Los cantautores de guitarra de palo me resultan duros de pelar, me suelen cansar considerablemente con excepciones (Jimmie Rodgers, Woody Guthrie, Bob Dylan, Tanguito y unos pocos más). Es bueno que vayan acompañados de otros ejecutantes por bien de la música. Por esa razón, me gusta mucho más el tercer LP de Pablo Milanés (fallecido hoy a los 79 años) que sus musicaciones iniciales de poemas de José Martí o Nicolás Guillen. Es un brillante disco Egrem 1976, con acompañamiento de pianos, órganos, baterías, percusiones, saxos, bajos, guitarras acústicas y eléctricas, orquesta... supongo que del GES del ICAIC (Grupo de Experimentación Sonora del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) algo así como la “Tropicalia cubana”, al que Milanés perteneció. Reescuchado hoy, me quedo con “La Vida No Vale Nada”, “El Tiempo, El Implacable, El Que Pasó” y los coros finales de “Canción Por La Unidad Latinoamericana“, temas con interesantes arreglos muy alejados ya, eso sí, de las hirientes guitarras eléctricas distorsionadas de canciones previas como “¡Cuba Va!” u “Once Por Cero”.
Este post no tiene nada que ver con BTS pero si una música que ha significado mucho para mi en este viaje que llamamos vida.
Pablo Milanés murió esta semana en España. Nos deja un catálogo de música que nos cuenta mucho acerca de la vida, el amor, la soledad y la lucha para una sociedad más justa.
Abajo algunas de estas canciones que significan mucho para mí y mi esposo.