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Extracto de libro "Lecturas sobre lectura" (2014), de Alberto Manguel. Capítulo dedicado a la disertación sobre el lector ideal.
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Hay la misma cantidad de amores que vidas, esto explicaría por qué nos sentimos morir cada vez que nos rompen el corazón y renacer cada vez que se vuelve a despertar la ilusión, el amor al final es elección, nada que ver con la ficción.
Ishannaina
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Amor imaginario
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Memorias En El Humo
50.000 Gacus. Ese champagne cometario de Fomalhaut resultó buena inversión, al final.
Para un sedentario en un planeta cualquiera, 50 lucas sería suficiente para invertir en remodelar la casa, comprar un virteatro de primera, o capaz unas merecidas vacaciones en algún paraíso orbital. Y sí, incluso para mis estándares caprichosos, tengo que reconocer que fue una buena ganancia.
Pero todos sabemos como es… la Mastropiero se merecía un buen servicio y reparación… el condensador andaba quejandosé con un ruidazo que hasta a Suisni le asustaba. Ahí se me fueron 9 mil gacus. Después, por supuesto, combustible. Ya para asegurarme, tanque lleno, por lo menos para cinco o seis saltos. Ahí le dije chau a 4 mil más. Y no olvidemos que las naves no se manejan solas. 4 mil para Suisni, mi queridísimo y cactáceo ingeniero -Armstrong sabrá en que lo gasta- y 2 mil y algo para los "gastos personales" de Ragua, que técnicamente no tenía un puesto de tripulante pero me costaba plata igual. Por supuesto que había que pagar también el préstamo y las cuotas de la nave, y ni hablemos de como suben los intereses con la inflación. Usada me salía más barato, me dijeron, pero igual ahí se van 8 mil gacus, más o menos, todos los meses… Después la cuota de la Liga Astronáutica, impuestos, la patente, gastos varios, chicha, chicharrón y demases…
Me quedé con 5000 gacus, como mucho. La vida del astronauta será muchas cosas, pero lujosa no es.
Igual, un gustito hay que darse de vez en cuando. Y por más dolores de cabeza que me traiga, quería que Ragua me acompañe esta vez.
Todos los mundos con un espaciopuerto tienen la Calle Del Astronauta. Casi nunca se llama así tal cual (en aquel mundo se llamaba Avenue Gagarin), pero es la misma en todos los planetas. La calle que da directamente a la salida del espaciopuerto, la primera calle que ven los astronautas (y por lo general, la única), el lugar en donde por fin estirás las patas después de días remandolá en el éter.
La Calle Del Astronauta, sea donde sea, se llame como se llame, casi invariablemente es una desfile de bares, tiendas de repuestos, comida callejera, vendedores de naves usadas, hoteles, moteles y hospedajes de bajo presupuesto, bares, comedores, cafés, restaurantes, boliches, arcades, casinos, loterías, bares, tiendas de empeño, bares, masajistas, personas de compañía y otros eufemismos similares, bares, turbias bocas de lobos, bares, y por supuesto, tavernas, pulperías, cantinas, bodegones, osterías, pubs, clubs, y bares.
De todas formas, esas no son las partes realmente peligrosas. No, las partes peligrosas son las calles paralelas a la Calle Del Astronauta. Los Callejones. Si te metés ahí, es porque o no sabés lo que estás buscando, o lo sabés muy bien y estás dispuesto a arriesgarte.
Pero ahí está la mejor comida, también.
Aunque la verdad, de todos los lugares en los que nos habíamos metido, este era uno de los menos riesgosos, el escepticismo de Ragua era entendible. Su escualena cola se movía agitadamente, y sus ojos color noche, siempre alerta, observaban furtivamente las calles llenas de astronautas en varios estados de embriaguez.
-¿A donde me lleva, Capitán? - Me preguntó con ese tonito irónico que siempre le daba a mi rango.
-A comer, ya te dije. Te voy a mostrar lo que es carne de verdad.
-¿…perdón?
…
-Una parrilla. La mejor de esta constelación. - Presumí, pero con razón. -Estoy seguro que vos también estás podrida de las raciones de la nave.
-Bueno, creo que eso es su responsabilidad, Capitán. Usted es quién las compra. - Me contestó con su filosa sonrisa, aún tratandomé de "Usted, el Capitán". -De todas formas no voy a decir que no, si me invitan. ¿Y por qué no invitó a Suisni?
-Porque él no come. Hace fotosíntesis y nada más. Se pasa todos los aterrizajes en algún asoleadero.
-Suena bastante práctico, no tener que decidir que comer…
-No sé, él vive quejandosé de los espectros y esas cosas…. Pero vos… vos sí comés carne, ¿no? - Le pregunté. Como si esa dentadura suya hubiese evolucionado para abrir cocos.
-Así es. Soy una predadora confirmada. - Me sonrió, y casi me corto de solo ver sus dientes.
-Bien, muy bien. Por fin alguien que puede disfruta de un buen asado. - Suspiré, con una ilusión genuina. -Vení, es por acá. - La princesita me siguió, con entusiasmo. Y yo finalmente feliz de que por fin no iba a comer un asadito solo…
La verdad decir que todos los espaciopuertos son iguales es una sonzera mía, de querer hacerme el que se la sabe todas y vio todo. Pero no es así. Hay un mundo para cada estrella, o así dicen los refranes, y ninguno es igual al otro. Fraternité es un planeta en su mayoría tropical, cubierto de manglares que se funden con el mar, creando puentes naturales sobre los largos ríos dorados que serpentean sus continentes. Un astronauta nunca se apega a un planeta, por supuesto, pero este sí me recordaba a casa. El sol naranja, como en Aerolito, los atardeceres casi eternos, y esas nubes de tormentas en el horizonte que vienen y van, meciendo las palmeras de las avenidas a la costa del río.
Si tuviera que sentar cabeza, dejar atrás la vida del astronauta errante y quedarme bajo un mismo cielo… no sería este, pero sería uno muy parecido.
Los antiquísimos edificios de ladrillo cubiertos de helechos (después de todo, las colonias espaciales tienen que empezar desde cero, y el ladrillo siempre es buen material para empezar) eran solamente reconocibles si levantabas la mirada. Los manglares crecían en toda la ciudad como enredaderas, atajando con sus hojas al anaranjado sol tropical, sin duda cuidadosamente mantenidos por el municipio con ese propósito. Las calles estaban abarrotadas de puestos y mantas con comerciantes. Ropa y textiles de todo tipo y color, comida callejera de mil mundos, trajes espaciales en maniquíes posando heroicamente, diversos aparatos y electro-chucherías, sombreros y lentes para el calor y hasta trajes refrescadores automáticos para ciertas especies, artesanías, recuerditos y chiches "locales" (que la verdad, me di cuenta que son sospechosamente parecidos en todos los mundos, pero eso te permite encontrar lo verdaderamente auténtico más fácil). Acá en Fraternité, la especialidad eran las esculturas realizadas con las raíces de los manglares, retorcidas en formas que a mi no me interesaban, pero que Ragua miraba fascinada. Me pregunté si ella, en años pasados, también habrá visto esculturas como esas, capaz en algún mar muy lejano.
La pequeña -no en edad, sin duda, pero más petisa que yo- princesa de los mil mares parecía más interesada en todo el alboroto de una Calle Del Astronauta, no intimidada, pero sí más bien furtiva, curiosa. Como si nunca hubiese visto algo como esto. A mi parecer, un tanto agrandado por tanto viaje, eso era extraño. Leer de historia me había hecho pensar que calles como estas son eternas, no solamente en espacio sino en tiempo. Habrá habido puertos así cuando los trirremes surcaban el Mediterráneo, cuando los galeones navegaban el Caribe, y cuando los cohetes saltaban de asteroide en asteroide, y no solamente en la historia de la humanidad, sino en la historia de cientos de otras especies. Era inevitable. Si había viajeros, había un puerto, y había una calle como esta.
Pero Ragua venía de una época diferente, por supuesto. ¿Como habrán sido los espléndidos espaciopuertos de los Precursores, que recibían a esos navíos con velas solares doradas cargados de las riquezas del éter? Me costaba creer que no tenían, por lo menos, un puestito de choripanes.
Sea como sea, parecía que para ella era una experiencia nueva. Y sí. Vivió su vida encerrada entre simuladores y juegos, conociendo la galaxia de los antiguos por lo que le contaban por el intergaláctico. No había muchos años luz en su marcador.
¿Condescendiente de mi parte? Sí, capaz. Pero yo también estaba aprendiendo muchas cosas de ella. Por algo me agarró nostalgia por tiempos que nunca viví.
En la esquina de Gagarin y Montgolfier, con aquella réplica de la Torre Eiffel elevándose humilde y sucia por el hollín, se veía de lejos el humo de las parrillas. Distintas especies y sus infinitas culturas han interpretado el concepto de "asar comida" de incontables maneras. Los frutos azucarados de Beta Cancri parecían haber nacido para ser caramelizados, como golosinas que los betacancrianos no apreciaban, pero otros compraban como caramelos, recuerdo tan delicioso de mi niñez. También había un tanque de esos amonites (el nombre verdadero me es impronunciable) de Gamma Hydrae, que se tenían que reventar vivos y cocinar en el acto para que tuvieran el gusto correcto. A mí siempre me dieron cosa. Ragua los miraba fascinada, y hambrienta sin duda.
Siendo un mundo poblado por humanos, acá, sin embargo, nos destacábamos nosotros, de cierta manera. Puestos de medialunas (la especialidad de la zona), de kebab, de tacos, de hot dogs (todo el mundo me regañaba cuando les decía 'panchos'). Pero mi vista estaba fija en uno. Aquella parrilla humeante a un paso de la torre, sin ningún otro establecimiento más que sillas y mesas hechas de tanques de combustible rescatados y un holograma caricaturesco, bien nostálgico, de una vaca mordiendo un girasol. Y, por supuesto, una bandera rioplatense.
Ahí, ahí es.
-¡Fua, mirá! ¡Pero si es el Capitán Beto! - Genaro me saludó. Viejo de miércoles, grandote, con una tonadita francesa y una risa que se escuchaba a diez calles, pálido como astronauta jubilado, y por supuesto, con ropa sudada de tanto asar. Siempre tenía carne barata. Armstrong sabrá de donde la sacaba, o cuantas veces la bromatología de Fraternité le hizo controles (quiero creer que le hicieron uno o dos por lo menos). Pero era carne buena en fin, eso no había duda. ¡Y como desaprovechar un asadito a 100 gacus!. Siempre que aterrizaba acá, era una parada obligada.
-Genaro, chamigo. Menos mal que todavía no te cerraron. -Le cargué. -¿Hay mesa para dos?
-¡Más sí, Capitán! ¿Y quien le acompaña?
-Ragua. Un gusto. - Se presentó en esa voz tan elegante que me daba una cosquilla interna, conociendolá como era todos los días.
-Es una compañera de trabajo. - Aclaré. Los rumores entre los rioplatenses corren más rápidos que la luz, y no tenía ganas de andar explicando.
-Ah, 'tá bien. ¿De donde es usted, señorita? - Genaro la miró de cola a cabeza. Sin duda tratando de reconocer su especie. Había más o menos cuatro mil y algo especies inteligentes en el espacio conocido, así que conocer a una nueva no era sorpresa. Pero sí generaba curiosidad.
-De la constelación de Hydrus. - Ragua dio su respuesta ambigua y genérica, sin mencionar una estrella, mucho menos un planeta o similar.
-…Ah, ya veo. ¿Bueno, que les traigo? - Genaro sonrió amablemente y no hubo más preguntas.
No pareciera, pero era un tipo discreto. Cuando vivís cerca de un espaciopuerto, tenés que saber si algún viajero está escondiendo algo, y cuando no hay que preguntar de más. Para mi suerte, Genaro sabía de esas cosas. Seguro algún rumor iba a dar vueltas, pero detalles no, y eso era lo que me importaba.
No, la verdad lo que me importaba era lo que había en la parrilla.
-Traenos una bandeja, ¿Puede ser? Una tira, por supuesto. Algo de faldita, tripa… un par de chinchulines… ah, ¡un pedacito de riñón! ¡Hace mil que no como riñón!
Ragua me miró inclinando la cabeza, como si estuviese listando un montón de palabras inventadas. En fin, ¿que palabras no son inventadas?. Bueno… "riñón", esperaba que esa entendiera al menos.
-Perfecto, caballero. ¿Y para tomar? - Me preguntó Genaro. Acá no había menú ni nada. Era hablar directo con el parrillero. Mejor imposible.
-Un tinto, por supuesto. ¿Que tenés?
-��Le traigo uno en caja, capitán? - Me probó. Viejo jodón…
-¡Pero, hombre! - Protesté con una sonrisa. - ¿No ve que me acompaña una dama? Traéme una buena botella. Un Malbec, ese el "Rigel", si lo tenés…
-¡Ajá, es una ocasión especial! ¿No quiere que le traiga uno de Mendoza, directo de la Madre Tierra?
-¡'jate de joder! ¡Mirá que soy de River, pero no soy millonario! - Me reí con él. Pero en serio: uno de esos vinos, acá en la Frontera, valía más que toda la hipoteca de la Mastropiero.
-Como usted diga, Capitán. Ya le traigo su pedido. - Genaro se despidió con una sonrisa, y se fue a atender a otros clientes. Que ganas de hacerme pasar vergüenza. Me senté a calcular, no la cuenta (eso me iba a salir barato), sino hasta donde iban a llegar los rumores de "el Capitán Beto anda con una alienígena media rara"…
Ragua, por supuesto, estaba entretenida con toda la situación.
-Tus conocidos son raros…
-Y sí, si te conozco a vos.
Parpadeó un par de veces con una sonrisa pícara. La cuestioné con los ojos.
-Te olvidaste de que no tomo alcohol…
Miré para arriba, con frustración exagerada.
-Será posible…
-No me molesta igual. Puedo pedir otra cosa. De todas formas, hoy no pago…
-No te hagás la viva…
Los dos nos reímos.
De fondo, bastante fuerte, sonaba un chamamé viejísimo, capaz milenario, de Taragüí, que no alcancé a reconocer. El virteatro pasaba un partido de las ligas zodiacales, mucho no me interesaba. Genaro seguía ocupado con otros clientes, muchos ya pasados de copas, así que esperamos nuestro turno con paciencia. Y el humo, el humo estaba en todos lados. Nada que ver con uno de esos restaurantes elegantes en las ecumenópolis de las capitales galácticas.
Miré a Ragua. "Furtiva", siempre describí así su mirada. ¿Porque me recordaba a un depredador de los mares? Millones de años de evolución paralela (sin duda, con algún toque extraño aquí y allá) hacían de nuestras mentes y nuestras expresiones bastantes similares. Al mismo tiempo, sabía bien de nuestras diferencias. La intriga de estar separados por milenios. Si los primeros viajeros casi enloquecieron al conocer almas separadas por el espacio, que quedaba para los pocos que conocíamos aquellas separadas por el tiempo, además…
-¿Y? ¿Que te parece? - Le pregunté. -Puede parecer un lugar barato, pero te juro, mejor carne no hay.
-Asumo que te refieres a carne, o sea… carne. Al menos que "faldita" y "chinchulines" sean código para otra cosa.
-Siempre asumiendo lo peor de mí. Filosa que sos. - Ahí iba mi otro adjetivo. Filosa. Tenía que desprenderme de ellos, pensé.
Pero a ella no parecía molestarle demasiado. Miró a su alrededor. El olor a carne asada nos envolvía, y el calor del verano (o mejor dicho, la estación seca) hacía sudar la camisa de algodón que reservaba para estas ocasiones.
-Esa torre… la vi en una película… - Me dijo, con curiosidad. Me pregunté cual de todas. Ragua vivía mirando películas antiguas.
-Ah. Es la Torre Eiffel. - Contesté. -Es una torre antigua, muy famosa. Bueno, esta es una réplica. La original está en la Tierra, en París.
-¿Es un lugar importante?
-¿París? Dicen qué.
-¿Lo conoces?
-No.
-Me dijiste que estuviste en la Tierra.
-Un par de veces, pero no llegué a ver todo. No porque sea humano sé todo sobre la Tierra.
-Bueno, tú asumes eso de mí. - Me sonrió, cortante.
"Precursores". La palabra acaparó mi mente. El nombre que le dábamos a aquella especie que alguna vez construyó las resplandecientes esferas dyson que hoy eran silenciosas ruinas orbitales, aquellos anónimos arquitectos que quizás, muy posiblemente, hayan tocado los genes de mis ancestros y de tantas otras especies. Leyendas, pero que sabíamos que alguna vez fueron. Ahora ya no existían más, los Precursores. Nadie sabía por qué, pero estaban todos extintos.
Y ahí estaba, una de ellos, en frente mío, a punto de comer un asadito.
Y en mi cabeza, memorias, capaz mías, capaz no, de los mares azules de la Tierra, sus verdes selvas y nubes algodonadas, las calles antiguas de Buenos Aires…
-En… en tu época… ¿Alguna vez visitaste algún mundo como la Tierra? - Le pregunté.
-Ves, lo estás haciendo de vuelta. - Me reprochó, y con toda la razón del mundo.
-Perdón, perdón.
Su mirada pícara se volvió plácida y nostálgica.
Me di cuenta que esos ojos habrán visto muchísimo más de lo que yo podré ver en una vida.
-Es posible. - Finalmente me contestó. -Pero no sabría decirte. No recuerdo mucho. Pasé tantos años dormida. - Su suspiro duró medio segundo, pero lo recuerdo hasta ahora. -¡Hey, no me explicaste! ¿Que son los chinchulines?
Me di cuenta lo rápido que cambió el tema. No fue para nada sutil.
Pero decidí no insistir. Después de todo, ¿Vos confiarías en contarle toda la historia de tu vida, no, de tu cultura y tu civilización, a alguien que conocés hace apenas 2 minutos? Si la memoria de aquellas eras doradas era suya, no se la iba a dar a cualquiera. Y, por más que me doliera, yo era un cualquiera.
Suspiré.
De todas formas, tenía ganas de explicar.
-A ver como te explico. Un chinchulín sería algo como…
…
Siempre fui carnívoro, no por obligación sino por gusto. La carne siempre ha sido una de las cosas más caras de conseguir en la vida del astronauta. Criar un animal para fanearlo es, por lo demás, una inversión grande de recursos, y mucho más si es una vaca, que necesitaba las extensas pampas que solo pocos mundos podían ofrecer. Y después transportar la carne a donde sea… eso sí era lujo. No por nada muchos astronautas eran vegetarianos. Pero yo no, no podía. Capaz por malcriado; en Aerolito, las tropas de ganado se podían ver desde órbita, pastando en los esteros bajo la suave luz de los anillos. Un asado los domingos no era tal lujo.
Pero otras especies eran carnívoras obligadas. Esas sí que la tenían difícil. Hacer sustitutos para los viajes espaciales era sencillo, pero todas las personas de esas especies con las que hablé estaban de acuerdo en una cosa: no era lo mismo. Los chistes de comida de perro, mejor dejarlos de lado.
Por eso capaz, asumiendo, como siempre, esperaba que Ragua lo esté disfrutando como yo.
Estaba comiendo, sin duda. Pero su mirada parecía distraída. Por lo menos estaba disfrutando del trago de agua salada con ron. Todo un éxito. Gracias, Genaro.
Finalmente me animé a preguntar.
-¿Te gusta?
-¿Que cosa?
-La comida.
-Está rica…
La pausa me dio para pensar.
-…Nunca había probado carne de… ¿como se llama? - Me preguntó.
-Vaca.
-Vaca, sí. No sé como decirlo. Me pareció un poco… ¿como se dice? …grasosa.
Mi orgullo rioplatense me hizo fruncir mi ceño un poco.
Ragua lo notó, sin duda.
-¡No es lo que tu piensas! La comida marina no tiene tanta grasa, es eso.
-Supongo que depende de que mares venga. - Contesté. Recordé una especie de bacalao aceitoso, que comí en una luna donde todos hablaban bengalí.
-No de los míos. En realidad… no es tanto eso. Es que la comida en mi época no era así.
-¿Así como?
-Así, ¿Cocinada? Era más bien… automática. Le decías a los Servidores que querías, y te lo preparaban.
Aquellos Servidores, autómatas enjoyados, eran una constante en las historias de Ragua. Pero yo nunca los vi en persona, ni ningún arqueólogo los mencionaba. A todos nos parecía raro.
-¿Pero, como sabías que era rico o no? - Le pregunté.
-No entiendo.
-Digo, si no sabías como cocinar… ¿Como sabías que te gustaba? - Por alguna razón, el concepto me parecía extraño. ¿Como podría vivir sin las empanadas de champiñones de mi Vieja, o los asados del Abuelo? De ellos aprendí lo que era rico.
-Bueno, es cierto que no sé cocinar… - Ella me dijo con un poquito de verguenza en la voz, quizás. Hice una nota mental de enseñarle a cocinar uno de estos días. No vaya a hacer que nos quedemos varados en algún mundo perdido. A Suisni no le confío con una fogata. - Pero, ¡oye! No hace falta que lo sepa. O sea… Ahora que lo recuerdo… Bueno, había esas personas conocidas en todas las estrellas, con escamas brillantes y esas sonrisas eh… ¿como te gusta decirlo? ¡Sonrisas de campeón, sí!, que promocionaban productos, tú me dijiste que aquí se llaman…
-Influencers…
-Sí, esas. Y ellas te contaban cuales eran las combinaciones más ricas.
Por mi cara, Ragua se dio cuenta que era un poco escéptico de ese sistema. Bueno, yo también, me crié comiendo asado tras asado en las bailantas asteroidales. Le decía a ella "princesita", pero capaz el malcriado era yo.
-¿Eran buenas? -Pregunté.
-¿Las comidas, o las influencers?
-Vos sabés de que estoy hablando. - Le reproché su sonrisa pícara.
-Sí que lo eran. Había unos bocaditos de un… - Me di cuenta que le costaba recordar la palabra exacta. - Creo que lo llamarías camarones… -Su tono de voz cambió de repente, como si estuviese esquivando chocar con algo... -…pero, la verdad… esto está muy rico. En serio... Y, tengo que admitir que esta parte me gusta…
Como demostración, tomó una costillita, ya pelada de carne. Con su típica sonrisa, la puso en su boca y la partió en dos con los dientes, triturandolá sin esfuerzo, para luego comerla con satisfacción.
No sabía bien si era para intimidarme, para impresionarme, o solamente porque así comía siempre. Posiblemente las tres. Pero lo interpreté como buena señal. Y como un recordatorio que, pese a su tamaño, podría hacerme pedazos cuando quiera.
Siempre es bueno recordar eso. Te mantiene humilde, viste. Los humanos a veces nos olvidamos que no estamos al tope de la cadena alimentaria.
-Mmmhmm. - Ragua murmuró con satisfacción, saboreando los pedacitos de hueso.
Le interrogué con la mirada.
-La verdad es que tiene un gusto… a algo, no lo sé… - Me dijo.
-¿Algo como qué? - Le pregunté.
-A humo…
-¿Me estás llamando vende humo? - Sonreí. Siempre amé el ida y vuelta.
Ragua saltó a defenderse.
-No, ¡no dije que sea algo malo! - Ella ya estaba acostumbrada a la jerga de los mercantes. Decirle vende-humo a alguien, sin amistad de por medio, es tremendo insulto entre nosotros -Es un gusto interesante. La verdad, creo que nunca he probado algo así.
-Supongo que sería difícil tener una parrilla bajo el mar.
-Shh. - Me mandó a callar la princesa, a mí, adelantado ignorante. -Deberías saber que no somos marinos, somos anfibios. Conocemos el fuego.
Luego de esa aclaración, vi que su cara se llenó de una melancolía como cuando la vida se pone en pausa y te da un respiro para recordar. Las branquias al costado de su pecho se mecían de una manera tranquila, como buscando aliento.
-Hace mucho que no comía nada cocinado al fuego. - Murmuró.
Dejó de mirarme, y sus ojos se perdieron en las brasas de la parrilla. Muy parecidos eran los dos.
Sabía que 'hace mucho' significaba 'hace milenios'.
Sabía que cuando decía 'no somos' significaba 'no soy'.
Hasta donde sabíamos, ella era la única, la última, de toda una civilización.
El piso tembló un poco mientras comíamos, interrumpiendo nuestro silencio. Otra nave despegando, uno de esos inmensos transgalácticos llenos de turistas, haciéndose un hilo plateado en el cielo.
-Espero que te haya gustado de todas formas. No te invité solamente para presumir la comida. Quería que la pases bien, además. - Le dije, bien sincero, como me enseñaron mis viejos.
Ragua sonrió.
-Por supuesto que la pasé bien. En verdad… gracias por invitarme. Sé que estás ocupado trabajando, y comer carne no es barato…
-Nah, ni te preocupes. Justamente vinimos acá porque es barato.
-Tacaño.
-Shh.
Nos reímos un poco.
-¿Acaso no eres tú el que siempre dice "cada minuto que la nave no vuela mi plata sí"? - La señorita me cuestionó.
Era cierto.
-Es cierto. Pero… 'cuchame. Esto es mi trabajo, pero… ¿Vos pensás que valdría la pena sí no parara a disfrutar los mundos que visito? Es lo más lindo de todo. Disfrutar la comida, los paisajes, hacer amigos, como el boludo de Genaro… - lo dije amistosamente, pero Ragua igual sonrió. -…eso es lo que vale la pena de todo este laburo.
La chica quedó en silencio un momento, creo yo, complacida.
-¿Siempre quisiste trabajar de esto?
Lo pensé.
-No sé. Desde chico que lo hago… es como que… es lo único que sé hacer. Pero… sí, lo disfruto. Yo creo que muchos le han perdido el gusto a viajar por el espacio. Es un trabajo más para ellos. Pero yo todavía lo veo un poco como cuando era chico y leía sobre los primeros astronautas. Es como que estoy haciendo el trabajo que siempre quise de chico. El capitán en su traje espacial, en la cabina, partiendo a descubrir nuevos mundos…
Ragua sonrió, seguramente encontrándolo tan infantil como la forma que lo dije. Sí. Me gusta ser "capitán", ¿y qué?
-Les tienes mucho aprecio, ¿No?
-No sé si aprecio, pero son nombres dignos de recordar. Gagarin, Armstrong, Xia, Hachimaki… Bueno, también está Laika…
-Ah, ¡a ella la conozco! - Nos reímos. Debe haber millones de perritas llamadas Laika a lo largo y ancho de la galaxia.
-Era tan linda. Y bueno, nosotros los rioplatenses lo tenemos a Martínez…
-¿El de la estampita en la cabina?
-Sí, pero no es un santo oficial. Le rezamos igual…
-Todavía no entiendo eso.
-No te preocupes. Pero… - Mi curiosidad no pudo más… -¿Ustedes no recuerdan a los suyos? ¿A sus primeros astronautas?
Ragua no se podía sonrojar en verdad, pero con el tiempo, aprendí a asociar ciertas caras de ellas con eso. Esta era una ocasión.
-Sí. O sea, sí, creo que aprendí de ellos cuando era pequeña. Creo. Pero… Nunca presté atención. - Hizo una pausa. - No… me acuerdo mucho de ellos.
Una melancolía indescriptible.
-Ojalá recordara.
Los borrachines en la parrilla gritaron un gol, que nosotros ignoramos. Quise decir algo, pero ella me interrumpió.
-Que tristeza, ¿No? Tú siempre me cuentas historias. Sabes tanto, has visto de todo, y… ¡te da tanto orgullo contarlas!. Y cuando es mi turno… no te puedo contar nada. No, no sé los nombres de los primeros astronautas… la verdad no me acuerdo. No me acuerdo nada de historia, de astrografía, de ciencia… Bueno, mejor lo dejo ahí…
-Pero sabés muchas otras cosas…
-Lore de videojuegos, supongo.
Bueno, sí.
-Bueno, sí, pero también otras cosas. Todo lo que sabés es importante. No sé si te das cuenta. Pero sos la última d-
-Sí. Me doy cuenta. - me interrumpió con una firmeza en su voz. -Por eso me gustaría recordar más.
Me miró con ojos amargos. Yo miré para otro lado, no pude aguantar.
Ragua tenía que cargar con todo eso sola.
Cuando contaba mis historias, hacía algún chiste, tarareaba una canción, en el mero acto de hablar mi idioma, estaba compartiendo algo que compartía con los millones de rioplatenses descendientes de la nave-civilización Esperanza que partió de la Madre Tierra hace siglos; pero no solo con ellos, sino también portaba dentro de mi alma milenios de historia humana, y ya no solamente humana, sino de las miles de especies que formaban la civilización galáctica actual.
Ragua estaba totalmente sola, desarraigada en una campo de estrellas irreconocibles. De quien sabe cuantos miles de millones de Precursores, de maravillosas y complejas civilizaciones y especies, ella era la última. Detrás de ella, ruinas y silencio.
-Sabés mucho más de lo que pensás. Viste cosas que yo ni imagino, conociste la galaxia en su esplendor. - Le dije.
-Digamos que sí.
-Pero lo que me contás es siempre impresionante. Hasta los pequeños detalles. Las canciones, las tramas de tus series, la ropa, todo, todo…
-No las siento así. Pero… gracias. - Dijo, con la boca casi cerrada.
Suspiré.
-Todo lo que sabes importa. A mí me interesa escucharlo. En serio. Y… no hace falta que me cuentes todo. Pero… aprecio que lo hagas.
Ragua asintió lentamente con la cabeza, como agradecimiento y miró al cielo, capaz tratando de encontrar el transgaláctico que ya se había perdido, dejando una estela plateada en la noche.
La capital de Fraternité no era muy grande, pero incluso en una ciudad así, con sus luces era difícil ver las estrellas. Tan solo algunas, las más brillantes, en constelaciones que no reconocía, se animaban a presentarse entre los faroles y anuncios de neón.
Creo que Ragua se dio cuenta que estaba mirándolas también.
-Una vez, Mamá me llevó a la casa de mis abuelos, cerca de un arrecife en medio de la nada. - Empezó a hablarme, su cola agitándose a medida que recordaba. - Ahí si se veían todas las estrellas, no como aquí. Y mis abuelos, bueno, ellos no tenían Servidores. No los soportaban. Ellos hacían todo… ¿como lo dirías?
-¿...Casero?
-Casero. - Sonrío. -Bonita palabra. Yo me aburría mucho en la casa de mis abuelos. No tenían ni conexión al intergaláctico. Pero… Había unas cositas redondas. Eran… sé que te puede parecer raro, pero pequeños huevos de coral. Había unos… camarones. Ellos tomaban esos huevitos y los escondían en una esponja, para alimentar a sus... ¿larvas, creo que es la palabra?. Y mis abuelos tenían un jardín de esas esponjas en su casa…
Me costaba imaginar lo que Ragua me estaba contando. Pero me di cuenta que a ella también le estaba costando encontrar las palabras en rioplatense.
-…Bueno. Mis abuelos cuidaban de esos camarones. Hasta le ponían nombres. Nunca supe el nombre de todos, porque eran demasiados. Pero cada uno tenía un color diferente, y hacían cosas distintas. Algo así como… ¿Como se llama eso? ¿Cuando hay criaturas que hacen cosas diferentes? -Me dijo de una forma vaga, pero sorprendentemente comprensible.
-Colmena…
-¡Colmena, sí! Pero no los comíamos. Comíamos los huevos que recolectaban. El abuelo me decía que mientras más felices eran, más huevos recolectaban para nosotros.
-¿Y como lo cocinabas?
-¡No, no los cocinaban! Los ponían en una especie de frasco, y los mezclaban con unas plantas que no recuerdo. Y los dejaban que.. ¿Como se dice?
-¿Fermenten? ¿Como el vino?
-Sí, supongo que sí. - Me dijo, más entusiasmada, como que ahora entendía lo que estaba hablando. -Y quedaba una cosa… rica. ¡Bien rica! ¿Y sabes lo que es lo más loco?
-¿Qué? - Le pregunté, entusiasmado.
-No tenía gusto salado.
Mi boca se abrió en sorpresa. Exagerada, capaz, pero con razón.
-O sea, ¡Todo en el mar tiene gusto salado! ¡Pero esto no! Es…-
Ragua pausó, su cola dejó de moverse, mientras pensaba.
-Una vez quisiste describirme lo que era dulce… - Me dijo, con brillo en sus ojos.
-…Pero me dijiste que no podías sentir ese gusto.
-Creo que esto sería lo más parecido. Arcorur. - Me dijo, finalmente en su lenguaje, un poco como un rugido, no con una 'r' humana, sino más gutural. -Lo ponías en otra comida, ¡y era como que… se pegaba al gusto de todo lo demás!
-Como la miel…
-¡Exacto! ¡Me recuerda a eso!
Ragua me siguió describiendo como pudo, mezclando el rioplatense con el estándar y con su propia lengua, un montón de comidas con arcorur. Y por un momento, por un ratito, en esa parrilla, entre el humo y el aire tropical de un mundo distante, su civilización revivió, y sus abuelos estaban comiendo acá con nosotros.
Sonreí.
Quería saber más.
Quería que me cuente como sentía vivir en su tiempo. Que me explique lo inexplicable.
Pero inevitablemente…
-Me gustaría poder contarte más. - Ragua cortó la conversación. - Pero… No hay forma de que los puedas probar. - Me dijo, cortando la conversación.
Comí otro pedazo de costilla, pensando en que responder.
-No necesariamente. Hay millones de mares entre las estrellas. Esos camarones pueden estar en alguno de ellos.
Ragua asintió con un suspiro. Como diciendo, "Sí, pero mis abuelos no."
Miré para otro lado.
-Hay muchas comidas para probar. -Traté de seguir la conversación. Creo que ella lo notó, y regresó su sonrisa.
-Sí vos pagás, por mí espectacular. - Ragua me contestó en un rioplatense perfecto.
-No. - Contesté con una seriedad exagerada.
Ragua se rió. Sus dientes brillaron bajo las guirnaldas de focos y las brasas de la parrilla.
-Bueno. Al fin tengo una compañera para los asados. Así que sí, capaz podemos darnos un gustito de vez en cuando… -Admití, siguiendo ese ida y vuelta que tanto me encantaba.
-No me convence demasiado. -Replicó.
-Todo depende de como salga el siguiente negocio.
-No empieces.
Por una vez, ese tambor que retumbaba constantemente en mi cabeza, de números en rojo y en negro, decidió obedecer y callarse. Hoy no, no iba a empezar. Hoy, por lo menos.
-Bueno, comé tranquila. Hoy festejamos. Mañana despegamos.
-¿Y esa coplita de donde la sacaste? - Me ironizó.
Me di cuenta, con una sonrisa, que poco a poco, se le iba pegando mi tonada.
Lo que no me daba cuenta en ese momento es que algo de ella también se me estaba pegando.
…
#espero que les guste hay un par de cosas que no me convencen demasiado pero ya quería publicarlo manden asks si les gustó!#muchas de las cosas son basadas en cosas que viví pero no voy a contar cuales... hay varias referencias que espero que les gusten también#cosas mias#mi escritura#castellano#ciencia ficción#más que nada la idea era hacer como una introducción al mundo y a los personajes como para que se puedan sumergir en algo un ratito#espero haberlo logrado
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Historias sobre escritoras, escritoras y sus historias [reto de escritura]
Experimentando con inteligencia artificial para crear imágenes.
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11 de enero del 2023
escritoras que buscan
escritoras que encuentran
escritoras que se buscan
escritoras que se encuentran
hilos
telarañas
cuerdas
tejidos
enredaderas
bosques
mar
estrellas
reflejos
gotas
tinta
sonrisas y llantos, olor a madera suavecita, mundos
#escritora#escritoramexicana#writer#mexicanwriter#stars#estrellas#historias#historias de ficción#notas#listas#retos de escritura#writer challenge#ai#ai artwork#ai art#dalle2#dalleart#illustration#fantasy art
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Basta de tanta utilidad
Me gusta lo inútil y me gusta la gente que hace cosas por ese simple placer de hacerlas, personas que no huyen de esa vocecita desesperada: “María, no tires ese papel tornasol con el que venía envuelto el regalo”, lo dobla y lo deja en el cajón de los pasatiempos abandonados. Pero un día, cuando María está triste, recuerda el papel y lo busca: lo que le gusta es la textura, el sonido metálico y estridente, lo mira de todas las formas posibles, lo gira frente a sus ojos y decide ponerlo frente a la luz que atraviesa la ventana. Siente como los colores pálidos le besan el rostro y el pájaro herido que lleva en el pecho deja de llorar por un rato. Es así de simple la belleza de lo inútil.
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El Creacionista #61
Los días se suceden, como si pudiéramos alcanzarlos infinitos. La gente, con la esperanza puesta en la festividad que se avecina, toman con creces sonrisas, abrazos, palabras de aliento. ¿Qué palabras mueren en el mutismo del tiempo? Lo dicho y lo no dicho se entremezclan como elementos de lo mismo, generando algo que de por si no queda definido. A lo largo de los meses, hemos visto ir y venir…
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#Arte#Creacionistas#Cuento#Cultura#El Creacionista#Escritores de Mexico#Escritura Creativa#Ficción#Literatura#Narrativa#Poesía#Relato
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Un error
Sacude cinco de sus piernas al terminar de salir del cascarón. No parece haber simetría en su cuerpo ni en sus movimientos. Su tamaño mediano la hace ver torpe, a nuestro juicio parece cojear, pero realmente no entendemos la naturalidad de su forma de estar en el mundo. Tampoco sabemos si es el primer espécimen que ha nacido de este tipo de criaturas. ¿Es así como Dios observó su creación? Nos reímos con nerviosismo al considerar que el dilema del huevo y la gallina ha quedado resuelto.
Observamos desde un búnker a 100 metros bajo el nivel del mar. El calor es insoportable pero estamos entrenados para tolerarlo. La humanidad está poniendo a prueba sus propios límites, todavía quedamos algunos científicos dispuestos a sacrificar nuestras vidas por lo último que podamos entender sobre el mundo. Yo, en particular, estudio la fotosensibilidad de algunos animales que están todavía en proceso de clasificación taxonómica. En los últimos 8 meses se ha cuadruplicado la cantidad de animales identificados y desclasificados en comparación con los descubiertos en los últimos 20 años. Con mis compañeros de la misión nos divertimos pensando en que todas estas nuevas observaciones que se presentan como anomalías nos indican que el fin del mundo está próximo. Además, reconozco que ya no le tengo fe a mi línea de investigación. Construir conocimiento sobre las propiedades fotosensibles de los seres vivos, de sus órganos, de las pieles, de las hojas, es interesante, sí, pero viendo las condiciones de vida que tenemos, no servirá de nada, no tendremos tiempo de aprovechar estos aprendizajes en nuestro beneficio, ni siquiera lograremos comprender si debemos proteger a estas criaturas o defendernos de ellas. La naturaleza se ha vuelto un campo de batalla.
Ayer, después de no quitarle los ojos de encima por una semana con los cuatro drones que nos quedan en funcionamiento, logramos marcarla con un dispositivo electrónico sobre la piel. Notamos que es un animal de piel fría y el contraste con el calor del ambiente hace que la científica con suerte sea yo. Mis compañeros me tienen envidia. Las pantallas que se activan, titilando sin parar, son las de mi escritorio. Muestran millones de datos que aparecen y desaparecen. Inmediatamente siento cansancio, me tomará meses procesar la información, tal vez años analizarla. Se alimenta de todo tipo de criaturas, las identifica fácilmente por una combinación entre su piel fotosensible y su olfato. No tiene ojos, no sabemos nada todavía de su oído. Cualquier observador externo diría que disfruto las películas de terror, cada día veo cómo a este ser se le facilita matar para alimentarse.
Cada día sigo su proceso de adaptación en el mundo. No estamos acostumbrados a observar la evolución. El protocolo, obviamente, es considerar a esta criatura como un error. No puede haber sido la primera en su especie, pero no podemos asegurarlo. Quisiera creer que mis ojos están viendo parte de lo que será el mundo cuando ya no estemos. Aunque no sirva de nada. La prueba de que la existencia humana no tuvo ni tendrá sentido. La naturaleza guardará sus secretos.
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Paso por aquí para contar cosas.
He tenido unos días de bastante actividad fuera de mi rutina habitual. Han sido cosas mayormente buenas, aunque me noto cansada. A veces analizo el sistema de sociedad en el que estamos y creo que el concepto "cansancio" se repite más de lo que es saludable. Espero que cada una de las personas que pasa por aquí encuentre una parte en su vida para recargar energía. Para mí la escritura es una parte, a pesar de que necesito estar algo descansada para poder entrar en "la cueva de la escritora", ese lugar en el que todo es oscuro y poco a poco la luz deja ver las formas.
También, por estos días y en los encuentros en los que he estado, hablamos de las personas PAS (Personas Altamente Sensibles). Yo me reconocí como una personas PAS hace varios años y fue un alivio darle nombre a mi hipersensibilidad hacia el mundo. Esa misma alta sensibilidad hace que no me sea fácil relacionarme con las personas y puede parecer que soy distante, sin embargo lo que necesito es confianza y ésta la forjo poco a poco.
Dicho esto, pasemos a las historias
He estado escribiendo ĒTERU con más lentitud de la que quisiera y es que el verano es una época muy agradable, excepto por las olas de calor que esta semana anuncia hasta 41º en el sitio en que vivo a los que espero no lleguemos. En verano se extienden las horas del día y las cosas que queremos hacer en ese tiempo, así como en invierno ralentizamos las actividades, en esta temporada las duplicamos y llevar el ritmo de aquello que nos gusta hacer durante todo el año resulta un poco más complicado. No obstante, ĒTERU te sigo escribiendo.
He avanzado bastante con IZON SHŌ Kimi Ni, dentro de poco comenzaran a caer en cascada los capítulos que ya están publicados en Patreon. Me gusta mucho la forma en que esa historia explorar la sutileza del alma en medio de lo basto del día a día, y como el sexo y la intimidad se convierte en una forma de comunicación cuando no se encuentra una mejor manera de decir algo. Estoy contenta con eso
He conseguido seguir con TSUNAGARI. Esa historia estaba algo parada en mi cabeza porque surgió a raíz de mi enfado con el uso de la AI y el engaño que me parecía que era percibir a gente que la usaba para escribir, y no me refiero a correcciones, aunque también soy algo purista en eso. Bueno, el hecho es que estoy explorando la ciencia ficción a través de esa historia y eso me tiene muy entusiasmada. Creo que este tipo de ficción es preciosa cuando va de la mano de la reflexión sobre lo que nos hace humanos. Sigo con ello y también irán apareciendo capítulos en esta cascada de la que hablé antes.
KURENAI. Me gusta mucho la premisa que tengo de esta historia, más aún porque me estrené hace años en el género de BDSM, aunque en otro fandom, y me gusta escribir sobre ello de un modo elegante, o al menos es como intento que quede. Esta historia apenas comienza a perfilarse, sin embargo creo que nos dará momentos de satisfacci��n literaria
KOTODAMA está a la espera de su momento ya que llevo las últimas semanas metida con KAWAAKARI y está última historia me está comiendo la cabeza. Amo cuando en el proceso de la escritura una historia se hace protagonista y el tiempo dedicado no es suficiente para poder llegar al horizonte que ves de ella ante ti. Es por esto que me gusta trabajar en este sistema abanico, de varias historias a la vez, dado que me permite ir por donde está mi mayor interés. Y no puedo hablar de KAWAAKARI sin hablar de la maravillosa ilustración que ha hecho LEN para ella. Le comenté la escena que quería describir y ella captó a la perfección los detalles, el gesto de ambos personajes y el entorno en que se encuentran. Amo ver en sus trazos la representación de los InuKag de esta historia.
En la imagen de este post le compartiré la ilustración hecha por mí para KAWAAKARI.
Si quieren preguntar algo sobre las historias que escribo lo pueden hacer en los comentarios.
Un beso y seguimos
Anyara
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P.D.: En cuanto a los dibujos, estoy a la caza de mi estilo personal. En algún momento se definirá ♥
#inuyasha#inukag#inuyashafanfic#anyara#犬夜叉#かごめ#inuyashafanfiction#inuyasha fanfiction#fanfic#inuyasha fanfic#inukag fanart#inuyasha fanart#fanart
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En el vídeo de hoy desentrañamos en qué consiste uno de los trucos más comúnmente utilizados en la escritura de ciencia ficción. Hablamos de los murciélagos espaciales alienígenas (Alien Space Bats para los amigos y M.E.A.s para los muy amigos xD). Este neologismo que se originó en tono sarcástico, se ha convertido en la definición de uno de los métodos más típicos de creación de historias alternativas o What If. ¿Conocías este método creativo? ¿Conoces alguna ficción en que se haya hecho uso de murciélagos espaciales alienígenas. Suscríbete a nuestro canal para encontrar más vídeos como este. Entra en nuestra web para descubrir los cursos que impartimos: ninfamusa.com Encuéntranos también en redes: Instagram: ninfamusa Tik Tok: ninfamusa
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Don Quijote
En las sombras de la historia, donde la realidad y la ficción a menudo se entrelazan, encontramos la figura de Miguel de Cervantes Saavedra, un hombre cuya vida estuvo llena de aventuras, adversidades y, sobre todo, de una creatividad inigualable. Esta vida, tan rica en experiencias, fue el caldo de cultivo para una de las obras más trascendentales de la literatura universal: “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. Pero, ¿qué historias y circunstancias moldearon esta obra maestra?
Nacido en Alcalá de Henares, España, alrededor de 1547, Cervantes vivió en una época convulsa, marcada por las guerras, la inquisición y el auge del imperio español. Su juventud estuvo repleta de viajes y desafíos: se enlistó en la infantería española, luchó en la famosa batalla de Lepanto, fue capturado por piratas y pasó cinco años como esclavo en Argel. Cada uno de estos episodios aportó una riqueza de experiencias que más tarde se reflejarían en sus escritos.
La creación de “Don Quijote”, iniciada durante su encarcelamiento en Sevilla por irregularidades en su trabajo como recaudador de impuestos, refleja la fascinación de Cervantes por desdibujar las líneas entre la realidad y la ficción. La obra, publicada en dos partes (1605 y 1615), es mucho más que una sátira de los populares libros de caballerías de la época; es una exploración profunda de la naturaleza humana, la locura, la ilusión y la verdad.
“Don Quijote” emerge como un personaje que desafía la realidad, un soñador que se enfrenta al mundo con una visión idealista, lo que le lleva a innumerables aventuras y desventuras. A su lado, Sancho Panza, su fiel escudero, representa el pragmatismo y la sabiduría popular. Esta dualidad entre lo ideal y lo real es un reflejo del propio Cervantes, un hombre que, a pesar de sus infortunios, nunca dejó de perseguir sus sueños.
Los expertos han especulado mucho sobre cómo las experiencias de Cervantes influyeron en su escritura. Algunos sugieren que el idealismo de Don Quijote refleja el deseo de Cervantes de un mundo más justo y noble, mientras que las numerosas parodias y críticas sociales en la obra reflejan su desencanto con la sociedad de su tiempo. Además, su experiencia en Argel es a menudo vista como una influencia en la representación de la libertad y la esclavitud en la novela.
La relevancia de “Don Quijote” trasciende las fronteras y los siglos. La obra ha sido interpretada de innumerables maneras: como una comedia, una tragedia, una crítica social, e incluso como un texto que explora temas psicológicos profundos. Lo que es indiscutible es que Cervantes, con su inigualable habilidad para entrelazar la realidad con la ficción, creó no solo un libro, sino un universo literario que continúa cautivando e inspirando a generaciones.
En conclusión, las historias detrás de la creación de “Don Quijote” son tan fascinantes como la propia novela. La vida de Cervantes, marcada por el conflicto, la adversidad y un espíritu inquebrantable, se entreteje en cada página de esta obra monumental. En “Don Quijote”, Cervantes no solo nos regaló un personaje inolvidable, sino también un espejo a través del cual podemos contemplar la complejidad de la naturaleza humana y la eterna lucha entre los ideales y la realidad.
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Tenía planeado escribir varios one-shots para este mes, pero por motivos de salud no pude, asi que solo escribí esto y espero que sea del agrado para quienes lo lean.
Advertencia: escritura con mención de sangre, mordidas de vampiro, no sé si esto encaja en el tema depredador/presa, pero en caso de serlo, lo pongo como advertencia. Esto es solo ficción.
Resúmen: Por mucho que Alucard resistiera ante sus instinto, tarde o temprano debía caer y saciar su sed de sangre.
La verdad no sabías cuánto tiempo llevabas corriendo, pero lo único que sí sabías era que tenías que alejarte lo más que pudieras, escapar del peligro que estaba siguiendo sus pasos.
No llevaba nada consigo, ni un arma ni un mapa, solo el camisón con el que se había ido a la cama, ayudada por la luz de la luna para poder ver en la oscuridad del bosque, el sonido de su corazón acelerado parecía hacerse más y más fuerte con cada segundo que pasaba. Los ojos de los animales nocturnos parecían espectadores ante la pobre alma que rondaba enmedio del bosque, plagado de bestias más feroces que ellos mismos.
Un búho comenzó a cantar como si tratara de decir algo, la mujer se detuvo justo en el momento que cantó esa ave nocturna, las lágrimas que había estado conteniendo se derramaron, como un río desbordándose, su cuerpo temblaba por el llanto incesante, la adrenalina, el miedo, ansiedad y el sentimiento de sentirse un fracaso comenzaron a atormentar su ser. Fracasaste, eres un fracaso, la voz de su consciente parecía querer atormentarla más, hacerla sentir que todo lo que había hecho para que aquél ser depredador no surgiera del hombre que ama.
Había hecho todo lo posible, ¡Todo! Pero fue en vano, Alucard, su Alucard había sucumbido ante su herencia vampírica.
La sed de sangre era tan fuerte, el instinto de ver derramar sangre como si fuera un río, el deseo de beberla cómo si fuera el mejor de los vinos, ese lado oscuro haciendo eco en su cabeza, habían sido más fuertes que él y al final se había vuelto lo que siempre temió y odió ser.
Recordó aquellos ojos rojos mirándola, esa sonrisa depredadora y ese anhelo oscuro y…
“¡Alucard! ¿Qué sucede?” Había sido despertada tan repentinamente. El cuerpo más grande de él sobre ella, capturando el suyo. Y unos ojos rojos cargados de salvajismo y oscuridad.
Por un momento esos ojos cálidos volvieron a mirarla, había temor en ellos, sus manos fueron hacia su cabeza, Alucard comenzó a darse golpes a sí mismo, como si tratara de detener un dolor de cabeza insoportable para él, tratando de callar aquel lado oscuro dentro de él.
“Corre, ¡Corre! No podré soportar más, no quiero hacerte daño, amor. ¡Corre y no pares!”
Ella siguió su advertencia, corrió incluso cuando lo vio seguirla, corrió incluso cuando lo escuchó llamarla con aquellos sobrenombres cariñosos que solía decirle, pero ya no se escuchaban con amor, parecían estar cargados de algo más, como si se tratara de un deseo oscuro.
El búho volvió a cantar con insistencia, como si de una advertencia se tratara y el temor te atrapó. El ave dió un último canto hasta que tomó vuelo y la dejó sola. El bosque pareció volverse más silencioso, con el corazón volviéndose más pesado, trató de escuchar algo más. Los animales del denso bosque habían sido inteligentes al decidir marcharse de ahí, sabían que algo malo sucedería.
El sonido de pisadas más fuertes, ramas rompiéndose y el gruñido de un lobo la hizo soltar sus lágrimas para retomar su carrera. Su correr era desesperado, saltando por algunas ramas, algunas veces lanzándolas a la bestia blanca que la seguía, con la esperanza de que él quedara atrás y le diera más tiempo a ella para alejarse. Pero la fuerza se iba de ella y supo que estaba perdida.
Aquél lobo saltó y mordió a la mujer, presa de su miedo.
“¡No, no!” Había perdido, lo supo cuando sintió el peso de su captor encima, lo supo incluso cuando sintió como sangraba por la mordida infligida.
“Pobre cosita linda.” Cuando Alucard volvió a su forma normal, la volteó para que ella la mirara a los ojos, quería que ella, su preciosa presa viera su nuevo ser. El frío viento meció sus largos cabellos dorados dándole un aura más etéreo y poderoso.
Lo tenías sentado sobre ti, sabías que no podrías contra él, incluso si aún persistía el instinto de supervivencia.
“¿Te duele?” Alucard la tocó en su lugar herido, haciendo presión.
“¡Augh! ¡Déjame, suéltame, me duele!” La mujer gritó, Alucard lo había hecho con intención de verla gritar de dolor.
“No te estaría doliendo si te hubieras rendido antes. Mira cómo estás ahora.”
“¿Por qué haces esto? Tu no eres mi Alucard, él no se complacería con mi dolor.” A pesar de sentir miedo, lo confrontaste con la poca valentía que te quedaba.
“Por supuesto que soy el mismo.” Una sonrisa burlona adornó su rostro.
Aquél dhampir se inclinó aún más dejándote sin escapatoria, su respiración comenzó a acariciar tu cuello, oliendo ese dulce elixir que viajaba por tu sistema. Sus colmillos comenzaron a rozar su piel, haciéndote saber lo que haría ahora.
“Déjame mostrarte que soy el mismo.” Lamiendo una línea comenzó a besarte hasta que lo inevitable sucedió.
Un grito agonizante salió de ti, cuando sentiste hundir sus colmillos, la sensación de piel rota y el extraño dolor te hicieron llorar. El dolor era diferente, nunca lo habías llegado a sentir. Poco a poco tus ojos comenzaron a cerrarse, dejándote en los brazos de ese nuevo Alucard.
A él no le importaba que cayeras en un sueño profundo, siguió alimentando su sed de sangre, hasta saciarse. Alucard le dedicó una mirada con una decisión. La mantendría con vida, su pequeña cosita linda se volvería su fuente de alimento y pasión.
Y a lo lejos, el búho cantó siendo testigo de la escena que protagonizaba aquel Dhampir y su pobre víctima.
#adrian tepes x reader#yandere castlevania#alucard (castlevania)#alucard castlevania x reader#yandere alucard#adrian tepes x y/n#yandere alucard tepes x f!reader#Yandere alucard tepes
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Would you consider releasing a Spanish translation of your Angels trilogy?
Hello! ABM is getting shopped around foreign markets at the moment, so we're hoping for a Latin American or Spanish publisher to pick it up for translation and distribution!
I answered this before but if you're curious why I don't translate it personally — he estudiado ficción en EEUU y temo que mi escritura en español no esta al nivel poético que me gustaría. Sin embargo, si pienso ayudar con la traducción :) (Ah y también estamos ofreciendo el libro a los editors de LatAm or España para que puedan distribuir la serie mejor en países hispanohablantes ! )
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Reto Bradbury
Hace ya un buen tiempo supe, por parte de un querido maestro de escritura, que este otro gran maestro de la ciencia ficción, Ray Bradbury, en una de sus charlas a estudiantes había propuesto un ejercicio particular: escribir semana a semana, durante un año completo, un cuento. La idea detrás de esto es sencilla, para él es imposible que entre los 52 cuentos resultantes no haya siquiera uno bueno.
Pues bien, me propongo hacer lo mismo a partir de hoy y hasta donde me alcance la gasolina. Cabe mencionar que si usted, querido lector, se topa con esta publicación y le interesa aportar comentarios, ideas, proponer temas para algún cuento o emprender su propio reto, es bienvenido a participar de este ejercicio.
No siendo más, arranquemos:
Semana 1 (del 7 al 14 de mayo): un cuento sobre los sueños: Noche sin sueños. Sin terminar.
Semana 2 (del 14 al 21 de mayo): revisión de un mito judeo-cristiano.
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— hang-outs that start to feel more and more like dates for Travis pls 👀
It's not even funny the way this story has been giving me so much brainrot. 😭
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Recuerdo que mencionaste algo sobre España antes, ya que soy española me preguntaba si tú también eres española o si lo recordé mal. No suelo encontrar muchos autores españoles de ficción interactiva ya que la mayoría suelen ser americanos o ingleses. No soy una autora ni nada, pero me también me gusta escribir haha. Tu estilo de escritura es absolutamente fantástico, hace tiempo que una historia me ha enganchado tanto y los personajes también son increíbles. ¡No puedo esperar para leer el demo! Se que va a ser genial.
From this ask game!
Hola👁️ sisoy española jajgja muchísimas gracias por los cumplidos😭💕 tengo muchas ganas también de publicarla a ver qué tal^^
The cozy café bustles with activity as you sit across from Travis, the warm aroma of freshly brewed coffee filling the air. Today, you share a table by the window, bathed in soft afternoon light. Travis, his dark eyes hidden behind a book he’s been pretending to read, remains as stoic and aloof as ever. You eye him for a couple of moments, sip your drink, and—
“So, Travis,” you begin with a playful lilt in your voice, “you’re really getting into that book, huh?”
He lowers the book just enough to peer at you over the rim, his expression impassive. “I find it intriguing. Jay has an interesting taste.”
You can't help but chuckle. “Is that your way of saying it’s boring as hell?”
“Maybe,” his lips twitch, the tiniest hint of a smile forming, “Are you going to tell them?”
“Maybe,” you tease, leaning in a bit closer, the easy familiarity between you allowing for such proximity.
The coffee shop waitress, an observant and well-meaning soul, returns with a refill for your coffee. Her eyes dart between the two of you, a subtle grin forming on her lips, “You two make such a cute couple. How long have you been together?”
Travis raises an eyebrow at the comment, clearly unamused. You, on the other hand, decide to play along.
“Oh, we’ve lost count,” you chuckle, “Haven’t we, Travis?”
He sighs, his stoic facade cracking ever so slightly as he mutters, “Maybe you should get a new brain—” Travis stops to glare at you when you kick him under the table, “…calendar. A new calendar... for our anniversary.”
The worker giggles, clearly delighted by your interaction, “Well, you two enjoy your date!”
As she walks away, you and Travis exchange a glance. His expression remains guarded, but there’s a hint of warmth—maybe amusement—in his eyes that’s difficult to miss. And so you decide to press further.
“Date, huh?” you tease, your voice laced with a subtle challenge “She thought we were, uh, dating. Like— On a date.”
Travis leans back in his chair, his gaze fixed on you, “Don’t read too much into it. She’s just making assumptions.”
“You think it looks like we’re on a date?”
“Who cares, [Name]?” Travis shrugs, “As I said. She’s just making assumptions.”
You shrug, a playful smile tugging at your lips, “Assumptions can be fun, you know.”
The tension between you seems to thicken, the unspoken words hanging in the air. It's moments like these, in which you spend time together—alone—that you want to crawl inside Travis’ brain for a couple of hours. But for now, you're content to enjoy the banter with your friend, even if he remains just out of reach.
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Reto escritores amateur 30 días: Fantasía y emotivo
En este reto de 30 días, te desafiarás a crear una historia de ficción emotiva , donde tus personajes atravesarán una evolución profunda a través de sus luchas.
Este reto no solo te invita a desarrollar una trama, sino a sumergirte en las emociones de tus personajes y vivir cada paso del proceso creativo. Al final, tendrás una historia que refleja cómo el perdón y el amor pueden sanar heridas profundas. ¡Disfruta del viaje y deja que las emociones de tus personajes guían tu escritura!
Inicio de la historia (Días 1-5): Establecer el escenario emocional y los personajes
Día 1: El primer encuentro
Tema: Un personaje conoce a alguien que cambiará su vida, pero no sabe aún cuánto lo hará.
Ejemplo: Una joven conoce a un hombre que parece ser simplemente un extraño, pero algo en él le llama la atención, y una conexión inexplicable comienza a formarse.
Día 2: El conflicto interno
Tema: El protagonista comienza a enfrentarse a un conflicto emocional relacionado con su pasado o con lo que acaba de conocer.
Ejemplo: El joven se siente atraído por alguien, pero tiene miedo de abrir su corazón debido a una traición pasada.
Día 3: La aceptación del cambio
Tema: El protagonista empieza a aceptar que algo ha cambiado dentro de él, pero aún no sabe qué hacer al respecto.
Ejemplo: La joven empieza a notar cómo la presencia del hombre cambia su día a día, pero se siente insegura sobre si debe dar un paso hacia él.
Día 4: El primer obstáculo
Tema: Algo o alguien pone en duda la conexión emocional que el personaje está comenzando a formar.
Ejemplo: La joven descubre que el hombre tiene secretos, y eso la hace cuestionar si puede confiar en él.
Día 5: El primer acercamiento genuino
Tema: Un momento de vulnerabilidad en el que ambos personajes se abren y muestran sus emociones de manera honesta.
Ejemplo: Durante una conversación sincera, ambos personajes comparten sus miedos y anhelos, lo que fortalece su vínculo.
Desarrollo de la historia (Días 6-20): Profundizar en las emociones y conflictos de los personajes
Día 6: El momento de duda**
Tema: El protagonista enfrenta dudas sobre seguir adelante con su relación o proyecto debido a miedos personales o externos.
Ejemplo: El joven siente que no está listo para abrir su corazón y aleja al hombre, pensando que la relación será una carga emocional.
Día 7: El desafío inesperado
Tema: Un evento inesperado pone a prueba la fortaleza de la relación o del personaje.
Ejemplo: La joven recibe una noticia que cambia su vida por completo, como la muerte de un ser querido, y se siente perdida sin saber si puede seguir adelante.
Día 8: La soledad emocional
Tema: El protagonista siente la soledad emocional al alejarse de su relación o ser testigo de la falta de apoyo emocional.
Ejemplo: Tras el desafío, el joven se aleja del hombre, y ambos sufren en su soledad, sin saber cómo reconectar.
Día 9: La revelación del pasado
Tema: El personaje descubre algo profundo sobre el pasado de la otra persona que cambia su perspectiva sobre la relación.
Ejemplo: La joven se entera de que el hombre también sufrió mucho en su vida, lo que le hace reconsiderar su forma de verlo.
Día 10: La reconciliación con el yo interior
Tema: El protagonista hace las paces con sus propios sentimientos y decide tomar una decisión importante.
Ejemplo: El joven decide enfrentar sus miedos y hablar con el hombre, abriéndose emocionalmente.
Día 11-15: Los altibajos emocionales
Tema: A lo largo de los próximos días, la historia debe desarrollar cómo las emociones de los personajes fluctúan debido a sus inseguridades, miedos y deseos. Habrá momentos de acercamiento y distanciamiento, donde los personajes aprenderán sobre la importancia de confiar, perdonar y seguir adelante, a pesar de las dificultades.
Clímax y desenlace (Días 16-30): Resolución emocional y final de la historia
Día 16: La crisis final
Tema: Un conflicto importante o un malentendido crea una crisis emocional entre los personajes.
Ejemplo: Un desacuerdo muy fuerte separa a los personajes, dejándolos con dudas sobre el futuro de su relación.
Día 17: La confrontación emocional
Tema: Los personajes finalmente se enfrentan cara a cara con sus miedos y emociones más profundas.
Ejemplo: La joven y el hombre se enfrentan, discutiendo sobre sus inseguridades y la falta de comunicación que los separó.
Día 18: El sacrificio emocional
Tema: Un personaje tiene que hacer un sacrificio emocional para el bienestar de la otra persona o para resolver el conflicto.
Ejemplo: El joven decide dar un paso atrás para dejar que la mujer recupere su independencia y claridad emocional.
Día 19: El reencuentro
Tema: Después de la crisis, los personajes se reúnen y enfrentan la verdad de sus sentimientos.
Ejemplo: La joven se da cuenta de que ha estado huyendo del amor y decide acercarse al hombre para hablar sinceramente sobre lo que siente.
Día 20: El perdón mutuo
Tema: Los personajes se perdonan mutuamente por los errores cometidos y eligen seguir adelante juntos.
Ejemplo: Ambos se disculpan por sus acciones y deciden dejar atrás el pasado para construir algo nuevo juntos.
Día 21-25: La reconstrucción emocional
Tema: A medida que los personajes reconstruyen su relación, deben enfrentarse a las heridas emocionales del pasado.
Ejemplo: Después del perdón, ambos personajes se esfuerzan por aprender a confiar de nuevo, compartiendo sus vulnerabilidades para sanar juntos.
Día 26: El avance hacia el futuro
Tema: Los personajes comienzan a ver un futuro juntos, dejando atrás el miedo y la incertidumbre.
Ejemplo: Ambos empiezan a planear un futuro juntos, ya sea mudándose a un nuevo lugar o tomando decisiones importantes que les permitan crecer como pareja.
Día 27: La verdadera aceptación
Tema: Los personajes finalmente se aceptan completamente, con todos sus defectos y virtudes.
Ejemplo: La joven acepta que el hombre no es perfecto, pero lo ama tal como es, y él siente lo mismo por ella.
Día 28: El cambio personal
Tema: Ambos personajes han cambiado debido a su relación y crecimiento personal.
Ejemplo: La joven se siente más segura de sí misma, y el hombre ha aprendido a ser más vulnerable y expresivo.
Día 29: El día de la decisión final
Tema: El protagonista debe tomar una decisión final que sellará su destino emocional.
Ejemplo:Después de todos los altibajos, la joven decide dar un paso hacia el compromiso, aceptando lo que el futuro le depara.
Día 30: El cierre emocional
Tema: La historia llega a su conclusión, con una resolución que deja a los personajes en un lugar emocionalmente saludable, aunque siempre con una lección aprendida.
Ejemplo: Los personajes se sienten más conectados que nunca, listos para enfrentar el futuro juntos, con la certeza de que han superado sus miedos y dificultades.
Despedida
En este reto de 30 días, exploraste el poder de las emociones humanas a través de una historia de ficción emotiva. A lo largo del desafío, tus personajes enfrentaron sus miedos, deseos y luchas internas, mientras evolucionaban a través de relaciones profundas y momentos de duda, crisis y reconciliación. El reto te permitió sumergirte en sus emociones y crear una narrativa poderosa sobre el amor, el perdón y la transformación personal.
Al final, has dado vida a una historia cargada de sentimientos genuinos, y cada palabra escrita ha sido un paso más en tu crecimiento como escritor. ¡Felicidades por completar este viaje creativo!
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