#sería mi amuleto de la suerte
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racketti · 8 months ago
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I would kill to have one of these but make it billy
but I can't find ANYTHING!!
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primordialsoundmeditation · 3 months ago
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"Mientras haya flores amarillas nada malo puede ocurrirme. Para estar seguro necesito tener flores amarillas (de preferencia rosas amarillas) o estar rodeado de mujeres".
- Gabriel García Márquez
Poco antes de cumplir ocho años de edad Gabriel García Márquez aprendió de su abuelo materno, el coronel Nicolás Márquez, que las flores amarillas eran un símbolo de la buena suerte.
Tres décadas después, pariendo los capítulos finales de Cien años de soledad en medio de una crisis económica, lo único que nunca faltaba en su escritorio, además de su máquina de escribir eléctrica Smith Corona, era un ramo de rosas amarillas que su esposa Mercedes Barcha renovaba cada tanto tiempo como un incentivo para la inspiración.
Aquella flor se había convertido en el amuleto que alentaba la persistencia de la belleza frente a los malos presagios.
“Nada hay más bello en este mundo que una mujer bella”, le dijo Gabo al periodista Darío Arizmendi en 1982, por los días en que recibió el Premio Nobel de Literatura, “de manera que el gran conjuro de todos los males sería una mujer bella, pero como uno no la puede poner en un florero, ni colgarla del ojal, entonces lo más bello, después de una mujer bella, es una flor amarilla”.
Ese mismo año, durante una llamada telefónica desde México a la casa de sus padres en Cartagena, el amuleto volvía a hacerse presente en un diálogo con su madre:
– Nunca quise que ganaras el Nobel porque aquí la adivina dice que cuando alguien lo recibe, luego se muere…
– Tú tranquila: yo espantaré a la pava poniéndome una rosa amarilla en la solapa de mi smoking durante la entrega de los premios en Estocolmo.
– ¿No es que irías de guayabera?
– Bueno, en el bolsillo de la guayabera, entonces.
Cuando llegó el día del banquete del Nobel, no sólo fue él quien guardó una flor en su bolsillo, sino que también había una en la mesa de centro de su cuarto de hotel y otras más en el ojal de los fracs de sus amigos que lo acompañaron en la ceremonia.
Así lo puede comprobar el científico Manuel Elkin Patarroyo, que estuvo ahí, repartiéndolas. En el fondo, era como si aquel talismán del color del fuego garantizara la victoria de la vida contra la muerte y, con ella, la fidelidad de las buenas amistades más allá de la atracción personal infundida por la gloria.
En ‘Cien años de soledad’, Gabo narra que, cuando le tomaban las medidas del ataúd a José Arcadio Buendía, durante toda esa noche llovieron minúsculas plantas amarillas.
“Vieron a través de la ventana que estaba cayendo una llovizna de minúsculas flores amarillas. Tantas flores cayeron del cielo, que las calles amanecieron tapizadas de una colcha compacta, y tuvieron que despejarlas con palas y rastrillos para que pudiera pasar el entierro”, dice el texto.
A Gabo la flor amarilla se le convirtió en amuleto.
La experiencia creativa de 'Gabo' era tal que se anticipó a describir su propia muerte, cuando vivía en Barcelona en los años setenta y ochenta.
En un sencillo y cercano prólogo de "Doce cuentos peregrinos" García Márquez cuenta:
"Soñé que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de amigos vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos parecíamos dichosos de estar juntos. Y yo más que nadie, por aquella grata oportunidad que me daba la muerte para estar con mis amigos de América Latina, los más antiguos, los más queridos, los que no veía desde hacía más tiempo.
Al final de la ceremonia, cuando empezaron a irse, yo intenté acompañarlos, pero uno de ellos me hizo ver con una severidad terminante que para mí se había acabado la fiesta.
Eres el único que no puede irse, me dijo. Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos”.
___________
Gabriel José de la Concordia García Márquez fue un escritor, guionista, editor y periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. Fue conocido por su apodo Gabo y familiarmente y por sus amigos como Gabito.
Fecha de nacimiento: 6 de marzo de 1927, Aracataca. Fallecimiento: 17 de abril de 2014, Ciudad de México, México.
Pablo Neruda Letras de Amor
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jartita-me-teneis · 3 months ago
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"Mientras haya flores amarillas nada malo puede ocurrirme. Para estar seguro necesito tener flores amarillas (de preferencia rosas amarillas) o estar rodeado de mujeres".
- Gabriel García Márquez
Poco antes de cumplir ocho años de edad Gabriel García Márquez aprendió de su abuelo materno, el coronel Nicolás Márquez, que las flores amarillas eran un símbolo de la buena suerte.
Tres décadas después, pariendo los capítulos finales de Cien años de soledad en medio de una crisis económica, lo único que nunca faltaba en su escritorio, además de su máquina de escribir eléctrica Smith Corona, era un ramo de rosas amarillas que su esposa Mercedes Barcha renovaba cada tanto tiempo como un incentivo para la inspiración.
Aquella flor se había convertido en el amuleto que alentaba la persistencia de la belleza frente a los malos presagios.
“Nada hay más bello en este mundo que una mujer bella”, le dijo Gabo al periodista Darío Arizmendi en 1982, por los días en que recibió el Premio Nobel de Literatura, “de manera que el gran conjuro de todos los males sería una mujer bella, pero como uno no la puede poner en un florero, ni colgarla del ojal, entonces lo más bello, después de una mujer bella, es una flor amarilla”.
Ese mismo año, durante una llamada telefónica desde México a la casa de sus padres en Cartagena, el amuleto volvía a hacerse presente en un diálogo con su madre:
– Nunca quise que ganaras el Nobel porque aquí la adivina dice que cuando alguien lo recibe, luego se muere…
– Tú tranquila: yo espantaré a la pava poniéndome una rosa amarilla en la solapa de mi smoking durante la entrega de los premios en Estocolmo.
– ¿No es que irías de guayabera?
– Bueno, en el bolsillo de la guayabera, entonces.
Cuando llegó el día del banquete del Nobel, no sólo fue él quien guardó una flor en su bolsillo, sino que también había una en la mesa de centro de su cuarto de hotel y otras más en el ojal de los fracs de sus amigos que lo acompañaron en la ceremonia.
Así lo puede comprobar el científico Manuel Elkin Patarroyo, que estuvo ahí, repartiéndolas. En el fondo, era como si aquel talismán del color del fuego garantizara la victoria de la vida contra la muerte y, con ella, la fidelidad de las buenas amistades más allá de la atracción personal infundida por la gloria.
En ‘Cien años de soledad’, Gabo narra que, cuando le tomaban las medidas del ataúd a José Arcadio Buendía, durante toda esa noche llovieron minúsculas plantas amarillas.
“Vieron a través de la ventana que estaba cayendo una llovizna de minúsculas flores amarillas. Tantas flores cayeron del cielo, que las calles amanecieron tapizadas de una colcha compacta, y tuvieron que despejarlas con palas y rastrillos para que pudiera pasar el entierro”, dice el texto.
A Gabo la flor amarilla se le convirtió en amuleto.
La experiencia creativa de 'Gabo' era tal que se anticipó a describir su propia muerte, cuando vivía en Barcelona en los años setenta y ochenta.
En un sencillo y cercano prólogo de "Doce cuentos peregrinos" García Márquez cuenta:
"Soñé que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo de amigos vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos parecíamos dichosos de estar juntos. Y yo más que nadie, por aquella grata oportunidad que me daba la muerte para estar con mis amigos de América Latina, los más antiguos, los más queridos, los que no veía desde hacía más tiempo.
Al final de la ceremonia, cuando empezaron a irse, yo intenté acompañarlos, pero uno de ellos me hizo ver con una severidad terminante que para mí se había acabado la fiesta.
Eres el único que no puede irse, me dijo. Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos”.
___________
Gabriel José de la Concordia García Márquez fue un escritor, guionista, editor y periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. Fue conocido por su apodo Gabo y familiarmente y por sus amigos como Gabito.
Fecha de nacimiento: 6 de marzo de 1927, Aracataca. Fallecimiento: 17 de abril de 2014, Ciudad de México, México.
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in-marc3sible · 14 days ago
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Si serías mi amuleto de la buena suerte 🫣
este amuleto de la suerte ya tiene dueño
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alexxv · 3 months ago
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interrogante se responde con un asentimiento lento y silencioso. ' tengo un... colgante. ' ni siquiera recuerda la última vez que se lo mencionó a alguien. ¿fue a dani? quizá cuando lo vio por primera vez entre sus pertenencias, hace varios años atrás. ' no lo uso, solo está guardado. ' admite. tal vez por importancia, tal vez por significado que carga, incluso ha culpado a costumbre de no usar accesorios, aunque lo ha llevado con ella en cada viaje de la academia. ' era de mi madre, así que lo mantengo guardado. ' única cosa que ha heredado de ella, único recuerdo que su padre decidió conservar. ' podría usarlo, pero me aterra pensar que puede perderse o dañarse. ' e inevitablemente, simbología se unifica a la de los anillos antes mencionados. se trata de significado, por supuesto. ' es como un pequeño amuleto de la suerte, me ha acompañado en exámenes importantes. ' confiesa, con algo de gracia. escasas veces en las que brilló en su cuello, fue en situaciones donde peligro era mínimo. a pesar de connotaciones que parece cargar conversación, no se siente agobiada ni triste. hablar con khai, de alguna forma, siempre le hace sentirse bien sin importar qué tópico se trate. ' nunca sé que nos espera en las misiones, así que no he considerado usarlo. ' concluye. se centra, inevitablemente, en relato que ofrece su compañero. ' ¿lo hizo? ' no evita sonreír divertida ante escena que ahora se dibuja en su cabeza. ' suena a que... tu padre la quiere mucho. ' comenta y se pregunta si, hablar sobre dinámica familiar contraria, sería sobrepasar límites. ' todos cometemos errores, pero él mostró que no es algo sin importancia. ' un poco, le recuerda a padres adoptivos. nunca ha dudado del cariño que sienten por el otro y se pregunta si, alguna vez, sería capaz de sentir lo mismo por otra persona. ' charlie... tiene una gran imaginación. ' se permite reír un poco. ' creerá que eres mi novio aunque le asegure que no es así. ' concluye, exponiendo línea de pensamiento que le ha llevado a denegar idea. ' pero es inofensivo. ' honestidad indiscutible se abre paso, aquello solo quedaría como un punto que hermanes usarían para molestarle durante extensas videollamadas. observa a compañero, elevando comisuras. ' suena bien, veamos si tiene espacio. ' porque puestos de comida tienen, en su mayoría, extensas filas para consumir. ' ¿dónde lo has visto? '
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asiente con respuesta, con información se le hacía un poco más fácil el conocerla, así también como conocer hasta dónde preguntar o no. por eso, se conforma con lo que le dice y prosigue a quedarse callado, principalmente porque no tiene mucho más que agregar cuando no sabe del tema, prefiere evitarse comentarios complicados.  ‘  ¿tienes algo así? yo no tengo ningún accesorio de esa forma  ’  estira sus manos en frente a él, mostrándole como lo único que tiene un su muñeca es su reloj inteligente que le ayudaba a controlar su ritmo cardíaco, de lo contrario, no tenía nada que pudiese hacerlo recordarlo a casa.  ‘  supongo que tienes razón  ’  se alza de hombros, él no tiene un objeto que lo haga sentirse mal si tuviese que dejar atrás, ¿su teléfono? no cree que sea lo mismo que un anillo de compromiso.  ‘  ¿tu tienes algo así?  ’  cuestiona mirándola con ojos puestos sobre rostro ajeno, con el tiempo el contacto visual se hacía menos tediosa por la razón de que había más confianza entre ambos y nervios comenzaban a ceder un poco cuando se acostumbra a las personas.  ‘  uhm, no  ’  admite con una risita, utilizando palma para cubrir sus labios.  ‘  le compró otro más costosos y pidió perdón de rodillas, mi papá es… curioso  ’  espera que dinámica familiar no se le hiciera muy extraña, así era su familia, tanto que su papá abandonó su apellido por colocarse el de su mamá. su mamá cayó primero pero su papá se enamoró con mucha más fuerza.  ‘  no tienes qué, charlie ni me conoce, es mejor que le digas que se lo compraste tú  ’  arruga su nariz, negando con su cabeza, no había necesidad de ser tan amable cuando podía dejar a su hermano en una posición incómoda.  ‘  ahora que lo mencionas…  ’  mano viaja hasta su estómago, donde siente hambre luego de aquella pregunta.  ‘  no he comido nada, ¿vamos a buscar algo? vi un puesto de bbq por aquí  ’  señala con dedo pulgar detrás de él.  ‘  ¿o te provoca otra cosa?  ’
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nekoannie-chan · 2 years ago
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Listón rosa
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Pareja: Steve Rogers X Lectora bailarina de ballet.
Palabras: 612 palabras.
Sinopsis: Steve nunca imaginó que en una presentación de ballet conocería al amor de su vida.
Advertencias: Ninguna.
N/A:  Esta es mi entrada para Millenium Melodies Challenge:
“Quítame este listón rosa de mis ojos.”
        Si te gusto por favor vota, comenta y rebloguea.
No doy ningún permiso para que mis fics sean publicados en otra plataforma o idioma (yo traduzco mi propio trabajo) o el uso de mis gráficos (mis separadores de texto también están incluidos), los cuales hice exclusivamente para mis fics, por favor respeta mi trabajo y no lo robes. Aquí en la plataforma hay personas que hacen separadores de texto para que cualquiera los pueda usar, los míos no son públicos, por favor busca los de dichas personas. La única excepción serían los regalos que he hecho ya que ahora pertenecen a alguien más. Si encuentras alguno de mis trabajos en una plataforma diferente y no es alguna de mis cuentas, por favor avísame. Los reblogs y comentarios están bien.
DISCLAIMER: Los personajes de Marvel no me pertenecen (desafortunadamente), exceptuando por los personajes originales y la historia.
Tags: @sinceimetyou​ @black23​ @unnuevosoltransformalarealidad​
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Steve había visto el anuncio varias veces, su madre le hablaba mucho del ballet, tal vez debería ir, en su infancia nunca pudieron comprar boletos para alguna de las funciones, apenas y tenían dinero suficiente para comprar los medicamentos que él necesitaba. Seguramente a su madre le hubiera gustado ver, aunque fuera solo una.
Steve compró la entrada para el Lago de los cisnes, eligió uno de los mejores lugares, o al menos eso había dicho la taquillera, que desde ahí vería en todo su esplendor el espectáculo.
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Desde niña te había gustado el ballet, tanto que ibas a clases, finalmente habías conseguido el protagónico por primera vez en tu vida. Esa noche sería tu debut, estabas feliz de ver que finalmente lograste lo que tanto habías trabajado.
Ajustaste tus zapatillas, guardaste el listón rosa en un lugar seguro, siempre lo llevabas contigo porque era tu amuleto de buena suerte, en menos de diez minutos la función comenzaría, en menos de diez minutos tu vida cambiaría para siempre.
Steve se acomodó en su asiento en el momento en el que las luces se apagaron en el teatro, la sensación era un poco extraña, era una combinación de lo antiguo con lo moderno, de pronto su mirada quedó fija en ti.
Desde ese momento, una vez a la semana iba a tus funciones, después de cuatro meses, hubo una dinámica para que algunas personas pudieran ir tras bambalinas y convivir con el reparto de la obra. Steve fue uno de los afortunados.
En cuanto te vio más de cerca quedó cautivado, si bien le había gustado como te veías en el escenario, en persona y conviviendo se enamoró.
Justo en el último momento, cuando decidió invitarte a salir, tal vez podrías enamorarte de él. Quizás podría llevar una vida normal en esta época. Caminó hacia ti, parecía muy decidido, pero internamente se moría de los nervios, lo miraste cuando se detuvo enfrente de ti.
—Soy tu fan, me gustaría invitarte a tomar una taza de café, mi nombre es…
—Eres Steve Rogers, mañana es mi día libre, te veo en la estación a las once de la mañana, no llegues tarde —lo interrumpiste con una gran sonrisa.
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6 meses después
 La gira de dos meses había sido un éxito, aunque Steve no pudiera acompañarte por sus misiones, sabías que él te estaría esperando al volver.
Efectivamente, Steve te estaba esperando en el aeropuerto para recibirte, tomaste el ramo de flores que te llevó y lo besaste.
—Preparé algo muy especial —Steve te susurró al oído mientras lo abrazabas.
—¿Es lo que creo que es? —preguntaste con un tono pícaro. Él asintió, tú sonreíste, sabías que el tiempo que estuvieron separados se les olvidaría en las próximas horas, ya que estarían demasiado ocupados demostrándose su amor.
En el auto, él te cubrió los ojos con tu listón rosa, supusiste que quería experimentar cosas nuevas, y tú estabas dispuesta a lo que fuera con él.
Después de casi una hora, finalmente había llegado al lugar, él te ayudó a bajar del vehículo, aún tenías los ojos tapados, caminaron un poco, él te guiaba.
— Quítame este listón rosa de mis ojos —dijiste, ya no podías seguir esperando—. ¿Steve? —no habías recibido respuesta, aunque sabías que él no sería capaz de dejarte en ese lugar, así que te lo quitaste tú, cuando viste a Steve te quedaste boquiabierta, nunca te lo habías imaginado, él estaba frente a ti, arrodillado, de inmediato viste la caja con el anillo.
—¿Te casarías conmigo? —te pidió.
Te llevaste una mano a la boca sorprendida y asentiste para aceptar su propuesta. Tú eras la única que lo hacía feliz.
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sarashikaseihaen · 3 years ago
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Fireworks in the Scalding Sands. Capítulo 4-7, ¿¡No puede comenzar!?
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***Créditos de traducciones al inglés a Lyss & Otome Ayui. Thank you <3
-Traducción hecha del inglés.
-No compartas o uses sin dar créditos a ambos traductores.
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Capítulo 4, Episodio 7. ¿¡No puede comenzar!?
[Reino de las Arenas Ardientes – Mercado Zahab]
Jamil
El sol se está poniendo. Casi es hora de los fuegos artificiales, vamos a nuestros asientos.
Grim
Ah… comí demasiado, mi estómago está lleno…
Tengo ganas de dormir.
Kalim
¡Oye Grim, el evento principal está por comenzar! ¡Casi es hora de los mejores fuegos artificiales!
Experto pirotécnico
¡Oh, joven Kalim!
Kalim
¡Ah, señor! ¡Tanto tiempo sin vernos!
Chicos, ¡este señor es el experto que hizo los fuegos artificiales para el festival!
Él es el más asombroso entre todos los expertos, ¡no podríamos ver los fuegos artificiales sin él!
Jamil
Los fuegos artificiales son el climax del festival y de los que se habla cada año.
Kalim
¡El año pasado fue increíble! ¡Los fuegos artificiales seguían perfectamente el ritmo de la música!
Hubo algunos con forma de lámparas y escarabajo también, ¡fue realmente bastante interesante!
¿Qué clase de maravilloso espectáculo de fuegos artificiales nos mostraras hoy?
Experto pirotécnico
Es una sorpresa. Preparé un enorme espectáculo de fuegos artificiales para hoy.
La familia Asim me ordenó que hiciera los fuegos artificiales más llamativos.
Kalim
¡Ya no puedo esperar!
Experto pirotécnico
Sí, espérelos con emoción… ¿Mm?
Kalim
¿Qué sucede? ¿Tu ropa está sucia?
Experto pirotécnico
¡N, no lo encuentro! ¡No encuentro algo importante!
¡No puedo iniciar los fuegos artificiales sin eso!
Todos
¿¡Eh!?
Jamil
¿¡No puede iniciar los fuegos artificiales?!... ¿¡Qué perdió!?
Malleus
¿Es un libro secreto donde está escrita la forma de iniciar los fuegos artificiales?
Cater
¿O es un pedernal muy antiguo?
Trey
O quizás… ¿Es un amuleto de la suerte que ha sido pasado por generaciones?
Experto pirotécnico
¡No, no! ¡Perdí una memoria USB!
Todos
… ¿Memoria USB?
Experto pirotécnico
¡Ese USB tiene la programación para el espectáculo de fuegos artificiales!
Jamil
¿¡Eh!? ¿¡Eso quiere decir que los fuegos artificiales se inician por medio de computadora!?
Cater
¡Es muy diferente a lo que esperaba!
Experto pirotécnico
Por supuesto que también se necesita la habilidad correspondiente como ingeniero de fuegos artificiales…
El espectáculo de fuegos artificiales se vuelve más grande y complicado con cada año. No puedo cometer ningún error.
Obviamente necesitamos algún tipo de tecnología.
¡Sin el USB, no se puede iniciar el espectáculo de fuegos artificiales!
Kalim
¿¡Eh!? ¡¡¡Eso es horrible!!
+Sus, sus+
Turista A
¿Eh? Mi billetera desapareció.
Turista B
¡Mi brazalete de pronto desapareció!
Malleus
No sólo él, también las personas alrededor de nosotros perdieron sus pertenencias.
Jamil
Parece que tenemos un ladrón cerca. Un experto en eso…
… ¿¡Eh!?
¿¿¿???
¡T/N cuidado!
T/N
Op.1. ¿¡Eh!?
Op.2. ¿¡Qué!?
Mono
¡Chi chi!
Grim
¡Ah! ¡Es el mono que se rió de mi hace un rato!
Jamil
Casi roba tu teléfono.
Malleus
Parece que el mono es el culpable de los robos.
Mono
¡Chi chi!
Kalim
¡Ah! ¡Está huyendo!
Malleus
No puedo dejar que arruine mi viaje tan divertido.
Lo detendré con mi magia.
Cater
Espera un momento, ¿¡qué vas a hacer!? ¡Siento un gran poder mágico!
¡Si lastimas a alguien con tu magia, sería un gran problema internacional!
Malleus
mmm… ¿Entonces qué debemos hacer?
Trey
Ese mono corre realmente rápido, será difícil atraparlo…
Jamil
…No se preocupen.
Ya sé dónde se está escondiendo el ladrón.
Haré que se arrepienta de hacer una cosa así.
.
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hecth616 · 4 years ago
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Ya no son 2
Ya no son dos décadas y unos cuantos ciclos añadidos
He pensado profundamente acerca de lo que ha pasado en el tiempo transcurrido
Una breve noción de lucidez y se me escapó de entre las manos
Perdido entre ideologías profanas y en los vicios más humanos
Es normal, ser tentado de vez en cuando
Pero sería tonto tentar a la suerte para luego quejarse de como la vida nos ha tratado
Ya no creo en Karmas ni destinos fijos
A veces porto como amuleto la fe de mi padre en aquel crucifijo
No por eso significa que sepa hacia donde me dirijo
Vivo en un laberinto mental repleto de traumas y acertijos
El cual sigo enfrentando con el mismo dolor que equivale a perder un hijo
Nadie lo predijo
Sigo avanzando sin añorar el pasado, o eso es como creo que mi vida rijo
Critico
Las corrientes actuales
Discursos baratos buscando seguidores leales
Cual ganado siguiendo al pastor hacia los verdes pastizales
Tales
Son esos que pierden la facultad de generar ideas individuales
Seducidos por los placeres más banales
No hay a quien culpar, todos somos animales
Cuesta creer que el tiempo pasa
Avanza y traza el camino sin farsas
Cuesta creer lo que vemos al espejo
Un reflejo añejo aturdido y perplejo
Ya no son dos responsabilidades en mi espalda
Tengo 3, 4 o hasta que la cuenta llegue a saturarla
Con calma
Me tomo las ofensas
Pues no ha llegado ser que muestre verdaderas evidencias
Ni siquiera el día en el que se cuestionaron mis creencias
Aunque admito es cansado repetir las palabras ante mentes necias
Ya no creo en políticos, credos ni dioses
El hecho de estar vivo es una razón para olvidar seres superiores
Pues nadie debería estar por encima de uno mismo, mucho menos las naciones
Y esto lo seguiré predicando y creyendo hasta el fin de los eones
Ya es tiempo de quitarnos la venda que nos identifica como peones
Cabrones
Hay que tomar las riendas de nuestra dirección y propias decisiones
Fue suficiente de autoinfligirnos daño con propaganda mediocre
Cuando el viento frío
Acaricia mi cara para recordarme lo que he sentido
Atesoro esos momentos que solo yo podré llamar míos
Verteré esas memorias en un recipiente hasta desbordarse y crear un río
Sonrío
Cada que miro hacia atrás y veo mi destino
Forjado paso a paso pero firme desde el inicio
No dejaré que me arrebaten la satisfacción de seguir forjando el camino
Cuesta creer que el tiempo pasa
Avanza y traza el camino sin farsas
Cuesta creer lo que vemos al espejo
Un reflejo añejo aturdido y perplejo
Ahora ya son tres conceptos primordiales en mi cabeza
Tiempo, entropía, y bucles servidos en la mesa
Pequeñas capsulas de vida a muerte narrando una proeza
Sin interrumpir hasta que la consciencia se atraviesa
A eso es a lo que llamo mi filosofía de vida
No es más que otra idea medio parida
Y no importa cuán profunda fue la herida
Voy a lamerla hasta quedarme sin saliva
Encuentra una forma de entrar y te demuestro que hay mil salidas
La senda puede ser benevolente o igual de jodida
¿Y tú crees que importa quien esté abajo o arriba?
De la tumba al purgatorio y de ahí hasta la hastía
Perdón
Jamás aspiré a ser el mejor
Traté de ahogar mi ego, hasta que perdí el sabor
La consecuencia es que una vez que te ves sin lograr el control
Pierdes autonomía cayendo en el juego de quienes tienen poder de adquisición
Y esto no es una carrera para llegar a la iluminación
Sin embargo, estoy consciente desde aquella epifanía que no solo era una aparición
Nunca he peleado por tener la razón
Todo es tan relativo como el mismo tiempo en el que la entropía te roba la inspiración
Adiós
Otro bucle infinito
Me serviré otro tarro esperando que sea el último en este ciclo
30 bucles alrededor del sol
Y sigo escupiendo palabras llenas de abstracción
Cuesta creer que el tiempo pasa
Avanza y traza el camino sin farsas
Cuesta creer lo que vemos al espejo
Un reflejo añejo aturdido y perplejo
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imaven · 7 months ago
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‘ no seas tan pesimista, hay gente inteligente en tu equipo, está este chico veera y la que es bonita también tiene cara de lista — era ’ se detiene cuando su nombre se vuelve una maraña con cientos de otros que ha intentado memorizar desde que llegó a la academia. ‘ namra ’ y llega a él, la satisfacción lo inunda lo suficiente para sonreír. ‘ y no fue un error, las decisiones que tomas nunca lo son ’ eleva una de sus manos, para acariciar con sus nudillos la mejilla más cercana de su hermana. ‘ eres inteligente, análitica y siempre pones a los demás sobre ti, quizás es eso lo que te tiene así. a lo mejor estás pensando o extrañas a noor, pero les hará bien la distancia, ser más independientes ’ y el burro hablaba de orejas, también a él la distancia con emma le hacía bien. pero su relación era diferente, leonie y noor estaban destinadas a ser amigas por siempre. no sabía si él tendría el mismo desenlace. sin quererlo, en su rostro se nota hacia donde se han ido sus pensamientos, pero no quiere preocuparla. ya tiene suficiente con sus temores. ‘ no puedo beberlo todo, tengo que tener la mente clara para ayudar a mis amigos ’ sonríe, abandonado nuevamente el trago sobre la mesa, borracho no sería de ayuda para nadie. maven veía a su equipo como parte de su vida y quería que disfrutaran su estadía en la academia, también que lo hiciera leonie. ‘ he comido suficiente, come algo tú, ¿desde qué hora no lo haces? ’ eleva una de sus cejas, suele preocuparse por la alimentación de sus hermanas, es uno más de los hábitos que le inculcó su madre desde corta edad. siempre fue sus ojos. ‘ oh, casi me olvidaba ’ se levanta de su asiento, para sacar su billetera del bolsillo delantero de su pantalón y de su interior obtiene una pequeña tarjeta que consiguió en parís tiempo atrás, en su última visita a emma. ‘ alguien me dijo que los amuletos de la suerte se deben regalar ’ se lo ofrece a la contraria, su sonrisa es tan grande que puede enseñarle su dentina. ‘ y yo estoy muy feliz de que estés aquí y quiero que lleves eso contigo ’ quería hacerla sentir importante. bien. que de nuevo la sonrisa inundase su lindo rostro. 
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por mucho que su mirada se detenga en él tratando de analizar acciones, tiene que dejarlo pasar y sacude la cabeza. “ no es culpa tuya, pero me alegro que solo sea la vida opulenta lo que te esté mareando ” aunque ella quería que fuera otra cosa, ser demasiado entrometida podía ser contraproducente. “ hmph, y yo que hablaba de zumo. los asuntos serios necesitan una mente clara " le contesta bromeando, golpeándole suavemente en el hombro en un tono juguetón que sólo los hermanos podrían entender. y como él no le estaba ofreciendo lo que ella quería oír, decide transformar esa charla en su desahogo. “ ah... la caca… ” su sonrisa ahora se desvanece, dejando solo una expresión torpe mientras toma el palillo con queso y lo hace girar entre sus dedos, enfocando su mirada en aperitivo en lugar de su hermano. “ siento beltane caerá en clase c, una vez más, así que... no sé, ¿quizá venir aquí fue un error? he estado pensando eso desde el viaje a la granja, no se siente correcto ” aprieta los labios, tratando de encogerse de hombros como si no importase. en efecto, empezaba a ser aburrido para alguien que no tenía ningún interés en convertirse en una detective capaz y cuya principal motivación había desaparecido del panorama, todavía incapaz de encontrar alguien que llenase ese hueco (imposible). eso maven no tenía por qué saberlo. sólo dejaba que él la viera dudar de sí misma y sentirse triste en apariencia respecto a malos resultados. al notarle probar trago, ceja se arquea: “ ¿en serio? ” le molesta. “ bueno, no dejes que se desperdicie. bébelo todo, puede hacer que toda la fiesta parezca mejor “ sugiere entonces y le ofrece de regreso el queso. “ que al menos uno esté con la panza llena y corazón contento. ” @imaven
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lainfaustus · 4 years ago
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Arte: https://twitter.com/hyou228/status/868784973133697024?s=19
Fictober Day 05
Prompt number: “unacceptable, try again”
Fandom: Mob Psycho 100
Rating: E+
Warning/Tags: None
Count word: 1159
MAESTRO Y ALUMNO
—“Inaceptable, inténtalo de nuevo” —dijo con arrogancia, y dejó la hoja en el escritorio.
—¿QUÉ? Pero me esforcé en esto, no sé si podré hacerlo de nuevo.
Shigeo Kageyama, un hombre de 34 años, miró al chiquillo al otro lado del escritorio, Arataka Reigen, un mal estudiante de 14 años, pero muy activo. Kageyama-san recordaba el día en que Reigen apareció en su vida y luego llegó a su oficina de asuntos paranormales con el deseo de ser psíquico. Kageyama-san le explicó de todas formas, sin perder la calma que no podía enseñarle, pero ante la insistencia, permitió que el chiquillo fuese su asistente, limpiando su oficina, preparando el té, incluso acompañándolo a exorcisar lugares embrujados.
Kageyama-san sólo le había puesto una condición.
—Tienes que estudiar más, debes entrar a un club no deportivo.
—Pero soy bueno en atletismo —dijo orgulloso.
—Lo sé, te he visto correr de los chicos a quienes estafas con amuletos falsos.
Reigen no disimuló su vergüenza, pero se compuso rápidamente:
—Pero, ¿qué tiene que ver estar en un aburrido club de matemáticas con tener poderes psíquicos?
—Tú no tienes poderes.
—Aún no —sonrió.
Kageyama-san suspiró pesadamente.
—El trato es que serías un buen estudiante, y podrías seguir siendo mi asistente, para ser un buen estudiante debes usar el cerebro; eres bueno en atletismo, pero no debes confiar sólo en una habilidad, debes desarrollar varias habilidades —ante el aburrimiento de su asistente, dijo—, desarrollar tu cerebro puede ayudarte si alguna vez descubres cómo tener poderes psíquicos.
—¿De verdad? —preguntó interesado.
—De nada sirve tener poderes psíquicos si tienes un cerebro sin usar.
—Entonces estudiaré, y haré que me admitan en el club de ajedrez! —dijo emocionado.
—Tú no sabes ajedrez.
—Aun no —sonrió feliz de su propio éxito, mientras Kageyama-san le daba la espalda, mirando por la ventana.
Reigen era molesto, pero era perseverante, no recibía un NO por respuesta, y eso era de admirarse. Aunque, por otro lado, eso lo metía en problemas. Fue así como lo conoció.
***
Reigen estaba recostado en el césped, con el murmullo del río corriendo a unos metros de él, y el atardecer en el horizonte.
Recordó el día que hizo enojar a los pandilleros de la escuela y, huyendo de ellos, chocó con Kageyama-san, que lo defendió sólo con su presencia. Reigen agradeció, cuando Kageyama-san usó sus poderes para levantarlo a la altura de su mirada y lo reprendió, advirtiéndole que si seguía así, jamás sería un adulto respetable. Pero Reigen no puso atención a eso, estaba fascinado con los poderes de Kageyama-san.
—Enséñeme a hacer eso —fue lo que contestó cuando Kageyama-san lo devolvió al piso.
—¿Escuchaste lo que dije?
—Por favor, enséñeme a tener poderes psíquicos, puedo aprender, por favor!
Kageyama-san le había dicho muchas veces que él no podía enseñarle algo con lo que él nació, pero lo aceptó como asistente. Reigen sonrió algo triste. Hasta ahora había conseguido todo lo que deseaba sólo con su entusiasmo, se había salvado de golpizas sólo con su suerte, pero lo único que podía hacerlo especial, no se obtenía con entusiasmo. Ni con otra cosa.
—Aun no —se dijo, para consolarse.
***
Kageyama-san se levantó de su silla, mirando la ventana que un cliente molesto acababa de romper cuando él se negó a maldecir a otra persona. La ventana se rompió cuando el cliente la atravesó, pero estaba bien, estaba gritando maldiciones desde la calle.
Kageyama-san cerró la cortina y miró el reloj en la pared. Ya era tarde, incluso teniendo en cuenta que Reigen hubiese hecho alguna prueba para entrar a un club.
Usó entonces un pulso psíquico para ver si Reigen estaba en casa, pero lo encontró en un lugar peligroso, con una energía oscura.
***
Reigen se encontró de nuevo con los pandilleros, quienes querían de vuelta el dinero que le dieron por unos amuletos para pasar el examen sin estudiar, y que, obviamente, no funcionaron.
Para salvarse, Reigen les habló de sus poderes psíquicos, diciendo que incluso podía exorcisar lugares, y que debía ir con su maestro. Los pandilleros lo pusieron a prueba: lo llevarían a una casa que decían estaba encantada, y si les mostraba que podía exorcisar, entonces lo dejarían en paz. De lo contrario, Reigen les pagaría el doble de lo que les debía.
Reigen no tuvo opción.
Y ahora estaba allí, frente a un edificio antiguo escoltado por los pandilleros, que disimulaban el mismo miedo que también sentían.
Reigen miró las habitaciones, subieron escaleras, pero sólo escuchaban crujir la madera, y gotear las tuberías.
—¿Entonces? —dijo uno de los pandilleros— ¿Aun no encuentras un espíritu?
—Tú no sabes cómo es esto —explicó con seriedad—, no es como que se aparecerán sólo porque tú lo quieres, no son un espectáculo para nosotros; tienes que entender eso para ser un adulto responsable.
Los pandilleros lo observaron con asombro. Reigen sabía cómo hablar, quizá, pensó, debería hacer una prueba para el club de debate.
Un crujido aún más fuerte lo hizo mirar hacía su espalda, y él y los pandilleros gritaron de horror al encontrarse con un enorme y horrible espíritu deforme de miles de ojos y una enorme boca con colmillos.
Los pandilleros se escondieron detrás de una media pared corroída, dejando a Reigen solo, que temblaba sin saber qué hacer. No tenía poderes psíquicos, no sabía cómo exorcisar un espíritu enorme y terrible como ese. No sabía hacer nada salvo correr.
El espíritu se abalanzó y Reigen levantó las manos para cubrirse cuando una ráfaga psíquica lo destruyó. Reigen lo miró, y miró sus manos emocionado, disimulando cuando los pandilleros se acercaron a felicitarlo.
Salieron y se disculparon con él, prometiéndole no meterse con él otra vez. Reigen los disculpó y se despidió de ellos, mirando su mano otra vez, feliz.
—No lo hiciste tú.
Se volvió. Kageyama-san salía de la casa.
—Te advertí que dejaras de meterte en problemas.
—Maestro, yo…
—Mentiste a esos chicos, no? Por eso estaban aquí. Reigen, tú jamás vas a cambiar, y con ese entusiasmo tuyo sólo vas a encontrar problemas si no sabes usarlo a tu favor, porque no eres inteligente, sólo eres un tonto afortunado.
Reigen escuchó cada palabra y bajó la mirada, triste, llorando en silencio. Kageyama-san suspiró de nuevo, y antes de decir algo, escuchó a Reigen:
—Eso ya lo sé, todos me lo han dicho… Pero yo soy bueno cuando lo quiero —levantó la mirada con decisión—, y he decidido que seré psíquico, y estudiaré todo sobre espíritus hasta que obtenga mis poderes, ¡y me convertiré en Arataka Reigen, la estrella del mundo psíquico!
Kageyama-san lo miró, miró las lágrimas y el entusiasmo del chico y sonrió, revolviéndole el cabello.
—Te acompañaré a tu casa, ya es tarde.
Kageyama-san admiraba al chico, porque hubiera deseado haber encontrado a una persona con tan buenas intenciones cuando él era un niño, cuando creció solo entre fantasmas.
Lain Faustus 🍁
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akkasego · 4 years ago
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Recuerdo con cariño el sábado, como si fuera una malla de submomentos perfectamente entrelazados entre sí. Llevaba una semana esperando un plan que resultó ser volátil, pero no contraproducente. A primera hora, me despierto más pronto de lo previsto. Quizás porque la ilusión y las ganas por verte me invaden. Quizás estoy tan profundamente enamorado que confío plenamente en tí. No existen “quizás”, lo estoy; pero soy partícipe de hacerlo poético. Recíproco, equitativo. Tú el motivo de mi felicidad, la voz de mis latidos, el brillo de mis ojos, las caricias de mi estómago, el aliento de mi respirar… Yo me limito a escribir. Por tí, por mí, por nosotros. Tan pletórico, salté de la cama y me dirigí a la ducha con mi respectiva playlist de música Jazz. El cuarto de baño se convirtió en la Orquesta Filarmónica de Viena con el eco de mi voz rebotando entre azulejos; o al menos, la realidad rehusaba cualquier parecido con un mejor registro vocal. Al salir de la ducha decidí enfrentarme al armario erigiendo mi delgada figura frente a sus puertas, con el fin de elegir conjunto y lucir presentable. Sin formalidades, ni mejores galas; solo aliñado. Tú estarás preciosa como de costumbre, vistas lo que vistas. No me enamoré de tí sólo por tu físico. No podría definirte en palabras, porque tienes un mundo interno tan sumamente inmenso, que ni Atlas sería capaz de cargarlo a sus hombros. Amo descubrirlo, transitar sus senderos mientras diviso los paisajes en el vasto horizonte donde los límites se alejan. Me siento un aventurero viajando por él. Sin brújula donde sólo el amor me guía. Dejo de divagar y clavo mi mirada en el chubasquero del primer día, un 17 de Octubre, que quedará en mi memoria como los 11 de Agosto o el 7 de Noviembre. Aunque, sinceramente, se me hace muy difícil el recordar fechas específicas. Todos los días a tu lado son únicos. Me visto para rememorar la primera vez que te vi, porque amo los pequeños detalles y tú me cubres de ellos como si fuera un collage humano. Salgo de casa a comprar sushi, sin suerte en los tres primeros supermercados a los que acudo. Si a la tercera siempre fue la vencida, yo necesité una más. Ahí está, la decisiva en un estante bajo en oferta o recurrente en demanda, pero fría en su soledad. Una bandeja a la que no dudo en abrazar y salir en busca de una tableta de chocolate, que por cierto, te encanta. Solo me falta el Nestea, el cual recuerdo fervientemente en una de nuestras largas conversaciones nocturnas. Lo compro antes de subir a tu piso para que permanezca frío, cuidando cada detalle como si te rindiera culto. Quiero hacerte feliz, de algún modo quiero agradecerte por todo lo que me haces sentir. También me enamoré de tu sonrisa, ¿recuerdas?. Eres magia. Me apresuro a tu portal en cuanto me das luz verde, sin miedo a esbozar una sonrisa que recorra mi cara, puesto que permanece escondida tras una mascarilla que no oculta mis ojos ni la forma tan alegre en que camino. Mientras ayudo a un anciano a buscar un nombre en los buzones de la comunidad, haces acto de presencia bajando por las escaleras. Me sobran adjetivos para bañarte en halagos, pero no me atrevo. Estás preciosa. Subimos a tu piso y coloco la compra en el frigorífico. Tras una breve elipsis en el Mercadona, regresamos. Desenvuelvo las velas que compré el lunes en papel de periódico y acaricio sutilmente la mecha con mi mechero. El salón, con las persianas bajadas, se ilumina. Empezamos a jugar con las etiquetas, como niños. Quizás sean nervios. Quizás otra costumbre. Teñimos nuestras lenguas de azul comiendo Takis de dudoso sabor. Tú pensando en dulce; yo, salado. Quién pudiera confirmar el sabor de tu lengua. Cada vez deseo más tus labios… Abrimos la bandeja de sushi y empezamos a comer por turnos entre risas, miradas cómplices, todos aquellos detalles que nos hacen brillar. Casi tiras el vaso pero, por suerte, no se desparrama ni gota de líquido por el mantel. Partes la tableta de chocolate sin abrirla, mientras que yo intento copiarte sin éxito con onzas asimétricas. Terminamos de comer y nos fundimos en un abrazo sin previo aviso. No sabes cuánto me encanta que me sorprendas. Dura más que de costumbre o se detiene el tiempo… Minutos después, por los nervios y la emoción de gozar de tu presencia, me ofrezco a fregar los platos. Salimos de tu casa y te cedo el volante porque, sin duda, eres mi conductora favorita. Damos una vuelta por la ciudad hasta que te propongo cambiarnos de asiento. Así, con azarosa valentía, tomo la salida equivocada en la primera glorieta. Rectificamos en apenas unos metros y partimos rumbo al Embalse de Cazalegas. Empezamos a jugar con las luces de emergencia entre risas a pulmón abierto que se complementan cuando nuestras manos se entrelazan, entrando en un bucle de apaciguamiento. Desde entonces, tus manos serán mis guías. Llegamos al destino donde aparcamos a la vera del río. El día de lluvia que se esperaba no hace presencia. Está el cielo despejado, el campo verde, el Sol incidiendo en un ángulo perfecto. La naturaleza se haya en perfecta lozanía. Caminamos por la carretera hasta descubrir la presa; la cual, prácticamente, ignoramos para observar a un pescador de mediana edad que lanza presurosamente su caña numerosas veces sin afán de pescar. Más bien parece que practica su lanzamiento de sedal. Comenzamos a recorrer la carretera, manteniendo el contacto físico cada vez más asiduo entre bromas y risas. No sé cuánto pudimos caminar, pero esa valla parecía no tener fin. Una vez arribamos al final, dimos la vuelta sobre nuestros pasos para seguir fantaseando con aberturas en los alambres. Nos montamos en el coche tras abrazarnos cálidamente de nuevo y empezamos a descubrir más carreteras. Tuvimos más risas acompañadas de dolores provocados por las carcajadas. Te aficionaste a pulsar el botón de las luces de emergencia. Hasta tuvimos que poner el GPS para regresar, porque nos dejamos llevar por el momento sin tener un rumbo fijo. Pero me encontré todo el rato entre tus manos como si fueran dos polos opuestos atraídos por el mismo sentimiento. Me hice adicto a cambiar las marchas juntos, a descubrirte mirándome con una sonrisa sin precedentes, a devolvértela… Una vez en Talavera, fuimos a visitar el Parque de los Sifones donde se enfriaron tus manos tornadas en tonos morados y naranjas. ‘¿Te da grima?’ Preguntaste. ‘No’ Respondí acariciándote las manos. Eres la única persona que me hizo sentir así. Estoy enamorado y el que se te enfríen las manos, solo implica que quiera cogerlas más para calentarlas. Cerraron el parque y nos quedamos sentados en el coche, a las puertas. Viendo cómo la noche caía sobre nosotros, cómo el vigilante de seguridad se marchaba, cómo quedábamos solos. Otro submomento que quedará en tu pasillo, en mis recuerdos, en lo que escribo… Empezamos a cruzar miradas, lanzarnos bolas de papel, dejarnos llevar por el momento y, en menos de lo esperado, descubrimos el cielo sumido en una oscuridad total. Rato después, retomaste el control del vehículo y buscamos estacionamiento por el núcleo urbano. Cuando en un golpe de suerte lo encontramos, dimos una vuelta por el centro de la ciudad. Fue bastante efímera, ya que, ante la negativa de ingresar en un local, terminamos en tu casa. Nos sentamos en tu habitación y me ofreciste secuestrarme aquella noche. Rehusé la invitación dos veces como una doble negativa que de puertas para dentro grita un 'Sí’. Acto seguido, me preguntaste si permanecíamos sentados en tu cama o pasábamos al salón; optando por la segunda opción, donde encendí las velas que apagamos tras comer. Antes de sentarnos en el sofá, me vestí con una de tus camisetas. Ahí estábamos, uno pegado al otro. Escuchaba tu respirar, acariciaba tus manos, tus piernas. Nos fundimos en abrazos y miradas. Te besé… Te besé como nunca he besado a nadie. Nunca imaginé que un beso pudiera resultar tan especial. Va mucho más allá de dos bocas que encajan, de mis sentimientos, de sentirte cerca, de amarte… Fue tanta la emoción que rompí el momento. 'Luxación’ fue la palabra culpable. Entre bromas y miradas sinceras, descubrí cómo te había cambiado el rostro. Si tu sonrisa ya me había enamorado antes, ahora serían tus ojos rasgados por los pómulos. Me emocioné. Me emocioné tanto que tuve que paliar mis ojos llorosos tapándolos con mi gorro de lana gris. ¿Qué es el amor? ¿Qué me provocas? ¿Por qué me haces sentir así? ¿Cómo te volviste en el motivo de mi felicidad? ¿En qué momento exacto surgió sin intención de buscarlo? Solo sé que tengo demasiadas preguntas que jamás serán contestadas, porque el amor no tiene causa ni efecto; pero quiero vivirlo contigo. Cajón de recuerdos, submomentos. La etiqueta de Desperados en mi cajón como si fuera mi amuleto de la suerte. Mi gorro de lana en tu habitación. Tu camiseta entre mis brazos aquella noche en la que me costó conciliar el sueño, pero me refugiaba en ella como si te pudiera sentir cerca. Huele a tí…
Sego.
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idolish7-es · 5 years ago
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3.16.4: Con emoción
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Torvald: Nagi-sama. ¿Puedo preguntar algo? Nagi: ¿Qué? Torvald: ¿Por qué no pudo comprar esa mercancía de anime que tanto quería a pesar de hacer fila desde esta mañana? Nagi: Esa pregunta es tonta. No vine solo a hacer fila, vine a bañarme en el amor presente en la atmósfera otaku. Torvald: Ya veo. ¿Entonces no era un ítem tan deseado? Nagi: ¿Quieres pelea? Torvald: Disculpe mi rudeza. Nagi: Cobarde. Ya cumplí mi deber. Los que rechazaron la sangre de mi madre fueron ustedes. Nagi: Es su culpa que tuviera que decir falsedades innecesarias, a pesar de haber jurado nunca mentir a mis amigos. Nagi: Se suponía que solo sería una "sorpresa"... Mujer: ¡Ah! ¡Celebridades! Torvald: ¿Se referirá a usted, Nagi-sama? Nagi: Por supuesto que no. Después de todo, las estrellas aquí están en dos dimensiones.
Yamato: Uf, logramos comprar esa edición limitada de Kokona. Riku: ¡Nos disfrazamos y vinimos en el primer tren y todo! Espero que esto le alegre. Mitsuki: ¡Seguro lo hará! Aún así, espero que reciba noticias de Sakura Haruki pronto... Yamato: Cuando no está feliz, me bajan los ánimos a mí también. Han habido muchos incidentes que hicieron que personas tuvieran que volver a sus países, ¿Cierto? Así que, estuve investigando algo de Northmare. Mitsuki: ¿Encontraste algo? Yamato: No sé los detalles, pero hay algunos disturbios políticos enloqueciendo a los jóvenes de allí. Parece que es un país super rico. Riku: ¡¿En serio?! Yamato: Tienen una gran cantidad de recursos naturales pero poca población, así que los estándares de vida son altísimos. Si tienes seguro, no tienes que pagar nada por servicios médicos. Yamato: Hubo unas reformas nuevas para volverse una sociedad más sofisticada también. Pero lo interesante es que el noble que logró todo tenía diez años. Mitsuki: Woah, impresionante. Northmare tiene de todo, desde otakus hasta niños genios... Riku: ¡Por supuesto! ¡Incluso aquí hay negocios de electrodomésticos, de anime, maid cafes, y más! Mujer: ¡Ah! ¡Celebridades!
Rinto: ¡Esta es la primera vez que vengo a un butler café! ¡Adelante, siéntense! ¡Yo invito! Tsumugi: Gracias por la generosidad... Kaoru: Oh, no te preocupes por él, está cobrando muchísimo. Takanashi-san, has estado muy reservada estos días, pero no necesitas contenerte aquí. Kaoru: Tú fuiste quien consiguió que IDOLiSH7 alcanzara su nivel. Si te pasas todo el tiempo asustada de acabar en un escándalo, no podrás hacer nada. Banri: Así es, Tsumugi-san. Tsumugi: Anesagi-san, Banri-san… Kaoru: Ogami-san vino a pedirme consejos sobre cómo animarte... Fufu, ¿Quieres saber cuál era su idea? Banri: ¡Espera, no lo digas! Kaoru: "Mencionó que necesitaba un mouse nuevo, así que estaba pensando en comprarle uno que fuera lindo, ¿cuál crees que le guste más?" Pfft. Kaoru: Así que le dije "¡Sería ridículo que un hombre como tú le regalara un mouse! ¡Al menos dale un accesorio o algo, cielos!" Banri: Es que dijiste que el mouse que tenías te hacía doler la mano... Kaoru: Me sorprendió descubrir que era tan lento... Aunque ahora entiendo por qué pudo durar tantos años siendo compañero de Yuki. Tsumugi: ¡D-de todas formas el mouse me alegró mucho! Kaoru: ¿Qu...? ¡¿Se lo compraste igual?! ¡¿En serio?! Banri: ¡Pero elegí uno rosa con forma de conejito! Rinto: Suena lindo. Banri: ¡¿A que sí?! Kaoru: ¡¿Pero ustedes qué son, chicas de secundaria o qué?! Al final, nunca se puede esperar nada de un hombre... Hubo una vez en la que me fotografiaron con Gaku y... Tsumugi: ¡¿Los fotografiaron juntos?! Kaoru: ¡Sí! El titular decía "¡Yaotome Gaku, descubierto fuera de su apartamento junto a una mujer alta y hermosa!" ¡Hermosa! Rinto: ¿Y qué dijo Gaku-kun? Kaoru: "Anesagi, dicen que eres hermosa. Qué bueno por ti." Banri: Que reacción más tranquila... Kaoru: Por eso te digo que no hay por qué preocuparse tanto por los escándalos. Rinto: ¡Así es! ¡Los míos son hombres pero los fotografían todas las semanas! Kaoru: Si IDOLiSH7 hubiera sido un grupo de chicas, apuesto a que los titulares habrían hablado sobre Ogami-san siendo un lobo hambriento en el paraíso. Después de todo, se ve así... Banri: Así que así me veo... Rinto: Encargarse de idols mujeres tiene sus complicaciones... Si Yuki y Momo fueran dos chicas lindas, estoy seguro de que mis niveles de ansiedad estarían al doble... Kaoru: Probablemente acabarías saliendo con una de ellas. Puedes ser muy ingenioso cuando quieres. Rinto: Hm… No sería capaz de elegir entre ambas, así que acabaría haciendo ambas rutas al mismo tiempo. Banri: Eso sí que sería una relación complicada... Anesagi-san, ¿Qué tipos de hombres te atraen? Kaoru: Nag- Digo. Príncipes. Tsumugi, Rinto, Banri: Oh… Mayordomo: Traigo sus órdenes...
Torao: ¿Por qué vinimos a un butler café…? Touma: Cuando venía un mayordomo me dio un cupón y me invitó a venir tan animado que no pude rechazarlo. Minami: Si tuviera que leer a Inumaru-san, diría que parece fuerte para otras personas agresivas, pero en realidad es bondadoso, evita los conflictos y no sabe decir que no. Minami: Básicamente, es ese tipo de persona que no sabe negarse a las suscripciones de periódicos. Touma: Gracias por el psicoanálisis. Torao: Da igual. ¿Por qué nos llamaste? Touma: Nada en especial. Simplemente pensé que, ya que teníamos el día libre, podríamos reforzar nuestros lazos como compañeros. Torao: ¿Ah? Minami: Haberlo dicho antes... Me voy. Haruka: Yo me quedo por un parfait. Touma: ¡Espera, espera! Somos un grupo, ¿no? ¿No deberíamos poder tener conversaciones intimas y personales de vez en cuando? Torao: Yo solo tengo conversaciones íntimas en la cama. Touma: Siempre igual de sucio... Minami: Socializar es una molestia. Touma: ¡Al menos di que no eres bueno en eso! ¡No seas tan duro! Haruka: ¿Puedo pedir pancakes también? Touma: Claro, Haru. Todo lo que quieras. Torao: Nos vemos. Minami: Con permiso. Touma: ...Tch, ¿Qué les pasa...? Haruka: Era obvio. A nadie le importa el grupo en realidad. Touma: … Haruka: Ryou-san y los demás... Bueno, a mí tampoco me interesa tanto... Touma: Haru, ¿Por qué te volviste idol? Haruka: Para refregárselo en la cara a la gente que me molestó. En parte. Touma: ¿Y la otra parte? Haruka: Superaré a Zero. ¡Me volveré más famoso y me reiré en sus caras! ¡Zero, Kujou, Kujou Tenn, todos! Touma: ¿Y luego? Haruka: ¿Luego? Me reiré de mis fans también. Les diré "¡Ja, ni siquiera me importan!" Touma: ¿Y luego? Haruka: Luego… No lo he pensado. Con llegar hasta ese punto alcanza, ¿no? Touma: Tal vez lo parezca ahora... Pero tu vida no acabará ahí. Continuará luego de eso. Touma: ¿Qué quieres hacer una vez llegue ese momento? Haruka: …
Sougo: ¿Algo que alegre a Riku-kun? Iori: Sí. Al igual que un inhalador detiene un ataque, necesito algo que automáticamente alegre los ánimos. Iori: Todos tenían algo así cuando eran pequeños, ¿no? Una manta especial o un peluche, algo que les diera seguridad. Tamaki: Iorin, ¿tenías algo así? Iori: ¡Esto no tiene que ver conmigo! Ambos son muy cercanos a Nanase-san, ¿cierto? Me gustaría que eligieran por mí. Sougo: Creo que tú eres más cercano a él, Iori-kun… Tamaki: ¿Por qué no le compras una de esas cosas que te gustan y ya? ¿Cómo era...? Mimi-chan, Pero-chan, eso. Iori: No me gustan. Son juguetes sin valor, simplemente los guardo para estudiar las modas de las masas. Sougo: ¿Así que las coleccionas? Tamaki: La felicidad de Rikkun… Ah, ¿Y esto? Sougo: Tiene notas de música con los colores del arcoiris. Como nosotros, incluso los colores son los mismos. Iori: Ah… ¿Creen que tendrá efectos positivos en su estado emocional? Sougo: Creo que dependerá de la situación. ¿Por qué no se lo das tú, Iori-kun? Puedes decirle que es un amuleto de la suerte. Tamaki: Sí, eso. Rikkun entiende mejor los gestos directos. Iori: ¿Pero le alegrará que sea yo quien se lo dé...? Tamaki: ¡Definitivamente! Sougo: Sí que te gusta complicar las cosas más de lo necesario... Iori: No quiero que ustedes sean quienes lo digan.
Nagi: ¡¡¡OHHHHHHHHH!!! ¡¡¡LA DAKIMAKURA DE KOKONA!!! ¡¡¡OHHHH!!! I LOVE YOUUUUUUUU!!! VERY VERY VERY THANK YOU!!!! Riku: ¡Ahh, un llavero! ¡Los colores del arcoiris son como nosotros! Yamato: Bien, bien. Mitsuki: Tomó mucho coraje traer esa cosa en el tren. Iori: Lo vi de casualidad mientras venía, nada más... Tamaki: I-o-rin. Iori: Um… Consideralo un amuleto de la suerte. Riku: ¡¡Gracias!! ¡Estoy muy feliz! *abrir* Tsumugi: Buenas tardes. Mitsuki: ¡Manager! Hacia mucho que no venía a los dormitorios. ¿Acabaste el trabajo más temprano? Tsumugi: ¡Sí! ¡Han estado muy ocupados últimamente, así que les traje ramen para levantar sus espíritus! Tamaki: ¡Whoa! ¡Genial! Sougo: Gracias por todo. Nagi: ¡Qué hermosa noche! Tsumugi, por favor, ven a comer con nosotros. ¡Disfrutemos todos juntos! Riku: ¡Sí! Tsumugi: ¡Gracias! Tamaki: ...Sou-chan, ¿vas a decirles que mañana volverás a casa? Sougo: No hay garantías de que funcione, así que no... Sin embargo, voy con todas mis intenciones de conseguir lo que busco. Tamaki: …
Continuará...
-Todos los créditos a la traducción en inglés-
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kircket · 8 months ago
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"toda mi vida fui independiente, y tenía que hacer las cosas sola. no se me permitió ser una niña, porque tenía un futuro por el que preocuparme," comparte sin problemas. podía parecer muy personal, pero dentro de lo que sucedió, no era más que la superficie. "no creo que tenga un trauma por eso, ni nada por el estilo, solo digo que... me hubiera gustado poder compartir algo de ese peso con alguien." amigable es la sonrisa que le dedica después, dejando que la ansiedad merme en un tema fuera de las descripciones de sus compañeros. "¿tu padre era militar? estoy bajo la impresión de que los militares tienen ese tipo de vida familiar, pero podría equivocarme." si la respuesta era positiva, entonces sería un paso más cerca del éxito. "si fuera como una cárcel, creo que optaría por abandonar. aunque quiero esto, no lo quiero al punto de sacrificar mi salud mental." o lo que le quedaba de ello, al menos. "¿de verdad prefieres que simplemente pregunte?" inquiere, mirándola de reojo. se endereza en su puesto, entonces, y con la sospecha en la mirada (equívoca, podría ser), pregunta: "está bien. ¿tienes alguna creencia especial? como... a la suerte, por ejemplo. amuletos y esas cosas."
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' a mi me gusta hacer las cosas por mi cuenta, tener mi espacio y mi independencia. ' nunca fue del tipo de persona que dependa de alguien más, todo lo contrario. si bien podría haberse descansado en fortuna familiar y haber seguido ejemplo de figura materna, no lo hizo y nunca lo quiso, siempre supo que si seguía su camino estaría destinada a la grandeza, así se lo indicó el cabecilla de los kyung. se niega ser una más del montón, quiere destacar y realmente cree que es mejor lograrlo sola, cuando los demás se meten todo se arruina. ' vivi muchos años en muchos lugares distintos, nos mudábamos constantemente por el trabajo de mi padre. ' y a ella nunca le molestó seguirlo, figura idealizada y adorada por azula, por el contrario le agradece, debido a él aprendió todo lo que sabe. ' ahora tienes esto. ' seña el amplio parque con su mano derecha. ' asumí que nos encerrarían como en una cárcel. ' es bueno saber que no, que puede salir a respirar aire fresco en caso de necesitarlo, embotellar tantas emociones en su pecho a veces se vuelve muy pesado. mira de reojo a la chica y enseguida le transmite su ansiedad. suspira profundo y dice: ' puedes hacerme preguntas para saber si somos compañeras y yo te las haré a ti. ' prefiere ir al grano, a fin de cuentas también necesita tener éxito en la misión. 
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thedarkestnightrol · 5 years ago
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I’ve got the... Power! ... Stone
1148 horas. 1148 horas era el tiempo en el que llevaba tocando tierra firme desde la vuelta de aquel viaje intergaláctico que parecía haber acabado con lo que era Tony Stark. Podría ser más sencillo si simplemente se escabullía de su propia seguridad y robaba su traje de Iron Man, bien conocido por todos. Pero conocía a la perfección a su hija Piper, y no tenía dudas de que había convertido aquel lugar en uno de los más seguros del universo tras su desaparición. La alternativa a la torre que llevaba su apellido fue una de las innumerables propiedades que Industrias Stark tenía en la ciudad y el cual conocía su uso: un depósito de materiales y almacenamiento. Allí encontraría todo tipo de herramientas que necesitaría para su nuevo corazón, el que le estaba haciendo colmar la paciencia de forma exponencial. No es que el magnate tuviera demasiada, pero si se sumaba la desesperación y la incertidumbre a la ecuación, todo se volvía más complicado. Sobre todo si era una persona acostumbrada a saberlo todo. Supo que había llegado la hora de pedir ayuda cuando no conseguía avanzar, si no retrocedía. Había pocas personas que se hubieran ganado el título de listillo universal, pero sin duda una de ellas era su conocido y apreciado Dr. Strange.  
Sería más fácil si le llamase por teléfono, pero para ahorrarse formalidades, decidió enviarle un vídeo mostrando que seguía vivito y coleando, aunque con un aspecto mucho más demacrado que de costumbre.
— Hey, listillo. ¿Qué tal todo? Siento no haberte felicitado por Navidad, Hanukkah o lo que demonios celebréis los... Magos, hechiceros... Bueno, mira, da igual. Feliz todo lo que sea que te haya pasado este año. — Se tomó unos segundos para desabrocharse la camisa y enfocar. — ¿Tienes alguna idea de cómo hacer que esto funcione? Parece que tiene algo de magia o... Yo qué sé si llevo en el pecho un maldito reactor nuclear alienígena. Tenemos muchas cosas que contarnos. Estoy en el almacén subterráneo de Central Park. Te espero aquí. Ah, y no le digas a nadie que estoy aquí.
El hechicero supremo, sorprendido, no tardó en dar al play para comprobar si el magnate continuaba con vida o si simplemente se trataba de un error informático, no tardando en rodar con exasperación los ojos nada más oírle hablar. Estaba claro que era él, su habilidad para tocar las narices con solo despegar los labios era más que legendario. Un imitador no podría hacerlo tan bien. Sin embargo, más allá de eso, no pasó por alto su aspecto desmejorado, ni el tono preocupado en voz. Así pues, tal y como el multimillonario había imaginado, el doctor no tardó en abrir un portal desde el Sactum hasta el sitio mencionado, quedando así en un segundo ante Stark. Por supuesto llevaba un pesado libro bajo el hombro, la mayoría de las respuestas siempre se hallaba en ellos. 
—Dime que no has dejado que un grupo alienígena experimentara contigo —dijo como todo saludo, a la vez que negaba con desaprobación—. Mantén eso a mi vista y cuéntame qué tipo de locura te ha llevado a tener eso en el pecho y a dudar de su procedencia. 
A Tony penas le dio tiempo a bloquear su smartphone cuando aquel señor se postró ante él con "ese truquito de los portales". Su mano instantáneamente fue a parar hacia su propio pecho, y con los ojos semicerrados, dejó escapar un suspiro.
— Jesús, qué susto. ¿Me estabas esperando o es que me echabas mucho de menos, listillo? Y yo que pensaba que no tenías corazón...
Su tono de voz seguía tan jovial y divertido como hacía un año, aunque la palidez de su rostro denotaba algo completamente diferente. La seriedad de su rostro y aquellos enormes ojos azules hicieron que sonriera; estaba dándose cuenta de cómo le había echado de menos, hasta esa cara que ponía de indiferencia o exasperación que estaba seguro que no tardaría en aparecer.
— ¿Quieres un café, agua? ¿Un whisky, quizás? — No sabía cómo introducir el tema, Tony no era hombre para seriedades. Cogió una botella de agua para darle un trago, mirándole, analizándole más bien. — Sigues igual de empollón que siempre, eh. ¿Sueltas ese libro alguna vez, Strange? — Su gesto se tornó serio, y él enmudeció unos segundos. — ¿Acaso cagas con él también? Aunque bueno, a saber si los magos vais al baño o lo hacéis todo con trucos. Después de "romper el hielo" de aquella forma tan Tony Stark, se acercó despacio, descubriéndose el pecho para que pudiera examinarlo mejor. Aquel elemento emitía un resplandor que iluminaba parte de la estancia.
— ¿Qué crees que es? Y elige ya una bebida, hombre. Que la vas a necesitar para la historia que te voy a contar. Y te juro por Dios que no es inventada.
—Tony... basta, por favor. Esto es serio, no es un problema mundano que puedas arreglar a base de talonario. Y no podrías mentirme aunque quisieras, no con esto —se señaló el Ojo de Agamotto—. Comienza de una vez, cuanto antes acabes antes sabré con exactitud qué es. 
De la bebida ya se encargó él, apareciendo en su mano un vaso de té del que, por más que bebía, nunca se vaciaba.   
— Verás... No me preguntes cómo, en mi última misión acabé a la deriva en el espacio. Tenía muy pocos medios para volver a La Tierra, pero descubrí que no iba solo. No iba a dejar a ese pobre niño insensato allí y tuve que mandar al yogurín-polizón de vuelta con mi traje y yo me quedé sin opciones de volver porque no quedaba más energía. No recuerdo cuánto tiempo pasé en aquella nave, casi no me quedaban recursos y tuve hacer cosas que jamás repetiría. — Su tono se volvió algo gracioso al pronunciar esta última parte de la frase. — El caso es que en algún momento, la nave chocó contra un dispositivo alienígena con unos mons...truitos dentro bastante monos, la verdad. Las mujeres... Hasta los hombres.— Hizo un gesto de aprobación con tintes cómicos. — Me rescataron y me llevaron con ellos a su planeta. El planeta era una basura, por cierto, estaba tremendamente atrasado. Necesitaban renovar su tecnología y yo les ayudé a modernizarse y me empecé a hacer famoso por allí. ¿A ti te han puesto alguna estatua en la plaza más importante de un lugar? Porque a mí sí. Cambiaron el nombre de la civilización y la llamaron la civilización Stark, tío. ¡Los Starks! Esas pobres criaturas solo necesitaban un gran cerebro para aprovechar los recursos, y dieron conmigo. Vaya suerte tuvieron. — Hizo una pequeña pausa. — ¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Los Starks son enemigos de otro pueblo, planeta o lo que diablos sea eso. Me engañaron y acabé siendo carne de cañón de un ritual porque decían algo de mi corazón, no lo recuerdo y tampoco hablo alienígena, ahora solo hablo inglés, español, italiano, chino y starkiano. Me lo arrancaron de cuajo, y no te recomiendo en absoluto eso. Si tuviera que ponerle estrellas en TripAdvisor, les pondría 5 pero negras. Menos mal que mis starks estaban esperándome y me salvaron. Cuando me desperté, estaba de vuelta en la civilización con esto en el pecho. Ellos decían algo así como... ¡Poder! ¡Salvación! ¡Adoremos todos al líder! Está bien, no pongas esa cara, todo esto que te estoy contando es verídico, Strange.
A cada segundo que avanzaba en el monólogo múltiples muecas se abrieron paso por su rostro, como si estuviese escuchando una historia que sabía que era completamente inventada, incluso se llevó la mano contra la frente y la frotó, resoplando. Le habían puesto una estatua para glorificarle, a ver quién aguantaba después de aquello el ego desmesurado de Stark. Por surrealista que fuese lo narrado, sabía que no mentía, el Ojo de Agamotto no había detectado nada raro en su relato y engañarle era altamente complicado, rozando lo imposible. Así que, visto lo visto, tenían un gran problema entre manos. Iron Man más que ningún otro, y dudaba saber solventarlo él. No así sin más, sin poner su vida en peligro. Quizás en el antaño poco le habría importado, pero ya no, apreciaba su vida y quería protegerla.
—Tony... eso que tienes en el pecho... Esa cosa... Es lo que a día de hoy te mantiene con vida. No puede ser extraída así como así, no por ahora... —Colocó sus dedos temblorosos entorno al amuleto que llevaba colgado del cuello y los movió, dejando ver una piedra brillante, similar a la del magnate, pero verde—. ¿Ves esto? Es una de las seis gemas del infinito, la del tiempo. Puedes ver el parecido, ¿verdad? Lo que esa civilización te coloco en el lugar del corazón es otra gema. La del poder. Hasta donde sé, son los objetos más poderosos del universo. También los más peligrosos. Es un milagro que tu cuerpo haya sido capaz de sostener el peso que acarrea llevarla encima... pero el caso es que lo hace. Aunque dudo que no desate consecuencias en el futuro. Las gemas son muy codiciadas, quien porte las seis consigo, se convertiría en el ser más poderoso de la galaxia entera. Estoy seguro de que comprendes lo que intento decirte.  
Los ojos color café del magnate se fijaron en sus manos temblorosas y su rostro se volvió serio. Era la primera vez que veía de aquel modo al hechicero, y ya no le estaba haciendo ninguna gracia la idea de la estatua, la civilización y los extraterrestres Starks. Tragó saliva, permaneciendo en silencio y escuchando toda esa explicación que le estaba dando. Conforme hablaba, su rostro se volvía más y más pálido, más que una pared.
Se atrevió a mirar la gema que llevaba en su cuello, comprobando que se trataba del mismo material que escondía aquel Arc Reactor en su pecho. De hecho, aún sin decir nada, se terminó de desabrochar la camisa para poder mover correctamente los engranajes del aparato hasta abrirlo y mostrar la gema que se escondía en su interior, rodeada por una neblina del mismo color que se movía en su interior.
— Me voy a morir. — Dijo sin pensar, como respuesta a su última frase.
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Personaje implicado y dónde encontrarlo:
Dr. Strange  ·  @brookskala
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rocioolvera · 2 years ago
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¡Me enamoré como una loca!
Le dí todo, sin medida.
Me enamore de él,
como difícilmente lo haré de otro hombre.
¡Me enamore como una estúpida!
¡Tan estúpida! Sí sabía que no era mío, ni lo sería jamás y aún así le entregue todo, ¡Sin medida!
Qué vacío dejan las personas cuando se van, pero más esas que nunca estuvieron aunque tú puedas jurar que sí.
Cuántas veces me prometí que sería la última.
La última vez entregándome a él.
La última vez que mis sábanas sabrían de el amor que yo por él sentía.
La última de entregarle mi alma, ¡mi vida!
Fui la loca, más loca en su cama.
La que le demostraba de mil y un formas todas las fases del amor.
La que le llenaba de mensajes cursis su móvil, y le hacia notitas que le dejaba en aquella libreta que siempre cargaba, la que le regalaba botellas de su alcohol favorito, junto con una corbata que más tarde terminaría siendo amuleto de buena suerte entre mis manos.
¡Qué estúpida, qué loca!
Mira que venir a entregarle mi amor a alguien, que ya vivía con el amor de alguien más y solo venia a mí para descansar entre mis piernas.
Quizá la vida la sabía diferente entre mis brazos, quizá mis chistes le hacían olvidar sus preocupaciones,
quizá mis manos alguna vez le aportaron calma.
Quizá...
Solo quizá,
alguna vez él sintió,
aunque sea,
tantito cariño por esta mujer,
que no midió todo lo que le entregaba.
Y aún así, se enamoró.
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interludeforpiano · 3 years ago
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Hungría, en el siglo XIV
El ambiente que reinaba sobre la amplia estancia podía atravesarse con la hoja de una espada; sólo el ruido del metal de las armaduras al rozar, al caminar, así como el sonido que generaban las espadas, podían perturbar el silencio que, sólo ratos antes, había sido el verdadero protagonista de aquella larga y negra noche. La retenían allí como un incentivo antes de la batalla, un amuleto para asegurar la suerte de aquellos que, ingenuos y confiados, se dirigían a un muy probable y despiadado final a manos del enemigo. Se había convencido de no decir palabra alguna, de mantenerse en las sombras observando cuan ave nocturna entre las ramas de un árbol y, sin embargo, para su mala suerte, su verdadera tarea no podía alejarse más de lo que ella hubiese querido cumplir con todo el peso de su ya tan torturada alma. Iban y venían, alzaban su cabeza con sigilo, suspiraban; le dirigían miradas fugaces, a sabiendas que su vista nunca estaría sobre ellos, aún así ella lo quisiese. La joven doncella prometida se mantenía quieta, ambas manos entrelazadas justo sobre la tela que cubría su estómago. Daba la impresión de ni siquiera respirar, sorprendiendo a aquellos que osaban verle con su postura y su rostro casi inexpresivo, inexpugnable. «No hables, no pienses. Sólo asiente», se repetía. Una y mil veces. Sentía náuseas tan sólo de imaginar la cercanía de su prometido, aquel verdugo de su inocencia, de su bienestar. Una lágrima solitaria descendió, surcando su mejilla con prolijidad. Una gota de rocío sobre el pétalo de una rosa al amanecer. —Tranquilízate, niña tonta —la voz de su madre impactó en su mente, como el filo de la espada impacta en el cuerpo del enemigo. Se acercó con decisión y, posándose a su espalda, añadió—: guarda las lágrimas para la despedida. Szofia asintió, sintiendo todo el peso de las decisiones de terceros cayendo sobre su débil, frágil cuerpo. Levantó la vista, apretó la mandíbula con ligereza, mientras que aquella lágrima terminaba por alcanzar su mentón, cayendo al vacío. Ya no tenía razones para resistirse ante su desdicha, ya no podía dejarse llevar por sus fantasías y las canciones, por los caballeros y las princesas. Aquella era su realidad: la sangre y la violencia eran los tópicos recurrentes, los caballeros no eran caballeros, eran hombres, simplemente hombres. Las cosas como el honor y la caballerosidad no existían más allá de las páginas de los poetas, de los estudiosos, de las tonadas de los juglares. En la realidad, las bestias eran más comunes que los héroes. [...] —No llore, bella dama, que pronto volveré a su lado portando el arma enemiga en mi mano izquierda, así como en la derecha la cabeza de aquél que ose impedirme el paso para llegar a su encuentro. La voz masculina le causaba repugnancia, a pesar de la magnificencia y elegancia de su entonación. Era el hombre, la figura que la portaba, quien le ocasionaba pesadillas; sueños terribles y escalofriantes. No quiso abrir los ojos, al menos no en un principio, mas ya no pudo hacer otra cosa que encontrar aquél rostro que tanto dolor le había ocasionado. Intentó espantar el horror de su expresión, sonrió con falsedad. —Esperaré su retorno con ansias, mi señor —entonó la joven pelirroja, la sonrisa sin llegar hasta sus ojos. Krizstian parecía satisfecho, o al menos así fue como lo creyó ella en un principio, sin embargo algo no cuadraba. ¿Sería que su tono no había sido del tono creíble? No lo tenía claro. ¿Había sido su expresión, quizá? Poco probable. Era duda, o más que duda, cautela, lo que cubría su pétreo rostro; Szofia se quedó en silencio, tragó saliva. La hoja de la espada del húngaro rozó ligeramente la armadura del mismo, haciéndole tensar aún más la mandíbula a causa del sonido. Los dientes le dolieron, chocando entre sí con brusquedad dentro de su boca. No sabía qué haría con ella. Sin duda aquél hombre, que para su disgusto y desdicha le desposaría, era un bárbaro, pero no le creía capaz de lastimarle, al menos no usando aquella arma contra ella. Contuvo la respiración, sus dedos se tornaron aún más blanquecinos debido
a la presión que ahora ejercía para mantener sus manos juntas; él sonrió, mostrando una hilera de dientes blancos y sorprendentemente derechos. Temía por su integridad. —Sé que aún no he tenido el honor de desposarle, mi señora —soltó el hombre, bajando la mirada hasta su espada—, sin embargo, me haría plenamente feliz que me diese su bendición para lograr el tan ansiado éxito en esta sagrada contienda. No sabía qué pedía exactamente, no le entendía. Asintió. Sus manos temblaban, así como su cuerpo también lo hacía, todo aquello bajo los pesados ropajes que llevaba puestos. Alzó la vista hacia el rostro ajeno, sólo para encontrarse con una mirada decidida y oscura, rebosante de malas intenciones. Impidiendo que se acercase, el joven marqués alzó su espada a la altura de su abdomen, manteniéndola en el aire a escasos centímetros del pecho de la muchacha quien, asustada, seguía sin decir palabra alguna. Tensó la expresión, fijando la mirada ahora decidida sobre su prometida. —Bésela. La pelirroja tragó con dificultad, con los ojos abiertos de par en par. Su rostro expresaba el horror, la desdicha de un siervo a punto de ser atravesado por la flecha del cazador. No avanzó ni retrocedió, El silencio era su arma. —Bésela, mi señora —su tono era ahora demandante, violento en su propia forma. No titubeó esta vez, mientras que sus manos se separaban con lentitud, cayendo lánguidas a sus costados. Tanto su pulgar como índice derechos retorcieron ligeramente la tela de su vestido, para luego soltarlo con desgano. Sus piernas parecieron obedecerle al hombre con una decisión implacable, haciéndole caer sobre sus rodillas, postrándose ante él quedando con el rostro apenas más arriba que el acero que se empuñaba en su contra. No levantó la vista, ni siquiera respiró. Sus labios se acercaron, presionando la acanaladura con desconfianza. La superficie era fría y peligrosa, así como quien la portaba. Cerró sus ojos con fuerza, buscando encontrar confort dentro de aquella, para su parecer, humillante y aberrante situación. Alzó el rostro, levantándose con la moral herida y su alma pisoteada. —Traeré la victoria a sus pies, mi señora.
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