#ungüento
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cristinabcn · 2 years ago
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FAMILIA & HOGAR: OTROS USOS PARA EL vick VAPORUB y COMO HACER Vick Vaporub CASERo
FAMILY & HOME: OTHER USES FOR vick VAPORUB and HOW TO DO IT AT HOME By Evamaría Presas El Vick VapoRub es ese pote con un ungüento verduzco que todos conocemos desde niños muy utilizado por nuestros padres para aliviar la tos y otros síntomas del resfriado. Elaborado en base de levomentol, cristal sólido blanco con aroma a menta el cual le proporciona su aroma característico en su marca…
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today-i-am-thinking-about · 6 months ago
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unguents
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sinfonia-relativa · 5 months ago
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He intentado tanto tiempo y tantas veces arreglar lo que no rompí, lo que no dañe, que he terminado tan rota y tan dañada y es algunas noches se vuelve insoportable el cansancio, es como si el peso de la responsabilidad de reparar todo a mi alrededor cayera sobre mi. He tratado de ser cura, de sanar y he terminado enferma, de soledad y tristeza. El agobio de no poder solucionar lo que no puedo controlar hace mis músculos doler físicamente. He tratado coser heridas que no cause, aún lastimándome con las agujas del fracaso. He intentado ser el ungüento para cortadas que no hice, aún necesitándolo para las propias, lo he sido para otros. He sido medicina estando tan enferma. He sido sonrisas teniendo tanto por llorar. He sido alas para otros, aunque yo continúo en el suelo. Nadie podría decirme que no sé de amor, de sacrificio o del dolor de cargar penas ajenas, más las propias. Nadie podría juzgar si primero no han cruzado mi camino con mis zapatos.
Moongirl
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flan-tasma · 1 year ago
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wriothesley with nurse reader???
where he 'accidentally' hurt himself, so he can see you. and you treat him for his wound
💖~ That's so cute!
Omg this is so pinche large
Ksjjdj I made a new banner for this man, I love him so much <33333
Warning: Nope now ✨, Fem!Reader | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
Trabajabas en un pequeño consultorio médico haciendo tareas pequeñas y revisando pacientes, anteriormente tu vida no tenía ningún chiste y se basaba en rutinas aburridas como repetirle a ancianos sus recetas y a los niños que no pueden correr por todos lados o se caerían,darles una paleta dulce por su valentía y salían de tu consultorio. Eso había cambiado cuando una noche encontraste al duque en la calle.
Cerca de tu hora de cierre y habiendo cumplido con todos los quehaceres que el doctor te había encomendado, el hombre de cabello oscuro parecía herido y apenas podía caminar con una gran cortada en su abdomen. No lo conocías, pero ayudarlo fue un gran cambio de tu rutina.
Wriothesley había convencido a Sigewinne de tomarte bajo su ala y hacerte parte de su equipo en el Fuerte Merópide, por lo que tenías un nuevo lugar de trabajo y era bastante bueno, habías logrado una amistad con tus compañeros y era más divertido estar con ellos que en tu soledad con el viejo doctor malhumorado con el que trabajabas antes. La razón de tu cambio se reveló como Wriothesley diciendo que tenías talento en tu campo, y no ibas a negar que era verdad y que tu orgullo creció cuando te lo dijeron, pero eso era solo una mentira piadosa para lo que el duque realmente quería.
A ti, entendiste un día cuando notaste que el señor siempre llegaba en algún momento del día y tenía algunas heridas debajo de su ropa o sus vendas oscuras. Te pediría que lo ayudes y al inicio te aseguraste de hacer un buen trabajo para que no te despidan. Se creó una nueva rutina que no era precisamente aburrida pues Wriothesley mantenía un semblante curioso.
No sonreía mucho a menos que se dijera algún chiste para aliviar el ambiente, pero su rostro serio pintado con polvo rojo en su rostro era imposible de ignorar y reírte para ti misma. Hoy no fue una excepción.
"Lo estaba esperando, señor." Hablaste con burla y un sospechoso rostro serio, Wriothesley tembló y sus mejillas se sonrojaron más al verte pedirle que tome asiento. "¿Qué lo aqueja el día de hoy?"
Wriothesley no tenía una gran seguridad de hablarte a ti, prueba de eso era que no te había visto a los ojos desde la primera noche en que lo curaste, pero siempre hacía eso de aclarar su garganta para tomar valor.
"Peleé con algunos monstruos cuando venía aquí..." El noble tembló bajo tu mirada que escaneaba sus brazos y sus piernas, sus rostros y sus manos, y no parecía haber nada fuera de lugar. Sus músculos y las cicatrices que se asomaban entre su ropa seguían siendo las mismas que ya conocías.
"Y sus heridas están en..." Esperabas que Wriothesley te dijera que estaba detrás de él, tal vez cerca de su codo o en sus pantorrillas, no esperabas que empezara a quitarse la camisa. Sus músculos se marcaban más deliciosamente cuando no los cubrían la ropa, el vello en sus brazos y pecho era oscuro y se te hizo agua la boca hasta que se dio vuelta y su belleza era derrotada por una gran herida en su espalda. "Arcontes, ¿cómo llegó hasta aquí con eso? Por favor, quédese quieto."
Atendiste la herida desinfectando los alrededores y usando tus ungüentos antes de vendar su espalda. Por el tamaño de los rasguños debió ser un Mitachurl determinado a no dejar en pie a su enemigo, fuera de eso, la profundidad de la herida no requería sutura. Wriothesley había permanecido callado y mirando tu rostro serio a través del espejo de la sala, sin hacer un solo ruido y perdido en tus expresiones. Sabía que no podría pasar mucho tiempo más contigo, no encontraba otra manera de hablarte más que pedirte exclusivamente a ti que lo cures, pero hoy haría un nuevo movimiento para su plan: invitarte a salir.
Cuando acabaste y le diste las instrucciones para que no se dañara más su herida, él hacía pequeños sonidos para demostrar que estaba atento. Cuando te vio tomar su ropa sucia de tierra y sangre le dijiste que lo mandarías a lavar si no era mucha molestia.
"Puedo hacerlo yo, no sé preocupe, mademoiselle" Wriothesley se levantó de su silla y le ayudaste a ponerse erguido a pesar de su dolor. Tus manos, aunque estaban enguantadas, producían cosquillas contra la piel del noble que soltó un suspiro, sus mejillas volvieron a tomar su profundo tono rojo y tembló al no poder decir lo que deseaba. "Yo... ¿Puede por favor...?"
No sabías qué iba a pedir, pero tu mirada fija en sus ojos lo alteró y bajó la mirada. No era momento de coquetear, pensaste, deberías ayudarlo a sentirse mejor. "¿Quiere algo más, señor Wriothesley?"
Cubriendo su boca con la palma de su mano y con la mirada fija en algo más que no eras tu, asintió. Seguiste su mirada y sonreíste, el te vio de reojo y su corazón palpitó con más fuerza cuando te alejaste, el ruido del metal y el vidrio no lo alertó de la realidad, en su cabeza habían mil escenarios fantasiosos, uno más dulce que el otro. Con esas situaciones en mente no necesitaría azúcar en su té en dos semanas.
"Está bien, puede tener uno." Tal vez le darías un beso para que se sienta mejor, podría besar la herida o incluso solo acariciar su rostro, tal vez un abrazo para que tenga fuerzas para trabajar el resto del día. Sus fantasías cayeron en lo profundo del mar de Fontaine cuando le diste una paleta ya sin envoltorio.
Abrió la boca con la cara compitiendo contra la paleta de cereza y se la diste para que la probara. Una lluvia de afirmaciones acerca de ser muy valiente y haberse quedado quieto, todo con tu mismo tono burlón que al inicio. El Alcaide del Fuerte Merópide se golpeó la frente mientras se levantaba para huir estratégicamente y salvar algo de su dignidad.
"Vuelva cuando quiera, señor Wriothesley." Tu voz terminó con una risa que atormentaría sus sueños por un tiempo.
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English:
You worked in a small doctor's office doing small tasks and checking on patients. Previously your life didn't have much meaning and was based on boring routines like repeating recipes to the elderly and giving children who can't run everywhere or they would fall, giving them a sweet lollipop for their bravery and they left your office. That had changed when one night you found the duke on the street.
Near your closing time and having completed all the chores that the doctor had given you, the dark-haired man seemed injured and could barely walk with a large cut on his abdomen. You didn't know him, but helping him was a big change from your routine.
Wriothesley had convinced Sigewinne to take you under her wing and make you part of his team at Fortress of Meropide, so you had a new place of work and it was pretty good, you had made friends with your colleagues and it was more fun to be with them than in your solitude with the grumpy old doctor you worked with before. The reason for your change was revealed as Wriothesley saying that you were talented in your field, and you weren't going to deny that it was true and that your pride grew when you were told it, but that was just a white lie for what the duke really wanted.
You, understood one day when you noticed that the man always arrived at some time of the day and had some wounds under his clothes or his dark bandages. He would ask you to help him and at the beginning you made sure to do a good job so that you wouldn't get fired. A new routine was created that wasn't exactly boring because Wriothesley kept a curious face.
He didn't smile much unless a joke was told to lighten the mood, but his serious face painted with red powder on his face was impossible to ignore and laugh to yourself. Today he was no exception.
"I was waiting for you, sir." You spoke with mockery and a suspiciously serious face, Wriothesley trembled and his cheeks blushed redder as he saw you ask him to take a seat. "What ails you today?"
Wriothesley didn't have great confidence about talking to you, proof of that was that he hadn't seen your eyes since the first night you healed him, but he always did that thing of clearing his throat to gain courage.
"I fought some monsters when I came here..." The noble trembled under your gaze that scanned his arms and his legs, his faces and his hands, and there didn't seem to be anything out of place. His muscles and the scars that showed through his clothes were still the same ones you already knew.
"And his wounds are on..." You expected Wriothesley to tell you that it was behind him, maybe near his elbow or on his calves, you didn't expect him to start taking off his shirt. His muscles were more deliciously visible when they were not covered by clothing, the hair on his arms and chest was dark and made your mouth water until he turned around and his beauty was defeated by a large gash on his back "Archons, how did he get here with that? Please stay still."
You tended to the wound by disinfecting the surroundings and using your ointments before bandaging his back. Given the size of the scratches, a Mitachurl must have been determined not to leave his enemy standing; apart from that, the depth of the wound did not require sutures. Wriothesley had remained silent and looking at your serious face through the living room mirror, without making a single sound and lost in your expressions. He knew that he couldn't spend much more time with you, he couldn't find any other way to talk to you other than asking you exclusively to heal him, but today he would make a new move for his plan: ask you out.
When you finished and gave him instructions so that his wound would not be damaged further, he made small sounds to show that he was attentive. When he saw you take his clothes dirty with dirt and blood, you told him that you would send him to wash them if it wasn't too much trouble.
"I can do it, don't worry, mademoiselle" Wriothesley stood up from his chair and you helped him stand upright despite his pain. Your hands, although they were gloved, tickled against the skin of the nobleman who let out a sigh, his cheeks returned to their deep red tone and he trembled as he could not say what he wanted. "I... Can you please...?"
You didn't know what he was going to ask for, but your gaze on his eyes upset him and he lowered his gaze. This wasn't the time to flirt, you thought, you should help him feel better. "Would you like anything else, Monsieur Wriothesley?"
Covering his mouth with the palm of his hand and staring at something else that wasn't you, he nodded. You followed his gaze and smiled, he saw you out of the corner of his eye and his heart beat harder when you walked away, the noise of metal and glass did not alert him to reality, in his head there were a thousand fantasy scenarios, one sweeter than the other. With those situations in mind he wouldn't need sugar in his tea for two weeks.
"It's okay, you can have one." Maybe you would give him a kiss to make his feel better, you could kiss the wound or even just caress his face, maybe a hug so he has the strength to work the rest of the day. His fantasies fell into the depths of the Fontaine sea when you gave him an unwrapped lollipop.
He opened his mouth, his face competing against the cherry popsicle, and you handed it to him to try. A shower of statements about being very brave and staying still, all with the same mocking tone as at the beginning. The Warden of Fort Meropide slapped his forehead as he stood up to strategically flee and save some of his dignity.
"Come back anytime, Monsieur Wriothesley." Your voice ended with a laugh that would haunt his dreams for a while.
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solxs · 10 months ago
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Tus palabras fueron dagas afiladas que dejaron heridas profundas en mi corazón, y todavía a través del tiempo no he encontrado un ungüento para cicatrizar mi alma.
Stelle✨
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redcomunitaria · 1 year ago
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Mi alma fragmentada encontró en la poesía el ungüento para unir sus piezas rotas.
Stelle✨
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esuemmanuel · 5 months ago
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There are women who heal, who bring ointment in their hands and heal the wounds left by others. Yes, there are women who love and, in that love that they are, help you remember what you were before you were hurt by those who did not know how to love you, and bring you back to the beginning of your life, when you were innocent and believed.
That woman is you, my Poppy. Thank you for giving me back my life and my love. Thank you for healing my heart.
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Hay mujeres que sanan, que traen ungüento en las manos y curan las heridas que otras dejaron. Sí, hay mujeres que aman y, en ese amor que son, te ayudan a recordar lo que eras antes de salir herido por aquellas que no te supieron amar, y te devuelven al inicio de tu vida, cuando eras inocente y creías.
Esa mujer eres tú, Amapola mía. Gracias por devolverme la vida y el amor. Gracias por sanarme el corazón.
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antologiadecajon · 7 months ago
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El desamor.
¿Alguna vez te preguntaste en qué consiste el desamor? ¿Será la ausencia de amor? ¿Será el fin del amor? ¿Será un amor que se frustró? ¿O alguno que no existió? ¿Quizás un amor que no fue correspondido?
O tal vez el desamor no es más que la evolución inevitable del amor. Es un amor tras el paso del tiempo, un amor que se ha sincerado, un amor sin maquillaje.
La desilusión es la precursora del desamor y en ese sentido la existencia del amor es una simple cuestión de tiempo. Una espera en la que el desenlace final es cuando el amor cede su lugar al desamor. El tiempo, que se detiene y prosigue a conveniencia de la miseria, se convierte en cómplice de los dolores del corazón. Un comandante de la espera, esclavo de desdicha.
En otras palabras, el desamor es la suma de todas las ganas de llorar sin poder hacerlo, la tristeza que no se va ni termina, la agonía que no mata pero tampoco deja vivir.
Cuando una ilusión se convierte en agonía o un sueño se convierte en amargura, el desamor nace. Es un suspiro que salió mal, un beso fallido. Apuesto a que no sabías que hay lagrimas que no salen por los ojos sino por el alma donde permanecen y se acumulan hasta ahogar al corazón, ¿O si? Creo que no y espero que nunca lo sepas.
Espero que nunca te enteres que
Eres la mitad de mi alma,
El ungüento de mi desamor,
La calma de los días,
La esperanza de mis ojos,
Y todo eso no importa porque silenciosamente te nombré «fin»,
Y así te convertiste en
El desamor de mis amores,
El humo de mis cigarrillos cuando escribo,
La copa de vino cuando lloro sin llorar,
El café silencioso de las mañanas,
Las hojas en blanco que esperan otra triste historia,
Amor mío,
Decidiste bien,
Desamor mío,
Hiciste bien.
Déjame llorar por llorar.
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whispersatmidnight · 9 months ago
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Confieso ante el mundo que el acoso constante que sufro por parte de la ansiedad es tan doloroso, es un tormento que me hace desear fuese dolor físico, quisiera solo pasarle ungüento a la herida y que poco a poco baje la inflamación y desparezca, pero no, no hay medicina, no hay cirugía que elimine para siempre este infortunio.
Quizá en otro universo pudiera ser sana, quizá en otro universo pueda ser mi mejor versión, quizá, solo quizá...
Mis plegarias se las lleva el viento, pero mi terca fe sigue esperanzada a un milagro.
elle.
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rubywolffxxx · 20 days ago
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El dragón de la montaña (Aegon x lectora)
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Masterlist de mi autoría
Nota: +16.
Nota 2: es suuuper largo
Nota 3: es de mis fics favoritos de todos mis años en Wattpad.
Nota 4: Para más contexto, si les interesó el shot, pueden encontrar la historia completa en wattpad. Éste y los próximos dos shots de HOTD son finales alternos de mi libro de Benjicot (son alternos justamente porque en lugar de terminar junto a Ben, nos vamos con otro xd)
Sinopsis: tras semanas de inacción por parte de Rhaenyra, ____ se cansó de esperar. Acabaría con Aemond por su cuenta. O al menos esa era su idea hasta que vio al herido rey tumbado en una cama de la fortaleza
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____ era una persona que detestaba la inoperancia. Y eso era justo lo que su reina estaba haciendo.
Sus vasallos morían, perdieron a Rhaenys y la falta de accionar estaba haciendo que Rhaenyra perdiera credibilidad entre la poca gente que la apoyaba. Y la joven Andwin se estaba cansando de esperar.
—¿Qué sucede?—Ben y Cregan se acercaron a la joven, quien llevaba toda la mañana revisando planos y libros.
—Iré a King's Landing.—mantuvo la mirada en las páginas—. Ya estuve cerca de Aemond, puedo infiltrarme y matarlo.—El par de jóvenes no tardó en advertirle que era una pésima idea. Pero ____ estaba decidida—. Llevamos dos semanas aquí... nuestros hombres comienzan a extinguir esa llama de batalla que necesitamos para ganar.—____ los miró—. ¿Esperan que me siente aquí y espere que los verdes sigan agrandando sus filas?—
—Ten fe en nuestra reina.—Ben se acercó a ella preocupado—. ¿No juraste lealtad por creer en su reclamo?—
—Le juré lealtad porque los considero a ti y Cregan mis primeros grandes amigos ¿Esperabas que vaya al equipo contrario?—La joven cerró los libros, y tomó algunas cosas en su bolso.
—No te arriesgues así, podrían matarte.—
—Si seguimos aquí esperando, nos matarán a todos, Cregan.—
El par de lores miró como la joven salía de la oficina apresurada.
Era temprano en la mañana cuando ____ llegó a King's Landing. Se acercó a las grandes puertas, diciendo que vendía hierbas medicinales. Su carisma e imagen inofensiva le permitieron pasar, y por segunda vez en su vida estaba en el reino.
Sorteó a la gente, y llegó a las alcantarillas.
En su anterior viaje al lugar con Rhaenyra, ella le comentó que habían pasadizos secretos en la fortaleza. La existencia de uno en específico fue el que le permitió entrar al castillo. Cambió sus vestimentas enseguida, y se acopló a los pasillos sin mucho problemas.
Mataron a un niño hace días... ¿No mejoraron la seguridad?
Según los mapas que había estado revisando, estaba cerca de los cuartos. Caminó a paso tranquilo, y uno a uno fue abriendo los cuartos. No se topó con nadie, hasta que lo vio. El rey, postrado en una cama, respirando con dificultad.
Asi que sigue vivo...
Cualquier persona hubiese pensado en acabarlo, aprovechando esa debilidad. Pero el joven se veía tan demacrado que ____ vio indecente ganar una muerte así.
—¿mamá?—el joven volteó a mirarla, sin estar muy consciente.
—La reina... Tenía una reunión del consejo.—
—Leche... amapola... Duele mucho.—
Diablos...
____ odió ser tan empática en ese momento.
Sentir pena hasta por un enemigo, que debilidad...
Revisó su bolso, donde aún traía las hierbas que usó para entrar a la ciudad.
—Si gusta, puedo hacer un ungüento para que no duela tanto... Es mejor que estar dopado con leche.—sacó un gajo de aloe vera, y con la daga que usaría para apuñalar a Aemond le sacó las espinas y lo cortó a la mitad.
—¿Eres maestre?—
—No, solo soy una persona que acostumbra a tratar quemaduras.—____ raspó la parte babosa, volcándola en un recipiente.
Agua fría.
Aloe vera.
Un poquito de leche de amapola.
Menta...
Se acercó a la cama, sacando las vendas. Se llevó una horrible impresión al ver las quemaduras.
—... ¿Meleys le hizo esto?—a pesar de que aquello lo dijo más para si misma, Aegon la escuchó.
—Aemond...—
¿Su hermano?
—... ¿Le duele al respirar?—
—Un poco... muchísimo.—____terminó de quitar las vendas.
—Sufrirá como los siete infiernos los próximos días pero vivirá... No se preocupe por eso.—
Aegon ya estaba más conciente, y finalmente se enfocó en la apariencia de la chica. Nunca la había visto antes.
—... ¿Tú quién eres?—Ella no respondió, y en su lugar volcó la sustancia gelatinosa sobre su abdomen. Aegon sintió un alivio inmediato, y fue mucho mejor cuando ella comenzó a expandirlo con la cáscara de la planta.
—Una mujer que bajó de las montañas buscando una vida más interesante, con gente a la que poder llamar amigos... Untar remedios en un torso chamuscado no estaba en los planes.—Aegon quiso reír, pero sintió que sus pulmones colapsaban—. No haga eso.—
—Tú... me hiciste reir.—
—Oh... Bueno, no lo haga.—La joven esparció el ungüento en todo el torso, también su cuello y brazos. Despejó su cabello, y bajo su atenta mirada, cubrió su rostro—. ¿Mejor?—lo vio asentir.
La joven se alejó, dejando el cuenco con algo de ungüento en la mesa. Limpió sus manos vagamente con una toalla, aún siendo observada por Aegon.
Fue entonces que un maestre entró al cuarto.
—¿Quién eres tú? No deberías estar aquí.—
____ se dio un pequeño susto, y miró por impulso a Aegon, quien parecía querer decir algo pero sus pulmones lo traicionaron.
El maestre se distrajo por las dolencias del rey, y la joven aprovechó ese momento para escapar. Se desvaneció por los pasillos enseguida.
—¿Qué te puso?—Alicent miraba aquel ungüento sobre la mesa.
—Medicina, buena. No arde... duele poco... Quiero más.—Aegon sentía que podía hilar más de dos palabras ahora, se sentía mejor.
—Ella no trabaja en el castillo, majestad.—el maestre lo miró preocupado—. Y nadie la conoce... Creemos que se ha infiltrado. Espía tal vez.—
—Una espía ha hecho mejor trabajo que usted, señor.—el hombre apartó la mirada—. Si la encuentran, la traen... Sana y salva.—
____ vagaba por las calles del reino, ya no muy segura de qué hacer.
Si mataba a Aemond, alguien lo sucedería, y luego alguien más.
Y Aegon... Aegon ya estaba fuera de juego, al menos por un largo tiempo. Y la verdad, tampoco quería matarlo. Le daba lástima.
Decidió de momento solo monitorear movimientos, ver qué hacían, a qué hora... Y si veía algo muy importante, decidiría qué hacer.
Ya no debe tener ungüento...
Ese pensamiento repentino se instaló en su cabeza, y no pudo volver a sacarlo...
Eran altas horas de la madrugada cuando ____ se escabulló en el cuarto de Aegon. Su idea era dejar el ungüento y marcharse, pero no contaba con que el rey estaría despierto.
—¿Solo lo dejarás y te irás?—____ lo miró, notando su mirada fija sobre ella.
—... Supuse que ya no tendría medicina, asi que hice más.—
—Quiero que seas mi cuidadora... ¿Qué hierbas necesitas? ¿Qué quieres como pago?—
—No quiero nada, y no busco ser su cuidadora.—
—¿Qué buscas?—____ se acercó a la cama, con el ungüento en su mano.
—Respuestas...—comenzó a quitarle las vendas.—
—¿A qué preguntas?—Aegon suspiró aliviado al sentir el frío remedio contra su piel, y ____ vio que su pecho ya no estaba rojo. Tenía algunas costras. Estaba curando.
—... ¿De verdad es el legítimo heredero?—
—Ser y querer...—cerró los ojos, disfrutando el cuidado—. Por sangre y sexo debería serlo, pero no quiero. Mira lo que esa corona me ha costado... Quemado vivo por mi propio hermano, vivo a duras penas... Y creo que todos me preferirían muerto.—
—... Uno no puede ser obligado a ser algo que no quiere.—
—Asi son las cosas aquí...—
—En mi hogar no lo son.—____ siguió esparciendo el ungüento—. Uno es lo que quiere ser y ya... Aunque a mi me obligaron un poco, supongo.—
—¿Y de dónde eres?—
—De un pueblo libre, en las montañas.—
—¿qué montañas?—
—¿Cree que le diría?—lo vio sonreír apenas.
—Bueno, podrías llevarme a tu montaña. No sé hacer mucho, pero puedo aprender... no puede ser más difícil que ser rey.—
—... Tiene pintas de cazador.—
—¿Tú crees?—
—Es bajito, podría escabullirse y ser carnada.—Aegon quiso reír, pero se ahogó un poco. ____ le dio un poco de agua.
—Pues al diablo, seré carnada ¿Cuándo nos vamos?—
—Solo bromeaba.—dejó el agua a un lado, al igual que el ungüento.
—... ¿Engañas a tu rey?—
—No te considero mi rey.—____ se sentó a su lado, y Aegon agradeció que decidiera quedarse.
—¿A Rhaenyra?—
—... Me temo que ninguno cumple con las expectativas de líder que tenía.—
—¿Y en tu montaña qué? ¿Tan buen líder tienen que nadie aquí es decente?—
—Yo lo soy, así que sí. Tengo expectativas altas.—lo vio fruncir el rostro en una mueca de burla—. ¿No me crees?—
—¿Por qué debería? La reina de la montaña esta aquí embarrando mi pecho de moco... Si, claro.—____ sonrió.
—Tal vez deba llevarte a la montaña, mostrarte que digo la verdad... Y entonces decapitarte por dudar de mi palabra.—
—Hazme el favor, sí. Ya estoy cansado de esto.—Se relajó—. Solo quiero... Volver a ser un niño ignorante sin idea de política... Dame eso y tú serás mi reina... o corta mi cabeza y ya.—____ lo miró pensativa, notando como finalmente parecía tener intenciones de dormir.
—... recupérate entonces. Recupera esa piel chamuscada y yo misma te llevaré a casa.—____ se levantó, mirando el cuerpo herido del hombre. Estaba en ruinas, pero bien encaminado a sanar. Se aferraba a la vida, a pesar de que estaba rodeado de puras desgracias—. Cuando suelden tus huesos, y puedas reír sin ahogarte, dejarás King's Landing. La casa Andwin de Howling Peaks te dará refugio en su hogar, siempre y cuando decidas no volver a tu antigua vida.—Aegon inhaló y exhaló con pesadez.
—Pues espero tu vuelta en unas semanas para llevarme a las montañas, si.—
____ se deslizó por la puerta, y Aegon no pudo dejar de pensar en ella en toda la noche.
Si fue un sueño, un delirio por consumir tanta leche de amapola... No le importó. Esas visitas fugaces eran una luz de alegría en tanta depresión y gente falsa que lo rodeaba.
Los días pasaron y ____ no volvió a visitar a Aegon, quien comenzaba a sentirse ansioso. Estaba sanando, más rápido de lo esperado. Los maestres le quitaron yesos, lo hacían caminar. Y a pesar de que aún le costaba un poco, se podía mover por sus propios medios. Pero para pesar de Aegon, las quemaduras no se borrarían de su carne.
Su cuerpo no le importaba mucho, pero su rostro... Era una copia irónica de su padre.
—¿Piensas quedarte aquí todo el tiempo?—Alicent entró al cuarto de su hijo, quien caminaba de un lado al otro, concentrándose en no tambalear.
—Aemond parece estar haciendo un buen trabajo, prefiero no estorbar... ¿No dijiste tú que hiciera eso? ¿Nada?—
La mujer notó el resentimiento de su hijo, y no lo culpaba. Sus descuidados comentarios habían desembocado en esa situación, y lejos de querer empeorarlo, Alicent decidió dejar el cuarto.
Nuevamente solo, Aegon siguió caminando. Desde su cama, hacia la chimenea y desde ahí a la gran mesa. Era un ciclo aburrido, pero con cada vuelta se sentía mejor.
Caminaba por inercia a esas alturas, por lo que voltear de la mesa a la cama y ver a aquella mujer lo tomó por sorpresa.
—Muy bien, veo que sus huesos han sanado.—Aegon se detuvo al verla ahí, sonriendo apenas.
—¿De verdad estás aquí?—
—¿Tomaste leche de amapolas?—negó—. Entonces no soy un delirio.—Se acercó a él, mirándolo de arriba a abajo. Aegon se sintió acomplejado al ver que se detuvo en su rostro.
—Mis huesos soldaron, puedo reír sin ahogarme, o eso creo. No he reído mucho... Pero me temo que mi apariencia no ha mejorado.—
—La apariencia... Es algo superficial, sin mucho valor.—lo escuchó resoplar.
—Para ti es sencillo decirlo, eres hermosa.—____ sonrió.
—¿Lo soy?—
—Más ardiente que las llamas de Vhagar... Chiste malo... ¿Nos vamos entonces?—
—¿Estás seguro de esto? No era mentira lo de dejar todo esto atrás.—____ se acercó incluso más—. Si vienes conmigo, lo único que podrás conservar será un simple nombre.—
—¿Y qué estaría dejando? ¿Una familia de mierda? ¿Una esposa e hija que no me aman? ¿Una ciudad colapsando? Por favor, quiero ser carnada de osos.—____ presionó sus hombros, entendiendo que aquello era de verdad algo grande.
A pesar de que su lealtad seguía con Rhaenyra, al menos de momento, todo eso lo estaba haciendo a sus espaldas. Miedo no tenía. Para nada. Pero estaba siendo impulsiva. El joven frente a ella pedía a gritos ser salvado, y ella no podía darle la espalda.
—Hoy vine a acabar con tu hermano.—sentenció—. Te daré 20 minutos, y cuando vuelva, nos vamos.—
—... ¿Esta es la parte donde debería pedirte que no lo mates?—frunció sus labios en una mueca tonta, negando apenas—. Está en la sala de reuniones, luego se queda en la sala del trono, a solas... Te daré una daga si quieres... Ah, no. Él me la robó.—____ lo miró por unos segundos, antes de presionar sus hombros una última vez.
—20 minutos... Si vengo y no estás, me voy. Y si vengo y me delataste-
—Eso no pasará.—La chica se alejó, sin apartarle la mirada. Se desvaneció por la gran puerta.
Aegon se encontraba sentado en la cama, cuando la puerta finalmente se abrió. Era ____, con algo de sangre en su camisa.
—¿Tienes todo listo?—
—¿Es... tuya?—Aegon miró sorprendido la sangre, y se sorprendió incluso más al ver que la mujer se quitaba la prenda como si nada.
—De tu hermano ¿Tienes una camisa para darme?—El rey señaló una cómoda a un lado, y la chica, aún secando la sangre que embarraba su piel con la camisa, la abrió. Se vistió enseguida—. Nos vamos, no tardarán en descubrir a Aemond.—volteó hacia el hombre, quien aún estaba algo distraído.
—¿Por dónde?—____ caminó hasta el gran librero, empujándolo y dejando ver un pasadizo. Todo aquello parecía increíble para Aegon, comenzaba a dudar de qué tan real era la situación. Pero entonces ____ lo tomó de la mano y lo arrastró al pasadizo, cubriéndolos enseguida con el mueble.
—Aqui, ten esto.—le alcanzó una antorcha—. Mira al piso, no vaya a ser que pises mal y te rompas la otra pierna.—
—... ¿A dónde lleva esto?—
—Reservorio de mierda, luego al río... Ahí tengo un caballo, nos iremos cuando anochezca.—
—¿Y tu hogar?—la joven comenzó a caminar, y Aegon la siguió de cerca.
—A dos días de aquí, pero tengo amigos en Riverlands. Podemos descansar a salvo.—
—... No soy muy bienvenido ahi.—____ volteó a mirarlo, haciendo que se detuviera de golpe.
—Viajas conmigo, no te pasará nada.—
—¿Soy la doncella en peligro?—____ sonrió.
—Doncella no eres, para nada.—siguió caminando.
—¿Por qué? ¿Porque no soy mujer? ¿o porque no soy una niña bonita?—
—Y porque la pureza no es algo propio de ti ¿O me equivoco?—Aegon no pudo evitar sonreír. Por más extraña que fuera la situación, no era nada desagradable.
—¿Vas a decirme por qué viniste a salvarme?—
—Pedías ser salvado, eso hice.—
—No me conoces para nada... No sabes lo que he hecho.—
—¿Ser quemado por tu hermano? ¿Perder tu dragón a garras de Meleys? No es la gran cosa.—
—... antes de eso.—
—No me interesa... Me diste lástima, luego me agradaste... asi que por eso te estoy llevando. Pórtate bien, no vuelvas a mencionar nada de la realeza y te prometo una vida tranquila.—
—... ¿Tú estarás cerca?—
—Pórtate bien y veremos eso.—
Portarse bien...
Si alguien le dijera a Alicent que su hijo dejaría de beber, se enderezaría y tendría un oficio, no lo hubiese creído. Pero Aegon demostró lo contrario.
Dejó sus vestimentas elegantes, y su cabello fue oscurecido para ocultar su linaje. Reemplazó la corona y su espada por sierras y troncos, encontrando en la carpintería un gran pasatiempo.
Mientras ____ luchaba una batalla contra su familia, Aegon tallaba pequeñas figuras de animales e insectos que le regalaría cada tanto. Sintiendo un gran orgullo al recibir una sonrisa agradecida y un abrazo a cambio.
¿Dejar su vida atrás?
Aegon apenas sintió que comenzaba a vivir cuando sus pies heridos pisaron la nieve.
Howling Peaks era su hogar, y ____ la mano que lo había sacado del pozo.
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Los días pasaban y la guerra de dragones cada vez se complicaba más. Pero para Aegon, eso ya era algo ajeno. Sus días eran tranquilos en Howling Peaks.
Al principio su insomnio debido al estrés de sus responsabilidades aún estaba latente, pero cuando su mente y cuerpo comprendieron que eso era historia antigua, las noches comenzaron a ser de descanso constante. Y a primera hora, ya estaba fuera de la cama.
El frío de la montaña era crudo, por supuesto. Pero su casita era acogedora, fácilmente aclimantable. Prender la chimenea mientras desayunaba un té con algo de pan era suficiente para que todo se tornara cálido.
La casa cedida por ____ tenía un pequeño taller, donde Aegon había aprendido de otros habitantes algunas cosas básicas. Hacía trabajos de carpintería, ganaba algo de dinero. Pero ____ tampoco dejaba que le falte nada.
—De verdad, no hacía falta.—Aegon miraba con cierta pena como ____ dejaba un canasto con comida en la mesa de su comedor.
—¿Y mi pago?—la joven suspiró, apoyando ambas manos en la mesa. Aegon sonrió apenas, apurándose a buscar una cajita en el taller.
Habían tomado el bonito hábito de que a cambio de aquellos favores, Aegon le daba pequeños regalos. ____ en realidad no buscaba exigirle nada, pero entendía que el joven se sentía más traquilo dando un "pago" por su ayuda.
—Esto te va a encantar.—se acercó emocionado a la chica, extendiéndole el paquete—. Fui con tu padre a las minas ayer, y encontré algo genial.—
—¿Desde cuándo vas con mi padre a las minas?—
—Dijo que tú nunca ibas, y que quería que lo acompañara.—respondió de forma inocente, y ____ entendió que su padre probablemente se sentía solo después de lo de Juliard.
Pobre Aegon, no lo dejaría en paz.
____ abrió la cajita, encontrándose con una mariposa. Estaba prolijamente tallada por partes, encastradas las alas sobre el cuerpo y en una base. Tenía pequeñas pepitas de mineral plateado decorando las alas.
—¿y? ¿qué te parece?—
—Aegon...—____ lo miró, notando la expectativa en los ojos del hombre—. Es hermosa... ¿Seguro de que tú la hiciste?—
—¿Me crees capaz de mentir?—ella enarcó una ceja—... Tal vez, pero no a ti. La hice yo solito.—
—Pues es maravillosa, de verdad... la agregaré con las demás.—Aegon sonrió aliviado, pues su trabajo había sido bien recibido—. ¿Cómo has estado esta semana? ¿Fuiste con los maestres?—
—Ah, sí... Dijeron que mi piel ya estaba sellada, y que mis huesos no podrían estar mejor.—
—¿Y por qué la cara larga?—
—... Esperaba que mi apariencia mejorara un poco.—
—Aegon, ya hablamos de eso.—
—Lo sé, lo sé.—rodó los ojos, desplomándose en una silla—. Tal vez a ti no te importe mi cara de puré de carne, pero los niños del pueblo se asustan al verme.—
—Son pequeños, tienen curiosidad.—
—... Me siento horrendo.—
—No lo eres.—____ acunó su rostro, sonriendo al pellizcar sus mejillas—. Es como tocar tripitas de ardilla. Suavecito.—
—Que horror.—Aegon quiso liberarse de su agarre, pero ella no cedió, lo apretujó incluso más.
Estaba por decirle alguna otra tontería, cuando unos toques en la puerta llamaron su atención. Era Anna.
—Rhaenyra ha mandado una lechuza, tienen noticias de King's Landing.—____ miró de reojo a Aegon, quien se notaba algo incómodo.
—... Vamos a discutirlo a casa, mamá.—la mujer asintió, dejando el lugar enseguida. La joven volteó hacia Aegon, quien sacaba de forma distraída la comida del canasto—... Si gustas, podemos cenar juntos esta noche ¿Ya aprendiste a preparar carne asada?—____ le sonrió.
—Hoy no, Yara vendrá.—la sonrisa de la chica se desvaneció en confusión.
—... ¿La mujer de los telares?—
—Tiñe mi cabello cada tanto, le pedí que lo hiciera hoy... Se notan las raices.—Aegon la miró—. Pero mañana podemos almorzar juntos si no tienes asuntos pendientes. No quiero quitarte tiempo.—
—Me temo que mañana Benjicot y Cregan vendrán a discutir algunas cosas, no creo que podamos almorzar.—
—Bueno, en otro momento será.—le sonrió apenas.
—... ¿Qué sabes de ella, mamá?—
—¿De quién?—
—Yara.—Anna levantó la mirada de la carne que picaba, enfocándola en su hija confundida.
—¿La nieta de Hebert?—
—Si, ella.—
—Es una buena persona, supongo. Me ayuda con la tela para nuestra ropa.—
—¿qué más? ¿Tiene esposo o algo?—
—¿Por qué el repentino interés?—
—Parece que frecuenta mucho a Aegon, quiero saber si es de fiar.—
—... ¿El que tenga esposo tiene algo que ver con que sea de fiar?—
—Si. Mucho.—Anna resopló con gracia, tirando la carne picada a la enorme sarten sobre el fuego.
—¿Recuerdas lo que me dijiste cuando apareciste con él aquella vez? "Una persona rota que puedo ayudar a curar"—se cruzó de brazos—... ¿Crees que lo ha hecho?—
____ conocía a su madre, y ya se veía venir toda una vuelta de tema que podría llegar a ser complicada. Era buena leyendo a la gente. No quería que la leyera a ella.
—... Eso esta en proceso aún, esta armando una nueva vida de a poco.—
—¿Y no crees que formar una familia sería parte de esa nueva vida?—
—... no con ella, no me agrada.—
—Tiene que agradarle a él, no a ti.—____ frunció el ceño ofendida.
—... Tiene que ser otra, alguien que sea mejor.—Anna sonrió.
—... ¿Tú?—
—Pff, yo soy mil veces mejor que ella... Que cualquiera. Pero no viene al caso.—
—Claro, claro... No viene al caso...—
—¿Cómo van los nuevos salones, amiga mía?—
—Casi terminados. Podremos entrenar más jóvenes para la causa. Benny prometió más carpinteros para ayudar con el techo.—
—Dijo que te cortaría la lengua si volvías a llamarlo asi.—
—... ¿Quién? ¿Benito? Por favor.—Cregan rió con aquello, pero entonces algo lo hizo tensarse un poco. Vio a Aegon cargando unos tirantes de madera a lo lejos.
—... Sigo pensando que no deberías tenerlo aquí... Y mucho menos sin decirle a la reina.—____ no tardó en comprender de quién hablaba.
—¿Tú le dirás?—
—Delatar algo así te pondría en una situación desagradable y no quiero eso para ti.—
—¿Crees que ella intente matarlo?—
—Creo que tú lo impedirías a toda costa, y eso sí sería un problema... Eres terca como una mula.—
—Ay, disculpe señor correcto.—____ lo miró divertida—. Pero no te equivocas, pienso defender la paz de Aegon aquí... De quien sea.—
—No esperaba otra respuesta. Como sea, de mi parte no tendrás ningún reclamo.—
Cregan se marchó al anochecer, y ____ lo despidió en el enorme arco de roca. Deshizo su camino de vuelta a casa, cuando vio a Yara cruzar la ciudad. Llevaba un canasto con cosas, y por la dirección que tomaba, ____ supo que iba con Aegon.
Miren nada más a la... Tipeja esta
A paso apresurado, ____ salió del camino principal, trepando las irregulares salientes de la colina para llegar a la solitaria casita del lugar.
—¿____?—un Aegon extrañado la recibió—... ¿Por qué corres?—
—¿Quién corre? Yo no ¿Puedo pasar?—entró enseguida.
—Pues ya pasaste...—
—¿Trabajabas en algo?—
—Hago sillas, para el nuevo salón... Estaba por cenar también—
—Ah, excelente. Pero no te desveles mucho.—Aegon no entendía para nada lo que estaba pasando, pero ____ tampoco entendía qué diablos estaba haciendo ahí. Se sintió avergonzada por tan apresurado y tonto accionar. Aparecerse así, en plena noche...
Que ridículo.
Estaba por decir la primer tontería que se le ocurriera, cuando alguien llamó a la puerta. Era Yara.
—¿No te parece que es muy tarde para deambular, Yara?—____ la miró desde la mesa apenas Aegon la recibió—. Di tus motivos y vuelve a salvo a tu casa, que hará frío esta noche.—
—Si, milady. Usted debería hacer lo mismo... Solo vine a traerle a Aegon algo de ropa nueva... Si me disculpan.—____ percibió que la chica no se veía muy contenta. Y eso la alegró.
—¿Es usual que venga tan tarde?—miró a Aegon, quien cerraba la puerta tras la salida de la chica—. Ella no me agrada.—
—Es amable conmigo, y me ayuda con cosas que no sé bien cómo hacerlas todavia.—Aegon se acercó al fuego, revolviendo una sopa que apenas empezaba a hervir.
—Mira la hora en la que aparece, que poca consideración.—
—... Tú apareciste corriendo en mi puerta dos minutos antes.—enarcó una ceja.
—Si, bueno... Pero yo soy ama y señora de todo esto. Voy a donde quiero y cuando quiero.—el hombre resopló con gracia.
—Claro, luego yo era el rey aprovechado...—____ miró a Aegon revolver la comida, sin saber bien qué decirle.
—... ¿Ella es de tu agrado?—habló insegura, sin saber si era prudente—. Mi madre dice que formar una familia sería el paso final para reconstruir tu vida.—
—Es una mujer bonita, eso no voy a negarlo. Pero no me interesa... A estas alturas, creo que lo mejor es estar solo.—
—No estas solo.—
—No me refiero a eso, y lo sabes.—Aegon desapareció en el pequeño almacén de la casa y volvió segundos después con dos platos hondos—. ¿qué hay de ti? Tu padre dijo que lo más probable es que termines comprometida con el tipo Stark. Que es algo de generaciones ancestrales o algo así.—
—¿Cregan y yo? Para nada.—
—El que tiene cara de loco entonces.—
—¿Ben?—____ rió bajito por lo de loco—. Por favor. Él y Cregan son lo más cercano a hermanos que tengo ahora. Mataría por ellos, iría al frente de una guerra por ellos... Pero no me casaría con ninguno ni por todo el oro del mundo.—
—Son lores, con casas respetables.—Aegon tomó un poco de sopa en una cuchara, probando el sabor.
—¿Y? Yo soy una lady, de casa respetable también. No necesito un esposo que presumir.—
—¿Y uno que te presuma a ti?—
—Los hombres no presumen algo que no sea propio, y menos si es de una mujer.—
—... Yo te presumiría con orgullo.—Aegon hizo una tonta mueca con los labios—. Diablos, si eres genial.—
—¿Lo soy?—le sonrió, mientras Aegon le servía un plato a ella, y luego otro para él.
—Me sacaste de esa vida de mierda, me curaste, me diste un hogar, una vocación... Milady, la presumiría todo el tiempo con todo el pueblo. Todo el maldito Westeros sabría lo genial que eres... Es más, debería ser usted quien gobierne los 7 reinos.—La chica rió bajito al escucharlo decir aquello con tono formal forzado.
—No me interesa ser reina de los 7 reinos.—
—Eres la mia.—Aegon la miró con total seriedad esta vez—. Mi salvadora, proveedora de una vida decente... Mataría y moriría por ti.—____ tragó saliva.
—... Eso es algo muy grande para decirlo tan a la ligera.—
... Tú eres la mujer más maravillosa de los 7 reinos... Mataría y moriría por ti... ¿Se lo digo de nuevo, milady?—le sonrió apenas—. ¿o puedo llamarte "reina mía"? Es más digno de ti.—
____ no lo soportó más, y aquel curioso sentimiento que tenía por Aegon terminó de explotar al escuchar aquello. Se levantó apresurada, estampando sus labios sobre los del hombre, quien apenas y pudo dejar la sopa sobre la mesa.
Las manos de Aegon se posaron sobre las caderas ajenas aún algo inseguras, pues no podía creer que de verdad aquello estaba sucediendo.
—Si Yara vuelve a pisar esta casa a estas horas, será carnada de oso, Aegon...—____ se separó apenas, mirándolo seria—. ¿Entiendes?—
—No volverá a pisar esta casa entonces, reina mía...—Aegon sonrió al sentir que se acercaba incluso más a él.
____ acunó el rostro del hombre enseguida, mirando ese par de orbes azulados que se mantenían clavados en ella. Le gustaban casi tanto como esa sonrisa burlona en su rostro herido.
—No estás solo, Aegon... me tienes a mi... Y sabes a lo que me refiero.—El hombre tragó en seco—. ¿Aún crees que lo mejor es que te quedes solo en esta vida que estás rehaciendo?—
—Aqui la verdadera pregunta es ¿Por qué mi reina querría quedarse en la inestable vida en construcción de alguien como yo?—
—Porque quiero... ¿Necesito una razón específica?—
—No... Por favor, quédate conmigo esta noche... todas las noches.—____ volvió a besarlo, y esta vez, las manos de Aegon presionaron sus caderas con más determinación.
Aquella noche, y por primera vez en su vida, Aegon estuvo en los brazos de una persona que lo amaba.
Que lo amaba de verdad.
Y por los dioses... Que magnifica sensación.
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La primera noche que ____ pasó en casa de Aegon, solo fue la primera de muchas. Tal vez no tenía tanto tiempo libre como le gustaría, pero se encargaba de esas tardes y noches lejos de guerras y planes pasarlas junto al antiguo rey. Lo adoraba.
Ese hombre que era tan mal posicionado por Rhaenyra y el consejo negro, adoraba que le trencen el cabello, acompañado de suaves mimitos. Por alguna razón extraña, odiaba los vegetales verdes, y se negaba a consumir la más mínima gota de alcohol. Le gustaba dormir abrazado a la cintura ajena, y el suave latido en el pecho de la mujer lo ayudaba a dormir. Al igual que las caricias en su cabello.
____ amaba cada pequeña cosa que descubría de Aegon...
_____ amaba a Aegon.
Y a pesar de que no lo decía directamente, lo demostraba cada vez que podía.
—Yo teñiré tu cabello.—
—Pero te ensuciarás las manos... Y esa cosa no sale con facilidad.—
—No importa.—____ dejó en la mesa un cuenco con hojas secas, junto a un tarrito de aceite.
Aegon se sentó junto a la mesa, mirando como la mujer trituraba las hojas y la mezclaba con el aceite. Olía rico, pero no lo era -su curiosidad lo llevó a probar la mezcla una vez, pésima idea-
—Esto ya está listo...—se sentó en la falda del hombre, pasando sus piernas a ambos lados. Aegon rodeó su cintura vagamente, sin saber muy bien dónde descansar sus manos.
—¿Es necesario seguir haciendo esto? A estas alturas, creo que todos en el pueblo saben quién soy.—el hombre miró a ____, quien dejaba a un lado la tintura para separar su cabello en mechones.
—La gente del pueblo puede o no saber quién eres, nunca te delatarían...—acunó su rostro, delineando la cicatriz que cubría parte de él—. Eso no significa que estés a salvo si un ajeno al pueblo te ve.—
—¿Un ajeno? ¿La reina?—____ presionó sus mejillas, dejando un suave beso en sus labios.
—Reina o no, estarás a salvo.—le sonrió—. Por suerte para ti, te aprecio mucho como para dejar que te aparten de mi lado, majestad.—
—Tú eres MI majestad...—presionó sus caderas apenas—. ¿Se quedará a dormir esta noche, reina mía?—
—Si mi lindo azabache para nada falso así lo desea...—separó parte de su cabello.
—Pero quédate a mi lado en la mañana... Despertar y ver que en la madrugada te escapaste no es divertido.—
—Tengo cosas que atender, Aegon... Y de todas formas, dudo que abrir los ojos y ver mi cara sea divertido.—
—Ver tu cara... Mejor te sientas en la mía...—
—Que atrevimiento el tuyo.—Aegon rió con aquello, cerrando los ojos al sentir que la mujer comenzaba a teñir su cabello. Adoraba la sensación de sus dedos deslizándose por su nuca, subiendo hasta su coronilla.
Esos momentos de mutua compañía eran los que Aegon más disfrutaba. Adoraba la intimidad, eso no lo iba a negar. Pero cuando ____ se tomaba tardes o noches solo para dedicárselos a él... Eran su momento de dicha. Le dejaban ver cuánto ella lo quería.
¿Pareja? ¿Esposo?
Aegon cada tanto pensaba en eso.
No quería plantear la pregunta como tal, pues sabía que era dificil que una mujer con una fama en ascenso por todo Westeros se casara con un simple don nadie.
¿el rey Aegon II? Podía darle la vida que merecía y más.
¿Aegon el carpintero? Poco y nada...
—Terminamos, majestad.—La voz de la joven lo bajó de sus pensamientos. Envolvió su cabello con una toalla, dejando la tintura a un lado—. Esperemos un rato y lo lavamos... ¿Hacemos filete de venado con puré de papas?—le sonrió antes de dirigirse al almacén de comida junto al comedor.
—... Acabo de deprimirme.—se sinceró como si nada.
La última vez que Aegon se guardó sus preocupaciones, terminaron en un enorme malentendido que casi les cuesta esa pacifica relación que tenían. Así que ____ le indicó que no volviera a guardarse sus cosas. Que las hablara.
Asi que acostumbraba a decir lo primero que se le cruzaba por la cabeza.
—¿Razón?—Aegon no respondió—. Aegon...—
—... No soy suficiente para ti, ____. Nunca lo seré... ¿Por qué diablos me quieres siquiera?—
—¡Oh, no! Otra vez el pozo de la baja autoestima.—La mujer se apresuró a volver a su lugar sobre la falda del hombre, abrazándolo cual koala. Dejó muchos besitos en sus mejillas.
—Es que no lo entiendo, y tú tampoco me lo dices.—
—Lo que yo no entiendo es cómo volvemos a esta misma charla cada semana, a pesar de que te digo una y otra vez que mi corazón es tuyo... Que te amo, de pies a cabeza.—Aegon se sorprendió con aquello. Era la primera vez que ella le decía que lo amaba.
—... ¿Me lo repites?—
—Te amo, Aegon...—acunó sus mejillas, rozando sus narices apenas—. Te amo demasiado... Tanto que me dan ganas de abrazarte con fuerzas y no soltarte jamas...—dejó un pesado beso en sus labios—. Y si aún tienes dudas... Vamos a casarnos. Seamos uno ante los dioses, antiguos y nuevos.—volvió a besarlo—. Te daré mi apellido, asi dejarás de ser solo Aegon... Y serás parte de mi en todo sentido.—
—... Siento que tenías todo eso planeado.—
—Planeado no, pero pienso mucho en ello...—se acercó aún más sobre su falda, presionando su entrepierna—. Y tendremos hijos... Muchos hijos. Tu legado sobrevivirá, bajo el apellido Andwin... el dragón bajo la montaña.—Aquello terminó de emocionar a Aegon, quien devoró los labios ajenos con urgencia. ____ le quitó la toalla de la cabeza, para poder aferrarse a su cabello mejor.
—¿Tendrás a mis hijos entonces?—un gemido ahogado escapó de sus labios al sentir la mano de la mujer colándose en sus pantalones.
—Uno al menos... Veremos qué tan llevadera es la experiencia.—presionó el miembro palpitante de Aegon, quien se aferró a su cintura con desesperación—. Primero nos casaremos... pero mientras tanto podemos ir buscando al niño... ¿No crees?—
—Dioses... Me siento tan tan bien...—
—Algo me dice que tendremos que cenar algo más simple que venado...—
—... ¿Qué te pasó?—
—Teñi el cabello de Aegon.—Anna miraba extrañada como los brazos y cuello de su hija estaban completamente manchados de negro. Era un desastre—. Por cierto, voy a casarme.—
—¿Qué?—
—Con Aegon, madre... Tenías razón, es lo último que necesitaba para reconstruir su vida... Y yo soy lo último que le faltaba para que sea maravilloso.—
—¿Estás segura? Si la reina se entera...—
Y Anna no se preocupaba en vano.
La noticia de que la señora de las montañas se casó con un simple carpintero de su pueblo no tardó en llegar al oído de la reina, quién se presentó cierto día en Howling Peaks, descubriendo que el novio no era nada más y nada menos que su medio hermano.
Las amenazas hacia Aegon no tardaron en llegar, tal y como él se temía. Pero ____ no mentía cuando decía que lo iba a defender a toda costa.
—Él ya no es tu hermano, no es el rey... es mi esposo, el lord consorte de su mayor aliada.—___ miró a la reina con semblante tranquilo—... ¿quiere declararnos la guerra por un fantasma del pasado?—
—Es una amenaza.—
—No, no lo es... aquí y ahora declaro que si usted tiene la más mínima intención de herirlo a él o a cualquier habitante de esta montaña... Retiraré todo mi apoyo a su causa y no dudaré en alzar armas para defender a cualquier ciudadano nacido o no aquí....—Algunos soldados se acercaron a observar la escena, y Rhaenyra notó que había hombres del norte, los ríos e incluso de King's Landing. Refugiados que ____ reclutó de pequeños asentamientos—. El invierno se acerca, majestad... su ejército tendrá que venir hasta aquí, y antes de llegar a media montaña si no mueren de frío, morirán por nuestras manos. Sus dragones no disfrutan el frio, y sus caballos no están acostumbrados a la nieve.—
Rhaenyra no podía creer aquello.
La joven risueña que tanto le había ayudado, poniendo su vida en riesgo para defender su honor... ahora estaba ahí, amenazándola.
No. Advirtiéndola.
—... No pienso llegar tan lejos.—
—Perfecto entonces, yo tampoco. Creo en su reclamo, creo que será una buena reina y odiaría enfrentarme a mis hermanos Stark y Blackwood... Pero todo dependerá de usted.—____ miró a Aegon, quien se había mantenido junto a las estructuras que había estado construyendo cuando Rhaenyra lo descubrió—. Dile quién eres, esposo mio... Quién eres y qué haces.—el hombre se removió incómodo.
—Soy Aegon Andwin, de Howling Peaks. Lord consorte de la señora de las montañas... Carpintero, a cargo de la construcción de los nuevos salones.—hizo una nerviosa reverencia—. Majestad...—
Rhaenyra no tuvo más opción que volver a Dragonstone, confiando en que su aliada de las montañas sabía lo que hacía.
—... Estoy molesta.—
—¿Razón?—
—... ¿Por qué le dijiste majestad?—Aegon volteó hacia la mujer, que trituraba hojas algo enojada.
—¿No era lo correcto? Debía dejarle en claro que la veo como autoridad.—
—Aún así...—Aegon sonrió.
—No sé qué te preocupa... Ella es majestad de todos, pero tú... Tú eres mi reina. Solo mia.—
—Bah, sal de aquí, adulador de reinas.—
Aegon se apresuró en abrazarla por la espalda, dejando besitos en su cuello. A esas alturas, ____ ya había dejado de estar molesta. Se dejó querer.
—A la rei... A Rhaenyra.—corrigió enseguida—. Le costó aceptar que yo siga vivo, que aún existo... ¿Cómo crees que se tome que un pequeño Aegon viene en camino?—acarició el vientre de la mujer con cariño.
—No se llamará Aegon, esa costumbre de ustedes de llamarse iguales mira en lo que ha terminado... Aegon, Aemond, Daemon, Daeron... al diablo.—
—Pero entonces ¿cómo se llamará?—
—Si es niño, se llamará Brandon. En honor al fundador de Winterfell y constructor de la muralla.—sonrió de recordar lo mucho que adoraba ese lugar���. Y si es niña se llamará Agnes, en honor a Lady Blackwood... Que mujer.—
—... O sea que nuestro niño o niña tendrá el nombre de alguno de tus amiguitos.—
—Oh... ¿Quieres que honre a tu hermano y le ponga Aemond? ¿O a tu hermana esposa y le pongo Helaena?... Ella no me desagrada, en realidad... aprecia a los insectos... Como sea, yo elegiré su nombre.—
—¿Y si hacemos un trato? Si es niña tu eliges, y si es niño yo elijo.—
—¿Qué nombre elegirías?—
—... El de tu padre. Yo lo aprecio mucho... Y sé que él apreciaría el detalle.—aquello hizo que ____ bajara la guardia.
—Es una buena opción, sí... Pero él no hizo la muralla.—
—Que malvada eres.—
____ rió bajito al sentir como Aegon deslizaba los dedos por su espalda, dándole suaves cosquillas.
Lo rodeó por el cuello, dejando múltiples besitos en su rostro.
Ese momento, al igual que los otros pequeños momentos que convivían a solas en su ahora compartida casa...
Eran recuerdos que los acompañarían el resto de sus vidas.
De algo tan simple como un ungüento de aloe, nació una pequeña familia, algo rota pero que sanaba y crecía cada vez más.
Los dragones no disfrutaban las montañas, pero hubo uno que hizo de la más cruda de todas, su hogar.
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top100k · 11 months ago
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deprimid0 · 4 months ago
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le escribo poema a un fuego que ahora otro alimenta no hay sosiego
recordar tu mirada hace que mis latido retumben en el vacío que me rodea en la madrugada
me entristece tu memoria en la soleda pero me rompe mà cuando te quiero en mis momento de felicida
entre amaneceres aprendí quien eres me concediste tus placeres no quiero que me liberes
no puedo no amar lo que so es que, mirano no podes decir que no hay algo entre los do no puedo fingirlo pero tendré que aguantarlo
no hay día en que no quiera sanar tus heridas aun sabiendo que conmigo vo no durarías y con eso todavía yo felíz sería
sé que nuestro tiempo tendremo y sé que será bueno por eso no pondré freno a este sentimiento que será eterno
somos victimas de circunstancias ungüentos de ansias viviendo falacias en diferentes estancias
por favor no me olvide por culpa de este espacio que nos divide porque nuestro corazon aun concide
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imaven · 3 months ago
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su mente estaba en otro lugar. totalmente ajeno a la figura femenina. funcionaba como un autómata, como un robot que era incapaz de apagarse. tomó un nuevo sorbo de su bebida, cuando se dio cuenta que la contraria le enseñaba zona de su pierna e hizo una mueca. ‘ ¿qué te pasó? ’ preguntó con el ceño fruncido, no escuchó nada de lo que dijo. ‘ disculpa, no te escuché, estoy algo cansado, ¿necesitas una crema para eso? ’ estiró su brazo hacia su bolso y lo jaló en su dirección; recordaba haber metido un ungüento cuando empezaron los entrenamientos. 
🧷 @dawsri @yiharin 𓂃 zona de entrenamiento estuve practicando equilibrio y me caí, ¿se ve muy mal?
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vueltaygiro · 1 year ago
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¡Oh si él me besara con besos de su boca!
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Olorosos son tus suaves ungüentos;
ungüento derramado es tu nombre;
por eso las doncellas te aman.
- Salomón.
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📌 No pueden hacer otra cosa que conocer de manera salvadora los dulces atributos y los actos nobles de Dios para su pueblo. Nunca confiamos en un hombre hasta que lo conocemos, y es mejor conocer a los malos que confiar en ellos. No así el Señor, porque donde su nombre es derramado como ungüento, allí las vírgenes lo aman, lo temen, se alegran en él, descansan en él.
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sinfonia-relativa · 1 year ago
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Existe un cansancio que no te deja dormir algunas veces y aunque lo hagas no deja tu cuerpo, hay un dolor que no es físico pero lo sientes en todo tu cuerpo , no se quita con píldoras , existen heridas para las que no hay ungüento ni vendas que las cubran o detengan el sangrado. Hay tormentas que no son en el cielo precisamente, llueve y no sobre la tierra en si , un volcán hace erupción y no precisamente destruye la tierra , existen desastres naturales de los que nadie es víctima , solo el que los lleva dentro de sí los sufre a diario.
Moongirl
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