#esta noche es de alegría
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Welp, this time I'm a year late with Starbucks, but esta noche is finally (almost) finished. I say almost, because there'll be a short tag that takes place for — and is posted on — Día de Reyes. But the meat of the story is here, in this chapter, and I kind of want to hug it and not let go.
I tried so hard to rework parts of this to be closer to what I originally intended, but a story wants to be what it wants to be, and this one wanted to be TK finding his place within this family and all their big, bright traditions, and I really hope you enjoy it.
For a long time, TK figured his fiancé’s attempts to be the perfect host were just another way he took pride in his home. Then they’d gone over to his oldest sister’s for that first Friday family dinner, and he’d taken one look at her perfect table, with its pretty platters and place cards on plates and pressed napkins all wrapped up in rings, and thought, Oh my god, it's genetic.
Read Chapter Two (December 23, 2022) on AO3.
(Also, this fic is so fucking bilingual in places that Word literally switched my spellcheck to Spanish halfway through, so, sorry.)
And now that that's done, I can turn to this year's Tarlos Secret Santa! Excuse me while I read all the things.
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Por cierto, ✨ fabuloso ✨
#pd: son una estafa#soy ingeniera y no de automoción pero no hace falta tener muchas luces para ver que no hacen más que estafar a la gente#pillaros un híbrido o un gasolina de los de toda al vida y si es antiguo mejor#las cosas de antes duraban y duraban :)#o una moto#esta peña se tiene que dejar de tantas tonterías#la gente es una terroritsta climática por ir en coche cuando ellos van en yates y aviones privados varias veces por día y no pasa nada :)#cuando una celebrity muere se celebra y por muchas razones#a cascarla!#muchas industrias tienen cada vez menos alcance y es una alegría#no hacen más que decir mentiras 😂😭#yo por el día camino EN EL SOL#ves que pone 40 grados …. ¿realmente son 40? :)#si le das al coco ves que no 🥴#y x las noches cuando tengo cenas y cuando no las tengo voy con chaqueta porque hace frío JAJAJA#los medios de comunicación llevan escribiendo como dory de buscando a Nemo desde que soy pequeña pero es que a estas alturas es descarado#🥴🫢 a veces estoy en consulta#pongo el aire y tengo hasta frío MABDMSSJ porque no hace falta 🥴🫢#me dicen ‘nena pero ponlo’ y yo 😂tengo frío😂 en pleno verano#a estafar a otra gente :)#de 3 a 5 si que hace calor pero ya está#NO MÁS ALARMISMO andmqjfejwjdhasjdhsb#💀 pensando en el karaoke#deberíamos haber cantado la canción de ‘sufre mamón! devuélveme a mi chica’#popular Spanish culture 2024 👻#SOOOOON MIIIIS AMIGOOOOS#esta chavala (amaral) ha perdido mucho#y mira que no me gusta la música española#pero vamos#en toda la noche salieron 2/3 canciones de ella y las conocía todo dios
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Un día como hoy...
Mis #5 de "Bestiario"
#1-He cerrado tantas maletas en mi vida#me he pasado tantas horas haciendo equipajes que no llevaban a ninguna parte.#2-Entonces está el amanecer y una fría soledad en la que caben la alegría#los recuerdos#usted y acaso tantos más. Esta este balcón sobre Suispacha lleno de alba. Los primeros ruidos de la ciudad#3-Ya no importa dónde#si el cuando es ahora#si puede ser en cualquier ahora de los que me quedan.#4-De pronto estamos sentados a oscuras#oyendo a oscuras porque se oye mejor.#5-Hasta esa noche había sido tan feliz#claro que lo habían visto raro las últimas semanas; no raro#mejor distraído#mirando el aire como si viera cosas.
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Valdrá la pena
Debe estar aquí llevo una semana rastreando a ese idiota, si hubiera sabido que desaparecería con el cuerpo de mi hermano nunca le hubiera mostrado la forma de intercambiar cuerpos.
Hace algunas semanas mi mejor amigo no dejaba de expresar lo bien que se sentía tomar el cuerpo de otras personas. En ese entonces creí que solo sería una alegría pasajera, lo mismo me paso a mi cuando lo intente por primera vez.
Aquella noche regresaba de mi trabajo de medio tiempo, mi amigo estaba sentado en el sillón de mi sala con una cara de completo shock. Lo primero que paso por mi cabeza fue como logro entrar, de inmediato, note algo diferente en él, algo familiar. La persona que estaba allí no era mi amigo, sino, mi hermano atrapado en su cuerpo ¡Se lo había robado!
Le prometí que encontraría su cuerpo y lo obligaría a cambiar, y cuando estuviera de vuelta le daría la golpiza de su vida. Esa llama me dio motivación para buscarlo de manera exhaustiva, me costó recorrer cinco ciudades y casi todos mis ahorros, pero valdrá la pena, lo sé.
─Por fin te encuentro ─susurro.
Camine rápidamente hacia el tipo sentado en la terraza del bar, al sentir mi presencia trato de marcharse pero violentamente le impedí el paso empujando su pecho contra mi mano.
─He… Hey ─balbucea mi amigo nervioso.
─¡Eres un hijo de puta!
─¡Tranquilo! Pensaba regresarlo, solo quería divertirme un poco.
─No te creo, desapareces de la nada, usas el cuerpo de mi hermano para estar con otros chicos y lo viste de esa forma tan absurda.
─Tu hermano no sabía cómo vestirse ─responde con furia─, siempre se escondía en ropa holgada, era un desperdicio que no mostrara más este cuerpo.
Eso fue el colmo, ya no toleraría más excusas, viajé hasta aquí por semanas, estoy exhausto, lo único que pasa por mi cabeza es hacerle pagar todo lo que nos hizo sufrir. Lo tomé de los hombros para mirarlo directamente a los ojos, un pequeño destello apareció, ese era el momento.
Saque con fuerza el alma de ese cuerpo y la deje entrar en el mío, luche por varios segundos contra su espíritu, de ninguna forma dejaría que entrara de nuevo en el cuerpo de mi hermano. Mi alma salió disparada hacia el cuerpo vacío, sentía como poco a poco me adaptaba al tamaño y volumen de mi nueva forma.
Ambos retrocedimos después de culminar el intercambio, nos miramos durante unos segundos acostumbrándonos a nuestra nueva vista, fue extraño ver mi cuerpo sucio y descuidado.
─¿Este es tu plan? ─cuestiona mi amigo con gracia─ Recuerdas que yo también puedo tomar el cuerpo de otras personas.
Se abalanzo contra mí de la misma forma que yo hice hace algunos minutos, pero para su mala suerte no iba a funcionar.
─Nos selle ─dije en seco─ Ni yo sé si esto es reversible.
Pude ver su cara cambiar, de una de éxtasis a una de pánico. Después de llegar hasta aquí no iba a permitir que se quedara con este cuerpo, no me importaba quedarme así lo único que buscaba era que él no lo conservara.
─¡Estas loco! No te puedes quedar con el cuerpo de tu hermano.
─Es mejor a que lo tengas tú ─dije engrosando la voz.
Tomé a mi anterior cuerpo de la cintura y lo jalé hasta que nuestros labios quedaron muy cerca.
─Y como cereza del pastel ─susurre─ vas a ayudarme a estar más cómodo en este cuerpo.
Acerque mi entrepierna a una de sus manos, mi bulto se hizo más grande, su cara de sorpresa era lo que había buscado todo este tiempo.
─O..o..oye ─mi amigo por fin hablo─ Ahora somos hermanos, sería extraño y asqueroso hacerlo.
Con una sonrisa maliciosa confirme mi poder sobre él.
─No es como que tengas otro cuerpo al que saltar.
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No cabe en mi la alegría al saber que mi esposa se dejó preñar por su propio hijo. Como cornudo voluntario disfruto ver a mi esposa coger con otros hombres (o mujeres). Lo descubrí cuando éramos novios unos días antes del día de nuestra boda la vi de rodillas chupándole el pene a un compañero de la escuela que solía molestarme cuando estudiábamos juntos.
Cuando descubrí ese fetiche, le propuse a mi esposa que cogiera con otras personas mientras yo la veía, no pensé que mi esposa aceptará tan rápido y sin dudarlo; así entré al mundo de los cornnudos voluntarios. Verla en 4 y oírla gemir como perra mientras algún hombre le daba con fuerza me hacía venir a chorros mientras me masturbaba en una esquina de la habitación. También me masturbaba cuando me contaba como se la chupo a algún desconocido en el baño de algún bar y como se trago la leche del hombre, esos relatos casi siempre terminaban con un largo beso con lenguay así saborear el semen del desconocido en la boca de mi esposa.
Sin embargo la corona de cornudo la obtuve cuando mi esposa me confesó que su mayor fantasía era cogerse a su hijo. Digo "su hijo" por qué esa misma tarde me confesó que probablemente no era mi hijo ya que me había estado siendo infiel desde antes de casarnos. Eso lejos de derrumbarme o lastimar un falso machismo me excitó muchisimo. Que seguramente el padre biológico del muchacho era o su ex jefe, o el tipo que me molestaba en la escuela y que ahora es mi gerente, o un vago que se cogió en un baño público esa misma semana. Cuando se enteró del embarazo intensificó el sexo conmigo para que yo creyera que era el padre. Esa mismo día hicimos pruebas de paternidad para el chico y nuestras dos hijas. Los resultados arrojaron que efectivamente el chico no podía ser mi hijo, pero mis princesas definitivamente eran hijas mías. No me molestó, veo al chico como hijo mío, pero saber que mi esposa es tan puta que se quiere cojer a su propio hijo me éxito mucho y quería ver ese espectáculo. Cómo buen adolescente mi hijo también estaba deseoso de sexo y no ocultaba su deseo por su madre, y posterior mente por sus hermanas. Mi esposa y su hijo hicieron el amor de forma salvaje. Le dijo a su madre "te voy a dejar a mi bebé, mami" cuando eyaculo dentro de ella, luego volteo a verme y la reclamó como suya "tu esposa ahora es mi mujer, cornudo" eso me hizo eyacular lo que sentí que fueron litros de semen sobre mi estómago.
Ellos continuaron haciendo el amor, cogiendo, follando como desesperados por toda la casa durante los siguientes días estuviera yo para verlos o no, eso ya no le importaba. era cuestión de tiempo para que mis hijas los vieran, no se ocultaban ni disimulaban; efectivamente mis hijas los descubrieron y supongo que heredaron mi pasión por el voyeurismo por qué supe que ambas se masturbaba viendo a escondidas a su hermano coger con la golfa de su madre. No se exactamente como sucedió pero el muchacho las incluyó, yo solo llegué un día a la casa del trabajo y ahí estaba el, con las tres mujeres de la casa en cuatro sobre mi cama matrimonial rompiendo les el culo a las tres.
Unas semanas después se confirmo el embarazo de mi mujer. Su hijo la había preñado la primera noche. La noche que la reclamó como suya realmente lo hizo, la hizo su mujer y madre de sus hijos/hermanos. Poco después también se confirmaron los embarazos de sus hermanas. Ver a mi hijas y a mi esposa preñadas por "mi hijo" me excita demasiado, para mí es la mayor muestra de cornudismo que podría existir. Ahora voy a tener que mantener a los hijos del hijo de un desconocido que se cogió a mi mujer. Seré abuelo y padrastro de los vástagos endogámicos producto del incesto, aunque resulta que las tres tendrán niñas. Eso me excita tanto que no puedo dejar de masturbarme cuando las veo, incluso en mis fsntasías imagino que "mi hijo" también se coge a mi mamá. Sería increíble ver al muchacho montando a mi madre, su abuela, pues ella no sabe que no es mi hijo biológico.
Esta tarde le dije a mi hijo mi fantasía de que también se coja a mi madre, que me gustaría verlo usarla como una perra. Y que es una lástima que no la pueda embarazar por su edad. El me dijo "Padre, te amo mucho, te quite tu esposa y preñe a tus hijas, no me arrepiento. Si quieres verme coger y que preñe a tu madre lo haré por tí, pero te voy a dar un trabajito. La verdad ya tengo rato cogiendo con la abuela, bueno con las dos abuelas, tu madre y tu suegra, si quieres ver cómo me las cojo y las preño a pesar de sus edades tu debes darles estas pastillas sin que se enteren durante al menos 5 días seguidos es una mezcla de estrógenos y hormonas para devolverles la fertilidad. Ese será tu trabajo, cuando esté hecho te dejare ver el par de putas lesbianas/bisexuales en el que he convertido a las abuelas ¿Trato hecho?". Supongo que no tengo que explicar que acepté de inmediato.
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Charles Bukowski inspiración:
¿Existe el ser? La pregunta sigue rondando en mi mente mientras me sumerjo en las entrañas de la ciudad, ese laberinto de concreto y neón que nos aprisiona a todos. La existencia del ser, esa odisea sin sentido que nos consume a todos, como ratas en un laberinto sin salida.
Recuerdo aquella noche en el bar, con el humo del cigarro y el olor a alcohol impregnando mis sentidos. Me sumergí en la bebida, en un intento desesperado por ahogar mis pensamientos, por escapar de esta absurda realidad que nos rodea. ¿Qué somos, sino simples marionetas en manos de un destino cruel e indiferente?
Observo a mi alrededor y veo rostros cansados, almas perdidas en un mar de angustia y desesperanza. Todos buscamos respuestas, buscamos un significado en este caos que llamamos vida. Pero, ¿qué encontraríamos si escarbamos lo suficiente? ¿Acaso la verdad, o simplemente más preguntas sin respuesta?
Quizás la clave está en abrazar la incertidumbre, en aceptar que somos polvo en el viento, seres efímeros destinados a desvanecernos en la nada. Quizás la existencia del ser no sea más que una ilusión, un eco vacío en un universo indiferente. Pero mientras seguimos en este viaje sin rumbo, quizás encontremos un destello de belleza en medio de tanta desolación.
Así que brindemos, compañeros, por la existencia del ser, por la incertidumbre que nos define, por la angustia y la alegría que nos acompañan en este viaje sin fin. Porque al final del día, quizás la única verdad que importa es la que encontramos en los brazos de otro ser humano, en la mirada compasiva de un extraño en la noche oscura.
Y en ese destello de humanidad, quizás encontremos un atisbo de sentido en medio de tanta oscuridad.
— Konan Oríah // Charles Bukowski inspiración.
#konan#seguen#oden#charles bukowski#inspiraciones#frases#citas#textos#escritos#frases en español#notas#amor#pensamientos#el ser#relato#historia corta#sentimientos derramados#pensamientos derramados#tristeza#melancolia#nostalgia#realismo sucio
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EN NAVIDAD: 🎄
Creo que la Navidad es una época muy entrañable a pesar de que jamás volverán aquellos dulces días de antaño pues, al pasar el tiempo, quedan muchas sillas vacías y eso te llena de melancolía y hace renacer la nostalgia en el corazón...
Los sentimentales recuerdos de aquellas alegres Navidades regresan con fuerza y es inevitable sentir una profunda emoción...
La niñez y juventud feliz quedó ya muy lejos y nunca nada será lo mismo...
Es un tiempo de unión, alegría, regalos, luces de colores, algarabía, felicitaciones, abrazos, reparto de cariño y buenos deseos...
Sentimientos que deberían de permanecer durante todo el año y no solo en días especiales...
Como dice la letra del tierno villancico "NOCHE DE PAZ, que la estrella de la Paz no deje de brillar nunca...
Les deseo a todos una maravillosa Navidad..
Que la alegría de estas fiestas permanezca siempre en sus corazones...Amén...
Bendecido Lunes... DTBM.!! 🙌🎄🧑🎄☃️❄️
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Lo que ha hecho esta mujer hace unos minutos es la personificación de la palabra resiliencia, el simbolismo supremo de la esperanza, la voz de una diosa vestida de blanco en la cima del mundo.
La inspiración más potente concebible para todos aquellos que estamos sanos, una inyección de vitamina en vena para todos y todas las que luchan contra cualquier enfermedad.
La belleza sublime del dolor transformado en arte, la perseverancia y la fe en la música como medicina incontestable y definitiva para el espíritu.
Diva, Diva, Diva!
El Arco del Triunfo se deshace ladrillo a ladrillo ante esta presentación.
La Torre Eiffel se inclina en majestuosa reverencia ante tan abismal esfuerzo vocal.
El Sena fluye cual río de lágrimas derivadas de una alegría atómica que ha durado eternos minutos.
Aquí está la primera medalla de oro de estos Juegos Olímpicos.
La antorcha olímpica esta noche fuiste tú y el fuego dócil se acurrucó en la bohemia penumbra parisina a escucharte cantar.
(Guillermo Rodriguez publication)
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Aquí estoy,
recostado sobre tu sueño,
viendo los versos
colgando de tus ojos.
En el hueco
entre tu hombro
y el comienzo de tu cuello
todavía puedo ver
algún beso durmiendo.
Se han quedado contigo
algunas caricias
que andan peleándose
por tus gemidos,
y en la curvatura de tu boca
descansa recostada la alegría.
En tus pechos
veo como juega el placer
con la osadía.
Toda tu piel
es un parque de atracciones.
Sí, tu cuerpo entero,
es el lugar donde la vida
se va de vacaciones.
Ya estoy despierto,
hace poco
que se ha levantado
la mañana,
el calor sigue aquí,
no se ha ido,
como tú.
Tengo la impresión
que hasta el café
te mantiene más despierta
dentro de mí.
Que locura esta,
donde mis noches
no descansan de tus días
y por la mañana,
las tuyas,
rondan esta poesía.
Habrá que despedirse,
que la vida se me enfada
si no le abro la puerta
al regreso de su desvelo.
Adiós niña de la noche,
aquí te dejo,
que si no,
te me vuelves exceso,
y ya sabes,
que la cordura
se me olvida
cuando te veo
lanzándote al vacío
en busca de aquel beso.
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carta de Gustave Flaubert a Louise Colet (data: 4 de agosto de 1846) --ejercicios).
"Hace doce horas todavía estábamos juntos [hace doce horas no más que estábamos juntos], y ayer a esta hora te tenía en mis brazos [te abrazaba, me abrazabas , justo a esta hora] ¿te acuerdas? [dime que te acuerdas?] ¡Cuán lejos parece! [¡Se me ha hecho tan largo! // ¡parece que ya pasado tanto, tanto tiempo!] Ahora la noche es cálida y suave [esta noche : suave canícula // es de noche, hace calor, pero todo es tan suave]; puedo oír al árbol de tulipanes bajo mi ventana estremecerse con el viento [afuera --¿hace falta decir acaso que como yo?-- el árbol de tupilanes de estremece con el viento], y cuando alzo la mirada, veo a la luna mirarse en la rivera [levanto la mirada, y la luna se refleja en el río como si pareciese contemplarse] [....] tus dos cartas están en la bolsa bordada [guardé tus cartitas, y las volveré a leer cuando selle las mías con un beso]. No he querido usar mi papel de carta para escribirte, está forrado de negro [no he querido usar el papel para escribir que tengo, es que es tan oscuro]; ¡que tristeza alguna provenga de mí para ti! [¡no quiero que nada triste u opaco venga de mí cuando de tí se trata! // ¡quisiera nada de triste talante o color provenga de mi si eres tú mi destinataria!] Me gustaría no causarte más que alegría y rodearte de una felicidad tranquila y continua [me gustaría mucho que nos echemos unas risitas, y rodearte de una alegría calma en esta tierra que es toda baldía], para pagarte un poco por todo lo que a manos llenas me has dado con tu generoso amor [aunque bien se que lo que es tan precioso, moneda ni monto alguno podría pagarlo]. Tengo miedo de ser frío, seco, egoísta, y (ni) Dios sabe lo que pasa en mí en esta hora [te juro que no quiero ser frio, que no quiero parecer seco, ni egoísta, pero quizás ni dios se figura bien lo que he sobrellevado] . ¡Qué recuerdo! y ¡qué deseo! [fue el día mas bonito, lo repaso nuevamente por el corazón que es lo único que "recuerdo" ha de significar ] ¡Ah, nuestros dos bellos paseos en carruaje! ¡fueron tan hermosos! [¡ay, los paseos, los dos paseos, tan bellos, tan bonitos, los dos!], ¡especialmente el segundo con sus relámpagos! [¡sobre todo el segundo, pareció que hubieron hasta relámpagos, porque el paseo mismo lo fue!] No podré olvidar el color de los árboles iluminados por los faroles [nunca me voy a olvidar del color de lo árboles de los cantos iluminados], y el balanceo de los muelles [los muelles, el temblor]; estábamos solos, felices [estábamos solos, te veías tan bonita, y fuimos felices]. Podía contemplar tu cabeza en la noche [colegí que podría haberme quedado mirándote por siempre], la veía, a pesar de las tinieblas, tus ojos te iluminaban todo el rostro [había tinieblas pero te veía; te miraba y tus ojos parecían iluminarte el rostro, te miraba, te miraba y no habían ya esclusas ni cerrazón alguna] ".
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Si pudiera explicarte que en mi tan anticuada vida, tengo corazón sensible aunque no parezca. Viviendo sin ser normal, sin ser de aquí ni de allá. Ahogada en la pena y cobardía, quedando mucho por hacer en esta vida, porque atesoro sucesos de mi pasado llenos de luz y alegría, y repetiría cada uno de ellos; noches largas, llantos, días bohemios, decepciones y dolores, ya pasé por ello, no me lamento.
Puedes verme y no saber que hay dentro de mí, ni ser reflejo de mis ojos, en las cosas simples se encuentra lo inolvidable y días dichosos. Entonces si me ves cantando, odiando, amando, gritando es porque me apetece cariño, nada que adivinar, la vida es un acertijo colosal. Viendo un carril de recuerdos estampo lo bueno y me inspiro, mis acciones provienen de mi energía y de las personas en mi confían.
_Themoles
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We're doing Work Is Published Wednesday this week, because chapter two of esta noche is up! AKA most of the actual fic. There'll be a short tag posted for Día de Los Reyes, but most of the story is here, in this chapter that took for-freaking-ever. (It probably didn't help that, in addition to my other Tarlos WIPs, my ADHD brain spent most of this year split between two fandoms, but I digress.)
Thanks to @carlos-in-glasses @strandnreyes @whatsintheboxmh @carlossreaders @paperstorm @heartstringsduet and @lemonlyman-dotcom for the tags today.
He looks into those wide, woeful eyes and sways Carlos’ face in the heels of his hands — just a little, lightly, lovingly — trying to shake loose the odd sense of obligation that never quite seems to let him go. “None of this has to be equal to be balanced, okay? There’s a happy medium somewhere in there that’s made up of our most important things, and maybe that’s all we need to celebrate.” Carlos hums, all attempts at skepticism thwarted by the adorable smush of his cheeks as TK’s palms purse his lips apart. “Things like chocolate.” “Yes,” TK says gravely, letting his hold fall away. “Chocolate is a fundamental building block of Carlos and TK’s First Annual Chrismukkah Spectacular.” “We are not calling it that.” TK takes a big bite of the torreja on top of the stack and lets the flavor dance across his tongue. “Too late. I made t-shirts.”
Read on AO3
Open Tag, but I'll tap in @liminalmemories21 @never-blooms @rmd-writes @orchidscript @alrightbuckaroo @nisbanisba @herefortarlos @walkinginland @ladytessa74 @reyesstrand and @welcometololaland just in case.
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🎄🎅🎄CAPITULO ESPECIAL - NAVIDAD🎄🎅🎄
🔥Ⓜ️
Durante los días posteriores al atentado, me ocupé de los preparativos navideños en el Palacio. Las luces iluminaban el edificio cada noche, y el árbol de Navidad en la sala principal evocaba cálidos recuerdos de mi infancia, cuando mi abuela y yo adornábamos nuestro hogar. Estos momentos, junto con los Carter, siempre estarán en mi corazón.
En el centro de Cordonia, animamos a la gente a decorar el árbol de la plaza principal. La comunidad recibió la idea con entusiasmo, y me emocionó ver cómo se acercaban al espíritu navideño. Esta celebración, antes reservada para la familia real, ahora une al pueblo con Liam, revelando su lado más humano y cercano.
Liam está demostrando un reinado más humano y accesible. A diferencia de su padre, se acerca al pueblo, comparte alegrías y trabaja para aliviar penas. Aunque su liderazgo está siendo puesto a prueba tras los recientes atentados, Liam continúa esforzándose por ganarse completamente la confianza de su gente.
Juntos, visitamos hospitales y refugios, y organizamos una fiesta en un orfanato donde los niños recibieron regalos. Ver su alegría fue un bálsamo en medio del miedo que aún sentimos. Estas celebraciones ayudan a calmar la ansiedad y a traer una renovada felicidad a Cordonia, aunque la recuperación aún continúa.
24 diciembre, temprano en la mañana.
Hoy es un día especialmente emocionante para mí. Es 24 de diciembre, y estoy esperando ansiosamente la llegada de mi padre y mi hermano para celebrar las festividades juntos. Me levanté temprano, llena de entusiasmo, lista para recibirlos. Sin embargo, al despertar, noté que Liam no estaba en la habitación. Aun así, la emoción no se desvaneció; estoy feliz de ver a mi familia después de tanto tiempo.
Michell y Frank no podrán venir, ya que están reuniendo a sus familias para las fiestas. Su relación se está volviendo seria, y eso me alegra mucho. Michell merece ser feliz, y Frank es el hombre ideal para ella.
Liam, siempre tan considerado, ha ofrecido su jet para traer a papá y a Ethan desde Boston, asegurándose de que lleguen a salvo. Saber que están en camino hace que mi corazón se llene de alegría. Aunque no puedo evitar sentirme un poco nerviosa, la felicidad de tenerlos cerca me inunda.
|| ¿Cómo está mi futura Reina? || exclamó Liam, entrando al vestidor con una sonrisa radiante, interrumpiendo dulcemente mis pensamientos.
|| Hola, guapo. Estoy bien, pero... ¿dónde estabas? Me desperté y no te encontré || le digo mientras me acerco, rodeando su cuello con mis brazos y sellando nuestras bocas en un beso largo y apasionado. || Estás completamente vestido y listo para el día ||
|| Salí a trotar al amanecer, pero cuando volví, te vi tan profundamente dormida, tan tranquila, que no tuve el corazón para despertarte. Quería que descansaras. Después, me puse a trabajar en algunas cosas pendientes, aunque no puedo negar que este recibimiento es lo mejor que me ha pasado hoy || dice con una sonrisa que revela cuánto aprecia este momento. Noto que sostiene algo en sus manos, lo que despierta mi curiosidad.
|| ¿Qué tienes ahí? || pregunto suavemente, con una mezcla de intriga y emoción.
|| Oh, esto… es un pequeño regalo para ti || responde, con una ternura que me derrite.
|| Liam… 'pequeño' y 'regalo' nunca van juntos en tu vocabulario || le digo, mientras él ríe suavemente. || Pero... ¿por qué no esperar hasta la noche? ||
|| Porque no podía esperar para darte mi regalo especial de Navidad. Quería que lo tuvieras ahora, para que supieras cuánto significas para mí. Además, es mi manera de agradecerte por todo lo que has hecho en estos días. || Su voz se suaviza, y en sus ojos veo todo el amor que siente por mí.
|| ¿Agradecerme? ¿Por qué? || susurro, conmovida por sus palabras y por el cariño que emana de él. Liam acaricia mi mejilla con delicadeza, mirándome con una intensidad que me hace sentir como si fuera la única persona en su mundo.
|| Porque en medio de todo lo que hemos pasado, tú has sido mi ancla, mi fuerza. La gente de Cordonia está feliz, a pesar del incidente en el Palacio. Se sienten emocionados por los cambios y están contentos con la manera en que estoy llevando el reino. Y todo esto te lo debo únicamente a ti, Riley. Tú has sido el motor detrás de estos cambios, mi mayor apoyo, mi inspiración. Eres la Reina ideal para mí... Siempre supe que eras la elección correcta, pero cada día que pasa, lo confirmo una vez más. Eres lo mejor que ha llegado a mi vida. Este regalo es solo una pequeña muestra de cuánto te valoro. ||
|| Oh, cariño || respondo suavemente, acariciando su mejilla || La gente finalmente está viendo lo que yo siempre vi en ti: esa esencia que llevas dentro de tu corazón. Eres, y siempre serás, un magnífico Rey || le digo, señalando suavemente el lugar donde late su corazón.
|| Gracias por ser la Reina que necesitaba || susurra antes de acercarse y besarme con ternura. || Y bueno, ¿estás emocionada por ver a tu familia? ||
|| Claro que sí... Estoy muy ansiosa por verlos || respondo, mientras Liam mira su reloj y sonríe.
|| Por cierto, deben estar por llegar al Palacio. El piloto me llamó para avisarme que estaban cerca. ||
|| Perfecto... ¿Sabes algo de Leo y Katie? ||
|| Leo me dijo que Katie está a punto de dar a luz, y no quieren arriesgarse a un viaje tan largo en este momento. Pero pronto los visitaremos o, cuando puedan, ellos vendrán. ||
|| ¡Qué emoción! Finalmente, un bebé en la familia. Estoy deseando conocerlo || exclamo, llena de alegría.
|| Sí, yo también muero por conocerlo || responde Liam. Me pierdo un momento, imaginando lo maravilloso que sería ser madre y tener un pedacito de los dos en una sola persona. Leo y Katie se conocieron en Grecia hace unos tres años. Ella es estadounidense, y su amor fue tan inmediato como el nuestro. Leo abdicó por ella, buscando felicidad en Washington, lejos de Cordonia. || ¿Riley? || Liam me saca de mis pensamientos. || ¿En qué piensas, amor? ||
|| En lo hermoso que sería ser madre y tener un pedacito de los dos en una persona || confieso. Liam me abraza y me besa en la frente.
|| Yo también lo anhelo. Algún día lo haremos realidad. || Con una sonrisa, Liam me entrega una elegante caja azul. || Bueno, ahora quiero que abras esto. || La abro con cuidado y descubro una gargantilla de oro blanco con un zafiro azul en forma de gota. Sorprendida, llevo las manos a mi boca, con lágrimas asomando en mis ojos.
|| Liam… ¡Es absolutamente hermosa! || exclamo, conmovida.
|| No tanto como tú || respondió Liam, su voz cargada de ternura. Con una sonrisa sincera, añadió || Quiero que la uses en la cena. Pruébatela. || Él retiró mi cabello con delicadeza y colocó la gargantilla alrededor de mi cuello. Cuando terminó de ajustarla, Liam me dijo con una mirada llena de amor || Mírate ||
Me acerqué al espejo, y la visión de la joya adornando mi cuello me dejó sin aliento. Era una obra de arte, reluciendo con un brillo que parecía capturar cada chispa de la luz.
|| Es perfecta… Me encanta, Liam. ¡Gracias! || exclamé, con la voz temblando de emoción mientras me giraba para abrazarlo con fuerza.
|| Ver tu felicidad es el mayor regalo para mí, amor || dijo Liam, envolviéndome en sus brazos con una sonrisa que reflejaba su propia alegría.
|| Bueno, ya que estamos en el intercambio de regalos anticipados || le dije con una sonrisa traviesa || Yo también tengo algo para ti. || Tomé su mano con suavidad y lo guie hacia la habitación. Una vez allí, fui a uno de mis cajones y saqué un regalo envuelto con esmero. Lo coloqué cuidadosamente en sus manos y le dije con una sonrisa || Aquí tienes, amor. ||
Liam tomó la caja con curiosidad y comenzó a rasgar el papel lentamente. Sus ojos se iluminaron al descubrir un libro antiguo y majestuoso.
|| ¡Vaya! Este libro se ve increíblemente antiguo y especial… || comentó, admirando el regalo.
|| Lo es || le respondí con una sonrisa amplia || Es un libro escrito a mano que narra la historia de Cordonia. ||
|| ¡Wow! ¿Escrito a mano? Entonces este libro en sí mismo es una pieza de historia || dijo Liam, asombrado.
|| Así es… Pero lo que realmente quiero que veas es el capítulo final || le sugerí con una mezcla de emoción y nerviosismo mientras él pasaba las páginas hasta llegar al final. Su expresión pasó de asombro a confusión.
|| Pero ¿Por qué en blanco? ||
|| El futuro de Cordonia está en tus manos, y el próximo capítulo será completamente tuyo. Espero que esté lleno de paz, prosperidad y, sobre todo, amor. Preferiría más romance que intriga. || Me reí suavemente, provocando que él sonriera emocionado.
|| Mi amor, la única intriga amorosa que me interesa es la que estoy viviendo contigo, mi hermosa prometida, que pronto será mi esposa y reina. || Liam cerró el libro con cuidado y apoyó una mano en su portada. || Es el regalo más considerado que he recibido. Que lo que me has dado siempre me sirva como un recordatorio potente de lo que realmente significa ser rey. Te agradezco desde el fondo de mi corazón. ||
|| De nada, mi Rey. || Le respondí, mientras Liam me sonreía. Depositó el libro sobre una mesa cercana y cerró la distancia entre nosotros, abrazándome y mirándome a los ojos con amor. Luego se inclinó para un beso apasionado. Lo atraje hacia mí, encontrándome con ese beso impaciente y profundo.
|| ¡Me encantas, Riley! || exclamó Liam, mientras el beso continuaba. Su lengua jugueteaba artísticamente con la mía, y sus manos exploraban mi cuerpo con una pasión ardiente. Él me sonreía mientras me guiaba hacia atrás, llevándome hacia la cama. Me tropecé y mis piernas se enredaron con las suyas, pero me negué a romper el beso. Finalmente, mis piernas golpearon el borde de la cama, haciéndome caer sobre las mantas. Liam se arrastró sobre mí, sus cálidos labios encontrando los míos de nuevo en un instante. Luego, sus labios rozaron mi piel, dejando un rastro de besos por mi pecho y cuello antes de volver a encontrar mis labios. Me besó con avidez y pasión, sus dedos deslizando hábilmente debajo de mi ropa, haciendo que mi piel se erizara completamente. Pasé mis manos por su espalda dura, descendiendo lentamente hasta su trasero perfecto. Sentí su sonrisa debajo del beso. Sus manos se deslizaron más abajo de mí, y de repente me detuve. Él intentó desabrochar mi vestido, pero puse una mano sobre la suya para detenerlo, sonriendo con picardía || Riley, ¿por qué paras? Te necesito. ||
|| Voy a desnudarme para ti. || Respondí, deslizándome rápidamente fuera de la cama.
|| Wow… Eso me encantaría ver. || Se apoyó sobre sus codos en la cama, mientras yo le daba la espalda y tarareaba una melodía baja y entrecortada. Moví mis caderas lentamente al ritmo de la música, buscando la cremallera de mi vestido y arrastrándola lentamente por mi espalda. Me burlé de él, mostrando poco a poco mi piel desnuda mientras él sonreía || Cielos, Riley, eres irresistible y … || Su voz se cortó cuando giré para mirarlo, perdiendo el hilo de sus pensamientos. Lentamente comencé a deslizar mi vestido por mi pecho, luego por mis caderas, hasta que cayó completamente al suelo. Mantuve la mirada fija en Liam y me acerqué lentamente, bailando sensualmente para él.
|| ¿Te gusta lo que ves? || le pregunté, y él extendió sus manos, jalándome hacia él.
|| Ven aquí. || Exclamó, besándome con urgencia, mientras sus manos se movían por toda mi piel desnuda. Yo, a su vez, trabajé rápido con su ropa, lanzándola al suelo para que se uniera a la mía en una pila. Mi corazón latía con fuerza mientras rodábamos juntos por la cama, nuestros cuerpos entrelazados. Enterré mi cabeza en su cuello, trazando la curva de su mandíbula con mis labios. Suspiré al sentir sus manos recorriendo mi piel, sus yemas acariciándola. Mi respiración se detuvo cuando sus dedos se movieron entre mis piernas, urgentes y ardientes || Es imposible pensar con claridad cuando te veo así… Me encanta ver cómo te hago sentir. || Sin decir nada, le pellizqué la oreja, tomando el lóbulo entre mis labios. Su respiración se aceleró, y sus jadeos se volvieron más profundos || Mmmm... Me encanta verte desnuda... perfecta... Y saber que eres mía, solo mía... ||
|| Siempre seré tuya, Liam… || Respondí sin vacilación. Él me besó con más fuerza, sus dedos moviéndose de nuevo en mí, haciendo que la pasión floreciera en mi cuerpo como un fuego salvaje. Mis gritos exclamarían su nombre. Liam no me hizo esperar. Suspiré al unirnos finalmente, nuestros cuerpos complementándose. Sus manos tomaron las mías y las guiaron sobre mi cabeza. Capturó mis labios, besándome mientras sus caderas se movían contra mí. Envolví mis piernas alrededor de su cintura mientras él movía las caderas con un ritmo cada vez más intenso, gimiendo mi nombre en mi oído.
El fuego salvaje en mí se descontroló y onduló deliciosamente a través de todo mi cuerpo, desde la punta de la cabeza hasta la punta de los pies. Clavé mis uñas en su espalda mientras un grito entrecortado se escapaba de mis labios.
♕ ♕ ♕
Un poco más tarde, yacemos en la cama, yo envuelta felizmente en los brazos de Liam. El ritmo suave y relajante de su respiración me arrulla, y siento el cálido subir y bajar de su pecho mientras suspira con satisfacción.
|| ¿Fue ese un suspiro de felicidad o uno más melancólico? || Pregunto con curiosidad, acariciando suavemente su pecho.
|| Creo que un poco de ambos... No puedo creer que esta sea nuestra primera celebración de las festividades juntos. ||
|| Es cierto, es maravilloso. Pero cuéntame, ¿cuál es el suspiro melancólico? ||
|| Supongo que vas a insistir hasta que te lo diga, ¿verdad? || Asiento con una sonrisa traviesa, y él me responde con una sonrisa indulgente || Cuando pienso en dónde estaba yo en esta misma época el año pasado, recuerdo claramente cómo mis padres insistieron en que era el momento de elegir una esposa por razones políticas y tradicionales. Yo, fiel a mi deber, me preparé para una vida de responsabilidades, pero sin amor… Y... ||
Rápidamente interrumpo sus pensamientos presionando suavemente un dedo sobre sus labios.
|| Mi amor, eso ya quedó atrás. No nos enfoquemos en el pasado; celebremos el presente, el futuro, y todo lo hermoso que tenemos y lo que vendrá. || Exclamo, mientras él se ríe, abrazándome con ternura antes de besarme suavemente.
|| Tienes razón. Con corona o sin ella, tener tu amor me convierte en el hombre más afortunado del mundo. ||
|| Liam, te amo con todo mi corazón. ||
|| Y yo te amo a ti, Riley... Más de lo que podrías imaginar. || Me besa de nuevo, con una intensidad que hace que me pierda en el calor de sus abrazos y la dulzura de sus labios.
|| Creo que tenemos que prepararnos para salir. || Digo con una sonrisa juguetona. || Pero por tu culpa, tendré que arreglarme de nuevo ||
Él se ríe y me atrae hacia él en un beso profundo y ardiente.
|| ¿Solo mi culpa? || Me responde, y yo sonrío con picardía.
|| Está bien, de ambos... Pero será mejor que nos vistamos pronto. ||
Mientras me levanto de la cama para recoger nuestra ropa del suelo, siento su mirada fija en mí, llena de admiración. Me visto rápidamente cuando, de repente, alguien toca la puerta de nuestros aposentos.
|| Riley, ¿estás ahí? || La voz de Hana llama desde el otro lado, rompiendo el hechizo del momento. ¡Mierda! Exclamo mentalmente, sintiendo la urgencia de prepararnos.
|| ¡Voy! || Grito mientras me apresuro hacia la puerta. || ¡Dame un segundo! ||
Abro la puerta principal y me encuentro con Hana, que me recibe con una sonrisa animada.
|| Amiga ¡Tu familia ya se encuentra aquí! || Anuncia Hana con entusiasmo. Al ver mi aspecto algo desaliñado, sus ojos se agrandan ligeramente. || Oh, lo siento, no quería interrumpir... ||
Un súbito nerviosismo me invadió, y traté de disimularlo lo mejor posible.
|| No, no es nada || respondí, notando que mis palabras salían un poco atropelladas. || Solo estábamos... Bueno… ¿Y dónde están? || pregunté, desviando rápidamente la conversación. Hana, al darse cuenta de mi ansiedad, sonrió ampliamente.
|| Después de dejar su equipaje en sus suites, se encontraron con Maxwell, quien los llevó a un pequeño tour por la casa. Creo que iban hacia el salón de baile || explicó, mientras yo fruncía el ceño.
|| ¿Al salón de baile? || pregunté con incredulidad || ¡Santo cielo, Hana, será mejor ir antes de que Maxwell haga alguna locura! Solo dame un minuto para arreglarme || dije apresuradamente, corriendo hacia mi habitación. Al entrar, encontré a Liam dándose los últimos retoques frente al espejo. || Mi familia ya está aquí, pero necesito retocarme un poquito antes || dije, mientras me miraba en el espejo y notaba el desorden en mi cabello y maquillaje después de nuestro momento íntimo. Mientras arreglaba mi cabello y retocaba mi maquillaje, observé a Liam en el reflejo, ajustándose la chaqueta y pasando una mano por su cabello para darle un toque final || Espero que Maxwell no intente enseñarles a Ethan o a mi papá el tobogán eléctrico || dije riendo, intentando relajarme mientras él se reía conmigo a través del espejo.
|| Con Maxwell, cualquier cosa es posible || responde Liam, sonriendo. || Pero sé que estarán felices de verte, especialmente después de tanto tiempo. ||
Terminé de arreglarme y me acerqué a él para darle un beso suave en los labios.
|| Tienes razón. No tardes mucho, quiero presentarte oficialmente como mi prometido. ||
|| Claro, mi amor… Ve, yo estaré listo en breve. || Responde Liam, con una sonrisa que ilumina su rostro.
**
Al bajar al salón de baile, me encontré con una escena que me hizo reír. Maxwell estaba en medio de un break dance improvisado, mientras mi papá, Ethan y Susan lo observaban, algunos con asombro y otros con evidente diversión.
|| ¡Por fin están aquí! || Exclamé con emoción, corriendo hacia papá y lanzándome a sus brazos. Lo rodeé con fuerza, sintiendo el calor y la seguridad de su abrazo, mientras él me devolvía el gesto, riendo con esa risa profunda y reconfortante que siempre me hacía sentir en casa.
|| ¡No nos hubiéramos perdido las fiestas en Cordonia por nada del mundo! || Dijo papá, acariciando mi cabello con ternura y mirándome con esos ojos llenos de orgullo y amor. Sentí cómo una ola de calidez me envolvía, y no pude evitar sonreír mientras lo abrazaba aún más fuerte, apreciando cada segundo de ese momento. Maxwell se acercó a mi lado de un salto, siempre lleno de energía.
|| ¡Mi Flor! ¡Estaba mostrándole a tu familia mis mejores movimientos para que los probemos durante la cena! || Exclamó Maxwell con su típica alegría contagiosa, haciendo que soltara una risita. Su entusiasmo siempre lograba hacerme sonreír. Hana también sonrió y no tardó en acercarse para abrazarlo con cariño. Decidí entonces dirigirme a mi hermano, con quien solo había podido hablar un par de veces por teléfono. A diferencia del resto, Ethan se veía serio, observando las payasadas de Maxwell con una mezcla de curiosidad y reserva.
|| Hola, Ethan. Estoy muy contenta de que hayas aceptado venir. || Le dije mientras me acercaba para abrazarlo, poniendo todo mi cariño en ese gesto. Por primera vez, sentí que su respuesta era sincera y cercana.
|| Gracias, Riley, por la invitación. Honestamente, Susan fue quien más insistió en que viniéramos. || Respondió con un tono suave, que me hizo sonreír aún más. Miré a Susan, agradecida, y no pude evitar sentir una conexión especial con ella. Aunque solo la había conocido esa vez en el consultorio, sentí que compartíamos una química natural.
|| ¡Es un gusto verte de nuevo, Susan, y sobre todo, tenerte aquí! || Le dije, abrazándola con genuino afecto. Ella me devolvió el abrazo con una calidez
|| ¡Es un placer para mí, Riley! || Dijo Susan con una sonrisa cálida y sincera || Por cierto, quiero felicitarte de todo corazón por tu compromiso. Estoy segura de que tú y Liam serán muy felices juntos || Susan me dijo con sinceridad, y me sonrió con afecto || Estoy muy emocionada por tu boda ||
|| ¡Gracias, Susan! eso nos convierte en dos || Le respondí, emocionada por sus palabras.
|| Más de dos en realidad || Exclamó Liam, mientras entraba al salón con una cálida sonrisa. Al llegar a mi lado, me rodeó la cintura con su brazo, acercándome a él y depositando un dulce beso en mi mejilla.
|| Cariño, ya conoces a mi papá || Le dije, sonriendo.
|| Sam, qué gusto verte de nuevo. Me alegra que hayan llegado sanos y salvos || Dijo Liam, dándole un fuerte abrazo. || ¿Cómo estuvo el vuelo? ||
|| ¡El vuelo estuvo increíble! Qué bueno verte, Liam. Fue muy amable de tu parte enviarnos tu jet. Gracias por la invitación || Respondió papá, claramente satisfecho.
|| No fue nada en absoluto. Después de todo, vamos a ser una familia en pocos meses. Es un placer tenerlos con nosotros || Dijo Liam con calidez.
|| Felicitaciones por el compromiso, mi hija está feliz || Comentó papá.
|| Sam, mi plan en la vida es hacerla feliz || Exclamó Liam, abrazándome y dándome un beso en la frente. Yo sonreí ampliamente.
|| Liam, quiero presentarte a mi hermano, el doctor Ethan Beckett, y a su novia, la doctora Susan Grey || Dije, señalando a Ethan y Susan. Liam les dio una cálida bienvenida y luego puso su brazo sobre mis hombros.
|| Es un gusto conocerlo, Su Majestad || Dijo Ethan, extendiendo su mano con seriedad. Susan, visiblemente nerviosa por conocer a un rey, trataba de ocultar su entusiasmo mientras admiraba a Liam. Sus manos temblaban ligeramente al extenderlas para un apretón de mano y sus ojos no podían apartarse del Liam, claramente impresionada por su presencia y su atractivo.
|| Ethan, por favor, pronto seremos cuñados. Deberías empezar a llamarme Liam || Dijo Liam, luego dirigiéndose a Susan || Y lo mismo va para ti, Susan ||
Susan, intentando calmar su nerviosismo, sonrió y asintió con la cabeza, sin responder de inmediato hasta que Ethan la codeó delicadamente.
|| Eh… este… Claro, Liam. Encantada de conocerte || dijo Susan, su voz temblando ligeramente mientras reía nerviosamente, mostrando su emoción al encontrarse con un rey tan carismático.
|| Es maravilloso tenerlos a todos aquí. Bienvenidos a Cordonia || respondió Liam, ajeno al pequeño percance. Vi la oportunidad de suavizar el ambiente y decidí presentar a los demás. Extendí las manos hacia donde estaban Maxwell y Hana, sin demasiados rodeos.
|| Bueno, ya conocieron a Maxwell y a Hana || dije, señalándolos con una sonrisa. Maxwell, fiel a su estilo, hizo un comentario que provocó algunas risas, pero no quise alargar el momento. Ethan parecía querer decir algo, pero lo interrumpí antes de que pudiera hacerlo. Justo entonces, el sonido de la puerta nos hizo girar. Drake y Sara entraron en la habitación, y su llegada fue el momento perfecto para cambiar de tema || Llegaron en el momento preciso || exclamé, aliviada por la interrupción. || Drake, ya conoces a todos, pero familia, quiero que conozcan a Sara. Sara, estos son mi padre, Sam, mi hermano, Ethan, y su novia, Susan. ||
Sara se acercó, extendiendo su mano con una cálida sonrisa.
|| Un gusto conocerlos || Dijo Sara, mientras se acercaba a saludar a los presentes. Papá, emocionado por la llegada de su familia, respondió con calidez. Sin embargo, noté que las miradas de Drake y Ethan se evaluaban con cautela.
|| ¿Sigues siendo tan grosero y gruñón como la última vez que nos vimos? || Preguntó Drake con el ceño fruncido. Ethan, con una mano en la cadera, respondió.
|| Discúlpame, pero no soy grosero ni gruñón. Soy un profesional, que es muy diferente. Y hasta ahora, no tengo claro quién eres tú ||
|| ¡Ethan! || Susan le dio un codazo en las costillas.
|| ¡Muchachos! || Exclamé, tratando de calmar la situación. Sabía que no se llevaban bien al principio. Liam observaba el intercambio, claramente desconcertado.
|| Bueno, por su reacción… ¿Supongo que ellos dos no se llevan muy bien? || Preguntó Liam, curioso.
|| La verdad es que son muy parecidos, amor. ¡Ambos pueden ser amargos como limones a veces! || Exclamé con una sonrisa.
|| ¡HEY! || Respondieron al unísono ambos hombres. Miré a Drake con severidad, esperando que se comportara. Tras sentir el peso de mi mirada, él se volvió hacia mi familia.
|| Muy bien, lo siento. Empecemos de nuevo || Dijo Drake, extendiendo la mano hacia papá || Sam, es un placer verte de nuevo ||
|| Igualmente, Drake || Contestó papá con una sonrisa || Y, por cierto, quiero agradecerte por salvar a mi hija. Fue un acto muy noble ||
Al escuchar esto, Drake pareció visiblemente nervioso. Su mano tembló ligeramente al estrechar la de papá.
|| No... no tienes que agradecerme, Sam. Lo hice por... || Comenzó Drake, tratando de mantener la compostura. || Lo que haría con cualquier amigo ||
|| Me alegra verte mejor || Dijo papá, con una sonrisa.
|| Sí, mucho mejor... Gracias || Respondió Drake, acercándose a Susan para darle un beso en la mejilla || ¿Susan, verdad? Un placer verte de nuevo ||
Susan asintió y respondió con una sonrisa cálida. Luego, Drake extendió la mano hacia Ethan.
|| ¿Hacemos las paces, doctor? || Preguntó, su tono reflejando una mezcla de nerviosismo y sinceridad. Ethan lo miró con seriedad, pero luego asintió.
|| Está bien, hagamos las paces. Solo por el bien de mi hermana || Dijo Ethan, y luego añadió || Y gracias por todo lo que hiciste ||
|| La paz || Afirmó con una sonrisa que intentaba ser relajada || Como dije, no fue nada ||
De repente, se hizo un silencio incómodo, así que decidí intervenir rápidamente para romper la tensión.
|| Bueno, ¿qué les parece si seguimos al comedor? || Sugerí con una sonrisa, buscando disipar la tensión. || El personal ha preparado algo especial para nosotros. ||
Liam asintió, devolviéndome la sonrisa, y con eso, empecé a guiar al grupo hacia el comedor, dejando atrás cualquier incomodidad y centrando nuestra atención en disfrutar de la velada juntos.
♕ ♕ ♕
Por la noche, disfrutamos de una cena exquisita en compañía de todos, donde intercambiamos regalos y compartimos una conversación amena. La atmósfera estaba llena de alegría, y por un momento nos sentimos como una gran familia unida y feliz. Aunque extrañé a mi mamá, me reconfortó tener a mi papá y a mi hermano aquí conmigo. El miedo causado por el atentado quedó temporalmente atrás, permitiéndonos celebrar estas fechas tan especiales juntos.
Casi a la medianoche, decidimos que era hora de descansar. Mientras Liam y yo caminábamos tomados de la mano por los pasillos, él se detuvo bajo un arco y señaló hacia arriba.
|| Eh, mira eso... || dijo, y allí, en la parte superior, colgaba un muérdago. Bajé la mirada y me encontré con la cálida sonrisa de Liam.
|| Vaya, eso significa que debemos seguir las reglas || respondí con una sonrisa.
|| Por supuesto, no queremos romper ninguna tradición navideña || dijo Liam, acercándose lentamente para besarme. Al separarnos, nos quedamos mirándonos.
|| Te amo, Liam. Feliz Navidad || dije con felicidad.
|| Y yo te amo a ti, Riley... Feliz primera Navidad juntos || respondió él, con una sonrisa que lo decía todo.
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La heredera del Infierno
Aviso: La información sobre los días de la semana la saqué de esta página y sobre Hela aquí.
La canción que canta Adelina al principio es Shinig Light de Mono Inc.
Por último, mucho de lo que dice Adelina en su charla con Tomas se basa en las teorias de @evilbihan y le agradezco por dejarme usarlas en la historia. Espero haberlas desarrollado como era debido. Las pueden encontrar aqui y aqui.
Sentimientos
Los entrenamientos de Adelina con Bi Han retomaron con más fiereza, pero no hubo resultados positivos. Con cada golpe del Gran Maestro, Adelina le dificultaba usar su poder, ya que no pudo crear armas o escarcha de proporciones abundantes. Cubrían solamente una pequeña parte de sus manos y molestaba a Bi Han como nunca antes.
El resto de clases seguían su curso normal, pero con la presión del Gran Maestro, rezaba no ser entre las primeras en los combates de práctica. Los músculos le dolían de las golpizas y esperaba que, en algún momento, pudiera usar su criomancia con mayor naturalidad. Adelina seguía intentando de comprender el chino sin avanzar mucho. A veces, lograba entender insultos que decían sus compañeros, aunque fingía no saberlos.
Las limpiezas en los templos eran tranquilas, por más que le quitaran las mejores herramientas, se tranquilizaba con la tarea, perdiéndose en su mente. Cantaba canciones que recordaba y terminaba más relajada.
En las noches, cuando no tenía que hacer vigilancia, Adelina leía y dibujaba. Su mano había perdido agilidad por los entrenamientos, pero en unas horas logró perfeccionarla haciendo diferentes bocetos de los elementos de su habitación. La mesa, el futón con su almohada, las armas desperdigadas, los templos del lugar (como los recordaba en su memoria), entre otras cosas.
A veces, en las vigilancias de las murallas, se topaba con Tomas, pero por la presencia de aprendices se mantenían formales. Aunque, no podía negar que a veces, cruzaban miradas y la desviaban velozmente. Las mejillas de la joven se calentaban y sentía que el estómago le daba vueltas.
Por otro lado, las cartas con sus amigos no habían sido contestadas y se sentía bastante sola y desconectada. Seguramente los entrenamientos se incrementaron. Intentaba seguir escribiendo, pero sin respuesta alguna. Hasta que un día, llegó una respuesta y Adelina abrió el sobre con alegría e impaciencia.
Querida Adelina:
Lamentamos no poder escribirte. Estuvimos teniendo días bastantes bizarros… cuando vengas te lo contaremos. Además, Daniela se rompió una pierna en los entrenamientos. Está todo complicado y al revés.
Esperemos que te encuentres bien y queremos desearte lo mejor en los entrenamientos. Quisiéramos darte mayor presencia, pero no nos dejan salir hasta nuevo aviso de Liu Kang.
Por ahora, es todo lo que podemos hacer. Intentaremos seguir en contacto, pero con lo que ocurre se nos va a dificultar.
Mariano y Daniela.
Corrió hacia su habitación buscando birome y papel. Escribió apuradamente la respuesta. Le causaba dudas y curiosidad lo que le habían escrito ¿qué ocurrió durante su ausencia? ¿por qué Liu Kang restringió el envío de cartas?
Queridos Daniela y Mariano:
¿Está bien Daniela? ¿Cómo ocurrió? No sé si podré estar allá en poco tiempo, creo que voy a seguir aquí. Mi criomancia es bastante débil.
Por favor, cuéntenme lo que está pasando de a poco.
Espero su respuesta,
Adelina.
Entregó la carta a la paloma y la vio alejarse de Arctika. Adelina se dirigió hacia el gran salón para comer, preocupada por lo que ocurría en la Academia Wu Shi.
Adelina se enfocó en el entrenamiento con Bi Han. Cada golpe que le dio, lo esquivó con todas sus fuerzas y su criomancia apenas ayudaba. Una leve capa de escarcha protegía sus antebrazos, pero Bi Han lo rompió como si fuera vidrio.
–Tienes que neutralizar tus emociones, Acosta –espetó rompiendo la escarcha de sus manos y las débiles púas que creaba–. Sino no lo haces, tu destino será trágico en el combate.
Adelina no contestó y eludió los ataques hasta que Bi Han le asestó un puñetazo terminando el combate. La chica se levantó con dificultad del frío suelo y meditó con el Gran Maestro tratando de neutralizar sus emociones… crear hielo como lo había hecho al despertar de su pesadilla con Hela. Pero lo único que salía era una escarcha tan fina, que con solo tocarla se quebraba.
Bi Han la corrigió una y otra vez, pero la criomancia de Adelina seguía sin desarrollarse. Parecía no querer florecer del todo, más con el ataque de pánico que tanto Bi Han como sus hermanos le dijeron y ella no tenía recuerdo de eso.
Cuando las campanadas sonaron, se dirigió tambaleante a la siguiente clase, con los músculos adoloridos y una parte del labio roto. Fue ardua y tortuosa, pero mantuvo su firmeza y cualquier gesto de incomodidad lo ocultó. No importara cuanto costara, no dejó mostrar alguna inconformidad y se mantendría en pie.
Continuaron los entrenamientos hasta el sonido de las campanadas, Adelina se dirigió a la biblioteca en busca de respuestas sobre Hela o Kolbein. Entre los pasillos, repletos de muebles con diversas armas y antigüedades chinas, llegó a la biblioteca de los Lin Kuei. La entrada, decorada con dragones orientales, recibió a Adelina mirándola con fiereza y abrió las puertas.
El olor a hojas viejas invadió su nariz y se maravilló por los diversos estantes abundantes de libros de historia del clan Lin Kuei. Caminó por los pasillos e intentó entender las letras del abecedario chino. Cada carácter le fue más complicado que el anterior haciendo que Adelina se confundiera y perdiera en los pasillos. Harta, buscó runas en las estanterías volviendo a la entrada y reiniciar su búsqueda.
–¿Qué haces aquí? –preguntó una voz conocida.
Adelina se asustó y se volteó para ver a Tomas con los brazos cruzados y una mirada tranquila.
–Carajo, deja de hacer eso –exclamó Adelina en susurros–. ¿Por qué me seguís ahora, acosador?
–No te vi en el gran salón –dijo Tomas señalando la entrada con el pulgar–. Creí que habías ido a las ruinas de la entrada de Arctika. Pero los guardias me dijeron que estabas aquí.
–Acosador.
–Técnicamente, soy tu maestro y, por ende, tengo que saber dónde se encuentran los estudiantes –explicó Tomas con una sonrisa tímida.
–Touché, pero sigue siendo de acosador que nos encontremos en los mismos lugares.
–¿Qué estás buscando en la biblioteca? –preguntó Tomas acercándose a ella.
–Libros sobre mitología nórdica –contestó Adelina observando los estantes.
–No es posible que los encuentres. Solamente hay historia del clan.
–Eso mismo dijiste cuando vos y tus hermanos vieron las ruinas.
Siguió buscando entre los estantes, pérdida en los diferentes títulos. Suspiró frustrada y pasó los delicados dedos por los lomos de los libros rápidamente tratando de encontrar runas o algo parecido.
–¿Qué buscas específicamente? –preguntó Tomas acercándose a los estantes–. Esta parte habla de las batallas del Lin Kuei con otros clanes.
–Necesito encontrar algo sobre Hela o Kolbein –dijo Adelina alzando la vista a las repisas más altas–. Pueden que tengan runas o inglés.
–¿Inglés? –cuestionó el muchacho.
–Sí, es un idioma que deriva de los nórdicos –explicó Adelina observando las repisas elevadas–. Thursday viene de Thor, “Día de Thor”. Lo mismo en el latín, viernes corresponde a Venus o sea Afrodita, “Día de Venus”, según la cultura romana.
Ambos siguieron investigando en la biblioteca, en cada estante Tomas le mostraba a Adelina algún libro para ver si cumplía con lo que buscaba. Quedaba poco tiempo para que finalizara la hora del almuerzo y no encontraron nada sobre Hela o su hijo.
–Creo que encontré algo, Adelina.
Se acercó a donde estaba Tomas mirando uno de estantes más altos de la biblioteca y vislumbró lo que parecían runas nórdicas en un lomo.
–Sí, creo que debe serlo –la chica se puso de puntillas tratando de alcanzar el libro con la punta de sus dedos–. ¿Me ayudas a bajarlo?
Tomas tampoco pudo tomarlo y buscaron por todo el sitio algunas escaleras o incluso bancos pequeños, pero sin éxito.
–¿Cómo lo alcanzaremos? –preguntó Tomas mirando por todo el alrededor–. No hay nada que podamos usar como escalera.
–Súbeme –soltó Adelina abruptamente.
–¿Qué? ¿Cómo?
–Sí, eso. Me vas a subir –dijo la muchacha–. Cuando salte, me alzas para tomar el libro.
Las mejillas de Tomas se tornaron rojas como las de un tomate y Adelina sintió lo mismo.
–Será rápido.
El chico asintió, se posicionaron y Adelina brincó. Rápidamente, las manos de Tomas tomaron sus caderas y su rostro llegó a las repisas repletas de libros viejos. Sus manos tomaron el libro nórdico y buscó alguna pista de otro tomo.
Adelina no se percató hasta ese momento de que las manos de Tomas. Eran cálidas, bastante fuertes, reconfortantes y con varias cicatrices. Volvió a enfocarse y sus dedos pasaron ágilmente por cada libro sin encontrar otro con runas nórdicas.
–¿Ya lo tienes?
–Sí, ya está –contestó Adelina–. Podes bajarme, Tomas.
Con cuidado, la dejó en el suelo, pero sus manos seguían posicionadas en sus caderas y el corazón de la chica bombeó con mayor intensidad sintiendo que salía de su pecho. Se volteó con el libro en el pecho y se sorprendió ante la proximidad en la que estaban. Los hermosos ojos de Tomas la estudiaron y admiró los pequeños detalles de su rostro. Incluso vio con precisión la cicatriz arriba de su ojo atravesando la ceja. Quiso tocar, pero se contuvo.
–Deberíamos ver lo que dice el libro –dijo Adelina–. Antes de que el almuerzo termine.
–Sí.
Se separaron y se sentaron en una de las mesas de madera con un apoya libros. La cubierta era marrón, por el pasar de los años, con la runa Ear negra, junto a otras pequeñas inscripciones. Abrió con cuidado el libro escuchando el crujido de las hojas. Había ilustraciones nórdicas de demonios y Hela, de la unión con su esposo, Alarik y de su hijo, Kolbein.
–¿Qué dice el libro?
–Habla de la vida de Hela –respondió Adelina pasando hoja tras hoja con delicadeza–. Su ascenso y caída, lo que creó y amó.
–¿Qué hizo Hela?
–“Los seguidores de la diosa de los muertos han de dejar registro, antes de ser exterminados… –recitó Adelina, absorta en las runas y los dibujos–… Hela estableció el balance del Infierno, la balanza para los justos. Creó sus más bellas y terroríficas creaciones… –miró el dibujo de la diosa. Extendía las manos, la derecha putrefacta, una calavera y la izquierda, un corazón. Adelina pasó a la siguiente hoja–… Con la intención de crear orden en el Infierno, convenció a demonios a unirse a su ejército. Creció de centenares a miles hasta ser fuerte y conquistaron el Infierno… –la hoja estaba ilustrada con la deidad guiando a sus soldados. Adelina, nuevamente, pasó a la siguiente página–… El poder del reino le otorgó un estatus indiscutible, pero supo que no debía caer en manos equivocadas. Por eso, lo estudió y lo volvió algo de su ser. Con los dones de muerte que ya tenía, estableció el orden…”
–Tuvo mucho valor y convicción para hacerlo –dijo Tomas respirando en la cabeza de Adelina.
–Tenes razón –coincidió la muchacha–. “…Para concentrar su dominio, nosotros, sus leales sirvientes, construimos su palacio, Eliud, rodeado por rejas y enredaderas de hierro, con su puerta, Falanda Forad. Su vestíbulo, Bilkanda, hecho con huesos de criminales e iluminado con el fuego del Infierno y la mesa, Hungour… –recitó Adelina, observando la ilustración del palacio de Hela y pasó a la siguiente página–… Sus leales sirvientas, Ganglate y Gangleura, la vestían y mantenían el orden en el palacio, mientras que los lobos de Armenia, eran su guardia personal…”
–Qué nombres tan raros a los objetos –exclamó Tomas.
–Eliud, significa “la miseria”, Falanda Forad es “el principio” –explicó Adelina enfocada en las hojas–. Bilkanda se traduce como “la maldición” y Hungour significa “el hambre”.
–Qué macabro.
–“…Para llegar al palacio, Hela creó El Camino de los Muertos…”–recitó Adelina y su mirada se tornó de confusión cuando pasó a la siguiente página. No había nada, el papel estaba rasgado, pero quedaron unas hojas pequeñas–. Qué raro. Arrancaron la hoja.
–Ese libro no estuvo en nuestros estudios, ni tampoco se conocían –dijo Tomas–. Debió ser antes de que Bi Han se convirtiera en Gran Maestro, tal vez incluso mucho tiempo atrás.
–“…La diosa se aisló del resto de los reinos, resolviendo por su cuenta las adversidades…” –prosiguió Adelina–. “… Pocas veces, se reunía con los representantes del resto de los reinos, como el emperador Jerrod y su esposa, Sindel. Hicieron un trato para que las almas del Mundo Exterior descansarán allí…”
–El Bosque Viviente –soltó Tomas.
–“…Pero algo pasó en ese aislamiento…” –contó Adelina y se asustó– “…Demonios se alzaron en contra de Su Majestad. Con la idea de corromper su balance, invadieron el palacio con un poder desconocido… imposible a los ojos de Hela y nosotros… La diosa salvó a su esposo e hijo enviándolos a la Tierra y que vivieran ocultos…”
–¿Cómo que una revuelta en el Infierno? ¿No dice nada más? –cuestionó Tomas.
–Solo eso ¿a qué se refiere con balance? Esta hoja tiene agujeros –Adelina siguió con su lectura– “…Hela fue encadenada y encerrada en un lugar desconocido. Nosotros, sus más fieles seguidores, no pudimos rastrear sus últimos pasos. Lo único que sabemos es su hijo, Kolbein, estaba luchando por encontrar a su madre. Nadie ha podido encontrar al Príncipe de los Muertos… Dejaremos caminos con el poder de nuestra diosa para que lo encuentre y podamos reunir las fuerzas necesarias… Nuestros enemigos serán marcados y perseguidos por la locura y el dolor hasta el final…”
Adelina pasó a la siguiente hoja, pero el libro tenía más hojas rasgadas. Tocó con cuidado el papel roto y los pocos fragmentos que quedaban.
–Las páginas vuelven a estar rotas –soltó Adelina y buscó hojas del libro desesperada por encontrar respuestas. Se levantó y fue hacia el estante para corroborar–. No hay respuestas.
–¿Sobre qué respuestas? –cuestionó Tomas mirándola–. ¿No estás buscando sobre Hela?
–Sí, pero también algo más –respondió Adelina.
–¿Es sobre lo que no quisiste contarme hace unos días?
La chica dudó y se arremangó la manga derecha mostrando el tatuaje de los huesos. El frío agobió su brazo y quiso cubrirlo. Le explicó todo lo que sospechaba cuando tocó la daga de Hela, Sultin. Las visiones, los sueños que recordaba y cuando aparecía Hela frente a sus ojos para luego desaparecer.
–¿Crees que vas a morir?
Los ojos de Tomas la estudiaron con insistencia, pero había una mirada cálida en ellos y a la vez perturbada por algo más. Adelina no sabía lo que decían esas visiones, menos si eran respuestas a sus preguntas. Al mismo tiempo, quiso saber qué era lo que agobiaba al ninja.
–No lo sé, sinceramente –soltó la chica cruzada de brazos y cabizbaja–. Pensé que encontraría mejores respuestas, pero creo que las tendré en la siguiente ubicación de los objetos.
Tomas se acercó con cuidado a Adelina y tomó una de sus manos suavemente. El calor de sus dedos hizo que le recorriera una electricidad familiar. Se sorprendió por el pequeño gesto de Tomas, pero no quiso que acabara el momento.
–Enfócate en lo que tienes primero. Controla tu criomancia y luego sigues con tu investigación.
Los ojos de Tomas captaron los de ella y mariposas revoletearon por su estómago. Se acercó a Adelina y sus mejillas se calentaron.
–Gracias por el consejo, Tomas.
Se aproximaba a Adelina, pero el momento fue interrumpido por las campanadas dando por terminado el almuerzo. Disgustada, soltó lentamente la mano de Tomas y se pusieron firmes. Salieron de la biblioteca y volvieron a sus respectivos puestos.
Los días continuaron con su ritmo habitual. Los entrenamientos con Bi Han se volvían más brutales llevando a caminos bloqueados para la criomancia de Adelina. Se esforzaba el doble en los entrenamientos con los hermanos de Bi Han y los superiores. Cuando terminaba su jornada quería meterse a la cama y no volver a salir nunca, pero la mandaban junto a otros superiores a hacer limpieza o vigilancia.
Buscaba en la biblioteca más respuestas sobre Hela con cero resultados positivos. También, le costaba dibujar un poco por su falta de costumbre, aun así, le ayudaba bastante. Esbozaba objetos de su habitación, paisajes de su memoria y personas. Entre ellos, había hecho un boceto de Tomas y se sonrojaba perfeccionando los delineados en lápiz en cada parte del rostro del ninja. Terminaba con los párpados pesados y con la vela casi acabada. A pesar de eso, lograba mantenerse en las clases, pero las cosas cambiaron.
Un día, horas antes de que fuera la hora de la cena, Adelina le tocó prepararla por primera vez para todo el clan. Se fue con un pequeño grupo de principiantes, que conocía por rostros ya que estaban cerca de su habitación. Se apartaron de ella, mientras eran guiados por un superior hacia las cocinas.
Él abrió las puertas de madera y Adelina se sorprendió por lo inmensa que era. Ollas colgaban cerca de las hornallas, cucharones y cuchillos en las vastas mesas de maderas de años de cortar alimentos. Tablas para picar escondidas a los costados de los hornos y los platos se veían arriba de repisas junto a armarios con las puertas abiertas exhibiendo condimentos y especias de todo tipo. Adelina vislumbró una puerta abierta, mostrando los diferentes quesos, carnes y verduras.
Todos los estudiantes se posicionaron en algún área de la basta cocina, mientras el superior los dejaba hacer sus labores, yéndose por la puerta de madera. Pero en cuanto se marchó, Adelina escuchó hablar a sus compañeros entre risas y voces bajas. Uno de los estudiantes, un chico de cabello negro, corto y ojos color nuez, salió por la puerta con sigilo, seguido de otras chicas y luego el resto del grupo dejando a Adelina sola.
–¡Ustedes! Tenemos que hacer la cena –gritó desde la puerta, pero solamente oyó palabras en chino perdiéndose en los pasillos.
Adelina, resignada, buscó entre las repisas más altas libros de cocina china y sacó el primero que tocó. Por varios minutos, leyó una y otra vez el texto, sin comprender ni una palabra de lo escrito, solamente las viejas ilustraciones le daban una vaga indicación de los platillos.
Después de unos minutos de taladrarse la cabeza en comprender chino, se hartó cerrando el libro bruscamente y lo puso en su sitio polvoriento. Se ató mejor el cabello negro, se lavó las manos y comenzó a preparar lo que conocía. Mariano y Daniela tenían agujeros negros por estómago y ella hacia la comida cuando requería el momento, así que podía hacer la cena para todo un clan y su Gran Maestro.
Sacó de su uniforme su celular dejando que reprodujera música, mientras Adelina buscaba los ingredientes necesarios para preparar la cena. Tomó de la gran bodega nalga, peceto y cuadrada de carne de vaca, pan duro, harina, huevos, tomates, papas, zanahorias y muchos más.
Acompañada por la música, metió el pan duro en una bolsa de tela y lo golpeó con un martillo que encontró cerca de los cucharones hasta dejarlo bien molido, sin ninguna migaja dura desperdigada en la bolsa. Luego, la puso en un molde redondo, dejándolo en el horno sin encender, tomó un cuchillo grande y las partes de carne vacuna y empezó a cortarlas finamente.
La música pasó por los oídos de Adelina entonando algunas letras, mientras cortaba la carne, poniéndola en un plato hasta formar una pila bastante alta. Tras terminar, rompió varios huevos en un bol gigante, mezcló las yemas con algunas especias y lo dejó de lado para aplastar la carne con el martillo. Se perdió en la lenta labor calmada y lejos de las presiones del clan o miradas juzgonas. Se sintió libre y casi en casa, con las milanesas que preparaba.
Luego, buscó una olla, le colocó agua y tiró las verduras. Con un tenedor pinchó con fuerza las papas y zanahorias y, rápidamente, las tapó para que el calor las cocinara. Tras terminar, se enfocó en hacer las milanesas.
Una vez más, Tomas y sus hermanos tuvieron otra discusión sobre el manejo del clan. Tomas creyó que cualquier ninja que pasara cerca del complejo del Gran Maestro escucharía los gritos entre ellos. No le gustaba pelear con Bi Han, pero no quería que destruyera la tradición que su padre mantuvo en vida.
Para calmar las aguas, se separaron, seguramente Bi Han volvería a sumergirse en su trabajo como Gran Maestro, pensó el muchacho. Caminó entre los tantos ninjas que le hacían inclinaciones respetuosas, perdiéndose en los reconocidos pasillos que recorría desde que había llegado hace quince años. Le enojaba que Bi Han fuera tan obstinado en dejar las tradiciones y códigos que tenía el Lin Kuei para perseguir algo imposible… no le cabía en la cabeza.
Sus pensamientos fueron callados cuando escuchó una voz femenina familiar… la voz de Adelina. Tomas se percató de que había llegado a la cocina del clan y le sorprendió el poco ruido que había. Recordaba que ese sitio estaba atestado de ninjas corriendo de un lugar a otro buscando los ingredientes para preparar las comidas. Le resultó anormal no escuchar órdenes y platos sobre las mesas de la cocina.
Tomas se acercó a la puerta y vislumbró por una pequeña hendidura a Adelina cocinar. Estuvo enfocada en la olla que tenía en el fuego entonando letras de canciones desconocidas a ojos de Tomas. Después, se centró en la pila de carne cortada, la puso en lo que parecía un molde repleto de pan y comenzó a aplastar con su puño.
– I am the scream inside your head/I am the silence/The fear of your spirit…–entonó la muchacha enfocada en la comida. Tomas le sorprendió que no hubiera nadie en la cocina. Adelina no podía hacer sola la cena para todo un clan–. The lie and the loss of your grandeur/The lack of power and rage of your heartstrings/I'm the void that one day you'll be…
–¿Por qué no están el resto de los estudiantes?
Adelina maldijo en español y se volteó para encararlo. Sus ojos heterocromáticos volvieron a maravillarlo, eran preciosos y distintivos. Lo hipnotizaron queriendo analizar cada detalle de él, como si quisieran descubrir sus secretos más profundos. Las mejillas de la chica se volvieron rosadas, cubriendo las hermosas pecas que tenía.
–¡Deja de aparecerte a mis espaldas, acosador!
–¿Dónde están el resto de los estudiantes? –volvió a cuestionar Tomas con insistencia y Adelina siguió preparando la cena, mientras él la miraba con curiosidad.
–Responde, Adelina –pidió Tomas con furia oculta.
–Me dejaron sola. Eso pasó.
–¿Por qué?
–No sé ni me importa –Adelina se volvió a enfocar en lo que preparaba–. Te pido que no tomes acciones.
–Sí, lo haré –espetó Tomas mientras le daba la espalda–. Es una falta a nuestros juramentos y principios dejar un compañero solo. Eres Lin Kuei y mereces que te traten con respeto. Ya vengo.
Tomas caminó rápidamente, enfurecido. Lo que había dicho fue verdad, nunca dejaban solos a los compañeros. Por más que no hayan crecido juntos, se los trataban como hermanos. Sus pasos fuertes se escucharon en cada pasillo hasta llegar al complejo de estudiantes.
Muchos, se inclinaron ante Tomas y siguieron sus tareas. La mayoría de las habitaciones estaban vacías y silenciosas, pero vislumbró a un pequeño grupo de estudiantes pasando el rato. Se acercó a ellos furiosamente y se pusieron firmes. Sus miradas reflejaron pánico, pero lo ocultaron con seriedad.
–¿Por qué dejaron a Acosta sola? –cuestionó Tomas y los estudiantes guardaron silencio–. ¡Respondan!
–No lo sabíamos, maestro Smoke –respondió un chico de ojos color nuez–. Nadie nos avisó que la estudiante Acosta estaba en las cocinas.
–¡No mientan! –gritó Tomas–. Es una falta a sus juramentos como Lin Kuei. Deben ayudarse entre ustedes, porque son compañeros de lucha.
–No nos habíamos enterado, maestro –explicó el muchacho y sus compañeros mantuvieron la cabeza gacha–. Nadie nos dio una orden específica de ir a la cocina.
–Veremos lo que dice sus superiores –argumentó Tomas. Se dio media vuelta y llamó a los superiores–. Si lo que dicen es cierto ¿no habrá problema que lo corrobore, verdad?
Los estudiantes se miraron entre ellos con temor en sus ojos, revelándole la verdad a Tomas. Después de hablar con los superiores, le confirmaron lo que sospechaba y miró a los estudiantes con furia.
–Maestro Smoke… nosotros…
–Serán castigados –dijo Tomas sin titubear y observó a cada uno–. Harán la limpieza, guardia por varias semanas y lo que a usted se le ocurra, superior. Que vuelvan a aprender e incorporar los principios y juramentos del Lin Kuei.
Adelina se sintió confundida por lo que había hecho, pero no era momento para preocuparse por problemas futuros, debía hacer la cena para todo un clan. Se concentró en las milanesas aplastando la carne bañada en pan y huevo, para luego ponerla en la gran fila que tenía. Revisó las verduras brincaron destapando la olla. El calor invadió su rostro y las pinchó con el tenedor para ver si estaban blandas.
–Te conseguiré más compañeros –dijo Tomas, haciendo que la chica lo mirara fijamente.
–No los quiero ni los necesito –espetó Adelina volviendo a enfocarse en las milanesas–. Puedo hacerlo sola.
Tomas soltó una risa falsa.
–No puedes hacer la cena para todo un clan, Adelina –espetó el chico acercándose–. Terminarás muy tarde y Bi Han te castigará. No solo por no hacer la cena, sino porque no hiciste algo tradicional.
–Primero, viví con Daniela y Mariano que son la personificación de Goku y Luffy, así que tuve que hacer comida para un ejército –respondió Adelina–. Segundo, intenté leer libros de cocina china y no salió bien. Si tu hermano me quiere castigar que sea por no preparar la cena a tiempo, porque puse un plato en la mesa para todos. Tercero, el cocinero elige lo que se va a comer y si no le gusta puede hacerse él solito la comida. Yo no soy cocinera personal de nadie.
–Necesitas ayuda, Adelina –volvió a insistir el muchacho–. Lo digo de verdad.
La chica lo miró y sus ojos grises como la bruma la atraparon. Recordó el casi momento de la biblioteca y sintió que el estómago le daba vueltas.
–Si querés, podés ayudarme –dijo Adelina–. Lávate las manos y te enseño cómo hacer una milanesa. Espero que seas de los que aprenden rápido.
Tomas se fue hacia un balde de agua limpia, se quitó los antebrazos y vendas, colocándolas en una repisa, y se lavó las manos con el jabón en barra. Luego de secárselas, se puso al lado de Adelina y esperó las nuevas instrucciones.
–Bien, lo que tenes que hacer es aplastar la milanesa con el pan rallado –explicó la muchacha usando su milanesa como ejemplo–. La aplastas usando el puño con fuerza, pero evita romper la carne. Después, la pasas por el huevo y el pan rallado ¿entendés?
El chico asintió, imitó los pasos de Adelina y poco a poco le siguió el ritmo. La música los acompañó y quedó hipnotizada por las melodías, pero cuando miró a Tomas supo que no estaba bien. Sus ojos mostraron incertidumbre y perdido en sus pensamientos.
–Si no te molesta la pregunta ¿cómo fue tu infancia y adolescencia? –preguntó Adelina–. Me preocupan.
–Entrenar, cazar, convivir con mis hermanos y ver pocas veces a Harumi ¿la tuya?
Adelina quedó sorprendida ante esa respuesta tan corta. Ella pocas veces salía de la casa, pero incluso tenía algo de vida con Mariano y Daniela y recordaba haber hecho bastantes actividades en su infancia.
–Jugar, mirar Dragon Ball, ir a clases, aprobar las materias, salir y más cosas –respondió la chica con duda en su rostro.
–¿Dragon Ball?
–¿No conoces Dragon Ball? –Tomas negó la cabeza y una sonrisa adornó su rostro. Adelina cantó–: “…Un gran hombre sé que pronto serás/Algo en ti veo que es especial, un poder real/Te convertirás en un gran rival/Aventuras podrás disfrutar…”
–No, lo lamento.
–Tenés que mirarlo –afirmó Adelina sonriente y volvió a enfocarse en la milanesa–. Además de escuchar música y salir.
–Es muy exagerado de tu parte.
–No tuviste una infancia, pero lo que sí vas a tener es una vida joven –afirmó Adelina alegremente, mientras ponía la milanesa en la pila–. Vamos a ir de salida a ver lugares en Argentina y comer.
“…Once crucified, you forgave it all/But my own life condemned to fall/Where's the glory in your name?/My twisted soul still burns in flame/Hark, you angels; hear my call/Father witness to my fall/Between the lines of sin and pain/I walk the earth now doomed again…”
–Está bien –aceptó el ninja. Retornó un silencio, mientras se escuchaba la canción. Adelina percibió que Tomas guardaba cosas. Sus ojos lo decían, estaban brumosos y había incertidumbre–. ¿Cómo se llama la canción?
–Days of Future Past –contestó la muchacha. La canción siguió reproduciéndose en el celular llegando al intermedio musical acompañando con el sordo golpeteo de los puños en las milanesas. Adelina soltó una risita–. Cada vez que la escuchaba, siempre creía que hablaba de un rey malvado que había perdido a su reina por su codicia y lo castigaron para que sea inmortal.
–¿De enserio?
–Sí –contestó la chica y colocó la milanesa en la pila. Tomó otra y la cubrió con el pan rallado–. El Viejo Mario me decía que debía trabajar siendo cantante en el extranjero, pero no tengo madera de eso. Tampoco lo vi como algo posible para mi vida.
–Cantas bien –las mejillas de Tomas se tornaron rojas–. Lo poco que te escuché me lo confirma.
“…The days of future past to wander on the shore/A king without a queen to die forevermore/To wander in the wasteland/Immortal to the end/Waiting for the judgement/But the judgement never ends…”
Adelina sintió que su estómago dio un vuelco y sus mejillas se calentaron. No esperó esa respuesta. Pasó la milanesa por el huevo y tras sacarle las últimas gotas, lo colocó devuelta en el molde. La canción terminó y pasó a otra. À Tout le Monde de Megadeth.
–El Viejo Mario intentó que fuera a clases de canto, pero duré solo unas semanas –explicó Adelina nostálgica–. Escuchar toda la teoría me desesperó y no quise volver. Lo que sí me gusto fue dibujar, no me enloqueció tanto las perspectivas, las sombras y la anatomía.
–¿Dibujas? –preguntó Tomas con sorpresa.
–Es más un pasatiempo y tengo algo dinero –explicó Adelina y puso la milanesa en la gran pila–. Me gusta hacerlo, me relaja y aclara mis pensamientos.
“…So, as you read this, know my Friends/I'd love to stay with you all/Smile when you think of me/My body's gone, that's all…”
La música siguió con el silencio del dúo. Poco a poco, las milanesas se acumularon haciendo más grandes las columnas, se percató de que se le acababa el huevo y maldijo.
–Carajo. Se acabó el huevo –Adelina se agachó buscando más–. ¿Podrías sacar más especias de arriba?
–Está bien ¿Cuáles necesitas?
–Pimienta –Adelina se puso de pie y colocó con cuidado los huevos en la mesa.
–Ya lo tengo.
En el despiste un frasco con polvo negro cayó sobre Tomas haciendo que su pelo grisáceo se volviera negro junto a una parte su rostro. Adelina abrió la boca sorprendida y casi sonriente, soltó una risa. Tomas se limpió los ojos y se revolvió el cabello polvoriento.
–Ay, perdón –dijo Adelina entre risas–. Ya te busco un repasador.
–No te preocupes –sonrió el chico y se apartó del lugar de trabajo para limpiarse–. Sigue. Cuando termine de quitarme esto, te ayudo.
Adelina rompió los huevos y metió las especias en el bol. Mezcló lo más rápido que pudo los ingredientes y siguió preparando las milanesas, mientras Tomas seguía quitándose las últimas partes de polvo. La música siguió reproduciéndose alegrando el ambiente.
“…Moving on is a simple thing/What it leaves behind is hard/You know the sleeping feel no more pain/And the living all are scarred…”
–Es triste la canción.
–Oh, algo así –Tomas se acercó devuelta a Adelina y continuó ayudándola–. Dave Mustaine dice que para escribirla soñó con su madre. Bajó del cielo y le dijo “te amo”.
–El Viejo Mario decía que muchas de las cosas que hacen los artistas surgen de cosas pequeñas e insignificantes –continuó Adelina, mientras miraba a Tomas–. Creo que algo de razón tenía. Muchos de sus amigos hicieron algunas cosas para desahogarse.
–Mi madre también nos decía a mi hermana y a mí que de cosas pequeñas algo grande surgía.
–Debe ser una gran persona ¿dónde está?
El silencio de Tomas hizo evidente la respuesta y Adelina quiso que la tierra se la tragara. Recordó que durante su exploración en las ruinas le había comentado sobre ellas.
“…So, as you read, know my Friends/I'd love to stay with you all/Please smile, smile when you think about me/My body's gone, that's all…”
–Oh, perdón, Tomas.
–No, está bien –dijo el chico con una sonrisa triste–. Ella y mi hermana… ya sus fantasmas no me afectan. El clan creyó que eran enemigos y las mataron por accidente –Adelina se sorprendió por esa confesión tan abrupta–. El padre de Bi Han y Kuai Liang me adoptó por su honor y estuve con ellos desde entonces. Ahora, mi familia son los Lin Kuei.
–Está bien –Adelina quiso decir algo más y sus labios reaccionaron antes que su cerebro–. Mis padres también murieron.
–¿Qué les pasó?
–Los mataron narcos –Tomas la miró con desconcierto–. Cuando tenía cuatros años, vivía en Rosario, una ciudad portuaria de la provincia de Santa Fe. Hace tiempo, criminales querían establecer el narcotráfico, drogas básicamente –la música siguió su curso tranquilamente–. La ciudad se volvió insegura, jóvenes y políticos se metían en ese negocio y hubo muchos muertos. Cuando el gobierno combatió contra los criminales, no lo tomaron bien y para que cesen sus medidas. Comenzaron a asesinar civiles, entre ellos mis padres.
–¿Los vengaste?
–La policía encarceló a uno y al otro lo mataron en un tiroteo –explicó Adelina–. Yo estaba en el orfanato. Ahí, conocí a Daniela y unos años después, nos escapamos a Buenos Aires. El Viejo Mario nos crío, junto a Mariano. Fue un buen hombre.
–¿Murió?
–Sí, de viejo. Pasó por mucho, merecía un descanso.
–¿Qué le ocurrió? –dijo Tomas mirando a Adelina con curiosidad.
–Fue veterano de Malvinas –respondió–. Fue una guerra de finales del siglo XX, para recuperar unas islas pequeñas del poder ingles que están al sur de Argentina, cerca de Tierra del Fuego. El Viejo Mario, junto a otros soldados, eran jóvenes con poca experiencia, muy pocos sobrevivieron. Fue piloto y siempre nos contaba sus historias de cómo maniobraba su avión para derrotar los ingleses. Era como escuchar un narrador de cuentos, pero sufrió y perdió a muchos. Creo que por eso Mariano dejó la carrera de psicología para ser piloto y la curiosidad que tenía Daniela por todo lo que le contaba la llevó a ser periodista.
–Debió ser una maravillosa persona.
–Lo fue –Adelina sintió un cosquilleo en el estómago. Hacía tiempo que no hablaba del Viejo Mario y le causó nostalgia por los viejos tiempos–. ¿Cuánto falta para la hora cena?
Tomas volvió a su realidad, pero parecía seguir perdido en sus pensamientos. Terminaron de hacer las milanesas y Adelina le costó creer que lo hayan hecho los dos. Podrían terminarlo justo a tiempo si se apresuraban.
–Dos horas –dijo el chico–. No vamos a llegar.
–Sí, lo haremos –contradijo Adelina–. Tenemos las milanesas hechas. Falta calentar las sartenes de aceite, ver las verduras y hacer las mesas.
–Está bien.
–Lamento preguntarte, pero ¿qué te ocurre?
–No pasa nada, Adelina.
–¿Seguro?
Tomas pareció debatir por responder. Sus cautivantes ojos grises lo delataban y Adelina esperaba que quizás quisiera hablarle como lo había hecho con su asunto de la daga. Aunque, le hizo revolver el estómago y sintió mariposas.
–Tuvimos una discusión con Bi Han por el rumbo del clan –soltó Tomas, mientras Adelina encendía hornallas. Puso sartenes gigantes con la cantidad de aceite suficiente para muchas milanesas–. Sobre si deberíamos ser una nación y dedicarnos a otra cosa. Me es una locura.
–¿Por qué te parece una locura?
–Va en contra de la tradición –contestó Tomas secamente–. Todo lo que padre creó.
–¿Qué opina el resto del clan? ¿Están de acuerdo?
Esas dos preguntas dejaron confundido al ninja. Adelina lo miró esperando la respuesta y quedó fascinada por sus ojos grises.
–La mayoría del clan lo está –contestó Tomas–. Kuai Liang y yo, quizás otros más estamos en contra.
–Entonces, creo que tu hermano tiene un punto.
–¿A qué te refieres? Todo lo que quiere hacer va en contra de nuestros principios –argumentó Tomas con tranquilidad, pero Adelina detectó furia–. En contra de la tradición.
–Hay tradiciones, donde las nenas de diez años se tienen que casar con hombres de cuarenta años para empezar a ser fábrica de niños, Tomas. Si se atreven a opinar les pegan, ni hablemos si quieren divorciarse. Esas tradiciones siguen estando en países de Medio Oriente. Agradezco ser occidental y elegir cuando casarme –contraargumentó Adelina, mientras revisaba las ollas repletas de verduras que seguían sin ablandarse–. Hay tradiciones que deben quedarse, pero hay otras que tienen que irse, Tomas. Mira que no me cae bien tu hermano, pero tiene algo de razón. Solo un poquito.
–Pero nuestro clan no está dedicado a liderar, menos a ser una nación –explicó Tomas, a la vez, ayudaba a Adelina a sacar las sartenes suficientes para poner al fuego–. Servimos a la Tierra, pero lo que quiere hacer Bi Han va a terminar condenándonos.
–Tomas, ¿te molesta si te doy mi sincera opinión del tema?
–Dilo.
–Tu clan necesita modernizarse –soltó la chica con la mirada fija en el muchacho–. Necesita una mejora de armamento y de medicina. La sociedad avanzó mucho y si se siguen aislando, va acabar mal. En medicina se hicieron muchos avances, lo que antes parecía algo mortal, ahora nos parece miserable. Los ayudaría bastante. Con el armamento, si ustedes son la defensa de la Tierra necesitan actualizarse. No pueden estar con espadas, una bomba puede arrasar este lugar. Incluso si yo me lo propusiera, podría dejarte sin la mitad de soldados con el rifle y las pistolas que llevo.
–Pero el clan no ve que eso va en contra de nuestras costumbres.
–Si la mayoría decidió eso, tenes que aceptarlo. Se llama democracia –Adelina siguió pinchando las verduras para ver si se ablandaron–. Lo que puedes hacer es que reconsidere tus ideas y a la vez, escuchar las de él. Convencerlo, no atacar. Lo que no pueden ser con Kuai Liang, es un palo de la rueda porque eso va hacer que la mayoría tenga una fe ciega a Bi Han.
–Kuai Liang es el más habilidoso de nosotros. Deberían respetarlo y escucharlo por eso –argumentó Tomas.
–Que sea bueno en el combate no significa que lo sea en política –espetó Adelina–. Pero te digo esto, dejen que Bi Han pruebe su idea. Pongan límites para que los escuche, pero obviamente a quienes más va a prestar atención es a la mayoría.
–Pero está mal.
–La idea no es errónea, a menos que sea aniquilar a los que se oponen a él. Ahí, sí hay que preocuparse –explicó Adelina–. Porque querés poner tu idea la fuerza y créeme que cuando te digo que eso traerá problemas. También, recae en el método.
–¿Cómo lo harías, si fueras tú el Gran Maestro?
–No tengo madera de líder, pero sería como abrir la economía –respondió Adelina–. Lento y paulatino, porque si es abrupto explota. Además, si Bi Han quiere usar la fuerza para su idea, ya me opondría a él. Porque no escuchas un segundo punto de vista y con el pretexto de una buena intención, muchas personas hicieron desastres. Lo dice alguien que lo vivió.
El silencio inundó la cocina, solamente la música se escuchaba con el sonido burbujeante del aceite y Adelina colocó un pedacito de milanesa en una de las sartenes. Tras ver que burbujeaba, colocó el resto de la milanesa en la sarten y otra más. Luego hizo lo mismo en el resto de sartenes con la ayuda de Tomas.
–Gracias, por escucharme, Adelina.
–No hay de que, Tomas.
Las verduras saltaron de las ollas, Adelina revisó si estaban blandas con el tenedor y el vapor azotó su rostro. Les faltaba poco para que estén listas y revisó las milanesas. El olor a frituras le dio nostalgia, llevándola a viejos recuerdos y momentos. Se le hizo agua en la boca por la idea de volver a comer comidas de su patria. Extrañó el crocante sabor del pan y la carne, también las ensaladas sencillas.
Volteó las milanesas y Tomas la imitó, pero con algo de inexperiencia haciendo que saltaran gotas de aceite por doquier. Adelina rio y habló:
–Lo estás haciendo mal. Dejame que te enseño.
Adelina tomó la mano de Tomas y sintió el calor de su mano. Las mejillas se le calentaron más de lo que imaginaba, pero intentó mantener la calma.
–No tenes que tirar la milanesa –continuó y guio su mano–, porque si no el aceite va a salpicar y te quemas. Lo que tenes que hacer es deslizarla y pincharla desde las puntas, así evitas que se te caiga.
Sus miradas cruzaron y las mejillas se tornaron rojas, pero siguió enfocando sus ojos en Adelina. Todavía sintió el calor de su mano y la textura de las cicatrices. Era rígida y callosa, aunque a la vez suave y confortante. Se alejó de él y volvió a enfocarse en sus tareas con el corazón retumbándole en el pecho como si quisiera ser escuchado.
El burbujeo del aceite y el agua abundaba por la cocina. Tomas y Adelina se pudieron relajar un poco, pero siguieron vigilando la comida. Al mismo tiempo, empezaron a ordenar y colocar los platos sucios en la bacha, luego sacaron fuentes de vidrio y aluminio para las ensaladas y milanesas. La música cambió de tema en tema y calmó las ansiedades de Adelina.
–Ya está por salir la primera milanesa –informó la muchacha–. Esperemos que salgan las demás igual de rápido.
–¿Te ayudo con las ensaladas?
–Sí, coloca todas las verduras en las fuentes de vidrio, así luego les pongo sal y aceite.
Adelina sacó la milanesa la puso en la fuente de aluminio y le escurrió bien el aceite con papel de cocina. Después de quitarle, notó que Tomas miraba el alimento con hambre como si fuera un niño impaciente. Ella cortó la mitad de la milanesa haciendo que saliera vapor y desprendió el exquisito aroma a carne cocinada que tanto extrañaba. Tomó una mitad con la punta de sus dedos sintiendo el calor del pan cocinado y se la extendió a Tomas, mientras Adelina sostuvo su mitad.
–¿Querés probar?
–No, no sería justo.
–Tenemos lo suficiente para el clan. No habrá problema en comer una entre los dos –explicó Adelina y le tendió la mitad de la milanesa.
Tomas tomó el pedazo y maldijo por lo caliente que estaba. Antes de que se callera, Adelina sostuvo la mitad de la milanesa rápidamente y se la dio a Tomas. Con una sonrisa, Tomas se la aceptó y comió, mientras Adelina lo imitaba. Sintió el sabor del pan frito y la carne cocinada en su boca y se alegró como nunca antes en su vida.
Ambos sonrieron por el momento y siguieron preparando la cena con la música pasando por diversas canciones. El corazón de Adelina bombeaba como nunca antes lo había hecho y creyó que se escuchaba por sobre la música. Tomas la ayudó con poner las fuentes de las verduras y Adelina cuidaba que las milanesas no se quemaran. Al mismo tiempo, hicieron las ensaladas y sin darse cuenta, sus manos tocaron la misma fuente de vidrio.
La mano de Tomas seguía siendo cálida y cuando iba apartar la suya del contacto, él no se lo permitió. No fue fuerte ni brusco como la sostenía, sino tierno.
–Gracias, Adelina.
–¿Por qué?
–Por escucharme por el asunto de mi hermano… –los ojos de Tomas parecían no querer desviarse de la mirada de Adelina y se acercó a ella con cuidado–… También por exponer tu punto de vista sin miedo.
–Las mentiras tienen patas cortas, Tomas –dijo la chica–. Es preferible las verdades crueles. Duelen, pero son necesarias.
El muchacho se aproximó más a ella y sintió que el corazón le daba un vuelco al igual que su estómago. Tomas continuó mirándola queriendo capturar cada pedacito de ella a través de sus ojos grises como la bruma. Sin darse cuenta, su rostro estuvo cerca del de ella y no supo quién inició primero.
Adelina sintió que iba a explotar por lo tímido que fue ese primer beso. Percibió un té chino desconocido, pero dulce y curioso y, a la vez, la esencia del humo en los labios de Tomas combinado con el sabor de la milanesa de hace unos minutos. Se miraron mutuamente y Adelina lo acercó devuelta sin importarle lo que pasara y quien viera. Sus alientos se mezclaron y sus labios se juntaron en un beso más largo.
Tomas le tomó la cintura y ella enredó las manos en su cabello grisáceo, perdiéndose en el maravilloso momento. Siguieron aproximándose por más que ya estuvieran cerca e hizo que mariposas revoleteen por el estómago de Adelina. Se separó buscando aire, pero Tomas la acercó queriendo más aproximación y sus ojos grises la observaron.
Rápidamente, Tomas quitó sus manos de la cintura de Adelina y se enredó en su basto cabello negro y lacio. La tomó por sorpresa, pero aceptó dichosa el beso y siguió profundizándose hasta que tuvieron que respirar. Se miraron mutuamente y sonrieron soltando risitas silenciosas. Tomas apartó un mechón de cabello suelto de la muchacha y siguió mirándola con fascinación. Tocó sus mejillas con pecas y le daba pequeños besos en los labios.
Se apartaron lentamente, Adelina sintió el aroma de la comida y se apresuró a dar vuelta las milanesas con Tomas ayudándola. La chica sonrió por el momento previo y retornó a la realidad que tenía en frente. Sacó las milanesas de las sartenes haciendo que el aceite burbujeara y escurrió bien el líquido. Tomas la imitó y se enfocaron en condimentar todas fuentes de vidrio.
Algunas veces, Adelina percibía la mirada de Tomas mientras hacía sus tareas, sonrojándola más de lo que podía creer. Volvió a centrarse en las milanesas viendo que faltaban pocas y decidió hacer que las haría napolitanas. Tomó unos tomates y queso, los cortó con cuidadosa y finamente ocasionando que el jugo del tomate se escurriera en cada corte del cuchillo que tenía en mano. Condimentó las rodajas con un poco de orégano y las colocó en las últimas milanesas y encima el queso derritiéndose al instante por el calor.
–¿Por qué les agregaste tomate y queso?
–Porque vos y tus hermanos sabrán lo que es una milanesa napolitana –respondió Adelina, mientras alzaba su mirada a Tomas–. Me hubiera gustado hacer salsa de tomate, pero no hay tiempo. Espero que te gusten, Tomas.
–Ya quiero comerlas.
Adelina miró el reloj y vio que faltaba poco para que sonaran las campanadas anunciando la cena. Rápidamente, sacó todos los platos y vasos posibles y cubiertos que sus manos pudieran cargar y los dejó en la mesa. Apagó todo fuego que estuviera encendido y se lavó bien las manos.
–¿Segura que no necesitas ayuda en algo más, Adelina? –cuestionó Tomas tratando de sostener los platos–. No me molesta ayudarte.
–Gracias, pero ya hiciste suficiente –dijo Adelina sonriente–. Soy rápida haciendo la mesa. Anda con tus hermanos antes de que se den cuenta que no estás con ellos.
Tomas estaba a punto de marcharse y Adelina vio que sus antebrazos y vendas colgadas en la repisa. Las tomó y decidió hacer algo arriesgado.
–Tomas.
El chico se detuvo ante la mención de su nombre y Adelina le dio un pequeño y rápido beso en la mejilla. Luego le dio sus antebrazos y el muchacho sonrió.
–Gracias por ayudarme, de verdad.
Tomas se marchó colocándose los vendajes en sus puños. El rostro de Adelina adornaba una sonrisa y volvió a la cocina tomando todos los platos que pudiera cargar y caminó los rápido posible hacia el gran salón. Colocó los platos y retornó a la cocina para ubicar los restantes, luego siguió con los vasos y terminó con los cubiertos.
Poco a poco el barullo se acrecentaba en la entrada del gran salón y Adelina apresuró el paso cargando con las fuentes de vidrio repartiéndolas en las diferentes mesas y las que quedaban las dejó en del Gran Maestro. Por último, llevó las fuentes de acero repletas de milanesas y las napolitanas repartiéndolas velozmente. Las campanadas anunciaron la cena y entraron todos los estudiantes y superiores.
Adelina vio al grupo que se había marchado de la cocina con algunos moretones y miradas irradiantes de ira enfocadas en ella. Todos miraron con curiosidad la comida y se susurraron entre ellos observándola. Unos minutos después, Bi Han, Kuai Liang y Tomas llegaron con Cyrax y Sektor detrás mirando confundidos. Tomas, por su parte, mostró más tranquilidad y regocijo.
–¿Qué es esto? –preguntó Kuai Liang con indignación–. ¿Quién hizo la cena?
–Yo lo hice, maestro Scorpion.
La voz de Adelina sonó en el comedor y todos los ojos se posaron en ella. Kuai Liang, Bi Han, Cyrax y Sektor la miraron con incriminación generando que el corazón de la joven bombeara más rápido de lo usual. Mantuvo la cabeza alta ante ellos y vio que el grupo que la abandonó estaba frente a ella.
–Son milanesas con tomate papa, zanahoria y zapallo hervido –continuó con voz firme–. Para ustedes hice milanesa napolitana.
–¿Por qué no hiciste algunos de nuestras comidas, Acosta? –preguntó Bi Han y posó sus ojos gélidos en ella–. Pasaste mucho tiempo aquí, deberías saber cómo hacemos la comida.
–Mi chino no es del todo bueno, Gran Maestro –espetó Adelina firmemente y con tranquilidad–. Tampoco lo es en la comprensión de textos, así que decidí hacer comida de mi patria. Preferí eso a que no tuvieran un plato en la mesa.
–Está bien, Acosta. Siéntate y disfrutemos de tu comida.
Cuando Adelina empezó a caminar hacia su asiento, el líder del grupo que la abandonó alejó el plato y sus amigos lo imitaron.
–Yo no comeré esto, estudiante Acosta –espetó con orgullo–. Prepara algo de nuestra costumbre, por favor.
Todos callaron y Bi Han y Tomas miraron de la peor forma al estudiante. Adelina lo enfrentó posicionándose al costado de él y cruzaron miradas hostiles.
–Si pudiste hacer todo esto, Acosta ¿puedes preparar algo más nuestro? –preguntó su compañera.
–No hay otra cosa, es milanesa o milanesa –contestó Adelina de forma mordaz sin pensar en el tono que lo dijo haciendo que se sorprendiera.
–No queremos comer esto –comentó el chico de ojos color nuez y alejó más el plato.
Sin conciencia de lo hacía, Adelina le estampó la cabeza contra la mesa con un fuerte ruido y el crujido de la nariz rota del estudiante sonó emanando a borbotones sangre manchando su uniforme Lin Kuei. Los platos, cubiertos y vasos tintinearon por el movimiento brusco y rápidamente su compañera quiso levantarse, pero Adelina le tiró el cabello e imitó la acción. Esta vez le rompió el labio y la frente y el líquido carmesí escurrió de forma lenta por el rostro de la desconocida.
Todos se conmocionaron soltando exclamaciones de sorpresa, pero Adelina ni los escuchó. Las maldiciones en chino de sus compañeros sí que las oyó mejor que nunca. No le importó que Bi Han la estuviera mirando tampoco Tomas, pero esto era una total falta de respeto.
–Escuchen una cosa par de abortos de la naturaleza mal cogidos, yo no soy su puta cocinera personal –gruñó Adelina entre dientes, lo suficiente para que todos la escucharan–. Ni ustedes son chetos de Palermo. Son unos putos ninjas que se conforman con lo que tienen y lo que comen. Si esta noche decido hacer milanesa, todos comemos milanesa. Si quieren otra cosa, se lo preparan ustedes o se cagan de hambre. Pero no voy a tolerar que me desprecien la comida, es un lujo que no todos tienen. Lo dice alguien que pasó hambre –Adelina siguió sosteniendo el cabello del muchacho y no se dio cuenta que el comedor se estaba enfriando–. ¿Entendieron, manga de pelotudos infradotados?
Sin pensarlo dos veces, volvió a estamparles las cabezas contra la mesa y ambos emitieron quejidos de dolor y cayeron al suelo.
–¡Suficiente, Acosta! –gritó Bi Han soltando una ráfaga de escarcha delgada por la mesa y todo el mundo contuvo el aliento.
Adelina se alejó del par de estudiante y caminó velozmente hacia su asiento donde sus compañeros la miraron sorprendidos por su arrebato. Incluso, vislumbró la cara perpleja de Tomas.
Bi Han se sentó y empezó a comer con tranquilidad seguido de sus hermanos, luego Cyrax y Sektor. Poco a poco, el tintineo de los cubiertos se hizo presentes en todo el salón con el barullo de los estudiantes. Adelina mantuvo su silencio y disfrutó de la cena que había hecho. Aunque, detectó las miradas asesinas del dúo y las ignoró enfocándose en terminar su plato.
Se alegró de sentir la comida en su boca y calmó sus nervios y pensamientos procesando lo que acababa de ocurrir. Nunca pensó tener esa reacción tan violenta hacía unos extraños, tampoco del nivel de fuerza que tenía para poder estampar la cabeza de dos personas. Le resultó irreal y casi terrorífico. Recordó tener fuerza para pelearse con Mariano en su infancia, pero nunca el nivel de lo que había hecho hace unos instantes.
A veces, cruzaba miradas con Tomas y Adelina notó su preocupación y sorpresa por lo ocurrido, pero la desviaban lo mejor que podía. Recordó el beso que tuvieron y sintió las mariposas de su estómago revolotear con lo que había comido.
Tras terminar la cena, Adelina se fue a dar una ducha con el resto de las pocas mujeres que se encontraban en el clan y siguió escuchando los susurros, comentarios y miradas de desprecio y respeto que hacían. Vio al par que le despreciaron la comida metiéndose a sus respectivos cuartos y Adelina los imitó lo más rápido que pudo.
Soltó un suspiro, aliviada, de que el día llegara finalizara. Se colocó óleo para el cabello pasando sus dedos entre los mechones negros como la tinta y se lo peinó con cuidado rememorando lo que había pasado con Tomas. Recordó sus labios y su sonrisa, las manos en sus caderas y cómo se enredaron en su cabello. Sonrió mientras se acomodaba en las vastas colchas regocijándose en el calor que la abrazaban. Poco a poco, el sueño la atrapaba y sus párpados se cerraron completamente.
Adelina estaba en las puertas de una cabaña rústica y antigua y podía escuchar el alboroto dentro. El ruido de platos rotos y de los golpes se hacían más fuertes con cada paso que daba ella y al entrar vio a Kolbein. Estaba en posición de lucha enfrentándose a una mujer y logró tomarla desprevenida para sentarla a la fuerza en la mesa.
–¿DÓNDE ESTÁ? –preguntó Kolbein a una mujer, rápidamente le tomó el cabello y le estrelló la cabeza contra la mesa de madera–. ¿DÓNDE ESTÁ HELA, DEMONIO? ¡RESPONDE!
Adelina se acercó y vio que los ojos de la mujer eran negros sin un ápice de otro color. El demonio femenino se recompuso riendo con tranquilidad mientras Kolbein la miraba con furia en sus ojos heterocromáticos.
–No te diré nada, Príncipe de los Muertos –sonrió el demonio y se irguió en su asiento–. Tu madre debe estar pudriéndose en su tumba. Me alegro que su orden esté arruinado.
–Me encargaré de restaurar lo que mi madre creó –Kolbein acercó su rostro a la del demonio y mostró sus dientes–. Si tengo que hacerlo toda mi vida encontrar los artefactos que le arrebataron a mi madre, lo haré.
–No lo lograrás, Príncipe de los Muertos –el demonio femenino mantuvo su mirada seria e impasible en Kolbein–. No encontrarás nunca a nuestro líder.
–Nunca me pruebes, demonio.
Kolbein vio la funda de una daga y sus ojos mostraron sorpresa. Adelina mejoró su visión sobre lo que miraba el hijo de Hela y se dio cuenta que era la daga de su madre. Durante el encadenamiento de la deidad, seguramente el demonio femenino tomó la daga como trofeo.
Kolbein desenvainó su espada y sin titubear, le cortó la cabeza al demonio. La sangre brotó sin cesar manchando al muchacho por el rostro y una parte de su ropa vikinga. Tomó la daga de su madre y dejó la cabaña con un fuerte portazo.
–Por lo menos encontré tu daga, mamá. Te la daré cuando estes de vuelta.
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Feliz navidad
Hoy es noche buena, y aunque intento permanecer tranquila, sé que a lo largo de mi vida las navidades han sido tristes. Vivir en una familia disfuncional te deja como regalo de navidad peleas sin sentido, angustías duradeas y el sentimiento de que no es un día de festejar, sino un día que sólo muestra que sigues envuelta en vinculos que te lastiman y (aún) no puedes dejar atrás.
Ahora, hoy, que siento que no pertenezco a ningun lado, que no tengo familia ni un hogar en el cual refugiarme, en el cual festejar la alegría de vivir; todo lo que deseo para navidad es poder construir mi propio hogar con mis propias tradiciones y costumbres, desbordado del amor que tengo dentro y las ganas de festejar porque decidí vivir otro año más. Y también, deseo que todo aquel al que le lleguen estás palabras, en estas fechas con los indices más altos de suicidios, pueda tener seguridad en que, en algún momento, vamos a tener nuestra propia familia y nuestro propio hogar, en dónde por fin la navidad sea un día feliz. Todo llega, tarde o temprano.
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Hoy no es nuestro aniversario, ni una fecha “especial”, especial entre comillas porque la realidad es que cada día que paso a tu lado es maravillosamente especial y extraordinario. Siento esta necesidad de expresar una vez más lo mucho que te amo y lo feliz que me haces. Jamás había conocido a una persona tan brutalmente hermosa como lo eres tú, tan jodidamente hermoso que siento que eres como un sueño de esos que crees que es imposible que sean reales. Hay tantas cosas que quiero decirte y sin embargo no sé cómo, porque no hay palabras lo suficientemente preciosas como para describir tu belleza o describir lo grande y fuerte que es mi amor por ti. Y es que no sé cómo agradecerte por estar siempre aquí, por amarme, por hacerme sentir tan afortunada, por hacerme sentir que no existe alguna persona en este planeta más bendecida que yo por el hecho de ser amada por ti. Pienso en tus preciosos ojos, en tu hermosa sonrisa, en tus suaves manos, en tu dulce y encantadora personalidad y no puedo evitar derretirme completamente, es que tú simplemente haces que cada canción de amor tome un sentido diferente, uno más puro y honesto, uno más completo y asombroso. Cuando tomas mi mano y me sonríes no puedo evitar ser la chica más feliz, ¿qué es esto que me haces? Me envuelves, me sonrojas, me alimentas, alimentas a mi corazón. Un corazón que creía apagado y sin vida, tú le has hecho sentir que la alegría es algo real y que somos merecedores de ella. Solía creer que vine a este mundo sin propósito, sin un motivo más que sufrir y sentir dolor, que no podría avanzar o seguir sin una carga enorme sobre mis hombros… y tú cambiaste todo eso. Tomaste mi carga y mi corazón magullado y lo llenaste de tu calidez y tu amabilidad. Me gustaría ser capaz de decir que si algún día te vas podré seguir porque soy fuerte y puedo con todo, pero la verdad es que no puedo, porque tú me haces fuerte, tú me haces poder con todo, tú me haces levantarme, tú me haces seguir. Pienso en la persona que solía ser y en como tú amor me ha ayudado a crecer y es algo tan maravilloso de ver. Verte a ti crecer y convertirte en el hombre tan maravilloso que eres es algo tan impresionante. Muy a menudo me pregunto qué fue lo que viste en mí y porqué a pesar de todo continúas a mi lado, y sigo sin conseguir una respuesta coherente, pero sé que no quiero que te vayas, no quiero que todas las cosas por las que me amas sean las mismas cosas por las que algún día te irás, no quiero pensar en un mundo en el que no existamos, en el que no seamos tú y yo contra todo. Quiero seguir creciendo contigo, quiero seguir caminando tomada de tu mano, quiero seguir viendo tu cara al despertar, quiero seguir riendo mientras cocinamos o nos bañamos, quiero seguir sintiendo tus manos buscarme mientras duermes, quiero seguir viendo tu sonrisa, quiero seguir escuchando tu voz, quiero seguir eligiéndote cada día de mi vida. Puedes contar con que no voy a dejarte nunca, con que jamás te soltaré, con que mi amor por ti jamás podrá debilitarse o romperse, puedes contar con que sería capaz de cruzar un completo océano sólo por ti. Realmente no sé qué nos tiene deparado el futuro, pero sé que quiero pasarlo todo a tu lado, hasta tener arrugas y dientes faltantes, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en las sonrisas y en las lágrimas, en el sol y en la lluvia, en los días de locura y en las noches de soledad. Lo quiero todo, cielo, te quiero a ti.
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