#empeora
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"Las condiciones de hambruna se están extendiendo" a medida que la crisis de Sudán empeora: Consejo de Seguridad
Al dirigirse al Consejo de Seguridad el lunes, Edem Wosornu, El director de la División de Promoción y Operaciones de la Oficina de Coordinación de la Ayuda de las Naciones Unidas (OCHA) describió el desastre que se estaba desarrollando como “Una crisis humanitaria de proporciones asombrosas..” Esta catástrofe “provocada por el hombre”, impulsada por un conflicto implacable, ha desmantelado los…
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La enfermedad de Céline Dion empeora: su hermana confiesa que ya "ha perdido el control de sus músculos"
La artista sufre una condición neurológica que se llama ‘síndrome de la persona rigida’. Lo anunció en diciembre de 2022 y canceló sus conciertos. Esther Pinilla J. @EstherPinillaJ1 La salud de Celine Dion (55 años) empeora por momentos. La reconocida artista canadiense anunciaba en diciembre de 2022 que no se encontraba en su mejor momento y desvelaba el problema de salud que la obligaba a…
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por no tener novia y tener que tomarlos solo me cebé los mates demasiado rápido y ahora están lavados y son un asco, Sr. Presidente haga algo por favor no se puede vivir así
#se acuerdan cuando le pedíamos a Alberto que haga cosas?#ahora yo le pido a Milei que no haga nada#igual no es que haga mucho aparte de viajar a pasear a foros de ultra derecha y millonarios#pero cada vez que hace algo nuestra vida empeora#en fin divagación política#cosas mias
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El estudio forma parte del seguimiento de las poblaciones de Valsaín, Segovia, que se lleva realizando desde 2021 El crecimiento descontrolado de las poblaciones de derméstidos, escarabajos no parásitos cuya presencia es frecuente en los nidos, podría afectar a las actividades humanas Ejemplar de herrerillo común / Javier García Velasco En los nidos de herrerillo común, Cyanistes caeruleus, se encuentran distintos tipos de artrópodos, el grupo más numeroso y diverso del reino animal, algunos parásitos y otros que conviven con las aves sin causarles ningún perjuicio. Cada vez más estudios revelan que los cambios en el clima afectan a las dinámicas entre las especies y, por ello, un equipo de investigadores, en el que participa el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), ha analizado cómo afectan los aumentos de temperatura o de humedad tanto a estos artrópodos como a la condición física de los polluelos. Los resultados, publicados en las revistas Ibis y Entomologia Experimentalis et Applicata, muestran que estos parámetros producen la disminución de la mayor parte de los artrópodos parásitos de los nidos mientras que, en el caso de los no parásitos, se ven beneficiados de estos cambios en el clima aumentando sus poblaciones. Además, se ha observado que estas alteraciones afectan negativamente a la condición física de los polluelos. “Partimos de una población de herrerillo común localizada en Valsaín, Segovia, a 1200 metros de altitud, en la que ya hemos realizado distintos estudios”, explica Marina García del Río, investigadora del MNCN. “Nuestro objetivo en el experimento era doble. Por un lado, analizar los efectos del aumento de la temperatura y de la humedad por separado en la abundancia de varios ectoparásitos encontrados comúnmente en los nidos de esta ave: la mosca azul, Protocalliphora azurea; el ácaro rojo de las gallinas, Dermanyssus gallinae y la pulga Ceratophyllus gallinae. Por otro lado, observar cómo estos cambios en el microclima afectan a la condición física de los polluelos”, explica García del Río. “Además, quisimos estudiar otros grupos de artrópodos como los derméstidos, que conviven en los nidos sin parasitar a los polluelos y, de nuevo, observar por primera vez cómo influyen los cambios en estos parámetros en su abundancia”, indica Javier García Velasco, también del MNCN. “Los derméstidos son unos escarabajos que viven en los nidos de estas aves y que cumplen un papel a priori mutualista, ellos se benefician del lugar donde viven y las aves se benefician, por ejemplo, de que les ayuden a mantener el nido limpio de restos orgánicos de cadáveres de otros insectos. Además de su importante papel en la naturaleza como descomponedores, son bien conocidos en el ámbito científico y de la conservación, pues constituyen un verdadero problema para las colecciones naturales y de arte, e incluso pueden ser plagas domésticas y de alimentos almacenados”, añade el investigador. Los resultados mostraron, en general, una reducción considerable en la abundancia de parásitos cuando la temperatura o la humedad aumentaron. No fue así en el caso de los derméstidos que, por el contrario, incrementaron su abundancia especialmente con la humedad y en los nidos en los que se encontraron polluelos muertos. “Aunque los polluelos podrían verse beneficiados ante la disminución de parásitos como consecuencia de las alteraciones en el clima, observamos que su condición física empeoró, por lo que estos cambios les afectan negativamente de forma directa”, señala la investigadora del MNCN. “En el caso de los derméstidos, pese a no ser perjudiciales para las aves, su incremento descontrolado podría llegar a producir daños por ejemplo en entornos urbanos, destruyendo alimentos, documentos y distintos materiales. Por tanto, es necesario seguir investigando en esta línea de cara a establecer medidas de conservación en un escenario de cambio climático”, concluye García Velasco. Uno de los nidos analizados en el e...
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#Tierra del Fuego advirtió que limitaciones en el suministro de gas obligan a programar cortes rotativos en la energía eléctrica <p></p><div#Alejandro Aguirre#quien advirtió que el alto consumo por las bajas temperaturas afectan la presión de gas que está recibiendo la Usina en Ushuaia lo que “nos#se está registrando nuevamente problemas en la generación de electricidad para la ciudad de Ushuaia#ya que “estamos registrando una muy baja presión en el gasoducto que ingresa a la Usina”.</p><p><br /></p><p>Ejemplificó en este sentido qu#sin embargo en las últimas horas ha llegado a menos de 22 bar#con esto entramos en riesgo ya que si llegamos a los 22 bar las alarmas empiezan a sonar en la Usina#porque con menos de 20 bar#la Rolls Royce paraliza su producción inmediatamente”.</p><p><br /></p><p>Esto es como consecuencia de diversos factores#que se empeora sabiendo que toda la región está siendo castigada con este frente polar y las bajas temperaturas#por ende la demanda de gas es mayor a lo habitual en otros inviernos.</p><p><br /></p><p>“Además se han registrado problemas en los yacimie#ya que debido a las muy bajas temperaturas#se produce la formación de hidratos en las líneas de ingreso a los compresores de las plantas de tratamiento que deben inyectar a los gasod#afectando los volúmenes normales de gas”#amplió.</p><p><br /></p><p>“Es una situación compleja que se genera por muchos factores#pero todos tienen que ver con el consumo por el intenso frío que está soportando en gran parte del país#y en especial en nuestra provincia. Por eso#nos vemos en la difícil decisión de ir rotando cortes de suministro de energía eléctrica para contener la presión hasta tanto se vaya norma#explicó Aguirre.</p><p><br /></p><p>Cabe recordar que#de acuerdo al Servicio Meteorológico Nacional#la provincia de Tierra del Fuego se encuentra aún en “Alerta Roja”#debido a las temperaturas extremas#y similar situación se está registrando a lo largo de la Patagonia con consecuencias similares y un alto consumo de gas.</p><p><br /></p><p
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👼💙🌠. No se le ocurrió otra pregunta para el momento. Hablar con Crowley siempre le pareció natural, incluso con sus diferencias y lados opuestos. El contrario solía salvarlo, aconsejarlo y entretenerlo. Aziraphale evitaba pensar en todo lo que perdió al dejarlo atrás. De ese modo podía decirse que estaba haciendo lo correcto. Ser amable era lo indicado. —Puedes decirme Aziraphale o como tú prefieras —dijo entonces. Sabía que lo había herido, pero no podía alejarse—. Nosotros no estamos destruyendo el mundo —especificó, con calma. Tomó valor y se acercó a él—. Te necesito —susurró, esperando que pudiera escuchar su voz—. Quiero decir, por lo que ocurre, te necesito... Tú podrías ayudarme a descubrir lo que sucede —se corrigió, bajando la mirada.
🌾 ❛❛👹🤵🏻♂️🗡️🕶️No iba a mentir, verlo le hizo sentir todo lo que lo extrañaba y esa sensación dolorosa que le dio el día que lo rechazó se revivo pero, se recordó qué no debería importarle porque Aziraphale había hecho sus elecciones y la verdad había perdido cualquier iniciativa de quererle convencer de lo contrario 《Mierda, si no hubiera escuchado a Nina y Maggie》 Siguió su camino pese a que su nombre en los labios de su... ¿Ex amigo? ¿Ex compañero o colega? ¿Ex pareja?...¡nah! Que mas daba ya no eran nada; le había gustado porque pensó que jamás lo volvería a escuchar o al menos que tuviera la osadía de hacerlo. Aunque claro, la pregunta abiertamente descarada fue lo que le detuvo. —¿Qué como estoy? ¿En serio te atreves a preguntar eso, ángel? ¡Oh, es Arcangel!—Replicó girándose para verlo disgustado, decepcionado y sí, herido. Al menos si hubiera iniciado con una disculpa lo habría perdonado...no, la verdad no, sería más difícil está ocasión —¡Estupendo! ¡Magnánimo!—Ironizo. —¿Para què quieres saber? No creo que te importe. Ocúpate de los asuntos del cielo, veo que tienen trabajo. Por cierto, muy buen trabajo, creo que es muy original la nueva forma que se les ocurrió para destruir el mundo, Metraton debe estar orgulloso de ti—Palmeo su hombro como si estuviera felicitandolo realmente.
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Ucrania: La crisis humanitaria empeora en medio de las heladas invernales y los ataques diarios
Lisa Doughten, Directora de Financiamiento y Asociaciones de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) destacó el incesante número de víctimas entre la población civil. “Continúan los ataques diarios, que causan muertes, lesiones y sufrimientos indecibles a los ucranianos comunes y corrientes, y destrucción y daños a la infraestructura civil.”, dijo, y…
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He calls me the Devil (I make him wanna sin) - Enzo Vogrincic
+18! Needy!Enzo (unos segundos de Sub!Enzo, parpadeen y se lo pierden). Biting, choking, creampie, fingering, masturbación, (breves descripciones de) plus size!reader, sexo oral, sexo sin protección, (kind of) semi-public sex, spit kink, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
El vestido fue idea de Enzo.
Luego de un par de días viéndote batallar frente al espejo e intentando consolarte cuando la frustración te vencía, recordó que la caja que contenía la prenda estaba sepultada en alguna parte del armario. Enzo odiaría que lo malinterpretes y no tiene absolutamente nada en contra de la chaqueta y el pantalón de cuero que pretendías combinar con un top burdeos, pero…
-No, no sé- recuerda cómo empujaste el vestido contra su pecho-. ¿No te parece que es mucho?
-¿Para mí…? Es poco- bromeó, refiriéndose sutilmente a los atuendos mucho más atrevidos y extravagantes que utilizaste en ámbitos mucho menos formales.
-No son los Oscar, Enzo, es un concierto de música clásica.
-¿Y?- se mordió el labio-. ¿No te gustó el vestido? ¿Es eso?
-Me encantó, amor, pero…
La inseguridad ensombreció tu rostro por un breve momento, evocando el recuerdo del día en que le enseñaste el vestido en una página web: las únicas fotos exhibiendo el producto eran de modelos utilizando la talla small, un detalle recurrente que te aquejaba a la hora de buscar ropa. Aún puede oír la forma en que suspiraste, entre harta y triste, antes de cerrar la página y bloquear la pantalla de tu celular para arrojarlo sobre la cama.
Normalmente Enzo no se habría atrevido a husmear en tus dispositivos electrónicos, pero esa noche luego de ver tu decepción decidió revisar tu historial. A falta de una referencia fotográfica, optó por confiar en que uno de los talles se correspondía con tus medidas.
-Te queda hermoso- insistió, sosteniéndolo con delicadeza entre sus manos-. Dale, probátelo otra vez.
La forma en que te sonrojaste le pareció tierna, un tanto divertida considerando el tiempo que llevaban juntos y la inocencia del cumplido en comparación con los comentarios que guardaba para otros momentos, los cuales hacían que la sangre de tu cuerpo ardiera no sólo en tus mejillas. Observó cómo deslizabas las tiras de tu camisón por tus hombros y su respiración se entrecortó cuando vio tus pechos desnudos.
El vestido se adhería a tu cuerpo como una segunda piel, los tonos rojos de la seda resaltando tu figura y volviéndote la viva imagen de lo que Enzo llamaría la perdición.
Ahora ese recuerdo lo atormenta y se obliga a mantener las apariencias, ocultando su erección con el programa del concierto y agradeciendo por la tenue iluminación de la sala. Intenta distraerse observando los detalles del lugar, tal como lo hizo desde que llegaron al Auditorio Nacional, y por unos instantes la sincronización en los arcos de la sección de cuerdas de la orquesta es más que suficiente para cautivarlo.
Es entonces cuando siente que te movés en tu asiento y sus ojos se centran en tu figura. Tus manos se encuentran entrelazadas sobre tu regazo, cubiertas por unos delicados guantes de largo asimétrico, y al ver tus dedos jugando distraídamente con el papel no puede evitar pensar en lo bien que se verían envueltos sobre su miembro, su semilla arruinando la seda que oculta tu piel.
El súbito aplauso del público lo saca de sus cavilaciones y está a punto de sumarse al mismo, pero tu mano se cierra sobre la suya a modo de advertencia. Si la calidez de tu palma empeora su estado, la forma en que el vestido abraza la curva de tu abdomen y resalta tus pechos es prácticamente una sentencia de muerte.
-Todavía no- aclarás, señalando con la cabeza hacia el escenario-. Falta uno más.
El primer movimiento de la Serenata para cuerdas de Tchaikovsky le pareció sublime, ¿pero el cuarto…? Le resulta eterno y le cuesta horrores mantener la concentración, por lo que se muerde los labios hasta sentir el gusto metálico de la sangre en su lengua. Comienza a mover la pierna y tu mano acaricia su muslo -probablemente interpretando su agitación como nerviosismo o ansiedad- en un gesto que debería ser tranquilizador, pero que es en realidad todo lo contrario.
La preocupación en tus ojos es evidente cuando encuentran la mancha escarlata en sus labios y te inclinás para examinar el daño, ignorando que el ángulo le permite ver tu escote y el sostén de encaje rojo que contrasta con tu tono de piel. Es el mismo rojo que tiñe tus labios y que difuminaste en tus pómulos, el mismo rojo que en alguna ocasión utilizaste para dejar la marca de tus besos en su pecho, su abdomen y…
Se siente culpable cuando acerca sus labios a tu oído y susurra:
-¿Me acompañás?
La obra concluye y Enzo aprovecha el momento en que otro músico, un pianista, entra en escena. Toma tu mano y te arrastra hacia las puertas de la sala, más de una mirada curiosa posándose sobre ambos y algunos susurros, que te hacen sentir más insegura de lo que lo hicieron a tu llegada: Enzo juró que te miraban porque “¿Cómo no te van a mirar? Si estás hermosa”, pero vos no estás convencida de que ese fuera el motivo.
Ambos llegan a un corredor desierto y cuando Enzo tira de tu mano para guiarte hacia una puerta lateral, lo seguís al interior de la habitación sin hacer preguntas. Te sorprenden los estuches de instrumentos vacíos, desperdigados por doquier, y estás a punto de comentar que la puerta no debería estar sin seguro, pero el ataque de algún instrumento de viento -que no distinguís- en la habitación contigua hace que te sobresaltes.
-¿Qué pasó?- preguntás, recordando el motivo por el cual abandonaron el concierto. Cuando tomás la mejilla de Enzo para examinar su herida, sus dedos aprisionan tu muñeca-. ¿Qué…?
Dirige tu mano hacia su erección, cubierta por un costoso pantalón, sus ojos fijos en tu rostro para examinar tu reacción: tus labios se separan lo suficiente para permitirle ver tus dientes y tu respiración se torna agitada en un abrir y cerrar de ojos, obligándolo a admirar cómo el movimiento hace que tus pechos suban y bajen. Su mirada desciende hasta llegar a tu cadera y sus manos siguen el mismo camino, masajeando con fuerza tu cuerpo antes de atraerte hacia el suyo.
Soltás un gemido y, en algún recóndito lugar de tu mente, te preguntás si las personas presenciando el concierto pueden oírte con la misma claridad con la que oís el piano en este momento.
-¿Ves lo que me hacés…?- pregunta. Besa tu mejilla y sus labios trazan una línea hasta tu cuello, sus besos húmedos y su aliento cálido repercutiendo en tus sentidos-. Desde que llegamos estoy así.
El sonido del seguro llega a tus oídos.
-¿Qué hice?- fingís inocencia.
Su mano se cierra sobre tu cuello y vuelve a besarte, la intensidad de sus acciones provocando que sus dientes rasguen tu labio inferior y su lengua haciéndote gemir cuando invade el interior de tu boca. Se aferra a la parte más ancha de tu cadera con fuerza, como si la cercanía entre ambos no fuera ya suficiente, y su otra mano baja la cremallera de su pantalón.
El sonido provoca un cosquilleo entre tus piernas y mirás a Enzo de manera provocadora mientras tirás del botón de la prenda, la cual cede levemente dejando ver una franja de su ropa interior. Recorrés la tela visible con tu dedo antes de llevártelo a la boca, capturando la seda entre tus dientes para retirar el guante.
-No- te interrumpe-. Dejátelos puestos.
Le dirigís una sonrisa, intrigada y más que excitada por la situación y su petición. Tu mano colándose bajo su ropa interior hace que se muerda el labio y una expresión de dolor atraviesa su rostro, pero cuando cerrás tus dedos sobre su miembro esa expresión se transforma en placer y arroja la cabeza hacia atrás. Comenzás a masturbarlo con lentitud, tu oído atento a la orquesta percibiendo también el sonido de su piel y la aceleración de su respiración.
En cuestión de minutos y bajo las caricias que le suministran tus manos, Enzo se convierte en un desastre: sus dedos se clavan en tu carne y tenés que esforzarte para lograr mantener el ritmo de tus movimientos, el líquido preseminal brotando de su punta humedeciendo cada vez más tu guante y tus dígitos, y su miembro palpita desesperadamente en busca de alivio.
Te detiene antes de que sea demasiado tarde y te guía hacia el pequeño sofá en la esquina de la habitación, apartando unas partituras olvidadas sobre este para tomar asiento y señalar el lugar entre sus piernas. Obedecés inmediatamente, como siempre, y luego de ayudarlo a deshacerse de su pantalón y su ropa interior Enzo decide tirar de la cremallera de tu vestido y despojarte de tu sostén, liberando tus pechos.
Tomás su miembro entre tus manos para centrarte en su extensión mientras tus labios se acercan a la punta para besarla con delicadeza una y otra vez. Su excitación brilla bajo las luces de la habitación y es adictiva cuando el sabor invade tu lengua, haciéndote gemir cuando lo introducís en tu boca y provocando que las vibraciones amenacen con llevar a Enzo al borde del orgasmo nuevamente.
Sus caderas se mueven en contra de su voluntad y su punta golpea tu garganta, llenando tus ojos de lágrimas que rápidamente comienzan a deslizarse y humedecer tus mejillas. Te separás de Enzo, ya que no estás dispuesta a arruinar todo tu maquillaje, pero la solución que encontrás logra arrancar un gemido de su boca antes de que pueda procesar la imagen frente a él.
-Dios…- dice entre dientes, cubriendo su rostro con una mano luego de ver cómo rodeás su miembro con tus pechos y escupís sobre su punta. Recuerda todas las ocasiones en que lubricó el interior de tus muslos y se deslizó entre ellos hasta el agotamiento, oyéndote suplicar por un poco de placer a cambio y prometiendo hacer lo imposible para merecerlo-. Lo hacés a propósito, ¿no?
Permanecés en silencio, pero Enzo recibe una respuesta cuando tus manos presionan aún más tus pechos. Su excitación comienza a ser cada vez más abundante, gotas de líquido incoloro cayendo desde su punta hasta el largo de su miembro y entre tus pechos, llenando la habitación de los indecentes sonidos húmedos que tanto disfrutan ambos. Sus dedos contrayéndose sobre el sofá y sus nudillos blancos hacen que te detengas con una sonrisa de satisfacción.
Toma tu cabello entre sus dedos y se acerca peligrosamente a tu rostro, su pulgar delineando tu labio inferior y haciéndote sisear cuando toca la herida que sus dientes dejaron allí. Tira de tu cabello hasta posicionarte en un ángulo doloroso y te observa, el cabello cayendo a los lados de su rostro haciendo que se vea aún más imponente, y luego escupe en tu boca. Le enseñás tu lengua, su saliva mezclándose con la tuya, y tragás.
Te conduce hacia el otro extremo de la habitación sin delicadeza alguna y presiona tu cuerpo contra el espejo en la pared, el efecto de la superficie fría evidenciándose en tus pezones. Con movimientos lentos, Enzo toma el dobladillo de tu vestido y comienza a arrugarlo entre sus manos, descubriendo centímetro a centímetro de tu cuerpo y maravillándose como si fuera la primera vez que te ve.
Intenta no perder la razón al ver el encaje rojo cubriendo tu intimidad… Pero él es un hombre débil y vos, la tentación.
Se arroja sobre sus rodillas sin pensarlo y comienza a morder tus piernas con fuerza, haciéndote gemir y lloriquear debido a la sensibilidad, utilizando su lengua posteriormente como si fuera suficiente para aliviar las zonas abusadas. Aparta la prenda que lo separa de tu centro y observa cómo la humedad que cubre tu piel se adhiere en forma de hilos brillantes a la tela.
Introduce un dedo en tu interior mientras reparte besos y mordidas en tus muslos. Te oye gemir contra el espejo y sabe, aunque no puede verte, que tal imagen podría pertenecer al paraíso. Debería, asegura al introducir otro dedo y sentir tus paredes contrayéndose cuando los curva para dar con tu punto dulce, la resistencia de tus labios nula ante tus gemidos, jadeos y suspiros.
Los sonidos obscenos que producen los dedos de Enzo en tu cavidad no se comparan con la imagen entre tus piernas, tus fluidos cayendo sobre sus dedos hasta llegar a sus nudillos e incluso su muñeca. Tus piernas tiemblan y tus manos masajean tus pechos, imitando los movimientos que tu novio suele repetir para brindarte el máximo placer.
Tus rodillas están a punto de fallarte y le suplicás, pero cuando Enzo se detiene y te deja respirar la sensación de vacío junto con la desesperación te inundan. Encontrás sus ojos oscuros a través del espejo, un leve asentimiento de su parte que pretende ser un consuelo, y arqueás tu espalda para darle mejor acceso a tu entrada.
Sostiene el vestido, la tela arrugada a la altura de tu cintura, mientras acaricia tu entrada y tu clítoris con la punta goteante de su miembro. Suspirás al sentir su calor y el suspiro se vuelve un gemido cuando comienza a empujarse dentro tuyo, recibiendo el ardor que provoca su tamaño en tu entrada estrecha.
-Enzo...
-Sí, amor, ya sé- dice entre gruñidos-. Querés más, ¿no...? Vos siempre querés más.
Y él está dispuesto a dártelo todo.
Sus movimientos son delicados y mínimos para permitir que te acostumbres a la sensación, pero eso se acaba cuando ve tu expresión prácticamente pornográfica en el espejo. El placer dibuja en tus cejas una curva que acompaña la caída de tus párpados y tus labios entreabiertos permiten que un hilo de saliva caiga por tu mentón.
Desesperado por sentir más, comienza a penetrarte con fuerza y en profundidad. Adora los sonidos que dejan tu boca y aún más los que produce tu cuerpo al colisionar con el suyo, así como también adora ver los movimientos de tu carne como consecuencia de cada impacto originado entre las caderas de ambos.
El ritmo de sus estocadas es cada vez más rápido en contraste con la música (ahora muy lejana, como si la sala se encontrara a kilómetros de distancia) y te fuerza a sostenerte para no perder el equilibrio, pero la tarea resulta casi imposible cuando sentís la forma en que su punta abusa de tu cérvix de manera placentera.
Su mano repta por tu espalda y acaricia tu cuello antes de cerrarse sobre el mismo, la presión que ejerce mínima pero aún presente como un sutil recordatorio. Volvés a encontrar su mirada.
-Voy a...
-Sí- se limita a contestar. Arroja la cabeza hacia atrás.
Continúa embistiéndote hasta sentir las contracciones de tu interior caliente y te permite tocarte sólo después de atraer tu cuerpo hacia el suyo, con tu espalda sobre su pecho y su brazo rodeando tu cuello. Su otra mano sostiene tu cadera y se hunde dolorosamente en tu piel, amenazando con dejar alguna que otra marca.
El ángulo actual te deja sentir cada detalle de su miembro en tu interior y no pasa mucho tiempo antes de que llegues a tu orgasmo, con sus dedos aprisionando tus mejillas para mantener tu vista al frente, la imagen de tus pechos saltando de arriba abajo casi tan hipnótica como el rostro de tu novio al ver la escena.
Cuando Enzo alcanza su propio clímax sentís sus dientes mordiendo tu cuello antes de percibir cómo su semen caliente te llena por completo. La sensación es suficiente para causarte otro orgasmo, más breve pero de mayor intensidad.
-Te amo- dice Enzo contra tu piel-. Te amo, te amo, te amo.
-Yo también te amo- tomás su mano y la llevás a tus labios-. Mucho.
-¿No tenía razón?- oculta su sonrisa tras tu hombro-. El vestido era una buena idea.
Estás a punto de darle la razón, pero te interrumpe el sonido de alguien tocando la puerta.
-Te voy a matar- jurás, apresurándote para acomodar tu ropa.
Enzo sólo suelta una carcajada.
Notas de Lu:
La inspiración para el vestido, estoy completamente obsesionada. Espero hayan disfrutado la lectura y si ven algún error..., un hechicero lo hizo ♡
taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#lsdln cast#esteban kukuriczka#esteban kukuriczka smut#esteban kukuriczka x reader#matias recalt#matias recalt smut#matias recalt x reader
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Cuando la situación se torno peligrosa,nega ,el "jiang shi" decide alejarse de su joven maestra y sacrificarse para darle una oportunidad de escapar del ejército del maldito emperador mogeko.
Sin embargo,tras contarle su plan a su protegido humano,ella se niega entre lágrimas a dejarlo ir.
Atónito,el vampiro-zombie se ve paralizado por una aterradora sensación de Déjà vu que pone en alerta máxima todos sus sentidos.
Sus colmillos comienzan a doler a la par que sus garras crecen sobre sus helados dedos.
Incluso el sello sobre su cabeza se siente pesado,como si tratara de suprimir el flujo de energía que comenzó emitir su alma.
-"n-no...no vayas.."- susurra la joven maestra contra la tela de su ropa,y él casi puede sentir sus uñas clavarse contra su abdomen mientras se aferra con desespero.
El palpitar sobre su pecho se vuelve tan errático que siente su cuerpo retumbar con cada doloroso latido.
"¿Latido?"
Para un zombie con tanta antiguedad como él tal cosa debería ser imposible,
Algo de todo aquello debia estar siendo producido por su propia alma.
Sin embargo aquella conclusión tenia menos sentido para él.
¿Por que su alma estaria reaccionando de esa forma a esa humana?
Las dudas se acumulan en su lengua a la par que su cabeza duele como si fuera a partirse por la mitad.
Yonaka al notar su estado rígido,levanta su rostro para encontrar su mirada con la de él
-"¿e-eh?...¿jiang shi-sama?"-
-("¿sr.mogeko defectuoso?")-
cuestiona ella de forma llorosa,pero el contenido de su pregunta es confuso para el vampiro,ya que él juraría haber escuchado la voz de su humana llamarlo de otra forma al mismo tiempo.
"¿m..mogeko defectuoso?" Se repite él internamente,encontrando aquel título confuso pero familiar en alguna parte de su mente.
Entonces el dolor de cabeza empeora,y el sello parece ejercer una mayor presión que casi lo pone de rodillas.
El sudor se acumula sobre su piel pálida mientras su visión se vuelve borrosa.
Siente su pecho apretarse,como si algo desde su interior tirará con insistencia su alma para retenerla en su cuerpo.
De fondo logra escuchar la voz femenina de su humana compañera pedir por él con insistencia.
Nega dirige sus ojos hacia ella con dificultad,como para calmarla.
Su confusión no hace más que crecer cuando al enfocar su mirada en yonaka,él consigue apreciar la tenue imagen sobrepuesta de una chica bastante similar a ella.
Su vestimenta era extraña,en vez del Qipao rojo con bordes dorados ella parecia llevar una especie de uniforme exótico que nega no reconoció al instante.
El rostro y las faciones eran identicas,sin embargo su peinado era distinto,pues su cabello oscuro era separado por dos largas trenzas que caian sobre su espalda.
"¿señorita?"
Debido a lo borroso de su visión no pudo examinar con mas detalle la extraña aparición.
Pero algo para él estuvo muy claro.
Ella estaba llorando mientras rogaba para que no la dejara.
Justo como ahora...
Depronto sintio un calido toque sobre su mejilla,el zombie parpadeo lentamente mientras sentia como su malestar comenzaba a calmarse ante la suave caricia de la humana.
Era como si saliera de una especie de transe,ya que incluso él rostro de su actual yonaka pudo verse con mas nitidez.
Sus ojos temerosos y llenos de preocupacion lo acogieron con tanto afecto que casi hicieron que su mente quedara en blanco.
Como si no hubieran más preocupaciones.
Como si solo existiera ella.
En el silencio compartido,yonaka se percato de que aun seguia con su mano sobre la mejilla de su sobrenatural aliado apesar de haber cumplido con su proposito de calmarlo-"l-lo siento,no quise-"-trato de disculparse entre nerviosos tartamudeos,sin embargo fue interrumpida por el jiang shi,quien empujo su rostro contra la palma de la joven humana, Acción que hizo que ella se congelará rigidamente en esa posición mientras su rostro adquiría una tonalidad rojiza.
Él cerró los ojos,disfrutando brevemente de esa energia cálida que transmitia la mano de la pequeña mortal que lo libero de su prisión.
No podía dejarla sola.
Algo dentro suyo se nego rotundamente,como si intuyera que esa desicion los destruiría a ambos.
No podía dejarla sola de nuevo.
"¿De nuevo? " se cuestiono el zombie en su interior,antes de abrír sus ojos para mirar a la humana bajo su protección.
*ba-dum...ba-dum*
Otra vez sintió ese extraño latido desde el interior de su pecho.
Quizás...estaba vinculado a esa chica de una forma más profunda de lo que imagino...
.
.
.
Fin.
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' ya veo. ' se detiene antes de indagar más, pues asume que si ella quisiera decir otra cosa, lo haría. ' no tienes por qué quedarte aquí, en cualquier caso. ¿siquiera lo conocías? ' no es un juicio —después de todo, él jamás habló con abrams—, tan sólo le cuesta creer que la mitad de los presentes lo conociera en profundidad. y si fiamma es la excepción, le extrañaría que entre tantas personas alguien lleve la cuenta de quién se marcha. los accidentes sí suceden todos los días, es posible que lo esté pensando demasiado, aun si nada sacude su creencia de que las casualidades no existen. esto es lo que atina a responderle, pero cada vez se le dificulta más ignorar las miradas y el murmullo. lo siguiente ocurre tan rápido que antes de notar que una mujer se acerca ya observa a fiamma empapada de gaseosa. ' ¿cuál es tu puto problema? ' le grita a la culpable, quien abandona la escena a paso acelerado. volviéndose hacia la mesa, coge una buena cantidad de servilletas para tendérselas a su compañía. duda que así se quite la sensación pegajosa, pero es una medida hasta que pueda cambiarse. ' ¿por qué dijo eso? ' le contesta, más por la confusión del momento que por creer que tenga la respuesta. a juzgar por la expresión en su rostro, ella está aún más desconcertada que él. la gaseosa parece haber incentivado a quienes todavía miraban con disimulo, porque pronto las carcajadas reemplazan a los susurros. cuando un muchacho pasa riendo junto a ellos, reeves lo sostiene por los hombros para forzarle a detenerse. ' ¿qué es tan gracioso? ' habla en un tono de pocos amigos, a lo que el joven se pone serio y murmura algo ininteligible sobre anthony y sobre el periódico. sus ojos buscan los de fiamma mientras el tercero se aleja, investigando si ella llegó a la misma conclusión que él. sin esperar otro segundo, recupera el móvil de su bolsillo e ingresa al periódico de devil's marsh. su boca se tuerce en una mueca tras confirmar lo que sospechaba. ' ah, mierda. '
' por la muerte, por el dolor… por ciertas experiencias personales con ambas cosas. ' no tan lejanas, en realidad, pero decide no brindar demasiados detalles al respecto, detesta hablar acerca del tema. fiamma aún no logra superarlo a pesar de asistir a muchos años de terapia, pensó que lo había dejado atrás, pero vuelve cual fantasma a remover lo que debería seguir enterrado. siempre fue alguien que llama la atención, ya sea por personalidad, por su simpatía o por la forma extrovertida de desenvolverse, sin embargo no entiende como hoy el foco sigue puesto en ella. siente miradas fijas, y, ¿están cuchicheando sobre algo? no pretende volverse protagonista cuando no lo es, así que simplemente intenta ignorarlo, suponiendo que todo está en su mente debido a los recientes acontecimientos que la tienen alterada. ' lo es, ¿muere luego de echarse en contra a medio pueblo? no sé, quizá sí, los accidentes son algo de todos los días, pero no subestimaría al enojo y al miedo. ' según ella son grandes fuerzas que motivan a lo peor, que pueden empujar a quien sea a mostrar una faceta escondida. cada vez son más pares de ojos que la observan y de pronto, una mujer que pasa a su lado choca su hombro bruscamente, fingiendo que no se da cuenta, pero dejando en claro que es cien por ciento apropósito cuando le arroja una bebida encima. gaseosa, supone por el olor. ' ¡hey! ' queja sale de sus labios rápidamente y recibe un: maldita narcotraficante, como respuesta, un susurro antes de seguir su camino, abandonándola allí, molesta y extrañada. su ceño se frunce. ' ¿escuchaste eso? ' pregunta observando a reeves, confundida, y detiene su paso, inevitable es la tensión en su cuerpo, sensación de tener a todo el pueblo en contra aumenta rápidamente.
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La modernización de regadíos no ahorra agua y empeora la sequía
◽️Falsas expectativas de uso sostenible del agua en las cuencas mediante la modernización del regadío ¿Qué pasa con la modernización de los regadíos? El objetivo político y técnico teórico de la modernización de regadíos ha sido la consecución de supuestos ahorros de agua aumentando la eficiencia en los sistemas de riego. Sin embargo, la realidad demostrada por la ciencia da al traste con dicha…
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Un monstruo más exótico
"Where the fuck did Monday go?" —David Bowie
1
Mi psicóloga me comentó en una ocasión que es cosa común en aquellos que viven solos el prever la posibilidad de un accidente y tener escrito las personas a las que habría que contactar ante dicha eventualidad. No es posible confiar en que uno mismo pueda gestionar esa situación, así que el individuo se ve forzado a vagar en dichos futuros posibles y anotar sus opciones en cada caso.
A veces, sigo su consejo y escribo en un papel a quién querría llamar si me caigo en la ducha, o si sufriera un ictus o un infarto. O tropezara en las escaleras. Reviso quiénes en mi familia, amigos y conocidos se preocuparían por mí en ese momento difícil. Pienso en Javier, amigo de la infancia. Quizás podría contar mi ex mujer, Verónica. A pesar de nuestro accidentado divorcio quizás se interesaría por mi estado ya que nos quisimos durante quince años. A mi hermana Lucía, sin duda. O llamaría a alguno de mis primos: Juanjo, Fede o Victoria. Con ellos compartí la infancia, veranos luminosos y navidades soberbias, momentos en los que nuestra familia se reunía. Creo que ayudarían en esas circunstancias difíciles para mí.
Pero no son nombres que sirvan en mi lista puesto que, con total seguridad, están muertos.
2
Es un hecho conocido que hay sensaciones (imágenes, olores...) que evocan de forma poderosa y casi automática ciertas emociones. La luz de las farolas del alumbrado público tenía este efecto en mí. Es algo curioso. Al parecer, ese típico color naranja se ha mantenido en parte por coherencia cromática con las antiguas lámparas de gas.
Pues bien, desde siempre ese color me ha sugerido la idea de la libertad. Encontrarme en un paisaje urbano iluminado de esa forma me ha evocado multitud de opciones, de multitud de aventuras o recorridos. De encontrarme, en suma, en un lugar maravilloso donde todavía era posible elegir: ¿continuamos respetando el propio camino o escogemos otro nuevo y rompemos con todo?
No es que haya perdido la capacidad de elegir, pero… ¿cómo se define una situación sin salida? Yo creo que es aquella en la cual toda acción que emprendemos para mejorarla en algún aspecto, no solo no la mejora, sino que la empeora o, en el mejor de los casos, la mantiene idéntica. No es posible elegir o, mejor dicho, elegir es inútil. Si fallamos en reconocer en una situación este carácter, podemos caer en el error de aplicar soluciones que serían efectivas en circunstancias habituales, pero que resultan inútiles o contraproducentes en este contexto. Es enorme el número de gente que se confundió en este punto. El resultado: la mayoría, casi toda la humanidad, pereció durante los primeros días.
Porque en estos tiempos ver esa luz anaranjada resulta otra cosa. Verla significa que eres visto, que eres accesible. Lo eres a una hora, ya de noche cerrada, donde más te vale estar protegido.
Mucha, muchísima gente no comprendió esto y murió.
O algo peor.
3
Estar protegido durante la noche significa: atrincherado, sin hacer ningún ruido. Dejando pasar las horas. Atento a cualquier alteración de un silencio que aplasta todos los perfiles de la realidad. En esos momentos, uno se fuerza a la inmovilidad y ocurre pronto que el único movimiento seguro de hacer es comprobar la hora. Al principio de todo, miraba el reloj cada minuto. Luego hice el propósito de no hacerlo tan seguido, para no volverme loco. Con enorme esfuerzo conseguí hacerlo solo cada quince minutos. Ahora ya estoy acostumbrado y lo hago únicamente cada hora. Es un éxito que no creo que me sea posible mejorar.
Por las noches no es posible dormir, de ninguna manera. Todo lo más, si eres afortunado, entras en un duermevela como febril, en el que la conciencia sólo está despierta a medias y entra y sale del sueño atravesando esa frontera de puntillas, de manera furtiva. Sin que uno se dé cuenta. Porque, en cuanto eres consciente de haberte adormilado un poco más de la cuenta, un ramalazo de pánico hace que te despiertes con un sobresalto. En esos instantes me quedo inmóvil de terror. Imaginando qué ruido podría haber hecho y si se habrá oído. Y por quién, o por qué.
En cuanto amanece, mi cuerpo se relaja y caigo dormido profundamente. Descanso dos o tres horas. Cuando me despierto, este momento es el mejor momento del día. Descansado y con alguna hora de sol por delante.
Es tiempo de buscar algo de comer. Claro, es una tarea que podía llevar todo el día y que tiene dos finales posibles. Encuentras algo, lo que sea, o no. Si encontraba algo lo comía, daba igual de qué forma. Lo comía con cubiertos, si los había. Con las manos, como fuese. Es un goce el encontrar algo todavía comestible.
O podía ocurrir (y ocurría cada vez con más frecuencia) que no encontraba nada. Lo que solía coincidir con ocasiones en las que me había alejado demasiado de mi refugio como para arriesgarme a volver sin que, mientras tanto, anocheciera. Así que me atrincheraba en una casa ajena y la noche resultaba peor de lo habitual. No os sorprendáis, toda situación puede empeorar. Si he aprendido algo que considere lo suficientemente valioso como para comunicarlo, antes de morir, a otro ser humano, es eso.
4
No supe lo avanzadas que estaban tecnologías como la Inteligencia Artificial hasta que ocurrió esto. Se me fue desvelando cuando. A medida que pasaban los días, los telediarios continuaban emitiéndose. Eso me llenó de esperanza al principio: el desastre estaba controlado. Había territorios del país que no habían sido afectados o que lo habían superado. Gente que seguía viva y que pensaba que, en estas circunstancias aciagas, lo mejor era continuar cumpliendo con sus obligaciones cotidianas.
Seguí los telediarios con creciente inquietud puesto que la ausencia de mención a cualquier desastre me resultó primero como una forma de mantenerse cuerdo pero luego claramente extraño. Como si habitasen una realidad paralela con cuya evolución se fuese alejando de nuestra propia línea temporal, yo miraba con pasmo el mundo que presentaban los telediarios, cada vez más ajeno y distinto. Claro, más tarde lo entendí. En este momento, por ejemplo, está cubriendo las elecciones. Unas elecciones que no es posible celebrar, fundamentalmente por ausencia de votantes. La mayoría de los candidatos son desconocidos para mí. Probablemente ni siquiera existan y han sido creados para cumplir un rol en un guión ya escrito por un algoritmo.
Sin embargo, al principio no me fue evidente que los telediarios no eran ejercicios para dar cuenta de la realidad sino ficciones creadas por un ordenador. Eso lo entendí más tarde, mirando las redes sociales. Porque siguen bullendo de actividad. Incluso a día de hoy, recibo menciones y mensajes. Es de locos.
5
Las primeras semanas estuve en shock. Los sucesos nos golpeaban sin que supiéramos cómo reaccionar. Yo no convivía con nadie por entonces y eso me permitió tomar decisiones radicales sin tener que dar explicaciones o temer que me tuviesen por loco. Decisiones que, en medio del caos de esos primeros días, probablemente me salvaron la vida.
Pero también, como el corredor que persiste y avanza hacia la meta, comencé a quedarme solo. dejando atrás a todo el mundo, sin nadie a mi alrededor con quien compartir noticias o vivencias de lo que estaba ocurriendo.
A veces escuchaba discusiones en la escalera. O gritos. Varias veces llamaron a la puerta. Nunca me atrevía a abrir. A los tres días se hizo el silencio y no volvió a oírse una voz humana ahí fuera.
Entonces ni siquiera me atrevía a mirar por la ventana y mi forma de comunicarme con los demás era a través de las redes sociales, del móvil.
Pasaba el día chateando con familia, amigos y compañeros de trabajo. Es verdad, que ya habia bloqueado a varios de ellos que se habian descubierto poseedores de un sentido del humor demasiado negro para mi: mandaban mensajes sobre su maravilloso fin de semana en la sierra o como planeaban ir a esquiar a Navacerrada el proximo puente. Me parecía una actitud estúpida y simplemente les descartaba como interlocutores válidos en el angustioso momento que vivíamos.
Con uno de ellos, Luis, un compañero de trabajo que vivía cerca, a unas calles de distancia, comencé un intercambio de noticias e ideas que me resultó enormemente útil. Al parecer estaba atrincherado con su familia. Simpatizamos, ya que teníamos ideas similares sobre las cosas y no nos resultaba difícil ponernos de acuerdo. Me invitó a visitarlo y unirme a ellos.
Valoré lo arriesgado que era tomar esa decisión y cómo, en la ignorancia de lo que estaba pasando y que podía ocurrir en adelante, resultaba algo apresurado. Sin embargo, en un acceso de debilidad, en un día en el que la soledad amenazaba con aplastarme, acepté su oferta.
Me decidí a salir. Para ello busqué la forma más segura de hacerlo. Me puse un abrigo, cuyas hombreras me hacían parecer más corpulento y me cubrí con una manta, que me ocultaba y no daba pistas sobre la persona avanzaba por la calle. Así de esta manera salí a la calle por primera vez. No podía hacer más.
Bajando por las escaleras, lo más silenciosamente posible, encontré que la puerta del primero izquierda estaba abierta. Entornada apenas unos centímetros. Tuve un mal presentimiento y me detuve.
Cuando conseguí hacer acopio de algo de coraje, continué bajando, con la mirada fija en esa rendija de oscuridad que daba acceso a la vivienda. Superé esa planta, pero luego, mientras avanzaba por el siguiente tramo de escaleras, oí como, a mis espaldas, la puerta se cerraba con un portazo. Sobresaltado, eché a correr el resto de la bajada, con el corazón encogido, hasta que llegué al recibidor de la finca y salí al exterior.
Lo primero que pensé fue que era domingo. Naturalmente, no lo era y, en realidad, la organización de la semana en siete días estaba siendo, rápidamente descartada como un artificio inútil. Pero ver las calles sin coches, los comercios sin actividad y las aceras vacías de peatones, me transmitió la imagen de un día festivo en el que la ciudad, remolona, se resistía a levantarse de la cama.
Comencé a caminar. Ahora dudaba si era buena idea. ¿Acaso sabía que me podía encontrar? Aceleré el ritmo y avancé, trotando, por la acera. Por alguna razón, me avergonzaba correr. La idílica impresión de mañana de domingo se veía estropeada por algunos detalles: Un coche atravesado en una calle adyacente. Una cristalera rota en algún comercio. Pero nada más.
Mientras caminaba miraba también hacia los edificios. Escrutaba las ventanas, esperando encontrar alguien asomado, una figura, un indicio de movimiento. Pero no fue así.
Luis vivía apenas a tres calles de mi piso. Llegué en poco tiempo. La puerta de acceso daba a un pequeño jardín y entonces, tras subir una breve escalera, se accedía a un adosado de dos pisos que habitaba él y su familia. La puerta de acceso estaba abierta. La de la vivienda, también. Entornada. Uno sabe que las trampas tienen ese aspecto así que me puse en tensión y evité subir. Iba a volver a casa sin más, pero la puerta del garaje estaba abierta de par en par así que me acerqué a mirar
Encontré su cadáver. Allí, colgado, inmovil, estaba Luis. Podría hacer días que estaba así. Yo era la primera vez que veía un cadáver en mi vida. Me quedé quieto. Incapaz de reaccionar.
Entonces vibró el móvil y resultó que era Luis, que acaba de publicar en una de las redes sociales en que participaba. “Aquí, sufriendo, con unos amigos!”. En la foto, manipulaba con evidente entusiasmo unas piezas de carne en una barbacoa. Parecía ser el jardín de esa casa. Inmediatamente, varias personas hicieron like a la foto. Incluso hubo quien hizo un comentario irónico. En la imagen, en un segundo plano, estaba yo mismo, sonriendo a la cámara, sosteniendo una cerveza.
6
La tarde de mi descubrimiento Luis me contactó varias veces. Se mostró preocupado por mi silencio y luego se comenzó a irritar. Terminó dejándome de hablar porque le parecí un imbécil desagradecido. Durante ese tiempo, a pesar de la terrible evidencia, no pude tomar plena conciencia de lo que ya sabía. Solo era tecnología, un algoritmo, un programa de ordenador que suplantaba a Luis. Yo había visto cómo estaba el verdadero Luis.
Pasado ese primer momento de sorpresa, comencé a valorar con desolación el estado de cosas. ¿Quién de todos con los que había estado hablando estos días estaba vivo y quienes eran meros fantasmas que la tecnología había hecho posible? No podía saberlo.
Pasó una semana y, entonces, resignado, escribí a Luis. Le pedí disculpas y retomamos la amistad.
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“ÉSAS” ÉPOCAS
No siempre tenemos que saber qué hacer o adónde ir a continuación.
No siempre tenemos un rumbo claro.
El rehusarnos a aceptar la in-acción y el limbo empeora las cosas. Está bien estar sin rumbo temporalmente. Está bien decir “no sé” y sentirnos a gusto con ello. No TENEMOS QUE tratar de forzar la sabiduría, el conocimiento y/ó la claridad cuando no hay nada de éso.
Mientras esperamos un rumbo, NO TENEMOS por qué poner nuestra vida en suspenso.
Dejemos ir la ansiedad y disfrutemos de, en y la vida.
Relajémonos.
Hagamos algo divertido.
Disfrutemos del amor y la belleza en nuestra vida.
Terminemos pequeñas tareas; puede ser que ellas no tengan nada que ver con la solución del problema, y/ó con “encontrar el rumbo”, pero éso es lo que podemos hacer mientras tanto.
• Podemos superar “ésas épocas”.
• Podemos apoyarnos en nuestro programa y en la disciplina.
• Podemos lidiar con “ésas épocas” usando nuestra fe, recurriendo a otras personas y utilizando nuestros recursos.
La claridad vendrá. El siguiente paso se presentará solo. La in-decisión, la in-actividad y la falta de dirección no durará para siempre.
“Hoy aceptaré mis circunstancias aunque me falte dirección y una comprensión profunda de las cosas. Me acordaré de hacer cosas que me hagan sentir bien a mí y a los demás durante “esas épocas”. Confiaré en que la claridad vendrá espontáneamente”.
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en esencia, vástagos y humanos vulnerables a las problemáticas, deslumbrándole incapacidad para dialogar como seres civilizados. no les diferencia en el contraste de luces y sombras, alejándose del contexto social. ' cierto, no nos conocíamos. ' interactuar con los miembros de su clan o especie es algo agridulce para él, suavizando gesto de labios en respeto a presentación. ' beau de tremere, un placer conocerle. ' inclina cabeza, adoptando mejor ángulo de inspección. ' te veo, solo que borroso. ' musita notablemente avergonzado, sin reparos de expresar sus deseos. sire vocaliza a menudo cuánto necesita un filtro entre cerebro y lengua, riendo por absurda cuestión. ' molestarle no es mi finalidad, buscaba el stand de artesanía. he venido a comprar tazas para sake y té, me perdí en el trayecto. ' no es distraído, aunque visión esté fuera de servicios por el momento, demás sentidos cumplen su función, comprendiendo de antemano objetivo de brianna. ' todavía no tropiezo ni lastimo a nadie. ' @briannva
¿máscara juroku no era aterradora? ¿o colores pasteles de kimono le eclipsan? elecciones de sire una vez más lo encaminan al centro de la atención, sólo que quizás para pésima suerte del vástago, adolescentes han impedido que explorase las tiendas de souvenirs. tercera o cuarta, no se molestó en contar, regala golosina en señal de adiós. mala idea de beau despojarse de accesorio que cubría rostro, tropezando a mitad del camino con acalorada discusión de enamorados y silueta más o menos borrosa ( ¿asqueada? ) de semejante espectáculo. ' ¿llevas un gran rato aquí? ' inteligente en evadir a los tontos jóvenes, estrechando ojitos para distinguirle. ' disculpa, olvidé mis lentes y me cuesta reconocer rostros a la distancia. '
#briannva#me representa también#porque no veo una mierda de lejos#y siento que empeora con los años jbhjdsv
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