#El sol de Miró
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tilbageidanmark · 9 months ago
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What a great state logo, created by Joan Miró!
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jaquemuses · 11 months ago
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puedes hacer el mismo concepto de matías con la mariguana con enzo porfi? ame ese fic es increíble!!!!!
❋ ࣪ ⊹ lavender haze 𓂂˚ ﹒
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pairing. enzo vogrincic x female reader.
synopsis. hacia un mes que no veias a Enzo sin embargo encuentran tiempo para volver a verse y compartir tiempo juntos, y un porro también
cw. marihuana, fluff, cuddling, actor!enzo, relacion a distancia
an. blurb muy simple con una idea reciclada pero al fin y al cabo una request !!
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Suspiraste con satisfacción mientras te acurrucabas más contra el pecho de Enzo, disfrutando de su calor en la fresca tarde de otoño. Estabas vestida con un atuendo acogedor pero casual: un top negro de mangas largas con un escote bajo, combinado con pantalones de jogging gris suave y Uggs rosados. Alrededor de tu cuello colgaba un delicado collar de plata con su inicial, un regalo de su primer aniversario juntos. Su brazo se encontraba envuelto de manera protectora alrededor de tus hombros mientras tus dedos trazaban patrones sin sentido en su pecho a través de su hoodie negro.
El sol se estaba poniendo sobre las montañas dejando detras un espectacular resplandor naranja. Ambos estaban felices, simplemente disfrutando de la compañía del otro después de tanto tiempo separados.
"Como extrañaba esto", susurraste contra su cuello, inhalando el familiar aroma amaderado de su colonia. Había pasado más de un mes desde su última cita adecuada debido a las grabaciones de Enzo en España. Las videollamadas simplemente no eran lo mismo que sentir el constante latido de su corazón bajo tu palma, pero ahora que -por fin- tenia un par de dias libres, no los iban a desaprovechar. Los labios de Enzo presionaron un tierno beso en tu frente, demorándose más de lo habitual.
"yo también extrañaba esto" dijo contra tu frente, sus ojos se llenaron de amor cuando alzaste la mirada, sentiste tu mejilla ser acariciada por sus asperas manos suavemente y presionaste un beso en su palma.
"Me alegra que hayas podido venir, ahora vamos a poder ponernos al día correctamente", dijo con una sonrisa.
"Bueno, creo que alguien prometió algo para ayudar con eso de ponerse al día..." Enzo resopló, buscando en su bolsillo para sacar una bolsita de plástico familiar y papeles para armar.
"Como mi señora diga", bromeó, dándote un rápido beso en los labios antes de sentarse para preparar.
El sol se estaba hundiendo por debajo del horizonte ahora, proyectando todo en un resplandor rosado que resaltaba sus fuertes facciones mientras trabajaba. Te tomaste un momento para admirar lo lejos que habían llegado: hace poco más de un año, este hombre perfecto era un rostro que observabas desde lejos, nunca imaginando el dulce vínculo que formarían. Tu sonrisa se amplió con la alegría del recuerdo, distrayendo a Enzo hasta que tocó la punta de tu nariz con su dedo juguetonamente.
"Deja de mirarme como una acosadora nena!" Exclamo alargando la 'A' "Ayúdame acá mejor, ¿dale?", dijo rodando los ojos con cariño, mientras te ponías a ayudar a moler los brotes verdes y meterlos en un papel.
Una vez que el porro estuvo preparado a la perfección, Enzo miró al cielo oscureciéndose y dijo suavemente: "Hagamoslo rapido porque estas horas que se vienen son muy frías." Fue entonces cuando te diste cuenta de que la brisa nocturna había aumentado, penetrando cualquier piel expuesta y haciéndote temblar ligeramente, ahora entendias a lo que se referia Enzo cuando te decia que hacia un frio que te calaba los huesos, no podias ni imaginarte lo que debian pasar ellos grabando en la montaña.
Tu novio observó tu reacción y chasqueó la lengua. "Amor, ¿por qué no me dijiste que tenías frío? Ponete esto...” dijo antes de quitarse su bufanda del cuello. "Esto debería aliviarte un poco, yo lo uso cuando filmamos."
Te derretiste ante su consideración y dejaste que él te colocara suavemente la bufanda al rededor de tu cuello y tu cabeza, envolviendo tus sentidos en su cálido algodón y aroma amaderado. "Amor, ¿estás seguro? Ahora vas a tener frío vos..."
Él desestimó tu preocupación, pasando un brazo alrededor de tu cintura para atraerte firmemente hacia su lado una vez más. "No gorda, con todos estos meses ya me volvi inmune al frio" dijo bromeando "Además, te queda más lindo a vos de todas formas." Te reíste y te acurrucaste en su pecho, jugueteando con la suave bufanda.
Enzo prendió el encendedor con un movimiento experto y observaste cómo la llama prendía el papel de liar hasta que brilló débilmente de un color morado. Él tomo una larga calada y retuvo el humo en sus pulmones por un momento antes de exhalar una nube billante hacia el cielo oscurecido. Vos hiciste lo mismo, sintiendo cómo la tensión en tus hombros se desvanecia instantáneamente mientras una agradable neblina se asentaba sobre tus pensamientos.
Te acurrucaste más profundamente en el abrazo de tu novio, absorbiendo el resplandor del atardecer y las notas terrosas del pasto alto en tu lengua. El aire frío ya no te molestaba ya que estabas envuelta en la calidez constante de Enzo, por dentro y por fuera. Finalmente, después de un mes separados, te sentiste completamente relajada por primera vez en semanas.
Él parecía sentirlo también; su pulgar retomo sus caricias a lo largo de tu brazo mientras suspiros relajados se escapaban contra tu cabello. Ninguno dijo una palabra, estaban demasiado absortos en la presencia y comodidad de la compañía del otro después de la larga separación. Esta era la calma y la cercanía que ansiabas, todas sus necesidades eran ahora saciadas entre los brazos del otro bajo la luz rosada del anochecer.
El porro ya había desaparecido cuando el crepúsculo se estableció completamente en tonos índigo. Adormecida y confundida por el humo, inclinaste la barbilla con un suave murmullo, encontrando a Enzo ya mirándote con afecto en sus ojitos entrecerrados. Sus labios rozaron los tuyos tiernamente, dulces y lentos como meterse en una cama acogedora después de estar parada todo el día.
Este era tu hogar: su abrazo, su cuidado, su amor.
Te derretiste aún más con cada segundo que pasaba, el corazón a punto de estallar como si fuera la primer cita mientras sus brazos te sostenían más firmemente cuidandote de la noche helada.
Ninguna cantidad de distancia o tiempo separados podría disminuir la perfección de momentos como estos, en donde su amor te nutría para florecer una vez más.
Nada en el mundo se sentía tan relajante o correcto como acurrucarse entre los fuertes brazos de Enzo.
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walker-skull · 3 months ago
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Hice girar el licor en mi boca mientras el sol caía sobre mi piel. No era necesariamente mi piel, técnicamente era la piel que ocupaba en ese momento, pero aun así se sentía bien. La sensación de ardor en mi garganta era agradable incluso mientras bebía el tequila de un trago y entrecerraba los ojos para mirar las nubes.
—Oye, tío, ¿puedo hablar contigo? —Una sombra se cernió sobre mí y me bajé las gafas de sol. Era Carlos, de pie con las manos en las caderas. Era un tío muy guapo y uno de mis mejores amigos. No mucha gente sabe de mi pequeña habilidad, pero le conté todo y ha guardado mi secreto durante años.
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—¿Qué pasa? —Me sacudí el polvo y lo miré a través de las gafas de sol. Miró a su alrededor para asegurarse de que nadie pudiera oírme antes de hablar sobre mi poder, algo que realmente aprecié, ya que parecía mencionarlo con más frecuencia desde que lo probé.
—Sólo quería ver si te interesaría nadar conmigo. —Estaba nervioso. Me di cuenta porque sus mejillas comenzaron a sonrojarse.
—Sí, claro. No me importa. Vamos a darnos un chapuzón. —Dejé mi taza en la arena y le sonreí, comprendiendo que lo que realmente me estaba pidiendo era algo que sólo yo podía proporcionarle.
—No. Quiero decir, ¿podrías saltar sobre mí y nadar un poco? He estado pensando en eso desde que llegaste aquí. Sé que te gusta usar a Bryan, pero yo solo he estado, bueno, ya sabes. —Se quedó en silencio, aún más rojo que antes.
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"¿Lo estabas deseando?" Lo miré con los ojos entrecerrados y la comisura de mi boca empezó a curvarse hacia arriba.
-Sí-dijo derrotado.
—Claro, pero tienes que dejarme entrar por tu pene. —Me quité las gafas de sol, las arrojé sobre mi toalla y le guiñé un ojo.
"Oh, mierda, nunca he hecho eso antes, pero supongo que sí. ¿Queríamos ir a los autos o...?"
"Aquí mismo. Sácalo".
"Pero los demás..."
"Están demasiado ocupados". Señalé al grupo que había estado ocupado hablando en su área y luego pasaron a jugar al voleibol mientras un par de personas más comenzaron a volar una cometa.
—Bien. —Miró sus pantalones cortos de ba��o y luego los bajó. Me sorprendió ver que estaba duro y con una de sus manos sacó su polla. Sonreí y me incliné, mirándolo mientras él me miraba ansiosamente y una vez que envolví mi boca alrededor de su miembro palpitante, solté el control que tenía sobre Bryan.
—Oh, joder. —Tensó todo su cuerpo al sentir mi cuerpo pegajoso deslizarse hacia la punta de su polla. Me quedé allí un momento, dejando que Bryan siguiera chupándole la polla mientras yo jugaba con su miembro. Me deslicé por su interior sintiendo que todo su ser se estremecía de placer. Empecé a sentirlo tensarse y, cuando sentí que sus bolas se tensaban, impulsé mi cuerpo dentro de él, provocando que su yo gemidor arqueara la espalda en éxtasis.
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Bryan continuó, felizmente inconsciente de la repentina salida, y sentí que toda mi esencia rebotaba en el interior de Carlos. Sus abdominales se tensaron cuando me unté a lo largo del interior de su carne y lo llené hasta el borde. Parpadeé para abrir los ojos e inhalé con fuerza antes de explotar dentro de la boca de Bryan, acercando aún más su cabeza a mí mientras se atragantaba con mi nuevo miembro.
"No está mal, Carlos. Eso me hizo sentir muy bien". Me miré y escuché sus susurros tranquilizadores en el fondo de mi cabeza. No me sorprendió lo mucho que disfrutó de la toma de control, pero realmente disfrutó del hecho de que fuera yo.
—Qué demonios —Bryan me miraba con ojos suplicantes.
—Tranquilízate, B, siempre estoy dentro de ti. Deja que Carlos se divierta un poco. —Deslicé mi dedo bajo su barbilla y él parecía derrotado. Me volví hacia los demás y me aseguré de que mi polla ablandada regresara a su hogar enrejado hasta más tarde. Nadie se dio cuenta, pero fue realmente estimulante dar ese salto en público.
Bryan se sentó en la toalla que le había dejado y yo me estiré mientras miraba fijamente el océano. Cuando mis dedos de los pies tocaron el agua, temblé y sentí el arrullo de Carlos en mi mente.
-Vamos a nadar un rato. Sonreí y comencé a correr hacia el agua.
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largativa55 · 5 months ago
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La conejita de Sainz
Carlos "Chilli" Sainz
cw: obscenidad/pwp, lectora-esposa, apodos, lectora borracha, fetiche paternal, fetiche de tamaño, diferencia de edad (24/36), misionero, charla sucia, apodos.
La historia original pertenece a @bunnys-kisses
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El licor corría suavemente por tu cuerpo mientras caminabas por el borde de la piscina. Te reías mientras tratabas de mantener el equilibrio.
" Conejita", escuchaste la voz de Carlos mientras te alejabas de la piscina y te apoyabas contra su pecho.
Te aferraste a la parte delantera de su camisa blanca y te reíste. Miraste hacia arriba y sonreíste, "Chilli". Intentaste ponerte de puntillas para besarlo, olvidando la realidad de que estabas en medio de una fiesta en la piscina.
Alguien había tomado demasiadas sangrías y estaba borracho y un poco tonto junto a la piscina. Carlos casi lo encontró adorable, si no estuviera tan cerca de la piscina. No quería que su pequeña conejita se golpeara la cabeza.
Él ahuecó la parte de atrás de tu cabeza por un momento y presionó tu cara contra su pecho. Gemiste un poco en su camisa mientras la oleada de borrachera corría hacia tu cabeza. Pobre conejita.
"¿Qué estás haciendo, conejita ?" preguntó mientras te alejaba de la piscina y te acercaba a las sillas del patio. Te bajó y se agachó a tu lado.
"Quería nadar", cantaste y pateaste un poco los pies, lo que solo te hizo reír a carcajadas. Eras dolorosamente adorable.
Estabas vestida para la ocasión, con un bikini estampado de color amarillo pastel y azul oscuro que mostraba felizmente tus curvas a los asistentes a la fiesta. Podrías llamar la atención de cualquier hombre, pero luego tendrían que lidiar con la mirada asesina del piloto madrileño.
Carlos tomó tus manos y te miró, "no creo que sea la mejor idea ahora mismo". Frotó tus nudillos por un momento mientras miraba tus manos, "no te pares demasiado cerca del borde, conejita . podrías lastimarte".
Lo miraste y te reíste, "Carlos, ¡te preocupas demasiado!" y uniste tus dedos con los de él juguetonamente, "Estoy tan bien como la lluvia".
Carlos te miró, claramente no estabas "bien como la lluvia", estabas más borracho que un marinero y todavía tenías más en tu taza. Afortunadamente, lo dejó en una mesa auxiliar cercana antes de que terminaras todo el tiempo. Besó tus manos amorosamente y dijo: "¿Qué tal si entramos un rato?" Su tono era tierno.
"pero la fiesta."- dije con un puchero.
Carlos se inclinó para besarte en los labios. "Sé que eres el alma de la fiesta". Se inclinó un poco más hacia tu oído y dijo: "Pero papá quiere que no tengas resaca. ¿Te gusta mi persona ?"
Hiciste pucheros por un momento antes de asentir con la cabeza y dejar que Carlos te ayudara a levantarte de la silla. Él se mantuvo cerca de ti mientras te llevaba adentro. Afortunadamente, la mayoría estaban afuera, disfrutando del sol del verano italiano.
Pero la pobre Conejita de Carlos había tomado demasiado licor y demasiado sol. Le preocupaba que te quemaras con el sol mientras te llevaba a través de la casa de verano hasta el dormitorio en el que ibas a dormir durante la semana.
Carlos te detuvo al pie de la cama antes de desatar los cordones de tu bikini y dejarlo caer de tu cuerpo, fue fácil nada los mantenía sujetos a tu cuerpo.
Pobre niña, las líneas de bronceado iban a ser interesantes en unos días. Puso sus manos sobre tus caderas desnudas y te miró a los ojos. Se arrugaron cuando sonrió. "Buena niña". Frotó círculos en tus caderas con sus pulgares. "Sé que querías festejar más, pero papá tiene que cuidarte".
Hiciste pucheros, "Ni siquiera estoy tan borracha. ¡Puedo probarlo!" cantaste patéticamente. Hoy eras su pequeña princesa borracha.
—¿Y cómo lo harías, mi pequeña conejita ? —preguntó mientras te miraba. Se detuvo sobre ti como una sombra alta, era más alto que tú.
"¡Podría chuparte la polla!" le sonreíste.
Él te miró y sonrió, "Creo que te he malcriado, ¿no?" preguntó mientras sostenía tu barbilla para que siguieras mirándolo. Se rió entre dientes, "Te malcrié muchísimo, ¿crees que puedes obtener lo que quieras si me chupas la polla?" Sacudió la cabeza.
No podía creer que había dejado que su pequeña se volviera tan malcriada, pensando que ella podría salirse con la suya si tan solo lo hacía correrse. Te dejó en la cama y se puso encima de ti. Su cinturón fue lo primero que se quitó.
Rápidamente ajustó el cinturón alrededor de tus muñecas, asegurándose de que su pequeño ángel se quedara quieto. Con tus muñecas atadas, miró tu cuerpo desnudo. Sus manos recorrieron tus costados, lo que te hizo retorcerte.
"Por eso no quería que usaras ese bikini", dijo sacudiendo la cabeza y con los ojos clavados en tu figura, "todos se quedarían mirándote. Eres la mujer más hermosa que jamás habían visto". Se acurrucó más cerca de ti y te besó la cara con tanto cariño, "no quería que mi pequeña esposa saliera lastimada. Habías bebido demasiado, Tienes que escuchar a papá o podrías lastimarte".
Su ternura te hizo retorcerte, podías sentir la pegajosidad entre tus muslos crecer por sus palabras suaves pero fuertes. Él no estaba arrojando a su princesa sobre su regazo y abofeteando sus mejillas hasta que se amorataran. Él solo pensó que simplemente no lo sabías mejor, que no estabas acostumbrada a que las cosas estuvieran en tanta abundancia.
Eras la esposa de Carlos, más pequeña, más débil, más inocente, dolorosamente más joven. Carlos sintió una sensación de protección sobre ti cuando capturó tus labios en los suyos y sus dedos encontraron su camino hacia su cabello. Gemiste en el beso y pudiste sentir tu calor irradiando tu cuerpo.
Cuando él se apartó, tomaste su camisa blanca y comenzaste a desabrochar los pequeños botones. Te estabas impacientando y, como la mocosa que eras, dejaste caer tus manos sobre la cama y gemiste: "¡Papi!"
Él se rió entre dientes y se inclinó hacia atrás para sacarse la camisa del cuerpo. Una vez que se la quitó, junto con la camiseta blanca, tus manos recorrieron su torso desnudo.
Tu núcleo palpitaba mientras gemías: "Papi, vamos. ¡He sido buena!"
Él te sonrió y dejó que las prendas cayeran de la cama en un montón en el suelo. Su pequeña diosa del sol, su pequeña conejita... no había suficientes palabras en ninguno de los idiomas que se hablaban que describieran con precisión lo que sentía por ti.
Se quitó los pantalones sin tu ayuda y tu mirada se detuvo en el bulto de sus calzoncillos. Su polla estaba dolorosamente dura, lo que significaba que sentirías su longitud en lo profundo de tu coño.
Él era una ducha, seguro. Sin cortar y pesado. Incluso después de todo este tiempo de tener sexo con él, todavía era un ajuste apretado. Una vez dijo que era como tratar de caber en un lugar de estacionamiento estrecho . Cuando hiciste una mueca por su broma, él simplemente te tiró las rodillas a las orejas y te hizo ver estrellas.
"¿Te gusta lo que ves, conejita ?" preguntó con curiosidad, agarró tus manos atadas y te hizo tocar su polla a través de su ropa interior. Su impresionante tamaño todavía te hizo tragar saliva mientras lo sentías.
No te hizo ninguna gracia admitirlo, pero en otra ocasión, cuando estabas borracho en una fiesta en la piscina, charlaste alegremente con Charles o Lando (no te acordabas) de que Carlos tenía la "salchicha española más rica" ​​y luego te echaste a reír antes de irte tambaleándote a buscar a tu marido. Todo lo que sabías era que ambos conductores no pudieron mirar a su amigo a los ojos durante unos dos meses después. Saberlo todo era demasiado para ellos.
Asentiste, "Sí, papi. Creo que se ha vuelto más grande".
Él se rió entre dientes mientras bajaba su ropa interior debajo de su polla, esta se balanceó y tú tragaste saliva al verla. Te dijo mientras estiraba la mano para acariciar tu suave mejilla, "es solo para satisfacer tu apetito insaciable, conejita ".
Hiciste pucheros, el zumbido en tu cabeza era fuerte mientras decías, "¡No soy tan codicioso!"
Te dirigió una mirada severa mientras decía: " Conejita, no mientas. Ya sabes lo que les pasa a los mentirosos". Te dijo enarcando las cejas y observando tu movimiento incómodo. Podía notar que te estabas poniendo caliente por todas partes.
"Lo siento, papi."
Se quitó la ropa interior y la dejó en el suelo con el resto de su ropa. Se sentía como si el resto del mundo se hubiera apagado, ni siquiera podía concentrarse en los sonidos de la fiesta afuera. La música y las conversaciones llegaban a través de las ventanas abiertas, pero estaba tan embelesado por tu belleza desnuda debajo de él.
Sus manos rozaron tus costados mientras te veía reír. Te retorciste un poco, qué niña tan cosquillosa. Él se inclinó para besarte, estaba arrodillado entre tus piernas y sus manos estaban toqueteando tus pechos.
El beso fue descuidado y desordenado, te hizo sentir caliente por todas partes. Tener a tu apuesto esposo demorándose sobre ti, su lengua dentro de tu boca. Su polla estaba completamente firme, ansiosa por hundirse en ti. Se frotó contra ti, su dura polla presionada contra tu estómago.
El empujón hizo que tu corazón se acelerara antes de que él se alejara y miraras fijamente esos hermosos ojos. Te moviste un poco, el placer y el alcohol hicieron que tus pensamientos fueran turbios. Parecías estar impulsada por el único propósito de alcanzar el orgasmo.
Él te agarró por los muslos y los levantó, mantuviste la posición mientras él colocaba una almohada extra debajo de tus caderas para hacer palanca. Se lamió los labios al verte.
"Hermosa, pequeña conejita ", se rió, " cariño". Su tono estaba vidrioso con afecto mientras se colocaba completamente entre tus piernas y frotaba su polla contra los labios de tu vagina.
Gimoteaste y trataste de cubrirte la cara con tus manos atadas, pero Carlos no quiso saber nada de eso. Se tumbó de nuevo en la cama y se inclinó sobre ti. Con su polla dura en la otra mano, "No te escondas de mí", dijo, su voz teñida de más lujuria, "Quiero ver la cara de mi hermosa esposa cuando la estoy follando". Sus palabras fueron sucias, "Quiero que recuerdes esta cara para cuando no esté y te sientas tan necesitada. Pequeña necesitada".
Tu corazón latía con fuerza mientras él frotaba su polla contra tu coño, casi deslizándose dentro. Te retorciste un poco con anticipación, pero Carlos te mantuvo abajo.
—No, no —dijo—. Quédate quieto.
"Pero papii", hiciste puchero.
Él negó con la cabeza, "compórtate". Dejó un dolor en ti que pronto fue llenado por su polla entrando suavemente en ti. Él te observó hacer una mueca y esperó un momento para que te adaptaras porque él se hundió por completo.
Su mente se quedó en blanco por un momento antes de salir de ella para continuar empujando toda su longitud dentro de ti. Tenía tus piernas envueltas alrededor de su cintura. Amaba la sensación de tu suave piel contra la suya. Te veías divina, nerviosa y borracha, pero anhelándolo.
un dolor carnal, de esos que te dejaban la cabeza dando vueltas. el placer te dejaba ahogado mientras tus gemidos eran dulces ruidos para sus oídos. su encantadora esposa. ¿Cómo tuvo tanta suerte?
Te mantuvo inmovilizada contra la cama con sus manos en tu muñeca y comenzó a empujar. Usó su agarre en ti como palanca. Su polla estaba cómoda en tu apretado coño, un ajuste apropiado. Empujó dentro y fuera de ti y te dejó sin aliento. Escuchó tus gemidos aéreos mientras empujaba su polla dentro de ti.
Eras tan dolorosamente dulce. Su pequeña y tonta conejita , la pequeña cosa que lo tenía alrededor de tus dedos. Te miraba con amor, dándote besos abrasadores. Sus caderas chocaban contra ti mientras arqueabas la espalda fuera de la cama. No tenías la fuerza para soltarte de su agarre.
Incluso a su edad, él todavía era capaz de inmovilizarte y follarte sin parar. Hacerte ver estrellas cuando el placer te invadía. Algunos gemidos quedaron atrapados en tu garganta, lo que lo incitó a follarte duro.
El marco de hierro de la cama chocaba contra la pared blanca del dormitorio. La luz de la tarde entraba por las ventanas. Eras un espectáculo digno de contemplar en el resplandor del día. Su pobre ángel, estabas un poco quemado por el sol.
pero estaba bien, papá se encargaría de eso, tal como cuidaba de ti en todo lo demás. Sus besos eran delicados en tus mejillas y clavículas, a diferencia del ritmo en el que te estaba cogiendo.
Fue opresivo y fuerte, hizo que se te hiciera un nudo en el estómago mientras sentías los latidos de tu corazón en tus oídos. Él te abrazó y te hizo rebotar sobre su polla.
Tus retorcimientos solo alimentaron el fuego en sus entrañas mientras empujaba su polla dentro de ti hasta la raíz. Se aseguró de que recordaras firmemente la sensación de él dentro de ti. Tus expresiones, desde el poco dolor hasta el inmenso placer, solo hicieron que el hombre mayor se sintiera más excitado por ti.
Sus palabras eran sucias mientras se frotaba contra ti, "¿Te gusta cuando te cojo? ¿Cuando se siente tan bien? Te gusta cuando te tengo inmovilizada en la cama y te cojo como a un animal. Hay gente afuera que quiere verte y hablar contigo, pero en cambio estás demasiado ocupada tomando la polla de tu marido como la buena chica que eres". Te besó en la entrepierna, estaban húmedos y te pusieron caliente por todas partes, "hermosa, niña". Ronroneó, "Sabes exactamente cómo hacerme sentir bien. No es tu culpa que te emborraches tanto, solo te dieron vaso tras vaso. Pequeña tontería", se rió entre dientes mientras dejaba un lindo chupetón en tu cuello.
Estabas en las nubes, dejando que tu marido te follara. Sentías el placer en tus entrañas cuanto más fuerte embestía. Estabas perdida en un mar de lujuria mientras sentías que tus paredes se aferraban a su polla. Dos mitades de un agujero perfecto.
Jadeaste salvajemente y trataste de aferrarte a él, pero él te tenía por las muñecas. Estabas atrapada debajo de él, con las piernas alrededor de su cintura mientras él empujaba dentro de ti.
Su ritmo comenzó a tambalearse y sentiste el calor acumularse en tus entrañas. Gemiste y te retorciste tanto como pudiste. Y antes de que te dieras cuenta, sentiste la oleada del clímax consumirte por completo. Tus ruidos se cortaron cuando quedaron atrapados en tu garganta y tu cabeza palpitaba por la emoción.
" Conejita ", ronroneó.
"ahmh papii", respondiste, sintiendo la lengua pesada en tu boca.
Él empujó más dentro de ti, doblando tu espalda para perforarte con su polla. Podías saborear el líquido preseminal en el fondo de tu garganta. Te cogió sin demasiado abandono hasta que sintió la intensa experiencia del orgasmo.
Él entró en ti y tú lo aceptaste como la buena esposa que eras. Gimoteaste su nombre mientras él disminuía la velocidad. Su pobre chica ya estaba sobreestimulada. Él quería una segunda ronda, pero tú estabas drogada. Tu cabello era un desastre, parcialmente quemado por el sol con el alcohol todavía en tu sistema.
"Pobrecita, conejita ", te susurró mientras sostenía su polla dentro de ti por un momento.
Luego se retiró y frotó su polla ablandada contra tu coño para una última sensación de tu sexo. Estabas feliz, exhausta debajo de él.
—¿Mi conejita ya terminó por hoy? —preguntó mientras palmeaba tus pechos, sintiendo la masa entre sus dedos.
Asentiste lentamente: "Sí, papi".
—Bueno, descansa ahora, Conejita . Voy a ver cómo están nuestros invitados. Si te sientes mejor, puedes unirte a nosotros nuevamente. Pero no más alcohol, no es bueno para una chica como tú. —Besó la parte superior de tu cabeza antes de salir de la cama para buscar su ropa.
Permaneciste acurrucada desnuda con la manta sobre tu cabeza, miraste desde la manta y tuviste una buena vista del trasero de tu marido mientras se inclinaba para recoger sus calzoncillos. Te reíste para ti misma antes de seguir vigilándolo.
Aquí les dejo la historia original por si gustan leerla.
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vicioussimp79 · 14 days ago
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Poesía... - N.P
── ☆ neil perry x girl! reader
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Sinopsis: En una tarde tranquila, Neil Perry se encuentra bajo un árbol, reflexionando sobre su vida, el peso de las expectativas y sus deseos más profundos. La aparición de una chica misteriosa, con una pasión por la poesía como la suya, cambia todo.
Advertencias: ninguna
a.n: 686 palabras
neil perry masterlist! / dps masterlist! / masterlist
── ・ 。゚☆: *.☽ .* :☆゚.─── ・ 。゚☆:
El viento de la tarde acariciaba suavemente los árboles del campus, creando un susurro que parecía narrar secretos antiguos. Neil Perry estaba sentado bajo su roble favorito, el que solía visitar cuando necesitaba escapar de los gritos silenciosos de su padre o de las expectativas que ahogaban su pecho. Con el cuaderno abierto sobre sus piernas, la pluma descansaba entre sus dedos, pero las palabras no fluían como solían hacerlo.
Miraba al horizonte, donde los últimos destellos del sol comenzaban a transformarse en el suave resplandor del atardecer. Sus pensamientos vagaban, atrapados en el laberinto de su mente. ¿Qué quería realmente? ¿Qué deseaba ser? Era como si la vida estuviera forjando su destino sin preguntarle, como un escritor que no conoce a su protagonista, pero que ya ha decidido el final.
De repente, una voz suave interrumpió sus pensamientos.
—¿Escribes poesía?
Neil levantó la vista, sorprendiendo la joven que se había acercado con paso silencioso. Ella era de cabello castaño, con ojos oscuros y profundos que reflejaban la misma melancolía que él sentía en su pecho. Llevaba un libro entre las manos, uno que Neil reconoció enseguida.
—Cumbres Borrascosas —dijo, señalando el libro.
La chica sonrió, un brillo travieso en sus ojos.
—Es uno de mis favoritos. ¿Y el tuyo? ¿Eres poeta?
Neil se ruborizó ligeramente, sintiendo una leve incomodidad. Sabía que la gente lo veía como el chico perfecto, el alumno que cumpliría las expectativas, pero nadie conocía la verdad. Nadie conocía sus sueños, su pasión por la poesía.
—No... Bueno, sí. A veces —respondió, mirando su cuaderno vacío.
Ella se sentó en el suelo junto a él, como si hubiera sido invitada por el propio roble. El silencio entre ellos era cómodo, lleno de una comprensión silenciosa. Por fin, Neil rompió el hielo.
—¿Por qué Cumbres Borrascosas?
La chica se encogió de hombros, su mirada perdida en el horizonte.
—Porque es un amor salvaje, visceral... es un amor que no se limita. Es un grito de libertad, ¿no crees?
Neil asintió lentamente, dándose cuenta de que había encontrado a alguien que entendía. A alguien que, al igual que él, sentía el peso de las expectativas y la falta de libertad.
—Sí... Lo creo —dijo suavemente.
Ella lo miró de reojo y sonrió, como si hubiera descubierto algo en él que pocos veían.
—¿Sabes? Me gusta pensar que, si los poetas pudieran vivir en sus propios versos, serían mucho más libres. Serían como los árboles... firmes en la tierra, pero con sus hojas tocando el cielo.
Neil sintió un pequeño nudo en el estómago al escuchar sus palabras. Era lo que él había estado buscando todo el tiempo. Una forma de escapar, una forma de ser él mismo. En ese momento, parecía que el universo le había dado una respuesta.
—A veces... siento que estoy atrapado entre lo que quiero y lo que se espera de mí. —La voz de Neil tembló un poco, pero la chica solo lo miró con dulzura.
—No tienes que elegir entre una cosa u otra. Puedes ser quien quieras ser... si te atreves a vivir para ti. —Ella levantó el rostro hacia las hojas del roble, como si cada palabra fuera una promesa que ella misma necesitaba escuchar.
Neil la miró en silencio, y por un breve instante, el mundo se desvaneció alrededor de ellos. El cielo parecía más claro, el viento más suave. La chica cerró los ojos, como si absorbiera el aire y el susurro de los árboles. Luego, de forma casi imperceptible, le extendió el libro de Cumbres Borrascosas.
—¿Lo lees conmigo? —preguntó suavemente, con una mirada que parecía contener un mundo entero.
Neil tomó el libro con una sonrisa tímida. Su corazón latía un poco más rápido, pero de una forma cálida, reconociendo algo en ella que no había encontrado en nadie más.
—Sí, me encantaría.
Juntos, abrieron las primeras páginas y comenzaron a leer, pero en ese instante, Neil sabía que no se trataba solo de las palabras de Emily Brontë. Era más que eso. Era el inicio de algo que había estado esperando, algo más grande que cualquier miedo o expectativa: la libertad.
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rubywolffxxx · 3 months ago
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Short Dress (Cregan / Benjicot / Aegon)
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Masterlist de mi autoría
¿Cómo reaccionarían los personajes al ver que su esposa crea un vestido que apenas roza sus rodillas?
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En esas épocas y en ese lado del mundo, no era normal que una princesa o cualquier mujer de cuna noble usara vestimentas reveladoras. No era propio de una mujer de bien mostrar al mundo lo que solo le correspondía a su esposo en sus "momentos de intimidad".
Pero ese verano en Westeros fue más que insoportable, e incluso más en la capital.
Fue por eso que la joven princesa amante de las telas, modas y, aún más importante, de los vestidos, decidió crear una nueva tendencia, una donde la mujer pudiera usar vestimentas más acordes al clima.
Ya casi era hora de la cena cuando ____ llamó a su esposo a su taller, indicándole desde detrás de unos vestidores que tenía una sorpresa para él.
—¡Tará~! ¿Qué te parece, amor mío?—
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Cregan: *no le agrada mucho la atención que recibiría la mujer por sus vestimentas, pero permitiría que ella sea libre de usar lo que quiera. De todas formas, el señor de la nieve era libre también... Libre de romperle la cara a cualquiera que se sobrepasara con su hermosa mujer*
cuando el lord de Winterfell vio a su mujer emerger de aquellos biombos usando un delicado vestido gris claro con flores bordadas, tardó algunos segundos en procesar todo. Los hombros estaban desnudos, tal cual le gustaba usarlos para lucir las pequitas en su piel. El corsé era hermoso, un trabajo de confección impecable -como cada trabajo de la mujer- y reconoció en la falda los tules que comerciaron con vendedores de Essos.
En otras circunstancias alabaría sin más el trabajo de su esposa, siempre lo hacía. Siempre eran una obra de arte. Pero en esta oportunidad, algo le impidió soltar sus halagos de siempre.
—... Pensé que ya estaba terminado, amada mia.—tomó la mano que ella le extendió, dándole una vuelta para ver la parte de atrás del corsé.
—Lo está, amor mío. Quería que fuera fresco y cómodo.—dio algunas vueltas emocionada, y las livianas telas ondearon con gracia—. Es una falda corta, sí. Pero por debajo se ponen unos pantaloncitos sueltos... Como tus calzones.—lo miró divertida.
—Esta precioso, corazón. Pero no puedes usarlo en la fiesta de hoy.—La sonrisa de la mujer se desvaneció un poco.
—Pero trabajé mucho en él... ¿Por qué no?—
—Ninguna otra mujer usa vestidos tan cortos, y no quiero ojos curiosos sobre tu cuerpo... los hombres te mirarán.—
—¿Y qué? ¿Tú no estarás ahí para velar por mi seguridad?—El ceño de Cregan aún estaba levemente fruncido.
—Aún así, corazón...—
—Lobito...—
Ah... Cregan amaba que le dijera lobito...
—En Winterfell me la paso haciendo capas y capas, y aún más capas... y vestidos de muchas capas... Por favor, aquí en King's Landing puedo tomarme la libertad de hacer algo diferente... ¿Podrías permitirme usarlo solo una vez?—el hombre suspiró, asintiendo finalmente.
—... Esperemos que la reina no se enoje si le rompo la cara a alguien.—
Esa noche, mientras Cregan bailaba en el gran salón con su esposa, una mano descarada se deslizó por los muslos de la mujer, quien enseguida sintió que su hermoso momento se había quebrado. Pero no.
Lo realmente quebrado fueron las manos de aquel caballero cuando Cregan descubrió quién fue.
—A la señora de Winterfell se la respeta, basura... Arrodíllate y pídele perdón.—
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Aegon: *el rey usurpador no era para nada alguien celoso en ese aspecto. Sabía que su mujer era hermosa, y la presumía cuanto podía. Es por eso que en cuanto la vio en aquel hermoso vestido tan amarillo como el sol del verano con flores de todos los colores adornando su cintura y resaltando sus delgadas y largas piernas, sonrió como nunca*
—¿Crees que tu madre me permita usarlo?—
—¿A quién diablos le importa lo que diga esa mujer?—Aegon dejó un besito en los nudillos de la mujer, alzando su mano al cielo y con la otra indicándole que girara lentamente para observarla mejor. Sonrió al ver que aún se notaban marquitas en su cuello de la noche anterior. Había sido bastante salvaje—. El amarillo resalta de maravillas cada perfecta parte de ti, mi linda flor.—rodeó su cintura y se pegó a su espalda, dejando un besito en su hombro—. Lo usarás sin dudas en el baile.—
—¿seguro de que estará bien?—
—¿Por qué no lo estaría?—Aegon llevó sus manos a los muslos ajenos, subiendo poco a poco—. Mira, hasta facilitaría las cosas luego de la fiesta.—El hombre rió bajito en cuanto ella le dio un golpecito en las manos y lo alejó. Había subido demasiado por su piel.
—Tu madre ya me ha tratado de impresentable antes, no sé si quiero arriesgarme a que suceda otra vez... Solo lo usaré durante la cena, en el baile me pondré el dorado.—Aegon se quejó en voz alta, rodando los ojos enseguida.
—Tú eres MI reina, LA reina. Lo que Alicent diga ya no vale de una mierda... Y si yo quiero que tú te sientes en mi falda desnuda lo harás.—
—No es gracioso, no lo haría nunca.—
—No, para nada...—retrocedió enseguida al ver que a la mujer no le resultó gracioso—. Pero se entiende el punto ¿No?—Volvió a tomar sus manos, dejando un camino de besos en uno de sus brazos—. Usa tu vestido, éste o el que quieras... y el que se atreva a decir algo, perderá la cabeza.—
—Eso es demasiado por un vestido.—
—Nada que se refiera a ti es demasiado.— Aegon tomó sus mejillas, mirándola con una mezcla armoniosa de amor y deseo,—. Corto o largo, lo único que me importa de ese vestido es que al final del día yo sea el único que te despoje de él, esposa mia.—
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Benjicot: *A benjicot no le gustaba nada. No podría soportar que ella lo usara en ningún lugar público. No es que le preocupe el "qué dirán" es solo que el poco autocontrol que tenía cuando se enojaba iba a terminar en medio Riverlands muerto. Quien sea que mirara a su esposa, perdería la cabeza. Y ____ era consciente de eso*
—¿Te gusta?—
Benjicot tensó la mandíbula al ver a su esposa usar aquel vestido rojo, con delicados patrones de ramas plateadas  bordados a sus lados. Pequeñas gemas negras decoraban el pecho.
—Es... Maravilloso.—____ sonrió orgullosa, buscando las manos del chico y comenzando a bailar con una melodía inexistente—. ¿Por qué tan corto?—
—Porque hace un calor de los 7 infiernos ahora, y con este vestido, si me siento en la gran mesa, estaré fresquita y nadie lo verá por debajo.—
—¿Tanto detalle solo para usarlo en las reuniones?—
—A los aldeanos tal vez no les guste, no es normal.—
—... puedes usarlo cuando damos paseos juntos.—
El par seguía moviéndose suavemente de un lado al otro, sin apartarse la mirada mutua.
—Pensé que no te gustaría eso, puedo atraer miradas indeseadas.—
—Pues esas miradas indeseadas serán calladas cuando les arranque los ojos de la cara.—Ben rió bajito al sentir que ____ le hacía cosquillas en el cuello.
—Justo por eso creo que es mejor no mostrarlo a nadie que no seas tú.—
—... Tal vez tengas razón... Pero ahora que lo pienso, sí tendría utilidad en la gran mesa...—Benjicot dejó de bailar, atrapando el rostro ajeno con demanda—. Sería más fácil bajar a atenderte ¿No lo crees?—
—Que inapropiado. No le des fines lujuriosos a mi ropa tan cuidada.—
—¿Qué? No me digas que no lo has pensado.—
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softaikiria · 9 months ago
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Querido nadie:
Hoy quise poner en palabras lo que siento por vos, me senté largo rato frente la mesa del comedor, luego me moví frente al ventanal por donde entra el viento frío despabilador y luego sobre la cama. Suspiré, no hay nada. Mi madre me miró a los ojos y musito un pequeño “pasará mil veces” entonces hice un pequeño puchero de niña y lloré luego de suspirar pesadamente. No me quiere, y las lágrimas inundaron mi cara demacrada, no me quiere. Abracé a mi madre y temblé por sentirme insuficiente, usada, poco querida y comparándome mil veces con aquella chica ¿qué tiene ella que yo no?
Siempre que te veo el resto de la semana deliro entre el pensamiento ansioso de un probable “fue la última vez”: el último beso, el último abrazo. Colgada a tu cuello, te digo que quiero probar tus labios mil veces, nunca me sacio, es la verdad. Podría estar prendida de tu boca toda la vida. De tu nariz tocando la mía, de decirte que me muero por tus abrazos, que necesito que te quedes a mi lado, que me tomes un poco más de las manos. Que me digas que soy hermosa, que acaricies mi cara con tu mano áspera. Podría haberte dicho la última vez que quiero que me uses de perfume cada mañana mientras fumes tu primer cigarrillo, que me tomes como al primer rayo de sol que se cuela entre la persiana. Podría decirte que muero porque me sientas alrededor tuyo todo el día como el viento.
Creí que podía confiar en vos, pero mirándome a los ojos con timidez confesaste no poder amar ¡qué absurdo! Todo el mundo ama alguna vez. Entonces pensé en la estúpida osadía de las mujeres de creer “puedo cambiarlo”. Un día sin más empezaste a ignorarme. Sufriré tus penas en los brazos de otro hombre cuando mi imagen sea la de una mujer a punto de salir de la melancolía. No, esa imagen se me ha sido otorgada desde el primer día.—A veces pienso en si podré ser amada alguna vez, en sí alguien podría pensar que sin mí se acaba la vida. Yo, ahora mismo en la tarde del otoño, siento poder llegar a morir de tanto extrañarte. En tus brazos me sentí querida por primera vez, al menos por un segundo, pero la realidad más triste de mi vida es que jamás he sido realmente bien tratada por un hombre. No han sabido amarme, solo me han deseado de a ratos. Me pregunto si podrías tener la implícita desdicha de quererme un poquito un día entero y no poseer mi cuerpo en mitad de la noche. ¿Necesito entregarte mi intimidad para que puedas atesorarme y quedarte a mi lado? Deseosa de romper en llanto y extirparme el corazón, un grito atorado, lágrimas sin salir que un ahogo provocan a mi débil corazón. Quiéreme, digo en un susurro, ¿podrías quererme un rato, por favor? No sé quién ocupa tus pensamientos ahora mismo, pero, esa persona, amor, ¿ha notado el lunar en tu pupila? Las diminutas estrellas en tus orejas, tu manera extraña de actuar al excitarte. No me importa si me llevas a un rincón o si me tocas sin pudor ante los ojos de cristo, contigo me siento otra, una parte de mi hecha mujer.
Sí, he dicho varias veces que puedo sola y no me interesa tu desinterés, pero la realidad es que todos los días espero por un llamado tuyo a mi puerta repleta de ilusiones. Qué sentido tiene seguir engañándome a mí misma, basta con verme a los ojos y notar que es una total mentira. Dije que no me importa, entonces empecé a refugiarme en nadie y contar mis penas en forma de prosa. Hoy vos sos partes de mis letras desparramadas como las hojas que caen hoy fuera, secas, con colores cálidos y quemados como tu cabello. Maldito sea el destino que no puede unirnos. Sufrí tantas veces un corazón roto que empecé a creer que sentir tanto todo era más bien una carga antes que algo hermoso, pero ahora, ahora comprendo que prefiero la pesadez que habita en mi alma ahora antes que tenerlo completamente entumecido, casi muerto, sin sentido.
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flan-tasma · 1 year ago
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Hello!!, could you make a scenario of freminet and the reader having a date? How would freminet prepare for the date and how his brothers would tell him jokes about it ('u')
that's all, thanks!! ✧(。•̀ᴗ-)✧
💖~ Oh! I love when the twins get involved with Freminet, the three of them are so adorable kdhkdhd
I tried to keep it GN but in spanish I couldn't avoid putting gender to reader, so there are like two times that it is spoken as a girl, I hope you don't mind ;;;;;
Warning: Nope now💖, GN!Reader | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
A Freminet le costó mucho tiempo para tomar el valor de invitarte a una cita, entre su silencio tímido y sus palabras que creaban mil vueltas y casi nada de sentido, casi fue un milagro que entendieras que quería tener una cita. Pero fue tan lindo, un pequeño caballero que no podía mirarte a los ojos, pero sus mejillas rosadas y su mano ligeramente temblando cuando le diste un apretón de afirmación. Cuando aceptaste casi lo viste desmayarse, pero acordaron un lugar y una fecha para la cita y se fue por el bien de su corazón que casi sale corriendo de su pecho para abrazarte.
Tenía dos días más para prepararse mentalmente para la cita, una visita a una cafetería. En su cabeza pasaron un millón de escenarios, como tomar tu mano y besar tu mejilla, imaginándose más seguro de lo que realmente era, pero deseaba hacer. Fue cuando se levantó de su cama, en dónde había estado soñando despierto durante toda la mañana, y se miró al espejo. ¿Su ropa normal era la apropiada para una cita? Él creyó que sí, se veía bien, trató de mover su boina de alguna manera diferente para resaltar más para ti. Tal vez debía conseguir flores para ti, tal vez debía comprarlas antes de que te deje en casa, así no tendrías que tenerlas todo el día, él podría cargarlas por ti incluso. Conseguiría un ramo que combinara con tu atuendo ese día, ¿así te gustaría más? Y en ese momento te imaginó sonriendo con emoción por la cita como él ahora, eligiendo un conjunto bonito para salir.
"T-te ves..." Trató de pensar en la palabra adecuada para un cumplido, se sonrojó al siquiera pensar que tendría que hacerlo frente s frente, por lo que se miró en su espejo. "Te ves muy bi-bien... No es como si solo hoy te vieras bien, todos los días te vea bien, pero hoy yo... Ah, no... ¿Tus zapatos son nuevos? Se ven muy bonitos en ti- ¿Y si no son zapatos nuevos? Tal vez no debería decir eso. Tu peinado es precioso, me gusta tu rostro- ¡Agh, no! ¿Y si cree que soy raro?"
"¿Quién creería que eres raro?" Lyney había pasado por ahí, buscando al buzo, y ahora sonreía mientras se apoyaba en el marco de la puerta. "Oh, (T/N), el día de hoy su imagen se ve particularmente exquisita bajo el sol de Fontaine. Su gloriosa presencia me hace derretir."
"¡Lyney!" El menor se cubrió el rostro y arregló su boina sobre su cabeza, casi muriendo de vergüenza sobre su mismo lugar. "Toca antes de entrar."
"¿Y perderme de esto? Oh, Freminet, no puedes pedirme eso." El mago tomó asiento en la cama del chico junto a una sonrisa. "No sabía que ya habías crecido tanto, tendré que darte una charla muy importante: El amor es-"
"No necesito una charla. Lyney, por favor, vete."
"Está avergonzado." Cuando Freminet escuchó la voz de su hermana casi cae al suelo por el susto, pero ahí estaba su tranquila hermana mayor, mirándolo y compadeciendo su situación. "Sigue tomando valor para mañana."
"Y no nos dijo, Lynette. Esto suena como una traición." Freminet decidió que podía morir en ese mismo lugar, dejar que toda su preocupación se fuera de su cuerpo y esperar que no lloraras porque tu cita te dejó por querer estar muerto. Sus mejillas rojas no se veían porque se cubrió el rostro por completo. "Si necesitabas ayuda para tu cita podrías habernos pedido ayuda, estamos aquí para tranquilizarte y recordarte que (T/N) seguramente siente lo mismo por ti."
Sus palabras se quedaron en su mente, rondando y tirando todo a su paso mientras se imprimían en sus pensamientos. Existía la posibilidad de que te guste, pero lo veía tan lejano que ahora solo quería meterse bajo sus sábanas y no salir hasta que olvidaras que existía. Trató de tomar valor y miró a su hermano en busca de alguna ayuda para que lo que dijera se hiciera realidad.
Y así llegó la esperada cita. Las recomendaciones de Lyney daban vueltas en los recuerdos de Freminet mientras te veía llegar al sitio de la cita, sonrió y se armó de valor. Paso uno para tener pareja: Debes ser cordial.
"B-buenos días..." Estaba listo para soltar un cumplido a tu elección de atuendo hasta que lo saludaste con un beso en la mejilla, todo se había derrumbado y sus mejillas se sonrojaron a más no poder, perdiendo su capacidad de habla. Tu saludo fue casi una burla para él, avergonzándolo y haciendo que baje la mirada, susurrando lo bonito que era tu nueva blusa y haciéndote sonreír.
Las cosas podían mejorar, pensó que podía remontar cuando pidieron algo en la cafetería. No estaba muy seguro de cómo pero algo se le ocurriría. Te preguntó por el día anterior, deseando oírte decir que estabas emocionada por la cita, pero se encontraron platicando como siempre acerca de esa nueva tienda de juguetes que había abierto hace poco. Su plan inicial era decirte que estaba feliz de estar contigo hoy, que lo había esperado con ansias y besar tu mano, pues el segundo paso era mostrar interés, pero poco a poco el plan fue olvidado al verte hablar del pequeño gato mecánico que podía caminar. Te escuchó en silencio mientras sonreía y se olvidaba poco a poco que, supuestamente, debía mostrar interés, y así el tiempo en cafetería se acabó y se encontró a sí mismo caminando contigo a la playa.
"Cierto, yo..." Trató de hablar, pero tu mirada tan feliz lo llevó a cualquier otro lado menos a algún lugar donde piense en lo que realmente debía hacer. El sol de la tarde los iluminaba, él tenía tus zapatos en sus manos porque querías caminar más a gusto por la arena. Tu atención estaba totalmente en él y eso lo puso nervioso, todas las posibles líneas coquetas que Lyney la había dicho antes se le habían ido. No existía más que solo tu, luciendo tan contenta frente a él con el mar detrás de ti. "Agradezco que hayas dicho que sí. Yo... realmente quería invitarte antes."
"Y yo esperé a que lo hicieras." El corazón de Freminet palpitó a mil kilómetros por segundo. "Realmente me gustas mucho."
Y casi sintió que se desmayó. Que buena primera cita, la primera de muchas.
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English:
It took Freminet a long time to get the courage to ask you out on a date, between his timid silence and his words that created a thousand twists and turns and almost no meaning, it was almost a miracle that you understood that he wanted to go on a date. But he was so cute, a little gentleman who couldn't look you in the eyes, but his cheeks were rosy and his hand was shaking slightly when you gave him an affirming squeeze. When you accepted you almost saw him faint, but they agreed on a place and date for the date and he left for the sake of his heart that almost ran out of his chest to hug you.
He had two more days to mentally prepare for the date, a visit to a cofé. A million scenarios ran through his head, like holding your hand and kissing your cheek, imagining himself more confident than he really was, but wanted to do. It was when he got up from his bed, where he had been daydreaming all morning, and looked in the mirror. Were his normal clothes appropriate for a date? He thought so, he looked good, he tried to move his beret in some different way to stand out more to you. Maybe he should get flowers for you, maybe he should buy them before he drops you off at home, so you wouldn't have to have them all day, he could even carry them for you. He would get a bouquet that matched your outfit that day, so would you like it better? And at that moment he imagined you smiling with excitement about the date like he is now, choosing a nice outfit to go out with.
"Y-you look..." He tried to think of the right word for a compliment, he blushed at even thinking that he would have to do it in front of him, so he looked at himself in the mirror. "You look very nice... It's not like just today you look good, every day I see you good, but today I... Oh, no... Are your shoes new? They look very nice on you- What if they aren't new shoes? Maybe I shouldn't say that. Your hairstyle is beautiful, I like your face- Ugh, no! What if they thinks I'm weird?"
"Who would think you're weird?" Lyney had walked by, looking for the diver, and now he was smiling as he leaned against the door frame. "Oh, (Y/N), today the image of you looks particularly exquisite under the Fontaine sun. Your glorious presence makes me melt."
"Lyney!" The youngest covered his face and arranged his beret on his head, almost dying of shame on his own head. "Knock before entering."
"And miss out on this? Oh, Freminet, you can't ask me that." The magician took a seat on the boy's bed with a smile. "I didn't know you had already grown so much, I will have to give you a very important talk: Love is-"
"I don't need a chat. Lyney, please leave."
"He is ashamed." When Freminet heard his sister's voice he almost fell to the ground from fright, but there was his calm older sister, looking at him and pitying his situation. "Keep taking courage for tomorrow."
"And he didn't tell us, Lynette. This sounds like a betrayal." Freminet decided that he could die right there, let all his worry leave his body, and hope that you wouldn't cry because your date left you for wanting to be dead. His red cheeks couldn't be seen because he covered his face completely. "If you needed help for your date you could have asked us for help, we are here to reassure you and remind you that (Y/N) surely feels the same way about you."
His words stayed in his mind, hovering and knocking over everything in his path as they imprinted themselves on his thoughts. There was a possibility that you might like him, but he saw it as so far away that he now just wanted to get under his covers and not come out until you forgot he existed. He tried to take courage and looked at his brother for some help to make what he said come true.
And so the long-awaited appointment arrived. Lyney's recommendations were spinning in Freminet's memories as he watched you arrive at the meeting place, he smiled and steeled himself. Step one to have a partner: You must be cordial.
"G-good morning..." He was ready to compliment your choice of outfit until you greeted him with a kiss on the cheek, everything had collapsed and his cheeks blushed bright red, losing his ability to of speech. Your greeting was almost a mockery to him, embarrassing him and making him look down, whispering how pretty your new shirt was and making you smile.
Things could get better, he thought he could turn things around when you ordered something in the café. He wasn't quite sure how but something would occur to him. He asked you about the day before, wanting to hear you say that you were excited about the date, but you found yourself chatting as usual about that new toy store recently opened. His initial plan was to tell you that he was happy to be with you today, that he had been looking forward to it and to kiss your hand, because the second step was to show interest, but little by little the plan was forgotten when he saw you talking about the little mechanical cat that could walk. He listened to you in silence as he smiled and slowly forgot that he was supposed to show interest, and just like that the time at the cofé shop was over and he found himself walking with you to the beach.
"Right, I..." He tried to speak, but your happy look took him anywhere but somewhere where he thought about what he really had to do. The afternoon sun illuminated you, he had your shoes in his hands because you wanted to walk more comfortably on the sand. Your attention was completely on him and it made him nervous, all the possible flirtatious lines Lyney had said to her earlier were gone. There was nothing but you, looking so content in front of him with the sea behind you. "I appreciate you saying yes. I... I really wanted to invite you earlier."
"And I waited for you to do it." Freminet's heart beat a thousand miles per second. "I really like you so much."
And he almost felt like he fainted. What a good first date, the first of many.
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punishertruther · 2 years ago
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matar a dreykov solo había sido la punta del iceberg. muchos otros hombres estaban intentando repetir su legado y cada vez parecía que había más frentes abiertos o eso le había dicho tonya cuando le contactó. ella después de ser liberada se había dedicado a llevar una vida con bajo perfil como hacker e ingeniera informática. la verdad era que no salía de su piso más que para sacar a su perro y poco más, porque su hierba se la cultivaba ella y nunca le faltaba. se desplazó desde ámsterdam a santiago y de ahí esperó en la estación de tren a que viniesen a recogerla mientras se fumaba un porro y su querido rufus durmiendo en el suelo. como se aburría sacó el portátil y se puso a trastear las redes que había, colándose en el sistema de cercanías de renfe y consiguiendo que estos llegasen puntuales, cosa que no pasaba nunca. en ese momento un coche paró frente a ella y miró a la mujer que conducía por debajo de sus oscuras y redondas gafas de sol. “¿eres poli? porque tengo receta, es medicinal.” fue lo primero que dijo, pensando que le venían a echar la bronca por estar fumando. // @qvimcra​
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yuzuyom · 27 days ago
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•\•\•\•\•\•\•\•\• A D V E R T E N C I A. •|•|•|•|•|•|•|•|•||•
Historia con temas sensibles, mención:
•canibalismo
•abu/o se/ual
•mención de drogas
•depresión, ansiedad, mención de suicidio.
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Capitulo 1. ALIEN.
Tus brazos se movieron con fuerza al igual que tus pies pateando y peleando para que ellos te soltaran de una vez por todas. Podías sentir como sus manos tomaban con fuerza tus brazos y estabas muy segura de que te dejarían heridas sino te tranquilizabas y cooperabas. Aunque eso era muy poco probable pues tu orgullo te impedía dejar de pelear e insultar a los idiotas que te llevaban. No podías dejar de luchar cuando claramente era tu vida la que estaba en riesgo.
----¡Déjenme ir, pinches cerdos de mierda! ---- bramaste furica. 
----¡Deja de pelear, maldita loca!---- gritó tu compañero. ¿Ex-compañero? No tenías idea de cómo llamarlo ----. ¡Lo que hiciste fue traición! ¿¡Lo entiendes!?, ¡Traición, perra!
Su mano empujó con fuerza tu cabeza y eso te hizo gritarle enojada.
-----¡Yo dejé en claro lo que no permitía! ---- volviste a removerte de forma terca.
No tuvieron más opción que patear detrás de tus rodillas y en cuestión de segundos tu mentón estaba golpeando el duro suelo.
Cerraste los ojos con fuerza sintiendo cómo todo a tu alrededor se nublaba y comenzaba a darte vueltas. Unas botas negras aparecieron frente tus ojos y con enojo miraste hacia arriba observando unos ojos oscuros inexpresivos.
----Mataste a dos de mis soldados ----. Habló con voz monótona.
Sonreíste presumida causando que el hombre pateara tu estómago con fuerza provocando que todo el aire se fuera de tus pulmones.
----Cabrón... ---- murmuraste intentando respirar.
-----Escucha, niña ----. El hombre se agachó a tu altura, tomando tu mentón con fuerza ----. Creo que estás olvidando que les estoy haciendo un favor y tú me pagas con traición.
Lo miraste con tu ceño fruncido, escupindo a su cara con diversión.
-----Era un jodido niño y yo dejé en claro que niños no.
Su puño golpeó con fuerza tu mejilla y aquello hizo que escupieras sangre, intentaste pelear de no ser porque las manos de los que te escoltaban volvieron a tomarte con fuerza.
----Llévala con el salvaje ----- te miró con odio cuando pasó por tu lado -----. Dejen que la destroce.
----¿Qué?, ¡Pelado cobarde! ---- te removiste contra los guardias, sintiendo como sus manos apretaban con fuerza tus brazos ----- ¡Suelténme, pendejos de mierda!
Cuando viste la puerta metálica más alejada del pabellón apretaste la mandíbula con fuerza, sabiendo que si entrabas a ese lugar lo más probable era que tendrías que pelear con todo lo que tenías para llegar al día siguiente. La puerta se abrió al dejar una tarjeta de acceso por los guardias que cuidaban la entrada y cuando tu cuerpo fue lanzado bruscamente contra el suelo de la celda sabías que debías pelear.
El sonido de las cadenas siendo arrastradas logró hacer que todos tus sentidos se agudizen y en segundos  ya estabas escuchando un siseo y el sonido de pasos pesados acercándose.
Tus pies se movieron al igual que tus manos, gateaste con toda la rapidez del mundo a la entrada de la celda para pegar tu espalda lo más posible que pudieras a la puerta metálica.
Tus ojos se cerraron con fuerza cuando su mano intentó tomar tu cuello y con la reparación acelerada apretaste la mandíbula escuchando cómo la cadena se tensaba debido a los esfuerzos del Na'vi por acercarse a tu persona. Sabías de lo que era capaz este alienígena y tenías más que en claro que tu vida podía acabar en cuestión de segundos si él llegaba a alcanzarte.
Cuando abriste los ojos para mirar a la bestia te paralizaste. Tus pupilas miraron fijamente esos iris amarillos que brillaban con pequeños matices rosas, si los podías describir bien eran un pedazo de sol, tal vez una estrella que brillaban constantemente y te atrapaba en un bucle hipnótico. La mirada era lo perturbador de todo esto, tan perdida y desquiciada. Cómo... Un extraño en el bosque siguiéndote para hacer quién sabe qué, acechandote sin parpadear para no perderte de vista. Ambos guardaron silencio sin apartar la mirada del otro, tal vez en una competencia de poder, proclamando quién mandaba en este lugar.
El salvaje se alejó de ti sin darte la espalda, caminando de cuclillas hacia atrás mientras se pegaba a su propia pared.
Respiraste con dificultad intentando calmar tus latidos acelerados debido a la adrenalina. Tu cuerpo tembloroso comenzó a moverse lentamente hacia la esquina más alejada de la habitación, todo ante la atenta mirada dorada de aquel alien.
La chingada te estaba llevando.
Era claro que esta situación era una completa mierda.
Era seguro que si no hubieras abierto tu gran bocota o si tan solo no hubieras jalado el gatillo contra los soldados de la RDA no estarías aquí. Podrías estar cómoda en tu habitación comiendo una barrita de cereal de froot lops mientras el Dady Yanke sonaba por tus audífonos. Pero, no. Estos idiotas debían meterse con un niño y eso tuvo que haber encendido la furia en ti y todo esto te trajo a esta situación donde podrías ser comida para un gigante color azul y seis colmillos.
"Tu imprudencia será tu muerte"
Cerraste los ojos con rabia intentando ignorar la voz que te regañaba en tu cabeza. Tus sentidos aún estaban alerta debido a la enorme presencia de tu compañero de celda. Esperabas que esa cadena fuera lo suficiente fuerte como para que no se rompiera y fueras el plato principal del gran pitufo frente a ti. Por si fuera poco también debías buscar una manera de salir de esta asquerosa celda y según recordabas había una oportunidad. Sabías por Mark que siempre sacaban a 0247 para estudiarlo y hacer unos cuantos experimentos o lo que fuera que hiciera ese maldito enfermo. Aquello era por lo menos dos veces al mes y estabas segura que el teniente de esta base no alimentaría a esta cosa hasta tener calculado que tu persona ya no exististiera en este mundo, sino en el estómago de la criatura.
Tus dedos comenzaron a dar pequeños toques en tu rodilla, un hábito que tenías cuando te perdías demasiado en tus pensamientos.
¿Debías fingir?, ¿Debías gritar para simular que te estaba comiendo viva? Sería muy raro que fuera de golpe, tal vez debías esperar unos cuantos días más.
¿Y después qué? No tenías a dónde ir, tomar una nave y huir de este estúpido planeta no era una opción viable, estabas segura de que en la tierra ya habían sido informados por tu traición y si escapabas el gobierno te estaría esperando allá para castigarte por traición a la humanidad. Una putada, pero sabías que sería así.
"Paciencia, Sam. Debes ser paciente."
¿Ir al bosque de Pandora? Y una mierda, cuando el oxígeno de tu máscara se acabe estarías absolutamente jodida. Ni siquiera sabías qué era venenoso y qué no. Quedarte ahí para toda la vida sonaba tan tentador, pero no sabías qué harían cuando te vieran aún con vida y definitivamente no ibas a morir, no en mano de estos perros.
Entonces lo único que quedaba era oír a la voz femenina de tu cabeza y ser paciente.
Un rasgo que simplemente no tenías.
Tus ojos volvieron  a tu compañero de celda. El alien estaba atento a ti, simplemente mirando en tu dirección sin parpadear, cosa que te puso los pelos de punta. A pesar de la oscuridad podías ver su cola elevada y esos ojos brillantes mirándote desde la oscuridad,  los puntos blancos que tenía esparcido por su cuerpo brillaban  dejándote en claro dónde estaba su persona, algo que te daba ventaja pues si su piel no brillara te daría un colapso nervioso. Si está criatura se atrevía a acercarse tú pelearías con uñas y dientes para alejarlo de ti.
Pasaron días.
Días donde tú no hacías nada más que cerrar los ojos para descansar y luego abrirlos para mirar a tu compañero fijamente.
Tenías tanta hambre y la sed te estaba matando poco a poco, estabas desesperada porque no ibas a sobrevivir si no tomabas agua. Estabas segura que sino comías nada en estos momentos te volverías débil en segundos y las oportunidades de huir iban reduciendose poco a poco conforme pasaban las horas. Todavía estaba este juego mental donde la criatura frente a ti tampoco había sido alimentada desde que entraste a este lugar, el constante rugir de su estómago se adentraba en tus oídos y recorría tu mente una y otra vez. Su mirada penetrante y colorida se clavaba en tu mente y causaba la sensación de incertidumbre.
Esos hijos de puta lo iban a obligar a comerte de una forma u otra.
Y luego estaba ese olor.
El horrible aroma que llenaba toda la celda comenzaba a marearte. Nublaba tu cabeza y te obligaba a meterte en un trance ansioso. Era lo que constantemente torturaba a tu cabeza. El maldito aroma asqueroso que siempre había en la celda e invadía cada rincón, comenzando a quedarse impregnado en tu propia ropa.
No eras estúpida.
Sabías de qué era ese aroma, lo habías olido cientos de veces cuando estabas en el campo de batalla y solo quedaban cadáveres de soldados. No eras la primera con la que alimentaban a este nativo, eras una de tantos y esa duda estaba flotando por tu cabeza, ¿Cuánto tiempo llevaba aquí este alien?
No llevabas tanto tiempo cuando fuiste reubicada en esta base. Apenas llevabas tres meses y desde que llegaste se hacía mención de esta criatura frente a ti.
El tesoro de Mark.
Tal vez fue el aburrimiento o la necesidad de no caer en la locura, pero tu mente empezó a crear historias del ser frente a ti. Decidiste que se llamaría Diego, porque Charlie era un nombre estúpido. En conclusion, Diego había pasado por tanto que se volvió agresivo, a veces lo imaginabas viviendo una vida monótona de oficinasta porque te parecía gracioso ver a alguien enorme sentado en algún cubículo diminuto tecleando en un diminuto computador.
Era una buena forma de hacer que el tiempo pase y de entretener a tu cabeza que constantemente necesitaba estar distraída.
Aunque realmente Diego no era tan interesante pues no hacía nada. Estaba quieto en su pared mirándote fijamente sin moverse ni un milímetro y tal vez con el pasar de los días se había acostumbrado a tu inmóvil presencia pues de vez en cuando cambiaba su rutina y se recostaba en el suelo para cerrar sus ojos y dormir, sin embargo, siempre se recostaba mirando en tu dirección. Sus hombros siempre estaban tensos y al mínimo sonido de cualquier movimiento volvía abrir sus párpados y mirarte.
Luego volvía a cerrar los ojos y descansar.
Tu cerebro tomó eso como "tú también puedes descansar" y asumir que no te hará nada. Pero, tu propia ansiedad no te lo permitía, seguías tan alerta como el primer día, incapaz de confiar en alguien con el cuál no haz intercambiado palabra alguna o interacción más que miradas fijas. Daba igual si fingías dormir y poder descansar tu cuerpo.
En este nuevo día cerraste los ojos intentando distraer tu mente del dolor de tu estómago debido a la falta de alimento, los ruidos que salían de él gritaban dejando en claro que estabas demasiado hambrienta. En tu cabeza se repetía la imagen de una barrita de cereal seca de las cuales siempre te quejabas,  ahora se te hacía agua la boca de tan solo pensar en aquel alimento. Negaste con tu ceño fruncido intentando ignorar las imágenes de comida en tu cabeza.
Comenzaste a centrarte en alguna letra de cualquier canción que tu cerebro pueda recordar. pero, era como si tu mente los hubiera borrado por completo y lo único que llegaba a tu cabeza era aquella canción de cuna que tu hermana te solía tararear para alejar las pesadillas. Sus caricias se presentaron en tu cabeza y su suave voz acarició tus oídos haciendo eco en la habitación. Seguiste el ritmo de tu recuerdo comenzando a tararear de forma suave, entrando en la calidez de tu mente para ignorar todo lo que pasaba a tu alrededor. Al menos hasta que el sonido de las cadenas te hicieron detenerte y que abrieras los ojos de golpe mirando en la dirección del nativo quien ya estaba sentado mirando fijamente en tu dirección. Sus ojos brillantes no dejaban de observarte penetrando tu alma y provocando un escalofrío por todo tu cuerpo. Los vellos de tu cuerpo se erizaron al recordar sus enormes fauces y la posibilidad de que él podría romperte en miles de pedazos si llegara a alcanzarte.
Entonces sucedió...
El sonido metálico hizo que ambos brincaran en su lugar, sus ojos rápidamente miraron a la puerta metálica donde por debajo fue lanzada una bandeja llena de comida y sinceramente se veía asquerosa, ni siquiera estabas segura de que estuviera caliente, pero, tu estómago y el del Na'vi rugió ante la idea de alimento. Ahora, la duda era qué tan estúpido sería que corrieras hacia el plato de comida para robarle al salvaje. Con un poco de fruta quedas satisfecha y estabas segura de que él no sabe de la acción de compartir alimento, al menos no después de tanto tiempo en confinamiento.
A la mierda, en este momento eras más hambre que razón.
Corriste rápidamente hacia la bandeja escuchando cómo las cadenas se movían bruscamente. Tu mano se estiró dispuesta a robar el agua del desayuno de no ser porque tu muñeca fue atrapada por una fuerte mano, no entraste en pánico. Dejaste que tu soldado interno tomara el control y sin dudar giraste en tu eje dejando que tu bota golpeara con fuerza la cara del Na'vi, el cual, te soltó enseguida ante el impacto. Tu mano tomó el contenedor con agua intentando huir a la esquina de la habitación de no ser porque oíste un siseó y tu tobillo siendo jalado hizo que cayeras de golpe al suelo, el sonido de tu mentón golpeando bruscamente el suelo lllenó la habitación, sin embargo, no te importaba. No cuando tu único pensamiento era mantener el agua en su lugar. Entonces no dudaste en patear nuevamente la cara de la criatura para hacer que te soltara.
Las cadenas se estiraron y Dieguito intentó alcanzarte con rabia, pero no le sirvió de nada. No le prestaste atención porque sabías que no llegaría hasta donde estabas. Comenzaste a beber toda el agua  con desesperación, mirando como el Na'vi te mostraba sus colmillos y te siseaba volviendo a su lugar molesto, comenzando a devorar todo lo que había en la bandeja que habían lanzado.
Era un egoísta.
Solo tomaste el agua, por qué debía hacer tanto drama. De todos modos, seguro que cuando lo sacaban lo alimentaban como un dios, además tenía frutas ahí, que no jodiera y viviera con eso.
A los tres días de ese suceso fue lo mismo, los dos peleando por un poco de comida y eso molesto demasiado al Na'vi o lo entretuvo, no sabías bien. Porque ahora cada que entraba la bandeja podías verlo mover su cola y  sus ojos amarillos te miraban atentos esperando algún movimiento de tu parte. Era como un juego tonto que tenían donde si perdías o te distraías podías morir.
Fue así un mes.
Un mes donde te volviste tan débil que cuando entró a bandeja nuevamente no te moviste, no estabas segura de poder moverte un poco. Porque realmente solo comías el pequeño puño que tomabas entre el forcejeo. Podías sentir la pesada mirada del Na'vi encima tuyo, más no le prestaste atención, estabas acostada hecha bolita en la esquina y estabas tan molesta contigo misma porque te sentías débil y patética en este punto.
"Debes de pensar antes de actuar, Samanta"
Resoplaste molesta ante la voz del viejo ignorando  todo para centrarte en el frío de tu cuerpo. No estabas segura de poder moverte cuando alguien entrara.
Respiraste pesadamente, cerrando tus ojos con fuerza cuando tu estómago volvió a dar una punzada debido al hambre ignorando por completo la idea de la barrita de cereal que se deformaba en tu cabeza y te provocaba salivar. Entonces ese sonido de cadenas te dio aviso de que Diego se estaba moviendo. Lo ignoraste, decidiste pensar en la letra de alguna canción para mantenerte distraída mientras las caricias suaves en tu cabeza se presentaban para tranquilizar tu desesperación. Eso hasta que oíste el sonido metálico ser arrastrado por el suelo. Tus ojos se abrieron con pesadez porque algo había tocado tu espalda y el sonido de aquello se había escuchado demasiado cerca para tu gusto cuando te giraste de forma lenta tus ojos se encontraron con la bandeja a centímetros de ti. Los platos estaban llenos de comida haciendo que tu estómago punzara del dolor por el hambre.
Tu ceño se frunció con extrañeza, tus ojos analizaron la bandeja y luego miraste a Diego quién te miró por unos pequeños segundos para luego volver a su lugar y darte la espalda dispuesto a dormir.
Te sentaste lentamente aún extrañada ante la actitud del nativo, tus dedos se movieron con cuidado sin dejar de mirar a la criatura frente a ti y cuando la bandeja hizo sonido notaste sus orejas moverse, al igual que su cola enredarse  con cuidado en su muslo. Tus dedos se hundieron  en la comida tomándola para comenzar a comer de forma lenta sin despegar ni un segundo tu vista de los pequeños movimientos de orejas del nativo. Bebiste el agua, mordiste la fruta, terminaste esa pasta asquerosa y cuando acabaste te sentiste satisfecha y con un poco más de energía.
Miraste al salvaje, el cuál fingía dormir haciéndote sonreír divertida pues podías ver claramente sus orejas tener pequeños tics y la punta de su cola moverse con cuidado.
----Gracias.
Su cola se retorció un poco como la de un gato curioso y aquello te hizo pensar que esas eran las primeras palabras que realmente le dirigías.
Te diste media vuelta volviendo a dormir y poder descansar para retomar la energía que necesitabas.
Fueron unas cuantas horas, unos cuantos minutos que pudiste descansar porque el sonido de la puerta metálica siendo abierta llamó tu atención. Guardaste silencio comenzando a sentarte en tu lugar para abrazar tus piernas para que no te vieran porque sabías que no podrías contra ellos en este momento. No ahora que no tenías tanta fuerza debido a la falta de alimento, debías ser paciente como te lo repetía tu cabeza una y otra vez.
Tus ojos prestaron toda su atención a lo que sucedía frente a ti. Diego miraba a los guardias alerta con ojos tan abiertos y llenos de terror que te hizo dudar unos segundos de qué estaba sucediendo. Lo viste sisear y su cola golpear contra el suelo como forma de advertencia. Entonces lograste ver debajo de sus pies cómo el suelo estaba manchado de carmín y restos color cafe. Aquello te hizo entender que eso pudo haber sido tu propia sangre y no evitaste encogerte de hombros ante la imagen y sensación de ser comida viva.
----Tranquilo, gatito. Sabes qué pasa si te resistes ----. Se burló uno de ellos.
El alien volvió a sisear ocultándose detrás de sus piernas. Tus ojos miraron de forma atenta su cara, en su rostro había una máscara de oxígeno extraña que nunca antes habías visto usar a alguien más. Un pequeño triangulo transparente abrazaba su nariz con correas que pasaban por los costados de su rostro y debajo de su mentón yendo detrás de su cabeza, tubos se adentraban en sus orificios nasales y dejaban libre su boca. Ahora te estabas preguntando por qué no lo llevaban a las celdas de los nativos, donde el pabellon estaba lleno de su propio oxígeno.  Uno de los soldados se acercó a él y tu compañero se lanzó a intentar atacar o defenderse.
Fue inútil.
El hombre lo detuvo golpeando su cuerpo con un tubo provocando que una mueca de dolor apareciera en tu rostro. Diego intentaba cubrirse con sus manos de los golpes, lo cual comenzaba a darte pena por la imagen tan desesperada que estaba dando.
----Deja de jugar. Ya sabes cómo se pone el idiota de Mark si llevas golpeado al alien ----. Advirtió el compañero.
Tú guardaste silencio esperando que estos dos ignoraran por completo tu presencia. Que no notarán que realmente seguías con vida y que estabas dispuesta a mantenerte así hasta que escaparas de este lugar. Apretaste los labios con fuerza cuando el guardia golpeó al alien sin piedad en la cabeza, en cuestión de segundos tu compañero de celda estaba retorciendose en el suelo mientras el sonido de electrochoques resonaban por toda la habitación.
Un collar, estos idiotas le habían puesto un collar de castigo.
Observaste cómo los guardias arrastraban al rebelde inconsciente fuera de la celda, seguramente para llevarlo con el loco de Mark.
Ese idiota estaba tan obsesionado con conocer todo acerca de este nuevo mundo y sus métodos no eran muy dulces y legales, parecía un maldito científico de la segunda guerra mundial y eso te hacía asquear. Aunque realmente no te metías con sus cosas, porque tú eras más de estar en el campo. Eran pocas las veces que podías platicar con él, que era mas que nada cuando nadie estaba dispuesto a oírlo delirar. Tampoco es como si fueras un pan de Dios, has matado a varios de esta especie por órdenes de superiores mas no hacíaslo que aquel estaba dispuesto a caysar por un poco de conocimiento. Eras parte del problema hasta que estos bastardos decidieron meterse con niños, niños que realmente no sabían nada. El idiota de Mark había decidido que sería mejor experimentar en un pequeño alien ya que estos estaban en pleno desarrollo. Bastante enfermo para ti, y estaba claro que te haría rabiar pues habías dejado muy en claro desde el principio que si se involucraban niños en tu escuadrón  no dudarías en atacar a estos bastardos. Entonces cuando sucedió no dudaste en cumplir la promesa que te hiciste y le habías hecho a los demas y eso te había dejado en esta mierda de situación.
Estabas segura de que habían pasado horas desde que se habían llevado a tu compañero de celda, tal vez días. Aunque tuvieras la libertad de estar sola y poder moverte y estirarte tus sentidos no podían relajarse porque a cualquier sonido de afuera saltabas y mirabas atenta esperando a que alguien entrara, pasaron minutos cuando finalmente te decidiste a caminar por toda la celda. Analizaste las cadenas rasgadas y el panel de control para desactivar el choque eléctrico o aumentar la distancia de la cadena todo podía ser aceptado  si tan solo ponías un código. Lo dejaste de lado, mirando las paredes aruñadas seguramente en los intentos de escape de Diego, te parecía que eran horribles...
Rasguños tan profundos con restos de sangre debido a la presión que aplicaban, casi podías oír los gritos de todos los que estuvieron aquí. Tu cabeza creaba el sonido de los arañazos en la pared al igual que el movimiento de las cadenas al intentar huir. El suelo no era nada distinto a las paredes con la diferencia de que la sangre y restos eran mucho más visibles. En una esquina lograste ver huesos de lo que estabas segura eran restos de personas. Seguramente de personas a las que decidieron llamar traidores, tus manos tocaron cada rincón de la sala y con cuidado analizaste la cadena que se supone retenía al alien de atacar a cualquiera que entrara en la celda.
Tus ojos fueron de forma directa a la puerta que no era nada más que un muro metálico y pesado. La única forma de salir era con una tarjeta de acceso que no tenías, el panel que había dentro estaba apagado y solo funcionaba para librarlos si llegaba a cerrarse por error. Toda oportunidad de salir debía ser traída de fuera.
Cómo odiabas lo meticulosos que eran y también amabas su absoluta confianza en la tecnología.
Entonces el sonido de la cerradura  te hizo saltar. Corriste hacia tu esquina poniendo atención a sus movimientos  por si ellos se daban cuenta de tu presencia. Observaste cómo arrastraban al alien de su cabello hacia su lugar designado. El ser azul parecía drogado, siseaba e intentaba patalear de manera débil ganándose risas burlonas de los militares. Uno incluso llegó a patearlo y escupirle encima, Diego fue encadenado nuevamente del cuello mientras el codigo era puesto en el panel, tus ojos miraron con atención, tan fijos como los de un cazador mirando a su presa. Dejaron caer a Diego dejando que su cabeza golpeara contra el suelo. Se quedó quieto, paralizado con ojos borrachos mirando a la nada.
Ambos lo miraron por última vez y sin mirar atrás caminaron hacia la puerta de la  celda.
----Dios, ahora el bastardo de Mark lo dejó inútil por completo.
----Está loco, qué puedes esperar — uno de ellos sonrió divertido — Por lo menos el gatito por fin tomará al ratón.
¿Qué?
La puerta se cerró mientras los miles de cerrojos hacían su sonido habitual, dándote bienvenida al solitario confinamiento. Tus ojos fueron directamente a tu amigo azul notando cómo todo su cuerpo temblaba y si mirabas con atencion podías ver rasguños en su espalda y vendas en su cola. El Na'vi tomaba con fuerza su trenza mientras sus ojos estaban tan abiertos y fijos a la puerta sin darse un segundo para parpadear.
Sin saber si moverte era una muy buena idea comenzaste a levantarte con lentitud sin despegar tus ojos  de la criatura frente a ti. Finalmente sus pupilas se movieron en tu dirección y aquello te hizo quedarte totalmente quieta bajo la oscuridad de la habitación. Sus iris brillantes  siguieron tus movimientos y tus oídos lograron captar cómo las cadenas comenzaban a hacer sonidos contra el suelo metálico. Tus hombros se tensaron y con cuidado te pegaste aún más a la esquina de la habitación. El sonido del siseo se presentó y en segundos oíste el sonido de sus pasos pesados al correr en tu dirección.
Maldijiste por lo bajo cuando analizaste que está vez él si podría alcanzarte.
No hubo duda en moverte al sentir cómo sus manos rozaban tu tobillo, tu cuerpo giró para patear su rostro con fuerza alejando a la bestia de tu cuerpo. Él no tardó ni cinco segundos en recuperarse mirándote para volver a sisear e intentar alcanzarte nuevamente.
Estos hijos de puta sabían que seguías ahí. Estabas bastante segura de que ellos sabían de tu supervivencia, era claro si ni siquiera había un trozo de ropa tuyo o cabellos regados o trozos de un cadáver reciente. La duda era por qué no estaban haciendo nada para terminar contigo.
"¡Concéntrate, Sam!"
Negaste con la cabeza, trayéndote de vuelta a la realidad ante los gritos de advertencia de tu hermana. Tus ojos miraron con atención cómo Diego corría hacia ti, su boca se abría mostrando sus enormes colmillos dispuestos a perforar tu garganta y de alguna forma te recordó al ataque de un tigre, un enorme tigre que no ha comido en meses y tiene crías que alimentar.
Lo esquivaste lanzándote hacia un costado rodando en el suelo mientras lo oías golpear contra la pared metálica, tus pies se movieron comenzando a correr hacia la pared contraria, justo de dónde salía la cadena que lo retenía. Tu mano no dudó  en tomar la cadena cuando llegaste a ella. Te giraste hacia él en segundos porque ya podías oír sus enormes pasos dirigirse hacia ti, te deslizaste entre sus piernas parándote en segundos para enredar la cadena en su cuello pues para tu suerte pareciera que solo atacaba agachado, como si se tratase de un animal salvaje. Tus manos se enredaron en la cadena jalando hacia a ti con fuerza para cortarle la respiración, sin embargo, estabas débil y él sabía eso, porque comenzó a aplicar fuerza hacia el lado contrario logrando que tus brazos comenzaran a temblar debido al cansancio. Finalmente la cadena se escapó de tus manos lastimando tus dedos, no tardó nada en girarse e intentar lanzarse hacia a ti, sin embargo, tú empujaste tu rostro hacia atrás sintiendo sus uñas clavarse  en tus muslos para que no te alejaras. De repente,  el cabrón tomó con fuerza tu pierna y tus dientes se apretaron con fuerza cuando sentías como tu hueso comenzaba a doler bajo su agarre, fue un pequeño lapso de tiempo hasta que el sonido de algo quebrándose y un dolor que subió hasta tu columna te hizo gritar.
El dolor y la adrenalina que te provocó el sentir tu hueso rompiéndose bajo su agarre te hizo acumular toda la fuerza que tu pequeño cuerpo podía crear. Tu pierna libre se levantó y con una velocidad que no sabías que tenías golpeaste su cabeza con fuerza descomunal. Su agarre desapareció y el sonido de algo golpear duramente el suelo,  además del silencio absoluto que le siguió te dejó en claro que lo habías dejado inconsciente. No dudaste ni un segundo en alejarte de él y acercarte al panel de control para reducir la distancia de las cadenas y así él no lograra llegar a tu esquina. Abriste el pequeño mecanismo con la estúpida contraseña que los guardias habían puesto y con cuidado hiciste que la cadena se adentrara a los agujeros  para que fuera mucho más corta de lo que ya era.
Con un cojeo volviste a tu esquina.
Recargaste tu espalda contra la pared dando respiraciones pesadas intentando ignorar el dolor que comenzaba a crecer cuando la adrenalina se estaba disipando.
Cerraste los ojos intentando ignorar el dolor de tu pierna para centrarte en cómo deseabas tanto golpear la cabeza de esos malditos psicópatas. Te ibas a vengar, ibas a golpearlos tanto que iban a llorar por su mami, de eso estabas tan segura que podrías apostar todo tu maldito dinero al mismísimo diablo y si era posible tu les abrirías las puertas del infierno.
Cuando pasaron las horas el sonido de las cadenas provocó que tus ojos se abrieran y miraras fijamente a Diego el cuál apenas despertar rascaba su cuello con fuerza, el sonido de sus uñas rascando su piel seca te hizo hacer una mueca de incomodidad, tu mirada se quedó fija en sus acciones notando pequeñas actitudes extrañas, como la mirada fija en el suelo, el ligero balanceo de su cuerpo y el sonido de su cola golpeando contra el suelo de forma continua. Ladeaste la cabeza un poco curiosa ante su comportamiento hasta que tu mente se abrió a los recuerdos entendiendo en dónde habías visto estas acciones con anterioridad.
Drogadictos que habían tenido un mal viaje a su mundo de fantasía.
Sabías que el idiota de Mark estaba experimentando con un nuevo narcótico que había creado con la misma flora de la tierra de Pandora y por cómo tu compañero de celda se movía estabas segura de que era el conejillo de indias de aquel científico, suponías que eran las consecuencias de ser su favorito.
Diego comenzó a negar, jalando sus cabellos y después rasguñando sus brazos.
Sonreíste ansiosa, soltando un suspiro sarcástico ante la situación. Desviando la mirada a otro lado para no ver su patético actuar.
----Pinche drogo... ---- farfullaste comenzando a arrancar los cueritos de tus dedos.
Diego te siseó.
Tus ojos volvieron a él en segundos totalmente extrañada porque era la primera vez que te dirigía algo en su momento lúcido o entablaba una conversación incoherente contigo.
O ya era tu cabeza desesperada haciéndote creer cosas, no lo sabías.
Negaste sin entender realmente qué quería decir con esto, probablemente solo era un llamado de advertencia por tus palabras más si lo pensabas a profundidad está criatura no podría hablar tu idioma, por lo tanto no entendía las palabras que salían de tu boca. Entonces lo único que te quedaba pensar era que el muchacho estaba delirando y solo hacía cosas al azar.
Diego comenzó a morderse las uñas con desesperación, balanceando su cuerpo de atrás hacia adelante mientras se pegaba lo más posible a su pared.
---- Es abstinencia... — aunque era extraño, porque se supone que acababan de llevarlo — Te vas a sentir ansioso hasta que te vuelvan a dar de la droga del laboratorio... — explicaste en inglés sin saber si este chico te estaba entendiendo algo de lo que salía de tu boca ----.  Vas a estar insoportable.
Volvió a sisearte y está vez decidió darte la espalda para supuestamente dormir.
Reiste divertida, porque Diego tenía un aura demasiado parecida a la de un gato malhumorado. Uno muy grande y enojado que no dudaría en comerte si pudiera ponerte las manos encima. Entonces sería mejor compararlo con un tigre azul por las franjas en su cuerpo.
Cerraste tus ojos resignada ante la situación y actitud de tu compañero de celda, intentaste ignorar el dolor insoportable de tu pierna trayendo recuerdos a tu cabeza, las suaves caricias en tu nuca se presentaron y el suave tarareo de tu hermana relajó tus músculos por completo, ayudándote a dormir por unas pequeñas horas.
El sonido de una bandeja siendo lanzada por la rendija fue lo que te hizo despertar.
Tus fosas nasales olieron el horrible aroma de esa avena remojada en quién sabe qué y eso hizo que tu estómago se presentara ansioso. Cómo era habitual cuando el desayuno llegaba tu mirada fue a Diego el cual ya te miraba expectante, ansiando una pelea a muerte por una ración de comida. Si eras sincera no estabas en condiciones para eso y él estaba más irracional que otros días así que estabas en absoluta desventaja. Si Diego ya era impredecible, su necesidad y desesperación de sentir la gloria con alguna droga en su sistema lo volvía una carta directa al reino de los cielos o infierno en tu caso.
No ibas a arriesgarte.
Así que tus ojos miraron a otro lado intentando ignorar la persistente mirada de tu compañero de celda quien no había dejado de mirarte ni un segundo. Cerraste tus ojos decidiendo que tu cerebro era un buen lugar para distraerte de la persistente mirada dorada. Pensaste en una hermosa hamburguesa jugosa con tocino y dos pedazos enormes de carne haciendo tu boca salivar. Tu estómago rugió ansioso, deseoso de una pequeña mordida de esa jugosa hamburguesa que hace tiempo no habías comido por estar en el reino de Pandora. Frustrada por tu hambre decidiste mejor hacer otra cosa que no sea vivir en tu cabeza porque está solo estaba atenta para pensar en alimentos que extrañabas.
"Paciencia, Sam. Debes ser paciente"
Soltaste un suspiro ante la persistente voz de tu hermana sintiendo el suave toque de sus manos en tu cabeza, tarareaste junto a ella arrullando y llevando a una plena serenidad a tu cerebro para distraerlo de cualquier dolor y deseo de hambre, al menos fue así hasta que el sonido de las cadenas te sacó de las profundidades de tu mente y luego el deslizamiento de algo metálico contra el suelo.
Cuando abriste los ojos la bandeja de comida estaba a unos centímetros de tus pies. Aquello te hizo mirar hacia tu compañero el cuál ya se estaba dando media vuelta para ignorar tu mirada y probablemente tu existencia en este lugar. Sonreíste apenas de forma perceptible. Por alguna razón a lo largo de esta semana Diego comenzaba a caerte bien. No sabías si era por su silencio o tal vez porque no era un idiota como todos los que trabajaban en este lugar. Tenía muchos factores negativos (como intentar comerte) pero decidiste no prestar atención a estos pequeños detalles que dejaban mal parado a Dieguito.
Tu mano tomó esa avena asquerosa y con tu boca salivando tomaste bocado sin pensar ni un momento en su consistencia.
Debías tomar toda la energía necesaria si pensabas salir de este lugar. Debías estar preparada para todos los riesgos que tu escapada te traería y eso significaba que tu cuerpo y mente debían estar en forma para el gran día. Una vez que terminaste tu comida volviste a recargarte en la pared. Lentamente te recostaste en el suelo y tus ojos miraron con atención al techo oscuro, tal vez fue el aburrimiento, tal vez tu mente llevándote a la locura gracias al confinamiento pero frente a ti se formaron estrellas brillantes que titilaban al ritmo del suave tarareo de tu hermana. No podías evitarlo, porque sus caricias llegaban a tu cabeza obligándote a relajar. Un hábito que tenía desde que eran niñas, entonces para ti fue inevitable seguirla. Sus voces se sincronizaron y la paz que tanto necesitabas rodeó todo tu cuerpo, el pequeño tintineo de las cadenas no te distrajo y simplemente te quédaste ahí, tan absorta en los recuerdos que no prestabas atención a lo que pasaba a tu alrededor.
"Debes ser paciente, Sam"
Si, era su mantra para que no te metieras en problemas o algo que tu cabeza había adoptado desde que se separaron. Tal vez, si ella hubiera estado aquí mismo no habrías decidido volarle la cabeza a tus compañeros, tampoco podías culparla. Eras una adulta y se suponía que debías ser consciente de tus propias acciones. Ignoraste a tu cabeza, cerrando tus ojos mientras el volumen de tu tarareo aumentaba.
Entonces daba igual el pasado, no era de las personas que se arrepentía de sus acciones.
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yanaleese · 10 months ago
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◈ Ámame, Secuéstrame y Quiéreme Más ◈
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Sinopsis: Pones sangre, sudor y lágrimas en tu trabajo. Lo que no sabías es que tu admiradora secreta, Marka, también lo hace.
Advertencia de contenido: Yandere y literalmente cualquier cosa que vaya con ello, violencia, hipnosis (no en el lector), drogas (implicación), y sí habrá una Parte 2.
POR FAVOR APOYA A PALESTINA CON DINERO, O CON UN CLICK
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Puntuaciones, talentos, personas.
ÉSTOS son los factores que clasifican el sistema educativo. Aunque no es inmaculado, cumple su propósito: enviar a personas vulnerables al mundo laboral y devorarlas enteras. Sus medios de vida, su tiempo y los minúsculos retazos de energía que les quedan dentro.
Pero hay algunos que nacen con ventajas, y otros que tienen que dejarse la piel para conseguirlo.
Yo, por desgracia, tengo lo segundo. Las cosas no vienen fáciles, ni instantáneas, ni perfectas. En realidad soy bastante ocioso, disfruto de la libertad de adquirir conocimientos y perspicacia. Conocimientos únicos, probados y comprobados que son fundamentales para la supervivencia.
Y así es como gestiono mis trasnochadas. Escuchando "Consejos para sobrevivir" con su presentador, McGregory Callahan.
En los años 60, era un oficial CWO-4 Navy Seal, un rango dado a unos pocos exclusivos. Y ahora que está retirado, comparte humildemente sus consejos con la comunidad, y presenta invitados de vez en cuando para mantener vivo el programa. Pero la mayoría prefiere escuchar su voz, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo.
"Y así, damas y caballeros…" Su voz era suave y ronca. "Es hora de despedirse, amigos. Manténganse a salvo, y recuerden siempre…"
Me reí entre dientes, diciendo sus líneas finales con él.
"Vivir, no morir, e intentar sobrevivir. Gracias a todos".
Mientras la radio se apagaba, el sol derramaba sus rayos en mi ventana, como si el calor no fuera suficiente. Gemí, y mis ojos me llevaron a mi colección de cápsulas "despertadoras". Tentado y engañado, me deslicé hasta ellas y me metí otras dos o tres en la boca.
Refunfuñé. El arrepentimiento se filtró en mis venas, mi cuerpo mareado y tenso. Una vez más, me quedé despierto.
Y por supuesto, resultó ser un lunes por la mañana; donde tenía clase por la mañana.
"Pues fóllame suavemente con una motosierra". Empecé a llenar mi mochila con mis utensilios, papeleo, bocadillos. Nunca podría acostumbrarme a esta mierda. "Espero que nadie me cabree el resto del día".
"La campana. Ugh, la maldita campana. Nunca he querido romper esa cosa en pedazos". Apenas podías distinguir a la multitud, más o menos. Ni siquiera la cara de tu mejor amigo.
"Espera. ¿Has tenido una noche dura… otra vez?" Heidi miró, sus ojos prácticamente brillaban de preocupación.
"Quizzássss..." Balbuceaste, dando pasos de bebé hacia tu asiento. "Menos mal que mi compañero de asiento es un chico tranquilo".
Hablando del diablo, Marka entró en la habitación, sus pisadas silenciosas mientras paseaba en tu dirección. Su sincronización fue impecable.
"Buenos días, Marka". Murmuraste, sin encontrarte con sus ojos. Además, no había ojos gracias a su flequillo.
"Je…" En respuesta, Marka esbozó una emocionante sonrisa, devolviéndote alegremente los buenos días. Cómo podía estar lleno de energía un lunes por la mañana, era un completo misterio para ti.
En realidad, mucho de él está rodeado de misterio. O más bien, en la sospecha.
Aparte del nombre raro, Marka era supuestamente del campo de Honduras, Tegucigalpa. Sus padres también eran hondureños, y él trabajaba como repartidor de pizzas, y se alojaba en el apartamento de un amigo para refugiarse, con el propósito de volver a estudiar tres veces para obtener un título. Aunque parte de esto es cierto, otra parte no cuadraba.
Por ejemplo, sus modismos. A veces decía "Puchica" , "Chero", "Chivo" - y cuando los busqué todos, el denominador común era El Salvador. Decía que sus padres venían de Honduras, así que ¿cómo podía ser cierto?
"[S/N]".
Entonces él, siendo el repartidor de pizza. No suele pedir pizza, pero nunca pensó que la pizza pudiera oler tan mal. Podías recordarle llegando corriendo a una de tus clases de la tarde, y en vez de oler a aceite y grasa, olía a hierba. ¿Qué coño…?
"Hola? [S/N]?."
Además, el hecho de que está rehaciendo el curso por tercera vez. Y sin embargo, en cada examen saca perfectamente una nota media. También termina antes que los demás, como si tuviera todo el tiempo del mundo.
Eso no es normal.
Aunque nunca te has enfrentado a Marka por esto, has preferido guardar silencio. Los tiempos son duros, y no estabas dispuesta a tender una mano cuando apenas podías ayudarte a ti misma.
Pero de NINGUNA MANERA te harías amigo de alguien tan sospechoso como él.
"[S/N]!!!" Heidi susurró, sacándote de tus pensamientos.
"[S/N], por favor contesta…" El Sr. Dimmy hizo una pausa, aclarándose la garganta. "En realidad. Pensándolo mejor, por favor, ven a verme después de clase. Gracias."
Me mordí el labio, dejándolo sangrar. Joder. Te has vuelto a despistar.
"Señor yo…"
"Sin peros, sin cocos".
Mientras te maldecías internamente, decidiste sacar tu libro de ventilación de la mochila, sólo para que el señor Dimmy te detuviera una vez más.
"[S/N]. ¿Puedes responder a la pregunta de la pizarra, por favor?"
Mierda, acabas de abrir tu bolso.
"Dame un momento…"
"[S/N]."
Apretando los puños, esbozaste una sonrisa de plástico. Era comprensible de dónde venía, ya que no quería que su alumno estrella soñara despierto por segunda vez.
"Culpa mía, señor. Espero hacerlo bien".
Mientras estabas ocupado resolviendo la ecuación, Marka decidió hacerte un favor y cerrar tu bolsa.
Para cuando volviste, Marka sonrió, esperando que saliera de ella un agradecimiento. Pero decidiste ignorar el amable gesto, continuando prestando atención a la pizarra. Ya tenías suficiente atención por hoy.
Si había algo que le gustaba eran los relojes. Era agradable saber cómo pasaba el tiempo, si era rápido o anormalmente lento.
Y por supuesto, era lento.
"[S/N], esto ha ocurrido en múltiples ocasiones". El señor Dimmy se frotó las sienes, agotado de mantener la misma conversación con usted. "Nosotros, como personal, dejamos claro que puedes tomarte días libres".
"Lo siento mucho señor, pero no puedo hacer eso…"
"[S/N], basta de excusas. No estás durmiendo lo suficiente, y eso está afectando a tu concentración".
Puntuaciones, talentos, personas: NADA en esta conversación se aplicaba a eso. La amabilidad era un coñazo.
"Y por eso, voy a pedirle al decano que te suspenda personalmente. Una semana entera de suspensión".
Tuvo que morderse la lengua. ¿Por qué tienes que hacer el triple de trabajo?
"Señor. Estoy atrasado en lo que tengo que cubrir. Se lo ruego, por favor déjelo pasar."
"Pero [S/N], llevas tres semanas de adelanto. Tomarte una semana libre es suficiente ahora mismo. Créeme".
Miraste el reloj. Eran las 9:47, el minutero aproximadamente alcanzando el siguiente minuto.
"Si te veo el martes por la tarde, te acompañaré personalmente fuera. Eso es todo".
Frotándote los ojos, corriste hasta lo alto de las escaleras, antes de hacerte a la fuga. No podías creer lo que acababa de pasar.
"[S]-[S/N]…" Era Heidi.
"Heidi. He terminado por hoy, así que me voy a casa. Mándame un mensaje más tarde si tienes curiosidad". Sus demandas fueron rápidas y severas.
"Risitas, tras risitas. Estos putos chuches no saben cuándo dejarlo, ¿verdad?".
"Markaaaa…" Resopló, sonando exactamente como él la llamaba: cerda. "Enséñame un poco de español, ¿no? ~ ❤️"
Marka negó con la cabeza, su cara mostraba claramente incomodidad.
"¡Vamos, queremos oírlo! A lo mejor podemos cagarla, ¿sabes?".
Maldito sea el cabrón de Rico. Nunca supo leer una habitación.
"He dicho que no". Marka se pasó los dedos por el flequillo, revelando la oscuridad que se arremolinaba en sus ojos. "Ahora aprended a ser buenos mierdecillas, estoy de mal humor".
Inmediatamente, todo el grupo se quedó completamente inmóvil. Antes de que pasaran unos segundos, gritos horripilantes escaparon de los labios de la gente. Algunos se congelaron de horror, sudando profusamente. Otros simplemente huyeron de Marka, mientras que algunos lucharon con él. Por suerte, gracias a su físico podía manejar a sus atacantes con bastante claridad.
"Ja…vergüenza…" Siguió golpeando a Rico con cada puñetazo, empezando a ver como la sangre le supuraba. Marka no pudo evitar sonreír con sádico regocijo. "Esta hipnosis siempre es pura suerte para mí".
Agarrando la pierna de uno de sus compañeros. Marka retorció, fracturó e incluso saltó sobre su pierna, lo que estaba perfectamente sincronizado con sus palabras".
"Joder. Joder. Joder. JODER. JODER". Marka maldijo en voz alta, gruñendo de frustración. Cada vez que pensaba en ti, la sensación no desaparecía. "Sólo quería hacer una buena obra. ¿Por qué? No. Ellos. Me. A mí".
Al oír el agudo grito del compañero, Marka lo apartó de un puntapié, dirigiéndose a tu taquilla. Estaba rodeada de un montón de cerraduras, todas ellas hechas personalmente por ti. Sabías ser eficiente y útil.
Lástima que Marka supiera forzar cerraduras demasiado bien.
"Ha pasado un tiempo desde mi último rechazo… así que veamos qué hay aquí ahora…". Con un tintineo, guió sus dedos a las primeras letras que hizo….sólo para encontrarlas….
Aplastado.
"…."
Ya debería estar acostumbrado a esto. El polvo, la suciedad, las arañas muertas. Después de conseguir por fin una taquilla nueva y fresca, era comprensible que limpiara el espacio.
Pero no lo hiciste. Decidiste hacer de tu vieja taquilla tu nueva bolsa de basura - incluyendo sus cartas de amor.
Su pulgar lleno de cicatrices aferró el sobre rosa, o la bola aplastada que era. Podía recordar la vez que tuvo que salir por negocios, perdiéndose la universidad durante una semana entera. Tuvo que permanecer agachado debido a un disparo, que le produjo una importante lesión en el hombro y en la mano izquierda. No le importaban las heridas debido a experiencias pasadas, pero estaba… deprimido. Marka no podía ver a nadie, ni estar en línea por si le descubrían. Fue una decisión que tanto él como José tomaron por su seguridad.
Y así, para saciar su soledad, te escribió. Aunque le dolía la mano izquierda, escribió. A pesar de que su cerebro le decía que parara por el dolor, escribió. Escribía porque sabía que tú le dabas la felicidad, la esperanza que necesitaba para este mundo. Sí, teníais defectos… pero el uno con el otro, los dos podíais curar las cicatrices del otro. ¿Verdad?
"….Ha…."
Sus manos temblaron con rabia silenciosa mientras gotas oscuras caían sobre el papel. Estoy seguro de que no sabías nada mejor, simplemente fue un malentendido. Sí, sí, fue un malentendido.
Era comprensible, ya que él no lo dejó claro. No coqueteó contigo, ya que no era lo tuyo. Supongo que las cartas tampoco lo eran.
Tal vez tendría que intentar algo… un poco más drástico.
"Necesito saber… ¿me quieren…? ¿No me quieren? Quizás…."
Apretando el papel contra su pecho, empezó a reírse para sus adentros. No, sonreía como un loco mientras miraba la taquilla que tenía delante, con la cara contorsionada en algo retorcido y grotesco.
"Tal vez sea hora de que haga una visita a tu casa, ¿eh? ❤️~."
NOTAS:
Cuche = Significa cerdo en el argot salvadoreño. sɪ ᴛɪᴇɴᴇs ᴀʟɢᴜɴᴀ ᴘʀᴇɢᴜɴᴛᴀ sᴏʙʀᴇ ᴋᴀʀᴍᴀ, ᴊᴏsᴇ́ ᴏ ʜᴇɪᴅɪ, ɴᴏ ᴅᴜᴅᴇs ᴇɴ ʀᴇᴠɪsᴀʀ ᴍɪ ʙᴀɴᴅᴇᴊᴀ ᴅᴇ ᴇɴᴛʀᴀᴅᴀ.
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mayhemlovesenvy · 3 months ago
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Día de muertos (fanfic)
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(English version here)
(Ao3 with both languages)
(Wattpad en español)
Hacer un escrito, como siempre, no fue planeado, pero no tenía ideas de dibujos para el día 6 de la week y quería escribir sobre Freddie chikito. Así que holaaaa un fic 👋 cortito. 800 palabras por ahí
Ah bueno sí tw es muy específico de mi AU pero qué cosa no lo es conmigo . I'm cringe but I'm free
Bajo el corte o también en los links de arriba:
La brisa acariciaba su piel, las hojas cayendo decoraban la tierra, el sol caía temprano; para Freddie, era como cerrar los ojos y encontrarse con la noche.
Toda su vida se sentía como un otoño en ese sentido.
Parpadeos que lo movían de lugar, yendo a dormir en la seguridad de su cuarto para despertar en la cocina, manos en harina, guiado por su madre para no hacer un desastre.
Y mientras espera que la comida se cocine sale afuera, recolectando las hojas más naranjas que podía encontrar, para ir a ponerlas en el altar que su mamá estaba decorando.
Combina con el resto de las cosas ahí, pensaba Freddie, y no pensó en pedir permiso para tocar.
Hacía su mejor intento de decoración, tan centrado en eso que no vió cuando su papá se sentó a su lado.
ㅡ Está bonito ㅡ Dijo el adulto, apoyando su cabeza en la de su hijo.
ㅡ Eres muy talentoso.
Freddie no contestó, pero miró al pelinegro y le regaló una de las hojitas.
ㅡ Tú también te mereces muchos regalos.
Él se rió suavemente, tomando el pequeño obsequio.
ㅡ Gracias, vida.
Freddie sonrió, se sentía bonito que su regalo fuera aceptado.
Realmente, luego de aceptar que ese hombre se iba a quedar, todo se sentía bonito. Podían hablar, tocar la guitarra, cantar, reír, llorar. Podía hacerle dibujos y él no los iba a romper-
Empezar a dibujarlo junto a su madre no fue una decisión consciente. Solo pasó.
Uno de sus dibujos estaba ahí. Entre la comida y las flores.
Él, mamá y...
ㅡ Ese es tu papá ㅡ Suspiró David, tomando la foto.
ㅡ Tu papá biológico, te acuerdas de él, Freddie?
Asintió, sintiendo el peso del retrato sobre sus manos-
Era una foto de él sentado con una guitarra, sonriendo tanto que los hoyuelos se marcaban.
ㅡ Muy buen hombre. ¡Y mírate! Eres un pequeño él, qué honor, que tu hijo sea tan talentoso a tan corta edad y lleve tu rostro. ㅡ David tomó la carita de Freddie y la aplastó suavemente, sus cachetitos tapando sus ojos, los lunares de su cara un reflejo de los de su padre. Le daba cosquillas a Freddie, haciéndolo sonrojarse y reír.
ㅡ Vive en tus hoyuelitos.
Miraba la foto y no lo reconocía.
Más su voz retumbaba en sus oídos.
Más era... incorrecto. No tenía que acompañar a una foto estática, tenía que estar hilada a un hombre vivo de carne y hueso. No a un... fantasma.
No a un retrato, un dibujo y una urna.
Pero su voz invadía su cerebro- su tacto inundaba sus sentidos.
Y luego el miedo, y el llanto de su madre, y el ladrar de los perros-
Freddie parpadeó.
Lágrimas caían contra el cristal que protegía la foto.
Y la arrancan de sus manos. Y ya no tiene nada de él.
ㅡ Lo siento, no quise hacer que lloraras... ㅡ Consuela el reemplazo, limpiando sus lágrimas cristal con la manga de su campera.
ㅡ Sé que lo extrañas mucho.
Se aferra al hombre, descansando su cabecita en su cálido pecho. Mira de vuelta la colección de fotos y regalos, ya no queriendo ver más a su papá, pasando de largo a la larga hilera de familiares que no tuvo la oportunidad de conocer. Entre tantas caritas morenas se topa con un pelirrojo, con la cara del hombre que lo tiene en brazos, vistiendo lentes de sol y el pelo largo.
Está muy alto para agarrarla, pero David nota el intento y la baja para él.
Analiza al extraño, pasando sus manitas por su rostro y cabello, está cruzado de brazos y sonríe. Se veía joven, igual que su cuidador ahora.
ㅡ Es mi hermano ㅡ Explica él.
ㅡ Mayor que yo, era ciego, y tampoco escuchaba bien. Siempre pensé que su vida era una miseria.
Freddie lo observaba a él ahora, veía en su entrecejo ese temblar que David pensaba que ocultaba tan bien.
ㅡ Pero él era mi vida y yo la suya.
Y suspiró largamente y se apoyó por sus manos llevando su cabeza hacia atrás, como hacía en la playa después de hacerle jugar por un buen rato y necesitaba descansar.
ㅡ Y para no escuchar, era el único que me entendía, y para no mirar, fue el único que realmente me vió. Y fue así por mucho tiempo.
Freddie le devolvió la foto, preguntas atascadas en su garganta, incapaces de salir por culpa del nudo que si desataba, saldrían más lágrimas.
Abrazó a su papá, y le dejó reposar su cabeza sobre la suya, y le dejó llorar también.
ㅡ Espero poder ser la mitad de importante para ti...
Y entre las frases atrapadas dentro suyo estaba "ya lo eres".
Le dio un último vistazo al altar, notando los zapatitos de bebé.
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catarsis96 · 1 year ago
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Hola, había dejado de publicar durante un tiempo, ya que he estado un poco enferma, pero decidí publicar algo pequeño pero esponjoso que tenía guardado. Espero que sea de su agrado
Advertencias: Ninguna.
Alucard Tepes x Reader
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Empezaba a atardecer, los últimos rayos del Sol se podían apreciar, destellos naranjas y algunas nubes moviéndose suavemente. Era una vista sin preocupaciones y parecía no haber nada que pudiera entorpecerla.
Respiraste tranquila, el suave viento del atardecer meciendo mechones de tu cabello y algunas voces de la gente del pueblo eran percibidas. Esto era como la recompensa final del día que estaba por terminar.
“¿Cansada, amor mío?” Alucard, habló detrás de ti, él te encontró sentada en los escalones de su imponente castillo.
“Algo, querido.” Contestaste a su pregunta anterior. Desde que había amanecido, habías salido al pueblo a hacer tu día, el poblado que se estaba formando parecía tranquilo, entre las personas se ayudaban y convivían pacíficamente. Después de los acontecimientos anteriores, trataron de revivir en un nuevo capítulo. 
Las aventuras y dolor que pasaron, los había unido demasiado. Él con la soledad y dolor de perder a su familia, se había acercado poco a poco a ti, buscando la calidez y momentos pacíficos que ofrecías, y él, aunque creía que no valía nada, te daba esa valentía y seguridad que habías perdido después de pasar un camino difícil.
Alucard y tú se necesitaban, tanto como necesitaban el aire para respirar. 
Alucard la miró desde donde estaba. Le parecía un ser inocente, que necesitaba ser protegido, a pesar de que sabía que no necesitabas la protección de los demás. Sonrío, aún no podía creer que te tuviera a su lado.  Caminó hacia ti, su gran cuerpo se agachó para sentarse detrás de tu espalda y abrazarte con sumo amor.
Miró la imagen que te tenía tan relajada, una sonrisa estaba en él, había valido la pena cruzar todas aquellas desventuras. Aunque aún estaban los recuerdos trágicos, sabía que podía pintarlos con nuevos y más coloridos. 
“ Me encanta esto.” Él dijo y tú te volteaste a verlo. “ Estos momentos, sin duda son tranquilos. Y quiero tener más de estas tardes contigo.”
Tu corazón dió un vuelco, sus palabras sin duda te pusieron nerviosa y provocaron que te sintieras más enamorada de él.
“Yo también quiero eso, Alucard, contigo siempre.”
“¿Siempre?” Agachó su rostro a ti. Te miraba con cierta coquetería. Se acercó aún más y sus labios rozaban los tuyos.
“ Siempre.” Acto seguido lo besaste, ya no queriendo que fuera un simple roce de labios, sino un beso de amor, entrega y dicha.
Y ahí, a la luz del atardecer, ambos se besaron como si no hubiera un mañana y disfrutando del atardecer.
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Aprovechó el momento y escapó. Saltó al cielo buscándolo, sentía un jalón en la muñeca, era el cordón rojo el que la llevaba por el aire, la subía, haciéndola dejar atrás las colinas y montañas, y el mar verde que cantaba lleno de gozo por el abrazo del Sol, al cual ella era elevada.
Alto, más alto, subía y, al pasar por las nubes, al más profundo azul del alto cielo, se le enredaban trozos de ellas en el cabello, como cintas trenzándose en su larga cabellera. Estaba en el borde, donde el etéreo silencio celeste se encuentra con el bullicio de la vida, y se quedó allí un momento, suspendida, con los brazos abiertos y los ojos cerrados, queriendo empaparse de lo sublime que tocaba cada centímetro de su cuerpo. Sintió, de repente, que el cordón de la muñeca la jalaba. Sonriendo se dejó llevar, feliz de saber que él la pensaba, que la llamaba. Su alma se alegró y cobró la velocidad que sólo puede imprimir la felicidad más absoluta. Al bajar, vio a los pájaros curiosos volar junto a ella; querían ver por qué estaba tan feliz ese ser que, aun sin alas, se atrevía a surcar el cielo.
Bajando esta vez por en medio de las nubes y, al ver que se volvían más grandes las cosas que parecían tan pequeñas desde el cielo, se percató de que se había olvidado de su pequeñez. Al acercarse vio algo que brillaba como una estrella blanca, era la pluma plateada de un ángel, olvidada en una nube, probablemente del lugar en donde había estado descansando y observando a la humanidad. Estiró la mano lo más que pudo, atrapándola y pegándosela en el corazón, mientras descendía hasta donde estaba el anhelo de su alma. Su forma astral se materializó junto a él. Estaba en aquel café al que siempre le gustaba ir, sentado, observando el horizonte donde el mar besa al cielo, y pensaba en ella. Libreta abierta, lápiz empuñado y dispuesto, pero pausado, mientras su alma se derramaba.
Brillaba el cordón rojo en su muñeca y palpitaba destellos llegando al de ella. Ella lo contempló con infinita ternura y, por un momento, se quedó allí, sintiendo palpitar el cordón que los unía. Cerró los ojos y dijo una oración, mientras sostenía la pluma del ángel en su pecho. Caminó unos pasos hasta él y se la puso en el bolsillo de la camisa, justo sobre su corazón. En ese momento él miró hacia arriba directo a sus ojos y se tocó el pecho con sorpresa, poniendo su mano sobre la etérica de ella.
En ese momento, refulgió como un Sol el cordón que los unía y ella despertó sonriendo.
e.v.e.
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piafgodalhi · 2 months ago
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Dejó de escribir, ya que debía discernir, todas esas ideas erradas que le sucumbían en la cabeza. Miró el sol, el cielo y cada partícula terrestre. Se daba cuenta que no existe verdad absoluta, más tarde centelló su luz y comprendió. Así, el visionario quedó sosegado, al encontrar veracidad, en aquello que lo tenía perdido.
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rubywolffxxx · 3 months ago
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Molesto (Tom Taylor)
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Masterlist de mi autoría
Sinopsis: Todo lo contrario a su personaje, Tom era la persona más divertida y molesta que podía existir. Aunque su semblante serio disimulaba sus intenciones burlonas, su boca no tardaba en decir tonterías. Y a pesar de que en un inicio era divertido, Tom encontró en molestarte un gran placer. Y eso solo te sacaba de quicio.
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—... ¿Vieron el jugo que guardaba en la nevera? No lo encuentro.—____ miró la mesa del centro del comedor donde Tom y Harry almorzaban, pero su mirada no tardó en clavarse en Tom—... Te lo tomaste tú, hijo de puta.—
—Ah... Una dama no debería hablar así. Y menos con acusaciones tan descaradas.—
—Era el último juguito de mango y naranja, Taylor... Si tú te lo tomaste...—vio la pequeña sonrisa que comenzaba a nacer en su rostro.
—No tenía tu nombre...—la mujer frunció el ceño.
—Vamos, amigo. Dime que no lo tomaste.—Harry lo miró cansado—. Treinta veces al día nos dice que no tomemos esa cosa. No seas idiota.—
—Bueno, puede que tenga una botella extra de tu jugo en mi remolque... ¿Qué harás para que te lo dé?—
____ no era de las personas que tuviesen mucha paciencia, y su temperamento no era el mejor. Las personas como Tom eran la pesadilla de las personas como ____. El problema no era el jugo, el problema era la necesidad constante de molestarla. Y ella se había cansado.
—... Le pediré a Ewan que me lleve al mercado más cercano.—caminó hacia la entrada del comedor.
—Esta a una hora de aquí, querida.—
—Prefiero eso a rogarte a ti por un maldito jugo, idiota...—
La chica dejó el lugar, y entonces Harry miró a Tom con cierta incredulidad.
—... Si sabes que solo lograste que te odie más ¿No?—Tom sonrió.
—Su cara se pone toda roja ¿Te diste cuenta?—
—Roja se pondrá la tuya cuando te dé un puñetazo por idiota. Si quieres llamar su atención, esta no es la manera.—
—No quiero llamar su atención, me gusta molestarla y ya... Bromeamos con eso.—
—Tú bromeas, ella solo se enoja.—Harry abrió su tuppercito de ensalada—. Pero bueno, es divertido ver cómo tú solo arruinas cada mínima chance que tienes con ella.—
Tom sintió un pinchecito de preocupación.
Era divertido molestarla, sí. Pero también adoraba cada mínimo detallito que iba descubriendo de ella.
Como sus mejillas se enrojecían, y ese rubor iba a sus orejas.
Como esa ternura y amor de personita lo insultaba con tal facilidad era adorable.
Como lo miraba desde abajo por la cabeza que le llevaba de altura, y como no se acomplejaba para nada porr esa diferencia...
Le daban ganas de rodear su cintura y alzarla...
Besarla con necesidad.
—... ¿Ya es muy tarde para darle el jugo?—
—No era necesario tanto, Ewan...—
—Prefiero que tomes eso y dejes de consumir tanta Coca-Cola, cariño.—El chico bajó del maletero de su auto un pack de 10 botellas de jugo, y ____ lo siguió más que feliz por detrás.
Ewan solo le llevaba 4 años a la mujer, pero la había adoptado como a su hermana menor.
No había chance de que otro actor del set manejara tanto por jugos...
—¡____!—Un Tom se acercó emocionado a la chica, trayendo aquella botella que tanto le había mezquinado—. Te traje el jugo, sin nada a cambio. De nada.—se lo alcanzó, pero ella lo miró a ceja alzada.
—Métete tu botella por donde no te llega el sol, querido. Ewan me compró muchos. Vete al diablo.—
Tom miró con cierta decepción como ____ se aferró al brazo del rubio que cargaba aquella caja llena de botellas.
Bueno, tal vez Harry tenía razón...
El resto de la semana de grabaciones, ____ ignoró a Tom. Los papeles se habían invertido, y la chica entendió el gustito de Tom por ser tan molesto.
—¿Vas a seguir con eso?—
—...—
—Vamos, querida. Habla conmigo.—
—...—
—Esto es muy infantil de tu parte.—
—... ¿Qué tal las grabaciones hoy?—
En cuanto ____ levantó la mirada, Tom se ilusionó, pero sintió el golpe directo al ver que le hablaba a Ewan. Acababa de entrar en la sala.
—Muy bien, corazón ¿Ya almorzaste?—
—Te estaba esperando. Yo invito las pizzas.—le sonrió.
Ah... Tom estaba molesto.
—¿Quieres acompañarnos, Tom?—Ewan llamó su atención.
—Te invitaré a ti, no a... Otros.—____ no volteó a mirarlo—. Yo no almuerzo con idiotas.—
Ewan no tardó en notar la rara situación. Tanteó con cuidado las razones.
—¿Pelearon?—los miró a ambos, ninguno dijo nada—. Seré intermediario si quieren, suena divertido.—
—Es un imbécil.—____ lo señaló enseguida—. Un imbécil molesto y... Y no me agrada, me ha cansado.—
—Lo siento ¿Si? Me excedi... Pero solo estaba bromeando, no te aguantas nada.—
—¿Te aguantarás un puñetazo?—
—No seas violenta, corazón.—Ewan le indicó que se calmara—. Se esta disculpando.—
—Si eso es una disculpa, es una mierda. No la quiero.—
Tom la miró, ya algo preocupado por lo lejos que había llegado con sus tonterías.
—... Te invito a comer una pizza en la noche. Empecemos de cero... Será mi disculpa.—
____ sintió, por primera vez desde que lo conocía, que Tom estaba siendo sincero. Bajó la guardia.
—... Ven a almorzar ahora con nosotros, será mi disculpa... Aunque no haya hecho nada malo.—
—Si, bueno... Pero que no esté Ewan. Es nuestra disculpa mutua. Cita de reinicio, él no puede estar.—
—No es una cita.—
—Si, lo es.—
—... Ewan vamos a almorzar.—
—¡Bien bien, voy con ustedes!—
—No, ya no quiero.—
Ewan miró como Tom miraba desde arriba a la mujer que le cortaba el paso, insistiendo en que no iría con ellos. La miraba con tal fascinación que no tardó en comprender el origen de todo aquel asunto.
Tom era molesto.
____ se enojaba fácil.
Y ya se veía venir las mil y un vueltas que tendrían que dar para que finalmente algo serio surja de eso.
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Yo también quiero un pololo que me saque una cabeza de altura y-y me agarre la cara y me dé docenas de besos todos melosos 🥺✨
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