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#vacío espejos
victormalonso · 2 years
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eco de los espejos vacíos | víctor m. alonso
[la agonía del silencio y el eco de los espejos vacíos \ la querencia desgarrada, \ el tiempo que se fragmenta y se repite \ recurrente e interminable]
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Me observé detalladamente en el espejo esta noche, y me aterró verme tan perdida. Solo veo un enorme vacío en mi mirada. Solo veo nostalgia y dolor, algo muy profundo y solitario, es como si no existiera, y ese es el problema, que necesito recordar mi existencia.
Beschadyeska
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deepinsideyourbeing · 29 days
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se q debes tener muchismos pedidos pero vi este tiktok y no me podia aguantar 😫
https://vm.tiktok.com/ZMMGGub7N/
imaginate un smut con dark!enzo 🫦
Lights out, headphones on ♡
+18! Dark!Enzo + CNC. Leer con precaución.
Los corredores del teatro son oscuros y el escalofríante eco de tus pasos te hace abrazar los ramos de flores con más fuerza, ignorando las espinas de las rosas y el dolor en tu piel. Cuando cerrás la puerta de tu camerino te encontrás con la última persona que desearías ver después de la función y suspirás.
-¿Qué haces vos acá?
-¿Qué te parece que hago?
-Cualquier cosa menos disculparte por romperme el vestido- señalás las costuras deshechas de algunos parches del traje que utilizaste para la obra-. Casi me dejás en bolas.
-Y vos casi me dejás ciego- señala su ojo derecho, desprovisto del lente de contacto que cayó luego de que accidentalmente lo golpearas.
-Ya te pedí perdón… ¿Te podés ir? Me quiero cambiar.
Cruza sus brazos sobre su pecho, prácticamente sentado sobre el tocador donde dejaste tu maquillaje y otras pertenencias. Entrecerrás los ojos cuando te encontrás con el espacio vacío donde jurás haber dejado tu teléfono, pero elegís ignorarlo y también intentás ignorar la presencia de tu compañero.
Dejás las flores sobre una silla libre y evitás hacer comentarios cuando Enzo toma una rosa para jugar con sus pétalos. Ocupás la silla frente al espejo y tomás los productos necesarios para retirar tu maquillaje, preguntándote si sería terrible abandonar el edificio aún maquillada y abordar el transporte público así.
-Linda la escena de la luna, ¿no?
No puede verte pero le sonreís a través del espejo, más relajada.
-Esa me gustó, sí.
Un silencio extraño e incómodo se instala en el aire y cada pocos segundos lo interrumpe el sonido de los pétalos que Enzo arranca con fuerza. Fingís no darle importancia porque sabés que siempre hace todo lo posible por molestarte, desde jugar con tu vestuario hasta llegar tarde o ausentarse de los ensayos, y mostrar enojo sólo alimentaría su accionar.
Los minutos corren y la tarea de ignorarlo se vuelve cada vez más sencilla, más natural, hasta que casi olvidás que te acompaña y cubrís tus ojos con unos pads desmaquillantes. No podés verlo pero oís sus pasos alejándose y el sonido de la puerta cuando la cierra, dejándote por fin sola y libre para cambiarte en paz.
Dejás caer tus hombros, que estaban tensos desde que comenzó el segundo acto, y suspirás hasta sentir que ya no hay oxígeno en tu cuerpo. Podés oír muy a lo lejos cómo todo el mundo abandona las instalaciones del teatro y te preguntás dónde estará la llave de la salida de emergencias, la cual esperás no volver a necesitar.
Estás por retirar los discos de algodón en tus ojos cuando te sorprende un sonido a tus espaldas: una respiración silenciosa e inquietante que logra helarte la sangre y erizar tu piel. Tu reacción es lenta y no lográs voltear porque unos dedos toman tu cabello para empujarte contra el tocador, aturdiéndote en el proceso.
-¡¿Qué hacés?!- gritás en cuanto el rostro de Enzo entra en tu rango de visión, interrumpiéndote sólo para quejarte cuando captura tus muñecas con su otra mano y ejerce presión sobre tu espalda-. ¡Soltame!
-Callate- y el pequeño movimiento de su rostro te obliga a mirar en la dirección que señala, encontrando un cuchillo a pocos metros de distancia.
-No- negás-. Enzo, no.
Pero te ignora.
Contenés la respiración cuando sentís sus dedos danzando desde tu cabello hasta tu espalda, buscando el cierre de tu vestido y tirando de este con la fuerza suficiente para romper el traje en cuanto lo hallan. Te quejás y él emite ese irritante sonido siseante con el que siempre te molesta, obteniendo resultado por primera vez en años.
Sus manos frías deslizándose entre la tela y tu piel te hacen temblar violentamente y te estremecés aún más cuando te desnuda con lentitud. Las bajas temperaturas impactan en tu cuerpo y cuando Enzo tira de tus muñecas para enderezar tu postura lo primero que ve, reflejados en el espejo, son tus pezones erectos. Sonríe contra tu hombro y su mano repta por tu brazo de manera espectral.
-Qué linda que sos así- roza tu pecho y te sacudís para evitar el contacto, enfureciéndolo y provocando que tire con fuerza de tu ropa para romperla aún más-. Tendría que haber hecho esto en el escenario, ¿no?
Una lágrima corre por tu mejilla y cuando estás a punto de responder se lleva un dedo a los labios.
-Nadie te va a escuchar.
-Enzo…
-Portate bien- advierte, rodeando tu cuello con su brazo antes de liberar tus muñecas para permitir que tu vestido caiga al suelo-. No querés que te lastime, ¿o sí?
En un movimiento fugaz abraza tu cintura y te sostiene contra su cuerpo, imperturbable ante tus uñas enterrándose en su brazo y la fuerza con la que luchás para zafarte de su agarre. El ángulo en el que te dejó le permite tomar la última prenda que cubre tu cuerpo, esa delicada pieza de lencería color negro, para luego destrozarla de un tirón.
-Por favor, Enzo- golpeás su brazo con tus palmas, desesperada y sintiendo que tus piernas pierden la fuerza-. No voy a decir nada, te lo juro.
Su mano emprende su ruta en tu hombro, bajando por tu espalda y deteniéndose en la zona de tus costillas por unos pocos segundos, continúa por tu cadera y luego masajea tus glúteos con fuerza antes de colarse entre tus piernas para acariciar tu centro. Te retorcés, avergonzada y aterrada, pero es en vano y pronto sentís la erección del mayor contra tu cadera.
-¿Por qué estás mojada, chiquita?- inquiere contra tu piel. Sus dedos amenazan con colarse en tu interior y rozan de manera provocadora tu clítoris-. Vos querías esto, ¿no?
Las lágrimas que hacían arder tus ojos ahora brillan en tus pestañas y corren libremente por tus mejillas, humedeciendo también tus labios y llenando con su sabor el interior de tu boca cuando los mordés. No sos consciente de que estás regalándole a Enzo la imagen más excitante que vio en toda su vida pero mucho no importa, porque él se va a encargar de que hacértelo saber.
Aún aferrándose a tu cintura y sin importarle tu peso corporal manipula tu cuerpo como si se tratara del cuerpo de una muñeca de trapo, como si vos aún fueras el personaje que interpretaste sobre el escenario y estuvieras dispuesta a permitirle todo, tal como lo hacía el interés romántico de su personaje en la obra.
Con su otra mano te obliga a separar las piernas y luego rasga su propio traje para poder liberar su dolorosa erección. Toma su miembro y se asegura de dibujar sobre tu piel con las gotas de líquido preseminal que brotan desde su punta y brillan bajo la tenue iluminación de la habitación.
Encontrás sus ojos en el espejo y por un breve segundo se detiene..., pero dejás ir tu oportunidad.
Sin preparación previa se introduce en tu interior de una sola estocada y cuando gritás cubre tu boca, ocupándola con sus largos dedos para silenciarte. El ardor de tu entrada es insoportable y tu interior tarda en acostumbrarse a su tamaño, permitiéndote sentir sus venas y su palpitar entre el calor de tus paredes.
Mueve sus caderas unos pocos milímetros y el aleteo de tus pestañas aún húmedas te delata tanto o más que el casi inaudible gemido que opacan sus dígitos. Besa tu cuello y...
-Yo sabía que eras una putita.
Perdón, perdón, perdón.
taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @delusionalgirlplace @chiquititamia @lastflowrr ♡
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Max estaba tan ansioso de llegar a su casa, se sentía la persona más caliente del mundo; era tanto su deseo de explorar su cuerpo que le lanzaba miradas incomodas al taxista.
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Al principio del día pensó que solo compraría comestibles, fue en la tienda en donde encontró al cuerpo que actualmente habita. Estaba vestido de manera formal; traje, corbata, barba recortada y zapatos limpios. Inmediatamente, obtuvo la atención de Max, era el tipo de hombre con el cual le gustaba estar. Esa fue razón suficiente para que se sintiera emocionado por las miradas que recibía de su parte.
Su corazón se acelero cuando el hombre se le acercó para hablar, tenerlo tan cerca le dio la oportunidad de percibir el aroma que emanaba de su ropa. Su entrepierna comenzó moverse mientras charlaban.
El hombre le ofreció un trato que lo dejo desconcertado, se trataba de tomar su lugar en una boda. Max confuso cuestiono si no habría problema con que un desconocido asistiera. El hombre se burló al ver que no había entendido su plan, se acercó a su oído y expreso claramente “Nadie dirá nada si te ves como yo”. Con una sonrisa a medias, Max expreso su incomodidad, aún no entendía que quería decir. El hombre se cansó de ser sutil y le pregunto directamente si aceptaba.
Max confirmo con su cabeza, pensó que eso le daría la oportunidad de verlo más seguido. El hombre sonrío, de un movimiento brusco tomó la entrepierna de Max y elevo su alma hasta sacarla de su cuerpo. El chico estaba aterrado, veía su cuerpo inerte mientras el flotaba a la deriva. El hombre suspiro, su alma salió de su cuerpo y entro directamente hacia el que estaba vacío.
El cuerpo del chico comenzó a moverse y miro hacia el espectro. Apunto hacía si mismo indicando que entrará de la misma forma. Sin ninguna otra opción se acerco como pudo y entró en el cuerpo más corpulento.
De inmediato, Max se sentía raro, su peso casi lo hace caer y la vista que ahora tenía le mostraba un apretado traje provocando un enjambre de sentimientos, predominando la curiosidad. El hombre ahora en el cuerpo de Max, le dio detalles del evento y le pidió que se comportara decentemente evitando a toda costa hacer cosas vergonzosas, pero después de que terminara era libre de hacer lo que quisiera. Eso último emociono a Max, se sentía motivado y con confianza.
Durante todo el día estuvo resistiendo la tentación de tocar su cuerpo, su entrepierna se marcaba demasiado, algo que llamo la atención de otras personas en el lugar. Fue un alivio cuando se retiro y tomó el primer taxi hacia su casa.
Ya en su hogar fue directo al primer espejo que encontró, observo detenidamente cada parte de su rostro quedando encantado con cada segundo que pasaba, tocando su barba, exagerando la picazón que provocaba tener una. Jugaba mucho con su voz, era anormal que sonará tan diferente a la suya.
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Se quito la ropa de poco en poco explorando con paciencia cada una de las partes que iba descubriendo. La corpulencia de ese cuerpo le encantaba, sobretodo en sus piernas tan anchas y marchadas. Pronto lo único que quedo fue su ropa interior, introdujo su mano dentro para tocar su paquete que durante todo el día había anhelado conocer. Una onda de placer se extendió por todo su cuerpo provocando que se encorvara a la vez que soltaba un leve gemido.
Rápidamente retiro su mano y tuvo una idea. Bajo una aplicación en su teléfono para buscar a alguien con quien explorar más su nueva carne, se tomó fotos justo en ese momento para llamar la atención. A los pocos minutos su teléfono estaba lleno de notificaciones esperando que alguno de ellos fuera lo suficientemente bueno para el cuerpo que estaba habitando.
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caostalgia · 2 months
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Ojos muertos, de luz y vida desvestidos, en el abismo eterno se han de encontrar. No más lágrimas, el llanto es ya olvido.
En su vacío, un universo sumido, donde ya nada puede florecer o latir, espejos rotos de un pasado consumido.
Julsen Bastian
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letra-vagabunda · 2 months
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Este vacío que me ahorca con las cuerdas de la culpa,
que encadena a los pulmones a un campo inerte,
que borra los colores de los días con estas lágrimas de azufre.
Esta incertidumbre tan grotesca que no paro de elegir,
que me desgarra entera con los puñales del sentir
y no puedo hacer otra cosa que sentarme a sangrar;
desear otro raciocinio, menos poesía, más armadura.
No puedo huir de mí, no encuentro consuelo allá afuera.
Ahora hay humo donde una vez amé la vida.
Perdí el espejo, ya no hay reflejo. No sé en qué lugar buscarme,
no hay rincón en el mundo que refugie el exceso melancolía.
Estas letras vagas y sin praxis, ya no quieren ser cómplices
de estas desgracias.
El ser no aguanta la levedad de otra desdicha más,
la inconsciencia. Embriaguez del ego.
¿Cuándo florecerán nuevamente mis jardines en esta tierra árida?
Prisionera en la libertad de mi cabeza,
soy arsénico cuando no me escucho.
Hoy no hay escape en la literatura.
El llanto sueña con ser poema.
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no-hay-salida · 4 months
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Siempre me percibo desconocida a este mundo, distante, ajena, un error en el sistema.
Lo que hablan sus bocas no lo entiendo, sus pensamientos no me llegan, lo que defienden no me pega.
¿Por qué depositarían a alguien como yo en un sitio cómo este? Soy invisible, nadie me ve...pero no los culpo, a veces ni siquiera yo reconozco esta coraza llamada piel, lo que veo en el espejo no sé quién es y si pregunto no responde nadie.
No los culpo, mis manos no los alcanzan, lo que tengo en el pecho está vacío y no puedo alimentarlos ni alimentarme de lo que todos estamos hambrientos: amor.
Esa palabra no la siento, no palpita, no vive en mi, si alguna vez dije que si ¡perdón!
Mentí...
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sinfonia-relativa · 3 months
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Cuando ya no me quieras
Cuando ya no me quieras
Cuando ya no me quieras, no pronuncies nada.
Deja que el silencio hable por ti,
un silencio elocuente que grite a los cielos
la verdad de un amor que se ha ido.
No mires a mis ojos, porque en ellos encontrarás la desolación,
el reflejo de un amor marchitado,
un espejo que devuelve la sombra del vacío.
No me toques, porque tu piel ya no sentirá el calor de mi alma.
Serán tus manos dos extraños sobre mí,
un frío contacto que hiela la piel.
No me pidas que me quede,
porque mis alas ya no me pertenecen.
Se han quebrado con la pena del adiós, y
solo me queda un cuerpo sin vuelo.
Seré el eco en el silencio,
la sombra que se funde en el oscuro sendero.
Entre los pliegues del tiempo,
perdido en el recuerdo,
hallarás mi presencia, como un susurro quedo.
Las estrellas testigos de nuestro amor yacen,
en el firmamento guardan la historia que nace.
Pero en el jardín marchito de los sueños,
se desvanece el aroma,
los besos son dueños.
Las flores en el lecho del olvido se marchitan,
entre pétalos caídos,
nuestros amores gritan.
Las páginas del tiempo escriben con crueldad,
el fin de nuestra historia,
la triste realidad.
Cuando ya no me quieras, déjame ir.
Suelta las amarras que me atan a tu puerto,
y deja que navegue hacia otros sueños,
en busca de un nuevo sol que ilumine mi camino.
No me retengas, porque soy un ser libre,
un ave que necesita volar para encontrar su cielo.
No me llores,
porque las lágrimas no traen de vuelta lo que se ha ido para siempre.
Recuerda los momentos felices,
las flores que brotaron en la primavera de nuestro amor,
y guarda en tu corazón la mejor parte de mí,
un pedacito de la alegría que compartimos.
Aun así, en la penumbra de la noche sin aurora,
mis versos clamarán tu nombre, sin temor a la hora.
Pues aunque ya no me quieras, en cada verso mío,
hallarás el eco eterno de un amorío.
En el rincón del alma, donde el amor persiste,
seré la luz que guía, aunque el destino insista.
Porque aunque ya no me quieras, en el fondo de mi ser,
tú serás el susurro que me haga renacer.
Adiós, mi amor. Que seas feliz.
Y que en tu horizonte se dibujen nuevos amaneceres,
llenos de luz y de esperanza,
porque la vida continúa,
y el amor siempre encuentra su camino.
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moongirl-26 · 5 months
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Frente al espejo, me observo con detalle y me pregunto ¿Que es lo que veo en mi? ...
Una combinación de una bella sonrisa que a todos regalo. Un par de ojos brillantes, tristes e ilusionados que sueñan con alcanzar sus sueños. Una chica sencilla y divertida, que se viste “bien” y que tiene un “bonito físico”. ¿Es lo único que vale? ¿En este mundo es lo único que importa? ¿Qué hay de mi corazón tan sensible, de mi mente tan imperativa? ¿Qué hay de mi alma tan profundamente sincera? ¿No importa lo que soy? ¿Solo es relevante como luzco? ¿Solo es importante producir deseo?
Me produce tristeza que nadie parece darse cuenta de lo valiosa que soy, me provoca una severa soledad que nadie quiera más que mi cuerpo, causa en mi un vacío enorme el hecho de que no parece importar lo que tengo en el pecho. Me produce una estupida inseguridad que ningúno se entere que soy mucho más que un “rostro bonito” mucho mas que un “buen cuerpo”. Al verme suficiente tiempo en el espejo analizo lo que observo. ¿Que soy? Soy amor, soy la chica que continúa sonriendo y que ha surgido de las profundas oscuridades para seguir brillando o al menos intentarlo, soy miles de anécdotas divertidas y otras tan tristes que puedes llorar. Soy amor sincero e incondicional. Y definitivamente no soy solo un cuerpo al que pueden usar hoy y mañana remplazarlo con otro. Soy valiosa lo sé ¿como no he de saberlo? Si me ha costado miles de lágrimas llegar aquí.
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victormalonso · 10 months
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sueño con tu piel | © víctor m. alonso
ARAÑA NEGRA DE MIS NOCHES [mi boca de sal busca tu boca], un fragmento | © víctor m. alonso
Te amo, mujer, te presiento en el viento de la soledad, en el aire que arrastra hasta aquí tu olor imprescindible, inequívoco, inefable. Te reinvento, mujer, te repito, en el espacio vacío del corazón, en el hueco del espejo de la memoria; eres el enigma de lo intangible, una sombra que toca el aire, el mar, la costa, suspendida, somo si volaras, etérea y sutil, en el ámbito de mi soledad.
Te nombro, mujer, y al nombrarte, el mar, la noche, el cosmos, se detienen, se paraliza el movimiento eterno, y todo se hace aún más silencio, más vacío, como si se estuviera en un sueño del que uno no quisiera nunca despertar.
[free translation to english in the notes and https://victormalonso.com/sueno-con-tu-piel-victor-m-alonso-4/]
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Mi querido principito de la luna, tú quizá no lo recuerdes, pero de pequeño, eras un niño lleno de felicidad, tus ojitos brillaban, la sonrisa en tu rostro nunca se borraba, el amor abundaba en tu corazón y siempre estabas rodeado de amigos.
Un día me preguntaste porqué eras diferente a tus amigos, comenzaste a compararte y tu mirada llena de brillo comenzó a apagarse, la soledad se convirtió en tu compañera y el vacío en tu pecho se hacía más y más grande.
Todos los días notaba que cambiabas, habías dejado de sonreír, te mirabas al espejo y no te gustabas, 'sos hermoso hijo', te repetía una y otra vez, pero era como si tú no podías verlo. En las noches el insomnio te acompañaba, y durante el día casi no comías, buscabas alcanzar una perfección inexistente, pero lamentablemente, real para ti.
A veces, cuando tu cerebro hacía una tregua con tu cuerpo y al fin podías dormir, te observaba durmiendo y me preguntaba ¿Dónde rayos está ese niño alegre y radiante como el sol que hace tiempo atrás, nos iluminaba a todos? ¿Dónde se escondió? ¿Está perdido? ¿No sabe el camino de regreso?
Nos dejaste atrás a todos, te aislaste tanto, que creo que ni tú podías encontrarte. Me asusté ¿sabes?. Tuve que aceptar a la fuerza que mi principito de la luna ya no estaba, que su mundo hoy, era caos, construyó tantos muros que ya no se podía llegar a su corazón.
Mi niño, mi principito de la luna, estaba muriendo, y yo no podía hacer nada. Te dolía estar aquí, ya no eras feliz, yo no lo entendía, el rencor por ser distinto hizo campamento en tu mente, la oscuridad y el enojo nublaron tu camino, tu mirada estaba vacia, cansada, apagada.
Quisiera que vuelvas, recuperarte, llenarte de luz, tenía esperanzas, quería salvarte, pero tu no querías mi mano, no me dejaste ayudarte, yo agarré con todas mis fuerzas la cuerda que te sostenía para que no caigas al abismo, pero tú querías caer, estabas en un agujero negro inmenso de dolor.
'Mamá, estoy roto' me dijiste con un hilo de voz, fingías ser fuerte y creías que no me daba cuenta de todo tu dolor, pero yo veía más allá, y aunque quizás, hubiese elegido no ver, lo sabia, te estabas muriendo y yo no podía hacer nada para evitarlo.
Hijo mío, estás cansado, muy cansado y lo noto, te dejo ir, no porque quiera ni porque me sea fácil, no. Es porque recuerdo aquel día cuando me agarraste la mano y con los ojos llenos de lágrimas me dijiste que no eras feliz, que no encontrabas el camino, que estabas perdido. A medida que ibas creciendo lo noté, maldigo cada día el no haber hecho algo para evitarlo, maldigo cada día no haberte salvado, pero yo no podía salvarte, debías hacerlo tú.
Y tú, elegiste este final ¿No es así? Mi niño triste, mi niño caótico, ahora eres el verdadero rey de la luna, no te olvidaré, ojalá ahora ya no te compares, yo me quedo aquí, pero pensando siempre en ti.
@loquesemeocurraescribo y @pipinainlove
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lababygothlucy · 11 months
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Noche tras noche frente al espejo👁
Hablando sola con mi reflejo🖤
Tanto silencio llevo por dentro💔
Caigo al vacío, muero sin ti☠️
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danielac1world · 4 months
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Me corté las venas con la leche derramada, una línea blanca sobre la muñeca larga de desandar hectáreas.
Recorrí los cielos asustados de la tarde triste, que cae como mi vida, solitaria ave desbandada en la caída, de las primeras veces.
Derroté a la noche mirándole a los ojos, mintiéndole seriamente una y otra vez, sobre el número de estrellas que conté, en mi primera noche solitaria.
Destruí las velas, apagué las lámparas, soplé las luces que desconocía en las miradas ajenas, me abrigué de más, tirité a propósito, chasqueé los dientes, y escurrí las alas de la metamorfosis helada.
Abracé, abracé demasiado, respiré por los brazos, por las piernas, por los codos, por la boca, respiré, por el pelo, por los pies, por las manos, por las yemas de los dedos infinitos en tu cabello rizado.
Crucé mil y dos espejos, rompí uno, soporté... ninguno, cogí con mi imagen impoluta, me traté con cariño y con ternura, me dije puta, y lo disfruté, desgarré mi propio cuello, cosí imanes en los lugares incorrectos, descosí los parches y los tiré al vacío, miré mis ojos mirarme, desde el propio abismo.
Derribe los árboles en honor a uno mismo.
Planté pesares, sostuve traumas, pinté mis uñas, una, dos, mil veces; lloré sobre la leche derramada, lloré sobre mi, sobre el agua, lloré sobre el viento, lloré por si acaso algún día no podía llorar, y reí por escasez, porque uno puede llorar, riendo también.
Te creí, le creí, la creí, no me creí, pagué mis deudas de más, rogué poco, pero dolió mucho... todo y un quizás.
Curé mis heridas con sal, y después me enteré que así no era, recomendé el azúcar para los sueños rotos, y condene los míos a volar demasiado pronto.
Recité en voz alta, callé los miedos, callé al miedo, callé al viento, y grité de rodillas con los brazos abiertos, lo suficiente, para saber que las películas no saben demasiado, sobre el dolor de dos tetas lactando a las luciérnagas ciegas, del adiós creado.
Y vaya, aún no saben qué hacer conmigo, y vaya... aún no sé qué hacer conmigo, y vaya... al destino no le importa, que vamos a hacer contigo.
-danielac1world ~Lectura en voz alta~
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esuemmanuel · 6 months
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Do you know what? It's not about having followers who fill our list with empty numbers, nor is it about having readers who, when they want to appear, appear. It's about writing and, suddenly, meeting someone who thinks and feels what you are thinking and feeling when you write… and who feels so identified that, from that moment on, he/she will not stop following you or reading you, because he/she has found, at last, the mirror in which he/she longed with all his/her soul to look at himself/herself.
¿Sabes algo? No se trata de tener seguidores que nos llenen la lista de números vacíos, tampoco se trata de tener lectores que, cuando quieran aparecer, aparezcan. Se trata de escribir y, de repente, encontrarse con alguien que piense y sienta lo que estás pensando y sintiendo al escribir… y que se sienta tan identificado que, a partir de ese momento, no deje de seguirte ni de leerte, porque ha encontrado, al fin, el espejo en el que anhelaba con toda el alma mirarse.
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las-microfisuras · 4 months
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Carta de Victoria Ocampo a Eduardo Mallea
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Los árboles de Supervielle me gustan sin entusiasmarme. Podrían decirse tantas otras cosas. Esa música de los troncos, de las ramas, de las hojas ha acompañado mi vida de tal modo, la ha iluminado con tanta constancia, que me fastidian los poetas que no saben decirla lo mejor posible.
Cuando yo tenía siete años (o seis) fui por primera vez a un bosque en Francia. Debe de haber sido otoño, a juzgar por el olor que recuerdo, y sé que iba caminando. Mi encantamiento y felicidad, mi sorpresa y mi avidez ante esta cosa inimaginable que me entraba por los ojos, la nariz, los pies, duran todavía. Yo no conocía esta forma de la naturaleza. Sólo sabía de llanuras de agua y de tierra. Pero esto era como si la naturaleza me hubiera encerrado con llave en su propia habitación. Se volvía palpable y concentrada en torno de mi pequeñez. Se estrechaba contra mí y no me dejaba más ese espacio, ese vacío alrededor que me había habituado a considerarla un poco como otro cielo.
Una vez te hablé de esos momentos tan raros en que uno ve, oye y comprende a un nivel por encima del nuestro. Permanecemos entonces inmóviles, casi sin respiración, aunque no nos falte el aire. En una especie de gran silencio interior que semeja la página en blanco, preparada para recibir cualquier palabra imprevisible. Es de ese modo como he sentido el bosque. Como yo si naciera al entrar en él. Como si el uso de mis sentidos me viniera de él. Nunca más lo volví a ver así. Pero ese día se prolonga en mí. Siempre estoy cayendo desde ese día, desde esos instantes, sin encontrar jamás tierra o agua que detenga mi caída. Caigo con una columna de humo (estas palabras, estas explicaciones opacas) que se inscribe y desaparece detrás de mí; testimonio perecedero de un imperecedero incendio.
Mi encuentro con el bosque tuvo lugar, creo, la primera vez que penetré en él.
Pero mi encuentro con el Río de la Plata se ha producido de otro modo, acaso más extraño, porque yo lo veía todos los días sin saber que él me espiaba, que estaba allí, que tenía tantas cosas para decirme y que iba a esperarme todo el tiempo que fuera necesario. ¡Pero el bosque!
Puede ser que sea por eso que la primera frase pronunciada -cantada- en Pelléas y Mélisande por Golaud, cuando el telón se levanta: "¡Nunca podré salir de este bosque!" siempre me ha producido (aparte de la música que la exalta) un efecto hechizante. Yo tampoco saldré jamás de este bosque, porque un día se me apareció de tal manera que tuve que quedarme. Y me quedé porque había desaparecido: desapareció desde el momento en que me fue revelado. Está en mí, pero lo he perdido fuera de mí: no puedo distinguirlo dentro. Es como si no tuviera espejo para mi propio rostro. No es el rostro lo que he perdido, sino la visión del rostro.
El bosque estaba mucho más cerca de mis sentidos, los afectaba mucho más que el Río de la Plata. Era una felicidad más que una alegría. Pero todo eso (los árboles, las flores, las semillitas), todo eso estalla a veces ante nosotros como una palabra que buscábamos para no dejar escapar lo que queríamos decir. Porque la palabra fija y su función -según mi experiencia- es puramente fijadora. Los árboles, las flores, las semillitas son palabras sin Petit Larousse que las explique. A veces uno imagina que las ha comprendido, que ha descubierto el sentido de esos gritos que son el agua que corre, el bosque donde los brotes verdean milagrosamente. A veces no se oye más nada y casi ni siquiera el eco de aquello que se había escuchado.
Victoria Ocampo - Villa Victoria (Mar del Plata).
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Había una vez, hijo, cuando las gentes reían de todo corazón reían con los ojos; pero ahora sólo ríen con los dientes, mientras sus ojos congelados buscan detrás de mi sombra. Hubo de veras un tiempo en que solían saludar con el corazón; pero ya eso es pasado, hijo. Ahora me dan sin corazón la mano derecha mientras con la izquierda me registran los bolsillos vacíos. “Siéntete como en tu casa”, “Vuelve”, dicen, y cuando vuelvo y me siento en casa, una, dos veces no habrá una tercera pues entonces encuentro las puertas cerradas. Así que he aprendido muchas cosas, hijo. He aprendido a llevar muchas caras como vestidos ―cara hogareña, cara laboral, cara callejera, cara hospitalaria, cara de coctel―, con todas las sonrisas de circunstancia, como un retrato. Y también aprendí a reír sólo con los dientes a dar la mano sin el corazón. Aprendí también a decir “Hasta luego” queriendo decir “Hasta nunca” a decir “Encantado” sin encanto y decir “Qué interesante” con aburrimiento. Pero créeme, hijo. Quiero ser lo que fui cuando era como tú. Quiero desaprender estas cosas en sordina. Sobre todo, quiero reaprender cómo reír, porque mi risa ante el espejo sólo muestra mis dientes como colmillos de serpiente! Por eso, muéstrame, hijo, cómo reír; enséñame cómo yo solía reír y sonreír una vez cuando era como tú".
Gabriel Okara
("Había una vez")
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