#estar en calma
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𝐷𝑖𝑐𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑟𝑖𝑜📚
La palabra Emuná generalmente en traducida como “fe” pero su significado va mucho más allá.
Significa estar en calma y plena seguridad de recibir lo que se espera pese a no tener todas las respuestas
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"El día se ha ido, hoy fue de quietud.
La razón no estropeó el día con su angustia,
dejo al corazón tener un momento en calma"
#un dia a la vez#calma#tumblr milestone#esta bien no estar bien#textos#citas en tumblr#citas tristes#amor propio#frases de la vida#cosas de la vida#notas de vida#amargura#ironico#una chica escribiendo
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Otro pensamiento de Derek bien gay porqué soy predecible ahr
#myocs#spanish#siento que en general le gusta mucho cuando tiene a seba en brazos#como por ejemplo que vean una película y seba este sentado en su regazo o que caminen los dos pegaditos uwu#tenerlo cerca simplemente le da mucha calma ah#y después cuando seba queda embarazado se pone incluso más así porqué quiere estar ahí para ambos#entiende que con su situación familiar y trabajo seba tiene mucho estrés encima así que le gusta poder sacarlo de eso#incluso si es s��lo por un ratito#el estrés es malo para el baby :c#así que trata de hacerle muchos mimos y recordarle que todo va a estar bien#además de que siento que lo haría un poco como una afirmación de que va a estar ahí para él#digo no creo que seba se haya esperado que lo fuera a abandonar ni nada considerando su relación#pero derek igualmente quiere que quede claro que son un equipo ahora y piensa apoyarlo en todas#mpreg
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Regalo que me dió un compañero después de lograr que nos sacarán de la clase y eliminarán el punteo de la actividad de hoy
#foto#ughhhhhh....#a sido dias muy difícil y cansados...#pero hoy si que me enojo#CHINGUE A SU MADRE GERSON#Ughhhh#tanto batallar por ese trabajo ¿Para que? si al final por un tonto error nos sacara a todo el grupo#quiero domir despues de tres noches de puro desvelo#tengo que estar en calma... Tengo que estar en calma... o mi mandíbula me recuerdara por que no debo de estar estresada#las otras dos integrantes ya estaban que les iba a dar algo#eso y casi a una la muerde un perro
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Me bloqueo la gringa cerota JAJSJWSJ MAJE SOLO LE DI REBLOG A DOS COSAS NI NADA DIJE EN LOS TAGS ESTA VEZ 💀
No se puede ser mas ardido maje 💀💀💀
#zagreus rambling#no suelta el post la maje andq bien pendiente quien le da reblog alparecer 💀💀#no lo dejan a uno estar leyendo el chambre en calma carajo
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una solo quiere estar en calma, tener un gato pa acariciar y alguien q te de besitos antes de dormir
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✨✨DUNKAN✨✨🌞
HASTA SIEMPRE VIDA MÍA ❤️🔥!
Recuerdo desde el primer momento cuando llegaste a mi vida eras tan pequeño , te vi y mis ojos se llenaron de ternura , puedo decir que en el primer momento me hiciste tan feliz hasta el último día de tu vida y agradezco por tanto amor y fidelidad .
Eras un perro muy inteligente a parte de guapo eras para mi el golden más destacado y único que en mi vida pude llegar a tener
Tener cada recuerdo de ti cada memoria me hace vivirte por un instante pero la realidad es otra cuando ya no estás , te extraño y siempre lo haré por que fuiste un gran perro ,mi hombrecito peludo .
Luchaste tanto para seguir con nosotros se que no te querías ir aún pero ya tenías que descansar y no sentir más dolor .
Lloro cada día por que no te siento no te puedo ver pero cada recuerdo de felicidad junto a ti me calma .
Se que te di lo mejor en todo el tiempo que estuviste conmigo y hasta el último momento di y odo para poder ayudarte a seguir en esta vida , pero el destino te quería de vuelta no se aún con exactitud porque pero la vida es así .
Te necesitaba más tiempo conmigo tú eras mi sustento de seguir luchando con mi sufrimiento interno , verte me daba paz y me llenaba de esperanza , pero no puedo ser egoísta tú necesitabas descansar y ahora lo entiendo duele pero lo entiendo .
Ahora eres nuestro perrito eterno , DUNKAN mi amado peludo te honro con cariño y respeto hoy y siempre .
Gracias por darme el privilegio de escogerme como tu familia .
Gracias por el privilegio de tenerte junto a mi , me siento afortunada de ser parte de ti .
Gracias por ser un perrito valiente y luchar tanto por darnos más tiempo a nuestro lado
Ahora vivirás para siempre en nuestras almas , y ahí jamás moriras .
Se que estarás feliz corriendo sin ningun dolor y jugando con los peluches que tanto te gustan .
Tú amor incondicional puro y sincero lo extrañaré .
Creo entender el significado de que estuvieras conmigo todo este tiempo tú ciclo de estar conmigo me dejó mucho que pensar y lo tomo con mucho amor y cariño, GRACIAS POR TANTO Y PERDÓN POR LLENARTE EN OCACIONES CON MIS SENTIMIENTOS DE DECADENCIA Y TRISTEZA
15/09/2014
07/09/2024
Mi mono hermoso te amo ahora y siempre ! 💛💜
HASTA SIEMPRE MI DUNKINS GUAPO 💛🪽🐦🔥
💔😖
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Poker face
Intenté poner mi mejor cara de póquer y observé a Dante mientras él intentaba hacer lo mismo. Dante ya estaba casi completamente desnudo, sin nada puesto excepto por un par de calzoncillos ajustados. Si bien verlo desnudo era algo que siempre había deseado, estaba planeando algo que fuera mucho más allá de eso.
“Escalera de color”. Tiré las cartas sobre la mesa y vi cómo el rostro de Dante se desvanecía.
—¡Joder! ¿Otra vez? —Bebió un sorbo de vino pensando que había olvidado que estábamos jugando a ese tipo de juego. Lo miré fijamente, esperando a que se quitara la última prenda de ropa—. Bien —dijo, poniéndose de pie y deslizando sus manos dentro de su ropa interior. No voy a mentir, había estado ocultando una erección desde que se quitó la camisa, pero ahora se estaba volviendo insoportable. Su polla se movió hacia adelante y se rió mientras yo prácticamente me quedaba con la mandíbula abierta.
"Perdón por mirarte fijamente, pero maldita sea, eres..."
"Amigo, juguemos. La última mano".
—Muy bien. ¿Qué te parece si apostamos algo más grande? —Bebí un trago de mi propio vino y lo observé para ver su reacción. Era evidente que estaba interesado, de lo contrario no habría indagado más.
"¿Como?"
“Como tu cuerpo”, dije.
"¿Qué quieres decir?"
—Lo único que tienes que hacer es decir que sí. Sé aventurera. —Sonreí y la base de mi vaso golpeó la mesa de madera. Lo volví a colocar en su lugar y me apoyé en mis rodillas, esperando una reacción—. Esta vez iré con calma.
—Está bien, lo que sea. —Se encogió de hombros. Eso era todo lo que necesitaba. Si ganaba esta ronda, lo cual definitivamente haría, entonces él sería todo mío.
Se repartieron las cartas y el juego continuó. Lo observé con los ojos brillantes. Se dieron vuelta las últimas cartas y dejé que él las colocara. Estaba confiado a pesar de que solo era una escalera.
—¿Qué tienes? —Se inclinó hacia atrás, con su pene flácido expuesto y su cuerpo resplandeciente.
—Flush —le guiñé un ojo y las cartas cayeron sobre la mesa. Dante gimió mientras tomaba otro sorbo y luego se rió entre dientes.
—Entonces, ¿qué vas a hacerme? Nada de tonterías de gays. —Bebió un sorbo de vino.
—No te preocupes. No te importará. —En un instante, salté sobre él y mi cabeza se hundió en su pecho. Dejó caer la copa de vino y forcejeó mientras yo desaparecía dentro de su torso. De vez en cuando salía y me movía dentro de él para ponerme cómodo, su rostro estaba congelado por la sorpresa. Todo su cuerpo se tambaleó alrededor del sofá mientras yo luchaba por controlarlo, encajando dentro de sus extremidades. Flexioné los dedos y sonreí cuando gané, sentándome y mirando hacia abajo a mi repentina erección.
—Mierda, esto es jodidamente caliente —dije, agarrando mi nueva polla y acariciándola. Temblé mientras se me ponía la piel de gallina. De pie, me miré a mí misma, bombeando mi miembro y flexionándolo. Siempre había querido estar dentro de su cuerpo y ahora que lo estaba era lo mejor que me había pasado en la vida. Gruñí, acariciando mis bolas mientras sentía que me acercaba cada vez más al borde, mis abdominales se flexionaban mientras mi saco se tensaba.
—¡Joder, sí, oh, mierda! —grité, flexionando el torso mientras me corría. Seguí corriéndose también, estirando la mano para agarrar mi pectoral y apretarlo mientras lo vaciaba.
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Quería desearte un feliz cumpleaños. Y más que feliz, deseo que te sientas plena, en calma, que sientas esa quietud de que no necesitas nada y a nadie para sonreír, para disfrutar, para sentir.
Deseo que estés en paz con las decisiones que has tomado, que entiendas y respetes tu pasado, que camines por tu presente conscientemente para que así no te preocupe tu futuro.
Deseo que te sientas en libertad de equivocarte, que no te juzgues tan fuerte y que te permitas aprender, crecer, mejorar.
Deseo que te sientas extasiada con el mundo que te rodea, que agradezcas disfrutar y ver las maravillas de la vida. Que te sientas dichosa de estar viva.
Deseo que puedas cambiar lo que no te gusta y está en tus manos cambiarlo, pero aquello que no dependa de ti, lo aceptes y lo dejes ir.
Por último, deseo que te sientas segura de ti misma...que te sientas plenamente tú, que ames cada aspecto de ti, lo malo y lo bueno, lo excelente y lo mediocre, todo lo que te hace a ti. Que el amor de tu vida seas tu misma.
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Mis ojos pueden estar llenos de tormenta, pero mi boca insiste en cantar la calma que no siento.
#letras#sentimientos#textos#sentir#soledad#citas de amor#dariann-garcia#notas de dolor#caos emocional#notas tristes#tristeza#fragmentos#dariann#noche#notas#realidad#dariann garcia#frases de amor#desamor#en tu orbita#escritos#cartas#amor no correspondido#despedida#ansiedad#dolor#poemas#a tu medida#texto triste#versos
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Amor y Odio | Enzo Vogrincic
Para: los que extrañan a su ex!
~
Ya llevabas más de tres años saliendo con Enzo cuando todo cambió. Durante ese tiempo, le habías prometido tu apoyo incondicional, incluso frente a la perspectiva de una relación a distancia, que a ti no te importaba en absoluto. Sin embargo, para Enzo las cosas eran distintas.
Una noche, en su departamento en Montevideo, tú y Enzo estaban inmersos en una discusión. Él estaba lidiando psicológicamente con las complejidades de su papel como Numa Turcatti, a pesar de estar recibiendo terapia y compartir sus preocupaciones con colegas y hasta con Bayona. Pero en esa noche en particular, Enzo se quebró emocionalmente, llorando sin control. Tú, instintivamente, le abrazaste, asegurándole que todo estaría bien, que una vez que terminara con el trabajo, las cosas volverían a la normalidad y mejoraría gracias a las lecciones de vida que había aprendido.
Sin embargo, Enzo, con seriedad, te interrumpió diciendo: "(tu nombre), sabes cuánto te quiero, pero no puedo seguir contigo sintiéndome así. No quiero que sufras a mi lado. Por favor, dejemos esto". Mientras le acomodabas el cabello para ver su rostro, respondiste con calma: "No me importa, quiero apoyarte, te necesito tanto como tú a mí". Pero Enzo te miró fijamente y con voz firme dijo: "¡No! ¡No, (tu nombre)! Por favor, escúchame. Necesitamos separarnos por un tiempo. Necesito que lo entiendas".
Te encontrabas en una encrucijada emocional, sin saber exactamente qué pensar. El amor que sentías por Enzo era tan profundo que alejarte de él por completo parecía un acto prohibido. No obstante, también querías comprender su perspectiva y darle el espacio que parecía necesitar.
Con un gesto de cariño, acariciaste su rostro y le diste un beso en la frente. "Si eso es lo que quieres, te respeto. Y sabes que siempre estaré aquí para vos, cualquier cosa que necesites", expresaste con sinceridad. Enzo tomó tu mano, acariciándola, y te susurró un agradecimiento. "Gracias por entender", dijo con voz suave.
Con un nudo en la garganta, te levantaste y te retiraste. La puerta se cerró detrás de ti, dejando en el aire la incertidumbre de lo que vendría a continuación.
—
Un año y medio transcurrió desde aquel momento, y tú y Enzo eran oficialmente exnovios. Parecía que él estaba prosperando, inmerso en una nueva fama que lo llevaba a escenarios de todo el mundo: Venecia, Madrid, Sevilla, Buenos Aires, Ciudad de México, Nueva York y más. Era como si hubiera olvidado por completo sus raíces.
Te encontrabas observando su vida a través de las redes sociales, pero cada publicación te causaba una mezcla de emociones. Por un lado, sentías resentimiento al verlo disfrutar de su éxito sin aparentes remordimientos. Por otro, reconocías que, a pesar del odio que intentabas albergar, en el fondo seguías amándolo.
Finalmente, decidiste bloquearlo en todas las plataformas y cortar cualquier vínculo digital con él. Era la única manera de protegerte emocionalmente, aunque en lo más profundo de ti, sabías que el amor que sentías aún persistía, enredado con sentimientos contradictorios de amor y odio.
Con la carga de las obligaciones laborales, tu jefe te envía a Madrid para una conferencia de trabajo que durará dos semanas. Aunque aceptas por deber profesional, también reconoces la oportunidad de escapar de las calles de Montevideo, las cuales están impregnadas de recuerdos compartidos con Enzo.
La necesidad de un espacio fresco para reflexionar y alejarte de los lugares que te vinculan con el pasado se convierte en una motivación adicional. Madrid, con su energía diferente y nuevas experiencias, te ofrece un respiro necesario para despejar la mente y encontrar un nuevo equilibrio. Mientras te sumerges en las responsabilidades laborales, también te das cuenta de que esta oportunidad puede ser un catalizador para tu propia renovación personal.
Al llegar a tu nuevo apartamento en Madrid para las dos semanas, decides explorar las luminosas calles y te diriges a una cafetería. Mientras te sientas al aire libre, ordenas un café y un croissant, disfrutando de la tranquilidad del paisaje y la hermosa arquitectura madrileña.
Al terminar tu café, te levantas para entrar a la cafetería y devolver la taza vacía. Sin embargo, te chocas fuertemente con un hombre, y sientes la sangre brotar inesperadamente de tu nariz. Sin verlo claramente, reaccionas impulsivamente gritándole: "¡GORDO BANANA DE MIERDA, CANTO DE QUESO!".
Cuando finalmente lo miras fijamente, te quedas en shock al darte cuenta de que la persona con la que te acabas de chocar es nada menos que tu exnovio, Enzo Vogrincic. El encuentro inesperado lleva consigo una mezcla de sorpresa, incomodidad y, quizás, la oportunidad de abordar asuntos pendientes.
EL FINAL DE UN NUEVO COMIENZO.
#enzo vogrincic#society of the snow#la sociedad de la nieve#enzo vogrincic fic#enzo vogrincic x reader#uruguay#latina#spanish#my writing#fanfic#enzo x reader#argentina#me enamoré de un uruguayo#enzo vogrincic x you
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Into Your Arms (Surrender) - Enzo Vogrincic
+18! Intro I/Intro II/Intro III.
SoftDom!Enzo. Creampie, dacrifilia, dirty talk, fingering, hand kink, hiperespermia, masturbation, sexo oral, sexo sin protección, size difference/size kink (porque Enzo es más alto y la tiene grande), aftercare, edades no especificadas. Español rioplatense.
Enzo es tu amigo.
Es extraño, considerando que es también tu creador de contenido favorito hace meses, probablemente más de un año, y quien provocó los mejores orgasmos de tu vida, pero no significa que la amistad que formaron no sea válida y una de las mejores que tuviste hasta el momento. Probablemente ese fue el motivo que te molestó porque, bueno, ¿no se supone que un amigo comentaría a otro amigo que está visitando su ciudad?
Descubrir vía Instagram que frecuentó tu sitio favorito, la cafetería que tantas veces le mencionaste, te parece ofensivo como mínimo. Y el colmo fue la fotografía de la florería ubicada en una esquina no muy lejana a tu hogar, donde capturaste atardeceres para él. ¿Está haciendo un tour por tu ciudad tomando como referencia todos los lugares que le enseñaste, pero no pensó en decirte que venía?
Puede que intente sorprenderte, repite la voz en tu cabeza, pero no estás segura de que tenga motivos para hacerlo. ¿Por qué te escogería, justo a vos, de entre sus quién-sabe-cuántos miles de suscriptoras y suscriptores? Y de querer sorprenderte, ¿no te habría ocultado sus historias? ¿No habría evitado compartir las fotos para que no sospecharas?
Definitivamente tiene que tener otros motivos, razonás en un intento de sepultar cualquier patética esperanza, y puede que no le importes lo suficiente como para molestarse en recordar dónde vivís. La cafetería es famosa en redes sociales y esa florería es imposible de ignorar, ¿por qué se molestaría en comentarlo con vos en caso de recordar que le hablaste de ellas?
Decidís desactivar las notificaciones, tanto para sus historias como para sus publicaciones, antes de silenciar tu teléfono y continuar con tus ocupaciones. Tu vida no gira en torno a Enzo, por mucho que lo adores, así que no es una opción permitir que lo-que-sea que esté haciendo durante su tiempo libre impacte en tu humor y en tu relación con él.
Una relación que fue, antes que nada, profesional.
El resto de tu día se desarrolla con calma hasta que chequeás tu teléfono nuevamente y te encontrás con una notificación informándote sobre el nuevo video en su OnlyFans. Lleva una semana sin publicar más que fotos y un audio de corta duración que escuchaste antes de dormir, pero ignorás lo que te provocan las etiquetas que incluye en la descripción (sobre todo las de orgasmos múltiples y dirty talk) para continuar con tu trabajo.
Intentás concentrarte, esforzándote como siempre, pero el contenido que te envió la editorial para la que trabajás es insípido, tan terrible que resulta doloroso de leer. Masajeás tus sienes y pensás qué hacer con los horrores presentes en el manuscrito: el informe que confecciones para el editor será el que determine qué tan rápido acepta o rechaza leer este material y, consecuentemente, qué tan rápido lo publican o no.
Entre notas que pretendés incluir en el informe, correcciones de errores absurdos en el archivo, descansos y suspiros de frustración, tu mirada siempre termina sobre tus audífonos. Considerás buscar audios de otros creadores; entre ellos Esteban con su literatura erótica o Matías, que no tiene límite a la hora de degradar a sus suscriptoras, pero sabés que no tienen el mismo efecto. Nadie puede hacer lo que hace Enzo.
Escondés tu rostro entre tus manos, molesta por pensar en él, incapaz de recordar cómo era tu vida cuando su ser no invadía tu mente cada minuto del día. ¿Qué hacías antes de obsesionarte y reproducir sus audios y videos para sentirte acompañada en la soledad y el silencio de tu sala de estar? ¿Qué pensabas cuando despertabas sin sus mensajes de buenos días? Imposible recordar.
Es indignante y vergonzoso reconocer que ahora él significa muchísimo más, que ya no es sólo su contenido, es patético. ¿Quién podría enamorarse de un completo desconocido? ¿Quién podría enamorarse del desconocido con el que desarrolló una amistad? La parte lógica de tu cerebro intenta argumentar que es imposible no enamorarse de alguien como él, pero…
El reloj marca las cinco. Dejás de lado las preguntas que te asfixian y también tu trabajo.
Ignorás los mensajes que recibiste hace horas, minutos luego de esa notificación de OnlyFans, pero aún así esta página es la que reclama tu atención en cuanto te escondés bajo las suaves sábanas luego de un baño. Tu respiración se vuelve irregular con sólo ver la miniatura del video: Enzo recostado en su cama, desnudo, sus uñas enterrándose en su muslo y en su abdomen un océano de semen.
El sonido de su voz es suficiente para despertar esa sensación cada vez más recurrente en tu estómago. No es excitación, tampoco nervios o vergüenza por disfrutar esta clase de contenido, es un sentimiento que provoca que esperes sus cumplidos por razones que van más allá de satisfacer tus necesidades sexuales. Es ese motivo que te mantiene despierta cada noche.
-¿Qué tal?- pregunta cuando la cámara por fin hace foco en su rostro. Una sonrisa tira de sus labios y peina su cabello con una mano mientras continúa buscando el mejor ángulo, batallando por unos minutos antes de dejarse caer sobre el colchón. Jamás elimina la introducción de sus videos y ese es un detalle que te fascina.
Desabotona su camisa lentamente, los anillos en su índice y meñique derechos brillando, para permitir ver su abdomen tonificado y su erección contenida por su ropa interior. El color oscuro de su bóxer no oculta la humedad del mismo y te mordés el labio pensando en qué estaría pasando por su mente o qué estaría haciendo minutos antes de comenzar a grabar.
Suspira. Lo imitás.
-Tenía tantas ganas- dice en voz baja-. Necesito…
En lugar de terminar la oración desliza la prenda unos centímetros para poder liberar su miembro. Infinidad de veces lo admiraste, en todos sus estados, pero jamás deja de sorprenderte el sentimiento de anhelo que despierta en vos. Esta vez no es la excepción, por supuesto que no, mucho menos considerando las prominentes venas que recorren toda su extensión junto con las gotas de líquido preseminal.
Utiliza su pulgar para esparcir su humedad, primero por todo el glande y luego más allá, sin ocultar esa arrogante media sonrisa en su rostro cuando se desnuda. El recuerdo de la primera vez que comprendiste el significado de su expresión, cuando gemiste por la sorpresa mientras él te enseñaba lo que era un anillo de silicona y explicaba sus beneficios –que no le hacen falta, claro está-, te hace temblar.
Y no sólo su sonrisa es la misma, pensás una vez que el recuerdo se desvanece lo suficiente como para concentrarte en la pantalla, también lo es el estado desesperado de su erección. No estás segura de poder con su tamaño pero, Dios, es tan tentador que de tenerlo en tus manos intentarías todo lo posible para lograr complacerlo. Utilizarías cada centímetro de tu cuerpo para satisfacer a Enzo.
Deslizás una mano hacia tu centro una vez que comienza a masturbarse.
Tu excitación humedece tus pliegues pero ignorás tu entrada y te concentrás, sólo por el momento, en tu clítoris. Algunas caricias suaves, otras ejerciendo más presión, círculos que siguen el ritmo lento de la mano de Enzo; su respiración profunda y algún que otro suspiro se derraman directamente y con claridad en tus oídos gracias a tus audífonos.
-Estuve toda la semana pensando en esto- confiesa. Se estira para tomar el lubricante y arroja unas gotas en su palma para luego continuar-. Todos los días pensando en vos...
Cerrás los ojos y suspirás. Sólo su voz bastaría para guiarte hacia el orgasmo.
-Necesito tenerte conmigo.
Un gemido escapa de tus labios.
No hay forma de ignorar la necesidad que se expande por tu cuerpo o el latir de tu corazón… y tampoco el de tu clítoris -repentinamente más sensible que antes-. Normalmente intentarías comportarte justo como lo hacés durante las videollamadas con Enzo: paciente, calmada, permitiéndote disfrutar cada sensación, esperando el momento indicado y su indicación.
Aún así, consciente de lo rápido que podría terminarse este momento por tener como estímulo el video, comenzás a mover tus dedos con más energía y vigor para imitar la rapidez con la que él masajea su miembro. Imaginás que son sus dedos los que juegan con tu cuerpo, permitiéndote saborear un muy necesitado orgasmo, no dejándote más opción que dejarte llevar por el placer.
Tu respiración termina sincronizándose con la suya y cada vez que Enzo suspira o jadea vos gemís. Las palabras continúan cayendo de sus labios, algún que otro cumplido y esos apodos cariñosos que te hacen sonreír como una idiota, pero lo que más te provoca son las miradas cargadas de intensidad y deseo que arroja hacia la cámara.
Muerde su labio inferior una y otra vez en un intento de contenerse. Espera que el dolor sea suficiente para olvidarse del placer, lo sabés, pero los músculos de su abdomen tensándose y la manera en que arroja la cabeza contra el respaldo de su cama son claros indicios de que está fracasando. Separa más las piernas, exponiéndose sin timidez, mostrándote el lugar que te corresponde.
Estás considerando introducir un dígito en tu interior cuando te interrumpe su voz.
-Necesito tenerte para poder cogerte toda- se aclara la garganta-. Tu boca, tus tetas, esa conchita toda apretada.
El orgasmo te golpea y te mordés la lengua para no gritar.
Mantenés los ojos fijos sobre la pantalla mientras en su desesperación él utiliza ambas manos para tocarse. Enzo tiene manos grandes, perfectas para utilizarlas como gargantilla o capturar tus muñecas y someterte, pero aún así no cubren por completo su miembro y esa imagen, en combinación con tus dedos todavía torturando tu clítoris, te hace retorcerte de placer.
Respirás lenta y profundamente, tu mano ahora descansando sobre tu abdomen mientras con la otra sostenés tu teléfono, arrepintiéndote inmediatamente de esto último cuando por error tocás la notificación en la parte superior de la pantalla. Es un mensaje de Enzo: “¿Estás enojada conmigo?”.
Parpadeás rápidamente. El gesto no te saca del trance.
Todavía no recuperás el control de tu cuerpo y tu mente batalla por comprender el mensaje, pero un sonido distante te obliga a reincorporarte y arrancar tus audífonos. El timbre suena, suena y suena, no escuchás la voz de la persona que está del otro lado y sea quien sea parece tener la única intención de interrumpir tus actividades.
Estás segura de que no esperabas la llegada del correo.
Tomás la ropa que dejaste doblada sobre tu escritorio, sin importarte que se trate de tu pijama, para vestirte rápidamente y correr en dirección a la entrada. Tu liberación corre por tus muslos, incomodándote y recordándote que necesitás regresar a tu cama, pero ignorás el llamado de tu cuerpo para ocuparte del llamado en la puerta.
-Perdón, estaba en el…- tu voz se quiebra a media mentira-. ¿Enzo?
Respira temblorosamente y vos retrocedés.
Humedecés tus labios con tu lengua una, dos, tres veces, buscando las palabras para preguntar qué está haciendo allí, pero permanecés en silencio y él sólo se encoge de hombros, como si no tuviera una explicación lógica que justifique encontrarse en tu puerta un viernes luego de las seis p.m. Intenta hablar, falla, vuelve a intentar, su pulgar juega con el anillo en su índice.
Te recibe entre sus brazos cuando te arrojás contra su pecho y el aroma de su perfume golpea tus sentidos. La sensación de sus manos sobre tu cuerpo, masajeando tu espalda y aferrándose desesperadamente a vos, resulta irreal y mágica. Es como una extraña especie de déjà vu, pensás mientras sus dedos se deslizan por tu cabello, pero sabés que jamás te habían abrazado así.
Nunca antes habías sentido que tu lugar era en los brazos de otra persona.
-¿Qué…?
-Quería verte- besa tu cabello, ignorando todo lo que su ser (y su voz, más grave en persona) genera en tu sistema-. Necesitaba verte.
Abandonás tu refugio en su pecho para mirarlo y él sostiene tus mejillas entre sus manos. Cuando tomás sus muñecas podés sentir bajo tus dedos sus pulsaciones descontroladas, pero es un detalle en el que no podés concentrarte porque toda tu atención está puesta en sus ojos oscuros y sus pupilas que parecen esconder un algo.
-¿Por qué no me dijiste nada?
-Porque no sabía si querías verme.
-¿Cómo no iba a querer verte?
-Pensé que estabas enojada conmigo porque…
-Estoy enojada con vos.
-¿Por qué?
-Porque no me dijiste que venías- lo empujás pero se rehúsa a dejarte ir-. Porque estuviste en todos los lugares de los que te hablé pero no me mandaste un solo mensaje preguntando si…
-Porque quería que me respondieras las historias cuando vieras las fotos- explica casi sin respirar-. Quería que vos decidieras si verme o no, no quería proponerlo e incomodarte y…
Deja de hablar en cuanto ve tu expresión.
-No, pará, ¿cómo sabías mi dirección exacta?
-¿Recordás ese sorteo que hice para quienes pagaban la membresía más cara?- asentís. Suspira y cierra los ojos con fuerza-. Era mentira.
Tu mueca de incredulidad lo hace reír.
-Quería hacerte un regalo por tu cumpleaños- sus pulgares acarician tus pómulos y cuando derramás una lágrima él la limpia-. En ese momento se me ocurrió que era la única forma de conseguir tu dirección. Todavía tenía los datos.
Guardás silencio. Enzo una su frente con la tuya y ambos fingen que los milímetros que separan sus labios de los tuyos no son tan peligrosos.
-Jamás pensé que te vería en persona- decís en un susurro y, sin poder controlar tu lengua, agregás:- Justo antes de que llegaras estaba viendo tu video.
-Pensaba en vos.
-No mientas.
-Nunca te mentiría- jura-. No sabés las ganas que tenía de conocerte y...
-¿Y…?
-Estás temblando.
Es patético, te dice tu cerebro, temblar en sus brazos sólo por lo mucho que te emociona conocerlo. Reparás entonces en tu falta de ropa interior, en tu cabello todavía húmedo y un poco despeinado, en tu pijama arrugado, en tu confesión sobre haber estado viendo su video hasta hace pocos minutos. Siempre pensaste que llegado el momento de encontrarse todo sería diferente. Planeado. Perfecto.
Enzo, sin embargo, no parece notar todos esos detalles y continúa observándote con esa intensidad característica de sus ojos oscuros, como si intentara descifrar tus pensamientos, ignorando que su cabello cayendo sobre tu rostro y el calor de sus manos sobre tu piel sólo empeoran tu estado porque son una confirmación de que esto es real.
Horas atrás estabas enojada por su falta de comunicación y en este momento lo tenés en tu puerta, confesándote que pensaba en vos mientras grababa su video, dejándote saber lo mucho que anhelaba conocerte y negándose a soltarte. Te encantaría reclamarle por su mentira, bromear, pero el gesto te resulta conmovedor y las palabras mueren en tu garganta.
-¿Te puedo besar?
Un pequeño gesto afirmativo de tu parte basta.
En un principio sólo es un roce prácticamente imperceptible, sus labios y los tuyos conectándose por pura inercia para deshacer el ínfimo espacio que los separa, pero cuando suspirás contra su boca cualquier delicadeza queda en el olvido. Es un beso hambriento e impaciente que sólo interrumpe cuando delinea tus labios con su lengua, preguntando.
Explora el interior de tu boca mientras te obliga a retroceder y gemís por la fuerza de sus manos sobre tu rostro. Cierra la puerta rápidamente para seguir besándote y te acorrala contra la pared, su mano en tu nuca para prevenir que te golpees, deslizando su pierna entre las tuyas antes de tomarte por la cintura y forzarte a sentirlo contra tu centro.
-¿Esto está bien?- pregunta cuando encuentra tu mirada.
Escucharlo preguntar por tu consentimiento en sus audios jamás te preparó para lo excitante que sería escucharlo preguntar en la vida real. El deseo que nubla su mirada no nubla su juicio, reflejándose su preocupación y consideración por tu comodidad en su voz ronca. Sonreís.
-Está perfecto- contestás y tirás de su ropa para volver a besarlo. Tu respiración irregular empeora mientras entre besos continuás hablando:- No puedo creer que estés acá.
En lugar de contestar te empuja aún más sobre su muslo y cuando utiliza su agarre en tu cintura para moverte bajás la mirada, encontrándote con que tu humedad mancha la tela de su pantalón. Tu expresión de mortificación y timidez, lejos de lograr que se detenga, sólo lo provocan más.
-Te estabas tocando cuando llegué, ¿no?
-Sí.
-¿Qué usaste?
-Nada. Sólo me toqué.
Desabotona la camisa de tu pijama sin romper el contacto visual y tira con fuerza de tu pezón izquierdo. Ignora tu mano cerrándose sobre su muñeca y masajea tu pecho, todavía sujetándote por la cintura con su otra mano, sus ojos ahora fijos en tus pechos y en las reacciones que sus acciones despiertan en tu cuerpo.
-Me encantan tus tetas, ¿sabías? Son perfectas.
-No…
-Sí, son perfectas, mirá.
Obedecés sólo para terminar arrepintiéndote por lo que la escena genera en tu cerebro. La imagen de tu pecho en su mano parece extraída de tus fantasías, sobre todo considerando la manera en que encajan perfectamente y con el frío material de sus anillos provocando que tu pezón continúe erecto, dejándote sin palabras.
-Son perfectas, ¿viste?- repite mirándote a los ojos. Su mano asciende hasta descansar donde puede sentir tus latidos-. Estás hecha para mí.
Temblás.
-Enzo…
-¿Qué querés? ¿Qué necesitás?
-A vos.
No tenés idea de en qué momento y cómo llegan a tu habitación.
Enzo te recuesta sobre las almohadas y luego de deshacerse de algunas de sus prendas se posiciona sobre tu cuerpo. Llena tu rostro, tus labios, tu mentón y tu cuello de besos mientras su mano juega con tus pechos hasta el cansancio, masajeando y pellizcando, haciéndote llorar con la sugerencia de utilizarlos para satisfacerse y nada más. Los golpea, justo como siempre dijo que haría, pero sus golpes son más caricia que tortura.
Utiliza sus uñas para recorrer el valle entre tus pechos, la zona de tus costillas y tu estómago, haciéndote sisear y regañándote cuando no permanecés quieta. Llega hasta el el��stico de tu pantalón, frenando justo debajo de tu ombligo para hacerte cosquillas, regalándote así un momento para que lo detengas en caso de desearlo.
-¿Querés que te toque?
-Quiero que me cojas.
-Entonces primero tengo que tocarte- besa tu mejilla-. Necesito prepararte.
Retira tu pantalón, sin desperdiciar la oportunidad de acariciar tus piernas con vehemencia mientras lo hace, para luego deshacerse también de tu camisa y detenerse para contemplar tu cuerpo desnudo. Estás totalmente expuesta mientras él aún mantiene su camiseta y su ropa interior y el contraste te hace sentir vulnerable.
Sus manos en tus rodillas son una indicación que comprendés en cuestión de milisegundos y separás tus piernas para permitirle verte. Su respiración se entrecorta y su mandíbula se tensa. Intenta recuperar la compostura, esforzándose para no reclamar tu cuerpo como un salvaje, piensa en todo lo que le gustaría hacerte (nada de esto sirve para frenar sus impulsos).
-Tenés una conchita tan linda- se recuesta entre tus piernas y besa tu muslo-. Y es toda mía, ¿no?
-Tuya, sí.
Utiliza dos dedos para trazar una línea desde tu entrada goteante hasta tu clítoris, donde se detiene para dibujar círculos con una exasperante parsimonia que te hace rogar por más. Ignora tus súplicas, sus dedos recorriendo múltiples veces el mismo camino, antes de posicionar uno contra tu entrada y ver cómo se contrae con anticipación.
-Estás muy mojada, mi amor- vuelve a besar tu muslo y sólo para torturarte continúa:- Me parece que no vamos a necesitar el lubricante.
-Enzo...
-¿Qué?
-Apurate.
-Mirame- ordena. Cuando no obedecés decide morderte para llamar tu atención-. Necesito que me hables, ¿sí? Cualquier cosa que quieras, cuando algo no te guste, si duele...
-Está bien.
Te recompensa introduciendo su dedo medio y mordés tus nudillos. Sus dedos, más grandes y más largos que los tuyos, te hacen sentir llena y tocan en tu interior todos esos puntos que por lo general no podés encontrar. Mientras realiza pequeños movimientos, arrastrando el dígito dentro y fuera de tu estrecha entrada, gira su muñeca y curva la punta del mismo.
-Acá, ¿no?- sonríe cuando te escucha gemir.
Besa tu clítoris un par de veces, el contacto breve y suave, como una especie de advertencia antes de utilizar su lengua y labios en vos. Está tan desesperado por probarte que no se molesta en medirse y cuando te quejás por la sensibilidad, producto de tu anterior orgasmo, no parece importarle en lo absoluto. Continúa devorándote y tantea tu entrada con un segundo dedo.
Tirás de su cabello -es tanto o más sedoso de lo que pensabas- y te movés contra su boca, cualquier remanente de autocontrol ahora perdido, porque nunca antes habías experimentado algo así. El sonido producido por la mezcla entre tu humedad y su saliva es obsceno, ambos fluidos empapan tu centro, tus muslos, su mano y su rostro, pero eso parece excitarlos más.
-Más- exigís cuando sentís la proximidad de tu orgasmo.
Enzo introduce otro dedo y no podés hacer nada más que dejarte ir entre sollozos. En lugar de detenerse aumenta su tempo, sujetando tu pierna para impedir que escapes y manteniendo sus labios adheridos a tus pliegues para beber de tu liberación. Tus manos en su cabello, batallando por alejarlo y simultáneamente presionándolo más contra tu cuerpo, su nombre en tu boca, las contracciones de tus paredes y todo tu ser comienzan a volverse una adicción para él.
Se obliga a dejar de frotarse contra el colchón. No quiere arruinarlo todo.
-¿Querés más?- ofrece cuando vuelve a posicionarse sobre tu cuerpo. Tus pestañas brillan por las lágrimas que derramaste y él besa el rastro húmedo en tus mejillas mientras tu mano baja por su torso antes de colarse en su ropa interior. Cuando comenzás a tocarlo la calidez de tu palma amenaza con desbordarlo y busca refugio en tu cuello-. Dios... Me vas a matar.
-¿Así está bien?
-Sí, sí.
Cuando se reincorpora tomás su mejilla en tu otra mano y él gira su rostro unos centímetros para poder besar tu palma. Sólo deja de mirar tus ojos para ver tu boca, la manera en que mordés tu labio inferior con fuerza, tu mano envolviéndolo con dificultad y llevándolo hacia el límite. Cuando bajás la mirada comprendés el motivo de su fascinación y no podés evitar gemir.
Gotea cantidades absurdas de líquido preseminal sobre tu estómago.
-¿Enzo?
-¿Qué?
-Es muy grande- intenta ocultar su sonrisa, pero es en vano, ya conocés el significado y no te molestás en ocultar tu frustración ante su reacción arrogante-. No es gracioso.
-Perdón, bebé, es que…- se interrumpe con un gemido profundo que te hace apretar los muslos-. Está bien si querés parar.
-No quiero- aclarás-. Es que...
-¿Tenés lubricante?
Estirás el brazo para tomar el lubricante, perdido entre tus almohadas, sin dejar de tocarlo. Quién lamenta más el tener que separarse del otro es una pregunta sin respuesta, pero lo hacen, porque es necesario y porque saben que sólo será cuestión de unos minutos. Con expresión serena, intentando calmar tanto tus nervios como los suyos, Enzo deja caer unas gotas del producto en tu centro.
Vuelve a deslizar sus dedos en tu interior, separándolos y maravillándose con la imagen de tu entrada dilatándose, antes de arrojar un poco más de producto con la esperanza de facilitar la penetración. Tirás de las sábanas cuando un tercer dedo entra en tu cuerpo y ambos fingen ignorar la manera en que tu mirada permanece siempre sobre su mano.
-¿Qué decís?- pregunta mientras utiliza la base de su mano para ocuparse de tu clítoris-. ¿Estás lista?
-Sí.
Hace una pausa para desnudarse y perdés la capacidad del habla cuando por fin podés apreciar todo su cuerpo: los músculos en sus brazos, su pecho y su abdomen tonificado, el rastro de vello en la base de su miembro. Intentás dejar de mirarlo, concentrarte en su rostro, pero no parece molestarle y tampoco tenés la fuerza para despegar tu mirada de su persona.
Ocupa el lugar entre tus piernas, sosteniéndose con un brazo mientras guía su miembro hacia tu entrada, su rostro sobre el tuyo para poder mantener el contacto visual. Cuando delinea tus pliegues con su punta gemís y colocás una mano en su pecho, tus uñas rozando su piel, suplicándole silenciosamente y también rogándole para que se dé prisa.
Una pequeña exclamación hace que separes los labios -tu mandíbula cayendo exageradamente- una vez que comienza a penetrarte. El dolor te sorprende, pero es tolerable, sobre todo porque Enzo se mueve con la lentitud y la suavidad necesarias para permitir que te acostumbres a su tamaño. Rasguñás su pecho con los siguientes centímetros y él frunce el ceño, concentrado, intentando no provocarte más dolor.
-¿Necesitás que pare?
-No- negás rápidamente-. No pares.
Continúa hasta que la mitad de su miembro desaparece en tu interior y sólo entonces se detiene. La contracción de tus músculos sobre su extensión ya es exquisita y puede ver en tu rostro que necesitás un minuto o dos para recomponerte. Junta con su pulgar la saliva que mancha tu mentón y lo utiliza para jugar con tu clítoris.
Tu expresión de vulnerabilidad y total entrega le hacen perder el control. Mueve sus caderas sin pensarlo y gritás, pero tu cuerpo cede, recibiéndolo sin oponer mucha más resistencia. Termina de hundirse sin dejar de tocarte, esforzándose por mantener un ritmo constante para relajarte, ignorando el irrefrenable deseo de utilizarte de todas las maneras posibles hasta que sólo recuerdes su nombre.
Llevás una mano hacia tu abdomen bajo mientras balbuceás incoherentemente (sólo comprende las palabras profundo y llena) y él la cubre con la suya antes de ejercer presión. El gemido roto y tu respiración son la única advertencia que recibe antes de ver cómo otro orgasmo sacude tu cuerpo, tu espalda arqueándose y tus piernas rodeando su cadera para tenerlo más cerca (es imposible), tus párpados cerrados con fuerza y las lágrimas que no dejan de caer.
Sólo deja de tocarte cuando intentás apartar su mano, presa de la sobre estimulación, aunque escoge ese momento para comenzar a moverse. Sus estocadas no son precisamente lentas, pero el ritmo te permite acostumbrarte a la sensación de plenitud y el insufrible placer que produce la fricción entre su cuerpo y el tuyo.
Descansa sus codos a ambos lados de tu rostro para poder estar más cerca.
-Estás muy apretada- dice contra tu boca-. Me encantás.
-Me…- te interrumpís y humedecés tus labios en un intento de reunir valor. Cerrás los ojos antes de confesar:- Me encanta tu pija, Enzo.
Captura tus labios en un beso lleno de una pasión que se refleja también en el brutal golpe de sus caderas. Tu cuerpo se sacude sobre las sábanas y cuando Enzo rompe el beso –sus bocas permanecen unidas por un hilo de saliva- su mirada termina en tus pechos, hipnotizado por cómo suben y bajan con cada embestida, tus pezones erectos provocándolo.
El sonido de sus cuerpos colisionando resuena entre las paredes de tu habitación junto con tus gemidos agudos y su respiración pesada, el contacto de sus labios y tu piel con cada beso que deja en tu mandíbula y tu cuello, tus protestas cuando utiliza los dientes. Se queja cuando tus uñas se clavan en sus brazos, dibujando como lo hicieron en sus hombros y espalda, pero no intenta detenerte. Quiere un recordatorio de este momento.
En un fugaz movimiento intercambia sus posiciones, recostándose sobre el colchón y dejándote sentada sobre él, sus manos ahora sujetando con firmeza tu cadera para guiarte. El nuevo ángulo y el constante roce de tu clítoris sobre su pelvis te hacen delirar: repetís su nombre como una plegaria, rasguñás su pecho, rodeás su cuello con una mano y sujetás su mandíbula con la otra, desesperada por sentirlo.
-Sos hermosa, ¿sabías?- pellizca tu pezón y cuando intentás zafarte de su agarre golpea tu pecho con su palma abierta-. Y sos mía. Toda mía.
No estás segura de si son sus palabras o el placer lo que motiva tus acciones, pero plantás tus pies sobre el colchón y tus manos sobre su pecho en busca de apoyo, robándole con tus rápidos y pequeños saltos un gemido gutural. El esfuerzo hace arder tus músculos luego de unos pocos minutos pero no te detenés, querés volverlo loco y se siente muy bien como para parar.
Cada vez que tus muslos impactan con su cuerpo su punta besa tu cérvix y gritás. La línea que separa el placer y el dolor termina de difuminarse cuando sentís sus uñas en tu pierna y en tu cadera, cada vez más profundo, como si intentara marcarte de todas las maneras posibles.
Cuando Enzo rodea tu cintura con sus manos y toma impulso para embestirte te frustrás, molesta por ser incapaz de controlarlo como él te controla y también excitada por el poder que tiene sobre vos, pero la fuerza de sus movimientos termina haciéndote caer sobre su pecho y allí olvidás cualquier pensamiento que no sea su nombre.
Besás sus clavículas y él besa tu cabello antes de abrazarte con fuerza. Gemís sin control.
-Me vas a dejar llenarte toda, ¿no?- pregunta. Cuando no respondés tira de tu cabello para obligarte a mirarlo y no está seguro de qué disfruta más: las lágrimas que caen en cascada por tus mejillas o el hilo de saliva que escapa de tus labios-. ¿Querés que te llene la conchita?
-Sí, sí, sí.
Besa tu frente y cuando buscás su boca te corresponde. Tus suspiros, jadeos y gemidos se derraman sobre sus labios, así como las palabras inentendibles que le dirigís, pero él no necesita de palabras para saber lo que intentás comunicarle. Puede sentir tus pezones erectos contra su pecho y la manera en que tu interior succiona su miembro desesperadamente.
Golpea tu mejilla para llamar tu atención.
-Sos mía, ¿entendiste?
-Y vos sos mío.
-Siempre- con su mano en tu nuca te obliga a descansar tu frente sobre la suya. La intensidad y devoción que brillan en sus ojos te hace temblar entre sus brazos-. Somos el uno para el otro.
Sus palabras te empujan hacia el orgasmo y arrastrás tus labios por su mandíbula antes de buscar refugio en su cuello, desbordada por su confesión, por cómo sus brazos te rodean, por la forma en que abusa de tu cuerpo sin consideración.
El placer es intolerable y sentís el impulso de cerrar las piernas, pero la cadera de Enzo se interpone, así que mordés su hombro para lograr sobrellevar la brutalidad de tu clímax. Esto parece ser el último empujón que necesita para su propio orgasmo, porque sus embestidas frenéticas se tornan erráticas.
-Toda, Enzo, toda- suplicás-. Por favor.
Intenta contenerse, prolongar el momento, pero es imposible considerando lo que estás pidiendo con tanta desesperación. Recorre todo tu cuerpo con sus manos y finalmente se deja ir (sus yemas sobre la piel que rodea tu entrada y rozando su miembro cada vez que entra y sale) con un gruñido. Llena tu interior con su semen caliente y no deja de moverse hasta que está seguro de que no queda nada más por derramar.
Besa tu hombro mientras intentan recuperarse.
-¿Estás bien?
-Sí- contestás con un hilo de voz-. ¿Vos…?
-Mejor que nunca.
Soltás una risa tímida.
-Estás temblando otra vez- susurra cuando abandonás tu lugar en su cuello. Peina tu cabello y busca cualquier señal de incomodidad o dolor en tu rostro-. ¿Estás segura de que estás bien?
-Sí.
-Voy a...
Abandona tu interior lentamente y protestás por la sensación de ardor en tu entrada. Besa tu mejilla para disculparse y te recuesta sobre el colchón, estirándose para poder tomar su camiseta y cubriéndote con ella. Suelta una carcajada.
-¿De qué te reís?
Se arroja a tu lado.
-Nunca imaginé que esto iba a pasar- acaricia tu mejilla-. Pensé que sería diferente.
-¿Te arrepentís...?
-No. Nunca. Jamás pienses eso- vuelve a acercarse a tu rostro-. Es así como tenía que ser.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Por supuesto.
-¿Qué estabas haciendo antes de venir?
-Fui a ver la obra que protagoniza un amigo.
-¿Y por qué recién cuando llegaste me mandaste un mensaje preguntando si estaba enojada?- tomás un mechón de su cabello entre tus dedos-. ¿No se te ocurrió que podía estar ocupada?
-Qué suerte que no lo estabas, ¿no?- ríe-. Pensaba hablar con vos antes, ¿sabés? Cuando no me respondiste las historias pensé en decirte.
-¿Y qué pasó?
-No podía esperar más. Quería verte.
Tu sonrisa es reemplazada por una mueca de disgusto rápidamente y cuando bajás la vista Enzo comprende el motivo. Su liberación corre por tu piel y mancha tus muslos de manera tentadora, pero la cantidad que cae humedece y oscurece las sábanas.
En silencio abandonan la cama y te conduce hacia el baño. Espera pacientemente junto a la puerta y cuando lo invitás a entrar te sigue hacia la ducha, donde no puede evitar besarte mientras el agua caliente impacta de lleno en sus hombros y su espalda.
-Lo dije en serio- asegura cuando el vapor los rodea por completo-. Somos el uno para el otro.
#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic fluff#enzo vogrincic x reader#lsdln cast#lsdln smut#lsdln x reader
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sinceramente si años atrás escuchando los primeros temas de saro me hubieran dicho que ella sacaría un álbum tan solido y lleno de lucidez como heráldica no les creo
pero el acto natural de madurar ha sido amable con la reinvención en su sonido y propuesta musical, y más importante aún; sarito ha sido muy bendecida al estar rodeada de las personas y el equipo/management correcto, shout-outs enormes a bohemian groove 🖤
el hacer discos no te hace un “artista de discos” y saro ha sabido tomarse con calma las cosas para conseguir esa fórmula efectiva que la haga ser una artista de discos en una época en la que el mainstream siempre está amenazando a artistas emergentes o incluso consolidados con él hacer discos lamentables, donde se van por lo comercial, por los números, pero se deja de lado el alma y la naturaleza humana en la razón de ser de la música, que es él crear conexiones, con los demás y consigo mismo, buscando una satisfacción y bienestar por medio de lo que se expresa
para los tiempos en los que se estaba próximo a anunciarse el disco la idea de un debut de saro me causaba mucha desconfianza por no decir que terror, teniendo el antecedente de eclips3 (total banger!!) si me daba curiosidad de tener su debut pero vamos, esta es la misma chica que compuso 'cartoon network' que es tremendo hit pero temía que algo de esa era prematura de saro llegara a caer muy fuerte en lo que sería su 1er álbum, y como fanática de su música me hubiera dolido si saro era criticada por un mal debut, y más si había algo de verdad en esas críticas pero es aquí dónde ella haría algo que cambiaría por completo mi manera de pensar con la idea de un álbum debut
llega el 30 de noviembre del 2023, y sin expectativa alguna saro nos regala lo que fue un increíble 1er single de lo que sería ‘heráldica’ 🥹🫶🏻 y que puedo decir... gracias?? fue muy satisfactorio y es en este momento en el que la llamada “fé digital” nace en mí. la canción es demoledora, y ese maldito desgarre en el coro aún hoy me tiene loca 😭🖐🏻 sarito se lució y hasta la fecha de toda su discografía pienso que esta es la canción que más fuerte demuestra lo que significa un desamor. un muy buen acierto por parte de saro y su equipo hacer de ‘sola’ el lead single ⚜️
hacer discos es difícil pero hacer buenos y disfrutables discos es mucho más difícil y tedioso si no se tiene claro hacía donde se quiere apuntar, y aunque heráldica no es un álbum conceptual, sarito supo crearle todo un orbe con una narrativa que lleva de la mano y abraza con mucha propiedad y aprecio 🛡️🪽
puede que el target de la audiencia de saro sea muy de preadolescentes pero esxs chicxs no se equivocan en ovacionar y aplaudir este album, ya que saro no les entregó un producto barato, sinó un culto con el cual sentirse acompañados, a través de letras que los representan y reflejan lo agitada y llena de incertidumbre que puede ser la vida en esas edades. agradezco a saro por hacer que esta sea de las primeras experiencias artísticas de muchxs de ellxs, en donde todo lo que consumen les es grato, heráldica lxs ayuda a formar un sentido crítico de las cosas
para terminar lo dire de nuevo, él hacer discos no te hace un artista de discos, y sarito con heráldica si lo es pero si en el futuro ella se descarrila en su música y no se propone hacer cosas serías y más ambiciosas yo seré la primera en cuestionarle sus decisiones artisticas, porque la quiero y respeto, y siempre mis mejores deseos estarán con ella, y soy una fiel creyente de que él evolucionar la llevara a lugares grandiosos y es ahí donde la quiero ver, en lo MÁS alto, y eso sólo se logra con auto-reflexión, y una audiencia que debata y no aplauda todo como foca
al final puede que yo esté sobre-analizando lo que es heráldica y saro sólo sea una chica (sobre)viviendo agradecidamente su existencia, y eso haría el disco más estupendo porque demuestra la autenticidad en ella y hacen que valga la pena cada lágrima que dejó caer por alejarse de algunos a quien amó, para dedicarse a su carrera y seguir creyendo que este es su camino para encontrar la plenitud absoluta 🫂❤️🩹
muchas gracias a quienes leerán esto hasta el final <3 y perdón por el mucho texto y sí está mal redactado pero no soy escritora ni mucho menos correctora ortográfica (╥﹏╥) sólo quería contar mi experiencia personal con ‘sola’ por motivo de su aniversario y mi cambio en la percepción de sarito como una verdadera artista a partir del lanzamiento de esta canción
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"𝐃𝐨 𝐲𝐨𝐮 𝐤𝐧𝐨𝐰 𝐭𝐡𝐢𝐬 𝐠𝐚𝐦𝐞?"
⇢ enzo vogrincic x f!reader.
⇢ sumário: pelo que parece, jogar sinuca nunca pareceu tão divertido.
⇢ word count: 2.583!
⇢ avisos: 18+!, smut, algumas explicações de sinuca, putaria na mesa de bilhar, hair pulling, nipple play, dirty talk, sex oral (f! receiving), pussy!drunk men, enzo sendo um completo canalha, palavras explícitas e conteúdo explícito.
Tudo estava indo bem. — Muito bem, na verdade.
No começo, era para ser apenas um jogo, momento de descontração e um pequeno entretenimento e que, de fato, foi; mas, em um certo momento da noite, você sabia que não era apenas isso. — E estaria mentindo, impiedosamente, se não concordasse que passou a gostar daquilo.
Enzo havia decidido, e querendo surpreender, comprar uma mesa de sinuca. — Claro que não espantou sua pessoa pela relação entre latinos com esse jogo; e você chegou em brincar e o comparar com aqueles senhores de bares que entregam a vida por isso. — Mas, realmente, a deixou surpresa ao ver aquilo na sala de estar dele.
"¿Te gustó, nena?" — Com um sorriso empolgado, que mostrava metade dos seus dentes, e segurando um taco, o uruguaio questionou quando você chegou em sua casa. — "Vou ficar muito magoado se você não me fizer companhia." — Ele, nem ao menos, deu uma opção. — "Vai ser divertido, confía en mí." — E, assim, você terminou na atual situação.
Sendo honesta, sinuca não era um dos seus pontos fortes; porém, você achava graça em observar as movimentações e emoções que o jogo trazia. — Também, não iria perder a oportunidade, uma visão privilegiada, em ver Enzo, completamente, concentrado sobre seu plano de encaçapar algumas bolas que estavam em sua mira.
Seus olhos observaram, com tamanha atenção, a maneira como a camiseta branca do uruguaio se tornava mais justa em cada movimento, e tornando algumas veias em seus braços e mãos serem, perfeitamente, visíveis; sem mencionar suas largas e intimidantes costas. — Em algum momento, você se flagrou presa na diante imagem, sem nenhuma gota de vergonha.
Afastando e aproximando o taco e se preparando, pensando em alguma mudança nos últimos segundos, para sua jogada, Enzo acerta na bola branca que se rebate na verde, com rapidez, e entra no buraco. — Mais três pontos para ele, claro; deixando seu nome, totalmente, disparado no placar. — Seu corpo se distanciou da mesa, agora, guiando passos até você.
"Tres puntos para mi." — Falou convencido, querendo uma imagem de competidor, junto com um sorriso ladino presente em seus lábios e se divertindo. — "Que cheiro é esse?" — Endireitando sua postura e apoiando seu braço no objeto de madeira no chão, Enzo encenou uma reação pensativa e curiosa, como se, realmente, havia uma fragrância de algo desconhecido perto de vocês. — "Ah, é de vitória." — Ele aproximou o rosto contra o seu, quase encostando o nariz contra sua bochecha.
O maldito ainda tinha a coragem de zombar, tendo uma completa e injusta vantagem e experiência.
"Eu te odeio, Vogrincic." — Você murmurou, olhando para seus castanhos olhos e mordendo sua bochecha inferior, na tentativa de não achar graça e contestar aquele sorrisinho de vagabundo em sua boca.
"Não fala assim comigo, amorzinho." — Deu um passo para trás e apoiou a mão em seu peito, fingindo ter sentido uma dor em suas palavras. — Homem sínico, você pensou.
Voltando sua atenção para a mesa, Enzo se proporcionou em pensar nas possibilidades de jogadas e como poderia executa-las sem cometer erros ou causar ações que não eram de seu alcance e planejado. — De repente, um ruído de algo batendo no chão se exclamou pelo ambiente; batendo a pontinha do taco no chão, você chamou a atenção dele, que apenas proferiu, silenciosamente, "calma".
Você revirou os olhos e percorrendo a mão livre pelo vestido, simulando aborrecimento, porém seus lábios traiçoeiros soltaram uma curta risada contra a apresentação de perfeito lance do mais velho; que, ao ouvir, cutucou sua perna com o taco e voltou a se concentrar.
Repetindo os mesmo movimentos como na jogada anterior, Enzo mirou, presumivelmente, em uma bola azul, que possuía uma alta pontuação, e era um lance arriscado, — Ela não estava em uma distância tão confortável de um buraco, então, tinha chance de ficar espalhada. — porém, ele não iria desistir e queria tentar, custava muito isso. — Assim, apoiando seu corpo, novamente, o mais velho jogou.
Sem surpresas, aparentando ser o óbvio, a bola branca se rebateu contra a azul, deixando-a espalhada em um cantinho; se pensar pelo outro lado, facilitou um pouquinho para você mas tinha que efetuar um esforço.
"Mierda." — Resmungou e suspirou ao mesmo tempo, logo, se retirou e abriu o caminho para você. — "Sua vez, bebita." — O apelido saiu, carinhosamente, da boca de Enzo junto com a cabeça sendo inclinada para o lado.
Estalando a língua e afastando seu corpo da parede, que estava encostada, você dirigiu seus passos até a mesa, antes de sentir um pequeno e rápido tapinha em um lado de sua bunda; claro que não doeu, apenas chamou, velozmente, sua atenção. — A alta risada de Enzo preencheu a sala, e fez você virar sua cabeça com o choque e surpresa sobre a provocação que ele causou.
Vogrincic se apoiou na parede, realizando o seu ato passado, e deu ombros ao ver sua expressão, agindo como se não tivesse feito nada e somente esperava sua jogada. — Mordendo seus lábios, olhando para cima e, fracamente, assobiando; depois, lançou um beijinho em sua direção.
Não se comprometendo a provocação, você se inclinou na mesa, mesmo não possuindo uma noção ou percepção de qual bola escolher para bater, mas querendo, em maior caso, acertar alguma. — Você não tinha um gosto pela competição, de fato, e só tinha vantagem em contemplar o Enzo jogando e esperar até o final para ganhar sua atenção. — Sua mão serviu como um suporte para aperfeiçoar a ponta do taco, apontando para a bolinha branca.
Não era confiável, afinal, você não estava com muita confiança e concentração em segurar o taco e mirar no objetivo ao mesmo tempo; causando incerteza e receio perante a cabeça. — Certos resmungos, que desfrutavam xingamentos, foram soltos de sua boca.
"Espera." — A voz do mais velho se destacou em seus ouvidos, pegando um pouco de sua atenção, e deslocando sua visão até a imagem dele se aproximando de você; Enzo, rapidamente, se posicionou atrás de você, e também inclinando seu corpo, quase formando vocês em apenas um. — "Cálmate, Nena." — A mão do uruguaio passou por cima da sua, que segurava a pontinha, quase escondendo ela com seu tamanho e encaixando, impecavelmente. — "Cálmate." — Sussurrou com sedução, acompanhado pela respiração quente batendo em seu rosto.
A partir daquele momento e para você, o jogo havia se encerrado; sem mais ou menos, com vitória ou derrota. — Sua cabeça estava perdida, desolada e querendo aproveitar a sensação ardente que crescia em seu peito e começava a se preencher entre o meio de suas pernas; logo, a excitação e tentação. — Era quase um inferno em plenitude.
Continuando a ajudá-la, Enzo deu um pequeno impulso e sinalizou o momento para acertar a bola, como se tivesse percebido sua falta de atenção, e mesmo pouco envergonhada, você afastou e aproximou o taco, deixando as bolas se debaterem. — Dentro de segundos, a bolinha azul, antes era da jogada de Enzo, entrou no buraco; quatro pontos para você. — Não mudou nada no placar, Enzo ainda continuava, fortemente, na frente.
"Está vendo, meu bem?" — Enzo comentou, mesmo com a possibilidade de não houver resposta de sua parte, e permanecia com o corpo colado com o seu; o peitoral dele estava grudado em suas costas, assim, como a peculiar e vestida protuberância tocando sua coxa. — "É assim que se joga." — Ao dar somente um passo para trás, oferecendo um pequeno espaço, você posicionou o taco em um cantinho da mesa, querendo esquece-lo.
Seguidamente, e sem esperar, ao menos, um curtinho tempo ao decidir virar seu corpo, Enzo juntou seus lábios contra os dele; suas grandes e tão habilidosas mãos estavam ao redor do seu rosto, segurando ele com força mas não exagerando. — Ele atacava sua boca, de maneira, feroz e audaciosa, expressando toda a vontade que havia preservado durante esse entretenimento, aquele que ele mesmo proporcionou. — O mais velho saboreava sua boca com gosto e uma determinação, talvez, animalesca; não era estranho, porém, não deixou de surpreende-la mais uma vez.
Retirando uma das mãos em seu rosto, Enzo a colocou em sua cintura, apertando com força e descendo até sua coxa, e a outra, lentamente, se enfiou a sua nuca. — Um tapinha foi concebido na região de sua perna, provavelmente, algum aviso ou sinal; você estava destacando sua atenção para outra coisa.
"Pula." — Deixando um ruído molhado e inebriante entre a separação dos seus lábios, Enzo ordenou distraído, meio vago, encarando, profundamente, sua boca avermelhada e brilhante; ele estava se referindo a mesa de bilhar, logo, passou em sua cabeça. — "Vamos, linda."
Colocando seus braços ao redor do seu pescoço, apoiando e também, passando, levemente, as unhas na pele do mais velho, Enzo agarrou suas coxas, com as duas mãos, e a carregou em seu colo por um tempinho; foi uma coisa ligeira, sem enrolação, você já estava sentada na mesa e com o corpo de Enzo entre suas pernas. — A beijando mais uma vez e em algumas vezes, sentindo os dentes de Enzo se chocarem contra os seus.
Seu vestido já estava em uma parte um pouco mais elevada de suas coxas, para terminar e agilizar o serviço, Enzo levantou a peça até sua cintura; deixando sua calcinha, completamente, visível aos olhos dele. — Você sabia que ela não iria durar nem mesmo três segundos por diante, claro que sabia. — Não satisfeito, o maldito ainda abaixou uma parte do vestido que o colo dos seus seios, permitindo que um deles ficassem livres.
Mais uma vez, o beijo é encerado, porém, não deixando de provocar, seu namorado morde e solta, com prazer e longa diversão, seus lábios inferiores e ao finalizar, mantém aquele sorriso canalha preso no rosto. — Atordoada, sem ter o que, de fato, fazer, você observa Enzo se aprofundar em seu pescoço e distribuindo mais mordidas do quê beijos, selares pela região; quase arrancando um pedaço seu. — Cerca de algumas horas, marcas roxas e vermelhas irão fazer parte de sua pele.
"Enzo..." — Uma voz necessitada, deleitosa miou ao ouvido do uruguaio, e dedos se percorreram entre seus cabelos negros e tão macios, deixando uma genuína e impaciente carícia; ele sorriu contra a pele do seu pescoço.
"Que pasó, hm?" — Murmurou querendo entregar uma reação sonsa.
As mãos do mais velho continuavam pressionadas em suas coxas, presando com valentia contra seu próprio corpo, não querendo que você fugisse; algo que nunca iria acontecer. — A aflição do tecido de sua calça começava a desenvolver em sua pele. — Prosseguindo em descer, Enzo levou os lábios a sua clavícula e trilhando até um dos seus mamilos exposto; chupando, girando sua afiada língua em seu biquinho endurecido. — Você engasgou ao sentir seus dentes, mais uma vez.
Gemidos, choramingos e pequenos suspiros se destacavam no local, ganhando cena e sendo instalados em cada parte, isso era música para os ouvidos de Enzo; uma melodia que ele nunca poderia se enjoar, sempre querendo ouvir mais e conseguindo conquistar a vontade. — Ao atribuir e finaliza uma prazerosa e exultante atenção ao seu peito, sem antes morder seu sensível mamilo e puxa-lo, vagarosamente, se impõe em retirar seu tecido intimo.
Enzo enrolou os dedos no cós de sua calcinha, puxando a peça sem paciência e inquieto, não querendo perder tempo e a jogando para um lado da mesa; você teve a chance de perceber a respiração trêmula do seu namorado. — Ele estava eufórico, perto de enlouquecer. — Agora, lá estava você, exposta e, completamente, abertinha para o uruguaio; que clamava pelo olhar desesperador e cercado de luxúria em lhe devorar.
"Eu quero esses olhinhos em mim, 'Tá?" — Falou com cautela, a centímetros do seu rostinho e umedecendo os lábios não resistindo a sua expressão de carência. — "Apenas em mim e não se esqueça disso, Nena." — Lambeu sua boca, sem consentir um selinho; esse maldito seria a sua morte ao mesmo tempo que você seria a dele. — "Lindinha." — O rosto de Enzo desceu até suas pernas e, na procura de conforto, você inclinou seu corpo, deitando sob a mesa e apoiando os cotovelos nela.
Pense em um lobo se disfarçando com uma pele de cordeiro, tentando transmitir uma imagem pura; o ator movia seus ardilosos lábios por uma de suas coxas, com selares e ditando elogios a você. — Comentando sobre o quão empinadinha você ficava enquanto jogava e como estava querendo te comer ali mesmo até se cansar, se isso era possível. — Completamente, sem vergonha.
Com o rosto entre suas pernas e retribuindo um hálito e respiração ardente, Enzo movimentou sua língua, de uma vez, o centro entre suas dobras, conquistando um prazeroso gosto em seu paladar; e de afogando em excitação beijando seu clitóris. — Era um beijo confuso porém misturado de uma emoção incontrolável. — Chupando o pontinho sensível e tão inchado com vontade, e não deixando de raspar, serenamente, a língua em sua entrada.
"Puta merda." — Você arfou, agarrando algumas mechas do cabelo dele e puxando com força, retraindo o tesão e lascívia que percorria loucamente pelo corpo; que queimava, flamejava e precisava de um alívio. — "Enzo..." — Clamou por ele e próximo de fechar os olhos.
"Nada de eso." — Um ruído obsceno e encharcado foi solto da boca dele em contato a sua bucetinha; você gemeu melancólica e soturna, e o vagabundo riu com seus lábios brilhando. — "Já falei para ficar com os olhos abertos, não?" — Suspirou. — "Seja obediente, Nenita." — Estalou um encurtado tapinha em seu clitóris, recebendo um fino grito saindo de sua boca.
O pilantra voltou com seu fascinante trabalho; lambendo e comendo você com luxúria e concupiscência, e aliciando a si mesmo, e admirando todos os minúsculos movimentos e reações que seu lindo rostinho cedia. — Como uma pessoa tão angelical poderia ser tão pecaminosa? — Seu nariz, durante certas lambidas, cutucava seu clitóris ao mesmo tempo, lambuzava seu esculpido queixo, e você roçava seus quadris em sua boca. — Se tivesse probabilidade, Enzo se tocaria ali.
"Gostosa." — Falou com a boca cheia, enviando vibrações a seu corpo, sentindo seu pau doer, imensamente e olhando no fundo dos seus olhos; vendo o quão em êxtase você estava se encontrando e se tornando obcecado pela figura. — "E não é apenas essa bucetinha." — Miserável.
Seus quadris deram mais um impulso contra a língua do mais velho, simultaneamente, na companhia de sua respiração estremecida e fervorosa e quase soluçando; você estava perto do seu orgasmo, uma sensação ardente borbulhando em seu estômago, entrando em êxtase, total. — Enzo reconhecia isso; e decorreu em acelerar sua língua, em movimentos para cima e baixo, as vezes, girando-a e sacudindo-a. — Arrancando gritos e choros seus e sentindo cada vez mais perto de se deleitar.
Grunhindo de satisfação, acalmando seu peito saciado, e empenhado, Vogrincic lambe, ou melhor, se acaba em seu orgasmo; degustando seu gozo e querendo prender o gosto em seu paladar para sempre. — Novamente, ruídos de sua garganta enviaram vibrações e choques em você. — Não deixando nenhuma gota passar por sua boca e lambuzando, sujando ainda mais seu rosto válido, Enzo admirou o quão boa você havia sido.
Você poderia considerar uma expressão ridícula em sua cara, naquele momento, pelo fato de ter lágrimas secas e molhadas pregadas ao redor de seus olhos e algumas em suas bochechas, que estavam vermelhas e envergonhadas, porém, não se importava; e seguia pensando no que havia acabado de acontecer. — Estupidamente, fodida e burrinha da cabeça.
"Pelo que parece..." — A postura alta e sensata do seu namorado se ergueu e aproximou do seu rosto; o queixo de Enzo brilhava contra a sútil iluminação da sala, deixando ainda mais celestial, trazendo uma forte onda de tesão ao saber que era seu gozo espalhado. — "... você que ganhou, amorcito."
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Pequeño drabble en venganza honor a la necesidad que @deepinsideyourbeing nos ha provocado a todas de darle nuestro primogénito a Enzo. Te adoro 💕
🐻 ProtectiveDaddy!Enzo x reader 🍧Fluff
Qué maravilloso era poder pasear a la tarde ahora que ya hacía un tiempo más agradable. El calor sofocante con el que habías pasado el último tramo del embarazo se iba disipando con la llegada de septiembre. Ya no era necesario que Enzo te llevase del brazo y caminase lentamente contigo, ya te encontrabas más fuerte, pero sin embargo seguías agarrada a él, por gusto.
Podías sentir los pechos pesados, pero la bebé se hallaba tan calmada en la mochilita donde Enzo la portaba que no querías despertarla, probablemente lo haría ella sin ayuda.
Decidisteis sentaros en una terraza de una cafetería del puerto, con vistas al mar en ese pequeño pueblo costero donde al menos la gente no paraba a tu novio constantemente por la calle.
El mesero tardaba en llegar, así que Enzo dejó a la pequeña con cuidado en su carro y fue dentro a buscar al menos un vaso de agua, para ayudarte a amamantar; tu novio había estado muy presente en todos los cursos de paternidad a los que habías asistido y eso siempre te daba un plus de orgullo y felicidad.
La nena estaba ya haciendo algún gesto en sueños que indicaba que pronto se despertaría, y, como si estuviese medido, comenzó a llorar en cuanto su papi llegó con el vaso de agua en la mano.
-Te pedí también un zumo de naranja natural, amor- dijo con calma mientras se aproximaba al carrito - ¿pero qué le pasa a mi princesita, eh?
No pudiste evitar sonreír ante la ternura inaguantable que suponía ver a los dos amores de tu vida juntos. Aún no te acostumbrabas a la imagen.
-Bebe un poco de agua, cielo -te pidió. Sabía que no eras de esas personas demasiado responsables de su propia hidratación, y te lo tenía que recordar a cada rato, especialmente ahora para poder producir leche sin problema.
Comenzaste a beber lentamente del agua fría que te había traído, y observabas como Enzo intentaba calmar a su hija en brazos, pero tanto tú como él sabíais que lo que le pasaba era que tenía hambre.
-¿Llora mi nena de hambre? Ahora mamá te da tetita, no te preocupés, te vas a quedar llenita ... - Enzo le susurraba mientras le secaba las lágrimas con el pequeño babero de tela estampado de ositos.
Tu corazón se derretía cuando le escuchabas hablar así.
El camarero trajo un zumo de naranja para ti y un café solo ( y probablemente doble) para Enzo. El pobre debía estar muriendo de sueño después de la noche que habían tenido con la pequeñaja.
Comenzasteis a beber y Enzo depositó a la bebé con máxima delicadeza en tus brazos.
Esta vez no llevabas una camiseta o una blusa, si no un vestido de verano, así que en lugar de levantar la prenda y colocar la cabecita de tu hija debajo, no te quedó otra opción que bajar el tirante del vestido y descubrir por completo uno de tus pechos, el cual la nena se llevó a la boca con voracidad.
-Sí tenía hambre ¿eh? - comentaste al notar su succión apresurada. Sujetabas el pezón en su boca con dos dedos en forma de V. Cuando estabais en casa Enzo solía hacer que te recostases sobre él para masajear tus pechos y estimular el flujo de leche, lo cual te ayudaba mucho.
-Sí, pobrecita -dijo Enzo sonriendo con ternura.
Fue un momento de relax con la brisa del mar peinando vuestro cabello, poco ruido, una deliciosa bebida para reponer líquidos...
- Y sí, amor, he pensado que podemos comprarle aquel gorrito de lana para cuando crezca un poco y haga frío podemos ir a Bariloche a que vea la nieve y... -Enzo te hablaba emocionado de la prenda que había visto en una tiendecita hacía unos días. Sin embargo tú no estabas escuchando lo que te decía. Tu instinto se había despertado y estaba vigilando con el rabillo del ojo a un desgraciado que no te había quitado la mirada de encima desde que te habías sentado en aquella terraza. El muy cabrón estaba aprovechando que Enzo se encontraba de espaldas a él para poder mirarte a gusto. Intuía que ibas a bajar la mirada y no ibas a hacer nada, dando impunidad a sus actos. Te estaba comiendo con los ojos, atento a cualquier movimiento de la niña que le permitiese ver un centímetro de piel más. Todo esto, obviamente te estaba desconcentrando y tu pareja no tardó en darse cuenta de que no le estabas prestando atención y te encontrabas tensa.
-¿Amor? ¿Qué pasa, te hace daño?
Negaste con la cabeza.
-¿Y entonces, cielo? ¿Que pensás?
Tu mirada permanecía fija en el sujeto que te observaba, lo cual guio la suya hacía el problema.
El tipo se encontraba concentrando toda su atención en ti mientras además fumaba. No reparó en que Enzo se había dado la vuelta en su silla.
-Qué, te gusta el espectáculo? - inquirió con ira contenida. Proyectó la voz para que sonase grave y fuerte pero no como para llamar la atención de toda la cafetería, que, en realidad estaba bastante vacía.
-Cómo? - dijo el desgraciado mientras apartaba la mirada disimulando.
-Que parés de mirar a mi mujer- le advirtió.
-Enzo... -le dijiste en bajo tratando de calmarle, aunque por dentro también hirvieses de rabia.
-Y bueno flaco, que no se saque las tetas en público - murmuró el tipo mientras apuraba su copa.
-¡¿Que decís?! Enzo se levantó y camino hacia él apartando la silla de forma brusca. Por suerte vuestra hija se hallaba ajena a toda la situación y se encontraba a aún mamando tranquila contigo.
Esta claro que el otro se sorprendió. El aspecto y la calma de Enzo podía llevar a equívoco, pero subestimar su capacidad de protección con su familia suponía cometer un grave error. El tipo levantó las manos con la intención de calmar a Enzo que se aproximaba como un toro hacia él.
-Si vos estás enfermo y ves que mi mujer te está provocando por alimentar a nuestra hija, igual te tengo que enseñar un par de cosas.
-No flaco, yo no...
-Ni se te ocurra volver a mirar a mi mujer ni a mi hija o te arranco los ojos de pelotudo que tenés. Y apagá ese cigarro a la de ya, entendiste? -Enzo apoyó sus manos en la mesa del tipo.
-Ta, flaco, no quería molestar -apagó el cigarro en el cenicero manteniendo la otra mano en alto.
-No se te olvide.
Enzo volvió a la mesa aún con el gesto fruncido y la respiración agitada por la rabia más que por el enfrentamiento. El tipo dejó un billete encima de su mesa y no tardó en irse evitando cualquier contacto visual contigo o con tu novio.
-¿No querés cambiar ya de pecho, mi vida? Preguntó cómo si nada hubiese pasado, mientras acariciaba la mejilla de vuestra niña.
Nunca cesaba de sorprenderte con qué facilidad Enzo cambiaba de tono cuando se dirigía a ti, siempre tan dulce. Asentiste aún conmovida por lo que acababa de pasar: Enzo llamándote "mi mujer", defendiéndote de una manera tan brava, usando una voz que nunca habías oído salir de su garganta... Seguramente tus mejillas se habían teñido de un tono rosado que esperabas poder disimular con el calor.
Cambiaste de pecho a tu pequeña ya tranquila por no ser observada por ningún desgraciado. Enzo, siempre tan atento limpió tu otro pezón de restos de leche y de saliva con un círculo de algodón y te acomodó el tirante del vestido, dándote un beso en la mejilla después.
No sabías si eran las hormonas que tenías totalmente revolucionadas, si era la falta de sexo por motivos evidentes o que simple y llanamente la forma en la que Enzo te había protegido te habían vuelto loca, pero una ardiente sensación te estaba invadiendo de dentro hacia fuera como si de una repentina fiebre se tratase.
-Amor? -dijiste suavemente
-Sí, nena -levantó la vista hacia ti mientras acariciaba a vuestra hija, que seguía comiendo.
-Cuando lleguemos a casa y la niña se duerma, ¿me podés hacer el amor?
No tenías claro de donde salía semejante honestidad y desde cuando eras así de directa. Quizás la gente tenía razón y la maternidad te cambiaba hasta niveles insospechados.
-Y sí, por supuesto -contestó él sin titubear, sin sonrojarse, y como si le hubieras pedido cualquier otra cosa- no veo la hora, mi niña.
tags: @madame-fear @deepinsideyourbeing @loveinsprings @lunitt @lastflowrr @iamjustadoll (como siempre, diganme si quieren que las incluya en la taglist o las borre <3)
#lsdln cast#enzo vogrincic#enzo vogrincic imagine#enzo vogrincic fanfic#enzo vogrincic fluff#enzo vogrincic x reader#que vergüenza
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Mi sentir🤍
Me haces sentir que mis problemas, pequeños son,
que siempre hay un camino para seguir adelante con fe.
Tu voz, como un susurro, en mi mente resonando,
y tus palabras, claras y dulces, calmando mi ser.
Amo la manera en que me muestras la esperanza,
La mágica forma en que, junto a ti, mi alma avanza.
Es inexplicable todo lo que siento,
solo sé que es inmenso y eterno
Y así, en cada sílaba escrita con cuidado,
intento expresar la admiración,por todo lo que eres.
cada momento a tu lado es como poesía,
en cada verso, canción, en cada palabra,
siento la fuerza del amor que nos guía.
en estas líneas, con amor entrelazadas,
expreso mi gratitud y mi devoción,
porque tu,mi amor, me haces sentir amada.
Tu amor me ilumina, me hace volar,
en tus brazos encuentro mi lugar.
En cada momento, me haces creer,
que no hay obstáculo que no pueda vencer.
Tu presencia me llena de una calma profunda,
como si el universo me susurrara al oído una respuesta rotunda.
Es inexplicable lo que siento por ti,
solo sé que es tan grande que
siempre se puede un poco más contigo
En cada verso, te encuentro, te siento,
tu amor es el poema, la melodía serena,
me inspiras a amar, a creer, a luchar,
contigo, en mis versos, se desvela la pena.
Sensual, evocativa, se vuelve mi voz,
amor, política, mundo natural,
todos mis pensamientos, en uno soy,
equilibrio y unidad, en este baile celestial.
estructura precisa, cada línea une, como en un abrazo sincero,
misterioso, profundo, en cada palabra se atiza,
un poema que evoca un amor sin prisas
Me gusta cómo me alivias en momentos.
Cosas antes vacías, ahora tienen sentido,
cuando tú estás junto a mí, todo es bienvenido.
Adiós a mis penas, a la tristeza y el llanto,
juntos enfrentaremos cualquier quebranto.
Eres la voz que calma mis pesares,
la razón que enfrenta mis temores,
tus palabras abren nuevos horizontes
y hacen pequeños mis problemas mayores.
Canciones que escuchaba sin razón,
al estar contigo cobran significado,
el amor fluye en cada melodía,
lo que antes era opaco, ahora es amado.
En tu mirada, encuentro esperanza,
como si el universo me hablara en secreto,
me transmites un sentimiento eterno,
algo inmenso, indescriptible y completo.
Tu compañía llena mi alma de dicha,
siento que todo en ti está bendecido,
no todo está perdido, me haces ver,
que en cada paso, el amor está unido.
Tus abrazos son como poesía viva,
que me envuelve con su dulce encanto,
haces aflorar los sueños más ocultos,
y despiertas mi ser con un solo canto.
Eres lo que inspira mis versos,
la luz que guía mis letras en vuelo,
en ti encuentro la pasión desbordante,
que acelera mi corazón y es mi anhelo.
Con cada verso, quiero celebrarte,
y rendir homenaje a tu ser especial,
tú, que eres fuente de amor y alegría,
mereces elogios por siempre, sin final.
Gracias por ser mi eterna inspiración,
por regalarme amor sin condición,
en cada paso, en cada verso cantado,
celebro tu existencia con devoción.
Oh, tú que alivianas mi carga,
Tu presencia sofoca mi difícil situación.
Las melodías una vez vacías de profundidad y significado,
Ahora resuenan con propósito.
el universo me susurrara al oído,
asegurándome que estás cerca,
Un sentimiento inexplicable, tan vasto y grandioso,
Un amor que sé que es infinito y valioso.
Es Indescriptible, la profundidad de mis emociones,
Sin embargo, sé que es inmenso y sin limitaciones.
Infinito y eterno, nuestro amor será,
Un testimonio del poder, entre tú y yo.
Tus palabras, tan pocas, pero llenas de significado,
Responden preguntas que me persiguieron durante años
En tu compañía, mi corazón se tambalea,
En la unidad y el equilibrio encontramos la armonía.
Tus palabras desentrañan misterios que he buscado,
Respuestas reveladas, con claridad aportada.
me haces entender en silencio,
que el amor verdadero es eterno y sin igual y que
Mientras esté contigo nada me puede quebrar.
-Pararuby
Esto lo escribí esa vez que fuy a tu trabajo que llegaste a mi casa en carro y escuchamos música todo el camino y que pasemos todo el día después de tu turno recuerdo que hablábamos de lo bonito que sería tener un auto para nosotros y pasear juntos siempre y también recuerdo que decías que sentías tan bonito el estar paseando conmigo y que te sentías muy feliz.
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