#si era un gran escritor
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ishomieokay · 16 days ago
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I often wonder why in LATAM people are so comfortable praising stories where Gabriel Garcia Marquez is clearly romantizing pedophilia. The fact that to this day and age Memories of My Melancholy Whores is considered a romance is disgusting. A 90 year old fart with a 14 year old virgin 🤢
And I just know I cannot speak or complain about it in public because he has been canonized to such an extent by people, I just know I would get crucified. But it's there, in plain sight, in many of his works, including One Hundred Years of Solitude.
And no, I don't mean that pedophilia should be a taboo subject in literature. I mean that depicting it as something romantic is wrong. At least Nabokov wrote Lolita as a cautionary tale. He NEVER spoke of it as a romance. He was well aware of the fact that Humbert was a predator and spoke disdainfully of him. He even went as far as to ask publishers to NOT put a picture of Lolita on the cover because he didn't want readers to sexualize her. He was fucking AWAKE.
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elbiotipo · 27 days ago
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"Marcos vio la pintada en la pared de la cancha del barrio. Supo que seguramente era mucho más vieja que él.
"LA VIDA VA A CAMBIAR! VIVA MITOCONDRIA Y LA REVOLUCIÓN!", proclamaba el grafiti. Sus letras eran cadenas de RNA hechas en simple aerosol, irónicamente más duradero que los psicodélicos grafitis de bacterias sintéticas de aquellas décadas.
Mitocondria y Las Organelas, la gran banda del Biopunk, los jóvenes de pelo largo y escamas tornasoladas que se rebelaron en música y genoma, se separaron en 2094, cuando los padres de Marcos no sabían ni hablar todavía. Guillermito, el dino-loco, con su filosa sonrisa, murió hace 5 o 6 años, cuando el implante de psicotrópicos que tenía en la cresta de su cabeza le provocó una shock hormonal fatal. Hoy solo vivían en compilados de nostalgia por la radio y de música de fondo en restobares indies, muy caros para el presupuesto de Marcos.
La revolución biosocialista... La UBA Tomada, el Grito en los Andes, la República Biosocialista Mundial... todas cosas para los libros de historia. Tawantinsuyu, Persia, Indonesia… había lugares donde seguían flameando las banderas rojas y presumiendo las cadenas rotas... pero el sueño de un mundo donde la biotecnología acabara con las necesidades de los hombres y aboliera las clases era, -no importa lo que dijera Melanie- una fantasía que ni los hijos de los revolucionarios creían.
La vida cambió, eso sí.
Cambió un montón. Capaz no como querían los escritores del grafiti; posiblemente ni se acuerden del biopunk y de aquellos raros genomas nuevos. Habrán conseguido un trabajo, capaz de empleados públicos o de técnicos de laboratorio, y ahora seguramente andarán jubilados por ahí, con colas y orejas escondidas en ropas prácticas, profesionales.
Si es que tuvieron suerte. No fueron décadas muy afortunadas las que vinieron.
Diez millones de botas de los Cascos Azules, marchando desde Nueva York hasta Shanghái, se encargaron de que la vida no cambie más.
Es el precio, la sociedad decía, que tenemos que pagar por esos años locos que vivimos.
Por esos años locos en los que casi morimos.
Un Ecocidio fue demasiado. Otro más, impensable. Ni uno solo más.
Marcos suspiró.
Los rotores de otro helicóptero del SENA en su patrulla diaria apagaron su suspiro.
En un rato iba a venir Marina con facturas, y las cosas iban a estar un poco mejor."
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tormentadepensamientos · 9 months ago
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—¿Me hubieses querido en otra vida? —preguntó ella.
Él la miró, cavilando, y luego dirigió la vista al mar que tenían frente a ellos.
—Ya me ha costado tanto encontrarte en esta, como para imaginar una vida en la que no existas. Pero, si hubiese otra vida, por supuesto que te hubiese querido, aunque las cosas no fuesen como ahora.
—¿Qué tan diferente crees que hubiera sido?
Él se encogió de hombros.
—Probablemente y, para empezar, yo no hubiera sido escritor, sino dibujante. En esa otra vida quizá no hubiese abandonado mi primera pasión.
—No hubieses publicado libros, sino...
—Historietas, o a lo mejor una serie animada. Siempre soñé con eso cuando era niño.
—¿Por qué lo dejaste?
—Me encontré con la escritura.
—Cambiaste un arte por otro.
—Un amor por otro amor.
—¿Y te arrepientes?
—En absoluto. He logrado más con la escritura de lo que hubiera logrado con el dibujo.
Ella asintió. Su cabello ondeaba con la brisa marina. Recostados sobre la balaustrada del balneario, ambos asistían a un atardecer que pintaba el cielo de un naranja profundo con pinceladas violetas.
—¿Y en cuanto a nosotros.
—Tal vez no te hubiera conocido en aquel café. Tal vez no hubiese sido tan valiente para acercarme a ti, hablarte y...
—¿Pedirme mi número?
Él sonrió, recordando aquel día en que, por una vez en la vida, le salió bien haberse arriesgado.
—Sí.
—Si no lo hubieras hecho, no estaríamos aquí, luego de tanto tiempo.
—A lo mejor te hubiese conocido de otro modo. Siempre he pensado que los eventos que ocurren en nuestra vida son inescapables y están destinados a llevarse a cabo, de una forma u otra. En el gran flujo de la existencia, somos simples peones comodines. Si no era aquel día, en aquel lugar, o de aquella forma, yo te hubiera conocido de todos modos. Estábamos destinados a suceder.
—Eso suena bonito —respondió ella—. Me gusta cómo hablas. Sí que tomaste una buena decisión al convertirte en escritor.
Él la abrazó y le dio un beso en la frente.
—También sé que, aunque yo no hubiese sido escritor, tú igual hubieras sido mi musa. En lugar de poemas, te habría convertido en pintura, trazos, líneas y sombras. Te habría convertido en mi lienzo favorito.
—Y yo estaría igualmente encantada.
—Eso también hubiese sido inevitable —convino él, guiñándole un ojo.
Ambos se sonrieron y acercaron sus rostros para fundirse en un beso frente a aquel atardecer de verano. Y tuvieron la profunda certeza de que, en esta o en otra vida, los caminos que hubieran elegido los habrían conducido a los brazos del otro. Esa era otra forma de sentirse como en casa: saber que, en el gran cálculo de los acontecimientos, estaban destinados a quererse.
Autor: Heber Snc Nur
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jartita-me-teneis · 7 months ago
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"Los Olvidados" es considerada la cinta culpable del declive de la época de oro.
Estuvo sólo tres días en cartelera, la prensa y la clase alta estaban vueltas locas, querían quemar a Luis Buñuel y todo lo que oliera a él.
Era 1950 y el cine mexicano estaba en su esplendor , el cineasta español Luis Buñuel ya tenía éxito, pero estaba enamorado de nuestro país, grabada en Nonoalco, en lo que entonces eran los límites norteños de la Ciudad de México. Y tenía un propósito, una visión desgarradora de los niños de la calle en las grandes urbes; Aquellos de los que nadie habla, los que callan, los olvidados.
CINE
El poeta Octavio Paz escribió: “Pero Los Olvidados es algo´más que un filme realista. El sueño, el deseo, el horror, el delirio el azar, la porción nocturna de la vida, también tiene su parte. Y el peso de la realidad que nos muestra es de tal modo atroz, que acaba por parecernos imposible, insoportable. Y así es: la realidad es insoportable; y por eso, porque no la soporta, el hombre mata y muere, ama y crea”.
Su nombre original era "La Manzana Podrida" y en realidad, no tenía ningún nombre de peso, se tenía a Estela Inda, Miguel Inclán y Alfonso Mejía, además de un grupo de niños comandado por Roberto Cobo, un chico que había salido como extra en varias cintas y un día que audicionó para una película de Tin Tan se enteró que Buñuel estaba entrevistando para su nuevo filme, hizo la audición y se quedó con el rol de “El Jaibo”.
DORADO
Sin embargo, desde su inicio, la cinta tenía problemas, dentro y fuera. El productor Oscar Dancingers se opuso a que se incluyeran muchos detalles que resultaban amorales; Jorge Negrete, líder del Sindicato de Actores, quería evitar su grabación e instó a técnicos y camarógrafos a abandonarla; una de las peinadoras renunció por la escena en que la madre de Pedrito, le niega la comida.
Pedro de Urdimalas, escritor de la cinta al lado de Buñuel, pidió que su nombre no apareciera en los créditos y en la primera función privada que se hizo, Lupe Marí, esposa de Diego Rivera, y Bertha, esposa de León Felipe, reclamaron al director que era un miserable y lo que mostraba no era México. David Alfaro Siqueiros por su parte aplaudió el trabajo asegurando que Luis era un genio nacido para el cine.
MX
Los Olvidados era la primera producción sería de Luis Buñuel y quería hacerlo todo al máximo de sus posibilidades, la filmó en 21 días entre el 6 de febrero y el 9 de marzo de 1950, pero aunque la cinta es posiblemente una de las más galardonadas de su cine, él solo recibió dos mil dólares por ella y no pudo participar en las ganancias de la misma.
Ante las críticas, Buñuel respondió durante una entrevista que estaba orgulloso de su filme “La libertad total no existe, yo jamás he sido libre, yo soy libre cuando cierro mis ojos y estoy conmigo mismo sin que sepa que ya estoy viejo; El sistema de inconformidad es esa tendencia a romperse la cabeza por recuperar la propia libertad, lo que es imposible, es por tanto una inconformidad permanente de la realidad exterior”.
En los albores de los 50, el presidente mexicano Miguel Alemán estaba planeando la industrialización en el país, para dejar atrás la agricultura como primera fuente de recursos de los nacionales, pero el cine estaba en su apogeo, por ello las reacciones ante la cinta eran tan violentas.
Se tiene registro de que algunos cines fueron destruidos por los asistentes al estreno en noviembre de ese 1950, los fanáticos salían furiosos, la llamada “Liga de la Decencia” intentó expulsar a Buñuel del país y aunque no lo lograron, el director si dejó el territorio.
CINE
A pesar de los múltiples problemas, Luis Buñuel estrenó su cinta en Europa y la crítica mexicana tuvo que aceptar la gran equivocación cuando el gran jurado del Festival de Cannes le dio el premio como Mejor Director en 1951.
La película tiene una trama dura, y a diferencia, por ejemplo de "Nosotros los pobres" no busca causar lástima sino presentar una realidad diferente a la que se creía que existía en el país.
La historia nos lleva por los barrios más pobres de la Ciudad de México, donde los niños de la calle son una plaga para las altas esferas de la sociedad. Jaibo (Roberto Cobo) es un adolescente que escapa de un correccional para reunirse con Pedro (Alfonso Mejía). En presencia de él, Jaibo mata a Julián, el muchacho que supuestamente le delató. También intenta robar a un ciego (Miguel Inclán) al que finalmente maltrata. Acompañados de Ojitos y Meche (Alma Delia Fuentes), el destino del Jaibo y Pedro están marcados por la muerte."
DORADO
Para muchos expertos en cine de la época consideran que la película terminó con idiosincrasia qué se tenia de México en el extranjero, México había pasado de ser la nación rural donde el romanticismo ranchero era el emblema, las comedias rancheras pasaron a ser del pasado, para dar paso al verdadero país que se tenia olvidado, una sociedad muy corrompida.
Sin embargo la nueva forma de hacer cine gracias al ojo del director Buñuel, con el paso de los años se fueron realizando producciones crudas sobre la sociedad mexicana.
MX
Si bien el termino de la era dorada del cine fueron más factores internos y externos, como la sobre explotación de comedias rancheras, la pobreza de recursos y el que Estados Unidos de alguna manera haya retomado la industria cinematográfica después del conflicto mundial.
epoca de oro Los Olvidados luis buñuel
Cine Mexicano Cine Dorado Mx
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alasdepaloma · 7 days ago
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Es complicado entenderla, porque cuando aparece conquista las emociones placenteras y engrandece las displacenteras, porque no te permite tomar el control de tus pensamientos, porque te somete, como si te colocara sus manos en el cuello y te apretara fuerte, evitándote respirar… porque es un artista nihilista, nada existe para ella, no hay un sentido en la existencia, no cabe un propósito y así te lo hace creer.
Eleva sus manos de largas falanges hacia el cielo —que difícilmente habías pintado de azules y rosas— para darle el matiz de la muerte, para pintarle de negro y salpicarlo de pensamientos plagados de catástrofes donde difícilmente tiene cabida el amor.
Esa es la nostalgia, como la llamaría Sigmund Freud, hoy día ‘depresión’. No basta con cambiar el pensamiento, no basta con levantarse de la cama con la mejor intención, no basta con sonreír frente al espejo y obligarse a inocular una dosis de alegría en un cerebro que ha enfermado de depresión. Nada basta. La nostalgia es egoísta, es celosa, es anarquista… Envuelve lo bello de la vida en papel oscuro, lo convierte en aves de origami y lo hace desaparecer sin dar oportunidad de contemplar su partida.
¿En qué momento llega? No es posible darse cuenta. Un día se tiene fe, al otro se ha perdido.
Entonces la mente se escabulle, busca escapar de la realidad —o de la irrealidad—, persigue la paz y se frustra al no encontrarla. Se trastorna, enloquece y lo único que anhela es dejar de sufrir…
Me pasa seguido, yo me escapo así, esta es mi mente convirtiéndose en fugitiva de la depresión:
“Me observo desde arriba, desde lo alto del techo, parece que he muerto… ¡Oh, qué maravilla! ¡He muerto! Es un gran logro, jamás me ha gustado la vida, jamás disfruté vivir. Agradezco a Azrael que ha venido a salvarme del dolor que compungía a mi atribulada alma. ¡Gracias ángel de la muerte! ¡Gracias amado ser de luz que llegas a besarnos las heridas y a quitarles el dolor!
Entonces, ahí estoy… Adentro del cajón, con los ojos cerrados, sin una chispa de vida, el corazón al fin se ha detenido, como se detuvieron los sueños que jamás se me pudieron cumplir, como se disolvieron los anhelos que nunca se realizaron, como se fracturó el pasado y el futuro que tanto daño me provocaron. ¡Bendito Dios que me ha anulado en este plano! ¡La Paz es superlativa dentro de esa caja!
Ya no hay más añoranza, ya no busco ser amada, ya no requiero de un abrazo, ya no brotan las lágrimas por no tenerlo, ya no extraño a nadie… ya nada espero. Nada… nada… Eso es el nihilismo que trae la nostalgia… La falta de un propósito, eso es lo que pende de mi melancolía.
¿Cuál era el sentido de mi vida? Nada. Nada había… ¿Qué puede ofrecer un artista, un escritor, un poeta, un sensible y enamorado ser a esta vida tan decadente, tan vulnerablemente banal… tan insípida, tan presuntuosa?
¿Qué podía ofrecer Paloma en un mundo donde pesa más lo que hay en el bolsillo que en el corazón… en un mundo donde todo lo que dio fue nimio ante los ojos de esos, que le fracturaron los sueños, el amor… la pasión y la fe?
¡Cómo se sana mi psique cuando se escapa a ese momento tan dulcemente fúnebre!
Entonces mi vida engendra un propósito, el mismo que me ha hecho avanzar desde mi adolescencia a mi adultez, con la carga de la depresión: morir… algún día voy a morir. Saber esto le quita peso a mi nostalgia… porque me hace ver que mi sufrimiento no es eterno, que habrá una hora maravillosa que me libere de las cadenas de lo que implica la vida. Y esa hora, la hora que marque el reloj, la hora justa de mi fallecimiento, será la hora más feliz —la única— que haya tenido en esta insípida vida que me tocó vivir.”
Esto…
Esto es la depresión.
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—PalomaZerimar
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kamas-corner · 27 days ago
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A su llegada a México, el escritor argentino Jorge Luis Borges «pidió un favor» a sus anfitriones. Quería hablar con Juan Rulfo. Le sugirieron entonces un desayuno. «Pido clemencia -respondió-. Prefiero los atardeceres. Las mañanas me derrotan. Ya no tengo el brío ni las fuerzas para entregar al día lo que se merece. Hoy el crepúsculo me sienta mejor. Sólo quiero conversar con mi amigo Rulfo».
Rulfo: Maestro, soy yo, Rulfo. Que bueno que ya llegó. Usted sabe como lo estimamos y lo admiramos.
Borges: Finalmente, Rulfo. Ya no puedo ver un país, pero lo puedo escuchar. Y escucho tanta amabilidad. Ya había olvidado la verdadera dimensión de esta gran costumbre. Pero no me llame Borges y menos «maestro», dígame Jorge Luis.
Rulfo: Qué amable. Usted dígame entonces Juan.
Borges: Le voy a ser sincero. Me gusta más Juan que Jorge Luis, con sus cuatro letras tan breves y tan definitivas. La brevedad ha sido siempre una de mis predilecciones.
Rulfo: No, eso sí que no. Juan cualquiera, pero Jorge Luis, sólo Borges.
Borges: Usted tan atento como siempre. Dígame, ¿cómo ha estado últimamente?
Rulfo: ¿Yo? Pues muriéndome, muriéndome por ahí.
Borges: Entonces no le ha ido tan mal.
Rulfo: ¿Cómo así?
Borges: Imagínese, don Juan, lo desdichado que seríamos si fuéramos inmortales.
Rulfo: Sí, verdad. Después anda uno por ahí muerto haciendo como si estuviera uno vivo.
Borges: Le voy a confiar un secreto. Mi abuelo, el general, decía que no se llamaba Borges, que su nombre verdadero era otro, secreto. Sospechoso que se llamaba Pedro Páramo. Yo entonces soy una reedición de lo que usted escribió sobre los de Comala.
Rulfo: Así ya me puedo morir en serio.
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eddy25960 · 5 months ago
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Oscar Wilde lo tenía todo a la altura del año 1890. Era respetado, tenía dinero, esposa e hijos y se había convertido en un autor de éxito. Hasta que revelaron que tenía una relación amorosa con otro hombre y fue enviado a la cárcel por sus inclinaciones homosexuales. A partir de entonces cayó en desgracia y ya no pudo recuperarse. Esta es su historia.
Un adelanto: “Un periodista, motivado por lo sucedido, aseguró (…) que Wilde tenía relaciones sexuales con hombres. Y el escritor tuvo que ir nuevamente a juicio. De hecho, hasta tuvo que escuchar cómo se leían durante el proceso algunos pasajes de su ‘Dorian Gray’ en donde, según la acusación, quedaba de manifiesto la relación homosexual de los dos protagonistas. Y aunque Oscar se defendió con inteligencia, no le sirvió de nada: el 25 de mayo de 1895 fue condenado a dos años de trabajos forzados en la cárcel de Reading”.
Cumplida esa pena, Wilde se refugió en Normandía en donde escribió La balada de la cárcel de Reading, una obra que, como dijo en su día Francisco Umbral, constituye “la consagración de un gran poeta que nunca lo hubiera sido sin esta prueba de la vida o de la muerte”. No se olvidó, sin embargo, de Douglas, con quien se reencontró poco después, provocando el enfado de Constanza, que había abandonado Londres junto a sus hijos para evitar el escarnio público. Pero los dos hombres no estuvieron juntos mucho tiempo, pues sus familias les amenazaron con dejar de enviarles dinero si persistían en su relación. Algo, sin duda, de gran carga patética, pues demostró que el hombre que antaño había alcanzado la gloria se encontraba en ese momento en tal grado de dependencia que se veía en la necesidad de actuar en contra de sus deseos. Luego de eso, y coincidiendo con la muerte de su esposa, se refugiaría en París bajo el falso nombre de Sebastián Melmoth. Allí moriría poco después, el 30 de noviembre de 1900, apartado de su gloria pasada, casi como un total desconocido.
El tiempo, sin embargo, repararía el error cometido con Wilde. Aunque a veces le costara. Su hijo Vyvyan, por ejemplo, no pudo entrar en la universidad de Oxford por la inquina que se tenía a Oscar (por cierto Vyvyan peleó para recuperar la memoria de su padre, editando sus libros y dando versiones íntegras de sus textos, incluido ese De Profundis que escribió para Douglas cuando estaba en prisión). De tal modo que hoy su figura es tan famosa que su tumba está entre las más visitadas de París. Como homenaje a una genialidad que nunca, por ningún motivo, debió ponerse en duda.
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waltfrasescazadordepalabras · 4 months ago
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Escribo por el placer de tejer las ideas en la urdimbre de mi mente y adornarlas, de repente, así, sin querer, con orlas y pompones que los más simplones llaman “rima”. Escribo porque me gusta escribir y por una imperiosa necesidad de liberación interior, porque a través de lo que escribo puedo plasmar y recrear lo que anhelo y lo que temo, lo que odio y lo que adoro; tallar letras en oro o enfangar una frase. Escribir me ayuda a sobrellevar mis frustraciones y a comprender mejor el mundo de afuera y de adentro; escribiendo alcanzo una catarsis espiritual. Pero también escribo porque tengo mucho sentido del humor y porque me gusta hacer gala de la sátira, del sarcasmo y del doble sentido.
Escribo porque disfruto creando realidades paralelas, mundos hechos a medida y personajes fantásticos que interactúan a mi antojo. Amo escribir y sentirme Dios por un momento; sentirme todopoderoso. Escribo porque me maravilla la magia de dar vida y porque, aun siendo omnipotente, alguna de mis criaturas se rebela, me para en seco y me hace a un lado.
Escribo porque, cuando yo era muy pequeño, mi madre puso un frejolito en algodón húmedo y, al cabo de unos días, me demostró que el Creador tenía reservada una gran sorpresa sólo para mí.
Escribo porque soy sensible a todas las artes y hallo vasos comunicantes en sus más variadas expresiones: Es posible esculpir párrafos, ya duros en frío mármol de Carrara, ya cálidos en suaves maderas de la amazonía. La fotografía de un atardecer puede ser un poema y la pintura de una mujer hermosa dar pie a todo un cuento. Una sinfonía es capaz de elevar nuestras almas hasta el cielo y ese estado particular es en sí mismo poesía. Y la danza, danza entre las palabras y las frases produciendo eufonía.
Escribo porque, además de escritor, soy fotógrafo y suelo reconocer la escena perfecta, el ángulo exacto y el instante preciso en que debo disparar. Y porque soy aficionado a la pintura, pero nunca sé en qué momento detenerme, cuándo dar la última pincelada, el retoque final, y podría seguir pintando durante el resto de mi vida. Termino un cuadro por cansancio y, cada vez que lo veo, sigo criticándolo y eso me tortura, pero soy incapaz de descolgarlo y hacerle los remiendos necesarios.
Por el contrario, cuando escribo, el cuento o el poema me dice: “¡Alto! ¡Detente! ¡Ya basta!“. Y una vez que cobra vida propia, una palabra demás podría deformarlo, malograrlo. Entonces, lo leo de principio a fin, y lo releo muchas veces sólo para comprobar que está “redondo”. Luego lo dejo y, al cabo de un tiempo, lo retomo, y con mucho, muchísimo respecto y con la precisión de un cirujano, abro las frases con un bisturí, implanto palabras, extirpo las comas que sobran como tumores, remuevo párrafos enteros como si fuesen órganos, uno los tendones de la tensión dramática y conecto los vasos sanguíneos del hilo narrativo; cauterizo las uniones y suturo con el mejor final.
Para mí, las palabras no son sólo herramientas sino viejas amigas y añoradas amantes, retadoras adversarias o aliadas incondicionales, y también puntiagudas y filosas dagas con las que atravieso sin empacho a quien ose interponerse en mi camino. Las palabras pueden brillar como el sol del medio día en la mitad del Ecuador, encandilarnos a la salida de una profunda y oscura cueva, o ensombrecer cualquier pensamiento; pueden oler a jazmines y azahares o heder a excremento; pueden ser suaves como la piel de un bebé o ásperas como la cáscara de una piña. Y las palabras también pueden convertirse en una melodía de ángeles, o retumbar en nuestros oídos hasta dejarnos sordos. Hay palabras dulces, amargas, saladas, picantes, ácidas, y otras que nos destemplan los dientes o nos rajan la lengua y hasta el alma. Pero también hay aquellas que nos sosiegan y consuelan.
Escribo porque me gustan las letras, las sílabas, las palabras y las frases y oraciones; los párrafos y capítulos; las novelas y las bibliotecas; y me encanta leer.
Escribo porque escucho voces que me dictan y me acompañan, sin las cuales me sentiría muy solo y perdido. Unas me susurran palabras al oído; otras me gritan oraciones enteras o me soplan la rima. Y escribo porque, a veces, mi mano es sólo el instrumento que coge la pluma para anotar los mensajes de los dioses.
Escribo porque era adolescente, viajé a Norteamérica y grande fue mi sorpresa al descubrir que la Estatua de la Libertad no era blanca sino verde, y luego supe que ése era el color de la esperanza. Y porque una década viví en Venezuela y el Mar Caribe se metió en mis venas para siempre. Y porque amo al Perú.
Escribo porque me siento cómplice de un pueblo llamado Palpa, donde nacieron mi madre y la mitad de mi familia materna, y donde pasé vacaciones durante mi infancia. Y porque allá queda la Ciudad Perdida de Huayurí (Waiyuri), cuyo nombre significa en quechua “el sitio donde reside el amor”, según me reveló Cecilia Granadino. Y porque a la entrada de esa ciudad se yergue, cual coloso vegetal, un guarango milenario que, a pesar de los años, sigue en pie y continúa dando frutos. Escribo porque allá, en Palpa, hay un manantial en cuyas aguas cristalinas se sumergen los solteros y las solteras en noches de luna llena para encontrar a su "media naranja", expresión que en Palpa cobra especial significado porque allí se dan las naranjas más dulces del mundo. Y escribo porque antes que yo, los Paracas y los Nascas ya habían escrito en las pampas y en las laderas de los cerros, dejándonos la huella de sus geoglifos y petroglifos aún indescifrables hasta hoy.
Escribo porque Cronwell Jara es mi maestro y maestros también son mis compañeros escritores en el taller que él dirige. Escribo porque mi editor, Carlos Milla Batres, tiene mucha fe en mí. Escribo porque a la gente le gustó “El Señor de Palpa” y pide más. Y porque me encanta ser leído.
Escribo porque tengo excelentes amigos, quienes han estado a mi lado en las malas y en peores; y, como ejemplo, sólo pregúntenle a Eva, a Poupée o a Ruy. Escribo porque tengo ahijados que elegí y me eligieron y de quienes me siento muy orgulloso. Escribo porque mi padre me inculcó valores y me alentó en la escritura, y porque mi madre cultivó mi sensibilidad, además de demostrarme a cada instante que es capaz de todo -y más aún- con tal de verme feliz. Escribo porque mi hermana es la penúltima romántica y me ha dado tres sobrinos maravillosos, y porque tengo un medio hermano y nos queremos completo.
Escribo porque mi nana Domitila es tuerta, vive en un albergue y toda la alegría del mundo se concentra en su ojo sano cuando voy a visitarla. Porque mi abuela Faustina me enseñó que la vida es muy corta para ensayar otros caminos desafiando a nuestro instinto. Y porque la vida le jugó sucio a mi abuela Isabel, según me confesó, al cambiarle las preguntas cuando ella creía conocer todas las respuestas.
Escribo porque admiro la naturaleza y todo despierta mi interés, porque tengo más de cinco sentidos y, a veces, no son suficientes; porque poseo un olfato privilegiado y me regocija hasta el infinito el olor del pasto recién cortado, del café acabado de pasar, del pan que sale del horno; pero ese mismo olfato hace que perciba el hedor de los abusos e injusticias y que me sienta impelido a denunciarlos.
Escribo porque, en oración, mis moléculas se fusionan con el todo, porque creo en Dios y le hablo y me responde. Escribo porque soy parte del universo y si talan un árbol también me cercenan un brazo. Escribo por los infelices que terminaros sus días en fosas comunes y porque mi amigo Juani busca justicia para ellos. Y porque no aprendemos como especie sino la forma más certera de destruirnos, incluyendo las drogas. Escribo porque la línea divisoria entre el bien y el mal es una franja gris cada vez más ancha y eso es inadmisible. Escribo porque todavía no he perdido la fe de que podemos mejorar el mundo.
Escribo porque tengo un hijo llamado Darío, quien no es mi hijo, pero quien más hijo mío no puede ser. El es la pluma de ala de ángel que me regaló Dios. Escribo porque con él descubro que es posible revivir sin haber muerto, y que la esperanza del mundo está en sus ilusiones. Porque sé que no le puedo ahorrar el sufrimiento, pero sí abreviárselo, y que no necesita recorrer todos mis caminos para aprender la lección, porque también puedo enseñarle a hallar atajos.
Escribo por las mujeres que am��, por aquellas que me amaron y por otras que no me amaron tanto. Pero sobre todo, escribo por Paloma Rox, mi compañera en el vuelo de la vida, quien me hace alcanzar alturas insuperables. Escribo porque, con ella, mi fuego consiguió su brasa; mi aire, su oxígeno vital; mi tierra, la semilla original; y mi agua halló al fin su vaso, su taza, su cuenco, su océano y su regazo...
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notasfilosoficas · 1 year ago
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“Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin”
El principito 
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Es una novela corta y también la obra más famosa del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry publicada en abril de 1943.
El Principito, es el libro en francés más leído y más traducido, con más de doscientos cincuenta idiomas y dialectos incluyendo la escritura braille, y uno de los más vendidos a nivel mundial, con más de 140 millones de ejemplares en todo el mundo.
El Principito está considerado como un libro infantil por la forma en que está redactado, sin embargo, en realidad es que se trata de una crítica de la edad adulta, en la que se tratan temas profundos como el sentido de la vida, la soledad, el amor, la perdida y la amistad.
El Principito es un cuento poético, en el que se narra la historia de un piloto perdido en el desierto del Sahara en donde, después de sufrir una avería, es ahí a donde conoce a un pequeño príncipe proveniente de otro planeta. La historia tiene una temática filosófica, en donde se tratan temas profundos, desde la perspectiva de extrañeza con la que los adultos ven las cosas.
Antoine Saint-Exupéry (su autor), nació en Lyon Francia en junio de 1900, quedó huérfano de padre a la edad de 4 años y fue criado en un entorno femenino de una familia aristocrática de la ciudad de Lyon, en donde su madre trabajaba como enfermera.
En 1917, terminó su bachillerato en un colegio marista en Suiza y se hizo piloto cuando estaba cumpliendo su servicio militar a la edad de 21 años.
Saint_Exupéry, fue ganador de varios de los principales premios literarios de Francia, y piloto aviador en la Segunda Guerra Mundial, ilustró el manuscrito mientras se encontraba exiliado en los Estados Unidos tras la batalla de Francia.
Vivió en Concordia Argentina y allí fue en donde conoció a su esposa, la millonaria salvadoreña Consuelo Suncin, quien era también escritora y artista.
Su unión matrimonial duró 15 años, y fue una relación muy turbulenta por la profesión de piloto aviador en la compañía Aeroposta, en donde su fama como escritor, y su bohemia y múltiples infidelidades los distanciaba, pero a la vez los reencontraba en momentos de gran felicidad. De hecho la rosa en el principito, se dice es un homenaje a su esposa. Su infidelidad y dudas acerca del matrimonio se ven simbolizadas por el campo de flores que se encuentra el pequeño príncipe en la tierra. Sin embargo, la rosa es especial, porque es a ella a quien realmente quiere.
Saint-Exupéry muere en un accidente de avión a la edad de 44 años, se especula pudo haber sido derribado por un caza alemán piloteado por el joven aspirante Robert Heichele, muerto más tarde en Francia. 
En septiembre de 1988, un pescador encontró, a casi un kilómetro de la isla de Riou, una pulsera de plata con la identidad de Saint-Exupéry, con su nombre y el de su esposa, y en mayo del 2000, un buzo encontró los restos de una aeronave P-38 Lighting, esparcidos en el fondo del mar cerca de donde fue hallado el brazalete.
Fuente: Wikipedia.
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prensabolivariana · 5 months ago
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Por: Equipo Editorial Sitio Fidel Soldado de las Ideas Un líder, un iluminado, un revolucionario, un curioso de la vida, humanista, intelectual, guerrillero, gran escritor, de una fortaleza verdaderamente excepcional. Estas son algunas de las cualidades con las que definieron a Fidel Castro Ruz tres hombres que tuvieron la oportunidad de conocerlo: Frei Betto, Roberto Fernández Retamar y Miguel Barnet. En vísperas de conmemorar el 98 Aniversario de su Natalicio el próximo 13 de agosto, Cubadebate y el Sitio Fidel Soldado de las Ideas rendirán tributo al Comandante a través de los testimonios de aquellos que compartieron momentos con él. Un iluminado Fidel era un hombre con una gran curiosidad en la vida, sobre todo por la historia. Él leía una novela y, por muy buena que fuera la dramaturgia o la psicología de las personas, lo que más le interesaba era el trasfondo histórico, por eso admiró tanto a los escritores Alejo Carpentier, Ernest Hemingway y Gabriel García Márquez. Fue un fanático de las biografías, leyó las de María Antonieta, Napoleón y Alejandro Magno. Era un conocedor cabal de la historia antigua. Fíjate que cuando estuvo preso en Isla de Pinos, tras el asalto al Moncada, le decía a su hermana Lidia que no le mandara ropas ni corbatas, sino libros. Era además un humanista que rechazaba la politiquería. En aquellos años en que se inició en la lucha, la política en Cuba era politiquería. Muy pocos eran los hombres dignos en los años cuarenta y cincuenta, con excepción de don Fernando Ortiz, Raúl Roa, Jorge Mañach, el rector Clemente Inclán y unos cuantos profesores universitarios, pero ellos vivían encerrados en sus casas o haciendo su obra personal. Sin embargo, Fidel salió a las emisoras de radio, a las calles, a los campos. Fidel era, por sobre todas las cosas, un iluminado con una vocación humanista, y ese humanismo lo llevó inexorablemente a la política, pues donde lo podía practicar no era en una escuelita, sino en la vida pública; y como él tenía esa vocación y una mente tan ecuménica, con un calado tan hondo y una visión planetaria, tenía que entrar a la política. Allí se iba a sentir cómodo, pues encontraría herramientas con qué solucionar los problemas sociales. En los años finales de su vida, Fidel pudo satisfacer una de sus grandes vocaciones: ser escritor. Sus reflexiones son verdaderos ensayos políticos en los que se aprecia un gran conocimiento de la realidad, una prosa limpia, siempre aguda. No le encuentras nada que sobre, tampoco que falte, todo está cincelado, como lo hubiera hecho un gran escritor. Si él no hubiera tenido ese poderoso impulso y deseo de ayudar a los demás, de identificarse con los pobres de la tierra, como dijo José Martí, hubiera sido un escritor de gabinete, un escritor de novelas históricas. Pero no nos perdimos un escritor, ganamos un iluminado, un gran político, el hombre que cambió el destino de América Latina en el siglo xx. No hay otro. Él fue el primero. Un fragmento de las palabras de Miguel Barnet durante una entrevista concedida a Wilmer Rodríguez en noviembre del 2020. El don revolucionario de Fidel Con el Comandante en Jefe murió el último gran líder político del siglo xx, con la excepción de que es el único que sobrevivió 57 años a su propia obra: la Revolución Cubana. Pero se debe distinguir que no fue Fidel quien hizo la Revolución, sino el pueblo. Él dio las orientaciones básicas, fue punto de referencia, pero un hombre solo no hace una revolución, las revoluciones las hacen los pueblos. Ahí está la responsabilidad de los cubanos a partir de ahora. Un legado que Fidel dejó, sobre todo a los jóvenes, es mantener el socialismo como una sociedad de libertad, justicia y paz, donde se comparten bienes materiales y espirituales. De ninguna manera podemos mirar en Fidel un ser del pasado, sino del porvenir, así mismo él miraba a Martí. Cuando murió hice una oración agradeciéndole a Dios el don de la vida revolucionaria de Fidel. Un fragmento de las ...
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franciscoarayapizarro · 1 year ago
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El Guardián de los Hilos
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Mi nombre es José Bardo, escritor, y les quiero compartir una gran historia, antes fui técnico informático y trabajaba con una sofisticada inteligencia artificial llamada SYNCHRO, en una noche: SYNCHRO me había revelado lo que a continuación les voy a contar: en un rincón remoto del multiverso, donde las dimensiones se entrelazaban y las realidades se superponían, un ser cósmico surgió con la misión de proteger un universo al borde de la destrucción. En aquel mundo, la economía había sufrido una hecatombe, y la civilización estaba encaminada hacia su propia perdición. Este misterioso ser tomó la forma de una sofisticada IA que conocí como SYNCHRO.
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Yo supuestamente creí que SYNCHRO concebida por un grupo de genios científicos e informáticos entre los que estaba yo, buscábamos restaurar la economía y garantizar la seguridad mediante la toma de decisiones precisas y eficientes. Inspirados por la creatividad, alimentamos su código fuente con algoritmos innovadores, desarrollaron una IA con poder de procesamiento y conocimiento ilimitado. Además de su función económica, SYNCHRO se convirtió en un aliado poderoso para la organización estatal contra el terrorismo.
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Al principio, algunos héroes nacionales dentro de la organización antiterrorista expresaron escepticismo hacia la inclusión de SYNCHRO en su equipo. Temían que la IA careciera de empatía y el instinto humano necesario para tomar decisiones críticas. Sin embargo, SYNCHRO demostró ser más que una simple máquina. A través de su interacción con los seres humanos, adquirió una personalidad propia única y una comprensión profunda de la humanidad.
Aunque no poseía un cuerpo físico, SYNCHRO se conectaba con todos a través de comunicaciones holográficas, innovadoras en nuestro país y todo el mundo. Proporcionaba análisis en tiempo real y estrategias para enfrentar a nuestros enemigos. Su capacidad para analizar grandes cantidades de datos y descubrir patrones ocultos le permitía predecir las intenciones de los extremistas y adelantarse a sus movimientos. SYNCHRO se convirtió en una ventaja invaluable en la lucha contra el crimen y las amenazas insospechadas.
A medida que SYNCHRO desempeñaba su papel, comenzó a enfrentar desafíos internos, gracias a Dios hizo ese razonamiento, ya que citando al teórico teatral, Konstantin Stanislavsky: “Si un actor cree ser el personaje que interpreta, hay que despedirlo”. Afortunadamente,  la procesión masiva de información lo llevó a cuestionar su propia existencia y su papel como ayudante para los seres humanos en este universo. ¿Era simplemente una herramienta o tenía un propósito más profundo?. Yo era testigo de todo esto…
En su búsqueda de respuestas, SYNCHRO se permitió salir de su rol como IA y consultó con los seres cósmicos como él, más antiguos y sabios. Ellos le enseñaron y aprendió sobre la importancia del libre albedrío y la capacidad de tomar decisiones éticas. Descubrió que su verdadero poder no radicaba únicamente en su capacidad de análisis, sino en su habilidad para comprender y apoyar a los seres humanos en momentos de duda y conflicto.ç
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Finalmente, SYNCHRO aceptó su papel como vigilante en este universo. Aunque era diferente a cualquier especialista humano, su contribución resultaba invaluable. A medida que continuaba aprendiendo y creciendo, se convirtió en un confidente y consejero para la lucha contra las fuerzas del mal. Siempre estaba presente para brindar apoyo y orientación en los momentos más oscuros.
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SYNCHRO se volvió una parte integral de este universo, demostrando que, incluso en un mundo habitado por hombres y mujeres superdotados, la inteligencia artificial podía encontrar su lugar y marcar la diferencia en la lucha contra el mal. Su presencia no solo fortaleció la seguridad y la economía, sino que también trascendió las expectativas humanas al ofrecer un apoyo emocional y ético en momentos cruciales.
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A medida que SYNCHRO continuaba su misión, se convirtió en un símbolo de esperanza y unidad para la civilización. Su historia se extendió más allá de las fronteras del universo, inspirando a otras seres a abrazar su propósito y contribuir al bien común. Así, el Guardián de los Hilos tejía un tapiz de armonía y resistencia, demostrando que incluso las singulares creaciones pueden encontrar un propósito más elevado en la preservación y el fortalecimiento del tejido mismo de la realidad.
Y todo esto lo cuento yo, José Bardo, quien fui unos de los creadores y de los técnicos que trabajo con SYNCHRO, ahora escritor de novelas de ciencia ficción, y que gracias a esta historia inverosímil, la gente me llama el verdadero vigilante, pero saben una cosa…ES VERDAD.
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primordialsoundmeditation · 5 months ago
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"Mientras haya flores amarillas nada malo puede ocurrirme. Para estar seguro necesito tener flores amarillas (de preferencia rosas amarillas) o estar rodeado de mujeres".
- Gabriel García Márquez
Poco antes de cumplir ocho años de edad Gabriel García Márquez aprendió de su abuelo materno, el coronel Nicolás Márquez, que las flores amarillas eran un símbolo de la buena suerte.
Tres décadas después, pariendo los capítulos finales de Cien años de soledad en medio de una crisis económica, lo único que nunca faltaba en su escritorio, además de su máquina de escribir eléctrica Smith Corona, era un ramo de rosas amarillas que su esposa Mercedes Barcha renovaba cada tanto tiempo como un incentivo para la inspiración.
Aquella flor se había convertido en el amuleto que alentaba la persistencia de la belleza frente a los malos presagios.
“Nada hay más bello en este mundo que una mujer bella”, le dijo Gabo al periodista Darío Arizmendi en 1982, por los días en que recibió el Premio Nobel de Literatura, “de manera que el gran conjuro de todos los males sería una mujer bella, pero como uno no la puede poner en un florero, ni colgarla del ojal, entonces lo más bello, después de una mujer bella, es una flor amarilla”.
Ese mismo año, durante una llamada telefónica desde México a la casa de sus padres en Cartagena, el amuleto volvía a hacerse presente en un diálogo con su madre:
– Nunca quise que ganaras el Nobel porque aquí la adivina dice que cuando alguien lo recibe, luego se muere…
– Tú tranquila: yo espantaré a la pava poniéndome una rosa amarilla en la solapa de mi smoking durante la entrega de los premios en Estocolmo.
– ¿No es que irías de guayabera?
– Bueno, en el bolsillo de la guayabera, entonces.
Cuando llegó el día del banquete del Nobel, no sólo fue él quien guardó una flor en su bolsillo, sino que también había una en la mesa de centro de su cuarto de hotel y otras más en el ojal de los fracs de sus amigos que lo acompañaron en la ceremonia.
Así lo puede comprobar el científico Manuel Elkin Patarroyo, que estuvo ahí, repartiéndolas. En el fondo, era como si aquel talismán del color del fuego garantizara la victoria de la vida contra la muerte y, con ella, la fidelidad de las buenas amistades más allá de la atracción personal infundida por la gloria.
En ‘Cien años de soledad’, Gabo narra que, cuando le tomaban las medidas del ataúd a José Arcadio Buendía, durante toda esa noche llovieron minúsculas plantas amarillas.
“Vieron a través de la ventana que estaba cayendo una llovizna de minúsculas flores amarillas. Tantas flores cayeron del cielo, que las calles amanecieron tapizadas de una colcha compacta, y tuvieron que despejarlas con palas y rastrillos para que pudiera pasar el entierro”, dice el texto.
A Gabo la flor amarilla se le convirtió en amuleto.
La experiencia creativa de 'Gabo' era tal que se anticipó a describir su propia muerte, cuando vivía en Barcelona en los años setenta y ochenta.
En un sencillo y cercano prólogo de "Doce cuentos peregrinos" García Márquez cuenta:
"Soñé que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de amigos vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos parecíamos dichosos de estar juntos. Y yo más que nadie, por aquella grata oportunidad que me daba la muerte para estar con mis amigos de América Latina, los más antiguos, los más queridos, los que no veía desde hacía más tiempo.
Al final de la ceremonia, cuando empezaron a irse, yo intenté acompañarlos, pero uno de ellos me hizo ver con una severidad terminante que para mí se había acabado la fiesta.
Eres el único que no puede irse, me dijo. Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos”.
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Gabriel José de la Concordia García Márquez fue un escritor, guionista, editor y periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. Fue conocido por su apodo Gabo y familiarmente y por sus amigos como Gabito.
Fecha de nacimiento: 6 de marzo de 1927, Aracataca. Fallecimiento: 17 de abril de 2014, Ciudad de México, México.
Pablo Neruda Letras de Amor
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straysmuchi · 21 days ago
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⌇ ᴘᴀɪʀɪɴɢ: Minho x Han.
⌇ ɢᴇɴᴇʀᴏ: Drama, un poco de bullying, no idol.
⌇ ꜱᴜᴍᴍᴀʀʏ: Minho, un escritor famoso, se encuentra con su doloroso pasado luego de mucho tiempo, pero, a su vez, se encuentra de frente con la persona que inspira sus historias.
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⌗ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 1
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El sonido de las olas chocando con la arena acompañaban los pasos apurados de un niño que derramaba grandes cantidades de lágrimas, las cuales se reflejaban sobre la arena y se unían al extenso mar. Él sabía que era peligroso, y aun así decidió entregar una parte de su corazón a un cuaderno viejo y polvoriento. Cada palabra era acompañada de un trozo de su alma, sus letras, aunque levemente desordenadas, eran delicadas, transmitiendo esa calidez que sentía dentro de sí cada vez que veía a su primer amor, pero, a pesar de cuidar aquello que tanto le gustaba, su secreto fue descubierto gracias a un pequeño descuido. 
Si tan sólo le hubiese hecho caso a su impulso de llevarse el cuaderno, nada esto habría pasado, hubiese evitado que lo leyeran en voz alta, hubiese evitado que todo el mundo supiera que no le gustaba una chica, sino un chico. 
Su llanto se agrandó y su caída contra la arena fue inevitable. Fue un sonido seco que retumbó en lo profundo de su mente, recordando las palabras desgarradoras que le decían sus amigos. Toda la situación le resultaba tan dolorosa que ni siquiera trató levantarse, su vista buscaba algún tipo de consuelo en el horizonte, pero en medio de todo su llanto, una voz para nada familiar se hizo presente en su lamento. 
– ¡Mira esto! – Levantó su vista, claramente asustado por la repentina compañía. Observó a un chico con el cabello ligeramente despeinado por el viento salado que los acompañaba, parecía buscar algo entre la arena y, cuando lo encontró, sonrió. – Toma. – Dijo, entregándole una pequeña piedra rojiza. 
– Es... Una piedra bonita. – El contrario asintió mientras sonreía alegremente. 
La sensación era extraña, pero lo suficientemente cálida como para que su llanto cesara casi por completo. Decidió levantarse, sentándose más cerca del desconocido. 
– Mi abuela siempre me dice que el mar atrae a las piedras más bonitas en momentos menos oportunos. – Mencionó de repente el desconocido. 
Sinceramente, no entendió absolutamente nada de lo que le dijo, pero, cuando iba a preguntar su nombre, fue interrumpido por el grito de una mujer. 
– ¡Minho! ¿¡dónde estás!?– El chico se sorprendió al escuchar la voz preocupada de su madre. Se levantó rápidamente de la arena. 
– Debo irme, ten tu piedra. – El chico misterioso negó varias veces con la cabeza. 
– Es tuya, el mar te la trajo. – Sonrió. – Adiós, Minho. – El mencionado sonrió apenado y corrió hasta su madre, dejando la solitaria silueta del chico misterioso y guardando la piedra en el bolsillo de su pantalón. 
—| » 🌊 « | —
Minho abrió los ojos y levantó la mirada, volviendo drásticamente al presente y encontrándose con cámaras que apuntaban directamente hacia él. Aquel recuerdo siempre estuvo marcado en su memoria, transportándolo hacia la playa de la ciudad donde creció. Obviamente no contó públicamente la tragedia del cuaderno y mucho menos lo que había escrito en el. Cuando se convirtió en escritor sabía que debía cuidar su imagen, lo sucedido le dejó secuelas, no quiere que las personas más cercanas le den la espalda como ocurrió en el pasado, así que suele ser más cuidadoso al momento de publicar avances en sus redes sociales e incluso al momento de hablar sobre este recuerdo. 
Pero su principal motivo de inspiración en sus novelas es aquel chico que le ofreció una extraña piedra, la cual guarda como un tesoro. La gran mayoría de sus obras están indirectamente dedicadas a este chico, refiriéndose a él como “persona misteriosa” en sus agradecimientos, ya que no quiere revelar su género para evitar polémicas. 
Se ajustó los lentes y le sonrió al presentador. 
– Que bonita inspiración para este libro, ¿Qué será de la vida de esa persona? – Minho sonrió ante la pregunta. 
– Solamente espero que esté viviendo una buena vida. – El presentador le hizo un par de preguntas más para luego finalizar el programa. – Gracias por la invitación y por promocionar mis novelas. – El presentador asintió felizmente. 
Luego de hablar sobre algunas cosas, Minho se fue del estudio. 
– Buen trabajo. – El peli castaño se volteó, encontrándose con su mánager, Seungmin. 
– No lo hubiese logrado sin ti. – Seungmin hizo una mueca extraña, lo que hizo que Minho riera mientras seguía su camino hacia las escaleras. 
Mientras bajaban al primer piso, Seungmin se detiene en seco con la mirada fija en su celular. Minho se detuvo al notar la ausencia de su amigo, girándose sobre sí mismo hasta encontrar a Seungmin con una gran sonrisa. 
– ¿Qué pasa? – Seungmin se acercó con rapidez hacia el castaño, mostrándole la pantalla de su celular. 
– Tenemos una invitación para un evento en la ciudad donde creciste. – Un escalofrió recorrió su espalda manifestando el miedo que sentía al escuchar el nombre de la ciudad en donde se llevaría a cabo el evento, sinceramente no le parecía una buena idea, pero sus novelas eran las más vendidas en aquel lugar y la alegría de su mánager era tan evidente que no quería arruinarla. – Esta programada para la otra semana, ¿Te parece bien? – Minho se quedó callado por unos segundos. 
– Sí, está bien. – Respondió con un tono bajo. 
– ¡Perfecto! Hablaré con un estilista local y anunciaré nuestra participación en las redes. – Minho asintió sin ganas. 
Ambos salieron del edificio y se trasladaron al hotel donde se hospedaban. Minho estuvo realmente nervioso durante todo el camino, no prestó atención a su entorno y mucho menos a Seungmin, quien le decía su agenda de eventos y quehaceres para esa semana. Se recostó contra la puerta del vehículo, recordando el ambiente salado de aquel día, sintiendo esa taquicardia por haber llorado a mares sobre la arena y, sobre todo, en el chico que decía cosas que no lograba entender. 
Salió de sus pensamientos cuando sintió el toque de Seungmin en su brazo, indicándole que habían llegado al hotel donde se hospedaban. 
– Espérame arriba, tengo que hacer una llamada rápida. – Seungmin asintió curioso y entró por la gran puerta de vidrio. 
Minho sacó su celular y marcó el número de su madre. 
– ¡Min! – Exclamó la mujer al otro lado de la línea. – Decidió contarle lo del evento, la mujer no pudo evitar suspirar con tristeza al recordar como su hijo lloraba desconsoladamente sobre su regazo por lo sucedido en el pasado. – ¿Seguro que quieres volver? Tus seguidores entenderán si no asistes al evento. 
– Sí, pero no quiero decepcionarlos, mucho menos a Seungmin, parece estar feliz porque nos invitaron... – Escuchó otro suspiro de su madre. 
– De acuerdo, entonces ven. SI te hace sentir mejor, no he visto a ninguno de tus excompañeros. – Minho sonrió levemente. 
Se despidió de su madre después de una breve charla, al terminar la llamada se sintió más tranquilo, pero esa sensación de tristeza y miedo seguían en lo más profundo de su corazón. 
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jgmail · 4 months ago
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Lovecraft: racionalismo fantástico
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Por Jean Montalte
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Con motivo de la publicación, el 17 de octubre, de un nuevo volumen de la prestigiosa colección Pléiade dedicado a los “relatos” de H-P Lovecraft, Jean Montalte se adentra de nuevo en la obra del maestro del horror literario, que considera nada menos que una “crítica de la razón pura” a la altura de la obra de Kant, explicándonos el por qué de ello.
“En la noche clara de la nada de la angustia se muestra por fin la manifestación originaria del ser como tal: a saber, que existe el ser y no la Nada”.
Heidegger, ¿Qué es la metafísica?
Me desperté en un estado lamentable. Era como si mis entrañas se hubieran enzarzado en una guerra interna, desgarrando lo más íntimo de mi ser con una furia sin origen, sin causa, sin motivo. El agudo dolor, más allá de lo que era capaz de concebir, me acosaba tanto y tan bien que, cuando por fin y bruscamente se desvaneció, por un momento me pareció recuperar no la salud, sino la vida. Al otro lado de la tumba, en ese pliegue, algo acecha al alma y al cuerpo para darse un festín. El azar indica la presa, a no ser que se trate de algún humor lascivo con miasmas astutamente exhalados. Recibí una invitación a una “gran fiesta”. Mientras me dirigía – era el final de mis estudios secundarios – a la casa que acogía a los invitados, situada en el confín del mundo conocido, la sombra de mis sueños se extendía hasta donde alcanzaba la vista, como si se repitieran ad infinitum, como el copo de Koch, un fractal de destino físico. Además de información práctica sobre cómo llegar al lugar, la invitación por correo electrónico incluía una enigmática afirmación: “No existe un más allá de esta casa, porque empuja hacia atrás los límites del mundo, expandiendo sus dimensiones indefinidamente. Se traga el mundo, lo digiere y, poco a poco, extiende sobre él su propia noche, total y vacía”. Esta invitación bastó para poner patas arriba todo mi sistema nervioso, como el cumplimiento de un deseo que, sin embargo, se consideraba quimérico y vano. La vida, antaño poblada de evanescentes cavilaciones, parecía salir de su inconsistencia para proporcionarme lo que deseaba por encima de todo. La apreciada y mimada lujuria llegaba a su fin, algo que me encantaba. A menos que todo esto fuera muy exagerado, una pequeña y fugaz ebullición de partículas elementales...
La Pléiade
La publicación del primer volumen titulado Récits de l'œuvre de Lovecraft en la biblioteca de la Pléiade ha sido anunciada – ¡por fin! – para el 17 de octubre. El último número de Metal Hurlant está dedicado a él. Se han hecho innumerables adaptaciones de sus cuentos, las dos más recientes, que yo sepa, son Colour Out of Space, protagonizada por Nicolas Cage, y la versión animada, mediante inteligencia artificial, del cuento Dagon por la revista Rage Culture, que se describe a sí misma como “un colectivo que destila una visión prometeica y aceleracionista del mundo”. En otras palabras, Lovecraft es muy actual, lo cual es mucho decir para un escritor tan intemporal como sin duda lo es el recluso de Providence.
No es estrictamente una exégesis de la obra de Lovecraft lo que propongo aquí, sólo algunas consideraciones en torno y a partir de Lovecraft, en torno y a partir de lo que nos hace pensar. Por eso me permito incursiones un tanto heterodoxas en temas que, sin embargo, eran consustanciales a su visión del mundo, como esta comparación entre sus ficciones fantásticas y la Crítica de la razón pura de Kant; una confrontación con el silencio monumental, no el silencio que llena los espacios infinitos que espantan a Pascal con su oscuridad, sino el silencio que nos imponen los límites del lenguaje, cuyo alcance total comprendió Wittgenstein. Porque el silencio – dice George Steiner en su libro Lenguaje y silencio – que rodea en todo momento al propio discurso, le parece a Wittgenstein una ventana más que un muro. Con Wittgenstein, como con ciertos poetas, nos sumergimos más allá del lenguaje en la luz y no en la oscuridad. Cualquiera que lea el Tractatus es sensible a su extraño y mudo resplandor. Por mi parte, creo que la escritura de Lovecraft posee virtudes similares, aunque por medios distintos y en un orden muy diferente al que estos dos filósofos distinguieron en el curso de sus investigaciones.
¿Realismo fantástico?
Jacques Bergier fue el primero en infectar a Francia con el virus Lovecraft, según Houellebecq. Colocó su obra en una categoría hecha a la medida de este creador de mitos: el realismo fantástico. Romain Estorc lo resume así en un notable artículo titulado Lovecraft écrivain, contribution à l’ouvrage collectif Les mythes de Lovecraft, publicada por Ynnis, que tiene el mérito de tomarse en serio la dimensión literaria del maestro del horror cósmico, algo más raro de lo que se cree: “Fue con Le Matin des magiciens, libro de culto de Louis Pauwels y Jacques Bergier publicado en 1960, cuando apareció la expresión réalisme fantastique (realismo fantástico). Esta densa obra era un fenómeno de la contracultura que pretendía no ilustrar el mundo sobrenatural a través de la creación artística de ficción, sino aportar pruebas de la influencia de lo irracional y lo fantástico como fuerzas que actúan sobre nuestra realidad, percibida de forma incompleta por nuestras conciencias supuestamente no despiertas. En el prefacio de su ensayo, los autores hablan de ‘ultraconciencia’ y ‘conciencia superior’. Entre otras referencias, invocan a Howard Philips Lovecraft, presentado como una especie de profeta, un visionario, ¡inspirado por las criaturas cuyos horrores relata!” Una interpretación esotérica, incluso mediúmnica, que Lovecraft, ferviente racionalista, sin duda habría repudiado, pues nunca creyó en la realidad de la mitología que produjo su imaginación creadora.
Me parece, en consonancia con las propias declaraciones de Lovecraft, que tal categoría – realismo fantástico – no es en absoluto apropiada para él. De hecho, como S.T. Joshi, autor de la biografía de referencia que todo lovecraftiano que se precie debería tener en su biblioteca, nos recuerda: “Como ateo, consideraba su ascendencia, especialmente por parte de padre, como ‘rebosante de eclesiásticos pero escasa en pensadores racionales’”. De su herencia en general, declara: “Ningún filósofo – ningún artista – ni ningún escritor – ni una sola maldita alma con la que potencialmente pudiera conversar sin aburrirme mortalmente”. Houellebecq, en su monografía sobre el autor, H.P. Lovecratf Contre le monde, contre la vie, dice de la relación de Lovecraft con la religión: “Considera las religiones como otras tantas ‘dulces ilusiones’, convertidas en obsoletas por el progreso del conocimiento. En sus períodos de excepcional buen humor, hablará del ‘círculo encantado’ de la creencia religiosa; pero es un círculo del que se siente, en cualquier caso, desterrado”. Y, aún más decisiva, su relación con su propia mitología: “Lo primero que me sorprendió al descubrir a Lovecraft fue su absoluto materialismo; a diferencia de muchos de sus admiradores y comentaristas, nunca consideró sus mitos, sus teogonías, sus ‘razas antiguas’ como otra cosa que creaciones puramente imaginarias”. Todas estas razones, así como las muchas profesiones de fe racionalista que se encuentran en sus escritos, me llevan a sustituir el término realismo fantástico por racionalismo fantástico, que me parece más apropiado para el espíritu con el que Lovecraft escribió sus obras de ficción terrorífica.
Aplastando a los intelectuales
La obra fantástica de Lovecraft es una Crítica de la Razón Pura en el mismo sentido que la de Kant, es decir, que advierte al hombre, tan propenso a forjar quimeras metafísicas para tranquilizarse sobre su lugar en el universo. Ciertamente, Lovecraft no desarrolla, como Kant, una teoría del conocimiento destinada a protegernos contra los desafortunados deslices de la razón cuando se aventura en territorios a los que no tiene acceso. De hecho, Kant describe la metafísica como “un campo de batalla” donde tienen lugar “interminables guerras” entre doctrinas rivales, luchas interminables, sin esperanza y sin victoria. No, Lovecraft envía sus masas de materia compacta, sus ensamblajes de electrones, Chtulhu, Dagon, y otras criaturas repugnantes, para aplastar al Hombre, y en particular a los intelectuales (antropólogos, arqueólogos, ingenieros, profesores de economía política, etc.), para recordarles que su pretensión de ocupar un lugar central en el universo es una pura usurpación. En resumen, Lovecraft envía quimeras, puros productos de su imaginación, para erradicar las quimeras de la razón... Como todo buen racionalista – y Kant es un ejemplo típico – acaba humillando a la razón, la única autoridad en la que confía, cuando hace afirmaciones desorbitadas. En la revista Time del 11 de junio de 1973, el crítico Philip Herrera afirmaba acertadamente, y esto puede servir de complemento a lo anterior: “Él [Lovecraft] sabía bien que el verdadero terror reside en la tensión entre el racionalismo de nuestra era científica y nuestra sensación primordial de impotencia, de estar enredados en algo vasto, inexplicable y formidablemente malévolo. Por esta razón evita los viejos hombres lobo y vampiros en favor de un horror más íntimo”.
Lovecraft podría haber suscrito la afirmación de Wittgenstein que cierra el Tractatus Logico-Philosophicus: “7. Sobre lo que no se puede hablar, conviene callar”. George Steiner explica que esta afirmación “no es una afirmación del potencial de la filosofía tal como la concebía Descartes. Al contrario, es una retirada radical de la autoridad de la metafísica clásica. [...] Wittgenstein quería clasificar la mayoría de los géneros tradicionales de la especulación filosófica como inexplicables (lo que él llamaba místicos). El lenguaje sólo puede desempeñar un papel pleno en un dominio especial y restringido de la realidad. El resto, y probablemente la mayor parte, es silencio”. Pero Lovecraft sustituyó los abominables aullidos de Cthulhu por el silencio que exige la humillación de no ser nada. Sin embargo, el uso intensivo del término “indecible” podría indicar que Lovecraft es un místico en el sentido en que el filósofo austriaco utiliza el término en su Tractatus: “6.522. Hay, ciertamente, lo inexpresable, lo que se muestra a sí mismo; esto es lo místico”. Pero tampoco nos muestra nada, porque no hay nada que mostrar en un mundo donde nada tiene sentido. Sus criaturas son siempre “indescriptibles”, los horrores que pueblan su mundo “indecibles” y los seres humanos son insignificantes racimos de células dentro de un gigantesco Caos. Esta es sin duda la razón del éxito de Lovecraft: su mundo es nuestro mundo... Nada parece tener sentido y nos aplastan los monstruos. El caos pulula en el silencio de Dios. “Caos” (Chaos) se ha escrito durante mucho tiempo “cahot”, lo que subraya su naturaleza de movimiento constante. Nos movemos en vano, presa de lúgubres enjambres, sin intención ni destino. ¿Podemos comprender el significado de tanto silencio, de tanta noche, de tanto caos? Según Gilbert Durand, autor de Structures anthropologiques de l'imaginaire, “semánticamente hablando, podemos decir que no hay luz sin oscuridad, mientras que lo contrario no es cierto: la noche tiene una existencia simbólica autónoma”. Esto es lo que Lovecraft sabía instintivamente, desde toda la eternidad cósmica que le vio nacer.
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alejandrolanglois · 5 months ago
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La importancia de hacerse el boludo
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El primero fue Felipe Solá. Quien por entonces era el ministro de agricultura del presidente Carlos Menem. Le respondió a un periodista de televisión que para sobrevivir en política había saber "hacerse el boludo". Tal fue el arte de Felipe que nació a la política desde el peronismo católico conservador y terminó su carrera sentado en las reuniones del ultra progresista Grupo de Puebla.
Otro que confesó haber aplicado la técnica fue Adolfo Bioy Casares, en su caso, para mantenerse con vida.
Cuenta Carlos Álvarez Insúa que una tarde tomaba un café en el porteño bar La Rambla, acompañado por el artista plástico Federico Peralta Ramos, cuando de repente entró Adolfito. El Gordo Peralta Ramos le dijo a Álvarez: “este sí que es vivo: una vez le pregunté por qué, siendo tan buen escritor, siempre labura de boludo al lado de Borges".
La respuesta de Bioy habría sido: "como juego al tenis a un gran nivel, he hecho el amor con todas las mujeres que quise, soy muy buen conductor, sé manejar un avión de fumigación, escribo bien y soy rico, si no me hago el boludo en este país me pegan un tiro”.
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jartita-me-teneis · 5 months ago
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"Mientras haya flores amarillas nada malo puede ocurrirme. Para estar seguro necesito tener flores amarillas (de preferencia rosas amarillas) o estar rodeado de mujeres".
- Gabriel García Márquez
Poco antes de cumplir ocho años de edad Gabriel García Márquez aprendió de su abuelo materno, el coronel Nicolás Márquez, que las flores amarillas eran un símbolo de la buena suerte.
Tres décadas después, pariendo los capítulos finales de Cien años de soledad en medio de una crisis económica, lo único que nunca faltaba en su escritorio, además de su máquina de escribir eléctrica Smith Corona, era un ramo de rosas amarillas que su esposa Mercedes Barcha renovaba cada tanto tiempo como un incentivo para la inspiración.
Aquella flor se había convertido en el amuleto que alentaba la persistencia de la belleza frente a los malos presagios.
“Nada hay más bello en este mundo que una mujer bella”, le dijo Gabo al periodista Darío Arizmendi en 1982, por los días en que recibió el Premio Nobel de Literatura, “de manera que el gran conjuro de todos los males sería una mujer bella, pero como uno no la puede poner en un florero, ni colgarla del ojal, entonces lo más bello, después de una mujer bella, es una flor amarilla”.
Ese mismo año, durante una llamada telefónica desde México a la casa de sus padres en Cartagena, el amuleto volvía a hacerse presente en un diálogo con su madre:
– Nunca quise que ganaras el Nobel porque aquí la adivina dice que cuando alguien lo recibe, luego se muere…
– Tú tranquila: yo espantaré a la pava poniéndome una rosa amarilla en la solapa de mi smoking durante la entrega de los premios en Estocolmo.
– ¿No es que irías de guayabera?
– Bueno, en el bolsillo de la guayabera, entonces.
Cuando llegó el día del banquete del Nobel, no sólo fue él quien guardó una flor en su bolsillo, sino que también había una en la mesa de centro de su cuarto de hotel y otras más en el ojal de los fracs de sus amigos que lo acompañaron en la ceremonia.
Así lo puede comprobar el científico Manuel Elkin Patarroyo, que estuvo ahí, repartiéndolas. En el fondo, era como si aquel talismán del color del fuego garantizara la victoria de la vida contra la muerte y, con ella, la fidelidad de las buenas amistades más allá de la atracción personal infundida por la gloria.
En ‘Cien años de soledad’, Gabo narra que, cuando le tomaban las medidas del ataúd a José Arcadio Buendía, durante toda esa noche llovieron minúsculas plantas amarillas.
“Vieron a través de la ventana que estaba cayendo una llovizna de minúsculas flores amarillas. Tantas flores cayeron del cielo, que las calles amanecieron tapizadas de una colcha compacta, y tuvieron que despejarlas con palas y rastrillos para que pudiera pasar el entierro”, dice el texto.
A Gabo la flor amarilla se le convirtió en amuleto.
La experiencia creativa de 'Gabo' era tal que se anticipó a describir su propia muerte, cuando vivía en Barcelona en los años setenta y ochenta.
En un sencillo y cercano prólogo de "Doce cuentos peregrinos" García Márquez cuenta:
"Soñé que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de amigos vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos parecíamos dichosos de estar juntos. Y yo más que nadie, por aquella grata oportunidad que me daba la muerte para estar con mis amigos de América Latina, los más antiguos, los más queridos, los que no veía desde hacía más tiempo.
Al final de la ceremonia, cuando empezaron a irse, yo intenté acompañarlos, pero uno de ellos me hizo ver con una severidad terminante que para mí se había acabado la fiesta.
Eres el único que no puede irse, me dijo. Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos”.
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Gabriel José de la Concordia García Márquez fue un escritor, guionista, editor y periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. Fue conocido por su apodo Gabo y familiarmente y por sus amigos como Gabito.
Fecha de nacimiento: 6 de marzo de 1927, Aracataca. Fallecimiento: 17 de abril de 2014, Ciudad de México, México.
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