#tener intimidad con Dios
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Intimidad con Dios...
En Filipenses 3:10–12, Pablo nos da el otro principio para descubrir su propósito: Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. Así espero alcanzar la resurrección de entre los muertos. No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí.
Pablo dijo: “Estoy siguiendo mi propósito”, pero era un propósito que se centraba en conocer a Dios. Vea lo que dijo en el versículo 10: “a fin de conocer a Cristo”.
La comprensión de su propósito vino de su deseo principal, de su búsqueda de conocer a Dios y de vivir en intimidad con Él.
Quizás lo más importante que usted pueda hacer ahora mismo en su vida es encerrarse a solas, tomar su Biblia e irse a sentar a la playa. Encuentre ese lugar de comunión con Dios. Mientras empieza a conocerle, también descubrirá su propio corazón y los sueños y los deseos que Dios ha puesto en usted.
Ahí están. Quizás estén cubiertos de escombros, quizás estén cubiertos de polvo, pero ahí están. Usted puede saber cuáles son si desarrolla una relación íntima con Dios.
Es al estar cerca de Dios cuando Su aliento sopla y desentierra esos propósitos y esos sueños que parecían tan indiscernibles e irreconocibles.
(Ps. Bayless Conley).
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☆ ducha gentil | choi beomgyu
beomgyu x gn!lector
୨୧ word count: 0.8k ୨୧ genre: romance, drama, relación establecida, algo sugerente? ୨୧ summary: solo un poco de tierna intimidad en la bañera con un dulce y divertido beomgyu.
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Soltaste todo el aire de tus pulmones e intentaste relajarte. Tus manos temblaron un poco cuando se dirigieron a la espalda de Beomgyu, causando que este se estremeciera y soltara un risita nerviosa.
El agua tibia cubría tu cuerpo hasta el inicio de tu pecho, queriendo tomarte el tiempo de disfrutar el ambiente acogedor, recargaste tu espalda en la tina de baño y olfateaste el aroma de los ingredientes añadidos al agua. Entre tus piernas aguardaba un curioso Beomgyu, con sus manos dándole palmadas al agua para causar salpicaduras y sus piernas flexionadas de tal forma que casi tocaban su pecho.
—Eres muy grande para mi tina de baño —murmuraste mientras lo mirabas hacer sus travesuras con una sonrisa.
—Oh, te sorprenderías. Creo que puedo hacer algo de espacio. —Beomgyu río y se inclinó hacia atrás, haciendo que su espalda y tu pecho se tocaran—. ¿Mejor así? —dijo cuando inclinó su cabeza hacia tu hombro para mirarte.
Asentiste y retiraste un mechón de pelo que caía sobre su frente. Beomgyu sonrió por el gesto, tomó tu mano con suavidad y la dirigió a sus labios, depositando un dulce beso y haciendo caricias con sus dedos. Por un momento te quedaste perdida en la sensación que se deslizó por tu cuerpo mientras lo mirabas, encontrando en él profunda conexión y paz.
—Déjame lavar tu pelo —pediste de pronto. Él fingió pensar un momento, con sus ojos posados en el techo y una sonrisa en la que se pudo apreciar alguna de las cosas que le pasaron por la cabeza.
—Espera un momento.
Beomgyu cerró los ojos y uso sus piernas para empujarse más contra ti. Pasaste tus brazos por encima de sus hombros y posaste tu barbilla sobre su cabeza, dejado que pegara su rostro a tu pecho y restregara su mejilla en él.
—¿Que estás haciendo? —cuestionaste cuando sentiste sus músculos vibrar contra los tuyos,.
—Estoy ronroneando —respondió mientras simulaba el sonido característico de los mininos y tú soltaste un risita baja.
—Raro.
Beomgyu continuó con la acción hasta que tuvo suficiente. Luego de unos minutos se enderezó, asintió en silencio y tomó el grifo de la tina de baño.
—También quiero lavar tu pelo —anunció al tenderte el grifo. Por la forma en la que parpadeó lentamente supiste que empezaba a tener sueño.
—Ya veremos —dijiste y el soltó un quejido.
Luego de humedecer su cabello, colocaste el shampoo y empezaste a esparcirlo con movimientos gentiles. Sabías que le gustaba que jugaras con su pelo, y pareció más que feliz cuando empezaste a masajear su cabeza. Después de unos segundos, retiraste una mano y la colocaste sobre su hombro, dejando que tu pulgar dibujara círculos sobre su piel.
Por la forma en la que cerró sus ojos y soltó un suspiro, te dio la impresión que la estaba pasando bien.
—Se siente bien —susurro con una sonrisa—. Te llevaré conmigo cada vez que me duche de ahora en adelante.
—No me quejaré. —Acercaste el rostro al sitio donde tu mano acariciaba su espalda y rozaste su piel con tu nariz, olfateando su aroma y dejando un suave beso sobre su piel.
Beomgyu se estremeció y pudiste verlo sonriendo para sí mismo, era una sonrisa genuina y casi pudiste ver y sentir la felicidad que había en ella.
—Esto se siente mejor... —dijo antes de respirar hondo, con las puntas de sus orejas tornándose rojas.
No pudiste detenerlo cuando se lanzó para rodearte entre sus brazos, causando que el agua se derramara de la tina de baño y mojara el piso. Estabas por reñirlo, pero Beomgyu selló tus labios con los suyos antes de que pudieras decir algo.
Ni siquiera con consideraste resistirte. Te recargaste de nuevo contra la bañera y dejaste que tu cuerpo se inclinara al tacto de Beomgyu cuando se acomodó entre tus piernas. Al principio, sus labios recorrieron los tuyos con movimientos pausados, lambiendo y succionando lenta y atrevidamente hasta que estuvieron igual de humedecidos que sus cuerpos. De manera automática pasaste tus brazos al rededor de su cuello, lo que le permitió pegar más su cuerpo al tuyo.
Sentiste la electricidad en el aire mientras lo sostenías cerca y, su aliento y el tuyo, se volvían uno solo. Pudiste sentirlo todo, era tan real, tan amable y refrescante. En cierto momento, lo escuchaste soltar un gemido y te sorprendiste, pensando por un momento que la gentil cercanía de sus cuerpos empezaría a ir a más allá esa noche; sin embargo, cuando Beomgyu repitió el sonido no percibiste solamente deseo, sino también dolor.
—Ay, me ha entrado shampoo al ojo —lloriqueó, pero a pesar de todo, continuó besándote.
© gyummigon | todos los derechos reservados. prohibida copia o adaptación
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❛❛ Beware ❜❜
No llevaba tan mal la abstinencia, bueno, quería creer que estaba siendo lo más calmado posible al respecto, no era sencillo cuando tienes un novio como Hyunjin que además ponía las cosas más complicadas con todo aquel asunto del cortejo. Felix había empezado creyendo que sería algo leve pero no, cada día se despertaba con un nuevo gesto ajeno, cosas que obviamente no tenía que hacer pero que Hyunjin las hacía, como servirle el desayuno, guardarle snacks tras las prácticas, o incluso una vez dejar en su cuarto un enorme ramo de flores. Sin lavanda, por supuesto, solo lirios y rosas que era básicamente de los olores que Felix adoraba y ni siquiera recordaba haberlo comentado más que una vez de pasada. Se sentía más mimado que nunca y se reflejaba en su actitud últimamente lo feliz que Hyunjin le hacía, era todo sonrisas y bromas, más incluso de antes de tener todas aquellas preocupaciones sobre ser omega.
Habían viajado a Japón para grabar aquel mv, y Bangchan, bendito fuera, había distribuido las habitaciones dejándoles obviamente juntos en una lo que Felix pensaba que sería la oportunidad perfecta para tener algo más de intimidad, estaba casi seguro de que podía ser él quien acabara de seducir a Hyunjin, no debería de ser muy complicado... Si no fuera por sus terribles horarios. Llevaban allí dos días y no había tenido ni oportunidad de tocar al mayor, pero lo llevaba bien... Si... Bien.
Habían grabado ya casi todas las escenas individuales pero el director había decidido incluir a un interés amoroso en el video, así que allí estaban todos reunidos para conocer a la actriz que trabajaría con ellos durante las últimas semanas. Felix no estaba nervioso, no por la actriz al menos, pero era incapaz de dejar de mirar a Hyunjin, con aquella ropa ceñida, el cabello bien estilizado y el maquillaje que acentuaba sus ojos, azules para el mv, era una pequeña tortura el contenerse de acercarse a él. Por eso mismo cuando la actriz entró en la sala Felix seguía observando a Hyunjin intensamente y casi ni se dio cuenta de la presencia de esta.
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CARTA DE UN HOMBRE: Queridas amigas: Nos importa muy poco cuanto pesan. Es fascinante tocar, abrazar y acariciar el cuerpo de una mujer. Pesarla, no nos proporciona ningún efecto!! No tenemos la menor idea de lo que es un talle. Nuestra evaluación es visual. Es decir, si tiene forma de guitarra, está buena. No nos importa cuánto mide en centímetros. Es una cuestión de proporción, no de medida. Las proporciones ideales del cuerpo de una mujer son: Curvilíneas, pulposas, femeninas… Esa clase de cuerpo que de un solo golpe de vista uno identifica sin duda alguna y en una fracción de segundo. Las flaquitas que desfilan en las pasarelas, siguen la tendencia diseñada por modistos, que dicho sea de paso, odian a las mujeres y compiten con ellas. Sus modas son, lisa y llanamente, agresiones al cuerpo que odian porque no pueden tener. No hay belleza más irresistible en la mujer que la feminidad y la dulzura. La elegancia y el buen trato, son equivalentes a mil Viagras. El maquillaje se inventó para que las mujeres lo usen. Úsenlo. Para andar a cara lavada, estamos nosotros. Las faldas se inventaron para que luzcan sus magníficas piernas. ¿Para qué carajo se las tapan con pantalones anchos? ¿Para que las confundan con nosotros? Una ola es una ola, las caderas son caderas y punto. Si la naturaleza les dio ese aspecto curvilíneo, es por algo y reitero: a nosotros nos gustan así. Ocultar esas curvas, es equivalente a tener tu mejor sillón embalado en el sótano. Entendámoslo de una vez, traten de gustarnos a nosotros, no a ustedes, porque nunca van a tener una referencia objetiva de cuán lindas son de mujer a mujer. Ninguna mujer va a reconocer jamás delante de un tipo que otra mujer está linda. Las jovencitas son lindas… Pero las de 40 para arriba, son el verdadero plato fuerte. El cuerpo cambia. Crece. Una mujer de 40 o de 50 años, a la que le entra la ropa de cuando tenía 20 o 25 años, o tiene problemas de desarrollo, o se está autodestruyendo. Nos gustan las mujeres que saben manejar su vida con equilibrio y saben manejar su natural tendencia a la culpa. O sea: la que cuando hay que comer, come con ganas (la dieta vendrá en setiembre, no antes); cuando hay que hacer dieta, hace dieta con ganas (no se sabotea ni sufre); cuando hay que tener intimidad de pareja, la tiene con ganas; cuando hay que comprar algo que le gusta, lo compra; cuando hay que ahorrar, ahorra. Algunas líneas en la cara, algunos puntos de sutura en el vientre, algunas marcas de estrías, no les quitan su belleza. Son heridas de guerra, testimonio de que han hecho algo con sus vidas, no han estado años en formol ni en un spa. ¡Han vivido! El cuerpo de la mujer Es el sagrado recinto donde nos gestaron a todos, donde nos alimentaron, nos acunaron, que nosotros sin querer las llenamos de estrías, y demás cosas que tuvieron que ocurrir para que estemos vivos. Cuídenlo. Cuídense. Quiéranse. La belleza es todo eso, Todo junto. Firma = los hombres
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💭 — choi san x lectora femenina!
warning: contenido sexual explícito, creampie, demonio x humano.
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THE DEVIL IN I.
La sensación de intranquilidad le recorría el cuerpo, el cual estaba caliente y de alguna forma le dolía, su corazón iba bombeando tan rápido y sus piernas temblaban abiertas sólo dispuesta para el mayor que estaba entre medio de ellas devorandole el coño húmedo. La muchacha deslizó su mano de sus senos hasta los cabellos del ajenos sin saber quién era, sólo suponiendo que era un hombre por los gruñidos descomunales y los jadeos roncos, le desesperaba la idea de no poder verlo, de no tener la fuerza de abrir los ojos.
Adormecida jadeó aferrándose a las sábanas mientras escuchaba como el desconocido le hablaba con un tono tan sucio que sintió que iba a correrse por completo. Se removió en la cama en busca de más, jamás en su vida se había sentido tan complacida como en ese momento, desesperada por verlo habló entre sueños.
— por el amor de dios, quiero verte.— suplicó entre un sollozo alto y por obra de algún ser más allá de lo humano despertó.
Frente suyo había un hombre desnudo, piel morena, su cuerpo era tan perfecto, hombros anchos y cintura pequeña, su abdomen marcado, los muslos gruesos la hicieron gemir y aquél miembro erecto, largo y carnoso, la dejó sin aire, sintiendo su pecho subir y bajar, alterada. Quién era ese hombre, por qué estaba en su habitación y por sobre todo por qué estaba tocándole.
— ugh, ¿era necesario mencionar a ese hombre? —su voz resonó por la habitación mientras la miraba con atención alzando una ceja y ella juró derretirse ante los ojos rojizos que el alto poseía.
— ¿quién eres tú?¿p-por qué estás en mi habitación? ¿quién demonios eres? — alzó la voz agarrando las sábanas tratando de cubrirse el cuerpo desnudo con estas, estaba desesperada, sus piernas temblaban y su vagina palpitaba buscando nuevamente un toque de ese chico, quería que le tocara, la usara a su propio beneficio, comenzando a sospechar que él no era humano.
¡era imposible!, sus ojos llamativos, la voz ronca que tenía, hacía que prácticamente quisiera colocarse de rodillas frente a él, pidiéndole disculpas sin ningún motivo aparente.
— sé lo que estás pensando, que no soy humano y estás en lo correcto. Sin embargo, para tu mala fortuna, no puedo darte mucho más detalles, incluso es mejor que no sepas mucho de mi, te traería problemas y por lo que siempre veo de ti, eres sólo una chiquilla tan buena, moría de ganas que despertaras y pudieras verme.— mencionó nuevamente acomodando encima de la cama pero la menor trató de empujarlo con fuerza, fallando en el intento, relamió sus labios riendo por lo bajo y suspiró. —¿qué por qué tan asustada?, no estabas así cuando te estaba comiendo.
—¡eres un imbécil!, no sé qué eres, tampoco quiero saberlo, vete vete. — gritó con fuerza pero el hombre le cubrió la boca con su mano, provocando que la fémina quedara rendida ante el aroma tan llamativo que poseía. —¿qué… qué eres? Dime tu nombre.
— mi nombre es san, soy un demonio.— dijo alzando su mano acariciando su mejilla con delicadeza.
— estás loco.— susurró y san asintió con la cabeza susurrando sobre sus labios un “por ti, siempre lo he estado”.
La tomó de las mejillas acercándose a besarle los labios de forma intensa y profunda, su lengua dio paso a entrar a su cavidad bucal, y la mujer colocó sus manos sobre su pecho acariciandole de forma descarada pero aquello le dio indicio a san para quitar la sábana dejándola por al lado de la cama. Se colocó entre medio de sus piernas frotando su polla contra su intimidad, suspiró con pesadez sonriendo al escucharla jadear su nombre.
— justo así quería tenerte, nenita. — sonrió pasando su mano por entremedio de sus muslos, sus falanges separaron los labios menores de la chica tocando a su antojo su clítoris sensible, jadeos moviendo su cadera frotando su polla contra el muslo ajeno y finalmente metió dos de sus dedos en su interior, penetrándola con rapidez, una y otra vez, la miró atento robandole un nuevo beso en los labios y la chica agarró su miembro para masturbarle casi al mismo ritmo.— déjame hacer todo el trabajo, no te preocupes por mi.—
Ella asintió sin siquiera resistirse en lo absoluto, san se enfocó en darle placer con sus dedos, besándole el cuello, dejando alguno que otro chupetón en aquella zona, relamió sus labios metiendo un tercer dedo llenándola con total satisfacción. Bajó aquellos besos hasta los senos de la menor, tomando uno de sus pezones con su boca, lamiendo y mordió de manera lenta, tan atenta y caliente que ella gemía cada vez más fuerte, sin importarle el resto o que alguien pudiera ser testigo de aquél suceso.
— por favor, hazlo, quiero sentirte, te necesito dentro mío, ahora, san.— dijo con tono lastimero e incluso un poco chillón.
San jadeó asintiendo con la cabeza, tomó uno de sus muslos acariciandolos con delicadeza para poder tomar su miembro alineandolo en su vagina caliente, ambos se miraron atento, el uno al otro con deseo y total excitación, el mayor entró de una sola estocada dura y firme, sin importarle que la muchacha estuviera tan estrecha tomándole su polla. Escondió su rostro en el cuello de ella comenzando con embestidas rápidas y por sobre todo con una dirección en particular, buscando su punto sensible.
Sus manos recorrían con hambre el cuerpo, su pelvis chocaba violentamente contra las piernas de ella, sonriendo subió la mano por uno de sus senos apretandolo y pellizcando sus pezones rosados, su polla estaba siendo tan bien apretada que los jadeos era involuntarios y además su respiración se mantenía agitada, se inclinó para llevarse uno de los pezones a la boca succionando y lamiendo el alrededor de la aréola.
— Mgh, justo así, muñequita, sigue apretandome la polla duro, ¿si?, si tan solo pudieras apreciar lo caliente que te ves de ésta manera abierta solo para mi.— Sonrió burlón y ella sólo pudo apretar sus piernas involuntariamente ante la sobreestimulacion que recibía, pero San las separó de inmediato tomándola de las mejillas con dureza besandole los labios de forma desastrosa y sumamente caliente, un chasquido salió de sus bocas mientras la menor deslizaba sus dedos hasta su vulva en donde presionó su clítoris en círculos para masturbarse rápidamente.
— M-más,San, maldita sea, mierda, justo así.— Alzó la voz sosteniéndose del hombro contrario aún moviendo sus dedos sobre su vulva de manera tan desesperada que a los cortos segundos llegó al orgasmo retorciéndose bajo el tacto del demonio, el cual con un par de estocadas más se corrió en su interior, jadeó mirándola y luego a su vagina.
Sacó su miembro, viendo como el semen escurría de su cavidad, con sus dedos trató de meterlo nuevamente hacía adentro dando suspirando pesado y le sonrió amplio notando como ella volvía a respirar menos agitado.
— No quiero que te vayas, quédate conmigo.— Suplicó tomándolo de las mejilllas para que éste lo mirara, San con sus ojos rojizo color fuego se enfocó en la chica.
— Llámame en tus noches, pídeme en tus sueños, mi amor, que yo siempre vendré por ti.— Sonrió robandole un último beso alejándose de ella.
Pero San volvería, por supuesto que lo haría.
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Tener fe es sinónimo de tener paciencia
He empezado este nuevo año con mal pie. Últimamente me está costando mucho mantener mi relación con Dios: estaba super motivada a hacer la voluntad de Dios, quería seguirle, fiarme a ciegas de Sus planes... Pero la verdad es que una cosa es lo que pienso y otra lo que hago, y está siendo muy difícil seguirle cuando no le veo en mi vida.
Esta tarde he tenido una larga conversación con mi papá, y hablando con él me he dado cuenta de que no me fio nada de Dios. Me ha recordado que los cristianos rezamos sabiendo que Dios nos va a contestar, que nos dará lo que es bueno para nosotros, y yo me he dado cuenta de que no me fio de ello. Al escucharle decir eso, le he preguntado "¿Y si no lo hace?". ¿Y si Dios no me va a dar lo que deseo, no me va a dar lo que es bueno? ¿Qué pasa entonces?
Llevo unas semanas luchando con mis dudas y mis pensamientos, que yo a todo tengo que darle un sentido y encontrarle un por qué, cuando a Dios nadie le entiende y nadie puede explicarle. Y no logro entender porque le llevo pidiendo cosas mucho tiempo, y se las regala a otras personas y a mi no. No entiendo porque le pido y le pido y siento que hablo sola. Y al ver que no hay respuestas, he empezado a desconfiar en que algún día Dios cumplirá de verdad Su promesa.
Estoy muy escasa de fe ahora mismo. Me cuesta confiar en Dios. Mi padre dice que tener fe es sinónimo de tener paciencia. Me hace gracia porque yo soy la persona más impaciente del mundo.
"La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". Hebreos 11:1
No sé por qué Dios tarda tanto en darme lo que le pido, y dudo de si algún día realmente me lo dará. No sé porque a mi quiere prepararme, y a otra gente se lo da sin más - debería sentirme honrada de que a mi quiera prepararme pero uf, no dejo de compararme -. Estoy cansada de escuchar que "aún no es el momento".
No sé por qué Dios actúa como actúa pero entiendo que si no fuese así, no sería Dios. Quiero confiar en que me ve pidiéndole en la espera, rezando cuando no veo nada.
Lo único que puedo hacer ahora mismo es pedirle a Dios que me de fuerza, fuerza para enfrentarme a esta temporada, fuerza para seguir creyendo en Él en medio de tantas dudas, en medio de la espera y del silencio. Que me ayude a alegrarme en medio de los días malos, del sufrimiento, de la espera. Que pueda verle en esos días donde me siento olvidada, donde siento que nadie me ve.
Porque la espera forma parte del proceso de Dios, en la espera es donde Dios trabaja para cumplir Su promesa. "Todo proceso divino requiere temporadas de silencio".
Y que esta espera me permita tener esa intimidad con Dios como nunca antes he tenido.
"¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío". Salmos 42:11
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Cuando entendí que mi matrimonio no funcionaba estaba lavando los platos del almuerzo, él estaba sentado en la mesa todavía, mirando la televisión.
Le pedí que me alcanzara el resto de los trastos y no me oyó, puede parecer una tontería, pero ese pequeño detalle me hizo estallar.
Claro que no se lo dije, pero mi cara seguramente habló por mí, y no necesitó preguntarme el motivo de mi enojo, me dejó sola con mis razones y se fue a la sala.
Después de eso cada día sumé motivos, como por ejemplo su costumbre de dejar las toallas en el piso después de bañarse, su despreocupación a la hora de cumplir horarios o traer mis encargos, todo fue mermando mi paciencia y mi amor por él.
Un amor que creí invencible, capaz de tolerarlo todo, fuerte y a prueba de malos tiempos.
Pero no, no lo era, mi amor por él era humano, y con tendencia a la destrucción, como el amor real, no el amor novelesco, que entre besos y pasión eterniza a dos amantes tan irreales como la belleza física después de los cuarenta, con dos hijos y un marido, amén de trabajo y tareas extras.
Por un tiempo me obligué a fingir que nada ocurría, me limité a ser la esposa correcta, con la mesa puesta y la cama caliente, pero sentía crecer muy dentro de mi la urgencia por salir corriendo, por tirarle por la cabeza sus camisas , aunque por supuesto lo pensaría muy bien, ya que esas camisas las planchaba yo.
Pasamos la navidad como siempre, veinticuatro en casa de mis padres, y veinticinco con los de él, no estaba de humor para soportar las indirectas de mi suegra, y un par de veces la dejé hablando sola, veinte años de matrimonio me dieron al menos ese derecho. Sus hermanos son exitosos, tienen un pasar económico envidiable, muchas veces me pregunto porqué lo elegí a él, y no solamente por el dinero, sé que trabajo tanto o más que él.
Terminando el año me propuso salir solos, cenar en cualquier lugar y luego dar un paseo, muchos meses sin intimidad, casi nos volvimos hermanos, acepté y me arreglé para la ocasión, y de la mano entramos a comer.
Todo marchaba perfecto, la comida era excelente, el vino perfecto y él me miraba como antes, antes de los hijos, de los kilos y las mentiras. Y entonces..
Lo vi atragantarse mirando a alguien que entró al salón, y lo conozco tanto que no me pudo eludir, giré la cabeza y allí estaba ella.
Treinta años como mucho, esbelta y jodidamente hermosa, sonriente caminaba de la mano de un tipo, que caminaba con esa seguridad que siente un hombre cuando lleva de la mano a una mujer que todos miran.
Terminé mi vino sin demostrar nada, y le toqué la mano a mi marido para tranquilizarlo.
Él me miró sorprendido, y yo le hice un guiño.
Cálmate, notará que te incomoda… dónde está tu madurez no seas imbécil.
Tienes a tu esposa a tu lado abrázala, dile que la amas, no me obligues a dejarte, no lo hagas.
Quería gritarle, quería que me dé reivindicación, pero al palurdo de mi marido se le iban los ojos a la rubia de cintura estrecha.
No aguanté más y le dije que quería el divorcio, me miró como si no hubiera escuchado bien y entonces se lo grité, esta vez me escuchó todo el mundo.
Me levanté y me fui dejándolo solo con su cena romántica, a dos mesas de su amante.
Los trámites de divorcio los lleva mi abogado, mis hijos no preguntan al parecer ya lo sabían, no solo lo de la rubia infartarte, también de otras.
Comencé yoga con una amiga, y volví a la dieta esa que dejé al no tener resultados, salgo de viaje cada vez que puedo y también visito a sus padres, cuando se enteraron de los cuernos, mi exsuegra me llamó para disculparse:
_ Lo siento, así son los hombres. Mi madre lo soportó tantos años, y yo…-
_ No se disculpe usted no tiene la culpa, siempre serán familia, mis hijos necesitan tenerlos presentes.
Me dio pena, pobre mujer, casi sesenta años de matrimonio y experiencia, sabe fingir que no sabe, pero yo ya no lo haré.
Tengo casi cincuenta años, no espero ningún príncipe azul, no cambiaré mi vida completamente, ni voy a comportarme como una adolescente tardía.
Por primera vez en veinte años me pregunto, ¿Qué quiero hacer cuando despierto?
Y es eso lo que hago, puede que solo tenga otros cinco minutos.
Y los haré valer.
Autor anónimo Visto en @jartitameteneis Trumblr
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Marlén
Capítulo 10
La bien cogida
Todos mis relatos han sido reales, y les advierto que éste no es la excepción, ya que ese día mi propósito era disfrutar el sexo a lo máximo, y yo misma me sorprendí de mi capacidad para coger.
Era mi venganza y sabía que lo lograría, las mujeres tenemos más oportunidad de acostarnos con quién nos deseé, y como mujer que soy, me las puedo ingeniar para lograr el propósito de tener sexo con quien se me antoje, ya que los hombres solo esperan una señal de la mujer para lanzarse al ataque.
Reconozco que al principio sentí remordimiento de engañar a mi marido, pero mi cariño y respeto por él, fueron terminando poco a poco.
De esas veces en que no hay tiempo ni oportunidad de echarte una cana al aire, ya que por cualquier motivo no estaba con alguien de mis amigos, y mi marido pues, ni me fumaba. Me atrevía a decirle mi esposo que yo era de carne y necesitaba tener relaciones, que no me olvidara tanto, me tomó la palabra y me prometió una noche de intimidad.
Me propuse hacerle el amor diferente, deseaba que se diera cuenta lo ardiente que soy, demostrarle mi gusto por la verga.
Esa noche llegó con una película pornográfica, mientras me preparaba él la veía desnudo frotándose la verga. Ya lista me acerqué para mamarle con placer, ya no me importaba si pensaba mal de mí si le mamaba rico.
Quizá se dio cuenta de mis ganas porque me tomó de la cabeza para que me tragara todo su palo. Lamí sus huevos como lo hago con mis amantes. Pero me molestó que ponía más atención a la película, iba a dejarlo pero vi una escena donde un tipo con un tolete enorme penetra a la chica por el culo, y se me ocurrió una idea;
--¿TE GUSTA LO QUE VES?.—no esperaba la pregunta.
--ESTE, EJEM, PUES SI.—
--¿TE GUSTARÍA HACERLO CONMIGO?.—
--NO SÉ SI DEBA, ¿NO ESTARÍA MAL?.—
--¿PORQUÉ IBA A ESTARLO, SI ERES MI ESPOSO?, HAGÁMOZLO, A VER QUE SE SIENTE.— Casi de inmediato me puso en cuatro patas, me di cuenta que puso saliva en su verga, no en mi ano, me decepcionó porque me demostró que solo pensaba en él. Pero pensé que estaba bien, yo hice como si me pusiera saliva, quería que pensara que era virgen del culo. Lo empezó a meter despacio, me dolía pero no como para quejarme como lo hacía;
--¿TE DUELE?—me dijo,--¿QUIERES QUE LA SAQUÉ?.—
--¡NO, HAZLO, SÉ QUE LO DESEAS Y QUIERO COMPLCERTE!.—
Yo hundía mi cara en la almohada, simulando mi dolor, y no haberme lubricado lo suficiente, me ayudó para fingir que me dolía al menos "tantito". Pensaba que el cornudo de mi esposo era un pendejo por no darse cuenta de la cantidad de verga que había entrado por mi ano.
Cuándo ya la tenía toda adentro, se detuvo, me desesperé y empecé a empujar mis nalgas hacia él, quería que me penetrara con fuerza, pero que decepción, ¡no llevaba ni diez empujones!,¡ni un minuto y se venía!.
--¡NO TE MUEVAS GORDA, VAS A HACER QUE ME VENGA!.—Me encabrona que me diga gorda y más coraje me dio, ¡qué imbécil, venirse muy rápido y decirme gorda!, porque no lo estoy, ni lo estuve. Yo seguí moviéndome para gozar no de mi esposo, sino de su verga en mi recto, trataba de apretar su verga con mi culo y nalgas y seguí moviéndome como me gusta, y me decepcionó por completo.
--¡YAAA, NO TE MUEVASS!.—Entonces le supliqué que no lo hiciera;
--¡NO, NO PAPIII, NO TE VENGAS, NOOOO TE VENGAS, NO...!.—Fue inútil mi petición. Sentí que mi ano resbalaba más fácil, y su líquido caliente caía de entre mis nalgas.
--¡AHH, AHHH NO TE MUEVAS TANTO, ME VAS HACER VENIR!.—
--¡NO, NO TE VENGAS, NOOO, TE VENG...!.—Fue inútil, mi petición, no duró ni un minuto cogiéndome por el culo. La sacó y se acostó boca arriba, yo quise masturbarlo porque se le estaba bajando, iba a mamársela cuando me quitó y se fue a lavar. Cuando regresó apagó el televisor y se durmió, ni las gracias dio el idiota.
Esa noche no pude dormir bien, me levanté y fui a la sala, no quería estar junto a ese cabrón. Y empecé a tramar mi plan de venganza, decidí coger al siguiente día, con mis amantes, planeé como los vería a cada uno de ellos.
Ya en la mañana, tenía la esperanza de que mi marido reaccionara al verme acostada boca abajo solo con mi tanga, pero ni me fumó, y se fue al trabajo sin reparar en que me dejaba con deseos sexuales. Mi coraje aumentó y sin escrúpulos activé mi plan.
Me comuniqué con mi compadre y le dije que me llevara a alguna parte, a donde quisiera, y que me sorprendiera. Como estaba en su oficina, me dijo que sería al mediodía, pensé que había tiempo para buscar a Iván o a Sandro mis vecinos, pero no encontré a ninguno de los dos. Quise ver la televisión y me di cuenta que estaba en la videocassetera la cinta pornográfica, y fui a entregarla al video club, era la excusa para ver si encontraba a mis vecinitos.
Sabía que el dueño del video club que se llama Antonio, me veía con ganas de hacerme algo, y aunque no estaba en mi lista de víctimas, lo agregué, a lo mejor se le hacía. Me vestí provocativamente, una mini falda negra, blusa amarilla de tirantes y escotada, sin ropa interior. Como el negocio está a unas cuadras de la casa, fui caminando. Notaba las miradas varoniles, los conocidos me saludaban mirándome las nalgas y tetas.
Al llegar al video club, apenas estaba abriendo, cuando me vio en la puerta se le iban los ojos a mi pecho, ni la despistaba. En vez de entregar la película, me puse a ver que había de novedades, quería que se le cayera la baba con verme. Empecé a provocarlo agachándome, al hacerlo la falda se levantaba demasiado y mis nalgas se asomaban. Se acercó para sugerirme algo que ver, se puso a mi lado y mi cara quedaba a la altura de su pene, que ya mostraba su excitación. Me levanté cuando llegó una señora con sus niños, como sabía que rentaban y se iban, me fui a otra sección, veía sin ver. Ya cuando se fueron, me paré en el mostrador para entregar la película, me sorprendió saber que tenía tres días de retraso, pensaba que mi esposo la había rentado el dia anterior, yo no llevaba dinero, no había donde ponerlo, le dije que luego regresaba para pagarle,
--NO SE PREOCUPE, PUEDE PAGARME DESPUÉS.—
--¡QUE CANIJO MI ESPOSO, NO ME ADVIRTIÓ!, Y YO QUE PENSABA LLEVARME OTRA!.—Le dije con voz de niña.
--¡USTEDES SON BUENOS CLIENTES, SI GUSTA PUEDE LLEVARSE LAS QUE QUIERA Y LUEGO ME PAGA!.—
--¿BUENOS CLIENTES?, ¡CASI NO VENGO!.—
--PERO SU MARIDO SÍ.—
--¿AH SÍ?, ¿Y QUÉ PELICULAS RENTA?,¿CÓMO ESTA?.—Le dije señalándole la que le entregaba.
--SI, A VECE S LLEVA DE ESTAS.—Vaya sorpresa, el cornudo de mi esposo nunca había mencionado eso. Pero seguí con mi plan, y le pedí que me recomendara una igual. Me llevó a donde las exhibía, es como un privado donde solo los clientes y mayores de edad, pueden entrar.
Mientras me recomendaba algunas, llegaron unos hombres, no quería que me vieran ahí, ya que los conocía, rápido los despachó y regresó conmigo. Se puso detrás de mí y me hice la sorprendida, pero no me quité, él lo notó y puso sus manos en mis caderas, se replegó y lo dejé. Miraba una portada muy explícita, un hombre llamado Rocco, abría el culo de una jovencita, tomé otra donde el mismo estaba con otra chica. Dejé las portadas en su lugar y empecé a mover mis nalgas, levantó mi falda y suspiró cuando vio que no traía nada. Recordó que alguien podía entrar y cerró la cortina del negocio.
Regresó conmigo que seguía como me había dejado, mis nalgas descubiertas esperaban ansiosas ser tocadas, me inclinó un poco y se agachó para morderlas y lamerlas, sus dedos exploraban mi panocha mojada, suspiré al sentirlos en mi interior. Se levantó y sin perder tiempo me penetró de manera majestuosa, mis nalgas temblaban del placer de ser cogida por alguien que me deseaba desde hacía mucho. Bajó los tirantes de mi blusa para liberar mis pechos, que sudaban por la temperatura y mi lujuria, mis dedos oprimían mi clítoris, aunque no cambiamos de posición, duró mucho cogiéndome, luego me volteó y me recargó en la pared, levantó mi pierna derecha y me penetraba a su gusto, lamía mis senos y apretaba mis nalgas, su verga curva lograba darme placer que me llevaba al delirio, mi pelvis se movía sin ordenárselo, estaba perdida y ensartada en Tony, deseaba tanto ser penetrada que le pedía que me diera duro, y me hiciera venir, entonces aceleró sus embestidas, su verga frotaba mi clítoris y logré un orgasmo, exploté tan rico que mis movimientos ayudaron a que se viniera, nada me importaba, se estaba viniendo en mi panocha, lo dejé, quería que así fuera, era mi deseo, recuerdo que en ese momento pensé en dejar que mis amantes se vinieran en mi panocha, nada me importaba, me sentí humillada ante mi marido y esa era una forma de vengarme. Terminamos, me acomodé la ropa y no dijimos nada, al salir me fijé que no observaran, caminé a la casa sintiendo la leche de Tony resbalando en mis piernas, y me apresuré a llegar.
Llegué a casa, hice la comida y preparé a mis hijos para que se fueran con mi suegra como es su costumbre. Luego me preparé para la cita con mi compadre, me esperaba en el estacionamiento de un centro comercial, bajé del taxi para inmediatamente subir a su camioneta. En el camino me dijo que me tenía una grata sorpresa, me llevó a una sex shop, creí que compraría algunos artículos para usarlos en otra parte, Entramos a unas cabinas de video, donde apenas cabíamos.
Me pidió que se la mamara, mientras lo hacía, levantaba mi falda y acariciaba mis nalgas, abrió la puerta para que otros vieran, la experiencia de ser observada me estaba gustando, me pedía que moviera mis nalgas, había pocos hombres, pero se amontonaban en la entrada del cuarto para ver. Me sacó del módulo, creí que nos íbamos, me acomodaba la falda pero me dijo que no lo hiciera, y caminé entre los desconocidos con mi falda levantada, algunos se atrevían a tocar mi trasero.
El dueño del lugar, que es amigo de mi compadre, acercó una especie de diván, mi compadre me acostó boca abajo, se puso en un extremo para que siguiera mamando, noté que algunos se acercaban al dueño, hablaban con él y luego se acercaban a mí para acariciar mis nalgas a placer, miré a mi compadre y éste me dijo que los dejara, ya que estaban pagando. Los que miraban más retirado y menos tocaban, no habían pagado.
El compadre me quitó la blusa, no traía sostén y mis tetas quedaron colgando, se puso detrás de mí para morderme las nalgas, me daba de nalgadas y permitía que otros lo hicieran.
Luego abrió mi panocha y me la metió por completo, me cogía mientras otros tocaban mis tetas rebotando, mi espalda, mis nalgas. El dueño del lugar le dio un consolador enorme, una verga de hule larga y gruesa, el compadre la enseñó a los presentes y me la introdujo casi por completo, la metía y sacaba a su gusto, yo enloquecía con lo que me pasaba.
El amigo del compadre parecía que coordinaba todo, pues se acercó a un jovencito y le dio un condón, éste se lo puso y rápido se colocó detrás, mi compadre abría mis nalgas para que el otro me cogiera. Vi que los que no habían pagado, lo hacían para que les proporcionaran un condón, entre gemidos y placer los conté, eran seis, aparte de mi compadre y su amigo. El muchacho que me cogía no tardó en venirse, los demás se dieron cuenta y lo quitaron para ocupar su lugar uno que parecía albañil, cuando éste la metía, intentaba meter sus dedos gordos en mi culo, casi lo lograba pero mi compadre le quitó la mano de mi trasero. Había un hombre con su verga de fuera, esa se veía deliciosa, morena, gorda y sus huevos afeitados, le indiqué que se acercara, éste vio al compadre como pidiendo permiso, asintió con la cabeza, y al tener la verga enfrente empecé a saborear un rico palo, jugoso y duro, el problema fue que de inmediato se vino, no me dio tiempo de quitarme y tuve que tragarme su leche, se terminaba el tiempo del que me cogía, tuvo que acelerar y esforzarse para venirse, y lo hizo. El amigo del compadre lo quitó, y éste protestó pero la presencia de mi compadre imponía respeto, no tuvo de otra y se hizo a un lado.
Uno más abusado se acercó y pretendió cogerme por el ano, pero mi compadre lo quitó, yo le pedí que lo dejara, pero el cabrón no me hizo caso y se puso detrás de mí para cogerme él por ahí, me puso suficiente lubricante, se subió al diván para lograr meter por completo su verga en mi recto, los demás protestaban porque él no usaba condón, pero él les decía que era mi esposo. El compadre se afianzó de mis caderas y sus jadeos aumentaron y dejó escapar su leche llenando mi culo, yo movía mi trasero gustosa de recibirla. Se quitó ahora sí dejó al otro que usara mi ano, éste emocionado de inmediato se puso, no le importó sacar la leche de mi amante, bajé mi mano para acariciar sus huevos. Su verga aunque gruesa, entraba y salía con facilidad debido a la lubricación del semen depositado. Alucinaba al ver al resto masturbándose, uno que otro se acercaba para que se las mamara, me concentré en la cogida anal para lograr tener un orgasmo, me urgía explotar y lo hice, el que me cogía sacó su verga y se quitó el condón y llenó mis nalgas y espalda de su semen.
Mi compadre se molestó y me limpió con una toalla, yo me levanté en mis rodillas y lo besaba para tranquilizarlo, le dije que no importaba.
Deseaba cambiar de posición, ya estaba cansada como estaba, y me acosté boca arriba, el dueño del lugar se colocó el condón y se acercó para cogerme, levantó mis piernas y las puso en sus hombros, apretaba mis tetas, luego otro se acercó y puso sus huevos en mi cara, yo lamía gustosa sus bolas y su palo, el amigo dejó de cogerme y se quitó, un despistado se acercó para lamer ,mi panocha, disfrutaba probar mi raja y mi culo aún con semen de otros. Éste me paró y se acostó boca arriba, me monté en él mientras al que se la mamaba se encargaba de mis tetas, solo faltaban estos dos para sacarles la leche. Al que me mamaba las tetas le dije que me cogiera por el culo, no perdió tiempo y empezó a bombear mi trasero mientras mi vagina era ocupada por el otro, los demás veían como era penetrada por dos desconocidos, y el hecho de que me vieran coger, me excitaba de más y no puse contener venirme y gritar como loca, anunciar a los presentes el placer de mi venida. Y los que me cogían dejaron escapar sus gemidos graves, se venían placenteramente. Nos quedamos así, hubo un silencio que no me importaba, ahí estaba desnuda entre dos desconocidos y con público que también participó en el bacanal.
El compadre les indicó que se quitaran, y les pidieron que se fueran, que el show, había terminado.
El compadre seguía excitado, su amigo sacó a los otros y cerró, cuando regresó vio que yo estaba montada en mi compadre y se acercó por detrás de mí para metérmela en el culo, a mi nada me importaba, de nuevo me hicieron emparedado. El amigo no tardó en venirse;
--¡AHHH, QUE NALGAS, QUE CULO TAN RICO TE CARGAS!.—
Yo no contestaba solo gemía y movía mis nalgas, mientras de nuevo explotaba sin condón, la sacó y se vació en mi trasero. Unos segundos más, mi compadre eyaculaba en mi útero, y yo me perdía en el placer de la cogida. Quedé tan satisfecha, que pensé que era todo lo que pasaba por ese día, que mis ganas de desquitarme el coraje ya habían terminado, pero no fue así.
Ya solos los tres, o sea, su amigo, mi compadre vestimos, el compadre recogió el consolador gigante y me lo regaló, lo uso de vez en cuando.
Me llevó a la casa, iba un poco cansada y abrazada en su regazo. Me dejó dos cuadras antes de mi casa, pero antes de bajar de su camioneta, sacó un fajo de billetes y me lo dio, eran $4,500.00 el total de lo que habían pagado los hombres que se divirtieron conmigo, excepto su amigo, con él fue gratis, y la comisión de mi compadre fue mi culo. Tomé el dinero como si nada, le dije que me estaba acostumbrando al dinero fácil, solo sonrió.
La aventura no terminaba aún. Al llegar a la casa me fui a bañar, pensaba en lo sucedido, y tuve la idea de ya no buscar sexo, pero alguien tocaba a la puerta, no me dio tiempo de ponerme nada, solo una toalla cubriendo mi cuerpo, mi pelo húmedo, estaba suelto. Era Sandro, el amigo de Iván, su hermano le dijo que pregunté por él y estaba ahí para ver que se me ofrecía, en respuesta dejé caer la toalla y le dije que tenía ganas de coger, sabía a lo que iba así que rápido se desnudó, me senté en el sofá de la sala y se puso delante de mí, empecé a mamar su rica verga. Lujurioso acariciaba mis tetas, le gustaba olerme y lamerme toda, yo mamé ansiosa. Se sentó en el sofá y yo quedé hincada, levantaba su verga para lamer sus huevos, él puso sus piernas en mis hombros, mi saliva resbalaba a sus nalgas y se me ocurrió pasar mi lengua por su ano apretado, quiso quitarme pero se lo impedí, al principio no quería pero le gustó, metí un dedo en su culo y fue suficiente para venirse, no sabía si permitirlo, pero deseaba probar su leche y la recibí gustosa, tragué como perra sedienta sin dejar de masturbarlo, su verga seguía parada, y sin perder tiempo me senté en él, metí su verga en mi raja y empecé a remolinearme con la verga adentro, esa vez duró un poco más , tal ves porque se acababa de venir en mi boca. Me quité y le di la espalda, otra vez me ensarte en su palo y volví a molerlo con mis caderas, tocaba mi culo y preguntaba si me acababan de coger por ahí, le dije que sí, que mi marido lo había hecho, pero que me había dejado con las ganas. Mis movimientos crecieron y no tuvo más remedio que eyacular dentro de mí, le pedía que llenara mi panocha de su leche, mientras trataba de venirme, no lo logré pero no importaba, todavía no se acababa el día.
Ya parecía pescado de tanto baño, ya eran la nueve de la noche, como era viernes, mi marido no llegaba a la casa, se iba de pesca y mis hijos con mi suegra. Localicé a Iván y llegó para acompañarme. Me vestí como le gusta, con lencería atrevida.
Me propuse a disfrutar su verga, tenía toda la noche y con calma admiré su verga, quise medirla, nunca se me había ocurrido, medía 24 cms., la verga perfecta, sin curva, glande jugoso y de tronco grueso. Lamí y mamé con ganas, y le hice lo que a Sandro, Iván no reparó y dejó que explotara mi lengua en su culo, mi dedo entró y él gemía de placer sin pena, pero no se vino, me senté en él pero la metí por mi culo, pues Sandro no lo había hecho, mis tetas en su cara se regocijaban de ser chupadas y mordidas, sus manos en mis nalgas y las mías en sus bolas sintiendo que se metían en mi ano, me volteé y me di sentones en su palo, mi culo no apretaba nada, pues de tanta cogida del día solo se abría para recibir verga. Me acostó y me puso de lado, yo volteaba para besar su boca mientras mis caderas empujaban hacia él, sus gemidos se volvían graves y de repente un suspiro mezclado con jadeos me decían que se estaba viniendo en mi culo, aceleré mis movimientos para lograr más placer. Llegó la calma y dormimos placenteramente.
Pero tenía que irse de madrugada ya que iba a salir para Reynosa, Tamaulipas. Me despertó en la madrugada besando mis tetas, sus manos ya estaban en mi vagina que empezaba a humedecerse, puso mis piernas en sus hombros, casi me aplastaba dejando ir su verga a mi interior vaginal, veía el reloj y se apresuró para venirse, le pedí que mamara mi panocha y lo hizo, sus labios jugaron con mi raja y clítoris, sus dedos en mi ano que sacaba su semen de hacía unas horas, mi vista se nubló y mi orgasmo llegó a su boca que ansiosa lamía mis jugos, sin perder tiempo se acomodó para cogerme otra vez. De nuevo mis piernas en sus hombros y con fuerza arremetió contra mi panocha, mis movimientos ayudaban para lograr su eyaculación, y se vino, de nuevo dejé que un amante más se viniera en mi panocha, el coraje que sentía por mi marido, se iba terminando conforme más leche llegaba a mi vientre.
A la mañana siguiente, como si se hubieran puesto de acuerdo, llegó Oscar, ésta vez, lo dejé esperando en la sala mientras me bañaba, pero no esperó y se metió a la recámara y casi me saca del baño a la fuerza, cogíamos parados, y de pronto me levantó, puso mis piernas en sus brazos y me llevó a la pared, veía nuestros cuerpos pegados, mis nalgas rebotando con sus metidas y sacadas de verga, parecía que tenía prisa, le pedí que me llavera a la cama, y le llevó ensartada, me empinó y sin compasión metió su verga en mi culo super abierto, él se extrañó y preguntó si había cogido con mi esposo, para no entrar en detalles le dije que si, puse su mano en mi clítoris y me masturbaba mientras con fuerza metía su verga a mi recto, el orgasmo no se hizo esperar y exploté, dejé de moverme de tan cansada que estaba, se iba a venir y recordé mi venganza, le dije que se viniera dentro, la sacó de mi trasero y dejó escapar su leche en mi vagina, me dio unas nalgadas como agradecimiento y se acostó conmigo, dormimos toda la mañana.
Después de mediodía, nos bañamos, pedimos una pizza y vimos televisión u momento, porque le dieron ganas de tenerme de nuevo.
En la sala empecé a mamársela mientras metía su mano en mi trasero, me dolía la quijada de tanto succionar, mi cintura estaba un poco adolorida, como si hubiera hecho demasiado ejercicio. Me subí en él, pero vio su reloj, tenía que irse, así que le di la espalda , y me senté en mi trono como él lo llama. "el trono de la reina de las putas", me encanta que lo diga, coloqué su pene en mi culo, lo llené se saliva y me senté poco a poco, puse mis pies en la orilla del sofá y reboté mis nalgas en su palo delicioso, cuando estaba a punto de venirse, lo detuve, me acosté boca arriba y lo abracé con mis piernas. Con fuerza arremetió contra mi vagina, su cara de lujuria me encendió y decidí mastrubarme como loca, cuando empezó a venirse lo retuve, con mis manos hundí más su verga dentro de mí, hasta que concluyó su venida, que provocó mi orgasmo. Quedamos sudados y cansados, yo más. Se metió a bañar yo deseaba estar acostada y dormir un poco, entre sueños sentí que acariciaba mis nalgas las besó y se fue.
No sabía como dormir, cualquier posición me incomodaba, hasta que decidí dormir como los bebés; empinada.
Ahí me quedé empinada, mis piernas chorreaban de su semen. Estaba satisfecha, logré más de lo que me proponía, estaba demasiado cansada ese sábado, desconecté el teléfono y me quedé profundamente dormida, hasta ya casi al anochecer.
Tiempo después me sentía extraña, compré una prueba de embarazo, aún tenía mis dudas, pero el doctor las despejó, y confirmó mi embarazo.
Lo único que no sabía era de quién, ya que Tony, Ivan, Sandro, Oscar, mi compadre se vinieron dentro de mí, y días después de mi maratón sexual, mi esposo lo hizo.
Mi afán de venganza me dio un bebé casi nueve meses después. Al principio del embarazo tenía miedo, pero como toda mujer, me di habilidades para ocultar mi travesura.
El bebé nació, mi marido creía que era de él, pero desde que la primera vez que lo tuve en mis brazos, supe quien era el papá; cosa que oculté con la familia, y con el padre de mi bebé.
En el transcurso de mi embarazo, perdí atractivo con mis amantes, quizá temieron que los involucrara, conforma aumentaba de volumen mi vientre, los encuentros íntimos con Oscar, Tony y mi compadre, se espaciaban, hasta dejarlos de ver los últimos tres meses, con mi marido ni se diga, me ignoraba olímpicamente. Pero Iván y Sandro, compensaban la ausencia de los otros, a ellos no les importaba mi estado, con todo y mi panza era cogida por ellos. Fue así como ese fin de semana me propuse ser LA BIEN COGIDA y lo conseguí y me saqué premio.
© Marlen
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Hace poco que estoy en una relación de pareja con una chica de otra ciudad, por lo mismo nos vemos poco y la relación va paso a pasitos. Pero la cosa es que este finde me quedé en su casa y por ser donde sus papás no esperé que pudiéramos tener mas intimidad que algo sobre la ropa.... peeeero 👀 en un momento antes de acostarnos cada uno en una pieza, ella se acostó un rato conmigo de cucharita pero bien pegados 😈 ella movía sus caderas contra mis boxers y la calentura fue tanta que empecé a usar mis manos y uffff que buena sensación me dio tenerla en mis brazos y masturbarla, ella fue tan obediente a mi fuerza y a pesar de que soy tímido y un poco inseguro creo que le di una buena experiencia jajdjka sus temblores su respiración, no podíamos hacer mucho ruido pero sus gemidos a pesar de ser poco estaban tan cerca de mi oidos que me provocaban a seguir y seguir, tambien le hice sexo oral mientras la tocaba toda 😅😅😅su cuerpo era tan suave humedo y caliente que simplemente dejé de pensar y actúe como sentía que le gustaba, de vdd fue algo muy de dejarme llevar a lo que su cuerpo me decía y fue tan caliente todo que aun lo recuerdo y me caliento de nuevo 🥵🥵🥵🥵 solo quiero que se repita y ver que mas puedo hacer para complacerla. Me gusta tener esa dominación sobre su placer siendo que es de la misma manera sometido a lo que ella quiere. Me encanta. Me siento fuerte y macho y sexy por dar placer a mi washa como se lo merece 😍😍😍❤️🔥❤️🔥 no se si alguien lea esto pero lo quería compartir/presumir dhjdudksj solo pienso en masturbar y coger a mi chica y no puedo concentrarme en trabajar😵💫😵💫😵💫 ayudaaa
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Abraham, un padre obediente...
¿Le oculta algo al Señor?
Génesis 22.9-18
Génesis 18 nos habla de tres hombres que visitaron inesperadamente a Abraham y le anunciaron que Sara daría a luz un hijo. Este anuncio, que fue bastante sorprendente por venir de extraños, fue aún más inusual por la avanzada edad de Sara. Sin embargo, poco después Abraham y Sara se regocijaron cuando Dios cumplió su promesa y les dio a Isaac.
Sin embargo, unos capítulos más adelante, Dios le dijo a Abraham: “Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas... y ofrécelo allí en holocausto” (Gn 22.2). A la mañana siguiente, Abraham se despertó para hacer lo que Dios le había dicho. Cuando estaba a punto de sacrificar a su amado hijo, Dios le proporcionó un carnero para que tomara el lugar de Isaac.
No está claro cuántos años tenía el muchacho cuando Dios le pidió que lo ofreciera como sacrificio, pero Isaac confiaba en su padre terrenal tal como Abraham confiaba en su Padre celestial.
Abraham estuvo dispuesto a renunciar a lo que era más preciado para él, y a hacerlo sin quejarse. Pero ¿por qué estuvo dispuesto a obedecer cuando había tanto en juego? Porque realmente conocía la bondad de Dios y creía que el Señor bendeciría su obediencia, sin importar cuán dolorosa fuera.
Usted puede conocer a Dios con la misma intimidad y la misma confianza en su amor. Pídale que le muestre el camino.
(Ps. Charles Stanley).
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«Random bullshit go!» más como «¡inspiraciones nocturnas go!»
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A sabiendas de dónde viene, estar en un viaje de introspección acostado en la cama es casi que lo común, y en la mayoría de los casos es más que bienvenido, pero en esta ocasión no. No porque todo conlleva en pensar sobre la criatura que casi le provoca un gatillazo en plena faena. Ya llevaba un buen tiempo dándose matraca con la vecina hasta que en eso pilló al perezoso en una esquina, en una especie de armatoste hecho exclusivamente para él, mirándoles fijamente. Le dio un bajón.
Ese perezoso es todo un enigma. Nombre oficial no tiene por tanto un día se llama José, otras veces Juan, debes en cuando Marco, dos veces escuchó que se refirieron a él como Eustaquio, y así con más nombres. Desconoce si posee esto, la inmortalidad condicionada, como otros animales poseen como las mascotas de su hermano. Tampoco puede decir que es una mascota, porque no es como que Fernanda se refiera a ese animal como tal; sí le da cuidado, pero muchas veces ni lo ve en la casa y cuando pregunta ella contesta que andará por ahí, por la selva, y lo dice como restándole importancia. Entonces mascota no es, ni siquiera comunal, pero cuando llega ella le da todo el mantenimiento que necesita un animal así, que es poco según cuenta, y al parecer armarle un armatoste para que descanse en su cuarto personal es uno de esos pocos cuidados.
Pero sí, la cuestión es que tener a un tercer par de ojos y no haberse dado dé cuenta de ello, le ha propiciado reflexionar cómo abordar esta problemática que hace veinte minutos atrás no tenía. No es algo que quiere volver a repetir, y si lo puede zanjar ya, pues lo hará.
Voltea a su derecha y ahí está Fernanda echada, como no, boca arriba y con las manos entrelazadas a mitad del torso y los ojos cerrados. Está dormitando pero aún sin caer más allá, y sabe esto porque aún la mujer juguetea con sus mano. En un escenario normal ni siquiera se le ocurría decirle algo, que duerma todo lo que deba dormir, si se quiere echar dieciocho horas de sueño pues que lo haga, pero entonces cruza miradas con el perezoso en la esquina y no, hoy no.
—¿Estás con Morfeo o aún sigues conmigo?— pregunta porque no le va a caer con la problemática de ya para ya, y ésta no contesta de una vez pero termina por hacer un ruidito que es la confirmación de que sí, lo está escuchando —Bien, porque cierto señorito no nos ha quitado la vista desde que me he enterado de su presencia.
Ese comentario hace que Fernanda abra los ojos de par en par porque eso suena a un tercero, y si es un tercero, son muchos. Cuando voltea a ver a Rodrigo éste ya le está señalando la esquina y ahí ve al oso perezoso echado tan pancho, mirándolos sí, sin inmutarse. Fernanda se irgue para verlo mejor y sigue sin inmutarse. «¡Oh!» es lo que atina a exclamar y se vuelve a echar.
—No me digas «oh».
—¿Qué puedo decirte?— Fernanda debe confesar que la situación le provoca risa, se quiere reír y se ríe, un poquito, para desgracia de su compañero que atina a taparse la cara con una mano —El señorito no es como que me pueda mandar un memo diciéndome que hoy llegaba. Usted sabe, imposible para él.
—Esa cosa provocó que me rendimiento bajara— ahí Fernanda ríe, más duro que antes, porque no lo puede creer. Al hombre no le queda más que moverse a su costado y quedar viéndola pasmado; vale, cree que se está desquitando con él de todas las veces que le ha hecho jugarretas.
—Ahora entiendo la vara, qué le pasó— dice aún con atisbo de risa en la oración y, por lo anterior y esto, anda enjuagándose los ojos —Vamos, no es gran cosa.
—No señora, no me cuente sus fetiches. Esa vaina no va conmigo.
—Por favor— sigue soltando risitas ella —No me digas, el más santo. Usted ni se lo cree.
—No seré el más santo, ni tengo comunidad que me venere, pero algo sí le puedo decir: la intimidad es sagrada para mí. O es usted y yo o nada. No me agregue a sultano o mengana. No quiero otro par de ojos o más viéndonos. Muchos años, Feña, lo sabes bien.
Que el hombre haya tirado ese comentario con un tono de indignación provocó que la pobre muchacha diera más risotadas, y por consiguiente un pequeño ataque de hipo la invadió. Rodrigo ya había erguido la mitad del cuerpo, listo para levantarse e irse, pero Fernanda le pasa el brazo por el pecho y le insta nuevamente a acostarse. Acatada la acción entonces va y se le encarama encima, de largo y largo, poniendo todo su peso y evitando que intente escapar.
—Vamos hacer un recuento— Comenta Fernanda rascándole la nariz —para confirmar si es cierto lo que cuentas. La primera vez. . .
—Fue solamente usted y yo, en una casona a orillas del mar. En la vivienda solo residías tú. Me invitó y ya sabe el resto.
—Bien, bien. Correcto— Entonces analiza el siguiente y recuerda esos casi diez años —La segunda vez, o bien, las segundas veces; fueron muchas. ¿Qué hay ahí?
Recordar esa etapa hizo mortificar a Rodrigo. Recuerda aquellos encontronazos, analice el contexto y ahora se le ha subido la bruma a la cabeza. Fernanda capta pero no comenta sino que sigue echada esperando que prosiga, y como dilucida que no lo hará, toma la iniciativa.
—No recuerdo todas pero sí la última. Fue en una cabaña de dos pisos en Breñón. La cabaña tenía chimenea ¿recuerdas? Chimenea de piedra. Raro. No es que hiciera mucho frío para tenerla, pero ahí estaba — No le está viendo, sino que ahora con la cabeza echada de costa ve al infinito de la pared crema escarbando en su inconsciente hallando todas las piezas de ese momento —1928. Usted me odiaba y yo también. Aun así desde aquella vez nos quedamos con más y, pese a que no debíamos, nos reuníamos solo para eso. ¿Qué más sigue?
—Yo la estaba esperando, así como usted me esperó otras veces, pero no llegaba. Entonces pensé que se la comió un jaguar o los indios conejos, y pobre, ha muerto Fernanda, pero llegó. Llegó bien vestida, pulcra, mínimo a una reunión oficial pero lo nuestro era clandestino.
—Ajá, y ni cortos ni perezosos entonces nos agarramos e hicimos lo nuestro. Usted bien animal, le gustaba morder. Parecía perro. ¿Pero entonces qué pasó?
El hombre estaba a punto de cabrearse de que todos sus enunciados estuvieran terminando en preguntas para incitarlo a hablar, continuar esta historia que a veces prefiere olvidar. Bien podría evitar seguirle la jugada, pero oh ha caído, y las ganas de soltar lengua pueden más.
—Viniste y dijiste «¿podemos actuar como si estuviéramos “enamorados”?» y yo le pregunté cómo era eso— Porque lo atónito para él, más allá de la solicitud, era que no sabía eso del amor, no como lo conciben los mortales. Recuerda con quienes ha yacido y sí les tenía cariño, como aquella mulata de Cartagena o la chola de Penonomé, pero enamorado nunca y en ese momento, sabe, tampoco. Entonces recuerda años después de aquello que le preguntó a Fernanda si ha estado enamorada y ella con la boca a medio abrir, él dijo que mejor no le contara —y bueno, me empezaste a besar suave, calmado, no como minutos atrás en el diente con diente. Se tomó su tiempo, apreciando todo. . .
—Lo que haya que apreciar. Me agarró y me llevó, bien hidalgo, a la cama, y siguió con su hidalguía ahí pese a su cara de enojo, o de perplejidad, porque ese ceño fruncido era difícil de desencriptar. Igual y asimismo le solicité que me tratases por mi nombre de pila y no apellido e hice lo mismo para con usted.
—Durante ello, cuando estábamos en esa posición, la que Antonio de las pocas veces que nos dijo sobre eso era la única válida, la única con que no nos iríamos al infierno, me comentó que le dijera «te amo». . .— y no sigue porque justo ahí pilla que ha olvidado que lo prosigue, una gran impresión que hace abrir los ojos y alzar las cejas. Fernanda no parece indignada por eso; cruza los brazos frente suyo y ahí coloca el mentón, para descansar la cabeza, y para verle mejor.
—Lo cumpliste. Tres veces, o dos, quizás cuatro, ahí no recuerdo bien, pero fue más de una, me dijo «te amo». Después de la primera le pedí más y cumplió.
—Entonces en una de esas me dijiste «te amo» también— recordó. Fernanda asiente.
—No sé si lo hallaras falso— sí lo halló —pero a mí me llegó — risotea Fernanda nuevamente, tapándose un poco la boca —Ahora recuerdo que lo dejó perplejo, balbuceó algo que no recuerdo pero sí lo otro a eso. No moderaste, por lo perplejo, y ahí me diste una embestida mal dada. Me dolió.
Si hace minutos atrás fue una mamo con la que se tapó la cara, ahora son las dos. Ya recuerda, y recuerda bien. Ese comentario lo agarró con la guardia baja y, en efecto, puso más fuerza de la necesaria en ese embate. «¿Disculpa?» ahora dice, a casi cien años de eso, y Fernanda alza los hombros y añade «el tiempo de los perdones pasó, Rodrigo».
—Pero— retoma Fernanda— no pasó a más. Un minuto más y ahí llegamos. No parecía satisfecho —porque todo; la solicitud, las acciones, todo; lo dejó confundido, y confundido uno no disfruta —pero yo sí— añade —Pero ahí se acabó todo, ¿cierto?
Como siempre pasaba, ahí quedaron echados en la cama recobrando energías, y para mal del hombre lo dejó en sopa de techo, que suele odiarlo o no dependiendo de la ocasión, y aquella vez cómo lo odió. Cuando se levantó Fernanda a recoger su ropa y ponérsela para irse (como siempre hacían en aquellos encuentros, pasado el momento efímero se iban), hizo lo que nunca había hecho para ese entonces: acercársele y darle el beso de buenas noches, para luego añadir «no pienses mucho en eso; es falso» y él le contestó «todo simulado» y ella asintió sonriendo, feliz, y Rodrigo volvió a fruncir el ceño, más pronunciado, y ella volvió a besarlo pero entre las cejas y después se alzó y salió de ahí sin volver a verlo.
—Sería años después. No. Décadas después para cuando volviéramos a tener otro encontronazo— añade Rodrigo mientras piensa en ello, rascándose el mentón —Fue como dos o tres años después de haber resuelto ese problema —Fernanda asiente, otra vez, porque recuerda bien eso y el otro está en lo correcto.
—Estabas en mi casa. Le dije si quería ir a las montañas y usted creyó que estaba de joda y dijo que sí. Mala suya, tuvo que venir a escalar conmigo y hubo que parar por un día, pero estuvimos de suerte, hubo refugio. Ahí sí tenía justificación que la cabañita tuviera chimenea, pero no era chimenea sabe, era ¿cómo se le decía a ese aparato todo raro?
—No le des más vueltas, era una estufa de leña de las antiguas, donde también se puede cocinar y esa, era grande, tenía horno, entonces hornear también.
—Sí, y la cabaña era, literal, cuatro paredes.
—Así que un hombre y una mujer, solos, compartiendo una sola cama y, para rematar, ya han tenido tema. Qué más iba a suceder sino eso.
Fernanda ríe. Hoy ha reído más que él.
—Pero aquella vez fue rápido. Apuesto todo que no pasó de los cinco minutos.
Por fin risotea Rodrigo.
—¿Y querías más? Estábamos cansados pero mire cómo es la arrechera de fuerte. ¡Jo, bellaca!
—¡Solo estoy narrando lo sucedido!— exclama mientras se peina para atrás el cabello —Pero usted sí es malo, porque yo no buscaba nada aquella vez— y ahora se debe aguantar la carcajada del hombre abajo suyo y se pregunta a dónde está la gracia.
—Literal me besabas y me metías mano.
—Falso.
—Y ante eso no es como si uno se pueda controlar. No lo habrías hecho y yo no lo hice.
—Mentiras.
—Porque, y escuche bien Fernanda, que usted es mucha mujer y como tal sé cómo tratarla, si a mí me crío mujeres como tú y me dieron una gran enseñanza. A ver, apegue su oído a mi labio y escuche —y Fernanda, de bruta, le hace caso —Las damas también practican el pecado carnal y, muchas veces, son más vivas que uno.
—Idiota— contesta, y es ahora ella quien le peina el cabello con la mano —Vulgar. Soez. Debería hacer gala de la posición de la mujer en la sociedad — «¿y esa cuál es?» —Darte con el rejo de caballo por decir algo de ese calibre— ahora hay sinfonía de carcajadas.
—Pero sí pues, aunque lo niegues usted comenzó y yo caí. ¡Bruja! Pero ante eso y tú muy guapa e igual que me invadió la cabanga y los recuerdos, entonces te anhelaba.
—Y yo a usted, ya no lo voy a negar.
—Y entonces otras décadas más sin intimidad.
—Ajá— le confirma Fernanda. Ahí entonces se levanta, un poco, aún en horizontal para verle la cara. Ahora ella tiene una cara seria —Mediados de los 70 usted me ignoró. Supongo que se le hizo más bonita la puertorriqueña y como sabía bailar coronó. Quíteme esa cara de picha. E igual le resté importancia, si usted andaba con otra yo igual, que usted no es nada del otro mundo como para encasillarme. Entonces llegó los 80 y seguía en las mismas, y a mediados creo que se volvió maricón porque andaba de arriba para abajo con el jamaiquino. ¿Eres maricón de closet?
—¿A qué viene esto?
—Pregunto, me gustaría saber.
—¿Miedo?
—¡Ay por favor!
Desquitarse, más bien. Recuerda que cuando por fin aceptó el matrimonio él le chateó y decía literal «¿ah, ya se volvió maricona?». Antes de eso el último mensaje que le había enviado tenía casi un mes desde entonces. No le contestó.
—A ver, dime Fernanda, sin miedo.
Entonces pensó en desquitarse más.
—¿Si yo hubiera sido hombre crees que nuestra relación sería la misma, con todo lo que ello conlleva, y entre eso la intimidad?
—Si Fernando existiera nos estaríamos es midiendo las vergas.
—Ordinario— Dice Fernanda y mira como su compañero ladea la cabeza más o menos rápido.
—Y supongo que lo habría empalado y él me habría sometido. O al revés. Quién sabe. Obvio no va a ser la misma relación, pero tampoco iba a cambiar mucho. Más comedidos a la hora de mostrar afecto, cortejo diferente, puede que en nuestra machosidad los juegos previos fueran lucha, ya sabes, wrestling arrabalero o quizás lo mismo que tú y yo. Sí, más lo segundo, lo primero es pura fantasía y yo argumentando paja.
—¡Qué romántico!— dice. Está apunto de limpiarse la lágrima falsa —Y si usted hubiese sido mujer igual, eh. Quizás nos hubiéramos peleado el maquillaje.
—Le habría llamado barragana o meretriz en esas peleas.
—En sus sueños, su léxico no llega hasta allá. Habrías dicho «puta» o «zorra», lo típico.
—Pero entonces llegó el año 1995. Enero fue. La visité otra vez— retoma el tema principal Rodrigo.
—Afirmativo. Usted me trajo un regalo: Shalimar. Ha saber quién le dijo que es de mis perfumes favoritos, sino el más, pero ahí estaba — a Fernanda esto lo sorprendió porque sabe bien que jamás, ahora haciendo cuentas, usó ese perfume en su presencia, entonces ¿cómo supo?
—Ajá— Rodrigo no le dirá quién fue su topo aquella vez, para resguardar la identidad de esa persona. Aunado a eso también le debe mucho, no solo por aquello, sino porque le prestó plata. Después el 89 él no tenía ni un dólar en el bolsillo, apenas y veían cómo arreglar esas finanzas desastrosas, y aun así quiso llevarle algo y para rematar caro. Desde entonces aquella persona está presente en las oraciones de él, si es que se acuerda en ir a orar —Me le quedé una semana entera ¿verdad?
—Sí. Yo le pregunté por eso, mucho tiempo, y a sabiendas cómo andaba eso por allá pensé que estaba psicótico.
—Cada quien tiene sus escapismo, y yo necesitaba hacer el mío.
—¿Huir?
—Estar contigo.
—Oh.
—O eso te diría si no fuera una vil mentira— casi se ofende Fernanda, casi —Y el mío o es la música o la compañía de un buen amigo y tú, bueno, ¿comadre?
—Vos compadre.
—Sí, sí. Esto. . . me dijiste aquella vez si quería escalar.
—Me dijiste que no.
—¡Porqué era real! Mucho tiempo contigo, ya sé cuándo algo es enserio y cuando no. No sé ría, pilla.
—Bien. Ahí entonces te di otra opción.
—«¿Quieres conocer mi madre?» me dices.
—Hicimos las paces, o bueno, quiero creer que la hicimos y como esto, ya sabes, uno debe poner de su parte en reforzar la relación.
—Y nada más que refuerce la relación con su señora madre que presentarle uno de sus amigos.
—Y amante.
—Ajá. Entonces la señora Bribri me dio de beber chocolate.
—Es su forma de darte la bienvenida.
—Y yo, bueno, ambos, terminamos por irrespetarle esa bienvenida y la casa de la doña cogiendo en los ranchos.
—Ranchos exclusivamente para coger, parte de su cultura.
—Igual un irrespeto.
—Ella sabe. Quiero decir, le dije. Ahí cuando me viste susurrarle ya sabía pues de nuestra relación. No me iba a decir nada. En poder le gano. Ya sabes cómo es esto.
—Pero haga cuentas, entonces, que muy bonito y todo recordar todas nuestras empotradas, pero recuerdo porqué comenzó todo este cuentero. ¿Cuántas veces hubo un tercero ahí donde cogíamos?
Fernanda entonces cae en cuenta, es cierto, todo esta charla comenzó porque el hombre le dijo que muy santo no pero que el voyerismo no le iba. Ahora, después de recopilar sus escapadas, tiene razón. No hubo más nadie que ellos dos. Solo un hombre y una mujer en la intimidad y ya. Hace minutos atrás dijo qué romántico, ahora en verdad puede decir esa frase sin ser a broma.
—Haz ganado, por hoy solamente— se alza un poco para ver hacia atrás, hacia el señorito que desató todo esto, pero no está. Fernanda entonces mira para todos lados hasta que siente un peso extra al costado derecho de la cama y ahí ve, el perezoso intentando escalar.
Rodrigo hace un comentario diciendo que esa «cosa» es como los perros, no sabe cuándo dejarles a solas. Fernanda lo regaña, como que cosa y que respete al animal. Cuando el perezoso por fin escaló y estaba justo al costado de ambos entonces el hombre añade otro comentario, que cuidado con las garras y más él, que capaz y le cercena el miembro. Fernanda, con gracia en la voz, le dice que sería una lástima pero le lloraría, al miembro, no a él, dos segundos a lo mucho. Rodrigo se ofende. Pero en vez de contraatacarle le dice qué onda con ese bicho, es mascota o qué, y le señala una característica: no tiene ese moho que suelen tener los perezosos en las espaldas, y como tal no tiene pulgas ni bichitos como suelen tener los suyos al natural. Fernanda le dice que ni ella sabe pero como el perezoso es un regular visitándola le ha dado todos los cuidados que no se le debe dar a un animal salvaje, que ahí ha pecado, y el hecho que el perezoso la persiga y no rehúya o a lo mucho le ignore es prueba de ello.
Ahora no es solo que Rodrigo tenga a Fernanda encima suyo, sino que ahora debe aguantar al perezoso agarrándose a su brazo izquierdo. Mas no se puede enojar, que sí, el animal lo ha llevado a un viaje de recuerdos y algunos que preferiría no haber desempolvado, pero el perezoso en su simples es simpático y lo deja aferrarse a su brazo como si fuera tronco.
—¿Sabes? Haré lo de mi madre.
—Qué cosa.
—Como veo que tienes tanto pudor en según qué cosas, entonces tendré que hacer un cuarto en exclusiva solo para usted y yo y el coito. Así como la división de ranchos que tiene ella.
—Todo lo que provoca este señorito— le dice señalándole al animal. Fernanda solo va y le rascara la cabecita, pero ya el animalejo, dormitando, está más allá que acá y no le hace caso.
—Más vos, chillón.
—Vo’ andáis muy de viva hoy, ¿qué sucede?
A Fernanda le encanta cuando, muy debes en cuando, el hombre le vosea. De hecho, se enteró muy tarde que él voseaba, ya, un poco. Fue a mediados de los 60 y comienzos de los 70, cuando ya eran muy íntimos. Una vez, cuando por la noche de noviembre ambos compartían una hamaca, sentados, pero cada uno en sus extremos e intentando mecerse, hablando de cosas mundanas cual mortales, en eso él le voseó y la otra sorprendida dijo qué fue eso y él, impresionado también, dijo que se le escapó. Después le confesaría que sí, a veces vosea porque aún tiene pueblos donde hablan así, y si alguien le vosea debes en cuando le devuelve el trato igual, y como ella le voseó aquella vez, él también. Antes le voseaba más, ahora ya no tanto. Le dijo que ya casi esa forma de hablar estaba muerto, y por consiguiente ya no le es tan cotidiano devolver el voseo, pero a veces aparece y hoy fue así y esa pequeña cosa le hizo feliz a Fernanda.
—Muchas veces se quiere hacer el vivo así que debo igualarlo o sobrepasarlo, eso es todo.
Para evitar más discusión, entonces, le besa y le da las buenas noches. Similar a aquella anécdota que lo mortificó. Supo que aquí acabó la charla y tiene dos opciones: irse como sus primeros encontronazos o quedarse pues, y mamarse al perezoso a su izquierda y la dueña de la casa a su derecha, y prefiere más esto que lo primero y ahí quedó por el resto de la noche.
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«A vos lo quiere mucho el perezoso».
«Ah no joda Fernanda».
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quotes dump
me puse a leer "diarios amorosos" de anais nin y a recolectar frases
¡Qué gran esfuerzo para librarme de la oscuridad y la asfixia, del enorme dolor que me ahoga, de mi propia laceración inquisitiva!
¿De dónde viene este conocimiento oscuro? Del humo, de la locura, del champán, de la intoxicación de las caricias, de los besos y de la exaltación.
—la intimidad me pareció tan terriblemente natural: nada había cambiado—
A veces me duele que ahora haya menos sentimientos y más inteligencia. Como si antes fuera más sincera. Pero si ser sincera consiste en arrojarse por la borda, es que era la sinceridad de la derrota. Suicidarse es fácil. Vivir sin un dios es más difícil. La embriaguez del triunfo es mayor que la embriaguez del sacrificio.
Somos más sanos y más fuertes como honrados adversarios que como amigos.
Pero, cuando llora, siento que merece la felicidad de cualquier ser humano.
Oh, Dios, ¿por qué me entrego a quienes son incapaces de amar? Porque es excesivo el sufrimiento que soporto en mi interior
Antes me había dicho: «Eres una gran mujer y temo que tendré que adorarte».
El mundo entero llorará y me amará cuando vea que mis olímpicas renuncias de amor me han servido para ocultar un gran fracaso humano.
Cuánta lucha para renacer y no tropezar de nuevo con el mismo obstáculo. La victoria siempre es triste. Siempre revela la deformidad de la imaginación, que crea un fantasma con el perverso propósito de atemorizarse. Una vez destruido el fantasma, lo que queda es un montón de cartones, unas plumas de pollo, colle fer, calabazas agrietadas, sábanas y cadenas.
Necesito tener éxito al experimentar las dos clases de actitudes que llevo dentro: la introvertida y, ahora, la extrovertida: «la inclinada a la ternura» y «la inclinada a la dureza» (releyendo dos ensayos sobre psicología analítica de Jung). Hay que incluir ambas porque «no podemos dejar permanentemente que una parte de nuestra personalidad se sienta atraída simbióticamente por la otra» (mi dependencia de Henry).
(dándome cuenta de que nadie me amará nunca de esa manera superabundante, superexpresiva, superreflexiva y sobrehumana con que yo acostumbro a amar a la gente)
¿Orgullo? No lo sé. Una especie de prudente retirada. Necesito demasiado a la gente. Por eso sepulto mi defecto gigantesco, mi desbordamiento de amor, bajo trivialidades, como una niña. Me divierto con mi nuevo sombrero.
Este mundo no está hecho sólo de amor, fe, esperanza, etc. Este mundo refleja una dualidad eterna, la del pensamiento y la acción. Las mayores bajezas se inspiran algunas veces en la bondad. Es inútil que se quiera controlar las vidas, los pensamientos, lo que acaece. Libertad: es el máximo exigible. Y quienquiera que tenga el gran deseo de ser libre, respetará ese deseo en los demás. ¿Y qué de los grandes dramas emocionales humanos? Son innegables. Ocurrirán una y otra vez. Pero ocurren en la medida en que uno se rinde a su yo biológico.
Siempre permanezco en el umbral, siempre, y es sólo el ideal lo que me ahoga.
Me deslizo apresuradamente por superficies, sedienta de profundidades. No tengo mucho éxito como extrovertida, me encuentro dépaysée en la vida extrovertida, pierdo mi alma, mis sueños. Me gustaría reposar en el fondo del mar, vivir allí, au fond des choses, toujours au fond.
Oh, pero hay momentos, cuando mi hipersensibilidad parece insoportable, cuando vacilo entre mis deseos de ser una anarquista sangrienta o una santa, en los que sé que me espera muy poca felicidad amorosa.
Ahora veo claro que no hago trampas a los hombres sino a la vida, porque no me da lo que le pido, por eso acepto estos juegos de manos y mi modo de manipular trapaceramente la vida. Es a la vida a la que guardo rencor, por su falta de perfección, de integridad, de absolución. Viviré mis mentiras con valentía e irónicamente, dual y triplemente. Sólo de esa manera puedo liberar todo el amor que llevo dentro.
¡Al infierno, al infierno con el equilibrio! Rompo vasos; quiero arder, aunque me rompa. Vivo sólo para el éxtasis. Ninguna otra cosa me afecta. Las dosis pequeñas, los amores moderados, todas las demi-teintes me dejan fría. Me gusta lo extravagante, el calor… ¡la sexualidad que revienta el termómetro! Soy neurótica, pervertida, destructiva, ardiente, peligrosa —lava inflamable y desenfrenada—. Me siento como un animal de la jungla que escapa de la cautividad.
Esta imperfección, este enigma, esta oscilación en la vida, es lo que me lleva a una gran amargura, a una formidable rebelión, a una oscura ira. Ira contra mí misma por sentirme atraída, asida, hechizada por hombres que no tienen sobre mí ningún poder físico, ningún poder físico para conquistarme.
Voy como un farolero, encendiendo luces; impulso barcos en alta mar; descubro los objetos preciosos escondidos bajo tierra; quito la pátina de las pinturas oscurecidas; afino, armonizo, moldeo, saco a la luz, enciendo, apoyo, sostengo, inspiro; planto semillas; registro cavernas; descifro jeroglíficos; leo —solitaria— en los ojos de las personas, sola en mi actividad. Marte ataviado con túnica de color sangre y pulsera y collar de acero.
Hay una gran continuidad en mis relaciones con las personas o, mejor dicho, en mis devociones. No me gustan los contactos rápidos, casuales o despreocupados. En esto no hay trazas de Marte, ningún gusto por la interrupción, la guerra o la acción; sólo un esfuerzo paciente, soterrado y delicado para acabar con la soledad de los seres humanos, una preocupación por los detalles, por el acabado total. Pongo en esta creación un cuidado que no pongo en otras. No es casualidad que mis amores y amistades ocupen en mi vida un lugar tan inalterable e importante.
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FECHA
3/1/2024 12:00:00 a. m.
Venid a las aguas
ORACIÓN INICIAL
Padre bueno, qué bendición es saber que a pesar de mis errores e imperfecciones, Tú continúas llamando a mi puerta e insistiendo para que tengamos comunión e intimidad. Gracias Dios, por tan grande misericordia y por amarme desde la eternidad y hasta la eternidad, concédeme en tu gracia, corresponder fielmente a ese gran amor, por Jesucristo, mi Señor, amén.
LEE LA PALABRA DE DIOS
“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.” Isaías 55:1-2
REFLEXIÓN
Pasamos horas y horas de nuestro tiempo, esforzándonos y trabajando en lo que sabemos y podemos hacer; todo ello con el principal propósito de tener lo necesario y suficiente para cubrir nuestras necesidades básicas. Sin embargo, siendo esto justo y conveniente, terminamos muchas veces, siendo esclavos de lo material, físico y perecedero, todo por caer en el gran error de enfocarnos o poner nuestra mirada solo en ello.
El Señor Jesús dijo en Mateo 4:4b: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Exponiendo así lo importante y necesario que es para el ser humano alimentar y saciar su área espiritual. Y en la porción bíblica de hoy, de nuevo, el Espíritu Santo llama la atención diciendo “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia?”, y continúa diciendo “Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.”
Por lo que, la invitación misericordiosa que nos hace nuestro Padre hoy es a que vayamos a Él todos los que estemos sedientos, cansados, frustrados, desesperanzados y vacíos, que Él en su inagotable gracia nos proveerá todo lo que nos falta, y no solo a nivel espiritual, pues nuestro Dios es poderoso para saciar nuestra área emocional y también física. Y como dice su Palabra “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.” (Salmos 127:1-2). De modo que, aprendamos a poner como lo más importante y necesario de nuestro día y de nuestra vida, el oír, leer, meditar y practicar la Palabra de Dios.
ALABANZA
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Hola a todos.
Quería esperar a que terminara The Voice y el desempeño de Morgan para hacer esto.
Como sabrán, la etapa de Camila como coach en The Voice ha llegado a su fin y, a juzgar por su despedida (ver video abajo), es muy probable que no regrese (y más considerando la tendencia que se suele hacer en estos reality shows). No obstante, eso no quita de que Camila haya soltado pistas de su situación actual en muchos aspectos (prueba de ello fue lo que hizo por medio de “Happy Together” de The Turtles) y en este post lo vamos a analizar metódicamente.
Antes que nada, quisiera agradecer a @stuckinapatriarchalbullshitland por darme la idea de hacer esto y ayudarme a analizarlo. Sin nada más, comencemos…
1) Primera presentación del lunes: Total Eclipse of the Heart (https://twitter.com/NBCTheVoice/status/1602495624250675201).
Creo que, a estas alturas, todos sabemos de qué se trata este tema de Bonnie Tyler, por lo que no es de mera casualidad que se escogiera para que Morgan la cante. La letra de la canción y su traducción la pueden ver en este enlace: https://www.letras.com/bonnie-tyler/33/traduccion.html, por lo que se resumirá lo que canción dice: Aquí se habla de: la soledad, el cansancio de tanto llorar, el refugio en una mirada, la noche, el continuar hasta el final, el amor en las sombras/en la oscuridad, las ganas de soltar destellos, quiebres personales y el eclipse (hasta se menciona en el título de la canción).
Si lo ponemos en el contexto semiótico antes hablado, lo que Camila nos quiere decir es que está sola (internamente hablando), que ya no quiere seguir haciendo más PRs o la clase de actos que no la benefician en nada, que tenga que estar ocultando su evidente homosexualidad, las ganas de encontrar consuelo en los hermosos ojos de ya saben quién, el elemento que la caracteriza, el hecho de no separarse por más maniobras que les impongan, la única ocasión en la que se pueden amar debidamente, el soltar esta clase de pistas, la depresión que ha admitido que padece (y sigue padeciendo) y el símbolo que caracteriza su romance.
2) Segunda presentación del lunes: Girl Crush (https://twitter.com/NBCTheVoice/status/1602497545074114560).
He leído en un comentario en Twitter que esta es “la canción country más lésbica que hay” y se le puede dar la razón; sin embargo, este tema de Little Big Town también resalta lo que Camila quiere transmitir (hasta no tiene tapujos en soltarlo). Al igual que el caso anterior, la letra y su traducción las pueden ver en este enlace: https://www.songstraducidas.com/letratraducida-Girl_Crush_585236.htm, por lo que vamos a lo que dice la canción: Aquí se habla de una atracción a una mujer, de querer lo que ella tiene, sonrisa de medianoche, besos, perfume, cabello largo, no duerme ni tiene paz, pensamientos en ella, bajo las sábanas, Dios como testigo, abstención, que esto no para (aunque hubo un momento en el que sí) y resaltar el término you (tú/ustedes).
Si lo ponemos en el contexto semiótico antes hablado, lo que Camila nos quiere decir es que enfatiza su homosexualidad, poder tener virtudes que ella posee, resalta dos factores en uno solo de su chica, detalles estéticos que la diferencian, las consecuencias más profundas de tenet que lidiar con los PRs y otros actos, que siempre pensará en ella, la intimidad que ellas tienen, sus confesiones, las veces en las que tiene que controlar su comportamiento frente a otras mujeres (y que le es imposible hacerlo), que su vínculo sigue (aunque hubo un momento en el que el rumbo se ralentizó) y el hecho de ser alguien que nosotros conocemos.
Espero esto haya sido de su agrado.
P.D.: Dejaré esto que Camila le dijo a Morgan para que ustedes lo revisen: https://twitter.com/workingforcc/status/1602887401227132930
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El Matrimonio y la bendición de Dios
Mira algunas de las bendiciones que recibimos:
El matrimonio refleja y recrea al mismo tiempo el más puro amor y la fidelidad inquebrantable de Dios hacia nosotros. Dios creó al hombre y a la mujer para que se unieran en una sola carne, para hacerse compañía y fueran bendecidos con la procreación, el disfrute sexual, la paz, la prosperidad y la protección. El matrimonio es un pacto sagrado que debe ser honrado y respetado con lealtad, por los esposos y por la sociedad.
La bendición de la fidelidad: Dios espera que los esposos se amen y sean fieles el uno al otro, como él lo es con su iglesia. La fidelidad es una muestra de respeto, confianza y compromiso que fortalece el vínculo matrimonial, además de ser en esencia la exclusividad en el amor entre los esposos. La infidelidad, en cambio, trae dolor, ruptura, rencor, odio y juicio divino. Por eso, la Biblia dice: “Que todos respeten el matrimonio; el lecho nupcial, que nadie lo mancille, porque a los impuros y adúlteros Dios los juzgará” (Heb.13:4).
La bendición del amor: El amor es el fundamento del matrimonio, pues sin amor no hay unión verdadera. El amor que Dios derrama sobre los esposos es un amor sobrenatural, firme, incondicional y renovador. Es un amor que se expresa en palabras y en hechos, que busca el bien del otro, de recíproca felicidad, que dialoga, que perdona y que no se deja vencer por las circunstancias. Es el mismo amor que Cristo demostró al dar su vida por su iglesia. Por eso, la Biblia dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amo a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra” (Ef. 5:25-26).
La bendición de la procreación y el disfrute sexual: Dios bendijo al primer matrimonio con el mandato de fructificar y multiplicarse, pues los hijos son una herencia y una recompensa de Dios. La procreación es un milagro divino que permite a los esposos participar de la obra creadora de Dios y transmitir su imagen y semejanza a sus descendientes. El disfrute sexual es un regalo de Dios para los esposos, pues les permite expresar su amor, su intimidad y su placer mutuo. El sexo dentro del matrimonio es santo, puro y bendecido por Dios. Por eso, la Biblia dice: “El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa. (1 Cor. 7:3-4).
La bendición de la paz: La paz es un fruto del Espíritu Santo que debe reinar en el hogar cristiano. La paz implica armonía, entendimiento, respeto y diálogo entre los esposos. La paz se logra cuando los esposos se someten a Dios y a su voluntad, cuando evitan las discusiones, las ofensas y las agresiones, cuando se apoyan mutuamente y cuando buscan soluciones a sus problemas. La paz trae alegría, tranquilidad y seguridad al matrimonio. Por eso la Biblia dice. “Igualmente, los maridos, en la convivencia con la mujer, sabiendo que es mas delicada, demuestren estima hacia ellas como coherederas que son también de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculos” (1 Pe 3:7).
La bendición de la prosperidad: Dios quiere que sus hijos sean prosperados en todas las áreas de su vida: espiritual, física, emocional, social y material. La prosperidad no significa solo tener riquezas o bienes materiales, sino también tener salud, sabiduría, gracia y felicidad. La prosperidad es el resultado de obedecer a Dios y sus principios, de trabajar con diligencia y honradez, de administrar bien los recursos que Dios nos da y de compartir con los necesitados. “Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1:8). La prosperidad es una bendición que Dios derrama sobre el matrimonio para que sea de bendición a otros. Por eso la Biblia dice: “Honra a Dios con tus riquezas, con la primicia de todas tus cosecha: tus graneros se colmarán de grano, rebosarán mosto tus lagares” (Prob. 3:9-10).
La bendición de la protección: Dios es el refugio y la fortaleza de sus hijos, el que los guarda y los libra del mal. Dios protege al matrimonio de los ataques del enemigo, de las tentaciones, de las enfermedades, de los accidentes, de las calamidades y de todo lo que pueda dañar su unión. Dios también protege a los hijos del matrimonio, pues son suyos y los ama. Dios es el escudo y el auxilio del matrimonio en todo momento. Por eso la Biblia dice: “El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen y los protege” (Sal 34:7).
El matrimonio está en el propósito de Dios como una bendición para nosotros, debemos cuidar y proteger, valorar y disfrutar. Dios quiere que los esposos vivan en amor, en fidelidad, en paz, en prosperidad y en protección. Dios quiere que los esposos sean felices y que glorifiquen su nombre como testimonio de su existencia. Dios quiere que el matrimonio sea una bendición para la iglesia y para el mundo. Y por sobre todo, Dios quiere que el matrimonio sea santo y que vivifique en plenitud la gracia de Dios y dé testimonio principalmente a los hijos, que vean en sus padres el reflejo de Dios viviente. El matrimonio es el medio de salvación con la ayuda del cónyuge.
Natalia y Christian
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CARTA DE UN HOMBRE A LAS MUJERES.
Yo lo llamaría "La carta de un machirulo a las mujeres", no tiene desperdicio, disfrazado de frases para èl románticas y seductoras nos quiere colar una clase magistral de machista de manual, en la cual tiene que tener un cuerpo dentro de la normativa social, entre otras perlas, si el mozo no se la moja ni en la ducha, habla de las mujeres de 40 o 50 años, que en caso de sequía le viene bien...lo más jodido es que de esta 3scoria humana hay como hongos.
Queridas amigas:
Nos importa un carajo cuanto pesan.
Es fascinante tocar, abrazar y acariciar el cuerpo de una mujer.
Pesarla, no nos proporciona ningún efecto!!
No tenemos la menor idea de lo que es un talle..
No nos importa cuánto mide en centímetros.
Es una cuestión de proporción, no de medida.
No hay belleza más irresistible en la mujer que la feminidad y la dulzura. La elegancia y el buen trato, son equivalentes a mil Viagras.
El maquillaje se inventó para que las mujeres lo usen. Úsenlo!! para andar a cara lavada, estamos nosotros.
Las faldas se inventaron para que luzcan sus magníficas piernas. ¿Para qué carajo se las tapan con pantalones anchos? ¿Para que las confundan con nosotros?
Entendámoslo de una vez, traten de gustarnos a nosotros, no a ustedes, porque nunca van a tener una referencia objetiva de cuán lindas son de mujer a mujer. Ninguna mujer va a reconocer jamás delante de un tipo que otra mujer está linda.
Otra cosa para que tengan en cuenta...
Las jovencitas son lindas…
Pero las de 40 para arriba... también son irresistibles!!
El cuerpo cambia. Crece.
"Una mujer de 40 o de 50 años, a la que le entra la ropa de cuando tenía 20 o 25 años, o tiene problemas de desarrollo, o se está autodestruyendo".
Nos gustan las mujeres que saben manejar su vida con equilibrio y saben manejar su natural tendencia a la culpa.
Es decir:
- La que cuando hay que comer, come con ganas (la dieta vendrá en setiembre, no antes).
- La que cuando hay que hacer dieta, hace dieta con ganas (no se sabotea ni sufre).
- La que cuando hay que tener intimidad de pareja, la tiene con ganas; cuando hay que comprar algo que le gusta, lo compra; cuando hay que ahorrar, ahorra.
Algunas líneas en la cara, algunos puntos de sutura en el vientre, algunas marcas de estrías, no les quitan su belleza. Son heridas de guerra, testimonio de que han hecho algo con sus vidas, no han estado años en formol ni en un spa. ¡Han vivido!
RECUERDEN BIEN LO SIGUIENTE....
"El cuerpo de la mujer es la prueba de que Dios existe. Es el sagrado recinto donde nos gestaron a todos, donde nos alimentaron, nos acunaron, que nosotros sin querer las llenamos de estrías, y demás cosas que tuvieron que ocurrir para que estemos vivos".
Cuídenlo!! Cuídense!! Quiéranse!!
"La belleza es todo eso, Todo junto".
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