#lo que me reí cuando vi la foto
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sayuriiz · 11 months ago
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@countcss @daeulj @eunyuin envió ❤️ para la última foto que le tomaron .
sayuri no sabe que esta foto existe. entre copa y copa, se la sacaron sus compañeras que la arrastraron a alguna fiesta de fin de semana con la excusa que debía distenderse, aprovechar último año de universidad, bla, bla. poco después, esa misma noche, recibió el abrazo y su reflejo desapareció.
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myparadisemyblog · 10 months ago
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Parecía un muñequito , con ojitos de muñequito , color verde mar y enmarcados con unas pestañas enormes y tupidas , así, de muñequito , no hay mejor descripción. Estaba como personal de atención  a clientes en una de esas pastelerías finas italianas decoradas en colores pastel que no destacan por sus alimentos si no por su atmósfera instagrameable al mil.
La primera vez que lo vi su mirada me hizo levantarme del asiento , fue incómoda e insistente , después creí que yo me estaba inventando la sensación de que me estaba mirando o simplemente eran miradas de esas cuando ya te están corriendo de la mesa , igual ya tenía que irme así que  me levanté a pagar , él me atendió , estaba vestido con un traje negro de corte moderno y una camisa blanca por debajo. Tenía un gesto serio pero no dejaba de mirarme, en verdad , hasta volteé quizá un par de veces a mis espaldas para corroborar si estaba viendo algo o a alguien detrás de mí pero cuando volvía seguía ahí . Se me escapó una mirada con signos de interrogación seguida de media sonrisa de vergüenza.
Lo hizo todo sin quitarme la mirada de encima: tecleo en la pantalla , me dijo cuanto le debía , me extendió la terminal para insertar mi tarjeta y me entregó los tickets hechos rollito. Salí de la pastelería con paso firme y envuelta en esa atmósfera de la magia que su atención me había proveído. Di un par de vueltas sin dirección para despejar mi mente y “reconectar “ . Pero mi desconexión empeoró cuando desenrolle los tickets. Había un post it extra que ponía “Danielle” seguido de un número telefónico con lada de Italia . <<aquí si saben jugar al tinder en persona>>- pensé . Yo había hecho eso una vez anteriormente pero creo que no era muy común que sucediera.
Realicé mis actividades programadas del día, fue hasta la tarde/noche cuando decidí escribirle, le envíe un sticker para asegurarme de que era él y no me había equivocado de número. Al asegurarme procedí a enviarle el siguiente mensaje “Vuelvo mañana si me explicas todo el menú  haha”
“Vuelve a mí por favor y te daré lo mejor”
Después de eso tuvimos una pequeña conversación de datos básicos en su trunco español; lo cuál le agradezco, de otro modo hubiera tenido que ocurrir en mi trunco italiano.
Era romano, muy galante en sus palabras y expresiones, apasionado; pero es que ¿Qué te puedes esperar de alguien que ha nacido y vive en un paraíso como ese?.  Me da la impresión de que van viviendo con la filosofía de “ ¿Qué podría salir mal? Tú dale! ”
Después procedió a decirme que le había parecido “caliente y muy guapa”
Pensé que era error de traducción el haberme dicho “caliente” a los pocos minutos de estar escribiéndonos pero con lo que sucedió después creo que no.
“Cuándo te vas?”- preguntó
“Mañana por la noche”
“Quédate! Así puedo llevarte a cenar , luego te llevaría a caminar por el Ponte Vecchio , te enamorarías y después te daría una sorpresa muy grande”
“Me urge enamorarme” – respondí
“Para eso estoy yo aquí”
Si, si, si. Era un cuadro de pura miel improvisado y sin sentido ni fundamento , pero era lo que necesitaba en el momento.
“ ¿Qué sorpresa?” – le pregunté retomando.
Respondió con una foto. Una nude nada creativa de su…  Sí! En todas los rincones del mundo los hombres parecen pensar con algo del tamaño de  una nuez.  Pero eso no me importó  porque como ya dije, aquí no parece importar nada. Primero me reí pero después me tomé el tiempo para contemplar la foto ,… ¿Qué decir? El tamaño era sorprendente e inesperado pues no era muy alto y era delgadito.
Estimulada por esa foto y sus palabras esa noche me dormí pensando en él. Me puse cómoda para dormir: con bragas y un suéter, cerré los ojos. Posé mis manos sobre las sobresalientes y afiladas crestas de mi pelvis. Lo imaginé ahí . conmigo en mi cama. Mis manos eran las suyas , me acariciaban el abdomen plano y las piernas mientras eso tan grande que tenía entre las piernas se iba poniendo más firme y apuntaba  hacia mí amenazadoramente. Imaginé cuanto me dolería mientras me iba abriendo , me pregunté cuantos segundos o minutos tardaría en adaptarme , en estirarme lo suficiente para que me dejara de doler.  Recordé lo que me dijo “Eres tan pequeña que te destrozaría terriblemente.”, y es que eso suele provocar mucho morbo de mí en los hombres , el que sea “tan pequeñita” , que tampoco lo soy pero es que a parte soy delgadísima.
Seguí abriéndome con mis manos… no sé , quizá te parezca algo enfermizo, no debería, pero hay tanta gente con baja autoestima por el mundo que les solemos molestar los que amamos nuestro propio cuerpo, los que no hemos disfrutado más de otra piel que la propia, los que conocemos a detalle la  textura de cada rincón de nuestra existencia y la alabamos con continuas caricias, nuevas, porque además de eso somos innovadores, no nos conformamos con las misma sensación de siempre, conocemos la capacidad del cuerpo en mezcla con la mente de siempre ir más allá.
Bien … uno de sus brazos sujetaba mi cintura contra su cuerpo, fuerte, porque así es como me gusta que me toquen y me abría, con dolor y placer y después solo placer , mientras me comía el cuello con esos labios que probé al día siguiente mientras nos frotábamos en una esquina.
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aricastmblr · 2 years ago
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jimin weverse live 
지민 
BTS 
03.28. 03:00 
감사합니다 
gracias 
https://weverse.io/bts/live/2-116749012?hl=en
Jimin de regreso a la empresa salio de inkigayo donde pre-grabo
jm- (saluda) ¿pueden escucharme bien? ¿Puedes oír mi voz? Oh, puedes, ¡genial! si, eso es correcto Acabo de... terminar la pre-grabación de Inkigayo. ¡Estoy en vivo porque, por supuesto, hay algunas cosas de las que quería hablar!
jm-pero también, solo quería dar las gracias a todos los Armys que vinieron hasta el lugar de filmación solo para la pre-grabación. Hacía bastante frío afuera hoy, y realmente aprecio a nuestros Armys que estuvieron allí conmigo.
jm- y en el show, tuve la oportunidad de charlar un poco con los ARMY allí. recibí la noticia de que... Set Me free pt.2…. entró en el hot 100 en 30?? ¡lugar! ¿puedes creer? y por supuesto, ¡también escuché sobre spotify! muchas gracias, de verdad.
jm-no, no, me sentí tan energizado escuchando los aplausos y el apoyo de todos. ¡Estaba emocionado de actuar gracias a eso!
¿Jungkook cambió su foto por una mía? que foto era? se vio solo un momento.
  "esta es la esposa de yoongi-nim" ah sí, hola cuñada (hoy fue día de cuñadas XD)
jm- (leyendo y respondiendo comentarios) “Quiero cambiar de lugar con la bailarina, te juro que puedo bailar” 
jm- jajajaja sigue practicando y algún día veremos! Oh cierto, ¡tengo un en vivo mañana! Responderé muchas preguntas entonces. este álbum significa mucho para mí.
jm-ok, espera un momento, ¿puedes verme? Estábamos pasando por el túnel por un segundo allí.
 jm-"¡Estoy tan feliz de verte feliz!" yo también estoy muy feliz
lee comentarios "soy la esposa de jimin" jm-hola ~ "soy la esposa de jungkook" jm-hola ~
lee  "gracias por existir jimin" jm-gracias por las hermosas palabras. 
jm-"soy la esposa de taehyung"  jm-bien hola ~ "Esta es la esposa de namjoon" jm- espera, porque ¿cuántos de nuestros miembros se casaron y ni siquiera nos lo dijeron? y todos tienen tantas esposas, ¡lo juro!
jm-"¿qué pensaste de las fotos de jungkook?" guau…. Solo... y también vi las fotos de Taehyung. ellos... los dos son justos. tan guapo. Creo que es bastante serio ahora. como pueden ser tan guapos
jm-"tu maquillaje es tan sexy hoy" ah, ¿no crees?
jm-nuestro estilista hizo un gran trabajo hoy, ¿verdad? 
jm-¡esto es divertido! Creo que entiendo por qué jungkook se lanza al azar ahora. 
jm-hoy fue mi última presentación previa a la grabación. es un poco agridulce que ya fue el ultimo!
Jungkook comento en el chat 
jk-¿Por qué estás agradecido? (refiriéndose al título del "gracias" en vivo de jimin) 
j,-¿Por qué estoy agradecido? ¿JK? ¿Qué... qué está diciendo? ¡Ay! El titulo del live es 'Gracias'
jungkook comenta -
-pero hyung ese ángulo ahora mismo 
-pareces un ahjusshi/un hombre de mediana edad
jm-¿te refieres a este ángulo? ¿Debería levantar la cámara aquí así entonces? 
jm-No, pero no es mejor desde este ángulo, no hay diferencia Está bien, este soy yo Y como estoy maquillada, tal vez me vea más (madura) Estoy usando bastante maquillaje hoy
jm- que haces jm - me reí mucho, te golpeaste la cabeza... dijiste que tenias sueño ¿Por qué bailas la canción de los juguetes y te golpeas la cabeza? (vio el weverse live de jungkook suchwita)
jk- soy fan de hyung, ¿sabes? 
jm-se ríe
jk-aaaaa jjyamanshhiiiii~~~
jk-a donde vas
jm- ¡Me dirijo a la empresa ahora mismo! 
jungkook comenta 
- eso es todo 
.-sí, mejor (ángulo)
jm-solo quería pasar y saludar después de la pre-grabación.
contestara todas sus preguntas del álbum en el live que haga, dice que responderá adecuadamente muchas de las preguntas en el live de mañana.
jk- adiós/sigue ahora 
jk- no intentaré atraparte (t/n: bromeando diciendo "puedes irte ahora, no te detendré") 
jm- Ya, cuando acaben las promociones voy a ir a tu casa a probar la receta de ramyeon que cocinaste y subiste a weverse  jm-Tengo muchas ganas de comerlo mucho 
jk- (lo haré por ti)
jm- Hyungnim, realmente perdió mucho peso en este momento 
jk-(Por supuesto, por supuesto) 
jm- Por supuesto~
jungkook comenta
jk- (Quiero verlo/ser una audiencia también la próxima vez)
jm-¿De qué quieres ser público? 
jk- ¿cuándo es el próximo show? 
jm-se ríe y dice que este fue el último y que Jungkook perdió la oportunidad
jm-Las promociones han terminado ahora mismo Hoy fue la última grabación
jungkook comenta
jk-(¿Cuándo volverás a filmar?)
jm-¿Terminó sin embargo...? ja ja no te puedes ir, la grabación ha terminado kkkk
jk-  oh en serio?
jm- kkkk oh en serio? kkk 
jm-Ha terminado, Jungkook-ah kk
jk- El tiempo realmente pasa rápido, ¿no?)
jm-El tiempo pasa muy rápido, ¿no?... mmm
jm a jungkook - siento que puedo escuchar tu voz ahora mismo kkk
jungkook comenta
jk-recuerdo que fue genial 
jm-¡Está bien!
jm-Viniste cuando hyung tenía su práctica, está bien jeje
 jk-(Ah, te veías genial) 
jm-JK~ 
jm- Todos, me voy ahora
jm-No sé si Jungkook-ie todavía está viendo
jm- Jungkook-ssi, me voy ahora 
jk- (Por favor dirígete) 
jm-Por favor diríjase a todos Adiós~ (dice adiós con la manito)
jk- adiós 
jm-Ya que tengo un poco de sueño. Nuestros fanáticos que vinieron hasta Songdo, tengan cuidado mientras se dirigen a casa. jm-Sí, Jungkook-ssi, entraré.
jk-(No te detendré) jm- (lee el comentario) No te detendré~ jm-Gracias ~
jm-gracias y te amo ARMY! Me iré ahora, ¡adiós a todos!
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axog20 · 4 months ago
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Soñé contigo hace minutos.
Antes que me olvide que soñé lo escribiré.
No sé como pero estaba contigo en un auto y manejabas a 180 km/h. Te dije por favor baja la velocidad pero no me hiciste caso. Solo apreté los dientes porque tenía miedo.
Cuando llegamos al final del camino bajamos y llevabas una vermuda celeste y una camisa blanca, modo veraniego.
Entonces baje yo y vi que estábamos en una como escalera ancha frente al mar. Subí un poco más para ver por donde irme. Fue algo instintivo.
Al subir había un hombre medio loco porque solo se reía y hablaba sin sentido. Y se acercó a coger mi oveja de peluche qué siempre llevo en mi mochila. Y le dije es una oveja ¡Meeee! Y me reí y voltee a verte y solo sonreíste. No dijiste nada.
No sé pero tenía la idea de irme de ahí entonces baje esa escalera me saque el polo y el short para quedarme en bikini. Me coloque un pareo y comencé a caminar.
Al fin hablaste.
-¿A dónde vas?
-A caminar, quiero ir por allí.
-Está bien.
No dijiste nada más. Pero esperaba que fueras conmigo. Sin embargo, ignoré mi deseo y comencé a caminar.
Caminaba por la orilla mientras veía a mucha gente al parecer pudiente con sus tragos y sus gafas de sol de marca. Acostados bronceandoce.
Había señoras mayores comiendo caracoles y almejas. Con sus martinis en la mano y conversando entre ellas. Me miraban con desdén.
Seguí avanzando y llegue a una parte de la playa tan hermosa. Tenia una arena blanca preciosa y el agua de mar cambiaba de color de un tornasol morado a un negro cenizo era como glitter. Era hermoso. Me parecía curioso porque al frente de donde estaba era como una duna pero hecha de mar.
La playa se llamaba algo como los delfines o los corales no recuerdo bien pero había un letrero artesanal precioso.
Quise tomar una foto y enviártela para que vengas a mi. Y me di cuenta que atrás mio había un hombre. Al parecer un ladrón. Entonces me defendí con todas mis fuerzas. Y cuando estuvo en el suelo porque lo golpeé con una piedra llego otro, su compañero. Quiso agredirme y no me dejé, pero entonces ya no era yo. Era como si algo me hubiera poseído y hablaba raro con rabia, con cólera.
Luego pasaron más cosas en otro sueño que no recuerdo y me levanté.
Cuando me levanté sentí un vacío. Quería hablarte para contarte pero tengo miedo de hacer mal en hablarte y vayas a pensar que es una excusa para hacerlo. Te extraño pero debo seguir firme sino no se que podrías pensar en esa cabeza que tienes. De verdad quería contarte.
_⚡️_
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hala2021 · 4 months ago
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El Salón Dorado 
Ayer fui al Salón Dorado para escuchar una ópera. Me la recomendaron en el grupo de musulmanas. Cantaba Yanina, era su debut. Ella es una cantante de ópera. La escuché cantar dos veces y después a un cantante masculino. En tercer lugar llegó un coro, pero yo me cansé de permanecer parada, porque el espacio se encontraba repleto. Y por eso me fui. Pasé por Farmacity y me compré unas cremas. 
La verdad, me la pasé limpiando la casa. Sigo con el método de escuchar el idioma coreano en el celular, para ir practicando. El viernes me toca una compañera de ideología de izquierda, que no me agrada para nada esa política. En un momento dado, ella me dijo que hay gente que odia a los pobres, que se cree millonaria. Y muchas veces yo hablo en contra de la pobreza y la defiendo mucho también. Y la gente se confunde, porque yo no odio a los pobres, sino a los delincuentes pobres, que no es lo mismo. Los que no se adhieren a las conspiraciones y son pobres los defiendo mucho. Por tal motivo, pienso que hay gente que lee mis escritos en Facebook. Poco me importa eso. También me pasó en el templo budista. Me pareció raro que el profesor, de origen coreano, escribiera en chino. ¡Qué tiene que ver! Para mí es muy diferente la China que Corea del Sur. Pero más me llamó la atención cuando escribió la palabra «volcán» en el pizarrón. Y eso fue porque yo una vez comparé mi sexualidad a un volcán apagado, porque estoy sin pareja. Y el profesor escribió que se pronuncia 한라산, que suena mucho a mi nombre, como «Halasan». En realidad «san» sería montaña. Por eso, en coreano sería «Hala montaña». Y yo me reí, porque volcán inactivo tenía mí nombre: «montaña Hala». En coreano es como en Inglés, que se escribe primero el adjetivo y segundo el sustantivo, como por ejemplo: «roja rosa». Entonces, en coreano «Hala san» sería «montaña Hala». Y eso significa «volcán inactivo». Y aquello me dio miedo. Ese hombre me daba miedo.
Y retomando el hilo de esta redacción, ayer me pasó algo curioso. Entré en Tik Tok a una publicación de una madre que hablaba de su hija, de trece años, que había quedado embarazada del hermano y que la niña tenía relaciones sexuales con los primos y con el hermano. Y ella pensaba en que solo jugaban en la pieza. Por eso, yo entré a los comentarios y le escribí que la madre siempre debe supervisar los juegos. Y me percaté de que había otros comentarios míos, porque vi mi foto de perfil, de unos lirios con un portaretrato y una foto de mi hija. Y me di cuenta de que no era yo, porque tenía errores de escritura. Hay ciertos detalles que yo escribo que son característicos. Yo pongo el punto final y dejo un espacio después de la coma. Rara vez empiezo una oración en minúscula, por ejemplo. Además, un comentario hablaba de la confusión en el parentesco, porque la hija, al tener un hijo del tío, se complicaba entender la familia. Y yo nunca tuve en claro esas confusiones. Así que me fijé y era otra persona. Seguí recorriendo los comentarios y había otros. Entré y era otra persona más, con la foto de mi perfil. Entonces los denuncié, pero desestimaron la denuncia, porque una foto la puede usar cualquiera. 
En una palabra, da miedo esta sociedad. Ayer salí del Salón Dorado, tan bello lugar. Y aunque no aprecio demasiado la ópera, sin embargo me gustó el ambiente tranquilo que se respiraba. Yo siempre dije que me siento mejor entre gente de clase alta, porque los veo más tranquilos. Y la ópera es un género que se relaciona más a una clase alta de la sociedad. Lo único que me faltaba era una silla para sentarme. Estaba algo cansada, porque fui caminado y son varias cuadras. Los pobres tienen muchísimas salidas gratis que no saben valorar. La biblioteca es un espacio que pocos utilizan. Digamos que la mayoría de la gente quiere eventos grandes y se aburre por todo. Lo peor de todo es ser un desagradecido con la vida. 
Y para finalizar, yo le contestaría a esa profesora del colegio lo siguiente: no, querida, yo no odio a los pobres, lo que me da miedo es la parte extrema de la pobreza, como la guerrilla que secuestra personas y conspiran entre ellos. En una palabra, yo odio a los pobres delincuentes. También, a los que se quedan con objetos de otros y se aprovechan de todo. Sin embargo, a los pobres honestos que no se meten en políticas de izquierda, que no conspiran y que no cometen nada indebido, yo me saco el sombrero. A ellos todo mi respeto. 
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chatasdiary · 2 years ago
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"Home is where the heart is"
Creo que todos tenemos ciertos temas en nuestra vida que son sensibles o difíciles de hablar pueden ser una mala experiencia, una persona, una situación difícil, una enfermedad o la muerte de un ser querido... En mi caso es mi antigua casa.
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Esta foto representa visualmente de la mejor manera como me siento al recordarla. Siempre con esa aura de lluvia y tristeza.
Creo que nadie entenderá al 100% mi dolor de haber perdido la vida como la conocía hasta ese momento de la noche a la mañana. Dicen que el cerebro reprime experiencias traumáticas y sinceramente doy testimonio de eso, no recuerdo NADA en concreto de la semana antes de irnos. Hay solo dos recuerdos muy vívidos que tengo en especial el día que al llegar del colegio vi a mis padres tan mal que me tiré a llorar al suelo en el cuarto de mis papás solo pidiéndole a Dios que se acabara ya mi maldito tormento y mi hermano (la persona más seca y tosca de este mundo) me levantó y empezó a orar por mí, me encomendó a María Auxiliadora para que me diera paz y dejara de llorar; a lo mejor por eso tengo tanto cariño a esa devoción.
El segundo es cuando arranqué los pósters de mi cuarto para irme de allí. Mi cuarto era mi santuario, decorado con pósters de anime, bandas japonesas, muebles preciosos hechos por pedido para mis 15 años de regalo de mis papás, mis juguetes, paredes pintadas de color morado... todo era un sueño y como si nada, ese cuarto ya no era mío y tenía que irme de allí por que me iban a matar.
La mayor muestra de confianza que le puedo dar a alguien es llevarlo a conocer la casa y contarle la historia. Hasta la fecha van:
Mi madrina: Una vez veníamos de comprar cena con ella y Afe, en la risa y risa no me fijé que se había desviado para meterse por otra calle que resulta ser la que pasa frente a la casa. Cuando ví por la ventana en un momento que me distraje de los chistes de Afe estaba allí, la puerta hecha a mano por mi abuelo, grité y comencé a llorar le preguntaba que por qué se había metido en esa calle. Ella se asustó obviamente e intentó calmarme hasta que le hizo click en la mente que esa era mi antigua casa. Cuando pasó eso apenas habían pasado unos meses de cuando nos fuimos así que fue la peor reacción que he tenido. Luego de explicarle en casa que era la primera vez que pasaba por allí luego de aquel horrible día, me prometió que volveríamos a pasar hasta que yo estuviera lista. Y así fue, unos dos años después que veníamos juntas en su carro le pedí que pasáramos, para mi sorpresa la puerta estaba abierta, en la sala de la entrada se veía la pila de ropa sucia/usada más ENORME que he visto en mi vida, se veían las paredes descuidadas y agrietadas; comencé a llorar de ver en tal mal estado mi recuerdo más preciado, el esfuerzo de años de mi familia hecho trizas por personas que jamás la apreciarían como nosotros.
Eli: Eli es mi buen amiga, mi segunda mamá y hasta cierto punto el hada madrina que me cumple muchos de mis deseos. Con ella salíamos mucho a comprar, hacer mandados y demás. Ya que conocía el verdadero motivo de por qué nos habíamos ido a vivir a la Residencial, decidí que ese día debía conocer el lugar. Manejamos hasta allí mientras le contaba con la voz cortada todo lo que perdimos, al llegar se estacionó un momento y me dejó llorar en silencio un rato hasta que me dijo:
-Si siguieras viviendo acá jamás nos hubiéramos conocido, es más, en este barrio tan feo no los vendría a ver- me reí, tenía toda la razón.
Sullivan: En una de nuestras escapadas de medio día a comernos un sorbete artesanal delicioso, estábamos hablando y riendo hasta que se me cruzó por la mente lo cerca que estábamos de pasar por la casa. Le pregunté si quería pasar a conocerla y accedió. Era un milagro que no hubiese tráfico a esa hora en ese lugar, hasta que llegamos a esa calle de esquina en la 5ta calle oriente, todavía pintada del color que mis padres escogieron, deteriorada por fuera y con plantas creciendo en el techo. Dimos la vuelta a la manzana mientras le contaba a Sulli todos los lugares donde había pasado caminando de niña, los apartamentos de mi padre y mi abuela, la casa de mi abuela materna, hasta aprovechar para pasar muy despacito enfrente a la puerta principal de la casa.
Clic.
Mi mente tomó una foto.
La imagen que guardo en mi mente es mi Sulli viendo a través de la ventana mi antiguo hogar, donde dejé mis lágrimas y recuerdos de 17 años viviendo feliz allí, específicamente mi balcón aún pintado del color morado que escogí para remodelar en mi cumpleaños.
Una parte de mí sano en ese momento, siempre me dolerá recordar eso, pero verlo allí al hombre que ha hecho mil maravillas en mi vida frente al lugar donde sentí tanto dolor fue terapéutico para mí... Fue la respuesta de la vida de "sí, un día llegará alguien a tu vida que hará que todo duela un poquito menos".
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Coches de colores.
En Diciembre del 2016 estaba con mi mamá; le conté acerca de mi corazón roto y mi mamá me dijo que había visto algo.
Si tú no me conoces y casualmente te encontraste con este diario de manera random, es necesario entender que mi mamá ha tenido visiones (que suceden y juro que después de hacer realidad) desde que tengo memoria; algunas se cumplen en cuestión de días, otras duran años. Ese Diciembre del 2016 mi mamá vio dos coches llegando a la entrada de mi casa; un coche rojo y un coche de un color que no mencionaré aún.
Como dos semanas después, le regalaron al que sería mi novio un coche rojo de cumpleaños. Yo no sabía nada de esto. Mucho menos mi mamá.
Durante esos años en los que estuve con mi exnovio; me perseguía la idea de que muy en mi adentro pensaba que no nos quedaríamos juntos, porque la idea de este coche de color que aún no revelaré rondaba en mi cabeza más de lo necesario. Cuando mi ex y yo terminamos le regalaron otro coche en su cumpleaños, no era del color que mi mamá había visto. Entonces supe, que te irías para siempre. Y así fue.
En Diciembre del 2020 yo estaba recién soltera y emocionada por lo que venía para mi. En Diciembre del 2020 mi mamá tuvo otra visión donde veía a un niño con tu color de cabello. Pensé automáticamente en ti, pues ya te había visto en una foto; te busqué en facebook y le enseñé la foto a mi mamá.
“Creo que ese es el niño” Me dijo.
“¿De que color es su carro?” Me preguntó.
Después; te conocí en persona. No te vi llegar ni irte; obviamente no sabía de qué color era tu coche.
Algunos meses más tarde, me invitaste a salir; para ese entonces yo sabía que tú coché no era del color que había visto, pero ese día, mientras me pintaba los labios y me enchinaba el cabello, pasaste por mí en un carro de exactamente el mismo color del que hablamos mi mamá y yo. Recuerdo ojear por la ventana de mi cuarto esperando a que llegaras, y sentir como todos mis nervios se escaparon en cuanto vi el color de tu carro. Recuerdo que me reí en voz alta, no pude creer lo que estaban viendo mis ojos.
Nunca conté absolutamente nada de esto; nunca volví a ver el color del coche de nadie más, porque jamás me ha vuelto a recoger un coche de ese color; nunca hablé de cómo mi mamá estaba segura de que eras tu, jamás quise hablar de cómo supe que íbamos a salir desde antes que siquiera nos conociéramos en persona.
Si mi yo de hace algunos años supiera todo lo que ha pasado entre nosotros, creo que se alegraría, porque lo que somos hoy me encanta, me encanta reírnos como lo hacemos y ser como somos; la verdad es que la niña que se subió a ese coche para su primera cita, jamás podría haber imaginado que hoy las cosas serían así de diferentes. No puedo hablar mucho porque me gusta mantener cierto tipo de anonimato en mis historias. Pero saber que de verdad nos vemos; y que me ves mejor de lo que alguna vez imagine, me llena el corazón de alegría. Por muchísimas razones (qué no explicaré aquí) sé que no podemos estar juntos, una de las más importantes es que ya no nos gustamos, ni siquiera sé si puedo hablar en plural porque no estoy segura de si tú alguna vez lo hiciste.
Esta historia me gusta tenerla bien guardada porque creo que hubiera sido la más divertida si se hubiera cumplido lo que un día vio mi mamá, pero en estos casos prefiero tenerla escondida. Por mucho tiempo me pregunté ¿cómo fue que mi mamá se equivocó si ella nunca se equivoca?
Ahora sé que todo eso tuvo que pasar de la manera en la qué pasó; quizá nunca tuvimos claro el final ni el objetivo de esta historia; quizá estamos hechos para vernos, verdaderamente vernos, y reírnos por horas en las pocas ocasiones en que lo hacemos.
Lo que sé es que el otro día que salí con alguien que te conocía, no pude evitar defenderte cuando me quisieron hablar mal de ti, te quiero demasiado como para creer en una cosa que no puede ser verdad.
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kiwievil-blog · 2 years ago
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₊˚✧ANIMAL CROSSING₊˚✧
En este momento no hay electricidad en mi vecindario, también tengo poca carga en la switch, asi que me puse a ver la capturas que tengo en ella.... COMO EL 90% DE ELLAS ERAN DE ANIMAL CROSSING Y ESO ME ENCANTA!!!!!.
Mi primera consola fue una play 2 y después me dieron una gameboy advance sp, nunca jugué a los antiguos animal crossing, pero quisiera haberlos jugado. Mi primera interacción con esta saga fue con el animal crossing new leaf welcome amiibo, en un emulador de pc... ESA FUE UNA EXPERIENCIA INCREIBLEEEEEE!!!!!!!. No solo me encanto el juego, lo adore.
Fue una de las mejores experiencias que tuve en los videojuegos. Sinceramente, no me acuerdo de los vecinos que me tocaron, pero recuerdo pasarlo muy bien con algunas personas que conocí en internet en ese momento.
Actualmente, juego al New Horizons y me encanta, es una experiencia tan encantadora y hermosa, no puedo describirla enteramente con palabras.
Bueno ahora lo importante, cuando vi las fotos, vi una progresión, recordé cosas, me reí de algunas y me sentí nostálgico, si tienen fotos que tomaron durante un tiempo, por favor mírenlas todas juntas y aprecien la progresión y los recuerdos de estas, se siente increíble ver tus inicios y después contemplar el final.
No es algo realmente largo, pero creo que me exprese bien.
₊˚✧ BUENAS NOCHES ₊˚✧
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cabezademeduzasstuff · 3 years ago
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Melancolía del 24 de mayo 2022
6:50 p.m
“How can I forget you?” 
 Afuera se escucha pasar el viento, un poco turbulento, yo sentada frente a la laptop que me compraron, dentro del departamento que me rentaron, miro el cielo gris, un cielo que me sabe a París.... Esquisito, turbio, melancólico, como para recordarme la historia inconclusa que dejé...
Negándome a escribir antes, hoy siento la necesidad de recordarlo... El tiempo pasa y cada vez las fotos que tomé se me hacen pocas y las memorias son muchas que quisiera imprimirlas... 
“Me recordarás cada vez que veas el piso...”
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Y en ese momento, los recuerdos fluyen borboteando como de una fuente
El cielo gris, tu piel blanca, casi transparente, yo besándote el cuello, tu quejándote de placer...
Encima de ti, veo tu cara, deseosa, ardiente, con mi mano toco tu mejilla, la comisura de tu boca, tu labio....¿Qué hice para llegar a este punto?
Flashes de recuerdos...
Qué guapo es... Me lo quiero devorar, como se debora... ¿que punto de comparación culinario tendrías? Como se deboraría un agujero negro una galaxia, con placer, gozo, gloria y gula...
Ahí en la nada, dos humanos sentados...en una sala... en un depa... en París. Mirándose fijamente, hay tanta tensión que se siente la gravedad, yo agarro impulso y la gravedad me mueve ágil a tu cuerpo, te beso, nos besamos frenéticamente, como si en un siglo no lo hubiésemos hecho.
¿Qué me pasa?
Recuerdo la primera vez que te vi, entrando a ese restaurante, tan lleno de gente, tan pequeño, a comparación tuya, parecía que un adulto habia entrado a una casa de muñecas... 
Me desencanté un poco, pero después se me pasó al escucharte hablar en fránces. A la media hora ya estaba tocando tu piel, tu cabello, enamorada de tus ojos, cayendo en tu encanto... “Un bebé con sus genes., plis” gritaban mis hormonas.
Recuerdo que me fui contigo, un completo extraño, hacia la calle, la torre Eiffel  de testigo, cruzando el puente, después de tomarme una foto, ladeaste tu cabeza y yo sentí que deseabas que te besara, así que seguí el juego, me acerqué y reí al momento para esquivarte y decirte que me gusta jugar.
El primer beso se dió en el siguiente restaurante, frente a una tabla de quesos, con una canción de fondo que conocía pero ahora no recuerdo, yo con dos copas de vino encima, cariñosa, no sé que fue lo que disparó ese beso, pero en el momento que toqué sus labios, algo se encendió en mí.
Como una llama que hubiera estado apagada siempre, se hacía más grande cada vez que lo besaba, como si de una droga se tratara y de ahí fue difícil dejar de hacerlo, tuve que parar porque estábamos los dos a punto de descontrolarnos, respiré, toqué su pecho para alejarlo, el mío estaba en llamas.
Una energía arrolladora me cubría el centro de mi pecho, suplicante, doliendo como si me hubieran arrancado el corazón, deseándolo tanto que dolía, lo quería, solo para mí.
La segunda vez que te vi, estaba cansadísima, aun así salí contigo a bailar, mi sueño hecho realidad, ahora caminábamos agarrados de la mano, tu me decías:  “Mira todo lo que hice para demostrarte que puedo ser tu hombre”
-“eres tan dulce”... Mientras mi corazón se regocijaba y sentía mi mano nerviosa.
Bailábamos y nos besábamos, en ese orden. Me sentí de nuevo con mi propio Edward Cullen. Todos me miraban y lo miraban a él. 
Aquella noche fué mágica y desconcertante.
Terminé discutiendo con él porque me resistía a no ir a su apartamento, me tomaba en serio eso de que fuera mío y con un gran dolor lo dejé irse.
Al día siguiente solo estaba tratando de no estar triste en París. ¿El había sido mi mayor motivación para ir?
Terminé mandándole mensaje, terminé pidiéndole verlo otra vez, la última tarde en París.
Sabía que me iba a doler su recuerdo, porque la historia iba comenzando cuando el viaje estaba terminando, aún sabiendo esto y que seguramente tiene  sus amores, me aventuré más emocionada que al principio por verlo en su depa.
Llegué antes de que lo pensara, subí las escaleras, las miles de escaleras, como si fuera yo a salvar a la princesa, emocionada de verlo una vez más, escuché cómo escondía trastes y movía cosas, hasta que abrió su puerta, los dos nos asustamos, él parecía nervioso.
Flashes de nuevo...
Tu cara, yo deslizándome en el piso, seduciéndote, desafiando tu cordura...Yo diciéndote "Fuck me”....  y de repente todo explotó.... hasta quedarnos sin nada... bueno, por lo menos los besos duraron...
Tal vez lo había conocido para recordarme las cosas bellas que hay allá afuera, mientras escribo en mi laptop, mientras envío Cv’s...
Que la vida está pasando y hay experiencias que aunque sean placenteras, sabes que sólo funcionan y son mágicas cuando es por un breve lapso de tiempo.
Y esos momentos son los que más se recuerdan, los que más me duelen recordar, porque ya pasaron....
Le he pedido al universo que nos encontremos de nuevo, esta vez para siempre.
Eso o algo mejor.
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otroputito · 4 years ago
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Leonardo (3era parte)
Leo miraba a su celular y yo no podía sacar la vista de su bulto. A decir verdad, lo único que no había visto de su cuerpo ese día era su verga. Su culo mas o menos ya me lo imaginaba, el shortcito que tenia puesto no dejaba bastante a la imaginación. Me vino una oleada de One Million mezclada con el olor a cuerpo de hombre recién bañado, quizás el mejor aroma posible en la historia del mundo. Se había bañado para sacarse el olor a humo de la parrilla. —¿De qué querés hablar? Ya me imagino igual... —Es que estamos re contentos con lo que nos conseguiste boludo, posta que pueden salir cosas muy buenas si te venís a laburar full time con nosotros... —Si ya sé, pasa que es un toque arriesgado... —¿Por qué? Hasta podes no sé, comisionar si crees que te hace falta... "¿Por qué? Porque estas durísimo Leo, ni la ducha ni la comida ni las advertencias de Ale te hicieron bajar, apenas lo logra el whisky, no puedo dejar lo que tengo y arriesgarme por dos merqueros que apenas conozco" pensé. Pero no lo dije. —Pasa que estoy por renovar contrato en el departamento, es justo una época jodida... Tuve que dejar de hablar porque las notificaciones de Grindr no paraban de vibrar en la mesita. —Disculpame... —Nah todo bien, que te dicen? —Eh? —A ver, mostrame, quiero ver... —Bueno... Se sonrió mientras los mensajes de Act Masc24 desfilaban por sus ojos, la verga y la cola de ese anónimo y de otros tantos que me habian escrito en solo media hora. Pero no era una sonrisa burlona. Era una de curiosidad. —¿Foto de cara no te pasó? —Si pero la borró porque tiene novia. —¿En serio? —Si, bah eso dice... —No digo, lo de la foto, no sabia que se podían borrar una vez enviadas... —Si pagás mensualmente si se puede, creo... No pude, no pude seguir. Leo tenia la pija despertándose y formando una carpa en su short. Me rei y segui tomando, nervioso y colorado como un adolescente.
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.—¿Que? —Nada... —¿Pasa algo? —No nada, solo que estás al palo boludo... —¿Y? Se sonrió como un nene travieso al que descubrieron haciendo algo indebido. Nos miramos a los ojos y ya descubrí que estaba pasando. Leo estaba haciendo el galanteo largo que le hace un hombre hetero a una mujer, el cual puede durar horas. Hay que comer, tomar, llegar a su corazón, hablar bien sin quedar como un degenerado. No Leo, entre varones es distinto. Podes ir al grano enseguida, pelas la verga y listo. —¿Pensas hacer algo con eso? —Y a vos que te parece que puedo hacer guachin? La música electrónica aburrida de Ale había terminado y el algoritmo de Spotify ya tiraba cosas parecidas. Leo dejó mi celular en el sillón, yo dejé el vaso en la mesita y comenzó a sonar Sexy Boy de Air. Me pareció muy loco, muy adecuado, muy para ese momento. Giré la cabeza hacia donde estaba el parlante. —¿Que pasó? —No boludo, esta canción...es muy loco. —¿Que? Lo sentí acercándose a mi. —No, que cuando yo estaba en la secundari-- Giré y ya tenia su cara a centímetros mío. Leo comenzó a besarme tímidamente. Nuestras barbas y nuestros labios se rozaron y se abrieron, dando paso a la punta de nuestras lenguas. No escuchaba otra cosa mas que su respiración sobre mis mejillas, no quería saborear otra cosa mas que su saliva por el resto de mi vida. No podía creer que finalmente eso estaba pasando, el corazón me latía de una manera bestial, me latía la cabeza al unísono, me latía la verga. Leo era mío. Me calentaba todo lo que estaba pasando, el ruidito de nuestras bocas separándose, la música acorde, la forma del sillón que nos invitaba a hacer 300 posiciones distintas. Agarré su nuca y lo sentí muy profundo en mi boca, su lengua queriendo penetrarme hasta el alma. Eso no era fingido, eso eran ganas que estaban dentro suyo hace rato. Los dos queríamos que esto pasara, yo no estaba loco. Él comenzó a tocarme el culo, a agarrarlo con fuerza mientras su lengua se encargaba del otro extremo de mi cuerpo. Por primera vez en mi vida, no sabía como seguir así que dejé a cargo a mi instinto por el resto de la noche. Sin dejar de besarlo, me subí encima suyo y comencé a sacarle la remera. Lo terminó de hacer él. El torso mas hermoso del mundo estaba adelante mío para que yo lo lamiera, me lo coma entero. Lo contemplé con la lujuria que un hambriento encara un buffet, no pude evitarlo. Todos esos músculos mas definidos que nunca, como formando una flecha hacia abajo, invitando a sus genitales. Pero Leo era de los míos, le gustaba besar. No me dejó hacer nada en su pecho y siguió trabajando en mi boca con su lengua. Yo acariciaba sus pocos pelitos del pecho y agarraba con fuerza sus pectorales mientras él estrujaba mi culo. Nuestras vergas al palo por encima del pantalón, se saludaban en el roce que daba el ritmo de nuestros besos. Arriba, abajo, arriba, abajo. Ahí estaba yo, ebrio en la madrugada porteña, cabalgando al hombre mas hermoso del mundo y cautivo de su aroma a One Million y whisky. Ahí estaba él, siendo oficialmente ¿bisexual? ¿bicurioso?, penetrándome con su lengua y obsesionado con apretar con fuerza mi cola. —Che... —¿Que? —Tenés re firme el culo... Me reí, no pude evitarlo. En otro momento ese comentario me hubiera hecho mierda, pero esa noche me pareció hasta tierno. —Pareces sorprendido... —Es que no sé, nunca me lo puse a pensar... —Gracias. Corté la charla para seguir con más besos. Leo era de los míos y además besaba excelente: la presión justa en los labios, el ritmo adecuado en la lengua y saber cuando usarla de manera profunda, respiración para estar presente, caricias.
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Noté que nuestras vergas ya tenían las puntas demasiado mojadas, había llegado el momento de bajar. Ahora si me dejó recorrer su pecho con besos y más lengua. Me vi muy tentado por sus pezones, rosaditos y redondos, en el lugar correcto del pectoral. Los besé y funcionó, Leo lanzó su primer gemido. Di vueltas en uno con mi lengua, seguí chupando y besando pero no mordí. No quería asustarlo, quería tratarlo bien. Besé sus abdominales, los cuales admiraba en silencio desde hacía horas y también desde aquella vez cuando vino al trabajo ese día de lluvia y se veían a través de su remera, mojada y pegada al cuerpo. Finalmente bajé el short de golpe, no quería demorar más la revelación. Ahí estaba, la verga más hermosa de la ciudad. Gruesa y no muy larga, rosada y venosa, inclinada tímidamente hacia la derecha como pidiendo perdón por estar tan dura y tan babosa en la punta. Iba a comenzar a comerla cuando Leo se inclinó para agarrar el vaso de la mesita y seguir tomando. Aproveché ese momento para bajarme la bermuda y empezar a tocarme. Él se echó para atrás en el sillón, mirándome con aprobación y ofreciéndome su carne, abierto de piernas. Comencé lamiendo la cabeza, por encima de la piel. El gusto saladito del preseminal me llegó y me volvió loco, Leo tenia el glande lleno, brillante y baboso. Un gran chupetín de carne, todo para mi. La seguí besando, oliendo y Leo me miraba sorprendido de mi admiración hacia su falo. Momento de empezar a tragarla como solo yo sé, entonces vinieron más gemiditos de Leo. —Ufff...que hijo de puta. Seguí tragando y cabeceando, llenándome la boca de pija y mirándolo a los ojos. Chupando y tocándole los pezones, lamiendo y haciendo piruetas con la lengua en la punta de su cabeza. Sentí la piel de sus piernas volviéndose de gallina, sus pocos pelitos erizándose en esos cuádriceps hermosos que hubiera lamido enteros al mismo tiempo si tuviera dos lenguas. Hacía tiempo que no me sentía tan servicial, tan putito y tan sumiso con mi hombre. Quería que tuviera la mejor noche de su vida. Leo se inclinó un poco hacia adelante, agarrando mi cabeza con una mano y comenzó a sobarme el culo con la otra. Arrodillado y atorado con toda su carne, yo estaba extasiado, el cerebro me latía y todo me seguía dando vueltas. —Bancá, veni...veni un poquito mas para el medio...eso. Leo me movió como si estuviera calculando algo, una posición antes planeada. Como un plano que debía captar una cámara, una manera en la que siempre quiso verme, ya sea él...o cualquier otra persona que haya estado viendo esa escena? Siempre que chupo verga, comienzo con el entusiasmo de un becerro sediento y a los 5 minutos medio que me aburro y ya estoy pensando en otra cosa. Y ese gesto me hizo pensar en otra cosa, delirante y paranoica. "Ale no se fue. Ale sigue acá en el departamento." Lo miré a Leo y se lo pregunté con los ojos, temeroso de que todo esto fuera mentira y como en Carrie tangan preparado un balde lleno de sangre de cerdo para tirarme encima. No podía ser, nadie podía fingir estar pasándola tan bien, ni con el Viagra mas potente y todo el alcohol del mundo. A menos que una situación así sea justamente lo que lo excite... Como respuesta recibí un chirlo en la cola. Gemí como una puta de mierda. —¿Te gusta? Dije que si, sin dejar de comer verga. Otro chirlo más, otro gemidito mío. Otro. Y otro. Paf. Mi glúteo retumbando en todo el barrio. Con cada golpe me sentía mas lejos de ese mundo, flotando por encima del sillón y entregadísimo para que Leo me haga suyo en todas las posiciones posibles. —Uff...a ver esto como está... Se lamió dos dedos y empezó a jugar con mi agujero, separando mis nalgas que ya estaban calientes y rojas. Metió uno, luego el otro. Los chupó y los volvió a meter. Los volvió a chupar (si, chupar) y ahí dejó caer saliva para lubricar mejor. Mandó los dos dedos de una para adentro, no pude evitar dejar escapar un gritito. —Casi eh? Vení... Me agarró del pelo y me besó profundamente en la boca de vuelta. Yo ya no era una persona, ni quería serlo: yo estaba ahí para él, para hacer lo que él quisiera. Mi
placer no importaba y no importar era justamente mi placer. Este hijo de puta lo había logrado, me tenía como quería. Había insistido y ahí estaba, arrodillado en su departamento y entregadísimo a su lengua. Se detuvo y me miró fijo a los ojos 2 segundos, en silencio. —Paráte, guacho. Hice lo que me dijo y el también se puso de pie. También me hizo dar vuelta y ponerme de rodillas sobre el sillón, mientras me agarraba del brazo y decía esas ordenes con aliento a whisky y usando su voz seca. Me hizo alejar mi propia mano de mi verga. —No. No te toques ahora. Me arrodillé en el sillón y se ubicó atrás mío. Empezó a comerme el culo con pasión y fuerza. Su lengua penetraba mi agujero y enviaba calor hacia arriba de mi cuerpo, su respiración y el roce de su barba me hicieron gemir sin dudarlo ni un segundo. Me di vuelta para ver su cara enterrada en mi orto y no lo podía creer. Otro chirlo, esta vez seguido de un profundo beso de nuestras bocas. Me pude oler en su boca, como antes el olió su verga de la mía. Nuestras barbas por fin se hermanaban con el olor de ambos genitales, lo cual me volvió loquito y por inercia me empecé a tocar. —Te dije que no, no te pajees. Esperá. —Lo que vos digas, haceme lo que quieras. Me puse nuevamente dándole la espalda, de rodillas en el sillón. Enseguida empezó a lamer el final de mi espalda (no me animé a sacarme la remera, ni me dio tiempo tampoco), siguió con mis glúteos, los mordió, lamió, siguió lamiendo y lamiendo. Mi agujero, el perineo, mis huevos. Y mi verga, desde la base hasta la punta. Y de vuelta hacia arriba: mi verga, mis huevos, mi agujero. Y de vuelta hacia abajo, y así. Una descarga eléctrica me recorría todo el cuerpo cada vez que el ciclo con su lengua empezaba de vuelta. Lo alternaba escupiéndome el agujero, metiendo un dedo, una nalgada. Y volvía a empezar. —¿Te gusta guachin? —Mucho, mucho hijo de puta... —¿Como? ¿Qué me dijiste? —Hijo de puta. Otra nalgada. Si sigue haciendo esto voy a acabar sin tocarme... Mi espalda era un río de sudor y pude ver que Leo también tenía calor al ver los pelitos de su frente mojados. Cada gemido mío lo hacia aumentar el ritmo de su lamida y a la vez cada lamida aumentaba mis gemidos. Leo se puso de pie y pude sentir su glande en la puerta de mi culo.
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—Pará, tenés un forro? —No tranqui, hoy no te la voy a meter. "Hoy" "Hoy no..." —¿Estas seguro? Yo no me había preparado del todo pero necesitaba esa carne adentro, ya no me importaba nada. —Si guacho, no doy mas, quiero largar. Por primera vez en un rato largo me sentí su par, yo sentía lo mismo y quería que me llene de leche cuanto antes. —¿Dónde la queres? —En el pechito me gusta pero donde vos quieras —Ah sos re morboso...dale. Me saque la remera y me quedé arrodillado en el piso, viendo desde abajo como este hombre sacudía su hermosa carne cerca de mi cara. —Uff...que lindo. No sé bien si le parecía lindo era yo o el momento. No me importaba. —Aahhh, ahí vengo ah, ahí vengo! Abrí la boca, de puta nada más. Todo su semen caliente, MUY caliente cayó sobre mi cuello y mi pecho. Lo atajé con la mano, en parte para que no se cayera sobre mi remera y en parte para juntar esa hermosa esencia de hombre. Leo siguió tirando leche un par de segundos más, el olor de su líquido ya me invadía entero y pude sentir como estaba sintiendo él con solo mirarlo. Sus ojos se clavaron en los míos mientras mi pija estallaba en leche, espesa y arrojada sobre el suelo y parte en sus zapatillas. Durante 2 segundos nos quedamos en silencio mirándonos a los ojos. Después Leo se sentó en el sillón y bajó lo que quedaba del whisky de un trago. Me miró. —Uh, era el tuyo ese vaso! —Todo bien. Voy al baño. —Vaya nomás... Me miraba en el espejo mientras me limpiaba el semen con papel higiénico y fui enojándome poco a poco conmigo mismo. Otra vez en un baño, limpiándome los restos de algo que no es real ni lo será. Solo. "Soy un pelotudo, caí en todo como un tarado, que pelotudo, tan débil se puede ser? Todo por chuparle la verga al forro este, al pedo. Otro error, otro error como siempre". Ya no éramos compañeros pero otra vez era víctima de Leo: otra vez el estaba ganando y estaba haciendo lo que él quería que yo hiciera. No era un exageración, todo eso estaba calculado y yo entré como un idiota. "Ale no se fue del departamento, seguro." Presté atención a los ruidos que venían del living, espié por la cerradura otra vez paranoico, solo que ahora se le sumaba una enorme decepción conmigo mismo. Nada, Leo mirando su celular. Salí. Mis objetivos eran 3 y muy claros: ponerme la remera cuanto antes, irme y parar un taxi. —Bueno che, me voy. —¿No querés que te lleve? La puta que te parió, Leo. —Nah, bajamos y paro un taxi en la avenida. —¿Seguro? —Boludo, te bajaste una botella de Back Label casi y queres manejar?... Leo se rio alcanzándome mi remera y sinceramente parecía otra persona a la que fue durante todo el asado. Todo eso era parte del mismo teatro para hacerme renunciar y trabajar en su empresita nueva, no tenía que claudicar y otra vez caer en sus encantos de machito de barrio. Mientras nos preparábamos para bajar empezó a comentarme el día que lo esperaba en unas horas, con su mamá y el marido de su mamá y no sé que otras cosas. Claro, el dios sexual de recién tenía que ser alguien humanizado ahora, tenía que tratarme como a un igual para que el plan funcionara. Pero yo no era ningún idiota. Bajamos en el ascensor y siguió contándome sus cositas, preguntándome que horario hacia en mi trabajo, adonde me convenía tomar el taxi. Su seducción no paraba y el viaje de 14 pisos se hizo eterno pero no había forma, yo no iba a rendirme solo por un varón que esté bueno y chupe bien el culo. Por favor. Llegamos a la puerta del edificio y afuera había viento fuerte, olor a tormenta a punto de largarse. —Bueno, hablamos entonces. —Para guacho...vení. Su mano se posó en mi hombro y luego de 2 segundos se mudó a mi nuca. Leo miró para los dos costados, por si alguien venía. Y me besó con mucha fuerza, sonriendo. Respondí con mi lengua, por mas que fue muy breve. Su sonrisa cuando nos separamos fue de travesura, otra vez. —Ahora si, avisame cuando llegues. —Chau, boludo. Camine 3 cuadras y pude alcanzar un taxi antes de que se largara a llover. Durante el viaje cerré Grindr y merodeaba por Instagram, viendo una y otra vez las stories de Leo y las de Ale,
buscando detalles que se me hubieran escapado. Me inundaba una mezcla de decepción y vacío, la cual iba de la mano con una relajación extrema por haber tenido un sexo impresionante. Pero no, no hay chance. "Tan mal no me va en donde estoy ahora, no me puedo arriesgar...es plata segura versus plata incierta" Esto último rebotaba en mi cabeza porque me lo repetía a mi mismo como un mantra, iba y venia, chocando, subiendo y bajando. Ya en mi cama, escuchaba el agua caer y me dormía cuando sentí en el dorso de mi mano olor a la verga de Leo y un rastro de One Million. Firme y presente. Medio consciente, medio dormido, le di lugar a la otra cosa que rebotaba en mi cabeza, esa otra idea que chocaba con la anterior, eso que no llegaba a ser una idea, era nada. Entonces, adicto a la nada, le di lugar y la escuché. "...hoy no te la voy a meter." "...hoy no" "...te la voy a meter." Hoy no. ¿Mañana? "Hoy no se fía, mañana sí" me dije a mi mismo y me dormí, sonriéndole a la nada como un tarado. Ese mismo lunes, renuncié.
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vividioza · 4 years ago
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Vomitar. 12-03-21
Pues me entraron ganas de escribir y hacerlo público porque las imágenes que subo en Instagram no me definen, eso es sólo una parte de mí, una muy pequeñita y hoy tengo ganas de mostrar algo más.
Siempre me jacto de ser un libro abierto, pero soy un libro abierto “selectivo”, y hoy quiero mostrarles un día random de una persona que vive entre el adormilamiento y la introspección.
Lo siguiente que van a leer no es mas que vómito gramatical y seguramente con errores de puntuación porque jamás he sabido usar el punto y coma. Júzguenme, no me importa :)
Como antecedente les cuento que llevo algunos meses escribiendo en un diario, no con el fin de publicar un libro como “La Tregua”, sino para monitorear mi salud mental.
Les cuento que el día de hoy empezó raro, me levanté con una sensación de tristeza, después de un sueño extraño donde me secuestraban saliendo de una peluquería en el centro de la Ciudad de México, en donde a mis amigos de Playa les estaban cortando el cabello.
Desperté sin ganas de moverme, sin ganas de hacer lo que me prometí a mi misma que haría porque me hacía sentir bien. Estaba a punto de posponer el reloj, pero algo dentro de mi dijo: levántate, no te sabotees. Así que me paré de la cama, saqué un nombre sagrado de Dios que decía: “del pensamiento a la acción” entendí clarito el mensaje e hice mi saludo al sol.
Al terminar me sentí bien pero aún había un hueco de ansiedad (si a esta altura de la vida usted no conoce tal sentimiento, tiene toda mi admiración). Seguí la rutina de siempre, me bañé con alguna serie de mierda de fondo, salí, me puse crema para no envejecer, apagué el calentador, me vestí, me cepillé, me maquillé, me peiné, me cepillé los dientes y salí tarde (todo siempre igual, siempre en el mismo orden).
Llegué a la oficina en 5 minutos, porque esa es la ventaja de vivir en un pueblo. Llegué con muy pocas ganas de llegar, parecía no ser la única con ese sentimiento porque teníamos la energía puesta en: ¿a dónde iremos mañana?.
Extrañamente, y perdóname mamá por lo que vas a leer. Una de mis amigas y compañeras con problemas de ansiedad nos ofreció drogas legales con prescripción médica, decidimos tomarnos media porque YOLO y porque idiotas. A los 15 minutos tuve una sensación de descontrol y básicamente lo que sigue de la historia soy yo vomitando como regadera en todos lados. Acción que el 100% de mis amistades reales me ha visto hacer.
Salí corriendo a mi casa, donde vomité aún más y mejor, por un momento me sentí como en la ayahuasca, depurando lo que no me sirve. Después de eso me acosté y lo demás son horas y horas de mi persona dormida y descansando.
La primera vez que desperté de mi siesta, desperté ansiosa, sintiéndome mal, buscando explicaciones a cosas que no necesitan explicación. Buscándole la cara a gente que no quiere que se la encuentren. Me volví a marear, volví a vomitar y me volví a dormir.
La segunda vez que desperté de mi siesta, desperté todavía más confundida. Mi primer pregunta fue: ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy sola? ¿Qué hora es?, vi el celular y había muchos mensajes de muchas personas diferentes. Todas importantes para mí y al parecer yo para ellas. Por fin aterricé.
Entre esos mensajes estaba un mensaje que me dio luz para buscar vuelos y poder ir a ver a mis papás y tocar base en eso que siempre me recuerda de dónde vengo, quién soy y por qui��nes soy.
A la par, pude por fin hablar con una de mis mejores amigas para desearle un feliz cumpleaños. Hablar con ella fue mi segundo aliento, escuchar feliz a la gente que quieres siempre da ánimos.
Entre los mensajes estaba el de un amigo diciéndome: “Ya sé que me odias, lo sé, puedo vivir con ello. Me has odiado tantas veces, pero luego me vuelves a amar porque por supuesto que me amas”. Tercer aliento y primera reflexión.
Sé que la mayoría del tiempo suelo ser una persona manipuladora emocional. Si no tengo bajo control y bajo mis estándares las cosas, me frustro, hago berrinche y pataleo.
La realidad es que en el fondo, por más que haga berrinche, patalee y demás dramas de toddler, la gente sabe que mi cariño es real y profundo. Saben que la parte menos evolucionada de mí sigue siendo reactiva, pero que mi cariño es sincero y profundo, tanto que se lo aguantan (claro, no todo el mundo puede con ese paquete y no los culpo).
Seguí recibiendo mensajes que no hicieron más que seguir el flujo de lo iniciado.
El mejor amigo playense preguntando: ¿Cómo sigues? Si necesitas que vaya por ti o te lleve algo, me avisas. Tú, si llegas a leer esto: Gracias por aguantarme, aceptarme, quererme y cuidarme. Sé que piensas que soy muy dura, intentaré ser un poquito menos dura y juiciosa. Ten un poco más de paciencia, estoy iniciando ese camino, es difícil.
Después otra amiga me preguntó que cómo seguía, que seguro hasta el tercer ojo se me abrió. De repente y un poco fuera de contexto me dijo: “ya Vivi, ten apego por la gente, ya no te van a herir, ya sabes cómo evitarlo. Siempre he dicho que eres puro amor (...) pero cambiaste el amor cursi por el rudo (...) área de oportunidad.” Me reí, le di la razón y le dije que tenía claras las fisuras. Gracias, pequeño ser. No le apostaba nada a nuestra amistad porque como siempre todos me caen mal de inicio, pero le agradezco a tu ruptura y tu reencuentro constante por habernos juntado en este breve espacio.
Otro mensaje decía: ¡Ya compré mi boleto, llego mañana a las 11:00! Y esto simplemente es sinónimo de felicidad porque es una persona que me da paz y libertad.
Luego llega un TikTok que simplemente era un: “Mira, sí soy” haciendo burla a su falta de skills en la cocina y recordándome un poco de la cotidianidad que ya no tenemos.
De repente entra un mensaje de una amiga de la universidad, con una espantosa foto retro, de un recuerdo del que no tengo registro alguno. Junto con esa foto me mandó un mensaje diciéndome que estaba con otra gran amiga mía, que estaban pensando en mí y que me extrañaban.
Eso fue suficiente para tomar la decisión y comprar el vuelo, le hablé a mis papás y me entró un nuevo aliento. Para los que no saben, tengo mamitis y un año sin estar en esa cocina me deja un hueco en el pecho.
Después estuve ilusionada viendo vuelos para León para la boda de mi mejor amiga, misma donde tendré la dicha de ser Dama de Honor, y aunque no sé bien qué tengo que hacer, tengo claro lo que no tengo que hacer (vomitar como en la boda de mi otra mejor amiga).
Por último, y el mensaje que me inspiró a escribir públicamente viene de alguien pidiéndome un consejo: “Me gusta alguien que no debería porque no se adapta a lo que la sociedad me pidió, ¿qué hago? No quiero caer, me da miedo”
Mi respuesta en resumen fue: ve a todas esas parejas que están con la persona que socialmente les correspondía solo por cubrir con el rol del “hombre”o la“mujer” perfecta, son infelices e insatisfechos. La sociedad apesta, lo que marca la sociedad es una mierda. Por otro lado, el miedo, MIEDO, otra palabra de mierda, no sirve, bebé.
Después de algunos mensajes me agradeció y me dijo que debería ser psicóloga, aunque me gusta más cuando me llama bruja. Yo le di las gracias por ser receptivo a mis golpes, porque mis métodos no siempre son los mas ortodoxos y amorosos. Me dijo que así como lo hacía era perfecto. Y una vez más se me volvió a llenar el alma de amor y me dieron ganas de escribirlo todo.
Todo este choro sale porque vivir acá es hermoso pero a la vez es muy difícil.
De entrada, mucha gente viene de paso, al final son pocos los nativos de aquí, el ejercicio de desapego es constante, podría decir que ya tengo un doctorado y aún así hay mucha gente a la que me cuesta dejar ir.
En los últimos años me he hecho amiga de poca gente, pero todos acaban yéndose y es algo bastante duro porque es como vivir muchas vidas en muy poquito tiempo. En la ciudad, emocionalmente había más estabilidad con los “amigos de toda la vida” pero también había menos aprendizaje. Unas por otras.
También he perdido varías “amistades” no por distancia geográfica, sino por incompatibilidad de caracteres. Porque aquí hay un mix de personas con entornos socioculturales muy diferentes. Aprendí a no aferrarme, aunque cada una de esas perdidas me ha dolido en su momento.
El punto es que me había sentido sola porque se me está yendo gente y no me había detenido a vivir mis emociones, estaba bloqueándolas porque siempre se me ha juzgado por vivirlas, sentirlas y decirlas porque: INTENSA.
Acá aprendí que sí soy súper intensa, y me vale. Así vivo mi vida y mis emociones, con intensidad. Me recuerdan que estoy viva. A uno se le juzga de intenso por decir lo que uno piensa y siente. Hoy puedo estar triste y mañana puedo estar feliz, así es esto cuando uno no es un monje budista.
Así que, sin más vueltas porque ya estoy dormitando. No quiero perder un solo detalle del día de hoy y se los quiero compartir porque de un día súper ordinario con tintes de mal día, uno puede y debe sacar lecciones y aprendizajes.
Las mías del 12 de marzo son:
1.- legalicen la marihuana
2.- no se automediquen
3.- si lo hacen que no sea en vano
4.- la soledad física no representa una soledad real
5.- la gente que te quiere de verdad te acepta tal y como eres. Con claros y oscuros.
6.- los mensajes siempre están, sólo hay que ser receptivos
7.- una vez que ya saben qué tienen que hacer, tomen acción. No pospongan.
8.- Vomitar: arrojar violentamente por la boca lo contenido en el estómago.
9.- el Electrolit de mora es el mejor
10.- sorprendan a la gente que quieren, díganles que los quieren. A veces sólo necesitamos eso para regresar al carril.
11.- rómpanse y reencuéntrense, sólo hay una vida para hacerlo.
12.- si pensar en ver a su familia no les da paz, resuelvan lo que tengan que resolver ahora, no hay después.
13.- quédense donde ustedes puedan ser ustedes. Pero primero conózcanse para saber dónde quedarse.
14.- no duerman toda la tarde porque luego están a las 4:00 am escribiendo mamadas.
15.- gracias a todos los actores de reparto
Pd.- hace mucho tuve tumblr y lo borré porque me daba vergüenza leer mi dramatización de la vida. Hoy ya no me doy vergüenza.
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elreydelcambio · 4 years ago
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La diversión nunca terminará.
Pensar en la universidad siempre me ilusionaba mucho, pero al estar estancado en una escuela que odié toda mi educación básica no me queda más que esperar a terminar mi último año de preparatoria. 
Nunca fuí uno de esos chicos populares y mucho menos alguien carismático. Todos en la escuela se burlaban de mi por ser tan delgado y tan pequeño; mi cuerpo nunca me disgustó, en casa siempre me esneñaron a quererme tal y como era..pero por más que lo intentara, no podía tonificarme, ganar masa muscular o tan siquiera un poco de grasa corporal. 
Comenzé a realizar un par de rutinas para ver si con eso le ayudaba a mi organizmo a cambiar, pero nada.
Una mañana mientras terminaba de darme un baño, me prepraraba para vestirme y me miré frente al espejo sin quitarme la idea de que me gustaría cambiar un poco más mi cuerpo, para sentirme un poco más en casa. Nunca me ha gustado verme en el espejo, considero que quizá es un poco innecesario. Tomé una foto esperando ver más adelante los resultados del ejercicio.
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Terminé de vestirme, me dirigí a la cocina para tomar algo de comer y marcharme a lo que sería mi último día de clases en la preparatoria. 
Al llegar, noté que en la entrada estaba Antonio Cortéz, “Toño” para sus amigos. Él era todo lo que se define como un idiota, nunca se esforzó por sacar una nota mayor al punto de pase, siempre estaba molestando a los demás y aún así tenía la atención de todas las chicas y los chicos de la escuela, pues era muy guapo.
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Toño era un dolor de cabeza para mi existencia. Lo fue desde el primer momento que lo conocí y quizás lo siga siendo, aún después de hoy, es probable que lo vea en la misma universidad en la que yo apliqué; toda su familia ha estudiado en esa escuela, aparentemente es algún tipo de tradición. 
Sigilosamente me dirigí a la entrada para llegar al salón de clases sin ser percibido por él o sus amigos. Cuando por fin creí que no me vería, el me tomó por detrás y muy amablemente me dijo:
- Hola Ernesto. ¿Supiste de los resultados de la universidad? 
Durante un momento no sabía de qué estaba hablando cuando me percaté que hoy era jueves, cuando llegarían los resultados de ingreso. Sólo sonreí y el respondió de una manera mucho menos amable:
- Quita esa cara de felicidad, no se si te enteraste, pero este año las colegiaturas subieron un 20%. Así que si no tienes para pagarlo, puedes irte despidiendo de tu sueño. 
Toño sabía muy bien lo mucho que me ilusionaba comenzar la universidad, básicamente he estado hablando de eso desde el primer día de clases en el ultimo año de la prepa. No estaba seguro de que sus palabras fueran ciertas, así que intenté ignorarlo y me volté para seguir mi camino. Cuando me giré en 180 grados me sorprendió uno de sus amigos, quien me empujó de los hombros para que cayera de espaldas. Eso solo provocó que aterrizara justo donde Toño estaba y los dos terminaramos en el suelo. 
Al recobrar el sentido, escuchaba las risas de todos y creí sentir sus miradas postradas en mí. Me levanté rápido, con lagrimas en los ojos y me dirigí al baño para ahogar mi verguenza en privado.
Cuando entré me recargué en la pared y pude tranquilizarme. Sin duda, Toño y sus amigos eran mi peor pesadilla y estaba a punto de convertirse en un infierno si lo que él decia era cierto. A veces quisiera que él supiera lo horrible que me siento cuando ellos hacen de las suyas y no tengo a nadie en esta escuela para desahogarme. Ojalá que por un día, tan sólo uno, Toño viviera el infierno que es ser yo.
Acerqué mis manos a mi cara para secar los restos de lágrimas que corrían por mis mejillas y fuí al lavamanos para echar un poco de agua en mi rostro, quiza eso ayudaría a relajarme y poder seguir con el día. Cuando lavaba mis manos escuché la puerta del baño abrirse e instintivamente voltee. Era Julián, uno de los mejores amigos de Toño; sentí mi corazón palpitar aceleradamente y temí lo peor....
- ¿Qué pasó? ¿Por qué saliste corriendo de esa manera? Te perdiste lo más divertido. El idiota quedó tan confundido que comenzó a decir puras estupideces y comenzó a balbucear cuando te vió correr. Todos nos reímos de él y se quedó afuera de la escuela. Te hubieras quedado a ver el show, Toño. 
¿Cómo dijo? ¿Toño? ¿Por qué Julián no se acercó a golpearme o algo así? Pero más importante, ¿por qué me llamó Toño? 
Él me dio un golpe amistoso en el hombro y salió. Quedé mucho más confundido y fue ahí cuando alcé mi mirada y logré ver algo inimaginable. El rostro de Toño viendome desde el espejo. Levanté mis manos lentamente sin depsegar mi mirada de aquel espejo y comencé a tocar suavemente mi cara. 
Ahora yo tenía ese rostro. Ahora yo era Toño. Mi corazón no dejaba de acelerarse y un nudo en el estomago se hizo presente. Fue así como me percaté de la erección que se formaba debajo de los pantalones de Toño, ahora mis pantalones. Me sonrojé al sentir aquel miembro presionar la ropa interior que ahora llevaba y traté de disimular, corriendo de donde me encontraba. Cruzé los pasillos de la escuela, que ahora estaban vacíos y salí de la escuela lo más rápido que pude. 
Al darme cuenta de mi extraña realidad, no podía huír a la que antes era mi casa. Así que recordé dónde era la casa de mi actual cuerpo y caminé en otra dirección. Toño y yo hemos convivido por más de 10 años en la escuela, así que ya antes lo había escuchado decir dónde vivía. Cuando estaba a punto de llegar a la dirección que recordaba logré ver una tienda de lencería y juguetes sexuales, la curiosidad me invadió pero lo ignoré, pues nunca podría verme bien con algo así siendo tan delgado y pequeño... 
Otro golpe eléctrico me invadió al percatarme de mi nueva realidad y de que ahora mi cuerpo era diferente. Ya había visto muchas veces a Toño en ropa interior, pues en los vestuarios del gimnasio todos nos debíamos cambiar juntos para ir a clase de deporte. Así fue como nuevamente sentí ese bulto crecer en mis pantalones y con una sonrisa un poco malévola decidí entrar. 
Allí dentro comencé a explorar todos los pasillos, tomé un consolador para usarlo más tarde y al dirigirme a la caja, vi un artefacto muy curioso. Al parecer era una especie de jaula metálica para el pene... ahora todo mi cuerpo se sentía caliente al pensar en la imágen de Toño utilizando algo como eso. Sin más preámbulos lo tomé y saqué la billetera de Toño. Salí de la tienda con una sonrisa de oreja a oreja y llegué a su casa. 
Un silencio invadía las cuatro paredes que conformaban su casa y asegurandome de que nadie estuviera alrededor para molestarme, subí a su habitación, puse candado a la puerta y antes de cualquier otra cosa, pude verme en un espejo de cuerpo completo que tenía ahí.
-Caray...
Dije con mi nueva voz, tan varonil que sonaba ahora. Reí al imaginar lo gracioso que se escucharía esta voz cuando tuviera un pene dentro de este ano que seguramente nunca pensó tener algo adentro. Toño siempre demostró ser un tipo con clara preferencia por las mujeres, siempre salia con una chica nueva de la escuela, a ellas parecía no importarles pues así todas lograban gozar de lo que él escondía debajo de sus apretados pantalones. Lamentablemente ahora eso lo tenía yo. Ese pensamiento hizo que mi nuevo pene se pusiera como roca. Comencé a desabrochar mi camisa y ahí estaba ese torso desnudo, sin ningún vello, como yo también solía tenrlo, pero ahora se veía un pecho con más forma, un poco definio; un abdomen que claramente no era completamente atlético, pero para mí, tener un abdomen así, donde no se vieran sólo los huesos que tenía debajo, me hacían sentirme mucho más cómodo. Deslizaba mis fuertes manos por todo mi torso, mi abdomen y jugaba con mis pezones rosas, los que eran muy sensibles. Lanzaba un gemido como la zorra que siempre había llevado dentro, cuando fantaseaba con estar rodeado de todos los amigos de Toño mientras cada uno de ellos metía su duro pene dentro de mi. 
Mientras esas imagenes corrían por mi mente, abrí los ojos para percatarme neuvamente de mi presente y ver el reflejo de Toño con la camisa desabrochada, las manos en sus pezones y un bulto presionando sus pantalones. Intenté calamarme un poco y me quité los pantalones, liberando aquel monstruo que todas las chicas deseaban tener en sus bocas. 
Al parecer Toño cargaba con 19 centimetros de carne dura y gruesa. La tomé en mis manos y reí, pensando que será un completo desperdicio no utilizar este gran pene. respiré y me relajé. Abrí aquella jaula para pene y cuando estaba menos exitado, me lo puse. Nuevamente me acerqué al espejo de cuerpo completo y pude ver a toño como nunca lo pensé. Se veía tan bien con eso que sólo pude sentir cómo mi cuerpo deseaba ser penetrado. Tomé aquel consolador y sin pensarlo mucho me senté en el lanzando un estruendoso gemido. Eso sólo hizo que me calentara más, con la voz tan varonil de toño esto se volvía una de mis más grandes fantasías.
Rebotaba sobre ese pedazo de plástico que hacía mi cuerpo estremecer. Era todo lo que siempre quería hacer pero nunca me atreví, pues mi cuerpo no me permitía ni siquiera imaginar hacer algo como lo que estaba haciendo. 
Cuando terminé de correrme. Tomé el celular de Toño y abrí la cámara selfie para poder apreciar mejor el culo tan rico que ahora tenía yo y sería usado por más de uno hombre que me convertiría en su zorrita y me dominaría, pues la universidad estaba cerca de comenzar y con este nuevo cuerpo, la diversión nunca terminará.
Tumblr media
¿Quién pensaría que el macho, semental y heterosexual de Toño se convertiría de un día para otro en un cazador de hombres y en el más traga semen de toda la universidad? 
Por otro lado, si se lo pregunta, Toño en mi cuerpo sí logró entrar a la universidad, pero ahora él trabaja medio tiempo como becario de los profesores para conseguir ese porcentaje que faltaba de cubirir en la colegiatura. El nuevo Ernesto me mira con rabia cuando me ve ligando con todos los hombres que se dejen. A él nunca lo he visto ni siquiera acercarse a una mujer u hombre de la universidad, pero ¿quién podría hacerlo con un cuerpo tan delgado y pequeño como el que ahora tiene?
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hirelingscenario · 4 years ago
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VIII
Me recosté en mi asiento, satisfecha. Era sábado, me había despertado a las ocho de la mañana y me había encaminado hacia la biblioteca, decidida a no salir de ahí hasta no haber avanzado algo con mi tesis.
A las once de la mañana, mi estómago rugía, pero ya tenía un plan de ataque. Había encontrado todas las exposiciones temporales que habría y durarían los próximos seis meses. Algunas estaban en viajes en coche de tres horas, pero había enviado correos a todas y cada una de ellas, explicando que les escribía de la Universidad de Anteros y que quería entrevistar al comisario de su exposición. No había mentido, pero me había ahorrado el detalle de que solo era una alumna de la universidad, y de que mis entrevistas tenían como finalidad encontrar las deficiencias en su organización de exposiciones.  
Con una sonrisilla, me estiré y me puse en pie. Me había ganado alimentarme. Cogí mi portátil, pero dejé el resto de mis papeles en la mesa para que nadie ocupara mi sitio. Mientras caminaba hacia la máquina de comida que había frente a la entrada de la biblioteca, medité sobre la logística de mi proyecto. Mis padres me dejarían el coche siempre que fuera un fin de semana y les explicara para qué lo necesitaba, aunque era consciente de que habría alguna exposición a la que tendría que buscar otra forma de ir, puesto eran demasiadas y me sabía mal dejar a mis padres tantos fines de semana sin transporte. Casi treinta años después de casados, seguían haciendo escapadas románticas de fin de semana, cosa que en realidad a mí me alegraba mucho.
Mientras seleccionaba un sándwich empaquetado y un café, miré el calendario en mi móvil. Tendría que empezar tan pronto como me fuera posible y tuviera una respuesta de los museos, para que me diera tiempo a visitarlos todos. Empezaría la siguiente semana, puesto que ese mismo sábado ya era tarde y además tenía el concierto de Castiel donde debía hacer las fotos.  
Volví a mi mesa y dejé un reguerito de migas sobre mi portátil mientras comía mi sándwich, relleno de una ensaladilla gris y con un ligero regusto a plástico. Estaba organizando mis fines de semana de ahí hasta lo que parecía ser mi edad de jubilación, cuando una tenue voz me llamó.
– ¿Señorita Nielsen?
Alcé la mirada, sabiendo a quién me iba a encontrar. Le sonreí, y con un tono de voz ligeramente irónico respondí:
– Buenos días, profesor Zaidi.
Alzó una ceja, pero me devolvió la sonrisa. Después de la cena de cumpleaños de Leigh, habíamos vuelto a tratarnos con formalidad en un silencioso acuerdo. Sin embargo, había una especie de complicidad en nuestro saludo cuando nos cruzábamos por los pasillos. Era un cambio agradable respecto a mi situación con Nathaniel, que era un chat lleno de memes de gatos por mi parte y alguna respuesta muy ocasional por la suya.
Rayan se inclinó sobre la mesa y echó un ojo a todos mis libros y papeles.
– ¿Es para su tesis? – asentí, y él guardó silencio unos instantes, antes de sacar el móvil de su bolsillo– Eso me recuerda que he visto esto y he pensado que podía interesarle…
Me pasó su móvil, donde tenía un artículo sobre una exposición de pintores impresionistas en una ciudad cercana. Me reí, giré mi ordenador hacia él y le enseñé el calendario donde tenía marcada esa misma exposición como la primera de mis incursiones.
– Grandes mentes…– dije.
Riéndose suavemente él también, Rayan volvió a incorporarse sin guardar el móvil.
– Vaya, qué casualidad. Yo también estaba pensando en ir…
Sabía qué me estaba proponiendo, y noté un cosquilleo en el estómago.
– No es un museo muy grande, puede que nos crucemos por ahí– comenté en tono casual, mientras marcaba con un post-it un libro de forma despreocupada.
– Es cierto – asintió–, aunque puede haber tanta gente que me da miedo ponerme a parlotear con una completa desconocida por error. Imagine qué vergüenza pasaría.
– ¡Qué bochorno! ¿Cómo podemos evitar que haga usted semejante ridículo, profesor?
– Si hubiera una forma de saber que es usted quien está ahí…
Con una sonrisa traviesa, intercambiamos los números de teléfono. Como ya llevaba demasiado rato en mi mesa, Rayan se despidió con tono formal y se perdió entre las estanterías de la biblioteca. Al cabo de un rato, lo vi alejarse por el rabillo del ojo y abandonar el edificio. Me desilusionó un poco que no hiciera ni el más mínimo gesto para despedirse, pero entonces la pantalla de mi móvil se iluminó.
¿Me pareció ver una lista larguísima de museos y exposiciones?
Al parecer tengo en mente visitar un museo diferente cada fin de semana de aquí a que me muera
No me parece un mal plan de vida.
Sonreí como una idiota, escribiendo y borrando la misma frase hasta que por fin me armé de valor y le di a enviar.
Eres más que bienvenido a cualquiera de ellos
En un lapso deliciosamente aceptable, muy diferente a los ocho días hábiles que tardaba Nathaniel en dar señales de vida, llegó su respuesta.
Tendremos que repasar esa lista, entonces.
El día avanzó suave como la seda. Por primera vez en varias semanas sentí que todo iba en orden. Mi tesis por fin estaba encarrilada, Yeleen y yo habíamos alcanzado una especie de reticente tolerancia, estaba rodeada de amigos que me querían, esa noche iba a hacer unas fotos por las que me iban a pagar y encima tenía una cita programada.
¿Una cita con la persona de la que seguía enamorada? No, porque esa persona había decidido que la vida era más interesante apareciendo y desapareciendo sin previo aviso. De vez en cuando Nathaniel aparecía entre clase y clase con un café, un bollo (los baozi totalmente arrinconados en nuestras interacciones) y una sonrisa llena de ternura al verme hasta arriba de libros o con tres fundas de objetivos de cámara diferentes colgando hombro. Pero también había días en los que lo veía andar por la ciudad con paso acelerado, la mandíbula apretada y gesto hosco. En esas ocasiones, pasaba la mirada sobre mí como si no me conociera, y si yo hacía el más mínimo gesto de acercarme a él, Nathaniel fruncía aun más el ceño y se alejaba rápidamente.
No tenía ni idea de dónde venía esta versión suya de doctor Jekyl y señor Hyde, pero cada vez que ocurría recordaba a Rosalya y Castiel pidiéndome que no me acercara a él. Pese a ello no olvidaba aquella comida en el restaurante, así que me armaba de paciencia y esperaba la próxima vez que decidiera acercarse a mí.
Y sobrada iba de paciencia y buen humor al volver a mi habitación cuando la biblioteca cerró. Tenía que arreglarme para el concierto. El manager de Crowstorm, no totalmente encantado con la idea de que una fotógrafa amateur se hiciera cargo de su concierto, pidió ver algunos ejemplos de mi trabajo. Pero al parecer le gustó bastante lo que hacía, porque además de pagarme un pequeño sueldo, me dio entradas gratis para el concierto y se sumó a la oferta de Castiel de invitarme a todas las copas que quisiera.
Además, me habían asignado un pequeño casillero en el backstage para que dejara mis cosas. Así que cuando llegué a la prueba de sonido, vestida con zapatillas de deporte, vaqueros y una sudadera negra, también llevaba una mochila donde había guardado un vestido largo, maquillaje y unos tacones.
Castiel me presentó a los miembros de su grupo, cuya actitud iba desde la alegre simpatía hasta la más abierta indiferencia, pero al menos todos estaban acostumbrados a que les echaran fotos. Pudieron ignorarme y continuar con sus pruebas mientras yo probaba objetivos. Incluso el dueño del local fue tan simpático que, pese a ya haber hecho la prueba de luces, volvieron a apagarlas para que yo pudiera ver cómo quedaría el ambiente.
Como nunca había hecho fotos en un concierto tan abarrotado, decidí sentarme un rato en la barra del bar y elaborar un pequeño esquema. Tenía una copia de la lista de canciones que iban a tocar y las pausas, y como ya conocía la iluminación, podía decidir en quién centrarme y desde qué ángulo en cada canción.
– Eres muy meticulosa, ¿no?
Jim, el manager del grupo, estaba echando un vistazo a mi lista por encima de mi hombro. Sonreí, algo nerviosa.
– Maniática, es quizás el término adecuado– le pasé la lista para que pudiera verla mejor–. De todo el concierto pueden salir unas trescientas fotos, pero que valgan la pena, quizás cien.
– Cuantas más mejor. Como ya sabes, queremos material para promocionarnos.
Asentí, y aunque algo se revolvió dentro de mí, estaba tan nerviosa como emocionada. Podía hacerlo bien, solo tenía que dejar de dudar de mí misma cada cinco minutos. Algo se removió dentro de mí otra vez, y me di cuenta de que esta vez emitió un sonido.
Dios, ¿tanta hambre tenía?
– ¿Quieres… unos nachos, o algo?– preguntó Jim.
Me puse tan roja que noté cómo mis mejillas emitían calor. En realidad había comido muy poco ese día, porque los sándwiches de la biblioteca no eran precisamente un manjar. Pero me daba muchísima vergüenza que Jim creyera que tenía que alimentarme.
– No, no, estoy bien…– balbucí.
– Tranquila, no nos cuesta nada. Espera, ahora te traigo algo.
Me quedé en la barra, mortificada y avergonzada, pero salivando al mismo tiempo que pensaba en la salsa de queso. Seguí dándole vueltas a mi esquema hasta que mi móvil vibró en mi bolsillo.
Va a parecer ridículo que un profesor de una carrera de arte pregunte esto pero, ¿me recomiendas una película para ver esta noche?
Encantada, sonreí y me dispuse a responder. En las reglas no escritas del flirteo por mensajes, que Rayan me escribiera dos veces el mismo día dejaba muy claro su interés. Y quizás él, al ser mayor que yo, no lo vivía de la misma forma, pero yo no dejé de sonreír mientras escribía.
Depende, qué te gusta ver?
De todo. Pero la comedia francesa que me recomendaste me encantó…
A que es genial?? Pensándolo bien, en realidad a mí también me apetecería más un plan de peli y manta Qué pereza
¿Cuál es tu plan esta noche?
Le reenvié el cartel que anunciaba el concierto de Castiel, con un emoji de una cámara
No me pagan mucho, pero me hace mucha ilusión Y luego podré estar de fiesta gratis.
Ah, he visto muchos anuncios de ellos. De ahí a fotógrafa de la Rolling Stone hay un paso.
– Por favor, dime que esa sonrisa de idiota no es porque estés hablando con Nathaniel…
Alcé la vista del móvil para descubrir a Castiel con mis nachos, un refresco y un té. Le lancé una mueca desdeñosa.
– No estoy sonriendo como una idiota.
Castiel dejó los nachos y el refresco frente a mí, mientras él se sentaba a mi lado y daba un sorbo de su té caliente. Recordé con cariño una tarde en mi casa, tocando la guitarra y cantando los dos. Mi madre nos preparó un té con miel, y desde entonces Castiel siempre tomaba uno antes de cantar cuando venía a casa.
– Sí, sí lo estás. Es la misma sonrisa que ponías cuando ese estúpido delegado te decía cualquier cosa.
Sacrificando uno de mis preciados nachos, se lo tiré con desdén contra el pecho, rebotó y cayó en la barra. El gesto de Castiel era de sorprendida indignación.
– ¿Me acabas de agredir con un nacho?
– No es Nathaniel, pero no te voy a mentir: he quedado con él varias veces– Castiel me dirigió una mirada ceñuda. Yo suspiré–. Mira, todos me decís lo malo que es ahora, pero las veces que he estado con él, he visto al mismo chico de siempre. Vas a tener que decirme algo más que “ha cambiado”, si quieres que te crea.
Castiel dudó un momento, algo sorprendente. Siempre me había parecido muy dispuesto a echar pestes de Nathaniel cuando era mi novio.
– No voy a hablarte de los rumores, porque odio esas gilipolleces, pero sí te puedo decir lo que yo he visto.
Intrigada, asentí.
– Nos hemos cruzado poco, pero siempre que lo he visto de noche estaba borracho, o metido en alguna pelea. Dicen que trabaja de camello, y aunque eso no lo sé a ciencia cierta, siempre lo he visto con gente que sé que tiene la entrada prohibida a muchos sitios por vender droga incluso a menores…
Guardamos silencio. Pensé en Nathaniel diciéndome que todo había cambiado, pensé en su nuevo aspecto, en el abandono de sus estudios… Y no quise creerlo. No quise creerlo, pero tenía sentido. Como también tenía sentido la actitud de Castiel y Rosalía.
– No era Nathaniel, – repetí en voz baja– Pero él no es así…
– Castiel, Hall, ¿podéis venir?
Jim nos llamó desde la puerta del backstage. Castiel miró la hora en la pantalla de su móvil, y nos dimos cuenta de que quedaban poco más de diez minutos para que el local abriera. Cogimos nuestras bebidas y mis nachos y nos pusimos en pie.
– Solo… ten cuidad, ¿vale?– me pidió– Y respóndele a quien sea que te haga poner esa sonrisa de idiota que no es Nathaniel.
Me detuve un momento y cogí mi móvil.
Perdona, esto ya empieza The Affair Es una serie, pero está muy bien Dime qué te parece
Me dirigí al backstage y me preparé para lo que esperaba fuera una noche de trabajo, concierto y fiesta memorable.
Mi bendito esquema resultó ser muy útil. El público del concierto era de lo más variopinto, pero había una clara mayoría de chicas jóvenes que gritaban y saltaban con tanta intensidad que era sorprendente que se escuchara la música. Me había imaginado esa situación, y había encontrado la forma de moverme por el local evitando esa masa de gente que me habría impedido no solo obtener un buen ángulo, sino andar en general.
El concierto en sí fue impresionante, y aunque ya había escuchado a Castiel en más de una ocasión, no dejaba de sorprenderme lo bien que cantaba en directo. A medio concierto, el grupo hizo una breve pausa, que aproveché para enseñarles algunas de las que consideraba las mejores fotos. Todos parecían muy satisfechos, incluso el tipo de la guitarra con la actitud de indiferencia. Fue agotador estar correteando de un lado para otro del escenario, de una esquina a otra del local, agachándome, subiéndome a sillas y cambiando de objetivos como si no hubiera mañana, pero también fue muy divertido. Al final acabé con cuatrocientas veintisiete fotos del concierto y una selfie mía mientras ellos aun tocaban. Un recuerdo de mi primer concierto como fotógrafa.
La fiesta comenzó y yo me dirigí al backstage. Había invitado a Chani, a Rosa y a Alexy. Alexy no podía venir y Rosa, aunque tenía planes, me dijo que intentaría pasarse. A Chani sí que la vi durante el concierto, por lo que me apresuré para cambiarme de ropa. Después de casi dos horas correteando, me mataban los pies y no me apetecía ponerme tacones, pero mis zapatillas andrajosas me daban un poco de vergüenza ahora que no estaba trabajando.
Rosalya me había escrito para decirme que se le había hecho tarde, y que me llamaría si podía ir. Cogí mi móvil pero dejé todo lo demás en mi casillero del backstage. A fin de cuentas, esa noche invitaba Castiel.
Resultó que ser parte del círculo VIP del grupo tenía muchas ventajas. Para empezar, Chani y yo teníamos una mesa en la zona reservada, y aunque ella intentó negarse, tanto Jim como Castiel insistieron en pagar sus bebidas. Amber también había venido al concierto y de alguna forma terminamos juntándonos en un grupo enorme de músicos, sus invitados, Amber y sus amigos modelos. Me sentía en la cúspide de un día espectacular. También me sentía algo borracha, pero todos estábamos en diferentes grados de embriaguez, y yo no era ni de lejos la que peor iba.
Horas después, Chani dijo que se iba. Me desinflé un poco, porque estaba pasándomelo en grande, pero Chani me sonrió.
– No, tú quédate– señaló a los amigos de Amber, que llevaban un rato publicando vídeos y fotos en sus redes sociales–. Tienes a todos estos modelos encandilados con tus fotos, y te lo estás pasando genial.
– Al menos déjame que te acompañe fuera, tengo una app para pedirte un taxi– me dirigí a Castiel y le puse una mano en el hombro para llamar su atención–. Ahora vengo, voy a acompañar a Chani a que pida un taxi.
Castiel asintió y señaló una pesada chaqueta de cuero que había en una silla cercana. Mi sudadera negra se había quedado en el backstage, demasiado poco glamourosa para la noche de artistas y reservados que estaba viviendo.
– ¿Quieres mi abrigo?
Negué con la cabeza y le dije que no tardaría tanto. Tras despedirse todos se efusivamente (algunos más que otros) de Chani, cogí mi móvil y la acompañé a la salida.
Una vez estuvimos fuera, nos dedicamos a comentar el concierto hasta que llegó su taxi. Una ráfaga de aire frío me revolvió el pelo, era bastante reconfortante si lo comparaba con el calor humano que había en el interior del local abarrotado.
– Gracias por invitarme, me lo he pasado genial– dijo ella.
Nos dimos un abrazo de buenas noches.
– Te escribo mañana– respondí.
Chani subió al taxi y se despidió con la mano. Yo me giré y entré de nuevo al local. Antes de volver al reservado, me acerqué a la barra para pedir otra copa. Estaba esperando a que me la sirvieran cuando reconocí a Nathaniel en el otro extremo de la barra. Me sorprendió verlo ahí, pues no lo tenía por un gran fan de Castiel, aunque supuse que habría ido por Amber. Estaba hablando con otro chico y yo me debatía si ir a saludarlo. El camarero me tendió mi copa en ese momento, le di un breve trago para armarme de valor y decidí intentarlo.
A medida que me acercaba, el chico con el que hablaba Nathaniel se giró y pude verle la cara. Me detuve en seco. La primera vez que lo vi había bebido bastante, y la sensación de estar embotada por el alcohol hizo mucho más fácil revivir la ansiedad. Era el mismo tipo que me había agarrado por el brazo la primera noche que salí de fiesta al volver.
En medio de aquel local lleno de gente que bailaba, sudaba y gritaba, con la música ensordecedora y las luces de neón, recordé perfectamente el miedo de la primera noche. Recordé el dolor del brazo que me duró días, las arcadas de pánico, los largos dedos marcados en morado sobre mi hombro.
Y Nathaniel le estrechó la mano.
– ¿Estás bien, guapa?
Di un bote cuando alguien puso su mano sobre mi hombro. Mis dedos se crisparon sobre la copa, que se me resbaló y se rompió contra el suelo. La gente a la que salpicó se alejó un poco, pero me dio igual. Con el estrépito, Nathaniel me había visto. En a penas unos instantes pasó del esbozo de una sonrisa al desconcierto. Yo no me había movido, ni siquiera cuando más gente me preguntaba si estaba bien, solo podía mirar a Nathaniel totalmente relajado con aquel hombre.
Me di media vuelta y me alejé a paso apresurado.
Sabía que si iba con Castiel en ese momento, iba a tener que dar muchas explicaciones. Y sabía que Castiel no iba a reaccionar bien a nada de lo que le dijera en ese estado. No quería que montara una escena después de su concierto, en medio de sus fans, ni que se peleara con Nathaniel ni, mucho menos, que se enfadara conmigo.
Así que salí del local y eché a caminar por la calle. Dos bloques más arriba, me di cuenta de que mi respiración era errática. Respirar mal, el cambio de temperatura, el alcohol y los recuerdos… Todo aquello me desbordó y comencé a marearme. Me detuve. Tenía que calmarme, no podía ir a ningún sitio en semejante estado, con cinco trenes de pensamiento diferentes colisionando todos al mismo tiempo en mi cabeza.  Inspiré hondo e intenté soltar el aire lentamente, pero lo que me salió fue un sollozo.
Ahí fue cuando todo se vino abajo.
Las lágrimas empezaron a correrme por las mejillas. Daba igual cuántas veces me pasara la mano por la cara, el llanto no cesaba. Dos chicas que claramente venían del concierto pasaron a mi lado, pero antes de que pudieran acercarse a preguntarme si estaba bien, cuando era evidente que no, seguí andando por la calle hasta que las luces se atenuaron y la gente desapareció.
Me senté en un portal. Estaba sola. Tenía frío. No podía parar de sollozar. Y lo peor de todo, tenía miedo. ¿Pero a quién podía llamar? Todos mis amigos me lo habían advertido, todos me habían pedido que mantuviera la distancias. ¿De quién era culpa toda esa situación, si no mía?
Desconsolada, alcé el móvil que todavía tenía en la mano. Iba a escribirle a Castiel que me iba a casa cuando vi otro mensaje que había llegado veinte minutos antes.
Ya llevo cinco capítulos. Esta serie es adictiva.
Probablemente no se me habría ocurrido llamarle a esas horas de haber estado sobria. Pero pensé que quizás escuchar su voz tranquila me ayudaría a calmarme. Contestó al segundo tono.
– No creí que me fueras a responder esta noche, es tardísimo­– abrí la boca para decir algo, pero lo único que me salió fue otro sollozo roto. Joder, qué espectáculo–. ¿Hall? ¿Qué pasa?
Volví a intentarlo. Esbocé una sonrisa enorme, intentando transmitir alegría a mi voz.
– ¿A que es genial? Las otras temporadas empeoran bastante, pero la primera es genial.
Vale, seguía sonando rara, pero nadie diría que estaba sentada sola en un portal, de noche y con lo que empezaba a parecer un ataque de ansiedad.
Al otro lado de la línea, empecé a escuchar movimiento.
– Hall, ¿dónde estás? ¿Sigues en el concierto? ¿Qué ha pasado?
Estaba a punto de decirle que no había pasado nada, pero sabía que no era una respuesta creíble. ¿Y qué podía decirle? ¿“Tranquilo, solo me he topado con mi ex novio y su amigo, el tipo que me agredió hace unos meses”?
– ¡Hall!– la voz de Nathaniel resonó por la calle mientras él venía hacia mí– ¿Por qué has salido corriendo?
– Joder, esto tiene que ser una puta broma…– mascullé en voz baja. Rayan volvía a preguntarme algo, pero le corté apresuradamente– Perdona, te tengo que dejar.
Colgué antes de que pudiera decir o escuchar nada más. Alcé la mirada hacia Nathaniel, y descubrí que estaba viendo doble. La última vez que solo como sándwiches de máquina y nachos antes de una fiesta, me juré. Nathaniel llegó al portal donde yo estaba sentada y se acuclilló frente a mí.
– ¿Qué ha pasado?– preocupado, posó suavemente su mano sobre mi mejilla empapada de lágrimas– Estás helada, toma…
Nathaniel hizo un gesto para quitarse el enorme abrigo verde. Se me hizo un nudo en el estómago. Al mismo tiempo tuve dos impulsos: apretar su mano más fuerte contra mi mejilla helada y darle un empujón que lo tirara al suelo antes de alejarme.
– ¿Quién era ese hombre?
Nathaniel me miró a los ojos, y noté cómo se ponía a la defensiva.
– ¿Por qué quieres saberlo?
¿En serio me estaba preguntando eso? ¿En serio había significado tan poco para él que aquellos dos tipos me arrinconaran esa noche? ¿O es que a caso era algo tan habitual que no lo había registrado en su memoria? Me incorporé con tanta brusquedad que Nathaniel perdió el equilibrio y a mí se me torció un tobillo con los estúpidos tacones que llevaban matándome toda la maldita noche.
– ¡Da igual, Nathaniel, lárgate!
Eché a andar otra vez, pero él vino detrás de mí.
– ¡Hall! ¿¡Qué coño está pasando!? ¡Estás histérica!
Detrás de mí, Nathaniel intentó retenerme por la mano, pero yo sacudí el brazo y me revolví para encararlo, llorando ya sin saber si era rabia o pánico.
– ¿¡Y cómo demonios quieres que esté!?– grité– ¡Si te veo tan alegre con aquel tipo que…!
¿Que qué, Hall?, me pregunté a mí misma de pronto. En realidad tampoco había llegado a pasar nada. ¿Estaba haciendo todo este ridículo por una estupidez?
No. Algo en Nathaniel hizo clic, y sus mejillas perdieron color, como si tuviera miedo. Su voz pasó a ser a apenas un susurro.
– Hall, no es lo que parece…
– Entonces dime qué es– le pedí.
– No puedo, pero tienes que creerme…
Suavemente, Nathaniel volvió a coger mi mano. Esta vez se lo permití.
– Pues ayúdame a no creer todo lo que dicen de ti.
Los faros de un coche acercándose iluminaron el rostro de Nathaniel, y pude ver la desesperación en su rostro. Entrelacé mis dedos con los suyos y noté la delicadeza con la que Nathaniel se aferraba a mí
– Hall, no insistas.
– ¿Quién..?
Antes de que pudiera repetir mi pregunta, fue Nathaniel esta vez el que soltó mi mano de forma violenta.
– ¿¡No ves que intento protegerte!?– volvió a gritar.
– ¿¡De qué!?
– ¡De mí!
– Hall…
Nathaniel y yo nos giramos bruscamente. Durante un momento, temí encontrarme a Castiel. Pero me quedé muda de asombro cuando vi a Rayan unos metros más delante de un coche en marcha. A mi espalda, Nathaniel soltó una risotada cruel.
– Claro, cómo no– dio otro paso hacia mí, y noté el calor de su cuerpo acercándose al mío­–. Todo bien, profesor, pero gracias por el sumo interés en las actividades extraacadémicas de su alumna.
Rayan mantuvo la calma. Miró con fría indiferencia a Nathaniel antes de posar sus ojos sobre mí, esperando mi respuesta a una pregunta que no había formulado, pero flotaba en el aire.
– ¿Cómo… puedes decir que todo va bien?– pregunté, incapaz de mirarle a los ojos– ¿Entonces todo iba bien aquella noche? ¿Lo que ese tipo hizo, iba bien?
Nathaniel se inclinó un poco para poner sus ojos a mi altura. Intentó apoyar las manos en mis hombros, pero yo me sacudí y di un paso hacia atrás.
– Hall, por favor, confía en mí, sabes que yo nunca dejaría que te hicieran daño…
– ¿¡Y qué llevas haciendo todo este tiempo!?
Con un latigazo de dolor en el tobillo torcido, me encaminé cojeando hacia Rayan. Nathaniel me llamó casi a gritos e hizo ademán de seguirnos, pero cuando yo cerré la puerta del copiloto y me hundí en el asiento, Rayan se interpuso entre Nathaniel y el coche. Si le dijo algo, no lo escuché. Entre lágrimas vi la figura de Nathaniel darse la vuelta y perderse en la oscuridad de la calle.
Helada, me abracé a mí misma. Y como culmen de una noche esperpéntica, me dio hipo. Rayan subió al coche y me contempló en silencio un momento. Se giró hacia el asiento trasero y sacó una chaqueta de deporte de lo que parecía una bolsa de gimnasio. Me la tendió antes de asegurarme con voz tranquila:
– Está limpia…
Hipé, asentí y me cubrí el vestido, que ahora me resultaba obsceno, con la chaqueta como si fuera una manta. El coche se puso en marcha. Miré de reojo a Rayan, y por primera vez me fijé en que llevaba unos pantalones de chándal y una sudadera.
– La próxima vez que hagas algo así, necesitas un antifaz y una capa– la comisura de sus labios se dobló hacia arriba, pero no llegó a sonreír–. Siento haberte llamado. Ha sido una estupidez.
Los dedos de Rayan se crisparon sobre el volante, pero su voz se mantuvo tranquila.
– No ha sido una estupidez, Hall. ¿Qué te ha hecho?
Apoyé la frente contra la ventana, pero otro hipo hizo que me diera un pequeño cabezazo. Ya era todo tan ridículo que no pude sino reírme. El coche siguió avanzando suavemente por las calles mientras yo ponía mis ideas en orden. Rayan había salido de su casa a buscarme por los alrededores de un concierto a las dos de la mañana. Como poco, se merecía una explicación.
– Él, nada…
Nos detuvimos suavemente. No estábamos frente a la universidad, sino frente a un bloque de edificios elegante, con entrada de cristal. Rayan apagó el motor del coche y se giró para mirarme. Me incliné hacia adelante, apoyando la frente en las rodillas y la historia empezó a salir a borbotones. Otra vez le conté una historia que ninguno de mis amigos sabía. Le hablé de la primera noche, de los dos tipos y de Nathaniel apareciendo como un caballero de brillante armadura. De las advertencias de mis amigos y del cambio de Nathaniel. Le expliqué de dónde salían los moretones que él había visto, pero también le hablé del Nathaniel vulnerable que me pedía que lo viera como realmente era, y no como mis amigos lo describían. Del restaurante, de los cafés por los pasillos y del estúpido libro firmado que siempre llevaba encima, como si fuera el único amuleto que me aseguraba que Nathaniel no desaparecería para siempre sin decirme nada.
Cuando terminé de hablar, las lágrimas hacía rato que se habían secado. El gesto de Rayan era sombrío, cosa que me asustó. Sentí el impulso de cambiar totalmente de tema, así que me incorporé y forcé la más luminosa de mis sonrisas.
– ¿Entonces la serie te ha gusta..?
– Para. No hagas eso.
– ¿Qué?
– Siempre haces lo mismo. Cuando algo va mal, pones esa sonrisa enorme y pretendes que no pasa nada– Rayan se inclinó suavemente y subió el cuello de la chaqueta, que se había resbalado sobre uno de mis hombros–. No hace falta que hagas eso. Conmigo, no.
Bajé la mirada, sin saber qué decir. Rayan volvió a incorporarse y lanzó un hondo suspiro. Supuse que debía estar tan cansado como yo.
– Creo que si te llevo a los dormitorios, él podría estar ahí. Preferiría que te quedaras conmigo esta noche– entonces se apresuró a añadir:–. Pero puedo llevarte a donde tú me digas, si quieres ir a casa de Rosalya y Leigh, de tu amigo el cantante, o a casa de tus padres, yo…
Negué con la cabeza. A mis padres los mataría de un infarto si me veían en esa situación, y Rosalya y Castiel prenderían fuego a cada esquina de la ciudad si les contaba toda la historia.
Así que terminé subiendo a casa de Rayan, agotada y embotada. Rápidamente le envié un mensaje a Castiel, diciéndole que me había ido con Chani y que si podía recoger mis cosas, al día siguiente iría a su casa a por ellas. No esperé una respuesta.
Rayan me dejó toallas para ducharme, y al salir del cuarto de baño vi que me había abierto la cama y me había dejado una camiseta de hacer deporte y unos pantalones de chándal para que usara de pijama. Me asomé al salón, donde él ya se había acurrucado en el sofá y leía un libro.
– Rayan, no…
– Si crees que te voy a dejar dormir en el sofá después de la noche que has tenido, estás muy equivocada– replicó, sin siquiera levantar la vista de su libro.
Me apoyé en el marco de la puerta, demasiado cansada para discutir
– El próximo sábado conduzco yo y lloras tú, ¿te parece adecuado?
Durante un momento, Rayan me miró con desconcierto, hasta que comprendió que el próximo sábado íbamos a ir a la exposición sobre impresionistas. Cuando registró a qué me refería, se rio.
– Te lo prometo.
Le di las buenas noches y volví al interior de su habitación. El olor y la suavidad de la cama me envolvieron como un cálido abrazo, y dormí con un sueño sorprendentemente plácido.
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mypatchseries · 4 years ago
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HUSH, HUSH - CAPÍTULO 1.
Coldwater, Maine.
 Me senté pesarosamente en mi mesa de siempre, casi al final del salón de clase. Fijé la vista en la pizarra, donde un par de muñecos desnudos reposaban debajo de un par de letras que decían "Bienvenidos a la Reproducción humana (Sexo)".
 Sonreí para mis adentros. Esta clase sería completamente aburrida, ya que, al fin y al cabo, no me enseñaría nada que no supiera ya.
 Una chica que repentinamente se había quedado boquiabierta en la puerta llamó mi atención.
 Era Nora.
 La contemplé fijamente como hacía siempre, desde que había decidido entrar al instituto. Sus labios ligeramente entreabiertos dejaron escapar un suspiro.
 Un estremecimiento me recorrió el cuerpo al mirar su boca, y una vez más, me imaginé mordiendo suavemente su labio inferior. Soñé como sonaría el gemido de placer al salir de su boca… Sus manos aferrándose a mi cabello, en clara señal de que le agradaba.
 Sacudí levemente la cabeza para desechar esas imágenes, y me removí algo inquieto en mi mesa, mientras seguía contemplándola, pero esta vez con mi mirada fija en sus ojos. Esos ojos grises que me ponían tan…
 Su amiga apareció a su lado. Le susurró algo a Nora entre dientes, y ella soltó una media sonrisa. Mis ojos bajaron nuevamente a sus labios, y contemplé de nuevo aquella boca.
 Vamos, Jev. Concéntrate en tu único Objetivo: Matar pensé.
 Pero era difícil concentrarse en matar a alguien te atraía como nunca nadie te ha atraído antes. Observé de mala gana como Vee tomaba lugar junto a ella un par de mesas por delante de mí. Si tan solo yo pudiera sentarme a su lado…
 — ¡Equipo, a sus asientos! —Dijo aquel hombre que se hacía llamar entrenador, luego de haber hecho sonar esa cosa que le colgaba del cuello. Desde que lo había visto, tenía la clara impresión de que para él, la Biología y el Basquetbol tenían la misma forma de enseñanza. —Puede que no se les haya ocurrido, chicos, que el sexo es mucho más que una visita de quince minutos al asiento de atrás de un coche. El sexo es ciencia. ¿Y qué es la ciencia?
 — ¡Un aburrimiento! —dijo alguien del fondo.
 Decidí dejar de prestar atención. Por lo general me frustraba la inmadurez de algunas personas, y no quería ponerme de mal humor tan pronto por la mañana.
 Dirigí mi mirada nuevamente hacía Nora, y su patética compañera que pensaba que era la reina del mundo solo porque había perdido su virginidad con un chico excitantemente misterioso. Aún me sentía algo incómodo cuando Rixon me recordaba aquello, asegurándome que Vee no lo recordaba porque había introducido en su cabeza la imagen de una persona diferente, alguien que nunca volvería a ver. Me exasperaba lo que había sucedido entre ellos… ¿Cómo esa chica había entregado su pureza a un completo desconocido a la primera? Rixon ni siquiera tuvo que pedirlo dos veces. Tuve que contener el impulso de lanzarme sobre ellas y llevarme a Nora lo más lejos posible de su personalidad tan desfachatada. Con solo pensar que Nora pudiera hacer lo mismo con cualquier chico que se le cruzase…
 —El estudio de algo—La voz de Nora interrumpió mis pensamientos y me trajo de vuelta a la realidad. Al parecer, el "entrenador" le había hecho una pregunta.
 El hombre se acercó a su mesa, y se inclinó hacia ella. Demasiado cerca.
 Cerré mis puños con fuerza, y suspiré. Aléjate rugí en mi mente.
 — ¿Qué más? —insistió.
 —El conocimiento alcanzado por medio de la observación y la experimentación—Contestó Nora. Contuve una risa. Parecía que se fuera tragado el libro y estuviera escupiendo las palabras que sabía que eran correctas.
 El hombre aquel se dio cuenta.
 —Dilo con tus propias palabras—le dijo a ella.
 Su lengua se abrió paso entre sus labios, tocando la parte superior de este con suavidad. Otro estremecimiento se abrió paso por mi cuerpo. Maldije para mis adentros. No podía permitir que ella tuviera ese grado de influencia sobre mí.
 Tienes que matarla, Jev. Gánate su confianza y mátala pensé con frustración.
 Desvié la mirada de aquellas tres personas, y me concentré en dibujar unos garabatos en el pedazo de papel que reposaba sobre mi mesa. Recordé los motivos por los que estaba en Coldwater.
 "—Así que… para ser humano, ¿tengo que matar al descendiente de Chauncey? —pregunté.
 —No exactamente. Ella tiene que hacer el sacrificio por voluntad propia, o no tendría caso—respondió él.
 Reí sarcásticamente.
 —Oh, claro. Voluntariamente. ¿Es sumamente sencillo, no? Solo tengo que aparecer frente a ella y decirle: "Oye, descendiente de Chauncey, ¿Podrías por favor atravesarte el pecho con esta daga? Es que verás, quiero ser humano y necesito que te suicides" ¿En qué demonios estás pensando, Barba? ¿Crees que morirá solo porque un ángel caído se lo pide? —le pregunté.
 Él me miró con una sonrisa jugando en la comisura de sus labios mugrosos.
 —Los humanos son capaces de morir por amor—dijo él.
 Contuve el impulso de vomitar. Hace años que no sentía ni una pizca de simpatía por nadie.
 — ¿me estás diciendo qué…?
 —Siempre puedes enamorarla—dijo él."
 Regresé al presente y ahogué un suspiro. Necesitaba ganarme a Nora lo más pronto posible. Quería un cuerpo humano. Lo quería con todo mí… ¿Ser?
 Cámbiame de mesa. Ponme junto a Nora. Ahora Gruñí en la mente del entrenador.
 Un sonido agudo y chirriante se escuchó en toda la sala. El "entrenador" llamaba al orden a la clase. Estupendo.
 —Quiero que todos los que estén sentados del lado izquierdo del pupitre (éste es el lado izquierdo) se cambien a los del asiento de adelante. Los de primera fila (Si, Vee tú también) se irán al fondo.
 No sabía exactamente que sentí al tener la oportunidad de sentarme junto a Nora. Un poco de desesperación por matarla y obtener mi cuerpo cuanto antes, y mucha lujuria por tener tan cerca su cuerpo, también algo de obsesión al querer tocarla y todavía no poder, y ni mencionar el deseo de cubrir sus labios con los míos, aunque no pudiera sentirlos físicamente. Me estremecía con solo mirarlos, sin saber exactamente que tenia ella tan diferente a las demás.
 Nora tenía la mirada levantada, estudiando a todas las personas que daban vuelta a su alrededor, hasta que su mirada se posó en mí. Volví a estremecerme. Maldición.
 Lancé de mala gana mi cuaderno en la mesa junto a ella, y me senté. Ella me sonrió.
 —Hola. Soy Nora—me dijo.
 La observé fijamente, y le mostré una ligera sonrisa. Ya lo sé, chica. Vengo a matarte pensé. Ella me devolvió la mirada un poco titubeante por unos segundos, para después dirigirse a la pizarra frente a ella.
 Permanecí mirándola mientras el entrenador explicaba lo que había que hacer. Ella parecía incómoda. Una sonrisa amenazaba con dibujarse en mi rostro, pero la contuve. El entrenador continuó hablando. Al parecer, quería un informe detallado sobre toda la información que tenía de Nora. Era fácil. Y para mi satisfacción, este trabajo me haría mantener los ojos alejada de ella un par de minutos.
 Cuando el entrenador terminó de hablar, tomé una hoja de mi cuaderno, rasgando el papel y comencé a escribir.
 Nora Grey.
 -columnista de la revista digital del instituto.
 -le gusta la poesía.
 -Su música favorita es barroca
 -Solo hace ejercicios cuando hay buen clima.
 Con mi visión periférica, observé que giraba su rostro para observarme.
 — ¿Qué escribes? —preguntó.
 —Y además, puede hablar—susurré, mientras lo escribía.
 Se acercó a mí, pero no lo suficiente. Intentaba ver lo que había escrito. Doblé el folio por la mitad, acercándole más a mí, instándola a que se acercara aún más por sus intentos de leer.
 — ¿Qué has escrito? —quiso saber.
 Se estaba exasperando. Me encantaba.
 En un intento por más exasperación, tomé su hoja, la arrugué entre mi puño y la arrojé al cesto de la basura. Funcionó.
 Enojada sacó otra página de su cuaderno, y preparó su lápiz para escribir.
 — ¿Cómo te llamas? —me preguntó.
 Sonreí. Su rostro estaba ligeramente rojo por la cólera. Me imaginaba su cara de un tono escarlata si supiera lo que quería hacer con ella.
 — ¿Tú nombre? —insistió.
 Mi nombre es Jev pensé. Pero no vi necesario recordarle esa información. Además, hace años que nadie me llamaba de esa forma.
 —Llámame Patch. Lo digo en serio. Llámame—me insinué.
 Guiñe un ojo al decirlo, y contemple con satisfacción como se ruborizaba un poco más.
 — ¿qué haces en tu tiempo libre? —preguntó.
 —No tengo tiempo libre.
 —Supongo que esta tarea lleva nota, así que ¿por qué no me lo pones fácil?
 Me recliné en el respaldo de la silla, y crucé mis dedos por detrás de mi cabeza. Era posible que ella no hubiera captado el doble significado de sus palabras.
 — ¿Quieres que te lo ponga fácil?
 Otra insinuación. No entendía completamente lo que estaba sucediendo, pero me agradaba. Me gustaba ver como se sonrojaba, ver como se enojaba. Y Aún más, me encantaba verla asustada. Si tan solo me recordaras… pensé, irónicamente, recordando el momento en que tuve que borrar su memoria, luego de haberla conocido en aquel restaurante.
 —En mi tiempo libre… hago fotos—dije, pensativo.
 Observé con incredulidad como escribía "Fotografía" en su hoja.
 —No he terminado—dije—tengo una colección bastante completa de una columnista de la revista digital que cree en la alimentación orgánica, que escribe poesía en secreto y que se estremece de sólo pensar que tiene que escoger entre Stanford, Yale y… ¿Cómo se llama esa grande que empieza con H? —Me miraba sorprendida, con la mandíbula colgándole. Contuve una carcajada. —Pero al final no irás a ninguna de ésas.
 —Ah, ¿no?
 Me resultaba placentero hacerla sentir incómoda, pero ya había perdido el rubor. Quería que lo recuperara. Metí la mano debajo de su asiento y la arrastré más cerca de mí. Su cara se tornó roja de nuevo, pero fingió que no le importaba la proximidad.
 —Y aunque consiguieras entrar en las tres universidades, las despreciarías por considerarlas un cliché del éxito—continué—Pontificar es la tercera de tus tres grandes debilidades.
 — ¿Y cuál es la segunda? —preguntó, algo molesta.
 —No confías en nadie—lo pensé mejor—Rectifico: Solo confías en las personas equivocadas.
 — ¿Y la primera?
 —Te empeñas en tener todo controlado.
 Pude sentir como se estremecía. Pero vi que claramente no estaba dispuesta a dejarse intimidar por mí. Casi reí. Ya lo veríamos.
 — ¿Duermes desnuda? —pregunté.
 Conocía la respuesta, por supuesto. Antes de entrar al instituto, hubo varias noches en las que iba a espiarla a su casa.
 —Claro, a ti te lo voy a contar. —Sonreí.
 — ¿Has ido al psicólogo alguna vez?
 —No. —Mintió. También conocía la respuesta a esa pregunta.
 — ¿Has hecho algo ilegal?
 —Pues Claro que no. ¿Por qué no me haces una pregunta normal? Cómo… qué música me gusta—dijo ella, algo irritada.
 —No voy a preguntarte lo que puedo adivinar.
 — ¿Sabes qué tipo de música me gusta?
 —Barroca. Cuando se trata de ti todo tiene que ver con el orden, el control. Apuesto a que tocas… ¿El chelo? —pregunté, conociendo también la respuesta.
 —Error.
 Dsk. Dsk. Resultaban patéticos sus intentos por mentir. Trate de no reír. Miré una vez más sus labios, tratando de no dejarme llevar por el impulso de acercarme y besarla aquí mismo.
 Deseché ese pensamiento inmediatamente. Una vez más, como ya había pasado en varias ocasiones, contemple el acto de matarla. Algo se removió inquieto dentro de mí. Déjate de babosadas, es la única forma de ser humano pensé, antes de saber si realmente esas emociones se debían a que no deseaba matarla.
 — ¿Qué es eso? —le pregunté, dirigiendo mi atención a la marca en su muñeca.
 Sabía lo que era, por supuesto. Ella se alejó, como si repudiara mi contacto.
 Me sorprendí.
 —Una marca de nacimiento.
 —Parece una cicatriz. ¿Eres suicida, Nora? —la miré. Esperaba que contestara "Si, soy suicida y estoy esperando que un ángel caído venga a pedirme que me mate para él" pero sabía que eso no pasaría. — ¿Padres casados o Divorciados?
 —Vivo con mi madre.
 — ¿Y tú padre?
 —Murió el año pasado.
 — ¿Cómo murió?
 —Lo mataron. Ésas son cosas personales, si no te importa—dijo, con voz queda.
 Estaba incomoda, podía sentirlo. Pero por primera vez no me sentía feliz con esa situación. Ese tema parecía lastimarla. No quería lastimarla… aún.
 —Tiene que ser duro. —le dije, medio disculpándome.
 Me encontré pensando en cuanto había sufrido esta chica antes de que yo apareciera… Si tan solo yo pudiera…
 El timbre de salida me devolvió a la realidad.
 Me levanté del asiento rápidamente antes de que me pusiera a consolar a la pelirroja. ¿Qué me estaba pasando? Era justo como ese día en el restaurante… Cuando tenía la necesidad de…
 —Espera—escuché llamarla a mis espaldas. — ¡Un momento! —Continué caminando— ¡Patch! Aún no tengo nada sobre ti.
 Con el bolígrafo aun en la mano, me acerqué a ella y escribí en su palma mi número telefónico antes de darme cuenta realmente de lo que estaba haciendo.
 —Esta noche estoy ocupada—dijo ella, observando su mano.
 —Yo también—le dije.
 Di media vuelta y me encaminé al estacionamiento, a por mi moto. Sabía que llamaría, tarde o temprano. Y estaba ansioso por esa llamada.
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hala2021 · 2 years ago
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Hay rebelión en la granja
Ayer hubo «Rebelión en la granja», es decir, problemas. El sistema educativo se ha vuelto alienado en cuanto a la educación. Antes los colegios eran otra cosa. La cuestión es que en uno de los colegios hay profesores acomodados, que no vienen nunca y cobran. Ya todos comentan sobre uno de Inglés, que ya debería haber quedado cesante. Otro, que no sé qué hace, pasea por el primer piso y llega tarde al aula. Pero a mí no me permiten irme antes, en las horas extraclases, sino que debo cumplir con el horario. Esas horas no son frente a los alumnos, sino que fueron horas inútiles creadas por el tergiversado sistema educativo. Me agarró la vicerrectora y el rector. Ambos confabuladas en mi contra.
Y bueno, a mí me atacan y me favorecen, porque diseñé un plan. Es decir, algo voy a hacer en esas horas, algo que no hago cuando estoy en casa. En una palabra, la guerra muchas veces es algo siniestro pero que a la larga te favorece, porque solo te defiendes cuando te atacan, en cambio, cuando estás bien, te relajas. Y defenderse es progresar.
Por todo lo expuesto anteriormente, comencé a escribir en coreano y descubrí que con la escritura memorizo mejor el idioma. En una palabra, la rebelión en la granja me perjudicó, pero me hizo más fuerte. El enemigo me agiganta, me da las herramientas para defenderme en la vida. Y se deben estar reagrupando, para una nueva batalla. Y esto es como la historia del Islam, cuando tienes a Dios de tu parte, pareciera que el enemigo fuera ganando, pero el broche final lo colocas tú.
Hoy voy a cocinar un pan sin harina. Ya vi innumerables recetas. Hoy es día de paro. Ayer nos saludábamos con unas compañeras de trabajo y una me dijo: «¡feliz paro!». Me reí mucho.
Ya comencé a escribir el menú de mis notas en coreano, porque puedo dominar mejor la escritura. Me parece positivo entender un nuevo idioma. A veces, me pongo a pensar en Corea del Sur, si no fue ese pueblo escogido por Dios, porque lo persiguieron y lo dejaron en la ruina. Y hoy, es uno de los países con mejor tecnología. Ellos fueron dispersados por el mundo y maltratados, tal cual habla la Biblia de los judíos. Y entonces pienso que la historia de los judíos tal vez sea una parodia de la historia del pueblo coreano. Ya como todos saben, la Biblia fue tergiversada, es decir, cambiada. Y así como tú puedes cambiar la identidad de una sola persona, también puedes hacerlo con un pueblo. Y el original se oculta, así como tal vez se ocultó el nombre de Corea del Sur. Incluso, me sorprendió su cultura, en donde tienen negocios sin empleados, porque nadie roba. Y otra cosa que me llamó la atención es que tanto en árabe, como en hebreo o en coreano, el saludo significa «paz». Y ya las coincidencias me están desbordando. Por otro lado, una vez escuché a un rabino que dijo que había profecías en la Biblia que no se cumplieron. Y eso es imposible si se cree en Dios. Por eso, lo que dijo el rabino me da la pauta de que quizás ellos sabían de las profecías y quisieron ocupar el lugar de un pueblo, ocultándolo. Claro, esto es solo una hipótesis. Y esto sería tal cual como una falsa identidad. Te doy un ejemplo: si yo cambio la foto en un documento y me hago pasar por otra persona, con otro nombre, digamos «Carla Lóoez», la verdadera mujer, es decir, Carla, no deja de existir y vivir su historia. Y tal vez yo me haga famosa como Hala, y el mundo piense que mi historia de vida sea la original. Por lo tanto, nadie conoce a Carla y es ignorada por todo el mundo. Por consiguiente, Carla sería Corea del Sur y yo los judíos en el ejemplo que di.
Además, me parece muy significativo el odio de mucha gente en contra de Corea del Sur. Por ejemplo, llaman a Estados Unidos «el gran Satán» en algunas organizaciones islámicas. No obstante, ese país del norte fue quien ayudó a Corea del Sur en la guerra. Y por otro lado, escuché que hablaban mal de la Onu en los salones del reino de los testigos de Jehová, incluso publicando libros que decían que la Onu era la bestia de la que hablaba la Biblia, que había resurgido con más fuerza, porque antes se llamaba «Liga de las naciones». Y la Onu fue una organización que ayudó a Corea del Sur.
Pero también, más allá de todo lo expresado anteriormente, me llaman la atención muchísimas cosas que leo sobre Corea. Por ejemplo, la guerra que le hizo Corea del Norte o países monstruos que se unieron en su contra, como Japón, China y Rusia. Y eso me da la pauta que no puede un país tan pequeño como Corea del Sur haber ganado la guerra sin la ayuda de Dios, es decir, sin la intervención divina.
Toda la vida busqué a ese pueblo, oculto por una mayoría mundial, para sacar sus ventajas. Así como el que vive una falsa identidad saca un beneficio en ello, ocultar las verdaderas profecías y la verdadera identidad de un pueblo también otorgó un beneficio de poder y prestigio o los que lo imitaron. Y la palabra «paz» en los tres idiomas me hizo mucho ruido. Incluso, muchas palabras en Inglés son iguales que en coreano. Y el otro día me puse a pensar: «¿quién estuvo primero, Corea o los ingleses», pero como nunca estudié historia, no sé nada.
La cuestión es que la rebelión en la granja me hizo más fuerte, más combativa. En una palabra: el enemigo me agiganta.
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heviga23 · 4 years ago
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Hoy fui a aquella plaza testigo de nuestra relación. La plaza que durante 4 años nos vio crecer, no sólo en edad, sino como personas. Esa plaza testigo de esta gran historia de amor, que ahora lo seguirá siendo pero cada uno por su lado.
Fue diferente, completamente diferente, iba con mis papás y mi hermana. Jamás habíamos ido los 4 juntos, es un tanto irónico que la primera vez que vuelves a pisar esa plaza otra vez, sea con el apoyo de tu familia aunque ellos no lo sepan. Todo el tiempo sentí melancolía, no voy a mentir, parado afuera de esa zona de juegos testigo de nuestro primer beso y donde pensaba pedirle matrimonio... Que ahora que lo pienso no suena tan romántico como lo pensaba, tal vez para ella y para mí sí.. Pero bueno a lo que iba, durante esas 3 horas que estuvimos en la plaza solo nos podía imaginar a los dos caminando de las manos como esas imágenes que tanto me gustan en la que empalman una foto de un hecho histórico con una actual y las personas no saben ni donde están paradas. Durante esas 3 horas tan sólo tenía ganas de llorar pues recordaba todo lo que ahí vivimos, también durante mucho tiempo sonreía. No sé si han tenido esa sonrisa con lágrimas en los ojos recordando un momento que te hace sentir triste pero que recuerdas lo feliz que eras? Es complicado, pero eso sentía. También pude ver una nueva exposición con realidad virtual, cuando la vi solo quería sacar el teléfono y preguntarte que cuando podíamos ir, pero recordé que ya no quiere saber nada de mí y opté por solo sonreír.
Salimos de la plaza y nos dirigimos al aeropuerto a ver un tema pendiente, tomamos una avenida que siempre debía de tomar para ir a su casa, mi mamá sacó un chiste que automáticamente iría a su casa, no reí. Como explicarle que era lo que más deseaba en este mundo? Solo callé, ahí murió el chiste.
Llegué y decidí que era tiempo de limpiar por completo mi cuarto, literal por completo. Siento que me ayudará a borrar tu recuerdo. Ella está en su pijamada, posiblemente en su día más feliz de la vida y de todo corazón deseo que así sea. Estoy indeciso de preguntarle en estos días cómo le fue, sé que sino lo hago ella nunca me va a contar. Es más, sé que sino le hablara, ella no lo haría... Pensar en esto me ha devuelto el nudo a la garganta y los ojos subrayados con agua y sal. Es momento de terminar esta carta.
Teyo tuto titolá.
Hvg
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