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IMAGINAOS. De orquestas y huelgas (6)

Stéphane Hessel tenía 50 años en mayo del 68. A finales de 2010, cuando publicó su famoso panfleto, había cumplido ya los 93, pero quiso jugar a Sartre de senectud. Sólo le faltó decir aquello de “La imaginación al poder”. La alusión a la imaginación fue desde luego un recurso revolucionario muy novedoso en el París del 68, con la mugre (más mental que ambiental) que trajo y nos dejó. Y acaso por eso la imaginación estaba en el aire cuando la plantilla de la ROSS se reunió en asamblea el pasado 10 de marzo. Echémosle imaginación dijeron. Y convocaron una huelga.
Sin tener en cuenta ni siquiera de dónde veníamos. Veníamos de otra huelga a finales de la temporada 2018-19, que liquidó los dos últimos programas de abono, se llevó por delante al anterior titular (John Axelrod, en mi opinión, el mejor que ha tenido nunca el conjunto), provocó la huida de algunos mecenas, el disgusto de muchos aficionados y no resolvió nada. Veníamos de una pandemia que causó restricciones y más cancelaciones de programas. Veníamos de un declive continuado de público, reflejado, pero no sólo, en el número de abonados.
Aquella huelga del 19 ya me pareció un disparate. Escribí entonces esto: Irresponsables.
La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla está infrafinanciada, carece del personal necesario para cumplir los fines para los que fue creada y sus profesores cobran salarios modestos. En los últimos años, sucesivos déficits la han colocado en situación legal delicada que ha tenido que ser parcheada con aportaciones extraordinarias de las instituciones de las que depende (Junta y Ayuntamiento). Sus problemas son en esencia los mismos de las otras tres orquestas andaluzas institucionales: la falta de recursos.
Es evidente que el modelo hace aguas. Las hizo desde siempre, porque las cuatro grandes orquestas andaluzas se crearon desde el entusiasmo y la emoción del momento y no desde la reflexión serena sobre sus costes y beneficios de futuro. Pero corresponde a las personas que hoy ocupan los cargos públicos en las instituciones, como legítimas representantes de los ciudadanos, definir ese modelo, articularlo y gestionarlo.
Los profesores de la ROSS quieren llamar la atención sobre su situación, y es razonable que lo hagan. Medios tienen de sobra para ello: la producción y circulación de ideas es libre en nuestra sociedad y las plazas públicas están abiertas a sus actuaciones reivindicativas, como la que ofrecieron hace días frente al Ayuntamiento. Sin embargo, han optado irresponsablemente por la huelga, castigando con ello al cada vez más escaso público que asiste a sus actuaciones.
Su decisión es irresponsable porque liquida de un plumazo los dos últimos conciertos de un ciclo de catorce (es decir, ¡nada menos que el 14% del abono!) y lo hace justo en las semanas en las que se presenta la próxima temporada y los abonados, que no han dejado de menguar en los últimos años, deben decidir sobre qué hacer con sus reservas de localidades para el curso que viene.
Es una decisión irresponsable porque genera un clima de hostilidad, desconfianza y confrontación que no es el más apropiado para los patrocinadores, benefactores y colaboradores del conjunto que, también en estos días, deben pensar y decidir sobre el futuro de su relación con la orquesta. El efecto que medidas así puede tener sobre nuevos patrocinios resulta incluso más perturbador.
Es una decisión irresponsable por desmesurada, porque se entiende mal, ya que llega justo después de las aportaciones extraordinarias de Junta y Ayuntamiento para saldar el déficit acumulado, lo que en principio apunta a una voluntad de protección y continuidad institucionales.
No, no hay ningún riesgo de disolución ni peligros semejantes se avizoran en el horizonte. La situación, incómoda sin duda desde hace tiempo, dista mucho de ser alarmante y responderle con una medida extrema como la de la huelga en un momento tan inoportuno como el del fin de curso tiene más de inquietante bumerán que de medicina reactiva.
Casi podría repetirlo idéntico ahora, aunque con la irresponsabilidad elevada al cubo, porque veníamos de allí, porque han sido nueve los conciertos cancelados (cuatro programas de abono, un extraordinario), una ópera afectada (Je suis narcissiste, la del Lope de Vega, que tuvo que hacerse con acompañamiento pianístico), un Festival Beethoven –que habría de celebrarse en julio– cancelado, una orquesta endeudada (otra vez bordeando la causa de disolución si no ha incurrido ya en ella), unas relaciones prácticamente rotas con el director titular, aparte de la desconfianza del público y de los patrocinadores (si es que quedan o si había posibilidad de enganchar a alguno) ganada a pulso.
Dicen algunos comentarios que he visto por ahí que los músicos llevaban meses movilizados, con sus lacitos verdes en las solapas, repartiendo folletos con sus reivindicaciones y saliendo a hacer ruido algunos días a la calle, y, en consecuencia, ya no les quedaban más recursos. En realidad, lo que pasó fue que se les movió el reflejo del sindicalista de toda la vida, del sindicalista imaginativo: hagamos una huelga. Sin reparar en que las huelgas tienen siempre un objetivo: presionar en una negociación a la otra parte. Y qué quieren que les diga, qué tipo de presión ejerce un grupo de músicos a dos instituciones como Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Sevilla. Qué tipo de presión ejercen unos trabajadores que si se ponen en huelga dejan, de vez en cuando (semanalmente, como mucho), sin conciertos de música sinfónica a poco más de 1000 personas, la mayoría jubiladas. ¿Es necesario que les haga la comparación de lo que pasa si son los recogedores de basura o los pediatras los que se ponen en huelga? No creo. Pónganle una pizca de imaginación.
[Continuará]
TAMBIÉN
UN RESPETO. De orquestas y huelgas (1)
ORQUESTEMOS (QUE ALGO QUEDA). De orquestas y huelgas (2)
Y SEGUIMOS ORQUESTANDO. De orquestas y huelgas (3)
CRONOPIOLOGÍA. De orquestas y huelgas (4)
LA VÉRITÉ. De orquestas y huelgas (5)
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"Covid-19 und die Pandemie als Amoklauf des Finanzkapitals" - Empfehlung der Broschüre von Fabio Vighi
Beim Lesen vorliegender Broschüre kamen mir Gedanken wieder in den Sinn, welche mich schon in einem meiner Blogs im Jahr 2021 beschäftigt hatten. Kam das Corona-Virus gerade recht? Gemeinhin steckt hinter dem „Neustart“, auch „Umbruch“ genannt, ein im Grunde schon Jahrzehnte im Gange befindlicher Rollback (Neoliberalismus, resp. Marktradikalismus etc.), um das alte, dem Kollaps zulaufende…
#Albrecht Müller#Covid-19#Ernst Wolff#Fabio Vighi#freitag.de#ICI#Klaus Schwab#pad-Verlag#Prof. Dr. Rudolph Bauer#Stéphane Hessel
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"L'obéissance, c'est la liberté"
Chronique de On n'a rien vu venir, d'Anne-Gaëlle Balpe, Sandrine Beau, Clémentine Beauvais, Annelise Heurtier, Agnès Laroche, Fanny Robin et Séverine Vidal, 2019
J'essaie de lire davantage de littérature jeunesse, et à ce titre j'ai déniché, par hasard dans une braderie de livres, ce roman dont le résumé m'a intrigué. Il faut d'abord dire quelques mots sur le dispositif d'écriture, qui est suffisamment original pour être remarqué : dans cette courte fiction (une centaine de pages) divisée en sept chapitres et un épilogue, chaque segment du récit est rédigé par une autrice différente, d'où la mention "roman à 7 voix" sur la première de couverture. Il s'agit à la fois d'un roman choral car la narration change de point de vue d'un chapitre à l'autre, mais aussi de ce que les Américains nomment une round-robin story (littéralement, "histoire composée d'un message que l'on se fait passer"), c'est-à-dire un texte issu de la collaboration de plusieurs auteurices, chacun.e rédigeant un bout de l'histoire.
On n'a rien vu venir raconte le glissement d'une société démocratique vers un régime totalitaire. Le 4 juin d'une année X, dans un pays qui ressemble au nôtre, le Parti de la Liberté est élu sur un programme foncièrement raciste. En quelques semaines, un État fasciste se met en place, dont la dictature repose sur la discrimination des Noirs et la suprématie des Blancs, ainsi que sur une restructuration orwellienne des institutions et des lois. Le découpage des chapitres suit, sur quelques mois, la chronologie de ce basculement dystopique. Les points de vue de différents personnages se succèdent : un collégien qui découvre avec effroi que ses parents ont voté pour le Parti, une famille qui décide de quitter temporairement le pays, un frère et une sœur racisé.e.s qui luttent à leur petite échelle contre les discriminations raciales, un garçon handicapé moteur qui échappe de peu à une politique validiste, un collégien qui se rebelle contre le nouveau règlement de son école, un fils qui fuit après le tabassage et l'arrestation de ses deux pères homosexuels, deux enfants qui tentent de remonter discrètement leur chorale.
Chacun à leur façon, ils montrent comment la société se transforme et comment les citoyens entrent (ou non) en résistance. Même si la situation de chaque personnage est différente, un point commun les rassemble, sous la forme d'un constat amer prononcé dans chacun des chapitres : on n'a rien vu venir. Un leitmotiv qui a valeur d'avertissement, car, on le comprend assez rapidement, ce roman imagine ce qui pourrait nous arriver si l'extrême-droite (en l'occurrence, le Rassemblement National) arrivait au pouvoir en France. Ce roman est en effet un apologue sous forme de récit d'anticipation.
Le texte est rédigé dans un style très homogène et accessible, qui utilise le langage courant et familier des collégiens sans en faire trop. En revanche, on ne peut pas dire qu'il fasse preuve d'une grande subtilisé sur le fond, l'appel à la vigilance contre le fascisme parcourant explicitement l'ouvrage avec de gros sabots, ceux de grands idéaux moraux naïvement exprimés. Ce didactisme transparent et grandiloquent est assurément à même de faire de l’œuvre un classique instantané de l'Éducation nationale, mais confère à l'ensemble un certain manque de profondeur. Cette superficialité est sans doute en partie due à la brièveté du roman, mais aussi au parti pris (surprenant, selon moi) de ne faire débuter le récit qu'à partir de l'élection du nouveau Chef, et non avant, ce qui aurait permis de développer avec un peu de finesse (du moins peut-on l'espérer) les diverses causes ayant conduit à cette victoire. Dans On n'a rien vu venir, on a l'impression, comme le titre le suggère, que personne n'a vu de signes avant-coureurs du régime totalitaire qui s'instaure, et que le pouvoir d'action des personnages ne commence que quand le mal est déjà là. La menace n'est véritablement déclarée qu'au moment où elle s'institutionnalise (par les urnes), ce qui donne une vision très parcellaire de la conflictualité politique et de son inscription dans le temps. Il manque une pièce au puzzle pour que ce roman soit pleinement convainquant, à mon avis.
#On n'a rien vu venir#jeunesse#dystopie#Anne-Gaëlle Balpe#Sandrine Beau#Clémentine Beauvais#Annelise Heurtier#Agnès Laroche#Fanny Robin#Séverine Vidal#Stéphane Hessel#totalitarisme#fascisme#dictature#roman choral#littérature#extrême droite
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Oh I am taking this and running with it:
This administration revels in spreading chaos and turmoil, so to SPITE them, in the spirit of OP, I will get my own house in order and keep things clean and tidy and keep up on my chores.
This administration wants us overwhelmed, so to SPITE them, I am going to ration my news and social media intake.
This administration wants us to feel isolated and alone, so to SPITE them, I am going to continue to reach out to my community, make time for my friends, and help remind us all that we have each other.
This administration disdains the arts, so to SPITE them I'm buying tickets to shows, supporting artists, and creating things myself because, as Stéphane Hessel, a concentration camp survivor, said "To create is to resist."
This administration is targeting me and my loved ones and other vulnerable communities, so to SPITE them, I'm going to stick to my use of 5calls.org and other ways to push back against their attacks.
This administration is spreading misery and hate, so to SPITE them I will endeavor to find joy and spread kindness every chance I get.
I'm not going to let them fuel panic and worry and fear in me. It might start that way, but I'm going to turn it into spite and I will run on that energy as long as I need to. Basically, I'm going to Granny Weatherwax my way through this administration and "I aten't dead" yet.
It is a week or so after the inauguration. And I am dealing with things by not checking the news constantly and, making my week's to do list a TO SPITE list.
I am going to do things that I enjoy and will improve my life to spite the people who want us scared and anxious and uncertain!!
MWAHAHA, a To Spite list is great. A Vengeance List! Like you're preparing to take out the six-fingered man who killed your father :D
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C’est Stéphane Hessel qui disait : « Je dis aux jeunes, cherchez un peu, vous allez trouver, la pire des attitudes est l’indifférence, dire « je n’y peux rien, je me débrouille ». En vous comportant ainsi, vous perdez l’une des composantes essentielles qui fait l’humain. Une des composantes indispensables : la faculté d’indignation et l’engagement qui en est la conséquence.
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Gaza 23 - ichundmeintoterfreund
ich Außerdem bin ich Antisemit Was bist du ? Ich habe was gegen die Juden Du ? Nicht gegen alle, es gibt Ausnahmen Wen ? Moshe Zuckermann, xxxxx xxxxx ist tot, gibt es noch andere ? Viele, Stéphane Hessel, Chomsky, der Amerikaner ich kenne auch welche persönlich, hochanständige Leute Aber trotzdem hast du was gegen die Juden ? Wegen uns Wie, wegen uns Wegen der Deutschen Aber Deutscher bist du doch selber Eben, da weiß ich Bescheid Verstehe ich nicht Die haben alles mitgemacht Mitgemacht? Bei den Nazis, fast alle, fast alles Und die Juden ? Machen auch alles mit, fast alle, fast alles Also, worauf willst du hinaus In den Tunneln gibt es überlebende Kämpfer, die Absicht ist, die zu ertränken Ertränken?, wer behauptet das Ertränken, vergasen, sowas ist übliche Technik, das machen alle Die Juden ? Die Nazis, die haben das mit den jüdischen Kämpfern gemacht in den Kanälen des Warschauer Ghetto Also nochmal, worüber regst du dich auf Die Geschichte ist dabei sich zu wiederholen, ich halte das nicht aus
meintoterfreund Was habt ihr getan Wir haben getan, was wir getan haben Warum hassen die euch Die hassen nicht mich, die hassen dich Aber warum erschießen die dich ? Wenn die mich erschießen, erschießen die in Wirklichkeit einen Deutschen Also warum nicht mich Frag die Juden, dich erschießem können sie nicht außerdem bist du mein Freund Und du ? Ich bin tot, fast alle meine Freude sind tot Und ihr ? Wir vergessen nichts, wir haben nie was vergessen.
www.nd-aktuell.de/artikel/1178331.nahost-gaza-kuenstliche-intelligenz-im-fronteinsatz.html > Nördlich Al-Schati wurden Pumpen montiert, die Meerwasser in die Tunnel…
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Some non-fiction recs
"Drinking the sea at Gaza: days and nights in a land under siege" by Amira Hass
"A History of the Arab Peoples" by Albert Hourani
"Out of Place: A Memoir" by Edward W. Said
"The Founding Myths of Israel: Nationalism, Socialism, and the Making of the Jewish State" by Zeev Sternhell
"Israel/Palestine: How to End the War of 1948" by Tanya Reinhart
"Le Rescapé et l Exilé: Israël-Palestine, une exigence de justice" by Stéphane Hessel and Elias Sanbar
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Gabriel Attal rêve de prix Nobel.
Abaya à l'école.
Par Bobika
Cela n'est pas très utile à la lutte contre l'échec scolaire!
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"Das Erste Hilfe-Büchlein gegen Propaganda" von Caitlin Johnstone. Rezension
Die kleine Streitschrift „Empört euch!“, welche Stéphane Hessel seinerzeit mit 93 Jahren vorlegte, bewegte die Welt. Inzwischen, scheint mir, ist es darum wieder stiller geworden. Dabei gibt es gegenwärtig weitaus mehr Grund zur Empörung wie zur Zeit da die Streitschrift erschien. Und ja: nicht jeder Mensch hat die Zeit Gründe zu suchen, über die er sich empören könnte (müsste!) beziehungsweise…

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Lama Zonard en furie
Indignez-vous qu'il disait (Stéphane Hessel)
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#Berlin#street art#stencil#USA#statue of liberty#Empört Euch#Stéphane Hessel#Demokratie kann man nicht als App laden#Pippilotta#fist#revolution#stand up
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Viviamo in tempi bui, un eterno presente ci ha fatto dimenticare da dove veniamo, qual è la nostra storia. L’Italia, forse più di ogni nazione del vecchio continente, non ha mai veramente fatto i conti con la pagina più cupa della sua storia nazionale, ostinandosi a edulcorare le proprie responsabilità nel periodo tra le due guerre.
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Crear es resistir. Resistir es crear.
Stéphane Hessel
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¡Indígnate!
Stéphane Hessel 2011, Destino · Goodreads
Necesitaba terminar un libro, cualquiera. Llevo varios a medias, y sospecho que terminaré todos al mismo tiempo. Me gusta la el maratón de los libros largos, se sienten siempre como un pequeño logro en esta era de gratificaciones instantáneas, pero también necesito el atracón de endorfinas que me da un libro cerrado.
Así que volví a tomar ¡Indígnate! de Stéphane Hessel, que leí originalmente en 2011, plena euforia de la revolución pingüina, la entonces llamada «primavera» árabe, los indignados en España y Estados Unidos, y otros movimientos sociales que de seguro olvido. Fueron mis últimos años de comedida militancia en cualquier cosa: acababa de llegar a Santiago y, lo haya querido o no, me encontré en medio de marchas, barricadas, cacerolazos, el escándalo de La Polar, cruzado todo con la energía de por primera vez vivir solo. Fue un año de carne muy viva, de mucho roce pero también muy entretenido.
Ahora que vuelvo a este pequeño libro —casi fanzine, si no fuera por el empastado y la tapa brillante— pienso primero la idea de las voces que recorren las generaciones. Stéphane Hassel, un veterano de la resistencia francesa, nacido en 1917, es capaz de dirigirse directamente a jóvenes que intentan —con poco éxito, desordenados— pararse frente a los bancos, a la corrupción, a la patudez de otra generación, justo en el medio de los interlocutores. La imagen que tengo es la de un abuelo que habla a sus nietos sobre los crímenes del padre, de generaciones que recuerdan porque hay otras que no olvidan. El padre encuentra sentados al niño y al anciano, callan cuando él llega.
Más allá de lo político, hay algo místico, casi tribal en este llamado de un anciano a indignarnos. Creo que esa misma semana de 2011 había leído En el nombre del poder popular constituyente de Gabriel Salazar (libro hoy perdido, creo que cometí el error de prestárselo a mi hermano). Tal vez por eso me rondaba en ese entonces la idea de la memoria de la resistencia. Tanto Salazar como Hessel parecen creer en que, por debajo de «las grandes figuras de la Historia», así con mayúscula, fluye un caudal de lucha que une a los pueblos en el recuerdo de la «pequeña historia», de las injusticias cotidianas, de los mártires y los olvidados, de las promesas rotas y los cambios nunca alcanzados. ¿Tendrá fin ese río?
Dicho lo anterior, el libro no es un ensayo, solo un llamado. No hay realmente mucho en el argumento de Hessel: la indignación, dice, es la fuerza que mueve toda la lucha. Da lo mismo por qué indignarse —la explotación, la discriminación, el fascismo, la avaricia—, pero hay que hacerlo. Nada es peor que la indiferencia, leo, mientras pienso en lo poco que he hecho por la sociedad sobre la que descanso. Hessel menciona tres causas de indignación a lo largo de su vida: el fascismo alemán, el apartheid sudafricano y la franja de Gaza en Cisjordania. Menciona también su experiencia como uno de los creadores de la Carta de Derechos Universales y hace un llamado a la resistencia pacífica como una herramienta mucho más efectiva que la violencia, aunque esté justificada.
Es un texto simple, un discurso ampliado, pero que siento sigue teniendo importancia hoy, mientras parecemos caer en un nuevo tipo de fascismo, más técnico y maduro. Aunque Hessel hablaba sobre la crisis financiera de 2008 y las consecuencias que tuvo para la economía europea, es fácil encontrar comparaciones con el gobierno de Trump, que en menos de un mes ha demostrado ser tan fascista como prometió. Hessel murió en 2013, pero no es difícil imaginar qué habría pensado del estado del mundo hoy, y qué se debería hacer para que no siga en la misma dirección.
También es cierto que leí ¡Indígnate! porque sé que después leeré The Anti-Inauguration: Building resistance in the Trump era de Naomi Klein y otros, y me pareció interesante hacer la comparación entre el mundo de hace cinco años y el mundo de hoy. Veremos si ese río sigue corriendo, y si ha cambiado su curso.
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