#libros para niños y jóvenes
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galaxiadeletrasposts · 1 year ago
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Te leo el primer capítulo de mi libro El gigante Pamplinón para que te enganches bien enganchado 😁😁😁 Está lleno de personajes curiosos, situaciones muy divertidas y un montón de aventuras que te arrancarán una buena carcajada.
Está publicado por Alexia Editorial, dónde podrás conocer otros libros míos.
¿A qué esperas para llevártelo a la playa o a la piscina? 🤪🤪🤪😜😜😜
Pásate por este enlace: https://alexiaeditorial.com/producto/el-gigante-pamplinon/
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enalfersa · 2 years ago
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Las Ratitas 4. Superaventura entre las nubes
Las Ratitas 4. Superaventura entre las nubes
¡Las Ratitas suben a la furgoneta y se van de excursión!  Sus padres las llevan a un precioso lugar a dar un paseo en bicicleta, y su querida Alma por supuesto va con ellos. Encuentran una cascada increíble para pasar el día y descubren un montón de sorpresas. Hasta que de pronto… ¡su furgo desaparece! ¿Lograrán encontrarla para poder volver a casa? ¿Invocarán una vez más sus súper poderes? Las…
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rubywolffxxx · 1 month ago
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El dragón de la montaña (Aegon x lectora)
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Masterlist de mi autoría
Nota: +16.
Nota 2: es suuuper largo
Nota 3: es de mis fics favoritos de todos mis años en Wattpad.
Nota 4: Para más contexto, si les interesó el shot, pueden encontrar la historia completa en wattpad. Éste y los próximos dos shots de HOTD son finales alternos de mi libro de Benjicot (son alternos justamente porque en lugar de terminar junto a Ben, nos vamos con otro xd)
Sinopsis: tras semanas de inacción por parte de Rhaenyra, ____ se cansó de esperar. Acabaría con Aemond por su cuenta. O al menos esa era su idea hasta que vio al herido rey tumbado en una cama de la fortaleza
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____ era una persona que detestaba la inoperancia. Y eso era justo lo que su reina estaba haciendo.
Sus vasallos morían, perdieron a Rhaenys y la falta de accionar estaba haciendo que Rhaenyra perdiera credibilidad entre la poca gente que la apoyaba. Y la joven Andwin se estaba cansando de esperar.
—¿Qué sucede?—Ben y Cregan se acercaron a la joven, quien llevaba toda la mañana revisando planos y libros.
—Iré a King's Landing.—mantuvo la mirada en las páginas—. Ya estuve cerca de Aemond, puedo infiltrarme y matarlo.—El par de jóvenes no tardó en advertirle que era una pésima idea. Pero ____ estaba decidida—. Llevamos dos semanas aquí... nuestros hombres comienzan a extinguir esa llama de batalla que necesitamos para ganar.—____ los miró—. ¿Esperan que me siente aquí y espere que los verdes sigan agrandando sus filas?—
—Ten fe en nuestra reina.—Ben se acercó a ella preocupado—. ¿No juraste lealtad por creer en su reclamo?—
—Le juré lealtad porque los considero a ti y Cregan mis primeros grandes amigos ¿Esperabas que vaya al equipo contrario?—La joven cerró los libros, y tomó algunas cosas en su bolso.
—No te arriesgues así, podrían matarte.—
—Si seguimos aquí esperando, nos matarán a todos, Cregan.—
El par de lores miró como la joven salía de la oficina apresurada.
Era temprano en la mañana cuando ____ llegó a King's Landing. Se acercó a las grandes puertas, diciendo que vendía hierbas medicinales. Su carisma e imagen inofensiva le permitieron pasar, y por segunda vez en su vida estaba en el reino.
Sorteó a la gente, y llegó a las alcantarillas.
En su anterior viaje al lugar con Rhaenyra, ella le comentó que habían pasadizos secretos en la fortaleza. La existencia de uno en específico fue el que le permitió entrar al castillo. Cambió sus vestimentas enseguida, y se acopló a los pasillos sin mucho problemas.
Mataron a un niño hace días... ¿No mejoraron la seguridad?
Según los mapas que había estado revisando, estaba cerca de los cuartos. Caminó a paso tranquilo, y uno a uno fue abriendo los cuartos. No se topó con nadie, hasta que lo vio. El rey, postrado en una cama, respirando con dificultad.
Asi que sigue vivo...
Cualquier persona hubiese pensado en acabarlo, aprovechando esa debilidad. Pero el joven se veía tan demacrado que ____ vio indecente ganar una muerte así.
—¿mamá?—el joven volteó a mirarla, sin estar muy consciente.
—La reina... Tenía una reunión del consejo.—
—Leche... amapola... Duele mucho.—
Diablos...
____ odió ser tan empática en ese momento.
Sentir pena hasta por un enemigo, que debilidad...
Revisó su bolso, donde aún traía las hierbas que usó para entrar a la ciudad.
—Si gusta, puedo hacer un ungüento para que no duela tanto... Es mejor que estar dopado con leche.—sacó un gajo de aloe vera, y con la daga que usaría para apuñalar a Aemond le sacó las espinas y lo cortó a la mitad.
—¿Eres maestre?—
—No, solo soy una persona que acostumbra a tratar quemaduras.—____ raspó la parte babosa, volcándola en un recipiente.
Agua fría.
Aloe vera.
Un poquito de leche de amapola.
Menta...
Se acercó a la cama, sacando las vendas. Se llevó una horrible impresión al ver las quemaduras.
—... ¿Meleys le hizo esto?—a pesar de que aquello lo dijo más para si misma, Aegon la escuchó.
—Aemond...—
¿Su hermano?
—... ¿Le duele al respirar?—
—Un poco... muchísimo.—____terminó de quitar las vendas.
—Sufrirá como los siete infiernos los próximos días pero vivirá... No se preocupe por eso.—
Aegon ya estaba más conciente, y finalmente se enfocó en la apariencia de la chica. Nunca la había visto antes.
—... ¿Tú quién eres?—Ella no respondió, y en su lugar volcó la sustancia gelatinosa sobre su abdomen. Aegon sintió un alivio inmediato, y fue mucho mejor cuando ella comenzó a expandirlo con la cáscara de la planta.
—Una mujer que bajó de las montañas buscando una vida más interesante, con gente a la que poder llamar amigos... Untar remedios en un torso chamuscado no estaba en los planes.—Aegon quiso reír, pero sintió que sus pulmones colapsaban—. No haga eso.—
—Tú... me hiciste reir.—
—Oh... Bueno, no lo haga.—La joven esparció el ungüento en todo el torso, también su cuello y brazos. Despejó su cabello, y bajo su atenta mirada, cubrió su rostro—. ¿Mejor?—lo vio asentir.
La joven se alejó, dejando el cuenco con algo de ungüento en la mesa. Limpió sus manos vagamente con una toalla, aún siendo observada por Aegon.
Fue entonces que un maestre entró al cuarto.
—¿Quién eres tú? No deberías estar aquí.—
____ se dio un pequeño susto, y miró por impulso a Aegon, quien parecía querer decir algo pero sus pulmones lo traicionaron.
El maestre se distrajo por las dolencias del rey, y la joven aprovechó ese momento para escapar. Se desvaneció por los pasillos enseguida.
—¿Qué te puso?—Alicent miraba aquel ungüento sobre la mesa.
—Medicina, buena. No arde... duele poco... Quiero más.—Aegon sentía que podía hilar más de dos palabras ahora, se sentía mejor.
—Ella no trabaja en el castillo, majestad.—el maestre lo miró preocupado—. Y nadie la conoce... Creemos que se ha infiltrado. Espía tal vez.—
—Una espía ha hecho mejor trabajo que usted, señor.—el hombre apartó la mirada—. Si la encuentran, la traen... Sana y salva.—
____ vagaba por las calles del reino, ya no muy segura de qué hacer.
Si mataba a Aemond, alguien lo sucedería, y luego alguien más.
Y Aegon... Aegon ya estaba fuera de juego, al menos por un largo tiempo. Y la verdad, tampoco quería matarlo. Le daba lástima.
Decidió de momento solo monitorear movimientos, ver qué hacían, a qué hora... Y si veía algo muy importante, decidiría qué hacer.
Ya no debe tener ungüento...
Ese pensamiento repentino se instaló en su cabeza, y no pudo volver a sacarlo...
Eran altas horas de la madrugada cuando ____ se escabulló en el cuarto de Aegon. Su idea era dejar el ungüento y marcharse, pero no contaba con que el rey estaría despierto.
—¿Solo lo dejarás y te irás?—____ lo miró, notando su mirada fija sobre ella.
—... Supuse que ya no tendría medicina, asi que hice más.—
—Quiero que seas mi cuidadora... ¿Qué hierbas necesitas? ¿Qué quieres como pago?—
—No quiero nada, y no busco ser su cuidadora.—
—¿Qué buscas?—____ se acercó a la cama, con el ungüento en su mano.
—Respuestas...—comenzó a quitarle las vendas.—
—¿A qué preguntas?—Aegon suspiró aliviado al sentir el frío remedio contra su piel, y ____ vio que su pecho ya no estaba rojo. Tenía algunas costras. Estaba curando.
—... ¿De verdad es el legítimo heredero?—
—Ser y querer...—cerró los ojos, disfrutando el cuidado—. Por sangre y sexo debería serlo, pero no quiero. Mira lo que esa corona me ha costado... Quemado vivo por mi propio hermano, vivo a duras penas... Y creo que todos me preferirían muerto.—
—... Uno no puede ser obligado a ser algo que no quiere.—
—Asi son las cosas aquí...—
—En mi hogar no lo son.—____ siguió esparciendo el ungüento—. Uno es lo que quiere ser y ya... Aunque a mi me obligaron un poco, supongo.—
—¿Y de dónde eres?—
—De un pueblo libre, en las montañas.—
—¿qué montañas?—
—¿Cree que le diría?—lo vio sonreír apenas.
—Bueno, podrías llevarme a tu montaña. No sé hacer mucho, pero puedo aprender... no puede ser más difícil que ser rey.—
—... Tiene pintas de cazador.—
—¿Tú crees?—
—Es bajito, podría escabullirse y ser carnada.—Aegon quiso reír, pero se ahogó un poco. ____ le dio un poco de agua.
—Pues al diablo, seré carnada ¿Cuándo nos vamos?—
—Solo bromeaba.—dejó el agua a un lado, al igual que el ungüento.
—... ¿Engañas a tu rey?—
—No te considero mi rey.—____ se sentó a su lado, y Aegon agradeció que decidiera quedarse.
—¿A Rhaenyra?—
—... Me temo que ninguno cumple con las expectativas de líder que tenía.—
—¿Y en tu montaña qué? ¿Tan buen líder tienen que nadie aquí es decente?—
—Yo lo soy, así que sí. Tengo expectativas altas.—lo vio fruncir el rostro en una mueca de burla—. ¿No me crees?—
—¿Por qué debería? La reina de la montaña esta aquí embarrando mi pecho de moco... Si, claro.—____ sonrió.
—Tal vez deba llevarte a la montaña, mostrarte que digo la verdad... Y entonces decapitarte por dudar de mi palabra.—
—Hazme el favor, sí. Ya estoy cansado de esto.—Se relajó—. Solo quiero... Volver a ser un niño ignorante sin idea de política... Dame eso y tú serás mi reina... o corta mi cabeza y ya.—____ lo miró pensativa, notando como finalmente parecía tener intenciones de dormir.
—... recupérate entonces. Recupera esa piel chamuscada y yo misma te llevaré a casa.—____ se levantó, mirando el cuerpo herido del hombre. Estaba en ruinas, pero bien encaminado a sanar. Se aferraba a la vida, a pesar de que estaba rodeado de puras desgracias—. Cuando suelden tus huesos, y puedas reír sin ahogarte, dejarás King's Landing. La casa Andwin de Howling Peaks te dará refugio en su hogar, siempre y cuando decidas no volver a tu antigua vida.—Aegon inhaló y exhaló con pesadez.
—Pues espero tu vuelta en unas semanas para llevarme a las montañas, si.—
____ se deslizó por la puerta, y Aegon no pudo dejar de pensar en ella en toda la noche.
Si fue un sueño, un delirio por consumir tanta leche de amapola... No le importó. Esas visitas fugaces eran una luz de alegría en tanta depresión y gente falsa que lo rodeaba.
Los días pasaron y ____ no volvió a visitar a Aegon, quien comenzaba a sentirse ansioso. Estaba sanando, más rápido de lo esperado. Los maestres le quitaron yesos, lo hacían caminar. Y a pesar de que aún le costaba un poco, se podía mover por sus propios medios. Pero para pesar de Aegon, las quemaduras no se borrarían de su carne.
Su cuerpo no le importaba mucho, pero su rostro... Era una copia irónica de su padre.
—¿Piensas quedarte aquí todo el tiempo?—Alicent entró al cuarto de su hijo, quien caminaba de un lado al otro, concentrándose en no tambalear.
—Aemond parece estar haciendo un buen trabajo, prefiero no estorbar... ¿No dijiste tú que hiciera eso? ¿Nada?—
La mujer notó el resentimiento de su hijo, y no lo culpaba. Sus descuidados comentarios habían desembocado en esa situación, y lejos de querer empeorarlo, Alicent decidió dejar el cuarto.
Nuevamente solo, Aegon siguió caminando. Desde su cama, hacia la chimenea y desde ahí a la gran mesa. Era un ciclo aburrido, pero con cada vuelta se sentía mejor.
Caminaba por inercia a esas alturas, por lo que voltear de la mesa a la cama y ver a aquella mujer lo tomó por sorpresa.
—Muy bien, veo que sus huesos han sanado.—Aegon se detuvo al verla ahí, sonriendo apenas.
—¿De verdad estás aquí?—
—¿Tomaste leche de amapolas?—negó—. Entonces no soy un delirio.—Se acercó a él, mirándolo de arriba a abajo. Aegon se sintió acomplejado al ver que se detuvo en su rostro.
—Mis huesos soldaron, puedo reír sin ahogarme, o eso creo. No he reído mucho... Pero me temo que mi apariencia no ha mejorado.—
—La apariencia... Es algo superficial, sin mucho valor.—lo escuchó resoplar.
—Para ti es sencillo decirlo, eres hermosa.—____ sonrió.
—¿Lo soy?—
—Más ardiente que las llamas de Vhagar... Chiste malo... ¿Nos vamos entonces?—
—¿Estás seguro de esto? No era mentira lo de dejar todo esto atrás.—____ se acercó incluso más—. Si vienes conmigo, lo único que podrás conservar será un simple nombre.—
—¿Y qué estaría dejando? ¿Una familia de mierda? ¿Una esposa e hija que no me aman? ¿Una ciudad colapsando? Por favor, quiero ser carnada de osos.—____ presionó sus hombros, entendiendo que aquello era de verdad algo grande.
A pesar de que su lealtad seguía con Rhaenyra, al menos de momento, todo eso lo estaba haciendo a sus espaldas. Miedo no tenía. Para nada. Pero estaba siendo impulsiva. El joven frente a ella pedía a gritos ser salvado, y ella no podía darle la espalda.
—Hoy vine a acabar con tu hermano.—sentenció—. Te daré 20 minutos, y cuando vuelva, nos vamos.—
—... ¿Esta es la parte donde debería pedirte que no lo mates?—frunció sus labios en una mueca tonta, negando apenas—. Está en la sala de reuniones, luego se queda en la sala del trono, a solas... Te daré una daga si quieres... Ah, no. Él me la robó.—____ lo miró por unos segundos, antes de presionar sus hombros una última vez.
—20 minutos... Si vengo y no estás, me voy. Y si vengo y me delataste-
—Eso no pasará.—La chica se alejó, sin apartarle la mirada. Se desvaneció por la gran puerta.
Aegon se encontraba sentado en la cama, cuando la puerta finalmente se abrió. Era ____, con algo de sangre en su camisa.
—¿Tienes todo listo?—
—¿Es... tuya?—Aegon miró sorprendido la sangre, y se sorprendió incluso más al ver que la mujer se quitaba la prenda como si nada.
—De tu hermano ¿Tienes una camisa para darme?—El rey señaló una cómoda a un lado, y la chica, aún secando la sangre que embarraba su piel con la camisa, la abrió. Se vistió enseguida—. Nos vamos, no tardarán en descubrir a Aemond.—volteó hacia el hombre, quien aún estaba algo distraído.
—¿Por dónde?—____ caminó hasta el gran librero, empujándolo y dejando ver un pasadizo. Todo aquello parecía increíble para Aegon, comenzaba a dudar de qué tan real era la situación. Pero entonces ____ lo tomó de la mano y lo arrastró al pasadizo, cubriéndolos enseguida con el mueble.
—Aqui, ten esto.—le alcanzó una antorcha—. Mira al piso, no vaya a ser que pises mal y te rompas la otra pierna.—
—... ¿A dónde lleva esto?—
—Reservorio de mierda, luego al río... Ahí tengo un caballo, nos iremos cuando anochezca.—
—¿Y tu hogar?—la joven comenzó a caminar, y Aegon la siguió de cerca.
—A dos días de aquí, pero tengo amigos en Riverlands. Podemos descansar a salvo.—
—... No soy muy bienvenido ahi.—____ volteó a mirarlo, haciendo que se detuviera de golpe.
—Viajas conmigo, no te pasará nada.—
—¿Soy la doncella en peligro?—____ sonrió.
—Doncella no eres, para nada.—siguió caminando.
—¿Por qué? ¿Porque no soy mujer? ¿o porque no soy una niña bonita?—
—Y porque la pureza no es algo propio de ti ¿O me equivoco?—Aegon no pudo evitar sonreír. Por más extraña que fuera la situación, no era nada desagradable.
—¿Vas a decirme por qué viniste a salvarme?—
—Pedías ser salvado, eso hice.—
—No me conoces para nada... No sabes lo que he hecho.—
—¿Ser quemado por tu hermano? ¿Perder tu dragón a garras de Meleys? No es la gran cosa.—
—... antes de eso.—
—No me interesa... Me diste lástima, luego me agradaste... asi que por eso te estoy llevando. Pórtate bien, no vuelvas a mencionar nada de la realeza y te prometo una vida tranquila.—
—... ¿Tú estarás cerca?—
—Pórtate bien y veremos eso.—
Portarse bien...
Si alguien le dijera a Alicent que su hijo dejaría de beber, se enderezaría y tendría un oficio, no lo hubiese creído. Pero Aegon demostró lo contrario.
Dejó sus vestimentas elegantes, y su cabello fue oscurecido para ocultar su linaje. Reemplazó la corona y su espada por sierras y troncos, encontrando en la carpintería un gran pasatiempo.
Mientras ____ luchaba una batalla contra su familia, Aegon tallaba pequeñas figuras de animales e insectos que le regalaría cada tanto. Sintiendo un gran orgullo al recibir una sonrisa agradecida y un abrazo a cambio.
¿Dejar su vida atrás?
Aegon apenas sintió que comenzaba a vivir cuando sus pies heridos pisaron la nieve.
Howling Peaks era su hogar, y ____ la mano que lo había sacado del pozo.
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Los días pasaban y la guerra de dragones cada vez se complicaba más. Pero para Aegon, eso ya era algo ajeno. Sus días eran tranquilos en Howling Peaks.
Al principio su insomnio debido al estrés de sus responsabilidades aún estaba latente, pero cuando su mente y cuerpo comprendieron que eso era historia antigua, las noches comenzaron a ser de descanso constante. Y a primera hora, ya estaba fuera de la cama.
El frío de la montaña era crudo, por supuesto. Pero su casita era acogedora, fácilmente aclimantable. Prender la chimenea mientras desayunaba un té con algo de pan era suficiente para que todo se tornara cálido.
La casa cedida por ____ tenía un pequeño taller, donde Aegon había aprendido de otros habitantes algunas cosas básicas. Hacía trabajos de carpintería, ganaba algo de dinero. Pero ____ tampoco dejaba que le falte nada.
—De verdad, no hacía falta.—Aegon miraba con cierta pena como ____ dejaba un canasto con comida en la mesa de su comedor.
—¿Y mi pago?—la joven suspiró, apoyando ambas manos en la mesa. Aegon sonrió apenas, apurándose a buscar una cajita en el taller.
Habían tomado el bonito hábito de que a cambio de aquellos favores, Aegon le daba pequeños regalos. ____ en realidad no buscaba exigirle nada, pero entendía que el joven se sentía más traquilo dando un "pago" por su ayuda.
—Esto te va a encantar.—se acercó emocionado a la chica, extendiéndole el paquete—. Fui con tu padre a las minas ayer, y encontré algo genial.—
—¿Desde cuándo vas con mi padre a las minas?—
—Dijo que tú nunca ibas, y que quería que lo acompañara.—respondió de forma inocente, y ____ entendió que su padre probablemente se sentía solo después de lo de Juliard.
Pobre Aegon, no lo dejaría en paz.
____ abrió la cajita, encontrándose con una mariposa. Estaba prolijamente tallada por partes, encastradas las alas sobre el cuerpo y en una base. Tenía pequeñas pepitas de mineral plateado decorando las alas.
—¿y? ¿qué te parece?—
—Aegon...—____ lo miró, notando la expectativa en los ojos del hombre—. Es hermosa... ¿Seguro de que tú la hiciste?—
—¿Me crees capaz de mentir?—ella enarcó una ceja—... Tal vez, pero no a ti. La hice yo solito.—
—Pues es maravillosa, de verdad... la agregaré con las demás.—Aegon sonrió aliviado, pues su trabajo había sido bien recibido—. ¿Cómo has estado esta semana? ¿Fuiste con los maestres?—
—Ah, sí... Dijeron que mi piel ya estaba sellada, y que mis huesos no podrían estar mejor.—
—¿Y por qué la cara larga?—
—... Esperaba que mi apariencia mejorara un poco.—
—Aegon, ya hablamos de eso.—
—Lo sé, lo sé.—rodó los ojos, desplomándose en una silla—. Tal vez a ti no te importe mi cara de puré de carne, pero los niños del pueblo se asustan al verme.—
—Son pequeños, tienen curiosidad.—
—... Me siento horrendo.—
—No lo eres.—____ acunó su rostro, sonriendo al pellizcar sus mejillas—. Es como tocar tripitas de ardilla. Suavecito.—
—Que horror.—Aegon quiso liberarse de su agarre, pero ella no cedió, lo apretujó incluso más.
Estaba por decirle alguna otra tontería, cuando unos toques en la puerta llamaron su atención. Era Anna.
—Rhaenyra ha mandado una lechuza, tienen noticias de King's Landing.—____ miró de reojo a Aegon, quien se notaba algo incómodo.
—... Vamos a discutirlo a casa, mamá.—la mujer asintió, dejando el lugar enseguida. La joven volteó hacia Aegon, quien sacaba de forma distraída la comida del canasto—... Si gustas, podemos cenar juntos esta noche ¿Ya aprendiste a preparar carne asada?—____ le sonrió.
—Hoy no, Yara vendrá.—la sonrisa de la chica se desvaneció en confusión.
—... ¿La mujer de los telares?—
—Tiñe mi cabello cada tanto, le pedí que lo hiciera hoy... Se notan las raices.—Aegon la miró—. Pero mañana podemos almorzar juntos si no tienes asuntos pendientes. No quiero quitarte tiempo.—
—Me temo que mañana Benjicot y Cregan vendrán a discutir algunas cosas, no creo que podamos almorzar.—
—Bueno, en otro momento será.—le sonrió apenas.
—... ¿Qué sabes de ella, mamá?—
—¿De quién?—
—Yara.—Anna levantó la mirada de la carne que picaba, enfocándola en su hija confundida.
—¿La nieta de Hebert?—
—Si, ella.—
—Es una buena persona, supongo. Me ayuda con la tela para nuestra ropa.—
—¿qué más? ¿Tiene esposo o algo?—
—¿Por qué el repentino interés?—
—Parece que frecuenta mucho a Aegon, quiero saber si es de fiar.—
—... ¿El que tenga esposo tiene algo que ver con que sea de fiar?—
—Si. Mucho.—Anna resopló con gracia, tirando la carne picada a la enorme sarten sobre el fuego.
—¿Recuerdas lo que me dijiste cuando apareciste con él aquella vez? "Una persona rota que puedo ayudar a curar"—se cruzó de brazos—... ¿Crees que lo ha hecho?—
____ conocía a su madre, y ya se veía venir toda una vuelta de tema que podría llegar a ser complicada. Era buena leyendo a la gente. No quería que la leyera a ella.
—... Eso esta en proceso aún, esta armando una nueva vida de a poco.—
—¿Y no crees que formar una familia sería parte de esa nueva vida?—
—... no con ella, no me agrada.—
—Tiene que agradarle a él, no a ti.—____ frunció el ceño ofendida.
—... Tiene que ser otra, alguien que sea mejor.—Anna sonrió.
—... ¿Tú?—
—Pff, yo soy mil veces mejor que ella... Que cualquiera. Pero no viene al caso.—
—Claro, claro... No viene al caso...—
—¿Cómo van los nuevos salones, amiga mía?—
—Casi terminados. Podremos entrenar más jóvenes para la causa. Benny prometió más carpinteros para ayudar con el techo.—
—Dijo que te cortaría la lengua si volvías a llamarlo asi.—
—... ¿Quién? ¿Benito? Por favor.—Cregan rió con aquello, pero entonces algo lo hizo tensarse un poco. Vio a Aegon cargando unos tirantes de madera a lo lejos.
—... Sigo pensando que no deberías tenerlo aquí... Y mucho menos sin decirle a la reina.—____ no tardó en comprender de quién hablaba.
—¿Tú le dirás?—
—Delatar algo así te pondría en una situación desagradable y no quiero eso para ti.—
—¿Crees que ella intente matarlo?—
—Creo que tú lo impedirías a toda costa, y eso sí sería un problema... Eres terca como una mula.—
—Ay, disculpe señor correcto.—____ lo miró divertida—. Pero no te equivocas, pienso defender la paz de Aegon aquí... De quien sea.—
—No esperaba otra respuesta. Como sea, de mi parte no tendrás ningún reclamo.—
Cregan se marchó al anochecer, y ____ lo despidió en el enorme arco de roca. Deshizo su camino de vuelta a casa, cuando vio a Yara cruzar la ciudad. Llevaba un canasto con cosas, y por la dirección que tomaba, ____ supo que iba con Aegon.
Miren nada más a la... Tipeja esta
A paso apresurado, ____ salió del camino principal, trepando las irregulares salientes de la colina para llegar a la solitaria casita del lugar.
—¿____?—un Aegon extrañado la recibió—... ¿Por qué corres?—
—¿Quién corre? Yo no ¿Puedo pasar?—entró enseguida.
—Pues ya pasaste...—
—¿Trabajabas en algo?—
—Hago sillas, para el nuevo salón... Estaba por cenar también—
—Ah, excelente. Pero no te desveles mucho.—Aegon no entendía para nada lo que estaba pasando, pero ____ tampoco entendía qué diablos estaba haciendo ahí. Se sintió avergonzada por tan apresurado y tonto accionar. Aparecerse así, en plena noche...
Que ridículo.
Estaba por decir la primer tontería que se le ocurriera, cuando alguien llamó a la puerta. Era Yara.
—¿No te parece que es muy tarde para deambular, Yara?—____ la miró desde la mesa apenas Aegon la recibió—. Di tus motivos y vuelve a salvo a tu casa, que hará frío esta noche.—
—Si, milady. Usted debería hacer lo mismo... Solo vine a traerle a Aegon algo de ropa nueva... Si me disculpan.—____ percibió que la chica no se veía muy contenta. Y eso la alegró.
—¿Es usual que venga tan tarde?—miró a Aegon, quien cerraba la puerta tras la salida de la chica—. Ella no me agrada.—
—Es amable conmigo, y me ayuda con cosas que no sé bien cómo hacerlas todavia.—Aegon se acercó al fuego, revolviendo una sopa que apenas empezaba a hervir.
—Mira la hora en la que aparece, que poca consideración.—
—... Tú apareciste corriendo en mi puerta dos minutos antes.—enarcó una ceja.
—Si, bueno... Pero yo soy ama y señora de todo esto. Voy a donde quiero y cuando quiero.—el hombre resopló con gracia.
—Claro, luego yo era el rey aprovechado...—____ miró a Aegon revolver la comida, sin saber bien qué decirle.
—... ¿Ella es de tu agrado?—habló insegura, sin saber si era prudente—. Mi madre dice que formar una familia sería el paso final para reconstruir tu vida.—
—Es una mujer bonita, eso no voy a negarlo. Pero no me interesa... A estas alturas, creo que lo mejor es estar solo.—
—No estas solo.—
—No me refiero a eso, y lo sabes.—Aegon desapareció en el pequeño almacén de la casa y volvió segundos después con dos platos hondos—. ¿qué hay de ti? Tu padre dijo que lo más probable es que termines comprometida con el tipo Stark. Que es algo de generaciones ancestrales o algo así.—
—¿Cregan y yo? Para nada.—
—El que tiene cara de loco entonces.—
—¿Ben?—____ rió bajito por lo de loco—. Por favor. Él y Cregan son lo más cercano a hermanos que tengo ahora. Mataría por ellos, iría al frente de una guerra por ellos... Pero no me casaría con ninguno ni por todo el oro del mundo.—
—Son lores, con casas respetables.—Aegon tomó un poco de sopa en una cuchara, probando el sabor.
—¿Y? Yo soy una lady, de casa respetable también. No necesito un esposo que presumir.—
—¿Y uno que te presuma a ti?—
—Los hombres no presumen algo que no sea propio, y menos si es de una mujer.—
—... Yo te presumiría con orgullo.—Aegon hizo una tonta mueca con los labios—. Diablos, si eres genial.—
—¿Lo soy?—le sonrió, mientras Aegon le servía un plato a ella, y luego otro para él.
—Me sacaste de esa vida de mierda, me curaste, me diste un hogar, una vocación... Milady, la presumiría todo el tiempo con todo el pueblo. Todo el maldito Westeros sabría lo genial que eres... Es más, debería ser usted quien gobierne los 7 reinos.—La chica rió bajito al escucharlo decir aquello con tono formal forzado.
—No me interesa ser reina de los 7 reinos.—
—Eres la mia.—Aegon la miró con total seriedad esta vez—. Mi salvadora, proveedora de una vida decente... Mataría y moriría por ti.—____ tragó saliva.
—... Eso es algo muy grande para decirlo tan a la ligera.—
... Tú eres la mujer más maravillosa de los 7 reinos... Mataría y moriría por ti... ¿Se lo digo de nuevo, milady?—le sonrió apenas—. ¿o puedo llamarte "reina mía"? Es más digno de ti.—
____ no lo soportó más, y aquel curioso sentimiento que tenía por Aegon terminó de explotar al escuchar aquello. Se levantó apresurada, estampando sus labios sobre los del hombre, quien apenas y pudo dejar la sopa sobre la mesa.
Las manos de Aegon se posaron sobre las caderas ajenas aún algo inseguras, pues no podía creer que de verdad aquello estaba sucediendo.
—Si Yara vuelve a pisar esta casa a estas horas, será carnada de oso, Aegon...—____ se separó apenas, mirándolo seria—. ¿Entiendes?—
—No volverá a pisar esta casa entonces, reina mía...—Aegon sonrió al sentir que se acercaba incluso más a él.
____ acunó el rostro del hombre enseguida, mirando ese par de orbes azulados que se mantenían clavados en ella. Le gustaban casi tanto como esa sonrisa burlona en su rostro herido.
—No estás solo, Aegon... me tienes a mi... Y sabes a lo que me refiero.—El hombre tragó en seco—. ¿Aún crees que lo mejor es que te quedes solo en esta vida que estás rehaciendo?—
—Aqui la verdadera pregunta es ¿Por qué mi reina querría quedarse en la inestable vida en construcción de alguien como yo?—
—Porque quiero... ¿Necesito una raz��n específica?—
—No... Por favor, quédate conmigo esta noche... todas las noches.—____ volvió a besarlo, y esta vez, las manos de Aegon presionaron sus caderas con más determinación.
Aquella noche, y por primera vez en su vida, Aegon estuvo en los brazos de una persona que lo amaba.
Que lo amaba de verdad.
Y por los dioses... Que magnifica sensación.
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La primera noche que ____ pasó en casa de Aegon, solo fue la primera de muchas. Tal vez no tenía tanto tiempo libre como le gustaría, pero se encargaba de esas tardes y noches lejos de guerras y planes pasarlas junto al antiguo rey. Lo adoraba.
Ese hombre que era tan mal posicionado por Rhaenyra y el consejo negro, adoraba que le trencen el cabello, acompañado de suaves mimitos. Por alguna razón extraña, odiaba los vegetales verdes, y se negaba a consumir la más mínima gota de alcohol. Le gustaba dormir abrazado a la cintura ajena, y el suave latido en el pecho de la mujer lo ayudaba a dormir. Al igual que las caricias en su cabello.
____ amaba cada pequeña cosa que descubría de Aegon...
_____ amaba a Aegon.
Y a pesar de que no lo decía directamente, lo demostraba cada vez que podía.
—Yo teñiré tu cabello.—
—Pero te ensuciarás las manos... Y esa cosa no sale con facilidad.—
—No importa.—____ dejó en la mesa un cuenco con hojas secas, junto a un tarrito de aceite.
Aegon se sentó junto a la mesa, mirando como la mujer trituraba las hojas y la mezclaba con el aceite. Olía rico, pero no lo era -su curiosidad lo llevó a probar la mezcla una vez, pésima idea-
—Esto ya está listo...—se sentó en la falda del hombre, pasando sus piernas a ambos lados. Aegon rodeó su cintura vagamente, sin saber muy bien dónde descansar sus manos.
—¿Es necesario seguir haciendo esto? A estas alturas, creo que todos en el pueblo saben quién soy.—el hombre miró a ____, quien dejaba a un lado la tintura para separar su cabello en mechones.
—La gente del pueblo puede o no saber quién eres, nunca te delatarían...—acunó su rostro, delineando la cicatriz que cubría parte de él—. Eso no significa que estés a salvo si un ajeno al pueblo te ve.—
—¿Un ajeno? ¿La reina?—____ presionó sus mejillas, dejando un suave beso en sus labios.
—Reina o no, estarás a salvo.—le sonrió—. Por suerte para ti, te aprecio mucho como para dejar que te aparten de mi lado, majestad.—
—Tú eres MI majestad...—presionó sus caderas apenas—. ¿Se quedará a dormir esta noche, reina mía?—
—Si mi lindo azabache para nada falso así lo desea...—separó parte de su cabello.
—Pero quédate a mi lado en la mañana... Despertar y ver que en la madrugada te escapaste no es divertido.—
—Tengo cosas que atender, Aegon... Y de todas formas, dudo que abrir los ojos y ver mi cara sea divertido.—
—Ver tu cara... Mejor te sientas en la mía...—
—Que atrevimiento el tuyo.—Aegon rió con aquello, cerrando los ojos al sentir que la mujer comenzaba a teñir su cabello. Adoraba la sensación de sus dedos deslizándose por su nuca, subiendo hasta su coronilla.
Esos momentos de mutua compañía eran los que Aegon más disfrutaba. Adoraba la intimidad, eso no lo iba a negar. Pero cuando ____ se tomaba tardes o noches solo para dedicárselos a él... Eran su momento de dicha. Le dejaban ver cuánto ella lo quería.
¿Pareja? ¿Esposo?
Aegon cada tanto pensaba en eso.
No quería plantear la pregunta como tal, pues sabía que era dificil que una mujer con una fama en ascenso por todo Westeros se casara con un simple don nadie.
¿el rey Aegon II? Podía darle la vida que merecía y más.
¿Aegon el carpintero? Poco y nada...
—Terminamos, majestad.—La voz de la joven lo bajó de sus pensamientos. Envolvió su cabello con una toalla, dejando la tintura a un lado—. Esperemos un rato y lo lavamos... ¿Hacemos filete de venado con puré de papas?—le sonrió antes de dirigirse al almacén de comida junto al comedor.
—... Acabo de deprimirme.—se sinceró como si nada.
La última vez que Aegon se guardó sus preocupaciones, terminaron en un enorme malentendido que casi les cuesta esa pacifica relación que tenían. Así que ____ le indicó que no volviera a guardarse sus cosas. Que las hablara.
Asi que acostumbraba a decir lo primero que se le cruzaba por la cabeza.
—¿Razón?—Aegon no respondió—. Aegon...—
—... No soy suficiente para ti, ____. Nunca lo seré... ¿Por qué diablos me quieres siquiera?—
—¡Oh, no! Otra vez el pozo de la baja autoestima.—La mujer se apresuró a volver a su lugar sobre la falda del hombre, abrazándolo cual koala. Dejó muchos besitos en sus mejillas.
—Es que no lo entiendo, y tú tampoco me lo dices.—
—Lo que yo no entiendo es cómo volvemos a esta misma charla cada semana, a pesar de que te digo una y otra vez que mi corazón es tuyo... Que te amo, de pies a cabeza.—Aegon se sorprendió con aquello. Era la primera vez que ella le decía que lo amaba.
—... ¿Me lo repites?—
—Te amo, Aegon...—acunó sus mejillas, rozando sus narices apenas—. Te amo demasiado... Tanto que me dan ganas de abrazarte con fuerzas y no soltarte jamas...—dejó un pesado beso en sus labios—. Y si aún tienes dudas... Vamos a casarnos. Seamos uno ante los dioses, antiguos y nuevos.—volvió a besarlo—. Te daré mi apellido, asi dejarás de ser solo Aegon... Y serás parte de mi en todo sentido.—
—... Siento que tenías todo eso planeado.—
—Planeado no, pero pienso mucho en ello...—se acercó aún más sobre su falda, presionando su entrepierna—. Y tendremos hijos... Muchos hijos. Tu legado sobrevivirá, bajo el apellido Andwin... el dragón bajo la montaña.—Aquello terminó de emocionar a Aegon, quien devoró los labios ajenos con urgencia. ____ le quitó la toalla de la cabeza, para poder aferrarse a su cabello mejor.
—¿Tendrás a mis hijos entonces?—un gemido ahogado escapó de sus labios al sentir la mano de la mujer colándose en sus pantalones.
—Uno al menos... Veremos qué tan llevadera es la experiencia.—presionó el miembro palpitante de Aegon, quien se aferró a su cintura con desesperación—. Primero nos casaremos... pero mientras tanto podemos ir buscando al niño... ¿No crees?—
—Dioses... Me siento tan tan bien...—
—Algo me dice que tendremos que cenar algo más simple que venado...—
—... ¿Qué te pasó?—
—Teñi el cabello de Aegon.—Anna miraba extrañada como los brazos y cuello de su hija estaban completamente manchados de negro. Era un desastre—. Por cierto, voy a casarme.—
—¿Qué?—
—Con Aegon, madre... Tenías razón, es lo último que necesitaba para reconstruir su vida... Y yo soy lo último que le faltaba para que sea maravilloso.—
—¿Estás segura? Si la reina se entera...—
Y Anna no se preocupaba en vano.
La noticia de que la señora de las montañas se casó con un simple carpintero de su pueblo no tardó en llegar al oído de la reina, quién se presentó cierto día en Howling Peaks, descubriendo que el novio no era nada más y nada menos que su medio hermano.
Las amenazas hacia Aegon no tardaron en llegar, tal y como él se temía. Pero ____ no mentía cuando decía que lo iba a defender a toda costa.
—Él ya no es tu hermano, no es el rey... es mi esposo, el lord consorte de su mayor aliada.—___ miró a la reina con semblante tranquilo—... ¿quiere declararnos la guerra por un fantasma del pasado?—
—Es una amenaza.—
—No, no lo es... aquí y ahora declaro que si usted tiene la más mínima intención de herirlo a él o a cualquier habitante de esta montaña... Retiraré todo mi apoyo a su causa y no dudaré en alzar armas para defender a cualquier ciudadano nacido o no aquí....—Algunos soldados se acercaron a observar la escena, y Rhaenyra notó que había hombres del norte, los ríos e incluso de King's Landing. Refugiados que ____ reclutó de pequeños asentamientos—. El invierno se acerca, majestad... su ejército tendrá que venir hasta aquí, y antes de llegar a media montaña si no mueren de frío, morirán por nuestras manos. Sus dragones no disfrutan el frio, y sus caballos no están acostumbrados a la nieve.—
Rhaenyra no podía creer aquello.
La joven risueña que tanto le había ayudado, poniendo su vida en riesgo para defender su honor... ahora estaba ahí, amenazándola.
No. Advirtiéndola.
—... No pienso llegar tan lejos.—
—Perfecto entonces, yo tampoco. Creo en su reclamo, creo que será una buena reina y odiaría enfrentarme a mis hermanos Stark y Blackwood... Pero todo dependerá de usted.—____ miró a Aegon, quien se había mantenido junto a las estructuras que había estado construyendo cuando Rhaenyra lo descubrió—. Dile quién eres, esposo mio... Quién eres y qué haces.—el hombre se removió incómodo.
—Soy Aegon Andwin, de Howling Peaks. Lord consorte de la señora de las montañas... Carpintero, a cargo de la construcción de los nuevos salones.—hizo una nerviosa reverencia—. Majestad...—
Rhaenyra no tuvo más opción que volver a Dragonstone, confiando en que su aliada de las montañas sabía lo que hacía.
—... Estoy molesta.—
—¿Razón?—
—... ¿Por qué le dijiste majestad?—Aegon volteó hacia la mujer, que trituraba hojas algo enojada.
—¿No era lo correcto? Debía dejarle en claro que la veo como autoridad.—
—Aún así...—Aegon sonrió.
—No sé qué te preocupa... Ella es majestad de todos, pero tú... Tú eres mi reina. Solo mia.—
—Bah, sal de aquí, adulador de reinas.—
Aegon se apresuró en abrazarla por la espalda, dejando besitos en su cuello. A esas alturas, ____ ya había dejado de estar molesta. Se dejó querer.
—A la rei... A Rhaenyra.—corrigió enseguida—. Le costó aceptar que yo siga vivo, que aún existo... ¿Cómo crees que se tome que un pequeño Aegon viene en camino?—acarició el vientre de la mujer con cariño.
—No se llamará Aegon, esa costumbre de ustedes de llamarse iguales mira en lo que ha terminado... Aegon, Aemond, Daemon, Daeron... al diablo.—
—Pero entonces ¿cómo se llamará?—
—Si es niño, se llamará Brandon. En honor al fundador de Winterfell y constructor de la muralla.—sonrió de recordar lo mucho que adoraba ese lugar—. Y si es niña se llamará Agnes, en honor a Lady Blackwood... Que mujer.—
—... O sea que nuestro niño o niña tendrá el nombre de alguno de tus amiguitos.—
—Oh... ¿Quieres que honre a tu hermano y le ponga Aemond? ¿O a tu hermana esposa y le pongo Helaena?... Ella no me desagrada, en realidad... aprecia a los insectos... Como sea, yo elegiré su nombre.—
—¿Y si hacemos un trato? Si es niña tu eliges, y si es niño yo elijo.—
—¿Qué nombre elegirías?—
—... El de tu padre. Yo lo aprecio mucho... Y sé que él apreciaría el detalle.—aquello hizo que ____ bajara la guardia.
—Es una buena opción, sí... Pero él no hizo la muralla.—
—Que malvada eres.—
____ rió bajito al sentir como Aegon deslizaba los dedos por su espalda, dándole suaves cosquillas.
Lo rodeó por el cuello, dejando múltiples besitos en su rostro.
Ese momento, al igual que los otros pequeños momentos que convivían a solas en su ahora compartida casa...
Eran recuerdos que los acompañarían el resto de sus vidas.
De algo tan simple como un ungüento de aloe, nació una pequeña familia, algo rota pero que sanaba y crecía cada vez más.
Los dragones no disfrutaban las montañas, pero hubo uno que hizo de la más cruda de todas, su hogar.
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juanvaldescesar · 5 days ago
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Muchos autores griegos y romanos, entre ellos Teopompo de Quíos y Platón, se refirieron a los etruscos como inmorales. Durante los últimos tiempos romanos, la palabra etrusco era casi sinónimo de prostituta, y las historias de Livio moralizan sobre la violación de Lucrecia, donde las mujeres romanas son vistas como esposas modelo virtuosas en comparación con sus contrapartes etruscas liberadas. En este sitio examinaremos la evidencia proporcionada por estas fuentes y también por el arte de la necrópolis, como la "Tumba de los Toros" en Tarquinia.
Ateneo, un gramático griego del siglo III d. C., llegó demasiado tarde para dar un relato personal como testigo ocular del estilo de vida etrusco, y tuvo que confiar en los relatos de Timeo y Teopompo, que vivieron ambos en el siglo IV a. C.
Según Timeo:
"Entre los etruscos, que se habían vuelto extravagantes y lujosos, era costumbre que las esclavas atendieran a los hombres desnudas..."
Relato de un historiador griego sobre el comportamiento de las mujeres etruscas.
Teopompo de Quíos, siglo IV a. C. (Historias, libro 43)
Compartir esposas es una costumbre etrusca establecida. Las mujeres etruscas cuidan especialmente su cuerpo y hacen ejercicio a menudo, a veces junto con los hombres y a veces solas. No es una vergüenza para ellas ser vistas desnudas. No comparten sus lechos con sus maridos, sino con los otros hombres que se encuentran presentes, y proponen brindis por cualquiera que elijan. Son expertas bebedoras y muy atractivas.
Los etruscos crían a todos los niños que nacen, sin saber quiénes son sus padres. Los hijos viven como sus padres, a menudo van a fiestas donde se bebe y tienen relaciones sexuales con todas las mujeres. No es una vergüenza para ellos hacer algo al aire libre o que se les vea haciéndolo, porque lo consideran una costumbre nativa. Lejos de pensar que es una vergüenza, dicen que cuando alguien pide ver al dueño de la casa y él está haciendo el amor, que está haciendo esto y aquello, llamando a la acción indecente por su nombre.
Cuando tienen relaciones sexuales, ya sea con cortesanas o dentro de su familia, hacen lo siguiente: después de haber dejado de beber y están a punto de irse a la cama, mientras las lámparas aún están encendidas, los sirvientes traen a las cortesanas, o a los muchachos, o a veces incluso a sus esposas. Y cuando han disfrutado de esto, traen a los muchachos y hacen el amor con ellos. A veces hacen el amor y tienen relaciones mientras la gente los mira, pero la mayoría de las veces colocan biombos tejidos con palos alrededor de las camas y arrojan telas sobre ellos.
Son muy aficionados a hacer el amor con mujeres, pero disfrutan especialmente con niños y jóvenes. Los jóvenes de Etruria son muy guapos, porque viven en el lujo y mantienen sus cuerpos tersos. De hecho, todos los bárbaros de Occidente utilizan brea para arrancarse y afeitarse el vello del cuerpo.
Dionisio de Halicarnaso escribió en el siglo I a.C.:
Los tirrenos eran un pueblo de gustos delicados y costosos, tanto en casa como en el campo, y llevaban consigo, además de las necesidades, artículos costosos y artísticos de todo tipo diseñados para el placer y el lujo.
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belencha77 · 6 months ago
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CAPITULO 29 - CONFESIONES
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Ambos entramos en el renombrado estudio de los hermanos Beaumont, listos para comenzar la limpieza. Al observar más detenidamente la habitación ligeramente iluminada, noto que está repleta de cientos de libros y cuenta con un escritorio gigante que alberga una silla de cuero. Dejo que mis ojos se posen en una vitrina iluminada, que exhibe un juego de trofeos relucientes y fotografías enmarcadas de los jóvenes Bertrand y Maxwell, ya sea a caballo, con palos de golf, encima de botes, y muchas más. Es la primera vez que me encuentro con un estudio tan majestuoso y lleno de distinciones.
|| Wow, este estudio es maravilloso || exclamo mientras hago un gesto hacia las paredes, alineadas con cintas y medallas.
|| Como puedes ver, la familia Beaumont tiene mucho de qué jactarse || comenta Drake.
|| Supongo que Bertrand y Maxwell tienen la costumbre de ganar || exclamo admirada de todos sus trofeos y medallas || Ahora entiendo por qué Bertrand siempre está tan preocupado por mantener el apellido de los Beaumont ||
|| Es más como una tradición familiar || responde Drake || Ya que su casa se remonta a mucho tiempo atrás, desde antes de que existiera Cordonia. Para ser honesto, nunca he sentido lástima por un niño rico como Bertrand, pero hay momentos en los que llego a compadecerlo. Veo que tiene mucha presión sobre sus hombros. Creo que sus padres le dieron muchas charlas sobre su linaje y Cordonia... Y no es que Maxwell sea la gran ayuda que necesita ||
|| Yo creo que Max lo intenta, Drake... ||
|| Lo sé, aunque Maxwell siempre ha estado más interesado en divertirse y ser feliz. No le importa el prestigio y el honor. En realidad, esa es una de las cosas que me agradan de él ||
|| Maxwell es bueno, solo que a veces pone de prioridad a otras cosas y... ||
|| Prioridades como Hana ¿No? || interrumpe Drake, riéndose.
|| ¿Y qué sabes de ello? || pregunto con curiosidad y preocupación.
|| Conozco lo suficiente a Maxwell como para darme cuenta de esas cosas || me dice sonriendo con jactancia || Pero tranquila, mi boca está sellada || Luego, ambos comenzamos a limpiar otros estantes, y Drake suelta un suspiro sostenido || Sabes, hace tiempo solía venir a esta casa con frecuencia. Siendo amigo de Liam, me movía en el mismo círculo que él, al igual que mi hermana... Savannah solía considerar a los hermanos Beaumont como el mejor ejemplo de la vida cortesana. Prácticamente los adoraba || comparte Drake sin mucho ánimo.
|| Y supongo que tú no compartías esa opinión || le pregunto.
|| Puedo afirmar que ambos me resultaban bastante irritantes, especialmente Bertrand. Maxwell era un tanto más tolerable, pero cuando me hartaba de sus payasadas, me escabullía y venía a este lugar ||
|| Entonces, ¿tu hermana era la divertida? || le pregunto con una risa. Él me mira, pero percibo una sombra de tristeza en sus ojos.
|| Sí, ella era la divertida... Pero ahora ni siquiera sé dónde está || confiesa con melancolía.
|| ¿Y no tienes forma de encontrarla? || inquiero.
|| La verdad es que no, ella dejó de responder a mis llamadas y cerró todas sus redes sociales. Dondequiera que esté, todo lo que sé es que no quiere ser encontrada, ni siquiera por mí. Y sabes qué, no la culpo; sé que le fallé. No sé cómo, pero estoy seguro de que le fallé. No la protegí de lo que sea que la hizo marcharse. Unos días antes de hacerlo, se la veía tan feliz... pero al día siguiente, después de una de estas fiestas de los Beaumont, dejó de estarlo. Se encerró en su habitación y solo la escuchaba llorar. Un par de días después, todas sus cosas estaban empacadas y simplemente se fue ||
|| Pero, Drake... ¿no crees que tal vez solo necesite lidiar con lo que está atravesando por su cuenta? ||
|| Tal vez... Pero ella es mi hermana pequeña. Siempre nos tuvimos el uno al otro, especialmente cuando nuestra mamá nos dejó aquí y se marchó a Texas. Le enseñé muchas cosas, y me duele pensar que hay algo en lo que no creía que podía confiar en mí ||
|| ¿Y tu mamá no sabe nada de ella? || Pregunto curiosa.
|| La verdad es que ni siquiera le he preguntado. Hablo muy poco con mi madre, por no decir que casi nunca... Y para serte franco, prefiero permanecer alejado de ella. En parte, tiene la culpa de lo que le pasó a Savannah. Mi mamá nos dejó aquí solos a nuestra suerte, y la verdad es que no quiero hablar de ella... No vale la pena... ¿Continuemos sí? || Noté cómo Drake se apaga por un momento, pero sus ojos permanecen muy fijos en mí hasta que rápidamente mira hacia otro lado.
|| Drake... Creo que deberíamos hablar sobre lo que pasó esa noche después de lo de Tariq ||
|| A ¿a qué te refieres? || me pregunta un tanto nervioso.
|| En relación a lo que me dijiste que sentías... ¿No crees que deberíamos hablar de eso? ||
|| No hay nada de qué hablar… Diablos, Brown... ¿Por qué quieres volver a eso? || me contesta molesto, llevándose las manos a la cabeza.
|| Pero, Drake, necesitamos hablar de-- || intento decir, pero me interrumpe sin dejarme terminar.
|| No, Brown, no necesitamos hablarlo. Además, aquí estamos solos y no estoy seguro de poder evitar decir o hacer algo estúpido de nuevo || me dice, mirándome fijamente a los ojos. Siento como mi corazón late a mil por hora || Ojalá nunca hubiera dicho nada, debí quedarme callado ||
|| ¿Callado? ¿Por qué Drake? ¿No confías en que podemos abordarlo como adultos? ||
|| ¿Tratar esto como adultos? || responde frustrado Drake || Lamentablemente, no puedo hacerlo de esa manera. Tú has cambiado mi vida en muy poco tiempo y nadie había logrado romper mi coraza como tú lo has hecho. Enamorarme de una de las pretendientes de mi amigo era lo último que pensé que haría. Así que no importa cómo me sienta, porque ahí es donde esto tiene que terminar ||
|| Drake ¿Te enamoraste de mí? || pregunto confundida y atónita. Él me mira sorprendido por las palabras que acaba de confesar.
|| ¡Maldición! || baja su rostro y niega sutilmente con su cabeza || Sí, Brown, me enamoré de ti. Tengo sentimientos por ti, siento celos cuando estás con Liam, celos cuando los dos se miran, tuve celos cuando le cantaste... Demonios, nunca imaginé que me arriesgaría a confesártelo, pero ese día en que te vi tan vulnerable, tan frágil... terminé haciéndolo. Sinceramente, estaba esperando que te rieras en mi cara cuando te lo confesé || Drake se pasa las manos por el cabello y se queda en silencio por unos segundos. De repente, con esta confesión, mi corazón está en revolución. Sé que tengo que enterrar los sentimientos que tengo por Drake, ya que enamorarme de dos hombres a la vez no estaba en mis planes. Pero esa noche en que Drake me salvó de Tariq, me sentí tan segura en sus brazos. Cuando casi me besa, sentí cómo la química entre nosotros fluía de una manera increíble, lo cual me asusta. La verdad es que creo que tengo sentimientos por Drake.
|| Drake, ¿pensaste que me burlaría de ti al confesarme tus sentimientos? || pregunté con curiosidad mientras él levantaba la mirada y asentía con la cabeza, visiblemente triste. || No, para mí no es un chiste lo que está sucediendo. Debo confesarte que esa noche me sentí muy segura a tu lado, y me di cuenta de que nuestra química era innegable. Experimenté algo que no imaginé sentir por ti. Sé que no debería decirlo, pero creo que tengo sentimientos por ambos. Por Liam, desde el principio, y por ti, empecé a sentir cosas que aun no comprendo del todo. Hay algo en ti que me impulsa a conocerte más, a entender lo que sucede. || De repente, mis manos se alzaron hacia mi cabeza llena de frustración. || Ni siquiera estoy segura de lo que siento. Mi vida es un torbellino. ||
|| Maldición, no deberías sentirte así, Brown. Además, yo nunca te pediría que eligieras entre los dos. Liam es mi mejor amigo, el único que siempre se ha preocupado por mí. Estuvo ahí incluso después de la muerte de mi padre, cuando mi madre nos abandonó, y cuando el resto de la corte estaba listo para desplazarnos, sin importarles que mi padre murió protegiendo a la familia real. Liam siempre estuvo a mi lado, asegurándose de que tuviéramos un techo en el palacio siempre que lo necesitáramos. Él es mi mejor amigo y está loco por ti. No puedo fallarle, ¿me entiendes? Es por eso, Brown, que nunca podría traicionarlo enamorándome de su chica. Así que, en última instancia, lo que sienta no importa || Ambos nos miramos con tristeza, yo confundida por mis sentimientos y él con dolor por enamorarse de mí y traicionar a su amigo. || Cuando te conocí en el bar, me gustaste mucho. Sin embargo, ese día solo tenías ojos para Liam. Pensé que era algo pasajero. Pero cuando Maxwell me dijo que te iba a patrocinar, inmediatamente sentí temor de volver a experimentar lo que sentí cuando te vi. Por eso intenté evitarte, comencé a tratarte mal, quería odiarte. Pero eres muy difícil de tratar de esa manera || Ahora entiendo el porqué de su actitud, su rechazo, y todo tiene sentido
|| Drake... || exclamé y sin querer, mis ojos se deslizaron hacia su boca. Él observa la mía y gradualmente se acerca a mí. Estoy inmóvil, con nuestros labios peligrosamente cerca, la respiración agitada. A escasos centímetros, Drake desliza sus dedos sobre mis labios, generando una electricidad que recorre todo mi cuerpo. De repente, los nervios me invaden.
|| Creo que nunca debí confesarte nada, porque nunca pensé que llegaría tan lejos. || Me dice mirándome fijamente || Brown... no te imaginas cuánto deseo besarte en estos momentos. || Él me mira directamente a los ojos y luego posa su mirada en mis labios, apretándome contra él, manifestando su deseo. || Incluso sin una gota de whisky, ¿no sé por qué me siento borracho cuando estoy a tu alrededor? || Drake acaricia suavemente mi mejilla, y de repente, encuentro seguridad en su toque. Una inmensa tentación de besarlo surge en mí, a pesar de saber que no es lo correcto. De pronto, la imagen de Liam aparece en mi mente, y con delicadeza, lo separo de mí.
|| Drake... Alguien podría entrar aquí y vernos. No deberíamos. Esto no está bien. || exclamo, sintiéndome incómoda y confundida. Drake me sonríe con un dejo de tristeza.
|| Discúlpame, no pude resistirme, pero tienes razón. No debería haber hecho esto. ||
|| No te preocupes, yo también participé. Pero creo que lo mejor será irnos. || expreso un tanto nerviosa. Drake me mira fijamente y luego desvía la mirada hacia otro lugar distante || Drake, estos sentimientos deben detenerse, ¿ok? No es correcto. ||
|| Está bien, tienes razón. Será mejor que nos vayamos || asiente Drake mientras se apoya en el escritorio. Luego baja la cabeza || Nunca me perdonaría si... || pero de repente salta al ver algo en el tablero del escritorio que captura su atención || ¡Mira! || exclama.
|| ¿Qué es? || pregunto con curiosidad, acercándome para ver. Observo cómo Drake sostiene un sobre en sus manos, el cual abre y revela una cantidad considerable de dinero || Eso es... wow, mucho dinero. ¿Pero por qué estaría aquí en el estudio? || indago. Drake da la vuelta al sobre, y se distingue claramente una dirección.
|| Incluso tiene una dirección... ¡¿En Francia?! || Se pregunta Drake mientras saca su celular y toma una foto de la dirección || Parece que alguien iba a enviar esto hoy ||
|| Drake... ¿No será el dinero del que Bertrand estaba reclamándole a Maxwell? Tenemos que avisarle a Max || planteo con preocupación.
|| ¿En serio?... ¿Quieres confiar todo un sobre lleno de dinero a Maxwell? || cuestiona Drake.
|| ¿Quieres que le digamos a Bertrand, quien hace poco acabó con la autoestima de Maxwell...? Yo creo que Max sabrá qué hacer... Bertrand está muy estresado en estos momentos || reflexiono.
|| Ok, es verdad || responde Drake. Rápidamente, le envío un mensaje de texto a Max, pidiéndole que vaya al estudio. Minutos después, él llega visiblemente asustado.
|| ¿Qué pasó, mi Flor? Tu mensaje fue muy frío || me pregunta con curiosidad mientras Drake y yo lo observamos detenidamente.
|| Max, esto es algo serio. Drake y yo estábamos limpiando y encontramos este sobre lleno de dinero || le digo preocupada, entregándole el dinero en sus manos. Él abre los ojos ampliamente, y noto que se pone nervioso y asustado.
|| ¡Wow, vaya! Este... Este debe ser el dinero que Bertrand estaba buscando || exclama, pero de repente, pero su rostro se torna más calmado || Gracias, chicos... ustedes han salvado mi vida. Bertrand iba a matarme por esto ||
|| Max, sabes que estamos aquí para ayudarte si lo necesitas, ¿verdad? || le digo, observando su actitud tan cambiante y extraña, no muy convencida.
|| Claro que lo sé. Afortunadamente, este dinero nos ayudará a mantenernos firmes con el resto de nuestros planes. Es genial que ustedes lo hayan encontrado || responde Max.
|| ¿Alguna idea de cómo llegó el dinero hasta aquí? || pregunta curioso Drake || ¿No te parece extraño? ||
|| No lo sé || responde Maxwell nervioso una vez más || Lamentablemente, las cosas han sido un poco caóticas últimamente. Probablemente Bertrand lo dejó aquí para pagar al personal, pero se olvidó de ello... Tiene mucho en mente ||
|| ¿Bertrand olvidando dinero? No me imagino que él olvide algo así || insiste Drake.
|| Ustedes no saben cómo ha sido últimamente, pero tranquilos... Yo hablaré con él más tarde || nos asegura Maxwell.
|| Maxwell, sabes que puedes contar con nosotros si tienes algún problema, ¿verdad? || le pregunta Drake con seriedad.
|| Por supuesto, Drake, lo sé. Pero no hay ningún problema por el momento || responde Maxwell, tratando de ocultar su nerviosismo, aunque lo noto debido a que lo conozco un buen tiempo || De todas formas, gracias por encontrarlo. Les debo una... || exclama mientras guarda el sobre de dinero en sus bolsillos || Pero será mejor que regresemos a trabajar antes de que Bertrand se dé cuenta de que dejamos de hacerlo || añade rápidamente antes de salir de la habitación. Mientras lo seguimos, Drake baja la voz y me susurra:
|| ¿Hay algo que no me cuadra? ¿Tú también lo sientes? ||
|| Sí... parece que Maxwell está escondiendo algo || respondo.
|| Y yo quiero saber qué es || me responde Drake || Tal parece que debimos informarle directamente a Bertrand, pero ni modo. Permanece atenta y trata de no ser tan obvia al respecto ||
|| Entendido || asiento.
**
Casi al final de la tarde, todos habíamos concluido con las tareas de arreglo, preparación y limpieza. Los cuatro nos encontrábamos en el vestíbulo principal, dirigiéndonos hacia nuestras habitaciones para intentar relajarnos antes de la cena.
|| Muchas gracias, muchachos... Su ayuda ha sido muy efectiva. Esta casa es... realmente aceptable || expresa Bertrand con una pequeña sonrisa.
|| Wow... ¿Algo realmente cumple con tus estándares? || le digo, molestando un poco.
|| No puedo creerlo. ¿Necesito llamar a un médico? || responde Maxwell, agarrándome del brazo mientras ambos miramos intensamente a Bertrand y nos reímos de él.
|| Vaya, se creen muy graciosos, ¿no? || comenta Bertrand || Lo que pasa es que mañana será algo especial, puedo sentirlo || añade con una amplia sonrisa. De repente, Drake me mira visiblemente cansado y luego observa a los demás.
|| Bueno, por mi parte me retiro. Voy a descansar un poco antes de cenar. Adiós a todos || anuncia Drake mientras asiente con la cabeza y se despide, ascendiendo por la gran escalera. Yo suelto un gran bostezo mientras observo a los dos hermanos.
|| ¡Lo siento chicos! Pero creo que yo también me iré a descansar un poco... Me siento un poco cansada || añado antes de seguir a Drake, pero Bertrand me detiene suavemente.
|| ¡Lady Riley espera! || exclamó Bertrand mientras me giraba para verlo, notando un gesto de profundo agradecimiento en su rostro || De verdad… Fuiste de gran ayuda... ¡Gracias! ||
|| No tienes por qué agradecer, Bertrand. Pero siendo sincera, este día quedará registrado en mi diario. Lo marcaré como el día en que me sonreíste y me expresaste tu gratitud en varias ocasiones || le dije con una sonrisa, logrando arrancarle una pequeña sonrisa a él también. De repente, fuimos interrumpidos por el timbre de la puerta. Maxwell y Bertrand intercambiaron miradas cómplices, y sin mediar palabra, Bertrand salió de la habitación con prisa para atender. Miré a Maxwell con confusión, pero él simplemente me devolvió una sonrisa radiante || ¿Por qué esa sonrisa? || le pregunté, curiosa. Maxwell se encogió de hombros en respuesta. Eso me hizo mirarlo con desconfianza, preparándome para hablar, pero me quedé helada al escuchar la voz de Liam saludando a Bertrand desde el pasillo. Cerré la boca y volví a mirar a Maxwell || ¿Max, acaso tú...? ||
|| Yo no hice nada || dijo él, guiñando un ojo y esbozando una sonrisa. Me quedé paralizada; no me sentía presentable para que Liam me viera así.
|| Maxwell, mira cómo estoy... No quiero que Liam me vea así, necesi-- || Pero antes de que pudiera terminar mis palabras, Bertrand y Liam entraron al vestíbulo.
|| Espero no perturbar ni interrumpir nada || dijo Liam, sonriendo mientras encontraba mi mirada.
|| Por supuesto que no, Liam. Espero que encuentres todo en orden aquí || respondió Bertrand. Liam observó la casa y, con una gran sonrisa, le respondió:
|| Es grandiosa, Bertrand, tal y como la recuerdo. Tu casa siempre ha sido espectacular ||
|| Muchas gracias por considerarla así... Bueno, si nos disculpas, mi hermano y yo verificaremos que el alojamiento de tu habitación esté en orden. Mientras tanto, estoy seguro de que Lady Riley te entretendrá || dijo Bertrand, lanzándole a Maxwell una mirada de complicidad.
|| Estoy seguro de que lo hará || respondió Liam, con su atención fija en mí.
|| Nos vemos, Liam || dijo Maxwell, dándole una palmada en la espalda y sonriéndome. Liam le sonrió mientras Bertrand agarraba a Maxwell del brazo y se lo llevaba, dejándonos a solas. Liam comenzó a acercarse a mí. No pude evitar sentirme nerviosa al verlo, pero también feliz. Sinceramente, lo había extrañado.
|| Hola, Riley || me dijo con su característica sonrisa.
|| Hola, Liam. Vaya, esta es una sorpresa muy agradable || le respondí, sintiendo que las mariposas revoloteaban en mi estómago.
|| ¿Acaso estás asumiendo que estoy aquí para verte, umm? ||
|| Espero que sea así || le dije, mirándolo atentamente y levantando una ceja.
|| ¿Y qué es lo que me delató? || me preguntó Liam con una gran sonrisa.
|| Creo que es porque tienes mi nombre escrito en tus labios || respondí con una sonrisa.
|| No hay forma de esconder nada de ti, ¿verdad? || dijo mientras se acercaba a mí y me envolvía entre sus brazos.
|| De ninguna manera || le respondí sonriendo para luego plantar suavemente un pequeño beso en sus labios || Lamento no estar más presentable para recibirte || añadí, sintiendo vergüenza por verme así.
|| ¿Presentable? || preguntó él || Si esto es lo que me gusta de ti. Eres auténtica, sin máscaras... Además, como te mencioné antes, podrías tener un costal encima y seguirías viéndote hermosa || Ante sus palabras, sonreí y sentí cómo el rubor coloreaba mis mejillas || ¿Sabes? || continuó él || Llegué temprano porque sabía que estarías aquí, y quería verte antes de que comenzaran las festividades. Hoy quiero conocerte mejor, explorar más este lado tuyo ||
|| No te entiendo muy bien || pregunté confundida, mientras él delicadamente tomaba mis manos entre las suyas.
|| Tengo una idea un poco tonta, pero... ¿Quisieras tener una cita conmigo? ||
|| ¿Una cita? ¿De verdad? ¿Hoy? || respondí, sorprendida.
|| Sí, de hecho sería mi primera cita verdadera, por eso quiero que sea contigo || me dijo con sinceridad.
|| ¿Tu primera cita va a ser conmigo? || pregunté sorprendida, ya que no imaginé que yo sería la primera. Sinceramente, pensé que había tenido varias || Wow, me siento honrada. Pero, ¿a dónde iremos? ||
|| Mira, cómo sé que estamos en una finca rodeada de acres de viñedos... Tengo el plan perfecto para la cena, así que no te preocupes. Te prometo que será una cita adecuada. Esta noche, solo seremos Riley y Liam, dos personas normales que tienen una cita normal... Sé que es de último minuto y tal vez estés cansada, pero... ¿te animas? || me miró atentamente, su rostro y ojos llenos de ilusión y brillo. Además, ningún hombre había sido tan dulce y tierno para pedirme una cita, así que dejé el cansancio a un lado. ¿Cómo decirle que no?
|| Me encanta la idea, Liam, y sobre todo tener una cita contigo. Creo que puedo volverme 'normal' por una noche || le dije mientras me reía.
|| Puedes ser normal, pero creo que no dejarías de ser extraordinaria || me dijo con una sonrisa que derretía corazones, su mirada coqueta y tierna me llenaba de emoción.
|| Liam || susurré mientras mis dedos rozaban su mejilla suavemente, y en ese instante, pareció que el tiempo se detenía || Realmente te estás esforzando demasiado, ¿verdad? ||
|| Por ti, definitivamente || respondió con voz suave, acercándose lentamente para sellar sus palabras con un dulce beso en mis labios. Al separarnos, nuestros ojos se encontraron en un silencio cargado de significado || Como es nuestra primera cita real... Necesito hacer un par de arreglos, ¿de acuerdo? Te iré a buscar en tu habitación dentro de una hora ||
|| Suena perfecto || murmuré, sintiendo cómo un cálido cosquilleo recorría mi piel, y él me respondió con otro beso, esta vez en la frente || Nos vemos luego, Príncipe Liam || añadí con una sonrisa que reflejaba toda la emoción que sentía en ese momento.
**
Al regresar a mi habitación, me sumergí en un rápido baño, pero esta vez, la emoción me embargaba de una manera distinta. Nunca antes me había sentido tan nerviosa por una cita como la que tendría con Liam. Mientras arreglaba mi maquillaje y peinaba mi cabello con esmero, mi corazón parecía latir con una intensidad desconocida. Decidí vestirme con un delicado vestido de flores y unos tacones negros que realzaban mi feminidad y mi confianza. Aunque habíamos compartido momentos a solas en varias ocasiones, esta vez la anticipación era abrumadora. ¿Quién hubiera pensado que encontraría al príncipe de mis sueños en un bar común y corriente? Esta noche prometía ser extraordinaria, diferente a cualquier otra experiencia. Liam era una revelación en mi vida, distinto a todos los hombres que había conocido hasta entonces. Su gentileza, su singularidad, su capacidad de comprensión... todo ello me hacía sentir valiosa y especial, como hacía mucho tiempo no me sentía. Era como si finalmente hubiera encontrado un lugar donde pertenecer, un refugio en su presencia donde mi corazón encontraba paz y mi alma, consuelo.
De repente, mientras me observo en el espejo, alguien toca mi puerta. Siento un nudo en el estómago mientras camino hacia ella, dejando escapar un respiro sostenido antes de abrir. Al hacerlo, me encuentro con el apuesto Liam, vestido de manera casual, con un saco y unos jeans, sus manos hábilmente ocultas detrás de su espalda. Sus ojos se iluminan al verme y me estudia de arriba abajo.
|| ¡Riley! Te ves... || exclama, soltando una gran sonrisa que hace que mis nervios se intensifiquen. ¿Puede acaso dejar de verse tan apuesto?
|| Hola, Liam || respondo, devolviéndole la sonrisa mientras intento ocultar mi nerviosismo.
|| Te ves preciosa... || me dijo con suavidad y sonriendo, luego, desviando la mirada hacia su costado, llamó a un sirviente que tenía un enorme ramo de rosas rojas. Él me sonrió y colocó las flores en una mesita que tenía cerca de la entrada || Esto es para ti || añadió Liam, mientras el sirviente se retiraba haciendo una reverencia.
|| Gracias, están hermosas || murmuré mientras me acercaba a las rosas e inhalaba su dulce aroma.
|| ¿Están bien...? ¿Es lo correcto para una primera cita? || me pregunta, notando su leve nerviosismo. Sonrío interiormente al darme cuenta de que ambos compartimos esa misma sensación. Me acerco a él y coloco mis manos sobre su cuello, luego le doy un suave beso en los labios, aspirando su embriagante aroma.
|| Es más que perfecto, pero ¿sabes qué? Creo que no deberíamos estar nerviosos || murmuro mientras me acerco de nuevo, esta vez para darle un suave beso en la mejilla. Sinceramente, Liam es el hombre perfecto. Al separarme de él, me regala una sonrisa y con esto noto que está más tranquilo.
|| Lo lamento, pero todo esto es nuevo para mí... Y realmente quiero que sea perfecto || me dijo con una sonrisa || Pero estoy contento de que te haya gustado || añadió, provocando que le devolviera la sonrisa. Luego, se separó de mí y extendió su brazo, sonriendo ampliamente || ¿Vamos? || preguntó.
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If anyone else wants to be tagged, just let me know. I hope you enjoy this wonderful love adventure.
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lectoresuniversales · 3 days ago
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4 Libros Esenciales para Jóvenes de 13 a 16 Años: Reflexiones, Aventuras y Lecciones de Vida
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En esta ocasión, exploraremos cuatro obras literarias que no solo han perdurado a lo largo del tiempo, sino que también siguen siendo esenciales para jóvenes de entre 13 y 16 años. El Principito, El Diario de Ana Frank, Las Crónicas de Narnia: El León, la Bruja y el Armario, y El Corazón Delator son historias que ofrecen poderosas lecciones sobre la vida, la humanidad y el crecimiento personal. A través de sus páginas, los jóvenes pueden descubrir importantes reflexiones sobre la identidad, la empatía, la lucha contra la injusticia y los dilemas morales. Sigamos leyendo para entender por qué estas obras son fundamentales en esta etapa de la vida.
1. El Principito (Antoine de Saint-Exupéry)
Un piloto perdido en el desierto conoce a un niño extraño que le cuenta historias sobre su vida en un pequeño asteroide. A través de sus encuentros con varios personajes, el Principito explora temas como la soledad, la amistad, el amor y el sentido de la vida.
¿Por qué deberías leerla?
Esta obra enseña la importancia de mirar más allá de las apariencias y valorar lo esencial, que a menudo es invisible a los ojos. Es una reflexión profunda sobre la madurez, la pérdida de la inocencia y la conexión humana, temas clave en la adolescencia.
2. El Diario de Ana Frank (Ana Frank)
El diario de una joven judía, Ana Frank, que se oculta con su familia durante la Segunda Guerra Mundial, ofrece una mirada personal y desgarradora sobre la persecución nazi. A través de sus palabras, Ana comparte sus pensamientos, temores, esperanzas y su lucha por encontrar un sentido en medio del sufrimiento.
¿Por qué deberías leerla? Este libro es crucial para comprender la historia, la empatía y la importancia de los derechos humanos. La experiencia de Ana invita a reflexionar sobre la injusticia, la resistencia y el valor de la vida humana, elementos vitales para la formación ética de los jóvenes.
3. Las Crónicas de Narnia: El León, la Bruja y el Armario (C.S. Lewis)
Cuatro hermanos descubren un armario que los transporta a Narnia, un mundo mágico donde luchan contra la malvada Bruja Blanca con la ayuda de Aslan, un león noble y valiente. A lo largo de la aventura, aprenden sobre sacrificio, valentía y el bien frente al mal.
¿Por qué deberías leerla? Esta obra no solo ofrece una narrativa fantástica y llena de acción, sino que también está cargada de simbolismos religiosos y filosóficos. Enseña sobre el coraje, el sacrificio y la importancia de tomar decisiones morales en momentos difíciles, lecciones esenciales en la adolescencia.
4. El Corazón Delator (Edgar Allan Poe)
Un narrador, que asegura estar completamente cuerdo, describe cómo asesina a un anciano y oculta su cuerpo en su casa. Sin embargo, la culpa lo atormenta, y comienza a escuchar el latido del corazón de la víctima, lo que lo lleva a la locura.
¿Por qué deberías leerla?
Este cuento psicológico invita a los lectores a reflexionar sobre la culpa, la paranoia y la psicología humana. Es una obra perfecta para desarrollar el pensamiento crítico y la comprensión de los aspectos oscuros de la mente humana, temas que empiezan a ser más accesibles e interesantes para los adolescentes.
Conclusión:
Estas obras son más que simples relatos; son experiencias que invitan a los jóvenes de 13 a 16 años a pensar profundamente sobre su mundo interior y el exterior. Cada una aborda temas como la identidad, la ética, la lucha contra las injusticias y el crecimiento personal, aspectos clave durante la adolescencia. A través de estas historias, los jóvenes pueden aprender a cuestionar, reflexionar y entender mejor su lugar en el mundo. Sin duda, son lecturas imprescindibles para esta etapa de la vida. Esperamos te animes a leer alguna de estas obras.
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77jose-ricardo77 · 2 months ago
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LUNES DE LA XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
Leccionario
Primera lectura
Job 1, 6-22
“El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor”
Lectura del libro de Job.
Un día los hijos de Dios se presentaron ante el Señor; entre ellos apareció también Satán.
El Señor preguntó a Satán:
«¿De dónde vienes?».
Satán respondió al Señor:
«De dar vueltas por la tierra; de andar por ella».
El Señor añadió:
«¿Te has fijado en mi siervo Job? En la tierra no hay otro como él: es un hombre justo y honrado, que teme a Dios y vive apartado del mal».
Satán contestó al Señor:
«¿Y crees que Job teme a Dios de balde? ¿No has levantado tú mismo una valla en torno a él, su hogar y todo lo suyo? Has bendecido sus trabajos, y sus rebaños se extienden por el país. Extiende tu mano y daña sus bienes y ¡ya verás cómo te maldice en la cara!».
El Señor respondió a Satán:
«Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él ni lo toques».
Satán abandonó la presencia del Señor.
Un día que sus hijos e hijas comían y bebían en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a casa de Job con esta noticia:
«Estaban los bueyes arando y las burras pastando a su lado, cuando cayeron sobre ellos unos sabeos, apuñalaron a los mozos y se llevaron el ganado. Solo yo pude escapar para contártelo».
No había acabado este de hablar, cuando llegó otro con esta noticia: 
«Ha caído un rayo del cielo que ha quemado y consumido a las ovejas y a los pastores. Solo yo pude escapar para contártelo».
No había acabado este de hablar, cuando llegó otro con esta noticia: 
«Una banda de caldeos, divididos en tres grupos, se ha echado sobre los camellos y se los ha llevado, después de apuñalar a los mozos. Solo yo pude escapar para contártelo».
No había acabado este de hablar, cuando llegó otro con esta noticia:
«Estaban tus hijos y tus hijas comiendo y bebiendo en casa del hermano mayor, cuando un huracán cruzó el desierto y embistió por los cuatro costados la casa, que se derrumbó sobre los jóvenes y los mató. Solo yo pude escapar para contártelo».
Entonces Job se levantó, se rasgó el manto, se rapó la cabeza, se echó por tierra y dijo:
«Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor».
A pesar de todo esto, Job no pecó ni protestó contra Dios.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 16, 1bcde. 2-3. 6-7 (R.: 6b)
R. Inclina el oído y escucha mis palabras.
V. Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño.
R. Inclina el oído y escucha mis palabras.
V. Emane de ti la sentencia, miren tus ojos la rectitud. Aunque sondees mi corazón, visitándolo de noche; aunque me pruebes al fuego, no encontrarás malicia en mí.
R. Inclina el oído y escucha mis palabras.
V. Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras. Muestra las maravillas de tu misericordia, tú que salvas de los adversarios a quien se refugia a tu derecha.
R. Inclina el oído y escucha mis palabras.
Aleluya
Mc 10, 45
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por muchos.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
Lc 9, 46-50
“El más pequeño de vosotros es el más importante”
+Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, se suscitó entre los discípulos una discusión sobre quién sería el más importante.
Entonces Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:
«El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. Pues el más pequeño de vosotros es el más importante».
Entonces Juan tomó la palabra y dijo:
«Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no anda con nosotros».
Jesús le respondió:
«No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro».
Palabra del Señor.
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twstdwndrlndamateurs · 1 year ago
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Libro 7. Diasomnia
Cap. 7.77
———
Castillo de la Rosa Salvaje
“Un esperado retiro”
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-¡No hay manera en la que pueda aceptar esa orden!-grita Lilia- ¡Yo me quedo! Malenoa, por favor…
-¡Què persistente!-gruñe Malenoa. Entonces empieza a lanzar ratos a Lilia, que aún sostiene el huevo. Lilia grita de dolor.
Sebek, Baul y Silver miran asustados.
-¡General en Jefe!-grita Baul.
-Yo dije que “largo”, ¿es que no me escuchaste?-le grita Malenoa a Lilia.
-Esa… esa orden. Solamente esa…¡no puedo obedecerla!-gime Lilia.
-¡Estúpido!-grita Malenoa enfadada y le lanza más rayos.
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-¡Malenoa està lanzando rayos sin piedad a Lilia, aunque sostenga su huevo!-chilla Grim.
-¡Aaah!¡Señor Huevo!- grita Sebek.
-¡Alteza Malenoa!-suplica Baul-¡Por favor, càlmese!
Yuu:¡hay que detenerla!/a este paso el huevo…
-¡Jujuju!-ríe Malenoa-¿y bien Lilia?¿Morirás aquí desperdiciando tu vida sobre ese huevo?
Malenoa sigue lanzando rayos. Lilia grita. Entonces, Silver se pone delante de Lilia.
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-¡Padre!-grita.
-¡Como osas interponerte delante de mí, humano!-grita Malenoa-¡Discúlpate!
Y le lanza un rayo a Silver también. Silver grita y se cae al suelo. Lilia lo ayuda a levantarse.
-Silver… idiota.¿Qué haces?
-No podía quedarme mirando más…-gime Silver. Se enfrenta a Malenoa de nuevo.- Ustedes dos en realidad se quieren mucho. ¿Por qué estan discutiendo? Por favor… por favor, ¡pare!
-Silver…-musita Sebek.
-Humano…-musita Baul sorprendido. Luego mira a Malenoa- Princesa, por favor, escuche el consejo del General en Jefe.
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-Por favor,-gime Lilia- Malenoa, no aceptes el duelo. Abandona el castillo y huye. Si además de Revaan, te perdiese a ti, ¿qué sería de mí?
-Qué aburrimiento.-replica Malenoa- No perderé contra ellos, da igual a cuantos reunan. Voy a quemarlos a todos. Pero… -hace una pausa- aún en caso de que no volviese, “ése niño” aun estaría aquí.
-Si tú no estás,-replica Lilia con cara de enfado- ¡el huevo no eclosionará!
-Cuando llegue el momento.-contesta Malenoa- deberás incubarlo tú.
-¡No seas irrazonable!-chilla Lilia desesperado-¡Los deagones solo nacen con el amor incondicional de sus padres!¡Amor verdadero! Yo no entiendo el amor de los padres… nunca he amado…¡no hay manera de que pueda incubar este huevo!
-Me amas, ¿no es así?-dice de repente Malenoa-¿o acaso mentiste al proponerme matrimonio cuando éramos jóvenes?
-¡¿Eeeh?!¡-chilla Lilia-¿Por qué hablad ahora de algo que sucedió hace 200 años cuando era un niño?!
-También amabas a Revaan. Mi marido y el General en Jefe, habéis pasado más tiempo juntos que un matrimonio. ¿Cómo no vas a amar al niño que tiene nuestra sangre?¿No es así, Lilia?
-¡¿Qué es esa estupidez?!¡¿Eh…?!
Malenoa sonríe y de pronto una oscuridad invade la cámara del palacio. La hiedra de espinas entra por la ventana.
-¡¿Qué es eso?!-chilla Grim-¡Ha entrado mucha hiedra de repente!
-Estas espinas…-Lilia mira espantado a Malenoa-¡oye…Malenoa!¡No hagas estupideces!
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-Malleus- replica Malenoa- algún día se convertirá en una estrella de la suerte que brillará intensamente sobre las vidas de las hadas de este Valle de las Espinas. Y se convertirá en una estrella maléfica a la que los humanos deberán temer.
-Las espinas-dice Sebek- ¡se han enredado en mi cuerpo y me estan arrastrando!
-¡Princesa!-grita Baul-¡Por favor, no lo haga!¡Princesa!
-¡Maldita sea!-Silver también esta atado por las espinas-¡Me arrastran las espinas!
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-Malleus…-Malenoa sonríe a Lilia- mi amado niño… te lo confío, Lilia. Que la Noche te bendiga.
-No…-replica Lilia- para.¡No vayas!¡Malenoa…!
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Pero la oscuridad se traga todo.
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mikrokosmcs · 4 months ago
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dae  sangah  -  humano  -  23  años  -  19  de  agosto  del  2000  -  leo  -  estudiante  de  ingenieria  en sistemas  -  fc:  choi  soobin
HISTORIA
La historia de Sangah inicia en un orfanato, nunca conoció a ninguno de sus dos padres puesto que estos le abandonaron un 25 de diciembre a las puertas de una iglesia, con los sutiles copos de nieve cayendo sobre la pequeña frazada con la cual estaba cubierto. Fue criado por las monjas y los sacerdotes, quienes le enseñaron a orar antes de comer, agradecer a Dios por abrir los ojos una vez más y por tener una vida. Sangah desde pequeño empezó a repudiar la idea de comer un pan duro con un vaso de agua, a despertar sobre una cama fría y dura y evidentemente, a la vida que tenía.
Nunca fue adoptado, los adultos siempre encontrándolo “extraño” y “difícil de tratar”, siendo algo que nunca le causó demasiados conflictos. Si sus padres no lo quisieron, si el supuesto Dios que velaba por su bienestar no lo amaba, ¿qué podía esperar de otras personas?
Sangah solo tiene aprecio por una de las monjas más jóvenes, que veía un gran potencial en él al ser un niño inteligente, que se consumía todos los libros de la biblioteca y que fue prácticamente un genio al tocar el único computador en la oficina del sacerdote de cabeza en aquella capilla. No fue hasta que la monja, con ahorros de varios años, pudo comprarle una laptop donde comenzó realmente Sangah a demostrar sus habilidades naturales.
Al cumplir 18 años de edad fue liberado del orfanato, la monja temía por su bienestar, pero él le aseguró que ser echado como un perro a la calle, era el verdadero comienzo de su vida. Sangah aprendió a hackear desde muy joven, violentando la seguridad de grandes corporativos y aprendió a salvaguardar información importante en pequeñas carpetas que echaba a nadar en al gran web mundial, sabiendo exactamente que coordenada tenían cuando fuesen necesarios.
Sangah se asentó en una zona conocida por ser de clase media-alta, en un departamento amplio, pero no costoso, comprando un equipo potente y digno de una persona como él para mantener su trabajo funcionando. Todo aquello lo hizo con dinero de estafas y hackeos a cuentas de terceros y desconocidos, personas que consiguió su número telefónico y de ahí comenzó su deslinde, cayendo en las manos equivocadas.
Actualmente vive una vida relativamente normal, tiene un empleo de medio tiempo en un café cerca de la universidad a la cual acude, estudiando ingeniería en sistemas y mantiene un perfil bajo, poco rastreable. No obstante, su verdadera personalidad es la que esconde detrás de una pantalla de computadora, donde en la net se le conoce como “Doom” un habilidoso hacker que ha extraído información importante, llevando criminales a la policía y contrarrestado también información falsa dada por políticos o medios de la farándula, queriendo de alguna forma ejercer su propio concepto de “justicia” en un mundo que le parece por decir poco, podrido y que va directo al fracaso. No obstante, ese concepto es complejo y abstracto para él, puesto que ha vendido información a bandas delictivas, como también ha utilizado mucha información para deleite personal y para conseguir algo a cambio, no es un héroe, es un antihéroe que va en contra de la marea y de acuerdo a sus necesidades.
PERSONALIDAD
Sangah es una criatura dominante, creativa y extrovertida, no dudará en hacerse de una conexión o llamar a alguien amigo si es necesario, tampoco tiene problemas en ser el primero en comenzar una conversación. Es ambicioso, valiente, inteligente y tiene una gran seguridad en su mismo, que si se usara para el bien, sería un hombre ejemplar. A pesar de sus humildes comienzos, Sangah es un egocéntrico y narcisista, viendo por él primero y luego por todos los demás.
No teme a los obstáculos, puesto que ha enfrentado más que los demás y ha salido victorioso. Se siente el rey de los humanos, justo como el león es el rey de los animales. Tiene especial afecto por el poder y el control, pero no tanto por los lujos puesto que eso puede ser una perdición.
Puede tener muy mal genio, y al igual que sus virtudes, sus defectos pueden ser muy amplios, es testarudo, como también puede llegar a ser un mentiroso, manipulador y un embaucador, que son rasgos que requiere tener cuando se trata de ser Doom.
DATOS EXTRAS
Sigue en contacto con la monja que lo crío, llamándola siempre y enviándole regalos, comúnmente salen a comer juntos y le cuenta como va su vida. Nunca había visto tanto orgullo en una persona y le sabe un poco mal engañarla con la verdad de sus victorias, no obstante, el abrazo de despedida le hacen simplemente aceptarlo y dejarse llevar.
Sangah esta obsesionado con un chico, uno que conoció cuando iba en secundaria. Sangah era un chiquillo robusto, algo gordito, que con sus pocas pertenencias y llevando ropa de segunda mano donada a la iglesia, era el epicentro de las burlas. Nunca fue atlético, ni tampoco muy sociable, por lo que era sencillo tomarla contra él. No obstante, este chico, siempre lo defendió y lo trató como una persona, siendo algo que Sangah atesora. Él y el muchacho no tienen ningún tipo de contacto, pero Sangah sabe exactamente quien es, donde está y como vive, si alguien se mete con él o sus empleos se vuelven pesados, es él quien mágicamente resuelve sus problemas desde las sombras.
Fue gordito cuando era pequeño, pero Sangah dio un estirón y su cuerpo se adaptó a lo que es ahora. No va al gimnasio, pero hace ejercicio en casa no de manera tan regular.
Le gusta teñirse de diferentes colores, al igual que hacerse las uñas. No tiene problemas con que sean cosas “femeninas” le gusta hacerlo, le gusta verse bien.
No sale mucho de casa, siempre tiene trabajo o sus pasatiempos son indoor, como jugar videojuegos, ver animes y leer comics.
Es bisexual, con tendencia a los hombres.
Tiene un samoyedo llamado Yuki.
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rubimoon45 · 1 year ago
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SANGRE Y FUEGO
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CAPÍTULO 1: la sombra del fuego
"El pueblo cree que los Targaryen somos lo más cercanos a los dioses por domar a los dragones. Es un error: son ellos quien nos controlan".
-Princesa Rhaenyra Targaryen
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La princesa Naerys se despertó entre mantas de algodón a la mañana siguiente de haber recibido dos misivas de su abuela y su hermana menor, Rhaena Targaryen. El canto de los pájaros fue la que la despertó, más que la luz que cruzaba las gruesas cortinas que decoraban la estancia del dormitorio matrimonial.
El cuarto de Aemond era oscuro, pero siempre se las arreglaba para tenerlo ordenado y en su sitio. Los tapices eran negros, con alguna decoración dorada y blanca a juego con la roca raspada. La suya, cuando estaba soltera y comprometida, y no se les permitía compartir estancia, era de las más iluminadas y tenía tapices blancos y con formas geométricas. Pero de entre todas, las de Helaena eran las más originales. Azul claro, muebles de madera oscura y clara, y una decoración de los tapices en forma de flores y fauna.
Las doncellas entraron rápido para vestirla, nada más escucharon movimiento en el dormitorio. Si bien no le tocaba darse un baño todavía, pidió que tuvieran lista la bañera para aquella tarde y su ropa de vuelo para después del desayuno. Le apetecía dar un vuelo rápido con su dragón, Vermithor, el dragón que llevaba durmiendo bajo Rocadragón tras la muerte de Jaehaerys I hasta su reclamo, y desatenderse de sus responsabilidades un rato. Aemond no estaba a su lado cuando se había despertado. Debía de estar en la biblioteca buscando algún libro nuevo, recién llegado de la Ciudadela o algún comerciante, o practicando su maestría con la espada con algún caballero que se preste a hacerlo. Así que le tocaría desayunar y estar sola aquella mañana hasta que se dignase a aparecer.
Los pasillos de la Fortaleza, a diferencia de aquella noche, estaban plagados de nobles curiosos y sirvientes yendo de un lado a otro. Algunos giraban la cabeza, la saludaban y procedían a hacer una reverencia a su paso. Otros, la miraban entre sorprendidos y comenzaban a cuchichear entre ellos. Las noticias de la llegada de la princesa, sus hermanas y la familia de la Princesa de Rocadragón debían de haberse extendido por todo el palacio. A veces le sorprendía la rapidez en la que se desataba todo, y más en lo respectivo a asuntos que no tenían que ver con ninguno de ellos.
-Princesa Naerys.
La princesa se dio la vuelta en busca de la voz que la llamaba. Un hombre bajito pero delgado, entrado en edad, y vestido de negro, la esperaba pacientemente con una sonrisa. Casi no tenía pelo, pelo algún mechón no era blanco del todo, sino castaño oscuro.
-Lord Caswell, ¿desea algo? -era uno de los seguidores más fieles de la princesa Rhaenyra, y quien solía defenderla cuando se iniciaba algún rumor.
-He escuchado que nuestra princesa vuelve a la capital, ella y su familia con el príncipe Daemon. Espero que no sea por algún problema...
-Mis hermanas ya me han informado. Vendrán y serán atendidas en cuanto puedan llevarse a cabo sus asuntos en la Fortaleza.
-Oh, las princesas Rhaena y Baela. Hace tiempo que se las ve por la capital, entre que nacieron en Essos y están separadas entre Marcaderiva y Rocadragón -comenzó diciendo. Había sido una decisión rápida a consecuencia de la marcha repentina de su abuelo y la muerte de Laena, su madre. Ella se había quedado en la capital para seguir de contacto entre la heredera que estaba lejos-. ¿Los niños Velaryon y los jóvenes Aegon y Viserys también?
Naerys se dio el interior del labio. La esposa de Lord Caswell no estaba con él, como se solía esperar de una mujer devota a su marido y sin muchas cualidades sociales. Casi antes de que naciera, la mujer más influyente en solía ser Lady Redwayne, pero con su fallecimiento el puesto había sido disputado durante tiempo. Probablemente ese puesto se hubiera convertido en el más cotizado, ahora a manos de la Reina que había conseguido transformar todo lo de sus antecesoras monárquicas en...la misma fe que se había revuelto tantas veces contra las tradiciones valyrias de los Targaryen y su cultura. Eso mismo había pasado en su matrimonio.
Aemond y ella se habían casado en el rito valyrio antes que en el de los Siete, siguiendo los pasos de sus antecesores Alyssanne y Jaehaerys I. Al principio de todo les parecía una buena idea, algo rebelde porque era salirse de sus bases pero que al final iba a ser aceptada por la familia al tratarse de la sangre más pura de la Antigua Valyria, sangre que compartían y tradiciones en las que estaban envueltos.
Cuando se prometieron ante los viejos dioses valyrios y bebieron la sangre del otro, entonces no les pareció una tontería. Hasta que la reina Alicent reclamó que ese matrimonio era nulo ante los ojos de los Siete y que si no lo habían consumado entonces podría resolverse, que era una aberración y un acto rebelde que no iba con ellos. Quizás una parte de ella ya estuviera maquinando la posibilidad de que hubiera sido consumado, y ya estaba buscando algún matrimonio para proteger el honor de los Targaryen y de Aemond, sobre todo de su hijo. Daemon y Rhaenyra, en su potestad, defendieron que era igual de legal a lo que ella proponía.
Hubo una discusión que acabó con la sentencia del Rey alegando que, si ya se habían casado de esa forma, no podría romperse la unión, y que si querían que fuera legal ante la Fe de los Siete se casaran de esa forma para acabar con todo el problema.
-Lord Caswell, mis hermanas vendrán en cualquier momento y tengo que arreglar unos asuntos con mi esposo.
-Oh, claro, el príncipe Aemond. Él y sir Criston estaban entrenando en el patio con algunos guardias hace rato -y murmulló en voz baja-: mi esposa se pregunta cuándo nos sorprenderá con algún niño, resultado de vuestro matrimonio.
Naerys lo despidió y volvió su camino hacia el patio de armas. La creyeran o no, ella también esperaba eso. Para que al menos se callasen los rumores sobre su posible infertilidad.
El patio de armas era un cuadrado que daba a una de las puertas por las que las tropas que protegían el castillo entraban y salían en sus guardias. Era un patio abierto, protegido por la muralla del castillo, no muy grande, pero sí lo suficiente como para reunir gente y ejecutar combates de entrenamiento.
Las únicas veces que Naerys había estado ahí había sido cuando su padre la había llevado ahí para presentarle a algunos guardias de las Capas Doradas que aún mantenían contacto, y la segunda vez hacía algunos meses para atender a uno de los entrenamientos con el Rey desde lo alto de la torre. Y ahora estaba ahí en busca de su marido. La doncella que iba con ella se encargaba de mantener su honor a salvo. Dos guardias hicieron una reverencia al verla. Un grupo de noble hacían corrillo, con otros guardias sin armadura, alrededor de algún combate. Pero ni idea de dónde estaba su esposo.
-Princesa -llamó su doncella, mirando en una dirección.
-Oh.
Naerys se acercó a ese corrillo, siguiendo las exclamaciones de sorpresa de varios nobles y el golpeteo continuo de la madera y el hierro. Y entonces lo vio, el destello plateado casi blanco de la persona que buscaba. Sir Criston llevaba su armadura de cuerpo entero, casco incluido, y llevaba un lucero del alba que danzaba sobre su cabeza a cada giro que daba. Enfrente, el despreocupado de Aemond iba con su ropa habitual de cuero, un escudo y una espada que bien podría haber visto llevar a cualquier caballero. Naerys contuvo una exclamación cuando el arma del Capa Blanca casi lo golpeaba de lleno en la cabeza.
Conocía los buenos dotes con la espada de su esposo de propia mano, de las veces que le contaba emocionado sus victorias y los comentarios que corrían por la Fortaleza sobre su destreza y la habilidad a pesar de tener un solo ojo. La mayoría de esos comentarios se englobaban acerca de eso, sobre el accidente de su infancia con Lucerys Velaryon y la pérdida de su ojo. Aemond rodó sobre su costado, aprovechando el impulso del golpe sobre el escudo, que acabó hecho pedazos y casi destrozado sobre su cabeza. La espada bailó varias veces entre ellos, intentado golpear el cuerpo cubierto del caballero experimentado, una y otra vez. Hasta que en uno de sus mandobles sir Criston apartó un momento la mirada del arma y acabó con ella tan cerca del cuello que podría haberlo cortado a la mitad de así desearlo.
Por fin Naerys, cuando vio la espada colgando del brazo de su esposo en una posición inofensiva y a sir Criston desarmado, pudo respirar tranquila. Mentiría si dijera que no le preocupaba cada vez que escuchaba que su marido se enfrentaba a algún caballero. Incluso a las lealtad y al que se encargaba de la protección de su madre.
-Bien hecho. Muy pronto podrás participar en torneos, mi príncipe, y ganarle alguna corona a tu señora esposa -comentó sir Criston, quitándose el casco y dejando al descubierto un rostro de puros rasgos dornienses.
-Me importan una mierda los torneos y los combates -bajó la espada en un gesto algo agresivo, sin perder de vista a su oponente-. Sobrinos, ¿han venido a entrenar?
Un grupo de murmullos se expandieron por el patio, contenidos este tiempo o ignorados por la princesa. Escuchó el suspiro repentino de su doncella a sus espaldas, pero no le hizo más caso que el dirigirle una mirada sorprendida. Dos rostros casi familiares, creciendo con el tiempo pero que aún conservaban los restos de lo que alguna vez fue su infancia, miraban hacia el centro del coro de nobles con expresiones no tan sutiles. Dos nobles a sus lados se habían apartado repentinamente y comenzado a cuchichear con los de su lado. Esa actitud consiguió molestar lo suficiente a Naerys como para hacer que se moviera.
Sujetándose los extremos del vestido de aquella mañana, la princesa se acercó a los príncipes con los que compartía la sangre Targaryen y experiencias en algún momento en el que fueron niños. La pérdida del ojo de Aemond había dejado muchas secuelas en la familia, sobre todo la noche en la que pasó todo. Sus hermanas fueron las que acudieron corriendo a su habitación, cubiertas de polvo y el vestido de Baela con restos de sangre, llorando y pidiendo que protegiera a Luke y a Jace de la ira de la reina. Lo que ocurrió después, el intento de asesinato de la reina a la heredera con la daga del Rey, fue algo que los pilló a todos desprevenidos.
-Princesa Naerys -dijo uno cuando se dio cuenta de su presencia. Una noble casada, pues la reconocía de algunos banquetes, le hizo una profunda reverencia-. Prima.
-Luke, Jace -saludó en respuesta, sonriendo y abriendo los brazos-. Espero que el viaje haya sido tranquilo.
Primero abrazó a Jace, y luego a Luke. Ambos habían crecido, pero Jacerys era ligeramente más alto que su hermano pequeño, con unos rasgos similares a los de su madre y su porte... Lucerys parecía un corderito asustado, y eso la instó a abrazarlo con más fuerza.
-Lo ha sido. Madre no nos ha dejado venir en dragón. Quería enseñarte a Arrax.
Naerys se permitió el lujos de jugar con los rizos morenos que adornaban la cabecita de Lucerys. Cuando era más pequeño, esos rizos eran mayores y bailaban sobre su frente blanca y despejada. Ahora, sus mejillas rechonchas y rostro infantil había casi desaparecido por los unos rasgos que comenzaban a parecerse cada vez más a los de su hermano, que dentro de poco entraría en la edad adulta.
-¿Dónde están Baela y Rhaena? -quiso saber de sus hermanas. Sabía que vendrían separadas, pero que nunca entrarían en esta zona por el bien de ellas. Por lo menos, no Rhaena.
-Rhaena ha ido con nuestra madre a buscar a la princesa Rhaenys -informó Jace, alzando el rostro que empezaba a tomar ya rasgos masculinos-. Supongo que Baela habrá ido con ella. También ha venido.
-Sí, la princesa dijo que vendrían las dos en dragón.
Tenía su sentido que la princesa y su abuela fueran a juntarlas para comenzar una conversación relacionada con el tema de su viaje. O al menos el intento de una. Sus pensamientos se dirigieron a cierto lugar de aquel patio de armas. Los caballeros sin armadura seguían en sus prácticas, y algún noble se había animado a participar en alguno de esos entrenamientos. Naerys buscó con la mirada la de su esposo. Lo descubrió manteniendo una conversación con su oponente, sir Criston, pero sin apartar la atención de donde estaban ella y sus sobrinos. Sir Criston movía los labios en una conversación en la que él no parecía tener interés, pero aún así le conseguía responde con alguna palabra suelta; por el rápido movimiento de sus labios. La princesa le hizo un gesto, y su respuesta fue dejar la espada sobre la tabla de madera en la que el resto de armas estaban expuestas. No separó la mirada de donde estaba ella ni un instante.
-¿Vais a participar en algún combate?
-Madre no nos dejaría, dice que aún somos muy jóvenes para usar el hierro.
-Tonterías -respondió-, hay niños más jóvenes a vosotros usando el hierro ya.
Un silencio se instaló entre ellos, seguido de una mirada cómplice entre los dos hermanos que fue la gota que colmó en vaso. Naerys se hizo a un lado para dejar pasar a un grupo de nobles que inclinaron la cabeza al verlos. Se apartó un largo mechón plateado de la cara detrás de la oreja. Un par de ellos, con todo el descaro del mundo, se atrevió a sonreír al pasar al lado de los tres. Naerys se preguntó el por qué esa osadía, hasta que descubrió el motivo. El collar de los Velaryon. Jace y Luke también se dieron cuenta de eso, al ver el collar que descansaba sobre su pecho y brillaba con la luz que ascendía sobre la muralla. El rostro de Luke se transformó y coloreó de rojo.
-Entiendo -soltó una risita en un intento de quitarle peso al asunto-. Tengo que atender unos asuntos. Cuando los termine os iré a buscar, ¿vale?
Besó la frente de Luke y dio un último abrazo a Jace antes de despedirlos. Los vio marcharse por donde ella había entrado, las capas con los colores de los Targaryen y los Velaryon ondeando a sus espaldas y a cada movimiento. Ella también era como ellos, pero usaba más colores Velaryon en honor a su madre que los de su padre, que ya lo llevaba en el apellido. Bueno, y por su esposo.
Hablando de él, se dirigió hacia donde estaba. Sir Criston se había retirado a uno de sus lados, limpiando el arma que había usado hacía unos minutos. La mesa de armas estaban frente a ellos, con diferentes armas, tanto de cercanía como de lejanía. Naerys tenía recuerdos desde su infancia de todas las armas, desde la espada legendaria de los Targaryen, Hermana Oscura, hasta diferentes armas que los príncipes de Tyrosh insistían en usar en sus torneos por considerarlas exóticas. Aemond observaba diferentes armas, tomándolas y examinándolas.
-¿Qué ha sido eso?
-¿Qué ha sido qué, esposa? -respondió él, a la defensiva. Examinó el largo y el filo del arma que tenía en la mano de cerca, solo para descartarla junto a otras que no cumplían sus expectativas-. Supongo que has venido a decirme que mis sobrinos no quieren participar en algún entrenamiento como cuando éramos pequeños.
La princesa Naerys suspiró impaciente.
Hizo un gesto a la doncella para que se retirara unos centímetros de donde estaban ellos, lo cual cumplió posicionándose casi al lado del guardia más cercano. Naerys se acercó más a su esposo, atreviéndose a sujetarlo del brazo con el que estaba cogiendo las armas. El cuerpo de Aemond se tensó.
-Mis hermanas están ya en el castillo. Me gustaría que fuéramos a verlas, y a mi abuela también.
-No creo que sea recibido con los brazos abiertos por esa gente. Debería quedarme aquí. Al menos sabrás donde estoy.
-¿Es esto una de tus venganzas porque he hecho algo que te ha defraudado? ¿Qué ha sido esta vez, esposo?
Aemond volvió el rostro bueno hacia ella. La presencia del parche dificultaba que pudiera prestarle una atención decente mientras charlaban o discutían, pero ya parecía tenerlo controlado. Sus rasgos afilados la saludaron en una mañana con las temperaturas y la niebla bajos.
-No vamos a discutir eso aquí.
-Y sin embargo pareces contento por hablarlo.
-El malestar está hablando por ti -la examinó de pies a cabeza con su único ojo-. Me pregunto si ya habré puesto un niño en ti, que es lo único que se espera de nosotros. Tus respuestas podrían sonar como las hembras que los dothrakis preñan para tener a sus hijos. ¿Cómo es? La personalidad del padre en el hijo dentro del útero.
Lo estaba diciendo para hacerle daño. Naerys apretó su agarre. Casi pudo escuchar el cuchicheo de la noble que no estaba tan lejos de ellos con su señor esposo.
-Entonces bien es conocido que la Reina tuvo varios histerias para que tú tengas ese temperamento. Lo único que se espera de nosotros -comenzó diciendo, los ojos sobre él- es que mantengamos las cosas en privado y sin causar revuelos.
Por primera vez en esa mañana, una sonrisa, aunque burlona, se extendió en su rostro. El parche hizo que no pudiera tomárselo más enserio que una reacción a una mala broma. Su ojo, por otro lado, se dirigió hacia el collar Velaryon que descansaba en su cuello y el vestido de aquella mañana. Como todas las mañanas en Desembarco del Rey, las mañanas eran húmedas y frías, y para abrigarse se ponía un vestido y por encima un chal que la protegiera de las ráfagas de viento. Era un vestido azul, con el corte debajo de los pechos, muy similar al que usaba cuando era una adolescente, y una camisola que sobresalía por las mangas abombadas hasta los codos. Un chal iba sobre sus hombros, enredado en sus brazos.
-Esto no es gracioso, Aemond -quiso insistir, pero no le salían las palabras adecuadas. Pensó en la Reina, y en los gritos durante la discusión que hubo al enterarse del matrimonio en Rocadragón por el rito valyrio.
La boda que ella quería acabó haciéndose más por insistencia que por deseo de hacerla. Para los Targaryen, y más como ellos, podría haberlos llevado a consumar el matrimonio tras la primera boda. La insistencia en Aemond de mantenerla intacta hasta que se diera la noticia a la familia la había conseguido convencer, igual que como la Reina. Naerys se quejó, puesto que era una tontería aguardar eso después de haber bebido la sangre de ambos mezclada. La insistencia de Aemond por no consumar el matrimonio, pese a los intentos de su ahora esposa, había servido para que su regreso a la capital, ambos en sus dragones, no fueran tan criticado como sus ancestros.
Al menos a la reina Alicent le sirvió de excusa para querer convocar otra boda, más tradicional a su fe y que no pudiera ser considerada un pecado de la carne. La misma que Aegon y Helaena tuvieron hacía ya varios años, antes del nacimiento de los gemelos y el pequeño Maelor. A diferencia de ellos, el asunto de la boda de había llevado en total secretismo entre ambos y se arrastraba desde hacía tiempo.
Aemond estiró el brazo, cortando el espacio entre ambos. Naerys tuvo que alzar el rostro para mirarlo, soltando su agarre. El tejido fino del vestido dejó un recorrido cálido al paso de los dedos de él sobre su piel cubierta. Contuvo el aliento, pensando en el número de personas que pudieran estar mirándoles.
-Si te toco así, parecería que he cumplido bien con mi deberes, ¿no crees? -arrastró el dedo desde debajo de sus pechos hasta su ombligo, cubiertos por una fina tela azul-. Tu pequeña cabecita no debería preocuparse por nimiedades. Hay mejores cosas con las que entretenerse -miró por encima de ella, el orbe amatista desplazándose un lado al otro-, como saber qué hacían mis llamativos sobrinos aquí.
-Tus deberes para conmigo son cosa privada, no de interés público -detuvo la mano de Aemond por debajo de la suya, piel cálida y áspera sobre la suave y tersa de la suya. Aemond la miró con curiosidad, si es que podía describirse así-. La princesa Rhaenys querrá vernos.
Sobre todo cuando esos comentarios se excusaban en comparar su fertilidad con los antecedentes de su madre Laena en el último de sus partos. Sin duda, en el caso más impactante que había sorprendido a ambas familias y obligado a reunirlas. Baela y Rhaena no se habían separado de ella en ningún momento del funeral, sujetándose a sus manos y llorando envueltas en sus capas. Su abuela había llegado para consolarlas... Y luego Jace y Luke por insistencia de la princesa. La noche de antes se habían marchado del palacio en Tyrosh con sus dragones y en barco hacia Marcaderiva para el funeral. Su madre había muerto por complicaciones en el parto, incinerada por voluntad por las llamas de Vhagar, viva... Aún le costaba mirar a los ojos a la dragona cuando se la encontraba en Pozo Dragón, camino a buscar a Vermithor en su nicho.
Naerys se abrigó con el chal. La doncella le había insistido en usarlo, y ahora se lo agradecía. Aunque de normal no hacía caso a esos consejos. La sangre del dragón corriendo por sus venas, moviéndose y expandiéndose, tentaba a la suerte que otros habrían perdido.
-¿Has desayunado al menos?
-Si mi esposo no está en el dormitorio a la hora que me despierto, de verdad te piensas que voy a desayunar algo hasta que sepa dónde está.
-Cabezota -tiró el arma sobre la mesa, pillando por sorpresa a los nobles que estaban probando algunas y al caballero de Capa Blanca-. Podrías desayunar con mi hermana y no esperar a que te desmayes.
Naerys lo miró nuevamente sin gracia. Si bien podría haberlo hecho, sabía que Helaena estaba ocupada por las mañanas con sus damas y con los niños, y a veces para atender la escasa atención que su esposo le daba. Y ella a veces no tenía la paciencia para interpretar los comentarios que solía lanzar de mordisco en mordisco. No podía interrumpir esos momentos hasta que ella lo hiciera; por ahora, nunca podría cobrarse esa venganza. Sin embargo, cuando se la encontraba en los jardines la ayudaba a buscar algún insecto interesante o la invitaba a acompañarla a ella y algunas damas a sus meriendas. Algunas de esas damas evitaban su compañía, por otro lado, y eso era grosero.
-¿Me ves tan débil?
-Nunca criticaría a la misma sangre que Daemon Targaryen -cortó el espacio de ambos finalmente, inclinándose no del todo sobre ella. Solo lo suficiente para que pudiera escucharlo-. Y a quien montó al dragón más grande de Poniente a una temprana edad... Y puede que a su nuevo amo esta noche.
Rumió esas palabras. Aunque compartieran la misma sangre, ellos también lo hacían compartiendo abuelos, el antiguo heredero Baelon y su hermana-esposa Alyssa Targaryen, ambos hijos de Jaehaerys I. Incesto, según el septón, pero justificado para mantener la sangre de la Antigua Valyria pura entre su linaje. Los mismos conflictos que habían llevado a Maegor I a tomar con una de sus esposas a su sobrina Rhaena, hija por parte de Aenys I, entre su seis esposas.
-Sir Criston -retó. Aemond la miró con curiosidad, el semblante serio, pero ella apartó la mirada de él hacia el caballero de la Guardia del Rey.
El caballero le prestó atención.
-¿Sí, su excelencia?
-Cuando terminéis aquí, dile a mi esposo que estaré contenta de pasar la mañana con él siempre y cuando se duche. Apesta a metal y sudor, y no dudo que pronto hará lo mismo con su dragón.
La princesa Naerys se recogió las faldas del vestido, y rompió el contacto visual tanto con su esposo como con el caballero de la guardia. La doncella se hizo a un lado, cabeza gacha todo el rato, y la siguió por detrás en silencio.
La Fortaleza Roja se dividía en diferentes zonas, tanto zonas privadas únicas para la familia real como públicas tanto para nobles como para sirvientes. Si bien estos últimos apenas tenían los mismos derechos que el resto de gente que vivía en el palacio.
Los dormitorios de la familia real no daban contacto con el de los nobles, que estaban en diferentes zonas. El torreón de Maegor, construido por órdenes del Rey Maegor I hacía ya bastantes años, tenía los aposentos reales, en Salón Menor y el Salón de Baile de la Reina. Los miembros más cercanos a la familia real residían en él. El resto de torres estaban repartidas por la fortaleza según el estatus de sus habitantes o el servicio que prestasen. Desde la Torre de la Mano podía accederse a las cámaras del Rey.
-Vuestra abuela está en su dormitorio. La princesa Rhaenyra ha insistido en que descanse y espere a que hable con su padre antes que nada -le decía la doncella de la reina, la mujer que siempre estaba atendiéndola.
La había encontrado de camino a los salones para desayunar. Ya era tarde, pero con suerte habrían quedado postres y partes del desayuno de esta mañana. Luego, iría al cuarto de Helaena para convencerla de que fueran a dar un paseo antes de encontrarse con su hermano.
-Gracias. Informa a la Reina de que me reuniré con ella en el septo cuando pueda.
-Sí, princesa.
Naerys entró el dormitorio seguida por una nube de misterio. Aquella situación comenzaba a estresarla más de la cuenta. Quería ver a su padre y a sus hermanas, pero visitar a su abuela, que había sido de las primeras en informarla, la reconfortaría después de esa mañana. Si su esposo estuviera con ella, al menos tendría sentido controlar el agobio que comenzaba a almacenarse.
-Naerys.
-Abuela -le devolvió el caluroso abrazo. Llevaba ropas de abrigo, pero debajo se podía sentir todavía el tacto de la armadura con las escamas que usaba para el vuelo en su dragón.
Llevaba el mismo peinado que siempre, cargado hacia atrás y suelto por la espalda. Los colores Velaryon destacaban sobre todo, con algún detalle de los Targaryen. Las comisuras de sus labios, rodeadas por arrugas, se estiraron en una tensa sonrisa. Su abuela le acarició el pelo.
-Deberías ver a Baela y Rhaena. Son iguales a Laena.
Y ella era más parecida a su padre. Se lo decían siempre, pero siempre ignoraba esos comentarios y se quedaba con lo superficial.
-Tu carta me ha dejado sin palabras. ¿Por qué Vaemond iba a querer reclamar el derecho a Marcaderiva sobre el derecho de Lucerys?
-Laenor era el sucesor de Corlys hasta que falleció, y en ningún momento se dejó claro la herencia de la isla y los Velaryon. Él... Vaemond cree que tiene el derecho ahora que tu abuelo está herido.
-Abuela, ese derecho es de Lucerys como hijo de Laenor.
Su abuela cerró los ojos, pensativa, y cuando los abrió el amatista de sus ojos bailó como el fuego que quemaba en la chimenea. El dormitorio estaba oscuro, casi vacío más que unas pocas pertenencias. Se suponía que había recogido todo y llevado a Marcaderiva con su matrimonio, pero ese dormitorio estaba reservado para ella de cuando era una princesa hija del heredero, Aemon, hasta su muerte y posterior regreso a Desembarco del Rey para el funeral.
-Ese derecho debería pasar a la hijas de Laena... A vosotras, por ende. A la sangre Velaryon.
-No digas eso, abuela -insistió, casi con horror-. Tenemos que estar unidos. No podemos dejar que el derecho de Luke sea criticado. Con eso, todos tendrían el derecho a criticar el reclamo de Rhaenyra.
La princesa Rhaenys se resistió a poner los ojos en blanco. Las velas bailaron y crearon sombras en las paredes decoradas.
-Rhaenyra quiere comprometer a tus hermanas con sus hijos y unirnos en un frente contra los Hightower.
Naerys sintió los dedos de su abuela temblar entre sus manos. Un compromiso, una alianza, a favor del reclamo del Trono del Hierro y del trono salado de Marcaderiva. Una sería reina, y otra sería una noble dama con ascendencia valyria pura que no sustentaría quejas ante ningún reclamo. Lo que venía siendo comprometer la sangre valyria de su tradición para aplacar los rumores que iban alrededor de los hijos de Rhaenyra y su supuesta paternidad.
-Una buena alianza, abuela. Ayudaría a sofocar los rumores, piénsalo. Nadie se atrevería a juzgar el reclamo de la princesa heredera si sus hijos tuvieran hijos cuya paternidad y maternidad no es...un tema complejo.
Y, por supuesto, detener la influencia de los Hightower, que apoyaban un reclamo sin fundamentos, en la Corte. Naerys apoyaba el reclamo de la esposa de su padre solamente porque el Rey lo había querido así. Cualquier intento de reclamo de otra persona, ya fuera de su cuñado o de otra persona, era una traición a la elección del Rey.
-No, no voy a dejar que su desesperación me nuble esta vez. No separaré... No dejaré que Rhaena y Baela sean vendidas de esa forma -se negó en rotundo, sin pensar si quiera en las consecuencias a largo plazo que traerían-. No como Daemon hizo contigo con el hijo de Alicent.
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AAAAAAH ME IMAGINO SU CARA EN LA ESCENA DEL PATIO DE ENTRENAMIENTO TAL CUAL EN LA SERIE. ¡MI NAERYS DEJÁNDOLO CON LAS GANAS!
Mira esta sonrisa, es un hombre enamorado:
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nafem · 7 months ago
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A LAS AFUERAS DE DIOS
Hace unos días las calles se llenaron de ramos de flores, bombones, perfumes, en un interminable traslado hacia manos de madres que más que el obsequio agradecen que sus hijos pasen un ratito con ellas.
A esas mujeres que lo dieron todo, en unos años nada fáciles y aún así sacaron adelante una casa y unos hijos, olvidándose de ellas mismas.
Hoy quiero que mi recuerdo sea para esas otras madres:
Las que todavía están pero ya no pueden hacer el arroz los domingos para reunir a todos sus polluelos.
Las que ya no pueden tirar del carro de la compra porque a duras penas hacen rodar las ruedas de su andador. Las que ya no le pelan la naranja al niño porque sus brazos perdieron la fuerza y son incapaces de cortar un filete.
A todas esas madres cuyos recuerdos se empiezan a disipar.
A todas las madres que fueron niñas en la posguerra, jóvenes en la dictadura, mujeres en la transición y abuelas en la movida.
Para esas madres, siendo consciente de mi nula habilidad con las letras, me sobra sentir, me falta talento, he tenido el atrevimiento de poner como título a estas reflexiones el de un libro del genial Antonio Gala, maestro de la vida, el amor y las palabras.
Todo esto para acompañar al precioso poema de Begoña Abad, que es a partes iguales tan bello como desgarrador que podéis ver en el reel de esta publicación.
Poema titulado
VESTIR A MI MADRE
Autora
BEGOÑA ABAD
Sirva como homenaje a todas las madres a las que los años, la vida y la enfermedad dieron paso a las limitaciones, el dolor y el olvido.
Si tu madre se encuentra en ese momento, abrazala, mírala a los ojos, todavía está, disfruta con ella cada día como si fuera un perpetuo día de la madre.
Si ya partió como siempre digo... Hay ausencias que te acompañan toda una vida ❤️
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galaxiadeletrasposts · 1 year ago
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El misterio de la fórmula robada.
Una lectura veraniega para pasar un rato tan misterioso como delicioso.
¡Únete a la búsqueda de la fórmula de la galleta MÁS EXQUISITA DE LA HISTORIA!
Publicado por Algar editorial.
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enalfersa · 2 years ago
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Las Ratitas 6. El poder de los muñecos de nieve
Las Ratitas 6. El poder de los muñecos de nieve
¿Sabías que a Las Ratitas les encanta jugar con la nieve? Por eso sus padres han decidido aprovechar las vacaciones de invierno para llevarlas a un lugar superespecial: el Pueblo de la Nieve. Está en una montaña y es famoso por sus esculturas de hielo y su concurso de muñecos de nieve. Allí, Claudia y Gisele vivirán una aventura llena de acción y de magia. ¿Quieres saber lo que les ocurre a Las…
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rinconscout · 11 months ago
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Badén Powell: El gran jefe y fundador del escultismo
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¡Hola gente! Hoy les vengo a contar la historia de Baden Powell, un hombre cuya vida y legado serán recordados por generaciones en la historia del Movimiento Scout Mundial. Nacido el 22 de febrero de 1857, y falleció  el 8 de enero de 1941,  a pesar de que en internet podemos encontrar muchos datos e información sobre BiPi (como le llamamos cariñosamente los scout) quise escribir algo para recordarlo; ya que su historia ha cautivado a millones de scout, incluyéndome a mí, como parte de este movimiento el cual millones de jóvenes son miembros 
Su inteligencia y astucia militar quedaron registrados durante el sitio de Mafeking, donde su liderazgo heroico se convirtió en un ejemplo . Pero su legado va más allá de las victorias militares; Baden Powell fue un  gran escritor, autor de más de treinta y dos libros. "Escultismo para muchachos" se convirtió en uno de  los libros scout más importantes al tener muchas enseñanzas para los jóvenes.
A los 50 años, Baden Powell participó del  primer campamento scout. Pero lo más importante en su historia ocurrió  en 1920, a la edad de 63 años, fue nombrado Jefe Scout Mundial en el primer Jamboree Scout. Su espíritu y dedicación hacia el movimiento lo hicieron una figura amada y recordada con cariño por todos los scouts  del mundo.
Baden Powell no es solo una figura histórica; es un ícono y una inspiración  para todos aquellos que llevamos el espíritu del escultismo en nuestro corazón. Su legado continúa siendo un modelo que guía nuestros pasos, recordándonos la importancia del compañerismo, el servicio y el liderazgo. 
Su legado vive en cada niño o niña presentado claramente en el texto de la promesa scout y en los principios: Dios Patria y Hogar; y nos comprometemos a los ideales que perdurarán para siempre en la esencia  del Movimiento Scout Mundial.
 Hasta la próxima. ¡Siempre listo!
Asunción, Enero 2024
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isabelrelisheva · 2 years ago
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•Todas las hadas del reino• Era inevitable hacer este post, sobre este libro en específico, uno que pedí de regalo meramente por la portada🙈 Lo que me encontré dentro es lo que vengo a contar, porque este libro es un abrazo al corazón💖 Si no has tenido oportunidad de leer a Laura Gallegoooo. Hazlo! Hazlo ya! Esta mujer tiene una forma de escribir afectiva y adictiva, aunque haya partes de sus libros aburridas, te deja intrigado 🙋🏻‍♀️ Este libro es así! Al principio me pareció algo infantil, no lo voy a negar, pero mientras más avanzaba más me daba cuenta la profundidad de aquellos cuentos que conocemos desde niños y cómo los vemos ahora, ya más grandes. Amé las referencias a antiguos cuentos de fantasía y hadas, era como regresar en el tiempo, y la historia, pese a que es un libro bastante largo, es sencilla de leer. Te dejo la sinopsis…. “Camelia es un hada madrina que lleva trescientos años ayudando con gran eficacia a jóvenes doncellas y aspirantes a héroe para que alcancen sus propios finales felices. Su magia y su ingenio nunca le han fallado, pero todo empieza a complicarse cuando le encomiendan a Simón, un mozo de cuadra que necesita su ayuda desesperadamente. Camelia ha solucionado casos más difíciles; pero, por algún motivo, con Simón las cosas comienzan a torcerse de forma inexplicable…” Nota: 4/5⭐️ 🙌🏻🙌🏻 #booksreview #booksbooksbooks #bookstagram #booksilike #recomended #bookcharacter #fairytale #fairytail #fairylights #cuentosdehadas #booktropes https://www.instagram.com/p/CqbUcDKO4v8/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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jgmail · 1 year ago
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POR UN ENFOQUE DIDÁCTICO DEL HECHO INDOEUROPEO
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Robert Steuckers
El tema de los "indoeuropeos" es un tema científico extremadamente complejo: recurre a los mejores recursos de la lingüística y la fonética; debe consolidarse constantemente con el trabajo de los arqueólogos en un vasto terreno que se extiende desde las Islas Británicas hasta Asia Central; recurre también a la mitología comparada, como demuestran los trabajos de Georges Dumézil y la obra fundamental de Jean Haudry sobre la religión cósmica de los indoeuropeos.
Sin embargo, incluso para un adulto que haya estudiado debidamente latín y griego, y para el estudiante universitario medio, el tema sigue siendo extremadamente complejo en todos sus aspectos. Para continuar la obra de Jean Haudry, para hacer accesibles sus trabajos filológicos, lingüísticos y mitológicos a todos aquellos que deseen seguir las huellas de nuestros antepasados más lejanos, para asegurar la continuidad para ellos y sus descendientes, la obra del alemán Reinhard Schmoeckel me parece totalmente apropiada. Abarcando casi 1.100 páginas, debería ser la obra de referencia estándar para nuestras familias, aquella a la que echamos mano en cualquier momento oportuno para contar a amigos e hijos la historia de nuestros antepasados que se remontan miles de años atrás. Schmoeckel nunca utiliza jerga, sino que cita sus fuentes científicas, a las que sus lectores, fortificados por los conocimientos básicos que proporciona, pueden remitirse después.
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Schmoeckel procede con sencillez, presentando un relato simple de una población de los IE desde la protohistoria. Comienza su libro sobre los IE describiendo una comunidad de "gente kurgan" de alrededor del 3380 a.C.. Vivían en el bajo Don, en una región que antaño había sido fértil pero que ahora, como consecuencia del cambio climático, se estaba secando gradualmente, un castigo infligido por "Dieus petér", el dios del cielo radiante. El "Uik-poti" es el jefe de la comunidad: en "uik" reconocemos la raíz de la futura palabra latina "vicus" (aldea), la futura palabra holandesa "wijk" y el sufijo onomástico inglés "-wich" (por ejemplo, Greenwich), así como la raíz del verbo latino "potere", "poder". La sequía persistente, la transformación de una tierra antaño rica en estepa más o menos árida, obligaba a la comunidad de este "uik-poti" a sacrificar un "manantial", es decir, toda la cosecha de un año y todas las crías nacidas ese mismo año, una práctica atestiguada por la del "ver sacrum" de los latinos y samnitas antes del desarrollo de Roma. En cuanto a los niños nacidos en la comunidad durante el mismo periodo, eran seleccionados para marcharse lejos, unos quince años más tarde, para abandonar definitivamente su comunidad de origen, con el fin de encontrar un nuevo lugar donde vivir. Estos jóvenes, de 16 años en el momento de esta gran partida, habrán sido entrenados de antemano en todas las artes de la guerra, la cría de animales y la gestión del hogar, para ser superiores a todos los demás pueblos que encuentren en su periplo. Inicialmente, afirma Schmoeckel, la ruta que tomaron les llevaría hacia el oeste, pero evitando el territorio de la "cultura cucuteni", al oeste del Dniéper. Tendrían que seguir la orilla oriental del Dniéper, atravesar el territorio irrigado por el Pripet y encontrar el Niemen, el Vístula y el Oder, los tres ríos que fluyen hacia la "medianoche" (norte). Allí encontrarían a miembros de su propio pueblo kurgan, que habían partido décadas antes. Sucesivas migraciones conducirían a otros grupos desde la estepa hasta los montes Metalíferos y los bosques de Turingia. Después, a lo largo de los ríos Elba y Weser. Sin embargo, la antropóloga Ilse Schwidetzky ve afinidades genéticas entre los representantes del pueblo kurgan, cuyos restos biológicos datan del 3.000 a.C., y las poblaciones de Europa central y occidental del Paleolítico superior (30.000 a.C.). ¿Podría ser que las mismas personas se desplazaran originalmente hacia el norte a medida que el casquete glaciar se derretía y la tundra inicial se transformaba en bosque, y que algunas de ellas descendieran más tarde los grandes ríos rusos para asentarse en una zona fértil con un clima suave que más tarde se secaría, obligando a la gente a emigrar o incluso a regresar a las tierras que sus antepasados habían dejado atrás? Reinhard Schmoeckel se refiere al "pueblo kurgan" como "niños expósitos" cuya ascendencia se desconoce.
Según Schmoeckel, esta pauta migratoria se mantendría durante siglos, de modo que desde entonces no ha llegado a Europa central y occidental ninguna población distinta de la de la cultura kurgan, con la excepción obvia de las oleadas de emigrantes que han ido llegando continuamente en las últimas cuatro décadas.
La lenta expansión de esta población en todas direcciones ha dado lugar a intercambios de información y ha animado a la gente a emigrar a zonas más ricas y prometedoras que la estepa, cada vez más árida. Como nos ha dicho Jean Haudry en varias ocasiones, los arqueólogos soviéticos han contribuido de forma decisiva a nuestro conocimiento del EI. Schmoeckel está de acuerdo. Nos han permitido distinguir entre varias culturas "kurganas": la cultura Faltianovo (que se dedicaba principalmente a la cría de ganado), que se extendió hasta lo que hoy es Rusia central; la cultura Tazabag-Jab, en lo alto del mar de Aral; la cultura Maikop, en el norte del Cáucaso; la cultura Baden, en el norte de los Balcanes y, en cierta medida, en lo que hoy es Austria.
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La migración constante de los pueblos de la zona póntica septentrional (es decir, los territorios al norte del Mar Negro) primero hacia Europa central y luego hacia otros horizontes se debió, por tanto, a la desecación progresiva de la estepa póntica septentrional y también de la zona sahelo-sahariana, que adquirió proporciones más preocupantes a partir del 2400-2100 a.C.. Europa, por el contrario, mantuvo un clima lo suficientemente húmedo como para permitir un mayor desarrollo, principalmente atrayendo a la población del norte del Póntico.
Schmoeckel proporciona un recordatorio útil: cuando los lingüistas, entre ellos Sir William Jones en Calcuta en el siglo XVIII, descubrieron el hecho lingüístico IE, a través del sánscrito, la arqueología aún no existía como ciencia. En el siglo XX, los arqueólogos pudieron precisar las etapas de las migraciones del EI (y las posteriores migraciones celtas y germánicas) en Europa occidental y central, pero el territorio del sur de Rusia, Ucrania y Asia central permaneció en gran medida inexplorado. Las cosas cambiaron a partir de 1950, aunque lentamente: "Todavía en 1980 se creía, por ejemplo, por citar sólo un dato importante, que el pueblo EI o 'kurgan' del sur de Rusia sólo había sido capaz de domesticar el caballo, y montarlo, alrededor del año 3000 a.C.", escribe Schmoeckel. Sin embargo, el arqueozoólogo estadounidense David Anthony y su colega ucraniano Dimitri Telegin descubrieron en un yacimiento perteneciente a la "cultura Sredni-Srog", a 250 km al sur de Kiev, unas mandíbulas de caballo que datan del año 4000 a.C., con restos de un bocado típico de los équidos domesticados. El dominio del caballo es la principal pista de estas poblaciones de la EI, el principal instrumento de su expansión fuera de su hábitat original. Para Schmoeckel, el "paraíso terrenal" que aparece en los relatos de muchos pueblos y que tuvo que ser abandonado no se refiere al relato bíblico, sino a la tierra inicial que se secó y de la que tuvieron que salir en oleadas sucesivas para enfrentarse a un mundo hostil, armados con extraordinarias habilidades técnicas, incluidas las artes ecuestres y las técnicas del auriga.
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El trabajo de la arqueóloga lituana Marija Gimbutas ha identificado cuatro grandes periodos migratorios para el "pueblo kurgan" entre el 4500 y el 2000 a.C., como demuestra la presencia de diferentes artefactos (joyas, cerámicas) en los yacimientos arqueológicos: 1) del 4400 a.C. al 4200 a.C.; 2) del 3400 a.C. al 3200 a.C.; 3) del 3000 a.C. al 2800 a.C.; 4) del 2500 a.C. al 2200 a.C.. 
Los descubrimientos relativos al periodo más antiguo en los yacimientos de la "cultura póntica del norte" o "cultura del Dniéper/Donets" indican la llegada de agricultores y criadores de cerdos, probablemente procedentes de territorios situados a caballo entre la actual Polonia y Bielorrusia, con características raciales algo diferentes a las del "pueblo kurgan", más "cromagnónidas" y específicas de las poblaciones del noreste de Europa. El cerdo es un indicador de un estilo de vida sedentario y, por tanto, incompatible con un estilo de vida nómada basado en el caballo. Desde Europa occidental hasta el Dniéper, hubo una fusión permanente entre estas dos poblaciones en los primeros tiempos de la historia europea.
La primera oleada migratoria del "pueblo kurgan" partió del territorio original entre los ríos Don y Dniéper y se dirigió hacia el oeste, hacia el Dniéper y la desembocadura del Danubio, en lo que hoy es la Dobrudja rumana, siguiendo el curso del río.
La segunda oleada volvió a extenderse hacia el oeste, el noroeste, el norte y el sureste: los Balcanes (a excepción del sur de Grecia), los territorios de la actual Hungría, Austria y el este de Alemania hasta el Elba, Polonia y el centro de Rusia y la zona al norte de la cadena del Cáucaso recibieron población "kurgan".
La tercera oleada se desplazó principalmente hacia el oeste, consolidando los asentamientos kurganes en Europa central y oriental y cruzando el Rin, asentándose en el norte de Alemania, Escandinavia y el norte de Rusia. Algunos grupos se asentaron en la costa del Egeo, en Grecia y Asia Menor; otros cruzaron los pasos del Cáucaso y llegaron al norte de Irán.
La cuarta oleada siguió a una mayor desecación de la zona que ahora es estepa, como han podido demostrar los geólogos modernos. Esta cuarta oleada sigue barriendo el centro y el norte de Europa, pero el objetivo principal se encuentra ahora en el sur, en el Creciente Fértil. Algunos grupos llegaron a las puertas de Egipto.
Hacia 1800 a.C., un rey llamado Pithana, apoyado por su hijo Anitta y con base en una ciudad llamada Kussara, aún por descubrir por los arqueólogos, reunió un ejército de jinetes y tomó la ciudad de Kanesh, perdonando la vida a sus habitantes. Más tarde, marchando hacia Anatolia occidental, Anitta se apoderó de Hatti y tomó el nombre de esta ciudad y reino para su pueblo, creando lo que se convertiría en el Imperio Hitita, que hablaba una lengua indoeuropea mezclada con otras lenguas. Según inscripciones hititas posteriores, Anitta reunió a 1.400 guerreros y 50 carros, lo que significa que una población de 10.000 almas estaba bajo la autoridad de este rey. Hay que señalar dos hechos en relación con la historia de Pithana y Anitta: en primer lugar, la historia se menciona en inscripciones hititas del siglo XIV a.C., que probablemente son una transcripción de un relato anterior; por consiguiente, estas inscripciones hititas contienen las referencias más antiguas a nombres personales indoeuropeos que aparecieron en los teatros anatolios y asirios; en segundo lugar, una leyenda afirma que quinientas familias del país del norte, donde fluye el Volga, cruzaron las nieves del Cáucaso para llegar a Anatolia, donde el clima era más suave en aquella época. Después, cuando el filólogo checo Bedrich Hrozny (1879-1962) consiguió descifrar el hitita, se vio obligado a constatar que esta lengua, así como las vecinas, el louvita y el palaita, pertenecían al grupo "Centum", es decir, a la IE occidental, como el latín, el celta y el germánico (por ejemplo, "ezzan", "comer"; "watar", "agua"). Por último, Schmoeckel también nos recuerda que los códigos de derecho hititas, redactados por el rey Telepinu hacia 1525-1500 a.C., son matizados y carecen del rigor de los códigos no indoeuropeos del Creciente Fértil, como el de Hammurabi. La sociedad hitita era una sociedad feudal, monárquica y equilibrada que guarda un gran parecido con los ideales transmitidos hasta nuestros días por los pueblos de nuestra familia.
Cada una de las oleadas sucesivas merece ser explicada y comentada, pero eso excedería por supuesto el alcance de este modesto artículo: con Schmoeckel, hemos presentado el esquema general de estas migraciones y demostrado que invadieron Europa gradualmente: Nos queda por hablar del dominio del carro, durante el cual los pueblos pónticos del EI dejaron su huella en la historia de Oriente Próximo y Egipto, antes de pasar a la India entre 1600 y 1500 a.C. desde la cuenca de los Urales; esta oleada dominó primero la cuenca del Indo y después, de 1000 a 500 a.C., durante el periodo llamado "védico tardío", la parte alta del Ganges; Schmoeckel denomina "migración ilírica" o "migración de la cultura conocida como de los campos de urnas" al empuje que llevó a una población de las actuales Austria y Hungría al Adriático y de allí a Egipto y Palestina, donde se les conoció como los "pueblos del mar"; Alrededor del año 760 a.C., los cimerios, que al parecer procedían de la cuenca del Dniéster, asolaron Asia Menor y, en el oeste, se asentaron principalmente en la Europa danubiana, dejando escasas pruebas arqueológicas; las leyendas orientales cuentan, sin embargo, que procedían de la "medianoche del mundo", de un mundo de brumas y tinieblas, expulsados de su patria, dicen otros, por los desastrosos efectos climáticos de una serie ininterrumpida de erupciones volcánicas en Islandia.
Sin embargo, el factor más decisivo en estas migraciones desde las estepas para poblar nuestro estrecho subcontinente peninsular fue el elemento sármata. Alrededor del año 250 a.C., los sármatas, vecinos occidentales de los escitas, que a su vez estaban estrechamente vinculados a la civilización griega del Egeo, inventaron los estribos, que proporcionaban una gran estabilidad al jinete, y pasaron del uso de arcos y flechas para los combatientes masculinos y femeninos (de ahí las historias sobre las amazonas) al uso de lanzas blandidas por hombres protegidos por cotas de malla (los "catafractos"). Los escitas tuvieron que plegarse a este nuevo arte militar. Estos nuevos dispositivos ecuestres dieron a los sármatas (y a sus tribus aliadas, los roxolanos y los iazigios) una superioridad militar que pasaría a la historia: desde ese lejano periodo, a través de su alianza con Roma, luego con los merovingios (ellos mismos de origen sármata más que germánico) y los visigodos, dieron a Europa el ideal y las prácticas de la caballería.
En el siglo I d.C., las tribus sármatas se asentaron en la llanura húngara y en Transilvania. Primero se enfrentaron a los romanos, antes de convertirse en sus aliados y extenderse por la llanura del norte de Europa a lo largo de los ríos Vístula, Oder y Elba hasta lo que hoy es Dinamarca, en el Lippe (un afluente occidental del Weser), en el Rin (donde tenían guarniciones) y en el delta de los tres ríos (Escalda, Mosa y Rin) en las actuales Flandes y Zelanda. Un ejército entero de soldados de caballería sármatas fue enviado por Roma a Britania en 160, donde custodiaron el Muro de Adriano y se asentaron principalmente en Gales, dando origen a la epopeya medieval celto-sármata de la Tabla Redonda y, por tanto, al ideal europeo de caballería, la joya de la corona de nuestra civilización, cuya desaparición marcó el inicio del declive cuya cúspide vivimos hoy. A partir del siglo II, las unidades de caballería sármatas fueron llamadas "dracones" por los romanos. Al jefe de un "draco" se le llamaba "sha".
En su libro sobre los "siglos oscuros de la historia alemana", Reinhard Schmoeckel analiza en detalle la contribución sármata a la civilización germano-europea pre-medieval, surgida tras el colapso de Roma.
Para resumir el hilo conductor de esta "sarmatización" real pero discreta de la ecumene romano-europea germanizada, Schmoeckel recuerda algunos hechos históricos:
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- Tras la derrota y muerte de Atila, el líder de los hunos, los "dracones" sármatas abandonaron la Panonia desromanizada y se trasladaron a la Baja Sajonia, donde establecieron hogares y granjas de caballos. Los colores de estos "dracones" eran el rojo y el blanco, y los "shahs" vestían abrigos a cuadros rojos y blancos. El escudo de armas sajón presenta un escudo rojo adornado con un caballo blanco. Más tarde, los emperadores salios procedieron de esta parte de la antigua Germania. La saga escandinava conocida como Thidreksaga, escrita en nórdico antiguo y sólo retraducida al alemán moderno en 1816, relata una batalla entre hunos y schächermänner en la región de la Baja Sajonia a orillas del Lippe, donde los hunos no son los hunos sino una pequeña tribu local que se sublevó contra los recién llegados, los "hombres del damero", los Schächermänner, donde "Schächer" se convirtió en sinónimo de bandido o ladrón (Lutero tradujo el término "ladrón", atribuido a los dos hombres crucificados al mismo tiempo que Cristo, como "Schächer", término que no existe en este sentido en ninguna otra lengua germánica). El "draco" que se apoderó de Turingia por la misma época (siglo V) llevaba una capa azul oscuro. La heráldica turingia utiliza este color, borrado por líneas doradas. Estos turingios mantuvieron excelentes relaciones con los merovingios.
- La aportación sármata está presente en el linaje de los merovingios y en la historia franca en general, ya que los "dracones" estaban estacionados en Renania, cerca de Colonia, y en el delta de los tres ríos, es decir, en zonas inicialmente en poder tanto de los francos ribereños como de los francos salios.  Más tarde, la caballería, especialmente la francesa, adoptó las formaciones densas y el combate con lanzas con jinetes y caballos acorazados, una invención de los sármatas antes de la era cristiana. 
- Por último, Schmoeckel señala que el protagonismo de la élite de caballería sármata se manifiesta no sólo en Europa occidental con la epopeya de la Tabla Redonda (la lucha entre el elemento romano residual en Britania y las tropas de infantería auxiliar ingwaeonianas que pretendían imponer un nuevo poder totalmente germánico en las Islas Británicas) y con la toma de Germania Inferior y Belgica Secunda, y después de la Galia Sequense y Lugdunense por el merovingio Chlodowegh (Clodoveo). Este papel también se observa en Polonia, que adoptó los dos colores atribuidos a los Schächermänner de la Baja Sajonia. Del mismo modo, la migración croata hacia el norte de la península balcánica se vio favorecida por el apoyo de los guerreros y jinetes sármatas, de ahí que el escudo del país presente un damero rojo y blanco.
- Por último, cabe añadir -y Schmoeckel no lo hace- que los visigodos de España heredaron las tradiciones de la caballería sármata de los alanos (los actuales osetios), una tribu que les acompañó en sus peregrinaciones desde las orillas del Volga hasta la península Ibérica. Las tradiciones alanas iban a marcar la pauta de las órdenes de caballería ibéricas, que desempeñarían un papel dominante durante toda la reconquista.
En conclusión, las tradiciones sármatas celtitizadas, germanizadas o iberizadas dieron lugar a lo mejor de las tradiciones europeas: la Tabla Redonda en las Islas Británicas y su influencia en la literatura no religiosa de la Edad Media francesa y alemana; las tradiciones militares europeas que volverían con fuerza a partir del siglo XII formaban parte de una tradición que derivaba de sus orígenes sármatas, especialmente en la caballería francesa; la Orden del Toisón de Oro nos remonta a un antiguo mito griego ambientado en la región póntica, de la que procedían los pueblos de caballería desde los primeros "pueblos kurganes" hasta los jinetes "dracones" romanos que tan noble posteridad tuvieron en Europa, posteridad con la que pretendemos identificarnos; por último, la figura del hidalgo y la del caballero de la reconquista siguen impregnando lo mejor de la mentalidad ibérica.
Los dos libros de Reinhard Schmoeckel, que suman casi 1100 páginas, merecen sin duda una exploración más minuciosa. Simplemente hemos querido ofrecerle una muestra de lo que contienen.
Bibliografía :
Reinhard Schmoeckel, Die Indo-Europäer. Aufbruch aus der Vorgeschichte, Lindenbaum Verlag, Beltheim-Schnellbach, 2012-2023 (2ª ed.) (Para encargar: https://lindenbaum-verlag.de/produkt/die-indoeuropaeer-aufbruch-aus-der-vorgeschichte/  ).
Reinhard Schmoeckel, Deutschlands unbekannte Jahrhunderte. Geheimnisse aus dem Frühmittelalter, Lindenbaum Verlag, Beltheim-Schnellbach, 2013 (Para encargar: https://lindenbaum-verlag.de/produkt/deutschlands-unbekannte-jahrhunderte-geheimnisse-aus-dem-fruehmittelalter/  ).
Fuente:  https://euro-sinergias.blogspot.com/
Traducción de Enric Ravello Barber
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