#quemante
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Para mí era suficiente tenerte como una estrella fugaz, tan quemante pero efímero, tan mentiroso y evasivo, por ti cancelaba planes con mis amigos, quienes siempre estuvieron conmigo, por ti fui al polo norte aunque me moría de frío estando con semejante corazón distante conmigo, por ti mi tiempo y amor sacrifiqué, me quedé esperando que al fin me amaras como tanto a ti te amé, por qué fingiste quererme si al final tanto daño me causaste, al principio te odié pero al ver que yo hacia ti cambié otra vez intentaste buscarme, cuánta audacia de tu parte, querer volver con ansias de otra vez dañarme, porque sé que no has cambiado y eso impotencia me da, te amé tanto que intenté tu corazón sanar, en el proceso mi identidad perdí sin más, ahora que me amo tanto no me atrevo a volver a pensar; en tus abrazos sin sentimiento, en tus besos sin una pizca de anhelo, en tu mirada fría y en tus palabras vacías, me pregunto qué fue lo que vi en ti, qué fue lo que me hizo esperar por ti, no me sumabas nada, una pérdida fue entregarme sin reproches a ti.
-Tinx
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Heces
Esta tarde llueve, como nunca; y no tengo ganas de vivir, corazón.
Esta tarde es dulce. Por qué no ha de ser? Viste de gracia y pena; viste de mujer.
Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdo las cavernas crueles de mi ingratitud; mi bloque de hielo sobre su amapola, más fuerte que su "No seas así!"
Mis violentas flores negras; y la bárbara y enorme pedrada; y el trecho glacial. Y pondrá el silencio de su dignidad con óleos quemantes el punto final.
Por eso esta tarde, como nunca, voy con este búho, con este corazón.
Y otras pasan; y viéndome tan triste, toman un poquito de ti en la abrupta arruga de mi hondo dolor.
Esta tarde llueve, llueve mucho. ¡Y no tengo ganas de vivir, corazón!
César Vallejo
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Heces
Esta tarde llueve como nunca; y no tengo ganas de vivir, corazón.
Esta tarde es dulce. Por qué no ha de ser? Viste gracia y pena; viste de mujer.
Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdo las cavernas crueles de mi ingratitud; mi bloque de hielo sobre su amapola, más fuerte que su "No seas así!"
Mis violentas flores negras; y la bárbara y enorme pedrada; y el trecho glacial. Y pondrá el silencio de su dignidad con óleos quemantes el punto final.
Por eso esta tarde, como nunca voy con este búho, con este corazón. Y otras pasan; y viéndome tan triste, toman un poquito de ti en la abrupta arruga de mi hondo dolor.
Esta tarde llueve, llueve mucho. Y no tengo ganas de vivir, corazón!
-César Vallejo
#césar vallejo#frases#escritos#pensamientos#fragmentos#poesia#literatura#escritores#libros#poemas#literatura universal
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darfour "towel"
darfour /darˈfur/ [dɐːˈfʊː]
towel, a cloth used for drying something wet;
terrycloth, fabric woven with many protruding loops of thread which can absorb large amounts of water;
(specifically) bath towel, cloth for drying one's body after bathing or showering;
bathrobe, a garment made of terrycloth
Etymology: agentive derivation from darfar "dry out, cause to dry, desiccate", which reflects a presumed Vulgar Latin dēārefō "I dry out" related to Classical ārefaciō "I dry up, wither" < āreō "I am dry" (compare Portingale alfar "to be thirsty").
L'oc darfour quesq es tan quemant. /lɔk darˈfur kwɛsk ɛz tan kweˈmant/ [lɔ dɐːˈfʊː kwɛsk ɪz taŋ kwɪˈmant] df-s.px towel damson be so.much cosy This purple bathrobe is so comfy.
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Arde la hoguera de tu piel...
Arde la hoguera de tu piel, quemante pasión que me consume como llama que no se puede contener, fuego de placer obre mis manos, sensaciones que provocan el néctar de tu miel...
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Doy por ganado todo lo perdido y por ya recibido lo esperado y por vivido todo lo soñado y por soñado todo lo vivido. La más viva congoja eché al olvido. Del sueño más feliz no he despertado y agradezco la pena que me han dado que en flor de suavidad se ha convertido. La tristeza quemante del pasado tiene un color de sueño parecido al de la fuga del amor logrado. Y es porque el ansia y la inquietud se han ido al recordar que el cielo prometido comienza por la herida del costado. Juan Guzmán Cruchaga
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Typewriter
An Allan Crowell short story.
The soft clicks of the type writer were loud, a tad too loud for the redhead's liking.
There sat Allan Crowell, the Poet, eyes focused on the brand new typewriter his friend Nicolas had gifted him for his birthday and, even tough it had been a few days since he was gifted such an expensive and useful machine, he just couldn't bring himself to liking it.
Something about it was a little too mechanical, too souless for him, a man who would nothing less but his whole sould into his medium of art so he stayed still, looking at it's perfect letters and how it would -ding!- when finishing a sentence, analyzing every detail of the typewriter. It's not like he'd never seen one, his father kept one in his study, altough he was never allowed to touch it, let alone write so he mantained his distance so now having one himself just made him feel like his father, distant and cold and that was the least he wanted for his poems, to feel machine generated, too generic for what he was conveying, it just made him think of hid poems like writing something commercial, to sign and use as a contract with art and not bond with it.
Yet he couldn't help but keep it, surely he could just give it back but he would feel terrible, specially knowing that getting tjings like this was a massive luxury in the manor, he tought of gifting it but Gabriel finding out would break the blonde man's heart so he discarded the idea almost inmediately, with a sigh, Allan stood up from the hard wood chair provided for him by the manor and fell into his bed, running his usually gloved hands through his hair, messing up any attempt he did earlier to look more presentable throughout the day. He just layed there staring up at his ceiling as he slowly sat up on his bed, looking at the selfish machine, oh so eager go taje his job and he gave in. Walking over to the typewriter and beggining to press it's soft key caps.
After a couple hours of scrapped ideas, feelings and words, he finally left the table, a single piece of paper now infront of him as he read for noone but himself.
Cuántas veces, amor, te amé sin conocerte y tal vez sin quererte,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura, en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los amores que amo, el mensaje aberrante de aquella paloma fue en vano
De ti estoy enamorado"
#it's almost 12 here and here i am#sorry if its full of typos😞😞😞#aLSO HAPPY BELATED BDAY ALLANNN (march 18)#🖋⊂(•́ •̀⊂ allan crowell || the poet#³3⊡‿⊡³ “gabriel alvaréz || the informant#idv askblog#idv oc ask blog#identity v ask blog#identity v askblog#‼️bloody trio lore‼️
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MITOS EN AMÉRICA
MITO 6: LAS ENFERMEDADES EUROPEAS EXTERMINARON LA POBLACIÓN INDÍGENA.
Sin duda alguna la viruela y el sarampión causaron grandes estragos entre los habitantes nativos y siempre se dice en todos los libros de historia que la viruela fue la causante de que la población indígena se viera reducida entre un 60 y un 90% de la población.
Sin embargo, los síntomas descritos de la enfermedad que sufrían los indígenas no correspondían con la sintomatolog��a provocada por la viruela, por lo que nos lleva a preguntarnos:
¿FUERON REALMENTE LOS ESPAÑOLES LOS QUE CONTAGIARON A LOS HABITANTES AUTÓCTONOS DE AMÉRICA TAL Y COMO SE HA CONTADO POR SIGLOS EN LA HISTORIA?
Entrado el mes de julio de 1576 y hasta alrededor del mes de marzo del año siguiente, según cuentan las crónicas de la época, una peste desconocida, letal, devastadora, se abatió sobre la población indígena del Virreinato de la Nueva España.
Esta catástrofe humanitaria que diezmó la población autóctona del territorio novohispano, se le llamó Cocoliztli. Treinta y un años antes, en 1545, una epidemia muy similar, si es que no la misma, había arrasado ya con varios millones de vidas indígenas. Entre 4 y 15 millones de seres humanos fueron las víctimas según la cifra de datos.
De alrededor de 18-20 millones de nativos al momento de la conquista paso a 2 o 3 millones. Y un fenómeno de tal magnitud solo se explica, en este caso, como un efecto directo de las epidemias, específicamente los dos grandes eventos pandémicos debidos, sea el agente causal que sea, al Cocoliztle.
Por suerte para la ciencia y la historia actuales, el fraile franciscano Juan de Torquemada copió la descripción que de la enfermedad hizo el médico del emperador Felipe II, Don Francisco Hernández de Toledo:
“Las fiebres fueron muy contagiosas, quemantes, y se extendieron a todos ellos siendo letales para casi todos. La lengua de los enfermos estaba seca y negra. La sed era enorme. La orina oscilaba entre los colores verde mar, verde vegetal y negra, pasando algunas veces del verdoso al pálido. El pulso era rápido, pequeño y muy débil, y algunas veces era nulo. El blanco de los ojos y todo el cuerpo se ponían amarillos. Este estado iba seguido de delirio y convulsiones. Entonces duros y dolorosos nódulos aparecían detrás de una o ambas orejas acompañados de dolores en el pecho, en la barriga, temblores, ansiedad y una fuerte disentería.”
Otros testigos presenciales describieron otros aspectos d la enfermedadl. El padre misionero Bernardino de Sahagún que hablaba y escribía también en náhuatl, cuenta en sus crónicas Historia General de las Cosas de la Nueva España, de la presencia entre los afectados de pústulas y abundantes sangramientos, primero por la nariz y luego por todos los orificios del cuerpo. Alonso López de Hinojosas, cirujano del Hospital Real de Naturales de la Ciudad de México que se construyó solo para indios a partir de 1553 y duró hasta 1822, en que fue mandado demoler por el Gobierno Mexicano, describió cuatro fases o estadios de la dolencia: «La primera fue pararse los enfermos atiriciados, la segunda fue apostemas tras las orejas, la tercera cámaras de sangre y flujo de sangre por la nariz la cuarta».
tenemos las descripciones de necropsias, llamadas en aquella época «anatomías», llevadas a cabo por el cirujano Juan de la Fuente, que los jóvenes eran más susceptibles de morir que los ancianos, que los ancianos padecían menos la fiebre y las hemorragias, que a los dos días muchos enfermos se «tornaban locos», que el clima cargado de calor y humedad después de varios años de fortísima sequía tenía algo que ver con la epidemia, que los españoles también a veces se enfermaban aunque su padecimiento era más benigno, excepto, y esto es importante, los curas que convivían con los indígenas, que murieron muchos.
Las autopsias realizas por el doctor Don Francisco Hernández de Toledo nos relata en uno de sus folios:
“Tenían los enfermos el hígado acirrado y muy duro, que se les paraba tan deforme que parecía hígado de toro y alzaba las costillas hacia arriba y hacía el pecho muy deforme; porque con su grandeza y tumor hacía monstruosidad. Los bofes o livianos tenían azules y secos, la hiel apostemada y opilada y muy grande, la cólera que dentro estaba se pudría…]
Y más adelante señala, en una oportuna e interesante observación clínica, que:
[…cuánta sangre sacamos por sangrías en setiembre y octubre no tuvo ninguna acuosidad, sino era un témpano de materia».”
Aunque Cocoliztli es la palabra que ha quedado para nombrar definitivamente en la historia médica y convencional esta pandemia, los investigadores mexicanos Elsa Malvido y Carlos Viesca , ambos han dedicado casi cuarenta años al estudio de estas epidemias, han encontrado otros nombres empleados por los indígenas e incluso recogidos documentalmente por los españoles, entre ellos: Hueycocoliztli , Matlazahuatl, Etzahualaque o Ezalahuacque.
Lo cierto es que la epidemia de 1545 fue mucho más mortífera, de la que ya hemos hablado antes de 1576, y hasta el siglo XIX vendrían unas 23-24 más pequeñas, lo cual provocó una devastación apocalíptica para la población autóctona de la ciudad de México y su periferia.
“Los auxilios disminuían por agotamiento, enfermedad o muerte de quienes los presentaban, incluso sangradores y médicos. La desolación fue tal que poblaciones enteras quedaron desiertas. Llegó a suceder que en sitios densamente poblados se descubría que los habitantes de una casa habían enfermado cuando el hedor de sus cuerpos en putrefacción era percibido desde afuera y se hallaron criaturas mamando del pecho de sus madres muertas. Muchos enfermos murieron de hambre al no haber quien los atendiera. En iglesias y cementerios no quedaba un lugar desocupado para dar sepultura a un muerto y no había siquiera quien los amortajase sino que en un hoyo grande los echaban entreverados chicos con grandes. No bastando para sepulcros las iglesias… se bendecían los campos enteros.” Crónicas de la Compañía de Jesús.
SI NO FUE LA VIRUELA NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD EUROPEA ¿QUÉ AGENTE ETIOLÓGICO, TOXINA, VENENO O MICROORGANISMO BACTERIANO, VIRAL, MICÓTICO O PRIÓNICO DESENCADENÓ EL TERRIBLE COCOLIZTLE?
Siempre se ha creído que era la viruela y otras enfermedades europeas traída por los españoles era la causante de las epidemias acaecidas sobre la población indígena, además los españoles no padecían la enfermedad, o la padecían con una letalidad mínima (excepto los curas, recordemos ese detalle), porque según se dice ya estaban inmunizados. Visto así, no hay razón para la polémica. Pero no, no todo en este complicado asunto es tan sencillo.
Lo que hace polémico el tema es que el reconocido epidemiólogo y profesor mexicano Rodolfo Acuña-Soto, formado en la Universidad norteamericana de Harvard y actualmente investigador del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha impugnado la hipótesis del contagio por la vía del contacto hispano-indígena después de más de 20 años de investigación y trabajo dedicado a ello.
Y la ha impugnado afirmando ( que no teorizando) que la noxa, el Cocoliztle, no era una enfermedad europea sino que era en realidad una virosis febril hemorrágica (VFH/FHV) autóctona de México, tal y como las que surgen en África, Asia, el Medio Oriente y algunos países caribeños y sudamericanos hoy en día: algo así como el Ébola, la Fiebre de Lassa, la Fiebre Amarilla, la Fiebre Hemorrágica de Marburg, el Dengue Hemorrágico, la Fiebre del Valle del Rift, la Enfermedad de Kyasanur, la Fiebre Hemorrágica Brasileña y la Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo, entre otras, surgida en algún punto del interior del propio territorio mexicano y probablemente transmitida por roedores o algún otro animal nativo.
Claro está, que el investigador mexicano no se ha librado de los ataques hacia su persona, su profesión e incluso ponen en duda su prestigioso curriculum, pues se comprende que “exonerar” a los conquistadores de esta especie de “genocidio involuntario” y pasar la culpa de las pandemias de Cocoliztle a vehículos etiológicos autóctonos, no es del agrado de muchos en la nación mexicana…
Pero… ¿Qué importancia puede tener hoy, a 500 años de distancia, discutir la causa desencadenante de una enfermedad que ya es historia? O para ser juiciosos, que creemos que ya es historia.
Pues tiene una gran importancia, y la tiene tanto por razones médicas y epidemiológicas como por razones que atañen a la justicia histórica.
1. Si el Cocoliztle hubiera sido una enfermedad conocida en Europa y traída a América por los conquistadores, estos, sobre todo sus médicos (que fueron muchos y buenos para la época), la hubieran reconocido inmediatamente y diagnosticado, tal y como hicieron con el sarampión, las paperas, la varicela y la viruela. Pero no es el caso. De hecho, hubo cronistas que llegaron a plantear la posibilidad de que aquella epidemia fuera «un nuevo castigo divino» (obsérvese: nuevo) a los indígenas por su idolatría. Todo esto habla muy fuertemente a favor de la afirmación del doctor Acuña-Soto.
2. Si el Cocoliztle hubiera sido una enfermedad viral hemorrágica de nueva aparición en los territorios americanos, ¿por qué la mortalidad debiera haber sido igualmente elevada entre los indígenas y entre los españoles y no sólo en los indígenas?:
1º Los sacerdotes españoles sí se enfermaron y murieron en la misma proporción que los indígenas, por la sencilla razón que estuvieron todo el tiempo atendiéndolos y cerca de ellos.
2º Los españoles no cambiaron sus hábitos de vida, trabajo y alimentación. Los indígenas sí, y de una forma brusca.
3º Existen diferencias genéticas de cierta importancia entre la población autóctona y la española que pueden explicar la susceptibilidad de los méxicas al Cocoliztle.
4º Si el virus causante de la enfermedad hubiera sido traído por los españoles, la enfermedad se hubiera expandido desde los puertos costeros hacia el centro de México, tal y como ocurrió con la viruela y otras enfermedades. Pues bien, con el Cocoliztle ocurrió exactamente al revés, es decir, la enfermedad se propagó desde el interior hacia la costa.
Debe señalarse que los nativos, en su enorme mayoría, vivían hacinados en construcciones de madera y piedra levantadas al efecto y muy cerca de las tierras de cultivo, sobre todo de las dedicadas al trigo y el maíz. Los españoles, que en ese tiempo eran bastante menos en cantidad que los indígenas, no vivían así.
Pero entonces, ¿QUÉ AGENTE ETIOLÓGICO DESENCADENÓ EL TERRIBLE COCOLIZTLE?
La verdad es que no se sabe, cada cierto tiempo aparecen enfermedades nuevas (como el covid) y desaparecen, lo que sí se puede afirmar con certeza es que no fue la viruela ni ninguna otra enfermedad europea la causante de la gran mortalidad indígena, la viruela, el sarampión y las varicelas ya no mataban igual a los indígenas cincuenta años después de la llegada de los españoles. Los que no murieron adquirieron inmunidad, tal y como ocurrió en su momento con los europeos. Sin embargo, el Cocoliztle siguió matando despiadadamente, tal y como lo hace el Ébola hoy en día.
A pesar de estas grandes evidencias científicas, la historiografía y los historiadores siguen culpando a la viruela y otras enfermedades traídas desde europa, pero como dice el profesor Acuña-Soto: «Los historiadores son historiadores, no son epidemiólogos».
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Me guardaré el otoño en el bolsillo y le haré un cálido lugar en mi hasta el otro año.
Ya casi se termina y están llegando los días más fríos, las tardes de sol quemante, el aire helado, una brisa gélida que nos hace acercarnos al hogar, a estar con la familia y dejar esperando las otras estaciones hasta que pase el invierno.
Ma abrigo, me abrazo, me apapacho y mientras me tomo un té en el calor de mi sofá, aguardo con alegría las fiestas y mantengo viva la esperanza de que el 2024 será un año de lo mejor, bonito, bueno, maravilloso y lleno de sorpresas.
Leregi Renga
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Ven y respira dentro de mi, de forma quemante para que me vuelvas sumisa, he decido no esperar el amor, si no, sumergirme en el placer y así poder probar muchos cuerpos. Deseo que acaben sobre mi, que me den vuelta y me partan, que sude tanto hasta sentirme acabada sobre ese placer. Lo estoy disfrutando y mucho.
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Oye que buena canción, me encanta ese estilo lúgubre/sensual que tiene el ritmo y la voz. Me recuerda a ti
Pues, ya que hablamos de pain, me gustaría estar contigo en una sala oscura, iluminada solo por la luz de velas rojas y negras, unas esposas o algún método de sujeción vendría perfecto y, por supuesto, dolor... Se me ocurre... esperma de vela, para comenzar. Claramente, la recibiría donde tu quieras
Sí está buena debes darle oportunidad a otras canciones.
Jaj pucha, yo nunca le tiré vela a nadie solo a mi misma en mis brazos. Podría ser en el pecho 😬 le voy a poner color para que no crean que no tengo creatividad.
... Con las manos arriba, atadas con una aspera cuerda qué causaba dolor al minimo intento de fricción entre ambos brazos a un fierro del respaldo de una óxidada cama antigua estabas expuesto tan indefenso. Las piernas atadas de igual manera con unas apretadas correas de cuero que poco dejaban para la circulación sanguínea pero de alguna manera a pesar del temor e intranquilidad de saber lo que podría ocurrirte te mantenia excitado con unas ansias de que te hicieran tantas cosas que jamás antes las hubieras experimentado, casi pidiendo a gritos y jadeos que actuarán sobre ti. Voy y te golpeó con una cuerda de cuero por el pecho y te pido que te calles que entre más lo pidas no habrá recompensa pero si te mantienes sumiso y obediente podré satisfacer tu ansiedad por el dolor y lo inmoral. Agarro una gran vela de color roja y la pongo cerca de tus ojos, sientes el calor de la llama viva, casi quemante, se dilatan tus pupilas, me monto sobre ti como si te fuese a cabalgar y con mi mano izquierda encuerada por el guante que llevaba apreto tu cuello fuertemente y comienzo a tirarte gotas del líquido de la vela, tus ojos se humedecen y demuestras curiosidad en tu mirada y procedo a dar vuelta todo el contenido ardiente sobre tu pecho, dices que pare, pero acaso no era lo que querías? Y procedo a pasar mis uñas afiladas y largas sobre la cera que se encontraba adherida en tu pecho, tan profundo que logro rasgar tu piel.
Y fin porque tengo que seguir trabajando 😂 ya no me pidan relatar estoy oxidada como escritora y a cada rato me interrumpen 🙃
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Navidad Burbujeante
Uno siempre vuelve a donde fue feliz y ningún lugar me ha hecho más feliz que San Miguel de Allende, Guanajuato. Mi mamá es originaria de ahí, por ende, tenemos bastante familia en el municipio el cual he visitado en promedio dos veces al mes durante 23 años de vida.
Corría el año 2021 y ya como era tradición, por las fiestas decembrinas, fuimos a la casa de la hermana mayor de mi mamá, me encontraba muy emocionado porque son mi lado de la familia favorito a pesar de que no vivo con ellos.
Las navidades en “Sanmi” tenían cierto ritmo para funcionar, llegar desde el 24 de diciembre con serios problemas para salir porque mi mamá se tensa cada vez que vamos a visitar a la familia, quizá por el deseo de que todas las cosas salgan pulcras y perfectas, aunque suele resultarle difícil porque mi papá, hermana y yo no somos las personas más hábiles ni responsables del mundo. Posteriormente, es aguantar el sol en el camino porque mi hermana siempre me gana el lado del carro en el que no da el sol durante el viaje, luego el trayecto de una hora y media (idóneamente, hay días que el tráfico vuelve todo un martirio, el 25 del que trata esta historia fue la excepción. Yay). La llegada y los abrazos de bienvenida en estas fechas son cortas porque medio mundo anda todo alborotado viendo como hacer que todo quede en orden.
En esta ocasión, la dinámica era la de todos los años; sin embargo, esta vez habría invitados para la cena. Esto no me emocionaba porque soy algo huraño con la gente nueva y las cenas familiares suelen ser, eso, “familiares”.
Llegó la velada, la cena servida y los invitados presentes, yo tardé bastante en salir pues después de ayudar con la cena procedí a hacerme bolita un rato en el cuarto que nos dieron nuestros tíos a mi hermana y a mí.
Para sorpresa mía, el ambiente fue genial. Pude participar en el brindis por primera vez (mi mamá siempre ha sido algo cerrada en la idea de que yo consuma la más mínima gota de alcohol), mis leves conocimientos de turismólogo rindieron bomba para descorchar vino y ayudar con el maridaje. La cena estaba algo pesada, pero todo parecía embonar perfecto. Aunque mi idea de primero tomar refresco luego vino, posteriormente refresco de nuevo para rebajar tan grasosa cena sería desastrosa a la mañana siguiente.
Amanecí, mi estómago me había traicionado de nuevo. Esta vez tocó una sensación constantemente burbujeante y quemante cada que ingería algún alimento. Dicha sensación me duraría aproximadamente mes y medio… maldigo todo mi sistema digestivo.
Pero esa mañana del 25 no estuvo exageradamente mal, fuimos al bello centro de la ciudad y de camino me ocurrió algo que siempre me genera alegría: Me encontré un animal interesante.
El insecto hoja más grande que había visto en mi vida pegado a una simple pared.
Esto, más lo grata e inesperada que fue la plática en la cena fueron de esas pequeñas cosas que hacen que San Miguel siempre esté clavado en mi corazón.
En fin, aquí lo dejaré por el momento, vuelvo pronto con nuevas historia, intentaré no mencionar de nuevo mis problemas estomacales, ahorita parece que es lo que más destaca de mi.
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In the Ballroom
excerpt in translation from Ezio Carvallo's 1860 work Tejan de Masquira ou Jalico (In a Mask or a Suit).
Ny salon caye zoum dy murmuranç nievrous d'un murðon a collocq, parfis atras con bau sporadic d'hom ricottant. The salon hummed with the indistinct murmur of myriad conversations, punctuated by occasional barks of laughter.
Matthias eye sarpentin entr haçot de jolleyour, y hal parcorrent a gaz doutr plumaç remeyaçant e caliç ne crystal. Matthias weaved between knots of revellers, his eyes scanning the room over bobbing plumes and crystal flutes.
Bojay minç vacillan ne candellabr adornað, y tapeçment eð y paið trave bagnant con splendiscment quemant. Tapers flickered in ornate candelabras, casting a warm glow over the wall-hangings and the parquet floors.
Sur un los ny cogn jagerrem, un party a raspour luyen ne coutrant un xivol nervous cant per trasen y hal ne voltiscent, lorry cottegl e mantel faint souvolar capaç. On a dais at the far end, a coterie of string players sawed through a sprightly xivola as couples whirled around the room, their skirts and capes sweeping widely.
Matthias cave parcevet de visaç seyon connuð; y nas aquilin all'ambasctour Cantesc, y sourey polið a Domn Gassola, un bevey diamantin relugnt seyon vis nuverrem sur y col ag Duches a Astorga. Matthias caught glimpses of familiar faces; the Kentish ambassador's aquiline nose, Lady Gassola's polished smile, a sparkling diamond parure he'd last seen adorning the Duchess of Astorga.
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Quería que ese paisaje la envolviera, la abrazara, la colmara, refrescándole el ardor quemante de su alma en prisa.
Tengo miedo torero, Pedro Lemebel
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Quote
La autorreferencia es inevitable cuando se habla de los sentimientos, pero todos se conjugan con el mismo verbo, la mente. No te confundas espectador, hablamos el mismo idioma de ese dolor punzante con su ausencia o el suspiro desgarrador al saber que esa persona no está ahí. O qué decir del fuego quemante de aquellos recuerdos sobre las injusticias que hemos presenciado o la indiferencia que se muestran en el actuar de nuestro ser querido. Hablamos el mismo idioma, sólo que no somos lo suficientemente listos para darnos cuenta que el otro siente como yo, que piensa como, que vive como yo. Lo que algunos llaman intuición o una empatía muy marcada, es simplemente abrirse a entender que todos estamos conectados, pues usamos el mismo verbo para entendernos, la mente. Sólo lo puro de nuestro ser brota del alma y aquello son emociones y sensaciones (no confundir con los sentimientos) que nos es imposible reconocer un origen más que lo que es uno mismo, no obstante, para el resto de los sentimientos, el denominador común es la mente, lo que pensamos, lo que hacemos con aquellas sensaciones y emociones que nos embargan. Es allí donde la mayoría falla por creer que es algo propio de uno, pues más alejado de la verdad no puedes estar, lo que tú sientes puedo sentirlo yo, porque puedo entender tus sentimientos, lo que no puedo sentir es lo propio de tu alma, porque aquello no tiene reflexión ni un proceso mental que se pueda igualar. Mi mente no puede generar lo que nace de tu alma, pero si puede sentir lo que tus sentimientos dicen. Hablamos el mismo idioma y pareciese que nunca nos entendemos, porque nos enfrascamos en diminutos mundos de sensaciones y pensamientos y pensamos que son inentendibles para el resto. Mientras más nos centramos en esa parte "pensante" de nuestras emociones, más nos alejamos de la conexión que nos puede brindar la sabiduría necesaria para aceptarlas, total, hay miles de personas hablando las mismas sensaciones en el mundo y más de alguna podrá darte el confort que necesitas en algunos momentos. Estamos sin nadie, pero no solos, cuando aprendemos a ver esa interminable conexión que tenemos con los otros, nuestras pequeñas ilusiones de mundos agobiantes, caerán por su propia inercia. Ven y date un abrazo.
Klm
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