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PRIMA PAGINA La Provincia di Oggi martedì, 07 gennaio 2025
#PrimaPagina#laprovincia quotidiano#giornale#primepagine#frontpage#nazionali#internazionali#news#inedicola#oggi provincia#martedi#gennaio#euro#morbido#sognare#como#ecco#butez#francese#proveniente#vinto#campionato#belga#raggiunto#giovane#spagnolo#potrebbe#oggi#nella#mille
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#SI PERO CON CALMA OK#grande tete facci slow hands live version#thomas che alza il livello della gente proveniente dal veneto ovest veramente grazie
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el corte de jesuso también es un hit siempre me da gracia.
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Transforma Gobierno Municipal vialidades con recursos provenientes del Repuve
“Queremos mejorar la conectividad del sur de Nuevo Laredo y con este recurso lo haremos, nuestra ciudad crece y estas obras de pavimentación son necesarias para favorecer nuestro desarrollo”, expresó la alcaldesa CLCR.
NUEVO LAREDO, TAM.- Gracias al recurso recaudado a través del programa federal para la regularización de autos “chocolate” (Repuve), el Gobierno Municipal ejerce una inversión de 69 millones 994 mil 735 pesos en obras de pavimentación asfáltica para transformar las vialidades de Nuevo Laredo. La alcaldesa Carmen Lilia Canturosas Villarreal destacó que a la fecha se han regularizado 39 mil 975…
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Movie Night - Enzo Vogrincic
+18! Friends to lovers, un poco de Dom!Enzo, sexo oral (fem!reader recibe), fingering, sexo sin protección (don´t do that), posible alusión a size kink/size difference, breve orgasm denial, begging, creampie, dirty talk, edades no especificadas, uso de español rioplatense.
Es viernes por la noche y llueve, diluvia, pero Enzo insistió en ver una película.
Es una tradición que mantienen hace tiempo, pero la costumbre se vio interrumpida por el casi interminable rodaje de una película y un sinfín de eventos y premieres. Naturalmente estás feliz por él, por su éxito profesional y personal, pero extrañás a tu mejor amigo y tenerlo cerca.
-¿En qué pensás…?
Su voz te saca de tu ensimismamiento y cuando volteás a verlo notás el atisbo de una sonrisa en sus labios, pero te forzás a mirarlo a los ojos y negás con la cabeza, sin saber qué explicación dar. El silencio se apodera de la habitación pero lejos de ser incómodo, es reconfortante.
-¿Qué querés ver?- pregunta, luego de un rato de ojear las opciones disponibles en Netflix.
-Lo que quieras.
Ambos se acomodan en el sofá, sus cuerpos en sintonía adoptan la posición usual: cada uno en un extremo, tus piernas sobre su regazo y uno de sus brazos aprisionando tus pies cerca de su abdomen. Por un segundo te preguntás cómo es que después de tanto tiempo todo sigue igual, pero te distraen los créditos iniciales de la película y la trama te absorbe en poco tiempo.
Enzo arroja algún que otro comentario, se ríen de escenas que conocen de memoria, y es casi suficiente para olvidar la tormenta y el sonido del viento tras las ventanas. Casi… Cuando te sobresaltás una, dos, tres veces, él decide que intentar calmarte con palabras no basta.
-¿Tomamos algo?
Se ponen de pie al mismo tiempo y se dirigen hacia la pequeña cocina de su departamento. En algún momento entre tu llegada a su hogar y el inicio de la tormenta, la temperatura bajó y Enzo te prestó un suéter, pero ahora tus pies descalzos sufren un poco el frío de la cerámica; esperás a su lado mientras él prepara todo y se distraen repitiendo los diálogos de la película, él imitando las escenas al pie de la letra y vos adorando su interpretación, las muecas que transforman su rostro y cómo se ven las líneas de su cuerpo bajo la tenue iluminación.
El destello de luz proveniente de la ventana pasa desapercibido y segundos más tarde el fuerte estruendo de un trueno provoca que te asustes e intentes cubrir tus oídos. Tu mano golpea una taza (tu taza, esa que él compró exclusivamente para vos) y cae directo al suelo, haciéndose añicos y arrojando sus restos en todas las direcciones. Apretás las labios y comenzás a disculparte, pero Enzo te interrumpe.
-No es nada, nena. Cuidado ahí- te agarra de la muñeca para evitar que te muevas, su mano cálida te provoca escalofríos y un temblor te recorre de pies a cabeza. En un rápido movimiento te sujeta por debajo de los brazos y te sube a la encimera para evitar que te cortes.
-Perdón- susurrás, angustiada, por lo que se acerca para consolarte y te abraza.
-No pasa nada- asegura, masajeando tu espalda con delicadeza. Deshace el abrazo lentamente, acomoda un mechón de cabello tras tu oreja, pero su mano permanece sobre tu mejilla y su mirada se posa sobre tu boca. Su pulgar comienza a delinear tu labio inferior, tira de él casi sin fuerza mientras te sostiene la mirada de manera intensa. Tu respiración se entrecorta y tus pupilas se dilatan, pero aún así él necesita tu confirmación-. ¿Qué querés? Pedímelo.
-Enzo…
-Decime qué querés- repite.
-Besame.
Al principio sólo roza sus labios contra los tuyos de manera delicada y cariñosa, casi inocentemente, pero el beso comienza a tornarse más y más desesperado conforme pasan los segundos. Sujeta tu rostro mientras su lengua se abre paso entre tus labios, asaltando el interior de tu boca y transmitiendo la necesidad y urgencia que lo consumen. Rompe el beso para tomar un poco de aire, no sin antes morderte el labio y robarte un suspiro que te avergüenza un poco.
Aprisiona tus mejillas entre sus dedos para obligarte a mirarlo a los ojos mientras acaricia tu cintura, tu cadera y por último tu pierna, erizándote la piel y provocándote. Tus manos en su cintura lo atraen aún más hacia tu cuerpo y es entonces cuando lo sentís entre tus piernas, duro. Estás a punto de bajar la mirada, curiosa y excitada, pero la fuerza de sus dedos te mantiene estática, volviéndote espectadora de cómo cambia su rostro cuando comienza a rozarse contra tu centro: cierra los ojos, sus cejas se contraen y sus labios entreabiertos dejan escapar una respiración temblorosa.
Sentís el calor emanando de su cuerpo a pesar de las prendas que separan su piel de la tuya y su agarre en tu muslo tornándose cada vez más fuerte, bordando esa línea que te causa más placer que dolor. En el instante en que cerrás los ojos, presa de las sensaciones, sus movimientos se detienen y él se aclara la garganta. Lo mirás, tus ojos suplicando, pero él sólo sonríe.
-¿Qué?
-Sos hermosa- besa la comisura de tus labios-. Pedime lo que quieras.
-Ya sabés lo que quiero- contestás, casi sin aire y un poco molesta-. Por favor.
-Por favor…, ¿qué?- sus besos comienzan a descender por tu mentón hasta llegar a tu cuello y tus clavículas, alternando entre tus puntos más sensibles-. Decilo.
-Cógeme, Enzo, por favor.
Captura la piel de tu cuello entre sus dientes haciéndote gemir con fuerza, su cadera chocando una vez más con la tuya, antes de pasar sus manos por debajo de tus muslos para levantarte y poder llevarte hacia su habitación. Te recuesta en su cama, las sábanas limpias están impregnadas con su perfume y tus sentidos repletos de él, pero nada es suficiente para opacar el rastro ardiente que dejan sus labios en cada centímetro de piel que tocan.
Te despoja de tu short y tu ropa interior en un segundo y se recuesta entre tus piernas, comienza a regar besos en el interior de tus muslos y muerde tu piel hasta dejar una que otra marca, tus gemidos y suspiros incitándolo a continuar con su tortura por un tiempo prolongado. Su rostro es de concentración absoluta o devoción, no lo sabés con exactitud, pero eso deja de importarte cuando sentís su boca cada vez más y más cerca de tu entrepierna.
Uno de sus brazos te inmoviliza al rodear tu cadera, su pulgar traza una línea desde tu entrada mojada hasta tu clítoris para así lubricar la zona antes de comenzar a dibujar círculos sobre este. Observa atentamente tu reacción, casi perdiéndose en la imagen frente a él, y sólo aumenta la velocidad de sus movimientos cuando suplicás por más. Ahogás un grito cuando por fin sentís su lengua en vos, aunque es sólo sobre tus pliegues, y tus dedos se enredan en su cabello sedoso.
-Todavía no…- susurra, cesando sus movimientos.
Estás a punto de reclamarle, pero introduce un dedo en tu entrada y en lugar de una queja, de tu boca escapa un gemido. Sus labios encuentran tu clítoris y comienza a succionar con fuerza, alternando con su lengua, mientras continúa moviendo el dígito hasta sentir la forma en que te contraés. Introduce otro dedo, extasiado por el sonido que producen en contacto con tu humedad, y continúa asaltando tu interior hasta que tus piernas comienzan a temblar.
Tu orgasmo te golpea como una avalancha: cerrás los ojos con fuerza al sentir el placer extendiéndose hasta las puntas de tus dedos, tu espalda se arquea y repetís su nombre una y otra vez. Enzo no separa sus labios de vos y continúa moviendo sus dedos, cada vez con más lentitud, hasta que tu respiración vuelve a la normalidad. Retira sus dedos y observás casi avergonzada la forma obscena en que los introduce en su boca para probar tu esencia.
Comienza a desnudarse y notás, además de su bulto, que su ropa interior está humedecida con líquido preseminal. Se deshace de sus prendas rápidamente, pero incluso así percibís una sombra de inseguridad atravesando sus facciones y tu corazón se encoge por un instante. Cuando vuelve a la cama se posiciona entre tus piernas y entrelazás tus manos en su nuca, acercándolo para poder devorar sus labios frenéticamente: sentís tu rastro en su boca, en su lengua, y la idea te fascina.
Tus dedos se deslizan por su cuerpo ardiente, delineás con lentitud su pecho y su abdomen para luego tomar su miembro caliente con un firme agarre. Su respiración se torna agitada y jadea producto del placer que tus movimientos le otorgan, muerde tu cuello y tu hombro mientras la palma de tu mano y tus dedos se humedecen con su excitación. Tu pulgar juega con su punta, de un rojo furioso y tan tentadora, hasta que echa la cabeza hacia atrás. Una de sus manos se cierra sobre tu muñeca al tiempo que descansa su frente sobre la tuya, su cabello te hace cosquillas.
-¿Qué…?
-Necesito cogerte- deposita un beso en tu sien antes de estirarse para tomar algo de la mesita de noche-. Eso es lo que querías, ¿no?
Asentís enérgicamente y ahogás un gemido cuando ves la forma en que el lubricante cae sobre su miembro, su mano masajéandolo para distribuir el producto, antes de dirigirse hacia tus pliegues y tu entrada para darles el mismo tratamiento. Coloca una de sus manos al lado de tu cabeza y descansa todo su peso en ella, bloquea tu visión del techo con su cuerpo haciéndote sentir pequeña y completamente a su merced, una sensación que adorás.
-Por favor- suplicás-. Metémela.
Desliza la punta de arriba hacia abajo, juega con tu clítoris por unos instantes antes de centrarse en tu entrada y comenzar a introducirse. Su tamaño es mucho mayor al que alguna vez experimentaste y provoca cierto ardor, así como un par de lágrimas que mojan tus pestañas antes de sentir sus besos sobre tus párpados repetidamente.
-Sh, yo sé que vos podés- susurra para calmarte. Sus caderas se mueven casi milimétricamente para permitir que te acostumbres a la intrusión, la sensación es suficiente para hacerte perder la cabeza y hundir las uñas en su piel-. ¿Así te gusta? ¿Sí…?
-Más, Enzo, por favor.
Se adentra por completo y gritás de placer cuando sus embestidas se tornan brutales, abusa de tu interior mientras una de sus manos se cola sutilmente por debajo de su suéter y comienza a jugar con tus pechos: sus dedos se cierran sobre tus pezones, los pellizca, tira de ellos hasta hacerte llorar y pedirle que pare, que siga, suplicando hasta que tus palabras pierden todo sentido.
Se detiene por un segundo para adoptar otra posición y toma tus caderas con fuerza, acercando tu cuerpo al suyo tanto como le es posible y moviéndote completamente a su antojo. El roce de tu centro con su pelvis causa estragos en tu ser y te sentís al borde de otro orgasmo, pero lo que finalmente te lleva al clímax es su mano presionando sobre tu abdomen bajo, justo donde su miembro provoca un bulto. Tus manos encuentran sus muñecas y el placer es tan intenso que por un segundo intentás detenerlo, incapaz de tolerarlo, pero él continúa con sus movimientos.
-Dios, cómo me encanta tu conchita apretada- dice entre dientes, capturando tus muñecas con una mano y tirando de ellas hasta que quedás sentada sobre él-. Me encantás.
Su mano acaricia tu cabello, tu rostro y se desliza fugazmente sobre uno de tus pechos cubierto por su suéter. Se recuesta y colocás tus manos sobre su pecho desnudo para ayudarte, creás un suave vaivén con tus caderas mientras sentís las yemas de sus dedos recorriendo tus muslos y cómo la fricción con su piel amenaza con llevarte al borde de la sobre estimulación. Tus piernas se fatigan rápidamente y tus músculos protestan, pero aún así continuás con tus movimientos hasta perder el equilibrio.
-No puedo…- lamentás, avergonzada, pero su sonrisa es tranquilizadora al igual que sus caricias en tu costado. Incluso en un momento así, sus pupilas dilatadas no impiden que su usual calidez siga reflejándose en sus ojos oscuros y en los gestos que te dirige.
Apoya las plantas de sus pies en el colchón para darse impulso y comienza a embestirte con tanta fuerza que caés sobre su pecho. Besás su cuello, sus clavículas y cada centímetro de piel que encontrás hasta llegar a su boca y confesar entrecortadamente cuánto te encanta, cuán profundo se siente dentro tuyo, le otorgás permiso para hacer con vos lo que él quiera.
Tira de tu cabello para obligarte a mirarlo a los ojos, su mano desciende hasta tu cuello y te besa desesperadamente. Entre besos te ordena que te toques y cuando lo hacés sabés que no vas a durar mucho más: no con la precisión de sus movimientos, dando en tu punto dulce repetidamente, o con la forma en que su mirada busca la tuya constantemente.
-Voy a…- un gemido le impide terminar la oración.
-Adentro, por favor- suplicás.
El ritmo de sus caderas se vuelve errático, ansioso, pero cuando te escucha gemir su nombre y siente tus paredes contrayéndose no puede evitar salpicar tu interior con su semen. El calor de su orgasmo prolonga el tuyo aún más y te movés levemente sobre él, disfrutando la forma en que se queja a causa de la sensibilidad. Tu oído descansa sobre su pecho y oís sus latidos.
-Enzo…- cerrás los ojos por un momento al sentir sus dedos dibujando formas sobre tu espalda, alzás la vista para encontrar sus ojos-. Te quiero.
Una sonrisa se apodera de sus labios, su belleza te hace suspirar.
-Yo también te quiero- besa tu frente-. Muchísimo.
Sentís tus fluidos y los suyos sobre su abdomen, goteando por tus muslos, pero permanecen así durante largo rato mientras repiten te quiero un sinfín de veces.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#lsdln cast#esteban kukuriczka#esteban kukuriczka smut#esteban kukuriczka x reader#matias recalt#matias recalt smut#matias recalt x reader
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Did you have a bad day?
Feeling down and overwhelmed by emotions?
Don't worry, coming from the shadows the great ringmaster has what it takes to boost your self-esteem!
Be guided by the lights and playful songs to his fantastic circus of wonders.
Go ahead and have a good time and let those bad emotions leave your being.
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¿Acaso tuviste un mal día?
¿Te sientes decaído y las emociones te abruman?
No te preocupes, proveniente de las sombras el gran maestro de ceremonias tiene lo necesario para subirte el autoestima!
Se guiado por las luces y canciones juguetonas a su fantástico circo de maravillas.
Adelante pasa un buen rato y deja que esas malas emociones abandonen tu ser.
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Ha llegado mi época menos favorita.
Las luces adornan las casas, pero mi corazón continúa embriagándose en la oscuridad de los rincones vacíos.
Escucho las risas provenientes de cada comedor de la cuadra, pero yo huyo de todo, y aún cuando llego a aquella carretera a las afueras de la ciudad, la tristeza reaparece como si hubiera sido invitada, convirtiéndose en mi única compañía.
Siento el pecho vacío, el corazón descolocado y la mente como un torbellino que toma fuerza con el paso de las horas. Me siento. Me recuesto. Miro el cielo y deseo llegar a el en algún momento.
Diciembre, quisiera saber por qué continúas siendo mi constante de amargura y resentimiento.
—Tehimely Marrufo
#pensamientos#frases#quotes#sentimientos#escritos#citas#mensajes#textos#amor#notas#tehimely#tehimely marrufo#tehimelymarrufo#beingstorm#poesia#arte#nostalgia#escritores#libros
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I will never hear Ms CP voice lady say a train has been "suprimido" without thinking it might be being used for... other stuff.
I'm also gonna think about this every time I get on a train. Goddamn it.
amazing things happening in portugal: an american porn company is in trouble after they filmed several videos in algarve, but not because of the videos themselves, but because they apparently did not get a license to film in private locations from the town's office, including a train and may face legal action from the companies. they also filmed a video on a cp train
why tf is everyone so obsessed with our public transport, first the Kpop group shooting a video in carris metropolitana, now some american dude in CP trains 😭
#atenção#o comboio#cp longo curso#proveniente de#e com destino a#com partida às#foi suprimido#pedidos desculpa pelos incómodos causados#pt stuff#tuga things#até percebo usarem a cp para porno#they always come long after we expect them to#ba dum tss
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COMPATIBLES
"Se veía extravagante, el mago solo había visto algo así en representaciones mitológicas de dioses, criaturas mágicas, mounstros gigantes y demonios provenientes del infierno en fin, cosas "ficticias", creadas bajo la intención de transmitir algo celestial, divino, omnipotente. El extraterrestre era una fantasía, un delirio humano hecho realidad y él estaba admirado."
Wattpad:@_Kairiss_
Inspirado de un fanfic de wattpad, aunque no sea la misma escena da la misma vibra. Lo iba a hacer antes pero no había tenido la forma de hacer a krel hasta ahora (y me costó bastante para que no se viera raro), por si las dudas la escena esta basado de la película Blade Runner 2049.
Nota:Aun estoy trabajando en encontrar mi estilo asi que lo siento si se ve diferente los dibujos (Y los muchos filtros del video xd). Y les recomiendo leer el fanfic esta buenísimo.
#trollhunters#tales of arcadia#3below#wizard#hisirdoux casperan#krel tarron#krexie#drawing#fanart#blade runner
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PRIMA PAGINA Secolo Italia di Oggi martedì, 31 dicembre 2024
#PrimaPagina#secoloitalia quotidiano#giornale#primepagine#frontpage#nazionali#internazionali#news#inedicola#oggi anno#secolo#polizia#dicembre#euro#cassazione#albania#gela#editoriale#maurizio#definizione#dalla#provvedimento#convalida#trattenimento#cittadino#straniero#proveniente#trasferito#adottato#tribunale
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✦ — "macchiato". ᯓ c. hansol.
— co-worker ! hansol × leitora. — 𝗰𝗮𝘁𝗲𝗴𝗼𝗿𝗶𝗮: fluff. — 𝘄𝗼𝗿𝗱 𝗰𝗼𝘂𝗻𝘁: 2368. — 𝗮𝘃𝗶𝘀𝗼𝘀: office!au, seungkwan cupido, hansol cinéfilo e meio lerdo (tadinho), algumas referências à coisas que o nonie disse que gostava. — 𝗻𝗼𝘁𝗮𝘀: estou empenhada em esvaziar meu inbox.
Explicar a relação existente entre Hayao Miyazaki, Boo Seungkwan e a sua felicidade era, definitivamente, uma tarefa complicada. Ainda não dava para assimilar como você havia se metido no meio de elementos tão distintos, mas sabia que essas três coisas possuíam um denominador comum: Chwe Hansol.
Você considerava a si mesma uma pessoa discreta, muito reservada em relação aos seus sentimentos. A maior parte dessas características eram fruto de uma timidez muito teimosa — da qual você ainda não havia descoberto como se livrar. Entretanto, sua fachada caiu por terra assim que Seungkwan resolveu te observar por mais de trinta segundos. O homem, que era muito observador e parecia possuir uma espécie de instinto para essas coisas, alegava ter descoberto seu interesse em Hansol assim que assistiu a maneira com a qual você o observava. Para você, soava como um absurdo. Estava certa de que agia normalmente perto de Vernon, argumento que Seungkwan contestou imediatamente: "eu reconheço um olhar apaixonado quando eu vejo um" — o suficiente para fazer você querer enterrar sua cabeça no buraco mais próximo.
Desde a descoberta, Seungkwan tomou para si próprio a tarefa de de juntar vocês dois. E não, você não teve a oportunidade de recusar. Não era uma sugestão, o homem praticamente te intimou que seria seu cupido. Honestamente, você não achava de todo ruim, uma vez que, dentre todas as pessoas ali, ele era o mais próximo de Hansol. A justificativa existente em todo o empenho de tornar você e Hansol um casal era proveniente de:
1. Seungkwan gostar de você;
2. "Duas pessoas que consideram Shrek 1° o melhor de toda a franquia definitivamente se merecem." (SEUNGKWAN, Boo. 2024.).
Kwannie passou boas semanas tentando "te vender" para Vernon. Tentava ser sutil, mas você questionava seriamente se ele estava conseguindo. Ele insistia que não conseguiria fazer o trabalho todo sozinho e que você deveria tentar conversar com Hansol também — você concordava, na verdade, deveria resolver essa história inteira sozinha desde o início, mas era muito medrosa.
Suas poucas interações com Vernon não foram muito produtivas, ele era educado e sempre prestava atenção ao te ouvir falar, porém não era nada responsivo. O banco de respostas do homem parecia somente conter as palavras "Sim", "Não", "Pode ser" e "Tudo bem". Você não era nenhuma espécie de feiticeira, não sabia fazer uma conversa magicamente se desenrolar através dessas expressões. Na verdade, estava começando a se convencer de que Hansol só não estava interessado em você. Até conversou com Seungkwan sobre o fato, pedindo que ele deixasse essa história inteira de lado, porém o homem se negava veementemente, afirmando que você estava no caminho certo — informação tirada do sexto sentido dele e de todo o conhecimento que ele alegava ter sobre Hansol.
Porém, falta um elemento, não é? E o Miyazaki? Como que ele está metido nessa história? Era mais uma "jogada de mestre" de Boo Seungkwan — segundo ele mesmo. Conhecendo Hansol, o homem tinha total noção do lado cinéfilo que o amigo tinha. Era uma grande característica de Vernon, afinal ele usava praticamente todo o tempo livre que possuía para prestigiar as mais diversas obras cinematográficas — o Letterboxd recheado atestava o fato. O seu eficiente cupido resolveu juntar o útil ao agradável aproveitando o lançamento de "O Menino e a Garça" para finalmente juntar você e Hansol sozinhos no mesmo cômodo por mais de cinco minutos.
Seungkwan parecia ter o plano perfeito arquitetado na própria mente, entretanto foi preciso muito drama e chantagem para te fazer colaborar. Ainda estava determinada a desencanar de Vernon, achava o fato de precisar de um dos amigos dele para conseguir se aproximar do homem algo meio humilhante. Acabou por concordar com Seungkwan, mas com a condição de que se não desse em nada — o que você esperava que aconteceria — vocês dois finalmente deixaram essa coisa toda para trás.
𐙚 ————————— . ♡
"Você só precisa me convidar. Deixa o resto comigo, prometo que vai dar tudo certo.", ele te assegurava pela vigésima vez naquele dia, cochichando para não deixar que ninguém mais no escritório escutasse. Você suspirou derrotada, concordando com o homem.
Como duas crianças a espreita de um terceiro amiguinho, você e Seungkwan trocaram alguns olhares durante o dia, uma confirmação silenciosa de que o plano ainda estava de pé. Conversavam sobre algo totalmente diferente quando Vernon entrou no escritório pela primeira vez naquele dia, aquela era sua deixa. Limpou a garganta, sentindo-se subitamente nervosa com a presença do homem.
"Ent��o...", hesitou. "Tudo certo 'pra gente ir ver o filme na sexta?", fez uma mini careta, nada satisfeita com a própria atuação. Seungkwan fingiu uma expressão surpresa, a atuação quase tão ruim quanto a sua.
"Minha nossa! Sabia que eu já tinha esquecido completamente disso?", torcia o rosto de um jeito esquisito, definitivamente não sabia fingir naturalidade. "Tanto que acabei marcando um compromisso com o Soonyoung.", simulou decepção, era uma pena realmente.
"Comigo?!", o homem, que organizava alguns papéis em cima da mesa, exclamou totalmente confuso.
"Sim. Lembra que eu fiquei de te levar no dentista?", Seungkwan olhou-o com a sobrancelha arqueada, esperando que ele entendesse a mensagem.
"Cê nem tem carro...", franziu a testa, claramente não havia entendido mensagem alguma. Seungkwan olhou-o de canto, as orbes ameaçando mais do que as palavras sequer seriam capazes de fazer um dia. Soongyoung entendeu a ameaça, finalmente resolvendo tirar o dele da reta. "Ah! Verdade... eu detesto ir pro dentista sozinho, _____.", encarou o outro homem, buscando aprovação, Seungkwan sorriu satisfeito. "Acho um horror!"
"Isso... Mas eu acabei de ter uma ideia! Por que 'cê não vai com o Vernon?", você arregalou os olhos, não esperava que o plano envolvesse ele sendo tão direto assim. "Ele é super fã do Studio Ghibli, deve estar animadíssimo 'pra ver o filme.", completou. Nesse ponto, Hansol já estava em frente a mesa de Soonyoung, inspecionando os papéis que ele havia organizado. Pela proximidade você julgava que ele deveria ter ouvido boa parte da conversa, especialmente esse final tenebroso. Seungkwan olhou cheio de expectativas para Hansol, mas você não se atreveu a fazer o mesmo. "Não é, Vernon?", chamou a atenção do homem. Hansol finalmente levantou a cabeça, a expressão perdida deixava claro que ele não fazia a menor ideia do que vocês estavam falando.
"Quê?", os olhos correram entre vocês três, parando em Seungkwan.
"Aquele filme do Miyazaki, 'cê não quer ir ver com a-"
"Eu vi na pré-estreia.", o corte veio completamente inesperado, ele nem pareceu pensar para falar. Vocês se olharam em completo silêncio, sem saber como prosseguir com a situação. Hansol agradeceu Soonyoung pelos papéis, saindo da sala tão tranquilo quanto entrou.
Depois do fracasso explícito que deixou até Soonyoung — que não sabia nada sobre o assunto — totalmente intrigado, você acatou a mensagem: era hora de desistir dessa sua paixonite boba. Boo até tentou te persuadir, dizendo que ele só não havia escutado a proposta direto, mas você relembrou-o do acordo que vocês tinham. Desvencilhou-se do homem, alegando que aproveitaria o intervalo para pegar um ar.
[...]
Foi parar na cafeteria, estava frustrada e precisava descontar em alguma coisa, porém não era maluca ao ponto de beber em horário de trabalho. Optou pela coisa mais forte que estava dentro dos seus limites: café. No fundo, você entendia que esse tipo de situação era comum e suscetível a acontecer, no entanto saber disso não te livrava da chateação — precisaria de um tempinho para se afastar do sentimento.
"Bem que ele falou que você estaria aqui.", a voz veio de trás do seu corpo, você se virou rapidamente, meio assustada. Deu de cara com Hansol e a visão não fez um bom trabalho em acalmar seus batimentos cardíacos. "Posso me sentar?", rodeou a mesa, indicando a cadeira que ficava bem à sua frente.
"Claro.", murmurou, intrigada com a situação. O homem se sentou, te encarando por alguns segundos. Seu coração ainda sambava dentro do seu peito, você queria muito se esconder.
"Achei que você não gostasse de bebidas amargas.", usou o queixo para indicar a pequena xícara colocada na mesa.
"Quis testar algo diferente hoje.", você tentou fingir o máximo de naturalidade que conseguiu, mas calma aí... "Como você sabe?"
"O Seungkwan me falou.", respondeu simplista. A resposta não surpreendeu, você honestamente já esperava.
"O Kwannie te passa tanta informação assim sobre mim?", você levantou as sobrancelhas em descrença.
"Só quando eu pergunto."
"Você... pergunta?", hesitou para formular a questão.
"Pergunto algumas coisas.", pontuou, o semblante tão imparcial quanto no início da conversa. Um silêncio inquieto se estabeleceu entre vocês dois, o burburinho do local virando plano de fundo para os seus pensamentos. Você assistia o café esfriar. Hansol assistia você. "Isso 'tá estranho, né?", uma risada soprada acompanhava a pergunta. Você não impediu seus olhos de encararem, gostava muito do sorriso dele. Notou o rosto vermelhinho, deixava a cena ainda mais adorável.
"Honestamente? Um pouquinho.", acabou por rir também, era puro nervosismo. Hansol puxou o ar para dentro, como se junto estivesse puxando a coragem para fazer alguma coisa.
"Então, sobre você estar interessada em mim...", franziu o nariz para falar, parecia algo muito egocêntrico de se dizer — mesmo que fosse verdade.
"Quem te disse isso?", o tom não era de negação, você já tinha se afundado demais para contrariar os fatos. Hansol inclinou o rosto, a resposta estava escrita ali: Boo Seungkwan. "Ah... okay.", agora era sua vez de puxar a coragem junto com o oxigênio. "Escuta: eu não queria deixar as coisas desconfortáveis. Então me desculpa por isso, tudo bem? Entendo que a nossa relação é estritamente profissional e-"
"Eu nunca disse que fiquei desconfortável.", te interrompeu sem dificuldade alguma, nem você mesma sabia mais o que estava dizendo.
"Fico mais tranquila então. E, olha, tudo bem você não estar interessado, sabe? Eu não sei o que o Kwannie te disse, mas garanto que sou muito tranquila com essas coisas. Tudo vai voltar ao normal.", dessa vez ele não te interrompeu, te assistiu falar rapidamente — atropelava as palavras como se não visse a hora de acabar com tudo aquilo. Você se sentia como uma adolescente novamente, o rosto queimava por completo e o coração parecia querer sair pela boca. Hansol balançou a cabeça, parecia concordar mais consigo mesmo que com as suas palavras.
"E se eu não quiser que volte ao normal, tudo bem 'pra você?", a expressão séria do homem só acrescentava mais nervosismo ao seu corpo.
"Como assim? Tipo... se você quiser que eu me afaste mais, tudo bem também.", seu rosto se contorceu, acha que nunca sentiu tanta vergonha na vida.
"Não é isso.", Hansol... sorriu? Certo. Agora você se sentia mais confusa que no início — e um pouco estúpida se estivesse sendo sincera. "Você disse que eu não tô interessado. Só que eu também nunca disse que não 'tava interessado.", tentou esclarecer. Tudo bem. Ele não disse. Mas não se pode fazer deduções?
"Eu 'tô confusa.", a verdade sempre liberta.
"Eu também 'tô interessado em você, 'pra deixar claro.", se seu coração não saiu pela boca ainda, agora ele com certeza vai.
"Desde quando?"
"Faz um tempo. Umas semanas depois de você ser transferida 'pro meu departamento. Gostei de você, mas preferi deixar quieto. Já tive algumas experiências... ruins com esse tipo de coisa.", o final veio de maneira pausada, como se o homem resgatasse algo na memória.
"E você não notou os meus sinais?", você admitia que 'sinais' não era a palavra correta. Em toda sua vida, você nunca havia sido tão explícita sobre o seu interesse em alguém.
"Vou parecer muito estúpido se eu te disser que realmente não percebi?", fechou um dos olhos, como se esperasse um 'vai parecer sim'.
"E eu jurei que estava sendo óbvia demais.", o sorriso veio junto — se sentia um tantinho mais aliviada agora que isso não parecia uma humilhação em praça pública.
"Pelo que o Seungkwan me falou 'cê tava sim.", brincou, rindo junto com você — que já se sentia envergonhada novamente. "Mas eu gosto, relaxa. É só que, com essas coisas, eu preciso que falem comigo diretamente. Eu não sou de ficar procurando segundas intenções, entende?", explicou, agora olhava as próprias mãos.
"Entendi.", você suspirou. O silêncio inquieto se instaurou novamente, só que dessa vez era repleto de questões carregadas de expectativa.
"Você me desculpa?", seu rosto se levantou em atenção.
"Pelo quê?"
"Por não ter percebido. Deve ter sido meio frustrante 'pra você. Foi mal, de verdade.", te mostrou um sorriso meio desconfortável.
"Fica tranquilo. Não era sua obrigação perceber. Eu realmente deveria ter sido mais direta.", tentou assegurá-lo, observava o café na sua frente — já deveria estar gelado, mas você honestamente nem queria tomá-lo.
"De toda forma, ainda me sinto meio mal. Tudo bem se eu quiser me redimir?", o tom era cauteloso, como se de você pudesse vir qualquer tipo de resposta.
"Se redimir?"
"Sim... se você ainda quiser ver o filme comigo, eu posso te levar 'pra jantar depois dele.", sorriu ladino ao ver seus olhos brilharem — você não conseguiu mascarar, realmente se sentia uma adolescente.
"Mas você disse que já assistiu.", provocou, já se sentia confortável o suficiente para brincar com o homem.
"Eu posso fingir que não vi. Prometo que fico quietinho do seu lado. Zero spoilers.", garantiu, até mesmo cruzou os dedos para se dar credibilidade.
"Acho bom mesmo. Aceito sua proposta então.", tentou esconder a felicidade — foi em vão. A pose se quebrando assim que Hansol sorriu grandão para você, parecia até uma criancinha. Ficaram se olhando por alguns segundos, os sorrisos bobos pareciam não ter a intenção de deixar os rostos de vocês.
"Hm... seu café deve ter esfriado.", ele tentou mudar um pouco o foco, o rosto vermelhinho não ajudava em muita coisa.
"Eu nem sei porque pedi, detesto café assim.", fez careta como se houvesse acabado de provar.
"Deixa eu te comprar outro então."
"Não dá tempo, o intervalo já acabou.", você olhou meio decepcionada para o relógio — queria ficar mais um tempinho com o homem.
"Mas sou eu quem dá baixa no setor, ninguém vai notar se eu der dez minutinhos a mais.", piscou para você com uma expressão sapeca, já se levantando para ir ao balcão.
"Tá, então eu quero um-"
"Eu sei do que você gosta."
# — © 2024 hansolsticio ᯓ★ masterlist.
#ꫝ ' solie writes.#♡ ' pedido.#seventeen x reader#seventeen fanfic#seventeen fluff#svt fluff#svt x reader#hansol x reader#vernon fluff#vernon x reader
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PASSIVO?
Jeno x Reader
Gênero: Friends to lovers, Br!Au
W.C: 1.4K
Avisos: Insinuação de sexo
ᏪNotas: Eu não lembro que dia foi, nem quem foi, mas só lembro de alguém brincando chamando o Jeno de "Passiva burra" ao reblogar uns gifs do Jaemin flertando com ele, e eu ri tanto desse comentário que ficou na minha mente (Se quem fez ele estiver lendo isso, pfv se manifeste) KSKSKKKKK e taram! Acabou virando uma onezinha em SP, então espero que gostem KKKKKKK Boa leitura, meus amores ❤️
— Nossa, mas cada vez que a gente sai você me leva para um lugar mais insalubre — Você brincou enquanto Jeno empurrava a porta enferrujada da entrada do hotel, e você dava a última tragada em seu cigarro, jogando a bituca no chão e pisando sobre a mesma.
— Para de reclamar, que esse aqui é incrível — O moreno retrucou com um sorriso digno de uma criança arteira, que logo se desfez enquanto ele abanava, de forma estabanada, a fumaça do tabaco que o vento trouxe para seu rosto, por mais que você tenha se virado para evitar isso — Insalubre é esse seu cigarro ai.
Você e Jeno costumavam procurar lugares abandonados por toda a capital de São Paulo para fazerem seus grafites, sempre andando para lá e para cá com suas bolsas repletas de sprays de tinta que tilintavam a cada passo. A verdade era que, apesar das pessoas sempre anunciarem construções assim como simplesmente "um novo ponto de drogas", elas não viam a realidade da situação, como aquele lugar poderia ser o único a abrigar uma família afastada da sociedade, ou como, mesmo em meio a destroços e à grama que crescia descontroladamente, poderia existir alguma beleza ali. Esse era o seu trabalho e o de sua dupla: trazer beleza para onde ninguém mais via, às escondidas. Era mais como uma resposta ao pedido de socorro de toda uma população: "Ei, não desista, você também pode brilhar novamente".
Vocês normalmente escolhiam lugares que não haviam sido descobertos ou usados como ponto fixo por mais ninguém, para que pudessem se divertir sem atrapalhar as pessoas e, claro, para que ninguém descobrisse suas verdadeiras identidades. Naquele dia, o Lee havia insistido para que você o seguisse, levando-a até um antigo hotel luxuoso de São Paulo, com arquitetura externa proveniente da Belle Époque brasileira, a vertente sul-americana do movimento francês, que antes, tão amada, agora muitas vezes era deixada de lado, já que as pessoas buscavam cada vez mais novidade e tecnologia.
Você não poderia negar que os primeiros andares do prédio estavam extremamente deteriorados, mas, à medida que Jeno insistia para que subissem um pouco mais, as coisas iam lentamente se modificando, como se o caos tivesse se cansado de subir aquelas inúmeras escadas.
— Meu Deus, não chega nunca — você reclamou, parando no meio de mais um lance de escadas, tão cansada quanto o caos.
— Só mais este — Jeno insistiu, indo para trás de você e lhe empurrando com as mãos em suas nas costas, incentivando-a a andar mais um pouco.
Quando, após muitos resmungos, vocês chegaram ao andar da suíte master do hotel e aquele par de portas foi aberto por seu amigo, seus olhos não puderam acreditar no que viram.
— Nossa — você murmurou, adentrando o quarto, ou na verdade, quase um mini apartamento.
Por incrível que pareça, a suíte estava incrivelmente conservada, destoando totalmente do resto da construção. Era como se, se você fechasse os olhos, pudesse imaginar os passos dados ali, alguma bela dama jogando seus vestidos para o alto enquanto o serviço de quarto vinha a seu encontro. Estava tudo bem empoeirado, isso era óbvio, mas, no geral, era...
— Incrível, né? — Jeno questionou vitorioso, parando à sua frente com as mãos na cintura, como um super-herói.
Você vagou pelo quarto, indo até a cama de casal após a sala principal, e olhou para o moreno, sorrindo travessa.
— Que que é isso, hein, Jeninho? Se queria ter algo comigo, pelo menos poderia ter escolhido um hotel em funcionamento — Você provocou, como de costume, e viu as bochechas de Jeno tornarem-se uma cópia perfeita das do Pikachu quando ele virou-se rapidamente para você.
Desde o dia em que sua amizade com Jeno se tornou extremamente forte, você se lembrava de provocá-lo, jogando flertes e cantadas ruins a cada oportunidade, apenas para vê-lo sem saber como reagir. Na primeira vez, você achou que ele tentaria alguma coisa, mas ao notar que tudo que tomava o seu corpo era o mais perfeito desespero, não pôde evitar de prosseguir com aquela brincadeira.
Por mais que... não fosse tão brincadeira assim.
A verdade era que você nunca possuíra alguém com quem pudesse realmente contar. Apesar de ter um número considerável de "amigos", sempre sentia a necessidade de se esconder, nunca podia contar como estava realmente se sentindo, nunca podia ser fraca. Afinal, quem gostaria de estar ao lado de alguém que passava vinte e quatro horas do dia em um completo vazio e tristeza que jamais se preenchia?
A única forma que encontrou de ser escutada era através de sua arte nas paredes, tão esquecidas quanto você. Até o dia em que conheceu Jeno, exatamente da forma que mais se sentia livre: grafitando. Jeno, diferente das demais pessoas ou colegas, havia entendido a sua arte, havia lhe abraçado, permitido que você chorasse em seu colo ao invés de forçar um sorriso. Ele lhe permitia ser você mesma, e essa amizade e conforto, pouco a pouco, foram se tornando um amor maior em seu peito.
Por mais que jamais pudesse lhe contar, não podia correr o risco de perder o seu melhor amigo.
— O quê? — Jeno exclamou de forma exacerbada, se aproximando — Para de graça — Pediu, colocando sua mochila sobre a cama para poder retirar as diversas tintas que havia trazido.
— Hm — Você murmurou, analisando o rapaz, tentando não perder a diversão daquele momento — Você é meio passivo, né?
— O quê? — O Lee novamente indagou, dessa vez mais alto, se endireitando rapidamente após aquele questionamento tão repentino.
— É, sabe, a pessoa que...
— Eu sei o que é ser passivo — o moreno lhe cortou, envergonhado.
Você não pôde evitar de gargalhar com aquela reação meiga.
— Viu? Então você é — Zombou, mostrando a língua para ele — Eu te dou tanta brecha e você nunca tentou nada, tem medo de mulher bonita.
— Eu só não quero ser desrespeitoso — ele confessou, trazendo, por algum motivo, uma seriedade maior para suas rotineiras provocações.
Seu coração não conseguiu separar a brincadeira da realidade e bateu mais forte por um momento.
— Você não seria desrespeitoso — você informou, tentando manter o tom descontraído.
Todavia, essa aura engraçada no ambiente pouco a pouco foi se afastando, a cada passo que Jeno dava em sua direção. Você, por instinto, deu alguns passos para trás, encostando na parede da cabeceira da cama quando o corpo de Jeno se aproximou mais do que deveria.
O rapaz agilmente colocou seus braços ao redor de sua cabeça, prendendo você entre ele e o papel de parede desgastado.
— O que foi? Ficou envergonhada agora? — Jeno sussurrou vendo seu rosto atingirem um nível novo de vermelhidão, e você se preocupou que o moreno pudesse até mesmo escutar seus batimentos cardíacos naquele momento.
O rosto do moreno se aproximou ainda mais do seu, sendo capaz até mesmo sentir o seu hálito amentolado exalando por seus lábios, o que lhe fez fechar os olhos, apreensiva. Mas então um sorriso se formou nos lábios do rapaz, um sorriso vitorioso, e logo seus braços lhe libertaram daquela gaiola, e o calor de seu corpo se afastou, para sua tristeza.
— Viu? Também sei brincar — Jeno zombou, mostrando a língua enquanto se distanciava — Agora você que é a...
Seu amigo não foi capaz de terminar aquela frase, não quando seu corpo voltou a grudar no dele, e seu desejo intenso começou a controlar seus movimentos, fazendo você entrelaçar seus dedos pelo pescoço do mais alto, erguer os calcanhares do chão e unir seus lábios, em um selinho demorado. Você não sabia o que estava fazendo, apenas sabia que não podia mais aguentar aquilo.
Você necessitava de Jeno, mais do que como amigo.
— Jeno, eu... — Você murmurou, um pouco arrependida após observar os olhos surpresos do moreno, e começou a lentamente retirar suas mãos de sua nuca.
O que não foi finalizado quando, rapidamente, sentiu as mãos do rapaz em sua cintura, garantindo que seu corpo não se afastaria, e aqueles lábios macios voltaram em busca dos seus, desta vez de forma ardente, pedindo passagem para a língua bailar junto à sua.
Suas mãos se emaranharam nas madeixas curtas, e suas unhas arranharam levemente sua nuca quando sentiu as mãos suaves de Jeno apertarem mais sua cintura, deslizando rapidamente até sua bunda para apertá-la, descendo até suas coxas, incentivando-a a saltar para seu colo. Você obedeceu ao pedido silencioso e foi erguida pelo rapaz, entrelaçando suas pernas na cintura dele, enquanto era levada, a passos lentos, até a pequena e luxuosa mesa de jantar na sala.
— Você sabia que tinha uma cama ali, né? — você separou penosamente seus lábios dos de seu amigo, rindo ao ser colocada sobre a mesa.
— Aí a nossa transa teria a participação dos fungos daquele lençol e da rinite.
— Tem razão — Você concordou, voltando a beijá-lo, e deslizou uma de suas mãos até o cós de sua calça, retirando de forma afobada o cinto de couro que segurava o tecido jeans — Vamos de mesa mesmo.
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Villa Regina, Boscoreale
Scoperto nel 1977 il complesso, situato nel Comune di Boscoreale, è una fattoria di piccole dimensioni costruita in età sillana (I secolo a.C.), incentrata su una cella vinaria ospitante 18 dolia interrati per la conservazione del mosto ricavato dall’uva prodotta nel vigneto che circondava la villa e della quale è stato possibile ricostruire l’impianto. La fattoria era infatti dotata di un apposito ambiente per la torchiatura dei grappoli, oltre che di locali adibiti alle attività domestiche, a stalla e deposito.
Della pars urbana l’unico ambiente signorile era il triclinio ornato da pitture di III stile, mentre altre stanze di alloggio erano poste al piano superiore accessibile mediante una scala.
All’epoca dell’eruzione la fattoria doveva essere utilizzata solo durante le lavorazioni agricole, e presenta molte stanze in attesa di essere ripristinate dopo il terremoto del 62 d.C.
Tra gli oggetti ivi rinvenuti si segnalano una piccola erma del dio Bacco, proveniente dal larario del portico, numeroso vasellame da mensa e da cucina, attrezzi agricoli ed alcune lucerne, tra cui una databile al III-IV secolo d.C. che dimostra la frequentazione del sito in epoca posteriore all’eruzione del 79 d.C..
Eta sillana: Ci troviamo nel I ventennio del I secolo a.C., periodo più significativo della storia romana. Già gli storici antichi erano unanimi nel vedere in questo ventennio convulso, problematico, conflittuale e violento per la guerra civile, per lo scontro tra Mariani e Sillani, per la dittatura di Silla, l'inizio della crisi delle istituzioni repubblicane e l'avvio di un processo che porterà all'affermazione di un nuovo assetto sociale ed istituzionale, con la perdita definitiva della repubblica, all'affermazione dapprima della monarchia di Cesare e poi del principato di Augusto. Gli studiosi considerano questo ventennio come una sorta di età di mezzo, non particolarmente creativa, tra la generazione di intellettuali che ha fissato le basi della letteratura latina (Nevio, Plauto, Ennio, Catone e Terenzio) e quella del I secolo, protagonista di una straordinaria stagione letteraria (Lucrezio, Catullo, Cesare e Cicerone).
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THE TRYAL SLAVE SHIP REBELLION, 1805
The Tryal Rebellion of 1805 is a little known account of a shipboard slave uprising in the South Pacific off the coast of Chile. In 1803 a number of West African Muslims were purchased by the Spanish in what is now Senegal and put on a slave ship bound for Buenos Aires in the Spanish colony of Argentina. After their arrival they were marched across the Argentine pampas and the Andes Mountains to the Chilean port of Valparaiso. There 72 surviving Africans were placed on another Spanish ship, the Tryal, which intended to take them north to the slave markets of Peru and Ecuador.
Somewhere along that route, Babo and Mori, two leaders of the enslaved Muslims, orchestrated a successful rebellion on board the Tryal in December 1804. They took command of the ship, killing most of the Spanish crew members but holding Captain Benito Cerreno hostage. For nearly three months the freed Africans sailed the ship in the South Pacific in vain hopes of a return to Senegal. The vessels leaders were not trained sailors but they had learned the Spanish language during their years of captivity and used their knowledge of the stars to guide the ship southward along the Chilean coast.
In February 1805 the Perseverance, a New England seal hunting vessel commanded by Captain Amaso Delano, encountered the Tryal. Joining it in a sheltered harbor off the coast of Southern Chile, Delano noting that the Tryal’s badly tattered sails signaled extreme distress, boarded the vessel. He and his crew brought fresh water and food. He was led to believe that the Africans on board were crew members. Babo and Mori appeared with Captain Cerreno, refusing to leave his side because, so it appeared, of their devotion to him. When Captain Delano returned to his vessel, Cerreno broke free, jumped on the deck of the Perseverance, and exposed the deception. Delano and his crew rushed on board the Tryal and killed most of the Africans. Babo, the leader was decapitated and his head impaled on a pike. The surviving Africans were turned over to Spanish authorities.
The Tryal Rebellion became the inspiration for Herman Melville’s 1855 novella Benito Cereno. Although most readers at the time assumed the novella about a slave ship mutiny in the South Pacific was a work of fiction, Melville had in fact developed the plot and the names of the novella’s principal characters from Amaso Delano’s memoirs which were published in 1817.
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LA REBELIÓN DE ESCLAVOS EN EL BARCO TRIAL (LA PRUEBA), 1805
La Rebelión del Trial de 1805 es un relato poco conocido de una insurrección de esclavos a bordo de un barco en el Pacífico frente a la costa de Chile. En 1803, los españoles compraron a varios musulmanes provenientes de África Occidental, en un lugar que hoy se conoce como Senegal y los embarcaron en un barco de esclavos con destino a Buenos Aires, en la colonia española de Argentina. Después de su llegada, los llevaron a través de las pampas argentinas y la Cordillera de los Andes hasta llegar al puerto chileno de Valparaíso. Allí, setenta y dos africanos sobrevivientes fueron embarcados en otro barco español, el Trial, que pretendía llevarlos al norte, a los mercados de esclavos ubicados en Perú y Ecuador.
En algún punto de esta ruta, Babo y Mori, dos de los líderes de los musulmanes esclavizados, organizaron una rebelión exitosa a bordo del Trial en diciembre de 1804. Tomaron el mando del barco, mataron a la mayoría de los miembros de la tripulación española pero mantuvieron como rehén al capitán Benito Cerreño. Durante casi tres meses, los africanos liberados navegaron por el Pacífico con vanas esperanzas de regresar a Senegal. Los líderes del barco no eran marineros entrenados, pero habían aprendido el idioma español durante sus años de cautiverio y utilizaron su conocimiento de las estrellas para guiar el barco hacia el sur, a lo largo de la costa chilena.
En febrero de 1805, La Perseverancia, un barco de caza de focas que provenía de Nueva Inglaterra comandado por el capitán Amaso Delano, se encontró con el Trial. Al unirse en un puerto protegido frente a la costa del sur de Chile, Delano notó que las velas muy destrozadas del Trial indicaban que estaban pasando por miseria extrema y abordó el barco. Él y su tripulación trajeron agua fresca y comida. Le hicieron creer que los africanos que estaban a bordo eran miembros de la tripulación. Babo y Mori aparecieron con el Capitán Cerreño, se negaban a apartarse de su lado, al parecer, por la devoción que sentían hacia él. Cuando el Capitán Delano regresó a su barco, Cerreño se liberó, saltó a la cubierta del La Perseverancia y expuso el engaño. Delano y su tripulación subieron a bordo del Trial y mataron a la mayoría de los africanos. Babo, el líder, fue decapitado y su cabeza empalada con una pica. Los africanos sobrevivientes fueron entregados a las autoridades españolas.
La Rebelión del Trial se convirtió en la inspiración para la novela Benito Cereno de Herman Melville de 1855. Aunque la mayoría de los lectores de la época asumieron que la novela sobre el motín de un barco de esclavos en el Pacífico era una obra de ficción, pero Melville en realidad había desarrollado la trama y los nombres de los personajes principales de la novela utilizando la autobiografía de Amaso Delano, la cual se publicó en 1817.
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Como mujer que mide 1.50 necesito un super soft smut con enzo donde sea muy fácil para el manejarla durante el sexo, ejemplo yo tengo tetas promedio para mi cuerpo y YO SE que se verían chiquitas en las manos de el 🥺 (si podes hacer que el sea muy verbal seria hermoso)
TE AMO LU ❤️
Kinktober, Día 1: Size Kink
Enzo recorre la casa descalzo, vestido únicamente con el pantalón que utiliza para dormir, buscándote luego de descubrir tu lugar en la cama vacío. Las luces están aún apagadas, pero no las necesita; ya conoce cada rincón de su hogar y también puede guiarse por los sonidos provenientes de la cocina.
El calor de sus manos en tus hombros y un beso en tu cabello son un silencioso “buenos días”. Besa también tu mejilla y luego rodea tu pecho con sus brazos -su torso desnudo irradiando calor- para desaparecer cualquier centímetro de distancia entre su cuerpo y el tuyo, ignorándote cuando te quejás porque descansa todo su peso en vos.
-¿Qué hacés despierta tan temprano?- pregunta con voz ronca luego de bostezar.
-Quería prepararte el desayuno.
Sonríe contra tu mejilla.
-Te ayudo.
-Puedo sola- insistís-, podés volver a…
La sensación de su erección contra tu espalda provoca que un placentero escalofrío te recorra. Enzo ríe, más que consciente de lo que desencadenó con ese simple roce, empujándote contra el mármol sin pensarlo y tomando tu cintura entre sus manos.
-¿Qué dijiste?
Concentrarte es difícil cuando sus dedos comienzan a ejercer presión, masajeándote sobre la camisa de tu pijama, pero se vuelve imposible una vez que sentís el palpitar de su miembro. Decide utilizar la oportunidad -la forma en que te rendís contra él, dejándote hacer- para cubrirte con su cuerpo, inclinándose para poder besar tu cuello y capturando entre sus manos todo lo que puede tomar.
Cuando dejás caer tu cabeza sobre su pecho una de sus manos se desliza hacia tu centro, colándose por debajo de tu ropa interior, mientras la otra juega con tu pecho izquierdo. Sus dedos recorren tus pliegues cada vez más húmedos y cuando rozan tu clítoris gemís con fuerza, completamente perdida en el calor de sus manos, sus besos y la forma en que embiste contra tu espalda.
-Mirá cómo estás...- susurra contra tu piel. Deja de tocarte para colocar su mano frente a tu rostro, enseñándote el brillo de tu excitación y los hilos que esta forma cuando separa sus dedos; desabotona tu camisa, exponiendo tus pechos que suben y bajan con tu respiración ya agitada, sólo para poder manchar tu piel con tu humedad y pellizcar tus pezones.
Intentás evitar el contacto, pero es en vano. Enzo es más fuerte.
-Duele.
-¿Sí? ¿Te duele?- pregunta en tono burlón. Un patético sollozo deja tus labios y él decide tener compasión, regalándote otro beso y cubriendo tus pechos (cree que están hinchados y se pregunta en qué momento de tu ciclo estás) con sus manos para brindarte un poco de calor-. Me encantan tus tetitas, ¿sabías? Me encantás.
Te obliga a voltear y te sujeta por las axilas para levantarte, sin tener que hacer mucho esfuerzo, sentándote sobre el mármol frío y posicionándose entre tus piernas rápidamente. Observás las venas que decoran sus brazos, el tamaño de sus manos y sus dedos sobre tus muslos, el contorno de su erección y su glande brillante, preso entre la cintura del pantalón y su estómago.
Cuando separás aún más las piernas, en una especie de invitación que no necesita, libera rápidamente su miembro y tira de tu ropa interior hasta rasgar el algodón. Jadeás, sorprendida y tan excitada como para olvidar indignarte por el acto, desesperada por sentirlo en tu interior.
-No- advierte cuando lo tomás entre tus manos, masturbándolo lentamente y bañando su extensión con la humedad que brota de su punta. Está igual o más desesperado, extrañando y necesitando tu cuerpo desde que despertó, pero sabe que necesitás preparación-. Todavía no.
-Enzo...
-Después vas a llorar porque te duele- explica con una mezcla de preocupación y arrogancia. Besa tu mejilla y cuando vuelve a hablar su voz es más dulce-. Dejame cuidarte, ¿sí?
Lleva sus dedos desde tu entrada goteante hasta tu clítoris y viceversa, empapando tus pliegues con tu excitación y emitiendo un grave sonido de aprobación cada vez que dejás escapar un gemido. Introduce sólo su dedo medio y tus paredes cálidas parecen succionarlo, exigiéndole más, pero su ritmo permanece igual.
-Estás muy apretada- dice cuando encuentra tu mirada. Tus pupilas están dilatadas y una lágrima amenaza con derramarse cuando un segundo dedo tantea tu entrada-. ¿Cómo te la voy a meter, eh?
Respirás de manera temblorosa. Humedecés tus labios. Pensás.
-Más.
-¿Querés más?- asentís frenéticamente-. ¿Más qué?
Intentás contestar pero, en lugar de palabras, de tus labios escapa un sonido mitad grito-mitad gemido, débil y quebradizo, ya que en ese preciso momento introduce otro dedo. Mordés tus nudillos, recordando que los vecinos podrían escucharlos y quejarse, pero Enzo retira tu mano mientras te observa con una intensidad desbordadora.
Todavía no estás lista, grita la voz cuerda y sensata en su mente, pero él no puede esperar más. Retira sus dedos lentamente y se los lleva a la boca para probar tu esencia, complacido por la forma en que llorás ante su gesto; con una mano te desliza sobre el mármol hasta que estás peligrosamente cerca del borde, completamente a su merced.
-¿Querés que te la meta?
-Sí- contestás y él arquea una ceja, expectante-. Sí, por favor, Enzo.
Contemplan juntos la imagen entre tus piernas: el tamaño de su miembro comparado con tu pequeña entrada, el contraste entre su mano y la tuya -tus dedos separando tus pliegues para poder ver más y mejor-, la forma en que su otra mano te sujeta firmemente por el muslo. El panorama te hace gemir de desesperación.
Cuando por fin comienza a penetrarte mordés tu labio en un intento de reprimir cualquier sonido de dolor, pero él te conoce mejor que nadie y sabe de memoria todas tus tácticas. Mueve su cadera lentamente, con estocadas casi milimétricas, permitiéndote acostumbrarte a la intrusión.
Sólo lleva unos centímetros, mucho menos de la mitad, cuando tus músculos comienzan a contraerse por tu orgasmo. La expresión de placer en tu rostro es un poema que contiene vergüenza y timidez, pero Enzo te sonríe para consolarte -una sonrisa de puro orgullo, comprendés- y comienza a jugar con tu clítoris para hacerte delirar.
-Qué linda que sos- dice entre jadeos mientras los espamos aún sacuden tu cuerpo. Besa tus labios fugazmente-. ¿Querés que te lleve a la cama...?
- @madame-fear @chiquititamia @creative-heart @llorented @recaltiente @delusionalgirlplace ♡
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comunque stamattina per la prima volta dopo un anno quasi mi sono trovato un messaggio di buongiorno, è stato quasi emozionante, peccato che era da parte di clarissa bay, un account truffa, proveniente dall’egitto.. vale comunque
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