#spy x family weekend
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xxscarletxrosexx · 1 year ago
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Spy x Family fandom:
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Goddamn, next weekend is gonna be a rollercoaster.
Also, kinda curious, but I wanna know the stats of this fandom on Tumblr. (I made a post as well for Twitter).
Like = anime only Comment = manga only Reblog = both
((I'll also repost this post in the future with stats in a day or few days... or maybe towards the weekend))
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naarinn · 9 months ago
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Them again 👽 found a good excuse to practice clothes
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upperranktwo · 2 years ago
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♡The Forger Family♡
Merry Christmas Ana ♡ @gojosattoru | From your animanga secret santa 
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theblueeyedfirebender · 20 days ago
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There is movement to his left. Swift and sudden and close, too close. Loid jolts, a burning hit of adrenaline crashing into his system. He tugs Anya behind him, his senses crackling ablaze. 
Yor has emerged from the kitchen, silent in that jarring, episodic way of hers. She wears the peculiar expression he’s seen from her a handful of times - flat, dark, penetrating - as if someone has snuffed the flickering warmth from behind her eyes, leaving her hollowed. Her movements are stiff, yet fluid, graceful and ghoulish. Long, pale fingers are wound tight around the hilt of a sinister-looking chef’s knife.
Loid swallows, reigning himself in. A prickle climbs the column of his spine, fine hairs rising along its path at the base of his neck. He hadn’t sensed her approach, not until she was within arm’s reach. Killing distance, a weapon in hand.
Soft, Twilight. You’re losing your edge.
He draws up to his full height. Keeps his sight trained on Yor out of pure instinct, even as she finds him in the shadows, and those ominous features shift back into the woman he married.
Even in near total darkness, her eyes are the color of cherry wine.
This woman is going to be the death of you. 
The thought doesn’t unnerve him in the way that it should. 
“What happened, Loid?” 
“Not sure,” he answers, pressing a palm to the back of his neck, willing the gooseflesh to recede. “There’s a flashlight in the drawer by the kitchen sink. I’m just going to step out and see what’s going on.”
Yor nods in response, taking hold of Anya’s hand. 
Trust is a foreign concept to a spy. A human compulsion trained out of them at the earliest opportunity. And yet it is surprisingly easy for him to step away, to turn his back and cross to the pair of double glass doors that separate their living space from the outside world. 
He is well aware of the kitchen knife still within the grasp of Yor’s free hand. He knows her curious strength, has witnessed her unusual talent with a blade. Still, he turns away, and his wife has every opportunity to sink the cold steel into his back, his neck, the base of his skull. She could end him - clean and effortless - and the greatest spy in Westalis wouldn’t even have time to react. 
Trust is a foolish, fatal mistake. One he makes consciously, deliberately, and without second thought.
Perhaps you would be happy to die at her hands, Agent Twilight. 
Loid pauses, studying the rain-flecked world beyond the glass. The bite of sharpened steel never comes.
- this WIP is taking too damn long, have a second teaser (first teaser can be read here)
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ask-starlight-anya · 2 years ago
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twiyorbase · 7 months ago
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Twiyor Eden Weekend Second Edition is here! 🕵️‍♂️🌹📚
Read the images and don't hesitate to remove any doubts! The Spanish version will be available below.
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Spanish ver.
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mashirodayo · 2 months ago
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loveroma · 18 days ago
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for twiyor fluffy weekend! these will be all AUs
day #1: eden (blushing)
day #2: babysitter (fall in love)
day #3: assassin twilight (i choose you and me)
day #4: we'll see 🫶
thank you for this wonderful event!
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shiuefha · 11 months ago
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We got tricked.😅
So, the focus in chapter 91 is Millie, and now we know her full name, Millie Myers... We also get to see Melinda who unexpectedly came to the veteran event.
Yeah, usually we see Millie as someone who just talked about her boyfriend, protesting about Yor boarding the cruise ship in the cruise arc... She usually didn't share about her family, but now, here she is, talking about her deceased father and blaming Donovan about the war.
Speaking of Donovan Desmond, now it's revealed that the former prime minister who started the war at the beginning wasn't him, but it was the prime minister before him. Even so, the war happened mostly when he was the prime minister, so like what Melinda said in the chapter, it was logical for Millie to blame Donovan like that.
Overall, this chapter is okay, but there's something that bugs me here, especially from the fact that all of Yor's coworkers are totally not aware that it's possible for Yor to know about Melinda. Well, I can accept if it's just about Millie, Camilla, or even Dominic, but... Sharon?
Or maybe her son doesn't care at all about Eden students who aren't his classmates, so Sharon herself isn't aware that Anya and Damian are classmates, hmm...
However, now I wonder if we'll have anyone's backstory or not in the next chapter... Things are getting mysterious for me now...
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gijipaw · 6 months ago
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Mi contribución para Twiyor Eden Weekend organizada por @twiyorbase
Teoría, práctica y algo más
Sinopsis: Impulsado por un vacío dentro de sí, Loid Forger decidió ir a una clase abierta de Neurociencia dirigida por su antiguo profesor. Parecía algo sencillo, pero tal vez la clase y encontrarse de nuevo con ciertas personas podrían sacudirlo y cambiar algo.
—Nunca creí que terminaría así —murmuró.
Revolvió sus cabellos mientras la pantalla de la portátil brillaba en su rostro, se estiró y dejó que su cuello hiciera un pequeño crujido. Emitió un quejido similar a un alarido de hiena y miró hacia arriba. Había pasado todo el día sin poder diseñar un plan de estudios efectivo para sus estudiantes, a pesar de su formación académica en el comportamiento humano.
Psicología había sido una carrera tentadora cuando emigró a Ostania con nada más que sus ahorros, pero esa decisión ahora lo tenía mirando con desgano el techo lleno de telarañas, que Loid supuso limpiaría en algún momento.
Sus labios emitieron un suspiro resignado al pensar cómo se acostumbraba a usar el argumento de que hacer tareas domésticas tenía beneficios cerebrales, mientras que él mismo necesitaba motivación.
Inmerso en los detalles de su departamento, se sentía vacío y desmotivado, alcanzando así un punto bajo en su vida. Aunque no era un estado terrible, le dejaba con una sensación de inutilidad que ansiaba superar; por ello, decidió distraerse revisando su teléfono en busca de algo que hacer.
Ser un joven profesor que buscaba caerle bien a los demás y mostrarse capaz desde el principio, le permitió el contacto con personas que siempre lo invitaban a diferentes talleres o conferencias. Una clase abierta a quince minutos de su departamento parecía ser la mejor salida del momento. El profesor Sigmund Authen era un experto en Neurociencia y llevaba un par de años sin saber de él.
Con una bufanda naranja y un abrigo largo marrón, Loid salió de su departamento en el segundo piso y caminó hacia la conferencia. El corazón de Berlint estaba lleno de vehículos, por lo que decidió no sacar el suyo para evitar quedar atrapado en el tráfico y llegar tarde.
La plaza, donde se encontraba un templete capaz de albergar a unas doscientas personas, pronto entró en el campo de visión de Loid. Reconoció a algunos compañeros de sus primeros años, quienes lo saludaron cordialmente mientras él ingresaba en medio del discurso del profesor Authen sobre los avances más recientes en relación con el control del sistema nervioso durante las horas de sueño.
Mientras Sigmund revelaba a los espectadores la compleja red neuronal que intervenía, llamada hipotálamo, Loid se deslizó entre las filas de sillas para quedar en una posición privilegiada, pero sin darse cuenta de que su abrigo quedó bajo el bolso de una persona que se sentó apenas unos segundos después a su lado. El tirón fue inmediato cuando intentó acomodarse para tomar notas.
—¡Lo lamento! —pronunció una mujer, con gran culpa.
Loid aún no había quitado la vista de su abrigo cuando se dio cuenta de que la voz le era conocida. Se detuvo, pensando en quién podría ser, pero sin nadie en mente, levantó la mirada y el asombro lo alcanzó.
—¡Eres Yor!
Neurotransmisores se liberaron dentro del joven profesor al reconocer a la dueña de aquellos ojos rojos y no pudo evitar darse cuenta de que su cerebro y su sistema de recompensa actuaban por él. Su postura se congeló, sus pupilas se dilataron y su boca se abrió y cerró antes de recibir un efusivo abrazo por parte de Yor.
—¡Loid, no puedo creerlo! —exclamó Yor, con su habitual entusiasmo—. ¡Qué sorpresa verte aquí!
—¡Lo mismo digo, Yor! —respondió él, todavía un poco asombrado, pero abrazándola de vuelta—. ¿Qué te trae por aquí? —preguntó, después de separarse.
Yor empezó a contar cómo se había encontrado de nuevo con Bárbara, la esposa del profesor Authen, y cómo había sido ella quien la animó a venir; por otro lado, la mente de Loid parecía dividida: mientras escuchaba cada palabra de la mujer, sus estructuras cerebrales se hallaban más activas que nunca, haciendo que su núcleo accumbens y el área tegmental ventral le prestaran atención al aroma de su perfume y la dulzura con la que se movían sus labios al hablar.
Loid Forger no quería pasar por alto las razones que lo habían llevado a esa clase abierta, ni tampoco las de Yor, pero las sinapsis neuronales insistían en recordarle que había estado, o estaba, totalmente enamorado.
El estado continuó hasta aligerarse lo suficiente para que Loid recuperara su capacidad de comunicarse. Empezó a contarle a Yor sus propios motivos para asistir a la charla del profesor Authen y notó como ella se sorprendía por su falta de entusiasmo, recordando que él solía ser muy apasionado en aprender y enseñar.
Sigmund Authen decidió que era el mejor momento para toser justo cuando Loid estaba a punto de responder. Los dos jóvenes se alarmaron y volvieron su atención al escenario, donde el anciano tomó un micrófono para decir:
—Pero bueno, este ha sido un panorama general de cosas que expliqué tanto a estudiantes de la escuela secundaria como en la materia de Neurociencia, en algunas carreras de la Primera Universidad de Berlint. Eso fue hace…
—Ocho años —interrumpió una voz.
—¿Disculpe? —preguntó Sigmund con confusión. Los murmullos comenzaron a circular entre el público—. ¿Quién dijo eso?
—¡Oh, yo lo hice! —declaró Yor, levantando su mano con timidez. La luz alquilada de una esquina la iluminó—. ¡Hola, profesor Authen!
La mirada del anciano se entrecerró de forma crítica cuando echó un vistazo a la joven mujer. Yor se sintió intimidada, como si regresara a su época de estudiante y fuera un día de examen.
—¡Yor Briar! —exclamó el profesor Authen, emocionado. Su postura rígida se cayó, reemplazada por una más relajada—. Cuánto tiempo sin vernos, ¿verdad?
El silencio en la clase se volvió amigable. La antigua estudiante y su profesor intercambiaron miradas por un momento. Loid se sintió conmovido por la naturalidad de todo lo que ocurría a su alrededor y continuó observando a Yor con la misma emoción de antes.
—¡Lo sé, y no estoy sola! —exclamó Yor de pronto. Sin pensarlo mucho, puso su mano en el hombro de Loid—. ¿Usted recuerda a Loid Forger?
Con gran sorpresa, Loid volvió en sí y respiró hondo para incorporarse, aunque mantenía una expresión risueña en su rostro.
—¿Me recuerda, profesor Authen? Tomé Neurociencia con usted los dos primeros años de la carrera de Psicología. Hace un tiempo nos vimos en ese seminario de Neurociencia en la Educación.
El humor brilló en los ojos de Sigmund, renovando su ánimo una vez más. Estaba completamente feliz de ver a otro de sus estudiantes.
—Bueno, recuerdo que tomaste ese seminario porque buscabas mejorar tus clases, ¿no es así?
—Me temo que no he mejorado mucho —intentó bromear, arrancando risas al público general—. Pero, en realidad, no es un tema para discutir aquí, ¿verdad? Después de todo, es su clase.
—Pero como es mi clase, yo decido qué hablar, ¿no? —enfatizó Sigmund con un tono marcado. Vestigios del profesor universitario exigente brotaron con fuerza—. Forger, si el asunto a tratar tiene un punto de vista de la comunicación, ¿cuál es el problema por tratar? —preguntó, y tomando el micrófono, añadió—. Tienen quince minutos para debatir el tema y presentar una respuesta.
Para el tema planteado, estaba claro que el defecto de Loid era no haber sabido unir la neurociencia y la educación de manera armónica. Se establecía que la neurociencia ayudaba a comprender cómo los estudiantes aprendían y la relación que existía entre sus emociones y pensamientos al respecto, con el fin de ejecutar la enseñanza de manera efectiva.
Él no había mostrado eficacia a la hora de enseñar, pero siendo alguien que se mantuvo callado respecto a algo, como sentirse atraído por una compañera universitaria, empezó a comprender que todo continuaba pasando en su cabeza. Tenía múltiples y complicados sistemas neuronales que movían sus sensores y activaban transmisores, pero a los que no respondía con la última pieza faltante: valentía.
Quitándose la vergüenza al darse cuenta de las cosas, Loid echó un vistazo al costado, donde Yor intentaba armar una respuesta en su cuaderno de notas sin dirigirle una palabra. Era casi como cuando eran estudiantes: ella, intimidada por su rostro serio y concentrado, hasta que él le decía que podía hablarle.
—Yor.
—¿Sí?
—¿Qué tienes ahí?
La joven se quedó aproximadamente quieta por un momento antes de responder.
—Apenas unas cuantas palabras. No creo que sea una respuesta digna para el profesor Authen —admitió con desaliento—. Nunca fui la estudiante más brillante en sus clases.
Loid observó a Yor con nostalgia. La escena le recordaba sus días en la universidad, cuando cada interacción con ella estaba cargada de una tímida tensión. Sin embargo, ahora, como adultos con responsabilidades más allá de los exámenes, las cosas podrían ser diferentes.
—No te preocupes tanto por lo que piense el profesor Authen —dijo Loid, tratando de sonar alentador—. Lo importante es que expreses tus ideas, siempre has tenido un punto de vista único.
Yor levantó la vista de su cuaderno, sorprendida por el tono comprensivo de Loid. Aún recordaba los días en que él era distante, siempre concentrado en sus estudios y sus propios asuntos.
—Gracias, Loid —Yor esbozó una pequeña sonrisa—. Es solo que… —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. Quiero asegurarme de que lo que diga sea relevante.
Loid se inclinó ligeramente hacia ella, bajando la voz en un tono confidencial.
—He visto cómo trabajas, cómo te esfuerzas. Tienes mucho que aportar.
La mirada de Yor se suavizó, y una chispa de confianza pareció encenderse en sus ojos.
—Quizás tengas razón —suspiró, volviendo a concentrarse en su cuaderno—. Entonces, ¿qué opinas de mi idea?
El joven profesor tomó el cuaderno de las manos de Yor y empezó a revisar lo que estaba escrito. Primero, se fijó en la caligrafía, porque no podía evitar recordar los apuntes tan bonitos y ordenados. Ella era una de las pocas personas que aún decoraba las letras mayúsculas al principio de cada oración con colores y subrayaba los títulos importantes. Además, aunque no había mucho contenido, era claro y fácil de entender. Muy diferente a él, que escribía muchas cosas, pero su cuaderno acababa lleno de jeroglíficos.
La idea de Yor era simple: reestructurar el plan de estudio basándose en preguntas a los estudiantes de la clase. Hacer un interrogatorio inicial para reorganizar todo era sencillo, pero brillante, que Loid se sintió tonto por no haberlo pensado.
—Esto es bueno —dijo Loid, elogiando antes de devolverle el cuaderno—. Resolviste muy bien el tema con una propuesta sencilla. Deberías estar orgullosa.
—¿De verdad? —preguntó Yor, tomando lo que le pertenecía y sintiendo también el tacto de Loid. Sus manos estaban resecas y parecían algo descuidadas—. Esto es para ti, ¿no?
—¿A qué te refieres? —preguntó el joven, confundido.
—Bueno, el problema de comunicación es tuyo y, según el profesor Authen, llevas mucho tiempo buscando una respuesta —indicó ella con bastante acierto. Loid sintió cómo su mirada intensa se clavaba en él—. ¿Cómo es que el estudiante de la Medalla de Honor terminó así?
—Porque una Medalla de Honor no es una herramienta útil para comprender cómo funciona el cerebro humano.
Las palabras salieron de los labios de Loid como una sentencia. Si en su departamento dedujo que se sentía vacío y minutos antes había comprendido que le faltaba valentía, no era sorprendente que, por algo tan sencillo como una conversación con Yor Briar, se diera cuenta de que grandes reconocimientos, calificaciones y herramientas no bastarían para validar lo que sabía si no podía comunicarlo correctamente.
La comunicación fallaba desde él mismo.
—Complejidad.
—¿Qué dices?
—El comportamiento humano es complejo —respondió Yor mientras echaba un vistazo alrededor—. Recuerdo que el profesor Authen siempre daba muchas explicaciones y mencionaba varios autores. A veces, había tantos materiales de consulta que no sabías si podrías descartar algo. Fue así durante dos años, pero también recuerdo que podía ser sencillo.
—Bueno, se supone que me dediqué a ser profesor para simplificar ese conocimiento y transmitirlo a mis estudiantes —se defendió Loid con desánimo.
—¡Sí, claro, y eso es maravilloso! —exclamó ella, apoyando una mano en su hombro. Loid pudo sentir cómo sus nervios se tensaban una vez más—. Pero también sería bueno que generes una conexión antes de comunicarte. No podemos transmitir emociones si primero no las experimentamos.
Experimentar. La acción más antigua que podía realizar el ser humano junto con vivir. Experimentar con algo, con alguien o con uno mismo era casi como respirar para quienes se dedicaban a descubrir y analizar. La necesidad de respuestas había llevado al ser humano a no detenerse nunca y era irónico que Loid Forger lo olvidara por estar tan sumergido en la teoría.
Eran conexiones que le faltaban experimentar para resolver su problema de comunicación: el apego era esencial para las conexiones familiares y sociales. Pero él tenía dieciocho años cuando una discusión cortó sus lazos familiares y la cobardía le impidió convertir su conexión social con Yor en algo más que compañerismo.
Al final, todo recaía en él, siendo la causa de la mayoría de los problemas; no obstante, ahora estaba avanzando y sintió que había encontrado una mejor respuesta no solo para el tema de esa clase abierta, sino también para su vida.
Activar los vectores de la felicidad en el cerebro no era cosa fácil. Una forma común era obsesionarse con liberar dopamina, pero ese proceso era complejo y nunca sería suficiente para experimentar de manera efectiva los tres tipos de felicidad: la que venía de la anticipación, la que estaba relacionada con el alivio y la que surgía de una satisfacción profunda; es decir, de la paz interior.
Entender esas formas ayudaba a comprender mejor el funcionamiento en el interior de las personas y Loid Forger estaba seguro de que todas se habían despertado en él como respuesta a su resolución interior.
—Tienes razón, Yor —admitió finalmente, con un tono de alivio evidente—. Necesito establecer conexiones para que mi comunicación perdure y solo así podré dejar una buena enseñanza como profesor.
Una mirada de anhelo apareció en los ojos de Loid mientras pronunciaba la última frase. Dirigió su mirada hacia Yor con planes y esperanzas que habían permanecido enterrados dentro de él por mucho tiempo. Estaba de acuerdo con lo que ella decía, pero también quería que formara parte de todo eso.
Yor sintió la mirada intensa de Loid sobre ella. Una parte de su corazón creyó ver ciertas intenciones, pero se esforzó por ser racional y no pensar que un par de conversaciones pudieran significar algo más para los dos. Sabía que las cosas a largo plazo no surgían tan fácilmente.
Su comunicación a través de miradas se vio interrumpida cuando el profesor Authen volvió a tomar el micrófono y anunció que el tiempo de preparación había acabado. Era el momento de comenzar con las explicaciones.
Pasaron algunos antiguos compañeros de Loid al escenario, ofreciendo buenos argumentos que provocaron aplausos y pequeños debates entre cada presentación. Aunque el conflicto de la comunicación era el punto de partida, no fue difícil encontrar respuestas en forma de estrategias simples o métodos convencionales. Sin embargo, eso no detuvo a Loid de anotar cada idea. Siempre era posible que le fuera útil más adelante.
Cuando llegó el turno de Yor, se sintió intimidada cuando la luz alquilada volvió a brillar sobre ella. En esa segunda ocasión, Loid frunció el ceño hacia el encargado, quien rápidamente bajó la intensidad lumínica.
—Muchas gracias, Loid.
—No hay de qué, Yor —respondió él con toda la nobleza de un caballero—. Buena suerte —añadió, instándole a levantarse e ir hacia el escenario.
—¿Acaso no piensas venir? —preguntó Yor, ya de pie, esperando a Loid.
—¿Debería ir? —exclamó mientras miraba alrededor. Parecía que todos esperaban que ellos subieran juntos—. Se supone que la respuesta es para mí, así que deduje que debía quedarme —explicó, aunque no muy seguro.
—Creo que el profesor Authen piensa lo contrario —indicó Yor con una risita. El hombre en el escenario parecía impaciente—. No podemos tardar más. Loid, ven.
Loid obedeció y la siguió en silencio mientras pasaban entre las sillas, hacia el pasillo y luego finalmente subían al escenario. El profesor Authen los recibió con una expresión más relajada que antes y les entregó el micrófono.
—Ahora les toca a ustedes.
Loid se sintió como en la universidad en un día de presentación, y notó que Yor parecía sentir lo mismo por su expresión. Aunque él tenía experiencia hablando frente a los estudiantes, el miedo de ser el centro de atención en público podría ser enorme. A pesar de ello, respiró hondo y le hizo señas a Yor para que comenzara.
Yor tomó el micrófono con una sonrisa nerviosa y echó un vistazo al público. Podía sentir la mirada de todos los presentes, pero sabía que debía mantener la calma. Dio un paso adelante y comenzó a hablar.
—Buenas noches a todos. Es un honor para mí, digo, nosotros… estar aquí y compartir con ustedes nuestras ideas sobre… —hizo una pausa, buscando la señal de Loid para continuar—… sobre cómo podemos mejorar la comunicación para elaborar mejores clases con los estudiantes.
Loid asintió, tomando el relevo con naturalidad.
—Exactamente. En mi experiencia, no he encontrado una clave única para que mis clases funcionen, pero esta noche escuché propuestas interesantes y ahora vamos a mostrarles algunos métodos prácticos.
El profesor Authen, desde un lado del escenario, observaba con una sonrisa. El público, que al principio había estado en silencio, comenzó a mostrar señales de interés y participación. Loid y Yor estaban logrando captar su atención, tanto que alguien levantó la mano e hizo una pregunta antes de que la presentación comenzará.
—¿A qué tipo de estudiantes enseñas, Loid?
Loid agudizó la vista y de inmediato reconoció a una mujer pelirroja con gafas. Sylvia Sherwood se asomaba entre el resto de sus antiguos compañeros con una pregunta que ya había sido hecha antes, pero sabiendo de quién provenía, sospechaba que tenía alguna intención.
—Como dije, trabajo con estudiantes de secundaria en los últimos años. Imparto Psicología.
—Oh, ¿eso quiere decir que estás atento a todo lo que tienen que decir?
Si no la conociera, Loid habría creído que Sylvia estaba cuestionando sus conocimientos, pero sabía que lo que buscaba era que se soltara más.
—No, he fallado en eso, pero alguien me ayudó a encontrar una respuesta esta noche para una parte de ese problema —admitió Loid. Sentía cómo la tensión en su cuerpo se disipaba mientras echaba un vistazo a Yor—. Ahora, vamos a empezar.
A medida que hablaba, Loid notó que hablar tenía un sabor diferente por primera vez. Se había preparado para dar clases muchas veces y sabía que tenía el conocimiento y la experiencia para respaldar cada palabra, pero esta vez era distinto. Yor también parecía ganar confianza, esforzándose por dar la mayor cantidad de comentarios, ya que era su idea principal.
Después de presentar varios ejemplos y responder algunas preguntas del público, Loid concluyó con una nota positiva.
—En resumen, cualquier clase puede mejorar con una comunicación efectiva. Pero como me dijo Yor, solo si estoy dispuesto a establecer ciertas conexiones para que haya emoción en la comunicación.
El público aplaudió instantes después y ambos se sintieron aliviados y satisfechos. Mientras bajaban del escenario, el profesor Authen los interceptó y los felicitó.
—Excelente trabajo, ambos. Sabía que podían hacerlo, pero verlos en acción ha sido impresionante.
Loid y Yor se miraron con complicidad.
—Creo que al final, todo salió mejor de lo que esperaba —indicó Loid, mirando a Yor con complicidad.
—Sí, definitivamente —la chica asintió, sintiéndose igual.
—Y todo gracias a que lo hicieron juntos —enfatizó Sigmund, levantando las cejas ante sus antiguos estudiantes. Ambos parecieron incomodarse ante la insinuación—. Espero que continúen así.
—¡Profesor! —exclamó Loid, bastante avergonzado—. Creo que está confundiendo las cosas.
Yor lo observó mientras hablaba, notando el nerviosismo en su expresión. Ella misma sentía una mezcla de emociones, algunas que no lograba identificar del todo. Decidió intervenir antes de que la situación se volviera aún más incómoda.
—Profesor, apreciamos su confianza en nosotros. Trabajar juntos ha sido… una experiencia enriquecedora —trató de mantener la compostura—. Dígale a su esposa que agradezco la invitación.
Sigmund sonrió, con una mirada que sugería que entendía más de lo que decía.
—No se preocupen. Estoy bromeando —señaló con una risita—. No nos queda mucho tiempo después del cierre, pero quiero agradecerles por venir y espero verlos en otra de mis clases abiertas.
Loid y Yor intercambiaron una mirada significativa. Sabían que, aunque las clases fueran abiertas para todo tipo de público, su profesor disfrutaba ver a antiguos estudiantes participando.
Cuando regresaron a sus lugares en la fila de asientos, Loid sacó su teléfono y notó con sorpresa que casi eran las diez de la noche. La realidad de tener que volver a la rutina al día siguiente se paró sobre él, disipando la calidez del momento. Experimentó una respuesta química en su cuerpo ante la desagradable idea de separarse de Yor.
—Es hora de irme —murmuró Loid, sintiendo cómo las palabras se deslizaban con tristeza de sus labios—. Mañana tengo clases y, aunque no creo que termine toda la planificación esta noche, me gustaría al menos avanzar un poco.
—Supongo que nos toca despedirnos —respondió ella con una suave sonrisa, aunque sus ojos revelaban algo de tristeza.
Loid estuvo a punto de asentir con la cabeza, pero algo lo detuvo. Una chispa de reconocimiento brilló en sus ojos mientras una sonrisa se formaba en sus labios.
—Hoy, más que nunca, me di cuenta de lo mucho que me falta aprender algunas cosas —confesó Loid, su voz cargada de inseguridad—. Gracias por tu ayuda, no solamente como compañeros de trabajo, sino… como algo más.
Yor sonrió, dando un paso hacia él, todavía con una sonrisa en el rostro.
—Siento lo mismo, Loid. Me sorprendiste hoy y aprecio tenerte a mi lado, en todos los sentidos.
Loid levantó la vista y se encontró con los ojos sinceros de ella. En ese momento, sintió que no había nada más que necesitara decir. Su mente estaba clara, y finalmente, decidió seguir las órdenes correctas que le enviaba su red neuronal.
—¿Qué tal si celebramos con una cena? —expresó Loid, aún nervioso—. Tengo suficientes cosas para cocinar en mi departamento.
—Me parece genial —contestó Yor—. Aunque conozco un lugar para comer afuera si prefieres.
Ambos rieron, disfrutando del momento. La conversación fluyó mientras salían de la clase, pasando entre sus antiguos compañeros que murmuraban sobre ellos. Incluso Loid pudo notar cómo Sylvia Sherwood levantaba el pulgar en alto antes de alejarse.
—Creo que dimos mucho de qué hablar —dijo Loid, ofreciéndole la mano.
Yor asintió y la tomó, sintiendo calidez en el gesto. Su camino seguía y con él, la promesa de más momentos así.
—¿Te molesta? —preguntó Yor.
Loid se quedó en silencio y contempló a Yor por un momento, agradecido de que ella no dijera nada mientras él pensaba. Se pasó la mano libre por el cabello y soltó un suspiro mientras levantaba la vista hacia el cielo nocturno, que estaba completamente despejado.
—Para nada —respondió él, apretando su mano con más fuerza—. Nunca creí que terminaría así.
Y mil gracias a @roucaelum-art por crear una arte que va con el aire de esta historia.
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wunderschoeneluege · 6 months ago
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Colorful Sunday
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pjs-everyday · 1 month ago
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hehe for our ~1.5K~ celebration, I wanna draw some Halloween sketches!!!!!
Send me your fave My Hero Academia character and a costume!! 🎃😇✌️
or any halloweenie, spooky, silly, sexy, ship-y, mha (or spy x family) requests!! within reason lmao ♡⸜(˶˃ ᵕ ˂˶)⸝♡
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and!!!!! We're moving out of our apartment soon so if ya wanna help us out, our commissions are open! Icons, comics, character sheets, sketches!! Check us out on ko-fi >>here << !! (commissions guarantee that you get your sketch 😉 in a timely manner too!)
gonna work on this through the month of october! 🎃 feel free to send an ask or comment on this post! 🤓
Thank ya for hanging out and sharing a laugh with us 💛
✨ stay spooky, stay safe! ✨
love love love,
p&j 💃🏻🕺🏻
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drkatfuzzmunchkin · 1 year ago
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alienaiver · 9 months ago
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my 11yo nephews started sending me memes. its adorable 😭 i wanna write a piece with atsumu specifically not getting the memes and being called old abt it 🥺 queue him denying it, panicked calling his brother abt it 🤡
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ask-starlight-anya · 2 years ago
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Anya no crimes are illegal!
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captivemuses · 2 years ago
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God Im so ready to leave for Katsucon already. As much as its gonna wreck my feet from all the walking Im so fucking ready to be back at my number one fave con and be with my cosplay friends and meet up with some RP and Twitch friends.
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