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16 - 3 - 03 - El hípster- HISTORIA DE UNA BECARIA INCORRECTA - CURIOSID...
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Cults - To The Ghosts
Resulta inevitable no asociar a Cults con toda esa cultura hípster de los primeros 2000. El dúo norteamericano firmó un debut que se convirtió en parte de la banda sonora de aquellos días. Además, literalmente, porque una de sus canciones sirvió como acompañamiento a un famoso anuncio de Apple -creo que era de iPod-. Pero lo cierto es que en 2020 editaron un álbum que no estaba nada mal y que…
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Por:
ROGELIO GARZA
- 01/03/2024 20:50
El Rey del Reggae es tendencia por la película Bob Marley: One Love, del director Reynaldo Marcus Green, con la producción del clan Marley / Tuff Gong, el sello que cuida y distribuye la marca del artista jamaicano. La cinta cumple para el público que lo desconoce, pero se queda corta respecto al personaje que unificó al pueblo de Jamaica con la música.
Tiene el sostén documental y musical de la familia Marley, pero el director evita la sordidez que caracteriza a los guetos de Kingston. Opta por un Bob Marley descafeinado en el exilio, más cercano al símbolo sexual que fuma churros hípsters que a un músico revolucionario en conflicto, y hace un tratamiento visual maquillado con tantos filtros que hasta la pobreza se ve cálida. Se entiende que hayan limado las aristas del personaje. La cinta arranca con el atentado en su casa. Y ahí empieza su mayor problema: la edición de Pamela Martin cuenta la vida del músico en un ir y venir de flashbacks que remiten a su infancia y su juventud, postales que brincan del presente al pasado y de regreso sin contexto ni referencia. Pretende abarcar todo, pero no aclara nada: ni el conflicto político en Jamaica, ni los orígenes cafres y rastas de Marley, lo que le permitía codearse con todos los bandos. Su iniciación rastafari es una escena pacheca del Rey León. Tampoco queda claro el origen musical del reggae, pero sí aborda la explotación que obligaba a los músicos a dejar la isla.
La película de Marcus se basó en el documental Marley, del director Kevin McDonald, también producido por Tuff Gong y el clan Marley en 2012. Es el material más completo sobre el Rey del Reggae, realizado para una audiencia que ya conoce su música y profundiza en los orígenes y motivos sociales, religiosos, políticos, musicales y personales de Marley, con entrevistas a las esposas, novias e hijos, así como a personalidades del calibre de Bunny Livingston, Peter Tosh, Jimmy Cliff, Chris Blackwell y Lee Scratch Perry, quienes explican la evolución del calypso - ska - rocksteady - reggae - dub - ragga y confirman la condición de ser músico explotado y rasta perseguido en Jamaica.
La Onda Jamaiquina surgió en los cincuenta, disc jockeys que recorrían los guetos animando bailes de cafres y rastas a ritmo del rock jamaiquino. La primera película sobre los músicos de Jamaica, The Harder They Come, es del director Perry Henzell, producida por Chris Blackwell –quien llevó el reggae a Inglaterra y Estados Unidos– y la protagoniza Jimmy Cliff en 1972. Es cruda y
sórdida: Ivanhoe llega a Kingston en busca de trabajo y consigue uno como cantante de reggae. Graba “The Harder They Come”, se vuelve un éxito, pero tiene un pleito con el productor y lo pierde todo. Sobrevive como díler y termina matando a los policías que lo siguen. Los rastafaris seguidores de Marcus Mosiah Garvey y Haile Selassie han sido santos, inadaptados, revolucionarios, parias, delincuentes y atracción turística. Pero nunca han dejado de ser la conciencia negra de Jamaica.
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Un hípster en la España vacía: Daniel Gascón
Un hípster en la España vacía es una novela satírica escrita por el filólogo, editor, traductor, guionista y autor español Daniel... http://dlvr.it/T7zcLw
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Un hípster en la España vacía: Daniel Gascón
Un hípster en la España vacía es una novela satírica escrita por el filólogo, editor, traductor, guionista y autor español Daniel... http://dlvr.it/T7zcMC
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Acabar como empezaste: la lección política que deja la taberna de Pablo Iglesias... El anuncio de que Pablo Iglesias abrirá en Madrid un bar en Lavapiés nos recuerda que la gente tiene que buscarse la vida incluso después de haber sido vicepresidente... Como es obvio, la noticia generó numerosas chanzas. El aprecio que se ha ganado Iglesias no ha sido mucho, y eso ha dado alas a quienes lo miran desde la superioridad o el desprecio... en la carte del bar se dejan sentir algunas de las constantes de lo que ha sido la izquierda millennial, la que tomó la escena en la década pasada... Traer a escena el pasado como fórmula de marketing fue siempre una característica de lo hípster y de la gentrificación, pero también de la izquierda de la década anterior. Es normal que esos mismos recursos discursivos se empleen ahora para vender la experiencia de visitar el bar de Pablo Iglesias (Esteban Hernández)... por cierto, Pablo Iglesias se puso un bar... a Casado le pusieron un chiringuito, de los suculentos
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Hípster Ron Weasley au. By: me. ❤️🤣
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🔴Programa 5.628 de LA VOZ SILENCIOSA - Programa de Radio en Directo
LEYENDAS, FÁBULAS Y CUENTOS
La parte negativa, de Eloy Moreno.
AUDIOLIBROS EN LA VOZ SILENCIOSA
Del libro Miss Marple y 13 problemas, de Agatha Christie.
Capítulo V - Móvil versus movilidad
CURIOSIDADES, HUMOR, SEXO Y…
Historia de una becaria incorrecta (Somos B), de @becaria. 3
03 - El Hípster
EL BAÚL SIN FONDO DE LA VOZ SILENCIOSA
Definición de conector, de la web definicion.de
MIS CONVERSACIONES MATUTINAS CON EL TÍO DEL ESPEJO
La aduana
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Un burdo Bardo, Iñárritu y el onirismo cobardón
Tengo apenas dos gratos recuerdos en los que está metido Alejandro González Iñárritu, uno es de cuando me reveló epifánicamente el ‘Riviera Paradise’ de Stevie Ray Vaughan, justo el día en que se despedía de la locución en WFM y otro es de su película ‘Birdman’, que vi en una sala de cine gracias a la insistencia de mi amigo Mauricio Delgado.
Fuera de dichas referencias, ese a quien apodan el ‘Negro’ me es prácticamente ajeno, lejano y hasta repelente, en lo profesional y en lo personal. Sin embargo, no es de aquí que parto para analizar su más reciente película ‘Bardo (Falsa crónica de unas cuantas verdades)’. Aquí van mis razones.
Con su séptimo largometraje Iñárritu parece haber escarbado en su ego hasta alcanzar la antípoda del ridículo, uno que apesta a elevado autoanálisis con grandilocuencia visual y narrativa incomprensibles, y una ampulosidad chafita plagada de lugares comunes, so pretexto del ‘onirismo’ como línea conductora.
A la secuencia inicial a golpe de profundidad de campo de un anhelado vuelo humano le sigue un incalificable cunnilingus y un mamertísimo parto inverso como representación facilona de la filosofía del absurdo, cuyo cordón umbilical se muestra sangriento en pantalla para inaugurar la caótica retahíla argumental de las siguientes dos horas y media.
‘Bardo’ y su diseño de producción ejecutado con precisión por Eugenio Caballero es intencionalmente kitsch y tan pretenciosamente hípster que es difícil de imaginar fuera del onirismo en el que se regodea.
‘Bardo’ es naca pero chida, es ‘quitapón’ porque su escena principal o al menos más representativa y acaso la mejor lograda se da en medio de la pista de baile del California Dancing Club fondeada por un grandioso ‘Let’s dance’ de Bowie, aunque a nadie de sus aduladores le hubiera molestado que lo acompañara cualquier derrame tóxico cumbioide de los Ángeles Azules.
‘Bardo’ es grandilocuente porque Iñárritu echa mano de todos los recursos de su produccionsota y nos receta emplazamientos y movimientos de cámara variopintos, dollys, travellings, tomas cenitales, así como todos los planos del manual. Pero es inútil también porque cuando el cine no conecta en lo más elemental con el espectador que es transmitir un mensaje de manera efectiva y no efectista éste se convierte en un despropósito, eso sí, muy de 'auteur', tan 'acá' que se vuelve contra sí mismo, como un uróboro posmodernito.
‘Bardo’ es autocontemplativa, ensimismada, pseudodidáctica, artificiosa y por tanto burda, pero también es cobarde e insuficiente porque no asume la contundencia de sus propias tribulaciones, no establece conclusión alguna y navega sin rumbo en el planteamiento onírico de una interminable sucesión de cuestionamientos vitales como sacados de un bote de tamales: o es de chile, o es de dulce o de manteca.
‘Bardo’ es vulgar y autodestructiva pues el momento más bello en términos técnico-cinematográficos filmado por un supremo Darius Khondji termina hecho mierda por su propio creador para dinamitar una ansiada reflexión de la mexicanidad a lo Paz y Fuentes, retrotrayendo la cultura televisiva que mamó y que años después fundamentara su carrera. De nada sirven los planos y emplazamientos que son obvias referencias a Tarkovski, Angelopoulos o Roy Anderson si vas a terminar con el asta bandera en medio de la plaza mayor convertida en palo encebado.
‘Bardo’ es falsamente modesta, ególatra y autocompasiva, culposa pero reverencial y presuntuosa, aunque también chovinista y esencialmente contradictoria en la dicotomía de su personaje principal que ni un taco de lengua puede engullir, ni unos ajolotes salvar.
El ‘Silverio Gama’ de Iñárritu (interpretado por un siempre suficiente Daniel Giménez Cacho) torpemente intenta evocar a aquel von Aschenbach de ‘La Muerte en Venecia’ de Thomas Mann o al ‘Mersault’ de Camus -ambas obras literarias filmadas supremamente por Luchino Visconti- pero apenas le alcanza, y pujando, para un limitadito hombrecillo con ‘Síndrome del jamaicón’.
‘Bardo’ es limitada pues palidece ante ejercicios estilísticos sobre la vuelta al origen en el cine mexicano contemporáneo: el que no conoce "Bajo California: el límite del tiempo" (Carlos Bolado, 1998) o "Cuento de hadas para dormir cocodrilos" (Ignacio Ortiz, 2000) a cualquier ‘Bardo’ le reza.
Bardo es embustera y vacua, es fuego de artificio, carne de festival y de la industria aplaudidora; y sí, es pretenciosa y narcisista como lo más ‘jodorowskiano’ que se recuerde.
Bardo es un embutido caprichoso que ni profundiza, ni vuela, ni avanza, ni va, ni viene, pero que apantalla con la falacia de autoridad que porta como bandera y que pudo quedarse simplemente en la intimidad de un diván.
#bardo#alejandro gonzález iñárritu#oscares#cine mexicano#daniel gimenez cacho#alejandro jodorowsky#cine#critica cinematográfica
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I finally found a cassette of Paul Simon's Graceland on ebay and immediately bid on it 😌
#Macks Musings#I love that album#I also want the vinyl like some fucking hípster#But try to carry vinyl in your pocket when you're travelling#My cassettes I can take anywhere#Music
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La soledad es buena cuando se sabe apreciar
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Hípster ? cool tiky ? workaholic ? yupi ? habla malón ? en que andas tu ? conoces a esta gentita de Miraflores ? yo no se nada man ? hablamosssssssssss !!! 13/10/21
#Hípster#cool tiky#workaholic#yupi#pizzas y discos#pizzas y musica#pizzas y movies#vans shoes#Vans Off the Wall#vans old skool#vans skate#dr martens#cigarros pall mall#cervezas y cigarros#ron cartavio#cerveza pilsen
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Julian a Mark
Querido Mark,
Hola, ¿cómo va todo? Quería ponerte al día de la situación aquí en Blackthorn Hall y saber cómo va todo en la Casa Poliamorosa, como la llama Emma. Creemos que deberíais inclinaros por ese nombre; por cierto, tal vez dar a la casa un nombre deliberado como Hogar Poliamor o, por ejemplo, Maison de Beaucoup Amours.
Lo siento, estoy de broma. Sabéis que os queremos y nos encanta que estéis todos juntos. Os echamos de menos y estamos deseando visitaros en el Palacio del Botín en cuanto sea factible.
Mientras tanto, tengo una historia para vosotros: una historia en la que un brujo se equivocó. Mucho, mucho.
Como ya sabes, solo nos queda por encontrar un objeto de los que Tatiana usó para crear la maldición de Blackthorn Hall. Ragnor Felll nos indicó un par de localizaciones que se cruzan con las líneas ley en el centro de Londres que creyó serían los lugares ideales a los que ir a investigar. Uno de ellos nos llevó a los candelabros de los Lightwood. El otro señaló una casa al azar en un callejón del Soho que Ragnor identificó como la ubicación del "Hell Ruelle". Dijo que, cuando lo conoció, se trataba de un club de Subterráneos de cierta notoriedad: un "salón" al que estos acudían para discutir sobre arte y política, apostar, beber y ver bailar eróticamente a otros Subterráneos: sus palabras, no las mías. Lo hizo sonar como si fuera bastante escandaloso en su época, conocido por una especie de exceso de obscenidad, pero también por atraer a todos los Subterráneos más prominentes e intelectuales de la ciudad. Como si estuviera a medio camino entre un simposio académico y un club de burlesque, abierto las 24 horas y que servía alcohol. Por el tono de Ragnor pudimos ver que lo desaprobaba, pero como casi nunca he sabido que Ragnor apruebe nada, no fue una gran sorpresa.
También dijo que no le tenían mucho cariño a los Cazadores de Sombras, así que nos pusimos las ropas que más pegaban para un club en el Soho —Emma se puso un pequeño vestido de flores y yo cogí un par de cosas del armario de los Guays Años Sesenta, suponiendo que tenían unas vibras hípster— y nos fuimos cuando pensamos que estaría bastante lleno, sobre las diez un viernes por la noche.
Pueeeees se ve que la información de Ragnor está un poco pasada de fecha. El Hell Ruelle sigue siendo un club nocturno, y uno de Subterráneos, pero ahora es uno muy distinto. Uno donde hombres muy viejos en silla de cuero leen periódicos. Hombres viejos Subterráneos. Algunos licántropos de pelo blanco, vampiros vestidos como esto fuera 1840 (o como si estuviesen de camino a una convención de cosplay), algunas hadas que, siendo sinceros, parecían fruta seca que había aprendido a leer periódicos. Hay pequeños recovecos y rendijas que supongo que debían servir para reuniones secretas y encuentros, etc., pero que ahora están ocupados en su mayoría por ciruelas pasas que se quejaban a otros camareros ciruelas pasas de que su sopa no estaba lo suficientemente caliente.
Aún hay un bar, claro. Y la gente juega, pero parece que la mayoría solo al bridge. El poker sería demasiado para la gente de aquí, creo yo. Aun así no tengo ni idea de que pensaron de nosotros; Emma y yo pensamos que se quejarían de nuestros conjuntos, o que fuésemos Cazadores, pero nadie nos prestó atención alguna. Incluso estábamos paseando con el Sensor a la vista y apuntando a cosas sin reacción por su parte.
El Sensor se activó algunas veces pero nunca cerca de objetos, solo puntos aleatorios por la casa, y Emma sugirió que eran otros fantasmas que no eran importantes para nosotros. La verdad es que el sitio tenía pinta de tener a varios fantasmas como residentes sin duda.
Finalmente, el sensor se disparó cerca de un objeto real. Por desgracia, se trataba de una caja de cartón, un poco más pequeña que una caja de zapatos, metida encima de unos libros viejos en una de las estanterías, todo lo cual, caja, libros y estanterías, estaba cubiertas de una cantidad considerable de polvo. La caja parecía haber sido envuelta como un regalo —estaba envuelta en papel dorado brillante y había una cinta atada alrededor—, pero cuando la abrimos estaba totalmente vacía.
No sabíamos qué hacer. Pensé que tal vez la propia caja era el objeto maldito, pero sabía que eso era ridículo. Debía de ser lo que había dentro de esta. Al final nos armamos de valor y le preguntamos al camarero si podíamos ver a algún responsable y, sorprendentemente, fue a buscarlo a la parte de atrás, sin hacer preguntas. Supongo que no hay mucho entusiasmo allí y él estaba feliz de tener algo que hacer.
De todos modos, el Hell Ruelle está dirigido estos días por un brujo llamado Zebulon Spoon, y lo suyo es que tiene cabeza de gato. En lugar de una cabeza humana, su cabeza tiene la forma de un gato, con los ojos gigantes y los bigotes y el pelo. Tenía orejas de gato en la parte superior de la cabeza, pero dobladas, como las de un perro. También llevaba un sombrero marrón con agujeros para las orejas. ("Magnus se libró de una buena con lo de la marca de brujo” fue lo primero que pensé).
De todos modos, no maulló ni nada, sólo entrecerró los ojos y preguntó que nos traía por allí. Empezó a hablar de las licencias del Ruelle y de cómo todos eran partidarios de los Acuerdos y creo que debe haber alguna historia en la que el club rechazó la afiliación de algunos Cazadores de Sombras. Le aseguramos que no estábamos aquí por eso, sino que estábamos haciendo una investigación sobre la historia de la familia, que nos habían llevado a esta caja pero que no estábamos seguros de lo que había en ella o de dónde había llegado esta.
Spoon no dejó de carraspear —lo cual hizo a menudo— y dijo:
—Resulta que si conozco esa caja. Pensaba que la habían tirado hace tiempo. Contenía una paleta.
—¿Cómo un cuchillo? —dijo Emma
Spoon parecía afligido.
—Como una paleta—nos dijo, en un tono que sugería que pensaba que éramos idiotas.
Por suerte, Emma llevaba su teléfono, y esto resultó ser una pequeña barrera lingüística entre el idioma americano y el británico. Aquí, un "paleta" significa... bueno, una espátula.
—¿Alguien regaló una espátula? —Dije—. ¿Sólo una espátula?
El brujo parecía más y más afrentado con cada pregunta.
—Esta paleta era de plata de ley—dijo—. Fue un regalo de bodas, hace mucho tiempo, de unos Cazadores a otros. Tuvo que ser hace más de cien años. Aquí, creo que hay algunos nombres en la parte exterior si aún se pueden leer.
Tenía razón. Había tinta en el lateral, y estaba bastante manchada por el tiempo, pero pudimos distinguirla:
"Felicidades W&T, con amor de Henry y Charlotte".
—¿Quiénes eran Henry y Charlotte? —preguntó Emma
—Ni idea —dijo Spoon—. Esto fue décadas antes de que yo naciese. Solo tengo setenta años, sabes.
—Un verdadero chaval —dije, y se le vio complacido. Lo que fuera para que siguiera hablando.
—Cómo digo, no sé como llegó aquí —continuó Spoon—. Cuando llegué aquí la encontré en La Sala de Magia Oscura.
Por supuesto, le preguntamos que era esa habitación.
—Ya sabes—dijo, desconcertado—, La Sala de Magia Oscura. Aquí quedan un montón de cachivaches, ya ves, y la mayoría de ellos están repletos de magia oscura. Ninguno de los empleados quiere tener nada que ver con la magia oscura, claro está. Así que esas cosas se guardan en la Sala de Magia Oscura, que solía ser una despensa, supongo, pero hace tiempo que está fuertemente protegida. De vez en cuando alguien viene a buscar algo que ha dejado, así que lo mantenemos... a salvo.
La forma en que me miró me hizo entenderlo todo. No se trataba sólo de objetos perdidos. Mantenían los artefactos mágicos oscuros a salvo... de que los nefilim como nosotros los descubrieran e investigaran.
—¿Con qué frecuencia ocurre eso? —dijo Emma, diciendo lo que yo estaba pensando. El público del club no parecía que fuera a traer esa clase de emoción.
—Bueno, el Ruelle solía ser muy diferente de lo que es hoy—confesó Spoon—. Hemos trabajado mucho a lo largo de los años para convertirlo en un lugar más respetable, en el que Subterráneos puedan encontrar un poco de paz y tranquilidad. He descubierto que la paz y la tranquilidad son un bien cada vez más escaso. La intriga y la aventura la pueden conseguir en el resto de la ciudad hoy en día.
—Nos estabas hablando de La Sala de Magia Oscura—dije amablemente—. Y la paleta.
—Silencio— dijo Spoon, parpadeando—. Como iba diciendo, aplicamos una nueva política con la Sala de Magia Oscura. Todo aquello que tuviese más de cien años se iría al contenedor de basura. O al menos que no se iba a quedar aquí. Seremos inmortales, pero creo que si un vampiro o un brujo no necesita algo por cien años, tampoco lo necesitarán en un futuro.
Asentimos y Spoon se cruzó de brazos.
—Así que intercambié la paleta con un puka por un sombrero.
La ultima frase fue tan abrupta que simplemente dije:
—¿Disculpa?
—Intercambié la paleta —dijo Spoon en un tono de voz razonable—, a un puka. Por un sombrero. Este, en concreto. Ves, tiene agujeros para que mis orejas puedan atravesarlo.
Emma asintió de una manera que me hizo ver que no tenía ni idea de que decir.
—¿No podría haber cortado esos agujeros en un sombrero normal? —dije.
—Por supuesto que no —explicó Spoon—. Eso arruinaría el sombrero. Este se hizo así. Además, como dije, estaba tratando de deshacerme de la paleta. Francamente, el mero hecho de tenerla cerca molestaba a las sirenas. Se sintieron muy aliviadas de tenerla fuera de aquí, sin duda.
—Pero en realidad no corta el pescado—dijo Emma—. Es sólo una espátula.
—Rebana pescado, en efecto—dijo Spoon—. Las molesta. Los corta… ¡hasta los huesos!
Tuvimos que esperar un minuto entero mientras se reía de su propia broma.
Y ahora llegamos al meollo de la carta: intentamos localizar a este puka y esperamos que a Kieran se le ocurra algo. Un puka que... ¿fabrica sombreros? ¿Tal vez le gusta llevar consigo una espátula de plata? Es poco probable, pero es todo lo que tenemos para seguir. No queremos asustarlo, así que si lo encuentras, dile que queremos encargar algunos sombreros. Eso sí, no necesitamos agujeros para orejas de gato, aunque, por lo que se ve, parece que sabe lo que hace en cuanto a sombreros.
Todo mi amor para K y C. Espero saber de todos pronto.
J
Texto original de Cassandra Clare ©
Traducción del texto de Niloa Gray ©
ATENCIÓN: no se permite hacer Drives ni PDFs de “Los Secretos de Blackthorn Hall” por Copyright. Cualquier infringimiento va contra la ley.
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