#pensamientos melancólicos
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lobo-austral · 7 months ago
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La soledad puede ser una .compañera cruel, pero también una maestra sabia que nos enseña a valorarnos a nosotros mismos.
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crazysanti23 · 9 months ago
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Will everything get better tomorrow?
Will everything I wish for come true someday ?
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little-girl-4 · 5 months ago
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🥹 Recuerdo que mi yo adolescente lloraba con esta canción, sin haberla vivido..
Hoy, hace 4 años... Toma sentido la letra 🥹
^J
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02g09a19 · 6 months ago
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2golesemsaturno · 11 months ago
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Sim, somos melancólicos.
Sim, somos melancólicos.
E dói quando não somos ouvidos, ou quando ouvimos que amamos demais, sentimos demais, expressamos demais, sonhamos demais, filosofamos demais ou coisas do tipo.
Sim, somos melancólicos.
Somos intensos. Damos vida a qualquer coisa que tocamos e transformamos em "belo". Sentimos e entendemos coisas que parecem que vieram direto de um livro secreto, escondido pelo Universo onde só nós, Melancólicos, entendemos. Onde só nós, melancólicos é quem conseguimos interpretar. Simplesmente por permanecermos acordados diante das Utopias.
Sim, somos melancólicos.
Mas seguimos sendo quem somos, amando da forma que amamos e vivendo da forma que vivemos. A maioria das pessoas mal sabe o presente que é ter alguém assim por perto e o tamanho da saudade que pessoas intensas deixam dos momentos que tornaram especiais e das boas memórias que criaram.
Sim, somos melancólicos.
Então, seja quem você é. O mundo precisa de pessoas como você. De pessoas como nós...
Iris dias - 29 de fevereiro - [ 0:22 AM]
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rispity · 1 year ago
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El día está muy bonito, ojalá que borre cualquier tristeza 🥀
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blackgafas · 1 year ago
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Siento que yo a nadie le podría gustar: no me gusta el cine, no me gusta usar disfraces en Halloween, no me gusta estar en familia, no siento nada en navidad.
R. Alexis Melendez Cazares
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"Reírte después de haber lloras casi desconsoladamente, no es sano, pero ayuda bastante"
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younger-writer · 10 months ago
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“Siempre envidie tu poder sobre mi, esa capacidad de decirme un puño de cosas con una mirada, que se detuviera todo lo que podía estar pasando antes o siquiera pensar en lo que podía pasar después porque lo único que podía sentir y pesar es que estabas pasando tu, la sensación de plenitud que me daba tu caos, la paz de tus pequeños brazos, ese lugar seguro, la manera en que hacías que el mas grande de mis miedos se volviera pequeño, pues eras la criptonita que me hacía sentir volar, el mas fuerte, supermán, la sensación de puedes cualquier cosa, lo difícil que decirte NO, pues tú podías conseguir cualquier cosa donde otras fracasaron, tus peticiones eran música de esa que llega al corazón, se que no sabías, creo que no eras consiente de tu poder, porque solo estabas sintiendo, siendo tú y de esa esencia, que fui conociendo, cuando descubrí tus demonios no me dio miedo, para entonces mi amor por ti ya era mas grande, hoy te recordé, volviste a pasar por mi corazón, por el terrenito que tienes ahí, esta intacto y fiel a ti, el cual no se alquila, no se vende y ni siquiera se visita, aún me pregunto con terrorífica admiración que poder tenías, también puedo recordar la armadura que tenías y creo que aún la viste, esa coraza férrea que los demás ven fui dichoso por ver más allá de ella, gracias por permitirme verte, más allá, conocer tu corazón de carne, por enseñarme tu alma y amarte con la mía, me siento dichoso por haber vivido esto, recordar que para esas experiencias estamos en esta vida y mas dichoso que fue contigo, mi amor”
PD: Siempre envidiaré tu poder, el corazón tiene memoria.
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happysunnybeliever · 2 years ago
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Estoy perdiendo el tiempo... Yo te quiero para toda una vida y tú para un momento.
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williamblacke · 1 year ago
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Tengo derecho a exigir amor, paz y abundancia, pero tal vez no lo estoy buscando en el lugar indicado a tu lado
William S.
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crazysanti23 · 11 months ago
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Cause I’m waiting for tonight then waiting for tomorrow 🎶 🖤
I look back and feel nostalgic about how I used to literally enjoy life so much and feel so excited about a brand new day and now I just hate how days pass by :( .
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somos-deseos · 8 months ago
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Charles Bukowski inspiración II.
Sumergida en mis pensamientos, me ahogo en los recuerdos de una vida llena de excesos y desencuentros. Me pregunto, una y otra vez, si la existencia del ser es tan solo un juego cruel del destino o si hay algún propósito oculto detrás de este caótico viaje.
La soledad, esa vieja compañera que me abraza en las noches de insomnio, me susurra al oído palabras de duda y desesperación. ¿Somos acaso seres destinados a vagar en busca de respuestas que nunca encontrarán? ¿O somos simplemente marionetas en manos de fuerzas más grandes de las que ni siquiera podemos concebir?
Caminando por las calles sucias y decadentes de la ciudad, observo a los rostros anónimos que pasan a mi lado, cargados de historias no contadas y sueños rotos. ¿Acaso sus vidas tienen algún significado, o son simplemente piezas más en este engranaje gigantesco que llamamos realidad?
La existencia del ser, esa eterna incógnita que nos persigue como una sombra en la noche, nos obliga a cuestionar nuestro lugar en el cosmos y nuestra relación con el universo que nos rodea. ¿Somos nada más que un accidente cósmico, o hay un propósito mayor detrás de nuestra existencia?
Quizás nunca podamos responder a estas preguntas, quizás nunca alcancemos la verdad absoluta sobre la existencia del ser. Pero mientras tanto, seguiré buscando respuestas en la oscuridad de la noche, en las palabras gastadas de los poetas malditos y en el reflejo melancólico de mi rostro en el espejo.
Porque al final del día, quizás la verdadera belleza de la existencia radica en la búsqueda misma, en la incansable lucha por descifrar los enigmas de la vida y encontrar un destello de significado en medio de tanta confusión y caos.
— Seguen Oríah // Charles Bukowski inspiración II.
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multiverse--wanderer · 10 days ago
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Feliz Navidad // Oneshot - Ghost x König (CoD) -- ESP
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[ Oneshot basado en la OTP entre Ghost y König de Call Of Duty. Este Oneshot completo en patreon tiene contenido +18, leer bajo su propia responsabilidad. ] Es un texto exclusivo de Patreon, ¡échale un vistazo a las diferentes membresías y lo que cada una te pueden ofrecer!
La cabaña reposaba en el corazón de un bosque sepultado bajo un manto blanco, donde el silencio se estiraba como un susurro eterno. Alexander había elegido ese rincón perdido para pasar la Navidad, insistiendo con la misma terquedad con la que enfrentaba las órdenes en el campo de batalla. Sabía que Simon, de quien a veces solo podía intuir los pensamientos tras aquella máscara impenetrable, detestaba las multitudes tanto como él. Pero más allá de las palabras que nunca se decían, había una verdad latente: ambos anhelaban la quietud como un oasis después del infierno, aunque rara vez se permitieran confesarlo, ni siquiera a sí mismos.
El bosque, cubierto de nieve que caía sin prisa, parecía envolverlos en una burbuja, aislándolos del tiempo y del mundo. La cabaña, rústica y modesta, era un refugio que olía a madera vieja y a la calidez del fuego recién encendido. Dentro, la chimenea rugía con suavidad, llenando el aire con destellos naranjas y el leve crujido de la leña. Alexander se mantenía de pie junto a la ventana, su altura casi devorando el marco, mientras sus ojos claros seguían el vaivén de los copos de nieve que danzaban con el viento. Había algo hipnótico en esa escena, como si el invierno hablara un idioma que él entendía mejor que cualquier palabra humana.
La habitación, austera pero acogedora, tenía la simplicidad de quien vive sin pretensiones. Los muebles de madera, toscos y llenos de historia, compartían el espacio con un pequeño árbol de Navidad que Alexander había decorado esa misma mañana. Las luces, parpadeando como estrellas temblorosas, arrojaban sombras juguetonas sobre las paredes desnudas. Había intentado envolver un par de regalos, y aunque sus manos torpes apenas lograron domar el papel y la cinta, el esfuerzo impregnaba la estancia de algo genuino, casi vulnerable.
Simon estaba en el sofá, una figura estoica incluso en la quietud. Su máscara seguía puesta, como una extensión de su piel, un recordatorio de que algunas cosas nunca se dejan atrás. Pero su ropa, un suéter negro sencillo y pantalones de lana, traicionaba un atisbo de comodidad. Sus manos, grandes y callosas, sostenían una taza de té que humeaba entre sus dedos, aunque sus ojos no miraban el líquido caliente. Estaban fijos en Alexander, atentos, como si buscaran algo más allá de la figura del hombre que contemplaba la nieve.
Finalmente, Alexander se giró. La luz del fuego jugueteaba en su rostro, destacando los surcos de sus facciones y el brillo melancólico de sus ojos. Caminó hacia el sofá con pasos pesados, pero medidos, y al sentarse junto a Simon, el mueble gimió bajo su peso, aunque ninguno de los dos pareció notarlo.
—Pensaba —dijo en voz baja, casi como si hablara para sí mismo—. Lo extraño que es estar aquí. Tan… tranquilo.
Su mirada se desvió al árbol, donde los regalos mal envueltos y un tanto desiguales esperaban pacientemente. Las luces del árbol rebotaban en los paquetes, dando a la escena una intimidad cálida, casi infantil, que contrastaba con las cicatrices visibles e invisibles que ambos hombres cargaban. Alexander hizo un gesto con la cabeza, señalando los regalos.
—¿Quieres abrirlos ahora? —preguntó señalando los paquetes con el mentón, su voz profunda pero extrañamente suave, como si temiera romper la quietud del momento.
Simon no respondió de inmediato. Sus ojos oscuros, inalterables bajo la sombra de la máscara, recorrieron primero los regalos, luego el árbol, y finalmente regresaron a Alexander. Había algo en su postura, en la forma en que sus hombros parecían relajarse solo un poco, que decía más de lo que cualquier palabra podría expresar.
En esa cabaña perdida, entre la nieve que lo cubría todo y el fuego que prometía calor en un mundo frío, el tiempo pareció detenerse. Dos hombres, marcados por un pasado compartido de guerra y muerte, encontraron en el silencio del invierno algo que nunca esperaron hallar: un atisbo de paz.
El mayor se sentía extrañamente sereno en aquella atmósfera. Había algo en el aire frío del invierno, en el susurro de la nieve al caer y en la calidez que envolvía la cabaña, que le hacía sentir como si el mundo se hubiera detenido. Todo parecía en su lugar, como si cada elemento, desde el rugir suave de la chimenea hasta el tenue resplandor de las luces del árbol, hubiera sido dispuesto para ofrecerles este momento de calma.
Era consciente de que no era un hombre joven, no del todo, pero tampoco viejo. Aun así, las cicatrices —las visibles y las que llevaba dentro— a veces le recordaban que había cosas más importantes que perseguir la lucha constante. Y en fechas como esta, se daba cuenta de que había algo profundamente reconfortante en estar lejos de todo. Lejos del ruido, lejos de las luces deslumbrantes y de la presión de la civilización. Aquí, con él, todo era diferente.
Miró al chico que estaba sentado frente a él, cuya energía solía ser un contraste a su propia sombra, pero que en este instante reflejaba la misma paz. Lo conocía lo suficiente para saber que disfrutaba tanto como él de estos momentos de sencillez. La decoración de la cabaña, aunque humilde y un tanto desordenada, hablaba de un esfuerzo genuino por su parte, un esfuerzo por hacer que se sintiera cómodo, tranquilo, en casa. Y lo había conseguido. Vaya si lo había conseguido.
—Hm.
El sonido apenas fue un murmullo, un pensamiento que se escapó de sus labios más que una palabra. Pero el chico, siempre atento, lo percibió. Giró la cabeza y sus ojos claros brillaron con un destello de curiosidad. El enmascarado siguió la dirección de su mirada, donde los paquetes envueltos y desiguales descansaban bajo el árbol.
Sonrió, aunque esa sonrisa quedó oculta bajo su máscara. Era extraño, pensó, cómo un gesto tan pequeño podía tener tanto peso en un momento como este. No estaba acostumbrado a estas cosas, a estas tradiciones que parecían pertenecer a otra vida, a otro mundo. Pero aquí estaba, sentado frente a un árbol decorado, con regalos esperando ser abiertos, y la presencia cálida de alguien que, de alguna manera, había conseguido penetrar sus defensas.
—¿Es hora ya de ello? —preguntó al fin, su voz grave pero suave, cargada de una mezcla de curiosidad y torpeza que rara vez mostraba.
El chico no respondió de inmediato. Sus ojos vagaron entre el árbol, los regalos y la figura de él, como si considerara la pregunta con más seriedad de la que realmente requería. Pero en esa pausa, en el silencio que compartían, había algo más profundo, algo que hablaba de una comprensión mutua que no necesitaba palabras.
El invierno continuaba afuera, cubriendo el bosque en un abrazo de hielo y nieve. Pero dentro de la cabaña, entre el calor del fuego y la conexión silenciosa que compartían, se gestaba un momento que quedaría grabado en ambos. No se trataba de los regalos ni de la decoración, sino de la simple pero poderosa verdad de estar juntos, lejos de todo, pero lo suficientemente cerca el uno del otro.
Alexander dejó escapar una risa suave, apenas un susurro que se perdió entre el crepitar de la chimenea y el murmullo del viento afuera. Era un sonido extraño, íntimo, que apenas parecía encajar con la figura imponente que proyectaba. Había algo casi mágico en esa cabaña; tal vez era el calor del fuego o la tranquilidad que envolvía el bosque nevado, pero en ese momento, incluso un hombre como Alexander podía permitirse bajar la guardia.
Sus ojos se detuvieron en Simon, como solían hacerlo más de lo que él mismo admitiría. La máscara seguía puesta, un escudo infranqueable, pero Alexander ya había aprendido a leer los pequeños matices que Simon dejaba escapar sin darse cuenta. Un leve cambio en la inclinación de su cabeza, una relajación apenas perceptible en la tensión de sus hombros, o incluso el sutil ritmo de su respiración. Y esta vez, lo sentía: Simon estaba cómodo. Quizá no feliz en el sentido pleno de la palabra, pero cómodo, y eso era suficiente para Alexander.
—Bueno —dijo al fin, su voz cálida, con ese acento suave que hacía que las palabras parecieran rodar con cierta torpeza encantadora—. No creo que haya un "momento correcto" para abrir regalos aquí.
Era raro para él sentirse tan relajado, tan humano. Pero había algo en la presencia de Simon que siempre conseguía desarmarlo de una forma que el campo de batalla jamás había logrado. Le hacía querer ser algo más que un soldado, aunque fuera solo por una noche.
...
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blackgafas · 1 year ago
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En la vida real si das el corazón te mueres y en un aspecto metafórico también te mueres; solamente algunas novelas románticas suelen tener finales donde todo sale bien.
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"Aveces creo que solo giro conjunto con el planeta. Creando mi propia rotación infinita"
By: XB
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