#hermandad blanca
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luzng · 9 months ago
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Al fusionarnos con las olas del Infinito, a nosotros se nos podría comparar con flores arrancadas por una tormenta. ¿Cómo nos veremos a nosotros transfigurados en el océano del Infinito?
Sería imprudente enviar un bote sin timón. Mas el piloto ha sido predestinado y la creación del corazón no se precipitará hacia el abismo. Como hitos en un camino luminoso, los Hermanos de la humanidad, siempre alertas, se mantienen en guardia, listos a conducir al viajero en la cadena del ascenso.
La Jerarquía no es coerción, es la ley del Universo. No es una amenaza, sino el llamado del corazón y una admonición ardiente dirigida al Bien Común.
Conozcamos así a la Jerarquía de la Luz.
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minisitod123 · 1 year ago
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What kind of relationship will the male spies have with the female spies?
Well, if they both met each other at some point, I think they would have a relationship of brotherhood, they would help each other to defeat the other. And honestly, I wouldn't see them as a couple, it would be something cliche (for me), but it would be funny if one of the girls spies made the other fall in love (for example, the girl white spy with the black spy) to catch him lol
Funny fact: the white spy would be like the white spy's older brother and the girl black spy would be like the black spy's older sister XD
Acá el mismo texto pero en español:
Bueno, si ambos se conocieran el uno al otro en algun momento pienso que tendrian una relación de hermandad y compañerismo, ellos se ayudarian mutuamente para derrotar al otro. Y sinceramente no los veria como una pareja, seria algo cliche (para mi), aunque seria gracioso que una de las espias enamorara al otro (por ejemplo, la espia blanca con el espia negro) para atraparlo lol.
Dato chistoso: el espia blanco seria como el hermano mayor de la espia blanca y la espia negra seria como la hermana mayor del espia negro XD
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cronicasvampiricas-rpg · 2 years ago
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La PARTIDA DE AJEDREZ no ha hecho más que comenzar. Mientras los LICÁNTROPOS de la ciudad se esfuerzan por mantener su trono de poder, los BRUJOS ANCESTRALES se preparan para dar el golpe final: un próximo ECLIPSE LUNAR les concederá la ventaja que necesitan para contraatacar. ¿Podrán confiar los lobos en el apoyo de sus aliados? Familia Mikaelson, Marcel Gerard... Cada bando, atento y silencioso, evalúa sus próximos movimientos, mientras preparan sus propias y convenientes alianzas. La organización de VAMPIROS STRIX, de la mano del compuesto que la SOCIEDAD AUGUSTINE preparase para ellos, se disponen a alcanzar el siguiente nivel, mientras vuelven sus cartas sobre la mesa,,, Dejando a la HERMANDAD DE SACMIS, sus grandes enemigos, más expuestos que nunca. Todos siguen haciéndose la misma pregunta: ¿quiénes serán los siguientes en tomar el control de Nueva Orleans? Parece claro, ¿verdad? Quien derribe antes a la Reina. Recuerda: blancas mueven primero. Y después... sigue el juego.
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makahimetenshi · 2 years ago
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Companía - Paladin Danse x Sole Survivor
A Danse le latía el corazón en el pecho como loco, y la conversación entre Nate y la supervisora Ingram no ayudaba.
Estaban los 2 muy tranquilos para una máquina construida con las ideas de alguien que pertenecía al Instituto, del bando contrario, alguien no confiable. Además de que claramente los 2 eran conscientes que había altas probabilidades de que en vez de realizar teletransportación era mucho más probable de que la máquina hiciera pollo frito a Nate.
Si, el confiaba en Nate y en Ingram, si, que el también ayudo a conseguir los componentes de la máquina, que si, también los vio construirla, también, si, el no era técnico ni ingeniero ni nada como para evaluarla y decir la cantidad de porcentaje en la que su compañero se teletransportaría o volvería pollo frito, pero el hombre salido del refugio tampoco lo era, mucho menos para tener tan poco miedo a morir desintegrado, en especial por el alto consumo energético.
Si algo llegaba a fallar, y la máquina explotaba, iban a morir todos electrocutados.
Pero el Elder Maxson también estaba ahí, para vigilar la operación y ver como funcionaba la máquina que les daría la llave para infiltrarse en el instituto, y si el Elder estaba ahí e Ingram lo permitía, entonces el riesgo de que todo volara por los aires debía ser bajo.
Aún así,  temía por su amigo y esperaba que volviera sano y salvo. Al fin y al cabo, se infiltraría solo en la base del enemigo.
Quién sabe si no estarían esperándolo. Por lo que el entendía, iba a colarse sin que fuera uno de los medios oficiales del Instituto pero…
Danse miro a Maxson, quien miraba atento la máquina, con orgullo, pero aún así con mucha seriedad y algo de desconfianza, y luego miro a Nate en la plataforma. Todos tenían el cabello revuelto a causa de la electricidad y el tremendo barullo que creaba semejante mounstruo, las cosas se movían alrededor suyo y los rayos y ondas eléctricas eran intimidantes, peligrosos, diría alguien desde afuera, los otros soldados vigilando el perímetro.
En cuestión de segundos, una estela blanca cego a los 3 miembros de la hermandad, chispas y centellas se produjeron en la plataforma donde estaba Nate, los 3 se cubrieron el rostro para evitar daño ocular, la luz era tan fuerte que atravesaba sus manos y ropas, cuando de blanca se torno a celeste y azul, supieron que podían mirar.
El caballero había desaparecido, no había nadie posado en la plataforma. Ingram se acerco con precaución, no había restos de quemaduras, ni sangre, ni materiales extraños.
Pues que si, se había desintegrado, desintegrado de la plataforma, esperemos que en la dirección correcta, hacía las coordenadas del instituto.
Cuando la supervisora les aviso a Danse y Maxson que estaba todo bien ambos  se acercaron a donde antes había estado Nate parado, pero la realidad es que ninguno suspiro aliviado, no tenían seguridad de nada, no tenían confirmación ni ningún tipo de forma de localizarlo.
Solo quedaba esperar a que regresara.
Danse lo esperaría, lo esperaría  despierto en el mismo lugar en que se fue. Al poco tiempo consiguió unos lanceros que junto con el, harían guardia alrededor de la enorme máquina hasta que el caballero regresara.
Esperaba que lo hiciera por el mismo canal, que volviera por el mismo lugar por el que se fue.
Maxson aprobó su decisión, realmente aliviado por las buenas decisiones del Paladín- Una decisión acertada, si se corre la voz de que hay una forma de entrar al Instituto, vendrán en masa desde toda la Commonwealth, hay que vigilar y poner seguridad en el perímetro.
El no lo hizo por eso pero…era conveniente si.
Torretas y otros paladines en servoarmaduras y metralletas empezaron a dar vueltas y rotondas alrededor de la vieja sala de espera del aeropuerto, mientras los lanceros y Danse, vigilaban la puerta por la que Nate se fue.
Era una misión que el debía hacer, no era por la hermanandad, ni por la Commonwelth nisiquiera por destruir el instituto, el superviviente debía ir a buscar a su hijo.
Y por mucho que a Danse le pesara la idea de perderlo, que se hubiera ido a completar su meta era lo correcto.
Pasaron días hasta que una madrugada a las 4am, en medio de uno de los pasillos del helipuerto del Prywen, una luz blanca cego a todo el personal repentinamente, quienes se salvaron y pudieron alertar y comunicar al resto del batallón de guardia fueron los paladines que estaban con sus servoarmaduras.
Aún sorprendidos, no tiraron a disparar, todos estaban atentos e informados sobre el posible regreso del caballero que se fue al Instituto, y como sería la situación si el volviera, igual, por si las dudas llamar a una guardia de lanceros no estaba de mas, por refuerzos ya saben.
En unos segundos la luz blanca se torno a celeste, chispazos y centellas envolvieron a un hombre que tenía el traje azul de un refugio y la armadura de un artillero. Nate volvió para verse rodeado de unos lanceros apuntándolo con sus rifles lasers, al cabo de unos momentos su visión se aclaro, el mareo se le paso, y levanto la cabeza, aturdido, todos estaban muy atentos a la secuencia de sus movimientos.
Miro alrededor suyo, levanto las manos y se dio la vuelta, mirando a la rotonda de soldados de la hermandad apuntándolo.
No estaba sorprendido más allá de la sorpresa inicial de no estar solo donde sea que aterrizo, ni tampoco asustado por que esta gente no le representaba ninguna amenaza llegado este punto de su vida luego de ver y hacer tanto, la verdad era que tampoco tenía nada que decir.
No quería hacer nada.
Se quedó con las manos en alto y bajo la cabeza, mirando a sus botas, exhalando profundo.
-Bienvenido caballero –por el sonido metálico y pesado que se acercaba a el, imaginaba que era un paladín en su servoarmadura que se acerco a el pero…Nate estaba tan cansado.
Tan putas cansado.
Escuchaba cosas alrededor suyo, voces, el sonido de los uniformes de polyester moviéndose contra cada tela, las armas chocando cada pequeña pieza, las pisadas en los puentes del helipuerto del Prydwen, el maldito ruido que hacía el Prydwen con su existencia, los motores,  las hélices, las máquinas mecánicas, los hornos, las chimeneas…su cabeza comenzó a agobiarse, de repente todo se escuchaba lejano, como si estuviera debajo del agua. Las pantorrillas le pesaban y en un momento cayo.
Cayo al suelo de rodillas con las manos en alto.
El paladín que le dio la bienvenida iba a decirle que lo iba a escoltar con la supervisora Igram pero el caballero se desplomo de rodillas ante el.
Nate no levantaría la mirada, estaba tan cansado, alerta de sus alrededores, con los ojos abiertos y siempre a la defensiva, pero cansado.
-Que nadie se le acerque – indico otro paladín con una metralleta, apuntándolo pero sin hacer girar el barril, tendría una bomba? Que significaba esto? Que era todo este show?
El anterior se ocupó de contactar a Ingram, la responsable del proyecto después de todo, quien, mientras lo tenían en vigilancia con lanceros y con una metralleta, al cabo de unos 10 minutos de ser despertada a las 4am apareció frente a Nate.
Ingram salió del Prydwen para encontrarse con el viento frio de la madrugada en alturas, viendo el escándalo y tumulto de gente alrededor de un bulto azul con las manos en alto, se acercó con cautela estudiándole bien
-Caballero, puedes levantarte? –esa aura de derrota ya la había visto muchas veces en otros soldados, mas no le intimidaba.
Nate suspiro y sacudió la cabeza, aun mirando al piso, el piso del puente metálico del helipuerto donde a través de las redecillas podía ver como el verdadero suelo estaba a kilómetros de donde el estaba –No
-Paladines, escóltenlo a la sala de interrogación –su tono era calmado, realmente quería darle la confianza de que no le estaban haciendo mal, ni que eran una amenaza, nadie pretendía hacerle daño. Realmente esperaba que Nate tuviera la misma confianza que ella pensaba que tenía con el luego de…construir juntos aquella máquina, no es que hubieran pasado demasiado tiempo juntos pero bueno era una actividad que unía a la gente y abría un vinculo quería suponer.
Ambos uniformados en servoarmaduras lo levantaron por debajo de los brazos y lo llevaron hasta adentro. Por orden de Ingram, unos lanceros iban apuntando a la espalda del caballero. Si algo llegaba a explotar, al menos quienes iban en servoarmaduras  tomarían gran parte del impacto entre sus cuerpos.
La pregunta de Ingram no es que cosa vio, si no cual era la magnitud del asunto, del asunto que sea.
En la tierra, kilómetros abajo, no muy lejos pero si muy abajo, en el aeropuerto de Boston, poco a poco iban llegando las noticias de lo que se veía que pasaba en el Prydwen.
Danse, quien hace días estaba de guardia prácticamente sin dormir fue de los primeros en notar una luz blanca, allá, lejos, alto, como si algo lo llamara a mirar hacia arriba. Danse sentía que algo había regresado a el…algo, no le podía poner nombre, pero de repente ya tenía algo que lo acompletaba en la misma atmosfera, el mismo aire que el respiraba.
Se quedó en su lugar, vigilando en su puesto con el resto de los lanceros hasta que las noticias se hicieron oficiales a través de los walkie y las comunicaciones por radio en los uniformes del equipo que estaba con el.
El caballero había regresado, solo que no por las misma puerta.
Uso sus privilegios de Paladín para retirarse de la guardia de la máquina, al fin y al cabo Nate era su…protegido…estudiante…iniciado…compañero…
Pero eso no duro demasiado, desde arriba y por ordenes de Maxson, como para que quedará bien clarita la gravedad del asunto, las comunicaciones entre la tierra y el Prydwen estaban restringidas hasta nuevo aviso, eso incluía los ventibirds, nadie salía ni subía ni bajaba o hablaba por radio más allá de las transmisiones filtradas o autorizadas por Maxson.
Se quedó ahí, tan cerca y a la vez tan lejos, apunto de subir las escaleras hacia el helipuerto, frustrado, capaz si hubiera sido más rápido hubiera subido en el último ventibird antes de que Maxson diera esa orden y…lo hubiera visto
Una vez más solo quedaba esperar, sin información, sin expectativas, sin imaginarse nada, era un entrenamiento que el tenía para no explotar ante la falta de transparencia que a veces tenía la hermandad con ciertas cosas, pero por supuesto, no debía dudar, jamás lo hacía.
Estaba la hermandad, y luego todo lo demás.
Nate había sido escoltado a una sala blanca, muy iluminada con un vidrio que el suponía era antibalas o reflectante en medio. Otra vez, todo le parecía el instituto, todo parecía falso, todo parecía armado.
Los paladines se habían retirado y lo habían dejado solo, miro a sus alrededores pero solo era una sala blanca, cuadrados de no más de un metro pegados uno al lado del otro formando paredes y techo, con un vidrio en medio como una de esas paredes.
-Bienvenido de regreso caballero –una voz se escucho desde…algún lugar, se oía lejano, se oía mal, pero como Nate no veía ningún parlante o apertura entre los paneles blancos suponía que el sistema de sonido debería estar entre las paredes, a fin de no revelar su ubicación…o que estuvieran mal y precariamente hechos, quien sabe –Soy el caballero Cade, me recuerda?
-Si
-Queremos que sepa que estamos alegres de que haya regresado y que todos en la hermandad estamos al tanto de su misión y lo que arriesgó, no queremos que se sienta despreciado ante este tratamiento ni que no respetamos su autoridad como caballero, solo es una medida de seguridad por que no sabemos a que nos enfrentamos con el Instituto, comprende?
-Si
Que pensaban? Que era un synth? Que lo habían reemplazado? Que tendría una bomba dentro? Algo de espionaje?
-Le pediremos por favor que deje su equipo en la caja de metal que un paladín le acercara a la misma puerta por donde entro, armas, armadura, chatarra y objetos, también que se quite accesorios y ropa, haremos una prueba de rayos-X y uno de nosotros entrara para tomar una muestra de sangre
-Puedo asegurarles que no tengo un código de barras entre las nalgas…ni un número de serie en la planta del pie.
-Queremos corroborar que los datos biométricos de ahora coinciden con su registro de hace unos meses –claro, de los rayos-X no dicen nada, que si, que el se daba cuenta de que era para buscar un componente de synth, anda ya.
-Estaré desnudo todo el tiempo?
-Hasta que terminemos con el examen de sangre, le aseguro que sus pertenencias estarán a salvo…
-No tengo problema con eso –Nate había estado en el ejercito antes, la desnudez no era un problema- pero después de que me saquen los rayos y la muestra de sangre quiero hablar con la supervisora Ingram, a solas, sin que nadie nos esté grabando.
Del otro lado del vidrio Cade y Maxson se miraron, si, Maxson, por supuesto que estaría observando a su nueva estrella favorita luego de hacer la mas grande azaña. Días pasaron hasta que finalmente le llegaron noticias del caballero que se disipo en el aire y…aparentemente no estaba en las mejores condiciones, por lo que le habían informado. Realmente, tenía curiosidad, después de todo esto no tenía…precedentes…
-Esta bien, pon a tu equipo médico en marcha, no hay problema con lo que pide el caballero –le dijo Maxson a Cade, quien solo asintió y se puso manos a la obra.
Dentro de la sala blanca Nate comenzó a desvestirse, dejando su ropa y sus cosas a un lado, cerca de la puerta, lo suficientemente lejos como para que esta pudiera abrirse, al cabo de unos segundos un paladín en servoarmadura aparecío acompañado de otros soldados que iban…en traje radiactivos? Enserio? Nate suspiro, pero extendió el brazo para que el soldado le atará la pequeña gomita y buscará su mejor vena para la extracción.
El paladín dejo en el suelo una caja de metal con un candado de clave numeral mientras los soldados trabajaban en Nate.
-Puede dejar aquí su equipo, póngale una clave, la caja será retirada pero le aseguro que nadie tocara sus pertenencias caballero –le dijo el paladín, no podía saber quién era a través del casco y el decodificador de voz.
Una vez que terminaron con la extracción de sangre y le pusieron la cinta y el algodón, Nate acomodo sus cosas dentro de la caja, sintiéndose observado todo el tiempo.
-Le indicarán para la prueba de rayos-X, por favor, tomé esto –una chica, dentro de los trajes radioactivos, le paso una lata de agua purificada, unas pastillas de rad-X, y una bata- cuando terminen con los rayos, puede tomarse la dosis y vestirse, nosotros nos retiramos con la muestra. Nate asintió, y el equipo se retiró de la sala, dejándolo aparentemente solo de nuevo.
Le ordenaron por el sonido que anda a saber por dónde venía que se pusiera en diferentes posiciones y permaneciera 5 segundos en cada una, suponía que era el tiempo en que tomaban las radiografías, pero donde estaba la máquina de radiografías? Y los operadores? Y el que le hablaba através de las bocinas fantasmas? Y por donde le estaban observando? Una vez más suspiro, no tenía sentido preguntárselo y probablemente nadie le respondería sus dudas.
El sabía que no era un synth, y que nadie le había tocado un pelo, se había pasado noches de insomnio asegurándose eso, jurándole a Shaun que había dormido bien, pero bueno, al menos aprovecho la ducha caliente del cuarto temporal que le habían dado y el recostarse sobre un colchón que olía a limpio por primera vez en meses…o en 200 años…
Después de unos momentos, le llamaron otra vez.
-Caballero –la voz de una mujer- ya puede continuar
-Supervisora Ingram? –lo primero que hizo fue ponerse la bata, y después, tomar la dosis de Rad-X con su lata de agua, no tenía problema con la desnudez pero tampoco gozaba de eso.
-Así es, tal y como pediste no estoy tomando registro de esta conversación, aunque pienso que es una pena, cualquier cosa que me digas serán datos interesantes.
Nate se sent�� en el suelo, no había sillas ni cama, la habitación eran 2 paredes, una con puerta, y un vidrio reflectante con un techo.
-La última vez que mire mi pip-boy en el Instituto habían pasado 4 días antes de…regresar a la Commonwealth, que día es hoy? –uno de sus mayores miedos, era seguir viajando en el futuro.
-En efecto, han pasado 4 días –Nate tomo aire y exhalo al escuchar eso, relajando los hombros y ocultando su cabeza entre sus rodillas.
-Bien
Ingram había tomado nota de preguntas que hacerle para su regreso, era peligroso dejar a una persona traumatizada con sus pensamientos, necesitaba extraerle la mayor información posible en el menor tiempo antes de que colapsara, el hombre estaba, visiblemente cansado.
No podía asegurar que no fuera un synth, o un clon, o un espía, o un robot, o una bomba, o algo, pero todo en este momento era información valiosa.
-Que tal el viaje? Aterrizaste donde esperabas?
-Aparecí en el instituto, pero me estaban esperando, sabían lo que estábamos queriendo hacer, me dejaron entrar
-Por que? –Nate no iba a revelar eso, no iba a decir que su hijo era el director del Instituto y que le estuvo buscando
-Tienen espías por todas partes operando
-Por que no volviste atraves de la máquina que construimos? –otra cosa que no iba a revelar, como iba a explicarle al mundo que tenía el favoritismo del Instituto de su lado por un vínculo sanguíneo de hace 200 años.
-Falle a las coordenadas
-La gente del instituto es…normal? –ahí Nate levanto la cabeza con una expresión de duda, sea de donde sea que lo estuvieran mirando iban a tener que entender su confusión- ya sabes, si son humanos, si son supermutantes…si son todos robots…
-Son todos humanos…son todos científicos…son…generaciones de gente de la pre-guerra que se mantuvieron a salvo de las bombas, sin radiación, sin enfermedades, sin alteraciones…hasta donde me explicaron iniciaron en un sótano bajo tierra y fueron expandiendo hacía abajo…cavando…honestamente, no me creí esa explicación, pienso que esa instalación ya existía de antes y la fueron ampliando y modificando
-Ya veo, que tal las defensas de el lugar? Esta muy militarizado? Más que la hermandad?
-No, es como una…gran empresa-Nate se río por la comparación-es como una…ciudad universitaria…hasta donde a mi me concierne si tocas una pared te podría disparar un rifle laser, está lleno de células de fusión por todos lados…
-A que te refieres con empresa? –por un segundo iba a explicarse hasta que se dio cuenta de algo, que estaba revelando sin querer, información sobre si mismo, y el nunca había hecho eso en la hermandad, a excepción de Danse, los únicos que sabían su íntima historia real eran Macready, Codsworth, Preston, la gente de Santuary, Mama Murphy, Strong y…Danse, le había contado todo a el, pero no sabía si se lo había contado a otra gente. Nunca se lo había cuestionado.
-No es un lugar precisamente militarizado, todos viven una vida normal, con trabajos y estudios, tienen jefes y cosas para hacer pero es distinto, no hay horarios ni reglas es…distinto.
-Hay presencia de synths dentro del instituto y viviendo con su gente?
-Si, todo el tiempo, son ayudantes, robots, herramientas, protección, vigilancia, sujetos de prueba y estudio, acompañantes, empleados…la gente del instituto sabe tratarlos como máquinas, los entienden como máquinas, como algo a controlar y poseer, algo que tiene que seguir instrucciones claras y no descontrolarse –a Ingram esto le llamo la atención, pero era todo una serie de preguntas para más tarde, ahora había que hacer estudio de campo.
-Me hablas de una “ciudad universitaria”…entiendo yo que es un espacio amplio
-Si
-De donde sacan la energía?
-No lo se, no pude averiguar tanto
-Caballero, se encuentra usted muy…limpio –a Nate eso le llamo la atención, al ver su rostro Ingram continuo- la piel sin tierra, el pelo limpio y brillante, la dentadura limpia… –por un momento iba a decir que el Instituto era una ciudad futurística, era como hace 200 años su gente percibía el progreso y el futuro, como debían volverse las cosas pero eso lo dejaría expuesto a su verdadera identidad.
-Me recibieron bien, tienen los recursos –a Ingram eso le extraño, por que?
-Presencia de fauna de la Commonwelth o supermutantes?
-Estudian el virus de VEF y con lo otro…es muy distinto, demasiado distinto, no les hace falta –de nuevo, Ingram estaba teniendo demasiadas dudas, y no es que fueran respuestas incompletas pero el contexto era…fantasioso…
-Antes mencionaste coordenadas, sabes las coordenadas del Instituto?
-No, solo se las coordenadas de a donde tenía que ir y falle, si me equivocaba algunos pocos metros seguro caía desde el cielo a la tierra del aeropuerto aquí debajo
-Como hace la gente del instituto para teletransportarse  a la superficie?
-No lo hacen
Ingram levanto una ceja confundida –como así?
-Ellos no salen
-Caballero, responda la pregunta
-Son sus synths los que salen, los humanos no salen…hasta donde yo he averiguado al menos
-No tiene sentido, no pueden no necesitar salir a la superficie, es como si me dijeras que vivieran en una colonia autosuficiente…
-Pero así es
A la supervisora le cayo un sudor frío por la frente, vaya vaya.
-Cuanta gente vive su día a día ahí?
-No lo se, no llegue a averiguar tanto
-Estimadamente?
-No creo que sean más de 2000, pero ellos viven y caminan muy libremente entre los synths, si no fuera por los uniformes y la forma en que diseminan a sus…herramientas…no vería demasiadas diferencias. De nuevo, estuve 4 días y no pude averiguar eso…
-Dijiste que te estaban esperando –que extraño que esa información tan vital no la sepa.
-Me estuvieron espiando durante meses en la Commonwelth
-A ti?
Nate se compuso, suspirando, podía hablar maravillas del Instituto durante horas pero hacerlo sin revelarse era…complejo…muy complejo –Elder Maxson, se que esta ahí, quiero que hablemos a solas.
Ingram tomo el mando de la conversación.
-Tenga cuidado caballero, no está en posición de pedir…
Maxson paro su mano sobre el micrófono, la miro a los ojos, y le asintió, la supervisora trago saliva y bajo la cabeza, retirándose, el Elder la miro hasta que cerró la puerta detrás suyo y ahí, saco el reflectante del vidrio, permitiéndose la vista entre el y Nate.
-Hablaré a través de este micrófono –dijo el Elder, presionando su botón.
-Me grabaron?
-No, pero francamente no dijiste nada que mereciera no ser grabado, aunque siento que te mordiste la lengua en más de una ocasión, caballero.
-Elder Maxson…que sabe usted sobre mí? –Oh, la conversación se torno personal.
-Que te uniste a la hermandad para perseguir al instituto y buscar venganza por tu esposa y por tu hijo
-No, que sabe realmente usted sobre mi? –Maxson se agarró el mentón y pensó antes de responder
-Que eres general de los Minutemen, que ayudas en asentamientos precarios de gente, que pones antenas de reclutamiento en pequeñas fortificaciones –Nate asintió – Rumores en Diamond City dicen que eres un hombre de refugio, pero yo no lo creo –la mueca de confusión del caballero lo hizo seguir –vas por ahí con un uniforme de refugio pero yo he conocido gente de refugio, yo los he visto salir del refugio al mundo, aveces acompañados de mi mano, aveces solos, y la gente de refugio es distinta, son como niños, niños acostumbrados a mear y orinar en un  retrete y a tener ropa lavada en vez de reciclada o nueva. Tu no eres así, tu eres...-Maxson se paró en su discurso, saco la mano del micrófono y miro a otro lado, no queriendo continuar.
-Continúe.
-Se que eres un hombre criogenizado de hace 200 años, que si, buscas venganza por tu esposa y por tu hijo, que eres un militar, de algún tipo, de la pre-guerra he de suponer, que buscaste al asesino de tu esposa y comenzaste a buscar pistas del instituto…y he aquí Danse, quien te recomendó para unirte y que tuvieras una promoción, me conto todo lo que pudo y yo extraje todo lo que pude. Viviste antes de la guerra, viste las bombas explotar, sabes cómo era el mundo antes, pudiste comer alimentos frescos y dormir en una cama limpia, ni yo en todos mis privilegios de sangre alguna vez pude hacer eso, tu conociste una tierra fértil libre de huesos calcinados –Nate frunció el seño
-Yo no vi huesos calcinados hasta que desperté después de ver cómo le metieron un balazo a mi esposa en la cabeza 60 años después, pero durante mi servicio en guerra, llene la tierra fértil de cuerpos enemigos, como todo el resto de los soldados, por que aún a hoy la guerra, la guerra nunca cambia
-Conseguí…por mis propios métodos…tu discurso de veterano…e información de la unidad Fox…es un placer escuchar esa frase salir de la boca del hombre que la digitó por primera vez en un terminal
-Entonces si sabés
-Creo que se todo lo que como Elder tengo que saber para el avance de la hermandad del acero.
-He conocido a muchos ghouls que sobrevivieron a la guerra, que guardan mis mismas memorias y vivencias, que saben lo que eran el mundo antes, no soy distinto de ellos.
-No lo eres- le confirmo Maxson- todos ustedes son la prueba de que realmente existió una guerra que devasto el mundo, ustedes son la confirmación para nosotros, los que nacimos en las cenizas de que alguna vez el mundo fue distinto, si por nuestra generación y las 2 anteriores fuera, la tierra siempre fue así, en quien se supone que confiemos para que nos cuente como era el mundo si no? En un granjero con el cerebro podrido en jet? La ignorancia es una cosa muy común, pocos pueden leer o escribir, los restos del mundo antiguo para la mayoría son fantasía irrelevante, chatarra que solo pueden arrancar y destruir. Capaz tu no lo sepas, por que llevas poco tiempo por aquí, pero la tierra realmente se encuentra dividida.
-Se que mi patria ya no es más un país, que la tierra ahora esta separada en pequeñas porciones de muchos poderes, unos pocos nombres resuenan cada tanto, como la NCR o la hermandad, pero luego…todos quieren ser independientes.
-O salvajes, o tribus, o esclavistas, o nómades, no tenemos una sociedad actual, pocos podemos confirmar como era el mundo antes sin poner un sesgo entre medio, mira a la gente de los seguidores del apocalipsis por ejemplo! –Nate se sorprendió ante la pasión con la que hablaba Maxson, un muchacho como mínimo 15 años menor que el, pero decía la verdad.
-Sabe Ingram de esto?
-No, pero puedo decírselo si me dejas, no tengo por que compartir las decisiones que hago sobre a quién nombro caballero o no.
-Aún así, siendo que me muevo por mis propios fines…siendo lo que soy…me dejarás salir de aquí a seguir buscando a mi hijo?
-Solo después de que terminen tus exámenes y el interrogatorio con la supervisora Ingram podrás continuar con tus deberes caballero, por favor, bríndale a la hermandad toda tu experiencia de dentro del instituto.
Nate quedo sorprendido, complacido, pero muy sorprendido, al parecer, Maxson esperaba mucho de el como para darle tanta…libertad.
-Muy bien, Elder.
-Después de todo puede que no lo sepa pero técnicamente tiene más antigüedad en la hermandad del acero que yo y se merece mis respetos veterano, algún día más tranquilo estaría bueno que estudie con los escribas sobre lo que fue del ejercito después de las bombas. Los escribas no toman testimonios de ghouls y…humanos criogenizados por que la información anecdótica no es una fuente fiable…pero ayuda a validar ciertos puntos…
Maxson se retiró de la sala con una sonrisa, dejando a Nate con un sabor amargo en la boca, al cabo de una hora donde estuvo en silencio con sus pensamientos. Ingram volvió a la habitación.
-Podemos seguir?
Tal vez había terminado su servicio en el ejercito hace más de 200 años, tal vez la guerra lo había decepcionado y desesperanzado pero…la camaradería de las fuerzas y el no estar completamente solo…era algo que Nate extrañaba de sus días de pelotón. Capaz no se unió a la hermandad por convicción, solo lo hizo por seguir avanzando, nunca creyó en nada de lo que decían, se rio por un momento, nunca se había leído ni un codex, o libro de reglas, o registro, o grimorio…pero…hoy estaba, a pesar de no dormir en un colchón limpio, un poco más en casa. Entendido, contenido y validado.
Pasaron 72hs hasta que el contacto de los ventibirds con el Prydwen se regularizo, las comunicaciones estaban en línea, pero no se hablaba demasiado más allá de la llegada del caballero Nate de regreso. Los soldados en tierra estaban impacientes por volver al dirigible en especial con tanto secretismo apartir de…el Instituto…después de todo la misión era recibir al hombre del traje de refugio y escoltarlo si volvía después de construir una máquina que lo llevaría a el solo al Insituto pero no mucho más…Muchos estaban pensando si el Instituto no había tomado control del Prydwen incluso, o si los habían desvinculado de servicio, o si los abandonarían y dejarían a su suerte en la Commolwealth. Por suerte, todo volvió a la normalidad antes de que se empezaran a formar grupos organizados.
Danse fue el primero en subirse a un ventibird, dios, quería encontrar a Nate, quería verlo, tuvo muchos compañeros, tuvo gente a su cargo y no había sentido esta ansiedad en el pecho por volver a ver a nadie…nunca…siempre se lo tomo como parte del trabajo y que debía ser paciente con lo que la hermandad le daba pero…nunca se había preocupado tanto antes por nadie.
Busco y buscó por todas partes, preguntó a todo el mundo, miro por cada esquina pero nadie sabía decirle donde estaba el caballero, si sabían que hace días que el hombre estaba…inalcanzable, difícil de ver en un solo lugar, moviéndose como una rata atrapada.
Incluso le pregunto a Maxson al respecto, con toda la confianza del mundo, como si pudiera hacerlo, pero la desesperación que le calentaba el cuerpo dentro del traje de metal era más fuerte que su pudor de hablarle al Elder.
-El caballero Nate ahora mismo está pasando por un momento de…duelo…harías bien en respetar su deseo de soledad, el está bien, lo estará, se va a poner bien –el Elder no dijo nada más, pero que significaba eso? Definitivamente no era alentador.
Ingram no le quiso dar detalles.
Danse no merecía esos detalles, es un paladín que poco estuvo involucrado en la misión del instituto pero…era el maestro de Nate y…se preocupaba por el.
Y Danse siguió y siguió buscando, sabía que estaba arriba del Prydwen, podía sentirlo, lo que le había faltado todos esos días estaba por ahí, estaba cerca, sabía que no estaban lejos, pero el Prydwen no era ni tan grande, ni tan lleno de gente por la noche como para no encontrarlo.
Y así siguió, por 3 días más que el se tomo como “licencia” luego de la semana de vigilancia que tuvo que hacer en la máquina de teletransporte, durmiendo en su habitación, cambiándose de ropa, bañándose y comiendo la comida caliente del comedor, caminando todo el tiempo, preguntando a la gente a ver si lo habían visto…
Un día en el comedor, escucho, de mero chismoso, y por que el instinto se lo decía una conversación…llamativa.
Eran el  caballero Cade y Quinlan en la mesa detrás suyo, espalda contra espalda, hablando uno con el otro, comiendo sus fideos instantáneos.
-Hace días que estoy sufriendo robos en mi oficina, no se que hacer al respecto –dijo Cade, quien se nota que tenía bastante coraje atrapado.
-Claramente reportarlo
-No es el tipo de cosas que me gustaría reportar
Quinlan levanto la cabeza, dándose cuenta –Oh, creí que esas estaban en un cajón especial
-Creo que uno de nuestros compradores nos vendió
-Ingratos.
Jugoso, el escriba y el médico traficando drogas en el Prydwen? Y para la venta entre soldados? Claro que darles adicciones beneficiaba al doctor que cobraba 75 chapas por sus servicios de desintoxicación, era un negocio redondo. Podría ocuparse de buscar pruebas de eso en otro momento pero…
Danse conocía a un falopero lo suficientemente atrevido como ir a robar a la oficina de otro caballero, y no es que a este falopero le importara demasiado los rangos de la hermandad tampoco.
Por el amor de dios, medio día, le iba a da un ataque de nervios, tener que esperar con sigilo en frente de la oficia de exámenes médicos…encima las noches en el Prydwen eran frías, muy frías, esa lata flotante de metal carecía de un sistema de refrigeración adecuado, menos mal que no era invierno si no hubiera tenido que usar abrigo y ahí si su sigilo se hubiera visto comprometido para la espera frente a la oficina.
Se situó e hizo campamento, en sigilo, acompañándose en una sombra, el era un hombre grande y corpulento, pero la experiencia podía más. A eso de las 2am vio una sombra delgada y con ropa bastante ceñida al cuerpo colándose usando sigilo también en la oficina de exámenes médicos, presto un poco más de atención y al ver que tenía un bulto rectangular en el brazo se felicitó así mismo por el ingenio y el excelente trabajo de sigilo ejecutado.
Bingo.
El ladrón entro en la oficina, y salió con los brazos pegados al pecho, cargando algo.
Si bien había guardias en los caminos y pasillos del Prydwen, claramente ambos los estaban sabiendo evitar.
Así que después de dar muchas muchas muchas vueltas y de bajar varias escaleras, el ladronzuelo se metió en la cúpula de vidrio del Prydwen que estaba en la parte baja del dirigible.
Que extraño, él había ido a revisar muchas veces ahí
La puerta de la cúpula se cerró de forma muy despacito y silenciosa para ser una puerta de mínimo 15kg, los sonidos metálicos de un dirigible que se tiene que mantener inmóvil en el aire  por meses ciertamente tapaban el sigilo, Danse se sento despacio detrás de la puerta sin hacer sonidos por su pequeña intromision y se puso a escuchar a ver que era lo que sucedía dentro, al fin y al cabo era una habitación pequeña, si entraba no iba a encontrar nada de nuevo, así que mejor estudiar la situación…
Ok pisadas sobre el sendero metálico…ok ruido de plásticos abriéndose…ok por algún motivo eso sonó como un golpe…hueco…y finalmente un gesto de asfixia y sobreesfuerzo, si, definitivamente alguien estaba tomando Jet y gritando detrás de la puerta.
Ahí estaba el falopero que Danse buscaba hace casi una semana.
Tan pronto como empezó a escuchar quejidos humanos, se levanto y abrió la puerta con fuerza, llevándose estampado el cuerpo de Nate contra las barras del camino metálico. El hombre se quejo del impacto de sus costillas contra las barras, agarrándose el torax, tirado en el suelo con un residuo de jet no muy lejos de el.
Bingo.
Uh su confiable disipulo tan fan de las drogas…aunque el lo negara como que no tuviese un problema.
No sentía pena, le gustaba maltratar al drogadicto, verdugearlo un poco por su consumo sin sentido, cerro la puerta detrás de ellos y se puso a examinar el lugar, donde se estaba escondiendo? Era un cuarto muy pequeño, había entrado varias veces y no había visto nada extraño…
Nate se quiso incorporar, pero puso la mano en el lugar equivocado, sobre el pequeño residuo de Jet, se resbalo a causa de sus sentidos alterados y el plástico cayo al suelo, Danse siguió con la mirada y…oh…maldita sea…justo debajo del puentecito metálico que los sostenía a ambos, donde ellos caminaban todos los días, había un pequeño campamento, muchas botellas de whisky…llenas de líquido…muchas latas de agua purificadas…y varios paquetitos de Jet… y Viajero… y Med-X…y una bolsa de dormir…bien, no lo había encontrado por ciego pero había estado todo el tiempo aquí…eso le pasaba por no mirar hacia abajo…definitivamente un descuido y una pérdida de tiempo, se enojó con si mismo por la falta de atención al detalle.
No era un espacio muy grande, tendría menos de un metro de altura entre el puente y los vidrios de la cúpula, obviamente suficientemente fuertes como para sostener el peso de un hombre de menos de 150kg y todas sus porquerías, por lo que tenía sentido…
Nate se volvió a incorporar, sentándose, apoyándose con las manos y mirando hacia arriba, cuando vio el pompadur negro brillante sabía que la había cagado…
-Maldita sea…
-Así es soldado – Danse se puso a su altura y puso ambas piernas a un lado de las suyas, sosteniéndolo entre medio para que no se escapara o por lo menos no se siguiera cayendo, cuando Nate se drogaba Danse se ponía un poco fastidioso, odiaba esta situación, no le hacía gracia, no era divertido…era un incordio pero…
Nate tenía las comisuras de los labios, nariz y ojos rojas, irritadas de fricción, se nota que lleva bastante tiempo llorando, y eso desconcentro al paladín, el hombre le sujeto la cara y se puso a mirarlo bien con la pobre luz roja que les ofrecía la cúpula del Prydwen, no parecía a causa del consumo, lo de la nariz si por el jet pero claramente tenía mocos así que podía ser de sonarse la nariz…el viajero eran pastillas consumibles y el Med-X era inyectable, las cicatrices de eso estarían en otro lado, no en su cara.
Intento safarse, intento quitarle las manos de la cara, no necesitaba que nadie lo sujetara ahora, no necesitaba nada, pero Danse no pensaba dejarlo ir.
No después de buscarlo tanto.
-Dejamé! No necesito nada de esto! No quiero nada de esto! No quiero seguir haciendo nada de esto! –Danse escuchaba atento sus palabras, ruegos desesperados, cuando lo vio empezar a llorar solto su rostro y lo tomo por los hombros, sus fuertes manos lo sujetaron bien- Perdí…perdí 60 años…-el caballero al que había visto reventar reinas Mierlucks con Fatmans ahora estaba moqueando y gimoteando en medio de una crisis de nervios –todavía sigo esperando despertarme de este mal sueño…pero cada día es peor!-el paladín veía el pecho de su compañero subir y bajar, oh no, un episodio así justo después de consumir no estaría bueno para su ritmo cardíaco, sin contar que no sabía cuanto había consumido ni cuando fue lo último anterior a esto-Perdi a Shaun…por tanto tiempo…-Danse se enfocó en que Nate pudiera reconocerlo, que supiera quien era, que viera a sus ojos y reconociera su rostro-Perdí a Nora por tan poco…yo no quiero más…es tan difícil continuar y que todo sea simplemente peor a cada paso.
-Hey –intento llamar su atención, pero el falopero le pego en la cara con la mano, aún así, el no se movió, se comió el golpe sin dejarlo ir.
-Estoy tan cansado…de la muerte…de la destrucción, del hedor, de la radiación…de todo…-Nate llevo sus manos a sacarse las lágrimas de los ojos, confirmando las sospechas de Danse sobre los caminos rojos a las orillas-no puedo volver  atrás 60 años…no son 20 ni 30…son 60…-el pecho se le empezó a retorcer a Nate por lo que Danse prefirió dejarlo en el suelo, sentándose a un lado de el vigilando que no se le escapara –me arrebataron 60 años…lo único que me quedaba de Nora-el caballero se empezó a morder la lengua para contrarrestar la rabia-ahora no puedo hacer nada, no importa quién me lo pida, no puedo hacerle nada a el…-el paladín escuchaba su discurso, intentando desencriptar algo entre toda esa frustración acumulada- los únicos contra los que el instituto no tiene nada son los Minuteman…-Nate se río frustrado – No quiero tocarle ni un pelo a mi bebe…pero el ya no es…-Danse solo atino a acariciar su espalda- estoy tan cansado…
Alguien en el instituto tiene ahora 60 años…y era algo de Nate y su esposa…creería que su hijo…y el instituto no tenía nada contra los Minuteman.
Que iba a decirle para animarlo? Que estábamos en representación de la hermandad y debíamos dar el ejemplo? Menos que eso no le importaría…
-Respira –Danse quería darle un poco de calma, pero no estaba siendo nada fácil…
-Yo no se si quiero vivir o morir…quiero estar con el pero…me llena de rabia su presencia…-en lo que se había convertido, todo lo que hizo, todo lo que le paso por no poder estar el como su padre alrededor- no puedo quererlo…pero tampoco puedo odiarlo…-comenzó a reírse solo, el pecho le subía y le bajaba frenéticamente, Danse estaba seriamente asustado de que le diera un paro cardíaco –yo tome mi venganza…pero así no es suficiente…
Nate sabía que estaba con Danse, sabía que estaba en la cúpula del Prydwen donde paso los últimos 3 días, sabía que había consumido, y sabía el estado en que su cuerpo estaba, también, algo que si sabía, era que le estaba revelando cosas a Danse.
No quería contarle que su hijo era Padre, el director del instituto, no quería que nadie le de la caza a SU HIJO pero…
-No estás solo…
-No puedo…hablar de esto con nadie…no puedo ser honesto con nadie no puedo sacarme esto de adentro con nadie! –al paladín esto le hizo ruido, por que no? –todo este tiempo que escuchaba a la gente del Ferrocarril hablar de espías y voces que te oyen y te persiguen creí que eran exageraciones, que siempre fui cuidadoso pero no es suficiente! –estaba teniendo un delirio de persecución ahora?
-Nate en la hermandad nunca…
-No, no lo entiendes! Es verdad! Hay espías por todas partes! Ahora lo se! Hasta puedo identificar espías! He visto esos registros! –estaba teniendo un episodio de pánico muy fuerte, si creía en lo que decía, pero estaba tapándolo con nerviosismo.
-Nate, estamos solo tu y yo ahora –le dijo con seriedad, buscando sus ojos con la cabeza para mirarlo.
-Pero no sabes después, como sabes si realmente a quien le estas hablando no es un synth del instituto? Como se yo que no les di un reporte del instituto a un espía cuando llegué de nuevo aquí? Tuve que dejarme llevar y confiarme de que realmente fueran humanos de la hermandad…yo…-el caballero miro abajo y tomo una bocanada muy grande de aire, respirando un par de veces sintiendo dolor en cada movimiento-no puedo confiar en nadie así…tienen todo controlado…todo orquestado…dios mio Kellogg tenía razón…cada palabra que me dijo en ese sendero hacia su muerte…tenía razón…
De que se trataba todo esto? Le creía pero era demasiado y que estuviera drogado no ayudaba a que se expresara- Puedes confiar en mi –el no era un synth encubierto del instituto…-Si no quieres hablar conmigo de esto también esta bien, no voy a presionarte, pero puedes confiar en mi, puedes hablarme ahora o no, es tu decisión y pienso respetarla…
Por unos momentos hubo silencio.
El pecho le estaba quemando de frustración, haciéndolo dar vueltas en el piso frío de metal, escuchaba y entendía las palabras de su compañero pero realmente tenía tanto dentro de su cabeza- por que y para que seguir? No tengo por que luchar…hace 60 años arrebataron de los brazos de mi esposa esa posibilidad…y lo hicieron crecer solo…-Nate moqueo un poco, y prosiguió sollozando-le quitaron su identidad, su madre, su padre, la era donde nació, su historia, todas esas posibilidades…y el no puede ver lo malo en eso por que la alternativa era peor! Cualquier cosa menos eso era peor!
Ok, ni la hermandad ni Danse podían devolverle a su hijo, ni el tiempo perdido, intuía que su hijo no quería saber nada sobre abandonar el Instituto. Debería decirle a Maxson? Que el hijo de el ahora era el enemigo? En que cambiaría eso? Nadie mostraría piedad por el, el Instituto hizo demasiado daño a la Commonwelth como para que nadie le importará salvar al hijo suponía que ahora adulto de Nate pero…
-Estoy seguro de que algo podremos sacar adelante –su compañero negó con la cabeza, Danse se acomodo al lado suyo poniendo su mano en el hombro de el
-Nada de esto tiene vuelta atrás, no hay nada que se pueda hacer al respecto –Nate volteo a verle a los ojos, realmente esta situación estaba angustiando a Danse. El había tenido muchas situaciones así con otros compañeros de la hermandad, llanto, desolación, desesperación y mucha mucha culpa, nunca fue bueno lidiando con ello pero realmente tener al hombre al que consideraba casi indestructible llorando así en frente suyo…
Todo lo que había recorrido, investigado, luchado, la sangre que había derramado, todos a los que había localizado para encontrar su hijo…tanto viaje para algo que no esperaba al menos…
-Yo todavía sigo aquí para lo que necesites
Nate al oir eso volteo a verle, se quedo un momento en silencio mirándole a los ojos, moqueando, entonces apoyo la cabeza en la rejilla de metal y exhalo, fuerte, sus hombros bajaron, hundiendo la mano de Danse.
-Su mundo es tan diferente al mío…el lucha por cosas tan distintas…fue tan duro oírle hablar…-los dedos del paladín empezaron a acariciar suavemente su hombro-nadie de los que mate era inocente, pero a todos los mate para encontrarle…que me dijera que casi no pensó en sus padres en todo este tiempo…Nora hizo su embarazo sola por que yo todavía no estaba retirado para cuando ella quedo embarazada…todo para que Shaun casi no pensara en ninguno de nosotros…
-Hey, vamos a mi habitación, estas aquí por que no tienes un lugar propio verdad? Vámonos de aquí -era difícil tener una habitación propia en el Prydwen, agradecidos debían estar de tener una cama propia y no dormir en bolsas en el suelo así que tener cuatro paredes propias era…poco común al menos, Danse la tenía por su rango e historial pero el era solo un caballero, definitivamente Nate se había escondido para estar solo, Danse solo estaba molesto consigo mismo de no haberle encontrado antes.
-Esta bien –realmente, estaba más calmado, se sentó en el suelo y extendió la mano, Danse se paro y jalo de ella para ayudarlo a levantarse, Nate la tomo y cuando se pudo parar y estabilizar se quedó un momento, quieto, agarrado a su mano con fuerza, un momento que al paladín se le hizo eterno pero…agradable…tenía un agarre fuerte…el hombre del refugio solo miraba hacia abajo, y cuando se dio cuenta que no iba a seguir haciendo otra cosa más que calmar su respiración abrió la puerta hacía el Prydwen y se lo llevo de la mano, total, era de noche, había poca guardia y estaba todo oscuro, no pasaba nada si lo llevaba de la mano a su habitación.
Entraron y cuando Nate cerro la puerta, se apoyo contra esta, tapándose la cara con las manos, sollozando de nuevo, Danse lo dejo ser y le abrió una lata de agua purificada que tenía en su mesa de luz, ofreciéndosela, después de consumir drogas lo mejor que podía hacer era estar hidratado, le tomo unos segundos al caballero darse cuenta de que tenía en frente al paladín y cuando se sacó las manos de la cara tomo la lata, apretándola con fuerza.
-Yo…podía…quedarme en el Instituto con Shaun o…volver aquí…podría haber tomado esa decisión de quedarme con el ahí mismo y…no lo hice…-Danse se sorprendio al oírlo, por que? Por la hermandad? Por los Minutemen? Eso no podía ser…-no se para que volví…-se quedó mirando la lata unos segundos y luego tomo de ella.
-Yo estoy feliz de que volvieras soldado, de saber que estas vivo-al oír eso Nate volvió a ver a Danse, su mano libre se acercó disimuladamente a tomar su mano pero…el paladín la retiro, y con pánico, Nate volvió la suya para atrás. Tomo un par de bocanadas de aire y moqueo un poco más, se había avergonzado lo suficiente.
-Estoy cansado, Danse –dijo abatido, con el pecho oprimido en dolor
-No se cuanto habrás consumido pero estoy seguro que mucho sueño estando en drogas no puedes tener y…
-Realmente, cansado –no iba a correrlo con eso, no iba por el lado de que era un drogadicto, iba en otra dirección.
-Si te hablará como tu oficial superior te diría que es totalmente inaceptable que te escaparás durante días del deber y que no te reportaras conmigo luego de terminar tu misión pero…como tu amigo…-Nate levanto la mirada, con las cejas cruzadas y los ojos llorosos- debo decirte que estuve preocupado, y que pese a que todo haya salido mal, me alegro que al menos tu solo, estés aquí
El caballero gimoteo un poco, el no se había sacrificado tanto para volver solo del Instituto pero…al menos no estaba solo aquí en la Commonwelth- Yo ya no se por que o contra quien luchar…
-Está bien –dijo Danse despacio, respetando su confusión y desesperanza- podemos resolverlo, podemos buscar juntos la solución a que hacer –su mano se poso sobre el hombro de Nate, sintiendo su cuerpo temblar en espasmos a causa de las drogas
-Voy a hacer cosas que te desagradaran durante estos días…pero no quiero separarnos…-Danse se paralizó por un segundo, sintiendo que se le ponía caliente el rostro-necesito saber de nuevo que hacer…-el Ferrocarril tiene razón en muchas cosas…-iba a seguir hablando, pero el otro movía su cabeza de un lado para el otro, no queriendo oírle más, Nate no estaba pensando con claridad y tampoco podía expresarse correctamente, no quería malinterpretarle por cosas que le hicieron decir las drogas.
-Entendido –no sabía bien a lo que se refería, pero si podía quedarse a su lado…por un tiempo más…antes de que todo explotara de nuevo…podía mirar hacia otro lado o…soportar cosas con las que no estaba de acuerdo hasta que aclarara un poco su cabeza…por que lo necesitaba para volver a ser el mismo, fuera con el Ferrocarril, los Minutemen o la Hermandad…miraría a otro lado…solo un poco…para ayudarle a encontrar de nuevo un camino.
Danse miro para atrás un segundo, buscando las luces rojas de su reloj, eran casi las 4 de la mañana. Suspiro y miro a Nate por unos instantes, aturdido, tembloroso, con los ojos idos…
-Puedo usar tu ducha? Siento mucho calor y creo que quiero vomitar al mismo tiempo…-Danse se hizo a un lado y lo dejo pasar, aprovechando la distracción para cerrar con contraseña la cerradura puerta, no quería que se le escapara de nuevo, aunque Nate era un experto abriendo cerraduras y no podría contenerlo demasiado tiempo…genial…otra noche de guardia…vigilar al drogadicto era su nueva misión, por suerte había descansado estos días…
-Puedes dormir en mi cama, me quedare a un lado vigilando que no te des vuelta dormido y te ahogues-comenzó a buscarle una muda de ropa para que se quitara el traje del refugio, si bien la talla de Danse era muy distinta a la de Nate prefería que durmiera con ropa ligera y no con el apretado traje, su cuerpo necesitaba respirar si iba a tener calores y convulsiones por las drogas, así que que fuera ropa más grande igual no molestaba para nada, ayudaba al objetivo.
-Paladín Danse –lo llamo Nate desde el baño, enfrente del lavamanos mirándose al espejo, intentando o vomitar…o que su cuerpo decidiera que quería hacer con las nauseas que sentía en la garganta.
-Dime dónde y disparare- le dijo con una sonrisa para hacerse el gracioso entregándole la muda de ropa, Nate sonrío levemente agarro el pantalón y la camiseta blanca que le ofrecía.
-Gracias
-Estamos para cubrirnos las espaldas uno al otro soldado
Aún con toda la inseguridad y desolación que Nate sentía, después de la traición y el abandono del único miembro de su familia que le quedaba…estar con Danse se sentía…bien…estar alrededor suyo era…no estar solo…y no sentía como querer dejarlo nunca más…no quería abandonar su lado nunca más…
Capaz solo era una alucinación por las drogas, capaz estaba sobrestimulado, que lo estaba, capaz simplemente estaba sobredimensionando las cosas pero…quería…estar con Danse…tal vez pensaría con más claridad en la mañana y no se sentiría tan intenso pero…quería conservar estos sentimientos por el Paladín mañana…
Al salir de la ducha con la ropa prestada seca y limpia, Nate se acomodó en la cama boca arriba con el pelo húmedo y la piel fría, con espasmos al estar tan sensible y sobreestimulado por las drogas. Mientras Danse doblaba su uniforme de refugio, mañana definitivamente lo mandaría a lavandería, no lo podía reemplazar por uno nuevo pero era cuero, con un poco de jabón y cepillo debería soltar un poco la grasa corporal y el sudor…se ocuparían de ello, al fin y al cabo todos los trajes de goma y silicona de la hermandad también se limpiaban y lavaban aunque sea un poco…Nate apago la luz y al poco tiempo, Danse se sentó al lado de la cama, apoyándose con los brazos sobre el colchón como podía sin molestar demasiado.
No paso mucho hasta que reuniendo todo su valor, Nate aprovecho la oportunidad para tomar una de sus manos con fuerza y apretarla, Danse lo miro, ambos se miraron por unos instantes, pero incapaz de hacer nada más y con los parpados agotados, hinchados y caídos por haber llorado tanto, cerró los ojos, dejando que la oscuridad en la habitación también acompañara al sueño.
El cansancio, el dolor, el agotamiento, el vacío y la angustia se apoderaron de el, haciéndolo caer dormido tan pronto sus ojos se cerraron, aún así, el agarre de su mano contra la de Danse no disminuyo en fuerzas ni un poco.
Se estaba aferrando a el.
Danse lo miro dormir por unos instantes escuchando sus ligeros ronquidos, con los parpados hinchados, la piel humedecida y brillante, los labios con una aureola roja alrededor producto del mismo llanto…aún en la oscuridad…quería apreciar todo eso ya que lo tenía tan tranquilo y cerca suyo, al hombre que usualmente veía machetear supermutantes.
Esto era el vacío que hasta que volvió al Prydwen sabía que le faltaba, Nate era su otra parte.
No soltaría su mano, ni hoy ni nunca.
-Nora…Shaun…Danse…
Se sorprendió al oír su nombre salir de su boca aún dormido, su compañero hablaba dormido eso ya lo sabía después de compartir tanto tiempo juntos pero…nunca había escuchado su nombre así y menos acompañado de otros tan importantes para el.
-Sabías que hablas dormido soldado? –le murmuro, pero obviamente, no le respondió, totalmente dormido y agotado, roncando suavecito.
Esta bien, Danse podía cuidar de el. Por esta noche. Por la mañana. Y por el resto de sus días si Nate lo dejaba estar a su lado.
https://www.fanfiction.net/s/14227312/1/Volver-a-tener-algo
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kaelkoth · 2 years ago
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Es la capital del Reino de la Alianza. No tiene nada que envidiar ni a Solarum ni a Daelareon, pero está unas diez veces más poblada, con personas de todo tipo de orígenes y procedencias. El Mercado de Catalia ocupa un cuarto de la ciudad y se calcula que, al día, se mueven diez millones de esquirlas entre compras, trueques, estafas y servicios pagados en mano. También se dice que el Mercado Negro circula por debajo de las calles, en las esquinas y rincones, además del comercio ilícito que lleva a cabo la Hermandad del Bien Ajeno.
Está coronada por El Gran Retiro, un palacio de piedra blanca y ornamentos plateados que sirve de hogar al Rey Alanis II. O, más exactamente, servía, ya que el rey falleció recientemente sin dejar en claro quién le sucedería. Por el momento, existe una rivalidad muy fuerte entre los dos pretendientes: la princesa Edara, hija de Lúnnera y de un primo lejano del antiguo rey, nacida en Catalia y el príncipe Kyrios XVIII, hijo de Varoth y la hermana del emperador Kyrios XVII. Aquellos que apoyan a Edara son llamados “los Lunares” y llevan una insignia de una luna creciente, en cambio, los que apoyan a Kyrios son apodados “los Solares” y llevan la insignia de un radiante sol.
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jesusagrario · 16 days ago
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Los planes de la Blanca hermandad por Samael Aun Weor #jesusagrario
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manixdemintaka · 25 days ago
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ADMINISTRACIÓN HERMANDAD BLANCA -TIERRA INTERNA SHAMBALLA
A partir del giro del núcleo terrestre (geometría de estrella de 8 puntas) que ha sido en estos días pasados, comienza una fase frecuencial nueva tanto para el cuerpo planetario como para la humanidad misma. Cada cambio de fase, implica cambio de concilio administrativo. En esta siguiente fase toca la administración terrestre desde Sirio y desde tierra interna. Desde Sirio a través de los Altos…
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deblala · 27 days ago
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White (Solar) Brotherhood - La Hermandad (Solar) Blanca
https://www.bibliotecapleyades.net/sociopolitica/sociopol_whitebrotherhood.htm#Sun_Worship
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cofradiastv · 2 months ago
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Presentado el Cartel Anunciador de la Procesión Magna en Sevilla para el Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular
A menos de un mes de la esperada procesión magna que pondrá fin al II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, la Hermandad de Valme ha presentado el cartel anunciador de su participación en este histórico evento, obra del artista Luis Blanca Romero. La pieza, rica en simbolismo y detalles históricos, utiliza una combinación de diseño gráfico, acuarela, grafito y tinta, y busca…
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jgmail · 3 months ago
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La ultraderecha francesa y el frente ucraniano
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Por Nicolas Lebourg y Olivier Schmitt
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Primera vez publicado en: Nicolas Lebourg y Olivier Schmitt, «La atracción de la ultraderecha francesa por la Rusia de Putin». The Conversation, 25 de septiembre de 2024 (extracto de su libro Paris Moscou, un siècle d'extrême droite, que acaba de ser publicado por Éditions du Seuil).
Tras la invasión de Ucrania en el 2014 se formó un grupo de voluntarios franceses prorrusos bajo el nombre de Unidad Continental. El grupo logró tener una relativa presencia mediática y la detención de algunos de sus miembros permitió incluso a la agencia de noticias rusa Sputnik presentar los centros de detención ucranianos bajo la apariencia de campos de concentración nazis. Esta contribución de los nacionalistas franceses tiene más que ver con la guerra psicológica y la formación de la opinión que con operaciones militares propiamente dichas.
La calidad de la propaganda rusa reside en su capacidad para jugar con diversas resonancias ideológicas. El núcleo del mensaje americanófobo, antiliberal y autoritario da cabida a una pluralidad de opciones ideológicas que van desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, aunque las redes que lo apoyan se estructuren en gran medida del lado de la derecha del espectro. De hecho, también se desplegó un discurso dirigido a los nacionalistas blancos de Francia y otros países. Esta vez se trataba de utilizar el Movimiento Imperial Ruso, fundado en 2002 que continuaba la línea dura de los Rusos Blancos (los exiliados tras la revolución de 1917), añadiendo dimensiones racistas e islamófobas, pero con vínculos con el Ministerio de Defensa ruso, y su apéndice paramilitar, la Legión Imperial, fundada en 2008.
Los legionarios, partidarios de un nacionalismo gran ruso y ortodoxo, participaron en los combates de la región del Donbass, donde al parecer murieron varios en 2014 y 2015. En enero de 2016, la Legión anunció que ya no participaría en combates armados en Ucrania, pero que mantendría su objetivo de «liberar» Kiev para dar nacimiento a la «Nueva Rusia».
El término «Nueva Rusia» (1) se utiliza para describir la frontera más occidental de Rusia; se remonta al siglo XVIII y volvió a ponerse de moda gracias a los separatistas de Transnistria en la década de 2000, luego fue retomado por los separatistas ucranianos y el teórico neoeurasiático ruso Alexander Dugin (2) en 2014 (que teoriza sobre un régimen autoritario que abarcara Eurasia y sus numerosos pueblos y culturas). Jugando con la nostalgia zarista, el objetivo es afirmar la artificialidad histórica del Estado ucraniano.
En realidad, la Legión ha sido redesplegada en Siria y Libia, junto al grupo Wagner (3), y regresó a Ucrania para participar en los asaltos de 2022. Mesianismo nacionalista y religión van unidos de la mano: presenta una concepción milenarista y escatológica de la política. Según ella, estamos en los últimos días, el globalismo es obra del Anticristo, el islamismo es demoníaco y la pandemia Covid-19 es un ardid de los globalistas para fortalecer el reino del Anticristo.
Esta concepción del mundo y del tiempo significa que los nacionalistas no pueden permanecer confinados en sus propias fronteras: la Legión declara que no quiere crear células únicamente en Rusia, sino en toda la diáspora rusa, más o menos siguiendo la fórmula de las estructuras subversivas del periodo de entreguerras, como la Hermandad de la Verdad Rusa o la Organización Fascista Panrusa.
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Paralelamente, desde 2015, el Movimiento Imperial Ruso trabaja en redes internacionales fundando un Movimiento Nacional-Conservador Mundial con el partido ultraderechista ruso Rodina («Patria»), que apoya a Vladimir Putin y del que procede su viceprimer ministro Dmitri Rogozin.
La organización no quiere limitarse a defender la raza blanca o a los cristianos y ha enviado invitaciones a a 58 grupos de todo el mundo, entre ellos Tailandia, Japón, Siria y Mongolia, incluso a los Estados Unidos, entrando en contacto con el supremacista blanco Jared Taylor (4), cercano al teórico francés Guillaume Faye (5).
En Francia envió invitaciones a Action Française, Renouveau Français (un grupúsculo neofascista ya desaparecido, del que salió un joven francés condenado por Ucrania en 2018 por su tráfico de armas y explosivos, con otros dos radicales franceses condenados en 2023 por tráfico similar), Unité continentale y los Nationalistes de Yvan Benedetti (que sucedió a la disolución de Œuvre Française en 2013), sólo que estos últimos han optado por mantener una relación con el movimiento.
El manifiesto «nacional-conservador» afirma que existe un complot judío global para destruir las naciones y los valores tradicionales y su líder emprende la lucha contra «los oligarcas judíos» en Kiev. No obstante, no deja de ser una medida provisional: este movimiento radical se creó a finales de 2015, mientras que a principios de año Rodina había intentado reunir a partidos populistas como el Frente Nacional francés en un «foro internacional de conservadores»  – el FN (6), cautelosamente, declinó la invitación –...
Es poco probable que este movimiento deje de funcionar: en la primavera de 2020, Estados Unidos incluyó al Movimiento Imperial Ruso y a la Legión Imperial en la lista de «terrorismo internacional», acusándoles, entre otras cosas, de haber entrenado a terroristas neonazis suecos.
El hecho es que el regimiento Azov ha tenido un efecto magnético sobre los radicales, sobre todo desde que en 2015 surgió una nueva tendencia, el aceleracionismo, que puede definirse como una subcultura totalitaria y nebulosa sectaria neonazi que practica un terrorismo milenarista (ha sido responsable de numerosos atentados, entre ellos los de Christchurch, El Paso, Buffalo...).
La tendencia surgió gracias a un foro transnacional anglófono fundado por un ruso aficionado al teórico italiano Julius Evola y Guillaume Faye, cuyos miembros neonazis estadounidenses crearon la organización AtomWaffen Division. Esta última popularizó la fascinación por Azov y varios de sus miembros seguían siendo expulsados por Ucrania en 2020.
Todavía se puede encontrar entre los aceleracionistas del grupo francés WaffenKraft, dos de cuyos miembros soñaban con unirse a Azov, mientras que otros querían ir allí para conocer a los milicianos en el marco de un festival de música neonazi y comprarles armas. Según ellos, Ucrania es un lugar de combate «defensivo» pero también y sobre todo una «patria» en la que sería posible vivir de forma autónoma durante el colapso provocado por la inminente explosión general de la guerra racial, siendo detenidos antes de llevar a cabo un acto terrorista; este caso es el primero de ultraderecha juzgado por los jueces ucranianos, con penas que van de uno a dieciocho años de cárcel en primera instancia; el juicio de apelación se abrió el 16 de septiembre.
La tendencia más extrema del nacionalismo blanco ha terminado así por volver contra Rusia los argumentos del neoeurasianismo: si Rusia representa el encuentro de tradiciones y etnias diversas, entonces la causa blanca es ucraniana.
Entre 2014 y 2019, ultraderechistas de 55 nacionalidades se ofrecieron voluntarios para el conflicto ruso-ucraniano, pero sus bandos han cambiado radicalmente. Según la inteligencia francesa, en 2022, el medio centenar de radicales franceses presentes estaban ahora mayoritariamente en el bando ucraniano. Para ellos, se está reproduciendo la batalla de 1942, cuando la invasión de la URSS se presentó como la batalla entre Europa y Gengis Kan. Cuando un militar francés murió en la primavera de 2022, sus camaradas de la División Misántropa rindieron homenaje a su lucha contra el «bolchevismo» y las «hordas asiáticas».
Esta presencia permitió a Moscú denunciar en enero de 2024 el pseudoapoyo de Francia al «régimen nazi ucraniano», afirmando que el Estado francés enviaba a sus mercenarios, según un comunicado oficial retransmitido por asociaciones francesas prorrusas como SOS Donbass... Aparte de su participación armada, los miembros de WaffenKraft no pudieron asistir al festival neonazi ucraniano, pero no fue el caso de los activistas de la GUD y los Zuavos (disueltos por el gobierno francés en 2022).
Notas:
1. https://theconversation.com/ukraine-que-veut-vraiment-vladimir-poutine-178589
2. https://theconversation.com/du-national-bolchevisme-a-leurasisme-qui-est-vraiment-alexandre-douguine-189515
3. https://theconversation.com/dans-les-coulisses-du-groupe-wagner-mercenariat-business-et-diplomatie-secrete-200492
4. https://www.cnet.com/culture/white-nationalist-jared-taylor-american-renaissance-sues-twitter-for-account-suspension/
5. https://www.slate.fr/story/174363/deces-guillaume-faye-theoricien-extreme-droite
6. https://theconversation.com/fr/topics/rassemblement-national-rn-62992
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el-amor-te-libera · 4 months ago
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#1555 Diferencia entre Libertad y Liberación
Tomado del libro "Templos de la Gran Hermandad Blanca" de Werner Schroeder. Serapis Bey Editores, S.A. www.serapisbey.com
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locofrade · 4 months ago
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El ruido cuando pasa el Gran Poder
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El Gran Poder se volvía en esta foto de Santa Teresa a San Pío X acabada la Semana Santa como dejando atrás la polémica y con ella (ilusos), el ruido. Recién iniciado el mes de abril todo de un 2024 que tiene a la hermandad en la atención mediática como desde 1996 no estaba. Primero porque la hermandad decidió celebrar noséqué aniversario acompañando al Señor con música por la carrera oficial, segundo porque hubo quien le protestó al cura, tercero porque el cura mandó celebrar un cabildo para que la tiranía de la mayoría (esto es la democracia) zanjara el asunto y ahí salió que siete de cada diez hermanos estaban de acuerdo con lo de la música, cuarto porque el Lunes Santo se las trajo con la lluvia, quinto porque pese a las gotas ver al Señor con música fue una cosa que le gustó mucho a los que la vieron, sexto porque a la vuelta la cofradía se tuvo que refugiar en Santa Teresa, séptimo porque pasada la Semana Santa se volvieron de Santa Teresa a San Pío X, octavo porque hace nada convocaron otro cabildo, esta vez para modificar las reglas y todos pensábamos: date, esto de la música ha gustado tanto que lo van a incluir en las reglas, nueve porque un día antes del cabildo la hermandad publicó un comunicado absurdo (y su poquito de ridículo) diciendo lo obvio para participar y diez porque de ese cabildo no se sabe nada. Ha pasado el tiempo y con él el sueño flotando como un velero. Y no ha trascendido nada ni falta que hace lo cual puede que sea normal, pero no deja de sorprender en una hermandad que es de gatillo fácil para el comunicar.
Ahora ha sido lo de la Virgen. Desde luego la hermandad tiene una extraña capacidad para generar ruido lo que no deja de ser gracioso en una cofradía tan de silencio como sueña de ser. Pues eso, que ahora lo de la Virgen, ruido de un día como una Hemerocallis y ahí tenemos en la iglesia de los cristales de colores que dudo que sean vidrios una imagen diferente a la que se fue. Lorca surrealista (por seguir con él ya que estamos) decía que aquellos ojos suyos de mil novecientos diez no vieron enterrar a los muertos, pero sí la blanca pared donde orinaban las niñas. El Davidvalenciano de dos mil cinco no veía cosas que sí ve el de dos mil veinticuatro y por eso ha hecho lo que ha rehecho. ¿Que si había que consultarlo con los hermanos? Yo en eso no me meto porque sólo creo en la democracia cuando me da la razón, pero que la parroquia al día siguiente estaba llena, también.
La verdad es que en una ciudad donde pese a ser veintitantas las cofradías la información cofrade que generan es ínfima (las barras que montan, el evangelio del día y cómo 'ha amanecido vestida' la Virgen no cuentan como información cofrade), lo del Gran Poder este año puede parecer ruido, pero tenemos tan famélica la cóclea que nos suena a música celestial. Malquelepese a ellos que se hable de música cuando nos referimos a ellos, ahora que lo pienso. Pero es que eso, ruido, es como poco lo que se hace al pasar cuando estás vivo, que es elogio que no me agradecerán, lo sé. Pero bueno, por terminar con Lorca, ya que me ha dado hoy por ahí, para él el sol eran tres letras y para este Gran Poder ruido es lo que hacen sus hermanos evitando hacerlo. Como si fueran incapaces de buscar el silencio sin hacer ruido, no sé si me explico. Como busca la gente que no sabe ni qué ni dónde o no tiene paciencia. Algo así.
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tcori · 5 months ago
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Mensaje para Venezuela de Saint Germain y Lady Portia
Amados todos, aquí estamos Palas Atenea Diosa de la Verdad, el Arcángel Micah, mi llama gemela Lady Portia y YO Saint Germain. El escenario está listo; les hablamos desde el Palacio del Propósito del Hombre en Monte del Ávila, en Caracas Venezuela. Desde hace unas semanas estamos trabajando en triunidad desde el retiro del Royal Tetón con toda la hermandad blanca reunida ahí,  por supuesto se…
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wingzemonx · 6 months ago
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Resplandor entre Tinieblas - Capítulo 157. Acción de Gracias (III)
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Resplandor entre Tinieblas
Por WingzemonX
Capítulo 157. Acción de Gracias (III)
Adrián llegó a New York un poco después del mediodía. El aeropuerto era un caos debido a toda la gente que arribaba al mismo tiempo por las fiestas, pero se las arregló para pasar desapercibido y subirse a un taxi que lo llevara directo a su departamento.
En cuanto Neff y Lyons les confirmaron que Damien estaba a salvo y de camino a Chicago, Adrián y Ann acordaron moverse; él de regreso a su casa con su madre y su hijo, y ella se encaminaría a Los Ángeles para ver a Verónica. Todo tenía que volver a la aparente normalidad lo antes posible, en especial cuando aún los acontecimientos de lo ocurrido en aquella base militar no se hubieran hecho públicos.
Pero independientemente de ello, Adrián ansiaba poder dejar todo ese asunto atrás, aunque fuera un par de días. Ya había cumplido con su deber con la Hermandad y con Damien; ahora le tocaba enfocarse en su madre. Luego de esperar tantos años para reunirse de nuevo con ella, se lo había ganado.
Al ingresar por la puerta principal del departamento, lo primero que lo recibió fue el delicioso aroma de la comida. Lo más seguro es que Gilda les hubiera preparado para cenar, pese a que usualmente se tomaba ese día libre. Dejó entonces su maleta un momento en vestíbulo y, sin anunciarse, se encaminó hacia la cocina. Esperaba poder dar la sorpresa de su llegada, pero el sorprendido terminó siendo él en cuanto echó un vistazo a la cocina y, además de Gilda frente a la estufa, vislumbró a alguien más.
Rosemary Riley, envuelta en una gruesa bata blanca de lana, y con su cabello canoso atado en una cola, estaba de pie a un lado, canturreando en voz baja, mientras cortaba con un cuchillo pedazos del pavo rostizado que tenían sobre la encimera de la cocina. Adrián se quedó atónito, tanto que fue incapaz de decir nada para hacer notar su presencia. Igual no fue necesario, pues en algún momento su silueta fue visible para Rosemary por el rabillo del ojo. La mujer se giró hacia él, y le sonrió ampliamente con alegría.
—Hey, miren quién está aquí —pronunció Rosemary con júbilo, dejando el cuchillo de lado por un momento, y acercando una servilleta para limpiarse las manos.
—Mamá —masculló Adrián, despacio—. ¿Estás…?
—¿De pie? —le complementó Rosemary, riendo divertida. Se acercó entonces una andadera de aluminio que tenía a un lado, y la usó como apoyo para así aproximarse hacia su hijo con paso lento, arrastrando un poco los pies—. Parece que la terapia física está dando resultado. ¿No es genial?
Adrián no supo qué decir. Ann le había mencionado algo sobre que en efecto su madre estaba respondiendo bien a la terapia, pero no se había imaginado poder verla levantada de la cama tan pronto. Si no conociera las circunstancias reales tras el malestar de su madre, incluso se atrevería a decir que se trataba de un milagro.
Rosemary se acercó lo suficiente a él para colocar una mano sobe su mejilla y luego inclinarse para darle un beso en la otra. Adrián se agachó un poco para facilitárselo. La sensación de sus labios contra su piel resultó más cálida de lo que se había imaginado.
—Pero no te acostumbres —indicó Rosemary justo después, con voz cansada—. Creo que ya he gastado mi cuota de hoy. Te dejó el resto, Gilda —indicó con tono vivaracho, al tiempo que se encaminaba hacia la mesa del comedor para sentarse.
—Tranquila, señora —respondió el ama de llaves desde la cocina—. Esto ya casi está terminado.
Adrián se apresuró para ayudar a su madre a sentarse, jalando una silla hacia atrás y tomándola del brazo para que se apoyara en él mientras bajaba lentamente hacia el asiento.
—Deberías estar descansando —señaló Adrián, rozando peligrosamente el regaño.
—¿Cuarenta años te parecen poco descanso? —bromeó Rosemary, y Adrián no pudo evitar reír un poco también. Al menos parecía que estaba de bastante mejor humor, y eso era bueno.
—Rosemary me estaba ayudando con los últimos toques para la cena —indicó Gilda, saliendo de la cocina con un tazón de puré de papa en una mano y una salsera en la otra, para colocarlas en el centro de la mesa—. Así que se puede decir que esto tendrá un poco de amor de mamá.
—Gracias por quedarte a preparar esto, Gilda —mencionó Adrián, genuinamente agradecido.
—No digas nada —respondió el ama de llaves con una sonrisa relajada—. Es un placer cooperar para que su primer Día de Acción de Gracias luego de tanto tiempo sea memorable.
Salió de la cocina poco después con más platos que contenían los diferentes acompañantes, siendo lo único que faltaba el pavo, que ya estaba listo en la cocina para que se sirvieran lo que quisieran. Una vez todo lo demás estuvo en la mesa, se retiró rápidamente el delantal y lo dejó sobre el respaldo de una de las sillas.
—Pero ahora sí debo retirarme, porque mi familia me está esperando —indicó Gilda con apuro en su voz.
—Muchas gracias por todo —masculló Rosemary—. Espero que la pases bien con tu familia.
—Igualmente. Nos vemos el lunes, y coman rico.
Gilda se dirigió presurosa hacia la puerta, ante la mirada atenta de Adrián y Rosemary. Cuando escucharon la puerta cerrarse detrás de ella, Adrián volvió su atención una vez más hacia su madre.
—¿Y Sebastián?
—En su cuarto, estudiando. Es un niño muy aplicado; en eso también me recuerda a ti. Apropósito, ¿cómo te fue con lo que tenías que atender?
—Todo salió bien —declaró Adrián, asintiendo.
—Gracias a Dios —exclamó Rosemary en alto, y la mención ciertamente destanteó un poco a Adrián; difícilmente algo de lo ocurrido involucraba a Dios—. Ann se fue esta mañana —mencionó Rosemary justo después.
—Sí, lo sé. Ella también tenía asuntos que atender.
—Es una mujer adorable —profirió Rosemary, esbozando una sonrisita socarrona—. Pudimos hablar un poco mientras estuvo aquí. Me habló de su negocio, de la muerte de su esposo y de su hijastro... Pero con lo que se portó un poco evasiva, fue cuando le pregunté cómo es que ustedes dos se conocieron.
Adrián carraspeó un poco antes de responder.
—Por negocios, principalmente.
—Sólo negocios, ¿eh? —susurró Rosemary, asintiendo lentamente.
Adrián dejó escapar un largo suspiro.
—Mamá, escucha —pronunció con seriedad—. Ann y yo…
Antes de que terminara su frase, Rosemary alzó una mano hacia él, indicándole que parara.
—No tienes que decirme nada si no te sientes listo. Pero no me mientas.
Había severidad en sus palabras, pero también un notorio cariño imposible de ocultar; dos ingredientes siempre presentes en cualquier madre, concluyó Adrián. Y no puedo evitar reír un poco ante tal idea.
—Te extrañé mucho —musitó el hombre de barba anaranjada, observándola atentamente con una cándida sonrisa, que Rosemary no tardó en corresponderle.
—Ven acá —indicó la mujer extendiéndole los brazos. Adrián se aproximó a ella sin dudarlo, y la estrechó en un fuerte abrazo. De nuevo, el calor que le provocaba su cercanía lo tomó por sorpresa.
¿Por qué no sentía lo mismo con quién, supuestamente, era su hija biológica?
En el momento en el que se separaron, ambos notaron por el rabillo del ojo como la pequeña figura de Sebastián ingresaba en el área del comedor. Estaba vestido bastante formal para un niño de su edad, saco negro y pantalones grises, e incluso corbata. Debajo su brazo traía un folder color beige. Al posar su mirada en Adrián, no pareció particularmente sorprendido con verlo ahí.
—Hey, amigo —le saludó Adrián con cordialidad—. ¿Listo para cenar?
—Sí —respondió el niño sin más. Se aproximó a la silla más próxima y se sentó en ella, dejando la carpeta que traía en la mesa a su lado.
—¿Por qué no le muestras a tu papá en lo que estuviste trabajando mientras no estaba? —comentó Rosemary, con tono de complicidad.
Aquello atrajo la curiosidad de Adrián.
—¿Qué es?
—Una composición para el violín —señaló Sebastián, y sacó entonces del interior de la carpeta unas cuantas hojas de partituras—. Pero no está terminada.
—¿Una composición? —exclamó Adrián, sorprendido—. ¿Hecha por ti?
—Te lo dije, es un niño muy aplicado —expresó Rosemary con orgullo—. Pero mejor dejemos eso para después de comer. Déjenme les sirvo…
Rosemary hizo en ese momento el inicio de un intento para levantarse, pero Adrián se apresuró a detenerla antes de que lo concretara.
—No, no te levantes. Yo me encargo.
Adrián se dirigió  a la cocina, y él mismo se dispuso a sacar tres platos, y a servirle en cada uno una buena porción de carne de pavo y relleno. Igualmente tomó tres vasos, y sirvió en cada uno un poco de sidra de manzana sin alcohol. Mientras se encargaba de todo eso, a sus oídos llegaban rastros de las palabras y risas provenientes del comedor; tanto de Rosemary como, para su sorpresa, del propio Sebastián, que solía la mayor parte del tiempo ser bastante serio y callado.
Cuando Adrián volvió al comedor, tras haber traído los platos y los vasos con sidra en tres viajes, su sonrisa alegre debió ser bastante evidente en su rostro, pues en cuanto se sentó en la cabecera de la mesa, notó como su madre lo observaba con atención.
—¿Qué pasa? —preguntó Rosemary, curiosa.
—Nada —respondió Adrián, negando con la cabeza—. Sólo pensaba en que fue un año complicado, pero justo ahora tengo mucho por lo cual estar agradecido.
—Yo igual —indicó Rosemary con alegría, atreviéndose en ese momento a estrechar con delicadeza la mano de su hijo entre sus dedos—. ¿Y tú, Sebastián? —preguntó a continuación, girándose hacia el joven muchacho sentado delante de ella.
—Supongo que sí —respondió Sebastián con emoción moderada, encogiéndose de hombros.
—Comamos entonces —exclamó Rosemary con entusiasmo—. ¿Quieres dar la bendición, Andy? —propuso con emoción, mirando a su hijo.
La repentina pregunta tomó por sorpresa tanto a Adrián como a Sebastián, que se miraron el uno al otro, sin decir nada. Rosemary los miró a ambos, y sin lugar a duda detectó ese titubeo entre ambos. Pero en lugar de cuestionarles al respecto, dio un paso en otra dirección.
—Yo lo haré, descuiden —indicó rápidamente con convicción. Juntó sus manos delante de ella en posición de rezo, y cerró los ojos. Adrián y Sebastián la imitaron, aunque el niño claramente vaciló al hacerlo, pero por suerte para ese momento Rosemary tenía ya los ojos cerrados para notarlo—. Bendice Señor estos alimentos que vamos a consumir gracias a tu bondad. Oh Dios Todopoderoso, da pan a los que tienen hambre, y hambre de Dios a los que tienen pan…
— — — —
Una vez que la mesa estuvo servida con todo lo que habían preparado para él, Damien le indicó a toda la servidumbre que seguía en la casa que podían retirarse. O, más bien, les exigió que se fueran en ese mismo instante y lo dejaran solo. Y aunque un par de las sirvientas insistieron en quedarse por si se le ofrecía cualquier otra cosa, Damien fue aún más contundente con su orden, y a ninguno le quedó más que acatarla sin chistar más.
Aquello, por supuesto, no se debía a un acto de bondad por parte de Damien para que fueran a cenar con sus familias, y disfrutar lo que quedara de la noche, ni mucho menos. En realidad, lo único que deseaba era tener la casa sólo para él; en especial sin ojos indiscretos mirando sobre su hombro, esperando ver qué podían hacer para complacerlo. Ya tendría oportunidad de lidiar con eso, e incluso de volver a disfrutarlo. Pero de momento no era lo que apetecía.
Una vez que todos se fueron, se dirigió al comedor, y caminó con paso cauteloso a lado de la larga mesa, como si recorriera la galería de algún museo. Sólo que aquello por lo que recorría su mirada no eran obras de arte o reliquias antiguas, sino los diferentes platillos dispuestos en la mesa sólo para él.
Las cocineras se habían esmerado, a pesar de que todo era para sólo una persona. Había pavo, por supuesto, aunque uno tan pequeño como un pollo rostizado; no se le ocurría dónde podrían haber encontrado algo así, y se cuestionó si acaso no sería algún otro tipo distinto de ave. Había relleno, puré de papa, salsa de arándano, pan, algo de ensalada, sidra de manzana, y hasta un pastel de calabaza como postre. Habían colocado también a lo larga de la mesa unos candeleros con velas rojas encendidas como decoración, y un adorno en el centro de la mesa con flores otoñales y calabazas.
Todo muy bonito y muy detallado. Se cuestionó si acaso había surgido por iniciativa propia de los sirvientes, o quizás Paul los había incitado a hacerlo. Como fuera, era claro que alguien quería congraciarse con él, algo que no tenía muy claro cómo debía digerir.
Se dirigió al puesto justo a la cabecera de la mesa, y comenzó a servirse sin mucho apuro un poco de cada cosa en su plato, así como sidra en una copa de cristal. Tomó asiento en la silla, miró un instante el plato delante de él, y luego alzó su mirada pensativa hacia la larga mesa, totalmente vacía salvo por él. Y la mesa no era lo único; toda la casa entera estaba tan sola y silenciosa, que a Damien incluso le parecía escuchar las paredes viejas crujir, el tic tac del viejo reloj del salón principal, y quizás incluso los pasos de algún escurridizo ratón moviéndose entre las paredes. Pero fuera de eso, nada más.
Damien cerró un momento sus ojos cansados, y al abrirlos de nuevo un recuerdo de un tiempo atrás se materializó frente a él. Recuerdo de un momento en el que esa misma mesa estuvo mucho más concurrida. Y en lugar de ese profundo y melancólico silencio, las voces de la charla y las risas eran las que reinaban.
Del lado derecho de la mesa, pudo ver sentados a unos jovencitos Mark y Damien; del lado izquierdo, se encontraban Ann, su tío Richard, e incluso la tía Marion también había venido de visita ese año. El banquete servido en la mesa era aún más espectacular y variado.
—Esperen, esperen —decía Ann con tono de regaño, extendiendo sus manos en señal de alto hacia Damien y Mark. Como los dos jovencitos en crecimiento que eran, estaban más que dispuestos a clavar el diente en cuanto la comida estuvo servida en su plato—. Bajen esos tenedores, ahora. ¿Acaso se les olvida que tenemos que decir primero por qué estamos agradecidos?
—Oh, vamos —exclamó Mark con tono quejumbroso—. Muero de hambre, con un demonio.
—Oye, cuida tu boca —le reprendió su padre con severidad.
—Lo siento —masculló el pequeño Mark, agachando la mirada, apenado.
—No pasa nada —se apresuró Ann a indicar con una radiante sonrisa—. Sólo será un segundo, y luego podrán comer lo que quieran. ¿A alguien le gustaría empezar?
—¿Por qué no lo haces tú?, si tanto insistes —soltó la tía Marion con ligero desdén, volteando hacia otro lado como si en realidad el comentario no fuera dirigido a nadie en especial.
Ann no se lo tomó a mal, y en lugar de eso le tomó la palabra.
—Bueno, yo definitivamente estoy muy agradecida por este año lleno de bendiciones que hemos tenido, y por el hecho de que todos estemos aquí, juntos y sanos. Y por lo guapos y grandes que están creciendo mis dos muchachotes. Y… creo que eso es todo, en resumen.
—Original —ironizó tía Marion con una sonrisa burlona, que se ganó una mirada de reprobación por parte de Richard. Éste carraspeó un poco, y tomó de inmediato el relevo.
—Yo estoy muy agradecido por el buen año que tuvo la empresa; tercer año consecutivo con el mejor crecimiento y metas superadas, y vamos por más. Pero también estoy orgulloso de lo bien que se han aplicado mis dos chicos —añadió mirando fijamente a Mark y Damien delante de él—, y que el año que viene ambos asistirán a Davidson. ¿Emocionados por ello? —preguntó con marcada emoción. Damian y Mark se miraron entre sí, y se limitaron luego a sólo sonreír y asentir—. Les encantará. Nuestra familia tiene un largo legado en esa institución. Recuerdo claramente mi primer día…
—Cielo —masculló Ann, colocando una mano sobre la suya. En su mirada le decía claramente que ese no era el momento.
—Claro, lo siento —masculló Richard, un poco sonrojado—. Bueno, será una buena experiencia, ya verán. ¿Tía Marion? —susurró girándose a ver a la mujer sentada a su lado—. ¿Tú por qué estás agradecida?
La mujer alzó su mirada fría y dura hacia él, y luego la recorrió por toda la mesa. Intentó suavizarla, sin embargo, en cuanto miró a Mark, y entonces esbozó una sonrisa más cándida.
—Yo también estoy orgullosa de todos tus logros, Mark —indicó con júbilo en la voz—. Y aunque no comparto del todo el gusto de los hombres Thorn por las academias militares, sé qué harás un excelente papel. Y que te convertirás en un extraordinario muchacho, como tu padre o tu abuelo. O, como yo espero, mucho mejor. Así que estoy agradecido por ti, muchacho.
—Gracias, tía Marion —masculló Mark, sonriendo apenado.
—¿Y Damien? —cuestionó Ann con ligera severidad—. También estás orgullosa de él, ¿verdad?
Marion giró su atención hacia el muchacho sentado a un lado de Mark, y su expresión entera se agrió al instante; ni siquiera pareció intentar disimular su descontento.
—Claro —susurró despacio, aunque las palabras parecieron casi atragantarse en su garganta—. Tú también lo has hecho muy bien.
Y eso fue todo lo que dijo, y Damien en realidad no esperó nada más. Tampoco es que él le hubiera contestado nada. Sólo le sonrió, de la forma más falsa que pudo; tanto como sus elogios.
—Yo sigo —se apresuró Mark a pronunciar para sorpresa de todos. Damien lo miró, un poco confundido por su entusiasmo tan repentino—. Yo estoy agradecido por tener a toda mi familia junta aquí conmigo. A mi papá, a Ann que es como mi mamá, a mi tía Marion, y en especial a mi primo Damien. —Se giró hacia él, sonriéndose de forma amable—. Que es como mi hermano.
Aquello tomó por sorpresa al joven Damien, tanto así que le tomó un rato poder reaccionar. Pero cuando lo hizo, su impulso fue reír de forma indiferente al comentario, como si no le importara, y luego darle un pequeño empujoncito en el brazo.
—No te pongas sensible conmigo —masculló jugando al tiempo que lo empujaba. Mark y rio y lo empujó de regreso.
—Niños, no jueguen así —les regañó Ann—. Fue unas palabras muy bonitas, Mark —le indicó Ann, felicitándolo—. Ahora tú, Damien —señaló a continuación, mirando al último miembro de la familia en la mesa.
Damien se apoyó contra el respaldo de su silla, y miró reflexivo hacia el techo sobre él. ¿Por qué estaba agradecido? Esa era una pregunta complicada para un niño como él. Podría decir lo mismo que todos los demás dijeron, y de seguro eso era lo que esperaban que dijera; familia, salud, prosperidad, logros académicos y laborales… Pero debía haber algo más; algo por lo que él realmente se sintiera agradecido.
Tras un rato de meditarlo, bajó de nuevo su mirada hacia la mesa, y se apoyó en ésta, inclinando su cuerpo hacia adelante.
—Estoy agradecido de ser un Thorn —dijo de pronto con asombrosa convicción al hacerlo—. De estar en esta cómoda casa, y ante esta deliciosa comida que ruega porque la comamos de una maldita vez. Agradecido por todas las cosas que tengo; mi cama de sábanas cómodas, mi computadora, mi teléfono, mi televisión… Y, más que nada, que todos ustedes me hayan abierto las puertas de sus vidas para hacerme parte de ellas… No, eso sonó demasiado cursi —exclamó con expresión de asco, agitando una mano en el aire—. Olviden que dije eso. Lo cambio a que estoy agradecido porque mañana no hay clases.
—Damien —pronunció Ann con mirada de regaño, pero en su voz era incapaz de ocultar la diversión que acompañaba a sus palabras—. Te aseguro que nosotros estamos muy agradecidos de que te hayas vuelto parte de nuestra familia.
Richard sonrió y asintió, y Mark le colocó una mano reconfortante en su hombro. Los hombres Thorn claramente eran más reservados con sus sentimientos, pero no inmunes a estos. Damien sonrió complacido.
Al parpadeo siguiente, aquella ilusión de su recuerdo se esfumó sin más, dejando ante él de nuevo la mesa vacía.
Ni siquiera estaba seguro si aquello había ocurrido realmente, o si había ocurrido de esa forma. Pero se dio cuenta rápido que, en realidad, no importaba. Mark, su tío Richard, la tía Marion; todos ellos estaban muertos. Y él, en realidad, nunca había sido un Thorn. Todo eso no había sido más que una sarta de mentiras para complacer a los otros. Y, quizás en el fondo, para todas las familias era lo mismo.
Tomó su copa de sidra, la alzó en alto hacia la habitación vacía, y pronunció en alto:
—Feliz Acción Gracias…
Bebió entonces un sorbo de sidra, y pasó de inmediato a comer, dejando de lado el mar de los recuerdo de momento.
— — — —
Abra se sentó a mitad de las escaleras que llevaban a la planta alta de la residencia Honey, con el teléfono de Sarah en sus manos, y el rostro de Terry ocupando toda la pantalla del dispositivo por la videollamada. Ambas chicas no ocultaron ni un poco su alegría de ver a la otra, y en especial verla sana y salva. Tras unos saludos iniciales, buenos deseos por la fechas, y un intercambio de teléfonos y contactos que dadas las circunstancias no pudieron hacer cuando estuvieron juntas en Indiana, pasaron a hablar rápidamente de los diferente temas que las atañía a ambas.
Terry quiso saber a detalle todo lo que había ocurrido allá en Los Ángeles. Abra le pasó a contar de manera resumida lo ocurrido, al menos de lo que ella tenía pleno conocimiento; esperaba que no hubiera ningún agente del FBI espiando su llamada, porque algunas de esas cosas eran bastante incriminatorias. Le contó de Charlie y Kali, del tiempo que viajaron juntas, como vigilaron a Thorn varios días, hasta incluso seguirlo a una fiesta. Los detalles sobre el día final, decidió guardárselos lo más posible; en especial no quería hablar de la muerte de Kali, o volver a explicar sobre el Nudo Verdadero y la presencia de esos dos individuos que los habían atacado.
Lo que sí le contó fue sobre su herida, la cual Terry, por algún motivo, le insistió que le enseñara. Abra lo consideró un poco raro, pero igual lo hizo; se levantó un poco su suéter y blusa, dejó que la cámara del teléfono enfocara en vendaje que cubría su costado. No podía enseñarle lo que se ocultaba debajo, pero esa simple vista fue suficiente para que Terry sintiera ella misma el dolor que de seguro debía sentir.
La hija de Eleven pasó a contarle un poco cómo fueron las cosas de su lado cuando su madre y el tío de Abra despertaron, incluyendo por encima además el descontento de su padre. Y, sobre toda las cosas, lo que Terry más buscaba con esa llamada era justamente agradecerle a Abra todo lo que había hecho. Cosa que tomó bastante por sorpresa a la joven de New Hampshire.
—¿Agradecerme? —masculló Abra, confundida—. Yo no creo haber hecho nada que sea digno de agradecimiento. De hecho, siento que sólo arruiné todo.
—Claro que no —declaró con Terry con ferviente convicción—. Mi madre me lo dijo, que tú lograste herir a ese idiota con tus poderes. Y gracias a eso tu tío y ella lograron despertar.
—Sí, ella mencionó algo parecido —musitó Abra, insegura—. Pero, no sé… No estoy muy segura de haber logrado algo en realidad.
—Yo sé que sí. Tus poderes son extraordinarios, lo pude ver yo misma. Ni en un millón de años llegaré a estar a un nivel como el tuyo.
—Tampoco es que yo haya elegido ser así, o haya hecho algo para tener estos poderes —pronunció Abra, encogiéndose de hombros—. Sólo pasó. Así que tampoco lo consideró un logro del cual sentirse orgullosa.
—Esa negatividad no me agrada —exclamó Terry con falso tono de regaño—. Las cosas no “sólo pasan” y ya; lo creo firmemente.
Abra resistió el impulso de indicarle que a veces las cosas sí pasaban sólo porque sí, sin ningún motivo mágico. Aunque debía admitir que la forma en la que se habían dado todas esas cosas esas semanas, era sospechosa. La manera en la que todos ellos se habían interconectado y encontrado; similar a la forma en la que su tío Dan y ella lo habían hecho años atrás. Quizás en efecto el Resplandor tenía formas curiosas de hacer las cosas.
—Como sea —pronunció Terry tras un rato—, lo bueno es que ese mequetrefe ya no es una amenaza.
—Terry… la verdad es que yo no estoy tan segura de eso —susurró Abra despacio con voz enigmática.
—¿De qué hablas? —masculló Terry, confundida—. Mi madre dijo…
—Sé lo que dijo —le cortó Abra, un poco tajante—. No sé cómo explicarlo, pero lo siento. Damien aún está ahí, y está bastante vivo y consciente. Y no se ha olvidado de mí, ni de ningún de nosotros. No sé cómo lo sé, pero es así. Creo que cuando chocamos nuestras mentes la última vez, pude haber abierto una puerta entre ambos. He tenido algunos sueños donde lo veo a él, o más bien escenas de su pasado. Como recuerdos de hace años.
El rostro de Terry reflejó absoluta perplejidad ante lo que escuchaba, y fue evidente también que de entrada no supo qué debía responderle. Abra se sintió un poco culpable. No era que esperase que ella le resolviera sus dudas de alguna forma; sólo quería poder desahogarse y expresar en voz alta lo que sentía. Estaba justo por decirle eso, cuando ella se le adelantó y dijo:
—¿Has hablado de esto con mi mamá?
—Sí, pero no le dio importancia —indicó Abra con cierta amargura—. Está convencida de que Damien está encerrado en algún sitio seguro, y por lo pronto no es una amenaza.
—Si ella lo dice, puedes creerle. Mi madre sabe bien cómo hace las cosas.
—Supongo —masculló Abra, no sonando muy convencida. Pero igual intentó de alguna forma darle algún tipo de cierre a la discusión—. Quizás todos tengan razón, y esto en verdad ha acabado.
—Yo estoy segura que sí —declaró Terry, optimista—. Ya verás, todo saldrá bien. Y espero poder volver a verte pronto. Quizás puedas volver algún día para acá, y yo ir a visitarte a New Hampshire.
—Eso me encantaría —respondió Abra, esbozando una sonrisa sincera—. Aunque no hay mucho que ver en dónde vivo. Pero quizás podamos hacer una escapada a Boston, o incluso New York.
—Eso suena divertido —indicó Terry, pero casi de inmediato puso cara de arrepentimiento—. Mi hermana vive en New York. Quizás ella pudiera hospedarnos unos días, en lo que…
Su frase quedó sin terminar en el momento en el que una voz de fondo la llamó, aunque Abra no fue capaz de escuchar bien lo que decía.
—Sí, ya voy —pronunció Terry en alto, girándose a mirar sobre su hombro. Se volvió justo después de nuevo hacia la cámara—. Debo colgar. Seguimos en contacto, ¿de acuerdo?
—Es una promesa —pronunció Abra, siendo ahora ella la optimista—. Hasta luego.
Abra dejó escapar un pequeño suspiro una vez la videollamada terminó. Le gustó volver a hablar con Terry, aunque de cierta forma fuera otra persona más que le decía que debía dejar todo ese asunto de lado y volver a casa. Ojala fuera tan sencillo como todos decían…
Tras unos segundos logró recuperarse. Se puso de pie y bajó rápidamente las escaleras. Ya en el vestíbulo, se cruzó convenientemente con Sarah, justo la persona la que iba a buscar.
—Aquí tienes, muchas gracias —indicó cordial, extendiéndole de regreso su teléfono, el cual ella recibió sin chistar.
—No hay de qué. ¿Pudieron hablar de lo que querían?
—Sí, se podría decir que sí. Terry propuso irnos de viaje a New York, y que tú nos hospedarías sin costo, y con comidas incluidas —bromeó Abra.
—Ajá —masculló Sarah, entornando los ojos—. Si acaso “sin costo” significa que me limpiarán mi departamento y lavarán mi ropa todos los días, y “comidas incluidas” que ustedes se cocinarán solas, entonces podemos discutirlo.
Abra rio divertida, pero Sarah no parecía compartir del todo su humor.
Danny entró en ese momento al vestíbulo y se le aproximó, por lo que Sarah optó por disculparse y seguir su camino hacia la sala, que era a dónde se dirigía originalmente.
—¿Estás bien, enana? —le preguntó su tío.
—Ya no soy tan enana, ¿sabes? —le respondió Abra tajante, cruzándose de brazos—. Y sí, estoy bien. Me gustó volver a hablar con Terry. Espero que la siguiente vez que nos veamos no haya ningún familiar en coma.
—Hablando de familia, tu madre me habló —informó Danny—. Tu padre ya aterrizó, y quiere que nos veamos con ellos en el hotel. Así que es hora de irnos.
—¿Tan pronto? —exclamó Abra, inconforme—. Si apenas acabamos de llegar.
—¿Qué dices? —dijo Danny, divertido—. Llevamos ya un par de horas aquí, y es lo que le prometiste a tu madre que tardaríamos.
—Ah, ¿sí? —susurró Abra, sorprendida. Sacó en ese momento su teléfono para ver la hora, y en efecto la afirmación de su tío no estaba muy apartada de la realidad. Al parecer el tiempo se había ido volando sin que se diera cuenta.
—¿Ya se van? —escucharon preguntar a Cole, que venía desde la sala en su dirección—. ¿Por qué no se quedan un poco más? Al menos hasta que Matilda y Samara lleguen para que las saluden.
—Sí, tío —musitó Abra, suplicante—. Sólo un poco más.
Dan suspiró y pasó una mano por sus cabellos. Se sentía sin lugar a duda acorralado entre complacer a su sobrina, o complacer a su hermana. Y ninguna de las dos resultaba sencilla en ese ámbito.
Pero el destino parecía estar su lado, pues en ese mismo instante la puerta principal cerca de ellos se abrió, jalando la atención de los tres. Del otro lado aparecieron justo Matilda y Samara, que se detuvieron un instante al ver a los tres al pie de las escaleras, y mirando en su dirección.
—Buenas tardes —saludó Matilda con discreta cordialidad, al tiempo que cerraba la puerta detrás de ella.
—Justo de quienes estábamos hablando —indicó Cole con entusiasmo, confundiendo un poco a las recién llegadas.
—Ah, ¿sí? —masculló Matilda dubitativa, pero decidió no darle mayor importancia—. Sr. Torrance, Abra. Un gusto verlos —indicó al tiempo que se aproximaba hacia ellos. Estrechó la mano de Dan, y luego pasó a darle un discreto abrazo a Abra.
—Igualmente, Dra. Honey —masculló la joven con alegría.
—¿Cómo sigues de tu herida?
—Bastante mejor. ¿Y la suya?
—Ya está bien —indicó la psiquiatra, tocándose el hombro con una mano.
Samara se aproximó en ese momento, parándose a un lado de Matilda. Su presencia repentina tomó un poco desprevenida a Abra, que se sobresaltó por mero reflejo en cuanto la vio, sin ningún motivo consciente. Intentó, sin embargo, mantener la calma lo mejor posible y no dejar tan en evidencia su reacción.
—Hola, Samara —musitó despacio, agitando una mano.
—Hola —le respondió ésta con su habitual estoicidad.
—Te… cortaste el cabello, ¿eh? Se ve bien.
—Gracias.
—¿Un cambio de look? ¿Por algún motivo en especial?
—Tal vez…
Abra asintió lentamente, y se quedó al instante sin idea de qué más decir. La incomodidad que esa niña le provocaba le era aún muy confusa.
—Te queda bien —comentó Cole con mayor entusiasmo—. Te da personalidad.
Samara volteó a verlo, y le sonrió levemente como respuesta.
—Lamentamos no poder quedarnos más —intervino Danny—. Pero tenemos que reunirnos con los padres de Abra para cenar.
—Sí, lo entiendo —masculló Matilda, apenada—. Lamento haberme tardado tanto; tenía un asunto que atender, y no podía esperar. Pero me alegra que estén bien. Y Abra, fue un placer verte. Y espero podamos reunirnos en mejores circunstancias muy pronto.
—Lo mismo digo —respondió la joven, sonriendo—. Y lo más probable es que tarde o temprano tenga que ir a terapia por todo esto, y por otras cosas; así que guardaré su tarjeta.
—Abra —musitó Danny con ligera desaprobación por su comentario, pero igual rio junto con ella—. Que pasen buena noche. Despídanos de la Sra. Wheeler, por favor.
—Vayan con cuidado.
Ambos se encaminaron hacia la puerta principal. Matilda, Cole y Samara los despidieron desde el marco de la puerta, viendo como avanzaban hacia la acera.
—¿Tú cómo estás? —le preguntó Cole a la recién llegada, una vez que la puerta se cerró una vez más—. ¿Cómo te fue con… ese asunto?
—Sí, Matilda —intervino alguien más antes de que pudiera responder. Los tres se giraron, y miraron a Eleven entrando ahora al vestíbulo desde la sala, caminando hacia ellos apoyada en Sarah—. ¿Cuál fue el asunto que te tuvo entretenida casi todo el día?
—Hola, Eleven —le saludó Matilda, ligeramente nerviosa—. ¿Cómo estás?
—De una pieza —respondió El rápidamente—. ¿Entonces?
—¿Es que acaso por una vez no lo sabes todo? —indicó Matilda con tono burlón, cruzándose de bazos.
—No seas condescendiente conmigo —le respondió Eleven con voz sólo un poco afilada.
Matilda dejó escapar un suspiro, y respondió sin más.
—Fui a ver a mi padre a prisión.
El comentario causó una reacción de marcado pasmo tanto en Eleven como en Sarah. Era evidente que entre las posibilidades que habían barajeado, esa no era una de ellas. Privilegio de no haber estado presentes la otra noche durante la visita sorpresa de Michael.
—Oh, entiendo —susurró Eleven, asintiendo.
—Estuvo bien —se apresuró Matilda a aclarar—. O no tan mal como podría haber sido, más bien.
—Yo sé un poco sobre relaciones familiares complicadas —indicó Eleven esbozando una sonrisa un tanto apagada—. Estoy segura de que lo que haya sido, habrá sido para mejor.
—Lo sé —suspiró Matilda—. Pero no se preocupen por eso ahora. Comparado con todo lo demás que nos ha ocurrido estos días, esto es algo insignificante.
—Nada de eso —se apresuró Cole a espetar, sonando casi molesto.
—El detective tiene razón —secundó Eleven—. No haga menos los asuntos y problemas que le angustien en estos momentos, doctora; ni siquiera los pequeños. Como psiquiatra, creo que eso lo sabes bien.
—Bueno —masculló la psiquiatra, encogiéndose de hombros—, a veces ocupamos que alguien nos recuerde lo que en teoría ya sabemos. Por algo los terapeutas también van a terapia.
—¿Y tú lo haces? —preguntó Sarah con curiosidad, arqueando una ceja.
Matilda rio, y sus mejillas se ruborizaron un poco.
—No en este momento —admitió—. Pero quizás también lo vaya a necesitar, pronto.
Todos rieron al instante siguiente, y el aire se aligeró un poco; todos menos Samara, aunque hizo el intento de sonreír, pese a que en el fondo no entendía bien si aquello había sido un chiste o no.
—Bueno, dicho eso —pronunció Eleven, y centró entonces para sus sorpresa la mirada justo en la niña, que respingó un poco al notar esto—. Samara, ¿te molestaría venir conmigo a la mesa del comedor para sentarnos de una vez? —le preguntó, extendiéndole la mano que no sujetaba su bastón—. Necesito hablar contigo de lo que ocurrirá a continuación con tu regreso a casa. Sé que Matilda ya te habrá hablado al respecto, pero hay algunos puntos que deseo tocar contigo directamente.
Samara contempló su mano con ligera desconfianza asomándose por sus ojos. Se giró por reflejo hacia Matilda, en busca de su guía.
—No te preocupes —pronunció Eleven rápidamente al notar su vacilación—. Matilda se reunirá con nosotros en la mesa en un rato más. Pero ahora el Det. Sear y ella tienen que hablar primero de unas cosas.
Aquello tomó a la propia Matilda por sorpresa, y por reflejo se giró a mirar a Cole, cuestionándole con la sola mirada a qué se refería. Éste se limitó a sólo sonreírle y encogerse de hombros. Lo que fuera, de seguro quería en efecto que lo hablaran a solas, e inevitablemente eso le causó una pequeña punzada de preocupación.
—Está bien, pequeña —le indicó con suavidad a Samara, agachándose un poco hacia ella—. Voy en un momento, ¿sí?
Samara asintió, sintiéndose más segura con que Matilda se lo indicara. Tomó entonces la mano que Eleven le ofrecía, y tanto ella como Sarah comenzaron a guiarla en dirección al comedor.
—Qué bonito peinado, por cierto —comentó Eleven mientras se alejaban—. ¿Sabías que en gran parte de mi niñez y adolescencia me tocó llevar la cabeza completamente rapada? Por favor no te lo imagines.
Matilda y Cole permanecieron en silencio, hasta que las voces se alejaron lo suficiente del vestíbulo.
—¿Tenemos que hablar de unas cosas? —preguntó Matilda curiosa, girándose hacia el detective.
—Sí, algo así —masculló Cole, sonando un poco abatido al hacerlo. Recorrió con una mano su nuca de forma nerviosa, y se giró sobre sus pies para comenzar a caminar en dirección a la sala. Matilda lo siguió de cerca—. No es nada grave, en realidad —se apresuró a aclarar—. Solamente que hablé con mi capitán esta mañana, y me pidió… No, más bien me ordenó que haga acto de presencia en la estación el lunes a primera hora, para que hablemos con mayor detalle de… bueno, de todo esto.
Cole se dejó caer de sentón en uno de los sillones, y se giró a mirarla con una de esas sonrisas despreocupadas en los labios, que Matilda había aprendido rápidamente a identificar como no del todo sinceras.
—En pocas palabras, deberé volver a Filadelfia pronto; el domingo, a lo mucho —concluyó Cole con diversión, aunque su mirada no reflejaba el mismo sentimiento.
—Oh —murmuró Matilda, pensativa—. Entiendo. Bueno, sabíamos que pasaría tarde o temprano, ¿no? Ya hiciste más que suficiente por Samara y… por mí. Arriesgaste incluso tu propia seguridad. Es momento de que tú también vuelvas a tu vida normal.
—Con gusto arriesgaría el doble o el triple otra vez por ustedes dos —declaró Cole con asombrosa convicción—. No me importaría perder mis dos piernas, si a cambio pudiera asegurar que ustedes estén bien.
—En verdad procuremos que eso no vuelva a ser necesario —bromeó Matilda. Se aproximó entonces al sillón, y se sentó justo a su lado; quizás bastante más cerca de lo que Cole se esperaba, y eso lo puso un tanto tenso, pero procuró disimularlo—. Igual dentro de poco yo tendré que llevar a Samara de regreso a su casa, y ver qué pasa —indicó Matilda justo después, cruzándose de piernas.
—Sí, Eleven me lo mencionó —asintió Cole—. ¿Y luego de eso? ¿Qué harás?
Matilda se encogió de hombros.
—Si el padre adoptivo de Samara la acepta de regreso, que lo dudo… tendré que aplicar esfuerzo monumentales para asegurar el bienestar de Samara a su lado. Y si no puedo estar segura de ello, moveré cielo y mar para retirarle la custodia. Y todo eso puede tomar bastante tiempo. Pero, si por el contrario la rechaza y desea ya no hacerse cargo de ella, que me temo será lo más probable… entonces intentaré llevar a cabo el proceso de adopción, con el apoyo de la Fundación; otro proceso que también puede tomar su tiempo. Pero lo más grave es que no sé cuál de esos escenarios lastimará más a Samara.
—No podrás protegerla por siempre —indicó Cole con seriedad—. Tendrá que afrontar la verdad sobre sus padres tarde o temprano. Pero al menos, pase lo que pase, te tendrá a ti a su lado para ayudarla a hacerlo. Y tras ese momento rasposo, si todo sale bien, le esperará un brillante futuro contigo.
—Espero que ella lo vea así —suspiró Matilda, claramente ansiosa—. Pero bueno, respondiendo a tu pregunta, lo más probable que tenga que estar en Washington una temporada hasta que todo esto se resuelva, de una u otra forma; quizás hasta fin de año, o más. Luego de eso, volveré a Boston; sola o, como espero que suceda al final, acompañada de Samara.
Cole asintió, indicando que comprendía con claridad el plan, incluso las ramificaciones más complicadas de éste. Carraspeó entonces un poco, se sentó derecho en el sillón, e incluso se atrevió, aunque un poco dubitativo, a apoyar su brazo en el respaldo del sillón, detrás de la espalda de Matilda. Ésta miró de reojo aquel acto, pero no dio indicio alguno de querer detenerlo.
—¿Y… qué significa eso? —preguntó Cole en voz baja, mirándola fijamente—. Para nosotros, quiero decir.
—Nosotros —repitió Matilda despacio, casi como si la palabra le resultara ajena. Carraspeó también, miró un tanto distraída al frente, y con una mano alisó la tela de sus pantalones—. ¿Qué te gustaría a ti que ocurriera con nosotros?
—Lo que tú quieras que ocurra —respondió Cole rápidamente sin pensarlo mucho—. No aspiró a nada más que eso.
—Muy considerado —masculló Matilda, pero no dejaba muy claro si acaso lo decía en serio, o estaba siendo sarcástica—. Bueno… Filadelfia no está muy lejos de Boston, en realidad.
—Cinco horas en carro, un poco menos de una hora en avión —indicó Cole rápidamente—. No es que lo haya revisado.
Matilda rio un poco por la ocurrencia, pero se serenó rápidamente para seguir hablando.
—Supongo que una vez que Samara y yo estemos instaladas, y todo se calme… Quizás podríamos planear algo. Unas pequeñas vacaciones de verdad, esta vez. Y ver qué pasa a partir de eso.
—Suena agradable —susurró Cole, esbozando ahora sí una radiante y sincera sonrisa, de la cuál de inmediato Matilda se sintió contagiada.
Ambos guardaron silencio en ese momento, y se limitaron a sólo mirarse, perdiéndose un rato en los ojos del otro. Qué rápido se habían acostumbrado a esos momentos de silencio en los que ninguno tenía que decir nada, y aun así entender lo suficiente.
En esa ocasión no estuvo claro quien dio el primer paso; quizás fue Cole, quizás fue Matilda. Pero para cuando ambos fueron conscientes, sus rostros ya estaban a medio camino aproximándose al otro. Y en lugar de retroceder, se limitaron a simplemente cerrar los ojos y cortar la distancia que les faltaba. Sus labios llegaron a rozarse sólo un poco, y eso fue suficiente para causar una pequeña chispa de electricidad en ambos. Sin embargo, no pudieron llegar más lejos de eso, antes de que los pasos de alguien entrando a la sala los distrajera.
Ambos se separaron rápidamente por mero reflejo, sentándose derechos y girándose al mismo tiempo hacia la puerta de la sala. Jennifer los miraba desde ahí, paralizada en su lugar en cuanto vislumbró lo que estaba ocurriendo un instante antes de que entrara.  
—Yo… lo siento —susurró Jennifer apenada—. No quería interrumpirles. Sólo venía a decirles que ya está todo servido para comer… pero yo me voy, hagan de cuenta que no estuve aquí.
—No, mamá, alto —exclamó Matilda rápidamente, poniéndose de pie al instante, antes de que ella “huyera” de esa forma—. Ya vamos para allá, ¿cierto? —indicó, girándose hacia Cole para confirmación.
—Sí, por supuesto —se apresuró Cole a responder, parándose también—. Estoy más que dispuesto a comer enseguida.
Jennifer asintió, aunque claramente se sentía culpable por haber roto el momento de esa forma. Pero igual los tres se dirigieron juntos hacia el comedor, como estaba planeado.
—¿Cómo te fue? —le preguntó la Srta. Honey a su hija mientras avanzaban.
—Te lo platicaré todo en la mesa —le respondió Matilda, y ambas entrelazaron sus brazos mientras se encaminaron juntas a la mesa.
— — — —
La cena en casa de los Wheeler se llevó a cabo sin muchas complicaciones. Mike, Will, Jim y Terry se sentaron a la mesa grande del comedor, comieron el pavo preparado y los demás complementos, incluyendo el dulce de calabaza de Will. Platicaron, rieron y agradecieron las cosas buenas que habían ocurrido ese año, por encima de las malas. Y de alguna forma fueron dejando atrás, aunque fuera por un par de horas, los sucesos desagradables de las últimas semanas.
Sin embargo, los puestos vacíos que deberían haber sido ocupados por Jane y Sarah, eran como dos parpadeantes luces rojas, presentes a toda hora, y jalando irremediablemente la atención de los cuatro en algún momento. En especial la de Mike, que en gran parte de la cena fue incapaz de ocultar su enojo aún latente, provocado indiscutiblemente por la ausencia de su esposa.
Pese a todo, la cena terminó bien. Y una vez terminada, sólo quedaba la parte no tan agradable de limpiar y lavar los platos. Sorprendentemente, Mike terminó ofreciéndose a hacerlo todo él, quizás simplemente buscando algo que hacer para distraerse. Sus hijos le tomaron la palabra con facilidad, pero Will se negó a dejarle todo el trabajo. Así que tras recoger los platos de la mesa, ambos se dirigieron juntos al fregadero de la cocina.
Una vez estuvieron lejos de los oídos de Jim y Terry, mientras Mike lavaba y Will a su lado secaba, éste último soltó sin más espera lo que había querido decir toda la noche:
—No puedes seguir enojado con El por más tiempo —exclamó con seriedad.
Mike soltó un pesado suspiro exasperado.
—¿Qué no puedo? —espetó, casi ofendido—. Estuvo en coma por semanas, y al despertar lo primero que hace largarse. Aún ni siquiera puede caminar ella sola, y prefiere cruzar medio país en lugar de quedarse quieta medio minuto y estar con su familia.
—Tenía que hacerlo. Alguien debía resolver todo esto.
—¿Y por qué tenía que ser ella? —pronunció en alto, girándose a mirar a su amigo—. ¿Por qué siempre tiene que ser ella?
Mike se volvió abatido hacia los platos, comenzando a tallar uno de ellos con, quizás, bastante más fuerza de la que requería.
—No vayas a romperlo —musitó Will con ligera sorna. Luego añadió—: Te recuerdo que eso fue lo que te gustó de ella en un inicio; ¿ya lo olvidaste? Su valor, su poder, su deseo de ayudar y proteger a otros. El que fuera una verdadera heroína.
—Ya no somos más unos niños, Will —soltó Mike con amargura—. Y he estado ya demasiadas veces tan cerca de perderla, y en verdad pensé que en esta ocasión la perdería por completo…
Se detuvo un momento, agachó la cabeza y apoyó ambas manos contra la orilla de la encimera, como si temiera caerse si no se sostenía de esa forma.
—No sé si resistiré pasar por algo como esto una vez más —susurró despacio; no con enojo o como una recriminación, sino como un sincero y doloroso lamento.
Will se quedó sin palabras unos momentos. No podría reprocharle sus palabras, pues vivir constantemente con la sensación de que, en cualquier momento, la persona que más amas en el mundo podía simplemente ser arrancada de tus brazos con tanta facilidad, debía ser agotador para cualquiera.
Pero Mike sabía desde hace mucho quién era Jane, y las cosas de las que era capaz. Sabía bien que no se quedaría sentada todo el tiempo en casa, siendo una esposa y madre común, y fingiendo que allá afuera no ocurría nada. No iba con su personalidad. Y, de cierta forma, Will sabía que Mike era muy parecido a ella. El Mike que él conoció hace años, saltaría al fuego sin dudarlo por cualquiera de sus amigos. Solamente quizás los años habían sepultado a ese Mike en una pequeña capa de amargura y preocupación; pero Will sabía que él seguía ahí, en algún lado.
—Hey, papá —escucharon la voz de Jim pronunciar desde la entrada de la cocina. Mike se forzó a recuperar la compostura para mirarlo—. Voy a casa de Joan a saludarla a ella y a su familia. Me voy a llevar a Terry para que se despeje un poco.
—Está bien —respondió Mike, asintiendo—. Sólo no regresen tarde, por favor.
—Descuida, será sólo un par de horas. Nos vemos después, tío Will.
—Cuídense —indicó Will con solemnidad.
Jim se retiró entonces, y Mike volvió de nuevo a la distracción de los platos.
—Sé que es duro, Mike —dijo Will con algo de severidad—, pero tienes que sobreponerte. Tus hijos te necesitan, en especial Terry. No les hace ningún bien verte estar molesto de esa forma con su madre.
—Ya lo sé —espetó Mike, defensivo.
—Si sirve de algo, le dijo a los chicos que muy probablemente volvería el domingo.
—Pues ojalá sea cierto.
Unos segundos después, alguien más hizo acto de presencia en la cocina, tomando a ambos un poco por sorpresa.
—Toc, toc —pronunció la voz animada de la Dra. Mayfield, de pie en la puerta en la cocina. Llevaba puesta aún su bata blanca, y su cabello rojizo atado con una cola. En sus manos, cargaba un recipiente redondo de pay.
—Hey, Maxine —pronunció Will, alzando una mano a modo de saludo. Mike se limitó a mirarla sobre su hombro y asentir con la cabeza.
—¿Cómo están, chicos? —preguntó Max, dándose permiso para ingresar con pauso cauteloso a la cocina—. Perdón por a intromisión. Jim y Terry me dejaron entrar mientras iban de salida.
—¿Vas saliendo de su tu guardia? —preguntó Will.
—Sí, apenas —suspiró Max con voz agotada—. Pero traje un poco de pay de manzana —indicó con entusiasmo, alzando el pastel en sus manos para que ambos lo vieran.
—¿Hecho por ti? —preguntó Will con tono divertido.
—Comprado, por supuesto —masculló un poco apenada—. Pero con mis propias manos.
Will y Max rieron divertidos, pero Mike no pareció muy interesado en acompañarlos en la broma.
—En fin, ¿llego tarde para comer algo?
—Siéntate, te caliento un poco de pavo —indicó Mike un poco ausente. Cerró las llaves del fregadero, se secó las manos, y comenzó a servir de todo un poco en un plato, de forma casi mecánica.
Will y Max se miraron entre ellos, suspiraron al unísono, y pasaron a sentarse juntos en la mesita de la cocina.
—¿Cómo está? —preguntó Max en voz baja, mirando de reojo a Mike.
—Aún le aplica la ley de hielo a El —le informó Will con pesar en su voz.
—Qué maduro de su parte —pronunció Max, aunque lo suficientemente alto apropósito para que Mike pudiera escucharla. Éste la miró de reojo, pero no dijo nada, y se limitó a colocar el plato de comida en el microondas.
—Está preocupado por ella —le defendió Will con voz mediadora.
—¿Y crees que yo no? —masculló Max con severidad—. ¿Hablaron con ella hoy?
—Sí. Está bien, y dice que volverá pronto.
—Eso espero, porque además de arreglar ese otro asunto, necesita arreglar su relación familiar; y no se diga su salud.
Will asintió, estando completamente de acuerdo con ella, así que en verdad no tenía nada más que añadir.
—¿Y tú cuánto te quedarás? —le preguntó Max, curiosa.
—Quizás vuelva a New York el lunes, si ya no me necesitan por aquí.
—Este tonto siempre te va a necesitar por aquí —indicó Max con tono bromista, apuntando con su mentón hacia Mike que se acercaba a ellos con el plato humeante de comida.
—Bueno, gracias —farfulló Mike con seriedad. A pesar de todo, colocó el plato delante de Max, con todo y cubiertos, y ésta lo aceptó gustosa—. Puedes quedarte todo el tiempo que desees, Will —indicó Mike, mirando a su amigo—. Me hace bien tu compañía.
Will no pudo evitar sonreír contento de escucharlo decir eso.
—Te lo agradezco, amigo.
—¿Qué dices? Yo te lo agradezco a ti —declaró Mike con convicción—. Quizás estaríamos perdidos si no hubieras estado aquí para apoyarnos.
—No, nada de eso —masculló Will, riendo nervioso—. Sólo vine a ayudar en lo que podía, eso es todo.
—Oh, ya basta, ustedes dos —masculló Max con tono de falsa molestia, teniendo medio bocado de pavo en la boca—. No se pongan más cariñosos o tendré que llamar a El.
—Oye, oye —exclamó Will, alarmado—. Eso fue bastante inapropiado, Max.
—Lo siento —rio Max, divertida. Terminó de tragar lo que tenía en la boca, y pareció querer en ese momento decir algo más. Sin embargo, un fuerte ruido los sacudió a los tres, haciéndolos ponerse en alerta.
—¿Qué fue eso? —susurró Will, parándose despacio de su silla.
Mike giró su atención hacia la puerta de la cocina, que daba hacia el patio posterior.
—Fue atrás —indicó el dueño de la casa con severidad.
—Quizás sean los chicos —comentó Max con calma, pero Mike no parecía estar muy de acuerdo con esa teoría. Sin decir nada, se dirigió con paso resuelto hacia la puerta.
—Mike, ¿a dónde vas? —le cuestionó Will alarmado, y sin titubear mucho fue detrás de él. Max lo pensó un poco más, pero al final también se paró y los siguió.
Mike abrió la puerta de par en par rápidamente, y se asomó hacia el exterior. El patio estaba envuelto en sombras, hasta que presionó el interruptor que encendió las luces traseras. La luz adicional no hizo mucho cambio, pero ayudó a poder identificar lo que posiblemente había provocado aquel sonido: uno de los botes de basura estaba volteado, y su contenido desperdigado por la tierra.
Suspiró con molestia, pero se dirigió de inmediato al bote para levantarlo, y regresar la basura a su interior. Will y Max salieron también por la puerta, y el primero se apresuró de inmediato a ayudarlo a recoger.
—Quizás sólo fue un perro —señaló Max, cruzada de brazos para protegerse un poco del frío que estaba comenzando a sentirse.
—Quizás —carraspeó Mike.
Una vez el bote estuvo de pie y todo en su sitio, decidió llevarlo a la parte frontal de la casa, en caso de que la basura decidiera pasar el día de mañana. Caminó entonces hacia un lado con la intención de rodear la casa por un costado. Sin embargo, justo cuando iba a pasar la esquina de la casa, escuchó un click resonando en la noche, y un segundo después ante su rostro apareció el largo y oscuro cañón de un arma, apuntando directo al centro de su frente.
Mike se sobresaltó, soltó el bote dejándolo caer, y dio por un instinto un apenas apreciable paso hacia atrás. El sonido de la basura cayendo alarmó a Will y Max, y de inmediato se aproximaron hacia él. Cuando estuvieron a su lado, pudieron ver lo mismo que Mike veía, y se quedaron paralizados en su sitio al instante.
El arma que apuntaba a Mike era sostenida por la mano grande y firme de un hombre, de piel oscura, con su rostro perlado por el sudor y mirada cansada, que parecía apenas poder enfocarse en uno de ellos. A pesar del clima, usaba solamente una camiseta blanca delgada y unos pantalones negros. Se le veía agotado; respiraba con agitación, y estaba claramente malherido. A la altura de su abdomen tenían enredados un improvisado vendaje que le rodeaba por completo, y que estaba además en esos momentos impregnado de sangre. Otras parte como su pierna, brazo o frente tenían igualmente vendajes rudimentarios.
Su estado era tan impactante, que por unos segundos ninguno lo reconoció. Pero conforme las luces del patio lo enfocaron mejor y pudieron tener una vista más clara de su rostro, los tres se quedaron atónitos al darse cuenta de quién era.
—¿Lucas? —pronunció Maxine, azorada.
Él los miró de regreso, pero no parecía mirarlos del todo. Bajó lentamente el brazo que sostenía el arma, y entonces se apoyó con su hombro contra la casa para evitar caer.
—Lucas, ¿qué te pasó…? —murmuró Will con preocupación, y se atrevió a dar un paso hacia él, a lo que Lucas respondió rápidamente, alzando de nuevo su arma, ahora apunando con ella hacia el rostro de Will.
—Aléjense… No se me acerquen —les advirtió con voz débil, pero aun así beligerante.
Los tres retrocedieron, alarmados.
—Lucas, espera —susurró Mike, alzando ambas manos delante de él para mostrarle que no había amenaza en ellos—. Somos nosotros, Mike, Will, y Max. Nos reconoces, ¿cierto? Somos tus amigos…
Él miró a cada uno con aprehensión, apretando su mano más firmemente contra el mango de su arma. Era evidente que estaba alterado; quizás lo suficiente para cometer una locura con esa cosa. Pero al final pareció tener la suficiente lucidez para reconocerlos, y entender dónde estaba. Volvió a bajar su arma, y en esta ocasión apoyó su espalda entera contra el muro exterior de la casa.
—No sabía a dónde más ir —soltó con dolor e impotencia—. Ya no sé en quién puedo confiar…
Y esas fueron las últimas palabras que pudo pronunciar, antes de que sus ojos se cerraran, y sus dedos fueran incapaces de sostener la pistola y ésta se resbalara hacia el piso. Lucas no tardó en seguirla, deslizándose por la pared hasta quedar sentado en el suelo.
—¡Lucas! —pronunció Max alarmada, y se aproximó rápidamente hacia él, colocándose de cuclillas a su lado. Mike y Will igualmente se aproximaron para verlo de cerca.
La cabeza de Lucas colgó hacia adelante, pegando su mentón contra su pecho; al parecer había quedado totalmente inconsciente, como si sólo le hubieran alcanzado las energías para llegar hasta ese sitio, y nada más.
Max rápidamente llevó sus dedos a su cuello.
—Su pulso es débil —declaró con inquietud. Agachó su atención hacia el vendaje de su abdomen, tocándolo con sus dedos; estos se mancharon de rojo al hacerlo—. Creo que ha perdido mucha sangre. Ayúdenme a meterlo, rápido.
Will y Mike obedecieron, y al instante lo tomaron entre los dos, uno de las piernas y lo otro de las axilas. Lo alzaron lo mejor que pudieron, y comenzaron a avanzar presurosos de regreso a la puerta de la cocina. Lucas no reaccionó en ningún momento del trayecto, y no lo haría por completo hasta mucho tiempo después.
FIN DEL CAPÍTULO 157
Notas del Autor:
Como prometí, estos capítulos fueron un poco más tranquilos, en donde vimos a nuestros personajes celebrar Acción de Gracias, y poder ver además un poco de interacción entre ellos. Y claro, de paso repasar en qué situación se encuentran varios de ellos, incluso el propio Damien, así como dar un pequeño vistazo a lo que vendrá más adelante.
Dentro de poco a muchos les tocará viajar y volver a sus vidas “normales”, pero todos sabemos que eso no durará mucho. ¿Qué pasará ahora? Muchas cosas, por supuesto. Pero primero hay otros personajes que tocará ver también, aunque ya no en situaciones tan tranquilas. Estén atentos a los siguientes capítulos.
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charlesdelcampo · 6 months ago
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LA HERMANDAD BLANCA
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big-mawi · 7 months ago
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Gran Hermandad Blanca: Sabiduría para el alma
Sobre el amor y la compasión:
"El amor es la fuerza más poderosa del universo."
"Ama a tu prójimo como a ti mismo."
"La compasión es la llave que abre las puertas del corazón."
"Sirve a los demás con amor y compasión, y serás recompensado con paz y alegría."
"El amor es el camino hacia la unidad y la armonía."
Sobre el crecimiento espiritual:
"El propósito de la vida es evolucionar espiritualmente y volver a la fuente de toda creación."
"Busca la verdad dentro de ti mismo, y la encontrarás."
"No tengas miedo de cambiar y crecer. El cambio es parte del proceso de evolución."
"Conéctate con tu yo superior y deja que te guíe en tu camino."
"Vive en el presente, y deja ir el pasado y el futuro."
Sobre el poder interior:
"Eres el maestro de tu propio destino."
"Tienes el poder de crear la vida que deseas."
"No dejes que tus pensamientos o miedos te controlen."
"Cree en ti mismo y en tu potencial ilimitado."
"Toma acción y haz realidad tus sueños."
Sobre la conexión universal:
"Todos estamos conectados, y somos parte de un solo ser."
"Trata a todos los seres con respeto y amabilidad."
"Cuida el planeta, tu hogar."
"Vive en armonía con la naturaleza."
"Somos todos parte de un plan divino más grande."
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