#Culpabilidad
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bocadosdefilosofia · 2 months ago
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«¿Qué le ha sucedido para que sus deseos agresivos se tornaran inocuos? Algo sumamente curioso, que nunca habríamos sospechado y que, sin embargo, es muy natural. La agresión es introyectada, internalizada, devuelta en realidad al lugar de donde procede: es dirigida contra el propio yo, incorporándose a una parte de éste, que en calidad de super-yo se opone a la parte restante, y asumiendo la función de «conciencia» [moral], despliega frente al yo la misma dura agresividad que el yo, de buen grado, habría satisfecho en individuos extraños. La tensión creada entre el severo super-yo y el yo subordinado al mismo la calificamos de sentimiento de culpabilidad; se manifiesta bajo la forma de necesidad de castigo. Por consiguiente, la cultura domina la peligrosa inclinación agresiva del individuo debilitando a éste, desarmándolo y haciéndolo vigilar por una instancia alojada en su interior, como una guarnición militar en la ciudad conquistada.»
Sigmund Freud: El malestar en la cultura y otros ensayos. Alianza Editorial, pág. 124. Madrid, 2010
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desvariosdelos30 · 8 months ago
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Me revienta
Me revienta abrirme con personas que considero de confianza y que luego me lastimen, me juzguen y me bajen línea.
Me revienta que la gente no se banque los límites que pongo cuando decido no ser una marioneta de su crueldad y mala leche disfrazada de "consejo de vida".
Me revienta que, para salvaguardar sus egos y mantener la fachada de buenas personas, me devuelvan la pelota cargada de gaslighting y palabras hirientes.
Me revienta (quizá para seguir confiando en la bondad del mundo) cargar con la culpa de "exponerme demasiado", cuando solo buscaba consuelo en un círculo que creí seguro. Me revienta esa carga que sobreviene después y me carcome.
Me revienta la incapacidad de la gente para guardar secretos y respetar sentimientos.
Me revienta que me encasillen: la tonta, la vulnerable, la ignorante, la pobrecita.
Me revienta que la gente tenga tan atrancado el perdón.
Me revienta encontrarme con gente que carece de empatía y que se esfuerza por sonar brillante, elocuente y estudiosa de un objeto de estudio: yo.
Me revienta la estrechez de mente.
Me revienta la hipocresía de quienes presumen de confrontativos en privado, pero actúan con diplomacia en público, sin siquiera jugársela cuando las circunstancias lo exigen, ni de emitir palabra tendenciosa cuando se requiere honestidad.
Me revienta la gente que no sabe ponerse en los zapatos del otro.
Me revienta la autoimagen inflada de perfección. Me revientan los egos blindados. Me revienta la malicia. Me revientan los chistes de mal gusto, hirientes.
Me revienta que si no sos complaciente con todo esto y no sonreís como una boluda, automáticamente te tachan de loca.
Me revienta.
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x-nefelibata · 2 years ago
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magneticovitalblog · 2 years ago
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Represión de los 4 sentimientos: frustración, culpa, compasión y vergüenza
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Los sentimientos como la frustración, la culpa, la vergüenza, etc. son una reacción
cognitiva (como atendemos, como los representamos) fenomenológica (lo experimentamos subjetivamente) fisiológica (cambios corporales, visibles e internos) que nos prepara para la acción, ya puede ser huir, vomitar, atacar, afirmarnos, llorar o afrontar una pérdida; y que se dispara automáticamente por la evaluación (normalmente inconsciente) de un estímulo externo o interno, respecto a las expectativas y necesidades que tenemos.
Los sentimientos son señales informativas de algo está sucediendo, que dirigen nuestra conducta en las situaciones que vivimos. Nos ayudan a decidir y a adaptarnos a la realidad para nuestra supervivencia.
Desgraciadamente, en nuestra sociedad es muy común la evitación de los sentimientos por creer que son negativos porque pueden ser una fuente de malestar; ya sea por su intensidad y porque creemos que las demás personas nos rechazaran.
La represión de los sentimientos consiste en negar, ocultar o suprimir lo que experimentamos, como técnica para afrontar las situaciones difíciles o para evitar confrontaciones.
La represión de los sentimientos puede tener consecuencias negativas para nuestra salud emocional y mental, porque no se procesan adecuadamente, generando acumulación de tensión, que, con el tiempo, podría llevar a un incremento de la ansiedad, la depresión, el estrés y otros problemas psicológicos.
Además, puede afectar las relaciones interpersonales, porque al no expresar nuestras emociones adecuadamente, las demás personas tendrán dificultades para entendernos, generando malentendidos y distanciamiento.
De hecho, las redes sociales intentan mostrar solo alegría y felicidad con mensajes de que estamos bien a todas horas. Es decir, vivir con una máscara que, a largo plazo, puede causarnos problemas.
Se trata de
Darnos cuenta del sentimiento que estamos experimentado, sin juzgarlo. Comprender el sentimiento. Su origen y para qué lo estamos experimentando. Exteriorizarlo nombrándolo, porque genera sensación de control sobre lo que nos sucede. La regulación de los sentimientos y el control de los impulsos son habilidades útiles para funcionar en la sociedad.
Sin embargo, cuando la represión de los sentimientos se vuelve crónica y genera un malestar significativo, es importante buscar formas saludables de manejar y expresar las emociones.
Frustración La frustración, es nuestra respuesta cuando ante un deseo, una necesidad, un impulso, etc. y no conseguimos satisfacerlo, llegando a un estado de vacío no saciado.
Aun cuando los sentimientos nos ayudan a entender nuestro entorno y reaccionar ante él, no significa que sepamos interpretarlos correctamente. Algunas personas aprenden y reflexionan de sus experiencias, llegando a conclusiones positivas y de superación, mientras que otras se dejan llevar y se hunden, empiezan a volverse más agresivas, a evitar las situaciones que lo frustraban y a proyectar la responsabilidad de todo ello en las demás personas, por ejemplo.
Podemos gestionar la frustración con técnicas como Aceptemos recibir ayuda, para asumir nuestras limitaciones y que parte del problema reside nuestra persona. Aprendamos de la experiencia: la frustración puede ser una oportunidad para el crecimiento personal. Conviene reflexionar sobre lo acontecido y consideremos qué lecciones nos aporta la experiencia. Acostumbrarnos a no idealizar ni buscar el perfeccionismo sistemáticamente. Analicemos nuestras expectativas, porque la frustración a menudo surge cuando nuestras expectativas no se cumplen. Reflexionemos sobre si son realistas y ajustemos nuestras metas si es necesario. Es importante ser flexibles y comprender que no siempre las cosas saldrán exactamente como planeamos. Busquemos alternativas en lugar de centrarnos únicamente en lo que no funciona. Interiorizar la aceptación personal de los sentimientos. Reflexionar sobre la situación que nos está frustrando. Identificar qué aspectos específicos nos causan frustración y reconocer nuestros sentimientos, para gestionarlos con eficacia. Mantengamos una actitud positiva enfocándonos en nuestras fortalezas, celebrando nuestros logros, etc. Ello ayuda a mantener la motivación y la resiliencia frente a las dificultades, problemas y obstáculos. Reconocer nuestros errores en vez de limitarnos a evitarlos y, sobre todo, a aprender de los mismos. Tomarnos un tiempo para alejarnos de la situación frustrante. Para que haya un cambio de enfoque nos ayudará a calmarnos. La culpa Nuestra sociedad tiene normas para mantener orden y armonía colectivas, que conviene comprender porque, en ocasiones, no responde a intereses colectivos, sino más bien a sistemas de control no relacionados con transgresiones de hechos natural y racionalmente negativos, generalmente provocada por culturas moralistas, rígidas y puritanas o por condicionantes económicos.
Creer que hemos violado estas normas, sin tener en cuenta nuestros propios intereses como personas y como sociedad, puede provocar sufrimiento.
La culpa es un sentimiento subjetivo y personal, de responsabilidad o remordimiento cuando creemos haber hecho algo mal, como haber transgredido normas, valores o principios morales.
La culpa puede surgir tanto por
Acciones concretas como errores, fallos, etc. Decisiones difíciles o dolorosas Omisiones: negligencias que hayamos cometido La culpa puede tener diferentes efectos en las personas:
Algunas pueden usarla como una motivación para corregir sus errores y cambiar su comportamiento, Otras pueden quedar atrapadas en sentimientos de culpa excesivos y destructivos que les impiden avanzar. Normalmente deseamos evitar el sentimiento de culpa, pues nos lleva a la tristeza, la vergüenza, la autocompasión, la mala conciencia, los remordimientos, siendo un obstáculo para nuestro bienestar.
La culpa no debería enquistarse, siendo conviene hacer una reflexión que
Ayude a olvidarla reconociendo que todos cometemos errores y que la culpa no define nuestro valor como personas. Aprendamos a ser amables con nosotros mismo y a cultivar la autocompasión. Entendamos que hemos aprendido. Utilicemos la culpa como una oportunidad para mejorar. Identifiquemos sus causas, porque puede ser inútil si no responde a hechos objetivamente reprobables. Examinemos nuestras conductas e identifiquemos si realmente existen razones para sentirla. Evaluemos si realmente hicimos algo malo o si estamos siendo demasiado duros con nosotros mismos. Nos haga buscar ayuda para hablar sobre nuestros sentimientos con alguien de confianza. Podamos reparar el daño causado. Por ejemplo, disculparnos con la persona afectada, ofrecer una compensación o hacer lo posible por enmendar la situación. Si no fuera posible hacerlo directamente, consideremos hacer cosas positivas en nuestra vida que equilibren el sentimiento de culpa. La compasión (sufrir de forma conjunta) La compasión es un sentimiento que nos ayuda a comprender y compartir el sufrimiento de los demás, invitándonos a ayudar a esas personas para que no sufran. Por ejemplo, acompañar a una persona enferma en el hospital, ayudar a personas con problemas de aprendizaje, ayudar económicamente a alguien que lo necesita.
Es lo opuesto a la crueldad, la indiferencia o la insensibilidad.
Sus principales beneficios son los siguientes:
Desarrollo de la empatía. Ponernos en la situación de otras personas hace que nos identifiquemos con sus sentimientos y que entrenemos esta habilidad. Disminución del egoísmo. Cuando nos preocupamos por los sentimientos ajenos los nuestros quedan en un segundo plano, nos volvemos menos egoístas y dejamos de preocuparnos solo por nosotros. Incremento de la humildad. Porque aprendemos a aceptar que no somos perfectos y que todos tenemos limitaciones. Incremento de sentimientos positivos, como la bondad, la amabilidad, el amor, la satisfacción, etc. Reducción de la preocupación por cosas poco importantes. Al compadecernos de otros nos damos cuenta de que las cosas por las que nos preocupaban no tenían tanta importancia, ya que los problemas de las demás personas nos dan perspectiva sobre los propios. No obstante, en nuestra sociedad, existe la creencia de que sufrir por otras personas es sufrir en vano, además de ser una debilidad. Así que, cuando vemos sufrir a las personas, en vez de sentir compasión sentimos pena y nos insensibilizamos para protegernos.
Existen razones detrás de este fenómeno:
Desensibilización ante la exposición constante a imágenes y noticias de sufrimiento y tragedias. Estigma asociado con la vulnerabilidad. Algunas personas pueden temer ser percibidas como débiles o necesitadas si expresan compasión hacia otras personas, lo que puede llevar al rechazo de la compasión como una forma de autoprotección. Individualismo excesivo. Promover una mayor comprensión y aprecio por la compasión puede ayudar a contrarrestar el rechazo social y fomentar entornos más compasivos y solidarios.
Ello puede lograrse a través de la educación, la sensibilización y el fomento de la empatía como una habilidad social fundamental.
Técnicas para ser compasivos:
Aprender de las historias de las demás personas, escuchando y aprendiendo de las experiencias de vida de las demás personas de diferentes orígenes y culturas. Cultivar la empatía: comprender las experiencias y sentimientos de las demás personas poniéndonos en su lugar. Escuchar activamente y prestar atención a sus preocupaciones, intentando ver las situaciones desde su punto de vista. Desarrollar el aprecio y la aceptación por los demás. Aceptar el hecho de que todas las personas tenemos limitaciones y debilidades. Evitemos el juicio y hacer suposiciones sobre los demás. Inculcar compasión a los demás. Practicar la autocompasión. Para poder ser compasivos con otras personas, tenemos que ser autocompasivos, aceptándonos y conectando con nuestros propios sentimientos y necesidades. Ser amables y considerados. La vergüenza La vergüenza es un sentimiento social que experimentamos cuando creemos que hemos violado alguna norma socialmente aceptada y nos damos cuenta de que hemos hecho algo incorrecto, inapropiado, humillante o que no cumple con las expectativas de las demás personas.
La vergüenza es una parte normal de nuestra experiencia como personas y cumple la función de hacernos conscientes de nuestras conductas y de cómo pueden afectar nuestra imagen y nuestras relaciones con las demás personas, debiendo ajustar nuestro comportamiento para adaptarnos a las normas y valores de nuestro entorno.
Es un tipo de sentimiento muy corriente en la sociedad, basta con ver la cantidad de sinónimos que tiene:
bochorno, retraimiento rubor timidez Está relacionada con nuestro deseo de pertenencia y aceptación social a través de la aprobación de las demás personas para no ser rechazados. Actúa como un mecanismo de control social interno para mantenernos dentro de los límites aceptables de conducta.
Por ello, en ocasiones, hay personas quienes
Autoreprimen su sexualidad, al percibirla como sucia e inaceptable, y sienten ante ella vergüenza Consiguieron el éxito si quienes le rodean no lo tienen. Sienten que han fracasado en la vida por no haber llegado a una meta o estatus social, porque no cumplieron las expectativas familiares. Afectando negativamente la autoestima y el estado de ánimo.
En estos casos hay que aprender a contrarrestar el sentimiento de vergüenza con un análisis integral, crítico y racional de la situación, los hechos, las causas, las consecuencias y los valores personales, con un sentido de la responsabilidad que nos ayude a reconducir nuestro sentimiento y nuestra posición en el entorno.
Pensar en “el qué dirán” puede ser algo que nos agobie, que nos cree ansiedad y en muchas ocasiones puede estar relacionado con la inseguridad.
Según el psicólogo A. Bandura, este sentimiento es la respuesta de un proceso de autorregulación de la personalidad en tres pasos:
Observación de nuestra conducta. Juicio. Comparación de nuestro comportamiento con el de las demás personas, según los estándares que aceptamos como correctos y aceptables por los demás. Auto respuesta. Según el juicio que hemos hecho, nos damos una respuesta, que puede ser: Positiva. Si consideramos que hemos hecho la tarea mejor que los estándares, nos sentiremos bien y orgullosos, aumentando nuestra autoestima. Negativa. Si creemos que el desempeño fue peor que el estándar. Ello nos llevará a sentir vergüenza, creándonos inseguridad. La vergüenza es un mecanismo de adaptación y evolutivo muy importante, porque cuando asimilamos como propias las reglas del grupo de pertenencia pasamos a formar parte de él como miembro de pleno derecho.
Frecuentemente, cuando este sentimiento interfiere en nuestro bienestar de la vida diaria limitándonos, puede convertirse en limitante.
Se puede vivir con mucha pena, angustia, malestar y dolor, y la persona se encuentra perdida y siente pena por sí misma al verse peor que las demás personas.
En nuestro diálogo interno existirán auto mensajes negativos como, por ejemplo,
mi opinión no importa no podré alcanzar mis metas no valgo para nada se reirán mí De esta manera ni disfrutamos de la vida, ni sentimos bienestar. Ello puede llevar a patologías como la ansiedad y la depresión.
Lo más importante es dejar de pensar en qué dirán los demás y aceptarnos como somos: virtudes y defectos, asumiendo que el pensar, sentir o actuar de forma diferente a los demás, no nos hace peores.
Técnicas para superar la vergüenza:
Aceptémonos. La vergüenza es algo natural que puede sentir cualquiera. No temamos a sentir vergüenza. Por ejemplo, sentir vergüenza cuando acabamos de conocer a alguien es normal. Permitámonos sentir la vergüenza, sin aferrarnos a ella ni permitamos que nos defina. Todos cometemos errores o enfrentamos situaciones embarazosas en algún momento. Aprendamos de la experiencia: En lugar de quedarnos atascados en sentimientos de vergüenza, aprovechemos la situación como una oportunidad para crecer y aprender. Pensemos en lo que podríamos hacer diferente en el futuro y cómo convertirlo en una experiencia de crecimiento personal. Cambiemos nuestra perspectiva: en lugar de centrarnos en lo que otras personas podrían pensar de nosotros, pensemos en lo que creemos de nosotros mismos. Las opiniones de las demás personas no definen nuestra valía como personas. Dejemos de lado el qué dirán. No pienses en la evaluación que harán de ti el resto de las personas, ni anticipes que tendrán una opinión negativa por el hecho de mostrarte diferente y acepta que siempre habrá alguien que haga una evaluación negativa de ti. Ten presente que no se puede gustar a todo el mundo y estate preparado para ello. Expongámonos gradualmente. Conviene realizar ejercicios de exposición gradual, es decir, irnos exponiéndote poco a poco a las situaciones que menos vergüenza nos dan para finalizar con las que más vergüenza nos provocan. Analicemos las situaciones y nuestras respuestas. Hablemos de ello para compartir nuestros sentimientos de vergüenza con alguien en quien confiemos, como una amistad cercana o un familiar. Expresar nuestras emociones puede aliviar la carga emocional y nos ayudará a obtener diferentes perspectivas y apoyo. Identifiquemos qué situaciones nos generan más vergüenza. Porque cuando tomamos conciencia de en qué situaciones o con qué personas nos sentimos más avergonzados es más fácil poder disminuir esta emoción. No pretendamos alcanzar la perfección. La vergüenza es autocrítica y surge cuando creemos que tenemos que ser mejores que nuestros estándares. Intentar no ser perfecto puede ayudar a no compararnos con nuestros estándares de la misma manera. Simplemente mostrémonos tal y como somos. Practiquemos la autocompasión: tratémonos con amabilidad y comprensión. Tengamos presente que todos cometemos errores y que nadie es perfecto. Cultivar la autocompasión implica ser amable con nosotros mismos, perdonarnos y aprender de nuestras experiencias. Creamos en nuestra persona. El lenguaje no verbal es muy importante, mostrémonos como personas seguras y convincentes. Aunque no creamos en nosotros, tenemos el derecho de ser quienes somos de la misma manera que les damos el derecho a los demás de ser quienes son. Reflexionemos sobre la situación que nos hizo sentir vergüenza. Tratemos de entender por qué nos afectó tanto y si nuestros pensamientos son realistas. A menudo, la vergüenza se basa en juicios negativos hacia nosotros mismos que no son precisos. Busquemos ayuda profesional: si la vergüenza nos limita y hace que no podamos desempeñar nuestras actividades del día a día con normalidad pidamos ayuda psicológica, sea online, sea presencial.
post de Cristian Cherbit https://christiancherbit.com/
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laescritorasecreta · 1 year ago
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Querido diario
Sólo quedan 3 días para el examen que puede marcar un antes y después en mi vida universitaria. Creo que llevo muchos meses esperando ese pase que me permita empezar rotaciones clínicas, pero hay un problema... sé que no he estudiado bien, que pude haberme preparado mejor, que estos días han sido tristeza y culpabilidad uno tras otro y que no he avanzado lo necesario.
Sólo espero que en estos 3 días pueda estudiar lo suficiente para salir bien en ese examen, que horas después del mismo esté llorando, pero de alegría de haber pasado, de saber que el próximo semestre será un gran cambio a mi vida...
Querido diario, deséame suerte y éxitos, deséame más tiempo porque aquí estoy rezando para que el tiempo sea más lento, para que mi memoria no falle y para que logre comprender todo par salir bien en el examen
También quiero mencionarte que hoy tuve una pesadilla: estaba en la universidad a minutos de hacer el examen. Luego en medio del examen no sabía qué hacer porque no sabía que responder y que cuando terminó el examen lloraba porque había sacado una F y que no sabía cómo explicarle a mis padres que me había vuelto a quedar y que tal vez me saldría de la carrera por eso. Justamente este sueño se lo comenté a mi mamá y a mi mejor amiga, ambas me dijeron: "no va a pasar eso, tú saldrás bien en el examen y siempre mente positiva". Ahora no dejo de pensar en ese sueño y de verdad, espero que no se cumpla porque mi salud mental depende de este examen.
Querido diario, mañana te digo cómo van mis últimos días de estudio
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xcinnamon-girlx · 1 year ago
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Llegué a un punto de mi vida en donde si no me sumas te vas. No estoy para que me traten mal ni a medias, no estoy para confusiones o que me hagan sentir culpable, si ya no me haces bien me iré sin importar lo mucho que me pueda doler. porque al final a la única persona que tengo es a mí misma.
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sifueraestamivoz · 1 year ago
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Soy la única responsable de estar en este deprimente estado. De olvidarme de mi, y no sentirme apta para crecer como persona.
Soy culpable de esconder y no arreglar mis errores y defectos, haciendo que mis buenas intenciones nunca den fruto.
Soy la causa de estancarme en lo insuficiente y por miedo al fracaso, me volví uno.
Soy yo y solo yo quien falló y convirtió su vida en una muy solitaria.
Pasé a vivir de ilusiones que sé nunca se harán realidad.
Soy estresada-mente lenta y he perdido mucho tiempo.
Sin embargo hoy decidí no dar más excusas y cambiar. Yo puedo cambiar.
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odioamrte · 1 year ago
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Odio lastimarte con mi mar de sentimientos
Entiende que nunca había tenido a nadie que se quisiera sumergir en ellos 🌊🌊
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Nadie hablé del sentimiento de culpabilidad por divertirte cuando personas que amas están devastadas. Cuando cada minuto qué pasa él muere un poco más.
Dicen que debemos aprovechar la vida al máximo, que debemos ser felices cada momento de nuestra vida, dicen…
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imnaturalgirl · 2 years ago
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Hace días pasé una situación incómoda, triste, de impotencia que me dolió mucho por cómo pasaron, como fui juzgada.
Me dio impotencia por como se deformó información hasta llegar a los oídos de una persona querida, -mi amiga A- y cuando estaba rodeada de gente "perfecta" (perfecta porque son personas que siempre comparten, siempre la procuran a ella, todo el tiempo, han sido como una familia para A) y que le llegara la información deformada, mal interpretada hizo que le doliera.
No quiero culpar a la persona que deformó la información (hermano de A), porque no lo hizo con tal intención, así como tampoco fue la mía, haberla hecho sentir mal. Me responsabilizo por mis palabras y por no ver más allá, cuando tal vez para los demás era obvio lo que yo no vi y no accedí.
A mi me dolió como fui juzgada por mi hermano, con un simple mensaje, y ya que mi hermano me contó como es que llegó a él la información de como mis palabras habían lastimado a mi amiga. Me dolió que A haya dudado de mí, si hemos recorrido tanto camino, hemos pasado por ridículos, casi que nada más nos falta intercambiar calzones; no podía creer que haya dudado de ser una amiga cercana. Me dolió que no me haya dicho ella, que le dolió la información que le llegó.
Lloré con mi hermano, lloré cuando le expresé que me había sentido juzgada por su mensaje, cuando yo no sabía ni que onda, y por qué me decía eso. Lloré como pocas veces lloro. Yo le expliqué mi versión de cómo me llamó el hermano Ch de A, que me preguntó a mí y cómo es que yo contesté, a la vez de que yo tenía otra emoción, por otra cosa que me tenía angustiada.
Lloré mucho ese día y me sentía triste.
Días después de analizar la situación y preguntándome porque había dudado de mí, me contó mi cuñada F (mi cuñada y amiga común de A y mía), que es la que estaba ese día con ella cuando su hermano le desinformó, que mi amiga se había sentido triste. F me dijo que yo no vi más allá por A, cuando A siempre estaba viendo por nosotras, y siempre está dispuesta a ayudarnos y hacer mucho por nosotras, etc.
Me sentí juzgada como una mal amiga, y por no acceder a la petición del hermano. Me sentí juzgada como una mal amiga por una vez que no accedí a algo que me "pidió" indirectamente Ch para A, cuando A ha hecho tanto por mí, como yo por ella, y entre ella y yo nos hemos sabido entender y respetar en las diferencias.
Me sentí traicionada cuando salió al tema otra situación que yo le había contado a mi hermano y mi cuñada F lo mencionó.
Al final, lo que más me dolió, fue haber hecho sentir mal a A, a la cual quiero mucho; otra que, ya no sé hasta donde confiar en mi hermano, como antes lo hacía; otra que mi amiga tenía a muchas personas que la defendían de mí, cuando no fue mi intención y que la mal interpretación de mis palabras no era mi culpa. Otra, que yo sentía que no tenía hombro de alguien para llorar, me sentí sola, nadie había preguntado cómo me sentía yo, ni cómo me había sentido cuando me llamó Ch esa vez que mal interpretaron mis palabras.
Solo porque no quería perder así a mi amiga, de todo corazón le pedí disculpas por mensaje. Ella me confesó que si le había dolido, pero que agradecía mi mensaje y me apreciaba por todo lo recorrido juntas, y que siguiéramos en el camino de aprender las dos juntas.
Si me pongo en los zapatos de la otra parte, entiendo su punto y tienen su razón muy lógica. En cambio, nadie se puso los míos, y no esperaré a que lo hagan, porque me quedaría esperando.
Y no quiero ser la víctima, no me gusta el drama. Pero a veces me cansó de soportar dolores que no fue nunca mi intención provocar. Me canso de tragarme mi razón para no provocar más rollo. Me canso de agregar jabón para que se me resbale.
Me duele que no esté mi papá presente físicamente para que con un abrazo suyo, saber yo que todo pasa y que está él apoyándome aunque no tenga la razón.
Tal vez llegue el día en que A y yo platiquemos y yo pueda expresarle mi versión.
Aprendí que no todos van a ser directos como yo. Que el ambiente social siempre influye en nuestras interpretaciones.
Estoy aprendiendo que tengo que ser autosuficiente para llorar donde y cuándo yo quiera y lo sienta.
Sigue existiendo el conflicto en mí, en como expresarlo sin parecer dramática ni víctima.
Mi cuerpo me lo manifestó con dolor abdominal varios sentimientos y emociones que venía guardando.
Me sentía bloqueada y no me salían palabras para escribir, menos para hablar a cualquiera de mi dolor, de mi análisis. Hasta que fui a terapia y ese fue mi tema, y después me dio dolor abdominal y sabía qué tenía que sacarlo de la manera en que mejor me sale: escribiendo.
Hablé con mi terapeuta, pensé días sola, analicé, lloré, escribí y creo que estoy aprendiendo mucho y descubriendo mucho de mí.
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bocadosdefilosofia · 1 year ago
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«Hay culpa moral en todos aquéllos que dejan espacio a la conciencia y al arrepentimiento. Son moralmente culpables las personas capaces de expiación, aquéllos que supieron o pudieron saber y que, sin embargo, recorrieron caminos que ahora, en el autoexamen, estiman como un error culpable, tanto si se encubrieron cómodamente lo que sucedía o se adormecieron y se dejaron seducir o comprar para obtener ventajas personales cuanto si obedecieron por miedo.»
Karl Jaspers: El problema de la culpa: Sobre la responsabilidad política de Alemania. Ediciones Paidós, pág. 82. Barcelona, 1998.
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oknews · 14 days ago
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Juez federal rechaza acuerdo de culpabilidad de Boeing por dos accidentes mortales del 737 MAX 8
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ancruzans-blog · 27 days ago
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Un monstruo viene a verme, de Patrick Ness (a partir de una idea de Siohban Dowd).
Este es uno de esos libros cuya lectura os recomiendo, especialmente a vosotros, la gente joven, a pesar de que, seguramente, no lo entenderéis en su plenitud, pero eso no debe preocuparos, ni echaros para atrás a la hora de decidiros a comenzarlo (nosotros, los mayores, tampoco lo entendemos todo y, muchas veces, incluso nada), sin embargo lo importante es que percibáis esa sensación…
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chicaconsuerte-universe · 2 months ago
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Cuando me pasa algo con una persona y nos dejamos de hablar por un tiempo. Y el tiempo pasa, y me vuelve a hablar, siento ansiedad. Siento como mi corazón se acelera muy rápido, como si yo fuera el problema. Como si fuera la culpable siempre de todo.
ChicaConSuerte-Universe
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lilithapocalypse · 1 year ago
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Ya deje de creer en el amor, ya tuve demasiadas veces que me he decepcionado, ya tuve varias veces en las que yo misma me he sentido la culpable por que la relación no funcionaba, o que yo era la mala persona que lástima al otro.
En si una persona que no se merece estar con alguien.
Soy solamente una persona decepcionante.
Ele
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ferrolano-blog · 1 year ago
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La culpa puede convertirse en un mero gesto sentimental que ensombrece nuestra mirada sobre el futuro... como cuando el vicecanciller alemán Robert Habeck, en alusión a la barbarie cometida por Hamás, decía que, tras el Holocausto, la fundación de Israel “fue una promesa de protección a los judíos, y Alemania está obligada a garantizar que se cumpla”... El problema de asumir las razones de Alemania o Europa y aceptar nuestra “relación especial” con Israel desde la idea de la culpa es que abandonamos el imperativo de la responsabilidad política con el presente y con el futuro... La responsabilidad nos proyecta hacia el futuro mientras que el lamento de Habeck participa de ese lenguaje de la inculpación tan proclive al ensimismamiento y la actitud defensiva, ese que nos impide pensar en términos políticos sobre lo que debemos cambiar para que la historia no se repita... La forma en que normalizamos los crímenes de guerra, volviéndolos corrientes y asumibles (en definitiva, más “pensables”) es una expresión de la banalidad del mal... banalizamos el mal al normalizar la vulneración del derecho humanitario internacional a manos de Israel. Asumir nuestra responsabilidad política no solo implica condenar y trabajar para frenar las matanzas, sino velar por el mantenimiento de la legitimidad de las instituciones internacionales que fueron pensadas para evitar que la historia se repitiera... ¿cómo mantendremos con vida a la ONU? (M. Martínez-Bascuñán)
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