#oleaje peligroso
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asisucedio · 16 days ago
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INDOMET INFORMA: OLEAJE PELIGROSO MAR ADENTRO EN LA COSTA ATLÁNTICA  
El INDOMET pronostica para este miércoles olas de 3 a 5 pies de altura en zonas de la costa Atlántica y lluvias de intensidad variable en la tarde hacia algunas provincias. Según reporte de INDOMET las condiciones marítimas en la costa atlántica muestran viento y olas anormales mar adentro, por tal razón, recomienda a los operadores de frágiles, pequeñas y medianas embarcaciones, navegar con…
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cuatriboliaord · 1 month ago
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Lluvias pasajeras y oleaje peligroso marcarán el fin de semana en República Dominicana
Panorama Atmosférico.- La influencia de vientos del este/noreste y una débil vaguada en niveles medios traerán un incremento de la nubosidad y lluvias dispersas en diversas provincias del país durante los próximos días, según el informe meteorológico más reciente. Desde hoy, jueves, y en las próximas horas, se esperan lluvias débiles y pasajeras en sectores de El Seibo, Hato Mayor, Monte Plata,…
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soldierwalkerguardian · 1 year ago
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La imagen y el texto, es la carecen de la mente, o el resguardo y el solace de las mentes y almas frágiles, que no pueden moler a través de libros difíciles de entender y aún más complejos de navegar.
La imagen y el texto es para aquellos que han perdido toda esperanza en dominar su voluntad. Ha perdido la esperanza en tomar su propio camino, de hacer una incisión en el mundo.
Se basta con flotar, entre sus sueños húmedos y su consciencia e inconsciencia. Sin tomar dirección, sin hacerse vector, sin tomar trayectoria e impactar aquello que se ha mentalizado. Pues para esto hay que tener la capacidad mental de mentalizar, proyectar, diagramar algo en la mente, y lanzarse hacia eso.
Alguien que vive con una mente que es como una mota de polvo, que es como una burbuja, es imposible que tome dirección, que sea peligroso para el mundo. Que el mundo corra el riesgo de ser cambiado por él. En cambio, él se deja ser cambiado por el mundo y por sus habitantes, se deja mellar, corroer, afectar por el. Y se mantiene en condición de incapacidad de luchar de vuelta, de pelar el colmillo, se mantiene suave, deja que otros lo acaricien, lo usen, lo penetren. Se remuerde en silencio. Y sigue con los días igual, cambiándolo. Oleaje que se extiende hacia adelante, del que busca esconderse, encontrar refugio.
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crisis-ambiental · 2 years ago
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DUNAS: ECOSISTEMAS ESENCIALES FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO
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EL LITORAL FRANCÉS ESTÁ CADA VEZ MÁS AMENAZADO POR LA SUBIDA DEL NIVEL DEL MAR Y EL AUMENTO DE LOS FENÓMENOS METEOROLÓGICOS EXTREMOS. PARA COMBATIR ESTA AMENAZA, EL MANTENIMIENTO Y LA REHABILITACIÓN DE LAS DUNAS SE CONSIDERAN RESPUESTAS ADECUADAS PARA MITIGAR LA EROSIÓN DEL LITORAL FRANCÉS Y PROTEGER ASÍ A LAS POBLACIONES LOCALES.
En febrero de 2023 se derribó el edificio de Le Signal. Situado en Soulac-sur-Mer (Gironda), este edificio construido a finales de los años sesenta se erguía orgulloso frente al océano.
Un lugar de ensueño en plena fachada atlántica. Un lugar para vivir para algunos, un monstruo de hormigón para otros.
Atrapado por el cambio climático y la subida del nivel del mar, se estaba volviendo peligroso vivir en este edificio. Víctima de la erosión costera, el edificio se construyó a casi 200 metros del océano y, una vez terminado, las olas se precipitaron casi a sus pies.
La erosión costera es un fenómeno constante y generalizado en la mayoría de las costas francesas. Pero, sobre todo, es un fenómeno que se ha acelerado en las últimas décadas, muy influido por las actividades humanas y los efectos del cambio climático.
Una de las claves para evitar una mayor destrucción de edificios y otra catástrofe como la tormenta Xynthia de 2010 es mantener las dunas y hacerlas crecer, para que creen un muro inexpugnable contra el mar.
LAS DUNAS, ECOSISTEMAS EN PELIGRO
En Francia, más de 30 km2 han desaparecido en los últimos 50 años, con 126 municipios afectados por el riesgo de inundaciones.
Estas zonas bañadas por el agua son una pérdida mortal, tanto para los ecosistemas como para las sociedades humanas que se han agrupado en las costas desde 1960.
En Francia, el boom inmobiliario de aquellos años y la artificialización brusca de las costas provocaron una gran transformación del país. En lugar de bancos de arena, marismas y bosques, se construyeron enormes estaciones balnearias, junto con carreteras, comercios y bloques de apartamentos, para acercarse al océano.
Aunque la ley del litoral de 1986 ha frenado un poco el ritmo de las nuevas construcciones, las zonas costeras siguen siendo las más urbanizadas de Francia.
El servicio público de información sobre el medio marino, entre 2006 y 2012, el ritmo de urbanización aumentó el doble en el litoral que en el interior. Sedimentación, crecimiento demográfico y turístico, pérdida de tierras agrícolas: la huella del hombre pesa cada vez más sobre estos ecosistemas costeros.
A ello se añade el nuevo reto de la gestión del cambio climático. Los fenómenos climáticos extremos -tormentas, vientos violentos, fuerte oleaje, mareas- aceleran la erosión de la línea de arena. Un fenómeno que no tiene intención de frenar en las próximas décadas.
La subida del nivel del mar, las olas de calor y las tormentas obligan a las autoridades locales a elaborar planes de adaptación para evitar la desaparición de los ecosistemas y mantener las actividades costeras.
El litoral francés representa sólo el 4% del país, pero en él vive el 10% de la población. Por tanto, la erosión de las dunas deja vulnerables a millones de personas, que se ven afectadas directa o indirectamente por las inundaciones y el aterramiento.
LAS DUNAS FRANCESAS, ECOSISTEMAS NO TAN «NATURALES
Podría pensarse que los entornos semidesérticos y forestales formados por las dunas son espacios naturales, forjados por la propia Naturaleza. Si bien esto puede ser así en ciertas regiones del mundo, en Francia muchas dunas han sido modeladas por la mano del Hombre.
Los registros de la Edad Media muestran pueblos y edificios completamente sepultados bajo las arenas desde la costa de Bretaña hasta la frontera española.
Entre estos edificios, la basílica de Notre-Dame-de-la-fin-des Terres, situada en la famosa localidad de Soulac, la misma cuya costa se erosiona hoy en día, quedó sepultada en pocas décadas en el siglo XVIII. La basílica no se descubrió hasta 1858.
El atractivo del litoral nació de la creación de dunas capaces de frenar el fenómeno del aterramiento. Nicolas-Thomas Brémontier (1738–1809), ingeniero de Ponts et Chaussées, inventó estas empalizadas de madera, típicas de los paisajes costeros.
Gracias a un vasto proyecto de siembra de semillas de pino, retama y tojo, las plantas crecieron protegidas por las empalizadas.
Esto permitirá fijar las dunas a largo plazo, protegiendo los pueblos hasta ahora afectados por la arena. Surgirán nuevos y ricos ecosistemas, como los bosques marítimos y las dunas grises, aquellas con una extensa cubierta vegetal.
Así pues, las dunas tienen funciones mixtas, capaces de frenar el avance de la arena sobre las ciudades y pueblos, reducir la erosión costera, actuar como zona tampón frente al riesgo de inundaciones, albergar biodiversidad y, por último, ofrecer espacios de actividad para las poblaciones locales (turismo, industria forestal, etc.).
¿CÓMO MANTENER Y RESTAURAR LAS DUNAS?
Los recientes fenómenos meteorológicos extremos en la costa han puesto de relieve la importancia de las dunas para ayudar a las comunidades a adaptarse al cambio climático.
Un experimento realizado en playas californianas, muy afectadas por el turismo, demostró que en sólo 6 años, incluso con un mantenimiento mínimo, las dunas eran capaces de reconstruirse por sí mismas.
El experimento dio como resultado una acumulación de 1.730 m3 de arena, frente a los 2.500 m3 de una piscina olímpica de 2 metros de profundidad.
Además del retorno de la vegetación, este importante volumen de arena también ha propiciado la reaparición de invertebrados en la zona, así como de aves, entre ellas el amenazado chorlito nival.
Esta gestión «flexible» del desarrollo dunar, que utiliza los procesos naturales (viento, dinámica vegetal) para atrapar la arena, ofrece beneficios rápidamente visibles.
Los cortavientos, las cubiertas vegetales, la plantación de especies resistentes al aterramiento o la remodelación mecánica son técnicas recomendadas en los territorios para mantener las zonas afectadas por la erosión.
En Francia se gastan casi 1,6 millones de euros al año en obras de restauración de dunas.
Pero estos esfuerzos seguirán siendo superfluos si no se trabaja de verdad para combatir la artificialización de las dunas y para proteger y sensibilizar a la opinión pública sobre estos frágiles ecosistemas.
Originally published at https://crisisambiental.com/ July 25, 2023.
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chulamar · 2 years ago
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El fenómeno del mar que está devorando construcciones en Sipacate
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Incremento en el oleaje y reducción de la playa, ha generado temor entre los pobladores de Sipacate, Escuintla que ya sufren destrucción y pérdidas.
Construcciones destruidas, pescadores sin trabajo y muchas personas preocupadas, es lo que ha provocado el incremento del oleaje en Sipacate, Escuintla.
Residentes del lugar aseguran que el fenómeno inició hace unas tres semanas. Durante ese tiempo, destruyó por completo un chalet, se trajo abajo parte de la estructura de un hotel que estaba por inaugurarse y otra residencia ha sufrido fuertes daños.
Además, los vecinos han captado cómo la marea ha llegado hasta la ruta nacional, la cual conecta entre Sipacate y la aldea Rama Blanca.
La población está preocupada, la mayoría asegura que nunca habían presenciado una situación similar, pese a que han residido en esa área toda su vida.
La mayor afectación se vive entre las playas Los Pinos y la Empalizada.
Adolfo Pacheco Ruiz es el encargado de la primera construcción afectada. Se trata de un hotel que estaba a pocos días de inaugurarse, pero el 27 de mayo, el oleaje destruyó parte de su estructura.
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Ahora, los dueños, quienes son oriundos de Sipacate, pero migraron a Estados Unidos (EE.UU.) en busca de mejores oportunidades, decidieron colocar una especie de barricada con rocas gigantes, con la esperanza de crear un rompeolas que proteja la estructura del edificio.
La inauguración del hotel Las Gaviotas 2 sería en Semana Santa, pero hubo algunos retrasos que lo impidieron. Ahora, la inversión se incrementó, pero los dueños continuaron con la edificación de su sueño.
"Es muy triste. Los dueños están en EE.UU. y decidieron invertir y darle trabajo a las personas del lugar donde nacieron y vivieron toda su vida... Ahora, parte de la estructura del hotel se vio con muchos daños y decidieron colocar rocas. Esperamos que esa medida beneficie las visitas, pues tendrá un atractivo extra", manifestó el alcalde de Sipacate, Walter Nájera.
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El chalet en ruinas
Mientras avanzaron los días, "el mar se calmó" y los residentes del lugar volvieron a la tranquilidad. Sin embargo, el miércoles 7 de junio, ocurrió otro incidente.
No sólo el mar se salió de su cauce, sino que atravesó residencias hasta llegar a la carretera nacional que conecta a Sipacate con la aldea Rama Blanca, regresando el miedo a los pobladores que no se explican qué está ocurriendo.
Además, ese mismo miércoles, el mar ingresó tanto y tan fuerte que socavó los cimientos de un chalet y lo derrumbó parcialmente.
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Un día después (8 de junio) el oleaje volvió a ser intenso, al extremo que terminó por derrumbar la construcción que quedaba.
La población tiene miedo. Ese es el caso de Marleny Furreas, residente de Sipacate, a quien la curiosidad de sus hijos la hizo ir al chalet destruido para ver de primera mano lo que está ocurriendo.
"Estamos viendo que está peligroso. Vivo acá desde hace 13 años y esto nunca había ocurrido. Tenemos miedo y es sólo de pedirle a Dios por nuestros hijos... me pongo a pensar en las personas que están pasando esto, se están quedando si vivienda", lamentó la joven mujer.
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¿Oleaje normal?
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) realizó una visita de campo donde determinaron que no hay familias en riesgo, ya que en las áreas afectadas sólo hay edificaciones como chalets y hoteles.
"Según los reportes del Insivumeh (Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología) el oleaje está en parámetros normales, pero la baja presión que ha habido, existe la probabilidad que esto haya afectado el nivel del mar y esto generó la afectación", manifestó Dora Sarpec, delegada Departamental de Escuintla de la Secretaría Ejecutiva de Conred.
Walter Nájera, alcalde de Sipacate, confirmó que la zona afectada está lejos de las viviendas de los residentes de Sipacate. No obstante, comentó que activaron las alertas tempranas entre los pobladores para que al momento de detectarse algo anormal que los pueda afectar, las personas puedan ser evacuadas y llevadas a un lugar seguro.
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De acuerdo el jefe edil, de los 43 kilómetros del Litoral del Pacífico que tiene el municipio, unos 20 están siendo afectados y cree que se trata de dos fenómenos, no sólo el llamado "mar de fondo", sino que por los alfaques lo que ha generado olas más fuertes, más altas y más extensas.
"Tenemos alrededor de 22 casas dañadas, entre chalets, hoteles, casas y ranchos de descanso... Lamentamos que este fenómeno natural esté afectando, pero gracias a Dios la población de las áreas urbanas está protegida, pero esperamos que las condiciones climáticas cambien", manifestó.
Al tiempo que comentó que los registros que tienen confirman que un fenómeno similar ocurrió hace 17 años, cuando "el mar de fondo destruyó el 60% del hotel Rancho Carrillo", pero lo que más le preocupa es que esta situación ha afectado fuertemente el turismo y al sector pesquero.
"Los peces se alejan y la marejada impide que los pesqueros puedan salir. Llevan cerca de 22 días sin poder ir a pescar y eso les está generando pérdidas y complicaciones económicas", manifestó.
Los pescadores sin pesca
La destrucción y el miedo no son los únicos problemas que enfrentan los residentes de Sipacate, la situación se ha vuelto complicada para los pescadores del lugar, quienes tienen ya varias semanas sin poder embarcarse, provocándoles grandes pérdidas.
"Por las lluvias no hemos podido entrar, porque ha estado fuerte la corriente y ha habido grandes chubascos allá adentro. Hemos estado varados porque la ola ha estado grande", explicó Luis Morales, pescador artesanal.
Según Morales, es normal que las olas crezcan en tiempo de lluvia, pero no como ha ocurrido en las últimas semanas y recordó que para los huracanes Stan (2005) y el Mitch (1998) vivieron una situación similar. "Antier se hundió una lancha, porque estaba grande la ola y trataron de salir. Los pescadores lograron salir, se corre mucho riesgo", dijo.
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Mientras que Edwin Segovia, encargado de la pesca artesanal que agrupa a unos 260 pescadores, comentó que tienen alrededor de una semana sin salir a pesar, debido al fuerte oleaje y porque el mar está muy crecido. Sin embargo, el trabajo ha sido intermitente, pues en un aproximado un mes el oleaje ha sido irregular.
"Nos ha llevado el diablo... esto no es normal, todos los años ha subido el tumbo, pero esto que está ocurriendo no es normal... tengo 52 años de ser pescador y nunca habíamos visto este tumbo, ya llevamos casi un mes. Baja la marea, después vuelve a subir... se nos ha ido muy profundo la pesca", narró Segovia a Soy502.
Además de pérdidas por no lograr salir a pescar, los costos se han incrementado, ya que al alejarse los peces e incrementarse las olas, ellos han tenido que adentrarse más al mar, lo que significa que gastan más combustible, hielo y tiempo, sin olvidar que arriesgan su vida.
"Una de las embarcaciones se adentró hace unos días y gastó casi Q2,500, cuando lo normal no pasa de unos mil quetzales. Recuperó la inversión porque nadie había salido y vendió todo su producto, pero uno se arriesga mucho más", detalló.
Por ahora, los pescadores han estado sobreviviendo con lo poco que han pescado en el embarcadero, así como con la ayuda que han recibido de la Municipalidad de Sipacate, en donde les han dotado de víveres.
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¿Qué está ocurriendo?
El fuerte oleaje no es exclusivo de Sipacate. En el puerto de Iztapa los vecinos quedaron horrorizados cuando el mar creció tanto que llegó hasta el cementerio y socavó varios nichos y los restos de muchas personas terminaron en el mar.
Además, medios internacionales han reportado oleajes y fuerte intensidad del mar en Perú, donde el 4 de junio declararon alerta en Buenos Aires, Argentina, donde el mar llegó hasta las viviendas. Lo mismo ocurrió en Chile.
Luis Pedro García, de la dirección de Oceneografía del Departamento de Investigación y Servicios Hídricos de Insivumeh, explicó que según el monitoreo diario que realizan, se ha identificado que el oleaje está "un poquito alto, pero no pasa de los niveles normales establecidos".
"Consideramos que el principal factor de lo que está sucediendo es que el nivel del mar está entre 20 y 25 cent��metros más alto de lo normal. Entonces, aunque es un oleaje que no pasa de los niveles de referencia, al estar el mar más elevado de lo normal, tiene estos efectos", detalló.
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Además, indicó que "de manera preliminar" asocian el incremento del mar a un "cambio que incide con la fase del Fenómeno del Niño y los cambios de la temperatura superficial del mar", pero se continúa con los análisis para determinar las causas reales del problema.
Sin embargo, Cristofer López, director de la Asociación Guatemalteca de Abogados Ambientalistas (AGUAA), indicó que este fenómeno se repite de manera cíclica y que a lo largo del tiempo se ha documentado el llamado "mar de fondo", el cual consiste en marea alta que se genera en la profundidad del mar ya sea por lluvia extrema, vientos, movimiento de las placas u otros factores, que terminan repercutiendo en lugares muy alejados, como las costas o playas en todo el mundo.
Además, explicó que en todo el mundo nivel del mar se está incrementando como consecuencia del calentamiento climático y el descongelamiento de los polos. "Estamos preocupados porque esta situación va a seguir ocurriendo y creemos que con más frecuencia", manifestó
No obstante, consideró que uno de los grandes problemas radica en la falta de un plan de ordenamiento territorial, pues la Oficina de Control de Áreas de Reserva del Estado (Ocret) "otorga permisos o licencias en lugares donde no debería, entonces vemos catástrofes que pasan a ser un efecto de una actividad mal planificada".
Mientras que Gerardo Paiz, activista de Madre Selva, aseguró que otro factor sería la destrucción de los manglares, lo que ha dejado desprotegidas las costas del país, por lo que recomendó a la población proteger los bosques determinando qué los está dañando para cambiar ese comportamiento y tratando de promover la recuperación natural de los mismos.
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nikovlai · 10 months ago
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" no he tenido la oportunidad de entrar" y dudaba hacerlo, " pero no vi a los demás teniendo problemas con la profundidad" recordó, y cuando miró de reojo a la contraria, ladeó inevitablemente una sonrisa un poco burlona. " bueno, quizás hay excepciones..." y aunque era evidente que nara notaría la indirecta jocosidad en sus palabras, no hizo nada para ocultarlo. quizás se debía a esa ligera confianza existente, cómoda lo suficiente como para bromear de esa manera así de trivial. " evidentemente" ni siquiera se arrugó en darle la razón ante su pregunta, " o quizás sea una extorción. depende de si acompañarme sea algo bueno o malo a tu juicio " y llevándose la prenda hurtada al hombro, avanzó tranquilamente como si la decisión ya hubiese sido zanjada. " ¿otra vez subiéndome el ego? " la molestó, sin hablar realmente en serio, digiriendo sus palabras con más placer y complacencia de la existente (y vaya, qué peligroso). con el sol dándole ligeramente en la cara, tuvo que bajarse los lentes del sol, que acabaron firmes sobre el punto de su nariz. " recuerda usar bloqueador" le señaló, pues había leído que los rayos uv estarían más potentes que nunca esos días. sentándose en una de las reposeras, la escuchó mientras contemplaba la playa artificial, el suave oleaje de la estructura gracias a la brizna marina de más allá. " no todavía. aun no despierto mi espíritu aventurero, ¿y tú? " luego, ladeó una sonrisa más pícara, se movió, y recargo la mejilla en su mano empuñada, mirándola. " ¿o es tu forma de invitarme a escaparme contigo por ahí?"
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" iba de camino de hecho" aseguró, incluso si ropas holgadas era lo único que llevaba consigo, ausencia total de cualquier indicio de que fuera a sumergirse. " no pretendía darme un gran chapuzón de todos modos, me iba a conformar con sentarme en el borde y hundir un rato los pies, pero ya que estás aquí..." ahí va, se le acerca, y le roba la toalla. " se me ocurrió un plan mejor" que fue justo el que le acabó mencionando. " te la devuelvo después de que me acompañes un rato" a fin de cuentas, nunca tardaba en despejar su cabeza y entretenerse en compañía de la contraria.
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dimelotv · 5 years ago
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Onamet pronostica aguaceros para este domingo en varias zonas y oleaje peligroso en costa atlántica
Onamet pronostica aguaceros para este domingo en varias zonas y oleaje peligroso en costa atlántica
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EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. – La Oficina Nacional de Meteorología (Onamet) pronosticó para la tarde de este domingo aguaceros dispersos hacia algunas localidades de las regiones suroeste, la llanura oriental, así como, la zona fronteriza y los sistemas montañosos, debido a la presencia de una vaguada.
Asimismo, la entidad meteorológica mantiene la recomendación a los operadores de las…
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sarapb · 4 years ago
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Under the Northern Lights
Durante una visita diplomática al Polo Norte, Zuko y Katara aprovechan para visitar el Oasis Espiritual.
Zutara Week 2021, Day 6: Spirits.
Tercera y última parte de la serie “Under the Lights”, necesario leer los otros dos fics: “Under the Street Lights” y “Under the City Lights”.
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—¿Estás seguro qué podemos estar aquí?
Zuko se volvió a mirarla mientras mantenía la puerta de acceso al Oasis Espiritual del Polo Norte abierta. Hacía un rato que había aprovechado que tenían la tarde libre de cualquiera de las reuniones programadas en su visita diplomática y la había llevado a dar un paseo que había acabado en la puerta del oasis, con la insistencia de que podían estar allí. La había abierto con cuidado y sigilo, lo que invitaba a Katara a pensar que nadie sabía que estaban allí y que estaban incumpliendo al menos cuarenta normas de cortesía. De ahí hacerle esa pregunta a su novio. 
Zuko se puso un poco más recto y cuadró los hombros al responder con rapidez:
—Por supuesto que sí. Le he preguntado al Jefe y ha hecho una excepción para que podamos estar un rato.
Finalizó sus palabras con un movimiento de brazo indicando que entrara, pero Katara se mantuvo en su sitio, brazos cruzados y ceja arqueada en desconfiada. Le sostuvo la mirada durante un momento, pendiente por si intentaba desviar la vista. Aunque había mejorado bastante o al menos lo justo para que los consejeros no supieran cuando estaba harto de propuestas egoístas o para no desatar un conflicto internacional, Zuko seguía siendo un mentiroso bastante lamentable. A pesar de eso no había mejorado tanto como para que su círculo más cercano no supiera cuando estaba mintiendo, y Katara era una experta en eso. Quizás no fuera tan bueno como Toph, pero podía decir cuando su novio mentía, aunque normalmente no era a ella a quien le contaba una mentira en cuestión. Le había tocado disimular muchas risas cuando detectaba mentiras descaradas del Señor del Fuego.
No parecía que estuviera mintiendo en aquel momento, así que finalmente se rindió y atravesó la puerta. Zuko la siguió tras cerrar la puerta tras ellos con cuidado. La alcanzó en el puente y la tomó de la mano. Aparte de la comodidad que su toque siempre le ofrecía, envuelta en el frío polar tenía el añadido de que le transmitía calor. 
Al llegar al Oasis pudieron comprobar que, aunque hacía mucho tiempo que ninguno de los dos visitaba el lugar, no había cambiado absolutamente nada. No solo el césped tenía su brillo verde, las plantas crecían a pesar de las impertinencias del tiempo, el agua cristalina en el que los peces koi nadaban en apacibles círculos eternos, sino la sensación que emanaba de él. Transmitía paz y serenidad, te invitaba a relajarte en cuanto ponías un pie en el jardín. Era una sensación que Katara recordaba, incluso si la primera y única vez que había estado en el Oasis lo último que había hecho era meditar. Su misión había sido proteger a Aang, defender al Avatar a toda costa. De la persona que tenía a su lado justo en ese momento, suspirando tan profundamente como ella, respirando la paz del lugar.
Era increíble cómo las cosas habían cambiado en los cinco años que habían pasado desde la guerra. Pero sobre todo cómo habían cambiado en los cuatro años que llevaban juntos.
Debía estar pensando lo mismo que ella, porque volvió a mirarla con una sonrisa.
—¿Te trae buenos recuerdos?
—Me recuerda a cuando te patee el trasero replicó Katara, chocando juguetonamente su hombro contra el suyo. Zuko le pasó el brazo por los hombros y la apretó contra su cuerpo. Incluso a través de las gruesas capas de las parkas pudo notar su temperatura elevada. Ser novia de un maestro del fuego era una maravilla cuando estabas en algunos de los polos.
Los ojos de Zuko brillaban reflejando el resplandor del atardecer.
—¿Algunas cosas sí que cambian, ¿no?
—Bueno, sigo pateándote el trasero —bromeó Katara, pero se puso de puntillas y depositó un pequeño beso en los labios de Zuko—. Pero sí que las cosas han cambiado. Y para bien. 
—Toda la razón. Pero creo que pueden mejorar todavía más.
Katara se volvió a mirarlo, especialmente cuando Zuko se deshizo del abrazo con suavidad y le dio la espalda antes de que ella pudiera hacer cualquier pregunta, perdiéndose entre la vegetación del fondo. 
¿Qué mosca le había picado? ¿La había hecho venir hasta allí para luego dejarla sola?
No tardó en reaparecer, su rostro con una máscara neutra difícil de leer, lo que preocupó a Katara, y las manos tras la espalda de manera sospechosa. Parecía que estuviera ocultando algo. Guardó silencio hasta que Zuko se colocó junto a ella, todavía con las manos tras la espalda. Se había movido tal manera que su espalda siempre estuviera oculta de su vista, pero Katara era curiosa por naturaleza, así que se puso de puntilla y ladeó la cabeza con la esperanza de ver lo que sea que su novio estuviera ocultando, pero debía ser pequeño porque no alcanzó a ver nada. Y de todas formas antes de que pudiera hacerlo Zuko extendió una mano, confirmando que aquello que tuviera era lo suficientemente pequeño como para sostenerlo con una sola mano, para evitar que siguiera intentando cotillear.
—No seas impaciente —. Sus palabras eran de protesta pero su tono era de felicidad. Como si la conociera tan bien que esperaba justo ese comportamiento.
Soltó un suspiro de fastidio, pero contuvo su curiosidad.
Se mantuvieron la mirada durante unos instantes, Zuko con una pequeña sonrisa un poco nerviosa, lo que confundió todavía más a Katara. No entendía por qué estaba nervioso. La nerviosa en todo caso debería ser ella, que no entendía absolutamente nada. Otra cosa que tampoco entendía era porque tenía una sensación de dejà vu, como si hubieran vivido un momento parecido, aunque no podía recordar exactamente cuándo ni dónde. Un destello de luz verde cruzó su memoria, pero todavía no conseguía identificar que recuerdo estaba intentando reflotar.
Entonces Zuko se aclaró la garganta y Katara supo a qué le había recordado.
Al día en que le pidió ser su novia.
Quizás la mirada en los ojos de Katara le dijo a Zuko que había descubierto sus intenciones, o que al menos sospechaba, porque soltó un suspiro que era mitad alivio y mitad fastidio.
—Está bien, no se te puede ocultar nada. Así que esta vez me ahorraré el discursito.
Aquello fue la confirmación que el corazón de Katara necesitaba para lanzarse de nuevo al galope, incontrolable. Dentro de su pecho latía el oleaje de un rebelde mar en medio de una tormenta. Pensaba que nunca jamás iba a estar más nerviosa que aquella noche en una terraza del castillo de Ba Sing Se. Había habido situaciones nerviosas a lo largo de estos cuatro años, claro: ataques de los opositores de Zuko, algunos especialmente peligrosos, un resfriado que Gran Gran pasó especialmente mal, el nacimiento del primer bebé de Suki y Sokka, que había venido con muchísimas complicaciones… También había habido momentos de batalla, porque la guerra había terminado pero eso no tenía contento a todo el mundo. Pero esto eran otro tipo de nervios. Eran los nervios de la anticipación, de la espera, de saber que todo podía acabar en alegría… incluso si tenía una pequeña, pequeñísima parte que seguía diciéndole que todo era un sueño y que acabaría por despertar.
—Solo diré —dijo Zuko, interrumpiendo los pensamientos de Katara. No pudo evitar soltar un bufido a pesar de sus nervios porque no podía evitar añadir algo—. Que a pesar de los problemas, los inconvenientes y todo cuanto haya podido surgir, he sido inmensamente feliz durante estos cuatro años, porque los he compartido contigo. Incluso cuando no estábamos físicamente juntos, incluso cuando nos hemos peleado, sabía que estábamos juntos. Y me gustaría, si tú quisieras, que estuviéramos juntos para siempre.
Acompañó sus palabras finales extendiendo la mano y mostrando finalmente aquello que le había estado ocultando. 
Katara tenía sus sospechas de lo que Zuko pretendía hacer, pero resultaron ser certeras y a la vez erróneas. Había esperado que le pidiera matrimonio con un collar de compromiso. Y le estaba pidiendo matrimonio, pero no con un collar.
Muchas personas de otras naciones habían acabado por generalizar que la costumbre de regalar un collar de compromiso era algo tanto de la Tribu del Norte como de la Tribu del Sur. En parte Katara suponía que ella misma era culpable de haber extendido aquella suposición, dado el colgante que llevaba con ella en todo momento y que, para momentos incómodos, mucha gente de a pie que conocía en un pueblo y otro y que conocían poco sobre su historia o la cultura de las tribus, daba por hecho que estaba próxima a casarse. Le pasó con Yugoda todos estos años atrás, y le había pasado más veces.
Pero lo cierto es que la costumbre del collar era una tradición únicamente del Norte, algo que no se practicaba en el Sur. En el Norte, quizás con sus mejores construcciones, con su sociedad más patriarcal y con su ansia de mantener a las mujeres en el hogar, un collar era un regalo apropiado, una manera de mostrar que una mujer ya estaba ocupada, de volverla invisible al resto de hombres. Las cosas habían mejorado un poco en estos últimos cinco años, pero Katara seguía luchando contra la sociedad patriarcal de su tribu hermana.
En el  Polo Sur, el hombre también ofrecía un regalo a la mujer, pero era algo mucho más simple y mucho más íntimo, más acorde también al ritmo de vida que allí se llevaba: se hacía un pequeño tótem con un trozo de hielo, y en él se tallaba algún dibujo que fuera representativo de la pareja, un momento u objeto o símbolo importante para la relación de ambo. El hombre se lo ofrecía a la mujer y, si ella aceptaba, ambos lo enterraban en la nieve, para que el frío lo conservara intacto para siempre, como deseo de que así también se mantuviera su amor.
Zuko en aquel momento le estaba tendiendo un tótem que mostraba una enorme y redonda luna, un sol con largos rayos que se entrelazaban con un oleaje. No debía haberse sorprendido de que Zuko hubiera investigado, que hubiera averiguado la manera correcta, la manera de su gente para pedirle aquello, pero aun así la emocionó, inundando sus ojos de lágrimas rebeldes que a duras penas pudo contener mientras Zuko le explicaba:
—A pesar de la conexión que siento con el sol, nunca me he sentido demasiado como él. Pero cuando estoy contigo, creo que puedo serlo. Y eres indudablemente la luna, porque como ella mueve las olas, tú consigues mover el mundo. Conseguir moverlo para hacerlo un lugar mejor, siempre estás luchando por ello.
Katara estaba luchando por mantener los ojos abiertos, si parpadeaba los ríos se desatarían por su rostro, pero estaba siendo muy difícil. ¿Cuándo el chico tartamudeante de Ba Sing Se se había convertido en el hermoso hombre que decía esas hermosas palabras ahora mismo frente a ella? Palabras que eran para ella, solo para ella.
—Sé que conmigo vienen muchas normas, protocolos y un consejo de viejos que nos llevan poniendo impedimentos desde que empezamos a salir —Katara río,  y con acción acabó sorbiendo mocos que no sabía ue tenía, probablemente provocados por el llanto, las lágrimas corriendo ya con libertad por sus mejillas. Se preguntó qué cara tendría en aquel momento tan importante, y si quizás Zuko se replantearía su propuesta al verla así. Lejos de parecer contrariado, Zuko estaba firme, sus ojos fijos en ella, como si no existiera nada más en el mundo. O como si supiera que existía un mundo entero fuera de ella, pero para él lo único importante era Katara—. Pero si estás conmigo, estoy dispuesto a enfrentar lo que sea.
—Por estar contigo —dijo Katara recuperando su voz, aunque le sonó un poco temblorosa por el llanto, sus manos rodearon la de Zuko, para que entre los dos sostuvieron el tótem—, estoy dispuesta a enfrentar lo que sea.
—¿Quieres casarte conmigo? —preguntó Zuko, la necesidad de verbalizarlo para hacerlo realidad. Katara descubrió que aquellas palabras eran música para sus oídos y que a pesar de todo, ella también sentía la imperiosa necesidad de contestar:
—Sí, por supuesto sí.
Toda la escena era una versión más madura de la que habían vivido años atrás en Ba Sing Se, en especial cuando Katara se alzó de puntillas y Zuko se inclinó y se besaron, aunque esta vez no hubo torpeza alguna. Sus labios, sus cuerpos, se conocían a la perfección después de haberse encontrado y explorado una y otra vez en el tiempo que llevaban juntos, así que se besaron con la experiencia de los años pero con la chispa del primer día. 
Katara enterró las manos en el cabello de Zuko, feliz de que no se hubiera puesto la corona para aquel paseo y pudiera despeinarlo a placer. Zuko le mordió el labio con suavidad y Katara abrió la boca con un gemido para recibir su lengua, bajando las manos por sus hombros. Odiaba el frío que hacía que ambos llevaran tantas capas, tanta distancia entre su cuerpo y el suyo. Estaba presionada firmemente contra él, su propio brazo acariciándole la espalda de arriba abajo, bajando a veces demasiado.
Le asaltó el pensamiento de que quizás aquel no era el mejor lugar para besarse, y menos de la manera que lo estaban haciendo. Debían estar ofendiendo a mil espíritus por lo menos, pero tampoco es que le importara mucho en aquel momento. Su prioridad era Zuko: sus brazos envolviéndola, sus labios sobre los suyos.
Por eso lanzó un gemido de protesta cuando Zuko se apartó, aunque fueron solo unos centímetros. Enseguida depositó un beso en sus labios. Katara volvió a protestar cuando este fue mucho más breve y se volvió a apartar.
—Lo sé, lo sé —dijo Zuko antes de que pudiera protestar, y volvió a darle un breve beso. Katara intentó alargarlo lo máximo posible, pero era demasiado alto y había un límite de lo que podía alzarse de puntillas—. Pero tenemos que completar la ceremonia —alzó el tótem que todavía tenía en la otra mano— y no podemos hacerlo aquí.
En aquel momento Katara maldijo la segunda parte de la ceremonia y que estuvieran en el único lugar de todo el polo norte donde no había nieve. —Y además no nos conviene estar mucho tiempo aquí o nos descubrirán que nos hemos colado.
—¡Zuko! —reclamó Katara dándole una palmada en el brazo—. ¡Sabía que no habías pedido permiso! ¡Era demasiado raro que no hubiera ningún guardia en la puerta!
—Puede, o puede que no, no estoy confirmando nada... que haya sobornado al guardia —Zuko se encogió de hombros con inocencia mientras Katara lanzaba una exclamación ahogada— Creo que en esta ocasión el fin justifica los medios, ¿no te parece?
Compuso su mejor mueca de inocencia, pero Katara todavía estaba pegada a él, y podía notar como se agitaba su pecho en una risa muda. O quizás fuera su respiración acelerada por los besos que acababan de intercambiar.
De cualquier manera, Katara no pudo evitar reír al contemplar a su prometido.
Su prometido. Eso es lo que era ahora. Se iba a casar con él. El estómago le dio un vuelco de la felicidad pura y sin adulterar que la inundó por completo. Se lanzó de nuevo a Zuko y le dio un fiero beso presa de la emoción. Si él se sorprendió, no lo mostró.
—Si, lo justifica —susurró contra los labios de su prometido cuando se separaron para respirar—. Y ahora vámonos, no quiero que nuestro matrimonio cree una guerra entre naciones incluso antes de que nos hayamos casado.
Zuko soltó una risa y la agarró de la mano con la que tenía libre, el tótem firmemente sostenido en la otra.
—Por supuesto que no, futura Señora del Fuego —. Tras esa palabras Zuko se quedó pensativo por un instante, como si dudara, y Katara contuvo el aliento, preocupada—. Bueno, quizás deberíamos buscarte otro título, uno más adecuado para ti, Maestra Katara.
Katara se puso tan roja que sus mejillas se podrían haber horneado un pastel. Zuko río todavía más, aunque la mirada de sus ojos estaba llena de dulzura. Todavía un poco con incredulidad. Como si siguiera sorprendido de que hubiera dicho que sí. No lo podía culpar cuando ella se sentía todavía así. Si esto era un sueño no quería despertar.
Katara lo empujó.
—¡Hasta que enterremos el tótem no, así que más nos vale darnos prisa!
Zuko le soltó la mano solo para pasarle el brazo sobre los hombros, estrechandola de nuevo contra su cuerpo mientras se dirigían a la salida. Le dio un beso en la frente, pura suavidad comparado con los que intercambiaron antes.
—A la orden, mi señora.
Katara pensó que podría acostumbrarse a eso. En realidad, estaba deseando acostumbrarse a eso. No importaba cuantos obstáculos pudieran venir o les tuvieran que cambiar, o lo difícil que serían sus vidas en muchas ocasiones. No importaba nada. Tenía a Zuko a su lado, su brazo sobre los hombros y sus corazones latiendo a la vez con el ansia de unirse para siempre.
Podrían ganar cualquier batalla. Ya lo habían hecho.
Mandándose a callar el uno al otro las risitas que no podían contener, intentando, y fallando, ser sigilosos, ambos abandonaron el Oasis espiritual, y fue un verdadero milagro, un regalo de los espíritus, que nadie los descubriera.
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Y así termina esta serie de tres one-shot, los primeros Zutara (pero espero que no los últimos) que escribo. Espero que los hayáis disfrutado tanto de leer como yo de escribir. 
Recordad que la ilustración que acompaña este fic (mi favorita de las tres) la podéis encontrar también en la cuenta de la maravillosa  mermazing.art ¡Id a darle amor! 
¡Muchas gracias! ¡Nos leemos pronto!
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monstruos-ibericos · 4 years ago
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5. Home Marín (Asturias)
Las aguas siempre han tenido un potente influjo sobre el ser humano. Y aunque muchas veces entrañaban atracción, otras tantas inducían a un terror absoluto. Son innumerables las vidas que se han cobrado las grandes masas de agua, y su implicación en desastres naturales es de sobra conocida por todos. Por ello no es de extrañar la existencia de multitud de criaturas malignas asociadas a los espacios lacustres y marítimos, a menudo creadas para evitar que los chiquillos jugaran cerca de ríos peligrosos o mares embravecidos.
En Asturias el más famoso de estos monstruos es el Home Marín, un ser  similar a los clásicos tritones pero al que se le asocian características bastante más siniestras. Decían que esta criatura poseía un gran tamaño, cuerpo escamoso, dientes verdes y una cabellera hecha de algas. Su carácter era absolutamente malvado, y sus incursiones en los pueblos costeros, devastadoras. Al parecer esta raza de seres vivía en las cuevas de la costa y devoraba a los niños, al ganado y a todo lo que se les pusiera por delante. No contentos con eso también prendían fuego a las granjas que hallaban a su paso. Para los pescadores estas criaturas eran las culpables de romper sus redes, y según los habitantes de Tineo su llegada era precedida por los vientos de tormenta. Algunos hablaban también del Oso Marín, un descomunal animal que se llevaba a los niños consigo al fondo del mar.
Otro ser similar lo encontramos en Puerto Veiga, Navia. Se trata del llamado Repunte o Repunto, una criatura que, los días de fuerte oleaje, aparecía cabalgando las crestas de las olas como si de un terrorífico surfista se tratase. Cuando estas rompían en los acantilados aprovechaba para raptar a algún crío despistado que anduviera por allí. Dicha historia debía surtir efecto en los muchachos, pues sabiendo esto eran pocos los que se aventuraban allí con fuerte oleaje.
Asimismo en Galicia encontramos a los Hombres Mariños, que también se alimentaban de niños y que de vez en cuando tenían relaciones carnales con las muchachas que encontraban.
Es inevitable que al hablar de estas criaturas venga a nuestra cabeza alguna de las historias sobre hombres acuáticos con las que muchos folkloristas han tratado de relacionar estos mitos antiguos, como puede ser la famosa leyenda del Hombre pez de Liérganes. El protagonista de esta narración extraordinaria fue Francisco de la Vega Casar, un joven de dicho pueblo que, tras ser tragado por el mar cantábrico en el siglo XVI y dado por muerto, apareció años después en las costas de Cádiz convertido en un anfibio humanoide. De esta guisa retornó a su pueblo, aunque ya solo se comunicaba mediante un puñado de palabras y se mostraba esquivo y retraído. Según se dice, a los pocos años acabó por escaparse para retornar al mar y no se le volvió a ver. Dicha leyenda, que tuvo enorme difusión en la Europa de la época, ha resultado ser cierta o, al menos, se ha demostrado que su protagonista existió, si bien médicos modernos apuntan a diversas enfermedades cutáneas y psíquicas que lo “convirtieron” en el ser monstruoso que ha llegado a nuestros días.
Aún anterior parece ser la historia del Peje Nicolao o Pez Nicolás. Se dice que este era un joven que disfrutaba mucho del mar, tanto que se pasaba la mayor parte del día bañándose en él. Un día, su madre, harta de esta obsesión, le dijo “¡Ojalá te volvieras pez!”, y por arte de magia el muchacho se transformó en una criatura mitad hombre mitad pez, la cual pasó el resto de su vida viajando por los océanos y elaborando cartas de navegación marítima que luego vendía a los lobos de mar. Afortunadamente para nosotros, parece que no todas las criaturas acuáticas son tan malvadas como el Home Marín…
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cxrvusv · 5 years ago
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OC!Hogwarts: Romper las reglas (nsfw).
Todos los maestros y alumnos en Hogwarts veían a Pietro Russo como un estudiante y miembro de Ravenclaw intachable y con un comportamiento envidiable. Cumplía con sus tareas, participaba en actividades extracurriculares, era educado y, además, decían los susurros en los pasillos, era atractivo. Y no olvidemos que no era envidiado únicamente en lo académico, sino que, al parecer, su vida amorosa era envidiada por algunos estudiantes desde que comenzó a salir con Vicente Quintana, un cazador de Quidditch perteneciente a Gryffindor. Llevaban un año y medio juntos.
Así que sí, Pietro Russo era un estudiante envidiable.
La mayor parte del tiempo.  
                                                          .
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                                                         .
Era una noche cualquiera de marzo, cuando Pietro caminaba por los pasillos del castillo con los libros entre las manos, la varita en el bolsillo y la túnica revoloteando a su alrededor. Caminaba lo más rápido que podía porque pronto apagarían las luces y los profesores saldrían para amonestar a cualquiera que no estuviera en la cama. Él no quería eso. Por eso caminaba de prisa, pero intentando ser lo más silencioso posible. En situaciones como esas deseaba ser un animago para convertirse en un animal pequeño y escurridizo que puede llegar a los dormitorios sin ser descubierto.
Y estaba a punto de lograrlo, estaba por llegar a los dormitorios de Ravenclaw.
Cuando alguien le tomo por la túnica y le arrastro a un rincón oscuro del pasillo, donde difícilmente se les podía ver.  
—Hola, cariño.
Y ahí, frente a él, se encontraba Vicente, luciendo la sonrisa más socarrona que alguna vez imagino.  
El moreno también portaba su túnica con colores rojos y amarillos. Le tenía acorralado contra la pared y con una mínima distancia separando sus rostros. Tenía un brillo travieso en la mirada que era más que suficiente para que Pietro descubriera sus nada buenas intenciones. Y la verdad es que no tenía ningún problema con seguir el juego de su novio. Tomo su varita y dejo sus libros flotando a su lado, para lograr librar sus manos y ponerlas alrededor del moreno, atrayéndolo a él.  
—Hola, lindo —susurró, con voz dulce y deslizando cada letra con suma delicadeza.  
Vicente lo tomaba por la cintura y dibujaba figuras imaginarias sobre la tela de su ropa, imaginando, muy en el fondo de su mente, que esta no existía y podía aventurarse al mapa que existía en la piel de su novio. Venía de la Torre de Astronomía cuando vio a Pietro caminando por los pasillos como una señal divina, pues había pasado las últimas horas pensando en su rubio favorito mientras las estrellas danzaban sobre su cabeza y escuchaba el murmullo de las pezuñas de los centauros moviéndose por el bosque a la lejanía.  
Entonces bajo y pensó que buscaría alguna manera para entrar en la sala común de Ravenclaw por su novio. Aunque no hizo falta.  
—Te estaba buscando —dijo Vicente, aun con una sonrisita en la cara y con las manos en la cintura ajena.  
—Me encontraste.  
—Y es perfecto porque, estaba pensando y... —sus manos se movían por el cuerpo de su chico, arrugando la túnica y buscando un milímetro libre de piel para dejar su huella. Se inclino sobre el contrario para susurrarle al oído —¿qué tal si rompemos las reglas?  
Pietro abrió los ojos un poco más cuando escucho eso. Movió un poco los pies y apretó su agarre alrededor del cuello de Vicente. Sabía lo que el moreno quería decir y aunque una parte de él gritaba ¡hagámoslo! la otra parte temía ser descubierto y castigado por eso.  
Al vislumbrar el brillo de incertidumbre en los ojos verdes de Pietro, Vicente se aventuró a besarle detrás de la oreja. Le tomo de las muñecas y acaricio sobre su pulso, dejando que las yemas de sus dedos se derritieran encima. Entonces sintió al rubio estremecerse bajo su tacto. Así que lo hizo otra vez; lenta, profunda y peligrosamente.  
Y Pietro pensó que romper las reglas no sería tan malo.  
Vicente saco su varita y hechizo a los libros para que se fueran flotando hasta la cama de su novio. Una risa juguetona escapo por parte de los dos, antes de que se tomaran por las manos y se lanzaran por el oscuro pasillo con un solo destino en mente: la torre de astronomía. Nadie podía negar que la torre de astronomía tenía una vista espectacular, y ya que follar sobre una escoba resultaba peligroso y potencialmente mortal, ellos se conformaban con hacerlo en las alturas de la torre. Corrían por los pasillos entre risas que intentaban reprimir y sintiéndose como un par de chicos malos que rompen las reglas.  
Cuando por fin, después de mucho escabullirse, lograron llegar a la torre, nada los detuvo. Se besaron con ímpetu, perdiendo el aliento entre sus labios y saboreando con total lujo. Vicente tenia a Pietro por la cadera, arrugando la perfecta túnica planchada del joven digno de Ravenclaw. Por otro lado, Pietro le tenía enganchado por el cuello, haciendo más profundo el contacto y deseando con cada nervio de su cuerpo que las barreras entre ellos no existieran.
Las túnicas desaparecieron en un par de minutos más, siendo seguidas por las corbatas, cada una de diferente color. El moreno abrió el cuello de la camisa de su novio y mudo los besos hacia ahí; besaba, succionada y lamia con total concentración, guiado por los impulsos más primitivos que aullaban y gruñían en su interior. Buscaban salir y él no se los iba a negar. Y cuando escucho a Pietro gemir, sintió que todo se alocaba un poco más.  
El frio les golpeaba con todo lo que daba, pero ellos simplemente no lo notaban; sus cuerpos comenzaban a estar tan calientes que sentían las perlas de sudor juntarse en las orillas de sus rostros. Pietro, tomando iniciativa, alejo a Vicente de su cuello, tomándolo por las mejillas y volviendo a besarlo, dándole, esta vez, protagonismo a sus lenguas ansiosas. Las camisas desaparecieron y las varitas terminaron rodando por el suelo. Pero no les importaba.  
El rubio dio un pequeño salto y enredo las piernas alrededor del moreno, quien le tomo por los muslos y los estrujo entre sus dedos, deseando que incluso a través de la ropa sus dedos quedaran marcados como un punto clave en la piel nívea. Se estrellaron contra una de las paredes, pero ni eso los detuvo. Sus cuerpos estaban ardiendo y el placer se arrastraba en su piel, buscando entrar en sus poros, atravesar su carne e inyectarse en sus nervios.  
—Vicente... —gimió Pietro, enterrando las uñas en los hombros canela del nombrado. Sentía la dureza de su novio contra su estómago y eso le ponía más duro todavía.  
Con una habilidad envidiable, desabrocho el cinturón y los botones del pantalón ajeno, deshaciéndose de él lo suficiente como para sentir el palpitante miembro de su novio contra sus palmas. Se mordió el labio al sentir un tirón en su propia entrepierna. Sentía su cabeza cada vez más ligera y solo se podía concentrar en las sensaciones que el tacto de Vicente tenía sobre él. Comenzó acariciando por encima de la tela, suavemente y queriendo jugar un poco con el moreno. Le acariciaba con total devoción y sintiendo como su palma y dedos cosquilleaban. Fue más allá y ahora sentía la piel candente frotarse contra su palma.  
Vicente gruño y echo la cabeza para atrás. Esto fue aprovechado por Pietro quien, casi de inmediato, se lanzó a besar y lamer el cuello ajeno, mientras su mano seguía ocupada ahí abajo. Escuchar los sonidos guturales que hacía Vicente le hacían perder la cabeza poco a poco. Y entonces, su pantalón también fue removido.  
El moreno no quería ser el único que disfrutara, por lo que también comenzó a masturbar a su novio, llegando a una sincronía donde los gemidos y jadeos no se dieron por perdidos. El ambiente era perfecto para que pronto sintieran como se desarmaban. El calor era abrasador y fracturaba su interior en miles de pedazos. Y ellos continuaba, deseosos de romperse, desbaratarse, fragmentarse con un calor sofocante a su alrededor.  
Los tirones en sus entrepiernas eran innegables, así como el deseo de fundirse por la cadera y dejarse llevar por el salvaje oleaje del placer carnal. Sus mentes estaban en blanco. Sus gargantas raspaban gemidos profundos. El sonido de sus pieles frotándose se escuchaba con fuerza. Decían sus nombres como la única palabra existente en el mundo. La única que necesitaban para saber cuan bien se sentían.  
Y entonces, sus sentidos explotaron en niebla blanca y gruesa. Sus cuerpos se liberaron y el calor los termino de romper. Estaban desechos, pero completamente satisfechos.  
Cuando recuperaron el aire, compartieron un beso cómplice, con risas y sonrisas traviesas de por medio. Se abrazaron con cariño y volvieron a ponerse sus ropas para bajar y regresar a las habitaciones sin ser descubiertos. Compartieron un beso cuando sus caminos tuvieron que separarse y cada uno corrió en direcciones opuestas.  
Pietro era un buen estudiante, eso sin duda, pero, algunas veces... romper las reglas era muy divertido.  
                                                           ---
El día de hoy les traigo un nuevo one-shot con dos de mis hijos en plena hormona alborotada JSKSSKK ay 
Debo decirles que me divierto mucho escribiendo acerca de este AU y no lo voy a dejar por un tiempo pero, por fin, encontré una pareja de HP sobre la que quiero y NECESITO escribir (?) que es el Wolfstar asIES <3 aunque esos los voy a publicar por wattpad-
En fin, espero les haya gustado, gracias por leer~ 
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thisisanotherpov · 5 years ago
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Carta #1
Empezar con un hola me parece muy seco, pero no se me ocurre otra forma de empezar como pueden ser buenos días, porque tampoco sé cuándo leerá esta carta, así que....
¡Hola! No sé su nombre, ni su sexo o su edad, así que me gustaría que me conociera un poco a mí, ya que no puede ser mutuo y, si me lo permite, voy a tutearle. Primero de todo quiero agradecerte que leas estas palabras y que les dediques tiempo, me emociona poder compartir esto contigo y que conozcas un poquito de mi mundo interno, ya que para mí lo que te escribo a continuación significa muchísimo.
Esta carta se debe a una iniciativa surgida en un hospital de Madrid para dar apoyo a las personas que, como tú, os encontráis en centros hospitalarios, y tal vez así conseguir que os podáis despejar un poco por todo lo que estáis viviendo y de alguna forma, poder acompañaros.
Yo soy Alba, aunque poca gente de mi entorno más cercano me llama así. Cuando eso pasa es con connotaciones negativas, como el típico “¡Alba, recoge tu cuarto!”. Así que puedes leerme como Albus o Albiña. La primera es porque soy muy fan de Harry Potter, no sé si has leído los libros o visto las películas, pero Albus Dumbledore es uno de los magos más poderosos de la historia de Harry Potter; la segunda forma es porque soy gallega. Puede que hayas estado en Galicia alguna vez, pero si no es así, yo intentaré que te la imagines a lo largo de esta carta.
Todo el mundo tiene una imagen estereotipada sobre Galicia: que hace frío, llueve cada día y se come mucho. Lo último es cierto, y además se come muy bien.
Primero quiero explicarte qué es para mí mi tierra, aunque imagino que si no eres de Mallorca, puede que sientas lo mismo hacia tu lugar de nacimiento. Para mí Galicia significa hogar, tranquilidad, naturaleza… En Galicia hay de todo, pero lo que más abunda sin duda es la naturaleza. Galicia es verde, por los bosques y los campos, un verde que no hay en Mallorca; no es fosforito, pero a mí hay veces en las que me lo parece, como si hubieran pintado todas las hojas y las hierbas con un rotulador color verde trébol o verde esmeralda. También es azul, por todo el mar que lo rodea. Qué digo mar, ¡océano! No es un azul cielo ni un azul marino, es más bien un azul cyan, incluso hay días en los que es verde turquesa, agua cristalina. 
Galicia es campechana, rústica, hay más pueblos y aldeas que ciudades, y menos mal. Cuando pienso en mi comunidad autónoma, siempre me imagino un monte con casitas pequeñas que invaden los pueblos, de piedra y muy coloridas (a veces parece que los vecinos compiten a ver quién tiene la casa más llamativa).
En Galicia encuentras tranquilidad en los resquicios que menos te lo esperas. Allí vas a la playa y, dependiendo del momento del año, es posible que estés completamente solo o sola, incluso en verano. Playas enormes, hasta kilométricas, naturales y desérticas donde puedes estar sin otra persona en lo que alcanza tu vista, como es la playa de Traba de Laxe. Este es mi pasatiempo favorito cuando vuelvo a casa: ir a las playas de mi comarca y sentarme ante la inmensidad del océano, simplemente a estar allí y apreciar lo bonito que es.
Me gustaría que te imaginaras esta playa que se me está viniendo a la cabeza, que se llama Area de Trece: una playa de más de un kilómetro de largo compuesta por arenales y por rocas que se adentran en el mar; una playa entre el monte, sin casas alrededor (lo más cercano es Brañas Verdes, que está a casi dos kilómetros dunas y monte arriba y es una aldea donde quedan aproximadamente veinte personas de avanzada edad, la mitad familiares míos); imagínate también que esta playa tiene, en una colina a su derecha, la duna rampante más alta de Europa con sus 150 metros de altura (duna do Monte Branco); una playa rodeada de arenales y pequeñas dunas en cuyos arbustos crecen las famosas caramiñas (corema album), las bayas con las que hacíamos antiguamente aguardiente, ya que ahora mismo está en peligro de extinción. Me gustaría remarcar la importancia de las caramiñas: primero porque dan nombre a mi pueblo, Camariñas, y segundo porque las de area de trece son la reserva más grande de España y, como ellas, hay más flora protegida en el lugar.
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Si puedes retroceder al paisaje, me gustaría que intentaras escuchar las olas del mar. Esta playa siempre tiene fuerte oleaje y más con el cambio de mareas (por eso es muy peligrosa); imagínate ir caminando descalzo/a por la arena blanca, fina y limpia, y que si cierras los ojos te invade una sensación de paz que te recorre todo el cuerpo mientras escuchas el mar, las gaviotas y los cientos de pinos moverse a tu alrededor. Respiras aire profundamente y cuando abres los ojos, no ves nada a tu alrededor excepto la naturaleza. No sé si lo estás sintiendo, pero a mí me invade la morriña   al pensar en esa imagen por la paz que me transmite.
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Hay tanto viento en esta zona del litoral gallego, que han hecho una ruta geomorfológica, quiero decir, una ruta de senderismo por determinados puntos, ya que hay rocas talladas por el viento que pueden recordarte a animales o personas, como pasa con “a pedra do oso” (la piedra del oso). Además, como te comentaba antes, la duna rampante existe porque el viento ha llevado la arena de la playa hasta el monte, ¡ciento cincuenta metros arriba! Así que hazte una idea del viento que puede llegar a haber.
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A la izquierda de la imagen que te has hecho de este litoral salvaje está “Punta do Boi”, un enclave rocoso con forma de punta que se adentra en el mar. Es uno de los puntos más peligrosos de la Costa da Morte, donde suman ya 8 naufragios. Es por ello que aquí encontramos el Cementerio de los Ingleses, en memoria de los tres naufragios británicos sucedidos en la última década del siglo XIX, y sobre todo del buque Serpent. Estas tres tragedias impulsaron la construcción del Faro Vilán. Desde esta punta podemos ver a la derecha el paisaje de Area de Trece y la duna rampante y a la izquierda, el famoso faro de Vilán, el cual está declarado Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Protección de Aves. Más adelante te describiré este lugar, pero quiero que sepas de antemano que donde está ubicado el faro, hay un islote delante, mar adentro. Quería decirte que se conoce como Vilán de Fóra (Vilano de afuera), es la casa – nido de la mayoría de colonias de España de dos aves en peligro de extinción (la gaviota tridáctila y el cuervo marino), pero también hay pardelas, cormoranes, álcidas y alcas (no sé si alguna vez has visto estas últimas, pero son como mini pingüinos). Imagínate que si ese islote es donde anidan todas estas aves, tiene que ser grande para ello, y es que mide 59 metros (en la superficie del mar) y las olas llegan a alcanzar los 20 metros de altura en los días de más oleaje. Más adelante te contaré la leyenda entorno a Vilán de Fóra.
Pero antes de llegar al Cabo Vilán, tenemos otra parada desde el Cementerio de los Ingleses y esa es Reira. De camino allí, desde Punta do Boi, vamos a tener siempre el faro mirándonos y poco a poco se irá haciendo más grande. Veremos una pequeña urbanización de tres o cuatro casitas en el monte, justo delante del lugar donde encalló la última embarcación en el lugar (2014). Como recuerdo dejaron su ancla en el camino.
Las playas de Reira se forman por cuatro arenales: Reira, Area Longa, Balea y Pedrosa, por orden de aparición. Igual que pasa en Area de Trece, tienen la arena fina y blanca, además de mucho viento y corriente en sus aguas. De hecho, en Pedrosa es recomendable no entrar en el agua por la gran corriente que hay. En Reira podríamos ver la piedra con forma de oso de la que te hablaba antes, si no fuera porque la robaron en 2002.
Si te parece bien, me gustaría describirte también el faro. Éste se yergue en un pequeño monte de 100 metros de altura sobre el mar. Como te he comentado, delante de este cabo hay una isla rocosa que es Vilán de Fóra. La punta del cabo donde está ubicado el faro se la conoce como Vilán de Terra. Es muy curioso, porque si ves la silueta del lugar, Vilán de Fóra tiene la forma de la cabeza de un gorila (o a mí siempre me lo ha parecido), aunque otras personas dicen que es la pieza de caballo del ajedrez. Juzga por ti mismo/a.
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Lo que se ve a simple vista es el faro tal y como lo conocemos ahora, pero en una pequeña elevación se encuentran los restos del antiguo faro de vapor (los accidentes náuticos se dieron por la dificultosa iluminación que tenía por la altura de la roca del cabo, donde encontramos el faro actual, y que detonaron con dinamita para rebajar su altura). El Vilán fue el primer faro eléctrico de España; con sus 25 metros de altura, llegaba a iluminar hasta 20 millas (actualmente 28 millas, llegando a los 55 kilómetros).
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El faro está dividido de forma que queda la antigua vivienda de los fareros por debajo, teniendo que subir 250 escalones hasta la torre. Actualmente es un museo y un centro de interpretación de naufragios, pero no hace tanto seguía viviendo allí quien fue la segunda mujer de España en este oficio, la cual se jubiló el verano de 2019, tras más de 40 años viviendo y trabajando en el faro junto a su marido e hijos.
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Al Vilán de Fóra hay quienes lo relacionan con Adamastor, mitológicamente es el gigante que tiene el poder sobre las fuerzas de la naturaleza, por lo que aparece en forma de tormenta, lo cual supone un gran peligro para los navegantes. Es el contrario a Neptuno, que si no lo sabes es el dios de los mares, por lo que Adamastor intenta dificultarlo siempre que puede. Enamorado de la ninfa Tetis, intentó abrazarla y se convirtió en piedra, quedando así castigado por toda la eternidad petrificado frente a las olas del mar.
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Me gustaría seguir contándote más leyendas y describiéndote más lugares mágicos en las siguientes cartas. Me gusta muchísimo viajar y, aunque no he tenido la oportunidad de hacerlo tanto como quisiera, tengo un documento que he creado a modo de guía de viajes. Creo que mis cartas podrían representar algo parecido e intentaré llevarte a diferentes sitios mediante ellas.
Espero que me leas pronto y muchas gracias por hacerlo.
Hasta la siguiente carta.
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cuatriboliaord · 1 month ago
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Indomet alerta oleaje peligroso ha incrementado su altura en RD
Santo Domingo, 13 feb (EFE).- El buen tiempo dominará este jueves en gran parte del país debido a un sistema de alta presión, con solo algunas lluvias pasajeras en localidades del sureste, noreste y centro por el viento del este/noreste y la aproximación de una vaguada, en una jornada en la que se mantienen las recomendaciones en ambas costas por vientos y oleaje peligroso. Según el Instituto…
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zinecalzon · 5 years ago
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Celda
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Señor intérprete, vamos a leerle un acuerdo al acusado. Pase, si es tan amable, para que nos ayude con la traducción.
Asiento con la cabeza. Estoy sentado en un sillón destartalado junto a la entrada de esta oficina con escritorios desordenados, montañas de carpetas amarillo pastel, cuerpos encorvados, lonjas al por mayor, malos modos, peores alientos. Me pongo de pie, cojo mi mochila y me acomodo la camisa blanca que se abotona sobre el hombro, esa que combino casi siempre con el pantalón japonés negro con un tipo de faja que me llega casi al esternón y me ajusta una cintura firme. Para una vez al año que no voy en minishorts, en chichis y sin calzones, más me vale verme presentable, sobrio y elegante. Vamos, como un intérprete hecho y derecho según la academia. Es que tengo al cónsul de mi país adoptivo a la derecha, al juez en frente y al acusado tras las rejas cuchicheando con sus abogados. Tomo mi tabla, alisto mi bolígrafo y comienza la diligencia.
Dan lectura al acuerdo. Que si la parte acusatoria [die klägende Partei] declaró esto y aquello [hat dies und jenes erklärt]. Que si los testigos no comparecieron hoy y se pospone la audiencia [die Zeugen sind heute leider nicht erschienen und die Anhörung wird verschoben]. Que tú. Que yo. Que esto. Que aquello. Me llega un tufo a baño público que proviene de la reja donde el acusado, con ojos atentos, toma nota de todo lo que sus abogados le explican, lo que el juez resuelve y lo que yo le interpreto de un español mexicano jurídico, rebuscado, barroco e incomprensible a su idioma, en el que blanco es blanco y negro es negro. Una corriente continua de aire suave, frío y húmedo me acaricia el rostro a medida que intento sintetizar la información al imputado. Me mira con ojos consternados y me dice con un gesto que ha entendido. No quiero ni imaginarme por lo que este hombre está pasando ahí dentro.
Perdido en mis pensamientos, crudo de esas chelas tranqui que anoche se nos fueron de las manos a mí y a mis dos amigos de la primaria y con un hambre voraz, siento una mirada fija desde algún lugar. No la había percibido antes porque la reja de metal está cubierta con un vidrio que refleja las luces de tungsteno alargadas y frías e impide ver con claridad a quienes están detrás de los barrotes. Una cara morena. Piel lisa y brillosa. Bigote delgado. Ojos grandes, negros. Labios gruesos. Treinta y cinco años. Corte de soldado raso. Arma de destrucción masiva. Me mira directo a los ojos. Lleva un uniforme azul marino que dice Alta Seguridad y lo acompañan dos custodios vestidos de caqui que se pasean aburridos e impacientes esperando a que atiendan al prisionero por la ventanilla que está libre. Miro discretamente hacia atrás (sí, como adolescente que aún no sabe si lo están mirando a él o a alguien más).
El personal consular y los abogados discuten algo con el acusado al que auxilio, a través de la rejilla. Le pasan papeles para que los firme. Yo sigo bajo el escrutinio del otro interno y quiero acercarme a verlo mejor. Finjo interés en la conversación que tienen mis clientes, me paro junto a la barra de concreto donde descansa la reja, que también funciona como mostrador para firmar cosas y tomar notas, y pego la frente al vidrio. El reo deja de mirarme. Es hermoso. Lleva unos pantalones que le marcan un paquete voluminoso. Pose altiva. Finge no darse cuenta de que me lo estoy comiendo vivo. Se cubre la entrepierna con las manos, una apoyada sobre la otra, como si esperase algo. Me mira otra vez directo a los ojos y asiente como saludándome con un gesto. Hago lo mismo y le sonrío. Me sonríe discreto, sin ningún tipo de efusividad.
Mis ojos están fijos en su pene que se marca a través del pantalón, aunque sea de tela gruesa. No lo puedo creer. Se lo acaba de acomodar. Finge rascárselo. Luego se lo coge claramente a través de la tela y se despega los calzones de los huevos. La tiene dura. Y yo, más. Espero que nadie esté mirando en dirección hacia mí porque estos pantalones son peligrosos. Verga, se la acaba de reacomodar. Me mira a los ojos. Se me acelera el pulso como hacía eternidades que no. Acaricio mi labio superior con la punta de la lengua. Lo ve. Me sonríe. Se vuelve a agarrar el pito con descaro y tuerce la sonrisa. Mira hacia el interior de la celda, hacia el pasillo por donde los canalizan desde sus celdas para que firmen documentos y participen en diligencias.
Me imagino lo caliente que ha de ir. Me imagino cómo intimidará a alguno que lo ponga cachondo para que le coma la verga y se trage su semen. Me imagino cómo ha de coger como salvaje en ese mundo tan distinto al mío. Me imagino que ha de vivir cientos, miles de cosas que son mis fantasías más improbables aquí, de este lado. Me imagino el olor de sus huevos. Me imagino su pene con prepucio al final del día. Me lo imagino jalándosela cuando ande hirviente por ahí. La tengo dura y no puedo dejar de verlo. Me gustaría cruzar esta reja y devorarlo 100 años seguidos sin tregua. Me masturbo a través de la ropa y sé que lo disfruta. Me da igual la gente que habla a nuestro alrededor, el olor pestilente de la celda. Me vale verga quién sea y por qué esté aquí. Estoy totalmente sexualizado por ese hombre que tengo a un metro y medio de mí que nunca tocaré, que puedo ver directo a los ojos, cuyo ser puedo penetrar sin siquiera poder rozar, cuyo olor trato de discernir entre la peste de la celda y el olor a oficina pública de burócratas malencarados.
…o al menos eso creo acabar de leer en su mente y eso mismo cree él acabar de leer en la mía por unos segundos mientras mantiene sus ojos fijos sobre mí y yo los míos sobre él franqueando este abismo infranqueable, devorando lo indevorable a través del espacio, penetrándonos las almas y aniquilando la carne, los códigos penales y las barras de metal.
Señor intérprete… disculpe, señor intérprete. Vuelvo de mi ensoñación diurna sin saber qué dijeron en los últimos cuarenta segundos. Sí le pido de favor que traduzca al alemán el acta que el secretario acaba de leer al acusado. Verga.
Salgo del reclusorio. El cerro del Chiquihuite se impone en el horizonte. La mar de viviendas grises se estrella contra las montañas del Valle de México como un oleaje continuo, una y otra vez, para expandir la urbe a fuerza de golpes repetidos. La capa espesa de esmog citadino simula la brisa de esa marejada explosiva e infinita. En las profundidades de ese mar de muros de concreto y rejas de acero, el vaivén hedoné-algos mueve a los seres como las corrientes oceánicas dan vida a las aguas. Sinfonía y estruendo en derredor. Ríos de lava en las arterias. Y en la separación, la fusión; en la soledad, la dicha; en el silencio, derrame interminable de sangre y de placer.
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dancroff · 6 years ago
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El capitán y el vulpera
Cuando el capitán abrió el ojo, despertando tras estar un tiempo inconsciente, lo primero que vio fue un páramo desierto e inerte a primera vista. Las olas de la costa masajeaban suavemente su cuerpo en la plácida arena de la costa.
Había empezado a notar unos pinchazos en el costado. Le habían herido, y un pájaro carroñero, un buitre, se había acercado a lo que parecía un buen festín.
Se revolvió bruscamente para espantar al animal y este se alejó volando hasta un árbol mustio cercano. Se quedó observándole fijamente desde la seguridad de la rama.
“Aún no he muerto, bicharraco de los huevos”
El tauren se volvió para mirar su herida. Parecía algo profunda, y el agua marina la había limpiado lo suficiente, pero se le acabaría infectando si no la trataba pronto.
“Mierda”
Oteó el horizonte del mar en busca de su barco, el Cornudo Infame, sin éxito alguno. Las aguas estaban en una calma extraña, y el plácido oleaje le devolvió su parche, percatándose de que le faltaba. Se lo colocó y luego rasgó parte de su chaleco de lino para vendarse la herida.
Trató de incorporarse, lanzando un par de gruñidos. Estaba débil. Probablemente hubiese perdido bastante sangre y el dolor de la herida no ayudaba.
“Estoy jodido”
Se obligó a adentrarse tierra adentro, metiéndose entre las rocas de la costa, y tras salir a una explanada, vio un basto desierto con ruinas trol, y de fondo, una gran estatua de una cobra... en la que a veces caían relámpagos.
Ya sabía dónde se encontraba. A veces pasaba cerca mientras navegaba: Vol'dun, el vertedero de Zandalar. Una tierra marchita sin mucho que ofrecer, como todos los desiertos. El capitán intentó adentrarse tierra adentro y buscar alguna fuente de comida y agua y... tras un rato deambulando, se acabó desplomándose bajo unos huesos de algún ser gigante. Vio como el buitre de antes se acercaba, posándose sobre una de esas costillas. Hizo amago de levantarse, por orgullo propio, pero las fuerzas le fallaban.
Creyó perder el conocimiento cuando alguien espantó al carroñero.
-Eh, venga, fuera. ¡Vamos!
El buitre echó a volar y Ruhk lanzó un intento de bufido. Giró el ojo hasta ver quién era: ¡Un vulpera! No tardó en desviar el rostro frunciendo el ceño. Odiaba que lo viesen en ese estado.
El vulpera se acercó hasta el tauren. Se trataba de uno de pelaje rojizo con un rostro afable. Portaba unas ropas ligeras, lo justo para que fuese cómodo viajar y le abrigase lo suficiente por las noches.
-Hol...
-Vete. Déjame morir en paz. - el tauren le interrumpió bruscamente.
-Muy bien... Entonces supongo que no querrás este ungüento que... probablemente te salve la vida. Venga, muérete en paz.
El vulpera agitó un botecito con una pasta verdosa en su interior mientras le contestaba. Se lo dijo de forma tranquila y sin acritud, y luego se encogió de hombros y se dio la vuelta.
Ruhk observó cómo se alejaba. Hizo un amago de incorporarse pero el dolor se lo impidió. Gruñó.
-Espera...
El vulpera alzó las orejas, aún de espaldas a él. Sonrió y luego se dio la vuelta de nuevo.
-Me alegra que hayas recapacitado. Oh, no me mires con esa cara, ¿Qué piensas que te voy a hacer?
El tauren bufó y tardó unos instantes en abrir la boca, mientras le permitía que se acercase para que le tratase la herida.
-¿Quién eres?
-Me llamo Yuro. Suelo ir deambulando de aquí para allá en busca de plantas medicinales y agua con lo que comerciar. El desierto tiene poco de eso, y por eso es muy valorado.
-Así que he tenido suerte y me he topado con el vulpera curandero. Llámame Ruhktemok... o capitán.
-Si quieres verlo así. Un segundo, igual esto escuece un poco... Espera, ¿Has dicho capitán?
El tauren no contestó. Yuro aplicó el bálsamo sobre la herida de Ruhk y este se tensó dejando escapar un gruñido, pero al poco lo que sintió fue puro alivio a juzgar por su expresión. Le echó un vistazo de refilón al vulpera.
-Veo por tu cuerpo que eres un hueso duro de roer. No todos sobrevivirían a una herida como esta.
Ruhk se encogió de hombros.
-¿Cómo has acabado así? No serás un pirata, ¿No? - Yuro insistía, con inocente curiosidad.
-Lo fui. Pero eso ya no importa. Hm... estaba tratando de comerciar con algo de ron en Fuerte Libre, pero alguna rata malnacida ha tomado el poder y lo ha convertido en un infierno. Tuvimos que huir rápidamente. Nos persiguieron.
El vulpera escuchaba con las orejas en alza mientras terminaba de tratarlo.
-Qué mal. Conozco algunos amigos que se han aventurado a la mar y han acabado allí. Bueno, ya no son tan “amigos”... pero los conocía y espero que estén bien. Debe ser duro la vida marítima.
-Te acostumbras. Aunque es cierto que no todo el mundo está hecho para ello. A mí las aguas me llamaron desde muy pequeño.
-¿Tú también te comunicas con los elementos? ¡Qué guay! Aquí resulta bastante útil...
-¿Hm? No me refería a un sentido literal.
Yuro sonrió con suspicacia. Dirigió la vista hasta el buitre, que había vuelto hace poco.
-¿Y qué tal con las bestias?
Ruhktemok se incorporó y se vendó con lo que le quedaba de chaleco.
-De pequeño me decían que tenía un don con los animales. Pero nunca los creí. Me gustaba valerme por mí mismo y nadie más.
-Pues a ese buitre le has llamado la atención. Y no es que quiera comerte. Solo está “expectante”. Créeme, que tengo una amiga que sabe de estas cosas.
Ruhk no respondió. Algo iba mal. Su ojo estaba de aquí para allá, observando su alrededor. Yuro también percibió algo. Sus orejas se habían alzado y estaba alerta.
-Sethrak... Y no de los buenos. Ten cuidado- advirtió el vulpera, bajando la voz.
-¿Tienes un arma?
-No que me sobre...
Yuro se armó con una porra de madera espinada. Ruhk decidió que tenía que improvisar y vio lo que podía ser un hueso como arma. Se movió a por él, pero en ese instante un sethrak apareció de la nada y le cortó el paso. Otro había aparecido y estaba entretenido con Yuro.
El buitre observaba la escena. Ladeo la cabeza, curioso, mirando a Ruhk. El tauren tuvo una corazonada y lo miró fijamente. Las dos miradas conectaron de alguna forma.
-Estás desarmado... bien... -habló el asaltante sethrak
-Ja, soy igual de peligroso sin ellas, lagartija.
La realidad es que sí que podría con él, pero no aún estando herido y débil. Se relamió los labios secos y esperó a que él diese el primer paso. Así hizo, el sethrak saltó con su espada y...
“Por favor, funciona”
-¡AHORA!
El ave carroñera descendió en picado a por el sethrak y lo interrumpió. Durante su ataque, logró desarmarlo y Ruhk pudo coger la espada y rematarlo limpiamente. Yuro tenía problemas; invocó un rayo pero el sethrak lo desvió con su lanza y consigió acorralarlo contra la pared de roca. Ruhk actuó rápido y cogió el hueso afilado que había visto antes en su camino para usarlo como una jabalina. Empaló a su enemigo antes de que pudiese atacar al vulpera.
El tauren se acercó y le ofreció la mano para levantarse.
-Uff, eso ha estado cerca. Gracias.
-Qué menos, pequeñín, después de haberme salvado la vida. Ahora... ahora nuestra deuda está saldada.
Yuro sonrió y notó como Ruhk casi desfallece. Había logrado sujetarlo apenas por el brazo.
-Ufff, cómo pesas... Necesitas descansar, y los demás sethrak probablemente estén rondando muy cerca. Ven, por favor, mi caravana no está lejos y nos iremos de aquí.
-Hmpf... gracias.
Ruhk pudo volver a incorporarse y sacudió la cabeza. Después de obligarse a agradecer la amabilidad de Yuro, buscó al buitre con la mirada. Ya no estaba, pero algo le decía que volvería a verlo.
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resteltesoroescondido · 3 years ago
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Para aclarar la duda de algunas personas, el pronóstico de impactos con respecto a Earl NO va a cambiar incluso si el centro se reforma más al sur. Se espera que pase a una distancia segura al norte y solo tendremos impactos indirectos como hemos enfatizado en los últimos días. El punto más cercano será en horas de la mañana. IMPACTOS: 🌧 Lluvias de rápido movimiento en la costa norte durante la mañana con buenos momentos de Sol y calor en gran parte de la isla. Por la tarde tarde se esperan aguaceros y tronadas en la mitad norte/este con potencial de inundaciones y ráfagas en las lluvias. Peligrosas las playas del noroeste, norte y noreste, incluyendo las de Vieques y Culebra. 🌧 Tardes activas hasta mediados de la semana en la mitad norte por humedad arrastrada por Earl. Oleaje seguirá peligroso en las playas del noroeste, norte y noreste durante toda la semana. Información de: #wethernewsP.R. (at Puerto Rico) https://www.instagram.com/p/CiFY_j3uM8q/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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melifluv · 3 years ago
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Cuando comienzas a mirar hacia tu sombra, tu cuerpo siente extrañas sensaciones. Muchas veces he sentido el deseo de no saber que existe, pero luego pienso en todo lo que sé ahora y no siento más ganas de no ver.
El no ver es peligroso, es sutil y aterrador, es cruel, un martirio constante, gobernado por mentiras e ilusiones, por cosas irreales y banales.
Sin embargo, es curioso, porque no ver es más fácil que ver.
Si no ver es doloroso, ver es algo inexplicable, tanto como agradable.
Cuando te abres a ver, te das cuenta que todo lo que haz vivido no es más que una ilusión creada por ti, y nadie más que tu; que todo lo que ves y sientes, piensas y dices es irreal.
Cuando comienzas a ver, al principio sientes como tu mundo se cae, como se desmorona todo aquello que creías real para mostrarte que en realidad es todo un mundo de ilusiones. Sientes como tu cabeza se cuestiona todo, te mareas, entras en un estado de shock que te deja aplastado en la tierra, con el pecho oprimido porque comienzas a recordar todo, y lo sientes como si estuvieras allí otra vez, viviéndolo todo en carne propia. Debes enfrentar todo aquello que no quieres, todo lo que intentaste olvidar, que intentaste esconder de ti mismo.
Y te rompes, te deshaces lentamente entre las olas del mar, dejas que tu polvillo se mezcle con el agua hasta que sea imposible diferenciar entre uno y otro, y te meces al ritmo del oleaje, te dejas llevar, cierras tus ojos y simplemente miras todo dentro de la oscuridad en tus párpados, te dejas sentir, te dejas guiar, te dejas estar. Todo comienza a verse distinto, todo comienza a sentirse liviano, y te calmas.
Simplemente respiras, y te calmas.
Y comienzas a comprender.
El camino del perdón no es un camino fácil, muchas veces he sentido el impulso de detener mi caminar y retroceder, retroceder a cuando no veía, a cuando mi ego me controlaba por completo y me decía mentiras que me mantenían sumisa del miedo.
Pero a pesar de este sentimiento de querer detenerme, a la vez no quiero hacerlo. Quiero seguir perdonando hasta encontrar mi verdadero ser, seguir cuestionando y seguir sanando, tropezar y aprender a caer, a seguir caminando y que, al voltear a mirar hacia atrás, no haya nada más que necesite perdonarme.
Gracias.
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