ya saben de su fracaso mientras siente las miradas llenas de suspicacia y desprecio. Le hacen pensar que incluso todos saben lo que paso en la tienda de telas. Pero si eso fuera cierto, ya le habrían quitado a Kota.
Tiene que pensar en algo que este a su favor, algo que haga bien y que la gente no pueda rebatir, nunca. Algo donde además pueda volverse absolutamente indispensable, donde no tenga tiempo de pensar en nada más que en trabajar.
Sus ojos lagrimean, pero se las limpia con furia, en su lugar vuelve esta vez al único lugar donde no ha preguntado, aunque ya intuye la respuesta.
Se toma un momento para ver su reflejo en una ventana, se peina el cabello para ordenar los rizos salvajes. Cuando comprueba que se ve exactamente como debe verse alguien confiable y respetable, con un gramo justo de salud en sus mejillas, camina por las calles del pueblo hasta que encuentra una avenida anegada de barro, con soldados salvajes deambulando, arrastrando bultos y paseando caballos. Pasa junto a ellos ignorando sus miradas galantes hasta que ingresa a los potreros.
En medio del campo, Inasa está dando órdenes mientras organiza a los peones. El recinto es enorme, con tres corrales y múltiples caballerizas donde guardan los caballos de los salvajes y algunos que pertenecieron a los soldados del castillo. La gente que está trabajando se detiene para mirar a Izuku y ante el gesto Inasa se da vuelta, encontrando al omega esmeralda.
- Buen día Izuku – saluda Inasa con una sonrisa amplia, mirando a Izuku de pies a cabeza, trae puesta la ropa que Masaru le dio durante su celo, una camisa anaranjada con un escote ligeramente abierto, que resalta el verde de sus ojos y un pantalón suelto en las caderas, pero ajustado en sus piernas.
- Buen día Inasa ¿Qué tal el trabajo? – le pregunta y el alfa se acicala con la pregunta.
- Tranquilo, aunque constante. Tengo que controlar a mis hombres ¿Caminamos?
- Oh, claro – le dice con timidez, bajando la vista de la misma forma que hacían las chicas betas solteras de su pueblo.
Y así de fácil Inasa comienza a hablar sobre su día, le habla de que está contento de haber logrado plena autonomía en las caballerizas y que, aunque no lo dice directamente, su padre está muy satisfecho y orgulloso con su trabajo.
Le cuenta que estuvo en las pruebas de campo de los otros omegas y que, si Izuku la hubiera tomado, ninguno de esos omegas se le hubiera comparado. Izuku se ríe ante el cumplido, o más bien tiene que reírse. La risa falsa adquiere un tono bajo, parecido a un arrullo melodioso, casi encantador. Los ojos de Inasa se desvían ante el sonido delicado, se quedan fijos en los labios de Izuku, pero su ánimo baja cuando nota la curva herida en la esquina de sus ojos.
“Omega triste” susurra su alfa interno y entonces recuerda los duraznos que guarda en su bolso.
- ¿Estos te gustan verdad?
- Gracias…
- ¿Y Kota? Pensé que estaban pegados como siameses.
- Ah, conseguí que alguien me ayudara un poco…Para buscar trabajo con calma, entonces pasé por aquí. - La sonrisa de Inasa cae un octava ante la mención del trabajo e Izuku casi se siente culpable por intentar embaucarlo, pero ya no le quedan muchas opciones, si no intenta todo, perderá o se caerá en la trampa tras 3 días de haber comenzado la prueba.
- Oh Izuku, supongo que ha sido difícil y yo mismo daría una mano con tal de ayudarte – le dice e Izuku piensa inmediatamente en como en realidad no daría una moneda por él…Entonces se prepara para mantener el rostro estoico ante la próxima negativa.
- Pero te voy a ayudar con algo- dice, e inevitablemente Izuku se tensa ante esas palabras, el recuerdo sucio de las manos pegajosas del hombre en la tienda de telas regresa estremeciéndolo…
- No vas a encontrar un trabajo fijo…en un tiempo- susurra inclinándose hacia su oído e Izuku siente asco- pero intenta con trabajos pequeños y desagradables…De unas horas…
- ¿Disculpa? – le dice, la mirada ennegrecida por la decepción y la ira. “Cuantas formas de llamarme puta…” piensa mientras sus manos se cierran en puños.
- La constancia es el secreto…Comienza lavando ropa, no te confiarán eso el primero día, pero si no dejas de ir, alguien, especialmente un nómada, te lo cederán porque odiamos el día de lavado…- le dice y cuando encuentra el rostro de Izuku el chico está sorprendido e incrédulo.
- ¿Qué?
- Bueno no es mucho – agrega Inasa e Izuku se ríe ahogadamente y luego fuerte.
En su desesperación, el ojiverde se da cuenta que en realidad tiene mucho tiempo para encontrar un trabajo estable, y que solo debe esperar a que la gente confíe en él y mientras tanto puede hacer lo mismo que los charlatanes de su pueblo, imponerse en una tarea cotidiana y fingir que son indispensables.
- ¿Dije algo gracioso? – pregunta Inasa preocupado por la risa extraña del peliverde e Izuku niega con la cabeza, apunto de llorar.
- Eres un buen alfa Inasa- y él hombre se sonroja aunque no entiende que le pasa a Izuku.
- Vuelve otro día…y te daré más información si se me ocurre otra cosa…
- Dalo por echo, muchas gracias.
Entonces siguen caminando en un grato silencio.
Al día siguiente Izuku toma el consejo de Inasa tras comprar una barra de jabón. Se presenta muy temprano en la plazoleta. Llena los barriles de agua y se sienta a esperar a que alguien llegue. Todos lo ignoran el primer día y el segundo, pero al tercer día un omega nómade se presenta con 3 canastos llenos de ropa sucia.
- Tengo una pila de mierda que hacer- le dice mientras deja los canastos frente Izuku- son 20 prendas, los de ese canasto son pañales sucios… ¿Quién diría que los cachorros cagan tanto?
Izuku se ríe recordando a Kota de bebé- Y tan apestosos
- ¡Dios! ¿Cómo lo hacen? – se ríe el omega- ¿Cuánto entonces?
- ¿3 monedas por todo?
- Te daré 6 …Dales más valor a tus manos. Y si es mucha mierda…- advierte antes de irse.
No le toma tanto tiempo terminar de limpiar todo e incluso se da cuenta que podría ofrecer servicios para remendar las prendas…Cuando está terminando de colgar el ultimo pañal, otro Nómada le entrega un canasto e Izuku se las ingenia para romper el forro de su capa y crear una separación que lo ayude a no confundir las prendas. Otra cosa más que sumar a la lista, junto a la aguja e hilo, papel, carboncillo y jabón.
El sol se oculta en el horizonte e Izuku vuelve temblando de frío, la ropa húmeda y los dedos arrugados de tanto lavar, pero tiene dinero para una noche con cena y media noche más en el hostal. Por el camino su piel se estremece con incomodidad cuando pasa por la tienda casi corriendo y la sensación lo acompaña hasta que logra llegar a las carpas.
- ¿Cómo te fue? – le dice Kota desde un catre. Tiene la cabeza colgando y los ojos muertos de aburrimiento. Izuku sonríe en cuanto lo ve y le guiña un ojo cuando Chiyo desaparece detrás de la mesa de trabajo. Entonces se acomoda en la cama y Kota se acuesta a su lado con la cabeza en su pecho.
- Oye estas mojado…
- Estaba lavando ropa…
- Pero tu odias lavar la ropa.
- No es verdad…- le dice haciéndole cosquillas, luego bosteza un rato y Kota lo ayuda a cambiarse de ropa, le entrega una camisa y se recuestan abrazándose hasta dormir bajo un velo gris. Kota no se lo dice, pero Izuku huele de forma diferente ahora, la menta se agria a ratos cuando murmura pesadillas.
Por la mañana, Chiyo vuelve a decir que Kota no puede quedarse e Izuku se lo lleva con él a la plazoleta. Otros nómades le pagan por lavar la ropa, Kota lo ayuda a recolectar el agua del pozo, pero cuando se moja Izuku lo obliga a sentarse al sol el resto del día mientras le habla de cada cosa que puede.
De pronto, un par de salvajes llegan con cajas de madera. Contienen frascos de algún tipo de conserva y unas garrafas llenas de un líquido con cascara de naranjas. Los salvajes se instalan junto al desagüe y abren las botellas para tirar su contenido e Izuku corre para detenerlos
- ¿Cuánto por esto?
- Es mierda, no se puede beber- le dice uno.
- Es que no es comida ni licor, aunque huele un poco como eso- le aclara Izuku revisando el contenido de las garrafas.
-Ah, bueno queríamos las botellas, pero supongo que será difícil botar esas cascaras de mierda por la boquilla…¿Una moneda?
-¡Hecho! – le dice Izuku e inmediatamente el otro sabe que cobro muy poco.
- Por cada garrafa
- Hecho.
- Mierda…
- ¿Eres imbécil? Las garrafas valen como el doble…Creo- dice su acompañante. Ninguno sabe cuánto valen porque el vidrio pesa mucho y se rompe fácil dentro de las carretas. Ellos usan riñones de cuero, botellas de calabaza y barrilles pequeños.
- ¿Y si se las devuelvo limpias cuando deje de usarlas?
- Bien – y se van abandonando las garrafas en el lavadero.
- Creo que igual nos timó- susurra uno.
- Son cascaras de naranja fermentadas… ¿Para qué iba a quererlas? Pura basura…
Pero no sólo eran cascaras de naranja fermentadas, sino jabón orgánico o Shampoo.
- Kota ven aquí
- ¡Estoy bien así!
- ¡Ven ahora!
Es de noche cuando Izuku entrega la última canasta con ropa, pero no le importa. Tiene dinero para el Hostal y la cena.
Kota va caminando de brazos cruzados, el pelo negro reluciente y limpio. Izuku lo empuja para que camine más rápido, pero no le hace caso, en protesta silenciosa por bañarlo a la intemperie y hacer que todos vieran sus cosas de alfa.
- A nadie le importa que estuvieras desnudo…-le dice Izuku riendo entre dientes.
- ¿Y porque no lo hiciste tú también?
- Porque yo soy tu mamá…- le dice mientras se detienen frente al hostal. Las ventanas están iluminadas y dentro la sala está vacía salvo por un hombre que está sentado al fondo dormitando con un vaso de licor, entonces entra al lugar.
- Buenas noches
- Oh-exclama la camarera detrás de un mesón- Buenas noches ¿En qué puedo ayudar? - le dice con el rostro parco.
- Quiero un cuarto para dormir…y dos platos de comida…
- No
Izuku la observa largamente, pero su mente se niega a entender esa simple palabra. No había tenido problemas en hablarle de sus cuartos antes y ahora…
- Tengo el dinero…
- Si, pero eres un omega…con una cría y mi esposo es joven. No te puedo recibir en mi casa.
Izuku da dos pasos al frente con una mano en el vientre y la ganas de vomitar amenazando en su garganta. – Necesito donde dormir con mi hijo y tu ofreces un servicio…
-Lo siento
- No hace mucho te quejaste de tener pocos clientes…No me verás aquí salvo por la noche porque estoy trabajando, limpiando ropa. Será un ingreso fijo para tu familia.
- Todavía es un no, lo siento- dice la chica con sus ojos húmedos. Entonces sale del mostrador y se planta frente a Izuku, espalda recta y el rostro firme, lista para echarlo por la puerta.
- Dame una noche, te pagare el doble – agrega mientras la desesperación se filtra en su voz.
-No
- ¿Puedo saber por qué?
- Ya te lo dije, mi esposo es joven y tu una omega bonita y fértil …No voy a correr el riesgo…
Izuku la mira directo a los ojos y se da cuenta que ella sabe lo que paso.
Entonces toma a Kota de la mano y se va caminando hacia la plaza central. Aturdido mira el cielo anegado de estrellas y sólo entonces se da cuenta que es de noche, la noche del séptimo día y ya no tiene un nido ni lo tendrá de nuevo si no se le ocurre algo para…todo el invierno…Mierda.
- ¿Vamos con Nemuri y la abuela ahora?
- No, no sé…Lo siento…-dice mientras las lágrimas nublan sus ojos- Esto es mi culpa…de nuevo…no debería pensar así…-murmura- …lo siento mucho…
- No estoy enojado… ¡llorar no arregla nada! – dice Kota preocupado cuando nota el olor agrio y doloroso en Izuku.
Izuku se ríe cuando lo oye hablar y se sienta contra la estatua del dios en medio de la plaza. – ¿Verdad que no? Parece que soy como mamá, papá sabría que hacer
- ¿También era una llorona?
- Peor. A veces era por las gallinas muertas de la cocina, las cebollas nuevas, las cebollas viejas…cuando la ropa me quedaba chica…Siempre lloraba y yo quiero llorar igual…-dice llevando ambas palmas a sus ojos mientras se sienta en el suelo.
Los sollozos ahogados resuenan por la plaza, pero las luces de las casas se apagan poco a poco. Kota mira a su alrededor asustado, no le gusta la oscuridad, pero tampoco le gusta que Izuku llore tanto y entonces acaricia los rizos suavemente hasta que su mamá se ríe bajo y levanta la vista. Izuku asiente en silencio y luego toma una larga de bocanada de aire para calmarse.
A su alrededor, la noche se hizo más oscura y la humedad de su ropa hiela y entumece sus manos, pronto el halito de sus respiraciones se nota a través del aire y entonces sabe que no pueden seguir ahí. 
Si las casas no hubieran sido ocupadas se habría metido dentro, al menos para pasar esa noche. Una noche, es todo lo que necesitan por hoy y entonces toma la mano de su hijo. No tiene a donde ir, pero Izuku regresa por sus propios pies y se mete por un callejón oscuro. Una rata pasa corriendo entre sus piernas, pero no se detiene en cambio sale a otra calle, se mete entre otros edificios, talleres, y llega casi al final de los potreros.
Todos los caballos están atados, y ni un guardia a la vista. En silencio, se aprovecha de las sombras que hacen los depósitos de grano y herramientas situados en la orilla.
Se escabullen hacia una caseta para el depósito de madera, que está pegado a un granero, ahí empuja a un lado los pocos palos que encuentra dentro. Con las manos palpa las tablas de la muralla del granero y nota como se abren apenas unos centímetros.
Tal como había pensado en su caminata con Inasa, el pequeño depósito de leña lo pusieron justo contra una puerta auxiliar del granero, destinada para sacar elementos desde el fondo de la construcción, normalmente no tiene cerrojos o pestillos porque se cierran por dentro. Entonces aunque la empuja con más fuerza no se abre. Aún en medio de la oscuridad fuerza la vista, y encuentra una cuerda vieja que está haciendo de pestillo.
-Quédate aquí- le dice a Kota antes de escabullirse para buscar alguna herramienta que le sirva para abrir la puerta, pero solo encuentra una piedra plana y áspera.
Rápidamente regresa, rompe la cuerda tras un rato y la empuja con todo lo que tiene, para meterse dentro.
Inasa, le contó todo sobre el funcionamiento de las caballerizas, los potreros y el granero del fondo, en parte animado por las preguntas corteses de Izuku y porque al igual que todos los demás, no lo considera una amenaza. Y eso es lo que tiene que usar a su favor por esta noche, se quedarán aquí hasta que alguien note su presencia y luego aceptará el castigo que quieran darle…
Dentro, tienen que luchar con la montaña de paja para atravesarla, pero cuando lo hacen la oscuridad absoluta los recibe junto a los bufidos de dos caballos.
- ¿No nos meteremos en problemas por entrar aquí?
- Probablemente…pero Kota, ya no tenemos donde ir y nadie quiere ayudarnos. – dice y por el olor que desprende el niño, comprende que esta por llorar- Tu hermano mayor va a encontrar una manera…pero nos tomará un tiempo
Más Kota solloza y patea el suelo enojado, pero no con Izuku sino con la gente - ¿Por qué no podemos volver a casa? ¡Ellos no te quieren, y a mí tampoco…! entonces ¿Por qué no dejan que nos vayamos?
Izuku lo escucha llorar y lo deja desahogarse, luego se sienta contra un poste y hace que Kota se acomode entre sus piernas y se abrazan mientras lloran en silencio. La prueba fue una trampa, un castigo por rechazarlos para hacer que se aparee de forma pacífica como los demás, sin embargo, no puede rendirse. Kota no es como él y si deja que se vaya pensando que lo abandonó nunca lo perdonará como nunca ha perdonado a Inko.
– Kota, escúchame…ellos quieren que les de algo que no puedo darles…- le dice mientras intenta adivinar como explicar que lo atarán a un alfa y que seguramente se lo llevarán a otro lugar persiguiendo el verano. - Yo realmente no quiero dárselos Kota, pero si tú lo pides…
- No. No. La abuela Chiyo dijo que me llevarían lejos y que me enseñarían a pelear
- ¿Te dijo eso?
- No…se lo dijo a otro hombre, era uno de los que estaban ahí cuando te recuperaste…- le dice Kota, entonces se limpia las lágrimas furioso- ¡No quiero pelear!
- No, no, Kota escúchame, no tengo intenciones de dejar que te vayas lejos - le dice tomando sus manos con fuerza- ¿Recuerdas el cuento de la abuela? Sobre la madre que se convertía en pájaro para encontrar a su hijo perdido en la guerra…
- Sí
- Yo…Si algo sucede, si uno de los dos tuviera que irse…no importa a donde vayas te encontraré, como te encontré ese día en la cuna… - promete mientras lo abraza y mece para que deje de llorar. – Eres mío- susurra abrigándolo con su cuerpo
Entonces el calor poco a poco se concentra entre ellos y con ello hunde la nariz en el cabello de Kota tarareando el canto sin forma de la madre ave en la historia de su abuela.
- noirnoos tordo - susurra apretándolo fuerte contra su pecho…
- noirnoos tordo – repitió Kota entre sollozos - ¿Qué significaba?
- Nada…a veces decía otra cosa… ¿Te acuerdas cuando se le olvido que no le gustaban las castañas? Las recibió feliz y dijo
-Xie xie y cuando me caía, me apretaba la herida- recuerda el niño hipando- luego decía ¡Nanai! Dolía mucho cuando hacía eso.
- Sí, sí, una vez me lo hizo cuando me astillé la mano…- ríe Izuku con pena- trato de quitarme la astilla con una aguja grande ¡Diosa! – entonces solloza un poco más- Inventar palabras Kota…creo que el doctor dijo que era el siguiente paso de su enfermedad…
- ¿Y por qué al abuelo no le gustaba que contara historias?
- No sé…Los abuelos no nos decían muchas cosas y parece que esos cuentos estaban prohibidos…
Notas de Autora: He estado ocupada estos días, buscando trabajo, reformulando otros proyectos personales y estuve de cumpleaños pero fue un dia algo triste, así que puede que hayan algunos errores por ahí.
Ojalá lo disfruten.
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arieeag · 1 year ago
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Hijo del este
El libro perdido
Capítulo 21 La liebre y el lobo
En silencio, Izuku se levanta mirando en dirección del ruido, sus pasos se mueven rápidos y cuidadosos para esconderse lejos de la luz que emite el fogón. A la primera oportunidad se mete detrás de un árbol, pero el sonido cesa y tras un rato sin oír nada comienza a dudar de lo que escuchó.
Puede que solo haya sido una liebre o un zorro, piensa mientras se concentra en el silencio del bosque, más el sonido regresa rápido al tiempo que las sombras del bosque apartan sus garras leñosas, sacudiéndose. El suelo retumba con el peso de las pisadas de un hombre encapuchado, que ingresa mirando con impaciencia por todo el alrededor.
– ¡Ya te vi omega! Eres muy malo escondiéndote. –dice el hombre e Izuku se encoge en su escondite con los ojos cerrados, al tiempo que su corazón galopa a toda velocidad. –  Ven. – murmura mientras se pasea alrededor del túmulo, con pasos cuidadosos.
Izuku puede sentir como se acerca poco a poco hacia él y sus manos se aferran con fuerza al atizador, listo para defenderse, más algo en esa voz le parece conocida, demasiado…entonces se arma de valor para asomar la cabeza lejos de la protección del árbol donde se esconde.
El alfa por el rabillo del ojo ve algo de movimiento, pero, aún en medio de esa oscuridad, la mata de rizos no hace un buen trabajo en ocultar los ojos grandes y verdes que lo observan con miedo, como un siervo indefenso acorralado por un cazador...
–  Realmente eres muy crédulo. – advierte el hombre chasqueando la lengua y se abalanza hacia el omega dando grandes zancadas. Izuku se tensa, pero logra caminar un par de pasos sin temblar, sosteniendo el atizador de forma amenazante –Suelta eso Deku. – bufa Katsuki, arrebatándole el atizador para arrojarlo a un lado. – Uno no puede bajar la guardia contigo, liebre salvaje.
– ¡Oye, tengo que devolver eso! –  se queja Izuku para luego recoger el atizador del piso. – ¿De verdad no me habías visto?
–  Claro que no, pero respirabas muy fuerte, tanto que hasta un lobo viejo podría saber que un tonto como tú anda solo por el bosque …– se burla Katsuki con una pequeña sonrisa. –Y encima te delataste.
– ¡Es que reconocí tu voz! – responde Izuku, ofendido. "¿Por qué estás aquí en primer lugar?" Piensa mientras intenta ver si alguien más está aquí, pero tal parece que están solos.
–  Y todavía te delataste. – insiste Katsuki. –  No soy tu amigo…– le recuerda, en tono serio. Deku sigue siendo demasiado inocente para su propio bien.
Y aunque a Izuku le hubiera gustado poder defenderse, el aire en sus pulmones se escapa sin que pueda decir nada, porque Katsuki dijo la verdad. Ni siquiera pensó en que el otro podría querer dañarlo. ¿Pero quién puede culparlo? Es el hijo de la Matriarca, seguramente trabajan juntos… ¿Era acaso una prueba? Tal vez, pero si lo fuera tampoco es como si Katsuki estuviera haciendo un buen trabajo, porque el atizador no era su principal defensa.
– Tienes razón – acepta Izuku, para sorpresa del alfa, mientras retrocede un paso. –Pero todavía puedo tocar la alarma. – agrega dándole la espalda para correr, pero ni siquiera termina de respirar cuando un brazo fuerte rodea su vientre y el cuerno sale volando hacia el bosque.
– ¡Como me delates voy a hacer que te hundas conmigo! –amenaza Katsuki contra su oído e Izuku suelta un quejido súbito cuando el calor de la respiración de Katsuki estremece la piel de su cuello. Es un sonido tan fino, dulce y estimulante que el instinto del alfa termina completamente desarmado. Las manos de Katsuki se deslizan del cuerpo más pequeño, tocando por accidente un trozo de piel descubierta justo donde la camisa se recogió durante su pequeña batalla...Y, estando completamente avergonzado, Izuku rodea rápidamente el fuego para poner una buena distancia entre ellos, al tiempo que acomoda su camisa dentro del pantalón.
Katsuki se ríe por la situación, pero su sonrisa no dura demasiado. Sus manos hormiguean a medida que su alfa comienza a agitarse con impaciencia, alerta a cualquier movimiento de escape. Han esperado toda la semana para tener un momento a solas y jamás se dio. El niño nunca está demasiado lejos de la vista de Izuku y los trabajadores todavía siguen demasiado atentos al omega, porque quieren verlo fallar. Los ha oído apostar cuanto tiempo se resistirá haciendo trabajo pesado, antes de renunciar.
Lo peor es que Izuku no parece comprender la cantidad de enemigos que está reuniendo a su alrededor. Son muchos los que piensan que Izuku debería agachar la cabeza, esperando a un alfa en su cama, en vez de estar ocupando espacios que sólo le corresponde a los omegas nómadas.
– ¿Por qué estás aquí? – espeta Izuku, sosteniendo el atizador deliberadamente cerca del fuego.
Katsuki estrecha su mirada casi de forma imperceptible en cuanto nota ese detalle. Tal vez no sepa leer a las personas, pero comienza a entender que está haciendo aquí.  –Dijiste que no tenías dinero para pagar, entonces pensé en una forma diferente. –responde con el rostro serio.
Más una voz fea y desagradable asoma por la mente de Izuku, recordándole qué es lo que todos piensan y esperan de él. De pronto, un latigazo de desafío tensa y prepara cada músculo de su cuerpo, sus ojos se estrechan en ira ciega al mismo tiempo que aprieta con fuerza el atizador que brilla al rojo vivo.
–¡Tu capa de mierda no podría pagar una noche conmigo! – espeta con la mandíbula tensa, pero sus ojos se humedecen un poco al final. Está tan cansado de que lo llamen puta y omega. ¡No es ninguno de los dos!
–  Ahora eres tú el que me ofende ¿Crees que a un alfa como yo le faltan omegas o betas en su cama? No tengo que pagar por un polvo.
– ¿Y qué quieres entonces? ¡Dímelo o juro que…! – dice con furia.
– ¿Qué? – interrumpe el alfa, la ira filtrándose en su tono mientras rodea el fuego. – ¿Qué harás? – los ojos del alfa miran de un lado a otro el rostro de Izuku. –¿No lo sabes? Escúchame bien Deku, porque no me voy a repetir y nadie más será tan amable de explicarte esto. Las amenazas son como los juramentos, no los hagas si no puedes cumplirlos…
Mientras dice esas palabras el alfa ni siquiera se inmuta por la cercanía del atizador y ante eso, izuku pierde resolución. Katsuki tiene razón en eso también, es débil, otro lo habría golpeado y castigado por su arrebato, tal como hizo Goto, el soldado beta que siempre está vigilando sus pasos cuando está en él pueblo.
–¿Por qué estás aquí? Si sólo viniste a insultarme puedes irte, porque no estoy tolerando más insultos de nadie.
–Ya te lo dije. –murmura con cansancio Katsuki, pero la verdad es que ya es muy tarde para seguir perdiendo el tiempo. Y no vino aquí para discutir con él, ¡maldición!
Tal vez no fue tan buena idea presentarse así y es un riesgo enorme, pero no tiene muchas opciones. Desde el día en que nació, todos tienen puestos sus ojos en él, atentos a un destino fabuloso que nadie comprende. Además, el castigo por cortejar a un omega que no ha terminado sus pruebas, será especialmente duro sólo por ser el hijo de Masaru. Sin embargo, esta es la forma más segura y quizás la única que tienen de conocerse, porque al igual que con Izuku hay muchos esperando que Katsuki cometa un único error para desacreditarlo.
– ¿Qué quieres? – vuelve a preguntar el omega con voz ronca.
 – Intercambio. – responde Katsuki con una larga exhalación, para calmar la corriente de emociones que lucha por salir. Su cabeza hormiguea cuando esos ojos nostálgicos sostienen su mirada sin el menor atisbo de duda o miedo, transportándolo a esos sueños que lo han aquejado desde su infancia.
De alguna forma, con Izuku todo se siente confuso. Su aroma lo hace navegar por una tensión constante, a veces inestable y correcta, como si encontrarse fuera todo lo que alguna vez hubiera necesitado en la vida…pero, más allá del instinto, sus impulsos y necesidades, la parte más racional de su cabeza sigue enumerando todas las cosas que tienen en contra, por ende, la única forma de entender por qué sus caminos siguen cruzándose, es esto. Algo en la vida de Izuku debería revelar ese misterio. “¿Por qué ella te trajo conmigo?” se pregunta al tiempo que recuerda a los espíritus blancos que lo guiaron hacia el omega.
– ¿Intercambio? ¿De qué? –repite Izuku, confundido. “¿Por qué los salvajes son tan difíciles?” piensa con frustración.
–  Quiero que me cuentes algo de ti cada día, eso es todo.
Izuku medita las palabras y se da cuenta que eso bien podría ser mucho más valioso que la propia capa. Si no tiene cuidado podría delatarse en la mentira y ahora no solo los afectaría a Kota y a él, sino a Nemuri que lo ha ayudado tanto. – ¿Qué clase de cosas?
– Hasta que haces una pregunta inteligente…baja eso. –dice sin amedrentarse por el atizador que apunta hacia su nariz. –Quema – murmura retrocediendo un poco.
Izuku estrecha sus ojos, pero baja el arma, regresándola al fuego en una muda advertencia. Katsuki sonríe de medio lado, por el gesto, tal parece que Deku ya se dio cuenta que no puede dejarse engañar y eso lo consuela un poco, si Izuku comienza a aprender lo que necesita para sobrevivir, puede que llegue a la primavera sin que la realidad de su situación lo engulla por completo.
Ahora mismo, la información del último omega sin aparear es valiosa tanto para él como para cualquiera de sus enemigos. Además, así como él hará las preguntas hoy, sospecha que pronto será Izuku quien haga las preguntas. Esos ojos grandes no pueden ocultar la curiosidad hambrienta que tienen por el mundo y si no tienen cuidado, ambos podrían perder en este juego.
–  Sólo dime algo fácil. –  tararea Katsuki mientras se quita un morral de la espalda, luego se sienta en el piso para sacar su contenido dos riñones y comida. –¿Cómo era tu hogar? – pregunta, tomando asiento junto a él de forma despreocupada.
Entonces, vuelven a mirarse de frente. Uno sigue evaluando si responder o no, el otro simplemente no quiere perder un solo detalle de que lo que vayan a contarle, ahora más que nunca está listo para desnudar cada parte del Omega y atraparlo en los misterios que lo rondan.
“Era una granja…” comienza a relatar Izuku, sin ofrecer un gramo de confianza o perdón en su tono, ni mucho menos la menor oportunidad de que el otro obtenga algo de valor de él. Describe absolutamente todo lo que se le viene la mente, desde los cimientos de piedra centenarios, hasta el techo de tejas instalado hace unos 30 años, le cuenta sobre cada cuarto modesto, la cocina llena de estantes con las conservas, el sótano que llenan con hielo en invierno para guardar la carne de los animales viejos. Luego, cuando ya no tiene mucho que hablar de la casa, le habla de los campos.
Su relato se llena de minucias y detalles solo para aburrirlo, como los diversos tipos de cultivos que siembran en invierno, las lunas ideales para sembrar, los cuidados de las arboledas de duraznos, el poso de agua pura donde abastecen la casa, el cuarto de secado para las hierbas y flores fragantes que usan para ahuyentar insectos y hacer medicinas, las gallinas y sus razas, la cabra mañosa, las ovejas tímidas, los caballos de sangre fría, la doma de los potrillos en verano, el canal de regadío lleno de musgo y sapitos cantores, y el telar viejo y olvidado que está acumulando polvo en el entretecho del segundo piso….
La voz de Izuku resuena como un murmullo en la lejanía, despertando no solo el espíritu dividido del alfa sino al bosque. De pronto algo se levanta, merodea los límites del túmulo sin poder acercarse. Entonces escapa o se va como una brisa que sacude las ramas en las copas de los árboles...
Katsuki se relaja escuchando cada trozo de vida del omega y, aunque se da cuenta que él otro solo quiere cansarlo revelando sólo detalles y trozos de información irrelevante, Izuku no puede esconder como sus ojos se inclinan con suavidad cuando menciona los jazmines de su ventana o la curva suave de sus labios cuando habla de los edredones familiares, ni puede suprimir los suspiros melancólicos y profundas que hace cuando murmura el nombre de su padre.
–  Y ahí criaste a tu hijo. –dice cuando Izuku se pierde en algún recuerdo doloroso.
–  Ahí lo crie y ahí quiero terminar de criarlo. – responde como si despertara de un sueño, al tanto que su tono suena más a un recordatorio que a una promesa.
– Tu padre contrataba uno o dos peones para sacar el campo adelante y cosechar los melocotones ¿Harás lo mismo? ¿Crees que un dagobense trabajaría para un omega? -pregunta Katsuki con demasiada franqueza y en ese momento los ojos de Izuku caen al mismo tiempo que su boca se tuerce en un gesto doloroso.
La respuesta a esa pregunta llega rápido y sin dudas, tan contundente que apuñala algo en su corazón, pero aún si esta es una de esas preguntas peligrosas no tiene fuerzas para seguir mintiendo. –No, ya sé que no. – murmura desviando su atención hacia el fuego que crepita a medida que la madera se parte por el calor.
Su mente vaga entre los recuerdos de la gente del pueblo en el fuerte, comparando esas visiones con las memorias cada vez más lejanas de su antigua vida con los vecinos con los que creció…
Ellos saben toda la verdad sobre Kota, ninguno le negaría su propiedad sobre la casa hasta que su hijo fuera mayor, pero ¿Alguno creería que vuelve a casa intacto? Izuku intuye que el dolor y la vergüenza de escuchar esas 4 letras por parte de alguien que respeta o quiso, por poco que fuera, sería peor que el que siente cuando los artesanos siguen echándolo de sus tiendas. Si es que todavía hubiera una casa a la que volver. Todos tiene mucho cuidado de no decir nada importante sobre la guerra, ni el por qué el imperio perdió en cosa de un mes, la región más fértil que posee.
Una lágrima tibia se escapa desde el ángulo de su ojo e Izuku se apresura a esconderla. Extraña tanto esa vida y a su padre y su olor reconfortante, pero también una voz pequeñita murmura lo mucho que odia ser tan débil. A veces, se sorprende preguntándose por qué su padre o la gente querría que los omegas fueran así, pero siempre que piensa en ello termina hundiéndose en la tristeza y la ira, como si ambas emociones estuvieran destinadas a no separarse nunca más la una de la otra.
–  Ten, recibe. –ordena Katsuki. Mientras se perdía en sus pensamientos el alfa había partido el pan usando una navaja por la mitad. Le sorprende el gesto, pero no rechaza la comida, tiene mucha hambre y supone que tanto si lo rechaza como si lo come, no hará diferencia.
El pan es raro, o más bien diferente a los que conoce, su forma es plana y llena de aire con queso blanco cortado finamente. Katsuki le entrega carne seca y lo hace mezclar todo junto. Suspira antes de probar la comida, para sobrellevar las emociones amargas que sin duda arruinarán el sabor del ofrecimiento, pero de nueva cuenta el golpe de sabores hace doler su lengua de forma extraña.
El queso que hacen los salvajes es mucho más sabroso que el de dagobah, pero no sabe si es porque no usan leche de vaca o porque le agregan algo que en Dagoba no existe. Cuando termina de comer su pan, el alfa le ofrece un riñón con agua sin abrir.
Katsuki se regocija cuando por fin ve al omega alimentarse de su mano, aliviado de que haya dejado de hundirse en la pena, luego se ríe un poco cuando lo ve batallar para abrir la tapa de la cantimplora. Sus dedos llenos de costras se tornan pálidos por la presión y entonces lo ayuda a abrirlo, devolviéndoselo con una sonrisa.
Izuku se empina el riñón, pero tose fuerte, escupiendo parte del contenido cuando una ráfaga de calor baja por su garganta calentando todo su pecho y estómago. Katsuki se ríe con fuerza y le palmea la espalda. Sus ojos rojos se estrechan con malicia mientras lo oye quejarse por el vino.
–  Tan escandaloso. – se queja Katsuki sin parar de reír. – Tiraste un buen vino ahí.
–  Es fuerte ¡Quema! – gime Izuku tosiendo otro poco al tiempo que se limpia la barbilla con las mangas de la ropa, entonces se huele el chaleco junto a la capa y arruga la nariz– ¡Huelo a alfa borracho! – se queja y Katsuki hace un ruido indignado por la declaración ofensiva.
– ¡Oye! ¡Debiste lavarlo si no querías mi olor ahí!
El rostro de Izuku se ruboriza con eso, era verdad, pero no lo había hecho porque sus manos apenas están recuperándose. – Uuh, quiero quitarme el sabor. ¿Qué tienes ahí, en el otro? – dice alzando las manos para alcanzar el otro riñón.
–  Es Airag y no se comparte. – responde Katsuki golpeando las manos curiosas.
Las cejas de Izuku se unen mientras se acaricia la piel lastimada, más no se molesta demasiado tiempo por la brusquedad del otro, cuando de pronto recuerda al salvaje del mercado que vende airag solo a los alfas y betas machos, o más bien nunca ha visto a una mujer u omega comprando esa bebida. – ¿Qué es?
–   Alcohol, se hace con leche.
– ¿Leche? – pregunta torciendo su rostro extrañado.
–  De Caballo- agrega Katsuki.
– ¿Eh? – jadea Izuku con incredulidad y con cierta repulsión
Katsuki se ríe entre dientes, sin ofenderse en lo más mínimo. Todos se espantan cuando se enteran de que hacen el airag, pero la mayoría bebé toda la jarra cuando es época de festividades. – Es bueno en invierno. –informa mientras abre el riñón con airag para beber un largo trago de licor.
–  Es verano ahora – refuta Izuku enarcando una ceja y luego preocupado porque nunca ha visto a nadie beber así.
–  Cualquier fecha es buena…aunque no te apresures en probarlo Deku, o más bien que nadie te vea cerca de alguien que porta un riñón de estos. –advierte entregándole la cantimplora para que pueda mirarla de cerca.
Tiene forma de lágrima, es cuero con una boquilla hecha de hueso que permite el cierre por medio de un tapón, pero la piel tiene pequeños grabados, relieves de un lenguaje extraño y la forma de tres aves negro azulinas.
– ¿Por qué? ¿Qué significa? –pregunta Izuku mientras le devuelve el riñón, más Katsuki le dedica una sonrisa larga y diabólica.
– Bueno, supongo que tendrás que venir otra noche para saber. – le dice riendo fuerte por el mohín que hace la boca de Izuku. – Ahora ve a dormir, yo haré la primera guardia. –  ordena empujándolo por la frente, usando un dedo.
– ¡Oye! – se queja Izuku desde el piso con una mano en su cabeza, pero antes de que pueda reponerse y comenzar a discutir, Katsuki alza el atizador de metal al rojo vivo. – ¡Ya voy! – gime con un ruidito agudo metiéndose dentro de la carpa estrecha.
Tras un momento, los murmullos ansiosos de Izuku cesan, reemplazados por el sonido de su respiración lenta y acompasada. Katsuki se levanta y camina hasta llegar a su posición. Inseguro, patea suavemente los pies pequeños que todavía se asoman por la tienda, pero el omega suspira entre sueños sin despertar. Duerme profundamente, y aunque eso debería enojarlo, su alfa se siente más satisfecho porque confunde esto con una señal de confianza. O quizás solo esta siendo demasiado duro consigo mismo, y realmente solo basta esto para confiar en alguien como él.
Es un paso, el primero de los que les faltan por dar, pero al menos están en camino de algo. Si algo aprendió hoy es que Izuku está mas agotado de lo que deja entrever por el día, además, está el hecho de que en realidad Izuku no vio morir a su padre. Si ese hombre o alguien de su familia siguiera vivo, por improbable que parezca, será un problema si luego aparecen aquí. Por otro lado, mientras más piensa en el relato de Izuku, cada detalle tonto, parece tomar importancia. Es extraño, Izuku conocía cada grieta de su casa junto con las anécdotas tontas que las provocaron, pero no tenía idea de a quien pertenecía o de donde salió el huso de hilo y el telar hecho de roble.
Toma nota mental de estos detalles y se recuesta en el piso para descansar la espalda, mientras espera que la noche se haga más vieja. La próxima vez será más contundente con las preguntas de su familia…o más diestro.
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Cuando amanece Katsuki despierta a Izuku y se va rápido murmurando cosas que no logra entender por estar adormilado. Se queda sólo, medio descansado y con mucho frío ahora que las brasas pálidas ya casi no emiten calor. Pero estira los brazos, al tiempo que la espalda adolorida truena cuando sus articulaciones se reordenan.
Si no recuerda mal, ahora sólo tiene que esperar a que alguien venga buscarlo.
Aguza el oído para advertir la presencia de su relevo, pero el bosque es silencioso salvo por el ruido de un aleteo. Izuku busca a las aves que rondan el lugar, sin localizarlas. De pronto, una brisa fría pasa, elevando las hojas muertas del piso. Curioso, Izuku camina suavemente, siguiendo en pequeño camino que queda descubierto, encontrando entre las sombras del bosque a un gorrión.
El ave lo mira con ojos negros, las plumas despeinadas con manchas oscuras y húmedas, formando un patrón que asemeja los dedos de unas manos. Izuku se agacha para ver más de cerca al ave extraña y ella se queda tan quieta. El gorrión salta más cerca del humano cándido e iluso, y luego gorgojea volando hacia la mano que se estira en su dirección. Las pequeñas garras rozan la piel suavemente, conteniéndose, a medida que el humano lo acerca a su rostro, justo frente a la ventanas de esta alma dividida. Entonces, cuando un brillo verde está punto de florecer, clava las uñas sacando tres gotas de sangre.
Izuku contrae el brazo cuando el dolor lo recorre como un aguijón y el ave se va con un chirrido doloroso. Las pequeñas heridas, arden tanto que sacude la mano, luego se desespera y termina lamiendo la tres gotas de sangre para limpiar la herida y calmar el ardor. Tarda un poco, pero deja de sangrar y cuando inspecciona las heridas, estas se enrojecieron e hincharon bastante para ser tan pequeñas. Tendrá que lavarse esto al llegar a su refugio, pero antes de que pueda regresar al túmulo, otro aleteo resuena tras su espalda, mucho más fino y suave que el anterior. Izuku se voltea esperando encontrar al gorrión, pero no hay nada ni nadie ahí.
Una nueva brisa, sacude sus ropas al mismo tiempo que un suspiro femenino cansado y doloroso resuena frente a él y todo su cuerpo se eriza y estremece con miedo, buscando la presencia extraña.
- ¿Hola? - pregunta con duda sin obtener respuesta.
De pronto, varias gotas de sangre caen desde el cielo y su mirada sigue rápidamente la fuente encontrando un Mirlo. Está herido y cansado, el ala izquierda caída y sangrante, necesita ayuda, pero se va antes de que Izuku pueda alcanzarlo, desapareciendo entre las copas de los árboles.
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cuarzorosita · 9 months ago
Note
amo como escribess, te puedo pedir un one shot también medio doméstico pero de enzo y su hijo? donde su esposa espera otro bebé 😭😭😭
por favorr y amo tu one shot lo leo cada cinco minutos 💘💘💘💘
💐 ˚. ࣪ ⊹ UN RECUERDO . . . enzo vogrincic
♫ play beautiful boy by john lennon
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⠀⠀⠀𐙚 ˚. ࣪ ⊹ . . . pairing : enzo vogrincic x fem!reader.
⠀⠀⠀𐙚 ˚. ࣪ ⊹ . . . warning(s) : enzo siendo un poco ⠀⠀⠀sobreprotector, embarazo, mucho fluff.
⠀⠀⠀𐙚 ˚. ࣪ ⊹ . . . summary : dejar un recuerdo familiar es ⠀⠀⠀todo lo que necesitas para llenar el corazón de tu ⠀⠀⠀esposo.
⠀⠀⠀𐙚 ˚. ࣪ ⊹ . . . emi's note : muchas gracias mi niñaa, me ⠀⠀⠀alegro mucho que te haya gustado y espero este ⠀⠀⠀también. esta es la referencia que use para que se ⠀⠀⠀hagan una idea del cuadrito y dios mio enzo papá ⠀⠀⠀me mata. gracias por el apoyo <3.
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sonreíste cuando escuchaste la puerta de entrada abrirse y los pasos apresurados de su hijo.
enzo había ido a comprar un pequeño lienzo junto a su hijo, y tú, que no podías hacer mucho esfuerzo, te quedaste en casa.
habían escogido los colores desde antes, buscando tres de ellos que combinaran perfectamente, los habías ordenado ya en la mesa a la espera de los dos hombres.
¿y para que lo querían? pues bien, habías visto una tonelada de vídeos donde los padres con sus hijos marcaban sus manos en un cuadro, dejándolo como un recuerdo.
y no pudiste evitar querer lo mismo.
así que se lo contaste a enzo, tu esposo, que ante tu emoción y ojos estrellados, claramente no iba a decir que no.
"llegamos, chiquita" escuchaste a enzo antes de ver su figura atravesar el pasillo hasta la sala.
"¡mami!" eloy, tu hijo, apareció detrás de su padre, saltando al sillón donde estabas. reíste levemente cuando viste los ojos de enzo abrirse por la preocupación.
"ten cuidado, hijo" le dijo, acercándose y arrodillandose frente a ti. su mano cálida acarició tu vientre abultado con una sonrisa.
"¿y vos?, ¿te portaste bien?" acercó sus labios hasta tu vientre; dejaste un beso en la cabeza de tu hijo cuando este la apoyo en tu hombro y acariciaste el pelo de enzo.
"siempre se porta bien" respondiste por tú bebé por obvias razones, enzo subió sus ojos hasta tu rostro, observandote con una sonrisa.
"me alegro mucho, mi gordita" sus dos manos viajaron a los costados de tu vientre, acariciandolo mientras seguía dejando besos.
por mucho que amabas las caricias de enzo, tenías muchas ganas de hacer el cuadro, así que te estiraste con la intención de ponerte de pie. enzo bufó, demasiado concentrado en darle besos a su bebé.
"dale, gordita. déjame ayudarte" se puso de pie rápidamente, tomando una de tus manos y poniendo la suya en tu espalda baja.
te reíste de lo preocupado que era enzo en tu embarazo. no te sorprendió, el era exactamente igual en tu primer embarazo.
siempre queriendo cuidarte de lo más insignificante para ti, pero para él, todo era un peligro. no podía arriesgarse a que algo les pasará.
después de todo, eran su familia.
su hogar.
entrelazaste tus dedos con los de enzo y con los de eloy, caminando hacía la mesa donde anteriormente ya habías ordenado todo.
enzo frunció levemente su ceño cuando vio las cosas ordenadas "gorda, no tenías que ordenarlo todo" te dijo al oído, dejando un beso en el costado de tu cabeza.
sonreíste "pero quería hacer algo también" enzo asintió resignado.
te entrego el lienzo que le habías pedido. uno pequeño pero lo suficientemente grande para que sus manos entraran.
"muchas gracias, amor" con tu mano unida, lo atrajiste hasta ti, besándolo suavemente.
sentiste como enzo sonreía en medio del beso, llevo su mano hacía tu cintura, donde acarició y apretó suavemente.
no podía evitar tener sus manos fuera de tu cuerpo cuando, sobretodo ahora, que estabas embarazada. la idea de que tenías a su hijo dentro, cuidándolo y protegiéndolo hacía que sus ojos se llenaran de lágrimas.
"¡wakala!" escuchaste a tu hijo gritar y no pudiste evitar reírte justo en la boca de enzo, que de igual manera se reía.
"boe, cuando vos tengas novia no vas a decir lo mismo" lo señaló con su dedo, mostrando sus blancos dientes cuando su hijo negó con la cabeza.
"mentira" respondió eloy cruzándose de brazos. mientras enzo discutía con un niño de 4 años, te encargaste de desenvolver el lienzo, tiraste el plástico a la basura y te giraste a los dos vogrincic.
"dejen de discutir, bobos" llamaste su atención "vengan" enzo tomo a su hijo entre sus brazos, dejándolo sentado con cuidado sobre la mesa.
su brazo se posó en tu cintura mientras él se deslizaba a tu lado. dejo descansar su cabeza en tu hombro, haciendo un camino de besos hasta tu mejilla.
río levemente cuando observó tus movimientos nerviosos por sus besos. llevaban más de 10 años juntos y aún lograba ponerte nerviosa.
era su simple presencia la que te hacía tener una respiración acelerada.
le pegaste un codazo leve en el estómago, logrando llenar el pincel con pintura "vení, elo" tu hijo se acercó lo suficiente a ti, dejando su pequeña mano sobre tu palma.
deslizaste el pincel sobre su manito y sonreíste cuando lo escuchaste reír.
"me da cosquillas, mami" dijo el niño, dejando que guiaras su mano hasta el centro del lienzo.
su pequeña mano quedo pintada, destacando sobre el blanco del fondo. sentiste a enzo ajustarse a tu alrededor, sonriendo ante la marca.
la manito era tan pequeña, que te entristeció pensar que algún día dejaría de ser así.
un beso reconfortante llego a tu mejilla, al igual que las caricias en tu cintura. enzo entendía que a veces las hormonas golpeaban tus sentimientos más sensibles.
"¡te toca, mami!" sonrió eloy. enzo tomo el pincel de entre tus dedos y lo sumergió en el agua, buscando quitarle el color anterior.
lo saco y secó, colocándole el color que tu habías elegido; con la mano que tenía en tu cintura, tomo tu mano delicadamente, llevándola hasta sus labios antes de pasar el pincel desde la punta de tus dedos hasta la palma.
trazó tu mano con agilidad como si fuera un pintor, pero con delicadeza como si te fueras a romper.
cuando terminó, dejaste caer tu mano sobre la marca que la mano de tu hijo había dejado, haciendo presión para que quedara completamente marcada.
la quitaste, apreciando como la marca había quedado justo con la mano de tu hijo en medio, completando tu mano.
"es precioso" enzo juro casi derretirse en tu hombro ante la imagen.
eran las manos de aquellos que más amaba. las manos que se deslizaban por su cabello en las noches o por su rostro cuando querías un beso.
las manos que se estiraban hacía él para ser tomado en brazos o para envolverse en su cuello en busca de un abrazo.
enzo había formado un sentimiento de amor tan profundo y desorbitante por ti, por tu hijo, que podía dar su vida por la de ustedes.
y por último, fue el turno de la suya.
repetiste el proceso de limpiarla y llenarla de pintura, lo pasaste por su mano y la acomodaste para que quedara perfectamente centrada.
dejo caer su mano en el lienzo, haciendo la misma presión para que no sea su mano la que arruinará el lienzo.
cuando la quito, el recuerdo estaba terminado.
su mano era mucho más grande que la tuya o que la de tu hijo, pero parecía que las tres encajaban como piezas de rompecabezas.
una mano sobre la otra, sellando un vínculo como lo es la familia.
"me encanta" susurraste, acercando a tu hijo en un abrazo. enzo no tardó en envolver sus brazos alrededor de los dos.
bueno, tres.
los mecio de lado a lado, sintiendo un sentimiento de protección en su pecho. es aquí donde él pertenece. en ningún otro lugar más que con ustedes en sus brazos.
"te amo, gordita, mucho" susurró en tu oído.
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© CUARZOROSITA | do not copy, steal, adapt or translate my works.
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ultravioletqueen · 5 months ago
Text
Some time ago my sister introduced me to the world of the video game Hades and its sequel, all the lore and references to Greek mythology fascinate me (I'm a Greek mythology nerd, it's my weakness), I didn't think there would be anything that would bother me about the game Well, except one thing, ODYSSEUS.
Odysseus is by far one of my favorite heroes in Greek mythology, not only for his cunning, gray morals and determination, but also for his immense love for his wife and son, that made him different from the rest of the Greek heroes for me. ,that he was a genuinely loving father and a truly devoted husband even with the situations with circe and calypso, which to clarify, NEITHER OF THE TWO WAS CONSENSUAL, it was extortion and sexual abuse, Odysseus did not want to be with either of them.
For this reason it made me sad to see that Supergiant showed Odysseus as an unfaithful man (when in the Odyssey this man is the personification of simping) who is separated from his wife.
Even if I find the idea interesting that he is lying and Penelope is and working from the shadows like the partner in crime that they are, I have another idea:
After what happened with Circe and Calypso, he thinks that he no longer deserves Penelope, who according to his words "was waiting for years for an unfaithful man" and that is why he separated from her and calls himself "unfaithful" even though both situations were far from his control.
He loves penelope,he loves telemachus,he waited for years to meet them again,but the calypso and circe incident make him feel DIRTY(wich is common in victims of sexual abuse) and not deserving of the love of penelope and penelope in general.
using the lies about being unfaithfull could be a form of trauma block to avoid thinking about the incident,but at the same time it makes him feel WORSE because he thinks he betrayed the WOMAN HE LOVES,HIS SOULMATE AND LITERALLY HIS OTHER HALF.
Im not okay guys...i just want them to be happy again.
(Español)
Hace tiempo mi hermana me introdujo en el mundo del videojuego hades y su secuela,todo el lore y referencias a la mitología griega me fascinan(soy una nerd de mitología griega,es mi debilidad),no pensé que habría algo que me molestaría del juego,bueno,excepto una cosa,ODISEO.
Odiseo es de por lejos uno de mis héroes favoritos de la mitología griega,no solo por su astucia,moral gris y determinacion,sino tambien por el amor inmenso hacia su esposa e hijo,eso hizo que para mi fuera diferente al resto de heroes griegos,que fuera un padre genuinamente amoroso y un esposo realmente devoto aun con las situaciones con circe y calypso que para aclarar NO FUERON CONSENSUADAS NIGUNA DE LAS DOS,fue extorsion y abuso sexual,odiseo no quiso estar con ninguna de las dos.
por esta razon me puso triste el ver que supergiant mostro a odiseo como un hombre infiel (cuando en la odisea este hombre es la personificación del simping) que esta separado de su esposa.
incluso si me parece interesante la idea de que esta mintiendo y penelope trabajando desde las sombras como los partner in crime que son yo tengo otra idea:
que después de lo ocurrido con circe y calypso piensa que ya no se merece a penelope que segun sus palabras "estuvo esperando por años por un hombre infiel" y por eso se separo de ella y se denomina a si mismo como "infiel" aun cuando ambas situaciones estaban lejos de su control.
El ama a penelope,el ama a telemaco,el espejo por años para volver a verlos,pero los incidentes con circe y calypso lo hicieron sentir SUCIO(que es común en víctimas de abuso sexual) y no merecedor del amor de penelope y de penelope en general.
Usar las mentiras sobre ser infiel podría ser una forma de bloqueo traumático para evitar pensar en el incidente, pero al mismo tiempo lo hace sentir PEOR porque cree que traicionó a la MUJER QUE AMA, SU ALMA GAMELA Y LITERALMENTE SU OTRA MITAD.
no estoy bien gente...solo quiero que sean felices otra vez.
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darkacua · 1 month ago
Text
Lilia is a jealous father
As much as I love the idea of ​​Lilia being his children's matchmaker and blindly supporting any crush they have, I like to think he's a jealous dad. Especially with Silver.
He loves Malleus and firmly believes he knows what's good for their future love and the good of the kingdom when he sees him sighing like a maiden at his window (although he obviously does his secret research into the past of the person responsible for said sighs, just in case). Dragons only mate by love and can only create heirs if there's love involved, so he doesn't fear much about one day seeing future grandchildren coming from him.
However, Silver is a whole other story.
He's his baby, his youngest son, with whom he learned about humanity and how fragile beings outside of fairies are. He was, is, and always will be his little boy whom he still takes to his room when he falls asleep in places he shouldn't, and he fears losing that.
Does he want to see him happy? Yes. Does he want him to get together with a person he loves? By his port. Does he want him to start a family and give him grandchildren? Obviously, that's a stupid question.
Does he want to see him with a romantic partner right now? NO.
I like to think that when he took Silver as a baby he had to do a lot of research on human infants and their obvious development into adulthood. The problem with this is that he taught himself with fairly outdated books on human anatomy and customs, so he has a somewhat… distorted idea of ​​how all that growth and hormones happen. The boy is already 17 and Lilia is still waiting for puberty to hit and the physical changes described in the books he read over a decade ago.
So imagine one day you just see your son starting to get surrounded by younger people of his age, who are a little too cheerful and affectionate with him, or they stop him in the hallway just to say hello and talk a little about their day, or god forbid, someone asks you to accompany them to a more secluded spot so they can confess comfortably. Lilia is sure his world is falling apart.
These hormonal animals want to take his baby and snatch it away from him! (That's NOT even close to what's happening, but the fairy doesn't understand reason or sense.)
So you have a 700 year old fairy, who refuses to see his youngest son grow up and leave the nest in the romantic realm, making a thousand and one plans to avoid any kind of confession to Silver, no matter what year, rank or gender tries, Lilia is going to "accidentally" stop it.
Malleus can only pray for his brother's well-being, as he knows he's about to go through quite a few embarrassing moments because of their father.
Español bajo el corte
Por mucho que ame la idea de Lilia siendo el casamentero de sus hijos y apoyando ciegamente cualquier enamoramiento que estos tengan, me gusta creer que es un papá celoso. Sobre todo con Silver.
Ama a Malleus y cree firmemente que sabe lo que es bueno para su futuro amoroso y para el bien del reino cuando lo ve suspirando como una doncella en su ventana (aunque obviamente hace sus investigaciones secretas a fondo del pasado del responsable de dichos suspiros, solo por si las dudas). Los dragones únicamente se unen por amor y solo pueden crear herederos si hay amor de por medio, así que no teme mucho por algún día ver futuros nietos viniendo por parte de él.
Sin embargo, Silver es una historia completamente aparte.
Es su bebe, su hijo más joven, con el que más aprendió sobre la humanidad y lo frágiles que son los seres por fuera de las hadas. Fue, es y siempre será su pequeño niño el cual aún lleva a su habitación cuando se queda dormido en lugares que no debería, y teme perder eso.
¿Quiere verlo feliz? Si ¿Quiere que se junte a una persona que ama? por su puerto ¿Quiere que forme una familia y le de nietos? Obviamente, es una pregunta estupida.
¿Quiere verlo con una pareja romántica en este momento? NO.
Me gusta creer que cuando tomo a Silver de bebe tuvo que investigar mucho sobre los infantes humanos y su obvio desarrolló hacia la adultez. El problema de esto es que se auto enseñó a sí mismo con libros bastante desactualizados sobre la anatomía y costumbres humanas, así que tiene una idea un poco… distorsionada de cómo sucede todo eso del crecimiento y las hormonas. El chico ya tiene 17 y Lilia sigue esperando a que le llegue la pubertad y los cambios físicos que decían los libros que leyó hace ya más de una década.
Así que imaginen que un día solo ve a su hijo empezando a ser rodeado por más jóvenes de sus edad, que son un poco demasiado alegres y afectivos con él, o que lo detienen en el pasillo solo para saludarlo y hablar un poco sobre su días, o dios no lo permita, que alguien le pida que lo acompañe a un punto más apartado para poder confesarse cómodamente. Lilia está segura de que su mundo se está cayendo a pedazos.
¡Estos animales hormonales quieren tomar a su bebé y arrebatarlo de él! (Eso NO ES ni de cerca lo que está pasando, pero el hada no entiende razón ni sentido)
Así que tienes a un hada de 700 años, que se niega a ver a su hijo más joven crecer y salir del nido en el ámbito romántico, haciendo mil y un planes para evitar cualquier tipo de confesión hacía Silver, no importa el año, rango o género del que lo intente, Lilia va a “accidentalmente” evitarlo.
Malleus solo puede rezar por el bien de su hermano, ya que sabe que está apunto de pasar por bastantes momentos vergonzosos por culpa de su padre.
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saetaydiamanteszarcos · 1 year ago
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Hijo del Este
El libro perdido
Capítulo 22: La invitación
Izuku va corriendo por las calles del fuerte hasta las caballerizas, pidiendo permiso con impaciencia al tumulto de gente que se acumula frente a cada tienda. Pero aún en su frenetismo logra identificar la figura alta de Nemuri. Está parada bajo el arco de la plaza principal llamando la atención de todos a su alrededor con su escote generoso y sugerente, sin sentir la menor vergüenza por las miradas descaradas de los alfas, betas y omegas que transitan a esa hora de la mañana. Sus ojos azules se ciernen con elegancia en un mudo asentimiento, para que pueda continuar con su camino casi sin perder el ritmo.
Y con la misma brusquedad con que se vio rodeado de gente, las personas desaparecieron para que pudiera correr de vuelta a su refugio. Aún a la distancia, el granero se alza con lúgubres tablas, oscurecidas por los inviernos inclementes. Es viejo y sin florituras, más ninguna astilla podría opacar el alivio que siente cuando regresa a sus paredes donde ningún eco del nuevo mundo alcanza a penetrar el refugio oculto en sus entrañas.
Ni siquiera el grupo de personas congregado fuera de sus puertas, merma su breve alegría porque son los peones que ya conoce. Su corazón se alivia cuando ve la pequeña mata de cabello negro asomándose más allá de las puertas, pero Kota no lo ha visto todavía. Va enojado, de brazos cruzados y la mirada afilada de esa forma que no entiende de dónde sacó y atrás aparece Inasa con su voz potente, hablando aceleradamente mientras Kota le quita la mirada, ignorándolo con tozudez.
Pero, de pronto, el niño da un pequeño salto en su lugar cuando lo reconoce, su gesto se desarma, luego se tuerce en una mueca triste, con los ojos húmedos listo para llorar. Inasa retrocede un paso con culpa, como si hubiera roto un vaso o algo peor hasta que por el rabillo del ojo nota la cabellera verde que pasa como un borrón negro bajo la forma de una capa negra demasiado grande.
Izuku saluda brevemente al alfa mientras disimuladamente se quita la capa de Katsuki, preocupado de que él valla a reconocerla. Kota comienza a llorar con más fuerza, pero su mamá lo alza en sus brazos al tiempo que lo lleva devuelta al fondo donde el lecho solitario es ahora un nido de retazos de tela y mantas viejas. Toman asiento y el olor reconfortante se libera cubriendo todo el espacio.
–  Lo siento ¿Tarde mucho en llegar? Vine corriendo, lo juro – murmura abrazándolo con fuerza. No se suponía que tardarían tanto en relevarlo y ahora tendrá que pensar en algo para las siguientes noches, porque esta es una oportunidad demasiado buena para dejarla ir, incluso si Katsuki sigue viniendo.  
–  Izuku. – llama el alfa más joven, siguiéndolo con cierta impaciencia. – ¿Dónde estabas? – pregunta en tono confuso, afectado por las feromonas maternales que van aplacando parte de las emociones que lo asaltaron cuando abrió el granero e Izuku no estaba dentro.
–  Estaba trabajando…En los túmulos de carbón. –  informa empujando la capa entre las colchas de su nido para luego recostar a Kota de vuelta a la cama. Algo en Inasa es diferente, su mirada se afila de forma penetrante, con sus facciones tensas y peligrosas. Es un rostro que nunca le ha dedicado antes y sólo por eso intuye que esta no es una conversación que Kota debería escuchar.
En ese momento, Izuku toma un atado de hierbas y lo sacude liberando un olor penetrante y medicinal, luego lo abandona dentro de la olla, para llenar un balde de metal con paja y madera, pero nada de ese tiempo comprado es suficiente para que Inasa se calme y mientras acurruca a Kota entre las mantas con la promesa de regresar pronto, el alfa lo sigue hacia la entrada del granero casi pisándole los talones. Izuku se para frente a las puertas abiertas, detenido por el brazo de Inasa que echa un breve vistazo hacia el exterior, pero no hay nadie afuera por el momento. No quiere que nadie los escuche discutir y él intuye porqué: hizo lo mismo que todos los demás, suponer. Pero, aunque duela, no puede culparlo.
Nadie sabía que iba hacer anoche, excepto Nemuri. La mujer no podía cuidar a Kota porque comparte carpa con las otras ayudantes de Chiyo y la anciana ha sido implacable con Izuku. Pero así como ella rechaza a Kota y su forma de criarlo, el hace lo mismo cuando rechaza sus invitaciones para charlar sobre su siguiente celo y precalentamiento. En cada oportunidad, su rostro se arruga todavía más, luego niega con la cabeza apretando el bastón, mientras se va refunfuñando cosas sin saber lo reconfortante que es poder decir que No. Por ahora Nemuri es su única guía y así se mantendrá hasta que no sepa cómo resolver cada uno de sus problemas.
Ahora que tiene un trabajo, debe pensar en cómo mantenerlo sin importar lo que pase al mismo tiempo que debe prepararse para el peor invierno de su vida. Aún ahora las noches son demasiado frescas dentro del granero, y sólo será peor una vez que el frío se asiente y las primeras nevadas lleguen a estas tierras. Por eso, debe pensar en muchas cosas y aunque Katsuki le dio una salida para varias de sus problemas, ahora que tiene la cabeza más fría, no se siente más aliviado porque en realidad sólo cambió unas preocupaciones por otras.
Cuando decidió tomar el empleo, no sólo estaba preocupado porque iba a tomar un trabajo peligroso, sino porque Kota iba a quedarse solo y no estaba seguro de que su hijo podría soportarlo. Durante sus 5 años de vida han dormido juntos en el mismo futón y por ese mismo tiempo lo ha acompañado en cada pesadilla e ida al baño nocturna. Cinco años consecutivos y recién hasta hora comprende que dormir juntos es un lujo que ya no puede permitirle por más tiempo.
Katsuki anoche le hizo un importante recordatorio, la vida que conoció antes de la guerra se fue con su padre o, sospecha, nunca existió. Quizás su padre era otro soñador, como su abuela, un halcón de tinta, el vigilante de los cielos luminosos que tanto Izuku quería tocar…
Por eso no puede cometer el mismo error, aunque Kota sea tan pequeño.
–  Yo…honestamente no sé cómo debería decir esto Izuku, pero ¿En serio te recibieron? ¿Cómo supiste de ese trabajo? – pregunta Inasa e Izuku frunce el ceño cuando escucha el tono sospechoso.
–  He estado haciendo preguntas…–  responde mirando directamente a los ojos de Inasa por primera vez en todo el día. Esto no era sólo preocupación. – Escuché hablar a alguien sobre los túmulos y presioné un poco para saber si podría ir y es lo que hice. – insiste porque hasta donde todos saben, Katsuki no habla con él jamás, además, es cierto que estuvo preguntando a varias personas sobre ese trabajo, en las caballerizas. –  Técnicamente puedo salir de aquí cuando quiera, es lo que dijiste hace unos días…
–  Si es lo que dije, pero me refería a si tenían que salir por algo urgente. Hay mucha gente vigilándote, no debería explicártelo, pero no es bueno que te vean salir de noche, especialmente con esa capa. No es tela de aquí…
La mirada de Izuku se oscurece, pero no se deja dominar por la preocupación, en cambio, hecha un breve vistazo hacia Kota, pero el niño está de espaldas a ellos en el nido. –Se la compre a uno de mis clientes en los lavaderos. Pague por ella, honradamente. – agrega cuando Inasa no parece satisfecho con su pregunta. –  Seguiré yendo hacia allá, Inasa, ellos pagan y no es tan duro como podría ser, sólo debo quedarme ahí y nada más.
–  Tu situación es diferente, las cosas que haces son...
– ¿Mi situación? – interrumpe, frustrado. Él sabe perfectamente cuál es su situación, y porque lo sabe, salió a los túmulos. No tiene alternativas, si algo se presenta debe tomarlo. Esa es su vida ahora. –  Inasa, los demás ya pensaban que soy una ramera. –murmura para que Kota no tenga que escucharlo, no está listo para responder a esas preguntas todavía. – Y lo pensarán siempre, porque no se trata de lo que haga sino de lo que quieren ver.
- Y por eso deberías darte cuenta de que, para esas personas, es casi como una confirmación.
Izuku suspira pesadamente, conteniéndose porque en el fondo sabe que Inasa tiene buenas intenciones, incluso si está cruzando una línea. -Sí, se ve mal, pero porque estoy en esta situación es que tengo que esforzarme más que nadie sin importar lo que los demás piensen. En tanto las matriarcas sepan la verdad, nada más importa Inasa. Necesito que ellos sepan que haré todo lo que esté en mi mano para salir adelante y para lograrlo necesito que me vean en todas partes, incluso donde da miedo para que pueden confiar en mí como una madre. - dice sin despegar su mirada, pero algo en el rostro de Inasa lo traiciona y eso duele de una forma que no esperaba-¿No confías en mí?
El alfa jadea apesadumbrado y en cierta forma acorralado. No es que no confíe en el omega, sino en los demás y lo cierto es que no puede estar en todas partes para cuidarlo. Pase lo que pase, Masaru ya decidió su destino y exponerse de esa forma sólo hará que la caída sea más grande y fea…
La falta de palabras en el otro hace que Izuku se hunda, porque si él, siendo el hombre que le dio el trabajo, todavía no está convencido de su valía ¿Qué piensa el resto de nómades? ¿Lo odian como Goto, lo toleran como Gin? ¿Puede ganarse su respeto como hizo con Inasa y al parecer Katsuki? Tiene que volverse alguien indispensable, pero si Ulgen fue su puerta de entrada y trabajar como todos los demás no es suficiente, ¿Qué hizo bien en un principio? No lo sabe, no lo entiende, ni lo entenderá si sigue haciendo las mismas cosas…
Su olor se agria junto con sus emociones, pero toma el balde caliente con el atizador de hierro para no quemarse y se va hacia el fondo para depositar las brasas en el brasero de piedras. Inasa lo sigue, con el rostro lleno de culpa una vez que siente las feromonas tristes, pero antes de que pueda rectificarse, Izuku lo despacha.
–  Tengo que alimentar a Kota – avisa súbitamente e Inasa hace una mueca. – luego iré a los lavaderos, así que muchas gracias por preocuparte...
–  Lo siento. Cuando no te vi dentro me preocupé demasiado y Kota no quiso decir nada.
–  No soy chismoso – bramó el niño de pronto descubriéndose la cabeza. Izuku salta en su posición y el alfa toma la intervención del niño como su salida. Quizás Masaru tenga razón y sólo debe dejar que las cosas pasen.
–  Kota…no te pedí eso. –murmura Izuku, una vez que Inasa los deja solos. Kota se encoge en su posición, luego mira el fuego y la olla con deseo.
–  Tengo hambre – berrea e Izuku se apresura a preparar algo.
Tan pronto terminan, se van tomados de las manos al mismo tiempo que Izuku sostiene sobre la cabeza un atado con su propia ropa, el jabón y la aguja con sus hilos de colores.
Esta vez se lleva la capa que le dio Katsuki y la lava a mano con cuidado mientras piensa en cómo intervenirla para que nadie pueda reconocerla. Necesita hacer una basta y bordar algún diseño que durante el día distraiga la atención de la tela mientras que por la noche no se vea, para que siga protegiéndolo de las miradas inescrupulosas que seguramente estarán vigilando sus pasos más de cerca. Pero  solo de pensar en eso, siente como si se quebrara la cabeza, porque odia los puntos en cruz, el festón, los rellenos, o mas bien cualquier tipo de bordado, si tiene que hacerlo él…
Izuku se limpia el sudor de la frente tras lavar colchas de lana gruesas y pesadas. Literalmente fue un infierno encargarse de ellas y apenas logra colgarlas Kota se ríe de él porque termina con toda la camisa y el pantalón mojados.
Juntos tiran el agua jabonosa por el desagüe que está detrás del pozo y como siempre el ruido dulce y libre se escapa por el túnel oscuro y profundo, impedido por una reja pesada de acero. De pronto, Kota se agacha para mirar el interior con mucha concentración e Izuku hace lo mismo porque el también quiere saber.
– ¿A dónde se va? – pregunta mientras trata de levantar la rejilla pero el metal esta oxidado, húmedo y pesa demasiado para él, así que termina de culo en el suelo mojándose los pantalones, con las orejas rojas.
Izuku disimula una sonrisa antes de contestar. –  La verdad no estoy seguro. El agua que salía de la cocina de nuestra casa se iba a un canal de regadío, y creo esta se va al foso del castillo…
– ¿No podemos mirar? – pregunta con sus ojos llenos de curiosidad e Izuku se ríe entre dientes porque esa mirada le recuerda a él mismo y suena como una aventura corta, además, ya terminó con esas ropas. – Tiene que ser rápido Kota – informa con falsa severidad y el niño asiente tomándole la mano.
En realidad, no tienen que caminar demasiado, unos cuantos metros más allá hay una pequeña valla de piedra y del otro lado está un margen de tierra llena de pasto, maleza y musgo verde. En sus profundidades, nacen plantas acuáticas, juncos lanudos y arbustos tupidos que no hacen un buen trabajo en esconder el par de nidos que yacen abandonados entre sus ramas.
Kota se desinfla al ver el foso del castillo. No es tan ancho como imaginaba, huele a agua estancada y está lleno de bichos, sin embargo, Izuku cruza la valla para mirar todavía más de cerca el fondo de agua sólo para encontrar la salida del desagüe, pero no puede ver nada, ni la espuma, por otro lado, ahora que está más cerca puede ver pequeñas sombras con forma de pez moviéndose en el fondo del agua pantanosa y se pregunta si serán comestibles.
Cuando regresan hay dos personas con canastas e Izuku se apresura a ofrecer sus servicios. Sólo unos momentos después Izuku está lavando ropa con rapidez para que luego puedan comer algo, más Nemuri llega oportunamente y el omega sonríe ampliamente sin dejar de trabajar hasta que se da cuenta que ella puede ayudarlo.
–  Necesito hilo de bordar – murmura inclinándose y ella se ríe enternecida.
–  Levanta la cabeza Izuku, me avergüenzas muchacho, iré por tu hilo – dice con una sonrisa, mientras imagina a Izuku usando otra cosa que la fea camisa omega dagobense. – ¿Cómo van tus hierbas?
–  Están secando bien. El mercader del castillo dice que podrá conseguirme frascos, aunque son algo caros igual que la miel...
–  Vale la pena Izuku, y por la miel no te preocupes, en cuanto pueda te traeré un frasco, pero ha sido difícil esconderlo. Cuando tengas todo, recuerda bien las cantidades y en un mes tendrás un poderoso estimulante para tus fuerzas. Serás robusto como un roble. – dice con una sonrisa. – Ahora, no vine solo para charlar de nimiedades, por favor no olvides contar los días y recuerda que los signos de cortejo serán más notorios igual que el olor que liberes, llegará a distancias más largas.
–  Recuerdo lo que me dijiste, yo le pregunto a Kota todos los días, porque tiene buen olfato y en casa fue el primero en darse cuenta de mi maduración, así que creo que él se dará cuenta antes que nadie.
–  Sí, es buena idea y recuerda que todas las emociones que sientes son normales, no te reprimas demasiado…Creo que eso fue lo que empeoró las cosas para ti, la última vez, no puedes contener tanto a tu omega.
El rostro de Izuku se ruboriza y asiente, pero no sabe cómo decirle que no es algo que haga apropósito. Cuando se da cuenta de que lo ha hecho, no siente el malestar que le han dicho. En realidad, es como estar parado contra una puerta que se sacude, algo tan sutil y mecánico que a veces olvida hasta que siente esa pequeña sacudida. Otras veces despierta y su instinto está a su lado, terriblemente dominante. Entonces, murmura secretos sutiles que hablan sobre esas sensaciones que se enrollan en su vientre y pecho, como una fuerza que lo atrae y suelta, un pulso constante e iterativo que se hace más fuerte por la noche, donde danza y presiona como un cosquilleo en la piel y se transforma en imágenes vivas en sus sueños.
Ella lo observa con ternura, pero no le insiste para que saque a la luz sus aprensiones. Izuku ya tiene demasiados problemas en su cabeza y obligarlo a resolver todo en un solo día es cruel e injusto. – Traeré lo que me pediste…- murmura antes de irse.
Las siguientes horas Izuku termina de trabajar y se refugia junto con Kota a la sombra de los edificios y antes de que puedan darse cuenta pueden dar por terminado el día y retornar con suficientes horas de luz a su refugio.
Por el camino Kota se adelanta para que puedan llegar al granero porque está aburrido y quiere jugar con la lagartija que esconde en su bolsillo. Izuku lo regaña, llamándolo hasta que logra alcanzarlo a unos cuantos metros del granero, donde ambos se detienen abruptamente al encontrar a Masaru junto con su séquito de guardias y ayudantes.
Izuku inclina la cabeza a modo de saludo, con la esperanza de dejarlos atrás, pero una chica castaña de rostro amable saluda animadamente a Kota haciendo que el niño se apegue a sus piernas impidiéndole que pueda seguir caminando. Masaru se ríe ligeramente mientras uno de los peones trae dos caballos blancos y otro trae consigo la montura para uno de ellos.
- ¿Día ocupado? – pregunta Masaru mientras recibe la montura para ensillar el mismo a su propio caballo.
Más Izuku tarda un poco en responder, porque esta es la primera vez que ve a Masaru hacer esto. Sin exagerar, cada silla pesa casi 30 kilos, peso que levanta por encima de la línea de sus hombros sin esfuerzo alguno, pero así como llega ese sobresalto su instinto lo reprende porque aquí no hay una regla “natural” que divida físicamente omegas de alfas. Sigue teniendo el mismo prejuicio que su padre y su propia gente, a pesar de que él también puede levantar ese peso y a veces más.
- Nada especial, estuve en los lavaderos señor. – responde Izuku incómodo. Intenta seguir adelante, pero Masaru lo detiene. El hombre observa cuidadosamente sus facciones y la vergüenza se asienta como un calor tibio en su cuello y mejillas. Es como si buscara algo, más sea lo que sea lo abandona esbozando una sonrisa reconfortante.
- Izuku, me han dicho que eres bastante diestro y quiero dar una vuelta por el alrededor del fuerte ¿Me acompañarías? – pregunta para luego subir a su caballo sin esperar por su respuesta. El otro peón se acerca por detrás de Izuku y le entrega las riendas del caballo. No puede negarse.
Los ojos verdes se desvían hacia el cachorro y antes de que pueda hablar con él para pedirle que se porte bien y lo espere, Masaru vuelve a insistir- Ella es Ochako, es una alfa de la manada de mi hijo, pero sabe bastante sobre niños, no te preocupes, ella lo cuidará. – dice con un tono que no admite negativas.
Izuku puede sentir otra ola de frustración venir, este desplante no es necesario, él sabe que no puede negarse, sólo le preocupa que Kota se asuste y comience a llorar, más contra todo pronóstico Kota abandona su escondite y saluda a la chica con los brazos cruzados, al tiempo que adopta esa mirada que ahora entiende que significa.
– Muchas gracias por la invitación. – dice al mismo tiempo que suelta la rienda, luego le entrega a Kota el atado con sus ropas lavadas para poder apretar sus hombros tal y como hacía su padre para consolarlo.
Masaru se tensa con cierta incredulidad porque piensa que va a rechazarlo, más cuando ve como reconforta al cachorro, algo en él se llena de duda. Es cierto que no está muy familiarizado con la cultura dagobense, pero es extraño ver que un omega repita el mismo gesto que su tribu hace con sus cachorros para decirle que se mantenga firme, aún más, el niño asiente reconociendo la señal sin que se medie palabra, como si pudieran comunicarse sólo con los ojos que necesitan del otro.
- Es un hermoso espécimen – halaga Izuku liberando un poco de sus feromonas para presentarse al caballo. La yegua se anima con su olor y abre sus fauces para memorizarlo. Es la primera vez que está directamente frente a los caballos de Masaru, porque sólo uno de sus compañeros hace ese trabajo, Nirengeki.
El rostro de la Matriarca se ilumina con ese orgullo elegante que lo caracteriza - Su nombre es Touma, y ella es Batbayar, la matriarca de su manada.
Izuku observa el porta imperioso del caballo, sus ojos serenos pero atentos y ciertamente es una criatura especial. Su aura es limpia, casi difuminando su silueta en el aire, pero no puede seguir admirándola cuando todavía esperan que monte el caballo. Una vez arriba, Masaru inmediatamente dirige el camino sin que nadie más de su guardia los siga. “Esto es una prueba”, dice una voz en su cabeza y su omega salta al frente para dirigir el torrente de emociones que agitan el corazón de Izuku, pero a lo largo del camino Masaru no dice mucho a medida que los acerca hacia la puerta oeste del fuerte, donde los soldados se apresuran a despejar el camino.
Están ahora en los mismos límites por los que se le permiten transitar y solo basta una mirada del hombre para que Izuku casi pierda todo el color de su rostro al tiempo que intuye lo que siguiente que le dirá.
– Si hubieras llevado al niño contigo a los túmulos, hubiera sido un problema bastante grave. – advierte mientras hace que Batbayar avance un par de metros por delante. – Junto a mí – ordena, pero antes de que Izuku pueda reaccionar, su propio caballo se mueve avanzando los metros que los separan donde un grupo de soldados armados se detiene para mirarlos con curiosidad.
Son un grupo de 6 hombres montados a caballos y con arcos. Preparados para disparar hasta 90 metros de distancia. El peliverde rápidamente intenta frenar al caballo, pero Touma ignora el tirón en su rienda y sigue avanzando hasta alcanzar a su verdadero amo.  Nervioso, Izuku mira la puerta que están dejando atrás y de pronto está listo para bajar del caballo, pero antes de que pueda saltar ambas yeguas giran hasta quedar mirando hacia el sur, sin que nadie las dirija. Incrédulo Izuku jadea al tiempo que Masaru sonríe de la misma forma que hace el hijo y sólo por eso sabe que algo hará.
Un olor boscoso inundado de feromonas dominantes comienza a picar en la nariz de Izuku. Su omega se eriza agraviado por la orden, pero cede e Izuku inclina su cabeza con sumisión. – No sé quién fue el tonto que te dio la idea, pero tras mucho pensarlo no voy a impedir que vallas…Está dentro de los límites y a juzgar por las indagaciones que hiciste con tanta delicadeza ya sabes que es peligroso, incluso aquí donde todos nos temen.
Izuku abre la boca para hablar, pero es imposible, su omega le dice que no porque deben esperar a que el otro omega los autorice a hablar. El rostro de Masaru se suaviza, sus ojos avellanas se cierran al tanto que sus feromonas se diluyen y, entonces, Izuku puede relajar los músculos de su cuello y espalda.
- Ese era yo como líder y ahora voy a hablarte como madre. – continúa con un tono paternal, al tiempo que busca la mirada vidriosa de Izuku. – Mi yurta está disponible para todos, incluso los omegas dagobenses que no pertenecen todavía a la tribu. Si algo sucede a partir de ahora o si algo ha pasado y por alguna razón sentiste que no podías decírselo a nadie, este es un buen momento para que lo hagas…
La espalda de Izuku se yergue y casi se voltea a mirarlo, pero los ojos muertos de ese hombre se asoman por su mente, el sabor del vómito inunda su boca, se siente enfermo, humillado y sobre todo tiene miedo. “Nadie está de tu lado”, murmura una voz extraña y aunque le causa un escalofrío desagradable, Izuku no puede estar más de acuerdo con él. Si Masaru sabe lo que pasó, si él sabe y de verdad quisiera ayudarlo lo habría hecho sin una confirmación. No puede decirle, y se morirá con ese secreto.
El silencio se instaura entre ellos y eso es casi tan inquietante como los rumores, porque el silencio, a menudo, confirmar las suposiciones, pero esta es lo único que no querría para un omega jamás. Entonces, Izuku lo mira a los ojos afectado, pero con resolución. – Sólo palabras mi señor…Muchas palabras. No estoy acostumbrado porque nunca salía tanto de casa. – agrega y se sorprende de que esa verdad a medias sea suficiente para que el hombre abandone su treta, en cambio, parece que hay cierto alivio en su rostro y lástima. Él no quiere lástima.
“¿Palabras?” piensa Masaru, pero no porque le resulte extraño que un insulto pueda hacer que el rostro de alguien palidezca de esa forma, sino porque él esperaba que una madre y su bastardo ya estuvieran acostumbrados a escuchar ese tipo de desprecio, o cuando menos sabría cómo manejarlo. Más, de nada servirá si insiste y tira de ese hilo ahora, Izuku todavía necesita tiempo para confiar en él y todavía deben mostrarle más cosas de su cultura. Es preciso que vea con sus propios ojos y sin pretensiones, el mundo que le aguarda si decide incorporarse. Uno más esplendoroso que el de sus compañeros, si esos alfas no se retractan en sus intenciones de cortejo, antes de que termine la prueba.
- Somos omegas Izuku, las palabras es algo con lo que tendrás que aprender a lidiar siempre, especialmente los omegas como nosotros que podemos imponernos con nuestro olor. – dice en tono compresivo, pero Izuku lo observa sin entender. – Tus feromonas, son fuertes ¿No te has dado cuenta? – inquiere con una mirada incrédula y hasta cierto punto enternecida- ¿Por qué piensas que los caballos beligerantes te respetan?
- Servicio – murmura y el omega mayor comienza a reír.
- ¿Quién te dijo eso? ¿Tu madre? No hay un solo caballo salvaje que se someta por servicio Izuku…
- Pero el olor…- comienza a decir y entonces lo termina de entender, el mismo acaba de vivirlo ¿Es por eso por lo que dejó que trabajara en las caballerizas? Y como si sus pensamientos estuvieran escritos en su rostro, Masaru lo observa invitándolo a decir sus pensamientos en voz alta – Podemos hacer eso.
- Podemos hacer lo mismo. – confirma Masaru y se deleita cuando los ojos grandes se mueven de un lado a otro mientras murmura rápido, cada idea y reflexión. No pudo tener más razón al imponerle esta prueba a Izuku. Él tiene virtudes de los tres dioses y sospecha que ya ha pasado por dos pruebas de espíritu.
La primera debió ser con la diosa Eutuken, cobijando al cachorro inesperado, luego la segunda debió ser impuesta por Erlik Khan, a través de Ulgen, y pronto, si sigue cultivándose como hasta ahora, Elle Maijima aparecerá tan problemático y enigmático como le gusta ser y hará falta que se prepare para eso o caerá de forma estrepitosa.
- Vas a quemarte ahí muchacho – dice Masaru cuando no parece que vaya a salir de su cabeza pronto. Los ojos verdes se abren con vergüenza, el color regresa un poco a sus mejillas, aunque todavía parece que sigue nervioso. – La próxima vez muchacho, habla conmigo sobre las cosas que vallas a hacer, a mi edad nos gustan cada vez menos las sorpresas…
Izuku asiente y traga saliva, de pronto, el peso del mundo cae sobre sus hombros y siente que realmente necesita ir a descansar, pero es irónico que Masaru reproche esta sorpresa, cuando técnicamente es un chasco que Katsuki orquestó. Ese alfa engreído ha sido una pesadilla desde que tuvo la mala suerte de encontrarlo ¿Qué le costaba una maldita advertencia? Después de todo él le dio la idea. Aunque, quizás debió suponer que sería así o entonces Katsuki no habría estado tan preocupado de que nadie supiera que fue a los túmulos…Lo que de nuevo trae a colación la misma duda ¿Tanta influencia tenía Katsuki? Porque está claro que alguien, entre los guardias o el encargado de los túmulos, dio aviso al alfa de su llegada para que lo encontrara. Más, habiendo superado el susto y comprendiendo el alcance esa jugada, ahora tiene algo con que chantajear a Katsuki, como intente ser un imbécil de nuevo.
- Supongo que fue estúpido. – le responde tratando de parecer más arrepentido que enojado.
- No, sólo fue temerario…- corrige Masaru de forma conciliadora. Quizás fue un susto demasiado grande, pero él ya ha demostrado que no es quien aparenta y debía recordarle quien tiene las riendas aquí. - Supongo que no estas acostumbrado a pedir permiso… ¿O me equivoco?
Entonces, el rostro de Izuku enrojece y Masaru enarca una ceja porque no esperaba tener una confirmación tan rápida. – En casa, era más fácil pedir perdón que pedir permiso. Mi padre trataba de retenerme todo el tiempo…
- Bueno, siendo honesto contigo muchacho, no puedo juzgarte demasiado, no era mucho más joven que tú cuando peleaba con mis padres para poder ir con todos los demás a las regiones del mar, pero nací con una tarea y un deber. Así que viajes tan largos nunca fueron una opción…
Midoriya entonces lo observa curioso por la dirección que tomó todo esto, sin embargo, ya no tiene energía para seguir pensando. Quizás sólo deba dejarlo hablar. – La vida es corta Izuku, pero no porque pocos llegan a la edad de Chiyo, sino porque hay cosas que sólo puedes hacer a cierta edad, luego tocan otras tareas, otras responsabilidades y tienes que hacerte cargo de ellas, a mi me hubiera gustado que me lo advirtieran antes.
- No creo entender.
- Me refiero a que me hubiera gustado saber que tenía opciones y que no pasaba nada malo por tomarlas. En ese tiempo, cuando me resigné a cumplir mi papel, asumí todo el peso de esa responsabilidad sólo y comencé a actuar como si no existiera nada más en la vida, pensaba que no podía hacer nada más y era…
- inquietante…- murmura Izuku porque, eso es lo que había sentido antes de todo esto. Era por eso, que concentró todos sus deseos en un solo anhelo, un alfa tan fuerte que no tuviera miedo de que Izuku quisiera un poco de eso para si mismo, para así llevar su nueva vida sin soltar a Kota. Ese día, cuando su madre murió, las cosas cambiaron y tuvo que aprender a ser fuerte y desde entonces no ha llorado una sola por Inko, porque su padre apenas podía mantenerse en pie y por dos semanas, se olvidó de que tenía hijos.
- Bueno, eso era antes y logré superarlo. No te deprimas por eso, yo aprendí a darle un lugar a cada cosa que me gusta hacer, como cabalgar.
- ¿Cabalgar? – pregunta sin creer que esté proponiendo una carrera.
- Hace tiempo que no he podido correr a destajo… ¿Una carrera a la puerta este? – pregunta, pero en realidad no le da tiempo de responder, Batbayar grita de emoción y galopa recto hacia el sur.
Izuku lo observa aturdido, pero espolea a Touma y el caballo emprende marcha tan rápido que el viento impulsa el cuerpo de Izuku hacia atrás. La resistencia del aire rasguña su ropa, mientras el aroma de azahar y vainilla de la matriarca lo alcanza en pequeñas ráfagas. Las emociones del hombre poco a poco van tomando forma en su mente y contagian de calma sus ánimos tormentosos. Sus manos se aferran a la brida mientras sus piernas se tensan alrededor de la montura y los estribos al tiempo que se inclina hacia adelante para cortar mejor el aire que lo detiene.
Por el horizonte el sol lucha por no extinguirse, enviando fuertes reflejos de luz blanca, pero Izuku en realidad no tiene que desviar al caballo, cerrar los ojos ni apagar el creciente deseo por alcanzarlo. Touma se dirige prácticamente solo, acostumbrado a estas travesías y arrebatos. El campo es basto y por primera vez en mucho tiempo puede ver la enorme extensión del bosque que rodea al río, como una silueta de formas irregulares y brumosas en la lejanía mientras el fuerte se expande con yurtas cada vez más alejados de sus murallas donde varias parejas se asuman a mirar a los caballos se cruzan súbitamente por el estrecho camino que separa esta distrito de las murallas de madera y piedra.
La vida sigue adelante, tan rápido que casi lo deja atrás. Tan rápido que apenas tiene tiempo de maniobrar al caballo y hacer que baje la velocidad cuando están tan cerca de la puerta este. Ambos jadean tras contener la respiración en la última vuelta, pero sólo Izuku siente un escalofrío cuando ve las puertas abrirse para recibirlo de vuelta a su realidad. Donde todavía está en el paso cero de las miles de paradas que le quedan por hacer.
Cuando se baja del caballo, devuelta en las caballerizas, lo hace con un nuevo conocimiento. Si quiere ganar este reto diseñado para que pierda, deberá desprenderse de todo lo que conoce y recuperar su dignidad. No tiene a donde ir y si el dice que puede hacer lo mismo que todos, es porque debe ser así. Hay una trampa en esas palabras, un mensaje oculto tras todo lo que ocurrió y el primer paso que debe hacer para entender lo que estas personas quieren de él, es aprender su cultura. Y tiene tantas preguntas, mañana al salir del trabajo, hará que Katsuki responda a cada una de ellas y entonces será el quien de un golpe en la mesa.
Pero, Katsuki eventualmente dejará de responder. En cuanto se dé cuenta de que Izuku se está preparando, seguramente intentará retenerlo, así que debe buscar otros caminos y elegir con cuidado cuáles serán las primeras preguntas que le hará al alfa. Estos nuevos guías, no puede ser Inasa, ni Nemuri, nadie que sea sospechoso, sino personas que encuentre de forma incidental en la calle, para que nadie pueda distinguir estas incursiones de su costumbre natural por querer saber cada cosa nueva que encuentra en su camino.
- Muchas gracias, mi señor – murmura agotado y hasta cierto punto hambriento. Masaru responde con una sonrisa y lo acompaña de vuelta al granero donde Kota corre para saludarlos con una manzana en la mano. Al fondo, la chica alfa ha preparado el brasero, encendió el fuego y colocó olla con agua. Sobre los barriles vacíos hay una canasta con algo de comida que no le permiten agradecer. Se van y sin fanfarrias, llevándose sus intenciones pero dejando abierta la invitación para ser parte de ese mundo.
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arieeag · 1 year ago
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Hijos del Este
El libro perdido
Capítulo 8: Los 3 dioses
“Los vientos del cielo no soplan siempre.
El cuerpo con el que naciste no es eterno.
¿Quién de vosotros beberá de la fuente de la eternidad?
En este fugaz momento – ¡disfrutemos de nosotros!
Estos vientos terrenales no son como las cuerdas de la yurta.
Este ser mortal tuyo no es eterno.”
Los vientos del cielo, poema popular mongol.
Los hogares nómadas son leales a su gente, los siguen a donde van ofreciendo cobijo, protección y felicidad. Ellas son testigos de cada pasaje que viven las gentes de Yuei, desde que nacen de un coagulo de sangre y hasta que mueren.
Sus vigas, son las raíces robustas que sostienen a los 3 clanes, fieles a su memoria, fieles a su origen. Las pieles que la visten, representan la fuerza de la matriarca, pero también el límite con que mantienen el equilibrio entre el mundo terrenal y el espiritual. Por eso, pese a lo que se dice de ellos, todos los extranjeros que alguna vez fueron recibidos en sus bondades, concuerdan con que ningún nómade necesita oro ni plata, porque en la yurta sacian todas sus hambres.
La yurta de Mitsuki fue la última casa en izarse en el campamento y será la última en desensamblarse al término de la guerra. Dentro, un sol corona el centro del hogar sobre un tapiz bordado a mano. Cuelga en todo su largo hasta al piso, estando ni muy lejos ni muy cerca de la chimenea rustica. Bajo el símbolo descansa un sitial de madera rojiza con imponentes patas de león, para dirigir a su gente. Lo calza un cojín de lino y la piel de cordero, a los lados hay dos mesas pequeñas donde descansan una botella de licor y el pedestal de la espada rota de la diosa Eutuken.
La carpa se mantiene tibia gracias al fuego que libera sus humos hacia el anillo de ventilación situado en el techo.  
A la derecha otro velo se extiende para separar la intimidad del deber, pues tras el descansa un nido amplio con forma redondeada y mantas tejidas que aseguran cobijo y protección.
Para esta ocasión, se han dispuesto 2 tinajas con agua tibia y aceites medicinales que una mano diestra comienza a mezclar en un cueco. Dos gotas de aceite de lavanda, mas 10 gotas de menta y 10 de romero sobre una base de cera de abeja. En sus manos, la mezcla se vuelve tierna mientras respira el olor, contento con el resultado del ungüento medicinal que hizo para su esposa.
Mitsuki es una alfa enérgica, fuerte, de carácter fiero, pero también es una mujer que tuvo que dar mucho de si misma para ganarse el respeto de su gente y la confianza de todos los lideres nómades.
Su deber como esposo es devolverle la paz, para que pueda descansar al menos por esta noche, antes de que todo el campamento se movilice hacia la región que rodea al castillo para asentarse y organizar la defensa del territorio ganado.
Aunque quizás haga falta mucho más que un baño, cuidados y su olor natural.
En la puerta, su esposa lleva un momento largo observándolo preparar ese ritual tan místico como familiar. Era una tradición de su casta, preparar un baño para liberar al alfa de las malas energías que pudiera capturar en el cumplimiento del deber, sin embargo, esta tradición fue diluyéndose a media que disminuyeron los omegas que se dedicaban exclusivamente al hogar.
Desde muy joven, Masaru tuvo que asumir muchas responsabilidades con la tribu, y como todos los demás aprendió el arte de la espada. Sin embargo, nunca dejó de hacer el ritual, incluso tras el parto de su único hijo luego de que su alfa saliera a matar los nomus que habían atacado un campamento.
Verse nuevamente en estas circunstancias no era nuevo, aunque la oscuridad en la mirada de su esposa le advirtió que algo severo debió pasar después de que él se fuera del campo de batalla para preparar el ritual.
Había sangre fresca en su rostro, junto a manchas secas repartidas en todas partes en su uniforme. Entonces vio sus manos sucias, la espada con el emblema de los dioses invertido. No necesitaba nada más para saber que había pasado.
Con lentitud ella se desnudó y abandono sus armas sobre una tela blanca, luego tomo asiento sobre un taburete y se dejó limpiar por las manos suaves y tibias de su omega. Su vínculo siempre se regocija cuando sus pieles toman contacto, el calor de su amor traspasándose como un cosquilleo a través de la mente, mientras, poco a poco el vapor los sumerge en el letargo. Con sus manos húmedas, Masaru comenzó a cuidar la piel y los músculos de los hombros y espalda, trazando círculos para abrir los caminos, sacar la tensión y el dolor de su cuerpo. Ella detendría sus manos para besarlas y coquetear con sonrisas de agradecimiento.
- Eres la bendición más grande que he tenido en mi vida- le dice mientras lo observa desnudarse
-Y tú la fortuna que anhelaba…
Mitsuki sonrió tomándolo en sus brazos para llevarlo hacia el nido. Masaru ni siquiera se queja mientras recibe a su esposa apenas un momento después. En cambio, se aferró a su espalda, suspiró palabras dulces de amor y alabanza entre gemidos y gritos llenos de placer.
Ninguno está seguro de cuánto tiempo estuvieron ocupados, pero el cuarto está oscuro y algo del frío por la noche que se cuela desde la entrada. Mitsuki suspira con una sonrisa, mientras frota círculos en la cicatriz de su enlace, situada bajo la nuca de Masaru mientras el hombre hace lo propio con las cicatrices antiguas de batalla en el vientre de ella.
-Estoy seguro de que sabes que la vida de esas personas fue un precio muy bajo comparado con todas las demás que tomaron, Mitsuki. - dice Masaru respirando su olor.
En algún momento del apareamiento, ella encontró oportuno contarle sobre las familias muertas en los calabazos, los moribundos aldeanos tras inhalar el veneno, los rostros de jóvenes soldados inexpertos que murieron defendiendo el castillo.
-Eso lo sé, pero no hace que sea más fácil.
-De haber sido diferente no habríamos podido tomar el castillo, y seria nuestra sangre manchando las paredes. Además, muchos omegas escaparon a las caballerizas.
-Lo sé, pero es a mí a quien temerán por el resto de sus días, sin importar lo que les depare el futuro con nosotros.
-Y Que bueno que no eres tú quien está a cargo de manejarlos- advierte Masaru mientras se incorpora para mirarla a los ojos.
La mujer sostiene su mirada con cierta culpa, porque estaba olvidando que en realidad es su esposo quien está a cargo de los omegas y rehenes.
- Escucha querida, sé que no hemos hecho esto en un largo tiempo, pero el encierro de los omegas solo tiene un objetivo: identificar la naturaleza de cada omega.
- Sé eso esposo, la angustia y el rechazo de una pareja es muy peligrosa, caerán en una gota si no sabemos que los motiva…
- En nuestras condiciones, no tenemos otra manera de elegirlos. Por eso también creo que es tiempo de que me vean como la matriarca de la tribu- dice empleando un tono serio que no deja lugar a discusión- Como pensamos parece ser que la mayoría tiene fuertes lazos con las virtudes de la diosa Otuken, su primer instinto es ser cautelosos y hasta ahora ninguno ha intentado escapar…la prueba de campo es la más justa y apropiada para los omegas dagobenses… - dice mientras se sumerge en sus pensamientos, pues ha tenido ciertas noticias
-Vaya, te molesta algo
Masaru cierra sus ojos y se acomoda sobre su espalda mientras tararea afirmativamente. -Nemuri no hizo un buen trabajo en ocultar lo mucho que le gusta un omega. - reveló.
- ¿Quién?
-No sé su nombre, y no lo he visto, pero el rumor dice que fue Katsuki, nuestro hijo, quien lo trajo
- ¿Mi mocoso? Lo encontró de camino aquí supongo
-Lo cazó de camino aquí, en realidad- rectificó- según me informaron, el chico montaba a caballo…cuando no pudo seguir usando la yegua, huyo durante medio día cargando una cría en brazos. Incluso desafió a Katsuki con una daga, aunque no sabía cómo usarla. Kyoka tuvo que dispararle una flecha roma para derribarlo e impedir que saltara al río para escapar.
-Lo guían Otuken y Erlik Khan
-Otuken y Erlik Khan - asintió Masaru
-Y Katsuki lo trajo- tarareo la mujer con una sonrisa.
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flourishedbae · 2 months ago
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Foragissa Análisis / Foragissa Analysis
@pepper-mintzyy here is the post we promised <3 thanks to @galaxynest for the translation and support in the analysis
📌ESP
Foragissa. “Solo debes lastimar a quienes lo merecen, no a los inocentes”
Foragissa es un personaje creado por MissaSinfonia para la serie de Minecraft “El Dios de Todo”, protagonizada por JuanSGuarnizo. Foragissa hace su aparición en el capítulo 20 de la serie, como un vaquero extraterrestre con el que Juan (el personaje principal) se encuentra durante uno de sus viajes.
El episodio se desarrolla en Coyotia, un planeta desértico donde existe un pueblo con el mismo nombre y donde se realizan carreras de naves. En este lugar, más específicamente en el bar local, es donde el espectador y el personaje principal conocen por primera vez a Foragissa. Él es presentado como un vaquero temido por todos en el pueblo, conocido por su mal carácter, su vocabulario grosero, su temperamento explosivo y su tendencia a burlarse de los demás.
Al principio, la personalidad de Foragissa parece ser la de alguien conflictivo, a quien le gusta causar problemas y disfruta del silencio incómodo que genera su presencia en el bar. A medida que avanza el capítulo, se da a entender que Foragissa disfruta haciendo sentir mal a las personas, ya que suele insultarlas con frecuencia. Sin embargo, hacia el final del episodio, se revela que en realidad proviene de otro lugar donde insultar a alguien es una muestra de buena fe y aprecio. Además, sus insultos no son tan fuertes como parecen.
Después de este capítulo, Foragissa no vuelve a aparecer hasta el episodio especial titulado "El día de Oday". Lamentablemente, hay poca información disponible sobre este episodio, ya que no se encuentra en YouTube y los clips que circulan son escasos. En este capítulo, se revela que Foragissa tiene un hijo llamado Billy, con quien mantiene una relación cercana, ya que el chico parece admirar mucho a su padre. Billy tiene 18 años, y el episodio gira en torno al Día del Progenitor en Coyotia.
A través de los pocos clips disponibles en Twitter (@BauldeMissa), se muestra que Foragissa tiene un lado cómico. También se menciona que, debido a su especie, no puede envejecer de forma normal. Su skin está inspirada en el logo de su canal y en un personaje de Star Wars (Kad Vein). Además, se insinúa que Foragissa tiene 15 esposas, aunque esta información no fue confirmada ni desmentida por el propio personaje.
Durante el episodio especial, en una escena donde Oday, Foragissa y Billy están en un puesto de feria, aparece una paloma negra. La comunidad de Missa (los "Missaurios") interpretó que esta paloma negra era en realidad un cuervo, lo cual consideraron un cameo de Philza. Esto dio lugar a la idea de que Crowfather (un personaje interpretado por Philza) y Foragissa podrían tener algún tipo de relación. Además, cuando los personajes se preguntan quién es la madre de Billy, muchos fans especulan que podría ser Maffy (la pareja en la vida real de Missa). El capítulo también juega con la idea de la bisexualidad de Foragissa, ya que en el mismo episodio se menciona que el personaje también tiene novios.
A pesar de su carácter, Foragissa es querido en Coyotia, aunque no es particularmente reconocido. El sheriff local lo conoce y, en el capítulo especial "El día de Oday", prefiere defender a Foragissa antes que a unos bandidos que afirmaban que él les debía dinero. Sus secuaces le tienen mucho respeto y lo llaman "jefecito", lo que refuerza la idea de que son como una familia.
Si bien Foragissa inicialmente presenta una fachada de rudo y mal hablado, un análisis más profundo revela una personalidad mucho más compleja. Su comportamiento puede interpretarse como una forma de defensa, una máscara que oculta sus verdaderas emociones. La cultura de su planeta natal, donde los insultos son una muestra de afecto, influye significativamente en su forma de comunicarse. A pesar de que insultar es parte de su cultura, comprende que en Coyotia estos son considerados una falta de respeto, por lo que siempre evita decirlos y regaña a su hijo para que no hable de esa forma con gente a su alrededor, aquí también se puede vislumbrar un lado más vulnerable y protector, especialmente en su relación con su hijo Billy.
Cómo paréntesis: En la cultura Hispanohablante, tenemos grados de insultos, desde los más suaves hasta los más fuertes, por más suaves pueden ser palabras como tonto, bobo, etc. hasta los más fuertes que pueden ser hijo de puta, pendejo, puto, etc. Por eso, cuando el personaje de Foragissa fue introducido, nos dimos cuenta de que sus insultos eran los más suaves, sin quitarles el peso de que son insultos.
Un aspecto importante para destacar es que las personalidades de los personajes de Missa suelen desarrollarse de manera natural. Aunque muchos de estos personajes pueden parecer fuertes o tener personalidades extremas, en el fondo, siempre se revela que tienen un buen corazón. ¡No dudes en añadir más información en los comentarios si sientes que nos hace falta!
📌ENG
Foragissa. “You only affect those who deserve it, not the innocent.”
Foragissa is a character created by MissaSinfonia for the Minecraft series “El Dios de Todo”, starring JuanSGuarnizo. Foragissa makes his appearance in chapter 20 of the series, as an alien cowboy that Juan (the main character) meets during one of his trips.
The episode takes place in Coyotia, a desert planet where there is a town with the same name and where ship races take place. In this place, more specifically in the local bar, is where the viewer and the main character first meet Foragissa. He is introduced as a cowboy feared by everyone in the town, known for his bad temper, his rude vocabulary, his explosive temper and his tendency to make fun of others.
At first, Foragissa's personality seems to be that of someone conflictive, who likes to cause trouble and enjoys the awkward silence that his presence in the bar generates. As the chapter progresses, it is implied that Foragissa enjoys making people feel bad, as he tends to insult them frequently. However, towards the end of the episode, it is revealed that he actually comes from another place where insulting someone is a sign of good faith and appreciation. Also, his insults are not as strong as they seem.
After this chapter, Foragissa does not appear again until the special episode titled "El dia de Oday (Oday's Day)". Unfortunately, there is little information available about this episode, as it is not found on YouTube and the clips that circulate are scarce. In this chapter, it is revealed that Foragissa has a son named Billy, with whom he maintains a close relationship, as the boy seems to greatly admire his father. Billy is 18 years old, and the episode revolves around Progenitor's Day in Coyotia.
Through the few clips available on Twitter (@BauldeMissa), it is shown that Foragissa has a silly side. It is also mentioned that, due to his species, he cannot age normally. His minecraft skin is inspired by his channel logo and a Star Wars character (Kad Vein). Additionally, it is hinted that Foragissa has 15 wives, although this information was neither confirmed nor denied by the character himself.
During the special episode, in a scene where Oday, Foragissa, and Billy are at a fair booth, a black dove appears. The Missa community (the "Missaurios") interpreted this black dove to actually be a crow, which they considered a cameo by Philza. This gave rise to the idea that Crowfather (a character played by Philza) and Foragissa might have some sort of relationship. Also, when the characters wonder who Billy's mother is, many fans speculate that it could be Maffy (Missa's real-life partner). The episode also plays with the idea of ​​Foragissa's bisexuality, as in the same episode it is mentioned that the character also has boyfriends.
Despite his character, Foragissa is well-liked in Coyotia, although he’s not particularly recognized. The local sheriff knows him, and in the special episode, he prefers to defend Foragissa rather than bandits who claimed he owed them money. His Henchman are very respectful of him, and they call him "Jefecito" reinforcing the idea that they are like family.
While Foragissa initially presents a rough, foul-mouthed facade, a deeper analysis reveals a much more complex personality. His behavior can be interpreted as a form of defense, a mask that hides his true emotions. The culture of his home planet, where insults are a sign of affection, significantly influences his way of communicating. Even though insults are part of his culture, he understands that in Coyotia they are considered disrespectful, so he always avoids saying them and scolds his son not to speak that way to people around him. Here, too, we can glimpse a more vulnerable and protective side, especially in his relationship with his son Billy.
As a parenthesis: In the Spanish-speaking culture, we have degrees of insults, from the mildest to the strongest, as mild as words like stupid, bobo, etc. can be, to the strongest, which can be son of a bitch, pendejo, etc. That is why, when the character of Foragissa was introduced, we realized that her insults were the mildest, without taking away the weight of the fact that they are insults.
An important aspect to highlight is that the personalities of Missa's characters usually develop naturally. Although many of these characters may seem strong or have extreme personalities, deep down, it is always revealed that they have a good heart.
Feel free to add more information in the comments if you feel we are missing something!
Links to Foragissa “Silly” side:
Links to some sources from the lost media “El dia de Oday”: Some Clips:
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possession-swapbody · 8 months ago
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Ser de la familia de un amigo
Estaba caminando en compañía de mi amigo Axel, cuando vimos un caja tirada en medio de la calle, nos acercamos para ver y no tenía direcciones, ni tampoco nombres que indicaran algún dueño o destinatario por lo que decidimos quedárnoslo, al llegar a casa de Alex lo abrimos y solo venía un extraño tipo de control, con una roca blanca dentro de el pero que se dejaba ver, venía con un manual y una carta que decía:
Bienvenido al mundo de las vidas de otros, si quizás se pregunte a que se refiere, bueno antes de eso déjeme explicarle algo aun más importante, lo que usted tiene en este momento es algo que debe guardar en secreto, ya que cualquier dato público ocasionaría un caos, ahora bien, usted a sido bendecido con una de las únicas 5 rocas de almas del mundo, para poder usarla con mayor comodidad se hizo el control remoto que canaliza la energía para más precisión, con este control puede escoger entre cambiar de cuerpo con alguien, poseerlo o controlarlo, solo presione el botón y agarre el mando con su mano de manera que apunte al cuerpo objetivo, recuerde que cualquier daño que ocasione estará comprometiendo a alguien más, si usted no quiere arriesgarse a ocupar la vida de alguien o no le interesa favor de meter el control con esta nota e instrucciones en la caja en que encontró, sellar lo mejor que pueda y dejar en un punto poco frecuentado.
Alex se río, dijo que que esa era una de las bromas anónimas más patéticas del mundo, yo pensaba lo mismo pero en un momento el tomo el control y presiono controlar mientras se apuntaba a sí mismo, una especie de estela de luz salio del mando y lo dejo paralizado, el estaba quieto como un robot, entonces creyendo que seguía bromeando le dije que se desnudarte pata mi, sorprendentemente lo hizo, eso me hizo creer que quizá el mando decía la verdad, lo tome y vi un botón que decía revertir debajo de cada función, entonces pensé en presionarlo pero la curiosidad me ganó, le dije que fuera al baño de la habitación y se masturbara pero que antes de que terminará abriera la puerta, y hasta lo hizo en el momento que la puerta se habría presione poseer y mi visión se volvió oscura por un segundo solo para ser recibido por mi cuerpo viéndome de frente congelado y una gran presión que pronto termino en mi en el cuerpo de Alex corriendo me por todo su baño, no lo podía creer, el control si funcionaba y ahora estaba en el cuerpo de Alex sintiendo la paja más sensible de mi vida, tras terminar me hacer que al control y presione revertir posesión, regrese a mi cuerpo y vi a Alex volver al estado en el que sigue las órdenes de todo lo que le diga, así que le dije que se vistiera y limpiara el desastre.
Ya había terminado de limpiar cuándo la puerta de la casa se habría era Jhon el padre de Alex quien llego y aun tenia a Alex bajo control, pero justo antes de que el papa de Alex abriera la puerta le ordene actuar como si nada pasará.
Jhon: hey chicos como están?
Alex: bien papá
Jhon: oye Sam crees que puedas ayudarme a mi y a Alex a mover un mueble del garaje, normalmente se lo pediría a Leo pero de mis 2 hijos pareciera que solo Alex vive aquí.
Samuel: claro, no hay problema.
Cuando salí del cuarto junto con Alex ayudamos a su padre pero en eso el vio el control y preguntó sobre qué era, le dije que era un juguete mio de pequeño que me encontré y que lo traje nada más para enseñárselo a Alex. Cuando se dio la vuelta presione en controlar y el se quedó quieto, le ordene no moverse y que olvidara el control, luego presione revertir control y aparentemente funcionó ya que no me pregunto nada más.
Tras mover el mueble le dije a Alex que supiéramos a su cuarto, al llegar le ordene olvidar todo lo relacionado a el desanudándose y a mi usando el control, entonces presione revertir control, el despertó y solo recordó como luego de quedar bajo control su padre llegó y nos pidió mover un mueble, así que mi secreto quedó a salvo.
Alex quería ver si el control funcionaba con las otras funciones así que le propuse que cambiáramos, el se emociono, así que tomó el control y presiono cambiar, duramos toda la tarde en el cuerpo del otro, se hacia tarde así que le dije que volviéramos a la normalidad pero el quería estar en mi cuerpo un poco más, le dije que estaba bien y acordamos cambiar por la mañana, ya sabía para que quería mi cuerpo, lo vi mirando mi entrepierna varias veces así que asumí que quería masturbarse en mi, al inicio la idea me había enojar pero pensaba en que yo hice algo similar así que pensé que sería saldar cuentas.
Luego de que Alex se fuera a mi casa yo me quedé en su cuarto pensé en que podría hacer cuando me llego un mensaje del hermano de Alex, decía que no llegaría a casa porque lo invitaron a una fiesta, que le avisara a "papá".
Cuando baje para decirle que Leo no llegaría pareció molestarle un poco pero no dijo nada, el estaba preparándose para ducharse lo que me llamó un poco la atención, una idea cruzo mi mente pero me cuestionaba si estaría bien, así que al llegar al cuarto de Alex tome valor nuevamente y tome el controlador, y presione poseer mientras apuntaba al cuerpo del papá de Alex, el todavía no se metía a bañar, así que primero estuve un rato observando y explorando su cuerpo.
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Era extrañamente fascinante, nunca pensé que ser un señor divorciado de 42 años fuera tan exigente, no pude resistirme y jugué con su polla que era más grande que la mía y la de Alex, no era de extrañar que se sintiera tan bien, no había terminado cuando entré a la ducha y prendí el agua mientras seguía mi acto, el agua caliente tocando mi piel hizo que se sintiera mejor aun y termine por correrme, aproveche el lugar para que la misma agua limpiara las evidencias de lo que acababa de hacer, al salir me vestí, y tome el control presione la opción de controlar apuntando al cuerpo vacío de Alex y le ordene actuar como si fuera Alex y fuera a dormir, yo por otro lado fui a comer algo y después vi una película, aparentemente el cuerpo del padre de Alex cedió al cansancio ya que me despertó el sonido de la puerta principal abriéndose, era Leo, quien entró me saludo, aparentemente no había dormido ya que se veía muy cansado, al darme cuenta que Alex regresaría a cambiar a la normalidad me di prisa y revertir todo, dejé al papá de Alex acostado en su cama, y presionando controlar le ordene que olvidara lo que se que vio anoche y cambiará esos recuerdos por el bañándose, cenando y quedándose dormido viendo una película, si es lo que pasó pero sin que recuerde la parte de cuando se masturbo o todo lo que hice en el y no puedo contar.
Cuando Alex llegó, le dije que si estaba listo para regresar a su cuerpo, el dijo que no, aparentemente le gustó mi cuerpo y quería estar en el un poco más, me propuso quedarnos así un día más, sabiendo que insistiría hasta que aceptara no me negué, pero le dije que quería probar otro cuerpo, así que cuando su padre se fue a trabajar me asome al cuarto de Leo quien estaba profundamente dormido, me acerque y presione poseer, perdí la conciencia y tuve lo que pareció ser un sueño, al despertar eran las 2 de la tarde, me levante y me miré en el espejo, no estaba el control ni mi cuerpo por ninguna parte de la casa, vi a Alex quien estaba viendo una película, lo salude y no parecía consiente del cambio, entonces regrese al cuarto de Leo y vi una nota
Hey Sam, mira cuando poseíste a Leo te quedaste dormido, creo que fue porque su cuerpo estaba muy cansado, trate de despertarte pero estabas muy cansado, puse mi cuerpo en piloto automático con el control, pero tu puedes darle ordenes le deje la indicación que te haga caso a todo y que no mencione nada a papá, perdón por lo que te voy a decir, pero, pensé que lo mejor sería quedarnos así una semana, y se que quizá te enojes conmigo, ayer tu primo invito a tu familia a su cumpleaños y como son vacaciones acordaron que sería un viaje a la playa para festejar, regresamos en una semana, por cierto el control lo escondí, esta ni en tu casa no me podía arriesgar a que papá lo encontrara en la mía, en fin disfruta tu semana como Leo y por favor perdóname, te prometo que regresaremos a la normalidad cuando regrese.
Cuando termine de leer la nota, al inicio me enoje pero después comencé a ver el lado positivo, el padre de Alex trabaja de lunes a sábado y ya que el no está solo tengo que ordenarle a su cuerpo que se "quedé inactivo" y técnicamente tendría la casa para mi solo, ese pensamiento estaba haciendo que me pusiera duro así que me quite los pantalones y me vi en el espejo para después pensar en lo divertida y placentera que será esta semana.
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