#poetas rusas
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herederosdelkaos · 1 year ago
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Primera advertencia
Qué nos importa al fin y al cabo
que todo se convierta en ceniza,
en cuántos precipicios canté
y en cuántos espejos viví.
Que no sea yo sueño ni consuelo
y mucho menos paraíso.
Pero puede ser que con frecuencia
tengas que recordar
el rumor de las líneas sosegadas
y el ojo que oculta en el fondo
aquella corona de flores, punzante y oxidada,
en su tranquilo silencio.
..........................
Tú me has inventado. No existe en el mundo
alguien así. No podría existir.
Ni los médicos curan ni los poetas alivian,
la sombra de un fantasma te perturba día y noche.
Nos encontramos en un año monstruoso,
cuando las fuerzas del mundo se habían agotado,
todo estaba marchito y enlutado por la desgracia,
y solo las tumbas eran frescas.
El talud del Neva, sin faroles, era negro azabache.
La noche sorda se erguía alrededor, como un muro.
¡Entonces mi voz te llamó!
¡Qué hice! Yo misma aún no lo entiendo.
Y tú llegaste a mí como una estrella conocida,
huyendo del trágico otoño,
hacia aquella casa desolada para siempre,
de donde salió una bandada de poemas incinerados.
1956. Ciclo El escaramujo florece
Anna Ajmátova
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fannyjemwong · 10 months ago
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Poemas de Anna Ajmatova
Dedicatoria Poema de Anna Ajmatova Dedicatoria Las montañas se doblan ante tamaña pena Y el gigantesco río queda inerte. Pero fuertes cerrojos tiene la condena, Detrás de ellos sólo «mazmorras de la trena» Y una melancolía que es la muerte. Para quién sopla la brisa ligera, Para quién es el deleite del ocaso – Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera, Sólo oímos el odioso chirriar…
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jartita-me-teneis · 4 months ago
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🤍🕊️📖🥖📖🕊️🤍 Disfruten este maravilloso discurso de Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de su pueblo: Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre 1931. Medio pan y un libro 🥖📖 "Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. 'Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre', piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión. Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada. No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros? ¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: 'amor, amor', y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: '¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!'. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida. Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: 'Cultura'. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz." El 18 de agosto de 1936, fusilaron debajo de un olivo, en Granada a las 4:45 de la madrugada, al gran poeta español.
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memorias-del-ayer · 10 days ago
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Rápidos, ¿cuál es tu películas, libros y comidas favoritos?
Hola, libros de Literatura: hay uno que me encanta en específico y se llama Orlando de Virginia Woolf, allí retrata de forma bellísima la condición de Orlando, un escritor que en pocas palabras no logra su reconocimiento poético, ya que él escribe y trabaja para otro sin dársele su reconocimiento ni su nombre puesto que escribe y otro se lleva los derechos de autor. Basicamente por el motivo de que Orlando vende sus escritos. Me parece bello cómo Virginia introduce al personaje Orlando para exponer una problemática de la mujer y la escritura. Ese lo recomiendo mucho. ♡
De Literatura masculina: me encanta mucho la Literatura Rusa. Dostoievski, es uno de mis favoritos y me leí Los Hermanos Karamazov sobre todo porque cuestiona también el sentido moral e involucra a Aliosha en un personaje de dos mundos: el mundo religioso en contra del mundo real, en esa dicotomía. Lo amé mucho, simplemente me encantó. Ese se convirtió en uno de mis favoritos. También me gustan mucho los cuentos cortos rusos como La dama y el perrito de Chéjov. Sobre todo me gusta porque tienen una relación muy directa con temas morales y reflexivos.
Y de Filosofía, me gusta mucho El banquete de Platón y el mito de los seres andróginos, los seres que en origen fueron de cuatro brazos. Allí, Platón utiliza una metáfora bellísima que me hizo sinceramente volar la imaginación. También me gusta mucho Heidegger y su escritura, y diría que se convirtió en uno de mis filósofos y escritores favoritos sobre todo porque menciona que el poeta baja a otro mundo y es de donde desciende la poesía, en el mundo psíquico que el poeta crea y que es posible y existe adentrarse, porque hay un camino por el cual transita el poeta. El libro sinceramente De camino al habla, es uno de mis libros favoritos ♡
Películas: Efecto mariposa y Mr. Nobody
Comida: lasaña y toda la comida de mar
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anticapitalistclown · 2 years ago
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Omg no cuz I'm in NEED of Spanish songs rn, recommend me some clownie 😩
HOLD UP this is the moment I was waiting for <3
these songs are from Spain itself, if you prefer music from Latin America I can do a similar post too <3
pop:
Nochentera - Vicco
Música ligera - Ana Menas
Rosas - La Oreja de Van Gogh
VAMPIROS - Rosalía
Lágrimas desordenadas - Melendi
KITT y los coches del pasado - Ladilla Rusa
pop - rock:
La casa por el tejado - Fito y los Fitipaldis
Ni tú ni Nadie - Alaska y Dinarama (she's nation's goth mommy)
Cadillac Solitario - Loquillo y los Trogloditas (fun fact, my father went on a party with him when they were young)
La Madre de José - El Canto del Loco
rock:
Entre dos Tierras - Héroes del silencio
La Vereda de la Puerta de Atrás - Extremoduro
Entre Poetas y Presos - La Raíz
flamenco:
Tu Mirá - Lole y Manuel
A Tu Vera - Lola Flores (if someone watched money heist, Lola is the grandma of the actress that plays Nairobi)
Catalina - Rosalía
flamenco + rumba:
La Raja de Tu Falda - Estopa (my favs <3)
Torre Baró - El Sebas de la Calle
Te Estoy Amando Locamente - Las Grecas
Anabalina - Las Grecas
Historia de Juan Castillo - Los Chichos
flamenco fusión / neo-flamenco:
Ingobernable - C. Tangana
Demasiadas Mujeres - C. Tangana
Un Veneno - C. Tangana
BAGDAD - Rosalía
MALAMENTE - Rosalía
Tangos de Copera - La Plazuela
rap, trap and hip hop:
Reproches - Ayax y Prok
El lute, libre o muerto - HAZE
FRESAS CON NATA - Prok
Contando Lunares - Don Patricio
Quédate - Quevedo (feat BZRP)
Estopa - Morad
Music Session 47 - Morad (feat BZRP)
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jgmail · 1 year ago
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Lev Gumiliov, el “último eurasianista”
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Por Maxence Smaniotto
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Publicado en la revista Rébellion 98
Una vida de exilio
Entre las enseñanzas del emperador Marco Aurelio existe una que nos parece ilustra particularmente bien la personalidad de Lev Goumilev: “En ninguna parte un hombre se retira con mayor tranquilidad y más calma que en su propia alma; sobre todo aquel que posee en su interior tales bienes, que, si se inclina hacia ellos, de inmediato consigue una tranquilidad total. Y denomino tranquilidad única y exclusivamente al buen orden”.  Todo en los antecedentes de Goumilev parecía predisponerle a que se convertiría en un historiador y pensador que, tras varias décadas de ostracismo y sufrimiento dentro de su natal URSS, exploraría a fondo el origen de los pueblos de Rusia y el Asia Central, hasta el punto en que hoy en día es considerado una de las autoridades más influyentes en ese tema.
Hablemos primero de su familia. Lev Goumilev nació en 1912, hijo del poeta Nicolai Goumilev y Anna Ajmátova. Su padre, que se alistó en la caballería durante la Gran Guerra y fue condecorado dos veces con la Cruz de San Jorge. Fundó junto con el poeta Sergei Gorodetski la Corporación de Poetas. Esta agrupación estuvo en el origen del movimiento acmeísta y se oponía fuertemente al movimiento simbolista que en ese entonces dominaba la poesía rusa, criticándolo por su hermetismo y su gusto por lo oculto. Nicolai Goumilev fue detenido por la CEKA en 1921 y fusilado sin juicio, acusado de “agitación monárquica”, mientras que Anna Ajmátova, que se había divorciado de Nicolai en 1918 y se había vuelto a casar y se le prohibió volver publicar desde 1922. Lev Goumilev quedó huérfano a los nueve años y fue considerado por las autoridades soviéticas como el hijo de unos contrarrevolucionarios, lo que le acarreó una serie de persecuciones durante el resto de su vida. Siempre tuvo una imagen muy idealizada de su padre, al que defendía constantemente, mientras que no sentía mucho aprecio por su madre Anna. Anna había perdido rápidamente el interés en cuidar de su hijo, dejándolo con su madrastra en un pequeño pueblo del oblast de Tver, Bezek, a 400 kilómetros de Moscú. Lev pasó allí toda su infancia y adolescencia, es decir, de los seis a los veinte años. No abandonó Bezek hasta 1929 para irse a vivir Leningrado en condiciones muy difíciles. “Privado de sus derechos civiles” debido a sus orígenes familiares, su carrera académica resultó especialmente complicada. Aunque eso no le impidió encontrar los medios para participar en expediciones arqueológicas en Siberia, Crimea y Asia Central a principios de 1930. En ese entonces el joven Goumilev ya mostraba una profunda fascinación por los grandes espacios, los pueblos nómadas y los climas duros, que influirían profundamente en su visión de la historia. En cierto modo, toda su vida estuvo marcada por esta doble vertiente existencial, la cual se reflejó en su obra: por un lado, el sufrimiento material y, por otro, el exilio interior de un hombre que nunca dejaría de cuestionarse el destino de la humanidad.
La policía soviética nunca dejaba de visitar la casa de Lev y fue detenido por primera vez en 1933, para ser luego liberado dos días después. Su segundo encarcelamiento se produjo en 1935, en plena Gran Purga, y sólo fue excarcelado gracias a una carta que su madre escribió directamente a Stalin (rogándole, por cierto, que liberara a su nuevo marido). Fue encarcelado por tercera vez en 1938, esta vez como consecuencia de la defensa pública que hizo de la obra de su padre tras el hecho de que un profesor se burlara y la denigrara en una conferencia universitaria. Acusado de haber formado un grupo subversivo – formado por tres miembros – que tenía por objetivo asesinar a Stalin (!), Goumilev fue interrogado, insultado y torturado antes de ser condenado a diez años en un Gulag, pena que más tarde se redujo a cinco años de trabajos forzados en el norte de Siberia. Fue liberado en 1943 y, haciendo caso omiso de sus sentimientos personales hacia el régimen, se alistó como voluntario y partió hacia el frente europeo en 1944. Como soldado del Ejército Rojo, sirvió como artillero y luchó hasta llegar a Berlín tras participar en la campaña de la Pomerania. Goumilev siempre decía que se alistó en el ejército por patriotismo, no porque apoyase al régimen que había matado a su padre y le había enviado al Gulag. Además, sus antecedentes penales y su filiación le impidieron recibir cualquier clase de condecoración militar. Sin embargo, el hecho de haberse convertido en veterano de la Guerra Patria le dio cierto respeto y le permitió continuar sus estudios con tal de preparar su doctorado, el cual se centraba en la formación de los primeros kanatos de Asia Central.  Pero esta calma duró poco. En 1949 fue detenido de nuevo en el marco de una serie de purgas y, una vez más, lo condenaron a vivir en un Gulag cerca a Omsk, donde pasó siete años de su vida.
Goumilev demostró un estoicismo excepcional y una resistencia sin parangón que lo mantuvo firme todo ese tiempo. De día trabajaba y de noche escribía las notas que constituirían los esbozos de su primer libro dedicado a la historia de los xiongnu, un pueblo de habla túrquica que era antepasado de los hunos. Este libro, titulado Los Xiongnu, sigue considerándose una obra de referencia sobre el tema, aunque no ha sido muy traducido en el extranjero, sólo cuenta con ediciones en italiano, turco y polaco. El XX Congreso del PCUS y la llegada al poder de Nikita Jrushchov marcaron el inicio de un periodo de distención dentro de la URSS. Goumilev fue liberado y, de regreso a Leningrado, donde trabajaba como bibliotecario, inició una correspondencia con dos de los fundadores del movimiento eurasiático: Petr Savitski, exiliado en Praga – al que conoció durante un breve viaje a Checoslovaquia – y Georges Vernadski, que se había convertido en profesor universitario en los Estados Unidos. El contacto con el pensamiento euroasiático animó a Goumilev no sólo a proseguir sus trabajos, sino también a ampliarlos, desarrollarlos y añadirles un gran número de conceptos tomadas de la geografía, la etnología, la historia de las religiones, la biología y la paleo-climatología que estaba en consonancia con la metodología desarrollada por los euroasiáticos de las décadas de 1920 y 1930. Y aunque a partir de ese momento comenzó a tener una vida más estable, su situación académica continúo siendo precaria. Sus trabajos fueron frecuentemente censurados, criticados y condenados al ostracismo. También se le negó la posibilidad de dar conferencias universitarias a pesar del apoyo de algunos de sus colegas y antiguos directores que desde hacía mucho tiempo reconocían sus capacidades. Muchos de sus libros, sobre todo los más importantes desde el punto de vista teórico, fueron rechazados por las editoriales soviéticas. No fue sino hasta finales de la década 1980, en el clima de la Perestroika, que sus obras fueron finalmente publicadas, convirtiéndose rápidamente en un éxito.
Lev Goumilev murió en San Petersburgo en junio de 1992 a la edad de 80 años. A pesar de las dificultades que tuvo que afrontar a lo largo de su vida, escribió diez libros y más de doscientos artículos, es muy conocido en Rusia y en el mundo postsoviético, incluso entre el gran público. Ha sido citado por jefes de Estado como Vladimir Putin, Nursultan Nazarbaiev, quien fue presidente de Kazajstán, y Askar Akaev, expresidente de Kirguistán. Además, sus obras siguen siendo citadas por muchos intelectuales y políticos de la República de Tartastán. Una universidad kazaja (la Universidad Nacional Eurasiática de Astana) lleva su nombre y su antiguo apartamento se ha convertido en una casa museo. Sus ideas fueron retomadas por Said Buriatski, ideólogo islámico de las guerrillas del Cáucaso, con tal de oponerse a Moscú y legitimar la creación de una confederación musulmana del Cáucaso Norte separada de Rusia. Sus obras se reeditan con regularidad y su pensamiento ha influido e inspirado a un gran número de pensadores y artistas. Aunque sus libros son poco traducidos en el extranjero, su obra ha sido objeto de análisis y monografías en Italia (Luigi Zuccaro en 2022, Dario Citati en 2015 y Martino Conserva en 2005), Estados Unidos (Mark Bassin) y Francia (por Marlène Laruelle, quien las ha abordado de una forma innecesariamente polémica).
La revalorización de los pueblos nómadas del Asia Central
La primera parte de las obras de Lev Goumilev está íntegramente dedicada al estudio de los pueblos turco-mongoles del Asia Central. No se trata de estudios especulativos o místicos sino, por el contrario, del fruto de varios años de estudio realizados durante expediciones arqueológicas que permitieron al investigador ruso estar en contacto directo con los descendientes de los pueblos que estudiaba. El resultado de estos estudios y experiencias sobre el terreno es una obra polifacética y abundante cuyas características ya pueden verse en su “trilogía de la estepa”. En sus tres primeros libros (Los Xiongnu, publicado en 1960; Los antiguos turcos, en 1967; En búsqueda de un reino imaginado, en 1970) Goumilev mostró mucho interés por la historia de los pueblos turco-mongoles que, durante siglos, dominaron las estepas de Asia Central y crearon inmensos imperios que se extendían desde Corea hasta las puertas de Europa. El investigador ruso se esfuerza por devolverles una dignidad cultural e histórica despreciada durante mucho tiempo por la historiografía rusa, a la que Goumilev y los eurasiáticos acusan de haber sido influenciada por Occidente y su concepción de la civilización, ya que para ellos estos pueblos eran considerados como bárbaros. Frente a esta corriente historiográfica, que no veía en estos pueblos más que una sucesión de tiranías y destrucciones, Goumilev no sólo rehabilita sus estructuras culturales, sino que subraya las distintas facetas de cohabitación entre los pueblos rusos y turco-mongoles que, más allá de sus relaciones conflictivas, pasaron por periodos de simbiosis, alianzas e intercambios recíprocos. El punto de vista desde el que Goumilev abordó la historia del pueblo xiongnu en el primer volumen de su trilogía, Los xiongnu, era totalmente inédito en su época, ya que trató de distanciarse lo más posible de la historiografía china, única fuente que existía en ese entonces sobre este proto-imperio turco. El Imperio Medio estaba constantemente en guerra con el Imperio Xiongnu, los cuales eran considerados como los antepasados de los hunos. Goumilev, en cambio, optó por una perspectiva “des-chinificada”, rehabilitando a lo xiongnu como sujetos históricos; este enfoque ya había sido adoptado por el historiador y académico francés René Grousset en L'Empire des steppes: Attila, Genghis Khan, Tamerlan, que desde entonces se ha convertido en un clásico sobre el tema.
En su libro Los Xiongnu, Goumilev propone tres grandes temas a seguir en su enfoque intelectual y metodológico: restablecer a los pueblos de las estepas como sujetos de la historia, descentrar radicalmente las narraciones sobre los mismos y emanciparlas del eurocentrismo que tiende a dividir a los pueblos en “civilizados” y “bárbaros”, y presentar una concepción cíclica de la historia de los pueblos, una historia íntimamente ligada a su entorno y su clima.  En el siguiente volumen, Los antiguos turcos, se nota una evolución en su metodología al analizar la formación del primer imperio turco, de cuya disolución surgieron dos kaganatos (reinos) que tuvieron una enorme extensión territorial: desde Crimea hasta la actual Vladivostok. En este libro Goumilev critica enérgicamente las doctrinas maniqueístas, las cuales se convirtieron en la religión oficial del Imperio uigur, acusándola de haber instaurado en la cúspide del Estado una actitud destructiva hacia el mundo y la realidad debido a que imponía la idea de distanciarse de la mundanidad con tal de alcanzar la pureza espiritual. En su opinión, este alejamiento del mundo desarticuló las estructuras sociales y apartó a los uigures de sus valores ancestrales, lo que provocó el colapso del Imperio. El último volumen de la trilogía de Goumilev sin duda es el más interesante, empezando por su título: En busca de un reino imaginado. Lo terminó de escribir en 1970, pero no se publicó hasta 1987 e inmediatamente después fue traducido al inglés por la prestigiosa editorial de la Universidad de Cambridge. El tema es realmente sorprendente. Se trata de un intento de comprender la realidad histórica oculta tras la leyenda del Preste Juan. Según esta leyenda del siglo XII – que apareció en pleno apogeo de las Cruzadas – existía un reino cristiano más allá de Persia, en el Asia Central, que era gobernado por un rey-sacerdote, el Preste Juan, descendiente de los Magos. En aquella época, esta leyenda era tomada con mucha seriedad, ya que los europeos buscaban una alianza en esa zona con tal de luchar contra los turcos que en ese entonces dominaban el Oriente Próximo y amenazaban los reinos cruzados. Este libro es interesante por varias razones. En primer lugar, por su enfoque: Goumilev realiza una descripción muy detallada de su época que abarca tanto los imperios, reinos, pueblos y personajes que existían desde Europa hasta el Asia Central y como ellos interactuaban entre sí. Además, examina las mentalidades de esta época, sus deseos y sus visiones del mundo, sin limitarse a los meros hechos históricos. Esta metodología recuerda a la obra maestra de Fernand Braudel, Le monde et la Méditerranée à l'époque de Philippe II, fruto de veinte años de investigación.
La visión que Goumilev tiene de Europa y de la civilización occidental es también sorprendente: contrariamente a la vulgata de la época, que veía a Occidente como un modelo a imitar, el investigador ruso describe una Europa subdesarrollada, atrasada y provinciana. Esta crítica es objetivamente errónea, ya que éste fue el siglo de la caballería, de las primeras universidades, de la invención del molino, de los trovadores y de los grandes proyectos de salud. La tesis central del libro es que Goumilev cree que el Preste Juan existió, al igual que su reino, que identifica con el kaganato mongol de Kara-Kitaj, cuyo fundador, Yelü Dashi, era cristiano nestoriano. El nombre de Juan podría ser una transliteración del nombre de pila de uno de sus hijos, Elías, que unos cientos de kilómetros conocido como Yohanna y luego como Juan.
Una última observación. Es necesario matizar la turcofilia de Goumilev. Si bien es cierto que hubo periodos en los que las relaciones entre los pueblos turco-mongoles y rusos fueron mucho más complejas de lo que la historiografía oficial ha afirmado durante mucho tiempo, no es posible hablar de una armonía total o relaciones simbióticas. Afirmar, como hizo posteriormente Goumilev, que los pueblos eslavos – y más concretamente los rusos – nunca estuvieron sometidos al yugo turco y mongol, e insistir en que siempre hubo complementariedad, hace más parte de la fantasía que de la realidad histórica, ignorando la existencia de trece guerras libradas entre otomanos y rusos y que estuvieron a punto de convertirse en catorce de haber estallado un conflicto entre ellos en 1947 y de nuevo en el 2016. El panturquismo sigue siendo una amenaza muy grande para Irán, China y Rusia, y las relaciones entre Moscú y Ankara están dictadas sobre todo por las circunstancias, no por una amistad natural heredada de siglos de simbiosis. Como señala Igor Delanoë, director adjunto del Observatorio Franco-Ruso, “las élites rusas y turcas comparten el deseo de crear un orden mundial policéntrico que supuestamente daría a Moscú y Ankara la oportunidad de convertirse en polos de poder afirmando su liderazgo a escala regional o incluso mundial en el caso de Rusia. Esta atracción por un mundo multipolar les está llevando a explorar formas alternativas de asociación que privilegian los intereses nacionales y se basan en gran medida en un enfoque transnacional desprovisto de confianza”. En otras palabras, las relaciones entre la “Tercera Roma” y la “Sublime Puerta” siempre se han caracterizado por la rivalidad y, hoy en día, por frágiles alianzas de circunstancias.
La teoría de la etnogénesis y la pasionaridad
La “Trilogía de la Estepa” representa, en cierto modo, la base de las siguientes obras de Goumilev. Después de terminar el tercer volumen, este historiador ruso se dedicó a perfeccionar sus puntos de vista teóricos con tal de publicar su obra más importante, un verdadero behemoth (casi ochocientas páginas), la famosa Etnogénesis y biosfera de la Tierra, presentada en 1974 como tesis doctoral a la Universidad de Leningrado. El comité examinador lo rechazó por considerar que la obra sobrepasaba los objetivos de una tesis doctoral normal. Fue por esa razón que el manuscrito fue depositado en los archivos de la universidad y solo gracias al boca a boca se convirtió en uno de los textos más consultados de la misma hasta que finalmente se publicó en la URSS en 1989. Rápidamente fue traducido al inglés y publicado en los Estados Unidos. Etnogénesis y biosfera de la Tierra es un libro absolutamente asombroso. Goumilev intenta responder la siguiente pregunta: ¿qué impulsa a ciertos pueblos y personajes a realizar hazañas que superan los logros de sus predecesores? ¿Cómo nacen, se desarrollan y declinan los pueblos y las civilizaciones? Se trata de una morfología de los pueblos y de la historia en su conjunto que Goumilev explora en su libro, prestando especial atención a la región euroasiática. En este sentido, Etnogénesis y biosfera de la Tierra (por la amplitud de sus temas, la riqueza de su pensamiento y la profundidad de su análisis) es comparable a libros como La decadencia de Occidente de Oswald Spengler, la Muqaddina del historiador árabe medieval Ibn Jaldún o el monumental Estudio de la Historia de Arnold Toynbee.
El punto de partida de la teoría de la etnogénesis de Goumilev es el estrecho vínculo entre un pueblo determinado y su entorno. Los cambios climáticos, que son cíclicos, influyen en el desarrollo de los pueblos, por lo que el autor recurrió ampliamente a la paleo-climatología en sus investigaciones, escribiendo numerosos artículos sobre el tema, uno de los cuales fue traducido al francés y publicado en 1965 en la prestigiosa revista Cahiers du Monde Russe, bajo el nombre de Les fluctuations de la mer Caspienne. Variations climatiques et histoire des peuples nomades au sud de la plaine russe. Según Goumilev, para que un pueblo pueda conquistar una vasta zona geográfica y fundar un imperio, deben darse ciertas condiciones climáticas y medioambientales: la presencia de pastos para el ganado, las variaciones del paisaje, la presencia o ausencia de cadenas montañosas, fuentes de agua, el tipo de clima, etc. Goumilev introduce también el concepto de “etnos”, que no puede traducirse como “etnia” porque no tiene una dimensión biológica o racial. Más bien, etnos se refiere a un grupo de individuos que se han adaptado al medio en el que viven generación tras generación y que los lleva a adoptar características propias de su entorno. El historiador ruso escribe: “Este grupo de individuos desarrolla un sentimiento de pertenencia basado en una lógica de ‘Nosotros/Los Otros’, es decir, percibiéndose a sí mismos como diferentes de los demás”. Cada etnia está formada por individuos que comparten un conjunto de valores, es decir, una cultura que se ha transmitido de generación en generación. La interacción entre el entorno y la comunidad de individuos da lugar a un “comportamiento estereotípico” que define las conductas comunes entre sus miembros. Inscritos en la cultura de la comunidad, estos estereotipos de comportamiento son inconscientes, automáticos y bastante dinámicos, ya que pueden cambiar con el tiempo y según el contexto, por lo que tienen una función adaptativa.
El etnos puede estar formado por diferentes subetnoi, unidades que no son lo suficientemente estables y desarrolladas como para ser definidas como un etnos. Los subetnoi pueden surgir cuando las comunidades se separan del etnos, como sucede con ciertas sectas o corrientes religiosas que desarrollan rasgos de comportamiento y estereotipos diferenciados, como los yezidíes o los molokanes. También hay que señalar que los entornos excesivamente monótonos difícilmente favorecen el nacimiento de nuevos etnoi; Europa y el Cáucaso, con sus paisajes diversos, han visto nacer un número impresionante de etnoi. Mientras que el subetnoi es la unidad más pequeña del etnos, el superetnos es su manifestación más desarrollada y se corresponde, en cierta medida, a las diferentes civilizaciones. Según Goumilev, el Imperio ruso y la Res Publicae Christiana son superetnos formados por diversos etnoi que comparten rasgos comunes. Esto no significa que los etnoi de un superetnos sean siempre armoniosos y pacíficos entre sí; pueden surgir conflictos, a veces sangrientos, entre ellos. En el caso de la superetnia rusa, el autor identifica las siguientes etnoi: Grandes Rusos, Bielorrusos, Ucranianos, Tártaros de Kazán y varias subetnoi, entre los que podemos contar a los cosacos del Don, los Viejos Creyentes y los Pomori. Los tártaros musulmanes no están incluidos, ya que están adscritos a la superetnia musulmana. Goumilev menciona también el ejemplo de Francia, que estudia varias veces porque representa un caso básico. La etnia francesa se compone de subetnoi como los bretones, provenzales, alsacianos, vascos, normandos, etc., todas ellas pequeñas etnias que en su día se fusionaron para formar la etnia francesa y que ahora tienen más en común que rasgos distintivos. Cada etnos pasa por diferentes fases, todas ellas caracterizadas por un “imperativo de comportamiento”, es decir, una misión:
Fase ascendente → el etnos es joven, dinámico y mantiene una relación viva con el entorno (imperativo de comportamiento: “Sé lo que debes ser”).
Fase de acméica → el etnos sigue siendo muy activo, pero tiene una relación menos dinámica con su entorno (“Sé lo que eres”).
Fase de resquebrajamiento → el etnos se encuentra menos organizado en su relación con el entorno (“Que las cosas no sean como antes”)
Fase de inercia → el etnos ha acumulado todo el conocimiento técnico que ha podido y ha desarrollado sistemas de valores que se vuelven estáticos (“Sé como eres”)
Fase de obscurecimiento → se encuentra caracterizada por la rigidez y el etnos ya no produce nada en cuanto a técnica y valores comunes (“Confórmate con lo que tienes”)
Fase homeostática → el etnos y su entorno se empobrecen irremediablemente (“Recuerda lo bueno que era antes”).
Goumilev también plantea la cuestión de las relaciones entre los etnoi. Distingue cuatro tipos de relación:
Coexistencia: los etnoi interactúan sin mezclarse y permanecen separados. La coexistencia puede adoptar la forma de simbiosis (dos etnoi se necesitan mutuamente), ksenia (cohabitación cordial pero neutra) y quimera (los etnoi son totalmente opuestos e incompatibles, lo que provoca conflictos e incluso masacres mutuas).
Asimilación: los miembros de una etnia se integran en otra y olvidan sus orígenes.
Mestizaje: hibridación en la que persiste el recuerdo de los respectivos orígenes.
Fusión: cuando miembros de etnias diferentes se unen para formar una nueva etnia.
Pero, ¿qué desencadena el nacimiento de los etnoi y el paso de una fase a otra de sus ciclos? Aquí es donde Goumilev expone su teoría más controvertida, fascinante y extraña a la vez: la “pasionaridad”, que se corresponde a grandes rasgos con la energía vital desplegada por un pueblo en determinados momentos de su ciclo histórico. En su opinión, existen tres tipos de individuos: los pasionarios, que se caracterizan por la disponibilidad, el compromiso, la determinación y la capacidad de aceptar sacrificios por el bien de la comunidad; los armónicos, más equilibrados y racionales, inclinados a la autoconservación; y, por último, están los subpasionales, que son hedonistas, obsesionados con la autoconservación y plagados de neurosis. Las comunidades donde los pasionarios son numerosos y dominantes son dinámicas, creativas, conquistadoras y dotadas de una energía que las impulsa a todo tipo de empresas. Esta es precisamente la pasionaridad de la que habla Goumilev, la energía que está en el origen de todos los procesos de etnogénesis. En las dos primeras fases, denominadas ascendente y acmeica, los individuos pasionarios son la mayoría. En las fases tercera y cuarta, las de inercia y resquebrajamiento, los armónicos son la mayoría. En cambio, los individuos subpasionales dominan las últimas fases, las de decadencia.
Lo absolutamente sorprendente de esta teoría de la pasionaridad es el supuesto origen cósmico de esta energía. Para apoyar sus hipótesis, Goumilev se basa en diversos estudios astrofísicos y paleo-climatológicos con el fin de observar posibles concordancias entre los ciclos solares, los cambios climáticos en determinadas épocas y las fases de etnogénesis en el curso de la historia. Según el investigador ruso, los ciclos solares producen un excedente de energía en la Tierra que altera los procesos bioquímicos de los seres vivos, incluidos los humanos. Esto explicaría por qué surgen y se abren paso en la historia individuos y grupos pasionarios. Esta teoría fue parcialmente validada por investigadores de la Universidad de Omsk a finales de 1990 y principios del 2000, y por la paleo-climatología, que demostró que los periodos de expansión mongola y tártara en Asia Central coincidieron con periodos de insolación que permitieron ampliar las zonas de pastoreo.
Lev Goumilev y el eurasianismo
Ya hemos visto cómo Goumilev mantuvo correspondencia epistolar con dos de los fundadores del movimiento eurasiático en la década de 1920. También está claro que el principal objeto de estudios de este pensador era Eurasia. Por lo tanto, conviene concluir este breve relato de su vida y sus investigaciones mencionando algunos de los puntos de convergencia y divergencia entre su pensamiento y el del movimiento eurasiático, al que se refirió explícitamente cuando se describió a sí mismo en una entrevista en televisión titulada “el último eurasiático”. En primer lugar, es importante tener en cuenta que Goumilev representa una especie de puente entre el eurasianismo clásico – que surgió en la diáspora rusa de la década de 1920 y cuyos principales exponentes son Nikolai Troubetskoi, Petr Savitski y Georges Vernadski – y el neo-eurasismo cuyo exponente más famoso es Alexander Dugin. Mientras que los autores clásicos basaban su pensamiento en datos lingüísticos, geográficos, históricos y étnicos, los neo-eurasiáticos proponen dos componentes que los primeros pasaron por alto: el aspecto místico, con el concepto de la Tercera Roma, y el aspecto geopolítico, que se convirtió en uno de los principales problemas de la política internacional rusa a mediados de 1990. No es de extrañar que gran parte de la obra de Goumilev se haya traducido al turco: los círculos euroasiáticos de Turquía (intelectuales, pero también políticos y militares) insisten en que Ankara debe rechazar la occidentalización y aliarse con Rusia para la creación de un mundo multipolar.
Aunque bautizado e identificado como ortodoxo, Goumilev no era un practicante. Influido por los fundadores del eurasianismo, en los que vio un importante medio para repensar la coexistencia de los pueblos que conformaban el Imperio ruso, y cuya voluntad de subrayar los estrechos vínculos que existían entre el medio ambiente y el pueblo, influyó a su vez en la nueva generación de eurasiáticos, pero casi todos ellos se vieron obligados a enfrentarse a él después. Sin embargo, el aspecto místico está prácticamente ausente de la obra del pensador ruso, que también evitó toda consideración política y geopolítica, debido a que las juzgaba, con razón, fuera de su competencia. Otro punto que une a Goumilev con los eurasiáticos clásicos y los neo-eurasiáticos es su implacable crítica del eurocentrismo y, en general, de Occidente, que a su juicio era el exponente de una ideología materialista y agresiva que ponía en peligro a las otras civilizaciones. Para los eurasiáticos y Goumilev era importante centrarse en el estudio de Oriente como un medio para volver a la Tradición y renovarla. Y a pesar de que algunas de sus hipótesis son excesivamente aventuradas y tiene todo tipo de opiniones tajantes que parecen reflejar más sus inclinaciones personales que una verdad objetiva, el pensamiento de Lev Goumilev sigue siendo extremadamente rico, estimulante y profundo. Sus teorías sobre la etnogénesis pueden ayudarnos a comprender mejor el presente, especialmente la geopolítica, desde una perspectiva apolítica, situando nuestras reflexiones dentro de una dinámica histórica en la que las constantes históricas de lo que Fernand Braudel llamaba “la larga duración” tienen mucho más peso e interés que los meros acontecimientos. En definitiva, Goumilev es una lectura obligada para todo aquel que quiera hacerse con las herramientas necesarias para reflexionar sobre los orígenes de los pueblos y los ciclos históricos que jalonan su existencia.
Lecturas para profundizar en el autor:
Citati D., La passione dell’Eurasia, 2015, edizioni Mimesis.
Bassin M., Ethno-paysages et ethno-parasites: l’écologie de l’ethnicité chez Lev Goumiliov, https://revues.univ-tlse2.fr/slavicaoccitania/index.php?id=2083&file=1
Laruelle M., L’idéologie eurasiste russe, ou comment penser l’empire, éditions l’Harmattan.
Laruelle M., Lev Goumilev: biologisme et eurasisme dans la pensée russe contemporaine.
Goumilev L., Les fluctuations de la mer Caspienne. Variations climatiques et histoire des peuples nomades au sud de la plaine russe, 1965, Les Cahiers du Monde Russe.
Fuente: https://rebellion-sre.fr/lev-goumilev-le-dernier-eurasiste/
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fuckyeahmexico · 5 months ago
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Vladimir Mayakovsky fue un poeta y dramaturgo revolucionario ruso-soviético, y una de las figuras más relevantes de la poesía rusa de comienzos del siglo XX. Fue iniciador del futurismo ruso.
El poeta visitó México en 1926, llegó al puerto de Veracruz y recorrió en tren hasta la ciudad de México en donde le esperaba Diego Rivera. El muralista mexicano en este tiempo estaba trabajando en los murales de la Secretaria de Educación, Mayakovsky los describió como “los primeros frescos comunistas del mundo”
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Unattributed • Vladimir Mayakovsky in Mexico, 1925
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joseandrestabarnia · 5 months ago
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Alekseev Fyodor (1753(1754?)-1824) Vista de la Bolsa y el Almirantazgo desde la Fortaleza de Pedro y Pablo 1810
Tamaño - 62 x 101 Material - lona Técnica - óleo Número de inventario - Inv.76
El esplendor de los palacios de San Petersburgo, los panoramas y las vistas de la capital del norte es el tema principal de la obra de Fyodor Alekseev, el fundador del género del paisaje urbano en la pintura rusa del siglo XVIII.
A principios del siglo XIX, en la lengua de la isla Vasilievsky, el arquitecto J.F. Thomas de Thomon construye el edificio de la Bolsa. Este fue el toque final que completó la formación del conjunto arquitectónico del centro de San Petersburgo. El cuadro de Alekseev fue pintado cuando la construcción aún no estaba terminada. Por lo tanto, al pintar el paisaje, el artista utilizó dibujos arquitectónicos, combinando así, por así decirlo, el presente y el futuro de San Petersburgo en el lienzo.
La parte central de la composición está ocupada por la imagen del Neva y el conjunto del asador de la isla Vasilyevsky: el edificio de la Bolsa, la columna rostral y el descenso arquitectónico al Neva. Detrás de la Bolsa se encuentra el edificio de los Doce Colegios. En la orilla opuesta, a la izquierda, se puede ver el Palacio de Invierno y, en el fondo, el Almirantazgo. Detrás del Almirantazgo se pueden ver las cúpulas de la Catedral de San Isaac de Dalmacia y luego el antiguo edificio del Senado. Un contemporáneo creía que la principal ventaja de este paisaje era “la elección del punto... porque difícilmente hay otro similar en la capital, que contenga tanta abundancia y riqueza de objetos en un espacio tan pequeño”. La textura suave de la pintura, la iluminación uniforme y los colores brillantes permiten ver los detalles más pequeños de la arquitectura de esta ciudad literalmente ante los ojos de los contemporáneos de la ciudad en construcción.
Petersburgo se construyó con una rapidez inusual. La rápida transformación de la capital del Imperio Ruso parecía realmente fantástica. El paisaje de Alekseev está lleno de movimiento, personificando estos rápidos cambios: una gran cantidad de embarcaciones fluviales, grandes barcos que entran al Neva (la proa de uno de ellos es visible en el lado derecho de la imagen), figuras de personas corriendo por la orilla.
En la pintura de Alekseev, Petersburgo aparece como una ciudad ideal, perfecta y al mismo tiempo llena de vida, tal como el artista soñaba con verla, formada durante la Ilustración. Poeta K.N. Batyushkov escribió: “¡Mira ahora el terraplén, estos enormes palacios, cada uno más majestuoso que el otro! ¡Estas casas son una más hermosa que la otra! Mire la isla Vasilyevsky, decorada con una bolsa de valores, columnas rostrales y un terraplén de granito. ¡Qué majestuosa y hermosa es esta parte de la ciudad!
Una versión repetida de la pintura, realizada en 1817, se encuentra en el Museo de Arte Regional de Ivanovo; versión - repetición de mayor tamaño - en la Galería de Arte Regional de Tver.
Información e imagen de la web de la Galería Tretyakov.
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xavicuevas · 7 months ago
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El surrealismo soy yo
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HistoriasDeLaHistoria
Nueve miembros del grupo de los Surrealistas en Paris, en torno a 1933.
De izquierda a derecha: Tristan Tzara, Paul Éluard, André Breton, Jean Arp, Salvador Dalí, Yves Tanguy, Max Ernst, René Crevel y Man Ray.
En agosto de 1929, Dalí conoce a la rusa Elena Ivanovna Diakonova, Gala, once años mayor que él, en aquel tiempo casada con el poeta francés Paul Éluard. Ese mismo año, Dalí se unió oficialmente al grupo surrealista afincado en el barrio parisino de Montparnasse. Y Gala abandona a su marido (Éluard) para irse a vivir con Dalí.
El 28 de diciembre de 1929 su padre lo expulsa de su casa. A su padre no le gustaban los surrealistas. Eran unos degenerados. Y tampoco le gustaba la rusa.
En 1934, Dali hace una gira fastuosa por EE.UU. Dalí iba por un camino y sus compañeros del grupo surrealista por otro. A finales de ese año, sus compañeros le hicieron un juicio surrealista y lo expulsaron. A lo que Dalí replicó:
"El surrealismo soy yo"
Foto original: Anna Riwkin-Brick
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herederosdelkaos · 1 year ago
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A LA MUERTE
Ya sé que vendrás, ¿por qué mejor no ahora?
Espero tu llegada mientras llora mi alma.
Apagué la luz y abrí de par en par la puerta
para que pudieras entrar, tú, tan simple y tan extraña.
Asume para esto el aspecto que quieras,
irrumpe como un proyectil envenenado,
o golpea silenciosa, como un bandido experto,
o mátame con el veneno del delirante tifus.
O llega con ese cuento, que tú misma inventaste
y que ya todos conocemos hasta la náusea —
en ese que descubro la gorra azul del gendarme
y detrás al conserje, pálido de muerte.
Hoy ya me da igual. Sobre el Yenisei se arremolina
la niebla. Fulgura imponente la estrella polar.
Y el más cruel de los espantos nubla
el brillo azul de los ojos que amo.
Casa de la Fontanka, 19 de
Anna Ajmátova
Réquiem y otros escritos
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Del cuaderno... (XIII)
NERUDA ELEMENTAL
Adoro las «odas elementales» de Neruda. Sus tres libros de odas, y las muchas otras composiciones sueltas, del mismo estilo, que salpimentan volúmenes como Navegaciones y regresos. Releo ahora el Tercer libro de las odas y me topo con la dedicada «a la luz marina», que si no me equivoco debe de ser la que inspiró a Raymond Carver el título de su poesía reunida: Bajo una luz marina.
Neruda tiene una obra inmensa, vasta y oceánica, desbordante de versos que rompen y resbalan por la dermis de su verbo como olas que bañaran las cubiertas de un intrépido velero. Pero yo creo que si solo hubiera escrito los libros de las odas, para mí ese regalo ya sería suficiente; nada más le hubiera hecho falta para pasar a mi panteón particular (aunque soy consciente de lo mucho que eso le restaría, pues ningún autor es verdaderamente él mismo más que en la exacta suma de todas sus partes, y los artistas ingentes, como Neruda, deben ser tomados precisamente en su gloriosa totalidad, con sus altos y sus bajos y sus vertiginosos vaivenes de sísmica montaña rusa).
En sus odas dio Neruda en el clavo esencial de todas las cosas, grandes y pequeñas, regocijándose en la venturosa celebración, material, tangible y suculenta, del mundo que nos rodea. Demostró, de paso, que era posible hacer «realismo socialista» y gran poesía al mismo tiempo; las odas, que rezuman una diáfana e iluminada sencillez verdaderamente deleitable, pueden ser leídas por cualquier hombre o mujer, sin dejar por ello de exhibir una enorme belleza y perfección formal. Su virtuosismo técnico y estético es muy notable: son como valses jubilosos que trazan remolinos de color y aroma por la página, deslizándose entre perfectos endecasílabos redactados «de oído» y versos de apenas unas sílabas; y en todo ello está siempre presente esa radiante sensación de «vida coronada», esa fruición, esa alegría crítica y mordiente —limpiamente rabiosa— que le devuelve, uno tras otro, gozosos cortes de mangas al culto nihilista e «intelectual» de la abyección.
Pablo Neruda era un hombre que como ser humano es posible que dejara bastante que desear, y hablo ahora recordando algún truculento suceso de su biografía personal. Políticamente está también en las antípodas de la cordura, y en eso fue en gran medida un personaje de su tiempo. Pero nada importa cuando lee uno sus versos, y se deja embelesar por los malabarismos de su fluyente inspiración, sus metáforas de aire y nube y sol, su pleno dominio de la palabra, la portentosa facilidad con la que hacía del lenguaje el mirífico traje «todo tiempo» que habitaba. Neruda nos regala sus odas como quien se enfunda un mágico par de guantes y nos abofetea con su incansable espectáculo de poética prestidigitación. Era un rey Midas que transmutaba en eufónico y rutilante oro todo aquello que tocaba con su voz.
[28/03/24]
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SILBANDO EN EL CAMINO
En la «Oda al presente», de Pablo Neruda, encuentro un par de soberbias posibilidades para títulos, que ya estoy poniendo mentalmente a buen recaudo con vistas al libro que venga después de este. La cita concreta es la que encabalga los dos últimos versos de la pieza: «… y ándate / silbando en el camino».
«Ándate silbando.» O tal vez, casi mejor, el heptasílabo: «Silbando en el camino». Sería un título que no estaría nada mal.
Yo asocio a Neruda con un hombre que siempre está silbando de felicidad. No sé si en otro poema suyo, tal vez de Residencia en la tierra, habla precisamente el chileno de «salir silbando de una barbería». (La imagen, en cualquier caso, del hombre que sale alegre y contento de una barbería está en alguna parte, en la obra de Neruda, y desde hace muchos años la relaciono con él, y con lo mucho que me gusta su poesía.)
Ayer, releyendo las Nuevas odas elementales, volví a hacerme una antigua reflexión: aquellos poetas de antes, que vemos hoy en viejos retratos en sepia o en instantáneas en blanco y negro, yendo y viniendo por el mundo con sus versos, eran vates totales y verdaderos; artistas que no se andaban por las anémicas ramas de lo intrascendente, ni parecían tener tiempo para el esnobismo filisteo ni las tonterías que aguardan al mediocre «al cabo de la calle» (donde siempre cree haber descubierto la américa de turno y del momento). Eran poetas, y lo eran con mayúscula inicial, aunque eso fuera algo que curiosamente no resultara necesario consignar.
Cada cosa tiene su tiempo y tiene su edad. Y al siglo XXI parece haberle correspondido ser la edad del fin de todas las cosas. Aquellos hombres y mujeres —pienso en Gabriela Mistral, compatriota de Neruda— tensaban y henchían las velas de su canto y surcaban un mar de trabajo y abnegada inspiración. Poseían el fuego. Se lo tomaban todo muy en serio, en un mundo que aún era capaz de seriedad.
[03/04/24]
ROGER WOLFE
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ladedicatoria · 10 months ago
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A Rosalía y esa niña que fue
Como el olvido es nuestra sombra de todos los días, a veces recuperamos las mismas cosas varias veces. Un ejemplo es que imitando la obra perfomativa de mi amiga Ana Volonté sobre Myriam Stefford, busqué sobre ciertxs artistas viejxs de Mendoza y su dedicación a la escritura. Encontré y compré en internet el libro de Rosalía Levinsky de Flichman (¡una joyita!) y luego me enteré que siempre estuvo la Biblioteca San Martín, pero que había sido re-encontrado y recuperado de las sombras de los anaqueles cuando alguien preguntó por él, queriendo estudiar sobre la gente venida de Ucrania, hace muy pocos años. A continuación unos fragmentos:
Ta-ta-ta-ta. ¿Qué es ese ruido, será la puerta entreabierta y sin aceite? No, dice mi tío adolescente. Es una ametralladora. Tratan de detener a los "blancos" a una cuadra, en la plaza.
Los "rojos" contra los blancos. Mi mente infantil reflexiona rápidamente. ¿Será mejor que vengan los blancos? Pero arrasan con todo lo que encuentran, son como una furia a caballo, cosacos endemoniados. ¿Le cortarán la cabeza a mi abuelo?
Lo cierto es que los rojos tampoco nos quieren. Mandaron a mis tías jóvenes a trabajos forzados, y obligaron a mi abuelo a entregarles el gran manojo de llaves del depósito de yerbas medicinales que nos convertía en burgueses. Sí, somos burgueses, vivimos en una linda casa, en el primer piso, y ocupamos toda la esquina. Las ventanas miran a las dos calles más importantes de la ciudad, "Iecaterínenskaia" y "Priiútskaia". Antes de la revolución y de la guerra civil muchos jóvenes paseaban por estas calles hasta altas horas de la noche, conversaban, reían. En verano, con la ventana abierta, me dormía escuchando. En mis sueños también paseaba como los grandes, conversaba y reía como ellos.
(...)
Parece que los blancos avanzan. ¿Entrarán antes del amanecer? El trueno de las armas se escucha más y más próximo.
Mi abuelo, con su barba y su imponente figura de patriarca aún joven y fuerte, llama a los vecinos que viven en el dvor. Vienen los ancianos y las madres con sus hijos. Los hombres jóvenes quedan en sus casas. Puede ser que no los maten los cosacos.
El abuelo nos lleva al escondite. Es la buhardilla de mi casa. Subimos con dificultad. La escalera es estrecha y oscura. Los ancianos se quejan, les duelen las piernas; los niños están llorosos.
¿Quién grita? ¡Tapen la boca a ese niño! ¡Nos van a descubrir por su culpa! ¡Nos matarán! Pónganle un trapo en la boca. ¿Y si se asfixia? ¿Y si morimos todos? Siento latir mi corazón con fuerza y me parece sentir el de toda la gente acurrucada alrededor de mí. Que no se asfixie el niño, que no maten al abuelo. El es un judío valiente y fuerte, pero es un judío, y los blancos no nos quieren. Gritan por las calles. Maten a los judíos, que mataron a nuestro Dios. ¿Quién les dijo eso? Son ignorantes, no saben leer, sólo van a la iglesia. ¿Quién les dijo que los judíos mataron a Jesús? ¿Nosotros lo matamos? No, no lo hicimos. El abuelo me contó que Jesús era un gran judío, dulce, humano, genero- so; su pueblo lo seguía, lo adoraba. El decía "amaos los unos a los otros". ¿Nos aman los cosacos? ¿Quién les enseñó a odiar tanto?
(...)
La "intelligentsia", la gente culta, sabe también de teatro y música, de óperas y operetas. Mi hermana y yo cantamos cientos, miles de canciones. Conozco la música y la letra de óperas y de operetas traducidas al ruso. Aprendo a cantar en ruso un tango que llega de Argentina, "El Choclo". Por cierto, las señoras elegantes usan vestidos color "tango". Mi tía grande tiene un abrigo precioso de ese color, un hermoso anaranjado.
Somos de la intelligentsia judeo-rusa. Nacimos judíos, pero somos rusos a pesar del antisemitismo, tan famoso, de Rusia, Polonia y otros países de la actual Europa Oriental. Y yo amo la cultura rusa, su naturaleza, su gente.
Amo este bello país de anchas llanuras, bosques, montes, mares y grandes ríos navegables. Amo lo que sus poetas escribieron, sus cantos a la naturaleza de Rusia. Pues a nosotros, los chicos, no sólo nos estimulan a leer, nos obligan a ello; tenemos que aprender a pensar y a desmenuzar lo comentarlo con los mayores. Y somos que leemos y bastante selectivos. No queremos tener amigos simples o incultos. Así nos lo inculcan y así lo sentimos.
(...)
Los cosacos cabalgan por las calles. Matan, matan. Son brutos y asesinos. Y como son analfabetos sólo escuchan las voces que los estimulan. No se cansan nunca de su obra macabra.
Ya terminó. Se fueron los cosacos. Todo se apacigua, todo acaba. No mataron a mi tía, la recitadora, ni a mi tía chiquita. Han corrido desesperadas, buscaron refugio, pidieron ayuda, imploraron, rogaron. Ahora están en casa, lloran, pero están vivas, contentas, salvaron la vida. Yo las abrazo, las acaricio.
En la habitación contigua se está muriendo mi querido primito de dos años. Su mamá, la tía grande, lo mira, llora. Tristeza. El nene está muy grave, tiene pulmonía. ¡Yo lo quiero tanto! Siento el dolor de una pequeña madre. Sashenka empeora. Y llegó la horrible noticia. El nene ha muerto. Mamá me consuela, me acaricia.
(...)
Ahora ya no soy tan pequeña. Crecí un poco, me siento más grande. Me llevan a pasear en tranvía, que es una novedad. También fui al cine, otra novedad. Vi una película que se llama "Cuánto más brillantes son las estrellas, más oscura es la noche". Me impresionó mucho y pasé largo tiempo pensando en lo que vi y no entendí muy bien.
(...)
Llegó el día feliz, ya voy a la escuela. Está nevando, han abierto en la vereda un angosto camino entre dos altas paredes de nieve y a los costados no ve nada. Mi cara, el pelo que asoma de la gorrita de lana, están blancos, húmedos. Camino con dificultad sobre la blanda nieve. Al fin llego. Estudio bien, y sobre todo dibujo, siempre dibujo. Ahora reparto mi amor entre mamá y la maestra. Su sola sonrisa me llena de felicidad. Cuando falta a clase me pongo triste y nada me interesa; cuando vuelve todo se aclara, se ilumina. Al acostarme deseo soñar con ella. La necesito, necesito verla, acariciarla con la mirada, tenerla cerca. Soy feliz cuando a ella le gusta lo que hago en clase. Siento por mi maestra un puro y maravilloso sentimiento de amor sin límites.
(...)
Los alemanes cruzaron el río Dnieper. Viajaban en tren. Veían ventanillas las "isbas" blancas diseminadas por las colinas con sus techos de paja, como cacerolas invertidas. Todavía había pan y leche en los graneros.
Llegaron a mi ciudad. Todos temían la ocupación. Yo pienso y pienso. ¿Por qué tienen miedo? Para nosotros, los chicos, fue como revivir. Se encendieron las luces, se abrieron las puertas de los comercios, sobre todo las de las panaderías y confiterías. Veía pasar por las calles a muchachos rubios que invitaban a los chicos a comer masitas, chocolate y otras cosas que faltaban hace mucho.
Parece que los cosacos y el resto del ejército zarista apoyan a los alemanes.
Quieren derrotar al soviet y a la revolución. Eso no me gusta: odio a los cosacos, quiero que se queden los bolcheviques. Oigo nombrar a Lenin, a Trotsky, a Stalin y últimamente a Voroshilov, que conduce la guerra contra los alemanes y es un valiente lleno de fe y de coraje.
Al fin los alemanes se retiran y queda el soviet. Mucha sangre  derramada, pérdida de hijos, esposos, padres. Todos sufrimos hambre y frío, no hay leña para calentar las casas ni para cocinar. Se desarman las empalizadas, los muebles y todo objeto que arde sin que su valor importe. Por un atado de leña se entrega a los mujiks un mantel con fi- papas nos bordados, y por un "funt" de un espejo con marco francés. La nieve se espesa, lo cubre todo. La falta de comida nos debilita, el frío se tolera menos.
(...)
Con la primera claridad del amanecer mi pobre abuelo encuentra a su hermano en medio de la calle, en un charco de sangre; todavía respira. Lo levantan entre varios y lo traen a casa... muerto. Su barba rojiza está más roja, mezclada con la sangre inútilmente derramada.
La mujer ha sido violada y asesinada. Quiero que vuelvan los rojos; cantan la "internacional" y nos asustan, pero que vengan pronto. Los blancos son peores, ignorantes, desalmados, asesinos.
Pasan cosas importantes en mi ciudad. ¿Es un día de fiesta? ¿Por qué corre la gente? Cientos de personas acuden al mismo lugar. Yo, tan chiquita, entro en el enorme gentío que me arrastra, me lleva, me asfixia, me aprisiona; voy a caer. Pero me levantan en alto; ahora respiro y escucho. Es León Trotsky, el político y orador que atrae multitudes. Quieren escucharlo, tienen esperanzas de algo mejor. Su poderosa voz se oye claramente; la gente se calla, casi no respira. No entiendo lo que significan sus palabras, pero igual siento una rara atracción. Veo su pequeña figura recortada contra la multitud; lo miro: he oído hablar tanto de él. La gente está fascinada, electrizada, sólo algunos rostros expresan dudas; los demás lo ovacionan. Termina de hablar y lo siguen, lo aplauden. Estoy impresionada, aturdida. Cuando llego a casa no sé que contar, sólo que escuché a Trotsky, que oí
su voz.
(...)
Soy grande, casi una adolescente. ¿Por qué no me cuentan qué pasa? Pregunto a mi hermana, no me contesta, no dice nada. Mi tío, el alegre viajero, le habla a mi madre en secreto. No escucho nada, pero presiento algo bueno, algo diferente.
Por fin me entero. Es un viaje. ¿Un viaje? ¿A dónde? ¿Cuándo? Es un viaje muy largo, hacia el sol, hacia la paz, hacia papá. ¿Pero cómo haremos? ¿Nos dejarán salir del país? Está prohibido, nadie puede salir de aquí. Pero nosotros lo haremos. Yo ya viajo en sueños, vuelo sobre ríos y montañas, soy feliz, me siento liviana y trasparente. Vuelo al sur, no me gusta el norte ni el frío; adoro en cambio el sol, los hermosos paisajes y los colores que he soñado.
(...)
El tiempo pasa lentamente con los preparativos. Mamá trata de conseguir comida. Sigue faltando azúcar, harina no hay nada, sólo pan negro con un gusto tan feo que no se puede comer. La familia baja la voz aún más, murmura, planea. La casa cambia de aspecto, aparecen bultos por todos los rincones Mi hermana quiere despedirse de amigos, no se lo permiten. ¡No lo hagas! ¡Nos pueden descubrir! No hablen, no cuenten. Todo se hace en silencio, en secreto. El viaje parece lejano, inalcanzable.
(...)
Guiados por mi tío, el alegre viajero, llegamos a la estación. Silencio, que nadie hable. El solo arregla todo, muestra papeles, discute con alguien y se impone a fuerza de inventiva e inteligencia. Él es un alto funcionario que va con su familia al casamiento de un primo que vive en una aldea cercana.
Quedo adormecida y no sé cuánto tiempo pasa. Ya no vuelo más, los vuelos quedaron atrás; sólo queda uno, vuelo a la libertad. Pasa una noche, un día, el tren se detiene. Otra vez papeles, conversaciones, discusiones. ¿Nos mandarán de vuelta a casa? ¿Nos arrestarán? Pero no, el tren arranca, sigue despacio, luego más rápido. Papá, canto sin voz, para mí, sólo para mí.
(...)
Llegamos a un lugar que parece campo de concentración. Una barraca, en "Sarno", un pueblo polaco. Hay mucha gente, estamos arrestados. Un terreno seco y frío rodea el galpón; más allá, alambrados de púas. No podemos salir, no se permite, somos prisioneros, sospechosos de ser comunistas.
Mamá explica, cuenta que hemos escapado del soviet, que somos fugitivos, que papá nos espera en Argentina, América del Sur, que los abuelos quieren ir a América del Norte, donde esperan los hijos, los hermanos. Todo inútil, no creen a mamá, nos tratan mal. Dormimos entre tablones desnudos, uno al lado de otro, hombres, mujeres, niños, viejos y jóvenes. De noche iluminan los catres con linternas para controlar si alguien se ha escapado. Entonces nos despertamos todos. Alguna vez la luz de la linterna cae sobre una pareja joven; los demás ríen, comentan. Yo pienso en algo nuevo, excitante, algo prohibido que no alcanzo a comprender del todo. El deseo de una adolescente de penetrar el misterio de la vida, me despierta la imaginación, descubro cosas que hasta ahora me estaban ocultas. Lástima que esto me pase en un lugar tan absurdo, tan feo, tan sucio.
(...)
Vestidas de blanco, subimos a la parte más alta del barco que ya está atracando al muelle. Abajo se ve un enorme gentío. Miro y no distingo nada ni a nadie. Mamá busca ansiosamente. La veo nerviosa, excitada. ¿Estará papá allá abajo? Ella mira, busca. ¡Es papá! Se tambalea, se desmaya. Nos ayudan a levantarla, se repone pronto y estamos listas para pisar suelo argentino.
Papá ya compró los pasajes y hoy partiremos en tren. No puedo dejar de comparar, de recordar aquel otro tren, el de la fuga. "Vamos al casamiento de un primo, en una aldea cercana". Oigo la voz de mi tío, el alegre viajero. "¡No olviden!" Me acuerdo de la paja en el piso, de las ventanas sin vidrios, atravesadas por tablas, de los gitanos. Todo es tan distinto ahora. Nos instalamos en dos camarotes comunicados.
Al día siguiente papá nos cuenta, nos habla de nuestra vida futura. Dice que toca el violín, y nos enseña el tango que está de moda. Lo escuchamos con interés y atención, y sin conocer el idioma aprendemos "mozo traiga otra copa". Me gusta su compás, su melancolía. Antes de llegar a Mendoza ya lo estoy cantando sin entender su letra.
Llegamos a la provincia de Mendoza. En una estación, donde para el tren, vemos músicos que tocan marchas de bienvenida, de salutación. Papá, un poco en serio y un poco en broma nos anuncia que nos están dando la bienvenida. Quiero creer, me ilusiono, soy tan feliz. Y en otras estaciones se repite lo mismo, la gente se asoma, aplaude. Al fin llegamos a Mendoza. Acá la música es casi estridente. Todos aplauden. Dan la bienvenida a un personaje importante que viaja con nosotros en el tren, el gobernador electo por la provincia de Mendoza.
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ancruzans-blog · 10 months ago
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Nikolái Gumilev
Gumilev, fallecido el 26 de agosto de 1921, fue uno de los poetas rusos más importantes del siglo XX, además de miembro fundador del movimiento acmeísta, jugando un papel clave en el florecimiento de la cultura rusa conocida como la Edad de Plata, entre 1895 y 1915. En su corta vida, pues murió con tan sólo 35 años, viajó mucho por todo el planeta, cuyas experiencias le sirvieron de inspiración…
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agendaculturaldelima · 11 months ago
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#ProyeccionDeVida
🎥 Biografías. Mujeres y Sociedad, presenta:
🎬 “LOU ANDREAS-SALOMÉ”
🔎 Género: Drama / Biográfico / Siglo XIX  / Años 1900 (circa)
⌛️ Duración: 113  minutos
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✍️ Guión: Cordula Kablitz-Post y Susanne Hertel
🎵Música: Judit Varga
📷 Fotografía: Matthias Schellenberg
🗯 Argumento: Biopic de la escritora rusa Lou Andreas-Salomé (1861-1937), una mujer adelantada a su tiempo que departió con Nietzsche, fue analizada por Sigmund Freud y se rodeó de grandes de artistas y escritores de finales de la época como el poeta Rainer Maria Rilke, de la que fue amante.
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 👥 Reparto: Katharina Lorenz (Lou Andreas-Salomé), Liv Lisa Fries (Lou Andreas-Salomé), Nicole Heesters (Lou Andreas-Salomé), Helena Pieske (Lou Andreas-Salomé), Alexander Scheer (Friedrich Nietzsche), Katharina Schüttler (Mariechen) y Julius Feldmeier (Rainer Maria Rilke).
📢 Dirección: Cordula Kablitz-Post
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© Productoras: Senator Film Produktion, Österreichischer Rundfunk (ORF), Norddeutscher Rundfunk (NDR), KGP Kranzelbinder Gabriele Production & Avanti Media Fiction
🌎 Países: Alemania-Austria
📅 Año: 2016
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📽 Proyección:
📆 Martes 12 de Marzo  
🕖 7:00pm.
🏪 Cine Club de la Universidad de Ciencias y Humanidades (av. Bolivia 537 - Breña)
🚶‍♀️🚶‍♂️ Ingreso libre con DNI.
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jgmail · 2 months ago
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Aleksandr Dugin, del eurasismo a la guerra de Ucrania. La vida de un ultranacionalista ruso
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Por Stéphane François & Adrien Nonjon
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
El influyente intelectual ruso y figura clave del neo-eurasianismo, Aleksandr Dugin aboga por una alianza entre Rusia y las antiguas repúblicas soviéticas contra Occidente. Aunque su influencia es limitada políticamente ha dejado huella en las corrientes conservadoras y nacionalistas rusas y en ciertos círculos próximos al gobierno.
Aleksandr Dugin, anteriormente suspendido por los moderadores de la red social de Twitter, reactivó su cuenta en el verano de 2023, tras la adquisición de la red social por el multimillonario Elon Musk. Aunque sólo parcialmente conocido en Rusia, es una de las figuras más importantes de la extrema derecha internacional. Activista nacionalista en las décadas de 1980 y 1990, fue miembro del grupo nacionalista ruso, ortodoxo y antisemita «Pamiat» entre 1987 y 1989, antes de fundar con el escritor Édouard Limonov el Partido Nacional-Bolchevique (PNB), del que fue uno de sus líderes entre 1994 y 1998. Actualmente es el principal teórico de un tradicionalismo-revolucionario ruso basado en la afirmación de la ideología «eurasista», según la cual Rusia y la civilización eslava (incluidos los países vecinos) constituyen una entidad civilizacional y geográfica (continental) absolutamente distinta tanto de Europa como de Asia. Este tradicionalismo conlleva un violento rechazo de Occidente y de sus valores liberales («globalismo» e «ideología de los derechos humanos»), antiamericanismo, antisionismo y antisemitismo (se acusa a los judíos de estar detrás de la caída de la URSS) [1]. Partidario de la aniquilación total de Ucrania, a la que considera una nación inexistente, apoyó ardientemente la invasión rusa de febrero de 2022. El 20 de agosto de 2022, cerca de Moscú, su hija Daria Dugina murió en un atentado presuntamente autorizado por el gobierno ucraniano, según público el New York Times del 5 de octubre de 2022. La investigación sigue abierta. ¿Por qué atacar a Aleksandr Dugin? La pregunta surge a la vista de la imagen que algunas personas pueden tener de él. Dugin también ha sido sospechoso habitual de ser asesor secreto de Vladimir Putin. ¿Es su influencia en Moscú tan decisiva como se afirma, sobre todo en la justificación ideológica de la guerra contra Ucrania? ¿Y qué hay de su influencia real en las redes europeas e internacionales de extrema derecha?
Un intelectual de extrema derecha, entre la geopolítica y el esoterismo
Aleksandr Dugin nació en Moscú en 1962 en el seno de una modesta familia profundamente vinculada al sistema soviético [2]. Abandonado por su familia, atravesó una profunda crisis existencial en la década de 1970, que él describe como la «enfermedad de un chamán» o una «psicosis de pubertad» [3]. Rompiendo con su entorno natal, Aleksandr Dugin se unió al Círculo Yuzhinskiy, donde entabló amistad con el disidente clandestino Yuri Mamleev [4]. Al codearse con miembros influyentes como el poeta ocultista Evgeny Golovin y el filósofo islámico Geïdar Djamal, Dugin se familiarizó con autores tradicionalistas como René Guénon y Julius Evola, cuyo concepto de un «imperio orgánico» dejó una huella duradera en su pensamiento. Trabajó y exploró ávidamente las bibliotecas soviéticas, mostrando especial interés por los autores de la Revolución Conservadora Alemana, a los que era relativamente fácil acceder a pesar de la censura. Aunque su introducción a obras como las de Karl Haushofer (1869-1946) estuvo motivada inicialmente por la búsqueda de principios esotéricos, los ideales de la «Tercera Vía» desarrollados por Moeller van Der Bruck (1876-1925) y Ernst Niekish (1889-1967) se convirtieron en pilares fundamentales del pensamiento de Dugin, aunque sólo los leyó parcialmente [5]. También se interesó por las teorías euroasiáticas desarrolladas en la década de 1920 por intelectuales rusos emigrados como Troubetskoï (1890-1938) y Nicolas Berdaïev (1874-1948). Aunque Dugin defendería una visión revisada de sus teorías, sigue estando muy influido por el modelo imperialista de los zares y por las ideas eslavófilas de la Iglesia Ortodoxa (es miembro de los «Viejos Creyentes», una tendencia cismática ultratradicionalista de la ortodoxia rusa) [6]. Además del panorama intelectual ruso-alemán de la década de 1920 y 1930 Aleksandr Dugin estaba fascinado – al igual que otros disidentes como Aleksandr Projanov y Sergei Kurginian, que intentaron emularle – por la Nueva Derecha francesa de la década de 1970. Deseoso de colaborar con este movimiento, que representaba una tremenda oportunidad para romper con el arcaísmo de la vieja Derecha en Rusia y volver a un sistema imperial o eslavófilo modernizado, Aleksandr Dugin realizó en 1989 su primer viaje a Europa Occidental, donde conoció a varios líderes de la Nueva Derecha. Estos encuentros le permitieron ampliar su reputación, pero también diversificar aún más sus referencias intelectuales. Dugin también toma prestadas las tesis «nacionales europeas» de ideólogos occidentales como el belga Jean-François Thiriart (1922-1992), promotor de una «Gran Europa» desde Reikiavik hasta Vladivostok, muy hostil a Estados Unidos e Israel, y partidario de una alianza con el mundo árabe.
El pensamiento de Dugin es complejo y a veces confuso, pero ha sintetizado elementos heterogéneos que van desde el esoterismo (doctrina mística que postula la existencia de un discurso críptico accesible sólo a los iniciados) hasta la teoría política, la geopolítica y la filosofía. Como ya se ha mencionado, hay referencias al concepto de imperio, así como elementos metafísicos, y préstamos de una serie de pensadores y geopolíticos revolucionarios-conservadores alemanes, entre ellos el jurista y filósofo Carl Schmitt (1888-1985) y el filósofo Martin Heidegger (1889-1976). Sus referencias a intelectuales «esotéricos» proceden del poeta y filósofo italiano Julius Evola (1898-1974), cuyo antisemitismo y denuncia de una conspiración sionista internacional adopta, y de los escritores franceses René Guénon (1886-1951) y Jean Parvulesco (1928-2010), sin olvidar al ocultista Aleister Crowley (1875-1947) y al arqueólogo völkisch germano-holandés Herman Wirth (1885-1981), fundador del Ahnenerbe Institut junto a Himmler y Darré, cuyo estudio crítico del mito de Hiperbórea publicó en la década de 1980.
A partir de la década de 1990 realiza una síntesis doctrinal, cuando menos original, que interesó mucho a diversas tendencias de la derecha radical europea. El propio Dugin nunca ha ocultado su pertenencia al movimiento identitario europeo y sus vínculos con la Nueva Derecha. En su intervención en 1991 en el XXIV coloquio del Groupe de Recherches et d'Études de la Civilisation européenne (GRECE), principal organización de la Nueva Derecha, afirmó claramente esta estructuración ideológica.
La relación con la extrema derecha de Europa Occidental es una vía de doble sentido, ya que ésta no duda en adoptar sus temas y tesis. Dugin les ofrece una forma de respetabilidad académica, una credibilidad intelectual rusa a la que son sensibles (sobre todo en Francia), así como una referencia ideológica y un portavoz muy eficaz. Al incorporarlo a sus fuentes de inspiración, como han hecho la Nueva Derecha, el nacionalista-revolucionario Christian Bouchet, Alain Soral y ahora el afrocentrista Kemi Seba, pretende captar lo que perciben a la vez como un prestigio histórico (la herencia de la tradición rusa) y un horizonte político (el modelo autoritario antiliberal). Lógicamente, debido a este tipo de inspiración, Dugin debería haber seguido siendo un intelectual marginal, pero las circunstancias políticas (el final de la URSS y el posterior declive de Rusia en la escena internacional) hicieron que se encontrara en sintonía con la reescritura de la historia rusa por parte de los nacionalistas a partir de la década de 1990.
Los primeros experimentos políticos
Doctor en Historia de la Ciencia y en Ciencias Políticas desde principios de los años 2000, Dugin es desde hace más de una década un intelectual atípico, autor de una obra que no lo es menos, marcada por el eurasianismo – como antes se ha dicho –, pero también un avezado activista político, aunque pertenezca a los márgenes más radicales y marginales del espectro político ruso. Escritor mundano testigo de la Guerra Fría y joven académico en busca de reconocimiento durante la Perestroika, parecía improbable que Edward Limonov y Aleksandr Dugin cruzaran sus caminos un día y se embarcaran juntos en una aventura política que redefiniría los paradigmas de la «tercera vía» rusa. En una época en la que la oposición nacional-patriótica luchaba por imponerse en la Rusia de la década de 1990. Los respectivos fracasos en este medio acercaron sorprendentemente a ambos hombres. Tras regresar a Rusia en 1990, Limonov no consiguió establecerse como una figura política importante dentro del Partido Comunista de la Federación Rusa dirigido por Gennady Zyuganov, ni dentro de los Demócratas Liberales de Vladimir Zhirinovsky, donde había pretendido crear un movimiento juvenil. Como miembro de la organización nacionalista Pamiat, Aleksandr Dugin luchó por exponer sus ideas, ampliamente despreciadas e incomprendidas por esta organización. Incapaz de participar en los diversos intentos de coalición de nacionalistas patrióticos, como el Front Natsional'nogo Spasenija (Frente de Salvación Nacional), los dos hombres se reunieron finalmente en 1992. Decepcionados por una oposición incapaz de estructurarse en torno a una ideología común, su encuentro marcó el inicio de una inesperada colaboración política [7]. Aleksandr Dugin y Edward Limonov se propusieron crear un movimiento innovador que respondiera a las exigencias de un periodo de inestabilidad política que consideraban maduro para la revolución.
Con su voluntad de hacer borrón y cuenta nueva del pasado en todas sus formas, ya sean nacionalistas o comunistas en el sentido clásico, la ideología del PNB se basa ante todo en el principio del «hombre nuevo». Este principio, afirmado por Alexandre Dugin en un artículo titulado «Novye protiv starykh» (lo nuevo contra lo viejo), pretende establecer en Rusia una nueva «contraélite» intelectual radical impulsada por principios históricos, políticos y literarios comunes. Desarrolladas en su libro de 1992 Distsiplinarnyi sanatorii (El gran hospicio occidental) y más tarde, en 2003, en Drugaja Rossija (La otra Rusia), las posiciones terceristas de Edward Limonov [8] pretendían demostrar que el modelo soviético de antaño no se diferenciaba en nada del sistema capitalista. Inspirándose en George Orwell y en el retrofuturismo libertario [9], el autor se niega a suscribir esta división, considerada moralizante y liberticida: «El nacional-bolchevique es la persona que traerá la muerte a la derecha radical y a la izquierda radical. El nacional-bolchevique es su relevo dialéctico y su negación... El nacional-bolchevique es una persona que odia el sistema y sus mentiras, alienación, conformidad y estupidez, pero es capaz de sumergirse en él, asimilarlo y luego destruirlo desde dentro. Es una persona que ama la paradoja [...] la disciplina y la libertad, la espontaneidad y el cálculo, la erudición y la inspiración. Está en contra del dogma, pero a favor de la autoridad. Está en contra de las limitaciones externas, pero es capaz de un estricto autocontrol…» [10]
Aunque Edward Limonov sentó las bases de las orientaciones políticas y geopolíticas del PNB, éstas fueron principalmente obra de Aleksandr Dugin, que introdujo las ideas euroasiáticas. Valiéndose del mito de los escitas, de los que se dice que tienen orígenes eslavos [11], Dugin utiliza la barbarie de los escitas para justificar la esencia revolucionaria-conservadora del pueblo ruso y la afirmación de un «nuevo mundo» sólo por el pueblo ruso, así como el principio de solidaridad inmanente entre comunidades. En su primer programa de 1994, el PNB afirma que «el carácter ruso no está determinado por la sangre o el credo», sino por su deseo de «derramar sangre y la de otros en el único nombre de Rusia». Además del eurasianismo, Aleksandr Dugin incorpora al pensamiento nacional-bolchevique ruso una dimensión escatológica y milenarista de la «Tercera Roma» [12]. Imbuido de ciertos textos de Karl Popper, Mikhail Argusky, Nikolai Ustrialov y del misticismo ortodoxo [13], Aleksandr Dugin hace del nacional-bolchevismo un continuo único: nacionalista, mesiánico, reaccionario, orgánico y popular, pero también un «método espiritual» y una «superideología común a todos los enemigos de la sociedad abierta» [14] que ha podido y debe salvar a Rusia en tiempos de crisis.
Aleksandr Dugin y Edward Limonov rompieron finalmente su colaboración en 1998 debido a sus desacuerdos sobre la dirección que debía tomar el partido. Aunque ambos reivindicaban la etiqueta «nacional-bolchevique», ya no la utilizaban de la misma manera. Para Edward Limonov, esta etiqueta sirve sobre todo como marca para legitimar su papel de opositor radical al régimen de Putin y para mantener a flote su movimiento [15]. Mucho más fiel a los principios de la revolución conservadora, Aleksandr Dugin sigue defendiendo la idea de una «Tercera Vía» a través de sus escritos neo-euroasiáticos, al tiempo que intenta penetrar en las más altas esferas del poder.
Una concepción maniquea de la geopolítica
A principios de la década de 2000 Dugin se acercó a Vladimir Putin, entonces nuevo Presidente de la Federación Rusa. Optando por la estrategia de la respetabilidad pública, en 2001 fundó el partido político «Eurasia» [16] con apoyo del ala nacional-revolucionaria y tradicionalista del Partido Nacional Bolchevique y en el 2003 se convirtió en el «Movimiento Eurasiático Internacional», que aboga por la creación de una «Unión Euroasiática» de Moscú a Pekín, pasando por Teherán. Al mismo tiempo, Dugin fundó y dirigió el Centro de Estudios Conservadores de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú. Sin embargo, se mantuvo cercano a la extrema derecha europea occidental (en particular a la Nueva Derecha de Alain de Benoist y a las redes nacional-revolucionarias de Christian Bouchet), con la que había forjado fuertes vínculos a principios de los años 90 y que desde entonces no han dejado de reconocerle como uno de los suyos [17].
A finales de la década de 1990 y en la década de 2000, como profesor de geopolítica y sociología en la Universidad Lomonosov, Aleksandr Dugin aprovechó su posición académica para conceptualizar y difundir su doctrina, que expuso en su obra Fundamentos de geopolítica. El futuro geopolítico de Rusia. Este libro publicado en 1997 se convirtió rápidamente en un clásico de la geopolítica postsoviética, ampliamente leído entre las élites militares y diplomáticas rusas. Aprovechando esta nueva visibilidad y reputación en Moscú, Dugin se convirtió en asesor de varios líderes políticos nacionalistas o nacional-comunistas. A partir de 1998, asesoró al Presidente de la Duma Estatal en cuestiones estratégicas y geopolíticas. De hecho, durante muchos años su despacho estuvo situado en el edificio del Parlamento ruso, lugar estratégico de influencia. Aprovechó esta circunstancia para atraer a su grupo de reflexión, el «Alto Consejo» del «Movimiento Eurasista Internacional» [18], a una serie de importantes personalidades políticas, como el Ministro de Cultura Vladimir Sokolov, el Viceministro de Asuntos Exteriores Victor Kalyuzhny y Alsambek Aslakhanov, asesor del Presidente Putin.
La geopolítica de Dugin se basa en la nostalgia de la Rusia imperial prerrevolucionaria y en la defensa de una identidad ortodoxa rusa presentada como inmemorial e intangible, totalmente impermeable a la cultura occidental «americanizada». A partir de allí describe que existen dos formas principales de organizar el mundo. Por un lado, el mundo posterior a la Guerra Fría, unipolar y centrado en los Estados Unidos, contra el que había que luchar y, por el otro, un mundo multipolar estructurado por «Estados civilizacionales», grandes áreas continentales que son a la vez potencias autónomas y crisoles de civilización: estas naciones desempeñarían un papel regulador en la globalización, conteniendo la geopolítica del enemigo existencial estadounidense (pero también el poder de China) y preservando la diversidad de culturas y modos de vida.
Mezclando el tradicionalismo eslavófilo, el imperialismo antimoderno y el nacionalismo paneuropeo, Dugin ha desarrollado el concepto de «imperio euroasiático», añadiendo al mismo tiempo una dimensión mística y espiritual. Su geopolítica altamente maniquea opone a Occidente, y sobre todo a los Estados Unidos (los «atlantistas»), un «Tercer Imperio» o «Tercera Roma» en la forma de Moscú. En ese esquema, la Ortodoxia aparecería como el baluarte del mundo ruso y de su tradición frente a Occidente y su decadencia, encarnada en particular por el liberalismo protestante. Sería tanto más necesario afirmar este imperium, como creen conjuntamente Dugin y Putin, ahora que Rusia es el blanco de un complot occidental fomentado por Washington y la OTAN. A partir de 1991, el mundo habría entrado en una cuarta guerra mundial (la Guerra Fría había sido la tercera), una guerra hibrida (financiera, tecnológica, cultural) desencadenada por Estados Unidos contra todas las demás naciones. Estas teorías simplistas han sido retomadas por el régimen y la propaganda de Putin.
Su rechazo del Occidente liberal lleva lógicamente a Dugin a condenar la democracia pluralista (un régimen débil en su opinión) y a preconizar el apoyo a los regímenes autoritarios. En un texto publicado en la web nacionalista-revolucionaria francesa voxnr, por ejemplo, no dudó en criticar violentamente la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024. Lo citamos íntegramente: «La inauguración de los Juegos Olímpicos de 2024 en París es el juicio final sobre la civilización occidental moderna. Occidente está maldito, y esto es axiomático. Cualquiera que no tome inmediatamente las armas para destruir esta civilización satánica, sin precedentes en su descaro, es cómplice de ella. Pero hay otro aspecto también importante. En ese polo, está Occidente y su satanismo descarado. Y en nuestro polo, ¿qué tenemos? Algo un poco más decente, la penúltima parada, pero en el mismo camino, la misma ruta. Frenamos bruscamente cuando se vislumbra el destino, donde se alza la gigantesca figura del Jinete Pálido, rodeado de un séquito de pervertidos liberales y monstruosidades body-positive. Pero seguimos yendo a la deriva por inercia y, desde luego, no nos cuestionamos la etapa anterior de nuestra historia: ¿estamos siquiera en el tren correcto si la estación final de la ruta son los Juegos Olímpicos de Francia 2024? Occidente es el diablo. ¿Y quiénes somos nosotros? Por un lado, nos horroriza y nos expulsa de su impío banquete, pero, por otro, sigue dentro de nosotros; no lo hemos expulsado completamente de nosotros mismos; el diablo hace estragos y alborota en nuestra cultura, habiéndosele permitido la entrada no hace décadas, sino siglos. Occidente (y por tanto el diablo) empezó a penetrar sistemáticamente en Rusia en el siglo XVII. Los eslavófilos del siglo XIX lo reconocieron y dieron la voz de alarma. Esto surtió efecto, pero no impidió un mayor declive. Y ahora estamos realmente empezando a frenar sólo ahora. Esto tendrá éxito sólo si Dios está con nosotros. Nada más funcionará. Para ello, Rusia debe ser de Dios; debemos convertirnos en su pueblo, en sus seguidores, en verdaderos cristianos rusos. Sólo podemos rezar y luchar. Luchar con la oración y rezar como ante la muerte, por última vez. La Operación Militar Especial es una guerra contra Satanás, contra Occidente, contra los Juegos Olímpicos, donde los Titanes rebeldes del Tártaro han desplazado a los dioses y han ocupado sus lugares. Occidens delenda est».
Este rechazo explica también por qué – al igual que ciertas franjas de la extrema derecha europea – Dugin promueve una alianza con el mundo musulmán. Siguiendo los pasos de René Guénon, el cual creía que el Islam es una civilización auténticamente tradicional y antimaterialista y, por lo tanto, un baluarte contra el decadente modelo de la política actual. Esta idea también la comparte Putin. Pero Dugin va más allá: a partir de la década de 1990, paralelamente a su regreso a la ortodoxia, no dudó en proponer una verdadera «islamización» de Rusia para luchar contra la «americanización» del país bajo la presidencia de Boris Yeltsin. Esto no le ha impedido apoyar la guerra contra los musulmanes en Chechenia. Aunque no es hostil al Islam, Dugin rechaza el principio de independencia de las antiguas repúblicas soviéticas que deben fundirse en el imperio multiétnico ruso. De hecho, al igual que Putin, defiende la idea de que la Rusia imperial sería un Estado fundamentalmente multinacional y multiétnico, que compartiría un destino histórico común con los demás pueblos de la región. El ideal de poder euroasiático es resucitar y consolidar esta forma original de Estado.
Dugin, Putin y Ucrania: una aclaración
En consonancia con su doctrina geopolítica imperial, Dugin cuestiona la independencia de Ucrania. Hay dos razones principales para ello: en primer lugar, en su opinión, Ucrania es un importante componente geográfico y estratégico de Eurasia, haciéndose eco de las tesis geopolíticas de Mackinder [20]; en segundo lugar, cree que pertenece históricamente a la Rusia imperial, opinión que comparte con Putin [21]. En su opinión, Ucrania debería seguir formando parte del mundo ruso. A partir de los años 2000, endureció progresivamente sus posiciones, considerando, por ejemplo, que la «Revolución Naranja» de 2004 marcó el vuelco de Kiev hacia el campo atlantista. Desde entonces, Ucrania se considera una amenaza para Rusia, una amenaza que hay que neutralizar. En respuesta, abogó por la creación de una «Nueva Rusia» (Novorossia) en el Este de Ucrania, dependiente de Moscú. Una vez más, las ideas geopolíticas de Dugin convergen con las de Putin. Por lo tanto, es lógico que apoye firmemente la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022.
Dugin reconoce en Putin a un «realista pragmático» de mentalidad conservadora, independiente de los partidos e inspirado en diversas corrientes ideológicas, empezando por el eurasianismo. También lo ve como el único líder capaz de restaurar el poder de Rusia tras el periodo de declive postsoviético. Rusia se había convertido en esclava de Occidente, vendida al atlantismo por Gorbachov, Yeltsin y los reformistas liberales rusos. Por eso se ha puesto clara y activamente de su lado, apoyando sin reservas la decisión de invadir Ucrania con el objetivo de integrarla en el nuevo «imperio ruso» que ambos sueñan con crear. Pero, ¿es Dugin «cercano a Putin»? En realidad, no. Al contrario, se mantiene al margen de los «ecosistemas ideológicos del Kremlin y siempre ha sido criticado por una parte de la élite rusa», según Marlène Laruelle [22]: «En la propia Rusia, el estatus de Dugin siempre ha sido complejo. Aunque se ha beneficiado regularmente de pequeñas cantidades de financiación estatal, nunca ha conseguido penetrar en las instituciones políticas ni ocupar cargos oficiales en instituciones estatales. Los círculos académicos también le han mirado siempre con recelo, como un maniático esotérico con conocimientos enciclopédicos, pero no como un profesor-investigador que cumpla las normas de la profesión. Dugin navegó así entre periodos de marginalidad y de reconocimiento, bajo la protección de figuras más poderosas como Aleksandr Projanov y sus redes en el mundo militar-industrial, o Konstantin Malofeev, el oligarca monárquico ortodoxo, que le financió durante años haciéndole trabajar para sus plataformas, Tsargrad y Katekhon» [23].
Aunque Dugin conoce bien el entorno de Putin, nunca ha pertenecido a su círculo íntimo ni a sus «asesores especiales». Aunque se alegra de que este rompiera con el atlantismo liberal de Boris Yeltsin, Dugin considera que Putin es un «eurasianista a pesar de sí mismo». Así pues, Dugin no es el «cerebro» ni el «guía espiritual» de Putin, ni tampoco su «Rasputín», como han fantaseado algunos comentaristas, atribuyéndole una influencia política que no tiene en el Kremlin. Sin embargo, ha desarrollado una estrategia de influencia «gramscista» [24] con el objetivo de reorientar a una parte de la élite política y cultural de la Rusia postsoviética hacia una nueva utopía imperialista y antioccidental. Hasta ahora, esta estrategia parece haber dado sus frutos, al menos en parte.
Paradójicamente, el hecho de que Dugin ya no sea marginalizado actualmente y sea contactado por los grandes medios de comunicación rusos se debe a la muerte de su hija. Desde su muerte, en agosto de 2022, se ha convertido en un mártir (y ha jugado con esta imagen), apareciendo regularmente en los programas de televisión más importantes. Asimismo, intocable intelectualmente desde esa fecha, se ha convertido en el «director de un nuevo centro de investigación política que lleva el nombre de Ivan Ilyin, el pensador reaccionario de la emigración rusa, en el seno de la Universidad Estatal de Humanidades, RGGU. Este puesto es un reconocimiento a su condición de «padre mártir», pero parece más un premio de consolación que una integración oficial en los círculos académicos [25]».
Para Dugin, Ucrania sólo puede ser rusa. Por eso apoyó la invasión del 24 de febrero de 2022, en cuanto se lanzó y sin la menor vacilación. Aunque agradece la política de Putin, no la considera un fin en sí mismo. En su opinión, el actual jefe de Estado ruso es ante todo un agente histórico útil al que hay que apoyar pragmáticamente en una perspectiva más global. Esto no excluye la lucidez: ya en septiembre de 2022, reconoció que la pérdida de los territorios conquistados en Ucrania representaría una catástrofe para Rusia y supondría el fin del régimen de Putin. En este sentido, tras la derrota en Jerson, en noviembre de 2022, circuló por el sistema de mensajería Telegram un mensaje atribuido a Dugin en el que se pedía el derrocamiento del presidente ruso. Aunque el mensaje resultó ser falso, sus autores consideraron, sin embargo, que Dugin representaba un desafío estratégico tal que justificaba manipular sus palabras para convertirlo en un golpista virtual. Y, sin verificar su autenticidad, varios medios de comunicación e investigadores occidentales lo juzgaron implícitamente suficientemente verosímil como para retomarlo y comentarlo. Sea cual sea su influencia en el Kremlin, Dugin persigue su propia agenda ideológica y sigue siendo una pieza importante en la actual partida de ajedrez de Moscú.
Notas:
[1] Sobre las ideas de Aleksandr Dugin, veáse Marlène Laruelle, La Quête d’une identité impériale. Le néo-eurasisme dans la Russie contemporaine, Paris, Éditions Pétra, 2007, así como Marlène Laruelle (dir.), Le Rouge et le noir. Extrême droite et nationalisme en Russie, Paris, CNRS Éditions, 2007.
[2] En una entrevista concedida a la investigadora Véra Nikolski en 2005, Aleksandr Dugin declaró que su padre era agente del KGB y que sus abuelos trabajaban en las fuerzas especiales (abuelo) y en el Comité Central del PCUS (abuela).
[3] Vera Nikolski, National-Bolchévisme et néo-eurasisme dans la Russie contemporaine, Media Critic, Paris, 2013, p. 194.
[4] Ibid.
[5] Marlène Laruelle, La quête d’une identité impériale. Le néo-eurasisme dans la Russie contemporaine, Paris, Éditions Pétra, 2007.
[6] El eslavofilismo es una corriente de pensamiento nacionalista eslava surgida en el siglo XIX, basada en la defensa de valores e instituciones considerados propios del «genio ruso» (como la Iglesia ortodoxa) y el rechazo de las influencias europeas occidentales (racionalismo, individualismo, progreso técnico).
[7] Por ejemplo, Aleksandr Sterligov y Gennady Zyuganov trabajaron juntos para forjar una tercera vía, es decir, una alternativa tanto al «internacionalismo comunista» como a la democracia cosmopolita.
[8] Tercerismo, de «tercera vía», se refiere a la ideología que sostiene la existencia de una tercera vía entre el capitalismo y el comunismo. En este caso, el tercerismo puede entenderse como nacionalista-revolucionario, una variante «de izquierdas» del neofascismo.
[9] Andreï Rogatchevski, «Othering Russia: Eduard Limonov’s Retrofuturistic (Anti-)Utopia», in Mikhaïl Suslov & Per-Arne Bodin (eds) The Post-Soviet politics of Utopia: language, fiction and fantasy in modern Russia, Londres, Bloomsburry Publishing, 2020.
[10] Ibid.
[11] Alexandre Dugin, Les Templiers du prolétariat, Nantes, Ars Magna, 2020. Voir : Marlène Laruelle, Mythe aryen et rêve impérial dans la Russie du XIXe siècle, Paris, CNRS, 2005.
[12] Ibid.
[13] Ibid., p. 85.
[14] Ibid., p. 16.
[15] Cada vez más abandonado por sus seguidores, el PNB se unió a la coalición liberal en 2006. Prohibido en 2007, el partido se reformó bajo el nombre de La Otra Rusia. Hace campaña en defensa de las minorías rusas en todo el mundo postsoviético y apoya diversos movimientos separatistas.
[16] También retoma el programa geopolítico del Partido Nacional Bolchevique.
[17] Sobre los vínculos entre Dugin y la extrema derecha francesa, véase Stéphane François, La Nouvelle Droite et ses dissidences. Identité, écologie et paganisme, Lormont, Le Bord de l'eau, 2021 (especialmente el capítulo «Alexandre Dugin et la Nouvelle Droite», pp. 185-199).
[18] Esta estructura dispone de un sitio web: geopolitika.eu.
[19] Alexandre Dugin, «Les Jeux Olympiques sataniques», www.voxnr.fr, 27 de julio de 2024. Consultado el 07/09/2024.
[20] Halford John Mackinder (1861-1947) fue un geógrafo británico. En 1904, en una conferencia titulada «El pivote geográfico de la Historia», desarrolló la idea de que Europa Oriental y Asia serían el «heartland», el centro estratégico del mundo, resultado del declive relativo del mar como lugar de poder en comparación con la tierra.
[21] Nicolas Werth, Poutine, historien en chef, Paris, Gallimard, «Tracts», 2022.
[22] Marlène Laruelle, «Tuer pour des idées: la doctrine Dugin sur la guerre en Ukraine», Le grand continent, consultado el 08/09/2024.
[23] Ibid.
[24] Del filósofo comunista italiano Antonio Gramsci (1891-1937), teórico del combate cultural, idea retomada por la extrema derecha europea en los años setenta.
[25] Marlène Laruelle, «Tuer pour des idées: la doctrine Dugin sur la guerre en Ukraine», art. cit.
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kpwx · 1 year ago
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«Poesía acmeísta rusa», de Diana Myers
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Además de incluir notas y una noticia biográfica de cada uno de los poetas (esto, que es básico, suele faltar frecuentemente), esta antología incluye una introducción no tan extensa pero sí interesante en la que se explica con claridad las características del acmeísmo y sus diferencias con el simbolismo ruso. No se incluyen demasiados poetas, pero la introducción cumple bien para quien quiera tener una idea general de este movimiento.
Un par de poemas de sus dos principales exponentes.
Anna Ajmátova
Cuando muere un hombre cambian todos sus retratos. Los ojos nos miran de forma distinta, los labios sonríen con otra sonrisa. Lo he notado al regresar del entierro de un poeta. Lo he comprobado luego muchas veces y mi suposición se ha confirmado.
El siguiente me ha parecido uno de los más lindos que he leído últimamente:
Y justo fue tras el enviado de Dios, enorme y claro, por una montaña negra. Mas la ansiedad en voz alta le decía a la mujer: todavía estás a tiempo de mirar las torres rojas de tu Sodoma amada, la plaza en que cantaste, el patio donde hilaste, las ventanas vacías de la casa alta donde diste hijos a tu amado esposo. Miró, y, paralizados por un dolor mortal, sus ojos no veían; y su cuerpo se hizo sal transparente, y sus ágiles piernas pegáronse a la tierra. ¿Quién habrá de llorar a esta mujer? ¿Acaso no parece pérdida intrascendente? Solo mi corazón no olvidará jamás a esa que dio la vida por solo una mirada.
Ósip Mandelshtam
No has muerto todavía ni puedes estar solo mientras sigas gozando con la mendiga-amiga de esta grandeza inmensa de llanuras, de los vientos, el hambre y la neblina. En escasez lujosa, miseria poderosa, tranquilo vive y consolado vive. Benditos sean aquellos días y noches y es sin culpa el quehacer de la dulce armonía. Es desdichado aquel que teme los ladridos de los perros, como a su sombra teme. Y son pobres aquellos a quienes bate el viento, y los que, medio muertos, mendigan a una sombra.
Cuando, una vez deshecho el borrador, mantienes en la mente, cuidadoso, un período sin notas dolorosas, sin par en su interior oscuridad, y se mantiene por su propio peso, con los ojos apretados, solo, entonces es al papel lo que la cúpula a un cielo vacío.
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