#salida de amigos
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30/Julio/2024
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Fuí con unos amigos a comer algo en una de mis cafeterías favoritas para que conocieran lo increíble que es el lugar
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Después de tener clases en la U salimos y mientras que dábamos vueltas en el carro de Haz en búsqueda de un parqueo (dimos 4 vueltas en diferentes cuadras Jsjsjsjs) vimos sobre un edificio cercano a la cafetería esas dos banderas, una de la comunidad trans y otro de la comunidad LGBT, en lo que uno de los dos dijo << Guatemala en decadencia>> y el otro contesta << Simón >> yo solo me reí aunque estaba tipo << Y que opinarían si superan que su amiga es una Bigenero Asexual se Clóset :'D 💔💔💔???>>>
(Ojo: EN MI PAÍS LA COMUNIDAD LGBT NO ES BIEN VISTA Y TODO ESOS TEMAS COMO LOS DE SALUD MENTAL SON TABÚ POR ACÁ, POR FAVOR NO ODIEN NI CRITIQUEN A HAZ Y CRIST, ENTIENDAN QUE SON TEMAS QUE APENAS SE TOCA EN NUESTRO PAÍS)
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Cuando fuimos a la cafetería vimos el menú y cada uno elegimos algo diferente, los tres pedimos la misma bebida de limonada con leche de coco(se los insistí para ver sus reacciones)
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Foto de la comida de los tres (Crist pidió una hamburguesa y estaba en la otra mesa )
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Cómo dimos un trozo de lo que estábamos comiendo a los demás, Haz estaba viendo cómo dividir su creepa en tres, nos pusimos a bromear el como finalmente las matemáticas y la física iban a servir en algo de la vida real
(Haz es un friki de los números)
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Yo pedí una pizza de queso, ambos agarraron un pedazo, Crist pidió a la señora que nos estaba atendiendo en cortar su hamburguesa en tres
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Luego de eso fuimos a dejar a Crist a su casa mientras que ya andábamos se camino a la mía(Haz suele darme jalón a mi hogar ) una amiga (Key) lo llamo para pedirle de favor que la fuera a dejar a un banco, Key estaba siendo acompañada por su amiga y Roomie (Avy), había un horrible calor así que bajamos a ver a una tienda de variedades... Grave error, Key y Avy andaban como locas viendo todo el maquillaje y accesorios femeninos, Haz se aburrió por qué no encontro nada para el y se sentó a una esquina a cabecear del sueño, yo sentí bastante lástima pero tampoco quería molestar a Key y Avy aunque me puse a haber las cosas y que podía llevar
Después de media hora nos fuimos , Avy compro dos moños para decorar su cabello, Key compro algo para las pestañas, cejas y un brillo para sus labios , yo compré un borrador para regalarle a mi prima pequeña (adora las cosas diminutas) y unos Stickes bastante lindos, luego de ir a dejarlas a una librería haz y yo nos fuimos a nuestros respectivos hogares
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llilli64 · 8 months ago
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Le acepté una cita a un man, pero la verdad estoy pensando cancelar
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inocentepalomita · 3 months ago
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Día de Jujutsu Kaisen ❤️‍🩹
En Santiago de Chile, Octubre 2024
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stuckwthem · 1 year ago
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in the world of boys, he's a gentleman. | enzo v.
summary: después de verte perder el tiempo con otros tipos, tu mejor amigo tiene algunas cosas que confesarte. puro fluff.
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nunca pensaste que ir con vestido en una bici fuera una experiencia tan emocionante, pero ahí estabas, agarrada al cuerpo de enzo e intentando mantener el equilibrio en la parte trasera de su bicicleta mientras reías como una loca. 
para ponerlo en contexto, enzo era tu mejor amigo hacía algún tiempo, desde que habías alquilado una habitación en su piso a dos años, por lo que la convivencia se convirtió inevitablemente en una genuina amistad. de vez en cuando, su mejor amigo y compañero de piso era también su superhéroe. ya fuera leyéndole el pensamiento cuando se moría de hambre y no quería cocinar, o llegando siempre a casa con sus dulces favoritos, o salvándole de emboscadas.
cuando antes llegaron sus mensajes al móvil de enzo, quejándose de una cita que iba de mal en peor con un tipo un poco arrogante, no dudó en levantarse y subirse a su bici para recogerla. la sola idea de imaginarte en una cita con un tipo horrible, y peor aún, un tipo que no era él, le ponía nervioso, así que ahora te encontrabas en esa situación tan improbable pero completamente cómica. no te había dado opción.
"no puedo creer que haya hecho eso", dijiste, estallando en risas, que enzo correspondió negando con la cabeza. "¡imagínate su cara cuando vuelva a la mesa!".
"lo siento mucho por él", responde enzo con ironía y una sonrisa que indica que no, que no se arrepiente de habérsela robado.
"apuesto a que sí", apoyando la cabeza en la espalda de el moreno, respondiste en el mismo tono. su cuerpo está caliente y un poco sudado, pero su aroma es bueno y familiar.
enzo conducía la bici calle abajo, mientras tú te sujetabas rodeando su cintura con los brazos, la brisa nocturna los envolvía. el silencio se hizo un momento antes de que decidieras romperlo.
"enzo, en serio, no tenías que hacer eso. ya iba a estar bien. iba a durar unos minutos más".
se rió, lanzándote una mirada esquinada. "bueno, a juzgar por tu desesperación en los mensajes, diría que 'bien' es una palabra bastante generosa".
bufaste, fingiendo indignación. "lo estaba dramatizando un poco, ve".
"lo sé, lo sé. pero, sinceramente, no podía dejar que mi amiga pasara una noche horrible con un tipo idiota. después de todo, ¿quién más va a aguantar mis estúpidas bromas?"
"oh, ¿para eso estoy yo? ¿una compañera que tolere tus bromas?".
enzo sonrió, divertido. "entre otras cosas, claro. pero en serio, no iba a dejar que te salieras con la tuya una vez más".
puso los ojos en blanco como ofendida, pero no pudo contener una sonrisa.
"¿a dónde quieres ir?" preguntó de repente, dejándote un poco confundida.
"creía que íbamos a casa", te encogiste de hombros.
"¡no puedo dejar que te vayas a casa tan arreglada sin haber tenido una cita decente!". exclama enzo, girando ligeramente la cabeza, lo que te permite ver su expresión indignada.
procesas lo que acaba de decir y sientes que el corazón te da un vuelco. estaba suponiendo cosas o...
"¿así que vamos a tener una cita?", es tu réplica automática, y entonces, tratando de disfrazar, te aclaras la garganta, preocupada por estar leyendo las líneas equivocadas.
quizá, además de compañero de piso, mejor amigo y superhéroe ocasional, enzo era también un pequeño flechazo tuyo. uno que habías intentado olvidar a base de citas terribles que siempre te devolvían a la casilla de salida: enzo. enzo, que te compró tu helado favorito cuando te dieron una patada en el culo cuando os conocisteis, aunque nunca le hablaste directamente de tu sabor favorito. enzo, que siempre te esperaba en casa con una sesión de cine y una manta calentita. enzo, que siempre escuchaba todo lo que decías. enzo, que era tu punto débil.
"si quieres llamarlo así, tendremos una cita, sí", dice, e involuntariamente tus manos se aprietan alrededor de su cintura. 
tras unos minutos pedaleando por las tranquilas calles, te das cuenta de la ruta conocida, la de todos los días. puede que enzo haya cambiado de opinión. realmente estabais de camino a casa y todas tus expectativas se habían venido abajo. hasta que, lentamente, se detiene, y lo siguiente que sabe es que están frente a una pizzería de la esquina. la misma pizzería nueva que había abierto hacía unos días cerca de su casa y de la que no paraba de hablarle a enzo.
"¿pizza?", pregunta como si esperara tu aprobación.”
enzo te tiende la mano para que te bajes de la bicicleta y él te acompaña en seguida. es curioso cómo contrastas, mientras el mayor lleva ropa casual y sencilla, tú vas arreglada con ese estúpido vestido. dentro de tu cabeza, maldices el momento en que aceptaste salir con ese idiota de antes. realmente no se merecía todas tus joyas, pero enzo, uau. realmente parecía estudiar cada parte de ti y admirar cada aspecto. desde la forma más inocente en que algunos hilos sueltos de tu moño desordenado enmarcaban tu cara hasta la forma más indecente en que se fijaba en lo bonitas que te quedaban las piernas con aquel vestido ajustado. 
los dos tuvisteis que sentaros fuera, ya que dentro estaba lleno, y cuando te sentaste en la pequeña mesa de la acera frente a enzo, tu mejor amigo dejó escapar un largo suspiro mientras te miraba fijamente. un suspiro que decía: por fin. 
"pero para serte sincera ahora, no sabes el alivio que supuso verte fuera de aquel restaurante", confesaste, con una risa ligera y sincera.
"¿tan mal estaba el clima?", preguntó el chico con expresión incrédula.
"¡simplemente no había humor! el tipo no paraba de hablar de las lecciones de vida que aprendió cuando su papá dejó de darle dinero durante un mes, o de cómo no debía sentirme especial si me llevaba a su piso después de cenar. y acabábamos de llegar!", exclamaste asombrada a enzo, que de repente parecía serio. demasiado serio. "¡no me ha hecho ni una sola pregunta en 45 minutos!".
"¡qué imbécil!", murmuró el moreno, poniendo los ojos en blanco. la mirada de enzo se apartó de ti por un momento, siguiendo su propia mano mientras jugueteaba con las salsas y arrancaba trozos de servilleta de la mesa. "¿por qué sigues saliendo con tipos así?".
preguntó, sin mirarte aún, y de repente la sangre te hirvió, subiéndote a la cabeza. respiraste hondo, sintiendo que una punzada de decepción te golpeaba el pecho, sin creerte lo que enzo acababa de decir. 
"¿estás insinuando que es culpa mía? soy responsable de que los hombres sean totalmente egoístas y..." cierras los ojos, colocando involuntariamente la mano contra tu propio pecho. indignada.
"¡no! no es eso a lo que me refería, mi vida". enzo levantó la cabeza rápidamente, encontrándose con tu mirada, dolida y traicionada. 
se sintió como un completo idiota, desesperado por la forma en que le mirabas, sin saber muy bien cómo dar marcha atrás. se irguió en su silla, inclinándose sobre la mesa para alcanzar tu mano, listo para defenderse cuando un camarero se detuvo justo a su lado.
"¡buenas noches, parejita! ¿qué les sirvo?", preguntó el hombre, con un tono amable y alegre, en contraste con los ánimos encendidos en la mesa.
te reíste irónicamente de la confusión del camarero, algo habitual cada vez que salías juntos, y te cruzaste de brazos, alejándote de enzo.
"ahm, hola", se rascó la nuca desconcertado, y entonces se dio cuenta de que ni siquiera había mirado el menú. tanteó las hojas, no sabía qué pedir y de repente parecía perdido.
"dos pedazos de marguerita, de la opción vegana, por favor", tu dije, enderezándose. "y una coca-cola, con limón, para él".
enzo te mira ansioso mientras el hombre toma su pedido, su pierna colgando bajo la mesa, rozando la tuya sin darse cuenta. el contacto hace que todo tu cuerpo se estremezca, pero sigues sin mirarle. el camarero se retira de la mesa y anuncia que te servirá en breve.
"mira, no digo que sea culpa tuya. en absoluto, chiquita", dice, con voz grave y tono preocupado. te miras las uñas, haciéndote la indiferente. un poco dramática. 
enzo suspira y junta su rodilla a la tuya. entrecierras los ojos, indiferente, mientras él se humedece los labios como si tratara de encontrar las palabras en la punta de la lengua. 
"estoy intentando decirte que te mereces algo mejor que estos tíos. tú lo sabes, yo lo sé." la forma en que conduce lo que dice es lenta y cuidadosa, continúa. "te mereces a alguien que realmente te aprecie, que vea todas las cosas increíbles que yo veo en ti. estos tipos que ves claramente no ven a la increíble persona que tienen delante y pierden por completo la oportunidad de conocer a la mejor persona que podrían tener en la vida."
sus ojos se elevan automáticamente al oír lo que dice, y sus pulmones parecen no realizar su acción rutinaria. su labio tiembla nervioso. se le acumulan las lágrimas en la comisura de los ojos, porque tiene que decirse a sí misma que sólo lo dice porque quiere su bien, porque es lo que diría un mejor amigo. y tienes que luchar con todas esas palabras antes de irte a dormir, tragándote todos tus sentimientos.
"sabes, eres amable, increíblemente inteligente, aunque sigas pensando que puedes ganarme jugando al mortal kombat apretando todos los botones a la vez". enzo continúa, suavizando su sermón, haciéndola reír por lo bajo. "eres divertida, talentosa, real. linda."
sin poder resistirte más, vuelves a encontrarte con la mirada del moreno, que te dedica una pequeña sonrisa al notar que te rindes poco a poco.
"por no hablar de tu paciencia, sobre todo cuando decido cocinar y dejar la cocina como un campo de batalla" 
esta vez no puedes contener la sonrisa que se extiende por tu cara, recordando la última vez que enzo había intentado preparar la comida. realmente, una negación para la cocina. 
"como cocinero, eres un gran actor", murmuras, lo que hace que enzo se ría y aproveche el espacio que le estás dejando.
"y cuando tienes esos estallidos creativos, escribiendo o creando tus propias recetas. es fascinante ver tu mente en acción, y siempre me pregunto cómo alguien puede ser tan... única. cómo iluminas allá donde vas, cómo haces que las cosas parezcan mucho más fáciles cuando estás cerca y...".  
enzo parece estar en medio de un gran descubrimiento. se ríe para sí mismo, sacudiendo la cabeza, como si se arrepintiera de haber dicho todo eso y sus cejas se levantan, casi en un gesto de desesperación.
"ya lo tengo", dices, un poco tímida. tus mejillas se calientan y de repente te sientes como una adolescente.
"de todos modos, supongo que lo que intento decir es que eres una persona apasionante". enzo parece ceder, y su cuerpo se ablanda en la silla. "y cualquiera que no vea eso no merece estar contigo".
su respiración sale como si alguien acabara de darle un puñetazo en el estómago. tus manos corren por la mesa, buscando las suyas, que te agarran los dedos con suavidad. no decís nada durante un largo rato, durante el cual vuelve el camarero y os sirve en completo silencio. 
su confesión da a la atmósfera otro tipo de tensión. antes de que pudiera responder, enzo desvió la mirada, como si intentara escapar de la intensidad de la situación.
"¿sabes qué? olvida lo que he dicho. disfrutemos de la cena y olvidemos que he dicho todo eso. ¿qué soy yo? ¿shakespeare? ¿don juan?", bromeó, tratando de aligerar la situación gesticulando exageradamente. él da un sorbo a su coca-cola, disimulando su desesperación.
"enzo", su nombre en los labios sale como una súplica. todo le golpea a la vez. la conciencia de sus sentimientos, la conciencia de los tuyos. menea la cabeza negativamente y te suelta la mano.
"está bien, no tienes que intentar consolarme y decirme que somos amigos, lo sé. lo he aceptado". enzo se precipita, pasándose las manos por el pelo, nervioso.
"enzo", le dices, más firme ahora. "¿por qué no me lo dijiste antes? ¿por qué no me llevaste a una cita antes?".
parece ahogarse en su propia respiración, con las narinas inflamadas y el pecho subiendo y bajando rápidamente. enzo te mira con una mezcla de sorpresa e incredulidad. sus ojos buscan los tuyos, como si tratara de leer tu expresión y comprender si aquellas palabras eran reales. ¿cómo puede alguien conocerte tan bien y no tener ni puta idea?
"porque yo... no sabía cómo. siempre fue más fácil ser tu amigo. quedarme en la comodidad de no arriesgar demasiado. no sentir el rechazo. llevarte a una cita parecía cruzar alguna línea invisible, y tenía miedo de estropearlo todo". 
escondió la cara entre las manos, riéndose para sus adentros. enzo parecía al punto del colapso, asustado. nunca le habías visto así. te levantaste rápidamente, sentándose en la silla junto a él, tocando tranquilamente sus muñecas.
"qué estúpido eres", afirmas, riendo. él te mira con expresión ofendida y confusa. "¿de verdad no te has dado cuenta en todo este tiempo?".
la cara de tu mejor amigo se llena de algo parecido a expectación y espanto. esperando el golpe fatal en cualquier momento.
"espera, quieres decir que... que tú...", empieza a balbucear, pero tú le interrumpes con una sonrisa.
"sí, enzo. yo también" tu confesión hace que su rostro se ilumine y luego se sonroje. ¿de verdad tenía 30 años? porque le estabas haciendo sentir como un niño.
"nunca pensé...", murmura, y tú completas la frase.
"¿que yo pudiera sentir lo mismo? pues ahora ya lo sabes. era obvio". te ríes, acercándote un poco más a él. "¿cómo podría no enamorarme de ti?".
enzo siente tu susurro en los labios, provocándole escalofríos. su cálido aliento se mezcla con el de él, la incertidumbre se cierne entre ellos, un territorio desconocido por atravesar. la mirada de enzo examina su rostro, buscando cualquier rastro de indecisión, pero no lo encuentra, y entonces sus ojos bajan hasta la boca su boca.
"si me dejases mostrarte todo esto antes", susurra él también, mientras una de sus manos, grande y cálida, se posa en su muslo, bajo la fina tela de su vestido, y la otra descansa detrás del respaldo de su silla.
"todavía estás a tiempo" 
y con su confesión, es como si perdiera el control. sus pupilas, más oscuras y dilatadas ahora, son lo último que ve antes de sentir unos labios suaves contra los suyos. se te corta la respiración de golpe y una descarga recorre tu cuerpo, desconectando todo tu sistema nervioso durante milisegundos. te besa con ansia, como si recompensara todas las demás oportunidades que había perdido. la mano detrás de tu hombro se mueve rápidamente hacia tu nuca y se te escapa un jadeo. su boca tiene un gusto dulce, a cola y limón mezclados con su propio sabor.
enzo apenas puede contenerse, el resto del mundo deja de existir cuando tu lengua pasa por sus labios, como pidiendo permiso, y casi pone los ojos en blanco ante la sensación. dios, cómo había soñado con eso. lo había repetido en su mente un millón de veces y luego se había culpado por aquello. se sacudió los pensamientos cuando sintió los dedos de ella recorriendo su cuero cabelludo, mientras su otra mano le acariciaba suavemente la mejilla. como si un tornado de emociones no estuviera sucediendo en su interior en ese momento. todo lo que había pasado hasta entonces hacía que este momento valiera la pena. 
después de casi cinco minutos, el mundo real parece volver, al igual que la necesidad de oxígeno, inútil, en la percepción de enzo. los sonidos de la calle vuelven a resonar en sus oídos, todo vuelve a tener sentido poco a poco. el mundo deja de girar mientras os miráis con amplias y tontas sonrisas en los rostros. se lleva el dedo a la comisura de los labios de enzo, limpiando con cuidado los restos de carmín. le dan ganas de arruinar el resto que queda en sus labios bien delineados.
"entonces, ¿qué hacemos ahora?", preguntas, todavía un poco sin fuerzas, intentando no reírte. la sensación de besar a tu mejor amigo, algo que se te había pasado por la cabeza un millón de veces antes, parecía lejana. de hecho, era algo mucho mejor de lo que podría haber soñado.
"supongo que podríamos empezar con una primera cita", sugiere enzo, fingiendo cierta despreocupación, sacudiendo los hombros. sus dedos se pasean por su cara, apartando algunos hilos de cabello sobre sus ojos. es tan dulce y tranquilo que quieres atesorar sólo ese momento entre todos los demás.
durante el resto de la noche, comes esa pizza fría como si fuera la mejor que has comido en la vida. el resto de la cena se desarrolla con naturalidad, con ligereza, con besos y suspiros, conversaciones y confesiones, como todo lo que necesitabas. como si todo estuviera por fin en su lugar. una alineación milenaria. era tan fácil estar allí, junto a él, sin necesidad de máscaras ni disfraces, estar frente a él era poder verse de adentro hacia afuera. sin ocultar nada, sin ningún deseo de huir. completamente inmersos el uno en el otro. era como soñar medio despierta.
era lo perfecto, simplemente. había incertezas, guardadas para un futuro lejano, era aterrorizante perder esa conexión que tenían. mas tal vez no fue la manera mas correcta, tal vez fue imprevisto y completamente caótico, pero fue la mejor y última primera cita de su vida.
─━━━━━━⊱✿⊰━━━━━━─
hola! :)
español no es mi primer idioma (que es el portugués), así que ¡perdónenme los errores!
si quieres, hazme asks para fics con el cast de lsdln <3
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jacanii · 8 months ago
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' venga, que puedo interpretar el papel que quieras. ¿no viste lo bien que me salió ser tony? ' pero lo está molestando, incluso se ríe. la inocencia detrás de las bromas entre todes en litha es lo que lo mantiene alegre, jamás pincharía a caleb o intentaría sacarle información de más, mucho menos incomodarlo. ' entonces vayamos para el restaurante... de paso comemos algo y buscamos la cena de santorini ' al igual que con lulú en austria, jano se toma con suma seriedad el bienestar del pequeño gato recién encontrado. ' pero no te pongas nervioso, las citas son como... el momento en que puedes deslumbrar, pero tampoco son definitorias ' así es como él las ve al menos, ' o sea, aquí en reverie ya habrás podido hablar un montón con quien quieras invitar a salir, sólo sería como la cereza del postre ' va reflexionando en caminata hacia sector gastronómico. ' perdón, si quieres cambiamos de tema. '
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la cabeza se menea con sutilidad, a evidencia de interpretarse como una falta de acuerdo ante la noticia. ‘ me parece fatal, el mundo se está perdiendo tanto … ’ hasta suspira, desde su punto de vista, ¿quién no querría estar en una cita con jano? ‘ puf, jamás harías algo malo ’ las cejas se alzan con un toque grácil, la idea le parece perfecta. cuando la conversación se torna hacia sí, no es capaz de controlar el ensanche de comisuras. ‘ anda, ¿qué dices? ’ tontea, hasta le da una palmadita en el brazo. ‘ no me hagas ponerme nervioso ’ así de fácil pierde la compostura, hasta tiene que aclararse la garganta. ‘ también hace mil que no tengo una cita así que … tendremos que practicar juntos ’ decide, entretenido. ‘ tendrás que dejarme abrirte la puerta, arrimar tu silla y demás ’
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olee · 11 months ago
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Puerto Viejo | Enzo Vogrincic
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road trip con tu mejor amigo
friends to lovers
*si hay algún error por favor déjame saber!
Llevabas días sin ver a tu mejor amigo. Los cielos grises de Uruguay te impulsaron a tomar una decisión repentina: escapar a un país tropical. Sin previo aviso, decides llamar a Enzo, tu mejor amigo, quien aparentemente se encontraba en Madrid. “Che, ¿cuándo piensas bajar por acá?” le preguntas. Enzo, con un tono preocupado y algo asustado, responde: “Mirá, capaz que en una semanita ando por ahí. ¿Está todo bien? ¿Cómo venís vos?” Tú, intentando mantener la calma, le respondes: “Tranqui, todo está bien... estaba pensando en organizar algo para cuando llegues, tal vez hacer un pequeño viaje a Costa Rica o algo así, si tienes tiempo, claro." Después de un prolongado silencio, Enzo, profundamente pensativo, te responde: “La posta es que tengo la agenda a full, pero obvio que me muero de ganas de verte... mirá, mejor te mando la guita y vos comprás los boletos para una semanita, ¿dale?” Tú aceptas con entusiasmo, preguntándole: "Enzo, pero ¿cuándo caés exactamente?" Enzo, aún pensativo, te dice: "Me parece que caigo el próximo viernes, así que sería mejor que compres el mío directo a San José y allá nos vemos, ¿te va?" Aceptas la propuesta, aunque con cierta confusión, y le preguntas: “¿Y no vas a sacar ida y vuelta a Montevideo?” Y él, con toda la seguridad del mundo, te responde: "Nada, comprá solo el pasaje a San José, yo me encargo de arreglar las cosas en Montevideo." Con un simple "Dale", aunque todavía con un poco de cabeza en el aire, das por terminada la charla.
Después de dos semanas, te encontrabas en el aeropuerto de San José esperando la llegada de Enzo. Mirabas tu celular con cierta ansiedad, dado que no lo habías visto en varios meses. Enzo, ahora una estrella del cine, estaba sumamente ocupado y rara vez encontraba tiempo para reunirse contigo. Así que, mientras esperabas en una esquina de la salida del aeropuerto, sentías una sensación inusual hacia tu mejor amigo, como mariposas revoloteando en tu estómago. La última vez que habías sentido algo así fue cuando eras adolescente y tenías un flechazo con un amigo de Enzo, pero nunca antes con él. Por lo tanto, realmente no sabías cómo iban a desarrollarse las cosas durante este mini viaje con tu mejor amigo en Costa Rica.
De repente, sale Enzo de la salida y te saluda efusivamente, "¡(Y/N)! ¿Cómo estás? ¡Te extrañé un montón, pero mirá qué grandota estás!", te dice mientras te abraza fuerte y te planta un beso en la mejilla. Tú, con una sonrisa de oreja a oreja y un leve sonrojo, le respondes a tu mejor amigo, "¡Ay, loco, pero vos sí que estás grande ahora! ¿Qué te ha pasado? ¡Y ya no estás flaco, ahora estás gordito!", bromeas. Enzo te mira con una sonrisa sarcástica y pregunta, "¿En serio estoy gordo o me estás chamuyando?" Tú, rápidamente, lo tranquilizas, "¡Estás re lindo, mejor?!" Enzo asiente satisfecho, "¡Mejor, mejor!"
Entonces, una sensación de nostalgia y déjà vu te invade mientras lo observas. Después de un momento, le dices con entusiasmo, "Bueno, vamos por el auto." Enzo, sorprendido, exclama, "¿No me digas que rentaste un auto?" Tú lo miras con complicidad y le respondés, "¿Te olvidaste quién soy? ¡Claro que renté un auto!" Ambos se encaminan hacia el auto y, Enzo, quien entre risas comenta, "Ah, ya entendí, yo manejaré, ¿cierto?" Tú le guiñas un ojo y respondés con seguridad, “Obvio”.
Al subirse al auto, Enzo enciende el Google Maps y se ponen en camino hacia Puerto Viejo, en la zona caribeña. Tú, con tus lentes de sol y lista para la playa, decides poner "Ojitos Lindos" de Bad Bunny y Bomba Estéreo. Aunque Enzo no sea un gran fanático del reguetón, lo cual te duele en el alma, como buena amiga, te importa un bledo y pones lo que te da la gana. Sin embargo, sabes que Enzo, en su interior, está en modo playero y listo para el jolgorio.
Lo observas y notas cómo su cabello ondea con el viento, luciendo absolutamente encantador en su desorden. Luego, tus ojos se deslizan hacia los brazos de Enzo en el volante, notando cómo sus venas resaltan y lo suaves que se ven sus brazos. Te dan ganas de tocarlos y besarlo, pero en lo más profundo de tu ser sabes que para Enzo, tú eres simplemente su mejor amiga.
Con la música a todo volumen, le gritas a Enzo, "¡Che, tengo que ir al baño! Para en una estación de servicio". Sin embargo, Enzo te responde, "¡Loca, habíamos planeado ir directo al Airbnb, no tengo tiempo". Tú le replicas, "¡Boludo, de verdad necesito ir al baño!" Enzo te mira riendo y te dice, "Bueno, tres minutos y nos vamos". Tú lo miras con incredulidad y le respondes, "Ay, dejate de joder y esperame tranquilo, ¿entendiste?" Enzo, con una sonrisa encantadora, te dice, "Entendido".
Al llegar a la estación de servicio, sales corriendo de manera cómica hacia el baño y Enzo, riéndose, te dice, "¡Corre, corre, que te come el coco!" Terminas en el baño y regresas al auto, sacándole el dedo medio a Enzo, quien te devuelve el gesto con una sonrisa.
Esta vez, después de tanto rogar, Enzo te pide que pongas Enanitos Verdes, pero como buena amiga desobediente, decides poner "Chulo" de Bad Gyal, Tokischa y Young Miko, y comienzas a cantar la letra a todo pulmón para deleite de Enzo: "La cadena le brilló en lo oscuro|Huele a Baccarat, fumándose un puro|Tiene cara que en la cama te da duro|Yo sé, papi, que tú eres muy chulo". Ambos se unen para cantar el coro, gritando "¡Chulo! ¡Chulo!" a todo pulmón mientras recorren la costa del Caribe hacia Limón.
Finalmente llegan al Airbnb, que está literalmente en medio de la nada, en la jungla, con un estilo hippie donde los extranjeros parecen pasarse el día fumando hierba. Enzo te mira con seriedad, mientras tú te ríes como una loca y le dices: "Tranquilo, esto es solo por una semanita, como dijiste". Enzo te mira, luego dirige el volante hacia la entrada del Airbnb, que resulta ser una cabaña de bambú, y te dice sarcásticamente: "¡Boluda! ¿Se te olvidó mi relación peculiar con los mosquitos?" Tú lo miras sorprendida y admites: "¡Loco, olvidé comprar repelente!" Enzo, con calma y madurez, responde: "Vi un mercado en el camino, nos detenemos ahí más tarde y compramos algo". Tú, como una niña emocionada, le dices: "¡Dale!"
Al entrar al Airbnb, emocionada abres la puerta de la cabaña, siendo tú quien tiene la llave. Pero, al abrir, lo primero que hacés es tirarte a la cama como un sapo. Sin embargo, después te das cuenta de algo: solamente hay una cama. Y le decís a Enzo: “¡Ay loco! Vas a tener que dormir en el piso, yo te presto una almohada”. Pero Enzo te mira con una sonrisa pícara y te dice, en tono coqueto: “Pero, yo quería dormir con vos”. Después de un largo silencio, te ponés colorada como un tomate y parece que Enzo se da cuenta, cambiando rápidamente de tema diciendo: “Eh… vamos al mercado, que ya veo que no hay nada en la cocina”. Te levantás rápidamente de la cama como un resorte y le decís: “¡Vamo’!”
Cuando te disponías a subir al auto, Enzo te hace una señal de que no, y te dice: "(Y/N), es caminando, ¿no te diste cuenta?". Tú le respondes: "Ni idea, no vi nada". Enzo te mira seriamente y te dice: "Loca, está a menos de cinco minutos". Tú, con apuro, comienzas a caminar rápidamente y le dices: "¡Vamos, vamos!"
Ambos caminan juntos por el exuberante estilo de la jungla, el verdor y la vida salvaje los rodean mientras se dirigen al mercado. El silencio de la naturaleza los envuelve, solo interrumpido por el suave susurro de las hojas movidas por la brisa y el canto de las aves. Tú observas a Enzo con admiración, maravillándote de cómo se sumerge en la belleza natural con su cámara vintage. Él captura imágenes de todo lo que encuentra a su paso: las intrincadas formas de las plantas, los adorables osos perezosos columpiándose en las ramas, los coloridos pájaros que revolotean entre los árboles. Mientras tanto, tú lo observas con cariño, pensando en lo hermoso que es Enzo y en cómo parece fundirse con el entorno.
De repente, Enzo gira hacia ti, con el lente de su cámara apuntando en tu dirección. Instintivamente, volteas rápidamente como si estuvieras fascinada por una pequeña flor amarilla que apareció de la nada, tratando de disimular tu sorpresa. Enzo, con una sonrisa traviesa, te toma una foto, luego otra. Cuando finalmente volteas hacia él, lo encuentras un poco nervioso, como si temiera haber sido descubierto.
Finalmente, llegan al mercado de estilo hippie, pero de repente, te tropieza con una columna debido a una piedra que no viste. Rápidamente, Enzo te sujeta firmemente de la cintura, preocupado, te pregunta con tono suave: "¿Estás bien?" Nerviosa por la manera en que te agarró, respondes en voz baja: "Sí, gracias".
Una vez dentro del supermercado, lo primero que hacen es comprar el repelente, algunos jugos, vinos, frutas, papas fritas y algunas chucherías para no morirse de hambre. Después de pagar, se dirigen de regreso al Airbnb, que ya está oscuro. Enzo enciende la fogata mientras tú preparas los vasos de vino. En un momento tranquilo, Enzo te agradece por haberlo invitado, diciendo: "Gracias por invitarme, (Y/N), realmente necesitaba estar contigo en un lugar así". Tú, ya bastante nerviosa por las mariposas revoloteando en tu estómago, le dices: "Te extrañaba mucho". Enzo, con una sonrisa tierna, te abre los brazos para que lo abraces y te dice: "Ven acá, chiquita". Toda roja y casi a punto de llorar, corres hacia él para abrazarlo.
Mientras se abrazan, puedes sentir cómo Enzo se relaja ante ti, soltando un suspiro tembloroso y suave, al igual que tú. Estar cerca de él te hace darte cuenta de cómo se apoya en tu cuello y respira suavemente, dándote un beso cálido en el cuello. Tú lo miras a los ojos y, sin poder resistirte, lo besas en los labios. Él corresponde al beso y, después de un largo suspiro, te dice: "No sabes cuánto quería estar finalmente contigo así. Te quiero mucho, te re quiero". Tú le respondes: “Ay, Enzo, ¿por qué me hacés sentir así?” Enzo te dice: "Porque siento lo mismo".
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walker-skull · 2 months ago
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Hice girar el licor en mi boca mientras el sol caía sobre mi piel. No era necesariamente mi piel, técnicamente era la piel que ocupaba en ese momento, pero aun así se sentía bien. La sensación de ardor en mi garganta era agradable incluso mientras bebía el tequila de un trago y entrecerraba los ojos para mirar las nubes.
—Oye, tío, ¿puedo hablar contigo? —Una sombra se cernió sobre mí y me bajé las gafas de sol. Era Carlos, de pie con las manos en las caderas. Era un tío muy guapo y uno de mis mejores amigos. No mucha gente sabe de mi pequeña habilidad, pero le conté todo y ha guardado mi secreto durante años.
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—¿Qué pasa? —Me sacudí el polvo y lo miré a través de las gafas de sol. Miró a su alrededor para asegurarse de que nadie pudiera oírme antes de hablar sobre mi poder, algo que realmente aprecié, ya que parecía mencionarlo con más frecuencia desde que lo probé.
—Sólo quería ver si te interesaría nadar conmigo. —Estaba nervioso. Me di cuenta porque sus mejillas comenzaron a sonrojarse.
—Sí, claro. No me importa. Vamos a darnos un chapuzón. —Dejé mi taza en la arena y le sonreí, comprendiendo que lo que realmente me estaba pidiendo era algo que sólo yo podía proporcionarle.
—No. Quiero decir, ¿podrías saltar sobre mí y nadar un poco? He estado pensando en eso desde que llegaste aquí. Sé que te gusta usar a Bryan, pero yo solo he estado, bueno, ya sabes. —Se quedó en silencio, aún más rojo que antes.
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"¿Lo estabas deseando?" Lo miré con los ojos entrecerrados y la comisura de mi boca empezó a curvarse hacia arriba.
-Sí-dijo derrotado.
—Claro, pero tienes que dejarme entrar por tu pene. —Me quité las gafas de sol, las arrojé sobre mi toalla y le guiñé un ojo.
"Oh, mierda, nunca he hecho eso antes, pero supongo que sí. ¿Queríamos ir a los autos o...?"
"Aquí mismo. Sácalo".
"Pero los demás..."
"Están demasiado ocupados". Señalé al grupo que había estado ocupado hablando en su área y luego pasaron a jugar al voleibol mientras un par de personas más comenzaron a volar una cometa.
—Bien. —Miró sus pantalones cortos de baño y luego los bajó. Me sorprendió ver que estaba duro y con una de sus manos sacó su polla. Sonreí y me incliné, mirándolo mientras él me miraba ansiosamente y una vez que envolví mi boca alrededor de su miembro palpitante, solté el control que tenía sobre Bryan.
—Oh, joder. —Tensó todo su cuerpo al sentir mi cuerpo pegajoso deslizarse hacia la punta de su polla. Me quedé allí un momento, dejando que Bryan siguiera chupándole la polla mientras yo jugaba con su miembro. Me deslicé por su interior sintiendo que todo su ser se estremecía de placer. Empecé a sentirlo tensarse y, cuando sentí que sus bolas se tensaban, impulsé mi cuerpo dentro de él, provocando que su yo gemidor arqueara la espalda en éxtasis.
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Bryan continuó, felizmente inconsciente de la repentina salida, y sentí que toda mi esencia rebotaba en el interior de Carlos. Sus abdominales se tensaron cuando me unté a lo largo del interior de su carne y lo llené hasta el borde. Parpadeé para abrir los ojos e inhalé con fuerza antes de explotar dentro de la boca de Bryan, acercando aún más su cabeza a mí mientras se atragantaba con mi nuevo miembro.
"No está mal, Carlos. Eso me hizo sentir muy bien". Me miré y escuché sus susurros tranquilizadores en el fondo de mi cabeza. No me sorprendió lo mucho que disfrutó de la toma de control, pero realmente disfrutó del hecho de que fuera yo.
—Qué demonios —Bryan me miraba con ojos suplicantes.
—Tranquilízate, B, siempre estoy dentro de ti. Deja que Carlos se divierta un poco. —Deslicé mi dedo bajo su barbilla y él parecía derrotado. Me volví hacia los demás y me aseguré de que mi polla ablandada regresara a su hogar enrejado hasta más tarde. Nadie se dio cuenta, pero fue realmente estimulante dar ese salto en público.
Bryan se sentó en la toalla que le había dejado y yo me estiré mientras miraba fijamente el océano. Cuando mis dedos de los pies tocaron el agua, temblé y sentí el arrullo de Carlos en mi mente.
-Vamos a nadar un rato. Sonreí y comencé a correr hacia el agua.
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silvertice · 2 months ago
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Winter Falls.
Hugh Jackman x Fem!reader.
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Summary: Hugh y ella son amigos desde hace un año, con una tensión subyacente entre ellos. Una salida juntos transforma su relación, llevándolos a explorar nuevos sentimientos.
Category: Slow Burn Romance, Friends to Lovers, First Date, 2000s Nostalgia, Fluff and Tension {TW: Light Humor, Emotional Moments, Friendship Dynamics}.
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El reloj en la pared marcaba las 7:20 am. Con el cabello medio seco y la camisa mal abotonada, el café en la encimera quedó olvidado. La promesa de salir temprano se desvanecía rápidamente. Tenía un plan: un atuendo decente, un desayuno tranquilo, pero el cansancio acumulado se burlaba de cualquier intento de organización.
Un suspiro salió mientras el número de Hugh aparecía en la pantalla del teléfono. Seguramente él ya estaba listo, probablemente en camino al trabajo, con esa actitud despreocupada que siempre resultaba irritante, aunque, de algún modo, también reconfortante. Pedirle un favor no era lo ideal, pero llegar tarde y enfrentar las miradas de reprobación de los compañeros tampoco era una opción. Con un leve tamborileo de dedos en la encimera, se marcó su número.
La llamada sonó un par de veces antes de que su voz resonara al otro lado de la línea, relajada y casi burlona.
—Vaya, ¿madrugando, princesa? —dijo, y se podía imaginar esa sonrisa que siempre usaba para molestar.
Se rodaron los ojos, pero una pequeña sonrisa se asomó. Su actitud siempre tenía el poder de aliviar un poco la tensión de las mañanas.
—¿Podrías pasarme a buscar? Estoy… un poco retrasada.
Hubo una pausa. En esos breves segundos, la duda surgió. Pero Hugh nunca dejaba colgado a nadie.
—Cinco minutos y estoy allí. —Su tono cambió, y luego añadió—: Ah, y trata de no causarme problemas tan temprano.
Un suspiro escapó, una mezcla de alivio y exasperación. El último sorbo de café se apresuró mientras se recogía el bolso. Era evidente que él haría algún comentario sobre el aspecto apresurado, pero eso ya formaba parte de su dinámica. Hugh tenía la habilidad de convertir cualquier situación en algo menos grave de lo que parecía.
Apenas terminé de poner los zapatos cuando el sonido del auto estacionándose afuera resonó. Al mirar por la ventana, allí estaba él, con gafas de sol y una expresión divertida, esperándola. Con un último respiro hondo, salió, lista para lidiar con los inevitables comentarios que vendrían en el camino.
Apurada, subí al auto y cerré la puerta con un golpe. El motor no rugió como esperaba. Miré a Hugh, que se había quedado mirando al frente con una sonrisa divertida en su rostro.
—¿Qué pasa? ¿Vamos a llegar tarde? —pregunté, tratando de contener la frustración mientras lanzaba un vistazo al reloj.
Sin embargo, en lugar de arrancar, se volvió hacia mí. La distancia entre nosotros se redujo cuando se acercó, y el corazón comenzó a latir un poco más rápido. Sin decir una palabra, tomó el cinturón de seguridad y lo pasó por mi cuerpo, asegurándolo en su lugar. Su cercanía era electrizante; podía sentir el calor que emanaba de él, y un pequeño nudo se formó en el estómago.
—Ah, ya veo. ¿Te puse nerviosa, linda? —dijo con esa voz burlona, un destello de diversión en sus ojos.
El comentario lo acompañó una sonrisa que me hizo desear poder esconderme. No sabía si quería reírme o simplemente querer que el momento se detuviera. La cercanía de Hugh siempre había tenido un efecto extraño, una mezcla de nerviosismo y emoción que nunca había experimentado con nadie más. Intenté ignorar el sonrojo que comenzaba a extenderse por mis mejillas.
—Claro que no —respondí, tratando de sonar segura, aunque la voz casi me falló. —Solo… solo apúrate y arranca.
Él se echó a reír mientras finalmente giraba la llave en el encendido, y el motor vibró a la vida. Con una última mirada hacia mí, puso el auto en marcha. El trayecto hacia el trabajo había comenzado, pero la tensión en el aire se sentía más palpable que nunca.
Mientras el auto avanzaba por la carretera, robé una mirada de reojo a Hugh. Su expresión estaba concentrada en la carretera, pero había algo en su forma de manejar que me hizo pensar, aunque rápidamente traté de alejar esa idea. Era un buen amigo, y pensar en él de esa manera no era lo que debía hacer. Sin embargo, había algo en la forma en que se movía, en su confianza al volante, que lo hacía parecer... bien, por así decirlo.
—¿Tienes en mente lo que vamos a hacer hoy? —preguntó Hugh, rompiendo el silencio y sacándome de mis pensamientos.
—Sí, solo lo básico —respondí, tratando de mantener la voz casual. —No creo que sea un día tan complicado.
Él sonrió, esa sonrisa que siempre tenía para hacerme sentir a gusto.
—Eso espero. Aunque tengo un par de ideas que podrían hacer el día un poco más divertido —dijo, levantando las cejas de forma juguetona.
No pude evitar sonreír. Esa era la parte de Hugh que siempre me hacía sentir cómoda, incluso cuando había una ligera tensión en el aire. Era como si supiera exactamente cómo hacer que el día se sintiera menos pesado.
—Bueno, solo asegúrate de que no sean ideas descabelladas. El jefe no se tomaría eso muy bien —le advertí, un tono de broma en mi voz.
Él se echó a reír, y el sonido resonó en el auto, llenando el espacio con una energía amistosa.
—Prometo que no te meteré en problemas... por ahora —dijo, guiñando un ojo mientras el semáforo cambiaba a verde.
La normalidad de la conversación me tranquilizó, aunque sabía que había algo más debajo de la superficie. Era como si la tensión que solíamos ignorar comenzara a hacerse más presente en cada pequeño intercambio. Pero por ahora, me contentaba con disfrutar de su compañía.
Al llegar a la oficina, Hugh aparcó el auto frente al edificio, y la rutina del día a día nos recibió con los brazos abiertos. Salí del vehículo y estiré los brazos, tratando de despejar la mente antes de entrar.
—¿Listos para otro emocionante día en la sala de guionistas? —bromeó Hugh, con una sonrisa amplia.
—Oh, sí, totalmente —respondí con un tono sarcástico. —No hay nada más emocionante que discutir si un personaje debe llevar sombrero o no.
Ambos reímos mientras caminábamos hacia la entrada. La oficina, decorada con afiches de películas y papeles esparcidos por todos lados, siempre había tenido un aire caótico, pero también creativo. Al abrir la puerta, el bullicio habitual de colegas hablando y riendo nos dio la bienvenida.
Tomé un respiro profundo antes de entrar y sentí cómo la energía del lugar me animaba.
—Primero café, luego guiones —declaró Hugh, llevándome hacia la máquina de café. —No podemos empezar el día sin nuestro combustible.
—No me obligues a recordar cómo sobrevivir sin mi dosis matutina de cafeína —dije, mientras me servía una taza. El aroma a café recién hecho me envolvió, y por un momento, todo parecía más fácil.
Mientras esperábamos, intercambiamos comentarios sobre las tramas que estábamos desarrollando y algunas anécdotas divertidas del fin de semana. Todo parecía fluir con naturalidad, sin que ninguna de las conversaciones tocara la ligera tensión que existía entre nosotros.
Finalmente, después de un rato, nos dirigimos a la sala de guionistas. Mientras nos acomodábamos en nuestras sillas, Hugh se giró hacia mí con una mirada intrigante.
—Oye, a las 8 pm te voy a pasar a buscar. Ponte linda. —dijo, su tono ligero, pero las palabras parecían cargadas de un significado que no podía ignorar.
Me quedé un momento en silencio, sorprendida. La normalidad del día se desvaneció por un instante, y todo lo que quedaba era esa invitación inesperada que llenaba el espacio entre nosotros. La idea de salir con él, de verlo vomo mi compañero de trabajo en un contexto diferente, hizo que mi corazón se acelerara, esta vez parecía algo totalmente diferente.
—¿A las 8? —repetí, tratando de sonar despreocupada, pero sabía que mi voz había traicionado mi sorpresa.
—Sí, no tienes excusas. —Hugh sonrió de una manera que me hizo cuestionar si realmente lo decía en serio o solo estaba bromeando.
Mientras continuábamos con nuestra jornada laboral, no pude evitar pensar en lo que eso significaba. La tensión que habíamos estado ignorando de repente estaba a la vista, y yo solo podía esperar que la noche revelara lo que realmente había entre nosotros.
Al llegar a casa, la familiaridad del lugar me envolvió, pero mi mente seguía atrapada en la conversación de esa mañana. Me dejé caer en el sofá y saqué el teléfono, buscando el contacto de mi mejor amiga. Después de un par de tonos, su voz familiar resonó al otro lado.
—¡Hola! ¿Cómo va todo? —preguntó ella, con ese tono entusiasta que siempre me hacía sentir mejor.
—Hola, tengo que contarte algo —dije, sintiendo que la emoción comenzaba a brotar. — Hugh... me invitó a salir esta noche.
—¿Qué? ¡Eso es genial! Ya era hora igual. —exclamó, y su entusiasmo fue contagioso.
—Sí, pero... no sé, estoy tratando de convencerme de que solo es una salida entre amigos —respondí, tratando de mantener la calma mientras me pasaba una mano por el cabello. —Llevamos trabajando juntos durante un año, y siempre ha sido amistad, pero esta salida, es diferente, ¿sabes?
—Claro, hay tensión entre ustedes. He notado cómo se miran en la oficina —dijo, y no pude evitar sonreír. —Así que, ¿qué piensas hacer?
—No lo sé. Por un lado, quiero ir porque ma hace sentir algo, pero también tengo miedo de que sea solo una cena entre amigos y que me haya confudido, agh—confesé, sintiendo un ligero nudo en el estómago.
—¿Y si no es solo eso? —me preguntó. —Tal vez él también siente lo mismo, pero no sabe cómo decírtelo, nadie invita a su compañera de trabajo un viernes a las 8 pm, amor.
Su comentario resonó en mi mente, y un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo. La idea de que Hugh pudiera tener sentimientos más profundos era tentadora, pero también aterradora. ¿Y si las cosas se volvían incómodas? ¿Y si la salida no iba como esperaba?
—No sé, tal vez debería jugarlo de manera segura —dije finalmente, tratando de convencerme. —Solo disfrutar de la cena y ver a dónde lleva la conversación.
—Eso suena a un buen plan —respondió mi amiga. —Pero recuerda, si hay algo más, no tengas miedo de explorar eso. La vida es demasiado corta para dejar pasar oportunidades.
Terminé la llamada con una mezcla de emoción y nerviosismo. La cena con Hugh podría ser solo una salida entre amigos, pero había un trasfondo de posibilidades que no podía ignorar.
Mientras el sol se ponía, me apresuré a prepararme. No quería verme como si hubiera salido de una revista, pero tampoco quería parecer descuidada. Opté por un vestido azul que resaltaba mis curvas de manera sutil, algo que me hacía sentir cómoda y segura. Me eché un vistazo rápido al espejo, dándome cuenta de que me veía bien, y eso me ayudó a calmar un poco los nervios.
Justo cuando estaba terminando, el teléfono fijo sonó. Sabía que era Hugh. Contesté rápidamente, sintiendo un ligero cosquilleo de emoción.
—¿Hola? —dije, intentando sonar tranquila.
—Hey, ¿lista para la noche? —su voz sonaba juguetona.
—Casi, estoy bajando ahora —le respondí, mirando el reloj.
—Perfecto. Nos vemos en un minuto —dijo, su tono despreocupado y familiar me hizo sonreír.
Colgué y respiré hondo. La idea de salir con Hugh ya no era solo una salida entre amigos; había una tensión palpable entre nosotros que no podía ignorar. Con una última revisión al espejo, me dirigí hacia la puerta, para bajar.
Cuando lo hice, la brisa fresca de la noche me recibió como un abrazo suave. Al abrir la puerta, me sorprendí al ver que Hugh no estaba en su auto habitual, sino que se encontraba de pie en la entrada, con una sonrisa en el rostro que iluminaba la penumbra. Llevaba una camisa de botones que acentuaba su figura y unos jeans que parecían un poco más cuidados de lo habitual.
—Hola —saludé, sintiendo una mezcla de nervios y emoción.
—Hola. Te ves hermosa—dijo, su mirada recorriéndome de manera sutil, pero sincera, lo que me hizo sonrojar un poco. Su tono era tan despreocupado, como si fuera lo más natural del mundo decirlo.
—Gracias, tú también... estás un poco más arreglado de lo normal —respondí, intentando mantener la conversación ligera y no dejar que mi nerviosismo se notara.
Él sonrió con complicidad y me hizo un gesto con la mano para que lo acompañara. Empezamos a caminar, el sonido de nuestros pasos resonando suavemente en la acera. Hugh caminaba con las manos en los bolsillos de sus jeans, su postura relajada, como si no hubiera nada más importante que el momento que compartíamos. La calle estaba tranquila, iluminada por las luces cálidas de las farolas, y el aire fresco hacía que el momento se sintiera especial.
—¿A dónde vamos? —pregunté, curiosa por lo que había planeado.
—Eso déjamelo a mí. No te preocupes, no te voy a defraudar —dijo con confianza, una sonrisa juguetona asomándose en sus labios.
Caminamos un rato en silencio, pero la tensión entre nosotros era palpable. A veces, nuestras miradas se encontraban y rápidamente desvíaba la vista, sintiendo un ligero cosquilleo en el estómago. Era como si el mundo se hubiera desvanecido, y solo existiéramos él y yo, en este momento.
De repente, Hugh rompió el silencio. —¿Sabías que desde que empezamos a trabajar juntos, he estado esperando una ocasión así? —dijo, girando ligeramente la cabeza para mirarme, sus ojos brillando con una chispa traviesa.
—¿Ah, sí? ¿Y por qué es eso? —pregunté, intentando no sonar demasiado interesada, aunque mi corazón latía más rápido.
—Porque, sinceramente, me gusta pasar tiempo contigo —respondió, su tono sincero y relajado. Su declaración me tomó por sorpresa, y no pude evitar sonreír mientras un calor agradable me envolvía.
Seguimos caminando, y mientras él hablaba, la tensión que había estado acumulándose entre nosotros se sentía como una burbuja lista para estallar. Era un juego sutil de palabras y miradas, pero ambos sabíamos que algo más profundo se estaba formando entre risas y complicidad.
Después de unos minutos de caminar y charlar, llegamos a una pista de patinaje sobre hielo iluminada con luces brillantes y música suave que llenaba el aire. La vista era mágica; el hielo relucía bajo las luces, y la risa de la gente patinando creaba un ambiente animado y festivo.
—¿Patinaje sobre hielo? —pregunté, con los ojos iluminados de emoción y sorpresa.
—¿Te gusta? —me miró, sus ojos brillando con diversión.
—Siempre he querido hacerlo, pero nunca tuve la oportunidad —admití, sintiendo un cosquilleo de anticipación.
—Perfecto, entonces hoy es el día —dijo, con una sonrisa amplia, y se acercó a la entrada para comprar las entradas. Mientras esperaba, no podía evitar notar cómo la emoción brillaba en su rostro.
Entramos a la pista, y él se aseguró de que me pusiera los patines correctamente. Mientras me ayudaba, sus manos rozaban suavemente mis brazos, y cada contacto provocaba un escalofrío agradable.
—Listo, ahora solo tienes que seguirme —dijo, tomando mi mano de forma despreocupada mientras caminábamos hacia el hielo.
Al dar mis primeros pasos sobre el hielo, perdí el equilibrio y me tambaleé un poco. Hugh se rió suavemente y me sostuvo antes de que pudiera caer.
—Vas a tener que hacer más ejercicio para eso —bromeó, guiándome con firmeza mientras me enseñaba a deslizarme.
La música de fondo mezclada con las risas y gritos de los demás patinadores creaba un ambiente de alegría que era contagioso. Mientras patinábamos, la cercanía de su mano en la mía me hizo sentir más segura, y poco a poco, empecé a disfrutar del momento.
—Mira, no está tan mal, ¿ves? —dijo, deslizándose con facilidad y gracia por el hielo, mientras yo trataba de imitarlo.
—Sí, claro, porque tú eres un experto —respondí, riendo mientras me esforzaba por mantener el equilibrio.
Él se detuvo frente a mí, mirándome con una sonrisa traviesa. —Dame la mano, vamos a intentarlo juntos —dijo, y, sin pensarlo, extendí la mano hacia él.
Juntos, comenzamos a deslizarnos, y la risa llenó el aire mientras tratábamos de mantenernos en pie. La tensión entre nosotros se sentía cada vez más cómoda, cada momento se cargaba de una complicidad que parecía florecer a medida que avanzábamos.
—Este es un buen comienzo para una cita, ¿no crees? —dijo Hugh, mirándome de reojo mientras patinábamos.
—¿Una cita? —repetí, sorprendida pero divertida.
—Solo estoy diciendo que podríamos hacer esto más a menudo —respondió, y en ese instante su mirada se detuvo en mí, el ambiente se volvió más íntimo.
Mientras patinábamos, me sentía cada vez más segura, pero justo cuando comenzaba a disfrutar plenamente, perdí el equilibrio y empecé a tambalearme hacia un lado. El hielo se volvió traicionero bajo mis pies, y antes de que pudiera reaccionar, me vi girando sin control, preparándome para caer.
De repente, sentí una mano firme en mi cintura. —Te tengo —dijo Hugh, con una sonrisa que mezclaba diversión y tranquilidad mientras me estabilizaba.
—Gracias, me salvaste de hacer el ridículo —reí suavemente, sintiendo la cercanía entre nosotros.
Él sonrió, esa calidez que siempre me hacía bajar la guardia iluminaba su rostro. —No te preocupes, es mi trabajo asegurarme que no caigas... y si caes, que sea por mí —añadió, guiñándome un ojo con un toque de nerviosismo que me hizo sonreír aún más.
Antes de que pudiera responder, un niño pasó a nuestro lado rozando sin querer a Hugh, lo que hizo que ambos perdiéramos la poca estabilidad que habíamos recuperado. Nos desplomamos torpemente en el frío y húmedo hielo.
—Parece que el primero en caer no fui yo —comenté, soltando una risa leve por la situación.
Hugh rió también, y luego su mirada se fijó en mí, notando algo en mi mejilla. Con un gesto suave, se acercó y quitó una pizca de nieve que se había quedado pegada. —Tienes un poco de nieve aquí —dijo, pero en su mirada había algo más que diversión.
El momento se volvió extraño, como si el tiempo se detuviera entre nosotros. Mis mejillas ardían con su cercanía y el toque de sus dedos. Ambos nos incorporamos después, algo nerviosos, ignorando la tensión que parecía envolvernos.
—Bueno, ¿quieres seguir patinando? —preguntó él, su sonrisa todavía en su rostro.
—En realidad, prefiero que no. Tengo un plan perfecto para continuar la noche —le respondí, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza. —¿Qué te parece si dejamos el hielo por ahora y hacemos algo diferente?
Hugh levantó una ceja, claramente intrigado. —¿Y cuál es ese plan? Me tienes con curiosidad —dijo, con esa sonrisa juguetona que conocía tan bien.
—Déjame sorprenderte —dije, tirando suavemente de su mano hacia la salida de la pista. —Confía en mí.
Nos reímos mientras salíamos del hielo y nos dirigimos a la entrada para quitarnos los patines y devolver lo que habíamos rentado. Lo que fuera que ocurriera después, sabía que la noche estaba lejos de terminar.
Mientras caminábamos de regreso, el aire frío de la noche contrastaba con el calor que aún sentía después de patinar. Hugh y yo avanzábamos en silencio, pero no era incómodo, al contrario, había algo en esa calma que me hacía disfrutar cada paso. Nuestras manos iban balanceándose a los lados, rozándose de vez en cuando, como si algo nos empujara a tomarnos de las manos, pero ninguno se atrevía a dar ese paso.
Cada pequeño roce me hacía consciente de su presencia de una forma que normalmente no permitía. Era como si el simple contacto de nuestras manos fuera suficiente para hacer que mi pulso se acelerara un poco más. No podía evitar preguntarme si él sentía lo mismo, si cada vez que nuestras manos se tocaban, ese pequeño cosquilleo también lo recorría a él.
Miré de reojo, observando su perfil mientras caminábamos. Hugh tenía las manos ligeramente abiertas, como si estuviera a punto de tomar la iniciativa, pero algo lo detenía, o tal vez estaba esperando a que yo lo hiciera. El pensamiento de entrelazar mis dedos con los suyos era tentador, pero, al mismo tiempo, intimidante.
—¿Te cansaste de patinar? —preguntó de repente, rompiendo el silencio con una sonrisa cómplice.
—No tanto como pensé, la verdad, fue divertido, me gustó mucho—respondí con una ligera risa, tratando de ignorar el hecho de que nuestras manos volvían a rozarse por un segundo más largo. Sentía que el simple hecho de no apartarla lo decía todo.
Seguimos caminando sin prisa, y el silencio volvió a instalarse entre nosotros, aunque esa energía entre ambos seguía ahí, suspendida en el aire frío de la noche. ¿Acaso él también estaba pensando en dar ese paso? O tal vez simplemente esperaba a ver si yo lo hacía primero.
Finalmente, me armé de valor, o al menos lo intenté. Mi mano dejó de balancearse tanto, acercándose más a la suya, pero en el último segundo, justo cuando estuve a punto de hacerlo, sentí cómo su mano se retiraba un poco, ajustándose el abrigo.
Me reí internamente, aliviada y frustrada a partes iguales. Claramente, no era tan fácil como parecía.
Después de un rato caminando en silencio, la ciudad nocturna empezaba a adquirir un ambiente más acogedor bajo las luces tenues de las calles. Las manos de ambos aún rozaban de vez en cuando, pero ahora, en lugar de centrarse en eso, se me vino a la mente un pequeño lugar no muy lejos de allí, uno que solía visitar cuando era niña, que era perfecto para la ocasion.
—¿Conoces el mejor chocolate de aqui, que está a unas cuadras? —pregunté, rompiendo la calma mientras nos acercábamos a la esquina.
Hugh me miró con curiosidad y negó con la cabeza.
—No, no creo haber estado por aquí muchas veces y nunca tome chocolate —admitió, levantando una ceja. —¿Por qué?
—Es uno de esos lugares que guardan historias —dije, sintiendo una pequeña sonrisa asomarse en mis labios. —Solía ir allí de pequeña con mi familia, especialmente en noches frías como esta. Sirven el mejor chocolate caliente de la ciudad, o al menos eso pensaba cuando era niña.
Él sonrió ante mi entusiasmo, asintiendo lentamente. —Entonces, ¿me estás invitando a tu lugar secreto? —preguntó, en tono juguetón.
—Bueno, no tan secreto, pero sí muy especial para mí, no puedo creer que no hayas probado el chocolate —respondí, sin poder evitar notar lo cálido que se sentía hablar de algo tan personal.
— y yo no puedo creer que no hayas patinado antes.— me contratacó sonando dulce pero sarcástico a la vez lo cual me hizo soltar una risa suave. —pero suena perfecto, confío en ti —dijo, mientras ajustaba el ritmo de sus pasos para seguirme.
Caminamos juntos hasta la cafetería, una pequeña joya escondida entre edificios más modernos, con luces amarillentas que hacían que se viera como un refugio acogedor en medio de la noche fría. Al entrar, el cálido aroma a cacao y pasteles recién horneados nos envolvió de inmediato. Todo en ese lugar se sentía exactamente igual que cuando era pequeña, desde las mesas de madera gastadas hasta la campanilla que sonaba al abrir la puerta.
Nos sentamos en una de las mesas junto a la ventana, y sin pensarlo dos veces, pedí el clásico chocolate caliente. Hugh me siguió el juego, observando con una mezcla de curiosidad y diversión mientras me perdía en mis recuerdos.
—Así que este es tu refugio —comentó Hugh, mientras la mesera dejaba frente a nosotros dos tazas humeantes y llenas de crema batida en la parte superior. —Tiene ese aire nostálgico.
—Sí, no ha cambiado mucho desde la última vez que vine —admití, sintiendo cómo una parte de mí volvía a ese tiempo de niñez en el que todo parecía más simple.
Tomé un sorbo, el sabor cálido y dulce inundó mis sentidos, haciéndome cerrar los ojos por un segundo. Cuando los abrí, Hugh estaba mirándome con una sonrisa suave.
—¿Qué? —le pregunté, sintiendo que el rubor subía ligeramente por mis mejillas.
—Nada, solo... te ves bien cuando estás feliz —respondió con una sinceridad inesperada, y aunque su tono tenía esa actitud despreocupada, había algo más profundo detrás de sus palabras.
El momento se quedó suspendido, y aunque el chocolate caliente estaba ahí para distraerme, no pude evitar sentir cómo esa tensión entre nosotros, la que había estado presente durante meses, se hacía un poco más evidente.
Mientras tomaba otro sorbo de mi chocolate, observé de reojo cómo Hugh se llevaba la taza a los labios. Fue un segundo después, cuando la taza ya estaba en la mesa, que noté algo que me hizo sonreír.
—¿Qué pasa? —preguntó él, levantando una ceja al ver mi expresión.
—Nada, es solo que... —No pude evitar soltar una pequeña risa, inclinándome hacia él mientras le señalaba la parte superior de su labio. —Tienes un poco de crema... justo aquí —dije, haciendo un gesto alrededor de mi propio labio para que lo entendiera.
Hugh frunció el ceño, confuso al principio, y luego, al darse cuenta de lo que había pasado, se pasó la mano rápidamente por la boca.
—¿Ya? —preguntó, pero todavía quedaba un rastro blanco en su labio superior.
Negué con la cabeza, riéndome un poco más. —No, todavía no —dije, alargando la mano para señalarle el punto exacto.
Él me miró, mitad avergonzado y mitad divertido, antes de intentarlo de nuevo. —¿Y ahora?
Suspiré, divertida. —A ver... no, no, déjame —dije finalmente, acercándome y, con una leve sonrisa, pasé mi pulgar suavemente por la zona afectada, limpiando los restos de crema batida. La cercanía entre nosotros me hizo sentir un ligero cosquilleo en el estómago, pero me obligué a mantener la calma.
—Gracias, supongo que ahora sí me salvaste a mí del ridículo —bromeó él, con una sonrisa encantadora que me desarmó un poco.
—Es lo justo, ¿no? —respondí, recuperando mi mano con una risa suave.
El ambiente volvió a relajarse después de ese momento, pero la tensión no desaparecía del todo. Seguía ahí, flotando en el aire, en esos pequeños momentos en que nuestras miradas se cruzaban, en la forma en que nuestras conversaciones parecían deslizarse entre lo cómodo y lo cargado de significado.
Después de terminar nuestros chocolates y dejar algunas monedas sobre la mesa, nos levantamos y salimos de la cafetería. El aire nocturno estaba fresco, pero no incómodamente frío. Mientras caminábamos, nuestras manos continuaban balanceándose levemente a los lados, rozándose de vez en cuando, pero ninguno hacía el primer movimiento para entrelazarlas.
Conversamos sobre cosas triviales, historias del trabajo, alguna que otra broma, y de repente me di cuenta de que habíamos tomado un rumbo conocido. Levanté la vista y me sorprendí al ver que estábamos justo frente a mi edificio.
—Bueno... —dije, deteniéndome en la entrada de mi casa. —Parece que llegamos.
Hugh se detuvo también, levantando una ceja al ver dónde estábamos. —Vaya, el tiempo pasó rápido —dijo, metiendo las manos en los bolsillos y acercándose un paso más, pero sin invadir mi espacio personal. —No me di cuenta de que estábamos caminando hacia acá.
Solté una risa suave. —Sí, yo tampoco...
Nos quedamos en silencio por un momento, mirándonos bajo las luces de la calle. Sentía que había algo más que ninguno de los dos estaba diciendo, algo que flotaba en el aire entre nosotros, pero también algo que no queríamos apresurar.
—Bueno, entonces... —Hugh rompió el silencio, pero sus palabras parecían colgar en el aire sin una dirección clara.
—Sí, bueno... —me mordí el labio, sintiendo ese nerviosismo que solía ocultar tan bien a su alrededor, pero que ahora me parecía imposible de ignorar.
Nos quedamos así, de pie, casi riendo por lo incómodo y emocionante que se sentía el momento, como si ambos supiéramos que esa noche había sido diferente, pero ninguno supiera cómo terminarla.
Hugh rompió el silencio, mirándome directamente a los ojos con una leve sonrisa en los labios. —La verdad, la pasé muy bien esta noche... —Su tono era más bajo, casi susurrante. Entonces, agregó—: Y, por cierto... te ves muy linda esta noche.
Sentí cómo mi corazón dio un pequeño salto, y no pude evitar sonreír ante el comentario. Era esa manera suya, siempre lanzando algo sutil pero directo, dejándome en ese limbo de no saber si bromeaba o si hablaba en serio.
—¿Ah, sí? —respondí, levantando una ceja, intentando mantener la calma mientras me mordía ligeramente el labio. —Entonces, ¿al final sí era una cita?
Hugh soltó una risa suave y se acercó un poco más, aunque manteniendo las manos en sus bolsillos. —¿Qué crees tú? —preguntó, su mirada fija en la mía, dejando la pregunta flotando entre nosotros. La forma en que lo dijo, con esa mezcla de desafío y diversión, me hizo sentir un leve escalofrío.
—No sé Hugh... —respondí, juguetona, ladeando un poco la cabeza y encogiéndome de hombros. — Pues pensaba que no, como no lo habias dicho...
Hugh mantuvo su mirada en la mía, y su sonrisa se tornó más suave, casi cómplice. Dio un pequeño paso hacia mí, quedando lo suficientemente cerca como para que nuestras manos se rozaran. —Pues si... —dijo en voz baja, con esa seguridad suya—. Era una cita.
Su respuesta me tomó por sorpresa, y sentí mi respiración volverse un poco más pesada al notar lo cerca que estaba. Nuestras manos seguían rozándose sutilmente, como si la energía entre nosotros nos empujara a cruzar esa línea.
Sentí cómo el calor se extendía por mis mejillas. La sinceridad en su voz, el toque sutil de nuestras manos, todo contribuía a un momento cargado de algo más que palabras.
Hugh no dejó que el momento se desvaneciera. Lentamente, deslizó su mano hasta tomar la mía con firmeza, entrelazando nuestros dedos. Ese simple gesto hizo que mi corazón diera un vuelco. Sin decir nada más, me acercó un poco más hacia él, hasta que el espacio entre nosotros se desvaneció casi por completo.
—Te ves hermosa —repitió, su voz apenas un murmullo, pero lo suficientemente clara para que cada palabra calara profundo.
Mis ojos no se apartaron de los suyos, y aunque mi mente me gritaba que debía decir algo, hacer algo, simplemente me quedé ahí, sintiendo su mano cálida sobre la mía y cómo el mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse. Las luces de la calle, el sonido distante del tráfico, todo desapareció en ese instante.
Nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración, y mis propios pensamientos empezaron a volverse un caos. Pero en ese caos había algo cierto: no quería que ese momento terminara.
Hugh sostuvo mi mirada por unos segundos más antes de inclinarse lentamente hacia mí. Apenas me dio tiempo de procesar lo que estaba sucediendo cuando sus labios rozaron los míos en un suave y sutil beso. No fue intenso ni apremiante, fue delicado, como si estuviera explorando la idea de lo que podría ser. Mi corazón se aceleró, y aunque el beso duró apenas un suspiro, dejó una sensación cálida que se expandió en mi pecho.
Cuando se apartó solo lo suficiente para mirarme de nuevo, una sonrisa juguetona apareció en sus labios. —No quería que esta cita terminara sin algo memorable, ¿no crees?
Mi respiración se entrecortó un poco, todavía sintiendo el cosquilleo de sus labios sobre los míos, y antes de poder decir nada, él añadió con una mirada traviesa: —Aunque, si lo prefieres, podríamos hacer esto más seguido. Solo dime cuándo.
Me quedé un segundo en silencio, tratando de procesar sus palabras y lo que acababa de pasar. Todavía sentía el calor en mis labios, y aunque mi corazón estaba latiendo a mil por hora, intenté mantener la compostura.
—¿Y si te digo que no necesito pensarlo? —le respondí, con una pequeña sonrisa, tratando de igualar su tono juguetón. Sentí que el rubor en mis mejillas se hacia mas intenso, pero no me importaba. Estaba cómoda en la cercanía entre nosotros.
Hugh soltó una risa baja, complacido con mi respuesta. Se tomó un momento para mirarme de nuevo antes de finalmente dar un paso atrás. —Entonces, lo tomaremos como un sí.
Con una última sonrisa, se giró hacia la calle. —Nos vemos mañana —dijo, mientras retrocedía unos pasos más, sus manos en los bolsillos de su abrigo. —Descansa bien, linda.
Y con eso, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la dirección opuesta, dejándome ahí, aún procesando la suavidad del beso, el calor de su cercanía, y la promesa tácita de que esto no era solo un encuentro casual.
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hdowfj2 · 1 year ago
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TIPS ANA E MIA
○ Escucha música ya que estimula el mismo punto que la comida.
● Trata de comer menos de 500 calorías al día, de vez en cuano come más para que tu organismo no se acostumbre.
○ Si eres mia, lava tus dientes con bicarbonato después de vomitar para protegerlos.
● Invéntate que vas a sitios para así no comer y al llegar decir que comiste en la salida.
○ Esconde una bolsa de cierre en tu habitación; a la hora de comer pide que te lleven la comida a la pieza, diciendo que tienes que hacer tareas, luego hecha toda la comida en la bolsa.
● Si te ven más delgada sólo di que es cierto, y que comerás más. Claramente no lo harás, es sólo para despistar.
○ Ayuna por 28 días, el músculo perderá cuerpo y no tendrás que preocuparte más por el peso, sólo será cosa de seguir ayunando y el contorno muscular no aumentará sin necesidad de hacer ejercicio.
● Come algunas especias fuertes para que tu cuerpo aumente la probabilidad de quemar calorías más rápido.
○ Cuando estés en casa usa ropa holgada y ancha para que no noten tu pérdida de peso.
● Maquillate para que no te noten las ojeras y la palidez.
○ Come gelatina diet, tiene muy pocas calorías.
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● A partir de las 6 de la tarde procura comner menos, procura evitar las grasas y azúcares, a partir de esa hora tu metabolismo cambia, ya que se prepra para dormir y es cuando intenta acumular más grasas.
○ Si masticas muy bien los alimentos, te mantienes satisfecha más pronto y engordas menos porque la digestión se lleva a cabo mejor.
● Siempre llévate a la boca cantidades de comida muy pequeñas y mastícalo bien, así te llenaras antes y comerás menos.
○ Antes de comer algo que te apetezca mucho, como un helado de chocolate o una bolsa de patatas fritas, inspira profundamente y cuenta hasta 100; lo más seguro es que mucho antes de que hayas llegado a 100 ya te habrás convencido de que no lo debes comer.
● Cuando estés comiendo con más gente prueba el truco de la taza opaca: "Aparenta que estas comiendo y escupe la comida en la taza cuando aparentes estar bebiendo".
○ Convéncete de que no te gusta la comida que contiene muchas grasas o muy calórica y no la comas.
● Espera siempre 3 horas antes de irte a dormir cuando hayas comido.
○ Si bebes café con el estómago vacío se te quitará el hambre y quemarás calorías gracias a la cafeína.
● Si te tienes que hacer unos análisis de sangre, estos trucos te pueden servir para tratar de aparentar que estas bien: bebe mucha agua y bebe zumo y come algún yogurt y unas horas antes, toma bebidas isotónicas para incrementar el nivel de electrolitos.
○ Bebe agua, mucha agua, cuanto más fría, más calorís quemarás. Además, te hace sentir llena, te purifica por dentro, eliminas líquidos y te quita el hambre.
● Cuando tengas hambre cepilla tus dientes, tómate una ducha, embellecete.
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○ Si no puedes evitar la tentación, coge la comida que te haya apetecido, masticala muy muy despacio y escupela. Repite esto unas cuantas veces hasta calmar la ansiedad. Entre mordisco y mordisco procura beber agua.
● Come chicles sin azucar, te llenan el estómago, están buenos y quemas más calorías mientras los masticas que las que contienen.
○ Come cuando haya gente delante. Así no podrán decir que no comes. Si sabes que tendrás que comer con gente procura no comer nada el día anterior, o comer sólo fruta y sopas,así podrás comer algo más al día siguiente.
● Lee todos los libros sobre Anas que puedas. Inspiran un montón. Eso si, procura que no te vean con ellos amigos, familiares.
○ Mira como come la gente gorda. Quieres ponerte así?
● Duerme al menos 6 horas. Dormir menos incrementa el hambre. Procura comer en plato de postre. Parecerá que has comido más.
○ Mastica hielo. Eso te quitará un poco el hambre.
● Las mentas son excelentes para calmar el hambre.
○ Come lentamente. El estómago requiere 20 minutos para sentirse satisfecho.
● No te abrigues, cuando tienes frío, tu cuerpo consume un mayor número de calorías.
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flan-tasma · 7 months ago
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Gaming & Freminet as your Best Friends!
Sorry for the inactivity. I've been very busy, and I know I have a few things in my inbox (ily vvs thanks for your requests and patience). But I had this in my documents for a while, and I hadn't found a time until now to post it.
Warning: Nope now💖, GN!Reader | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
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Spanish:
Estos dos son los mejores amigos, ya seas alguien muy caótico o simplemente te guste más vivir tu vida de manera tranquila. Ambos son una buena compañía.
Freminet es alguien muy relajado cuando está contigo, siempre está tranquilo y disfruta de pasatiempos en los que le gusta escucharte o estar en silencio total. Él está bien con ambos.
Gaming es alguien divertido y jovial que siempre tiene una idea en mente, ya sea que lo esté planeando o ya lo haya divulgado, puedes estar seguro de que será divertido.
Mientras que uno sigue el ritmo de la aventura y su corazón, siendo capaz de correr de un lado a otro admirando Fontaine, el otro está bien siguiéndolos y soltando alguna explicación recurrente del entorno.
Siento que las cosas serían más divertidas si tienes una personalidad tan rimbombante y sinvergüenza, las cosas saldrían tan mal y tan bien que siempre tendrían anécdotas divertidas para contar.
Por ejemplo: Imagina que Lyney ve llegar a su hermano y le pregunta cómo le fue en su salida con sus amiguitos, solo para que Freminet le cuente que se encontraron con un demonio que quería robar sus almas, entonces lo retaste a una épica batalla del rap del frikismo para evitarlo, Gaming te ayudó haciendo beatbox y Freminet estaba temblando detrás de ustedes sin entender nada.
A Lyney le causa algo de preocupación, más que nada consternación, cada que Freminet le cuenta estás anécdotas. Pero siempre dejan a Freminet en su casa a la hora adecuada, por lo que está seguro de que volverá sano y salvo.
La mayor definición de Misery x CPR x Reese's Puffs son ustedes.
Hay veces en las que Freminet siente que ustedes dos son demasiado molestos, pero como los quiere mucho no se va, es entonces cuando se pone su casco y los deja a ustedes dos llevarlo a donde sea que quieran ir.
Luego, si eres alguien más pacífica, probablemente sea Gaming quien se aviente una batalla de baile contra el diablo mientras que tratas de evitar que Freminet se desmaye.
Literalmente ustedes:
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Sea cuál sea tu personalidad, ambos chicos te tienen mucho cariño. Y si alguien te llegará a hacer daño, van a escuchar acercarse dos ultis caele encima.
Puntos extra porque Pers está lanzando ruidos amenazantes contra el sujeto y Man Chai le está mordiendo los tobillos.
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English:
These two are the best of friends, whether you are someone who is very chaotic or you just like to live your life more calmly. They are both good company.
Freminet is someone who is very relaxed when he is with you; he is always calm and enjoys hobbies in which he likes to listen to you or be in total silence. He is fine with both.
Gaming is someone fun and jovial who always has an idea in mind; whether he is planning it or has already spread it, you can be sure it will be fun.
While one follows the pace of the adventure and the heart of it, being able to run from one place to another admiring Fontaine, the other is fine following you and dropping some recurring explanation of the environment.
I feel like things would be more fun if you had such a bombastic and shameless personality, things would go so wrong and so right that they would always have funny stories to tell.
For example, imagine that Lyney sees his brother arrive and asks him how his outing with his friends went, only for Freminet to tell him that they encountered a demon that wanted to steal their souls, so you challenge them to an epic battle of freestyle to avoid it, Gaming helped you by beatboxing, and Freminet was shaking behind you without understanding anything.
It causes Lyney some concern—more than anything, consternation—every time Freminet tells him these anecdotes. But you always leave Freminet at his house at the right time, so he is sure that he will return safely.
The greatest definition of Misery x CPR x Reese's Puffs is you.
There are times when Freminet feels that you two are too annoying, but since he loves you so much, he doesn't leave. That's when he puts on his helmet and lets you two take him wherever you want to go.
Then, if you're someone who's more peaceful, it'll probably be Gaming who has a dance battle with the devil while you try to keep Freminet from fainting.
Literally you:
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Whatever your personality, both boys are very fond of you. And if someone is going to hurt you, you will hear two ultis approaching.
Bonus points because Pers is making threatening noises at the guy and Man Chai is biting his ankles.
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lamaracuchaquecuenta · 5 days ago
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Di no a las malas citas, los malos amigos y las malas ideas. Deja de salir cuando prefieres quedarte. No hagas cosas que te hagan infeliz. Pero no tengas miedo de decir que sí a las salidas nocturnas espontáneas, a las nuevas aventuras y a enfrentar tus temores. Porque es cierto lo que dicen, la vida es corta y está pasando de largo ahora mismo mientras lees esto. Entonces, si hay algo que quieras cambiar en tu vida, no esperes. Este es tu momento.
LAURA CHIMARAS
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rubywolffxxx · 10 days ago
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Hijo desconocido (Lando / Charles / Lewis)
Resumen: años después de una relación fallida, descubren la existencia de un hijo.
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Nota: Lewis no es un corredor que siga mucho fuera de la pista, por ende puede que me equivoque un poco en su personalidad.
Nota 2: uso de ____ (tu nombre)
Masterlist de mi autoría
Shot de Charles Shot de Lando
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Lewis
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Cuando los periodistas y Lewis no se llevaban bien, y el hombre sentía rechazo por las entrevistas, la aparición de una mujer cambió todo. La buscaba solo a ellas tras las carreras, se abría con seguridad y ansiaba poder verla. Cuando la relación escaló a más y comenzaba a sentirse demasiado serio, el piloto decidió alejarse.
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Se sabía de sobra que la relación de Hamilton con el periodismo fue más que tenso en esos ultimos meses.
Leves pizcas de racismo y ninguneo por parte de la prensa hacían inmanejable la situación periodística, aún más teniendo en cuenta que Lewis estaba obligado a dar las entrevistas. Quiera o no.
Fue por esa razón que se acercó con la peor de las ganas al área de entrevistas, dispuesto a responder "si, no, no sé".
Pero entonces ella apareció, y con su mejor sonrisa, le hizo una de las mejores y más cómodas entrevistas que tuvo en toda su carrera. Y fue solo el comienzo, porque en cada carrera terminada, la mujer de actitud tranquila lo hacía sentir apreciado, respetado. Y eso era suficiente para que Lewis la tomara como su periodista favorita.
Ese aprecio hizo que cierta tarde post qualy Lewis la invitara a cenar, y ese aprecio rápidamente escaló a interés. Y luego a deseo.
La joven periodista brasilera se había robado su corazón, y por su parte, ella no dudó en entregarle el suyo. Se amaban con locura, y por meses mantuvieron una secreta pero casi obvia relación. Cualquiera que viera las entrevistas entre ambos lo notaban, esa obvia tensión. Pero nadie decía nada, eran tan buenos ocultando sus salidas y encuentros que nunca nadie tuvo pruebas de ello.
Fue así hasta que alguien los vio salir de un restaurante en su paso por Brasil en el último gran prix. Lewis se preocupó, y terminó de sentir la presión cuando la mujer le planteó la necesidad de dejar de ser escondida. Comenzaba a sentirse incómoda con tanto misterio e incertidumbre.
"¿Soy motivo de vergüenza? ¿No puedes blanquear una relación con una simple periodista?"
"Sabes que te amo... Pero no quiero nada serio ahora".
Y ____ no se haría de rogar, desapareció sin dejar rastro. Incluso del paddock.
—¿Sabes a quién ví hoy? Al amigo de ____.—George miró a Lewis, quien meditaba en su tina de hielo—. Ya sabes cuál, el que se casó con el camarógrafo de Fox Sports hace algunos años.—
—¿Bruno?—
—Si, ese mismo. Estaban instalando equipo en el paddock.—George notó como su compañero se removía en el agua—. No lo veía hace meses.—
—... Si.—
La verdad era que Lewis había estado siguiendo el trabajo del par de amigos periodistas por un tiempo.
Después de cortar lazos, ____ había terminado de cubrir la temporada -claro está que a Lewis no volvió a entrevistarlo-.
Luego se dedicó a conducir un programa de Formula 1 de Fox Sports desde Brasil un tiempo breve y luego anunció su retiro temporal, alegando que tenia "situaciones familiares" que debía atender. No dijo mucho más.
En las redes se habló de su padre, que venía atravesando una delicada enfermedad. Pero nada confirmado. Lo único que se sabía, es que no sabían nada. Y ella solo se esfumó.
Al menos por tres años, hasta esa tarde que George vio a su equipo de siempre acomodarse en el paddock. Y Lewis no podía más de los nervios. Cada vez que salía al patio, su mirada recorría a cada persona que se movía por su campo de visión. La buscaba a ella. No la encontró, pero si al famoso Bruno.
El camarógrafo caminaba junto a su pareja, charlando sin mayores inconvenientes. El detalle a destacar era el pequeño niño sobre los hombros de Bruno.
En un principio Lewis pensó que la pareja podría haber adoptado a un niño, o que se trataba de algún familiar. Pero entonces apareció ____, y el niño se desesperó por ir a sus brazos.
—Mamá ya esta aqui, Nono. No te preocupes.—lo estrechó entre sus brazos, llenando su rostro de besos y arrancándole risas desesperadas.
Mamá...
Lewis sufrió un escalofrío.
—Estuve preguntando y dicen que su programa de Fox volverá al aire, mañana es el primer capítulo.—
George volvió a los cuartos con toda la información recopilada. Lewis le pidió ayuda, y el piloto amante del chisme no pudo negarse.
—Dudo que nos entreviste a nosostros.—Lewis miraba algo distraído por la ventana, notando que la mujer almorzaba unos pisos abajo, en el jardín—... ¿Viste al niño?—
—¿Al pequeño morenito de rulos que tiene la edad aproximada desde que la viste por última vez y luego ella desapareció?—George frunció su rostro con fingida confusión.
—Yo también lo pensé, pero no puede ser... ¿Por qué no me dijo nada?... ¿Por qué lo trajo justo ahora?—
George se encogió de hombros, sin muchas intenciones de teorizar sobre algo tan delicado como lo era un posible hijo.
—Deberias hablar con ella, de forma casual... Y no asaltarla con preguntas sobre un hijo que ni siquiera sabes si es tuyo.—
—Comienzo a pensar que sí lo es... Tengo el presentimiento.—
—Hay moros en la costa.—
Un Bruno muy poco disimulado se arrimó hacia su amiga, soltando aquello en su oido. ____ no se inmutó mucho, en su lugar, solo asintió. La mujer siguió cuidando el cabello del niño, aplicándole una loción y desenredando sus rizos con todo el amor maternal que tenía.
El camarógrafo pellizcó la mejilla del niño con cariño antes de comenzar a alejarse, escapando del evidente momento incómodo. Lewis llegó a la pequeña mesita donde la mujer merendaba, sin despegar la mirada del pequeño sentado sobre la mesita con los piecitos colgando, moviéndolos vagamente.
—Hola.—soltó sin más al notar que la mujer no se dignaba a mirarlo. ____ finalmente levantó la mirada hacia él.
—Hola, Lewis ¿Qué tal la tarde?—volvió la atención al pequeño—. ¿Disfrutando del solcito? Nosotros también.—
—... Me da gusto ver que has regresado.—
—Si, ya iba haciendo falta... ¿Podrías dejar de verlo tanto? Vas a ojearlo.—
—¿Y qué es eso?—
—Cuando adultos cansados o con sentimientos negativos miran mucho a un niño, le transmiten esas malas vibras y después les cuenta dormir o están molestos.—
—No sabía que eso existía.—
—... ¿Qué diablos quieres, Lewis?—____ dejó los rizos del pequeño, mirando al hombre cansada—. Si sigues dos segundos más aquí, te volverán a inventar rumores. No quieres que te relacionen con la simple periodista ¿no?—
—Este niño es mio.—soltó sin más, y por la postura de la mujer, lo confirmó—. ¿No es así?—
____ se relajó, acomodando al niño para que Lewis lo apreciara bien.
—Lewis, te presento a mi niño: Bruno.—el pequeño rió animado al escuchar su nombre—. O Nono, como nos gusta llamarlo en casa.—Lewis se sentó en la silla vacía, mirando con atención al pequeño—. Me enteré de la existencia de la pequeña patata a las 4 semanas de romper contigo.—
—¿Por qué no me dijiste nada?—
—"no quiero nada serio, hay que terminar esto. No estoy listo para una relación".—citó de memoria—. Si no querías blanquear algo tan normal como una novia ¿Qué sería de un niño fruto de eso? No, Lewis. No iba a pasar un momento de mierda.—
El pequeño miraba con curiosidad a su padre, sintiendo una atracción innata por él. Extendió sus manos hacia el piloto, quien las tomó con cuidado entre sus dedos. Y entonces Lewis murió.
—Hola, Bruno...—La mujer se rompió un poquito al ver como el rostro de Lewis se iluminaba con los gestos del bebé, mirándolo con cierta fascinación—. En honor a tu amigo, supongo.—
—Estuvo conmigo durante todo el embarazo, me apoyó siempre... Era el detalle mínimo que merecía.—____ lo miró con curiosidad—. ¿No vas a enojarte?—
—No sé qué sentir en este momento.—su voz era suave, pero su rostro conflictivo—. Por supuesto que me molesta el hecho de que me hayas ocultado algo así... Pero entiendo el porqué. La verdad... No sé cómo habría tomado la noticia en ese entonces.—
La mujer pasó la mirada del niño al piloto, intentando averiguar qué diablos podía decir.
—... Cubriremos el fin de semana con Bruno y Lucas. Estaremos quedándonos en los cuartos de las instalaciones... Si quieres, y te parece bien, podemos arreglar para que tengas más tiempo con Nono.—Lewis la miró de inmediato—. Lamento haberlo ocultado... No te impediré tener contacto con él, si es lo que deseas.—
—... ¿Puedo cargarlo?—la mujer sonrió apenas, asintiendo enseguida. La idea de verlo cargar a Bruno en brazos le causaba intriga, pues durante años se hizo la imagen mental.
Lewis deslizó las manos por debajo de los brazos del niño y lo alzó, apoyándolo enseguida contra su pecho. Y sintió una sensación indescriptible.
Pertenencia. Calidez. Amor...
Lewis creía ser capaz de no volver a soltarlo nunca más.
—Es como mágico ¿No crees?—____ lo miró con ternura—. Es como tener un pedacito tuyo en brazos.—
—Un pedacito tuyo.—respondió sin pensarlo demasiado, haciendo que la mujer se sintiera extraña—. Y mio... De ambos.—se mantuvo en silencio un momento, hasta que finalmente la miró—. ¿Están libres en la noche?—
Lewis se paró más que nervioso frente a la puerta de aquel departamento, y no precisamente por la más reciente carrera.
Habían acordado una cena, para que la mujer le contara un poco sobre todo lo sucedido esos años. Y puede que sea solo por el tema del bebé, pero Lewis no podía evitar pensar que se trataba de una cita. De esas citas escondidas que tanto esperaba los fines de semana. Tocó finalmente.
En cuanto la puerta se abrió, un conocido aroma atacó a Lewis.
—¿Spaghetti?—miró con una pequeña sonrisa a la mujer, quien asintió enseguida.
—Adelante, pasa.—El hombre entró al departamento, sorprendido de lo grande que era—. Los cuartos del paddock son muy pequeños, por eso alquilamos un departamento.... Éste lo comparto con Bruno y Lucas, pero hoy salieron a cenar.—
—Ya veo... Es bonito.—caminaron hacia la sala, y el rostro de Lewis se iluminó al ver al pequeño en un pequeño corralito—. Hola, Bruno.—
El pequeño que miraba distraído los peluches colgantes sobre su cabeza, volteó al escuchar su nombre, y no tardó en reír al ver a Lewis.
—Puedes cargarlo si quieres, de todas formas, ya casi esta la comida.—____ pasó por su lado, acomodándose del otro lado del corral—. Nada de vino, supongo ¿Jugo de manzana?—
—Ya lo sabes, si.—Lewis la miró, notando la sonrisa que le regalaba.
El hombre cargó al bebé, comenzando a hamacarlo vagamente. Comenzaba a adorar el perfumito a bebé, lo calentito que se sentía y los balbuceos constantes que indicaban la necesidad de querer comenzar a hablar.
____ terminó de acomodar la mesa, y entonces llamó a Lewis a cenar. Sentó al niño en su sillita, y se acomodó a uno de los lados de la mesa cuadrada. Lewis se sentó del otro lado.
—Spaguetti con salsa de champiñones... Era la cena de victoria.—el piloto miró a la mujer que dejaba el plato frente a él.
—Ganaste hoy ¿O no?—____ se sirvió su plato—. Felicidades, por cierto.—
—¿Observaciones sobre el desempeño?—
La mujer se congeló por un segundo, pues recuerdos del pasado llegaron a su mente. Siempre solían discutir sobre la carrera en las cenas secretas, debatiendo sobre la parte técnica del asunto y como Lewis se había desarrollado en su performance.
Pero ahora se sentía extraño. Toda la situación era rara. Más ninguno de los dos pensaba arruinar eso.
—... Fernando corrió mejor.—
—¡Siempre dices eso!—Lewis la miró divertido—. Y siempre queda abajo.—
—Ah, disculpa señor Pole.—____ mezcló el puré de verduras para el bebé—. Pero me preguntaste por desempeño, no por posiciones... ¿Quieres intentar?—le ofreció el platito de comida.
Cualquiera que viera la escena, pensaría que se trataba de una familia normal. A pesar de que le dieron fin a su relación, no fue en malos términos, no del todo. Por lo que no había resentimientos como tal. Ambos deseaban formar una familia en el pasado, solo que ____ no quería esperar de forma indefinida por ello. Y era justo lo que Lewis quería.
—Quiero dejar crecer su pelo, asi lo iré acostumbrando a las trenzas.—____ se sentó en el sofá, mirando a Lewis cargar al niño. Se dormiría en cualquier momento—. Pero no tiene el cabello tan esponjoso como tú, es más lacio. Sus rulos son suaves.—
—¿Tengo el pelo tieso entonces?—la mujer rió bajito, llevando su mano al cabello del bebé—. Es hermoso... Sacó mucho de ti.—la vio sonreír.
—Tiene tus ojos... Y se hacen chiquitos cuando sonríe... Es de las cosas que más amaba de ti, asi que me pone feliz saber que heredó eso.—
—¿"Amabas"?—la mujer no dijo nada—... Pues yo amaba tu risa... Y lo sigo haciendo.—
—... No vamos a hablar de eso ahora.—
____ se levantó, tomando al pequeño en brazos y llevándolo a su cuna en el cuarto al final de la sala. Lewis la siguió de cerca.
—Crei que la cena era justo para eso, para hablar.—
—Si, sobre Bruno. No sobre nosotros.—acomodó al niño sobre la cuna, arropándolo con cuidado.
—Una cosa abarca la otra.—
—Claro que no. Son dos cosas diferentes.—
—En ese caso hablemos.—La mujer salió seguida de Lewis—. Hablemos de todo, aclaremos todo.—
—¿Aclarar qué?—cerró la puerta, mirándolo frustrada—. No querías nada serio conmigo, me fui y fin. No hubo nada raro ni extraño. Ahora quiero que mantengas una buena relación con Bruno y ya. Nada más.—
—¿Nada más? ¿Segura?—
—Lewis...—
—No debí alejarte esa vez, pero tenía miedo... Muchos me odiaban, recibía mucho hate a diario ¿Qué quedaría para ti?—
—... Por ti, hubiese soportado lo que sea, Lewis... Y eso lo sabías muy bien.—
Lewis murió un poquito con aquello...
—Serías novia del piloto más odiado de la grilla.—
—Sería novia del piloto más lindo, amable y dulce de la grilla. Y padre de Nono... Pero creo que ya es tarde para eso.—
—No, no lo es.—el hombre tomó las mejillas de la mujer quién sintió como su cuerpo se tensaba por el tacto—. Vamos a intentarlo, intentémoslo de vuelta. Seremos una familia.—
—¿estás seguro? ¿y qué le diremos a todo el mundo? ¿"Ella es mi novia y el niño de dos años mi hijo"?—
—A estas alturas he aprendido... Que me debe importar una mierda lo que digan los demás sobre mi, sobre lo que hago y lo que amo. Lo único que debe importarme es estar junto a la mujer que amo, ese niño de ahi que fue fruto de ello... Y comer pasta con salsa de champiñones cada vez que gano.—____ sonrió, posando sus manos sobre las que presionaban sus mejillas.
—¿Me darás entrevistas exclusivas en mi nuevo programa?—
—Te daré lo que sea que me pidas, corazón...—
Al otro dia, luego de la carrera, ____ entrevistaría a Lewis en su programa. Lo último que esperaba era una descarada confesión.
"¿Y si mejor tú le dices a tu público la gran primicia? Sobre mi hermosa novia y el hermoso niño que compartimos..."
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byaguscortes · 2 months ago
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Un monstruo más exótico
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"Where the fuck did Monday go?"  —David Bowie
1
Mi psicóloga me comentó en una ocasión que es cosa común en aquellos que viven solos el prever la posibilidad de un accidente y tener escrito las personas a las que habría que contactar ante dicha eventualidad. No es posible confiar en que uno mismo pueda gestionar esa situación, así que el individuo se ve forzado a vagar en dichos futuros posibles y anotar sus opciones en cada caso.
A veces, sigo su consejo y escribo en un papel a quién querría llamar si me caigo en la ducha, o si sufriera un ictus o un infarto. O tropezara en las escaleras. Reviso quiénes en mi familia, amigos y conocidos se preocuparían por mí en ese momento difícil. Pienso en Javier, amigo de la infancia. Quizás podría contar mi ex mujer, Verónica. A pesar de nuestro accidentado divorcio quizás se interesaría por mi estado ya que nos quisimos durante quince años. A mi hermana Lucía, sin duda. O llamaría a alguno de mis primos: Juanjo, Fede o Victoria. Con ellos compartí la infancia, veranos luminosos y navidades soberbias, momentos en los que nuestra familia se reunía. Creo que ayudarían en esas circunstancias difíciles para mí.
Pero no son nombres que sirvan en mi lista puesto que, con total seguridad, están muertos.
2
Es un hecho conocido que hay sensaciones (imágenes, olores...) que evocan de forma poderosa y casi automática ciertas emociones. La luz de las farolas del alumbrado público tenía este efecto en mí. Es algo curioso. Al parecer, ese típico color naranja se ha mantenido en parte por coherencia cromática con las antiguas lámparas de gas. 
Pues bien, desde siempre ese color me ha sugerido la idea de la libertad. Encontrarme en un paisaje urbano iluminado de esa forma me ha evocado multitud de opciones, de multitud de aventuras o recorridos. De encontrarme, en suma, en un lugar maravilloso donde todavía era posible elegir: ¿continuamos respetando el propio camino o escogemos otro nuevo y rompemos con todo?
No es que haya perdido la capacidad de elegir, pero… ¿cómo se define una situación sin salida? Yo creo que es aquella en la cual toda acción que emprendemos para mejorarla en algún aspecto, no solo no la mejora, sino que la empeora o, en el mejor de los casos, la mantiene idéntica. No es posible elegir o, mejor dicho, elegir es inútil. Si fallamos en reconocer en una situación este carácter, podemos caer en el error de aplicar soluciones que serían efectivas en circunstancias habituales, pero que resultan inútiles o contraproducentes en este contexto. Es enorme el número de gente que se confundió en este punto. El resultado: la mayoría, casi toda la humanidad, pereció durante los primeros días.
Porque en estos tiempos ver esa luz anaranjada resulta otra cosa. Verla significa que eres visto, que eres accesible. Lo eres a una hora, ya de noche cerrada, donde más te vale estar protegido. 
Mucha, muchísima gente no comprendió esto y murió. 
O algo peor.
3
Estar protegido durante la noche significa: atrincherado, sin hacer ningún ruido. Dejando pasar las horas. Atento a cualquier alteración de un silencio que aplasta todos los perfiles de la realidad. En esos momentos, uno se fuerza a la inmovilidad y ocurre pronto que el único movimiento seguro de hacer es comprobar la hora. Al principio de todo, miraba el reloj cada minuto. Luego hice el propósito de no hacerlo tan seguido, para no volverme loco. Con enorme esfuerzo conseguí hacerlo solo cada quince minutos. Ahora ya estoy acostumbrado y lo hago únicamente cada hora. Es un éxito que no creo que me sea posible mejorar.
Por las noches no es posible dormir, de ninguna manera. Todo lo más, si eres afortunado, entras en un duermevela como febril, en el que la conciencia sólo está despierta a medias y entra y sale del sueño atravesando esa frontera de puntillas, de manera furtiva. Sin que uno se dé cuenta. Porque, en cuanto eres consciente de haberte adormilado un poco más de la cuenta, un ramalazo de pánico hace que te despiertes con un sobresalto. En esos instantes me quedo inmóvil de terror. Imaginando qué ruido podría haber hecho y si se habrá oído. Y por quién, o por qué.
En cuanto amanece, mi cuerpo se relaja y caigo dormido profundamente. Descanso dos o tres horas. Cuando me despierto, este momento es el mejor momento del día. Descansado y con alguna hora de sol por delante.
Es tiempo de buscar algo de comer. Claro, es una tarea que podía llevar todo el día y que tiene dos finales posibles. Encuentras algo, lo que sea, o no. Si encontraba algo lo comía, daba igual de qué forma. Lo comía con cubiertos, si los había. Con las manos, como fuese. Es un goce el encontrar algo todavía comestible. 
O podía ocurrir (y ocurría cada vez con más frecuencia) que no encontraba nada. Lo que solía coincidir con ocasiones en las que me había alejado demasiado de mi refugio como para arriesgarme a volver sin que, mientras tanto, anocheciera. Así que me atrincheraba en una casa ajena y la noche resultaba peor de lo habitual. No os sorprendáis, toda situación puede empeorar. Si he aprendido algo que considere lo suficientemente valioso como para comunicarlo, antes de morir, a otro ser humano, es eso.
No supe lo avanzadas que estaban tecnologías como la Inteligencia Artificial hasta que ocurrió esto. Se me fue desvelando cuando. A medida que pasaban los días, los telediarios continuaban emitiéndose. Eso me llenó de esperanza al principio: el desastre estaba controlado. Había territorios del país que no habían sido afectados o que lo habían superado. Gente que seguía viva y que pensaba que, en estas circunstancias aciagas, lo mejor era continuar cumpliendo con sus obligaciones cotidianas.
Seguí los telediarios con creciente inquietud puesto que la ausencia de mención a cualquier desastre me resultó primero como una forma de mantenerse cuerdo pero luego claramente extraño. Como si habitasen una realidad paralela con cuya evolución se fuese alejando de nuestra propia línea temporal, yo miraba con pasmo el mundo que presentaban los telediarios, cada vez más ajeno y distinto. Claro, más tarde lo entendí. En este momento, por ejemplo, está cubriendo las elecciones. Unas elecciones que no es posible celebrar, fundamentalmente por ausencia de votantes. La mayoría de los candidatos son desconocidos para mí. Probablemente ni siquiera existan y han sido creados para cumplir un rol en un guión ya escrito por un algoritmo. 
Sin embargo, al principio no me fue evidente que los telediarios no eran ejercicios para dar cuenta de la realidad sino ficciones creadas por un ordenador. Eso lo entendí más tarde, mirando las redes sociales. Porque siguen bullendo de actividad. Incluso a día de hoy, recibo menciones y mensajes. Es de locos.
5
Las primeras semanas estuve en shock. Los sucesos nos golpeaban sin que supiéramos cómo reaccionar. Yo no convivía con nadie por entonces y eso me permitió tomar decisiones radicales sin tener que dar explicaciones o temer que me tuviesen por loco. Decisiones que, en medio del caos de esos primeros días, probablemente me salvaron la vida.
Pero también, como el corredor que persiste y avanza hacia la meta, comencé a quedarme solo. dejando atrás a todo el mundo, sin nadie a mi alrededor con quien compartir noticias o vivencias de lo que estaba ocurriendo. 
A veces escuchaba discusiones en la escalera. O gritos. Varias veces llamaron a la puerta. Nunca me atrevía a abrir. A los tres días se hizo el silencio y no volvió a oírse una voz humana ahí fuera.
Entonces ni siquiera me atrevía a mirar por la ventana y mi forma de comunicarme con los demás era a través de las redes sociales, del móvil. 
Pasaba el día chateando con familia, amigos y compañeros de trabajo. Es verdad, que ya habia bloqueado a varios de ellos que se habian descubierto poseedores de un sentido del humor demasiado negro para mi: mandaban mensajes sobre su maravilloso fin de semana en la sierra o como planeaban ir a esquiar a Navacerrada el proximo puente. Me parecía una actitud estúpida y simplemente les descartaba como interlocutores válidos en el angustioso momento que vivíamos.
Con uno de ellos, Luis, un compañero de trabajo que vivía cerca, a unas calles de distancia, comencé un intercambio de noticias e ideas que me resultó enormemente útil. Al parecer estaba atrincherado con su familia. Simpatizamos, ya que teníamos ideas similares sobre las cosas y no nos resultaba difícil ponernos de acuerdo. Me invitó a visitarlo y unirme a ellos.
Valoré lo arriesgado que era tomar esa decisión y cómo, en la ignorancia de lo que estaba pasando y que podía ocurrir en adelante, resultaba algo apresurado. Sin embargo, en un acceso de debilidad, en un día en el que la soledad amenazaba con aplastarme, acepté su oferta.
Me decidí a salir. Para ello busqué la forma más segura de hacerlo. Me puse un abrigo, cuyas hombreras me hacían parecer más corpulento y me cubrí con una manta, que me ocultaba y no daba pistas sobre la persona avanzaba por la calle. Así de esta manera salí a la calle por primera vez. No podía hacer más.
Bajando por las escaleras, lo más silenciosamente posible, encontré que la puerta del primero izquierda estaba abierta. Entornada apenas unos centímetros. Tuve un mal presentimiento y me detuve.
Cuando conseguí hacer acopio de algo de coraje, continué bajando, con la mirada fija en esa rendija de oscuridad que daba acceso a la vivienda. Superé esa planta, pero luego, mientras avanzaba por el siguiente tramo de escaleras, oí como, a mis espaldas, la puerta se cerraba con un portazo. Sobresaltado, eché a correr el resto de la bajada, con el corazón encogido, hasta que llegué al recibidor de la finca y salí al exterior.
Lo primero que pensé fue que era domingo. Naturalmente, no lo era y, en realidad, la organización de la semana en siete días estaba siendo, rápidamente descartada como un artificio inútil. Pero ver las calles sin coches, los comercios sin actividad y las aceras vacías de peatones, me transmitió la imagen de un día festivo en el que la ciudad, remolona, se resistía a levantarse de la cama. 
Comencé a caminar. Ahora dudaba si era buena idea. ¿Acaso sabía que me podía encontrar? Aceleré el ritmo y avancé, trotando, por la acera. Por alguna razón, me avergonzaba correr. La idílica impresión de mañana de domingo se veía estropeada por algunos detalles: Un coche atravesado en una calle adyacente. Una cristalera rota en algún comercio. Pero nada más.
Mientras caminaba miraba también hacia los edificios. Escrutaba las ventanas, esperando encontrar alguien asomado, una figura, un indicio de movimiento. Pero no fue así.
Luis vivía apenas a tres calles de mi piso. Llegué en poco tiempo. La puerta de acceso daba a un pequeño jardín y entonces, tras subir una breve escalera, se accedía a un adosado de dos pisos que habitaba él y su familia. La puerta de acceso estaba abierta. La de la vivienda, también. Entornada. Uno sabe que las trampas tienen ese aspecto así que me puse en tensión y evité subir. Iba a volver a casa sin más, pero la puerta del garaje estaba abierta de par en par así que me acerqué a mirar 
Encontré su cadáver. Allí, colgado, inmovil, estaba Luis. Podría hacer días que estaba así. Yo era la primera vez que veía un cadáver en mi vida. Me quedé quieto. Incapaz de reaccionar. 
Entonces vibró el móvil y resultó que era Luis, que acaba de publicar en una de las redes sociales en que participaba. “Aquí, sufriendo, con unos amigos!”. En la foto, manipulaba con evidente entusiasmo unas piezas de carne en una barbacoa. Parecía ser el jardín de esa casa. Inmediatamente, varias personas hicieron like a la foto. Incluso hubo quien hizo un comentario irónico. En la imagen, en un segundo plano, estaba yo mismo, sonriendo a la cámara, sosteniendo una cerveza.
6
La tarde de mi descubrimiento Luis me contactó varias veces. Se mostró preocupado por mi silencio y luego se comenzó a irritar. Terminó dejándome de hablar porque le parecí un imbécil desagradecido. Durante ese tiempo, a pesar de la terrible evidencia, no pude tomar plena conciencia de lo que ya sabía. Solo era tecnología, un algoritmo, un programa de ordenador que suplantaba a Luis. Yo había visto cómo estaba el verdadero Luis.
Pasado ese primer momento de sorpresa, comencé a valorar con desolación el estado de cosas. ¿Quién de todos con los que había estado hablando estos días estaba vivo y quienes eran meros fantasmas que la tecnología había hecho posible? No podía saberlo.
Pasó una semana y, entonces, resignado, escribí a Luis. Le pedí disculpas y retomamos la amistad.
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ladydianamora · 3 months ago
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LA FUTURA NUEVA MAESTRA DEL CIRCO DIGITAL.
Esta es una micro teoría que se me ocurrió después de ver el 3er epc de TADC, y es que, podemos ver qué cuándo Caine se altera, el circo digital empieza a fallar. Cosa que no sería extraña si no le pasará también a alguien más del circo
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Y sip, el único personaje del circo con el que hemos visto la misma relación cada vez que se altera de sobre manera (o mejor dicho la única) es Pomni. Lo vimos en el Epc piloto cuando, durante la búsqueda desesperada por la salida, Pomni empezó a paniquearse.
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Y como hasta el momento no hemos visto a nadie más tener este tipo de efecto sobre el circo digital, mi teoría es que Pomni podría ser la futura nueva maestra del circo digital.
(Ojo, con esto no quiero decir que Pomni sea un NPc, sino que, Pomni haya llegado al circo digital para relevar a Caine o para ayudarlo con las aventuras. Al ser ella un ser humano podría aconsejarlo y mejorar el circo para los jugadores.)
Eso y sumado a qué al parecer todos los intereses del circo fueron en algún momento desarrolladores del mismo, esto fundamentado por el hecho de que en el Epc 3 Kinger menciono estudiar por varios años computación. (4-6 años)
También de que The Ameizing Digital Circus, está inspirado en la novela de terror, "No tengo boca y debo gritar" Dónde (si no lo han visto) el protagonista logra "salvar" a sus compañeros pero el no logra salvaré a si mismo, de modo que termina sacrificicandose.
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También apoyado por algunas referencias de @GooseworxMusic a Jesucristo, Poniéndola en el lugar de este, en una representación de la última cena y incluso en un arte conceptual, crucificada.
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A medida que los Episodios avancen Pomni se va a ir encariñado con todos sus compañeros (tal vez por eso el Epic de Jax es el último del de sus compañeros) Esto de tal forma que haga que Pomni los quiera demasiado, al punto de dar su vida por todos y cada uno de ellos.
Y de ser la nueva dueña del circo, está decidirá tomar el rol de Caine como nueva maestra de ceremonias para lograr encontrar una salida y así sacar a todos sus compañeros del circo digital, con el precio de que al hacer esto ella ya nunca jamás podría salir.
Pero al pasar por todas sus aventuras y momentos con todos sus amigos ella no estaría triste por esto y de hecho se sentirá feliz por ello. Encontrando siento sentido y felicidad en estar en el circo.
Cumpliendo de cierta forma con todas las pistas dadas hasta el momento por la creadora y el show en general. Repito esto es solo una teoría lo que significa que puede no ser cierta pero aún así me pareció curioso todos estos datos cuando los estuve pensando por un rato.
De todas maneras a medida que avance el show ya veremos qué es lo que pasará. Por cierto el Epic 3 fue hermoso, realmente maravilloso y si así van a seguir todos los demás Epc, Dios mío pero que gran serie.
Gracias por escuchar mi teoría, que tengan un lindo día 😸😸💖💖🎪💘🤯🤯🤯
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senig-fandom · 10 months ago
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Dibujo de alguien que no ha dormido :D
Estoy joya amigos míos y no estoy alucinando nada jajajaja XD
No, pero al chile lo hice, me gusto como se ve aside simple y lo deje asi VwV se ve bonito asi.
Pero como no puede ser de otra forma, aqui voy con un datointeresante:
Alesur es el nobmre oficial del shipp de estos dos, pero comúnmente tambien pongo el Alemex porque es así como la gente conoce mis dibujos y porque la gente shipea a Alemania con México (que puede ser uno o puede ser norte o centro de otro creador) pero en mi canal es en realidad AleSur/GermSouth
¿por qué? porque Sur renuncio a ser México, para los que no saben, Sur es un pais abandonado, fue desterrado de su propia tierra y obligado a no ser el representante del México sur.
Ademas de que tambien Sur niega el nombre de México porque como se mete en problemas no quiere que mencione el nombre que comparte con sus hermanos con las tontearías que hace así que cuando alguien se queja de el siempre dicen ''Sur'' no ''México Sur'' o ''México del Sur''
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Otro dato:
La relación definida de Alemania y Sur como pareja es la de: ''Tus secretos son míos, como los míos son tuyos'' el simbolismo mas grande que dibujaría en ellos es como ponen el dedo índice entre sus labios simbolizando el silencio, solo ellos pueden saber que pasa por el otro. Claro también los colores amarillos que simbolizan la luz o una salida.
Eso si, Sur no se guardara todo (tambien lo hace por venganza hacia Alemania por algo que hizo y lo cual Sur no se le olvida nunca y se lo recuerda cada vez que hablan sobre secretos y asuntos de otros paises) porque primero para el esta la seguridad de su familia y si eso afecta a su familia amenazara claramente.
Eso es tambien el porque no avanzan como pareja romántica, aun tienen conflictos, es por eso que Alesur AU es el mas cercano a cuanto tardaron en estar juntos.
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Bueno, eso es todo, los veo al rato XD literalmente me pondré a dibujar cosas así rápidas, para ver si me agoto.
Espero y les guste 💛💛💛
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cherrynwinesk · 1 year ago
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Boyfriend Headcanon's ~ Spreen
Género de historia/escrito: sfw/ fluff
Idioma: Español/Spanish
⚠️: ninguno
CC's: ElSpreen
Género de lector: neutral
📝: Todo el contenido es ficticio y se intenta adaptar la personalidad PÚBLICA de los cc's, es decir, la personalidad que se muestra ante camaras, no conozco la verdadera personalidad y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
🍒: Hola, las peticiones para todo tipo de escritos como escenarios o fics siempre están abiertas, puedes pedir de cualquier creador de contenido y el tipo de escrito, pregunta sin miedo c:
Master list
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•Muy atento siempre
•Coincidieron por cosas de trabajo y se creo una buena conexión
•Trataría de que ambos tengan mucha confianza entre ustedes
•Antes de que fueran novios sería del tipo que te manda memes, videos o tiktoks para hacerte reír
•"Mira, así haces vos" y un tiktok de un animal haciendo un ruido extraño
•Como un bullying con cariño
•Y esa sería la mayor excusa para tenerlos a ambos chateando
•Es un chico ocupado pero siempre tendría tiempo para tí
•Le gustarías tanto y tendría tanto interés en ti que su iPhone estaría junto al mouse de su computadora y en cuanto sonará una notificación lo tomaría para ver si eres tú
•Te contesta al instante
•Le daría mucha pena decirte que le gustas o de que te dieras cuenta
•Te mandaría notas de voz en lugar de mensajes
•Y en las notas siempre termina con su risita nerviosa
•Te invitaria a salir algunas veces sin decirte las intenciones
•Como si fueran solo salidas de amigos pero solo es porque a él le da miedo decirte de salir como "cita"
•Trataría de no invitarte muy seguido para que no te des cuenta
•Al momento de tomar valor para pedirte oportunidad se tomaría todo 100% con seriedad
•A lo mejor te lleva a cenar lo más seguro
•Te diría que le empezaste a gustar y mucho
•Su cara estaría muy roja y no pararía de sonreír nerviosamente
•Te llevaría un regalo de cualquier cosa que te guste
•Te lo daría después de que aceptarás a su confesión diciendote "te lo iba a dar aún que me dijeras que no, pero no quería dártelo para presionarte y que me dijeras que si"
•Se pone paranoico y te da explicaciones de todo para que no pienses nada malo de él o sus acciones
•Esta vez él envolvió el regalo, y se esforzó solo porque era para ti (vio un tutorial en Youtube)
•Ya de novios te invitaría siempre a su departamento
•Trataría de trabajar y despejar sus pendientes los días que no se puedan ver para estar fuera de preocupaciones cuando te vuelva a ver y darte toda la atención a tí
•Como si fuera un día por la noche, y al día siguiente irías a visitarlo, estaría mandando grabaciones al editor, aclarando las ediciones y tal para al día siguiente no tener que ser interrumpidos por mensajes de su equipo de trabajo.
•Seria de cocinar juntos siempre y si no hay mucho tiempo él pediría comida a domicilio para cuando estuvieras en su casa, no tendrías que esperar
•Siempre tiene regalos para ti
•Todo lo que vea que te pueda gustar o cosas que le recuerden a ti, lo compra
•Siempre te tendría de la mano
•Acurrucados con su brazo sobre tus hombros para acercarte a él y te daría besos en la frente
•Tendría mucha iniciativa siempre tomando en cuenta las cosas que a ti te gusta hacer
•Tal vez no te prestaría su ropa, pero si se quitaría su gorra o sus lentes y te los pondría para "ver cómo te lucen a ti" y te los dejaría puesto
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