#ropa colgada
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Down a sidestreet on a cold, gray morning
Madrid, Spain -- 4/5/22
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ㅤ / * 𝐌𝐈𝐋𝐄 𝐒𝐔𝐖𝐀𝐍𝐍𝐀𝐑𝐀𝐓 en : 𝒍𝒂 𝒎𝒂𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒅𝒊𝒐𝒏𝒊𝒔𝒊𝒐 ( @vincereedit )
#* / 𝗺𝗲𝗻𝗮𝗴𝗲𝗿𝗶𝗲 : atuendo.#la cadenita va colgada del pantalón#alguien que le diga que se abotone la ropa
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EN TUS MANOS (FIC)(ESP) Agatha x reader PARTE 1
Después de una semana y media de pura crisis finalmente pude acabar el capítulo de esta historia nueva en español :´) Espero lo disfruten.
¿Confiar en Agatha Harkness o no confiar? Esa es la cuestión.
AgathaxLectora. Aquí la lectora es aprendiz de Lilia, quien le advierte no asociarse con Agatha Harkness pero es algo difícil de resistir, especialmente si se la pasa apareciendo en tus visiones.
1 Lecciones de magia y esa mujer misteriosa
No te gustaba recordar tu pasado. Haber vivido por diecisiete años con una familia que mostraba desprecio hacia quién eras y que fue capaz de dejarte abandonada a tu suerte en las calles como "castigo" por lo que eras nunca fue un tema que podías abordar con tranquilidad, así que a veces mentías y decías que creciste en un orfanato si alguien te lo preguntaba, así las preguntas paraban de una vez. Incluso después de diez años más el recuerdo de los maltratos o del día en que te echaron a la calle te atormentaba algunas noches en sueños, tus padres religiosos se acercaban con ira a ti como si quisieran golpearte, te tomaban fuertemente de los brazos al punto de causarte dolor y te arrastraban hasta el auto de tu padre para lanzarte a los asientos de atrás y llevarte lejos con el objetivo de abandonarte a tu suerte.
¿Cuál fue el supuesto delito? Ser una bruja. Específicamente una bruja clarividente que podía tener premoniciones, pero a tus padres les daba igual los tipos de brujas que habían en el mundo (sin siquiera saber de las más despiadadas), para ellos una bruja era una bruja y todas debían ir en fila a la hoguera o ser colgadas. Ellos hablaban mucho de la hoguera, de improvisar una en un lugar alejado, pero al parecer contigo tuvieron algo de misericordia y "sólo" te dejaron abandonada en una carretera a merced del clima, el hambre, y por supuesto, gente de mal vivir como los dos tipos aterradores en auto negro que intentaron secuestrarte esa misma noche.
Deseabas deshacerte del recuerdo y cada vez se hacía menos complicado, pero apenas el primer día fue brutal contigo hasta que afortunadamente Lilia Calderu y la fascinante cultura de las brujas llegaron a tu vida. Esa misma noche fue cuando Lilia apareció en la calle oscura donde estuviste a punto de ser secuestrada.
No habías tenido ninguna visión al respecto, no entendías por qué si antes de acabar en la calle tenías visiones de cosas que ocurrirían de vez en cuando. En aquel entonces te costaba mucho tenerlas pero lo más importante era que aquella señora de cabello rizado y ropa holgada te salvó de un destino espantoso.
Su nombre era Lilia Calderu, decía que era siciliana y una bruja clarividente al igual que tú, pero con cuatrocientos cuarenta y siete años. Abriste mucho los ojos y te asombraste, jamás en tu triste vida habías conocido a alguien tan longevo. Por un momento pensaste que podría ser mentira, hasta que empezó a hablar de sucesos históricos en los cuales estuvo presente y no podías disimular el asombro. Total, te habías criado en una familia muy católica, y nadie en tu familia había vivido más de noventa y cinco años aproximadamente, cualquier miembro de esa familia se escandalizaría al oír sobre alguien de más de cien años. Lo que Lilia te contaba te hacía olvidar que estabas literalmente sola y abandonada a tu suerte, incluso habías estado llorando sin control esa misma tarde, hasta que te preguntó sobre ti.
"¿Dónde diablos están tus padres, niña?" Te preguntaba mientras caminaban tratando de encontrar a algún oficial de policía y decir que habían secuestradores pero no encontraban nada ni a nadie cerca. Lilia llevaba su bolso y en él tenía una bolsa de papel llena de croissants. Te ofreció la bolsa y tomaste uno. "No me digas que tuviste una visión y escapaste, ¿sabes cuántos niños desaparecen sólo en Westview? Yo sé lo que les pasa a muchos, y no es NADA genial..."
"Me dejaron en la calle" Contestaste antes de dar una mordida algo desesperada por el hambre, a lo que Lilia reaccionó alzando las cejas. "sólo me metieron en el auto, mi padre condujo por dos horas y me dejaron por aquí" Terminaste la oración para seguir comiendo con muchas ganas. Ni siquiera habías desayunado y la oscuridad de la calle apenas dejaba ver la irritación e hinchazón de tus ojos.
"¿Qué? Oh..." Dijo Lilia tratando de que lo que dijiste cobre sentido dentro de su lógica. Por supuesto que vio cosas mucho peores pero aún así le pareció algo espantoso al juzgar por su expresión. " Oh, Lo siento ¿y has estado caminando por aquí desde la tarde?" Lilia parecía estar sacando cálculos en su mente sobre algo. "Ya sabes lo que dicen niña...la misma historia, diferente época...tienes suerte de estar viva"
Tú sólo asentiste con la cabeza. No lo sabías en aquel entonces, no sabías a qué se refería si fuiste educada en casa y nadie te explicó de los juicios a las brujas con detalle, eso lo aprenderías más adelante, cuando Lilia se convertiría en tu mentora. Te sentiste un poco avergonzada de haber mencionado tus poderes porque no siempre se manifestaban. Sucedía de vez en cuando, y temías que Lilia te considere una farsante.
"¿Cuál es tu nombre?" Preguntó Lilia. "Soy Lilia Calderu, hago lecturas del tarot a los mortales, con todos los medios de pago y...también tengo un negocio aparte, Lilia´s Leggins"
"Soy T/N" Contestaste, habías terminado todo el bocadillo y te había encantado pero no querías volver a mirar la bolsa.
"Bueno, T/N, no vas a quedarte aquí a que te vuelvan a querer raptar o asaltar, ¿verdad? parece que estás de suerte pequeña, porque justo en estos momentos necesito una asistente en mi negocio con urgencia, estaba a punto de preparar carteles porque todo está hecho un caos" Dijo Lilia deteniéndose en una puerta de vidrio templado con un cartel grande que decía "CERRADO" y un diseño de un ojo en la parte superior al centro. Había otro cartel, mucho más grande en letras gruesas, que decía:
"MADAME CALDERU´S PSYCHIC READINGS"
"¿De verdad?" Preguntaste algo exaltada, de un momento a otro te había permitido trabajar para ella y quedarte en su negocio, no podías creerlo.
"¡Claro! sólo no rompas nada, las bolas de cristal son caras e importadas. No voy a permitir que una bruja joven e inexperta se quede sola en medio de la calle si puedo ayudar. Lamentablemente muchas brujas no tendrían la misma voluntad pero ese estereotipo de la bruja cruel que hace sacrificio tras sacrificio o asiste a ciertas "fiestas" o a eventos con cierta "artista" está muy anticuado, yo no soy así. Sólo para que lo sepas." Se formó una ligera sonrisa en sus finos labios. "Bienvenida"
Lilia abrió la puerta e hizo un gesto para que pases, miró a todos lados antes de cerrarla. Al entrar encendía las luces y empezaste a observar detenidamente toda la decoración. Había una puerta que conducía al negocio a su pequeño y acogedor apartamento, con una mesa pequeña de comedor junto a la cocina y por otro lado tenía el sofá. Tenía algunas plantas en macetas de todos los tamaños, algunas puestas sobre estantes de madera vieja y algunas colgando en una esquina, el papel tapiz tenía diseños de flores, en un rincón encontraste una mesita cubierta por una pila de libros, tenía estantes con cristales y piedras y pinturas de paisajes enmarcadas, mirabas todo con asombro y te encantaba la energía de la casa, así sea antigua y tenga un poco rasgadas algunas áreas del papel tapiz.
"Por cierto, no sólo trabajarás para mi, sino que también tendrás clases conmigo y vas a leer mucho, ¿entendido? Libros de lectura de tarot y todo lo que debes saber al respecto, libros de historia, te haré una introducción a nuestra cultura porque es muy importante que lo sepas. ¡Oh! y mañana te voy a preparar un espacio para que duermas, hoy dormirás en el sofá, no te molesta, ¿verdad?" Dijo Lilia mientras dejaba sus llaves en una de las mesas.
"Muchas gracias señora Lilia" Le dirigiste una sonrisa y tus ojos se humedecieron nuevamente.
"Maestra Lilia" Contestó, inexpresiva. "Comamos algo y vamos a dormir, tienes mucho que aprender, T/N"
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Pasaron casi cuatro años desde aquel día y tú ya te habías familiarizado no sólo con el negocio de Lilia, sino también con todo lo relacionado a las brujas y tus propios poderes. Lilia te había proporcionado clases intensivas incluso los domingos, incluso en navidad y el cuatro de Julio, te había asignado lecturas diarias para después del trabajo, te enseñó a leer el tarot y mencionó, indignada, todos los estereotipos sobre la brujería que le parecían ridículos. Fabricaron juntas una litera para que puedas dormir más cómodamente y organizaron una pequeña biblioteca en un almacén donde Lilia también guardaba los artículos de limpieza.
Solías empezar tu día haciendo limpieza en el negocio junto a Lilia, sacando polvo de las mesas, colocando manteles nuevos y revisando quién tendría una cita ese día o en otros casos acompañabas a Lilia a hacer sus lecturas en eventos privados. Desayunaban algo ligero y mientras Lilia atendía a los clientes, tú te ponías a leer lo que tenías pendiente si es que no debías entregar algún pedido de los leggins(Lilia te consiguió una bicicleta para que puedas ir más rápidamente). Lilia no te pedía que hagas lecturas aún, te decía que debías estar lista pero podías practicar cuando no haya nadie siempre y cuando coloques todo en su lugar después, y al final del día ambas volvían a repasar lo leído y Lilia te contaba historias o anécdotas de sus días en épocas pasadas.
Ustedes dos se llevaban bastante bien y trabajaban muy eficazmente como equipo, sin embargo hubo un asunto que te dejó un poco preocupada. Obviamente habían brujas malvadas y magia muy oscura, eso era algo de lo cual Lilia te exigió (Literalmente usó la palabra "exigir") que te alejes de ese tipo de temas, y sólo ver lo básico de forma teórica pero lo que te inquietaba era que tus poderes comenzaron a manifestarse nuevamente después de años de quedarse casi bloqueados. Empezaste a ver cosas. Situaciones. Personas.
Y con personas, te referías a otras brujas. Una en específico.
A veces estabas pasando el trapeador por la cocina de Lilia mientras escuchabas a Fleetwood Mac (afortunadamente a Lilia le gustaban sus canciones y la voz de Stevie Nicks) y venía a tu mente la imagen de una misteriosa mujer. Esa mujer comenzó a repetirse en tus visiones, del mismo modo que una especie de bosque oscuro lleno de maleza y un camino que apenas se veía. La mujer podría ser unos cien o doscientos años más joven que Lilia, tenía cabello largo y oscuro, unos expresivos ojos azules y un hermoso rostro con pómulos marcados, mandíbula fuerte y nariz romana. Memorizaste sus rasgos y el aire de superioridad con el que aparecía en tu mente porque no podías negarlo, la mujer era bastante atractiva, era muy difícil quitarte su imagen de la cabeza al punto de cuestionarte qué era realmente lo que sentías al verla. Se lo comentaste a Lilia y ésta arqueó las cejas.
"Una mujer de cabello oscuro y ojos azules, pues conozco a varias con esas características T/N" Contestaba Lilia, pero sabías, intuías que ella estaba enterada de quien era la mujer a quien te referías y por algún motivo no te lo quería decir por lo tensa que se veía.
Un día de aquellos, la viste de nuevo en una fotografía. En un libro. Era la misma mujer con los mismos rasgos, sólo que con ropa de otra época y con rizos elaborados. Le mostraste el libro a Lilia mientras se tomaba un café que le preparaste durante el desayuno y puso los ojos en blanco. Se notaba un aire de exasperación.
"Ah, esa era..." Resopló. "...Agatha Harkness. No quieres saber de ella, ¿sabes a cuántas ha matado? Mató a su propio aquelarre, a su propia madre e incluso dicen que sacrificó a su propio hijo" Dijo Lilia con desdén, mirando la imagen como si hubiese una cucaracha aplastada en el papel para después desviar la mirada rápidamente.
"¿En serio?" Preguntaste, tus pupilas se hacían cada vez más grandes. "Oh..."
"Ajá, fue una sobreviviente de los juicios de Salem ¡pero a qué costo! qué mujer desagradable...no te recomiendo que busques mucho sobre ella, está desquiciada si es que aún sigue con vida. Es traicionera, siempre anda con engaños y nos hace quedar mal a todas y a nuestra cultura. Verla me pone de mal humor, hazme el favor de quitar eso"
"Aparece siempre en mis visiones" Dijiste, dejando el marcapáginas y cerrando el libro. "También un bosque o algo parecido" Lilia estaba a punto de dejar su taza ya vacía en la mesa de la cocina pero se detuvo de inmediato al escuchar tus palabras.
"Entonces parece que sí sigue con vida. Si estás sola y la ves, aléjate. No le respondas, no le dirijas la palabra. Es por tu bien. Un poco más de café, por favor" Ordenó Lilia entregándote la taza en lugar de dejarla. tú asentiste con la cabeza.
La mujer llamada Agatha Harkness y ese lugar seguían apareciendo en tus visiones. Te observaba, te sonreía de una forma maliciosa, podías escuchar su voz. Tarareaba una canción. Cada que te perdías en tus pensamientos mientras realizabas alguna actividad rutinaria, tus visiones llegaban como en desfile y lo primero que veías era a aquella bruja. Viste un largo saco azul que se movía con el viento, su cabello recogido en un peinado de la época victoriana, su rostro muy cerca del tuyo y mordiendo su labio inferior después de escanear tu alma con la mirada, y las visiones no paraban. A veces cantaba en voz baja.
"Al sendero voy...bruja bruja soy..."
No habías escuchado esa canción en tu vida, pero no estabas segura si preguntarle a Lilia al respecto.
El lugar donde tus visiones se llevaban a cabo no parecía real. Era un bosque pero estaba conformado por demasiados elementos que parecían sobrenaturales. Iluminación azul proveniente de alguna fuente desconocida, árboles extraños, plantas luminosas, un camino largo de pequeñas piedras, niebla, y esa mujer caminaba a tu lado sin dejar de observarte. Reía. Empezaste a asustarte, no sabías qué hacer, ¿por qué eras la única que tenía esas visiones?
El timbre del negocio sonó pero estabas lavando unos platos así que fue Lilia quien atendió. A ambas les parecía un poco extraño porque no habían citas pero tal vez se trataba de algún cliente nuevo. Continuaste con lo tuyo pero sentías que tu corazón se aceleraba, algo no marchaba bien y no entendías qué era. Lilia se tardaba lo normal como con cualquier cliente, pero había algo que despertaba, sacudía, tu intuición. Te secaste las manos y al voltear, Lilia estaba de vuelta en el comedor pero esta vez estaba acompañada de dos personas. Un adolescente con vestimenta oscura que usaba delineador...y ella.
Agatha Harkness.
Tuviste suerte de haber dejado el último plato en la mesa porque si lo hubiese tenido en la mano, se te hubiese resbalado de las manos temblorosas y hecho pedazos en el piso al verla y tu respiración se cortó por un segundo. Era exactamente la misma mujer de tus visiones. El mismo rostro, la misma mirada penetrante, las mismas líneas que se formaban en los extremos de sus ojos y la misma sonrisa de oreja a oreja dirigida hacia ti.
"...mi aprendiz y ayudante, T/N" Pudiste oír que Lilia le hablaba pero se escuchaba casi como si estuviese sumergida en el agua. El rostro de Agatha era lo que cautivó tu atención y te dejó en shock tras haberla visto finalmente en persona. Agatha Harkness, la mata-brujas. No sabías si sentirte asustada o dejar que la intriga siga creciendo. Lilia miraba la Agatha con desdén y estuvo a punto de decirte que te retires a otro lado porque pudo notar tu asombro.
Tuviste otra visión fugaz con Agatha como protagonista. Esta vez estaba también Lilia y otras mujeres que no conocías y todas estaban tomadas de las manos.
"Hmm..." Agatha te sacó a la realidad al acercarse lentamente.
"Lo siento...soy T/N" Agatha pretendió no escucharte y continuó. "Me parece que esta encantadora joven sabe quién soy yo, ¿o no?" Dijo Agatha mientras observaba cada milímetro de tu rostro y cabello. "Y es una muy buena aprendiz, por lo que veo...¿No te gustaría unirte tú también?"
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se detuvo 🥺
I want to sleep, but when I close my eyes I am be attacked by visions…
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📍 𝗧𝗜𝗘𝗡𝗗𝗔 𝗗𝗘 𝗥𝗢𝗣𝗔. @brelanjoo
camina entre los estantes de la tienda de ropa, no busca nada en particular, pero el simple acto de husmear en un lugar “normal” le trae un extraño consuelo. de repente, ve una boina negra colgada en un perchero y la toma con curiosidad. ' hey, ven. ' dice suavemente haciendo un gesto con su mano, llamándola, y antes de que pueda protestar, le coloca el accesorio en la cabeza. se toma un momento para acomodarlo, deslizando dos mechones de cabello oscuro hacia ambos lados de rostro ajeno. a luz del local rasgos femeninos resaltan, delicados, ojos expresivos y líneas definidas, y por un segundo, se pierde en la imagen. hay una tranquilidad extraña en aquel sitio, y por primera vez en días puede ver a hyojoo no como una compañera de travesía más, sino como alguien cercana y especial. ' te queda muy bien. ' entonces, como si recordara dónde están, suelta una pequeña risa nerviosa, da media vuelta y comienza a rebuscar entre las prendas. ' veamos si encuentro algo para mí ahora. '
#﹙ 𝙬𝙖𝙞𝙩𝙞𝙣𝙜 𝙛𝙤𝙧 𝙮𝙤𝙪 ﹚ ⁝ starter.#con: hyojoo.#hola hola 🌹#dejo un st tranquilo y cute para estas dos#se lo merecen jsjs
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20_Juego de tronos_Eddard IV
Junto a la puerta, colgada de una cadena pesada, había una lámpara de aceite muy recargada. El globo que la cubría era de cristal rojo. Ned Stark desmontó hecho una furia.
—Un burdel —dijo al tiempo que agarraba a Meñique por el hombro y lo obligaba a girarse—. Me habéis hecho recorrer todo este camino para traerme a un burdel.
—Vuestra esposa está dentro —dijo Meñique.
—Brandon fue demasiado bueno contigo. —Aquello había sido el insulto definitivo. Estampó al hombrecillo contra la pared, sacó la daga y le puso la punta en la barbilla. —¡No, mi señor! —exclamó una voz apremiante—. Dice la verdad.
Ned se dio la vuelta, con el cuchillo en la mano, y vio a un anciano de pelo cano que corría hacia ellos. Iba vestido con ropas bastas y la papada le temblaba al correr.
—No te metas donde no te llaman —empezó Ned; entonces, de pronto, lo reconoció. Bajó la daga, atónito—. ¿Ser Rodrik?
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Cuando mueras, no te preocupes por tu cuerpo, tus parientes, harán lo que sea necesario de acuerdo a sus posibilidades. Ellos te quitaran la ropa, te van a lavar, te van a vestir, te van a sacar de tu casa y te llevarán a tu nueva dirección. Muchos vendrán a tu funeral a “despedirse”. Algunos cancelarán compromisos y hasta faltarán al trabajo para ir a tu entierro. Tus pertenencias, hasta lo que no te gustaba prestar, serán vendidas, regaladas o quemadas. Tus llaves, tus herramientas, tus libros, tus CD, tus zapatos, tu ropa. Y ten por seguro que el mundo no se detendrá a llorar por ti. La economía continuará. En tu trabajo, serás reemplazado. Alguien con las mismas o mejores capacidades, asumirá tu lugar. Tus bienes irán a tus herederos. Y no dudes que seguirás siendo citado, juzgado, cuestionado y criticado por las pequeñas y grandes cosas que en vida hiciste. Las personas que te conocían solo por tu semblante dirán; pobre hombre o él se la pasaba muy bien. Tus amigos sinceros van a llorar algunas horas o algunos días, pero luego regresarán a la risa. Los “amigos” que te alegraban y se alegraban contigo en las fiestas, se olvidarán de ti más rápido. Tus animales se acostumbrarán al nuevo dueño. Tus fotos, por algún tiempo quedarán colgadas en la pared o seguirán sobre algún mueble, pero luego serán guardadas en el fondo de un cajón. Alguien más se sentará en tú sofá y comerá en tu mesa. El dolor profundo en tu casa durará una semana, dos, un mes, dos, un año, dos… Después quedarás añadido a los recuerdos y entonces, tu historia terminó. Terminó entre la gente, terminó aquí, terminó en este mundo. Pero comienza tu historia en tu nueva realidad… en tu vida después de la muerte. Tu vida a donde no te pudiste mudar con las cosas de aquí porque, además, al irte, perdieron el valor que tenían, cuerpo, belleza, apariencia, apellido, comodidad, crédito, estado, posición, cuenta bancaria, casa, coche, profesión, títulos, diplomas, medallas, trofeos, amigos, lugares, cónyuge, familia… En tu nueva vida solo necesitaras tu espíritu. Y el valor que le hayas acumulado aquí, será la única fortuna con la que contarás allá. Esa fortuna es la única que te llevarás y se amasa durante el tiempo que estás aquí. Cuando vives una vida de amor hacia los demás y en paz con el prójimo, estás amasando tu fortuna espiritual. Por eso intenta vivir plenamente y sé feliz mientras estás aquí porque, como dijo Francisco de Asís; “De aquí no te llevarás lo que tienes. Solo te llevarás lo que diste” vive…”
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EL HOMBRE DE LA BANCA
Hay un hombre sentado en una banca en una plaza en un pueblo. La banca es de cemento, donada por alguna de las familias del pueblo y el nombre de la familia queda estampado en el respaldo.
El pueblo es como cualquier otro pueblito del altiplano. Tiene poca gente, el ambiente es seco y frío, hay aromas de humo, hojas secas, estiércol y mineral, los perros ladran y hay más viejos que jovenes.
EL hombre que está sentado en la banca es uno de esos viejos. Todos lo conocen y él conoce a todos. Todos los días llega a la plaza y se sienta en la misma banca y contempla el atardecer. Lo reciben un montón de ruidosos zanates y tordos y se reúnen a su alrededor. Luego de un rato, ya cuando ha bajado el sol y se acerca la oscurana, se levanta y se marcha. Las aves remontan el vuelo y se posan sobre las ramas secas de los árboles de la plaza. Comienza a soplar un viento frío y cae la noche. Suenan las campanas de la iglesia a la cual nadie asiste ya, se encinenden luces en todas partes y los grillos comienzan su canto.
La banca donde este hombre siempre se sienta lleva el nombre de su familia, por ello es su preferida. És el último que queda de la familia.
Todas las tardes gente atraviesa la plaza, lo ven, lo saludan y él regresa el saludo. Nadie conversa, sólo se miran y asienten. Por ahí pasa el que atiende la miscelánea, luego la señorita de la panadería, el de la ferretería, la señora de la esquina, el que cuida burros y caballos, el tipo que anda siempre con tres perros, el que repara y pinta, la doña que cocina y un señor que no hace nada más que recorrer todo el pueblo a pie.
Esa tarde el señor que se sienta en la banca de su familia no llegó. La gente que pasa por ahí todos los días no lo advirtió. Pero al día siguiente comenzaron a darse cuenta.
Al tercer día se preguntan entre ellos si alguien había visto al señor de la banca. Todos dijeron que no.
Al cuarto día se corrió la voz, la gente comenzó a preocuparse y empezaron las suposiciones; se habrá enfermado, se fue de viaje, se ocupó en algo, vinieron por él, se murió.
Al quinto día se reunieron en la plaza, justo frente a la banca del señor, y hablaron de varios asuntos. ¿Tiene familia? No. Él era el último. Vamos a su casa. Ya llegan. Llaman a la puerta. No hay respuesta. Gritan su nombre. Nada. alguien se brincó la reja, le dio la vuelta a la casa y entró por la puerta de atrás. Atravesó la casa y abrió la puerta principal para que los otros entraran. Las cosas están en su lugar. Hay fotos, adornos y vasijas de porcelana polvorientas. La atmósfera está como difuminada. En la mesita de la cocina se ven una taza fracturada con un poco de café frío y un plato de peltre con migajas. En la pequeña despensa hay latas, especias, una bolsa de arroz y otra de frijoles. La sala parece que no la han usado en muchos años. Entran a la recámara. Aquí no hay nadie. La cama está tendida, la ropa colgada, los zapatos en su lugar. Vamos al baño. Las toallas secas, dobladas sobre el tubo transversal. Botiquín con medicinas caducas y un olor a mentol, alcanfor y alcohol. Recorren la cortina de la regadera: está seca y polvosa. La casa, pues, está vacía.
Al sexto día se organizaron y lo buscaron por todo el pueblo y como el pueblo es pequeño no tardaron en recorrerlo todo. Pero no lo encontraron. Al final del día se reunieron en la plaza y concluyeron que el hombre de la banca se había marchado. Pero desaparecer de esa manera, sin dar aviso, sin despedida, qué inconsistencia.
Séptimo día. La gente ha vuelto a su habitualidad, a sus recorridos y rutinas. Ya atienden sus negocios, preparan la comida, reparan cosas, escuchan la radio o hacen mandados y diligencias. Atraviesan la plaza, como todos los días. Al principio no lo notan, pero alguien se da cuenta: se detiene frente a la banca donde se sentaba el señor a contemplar el atardecer y advierte que el estampado con el nombre de su familia ha desaparecido. Sólo queda una fría y grisácea banca de cemento.
De pronto, un montón de zanates y tordos posan sobre ella.En silencio.
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ROPA * @leovz
se pasea por los pasillos de una tienda que parece haber sido víctima de muches, pocas son las prendas que continúan colgadas — o será que anda con la cabeza en cualquier lado que incluso cuando las va rozando con la yema de los dedos, no les presta verdadera atención. ' nada aquí está a la altura de nuestro buen gusto ' comparte con el mayor en un intento por mostrarse entera pero, ¿cómo estarlo? nuevo revuelo de emociones está plantado en la boca de su estómago tras recientes desapariciones y si de algo tiene ganas, es de pasar sus manos por los estantes y tirar cada uno de los objetos que sostiene al suelo de la rabia, pero se ahorra el teatro. si va a actuar, lo va a hacer para verse íntegra: ' ¿no has visto por ahí algún fibrón? podemos intervenir estas aburridas playeras blancas ' levanta el gancho en el aire, camiseta a la altura de su torso.
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Tengo una fantasía recurrente en la que voy caminando por una blanca, empedrada y concurrida avenida por transeúntes qué no le dan paso a la prisa sino solo a disfrutar del paraíso cercano al bramido del mar bajo el sol mediterráneo. Me cubre la cabeza un sombrero que pronto me quito porque he llegado a la librería de alguien que no conozco, pero ella sabe quién soy, compartimos sonrisas sin saber lo que decimos y hay un libro que tenemos en común; portadas antiguas, páginas carcomidas por el tiempo, poesía que admiramos. La cámara colgada en su pecho tal vez alberga alguna pista de esta viñeta a la que me gusta alejarme desde no s�� cuándo. O tal vez en los pliegos de su blanca y veraniega ropa se encuentre la respuesta. Quizá miro a través de los ojos de un alter ego, o un recuerdo de lo que siempre quise vivir, pero sigue siendo un pequeño mundo que sigo visitando en mis noches de insomnio por haber consumido demasiada azúcar en mi café.
#escritos#notas#escribir#destino#frases#literatura#diario#español#vida#nostalgia#Textos#Poesia#Amor#Sueños#Realidades#Cuento#relato
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Tengo marcado en el pecho
Todos los días que el tiempo
No me dejó estar aquí
Tengo una fe que madura
Que va conmigo y me cura
Desde que te conocí
Tengo una huella perdida
Entre tu sombra y la mía
Que no me deja mentir
Soy una moneda en la fuente
Tú mi deseo pendiente
Mis ganas de revivir
Tengo una mañana constante
Y una acuarela esperando
Verte pintado de azul
Tengo tu amor y tu suerte
Y un caminito empinado
Tengo el mar del otro lado
Tú eres mi norte y mi sur
Hoy voy a verte de nuevo
Voy a envolverme en tu ropa
Susúrrame en tu silencio
Cuando me veas llegar
Hoy voy a verte de nuevo
Voy a alegrar tu tristeza
Vamos a hacer una fiesta
Pa' que este amor crezca más
Tengo una frase colgada
Entre mi boca y mi almohada
Que me desnuda ante ti
Tengo una plaza y un pueblo
Que me acompañan de noche
Cuando no estás junto a mi
Tengo una mañana constante
Y una acuerla esperando
Verte pintado de azul
Tengo tu amor y tu suerte
Y un caminito empinado
Tengo el mar del otro lado
Tú eres mi norte y mi sur
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La ropa colgada de ventanas, tiene olor a desinfectante y a shampoo, no a ropa limpia.
Se siente como encierro, como internación, se siente como la supervivencia en su más estado puro.
La ropa colgada de la ventana es despertarte viendo el sol reflejado en la ropa y, atrás, el amenazante lugar de un asesinato. Todos los días, recordándote que la vida o la muerte en tus términos es el más grande regalo.
Sin embargo me voy a desmayar, voy a llorar, gritar, lastimarme porque en años de tratar de cambiar la vida de la gente, no solo no lo pude hacer, sino que terminé estando en su lugar.
QUE SE JODAN.
EL MIEDO NO ES TERAPIA.
NO SE PUEDE HACER TERAPIA EN BASE AL MIEDO.
Borraron los fantasmas irreales para que, ahora, nos persiga la vida.
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Walking around
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
Pablo Neruda. Residencia en la tierra II. (1931-1935)
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Los humanos no sienten la humedad
Saben que es, como se ve y como afecta
Pero no sienten humedad
Sienten el frio, el contraste y la textura que recuerdan de experiencias pasadas con objetos humedos
Pero no sienten humedad
Desde muy chicos, aprenden y asocian estos conceptos con la humedad llegando al punto de distinguir casi a la perfección cuando la ropa que está colgada en el tendedero está humeda o seca
Pero a veces se equivocan y se ponen la polera que seguia húmeda.
Yo no se sociabilizar
Se hablar, puedo conversar con una persona y quizás mantener una conversación
Pero no se sociabilizar
Aprendi los chistes, lo que es apropiado decir y que no, incluso los tiempos en donde cada uno habla
Pero a veces me equivoco y no se cuando toca responder o que pregunta hacer
Y si quizas lo que dije no deberia haberlo dicho? Le molestara que no le mire a los ojos todo el rato? Cuando puedo terminar con esta conversación?
Aprendí a reconocer la humedad, pero mi polera sigue húmeda y no me di cuenta.
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Glee
«An invitation from NYU» Part II
Abril de 2028
-Ok, ya es suficiente… —dijo Kurt encendiendo la luz de la mesa de noche en su lado de la cama, él y su esposo estaban en su antigua habitación en la casa de Burt en Lima, habían viajado para recoger a Henry y Lizzie luego de las vacaciones de primavera y se habían quedado, como de costumbre, a pasar la Pascua con Burt, Carole, los padres de Blaine y todo quien quisiera sumarse a la búsqueda de huevos de chocolate.
-¿Qué?... —respondió Blaine dando un respingo de sorpresa— ¿estás bien?
-Yo estoy bien, ¿tú?... —preguntó sentándose y arreglando las almohadas tras su cabeza con rudeza.
-¿A qué te refieres?..
-A que llevas como tres horas despierto…
-¿Cómo sabes que estaba despierto?
-Puedo oírte pensar Blaine Anderson Hummel…
-No estoy pensando, es… ya sabes que me cuesta conciliar el sueño cuando no estamos en nuestra cama… —respondió moviéndose en su lado como si quisiera acomodarse pero no encontraba manera de hacerlo.
-¡Por favor! , hemos dormido como en 300 camas diferentes desde que nos conocemos, no te hagas el remilgado ahora…
-No es de remilgado, es… extrañar mi almohada… —dijo dando un par de puñetazos a la que tenía tras la cabeza como para abultar el relleno y hacerla más confortable.
-Esa es la excusa mas tonta que te he escuchado decir, y no solo en la cama… ¿qué demonios te sucede?... —insistió Kurt abriendo sus manos como si quisiera recibir en ellas la explicación de demandaba.
-Nada…
-Blaine…
-Ok… —dijo enderezandose para sentarse también— pero antes que te diga, necesito que me prometas que no te enfadaras…
-Odio esa frase de principio a fin, bien sabes que cuando me dices eso, lo primero que hago es enfadarme de antemano…¿que hiciste?
-Olvídalo… —dijo Blaine levantándose, se puso un cardigan abierto sobre la camiseta del pijama y salió de la habitación descalzo y en ropa de dormir.
-¡Oye!, no me dejes hablando solo, sabes que lo odio…
-Pues odias muchas cosas esta noche, ¿no crees?... —agregó saliendo.
-Blaine…
-...
-Con un demonio… —murmuró Kurt incorporándose, tomó la bata elegante que había dejado colgada en la puerta del baño y lo siguió escaleras abajo.
-Si querias ocultarte de mí con esa salida dramática que hiciste, créeme que este es el lugar donde te buscaría primero… —dijo Kurt entrando en la cocina, Blaine está sentado a la mesa vigilando las gotas de café que subían por la cafetera italiana que había puesto al fuego.
-Bueno, así soy, estupido y predecible… —dijo sin mirarlo, Kurt blanqueo los ojos y tragó un poco de aire como buscando paciencia al interior de sus plumones.
-¿Qué pasa contigo?... hace menos de un dia estabas entusiasmado componiendo canciones sobre los huevos de pascua, para que decir como viniste de meloso en el avión y ahora…
-¿Ahora que?
-Ahora estás todo… —Kurt hizo una serie de gestos con sus manos y con su cuerpo, como si recibiera unas descargas eléctricas o algo así
-¿Todo como?
-No se… quisquilloso y caprichoso y no se… antojadizo…
-No sé qué tiene que ver la última palabra, pero bueno..
-Tampoco yo pero se me ocurrió en el momento… —dijo Kurt sentándose a su lado, Blaine quiso reír pero se guardó las ganas— ¿estás enfermo o algo así? —añadió estirando su mano como haciendo ademán de controlar una posible fiebre.
-¿Qué?... no… —contesto Blaine echando hacia atrás
-Gracias a dios… ¿entonces?...
-No es nada, es decir… hay algo que no te he dicho —Kurt alzó un poco su ceja inquisidora como preparándose para escuchar lo peor— y me siento pesimo por no hacerlo porque fui estupido y ahora ni siquiera recuerdo porqué no te lo dije cuando me llegó la primera carta… —dijo mientras se levantaba y buscaba dos tazas para el café en los anaqueles más altos.
-¿Carta?…
-Si… veras… —Blaine apagó el fuego de la estufa, tomó la cafetera usando la manga de su sweater como improvisado guante de horno y sirvió el café en partes iguales, puso una de las tazas frente a su esposo y se quedó con la otra en la mano, Kurt observaba todos esos movimientos con ganas de gritar “habla de una vez”, pero se guardó las ganas y prefirió buscar calma en un sorbo largo de café, Blaine ordeno todo antes de sentarse al frente de Kurt, lo miró un instante y por fin siguió con la conversación— ¿recuerdas esa carta elegante que me dijiste que había en la correspondencia?
-Si, la de la NYU… ¿que paso? ¿no terminaste un curso o algo y ahora te van a demandar?
-¿Qué?, no… ¿y qué se supone y significa eso?
-No lo se, una vez vi una película de alguien que no aprobaba un curso y tenía que volver a estudiar a la universidad, lo pasaba pésimo y luego pasaban varias cosas paranormales… así que creo que este no es el caso… —dijo Kurt quedándose en silencio un instante como si pensara en aquello de la universidad con actividad paranormal— continua…
-Ok… —dijo Blaine mirándolo divertido y de medio lado— pues esa carta en la sexta que me llega— Kurt volvió a lo de alzar la ceja— y no era una invitación a algo, bueno lo es, en realidad depende de cómo…
-Blaine… te amo con locura, pero te juro que si no me dices de una vez de que se trata todo esto voy a gritar las causales de divorcio y a despertar a todos, incluyendo a mis suegros en Westerville… —señaló Kurt mientras le tomaba la mano.
-Tienes razón, disculpa… —respondió Blaine soltando un poco de aire— me ofrecen el cargo profesor titular y a tiempo completo en la NYU…
-¿¡Que!? —exclamó su esposo abriendo más los ojos.
-Eso…
-¿Entonces esas cartas son ofrecimientos de trabajo?
-Asi es…
-Vaya oportunidad… —dijo sonriendo.
-¿Crees que es una oportunidad?
-¡Obvio que sí!, ¿tú no?
-También…
-¿Pero?
-Pero… .no sé, creo que me hubiera puesto como tú si esto me lo ofrecieran hace 5 años, cuando nadie me conocía, ni comparaba mi música…
-Tal vez por eso no te lo ofrecieron…
-Tal vez…
-¿Por qué no me lo dijiste?, ¿hace cuanto te están llegando esas cartas?
-Hace como 3 meses…
-¿Me has estado mintiendo tres meses Blaine Anderson-Hummel?
-No, no he mentido solo… solo he ocultado información… —dijo bebiendo café, Kurt lo miró con los ojos entrecerrados como diciendo “acaso eso no es lo mismo”— y no es lo mismo, no me mires así…
-Como quieras, es muy de madrugada para discutir un punto indiscutible… ¿cuando tienes que dar una respuesta?
-Antes del fin de semestre…
-¿Y crees que pensaran mal de ti si la rechazas?, ¿que decepcionaras a la gente o algo así?
-¿Cómo sabes que la voy a rechazar?… —Kurt alzó una ceja hablando telepáticamente por tercera vez esa noche “¿en serio me preguntas eso Blaine Anderson-Hummel?— te escuche… —agregó Blaine sonriendo y acercando su silla a la que ocupaba su esposo— todos esperan que acepte, Lily, Dylan, el rector Byrne…
-Un momento, ¿Lily sabía esto?
-También Dylan…
-¿Y ninguno me dijo?, ¿por qué?
-Porque son mis amigos y les pedí que no lo hicieran…
-Buen punto… continua…
-El asunto es que… el dinero es escandaloso y hace parecer de loco no aceptarlo…
-No creo que sea de loco ser feliz con lo que ya tienes… sentirse lo suficientemente satisfecho con lo que has conseguido, que le ha costado lo suyo Señor Anderson-Hummel…
-Lo se… y estar arriba del escenario es algo que amo, componer, sentir una inspiración y transformarla en una canción que después miles de personas corean al unísono… y luego de todo ese pandemonio regresar a ti y vivir esto…
-Me parece que estás lo suficientemente satisfecho con tu vida Blaine… serias un excelente profesor y lo harias genial, como la dosis de eso que tuvimos en Lima hace unos años, pero así como yo no estudie drama en NYADA para estar detrás de un escritorio vigilando adolescentes que solo piensan en fiestas, tu tampoco fuiste a la NYU para hacer lo mismo…
-Y no hay nada de malo en ello…
-Nada…
-Ok… creo que el lunes haré un par de llamadas, gracias Kurt… —dijo Blaine inclinandose hacia él para darle un beso.
-¿Estás bien?
-Mucho… —contestó levantándose.
-¿Crees que podrás dormir ahora? … —preguntó de vuelta Kurt poniéndose de pie también.
-¿Dormir?... —repitió su esposo ciñendolo a él en un movimiento rápido y sexy— en realidad… tenía… otros planes…Señor Hummel-Anderson…—dijo intercalando sus palabras con besos.
-Vaya propuesta madrugadora… ¿como decir que no a eso?… vamos… —contestó Kurt partiendo primero.
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973- Cuando mueras, no te preocupes por tu cuerpo, tus parientes, harán lo que sea necesario de acuerdo a sus posibilidades. Ellos te quitaran la ropa, te van a lavar, te van a vestir, te van a sacar de tu casa y te llevarán a tu nueva dirección. Muchos vendrán a tu funeral a “despedirse”. Algunos cancelarán compromisos y hasta faltarán al trabajo para ir a tu entierro. Tus pertenencias, hasta lo que no te gustaba prestar, serán vendidas, regaladas o quemadas. Tus llaves, tus herramientas, tus libros, tus CD, tus zapatos, tu ropa. Y ten por seguro que el mundo no se detendrá a llorar por ti. La economía continuará. En tu trabajo, serás reemplazado. Alguien con las mismas o mejores capacidades, asumirá tu lugar. Tus bienes irán a tus herederos. Y no dudes que seguirás siendo citado, juzgado, cuestionado y criticado por las pequeñas y grandes cosas que en vida hiciste. Las personas que te conocían solo por tu semblante dirán; pobre hombre o él se la pasaba muy bien. Tus amigos sinceros van a llorar algunas horas o algunos días, pero luego regresarán a la risa. Los “amigos” que te alegraban y se alegraban contigo en las fiestas, se olvidarán de ti más rápido. Tus animales se acostumbraran al nuevo dueño. Tus fotos, por algún tiempo quedarán colgadas en la pared o seguirán sobre algún mueble, pero luego serán guardadas en el fondo de un cajón. Alguien más se sentará en tú sofá y comerá en tu mesa. El dolor profundo en tu casa durará una semana, dos, un mes, dos, un año, dos… Después quedarás añadido a los recuerdos y entonces, tu historia terminó. Terminó entre la gente, terminó aquí, terminó en este mundo. Pero comienza tu historia en tu nueva realidad… en tu vida después de la muerte. Tu vida a donde no te pudiste mudar con las cosas de aquí porque además, al irte, perdieron el valor que tenían, cuerpo, belleza, apariencia, apellido, comodidad, crédito, estado, posición, cuenta bancaria, casa, coche, profesión, títulos, diplomas, medallas, trofeos, amigos, lugares, cónyuge, familia… En tu nueva vida solo necesitaras tu espíritu. Y el valor que le hayas acumulado aquí, será la única fortuna con la que contarás allá. Esa fortuna es la única que te llevarás y se amasa durante el tiempo que estás aquí. Cuando vives una vida de amor hacia los demás y en paz con el prójimo, estás amasando tu fortuna espiritual. Por eso intenta vivir plenamente y sé feliz mientras estás aquí porque, como dijo Francisco de Asís; “De aquí no te llevarás lo que tienes. Solo te llevarás lo que diste” vive…”
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