#fanfic/español
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thesecrethistori-an · 2 years ago
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The Hottest Carmencita:
Carmen x Harry
Tags: Huele a Libro, Carmen x Harry, Badfic, fanficción
Oneshot: CEO - Carmen Ejecutiva Orgásmica:
Carmen apagó el sonido insistente de la alarma y se levantó con rapidez. Sabía que si sucumbía a la tentación de aplazar la alarma acabaría por quedarse en cama varias horas, pero no podía ser, necesitaba ser productiva en este día. Era su primer día al frente de su departamento de la empresa recibiendo al nuevo becario y tenía que mostrarse segura de si misma. Su posición nunca era algo seguro, especialmente cuando sus compañeros eras dos hombres que aprovechaban al mínimo desliz para apuntarse sus logros como propios. Y encima ahora se iban de vacaciones dejándola sola durante los días con más volumen de ventas del mes.
Perdida en sus ensoñaciones, de metió en la ducha y se lavó a conciencia. Se secó y su reflejo le devolvió una mirada pensativa a través del vapor. Suspiró y se visitó, escogiendo un outfit que fuese suficientemente casual para resultar cercano, pero profesional. Justo cuando acababa de maquillarse, sonó el timbre. Sin tener tiempo de echar un último vistazo en el espejo medio empañado del baño, abrió la puerta al que sería su nuevo becario.
– H... hola... La señorita Diéguez, verdad?. – Tras la puerta, un joven de cabello espeso y oscuro, ojos penetrantes y sonrisa tímida la esperaba.
– Sí, encantada
– Igualmente... Perdona, me resulta super incómodo decirte esto pero... Parece que solo te has hecho el eyeliner en un ojo
Carmen maldijo para sus adentros mientras recordaba haber salido demasiado precipitadamente del baño para recibir al estúpido becario, que por cierto, por algún motivo la hacía sentir nerviosa
– Vaya hombre, menuda manera de empezar. Si me permites, paso al baño mientras te familiarizas con nuestro espacio de trabajo y vuelvo en seguida
– Sin problema. Siento haber llegado antes de mi hora, Srta. Diéguez
– No te preocupes, y por favor, llámame Carmen. Por cierto, deseas que te llame por tu primer o por tu segundo nombre?
–oh... Señorita... Digo .... Carmen, llámame simplemente Harry
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aphrmoosun · 5 months ago
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MASTERLIST
Fandoms. POTA, KOTPOTA, HOTD, GOT, ETC.
[Kingdom of the] planet of the apes
NOMAE.
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No words. [Two-shot]
Apes and humans lived in peace for more than half a century, the war only brought internal conflicts between the sides and although peace was the later consequence, they finally lived together and peacefully.
But it was still not well seen that humans and apes had relationships, each one lived in their area, both separated by borders and policies.
Noa son of the leader of the eagle clan. And Mae daughter of an important senator. Ape and human had set their eyes on each other, unable to ignore the other’s presence when they saw each other. The tension between the two ends in a nighttime escapade with consequences for the future.
Noa and the beast. [One-shot]
Noa is the new leader of the clan, his responsibility was to his own. But an Echo enters their lives and they decide to kill her due to the ancient writings that defined her as dangerous. But when Noa has her in front of him, his world changes completely…
You & Me. [Fanfic]
“Mae embarks on a mission to try to shed a ray of light on humanity in the face of the apes. Regardless of who stood in her way, she had to carry out this mission.
But although her mind constantly grappled with good and evil, her heart always leaned towards a certain ape who seemed not to be indifferent to her.
Attachment, sympathy, empathy, affection, or even love. These were not emotions she had learned to give to her enemy, but he always stood in her way and through his actions once again showed her that Noa was far from being classified as an enemy.
To a certain extent, she had to choose between her humanity and those feelings that interfered with her mission.”
House of the dragon
HELAEGON.
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An heir. [One shot]
Aegon and Helaena have just lost their first son, the heir and after days of trying to breathe or eat to continue their lives, Helaena starts having those dreams again now seeing a new baby body in her arms. But how could they have another son if they haven't spoken for days.
HELAEMOND.
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The Shadow of Passion. [Fanfic]
Helaena accidentally overhears a conversation between her two brothers right after her engagement to Aegon is announced and decides it's time to teach them a lesson. One that she would learn through a forbidden book called "The Shadow of Passion" and with which she would take practical classes with her younger brother.
His Queen and Goddess. [One-shot X Aegon]
Aemond takes everything that belongs to Aegon when he becomes King Regent, including Queen Helaena Targaryen. As revenge, Aemond fucks the queen in front of the king and in a position that Aegon had previously mocked him for in a brothel. However, the queen would always see the good side of the king, and he would eventually join them in the only way he could, with his mouth.
King Regent and the Queen [one shot]
Aemond had taken his brother's place, before the court as king regent, and he stood before his now throne, where he received the visit of the queen, the only one he needed to take as king now.
JACELAENA.
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The Green Queen. [Fanfic]
Helaena returns to a point in her life where she can change everything she had lived, questioning whether to leave behind the bad but also the good she had experienced. Alongside her, she finds allies she didn't think she had, but most importantly, an old feeling is reborn between her and her nephew Jacaerys.
Puedes encontrar también los fanfics en español en mis perfiles.
AO3 | Wattpad 
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myillicitaffair · 10 months ago
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Hands to myself | Esteban Kukuriczka.
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Sumario: mañanas tranquilas con tu novio.
Warnings: sexo explícito (+18), fingering, sexo desprotegido, dirty talking.
Notas: cómo argentina, me parece preocupante la falta de fanfics que hay de este hombre xx.
Créditos: esta inspirado en la canción de Selena Gómez, las imágenes del principio no me pertenecen y las encontré en pinterest, sin embargo, el collage fue hecho por mi.
1.3k words.
La suave brisa bonaerense inunda el amplio cuarto, jugueteando con mis mechones, desperdigados en las almohadas. El sol empieza a colarse sin consideraciones por las ventanas entreabiertas, obligando a mis cansados parpados a perforar mi sueño.
Los fuertes brazos anclados en mi cintura me atraen aún más cerca del hombre dormitando a mi lado, su rostro anidado en mi cuello, su dulce y varonil aroma inundando mis fosas nasales, envolviéndome en su calor corporal.
“Buenos días, Tebi”- Murmuro suavemente, cubriendo sus hombros con delicados besos para despertarlo.
“Buenos días, preciosa”- Responde, despegándose de la somnolencia y serpenteando sus extremidades con las mías.
Hinco mis dientes seductoramente en su piel descubierta, salpicándolo con pequeñas marcas rojas en contraste con su tez pecosa. Ansiosa, deslizo mis piernas sobre las suyas, posicionándome a horcajadas sobre su regazo.
“¿Andamos cariñosas esta mañana?”- Socarrón, amasa la desnudez de mis caderas entre sus palmas, causando que nuestros sexos se rocen firmemente. La burlona fricción no está ni cerca de ser suficiente para calmar las llamaradas que empiezan a asentarse en mi estomago bajo.
“Dale, amor, ¡por favor te pido!”- Ruego impaciente, tratando de replicar sus movimientos. Su agarre me mantiene estática en mi lugar, sin permitirme mover.
“¿Por favor qué?”- Finge inocencia mientras las puntas de sus dedos empiezan a dibujar entramados sobre mis costillas, trepando hacia mis pechos.
Atrapa mis pezones entre sus yemas, jugueteando con ambos a la vez, hasta sentir como se endurecen ante sus atenciones.
“Tocame, te necesito…”- Aclaro sin aliento.
Con una sonrisa ladina, acerca su boca hacia el derecho, provocando el montículo con la lengua hasta empezar a succionarlo con urgencia. Me enredo en su cabello, tirando de el con ferocidad, ganándome un gimoteo de satisfacción de su parte.
Separándose de mi abusado busto, observa mis ojos con cierta malicia impresa en los suyos al tiempo que me restriega contra su palpitante centro. Una creciente erección se hace notar bajo la ropa interior que nos separa.
“Mira lo que me haces”- Acentúa su punto al embestir mi coño cubierto con su pulsante miembro. Mi boca se entreabre ante el placer repentino- “Me pones tan duro.”
“Tebi, no puedo más”- Susurro cuando su mano baja por mi estomago hasta hallar mi intimidad, desliza mi tanga por mis pantorrillas para así estimular el clítoris en premeditados movimientos circulares. Creo enloquecer ante sus ralentizadas caricias
Asienta su toque errante en mi humedad, sus yemas buceando entre mis jugos. Retira sus dedos índice y corazón, para luego sorberlos ruidosamente, lamiendo mi reluciente excitación.
“¿Quién te tiene así de mojadita? Mh?”- Pregunta orgulloso, sabiendo perfectamente que el es el causante.
Reanuda sus ministraciones en mi núcleo, colándose por entre mis labios para penetrarte con dos dígitos. Mis orbes fijos en sus movimientos, aun desconcertada por lo obsceno de su accionar.
Rápidamente acelera sus movimientos, curvándose para golpear la esponjosa cavidad. Su longitud roza todos mis puntos sensibles, acercándome a un inexorable crescendo. Sumergida en el disfrute, lo único que escapa mis cuerdas vocales son quejidos de satisfacción, entrelazados con gemidos nombrándolo.
“Contestame, nena. ”- Reclama, forzando el contacto visual al aprisionar mi mandíbula en su agarre.
“Vos, Kuku, ¡solo vos!”- Contesto, hundiendo mis uñas en la tersura de sus bíceps, marcando lunas crecientes para la posteridad. Una sonrisa engreída tiñe sus delicadas facciones al notar mi estrechez aspirándolo, signo de mi orgasmo aproximándose a pasos agigantados.
Meciéndome sobre sus largos dedos, comienzo a percibir las avasallantes olas de mi culminación; la presión en mi vientre amenazando con explotar, la euforia difuminando todo a mi alrededor, centrándome solo en el rostro de mi novio cercano al mío.
El clímax se ve remplazado por un insoportable vacío cuando retira sus dígitos de mi calor, negándome la liberación. Un sollozo se cuela por mi expresión desahuciada, mis ojos alarmadamente abiertos cubiertos por una fina capa de lágrimas.
“No no no, por favor”- Lloriqueo en su oído, tratando de reganar el pasado contacto. Sus fuertes extremidades me aquietan por encima de su muslo, logrando que mis movimientos mueran lentamente.
“Tranquila, linda. Ahora te voy a coger, ¿sí?”- Pronuncia, apaciguando mis patéticos hipidos. Asiento frenéticamente, deseosa de sentirlo en mi interior.
Con un preciso movimiento, me enjaula bajo suyo, su largo cuerpo enmarcando al mío. Lo observo despojarse de sus calzoncillos, ardiendo al presenciar su desnudez absoluta.
Mis ojos merodean desde su esbelto pecho hasta los colorados vellos que trazan el inicio de su pelvis, gruesa y rebosante de líquido preseminal.
Casi ausente, permito que mi mano recorra su cuerpo, centrándome en su furioso pene. Con lánguidos movimientos, trazo su longitud, torciendo mi muñeca para proporcionarle el mayor placer posible.
“Me vas a matar, bebé”- Confiesa, acalorado y excitado. Sus rizos cobre empiezan a pegarse a su frente ante el esfuerzo físico, unas singulares gotas de sudor recorren su tórax.
Toma mis extremidades superiores entre sus garras para anclarlas sobre mi cabeza, dejándome completamente a su merced. Con un gesto busca mi consentimiento, el cual soy rápida en proporcionarle.
Su glande comienza a ingresar por mi núcleo, empujándose pacientemente dentro mío. Mas allá de la cantidad de veces que repitamos el procedimiento, jamás lograría acostumbrarme a la deliciosa manera en que me estira. El aire se condensa de sus suspiros de alivio al sentir su polla completamente en mi interior.
Así, inmóvil entre mis piernas, logro sentir cada una de sus vena latiendo dentro mío, las crestas y surcos que lo componen.
“Hace conmigo lo que quieras, Kuku, pero por favor movete”- Demando sin aire, todavía pasmada por la intrusión.
Ni bien las palabras me abandonan, Esteban retira su falo casi por completo antes de embestirme ferozmente. Su boca yace abierta, su cara contorsionada por el deleite, sus cejas arrugadas entre sí… La vista más bella del mundo.
Noto que mis caderas intentan acompasarse a su compás, encontrándolo a medio camino. Un frenesí casi inhumano apoderándose de ambos, obligándonos a acelerar el ritmo para satisfacer aquel deseo tan primal.
Su palma izquierda apresando mis muñecas fuera de su camino, la derecha se posa en mi abultada panza, advirtiendo la protuberancia que su pene delinea en mi vientre bajo. Un gemido nace de mi garganta al notar lo que ocurre.
“Así de profundo te estoy cogiendo, nena”- Gruñe en mi oído, su mano aún en mi estómago, sus penetraciones cada vez más hondas.
“Ay, Esteban, estoy tan llena”- Plaño frente a su boca, robándole un chape al notarme increíblemente mojada ante la imagen.
Vuelven a apropincuarse las primeras olas de mi culminación quemándome por dentro, consiguiendo desesperarme por concluir. Sin siquiera notarlo, mi voz se fuerza por vociferar el regocijo que me inunda, aumentando su volumen a medida que mi clímax me alcanza.
“Dios, me voy a venir”- Advierto, enloquecida por las sensaciones apoderándose de mí. El mayor se apresura, complaciendo mi pedido tácito.
Su boca busca de nuevo la mía cuando mi coño pulsa delirantemente su entrepierna, buscando conducirlo hacia su propia liberación.
“¿Ah sí? ¿Me vas a empapar la chota, amor?”- Cuestiona, sabiendo cuanto me gusta que me hable así de sucio.
Su nombre huyendo de mis labios como mantras, mis uñas anclándose en su espalda, marcándolo como propio.
Me entrego al orgasmo que me engulle, mi cuerpo retorciéndose espasmódicamente bajo su imponente figura, mi centro manchándolo con mi corrida al contraerse.
En la brevedad, aúlla desaforado pues su masculinidad pulsa hasta derramarse dentro mío. Su semen pintando mis paredes internas, colmándome por completo.
Se retira de mis cavidades con lentitud luego de venirse, procurando que sus espermatozoides permanezcan en mi interior. Selecciona mi ropa interior de las desechas sabanas, calzándomelas como si nada.
“Así no se escapa nada”- Murmura, regalándome un pico. Me fascino ante la idea de mantener su eyaculación así de cerca de mí.
Lo arropo contra mí, exhausta y saciada, con la intención de quedarme atrapada en sus brazos por un rato más. Recíproca mi voluntad, reposando su cabeza entre mis pechos y acariciándome delicadamente.
“Te amo”- Digo luego de unos instantes, observándolo maravillada.
“Yo te amo más”- Responde, presionando nuestras bocas en un beso descuidado.
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zakumipink · 5 months ago
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Hi tumblr friends!
They always scold me because I don't share links, I don't promote, I don't have comments open or I disappear from the networks... But I forget, I even lose accounts very often, so I will make this post for the two people who read me in english because they asked me for translations and I try, but you already know it's not my language.
I made lists on Ao3, according to language, in case you find it easier to use:
★ Fanfics in Spanish ★ Fanfics in English ★
and here separately:
♡ One Shot ♡
A Picture ~ Spanish | English
Beach ~ Spanish | English
Bunny ~ Spanish | English
Choice ~ Spanish | English
Complicated ~ Spanish | English
Option A ~ Spanish | English
Option B ~ Spanish | English
Date ~ Spanish | English
Debt ~ Spanish | English
Escape ~ Spanish | English
Evasive ~ Spanish | English
Event ~ Spanish | English
I Need A Wish ~ Spanish | English
Invocation ~ Spanish | English
Mistake ~ Spanish | English
Offering ~ Spanish | English
Party ~ Spanish | English
Promise ~ Spanish | English
Red ~ Spanish | English
Room ~ Spanish | English
Surprise ~ Spanish | English
Uniform ~ Spanish | English
What? ~ Spanish
Wish ~ Spanish | English
♡ Fanfics ♡
Another Way ~ Spanish | English
Blue ~ Spanish | English
Lucky One ~ Spanish
Space Baby ~ Spanish | English
Sapphire ~ Spanish | English
Secret ~ Spanish
Summer Love ~ Spanish | English
Sweet Home ~ Spanish | English
The Drowned Song ~ Spanish | English
Vacation ~ Spanish | English
♡ Serie ♡
Interview ~ Spanish
Film Red ~ Spanish | English
Laundry ~ Spanish | English
Masterchef ~ Spanish | English
Nightmare ~ Spanish
About from fanfics: "Lucky One" and "Secret", I don't think I can translate them, I just don't have that much free time. I'm really sorry. I'll try to let you know when I update or do something new... I miss my WordPress blog, I lost three years of posts *lol*
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venusfic · 6 months ago
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He actualizado la portada para mi FanFic Kakavege, llamado "Circus", tal como dice el título, trata de una historia y universo alterno en el que he centrado nuestra pareja favorita, si ha llamado tu atención, te invito a leer y qué tal te parece 🩷
Muchas gracias por tu atención! 🥹✨
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irismaebe · 4 months ago
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Mi primer pensamiento cuando mandaron esto al grupo Mabill de Discord xDD
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Bonus porque... Why not?
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aloreley11 · 2 months ago
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Solo ideas...
Con todo lo que me han dicho sobre lo que les gustaría ver en las historias del TechXRev.
Marco y Tech; y Rev y Rip son mellizos. Y Rip y Marco se gustan entre ellos, pero a Rev le gustaba Marco y a Tech le gustaba Rip; Rev y Tech llevaban un tiempo ayudándose mutuamente a intentar que su amigo conquistara a su respectivo hermano, pero al final nada funciona, y cuando se dan cuenta que sus relaciones nunca serán se dan cuenta que en realidad son muy compatibles entre ellos pero por estar de güeyes con los otros no se habían dado cuenta...
Esta es la que más me ha costado trabajo. Tengo la idea de que Rev rescate a Tech después de un accidente en moto y por alguna razón termine acogiéndolo en su casa y de allí se empiezan a enamorar.
Esta también me va a costar trabajo, quiero una historia en donde tengan poderes pero estén en un contexto en dónde es prácticamente el fin del mundo.
Este sería OV. Rev está enamorado de Tech pero le da miedo confesarse. Un día Tech deja caer unos dibujos por accidente y Rev descubre que son bocetos de un manga/manwhua en donde Tech los ha dibujado teniendo una relación... O sea... Tech dibujaría sus propios fics XD
También me gustaría escribir uno de realeza en donde los dos son príncipes y tienen sus poderes; son de clanes enemigos, y en realidad lo común en su poblado o en su mundo, es que la gente tenga poderes, pero desde cosas tontas o sin valor como no sé... En escuela de héroes. Solo se pueden transformar en una manzana... O algo así XD entonces Rev y Tech digamos que sobrepasarían los poderes típicos, aun los buenos, porque mientras sus padres tendrían la capacidad de volar o telepatía, ellos tendrían 2 o 3 poderes, o sea en el caso de Rev la supervelocidad, la capacidad de volar, y la geolocalización y en el caso de Tech pues el poder magnético y la regeneración que solo por eso ya está rotísimo..
Allí se acaban mis ideas... Pero... Si quieren compartirme algún otra sería genial, ya saben que si ustedes quieren yo trato de hacer sus historias.
Como les he dicho, comúnmente no empiezo a escribir hasta que ya tengo el conflicto y en esas tengo la idea pero no pasa de allí, no sé cómo empezarla, no sé si habrá un problema, solo me imagino el contexto pero pues de allí no pasa... :'(
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icarustypicalfall · 5 months ago
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Gloria
masterlist • ao3 • follow for more!
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my Spanish knowledge is limited y'all just pretend this is correct, sorry for native folks i have absolutely no clue what im doing, plus i am not updating much because
It has been a few months since you tied the knot with Alejandro. He is an absolute gem, and his charm and dashing smile never cease to captivate you. Life with him is an absolute delight, as he pampers you from head to toe.
However, there is one minor hiccup - communicating with him can sometimes be a challenge, given that you don't speak Spanish and he tends to babble away in his native language most of the time. He playfully teases you about your lack of understanding, finding joy in seeing your puzzled expression as you try to follow his words.
But let me assure you, he never means any harm. It's simply his way of making you cling to him, eagerly seeking his translation when surrounded by native Spanish speakers. He takes pride in being the bridge that connects you to his culture and lifestyle, which you have gradually grown accustomed to.
"Hey Hermosa, have you seen mi abrigo?" he asks.
"...Your abricot?" you respond, causing him to burst into laughter, shaking his head as he quickly translates and pats your back.
"No, amor. I was looking for my coat," he says, still chuckling.
You long to understand him - his soft whispers, the lullabies he sings to you, the music he plays on late nights, and even the sweet nicknames he calls you. You yearn to grasp every aspect of his language. However, learning a new language with your busy schedule seemed impossible, until you mustered the courage to ask Alejandro for help.
One day, he was sitting in the garden, engrossed in a newspaper and gently rocking on the swing. His eyes lit up as he caught sight of you, beckoning you to join him. As you sat beside him, his warm, calloused hand found its way around your shoulders, tracing circles on your skin.
After a few moments, he spoke in his deep, gruff voice. "Is something on your mind, mi vida?"
You smiled and nodded, brushing his hair back and admiring his features. "Yes. I've been thinking about something for a while now..."
He hummed, encouraging you to continue as he held your hand in his, bringing it to his lips and planting a tender kiss on it.
"Ale, can you teach me Spanish, please?" you finally asked.
Raising an eyebrow, he smiled softly. "Hmm, may I know why, amor?"
You explained your frustrations over the language barrier and your eagerness to communicate with him in his mother tongue. Alejandro chuckled softly, touched by your words. "It would be my pleasure to be your teacher, nena," he replied, his gaze filled with devotion. "We'll start with the basics and then make it more challenging."
You nodded, and he beamed with pride.
"Let's start right now," he suggested. "You know, you missed saying 'I love you' in Spanish on our wedding day. Say it to me... in español."
You pondered for a moment, realizing that he always says it to you. It must be something simple to say and remember. "Te... te quiero," you replied nervously.
A smirk danced on his lips at your hesitant response. "Te quiero," he repeated, his voice a deep growl.
"But that's not what you should say. You should say 'te amo'," he corrected you, drawing back slightly to meet your eyes. He raised a hand to cup the side of your face. "Te quiero translates to 'I like you.' Te amo is 'I love you,' mi vida."
You persisted, insisting that there was no difference.
"Still, no difference," you huffed, feeling a bit frustrated.
"Si, there is a big difference between the two, mi amor, you say 'te quiero' to trlatives and friends. Bit you say to me, and only me mind you, ''te amo',"
he chuckled, the smirk on his lips widening at your flushed expression. "I'll let it slide for now."
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hellokittywrites · 5 months ago
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TEETH
primera parte.
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¿se sellará la indescriptible atracción que sentías hacia Park Sunghoon con el pinchazo de un colmillo?
pair: vampire! park sunghoon x f!reader (no hay descripciones específicas de cómo luce físicamente, así que puedes imaginarla como quieras <3)
summary: sólo te diré que está inspirado en la canción teeth de enhypen, vampire academy y hierarchy ;)
warnings of part 1: menciones de mordiscos, sangre y ataques de pánico (si hay alguno más no dudes en decírmelo¡!). also, la academia se llama bram stoker en referencia al escritor de Drácula
words: 5501
segunda parte tercera parte
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¿Qué tenía Park Sunghoon que siempre conseguía dejarte sin respiración? Podía ser su característica belleza principesca, casi digna del llanto de una voz poética romántica inglesa que la llamaba desde la desesperación de sólo ver fealdad. Podía ser su caminar, simple ante los ojos de los principales catadores de modelos que deben crear ellas mismas con cada paso la pasarela, pero demasiado elegante como para ser tan simple. O simplemente era el hecho de que era el ex de tu mejor amiga.
Él cortaba tu respiración desde la incertidumbre. Una chispa de interés provocaba que tu mirada quedase atrapada en su belleza, en su caminar, en su identidad. O, la identidad que él debe tener sin ningún juicio último que lo destinase así salvo la existencia de tu mejor amiga, la cual lo hacía en un ex y, por tanto, alguien que jamás debe traspasar las líneas de lo desconocido. Pues no debes saber quién es Park Sunghoon verdaderamente, no debes sentir interés ante él ni definirlo de una manera que no se resuma en tres catadoras palabras: frío, egoísta y narcisista.
Así debía ser Park Sunghoon en tu perspectiva, dentro de tu propio juicio crítico. Una sombra de fealdad y no de la belleza que tus ojos tan inocente e involuntariamente percibieron. Una imagen despectiva, para nada atractiva ya que, ¿por qué querrías a alguien frío, egoísta y narcisista en tu vida?
Pero aquella fijación silenciosa e indeterminada que tu persona padecía sufrir ante el imponente Park Sunghoon no coincidía con los asentimientos de cabeza que siempre le regalabas a Aerin, tu mejor amiga, cada vez que mencionaba a este "ser sin corazón", como ella lo definía. ¿Estaba bien juzgar a una persona sin conocerla? ¿Dejarse llevar por rumores emitidos por una clara e indiscutible subjetividad? No, claro que no lo estaba y tus padres, especialmente tu madre, te lo había inculcado, repitiéndote la misma reflexión cargada de tolerancia millones de veces, demasiadas este último verano, antes de ingresar en la prestigiosa academia Bram Stoker. Lugar en el que conociste a tu nueva y aclamada mejor amiga y lugar dónde tu secreta fijación tan vergonzosa ha nacido con el nombre de Park Sunghoon.
Jamás te habías sentido de esta forma hacia alguien en tu corta vida de veinte años. Era una constante consciencia que, si vuestros ojos se encontraban, se volvía similar al encierre que una historia produce sobre ti, llevándote consigo a lo más profundo de sus páginas, una absorción plácida que en ningún momento te hace considerar tu necesidad de libertad individual. Podía sonar demasiado particular e intenso esta comparación, pero de verdad lo sentías de esa forma: tan irreal. Más razones que hacían que tu curiosidad creciera hasta lo superlativo, quemara hasta tu propio sentido común.
Y es que cuando hacías contacto visual con Park Sunghoon, un indescriptible nacía. Una pregunta sin respuesta, una negación sin argumento. Pero, sobre todo, una atracción con, lo que parecía, una imaginaria justificación. Porque, a ver, sí, eras reservada y observadora. Una Luna que debe sentirse atraída a un Sol y no a otra Luna. En cambio, eso no sucedía así contigo. Sunghoon, otra Luna era el centro de tu capacidad de sentir atracción por alguien. Y no eras muy fanática de los romances entre personas similares, más atraída hacia los polos opuestos.
Esta ferviente situación comenzó a principio de curso, la primera vez que su persona, junto con la de su famoso grupo de amigos, entró en tu campo de visión. Con tu uniforme negro con corbata azul, te sentaste en lo que los alumnos denominaban Comedor -cafetería en tu antiguo instituto- y, jugando con la tirita de un corte en tu pulgar que el libro que te encontrabas leyendo la noche anterior causó, Park Sunghoon apareció. 
No hubo una primera impresión. No hubo una reacción. No pensaste nada. Las acciones del protagonista de la novela que leías hicieron que, ante hombres reales, no hubiese estándar alcanzable. Sí, la belleza de Sunghoon era arrebatadora, digna de ser observada por más de cinco segundos o un minuto, pero no sentiste esa necesidad. Fue como ver una obra de arte que no resonaba contigo, aunque fuese la obra más destacada y más bella de todo un siglo de artistas galardonados. 
No sentiste nada, pero al mirar de nuevo hacia tu mano para seguir observando la tirita, tu piel se encontraba lo más erizada que jamás la habías visto. Una piel de gallina casi enfermiza, con las puntas de las uñas de tus manos temblando. La confusión reinó por completo tu mente, expresándose en un ceño frunciéndose. Te acariciaste la piel cuestionándote su estado, y tus yemas de los dedos casi no la sentían. Te incorporaste un poco en la silla, colocando tus manos en tu regazo, intentando calentarlas un poco, mientras decidías no darle mucha importancia y pensar en otra cosa. Y, a la vez que decidías olvidarte de ello, tus ojos parecieron tener otra opinión distinta a la de tu mente, pues se dirigieron directamente a lo que habían visto antes de centrarse en la tirita. Tus párpados los cubrieron casi buscando detenerlos pero ya era demasiado tarde.
Unos ojos negros, profundos como el carbón, ocultos entre una piel extremadamente pálida, casi sin vida, asomándose entre dos líneas de oscuridad dada por pestañas, unos ojos brillantes ante la luz del comedor pero aun así tremendamente opacos, capturaron todo tu ser, aunque solo deberían haber capturado tu mirada. Ahora sí, la piel de gallina fue sentida. Ahora sí, los rápidos latidos de tu corazón dejaron de ser ignorados por tu cerebro. Ahora sí, tu lengua empezó a quejarse de su sequedad. Ahora sí, habías notado aquel indescriptible.
Desafíamelo con biología o con física, pero sentiste como si Park Sunghoon te hubiera activado, encendido, creado. Por aquella milésima de segundo que aquel contacto visual duró, Park Sunghoon pareció autodenominarse como dueño de tu cuerpo, controlando tus acciones con una simple mirada, manipulándote a su semejanza. Pero esto no era posible y, buscando ignorar la grandiosidad de las nuevas emociones que acababas de descubrir en ti misma, tras ver como él, sin inmutarse, rompía aquella conexión, miraste hacia otro lado.
Lado en el que se encontraba Aerin y el resto es historia.
Ahora que te encontrabas observándola durante largos periodos de tiempo, buscando que no se enterase de las miradas furtivas que le estabas lanzando a Park Sunghoon inconsciente de las mismas y el cual se encontraba bajando las barrocas escaleras de la entrada principal de la Academia, notaste la gran diferencia entre él y Aerin.
—Entiende que, por mucho que ya hayan pasado dos meses desde mi ruptura con el ser desgraciado...— Hizo una mueca con los dientes que los dejó pintados de su llamativo pintalabios rosa. Rápidamente gesticulé el mensaje y, sin vergüenza alguna, pues Sim Aerin nunca sentía vergüenza de ella misma desde el ser desgraciado; y tras una sonrisa que, como siempre, nunca le llegaba realmente a los ojos, continuó. —Lo que equivale a tres meses en el curso y por tanto, el final del semestre, he decidido dar un evento—.
Sonrió triunfalmente. No era la primera vez que Aerin hacía este tipo de "eventos", término con el que realmente definía una fiesta privada dónde lo ilegal se volvía legal por el dinero en la cartera de papá, el director de Bram Stoker, tataranieto del verdadero Bram Stoker. Nunca habías asistido a aquellas fiestas encubiertas porque eran para los alumnos SSR, es decir, los hijos de los principales dirigentes, tanto económica como políticamente, de la alta sociedad del país. Estos alumnos se diferenciaban del resto con una corbata carmesí y, aunque no pareciese real, no había un clasismo encubierto. No existía a diario una gran diferencia entre ellos y el resto de alumnos. De esta forma, que Aerin se hiciese mejor amiga de una de las estudiantes nuevas becadas de tercer año, tú, no le sorprendía a nadie.
Ni siquiera existía un trato especial para con estos alumnos por parte de los profesores. Es como si ellos hubiesen con su personalidad y acciones, hecho olvidar al resto de su verdadera posición social. Gesto que se observa en cómo no existía un grupo de populares diferenciados intocables. Salvo el grupo de Park Sunghoon, alumno obviamente SSR que junto a sus amigos Heeseung, Jay, Jake, Sunoo, Jungwon y Niki; se mantenían como el único grupo en todo Barm Stoker conformado por sólo alumnos SSR de distintos cursos.
Aerin y tú érais del mismo curso que Sunoo y, pese a lo anterior mencionado, Sunoo había mantenido plenas conversaciones amigables contigo e incluso él te consideraba una amiga. Pero no del grupo que, desde tu punto de vista, parecía una fraternidad llena de secretos. 
Podía ser que era por malas experiencias del pasado, pero una parte de ti siempre esperaba lo peor de Aerin, o lo peor de Sunoo. Todos ellos compartían esa sonrisa que jamás llegaba a sus ojos, un gesto que, bajo tu juicio, resonaba a una amistad llena de un vacío que jamás se podría cubrir. Aunque también podía ser simples suposiciones, pues Aerin no había sido mas que amable y Sunoo, más de lo mismo.
Cierto era que habías notado una ausencia de envidia o celos de los alumnos de tu rango hacia ellos. Ni una queja, ni ningún mal deseo. Ni una revolución. Es más, parecía que estaban deseosos de tener la atención de los SSR, especialmente de Sunghoon, la cara de la Academia. Un deseo que no compartías y que, siempre que escuchabas conversaciones en el baño de las chicas o tus compañeros de clase te comentaban algo entre as líneas de "ojal�� poder estar con ellos", la extrañez era sembrada en tu interior. No te habías acercado primero ni a Aerin ni a Sunoo y no creías que hubieras tenido esa necesidad si ellos no lo hubieran hecho. Y, con respecto a Sunghoon, mientras sus ojos no se encontrasen con los tuyos, escapar era todavía posible.
—¡Qué buena idea!— Dijiste sin saber muy bien qué responder ante la noticia de otro evento al que, por normas establecidas desde un criterio un tanto desconocido para ti, alumnos de tu rango no estaban invitados. Aerin frunció el ceño rápidamente y sentiste un miedo irracional a haber dicho algo equivocado o a que hubiese notado tus miradas furtivas hacia Park Sunghoon. —¿Por qué el desinterés?— Su comentario, como tantos otros que desde su ruptura con Sunghoon te había dirigido, volvió a descuadrarte por un instante. Pero, y similar a lo que siempre sucedía, como si se hubiese acordado de algo tremendamente importante, ignoraba su propio comentario, en este caso una pregunta, para continuar con su monólogo, volviendo a sonreír de esa forma tan... SSR.
Aquel cambio en la actitud de Aerin hacia ti en instantes como éste fue paralelo a su desastrosa ruptura con Sunghoon. Dos semanas tardó Aerin en darse cuenta de que verdaderamente Sunghoon iba en serio en aquella conversación que, sin querer, habías escuchado un sábado lluvioso de noche, volviendo de la biblioteca de la Academia, dirigiéndote a los dormitorios que te correspondían, los de los alumnos no SSR, los azules. Además del lujo, la única diferencia con los otros era que se encontraban en un edificio separado de la Academia, al aire libre.
El libro de Literatura Universal era bastante pesado y ocupaba incómodamente gran parte la circunferencia deforme que tus brazos doblados y unidos realizaban para poder agarrarlo. Tus bailarinas negras sin tacón conseguían no hacer ruido al entrar en contacto con el suelo de baldosa a cada paso, siendo sólo posible escuchar el ruido de la lluvia. Hasta que, justo cuando ibas a girar la esquina para seguir con tu recorrido, la voz de Aerin te hizo pararte en seco justo cuando te ibas a adentrar en el pasillo en el que ella estaba.
—¿Cómo que quieres romper conmigo? ¿Tú sabes con quién estás hablando ahora mismo?— Su voz sonaba con un toque de ferocidad que jamás habías escuchado en ella al sólo conocerla desde hace un mes en este momento. El silencio le respondió. —No sólo asientas con la cabeza, Sunghoon. Eso siempre me ha sacado de quicio— Recordaste cada vez que asentiste como respuesta a una pregunta de Aerin y fue ahí donde empezaste a notar esa sonrisa SSR y, así, el modelo de sonrisa SSR.
Escuchar el nombre del mencionado te cortó la respiración del susto. ¿Por qué del susto? ¿Qué es lo que pasaba? Seguías confundida por cómo te estabas sintiendo mientras tratabas de pegarte a la pared, escondiéndote. Apretaste más el libro contra ti. 
Entonces escuchaste la voz que llamaba al latido de tu corazón a revolucionarse, como si fuese dueña de ellos, de él. Pero no de manera romántica, sino de una forma primitiva, casi depredadora. Sonaba grave, aterciopelada y un poco nasal. A tus oídos, estúpidamente un Beethoven. ¿Cómo era posible que una voz fuese catalogada de esta manera por cómo tu cuerpo se sentía al escucharla? No sabías.
—Cállate. Me tienes harto, Aerin— Frío.
—Nunca quise esto y sólo acepté por mi padre y lo sabes— Egoísta.
—Ah, espera... No me digas... ¿Te has enamorado de mi?— Narcisista.
Podías hasta casi oír la sonrisa ladina burlesca con la que había pronunciado aquellas palabras.
Fue tal y como Aerin en dos semanas te describiría a Park Sunghoon. 
Sus palabras tan duras envueltas en el sonido tentador que su voz era te aterrorizó por completo porque, en vez de cesar todo aquel juego que considerabas individual del observar el efecto que Park Sunghoon tenía sobre ti, no cabía en tu cuerpo la necesidad de volver a jugar. Así, te fuiste de aquel pasillo sin escuchar más.
Dos semanas después te "enteraste" de lo sucedido y, a partir de ese encuentro, notaste el cambio en Aerin y el esquema, además del espejismo, en el que todos los SSR parecían estar dentro.
—Bueno, olvida eso. Lo importante es que, esta vez, estás invitada— Dijo Aerin cambiando de actitud mientras daba saltitos y te abrazaba efímeramente. No te dio tiempo a corresponder el abrazo. —¿Cómo? Pero, ¿eso es posible? ¿No va contra las normas?— Aerin te miró como si tuvieras tres ojos y no dos durante un momento, para después ignorar tu negación. —Todo está permitido y es legal, creo que ya sabes quién soy— Se rio y la mención de su identidad te produjo un escalofrío.
La principal razón por la que existía una aparente igualdad entre los alumnos era porque nadie hablaba de quienes eran en realidad. Todos lo sabían, pero ellos jamás habían forzado ese conocimiento en el resto. ¿La razón? Desconocida. Así, te reíste nerviosamente, haciendo como si no hubieses escuchado sus palabras. Los ojos de Aerin brillaron. Respuesta correcta.
—No acepto un no por respuesta. El impresentable va a estar allí y necesito a mi mejor amiga para que me apoye— Su brazo rodeó tus hombros mientras os girabais para ir a clase, apareciendo Park Sunghoon en tu campo de visión, el cual estaba hablando con Heeseung y Jake cerca de la escalera por la cual le habías visto bajar inicialmente.
Estabas tan centrada en Aerin que pensaste que Park Sunghoon sólo había bajado las escaleras para después desaparecer, pero parece que había estado ahí todo el tiempo tras encontrarse con sus amigos. Fue inevitable no mirarlo mientras se te secaba la garganta y decías un "Claro Aerin" al no poder dejar jamás que ella te pirase mirándole. Aerin casi paró en seco tras darse cuenta de la presencia de Park Sunghoon. Tras titubear un momento, retomó el paso a una gran velocidad que te sorprendió. Así, con tu mente sumergida en la sorpresa, tus ojos aprovecharon para dirigirse hacia él y tu corazón latió con fuerza. Como siempre, Park Sunghoon parecía inmune a hacer contacto visual contigo. Te miraba como si estuviera mirando al vacío, haciendo un contacto similar al que haces al confundirte y sonreírle a una persona que en verdad, estaba mirando a otra parte.
Así habías llegado a la conclusión de que, en verdad, debía de estar siempre mirando en otra dirección. No provocabas en él lo que el provocaba en ti. Además, no sentías que el mismísimo Park Sunghoon mirase en tu dirección las mismas veces que tú le mirabas.
Tu interior quería su atención, la necesitaba de una forma que nunca conseguía dejar de sorprenderte. Pero él seguramente miraba a Aerin, arrepintiéndose estos dos últimos meses de su decisión de abandonarla, de ser ese Park Sunghoon frío, egoísta y narcisista, de no ser él. La conexión tan individual que sentías hacia él te hacía pensar de esta manera, apenas sin conocerlo. Unos dirán idealización, otros dirán una búsqueda de entendimiento de tus propios gustos. Yo digo una satisfacción de los deseos de tu yo más profundo que parecía que sólo él podía brindarte...
Pero él estaba por Aerin. Estabas convencida.
Pero oh, cómo te equivocabas.
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Tras llegar al comedor casi escapando de su ex, Aerin te sentó en uno de los bancos, justo al lado de Sunoo. La miraste con duda, temiendo su reacción ante el encuentro con Park Sunghoon. Pero, para tu sorpresa, y en contradicción con sus apretados puños casi blancos por sus puntiagudas uñas, estableció. —El evento es este sábado, siento que te avisara tan tarde pero me estaba asegurando de que pudieras venir con seguridad y déjame decirte que... qué segura estoy— Pronunció esto último mirando hacia el horizonte, gesto que te descuadró un poco. Miraste a Sunoo, el cual te la devolvió con una sonrisa ladina. —¡Hay que prepararse!— Le sonreíste de vuelta mientras un sentimiento asfixiante se asentaba en tu pecho. Lo llamaste hambre pero y tras comer, el hambre no puede durar... ¿verdad?
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Park Sunghoon no estaba mirando a Aerin precisamente. Desde que te vio por primera vez, todas sus convicciones de haber estado vivo temblaron -y mira que ha estado vivo por mucho tiempo-, ya que fue observándote (y después de hacerlo) cuando fue totalmente consciente de que no estaba ciego, de que sus ojos observaban una realidad cuyos colores sólo podía conocer a través de ellos, que realmente observar es una acción impersonal en la que el objeto que ha conseguido toda su atención, se vuelve lo más importante para él, aunque sólo sea por un segundo, una milésima, un simple pestañeo.
Cuando Park Sunghoon te observaba, no podía centrarse en nada más. Pero esta esclavitud de su concentración no estaba producida por resultar cautivado ante tu presencia, no. Era porque, por muy irracional que sonase, Park Sunghoon se sentía responsable de cada movimiento que hacías, cada respiración, cada paso. Era totalmente exasperante. Poco a poco, su sanidad se veía intoxicada por ti y, cuando eran tus ojos los responsables de su gran carga, Park Sunghoon quería más de ti. ¿El qué exactamente? No tenía ni la remota idea. O de eso se intentaba convencer.
Tampoco, según él, tuviste ninguna influencia en su decisión de terminar su trato, su engaño con Aerin. Y, tras ahora abandonar el hall con su ex, tampoco sintió las inmensas ganas de que te dieras la vuelta, volviéndole a brindar toda tu atención.
—Parece que Aerin te sigue odiando, Sunghoon— Sim Jake mencionó mientras que, con los brazos cruzados en el pecho, hacía una mueca de cansancio hacia donde Aerin antes se encontraba contigo. Eran primos lejanos y, tantos años juntos (demasiados), habían creado una atmósfera un tanto extraña. Su pelo rubio se movió también, al nunca estar tan controlado por Jake como le gustaría. Esto lo distrajo por un momento y no se fijó en como Sunghoon siguió mirando hacia aquella salida, contemplativo. Gesto que no paso de largo por Lee Heeseung.
—Ah, ya.— Fue simplemente lo que Sunghoon le respondió. A esto, Jake gesticuló con cierta energía.
—¿Esa es tu reacción? ¿No estuvisteis saliendo juntos durante todo el verano?—Sunghoon miró a Jake con cierto aburrimiento.
—Nunca fue seriamente— Jake miró con shock a Heeseung mientras cerraba la boca.
Heeseung, tras mirar un segundo a Sunghoon, hizo contacto con Jake y tras ver su sorpresa, rompió su silencio. —¿Qué? ¿No lo sabías?— Jake negó con la cabeza un poco, todavía sorprendido. Heeseung rio mientras le daba un suave golpe en el brazo. —Eso te pasa por siempre irte a Australia en verano— Jake lo empujó y comenzó a caminar hacia el comedor, negando con la cabeza.
—No es mi culpa que mi familia sea de allí— Refunfuñando, fue seguido por Heeseung. Sunghoon, un tanto sonriente ante las reacciones de su amigo, les siguió también, unos pasos por detrás.
Jake, que iba unos pasos más por delante, se giró y, tras dirigirle una mirada de disculpa, se colocó junto a Sunghoon. —No pasa nada, Jake— Rio este último mientras Heeseung esperaba a que llegasen a su altura, aprovechando para seguir observando la actitud de Sunghoon. —¡Perfecto entonces! Porque me acabo de acordar de la gran noticia. Aerin hará otro de sus eventos este fin de semana—.
Llegaron a la altura de Heeseung y Sunghoon simplemente resopló. —Vamos Sunghoon, el rol de vegetariano no te va muy bien—
Heeseung miró a Jake de soslayo, esperando que no siguese por ese camino. Sunghoon se tensó al momento. —No soy un asesino—.
Su tono frío le recordó a Jake por qué era un tema sensible pero, buscando reconfortar a su amigo, continuó.
—Tranquilo Sunghoon, es sólo pasarlo bien. Nunca ha muerto nadie así que no deberías— Heeseung interrumpió. —Mejor cambiamos de tema, ¿vale?—
Siendo el mayor de los tres, tanto Jake como Sunghoon dejaron de mirarse para asentir y continuar caminando. —Ahora que lo pienso no se si suena tan bien... Aerin va a llevar a su amiga, así que será su protegida— Jake lo mencionó con toda la buena intención del mundo, pero a Sunghoon no le gustó ni un pelo el tono decepcionante que usó Jake ni la mirada compasiva que Heeseung le dirigió.
Una necesidad casi primaria de prohibir a todo aquel que no sea él de mencionarte en los términos a los que Jake se refería perforó sus instintos y casi llegó a hablar para expresar tu súbito estatus como suya. Claro que Sunghoon fue el primero que se paró a sí mismo, extrañado ante sus sentimientos y negando absolutamente una posibilidad de necesitar protegerte o, peor aún, de morderte.
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Llegó el sábado sin anormalidad ninguna. Tampoco era como si estuvieses esperando algún cambio en la monótona vida académica que llevabas, o eso te repetías continuamente. El final del semestre se había dado el día después de que Aerin te invitara a aquel evento y de que te lo anunciara. Así pasaste el miércoles, jueves y viernes sin clases en tu dormitorio sólo compartido por ti y tu soledad. Aunque no sólo estuviste pudriéndote en tu cama con un buen libro, sino que también quedaste con Aerin y Sunoo en una especie de bosques interiores que existían en la Academia.
Un diseño arquitectónico que jamás habías visto, pues toda la academia se encontraba cubierta de patios interiores con la única excepción de la salida a los dormitorios de los alumnos azules.
Acostumbrada a las ventanas y, especialmente, a estar en contacto con el Sol, la estructura de las aulas y de la academia entera en general te resultó al principio un tanto agobiante. Techos infinitos que formaban triángulos afilados apoyados en altas paredes que sólo se encontraban agujereadas por ventanas en lo más alto. Escuchar por primera vez las campanadas de lo que parecía Notre Dame te había sorprendido. Antes de trasladarte, sabías de la apariencia tétrica de la academia, pero cada techo formaba un escondijo perfecto para el mismísimo Fantasma de la Ópera.
Pero nadie más que tú parecía extrañada, así que la normalidad fue sencillamente fácil de alcanzar.
La tela roja que conformaba tu vestido imitaba a tu propia piel al abrazarse con gracia y elegancia a la silueta de tu cuerpo. Sunoo te había convencido para elegir aquel vestido, haciendo hincapié en su gusto exquisito, cualidad que la misma Aerin no compartía pese a ser también una alumna SSR. Ella vestía bien, pero Sunoo más. La mirada indescifrable que Aerin te había regalado tras verte con aquel vestido a la salida de la academia (el evento se celebraba en una de las tantas casas sofisticadas de propiedad del director de la academia, es decir, del padre de Aerin), provocó una cierta inseguridad en tu apariencia. Fue Sunoo que, tras encargarse de tu pelo, asesinó cualquier sentimiento de duda.
—Estás exquisita—Estableció tras hacer contacto visual a través del espejo que el chófer de Aerin siempre traía consigo. Tu ceño se frunció ligeramente ante el uso de aquel adjetivo entre los tantos similares que podría haber usado pero, centrándote en la Luna que se dejaba ver a través del cristal, sonreíste con gratitud.
Aerin con su vestido verde oliva también lucía absolutamente preciosa y, la forma en la que había mencionado a Sunghoon con tono de venganza, entre las líneas de "se arrepentirá de haberme dejado" tras Sunoo alabarla, sonaba más a una auto convicción que una promesa.
No decidiste prestar atención a cómo siguió la conversación porque... Sunghoon. Una adrenalina provocada por un estímulo que no sabías muy bien identificar se había asentado en tu vientre, haciendo casi temblar tus manos. Ahora el hambre era adrenalina.
Tu intuición te avisaba de que hoy no iba a ser como las otras veces, una presa que consigue escapar por la indiferencia de su depredador. Hoy, tu intuición te hacía asesina de tu propio juicio, o eso es el destino que ésta selló. ¿Iba a ser así? No tenias la prueba científica... ni siquiera sabías exactamente por qué te sentías así. Pero, cada vez que Park Sunghoon se hacía camino entre tus otros pensamientos hasta llegar al centro de tu mente consciente, la adrenalina se descontrolaba. Morirías de hambre a este paso.
Aunque tu juicio, todavía vivo, no quiso atender, ya que ¿por qué pasaría algo con Park Sunghoon justo hoy tras tres meses de simple atracción no correspondida?
De nuevo, erraste en el primer momento en el que estableciste que a Park Sunghoon le eras indiferente.
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El trayecto fue corto y simple, lleno de ilusión. No sabías que te esperaba y la cantidad de anécdotas que Aerin y Sunoo te contaban hicieron que tuvieses grandes expectativas. Tenías pensado pasarlo bien, intentando ignorar tus presentimientos, ya sean malos o buenos. Además de que todo iría bien, como muchas veces Aerin y Sunoo habían repetido porque ibas en calidad de su "protegida". Todavía no habías entendido muy bien qué significaba aquel término y las respuestas evasivas de Aerin no te aclaraban nada. Pero como estabas centrada en disfrutar del momento buscando cesar tu personalidad de naturaleza tan responsable que te ahogaba con el constante recordatorio de la existencia de consecuencias que tus actos podían llegar a producir, no insististe más.
Hasta que los viste. Varios pares, casi centenares, brillantes y puntiagudos, escondidos, casi tímidos en las distintas bocas por las que se asomaban. Colmillos.
Entrar en la fiesta que se estaba dando en la piscina no supuso ningún alteridad de tu intención inicial: pasarlo bien porque todo iría bien. Ni rastro de colmillos, nada. Simplemente te extrañaron dos cosas. La primera: ¿cómo una fiesta con tanta gente tenía tan poca iluminación, dependiendo solamente de la luz de la luna para ver? Aerin te habló de un apagón temporal. La segunda: ver la cantidad de parejas que se encontraban besándose en el cuello. Sunoo te dijo que eras demasiado inocente, hecho probablemente cierto.
Nada alarmante, nada alterante. Hasta que, tras estar bailando cinco canciones seguidas con Aerin y Sunoo (realmente te lo estabas pasando en grande), un pin pon con un borracho Jungwon y un descanso en la cocina con Jake y más conocidos; te excusaste para ir al baño.
Llevabas cerca de dos horas en aquella fiesta y sin una gota de alcohol en el estómago (sorprendentemente sólo había vino y Aerin no te lo recomendó al ser de mala calidad, pese a, después y desde la cocina, verla bebiéndolo), pensaste que buscar el baño no iba a suponer un gran reto. Pero te perdiste y caminando por el segundo piso sin rumbo alguno, la suerte preció estar de tu lado cuando lo encontraste.
Todo iba tan bien, tan perfectamente bien que mientras acercabas tu mano al pomo de la puerta entreabierta sonreíste para ti misma, sintiendo que habías juzgado todo demasiado meticulosamente, dándole la razón a tu madre. Hasta que lo escuchaste.
—Muérdeme, por favor— Una voz femenina y un sonido de piel desgarrándose rompieron el silencio de aquel blanco pasillo del segundo piso y, levantando la cabeza, viste a un Heeseung mordiéndole el cuello a una chica que no conocías haciéndolo sangrar.
Tus mofletes se calentaron y te apartaste rápidamente. Los gemidos de ella y los gruñidos de él anularon cualquier sonido que pudiste llegar a hacer mientras te alejabas, buscando volver a la piscina. Buscabas quitarte aquella imagen de la cabeza, aunque la sorpresa era indudable. Sabías que había gente a la que el dolor le producía placer y nunca te habías considerado una de esas hasta que viste aquella sangre corriéndole por su cuello. ¿Por qué tu cuello no paraba de palpitar?
Bajaste la escalera y echando una ojeada al primer piso para distraerte, volviste a encontrarte con la misma posición. En este caso, era Jake con una chica que tampoco conocías. Rápidamente seguiste bajando las escaleras, llegando al porche. Tu corazón latía demasiado fuerte y decidiste pese a lo que Aerin te había dicho, beber el vino servido. Necesitabas alcohol para quitarte aquella sensación.
Así te llevaste el vaso a la boca en la soledad de una desierta cocina. Todos estaban en la piscina bailando o besándose el cuello, pues la cantidad de parejas parecía haberse multiplicado desde el inicio de la fiesta. Verlas así te devolvió el recuerdo de lo que minutos antes habías visto y, ya sin dudas, te llevaste el vaso a la boca.
Un sabor metálico y un tanto caliente hizo contacto con tu lengua. Escupiste al momento. ¿Por qué aquel vino sabía a sangre? Abriste la nevera con la necesidad de quitarte aquel horrible sabor de la boca y las viste.
Más de veinte envases de plástico con etiquetas que ponían nombres de distintos animales en rojo te recibieron tras abrir la nevera. Era sangre de animal. El estómago te dio un vuelco y sentiste arcadas. Rápidamente fuiste al grifo y bebiste agua pese a nunca gustarte beber de él.
Mientras te limpiabas la boca notando que el gloss todavía resistía en tus labios, lo que habías visto anteriormente ya no te pareció una simple coincidencia. Así, con el ceño fruncido y una valentía calculadora, te acercaste a la piscina y observaste tus alrededores,¡. Destellos blancos similares a perlas parecían reflejar la luz de la Luna en aquellas parejas que ya no estaban unidas por un beso. Mirándolo mejor, era un mordisco.
Tu respiración se aceleró casi entrando en un ataque de pánico hasta que viste la figura de Aerin y Sunoo. Sintiéndote infinitamente aliviada, ibas a empezar a caminar para ir hacia ellos hasta que Sunoo abrió la boca tras acercarse al cuello de Aerin y viste con tus propios ojos como los dientes de Sunoo se transformaban en afilados colmillos que perforaron la piel de Aerin, haciéndola sangrar.
Las caricias de Aerin y sus ojos cerrados por placer fue la señal que necesitaste para darte cuenta de que había un consenso, de que esto era normal, de que esto era lo que pasaba en estos eventos.
Tu mente empezó a dar muchas vueltas, especialmente por el hecho de que no sabías muy bien qué tipo de culto de imitación vampírica se estaba llevando a cabo. Tu respiración se aceleró y entraste de nuevo en la casa, buscando escapar. Subiste la escalera hasta el primer piso sin darte cuenta de que Jake podría seguir allí (tampoco pensaste en ello del estado de shock en el que estabas entrando). Esta vez subiste hasta arriba de todo, no parando en el segundo piso. Necesitabas alejarte de fuese lo que fuese que estaba pasando abajo y, por alguna razón, ir arriba del todo. Necesitar ir arriba del todo.
Rápidamente, llegaste a la cima de las escaleras que consistía en una puerta ligeramente normal para el lujo del resto de la casa. Estaba entreabierta y la brisa nocturna salía de aquella. Justo lo que necesitabas en ese momento, lo que más anhelabas en ese momento estaba detrás de esa puerta. Así, cumpliste esa necesidad abriéndola y penetrándola.
Con las manos en los bolsillos y sus dos mechones de flequillo moviéndose en un dócil aleteo que la brisa nocturna provocaba, la figura esbelta e imponente de Park Sunghoon te recibió y sus profundos y mortales ojos se clavaron en tu persona sin titubeo ni expresión, pero con la intensidad de un contacto anhelado en sueños.
"Él es lo que necesito, mi sueño cumplido"
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notes 1: la segunda parte está en camino y esta semana estará terminada... no tengo pensado hacer más así que esto sería un one shot de dos partes (?). aunque si se me ocurre algún drabble pues quién sabe juju. espero verte en la segunda parte ilysm <3
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notes 2: omg!! el primer fic en español que escribo por aquí... veremos. si te ha gustado puedes dar un like y rebloguear y, si te sientes amable, un comentario me haría super happy. no he visto muchos blogs escribir en español de enhypen e intimida un poco 🙂‍↔️ solo espero que te lo hayas pasado bien leyéndolo como yo escribiéndolo jusjus. i love you <3
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thesecrethistori-an · 2 years ago
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Olivia's Prague Adventures
Olivia x Harry
Tags: Oneshot, Olivia x Harry, trope, fanficción
Oneshot: Un desconocido en el gimnasio:
Olivia despertó aquella mañana con las primeras notas de su despertador, pidiendo a su Google Home que subiese el volumen para llenarse de la energía que la canción de One Direction desprendía mientras abría las ventanas y ponía el calentador de agua en marcha. Quizás era pecar de egolatría que su canción favorita de la boy band británica fuese la que llevaba su mismo nombre, pero quién podía culparla de sentir que los chicos le decían a ella misma que vivían por y para sentir la luz de sus ojos. Era cierto que su descubrimiento del grupo había sido bastante tardío, no había disfrutado de sus álbumes hasta bien entrada la universidad, y en ocasiones se preguntaba si no era un comportamiento excesivamente adolescente para sus 22 años... Aunque a decir verdad, aquellos característicos sentimientos de incomprensión y soledad, histeria, alegría y angustia de los que todo el mundo hablaba, y los cuales la habían dejado bastante tranquila en su paso por el instituto, parecían haberse instalado en su cabeza en los últimos años. Los 20 eran los nuevos 15, parecía ser.
Tras desayunar unas tostadas con aceite y pepino y beber un Earl Grey que, como siempre, se le había quedado frío, emprendió su aventura para ese día: dejar atrás el preocupante sedentarismo que llevaba como estilo de vida.
Olivia salió de casa sintiéndose completemante insegura sobre la clase de yoga a la que se había apuntado en el nuevo gimnasio. Se había decidido a registrarse unos días atrás con la esperanza de mejorar aunque fuese mínimamente su forma física, ya que había alcanzado un punto en que se sentía exhausta tras subir los cuatro pisos hasta subir a su casa a diario. En sus primeras visitas al gimnasio había tratado sin éxito de utilizar algunas de las máquinas disponibles, pero no podía evitar sentirse totalmente ridícula mientras intentaba descifrar su funcionamiento, por lo que había tirado la toalla y decidido que las clases serían por ahora la opción más segura. Tras una experiencia traumática y cercana a la muerte en la clase de aerobic la tarde anterior, la decisión estaba tomada: el yoga parecía el ejercicio adecuado para ella: a fin de cuentas, los deportes de equipo y de alto impacto nunca habían sido lo suyo, y este ejercicio a medio camino entre lo artístico y lo atlético encajaban bastante con la imagen de sí misma que quería proyectar en su nueva vida. Aparte, sospechaba que en una clase de hot yoga no tendría que lidiar con las miradas, ahora críticas, ahora lascivas, de los chicos que hacían de ser usuarios del gimnasio low cost del barrio su personalidad.
A medida que se acercaba la hora de empezar la clase, las dudas hacían tambalearse el valor inicial de Olivia. ¿Qué haría si la clase era de nivel avanzado? ¿Y si se esperaba de ella que supiese hacer esas contorsiones y equilibrios que apenas parecían anatómicamente posibles? Le aterrorizaba ser incapaz de seguir las instrucciones de la profesora o, aún peor, no comprenderlas siquiera. Realmente debería haber pensado en lo inconveniente que era apuntarse a unas clases grupales impartidas en otro idioma. Daba igual, ya no había tiempo de echarse atrás.
Entrando al gimnasio casi treinta y cinco minutos antes de que comenzasen las clases, pasó un rato en el vestuario, familiarizándose con el espacio y tratando de no parecer totalmente novata. Después de un rato, se armó de valor para salir y buscar la clase. Por suerte, eran solo las 7 de la mañana de un sábado y el gimnasio acababa de abrir, por lo que solamente se encontró con un par de señoras que parecían amigables y un joven disciplinado y totalmente absorto en su carrera en la cinta de correr. Todo estaba saliendo a pedir de boca salvo por un pequeño inconveniente: no encontraba la sala 4, a donde debía dirigirse para su clase. Precariamente, un miembro del personal le indicó que debía acceder al "otro lado" del gimnasio, señalando una puerta al otro lado de una de las aulas. Olivia estuvo a punto de dar media vuelta e irse a su casa, no podía creer que fuese a tener que atravesar aquella clase de "body attack" (fuese lo que fuese eso). Finalmente cruzó lo más rápida y disimuladamente posible, no sin sufrir el sermón de una enfadada monitora que le gritaba algo que, por una vez, se alegró de no comprender. Ya estaba en el área Wellness, ahora todo debía transcurrir con normalidad. Encontrada el aula, se sentó fuera a esperar, mirando obsesivamente su teléfono para evitar mostrar lo evidente: que había llegado excesivamente temprano y no tenía ni idea de dónde meterse mientras no llegaba la instructora.
La clase excedió por mucho sus expectativas. Por supuesto, había sido cansado, pero no había tenido problemas para completar los ejercicios y sentía que, con práctica, podía acostumbrarse a hacer esto a diario. Además, sentaba bien reconciliarse con el propio cuerpo, recordar que no tantos años atrás había disfrutado muchísimo de la disciplina de conservatorio con sus innumerables horas semanales de trabajo. Tras haber devuelto su bloque de gomaespuma a su sitio y desinfectado su esterilla, salió la última del aula. Por suerte, había conseguido ver por donde bajaban para acceder directamente al área de vestuarios, sin tener que atravesar el resto del gimnasio. Esta vez no pasaría el bochorno de una hora atrás. Mientras bajaba las escaleras cayó en la cuenta de que seguramente accedería a la puerta que había visto en la zona de duchas, que había descartado como un acceso para personal.
Efectivamente, abajo la esperaban dos puertas, ambas abiertas y bloqueadas, de manera que resultaba imposible ver el cartel que indicaba cuál era la que daba acceso a su vestuario y cuál la llevaría a las duchas masculinas. Como el gimnasio apenas estaba lleno, no se escuchaban voces que pudieran darle una pista sobre qué puerta debía cruzar. Tras pensar unos segundos rememorando la disposición del edificio, Olivia estaba convencida casi con total seguridad de que no podía ser la puerta de en frente, tenía que torcer a la derecha.
Decidida, entró en el vestuario, donde sólo había una ducha encendida, la penúltima de la hilera que tenía que atravesar. Alguien silbaba tranquilamente dentro. Estaba ya confiada cuando del borde de la tabla que separaba la ducha de las demás vio sobresalir un codo, seguido de un brazo agradablemente torneado y, lo que es más importante, claramente masculino. El agua había dejado de correr. Se quedó totalmente paralizada. El agua que bajaba serpenteando hacia el centro del pasillo había empapado sus chanclas, por lo que era imposible retroceder sin ser delatada por su golpeteo. Aún estaba paralizada cuando a ese brazo le siguió el resto de un cuerpo totalmente desnudo, cubierto en tatuajes y empapado, envuelto en un denso vapor que delataba una prolongada ducha bajo el chorro casi insoportablemente caliente de agua. Olivia apenas escuchaba otra cosa que su corazón acelerado por la vergüenza (e innegablemente por la vista de aquel cuerpo ignorante y desnudo frente a ella), acompañado del melodioso silbido del joven, todavía ajeno a su presencia a tan solo unos pasos de él.
Para su alivio, aún de espaldas, alargó la mano hasta alcanzar su toalla, que enrolló descuidadamente alrededor de sus caderas. Solo necesitaba que diese los pocos pasos restantes hasta girar y desaparecer en el área de las taquillas. Solo unos segundos y podría volver sobre sus pasos y correr al vestuario femenino.
"Si vas a disfrutar del espectáculo podrías al menos aplaudir...". Olivia pensó que iba a perder el conocimiento allí mismo. Lo único que lo impidió fue el fugaz pensamiento de que entonces aquel desconocido apenas cubierto por una fina toalla de microfibra tendría que levantarla del suelo empapado y llevarla a recepción, donde despertaría más abochornada todavía, si es que eso era posible.
Tras varios segundos intentando sin éxito que de su boca saliese algo más que un balbuceo, Olivia consiguió articular unas palabras de disculpa: "yo... lo... lo siento... lo siento muchísimo, no... no era mi intención... yo... soy nueva en el gimnasio y... me he desorientado al volver de clase y... lo siento ... yo no..."
Copiando burlonamente su titubeo avergonzado, el desconocido respondió "Bueno tranquila, amiga, tampoco creo que sea la primera vez que ves a un tipo desnudo, ¿me equivoco? Y si es así, supongo que de nada, no creo que sea una primera visión tan desagradable, a fin de cuentas". Su boca dibujaba una media sonrisa que insinuaba unos dientes blanquísimos. Sus labios, enrojecidos por el calor de la reciente ducha, brillaban. Una gota resbaló de su pelo oscurecido por la humedad, el cual sacudió ligeramente hacia el lado para evitar que se le metiese en los ojos. Quería salir de allí, necesitaba salir de allí, pero al mismo tiempo sus pies parecían estar clavados en el embaldosado de aquel vestuario. Deseaba que la tierra se la tragase en aquel instante.
Tras unos segundos que se le hicieron eternos, consiguió responder:
— Disculpa, de verdad no era mi intención, siento muchísimo haberme colado en el vestuario de hombres. No volverá a pasar.
— No tienes que disculparte así, tampoco soy el dueño de este gimnasio. Además, es demasiado pronto, estamos completamente solos.
¿Qué era eso que parecía detectar en su divertido tono de voz? Su inflexión todavía ronca por ser una hora tan temprana demostraba que el desconocido, que por cierto seguía precariamente tapado con su toalla, lejos de compartir su azoramiento, encontraba aquel incidente deliciosamente gracioso. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué no se daba la vuelta y huia a su propio vestuario para cambiarse y volver horrorizada a su casa? ¿Por qué lo la echaba él? ¿A qué estaba jugando? La cabeza de Olivia iba a mil por hora, pero por algún motivo no conseguía salir de aquellas duchas. O no quería. Estaba como hipnotizada por aquel joven que la miraba curioso. No se dio cuenta de que su propia mirada se había deslizado hasta sus brazos de nuevo, la primera porción de su cuerpo que había visto unos minutos antes.
— Si me vas a mirar así, podrías desvestirte tú también, ¿no? — Sintió cómo la piel de su cara alcanzaba un tono carmesí imposible. Ahora sí iba a desmayarse. — Aunque igual es un poco pronto para intercambiar tantas cosas — Esa media sonrisa y aquella mirada que claramente estaba disfrutando la situación volvieron a aflorar en su cara. — Salgamos de aquí, siento decepcionarte, pero no puedo quedarme desnudo todo el día desnudo para complacerte, al menos no todavía. Voy a vestirme, cámbiate tú también, te espero fuera en 10 minutos. — Le guiñó el ojo y salió.
Al fin, Olivia reaccionó y, casi automáticamente se dirigió a su vestuario. Mecánicamente, se metió en la ducha de agua fría y solo entonces pensó en aquel descarado chico, que por cierto le acababa de ordenar lo que hacer, a lo que ella había obedecido casi instintivamente. Una vez se hubo secado se preguntó a sí misma si no sería divertido seguirle el rollo e ir a tomar algo con aquel desconocido... A fin de cuentas, era cierto que ya había compartido con él más palabras (y más que palabras) que con mucha de la gente que había conocido desde que se había mudado a aquella ciudad, y tampoco es que tuviese gran cosa que hacer. ¿Era esa su oportunidad de dejar que aquella nueva Olivia que llevaba tiempo queriendo descubrir floreciese de una vez? "Seguro que ni siquiera está fuera y solo se ha divertido un rato contigo, mañana no será más que una anécdota que contar a sus amigos y en una semana ni recordará este encuentro", se dijo mientras salía a recepción.
— Vaya, ya estaba pensando que tendría que entrar a por ti... Por cierto, qué falta de modales, ni siquiera nos hemos presentado. Soy Harry.
— Olivia — Musitó.
— Olivia, Olivia, Olivia... — repitió, absorto, paladeándolo, y ella no pudo sino fijarse una vez más en sus labios y en lo seductor que sonaba su nombre saliendo de ellos— Vamos, conozco un café perfecto para un desayuno tranquilo de sábado.
Sin saber muy bien por qué, Olivia se vio siguiendo los pasos de aquel desconocido fuera del gimnasio.
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aphrmoosun · 6 months ago
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That was the update of my Nomae fic today (*on Spanish*) [finally with the confession of Noa] and that was one of the comments. Y'all so sweet 🥹
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[It's been updated to English already.]
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myillicitaffair · 9 months ago
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You are in love | Esteban Kukuriczka.
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sumario: noches de pizza con tu amigo… claro, amigo.
advertencias: sexo explícito (+18) , penetración, sexo sin protección, consumo de alcohol.
créditos: las fotos del collage fueron extraídas de pinterest, más las edite yo. la canción cuya letra utilice es You Are In love (Taylor’s Version) de Taylor Swift.
notas: honestamente, no estoy muy contenta con el resultado final pero espero que puedan disfrutarlo de todas maneras xx.
No hay pruebas, no fue demasiado, pero yo vi suficiente.
Paciente, fuera de su recibidor, me encuentro parada, esperándolo con una botella de vino bajo la axila. Aliso los pliegues de mi falda varias veces con las manos, un hábito al que recurro para evitar sucumbir a la ansiedad que me atormenta. Con la cámara de mi celular, observo mi reflejo, comprobando que mi maquillaje permanezca en su lugar, que mi cabello siga viéndose inmaculado.
No recuerdo un tiempo en el que Kuku haya sido simplemente un amigo, siempre fue más; mi confidente, el protagonista de mis fantasías, quien roba mis suspiros y miradas, de quien terminé enamorándome.
Las pisadas sobre las baldosas delatan su presencia apropincuándose, luego el traqueteo de las llaves en la cerradura, las bisagras girando en su eje para revelarlo frente a mí.
La alegría tiñe su rostro al verme, redondeando sus angulosos pómulos y centrando mi atención en la mueca en sus labios. Condenadamente cerca de mí y a la vez tan inalcanzables.
Su voz dándome la bienvenida me sacude de mi subrepticia quimera, trayéndome de un zarpazo de vuelta a la realidad. Me estrecha contra su torso, con las muñecas serpenteándose por mi cintura para atraerme más cerca.
“Traje vino, Kuku”- pronuncio, a modo de saludo, mientras lo abrazo estrechamente.
“¡Gracias, ángel! Entrá que está por llegar la comida”- informa, de manera tan casual y ligera que siento mi corazón escurrirse hasta tocar el suelo.
“Ángel” me dijo, jodiéndome para siempre. ¿Cómo seré alguna vez capaz de recuperarme de tal agravio a mi integridad? Decido asentir y adentrarme a su hogar.
Me recibe una sala de estar cálidamente iluminada, las paredes blancas cubiertas de cuadros y fotos, un aterciopelado sofá rojo situado en medio de la habitación.
Me acerco a una repisa de madera, donde reposa un retrato recientemente seleccionado… todo el elenco de La Sociedad De La Nieve posando bajo el lente de su cámara, sonrisas reflejadas en nuestros rostros enmarcados.
“Esa la tomé el último día de rodaje”- me recuerda, apareciendo por detrás mío, con una mano en mi espalda baja.
No hay pruebas, un toque singular, pero yo sentí suficiente.
Mis vellos corporales se erizan ante el contacto, un escalofrío recorriéndome cargado de anticipación por lo que jamás sucederá. Asiento torpemente, deseosa de fundirme en el calor de su silueta.
Pienso en esos mismos dedos, acorralando mi piel a su paso, incendiando su sendero. Acariciando mis mejillas con ternura, colándose por mis labios, desvistiéndome con precisión.
El timbre retumbando en la sala me despierta, desarraigándome de mis maquinaciones pecaminosas. El hombre a mi lado da largas zancadas, con un caminar tímido y garbado, hasta alcanzar la puerta de madera y ojear la mirilla. Luego de cerciorarse de la identidad del intruso, le permite ingresar para que deposite el delivery entre sus brazos, marchándose luego de recibir su pago.
Sobre la mesa del comedor se halla mi bolso, el cual rebusco hasta toparme con la billetera y separar varios billetes para pagar una porción del importe de la cena.
“Dividamos los costos de la comida entre los dos, ¿te parece?”- debato, tendiéndole el dinero para así compensar la mitad de su perdida.
“Pero no, nena, ¡guarda eso! Te invito yo”- rechaza tajante al ignorar mi ofrenda, con juguetona indignación en sus facciones.
Más allá de mi recurrente insistencia, rechaza contundentemente todos mis intentos de devolverle la plata, escudándose en excusas absurdas. Una cálida sensación se apodera de mí ante su caballeroso gesto, traduciéndose en atontados vistazos en su dirección, mientras sigo cada uno de sus movimientos al sacar el par de copas de una alacena.
“Pedí pizza de ese bar que te gusta”- comienza a explicar, aun movilizándose para descorchar el vino- “la de pepperoni sigue siendo tu favorita, ¿verdad?”
Un solo paso, no fue demasiado, pero dijo suficiente.
Silencio. Silencio desgarrador y sepulcral a mi alrededor, petrificando el aire a su paso.
“¿Te acordaste?”- asevero con un hilo de voz, aunque suena más a una pregunta, reflejando mi propia inseguridad.
Mis extremidades tramitan un cosquilleo colectivo, despertándome de la anestesia que se había apoderado de mí.
“Si, obvio”- le resta importancia, sirviendo la bebida y entregándome mi copa.
Y yo entiendo lo tonto que debe sonar, pero, por un momento, me permito sentirme importante e incluso un tanto sustancial en su existencia. “Me escuchó” medito, atónita por la revelación, revolucionando todas mis ternuras dirigidas hacia él.
Mis ojos se obsesionan con su él, simplemente él y su aura dorada coronándolo como si de un halo se tratara. ¿Cómo logré tener tanta suerte?
“No me mires así, nena”- pide al devolver mi mirada, su entrecejo fruncido en concentración- “Vas a hacerme creer que los chicos tenían razón…”
Mi mueca se tiñe de confusión, no sabiendo con exactitud si se refiere a lo que yo supongo. Intento decodificar sus palabras, pero, tal vez por el prospecto de ver mi entusiasmo destrozado, me limito a repreguntar.
“¿De qué hablas, Kuku?”- atrapo mi labio inferior entre mis dientes para así detener los temblores que lo acosan.
“Ya sabes…”- se encoge de hombros, pero, al ver mi perplejidad se resigna a continuar- “Fran y Juani siempre nos cargaban con que… em, con que debíamos salir.”
Siento un hondazo envestirme de lleno y un deseo irremediable de que el mismo continúe hasta hacerme perder la conciencia.
“Ah, eso”- murmuro en voz baja, de repente completamente drenada de seguridad. Trato de difuminar mis conflictuadas preocupaciones con una risotada punzante, delatando la rigidez de mis hombros estáticos y la incomodidad en mi gesto.
¡Qué estúpida! ¿Cómo me permití alguna vez pensar que el podría sentir lo mismo que yo? Deseo tirarme al suelo y revolcarme en el bochorno que me arrima, lo suficiente para olvidarlo a él con sus grandes ojos fijos y perder la cordura a manos de la vergüenza.
“Era un chiste nada más, no deseaba hacerte sentir mal”- aclara cálidamente, rodeando la mesa hasta rozar nuestros hombros.
Es absurda la cantidad irremediables de terminaciones nerviosas que logra incendiar con solo oprimir su marco con el mío. ¡Debo frenar esta locura antes de que se me vaya de las manos!
“Claro…”- suspiro, forzando una sonrisa al tomar asiento en la silla que abuso bajo mis pálidos nudillos.
Tomando la copa entre mis palmas, la balanceo hasta verter el liquido más allá de mis labios, rezando para que el espirituoso proveniente de uva disipe su comentario furtivo.
El mayor, aún parado a mi lado, hinca sus rodillas para arrodillarse y así quedar a la altura de mis ojos.
“Ángel, lo siento si te ofendí. No era mi intención”- se disculpa, escurriendo sus dígitos entre mi cabello para plegarme un mechón tras mi oreja.
“Ya sé, Kuku… y lo prometo, ¡estoy bien!”- miento descaradamente en su cara, con las comisuras adheridas a mis tensas mejillas.
Por unos prolongados segundos- que se sienten como una eternidad- nos miramos firmemente, tratando de descifrar los pensamientos cabalgando en la cabeza opuesta. Con un afectado suspiro, se levanta del suelo para luego posicionarse en la silla contigua a la mía.
Una vez asentado en su sitio, levanta el rostro para enfrentarme y toma mis temblorosas manos entre las suyas. Inmediatamente noto su calor corporal, las asperezas desperdigadas por sus palmas, sus anillos colisionando con los míos.
“Ahora entiendo cómo mi comentario pudo haber sonado y te pido perdón por ello”- alega mientras me observa, pausando en cada pequeño lunar e imperfección.
Inhibida y un tanto cohibida ante su escrutinio, desvío mis ojos hacia un costado y muerdo mi labio inferior, aprisionándolo entre mis paletas.
“No quería hacerte mal…”- confiesa, con sus orbes ahora clavados en mis labios mordisqueándose- “Sos mi mejor amiga.”
una mueca extraña en su rostro. Pausa, luego dice “sos mi mejor amiga.” Y yo supe a que se refería, está enamorado.
Una fuerza gravitacional me empuja aún más cerca suyo; envalentonada gracias a su fijación por mi boca, empiezo a disparar la ajena sin dudarlo. Deslizo una mano por su cachete, acariciando la incipiente barba creciendo allí mientras le robo un breve pico.
Al separarme, escaneo al hombre que acabo de besar, desesperada por hallar una reacción. La confusión tiñe su cara, tiene la mandíbula presionada con fuerza y un furioso sonrojo trepando hasta su nariz. Sin perder un solo minuto más. Vuelve a unir nuestras figuras en un beso, uno real esta vez.
Sus labios en contacto con los míos consienten un hambre que venía cultivando hace meses, acelerando mi deseo de conseguir más. Mi corazón late con una velocidad alarmante, saltando implacablemente contra mi caja torácica, y agravando los temblores en todo mi cuerpo.
Una danza desenfrenada se desenlaza, dando rápido paso a una intrépida batalla por apropiarse de la ventaja que implica dominarnos mutuamente. Una de sus manos se enreda en mi melena, tirándola hacia atrás mientras su lengua se apresura en inmiscuirse en mi cavidad bucal, cepillando la propia y paseándose por toda su extensión.
El aire comienza a escasear y el ardor en nuestros pulmones nos fuerzan a dividirnos, aprovecho el breve impase para deslizar mis extremidades por sus piernas y así, sentarme a horcajadas sobre su regazo.
“¿Sabes hace cuánto deseo hacer esto?”- cuestiona, entrelazando sus dígitos por mis curvas y asentándome sobre la junción de su torso y piernas.
Bajo mío, noto un bulto que comienza a alzarse, punzando mi centro deliciosamente. Sin siquiera razonarlo, muelo mis caderas contra él, percibiendo un curso de placer recorrerme entera ante la fricción contra sus pantalones.
En un arrojo de valentía, me deshago de la blusa que flamea en mis costados, arrojándola lejos nuestro. Como si de un arreglo tácito se tratara, el argentino adjunta sus labios con mi pecho y comienza a succionar mi piel con fiereza, yo me limito a atraerlo contra mí mediante su cabellera.
“Tantas veces fantasee con esto…”- admito, sin poder evitarlo, mientras él libera mi busto del corpiño.
Levito hacia su remera, forcejeando con ella hasta deshacerla hacia las baldosas y revelar su tórax al descubierto. Recubierto de pecas difuminándose en su blancura, dudo alguna vez haber visto una imagen más hermosa.
Sosteniéndose de mis muslos, se irgue y tropieza hasta toparse con el sillón, descargándome sobre el terciopelo con una impredecible agilidad. Allí, acostada en medio de su sala de estar, centro mi atención a sus dedos desenlazando mi falda con ternura, para luego despojarme por completo de mis confinamientos.
Imitando sus movimientos, aviento mis brazos hacia su entrepierna para desabrocharlo y librarlo de sus prendas. Aceleradamente, lo desvisto hasta que nuestras desnudeces son lo único que prevalece.
“Sos hermosa”- me halaga, recorriendo cada centímetro de mi piel con delicadeza, intentando memorizarlo para siempre.
Respondo con mi agarre volando hasta su palpitante erección y acariciándola juguetonamente, con constancia hasta donde me lo permite.
“Necesito sentirte adentro mío, Kuku…”- pido, sin sentir un ápice de vergüenza ante mi explicitación.
Un gruñido escapa su garganta ante mi directiva, deshaciéndose de mi toque para posicionar su polla entre los pliegues de mi coño y comenzar a adentrarse. Sollozos son lanzados en su dirección, animándolo a ir más allá, a continuar.
“Dios, estás tan apretada”- pronuncia cuando la cabeza de su pene logra tocar mi fondo, disfrutando los espasmos que mi canal le proporcionan.
En un frenesí ocasionado por la sensibilidad que su miembro me genera, embisto mis caderas para acercar nuestros centros aún más y luego retirarme, provocando un extasiante vaivén. Los gemidos retumban en el silencio del salón, con la danza que nuestros sexos lideran al fusionarse.
“Estoy enamorado de vos, ángel, desde la primera vez que te vi”- dice al observarme con atención, aun penetrándome hacia la culminación.
Sorprendida por lo inaudito de la situación, una lagrima se cuela por mis ojos y rueda en su sendero por mi mejilla ante su confesión, una que aguardo hace meses.
Esteban la recoge, interrumpiendo su trayecto hacia mi cuello para besarme nuevamente, con renovada emoción.
Y ahora comprendes por qué perdieron la cabeza y pelearon sus batallas, y por qué yo he pasado toda mi vida tratando de ponerlo en palabras.
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zakumipink · 2 years ago
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ʜ ᴇ ʟ ʟ ᴏ
My main account is Zakumi-Akabane. Remember that I speak Spanish, but I always try to respond and write in English so that we understand each other.
♡ AO3 - SaboLaw Fanfics ♡ TikTok, Twitter and Wattpad ♡ I like to search and share post: [Headcanons, Edits and other things] [Law x Sabo Figures] [OP Cards] [OP Thousand Storm] [OP Dance Battle] [PirateWarriors 03] [WorldSeeker] [Odyssey]
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─ɪ─ʟᴏᴠᴇ─sᴀʙᴏʟᴀᴡ─sɪɴᴄᴇ─2016─
My headcanon is that they were secretly dating since they were young, before Sabo regained his memory and Law became a Warlord. So when Law helps Luffy he does it out of instinct, because he is a "D" but then he finds out that he is his brother-in-law. Now Law takes care of Luffy, because he knows that he is important to his beloved Sabo, and they got married in secret. They even adopted Roule. Anyway, my headcanons are for the games. I'll keep waiting for Law and Sabo to officially meet in the manga.
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─ᴛʜᴀɴᴋs─ғᴏʀ─ʀᴇᴀᴅɪɴɢ─
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themasterreader69 · 7 months ago
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HASTA EL AMANECER
Enzo Vogrincic x Reader
Enzo Vogrincic regresa a casa antes de lo esperado por un cambio de vuelo, convirtiendo los sentimientos de un día cansador en un momento para reconectar.
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Eran pasadas las dos de la madrugada, la oscuridad envolvía la habitación del apartamento, nada excepto la luz esquinera al borde del sofá y las luces de la televisión. La película her se reproducía en la pantalla frente a mí aunque mis párpados pesaban como el silencio que me inundaba, las gatas estaban durmiendo en mi cama así que los únicos ruidos eran los de la voz de Joaquin Phoenix y los huesos de mi espalda cada vez que cambiaba de posición. 
     El largo día había dejado mi cuerpo exhausto, no obstante, mi mente seguía revoloteando como un pájaro inquieto, negándose a ceder ante el cansancio. Mis ojos se cerraban intermitentemente, luchando contra la tentación de dejarse llevar por el sueño. En un momento, el sonido de la película se desvaneció en el fondo, transformándose en un susurro indistinguible y caí en un sueño profundo sin más lucha.
Me despertó a las cuatro de la mañana, el inesperado tintineo de las llaves en la puerta principal, que resonó en la sala de estar, rompiendo el silencio de la noche. Me extrañé por la situación –¿Enzo? ¿A esta hora?– con un esfuerzo titánico, luché contra la somnolencia y me senté en el sofá, todavía parpadeando con un ojo cerrado. Mis sentidos se agudizaron mientras pausaba la película, que ya estaba mucho más cerca de su final de lo que recordaba haberla comenzado.
     Escuché la puerta al abrirse y mi corazón comenzó a palpitar con fuerza. Aunque mi mente estaba en cualquier lado –debido al sueño– la emoción de verlo de nuevo se filtraba entre toda esa fatiga. Seguí bostezando mientras esperaba en el sofá, con la mirada entrecerrada enfocada en la entrada. Mis sentidos estaban alerta, captando cada sonido, cada movimiento. Entonces, lo vi. Enzo entró en la habitación con total cautela, siquiera arrastró su valija, sino que la cargaba cuidando sus pisadas. Su figura apenas iluminada por la luz que llegaba del pasillo trajo una gran calidez a mi alma. Él estaba bellísimo, abrigado con su campera rompevientos de LOEWE –desde que modeló para ellos ya perdí la cuenta de cuántas prendas de esa marca hay en el armario– y con un jean básico que estoy casi seguro es de JACK & JONES fue de los regalos de su hermano menor por su último cumpleaños, el corte del pantalón es relajado y eso le queda tan pero tan bien. 
     Con un bostezo final, me levanté para recibirlo, dejando atrás el sofá y la película inconclusa. La fatiga se desvaneció momentáneamente, reemplazada por el calor reconfortante de un beso de regreso y un fuerte abrazo. 
Yo quería hablar primero pero me distraje entre sus labios. 
—¿Qué hacés a esta hora? pensé que ibas a estar durmiendo, quería que fuera una sorpresa el estar de vuelta. —Me dijo mientras hacía muecas como si lo que acababa de hacer fuera algo inimaginable. 
—No entiendo, en la última videollamada que hicimos me dijiste que no llegabas hasta la mañana. 
Dejó la mochila y las valijas y comenzó a explicarme mientras se desabrochaba la campera dejándola así en el perchero. 
—Sí, bueno, copsas pasaron —Se reía— Mira, es así, mi vuelo original tenía una escala larga pero resulta que hubo problemas técnicos con el avión, así que nos desviaron a otra ciudad para hacer una escala no programada y de suerte nomás es que pude conseguir un vuelo de conexión más rápido y lo tomé para poder llegar a casa antes.
Mi ceño se frunció ligeramente mientras procesaba la información –mucho que procesar para alguien que recién despierta además la gesticulación de sus manos me distraía– Banca ¿problemas técnicos? ¿pasó algo durante el vuelo? —Dije angustiado.
—No, no te preocupes —Me agarró de la mano mientras movía la otra para explicar— Fue más un tema logístico que otra cosa. Todo estuvo bien, solo un poco de retraso y un cambio de ruta inesperado. Pero ya estoy acá sano y salvo así que quédate tranqui. 
Me acurruqué un poco más cerca de él.
—Me alegra mucho que estés bien. Aunque hubiera preferido que llegaras según lo planeado así te esperaba con alguna sorpresita o algo, pero bueno, estoy feliz de tenerte de vuelta.
Enzo me sonrió y pasó un brazo alrededor de mis hombros, dejando un beso suave en mi frente.
—Tenía unas ganas de verte que no te haces idea —Me dijo mientras vi que su mirada pasaba de estar en mis ojos a estar centrada en la tele— Uy amor, ¿otra vez con esta película? ¿me tendría que preocupar de que me vayas a reemplazar por inteligencia artificial ahora? —Soltó una carcajada mientras jugaba con el control de la televisión. 
—No seas boludo. Primero, es un peliculón y lo sabes, si hasta te encantó el soundtrack tanto como a mí. Segundo, no hay robot que me convenza de hacerte a un lado —Le dije al mismo tiempo que le sacaba el control de las manos y le volvía a poner play a la película. 
—¿La vas a seguir viendo? ¿No tenés sueño? —Dijo mientras jugaba con mis pelos. 
—¿Vos no tenés sueño? Sos vos el que vino de un viaje largo, no yo —Le retruqué. 
—Todavía ando con jet lag, de hecho incluso podría decir que estoy estresado, ya sabés que no he parado en toda esta semana,pero ahora quiero estar contigo —Pausó como reflexivo— y ya sé que prácticamente no te dejé en paz con tanto mensaje y llamada pero es que, en serio, no es lo mismo hacer cosas sin que vos estés ahí. 
Con una sonrisa traviesa, empujé suavemente a Enzo hacia atrás para que se recostara por completo en nuestro sofá verde. Sus labios otra vez con los míos donde cada beso daba lugar al siguiente. El roce de nuestras prendas se convirtió en un juego tentador, su solo tacto enviaba una corriente eléctrica a través de mi cuerpo, ahora completamente despierto y atento.
—Extrañaba la sensación de tu piel —Susurré entre besos— dejando un rastro de besos en su cuello y hombros. 
Él se limitó a soltar pequeñas exhalaciones y gruñidos cortados, más no emitió palabra.
Haciendo un movimiento sutil, me deslicé hacia adelante para sentir la presión de su entrepierna contra mi vientre. Un estremecimiento recorrió mi cuerpo y creo que también el suyo porque me apretó contra sí. Sin embargo, noté que Enzo desvió su mirada hacia el techo, como buscando una excusa para escapar de la intensidad del momento. 
     Sus labios se movieron como si estuviera a punto de decir algo, pero ningún sonido salió de ellos. Un gesto de confusión cruzó mi rostro mientras seguía su mirada, intentando comprender lo que estaba pasando.
Entonces, su expresión cambió abruptamente cuando forzó su mirada en la mía, sosteniéndome los cabellos con firmeza. La intensidad en sus ojos me dejó sin aliento, y su voz resonó en la habitación con un tono tenso.
—Esto ya empieza a molestar —murmuró señalando el cinturón que llevaba puesto— Observé cómo movía su mano derecha lentamente por el cuero buscando la hebilla lentamente con sus dedos, liberándose para permitirse más movilidad.
Una sonrisa traviesa bailó en mis labios.
—Vamos a terminar de sacarte ese estrés que tenés, ¿te parece? —murmuré manteniendo mi mirada— Él asintió con una expresión de anticipación y supe que estábamos en la misma sintonía.
Su respiración cambiaba de ritmo con cada cambio de presión, y supe que estaba extasiado por el placer que le estaba brindando. Aunque él aún sostenía mis cabellos, no era para nada bruto, su mano estaba entrelazada de una manera delicada y cariñosa, dedicado a seguir mis movimientos con reverencia. 
Agradecimos el inesperado cambio de escalas de avión que había permitido que Enzo llegara antes y que había permitido este momento, necesario para los dos. 
Una oportunidad para reconectar después de estar separados, hasta el amanecer.
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nightmare-knight · 7 months ago
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Para los que se preguntan que pasó justo después de los gritos desesperados de Ace al final de "No es secreto si está a plena vista", aquí imagenes directas del pobre Rev en shock siendo confortado por Tech.
Disfruten :D
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rubywolffxxx · 2 months ago
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Juramento en la muralla (Cregan Stark x lectora)
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Masterlist de mi autoría
Sinopsis: Rhaenyra envió a su unica hija a buscar el apoyo del norte. Esperaba algún tipo de alianza entre casas, pero no un interés tan repentino como el que demostró el rey del norte por su hija.
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—¿Por qué no va Luke o Jake? En la muralla son todos niños, no quiero ir sola...—____ recibió aquella carta desganada.
—Cregan Stark tiene tu misma edad, y eres mujer... Tendrá más interés.—
—Soy un cebo entonces.—
—No, eres una princesa. Una hermosa.—la reina la tomó de los hombros con una leve sonrisa—. Una a la que Cregan Stark no podrá decirle que no. Además ¿No querías conocer la muralla desde que eras una niña?—A la chica no le hacía mucha gracia. No era tonta, sabía que si se presentaba en persona pidiendo apoyo, lo justo era ofrecer algo a cambio. Y ese algo sería su mano. La idea de ser obligada a casarse no le gustaba nada, pero entendía que eran tiempos cruciales para la guerra y si podía ayudar a su madre a agrandar sus filas, haría lo que sea.
Además la muralla... Le fascinaba.
—¿Puedo comer algo antes de irme?—
—¿Es la primera vez que ven un dragón? Noté muchas miradas curiosas.—
—Es la primera vez que ven una mujer en mucho tiempo, en realidad. Sin intención de sonar inapropiado, eso les debe llamar más la atención que el dragón.—____ sonrió apenas, subiendo a aquel elevador junto a Cregan. El lord la recibió en persona en las afueras de la fortaleza, y la escoltó en todo momento por las inmediaciones.
—¿No le resulta interesante que hace un siglo nuestros ancestros estuvieron en este mismo lugar jurándose lealtad?—
—Bajo amenaza de dragón, si.—
—Bueno, yo no te estoy obligando... todavia.—El chico sonrió, y a ____ le resultó sumamente atractivo. Una repentina ola de viento helado la hizo temblar. Se abrazó a si misma—. Dijiste que esto es nieve de fin de verano... No quiero ni imaginar el frío que hace en invierno.—
—Deberíamos ir al castillo. La nieve y el frío no son cosas de dragones.—
—Pero acabamos de subir... Y quiero ver la vista desde la cima de la muralla.—
Cregan notó entonces que de verdad estaba emocionada por aquello. Le resultó lindo el leve rubor tiñendo la nariz de la chica, quien hundía lo más posible su rostro en aquel tapado.
—Bien, una mirada y bajamos... Algo me dice que viniste aquí a algo más que solo mirar la muralla ¿no?—
—¿Quieres adivinar?—Cregan sonrió, quitándose la capa que cubría su espalda y colgándola de los hombros de la mujer. Ese gesto volvería loca a cualquier chica, y ____ no era la excepción.
—Adivino... que te estás helando.—
—Eso es evidente, no has adivinado mucho.—____ cerró la capa, sintiéndose calentita enseguida.
—... ¿Propuesta de casamiento?—la mujer lo miró, notando como apartaba la mirada con disimulo—. O tal vez es otra cosa... ¿Reafirmación de lealtad?—
—Adivinaste.—
—¿Con lo primero o lo segundo?—____ no podía creer lo mucho que estaba disfrutando ese leve coqueteo de ambos.
Agradecía no haber insistido tanto para que su madre la cambiara de lugares con sus hermanos, porque comenzaba a creer que ir con Cregan Stark era algo que debía suceder.
—Princesa, con cuidado.—Al llegar a la cima de la muralla, un guardia la cuidó de que no tropezara con unas cajas. La mujer estaba tan sorprendida con la vista que apenas y miraba dónde pisaba.
Se arrimó fascinada por aquel borde, mirando el bosque helado a unos metros.
—¿Por qué la sorpresa, milady? Lo habrás visto mientras volabas en tu dragón.—Cregan se paró a su lado.
—No tanto, en realidad. Starfire volaba bajo por el frío. Esto es... Hermoso.—Cregan sonrió, realmente encantado por el gusto de la mujer con todo aquello.
—Ya visto esto ¿Le parece si buscamos un lugar cálido para hablar? No quiero que se enferme.—
—Tengo tu capa.—el chico resopló con gracia.
—Aún así, debo cuidar que la princesa se lleve un buen recuerdo de este lugar. Una gripe no lo sería.—
—¿Qué tal? ¿Es de su agrado?—Cregan miraba con cierta fascinación como la mujer bebía aquel té de a sorbitos, pareciendo disfrutar de su calor.
Era linda... Muy linda.
—Muy delicioso y reconfortante... Gracias por esto.—
—Ni lo mencione, mi princesa.—la vio sonreír apenas. La chica estaba por preguntar el contenido de la bebida, cuando los rugidos de su dragona llamaron su atención. Percibía su incomodidad con el lugar.
—Seré directa, Lord Cregan... porque si yo tengo frío, Starfire también lo tendrá... Y ella no tiene su capa.—lo vio reír apenas.
—Bien, mi princesa ¿cuál de las dos razones que adiviné era la correcta al final?—
—... La reina quiere recordarle a los Stark la promesa al rey Viserys, y quiere confirmar su ayuda en la próxima guerra.—
—No deben recordarme nada, un Stark no olvida sus promesas. Ayudaremos... Pero debe entender que debo proteger la muralla también, no puedo dejarla descuidada.—
—¿De los salvajes?—
—De la maldad y la muerte.—la chica frunció levemente el ceño, sin entender bien a qué se refería con aquello—. Pero no quiero opacar su visita con temas tan poco pintorescos. Solo infórmele a la reina que cuenta con la casa Stark.—
—Asi será, lord Cregan... Y apreciamos su apoyo. Si tiene alguna petición, se la transmitiré a mi madre.—Cregan apoyó ambos codos en la mesa, cruzando los brazos vagamente. La miró con cierta curiosidad, analizando si era correcto decir aquello.
—¿Qué podría pedirle a la reina? ¿Tienes alguna idea?—
—Bueno...—Cregan notó como la chica tomaba aquel vaso entre sus manos, algo nerviosa—. Puede pedir tierras, alimentos, alianzas con otras casas...—
—¿Algo más?—
—Si tiene una idea, solo dígala. Le diré si es posible.—Cregan sonrió apenas, y ____ sintió la necesidad de ella misma mencionar lo del compromiso.
—¿Una esposa?—
—Sería posible, sí... Pero ¿No iría contra su juramento?—
—Soy el rey sucesor del Norte, estoy aquí hasta que cumpla la mayoría de edad. No es permanente... ¿Lo sabes? ¿Al juramento?—
—Al derecho y al revés. Todo lo relacionado a la muralla... Es de mis cosas favoritas al momento de leer.—
Cregan estaba interesado...
—¿La dirías? Como un regalo a mi colaboración en la guerra.—La chica tardó unos segundos en acceder, pero terminó por ponerse de pie.
—¿Y eso?—
—Sería una vergüenza decirlo sentada en un banquito.—Cregan sonrió.
—Pero no jurarás de verdad, no es necesario. Ni siquiera estamos frente al árbol de-
—Verdad o no, se debe respetar... Puede ser un juramento significativo, donde yo misma juro apoyo a la muralla por si en algún momento lo necesitan.—
Cregan estaba fascinado...
—"La noche se acerca, y ahora mi vigia comienza... No terminará hasta mi muerte. No tomaré un esposo, no tendré tierras, ni procrearé hijos. No usaré corona alguna, ni ganaré la gloria. Viviré y moriré en mi puesto. Soy la espada en la oscuridad. Soy...—tardó un segundo en seguir, pues se había olvidado como seguir. No tardó en continuar—. Soy el vigía en la muralla. Soy el escudo que resguarda el reino de los hombres. Entrego mi vida y honor a la Guardia nocturna, por esta noche y todas las que están por venir.—____ se acercó a Cregan, quien aún estaba sentado— ¿Me equivoqué en algo?—él negó—. ¿Puedo ser miembro honorífico de la guardia entonces?—la mujer sonrió.
Cregan...
Cregan se había enamorado.
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—Conseguiste su apoyo... ¿Por qué la cara larga?—
—... no pidió mi mano.—____ se sentó junto a su madre, recostando la mejilla en el hombro de la mujer.
—Creia que eso era justo lo que no querías.—
—Eso fue antes de conocerlo... Cregan es atractivo, caballeroso y gracioso.—____ sonrió al recordarlo—. Es el candidato perfecto... No como los viejos a los que Daemon quería comprometerme.—Rhaenyra rió por lo bajo, dejando un beso en la coronilla de su hija y presionando sus manos.
—Si te parece adecuado, podemos debatirlo.—
—Pero no quiero pedirlo yo... Quiero que él me lo pida.—
—Que orgullosa ¿Segura de que no eres hija de Daemon?—
—No es gracioso.—
—Un poco, sí. De momento esperemos, nos agruparemos en unos dias.—
—Es nuestro primer campamento de guerra ¿Lo recorremos, corazón?—
____ cargaba a Joffrey en sus hombros, tomando sus pantorrillas con firmeza. Llevaban un buen rato recorriendo los caminos entre las tiendas de campaña, donde los distintos ejércitos aliados llegaban con cada hora que pasaba. El par de Velaryon caminaba a paso tranquilo, cuando un ejército comenzó a hacerse presente en el lugar. Era Winterfell.
—¿La casa del lobo?—
—Si, corazón ¿Te acuerdas el apellido?—
—Stark.—
—Si me dices su lema, te buscaré ya mismo un sándwich de jamón y quesito.—La sonrisa divertida que la mujer mantenía en su hermanito se desvió al escuchar como anunciaban a Cregan. El muchacho hizo presencia en el campamento, y ____ no pudo disimular su emoción.
—No recuerdo el lema, ____...—joffrey la miró con cierto pesar desde arriba y tomando sus mejillas, pero su hermana no le estaba prestando mucha atención.
—Volvamos con la reina...—A paso apresurado -cosa que divertía al pequeño- ____ entró a la tienda de campaña real, encontrándose con Cregan frente a su madre, presentando sus respetos.
—A mi hija ya la conoces.—
—Asi es, mi reina... Ya tuve ese placer.—Rhaenyra no era tonta, y mucho menos ciega.
Estaba al tanto de lo mucho que su hija quería al lobo, la atormentó toda la última semana por ello. Pero ahora que veía a Cregan Stark, estaba segura de que al muchacho también le gustaba su hija. Se notaba en sus ojos. Le resultó tierno.
—Es bueno volver a verlo, hermano Cregan.—
—Hermana ____.—hizo una leve reverencia.
—¿Eres de la guardia y apenas me entero?—Rhaenyra la miró divertida.
—Miembro honorífico, madre. Te lo había comentado.—
—Me comentaste cientos de cosas respecto a Cregan, que te iniciaste a la hermandad no realmente.—la joven la miró indignada, sabiendo que su madre buscaba ponerla en vergüenza.
—Como he prometido, mi reina. Cinco mil hombres del norte a su disposición, nos instalaremos enseguida y esperaremos indicaciones.—
—Agradezco su apoyo, sir Stark. Como ya le ha mencionado mi hija, estoy en deuda con usted. Si hay algo en lo que pueda ayudar, solo dígalo. Aunque ____ me informó que no deseaba nada de momento ¿Me equivoco?—
—En realidad si hay algo, mi reina... Es algo que deseaba pedirle a la princesa aquel mismo día pero vi prudente discutirlo directamente con usted.—
—Adelante, lo escucho.—El joven desvió la mirada de la reina hacia la mujer a su lado, quien aún cargaba a su hermano en brazos. Se hincó en una rodilla, aún mirando a la jinete.
—Deseo pedir la mano de la princesa ____ Velaryon en matrimonio, mi reina. Unir nuestras casas, fortalecer lazos... Son cosas que estaría muy agradecido de poder conseguir.—sonrió apenas—. Pero con solo conseguir su compañía en Winterfell sería suficiente... Deseo que sea mi esposa y futura señora de Winterfell cuando tome el lugar de mi padre.—____ dejó a Joffrey con cuidado en el suelo, acercándose finalmente al hombre que se ponía de pie—. ¿Pensaste que lo olvidaría?—la miró con una leve sonrisa.
—Pensé que no lo querías.—
—Quería hacerlo con propiedad, como corresponde. Además no podrías negarte, la reina lo aprobó.—
—Solo porque ella quiere.—Rhaenyra interrumpió—. Parece que le agradas.—
—A mi me agradó... Luego logró cautivarme, mi reina... Sin necesidad de amenazarme u obligarme con un dragón.—La cálida mirada de Cregan sobre la mujer solo lograba encender su corazón.
Quería besarlo, abrazarlo al menos...
Pero estaba su madre, y más allá de su evidente... Emoción, ____ debía mantener su imagen.
Su madre no podía ni sospechar lo mucho que deseaba al Stark.
Pero se hacía una idea.
—El amor joven...—
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