#la Muerte en la siesta
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talomacblog · 1 year ago
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¿Quiere conocer un anticipo de su defunción ?
Basta con abrir una ventana que de a una siesta de enero en Corrientes o Asunción, da igual la madre que la hija. Porque esta es una historia de madres y de hijas, ya lo verá.
Asoladas.
Humeantes.
Polvorientas.
Áridas en la llanura húmeda, las calles se agitan en la quietud. Reverberan fulgores ondulados. Jadean como tísicas el demonio de la siesta.
Después está la gente.
Cuerpos humanos sin sombras cruzan callados por las calles. Abrasados por las calderas canallas. Las Diablas (obesas, aceitosas) y sus hieródulos con espadas flamígeras están expulsando pecadores del Paraíso que está negado a los renegados.
¿Adónde los conducen?
A la siesta correntina.
El cielo se sancocha. El tibio celeste está celado. Ya no llegan hasta él las jaculatorias que los fieles, al santiguarse, imprecan. Los penitentes que apenan las calles brillan del barniz del sudor. Mujeres afantasmadas atraviesan el resplandor sin decir una palabra.
Sin decir una palabra. ¿Adónde, hombres y mujeres cargados de ardores caminan los calores?
¿Adónde van?
A la siesta.
A los recovecos tramposos del asentamiento de la Villa de San Juan de Vera de las Siete Corrientes: sus ejidos fueron catastrados (amparados y rubricados por sus Católicas Majestades) con los teodolitos del Adelantado Don Juan Torres de Vera y Aragón. Titulado. Encomendado. No cenado como su colega Juan Solís, éste otro Don Juan bebió y fornicó hasta que su árbol genealógico se cansó de frondar y florar y frutar la parentela mestiza que hoy funda feudos ensoñados en nombre de la corona sajona.
Pero el misterio (flota de grumetes y doñas que parte desde Asunción para españolizar las siete guaraníticas puntas) sigue su liturgia en la catedral del aire escaldado de enero.
Hay palmeras y chivatos que florean el altar de la siesta con sus verdes ondulantes.  Cuando el aire se entibia, los lapachares bajan del cielo y las jacaranderías con luto eclesiástico gotean las veredas de la Costanera. Fieles pero infieles, los caminantes hacen profesión de procesiones tal como está indicado en el culto de la siesta, con sus maitines, sus horas tertias y nonas para responsos y festines.
Desinteresados.
Remotos.
Austeros.
Insensatos: los peregrinos que caminan por las calles no saben que son el séquito de la celebrante, que es la Muerte.
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yuzuyom · 2 years ago
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Shhh, es un secreto
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PAREJA: Neteyam x Reader
Capitulo 12:
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Capitulo 13
" LIBERTAD "
Todo fue tan silencioso cuando llegaste a casa, Neteyam acariciaba tu cabello con cariño y tú te permitías cerrar los ojos con calma por qué al fin había paz en tu corazón, al fin habías terminado con este ciclo donde te torturaban, ahora estabas segura en los cálidos brazos de Neteyam.
Cuando llegaron a casa te dejaron descansar, Neteyam te siguió sin dudar, subiéndote por la ramada para acostarte suavemente en la cama, su mano acarició tu cabello con suavidad observando como cerrabas los ojos con calma ante su toque. miró tu cabello frunciendo su ceño cuando no encontró las cuentas que él había puesto en tu cabello. Sin embargo, no dijo nada, él solo quería pasar tiempo de silencio dónde estuvieran uno al lado del otro.
----Neteyam... ---- llamaste en un murmullo.
----¿Mm? ---- preguntó sin dejar tu cabello.
----Te extrañé.
Él sonrió con cariño. Juntando su frente a la tuya para que sus ojos amarillos miraran los tuyos con amor.
---- Te veo, (T/N).
Sonreíste con amor, acercándote a él para esconderte en su pecho disfrutando de sus manos jugando con tu largo cabello. Cerraste los ojos antes que él, permitiendo que el sueño te abrace. Amanecieron de esa misma forma, abrazados en tu pequeña carpa disfrutando la calidez del otro, te sentaste encima de tus rodillas observando al Na'vi dormir, tu dedo remarcó su nariz y sus ojos, seguiste el borde de sus labios con suavidad para después tocar cada franja de su piel. Una pequeña risa salió de tus labios cuando notaste como su cola se movía de un lado a otro demostrando su gusto.
Entonces abrió sus ojos y aquello te hizo sonreírle en grande, tu pequeño dedo tocó su nariz dejando salir un pequeño "bop" haciéndolo reír. El muchacho se levantó acercándote a su regazo para dar un pequeño beso de buenos días a tu boca, sonreíste entre medio del beso, feliz por qué al fin podías tenerlo para ti solita.
-----Bueno días... ---- saludaste sonriente.
----Hola... ---- saludó con voz profunda debido a la siesta.
Comenzaste a jugar con sus trenzas, porque sinceramente hoy solo querías estar acostada en tu pequeña carpa a su lado, no era necesario hablar. Solo estar juntos con un momento a solas o al menos eso pensabas hasta que tres Na'vi conocidos entraron a la carpa a tropezones.
Reíste mirando a los niños sully, alejándote de Neteyam para prestarle atención a los hermanos.
Kiri ya estaba en tu cabello volviendo a hacer trenzas para robar las cuentas del cabello de Neteyam y ponerlas en tu cabeza, Tuk la hermosa niña te enseñó su pancita vendada, diciendo que su hermana había curado el veneno gracias a tus conocimientos. Ambas hacían coronas mientras Lo'ak se recostaba en tus muslos y simplemente pasaba el rato hablando payasadas. Neteyam estaba mirando de lejos riendo y sonriendo ante las idioteces de su hermano.
Cuando fue la hora de irse él y tú quedaron solos en la carpa. Tus ojos suaves miraron a Neteyam quién tenía su mirada lejana, tu corazón se apretó al ver la inseguridad en sus ojos. Te levantaste rápidamente yendo hacia sus brazos para besar sus labios con cuidado, Neteyam saltó con sorpresa al principio, pero poco después sus labios se encontraron siguiendo tu beso mientras sus ojos se cerraban con anhelo. Cuando te separaste juntaste tu frente con la de él, buscando su mirada al notar cómo él no se atrevía a mirar tus ojos. Tomaste su mano con cuidado llevándola a tu pecho para darle una ligera sonrisa.
----Te veo, Neteyam ---- sus ojos amarillos mostraron duda ---- y mi corazón es completamente tuyo.
Él notó la sinceridad en tus ojos.
sin embargo, tenía dudas y no se le podía culpar después de ver tu llanto ante la muerte de aquel Na'vi.
---¿Podría saber...?---- preguntó Neteyam inseguro.
Ladeaste tu cabeza confundida causando que él soltara un suspiro tembloroso. Tomó tus manos para llevarla a sus labios y dar un ligero beso en el dorso de estas.
----Su historia.
Tus hombros se tensaron, miraste a un lado insegura provocando que Neteyam estuviera a punto de decir que no importaba, hasta que te vio asentir.
----No es una historia bonita ----. Aseguraste mirándolo insegura.
Neteyam te miró confuso, sin entender porqué llorarías por alguien con el que no tuvieras una linda historia.
Entonces soltaste todo.
Por primera vez alguien escuchaba todo lo que habías pasado a manos de Ska'anekx.
Neteyam poco a poco sentía cómo la rabia llenaba cada parte de su cuerpo. Cada detalle lo hacía vomitar y sus pensamientos simplemente eran que debía haber dejado vivo a ese tipo y hacerlo sufrir.
Cada que llorabas o te veías nerviosa Neteyam te abrazaba o te recordaba que podías parar si deseabas hacerlo. Tú te negabas, deseando que él supiera todo, cada uno de los detalles para que ya no tuviera inseguridades. Y si, tal vez Neteyam ya no estaba inseguro pero, la rabia era demasiada. Se aseguraría de que ese maldito monstruo no tuviera un entierro digno, que su alma jamás descansará en paz.
Cuando acabaste Neteyam te abrazaba sobreprotector. Sus manos tomaban tu cuerpo contra el de él intentando brindarte toda la seguridad que necesitaras.
----- Neteyam... Hay que unirnos ---- murmuraste después de unos minutos de silencio.
---- ¿Mm?--- preguntó Neteyam mirándote extrañado ---- ¿ahora...? ¿No prefieres descansar? Ha sido un día pesado.
Reíste ante eso, mirándolo con amor.
----Me refiero ante Eywa.
No una conexión forzada, no una a la que tuvieras que hacerlo para sobrevivir. Querías una real y que tú persona fuera Neteyam.
Su cola se movió con felicidad que sin dudarlo se enrolló en tu muslo demostrando cuánto le agradaba esa idea.
Neteyam juntó su frente contra la tuya asintiendo con una enorme sonrisa.
----Si, definitivamente deseó eso.
Cuando menos lo esperabas tu ya tenías uns linda vestimenta Na'vi, tu cuello y cabello estaban adornados con piedras preciosas mientras que tú rostro y brazos era adornado con pintura blanca, Neteyam estaba hincado frente a ti.
Uno frente al otro mientras las hojas del árbol de las almas caían a su alrededor con suavidad. Era precioso, como un sueño hecho realidad en un cuento de hadas.
Una sonrisa brillante apareció en tu rostro cuando Neteyam tomó tus manos, sus ojos te miraron suavemente mientras que toda la pintura en su rostro asentuaba sus hermosas facciones.
Tu respiración se aceleró cuando Neteyam jaló tus manos suavemente haciéndote avanzar hacia él. Sus labios tocaron suavemente los tuyos, sonriendo cuando sintió cómo suspirabas en el beso.
---- ¿Sucede algo?---- cuestionó al sentir tu cuerpo tenso.
Negaste ante su mirada cálida.
---- Estoy nerviosa...
Neteyam soltó una risita divertido.
---- No es nada de lo ya hayamos hecho antes, mi amor ----. Consoló, acariciando tus costados con suavidad.
----Pero... Ya sabes es más, distinto es como un... ¿Una petición a Eywa...? ---- explicaste apenada, acomodándote más cerca de él.
Neteyam volvió a reír debido a tu nerviosismo. Sus manos apretaron con cariño las tuyas, esperando brindarte la confianza que necesites. El Na'vi decidió juntar su frente con la tuya, acostumbrándose a esta acción que tenías cuando eras demasiado sincera.
----¿Deseas parar? Podemos hacerlo otro día.
Negaste rápidamente.
----No, Lo'ak se esforzó mucho en hacerme este top.
----Por favor no hables de mi hermano cuando estamos haciendo estás cosas.
Reiste divertida, besando sus labios con suavidad.
Él acercó su trenza dejando ver sus zarcillos para mirarte expectante sus intensos ojos amarillos se clavaban en tu memoria poniéndote roja. Tus ojos miraron aquellas pequeñas cositas moverse, tú asentiste tomándolo suavemente Neteyam te ayudó a levantar tu cabello, sus grandes manos fueron delicadas y soltó una pequeña risita al ver lo que se supone sería tu trenza, era apenas del tamaño de su dedo.
-----No te burles, Neteyam. ---- te quejaste.
----Bien, bien... Ya puedes hacerlo.
Con un suspiro abandonando tus labios llevaste la trenza de Neteyam a tu nuca. Ambos suspiraron cuando los zarcillos se entrelazaron, reíste aferrándote a sus brazos. Sintiendo todo lo que Neteyam sentía. Su amor, su calidez, el deseo que tenía por ti, todo.
Cuando abriste los ojos sonreíste ante sus pupilas que casi abarcaban todo su iris. Soltaste una risa divertida provocando que él también riera.
----¿Por qué te ries?
---- Tus ojos... No es nada ---- dejaste un pequeño beso en sus labios arrebatándole un suspiro cariñoso ----. Sigamos.
El asintió.
Con tranquilidad acercaste tu mano hacía Neteyam el cuál mordió con cuidado, encajando sus colmillos observando como soltabas una queja.
----¿Estás bien? ---- preguntó en un susurró.
Asentiste observando como comenzaban a caer pequeñas gotas de sangre. Cuando levantaste la vista miraste como Neteyam mordía su propia mano haciendo un pequeño sonido de queja. Tomaste la mano de Neteyam y el tomó la tuya, ambos bebieron un poco para después sonreír en grande.
Neteyam y tú habían decidido compartir los rituales que tú sabías y los que él sabía. Claramente lo de la sangre era del clan Tormakticaya.
Ya estaban conectados en cuerpo y alma, lo cual te daba una gran felicidad.
---- Te veo, Neteyam...
----Te veo, (T/N).
Ambos se juntaron en un beso suave, el cuál poco a poco comenzó a volverse fogoso. Neteyam te subió con cuidado a su regazo. Podías sentir sus manos recorrer tu cuerpo con suavidad enviando escalofríos por todo tu cuerpo. Sus labios comenzaron a dejar pequeños besos en tu cuello, dando pequeñas succiones provocando que tus caderas se movieran deseosas contra las de él. Podías sentir sus colmillos burlándose de tu piel recorriendo con su lengua tus clavículas para volver lentamente a tus labios. Su lengua se burló de la tuya comenzando a juguetear contra la tuya arrancándote jadeos llenos de placer.
----Neteyam... Por favor, te necesito.
Suplicaste mientras tus manos comenzaban a desatar su taparrabos, Neteyam sonrió entre el beso comenzando a recostarte en el pasto mientras su mano evitaba que cayera encima tuyo. Sus labios bajaron lentamente por tu pecho, su lengua comenzó a jugar con tu pequeño pezón, succionando y lamiendo enviando espasmos por todo tu cuerpo. Su atención estaba provocando que tu coño comenzara a mojarse, podías sentir la incómoda tela pegándose contra tus labios. Tu pequeño clítoris temblaba debido al roce de la tela y aquello te hacía entrar en más desesperación.
----¿Necesitas mis dedos, bebé? ¿Mm?--- preguntó Neteyam con tu pecho aún en su boca ----. ¿Quieres que masajee este lindo botón de aquí?
Su mano tocó por encima de la tela tu sensible clítoris.
----¡Ahh! ¡Si! ¡Neteyam!
El Na'vi sonrió comenzando a desatar con cuidado tu taparrabos. Sus enormes dedos lanzaron la tela a un lado y sin dudar comenzaron a hacer pequeños círculos en tu sensible clítoris. Tu espalda se arqueó soltando un alarido de placer cuando Neteyam al fin te estaba dando el placer que necesitabas
----Eywa... Suenas tan bien, cariño. ---- murmuró Neteyam.
Moviste tu rodilla un poco sintiendo como su polla cubierta por el taparrabos ya estaba levantada. Aquello te hizo sonreír pues por la conexión pudiste sentir el espasmo que Neteyam sintió cuando tu rodilla rozó con su miembro.
----Puedo ver que te encanta cómo sueno ----. Te burlaste observando lo gemir.
----Mierda... Bebé, espera ¡ngh!... ---- suplicó dejando caer su frente contra tu pecho ----. P-puedo sentir cuánto te gustan mis dedos en tu coño ¡Ah!.
Mordiste tu labio, arqueando tu espalda por la sucia conversación. Tus manos deshicieron el nudo de su taparrabos rápidamente comenzando a masajear su gran polla entre tus manos, haciendo que ambos soltaran gemidos necesitados.
----¡Dentro, por favor, Neteyam! ¡Ah! ¡La necesito dentro!
Él asintió desesperado, tomando su polla para alinearla con tu entrada mojada.
----Si, bebé... Y-yo también necesito estar dentro ¡ngh!
Cuando su polla te abrió te aferraste a sus hombros, el Na'vi gimió justo en tu oído provocando que tu cuerpo tuviera un escalofrío.
Se sentía tan bien, te sentías bien y estabas segura de que él también se sentía bien. Podías sentir todo, su placer, su amor y era tan abrumador para tu cabeza que te hacía sentirte en las nubes por completo.
-----Por Eywa... Es demasiado, joder~---- suspiro el Na'vi contra tus labios.
Sus caderas comenzaron a moverse lentamente, podía sentir tus paredes apretando deseosas a su miembro. Te sentías tan cálida y cerrada que hacía que sus ojos girarán debido al placer. Sus manos se aferraban con fuerza al suelo, comenzando a aumentar la fuerza de sus caderas. Su pene entraba y salía de tu coño mojado haciendo que ambos se sintieran en el paraíso.
Desde abajo Neteyam te parecía una belleza, podías ver sus orejas pintadas de azul mientras que sus labios estaban abiertos dejando salir jadeos y gemidos desesperados, su frente tenía pequeñas gotas de sudor que recorrían hasta su mentón y aquello te dio hambre, necesitabas tanto sentirlo contra tus labios que tus manos no dudaron tomar su rostro y obligarlo a unir sus labios. Tu lengua saboreó todo lo que pudo, sentiste como el Na'vi gemía contra tu boca y sus caderas comenzaban a ser más rápidas y ansiosas.
----¡Mmmhh! ¡Ngh! ---- soltaba contra tus labios con sus ojos en blanco.
Te aferraste a sus hombros con fuerza al sentir como su polla crecía más y más dentro tuyo, estabas segura de que estaba sobresaliendo por tu estómago y aquello solo hacía que apretaras más contra su enorme miembro. Cuando ya era demasiado, cuando sentiste ese cosquilleo en tu clítoris por el movimiento de sus manos abriste más las piernas deseando mojar todo lo que pudieras para hacer ver qué Neteyam ya era tuyo por completo.
Te separaste del beso intentando tomar aire siendo unidos por nada más que un pequeño hilo de saliva.
----¡Neteyam, voy a-!
Él asintió volviendo a unir sus labios.
----¡Si, si, si! ¡Ven conmigo, bebé! ---- suplicó entre el beso, volviéndolo desastroso ---- ¡Tengamos nuestro orgasmo juntos!
Tu espalda comenzó a arquearse conforme sentías que aquel cosquilleo aumentaba. Él comenzaba a ser más brusco y su pulgar aumentaba la velocidad en sus movimientos.
----¡Neteyam!~ ---- gemiste mientras dejabas que los chorros salieran, mojando su vientre y pelvis.
----¡Joder, bebé!~ ---- su semilla manchó cada rincón de tus paredes.
Neteyam dejó que su frente descansará en tu hombro con respiraciones pesadas, el Na'vi seguía viniendo dentro tuyo causando que tú cuerpo tuviera pequeños espasmos al sentirse tan lleno. Cuando lograron recuperar el aire ambos se miraron con una pequeña sonrisa.
Neteyam juntó su frente con la tuya suavemente, cerrando sus ojos para disfrutar de tu calor, para disfrutar tu cuerpo desnudo junto al de él.
----Ahora somos una pareja oficial ----. Murmuró él Na'vi con emoción.
Tu asentiste comenzando a acariciar sus mejillas.
----Si, lo somos...
Sus ojos amarillos volvieron a abrirse encontrándose con tu suave y amorosa mirada.
---- Entonces... ¿Cuántos hijos tendremos?
Reíste ante eso, golpeando ligeramente su cabeza divertida.
----Estamos teniendo un momento romántico, debes leer el ambiente ----. Regañaste divertida.
El rodó los ojos con diversión.
-----Bueno, que mi polla siga dentro tuyo no sé si sea una vista romántica para Eywa.
----¡Neteyam! ---- volviste a regañar. El Na'vi te miró moviendo sus caderas con una sonrisa ----. ¡Ah!~
Cubriste tu boca mirándolo ceñuda.
---- ¡Ya bas-ngh!
Sus caderas comenzaron a moverse suavemente y él con una sonrisa dejó un beso en tus labios.
---- Vamos de nuevo, ¿entendido bebé?
Te gustaba ser así, humana. Era difícil soltar tu pequeño cuerpo, además Eywa ya te había dado el regalo de sentirla de tener una conexión como los Na'vi. Ya eras parte de Pandora.
Ahora estaban aqui, tú y Neteyam podían tener una conexión como los Na'vi normal.
Neteyam te hizo suya bajo el árbol de las almas, pidiendo a Eywa su bendición y su eterna gratitud por haberlos puesto en el camino del otro. Se habían unido y habían dejado claro lo que eran. Una pareja, una pareja romántica sin tener que esconderse. Hubo quejas, si, pero terminaron aceptándolo o tolerando que tú fueras la pareja del futuro Olo'eyktan.
Tú y Neteyam eran tomados como una pareja de casados para el clan.
Ambos se sonrieron con amor sintiéndose completos al fin. Tal vez a veces tendrías tus arranques depresivos o tus pesadillas invadirán tus sueños o los recuerdos te abrumarían, puesto que no era tan fácil superar algo que viviste por años en unos pocos días. Estabas segura de que lo harías algún día y que Neteyam estaría a tu lado. Tendiendo su mano para ayudarte a avanzar con él.
Ya no estabas sola y todo gracias a Neteyam.
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daintyinsider · 1 year ago
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Reading List - Lista para Leer
Aves sin nido Clorinda Matto de Turner
Dom Casmurro Joaquim Maria Machado de Assis
Ariel José Enrique Rodó
El Moto Joaquin Garcia Monge
La amada inmóvil Amado Nervo
Desolación Gabriela Mistral
La señorita Etcétera Arqueles Vela
La vorágine José Eustasio Rivera
Doña Bárbara Rómulo Gallegos
Cuentos de Amor, de Locura y de Muerte Horacio Quiroga
Other selected works
Isabel Allende, “Dos palabras”
Anónimo, “Romance de la pérdida de Alhama”
Anónimo, Lazarillo de Tormes (Prólogo; Tratados 1, 2, 3, 7)
Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LIII (“Volverán las oscuras golondrinas”)
Jorge Luis Borges, “Borges y yo”
Jorge Luis Borges, “El Sur”
Julia de Burgos, “A Julia de Burgos”
Miguel de Cervantes, Don Quijote (Primera parte, capítulos 1–5, 8 y 9; Segunda parte, capítulo 74)
Julio Cortázar, “La noche boca arriba”
Hernán Cortés, “Segunda carta de relación” (selecciones)
Sor Juana Inés de la Cruz, “Hombres necios que acusáis”
Rubén Darío, “A Roosevelt”
Don Juan Manuel, Conde Lucanor, Exemplo XXXV (“De lo que aconteció a un mozo que casó con una mujer muy fuerte y muy brava”)
Osvaldo Dragún, El hombre que se convirtió en perro
Carlos Fuentes, “Chac Mool”
Federico García Lorca, La casa de Bernarda Alba
Federico García Lorca, “Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla”
Gabriel García Márquez, “El ahogado más hermoso del mundo”
Gabriel García Márquez, “La siesta del martes”
Garcilaso de la Vega, Soneto XXIII (“En tanto que de rosa y azucena”)
Luis de Góngora, Soneto CLXVI (“Mientras por competir con tu cabello”)
Nicolás Guillén, “Balada de los dos abuelos”
José María Heredia, “En una tempestad”
Miguel León-Portilla, Visión de los vencidos (dos secciones: “Los presagios, según los informantes de Sahagún” y “Se ha perdido el pueblo mexica”)
Antonio Machado, “He andado muchos caminos”
José Martí, “Nuestra América”
Rosa Montero, “Como la vida misma”
Nancy Morejón, “Mujer negra”
Pablo Neruda, “Walking around”
Emilia Pardo Bazán, “Las medias rojas”
Francisco de Quevedo, Salmo XVII (“Miré los muros de la patria mía”)
Horacio Quiroga, “El hijo”
Tomás Rivera, . . . y no se lo tragó la tierra (dos capítulos: “... y no se lo tragó la tierra” y “La noche buena”)
Juan Rulfo, “No oyes ladrar los perros”
Alfonsina Storni, “Peso ancestral”
Tirso de Molina, El burlador de Sevilla y convidado de piedra
Sabine Ulibarrí, “Mi caballo mago”
Miguel de Unamuno, San Manuel Bueno, mártir
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psicotaipan · 5 months ago
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Ahora navegas de nuevo
En memoria de José María Sánchez Pardo
“El que sabe caminar bien, no lucha. 
El que sabe luchar bien, no se irrita. 
El que sabe vencer bien no combate. 
El que sabe ser fuerte se mantiene abajo.”
Proverbio del estilo Hung Gar de Kungfu.
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  Sucedió ya hace semanas y he tratado de dejar el asunto en salmuera, porque no era capaz de escribir dos palabras a derechas sin que se me cayeran las lágrimas. Pensé en dejar pasar un tiempo. Y a trompicones, a ratos sueltos, de mala manera, mientras pasaban las vacaciones e iba escribiendo algunos cuentos, he ido pudiendo terminar éste texto.
    José María Sánchez Pardo, miembro histórico de la Tertulia Madrileña de Literatura Fantástica (TERMA), camarada de tantos, y uno de los mejores amigos que tendré jamás, falleció el pasado 5 de agosto mientras dormía la siesta.
    Falleció tranquilo, no se despertó, una muerte que todo el mundo firmaría, si no fuera porque se fue demasiado pronto.
    Me tuve que volver desde la sierra, roto, cuando me enteré por wathsapp. No podía ni vestirme, no podía encontrar la ropa, sujetar nada con las manos, no podía mantenerme en pie, no podía creerlo.
    Dicen que cuando una persona ha cumplido su plan de alma, sencillamente se marcha.
    Y no me cabe duda de que Pepe cumplió su plan e hizo lo que había venido a hacer a este mundo.
    Estamos ante otro Maestro del Buen Vivir.
    El hombre de abril. El Maestro de la risa estruendosa, del saber estar y del aplomo.
    Una de las lecciones que aprendí de él fue la de vivir con entereza.
    Suceda lo que suceda, no pierdas la dignidad. He tratado de seguir ésta enseñanza. Digno y entero, aunque a veces te estés cayendo a pedazos. Ya habrá tiempo de dolerse, pero ahora toca vivir, "Adelante con los faroles", una de sus frases habituales.
   Pepe era un relámpago de vida en un mundo de personas apagadas.  No he conocido a un tipo con mayor capacidad de dar y de darse a los demás, de sostener a sus semejantes  en momentos de zozobra.
    Siempre estaba ahí, cuando tu mismo no podías sostenerte.
    Y alguna vez yo no pude, y él estuvo.
    Pepe era un mago de la generosidad y la entereza. Encajaba los desaires, los desplantes y rechazos de la gente vulgar, con una elegancia olímpica.
    Se mantenía firme, se mantenía digno y en pie.
    Era un hombre de corazón inmenso, intenso, emocional y expansivo.
    A veces muy caústico. A veces letal con las palabras.
    Era y Es (y digo es, porque el alma inmortal se resiste a la idea de la finitud y estoy convencido de que volveré a verle) un gigante en zapatos de hombre mortal e imperfecto.
    Tuvimos algunos desencuentros. Unos años duros en los que se me complicó la vida estuvimos alejados. Y tiempo después volvimos a ser los viejos amigos de siempre, como si nada hubiera sucedido.
    Otra cosa que aprendí de él fue a tratar de vivir una vida digna de ser vivida. Porque con menos que eso, no debemos conformarnos. Hemos venido al mundo a hacer que el tiempo vivido merezca la pena.
    Pepe me enseñó también entereza, valentía y generosidad.
    Me enseñó a no victimizarme (un mal tan común en nuestros días) a encajar el daño sin pestañear, a vivir siempre con autorrespeto, aunque la vida fuera injusta o las circunstancias no fueran las mejores.
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    Estaba con él, en la cocina de un chalet en Piedralabes, de vacaciones con su familia ( Merche su mujer y su hijo Ignacio) , cuando el último rayo de luz de uno de sus ojos, se cerró para siempre. Se le cayó la taza del desayuno en la encimera. Se quedó lívido. Su ceguera (porque Pepe era ciego), que había ido siendo degenerativa durante décadas, era ya definitiva. “He perdido la Luz", me dijo.
    "No has perdido la Luz, tu qué cojones vas a perder la luz", pensé, sin atreverme a hablar, sin saber que decirle. "La Luz la llevas dentro. De hecho, Pepe, llevas más luz que la mayoría de personas que he conocido, joder."
    Pepe no nació ciego, pero en pocas décadas, se quedó a oscuras para siempre. Su mujer, médico psiquiatra, tenía que pincharle en las córneas para retrasar la enfermedad. Pero la oscuridad fue inevitable.
   ��A Pepe le gustaba navegar de joven. Y nos contaba a Pablo Magarzo (compañero suyo de colegio y compañero mío de tiro con arco) y a mi, que muchas veces soñaba que navegaba de nuevo. Sus sueños eran vividos, luminosos. El recuerdo de una claridad perdida. Cuando Pepe, Peporro para los de su colegio, soñaba, era libre.
   Pepe también era psicoanalista lacaniano y psicólogo de la Dirección General de Tráfico.      
    Sus pacientes decían de él que tenía un “oído clínico" muy bueno.
    Era certero, lúcido, vital. Un buen profesional.
    En la ONCE le tenían por un invidente de vanguardia, autónomo y probador de las nuevas tecnologías que se incorporaban para ayudar a la gente con limitaciones visuales.
    Se sacó el cinturón negro de judo.
    Escuchaba libros a todas horas.
Caminaba como un sherpa, comía como un vikingo, reía como un mongol.
    Compañero de largas caminatas, se apuntaba siempre a un bombardeo. No había plan al que dijera que no. 
Siempre en expansión, abierto a la vida, fue miembro de clubes de lectura, articulista en prensa y revistas, era uno de los miembros e impulsores de la web Total Noir, referente mundial en literatura policial y de género negro.
    También era lector voraz y uno de los mayores expertos en novela negra que he conocido.
    Y no iba de nada especial, ni de experto, ni de gurú, ni de entendido.
    Pero lo era.
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    Tuvo tres perros guía magníficos, Urbión, Rusty y Milk. A los tres los quise (a Rusty no me dió casi tiempo) y los quiero como le quise a él. Grandes animales, grandes seres.
    Y ahora solo nos queda recoger los pedazos de este naufragio y seguir viviendo, porque la vida es una carrera de fondo y con los años vamos perdiendo gente, cada vez más gente en ésta masacre, que decía Bukowski.
    Masacre por entregas, añado yo.
  ¿Que vamos a hacer los que nos quedamos aquí sin el ahora?
Camelot ha perdido a su Arturo, un Arturo que jamás fue de jefe, ni de Arturo, ni de rey ni de nada... y que precisamente por eso quizá era uno de los que más se merecía la corona.
    Era siempre uno más, allá donde iba, y sin embargo, era muy grande, era único.
   La Mesa Redonda ya nunca volverá a ser lo mismo sin él.
    La vida debe continuar tras la Batalla de Camlann.
    El mundo tiene menos luz desde que un buen hombre, sin colores en los ojos, ha partido hacia una tierra mejor.
    Adiós Pepe. Hasta luego amigo mío.
    Que tu bastón guía nos ayude a encontrar el camino en la noche oscura del alma, cuando perdamos el rumbo, cuando no podamos más, o no sepamos hallar el camino.
    Y ahora si, tocan las lágrimas.
 
    Nota:
    Todos los 5 de agosto los miembros de la Terma (Tertulia Madrileña de Literatura Fantástica) celebramos el "Pepe Day" en su memoria.
    Y esperamos poder seguirlo haciendo muchos muchos años.
    
    Foto 1: Si alguna vez os preguntáis donde está Pepe ahora, ya lo sabéis. Recorre al fin los océanos libre.
    Foto 2:  Pepe y yo (sin barba y con pelo) en la Fiesta de la espuma en Piedralabes. La cara de uno de los lugareños que nos mira es un poema. Foto tomada por Merche, su mujer.
    Foto 3: tomada prestada y editada, con todo el respeto y cariño, de la excelente web Total Noir. Es una de las más recientes que se tienen de nuestro amigo.
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bartleby-company · 7 months ago
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Al príncipe Si regresa el sol, si cae la tarde, si la noche tiene un sabor de noches futuras, si una siesta de lluvia parece regresar de tiempos demasiado amados y jamás poseídos del todo, ya no encuentro felicidad ni en gozar ni en sufrir por ello: ya no siento delante de mí toda la vida… Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo: horas y horas de soledad son el único modo para que se forme algo, que es fuerza, abandono, vicio, libertad, para dar estilo al caos. Yo, ahora, tengo poco tiempo: por culpa de la muerte que se viene encima, en el ocaso de la juventud. Pero por culpa también de este nuestro mundo humano que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz. Pier Paolo Pasolini  Traducción de Delfina Muschietti
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unoquesecreeescritor · 9 months ago
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Capítulo 2
Crisis
No les pasa que hacen cosas raras, y no tienen idea de porque? Bueno yo hice algo de lo que me avergüenza.
Cuando tenia 6 o 7 años tenia una amiga, esta dicha amiga se llamaba Juana era una viejita de mas de 80 años con la cual tomabamos el te. No era nada especial pero me distraia con ella de mis mambos.
Mi madre todas las tardes nos mandaba a jugar o lo que fuera para que no la molestaramos en su siesta.
Todas las tardes iba a un circo barrial donde yo era payasita.
Recuerdo que en ese entonces usabamos tarjetas para llamar por telefono y el unico numero que me sabia era de juana.
En fin.. la llame y al atender el contestador atine a decir -Hola juana soy yo "pepita" y al segundo comencé a decirle cosas obscenas y insultos. Porque lo hice? Nose. De donde lo saqué tampoco. Solo se que acose a una vieja en su lecho de muerte.
Es gracioso lo que paso despues, mi mamá me llamo que fueramos a la casa de esta viejita y me reproducieron en audio donde yo le decia arta cantidad de disparates. Hasta el dia de hoy jamas volvi a tener contacto con ella.
Ahora mi pregunta es, de donde una niña de 8 años saca dicha informacion y acosa a una anciana.
Debo resaltar que el acoso de hombres y viejos hacia mi era algo normal.
Alguna vez hicieron algo como esto?
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lileuph-milkybanana · 10 months ago
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PARTE I
Invierno
Yoongi miró la oscura profundidad de su taza, el líquido dentro era negro y estaba tan espeso como el alquitrán. Tenía tanto vapor que sus lentes se empañaron. Olía a muerte, también, lo que realmente no ayudaba a creer que, supuestamente, era una poción curativa.
Se veía asquerosa.
—Se ve asqueroso—dijo Yoongi y levantó una ceja al ver como una burbuja enorme formada en la superficie se reventaba.
Su voz, demasiado baja y rasposa debido a su nariz congestionada y su garganta adolorida, sonaba graciosa incluso para él. Especialmente cuando sentía sus orejas como si tuvieran un montón de algodón en ellas. Todo se sentía apagado, demasiado caliente y demasiado asqueroso en general. No merecía tener una nariz congestionada, ojos lloros y músculos adoloridos.
—Insulta mi trabajo otra vez y podrás estar seguro de que será la última vez que salvaré tu trasero.
La mano de Hoseok tocó su frente y su mano estaba tan caliente que Yoongi quiso empujarla lejos. Aún no podía descifrar la magia que corría a través de las venas de Hoseok que lo hacía asquerosamente caliente y resistente al frío. Bastardo suertudo.
—Aún tienes fiebre—dijo, alejando su mano. La miró por unos segundos con leve disgusto antes de limpiarla en su camiseta. —Y estás sudando más. Tómatelo todo. No voy a mentir, sabe a mierda. Pero te sentirás mejor después de diez minutos. Quizás quince.
—¿Estás seguro que no te equivocaste como la última vez?
—Pedí perdón, ¿está bien? Además, ambos sabemos que te veías increíble con esa barba. Solo que eres demasiado tímido para admitirlo.
—Te llamaré otro día por si quiero que me crezca una cola o algo.
Habían unas cuantas burbujas de jabón con pequeñas llamas dentro de ellas flotando por la habitación. Yoongi todavía no sabía cuál era el propósito de ellas, pero Hoseok insistía en crearlas cada vez que lo visitaba. Decía que eran tiernas y que levantaban el ánimo. Lo que era cierto. Hasta que accidentalmente reventabas una con tu cara. Definitivamente menos tierno.
Se iluminaron un poquito más cuando Hoseok se rió.
—Siempre olvido que eres un idiota cuando te enfermas—dijo Hoseok, poniéndose su chaqueta. Probablemente ni siquiera la necesitaba cuando su cuerpo era suficiente para mantenerlo cálido. —¿Estás seguro que estarás bien? Es mejor que lo estés porque no quiero quedarme aquí por el resto de la noche. Tu casa es demasiado sombría en el invierno.
—Es encantadora— Yoongi sorbió por las narices—estoy ofendido.
En realidad, había algo encantador sobre su casa cuando mirabas más allá de los colores oscuros y el suelo viejo y chirriante. Pero el elemento más importante era la vista que le daba la bienvenida a Yoongi cada mañana. El bosque, con sus árboles altos, ahora cubiertos con nieve blanca, brillante y hermosa. Con pájaros que cantaban y lobos que aullaban en la noche. Con caminos hechos con los pasos de Yoongi. Tranquilo, pero animado con toda la vida a su alrededor.
—Lo que digas. Avísame si te sientes mejor. O si te crece un par extra de brazos—Yoongi captó la breve sonrisa de Hoseok antes de que desaparecía bajo su bufanda.
El suelo de madera sonó bajo los pasos de Hoseok cuando salió de la habitación de Yoongi y bajó por las escaleras. Yoongi terminó su bebida en un solo y asqueroso sorbo y suspiró. Se acurrucó en una pequeña bola de fatiga y mal humor, decidiendo que ya era hora de una merecida siesta.
Escuchó un sonido de unas patas suaves contra el suelo y Yoongi sintió cómo Gata saltó a la cama. Se tomó su tiempo para acomodarse, eligiendo un lugar junto al estómago de Yoongi y empujó su cabeza contra su mano impacientemente.
—Está bien, está bien—murmuró Yoongi cuando comenzó a acariciarla—¿estás feliz ahora?
Tomó su ronroneo como un sí.
Gata no era exactamente la gata de Yoongi. Aún así, se convirtió en una pequeña parte de su vida, incluso si sospechaba que le gustaba más su comida y tener un lugar cálido para dormir más que él. Su pelaje, negro desde la punta de la nariz hasta el final de su cola, la haría una gata perfecta para un brujo. A excepción de sus dos manchas blancas en sus patas frontales. Caminaba un poquito gracioso y la cicatriz en su oreja se sentía áspera, pero no era nada comparado con el montón de huesos rotos que era cuando Yoongi la encontró.
Yoongi estaba a punto de dormir cuando Gata levantó su cabeza abruptamente. Sus ojos se abrieron rápidamente.
Las luces flotando a su alrededor parpadearon una, dos, tres veces. Cambiaron de color, también, de naranjo a rojo y de rojo a morado y, entonces, las burbujas protegiendo la luz pop, pop, pop, desaparecieron. Yoongi se sentó derecho, sintiendo algo oscuro e incómodo revolviendo su estómago.
Entonces la puerta en el piso de abajo se abrió ruidosamente.
—Será mejor que vengas y veas esto. Rápido.
Escuchar la voz de Hoseok, incluso si estaba temblorosa, logró calmarlo un poco. Tragó el pánico que había comenzado a nacer en su garganta y salió de su cama.
—No me digas que te asustaste de la oscuridad de nuevo—dijo mientras bajaba las escaleras, pero al ver los ojos de Hoseok se calló.
Yoongi lo siguió hasta afuera, donde el aire estaba frío y podía sentirlo en sus huesos. Llenó sus pulmones con el olor del invierno y el hielo y la sangre que empapaba la nieve fresca, recién caída. Había algo tirado en el suelo, solo a unos pasos de él. Algo grande, negro y que respiraba.
—¿Eso es…? —comenzó a hablar Hoseok.
—Un lobo.
—Son extremadamente raros en donde vivo. Nunca había visto uno. ¿Y tú?
—Escuchado, sí. Primera vez que veo uno—respondió Yoongi. Ya se encontraba caminando hacia él, ignorando los balbuceos asustados de Hoseok.
La figura de su cuerpo se movía con cada respiro leve, arriba y abajo, arriba y abajo. Gemidos temblorosos y dolorosos perturban el silencio de la noche. Seis bocanadas de aire escaparon suavemente de su boca abierta antes de que Yoongi se arrodillara a su lado. Sintió su presencia y gruñó, pero estaba demasiado débil para ser una amenaza.
Yoongi estiró su mano y la puso en la herida que atravezada su estómago, tenía la piel cortada y abierta, su pelaje apelmazado por la sangre tibia. Podía sentirlo temblar bajo sus dedos.
—No voy a dañarte—susurró.
Presionó sus dos manos con más firmeza en su cuerpo y cerró sus ojos. Tomó un gran suspiro, lo sostuvo y lo dejó salir, susurrando el hechizo tan despacio, que solo él podía escucharlo. Sus manos, lengua y labios se movían fácilmente, recordando todas las veces que lo había hecho. Sintió la familiar sensación de la piel cerrándose bajo sus dedos, el olor de la sangre ya seca, escuchó sus gemidos apagarse y su respiración se volvió más estable.
El hechizo terminó y Yoongi quedó sin aire. Abrió sus ojos, sus párpados se sentían pesados y su visión estaba borrosa. Se forzó a sí mismo a moverse y logró pararse; todo el mundo giraba a su alrededor. Sentía como si sus piernas fueran a rendirse, sus rodillas repentinamente débiles al soportar su cuerpo. Intentó tragarse la pesada ola de náuseas y se tambaleó pero logró recuperar el balance antes de caerse. Respiró, dentro y fuera. Y otra vez, dentro y fuera, hasta que el aire frío aclaró su mente y agudizó sus sentidos.
—¿Estás bien?— la voz de Hoseok sonaba muy lejana.
—Estoy bien— respondió, cerrando sus puños manchados de sangre para que dejaran de temblar—ayúdame a entrarlo.
—¿Estás seguro que estarás bien?—Hoseok miró sobre el hombro de Yoongi al lobo tendido en el suelo que se encontraba al lado de la chimenea—es gigante.
Yoongi bufó. Estaba buscando en una estantería llena de botellas pequeñas de colores para encontrar una poción apropiada.
—¿Este cachorro gigante? he lidiado con cosas peores. Además—miró más de cerca una de las botellas, entrecerrando los ojos para leer lo que estaba escrito en la etiqueta— sané la mayoría de sus heridas. Solo necesito darle algo para que duerma en la noche y se irá en la mañana.
Hoseok arrugó su frente y presionó sus labios con duda— Parece más un joven sediento de sangre que un cacharro para mí.
—Eres demasiado dramático— se rió Yoongi— Ve a casa, Hoseok. La gente de tu pueblo te va a extrañar.
—Puedes sobrevivir un día sin mí.
Yoongi inspeccionó otra botella, la que estaba buscando. Era morada, el líquido adentro brillaba como una pequeña galaxia— ¿Estás seguro? la última vez eso no terminó bien.
Hoseok suspiró—Bien. Solo…cuídate.
—Sabes que siempre lo hago.
—Sí. Eso es lo que me preocupa—Hoseok miró una última vez al animal y Yoongi notó la duda en sus ojos.
—Nada en este bosque me ha herido nunca—dijo Yoongi— y él no lo hará, tampoco. Ve a casa ahora.
Yoongi se sentó junto al lobo, inspeccionándolo antes de estirar una mano para pasarla por sul pelaje negro y enredado. El lobo abrió sus ojos, solo un poco pero lo suficiente para que Yoongi viera el marrón de estos y el oro fuego reflejado en ellos. Su mirada se mantuvo desenfocada, mirando algo en la distancia.
—Quiero que bebas esto—dijo Yoongi, abriendo la botella—te ayudará a dormir y no sentirás dolor en la mañana.
Se la bebió toda en pocos, pequeños y lentos tragos. Yoongi continuó acariciándolo hasta que cerró sus ojos y su respiración se volvió profunda y estable.
—Gracias por no ser difícil.
Cuando Yoongi estuvo seguro que se durmió, se levantó y comenzó a caminar a su habitación.
Pero se detuvo. Se dio la vuelta. Tomó una manta del sofá y cubrió al lobo con ella. Si las suposiciones de Yoongi eran correctas, la manta sería útil en la mañana.
La manta si resultó ser útil. Funcionó bastante bien, cubriendo el trasero que le pertenecía a un hombre totalmente desnudo que se encontraba durmiendo en el suelo de Yoongi.
Parecía muy cómodo, incluso sin una almohada, mientras se estiraba con un pequeño suspiro, dándose vuelta para recostarse en su espalda. Era fornido, notó Yoongi, con músculos definidos y líneas suaves, pecho ancho y cintura estrecha. Era guapo, también. Unos mechones de su cabello negro y desordenado cubrían sus ojos. Los labios rosados, separados y las pestañas revoloteantes le otorgaban una sensación muy juvenil, casi sin encajar con la línea aguda de su mandíbula y sus cejas oscuras y fruncidas. Su piel tenía un bronceado como el verano, desvanecido, pero aún dorado en el sol de principios de febrero.
Y luego, habían cicatrices. La más grande y fresca estaba en su estómago, comenzando arriba de su ombligo y recorriendo hasta su corazón. Había otras por aquí y allá en sus brazos, más antiguas y ya sanadas. Pequeñas y blancas marcas adornaban sus muslos, una junto a la otra, un recuerdo de los filosos colmillos que las dejaron.
Yoongi carraspeó y el chico desnudo abrió sus ojos a regañadientes. Se sentó con otro suspiro y pestañeó unas cuantas veces antes de que estuviera lo suficientemente consciente para registrar a Yoongi apoyándose contra el marco de la puerta.
—Hola—dijo Yoongi, entretenido. Cruzó sus brazos sobre su pecho y esperó.
Unos ojos adormilados hicieron contacto con los de Yoongi y luego se abrieron al darse cuenta de donde estaba. Miró alrededor nervioso antes de mirarse así mismo y luego a Yoongi. Se sonrojó desde su cuello hasta la punta de las orejas, y torpemente envolvió la manta a en su cuerpo. Se puso de pie, tropezando con sus pies en el proceso.
—¿Quieres tomar desayuno o…? —bromeó Yoongi, mientras el chico pasaba corriendo a su lado para salir.
Todavía había algo muy animal en sus pupilas dilatadas y sus movimientos rápidos y nerviosos. Se paseó en círculos incómodo, pasando su peso de un pie a otro antes de que Yoongi, amablemente, le señaló la puerta. La abrió y con un fuerte golpe y en menos de veinte segundos después de despertar, se fue.
Yoongi llevó sus pies al porche, escondiendo un bostezo atrás de su mano. Recogió la manta que el chico dejó atrás y suspiró, quitándole la nieve. Desde donde estaba, vio las huellas en la nieve que repentinamente cambiaron a patas, dirigiendo directamente al bosque.
—De nada—murmuró.
***
Las semanas pasaron y Yoongi no volvió a ver al chico lobo otra vez. Escuchaba aullidos en la noche y a veces sentía un par de ojos mirándolo desde la oscuridad, pero nada más que eso.
Hasta el día en que encontró un pato muerto afuera de su puerta.
Lo miró por unos segundos hasta que notó unas huellas de patas en la nieve que se le hacían familiares. No necesitaba un pato muerto. Es más, se sentía mal por él. Después de considerar un entierro, decidió dejarlo en el bosque para que alguien más lo encontrara.
Después encontró una paloma, otro pato y unos cuantos peces, todos muertos. Yoongi comenzó a temer abrir su puerta, con miedo de encontrar otro cadáver allí. Los volvió a dejar en el bosque, esperando que alguien que tuviera más necesidad de ellos lo encontrara.
Después de su último regalo, una trucha que hizo contacto directo son sus ojos de pez muerto (lo quemó) decidió consultar con alguien. Se dirigió a una arroyo que fluía no muy lejos de su casa en busca de algún tipo de ayuda.
—¿Jimin? —escuchó una risa familiar pero ninguna respuesta— Vamos. No tengo tiempo para jugar a las escondidas contigo.
El agua salpicó y una cabeza salió a la superficie.
—Hey—dijo Jimin, empujando su cabello mojada lejos de su frente.
Jimin, una ninfa, delicada e intocable como la misma agua. Su cabello era dorado y brillante, su cuerpo suave y de alguna forma transparente. Tenía tanta inocencia en su dulce sonrisa que distraía de sus ojos oscuros y que siempre tramaban algo. Y con una voz tan hermosa como fatal para algunas almas desafortunadas.
Jimin nadó hasta el bando nevado y descansó sus brazos ahí. —¿Pasa algo?
—Necesito tu ayuda.
Los ojos de Jimin se entrecerraron. —¿Y qué obtendré a cambio?
Yoongi debió haberlo sabido. Incluso si Jimin era encantador, raramente hacía cosas gratis. Yoongi chasqueó su lengua y respondió, —La satisfacción de haber ayudado a un amigo.
La expresión de Jimin se tornó increíblemente aburrida y parecía estar listo para volver bajo el agua. —Estoy un poco ocupado ahora, así que…
—Bien—suspiró Yoongi. Arrugó su nariz al pensar en todos sus muebles mojándose, pero no es como si tuviera otra opción— Un día en mi casa. ¿Qué tal eso?
—Tres.
—El hechizo sólo puede mantenerte lejos del agua por 24 horas. Lo sabes.
Jimin levantó una ceja. —Aún creo que es una excusa muy conveniente que inventaste. Pero está bien. Día, noche y una buena cena entre medio.
—Tú no comes.
—Soy bueno pretendiendo.
—Trato hecho…¿Me escucharas ahora?
Puso su mentón en su mano y sonrió dulcemente. —Por su puesto.
Yoongi se agachó para estar más cerca de Jimin y bajó el tono de voz. —Alguien ha estado dejando animales muertos en mi puerta.
Jimin lanzó su cabeza hacia atrás en una risa ruidosa y chillona, sus ojos se arrugaron tanto que casi desaparecieron. —Pero tú no comes carne—se las arregló para decir entre risas— ¿Siquiera sabes quién es?
—Sí. Un hombre lobo que salvé hace un tiempo.
Jimin silbó. —Mírate. Recibiendo regalos de tu novio lobo sin decirme nada antes.
Yoongi pasó su mano por su cabello y se preguntó por qué pensó que esto sería una buena idea. Ya podía sentir el principio de una jaqueca comenzando en la parte trasera de su cabeza.
—Ni siquiera lo conozco. Estaba sangrando frente de mi casa así que lo entré. Después despertó desnudo en mi piso y escapó sin decir nada.
—¿Y te preguntas por qué quiero pasar tiempo en tu casa? Escúchate. ¡Tienes hombres lobo desnudos durmiendo en tu piso! ¿Sabes qué pasa aquí? Nada. Todo lo que obtengo es un lobo intentando atrapar un pe- —los ojos de Jimin se abrieron excesivamente y sus labios formaron una O perfecta —Oh…
—Estaba por preguntar si lo viste.
—Sí, como hace un día. Si crees que un humano en el hielo es gracioso, debiste haber visto esto. Fue valiente, sin embargo, realmente quería darte esos peces.
Yoongi se sintió mal por un momento. No es que no apreciara esta forma de decir gracias. Es sólo que preferiría algo que no tuviera tanta muerte.
—Esperalo una noche y dile que no comes carne—dijo Jimin después de un momento. Hizo pequeñas bolas de nieve y las tiró en el agua para mantenerse ocupado mientras pensaba. —Pídele algo mejor a cambio. Lo salvaste, después de todo.
—No quiero nada a cambio—murmuró Yoongi— pero gracias.
—No hay problema. Por cierto—la expresión de Jimin se tornó astuta— ¿era lindo?
Yoongi se puso de pie y quitó el polvo de su ropa. Envolvió su bufanda un poco más alrededor de su cuello y metió sus manos en el bolsillo de su abrigo.
—Volveré mañana para que vamos a mi casa. Nos vemos.
***
Yoongi vio al hombre lobo una semana después, cuando estaba a unos pasos de la puerta de Yoongi. El contorno de su espalda tenía un tenue resplandor azul bajo la luz de la luna. Una capucha cubría su cabello y sus manos estaban metidas profundamente en los bolsillos de su chaqueta gastada y remendada.
—Hombre lobo desnudo—dijo Yoongi.
El chico se sobresaltó y se dio vuelta para enfrentarlo. Parecía irritado, empujando su lengua contra su mejilla y presionando sus labios como si estuviera considerando no contestar. Aún había algo frágil sobre la curva de sus labios, pero ya no parecía vulnerable, pues todas sus rasgos suaves estaban escondidos detrás de un escudo de ceño fruncido y sus ojos oscuros y serios.
Cambió su expresión a una neutral cuidadosamente antes de responder. —Es Jungkook, de hecho.
Yoongi se dio cuenta de que era la primera vez que escuchaba su voz. Era un sonido placentero, cálido, a pesar de lo distante que era Jungkook.
—Soy Yoongi—dijo, aunque no sabía si a Jungkook le interesaba.
Había una pequeña bolsa en los pies de la puerta de Yoongi. Jungkook debió notar la vacilación de Yoongi porque volvió a hablar.
—No es un pájaro muerto, no te preocupes. Me di cuenta que no eras un fan de eso—hizo un pequeño puchero.
Cuando Yoongi abrió la bolsa, fue golpeado por un aroma fresco de hierbas proveniente de adentro de la esta. Miró con cuidado y notó que habían unos cuantos tallos verdes con pequeñas hojas, atados cuidadosamente con una cinta.
—Romero. Alguien me dijo que era bueno para los resfríos— dijo Jungkook. Su tono aún era indiferente pero se permitió sonreír—parece que te enfermas seguido.
Comenzó a darse la vuelta pero se detuvo en último segundo. Se tensó un poco antes dedecir hablar de nuevo, su voz sonaba débil y más insegura que antes.
—Gracias. Por lo de la otra noche, me refiero—sonaba como si tuviera que forzar las palabras salir de su cuerpo, cada una de ellas estaba separada por una pequeña pausa— Y um. Perdón por los problemas.
—No te preocupes. Gracias por tus…regalos.
Jungkook asintió y se relajó un poco. Yoongi lo miró por unos momentos mientras se alejaba y el sonido de la nieve bajo sus botas se vuelven más y más distantes.
—Jungkook—lo llamó Yoongi antes de que Jungkook desapareciera entre los largos árboles.— ¿Qué te sucedió esa noche?
Jungkook se encogió de hombros— No a todos les agradan los lobos.
Dio unos pasos más hasta que Yoongi no pudo verlo más, su silueta perdida en la oscuridad del bosque.
***
Jungkook no volvió a aparecer después de esa noche pero había signos de él en el bosque. Sus patas marcadas en la nieve, a veces solo, a veces junto a las huellas de otro lobo. Gotas de sangre, un camino de gotas rojas que llevaba a los huesos, piel y las plumas de lo que quedaba de sus presas. A veces huellas, una señal de botas pesadas que vagaban entre los árboles que Yoongi no intentó seguir.
Fue solo por casualidad que Yoongi vio a Jungkook durante una de sus usuales caminatas. Incluso desde la rama en la que estaba sentado, grande y lo suficientemente baja para alcanzar, pudo ver que había algo raro en la forma que caminaba.
—¿Algo mal con tu pierna? —preguntó Yoongi, tan pronto como se acercó. Jungkook se sobresaltó con sorpresa, se detuvo y miró confundido antes de encontrarlo.
—Estoy bien— cambió su peso para pararse normalmente pero apretó sus dientes con dolor— no es nada.
—¿Así que cojeas por diversión?
Jungkook cruzó sus brazos sobre su pecho y suspiró. Claramente se ve reacio a hablar—salté.
—¿Saltaste? — preguntó Yoongi, entrecerrando sus ojos.
—Y tuve un aterrizaje de mierda.
—Podría ayudarte con eso—propuso Yoongi, antes de poder recordar que no era nada de su incumbencia.
Las mejillas de Jungkook se veían pálidas, todo el color de su cara desapareció excepto por su nariz rosada. Tenía ojos cansados, como si no hubiera estado durmiendo bien. Sus manos agarraban la manga de su chaqueta tan fuerte que sus nudillos estaban blancos.
—Te dije que no es nada—la voz de Jungkook sonó débil y forzado, por lo que Yoongi decidió que era un buen momento para dejar el tema.
—Claro. Sabes dónde encontrarme en caso de que cambies de opinión.
Yoongi esperó hasta la mañana para escuchar un suave golpe en la puerta. La abrió y se encontró una expresión de pura derrota en la cara de Jungkook.
***
No es como si Jungkook visitara la casa de Yoongi seguido pero estaba más ahí. Y de sus visitas ocasionales aprendió dos cosas.
Una - Jungkook se lastimaba seguido. Yoongi no sabía si eso era una cosa de hombres lobo o una cosa de Jungkook. Quizás una combinación de ambas. No era nada demasiado serio, un tobillo esguinzado, músculos desgarrados, algunos cortes por aquí y por allá. Usualmente terminaba con una jaqueca para Yoongi. Nada que no pudiera manejar.
Y dos - algo que Yoongi leyó como arrogancia, resultó ser simplemente timidez.
Con Jungkook las cosas eran simples. Venía, siempre com la misma expresión renuente, y se iba en cuanto Yoongi terminaba. Respondía las preguntas de Yoongi cortésmente pero siempre respuestas de una sola palabra. O varios gruñidos, era bueno con esos. Sacudiendo su cabeza, especialmente en días malos. Pero ya que Yoongi tampoco se llamaría una persona conversadora, no le importaba realmente.
Es por eso que Yoongi hizo una nota mental la primera vez que Jungkook le dijo algo más. Comenzó una conversación, incluso.
—¿Cómo está tu resfrío?
Tomó a Yoongi por sorpresa, al punto que se detuvo a la mitad de envolver una venda alrededor de la muñeca de Jungkook. Su mano se quedó ahí, inmóvil, por unos cuantos segundos antes de recordarse que sería cortés responderle.
—¿Ignorando el hecho de que no puedo oler o sentir nada? Estupendo.
—Umm…—dijo Jungkook, en una manera en la que Yoongi aprendió significaba comprensión, y volvió a su previa ocupación, la cual era mirar el piso.
—¿No tienes nada aquí que pueda ayudarte? — Jungkook dijo otra vez, después de lo que se sintió como una hora. —Considerando que sanas…y todo eso—señaló las pequeñas botellas de pociones coloridas y ungüentos que yacían en la mesa — quiero decir, viendo todas esas cosas, debes ser invencible o algo por el estilo.
Yoongi solo bufó —no es tan fácil.
Jungkook tomó aire, listo para decir algo más, pero al final no lo hizo.
Se sentaron en silencio luego de eso hasta que Yoongi escuchó un familiar ruido sordo en la cocina. Pronto, Gata apareció en la habitación, pero se detuvo y su cuerpo se tensó cuando vio a un extraño.
Se acercó a Jungkook lentamente, inclinándose para oler su pierna. Finalmente, maulló y acarició su cabeza contra su pierna.
Solo entonces Yoongi notó como la expresión inaccesible de Jungkook se rompió y una sonrisa iluminó su rostro.
—¿Puedo hacerle cariño?
—Claro—se encogió de hombros Yoongi— si ella te deja.
Jungkook estiró su mano pero no se atrevió a tocarla hasta que ella terminó de olerla. Antes de que pudiera hacer cualquier movimiento, la gata chocó su cabeza contra su mano, instando a acariciarla. Jungkook se rió y Yoongi sintió que se había estado perdiendo ese sonido.
—¿Cuál es su nombre?
Yoongi se sintió un poco estúpido antes de carraspear y responder —Gata.
—Wow—resopló Jungkook— que original.
—Y práctico—Yoongi miró como la expresión de Jungkook se volvió de asombro cuando Gata le permitió acariciarla bajo su barbilla. —no sospechaba que te emocionarias tanto por un gato.
—Es porque es la primera que no huyó de mí.
—Claro—dijo Yoongi. Escuchó como Jungkook intentó esconder una risa cuango Gata lamió su mano. Por un segundo, se olvidó de los lobos, de colmillos lo suficientemente filosos para partirlo por la mitad, de la nieve cubierta con sangre, y se preguntó: ¿por qué alguien querría huir de él? —Siempre ha sido un poco diferente.
Lentamente, una palabra se convirtió en frases cortas, que luego comenzaron a ser más y más largas, hasta que finalmente desarrollaron algo que podía ser llamado diálogo. Mayormente enfocado en el mismo tema, el cual era formas creativas en las cuales Jungkook se lastimaba, pero aún así. Un diálogo. Una conversación real entre dos seres. Nunca sobre algo personal, pero a Yoongi no le importaba. Era sorprendentemente agradable, de todas formas.  
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manguiferachaparrita · 2 years ago
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CUARENTA AÑOS
Tenemos casi cuarenta años y un trabajo que detestamos. Mucho trabajo para vivir, para pagar las cuentas, la luz y la comida; este trabajo que cada mañana me pone en el mismo camino, cada vez más aburrido, de seguir los pasos de ayer para comprar dinero con tiempo y sueños; un trabajo que nos brinda eso que llaman dignidad y que se siente tan igual a la tristeza.
Tenemos casi cuarenta años y muchos bares recorridos en búsqueda de alguno parecido a ese que nos cerraron, pero ninguno se le asemeja. Por eso abrimos de par en par las puertas de nuestra casa, convirtiéndose en refugio para los corazones rotos de nuestras amistades, para bienvenir con frías cervezas negras al verano en sus primeras noches y que adentro todo sea calor de horno y tronar de risas hasta despuntar el alba.
Tenemos casi cuarenta años y aún no conseguimos la casa afuera, pero sentados en la rambla, miramos el mar y planeamos futuros viajes, para que no me pase como a mi madre, de morirme sin haber tenido vacaciones, tachando días que seguramente terminaré olvidando.
Tenemos casi cuarenta años, una hija y un hijo que corren, que ríen, que gritan, que lloran y se preocupan porque nosotros discutimos y que molestan cuando nada les divierte. Tantos pañales, tanto ir a buscarlos, tanto velar sus sueños con paños fríos y amaneceres cansados, tanto de nosotros para que ellos sean todo lo que puedan ser. 
Tenemos casi cuarenta años y nuestro amor continúa siendo atormentado por el fantasma de los matrimonios de nuestros padres. Entonces te reclamo, como si se tratara de una promesa sin cumplir, la dulzura que mi papá jamás le entregó a mi madre; mientras tu trabajas los pecados de tu padre y los tuyos propios; ordenando, barriendo, lavando las culpas. Pero cuando rodamos desnudos en nuestra cama, nos mendigamos las disculpas que nuestros ancestros nunca se animaron a pedir y menos a entregar. 
Tenemos casi cuarenta años y dos cuentas bancarias. Todas las mañanas, contamos nuestro dinero y nos excita que haya más Juanas de Ibarbourou en nuestras cuentas que en nuestras bibliotecas. Es que nuestros miedos son miedos de gente normal, miedo de gente feliz: a la tarjeta, a la muerte; miedo a perder frente a esas pequeñas frustraciones: ese libro sin leer, esa composición sin terminar, esa cita que nunca podemos concretar pero que pasamos tardes fantaseando.
Tenemos casi cuarenta años y nuestras madres muertas. Sé que serían felices si nos vieran, si pudieran apreciar nuestro imperio, mis ojos cansados, tu pelo blanqueado de canas, esta dignidad asfixiante y este amor que a veces no nos basta. Porque el desafío no es afrontar la Gran Soledad, sino superar los pequeños vacíos diarios: esas horas en las que la oficina me fagocita y exprime, tu administración de la rutina doméstica como un malabarismo de la nada, la batalla perdida por el orden en el caos hogareño. 
Tenemos casi cuarenta años y una vida feliz, sin grandes contratiempos, con pequeñas sorpresas. Una vida segura, cierta y tranquila, como de las que ya no quedan. Una vida que nos cobra las consecuencias de los malos movimientos, de las horas sin dormir y nos hace doler a la mañana siguiente todo lo bebido la noche anterior. 
En este punto de nuestra vida compartida, en este mediodía de nuestra existencia, vos sos el Sol bajo el cual duermo las mejores siestas; mis sueños se vuelven reales al soñar despierta junto a  vos. Seguí iluminando nuestro camino, seguí haciendo historia, que yo me encargo de escribir los mitos.
Ilustracion: Desconocide
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catadoradeoceanos · 11 months ago
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Y también existen esas cosas de las que nunca hablo con nadie. Si acaso se asomaran por la comisura de mis labios, la lengua los devuelve al lugar del silencio.
Existe un universo siniestro detrás de cada aliento del día. Angustias que me agotan y dejan poco espacio para lo tranquilo en el presente.
Intento mantener la fachada cotidiana a colores opacos. La trivialidad del tiempo, de los caminos, la comida, espejismos todos en el desierto árido que es la rutina.
Acá adentro llueve, relampaguea, ruge, aúlla, gotea, chilla, tiembla.
Se han trazado surcos en la piel reseca, han quedado huecos sordos en cada rincón del cuerpo.
No soporto mi cuerpo, ni mi cuerpo me soporta a mí
Hay un llamado sin responder de un destino incierto y sombrío.
No quiero volver a la tiniebla. Estoy suspendida entre la ilusión y la verdad.
Hay un montón de cosas de las que ya no hablo con nadie. Porque solía hacerlo. ¿Solía hacerlo?
La interlocución paradójica entre mi silencio y el desinterés se habita dando tumbos en corredizos indescifrables.
Estoy en un laberinto que es mi cabeza, estoy atrapada en un craneo que me tiene prisionera hasta la muerte.
Hoy no quiero morir, pero quiero escapar. Siempre quiero escapar.
Una fuga a mar abierto, un beso húmedo y tibio, un soplo de viento frío.
Necesito habitantes para mi silencio, necesito flores, abrazos largos, una sesión de llanto que termine en siesta, un amanecer sin prisa, una mirada tierna que pueda llevar en el bolsillo.
Necesito fuerza, sentido de realidad, dejar de soñar con lo imposible.
Hay cosas de las que nunca puedo hablar con alguien que no sea yo.
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acostumbradoalfindelmundo · 2 years ago
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Yo soy el que pone el palo en la rueda del karma. El primero que drogó y emborrachó a una inteligencia artificial. Duermo la siesta con un gato. Me divierto matando eufemismos. Me gusta mear en los árboles del paraíso, cuando puedo colarme gracias a mi amiga la serpiente. Confieso que soy el que hace caca en las perfumerías. Escribo poesía en mis mejores momentos para refutar a los obtusos que profesan la fe de que solo existen buenos versos cuando estás triste. No fumo pero tuve fuego hasta que me robaron el encendedor. No fumo y aún así defiendo a muerte el cenicero en mi mesa. Me gusta escribir en el lugar donde el punk suena más fuerte en la ciudad. Me gusta editar sobrio lo que vomité borracho. No estoy “en forma” y aún así no me siento deforme. Riego con ácido la flor de la rutina. Mi sombra favorita es la que proyecta mi vaso sobre lo que escribo en el Clash. La única luz que recibo con agrado es la de la luna o la de tus ojos borrachos. Escribo más de lo que hablo. Jamás opino más de lo que pienso. Maté a la nostalgia y nunca la extraño. Jamás gané una pelea contra el insomnio pero logré hacer que le sangrara la nariz siendo noctámbulo. Perdí todas las batallas, igual voy siempre a la guerra. Muevo mi vaso con whisky sobre la mesa con la pulcritud de una partida de ajedrez. Gano la partida. Converso con la noche sin reloj de por medio, el tiempo es un invento de quienes tenían algo que hacer. Busco mi última opinión en mi trago final. Estoy muerto en cualquier momento que no sea ahora.
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Acostumbradoalfindelmundolandia: linktr.ee/acostumbradoalfindelmundo
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fabiangiles · 2 years ago
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11 de marzo de 2023
Inicié el día con la clase de 8 AM a 3 PM sobre Carteles y Tipografía a los alumnos de Diseño de la Universidad ICEL de los Campus Cuautitlan, Ecatepec y Cuernavaca, en línea (tampoco es que sea uno ser omnipresente), donde estuvimos revisando la historia del cartel y el trabajo de diseñador@s en México como el de Alejandro Magallanes y el colectivo Gran OM.
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Después de comer unos tacos de costilla con mi hermano Paco que mi hermano Roberto nos trajo y una siesta por la desmañanada fui a la apertura de la exposición $olo efectivo del artista urbano Vlocke Negro en La Buena Estrella en Manuel María Contreras 71, San Rafael que estará hasta el 23 de abril en un horario de 4 a 7:30 PM de martes a sábado. Las obras muestran una crítica muy creativa al consumo y abuso de recursos y la desigualdad social provocada por el capitalismo rapaz y la acumulación de billetes, mismos que son intervenidos por el artista en técnicas de collage digital y manual.
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Tras saludar al artista y al director de la galería y quedar de acuerdo para un próximo evento, seguido recorriendo la zona para constatar la reciente apertura de bares, cafeterías y bazares en locales que antes estaban vacíos. Al parecer lo popular no es negocio pero si la gentrificación para la mentada alcaldesa de la demarcación.
Como lo hago en mis habituales recorridos por la calle pude tomar fotografías de arte urbano, números y carteles, recordémoslas que fueron lugares de mi post adolescencia cuando cursaba la Voca 11 y acudía a un lugar de cursos de regularización, enfrente está el local de La Habana, un antigua chocolatería inaugurada en 1872 y que ahora permanece cerrada por las consecuencias de la pandemia y la modernidad.
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Lugares que fueron parte de un proceso que inició hace 22 años y que tuvo un final hace 6 años, donde la acumulación de objetos ha sido cada vez mayor, por lo que ya es tiempo de tomarse en serio el proyecto de Museo de Museos. Aquí la gentrificación en su apogeo construye edificios de departamentos donde antes había una embotelladora de las famosas "aguas negras del imperio yanqui".
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Tomé un taxi (cada vez están mas caros, por cierto...) que me llevara a la conocida Plaza de las Tres Culturas donde se llevaron a cabo las jornadas de Amor y Libertad, al llegar me encontré al querido colega Andrés Ramirez y quedamos de hacer algo para el siguiente evento de collage. En el el escenario sonaban las notas musicales y la voz dulce de Silvana Estrada, cuya música y letras recomiendo escuchar con mucho detenimiento.
Fue un día de contrastes, de muchos momentos de cambios y recuerdos pero sobretodo de resilencia, después de que amenazaba con caer un fuerte aguacero solo fueron unas gotas con aires de amor y libertad. Aunque al final todo está se opacó con la muerte del primer actor y gran institución de la actuación de nuestro país, Don Ignacio López Tarso. Un fuerte aplauso de pie y muchas gracias por todo su legado.
La vida es efímera y solo nuestras acciones en menor o mayor medidas se quedarán aquí.
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talomacblog · 1 year ago
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¿Quiere conocer un anticipo de su defunción ?
Basta con abrir una ventana que de a una siesta de enero en Corrientes o Asunción, da igual la madre que la hija. Porque esta es una historia de madres y de hijas, ya lo verá.
Asoladas.
Humeantes.
Polvorientas.
Áridas en la llanura húmeda, las calles se agitan en la quietud. Reverberan fulgores ondulados. Jadean como tísicas el demonio de la siesta.
Después está la gente.
Cuerpos humanos sin sombras cruzan callados por las calles. Abrasados por las calderas canallas. Las Diablas (obesas, aceitosas) y sus hieródulos con espadas flamígeras están expulsando pecadores del Paraíso que está negado a los renegados.
¿Adónde los conducen?
A la siesta correntina.
El cielo se sancocha. El tibio celeste está celado. Ya no llegan hasta él las jaculatorias que los fieles, al santiguarse, imprecan. Los penitentes que apenan las calles brillan del barniz del sudor. Mujeres afantasmadas atraviesan el resplandor sin decir una palabra.
Sin decir una palabra. ¿Adónde, hombres y mujeres cargados de ardores caminan los calores?
¿Adónde van?
A la siesta.
A los recovecos tramposos del asentamiento de la Villa de San Juan de Vera de las Siete Corrientes: sus ejidos fueron catastrados (amparados y rubricados por sus Católicas Majestades) con los teodolitos del Adelantado Don Juan Torres de Vera y Aragón. Titulado. Encomendado. No cenado como su colega Juan Solís, éste otro Don Juan bebió y fornicó hasta que su árbol genealógico se cansó de frondar y florar y frutar la parentela mestiza que hoy funda feudos ensoñados en nombre de la corona sajona.
Pero el misterio (flota de grumetes y doñas que parte desde Asunción para españolizar las siete guaraníticas puntas) sigue su liturgia en la catedral del aire escaldado de enero.
Hay palmeras y chivatos que florean el altar de la siesta con sus verdes ondulantes.  Cuando el aire se entibia, los lapachares bajan del cielo y las jacaranderías con luto eclesiástico gotean las veredas de la Costanera. Fieles pero infieles, los caminantes hacen profesión de procesiones tal como está indicado en el culto de la siesta, con sus maitines, sus horas tertias y nonas para responsos y festines.
Desinteresados.
Remotos.
Austeros.
Insensatos: los peregrinos que caminan por las calles no saben que son el séquito de la celebrante, que es la Muerte.
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blue-temperature · 2 years ago
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[ESP] Ikemen Prince — Chevalier Route: Chapter 2 —
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[ Ch. 2 ]
(1)
Los pétalos de rosa profundamente escarlata volando en el aire, el hombre caído—esta escena irreal grabada a fuego en mi mente.
— Chevalier: Ahora, ¿Qué asuntos tienes conmigo?
Mientras sacude la sangre de su espada, Chevalier me mira fríamente.
(Necesito decir algo, pero las palabras solo no salen...)
Mi garganta estaba tan apretada que se sentía como si una mano estuviera apretada a su alrededor y solo un tembloroso suspiro se escapó de mis labios.
— Chevalier: Si no tienes nada que decir, entonces vete. Estás en el camino. 
Tragué, tratando de aflojar el nudo en mi garganta y, entonces recordé—
[( — Chevalier: Si te metes en mi camino, me ocuparé de ti. Ten eso en mente. )]
(Terrorífico. Esa es la única palabra que tengo para describirlo. ¡Él acaba de cortar a un hombre con sangre fría!)
Solo vagamente consciente de lo que estaba haciendo, comienzo a correr y dejo esa espeluznante escena detrás.
El viento estaba en mi espalda como para impulsarme hacia adelante, y los pétalos ensangrentados volaron ligeramente en el aire.
Ignorando la figura en retroceso de MC, la mirada fría de Chevalier se posó de lleno en Clavis.
— Chevalier: ¿Por qué la trajiste aquí?
— Clavis: Bueno, dado a tus tendencias antisociales, solo estoy preocupado por tu futuro. Interactuar con gente nueva te haría bien, ¿Sabes?
Los ojos de Chevalier parpadearon peligrosamente al otro hombre.
— Clavis: Aw, ¡No me des esa mirada! Solo estoy diciendo la verdad. Entonces de nuevo, asumo que Belle sería capaz de manejar ver actos bestiales por sí misma...
— Chevalier: ¿Oh? En otras palabras, esperabas que me encontrara en esta situación.
La esencia de la sangre mezclándose con la de las rosas solo se sumó a la inquietante tensión en el aire.
— Chevalier: Debes haberte vuelto muy presciente para prever ese ataque.
— Clavis: ¡Oh no no no! Nunca podría haber anticipado tal escena de carnicería. Fue un accidente total... En serio.
— Chevalier: Mentiras.
Sin elevar una ceja, Chevalier pateó ligeramente al intruso caído con la punta de su bota.
— Chevalier: Sin importar cómo lo mire, esto fue causado por ti, ¿No es así? ¿Hiciste los arreglos tú mismo o recibiste ayuda de algún grupo de nobles disgustados?
— Clavis: No tengo la menor idea de lo que quieres decir.
— Chevalier: Hmph.
— Clavis: Jajaja, no tienes que creerme, ¿Por qué no le preguntas a estos tipos? Deben estar ante las puertas de la muerte, pero aún pueden hablar.
— Chevalier: Lo siento, pero no tengo tiempo para esas tonterías.
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(2)
— Chevalier: Lo siento, pero no tengo tiempo para esas tonterías.
Chevalier regresó su espada a su vaina y volteó su capa manchada de sangre detrás de él.
— Chevalier: Si un día encuentro que tu comportamiento ya no es tolerable, tu propia sangre pronto estará manchando esta espada.
— Clavis: ¡Cierto! Lo tendré en mente... ...por ahora al menos.
[···]
(¡Mis pulmones... están... ardiendo...!)
Corrí y corrí, jadeando por el esfuerzo y, eventualmente, vine a parar en un lugar que no reconozco.
(¡Mis piernas aún están temblando...!)
Podría jurar que el olor de la sangre aún persiste a mi alrededor y el recuerdo de esa horrible escena me hace caer sobre mis rodillas.
— ???: Hey, MC, ¡¿Qué sucede?!
— MC: ¡Woa!
Mi corazón casi se detuvo mientras alguien grande cayó desde arriba.
— MC: ¿Luke? ¿De dónde saliste? ¡Me asustaste casi hasta la muerte!
— Luke: Estaba tomando una siesta en el árbol. ¡Pero eso no importa ahora mismo!
Con una mirada mortalmente seria en su rostro, Luke extiende una mano hacia mi mejilla.
— Luke: ¿Por qué hay sangre en ti?
— MC: Oh—
Dedos gentiles limpian el líquido de mi mejilla y cuando se retiraron, estaban rojos.
(No lo imaginé... que realmente era sangre lo que sentí en mi mejilla. La sangre de alguien más...)
— Luke: ¿Estás herida?
— MC: No, estoy—bien.
Aunque intenté fabricar una sonrisa, la expresión de Luke se mantuvo severa.
— Luke: ¿Qué pasó?
(Supongo que no hay razón en intentar ocultarlo.)
— MC: El príncipe Chevalier, él—mató a alguien.
Conseguí reunir las palabras entre respiraciones temblorosas y el ceño de Luke se frunció.
— Luke: Ah... Es probable que un asesino apareciera.
— MC: ¡¿Un asesino?! ¿Alguien quiere muerto al Príncipe Chevalier?
— Luke: No sé los detalles, pero eso dijo la última vez que tuvo sangre en él. No es el tipo de persona que puede llevarse con todos. Así que algunos nobles  lo(s contratan) para él.
— MC: Ya veo.
(Creo que lo entiendo. A algunas personas no estás obligados a gustar de Chevalier con su actitud autoritaria.)
— Luke: Pero la seguridad del palacio es muy dura, así que este tipo de cosas no suceden mucho.
— MC: Pero PASA de vez en cuando.
— Luke: Se puede decir eso.
Chevalier, quien cortó a un hombre sin dudarlo, estaba aparentemente acostumbrado a ello.
(Mientras más acostumbrado esté, menos paciencia debe tener para la gente que se mente en su camino.)
(Lo he visto perder la paciencia antes. Con esa fría mirada...)
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(3)
Froté mis brazos, intentando de alguna manera disipar el escalofrío repentino en mi cuerpo cuando siento una mano grande en mi cabeza.
— Luke: Si Chevalier te pone incómoda, puedes mantener tu distancia, ¿Si? Con ese objetivo en su espalda—entre otras cosas—quedar involucrada con él podría lastimarte. O peor.
— MC: Pero—No puedo hacer eso.
(Como Belle, tengo que mirar a cada príncipe con un ojo imparcial.)
Aunque lo sabía en mi corazón, simplemente no podía obligarme a sonreír.
Mientras miraba al piso, Luke alborotó gentilmente mi cabello.
Al día siguiente, el recuerdo de la sangre, aún fresca en mi mente, me pesaba mucho.
En el breve tiempo que tenía antes de la cena, caminé hacia el patio para un descanso tranquilo.
(¿Qué debería hacer con él?)
Hace unas horas, había empujado el sangriento recuerdo de mi cabeza y visité la oficina de la facción de Chevalier.
[( — Chevalier: Eres una interrupción para mi trabajo. Ahora vete.
— MC: Pero—
— Chevalier: Si quieres que pierda mi temperamento como lo hice ayer, entonces por todos los medios quédate. )]
(He visto de primera mano de lo que él es capaz. ¡No quiero ninguna parte de eso!)
Él era el único ahí en ese momento y el temor de que cumpliera su amenaza superó cualquier indignación que sentí al respecto.
(Pero sé que no puedo cumplir mi rol como Belle si sigo huyendo de él.)
(¿Por qué me está tratando tan horriblemente, de todas maneras? Debe haber alguna regla en algún lado en contra de intimidar a Belle—)
— ???: ¿Toda sola e indefensa?
— MC: ¡Wah!
Sentí la respiración gentil de alguien contra mi oído desde atrás, que me hizo saltar.
— Clavis: Ajaja, ¡Esa fue la reacción perfecta!
— MC: ¡Clavis!
(Él siempre aparece de la nada!)
Cubrí mi oído y lo miré, pero él solo se rio con buen humor.
— Clavis: ¡Relájate! Solo estaba viendo que lo estás haciendo bien. Ayer te veías como si toda la sangre se hubiera drenado de tu rostro. ¡Pero tan roja como te ves ahora, no tengo que preocuparme! ¡Jajaja!
La mirada de alegría en sus ojos dorados casi tenían un cierto encanto. Casi.
Intenté dar lo mejor para ocultar la preocupación que sentía momentos antes de que él apareciera.
— MC: Así que, ¿Viniste aquí para molestarme entonces?
— Clavis: Oh no, solo tenía algo que quería darle a Chev.
— MC: Bien... Pero el Príncipe Chevalier no está aquí.
— Clavis: Hmm, ¿No lo notaste? Dios mío.
(Hay una sonrisa evocativa de nuevo. ¿Qué planea?)
— Clavis: Esta es una gran oportunidad. ¿Por qué no vienes conmigo y tienes una conversación con Chev también?
— MC: No, gracias.
Clavis no falló en notar la manera en la que me estremecí ligeramente ante su sugerencia.
— Clavis: ¿Qué pasa con esa cara amarga? ¿Realmente te asusta tanto?
(Incluso si lo negara, apuesto que él vería a través de mí.)
Ya sabiendo cuán inútil era decir que no, asentí y Clavis se encogió de hombros en un gesto exagerado.
— Clavis: Dios mío, eres como un lindo conejito pequeño.
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(4)
— Clavis: Dios mío, eres como un lindo conejito pequeño.
— MC: ¿Qué?
— Clavis: Si, eres tan torpe y adorable justo ahora que me dan ganas de abalanzarme sobre ti.
— MC: Incluso si FUERA un conejo, los conejos aún tienen dientes—¡Ahh!
De repente, él sujetó mi mano y ferozmente me empujó hacia él.
Logré detener mi impulso justo antes de colisionar con su pecho, pero él atrapó mi mentón en su mano, inclinando mi cara hacia él.
(¿Qué está haciendo?)
Sus ojos se veían como si estuvieran sonriendo, pero en realidad no lo estaban y sentí un escalofrío correr por mi columna.
La atmósfera había cambiado completamente—había algo insondable al respecto.
— Clavis: Hm, quizás hay alguna verdad en como te llamó Chev.
— MC: ¿De qué estás hablando?
— Clavis: Nadie es más tonto que el que se congela en sorpresa como tú ahora mismo. En cualquier caso, estaría fuera de cuestión para una bestia querer hablar con un conejo tembloroso como un igual.
— MC: Yo—
Incluso después de que me soltó bruscamente, las palabras que siguen haciendo eco en mis oídos no se irían tan fácilmente.
— Clavis: Nunca serás una Belle si actúas así. Al menos, eres un pequeño conejo insignificante para Chev ahora mismo. ¿Eso es lo que quieres?
— MC: ¡Por supuesto que no!
(No hay razón para que yo esté aquí si no puedo mantenerme por mí misma, incluso ante las amenazas.)
— Clavis: Entonces se valiente. Se temeraria. ¡Como la domadora de un animal salvaje! ¿Ves?
Los labios de Clavis se curvaron en una sonrisa divertida.
— Clavis: No le temas a la bestia. Incluso el Tigre Sangriento se volverá una mascota si puedes domarlo. Si realmente quieres elegir al próximo rey, será mejor estar preparada para aventurarte en la guarida de la bestia.
Aunque sus palabras picaron, tenía razón.
(Es como él dice. Nadie me aceptaría como Belle si dejara que él me intimidara.)
Para enfrentar a Chevalier en una condición de igualdad, tengo que ajustar mi propio comportamiento primero.
(Incluso si tengo un poco de miedo, no puedo demostrarlo.)
(Solo así podremos comenzar realmente.)
Inhalé el aire limpio y dejé que mi nueva resolución se grabe en mi corazón.
— MC: Gracias por el consejo, Clavis.
— Clavis: Oho, ¿Así que estás preparada para domar a la bestia salvaje?
— MC: Daré todo lo que tengo. Estoy determinada a hacer que me acepte como Belle.
No fue tan fácil disipar el miedo que se había infiltrado en mi corazón, pero mi mente estaba puesta en mi nuevo camino.
— Clavis: ¡Jaja! ¿Escuchaste eso, Chev? Belle va a domarte.
(¡Espera! ¿Qué?)
— ???: No me arrastres a tus conversaciones ridículas.
— MC: Oh no...
Me di la vuelta y miré allá en el jardín para encontrar a alguien tendido en un banco.
(¡¿Qué está haciendo Chevalier aquí?!)
Él se sienta derecho y me da una mirada que hizo que mi sangre se hiele.
[ Le devuelvo la mirada. ] ✓ [ Evito su mirada. ] [ Lo siento mucho. ]
Casi me congelo, pero me armé de valor para mirarlo desafiante y sus cejas bien formadas se torcieron hacia arriba.
— Chevalier: No creo que tengas lo que se necesita para domar a una bestia.
(Bueno, ¡Entonces solo tendré que probar que te equivocas!)
(Espera... ¿Acaba de sonreír un poco ahora?)
Sin embargo, esa sonrisa se desvaneció rápidamente antes mis ojos como un espejismo.
Después de levantarse de la banca, Chevalier se dirige hacia Clavis, pasando por mi lado.
— Chevalier: Clavis, convoca al bufón a mi oficina más tarde
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(5)
— Chevalier: Clavis, convoca al bufón a mi oficina más tarde
— Clavis: Seguro, ¿Pero por qué no hablas con Belle un poco más mientras estás aquí?
— Chevalier: No tengo la intención en una simplona inútil.
Él volteó su capa detrás de él de manera elegante y se giró para irse, pero me encontré extendiendo mi mano hacia él.
— MC: ¡Espera!
— Chevalier: ...¿Qué quieres?
Sin pensar en otra manera de detenerlo, sujeto el borde de su flameante capa y él me da una mirada perforante.
(Con valentía o mariposas... ya decidí que lo enfrentaría.)
Mientras suelto su capa, él me da una mirada que podría matar—y me encontré con su mirada de frente.
Una “simplona inútil”. Me di cuenta nuevamente que él ya me había juzgado.
— MC: Si, cuando se trate de evaluar al futuro rey, puede que esté fuera de mi elemento ahora mismo. Pero me niego a abandonar la tarea que he emprendido solo porque alguien pueda creer que nunca seré capaz de cumplir mi rol.
Parece que finalmente obtuve su atención.
Mantengo mis pies plantados firmemente, rehusándome a quebrar mi mirada.
Como recién nombrada Belle, me gustaría presentarme formalmente—
— Chevalier: Innecesario.
— MC: ¿A qué te refieres?
— Chevalier: En vez de darme tu nombre, muéstrame tu valor.
— MC: ¿Mi valor?
— Chevalier: Muéstrame por qué mereces tenerme escuchando lo que dices.
(No entiendo. ¿Cómo quiere que haga eso?
No pude pensar en ni una sola palabra en respuesta. Era como si mi mente fuera un pedazo de papel en blanco.
(¡Fui elegida como Belle de la nada! No tengo nada de qué presumir como lo hacen los príncipes. ¡Pero aún tengo valor!)
Mientras estoy parada ahí, luchando por poner mis pensamientos en palabras, Chevalier se acerca a mí—
— Chevalier: Esto no va a ningún lado.
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calmasobrelapiel · 2 years ago
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Obviamente hoy va a ser una de esas noches donde no voy a poder dormir nada. Pienso que a lo mejor sea porque dormí una siesta de dos horas, porque comí chocolate hasta el hartazgo y/o quizás porque mi madrugada fue a la una de la tarde. No sé. El punto es que no puedo dormir porque, una vez más, es cansadora y totalmente inútil la forma en que se me cruzan todos los pensamientos… todos a la vez. Podría describirlos como una red infinita donde uno lleva a otro y ese otro conecta con uno anterior al anterior y todo se convierte en el peor ciclo sin fin del que alguna vez pudiste participar. Uh, estoy hablando en tercera persona… la pao siempre me corrige el “hablar en tercera persona”. No la culpo pero, si siento un rechazo. Digo que siento un rechazo porque la pao me remarca muchas cosas que no quiero tener en cuenta porque inmediatamente se transforman en una carga más. Una carga más a mi cerebro que antes de poder ser auténtico piensa y se anticipa a cualquier cosa que podrían remarcar para que no lo hagan y así pueda ser perfecta y totalmente precavida. Aygh. Qué fiaca que me da escribir lo que me pasa porque siempre es lo mismo, nunca hay ni una sola variante. Eso también le molesta mucho a la pao. Ay, ay. Mañana es lunes: Muerte. Tengo que pensar en llevar a la veterinaria a mis bebés, estrés. Me anticipo dos días antes de todo lo que voy a padecer durante esa hora y media. Pienso en que me cuesta enfrentarlo sin anticiparme. Ay, ay. Se me cae el pelo, muchísimo. Una maraña todos los días se enrieda en el cepillo. “No se te está cayendo más el pelo de lo normal?” Me dice. “No, para nada! Se me vive cayendo el pelo!” Y es mentira. Claramente. Si bien siempre perdí algunos pelos, nunca perdí tantas marañas. Ojalá lo que se me cayeran fueran ideas y no pelos. Qué difícil es ser adulto y resolver. Estoy harta de resolver cosas. Quiero que la vida se resuelva sola y poder dormir la siesta.
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matiasandresmusic · 2 years ago
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3 de Enero, 2020
Cualquier tipo inicio a este breve manuscrito puede resultar inoportuno. Es como pretender leer de noche, correr contra el viento y no cansarse, o creer que levantarse por la mañana es gratificante. Es imposible, cada mañana levantarse requiere su esfuerzo (solo en las películas de Disney las princesas se levantan cantando, no?). De la misma manera, darle inicio a una carta de despedida y que suene feliz es un desafío que todavia no resuelvo. Mentiria si dijera que un resumen de nuestra relación fue lo existente en las últimas mágicas y ricas cuatro semanas. Pero la realidad no es esa, es que nos conocemos hace poco más de tres años, y lo que más recuerdo son tus travesuras, sarcasmo y, por qué no, tus carcajadas. Es difícil decirlo, pero te he visto crecer y cambiar tanto en estos años que me llena de orgullo tu compañía. He tenido la oportunidad de aconsejar a algunas personas, es mi don. Y cuando descubris tu don, es más difícil no hacerlo que hacerlo. Pero pocas veces en mi vida vi una persona que tome las desiciónes correctas (y no me refiero por lo último transcurrido, sino a lo largo de estos años) aún cuando la tormenta diluviaba más que nunca. La decepción de tu papá en algunas ocaciones, las cosas que el mundo te ofreció/ofrece y la muerte de tu mamá, fueron algunas de las situaciones en las que pedí a Dios por tu vida y vimos la luz al final del camino. O por lo menos, hoy existen destellos de esperanza. Si, ese quiero que sea mi último recuerdo. Nuestro último recuerdo. Quizá el descenlace de nuestro presente sea el preludio de una melodia que se canta de a dos, o solo una falsa alarma. Solo lo sabe Dios. Pero si de algo estoy seguro, es que el encuentro de nuestros caminos por el breve transitar en esta tierra, no nos dejó ilesos. Te voy a extrañar, más de lo que creo que te voy a extrañar, pero "la extrañitis" que uno sienta es directamente proporcional al afecto existente. Asi que sin duda, que será muchisima "extrañitis" (jaja si, lo acabo de inventar") Gracias por brindarme las puertas de tu confianza y tus secretos más nobles. El Señor es testigo de que busqué y busco ser lo más repsonsable posible con un regalo de tal embargadura. Y, de un vínculo así, no se vuelve. O por lo menos, no se vuelve igual (Jaja si, como los besos jajaja). Ahora, pequeña Estufita, es el momento de sostenerse fuerte de la mano del Menor Compañero y ser valiente. Tengo la certeza de que vas por el camino de las "obras que Dios predestino para tu vida de ante mano". Y más alla de tu transirar académico, tu presencia en Greenville tiene propósitos espirituales, que nunca se te olvide! Es el momento de decir "adios". Espera. Pero, mejor dicho, "a-Dios". Si, nunca estarás sola, estarás con él en todo momento. Y aún habra nuevas aventuras que se te presentarán y no me cabe duda que tenes el potencial para salir victoriosa. Gracias por regalarme tu amistad y tu confianza. Amaría dormir una siesta y despertar en Mayo, pero no se puede. Te quiero de una manera que me cuesta apalabrar. Te quiero como si me estuvieran arrancando una parte de mi de muy en el fondo del alma. Buen viaje, buena aventura. Nos vemos pronto.
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in-justa · 2 years ago
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Sobre otro otoño
Mientras el frío se empieza a colar por la ventana, los gatos buscan el rayo de sol que les acompañe a dormir la siesta, allá lejos, estirados, líquidos aunados con el suelo. La piba se envuelve en una manta que heredó de su abuela y se pregunta por qué. Habla más de lo que dice, generalmente. Sus palabras le siguen anudando los músculos en la espalda, porque el remordimiento es un viejo amigo. 
Cuando aún no amanecía, el cuerpo a su lado resultaba tentador como una promesa, pero al rodearlo con sus brazos recordó que no había dulzura en las cosas que se dijeron. Luego, con el pasar de los minutos todo terminó en el frío, otra vez, de la soledad. En la cama, cebándole mates a la indiferencia o a la tristeza que se acoraza debajo de una expresión de nada. Así han de ser los días de aquellos que no merecen el amor, es lo que pensó, y esa sensación amarga la sigue acompañando ahora, mientras lagrimea, y su pecho se comprime; mientras los gatos se derriten bajo el sol, pero lejos. 
Hace años soñaba con una vida como la que tiene. Una casa, con su jardín, con sus gatos, con su perro, con una persona a su lado. Pero ahora que está en la cama, abrazando la nada se pregunta si eligió bien. Si la persona que eligió es la “correcta” o si fue todo un espejismo que su sediento corazón inventó para atenuar la depresión. O acaso todo este tiempo ella misma fue la persona incorrecta. De ser así, algo intuía desde siempre, con la cabeza gacha en la tierna infancia, sintiendo todo menos ternura. 
Cuando está todo bien la vida parece un sueño. Él la abraza a veces con tanto cariño que le dan ganas de llorar. Las mañanas son dulces, con mate, con silencios cálidos y un eterno deseo de que el momento no termine. Pero la vida no conoce de pausas y el pan se lo gana saliendo al mundo, abriéndose paso entre el frío y la gente. Ella piensa que todo tiene sentido, que encajan como piezas de un rompecabezas.
Cuando todo está mal, empieza con un gesto. Un rostro compungido, unos labios sellados, una pregunta de qué pasa. La respuesta no suele ser bienvenida, porque al parecer hay una etiqueta o unos modos para existir, que a ella le son ajenos. Los sentimientos serán cómodos de ver y oír o no deberán ser. Y así los silencios se hacen más extensos, hasta desembocar en la locura. 
Hay gente a quién acudir. Si. Solo que no hay palabras, ni movimiento, ni fuerza para salir de esa cama que cada vez se siente más como el deseado lecho de la muerte. Y las horas pasan y sabe que dijo cosas que dolieron. El sol sube en el cielo mientras los gatos le piden que los deje entrar. 
 La persona a la que más ames será la que más te hará sufrir. Y se pregunta si es verdad que a él le duele tanto como a ella. Si de verdad será la persona que más ama. Porque sus ojos esta mañana estaban tan fríos como la tierra húmeda al amanecer.  
Desiste de enviarle mensajes a eso de las diez de la mañana. Espera un día entero sin hablar pero ella siente que pasaron años y que todo se marchita, su vida, su amor, su rostro.
Mientras tenga esta intimidad, esta soledad absoluta tal vez sobreviva, por eso renuncia a exponerse por hoy al mundo que la espera, a sus compañeros, a su familia, a la gente en la calle, en el colectivo, en cualquier lugar. Solo la habitación puede ser testigo de ese corazón hecho pedazos que no quiere más saber de culpas ni de desdén. No es la primera vez que sucede, tal vez sea la última y cree que eso es aún más desgarrador.
Sea lo que sea, huele a fin. 
¿A qué?
A que algo termina. 
Su gato está parado en la ventana mirando hacia adentro. ¿Ya paraste de llorar? Si pudiera lo haría, pero sus ojos parecen un río de gran caudal y su garganta solo emite sonidos lastimeros. El gato con sus ojos profundos sabe leer su tristeza y decide dejarla ser, dando un salto de nuevo al verde pasto, alejándose hasta perderse. 
Va a  volver, piensa. Siempre vuelve. 
¿Pero él volverá? 
Cuando por fin sus ojos pueden vislumbrar más que agua, se endereza. Se siente cansada de ser dolor. Se promete ser mejor esta noche o tal vez dejarse morir. Cuando el reloj dé las doce, tal vez se levante a cumplir con cada tarea que se fue juntando. Cuando él vuelva respirará el aliento que emana y verá qué es de su suerte. Mientras tanto escuchará el viento en los árboles mientras su vida se escapa. Es otoño. Otro otoño entre tantos. El dolor que le sigue desde su ni��ez sigue allí, resonando como un eco en cada rincón de la casa, haciéndola sentir desnuda y herida, apestando su presente y probablemente su futuro. 
Cuando vuelve a pensar en desaparecer otra lágrima cae. 
Huele a otoño, y huele a fin.
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