#entre neblina
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creí que los humanos solo teníamos una sombra pero extrañamente yo tengo dos
#citas de desamor#escritos#literatura#entre neblina#recuerdos#solo pasado#ecos de amor#the end#framentos de dolor#cicatrices#💔#cruda realidad
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Resiliência é seguir em frente mesmo quando a ansiedade nos envolve como uma neblina densa, obscurecendo o horizonte. É continuar, mesmo quando as forças nos abandonam, quando o ar parece insuficiente em nossos pulmões e as dores ecoam mais alto do que nossos risos... No entanto, tudo se resume à esperança que cultivamos em nossos corações. Mesmo diante da fraqueza que nos faz vacilar, dos olhos marejados de lágrimas e dos desejos que se esvaem como areia entre os dedos, ainda assim, seguimos. Porque a resiliência não é ausência de dor, mas a presença constante de uma fé inabalável em nós mesmos, é a chama que mesmo oscilando se recusa a apagar. Continuamos a caminhar, passo a passo, enfrentando os dias sombrios com a certeza de que dentro de nós há uma força indomável. E é essa força que nos sustenta, que nos ergue quando caímos, que nos impulsiona a seguir em frente, sempre. Pois, no final das contas, é na continuidade e no esforço incessante que encontramos a verdadeira essência da esperança e do próprio viver.
— Aline e Diego em Encontro de poetas.
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Fina | Enzo Vogrincic
*3000 words (me inspiré) & mini s*x scene
Corrías con desesperación por el bullicioso aeropuerto, el eco de tus pasos resonando en los pasillos abarrotados. El tiempo apremiaba, y tu corazón latía al ritmo frenético de la prisa. El billete se aferraba en tu mano, como un talismán que te conectaba con tu destino. "¡Espera! ¡Ya voy!" gritabas, entre jadeos, mientras sorteabas a la multitud con determinación.
El reloj avanzaba implacablemente mientras te abrías paso entre la maraña de viajeros. Las luces parpadeaban sobre las pantallas indicadoras de vuelos, recordándote cada segundo que se escapaba. Al llegar al gate, una sensación de alivio temporal te invadió, pero rápidamente se desvaneció al notar que el área estaba desierta, como un escenario abandonado después de la función.
Te dirigiste apresuradamente hacia el empleado de la aerolínea, tu aliento agitado y la esperanza titilando en tus ojos. "Tengo un vuelo a Madrid ahora, por favor, dime que he llegado a tiempo", imploraste, con la voz entrecortada. El empleado, con un gesto comprensivo, te miró con seriedad y dijo: "Señorita, el vuelo se fue hace diez minutos".
Un nudo se formó en tu estómago, pero no te diste por vencida. Con determinación, preguntaste sobre cualquier opción disponible. "¿Hay algún otro vuelo a Madrid pronto?" El empleado, consultando la pantalla con un semblante compasivo, respondió que el próximo vuelo no sería hasta dentro de 15 horas. Asentiste con resignación, consciente de que el tiempo ya no estaba de tu lado.
Entonces, con la mente fija en tu compromiso ineludible, mencionaste la reunión crucial con la agencia de producción. "Tengo una reunión muy importante en Madrid. Aceptarán mi guión para una obra de teatro, y no puedo perder esta oportunidad", le expresaste al empleado, esperando encontrar alguna solución. El hombre tras el mostrador comprendió la urgencia en tu voz y te informó sobre la posibilidad de esperar.
Te refugiaste en un acogedor café ubicado en algún rincón del aeropuerto de Londres. El aroma del café recién hecho flotaba en el aire, pero tus sentidos estaban inmersos en la música melancólica de Guitarricadelafuente que fluía a través de tus audífonos. Con gestos automáticos, conectaste tu celular para cargarlo, buscando consuelo en las notas de tu artista favorito.
Sin previo aviso, una lágrima solitaria escapó de tus ojos, una expresión palpable de la desesperación que te embargaba por haber perdido el vuelo. La música parecía resonar en sintonía con tus emociones, como si Guitarricadelafuente compartiera tu dolor a través de sus cuerdas y melodías. Mientras las lágrimas seguían su curso, te sumergiste en un mar de pensamientos, contemplando el giro imprevisto que había tomado tu día.
Con resignación, extrajiste el guión de tu bolsa, sosteniéndolo entre tus manos temblorosas. El papel, ahora manchado por las lágrimas, representaba más que un simple texto; era la culminación de tus esfuerzos y sueños. Te encontrabas en una ciudad ajena, lejos de casa, y la realidad de estar varada por 15 horas en Londres se apoderaba de ti.
Las palabras del guionero, antes tan llenas de promesas, se volvían borrosas a través de tus lágrimas. De repente, te sentías como una niña de cinco años que había perdido su globo de cumpleaños, la tristeza reflejada en tus ojos y en cada línea de tu rostro. La ironía de la situación no pasaba desapercibida, y una mezcla de frustración y vulnerabilidad te envolvía mientras te aferrabas al guión como a un salvavidas en medio de la tormenta.
—
Sumida en la tristeza de tus pensamientos, te diste cuenta de repente de una mano amable que se acercaba a tu rostro con una servilleta. Entre la neblina de lágrimas, apenas pudiste vislumbrar la acción generosa de un desconocido que, con empatía, te ofrecía un medio para secar tus ojos. Agradecida por el gesto, aceptaste la servilleta sin poder identificar a la persona detrás de ella.
La bondadosa presencia a tu lado pasó desapercibida hasta que lograste controlar las lágrimas lo suficiente como para ver a quien te había brindado consuelo. Descubriste que había estado sentado junto a ti durante un buen rato, observando silenciosamente tu situación con comprensión. Sorprendida por su amabilidad, solo lograste articular un simple "thanks", incapaz de distinguir completamente sus rasgos.
En un giro inesperado, el hombre respondió en español. "De nada, yo espero que todo se recupere", dijo con una sonrisa tranquilizadora. Al levantar la mirada para agradecerle debidamente, te encontraste con la visión de un hombre extraordinariamente atractivo. Su piel canela destacaba bajo la luz del café, su cabello despeinado le daba un aire casual y sus ojos, de un caramelo puro, irradiaban calidez y comprensión.
Aunque te sentías vulnerable y con el corazón aún apretado por la situación, la presencia reconfortante de este hombre te hizo sentir un atisbo de consuelo. No sabías exactamente cómo reaccionar ante su belleza, pero la curiosidad y la necesidad de conexión humana te impulsaron a romper el silencio. "¿Hablas español?" preguntaste, con la esperanza de que la respuesta fuera afirmativa. El hombre sonrió y respondió con una risa contagiosa, "Creo que sí".
A pesar de la tormenta de pensamientos que te asaltaba, la visión de este joven que parecía salido de tus sueños generó un apretón en tu corazón. Sin embargo, la realidad chocó contra la fantasía cuando notaste que llevaba una sudadera y tenis Nike, una imagen más casual y terrenal que la que habías imaginado.
El chico, notando tu evidente perturbación, rompió el hielo al expresar su intriga ante la combinación de un guión en tus manos y lágrimas en tus ojos, “No te conozco, pero al ver que tienes un guión en mano y estás llorando, ahora estoy muy intrigado por lo que te ha pasado," dijo el chico guapo con una mezcla de curiosidad y empatía en su voz. Te sumiste en un silencio momentáneo, tratando de procesar la situación y, al mismo tiempo, preguntándote si este encuentro era producto de tu imaginación o si realmente estabas frente a alguien especial.
Finalmente, el chico reveló ser actor y confesó su amor por el teatro, aunque actualmente se encontraba inmerso en proyectos cinematográficos. La conexión con el mundo del teatro hizo que tus ojos se iluminaran con un atisbo de reconocimiento, y una sospecha empezó a formarse en tu mente.
Con un tono casual, le preguntaste: "¿Espera! ¿Tú eres Enzo, Enzo Vogrincic? ¿De 'La Sociedad de la Nieve'?" La confirmación en su expresión te dejó boquiabierta. "Ese mismo", respondió con una sonrisa, añadiendo con humor, "desde hace tiempo no veía a alguien tardarse tanto en reconocerme". Tu corazón latía con emoción mientras intentabas procesar la realidad de tener a un actor reconocido a tu lado.
Con entusiasmo, le confesaste: "Es que... ya he conocido a tantos actores que me da igual, pero... yo amé tu actuación y las otras obras que has hecho en Montevideo, es que amé".
Enzo, aún intrigado, te agradeció con sinceridad. "Gracias, escuchar esto me da más ánimo en hacer lo que hago," expresó con una sonrisa genuina. Sin embargo, no dejó que el agradecimiento se interpusiera en su deseo de conocer más sobre tu historia.
"Pero… no cambiemos el tema, ¿por qué estabas llorando? ¿Eres actriz o…?" preguntó con un gesto de interés. Tomaste un momento para recobrar la compostura y compartir parte de tu vida con este actor que, de alguna manera, se había convertido en un confidente inesperado.
"Soy prácticamente guionista, y me gusta escribir tragedias, dramas y todo lo Lorca," comenzaste a explicar, revelando tu pasión por la escritura teatral. "Pero últimamente no he tenido la suerte, y ahora que tengo una gran oportunidad en Madrid, el vuelo acaba de irse, y pues…" La frustración y la tristeza se reflejaban en tus ojos mientras compartías la historia de tu día caótico, sintiendo que Enzo podría entender el peso de tus aspiraciones y desafíos creativos.
"Qué horrible, pues no estás sola, porque yo también perdí el vuelo para Madrid," compartió Enzo, revelando un inesperado giro en su propia situación. Tus ojos se abrieron con sorpresa ante la revelación. "No jodas?" respondiste, dejando escapar tu incredulidad. Enzo rió ante tu reacción y, con un tono resignado, comentó: "Así es la vida". La ironía de la situación resonó en la conversación, creando un lazo instantáneo basado en las coincidencias y desafíos compartidos.
—
Después de pasar varias horas inmersos en el café, tú y Enzo continuaban deleitándose en una charla apasionada sobre el teatro y todo lo relacionado con sus amores creativos. El tiempo parecía volar mientras compartían anécdotas, descubrían similitudes en sus carreras y exploraban sus visiones artísticas.
A medida que la conversación fluía, el reloj recordó que era casi la hora del almuerzo. Enzo, con una sonrisa, sugirió: "¿Qué te parece si nos damos un respiro y vamos por unas hamburguesas?" La idea resonó contigo, y juntos se dirigieron a un lugar cercano para disfrutar de un almuerzo casual y reconfortante.
Después de saciar el apetito, la tarde avanzaba y la diversión no se detenía. Enzo, con su sentido del humor intacto, los condujo a un bar cercano. Cómicamente, se dirigió al bartender diciendo: "Denos dos cognac, que nos hace bastante falta". La ocurrencia sacó una risa de tu parte mientras observabas la escena con complicidad.
Mirándolo con una sonrisa, bromeaste: "Sabes, se supone que no esté borracha, pero si es así, no me importa".
Entre risas y la atmósfera relajada del bar, tú y Enzo continuaban disfrutando de la compañía mutua. El ambiente festivo se intensificaba a medida que ambos tomaban innecesariamente, sumiéndose en conversaciones que abordaban cualquier tema que se les ocurriera.
En un momento de confianza, decidiste compartir un secreto que habías guardado durante mucho tiempo. "Enzo, te tengo que confesar algo," dijiste, con un tono cómplice. Él, intrigado, respondió con un "Dale, dime".
Toda roja y riéndote, soltaste la confesión: "Yo te re amaba, like cuando saliste en 'La Sociedad de la Nieve', no pude aguantar mi fanatismo y pues, ahora que lo pienso, creo que hasta escribí un fanfiction de ti". La expresión de Enzo era un cóctel de sorpresa y diversión mientras esperaba a escuchar más detalles.
Con una risa nerviosa, Enzo te pregunta: "Y... de qué era ese fanfiction?" Entre risas y complicidad, respondiste, "Eso mejor no lo hablemos pero... ya tú sabe". Enzo, con una sonrisa pícara, te desafió: "Yo no sé, dime tú".
Entre risas y anécdotas compartidas, el tiempo parecía desvanecerse mientras ambos continuaban disfrutando de la velada. Sin embargo, la realidad del horario de su vuelo a Madrid interrumpió la burbuja temporal en la que se encontraban. El intercom anunció que era hora de abordar, generando una pausa en su divertida conversación.
Enzo, con una mirada juguetona, sugirió: "Quédate conmigo, así te sientas al lado mío y charlamos más". Tú, recordando la asignación de asientos, expresaste tu preocupación: "Pero, el asiento está designado". Sin embargo, Enzo, con confianza, respondió: "Eso me lo dejas a mí". Ante su propuesta, no pudiste evitar sonreír y ceder: "Pues, ¡vale!"
Al entrar al avión, Enzo abordó con confianza y se dirigió a una de las azafatas. "Perdona, pero hubo un error con los asientos, ella se supone que esté al lado mío, además que es my fiancé," dijo con una sonrisa juguetona, dejándote boquiabierta y bastante ruborizada. La declaración tomó por sorpresa a la azafata, quien, a pesar de la confusión, asintió amablemente y te acompañó hasta el asiento asignado al lado de Enzo.
Mientras te acomodabas, una mezcla de asombro y nerviosismo se reflejaba en tu rostro. Enzo, con su actitud desenfadada y una chispa de complicidad, te guiñó un ojo antes de sentarse a tu lado.
Al sentarte, no pudiste evitar comentarle a Enzo: "Estás demente, ¿cómo que fiancé?" Él te miró con una sonrisa pícara y respondió: "Ay mira, estos son cosas que pasan, y además esto, ehh..." Tratando de mantener la compostura, le interrumpiste: "Mira, ya, que estás re tomado, que ni sé de qué estamos hablando."
Él, con un tono cómico y sarcástico, te dijo: "De que eres mi fiancé y punto." En respuesta, le diste un pequeño puño juguetón en el brazo, y Enzo, dramáticamente, exclamó: "Ay, eso dolió." Tú, riendo, le reprochaste: "Ay no seas bobolón."
Ya cómodos en sus asientos, Enzo te mira con la expresión de quien necesita más alcohol, mientras tú le devuelves la mirada con gesto de ya no más. Sin embargo, al pasar una azafata, Enzo, con su característico sentido del humor, le dice: "Perdona, ¿nos podrás traer dos champán? Es que como nos vamos a casar pronto." Tu rostro se torna más rojo de lo que ya estaba ante la inesperada declaración de Enzo.
La azafata, acostumbrada a situaciones peculiares, asiente con una sonrisa y se apresura a cumplir la solicitud. Mientras tanto, Enzo se relaja en su asiento con una expresión de triunfo, mientras tú intentas ocultar tu sorpresa y diversión ante la ocurrencia.
Se tomaron el champán con un "¡Salud!" y el ambiente se llenó de risas y un toque festivo. Sin embargo, a medida que disfrutaban de la bebida, comenzaron a notar que el efecto del alcohol se estaba haciendo más evidente, sumergiéndolos en un estado de relajación profunda. Enzo te mira con complicidad, y con una sonrisa pícara, comenta: "Y de qué era el fanfiction? Es decir, me imagino que era bueno."
Tu rostro refleja una mezcla de pensamiento y vergüenza, y le respondes: "Ay Enzo, por favor, no hablemos de eso, ya te dije que no te voy a contar." Sin embargo, Enzo persiste con curiosidad: "Pero me imagino que fue creativo." Lo miras con incredulidad, como si sus palabras fueran más serias de lo que aparentaban, y le contestas: "Cómo que creativo, I mean, era normal, como una chica empezando sus veintes y todo eso."
La conversación da un giro inesperado cuando Enzo, con sorpresa, pregunta: "Espera, no jodás que… ¿cuántos años tienes?" Lo miras directamente y le respondes con humor: "Bastante mayor, ¿por? ¿Me veo vieja?" Enzo, tratando de explicarse, menciona: "No... es que yo pues, ya sabes que estoy en mis mediados de treinta." Tú, con una sonrisa traviesa, le dices: "Estás bien, ¿o mejor te digo que estás viejo?" Las risas se mezclan con la complicidad, creando un ambiente ligero y divertido mientras continúan su viaje a Madrid.
Después de la conversación sobre el fanfiction, Enzo ya estaba medio dormido, o mejor dicho, parecía cansado o sumido en sus pensamientos. Mientras tanto, sentías la necesidad apremiante de ir al baño. Decidiste levantarte del asiento y dirigirte al baño del avión. Sin embargo, al llegar, te encontraste con una fila larga para el baño de mujeres, y la urgencia no esperaba.
La azafata, al notar tu situación, te tranquilizó diciéndote que podías usar el baño de hombres, ya que estaba vacío en ese momento. Agradecida, aceptaste la oferta y te aventuraste en una larga caminata a través del amplio avión. Al final, encontraste el pequeño baño del avión, donde pudiste aliviarte y refrescarte las manos.
Justo cuando estabas a punto de salir, te diste cuenta de que Enzo estaba a punto de abrir la puerta del baño. Ambos se miraron con asombro, creando un momento de sorpresa compartida. Sin embargo, lo que más te ponía nerviosa era el silencio incómodo que se instaló entre ustedes. Aunque no era incómodo en sí, había una tensión que no podías ignorar.
Tus ojos se encontraron con los de Enzo, sus labios y sus ojos endormecidos brillando en la penumbra del avión. Era como si el tiempo se hubiera detenido por un momento, y la conexión entre ustedes se manifestaba en el silencio compartido. Ambos parecían estar atrapados en la atmósfera íntima del instante, sin palabras pero con una comunicación palpable entre las miradas.
Ligeramente afectada por los efectos del alcohol, observabas cómo el brazo de Enzo estaba recostado en la puerta del baño, como si te invitara a pasar. Sin embargo, te quedaste mirándolo, notando que sus venas sobresalian, un detalle que capturó tu atención de manera inusual.
De repente, Enzo miró a ambos lados y se introdujo al baño contigo, a lo cual respondiste incrédula, diciendo: "Mijo, pero—" Antes de que pudieras terminar la frase, Enzo te agarró de los muslos y te hizo sentar en el mini lavamanos. Te sentías un poco incómoda, sin estar segura de cómo reaccionar, pero permitiste que Enzo guiara la situación.
Él te agarró suavemente del cuello y empezó a besarte apasionadamente, como si ambos tuvieran una sed desesperada de conexión. Respondiste a sus besos de manera igualmente intensa, sumergiéndote en el momento. La pequeña cabina del baño se convirtió en un espacio íntimo donde las emociones y los deseos se expresaban libremente entre ambos, desafiando la lógica del apretado espacio.
Después de tantos besos, Enzo te tocaba apasionadamente por todos lados, más — soltás un suspiro largo y él hace lo mismo, como medio agitado. "Me parece que ya es hora de pegar una cabeceada," te dice. Tú, con cierta preocupación, le tirás, "Pero capaz hay gente esperando afuera, ¿cómo hacemos para salir del baño?" Él te responde con un "Solo tenés que seguirme," agarrándote de la mano. Enzo abre la mini puerta del baño del avión, echa un vistazo a los lados y, medio incómodos pero satisfechos, se encaminan hacia sus asientos.
Al sentarse, tú y Enzo quedan en un largo silencio, procesando todo lo que había pasado en esos largos minutos en el baño del avión. Mientras tanto, Enzo te agarra de la mano y te da un besito en la misma. "(Y/N), me tendrías que pasar tu número de celu, quiero volver a verte," te dice, y tú, ya un poco cansada y recostada en el hombro de Enzo, le respondés, "Cuando aterricemos, te paso mi número," y él asiente con un "Dale."
Fin
#enzo vogrincic#enzo vogrincic fic#enzo vogrincic x reader#society of the snow#fanfic#my writing#la sociedad de la nieve#uruguay#latina#spanish#argentina#me enamoré de un uruguayo#enzo vogrincic x you#enzo vogrincic smut
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Passion et Armes♡
"A introdução poderia ser fatal, mas como ele poderia saber?" – Louis.
"Uma década passou como uma tempestade, restou os resquícios da destruição." – Harry.
Aviso; Larry
Máfia francesa, a família.
Um breve rascunho, que pode ser publicado.
Ltops/Hbottom.
DarkRomance.
Diferença de idade não explícita, ambos maiores de idade.
Descrição: O destruidor de um mundo, o desalinho do destino o convocou. Uma década após terríveis decisões, juntamente do massacre na Itália, Harry se encontrava nos braços do francês que o matou, Louis o conduzia como o diabo que ministrava o inferno.
🕸♤
A fraca neblina começava assombrar aqueles desamparados. A garoa respingava levemente sob as folhas esverdeadas do imenso jardim "Mon coeur est tien" – Meu coração é seu, juntamente da fresca ventania que lá rodopiava. Como a ventania se fazia presente no jardim, a sala de visitas acolchoadas estava quente pela a lareira, lá que iluminava completamente. O rodopio da ventania apenas admirava o rodopiar dos corpos suados e grudados. Louis conduzia Harry em um dança majestosa, seduzindo os poucos olhares presos em si, a atenção deixava o clima mais quente, e a lareira lá queimava. O cheiro do mormaço aumentava gradativamente, mas não assombrava aqueles aparados.
A melodia suave ecoava na sala de visitas, juntamente dela a respiração de cada ser presente naquela apresentação, uma mera sedução, não tão barata como em teatros, uma dança formosa era vista, no silêncio os corações falavam mais que os olhares cheios de lágrimas em direção ao casal. A suavidade da condução deixava Harry simplesmente sem fôlego em seus pulmões corrompidos pela a nicotina cara entre seus dedos, a leveza que seus pés conseguiam acompanhar Louis o deixava sem chão, mesmo que ele pudesse sentir o gélido. Louis, o chefe da família francesa o olhava com tanta devoção e clamor, paixão e ódio na mesa proporção. O azul de seus olhos estavam em um escuro admirado pelo o céu, aquele escuro de tempestade que quase ninguém poderia sobreviver para a contar o depois.
Essa seria a ocasião especial, o depois estava iminente como o final da dança, a sedução chegava ao fim esplêndido, deixando espaço para a lágrimas rolarem nas bochechas avermelhadas de Harry, lembranças inundaram sua mente desgastada, a música, a dança, Louis... Louis e seus olhos famintos por ele, por vingança, paixão e rancor. Harry deixou as lágrimas rolarem, ele não poderia fazer muito, ele não queria mais esconder-se, o cansaço de uma década finalmente o atacou. O consumia como Louis fazia, mas essa forma era mortífera, não tinha prazer.
— A sua punição será a tortura da paixão. – Louis proferiu com tamanha delicadeza ao som clássico do violino que preenchia abertamente na melodia, a queimação de seu dedos na cintura marcada de Harry o deixava insano. Louis viu o arrepio levemente presente no pescoço do seu amado, ou ex-amado. O chefe da família francesa viu quando Harry deixou ainda mais lágrimas rolarem pelo o seu rosto bonito, as bochechas vermelhas como o sangue que poderia ou não está escorrendo de sua cintura pelo o aperto.
Harry tentava não desmaiar nos braços do homem que o destruiu, a sensação angustiante da queimação em suas costelas ele ainda poderia sentir, sentia o gélido se tornando quente e vendo seu sangue ferver ao descer na lâmina cravada em suas costelas marcadas por ele, seu amado passado, Louis.
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⎯⎯⎯⎯ 𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐌𝐈𝐍𝐄
(Jealous!Mingi x Leitora)
⢷⠀Gênero: Smut
⢷⠀Avisos: MDNI, Mingi bf possessivo, sexo explícito, sexo no carro, palavras de baixo calão, leitora é chamada de boa garota, princesa, gostosa e gatinha, final com surpresinha hihi.
⢷⠀Notas: Para quem não me conhece, eu sou a namoradinha ofc de Song Mingi. Muito prazer. (se esse homem soubesse o quanto eu sou cadelinha dele, ele tava me comendo por dó) Dentre todas as minhas fics com Mingi, hoje eu trouxe a minha fav. Espero que vocês gostem também <3
— Repete, repete quem é o único que te faz sentir tão bem assim.
— Você, Mingi, é você. Só você! — Você exclama, completamente imersa no seu próprio prazer para se importar com a risada sarcástica que o maior solta desleixadamente ao pé do seu ouvido.
— Boa garota. E o pau de quem come gostoso sua bucetinha, uh? Quem é o único que pode te ter assim? — Song insiste. Vê-la tão rendida dessa maneira a ele era como ganhar uma passagem só de ida ao paraíso.
Os vidros do carro cobertos por uma fina neblina ocasionada pela respiração errante de ambos, o balançar constante do automóvel que, visto de fora por qualquer pessoa que passasse naquele instante pelo estacionamento, saberia facilmente distinguir o que estava acontecendo do lado de dentro do veículo. Suas pernas já estavam dormentes, seu quadril doía gradativamente, e você se encontrava uma bagunça completa. Mingi estava indo ao fundo e com força, dentes semicerrados e um olhar nebuloso que ele só transmitia em situações específicas e, dessa vez, ciúmes era o principal fator.
O rapaz sempre negou ser um companheiro ciumento, deixando claro que só não gostava da forma como outros homens a olhavam, pois ele conseguia ver o quanto esses porcos imundos a desejavam. E você sempre o garantiu que não havia com o que se preocupar, porque você era 100% dele, e ele sabia disso, mas ainda o irritava imaginar que outros homens poderiam olhar para você e sequer ter pensamentos onde eles a possuíam. Mas, por você, Mingi se esforçava em manter a calma e não se exaltar, embora algumas situações parecessem surgir apenas para testar seus limites.
Aproveitar o sábado à noite bebendo um pouco ao lado de sua garota era tudo que Song precisava para tirar do próprio corpo o estresse da semana corriqueira. A grande mão descansava em sua coxa enquanto ele sorria divertido ao ver a careta que você esboçava ao tentar, pela segunda vez na noite, beber um shot de vodka para acompanhá-lo.
"Quer que eu pergunte se eles servem suco de laranja?" Mingi pergunta em escárnio. "Acho que eu prefiro de morango." Você entra na brincadeira ao afastar o pequeno copo pela mesa, ainda tentando superar o gosto amargo na boca. Mingi termina a própria dose e, após selar brevemente seus lábios, se dirige ao bar para lhe pegar uma cerveja. Não demorando mais do que dois minutos, Mingi retorna à mesa lhe alcançando sua cerveja. Pouco antes de voltar a se sentar ao seu lado, Mingi lança um olhar prolongado a um certo grupo de homens que não desviavam os olhos de você nas mesas mais distantes. E, logo antes que você possa questioná-lo sobre a carranca em seu rosto, o garçom a interrompe, colocando uma taça de drink à sua frente.
"Desculpe, mas não pedimos isso." Você avisa, intercalando o olhar entre Mingi e o garçom. "Aquele senhor pediu para que fosse entregue essa bebida à senhorita, também pediu para que eu lhe desse isso." O garçom tenta lhe entregar um pedaço de papel, que no mesmo instante é arrancado pelas mãos de Mingi. Song sorri ladino ao desdobrá-lo, virando o pescoço para olhar mais uma vez o homem em questão. O garçom se retira com um pedido de licença, e antes que você possa novamente questionar alguma coisa, Mingi agarra a taça do drink e bebe todo o conteúdo num único gole. Ele agarra sua mão, arrastando você para fora do bar logo após jogar algumas notas sobre a mesa onde estavam.
"Min... está me machucando.." Você o alerta pelo aperto que ele inconscientemente dá em seu pulso até chegarem ao estacionamento. "Entra." Mingi ordena, com a voz baixa, mas ainda grave, enquanto abre a porta que dá acesso aos bancos de trás do carro. Você entra sem questionar, e logo ele a acompanha.
O que os leva ao momento em questão. Deus, Mingi precisou de todo o autocontrole que ainda restava nele para não ir quebrar a cara daquele imbecil. Então, para não perder tempo com discussões – unicamente porque você não gostava dele se metendo em brigas, Mingi decidiu aliviar a tensão de outro modo, muito melhor e mais prazeroso para vocês dois, afinal.
— Ainda não me respondeu, princesa. — Um tapa estalado em sua coxa a traz de volta à realidade. Seu corpo praticamente esmagado, enterrado sobre o banco, com as pernas curvadas em direção ao peito. Sua intimidade mais à mostra para Mingi dessa forma. Suas mãos tentavam controlar o quadril incessante de Song e outrora se esforçavam para encontrar estabilidade entre o estofado do banco..
— Mingi... é demais... — Você choraminga, sentindo seu interior borbulhar novamente e desejando que Mingi, dessa vez, não cessasse seu orgasmo como ele estava fazendo nessas últimas horas. — Amor, por favor, por favor. — Implora, com lágrimas brotando em seus olhos outra vez.
— Você fica tão linda implorando. Hm... eu deveria ser mau com você mais vezes? — Ele zomba enquanto abaixa o rosto para beijar suas lágrimas. Seu aperto crescente em torno do pau de Mingi o alerta que você está próxima do seu limite outra vez. — Tão gostosa... Como eu não vou perder o controle quando sei que todos os homens que te olham desejam você dessa forma? — Song rosna, segurando firme em seu rosto com uma das mãos para olhá-la enquanto leva a outra até o meio de seus corpos e passa a roçar o polegar em seu clitóris.
Seus gemidos saíam incontrolavelmente, você não poderia mais aguentar. Você mal consegue gesticular sobre estar à beira do limite quando o orgasmo a atinge como uma onda, banhando seu corpo inteiro. "Goza pra mim, gatinha. Goza pro único homem que pode ter você assim." As palavras de Song ressoam ao fundo em sua mente. Seu corpo inteiro sucumbe ao prazer, baba escorre no canto de sua boca junto com algumas lágrimas que borram ainda mais sua maquiagem. Mingi não para as investidas, apenas diminui a velocidade para apreciar a cena que ninguém mais no mundo além dele poderia ver. Sua voz falhada chamando o nome dele repetidamente durante o pico de seu orgasmo foi o delírio de Mingi.
Com algumas estocadas hábeis que pareciam ainda mais ásperas pela sua sensibilidade, Mingi também chega ao próprio limite, fechando os olhos com força, grunhindo sem pudor, despejando todo o líquido viscoso em seu interior, cobrindo suas paredes macias de branco.
O corpo de Song vacila, você acaricia as madeixas de Mingi enquanto ele está com o rosto enterrado em seus seios ainda cobertos. A respiração de ambos suaviza em contraste com como estava minutos atrás.
Mingi alcança sua calcinha que estava pendurada em um de seus tornozelos e a veste cuidadosamente. Seu murmúrio choroso após um breve beijo dado acima de sua intimidade agora coberta o faz sorrir por trás dos lábios. Antes que ele mesmo possa começar a se vestir, Mingi arranca um papel do bolso da calça e pega o próprio celular. Você o olha com curiosidade durante todo o tempo, esperando que ele lhe dê alguma explicação.
Song abre suas pernas ainda fracas um pouco mais, ignorando seus choramingos pela sensibilidade. E, sem delongas, ele descansa o próprio pau, já desperto novamente, em sua intimidade agora vestida. O tecido de sua calcinha começava a ficar transparente pelo líquido que escorria de sua buceta. O pau gordo, com a ponta vermelhinha e repleto de veias, estava começando a te fazer salivar. Com o flash do celular ligado, seguido de um "clique", uma foto é tirada.
— Então? — Você decide perguntar, olhando por cima dos cílios, tentando não rir da feição que ele faz em concentração enquanto digita algo no celular.
— Só deixando nosso "novo amigo" ciente de que você não está disponível, caso isso não tenha ficado claro lá no bar. — Mingi responde com deboche enquanto mostra a você o papel que o garçom havia entregue horas atrás, no qual você agora nota um número anotado. — Agora vamos para casa, ainda não terminei com você. — Song planta um beijo estalado em sua boca, ambos sorrindo satisfeitos um para o outro.
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Gostaram? Eu espero muito que sim.
Aproveitando o espaço para avisar que estou com pedidos abertos. Caso alguém tenha interesse, basta me mandar uma ask!
Se você gostou, dá uma forcinha aí! Uma curtida, um reblog ou um comentário são mais do que suficientes para eu saber que você se agradou com meu conteúdo :)
Até a próxima, bjsss <3
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Por si quieres saber más, escuché esta canción mientras lo escribía.
Una pequeña obscenidad para rascar la picazón que me ha dejado este relato sobre John Price x Cali x Me (Gigi). Si quieres conocer a una de las mejores escritoras de COD puedes encontrarla como @the-californicationist y aunque ella no lo sepa, probablemente tengamos una relación a distancia.
Como siempre, mis obras son +18. Si no te gusta algo, por favor no lo leas.
Johnny estaba, para decir palabras menores, celoso de lo afortunado que era su Capitán. El mismo Capitán que se había deslizado de su asiento, con Cali apretada contra su cadera, en busca del pajarito que les había dado la nota. Y aunque el resto del 141 intentó ignorarlo, o cómo había dicho la mujer de cabello negro cuando la invitaron a sentarse en su mesa: “hacerse los locos”, porque era difícil evitar el elefante en la habitación. Sin embargo, la más joven que les comentó le decían Gigi, parecía esa cosita dulce que cualquier hombre quisiera tener en sus fauces.
Ghost, al menos, podía sentirse aliviado de que Price se había llevado toda la atención. La amargura de sus celos mermaba al mismo ritmo en que Cali parecía derretirse, conversando animadamente, al igual que John pareció más relajado cuando la rubia le daba miradas de aprobación ante los avances de la desconocida.
Y no, Johnny después se enteraría, para disgusto de Price, que no tuvieron sexo con ella esa misma noche, ni siquiera dos semanas posteriores a ese encuentro. Les había tomado varias citas para comunicar claramente sus intenciones, límites y necesidades; Gigi estaba temerosa, esa servilleta la había enviado bajo los efectos de dos sangrías y quizás un gesto demasiado atrevido luego de admirar durante toda la noche a la pareja que se había refugiado en el lugar más cálido del bar.
Pero todo esa travesía había llevado a ese momento, una lujosa noche de viernes donde Cali había preparado pasta con su cremosa salsa alfredo, tarta como postre; y John sacó un delicioso vino para acompañar. La casa se había limpiado y acomodado, en la habitación principal se cambiaron las sabanas, se recogió el desorden de ropa sin planchar e incluso se encendieron velas aromáticas para que una débil fragancia a vainilla y coco impregnara la atmósfera.
Las negociaciones se habían elaborado. Y antes de darle la bienvenida a una persona a su cama, le habían abierto las puertas de su corazón, compartiendo su amor con la dulce joven que los había cautivado hasta cada célula de su cuerpo.
Tan arrollador y caótico como su espíritu. Se habían enamorado de sus sueños, luchas y aspiraciones.
Y ella, una migrante que había cruzado la frontera para construir una vida mejor, sin intención de encontrar el amor, los conoció a ambos, quienes la salvarían.
“¿Crees que me veo linda?” Cali se movía nerviosamente entre la sala de estar y la cocina, acomodando el escote de su llamativo vestido rojo que hacía resaltar el color de su piel, así como el lápiz labial que había aprendido, volvía loco a John.
Él la miró de vuelta, enrollando las mangas de su camisa blanca, revisando si las chuletas de su barba habían quedado bien recortadas. “Amor, estoy segura de que podrías recibirla vistiendo solo una tanga o una bata de abuelita y saltaría sobre ti”
“Oh, es que no me sentía tan nerviosa desde que cogimos por primera vez” señaló la rubia, aplicando otra capa de gloss para que sus labios luzcan mucho más provocativos.
“Sí, en la manera en cómo te arrodillaste por mí disimuló bastante esos nervios” bromeó John, agarrándola por la cintura y besándola hasta que escucharon el timbre.
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Lo que parecía ser una balada en español camuflaba la cacofonía de jadeos, gemidos y sonidos que rebotaban en las paredes de la habitación donde Cali, Gigi y Price yacían acostados como protagonistas de un cuadro renacentista. Las luces de hada brillando sobre la cama derramando sombras sobre los cuerpos que se fundían en el amor, cautivados, embrujados por la neblina de la lujuria que elevaba la temperatura sobre las sábanas con aroma a rosas y vainilla.
Cali acariciaba los pechos de Gigi, pellizcando los pezones y dejando besos en su boca que gemía de placer ante las ministraciones de John que devoraba su coño, presagiando el dulce ardor de la quemadura de barba con la que despertaría en la mañana. Gigi sujetaba con fuerza el cabello del capitán que observaba como sus dos chicas se divertían, riéndose cuando Cali se burlaba juguetonamente de la mujer más joven que habían descubierto era una princesa de almohada.
“¿Quieres que papi folle este coño, hmm, dulce?” susurró la rubia, compartiendo la misma sonrisa lobuna de John que empujaba los dedos índices y anular en su agujero de goteo.
“Por favor, los necesito a ambos, necesito…” su línea de pensamiento se vio interrumpida por la cadena de gemidos sin aliento que liberaba de su pecho y revoloteaba sus ojos del más asfixiante placer.
“Tenemos una cosita muy codiciosa aquí, amor” dijo John, embistiendo su coño con sus gruesos dedos mientras levantaba su rostro, el resbaladizo untado por toda la boca, su barba y cuello. Cali lo empujó contra sus labios, dándole un beso con lengua y dientes para probar el picante sabor a excitación de Gigi que seguía poniéndose más mojada al ver a los objetos de su deseo compartir esa intimidad con ella.
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John estaba extasiado, luego de haberle sacado un orgasmo a la mujer de cabello negro que yacía encima de Cali besándola y frotando su clítoris, mientras él follaba a la mujer de caderas más anchas, complaciéndola luego de que ambos decidieran entrenar a Gigi para que se volviera un desastre húmedo y desordenado, una gatita dispuesta a complacerlos a los dos.
Su miembro estaba duro y cubierto por el resbaladizo de ambas, embistiendo con vehemencia hasta que su espalda se arqueaba a causa de la excitación. Los ojos brillantes, viciosos, los labios enrojecidos y el los colores de los lápices labiales esparcidos por su cuello, abdomen, y la base de sus bolas peludas, incluso se había transferido a los pechos de ambas mujeres que sonreían al ver la obra de arte que habían pintado.
“¿Estás cerca, eh? Te ves tan deliciosa, cuando los vi no podía dejar de pensar lo bonita que serías con su polla enterrada en tu coño” las palabras más sucias se deslizaban de Gigi, que besaba y acariciaba la unión entre los dos mayores que gemían sin control.
Cuánto se alegraba de que ella hubiese rechazado a MacTavish.
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Los infectados corren entre las calles, voraces, mientras los residentes luchan a toda costa por escapar de su alcance. Algunos, en un intento de protegerse, se agrupan en las esquinas, tratando de huir a través de jardines y casas vacías. Otros, heridos, yacen en el suelo, intentando cubrirse mientras los infectados se acercan. La desesperación está en el aire, espesa, palpable.
De repente, un estallido se escucha, potente, como un trueno que sacude la tierra misma. El sonido proviene de la entrada sur, un golpe tan fuerte que hace temblar el suelo bajo los pies. En la lejanía, se ve una columna de humo negro que se eleva al cielo, mezclada con el polvo que oscurece el aire. Las llamas saltan por encima de los edificios, iluminando brevemente la escena con un resplandor rojo.
El eco del estruendo llega con retraso, y antes de que se disipe, se siente la vibración en el pecho, como si el propio corazón de la ciudad hubiera sido golpeado. El suelo se sacude y el sonido de los vidrios rotos se mezcla con los ecos de la explosión. Fragmentos de cristal cubren las calles, reflejando la luz del fuego y la oscuridad del polvo. Manchas oscuras se extienden en el suelo, tal vez sangre, tal vez algo peor. Las sombras se alargan, difusas, como si la misma ciudad intentara esconderse en la neblina. Desde el cielo alguien grita:
—¡Deben moverse hacia el norte! ¡Encuentren refugio cuanto antes!
En medio de todo esto, los residentes miran en dirección al sur, temerosos de lo que pueda venir después. El tiempo parece detenerse por un segundo, mientras todos se preguntan si habrá algo más, algo peor, ya acercándose.
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Tempo nublado
Segunda-feira, 17h37
O dia nublado me lembra saudade. As cores cinzas no céu misturadas em tons escuros me lembra a solidão e algo inalcançável e apesar de estar segurando uma xicara de café fumegante não sinto o calor me abraçar. Ao olhar pela janela o vazio e o silencio entre as ruas são bem-vindas para os meus olhos e até sorrio por tudo está tão calmo e tranquilo, mas não posso deixar de perceber que dentro da minha cabeça tem várias vozes tentando entrar em contato comigo e tenho certeza de que se as ouvir é seu nome que elas estão gritando. A parte ruim de estarmos longe é imaginar uma vida que provavelmente não iremos ter e tudo o que meu coração mais deseja é sentir sua presença por trás do meu corpo, seus braços ao meu redor e sentir você me aquecendo e nessas horas apoiaria minha cabeça no seu peito, fecharia os olhos, respiraria fundo o ar com o seu perfume e sorriria ao sentir você beijando o meu pescoço, me protegendo do temporal que desaba perante nós e ao me virar encontraria seus olhos que mostram a sua alma e o seu amor que sente por mim, me sinto uma criança procurando colo quando você beija a minha testa e diz que me ama, parece tão certo imaginar tudo isso com você, mas apesar de haver obstáculos entre nós me sinto bem imaginando momentos assim. A chuva que caí e o barulho acolhedor que nos proporciona me faz puxar você para o nosso sofá, discutir com você qual filme iremos assistir e fazermos uma balde de pipoca e para acompanhar chocolate quente, cobertores e muitas almofadas para nos deixar confortáveis e esquecermos que problemas existem, mas não consigo prestar atenção no filme porque meus olhos sempre estão te procurando e o som da sua voz é música para os meus ouvidos mesmo você reclamando que o filme é ruim, mas não importa se ele é ruim porque o que importa para mim é ter você ao meu lado e ter a sua atenção. Quando menos espero sinto seus dedos subirem pela minha nuca e seus beijos no meu pescoço, esqueço de tudo quando sinto o seu cheiro e som rouco da sua voz e não preciso fazer cerimonias ao me virar e procurar pela sua boca desesperadamente e subir em seu colo sentindo o seu corpo junto ao meu, entro em chamas quando você começa a me despir e beijar cada parte do meu corpo e finalmente quando sinto a sua pele deixo você me dominar e me fazer sua e quem acaba assistindo nos se perdendo um no outro é o filme que ficou para trás e cada gemido que compartilhamos é o nosso ritmo musical preferido em tempos como esse. O meu pensamento é criativo quando se trata de nós e ao me virar encontro o sofá vazio sem vestígios nossos, mas nesses dias frios e nublados se tornou o meu tempo preferido só de imaginar você comigo e ele sempre será bem-vindo porque sempre irei ficar imaginando você. Você é o meu frio, minha chuva e a minha neblina e sempre que você olhar para o céu irá entender e lembrar que sempre te esperarei para realizarmos momentos no meu sofá.
Elle Alber
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𝐭𝐡𝐞 𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐨𝐟 𝐩𝐚𝐢𝐧, 𝔱𝔞𝔰𝔨 𝔦𝔦𝔦.
(...) rescue me from the demons in my mind. whatever you do, don't ever play my game, too many years being the king of pain; you gotta lose it all if you wanna take control.
trigger warning: o texto abaixo contém menção a assassinato, estupro e morte por fogo.
a adrenalina percorrendo a corrente sanguínea fora de maneira instantanea enquanto adentrava a floresta junto a sua equipe de patrulha; as correntes estavam prontas para serem usadas, todo o corpo trabalhando nas musculaturas, as tornando mais flexíveis. contudo, nenhum deles estavam esperando para o que os esperava; no início, fora como um afogamento, a neblina espessa consumindo os pulmões, liberando algo que logo mais, ela rotularia como um alucinogeno. em seguida, a dor física, todo o corpo contorcendo-se sem que saísse do lugar, até que não houvesse mais nada, até que a mente fosse como um buraco negro e flutuasse no centro, perdida entre as imagens que rondavam sua consciência, seus medos.
o cheiro que preenchia o lugar era de bolo recém assado, havia o som de uma televisão ligada mas ninguém assistia; todos estavam no centro da cozinha, as vozes abafadas enquanto circulava em torno da cena que conhecia: seu meio-irmão com uma faca em mãos, pronto para matar a própria mãe. a katrina de anos atrás sorria, divertida com tudo o que acontecia. até que a cena mudou, katrina estava embaixo de um viaduto, bebendo água de um córrego, uma pequena fogueira acesa dentro de um túnel, até que um homem se aproxima e a toca de maneira ousada e enquanto o ato repugnante acontecia, a mente desligou-se em um click, percebendo tudo o que poderia ter tido. seu pai sorrindo a entregando o diploma da faculdade, sua madrasta sorrindo e lhe fazendo um bolo em seu vigésimo aniversário, seus irmãos abraçando-a… os dígitos buscaram no chão algo que pudesse ajudá-la, um caco de vidro sendo usado para cortar a garganta do homem, o sangue deste caindo-lhe no rosto, dentro da boca… luis sorria, estavam no mundo dos sonhos mas logo ele se afastava, observava os dois corpos que katrina carregava, os dois semideuses que morreram por sua culpa. um soco lhe era dado no rosto. kitty caminhava em sua direção, os braços abertos até que hesitou, percebendo que katrina era a responsável por colocar sasha em uma situação ruim, mesmo que não fosse de propósito. outro soco, agora sangue escorria do nariz. tommaso a oferecia um cigarro, rindo alto de alguma bobagem que katrina o dizia, mas logo gritava com ela, a dizia o quão era imunda ao perceber que a amiga sentia-se bem demais diante da morte do irmão dele. lá estava, a incapacidade de ser amada, de fazer algo ruim para aqueles que se importava. os dedos das mãos foram quebrados, a dor insuportável a atingindo por quem estava com o seu carrasco. o homem que a tocava outrora, não estava sozinho; seus amigos agora faziam justiça por ele, enquanto o fogo que antes a mantinha aquecida, lhe tocava a pele. a sensação de pavor era muito maior que a dor das queimaduras. conseguia sentir a pele derretendo por debaixo da roupa, conseguia sentir cada parte do seu corpo implorando por ajuda enquanto se contorcia, consumida pelo que a deixava assustada. os olhos marejaram até que fosse o suficiente para transbordarem, o medo a abraçando enquanto a morte caminhava em sua direção, mas fora capaz de perceber a sombra de éris de longe, rindo e dizendo-lhe o quão fraca era. katrina tentou gritar, não por ajuda mas por raiva, porque não havia nada pior do que perder a única coisa que tinha: a vida.
quando os olhos abriram-se ainda estava na floresta, mas havia um grito entalado na garganta, o rosto estava molhado pelas lágrimas e todo o corpo tremia, como se uma avalanche de sentimentos que reprimia, tivesse a atingido. sentia-se suja pelo toque do homem desconhecido, sentia-se imunda por saber que um dia, todos os seus amigos a deixariam como sua família havia feito e mais ainda, sentia-se quebrada por reconhecer que toda a merda que outrora passou e ainda passaria, fora unicamente culpa sua.
a incapacidade ser amada.
personagens citados: @luisdeaguilar ; @kittybt ; @tommasopraxis
para: @silencehq
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HAUNTED
Qimir × F!OC
Resumen: Un lazo invisible que los unía desde que eran padawans. Qimir era el verdadero significado de ser seducido por el laso oacuro. Un poder, secretos, deseo y su amor que parecía un hechizo inquebrantable.
Advertencias: Ninguna en realidad.
Especificaciones: PadawanJediQimir×PadawanJediOC.
Este fanfic será únicamente escrito en español y también será publicado en Ao3.
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Haunted en Ao3
Tumblr: Part 1 Part 2 Part3 Part4 Interlude
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Akemi Kyo fue encontrada por los jedi en un aquelarre de hermanas de la noche. Nunca supieron si era hija directa o había sido sustraída de su verdadera familia.
Al principio su entrenamiento como padawan estaba dando frutos y resultados esperados. De cierta forma era querida, sus ojos miel y cabello oscuro que contrastaba con su piel pálida eran características que nadie olvidaba. Sin embargo, una sola noche bastó para que todo se desmoronara.
Tenía 16 años y se estaba preparando para meditar en uno de los jardines del templo. Colocó en el suelo un pocillo alargado y circular que había hecho en su tiempo libre, sacó ramas secas que recolectó durante el día y finalmente dejó caer un fósforo para hacer fuego. No había nada detrás de esa pequeña costumbre, solo la ayudaba a meditar y controlar la llama. Se sentó en el suelo, pero sintió el impacto de una pequeña roca contra su cabeza. Giró rápidamente y no vio a nadie.
Llevaba días sin poder dormir, se convenció de que esa era la causa de empezar a sentir cosas que no eran reales. Hasta que nuevamente sintió el impacto, esta vez en su espalda. Entre la poca luz, por fin logró visualizar una figura humana a unos cuantos metros de ella.
Nunca olvidaría esa noche, una padawan de rango superior la atacó porque leyó sus archivos y descubrió las circunstancias en las que Akemi fue encontrada.
—¡Ya suéltame! —suplicó tratando de escapar del agarre que la otra ponía en sus brazos.
—Las brujas no deben estar en la Orden Jedi.
—¡Pero yo no lo soy!
Casi gritó del dolor cuando las uñas de la desconocida empezaron a clavarse en su piel por la fuerza del agarre.
—Las brujas como tú deben arder.
Con un movimiento rápido, la desconocida la tomó del cabello y cuello para acercar el rostro de Akemi al fuego.
—¡Basta! —gritó con tanta fuerza, que su garganta dolió.
De pronto todo se detuvo y quedó en silencio. El fuego se apagó de repente. Cuando Akemi abrió los ojos, se encontró con la desconocida suspendida en el aire, rodeada de una extraña neblina roja. Akemi se levantó del suelo y notó que aquella neblina emanaba de ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas y miró su cuerpo aterrada y confundida. ¿Qué le estaba pasando? ¿Cómo lo detenía?
—Eso sí es fascinante —dijo una voz detrás suyo.
Cuando se giró, un padawan de su misma edad observaba la escena de cerca. Tampoco olvidaría ese cabello negro que le recordó a una noche sin estrellas y esos ojos pequeños pero llenos de brillo por lo que veía.
—¡Ayúdame! ¿Cómo detengo esto?
Antes de que el padawan pudiera responder, se escucharon pasos apresurados bajando las escaleras del jardín.
—¡Padawan, no se mueva!
Akemi no sabía para quién de los dos fue esa orden. Era la maestra Vernestra. Con eso, la joven se resigno a que estaría en graves problemas. De un momento a otro, sus piernas perdieron fuerza y su respiración se sentía cada vez más pesada. Lo último que recuerda es que cayó al suelo, mientras el padawan la miraba con intensidad.
°•°•°⋆✩⋆°•°•°
—Hasta que no encontremos el origen y la manera de controlar esa habilidad, no tendrás un maestro asignado.
Esas palabras le rompieron el corazón y confianza que tenía en sí misma. Lo único que deseaba era tener un maestro y ser guiada como todos los padawans antes de convertirse en Caballeros Jedi. Cuando la reunión terminó, salió corriendo al único lugar donde se sentía segura, su habitación. Se encerró y tan pronto como lo hizo, empezó a llorar de forma descontrolada, si alguien más la hubiera visto así, pensarían que se estaba volviendo loca.
No le importó que fuera de madrugada y otros padawans lograban oír su llanto del otro lado de las pareces. Necesitaba desahogarse.
Estuvo así por lo que pareció una eternidad. Ya solo estaba ella, pareciendo un bulto tembloroso, tumbada en su cama mirando la pared, abrazando sus piernas contra su pecho.
—¿Ya estás mejor?
El corazón casi sale de su pecho y su cuerpo salió disparado de la cama para ponerse de piel, tanto que se sintió mareada. Encendió la luz con la fuerza y se quedó fría.
El padawan de hace dos días estaba ahí.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? —pregunto Akemi con los ojos muy abiertos por la sorpresa.
—Quería saber cómo estabas —respondió el joven—. Deberías tener más cuidado con tú habitación, ¿siempre la dejas abierta?
Akemi estaba avergonzada por su descuido. Siempre cerraba su habitación con código, pero su mente se sentía como una laguna por los acontecimientos recientes. El joven le dio una sonrisa rápida al notar que Akemi no estaba del todo con los pies en la tierra.
—Soy Qimir, padawan de la maestra Vernestra —se presentó.
No esperó a que la joven le extendiera la mano, Qimir la tomó y estrechó con tanto ánimo que sin querer la apretó demasiado.
—Y bien ¿Cómo estás? —preguntó mientras sonreía. Ese detalle terminó de irritar a la joven.
—¿Cómo estoy? Pues ¡¿tú cómo crees que voy a estar?! Me acaban de decir que no tendré un maestro y todo por culpa de una habilidad que ni siquiera sabía que tenía.
No supo en qué momento tomó su almohada y la lanzó del otro lado de la habitación. Qimir esquivó el objeto y eso lo hizo sonreír aún más.
—Bueno, es una lástima —dijo Qimir mientras se acercó a ella para acomodar uno de sus mechones de cabello detrás de la oreja—. Toda habilidad tiene un por qué y debe ser apreciada y perfeccionada.
—El consejo no lo ve así —respondió Akemi apartando la mirada—. Estaré desamparada hasta que busquen su origen y manera de controlarlo.
—Pero… podrías practicar.
—No puedo hacerlo, debo mantener esto oculto, no quiero ocasionar otro desastre.
Akemi se recostó en su cama hasta tener la espalda recargada contra la pared. Qimir solo se sentó en el borde
—Hagamos un trato —propuso Qimir—. Vas a practicar aquí, solo los dos. Nadie tendrá que enterarse.
—¿Sin un maestro que me guíe?
—Nos tendremos a nosotros, eso será más que suficiente.
Y ahí fue cuando Akemi le regaló la primera sonrisa. Un momento que Qimir guardaría por siempre en su alma.
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Las siguientes partes estarán próximamente disponibles ♡
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Ainda há claridade no meio da vaga e densa floresta plantada por tuas palavras
ainda há luz, como o sol de inverno estreitando raios por entre a neblina
ainda há calor no frio da escuridão, ainda há beleza e quando você não estiver mais aqui, isso é tudo que importará,
você ainda restará aqui.
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identidade perdida, vagando por entre florestas de pensamento, buscando, a cada momento, uma sensação de realidade; o presente tomado por lembranças e expectativas, de onde emergem forças constantes e a coragem de seguir em frente, impalpável definição da personalidade fumaça, neblina, vapor, que com um sopro se desfaz. neptuniana turbulenta atmosfera, permanência efêmera e fugaz. talvez a verdadeira enganação seja essa necessidade de enquadramento, tentativa inútil de descrever o que não tem conformação, insistir na conformidade para existir apenas no momento.
@qualquercantoemmim
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Mi amor por ti cayó en un jardín de rosas y, entre pétalos y espinas, como un niño, jugó. Pero fue feliz, navegando las rojas auroras, desde el nacimiento del girasol hasta que la flor de luna se extinguió.
Ya en la noche, brillaban las orquídeas a lo largo de nuestros cuerpos, como diamantes en el cielo. Yo fui flor de lis para tus besos de ortiga; todo lo que fue un paraíso ardió en fuego.
La amapola se derramó, el tulipán se cortó. Un dulce sueño se transformó en guerra después de la neblina de tu traición. Las gladiolas participaron en cruentas contiendas.
¿Cómo pasamos de volar entre un millón de estrellas a refugiarnos de una lluvia venenosa? El clavel silvestre que le obsequiaste a tu amante centellea. A mí me regalaste lirios que en realidad fueron bombas.
Para ti, nuestros recuerdos son indiferentes, aun así siento una química violeta, surcando mis olas, que hace que quiera besar tu boca poética que tan bien miente, hasta que mi corazón caiga apagado en un jardín de amapolas.
-Dark prince
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Desnuda en la niebla Relato ( Primera parte )
El primer contacto eròtico místico con la niebla lo tuvo una madrugada que regresaba junto a unas amigas de bailar, no muy lejos de su casa; la densa niebla las envolvió repentinamente y la noche negra se convirtió en en un cerrado manto blanco. Sus amigas se incomodaron y la humedad enfriaba esos cuerpos que un rato antes estuvieron acalorados y transpirados, ella sintió otra cosa, se dejó abrazar por el fenòmeno y prefirió pensar que algo mágico y sublime estaba viviendo, recordó esos viejos films que grababa para su padre que tanto la fascinaban, lugares sórdidos, puertos del oriente con barcos diluidos en la bruma, clima de burdeles y chicas voluptuosas cuyos cuerpos se esfumaban y desaparecían parcialmente bajo el blanco manto o rubias glamorosas y curvilíneas que escapaban de un pasado sórdido, abordando en la bruma viejos buques cargueros hacia destinos exóticos y plagados de peligros. Creyó mientras el sonido distintivo de los tacones resonaban en el silencio de la noche que se transportaba a la dimensión de sus sueños y anhelo de aventuras, dejó de prestar atención a las quejas insistentes de sus temerosas amigas, compañeras del colegio religioso donde pronto terminaría de cursar para iniciar su etapa universitaria, suspiró extasiada y dejó que ellas avanzaran en la caminata hasta verlas esfumarse parcialmente sin perderlas de vista totalmente. Por cercanía le tocó ser la primera en aproximarse a su vivienda, se despidió de las amigas y apenas a cincuenta metros alcanzó la puerta, abrió y entró. Ella vivía con su madre separada de su padre ,hermana y abuela, La madre casi nunca estaba en casa los fines de semana, su abuela que siempre la esperaba, esta vez dormía, faltaba tiempo para el amanecer, habían retornado antes del baile y decidió previamente buscar una bebida alcohólica en los estantes de un mueble de la sala, más precisamente Ron que su madre había traído de un viaje a Colombia y que nadie tomaba. El único ser que advirtió su presencia fue el perro que la seguía mientras ascendía a la azotea para continuar disfrutando de esa para ella imponente y mágico momento. La visibilidad era escasa, los techos de la fabrica que estaba al frente casi habían desaparecido, las luces se reforzaban en un halo lumínico hasta esfumarse en la neblina. Una tenue y lejana música le llegaba arrullando sus oídos, ella le daba tragos directos del pico a la botella y comenzó a bailar y a desnudarse acompañando el ritmo lejano, se sentó en la baranda con su cuerpo hacia la calle y recordó a los obreros de la fabrica vecina que solían observarla cuando tomaba sol o su vecino que trepaba a un deposito de agua para fisgonear su cuerpo desnudo mientras ella permanecía inmutable, provocadora, dejándose mirar lascivamente. Recordaba y se masturbaba amparada por la escasa visibilidad, eso la excitaba mientras ella se entregada a sus múltiples orgasmos. El amanecer llegó con un claro naranja intenso que coloreaba el blanco de la niebla, ya estaba ebria y se había masturbado lo suficiente para bajar e irse a dormir después de ese alocado acto. de comunión vìvida entre su cuerpo y el cielo que la contenìa en ese amanecer.
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— 𝐚𝐜𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐨𝐧 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝒃𝒆𝒔𝒕 𝒃𝒆𝒉𝒂𝒗𝒊𝒐𝒖𝒓 .
Ouvir uma risada ecoar pelo corredor do subsolo de Hexwood era a última coisa que os investigadores esperavam quando chamaram a professora para um interrogatório. Não era como se eles pudessem prever o que aconteceria na presença dela, nem mesmo se tentassem. Iseret deu alguns tapinhas amigáveis no ombro do guarda que já conhecia e evitou continuar com as gracinhas depois de entrar na sala, já que o seu objetivo ali era manter o equilíbrio. Não deveria parecer amigável demais, mas também não muito inacessível. A postura casual com que sentara na cadeira pareceu derreter um pouco da tensão dos ombros do investigador na frente dela, o que quase a fez sorrir.
'Onde você estava no momento em que o incêndio começou?' Foi a primeira pergunta, e que não era muito difícil de responder. "Nos meus aposentos. Onde mais eu estaria depois de corrigir centenas de testes?" A pergunta era retórica, até porque a resposta era óbvia. Não precisava falar sobre como ela costumava escapar durante as madrugadas, procurando alguma coisa que pudesse lhe distrair dos seus momentos de insônia. Não estava nem perto da outra ilha, afinal.
'Você notou algo incomum ou fora do lugar antes do incêndio?' Fingiu pensar por um tempo, mesmo que já estivesse com a resposta na ponta da língua. "Não. Todos pareciam estar vivendo suas vidas normalmente. Você sabe, praticando eons, meditando, lendo…" Se escondendo em criptas… ela completou mentalmente. Era só uma das muitas coisas que eles não sabiam, mas que ela, por observar a academia e parecer confiável, tinha aprendido. Não faria questão de relevar isso também já que a pergunta não fazia parte do interrogatório. Ou entrevista, como quiseram nomear.
'Você teve algum sonho ou pressentimento estranho antes de saber do incêndio?' Agora aquela era uma pergunta verdadeiramente interessante. Seus olhos quase brilharam ao ouvi-la e sentiu seu seon se movimentar, sua luz a iluminando por trás. O silêncio que durou alguns segundos serviu para deixar o investigador ainda mais curioso. Iseret rapidamente analisou as vantagens de se expor. Aquela informação chegaria até a família real? Se dissesse que não tinha sonhado com nada eles saberiam que ela estava mentindo? "Eu… bom, agora que perguntou…" Esfregou a têmpora enquanto fingia uma expressão de angústia, os olhos desviando do homem para a parede atrás dele. A casualidade tinha sumido de sua expressão corporal, e se ajeitando na cadeira sentiu os olhos atentos de outras pessoas na sala se fixarem nela. "Alguns dias antes do acidente eu me lembro de ter sonhado com fumaça, densa como uma neblina. Acreditei que fosse um presságio relacionado ao tempo, o que poderia afetar os negócios de minha família." Era tão fácil costurar as verdades entre as mentiras que naquele momento nem mesmo ela saberia diferenciá-las. "Não vi nada que me lembrasse do castelo de Wülfhere. Se fosse o caso, teria avisado as autoridades." Até porque a informação, se fosse dada de maneira prévia, com certeza lhe concederia algum nível de prestígio e agradecimentos, o que lhe seria muito útil no futuro. Agora que tinha assumido a personagem soturna, Iseret sabia que precisava sustentá-la até o fim do interrogatório, o que não seria difícil, só… chato.
'Você acha que o incêndio foi realmente um acidente, ou acredita que pode ter sido provocado por alguém? Quem se beneficiaria disso?' O que ela achava não importava muito diante do que poderia causar com a resposta. Eles realmente não tinham pistas sobre quem ou o quê poderia ter causado o incêndio? "Poderia ter sido um acidente… se o cálice não tivesse desaparecido." Um comentário vago para uma pergunta igualmente vaga. Só queria incentivá-los a pensar enquanto sustentava o papel da professora que não sabia de muita coisa.
'Na sua opinião, quem estaria mais interessado no desaparecimento do Cálice dos Sonhos e na interrupção do acesso ao Sonhār?' Sua mente obviamente fez a associação entre o roubo ao khaganato. Sem o cálice, as forças de Aldanrae poderiam diminuir em alguns anos e, por consequência, seriam um império mais fácil de ser invadido e conquistado. Mas claro, aquelas reflexões não seriam compartilhadas com as outras pessoas na sala. Ainda era cedo para incitar o caos com teorias infundadas, já que uma investigação sem um objetivo específico poderia fazer com que todos fossem suspeitos - e Iseret não queria ser suspeita de nada naquele momento. “Nossos inimigos”, e por um momento ela quase sorriu novamente. Nossos. Como se quem fosse inimigo do imperador e da família real fosse inimigo dela também. “Mas eles não conseguiriam chegar até o cálice tão facilmente, não é?” O olhar carregado de falsa incerteza passeou pelo rosto do investigador a sua frente, que não parecia querer responder sua pergunta. Isso não era exatamente um problema pois não tinha ido até lá com aquele objetivo. O interrogatório parecia ter chego ao fim, e quando recebeu permissão, Iseret deixou a sala, desaparecendo do subsolo da mesma maneira em que a fumaça tinha deixado seus pensamentos depois de seu sonho.
@aldanrae
#cae:task#𝒊𝒗 . 𝐩𝐨𝐯 .#vergonha da pofision demorei mil anos pra descobrir como colocar UM GIF no template#mas saiuuuu
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Bajo la luna menguante que se pierde entre neblina color vergüenza, entiendo que no es para mí el esperarte y que no necesito tampoco mendigar tu atención, tu silencio es también una respuesta.
#escritos#notas#escribir#destino#frases#literatura#diario#español#vida#nostalgia#textos#poesía#amor#sueños#realidades#lo que pienso#lo que escribo#lo que siento#amanecer#mexico
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