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Balmoral Castle with Royal Flag - SCOTLAND
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DELICIOUS TEMPTATION ON A COLD HEART
-Ran Haitani x fem!reader
/ You can traslate to your lenguage if you want to dead it /
Words: 16,3 k
Synopsis: the Haitani´s Empire is wealthy and powerwful over all Roppongi. Bonten is dangerous than ever.
First chapter, Second chapter, third chapter, fourth chapter, five chapter _Masterlist_
Ran Haitani era su prometido a los veintidós años.
A Hope Wägner le gustaba la pintura. Le gustaba retratar la realidad a través de sus ojos, aunque fuera en paisajes angustiosos y espacios abarrotados, que era como se sent��a cuando las emociones la inundaban y sumían en una profunda tristeza. Su familia vivía en una residencia japonesa tradicional, descendientes de unos inmigrantes alemanes durante la Segunda Guerra Mundial que se instalaron ahí para hacer fortuna evitando directamente el conflicto; nadie les dijo que poco más tarde las dos bombas atómicas golpearían las islas vecinas, pero ellos se asentaban en la capital, en la isla grande, entonces no tuvieron problemas. Aunque de juntaron con nativos y legitimaron su presencia en diferentes generaciones, los Wägner no seguían la cultura y costumbres japonesas. Lo único a lo que eran cercanos era a la comida con palillos, las tradiciones más conservadoras para algunos casos y la lengua; lo demás, era pura fachada. Eso sí, dejaron de hablar alemán cuando su bisabuelo, el fundador, decidió que era una pérdida de tiempo cuando el inglés ya estaba asentado y Alemania ya no era más que una potencia mundial dentro del continente europeo.
Fuera lo que fuese, les gustaba recordarle a los demás quiénes eran. Aunque vivieran en una residencia con toda la organización al estilo japonés, con tatami y todo, solo seguían las costumbres para momentos muy específicos. Celebraciones de aniversarios, acontecimientos,... Todo lo que envolviera a la entrada de otras personas en el hogar. Su hermana pequeña y ella habían recibido una estricta educación, conservadora y muy rígida en cuanto a sus responsabilidades para el futuro.
Una vez estuvo comprometida con un hombre más anciano que ella, pero el compromiso fue rechazado por la otra parte por conflicto de intereses. Podría decirse que su hermana siempre había sido la favorita, y cuando llegó enseguida una propuesta de matrimonio para ella, pronto la aceptaron. Ella estuvo radiante en su boda, con su kimono tradicional y el intercambio de alianzas y presentes, a pesar de la sonrisa burlona que le estuvo lanzando durante todo el proceso. Hope estaba acostumbrada a eso, a que su hermana se burlase en silencio de ella cuando había gente y a la cara cuando estaban solas, sabiendo que no respondería porque siempre tenía las de ganar. Pero lo que Hope supo en esa celebración es que su hermana no quería casarse, pero no le quedaba opción porque, ya con el rechazo de la propuesta de matrimonio a Hope y el enfado de su padre, no le quedaban muchas opciones. Era eso, o casarse directamente con el antiguo prometido de Hope, lo cual era clara ofensa a su orgullo.
En esa boda también conoció a varias personas. No muy interesantes, pero algunos divertidos. En el fondo, esperaba que sufriera lo que ella se había guardado desde que su madre la abandonó en esa cárcel.
Al año siguiente, le llegó a ella una propuesta. Esta vez, de una persona a quien su padre conocía estrechamente por los negocios que llevaban en la capital y la costa norte del país. No sabía el qué, pero dudaba de que su madrastra supiera sus planes por la cara que puso cuando el hombre se presentó en la residencia familiar. Resultó ser la primera opción a prometido de su hermana... Con lo cual las cosas ya empezaban mal. ¿Por qué un primer hijo querría casarse ahora con la segunda hermana, aunque fuera la mayor, y encima la bastarda? El destino era cruel, y cuando Hope tenía la oportunidad de vivir su vida sin estar atada a otro hombre, su mano quedaba entregada a otro. Lo único que le dijo cuando la vio, en el jardín interior, fue que se lavase las manos cuando él estuviera cerca; en ese momento, las tenía manchadas de pintura seca por los dedos y las palmas.
Hope supo que lo odiaría
Se convirtió en su marido al año siguiente.
Los preparativos de la boda fueron rápidos. Muy rápidos. Una diseñadora le tomó las medidas y ese mismo día tenía el vestido listo, de estilo occidental en vez de tradicional; más tarde se enteraría que era un vestido de alquiler. Por supuesto, su madrastra no iba a gastarse el mismo dinero en ella que en su hija biológica, que estuvo radiante en su boda, la primera de las dos hermanas, y su hermana bastarda no iba a arruinarlo todo por ser ahora la segunda opción de aquel hombre.
Su padre le explicó que el matrimonio era un contrato un día en su despacho, sin andarse con rodeos, y le contó que era de sumancia importancia que no se divorciara. Más bien, la amenazó: si rompía el matrimonio, si él proponía el divorcio, se iban a encargar personalmente de ella y moldearla para su siguiente marido. También le habló de la importancia de que tuviera un hijo que uniera a los Wägner indefinidamente con la familia Haitani, pero de eso escuchó poco más que lo importante.
Sabía que su familia la odiaba, pero no se imaginaba que tanto como para matarla a palos y casarla con el primer hombre que la viera mínimamente atractiva. Claro, que la educación que ellas siempre tuvieron fue conservadora y enfocada en la reproducción del linaje. Al final, los Wägner tenían como descendientes directos dos mujeres; no les quedaba otra que extenderse a las familias más importantes. Los Haitani debían de ser dioses para que incluso su padre agachara la cabeza al ver a su prometido en la boda.
No hubo noche de bodas. Ran lo dejó claro cuando entró en la habitación y la miró, sentada en la cama con el vestido de novia aún puesto y los ojos clavados en el suelo. Hubo un momento, muy corto, que ella lo miró por voluntad, y fue para verlo quitarse la chaqueta del traje... No mentiría al decir que tuvo miedo de lo que podía hacerle. De lo que podía pasar en esa habitación con ellos dos solos... Pero Ran solo la cogió de la barbilla, forzándola a mirarle, y le examinó la cara el tiempo suficiente como para que ella supiera que las segundas opciones eran válidas, pero no suficientes. Después de eso, la soltó, le dijo cuatro palabras, y se marchó cerrando la puerta.
Su primera noche como casada, entonces, fue ella durmiendo sola.
Ran Haitani le daba miedo.
A los dos años de matrimonio, supuso que la visión de su padre sobre ella debía de ser meramente satisfactoria de no ser por el hecho de que todavía no habían noticias de un embarazo. De cualquier forma, no intentó ponerse en contacto con ella desde la boda... Y si lo hizo, sus guardaespaldas, pagados por Ran, hacían un buen trabajo protegiéndola aunque fuera de una persona que estaba atada a ella por sangre.
La habitación de Ran siempre estaba cerrada, como si no quisiera enseñarle al mundo lo que había detrás de esa puerta de madera pintada y pulida de blanco. La realidad era distinta. No quería enseñarle a ella lo que había al otro lado. ¿Por qué iba a esforzarse sino a evitarla por completo? Una forma de decirle que no husmease ni en su despacho en su dormitorio; traducido a que nunca tendría la necesidad de verlo.
Lo único bueno de ese matrimonio eran dos cosas:
La primera, es que tenía su propio estudio de arte en la casa, en la planta de abajo del apartamento. Ahí guardaba todo el material de estudio que necesitaba, desde libros de arte hasta sus cuadros y pinturas. Un regalo de bodas, le dijo una vez Ran al poco tiempo de casarse. En una de sus pocas conversaciones.
Y segundo, no veía a su marido tan a menudo. Al parecer, su trabajo le obligaba a estar fuera el tiempo suficiente como para que ella viviera su vida y él la suya. Tal vez fuera lo mejor, dado que tampoco se esforzaba en llamarla o en hacer que alguien del servicio le informase de sus movimientos, por lo que tenía entendido.
Pero lo que realmente le daba miedo de Ran Haitani era su imprevisibilidad. Siempre aparecía cuando ella pensaba que iba a estar en otro lado más tiempo. Pareciera como si quisiera sorprenderla hasta el punto de provocarle un infarto. Una vez, ella se había dormido en el sofá del apartamento, que no tenía más paredes que las necesarias y todo estaba abierto y conectado, y él la había despertado pensando que iba a estar solo y casi aplastado. Hope casi lo mató. Otras veces simplemente aparecía y la ignoraba tanto como una persona cortante podía hacer, pasando por el lado de ella sin decirle nada y marchándose. Tal vez también fuera lo mejor, para no encariñarse con alguien que no se esforzaba por su parte en hacer que aquello funcionara.
Aparte de que la ignoraba, no la trataba mal con su vacío y su apenas interés sobre ella. Se olvidaba de que existía y vivían en la misma casa. No sería la primera vez que escuchaba una conversación entre dos guardaespaldas que pensaban que estaban solos, pero ella estaba escondida en alguna zona para alcanzarlos, sobre los horarios de ambos y que iban a chocar por un malentendido entre sus protectores. Desde el primer momento en el que se casó, le dejaron claro que el trabajo de Ran era más importante que aquel juego de familias.
Él lo demostró con esplendor el resto de su matrimonio.
Ran Haitani una vez le regaló un ramo de rosas... Pero porque se equivocó de dirección.
A Hope le gustaba sentarse por las mañanas en la mesa del comedor a desayunar y a leer las noticias del mundo del arte y la restauración. Más que una asignatura de sus estudios, era ya una costumbre.
También solía ser una costumbre que lo hiciera todo sola. Desde la hora en la que se levantaba, se arreglaba para ir a continuar sus estudios en la universidad acompañada de la seguridad que la protegía y regresaba para cenar hasta acostarse. Todo muy mecánico. En dos años de matrimonio, en ningún momento había compartido nada con su marido. Y por alguna razón, el grito de la criada prominente de la cocina la sorprendió.
-¡Señora, mire!
Tontamente se acercó, y las examinó. Eran rosas rosas, que por la apariencia parecían recién recogidas por la brillantez de sus pétalos. ¿Habían floristerías especializadas en eso? ¿Cómo era posible que pudieran cuidarse las flores y mantenerlas en ese estado? Hope ne ese entonces se hacía muchas preguntas. Era lo que se llamaba una chica muy inocente a la hora de captar las cosas; vivir encerrada la mayor parte de su infancia y adolescencia era lo que generaba que se comportase de esa forma. Por eso, su corazón y su cabeza se unieron pensando que alguien como Ran Haitani podía estar interesado en alguien como ella. Hasta que se acercó y vio la pequeña nota escrita a mano entre las rosas, entre sus pétalos sangrientos. Hope tuvo el error de leerlo en alto; la dedicatoria y la firma, y el mensaje final en el dorso de la nota.
-Es muy romántico -le dijo la criada sonriendo, y mirando a las rosas con un brillo en los ojos. Y lo hubiera sido de no ser por un pequeño detalle.
Ella no tenía ningún apodo, de hecho, lo único cariñoso entre muchas comillas que le habían llamado era por su color de pelo pelirrojo y era su madrastra de forma despectivamente. La criada tuvo que adivinarlo por la expresión que pasó a estar en su cara, y a apretar desde dentro su corazón.
-Lo siento, señora, yo no lo sabía. Yo...
Hope negó con la cabeza, dejando la carta en la encimera a su lado y mirándola con una suave sonrisa. Puede que su corazón doliera, pero ella seguía teniendo -necesitaba, mejor dicho- que ser fuerte para el futuro. Para que cosas de ese estilo no la pillaran por sorpresa como aquello, que incluso a la hora de recordarlo, dolía.
-No importa -le respondió, y volvió a dejar la nota entre los pétalos-. Llévalo al despacho de Ran.
Lo supo, entonces. La realidad de aquello. Los verdaderos motivos del por qué apenas le prestaba atención y cuando la veía pasaba por su lado como si nada estuviera con él en la casa. Había otra persona en medio, si es que en algún momento hubo un algo entre los dos; lo dudaba, por supuesto.
No volvió a cometer el mismo error dos veces.
Ran Haitani nunca se fijaría en una chica fea como ella. Era lo que su madrastra le dijo en sus preparativos de boda. Nunca se fijaría en una cara pecosa e imperfecta, en un pelo naranja y tan rizado que le ocultaba la cara y menos en un cuerpo esmirriado como el suyo.
Dos años.
Llevaba dos años con la misma rutina aburrida que empezaba a ser ya algo automático en su cerebro. Levantarse, ponerse decente y salir un mínimo de tiempo, si es que ese día podía, y actuar con la misma personalidad con la que le dijeron que actuase por su bien.
Lo peor era que, de haberse negado a vivir un horario simple y repetitivo, sin nada de emoción que pudiera hacerla sentir viva de nueva en su vida, aún larga, podría haberlo hecho. Pero lo que peor podría haber hecho hubiera sido negarse y seguir viviendo su vida como si nada, soportando las consecuencias de sus actos y las falsas miradas que recaerían sobre ella por actuar como una niña.
Las gotas de agua golpeaban el cristal de la habitación de la casa en la que estaba. Ahí fuera diluviaba como si el mundo estuviera llorando. Los carteles neón del centro del distrito jugaban con la imaginación y el ángulo de cómo alguien, si se asomaba ahora por la ventana, desde los pisos más alto, podría reconocer un local glamuroso o de mala fama. No había ni un alma fuera, por lo menos que se viera. Donde ella estaba era una de las plantas más altas del edificio, probablemente del rascacielos más temido e importante del distrito. El vidrio que hacía contacto con el exterior estaba opacado por dentro, vaho que con un manotazo se esfumaba y te dejaba la extremidad chorreando. Seguramente había gente paseando por las calles, sin preocupaciones más que llegar a sus casas intactos y porque el paraguas no saliera volando a la mínima ráfaga de corriente.
-Señora.
Otra rutina.
Estar sola y que de repente alguien la interrumpiera en su soledad para decirle algo. De normal podía ser alguna de las sirvientas que hubieran acabado sus qué haceres y se preocupasen por lo que ella estuviera haciendo. Ella simplemente las despedía con amabilidad y les deseaba una buena noche y que si necesitaban algo llamaran al número que el señor les había dado para emergencias. A veces incluso les pedía que la llamaran cuando llegasen a casa, solo por seguridad o si era uno de esos días en los que las calles del distrito de Roppongi estaban llenas.
Luego estaban los hombres que se encargaban de la vigilancias, pero esos apenas intervenían en la vida de ella lo suficiente como para nombrarlos. Era más fácil llamarlos por teléfono o decir el nombre de alguno para tenerlos delante y dispuestos a todo. Estaba segura de que si les pedía que se pegaran un tiro en la cabeza, ellos simplemente lo harían por fidelidad.
Esta vez, era una de las criadas. Una señora bajita y regordeta, de pelo oscuro tirando a canoso siempre tenso en un moño tras su cabeza. Era quien solía ayudarla con el desayuno y el resto de comidas y quien cambiaba las sábanas. Veía más a esa mujer que al resto de personal de la casa. Aunque eso tampoco era extraño. Normalmente se quedaban en la cocina o aparecían cuando se les necesitaba para algo en concreto. Había algunos momentos en los que estando sola tenía que llamar a alguno, aunque solo fuera para un capricho puntual, para recordar que realmente no estaba sola en aquel enorme y lujoso apartamento. Solo por sus decisiones.
-Han llamado de la oficina -continuó hablando incluso sin que la mujer a la que se lo decía estuviera atendiendo-. Han surgido unos inconvenientes. Seguramente se retrase.
-¿Ha dicho algo acerca de eso?
-No, señora.
Era como siempre, entonces.
Cenar y acostarse sola, quizás leyendo algún libro con el que despertaría a la mañana siguiente cerrado y marcado en la mesita de noche y las gafas de lectura sobre este, osadamente. Otra costumbre más. Se llevó la mano hacia el pecho y acarició suavemente la zona, sintiendo el tacto del jersey gris bajo sus dedos y parte de la melena que caía sobre sus hombros y más abajo.
Se dio la vuelta, muy lentamente, y sonrió tensando los labios con un asentimiento. Tenía la mano sobre el cuello.
-Gracias.
-También le han llamado algunas de sus amigas, señora -dijo-. Preguntaban si le apetecería salir esta noche a dar una vuelta.
Ella se extrañó suavemente.
-¿Cuáles?
-Solo dijeron que eran conocidas de la universidad.
Suspiró.
Sus nervios se relajaron.
Claro, que cuando seguía las mismas rutinas tenía consecuencias. Y la gente lo notaba. Cuando no era la perfecta y hermosa esposa de un hombre que apenas pasaba tiempo en su casa y se atrevía a plantarle cara, estaba en la universidad continuando los estudios a los que por suerte le habían permitido seguir accediendo en su posición. Siempre y cuando llevase a los escoltas para ahorrar los disgustos que pudiera generar su desaparición, aunque eso solo complicaba algunas cosas. No era la primera vez que entraba en la biblioteca del campus y tenía que ordenar a los guardaespaldas que se desplegaran y actuaran con normalidad solo para no llamar la atención.
A la gente no le gustaba ser vigilada cuando no estaba haciendo nada ilegal. Ella era la primera que deseaba no ser controlada por unos hombres que más caso le hacían a su marido que a ella, pero eso no estaba en disposición de ser discutido. Porque, como ya se había dicho y estaba acostumbrada, Hope nunca veía a su esposo como un esposo completo. De hecho, estaba muy lejos de ser uno de esos maridos afables y cariñosos cuando pasaba más tiempo en su trabajo que con ella, hablando por teléfono y apenas diciendo algo bonito o interesante las pocas veces que se veían en el ático. Podría haber sido peor, le habían dicho, porque podría haberle tocado el marido abusador y temeroso que muchas películas del cine extranjero retrataban con la realidad tóxica del siglo más avanzado en sociedad.
Ella agradecía eso en silencio, pero tampoco la llenaba de satisfacción. No era la primera vez que Hope se levantaba y veía su lado de la cama intacto, o la mitad de su ropa desaparecida del armario durante una semana; normalmente solo estaba una semana fuera, porque cuando se levantaba al inicio de la siguiente el armario volvía a estar lleno de ropa y a veces, aunque muy rara vez, con una caja negra y un lazo blanco de seda en el hueco de la estantería que correspondía a sus collares. También llevaba una tarjeta, firmada a mano, que ponía «UN REGALO DE MI ÚLTIMO VIAJE». Podía variar, pero en lo general solía ser ropa que quedaba en el olvido dentro del enorme armario dividido.
Probablemente recordara el incidente de las rosas y quería que le perdonase... Pero eso era el pasado, y no era algo que un orgulloso hombre de negocios haría. Sonaba más a cuento de princesas. Tampoco tenía derecho a quejarse. Por lo menos le permitía tener una cuenta separada de la suya, mantener su vida privada en eso, privada, y su apellido aunque a regañadientes.
Y seguir estudiando.
-¿Algo más?
-Sí -la escuchó titubear sobre la información que debía soltar. Hope la miró con tranquilidad, esperando en silencio a que la señora en edad hablara sin miedo. Se mordía el labio, con el sudor cubriendo su frente-. Ha llamado alguien de su familia, señora.
Hope inspiró con fuerza. La lluvia no parecía querer detenerse. Otra noche, al parecer, sola en aquel enorme ático.
Hubiera sido más fácil decir que no.
Ran Haitani hacía unas entradas de cine, según planeaba su cabeza.
Hope no había heredado nada de su familia.
La única persona a la que podía tenerle más o menos cariño después de aquella encerrona hacían ya dos años era una de sus tías, y que había insistido mediante llamadas y continuas invitaciones a tomar té después de la universidad en hablar y contarle todos sus problemas respecto al matrimonio. Era una mujer fuerte, de carácter, que recientemente había caído enferma y estaba en el hospital debido a su condición. Pero eso no le quitaba fuerza. Lo cierto era que, y lo decía muy sorprendida, su matrimonio era bastante cómodo. No tenía que preocuparse por aniversarios porque la otra persona nunca estaba en casa, y lo poco que se decían era mediante mensajes, indirectos o directos, cartas o regalos sutiles que a veces se encontraban.
Ya era una costumbre para ella encontrarse algún regalo en el enorme armario de la habitación compartida, como una especie de disculpa a todos esos días sin haber hablado, y que ella le dejara algo más en los cajones donde guardaba las corbatas... Pero a más que eso no llegaban. Su tía apenas le insistía, a diferencia de los pocos que llegaban a saber de su matrimonio ya fuera por fuentes directas y cercanas, en que intentase algún movimiento con un hombre que apenas pasaba tiempo en casa. Que estaba en su total derecho de manifestar su opinión cuando la casa también estaba de ella; las escrituras del ático en realidad eran propiedad de él, y lo sabía, pero el discurso feminista siempre quedaba bien en ella y su perseverancia.
Aquel era uno de esos días en lo que habría salido de la universidad y antes de entrar al coche con sus guardaespaldas se habría encontrado con su sonriente y elegante tía esperándola en su propio coche. Ella también tenía guardaespaldas, pero siempre los despachaba a otros lugares para que no la molestaran. Ojalá Hope pudiera hacer eso y no tener consecuencias luego; aunque nunca había probado a decírselo a él.
Su tía era una de esas mujeres elegantes e intocables que había ganado fama en su mundillo de la moda gracias a dos cosas: la influencia de su familia, pues un buen nombre contaba más en las altas esferas que uno cualquiera entre la gente media, y unas ideas innovadoras que consiguieron mejorar un campo que hasta su llegada había estado lleno de buitres y no se aprovechaban bien las relaciones entre conocidos poderosos.
Sin embargo, no estaba allí donde siempre la esperaba. Ni más allá. Pese a ser uno de esos días en los que la lluvia era una preocupación pero no el tema del momento, Hope sabía que debía tener cuidado con los charcos de barro en el suelo para no ensuciar la alfombrilla del coche; que ella no limpiaba, pero siempre era de ayuda. Directamente no estaba, y eso se le hacía difícil de tragar. Ahora era cuando le tocaba tomar aire y darles la orden de llevarla al hospital.
Y así lo hizo.
En poco menos de veinte minutos llegaron al hospital donde su tía estaba hospitalizada. Sobre todo era difícil cuando uno de los guardaespaldas se acercaba por sus espaldas y le preguntaba si algo iba mal. Era obvio que algo iba mal. La persona a la que mínimamente podía haber querido más en aquel mundo estaba hospitalizada y aún no se sabía qué le pasaba. Todo comenzó hacía nueve meses, cuando le detectaron un simple bulto en pecho después de pasarse semanas y semanas tosiendo y quejándose por fatiga. Fue a la primera a quien se lo dijo, y después al resto de la familia, que por motivos personales siempre estaban ocupados con sus trabajos o asistiendo a Dios sabía qué en el extranjero o reuniéndose con qué tipo de personas.
Su cuarto estaba lleno de flores, todas blancas o de colores claros y dulces, a juego con las paredes blancas enfermizas y las baldosas verdes azuladas. Hope odiaba esos colores. Siempre la estresaban, y sabía que de estar en el cuerpo de su tía jamás hubiera permitido una decoración como esa para la habitación en la que me estaría sometiendo a más de diez pruebas semanales. Ella estaba ahí, recostada, frunciendo el ceño cuando entró y criticando el estilo de algún conjunto que su secretario le habría enviado por correo para supervisarlo. Instantáneamente cuando la vio dejó de fruncir el ceño, mientras Hope dejaba lo que había traído con ella en una cómoda de madera con un florero blanca y vacío y se acercaba a ella para darle un beso en la mano libre.
Los hombres se quedaron fuera vigilando quién entraba y quién salía. Cuando la llamada cesó, su tía miró con la ceja arqueada a los hombres que custodiaban la entrada como perros falderos.
-Son perritos falderos -comentó haciéndoles un gesto despectivo con la mano, cerrando la tapa de la carcasa sobre la pantalla del móvil con fuerza-. A ver cuándo les pierdes de vista un poco. Así no se puede hablar.
-No es tan fácil -le respondió, soltando una pequeña risita nasal-. Casi ni los noto.
Era mentira, pero apenas con hechos creíbles. Lo cierto era que su presencia solo salía a la luz cuando era necesaria, y que le intentaban hacer la vida lo más cómoda posible a como debió de ser antes de su compromiso.
Cuando estaba en casa, ya estuviera en la planta de arriba trabajando o abajo haciendo cualquier otra cosa, lo más cercano al contacto con alguien de su misma especie que podía tener era cuando la criada que solía limpiar lo que ella ordenaba le preguntaba si estaba bien lo que hacía o lo que repasaba, o alguna vez la cocinera cuando le preguntaba si había algún plato en especial que quisiera almorzar. El único contacto que tenía con los guardaespaldas nada más se casaron era cuando salía a la calle o hacía el amago que hacerlo. Llevaba dos años con esos dos hombres que la seguían a todos lados y apenas le hablaban directamente.
La primera vez que había escuchado sus voces fue por casualidad. En el coche, cuando el conductor del vehículo que llevaba siempre su marido le preguntó dónde podía aparcar mejor porque ese día había coincidido con un mal reparto de los horarios. No volvió a escuchar a su guardaespaldas hablar con el otro tipo desde ese día. Poniéndose en lo mejor, ese hombre estaba despedido y buscando empleo fuera a lo que se dedicara; en el peor, estaba perdido y se le buscaba tras una orden de detención.
Quién sabía.
Nadie le contaba nada y su esposo tenía tan poco interés en ella que las pocas veces que se veían en el ático hablaban o se quedaban en la misma habitación; él porque tenía cosas que hacer y ella porque aún tenía la dignidad suficiente como para no arrastrarse a sus pies y se marchaba al estudio.
El poco pelo de las cejas oscuras de su tía se movieron e hicieron una curva de preocupación. De entre todas las personas que Hope conocía, esa mujer era de las pocas que conocían cuándo mentía o cuando estaba hablando enserio. Desgraciadamente nunca hacían mención a eso y lo dejaban estar, para no preocuparla más de lo que ya debía estar, y tragaban y tragaban a Hope soportando sus pensamientos y tomándola por idiota al seguir encerrada en esa jaula de plata.
-Podrías por lo menos pedirles que se queden al lado del ascensor. No es como si fueras a saltar las cinco plantas y escaparte.
-No temen eso, tía -respondió Hope mirándola con una suave sonrisa burlona-. Pensarán que me puedo escapar.
Su tía bufó.
-Ese hombre tuyo... Ese hombre tendría que hacerte justicia. Un mujer como tú así tratada. No eres un trofeo, Hope. Deberías decírselo, y al necio de tu padre. Que Dios me perdone por hablar así de mi hermano, cariño, pero es la realidad.
Hope evitó poner los ojos en blanco ante esa mención.
Un esposo comprensivo era lo último que esperaba en aquella oferta, pero también estaba bien que no fuera un anciano o un hombre adulto que le duplicara la edad y la encerrase en casa. Alguien que no la obligará a tirarse con él en la misma cama o la avisará hasta los límites que, por fortuna, no estaba obligada a cumplir hoy en día.
Porque su esposo parecía tener gustos elegantes y que no se relacionaban con ella. Ya se lo había imaginado, mucho antes de que aquellos papeles hubieran dictado sentencia y Hope estuviera atada por matrimonio a él y según la ley y la sociedad que la miraría con malos ojos de no llegar pronto a hacerlo. Días antes, le habían enseñado una foto de cómo era él y al día siguiente lo había conocido, sin siquiera nadie tener en cuenta de más su opinión. No había mucho que decir respecto a cómo era él y el aspecto elegante que arrastraba a sus espaldas, de la belleza que su hermana se había perdido y de la oportunidad que estarían echándole en cara durante el resto de su vida... Esa belleza la perseguía allá por donde iba. Las fotos familiares -de las pocas que tenían- juntos o separados, del retrato que tenía en la mesita de noche y al que apenas le prestaban atención, o sino la misma que él a la suya... Todos ellos representaban una belleza elegante y seria en una persona que apenas cumplía los treinta años pero que ya tenía un imperio bajo sus pies. De esas personas que con solo dar una orden conseguía lo que quería.
Para empezar, todas ellas mostraban el poder de un hombre alto y delgado, pero fuerte, que sabía lo que era y lo demostraba con todo lo que llevaba; trajes caros de diseñador, relojes de marca, un ático en el centro del distrito más cotizado de todo Tokio. Todo ello costaba más de lo que Hope ganaría al graduarse en lo que estaba preparándose para el futuro.
-¿Cuándo son tus exámenes finales?
-A finales de mes. En unos días -le respondió amablemente, apoyando la cabeza en la mano y observando desde el pequeño sofá de la entrada cómo su adorada tía asentía-. Por eso se llaman exámenes finales. Luego ya entraré en período de preparación para la entrada del trabajo final, en unos meses.
-Y supongo que no tienes planes para tus vacaciones.
Hope sacudió la cabeza.
Lo cierto era que solían invitarla a salir varias veces. Tanto sus amigos de la secundaria con los que a veces se hablaba o caía alguna conversación o los nuevos en la Facultad de Bellas Artes y que se acercaban a ella para integrarla.
-Deberías salir -refunfuñó-. Siempre dices que te quedas en casa y nunca hace nada. Salir de casa, irte a la playa con tus amigos... Lo que daría yo por salir de este sitio. ¡Eres joven!
-No es tan sencillo -le dijo, sonriéndole con cierta picardía familiar-. Podrías ir por mí.
-Pero yo tengo la escusa de ser una mujer atareada que puede perder todo lo que tiene a la mínima diferencia que el mercado pone como reglas.
Su tía era una persona ocupada. Pero aún así siempre había estado ahí, para ella y para todos los que la necesitaban y que en ella confiaban. Hope era la primera persona en la que confiaba, por supuesto, y sin querer intereses a cambio. Odiaba perder el control de todo lo que la rodeaba porque había invertido sueños, dinero y esfuerzo en un pequeño proyecto que había crecido a escala nacional. Cualquier interferencia la ponía de los nervios, cualquier descuido que podía hacer que su trabajo, al cual había invertido demasiadas esperanzas, se tambalease por no saber sobrellevar ambas cosas.
En ese sentido, Hope se culpaba a sí mismo por tener ese mismo miedo. Tenía miedo de que cualquier distracción volviese contra ella de la peor manera, dejando que todos sus esfuerzos por conseguir algo con lo que llevaba lidiando tres años se esfumase a la mínima. Era su peor pesadilla. Perderlo todo.
Y no poder recuperarlo.
-¿Vas a poder venir a la graduación? -preguntó de paso. Cruzó una pierna sobre la otra observando cómo su tía, que normalmente se movía con facilidad sobre aquella camilla cargada de papeles y una vía intravenosa clavada en su antebrazo, le devolvía la mirada bajo la montura de las gafas.
-Tendrán que hacerme unas pruebas y que el doctor me lo permita. Si todo va bien, sí, por supuesto que lo haré -se defendió, sin embargo no parecía tan segura por el leve temblor en su labio inferior. Hope se mordió el suyo y no añadió nada más-. ¿Te darán el título?
Hope asintió.
-¿Sin un trabajo final?
-Aún es pronto para entregarlo -respondió-. Estoy trabajando en él, pero tendría que preguntar si la nota final te da alguna oportunidad si haces trabajos extra.
-¿Aún no lo has hecho? -se quitó las gafas, que quedaron colgando de la cuerda con las que se las sujetaba a la cabeza-. Hope...
-Ya lo sé.
-Tendrías que preguntarle a...
Descruzó rápidamente las piernas. De repente se sentía la mujer más atareada del mundo incluso si aquella mañana no tenía mucho que hacer.
Lo último en sus planes era que su tía le echara la bronca por algo que tendría que haber hecho el primer día que decidió matricularse en la Facultad de Bellas Artes y seguir dibujando. Prácticamente llevaba dibujando desde que descubrió que era la mejor forma de alejarse de la realidad, no como placer oculto. Lo cierto era que sus padres habrían preferido que se dedicara a algo como eso que ganar más fama de la que su hermana tendría asegurada tras su matrimonio y enlaces... No eran gente muy amable.
Cuando alguien vivía rodeado de lujos y no se le permitía recibir un «no» como respuesta la gente se convertía en lo peor del ser humano y la sociedad. Hope había vivido con esa clase de gente desde que nació, pero no con esa clase de privilegios. Era irónico. La hipocresía de las clases sociales y su estatus en la sociedad. Por eso la habían sacado de juego, pero a regañadientes.
Sabían que era un peligro para quien realmente debería de haber heredado todo lo posible y más. Y habían decidido sacarle del campo a la mínima, pero perdiendo la mejor oportunidad que se les presentaba en bandeja. Su matrimonio fue repentino y, aunque ella hubiera dado su última palabra, sabía que incluso recibir un no estaba prohibido para ella. Cuando la crisis amenazaba el estatus y jerarquía de alguien otra persona tenía que hacerse cargo antes de que todo se desmoronase. Así de rápido fue todo. Aunque no tan bien para ellos, sí en parte para sus cuentas y bien para ella. Por lo menos no estaba rodeada de toda esa gente y podía hablar con aquellas personas que mínimamente le importaban. No muchas, pero sí más que todos ellos.
Su tía la miró sorprendida por debajo de aquellas gafas para ver de cerca y frunció el entrecejo al verla levantarse y alisarse la ropa. Quería irse de allí para encerrarse en su casa y perder a la sociedad de vista un rato. Aunque fuera ínfimo...y casi imposible con medio ejército de guardaespaldas tras ella.
-Me tengo que ir -declaró y se levantó. Hope hizo una reverencia a su tía antes de acercarse a ella, besar su frente y sonreírle-. Mañana te traeré un boceto de lo que te hablé ayer.
-Por favor -comentó señalando con su dedo huesudo y decorado con dos finos anillos de oro puro, rastro de que su primer matrimonio aún le era importante pese a las consecuencias-, que no sea ese arte occidental que nadie entiende.
Hope se lo pensó mientras recogía su bolso. Le había prometido un boceto de lo que iba a entregar la próxima semana como tarea semanal nada más se lo devolvieran... Pero nunca de qué se trataba.
-Ya veremos.
Hope estaba saliendo de la habitación, organizando algunas cosas del bolso y en busca del móvil que no había dejado de sonar en vibración, cuando el leve ajetreo del pasillo la sorprendió. La puerta del ascensor de la planta sonó y se abrió. Los guardaespaldas seguían allí, pegados a los marcos de la pared esperando a que ella saliera. Su tía la despidió con un gruñido que ella entendió que significaba que volviese cuando quisiera.
Hope se detuvo de golpe. No le pasó desapercibido que los dos guardaespaldas que la acompañaban siempre a todos los sitios volvieran con ella la cabeza y de repente pusieran tensos. Sus posturas se enderezaron, si es que podían más, hasta estar completamente pegados al marco de la puerta y fusionarse como estatuas medievales. Hope inspiró suavemente, intentando contener el nerviosismo que llevaba por consumirla desde que se despertó aquella mañana. Una de las enfermeras que pasaba con un carrito se detuvo para observar solo a lo que ellos atentamente atendían. Era joven y lozana, vestida de punta en blanco por el uniforme, no más mayor de lo que Hope sería; una auxiliar en prácticas, tal vez, era su puesto.
-¿Qué haces aquí? -preguntó en voz alta, con un tono más agudo del que pensaba que saldría. Pero le sorprendía verle en un mismo espacio con ella y que no la ignorase.
-¿No está claro con solo verme? -repitió la pregunta, muy condescendiente. A Hope no le sorprendió ese tono con esas apariencias-. Estoy visitando a la familia de mi esposa -se paró frente a ella estirando los brazos y colocándose el cuello de la camisa elegantemente; luego, se inclinó sobre su propia altura, que no era poca, y acarició con los labios la mejilla diestra de Hope-. ¿Cómo está?
¿Ahora se preocupaba por ella? Aquello pilló desprevenida a Hope, que se había quedado estática en el sitio mientras él parecía tomarle el pelo. Hope inspiró hondo y no tardó en recuperarse para cuando él se separó. Por lo menos había sido rápido o indoloro. Había castigos peores. Olía a colonia de la cara; exactamente el mismo olor que quedaba en el cuarto de baño del cuarto principal y que se iba hasta la mañana siguiente.
-Pensaba que estarías trabajando -se defendió ella relajando el tono. Las perfectas cejas rubias de su esposo apenas se movieron con sorpresa cuando la escuchó.
-Tenía cosas de las que encargarme antes y ya las hecho -comentó-. Ahora estoy libre -y alegó-:¿No te alegras?
-Mi tía no está para visitas -alegó ella-. Tiene que hacerse unas pruebas ahora.
-Mmm...
Hope frunció suavemente el ceño.
-No es una broma.
-No he dicho nada -le respondió él vagamente. Tenía los párpados caídos, como la última vez que lo había visto, y no sabía si era por su excesivo trabajo y las horas que se pasaba fuera de casa o por si aquella situación lo aburría.
Pero a ella no le transmitía eso. Le daban ganas de decirle cuatro cosas, pero no era el lugar ni el momento. Ni ella estaba tan desesperada por su atención. Siempre había sabido, desde que le propusieron aquel matrimonio, que sus vidas estarías juntas pero nunca intercambiarían gustos. Sólo cara al público. Dudaba mucho que en el hospital hubiese gente interesada en los detalles de su matrimonio.
-Me voy -dijo, pero dudaba que alguien le hiciera caso.
Sorprendentemente, mientras recogía por fin el móvil del bolso y se lo llevaba a la cara con la llamada a la espera, la figura alta y delgada la siguió con un movimiento elegante en el pequeño recorrido que le dio tiempo a hacer. Los guardaespaldas que la acompañaban se mantuvieron donde estaban cuando la mano del hombre que les pagaba rodeado el antebrazo de su mujer.
Hope sintió un escalofrío recorrerlo la espalda.
-¿Qué haces?
-Voy a hablar con tu tía. Tenemos que discutir unas cosas -le empezó a decir, pausada y suavemente. No se sorprendió. Siempre hablaba así. O siempre lo había conocido así. En su boda llegó preguntarse si alguna vez alzaba el tono o sabía cambiar de expresiones-. Cuando termine con ella me voy a casa. ¿Quieres esperarme y vamos juntos?
Eso la sorprendió, pero no sé atrevió a decir nada. Cualquier cosa que dijera podía tomársela mal. Como la vez que le había preguntado a dónde iba tanto tiempo por la noches como para no aparecer hasta la madrugada y él le había respondido con una mirada seca y el silencio de su presencia en el comedor.
Desde el día en el que supo que iba a casarse con Ran Haitani, Hope había sabido cuál iba su lugar -esposa de un importante magnate adinerado- y posición -la encargada principal de darle hijos- a base de un adiestramiento rápido por su padre y una charla. Y puede que algún comentario que otro de la persona que había protegido con su libertad y que ahora se lo hacía pagar con murmullos.
Aún así, Ran Haitani no había tenido el valor ni de pedirle algo en todos aquellos años que la había dejado sola. Debía de creerse que el amor o el respeto, mucho más apropiado a su estado, se compraba con joyas y vestidos caros. Todos ellos olvidados en el armario que preferiría quemar a ponerse. Con ramos de hermosas floras que iban enseguida a la basura, de cartitas que siempre se le olvidaba abrir en la encimera de su estudio pero de las que sabía que eras meras palabras y sacadas del ordenador. De regalos a su amante enviados por error a casa en el papeleo de la tienda; ni en eso era original.
Quizás disfrutase de la compañía de una amante, y casi que mejor. Ojalá ella le diera un hijo y le evitase a Hope algo como eso.
-¿Por qué? -preguntó, con cierta sorpresa en el tono-. Tengo un trabajo y mi tía ha dicho que me vaya.
-Voy a terminar pronto -explicó rápido-. Sólo es una idea.
-Tengo un trabajo de la universidad -repitió ella, apretando los dientes.
Los ojos amatista de Ran, que una vez pudieron parecerle atractivos, brillaron cuando la diminuta mano de Hope se posó sobre la suya. Era cálida y suave,que y era algo. La manos de una persona que siempre había tenido todo a su antojo.
Estuvieron unos segundos así hasta que ella decidió quitársela. Era la mano que una vez había sujetado durante la boda, mientras intercambiaban votos y su padre le taladraba la nuca con la mirada. La misma que le había puesto la alianza en su casa, si es que alguna vez había podido llamarla así, y la que se la había quitado para ponerle un anillo de oro.
Apartó rápidamente ese recuerdo antes de que le revolviese el estómago.
Seguido de eso, Hope ya estaba marchándose con los guardaespaldas y abandonaba el primer lugar en el que había intercambiado palabras con su marido después de semanas, o meses, sin verse.
Odiaba que Ran Haitani fuera imprevisible.
El estudio de trabajo de Hope era una de las habitaciones de la planta de arriba que más misterio tenían. No por lo que hubiese dentro, sino porque nadie entraba excepto ella. La entrada de las sirvientas que cocinaban y limpiaban la casa estaba prohibida, y las pocas veces que esa norma se rompía era porque Hope pedía que le dieran un repaso por encima.
Se trataba de una habitación que en su momento era un dormitorio, amplia y con cuarto de baño propio y una puerta doble que tendría que haber sido un armario. La única diferencia que había entre ella y el cuarto principal era que no tenía balcón. Cuando Hope llegó a la casa y Ran le dio permiso para hacer lo que quisiera en ella excepto venderla, lo primero que hizo fue darse una vuelta por el ático de dos plantas y cotillear. No era como si se hubiese esperado encontrar un cuarto de juegos o algo que hiciera más extraño a su marido, pero sí que le daba curiosidad saber en qué entorno iba a vivir.
Lo más interesante estaba arriba. Allí estaban el cuarto principal y habitaciones dedicadas al descanso. Aunque todo el ático era privado, desde el ascensor cuya llave te llevaba directamente a tu apartamento hasta los enormes ventanales que rodeaban el inmueble. Una de esas habitaciones se convirtió en su estudio. Realmente, no porque ella lo necesitara expresamente, porque la universidad dejaba a los estudiantes trabajar en el edificio, sino porque lo necesitaba para cuando estaba en esa casa. Era insoportable estar ahí, sola, con gente que no hablaba o no se esforzaba en llevarse bien con ella porque conocían su lugar, y encima sin hacer nada. Si la idea era mantenerla ocupada limpiando o haciendo la cena como mandaba la tradición, en aquel ático todo era diferente.
De hecho, las pocas veces que entraba en la cocina era para coger alguna que otra herramienta de los cajones y preguntar qué iba a hacerse de comer y cenar. Era como volver a vivir con tus padres, con la diferencia de que la cocinera no te sonreía y se burlaba de ti.
Nadie entraba en su estudio. Era su norma.
Cuando había comenzado a decorarlo y a llevar todo el material de trabajo allí, había dicho que nadie entrase sin permiso o cuando ella estaba fuera. No le gustaba que la gente se metiese en sus asuntos, y menos después de lo sucedido con su familia y cómo pensaban que iba a ser su estilo de vida. Las sirvientas respetaban sus órdenes, e incluso algunas se preocupaban por si el estudio estaba demasiado desordenado las pocas veces que pasaban por delante de la puerta y esta estaba abierta.
Las paredes no estaban manchadas, pero el suelo sí. Había comprado hace poco un plástico para cubrir la tarima, pero siempre se le olvidaba extenderlo. Al contrario, las paredes estaban decoradas con algún cuadro suyo fabuloso o maquetas de borradores de cuando se inspiraba y rellenaba su cuaderno de bocetos y le gustaban lo suficiente para pegarlos. El cuadro falso de Olimpia en tamaño mediano estaba al lado de la puerta. No era un cuadro que le gustase especialmente, pero nunca estaba de mal tener un cuadro contemporáneo en el estudio de un artista, ¿no? O por lo menos era lo que siempre le decían su tía y su profesor de retrato al desnudo.
-Señora -llamaron. Hope tarareo un asentimiento para que continuase, sin darse la vuelta porque reconocía la voz y la presencia-, el señor está al teléfono.
Las pinceladas se detuvieron nada más lo dijo. Qué raro, pensó al momento. Estaba trabajando en su trabajo de fin de curso. Su esposo nunca llamaba, ni siquiera se había puesto en contacto con ella en esos dos años, y ahora quería tener una charla con ella. Esperó, mientras se limpiaba las manos sin mucho cuidado, que no fuera por la escena de ayer en el hospital.
Ayer había vuelto sola a casa. Su tía le había dicho que la conversación con su marido había sido mejor de lo que esperaba, y que se estuviese tranquila por si temía que algo le pasara, en una llamada rápida cargada de angustia tan pronto como supo que Ran se había marchado del hospital. Para nada porque le hubiese dejado tres llamadas perdidas en el buzón de llamada preguntándole si estaba bien o si había pasado algo. Después de eso, ni siquiera pudo trabajar en el cuadro o concentrarse en otra cosa. Comer fue una obligación que se puso incluso sin muchas ganas. Solo recordaba haberse acostado y poco después dormirse.
-¿Sí?
-¿Estás ocupada?
Hope se dio la vuelta de nuevo hacia el cuadro y lo examinó. Se preguntó si era muy grosero por su parte decir que trabajar en su futuro era mejor que hablar con él. Aún si lo era, tardó en responder. La mujer que le había dado el teléfono se retiró y Hope la escuchó bajar las escaleras.
-Estaba trabajando.
-Yo también lo estaba -Hope se dio cuenta de aquel tiempo verbal y sopesó lo que estuviera a punto decirle-. Y sigo estándolo, pero había pensado en dar una vuelta. Quizás llegue tarde.
Intentó sorprenderse, pero no le salía nada.
Para qué sorprenderse de algo que a esas alturas le daba igual.
-¿Quieres venir?
-Estoy trabajando -repitió. No era borde, pero si no se había interesado por ella en todos esos años no era momento de intentar hacerlo a aquellas alturas.
Los dos podían sobrevivir sin el otro. Y eso era una realidad.
-Podrías tomarte un descanso.
-No -dijo rotundamente-. Iba a salir de todas formas con unos compañeros en un rato.
No estaba mintiendo.
Unos pocos compañeros con los que se llevaba bien del curso y que podía hablar con ellos aunque fuese solo de temas como los problemas estudiantiles le habían mandado un mensaje preguntando si estaba ocupada. Ella les había dicho que quería adelantar algo del cuadro, pero llevaba un rato pensando si ir o no. Quizás ahora podría decirles que sí...
El silencio que dejó después de eso le sentó de la misma forma que ella le debía estar haciendo con su negativa. Hope recogió la paleta del mueble de trabajo y se fue con ella al baño del estudio. Era igual que el de su habitación, con bañera y todo, pero manchado y con la bombilla pidiendo ayuda para que la cambiasen.
-¿Con quien?
Ese tono no le gustó, grave y serio. No le quedaba con la cara atractiva que tenía y la forma en la que se vestía. En general, Ran Haitani no parecía el típico hombre que se enfadaba y se tomaba todo a la ligera.
Por lo menos, así llevaba haciendo desde que lo conocía.
-Unos compañeros -repitió. Abrió el grifo y dejó que la pintura cayera por el desagüe. Restos de pintura seca cayeron con la pintura aún húmeda en su piel.
-¿Los conozco?
Hope hizo una mueca y cerró el grifo del baño del estudio. Estaba manchado con pintura seca o manchas de la paleta aún recientes.
-Lo dudo mucho.
Con las manos mojadas y aún sucias, se separó el teléfono de la oreja y puso el manos libres sobre la encimera del baño. Tuvo que hacer un esfuerzo para no echarse encima de él, pero después de dos respiraciones hondas y un silencio por parte de él consiguió decidirse por una respuesta. Apoyada sobre la encimera, remangada y sucia hasta los dedos de los pies, Hope se miró en el espejo.
Seguía siendo joven, obviamente, pero el matrimonio le había apagado el brillo de los ojos. Seguía teniendo el mar de pecas por la cara. Antes tenía el pelo más largo, aunque seguía estando brillante y bien cuidado, pero por decisión propia se lo había cortado y siempre se lo recogía en un moño por el trabajo. Era normal verla con un desordenado moño pelirrojo trabajando en su estudio y polulando por la casa. Había pasado de tener el estilo sofisticado que le obligaban a llevar incluso en casa por si les sorprendía con visitas sorpresas a uno sencillo y que consistía en pantalones, camisetas anchas y la mitad de las veces, descalza.
Quizás ese era el mejor.
Por lo menos no tenía que llevar un vestido incómodo y el pelo siempre suelto, metiéndosele en los ojos y siempre cubierto por capas y capas de laca para controlarlo, que ningún pelo estuviese fuera de su sitio. Su madrastra siempre le decía que era una pena que no hubiese heredado el pelo sumiso de su hermana, siempre perfecto y con todo en su lugar, incluso si ella era la mayor.
Lo único bueno de aquel matrimonio era que, aunque Hope no pudiera disfrutar de su vida como ella tenía planeado cuando acabase la carrera, de poder enamorarse de quien su corazón le indicara, era que había salido de ese infierno que tenía por casa. Si es que podía considerarse casa. Hope siempre había tenido un desapego emocional por ese lugar que aún le traía pesadillas. Tanto por los muros que parecían rejas y la limitaban como por las miradas de desprecio que sentía sobre su nuca cuando se daba la vuelta.
Hope le devolvió la mirada a su reflejo y suspiró. Le dolía el pecho y las manos le temblaban pero no de miedo o ira. Supuso que era la sensación de hablar con Ran Haitani después de mucho tiempo.
-Lo siento -consiguió decir, con el corazón latiendo con fuerza y doliendo como mil puñadas-, quizás otro día.
-Cuando quieras -le respondió casi al momento. Había vuelto a cambiar su tono a uno más distante pero al mismo tiempo, presente en el momento-. ¿Ibas a salir ahora?
Hope asintió incluso si él no podía verla. Pero ella así misma sí.
-En un rato. Esa era la idea -añadió. Aunque fuera mentira podría decírselo. De todas formas, no es como si fuera a volver a casa en aquellos momentos solo para detenerla. Porque sí, sonaba serio.
-Tengo que asistir a un evento. Pensaba que querrías venir, pero ahora veo que no.
-Supones bien -murmuró. Con las manos ya secas, dejó el dispositivo sobre la encimera y empezó a recogerse el pelo. Mechones pelirrojos bailaron sobre su rostro cuando empezó a hacerle forma a la coleta.
Escuchó un pitido en la otra línea, seguramente del silbato de algún controlador de tráfico. Hope frunció el ceño. ¿Qué hacía fuera de la oficina o donde trabajase? Sabía que era un empresario, y de los más importantes si podía permitirse un edificio como aquel en el centro del mayor eje comercial de la capital, pero nada más.
Era cierto que le había dicho que estaba en una especie de descanso mientras seguía trabajando, pero no se hubiera imaginado que estuviera en la calle en medio. Quizás fuera parte de su trabajo. Quizás habría ido a otro lado, a negociar a otras empresas en sus sucursales, a pactar acuerdos... Los recuerdos borrosos de cómo había sido su primer encuentro emergieron de un profundo lago dormido. La cara empezando a arrugarse de su padre, sentado en el sofá de la sala de estar para los invitados, en la casa familiar a las afueras de la capital, con su madre al lado cogidos de la mano y su hermana y ella a cada lado. El olor del café, el sonido olvidado de la naturaleza, su vestido y delantal cubiertos de pintura...
-¿No estás en la oficina? -preguntó con cuidado.
Un suspiro.
-Tenía que arreglar un desastre desde hacía días y hoy he encontrado el momento y la manera de hacerlo. Nada importante.
Hope pestañeó antes de quitarse los colores azul y amarillo primarios de la cara y salir del cuartito. También salió del estudio, aún hablando con su marido. Los pasillos monótonos la saludaron. Qué cambió le vendría a la casa... Pero tendría que hablar con el ama de llaves para planear un buen cambio y le daba pereza, y aún no tenía el tiempo necesario para hacerlo. Los exámenes se acercaban y la entrega del cuadro estaban al caer.
No podía permitirse el lujo de querer cambiar algo que jamás la alegraría.
En la planta de abajo, la criada terminaba de preparar la comida cuando ella bajó descalza y con la ropa de estar por casa puesta. No la saludó, pero sí que le hizo un gesto con la mano al ver que estaba hablando por teléfono. Aún. Debía de ser un tiempo récord comparado con todo el tiempo que habían gastado el uno en el otro.
-Suena importante. ¿Lo has hecho bien?
-Podría hacerse mejor si ciertos grupos no intentasen compararse con nosotros o imitar nuestra imagen.
-¿Y te toca a ti resolver ese problema? -preguntó, ahora con cierta curiosidad-. ¿De qué trabajas por cierto?
-Nunca antes habías preguntado por eso.
Hope frunció suavemente el ceño.
-Bueno, nunca antes habíamos hablado. Y ahora, lo hacemos por teléfono. Supongo que hay primeras veces para todo, ¿no?
Otro silencio.
-Un avance, ¿no? Te acabo de invitar a una fiesta de mi organización. Eso no siempre es así.
«Porque ya tienes a tus putas para hacerlo», le quiso añadir, pero era pasarse de confianzas. Unas que nos tenían. Y él en el fondo no le había dicho nada que pudiera herirla.
Se preguntó si realmente un comentario tan mordaz y fuera de moral podría dañarlo como a ella le causaría de ser él y escucharlo.
-Voy a salir con unos amigos, pero ahora me lo estoy pensando.
-¿Vendrás? -se le escuchó animado. Eso fue extraño.
-No me gustan las fiestas.
-Ibas a ir a una hace unos cinco segundos. ¿Tanta diferencia hay?
Que sus amigos eran gente tranquila de artes, que iban por su propio camino trazado y no se metían con nadie, y quizás las fiestas de Ran eran todo lo contrario a lo que pensaba si se iba con sus amigos. Además, de que seguro que sería un sitio elegante y ostentoso como él y no se podría poner lo primero que tuviera en el armario. Si es que le daba por cambiarse. Con ponerse una chaqueta por encima, un gorro por el frío y la bufanda sería suficiente para ocultar las manchas improvisadas de pintura.
-No me gustan las fiestas -repitió.
-Eso ya lo veremos.
Y sin más misterio, fue el primero en colgar.
Hope se quedó un rato pensativa en sus palabras, con el teléfono aún en la oreja, cuando recordó a la hora que debía estar preparada para irse. Qué rabia le daba que Ran se comportase de aquella manera con ella, como si fuera una niña pequeña a la que ningunear cuando quisiera. Tendría que haberle colgado primero, solo por demostrar quién tenía más derecho a estar enfadado de los dos.
Finalmente se levantó, dejando el teléfono en el primer sitio que vio, y caminó hacia la cocina. Una vez ahí vio cómo la cocinera y la ama de llaves conversaban mientras se ayudaban la una a la otra. Un sentimiento extraño la atacó. Estaba acostumbrada a las criadas, pero no a ese sentimiento de vacío. Ella no era una inútil, podía trabajar por sí misma.
-¿Qué hay de cenar?
-Mero con berenjenas.
-Ran... -se negó a invocar su nombre-. El señor no vendrá, como siempre, y yo llegaré tarde. Tengo que hacer unas cosas. ¿Podrías dejarla en la nevera antes de marcharte?
La cocina asintió, y luego preguntó.
-¿Le gustaría algo más?
-No -sacudió la cabeza, y luego pensó en sus horarios-. Podéis comeros lo que no he comido hoy si queréis, o llevároslo. O dejarlo para mañana, y así no tenéis que madrugar. Lo que sobre de cena hoy también.
Imaginaba que Ran no vendría a cenar precisamente si tenía tantas cosas que hacer, o sino pillaría algo por allí antes de regresar al ático. También pensaba regresar antes de que él lo hiciera y tener la oportunidad de intercambiar palabra.
-Muchas gracias, señora.
Hope asintió.
-Voy a prepararme para salir -miró a la criada, que se levantó de donde estaba enseguida como si hubiese estado practicándolo. Hope sonrió sin saber muy bien que expresarle con ello-. ¿Puedes decirle a Hayakawa que prepare el coche y esté listo para irnos?
Se refería a su guardaespaldas.
Lo había conocido al poco de mudarse al ático como un regalo a su seguridad; ella le había regalado un reloj de alta gama, el recién salido al mercado, para enorgullecer su ego. Su madrasta decía que los hombres felices en la cama funcionaban mejor.
-Por supuesto.
-Gracias.
Hope salió de la cocina con una sensación extraña recorriéndole el cuerpo, como una niña emocionada preparándose para abrir los regalos la mañana de Navidad.
Ran Haitani era un ser insoportable.
Y se aprovechaba de ello.
-Solo digo que la técnica del collage ya no sirve -comentó por segunda vez en la noche. Miraba por encima de sus gafas rectangulares y daba una corta bebida a su refresco antes de opinar. Hope ya tenía memorizado ese curioso patrón, y la hacía reír-. No con esa mujer.
Era uno de los alumnos de intercambio, pero siempre parecía saberse la organización mejor que ninguno en clase. Joshua, un estudiante del sur de Francia que se había mudado a la capital para estudiar en la mejor universidad del país, hablaba por los codos y pronunciaba algunas palabras de forma que quedasen lo más pomposo posible. Se habían conocido en una clase de escultura del primer año en un trabajo grupal, y de ahí habían empezado a hablar de más cosas que no fueran clase, asignaturas y exámenes finales... Se llamaban bien.
-Os dije que meteros en la clase de esa mujer os traería problemas si no sabíais utilizar los ejemplos modernos de los que os amenazaron los del año pasado. Pero, como siempre, el mundo ignora a los inteligentes.
-El mundo ignora a los pesados que no advirtieron de las prácticas de fotografía de Expresión Gráfica.
Anabella, repetidora de cuarto año en dos asignaturas, puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos. El pendiente que le colgaba de la oreja brilló con las luces del local cuando movió la cabeza en su dirección. Hope intentó esconderse detrás de su segunda cerveza.
-Lo que vosotros digáis. Hope -cambió de tema-, ¿te han servido de algo los apuntes que te pasé? A veces creo que soy la única que los entiende y que por eso repetí.
-Los veo más actualizados que el resto de asignaturas de este año, de hecho.
-¿Enserio? Joderos todos.
Hope reprimió una sonrisa.
De lo poco que conocía a Anabella, le caía bien por ese espíritu salvaje de nunca deprimirse por cosas banales. Era cierto que a veces dejaba mucho que desear en cuanto al trato con otras personas, pero por algo se llevaban bien y apenas habían discutido en lo poco que se conocían. Las dos eran igual de frívolas internamente.
Dio un sorbo más a su cerveza. No era de las mejores que había probado, pero era el local más barato que habían encontrado para poder permitírselo. Aunque ella pudiera permitirse cualquier cosa, tenía que recordarse que el resto no tenían los mismos recursos.
Joshua puso los ojos en blanco al ver los dos dedos corazón de Anabelle señalarlo. Algo le dijo que no estaba acostumbrado a esas barbaridades tan directas. Los ojos rasgados y bien delineados con maquillaje de Anabelle se movieron de nuevo, pero esta vez hacia su teléfono.
-¿Sabemos algo de nuestro querido amigo el padre de familia? Estoy empezado a pensarme que lo de no poder quedar es una excusa para no enfrentarse a los exámenes.
-Solo tú podrías decir eso -se quejó Joshua revolviendo los hielos de su bebida-. Esta semana le tocaba llevar a la niña con su madre. Habrá apagado el móvil para que no le molestásemos mientras discutían o sabe Dios.
-Es muy buen padre -afirmó Hope, defendiéndolo.
Su amigo levantó la mirada y se encogió de hombros.
-O un calzonazos que no termina de enfrentarse a su ex por la custodia completa que se merece.
Hope suspiró, y le tocó poner los ojos en blanco.
Anabelle tenía razón. Si pidiera la custidia completa, que se merecía, en vez de aceptar la compartida con la ex que le había puesto los cuernos en su propia casa en vez de alimentar su hija como le había prometido nada de aquello estaría pasando. Pero no todo tenía por qué salir bien en la vida de alguien. Kai había elegido la custodia compartida para no ponerse más peso encima del necesario mientras terminaba los estudios y por el bien de la niña que tenían en común, como un buen padre. Podría no haberlo hecho y tener un futuro diferente, haber tocado la fibra de su antigua pareja con eso o haberla amenazado con llevarse a su hija lejos de ella. O no haber aceptado a la hija como legítima; lo que era imposible porque padre e hija eran iguales. A veces se preguntaba si podría hablar con sinceridad con Kai y decirle que sus vidas eran similares y que compartían desgracias.
Al final, a él lo habían engañado para aceptar algo y a Hope la habían retenido toda su vida para jugar con ella y venderla al mejor postor. La vida estaba llena de sorpresas, en su mayoría desgracias. Por lo menos no la habían vendido a un prostíbulo.
-No me lo creo.
-¿Qué? ¿Has vuelto a suspender Pintura? -se rió Joshua solo.
-No. Mirad -enseñó el móvil. La pantalla estaba congelada en las noticias de la noche. Una presentadora rubia y con traje gris presentaba la noticia de un asesinato múltiple en un barrio residencia-. Dicen que puede ser cosa de la mafia.
-No estamos en Italia, burra, aquí no hay mafia.
Hope le dio una pequeña patada en la pierna para que no lo gritase. Varias cabezas se habían girado hacia ellos por ese comentario, pero vuelto a sus asuntos en cuestión de segundos. Se tenía que tener cuidado con ciertos locales en los que hablar por las relaciones que pudieran tener con agencias externas. Y aquel sitio cumplía todas las papeletas para evitar el tema de conversación o su simple mención.
-Y no estamos en Europa que todo es bonito y florido para ti -contestó-. Si vosotros tenéis la mafia, nosotros tenemos a la heredera.
Joshua pestañeó.
-¿Qué me estás contando?
Otra patada.
Joshua se encogió cuando Anabella fue a darle una colleja. El móvil acabó boca abajo en la mesa. Le susurró algo al oído que consiguió despertarlo de su sueño exótico y experimental.
-Como vuelvas a gritar te castro, imbécil, si no lo hacen por mí.
-No lo sabía, joder. -dijo algo más en francés que no entendieron pero al que le dieron poca importancia-. ¿De verdad podrían ser los yakuza?
Anabella se miró las uñas.
-Solo es una suposición. Las noticias hacen eso para mantener a la población alerta. Pero lo más posible es que se trate de alguien más en colaboración con ellos.
-Tampoco es como si no dejasen pruebas. Investigan las relaciones de la familia o de un solo miembro y pueden sacar pistas con ello. O lo intentan -se encogió de hombros-. La verdad que es antes era peor. Si nos quejamos ahora, entonces no hubiésemos sabido qué hacer con toda la policía corrupta que tenían detrás apoyándoles. Al menos ahora el gobierno mueve el culo bien.
Joshua se colocó las gafas y miró por la ventana del local. La calle oscura meramente iluminada por las luces de los locales y de las farolas. Hope había elegido un sitio antes al mismo precio y mejor ubicado que en el que estaban, pero la curiosidad extranjera de Joshua se empeñó en encontrar el peor de todos. Al menos no habían acabado en el Barrio Rojo de Shibuya.
-He oído que ahora están de capa caída.
-Lleva tiempo de capa caída, pero ahora mucho más. Dicen que hay organización que incluso los controla, incluso a las familias más influyentes -se miró las uñas, pintadas de un color extravagante y decoradas con pequeñas joyitas-. Pero son solo rumores.
-Vaya mundo -soltó Hope, y apuró el último trago a bebida.
Era cierto que desde hacía tiempo las noticias hablaban de muchas bandas que seguían el mismo patrón de acción y la policía alertaba de que cualquier asociación con ellas estaba destinado a un castigo bajo la ley del país. No era un juego como muchos pensaban. La gente desaparecía, Hope había visto carteles de búsqueda en la universidad siempre que entraba y siempre que salía. Una vez más en la noche, le sorprendió el brillo de la pantalla encendiéndose solo. Hope miró hacia ella mientras sus dos amigos y compañeros de universidad se enfrascaban en una discusión sobre régimenes políticos y cómo las sociedades deberían de estructurarse. Casi se atragantó al ver de quien era.
Las últimas llamadas eran de Hayakawa, su guardaespaldas, pero se imaginaba que era para preguntarle si iban a tardar mucho en regresar a casa o alguna cosa de esas, así que le había estado mandando mensajes diciéndole que a una hora en concreto volverían; Hope nunca faltaba a sus promesas. Pero estaba lejos de ser la suya, y una de las primeras. Las últimas tres llamadas, que habían pasado completamente desapercibidas, eran del número que su padre le obligó a registrar en la agenda de contactos para el futuro.
Antes de que pudiera cogerla por si se tratara de una urgencia, dejó de vibrar y la pantalla saltó con la notificación de alerta de llamada perdida. «Mierda», se dijo para sí misma. ¿Y si hubiera pasado algo? ¿Y si era tan importante? Hope solo podía pensar en si mandarle un mensaje disculpándose y pidiéndole explicaciones sería suficiente. ¿Y si estaba en urgencias y no podían desbloquear el dispositivo sin consentimiento del paciente?
«Mierda», se volvió a repetir, esta vez más fuerte.
-Hope, ¿me estás prestando atención o qué?
-Lo siento -murmuró sin apartar la mirada de su móvil-, pero es que...
-¿Habéis visto a ese? Está cañón.
Hope miró a Joshua, ignorando cómo su amiga abría la boca y dejaba de atenderles.
-¿Qué me habías preguntado?
-¿Las diferencias entre un patriotismo y un sentimiento de vanagloria nacional? Sigo sin entenderlo...
-Léete los libros de Historia que nos han mandado para diferenciarlos y pon un ejemplo en los cuadros. Yo he puesto La libertad guiando al pueblo de Delacroix y...
Anabella abrió la boca y dijo algo, pero Hope la ignoró. No fue hasta que algo se posó sobre su hombro que se dio cuenta del por qué su reacción, y por qué las cejas de Joshua casi se rozaban con su raíz del pelo mirando a lo alto. Hope se dio la vuelta, sentada aún, y tuvo que alzar la cabeza para mirar a la persona que con tanta confianza la habría tocado. De haber estado su guardaespaldas con ella, eso jamás habría sucedido o la habría avisado antes de tocarla. Se sentía raro, pero al menos la seguía manteniendo con los pies en la realidad. El contacto...
Cuando vio su extraña sonrisa, el contacto de su mano contra ella aún, le dieron ganas de zafarse de su agarre. ¿La razón por la que no lo hizo?
-¿Qué haces aquí?
No lo sabía.
-He venido a por ti -dijo él, como si nada ni nadie estuviera ahí-. Tenemos que hablar.
¿De dónde había salido? ¿Cómo la había localizado? Como no tuviera un GPS instalado en secreto en el móvil, no tendría sentido... La mirada de Hope se movió sobre la oculta de Hayakawa que esperaba erguido al lado del coche en el que había venido. Cómo no. Tener guardaespaldas aseguraba el control de una de la pareja sobre otra; esta vez, le había tocado a ella. Por alguna razón, se sintió traicionada y dolida.
Hope se levantó de la silla bajo la mirada de Joshua y Anabella. Los ojos de Anabella deslumbraban como nunca había visto, ni con los desnudos a lo largo del arte en los cuadros de mujeres y sus significados. Joshua... Él miraba la situación por encima de las gafas algo confundido y con sus ojos redondos clavados en el ostentoso traje fuera de lugar que llevaba. Un traje hecho a medida, de un tono mezclado entre lila y rosa que resaltaban su piel blanca. La camiseta medio abierta por el cuello le daban un toque de ridícula arrogancia.
Seguía tocándola, con los largos dedos alrededor de su hombro como las garras de una máquina. Sus ojos lilas la miradan con un brillo extraño que no habría reconocido ni en el primer día de su matrimonio.
-¿Qué quieres?
-Hablar contigo te estoy diciendo.
-¿Es tu ex? -habló Joshua por primera vez.
Hope los miró a ambos y a sus reacciones. Nadie en la universidad ni sus compañeros sabían que estaba casada. No era un tema del que alguien presumiera ni que ella disfrutase de hablar, más que nada porque a nadie le importaba lo que hiciese con su vida. Tampoco es que él le hubiera preguntado en la boda si era algo que pudieran decir o no cada vez que preguntasen por su estado civil o no.
-¿Lo soy?
Entonces, cuando Ran la miró a ella sin la sonrisa y una ceja enarcada tuvo que maldecirse en silencio, más con cierta curiosidad de lo que diría.
-Eso no importa. Sí, lo conozco -terminó diciendo-. Tengo que irme. Vamos.
Cogió el bolso del respaldo de su silla, dejó el dinero suficiente de sus consumiciones -sin esperar la vuelta- y agarró el brazo de Ran para llevárselo consigo. Anabella y Joshua apenas pudieron despedirse de ella, cosa que le dio bastante pena y vergúenza, porque ella ya estaba saliendo del humilde establecimiento. La noche bailaba sobre sus cabezas y los establecimientos abiertos a su alrededor tenían las puertas cerradas para evitar que el calor se fuera.
Justo cuando Hope iba a acercarse al coche negro blindado con el que había venido, una mano la agarró por el codo y la recondujo. Ella apenas pudo reaccionar. Había un coche deportivo también negro aparcado al lado. Su guardaespaldas hizo una reverencia sobre su cintura cuando pasaron por su lado casi en cuestión de segundos. Incluso en la noche, también llevaba unas gafas oscuras que ocultaban parte de su rostro blanco. Se fijó más en Ran que en el simple uniforme negro con camisa blanca de su guardaespaldas. Los dos desencajaban en ese sitio más que sus coches, que ya era decir.
Ropa con cara -un traje similar al que siempre veía en su parte del armario, pero decorado con los gemelos dorados en las muñecas y una corbata-, una colonia que habría valido cifras de tres o cuatro números que siempre dejaba el baño inundado en la fragancia, un peinado de adulto que jamás se vería por aquellos sitios si no fuera para cometer adulterio... Era el que más desencajaba de todos.
Y al lado ella, con los primeros vaqueros que había visto en el armario, un jersey por encima de una camiseta de tirantes que ni se hubo cambiado mientras se vestía y unas botas con un pequeño tacón, la colonia de siempre y una trenza con mechones saliendo del agarre. Dos mundos completamente diferentes.
-Iremos en mi coche -advirtió Ran-. Conduciremos delante, así que no nos pierdas.
Hayakawa asintió rápidamente y desapareció, junto con sus pasos.
-¿Has traído tu coche? -preguntó, algo sorprendida.
-¿Cómo crees que he llegado? -ni la miró cuando se lo dijo. Eso ya volvía a ser el Ran que conocía. Hope sabía del garaje debajo del edificio, pero apenas lo exploraba porque su rutina era bajar en ascensor, salir de él y montarse en el coche e ir directa a donde quisiera.
Si Ran aparcaba ahí, sorpresa. Él podía conducir lo que quisiera. Hope fue llevada por su marido al deportivo aún agarrada del brazo, como una correa. Si hubiera tenido fuerzas, tampoco hubiese podido quitárselo de encima con su fuerza normal.
Abrió la puerta y la metió dentro teniendo cuidado de que no se golpeara la cabeza. El tiempo pasó tan rápido en su cabeza que en poco tiempo Ran ya estaba en el asiento del piloto encendiendo el coche y conduciéndolo. ¿Había llegado a ponerse el cinturón? Lo habría hecho, pero su mundo daba tantas vueltas que en ese momento que lo había olvidado. Las luces solo conseguían empeorarlo. Se palpó la cintura para comprobar si ella había hecho lo mismo, y suspiró cuando notó la tensión de la tela sobre ella y su pecho. Ya era algo.
Lo peor serían los mensajes de mañana, si es que recibía alguno, preguntando por el hombre que había ido a recogerla sin dar explicaciones. Solo de pensarlo se mareaba aún más. La resaca, por lo menos, sería leve para lo que había bebido. No estaba acostumbrada a beber y eso la limitaba mucho. Pero dos cervezas...no tendrían que haberle hecho tanto si hace unos minutos estaba contenta hablando con sus compañeros de clase.
-¿Dónde está tu anillo?
Hope frunció el ceño, pero al mirarse la mano en la que siempre lo llevaba cuando no pintaba se dio cuenta. El anillo de boda, que nunca se quitaba cuando salía de casa y llevaba en el dedo índice para no comprometerse -literalmente a sus intenciones-, no estaba. Hizo un barrido rápido en sus recuerdos, y encontró el momento en el que se lo había quitado, pero no vuelto a poner. Con suerte seguiría en el mismo sitio.
-Esta tarde estuve lavando las paletas y el lavabo. Se me habrá olvidado ponérmelo -respondió, sin muchas ganas pero apurada-. Yo no te pregunto nunca por el tuyo, por cierto.
-Curiosamente nunca me lo quito cuando hago tareas que no son mías -le puso la mano en la cara y la abrió. El anillo negro con inscripción en plata relució como el primer día, como el día de la boda. Había sido ella quien se lo había colocado.
-¿Y de quién van a ser? ¿De Hayakawa? Son mis cosas.
-Tuyas, no -afirmó dejando de sonreír-. Para algo están las criadas.
El coche giró un par de veces en poco tiempo. Las luces de la calle iluminaban una carretera estrecha pero por la que se podía ir en los dos sentidos sin accidentes. Detrás de ellos, por los retrovisores, podía verse el coche negro que la había sacado de casa conducido por su guardaespaldas y un poco más por detrás otros coches ajenos a ellos. Al lado contrario, los coches pasaban y desaparecían en cuestión de segundos.
Hope apoyó la cabeza en la ventanilla y se estremeció con el frío que desprendía.
-¿Te lo has pasado bien?
-No soy una niña para que me preguntes eso -expresó en su defensa, sin mirarle-. Pero sí.
-Nunca he dicho que seas una niña. De hecho, una niña no tendría que beber tanto -le respondió él, sin apartar los ojos de la carretera y con esa expresión tan insufriblemente desinteresada. ¿Alguna vez expresaba sus emociones? ¿Alguna vez algo le habría emocionado? Supuso que eso lo sabría mejor su amante-. Si lo fueras te estaría regañando y creo que estoy siendo bastante amable contigo ahora mismo.
Lo estaba siendo. Tenía que admitirlo, pero nunca necesariamente en voz alta. Y para lo poco que había bebido y lo mal que le había sentado, no tenía la necesidad de agradecerle nada de lo que estaba haciendo más que haberla sacado de ahí. ¿Estaba siendo demasiado orgullosa consigo misma como para tratarlo así?
Por lo menos no se había presentado como su amante ni como su esposo, que habría causado mayor revuelo, y la había respetado. Podría haber sido peor.
-No bebo siempre. Solo han sido dos copas.
-Que podrían haber sido más de no saber contratarte. ¿Te aplaudo por tus buenos modales?
-¿Te aplaudo yo por ser un capullo?
Ran pisó el freno. Hope estiró las mangas del jersey con los dedos.
La luz roja del semáforo permitió a los pocos peatones que seguían en la calle pasar. Adolescentes aún con uniforme, oficinistas que volvían a casa o acabasen de salir del metro más cercano... Hope los observó a todos, intentando analizar cómo debían ser sus vidas y lo diferentes que eran cada uno de ellos. Unos con trabajo, otros son responsabilidades... Todos igual de jodidos por un sistema.
-No soy un capullo. No me considero uno; no uno de los peores, diría yo -dijo con cierta soltura. Empezó a mover los dedos sobre el volante al ritmo de una canción que poco se importó en identificar. Dedos largos y delgados que un pianista habría apreciado-. Solo cuando tú no miras.
-Qué amable -se burló.
-Mira el lado bueno. Si no fueras mi esposa, a la que debo cuidar en la salud y en la enfermedad, y uno de mis trabajadores, no habría sido así. No te habría acompañado al coche y llevado a casa como un caballero -su mirada se oscureció. La luz del cambio de semáforo golpeándolo en el lado derecho de la cara-. Te habría dado una paliza y recordado cuál era tu lugar delante de todos.
Hope casi se atragantó. Lo decía tan enserio que le costó no creer que a alguien le habría ocurrido. ¿A uno de sus trabajadores? ¿A alguien que le hubiese ensuciado la ropa, molestado el día? ¿A alguna de las mujeres anteriores a ella en su vida, si es que llegaba a ser algo en ella?
-Habrían llamado a la policía -se atragantó diciendo.
-Cuando hay dinero de por medio, nada importa. La policía hace la mirada gorda e incluso te ayuda a cambio de un poco más.
-No... -se atragantó con sus propias palabras, dándose cuenta de que la había pillado por completo-. No soy un negocio con el que se pueda jugar.
O lo pensaba. Porque su familia la había vendido a cambio y ahorrado el disgusto de deshacerse de la hija favorita. Había sido una tontería decirlo de aquella manera y en esa situación donde claramente lo estaba dejando claro.
Ran estiró la mano hacia ella y le acarició la mejilla. Tenía los dedos fríos, pero no parecía tenerlo, y le colocó el famoso mechón rebelde. Ella no hizo nada por detenerlo. No con semejante shock encima del que recuperarse. Luego, estiró el cuello y le dio un beso en la frente con suavidad y se volvió a colocar. El cuero del coche sonó. El coche siguió funcionando, pero ellos no hablaron el resto del camino. Se sintió imbécil.
-¿Cómo sabías donde estaba?
-Te he llamado y no lo cogías. A la segunda he llamado a Hayakawa y él, por el contrario, sí que lo ha hecho.
Touché. Entonces sí que la tenía controlada de esa manera. Ahora sí podía sentirse traicionada...si tuviera tiempo para eso. Hope apoyó la cabeza en el cristal, mirando a través de este a la carretera nacional y las farolas que la iluminaban. Las luces del coche también estaban encendidas.
El peso del beso que Ran le había dejado en la frente seguía ahí.
-No tenías porqué haber venido. Iba a volver -y añadió de más:- Estabas trabajando.
-Quería comprobar por mí mismo dónde estaba mi mujer a estas horas y si era verdad que había salido con sus amigos. Ahora lo es. Y parece que esperábais a...¿cómo lo ha llamado? ¿A tú ex? Parece que me he adelantado.
-Eso no tiene nada que ver porque halla salido. Quería hacerlo, y punto. Tú ibas a salir, ¿no?
Se revolvió en el asiento.
-Tampoco tiene nada que ver. Ya hemos llegado.
Era cierto.
Habían entrado por el garaje y aparcado en la plaza que aparentemente era la suya. Hope miró bien por la ventana, intentando reconocer algún lugar que se le hubiera pasado por alto. El cubículo donde estaban ascensor y la pequeña sala de espera con cristales de plástico no estaban muy alejado. Desde ese lugar, con el coche en el que siempre iban, era imposible ver la plaza de aparcamiento ocupada o vacía.
Las manos de Hope estaban heladas para cuando se bajó del coche. Ran la siguió por detrás después de agarrar unas cosas de la parte de atrás y cerrar el coche. No veía el coche de Hayakawa que siempre la llevaba, así que supuso que se había quedado fuera aparcándalo y directamente yéndose a casa. Solía irse cuando ella lo avisaba o cuando recibía una llamada de algún superior y se marchaba del apartamento, pero solía quedarse un poco más en el garaje hasta comprobar que ya nadie en el edificio pudiese ser una amenaza. El tema de la seguridad...era algo en lo que no fallaba.
Jamás.
A Hope se le encendió la bombilla una vez las puertas se cerraron y la pequeña vibración del ascensor le indicó que estaban subiendo. Ellos vivían en la última planta, la más alta del edifico y superando a muchos de los edificios que rodeaban el barrio... La convivencia en ese pequeño espacio iba a ser muy incómodo.
-¿De qué querías hablar? -empezó ella, sin apartar la mirada del frente.
Ran no dijo nada, y Hope se sintió idiota por decirlo. Una profunda respiración la sorprendió, acompañada de un estremecimiento eléctrico que recorrió su columna como una corriente. Los pelos de su nuca se erizaron con el contacto de la caricia fría.
-¿Puedo saber quién es tu antigua pareja?
-¿Pregunto yo por las tuyas?
-Podrías.
Era cierto, podía. Pero poco le interesaba algo tan banal como el pasado y una relación en la que ya no estaba. Y si estaba, pensó enfadada, que fuese ella quien pareriera al jodido heredero que todos querían y por lo que había sido intercambiada. Sus antiguas parejas eran eso, tan antiguas que era pasado y no influían en sus acciones a día de hoy.
¿Qué importaba que hubiera besado a otro, tenido sexo con otro que no era su marido y nadie más lo supiese? Poco importaba si ya estaba hecho y jamás le hubieran preguntado por ello.
-No quiero.
-¿No quieres -el hueso de la base de su columna se estremeció de nuevo, allí donde el dedo helado de él acarició y empezó a descender abriéndose paso en el cuello de su jersey. La respiración de Hope se alteró cuando empezó a subir y a bajar como una sensual caricia- o no puedes?
-Eso es una tontería -le respondió, casi como un susurro lamentable-. No quiero y punto.
Los dedos le cosquillearon. La caricia del frío tacto fueron sustituidos por la caricia de una suave y templada respiración sobre su nuca, un par de dedos jugando con los suyos y mandándole descargar eléctricos que...de alguna manera consiguieron sonrojarla y alejarla del malestar que sintió en el camino a casa.
Hope tensó la mandíbula cuanto pudo para evitar hacer algo inapropiado... En su antigua casa, decían que ese tipo de reacciones eran el comportamiento y trabajo de una fulana. Claro, que no esperaba cualquier otra respuesta de una mujer que había sido educada por una institutriz en Alemania y mudado a Japón como si nada para casarse por otro matrimonio forzado.
La diferencia entre ellas era la siguiente: mientras que el padre biológico de Hope era un ser sin corazón que después de haber tenido dos hijas, una de ellas con una aventura en el pasado, había elegido lo mejor para familia y el nombre en vez de para ellas, el esposo de Hope era joven, apuesto, y nada de lo esperado que en un principio le tenían propuesto. Hope dejó de ser virgen a los diecinueve con un chico del pasado con el que pensaba pasar su vida...hasta que conoció a otra y la abandonó. No fue un golpe fuerte, no uno igual al de su padre cuando se enteró de ello y casi la mató a patadas. Al parecer, la virginidad para los hombres era un concepto aún estipulado en los matrimonios en pleno siglo XXI. Había perdido su valor como persona ese día, y su madrastra habló de buscarle un hombre cualquiera que la acogiera a la desesperada y beneficiase a la familia Wägner de cualquier manera.
Sin embargo, en vez de hacerlo así, cubrieron el escándalo con el mismo dinero que presumía Ran y su valor siguió en pie...a diferencia del suyo para ellos. Hope ya estaba prometido con un señor de la misma edad que su padre con el que se esperaba que perdiera a parte de la «doncellez» (cómo decía su madrastra con cierta burla cada vez que podía para hacerla, o al menos intentar, sentir mal con ella misma. Nunca le funcionó. Ni una), le diera un heredero para seguir con los negocios en alza. Era de una familia reciente e influyente, habiendo llegado tarde a poder competir con muchas otras organizaciones o familias, pero que necesitaba urgentemente un sucesor por la falta de uno. Al final, lo único que se esperaba de ella era que abriera las piernas para que la preñaran, cuantas veces fuesen necesarias, y pariera.
Todo cambió el día que Ran Haitani entró en la casa y, en vez de sentarse con su hermana a charlar y a negociar con sus padres, se acercó a ella y le dijo que la gama de colores que estaba utilizando en el cuadro (porque le gustaba pintar, pero aún no estaba en la universidad oficialmente, y el jardín trasero era el único lugar donde la dejaban para que no molestase) era demasiado fría para un tiempo soleado. Hope le dijo que estaba en lo cierto, pero que no tenía sentido hacerlo cuando lo veía así. Luego, la dejó donde estaba y desapareció entre las tres personas que los miraban asombrados y enfurecidos. Cuando el sirviente fue a buscarla, se enteró que estaba prometida de nuevo y la necesitaban en el salón. La mandaron sentarse en el mismo sitio donde había estado su hermana esperando, inmaculada como siempre y con los rizos en orden, al lado del hombre que pronto sería su marido. Recordaba la conversación como si fuera ayer.
-Quiero casarme con ella. Lo haré si no tiene inconvenientes -dijo Ran, con las manos en las rodillas y una mirada relajada. El hombre que estaba detrás de ellos miraba al frente y aburrido por toda la situación.
-No, señor Haitani, claro que... -pero en vez de dejarle hablar a su padre, Ran lo mandó callar de una mirada. Su padre odiaba que lo interrumpieran, y que lo molestasen aún más, pensando que fuera tonto, así que Hope fue la primera en darse cuenta de su molestia cuando tensó la mandíbula y observó cómo la mano de Ran se apoyaba en su rodilla.
-No va para ti. Va para ella. Su opinión es la única que me importa. Si dice que sí, mire que bien que tendré una prometida y dentro de poco una hermosa esposa que además sabe distinguir un buen cuadro. Y si dice que no, me conformaré con su segunda hija. Pero será ella quien decida en vez de usted cuando es su futuro y el mío.
¿Y qué iba a hacer Hope? ¿Callarse cuando todos la estaban mirando, y su hermana pequeña la miraba por primera vez con atención y le suplicaba con la mirada que dijese que no para que ella pudiera decir que sí? ¿Ser una mala hermana? En la vida le habían preguntado lo que quería hacer, a lo que le gustaría dedicarse o el control de su vida en sí. Estaba destinada desde el momento que la llevaron a esa jaula dorada a esperar su primer periodo y que la vendieran al mejor postor. ¿Iba a perder una oportunidad de salir de ahí, de ser libre, a cambio de contentar a la mimada de su hermana pequeña, que había tenido todo servido en bandeja de plata, y que jamás se había preocupado por ella? Aún así, Hope tardó un buen rato en responder.
Tenía dos opciones: aceptar o negarse. La primera conllevaba casarse con un hombre más cercano a su edad y con mejores modales que la mayoría de hombres que había conocido, elegante y que pidiera su opinión. Lo tenía todo, al parecer. O la segunda, en la que conllevaba tener que acostarse en una cama con un hombre poco deseado, entrado en edad y repulsivo que cada vez que la veía intentaba tocarla más allá de lo que Ran jamás se había aventurado en aquellos dos años. Si de algo se enorgullecía Hope, era de ser inteligente y capaz de distinguir una ventaja cuando la tenía delante. Ran aún estaba en la flor de la vida, así que, según su lógica, poco iba a esperar de tener un heredero tan pronto. Él no iba a lanzarse a la cama con ella, levantarle el vestido en la primera noche con ella y correrse en ella en ¿cuánto? el minuto que tardarse en conseguirlo si es que su cuerpo se lo permitía. Al menos, no era lo que parecía. Así que aceptó y, por primera vez, la gente le hizo caso.
Al igual que ese día: podía aceptar ser algo que ella misma había elegido o negarse a algo que, entre las sombras, llevaba anhelando más tiempo del que diría.
-Puedes preguntarme lo que quieras. Con cuántas he estado, con cuántos, qué les he hecho, o quién me ha llamado más la atención... Lo que tú quieras. Te responderé con total sinceridad -el tacto de sus labios contra la piel desnuda y erizada de su nuca la estremeció de nuevo, y pilló por completa sorpresa. Otro fue depositado al lado de su oreja derecha, su respiración tranquila distinguida contra la suya acelerada- y devoción.
¿Estaba haciendo eso? ¿Intentar seducirla cuando no lo necesitaba, porque desde el primer momento que lo había visto sabía que no le iba a hacer falta, y llevarla a la cama por un calentón? Lo pensó. ¿Era eso? ¿Un calentón?
El día de su compromiso había renunciado a la herencia de su padre, fuese cual fuera, con el pretexto de que no necesitaría más de ellos aparte del contacto con una pequeña parte de la familia que sí era considerada como tal. Pero también había renunciado a una serie de libertades que como esposa jamás podría recibir. El mero hecho de pensar en el adulterio o en tener una aventura con otro hombre le ponía los pelos de punto porque no era su estilo ni uno acción que le fuera a encontrar felicidad en algo que...realmente podría estar disfrutando.
Pero jamás le había preguntado a él qué opinaba de aquello. De la razón por la que había cambiado de opinión respecto al matrimonio, del por qué le importaba tanto su opinión si al final iba a abandonarla a la primera oportunidad que tuviera por el trabajo... Tampoco es que hubiese tenido muchas oportunidades para hacerlo.
Y las que sí tuvo, prefirió callarse y guardar silencio.
Otro escalofrío, esta vez que recorrió la boca de su estómago y le dejó un mal sabor de boca. Justo como le habían dicho que hiciera. Lo que le habían ordenado que hiciera y, si podía también, darle un hijo tan pronto como pudiera para ser útil.
-No sería apropiado.
-¿Y qué si no lo es?
Una buena pregunta.
-Dejaría de serlo.
¿Qué importaba si no era apropiado? Él era su esposo y ella su mujer, como habían jurado en sus votos de matrimonio. En la salud y en la enfermedad, en pobreza y en la riqueza; algo irónico, porque su cuenta bancaria debía de superar el billón fácilmente. Pero él nunca se había quitado el anillo. Decía que nunca se lo quitaba, y que guardaba fidelidad a su matrimonio como juró en su momento...mientras que ella se comportaba como una niña cuando él intentaba acercarse a ella.
Mentiroso. Ran Haitani era un sucio mentiroso.
Estaban en un ascensor. Lejos de ser pequeño era enorme para la poca gente que podía permitirse ese edificio o la capacidad de alojamiento de los apartamentos. Para fiestas, quizás, fuera útil. Para dos personas, sin embargo, era asfixiantes el poco espacio que podía haber en su mente. Allí, con Ran besando su cuello, agarrando su mano y acariciándola como si fueran íntimos, parecían dos amantes esperando a llegar a la casa del otro para dar rienda a su amor y lujuria. Pero no lo eran. Ese no era el caso porque no eran amantes que se veían a las sombras del cónyuge del otro y que rivalizaba en sentimientos.
¿Por qué hacía las cosas más difíciles de las que ya eran?
Compromiso. Lealtad. Juramento. Era a lo que estaba sometida desde el la quinta semana de verano en la que había cambiado su futuro por uno que estaba lejos de contentarla o satisfacerla. En su familia, la lealtad era un juramento que hacías nada más naces o te metes en ella por un compromiso. Todo se relacionaba. «Y las mujeres eran un mero objeto para seguir el transcurso de esa barbarie, tradicional y misógina cultura de la violación».
Hope hizo un ademán para alejarse y poder discutir lo que estaban haciendo. Si estaba mal, si estaba bien, si era mejor hacerlo en otro lugar. Lo que fuera. Pero poder hablarlo con tranquilidad. Antes de poder reaccionar, Ran ya la había girado hacia él, cara a cara pese a la diferencia de altura, y le había agarrado la cara con ambas manos, inclinándose hacia delante.
Se quedó en blanco cuando la besó.
En los labios.
Se quedó congelada en su lugar cuando comenzó a besarla. Y no como su amante en el pasado había hecho, suavemente y paciente. Sino con ganas. Ganas de verdad. Lejos de la primera vez que lo hicieron en el altar. Como si él hubiera estado conteniéndose también en ese momento, y ahora tuviera la oportunidad de dearse llevar. La fragancia de su colonia la invadió e inundó sus fosas nasales, un cosquilleo que le recorrió y le hizo lagrimear. Hope dio un traspié hacia atrás por la impresión y su espalda chocó contra la superficie plana del ascensor. Su mano se clavó al lado de su cabeza mientras se acercaba más a ella, pegando su pecho al suyo y el la espalda de espalda presionando con más fuerza contra la pared.
Allí, en el ascensor, donde estaban ellos solos, probablemente de las pocas veces que habían compartido un espacio solos. Cuando no era sus padres, era con los guardaespaldas que velaban por la seguridad de ella más que por la de él. La decencia, la lealtad, la fidelidad... Todos los valores que le habían enseñado e instalado en su mente para que pensara siempre en ellos podrían haberse roto por una aventura cualquiera que la distrajera de la vida de ricos que le esperaba al llegar a casa después de la universidad. La nariz de él se presionó contra la suya cuando cambió el lado de su cabeza para poder acercarse más a ella, una de sus manos tirando de su cadera hacia él sin vergüenza.
Había tardado en darse cuenta de que ya no estaba atada a esas cadenas asfixiantes, las palizas y las miradas por encima del hombre de forma disciplinaria. Que ahora era libre. Así que, cuando Ran se alejó lo suficiente -unos escasos centímetros de ella para dejarlos respirar-, pudo corresponder como mandaba. Hope no tardó en responderle con ganas. Su cuerpo contra el suyo, caliente y cubierto por ropas tan diferentes como ellos. Se puso de puntillas para profundizarlo. Él, en respuesta nuevamente, le agarro el pelo en un puño y la apretó contra la pared.
«Por favor».
-Ran.
-Hope.
Juntaron sus frentes antes de volver a compartir un beso, ahora más relajado y que jamás habría pensado en repetir, cuando la espalda de ella empezó a tensarse. El escozor y la presión en sus omóplatos, que debía de haber estado ahí desde el primer momento, empezó a molestarle y se arqueó.
Ran besó su nariz para volver a esconderse en el hueco entre su cuello y hombro. Lo sintió respirar un par de veces con profundidad, haciéndola estremecerse por el contacto de su afilada nariz contra la piel desnuda.
-No vuelvas a retarme -empezó diciendo. Si ella dijo algo, no recordaba el qué. Las manos de él apretaron la piel que sujetaban-. Jamás.
Esa respuesta la sorprendió. Tuvo ganas de preguntarle a qué se refería, a qué venía algo como aquello, cuando el timbre del ascensor sonó y los sorprendió. Hope subió un brazo para alejarlo...cuando Ran se alejó y salió escopetado al poco tiempo de la puertas.
Las luces del ático estaban encendidas cuando la figura alta y delgada de Ran desapareció escaleras arriba. Una de las criadas estaba ahí limpiando cuando los vio llegar y, sorprendida, solo le dio tiempo a mirarla a ella.
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El plan de esta noche era una fiesta en la habitación compartida de ambos, con sus amigos y partidas tanto de Mario party como super smash bros hasta que la madrugada, pues afortunadamente es fin de semana y desvelarse no es un mal plan. Sin embargo el híbrido quería pasar un poco de tiempo a solas con su novios antes de la festividad y entregarle cierto objeto en el que trabajó durante semanas en secreto, dejando el presente en la habitación de Eunseok y Namkyu para no ser descubierto. Le pidió una cita en la cafetería que suelen frecuentar en sus salidas, el aroma a café y galletas calmaba sus nervios mientras jugueteaba con la bolsita con listón que descansa en su regazo. ¿Era clingy? Sí y no podía evitarlo, estar con su persona favorita era todo lo que necesitaba. “Verás… estuve asistiendo a unas sesiones de crochet de la universidad por la mañana.” antes de sus clases, de hecho, aprendió lo básico y si bien quería hacer pequeñas figuras, al pensar en su amado alfa una brillante idea vino a su mente. “Y pensé que te gustaría… esto.” Su voz se suaviza y sus manos extiende el regalo al menor sobre la mesa. En el había un amigurumi y lo que le distinguía de otros es que tenía la forma y colores de un pingüino, pero con nariz, orejas y cola de oso polar, además de una bufanda roja con el nombre de Iseul alrededor del cuello. “Feliz cumpleaños al amor de mi vida.” Existe otro regalo, sí, no obstante se lo daría cuando estén a solas en la residencia universitaria. ♡
Estaba nervioso, no sabía la razón, pero lo estaba. No había estado así de ansioso desde que le pidió salir con él, o cuando decidieron pasar por primera vez un celo juntos, o cuando Jaesong comenzó a sufrir claros indicios de tal vez estar encinta que fueron solo falsas alarmas. Es un manojo de nervios que no deberían de ser, porque Jaesong es su persona especial y nunca, le arruinaría su cumpleaños con algo desagradable y aun así no puede evitar jugar un poco con el borde de una servilleta, su esencia de eucalipto intenta nacer y crecer fresca pero aun así tiene una tonalidad nerviosa. Iseul sonríe un poco para tranquilizarlos a los dos. Lo que escucha le hace reír genuinamente, sus hombros cayendo despacio de la tensión y honestamente, sus nervios fueron por nada. - —Eso es lindo — -no puede evitar decírselo, porque cada cosa que hace y dice, le parece lo más adorable del mundo. Pero luego se enfoca en el regalo, en un obsequio personalizado de pies a cabeza para recordarle que, entre sus cualidades distintivas, por las cuales pudo sufrir alguna vez, ahora eran plasmadas como algo de importancia y que la persona que más amaba, las veía y las aceptaba. - —Jaesong-hyung… — -hace un puchero y no puede evitar llevarse el obsequio al pecho, alzando la vista hasta el otro muchacho y sin poderse aguantar, no duda en rodear la mesa para buscar abrazarlo a él y besar los preciosos labios de su novio. - —¿No eres la persona más talentosa, dulce y encantadora de todo el universo? No sé qué he hecho para merecerte, pero no pienso dejar que nadie me lo quite de nuevo. Gracias, mi cielo, te amo — -y sin dudarlo dos veces, llena de besitos constantes y empalagosos el rostro entero.
#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dialogue ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ bing iseul ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ iseul & jaesong ⠀ ❫#smileflowcr#COMO TAN HERMOSO#TAN BELLO Y TAN LINDO JAEJAE FDJKSLDSDS#ERES EL MEJOR OMEGA EVER#DIOS VELOS SIEMPRE SON UN MANOJO DE TERNURA AYUDAAAAA#gracias por felicitarlo ;;;;;#im so happy fkjdsdsds :(
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Su Hija de Muggles Favorita
Su Hija de Muggles Favorita https://ift.tt/X8vbYmc by melodyGmalfoy 2004. Harry Potter no pudo evitar meter la nariz donde no le corresponde. Descubrió que los amigos de Hermione en Slytherin habían inventado un poderoso y avanzado giratiempo que podía hacer retroceder a alguien hasta treinta años. Planeó una redada en la residencia Malfoy para confiscarla. Teniendo un enfrentamiento con una Hermione Granger-Malfoy muy enojada. Un enfrentamiento que desembocó en una discusión. Una discusión que derivó en gritos y peleas. Y el intercambio de hechizos la llevó a la pérdida del conocimiento. Había viajado en el tiempo y se encontró en la casa de su infancia con sus padres, en su yo de once años. Lloró al darse cuenta de que ya no era una adulta y que Draco no estaba. Odiaba a Harry Potter. Después de todo lo que ella hizo por él, después de haberlo perdonado por abandonarla cuando más lo necesitaba, todavía no podía confiar en él. Él tampoco podía confiar en ella, ya que se hizo amiga de los Slytherin y salió con su bravucon de la escuela. Ella juró que en esta vida ya no sería su amiga. No esta vez. Words: 3154, Chapters: 1/15, Language: Español Fandoms: Harry Potter - J. K. Rowling Rating: Mature Warnings: Underage Categories: F/M Characters: Hermione Granger, Draco Malfoy, Pansy Parkinson, Blaise Zabini, Daphne Greengrass, Theodore Nott, Severus Snape Relationships: Hermione Granger/Draco Malfoy, Daphne Greengrass/Theodore Nott Additional Tags: Time Travel, Underage Kissing, Sex, Hogwarts Eighth Year, Post-War, Hogwarts First Year, Occlumency (Harry Potter), Legilimency (Harry Potter) via AO3 works tagged 'Hermione Granger/Draco Malfoy' https://ift.tt/Efx0uFn November 24, 2023 at 02:46AM
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Siempre lo he dicho, lo digo y lo diré. BARCELONA es la mejor ciudad del PLANETA para vivir y realizar eventos, conciertos, negocios por su clima, gastronomía, por su gente, shopping, turismo, infraestructuras, aeropuerto, puerto, playa, montaña, deporte, ski, proximidad con Francia, Andorra, Mónaco y Baleares...lo tenemos todo...yo me pregunto por qué no desatascamos un poco Port Aventura y os animáis de una puñetera vez a negociar un Disneyland BARCELONA en la zona dónde se pretendía hacer el MEGA CASINO que yo animaría a que lo constryuran en LA JONQUERA porque los franceses bajan mucho a tomar copas a un garito que hay en LA JONQUERA, pues yo montaría ahí el EUROVEGAS DE GIRONA y los otros dos EUROVEGAS DE MARBELLA Y EUROVEGAS DE ROTA por la base naval de los americanos y además ánimo a mi amigo e ídolo Fernando Alonso a que tome nota donde construir KARTINGS FERNANDO ALONSO, TIENDAS DE PATINETES KIMOA Y MOTOS Y BICICLETAS ELECTRICAS QUE TE PUEDES ASOCIAR CON LA MAARCA CATALANA FELO Y HACER UN KIMOA FELO en todos los lugares que te voy a indicar, pero el que haría ya es el KARTINGDE LA BASE NAVAL DE ROTA DE LOS AMERICANOS porque ya he visto un terreno que tienen para hacerlo y todo el turismo de segunda residencia que bajan de Sevilla y resto de España y bajariamos la tasa de desempleo en la zona de Cádiz. Reuniros SM Felipe VI o SM Doña Letizia o Princesa de Asturias o mi querida SM Doña Sofía mi Reina favorita para que los de Disneyland se animen a hacerlo en Barcelona por todas las cualidades que ya he comentado y luego con Donald Trump que lo convenzan para hacer esos tres EUROVEGAS cómo prueba inicial y luego mirar otros puntos estratégicos para construirlos en el resto de Europa así cómo los DISNEYLAND y sinó quieren pues con un par de huevos hacer PORT AVENTURAS en todas estas ciudades pero principalmente en el Sur de Europa por el clima, los EUROVEGAS y los KIMOA FELO en todas las ciudades que estoy proponiendo: ALGARVE, LISBOA, GALICIA, DONOSTI, BENIDORM, ANDORRA, MARSELLA, AJACCIO EN CORCEGA, NAPOLI, SICILIA, DUBROVNIK, ROMA, ROTTERDAM, GENK, PARIS, BREST, LYON, MUNICH, BERLIN, HAMBURGO, CONPEHAGUE, OSLO, GOTEMBURGO, FINLANDIA, PRAGA, BRATISLAVA, ZAGREB, TORINO, MILANO, LUBJIANA, BEOGRAD, PODJORICA, PRISTINA, TIRANA, ATENAS, MYKONOS, SALONICA, IBIZA, CANARIAS, PALMA DE MALLORCA, CERDEÑA, EN LA ZONA DE CALABRIA, CHIPRE, LUXEMBURG, SUIZA: GENEVE, LUGANO Y ZÜRICH, BUDAPEST, VIENA, MONTECARLO, SOFÍA, BUCARESTI, SAN PETERSBURGO, MOSCÚ Y RESTO DE PAÍSES DE LA ANTIGUA UNIÓN SOVIÉTICA: LITUANIA, ESTONIA, LETONIA, UCRANIA, MOLDAVIA, GEORGIA, KAZAJSTÁN, DUBLIN, BELFAST, CARDIFF, EDINBURGH, GLASGOW, AZERBAIJAN, TURKEY: ISTANBUL Y ANKARA Además el Ferrari Compacto para jóvenes de clase media alta con un valor en España de entre 60.000 euros a 90.000 euros que se fabrique el vehículo en la SEAT DE MARTORELL y os juro que sería líder de VENTAS EN EL PLANETA , UN MODELO ELÉCTRICO Y OTRO MODELO CON MOTOR DE GASOLINA...reventeriais el mercado del automóvil en el segmento juvenil.
#felipe vi#reina letizia#youtube#taylor swift#charlotte casiraghi#princesa de asturias#kendal jenner#españa#donald trump#joe biden#barack obama#pierre casiraghi#andrea casiraghi#caixabank#banco santander#alicia vikander#pedro sanchez#partido popular#carmen jorda#leonor de borbon#elon musk#ferrari#silvio berlusconi#europe#catalunya#fernando alonso#montecarlo#gerard pique#shakira#ibai llanos
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ʚ 𝙃𝙀𝘼𝘿𝘾𝘼𝙉𝙊𝙉𝙎
❛ ᴛʜɪs ɪs ... ˢᵏʸᵉˑᵗˣᵗ
⠀ ᵐᵘˢᵉ ՙ. 𝐂𝐋𝐀𝐑𝐈𝐒𝐒𝐄 𝐁𝐑𝐀𝐍𝐃 𓂅
﹫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐧 𝐚𝐠𝐞𝐧𝐭 १
Los siguientes son headcanons de mi personaje con algunos otros al estilo tumblr y comic vine. Son ideas al aire que tuve en algún momento donde no me daba tanto la imaginación para que fuera un escrito entero pero que creo que ayuda a entender la esencia del personaje, así que aquí están. ♡
───── 🪐 ─────
° ┄ 「 𝐇𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐧𝐨. 1 」
. . . ╱︎ 2 años atrás ╱︎ ︵ . . ⌗ ❜
━━Hank... Papá... ¿Hola?
Hank McCoy era un hombre sumamente inteligente, pero cuando se trataba de su familia podría decirse que se consideraba... Distraído. Sus padres se habían casado pero llevaban años de no vivir realmente juntos. Habían dejado a Clary fuera de cualquier explicación de ese asunto.
—Hablaremos más tarde, hija.
Hank iba de un lado a otro en su residencia en Krakoa, llevando archivos y demás. Clary suspiró y colocó sus manos en la cintura. Hank no pasó desapercibido ésto y se acercó a la menor para acariciar su cabello.
—Sabes que eres mi favorita, ¿verdad?
Clarisse parpadeó. Si su papá quería hacerla sentir mejor, no lo consiguió.
━━Más vale que lo sea.
Replicó algo indignada, considerando decirle que era su única hija. Pero decidió simplemente dejarlo ir.
───── 🪐 ─────
° ┄ 「 𝐇𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐧𝐨. 2 」
. . . ╱︎ En la tierra ╱︎ ︵ . . ⌗ ❜
━━Oh, no. No soy la madre de Seth.
Clarisse había recibido una llamada que se dirigía a Carol Danvers y había llegado a S.W.O.R.D. Su madre le aconsejó bajar a la tierra en nombre de Carol para evitar molestar a la capitana al darse cuenta que era una llamada de la escuela de Seth.
—Ya veo.
Dijo la directora tras su escritorio. Apenas Clary llegó, pidió que la mujer fuera al punto. Mala idea para comenzar una conversación.
—Bueno... Me gustaría hablar con la mamá de Seth sobre su desempeño en la escuela.
La peliverde no pudo evitar inclinarse hacia el frente interesada.
—Él faltó a una clase la semana pasada y...
Clary soltó un jadeo de sorpresa antes de jalar la silla para acercarse más al escritorio de la mujer.
━━Ese jovencito está en problemas.
Aseguró quitándose los lentes y colocando sus brazos cruzados sobre el escritorio.
━━Sígame diciendo.
───── 🪐 ─────
° ┄ 「 𝐇𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐧𝐨. 3 」
. . . ╱︎ S.W.O.R.D ╱︎ ︵ . . ⌗ ❜
━━Mi mamá dio su permiso.
Anunció Clary y escuchó un sonido de felicidad del otro lado del comunicador en la llamada. Jamie Quill había pedido permiso para dirigirse a la tierra y al ser hijo de Kitty Pryde, su madre no le negaba la entrada. Lástima que no era decisión de Clary, sino, ella se lo negaría sin dudar.
—¡Super! Gracias Clary.
Clarisse hizo una mueca al escuchar su apodo.
—Por cierto...
━━¿Qué?
Esperaba que se notara lo mucho que quería cortar esa llamada. Ella y Quill no habían terminado en las mejores condiciones.
—¿Sigues soltera? Por que... Ya sabes... Iré de visita al sistema solar y me preguntaba...
Clarisse cerró los ojos, y odió mucho su trabajo en ese momento.
━━Oh dios mío...
───── 🪐 ─────
° ┄ 「 𝐇𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐧𝐨. 4 」
. . . ╱︎ Misión en Saturno ╱︎ ︵ . . ⌗ ❜
Pocas veces la mandaban a misiones de incógnita, pero Ginger Braddock iría con ella ésta vez y debía tener sumo cuidado con la agente recién ingresada. Se terminó de arreglar para una fiesta en una de las calles concurridas a donde irían. Escuchó la puerta sonar antes de que Ginger asomara la cabeza.
—Demonios Clarisse.
Mencionó la pelinegra con una sonrisa de lado mientras entraba a la habitación.
—Me gustaría ser ese vestido.
Clary frunció el ceño y puso una mano en su cadera mientras giraba hacia Ginger. Ya le había dicho muchas veces que era su subordinada.
━━No está bien que digas eso, Ginger.
Su acompañante rodó los ojos y levantó los brazos en señal de rendición. Hizo un ademán a la puerta para que ambas salieran.
—¡Bueno! Dije que me gustaría, no que podría ser tu vestido.
───── 🪐 ─────
° ┄ 「 𝐇𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐧𝐨. 5 」
. . . ╱︎ 9 meses atrás ╱︎ ︵ . . ⌗ ❜
Clary miró horrorizada el cupcake de color azul frente a ella sostenido por Laurent Rider. No sabía qué era peor. El hecho de pensar que ese pastelito era de un color azul radioactivo o la posibilidad de que Laurent fuera quien había hecho ese cupcake. Todos sabían lo buena que Laurent era golpeando en los entrenamientos pero lo mala que era cocinando.
━━¿Qué? Pero no es mi cumpleaños.━━
—Definitivamente es tu cumpleaños.—
Aseguró Laurent con una sonrisa mientras acercaba aún más el cupcake a la cara de Clary.
━━Dame un calendario. No lo es y lo voy a probar...━━
Clary se levantó la manga para ver mejor su reloj holográgico y ver el calendario en él. No le tomó más que unos segundos darse cuenta.
━━Oh... No importa.━━
Clary guardó el holograma con el calendario picando un botón y suspiró. Extendió las manos para tomar el cupcake que Laurent le había hecho. La castaña parecía tan emocionada y algo le decía a Clary que ella no se iría hasta que la viera darle una mordida al postre. Que la galaxia se apiadara de ella.
━━Feliz cumpleaños a mi.━━
───── 🪐 ─────
° ┄ 「 𝐇𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐧𝐨. 6 」
. . . ╱︎ Misión en Hala ╱︎ ︵ . . ⌗ ❜
Las misiones con Damien Beaubier resultaban agradables por que ambos solían quedarse callados gran parte del viaje y eso evitaba que se desconcentraran. Tras pararse en un bar en Hala, de regreso a El Pico, Clary se sentó en una de las barras con aún la ropa que llevó durante la misión.
—Te ves aterradora.—
Mencionó Damien a su lado. Clary lo miró de reojo y se dio cuenta que él no tenía exactamente la cara de alguien a quien le parecía aterradora la otra persona. Damien la miraba con una sonrisa de lado y su rostro sostenido por una de sus manos.
━━Gracias.━━
Dijo Clary antes de mirar de nuevo al frente. Damien se enderezó aún serio pero manteniendo su atención sobre Clarisse, quizás por que su comentario habría sido para molestarla pero eso no pareció pasar.
—No fue exactamente un cumplido...—
Señaló el muchacho pero Clarisse únicamente se encogió de hombros.
━━Es un cumplido para mi, Beaubier.━━
No estuvo segura pero la peliverde creyó escuchar un suspiro ensoñador a su lado.
───── 🪐 ─────
° ┄ 「 𝐇𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐧𝐨. 7 」
. . . ╱︎ S.W.O.R.D ╱︎ ︵ . . ⌗ ❜
—¡Oh, mierda! Ese chico está volando demasiado rápido. ¿Estás segura que él está bien?—
El agente a su lado que estaba anotando los números durante el entrenamiento de su equipo parecía preocupado por un desatado Henry Summers en el vacío espacial. Clary por otro lado miraba muy satisfecha dicho entrenamiento desde la ventana de El Pico.
━━¿Quién? ¿Henry? Oh, definitivamente. ━━
Respondió Clary mientras lo miraba dar vueltas con las estrellas de fondo mientras dejaba un halo de luz tras él. Estaba pasando todos los obstáculos sin problema, aunque chocaba aún con uno con otro cuando se giraba para ver a Clary y levantarse los pulgares cada tantos minutos.
━━Deberías verlo en una carrera con Seth Danvers. ━━
Ni siquiera en un entrenamiento ambos eran tan rápidos como unas carreras por diversión. El hombre miró a Clary con un rostro entre impresionado y asustado antes de seguir anotando.
—Uhm... ¿Okay?—
───── 🪐 ─────
° ┄ 「 𝐇𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐧𝐨. 8 」
. . . ╱︎ Cafetería ╱︎ ︵ . . ⌗ ❜
La disciplinada Clarisse Brand parecía que rara vez salía de su trabajo para hacer cualquier otra cosa. La gente creía que Clary estaba muy metida en su papel dentro de S.W.O.R.D que rara vez salía a hacer algo que no fuera trabajo, pero eso no era cierto. Clary en realidad no era tan disciplinada, y su trabajo no era su vida, pero no conocía mucho más que eso.
Estaba en la cafetería aquel día tomando un café mientras esperaba que Erwin saliera de su clase cuando su comunicador sonó.
—Agente Brand.—
Llamó con una voz seria. Se materializó desde su reloj un holograma de un superior desde El Pico. Había agentes tras él, posiblemente para poder escuchar la conversación.
—Necesitamos hablar sobre...—
Clary levantó un dedo mientras tomaba su café, callando al hombre de golpe con ese simple movimiento.
━━No, no, es mi descanso.━━
Señaló Clary sin pena por literalmente mandar al diablo a un directivo de la agencia.
━━Woash.━━
Clarisse movió la mano a un lado como si estuviera espantando a un mosco sobre la imagen para hacerla desaparecer. Nadie se metía con sus vacaciones.
───── 🪐 ─────
° ┄ 「 𝐇𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐧𝐨. 9 」
. . . ╱︎ 3 semanas atrás ╱︎ ︵ . . ⌗ ❜
Clarisse caminó molesta de su habitación hasta el salón central de descanso. Miró a Alioth Quill en un sillón y cuando Clary apareció en su visión, el menor se levantó con urgencia.
—¿Viste mi nota?—
━━Claro que la vi.━━
Clarisse levantó un papel que decía: "Problemas. Encuéntrame en la zona de descanso."
━━La pegaste a mi pecho mientras dormía.━━
Alioth se encogió de hombros.
—Lo siento. Tenía que asegurarme. Remus se perdió.—
━━¿Cómo se va a perder un perro en una estación espacial?━━
Preguntó Clary. Es que literalmente no era un parque o una avenida.
—Ese es el problema...—
Antes de que Alioth dijera algo más se escuchó un ladrido y un grito de alguien que al parecer cayó al suelo. Bueno. Al menos ya lo habían encontrado.
───── 🪐 ─────
° ┄ 「 𝐇𝐞𝐚𝐝𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐧𝐨. 10 」
. . . ╱︎ Mansión Xavier ╱︎ ︵ . . ⌗ ❜
—Podrías pasar más tiempo con él.—
Charlotte Drew la miró como si la solución fuera muy obvia. Clary había estado en la mansión toda la tarde, no respondió su comunicador y eso llevó a Charlotte a bajar por ella sólo para encontrarse con Erwin. Clarisse entonces no tuvo más remedio que señalar la evidente relación antes de irse con su amiga esperando que no bajaran más de S.W.O.R.D.
—Quizás si te convirtieras en maestra de la escuela de mutantes...—
Clary le lanzó una mirada exasperada a su agente mientras ambas caminaban para salir de la mansión hacia S.H.I.E.L.D
━━¿Me veo como una maestra?━━
Cuestionó, alzando una ceja. El rostro de Charlotte le indicó la respuesta.
━━Y además, ¿qué enseñaría? ¿Cómo arreglar naves espaciales?━━
Charlotte se encogió de hombros, pensandose la respuesta.
—Bueno. Yo si tomaría una clase con ese nombre.—
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Un nuevo habitante llega al refugio con el nombre de MALI CHAISUWAN. Sus datos confirman que su profesión es ARQUITECTA además de BAILARINA, tiene 28 AÑOS y es originario de BANGKOK, TAILANDIA. Algunas personas lo confunden con NAMTAN TIPNAREE.
¡Bienvenido a Safe Haven, CHUBAKA! Tienes 48 horas para enviar la cuenta de tu personaje. Esperamos que tu estadía en el pueblo sea de tu agrado.
Información del personaje:
Nombre: Mali Chaisuwan
Pronombres: Ella/Suya
Fecha de nacimiento: 21/03/1996 (28).
Lugar de nacimiento: Bangkok, Tailandia.
Grupo al que pertenece: La Nueva Era.
Profesión: Arquitecta / Bailarina
Perfil
Habilidades: ¿Cuenta con conocimiento en alguna habilidad física o mental? Como defensa personal, artes marciales o destreza resolviendo acertijos.
Mali ha desarrollado una notable agilidad gracias a su dedicación al baile artístico, entrenando arduamente todos los días para perfeccionar su técnica. Su pasión combina fuerza, flexibilidad y elegancia, reflejándose en cada movimiento con precisión y disciplina.
Enfermedades: No.
Puntos de habilidad: Encuéntralos aquí.
Velocidad: 3 Agilidad: 4 Resistencia: 3 Ingenio: 1. Sigilo: 3. Ataque: 0. Defensa: 0. Fuerza: 1.
Residencia:
Mali vivió toda su vida en Tailandia, llevando una vida extremadamente aplicada debido a la presión de sus padres, quienes la obligaban a tomar todos los cursos posibles en la escuela y la universidad. A los 25 años, su vida dio un giro cuando la obligaron a casarse, situación que la llevó a buscar una salida. Fingiendo un viaje de trabajo, se mudó a Greenville, donde lleva un año viviendo en secreto, lejos de su familia y su marido.
Curiosidades:
Mali viene de una familia sumamente estricta y de clase acomodada; la criaron de una manera frívola y distante, siendo los empleados de la casa quienes tenían más cercanía con ella. Incluso fueron ellos quienes la motivaron a seguir sus sueños de convertirse en bailarina, a pesar de que ello implicara un secreto a sus padres.
Ella estudió arquitectura para complacer a sus progenitores, pero realmente lo que le apasionaba era el baile. Tuvo que hacer lo imposible para terminar la carrera con calificaciones sobresalientes y practicar baile de manera anónima en una academia. Es buena, incluso ha ido a concursos y certámenes importantes, pero sus padres no pueden enterarse.
Su marido es lo peor que pudo pasarle. Intentó enamorarse una vez que comenzaron a vivir juntos, pero realmente se mostró como una persona machista e incluso abusador de alguna u otra manera. Es algo que ya no pudo tolerar más, por lo que se inventó un viaje de negocios para poder escapar de ahí. Lamentablemente, sabe que en algún punto van a encontrarla y las consecuencias serán terribles.
Mali es una persona que siempre busca nuevas experiencias. Le encanta el karaoke y no pierde oportunidad para cantar sus canciones favoritas con amigos. Además, es una apasionada de la gastronomía; le gusta probar diferentes tipos de restaurantes, desde los más tradicionales hasta los más innovadores. Viajar es otra de sus grandes pasiones, y siempre está planeando su próximo destino para conocer culturas distintas y coleccionar recuerdos.
Ideología:
Definitivamente no está de acuerdo con la ideología de La Nueva Era, pero está tan acostumbrada a vivir bajo la presión de hacer lo que se espera de ella que, en lugar de cuestionarlo, simplemente sigue las reglas para mantener la armonía en su entorno. Prefiere evitar conflictos y adaptarse, aunque en su interior no comparta esas creencias.
Personas de interés
1: Jayapol “Chang” Chiopittayakarn, 36, esposo.
Mali lo detesta y considera que casarse con él fue la peor decisión de su vida. Chang la veía como una “trophy wife” y poco a poco comenzó a apagar su esencia a través de abusos y manipulaciones. Mali siente que una parte de ella murió cuando decidió aceptar ese matrimonio. Aunque logró escapar físicamente, ciertos matices de aquella relación tóxica siguen marcándola, provocando que algunas situaciones desaten recuerdos que la afectan y reacciona de mala manera.
2: Pattaradanai “Aom” Jainak, 30, amigo.
Aom es un amigo cercano de la facultad con quien Mali conectó desde el primer momento. Es una de las pocas personas por las que consideraría volver a Tailandia. Siempre fue leal hacia ella y es el único en quien confió completamente, contándole la verdad sobre su “viaje de negocios”. Aom sabía cómo era su relación con Chang e intentó protegerla de todas las formas posibles, convirtiéndose en un pilar de apoyo en sus peores momentos.
[✔] Al enviar este formulario doy permiso a la administración de utilizar a mi personaje de la forma que consideren adecuada en el desarrollo de la historia grupal. Para más información al respecto leer la normativa.
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❛ 𝐿á𝑔𝑟𝑖𝑚𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑐𝑒𝑟𝑎, 𝑙á𝑔𝑟𝑖𝑚𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑝𝑜𝑟𝑐𝑒𝑙𝑎𝑛𝑎, 𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑧𝑎𝑑𝑜𝑠. 𝑀𝑎𝑟𝑎𝑣𝑖𝑙𝑙𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎, 𝑖𝑛𝑓𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠 𝑒 𝑖𝑛𝑣𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠, 𝑝𝑟𝑖𝑚𝑎𝑣𝑒𝑟𝑎𝑠, 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑒𝑛 𝑑𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑢𝑛𝑖𝑑𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑢𝑛𝑜 𝑠𝑜𝑙𝑜.❜
୨ 𝕙𝕖𝕪! 𝚍𝚒𝚍 𝚢𝚘𝚞 𝚔𝚗𝚘𝚠... 𝖨 𝗉𝗋𝖾𝗌𝖾𝗇𝗍 𝗆𝗒 𝗶𝗻𝗳𝗼 𝒃𝒐𝒙! ୧
◜ ‘゚𝒇𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆 ⭈ Life in London (Original history)
‘゚ 𝒕𝗒𝗉𝖾 ⭈ canon/oc/ 𝗰𝗿𝗲𝗮𝘁𝗶𝘃𝗼. ◞
❰ ❱ ⇋ ˛ ⁰⁰¹ 𝐓𝐇𝐄﹒𝐁𝐀𝐒﹒𝐈𝐂𝐒 ˞ ˝
⋆ ∿ ◜ 𝗻𝖺𝗺𝖾 ◞ ⊶ Juliette Meyer ⋆ ∿ ◜ 𝗻𝗂𝗰𝗄𝗻𝖺𝗺𝖾 ◞ ⊶ Jules ⋆ ∿ ◜ 𝗮𝗀𝗲 ◞ ⊶ 24 años ⋆ ∿ ◜ 𝗯𝗂𝗿𝗍𝗵𝖽𝗮𝗒 ◞ ⊶ 20 de abril ⋆ ∿ ◜ 𝗻𝖺𝘁𝗂𝗼𝗇𝗮𝗅𝗶𝗍𝘆 ◞ ⊶ Inglesa ⋆ ∿ ◜ 𝗲𝗍𝗵𝗇𝗶𝖼𝗶𝗍𝘆 ◞ ⊶ nativa ⋆ ∿ ◜ 𝗿𝖺𝗰𝖾 ◞ ⊶ Negocios internacionales ⋆ ∿ ◜ 𝘀𝖾𝘅𝗎𝗮𝗅 𝗼𝗋𝗶𝖾𝗻𝗍𝗮𝗍𝗶𝗈𝗻 ◞ ⊶ Heterosexual ⋆ ∿ ◜ 𝘀𝗍𝗮𝗍𝘂𝗌 ◞ ⊶ Clase social Alta
⋆ ∿ ◜ 𝗽𝗅𝗮𝖼𝗲 𝗈𝗳 𝗋𝗲𝗌𝗶𝖽𝗲𝗇𝗰𝖾 ◞ ⊶ Londres, Inglaterra. ⋆ ∿ ◜ 𝗯𝗂𝗿𝗍𝗵𝗉𝗹𝖺𝗰𝖾 ◞ ⊶ Residencia de la familia Meyer, ubicada en Savile Row street ⋆ ∿ ◜ 𝘀𝗉𝗲𝖼𝗶𝖾𝘀 ◞ ⊶ Humana ⋆ ∿ ◜ 𝗷𝗈𝗯 ◞ ⊶ CEO de la Fundación Meyer ⋆ ∿ ◜ 𝗼𝖼𝗰𝗎𝗽𝖺𝘁𝗂𝗼𝗇 ◞ ⊶ CEO ⋆ ∿ ◜ 𝘀𝖼𝗵𝗈𝗼𝗅 ◞ ⊶ Estudio en casa ⋆ ∿ ◜ 𝘂𝗇𝗶𝗏𝗲𝗋𝘀𝗂𝘁𝗒 ◞ ⊶ Oxford
❰ ❱ ⇋ ˛ ⁰⁰² (𝒅.) 𝐏𝐇𝐘﹒𝐒𝐈﹒𝐂𝐀𝐋 ˞ ˝
⋆ ∿ ◜ 𝗲𝗒𝗲 𝖼𝗼𝗅𝗼𝗋 ◞ ⊶ miel verdoso ⋆ ∿ ◜ 𝗵𝖺𝗶𝗋 𝖼𝗼𝗅𝗼𝗋 ◞ ⊶ rubio ⋆ ∿ ◜ 𝗵𝖺𝗶𝗋 𝘁𝗒𝗽𝖾 ◞ ⊶ long ⋆ ∿ ◜ 𝗯𝗈𝗱𝗒 𝘁𝗒𝗽𝖾 ◞ ⊶ delgada
⋆ ∿ ◜ 𝗽𝗂𝗲𝗋𝗰𝗂𝗻𝗀𝘀 ◞ ⊶ orejas
❰ ❱ ⇋ ˛ ⁰⁰³ (𝒅.) 𝐏𝐒𝐘﹒𝐂𝐇𝐎﹒𝐋𝐎𝐆﹒𝐈𝐂𝐀𝐋 ˞ ˝
⋆ ∿ ◜ 𝗽𝗈𝘀𝗂𝘁𝗂𝘃𝖾 𝘁𝗋𝗮𝗂𝘁𝗌 ◞ ⊶ ❛⁺⤿ Es buena escuchando ❛⁺⤿ Alegre ❛⁺⤿ Espontánea ❛⁺⤿ Extrovertida ❛⁺⤿ Activo ❛⁺⤿ Sociable ❛⁺⤿ Productiva ❛⁺⤿ Persistente ❛⁺⤿ Constante ❛⁺⤿ Leal
⋆ ∿ ◜ 𝗻𝖾𝗴𝖺𝘁𝗂𝘃𝖾 𝘁𝗋𝗮𝗂𝘁𝗌 ◞ ⊶ ❛⁻⤿ Vanidosa. ❛⁻⤿ Tendenciosa. ❛⁻⤿ Prejuiciosa. ❛⁻⤿ Impaciente. ❛⁻⤿ Inquieta. ❛⁻⤿ Explosiva. ❛⁻⤿ Obstinada.
⋆ ∿ ◜ 𝗹𝗂𝗸𝖾𝘀 ◞ ⊶ ⤽ ‹ Le encanta el helado de fresa. ⤽ ‹ Seguir con la última moda en prendas y accesorios. ⤽ ‹ Su animal favorito es el koala. ⤽ ‹ Su color favorito es el beige y colores parecidos. ⤽ ‹ Ama las joyas. ⤽ ‹ Su música favorita es la clásica y el jazz. ⤽ ‹ Disfruta tocar el violín.
⋆ ∿ ◜ 𝗱𝗂𝘀𝗅𝗶𝗄𝗲𝗌 ◞ ⊶ ⤼ › Odia que su cabello luzca desarreglado. ⤼ › No le gusta que sus bebidas sean excesivamente espesas. ⤼ › El humo del tabaco. ⤼ › Los olores baratos. ⤼ › Oler a comida y a grasa. ⤼ › No le gusta comer la fruta entera, debe ser picada y sin huesos. ⤼ › Le molestan los necios. ⤼ › La música urbana y sus derivados.
⋆ ∿ ◜ 𝗵𝗈𝗯𝖻𝗶𝖾𝘀 ◞ ⊶ Tocar el violín; escuchar música clásica, el jazz, y sus derivados; ir de compras; viajar con su mejor amiga. ⋆ ∿ ◜ 𝗽𝖺𝘀𝗌𝗶𝗈𝗻𝗌 ◞ ⊶ La beneficencia se lo toma en serio; leer novelas rosas; y ver películas. ⋆ ∿ ◜ 𝗳𝖾𝗮𝗋𝘀 ◞ ⊶ los animales que se arrastran.
❰ ❱ ⇋ ˛ ⁰⁰⁴ 𝐁𝐀𝐂𝐊﹒𝐆𝐑𝐎𝐔𝐍𝐃﹒𝐇𝐈𝐒𝐓﹒𝐎𝐑𝐘 ˞ ˝
⊱ 𝖳𝗁𝗂𝗌 𝗂𝗌 𝗍𝗁𝖾 𝒔𝒕𝒐𝒓𝒚 𝖿𝗋𝗈𝗆 𝗍𝗁𝖾 𝐛𝐞𝐠𝐢𝐧𝐧𝐢𝐧𝐠 𝗈𝖿 𝒕 𝒊 𝒎 𝒆 𝒔 𝗐𝖾 𝗉𝗋𝖾𝗌𝖾𝗇����... 𝗝𝗨𝗟𝗜𝗘𝗧𝗧𝗘 𝗠𝗘𝗬𝗘𝗥 ⊰
❪ ஜ ❫ ˒ ʻ 𝟎𝟎𝟏 ‚ Juliette Meyer nació en la cuna de una familia burguesa, por lo que nunca tuvo una necesidad económica. Su familia convivía constantemente con la familia Castle. Los Meyer llevan años diseñando ropa y son dueños de varios centros comerciales. Richard, el padre de la familia, es heredero de un emporio de maquiladoras. Su familia es altamente prejuiciosa. El hijo mayor, Steven, forma parte del Parlamento. La hija menor, tiene aspiraciones de ser parte del Royal ballet, por lo que le dedica en alma y cuerpo cada minuto de su vida.
❪ ஜ ❫ ˒ ʻ 𝟎𝟎𝟐 ‚ Juliette era muy parecida a su madre, Irlanda. El mejor ejemplo que ella pudo obtener era de una mujer de sociedad cuyos únicos fines era mantenerse siempre dentro del mismo círculo sin ser parte de las habladurías. Juliette era tan superficial y frívola como su madre donde su vanidad era lo más importante para ella. El problema apareció cuando la hija de en medio se fijó en un chico pobre. Su mejor amiga trató de que ella entendiera que las cosas irían peor si no desistía esa locura. John Brown fue su primer amor, aquél que nunca olvidaría, y sería fiel a su recuerdo. John trabajaba en una fábrica y tenía tantos empleos que el chico apenas podía sostenerse de pie, pues todo el tiempo se encontraba cansado. El moreno cargaba con el peso de la educación, el cuidado y la alimentación de su hermana y de toda la familia Brown. Fue él quien logró que Juliette cambiara su manera tan egoísta de ver la vida, pues ella fue quien lo vio primero y se aseguró de investigarlo para saber cómo acercarse a él. Morgan odiaba ver a su mejor amiga distraída y abandonada por un “muerto de hambre”, pero no entendía que el amor que Juliette sentía por él, era verdadero. Lo conoció mientras caminaba en dirección a uno de sus trabajos, por lo que no pudo prestarle mucho tiempo a la rubia. Creyó que nunca la volvería a ver, pero desde ese momento, supo que ella era el amor de su vida.
Durante su relación, ella cambió tanto que dejó de ser fría, egoísta y superficial; dejando a Morgan con la duda respecto a su posición en la vida de Juliette. Morgan sintió envidia de que su mejor amiga pasara su tiempo con él y no con la morena. Así que, sabiendo que la rubia no se enteraría, le comentó a los señores Meyer de ésta quienes le pudieron un últimatum para que terminara esa loca relación. No consiguió sus planes pues Juliette terminó renunciando a su herencia por él y se fue a vivir con John. El amor de los dos era tan fuerte que no le importó abandonar a su familia por el chico que sería toda su familia y su cuñada. Sus padres creyeron que en cualquier momento, regresaría pues no sabía vivir sin dinero ni sus relaciones. Fueron tiempos difíciles para ella, pero aprendió a trabajar, a realizar las actividades de su hogar como la limpieza. En algunos momentos flaqueó pero no resistió por cuestiones económicas. Fueron invitados los Brown y Juliette a la casa de los Meyer, la reunión fue un fracaso. Juliette tenía la esperanza de que sus padres por fin los apoyarían, pero se llevó una sorpresa cuando en la cena también se encontraban los Castle. Morgan sostenía un Martini en su mano y Scott un vaso pequeño con Whiskey. La verdadera intención de su madre era volver a juntar a Juliette con Scott, pues éste había sido su novio cinco años antes que John. Salió furiosa de la habitación y tras ella, se fueron John y Mia.
❪ ஜ ❫ ˒ ʻ 𝟎𝟎𝟑 ‚ Después del regreso de Scott, se dio cuenta que la chica estaba más hermosa que antes, por lo que, independientemente de sus padres, se propuso que ella regresaría a sus brazos. Así que se encargó de buscarla y encontrarse con ella en cada rincón. Tenía que hacer que rompieran para que regresara a su círculo social y tuvieran más cosas en común. Mientras tanto, Juls trabajaba en una cafetería, pues sus padres se aseguraron de que no la contrataran como profesora en ningún colegio y con ayuda de los Castle, tampoco un colegio del gobierno la contrataría, no hasta que regresara a casa. Sus valores poco a poco cambiaron y entendió que su vida era muy fácil, más que la mayoría de las personas, por lo que dejó de ser frívola y mantuvo cuidado en su imagen lo mejor que pudo, pero ahora su mayor preocupación era sobrevivir. En cualquiera de sus encuentros con Scott, los que más odiaba eran cuando éste se presentaba en la cafetería y se quedaba sentado frente a ella con aquella sonrisa de niño encaprichado. Juliette no lo podía tratar mal, pero esperaba pacientemente cuando acababa su turno y salía del lugar, pues una vez fuera, Scott la seguía. Lo que facilitaba que explotara frente a él. Muchas de esas veces, John se enfurecía pues lo veía dentro de la cafetería, o bien, riéndose de Juliette, entendía que él estaba ahí para llevarse al amor de su vida. John no sólo estaba celoso, brotaban todas sus inseguridades, ya que Scott podía darle mejores cosas y sabía que era el chico perfecto para sus suegros.
Después de muchos intentos, Scott no lo conseguía, ni siquiera porque tenía la ayuda de Morgan; pero fue paciente y decidió darle espacio a ella. Juliette y John terminaron porque el chico cometió la falta más grande para la rubia: le mintió repetidamente y de muchas maneras, que finalmente su confianza huyó. Decidió ponerle fin a la relación y lo abandonó. Se fue directo a un departamento que rentó con lo poco que ganaba en la cafetería, pues no regresaría a la casa de los Meyer porque no confiaba en ellos y ya no se sentía cómoda en el que había sido su casa. Tras enterarse de esto, Scott la buscaba todos los días y le enviaba regalos todas las mañanas antes de que la rubia se fuera a trabajar. Morgan la visitaba todo el tiempo y le rogaba que regresara a su casa, o bien, que se fuera a la casa de los Castle. El mayor de sus problemas era que Juliette Meyer ya quería ser independiente. Poco a poco las puertas de todos los trabajos “decentes” les fueron abiertos; pues Scott se aseguraba de ello. Y logró conquistarla nuevamente. Sentía que Scott le pertenecía y no se lo dejaría a nadie más; como Scott seguía diciendo que Juliette siempre sería de él, aun cuando no salieran juntos, aun cuando terminaran, siempre sería de él. Desde que había terminado con el joven Brown, ella ya no era la misma, se la pasaba arriesgando su vida por proteger a los huérfanos de la calle, a los pobres que se encontraban a las afueras de la ciudad, se preocupaba por el medio ambiente.
❪ ஜ ❫ ˒ ʻ 𝟎𝟎𝟒 ‚ Ahora creía en la igualdad de las personas, entendía que los puestos no debían heredarse y también tenía fe en que aquellos que trabajaban más, debían llegar a tener los mejores lugares, pues ahora apreciaba las habilidades, conocimientos y perseverancia de las personas. Creyendo esto, y tras años de una reconciliación familiar, ayudó a su familia a que sus propiedades y la empresa familiar crecieran; por lo que más adelante la nombraron CEO de la Fundación Meyer y seguía formando parte de la dirección del resto de sus negocios familiares. Ayudaba a los niños pobres de todo el mundo, eso quería, y sobre todo, buscaba el apadrinamiento de dichos niños para que pudieran estudiar y aspirar a una vida en la que no sólo se preocuparan por sobrevivir. Juliette viajó a Hawai con un propósito enorme: ser socia de Scott y Morgan Castle. Planeaban montar uno de los más grandes emporios hoteleros en la ciudad, y para ello, tenía que viajar antes que los otros socios, con el propósito de canalizar el lugar, liquidar los terrenos que estaban comprando para su proyecto. Tenía muchos pendientes y poca ayuda por parte de su prometido y de su mejor amiga, no sabía que en realidad la querían alejada de John, aunque no sabían que éste, por motivo de trabajo, se había trasladado a Hawai. La rubia viajaba constantemente a Londres, Hawai y Nueva York.
❰ ❱ ⇋ ˛ ⁰⁰⁵ 𝐑𝐄𝐋﹒𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍﹒𝐒𝐇𝐈𝐏𝐒 ˞ ˝
𝖸𝗈𝗎 𝘀𝗵𝗼𝘂𝗹𝗱𝗻'𝘁 𝗺𝗲𝘀𝘀 𝗐𝗂𝗍𝗁 𝒎𝒆 𝗒𝗈𝗎 𝐝𝐨𝐧'𝐭 𝗐𝖺𝗇𝗇𝖺 𝒎𝒆𝒔𝒔 𝗐𝗂𝗍𝗁 𝙢𝙚 𝖼𝗎𝗓' 𝗂𝖿 𝗒𝗈𝗎 𝗆𝖾𝗌𝗌 𝗐𝗂𝗍𝗁 𝗆𝖾 𝗒𝗈𝗎'𝗋𝖾 𝗆𝖾𝗌𝗌𝗂𝗇𝗀 𝗐𝗂𝗍𝗁 𝗆𝗒 ╭𝐅﹒𝐀﹒𝐌﹒𝐈﹒𝐋﹒𝐘╯
დ⨟ Richard Meyer ╱ padre. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
დ⨟ Irlanda Meyer ╱ madre. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
დ⨟ Steven Meyer ╱ hermano mayor. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
დ⨟ Shophie Meyer ╱ hermana menor. (Amanda Seyfried) 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
𝖶𝗁𝖾𝗇 𝗍𝗁𝖾 𝘀𝘂𝗻 𝗌𝗁𝗂𝗇𝖾𝗌 𝙬𝙚'𝙡𝙡 𝗌𝗁𝗂𝗇𝖾 𝐭𝐨𝐠𝐞𝐭𝐡𝐞𝐫 𝗍𝗈𝗅𝖽 𝘆𝗼𝘂 𝖨'𝗅𝗅 𝖻𝖾 𝗁𝖾𝗋𝖾 𝒇𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝗌𝖺𝗂𝖽 𝖨'𝗅𝗅 𝐚𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬 𝖻𝖾 𝗒𝗈𝗎𝗋 ╭𝐅﹒𝐑﹒𝐈﹒𝐄﹒𝐍﹒𝐃﹒𝐒╯
დ⨟ Morgan Castle ╱ mejor amiga (Leighton Meester) 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
დ⨟ John Brown ╱ ex pareja – amigo (Sean Faris) 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
დ⨟ nombre ╱ 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
დ⨟ nombre ╱ 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
დ⨟ nombre ╱ 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
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დ⨟ nombre ╱ 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
დ⨟ nombre ╱ 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
𝖧𝖾/𝖲𝗁𝖾/𝖳𝗁𝖾𝗒 𝗐𝗁𝗈 𝙨𝙚𝙚𝙠𝙨 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐚𝐧𝐜𝐞 𝗺𝘂𝘀𝘁 𝖽𝗂𝗀 𝗍𝗐𝗈 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒔 𝐨𝐧𝐞 𝖿𝗈𝗋 𝗁𝗂𝗆/𝗁𝖾𝗋/𝗍𝗁𝖾𝗆𝗌𝖾𝗅𝗏𝖾𝗌 𝖺𝗇𝖽 𝒐𝒏𝒆 𝖿𝗈𝗋 𝗁𝗂𝗌/𝗁𝖾𝗋/𝗍𝗁𝖾𝗂𝗋 ╭𝐄﹒𝐍﹒𝐄﹒𝐌﹒𝐈﹒𝐄﹒𝐒╯
დ⨟ nombre ╱ 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
დ⨟ nombre ╱ 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
დ⨟ nombre ╱ 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
𝖢𝖺𝗇 𝗜 𝗀𝗈 𝗐𝗁𝖾𝗋𝖾 𝘆𝗼𝘂 𝒈𝒐? 𝖼𝖺𝗇 𝐰𝐞 𝒂𝒍𝒘𝒂𝒚𝒔 𝖻𝖾 𝙩𝙝𝙞𝙨 𝖼𝗅𝗈𝗌𝖾? 𝐟𝐨𝐫𝐞𝐯𝐞𝐫 𝖺𝗇𝖽 𝗲𝘃𝗲𝗿, 𝙩𝙖𝙠𝙚 𝗆𝖾 𝗈𝗎𝗍 𝖼𝗎𝗓' 𝘆𝗼𝘂 𝖺𝗋𝖾 𝒎𝒚 ╭𝐋﹒𝐎﹒𝐕﹒𝐄﹒𝐑﹒(𝐒)╯
დ⨟ Scott Castle╱ prometido. (Robert Pattinson) 𝐯𝐢𝐯𝐨 ∯ #tag.
❰ ❱ ⇋ ˛ ⁰⁰⁶ 𝐃𝐈𝐒﹒𝐂𝐋𝐀𝐈﹒𝐌𝐄𝐑𝐒 ˞ ˝
𝐈. εïз Personaje basado en Life in London (una vieja comunidad de RP). Créditos del personaje a 𝚃𝚒𝚗𝚝𝚊𝚎𝚗𝚟𝚎𝚗𝚎𝚗𝚊𝚍𝚊.𝚝𝚡𝚝 𝐈𝐈. εïз Me reservo el derecho de escoger las relaciones del personaje y también brindo la oportunidad de dar a los pjs pertenecientes de dicho proyecto y que poco a poco subiré en la wishlist. Cualquier detalle, el personaje podrá ser retirado. 𝐈𝐈𝐈. εïз ¡ᴄʀᴇ́ᴅɪᴛᴏs! 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂𝒕𝒐 𝖻𝒚: dreamcatcher.txt. 𝒕𝒆𝒎𝒑𝒍𝒂𝒕𝒆 𝖻𝒚: 𝚃𝚒𝚗𝚝𝚊𝚎𝚗𝚟𝚎𝚗𝚎𝚗𝚊𝚍𝚊.𝚝𝚡𝚝
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En la ardua búsqueda de perfiles aptos se ha recopilado la siguiente información sobre Danyi Kim; sabemos que tiene veinticuatro años y viene desde Estados Unidos. Creemos conveniente dejar por escrito que sus datos han sido verificados y puede incorporarse a la Clasificación Sweven lo antes posible. Su aspiración ya ha sido incluida en los archivos privados, y hasta el día de la Presentación los colaboradores no conocerán más datos. Quedamos a la espera de la confirmación total. — Un saludo, el Comité Fundador de Sweven.
Tu formulario ha sido correctamente publicado y aceptado, EFFY, oficialmente te damos la bienvenida a Sweven. Tienes un lapso de veinticuatro horas para hacernos llegar la cuenta de tu personaje. Si necesitas algo más ¡háznoslo saber!
INFORMACIÓN DE USUARIO.
Seudónimo: Effy.
Pronombres: fem.
Edad: 25+
Trigger warnings: non-con.
Faceclaim reservado: Yoo Jimin (Karina)
DETALLES DEL PERFIL.
Nombre completo: Danyi Kim “Dani”
País de residencia: Estados Unidos.
Edad y fecha de nacimiento: 24 años / diciembre 8
Pronombres: femeninos.
¿Cómo se enfrenta a la clasificación?: Las competencias le emocionan, sobre todo las que le agrandan el ego. A pesar de que no se deja confiar, está dispuesta a ganarse algunas personas, hacer amistades con ideas afines o enemistarse. Sabe que lo más sabio sería mantenerse cerca de sus amigos y aún más de sus enemigos. Una rivalidad, podría sacar a relucir su lado más sarcástico y despiadado, pero sin dejar de lado su buen humor y astucia, después de todo, quiere divertirse, averiguar qué saca de toda esta experiencia, y por sobre todo, dar lo mejor de sí para salir victoriosa.
Datos curiosos:
uno. vivió en un pueblo nevoso y frío llamado newfoundland, alejado de la ciudad en canada. junto a su padre, un renombrado escritor, solitario y huraño. su hogar, una maravilla arquitectónica que está ubicada en una montaña, y su vecino más cercano estaba una montaña más abajo, por lo que, su único contacto con la sociedad hasta sus dieciocho era el personal domestico, profesores privadas, la tienda más cercana, y el extenso mundo de internet.
dos. desde pequeña fue inquieta y curiosa. sus intereses variaban cada mes, escribir una novela de distopia quedo a medias, pero hay unos que trascendieron durante su adolescencia y otros que aún perduran en su adultez. puede pasar tardes y noches enteras sentada frente a la computadora jugando videojuegos y transmitiendo, practicó en una academia de baile religiosamente cinco días a la semana por doce años, y cantar o rappear en su habitación o en karaokes. también subía contenido a sus redes sociales, como covers de sus canciones favorita o tiktoks de bailes. logró una buena cantidad de seguidores y una comunidad, su problema fue que las abandonó luego de decidirse por entrar a la universidad, con sus buenas calificaciones, podría entrar donde quisiera.
tres. eligió su carrera motivada por el asesinato de su madre y por su morboso interés por todo lo escabroso y por entender más de la mente y consciencia humana de personas tan perturbadas.
cuatro. por su deseo de salir al mundo a darse a conocer, y dejar de estar encerrada en la ciudad que la vio crecer: un paraíso natural que ama, pero que la estaba conteniendo de su verdadero potencial. se fue a estudiar al país más ruidoso y caótico que pudo encontrar, estados unidos. cambridge, para ser exactos, y ahí completó sus estudios en la universidad de harvard.
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Una exploradora en la Francia rococó
[La clavecinista barcelonesa Eva del Campo Cassé / MARCEL ASSO]
La clavecinista Eva del Campo Cassé hace la primera grabación integral de la música del compositor francés Jean-Baptiste Parant
Natural de de Barcelona, la clavecinista Eva del Campo Cassé tiene una especial vinculación con Francia, donde hizo buena parte de sus estudios y donde trabaja, actualmente en Toulouse, lo que compagina con clases en el Conservatorio Profesional de Badalona y con una actividad de conciertos que la ha llevado a formar, junto al violonchelista Guillermo Turina, el conjunto Pérgamo Ensemble. Acaba de publicar el primer registro mundial con toda la música para clave conservada del compositor Jean-Baptiste Parant (c.1730-d.1792).
–Apenas sabemos nada de él.
–Pues su libro está digitalizado en la Biblioteca Nacional de París. El acceso es libre.
–¿Y cómo es que esta música no había sido grabada antes?
–Había algunas grabaciones, pero de piezas sueltas. Las dieciséis piezas del libro nunca se habían hecho en un disco. Creo que es por la falta de información biográfica y de referencias. Hemos investigado y algunas cosas sí sabemos ya. Desde aproximadamente 1760, Parant fue organista en la iglesia de Quinze-Vingts, en París, a la vez que era profesor en el Magasin de l’Opera de la École du Chant, que se ocupaba de formar a los cantantes para la Ópera de París, y donde seguramente hizo tareas que hoy corresponderían a las de un correpetidor, al menos hasta que en 1774 fue ascendido a Maître de Musique. Era una institución que dirigían el sobrino de Rebel y François Francoeur, dos peces gordos en la música parisina de la época, por lo que no debió de estar mal relacionado. El único libro de piezas que ha sobrevivido es este, que es de 1762 y se lo dedica a Mademosielle D’Harcourt. Hemos investigado al personaje y resulta que era hija del cuarto duque D’Harcourt, una mujer que llegó a ser madre superiora del monasterio de Visitation de Bayeux. Hasta hace poco se pensaba que Parant murió poco después de la publicación de su libro, pero ha aparecido información nueva, nada menos que de 1792, en la que se habla de la jubilación de Monsieur Parant después de más de 40 años de servicio al municipio, lo que cambia muchas cosas.
–¿No volvió a publicar en todo ese tiempo?
–No que sepamos, aunque tampoco puede descartarse. La recepción crítica de su libro fue muy buena. Hay una reseña en el Mercure de France que dice literalmente: “Estas piezas nos parecieron agradables y llenas de canto, mérito que lamentablemente se está volviendo un poco raro y no se puede recomendar habitualmente”.
–Es música rococó...
–Exacto. Es la música característica de su tiempo, muy de salón, la de Duphly, Balbastre, Armand-Louis Couperin, Pancrace Royer y gente así, música llena de referencias a personajes de su entorno, que aparecen como títulos de muchas de las piezas: La D’Harcourt, por supuesto, o La De Beuvron, que es el mismo personaje, pero también La De Bonneval, La De Monpesat, etc. Luego hay algunas con nombres de lugares, como Les Festes de Passy, que es significativa, porque Passy era un castillo, la residencia de Alexandre de la Pouplinière, quien fuera mecenas de Rameau, que murió justo en 1762. Es muy posible que Parant participara en sus veladas musicales. Y luego hay algunas piezas que son evocaciones muy personales, como Les Cascades, que me encanta, es mi pieza favorita, o La Follette, La Pétulante...
youtube
–El libro está también lleno de danzas, claro.
–Por supuesto, porque está dentro de la tradición de la suite francesa. Los menuets y gavotas figuran como tales, explícitamente, pero luego en muchos de estos títulos característicos se esconden alemandas y rondós.
–Es su primer disco como solista. Hasta ahora Eva del Campo era más conocida como continuista y acompañante. ¿Puede empezar a cambiar eso?
–La oportunidad de hacer conciertos como solista no son muchas, aunque este verano tengo uno en el Festival de Torroella de Montgrí, en el que haré parte del disco, porque lo grabé allí en julio de 2022. Este disco ha sido como tener un hijo. Que dices “qué barbaridad, un hijo”, pero una vez lo tienes, quieres otro... Lo que pasa es que con Pérgamo Ensemble tenemos pendiente también una grabación, que será nuestro primer disco como grupo, y eso es ahora prioritario para mí.
–¿Podemos saber de qué irá ese disco?
–Es todavía secreto, sabemos lo que queremos hacer y cómo, pero necesitamos los medios económicos para hacerlo. Sí le puedo decir que será repertorio inédito en disco y lo haremos con Elisabeth Hetherington. Hemos tenido la suerte de encontrarnos con esta cantante que a mí me parece un prodigio. Es extraordinaria, de una elegancia y un dominio de la coloratura espectaculares.
–Le va bien entonces a Pérgamo Ensemble...
–Estamos muy contentos. Hicimos un inédito de Zelenka, y nos han invitado al Festival Zelenka de Praga, que es una ocasión importante para el conjunto.
[Diario de Sevilla. 14-07-2024]
La ficha
Jean-Baptiste Parant (c.1730–d.1792)
Premier Livre de Pièces de Clavecin (Paris, c.1762)
1. La D’Harcourt : Légèrement
2. La Angôt (Rondeau): Amoureusement
3. La De Monpesat (Rondeau): Affectueusement, sans lenteur –
Suitte de la De Monpesat
4. Première Gavotte: Gracieusement – 2e Gavotte: Plus tendrement
5. Les Cascades: Vivement
6. Menuet
7. La De Bonneval (Rondeau): Gracieusement
8. La Majestueuse (Allemande): Fièrement
9. La Pétulante: Très vivement
10. La De la Bauve (Rondeau): Gracieusement –
Suitte de la De la Bauve (2e Rondeau): Tendrement
11. Menuet
12. Les Festes de Passy (Rondeau): Gayment
13. La Follette: Lourée
14. Menuet
15. La De Beuvron: Très vivement
16. La Lionoise (Pantomime): Gayment
Eva del Campo, clave
Brilliant
EL CD EN SPOTIFY
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Fundación Antenna y Bank of America lanzan la quinta versión del Premio PAM Artista Mujer 2024 Estamos emocionados de anunciar el lanzamiento de la quinta versión del Premio PAM Artista Mujer 2024, organizado por Fundación Antenna y Bank of America, con la colaboración del Grupo Roca (Anibal Molina). Convocatoria: 📅 Inicio: 26 de junio 📅 Cierre: 25 de septiembre Objetivo del Premio PAM: Visibilizar a una generación de artistas mayores de 60 años y destacar su valioso aporte al desarrollo de las artes visuales en Chile. En estos cinco años, el premio ha potenciado las carreras de las artistas ganadoras, brindándoles reconocimiento y visibilidad dentro del medio. Premios: 🏆 Primer lugar: $5 millones 🏆 Premio del público: $2 millones 🏆 Dos menciones honrosas: $1.5 millones cada una Convocatoria abierta: Artistas chilenas, residentes en Chile o en el extranjero, y extranjeras con residencia en Chile, que tengan 60 años o más. Inscríbete en www.premiopam.cl o postula a alguien que conozcas. Jurado: La selección de las ganadoras estará a cargo de: Dos representantes del mundo del arte Un representante de Bank of America Un representante de Grupo Roca Un representante del Capítulo Chileno del National Museum of Women in the Arts Además de la votación del jurado, el público también podrá votar, democratizando la selección y acercando el arte a la comunidad. Las ganadoras se anunciarán a inicios de noviembre. Ediciones anteriores: 🎨 En 2023 reconocimos a Isabel del Río, Andrea Fischer, Francesca Colzani y Ximena Izquierdo. 🎨 En 2022: Denise Blanchard, Claudia Yagnam, Ester Fierro y Virginia Maluk. 🎨 En 2021: Eugenia Vargas, Rosa Velasco, Paz Lira y Javiera Moreira. 🎨 En 2020: Julia Toro, Cornelia Vargas, Carmen Piemonte y Elsa Bolívar. Más de 650 artistas mujeres han participado y más de 14 mil personas han votado por su obra favorita en las ediciones anteriores. ¡Únete a esta gran oportunidad para visibilizar la obra de artistas mujeres en Chile! 👩🎨 ¡Invitamos a todas las artistas mayores de 60 años a participar y a ser parte de esta comunidad que impulsa y promociona el talento artístico en Chile! ✨
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⠀⠀⠀the⠀⠀ world⠀⠀ will⠀⠀ know⠀⠀ my⠀⠀ name !
𝕮𝐔𝐑𝐈𝐎𝐒𝐈𝐓𝐈𝐄𝐒
⠀ ⠀
⠀⠀𝐎𝐈 : posee una varita de madera de tejo, núcleo de fénix, catorce pulgadas, medianamente flexible.
⠀⠀𝐎𝐈𝐈 : prefiere que la llamen artemisa, aunque generalmente solo en la privacidad de la residencia blackwood le llaman así.
⠀⠀𝐎𝐈𝐈𝐈 : su boggart es un hombre lobo, debido a que en su infancia casi es asesinada por uno.
⠀⠀𝐎𝐈𝐕 : posee un corto temperamento como el de su padre y el cabello lacio de su madre.
⠀⠀𝐎𝐕 : su clase favorita es la alquimia.
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Cómo ver BBC iPlayer en el extranjero
Para muchos, BBC iPlayer es una excelente fuente de entretenimiento con una amplia gama de programas de televisión, series, documentales y películas. Sin embargo, al intentar acceder a BBC iPlayer desde el extranjero, es probable que te encuentres con restricciones geográficas que impiden la transmisión de contenido. Pero no te preocupes, existen formas de ver BBC iPlayer en el extranjero.
Una manera de acceder a BBC iPlayer desde fuera del Reino Unido es utilizando una VPN (Red Privada Virtual). Una VPN te permite cambiar tu dirección IP y simular que te encuentras en el Reino Unido, lo que te permitirá el acceso al contenido de BBC iPlayer como si estuvieras allí.
Otra opción es suscribirte a un servicio de proxy o de DNS inteligente que pueda enmascarar tu ubicación real y permitirte acceder a BBC iPlayer desde el extranjero. Estos servicios son fáciles de configurar y suelen ser efectivos para evitar las restricciones geográficas.
Es importante tener en cuenta que eludir las restricciones geográficas de BBC iPlayer puede infringir los términos de uso del servicio, por lo que es recomendable verificar la legalidad de estas soluciones en tu país de residencia.
En resumen, si deseas ver BBC iPlayer en el extranjero, una VPN, un servicio de proxy o de DNS inteligente pueden ser herramientas útiles para acceder al contenido que tanto te gusta, sin importar dónde te encuentres en el mundo. ¡Disfruta de tus programas favoritos estés donde estés!
VPN para BBC iPlayer
Un VPN para BBC iPlayer es una herramienta útil para aquellas personas que desean acceder al contenido de esta plataforma de streaming desde cualquier parte del mundo. BBC iPlayer es un servicio de televisión y radio en línea que ofrece una amplia variedad de programas, series y documentales de la BBC. Sin embargo, debido a restricciones geográficas, el acceso a este contenido está limitado a determinadas regiones.
El uso de un VPN, o red privada virtual, permite a los usuarios simular una ubicación diferente a la real, lo que les permite acceder al contenido de BBC iPlayer desde cualquier país. Al conectarse a un servidor en el Reino Unido a través del VPN, los usuarios pueden eludir las restricciones geográficas y disfrutar de todo el catálogo de BBC iPlayer como si estuvieran físicamente en el país.
Es importante elegir un VPN confiable y rápido para garantizar una experiencia de transmisión fluida y de alta calidad. Algunos proveedores de VPN ofrecen servidores optimizados específicamente para desbloquear BBC iPlayer, lo que garantiza un acceso sin interrupciones al contenido.
En resumen, un VPN para BBC iPlayer es una herramienta esencial para aquellos que desean disfrutar de su programación favorita sin importar su ubicación geográfica. Con la ayuda de un VPN, los usuarios pueden acceder a BBC iPlayer de forma segura y privada, disfrutando de un contenido variado y de alta calidad en cualquier momento y lugar.
Acceso a BBC iPlayer fuera de UK
En el mundo actual, el acceso a contenidos en línea es una parte esencial de la vida cotidiana. Sin embargo, hay ciertas restricciones que pueden dificultar el disfrute de plataformas como BBC iPlayer fuera del Reino Unido. BBC iPlayer es un popular servicio de streaming que ofrece una amplia variedad de programas de televisión, películas, documentales y más. A pesar de su popularidad, el acceso a BBC iPlayer está restringido a usuarios que se encuentren dentro del Reino Unido debido a restricciones regionales.
Para aquellos que desean acceder a BBC iPlayer fuera del Reino Unido, existen soluciones disponibles que les permiten eludir estas restricciones geográficas. Una opción común es el uso de una red privada virtual (VPN). Una VPN enmascara la ubicación del usuario al redirigir su tráfico a través de servidores ubicados en el Reino Unido, lo que le permite acceder a BBC iPlayer como si estuviera físicamente en el país.
Otra alternativa es el uso de servidores proxy, que actúan como intermediarios entre el usuario y el sitio web al enmascarar su dirección IP real. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso de VPNs o proxies para acceder a contenido restringido puede violar los términos de uso del servicio, por lo que se debe proceder con precaución.
En resumen, aunque BBC iPlayer esté restringido fuera del Reino Unido, existen formas de superar estas limitaciones y disfrutar de su contenido desde cualquier parte del mundo. Al hacer uso de herramientas como VPNs o proxies, los usuarios pueden acceder a BBC iPlayer y disfrutar de su programación sin importar su ubicación geográfica.
Geo-bloqueo de BBC iPlayer
El geo-bloqueo de BBC iPlayer es una restricción impuesta por la BBC para limitar el acceso a su plataforma de transmisión de contenido de video a ciertas ubicaciones geográficas. Esta medida se implementa con el objetivo de cumplir con las leyes y regulaciones de derechos de autor, lo que significa que solo las personas que se encuentran en el Reino Unido pueden acceder al contenido de BBC iPlayer de manera legal.
El geo-bloqueo puede resultar frustrante para aquellos que desean disfrutar de los programas y series exclusivos de la BBC desde fuera del Reino Unido. Sin embargo, existen diversas soluciones para evitar esta restricción y acceder al contenido de BBC iPlayer desde cualquier parte del mundo.
Una de las formas más comunes de eludir el geo-bloqueo de BBC iPlayer es utilizando una red privada virtual (VPN). Al conectarse a un servidor VPN en el Reino Unido, los usuarios pueden falsificar su ubicación real y acceder al contenido de BBC iPlayer como si estuvieran en el país.
Otra opción es utilizar servicios de proxy que también permiten cambiar la dirección IP y simular una ubicación en el Reino Unido. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso de VPNs y proxies para acceder a contenido geo-bloqueado puede violar los términos de servicio de BBC iPlayer y exponer a los usuarios a posibles sanciones.
En resumen, el geo-bloqueo de BBC iPlayer es una medida de restricción geográfica que puede evitarse utilizando herramientas como VPNs y proxies, aunque es fundamental actuar dentro de los límites legales y respetar los derechos de autor.
Soluciones para ver BBC iPlayer desde otro país
Si te encuentras fuera del Reino Unido y deseas ver BBC iPlayer, es posible que te enfrentes a restricciones geográficas. Sin embargo, existen soluciones que te permitirán acceder a este servicio de transmisión desde otro país.
Una de las formas más populares de desbloquear BBC iPlayer es utilizando una red privada virtual (VPN). Las VPN enmascaran tu ubicación real y te permiten simular que te encuentras en el Reino Unido, lo que te da acceso al contenido de la BBC y otros servicios exclusivos para esa región. Es importante elegir un proveedor confiable y seguro de VPN para garantizar una conexión estable y proteger tu privacidad en línea.
Otra opción es utilizar un servicio de proxy, que opera de manera similar a una VPN al cambiar tu dirección IP, pero suele ser menos seguro. Los servicios de proxy gratuitos pueden ser tentadores, pero muchos de ellos no ofrecen la velocidad ni la protección necesarias para disfrutar de BBC iPlayer sin interrupciones.
Algunas personas también recurren a la configuración de servidores DNS personalizados o al uso de navegadores con funciones de privacidad mejorada para acceder a BBC iPlayer desde el extranjero. Estas opciones pueden ser menos comunes, pero también pueden ser efectivas en ciertos casos.
En resumen, si deseas ver BBC iPlayer desde otro país, las VPN son la solución más confiable y segura. Investigar y elegir el servicio adecuado para tus necesidades te permitirá disfrutar de tus programas favoritos de la BBC estés donde estés. ¡No dejes que la geolocalización te impida acceder al contenido que deseas ver!
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Configuración de Prime Video con VPN
Para aquellos que deseen acceder al contenido de Prime Video desde ubicaciones restringidas, el uso de una red privada virtual (VPN) puede ser una solución efectiva. Al configurar Prime Video con una VPN, los usuarios pueden eludir las restricciones geográficas y acceder a una amplia gama de contenido que de otro modo no estaría disponible en su región.
El primer paso para configurar Prime Video con una VPN es seleccionar un proveedor confiable de servicios VPN que ofrezca servidores en ubicaciones donde Prime Video esté disponible. Una vez que se haya elegido un proveedor de VPN, los usuarios deberán instalar la aplicación en sus dispositivos y crear una cuenta.
Una vez configurada la VPN, los usuarios pueden conectarse a un servidor en una ubicación donde Prime Video esté disponible. Al utilizar una dirección IP de esa región, los usuarios pueden acceder al contenido completo de Prime Video sin restricciones geográficas.
Es importante tener en cuenta que el uso de VPN para acceder a contenido restringido puede violar los términos de servicio de Prime Video. Por lo tanto, los usuarios deben ser conscientes de las posibles implicaciones legales antes de utilizar una VPN con Prime Video.
En resumen, la configuración de Prime Video con una VPN puede proporcionar a los usuarios acceso a un contenido más amplio y variado. Sin embargo, es fundamental investigar y comprender completamente las implicaciones legales y los riesgos asociados antes de utilizar una VPN con servicios de transmisión como Prime Video.
Acceso a Prime Video desde otro país
Acceder a Prime Video desde otro país puede convertirse en un desafío para muchos usuarios que desean disfrutar de su contenido favorito estando fuera de su lugar de origen. Aunque este servicio de streaming de vídeo de Amazon ofrece una amplia gama de series, películas y programas exclusivos, la disponibilidad de ciertos contenidos puede variar según la región geográfica en la que nos encontremos.
Para poder acceder a Prime Video desde otro país, es fundamental contar con una conexión a Internet estable y utilizar una VPN (Red Privada Virtual, por sus siglas en inglés). Una VPN permite simular una ubicación diferente a la real, lo que nos permitirá desbloquear el acceso a Prime Video desde cualquier lugar del mundo.
Otra alternativa para disfrutar de Prime Video fuera de nuestro país de residencia es creando una cuenta aparte en la región en la que nos encontramos temporalmente. Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunos contenidos pueden estar restringidos geográficamente y no estar disponibles en todas las ubicaciones.
En resumen, acceder a Prime Video desde otro país es posible utilizando una VPN o creando una cuenta en la región correspondiente. De esta manera, podremos disfrutar de todo el catálogo de contenido de Prime Video estando en cualquier parte del mundo. ¡No te pierdas tus series y películas favoritas estés donde estés!
Ventajas de usar VPN con Prime Video
Utilizar una VPN con Prime Video puede ofrecer una serie de ventajas significativas para los usuarios. En primer lugar, al conectarse a través de una red privada virtual, los espectadores pueden disfrutar de un alto nivel de privacidad y seguridad. Esto significa que sus datos personales y su actividad en línea estarán protegidos de posibles hackers, ciberdelincuentes y otros terceros no deseados.
Además, una VPN permite a los usuarios acceder al contenido de Prime Video que podría estar bloqueado en su región geográfica. Al enmascarar la dirección IP del dispositivo, la VPN desbloquea un mundo de posibilidades en términos de películas, series y programas de televisión disponibles para su visualización, independientemente de la ubicación del usuario.
Otra ventaja importante de usar una VPN con Prime Video es la posibilidad de evitar las restricciones de ancho de banda impuestas por los proveedores de servicios de Internet. Al enmascarar la actividad en línea, la VPN puede mejorar la velocidad de transmisión, lo que se traduce en una experiencia de visualización más fluida y sin interrupciones.
En resumen, aprovechar una VPN con Prime Video no solo garantiza la seguridad y la privacidad en línea, sino que también amplía el catálogo de contenido disponible y mejora la calidad de la transmisión. Es una herramienta imprescindible para los amantes del entretenimiento digital que buscan una experiencia personalizada y sin limitaciones geográficas.
Mejores VPN para streaming en Prime Video
Las VPN (redes privadas virtuales) han ganado popularidad entre los usuarios que desean acceder a contenido restringido geográficamente en plataformas de streaming como Prime Video. Al utilizar una VPN, los usuarios pueden eludir las restricciones geográficas y disfrutar de una amplia gama de contenido desde cualquier lugar del mundo.
Al buscar la mejor VPN para streaming en Prime Video, es importante considerar factores como la velocidad de conexión, la cantidad de servidores disponibles y la capacidad de desbloquear contenido restringido. Algunas de las mejores opciones en el mercado incluyen ExpressVPN, NordVPN y CyberGhost.
ExpressVPN es conocida por su velocidad y estabilidad, lo que la convierte en una excelente opción para streaming en Prime Video. Con servidores ubicados en numerosos países, ExpressVPN permite a los usuarios acceder a contenido de todo el mundo de forma rápida y sencilla.
NordVPN es otra VPN popular que ofrece una amplia gama de servidores especializados en streaming. Con funciones de seguridad avanzadas y una política estricta de no registro, NordVPN es una opción sólida para aquellos que valoran la privacidad y la seguridad en línea.
Por último, CyberGhost es una opción asequible que ofrece servidores optimizados para streaming en Prime Video. Con una interfaz fácil de usar y una sólida política de privacidad, CyberGhost es una excelente opción para aquellos que buscan una VPN confiable para sus necesidades de streaming.
En resumen, al elegir una VPN para streaming en Prime Video, es importante considerar factores como la velocidad, la cantidad de servidores disponibles y las medidas de seguridad. ExpressVPN, NordVPN y CyberGhost son algunas de las mejores opciones disponibles en el mercado que pueden ayudarte a disfrutar de contenido restringido en Prime Video desde cualquier lugar del mundo.
Solución de problemas al usar VPN con Prime Video
Al utilizar una VPN para acceder a Prime Video, es posible que te encuentres con algunos problemas que puedan dificultar la reproducción de contenidos. Sin embargo, existen soluciones simples para resolver estos inconvenientes y disfrutar de tus series y películas favoritas sin interrupciones.
Uno de los problemas más comunes al utilizar una VPN con Prime Video es la detección de proxy. En ocasiones, la plataforma puede bloquear el acceso si detecta que estás utilizando una VPN. Para solucionar esto, asegúrate de utilizar una VPN de alta calidad que ofrezca servidores dedicados para servicios de streaming, lo que disminuirá las posibilidades de ser detectado.
Otro problema frecuente es la velocidad de conexión reducida al utilizar una VPN. Esto puede provocar que la reproducción de contenido en Prime Video se vea entrecortada o en baja calidad. Para solucionar este inconveniente, elige un servidor VPN que esté ubicado lo más cerca posible de tu ubicación geográfica, lo que mejorará la velocidad de conexión y la calidad de reproducción.
Además, es importante asegurarse de que la VPN esté actualizada a la última versión, ya que las actualizaciones suelen incluir mejoras de rendimiento y correcciones de errores que pueden afectar la compatibilidad con Prime Video.
Siguiendo estos simples consejos, podrás disfrutar de una experiencia sin problemas al utilizar una VPN con Prime Video y acceder a todo su catálogo de contenidos sin restricciones.
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¿Cuáles son las casas de apuestas más populares para apostar en Eurovisión?
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¿Cuáles son las casas de apuestas más populares para apostar en Eurovisión?
Casas de apuestas Eurovisión
Casas de apuestas Eurovisión: ¿Dónde Apostar en el Festival de la Canción?
El Festival de Eurovisión es uno de los eventos musicales más populares a nivel internacional, atrayendo a millones de espectadores cada año. Además de disfrutar de las actuaciones de los diferentes países, muchos fanáticos del certamen también participan en apuestas para agregar emoción extra a la competencia.
Existen varias casas de apuestas en línea que permiten a los seguidores de Eurovisión apostar por su canción favorita o por el país que creen que se llevará la victoria. Estas casas ofrecen una amplia variedad de opciones de apuestas, como apostar al ganador del festival, al top 3 de la clasificación final, al país que recibirá la mayor puntuación, entre otras.
Algunas de las casas de apuestas más populares para Eurovisión incluyen Betfair, William Hill, Bet365 y Betway. Estas plataformas no solo ofrecen la oportunidad de apostar en tiempo real durante las actuaciones, sino que también brindan estadísticas, análisis y pronósticos para ayudar a los apostantes a tomar decisiones fundamentadas.
Es importante recordar que apostar en Eurovisión es principalmente por diversión y entretenimiento, por lo que se recomienda apostar de manera responsable y establecer límites claros en cuanto al presupuesto destinado a las apuestas. Además, es fundamental verificar la legalidad de las apuestas en línea en el país de residencia antes de participar.
En resumen, las casas de apuestas Eurovisión ofrecen una forma emocionante de vivir la experiencia del festival y agregarle un toque extra de emoción y diversión a la competencia musical más grande de Europa. ¡Apostemos y disfrutemos de Eurovisión juntos!
Popularidad casas de apuestas Eurovisión
La popularidad de las casas de apuestas en Eurovisión ha ido en aumento en los últimos años, convirtiéndose en una parte integral de la experiencia del concurso. Eurovisión, conocido por su espectáculo colorido y diverso, también ha generado un gran interés en el ámbito de las apuestas, donde los fanáticos pueden apostar por sus países favoritos, pronosticar quién ganará y participar activamente en la emoción del evento.
Las casas de apuestas ofrecen una amplia gama de mercados para Eurovisión, desde apostar por el ganador general hasta pronosticar qué país recibirá la puntuación más alta de un determinado continente. Esta variedad de opciones permite a los apostadores sumergirse aún más en el concurso y seguir de cerca cada actuación y resultado.
Uno de los aspectos más emocionantes de apostar en Eurovisión es que puede influir en la percepción y el interés en diferentes países y actuaciones. Las cuotas cambian constantemente según la reacción del público y el desempeño de los participantes durante los ensayos y las semifinales, lo que crea un ambiente dinámico y emocionante para los apostadores.
Además, las apuestas en Eurovisión también pueden aumentar la interacción y el compromiso de los espectadores con el evento. Muchos fanáticos disfrutan de debatir y analizar las posibilidades de cada país, compartiendo sus predicciones y discutiendo las probabilidades en línea y en las redes sociales.
En resumen, la popularidad de las casas de apuestas en Eurovisión refleja el creciente interés y la pasión de los espectadores por este emblemático concurso. Ya sea por diversión o con la esperanza de ganar algo de dinero, las apuestas agregan un elemento adicional de emoción y entretenimiento a la experiencia de Eurovisión para millones de personas en todo el mundo.
Apostar en Eurovisión
Apostar en Eurovisión ha sido una tradición arraigada entre los seguidores del concurso de la canción europea. Cada año, países de toda Europa participan en esta competencia musical para ganar el codiciado título de campeón de Eurovisión. Para muchos aficionados, apostar en Eurovisión agrega emoción y diversión a la experiencia de ver el espectáculo.
Las casas de apuestas en línea ofrecen una amplia gama de opciones para apostar en Eurovisión, desde predecir el ganador final hasta apostar por los países que llegarán a la final. Los apostantes pueden analizar las actuaciones, las letras de las canciones, la popularidad de los artistas y otros factores para tomar sus decisiones de apuestas.
Apostar en Eurovisión no se trata solo de ganar dinero, sino también de agregar un nivel extra de entretenimiento a la competencia. Los seguidores del concurso disfrutan debatiendo sobre las probabilidades y compartiendo sus predicciones con amigos y seguidores en las redes sociales.
Si decides apostar en Eurovisión, es importante hacerlo de manera responsable y consciente de los riesgos asociados con las apuestas. Es fundamental establecer un presupuesto y no apostar más de lo que puedas permitirte perder. Al fin y al cabo, lo más importante es disfrutar de la música y la diversión que Eurovisión ofrece, independientemente del resultado de tus apuestas. ¡Que gane la mejor canción!
Mejores casas de apuestas Eurovisión
Las apuestas en Eurovisión son una forma emocionante de disfrutar del famoso concurso de la canción europea, añadiendo un toque extra de emoción y entusiasmo a la experiencia de ver el espectáculo. En este artículo, exploraremos algunas de las mejores casas de apuestas para Eurovisión, que ofrecen una amplia gama de mercados y cuotas competitivas para los aficionados al certamen.
Una de las casas de apuestas más populares para apostar en Eurovisión es Betfair, que cuenta con una plataforma fácil de usar y una amplia variedad de mercados para elegir. Bet365 también es una opción destacada, con cuotas competitivas y la posibilidad de realizar apuestas en directo durante la celebración del evento.
Otra casa de apuestas que merece la pena mencionar es William Hill, que ofrece bonos y promociones especiales para Eurovisión, así como una interfaz intuitiva que facilita la navegación por la plataforma.
Para aquellos que buscan una experiencia única, 888sport es una excelente opción, con apuestas especiales y mercados innovadores que añaden emoción a la competición.
En resumen, apostar en Eurovisión puede ser una forma divertida de participar en el concurso y animar a tus artistas favoritos. Con la variedad de casas de apuestas disponibles, los aficionados tienen numerosas opciones para disfrutar al máximo de la experiencia de Eurovisión y tal vez incluso obtener ganancias emocionantes. ¡Que comiencen las apuestas!
Ranking casas de apuestas Eurovisión
Las casas de apuestas en línea ofrecen a los aficionados de Eurovisión la oportunidad de disfrutar aún más del popular concurso de música. Las apuestas en Eurovisión han ganado popularidad en los últimos años, ya que los espectadores pueden no solo disfrutar de las actuaciones, sino también participar activamente prediciendo al ganador.
A la hora de elegir una casa de apuestas para apostar en Eurovisión, es importante tener en cuenta varios factores. Primero, se debe verificar la reputación y fiabilidad de la plataforma, para asegurarse de que se trata de un sitio seguro y confiable. También es importante revisar las cuotas ofrecidas, ya que estas pueden variar de una casa de apuestas a otra y afectar potencialmente las ganancias.
Además, es recomendable buscar casas de apuestas que ofrezcan una variedad de mercados y opciones de apuestas para Eurovisión. Algunas plataformas incluso cuentan con bonos y promociones especiales para este evento, lo que puede hacer la experiencia de apostar aún más emocionante.
En resumen, las casas de apuestas Eurovisión son una excelente manera de añadir emoción y diversión a la experiencia de ver el concurso. Con la cantidad de opciones disponibles en línea, los aficionados tienen la oportunidad de encontrar la plataforma perfecta que se ajuste a sus preferencias y disfrutar al máximo de Eurovisión. ¡Apostar y disfrutar del espectáculo nunca había sido tan fácil y emocionante!
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Un nuevo habitante llega al pueblo con el nombre de SETH FAULKER. Sus datos confirman que su profesión es PODCASTER, tiene 31 AÑOS y es originario de LONDRES, REINO UNIDO. Algunas personas lo confunden con JOSH O'CONNOR.
¡Bienvenido a Safe Haven, SOFI! Tienes 48 horas para enviar la cuenta de tu personaje. Esperamos que tu estadía en el pueblo sea de tu agrado.
Información del usuario:
Apodo: Sofi
Pronombres: femeninos
País/Zona horaria: Chile
Trigger warnings: Pedofilia, incesto, abuso sexual y animal.
Rostro reservado: Josh O'Connor
Cupo reservado: Ninguno.
Información del personaje:
Nombre: Seth Faulkner.
Pronombres: masculinos (él/suyo)
Fecha de nacimiento: 02/02/1993 + treinta y uno.
Lugar de nacimiento: Londres, reino unido.
Grupo al que pertenece: Forastero.
Profesión: Podcaster, dueño de un podcast sobre actividad paranormal.
Perfil
Habilidades: Estudió comunicación audiovisual y multimedia en la universidad. Además, pertenecía al equipo de natación de su universidad e incluso participó en competencias.
Enfermedades: No.
Puntos de habilidad:
Velocidad: 1.
Agilidad: 2.
Resistencia: 4.
Ingenio: 2.
Sigilo: 0.
Ataque: 1.
Defensa: 2.
Fuerza: 3.
Residencia:
Para cualquier aficionado de lo paranormal, Safe Haven es un nombre conocido. El pueblo había estado bajo el radar de Seth por años, un nombre más en la extensiva lista de lugar que quería visitar antes de morir. Por esa misma razón se entera del proyecto Phoenix, que llega a iluminarle el camino a un Seth que se encontraba sin rumbo. Él lo toma como una señal y no duda en participar, mudándose a Safe Haven sin ningún tipo de incertidumbre. Actualmente lleva cinco meses en el pueblo, cinco meses en los que ha trabajado arduamente para desvelar todos los misterios y secretos paranormales que se escondían en el lugar. Planea soltar la primera temporada de su nuevo podcast, titulado ’Cazando fantasmas con Seth Faulkner’, y dedicarla por completo a Safe Haven y sus enigmas. Hasta ahora se ha dedicado a entrevistar a los locales y visitar las esquinas más recónditas del pueblo.
Curiosidades: Seth se obsesionó con lo paranormal desde una temprana edad. Mientras que los niños de su edad le tenían miedo a los fantasmas, él fantaseaba con ser el protagonista de cada historia del terror que escuchaba. La idea de comunicarse con el más allá era algo fascinante, y él quería ser el primero en romper la barrera entre ambos mundos. Su familia siempre pensó que su interés iría desvaneciéndose a lo largo de los años, y como era el hijo del medio en una familia de clase media, nadie nunca le prestaba suficiente atención como para notar que su interés era real. En su adolescencia terminó encontrando amigos con gustos similares, y su actividad favorita se volvió visitar casas abandonadas e intentar comunicarse con espíritus del más allá. Consiguió trabajos de medio tiempo para poder comprar el equipo necesario, y a los dieciocho ya tenía toda una colección cazafantasmas.
Sus padres lo obligaron a asistir a la universidad, convencidos de que necesitaría un título profesional si quería triunfar en la vida. Seth no lo dudó dos veces y estudió comunicación audiovisual y multimedia, pensando en que podría servirle en su búsqueda por lo paranormal. En la universidad conoció al que se convertiría en su mejor amigo y compañero de podcast, Finn. Con él iniciaron un podcast donde hablaban sobre distintos fenómenos paranormales, e incluso a veces ahorraban lo suficiente para visitar los lugares. El podcast ganó cierta popularidad debido a las personalidad de Seth y Finn, además de la química que tenían como amigos. Cuando se graduaron de la universidad incluso lograron hacer un trato con Spotify para promocionar su podcast y visitar los lugares que mencionaban en el mismo. Debido a las altas apuestas del podcast, las experiencias llenas de adrenalina y estrés, y la moderada fama que habían acumulado juntos, ambos terminaron teniendo una gran pelea que los obligó a darle fin al podcast luego de cuatro años.
Seth no sabía muy bien cuál era el siguiente paso en su vida, pues había perdido a su mejor amigo y también su fuente de ingreso económico. Es ahí cuando se entera del proyecto Phoenix, y no duda en saltar frente a la oportunidad, sin pensar en todo lo que estaría dejando atrás en Inglaterra.
Familiar desaparecido: N/a.
Personas de interés
1: Ofelia Mayweather, 84, vecina y primera amiga que hizo en el pueblo. Ofelia fue un alma caritativa y una luz en el camino para Seth, que llegó sin rumbo alguno a Safe Haven. Le dio la bienvenida y lo ayudó a echar raíces en Maine.
2: Bernie Sheperd, 55, relación profesional. Bernie es un experto en actividad paranormal que Seth conoció de forma online años atrás, y que ahora se dedica a ayudarlo a encontrar los lugares más llamativos para visitar.
[✔] Al enviar este formulario doy permiso a la administración de utilizar a mi personaje de la forma que consideren adecuada en el desarrollo de la historia grupal. Para más información al respecto leer la normativa.
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